Iura Novit Curia (Hunter)

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CAPÍTULO III. LAS DIVERSAS EXPLICACIONES. AL IURA NOVIT CURIA Y LA


DISTRIBUCIÓN DE TAREAS PROCESALES.

1. EL JUEZ AL DERECHO Y LOS LITIGANTES A LOS HECHOS.

El juez podría gozar de la selección de materiales jurídicos por su cercanía con el


derecho, y los litigantes con los hechos y la prueba, y del cual es un argumento aceptado para
distribuir los roles. A pesar de ello hay que considerar el art. 254 N°4 y el art. CPC 253 N°4
PCPC, ya que no se dice nada de los materiales normativos y de la primera lectura, que se
entendería que les corresponde a las partes.

Para hacer un acto de fe necesario, por el no cumplimiento de las normas y se


producen lesiones jurídicas, es necesario que a través de ello se produzca un proceso guiado,
por ello los jueces lo hacen a través del principio de igualdad y contradicción. Los jueces
conocen el derecho onetto y único que puede evitar y justificar la protección de un derecho e
interés.

El postulado de los jueces y tribunales conocen la existencia de las normas que deben
resolver ante la controversia así como el contenido de estas. Con ello se expone a las partes
de la labor de alegar y probar los elementos jurídicos de una prestación , y también se libera al
juegos de las alegaciones jurídicas que las partes expresan para fundamentarlas, ya si ser
reafirma que el derecho es un sistema normativo que se pione que existen órganos estatales
que dominan íntegramente la malla normativa y se brindaría una solución adecuada a la
controversia de los derechos.
● La idea de que los tribunales saben como funciona la legalidad es una garantía
para que el cuidado logre el pleno disfrute de los derechos sin la expresión de la
alegación de los datos jurídicos, y por ello, es esencial ya que la garantía última
de racionalidad y justicia debería ser el ordinario que descansan en los jueces
cuando aplican la ley.
● Los jueces son los encargados de dar operatividad a la racionalidad que se
predica del ordenamiento cuando resuelven sus dispuestas sobre sus derechos.

Aun si es que se analizan las garantías orgánicas y procesales que el estado reconoce
al cuidado se puede comprender que si están encaminadas a asegurar la imparcialidad e
independencia de los jueces como forma de permitir su estricta sujeción a la ley. La
presentación entrega el derecho a los jueces que condicionan y determinan la distribución de
los roles, ya que los jueces deben tener la tarea de aportar los materiales normativos para tener
una accidentada proximidad al funcionamiento jurídico, y en consecuencia de ello, las partes
sólo deberán aportar los materiales fácticos y la prueba, porque ellas son los que están en una
situación de proximidad, siendo más eficientes en estas tareas.

Ante que las normas se han vuelto cada vez más complejas, es imposible no solo todo
el conocimiento del sistema normativo sino que también las normas jurídicas han alcanzado un
nuevo nivel de complejidad que no es accesible para el común de los operados del derecho,
llegando al punto de ignorar su significado (como la Ordenanza de Urbanismo y Construcción).
Con la utilización de los criterios tecnicos o cientificos, se pueden asumir dos modalidades:
● La misma ley utilice términos técnicos, en donde el juez podrá recurrir a los
métodos de interpretación convencionales. Esto es una solución jurídica, pero
complicada ante lo puesto en el art. 21 CC, y por ello, no se soluciona el
problema, por lo que solo se disminuye de grado, la mejor opción por lo anterior
es recurrir a un experto o un técnico, cuya función en traducir a términos
comprensibles para el hombre de conocimiento medio, el contenido del
presupuesto fáctico de la norma–como sería con la figura del perito–.
● La misma ley o norma se remita a o que se dolina a la cláusula tecina, pero la
decisión es adoptada por la Administración a instancia de lo que pueda decir la
comunidad científica, pero sea necesario que esta se apegue lo más posible a lo
que la ciencia o técnica es capaz de justificar. Por ello no son frecuentes.
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El problema más grave lo tiene el juez, ya que si se paga a una modalidad u otra, el
conocimiento pleno del derecho se apaga a un más. Las expectativas están en que tanto los
jueces como los ciudadanos (a pesar de que sea mucho menor) deberían conocer las normas,
por lo que son frustradas cuando los quejes ignoran el significado de los textos normativos.

2. ROL DEL ABOGADO EN LA BÚSQUEDA DE LA REGLA JURÍDICA.

La función del letrado es colocar la controversia bajo los parámetros jurídicamente


correctos, aunque no sean exactos, suministrando al juez todos los argumentos jurídicos
posibles para lograr una sentencia favorable, y con ello una sentencia que logre tutelar los
derechos e intereses del cliente.

El rol del abogado es indispensable en lso consecuencias de conceder un efecto


jurídico pretendido, de esta manera es posible afirmar que el abogado como profesional
conocedor del derecho tiene la misión de colocar la tutela de los derechos para colocar la
controversia jurídica en el marco jurídico correcto. Ante la interposición de recursos procesales
que se ha observado que tienen un estándar más alto respecto a la utilización de los materiales
jurídicos, los abogados deben en este ámbito, satisfacer las exigencias legales de los recursos
procesales, especialmente los extraordinarios. El rol de los abogados ha servido como
justificación de decisiones judiciales que han desestimado pretensiones fundadas en un error
en la cita legal que servía de base a la demanda (sentencia de CdA de Puerto Montt 2013, rol
N°194-2012).

CAPÍTULO IV. ALGUNAS JUSTIFICACIONES PARA RECONOCER AL JUEZ EL PODER


PARA APLICAR EL DERECHO.

1. LOS PROBLEMAS DE LA APLICACIÓN DEL DERECHO.

Uno de los problemas de la aplicación del derecho es la existencia de contradicciones


normativas: dos normas que pertenecen a un mismo sistema pero no pueden ser aplicadas al
mismo tiempo, con lo que se debe decidir cuál de las normas en conflicto será aplicable. Lo
mencionado puede ser un problema que se puede encontrar el ciudadano en el momento de
justificar jurídicamente su pretensión, por lo que no es justo que el legislador le entregue al
ciudadano una responsabilidad de elecciones de normas jurídicas aplicables a la relación
jurídica.

Uno de los fenómenos instalados en el ordenamiento es la hiperinflación legislativa,


caracterizado por la creciente proliferación de cuerpos legales y normas singulares destinadas
a la regulación de relaciones jurídicas específicas o más complejas. En las normas jurídicas de
los códigos se ha proclamado una serie de leyes especiales que han generado dinámicas y
principios diversos—generando una crisis—, y de la cual la jurisprudencia ha contribuido a ello,
definiendo estatus jurídicos incompatibles, colocando un jaque de previsibilidad y objetividad de
las desviaciones judiciales.

Ante lo mencionado anteriormente, el papel del juez se realza, dado que le es exigible al
ciudadano una precisión en la alegación del Derecho cuando no ha existido previsibilidad de las
desviaciones de los tribunales, o cuando el ordenamiento está lejos de ser un todo orgánico,
coherente y sistemático que facilite y garantice al ciudadano la protección de sus derechos.

El legislador debe ser consciente de estas falencias y crear las herramientas adecuadas
para corregir las imperfecciones jurídicas relacionadas con esa incerteza e inseguridad.

2. LA FUNDAMENTACIÓN JURÍDICA COMO CARGA DE JUSTICIABLE.

Considerando el art. 254 N°4, donde se exigen que el actor narra cada uno de los
hechos que configuran la pretensión y el derecho en que funda, podría surgir el problemas de
que ver si es que se estima el cumplimiento exacto de esta exigencia podría resultará en una
obtención de tutela favorable, por lo que podría surgir que si el actor yerra en la
fundamentación su pretensión podría destinarse al fracaso.
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El autor no cree que este sentido este correcto, ya que la norma tendría una
consagración implícita de dos exigencias:
● La necesidad de individualizar o particularizar una determinada petición.
● La fundamentación jurídica.

La particularización de la demanda supone relatar unos hechos que le dan vida, que la
identifican y la distinguen de otras pretensiones; el actor debe alegar los datos necesarios e
indispensables para identificar la pretensión para adquirir autonomía; la tarea de dar vida a la
pretensión es esencialmente de los litigantes.

El fundamentar la pretensión consiste en apoyar su estimación en datos, argumentos y


razones, siendo una función propiamente jurídica, ya que esto implica justificar la aceptación de
una demanda a la luz del ordenamiento jurídico. El autor en esta tarea se preocupa de
seleccionar correctamente las normas que invocará y de presentar su caso de manera que
naturalmente calce con las normas jurídicas invocadas—no es necesario que el demandante
acierte íntegramente la fundamentación jurídica, ya que puede ser corregida por el órgano
jurisdiccional—, la carga de la fundamentación de la demanda procesal es una carga que se
deberá satisfacer mínimamente, pero no completamente para lograr el éxito por el actor.
● La teorías de las cargas procesales nacen con Goldschmidt para superar una tesis de
Bullow. Goldschmidt dice que las partes del proceso se encuentran en una situación de
expectativa respecto del fondo de la decisión.
● Las oportunidades procesales serían las oportunidades que reconoce el ordenamiento
para que el ciudadano desarrolle una determinada actividad dirigida a la obtención de
un fin, mientras que el cumplimento de las cargas busca prevenir una situación
procesalmente desventajosa.

La exigencia de fundamentar jurídicamente una demanda por su carácter instrumental,


facultativo y por estar destinada a satisfacer los intereses propios de quien propone el
ingrediente jurídico, calza con las características de la carga procesal. El fin que busca la
fundamentación no es que el juez encuentre en ella los argumentos necesarios para acoger la
demanda—nada obliga al actor a justificar su pretensión, una cuando sea correcto—, sino que
el fin de la carga es la definición inicial de los términos jurídicos del conflicto; la determinación
mínimamente correcta de los límites del debate jurídico.

3. IURA NOVIT CUIRA Y LA IMPARCIALIDAD DEL JUZGADOR.


3.1. EL PROBLEMA DE LA APLICACIÓN DEL DERECHO Y LA IMPARCIALIDAD.

Es un elemento esencial la imparcialidad del juzgador, los jueces deben ser imparciales,
no solo porque sus decisiones se legitiman así, sino porque los ciudadanos tienen un derecho
fundamental a ser juzgados conforme al debido proceso, pero en Chile esto no está
consagrado de modo expreso como garantía constitucional, es extraído de la interpretación. Se
entiende implícitamente la garantía del justo y racional procedimiento, por lo que es una
garantía implícita es en debido proceso (art. 19 N°3 inc. 5 CPR). Además, se puede sostener la
imparcialidad dentro del art. 5 inc. 2 CPR, cual excepción se incorpora al ordenamiento de los
tratados internacionales en materia de derechos fundamentales (por ejemplo, Pacto San José
de Costa Rica).

4.2. BUENA FE Y ALEGACIONES JURÍDICAS.

Existen varios momentos en el proceso civil en el actor y el demandado deben efectuar


alegaciones jurídicas para convencer al juez acerca de la efectividad de su derecho, como son
la demanda y la contestación, pero podría darse además la apelación y la casación. Es
necesario preguntarse si los litigantes tienen el deber de conducirse conforme a la buena fe
procesal.

Picó i Junoy menciona que de las reglas en que existe plena libertad de los litigantes
para formular las alegaciones jurídicas que estimen convenientes, le siguen una serie de
consecuencias en relación de las alegaciones jurídicas:
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a. No afectaría al principio de buena fe procesal la argumentación jurídica propia, la


que no siga los planteamientos mayoritarios o la doctrina científica.
El derecho de defensa del litigante ampara completamente la posibilidad de efectuar
alegaciones jurídicas que se aparten de la doctrina mayoritaria, por ello una interpretación que
no puede considerarse contraria a la buena fe procesal. El ciudadano puede justificar
jurídicamente la demanda en fundamentos jurídicos o en una argumentación jurídica diferente a
la sostenida hasta el momento. En Chile la capacidad para de innovar argumentativamente y
motivar ha permitido dar evolución del derecho, como es en materia civil y laboral.

Picó i Junoy plantea que esta situación se debe plantear el marco de la responsabilidad
civil del abogado, si el letrado desea plantear una tesis jurídica novedosa o genuina en algún
aspecto jurídico que diga la doctrina consolidada es necesario que comunique tal circunstancia
a su cliente para que tome la decisión.

b. No se atenta contra el principio el razonamiento jurídico absurdo, ilógico o


fundado en normas derogadas o que no serán de aplicación al caso litigioso.

No tiene el mismo consejo que el punto anterior; si el demandante quien fundamenta su


demanda en un razonamiento absoluto o ilógico las posibilidades de obtener una sentencia
favorable disminuyen en la medida que no aporta al juez buenas señales de que la pretensión
encuentra acogida en el ordenamiento. Una elevación jurídica de esta clase es una mala
estrategia procesal ya que perjudica la posición procesal de la parte que la formula, Es cierto
que el comportamiento de una parte que formule las alegaciones en razonamientos absurdos
no puede considerarse correcto desde el plano ético pero aún así es difícil considerarlo
contrario a la buena fe. Este tipo de pretensiones se analizan desde la perspectiva del abuso
del derecho de acción, por medio de una pretensión Absurda jurídicamente que se lesiona o se
causa algún daño.

Pero no está definido este panorama cuando se dan estas situaciones ante el
demandado, cuando es el sujeto que la genera el demandado, y considerando que la defensa
se sustenta en alegaciones jurídicas a todas luces impertinentes, es difícil entender que esta
actuación no es contraria a la buena fe. En el plano de la ética procesal se espera que las
partes formulen alegaciones que tiendan a colaborar con el juez a una solución justa de la
controversia.

En el juicio del autor solo en casos en que la defensa jurídica sea grotescamente
absurda y lógica es posible hablar de una actuación contraria a la buena fe procesal, ya que no
existe en realidad el ejercicio legítimo del derecho de defensa, por el contrario si esta defensa
no lo es en términos de notoriedad, no es posible concluir que es de mala fe. ante lo dicho
anteriormente se trataría de exigir al demandado un mínimo de seriedad jurídica Al momento
de plantear su defensa. el derecho de defensa otorga una libertad para plantear los argumentos
jurídicos pero en la medida que se opere dentro de las prácticas interpretativas aceptadas por
la comunidad jurídica; la argumentación jurídica grotesca notoriamente Absurda podría ser
considerada contrario a la buena fe procesal y los litigantes ser sancionado por tal motivo.

c. No es contrario a la buena fe procesal la elevación de argumentos jurídicos


amparándose solo en aspectos parciales de la jurisprudencia o doctrina que
sean favorables al cliente, sin mencionar aquellos otros que sean perjudiciales.

Esto es evidente, ya que nadie puede estar obligada a exponer aquellas tesis jurídicas
que le sean contrarias sus intereses, por lo que en el aspecto jurídico ilícito no incorporar a la
discusión de aquellos aspectos que no favorecen a la tesis que fundamenta la parte, sin
embargo, desde el punto de vista estratégico residente que la existencia de doctrina contraria a
la tesis sostenida exija la parte un esfuerzo argumentativa adicional para hacerse cargo de
ellas.
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d. Solo se conculca la buena procesal cuando el abogado altera, manipula o


inventa jurisprudencia inexistente, fue la esperanza de que la inexperiencia o la
falta de diligencia del Juez en contraponer su exactitud le beneficiaría.

Es una situación poco frecuente, ya que se encuentra absurdo el intentar persuadir a un


juez inventando precedentes jurisdiccionales, sin embargo, lo que está detrás de esta
excepción es un principio general del derecho de que nadie puede aprovecharse de su propio
dolo.

PROPUESTAS DE INTERPRETACIÓN: ARTÍCULOS 160 Y 769 N°4 CPC COMO


EXIGENCIAS DE CONGRUENCIA.

La propuesta de interpretación del autor recoge las limitaciones que actualmente


contiene el CPC en orden a la posibilidad de articular un contradictorio promovido
oficiosamente por el tribunal. Es incuestionable que la actual CPC no dispone de ningún
trámite o momento procesal para que el juez pueda requerir de las partes una discusión previa
acerca de los puntos jurídicos, no queda otra opción que aceptar la legitimidad de las
decisiones judiciales que se pronuncia sobre extremos de una pretensión que no ha sido
discutida por las partes. A menos que se promueva una reforma legislativa destinada a ser
factible esa posibilidad en que el juez rechace la demanda cuando considere como
jurídicamente inadmisible a la situación que se invoca, no queda otro camino que aceptar las
decisiones jurisdiccionales. Este poder es consustancial al ejercicio de la jurisdicción y la falta
de contradicción previa, por lo que no se podría impedir que el juez adopte una decisión
fundada en el ordenamiento jurídico.

Es válida para el autor la sentencia que decide los términos de debate jurídico, aún
cuando pueda modificar la calificación efectuada.

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