Escritoras Excomulgadas

Lucifia Dls

Lo único que espero es que les guste y

que disfruten de la lectura...

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Lucifia Dlss – Bajo la Lluvia

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Argumento

Jenna ya no creía en el amor, no desde que el hombre que había amado jugara

con sus sentimientos, destrozando su corazón.

Ahora, divorciada, solía refugiarse en su carrera, como último intento de

escapar de la soledad. Pero todo eso cambiaría, cuando un hombre del

pasado volvería a entrar en su vida...

Lucifia Dlss – Bajo la Lluvia

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Las ocho en punto y el despertador sonó. «Genial» otro día en la rutina de mi

vida. No solía auto compadecerme pero supongo que era normal sentirme

como una mierda esa mañana.

¡Pobre Jenna! Su marido le había puesto los cuernos con una secretaria

«seis años menor que ella». Después, el muy cretino termino enamorándose

y decidió que su matrimonio «ya no era suficiente para él». Entonces se

divorció, abandonándolo todo, para casarse en Hawái con «el amor de su

vida».

Esa era la versión que todo el mundo contaba, la versión que me dejaba

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como una desgraciada. Pero a esas alturas ya me daba igual lo que pensaran

de mí. ¿A quién quería engañar? Al fin y al cabo había sido muy estúpida

por no darme cuenta antes.

Un año después, estaba allí. Era mi primer San Valentín como

«divorciada» y por esa razón, ni siquiera quería levantarme de la cama.

Estuve un rato con la almohada sobre mi cara (deseando que no fuera un

día de semana). Hasta que por fin decidí dejar el drama, ya tendría tiempo

de lamentarme por la noche.

En media hora estaba saliendo de casa, llegaría un poco tarde, pero a

nadie le importaría, al fin y al cabo yo era la jefa.

De repente, cuando estaba lo bastante lejos de casa (como para poder

regresar), pasó... «Comenzó a llover»

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Era un diluvio torrencial. Trate de cubrirme la cabeza con el periódico, pero la

lluvia era demasiado intensa y en pocos minutos me empapo toda.

Lo cierto es que nadie se esperaba aquello, ni siquiera lo habían previsto los

telediarios. Mientras algunas personas corrían inútilmente, decidí buscar

refugio bajo una parada de autobús. Pero no había tenido en cuenta que cada

vehículo que pasaría por allí me salpicaría considerablemente. Así que

insulte y maldije, pero fue inútil, ya estaba hecha un asco de los pies a la

cabeza.

Justo cuando creía que aquel día seria uno de los peores de mi vida,

apareció él... «Kevin» aquel bombero sexy que me había «salvado» del

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incendio que ocasiono la fallida cena romántica que una noche me había

preparado mi ex marido.

En aquel entonces estaba casada, pero mentiría si dijera que no me había

sentido atraída por él. Era un hombre extremadamente atractivo. Alto,

fuerte, de cabello negro y ojos grises. En otras palabras... «Estaba muy

bueno».

– ¿Jenna? ¿Cómo es que estas tu porque aquí sola? – Me pregunto con una

sonrisa.

– ¡Kevin! Tanto tiempo... ¿Cómo has estado? ¿Qué es de tu vida?

– Bien, sigo trabajando como bombero. ¿Y tú qué tal?

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– Bueno me divorcie de Stuart y ahora dirijo sola «nuestro bufete». – Dije,

tratando de no sonar demasiado patética.

– Me alegra mucho verte. ¿Te apetece venir a casa a tomar un café? – ¡Oh dios

mío! O la abstinencia sexual me estaba enloqueciendo o Kevin me estaba

tirando los tejos.

– Sí. ¿Por qué no? – Respondí, no podía negarme.

Comenzamos a caminar, sin darle más importancia a la lluvia, estábamos

muy contentos de vernos. Entre nosotros siempre había existido algo, pero

cuando nos conocimos, yo tenía un matrimonio y ambos seguíamos

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nuestros principios. Aun así, no se podía negar lo que sentíamos, «algo que

parecía no haber cambiado».

Tomamos un taxi, charlando de trivialidades, solo para romper el hielo y

ponernos al día. Nos bajamos unos quince minutos después y allí estaba su

hogar. Nunca antes había estado allí, pero desde el minuto en el que entre

me pareció un lugar acogedor.

Kevin me trajo una toalla, agradecí su hospitalidad y me envolví con ella

luego de quitarme el abrigo. Preparo dos tazas de café y nos sentamos en

unos taburetes de la cocina, uno frente al otro. Sus ojos grises miraban por

encima de su taza, estudiándome en silencio. No pude evitar quedarme

embobada con aquella mirada.

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– ¿Sabes una cosa? Eres hermosa – Dijo él y me sonroje, derritiéndome por

dentro.

– Gracias, eres muy dulce.

– Perdona si soy demasiado curioso, pero... ¿Por qué decidiste divorciarte de

Stuart? Parecían una pareja perfecta.

– Bueno, descubrí que me era infiel con otra mujer de la que luego se

enamoró. Así que simplemente nuestra relación dejo de existir.

– Oh cariño, lo siento mucho. ¿Pero sabes una cosa? Me alegra que nos

hayamos reencontrado hoy.

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– ¿Sí? – Pregunte, aunque a mí también me alegraba mucho que el destino

nos volviera a encontrar.

– «Porque me tienes loco desde el primer instante en que te vi».

Entonces «me beso» y sus manos me tomaron por la espada, acercándome

más hacia él. No podía creer que estuviera ocurriendo de verdad, Kevin,

aquel hombre, estaba besándome de una manera que jamás lo había hecho

nadie en mi vida.

Lo tome por detrás, acariciando su pelo, mientras nuestras lenguas se

entrelazaban, jugueteando una con la otra. Bajo sus manos hacia mis

caderas y apretó mis glúteos, mientras subía la temperatura de nuestros

cuerpos. Agarrándome de los muslos me levanto, poniéndome sobre la

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encimera de mármol. Luego (sin apartar sus labios de los míos) se colocó entre

mis piernas y yo lo envolví con mis brazos.

Comenzamos a quitarnos la ropa con desesperación. Ambos deseábamos lo

mismo y no íbamos a parar hasta conseguirlo. Las prendas húmedas cayeron al

suelo, dejando al descubierto nuestros «desnudos cuerpos».

Él era perfecto, nunca antes había visto a un hombre tan atractivo como él.

Sensual, fuerte, varonil, «era la típica imagen de un bombero». Acaricie su

piel, recorriendo sus grandes músculos con ambas manos, de solo verlo me

excitaba, ni que decir lo que se sentía tocarlo.

Él tampoco se quedó quieto, sus labios recorrieron mi cuello, bajando hasta

llegar a mis pechos. Los tomo con ambas manos y comenzó a lamerlos de

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una manera que me hizo perder la razón. Acaricie su abdomen y baje hasta

tomar su firme erección con ambas manos. Su pene era grueso y estaba

hinchado de la excitación, entonces comencé a masturbarlo.

No tardo mucho más en penetrarme y cuando lo hizo sentí el mayor

placer que jamás había sentido antes. Su miembro parecía estar hecho a

medida, se acoplaba perfecto a mi cuerpo, dándome un placer

indescriptible. Comenzó a moverse lentamente, quizá por miedo a

lastimarme, pero luego de que noto mi humedad interna, perdió el control y

«sus embestidas fueron salvajes».

No tuve otra respuesta que gemir y atrapar sus labios con los míos, aquel

hombre me estaba follando como nunca lo había hecho nadie en mi vida.

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Sus ojos grises se clavaron en los míos y comenzó a repetir mi nombre entre

jadeos de respiración. El orgasmo no tardó mucho en invadirme, me hubiera

gustado aguantar un poco más, pero diablos, hace meses que no tenía un polvo

y aquel hombre no me lo estaba poniendo nada fácil.

Lo tome de la nuca, apretando su cuerpo aún más contra el mío, gimiendo

más intensamente. Cuando el sintió que alcanzaba el clímax, comenzó a realizar

movimientos rápidos y cortos, entonces el llego también.

No podía creer lo que había pasado, parecía un sueño, pero realmente

había pasado. La prueba era aquel hombre desnudo parado frente a mí.

Mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.

– «Eres maravillosa». – Dijo, él era de lo más dulce.

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– Tú sí que eres maravilloso, eres un hombre increíble.

– No sabes hace cuanto deseaba esto, tú y yo, desnudos. Dios... No te

imaginas lo feliz que soy.

– No puede creer que me hayas confesando que te sentías atraído por mí

desde un principio.

– Así es, pero tú eras una mujer casada y creía que eras feliz con él. No

quería entrometerme en vuestra relación. No soy esa clase de hombre.

– Lo sé y eso hace que aún me gustes más.

– ¡Míranos ahora! Aquí, por fin juntos. «Valió la pena la espera».

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Entonces se acercó a mí, besándome, abrazándome y yo no podía sentirme

más feliz. Me tomo entre sus brazos, me llevo hasta el baño y nos metimos

juntos bajo la ducha. Kevin abrió el grifo, graduando el agua a la perfección y

con una esponja comenzó a enjabonarme. Podía ver el deseo en sus ojos a

medida que la esponja recorría mi cuerpo. Me gustaba ver como se quedaba

embobado solo con mirarme.

Bese sus labios y le quite la esponja, «era mi turno». Como él era bastante

más alto que yo, me costó un poco llegar a sus hombros, pero quise empezar

por ahí. Enjabone su espalda, sus brazos y su pecho, mientras que con la

otra mano acariciaba su miembro. «Hasta que lo mire con una sonrisa

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atrevida y decidí bajar»...

Cuando me vio arrodillarme, no podía creer lo que estaba a punto de

hacer. Pero cuando sintió mis labios rodeando su pene, soltó algunos

gemidos que fueron música para mis oídos.

Lo degusté durante un rato, torturándolo lo suficiente como para que se

muriera de ganas por penetrarme una vez más. Entonces, me puse de pie y

me tomo de la cintura, girándome para que quedara de espaldas a él.

Comenzó a besarme los hombros (algo que me éxito mucho). Y puso mis

manos en una de las paredes, «preparándome para lo que venía».

Volví a sentirlo dentro de mí, mientras que me tomaba de las caderas,

haciendo que me moviera al mismo ritmo que él. Por un momento sentí que

se alejaba, pero luego volvió a penetrarme, «aunque fue por otro lugar».

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Con Stuart jamás había hecho eso, nunca había querido hacerlo. Pero con

Kevin era distinto, «no podía haber nada que no me gustara hacer con él».

Tomo entre sus manos mis pechos y comenzó a acelerar el ritmo, yo sabía lo

que eso significaba. Y en breve volvió a correrse dentro de mí.

Terminamos de ducharnos y fuimos a su dormitorio, en donde volvimos a

hacer el amor una y otra vez, «hasta quedarnos exhaustos».

Habían pasado horas, afuera seguía lloviendo y nosotros estábamos

desnudos en la cama. Las sabanas nos cubrían. Yo estaba recostada sobre su

pecho y él estaba boca arriba acariciando mi cabello.

– Si me hubieran dicho que así pasaría «mi primer día de los enamorados»,

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después de un matrimonio fracasado, jamás lo hubiera creído.

– Dímelo a mí, este es el mejor San Valentín que he tenido...

Y con una sonrisa me beso, ese fue el principio de «nuestra historia de

amor»...

Fin

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Feliz Día De Los

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Enamorados

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©Título: Bajo la Lluvia

© 2012 Lucifia Dls

Diseño de Portada: Lucifia Dls

Edición: Kiti08.

Derechos Exclusivos: Lucifia Dls

Derechos en Ebook: El Club de las Excomulgadas

Lucifia Dlss – Bajo la Lluvia

Distribución Gratuita

Todos los Derechos Reservados

Febrero 2012.-

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http://elclubdelasexcomulgadas.bogspot.com

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