S3-Tarea - 1-Selección de Personal
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INSTRUCCIONES
6. Elaborar una infografía que resuma los aspectos principales del vídeo (5 puntos)
RECOMENDACIONES
Formato en el que el estudiante debe entregar la Tarea (Marque una casilla con una X)
PDF X
WORD
POWER POINT
VIDEO (MP4)
IMAGEN (JPG)
AUDIO (MP3)
URL (LINK)
FASCECYD - FACULTAD CIENCIAS SOCIALES,
EDUCACIÓN COMERCIAL Y DERECHO
MODALIDAD PRESENCIAL
CURSO: 405 W
PARALELO: B1
PERIODO LECTIVO
2024-2025
DESARROLLO:
INTRODUCCIÓN
La resiliencia es un término que proviene de la física y se refiere a la capacidad de un material para
recuperar su forma original después de ser sometido a una presión o impacto. Sin embargo, en el
ámbito psicológico, la resiliencia se refiere a la capacidad de las personas para hacer frente a las
adversidades, superarlas y salir fortalecidas de ellas. Es como esa habilidad interna que nos permite
flexionar sin rompernos cuando enfrentamos situaciones difíciles en la vida.
La resiliencia no implica simplemente "superar" las dificultades, sino que implica un proceso de
adaptación activa, aprendizaje y crecimiento personal a partir de esas experiencias desafiantes. Las
personas resilientes no solo se recuperan de las dificultades, sino que también encuentran maneras de
transformar esas experiencias en oportunidades para crecer y desarrollarse.
Este concepto es fundamental en el ámbito de la psicología y la salud mental, ya que nos ayuda a
comprender cómo algunas personas pueden enfrentar grandes adversidades y seguir adelante, mientras
que otras pueden sucumbir ante situaciones similares. La resiliencia no es algo con lo que nacemos,
sino que es una habilidad que se puede desarrollar a lo largo de la vida a través de diversas estrategias,
como el apoyo social, el autoconocimiento, la resolución de problemas y la búsqueda de significado
en las experiencias difíciles.
DESARROLLO
Tradicionalmente, la resiliencia se ha definido cono la capacidad que tenemos para soportar la
frustración y para superar las adversidades que nos plantea la vida saliendo fortalecidos de ellas
(Métais et al. 2022). O según la descripción de Boris Cyrulnik, un neurólogo y psiquiatra, que huyó
de un campo de concentración nazi a los seis años de edad y que popularizó el término, la resiliencia
“implica iniciar un nuevo proceso de desarrollo tras experimentar un trauma”. A lo largo de nuestra
vida, nos encontraremos con situaciones que demandarán el uso de la resiliencia, siendo crucial que
tanto niños como adultos la apliquen. Es ideal aprender a ser resilientes desde la infancia, aunque
nunca es tarde para comenzar. En los niños, la resiliencia comienza a formarse a través de la crianza,
principalmente por parte de la figura materna, quien transmite seguridad y proporciona atención de
calidad. Además, un entorno seguro y familiar fomenta la seguridad del niño, facilitándole enfrentar
situaciones estresantes como el primer día de escuela. Por otro lado, experiencias adversas como la
violencia conyugal o la precariedad social pueden afectar el desarrollo de la personalidad infantil.
Para familias que encuentran dificultades en proporcionar un entorno seguro para sus hijos, Cyrulnik
sugiere la ralentización, promoviendo actividades complementarias como el deporte, la cocina, la
música y el arte, las cuales brindan seguridad y fomentan el gusto por aprender, impactando
positivamente en la vida adulta. En adultos, la resiliencia se pone a prueba tras enfrentar traumas,
caracterizados por situaciones que dejan heridas emocionales. Se aconseja evitar el aislamiento y
buscar apoyo en personas de confianza con quienes reflexionar y conversar sobre lo sucedido. El
respaldo emocional es fundamental para sobrellevar la situación y, eventualmente, poder hablar de
ella con una sonrisa. Muchas personas encuentran en el arte una forma de expresar su dolor, mientras
que otras desarrollan un altruismo como mecanismo de defensa, siempre y cuando no descuiden su
propio bienestar. La capacidad de superar los traumas con resiliencia disminuye el sufrimiento,
transformándolo en algo bello, como el arte.
Nuestro cerebro está compuesto por redes neurales dinámicas que pueden reestructurarse gracias a los
mecanismos de neuroplasticidad, los cuales constituyen el fundamento de la resiliencia. Por ejemplo,
las personas resilientes exhiben una mayor activación de la corteza prefrontal ventromedial y un
aumento en la conectividad con regiones del sistema límbico, como la amígdala y el hipocampo. Estas
conexiones son cruciales para enfrentar la adversidad, regular la ansiedad y el miedo, y en general,
para el manejo emocional (Pascual-Leone y Bartres-Faz, 2021). La corteza prefrontal desempeña un
papel crítico en la toma de decisiones con contenido emocional, mientras que la amígdala está
involucrada en el procesamiento emocional y el hipocampo es esencial para el almacenamiento de la
memoria explícita.
Estudios de neuroimagen han identificado regiones cerebrales que exhiben patrones específicos de
actividad y conectividad antes, durante y después de la exposición a estímulos estresantes, los cuales
pueden predecir la forma en que se enfrentan las situaciones adversas (Roeckner et al., 2021). La
capacidad funcional de las regiones cerebrales implicadas en los circuitos que afectan los estados
emocionales determina la capacidad de resistencia al estrés y, a su vez, se manifiesta en la psicología
individual (Feder, 2009).
CONSLUSIÓN
En resumen, la resiliencia es un proceso complejo que implica la capacidad de adaptarse y recuperarse
frente a la adversidad. Tanto factores neurobiológicos como psicosociales influyen en la capacidad de
una persona para enfrentar el estrés y mantener su bienestar emocional. Se ha observado que un
funcionamiento adaptativo de ciertos circuitos cerebrales está asociado con una mayor resiliencia. Sin
embargo, aún queda mucho por entender sobre cómo estos factores interactúan entre sí para promover
la resiliencia. Es importante reconocer que la resiliencia no es simplemente la ausencia de problemas,
sino un proceso activo que puede fortalecerse mediante la promoción de factores protectores, como
las relaciones de apoyo y las estrategias de afrontamiento positivas. Además, se destaca el papel
crucial de la resiliencia en la salud y el bienestar tanto a nivel individual como comunitario, lo que
sugiere la importancia de promover esta habilidad, incluso a través de la educación.
Bibliografía
Métais, C. et al. (2022). Integrative review of the recent literature on human resilience: From concepts,
theories, and discussions towards a complex understanding. Europe’s Journal of Psychology, 18(1), 98.
Cirulnik, B. (2018, diciembre 10). Resiliencia: el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. BBVA
Aprendemos Juntos. Retrieved April 21, 2024, from
https://www.youtube.com/watch?v=_IugzPwpsyY&t=1850s
Pascual-Leone, A., Bartres-Faz, D. (2021). Human brain resilience: A call to action. Annals of Neurology, 90(3),
336-349.
Roeckner, A. R. et al. (2021). Neural contributors to trauma resilience: a review of longitudinal neuroimaging
studies. Translational Psychiatry, 11(1), 508.
Feder, A. et al. (2009). Psychobiology and molecular genetics of resilience. Nature Reviews Neuroscience, 10,
446–457.
Ungar, M. et al. (2014). School-based interventions to enhance the resilience of students. Journal of
Educational and Developmental Psychology, 4(1), 66.