Dehesa 2008
Dehesa 2008
Dehesa 2008
Grandes esperanzas
Germán Dehesa
1 Ene. 08
Amanece 2008, reviso, no muy a fondo, cómo llego a este año inédito y me descubro con grandes esperanzas. Algunas
lectoras y lectores percibirán que en este nuevo año, sigo teniendo el mismo feo vicio del plagio. "Grandes Esperanzas" es el
título de una de las últimas novelas de Charles Dickens. De hecho su título "Great Expectations" podría también traducirse
como grandes expectativas, pero su Charro Negro, para los fines propios de este artículo, me quedo con el primero. Ya el
curioso lector verá por qué. Desde mis ya confusos años mozos, Dickens es uno de mis autores favoritos. Conocedor profundo
y personal del hambre y de las múltiples miserias que el hombre padece, Dickens usó estos materiales para edificar un macizo
edificio novelístico veteado por la ternura, la compasión y el humor. Debe haber sido un buen tipo. Como todo gran novelista,
su asunto fue el corazón del hombre, sus pulsiones, sus pasiones, su apetito de luz, sus bajezas, sus miserias y sus maravillas.
Arraigado en sus miserables orígenes, Dickens siempre tuvo grandes esperanzas en el género humano.
Aquí me gustaría detenerme un poco en ese concepto que nosotros nombramos con la palabra esperanza. Sin que esto
suponga ninguna crítica, mi madre y los rugientes maristas me enseñaron que la esperanza es una virtud y no una virtud
cualquiera sino una de las meras efectivas, por que mis mentores me precisaron con voz engolada que se trataba de una virtud
TEOLOGAL, un palabrón que puede descalabrar, como en efecto ocurrió, a un niño de ocho años. Por mucho, muchísimo
tiempo ignoré lo que significa teologal (lo referente a la palabra de Dios) y todavía tardé más en poner en crisis el concepto
mismo de la esperanza. Sor Juana me fue de gran ayuda. Yo suponía que tener esperanza era creer que todo lo que estaba
mal mejoraría, siempre y cuando uno no dejara de creerlo sin hacer nada para hacer posible eso que uno espera. "Diuturna
enfermedad de la esperanza / que así entretienen mis cansados años...", así se arranca Sorjuanita en un soneto demoledor.
¡Ajajá! Con que la esperanza también puede ser una enfermedad que produce muerte lenta (antes de que se me olvide:
"diuturna" quiere decir constante, persistente).
Con esto me quedé varios años hasta que llegaron Voltaire y Camus. El primero francés y el segundo también pero con su
pizca de africano. Ambos conciben la esperanza como una virtud activa, como un dolor enorme por los males del mundo y una
disposición inmediata a hacer algo para remediarlos. Aconseja Voltaire: ¿quieres hacerlo?, cultiva tu jardín. Dicho de otra
manera: ahí donde estás parado, ése es el lugar de tu esperanza, cuídalo, cultívalo y hazlo florecer.
Regreso a mis comienzos. 2008 me encuentra lleno de grandes esperanzas. De frontera a frontera, a este país, nuestro país,
hay que convertirlo en un enorme y florecido jardín. Que cada quien cultive con respeto y pasión el mínimo lugar que le haya
tocado.
Con estas noticias, lectora lector querido, te recibe mi corazón en 2008. Ten esperanzas, grandes esperanzas. Trabajar con
esperanza es muy buen desmadre. Me consta.
EL EDICTO DE QUERÉTARO
Por no tener nada mejor que hacer y habiendo ya resuelto todos los problemas de pobreza, corrupción e indigencia de esa
diócesis, las autoridades eclesiásticas de Querétaro se reunieron con el fraternal ánimo de rebuznar al unísono. Tras mucho
meditar, decidieron anunciar que usar calzones rojos es pecado. Esto es válido para hombres y mujeres. La noticia ha
sacudido al mundo entero. Yo ya tengo mis calzones rojos, ¿debo usarlos?, creo que sí; total, si paso por Querétaro me los
quito y ya.
Ahí siguen MONTIEL y el Precioso y todos los impunes. No sé cómo los dejaron entrar a este año.
Cualquier correspondencia con esta esperanzada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Rafael
Germán Dehesa
2 Ene. 08
Tú eres mi gallo para la Presidencia de la República, me decía Rafael Ruiz Harrell mientras me pasaba el considerable brazo
por los hombros. Estás loco, Rafael, yo en el primer día acabo con la institución. No seas terco, Germán, el pueblo te requiere.
Esta exótica conversación tenía lugar en lo que a mí me pareció una casa de ensueño. Era pequeña, moderna, con todos los
servicios y toda ella con amplísimos ventanales que daban a la selva morelense. Desde que llegamos, a mí me recordó ese
galeón que aparece en "Cien años de Soledad" varado en la selva y cubierto de orquídeas. La casa de Ruiz Harrell era
también un navío estacionado en la manigua. Era literalmente una casa perdida, perdida y hermosa. Entiendo que Rafael
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saliera tan poco. Por ahí, lo más fácil es perderse. En el caso de la visita que les reseño, Rafael nos tuvo que proporcionar a
todos los expedicionarios unas memorables instrucciones escritas de su puño y letra con las que logró que nadie se perdiera y
que todos llegáramos a la primera. Esto para México es un verdadero milagro y si se trata de un viaje al Estado de Morelos,
entonces ya se transforma en prodigio celestial. Los que asistimos a ese ágape éramos una docena de capitalinos pensantes
que es una de las etnias más nocivas y estorbosas que tiene el Anáhuac. Fuera del asfalto somos crecidamente babosos y
altamente peligrosos en una carretera. Esto redobla el valor del milagro que operó Ruiz Harrell. Ahí estábamos todos, tomando
caipirinhas preparadas por Bea, la maravillosa compañera de Rafael y ahí en pleno ambiente tropical, decidimos los destinos
de la nación y nos divertimos como locos.
En algún momento de esta reunión, Rafael me llevó aparte para mostrarme su estudio, su biblioteca, sus habitaciones, su
manera de vivir. Todo era de madera y denotaba sobriedad y buen gusto. Recuerdo que Rafael y yo hablamos largo y, aunque
nuestro tema de conversación ya lo olvidé, lo que no olvido es la cercanía y la sonriente calidez con la que se expresaba
Rafael. Era difícil creer que ese Ruiz Harrell que periódicamente ponía en su lugar a las autoridades del D.F. y que demostraba
que esos datos y esos índices de criminalidad que tales autoridades nos daban, eran puras mentiras sin el menor sustento
científico ni estadístico. Leer los artículos de Ruiz Harrell escritos con una prosa elegante y directa era un enorme deleite
porque, una vez tras otra, le pinchaba sus globos a las autoridades mentirosas que nos hablaban de descensos notables en los
índices de criminalidad y se ponían muy jolgoriosas hasta que aparecía el artículo de Rafael que demostraba el vil engaño.
Escribo todo esto porque ahora Rafael Ruiz Harrell, mi amigo y compañero en las lides periodísticas, ha muerto y todos sus
amigos estamos muy tristes; yo en lo particular porque, además de perder a mi jefe de campaña presidencial, me he quedado
sin un amigo sonriente, bonachón y sabio. A Bea compañera de su vida le envío muchas flores para su alma, muchos abrazos
de ésos que van conjurando lentamente la soledad.
Ojalá y mi duelo no se pierda en el camino y vaya hasta allá, hasta el verdecido corazón de Morelos y le den un beso a Bea.
Lectora lector querido, ni te canses ni te frustres. Éste es el peor momento para hacer promesas y anunciar buenos propósitos.
Estamos muy crudos. Nos sentimos perros cafés dispuestos a prometerlo todo. No lo hagan. Luego la esposa se encargará de
echarles en cara "su falta de voluntad". Les aconsejo adherirse al plan que estoy formulando: anunciar los buenos propósitos
en octubre, para que ya nada más sea un mes y fracción (navidad se considera tregua) para cumplir esos propósitos.
Cualquier correspondencia con esta amistosa columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Eduardo o el optimismo
Germán Dehesa
3 Ene. 08
Hace algunos días en todos los corrillos de la Capital la buena gente se preguntaba: ¿pero por qué el idiota de Germán que ya
estaba tan a gusto en Acapulco rostizándose el ombligo, regresó a la gélida y yerta Capital?. Ahora, queridos míos, les
proporcionaré una respuesta. No crean que abandoné las doradas playas nomás a lo idiota y sin causa de fuerza mayor. Si
quieren entender lo que les digo, tienen que recordar aquellas rutinas de comedia televisiva protagonizadas por dos seres que
respondían a los apelativos de El Mostachón y El Wash and wear, encarnados por Enrique Cuenca y Eduardo Manzano. El
Mostachón, lo recordarán, era un explotador implacable, un abusivo y un hijo de la guayaba. Por su parte, el Wash and Wear
era el típico explotado que permitía todos los abusos y tropelías del Mostachón. Esa rutina del Mostachón y del Wash and
Wear se reproduce diariamente en la realidad. De esto, yo soy la prueba viviente. Sé que tengo alma de Wash and Wear y
aunque trato de ocultarla, tarde o temprano tropiezo con algún Mostachón. En la actualidad, la vida me ha bendecido con la
parejita y tengo mi Mostachón y mi Mostachona. El Mostachón se llama Ernesto López, trabaja en "Reforma" y dedica buena
parte de su tiempo a pensar qué otra cosa puedo escribir para el periódico. La Mostachona se llama María Luisa Arcaraz y es
mi patrona en "La Planta de Luz". Para ella mi vida es una agenda en blanco donde ella tiene la obligación de llenar todos los
espacios libres. Me voy a Acapulco, le dije. Pero regresas para el 31, respondió ella. ¿Y por qué? si se puede saber, dije yo.
Porque ya te anuncié como variedad en la fiesta de Año Nuevo en compañía de Virulo y ya hay muchos boletos vendidos.
Dicho esto, la Mostachona dio por terminada la conversación y se fue a atormentar a otras personas.
Créanme que no es fácil abandonar la grata cercanía de una alberca, la feliz sensación de no tener que vestirse, la
emocionante cercanía del mar y el solecito durante el día y las estrellas durante la noche; abandonar todo esto y salir hecho la
cochinilla rumbo al DF en un calamitoso avión de Mexicana que hizo a México aproximadamente cinco horas. Llegué a mi casa
con el tiempo justo para meterme a la regadera, vestir mis mejores galas escénicas y dirigirme a "La Planta de Luz" a cuyas
puertas me esperaba, cual prefecta de primaria, la Mostachona Arcaraz. El lugar estaba totalmente lleno y tuve que pasar por
el bochorno de que me torteara una multitud en mi trayecto al camerino. Ahí estaba ya Virulo, mi compañero de condena y un
personaje flaco, sonriente, con un cierto aire otomano llamado Eduardo Corso. Según lo demostraría más tarde, Corso es un
extraordinario pianista y un hombre cuyo optimismo es a prueba de todo. Sin el menor ánimo de ironía, diré que Eduardo es
uno de esos contados seres capaces de encontrarle a todo el ángulo grato, o positivo, o hermoso. Mi compadre Virulo y yo
estamos de acuerdo en que es una delicia trabajar con Eduardo. La función fue un éxito y arrancó con la declaración de
Eduardo de que la Ciudad de México es de lo más tranquila, segura, hospitalaria y amable. Él dijo todo esto y no se explicaba
las carcajadas del público. Un poco para moderarlo yo conté dos o tres historias escalofriantes de la Ciudad y Virulo hizo otro
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tanto. Eduardo no se inmutó, ni dejó de sonreír. Mientras todo esto pasaba, a mí me dio por pensar que los sonrientes hacen
más por el mundo que los "serios", los quejumbrosos, los experimentados. Sonreír es una buena tarea para 2008.
Esta sección nació en defensa de las Muertas de Juárez y en espera de que la justicia despertara. Después de 1200 llamados,
la justicia duerme con mayor profundidad que nunca.
Cualquier correspondencia con esta columna dedicada a mis Mostachones, favor de dirigirla a german@plaza
delangel.com.mx (D.R.)
No salgas, niña
Germán Dehesa
4 Ene. 08
"No salgas, niña, a la calle/ porque el viento fementido/ jugando con tu vestido/ puede dibujar tu talle".
Esta cuarteta es de una vieja canción mexicana cuyos autores son Carlos y Pablo Martínez Gil, compositores de principios del
siglo XX. No vayan a creer que incluí esta cuarteta nomás porque sí, a la buena de Dios, a la trompa talega, manga por
hombro, al puro bananazo, a la de Dios es Cristo, al mexican chilazou. Nada de eso. Mis textos aspiran, muchas veces sin
fruto, a ser mecanismos de precisión y paso a demostrarlo.
"No salgas, niña, a la calle". Por supuesto que no, aunque no deja de parecerme una obviedad esto de "la calle". Normalmente
cuando uno sale es rumbo a la calle, a menos que vaya uno al espacio exterior o al panteón y aún a esos lugares se llega por
la calle; pero en fin, se trata de una licencia poética y como tal se la aceptamos. Lo que conserva plena vigencia es esto de no
salir, porque ya se han reportado varias manadas de lobos siberianos en Milpa Alta y un oso polar que apareció en un bar del
Centro y, según cuentan, se soltó llorando cuando supo que ya no hay ginebra "Oso Negro". Con tanto peligro y con estos fríos
alucinantes, la niña no tiene por qué salir a la calle. Bien pensado, ni la niña, ni nadie. Si no es de vida o muerte, o por huir de
la familia no hay por qué salir.
"Porque el viento fementido". ¿Qué les puedo yo decir del viento fementido que a lo largo de 2007 me envió dos veces al
hospital con sendas neumonías reloaded?. Como bien lo dice la canción, el viento es fementido y siempre te agarra tragando
dirigibles. Estás por acá quitadazo de la pena platicando con algún cuate en la esquina y de pronto ¡zzzuuuic! y tú nomás
alcanzas a decir ¡ay, Cabrera! antes de que comience la fiebre, la tos pedregosa, la cara como la del que se le están
incendiando las ropas (esta imagen es de Rosario Castellanos), el paso vacilante y el difícil tránsito hacia nuestra cama donde
más nos vale dictar testamento. Esto si es uno hombre; si se es mujer, el viento fementido tiene mucha más cancha y más
rutas de acceso; cuando no es por delante, es por Detroit, o por abajo y esto explica que los males bronquiales sean más
abundantes entre el sector femenil, con la diferencia de que ellas son más resistentes y no se mueren, mientras que nosotros
caemos como moscas. Sea como fuere: enero no es un mes para salir, ni para torear al viento fementido.
"Jugando con tu vestido". Eso le gusta mucho al viento fementido y a una enorme cantidad de señores. Amigas mías, yo les
aconsejo la segunda opción siempre y cuando esto ocurra en un cuarto tibiecito, mullido y confortable. Estamos hablando de
uno de los más populares deportes de invierno que se practican por toda la faz de la tierra. Si, como aconsejan los sabios, toda
gran contrariedad debemos compensarla con una gran satisfacción, enero es ideal para esto. Que llega la factura de American
Express, ¡vieja, ahí te voy! y así hasta dos o tres veces al día porque enero acarrea muchas contrariedades.
"Puede dibujar tu talle". Yo le suplicaría a las gordas tipo morsa que no ignoren este verso. Está bien que no tengan talle ni
materia dibujable, pero si andan chacualoteando por la calle, el viento les puede clavar su afilado puñal.
Como bien indica la canción, no salgamos a la calle. Enero es un mes de recogimiento. Si pueden, no salgan ni de la cama.
Hay tanta música por escuchar, tantas películas y miniseries por ver, tantos libros por leer, que salir a la calle es una rudeza
innecesaria. Esténse sosiegos y no olviden que HOY TOCA.
Con tanta hambre y tanto bandido suelto ¿cómo podemos hablar de justicia?, aún en sus formas mínimas. ¿Cuándo veremos
en la cárcel a MONTIEL, a la Gordillo, al Precioso?.
Cualquier correspondencia con esta cantarina columna, favor de dirigirla a german@plazadel angel.com.mx (D.R.)
Desde aquí pido perdón a los reyes originales si es que existieron por andarlos motejando de malditos y de todo lo demás que
en esta gaceta se leerá. Los Reyes Magos: hay quien dice que fueron tres y hay quien habla de miles y hasta de millones,
aunque este último me da una cierta impresión de ser un exagerado. De cualquier manera, éste no es mi asunto. No me
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interesa la historicidad de los reyes del oriente, sino las consecuencias que esta creencia ha tenido sobre el comportamiento de
las tribus nahuatlacas y sus descendientes.
Para entender esto hay que tomar en cuenta el gradual e irresistible ascenso al poder de una etnia particularmente nociva: los
niños. Estos pequeños badulaques en la antigüedad no tenían más aspiración navideña que alguna pequeña "cuelga" que
pudiera dejarles el Niño Jesús. Hasta aquí las cosas eran sobrias y manejables; pero aparecieron los Reyes y Santaclós (viejo
repulsivo) y los infantes cuchileados por los mercachifles avizoraron el comienzo de su edad de oro. No hay que olvidar que la
mexicana es una cultura acumulativa y que, por lo mismo, un infante azteca jamás se conformará con su regalito que le trajo el
Niño Dios; no, ahora quiere regalo de Jesusito, de Santaclós y de los Reyes Magos. Los pobres padres nada más gimen. Ni
modo, son gastos que tienen que hacerse para que el niño no se "frustre" (¡me carga la perinola!).
Jamás olvidaré aquella historia de terror patrocinada por mi primogénito que ya había recibido regalos suficientes del Niño
Jesús y de Santaclós; sin embargo, llegado el momento, decidió que quería que los Reyes Magos le trajeran una espada láser
como la de Darth Vader. Eso dijo y ahí se plantó. No saben. Era ya casi la madrugada y el padre de la criatura seguía
recorriendo puestos en busca de la estúpida espada. Por fin la encontré y en la mañana siguiente el gran Canito tuvo tiempo de
encenderla, de arrearme un sanjuanazo con ella para descubrir que, a diferencia de la original, no partía en dos al enemigo.
Para en la tarde ya se había descompuesto y no pasaron muchos días antes de que se la llevara el camión de la basura.
Todavía tengo un recuerdo anterior. Ocurre una noche de Reyes en casa de mi tía la Gazmoña. Ella se dirigió a la población
infantil y nos dijo que los Reyes Magos nos regalarían lo que más deseáramos, pero que teníamos que apurarnos con la carta
porque si no, ya no los alcanzábamos. Con desusada celeridad, tomé una hoja de papel y escribí: quiero una bicicleta. Así lo
escribí: directo y sin adornos ni circunloquios; firma: Germán Dehesa. Ahí inauguré la firma que empleo hasta ahora. Llegó la
mañana, fui por mi bicicleta y me encontré una bolsita de peritas de anís. Apareció la Gazmoña con su salto de cama que era
para que todo mundo saltara. ¿Qué creen, niños?, las cartas no llegaron a tiempo. Yo la miraba fijamente y nada decía, pero
pensaba: no llegaron, no llegaron, pinche vieja.
Entenderán por qué hablo de los Reyes Malditos. Nunca me han resultado gratos ni favorables. La celebración adjunta también
me resulta repulsiva. Después de la orgía navideña, la cena de Reyes ya es un acto de gula y la antesala de, por lo menos,
cinco doctores.
Para confirmar todo lo aquí dicho, los Reyes me han traído este año otro regalo nefasto: la desaparición del cuadrante
radiofónico de mi amada Carmen Aristegui, para mi gusto, la voz más libre que quedaba en la radio mexicana. Los de PRISA
parecen estúpidos y parece que juegan a perder. Ya desmantelaron el Weso y ahora se fueron contra Carmen. Del mismo
modo procedió conmigo Gutiérrez Vivo que prefirió correrme a pagarme. Con Carmen está nuestra absoluta y amorosa
solidaridad.
Cualquier correspondencia con esta real columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Pues lo siento, chicas y chicos, pero de ahora en adelante me tienen que llamar, no por mi proletario nombre, sino que me
tienen que decir "El Galardonado". Así soy conocido en toda la documentación oficial referente al premio que hoy, jueves 8,
recibiré en los Jardines de Cecilio Rodríguez pertenecientes al Parque del Retiro.
Este grave asunto de los mil y un cambios del lugar donde habría de entregarse el premio, ha venido a granjearme una
importante cantidad de mentadas de madre y de violentas rupturas con amigos hasta ahora entrañables. A ellos les cuesta
trabajo entender cómo cada vez que la Rosachiva lograba hacer contacto con los organizadores españoles, la hora, el día y el
lugar de entrega ya había cambiado. Para que luego nos quejemos del desmadre mexicano. Buen desmadre, éste. Yo no sé si
los Reyes deban lana y no quieran ser localizados, o si los organizadores pertenecen a un grupo de terroristas chinos y tengan
a la Guardia Civil pisándoles los talones, pero el caso es que, desde la perspectiva de "los galardonados", ya todo se había
vuelto sospechosísimo. Lo peor, ya lo dije, fue la total pérdida de credibilidad en la que caímos irremisiblemente los niños de la
fiesta. Y lo que falta. No quiero ni pensar en los que se van a apersonar mañana en el Palacio de la Zarzuela guiados por mi
último reporte que a la letra decía que ahí iba a ser este rock and roll. No me hagan caso, pero creo que nada más van a estar
el Mayordomo y la Nana de las Infantas, pero ¡oh, dolor! no va a ser ahí la premiación. Esto de los Jardines de Cecilio
Rodríguez se lo han inventado hace menos de una semana y puedo imaginar y casi oír las risotadas del Rey y su séquito al
saber que han logrado, una vez más, burlar a sus perseguidores y a los pobres amigos que querían acompañar a "los
galardonados". Ya ni la friegan. Estoy pensando muy seriamente en ya no regresar a México. En mi difícil descargo diré que,
ignorante como soy de la geografía madrileña, me vine a enterar demasiado tarde de que los tales Jardines no forman parte
del Palacio de la Zarzuela y hasta me ha dado por pensar que ni siquiera existen y que al rato voy a topar con un terreno baldío
que diga: "se recibe cascajo". Todo puede pasar y así lo informaré cuando ocurra.
Hago mi mejor esfuerzo por ser positivo y pensar que el premio y los Reyes existen y que al rato estaré muy contento ya con
mi premio y mi firulilla. Por lo pronto, el viaje ya ha valido la pena nada más por ver el rostro y el gozo de Pancho, mi fiel auriga,
que echó mano de sus ahorros y es ahora el indiscutido rey de las noches madrileñas. Del lado del gozo está también mi viuda
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imposible que por aquí anduvo y que, aunque no pudo quedarse, me dejó oro, incienso y mirra que celebran parejamente la
ocasión y nuestra amistad. Coronándolo todo están mis cuatro hijos que, ya así en bola, son todo un descubrimiento. Canito, el
primogénito, es inteligente, bondadoso y siempre atento con sus hermanos y con su padre. Luego vienen Viruta y la Pequeña
Carlos, dos chicas de gran iniciativa, con intenso sentido del humor y enormemente prácticas. Cierra la nómina el gran Bucles
que está descubriendo cómo es la vida sin taxis, con escaso dinero y con ganas de divertirse. En medio de todos ellos, su
padre como un Dios, o un diosecillo que se conmueve hasta las lágrimas con el puro hecho de verlos juntos y de verlos sanos
de cuerpo y alma, afanosos, divertidos, buzos caperuzos y con mucho amor entre ellos. Muy probablemente ellos constituyan
el verdadero y secreto premio. Me voy porque me dispongo a ver el Real Madrid-Barcelona.
Una de las grandes ventajas de Madrid es estar tan lejos de Manlio Capulina y de MONTIEL.
Desafíos
Germán Dehesa
9 Ene. 08
Si un Presidente Mexicano nos anuncia en enero un año de grandes desafíos, entonces ha llegado la hora de que los
jardineros se echen hacia atrás, se peguen a la barda y esperen la lluvia de cuero. Si nos hubieran preguntado, creo que la
mayoría hubiéramos contestado que ya hemos vivido suficientes años de grandes desafíos, como para aventarnos otro. Que
yo recuerde, desde Díaz Ordaz estamos cíclicamente enfrentando grandes desafíos. Aunque no nos lo han dicho, imagino que
hemos perdido todos. De otra manera no se explica por qué ahí vamos otra vez, después de tantos años sin un crecimiento
real y considerable, a enredarnos de nuevo con los desafíos. De cualquier modo, es el caso que nadie nos preguntó, sino que,
aprovechando todavía la larga cruda Guadalupe-Reyes, nada más nos notificaron. Así es que mexicanas y mexicanos:
agárrense de quien más confianza le tengan y estén listos para el cimbronazo.
MENCIÓN DE HONOR
Me he conmovido hasta las lágrimas con el caso del aguerrido niño azteca que, con tal de no regresar a la escuela, se adhirió a
su cama con un fuerte pegamento. Con este caperuzo estoy dispuesto a hacer una excepción del odio planetario que
experimento por la infancia. Antes y supongo que ahora también, de este tipo de seres particularmente luminosos se solía decir
que eran muy "vaciados". No me digan que este moconete no es un vaciado. Tan grande era mi horror por el desmañanón
escolar, que yo pude haber sido ese niño heroico y autoadherible. No lo fui. Me faltaron creatividad y audacia, pero me llena de
orgullo que alguien de mi raza haya cumplido tal hazaña. Yo con él comenzaría la lista de los nuevos Niños Héroes, pero éstos
sí de a de veras y no como los que nos recetó Don Porfirio que ya tenían hijos y deudas en las cantinas.
CARMEN ARISTEGUI
No entiendo. El grupo PRISA surge de una memorable aventura del derecho a la información en España; aventura que culmina
con el periódico "El País" tan notable por tantas cosas, una de ellas su apertura informativa y su respeto a todas las voces. Por
eso a M.A. Granados Ch. y a mí nos suena tan incoherente la noticia de que al grupo PRISA le bastó contraer un raro amasiato
con la XEW (lugar de donde también echaron a María Victoria Llamas) para pasarse del lado de la censura, la estrechez de
criterio y el estreñimiento mental.
Ahora nos traen la noticia de la salida de Carmen Aristegui. Las razones que aducen para esto son todo lo contrario; son las
sinrazones de la mentalidad franquista y las babosadas de aquél que sabe que no tiene por qué darle explicaciones a nadie. La
empresa así lo decidió y a los macehuales sólo nos toca callar y obedecer. Olvidan que se trata de una concesión para dar
servicio a la comunidad y que ésta ya no se halla en plan de callar y obedecer; queremos explicaciones razonadas, o en su
caso, la reinstalación de Carmen, o lo que ella considere conveniente. Lo primero que tienen que saber los encomenderos
hertzianos es que Carmen no está sola y que cada vez seremos más los que salgamos en defensa de sus derechos que son
también los nuestros. Mi cuatacha Denise Dresser ya sacó también la armadura y la lanza y se dispone a dar la ruda batalla
contra los dragones con PRISA. Creo que es deber de todos los verdaderos ciudadanos salir en defensa de todo lo que
Carmen representa.
ALGUNAS PRECISIONES
Dice Gutiérrez Vivales: yo le dije a Germán que teníamos problemas económicos (después de varios meses sin cobrar, ya lo
había yo deducido).
Que me enseñe la carta donde yo lo corro. (Fue más fácil: el programa salió del aire y cuando volvió nadie me invitó).
Aquí está su lugar: (para seguir trabajando sin cobrar. No, gracias).
Cualquier correspondencia con esta variada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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No nos podemos quejar
Germán Dehesa
10 Ene. 08
Con motivo de los recientes festejos navideños, los mexicanos reunidos en torno a las sospechosas viandas y a las dudosas
bebidas que ingerimos (hay un ponche navideño al que le dicen Egnó de un preocupante color amarillo feto de pato, que las
señoras mexicanas emplean para licuar todas las porquerías que les sobraron en la confección de la cena navideña. Hasta
calcetines han aparecido en el Egnó, o como se llame). Bueno, con este motivo, los filósofos de la tribu que suelen ser los más
ancianos y los que tienen una mejor amistad con Baco, sueltan frases de una profundidad abismal y de una deslumbrante
originalidad, esto aunque ya las hayan dicho varios millones de filósofos caseros, antes de que a ellos les diera por descubrir
ese Mediterráneo y tener ese sorprendente parto mental. Dicen cosas como "no hay nada como la unidad familiar" y no se
desmayan ante este abismo de lucidez. A veces, nos lanzan en cascada varios de estos apolíneos rayos: "los jóvenes ya no
son como antes", "recordar es vivir", "la gastronomía mexicana es la segunda mejor del mundo, después de la china que es
espantosa", "no es que esté malo el bacalao; pero el que hacía mi mamá que muchas veces lo traía ella directamente de
Noruega..." (así como los campesinos que traen guajolotes a la Capital, nosotros nos teníamos que imaginar a la tía Herminia
arreando sus bacalaos desde Oslo). Después de un brain storm como éste, el consejo de ancianos brindaba.
No era fácil, sobre todo en su estado, encontrar un remate airoso para su tractatus. "No somos nada", y "hay que darle tiempo
al tiempo" eran remates muy socorridos, casi tan lucidos como el de "nosotros no podemos quejarnos". De toda la sarta de
gansadas que expelían los betabelines, ésta era y es una de las que más me sublevan. ¿Por qué no podemos quejarnos?,
porque ¿hay otros que están en peores condiciones que nosotros?. No me parece un argumento válido. Por supuesto que
debemos quejarnos, enfurecernos, defendernos, denunciar a tanto miserable mediocre que nos rodea y no parar hasta que,
como pedía Rosario Castellanos, "la justicia se siente entre nosotros". ¡Cómo no nos vamos a quejar si se cometen injusticias
tan flagrantes como la decisión que separó a Carmen Aristegui de su trabajo!, ¡cómo no me voy a trepar al retinto y a blandir mi
machete si Gutiérrez Vivales quiere hacer chistecitos conmigo y usarme para intentar demostrar que él puede ser tardadito,
pero paga sus deudas, aunque tenga que vender alguno de sus muy lujosos autos!. Ahí están todos los que no están (Alfonso
Zárate, Denise Dresser, Sabino Bastidas y todos los que formaron la memorable Mesa Política); están también todos los
trabajadores de Monitor que no la ven llegar y aunque no lo crea, está también usted como primer damnificado de esta
demolición que le está imponiendo a su carrera y a su persona por la mula necedad de querer hacer un periódico que cada día
es más ilegible. ¿No me puedo quejar?, ¡por supuesto que me quejo!, yo sólo tengo mi buen nombre y usted no lo va a usar
para seguir manteniendo su insostenible imagen de hombre intachable, aunque incomprendido.
Tenemos derecho a hablar y a quejarnos, siempre y cuando seamos hombres de palabra dispuestos a avalar con nuestros
actos nuestros dichos y a respetar nuestro proceder con una ética que no admita negociaciones.
Comienza 2008. Les aseguro conciudadanas y conciudadanos que tendremos sobrada oportunidad de quejarnos y de tomar la
palabra. Hagámoslo.
De las Muertas de Juárez y de tantas mujeres vejadas, prostituidas y asesinadas sólo se ocupa el viento frío y triste con el que
este año ha comenzado. De los ladrones no hay nada que decir; entre el fuero y su chamarra anti-mentadas, ellos jamás pasan
fríos.
Cualquier correspondencia con esta respondona columna, favor de dirigirla a german@plazadel angel.com.mx (D.R.)
De profundis
Germán Dehesa
11 Ene. 08
Hay algo que me quedé con ganas de contar ahora que escribí sobre María Victoria Llamas: su técnica inimitable para vender
periódico. La recuerdo con nitidez. Llegaba muy temprano a sus faenas. Su atuendo laboral era intachable: blusa amplia y muy
limpia, falda en "A", medias y zapato bajo. Era la imagen misma de la pulcritud: su pelo limpio y su aroma muy suave. Alejandro
Aura y yo comentábamos que eso era precisamente lo que un hombre gusta de ver en una mujer por la mañana. Comenzaba
la vendimia. Digamos que Alejandro y yo vendíamos cantidad y que María Victoria vendía calidad. Revisaba acuciosamente el
número del día y con su magnífica cabeza registraba toda la información importante. Cumplida esta faena preparatoria, Mariví
bajaba de la banqueta y se colocaba de modo que si fuere a haber atropellados, éstos seríamos Alejandro y yo. Nosotros dos
éramos los que en verdad "voceábamos", de hecho, Alejandro con su voz de trueno y yo con mi amplia capacidad pulmonar
proferíamos unos alaridos terribles anunciando de una manera un sí es no es alburera las noticias del día (¡extraaa: ahora me
lo sostienes y me lo pruebas, dijo el diputadooo!). Mariví nos oía como quien oye llover y por supuesto que jamás incurrió en
las plebeyas prácticas de sus amigos. Ella, como la Margaret Dumont de los Hermanos Marx permanecía enhiesta y serena
como islote de normalidad en el alocadísimo mundo que sus cuates provocaban.
El fuerte de Mariví eran los camiones de pasajeros que se detenían frente a nosotros. Ella cual deidad condescendiente les
mostraba el periódico a los aburridos pasajeros que venían baboseando por las ventanillas. Bastaba con que alguno mostrara
cierto interés para que, veloz como centella, la Señora Llamas embrazara sus ejemplares y se subiera al camión. Según ella
nos contaba, en su acto de venta le explicaba con largueza al potencial cliente qué era lo que iba a comprar. Había sesión de
preguntas y respuestas y si había suerte, la venta se consumaba. Cuarenta minutos después, un camión que hacía la ruta de
regreso depositaba sana y salva a nuestra voceadorcilla valiente que nos traía la magnífica noticia de que había logrado
vender tres ejemplares, mientras Alejandro y yo, a base de ingeniosas peladeces, ya habíamos vendido unos 1,500; pero
insisto: nosotros éramos de cantidad, Mariví era la pura calidad...
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¿Y ahora, María Victoria Llamas, qué voy a hacer con tantos recuerdos que nos eran comunes?. Tú te has llevado tu parte y mi
sensación de empobrecimiento es constante y enorme. Dice la copla: Algo se muere en el alma/ cuando un amigo se va. Por
supuesto que así es y cada amigo recibe de modo irrenunciable su porción de muerte.
La extrañeza de Borges es también la mía: ¿Cómo puede morir alguien que ha sido tantos amaneceres, tantos días y tantas
noches, tantas risas y tantas flores?. Son ya varios días de traer en lo profundo una especie de sollozo enorme que no se
anima a manifestarse, quizá porque en ese sollozo está lo último que nos queda del amigo muerto. ¿Te acuerdas, María
Victoria, cuando tú y Richard visitaban nuestra casa para tomarle fotografías al Bucles?, ¿y te acuerdas de aquella vez que
decidiste lanzarte para un cargo político como candidata externa del PRD?, ¿te acuerdas de que perdiste de modo tumultuoso
y, con tal motivo, decidiste dar por terminada tu meteórica carrera política?, ¿te acuerdas de tantas cosas?. Yo conservo mi
porción de memorias. Te ofrezco cuidarla como se cuida un valioso documento heredado. Te conservo a ti, querida mía, en lo
profundo y desde lo profundo de mí.
LO BUENO
Lo buenísimo es que HOY TOCA.
La cárcel es para las ratas, los derechos humanos para los hombres de bien. Famosa renuncia de ARTURO MONTIEL a los
derechos humanos.
Cualquier correspondencia con esta columna que es una pena, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¡Oigan, ya párenle!
Germán Dehesa
14 Ene. 08
El 14 de febrero es día de San Valentín y es, sobre todo, un maravilloso pretexto para que las tribus aztecas que andan
llorosas y tambaleantes, ante los implacables azotes financieros con el concomitante ataque al estado general y pérdida de la
libido, tragedias todas éstas que comienzan a manifestarse en el momento mismo de embuchacar el último pedacito de rosca
de reyes y el último traguito de atole o chocolate. En ese instante cae el velo negro, el frío se hace presente, las risas se
congelan, llegan los estados de cuenta y comienzan los presagios catastróficos ¡aaay, mis hijos!.
En estos trances de enero, se comprueba que los mexicanos no tenemos medida. El más optimista dice que México
desaparecerá el 13 de febrero y San Valentín se irá a inflar burros por el pivote. Otros presagian un año terrible de hambre,
desempleo, inflación, violencia y caos. Lo dicen hasta con cierta fruición, porque les alegra el fracaso de Felipe Calderón; estos
idiotas no calculan que si México se desploma, se desplomará encima de todos nosotros; no le veo entonces el sentido al
secreto regocijo de estos buitres descerebrados. El TLCAN acabará con el campo (como si lo tuviéramos floreciente y
maravilloso), habrá temblores, inundaciones y desastres, todo saldrá de sus quicios, el descontento social finalmente estallará
en una guerra civil de enormes proporciones, habrá saqueos, plagas y epidemias. Todo esto nos dicen y nosotros nada más
pelamos los ojos y nos llenamos de terror porque no tenemos ni a dónde ir. Lo que nos falta es presencia de ánimo para decirle
a estos carroñeros que están como trepanados de la cabeza, que hablan por hablar y porque en el fondo desean que a México
le vaya todo el año como a ellos en enero. Tenemos la enorme ventaja de vivir en un país que ya estaba fregado de origen. Por
supuesto que nos pueden pasar más tragedias y amenazar más peligros, pero ni que estuviéramos chimuelos. Revisemos (o
conozcamos) nuestra historia y veremos que a cada rato se anuncian el cierre y la clausura de nuestro país. Hagan de cuenta
el Lobohombo.
Pronto cumpliré 64 años de vivir y de ser feliz en México. Mi país me ha dado muchísimo y su gente suele reunir ternura,
imaginación, reciedumbre y fuerza. Ningún buen mexicano (y somos millones) se va a quedar con los brazos cruzados mirando
el supuesto incendio. Basta con que aprendamos a organizarnos y a comunicarnos entre nosotros, para que la patria, como el
árbol de la esperanza, se mantenga firme.
La falacia de los agoreros de enero es pretender hacernos creer que todo nos va a ocurrir de golpe. Nunca ha sido así y con
garbo o con lo que se pueda, le hemos hecho faena al toro que la imprevisión, o la falta de justicia, o la pura fatalidad nos ha
ido soltando. 2008 es un buen año para hacer varias faenas valientes y fuertes; nomás vayan soltando a los toros de uno en
uno, no sean desgraciados.
Es cosa sabida que anunciar desgracias terribles es entre nosotros deporte nacional. Con una a la que le atinemos adquirimos
enorme prestigio entre nuestros allegados que comienzan a mirarnos como si fuéramos videntes tenochcas. En el fondo, es un
juego bastante tonto. Mejor, mucho mejor nos estaría trabajar para empujar entre todos la piedra que mantiene cegado el curso
de la justicia, los valores, el respeto, la honradez, el estudio y tantas otras carencias de nuestro país. Si conseguimos moverla
un milímetro, eso será bueno y útil para México; será un modo de decirle a los buitres y a las hienas: ¡oigan, ya párenle!.
Muchos deben recordar las duras batallas que tuvo que librar la ciudadanía en su afán de hacer suyos los procesos
electorales. Todo culminó en el IFE y todo puede perderse en este IFE que los partidos están inventando.
Cualquier correspondencia con esta columna contra los presagios, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R.)
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¿Ya habrá calentado?
Germán Dehesa
15 Ene. 08
Veo a mis compatriotas en un plan muy remolón. Yo también ando en las mismas. Como una lejana chispa se podría adivinar
en nuestras pupilas la voluntad de trabajar, siempre y cuando las condiciones sean propicias. Hasta ahora no lo han sido. Si
alguno de ustedes me niega lo que voy a decir, no hay más que dos opciones: o es un mentiroso, o es un faquir. Hoy por hoy,
abandonar la cama es el mayor suplicio tenochca conocido, la peor de las servidumbres humanas y la más enfática mentada
de madre que se haya producido en México. No saben el admirado odio que siento cuando a las ocho A.M. ese plácido sueño
en el que estoy a punto de lograr que afloje Sandra Bullock, es interrumpido por una voz femenina que quiere preguntarme o
recordarme algo. Fita es todavía más refinada y yo no sé de dónde sacó que el modo ideal de despertar a un caballero de
buena sociedad es colocando el dedo índice en la exacta confluencia de la espalda y la axila de su jefe y ya ubicado el índice,
hacer movimientos como de desarmador. Todo esto con el noble fin de despertarme y de hacerme sentir, en el último jirón de
sueño, que me van a desollar vivo en Estambul. Abro una rendijita ocular y Fita que ya está bañada y arreglada para sus
faenas me pregunta: ¿a qué horas me dijo que lo despertara?... ¡a ninguna!... ah, bueno... y por favor, Fita, no vuelva a
barrenarme el lomo, déjeme dormir y usted también duérmase; es más, yo la invitaría aquí a mi camota, pero ya ve cómo es la
gente. Resumiendo: despertar es espantoso en estos días tan mensos y abandonar la cama ya es una forma menor del
suicidio romántico.
Dos cosas diré: no es bueno ni es grato a los ojos de Dios abandonar la cama cuando todavía no calienta el día. Decir lo
contrario es propaganda de la peor especie; del mismo modo, ponerse a trabajar cuando todavía no calienta el año es también
un acto contra natura y una insensatez condenada al fracaso. Nomás sale uno a la calle a causar lástimas y a provocar
enfados. Evitémoslo. En enero el amanecer calienta hacia las 10:30 de la mañana que es una excelente hora para levantarse;
lo malo es que vuelve a enfriar hacia las tres de la tarde y ya de ahí los vientos siberianos se apoderan de nuestra ciudad. Hay
que estar muy loco o muy tomado para pretender trabajar fuera de este limitado horario. Esos bancos y esas financieras que ya
se morían por ensartarnos una tarjeta, tendrán que entender que ante todo está nuestra salud espiritual y física; no vamos a
salir a trabajar como locos nada más porque a los de la tarjeta ya les urge cobrar. Que se aguanten un rato así como nosotros
nos aguantamos de enero a noviembre sin "planchar el plástico" como dicen ellos.
Mientras en esta columna no se haga el anuncio oficial de que ya calentó el año y se proporcione un horario de las horas
seguras para trabajar, yo les recomendaría que se la llevaran leve y que se estén en su casa preparando compotas, dulces de
nuez, rompope doméstico y toda la chatarra que regalaremos en la próxima navidad. No salgan de su casa, ni se esfuercen a
lo loco. Nos podemos herniar.
EL ASUNTO CARMEN
Contraviniendo todos mis preceptos, esta noche de lunes me forraré cual leopardo de la tundra y me iré a la Casa Lamm a
participar en un encuentro en torno al caso de mi querida Carmen Aristegui. Convengamos, sin embargo, en que este asunto
va más allá de Carmen y le presenta a la ciudadanía una invaluable oportunidad para exigir la revisión de los feudales métodos
de concesión de los medios electrónicos que operan en este país. ¡Ya chole con tanto "dueño" tan agachado y tan
descerebrado!.
Cualquier correspondencia con esta climática columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La Casa Lamm
Germán Dehesa
16 Ene. 08
Muchos ya saben que esta casona (propiedad de Televisa, según se dice) se encuentra situada en la avenida Álvaro Obregón
y tiene un cierto parecido con los pasteles de Sanborns. Tiene también un "salón de actos" tan mal diseñado, que sólo puede
ser útil para presentar libros del tipo "Yo fui plomero en Nepal" que suelen solicitar diez asistentes aprox. (este aprox. lo llena la
familia del autor). Pasado este límite, el lugar aspira a la congestión y emite el hacinamiento. Es como un mercado de Beirut.
Este lunes a las 19:30, Martha Lamas y Denise Dresser me convidaron gentilmente a dar mi opinión y a plantear ideas para el
futuro en torno al lastimoso caso de Carmen Aristegui. Asistiría también, me dijeron, el Maestro Granados Chapa quien
finalmente se excusó por motivos de salud. A las 19:30 en punto, y tengo testigos, Denise y su Charro Negro irrumpimos en
algo que parecía (y era) un mitin lopezobradorista. Una mujer enjuta pero de gran potencia vocal solicitaba no sé qué para no
sé qué cosa. Tras mucho sufrir y ser torteados, por fin llegamos a la mesa principal. Alguien le apagó el switch a la flaca, pero
el abejorreo y las discusiones prosiguieron. Con cierta resignación tomé el micrófono y comencé diciendo que no tenía la
menor evidencia de que Felipe Calderón hubiera intervenido en la defenestración de Carmen y añadí ¡ojo!: no me imagino a
Felipe Calderón tomando el teléfono y diciéndole a E. Azcárraga: ya estoy hasta la madre de Carmen Aristegui. Aquí me
detengo, porque me es necesario referirme al imaginativo reportaje que una chica llamada Blanca Valadez hizo para "Milenio
Diario" de esta reunión donde, por ejemplo, escribió ¡y entrecomilló! "Seguramente Felipe Calderón le habló a Emilio Azcárraga
para decirle ¡ya me tiene hasta la madre Carmen Aristegui!, así que por favor ya no la quiero oír...". Esto dice, quiero creer que
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de buena fe, aunque sin la menor ética periodística, Blanquita Valadez que yo dije (¿así eres para todo, Blanquita?). En ese
clima tenso y sesgado yo, en resumen, dije que el silencio de Carmen beneficiaba al poder y que yo a ese poder le veía el
rostro de PRISA-Televisa. También dije que estas cosas ocurrían en la radio y en la TV porque el famoso, feudal y dadivoso
mecanismo de las "concesiones" era totalmente disfuncional para un país que se quería democrático. Ése era el asunto de
fondo y por eso los ciudadanos, sin olvidar casos como el de Carmen, o el de Ezra Shabot, teníamos que empujar todos en la
modificación de ese régimen y en la creación de una radio independiente para la que yo ofrecí un estudio de radio que tengo
instalado en mi oficina. Dije también que no es impensable que algún oficioso de ésos que rodean al poder haya "pensado" que
la cabeza de Carmen podía ser un buen regalo para el Presidente. Eso dije y lo ilustré con la triste historia de Jaramillo y López
Mateos. Terminé diciendo que la verdadera solución, la forma de ayudar a que estos horrores no sucedan, está en manos de la
ciudadanía. Es hora de acabar con el reinado de estos "dueños" metalizados y zopencos (PRISA-Televisa) que no tienen el
menor respeto por el ciudadano quien, a su vez, no ha sabido imponer ese respeto. Esto sólo se logrará mediante una nueva
ley de medios y concesiones. En esencia, Doña Blanca, esto, más unas cuantas gracejadas inevitables, fue lo que yo dije este
lunes en la Casa Lamm. No hacía falta inventar nada, ¿o sí?.
Los muertos ya los tenemos. Cada día va aumentando su número: degollados, ultimados, ejecutados por un poder que se
manifiesta como omnímodo. Estos muertos más los que usualmente resultan de la cotidiana violencia contra los débiles y las
mujeres, me permiten decir que los muertos ahí están. ¿Dónde está la justicia?.
Cualquier correspondencia con esta hacinada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Paletas Tutsi-Pop
Germán Dehesa
17 Ene. 08
Anuncia: cambio en la alineación. Sale Ramírez Acuña "El Zorrillo Plateado" y entra Juan Camilo "El Vampiro" Mouriño. Ya era
hora. El desempeño del jalisciense Ramírez Acuña había sido deficiente en algunos casos y en la mayoría, deplorable. A él le
tocó heredar el tiradero que dejó Creel y, para asombro de todos, logró hacer más tiradero. Entre ambos panistas -Creel y
Ramírez Acuña- y con el atroz antecedente del inefable Patrocinio González, lograron hacer de una Secretaría eficaz, atingente
y ciertamente temible, una dependencia frívola, ineficiente, torpe y sin el menor control de nada. No le será fácil a Juan Camilo
Mouriño poner orden en esa pachanga y hacerlo no para volver a los tiempos de Gutiérrez Barrios, sino para crear una
Secretaría de Estado moderna, democrática que facilite el diálogo de todos los factores políticos que intervienen en la vida
mexicana y que sea capaz de recordarle a cada uno de estos factores cuál es su lugar y a quién sirven. Por lo pronto, el PRD a
través de voces tan autorizadas como la de Fernández Noroña ya calificó a Mouriño de "bisoño" y anunció que jamás se parará
en esa Secretaría. Prueba ésta de la idiotez y esquizofrenia profundas que aquejan al PRD, gobernante indiscutido del país de
nunca jamás, desde los tiempos de López Obrador. Como el conejo de Alicia, están (sobre todo los días de quincena) y no
están.
Pero volvamos con Ramírez Acuña, oriundo de Jamay, Jalisco, quien por el único y nada despreciable mérito de haber
"destapado" (y quedádose con la corcholata) a Felipe Calderón, supuso que Jamay lo removerían de su cargo. En esos
laureles dormía cuando ¡bolas!, le avisan que tiene que dejar el changarro y entregarle las llaves a un tal Mouriño. Cuentan que
la pataleta del piloso y canoso hijo de Jamay fue monumental. Y no me voy, y no me voy y háganle como quieran, pero Jalisco
nunca pierde y cuando pierde: demanda. Aferrado el muchacho. Cuando vio que la cosa iba en serio, lentamente se fue
resignando y comenzó a recoger todos sus chunches: una bolsa de virotes que tenía en el cajón del escritorio, su playera de
las Chivas, un colomito lejano que tenía en el clóset, una foto que le tomaron en equívoca pose en el regazo de La Minerva,
una reproducción pequeña pero perfecta de Chapala, las 25 barricas de tequila, la pipa de sangrita y en fin, cosas, futesas que
la vida va dejando en su paso por nuestras existencias, aun la de los políticos. Se va Ramírez Acuña quien puede presumir (?)
de dejar la SEGOB tal como la encontró. Hola y adiós.
Viene al relevo un Rugrat, la mascota favorita de Felipe Calderón. Creo que hará bien su trabajo, aunque leo con alarma que
su formación fundamental la realizó en la Universidad de Tampa, Florida que no es precisamente Cambridge. Además de surf,
buceo avanzado, futbol americano, shopping intermedio y persecución de rubias petaconas (¡yomy, yomy!) no sé qué otras
materias se cursen en la mundialmente ignorada Universidad de Tampa (mucho, mucho más hubiera aprendido en la UNAM).
No sé qué tanto le ayude este paso por la Universidad de Tampa a su desempeño como Secretario de Gobernación. Quiero
creer que la vida y otros centros académicos que ha conocido le habrán dado lo que se necesita para crear una instancia oficial
que sea la encrucijada de todas las demás y que además ejerza su función de autoridad máxima en el gabinete y de
organizadora y jerarquizadora de todas las fuerzas políticas que constituyen la gobernación de este país. Ya que logre todo
esto, lo podremos pensar o no como presidenciable. Antes lo miraremos como a un cuate del Presidente que agarró un súper
hueso y tan-tan.
Cualquier correspondencia con esta columna de entrada y salida, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Mouriño en Televisa
Germán Dehesa
18 Ene. 08
Más me tardé en expresar mis esperanzas de que el vampiro Mouriño le devolviera la trasegada dignidad a la Secretaría de
Gobernación, que en prender el televisor y, después de una pequeña dosis de tres minutos de esa hiperjalada, megamafufada
titulada "Pasión" (¡piratas campechanos!, ¡oh! y ¿en qué época, señor?, pues mireusté, la acción, tal como la concibe Televisa,
ocurre con exactitud entre el descubrimiento de América y el Porfiriato y es que mireusté, el vestuario de Televisa se ha
convertido en un amontonadero tal de garras que algún uso había que darles, aunque como es lógico, los actores se ven como
de muchas épocas, haga de cuenta Carnaval en la Romero Rubio. Fallitas.
Si usté se fija, mi señor, aprovechamos una aldea suiza que salía en Cachirulo, le cambiamos el nombre y ahora se llama San
Lucas del Peyotazo y se ve campechana pero diamóders). He de confesar que yo me divierto cual orate los tres o cinco
minutos que me tocan de peyotazo, me subyuga particularmente José Elías Moreno que sale de pirata enano y con un peinado
que es como una explosión capilar. Hagan de cuenta enano de Santaclós.
Salen cuatro cuates que a leguas se les nota que su señora les pega y que hacen el gustado papel de cuicos coloniales. Como
solo son cuatro, pasan y pasan por cuadro casi a galope tendido para crear la impresión de que son un verdadero ejército y de
que San Lucas del Peyotazo se halla estrechamente vigilado. Muchas maravillas más les puedo yo contar de "Pasón", pero
hoy quería ocuparme del arranque del noticiero de López Dóriga quien nos anunció que tendría en el estudio a Juan Camilo
Mouriño. Oí esto y me llené de ira: ¡me carga la pirinola!, ¿qué no tendría que ser otra la correlación de fuerzas?, con todas sus
ínfulas, Televisa la terrible, Televisa la temible, no pasa de ser un conglomerado de canales televisivos medianitos tirando a
cursis y abismalmente incultos cuya existencia, además, depende de una revocable "concesión" de nuestro gobierno. Entonces
yo digo que en este país, como en cualquier otro, el gobierno es necesario y encarna el más alto poder; los canales de
televisión son perfectamente sustituibles y/o desechables. Supongamos que Televisa quiere una información o una entrevista
con el Presidente, o con alguno de los miembros de su gabinete, pues Televisa tendrá que sujetarse a las formas y entrevistar
al Presidente donde éste indique y a los Secretarios en el despacho de su Secretaría. Hacerlo de otro modo es una malcriadez
que mucho nos ofende a muchos, pues viene a decirnos sin tener que hacerlo explícito que el verdadero poder en México lo
detentan los creadores de "Pasón". ¡No, por Dios!, las cosas no deben ser así. Por el bien de todos, Calderón y su gobierno
tienen que abandonar la frivolidad de Fox que se la pasaba haciendo antesala a ver si lo sacaban en la tele, mientras Leopoldo
Gómez se volvía tapete y le besuqueaba la mano a Martita la Nefastita. Eso que hizo usted, señor Mouriño, es de pena ajena,
nos ofende a los que todavía pensamos que hay jerarquías en nuestro país. Señor Mouriño: usted no va por su cuenta,
representa sí a su Presidente, pero más importante que eso, nos representa a nosotros los que vemos con tristeza y rabia que
nada ha cambiado y que el gobierno se sigue doblegando ante el poder del reiting.
A mi enojo se le suma la hondísima pena. Hoy me dijeron que en el hospital San Lucas de Houston murió Ana Luisa Valdés (a)
La Wichita Falls, mi amiga muy amada con quien tanto quería. Ya hablaremos.
Cualquier correspondencia con esta columna que no da entrevistas, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La grisura
Germán Dehesa
21 Ene. 08
Glosando a Carballido, diré que el sábado "toda la tarde oí latir mi corazón". Ni modo. De vez en cuando aparecen los días
chípiles que te asaltan sin anunciar su presencia. Cualquier día puede convertirse en un día así, pero es explicable que en
enero, en pleno frío y con el estado de cuenta de las tarjetas en la mano, nos invada esa sensación de soledad, de corazón
aterido, de perro café que lame su último hueso antes de lanzarse al Periférico en busca de un final horrible (cosa que, con los
congestionamientos de las vías rápidas, no suele suceder. El perro cumple con aventarse, pero como no hay el menor
movimiento, nadie resulta atropellado, aunque nunca faltan los coloridos habitantes de un Tsuru que nada más sienten el
perrazo).
Para mí este último sábado fue día chípil. Mi corazón era un alcázar tomado por los fantasmas y mi solitaria plática se dirigió
totalmente a Mariví y a Ana Luisa, mis dos amigas muertas. En este punto me sentiré muy bien si tú, lectora lector querido,
entiendes que no tan sólo hablo de mis penas personales, sino de esa muerte que, con leves y circunstanciales cambios, nos
visita a todos. Se me han muerto dos amigas y esto es, desde mi interior, extraordinario, estrepitoso, definitivo e irrepetible; en
el exterior son dos muertes más como a todos ocurren.
El caso es que este sábado, ahí andaba yo tristeando nomás tristeando y con la insuperable sensación de cómo se adelgaza
nuestro mundo con la muerte de los amigos. Y no es que en el mundo no queden buenas personas, pero llegaron tarde a la
cuatitud. Cada amigo es insustituible y ocupaba un particular recinto de nuestra alma. Es inútil pretender subarrendar la
habitación del finadito; más nos vale declararla museo.
Para estos días de alma lluviosa, un comprobado remedio se halla en la lectura. Este sábado, busqué entre mis libros de
inminente lectura y vine a tropezar con Antonio Alatorre, un maestro muy querido y muy admirado. Hace algunos días, Antonio,
10
que fuera coetáneo y cuatacho de Arreola y de Rulfo, presentó en El Colegio de México "Sor Juana a través de los siglos
(1668-1910)" que es una pesquisa exhaustiva en busca de todo lo que los críticos nacionales y extranjeros han dicho sobre Sor
Juana en el marco cronológico señalado. ¡Es mi maestro!, decía yo con orgullo, mientras lo escuchaba disertar con tanta
erudición y tanta gracia sobre Sor Juana y los sorjuanólogos. No está de más mencionar que el maestro Alatorre tiene
actualmente 85 años y está como navaja. Hojear en este misterio doloroso que fue el último sábado, los dos volúmenes de su
obra me confortó y me hizo pensar en buscar alguna institución de estudios superiores que nos admita, a mí y a todos mis
cuates, en calidad de investigadores eméritos. Como he podido comprobar, ésta es una garantía de no morirse. Los
catedráticos que resisten la tentación de asomarse al mundo, duran y duran cual conejos alcalinos.
Todo el cambio benéfico que había operado en mi alma la lectura de Alatorre, se fue a la fruta en la tarde de ese mismo día.
Los Pumas fueron a Guadalajara para enfrentarse a las Chivas y el resultado fue una catástrofe infinita. Lo único que no
ocurrió fue que nos anotara Chava Reyes, todo lo demás fue un agravio permanente para los "feroces felinos del Pedregal".
Con esto volví a quedar en blanco y negro y sumido, no en el recuerdo, sino en el perfume de Ana Luisa que por pura razón de
amor me acompañaba a ver todos los deportes, aunque entender, entender, no entendía ninguno. No importaba. Se divertía
igual y la pasábamos como ya nunca jamás la pasaremos. Yo te suplicaría, querida Wichita, que mediante un rayo espantoso
que destruya la casa de Manlio Fabio, me avises si en el cielo hay SKY.
Cualquier correspondencia con esta columna chipilona, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Sigue chisporroteando
Germán Dehesa
22 Ene. 08
Hoy lunes comí con Carmen Aristegui, con quien he procreado un conejo azul y con Denise Dresser. Para darme valor y rendir
fe, me acompañaba mi amigo el Benemérito xalapeño. Creo que entre los dos no juntamos más de cincuenta palabras.
Carmen y Denise son dos fuerzas de la naturaleza, dos rugientes ríos tabasqueños. El asunto de Carmen y el del marco legal
para el otorgamiento de las concesiones de los medios electrónicos en México, que son el mismo asunto, sigue en plena
ebullición y fue el tema exclusivo del diálogo de Carmen y Denise al que tan gentilmente fuimos invitados el xalapeño y yo. Muy
tenso me pone esto de no poder hablar. Aprovecho ahora la ocasión para, en ausencia de las titulares, hacer algunas
consideraciones sobre el caso.
Para comenzar está la Casa Lamm que yo menté la semana pasada y atribuí su propiedad al grupo Televisa. Agradezco la
puntualización que me hace la directiva de ese centro cultural en el sentido de que Casa Lamm no tiene nada que ver con la
susodicha empresa. Ya en éstas, me sigo con otra pifia que me señaló Lorenzo Meyer F. porque yo dije que Leopoldo Gómez
se había dedicado a besar la manita de Martita la Nefastita cuando tan señalado honor le cupo a Bernardo Gómez, según
consta en románticas diapositivas de la época.
Pasemos ahora a otro punto que, me temo, no ha sido objeto de un análisis profundo. Me refiero al desplegado que publicó
Televisa (con logo y todo) para deslindarse de cualquier responsabilidad por la salida de Carmen. Según dicho desplegado,
todos esos asuntos eran responsabilidad del grupo Prisa en cuyas decisiones Televisa jamás había intervenido. Estos
renglones son una joya de la autoincriminación. Según las leyes mexicanas (¿alguien las ha visto?), los medios electrónicos no
pueden aceptar capital extranjero, salvo en su modalidad de capital neutro que simplemente se invierte en un negocio y gana o
pierde y ya. Según las leyes mexicanas, el capital extranjero no puede, de ninguna manera, intervenir en los contenidos y/o el
funcionamiento de los medios mexicanos de comunicación, so pena de la pérdida automática de la concesión. Ante esto, ¿qué
hacen Televisa y sus picudísimos abogados?, publicar por todas partes que en Televisa Radio ellos no se metían y que todo
eso corría por cuenta del grupo Prisa que, si alguno lo recuerda, es español. Todos estamos a la espera de que la autoridad
actúe en consecuencia de esta confesión de parte y proceda al inmediato retiro de la concesión. No estoy muy seguro de que
lo vayan a hacer. Ya "Proceso" había dado la voz de alarma a este respecto y nada ha ocurrido. Mientras no haya prueba en
contrario, el gobierno vive en un intolerable estado de sumisión frente a los medios electrónicos, particularmente Televisa y TV
Azteca.
Por si algo faltara, también "El País" en su edición de este domingo se le arranca a Carmen e intenta infructuosamente lavarle
la cara al grupo Prisa y a su lamentable desempeño en tierras mexicanas. Lo que dice "El País" son puras bobadas que
además requerirían pruebas: que si Carmen llegaba tarde con frecuencia, que si mandaba tarde a comerciales, que si
vacacionaba cuando le daba la gana. Esto, según Carmen, además de falso, es baladí y no era materia suficiente para armar
el pancho que armaron. Lo que es evidente es que no tenían nada más a su alcance y de tarugadas así intentaron valerse con
los resultados que están a la vista.
Televisa y Prisa empresas de comunicación. Cuando deciden "comunicarse" una se autoinculpa y la otra dice puras tonterías
elementales y falsas. Estamos en buenas manos.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCXVI (1216) Ante el sonoro dormitar de la justicia, prosigue el insomnio de las Muertas de Juárez
y de todas las mujeres vejadas.
Cualquier correspondencia con esta columna que comió y calló, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Si yo fuera Sarkozy
Germán Dehesa
23 Ene. 08
"Si yo fuera tecolote/ no me cansaría en volar/ me estaría en mi nidito/ acabándome de criar". Esta antigua copla mexicana le
señala al Presidente francés Nicolás Sarkozy el rumbo, la trayectoria, el sentido último de su gestión. Es cosa sabida que sólo
los mexicanos creen mayoritariamente que los presidentes sirven para algo. En el resto del mundo ya saben que se trata de un
mal necesario al que cíclicamente, por razones históricas, míticas, antropológicas y atávicas, hay que ungir cada determinado
tiempo, pero, ni con mucho, son indispensables. Ahora que venga el turno de las mujeres las cosas podrán mejorar y los
presidentes servirán para algo, pero ahora y ése es mi punto, pueden desaparecer por períodos largos y en la nación que
supuestamente gobiernan no ocurrirá nada por tal ausencia.
Dicho esto, tomemos ("tomemos" es un lánguido decir) a Carla Bruni. Esa chicuela está como el Concorde, o, para emplear la
expresión de Julio Cortázar: está para lo que dijo Cejas. Es una mujer de virtudes muy redondeadas. Carla merece que se le
tome muy en cuenta, no es salivazo de cotorra, ni rebozo usado. Algunas almas piadosas pero mareadonas condenan a
ambos por estar escandalizando a Francia. No estoy de acuerdo. A estas alturas del siglo XXI, escandalizar a Francia está
entre cañón y cabrera. Si yo fuera francés y viera que mi Presidente se dejó levantar por una morra de ese calibre, yo sentiría
por mi mandatario enorme admiración, envidia de la peor especie, urgencia de sacarlo del camino, sentiría todo, menos
escándalo.
Pero para entrarle de lleno y hasta donde tope a Carla Bruni se necesita un ímpetu casi suicida y una virilidad arrasadora. A
este respecto, leo con alarma que Sarkozy gastó en su campaña 50 mil dólares ¡en maquillaje!. ¿Qué pasó, mi Lic.?, ¿no que
muy machín?. Son datos estremecedores que nos permiten suponer que Sarkozy milita en la dudosa legión de los
metrosexuales, aunque en su caso y dada su estatura y complexión sería centímetro-sexual. Se me hace que no va a poder
con el paquete. Es una percherona contra un caballito de Chapultepec. No, pues no.
No creo que le vaya a servir para mucho, ni por mucho tiempo, Sarkozy a Carla. El Presidente galo se ve muy ñango y no creo
que esté hecho para el trabajo constante y exigente. Cumplirle a Carlita es un deporte extremo. No es que le esté yo deseando
el mal al valiente Nicolás, ni es tampoco mi intención aventarle el salitre. Simplemente se trata de que uno observa y al hacerlo
ya se nota a Sarkozy ligeramente pando y con mirada de perro de aguas. Y eso que apenas vamos en las primeras
escaramuzas. No es por nada, pero mucho más airoso salió Hugo Chávez de su refriega con Naomi Campbell quien, a pesar
de cumplir con el mandato de su raza: las prietas aprietan, no logró desvencijar al rechoncho prócer bolivariano.
Pero volviendo a Carla Bruni y ante la inminencia de un default de Sarkozy, a todo el mundo le pido que tenga muy presente
que aquí en México, en la bizarra figura de quien esto escribe, hay retadora. ¡Sí, señor!.
LA RODILLITA DE QUIQUE
En cuanto a salud, mal hemos comenzado el año. Venturosamente yo, que apenas estoy recuperando la vertical después del
último estropicio, la he librado; pero cuatas y cuates caen como moscas. Ahí tienen a mi amigo Quique el Mudancero quien fue
sometido, tras mucho remolonear, a una cirugía de rodilla de la que actualmente se repone en sus vastas propiedades. Me da
mucho gusto por el rey de la mudanza, pero también me da gusto por mí ya que la salud de mis cuates me vuelve a llenar de
vida.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCXVII (1217) ¡Ay, Felipe, no te rajes!. Siéntete plenamente acompañado en tu lucha contra el narco.
Cualquier correspondencia con esta columna francoerótica, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Meses y meses estuvo desocupada esta casa de San Ángel conocida por todos como "El Zacatito", según reza un letrero
tallado a cincel en el pórtico de la señorial mansión. Me cuentan que hace poco la alquiló por ocho mil dólares mensuales un
caballero colombiano. Todos los sanangelinos conocemos "El Zacatito" y la compleja encrucijada de calles que ahí mero se
forma. La mayoría pensábamos que "El Zacatito" permanecía abandonado. Los cronistas orales (los chismosos) poco o nada
nos habían dicho sobre este acontecimiento y todos seguíamos atravesando por ahí en medio de un océano de inevitables
mentadas. Aquí, no estaría de más recordar que San Ángel es el enclave más importante del panismo histórico y que tiene a
orgullo la limpieza de sus calles y de sus conciencias (tan dudosa una como la otra). Aquí hay que ser de Limantour, o
Escandón, o Creel, o Murrieta, o Christlieb para arriba.
Así las cosas, nos hallábamos el lunes pasado un selecto número de personalidades de la zona en amable pero vivaz tertulia
nocturna. La única no sanangelina de la reunión era mi amiga La Difícil quien comprobadamente no tiene nuestro nivel
genético, pero a quien todo se le perdona dada su indiscutible habilidad para la teoría y la práctica de la grilla nacional. Fue un
hermoso acto de tolerancia. Todo mundo tenía algo que decir y algo que preguntar. Nuestra impecable anfitriona anunció con
su voz suave pero conminatoria que ya era hora de cenar. En ordenado tropel nos dirigimos al comedor, la señora de la casa
distribuyó los lugares, la plática prosiguió hasta que uno de los convidados adquirió particular relevancia al anunciar que
acababa de hablar con su hijo el menor quien le había anunciado que en "El Zacatito" ya se habían armado los cocolazos y
que estaban llegando camionetas y patrullas y hasta helicópteros. Para los sanangelinos este asunto provocó un desconcierto
brutal, pues significaba que los bárbaros ya nos habían penetrado y que ahí los teníamos a cuadra y media con el añoso
"Zacatito" convertido en cuartel, bodega, laboratorio y vaya usted a saber cuántas cosas más. Nuestro informante me
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puntualizó que su casa colinda, pared de por medio, con la señorial residencia. Comentó que sus hijos estaban como en el cine
y seguían paso a paso "el operativo" y con cierta periodicidad nos hablaban por teléfono para informarnos de la marcha de las
cosas. Hasta donde estábamos se oían los enfrenones, el ulular de las patrullas y todo el trasiego de los vehículos que eran
obligados a desviarse.
La segunda parte de nuestra velada ya no fue la misma. El desasosiego nos invadió a todos los ahí presentes y la que
originalmente pintaba para ser una de esas tertulias que se prolongan hasta el amanecer, se vio tronchada en flor por los
acontecimientos ya reseñados.
Ahora la televisión nos ha mostrado en qué calidad de zahúrda tenían los narcos la historiada villa del "Zacatito". La usaban
como casa de seguridad y como bodega de unas armas terribles, de ésas que podrían tirar todo el segundo piso del Periférico
de un solo sanjuanazo; cuernos de chivo, pistolas y granadas de muy diversas calidades, entre ellas, unas que llaman
"granadas de aturdimiento" que no sé cómo se usan, ni para qué sirven, aunque las imagino actuando como esas tías gordas
que llegan a visitarnos y a los dos minutos ya te tienen hasta sudando por lo mucho que hablan.
Pues, señores: San Ángel mancillado, el narco se acerca y "El Zacatito" ya valió gorro.
Yo no sé si todavía sería tiempo, pero quisiera creer que la justicia mexicana podría despertar en cualquier momento. No creo
que podamos librarla este año con MONTIEL, con las Muertas de Juárez, con Jimmy Neutrón lastrando nuestros esfuerzos.
Cualquier correspondencia con esta columna de la pérdida de San Ángel, favor de dirigirla a [email protected]
¡Maldición!
Germán Dehesa
25 Ene. 08
De momento, no quiero bromas, cuchufletas, o chascarrillos. Estoy como Espino en día de malas: casi ni siquiera soporto el
molesto hecho de que mi prójimo respire. ¡Se fue la luz!. Pronto cumplirá 24 horas de haberse ausentado. Lo pienso celebrar
con una merienda muy sencillita.
¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía!. Desde ayer el periódico "Reforma" había comenzado a echar la sal cuando publicó como
encabezado en primera plana: "Va el DF a colapso eléctrico". A posteriori concluyo: el colapso camina muy rápido y
seguramente ya iba muy adelantado, porque la tarde de ese mismo día se presentó en toda su magnitud. Yo había tenido un
día particularmente perro. Nada bueno me ocurre cuando me levanto a las siete de la mañana, pero Mostachón y sus adláteres
fueron terminantes: tienes que estar en "Reforma" a las nueve en punto de la mañana porque viene a desayunar Marcelo
Ebrard. Ni tiempo, ni modo me dieron de zafarme. Todo terminó siendo atroz. Resulta que la gran Fita es tan desvelada y tan
dormilona como yo. Entonces, cuando nos vimos las caras a las siete de la mañana en ellas se resumía el dolor histórico de
todo un pueblo. Sólo Dios y el CISEN saben de la grandeza de los sacrificios que tuve que hacer, pero a las nueve de la
mañana hacía yo mi reptante entrada a "Reforma". Entreverada con un rico desayuno, tuvimos una animada plática con el Jefe
de Gobierno del DF quien, como se sabe, ni suda ni se acongoja. El mentadero de madres por lo del predial resuena por toda
la ciudad, pero él sigue tan campante como si la bronca no fuera con él. Me gustaría, lectora lector querido, comunicarte en
forma muy abreviada lo que yo le dije a don Marcelo: mire, señor Jefe de Gobierno, ya el sexenio pasado, la ciudadanía tuvo
que asistir a la implacable pelea entre Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador. A la fecha, no sabemos a quién benefició
ese pleito, pero estamos seguros de que a México y a su ciudadanía, no. Si así fueron las cosas, nadie entiende por qué ahora
con Calderón y Marcelo Ebrard la pugna parece repetirse. ¡Ya chole!, no les pagamos para eso, sino para que hagan lo mejor a
favor de su país que, especialmente este año, se va a tropezar con realidades muy difíciles y muy hostiles. Esto dije mientras
Marcelo me miraba con cara de primero muerto que hablarle a Calderón. En fin. Yo cumplí. Ya veremos qué pasa.
Retomo la reseña de mi día negro. Hacia las once salí tambaleante de "Reforma" y, tras un breve traslado, me puse a trabajar
con esa sensación de que el cerebro se me está escurriendo por la falta de sueño. Hice una pausa porque en el Hotel Nikko,
los muy amables ejecutivos de la Asociación de Gerentes de Viajes de Negocios, me esperaban para que yo les platicara
precisamente de los viajes. Espero no haberlos enloquecido porque les hablé de Ulises, de Simbad, de Marco Polo y de mis
correrías por el pueblo de Naolinco en Veracruz. La pasamos muy bien.
Luego vinieron el caos, la desolación y las siete plagas de Egipto. Los vientos se desataron, los cables comenzaron a
chicotearse y desde el cielo la tromba caía con un cortejo de palos, polvo, ramas, árboles y las más inopinadas materias. No
me quiero ni imaginar cómo quedaron los baches de nuestras calles que, sin la ayuda de este meneo, ya eran objeto de
curiosidad turística. Pancho: ¡vámonos a la casa!, siquiera para morir bajo techo. Fue sólo gracias a la pasmosa habilidad de
Pancho que llegamos a casa en un plazo razonable. Crucé el historiado dintel: ¡Ya llegó el burro!, dije yo; está bien, señor, dijo
Fita, aquí no hay luz.
HOY TOCA.
Supongo que ni a MONTIEL, ni al Precioso, ni a Ulises Ruiz les pasó nada en todo este día mortal. No hay justicia.
Cualquier correspondencia con esta catastrófica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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El reposo
Germán Dehesa
28 Ene. 08
Respeto, pero evito, a esos escritores que por distintas razones -infancia infeliz, esposa golpeadora, digestión pedregosa,
ganas de fregar- dedican su vida y su obra a tomarle recado a la catástrofe. Recuerdo a un periodista veracruzano ya muerto
que, de vez en cuando, participaba en televisión y en estas intervenciones dedicadas todas ellas al ejercicio de la ira
profesional y a la reseña de hondísimas desgracias, terminaba diciendo: a mí, me duele México, como dando a entender que
los marrascapaches que veíamos el programa éramos una punta de zoquetes insensibles carentes de todo patriotismo.
El autor aludido, aunque murió, dejó una rentable escuela de mexicanos plañideros y quejumbrosos a los que nada les parece
y para los que todo es anuncio de la catástrofe inminente. Cuando yo siento que estoy a punto de cantar en esa tesitura, aplico
los frenos de emergencia, veo hacia arriba, veo hacia abajo y me atravieso a la banqueta soleada. Esto lo hago porque mi
temperamento propende a la chacota, porque soy veracruzano, porque México a veces me duele, pero la mayoría del tiempo,
me exalta, me divierte y me emociona y porque creo que como diría Malraux: la vida es más inteligente que nosotros y así,
cuando nosotros ya no vemos salida, la vida apenas está comenzando su trabajo. Dicho esto, procedo a hacer una declaración
trascendental: ando de buenas.
Estoy de buen humor porque estoy vivo, pero también porque pienso que maldita la falta que le hace en este momento a los
lectores otra noticia catastrófica u otro anticipo de lo terrible. Estoy de buen humor, pero no tan locote como Felipe Calderón
que anda para arriba y para abajo por la República diciendo a quien quiera oírlo que esta noticia de la recesión que se avecina
en Norteamérica, a él lo tiene francamente excitado y gozoso porque sabe que a México la tal recesión nos va a hacer los
purititos mandados y que ya está listo y que se la suelten y que si no tienen otra, porque él para todas tiene (me da la
impresión de que le dieron a probar una abundante muestra del último decomiso, o que le tronaron muy de cerca una de estas
"granadas aturdidoras" que acabamos de asegurar en "El Zacatito"). No, yo no llego a tanto, lo mío es más modesto. Yo me
estoy en mi casa recuperando mis menguadas fuerzas en compañía de la Rosachiva a quien quiero tanto y de la sublime Fita
que ha iniciado exitosamente sus cursos de computación y hagan de cuenta que toda la vida y el horizonte le hubieran
cambiado. Fita es una joya de muy crecidos quilates. Ella proviene de la miseria más atroz del Edomex; ésa que a lo largo de
muchísimos años han hecho posible los gobernadores ladrones (créanme que mi rabia contra MONTIEL y contra su hijito
Jimmy Neutrón no es gratuita). Fita proviene de ahí, pero ella es como un canario cuya alegría decora y complementa nuestra
casa de piedra y flores.
Aquí estoy trabajando y en espera de que los Pumas no me vuelvan a hacer la perrería de perder. Llega un correo de un señor
de 88 años que me cuenta muy sabrosamente sus experiencias en una escuela llamada "El Zacatito" que ya vieron en lo que
terminó. Mi corresponsal quiere encontrar personas de su edad para juntos hacer recuerdos. Así es que: ¡adelante, mis
betabeles!.
Ayer noche, viendo una de nuestras telenovelas que no es la de los piratas campechanos, le pregunté a Fita: ¿por qué las
mujeres chillan por todo?. Fita me clavó muy hondo su mirada café y me dijo: es que somos muy sensibles. Sólo que sea por
eso. Y ya me voy. Permanezcamos juntos y echando relajo hasta que amanezca. ¡Ah! y no lo olviden: si van a celebrar la
Candelaria no pueden faltar los tamales Daunis (85 96 11 11).
¿Es necesario ver diariamente a Peña Nieto con López Dóriga?. ¿No que estaba prohibido?.
Cualquier correspondencia con esta apacible columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
¡La Candelaria!
Germán Dehesa
29 Ene. 08
Me gustaría que mis palabras tuviesen más poderes que los que realmente tienen para que en este momento yo pudiera
convocar un murmullo de palomas en el instante preciso antes de su vuelo; lograr que las miráramos en el aire y que
parecieran el llamado del dios de la alegría. Un blanco y terso estallido. ¡Aleluya!, hermanitas y hermanitos: ya terminó enero y
aquí seguimos. Esto no es garantía de nada, pero el frío parece menguar, la gente vuelve a salir de sus madrigueras y, a
finales de esta semana, nos espera la Candelaria que, aunque es una fiesta cristiana, ha adquirido una ecuménica raíz
popular.
Lo que los católicos, en principio, celebran es la presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén. De todo lo que, según
la historia sagrada, ocurre en esta ocasión, T.S. Eliot y su Charro Negro escogen una escena intensamente poética. Resulta
que en el pórtico del Templo está un anciano llamado Simeón que, en cuanto contempla al niño de cuarenta días de nacido, en
brazos de su madre, lo saluda alborozadamente como el que habrá de venir a salvar a su pueblo. Simeón habla también de
que, después de haber visto este prodigio, ya puede morir tranquilo. El contraste entre ese niño de cuarenta días y el anciano
que está al final de sus tiempos es intenso y es poético. El júbilo de este hombre viejo que va a morir contrasta fuertemente con
el silencio de Jesús que apenas comienza sus días igualmente mortales. Los dos extremos de la vida. Antes de guardar
silencio, Simeón posa su mirada en María y sosegadamente le anuncia: este niño será una espada que te atraviese el alma.
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Queda a cada uno de los mexicanos averiguar cómo La Candelaria que es un puñado de símbolos religiosos se convirtió en
tamal. El asunto ya está también historiado y documentado, aunque de manera insuficiente. Según esto, todo comienza con la
tradición, sin duda de origen hispánico, de la rosca de reyes que consiste en celebrar a los muy borrosos Reyes Magos con la
ingestión de un pan enroscado que sabe, según yo, a puritito demonio. Dentro de la azucarada rosca, la imaginación popular
inventó entreverar una pequeña figura de porcelana que representaba al Niño Jesús. Aquel que topara con esta figurilla en su
trozo de rosca tendría que celebrar el 2 de febrero, una cena a base de tamales y atole o chocolate para todos aquellos que
hubieran estado presentes en la rosca original. Así comenzó todo.
Ahora la rosca la preparan masivamente en las panaderías. A cada rosca le colocan unos 80 muñequitos de plástico que son el
lejano recuerdo de la figurilla original. Esto garantiza bastantes pachangas con tamales, Cocacola, alcohol en abundancia y
música para bailar. En esto ha topado La Candelaria.
Sin embargo, en Tlacotalpan el asunto es distinto. Ellos tienen una Virgen de La Candelaria que llegó desde Barcelona y en su
honor celebran un fiestón de varios días. Este año comenzará el jueves con la cabalgata de todos los lugareños acompañados
de sus hijos e hijas, cada uno en su propia montura. Es un bello espectáculo ver la felicidad y el orgullo de alguna niña o algún
jovencito que cabalgan por primera vez. El viernes es el insufrible día del toro donde privan la crueldad y el salvajismo en
contra de los animales. Entre todos hemos de lograr que ya no se realice este ritual.
Todas las noches, se celebra el encuentro nacional de jaraneros que es un encanto, el sábado 2 es el día de la hermosa
procesión de la Virgen por el río y el domingo 3 es el Súper Bowl que ya no forma parte de la festividad propiamente dicha.
Desde el jueves me voy a Tlacotalpan. Voy a vivir y a bailar con las palomas.
Cualquier correspondencia con esta columna llena de buenos presagios, favor de dirigirla a german@ plazadelangel.com.mx
Ruth la guerrera
Germán Dehesa
30 Ene. 08
Están pasando cosas muy raras. Todo comenzó con Andrés Manuel avanzando con garboso paso al centro del ruedo y
anunciando con retadora voz sureña: aquí está Andrés Manuel, para el que quiera algo de él. ¡Zambomba!, dijo todo el mundo,
ya se enojó el padre, la luz, el guía-roji de los pueblos. El reto que lanzaba el luminiscente profeta tenía su antecedente en la
apasionada defensa que pretende hacer del chisguete que nos queda de petróleo. Según él, nuestro sacrosanto hidrocarburo
tiene que seguir en manos de PEMEX, que es una empresa cien por ciento nacional que lleva ya 70 años robando y
corrompiendo con el dinero del pueblo. Ha sido un saqueo inaudito. No dudo que en PEMEX pueda haber gente de bien, a ese
respecto Jesús Reyes Heroles es una garantía, pero la empresa, su verdadero control, ha estado siempre en manos de puro
malviviente y para quien lo dude, ahí está Romero Deschamps, tan mediocre, tan inútil, tan ladrón, para comprobarlo. ¿En
estas manos pretende Andrés Manuel que permanezca el petróleo mexicano?, ¿ya no se acordará de Chava Barragán en Las
Vegas?, ¿o AMLO ya encontró la fórmula para sanear PEMEX y la tecnología y el dinero que hoy necesita la empresa, o qué?.
El caso es que el profeta iluminado dice que nos quieren robar nuestro petróleo (a buena hora se entera) y que eso sí no lo
permitirá jamás. Este pronunciamiento de AMLO se abona con los titubeos del gobierno que, a diferencia de la perla
tabasqueña, no tienen todavía un pronunciamiento claro al respecto (que tampoco, me temo, nos sacará de muchos apuros).
Así las cosas, AMLO partió plaza y lanzó su reto: ¿quién quiere debatir conmigo el asunto de los energéticos?. La respuesta
fue un clamoroso silencio, sólo roto a última hora por Santiago Creel que al puro bananazo decidió prestarse al teatrito que
quería montar AMLO. Ya lanzadísimo, el Santiago reloaded se dio cuenta de que lo habían dejado solito y, por voluntad propia
o ajena que esto nunca se sabrá, aplicó los frenos de manera violentísima y tuvo que salir con su batea de babas de que
siempre no se aventaba. Hasta sudó frío Santiaguito.
Por su parte, AMLO, nuestro doctor Honoris Pausa, que ya se veía otra vez bajo los reflectores en tiempo triple A, ya se
imaginarán cómo se puso al ver que lo iban a dejar hablando solo (¿y la Cheyenne, apá?). Con esto aprenderá AMLO lo feo
que es no asistir a los debates; pero esto lo digo yo, AMLO está fuera de control y con los frenos verbales totalmente
chorreados. Ya varias veces se había dejado ir contra los perredistas que osaban concederle existencia al "espurio"; pero
como todos le tienen miedo, nadie se le ponía al brinco. Ahora, seguramente aconsejado por esa bestia que es Fernández
Noroña, intentó hacer lo mismo con el rey león, es decir, con Ruth Zavaleta de quien ya conocemos su temperamento bravero
y respondón. Error, grave error el cometido por AMLO. ¿Cómo fue tan baboso de decir que la Zavaleta ya se arrimó con el
Drácula Mouriño para que éste le agarre las piernas?. En diez segundos la maestra Zavaleta ya estaba en pie de guerra.
Nomás para abrir boca, comentó que ella asistió a un diálogo de altura, pero éste se convirtió en pelea de taberna. Le aconsejo
dos cosas a AMLO: que ya no le busque a la guerrera Zavaleta y que corra al nefastito Fernández Noroña.
Pues porque desde hace siglos, la presentación de Jesús en el Templo es celebrada con una procesión con velas (candelas).
Los versados dicen que hay que conservar la vela en casa para iluminar la oración solemne y para conjurar las múltiples
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acechanzas de la CLFC; añaden también los versados: para la Candelaria son imprescindibles los tamales Daunis (85 96 11
11).
Cualquier correspondencia con esta columna como candela, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La Candelaria es la gran fiesta de la luz, tanto en su acepción directa, como simbólica. Todo es luz en ese día.
Ya con un pie en el estribo y con mi compañero, el Benemérito xalapeño listo para zarpar con la maleta pletórica de lencería
nupcial, recibo un simbólico regalo de Don Mario Molina y de Manuel Arango: se trata de un foco. Llevo tres días pensando en
la luz y sus súbitas palomas y, al término de mis cavilaciones, recibo un foco. Esto es una señal. No sé de qué, pero es una
señal. Mi foco, que se llama Pipo Philips, no es un foco cualquiera. Se trata de una innovadora fuente de luz de 75 watts que
ahorra el 80% de energía y dura seis años. Es un focazo. Sé que ya existen los focos ahorradores, de hecho he participado en
varias reparticiones que se han hecho de ellos en las poblaciones rurales; pero Pipo Philips es otra cosa. Para comenzar tiene
forma de foco y esto es muy de agradecer, además es más potente que los tradicionales focos ahorradores y para una
economía como la mexicana, urgida de ahorro, es un adminículo ideal que nos permitirá ahorrar una muy buena feria. Además,
esto de que duren seis años me tiene estupefacto. Pipo Philips sexenal. Yo provengo de un pasado urbano en el que
necesitábamos tener medio armario lleno de focos, porque éstos tronaban como palomitas con esos filamentitos que tenían,
frágiles como honra de doncella. Te le quedabas viendo al foco y ¡chuf!, muerte súbita. Ahora con Pipo Philips, cada cambio de
Presidente, cambias los focos y te olvidas del asunto.
Pero mi entusiasmo foquil me ha llevado demasiado lejos. Yo quería hablar, desde La Candelaria, de la luz, quiero hacer su
elogio y declararle mi amor. Dicen que Goethe allá en el siglo XIX, en su lecho de muerte decía: ¡luz, más luz!. Sus seguidores
dicen que lo que estaba pidiendo el sabio alemán, tan sangroncito él, era mayor entendimiento. Lo dudo. Yo creo que
cualquiera en el siglo XIX con esos quinqués de porquería que tenían, decía en su lecho, fuese de muerte o no: ¡luz, más luz!.
Aun hoy todos necesitamos más luz, pero ahora sí en su segundo sentido. No sé cómo le hemos hecho para obnubilarnos,
para cegarnos, para disminuirnos de tal manera. ¿Qué no ves?, nos decían nuestras mamás y, en efecto, no veíamos y
seguimos sin ver todo lo que sería digno de verse y a cambio ve uno cada patochada. Y todo está en la luz. En la que proviene
del sol y en la que debería manar de nuestro corazón. Reunir las dos es el paraíso.
Toda la sensación de pérdida y empobrecimiento que nos impone el anochecer, al amanecer se convierte en súbita riqueza y
prosperidad. Si les dijera que yo me he levantado para ver amanecer y asistir al triunfo de la luz, les mentiría, pero sí se ha
dado el caso de que yo esté despierto cuando amanece. Es algo indescriptible, lectora lector querido. Contemplar la honda
oscuridad y percibir aquí y allá esos tenues rayos que casi una por una nos van devolviendo las cosas, nuestras cosas; un
volcán, o el dormido perfil del ser que amamos. La luz del sol cumple su cometido, falta la otra luz. Dice una copla de Zitarrosa:
"Qué triste ha de ser el mañana,/ sin una esperanza./ Qué oscuro el camino, la vida/ si no hay luz en el alma". Es esto,
precisamente esto, lo que nos tiene así. Tantos y tantos seres que carecen de esa luz en el alma y que nos van contagiando de
su tiniebla. Por eso me voy a Tlacotalpan. Voy por luz. Ahí hay mucha. Les traigo. No le abran a nadie y cuiden a AMLO.
Pinche boquita.
ME ACUERDO
Hoy recibí la noticia de la muerte de la maestra Josefina Muriel, un gorrioncito lector que me quería. Me acuerdo.
Hace más de un año le declaramos la guerra frontal al narco. ¿Nos podría decir, Sr. Presidente, quién va ganando?.
Cualquier correspondencia con esta columna de luz, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La Cabalgata
Germán Dehesa
1 Feb. 08
A las trece horas de este jueves 31 de enero de 2008, tras un viaje sin excesivos sobresaltos, salvo los inherentes a la
búsqueda y hallazgo de la Terminal 2, los viajeros capitalinos llegamos a Veracruz. La expedición se dividía en un amplia
tercera parte que, muy su gusto, venía al carnaval jarocho que es una festividad muy seria que se celebra con seminarios,
mesas redondas y grupos de análisis. El segundo tercio estaba constituido por aquellos que veníamos a Tlacotalpan a las
fiestas del centenario y que teníamos que descender en Veracruz para tomar algún transporte terrestre que nos llevara a
nuestro destino. El último tercio estaba formado por cuatro jarochitos que iban a Veracruz por la poderosa razón de que ahí
vivían.
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No bien hube aterrizado, cuando a casi a punta de jalones, fui obligado a abordar una veloz camioneta que me trasladaría a las
tlacotalpeñas tierras. Mientras surcábamos la carretera, me decía yo: voy de jalón en jalón, ¡qué bueno que vine a relajarme!.
Llegamos a Tlacotalpan y pensé: por fin, ha llegado la hora de la sosegada botana junto al manso río y el afable sol. ¡Ya está la
comida lista, hay que comérsela ahorita, porque fría sabe muy feo!. ¿Cuántos siglos llevarán las mujeres profiriendo este
conminatorio grito?, no lo sé, pero supongo que son muchos. Es una construcción verbal muy sólida que suele usarse con un
bello remate: ya frío ¿a qué te sabe?. Mi mansa botanita se fue al puritito demonio. Ahora estaba yo en una provinciana mesa
comiendo ceviche y espagueti a la boloñesa que es uno de los más típicos platillos veracruzanos. ¿Vas a querer café?, me
preguntó mi gentil anfitriona. Sí, por favor, alcancé a decir, antes de que el Benemérito se me arrancara en tromba y me dijera:
te lo tomas de un trago, porque ya va a empezar la cabalgata. Llegó el humeante café. Intenté darle un trago y me comenzaron
a brotar las lágrimas. Nadie me peló. Ya todos iban saliendo de la casa rumbo a la cabalgata.
La cabalgata, me decía el Benemérito, es muy tierna y conmovedora porque para los niños es todo un orgullo cabalgar junto a
sus padres. Mira esa bebita con su traje de jarochita, te aseguro que no sabe caminar y ya está montada en un gran caballo. El
xalapeño dijo esto y, como por magia, la niñita desapareció. Se resbaló de la silla y se clavó en la banqueta de asfalto. Según
datos no oficiales, en la cabalgata de hoy se clavaron 54 niños quienes, con todo y los auxilios médicos, quedaron dañadones
y listos para llegar a la edad adulta (siempre y cuando no vuelvan a cabalgar) dotados del exacto I.Q. que les permita debatir
airosamente con AMLO "la pierna prensil" sobre la reforma energética.
No he parado en todo el día. Todos quieren saber algo, o llevarme urgentemente a alguna parte u ordenar que deje de hacer lo
que estoy haciendo.
Esta febril danza comenzó a las 8 de la mañana. Mi teléfono sonó, yo contesté con un mugido y sentí en el tímpano la furia de
un golpe de viento: ¡felicidades!. Era mi amigo el Polituzo que quería ser el primero en felicitarme por un premio que, según
esto, me habían otorgado en España y del cual no tenía yo la más repajolera idea. Y empezaron a hablar los cuates y yo a
responderles puras idioteces porque no sabía yo por qué me estaban premiando. ¿Sería acaso por mi rendimiento sexual?, lo
dudo. El caso es que por ahí a girones me fui enterando mientras terminaba mi maleta y mis abluciones matutinas.
Ahora estoy en Tlacotalpan y he podido averiguar un poco más. Los Reyes de España me otorgan un premio. Lo agarro, me
canso que lo agarro. Me encantan los premios. La lana que viene con el premio ya la aposté a partes iguales a los Pumas y a
Nueva York.
Gracias, lectora lector querido, por tu ayuda para lograr este premio.
¡HOY TOCA!.
La procesión
Germán Dehesa
4 Feb. 08
Una familia azteca estuvo a punto de ser planchada al vapor por la Virgen de la Candelaria. Por supuesto que ella no tuvo la
culpa, pero de cualquier manera a mis paisanos estuvo a punto de cargárselos patas de hilo.
Todo esto ocurrió dentro de los lucidos festejos de La Candelaria en Tlacotalpan. Día y noche han sido de puro regocijo. Esto
me ha llevado a pensar que los aztecas, estamos muy bien dotados para el sufrimiento y aguantamos, sexenio tras sexenio,
con la pura promesa de que ya merito vamos a dejar de sufrir. Y así el mexicano dosifica muy bien su trabajo porque sabe (o
porque quiere creer) que la bonanza es inminente y llegará ya sea desde Los Pinos, o desde El Tepeyac, o campechaneado.
Por lo pronto, sufrimos y aguantamos. Así llevamos más de seis siglos. Sufrir es lo nuestro y hasta pensamos que es un mérito;
en cambio gozar es una tarea siempre sospechosa, probablemente pecaminosa que debe ser ejercida con muchas reservas. A
resultas de esto, somos una porquería de gozadores que, con dos días de pachanga, ya traemos cara de guajolote melancólico
y ya nos urge regresar con nuestra mamá a seguir sufriendo.
Han sido unas fiestas gloriosas y ha habido de todo para todos. Ya hice una veloz reseña de la cabalgata y ahora hablaré del
Día del Toro que, para mi gusto es abominable y prescindible. El día amaneció muy nublado con ánimo como de Norte y esto
me ayudó a permanecer en las suntuosas instalaciones que Vitico I e Ibis I, emperadores de Tlacotalpan, me ceden para pasar
confortablemente los días de las fiestas. Nadie me dijo ni objetó nada cuando me vieron armarme de un libro, derivar
lentamente rumbo a mi recámara y entregarme con fruición a la lectura. Desde la calle llegaban los ecos de los toros
atormentados y de los núbiles mancebos que salían volando por los aires cuando el toro los alcanzaba casi sin querer.
Golpeados, heridos, tranqueados, lastimados y toros tratados con absurda crueldad: ése es el reporte de este día. Eso y las
caudalosas ventas de alcohol, pero en esto sí, cada quien su páncreas y el gasto que hace de él.
El mero día de La Candelaria y de la procesión amaneció con un sol amistoso y conciliador que luego agarraría vuelo hasta
casi derretirse. Los Viticos tradicionalmente abren este día sus amplios y verdes salones (el jardín de su casa) y ofrecen una
memorable comilona. Suele asistir el Señor Gobernador Fidel Herrera que hoy vino con la gozosa encomienda de otorgarme
una medalla al mérito jarocho y un "Reconocimiento" (como si no me conocieran) con motivo del Premio Don Quijote. Esto
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apenas comienza, pensé mientras me dirigía a recoger chica medallota. Y no es que me moleste el premio, o que piense si lo
merezco o no. Ésas son pamplinas. Lo que me tiene en el azote es imaginar que la gente me deje de querer con la cercanía y
la igualdad con las que siempre nos hemos llevado. Espero que no suceda así y que siempre tengamos ese trato respetuoso
pero chacotudo como el que tienen Noroña y la Zavaleta.
Pasamos al festín, comimos muy rico y a buena hora embarcamos para acompañar a La Candelaria en su inolvidable y
jaranero recorrido por el Papaloapan. De ida, todo bien con cánticos y con fervor. De regreso aparecieron los argonautas
aztecas que se metieron bajo la quilla de la barcaza de la Virgen y ahí merito se les descompuso el motor. Y la Virgen venía
envueladísima y estos gaznápiros pelaban tamaños ojos, se aventaron al río, apareció una embarcación de la policía que
rescató la nave y a los argonautas de petatiux. Como diría mi madre: yo estaba tamañito y respiré con gran alivio cuando todo
terminó bien. Al rato me iré a escuchar a los jaraneros. Mañana regreso. Los Pumas me necesitan y Nueva York ni se diga.
Cualquier correspondencia con esta náutica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
De veras que todavía nos falta mucho roce internacional. ¿Se acuerdan de aquella visita de la cosquilleante reina Isabel de
Inglaterra?, ¿se acuerdan de que Don Luis Echeverría, raudo cual la bala, subió la escalerilla del avión, le tomó el brazo a la
Chabe y le dijo, ¿cómo está mi reina?. Varias décadas han pasado y los aztecas ni para atrás ni para adelante. Nos seguimos
poniendo como pepita en comal en cuanto se anuncia la proximidad de algún título nobiliario.
Como ya es sabido de todos, llegó hace poco la noticia de que los Reyes de España me conferían un premio periodístico. De
inmediato, se armó el jelengue y el conglomerado de cuatas, cuates, lectoras y lectores se puso en rugiente movimiento. Tengo
un agradecimiento mayor que la pista de Ebrard para con todos mis colegas que me han dedicado sus colaboraciones o han
hecho alguna mención de este acontecimiento tan gozoso para mí. Del mismo modo, agradezco los saludos y abrazos persona
a persona, o telefónicos, o por correo electrónico que he recibido. Con respecto a estos últimos, los correos electrónicos, me
encantan los que contienen un párrafo que comienza: ahora que va usted a ver al Rey, si no es molestia, le encargo por favor
que le diga que... (y aquí viene el encargo). Tengo ya una lista tan inmensa de encarguitos para el Rey, que nos vamos a tener
que ir de juerga su Majestad y yo para que le pueda contar bien todo lo que le piden los mexicanos. Yo no prometo nada. A ver
si me da tiempo, además no se crean que el Rey está así nomás paradote esperando que le pidan para él conceder.
Cumplida mi encomienda de avisar que está en chino poder darle al Rey todos los recaditos que me han sido confiados, paso a
hacer una breve pero punzante estampa tlacotalpeña. El día 2 hacia las cinco de la tarde, la juncal Virgen de La Candelaria
recorre el río Papaloapan en su fluvial procesión anual. Una gran barcaza la traslada por la mitad del río. Así ha sido siempre,
pero ahora, a cierta altura de la rivera, aquélla en la que festeja el C. Gobernador Fidel Herrera, la gran lancha se desvía y se
aproxima a la orilla de modo que La Candelaria ¡salude! al Gobernador. ¿Qué se piensan los políticos de este país?, ¿hasta
dónde llega la magnificente idea que tienen de ellos mismos?. Por lo que yo percibí, la gente tiene en buena estima a Fidel
Herrera, pero estima más a su Virgen. Estas cosas me pidió la gente de Tlacotalpan que comentara.
Pasamos ahora al candente asunto de la cantina "El Nivel" que acaba de cerrar sus puertas para inmenso llanto de los
bebedores capitalinos y de esos otros que buscan en la cantina la conversación, el ocio y la amistad. ¿Cómo que la cerraron?.
Parece ser que el dueño o los dueños del inmueble están hechos unas pelotas monumentales. Para enredar más el asunto,
resulta que el inmueble en sí es propiedad de la UNAM que muy probablemente lo quiera emplear como lugar de
entrenamiento para Tuca y sus muchachos. Para como están jugando, ahí es donde tienen que concentrarse. Todos los
involucrados deben de tener muy presente que con estas cosas no se juega. El Nivel es la cantina más antigua de la Capital y
me imagino que Cuauhtémoc ahí se aventó su último fogonazo antes de que llegara Cortés con el alcoholímetro. No perdamos
"El Nivel".
En este lunes feriado pero no mucho, quiero dejar constancia del nacimiento de la niña Luciana, nieta de mi amiga La Trajinera
que llega al mundo bajo el buen auspicio del amor.
Otra buena noticia: el nombramiento de Guadalupe Morfín como titular de la Fiscalía de los Delitos contra las Mujeres.
Guadalupe: me adhiero a tu causa, pero permíteme saber tu teléfono, o algo para localizarte.
¿Y tanto político ratero?, ¿también como Maciel será juzgado en el más allá?.
Cualquier correspondencia con esta columna de muchos mundos, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R.)
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La grieta
Germán Dehesa
6 Feb. 08
Éste es un argumento como para película de terror. Existe una comunidad que vive razonablemente feliz con su pista de
patinar y sus turbadoras playas. Con cierta regularidad, los habitantes de esta comunidad se trasladan ya sea a sus trabajos, o
a ver a su mamá. Nadie vive seguro porque todos están acechados por innúmeros peligros que van desde el espectacular que
un golpe de viento despeña sobre una familia que salió a pasear por la Alameda, hasta el secuestro, el cajuelazo, el robo
virtual y todo lo que la inagotable creatividad del hampa azteca puede elaborar. Vivimos bajo permanente amenaza. No hace
mucho, hicimos la más grande marcha voluntaria para solicitar seguridad a nuestros gobernantes. Éstos, el Jefe de Gobierno
en particular, se rió de este millón de capitalinos que desfiló por las calles con el ánimo, según él, de "estrenar la ropa" (le dio
mucha risa; a nosotros nos tocó reír el día de la elección).
Con todo y los muchos peligros que nos amenazan en la superficie de la Ciudad, ahora vamos descubriendo que hay otro
riesgo mucho más horroroso y agazapado: las incontables grietas que hay en el subsuelo capitalino. Tú y tu esposa salen de
su casa rumbo al trabajo. Los dos manejan su cochecito económico. De ventanilla a ventanilla platican muy a gusto, hasta que
en rápida sucesión se escuchan dos extraños sonidos: ¡crack! y ¡Virgeeendsanjnchalma!. El primero corresponde a grieta que
se abre en plena calle y el segundo a esposa que emprende el viaje rumbo al centro de la tierra. Horas después, llegan los
inspectores que son unos gorditos de traje brilloso y zapatos ajuanetados. Se asoman con mucho cuidado, mueven la cabeza
con harta gravedad y se dirigen a darle el pésame al viudo. No hay un solo día en que no tengamos una escena así.
Remedios no hay muchos. Ebrard jamás lo confesará, pero creo que su estrategia ante cada grieta es esperar a que caigan
otros tres o cuatro automotores y ya luego, nomás resanar.
Yo que tú, lectora lector querido, mejor me estaba en mi casa siempre y cuando no la hayan construido sobre una vieja mina
de arena.
Un diario capitalino ("El Universal") ha revelado esta semana la existencia de un expediente, donde un finísimo caballero
llamado Miguel Nassar Haro revela, a su vez, los infatigables afanes de un espía entre infantil y juvenil llamado Jorge
Castañeda Bond. Todavía no hay información suficiente acerca de las ilícitas actividades del espía güerito, pero ya hay
material para imaginarnos a Castañedita Bond espiando la conducta de su Miss desde el arenero del jardín de niños "El
Gabinetito". Ya me imagino a Fidel Castro recibiendo los reportes, ilustrados con figuras recortadas y pegadas con Pritt, acerca
de la MissTurrubiates y sus sospechosas actividades. El infatigable Castañedita Bond no tomaba vacaciones. Durante esos
periodos espiaba a su papá y a su tía Valquiria que era medio ratona. Y ahí tienen a Fidel Castro zumbándose textos así: el día
de hoy, mi padre hizo contacto con la vendedora de frutas cristalizadas de la Dulcería de Celaya. Me pareció ver un papelito en
clave dentro de un higo, pero no; ya me comí todas las frutas y no apareció nada. ¡Coño!, pero este chico es idiota, diría Fidel
Castro.
En fin, muy oportuna la revelación cuando Castañeda está a punto de hacer prevalecer su derecho a postularse.
MÉXICO-ESTADOS UNIDOS
Ya los jilgueros convirtieron este encuentro en asunto de interés nacional. No tienen vergüenza.
Peña Nieto (a) Jimmy Neutrón sigue saliendo diario en la tele con costosos comerciales disfrazados de noticias. Pobrecito, si
supiera.
Cualquier correspondencia con esta columna con grieta, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El rudo y la científica
Germán Dehesa
7 Feb. 08
Las mujeres van a ser mi perdición. De hecho, ya van muy adelantadas en sus trabajos de demolición. Le tocó ahora el turno a
la pelialámbrica Denise Dresser. Ella con ese aire casual que adoptan las féminas cuando van a descargar el golpe, vino y me
dijo: acompáñame a las luchas, así como quien te dice vamos a un seminario sobre los medios y la democracia. ¿A las
luchas?, ¿y qué se nos perdió a nosotros en el entarimado?, ¿quieres asistir como mera espectadora, o quieres, ya de planeta,
participar como "La Democracia Enmascarada"?. Me encantaría participar, me respondió esta chica que ha de ser peso
semipaja, pero lo que ocurre es que estoy tramando un programa de televisión y su gran escena final será platicar contigo en
las luchas. ¿Y por qué mejor no vamos a un Sanborns?. No, eso ya está muy choteado, ¿no te parece padre que sea en las
luchas?. ¿Te tengo que contestar ahorita?. Sí, hombre, podemos hablar de las similitudes que encontremos entre lo que pasa
en el ring y lo que pasa en la política mexicana. Es que, Denise, con el tipito que tenemos de bolillos sin hornear, nos van a
querer encuerar y yo te voy a tener que defender y me van a hacer el cangrejo invertido y la doble Nelson, el tope supersónico
y la ukiwasa que no sé lo que sea, pero suena horrible. No nos va a pasar nada; vamos, grabamos, salimos y ya, ¡áándale!.
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Éste es el exacto punto donde yo me pierdo. Cuando una mujer me mira con ojos de perro extraviado y al borde mismo de la
lágrima, yo ya sé dos cosas: le voy a decir que sí y luego pagaré terribles consecuencias. Por lo pronto le dije que sí a la
Karate Girl y ahora espero las consecuencias.
Y el asunto es todavía más complicado, porque mi amigo el Rulos, como todos los años, tenía para mí dos boletos para acudir
a la corrida de aniversario de la Plaza México, cuyo principal atractivo era la presencia de José Tomás en el cartel. Tuve que
hablarle al Rulos y decirle que Denise Dresser amenazaba con publicar los pasajes más impublicables de mi biografía si no
obedecía yo sus oscuros designios. El Rulos, que también ha sufrido lo suyo, supo comprender y perdonar lo cual lo coloca en
mi lista de invitados de honor para ahora que vayamos a Madrid a pepenar el premio.
El caso es que en la ventosa tarde-noche del 5 de febrero de 2008, Denise Dresser que lucía un bello atuendo de Mary
Poppins y su Charro Negro que se puso cuanto pudo, nos lanzamos a la Arena México a presenciar la función de lucha libre. El
Bucles me había solicitado muy gentilmente que le comprara una máscara de El Místico y el sufrido padre tuvo que erogar 150
pesos para cumplirle su capricho al enanete. Me cercioré de que la tela de la máscara fuera lo suficientemente elástica como
para que la usen ya sea el Bucles, ya sea su madre que es luchadora rudísima.
Entramos y nos instalamos de la manera más discreta posible. En la arena luchaban una serie de personajes. El más notorio y
hábil era "El Celestial" que vestía todo en azul cielo y que andaba muy contento rebotando de lado a lado contra las cuerdas.
Hagan de cuenta Santiago Creel, aunque "El Celestial" se veía mucho más diestro y entrón en su desempeño. Cuando "El
Celestial" se hartó de estarse haciendo tarugo, empezó a hacer piruetas y cabriolas y les caía encima a todos sus enemigos y
los acogotaba con las piernas y estos perros del mal fueron cayendo como moscas.
En nuestras butacas, "La Celestial" hacía lo propio con su rudo acompañante. Platicamos, nos divertimos y, la verdad, fuimos
muy felices.
ENVÍO
Para Ezra Shabot y para Sergio Aguayo. Ellos saben por qué.
Cualquier correspondencia con esta columna a dos de tres caídas, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
En torno al premio
Germán Dehesa
8 Feb. 08
Su magnífica prosa y su intrépido sentido del humor han hecho de Catón uno de los preferidos de mi alma. Sin embargo, hoy
jueves 7, Armando Fuentes Aguirre me ha procurado un cierto desasosiego. Catón formula en su columna "Mirador" la
pregunta a la que fue sometido cuando "Reforma" estaba todavía en proceso de invención. ¿Quién sería el más idóneo para
ser titular de una columna que le tomara cotidianamente el pulso al DF?. Catón deslizó dos nombres: Ricardo Garibay y
Germán Dehesa. ¡De lo que se viene uno a enterar!. Ahora resulta que participé sin enterarme en un cotejo con mi Dóberman
favorito, Ricardo Garibay con quien, por aquellos tiempos, hacía un programa de tele donde Garibay solía salir en kimono hasta
que yo amenacé con acudir en piyama. Era muy divertido. Garibay saludaba, se presentaba y a mí me miraba en calidad de
mueble rinconero. Hecho esto, comenzaba a pontificar y a decir cosas tales como: Sabines, ah, sí, Sabines el chiapaneco. Un
poeta muy menor, ¿no es así, Don Germán?. Yo manifestaba mi furioso y elocuente desacuerdo y hablaba cuatro o cinco
minutos sin parar. ¡Qué hermoso!, decía Garibay, ¡qué hermoso!, no entendí nada, pero ¡qué hermoso!, vamos a unos
comerciales y volvemos. Yo me quedaba pálido y desorbitado. Por eso me da gusto haberle ganado, por lo menos, esta
disyuntiva del naciente "Reforma", victoria sin la cual no existiría esta "Gaceta del Ángel" cuya historia, por otra parte, resulta
muy anterior al periódico y cae dentro de la época de mi formación académica. Yo era estudiante de Letras y, al igual que
todos mis compañeros, suponía que escribir bien era equivalente a escribir hermético. En este orden de cosas, mi prosa sería
perfecta cuando lograra que nadie la entendiera. En esas pedanterías estábamos, cuando apareció en nuestras vidas un
maestro de muchos modos extraordinario: el Doctor Sergio Fernández, experto en Siglos de Oro y en muchas otras disciplinas
y materias. Lo quise y lo quiero mucho. De los incontables ratos que pasamos juntos, rescato uno: yo tenía que entregar un
trabajo sobre los Romances de Sor Juana. Por razones que aún desconozco, el estúpido trabajo desapareció para siempre. Lo
busqué por todos lados y nada. Sólo me faltó hacerle estudios radiológicos a mi familia por si se habían tragado mi obra
maestra. Nada. Y yo me tuve que presentar frente al riguroso acatamiento del Dr. Fernández con las manos vacías. Entré a
clases, me acomodé en algún lugar inconspicuo, la clase fluyó tersamente hasta el momento en el que Don Sergio ordenó la
recolección de los trabajos. Terminó la clase y yo me aproximé al escritorio del maestro para explicarle detalladamente la
ausencia de mi trabajo. Él me escuchaba con gesto adusto, pero éste fue poco a poco suavizándose hasta terminar en francas
carcajadas. Don Sergio Fernández marcó mi destino cuando me dijo: el día en que logre usted contar por escrito lo que con
tanta sabrosura platica, habrá usted encontrado su estilo literario que va de la carpa de barrio a Calderón de la Barca. El
trabajo sigue sin aparecer y yo sigo hablando de ese modo que la gente encuentra raro y que yo considero el más natural del
mundo.
Otro atisbo: me acaba de recordar mi amigo Alejandro Ordorica de aquella época ya lejana cuando él era director de la Central
de Abastos y yo un francotirador literario. Alejandro me invitó a dar una charla ahí en la Central y a mí no se me ocurrió mejor
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tema para ese auditorio que comparar lo mexicano en Sor Juana y en José Alfredo. Fue un exitazo que fue premiado con
lechugas, aguacates e incluso zanahorias. Así se fue templando el acero.
Serían las 4:30 de la mañana y yo estaba pachonamente leyendo en mi gigantesca y deshabitada camota. De pronto, apareció
el Bucles, ahora "El Tuercas" y se me quedó viendo con una mirada llena de estupefacción y desprecio. No sé si estos
sentimientos nacían del hecho de descubrirme despierto a esas horas, o de la comprobación de que mi entusiasmo por la
lectura no decae. De cualquier modo, no me dijo nada, sino que se encaminó directamente al pequeño refrigerador que tengo
en mi alcoba (¡ojo, amiguitas!, hasta servicio de servibar estoy ofreciendo). Mientras él rebuscaba, yo lo veía tan alto ya y tan
niño todavía y me conmovía con su extravagante atuendo nocturno consistente en unos calzones profusamente ilustrados y la
playera de algún equipo de Zambia. No es posible, papá, que no tengas botellitas de agua. Mi estimado Tuercas, respondí yo a
su reclamo, mi refrigerador que tan peladamente has estado meticheando, no es dulcería de cine; tampoco tengo Nachos, ni
palomitas bajas en mantequilla. Llévate, si quieres, mi elegante jarra de noche, deja de estar fregando, ven a que te dé un beso
y lárgate a dormir. Cumplido este ritual, el pequeño se retiró jarra en ristre y caminando como beodo. Ve por dónde caminas,
capullito de alhelí, no te vayas a precipitar de horrible modo por las escaleras. Y tú, ¡ya duérmete!, si no mañana vamos a tener
un holocausto tapatío. ¡Habla como yo!, pensé y luego también pensé si tal barroquismo sería bueno, o sería malo. No lo sé.
El Bucles dormía en mi regia mansión porque su papalona madre había arrancado desde el día anterior. Iba con la mira de
cantar en Xalapa. No se crea que éste fue un arrebato espontáneo. Ya me la imagino soltando de alaridos nomás porque sí en
el Parque de los Berros. Nada de eso. La titular de la pasada administración, acudía a la capital de Veracruz por invitación
expresa de Jorge Saldaña quien, venturosamente, todavía anda por ahí haciendo televisión. Con tal motivo, el pequeño Raffles
fue depositado en las expertas manos de su padre que domina el difícil arte de lidiar con éxito a los enanos.
Con la madre en la pluviosa Xalapa y a solicitud del Tuercas, decidí hacer una incursión a las tierras tapatías, tan queridas, en
compañía del sector masculino de mi modesto núcleo familiar. Es decir, aquí en el avión vamos el autor intelectual de esta
escapada, el hermano mayor y el padre de los dos. Es un exótico viaje relámpago que, en condiciones normales, no realizaría,
pero como ya me van a dar el premio, puedo darme el lujo de pasar el fin de semana con mis chicuelos; uno de ellos el
verdolagón de Canito y el otro, ya lo dije, el Benjamín.
Cuando vengas a Guadalajara, avísame con tiempo para matarte un Cardenal ahí en el aeropuerto, me dijo hace unos años el
inmarcesible Trino. Me duele no haberlo hecho en este caso, pero cabe recordar que todo se hizo en el último momento.
Me parece pertinente aclarar que todo este jelengue responde a una profunda raíz azteca, aquélla que nos permite y nos incita
a gastarnos repetidamente esa única suma que recibiremos en un futuro todavía incierto. Lo confieso con pena, pero ese
premio hispánico que algún día será mío, ya me lo gasté en pitos y flautas unas 37 veces. En fin, Dios proveerá (la deuda
mexicana con Dios es astronómica) por lo pronto, charro y charritos negros ya estamos en Guadalajara y que nos quiten lo
bailado. En mi hotel veo en la tv a un compañero águila que, en vivo y en directo, bajó la Pirámide de Sol en patines. Así
somos y yo me voy a pasear con los dehesa.
Cualquier correspondencia con esta columna de puro amor tapatío, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R)
¡Me doy! I
Germán Dehesa
12 Feb. 08
Cuando yo tenía doce años, entre toda la niñez de este país cundía el fervor por la Lucha Libre. El impresentable sector infantil
de mi familia no era la excepción. Todos teníamos a nuestro luchador favorito. El niño que era yo tenía también a su luchador
favorito. Se llamaba, para efectos artísticos, "El Apolo" Anaya y ese nombre me parecía una insuperable síntesis entre la
cultura clásica y el día con día de los mestizos mexicanos. Además era "científico" lo que equivalía a decir que era un luchador
intachable, incapaz de cualquier marrullería, confiado exclusivamente en su certeza y en su reciedumbre moral. Aunque no lo
expresara así, eso me parecía "El Apolo" Anaya. Imagínense lo que sentí cuando mi Tía La Gorda apareció por casa, me llamó
aparte, me entregó un sobre de papel manila y me dijo: por algún error, dejaron esto para ti en la casa. Se trataba de una gran
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fotografía del mismísimo "Apolo" Anaya con una dedicatoria que decía: "Para mi amiguito Germán que es mi compañero de
lucha". Yo quedé electrizado, pasmado y con lágrimas en los ojos ante tamaña gentileza. ¿Qué era, sobrino?, me dijo La
Gorda. Como ella era de mis contadas tías dignas de mi amor (había cada morsa...) le mostré mi recién adquirido tesoro. La
Gordis también se mostró sorprendida y me miró con admiración (a mí me había salido una enorme e invisible cola de
pavorreal): ¿te conoce "El Apolo" Anaya?. No sé, yo creo que tiene poderes. Eso ha de ser, dijo con gran seriedad mi rolliza
tía.
Muchos domingos tuve que invertir en adquirir un marco digno para mi fotografía. Cuando lo pagué, de inmediato lo puse en un
señalado lugar cerca de mi cama. Era lo primero que veía al despertar, ¡qué Niñito Jesús, ni qué la mano del occiso!, "El Apolo"
Anaya.
Mientras tanto, mi héroe seguía cosechando triunfos, primero en la Coliseo y luego en un ring que implementó Telesistema
Mexicano, abuelito de Televisa. Cuando éstos llegaron a su punto más alto, sucedió que la empresa contrató a un grupo según
ellos selectísimo de luchadores norteamericanos para que se aventaran una sopita con el talento local. De todos los que
vinieron, el más famoso e importante era uno que se hacía llamar Gardenia Davis. La colisión era inevitable. En la primera
noche, fue programado un encuentro entre el señor Davis y mi ídolo de ídolos. La espera me resultó casi intolerable. En la
escuela, todos mis amigos me decían que ahora sí "El Apolo" Anaya iba a recibir su merecido. Yo me reía de ellos y les
aseguraba el triunfo de mi gallo. Por fin llegó ese viernes en la noche. Yo devoraba con los ojos la televisión (que era de mi tía
La Gorda). Muy sobrio con su capa blanca subió al ring "El Apolo". El otro güey se hizo esperar. Silencio, reflector y ahora
fanfarrias; contoneándose y vestido del modo más estrafalario vino al ring Gardenia Davis. Yo ahora no lo diría, pero a los doce
años no sabía lo que era la corrección política y proclamé: es joto, jotísimo. El espacio me obliga a ser breve: "El Apolo" Anaya,
víctima de las más sucias jugarretas, terminó derrotado y con toda la cara destrozada y sangrante. Mi alma quedó peor. Creo
que ha sido una de las noches más apenadas de mi vida. Tan grande fue mi dolor, que al día siguiente, La Gorda acudió a
consolarme y me pidió que la acompañara a La Merced. Entramos y nos adentramos en el mercado. Mi tía se acercó a un
puesto de huevo. ¿Qué pasó, mi Apolo?, le dijo al huevero. Nada, perdí el volado. Alcé la vista y en efecto, ahí estaba "El
Apolo" Anaya sin la menor huella en el rostro. No volví a ver las luchas.
Cincuenta años después, he venido a Guadalajara porque el Bucles quiere ver a los luchadores norteamericanos. Hubiera sido
una canallada no traerlo. Mañana les cuento toda la historia.
¿Y MONTIEL?.
Cualquier correspondencia con esta columna de ayer y hoy, favor de dirigirla a [email protected]
Me doy II
Germán Dehesa
13 Feb. 08
Creo haber esclarecido mi traumático pasado con respecto a la Lucha Libre. Vengamos ahora al presente. Yo espero que para
los buenos padres haya un cielo muy especial con barra libre y teiboleras experimentadísimas. Ésta es mi esperanza y es lo
que me mueve a llevar a término ciertas demandas filiales que me resultan adversas o aversivas. Pongamos este viaje a
Guadalajara. La desmañanada fue brutal, pero ni modo de dejar colgado al Bucles y a Canito el primogénito que tuvo la
gentileza de compartir conmigo este Vía Luchis. Llegamos al aeropuerto matando perros, demandando la piedad de las del
mostrador y galopando a nuestra puerta de salida. Padrísimo. A mí así me gusta llegar, pero en los ojos de mis hijos sólo había
reprobación.
Llegamos a Guadalajara y nos hospedamos en el Quinta Real, un hotelucho de mala muerte que alguna vez fue el mejor de la
Ciudad (ahora todo es penumbroso y malo). Me dicen que lo tomaron los españoles. No lo dudaría.
De lo poco rescatable de esta aventura es justo mencionar el magnífico servicio de transportación que estuvo a cargo del
periódico "Mural" (si no lo lees, estás mal). De lo que se trataba era de algo muy sencillo: en una arena que quedaba allende la
fregada, se iban a presentar las fúlgidas estrellas de la Lucha Libre norteamericana. Toda esta explicación es posible gracias al
Tuercas. Las estrellas se hallaban haciendo una gira mundial y, por ignotas razones, no iban a ir al DF, sino que se
presentarían en Guadalajara. La noticia electrizó al infante quien de inmediato solicitó a la autoridad paterna (es un decir) ser
trasladado a tierras tapatías para vivir esa velada de ensueño. Y allá fuimos a dar. Canito el mayorcito nada más estaba ahí en
calidad de apoyo moral para su frágil padre. Según nos explicaron, Vicente Fernández tiene un rancho, cosa que a mí me
resulta inclusive, pero hete aquí que Don Chente en su rancho se aventó un espacio techado que puede ser o megapalenque,
o miniestadio. La construcción es airosa, moderna y funcional. Será cosa de ver cómo la dejamos los diez mil caperuzos
vociferantes que saturamos el lugar. Los precios eran más bien altos, pero esto no detuvo al pueblo en armas que avanzó
rumbo a la tierra de los Potrillos. A la distancia, era tal la gritería y la gesticulación de este digno y culto público que parecía olla
de palomitas de maíz, o esas ollas de presión de mi infancia que, por estar tirando babas la mucama, estallaban de modo
espantoso y dejaban el techo de la cocina tapizado de frijoles. Así estaba la arena de los Fernández. Yo no quería ni
abandonar el coche, pero el Tuercas avanzó como quien ve ya cerca la tierra prometida. Hasta temblaba de la emoción.
Entramos, el ruido era infernal, localizamos nuestros lugares. Son unos lugarzazos, me comentó el pequeño. Comenzó la
función y todos los infantes, de edad y/o de cerebro se treparon en las sillas. ¡Andrés!, ¿eh?, en las grandes familias los niños
no se trepan en las sillas; no te entiendo, a la salida me explicas.
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Ahora un gran silencio. Oscuro. Luz negra. Música y campanadas fúnebres. Con ustedes: ¡el Undertaker!. Es mi favorito, papá,
decía Andrés mientras aplaudía y aullaba como lobo hidrófobo. El famoso Undertaker era un gringo muy alto, desnalgado,
mallas negras, gran melena, manos grandes y con la rara virtud de poder voltear totalmente los ojos hasta dejarlos en blanco
cuando le ganaba la muina. Ninguna gracia tenía. Se paseaba por el ring y cuando algún rival le colmaba el buche, lo
apergollaba del pescuezo y lo aventaba fuera del ring. En esencia esto y la compradera de souvenirs fue mi viaje a
Guadalajara. Dentro de 50 años, volveré a la Lucha Libre.
ENVÍO Para M.A. Granados Chapa que tanto honra a la cultura mexicana.
¿Y MONTIEL?.
Asuntos varios
Germán Dehesa
14 Feb. 08
Nuestra Capital, de por sí caótica, está convertida ahora en un cósmico jaripeo, en una especie de gelatina con trocitos de fruta
donde nosotros somos los trocitos y la vialidad es la gelatina. ¿A qué se debe todo esto?, preguntará el fuereño que no sabe la
dicha que tiene. Pues se debe a que el infatigable Marcelo (¿no será hiperquinético?) ahora ha decidido dedicarse a la mejoría
de la vialidad. Hemos caído una vez más en la maldición del Anáhuac que dice del siguiente modo: Los tenochcas vivan
cuando vivan, estén en la edad que estén, siempre tropezarán con un anuncio oficial que les dirá lo siguiente: disculpen las
molestias que esta obra les causa. Pueblo y gobierno estamos trabajando para ofrecerle un mejor servicio a la comunidad y a
nuestros hijos.
En cuanto cayó Tenochtitlan en manos de Hernán Cortés, apareció el primero de estos letreros y por si les sirve de consuelo a
mis conciudadanos, el letrero seguirá apareciendo cuando ya no estemos aquí y se hayan puesto en marcha las obras del
Tercer Piso del Periférico.
Por el momento, la trapatiesta se ubica en Insurgentes y Viaducto Tlalpan. Quién sabe qué se le ocurrió a nuestro rey del
patinaje, que lo llevó a imponer como obra prioritaria la ampliación de la Línea 1 del Metrobús con dirección Oriente pasando
por la intersección de Viaducto Tlalpan e Insurgentes. Yo no soy urbanista y por lo mismo no puedo asegurar que la obra sea o
no prioritaria, ni puedo hablar tampoco de lo felices que van a ser nuestros hijos al abordar un metrobús del futuro. Lo que me
consta es que hoy, como desde hace ya buen tiempo, las obras han creado dramas terribles donde, por ejemplo, la puntualidad
es impensable, a menos que desde la noche anterior, el interesado acampe con su bolso de dormir en las afueras del lugar que
se pretende visitar. Hay esposas que ya hasta se volvieron a casar, pues pensaron que el marido original las había
abandonado, o había muerto en un punto no localizable de la Guía Roji. Y no, lo que ocurre es que estaba atorado en Viaducto
Tlalpan e Insurgentes. El letrerito mencionado líneas arriba ya está puesto y la maldición del Anáhuac, una vez más, cae sobre
nosotros.
Digamos ahora algo sobre la gira pastoral que ha emprendido AMLO por los cuadrantes y pantallas mexicanas. Declaro que yo
sólo lo oí con Jacobo Zabludovsky (que literalmente enmudeció ante el megarrollo del Rabí de Macuspana), pero me dicen que
no ha variado mucho en sus otras intervenciones. La obsesión de AMLO es que nuestra energía no caiga en manos
extranjeras. Esto hubiera sonado muy bien en el siglo XIX y hasta 1950 más o menos. Hoy, y AMLO debe saberlo, el mundo se
encamina velozmente a la disolución de las fronteras y ya pronto tendremos todos "manos extranjeras"; pero además hay otro
aspecto: una cosa es que ese voraz extranjero (causante de todos nuestros males) se adueñe de nuestra energía y otra
totalmente distinta que se disponga a colaborar y a asociarse para obtener niveles óptimos en este manejo de la energía y hay
todavía más: ¿por qué a fuerzas tienen que ser "manos extranjeras"?, ¿acaso los meshicas estamos mancos?. El caso es que
AMLO habla y habla, da cifras, dice cosas correctas, pero su planteamiento general es tristemente patriotero. Habla y habla y
no responde a una pregunta central: ¿qué hacemos con PEMEX?.
Ahora vamos con el agradecido tamal. Gracias a ustedes en esta temporada de La Candelaria, en Tamales Daunis batimos el
récord y vendimos 35 mil tamales. Gracias. Ahora nos hace falta una camioneta, ¿quién dijo yo?.
A Lydia Cacho la está triturando "la justicia" mexicana. De un modo u otro, todos los políticos actúan como peones de Kamel
Nacif.
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¡Ay, que San Valentín!
Germán Dehesa
15 Feb. 08
"La cabeza como un huevo/ tenía Don Valentín/ ¡ay, que Don Valentín/ y se ha puesto como nuevo/ comprándose un
peluquín..."
¡Qué epígrafe tan misterioso se ha mandado Germán el día de ahora!, comentarán mis bienamados lectores. La verdad es que
sí me la restiré un chirris, porque, además, el epígrafe no tiene nada que ver con lo que pretendo comentar. Simplemente
sucede que es Día de San Valentín y aunque encuentro reprobable su faceta fenicia y comercial, me encanta imaginar que la
primavera se inaugura declarándole o reafirmándole nuestro amor a todos nuestros seres amados, o por amar. De hecho, mis
múltiples líneas telefónicas no han cesado de repiquetear en este día y les aseguro que tanto amor es más premio que
cualquier premio nacional o internacional. ¿Y qué tiene que ver en todo esto el señor del peluquín?. No sea necio, ni obcecado,
señor, ya le dije que no tiene nada que ver, salvo por el hecho humildemente poético que se suscitó en el momento en que me
puse a la pesquisa de algún título pertinente para esta columna. En eso estaba, cuando por mi desierta mollera pasó, sin
solicitud ni justificación, esta cancioncilla de Quintero, León y Quiroga titulada "Ni hablar del peluquín". Lo que ocurrió luego fue
un mero caso de cercanía fonética y ya con eso tuve para largar la pluma y escribir estos renglones. ¿Ya me entendieron? (los
que no entendieron alcen la mano y procedan a leer el obituario).
Además de amoríos y amistades refrendadas, este día no trajo mayor cosa. La ciudad continúa en su condición de gelatina con
frutitas por una cortesía del Topo Ebrard y sus delirios urbanísticos.
Hoy supimos también de una bola de gobernadores que se siguen gastando nuestra lana en su autopromoción. En la lista
proporcionada no figura el mero mero, el tormento de las mujeres, el Luis Miguel de la polaca: ¡Enrique Peña Nieto!, que no
ceja en sus inserciones pagadas con López Dóriga. El resto de la lista es de puros virreyecitos panzoncitos, prietitos,
bigotoncitos y poco agraciaditos. Bromas de la genética. La única excepción es mi cuate Marcelo Ebrard de la Milpa Haut, un
señor de claro origen francés, aunque muy versado en la maña azteca. De todos ellos salió en su defensa un probo caballero
llamado Manlio Fabio Beltrones. Sabida cosa es que los políticos lo único que dicen son puras estupideces (con muy
esporádicos brotes de sensatez, o de veracidad). La tesis de Beltrones es una shulada: según él, todos estos gobernantes
gandallas son más bien entre lentos y tontitos (con una defensa de Beltrones basta para morir social, moral y políticamente).
¿Qué hacer con los lentejos?, la respuesta es sencillísima: darles tiempo. Con esto bastará para que voluntariamente vayan
dejando de hacer trampitas y trampotas (percíbase la ternura y el cuidado con que Manlio trata a estos ratones). Solitos van a ir
dejando de hacer sus triquiñuelas, porque (el razonamiento que viene podría estar tomado de Santo Tomás de Aquino) a nadie
le gustaría graduarse de tramposo. Y creo que Manlio Fabio no habla de oídas, tengo entendido de que él ya es varias veces
doctorado y con muchos Deshonoris Causa.
Vuelvo con San Valentín y su peluquín. Si bien todas las celebraciones gravitan sobre una invención, o algún secreto motivo
externo, San Valentín es una de las más falaces de todas. Pasada la Navidad, los comerciantes experimentan un largo periodo
de sequía que encontró su providencial remedio en emplear a un oscuro y viejito romano que salió Santo. La verdad es que
esta pachanga la celebraban siglos ha los romanos con el nombre de Lupercalias. Dicho esto, recojo mi peluquín y paso a
retirarme porque HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta valentiniana columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Delirio en la selva
Germán Dehesa
18 Feb. 08
Mi siempre amigo Rafael Ruiz Harrell, con buena inteligencia, decidió vivir los que habrían de ser sus últimos años, en el
corazón mismo de la selva morelense. Llegar ahí era endemoniadamente difícil. Supongo que esa era la voluntad de Rafael:
ahorrarse a esos visitantes metiches que toman tu casa por asalto y sin ningún aviso previo, desfilan con la esposa, un cuñado
gripiento que nada más nos deja microbios y mucosidades y, por si algo faltara, un bebé como bolita de lodo que portan en un
bambineto. Y pensar que además hay que darles las gracias.
En su guarida tropical, Rafael jamás tuvo que pasar por estos atropellos biliares. Él tenía su hermosa biblioteca, su iluminado
estudio, su equipo de sonido, un paisaje verde intenso que rodeaba la casa y se metía por las ventanas y una bella mujer
llamada Bía de origen clara e innegablemente brasileño. Ella es buena, inteligente, sensible y brasileña. Sus creencias son
más bien barrocas y diversas. Para esto del tránsito mortuorio, ella, muy su gusto, ha decidido hacer suyo el pensamiento
tibetano. Y según los muy respetables tibetanos, aquél que muere tarda todavía 50 días en terminar todos sus trámites y
desalojar las instalaciones. Sólo hasta entonces se puede decir que está muerto. Bía me habló para comentarme que el plazo
de Rafael ya se había cumplido y me invitó a su casa para acompañar a Rafael en su último reposo. El viaje fue enredado pero
mucho ayudó la presencia de la Hillary que tuvo a bien pasar por mí y llevarme al centro de la manigua. Lo primero que pude
comprobar a mi llegada es que la viudez le sienta muy bien a las mujeres, no así a los hombres que nos vamos poniendo
verdes verdes y ñangos ñangos. Bía, toda vestida de blanco, recibía a todos los que iban llegando y besaban el piso en acción
de gracias por su retorno a la civilización. Muy solícita, Bía nos asignó unos lugares en un improvisado anfiteatro semicircular
donde algo, no sabíamos qué, iba a ocurrir. Pasaron algo así como 90 minutos y los fuereños comenzaban a rodar víctimas de
brutal insolación. Por fin vino a escena un grupo que se arrancó, no sé por qué, con el alabado de la Santa Luz que es un son
de concheros que se canta mucho allá en el Zócalo. Yo estaba un tanto cuanto estupefacto porque yo desconocía las cercanas
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relaciones entre los tibetanos y los aztecas. Con esto comenzaba un programa más bien caótico, en donde una señora venía a
escena y recitaba en alemán, luego otro cuate leyó fragmentos de "La Muerte sin Fin" de Gorostiza, un barítono cantó en
inglés, una muchachona tocó el chelo, otro recitó a Nezahualcóyotl y todo era como la asamblea mundial de las culturas. Yo le
hacía sabrosos comentarios a la Hillary y ésta se reía como tonta pero para adentro, porque ni modo de restarle solemnidad a
la ocasión. Una chamana tenochca nos invitó a cerrar los ojos para poder meditar en unos temas rarísimos, todo esto después
de invocar a los cuatro vientos. Todo era como irreal. Yo lo único que saqué en claro es lo mucho que quiero a Bía y a Rafael y
junto con esto, mi necesidad urgente de comer. Cuando esto sucedió, la Hillary y su Charro ya se estaban despidiendo. Yo
tenía que regresar a México porque este artículo ya lo había yo escrito, pero lo puse en tono totalmente brasileño. Yo no podía
imaginar que Bía era entre tibetana y tenochca. Buen viaje, Rafael.
CAMIONETA DAUNIS
Gracias por su buena voluntad. Sus donativos los pueden depositar en la cuenta Scotiabank Inverlat No. 2611694, Suc. Centro
Insurgentes a nombre de Gabriela Sáenz y/o Germán Dehesa. Informes al 5611 6513. Con esa lana compraremos una
camioneta adecuada.
Cualquier correspondencia con esta columna devorada por la selva, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R.)
Esta soleada mañana de lunes la dediqué en buena parte a descansar del acalambrante domingo que me tocó en suerte vivir y
a asimilar plenamente el júbilo inmenso que me proporcionó la nítida victoria de los Pumas y a procesar mi dolor por la derrota
del América (juar, juar). Entre esto y lo otro, dormitaba, aunque el teléfono se encargó de tijeretear mis ganas de dormir a
fondo. Alguno de los telefonemas quizá habrá sido importante o pertinente, pero la mayoría era de una inenarrable ociosidad
sin más objeto que hacerme una pregunta que ya varias veces he respondido: ¿eso que cuentas en tus artículos, lo inventas o
en realidad te pasa? (bajita la mano, me están tildando de su mentiroso). ¡Por supuesto que me pasa!. Yo no tengo la culpa de
vivir en este país tan folclórico y desmesurado donde, por ejemplo, al conjurado le truena en el sobaco la bomba que iba a
colocar. Me lo imagino perfectamente en su monólogo interior: me quedó padriuris la bomba, aquí dice que hay que ponerle un
fusible blindado, pero con un alambrito va que chuta, de veras, pinches gringos, son muy sacaletiras, dicen que todo el
artefacto hay que forrarlo con cinta de aislar de uso militar, yo creo que con cinta canela queda perfecta y todavía mejor, con
másquin. Ya estuvo. Ahora me voy a ponerla, porque quedé muy formal de ponerla a las ocho de la mañana y ya son las doce,
pero a cualquier hora truena igual. Esto pasa en México. Es nuestro modo.
Ya cae la noche de este lunes y, para que veas querido lector que no invento nada, te puedo contar que aun hoy que es
temporada baja, me han pasado cosas rarísimas. Recibo un correo electrónico de mi amiga Aliza Chelminsky. Ella ahora es la
mera efectiva de Laboratorios Pfizer. Me envía saludos afectuosos y luego, con toda naturalidad, me invita a presentar un libro
¡sobre fibromialgia!. No lo puedo creer. Bien a bien, ni siquiera sé lo que es la fibromialgia, aunque Aliza está segura de que
todo va a resultar chulo de bonito. ¿Estas cosas te pasan a ti?, preguntarán los lectores. Pues sí, me pasan a mí.
Se presentan ante mi autoridad la Rosachiva y la gran Fita. Vienen a darme parte de que la rata, ésa que infestaba mi casa de
piedra y flores, está en trámite de pasar a mejor vida, porque en un rapto de excesiva audacia, Licha (la rata) intentó en la
estufa una maniobra de alto grado de dificultad, le falló el cálculo a la mensa de Licha y fue a dar a la parte trasera de la estufa
en un lugar inaccesible. Literalmente estamos preparando rata al pastor. Cada vez que necesitamos prender la estufa, Licha se
achicharra como "El Torito" de "Nosotros los Pobres". Toda la casa huele a puritito demonio. Al parecer, el general suplicio ha
terminado y la rata ya está en el cielo de los roedores donde algún día llegará ARTURO MONTIEL. Esta noticia es la que me
dan la Rosachiva y Fita que hagan de cuenta que fueran, por la congoja que hay en su voz, tías de Licha. La rata e morta,
ahora vamos a ver cómo nos va con el olor.
Leo en "Reforma" el texto que envió Andrés Manuel. Muy flojito, una prosa muy desvaída y una tenaz voluntad de no entrarle
de lleno al problema de PEMEX. Me quedo con la impresión de que la heroica defensa de nuestros energéticos emprendida
por AMLO, es la encarnación de una gran cruzada que tiene por objetivo verdadero el que AMLO logre reciclarse
políticamente. Así de heroico es.
LA URBANIDAD
Le pregunto a mis vecinos de la calle Corregidora supuestamente educados, viajados, bien comidos y "politizados": ¿es urbano
y decente hacer una fiesta con música estridente que dura hasta las 4:30 A.M.?.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCXXXVI (1236)… ….Oye, MONTIEL: ¿ya supiste que éste es el año de la rata?.
Cualquier correspondencia con esta ilustrativa columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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¡Adiós, Fidel!
Germán Dehesa
20 Feb. 08
Hay que haber nacido en los años cuarenta, para saber y entender la inmensa melancolía que nos produce la muy tardía
abdicación de Fidel Castro.
Los que hoy leemos la noticia somos (y no somos) aquéllos que en 1957 comenzamos a recibir las primeras informaciones de
la gesta cubana. La dictadura de Fulgencio Batista que terminó siendo un espíritu medroso y menor comenzó a experimentar el
deterioro que le llegaba desde Sierra Maestra y desde los grandes medios internacionales de información. A este respecto, hay
que afirmar que fue Fidel Castro Ruz el primero que hizo una guerra mediática a gran escala. Ningún periódico que se
respetara en toda la América Latina podía dispensarse de incluir en sus páginas una entrevista con Fidel, o con alguno de los y
las líderes del Movimiento 26 de Julio. Los jóvenes de aquella época -yo tenía 13 años- estábamos totalmente asombrados por
esa nueva manera de hacer política, tan distinta a todo lo que habíamos visto. A quien quiera entender nuestro arrobo, le
bastará con conseguirse una buena foto de Fidel Velázquez, o de Blas Chumacero, tan encorsetados, tan pétreos, tan
mortalmente serios y compararla con cualquiera de Fidel, o del Che Guevara, o de Camilo Cienfuegos y sentir que su
propuesta y su lucha eran correctas y que eran idealistas y románticas como tiene que ser todo joven.
La entrada a La Habana fue la de todos nosotros. Todo era una enorme exultación y aun los que supuestamente lo teníamos
que tomar con mucho recelo porque proveníamos de escuelas religiosas, sentíamos que había llegado la gran hora
latinoamericana. En mi recámara, como en un altar de santería y para horror de mi mamuchis que estaba en espera de algún
pronunciamiento de Darío Miranda, nuestro Arzobispo en turno, tenía yo a todos mis héroes de la Revolución Cubana. Hubiera
dado mi vida por una boina como la del Che, pero yo estaba apenas en primero de secundaria y tenía que ceñirme a los
rigurosos dictados de Margotita Mussolini, mi santa madre. Por lo que se refiere a mi papá, él compartía parejamente mi
entusiasmo, pero también, aunque no lo hubiera confesado nunca, compartía ese difuso terror que mi madre inspiraba. Me
acuerdo de una vez que compró de golpe 30 camisas West Point con el muy respetable argumento de que estaban
baratísimas. Mi mamá llegó, las vio y, como en la canción de los perritos, de las 30 que tenía, nomás le quedaron tres.
Me distraje un momento, pero vuelvo sobre el secreto culto que profesábamos mi padre y yo por aquella primera fase de la
Revolución Cubana. En ella depositamos todos nuestros sueños y los cientos de frustraciones que, día con día, el PRI nos
proporcionaba. Con todo eso fui creciendo yo. Cuando la invasión yanqui en Bahía de Cochinos, en México se pensó en formar
una brigada de voluntarios para apoyar a la Revolución. Yo fui uno de los primeros en llegar a ese lugar de Coyoacán donde se
estaban enrolando los jóvenes. Los desgraciados enroladores ni pruebas me hicieron. Nomás me vieron y me suplicaron que
pasara a la retaguardia; ahí podrían ser útiles mis conocimientos de redacción para establecer un "centro de enlace". Pues ni
centro, ni enlace. Nuestro batallón jamás fue más allá de Coyoacán y, en unos cuantos días la situación se destensó y regresó
al pugilato diplomático en el que ha vivido.
Luego comenzaron a llegar las malas noticias de toda índole, desde el exilio de personajes muy famosos, las tensiones
alrededor de Fidel, la muerte del Che, los tratados con la URSS, el éxodo, un pueblo heroico que lo resistió todo y la renuncia
de Fidel y el fin de nuestros sueños. Otra vez, en otra vida, será.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCXXXVII (1237)… ….El año de la Rata: ¡qué dicha para los políticos!.
Cualquier correspondencia con esta columna cubana, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Pedacería y recortes
Germán Dehesa
21 Feb. 08
A este país lo encuentro como muy echado. Todos andamos a la baja y en espera de que algo importante suceda. El día de
San Valentín que se supone que es el detonador del entusiasmo perdido con los días navideños y sus ruinosas consecuencias,
este año salió de lo más ñango.
Nada, salvo los cíclicos telefonemas que recibimos del departamento legal de American Express; nada empaña nuestro cielo
pagano. Cuando mi país cae en fase oval, yo lo dejo descansar y me retiro a mi casa de piedra y flores a hacer lo propio. Me
pongo a leer la montaña de libros atrasados que se acumulan encima de mi camota y me asomo a la televisión mexicana con
la muy frágil ilusión de que algo haya cambiado. Todo sigue igual. La vulgaridad tiene tomada a nuestra televisión.
Intento seguir alguna telenovela, pero no hay manera: todas tienen un excedente de escuincles, o de escuincles que ya
crecieron, pero aun ignoran quién es su mamá, porque todas las mujeres de estos culebrones, incluidas las nanas que antes
eran tan decentes, han regado hijos en la comarca (o en la colonia) y ¡claro!, ahora ni ellas saben cuál es el suyo ni con quién
lo tuvieron, ni para qué lo tuvieron. Yo creo que el guionista ha de hacer unos diagramas muy rigurosos para que no se le
encamote este aluvión de fertilidad. Y hablando de esto: todas las mujeres que salen en pantalla hablan con mucha seriedad
de que las mujeres deben cuidarse mucho de los hijos no deseados y no bien dicen esto, les aparece un caperuzo en
Guadalajara que tuvieron en su juventud con un señor que vendía birria.
Mención aparte merece la mafufa telenovela de piratas campechanos. Tengo la impresión de que ni a Televisa le gustó. El
viernes la terminan y se ve que no saben ni cómo le van a hacer para crear un final más o menos decente. Me da gusto que
termine y me da gusto por mí que viéndola adquiría horribles dolores de cabeza y por el sufrido José Elías Moreno. Cada vez
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que la anécdota se atoraba, procedían a despojar a José Elías de alguna extremidad y/o de algún órgano. Si no terminara el
viernes, ya para el lunes, al actor sólo le quedaría el tronquito.
Me gustaría dar la noticia del surgimiento de Jacquie Bracamontes cuyo encanto, levedad y gracia salvan cualquier anécdota.
No sé, ni pretendo averiguar de qué trata "Las tontas no van al cielo", pero no puedo dejar de manifestar mi entusiasmo por
alguien verdaderamente lleno de gracia.
Me he interesado también por otra telenovela protagonizada por dos excelentes amigas y actrices: mi novia Margarita Gralia y
Rebeca Jones cuyo trabajo teatral siempre me ha interesado. Ellas dos están en "Tengo todo excepto a ti". Las he visto, las he
disfrutado, pero no sé de qué demonios se trata. Y así termina mi veloz y torpe reseña de las telenovelas, salvo que el noticiero
de Joaquín López Dóriga sea considerado también dentro del género melodramático. Aquí quiero hacer pública una súplica.
Los televidentes solicitamos que en el noticiero ya no vuelvan a poner la grabación de los últimos minutos de la vida del
hombre bomba. Parece neorrealismo italiano. No pasa nada. Un cuate sale de un lugar y echa a andar por una calle más bien
desolada. Aparece y desaparece. De pronto ya está acompañado por esa mujer que, según nos explican, es la que resultó
severamente dañada y que declaró que ni conocía al hombre bomba, pero pues ¡mangos, Avelina!, sí lo conocía y con esto la
situación legal de la chica se complica grandemente. Entre éstas y aquéllas transcurre un tercio del noticiero y el resto son
noticias que casi no lo son, o que ya leímos en el periódico y que en la TV podrían contextualizarse. Nada de esto ocurre.
Necesito que suceda algo que me salve de esta batea de mondongo.
Cualquier correspondencia con esta melodramática columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¿El exilio?
Germán Dehesa
22 Feb. 08
Como si no hubiera tantos que ya tuvieron que irse ante la falta de oportunidades en México, ahora la ONU le pide a Lydia
Cacho que se asile en algún país. ¿De qué se trata?, ¿en qué mundo estamos?. A posteriori se puede entender que en los
siglos y en los países de las grandes dictaduras, la gente de pensamiento tuviera con mucha frecuencia que ausentarse de su
país y asilarse en otro. Encierro, entierro, o destierro eran las opciones que se le presentaban al que, con razón o sin ella, era
considerado "enemigo del régimen". Pero en México vivíamos bajo la impresión de que esto ya no sucedía y, sin embargo, ahí
está Lydia Cacho para demostrar que el terror sigue vigente. A mí me da una vergüenza infinita de que en mi país estas cosas
ocurran y nadie alce la voz para poner en evidencia la monstruosidad de tales demasías. No es posible mirar para otro lado
cuando a una de nuestras paisanas le hacen imposible la vida dos arábigos calzoneros, Nacif y Súccar Kuri, que por lo visto
tienen poderes metaconstitucionales que les permiten hacer lo que se les dé la gana con nuestro sistema de justicia.
Por supuesto que no son ellos solos, en su momento, la Suprema Corte que comenzaba a convencernos de que no era
corrupta, echó todo esto por tierra con tal de obedecer los dictados de estos dos paladines de la pederastia. Figura
principalísima en este complot en contra de una mujer sola es este deleznable político cuya fealdad física es apenas un asomo
de lo que es su espíritu; me refiero a Mario Marín quien, para mayor escarnio, es apodado "El Precioso". Poseemos también un
telefonema que prueba sin lugar a dudas la oprobiosa sumisión al poder de los calzoneros de este tlaconete apellidado
Gamboa Patrón, ése que en compañía de Manlio Fabio, el otro matarife, nos hablan con tanta emoción de la patria, de la ética
y de los merecidísimos triunfos del PRI. Toda esta pandilla de malvivientes haciendo suya la tarea de silenciar la voz, a la vez
dulce y estruendosa, de Lydia Cacho que habla a favor de nuestros niños puestos a merced de esta secreta sociedad de
malévolos enfermos que pueden llamarse de muchos modos, desde Marcial Maciel (en vías de canonización) hasta todos
aquéllos que dañan en silencio y, por lo mismo, aplauden a Kuri y Nacif sus voceros oficiales.
Hoy más que nunca Lydia Cacho tiene que saber que no está sola, que este país es su país y que los ciudadanos entendemos,
apoyamos y aplaudimos su lucha que de tantos modos nos concierne.
Me alarma y debería alarmarnos a todos el silencio oficial, el pronunciamiento nítido del Estado mexicano ofreciéndole a Lydia
todas las garantías no tan sólo para su seguridad personal, sino para el buen desempeño de su pesquisa. Como suele suceder
en situaciones así, todo se resuelve, si es que se resuelve, en lo oscurito y de espaldas a los ciudadanos que, por lo visto, sólo
servimos para corear los tiros penales que el Presidente detiene (que no son muchos). Me es difícil imaginar la indefensión que
vive ahora Lydia. Cuando el Supremo Tribunal de tu país te anuncia que tu asunto no es relevante ni digno de atención, ya no
hay nada más que hacer, salvo acudir a los Tribunales Internacionales. Es lo que está haciendo Lydia, pero por el mero hecho
de hacerlo, pone en evidencia la ineficiencia de nuestra impartición de justicia y el nudo de complicidades que se ha adueñado
de lo que tendría que ser nuestra ética.
Yo soy amigo de Lydia Cacho y estoy públicamente con ella hasta donde tope.
Además, no se me distraigan, viene llegando la primavera con sus hombros brillositos: HOY TOCA.
¿No existirá por ahi alguna otra esposa de MONTIEL que me ayude a desmoronarlo con tanta eficacia como la primera?
Cualquier correspondencia con esta cívica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Los sentidos
Germán Dehesa
25 Feb. 08
Según los libros, son cinco; según mi experiencia mexicana, son millones. Me explico: para mí los sentidos son todos aquellos
compatriotas que sienten que han sido tratados con injusticia, o que han sido hechos a un lado, o malmodeados
injustificadamente, engañados en tal o cual asunto y/o excluidos de algo a lo que creen tener derecho. Lo característico de los
sentidos es que no se animan, por miedo, prudencia u ¡ojo! estrategia a hacer una protesta abierta y retadora, sino que dan el
pasito atrás y se refugian en el silencio, los ojos bajos, los monosílabos, al tiempo que emiten toda clase de señales de que
están sufriendo pero a lo bruto. En esto consiste estar sentido.
No sé si este extraño estado de ánimo sea propio del altiplano mexicano y su enrarecida atmósfera, o se dé en otras regiones
del planeta. Esto último lo dudo. Creo que sólo en México coexisten la falsa sumisión, la siempre falaz resignación y el
poderoso ímpetu barroco que son, los tres, ingredientes básicos del "sentimiento". Una última nota para cerrar mi teorización
sobre esta crepuscular faceta del alma mexicana: si bien puede aflorar indistintamente en el ánimo masculino o en el femenino,
es en este último donde encuentra su más natural acomodo. Nadie como las mujeres en su capacidad para estar sentidas y
para prolongar infinitamente este estado de cosas que pueden llegar a enloquecer a los que rodean a la sentida.
¿Cómo reconocer a un sentido?. Esto es relativamente fácil. Hay que esperar un poco a que el sentimiento madure y que
manifieste sus primeras señales: mutismo, aire funéreo, desinterés por el mundo y sus placeres, ojos llorosos y cuerpo cortado.
Éste es el momento de interrogar al candidato: ¿qué te pasa?. Aquí no se distraigan porque la respuesta es básica. Si nos
responden con voz neutra: NADA, podrán afirmar como tan sabiamente decía mi padre: ya se fregó Francia, tu madre ya se
sintió. En efecto, estamos frente a un sentido y vaya usté a saber, Doña Angustias, para cuándo se le pase.
Y no se crea que hablo de algo lejano o no vivido. El asunto está recién salido del horno. Hoy es viernes por la tarde y hará
unas dos horas que colgué después de una tropezada conversación con mi amigo El Rulos que, como todo mundo sabe, lleva
un buen tiempo saliendo conmigo. Cuando comenzó nuestra plática yo era la encarnación misma de la dicha, la paz y la
mexicana alegría: ¿cómo estás mi bueno y fino Rulos?... bien... (escueta respuesta que me alarmó porque El Rulos no es así;
sin ir más lejos, en el Carnaval de Veracruz fue el alma de la batucada) ¿y qué has hecho, a qué te dedicas?... ayer, a nada,
como era mi cumpleaños, lo festejé con mis amigos (¡en la madre!, los sentidos toman muy a mal el olvido de su cumpleaños).
¿Y tuviste muchos regalos?... algunos... ¿todavía quieres el camisón que vimos en Frattina?, tú lo vales, Ruliux... ya no quiero
nada... ¿Te pasa algo?... NADA (¡chin!)... ¿estás sentido?... para nada... ¿vas a venir a dormir?... no sé...
Ésta es la crónica de la fase aguda del sentimiento azteca. Luego viene el periodo de disipación que entre los hombres suele
ser breve y que entre las mujeres puede ser eterno. Lo que ocurre es que la mujer viene equipada con cinco memorias y una la
tienen exclusivamente para almacenar agravios. Ya esténse, muchachas, no sean así de perronas, ya es hora de que
perdonen al infame. El perdón es un inmejorable bálsamo. Lo digo yo con la plena conciencia de saber que, este artículo, El
Rulos no me lo va a perdonar nunca.
Orozco pintaba a la justicia como una gran prostituta. En el presente, algo más denigrante tendría que pintar frente a casos
como el de El Niño Verde o en el del gusarapo subnormal que se hace llamar Jorge Kawaghi.
Cualquier correspondencia con esta columna que no se siente, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Como ya es sabido, a mí me gusta levantarme tarde, pero si se trata del domingo lo que me gusta es no levantarme. Sólo mi
recia disciplina puma me conmina a estar en pie a las 10:30, listo para acudir a mi cita quincenal con los feroces felinos del
Pedregal.
Este domingo fue sui géneris. Ni permanecí en la cama, ni fui al estadio. Desde hace varias semanas mi compromiso era
(re)presentar el libro "Qué te cuento" (Ed. Norma) de mi ausente amiga María Victoria Llamas. Varias veces lo he dicho, pero
es un buen momento para insistir en ello: el Palacio de Minería es lo menos adecuado para una Feria del Libro. La sobria y
silenciosa arquitectura de ese edificio poco o nada tiene que ver con el mercado de Beirut que le ponen encima. Para llegar al
espacio donde se presentan los libros, hay que pasar por encima de innumerables puestos, de cientos de familias y de miles
de niños dominicales que constituyen una especie particularmente nociva no sin una pizca de violencia revolucionaria.
Llegué por fin a mi destino, ocupé mi puesto en el momento mismo en el que mi venerado Héctor Bonilla leía un texto de Mariví
cuyos nietos, por cierto, ocupaban la primera fila en la perfecta observancia de un comportamiento ejemplar (yo creo que les
inyectaron altas dosis de Tafil para tenerlos tan lacios y dóciles). Cuando me tocó hablar estaba yo aterrado. Entre el público
atisbé a un buen número de asistentes a la primera presentación. Ni modo de aventarles el mismo rollo; en un minuto, ya
hicieron una ONG y ya me están linchando. Tuve que echar mano de recursos desesperados. Me lancé a hablar de Borges, de
Blake, de las Tontas no van al Cielo y me permití discrepar de la línea de pensamiento filosófico de Televisa. Apoyado en
Blake, afirmé tajantemente que las tontas sí van al cielo, pero van al cielo de las tontas para pensar y decir tarugadas por toda
la eternidad. Seres tan exquisitos como María Victoria Llamas fue al cielo de las inteligentes y desde ahí se incorporó a nuestra
conversación. Ya por ahí me seguí y llegué sano y salvo. Siguieron las intervenciones de V.H. Rascón Banda, Silvia Mariscal
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(mi amor con reloj) y a la hora exacta, nos corrieron. De nuevo a pisar niños y destruir puestos. Me urgía llegar a ver el partido
de los Pumas. De haber sabido.
El mismo paquete dominical me trajo la acalambrante información de que AMLO anuncia violencia si alguien se quiere meter
con nuestros energéticos. Me parece una irresponsable y mayúscula estupidez. En todo el mundo y en el propio México, la
explotación de estos energéticos requiere de varias manos. Creo que todo esto precisa de la rectoría del Estado pero no para
festinar PEMEX que ya sabemos lo que es. Por otra parte, la heroica pose de AMLO, me la como con su taquito de lengua. Él
sabe que es la pose y el mecanismo ideal para volver a adquirir presencia mediática. Que le aproveche, pero él debe pensar
pronto en la adquisición de alguna otra "causa patriótica". Ya Chole.
El acontecido domingo también sirvió para que me enterara de que a la novia de Canito la habían asaltado en la puerta de su
casa. Le quitaron la bolsa y su coche. Ya levantaron el acta, ya hicieron todos los trámites que se tienen que hacer y ya saben
que, de cualquier manera, no va a pasar nada de nada. Con el cuento de que ahora están ayudando a la guerra contra el
narco, nuestros policías están llegando a su más alto nivel de ineficiencia.
De vuelta al domingo, tuve que aguantar el duro golpe de que perdiera el América (joy, joy). Llegó la noche y todos nos
pusimos muy contentos a jugar pócker. Y todavía falta el episodio del mosco pero ya será mañana.
Toda esta columna me sirve como una ola en alabanza de Guadalupe Morfín.
Cualquier correspondencia con esta columna que espera ir al cielo, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La medianoche sería cuando, después de un agitadísimo domingo, su Charro Negro y su hijo "El Tuercas" decidieron
descansar. El descanso duró aproximadamente tres minutos que fue el tiempo que se tardó un fementido mosco, hijo de su
díptera madre, en atacar el desnudo piececito del más pequeño de mis hijos. Un piquete de mosco trae consigo un
desasosiego permanente; es como un pariente político. Esto en condiciones normales, pero resulta que Andrés, a falta de otra
vocación, optó por ser alérgico a los moscos, lo cual significa que si lo pica un mosco, no le sale esa ronchita que nos sale a
toda la gente decente; a él le sale un ronchón del tamaño de una moneda rodeada toda ella por un montículo de carne
enrojecida y tumefacta que le produce, todo ello, un muy considerable dolor. Esto es una parte y es comprobadamente real. La
otra parte tiene que ver con el fino histrionismo del muchachito heredado íntegramente de su madre quien, a la muerte de
Andrea Palma y Ofelia Guilmain, asumió la responsabilidad de encarnar el drama y el melodrama mexicanos.
Apoyado en tales bases biográficas, el moconete aullaba cual coyote siberiano y afirmaba que "ni pensar en dormir" con tan
enorme dolor. Yo estaba hundido y furioso como me suele suceder cuando caigo en situaciones en las que no tengo ni maldita
idea de lo que debo hacer. En casa tengo una botellita de loción antihistamínica que de inmediato le apliqué al doliente sin
resultados visibles. Él seguía ladrando como perro de trineo. ¿Qué habría hecho el Dr. House en una situación así?. Descartar
la posibilidad de que fuera Lupus y ordenar una tomografía, placas de tórax, una punción lumbar, perfil tiroideo, general de
sangre y general de orina y dos sandwiches de pastrami sin cebolla. Lo malo es que en casa, ni pastrami teníamos. Pensé que
sería cuestión de tiempo. Todo fue anunciarle esto al Tuercas para que, de inmediato, pusiera en la tele un DVD de "Prison
Break" y se instalara a agonizar con su patota recargada en mi muslo. Vimos un capítulo, vimos dos... Andrés: ¿no se te ha
calmado un poquito el dolor?... Sí, pero no quiero confiarme, ¿me alcanzas unos "Rancheritos"?... chomp, chomp, chomp... ¿y
si vemos otro capítulo?... ¿y si mejor te vas a dormir?... ¿y si me vuelve a doler?... me llamas, yo voy y te meto un sanjuanazo
que vas a recoger los dientes en Avenida Revolución... siendo así, me voy a dormir. Y se fue. Y se durmió y yo me quedé
pensando que el lunes mismo iniciaría mi cruzada nacional contra los moscos. Fin de la historia.
Todo fin es un principio. Como ya vimos, murió el mosco, pero queda AMLO. Los que hemos seguido su trayectoria lo hemos
visto transitar del carisma a la oligofrenia. Ya se creyó Presidente legítimo, ya se instauró como paladín de la defensa
energética, ya le ordena a todo el mundo y ya se pone como pepita en comal cuando nadie lo pela y le dan el avión y le dicen
que es muy atinado lo que solicita, pero que cada perredista va a decidir por su cuenta. El señor Encinas (que, una vez que
apareció Carstens, ya no puede ser llamado Gordo); Alejandro Encinas, para variar, está obligado a usar dos cachuchas. Una
la que le impone su patrón AMLO y otra la que necesita usar si es que quiere aspirar a esa valiosísima presea que es la
presidencia del PRD.
Eso por un lado, por el otro el repelente asunto de la Lotería Nacional donde refulgen con luz propia ese espermatozoide
extraviado que es Jorge Kahwagi y el director de la Lotería que no es más que un personero de la Gordillo que no es más que
una vieja ratera.
Pero también existe la luz y en ella la amistad. Mi amiga Consuelo Sáizar me habla y me hace el honor de pedirme un texto
para "Adiós a las trampas". Libro urgente.
Cualquier correspondencia con esta mosqueada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Fumando espero
Germán Dehesa
28 Feb. 08
Mi referente deseable e inevitable es Sara Montiel. Ese disco Montilla con el escote inverosímil, obra maestra de la ingeniería
moderna y esa película tan olvidable en su melodramático argumento, pero tan irrefutable en la presencia de esa cupletista que
encarnaba (riquísimo) Sarita Montiel. Mi memoria me ha hecho volver sobre todas estas cuestiones tan añejas ya, porque me
vi en la necesidad de acordarme de Sara y de su voluptuosa interpretación de "Fumando Espero". No fue algo que yo buscara,
pero de pronto e inspirado por el noticiero, vi a un diputado local que ocupaba la tribuna y lo vi con negligé negro de seda
satinada, liguero y medias del mismo color, la cabeza un poco echada para atrás, ligeramente recostado (que es como le gusta
estar a los diputados) y expeliendo con atractiva sabrosura grandes volutas de humo. Parecería ignorar este imbécil la dignidad
que comporta ser diputado de la Nación. No entiende este ganapán que él representa la legalidad a la que todos aspiramos y
cuya articulación está en manos de estos haraganes que, frente a los graves problemas y transformaciones que le urgen al
país y que precisan de una legalidad, ellos han preferido usar su tiempo discutiendo el candente tema de dónde si y dónde no
debe permitirse fumar. Ha habido ponencias de lo más enjundiosas, el Pino siempre parece estar hablando solo, propuestas
van y contrapropuestas vienen. Dicen que no quieren legislar así nomás al chilazo, sino que quieren que una legislación sobre
tan delicada materia les salga planchadita y rechinando de limpia. Por fin, ayer martes 26, parieron los montes y quedó lista la
ley antitabaco. Para celebrarlo Sarito Montiel ocupó la tribuna y se aventó su "travesura" de escolapio subnormal. El Pino
seguía hablando, pero nadie lo pelaba.
Los que no somos diputados, sino rupestres ciudadanos tenemos ahora una nueva norma de convivencia que, en principio, me
suena menor en comparación al diluvio que viene. De cualquier manera es una ley y ante ella hemos de poner a prueba la
madurez de nuestra condición ciudadana. Yo soy fumador, pero me dispongo a acatar esa nueva ley en cada uno de sus
puntos. Podrá molestarme, podré en momentos considerarla absurda. Dibodobadito. Tendré que irme a los campos
morelenses en compañía de Carlos Marín y de Javier Sicilia (que fuma un tabaco precortesiano) a fustigarnos el pulmón y a
recordar que fumar es un placer ideal, sensual.
Ya establecí que voy a obedecer la ley con total devoción. Ya me he ganado mi derecho al retobo, porque, la verdad, ya ni la
friegan. Durante mi infancia y primera juventud Hollywood, Humprey Bogart y mis tíos me convencieron de que fumar era un
rasgo de virilidad tan acusado y tan drástico, que no había mujer que resistiera el chicotazo del humo y el calor de la brasa de
un buen Lucky Strike anclado en una comisura. No es justo que, a la vuelta de unos años, nos consideren los leprosos de la
sociedad. Me imagino que muchos ¡y muchas! arriarán banderas. En verdad los felicito. Yo me debato en la duda metafísica.
Veo al titular de la Secretaría de Salud con su aire de Superior de los Capuchinos Frappé y pienso que tiene razón, pero yo
tengo más de 50 años de ser fumador con brevísimos paréntesis. ¿Qué voy a hacer?. Tengo que consultarlo con mis dos
asesores y cómplices en la tarea. Mantendré informada a la comunidad acerca de los resultados que obtenga.
Y ya. A ver si ahora esa bola de guandajos de San Lázaro se ponen por fin a trabajar y a trabajar de modo tenaz en asuntos
como la nueva Ley de Medios que, ya te imaginarás, lectora lector querido, es botín principalísimo de Televisa y TV Azteca.
Por lo pronto, me borro.
Cualquier correspondencia con esta columna de humo voluptuoso, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R.)
No me hablen. Ya no me digan. Ya sé que preparé un rico dulce de camote con el asunto de la ley anti-tabaco y ¡ya sé! que
esa sesión a la que aludo en mi texto tuvo lugar en la Asamblea del DF y no en el sacrosanto espacio de San Lázaro. Sin
embargo, todo es real, incluida la pereza inaudita de nuestros legisladores y el bello cuadro del asambleísta trocado en Sara
Montiel. Ya me avisaron, ya me corrigieron, ya me regañaron, ya se burlaron, ya no me frieguen.
Pasando a otra información, ha llegado el momento de que, así sea en desmedido combate, he de salir a la defensa, Sancho
amigo, del solar de mis ancestros llamado Xalapa, Veracruz. Tengo noticias de que ahí una doncella pide auxilio porque está
amenazada por el caballero Beltenebros, la bruja Morgana, el gigante Caraculiambro y Urganda la Desconocida. Estos cuatro
malignos se han conjurado contra una débil mujer que se llama Dalia Pérez Castañeda, aunque yo he decidido rebautizarla
como la dama Tubibella. Resulta, Sancho amigo, que esta dama de tan altas prendas y tan preclaras luces anda en boca de
todos porque los cuatro espíritus del mal han diluido en la vida xalapeña el vientecillo de la calumnia y han logrado que la gente
crea que la dama Tubibella, antes de servir a su dilatada república como representante del pueblo, participó en la diabólica
elaboración de algo que ellos llaman película. En ella, Tubibella, mi amada desconocida, dicen estas lenguas venenosas
aparece haciendo gimnasia en un adminículo propio para ella llamado tubo y que, minutos después, por explicables razones de
aseo y descanso, se despoja de sus prendas para quedar convertida en una perfecta imagen de la inocencia tal como la
pintaran los grandes maestros que en el siglo son.
Por favor, no crean amados lectores que, una vez más, ya me volví loco. Todo lo que Don Quijote ha contado es rigurosamente
cierto. Xalapa existe, Fidel Herrera, accionista de la película según información, también existe, las artes cinematográficas
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existen, existe Dalia Pérez Castañeda actual diputada local y alguna vez actriz de cine y existe ¡qué país! una película titulada
"Chiles Xalapeños" estelarizada por Dalia Pérez. Es en esa cinta donde la susodicha pone en evidencia sus dotes para el tubo,
señal, dice ella, de su gran capacidad actoral pues "hasta parecen ciertas". Lo mismo ocurre cuando procede a encuerarse,
pero aquí el encanto se rompe con la aparición de un timbón panza de bísquet, cuerpo Rotoplás, bigote hirsuto y cabellera
indócil que es quien solicita que la actriz se dé un buen baño como el que se acaba de dar él que trae enrollada en la panzota
una toalla como de catorce metros. Después de "Chiles Xalapeños", Dalia fue diputada; por su pinta, el actor también
merecería con creces una curul.
Dalia, la parlamentaria, ha salido en su propia defensa de modo ardoroso y en defensa de "Chiles Xalapeños" con cierto y
melancólico desgano. Según Dalia, los muchos machos que quedan en el mundo (y en Xalapa) no pueden resistir el
espectáculo del "empoderamiento" de una mujer. A falta de otra cosa, esa palabrita nos la heredó la taimada de Marta
Sahagún. Yo no entiendo muy bien qué significa, pero le puedo jurar a Dalia ante un altar que su "empoderamiento", si es que
existe, lo puedo resistir muy bien. También resisto que haga películas y, en última instancia, que haga lo que se le dé la gana.
Sería, sin embargo, deseable que fuera una buena representante popular. Con tubo o sin él.
Nuestro país padece injusticia. Brutal, irrefrenable, cómplice. Viene el irresponsable de Soberanes y dice que los juicios orales
son "una tomadura de pelo". ¿En qué cantina habrá hecho la secundaria este adiposín?.
Cualquier correspondencia con esta columna tutti frutti, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Luces lejanas
Germán Dehesa
3 Mar. 08
El viernes pasado, en horas hábiles, repiqueteó el teléfono y con elegancia y prontitud me apresuré a contestar: bueno, bueno,
bueno, residencia solariega de Don Germán Dehesa, planta baja, ¿con quién desea usted hablar?. Cuando le contestas así a
un mexicano, éste queda abrumado y confuso durante un buen rato. ¿No te cansas de decir tanta patochada?. ¡Amada, tía
Ágata!, mi plebeyo teléfono se torna de oro con incrustaciones de lapislázuli cuando sirve para proyectar tu enérgica voz. ¿Te
vas a callar?. Me dispongo a hacerlo y como me dijo mi mamá desde que nací: soy todo oídos. Pues mira, Germán, esto no es
broma, pero tampoco es de gran trascendencia, sin embargo pensé que tú podrías conocer el dato: ¿tú sabes de dónde viene
la palabra "orear"?, ¿viene de oro?, no me suena. A mí tampoco, venerada tía, pero he de decirte que no tengo ni la más mula
idea de la etimología real de tan bello vocablo. Ya sabía que no ibas a saber. No lo sé de momento, pero estoy rodeado de los
más raros, amplios y costosos tumbaburros que hay en el mercado; seguramente ahí me encontraré con la palabra "orear".
¿Dónde lo vas a buscar?, me interrogó con voz de examen profesional. Por favor, tiyita, en estos menesteres ya soy cobija
muy meada. ¡Te agradecería que te abstuvieras de tus vulgaridades!. ¡Oh, bueno!, lo que te quiero decir es que soy el Sherlock
Holmes de las etimologías y que mi libro de cabecera es el Diccionario Etimológico de Joan Corominas (Ed. Gredos), pero no
el portátil de un solo tomo, sino el monstruo de cinco, ¿cómo te quedó el globo ocular?. Está muy bien, búscalo en el
Corominas y por favor me avisas. ¿Por qué la prisa?, ¿te urge darte una oreadita?. No es asunto que te incumba. Me avisas.
Clic.
Obediente como soy, puse a toda mi fuerza de trabajo (la Rosachiva) a la pesquisa del verbo solicitado. Resultó
extremadamente fácil. "Orear" viene del latín "aura" que equivale a "viento" y así "orear" equivaldría a "airear" o "ventilar". La
tarea quedó cumplida en un periquete. Ocurre sin embargo que ya que conocí el recto significado de ese verbo, me dio por
pensar que hace mucho que ni yo, ni mi país nos hemos oreado lo suficiente y que ya llevamos demasiado tiempo encerrados
terqueándole a una obsesión, a una ideología, a los dichos y hechos de un grupo de enfermos. Hace mucho que no tomamos
nuestra alma, la sacamos de esa batea de mondongo y nos la llevamos a que se dé una oreadita.
Mi sábado tuvo un despertar siniestro. Dormí muy mal y en lo poco que dormí, lo juro, soñé que estaba yo en un día de campo
con Manlio Fabio y Gamboa Patrón (ésta es historia aparte). El caso es que estaba yo de un humor muy tenebroso. Sin
embargo, en el futuro inmediato había un encuentro emocionante y grato. Mis alumnos de hace 40 años me habían invitado a
comer y a celebrar el mítico premio que algún día el Rey de España (que ya será Felipe IV) me entregará. El caso es que el
indómito Pancho avanzó sur adentro y por fin llegó al festejo. Si yo quería orear mi alma, ahí lo conseguí mediante un
ventarrón de recuerdos que volvieron a mi corazón. Ahí estaban todos, los buenos, los malos, los regulares, los estudiosos, los
flojos, los geniales y ya todos eran gente de bien, todos dispuestos a arrimar sus personales recuerdos para que el
rompecabezas quedara lo más completo posible. Cuando éramos alumnos y maestro, la diferencia de edad era ínfima. Lo
sigue siendo. Seguimos teniendo ilusiones, seguimos cantando y, lo más importante, seguimos sonriendo.
¿Con qué podrán orear su alma seres como MONTIEL, o el Precioso, o cualquier ratero de éstos?.
Cualquier correspondencia con esta oreada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
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Día Internacional de la Mujer
Germán Dehesa
4 Mar. 08
En vista de la decrepitud, cursilería e inoperancia del Día de las Madres que ya ni las madres quieren celebrar, el Estado
mexicano que está muy atento a todo lo que se festeja en el primer mundo y que es enormemente eficaz para organizar
pachanguitas con tablas de gimnasia y dosis letales de oratoria, decidió hace algunas décadas bajar su diablito de la festividad
global y celebrar el Día Internacional de la Mujer, todo esto dentro del pringoso y demagógico marco de la prosopopeya política
mexicana. No fue difícil. Se le hicieron ciertos ajustes al Día de la Madre y todo esto funcionó de maravilla en el Día
Internacional de la Mujer. Dentro de estos preparativos hubo algo espectacular. El Estado mexicano decidió que para no
hacerse pelotas y unificar esfuerzos esta celebración necesitaba coordinarse como un operativo de Estado. De inmediato
surgió un comité, o una delegación, o una subdirección, o algo que fue el organismo encargado de estos festejos. A este
respecto, ya sabemos cómo nos las gastamos en México: de inmediato ya había surgido burocracia hasta por debajo de las
piedras, ya había jerarquía, escalafón, un embrión de sindicato, "legítimas demandas laborales", papel membretado, logotipo (o
como dice mi tía La Pelos "gogotipo") servicio de mensajería y todo lo que requería una dependencia oficial para funcionar, no
voy a decir que con eficiencia, sino con elegante ineficiencia. Todo estaba ya listo en este organismo que celebraría a la mujer.
Lo único que faltaba era alguien que hiciera cabeza. Como nos suelen contar, se barajaron varios nombres, pero el más idóneo
resultó ser el de Pedro Ojeda Paullada, el gran POP que todavía no había agarrado hueso y que, por gracia de la magia
mexicana, se transubstanció de un día para otro en la flor más bella del ejido. Yo me lo podía imaginar perfectamente peinado
de salón, con bolsa y traje sastre elegante pero muy austero, faja Playtex y tacón mediano para no clavar los belfos en la
solemne alfombra (¿alguien recuerda a Consuelo Guerrero de Luna en "La Liga de las Mujeres" lideresa de las Camisas
Pintas?, pues hagan de cuenta POP en los festejos del Día Internacional de la Mujer).
Desde entonces y hasta hoy todo se ha precipitado. Yo he vivido lo suficiente para atestiguar esta transformación. Cuando yo
nací de mujer en 1944, todas las señoras de mi familia eran -y lo decían con enorme orgullo- "señoras decentes". La única
excepción era mi tía La Gorda que era mi Cirque Du Soleil particular. Las otras parecía que estaban embalsamadas y así en su
calidad de Nefertitis michoacanas, ocupaban, dominaban, controlaban el centro del hogar. Su cultura tendía a ser nula o
dispersa, reconocían en su marido al "señor de la casa" y complacerlo era una de las obligaciones primordiales. Los hijos
éramos unas larvas lejanas que teníamos que renunciar a todo espacio y a todo juego cuando llegaba el señor de la casa. Hoy
vemos todo esto con horror y sentimos una gran lástima por aquellas mujeres confinadas en su hogar. Yo no siento ni lo uno ni
lo otro. No logro figurarme a mi padre como un ogro, ni a mis tías como las brujas de Macbeth, ni a mi madre como a un ser
lastimero. Mi recia madre fue de muchas maneras heroica. Aguantó vara, crió a sus hijos, multiplicó los panes y fue sabia y
divertida con su maligno sentido del humor. Todas esas mujeres son ahora "las tontas", pero sin ellas ¿dónde andarían "las
inteligentes"?.
Como verán, toda esta semana vamos a hablar de mujeres y de su ya también obsoleto "Día Internacional".
¿Algún día nos darán el gusto de ver sometidos a un juicio oral a cualquiera de nuestros insignes rateros?.
Cualquier correspondencia con esta columna que se hizo permanente, favor de dirigirla a [email protected]
(D.R.)
A ver qué sale. Mi intención es seguir hablando acerca de las mujeres, pero no sé qué pueda ocurrir porque desde hace tres
horas experimento lo que mi amigo el señor Tijerina llamaba con entera propiedad una hemorragia nasal de sangre por la
nariz. Esto es lo que me pasa. No hubo como dicen los médicos ningún antecedente traumático, no se me pasó la mano en
ningún trabajo de minería nasal, sencillamente comencé a sangrar. Desde hace muchos años me ocurre lo mismo: comienzan
los calores y yo empiezo a sangrar como un idiota. Sin embargo y por encima de todo, el trabajo demanda mi presencia y aquí
me tienen, mis queridas chavas groovys, cumpliendo con el amable deber de mantenerlas informadas y, en lo posible, de
desasnarlas. Imagino el mentadero de madres que está lloviendo sobre mi adolorida cabeza por esto del desasnamiento, pero
piensen chicas que esa capacidad y esa velocidad de reacción ya demuestran por sí mismas que, al día de hoy, las mujeres
devuelven golpe por golpe y que ya no se quedan con su pena para luego ofrecérsela a San Charbel para que lo aplique a la
salvación del alma de los niños motuleños (supongo que en Motul, Yuc., además de los huevos, habrá niños y si los hay
requerirán como todos los niños de un milagro para salvar su alma tenebrosa capaz de cualquier iniquidad). Esto ya no lo
hacen las mujeres, salvo los contados ejemplares que quedan del modelo antiguo, el que todavía traía chasís y era juicioso,
casto y obediente no como las desgarriatadas lebronas de ahora. La mujer actual ya no procede así.
Yo no sé qué ocurrió, ni cómo ocurrió el estrepitoso derrumbe del monumento mexicano a la masculinidad. Lo que sé es que
ahora y cada vez más el México lindo y querido es territorio femenino. El botón de muestra, la piedra de toque de este
dramático cambio la podemos encontrar en el tequila. Cuando yo era niño, ni mi tía La Gorda era tan audaz como para
aventarse un tequila delante de los señores. Éstos, a su vez, consideraban que con una mínima probadita de la bebida
nacional, cualquier mujer se volvería loca y prorrumpiría en alaridos demoníacos y destrozaría el mobiliario de la casa
(incluyendo "el trinchador" que era una joya de la ebanistería "de las que ya no hay") y luego se desplomaría babeante y
exánime. Por eso las mujeres de mi infancia tomaban un "vermucito", o ya cuando se alocaban recio y esperaban acción, unas
"medias de seda" que era un brebaje edulcorado y horroroso, hagan de cuenta tepache de rompope. Si esos hombres
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resucitaran y vieran a la mujer actual pegándose los fogonazos de "Jimador" que hoy se acomodan las señoras entre ceja,
oreja y madre sin parpadear ni perder en modo alguno la compostura, se volverían a morir del puritito asombro.
Y quien le puede al tequila, le puede a la vida. Me encanta esa dulce y criminal irresponsabilidad con la que las mujeres han
invadido ese mundo exterior que antes era coto exclusivo de los hombres. Ignorando el nimio detalle de que para manejar hay
que aprender, la mujer de hoy aborda su camionetota, mete el reversón, obliga a un pobre manejador a subirse a la banqueta
de enfrente, le pasan delante y todavía le gritan: ¡fíjate, buey!. Y apenas van comenzando. Es una delicia verlas cómo se
maquillan en el Periférico (yo ya vi a una poniéndose las pantimedias) y llegan a su trabajo de magnífico humor después de
haber repartido equitativamente mentadas de madre por la veredita alegre. Esta mujer es agreste pero buena para el trabajo,
para la casa y colchón, para el puro vivir. A mí me asusta un poco, pero me felicito de ser su contemporáneo. Sigo sangrando.
Las malas conciencias no duermen, dormitan mascullando sus maldades, ¿verdad, MONTIEL?.
Cualquier correspondencia con esta columna en doble fila, favor de dirigirla a [email protected]
"Los tambores de guerra". El morboso de López Dóriga está feliz porque esta semana ya va a dejar en paz el consternante
video que nos muestra una larga calle y en ella, los ociosos paseos de Tania y "El Pipen" que van y vienen jondeando la
bomba cual si fuese la bolsa del mandado, hasta que les tronó en una escena que ya no se ve en el video y que sería la única
que lo justificaría. Eso ha quedado atrás. Yo creo que ya hasta se borró de tanto pasarlo. Lo vi desde el día de su estreno,
hasta su última función donde ya se percibe al Pipen muy desmejorado.
Ahora Televisa ha encontrado un nuevo tema de desgarrador y dramático interés: los tambores de guerra y hasta se le quiebra
la voz al presentarnos los preparativos de la inminente guerra entre Colombia y Ecuador. Esto se ilustra con unas tomas como
aquellas que hacía Cachirulo que para comunicarnos la idea de que se estaba internando en el bosque, se dedicaba a pasar y
a volver a pasar frente a dos arbustos ñangos y ya con eso los niños de entonces asimilábamos la noción de bosque. Alguien
comentará: es que los trataban como idiotas. Yo contestaré: es que éramos idiotas. Bueno, pues cincuenta años después la
intricada jungla ecuatoriana la ha reproducido Televisa para nosotros con la misma técnica: cuatro o cinco vegetales
exuberantes y un gallardo ejército que, según mis cálculos, está formado por tres elementos que pasan y pasan cargando mal
un riflote y con cara de estar dispuestos a darse a la fuga en cuanto aparezca un coatí que es un mamífero pequeño y bastante
bonachón. Hay un contraste asaz risible entre las miserias de esta guerra de chisguete que muestra la cámara y el relato
dramático que hace López Dóriga que se pone en plan de corresponsal de guerra que estuviera cubriendo las primicias de
Vietnam para todo el mundo libre. Aparece al centro de la pantalla Joaquín en plan de soldado Garrison rodeado de varios
recuadros donde podemos ver el rostro de unos cuates que no saben ni dónde están. Son la cobertura informativa de Televisa
y López Dóriga nos informa (y les informa) dónde está cada uno: en la Guaira tenemos a la Memela Jackson, reportera muy
curtida, en Pernambuco al Escopetín Grajeda... y así hasta llegar a Washington donde tenemos a Gregorio Meraz (a) Agallón
Mafafas que vive el calvario permanente de que Joaquín le pregunte, él le responda de modo cortés y prolijo y Joaquín no lo
pele en absoluto (yo creo que si se suelta cantando el Brindis de Traviata, no pasaría nada).
Todos estos desplazamientos de personal, toda esta parafernalia bélica, las tomas, la música, el helicóptero que se cierne
estilo Apocalypsis Now, todo constituye un espoleo al morbo y una penosa molestia a la ética personal. Uno entiende que los
niños jueguen irresponsablemente a la guerra; aunque menos, también entiende a este niñote perverso que es Bush metido a
lo mismo; pero nosotros -cito a Cri Cri- no somos así. Yo entiendo el buen negocio que es para estos consorcios de la
información la cobertura de esta guerra entre los fregados y los menesterosos, pero no puedo compartir ese morbo infantiloide
que quiere llevar la detestable guerra a la precaria paz de nuestros hogares.
Venturosamente hoy miércoles llegan esperanzadoras noticias de un acuerdo diplomático. Ni modo, no se les hizo ni a
Televisa, ni a su espíritu afín, Hugo Chávez.
A mis lectoras amadas les pido perdón. Hoy no pude dedicarles esta columna, pero volveré a entonar sus loas y a cantar sus
alabanzas. Si alguien tiene curiosidad acerca de mi nariz sangrante le informo que, tras diez horas de muerte por goteo, la
hemorragia cesó y yo me pude ir a dormir con la nariz hecha moronga.
Cualquier correspondencia con esta anti-bélica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Día Internacional de la Mujer IV
Germán Dehesa
7 Mar. 08
¡Mouriño: tómate unas vacaciones!, éste es el grito que se escucha, se lee, se siente por toda la República. ¡Mouriño: tómate
unas vacaciones!. Lo malo de todo este imbroglio es que amenaza con convertirse en el camote cósmico. Veamos algunos
aspectos de este tuberculoso asunto estilo Zongo le dio a Borondongo. Para comenzar Mouriño es el mero contlapache de
Felipe, pero por lo que hemos visto, Felipe no es de los que, en su calidad de Presidente, solapa al amigo y lo defiende contra
todo y contra todos. A este respecto es muy ilustrativo el caso de Ramírez Acuña quien fungió como padrino político,
destapador oficial y afanoso activista de la campaña de Calderón. Por todo esto, y por algún mérito que le habrán visto, le
dieron SEGOB, pero cuando Calderón vio el batidillo que estaba organizando su cuate, lo empacó, lo flejó y lo mandó para
Guadalajara en calidad de guardia personal de la Minerva. Yo creo que Calderón es enormemente pragmático y no arriesgará
su magro capital político en la defensa de nadie; es decir, no hará lo que hizo AMLO que tan estúpidamente difirió y entibió su
deslinde de Bejarano que venía de ser sorprendido con las manos en Ahumada. Calderón, supongo, no será tan tonto.
En la otra esquina tenemos al "activo más importante del PRD" que es AMLO siempre al lado de Noroña, su rata de compañía.
Desde julio de 2006 y hasta la fecha, los perredistas, aun los más señalados, tienen que jugar a que le hacen caso a AMLO,
pues de otro modo, éste los regaña y los pone en evidencia. No es nada fácil la vida de un perredista: tiene que darle pelota a
Andrés Manuel, aunque en la práctica cada vez sean menos los que se enganchan en sus locuras. Ahora AMLO ya agarró a
Mouriño como tarea personal. Primero se dedicó a fregarlo por su ambigua nacionalidad y ahora el asunto es el presunto delito
que AMLO, con pruebas, le achaca. Nadie será tan ingenuo de suponer que la batalla de AMLO sea en pos de la justicia y del
derecho que tan guango le vienen al tabasqueño; se trata crudamente de un asunto político y de la prolongación, que se
adivina infinita, de la inquina de Andrés Manuel contra Felipe. Sin embargo, como existen los documentos probatorios, los
perredistas, aun los más sacatones, han decidido secundar a AMLO y así hasta González Garza y Navarrete "los bigotes
trashumantes" se han puesto al brinco y gimen porque quieren justicia. Para completar el cuadro está el PRI que, al igual que
lo hizo con Fox, se dedica a hacerse tarugo, a voltear para otro lado y a mandar al Pez Sapo Beltrones a declarar
incoherencias muy comedidas. El resultado es un galimatías de pronóstico más que reservado. Creo, sin embargo, que la
primera obligación de Mouriño es defender a su Presidente y para ello quizá, aunque sepa que la movida es enteramente
política, tendrá que plegar sus alas, mudarse a otra baticueva y enfrentar los cargos que se le hacen. Si esto ocurre, el
aparente beneficiario será AMLO, pero en realidad, todos seremos beneficiarios. A nuestro país le urge una bocanada de
justicia y de decencia. ¡Mouriño, tómate unas vacaciones!.
En frentes más propicios, está por inaugurarse el Festival de Cine de Guadalajara. Ahí mis amigos Luis Farré y Guadalupe
Fernández presentarán su extraordinario trabajo sobre el Niño Fidencio. No dejen de verlo. Aikir.
Ofrezco que el lunes hablaré sobre la mujer adorada y bendecida. Hoy es su víspera, hoy las felicito, HOY TOCA.
En el PRI, cuna de rateros, mucho les regocija que todos se vayan contra Mouriño. ¿Y cuándo será tiempo de la justicia justicia
y no de la justicia política?.
Cualquier correspondencia con esta columna que viene del mar, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Palco dominical
Germán Dehesa
10 Mar. 08
Día domingo. Mis despertares suelen ser traumáticos, pero el de hoy fue desusadamente malhumorado y bravero. No sé con
quién habré soñado, pero me bastó abrir mis ojuelos garzos para empezar a mentar madres. Ésas no eran horas para
levantarse en domingo, pero el deber es el deber y resulta que hoy jugaron (o algo parecido) los Pumas contra la aguerrida
tribu purépecha y había quedado con mis hijos mayorcito y menorcito de ir al estadio. Chin. Abrí la regadera y descubrí que,
además de furioso, me sentía melancólico y huérfano. Estaba chípil, pues. Esa oda a la alegría que me suele proporcionar la
regadera no sonó hoy para mí. Mientras me secaba, le menté la madre a Rajoy, aunque luego pensé que era una injusticia,
porque a mí ese señor de apellido tan feo no me había hecho nada. Ni modo. Las mentadas son aire y van al aire. Dando
tumbos como pelota playera bajé las escaleras de mi señorial mansión. El mayorcito ya me esperaba, listo para invadir el
estadio. De camino, pensábamos recoger al Tuercas quien, a la hora de la hora, prefirió no asistir. Ante su negativa, me sentí
entre el Rey Lear y Joaquín Pardavé caracterizado como Don Venancio. Cuando los hijos no van. El desamor, dice Neruda,
nos hace sentir viejos y tontos y tristes.
Para acabarla de fregar, la mañana, en tanto mañana de domingo, era una perfecta porquería. Las condiciones más
desfavorables para asistir a un estadio. La gran ventaja era que Canito estaba de excelente humor y muy contento con el
trabajo que a lo largo de la semana realizaba.
El palco era lo más lejano a un tumulto. Padre e hijo saludamos y ocupamos nuestras localidades. Salieron los Pumas quienes
de algún modo me comunicaban que se hallaban en un ánimo muy similar al mío. Comenzó el juego y pude comprobar que, en
efecto, así era. Lo bueno es que los de Morelia estaban peor. Parecía que habían llegado a pata desde su bella capital y que
ya no daban para más. En duelo a muerte de los flojos contra los abúlicos, los Pumas se impusieron por un gol a cero. Ni
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siquiera esa anotación resultó digna de encomio, pues se debió a un inverosímil error del portero purépecha que también había
sido ganado por la profunda web. Todo lo demás fue trotar por el pasto con paso muy suave. En el intermedio descubrí que en
el palco también estaba Joaquín López Dóriga a quien saludé muy efusivamente tomándolo de los dos brazos, no fuera que
me soltara un descontón, pero nada de eso pasó, el buen Joaquín es muy caballeroso y sabe entender que nuestra vida
profesional va por un determinado derrotero y la vida personal tiene sus propios rumbos. Me cayó muy bien Joaquín y fue de lo
poco grato que tuvo la mañana.
De nuevo estoy en mi cubil. La Rosachiva vino a trabajar, pero con su pliego petitorio y su emplazamiento de huelga. Con eso
de que todo indica que ganó Zapatero y ella se siente la representante del PSOE para toda Latinoamérica, está en un plan
severamente pelado, que se refuerza con el molesto asunto de la condición invicta de las Chivas. Todo esto tensa mucho la
relación. Hagan de cuenta que ella es Jacquie Bracamontes y que yo soy cirujano plástico.
Otro protagonista de este furris domingo es el incansable Mouriño (el Tío Meño). No acaba de salir de sus broncas y ya se le
está aventando al SME que, en efecto, más que un sindicato, es una gavilla de rateros y de ineptos. No es posible que, ya bien
entrado el siglo XXI, México siga atorado con estos horrendos sindicatos que el PRI, que ya le anda por regresar, tuvo a bien
heredarnos. Éste sería motivo suficiente para que no regresara jamás.
Cualquier correspondencia con esta nublada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Los bandidos de Río Eléctrico, también conocidos como el SME, después de que el periódico "Reforma" les sacara algunos de
sus hediondos trapitos al sol, se pusieron dignísimos y no encontraron medida más revolucionaria y transformadora para su
pleistocénico retraso, que amenazar al periódico con cortarle el suministro de energía eléctrica. Creo que los del SME no
alcanzan a saber el tamaño del susto que nos provocaron. A mí, por ejemplo, se me espantó la leche y estuve a punto de
perder a un niño; a René Delgado se le cayó la matriz de golpe, a Sergio Sarmiento se le alació el pelo y a Ernesto López de
Ciudad y de Deportes le vinieron unos cólicos y unos entuertos que lo tienen baldado. Han sido unos días de pesadilla. En el
patio central del edificio de "Reforma" hemos acumulado bastimentos, quinqués, lámparas sordas y todo lo que hace falta para
resistir un apagón como el que solo el SME puede organizar y esto a base de intensas prácticas cotidianas.
Ya hablando en serio, no sé qué se pensaron estos gandules. Son tan primarios, que a lo mejor imaginan que todavía están en
la edad dorada del priismo, época en la que tribunos tan señalados como la Güera Rodríguez Alcaine repartían amenazas al
gobierno y de ahí para abajo a todo aquel que osara interrumpir su profundo sueño de mediocridad, de ratería, de
complicidades políticas. La percepción del país como su patrimonio personal. Alguien tiene que avisarles que esa edad de oro
del cinismo y el latrocinio ya se terminó, por lo menos en cuanto a edad de oro, aunque por ahí el SME y otras agrupaciones
charras similares a ésta siguen viviendo una vida ficticia que desde el 2000 se nutre de la cobardía e ineficiencia de Vicente
Fox y, a partir de 2006, de la impotencia de Calderón que llega al gobierno cobijado por la bandida Gordillo y su gavilla de
cuatreros de la pedagogía. Lo que no entiendo es que ni a Calderón ni a su banda del Currículum gris les haya caído el veinte
de que no se puede gobernar -porque gobernar no es tener aplacadito- a un país si este gobierno ha de compartirse con la
Gordillo, Hernández Juárez, Gómez Urrutia (no me di a la fuga, simplemente me fui), Romero Deschamps (ratero inmundo) y
una larga lista de coimes, proxenetas, retinteros y gañanes que culmina tristemente con este enanito llamado Martín Esparza
que es el cacique y barragán mayor del SME y, como tal, un perdonavidas de mala muerte que se siente en la obligación de
prohijar y festinar a un nutrido número de inútiles y cobijarlos con bellas frases de la demagogia de 1940: los inalienables
derechos de los trabajadores... la heroica clase obrera... en la defensa de nuestros agremiados, ni un paso atrás... y demás
bisutería y quincallería oratoria que nació aceda hace mucho, aunque con el paso del tiempo ha logrado ser repugnante si no
es que risible.
¡Les vamos a cortar la luz a estos enemigos de la clase obrera!, nos dijeron estos cerriles mataperros. No fueran, contestamos
nosotros, ¿por qué mejor no se cortan el péndulo más inútil de su anatomía y se dejan de estar fregando?. Entiendo que la
amenaza haya provocado entre la mayoría de los capitalinos, estupor, rechazo y una especie de divertida incredulidad. Pues
estos gandules ¿quiénes creen que somos?. Ya venimos fogueadones de un primer entre que nos tuvimos que aventar con el
sindicato de voceadores. No es ni la primera, ni la última contrariedad que nuestro periódico habrá de enfrentar. Así tiene que
ser. Si el gobierno no tiene ni tamaños, ni agallas para poner a los sindicatos en su lugar, nosotros muy modestamente sí le
entramos a esta disputa que está en el centro de la modernidad y de la democracia que queremos para nuestro país. Señor
Martín Esparza: no mamenaces.
Cualquier correspondencia con esta electrificada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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La parcelita
Germán Dehesa
12 Mar. 08
¡Qué noche me aventé!. Cuando me dormí sabía que, cuando mucho, podría dormir cuatro horas porque tenía un inaplazable
compromiso en Chapultepec. Los que han pasado por esta acogotante experiencia de tener que dormir periodos tan
restringidos, saben que esta conciencia, lejos de ayudar a conciliar un buen sueño, lo tijeretean y lo afantasman. Pues eso me
pasó. En el primer tramo, Felipe Calderón vestido de tirolés presidía una gozosa ceremonia campesina en la que había
bailables, arcos florales, juegos acuáticos... medio presupuesto se gastaron en la pura pachanguita. Ésta culminaba con una
fastuosa ceremonia de premiación a los mexicanos distinguidos en donde yo era tomado en cuenta, aunque fuera casi al final
de la lista, antes de Jaime Camil. El Presidente decía que no me encontraba mayor chiste, pero que el Rey de España era muy
astuto y si él me había premiado, sus buenas razones tendría; con tal motivo, me había hecho yo acreedor a una parcelita para
que yo le diera el uso que considerara pertinente. No me acuerdo bien dónde quedaba mi parcela, pero era más o menos en el
quinto demonio. Este detalle me resultaba grato, porque precisamente lo que yo quería era desaparecer, dar por terminado mi
actual desempeño y comenzar mi vida como poeta y campesino, lejos del mundanal ruido y de los pandrosos del SME. En este
momento, desperté. El reloj señalaba las 4:20 de la madrugada. Con gran dificultad, recuperé el sueño y, lo que es más
meritorio, recuperé mi parcelita. Flores, frutos, árboles, arbustos, nubes inflables y canoras aves tendría yo en ese bucólico
rincón. Para poderlo hacer, tendría que renunciar ¡ya! a mis tareas capitalinas y a esa molesta sensación de que alguien
estaba a punto de arrancarme un dedo. Abrí los ojos y éstos tropezaron con Fita. Ella tenía la maldita manía de despertarme
con su voz levemente caprina y ahí dejarme; en diez segundos flat ya me había vuelto a dormir. La nueva técnica consiste en
pepenarme un dedo y, como quien ordeña a un hipopótamo enano, estar jale y jale y jale, hasta que el amito blanco después
de una horrísona mentada de madre, se sienta a la orilla de la cama. Ya son las siete, señor. No me importa, ya no voy a
trabajar, me voy a mi parcela. Si se acuesta, le sigo jalando. Yo pensé: tiene razón, creo que voy a posponer unas cuantas
horas mi viaje a la parcela, pero no puedo fallar a mi compromiso que tengo con Ebrard. A tumbos, me bañé, me vestí con la
debida extravagancia, salí a la llanura y descubrí que hacía un frío jamás acostumbrado a las horas en que yo suelo salir. Y
faltaba la congestión del Periférico. Horas y horas inmóviles. Una señora se extraía de la oreja grandes cantidades de zoquete
y las examinaba en su dedo como si fueran radioactivas. Yo pensé: en cualquier momento, se va a sacar un conejo.
Avanzamos unos cuantos metros.
Por fin llegamos al Jardín de la Tercera Edad. La ceremonia estaba a punto de comenzar. Era una despedida/premiación para
el pie veterano del rescate de Chapultepec. Nos festejaron mucho. A mí me tocó un bonsái de ahuehuete, un diploma y un
contrato firmado por Mouriño (tienen millones). Adriana Pérez Romo, el alma del equipo, merecía ser la más premiada junto
con Marinela Servitje y Ángeles Mastretta que iba caracterizada como tía mía. Rosa Gómez Sosa se quedó con sus árboles y
su historia y nosotros nos fuimos.
A las diez de la mañana ya estaba en mi casa. Me voy a recostar un rato, pensé, y luego me voy a mi parcela. Chicos del SME:
con la pena de que aquí sigo.
Calderón se acaba de erigir como gran defensor de las mujeres. Eso quiere decir que le retirará, apoyo, simpatía y subsidio al
Precioso. Estoy seguro.
Cualquier correspondencia con esta columna con parcelita, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¡SMEEE!
Germán Dehesa
13 Mar. 08
¿Seguirán vivos y serán humanos?. Muy seriamente me planteo esta pregunta con respecto a los "cuadros dirigentes" del
SME, un sindicato que, como casi todos, se ha ido draculizando por el mero paso del tiempo y por su total ausencia de ideas
ya no digamos con respecto al verdadero beneficio de sus agremiados; hablo de ideas así en general.
En tiempos recientes, esta sociedad espiritista que sesiona con tabla ouija y abundantes consultas al deletéreo y rubio espíritu
de la Güera Rodríguez Alcaine, le ha dado por enderezar su mohoso armamento, culebrinas y bombardas, en contra del
periódico REFORMA por haber éste cumplido con la estricta función informativa de explicarle a la gente, sobre todo a la
interesada en arqueología política, qué es el SME. No, pues se enchilaron y profirieron en contra de nos, los chicos de
REFORMA, las amenazas más abracadabrantes de nuestra historia reciente.
Este primer ataque fue el más peligroso. Nos entró eso que se llama "un tonto de risa" y ése era el momento ideal para tomar
nuestras instalaciones e izar en el copete de nuestra fachada estilo regioherreriano su pendón charro. No nos ultimaron, pero a
cambio de eso, menudearon los ataques verbales. Recordemos las inmortales palabras de la Doña: "¡Aviéntenles mentadas,
que también les duelen!". Y la verdad es que sí se siente gacho esto de que nos anden zarandeando el sospechoso árbol
genealógico.
Una de las últimas injurias consistió en decirnos que a cada rato le andamos metiendo mano a los medidores y que el Güero
de deportes y de Ciudad es fino para poner en acelerada reversa a estos delicados aparatos. Según cuenta la leyenda, él
adquirió esta pericia practicando con señoras a las que les provocaba reversa moral, vaya usted a saber.
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Esta última acusación lanzada contra nosotros por el SME, me hizo desandar mi ya largo y a veces inconfesable camino. No es
que me haya acordado de mi tía, lo que me ocurrió fue que mi tía "la Cuatrera" se me apareció de redondo cuerpo entero y de
pronto ya no estaba yo en REFORMA y Mouriño ni había nacido.
Mi tía "la Cuatrera" era una mujer muy industriosa que sobrellevaba la pobreza de su mínimo hogar con gran dignidad. La tarde
que nos interesa, llegué a visitarla y la encontré en su estrecha cocina preparando algo muy extraño. En la estufa borboteaba
un inmenso perol de agua salada y dentro de él, mi tiyita introducía enormes tiras de jerga removidas lenta pero
incansablemente con una cuchara de palo. ¿Qué haces, tía?. Los niños ven, oyen y callan. A estas alturas mi mente infantil
imaginaba al Guajolote, mi tío y a los Chilaquiles, mis primos, alimentándose con ricos tramos de jerga. Ándale, cuéntame
¿qué estás haciendo?, no rajo. Conste. Lo que estoy haciendo es un trabajo experimental; dice la Moñoña que no falla. Dejas
que la jerga se embeba muy bien en el agua salada, luego la sacas y con ella forras el medidor de la luz y así lo dejas tres
días. ¿Y para qué?. A los tres días ya atarantaste al medidor y sus agujitas apenas se mueven. ¿Es para pagar menos?. No,
menso, es para pagar más.
No recuerdo con nitidez el fin de la historia, pero creo que fue exitoso y que tuvo mucha demanda en el barrio. Yo he querido
aplicarlo en REFORMA, pero la regia honradez me lo ha impedido. Estamos dispuestos a llegar hasta el final. Y a ver de a
cómo nos toca. Total, si nos cortan la luz, nuestra escuadra de choque está lista para poner un diablito en el PRI, o en el
mismo SME, y de ahí bajar la indispensable electricidad. Me canso.
CAMIONETA DOWNIES
Ya renunció la Procuradora de Puebla. Se va a su casa y supongo que nadie le preguntará por las perrerías que le hizo a Lydia
Cacho.
Desde el mar
Germán Dehesa
14 Mar. 08
Estoy en Cancún.
Llovía cuando llegué, pero el tiempo ha ido mejorando notablemente. El mar que ayer era un catálogo de grises, hoy ha
recuperado sus inverosímiles azules. Acabo de dar una conferencia que comenzó a las ¡8:30 de la mañana! y siento el cerebro
ligeramente estropajoso. He recuperado íntegro ese mal humor que me acompaña desde el domingo y todo cuanto ocurre
tiene la virtud de enfurecerme. Ya no digamos el SME, simplemente la regadera de mi baño cuya agua caliente es un grado
inferior a la del Mar del Norte, me provocó entumecimiento general y un violento deseo de agarrar a cachetadas a la gente.
Confío en la capacidad sedante de la escritura, pero no estoy seguro de que con eso baste para aplacarme. En fin, como decía
Eliot: lo nuestro es intentar.
Recibo un atento y cordial mensaje del Sr. José Antonio López Sosa quien me dice que es periodista y trabaja en el SME (?)
del que además es miembro sindicalizado. Me dice con mucho sentimiento que ni él, ni muchos de sus compañeros de
sindicato, son esas cosas horribles que yo he dicho de ellos. La verdad, es que yo no he dicho nada. Perdóneme, Sr. López
Sosa, pero nuestra bronca principal es con la rupestre y forajida directiva de su sindicato y no con su personal de base.
Aunque, ya metidos en gastos, le preguntaría al Sr. López Sosa si él honestamente cree que el sindicato tal como es ahora es
un ámbito que propicie la honradez, la laboriosidad y el espíritu de buen servicio a la ciudadanía. Si esto es así, yo no sé qué
esperan para deshacerse de esos líderes sin redención posible. Si esto no es así y las contrahechuras de la dirigencia han
contagiado a las bases, entonces ¿qué alega?. Entiendo que haya una tercera postura que se expresa muy bien en ese
aforismo muy de nuestro gremio: chamba es chamba y ni modo. Si esto es así, yo me quedo sin argumentos y sólo le deseo
que encuentre un trabajo mejor pagado, más digno y más lejano de la cueva de Alí Babá (a López Portillo le decían Alí Guá-
Guá). Creo que ya con esto quedo en paz con el Sr. López Sosa.
Tengo también un airadísimo mensaje de mi amiga la Caperuza Mastretta. Está francamente mosqueada y enchilada porque
yo me atreví a escribir que para la ceremonia en Chapultepec a las ¡8:30 de la mañana! ella iba caracterizada como tía mía.
Venturosamente todo este litigio pasó por las hábiles manos de la rojiblanca Rosachiva quien muy amablemente le comentó a
raíz del incendiario correo electrónico que me envío la Caperuza, que no tenía por qué molestarse ya que mis tías fueron
mujeres muy guapas. Ya con esto se serenó la fiera y yo, por sus buenos oficios, tuve que duplicarle el salario a esa chica que
sí va a ir al cielo porque es muy abusada. Si supiera Ángeles la terrible verdad acerca de mis tías. Unas eran medio loras y
otras eran medio morsas, aunque dos o tres de ellas y como diría mi mamá: en su tipo no eran feas y, en efecto, todas ellas se
peinaban como ella se peinó (supongamos que eso era un peinado) y también usaban fichú y zapato bajo. Tiene materia para
escoger la Caperuza, aunque yo opino que en el remotísimo caso de que Ángeles fuera mi tía, le aseguro que alinearía entre
las más guapas y las mejor humoradas. Ya no sé qué más decirle para que "deponga el ceño y que su voz me arrulle" (Díaz
Mirón).
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Como verán, estoy empleando este artículo para serenar mis iras y para limar cualquier aspereza que haya surgido a lo largo
de esta bronca semana.
Tengo entendido que para la próxima no hay ningún madrugón en puerta. Creo que mi alma descansará. Cuando tú leas esto,
lectora lector querido, yo estaré de regreso en la Capital recordándoles, chicas y chicos, que HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta columna tumbabraveros y amansalocos, favor de dirigirla a german@
plazadelangel.com.mx (D.R.)
La alberca dragón
Germán Dehesa
17 Mar. 08
Señoras y señores: ha llegado la Semana Mayor. Me propongo en este año no darles la lata contándoles los rituales, los usos y
las costumbres de la Semana Santa tal como la celebrábamos en aquel tupido conglomerado que era la familia de mi infancia.
Ya he escrito demasiado acerca de eso y ahora me corresponde encontrarle un nuevo enfoque a esta semana de disipación y
holganza que difícilmente podemos seguir llamando "Semana Santa" o "Semana Mayor".
Como primera medida en pos de mi serenidad espiritual he decidido permanecer aferrado al DF, la ciudad de mis gozos y de
mis pecados. Me asusta grandemente la nutrida y variopinta turbamulta que abandona la Ciudad. Es como un éxodo de los
irresponsables. No es posible que todavía deban crecidas sumas por la Navidad y el Año Nuevo y ya estén otra vez aventando
billete en viajes por demás exóticos a distintos "destinos" de la República. Por eso los llamo irresponsables. Por eso y por
hipócritas. Si entrevistan a cualquiera de estos guajolotitos en fuga, pondrán una cara en la que se mezclan San Sebastián y la
Virgen de los Siete Puñales dirán que, en efecto, se proponen tomar un descanso, pero un descanso muy merecido, porque
tanto mi familia (aquí voltea a ver a nueve caperuzos chinguiñosos que ponen cara de cristianitos a punto de ingresar al circo
romano), tanto mi familia como un servidor (les encanta autonombrarse así) hemos trabajado muy duro y muy parejo en este
año. ¡Mentiras!, ¿qué van a trabajar?. Apenas han transcurrido dos meses del año y estos gandules se la han pasado nada
más marcando el golpe, sin hacer nada de provecho como no fuera la cuidadosa planeación de las vacaciones de Semana
Santa. ¡Qué bueno que ya se fueron! y más que se van a ir a que los traten peor que si fueran perros cafés en las atestadas
playas cuyo mar es de un color café verdoso francamente repulsivo. ¿Eso es lo que querían?, pues eso es lo que tendrán.
Claro, cuando regresen jamás nos dirán la verdad; lejos de eso, nos dirán que estuvieron muy a gusto ¿verdá, vieja? y los
chamacos (que se la pasaron mentando madres) vienen muy tonificados, ¿verdá, vieja?. Después de decir esto, viene la última
y más enorme mentira: ¡y ahora sí, a trabajar!.
Mi angélica mamuchis solía decir: la yerbita que uno menos puede ver, en tu huerto ha de crecer (como verán, mi mamá era
casi Sor Juana). He invocado las palabras de mi belicosa madre, porque mi hijito el mayorcito me acaba de anunciar su salida
rumbo a una de las grandes capitales de la cultura y el arte mundiales. Se trata de un lugar tan extraordinario que jamás soñé
con que mi hijo algún día iba a recorrer sus atareadas calles. Me refiero a McAllen, Texas. Cuando me lo anunció no sé cómo
no me dio un vahído. Lo peor es que me lo decía con mirada hipernaca y feliz. Mi último recuerdo de McAllen, Texas se
remonta a la época en la que mi tía Trini, de profesión chivera, se iba para allá a comprar lencería al por mayor, vestidos,
sueters, bisutería y porquerías de toda laya y regresaba proclamando ante mis otras tías: ahora sí, muchachas, traje puras
divinidades. Entre eso y el "ahi me lo pagas cuando puedas", la feroz Trini le sacaba el mil por ciento a su mercancía de
McAllen.
Muchos años después, mi hijo al que hemos tratado de educar en el buen gusto, viene y me sale con ese cajón de jabón Zote
que es un viaje a McAllen. A los hijos hay que apoyarlos hasta en sus peores naquerías. Así lo haré. Mientras tanto yo
permaneceré en la Capital cuidando la alberca Dragón y platicando con ustedes los que tampoco fueron a McAllen.
MONTIEL: con tu lanota, ¿dónde vas a pasar Semana Santa?. Me imagino que no en París.
Cualquier correspondencia con esta solitaria columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Alberca dragón II
Germán Dehesa
18 Mar. 08
Lunes Santo. Instituido ya por los mexicanos como día de guardar, es decir, día en que no pase nada. En la calle, me reportan,
grave ausencia de automóviles y de esa intensa y colorida vida que caracteriza a la Ciudad de México. En el mundo de lo
privado tampoco pasa nada. Yo, como todos ustedes saben, soy un hombre de acción que necesita sentir en el paladar el
áspero sabor del riesgo, de la aventura inminente, de las fieras desatadas. Por hoy no he sentido nada de eso. Siento más bien
que me he pasado todo el día deglutiendo uno de esos cuencos ¡de avena! que mi madrina me preparaba para mantenerme
sano y fuerte. La avena así preparada tenía consistencia como de semen de gorila, pero el sabor era repugnante "y no te
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levantas de la mesa hasta que te la acabes", omaigod!. Hubo veces en que me tardé cerca de tres horas en terminarme esa
bazofia. Bueno, pues así ha estado el día de hoy, como tinaco de avena. La normalmente impetuosa Rosachiva, está fregando
desde la mañana que hoy es día feriado, que hoy no se trabaja, que lo hace bajo protesta y que se va a dar de alta en el SME
para marcarme a presión.
Yo oigo a esta muchachita alocada y me siento solidario, sin embargo, el periódico tiene que salir y aquí estamos meneando la
péndola. Ya decididos a escribir, puedo informarles que han llegado noticias desde Madrid. Me informan que el premio que
hace algunas semanas me fue otorgado, me lo entregará el Rey la noche del ocho de mayo en el Palacio de la Zarzuela en
Madrid. La noticia, no he de negarlo, me tiene satisfecho y tranquilizado. En algún momento llegué a pensar que me iban a dar
puras habas y ahora que me dicen que el premio existe, glorifica mi alma al Señor. Me dispongo a organizar una magna
expedición punitiva que, hacia el cinco de mayo, avanzará rugiente sobre la Villa del Oso y el Madroño y tomará la ciudad en lo
que se ha dado en llamar "Operación Huitzilopochtli" o "Ahora me toca a mí". Todos aquellos que quieran formar parte de esta
aventura, háganmelo saber para ir juntando montón.
Ahora quiero hablar de Gonzalo Tassier, uno de los seres humanos más talentosos, divertidos y generosos que yo haya
conocido. Gonzalo es gente de pensamiento, diseñador gráfico y yo creo que por las noches trabaja de duende que va
dibujándole una sonrisa a todos los que duermen airados. El cinco de marzo, Gonzalo recibió del Royal College of Arts la
medalla Sir Misha Black que es un premio importantísimo en el mundo de la plástica occidental. Gonzalo amado amigo: te
felicito y espero mi turno para darte un abrazo de funcionario a funcionario.
Procedo ahora a comentar el "ideón" que tuvo Leonardo Valdés, la nueva garganta profunda del IFE. Don Leonardo propone
que, antes de destruir las boletas del 2006, se pongan en exhibición. Maravilloso parto mental. Yo propongo que la exhibición
se haga en cuanto termine "Ashes and Snow" allá en el Zócalo. "Ashes and Ashes" se llamará esta original muestra. Todos
podrán ver una boleta y todos podrán retratarse con la que resulte su favorita. No creo que este despliegue reciba el apoyo de
Andrés Manuel y menos ahora que se volvió a echar a andar con el impoluto triunfo de Encinas y de la suavecita Barrales.
Termino estos rounds de sombra haciendo un muy sentido recuerdo de mi hijito el mayorcito. Hoy voló a Monterrey donde lo
esperaban unas chicas regias para llevarlo a McAllen. Estoy lleno de angustia. Mi muchachito es un chilango sin malicia y yo
no sé qué tanto le puedan hacer las chicas regias que se ven muy ávidas. En fin. Ojalá y regrese con bien. Y ya.
¿Cerraron bien su casa?, ¿la dejaron bien encargada?. Luego no quiero quejas de que los encueraron en ausencia.
Cualquier correspondencia con esta columna de guardar, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Ya van quedando pocos capitalinos que recuerden la alberca Aragón que estaba situada enfrente de lo que hoy es el Cine
Manacar. Por supuesto que su mera existencia creaba graves conflictos entre mis padres (bien mirado, todo creaba grandes
conflictos entre mis padres). Mi mamá me clavaba muy hondo su mirada de berbiquí y me decía: ni se te ocurra, Germancito,
acercarte a ese lugar que es para puros pelados, muertos de hambre, poca lucha, hijos de la Revolución. Elocuente sí era mi
mamuchis. En consulta aparte, mi papá decía que era el baño del pueblo, de la chinaca popular que nos dio una patria y que a
los "rotitos" como yo, no nos vendría mal darnos un chapuzón en ese caldo de cultivo del México que estaba por nacer. Mi
madre volvía al ataque: mira, Germancito, si te vas a meter a esa zahúrda, olvídate de regresar a esta casa porque vas a traer
desde pie de atleta hasta tiña, roña y las amígdalas como huevos de pascua. Esto sí me afectaba. Siempre me ha aterrado la
adquisición de alguna enfermedad horrible y nomás de pensar que me salían champiñones y orquídeas de las axilas, entraba
yo en absoluto miedo pánico y cancelaba cualquier intención natatoria, aunque significara quedarme sin conocer íntimamente
el alma del pueblo mexicano.
Mis papás y la alberca Aragón y las Medias Noches de Sidralí ya no existen. Ahora existe, bajo los altos auspicios de Marcelo
Ebrard, el único político mexicano que se la lleva leve, la alberca Dragón cuyas condiciones de higiene, me dicen, son
superiores a la de aquella alberca Aragón que, según tengo entendido, la llenaron la primera vez y ya, lo cual permitió el
desarrollo de ratas anfibias, perros subacuáticos y ajolotes hámster.
Yo soy un crepuscular discípulo de Fumanchú y desde aquellos años, la China me resultaba misteriosa y estimulante. Los
primeros dragones de los que tuve noticia fueron los chinos. Cuando los maristas vinieron a contarme las indecibles hazañas
de San Jorge que entablaba singular combate con un dragón, lo único que lograron mis santos mentores fue crearme en el
cerebro un perfecto tubérculo poblano. ¿A poco el dragón se había dejado venir desde la China?, ¿a poco San Jorge fue a la
China así como quien va a Topilejo? y, a todo esto, Marco Polo nomás milando hecho un pendículo. ¿Ves, lectora lector
querido, por qué los dragones me afectan tanto?. No es raro que la alberca Dragón donde confluyen tantos hilos de mi
memoria, me resulte interesante y digna de atención.
Por otra parte, no hay mucho que hacer en estos días de Semana Santa vividos aquí en la desertada capital (fuimos pocos los
que nos quedamos y hoy, martes por la tarde, casi todos están en el Zócalo. Lean, por favor, lo que hoy martes publica al
respecto mi certero cuate Federico Reyes Heroles).
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Ustedes son muy jóvenes y seguramente no conocieron el antiguo Parque Delta. Fue ahí donde yo adquirí la afición por el
beisbol y la pasión por los Diablos Rojos del México. Cincuenta años largos he seguido los ires y venires de nuestra Liga
Mexicana de Beisbol que hoy, miércoles 19, comienza allá en el Foro Sol la temporada 2008. Me encanta la idea. En previsión
de que sea yo requerido para lanzar la primera bola, me haré acompañar de un ilustre jurista yucateco, el Lic. Max Plumiche,
que es un cátcher con facultades suficientes para las Grandes Ligas (el sueño de Bejarano). Aikir. Aunque sea por los
inigualables tacos de cochinita, aikir.
En el Estado de Nueva York tumbaron a un gobernador nada más por sacar a sus conejos a que comieran su alfalfita, ¿qué
haríamos en México con el cínico de Mario Marín, otro de nuestros muchos bandidos impunes?.
Alberca Dragón IV
Germán Dehesa
20 Mar. 08
Pues creo que aquí en la ciudad ya nada más quedamos el dragón, la Rosachiva y yo para cuidar que, en un descuidón, no se
nos cuele Hugo Chávez. Los numerosos manifestantes del día 18 allá en el Zócalo ya regresaron a sus puntos de origen, o ya
se largaron a Tepe-Tepe-Tongo, lugar de ensueño. Por las calles desiertas del DF sólo se ve pasar la narcocamioneta de la
Rosachiva en funciones de traslado o patrullaje. En cambio su Charro Negro no se ha movido de su casa de piedra y flores.
Vivo inmerso en un mundo electrónico. Cuando era yo chavito, mi mamá no nos dejaba, ni a mí ni a mis hermanos, ver la tele,
salvo para ver "El Mártir del Calvario" que era una acalambrante recreación de la Pasión de Cristo estelarizada por Enrique
Rambal que, en plan de Jesús de la Coruña, se dirigía a su influyentísimo Padre (Dios) en un español tan cerrao que yo creo
que ni su mismísimo Padre le entendía. Otro de los "atractivos" de esta lamentable cinta era poder ver a Manolo Fábregas
haciendo muy mal el papel de Judas que se acababa de hacer permanente y que lucía, en lugar de patillas, dos pescaguapos
como colitas de alacrán. Esto era lo único que según mi beatífica madre podíamos ver en la tele. Si me viera ahora brincando
de la computadora al aparato televisor para saber y conocer puras cosas profanas, yo creo que se elevaría a los cielos pero no
por santidad, sino por la pura muina que le iba yo a provocar. Ni modo. Mi oficio me obliga a no desconectarme de este mundo
profano y hereje.
Un ejemplo: ¿vieron en la tele a AMLO transfigurado en el Zócalo y estrenando su peinado de Calígula?. Su discurso resultó
por momentos vacuo y lleno de lugares comunes y en otros momentos, peligroso por su solapado uso de una todavía
hipotética violencia que, de ocurrir, habrá que achacársela a Felipe y jamás a él que es un verdadero paladín de la paz (si
vivieran Pompín, Nacho y Susana, esta última le diría a AMLO: ¡no sea usted payaso, señor, no sea payaso!). Como era de
esperarse, AMLO recicló su utópico concepto de la resistencia civil e instó a las amas de casa a que cercaran el recinto
Legislativo. Éstas lo miraban y le decían que sí, aunque ya tuvieran hechas las maletas para largarse a Agua Hedionda, otro
paradisíaco lugar de las cercanías (con tres días que vayas allá, quedas por todo un año oliendo a huevo putrefacto). En el aire
de esta tarde del día 18 quedó suspendido el todavía muy jaloneado proceso electoral interno del PRD y la ominosa lectura de
que AMLO está de vuelta gracias en mucho a las torpezas de Calderón y su gobierno. Ahora va a empezar lo bueno.
Mientras tanto en el norte azotan los vientos. Esto ocurrió en Monterrey y abarcó hasta Mc Allen. Me da por pensar en una
suerte de maldición bíblica que su abuela paterna fulminó sobre Canito quien, estando ya tan adelantada la cuaresma y en
plena Semana Mayor, anda chacualoteando y chiveando por Monterrey y Mc Allen, vaya usted a saber en qué compañías.
Hemos estado en contacto telefónico y, al parecer, mi primogénito no ha sufrido más daño que el que ya llevaba en el cerebro.
En toda familia hay un meganaco, salvo en aquellas formadas por puros meganacos. En la mía, con Canito nos basta. Su
madre La Tatcher y sus piadosas hermanas han permanecido en la Capital dedicadas a la meditación y a la espera de la
Pascua de Resurrección. Yo, he de confesar, estoy en las mismas porque ya se sabe que infancia es destino y no hay
psicoanalista tan guapo como para extirparte lo que tu madre pirograbó en tu tierna conciencia infantil. ¿Qué decir?, pues ya
dibodobadito. ¡Vámonos al Beis!.
Sigue saliendo a diario en la tele Jimmy Neutrón (a) Enrique Peña Nieto. Los spots ahora se disfrazan de noticias.
La Alberca Dragón V
Germán Dehesa
21 Mar. 08
Oye, mamá: ya es Viernes Santo otra vez y tú, según tu costumbre, volviste a aparecer. En tu época de oro, imponías tu
imperio sobre la Semana Santa y convertías nuestra diminuta casa en un tabernáculo habitado por el silencio, la tristeza, la
unción, los paños morados y el caldo de habas. Tú moriste hace ya bastantes años y he de confesarte que, a tu muerte, no
todo fue tristeza para mí. Estaba, por ejemplo, la Semana Santa que yo, en tu ausencia, pensaba disfrutar con viajes, playas,
paseos, cantos, bailes y todo lo que de ello resultara. Bien sé yo lo que me afané en conseguir que las cosas ahora fueran así.
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Fracasé. Tú moriste, pero algo de ti, quizá tu aroma o más precisamente el aroma de tu alma, quedó temblando en el ambiente
y aquél fuerte imperio tuyo se volvió casi una secreta autoridad, pero tu poder, ahora lo he comprobado, quedó intacto.
No tiene caso mezclar este asunto con las graves divergencias que tú y yo tuvimos con respecto a la Iglesia Católica. Tú
moriste creyendo firmemente que eras parte del cuerpo místico de Cristo y creíste asimismo que ingresarías a la llamada
Iglesia Triunfante. Eras, pero no tiene caso dirimirlo ahora, levemente jansenista. El caso es que eras más o menos feroz,
selectiva y muy entregada cuando se trataba de sufrir. La Semana Santa era una ocasión ideal. Finalmente, muy tu gusto. He
de decirte que no me ha sido fácil perdonarte la ingente cantidad de sermones que me tuve que soplar en iglesias atestadas
que olían a gimnasio de boxeadores y en donde mi estatura me obligaba a oír el insufrible sermón con la cara incrustada en el
hemisférico trasero de alguna devota muy fervorosa, aunque poco dispuesta al baño cotidiano. Salía yo como drogado y esto
tú lo interpretabas como una muestra de mi incipiente fervor. Falso. También y en el mismo paquete, te perdono esa manía
tuya de andarme ofreciendo para la ceremonia del Lavatorio en la que tenía que disfrazarme supuestamente de apóstol forrado
de cabeza de indio y ofrecer mi indigna pata a un anciano sacerdote que me la lavaba con agua, jabón, latines, cantos
tristísimos y un auditorio de señoras que, aun no sé por qué, pensaban que mirarme la pata era de mucho beneficio para su
salvación, o para obtener el triunfo en el torneo de canasta uruguaya. Te perdono las miles de veces que apagaste el radio
cuando iban a tocar "Adiós, mis chorreadas" con Pedro Infante. Perdonada seas por tus regaños terribles por estar de buen
humor y con la carcajada a flor de amígdala. Te perdono todo. De hecho, también te perdono que hayas persistido en el mundo
como canción lejana, como presencia imborrable y a prueba de todo. Cada año llega la Semana Santa y desde el viernes de
Dolores te sientas a la mesa y me obligas a comer en silencio y a guardar y a observar ese día y los días subsecuentes y a no
conocer el sosiego, porque ahí estás tú con tu rayo congelador de la sonrisa y tus manos dispuestas a silenciar cualquier ruido
profano. Y ya estás muerta, pero ahí sigues de la Profesa a la Sagrada Familia y de ahí al Altillo y a la Medalla Milagrosa
siempre remolcando a un moconete orejón que sufría como perro café. Pero también, he de reconocerlo, tú me hablaste de la
Pascua de Resurrección. En ella podía uno pasar a la mística ventanilla a que te devolvieran tus sonrisas y tus algarabías
envueltas en el nuevo júbilo de haber resucitado y estar gloriosamente vivo.
Termina la Semana Santa. Leo que la Alberca Dragón ha sido un éxito. Yo me la he pasado más bien tristeando, pero sé que
se aproxima el fuego nuevo y que pronto estará aquí una Pascua en la que tú y yo resucitaremos y nos reconoceremos en lo
que Paz llama "la gloria de ser hombres". Felices Pascuas. HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta pascual columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Flores blancas
Germán Dehesa
24 Mar. 08
¡Felices Pascuas para mis clientes, proveedores, amigos, lectoras lectores queridos!. Según yo la Pascua de Resurrección
llega luciendo flores blancas y calzones rojos. Creo que lo segundo es una licencia poética que yo me he tomado a partir de
que alguna vez, no sé dónde, escuché que en Pascua había que estrenar algo; sobre este dato escueto trabajó mi mente febril
y le añadió el color rojo. Lo de los calzones ya es un detalle mundano, una especie de homenaje a Fidel Herrera y a aquellos
ejércitos que, según mi papá, provocarían el amanecer de la humanidad.
Ya llegó la Pascua y todavía no regresan las rugientes masas que de aquí partieron en pos de un inasequible descanso, una
trémula oxigenación y solitarias playas repentinamente habitadas por 20 aztecas por metro cuadrado. "Aquí está prohibido
nadar. Aguas peligrosas". Así leyeron los aztecas, pero siempre hubo un cuñado con ínfulas de Aquaman que dijo: ¡yo sí me
meto, chinsumá!. Cuatro horas después una desvencijada lancha camaronera lo trajo de regreso en calidad de pulpo veteado:
el mar es muy traicionero, dijo antes de desvanecerse. Ya no escuchó a su novia que decía en voz baja: y tú eres un imbécil.
Bueno, todos éstos no han regresado, aunque no hay nada que celebrar, porque de que regresan, regresan. Lo que ocurre es
que las carreteras han sido taponadas por los paseantes que desde ayer caen en la ciudad mediante el sistema de goteo.
Imaginar todas estas dantescas escenas me produce un malsano regocijo y una dicha que mejor podría yo emplear en otras
cosas. Imagínense la cantidad de abuelitas que están pasandito Iguala y que ya están mentando madres, ellas que tan
decentes son, porque traen cuatro nietos trepados y ya les vino el ahogo y su dolor feo en su pierna mala.
La Pascua y sus flores blancas. Canito, mijito el mayorcito, que es el único ser que actualmente me acompaña de verdad por la
vida, vino por mí esta mañana para que fuéramos al futbol en CU. Dentro y fuera del palco tuvimos una muy aceptable entrada.
Los Pumas se enfrentaban al Santos Laguna que, en apariencia, es un equipo más potente que el nuestro. El empate fue
meritorio y podríamos haber ganado de no ser por Oswaldo, gran portero, y por nuestros delanteros que, para no variar, son
muy chambones a la hora de anotar. Salí medianamente satisfecho porque, además, mi verdadera Pascua ya me la había
dado el América con su viril decisión de no abandonar el último lugar de la tabla. Hiiijo me da una peeena, pero ni modo, no
hay forma de declarar desierto el último lugar.
Regreso al hogar pascual, reviso la prensa y las actualizaciones en Internet. ¿Qué creen?, me entero de que el PRD no va a
poder dar hoy los resultados definitivos de esa inmersión en el drenaje profundo que ellos llamaron elecciones internas. El
Pingüino Núñez que se salió del PRI porque eran muy transas, ahora tiene que dar cuenta de las marranadas del Sol Azteca.
Según el Pingüino, esto de los resultados ya se atoró porque hay un aparatito que se trabó. No imagino cuál puede ser ese
aparatito, aunque no me cuesta trabajo entender que las hordas amarillas lo hayan trabado entre todas sus maromas,
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enjuagues, urnas embarazadas, padrones inflados, casillas desaparecidas y todas aquellas "medidas políticas" que son
patente original del PRI, pero que el PRD ha llevado a niveles de virtuosismo barroco. ¿Qué opinará AMLO?.
Un enorme ramo de flores blancas para ti, lectora lector querido, que has resucitado con la Pascua. Se los vuelvo a decir ya
con cierta angustia: si saben de alguna palomita de entrada por salida, ahi platíquenle de mí. Bromistas, participen.
Cualquier correspondencia con esta florida columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Vísperas solemnes
Germán Dehesa
25 Mar. 08
Escribo esto el lunes 24 para que sea leído el martes 25. Un 25 de marzo nació mi padre y en otro 25 de marzo nació Jaime
Sabines. Dicho de otro modo: marzo me regaló un padre y un formidable hermano mayor (y a la Rosachiva que es como la
cereza en el helado). Don Ángel, mi padre, y Jaime han muerto ya, son, como quien dice, los idos de marzo. A don Ángel le
debo la indoblegable capacidad para reírnos de todo y de todos. ¡No es posible!, ¿ustedes siempre están de guasa?, nos
preguntaba entre irritada y admirada mi mamá. ¡Siempre!, contestábamos al unísono. ¿No se pueden tomar nada en serio?.
¡Nunca!. Caray, ni porque mi hermana acaba de morir. Nosotros, decía mi padre, qué culpa tenemos de que haya quedado
igualita a Doña Marraqueta.
Con respecto a Jaime, fui beneficiario de su sabrosa conversación, su testimonio de vida y su obra, su poesía tan mexicana, un
borboteo de luz que era filtrado por la inteligencia y nos llenaba el alma de color, de trópico, de nuestra manera de sentir, de
vivir y de morir el amor. Jamás grandilocuente, siempre contenido y murmurado, Sabines era un poeta sin ánimo de fundar
escuelas, o de crear descendencia. Jaime me regaló el manuscrito de "Me encanta Dios" y yo concluí que a mí también me
encantaba Dios, pero que Sabines era otro de mis encantos.
Esto por lo que se refiere al santoral del día de hoy. Me abstendré de añadir, como en el Calendario del más Antiguo Galván:
también recordamos a los 500 evangelizadores mexicanos que fueron apresados, torturados y muertos en Japón. Me
estremecen esas notas, aunque tiendo a no creerles mucho. Con ese ritmo de bateo, los japoneses ya hubieran terminado con
la raza meshica y en el mundo estarían comiendo latas de sushi hechas con mexicanos muy bien fileteados. Bien, como ya dije
líneas arriba: hasta aquí el santoral. Sé que para mí será un día muy feliz tomado de las muy amadas manos de Jaime y de
Don Ángel. Yo no lo sé de cierto, pero lo supongo.
Mientras el íntimo ceremonial transcurre, allá afuera en el espacio exterior, la noticia que sigue ocupando las primeras planas
de los diarios es la batahola de los "emos" (para mejor entender esto, revísese el actual peinado de AMLO) de Encinas contra
los Chuchos "darketos", todo esto con la muriente mediación y lacrimógena crónica de el proceloso Pingüino Núñez quien soñó
en su época priista con llegar a ser gobernador de Tabasco y que ahora, en su etapa perredista, ya se conformaría con una
jefatura de manzana, aunque creo que todo va a terminar en alberca "El Pingüino" y va que chuta. Bueno, pues la cosa es que
el asunto no tiene ni para cuándo. De Alejandro Encinas les sé decir que es un gordito sonriente y amable con una cierta
consistencia de malvavisco, pero que uno es este Encinas y otro es el Mr. Hyde que un científico loco llamado Andrés Manuel
consigue obtener mediante brujerías y ensalmos tabasqueños que dejan al Malvavisco lacio, lacio y listo para obedecer a su
maligno manipulador. Con respecto a la Barrales, ni quién la manipule; ella trae su propio motor y es maligna como villana de
telenovela. En esa otra esquina están los Chuchos cuyo mérito principal es una insignificancia cercana a la inexistencia. Son
como rotavirus. No los ves, pero cómo friegan. Se me hace que el cuento va para largo y aun en el remoto caso de que se
llegara a una tregua, ésta no sería tal; sería el prólogo al desgajamiento con vistas al 2012. Esto es palabra del Señor
(Dehesa).
Las Muertas de Juárez, MONTIEL, el Góber Precioso: 1261 llamados infructuosos a la justicia.
ENVÍO Todos estos renglones son para Lydia Cacho, sus oscurecidos ojos y sus claras palabras.
Cualquier correspondencia con esta columna surtidona, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Es, la habrán reconocido, la voz de Antonio Espino "Clavillazo", pero también son las palabras exactas que con desgarrada voz
profirió mi garganta este martes a las siete de la mañana. Tomen en cuenta que yo me había dormido hacia las cuatro, aunque,
con el ánimo de no sufrir en exceso, me había metido a la cama hacia las doce de la noche. Ustedes bien saben que una cosa
es decir ya me voy a dormir y otra muy distinta es lograrlo. Apaga uno la luz y comienza a enhebrar estupideces, bufonadas,
delirios (acuáticos), desmesuras y contrahechuras. Así estuve casi cuatro horas. Fui Gengis Khan, Leonel Cota, Mouriño, María
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Conesa y muchos otros seres quiméricos. Como bien apuntaba mi Tía Gela que siempre me miró como si fuera borrego de dos
cabezas: a ti, niño, nunca te descansa la imaginación. La verdad es que, en esta ocasión, me descansó hacia las cuatro de la
mañana. Lo maravilloso de mi vida actual que, hasta fechas más o menos recientes, transcurrió rodeado de viejas locas que
piensan que hay algún mérito físico o metafísico en el reprobable hecho de levantarse a horas tan estúpidas como las 5:30 o
06:00, lo maravilloso, decía, de mi actual soledad es que Fita mi única compañera es más desvelada que yo y siente como
latigazos cuando le pido que me despierte antes de las nueve.
Desde el fondo de un barranco de tinieblas, alguien me decía señor, señor, señor al tiempo que jalaba mi dedo índice como si
estuviera ordeñando. Abrí los ojos y discerní a un mapache parado con su típico antifaz y la pelambre erizada alrededor de la
cara. Un mapache parlante. Señor, señor. ¡Qué quieres, con un demonio!. Que ya son las siete, dijo el Mapache. Y a mí qué
me importa. Pususté me dijo que lo despertara a las siete y también me dijo que, aunque me echara maldiciones y carnes, no
lo dejara yo volverse a dormir. Me sentí cercado, me enderecé en la cama, ingerí mis medicamentos matutinos que, uno por
uno, me administraba el Mapache. Pedí café y jugo, los incorporé a mi ser y procedí a mis abluciones matutinas. A las 8:40
sonó mi teléfono: la secretaria del altísimo personaje que me había invitado a desayunar al Centro mandaba preguntar si me
importaría que nuestra cita fuera a las diez. Y que me arranco: ¡sí, sí me importaría; se me descuadra toda la agenda...!,
ta'bien, ta'bien, ta'bien, señor, me contestó la pobre secretaria que oía con terror cómo iba yo agarrando vuelo. Dígale a su jefe,
añadí, que no se preocupe, que ya nos veremos en esta reencarnación, o en la próxima. Colgué. Hasta corbata me había
puesto yo y mi camisa de López Dóriga color lavanda muy tenue. En un minuto ya me había vuelto a poner la piyama y con
artística voltereta de alto grado de dificultad, me eché un clavado en mi amada camota. Tampoco pude dormir. Comenzaron las
llamadas oficiosas. Fuiste muy rudo... Eres un pelado... te habían preparado desayuno veracruzano. Esto último sí me pudo.
Me lo dijo el chismoso del Rulos, pero me ha hecho sangrar el corazón y el estómago. Habrá un amanecer para este
desencuentro. Pienso verlo a las once que me despierte.
¿Y LOS DAUNIS?
Miéntenme la madre, pero pélenme. No ha mucho les propuse de muy buen modo que ayudáramos a los chavitos de Tamales
Daunis con una camioneta útil para transportarse ellos y/o transportar su mercancía. A la fecha tenemos un poco menos de
cuarenta mil pesos, con eso ni para una patineta. A todos los donantes les ofrezco una tamalada de afecto en La Planta de
Luz. La cuenta para depositar es la 2611694 de Scotiabank Inverlat, sucursal Centro Insurgentes. ¡Órale, no sean arreados!.
Cualquier correspondencia con esta alucinada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
No tolero
Germán Dehesa
27 Mar. 08
No tolero las charlotadas de estilo fascista-tabasqueño que está organizando Andrés Manuel. Si de veras le preocuparan tanto
los energéticos mexicanos, ya estaría exigiendo una revisión a fondo y de 50 años para acá, de los manejos de PEMEX y
estaría buscando la manera de meter a la cárcel a Romero Deschamps y a toda su gavilla que constituyen, ellos sí, una
amenaza para nuestros energéticos.
El juego de AMLO es enormemente tramposo. Dice que cada paso que da es para evitar la violencia; la verdad es que todo es
una velada amenaza de violencia, aventando, claro está, a las mujeres por delante. Frente a todo este sórdido panorama, no
entiendo, abiertamente no entiendo, la alegre adhesión de un buen puñado de mexicanos pensantes e independientes. Me
gustaría oír sus razones, porque por lo pronto me tienen en la estupefacción, aunque la historia ya nos enseña cómo les va a
estos intelectuales "compañeros de viaje" de los Prometeos de petatillo. No tolero nada de esto porque, con mi mayor
honestidad, no veo que pueda ser un buen camino para México.
No tolero al tontísimo, mochísimo y dizque panista Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, que no ha encontrado el
muy zopenco mejor manera de chutarse el dinero del pueblo, que donando 90 millones para la construcción de un templo en
recordación de los cristeros, promovido por la Iglesia Católica, la misma exactamente que dejó a esos cristeros agarrados de la
brocha, al tiempo que ella, acomodaticia como siempre, ya estaba en arreglos con el gobierno. Me duele que en mi país los
políticos, la gente del poder, tengan tan altísimo porcentaje de idiotas que nosotros tenemos que mantener y no para que
mejoren, sino para que cada vez sean más idiotas. Me pregunto si por la desertada cabeza del señor González Márquez cruzó
en algún momento la idea de que ese dinero no era suyo, sino de la gente que se lo había confiado para que con él procurara
el bien público. Y todavía este ganapán invoca la sórdida participación de Echeverría en la edificación de la nueva Basílica de
Guadalupe. Un gobernador panista invocando el antecedente de un lamentable presidente priista. Hace falta ser idiota.
No tolero que Manlio Fabio Beltrones se piense que nos habla y alecciona en su dudosa condición de "voz del pueblo" y nos
cante las loas del PRI (creador, cómplice y patrocinador del PEMEX más corrupto) y salga en la tele con la cara arañada
(¿quién habrá sido?) a predicar con voz de canónigo y a amenazar con que el PRI ya tiene lista su propuesta energética si es
que el gobierno no puede pronunciarse en ningún sentido. No tolero al PRI de Manlio, de Gamboa, de la decorativa Beatriz, de
Madrazo, de Murat, del Precioso, ¡de MONTIEL! y mucho menos tolero que este club de la transa suponga siquiera que México
necesita de su conducción y guía.
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No tolero a los radiodifusores mexicanos tan timoratos, tan mensos, tan incultos y tan entregados a la permanente veneración
del gobierno. Del mismo modo, no tolero a nuestra infecta televisión comercial que, obligada a sacar la mano del botín político,
ahora nos ametralla con anuncios babosos y vulgares. Ayer en una transmisión de Dr. House conté 25 mensajes en cada
corte. Y como los cortes no les alcanzan, ensucian y secuestran la pantalla con unos pegotes infames que no nos dejan
disfrutar a gusto de nada.
Es larga la lista de lo que no tolero en mi país. Ni me respondan que entonces me vaya. México es el lugar de mi vida y de mi
muerte, pero no tolero ya más a una ciudadanía pasiva, echada, fatalista, que permite que nos traten como nos tratan y que
piensa que así es la vida. No lo es.
La noche del miércoles, López Dóriga entrevistó simultáneamente a Jesús Ortega y a Alejandro Encinas. Joaquín lo hizo con
pulcritud y con objetividad. De lo dicho por Ortega y por Encinas se deduce que nadie tuvo la culpa de las infinitas trampas y
marranadas que se suscitaron durante el proceso. Ambos se mostraron dispuestos a "limpiar" la elección, aunque nadie
precisó qué tipo de detergente industrial podrían usar para conseguir tan mirífico resultado. Reconozco que Encinas es un
numerazo. Jesús Ortega, con su pulido discurso de oficial mayor avilacamachista, le decía a Encinas cosas espantosas; la
cámara tomaba a Encinas y éste sonreía como Santaclós de Sears. Más cosas espantosas y más júbilo del Gordis. Luego
Encinas hizo uso de la palabra hasta dejarla irreconocible. Le puso a Cervantes lo que llamaríamos una santa madriza que
remató cuando dijo con toda seriedad que la sociedad tenía que conocer lo que había pasado "haiga lo que haiga". En este
punto, me desentendí del asunto y me pregunté ¿qué mula necesidad tengo yo de estar viendo y oyendo a Viruta y Capulina
disputar por un cargo que ni me importa y para ello tener que asistir a los funerales de la gramática española?.
Con tal motivo me largo a conocer Los Cabos. Mi objetivo es olvidarme de tanta discusión babosa e intrascendente. ¿Que los
perredistas quieren que los dirija Hugo Sánchez?, pues que los dirija; ¿Que Hugo Sánchez desea que lo nombren entrenador
vitalicio de la esperanza verde?, pues que lo nombren. He descubierto que me preocupo y desperdicio mi tiempo, mi
pensamiento y mi hígado en cosas que al fin y al cabo son totalmente irrelevantes. Esto ya no puede seguir así. Mis días están
contados y más me vale ocuparme de lo que hay de trascendente, de disfrutable y de grato en el mundo.
La primavera ha llegado con todo su cortejo de cantos y de flores y yo no le he hecho el menor festejo. Llegaron las jacarandas
y yo desangrándome por AMLO y su guerra de las gordas. Las muchachas floreciendo y yo hipnotizado por asuntos y por
mujeres que no valen la pena. Hace mucho que no hay tardes en mi existencia dedicadas a lo que el Bucles llama "ver pasar la
vida". En fin, la lista es larga y toda ella apuntaría a un largo y crudo invierno, o como dice Santa Teresa: una noche oscura del
alma. Por eso, para que me amanezca, me voy a Los Cabos a sobar ballenas y a sintonizarme de nuevo con la vida, la terrible,
la divertida, la única.
Antes de irme quiero dejar constancia del júbilo que experimenté al saber que Graciela Iturbide obtuvo el premio Hasselblad.
Puesto que me temo y me consta que, por no tratarse de ningún logro deportivo, ninguna alta autoridad de este país se tomará
el trabajo de felicitarla, yo sí la felicito cordialmente y en recuerdo de algún libro que hicimos al alimón. Mi otro asunto es la
bolita que le salió a Guadalupe Loaeza. ¡Qué bueno que se hizo una detección temprana!, ¡qué bueno que acudió con el
doctor!. Yo solamente le comunico mi certeza de que todo resultará benigno. Esas bolitas son de puro seboruco y suelen salir
por asistir a un exceso de mítines en el Zócalo.
Ahora sí ya me voy en pos del mar. A mi benévola comunidad de lectores les aviso que sigue el trámite de la megachorcha que
se está organizando para caer sobre tierras madrileñas el cinco de mayo. Los realmente interesados nos deberán enviar su
número de pasaporte para poder colarlos al Palacio de la Zarzuela. Va a estar paaadre. Aikir.
Dicho esto, corro, vuelo y me acelero para llegar a la Terminal dos del Aeropuerto. No le abran a nadie. Voyvengo. HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta fatigada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Al fin Los Cabos
Germán Dehesa
31 Mar. 08
Como tuve a bien anunciarlo, este fin de semana, emprendí una expedición punitiva a Los Cabos, Baja California. El avión de
Aeroméxico salió puntualmente de la Terminal 2, ahora sí inaugurada en firme y chin-chin el que se raje, por Felipe Calderón
que dejó a Mouriño un rato con su nana, para poder venir a ese acontecimiento que tan justamente satisfecho tiene al Arq.
Ernesto Velasco. El vuelo transcurrió de manera eficiente y tersa. A la hora indicada llegamos al aeropuerto de Los Cabos.
Como en esta ocasión no venía a dar ninguna conferencia, ni a presentar ningún espectáculo, la Rubia Misteriosa y su Charro
Negro descubrimos que no había nadie para recogernos. Por un momento, me sentí perro café y más café me puse cuando
nos fue comunicado que un taxi nos llevaría gustoso a nuestro hotel por la suma de $650.00. Sentí como si me arrancaran una
tira de piel, pero eché mano a la cartera y unos billetes saqué. Ni modo que nos quedáramos a dormir en el aeropuerto. Treinta
minutos de camino. A diferencia de otros centros turísticos, los hoteles aquí están como aventados, como desperdigados a lo
largo de la costa. El nuestro se llama "La Casa del Mar" y es un refugio grato y mullido para las almas y para los cuerpos que
ya andan más traqueteados que un Ruta 100. Un diligente porteador nos acompañó a nuestra habitación cuyo fondo eran dos
arcos que miraban directamente al mar. La vista era gratísima y si a eso le aunamos un leve rumor de grillos y de vegetación,
eso era casi el paraíso. Éste es el rumor de grillos que me gusta, no el de los políticos huizacheros y chupamedias que se oye
en la Capital. Estaba yo en pleno embeleso hasta que una voz varonil dijo de pronto: si se cansan de los grillos, le apachurran
aquí junto a la bocina y se apaga. Yaaaa. Ahora hasta los rumores de la naturaleza son electrónicos. En Veracruz no somos
así; allá los mosquitos, los cocuyos y los jaguares son auténticos y hasta credencial tienen firmada por Fidel Herrera. Allá no
hay ningún pinche botoncito que los aplaque.
De aquí pasamos al segundo drama: la cama cuya altura es inenarrable. Supongo que los gringos no tendrán problema para
reposar en ella; pero yo soy enano azteca y la desgraciada cama me daba como a la altura del pecho; probablemente si
hubiera llevado mi pértiga olímpica todo hubiera sido más fácil; pero al no llevarla, subir o bajar de esa cama era un deporte
extremo. Para mayor peligro el piso era de mármol y al mirarlo desde las olímpicas alturas pensaba: si ya dormido me ruedo,
mi despertar será en el Valle de Josafat rodeado de puras calacas. Venturosamente eso no ocurrió.
El resto del tiempo lo dediqué con toda disciplina a la holganza. Con horror he descubierto que esta holganza ya no me brota
con la naturalidad de mis primeros 30 años. En aquellas épocas, echarme con un libro en la mano y olvidarme del mundo y sus
placeres, me era extremadamente fácil y natural. Lo que ahora me es natural es sentir que ya me tengo que poner de pie y
prepararme para dar una conferencia, escribir un artículo, o hacer alguna monería. He llegado a ser lo que mi madre no
hubiera imaginado de mí ni en un viaje con hongos (¡ah, cómo le gustaban los hongos a mi mami!); he llegado a ser "un
hombre muy ocupado" que se ocupa hasta cuando no hay de qué.
Apenas llegué aquí, le externé a la conserje mi deseo de ir a ver a las ballenas. Impávida me dijo: ya no hay, ya se fueron, si
acaso quedará alguna de esas que se desorientan y no saben cómo irse. Con el alma en los pies le comuniqué que mi
intención no era corretear por las olas a ver si aparecía alguna ballena mensa. Eso no. Mucho mejor era mirar el mar desde la
cúspide de mi camota. Ya me bajé y ya voy para el DF.
ARTURO MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta expedicionaria columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La crueldad de abril
Germán Dehesa
1 Abr. 08
"Abril es el mes más cruel" dice T.S. Eliot en el principio mismo de "La tierra baldía", su poema mayor. El verso me molesta. Me
molesta en sí y me molesta por su ubicación. ¿Por qué una afirmación tan arbitraria que, además, no pretende definir al mes
de abril, sino al carácter del poema y al perfil poético del autor sea su primera línea?. Cruel es una palabra terrible que está
directamente vinculada con la efusión de sangre, con las heridas inesperadas y con la muerte. Si se entiende esto, menos se
entiende que Eliot nos reciba con un pistoletazo así en el pórtico mismo de su poema. Extraño ser este sui géneris autor que
era profundamente inglés aunque hubiera nacido en Saint Louis Missouri; que dedicó casi toda su vida a tareas de alta
contabilidad y que, llegado a cierto punto de su vida, se desvinculó de sus raíces protestantes, se convirtió al catolicismo, se
casó con su secretaria porque era la única mujer que lo comprendía y se dedicó de lleno a la creación literaria. Todo este
vendaval de pasiones vibraba en el interior de un caballero cuyos retratos lo muestran apacible, sosegado y británico. Pues
bien mosca muerta que era el tal Eliot, comentaría mi madrina La Pelos que a la sazón fungía como vigía de los valores
cristianos de Occidente con especialización en la observación y vigilancia del comportamiento de las braguetas de los señores.
Si por mi tía hubiera sido, los doce meses tendrían que haber sido crudelísimos con el señor Eliot, por cuzco. Fin de la cápsula
cultural.
De todo lo que he dicho, de momento sólo me interesaba citar el polémico verso de Eliot: "Abril es el mes más cruel". Lo que
ocurre es que ustedes ya me conocen y en un parpadeo me divago y se me van las cabras al monte. Ya regresé, lectora lector
querido, para compartir con ustedes la inauguración de abril de 2008 que nace acompañado de nuestras súplicas para que se
abstenga de la crueldad.
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No será fácil. En México hay una guerra extremadamente cruel en contra del narco. Yo creo que nadie sabe con certeza quién
va ganando; lo único que sabíamos es que esa guerra era ya inevitable, pues estaba México de por medio. No hay que ser
profeta para adivinar que todavía correrá mucha sangre en estas duras batallas.
Si nos asomamos al PRD, la cruel gresca está en su meritito hervor. Recientemente el hipócrita de AMLO hizo un llamado a la
serenidad y la reconciliación olvidando quizá que aquella carta que envió para manifestar su abierto apoyo a Encinas es ahora
uno de los factores de irritación y de encono. Hace varios meses que avisé lo siguiente: de sus elecciones internas el PRD no
va a salir completo. Todo avisa de que la barcaza amarilla está rechinando en su exacta línea de flotación. Personalmente el
asunto a mí ni me va ni me viene; sin embargo me siento parte de ese desasosiego colectivo que ha invadido a la sociedad al
descubrir que el PRD no se aguanta ni él solito, que los del PAN, tan limpios como fueron, están ahora tocados por la
corrupción, los compadrazgos, los donativos estúpidos, el me tapas y yo te tapo; y si aquí se acabara el problema, pero es que
además políticamente hablando los del PAN no saben ni de qué lado pega el diúrex y todo esto ha provocado que cada vez
sean más los que voltean sus ojos rumbo al nuevo PRI que es igualito al viejo PRI. Ahí se encontrarán a Manlio Fabio
caracterizado como anciana bondadosa enfundada en su rebozo que con pausada voz nos convoca al orden: muchachos,
muchachos, no se peleen, no se griten tan feo, sean prudentes; si no tienen propuesta energética, yo tengo una, la que usé
para bailar con el General Cárdenas, y se las puedo prestar, todo con tal de verlos contentos. Guáchala.
Cualquier correspondencia con esta cruenta columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
A grandes males, grandes remedios. Acabo de enunciar uno de los lugares comunes más mensos del habla hispano-
mexicana. Sin embargo, a veces viene a cuento comportarse con leve naquería. Hoy martes 1 de abril se me presentó una de
estas ocasiones. Desperté de canino humor. Toda la noche tuve ese calor que sólo se ve en las obras de teatro de T. Williams
y de A. Miller protagonizadas por una mujer semidesnuda y sudorosa que siempre está a punto de arrancar a la calle en traje
de rana en busca de algún macho salvaje que aplaque sus hervores. Así me sentí y así me siento porque sigue haciendo en el
DF un calor subsahariano. El caso es que desperté ladrando improperios. Cuando despierto así, la gran Fita nomás se cimbra
y se chicotea cual hoja al viento. Desayuné muy frugalmente, me bañé en silencio, lo cual es en mi caso un pésimo síntoma,
medio me acicalé y me largué a dar una charla sobre Stendhal y puntos circunvecinos. Me esforcé en hacerlo bien porque una
cosa es el mal humor personal y otra cosa es el buen desempeño que la gente espera de nosotros.
Terminada mi charla me apersoné en conocido restorán donde tenía una cita para comer con mi muy querido amigo "El
Figura". Santo remedio. En cuanto apareció mi cuate, desapareció mi mal talante. Ver a un buen amigo es una dádiva enorme
que sin duda no merecemos, pero que igual disfrutamos. Nada tengo contra las reuniones tumultuosas, ni contra la mesa larga
de amigos, pero comer exclusivamente con un cuate es la perfección misma de la amistad: se come rico, pero se platica mejor.
Mi cuate y yo hablamos de todo. De la política mexicana y de su empobrecida condición; tan empobrecida que le permite
destacar a una marchanta de escasísimos encantos como es Manlio Fabio y su chalán Gamboa; tan empobrecida que nos
muestra a dos rivales y líderes políticos irreconciliables, Calderón y AMLO, que comparten la característica de ser muy
chiquitos. Calderón sin entrarle a ningún toro por los cuernos y defendiendo a Mouriño como si fuera su amasio (¿o su
cómplice?) y Andrés Manuel con su retórica de rancho, con su taimado proceder para no comprometerse en asuntos como el
de Bejarano, tan útil hoy y siempre, o como el de las elecciones internas de su partido, o en el de sus brigadas de gordas que
ya se sueñan tomando el Castillo de Chapultepec. Piensa, lectora lector querido, que a todos estos gandules les pagamos su
sueldo de nuestro bolsillo, aunque no veamos qué caso tiene hacerlo. Así han pasado los días, las semanas y los meses y
nunca ha habido una fecha propicia para tomar una decisión e iniciar una acción. Me da mucha tristeza y mucha rabia pensar
que Fox y Calderón, los dos Presidentes panistas, van a pasar a la historia como dos adalides de la "prudencia" entendida ésta
como disfraz de la cobardía.
Pero en la comida no hablamos sólo de esto. Nos hubiéramos indigestado. Hablamos también de nuestros otros amigos y
hablamos de literatura en la que tenemos puesta todas nuestras complacencias. Hablamos de música y declaramos la
intrínseca superioridad de Fürtwangler sobre Von Karajan y, a este respecto y en pleno uso de la democracia tabasqueña, no
admitimos discusión alguna. Luego hablamos de Agustín Lara e inevitablemente acabamos hablando de mujeres (en realidad,
hablamos de viejas, pero si pongo así, se me encrespan las feministas). ¡Ah, dichosa edad, siglos dichosos! cuando nada nos
detenía en la caza de la gacela. Hoy ya nada más la miramos pasar inundados de nostalgia; pero platicar las antiguas hazañas
las renueva y las hace brillar con nueva luz. Gracias a mi cuate "El Figura". Ya estoy otra vez de buenas.
Cualquier correspondencia con esta amigable columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Recados para mis nietos
Germán Dehesa
3 Abr. 08
No los conozco y, al paso que vamos, creo que ya no voy a alcanzar a conocerlos. Esto me da una mayor libertad para pedirles
que a nombre de su abuelo, realicen algunas pesquisas y diligencias que yo ya no podré hacer. Si fueran tan amables, les
pediría que vía Ouija, o, para mayor seguridad, con algún agonizante que ya esté macizo y listo para darse de baja, me envíen
los resultados de estas tareas que ahora os encomiendo:
·Supongo que cuando ustedes sean jóvenes ya habrá terminado el conteo de la votación interna del PRD. Tengo una
curiosidad morbosa por saber quién ganó, así es que les pido me envíen los datos al más allá, pero por favor cerciórense de
que ahora sí son los definitivos (con bendición de Núñez). Se los encargo mucho.
·Si por fin se logra la ansiada reorganización del América, también espero noticias. Tengo fundadas sospechas de que Hugo
todavía va a hundir más al equipo, pero algún día tocará fondo y resurgirá hasta regresar a la media tabla que es su lugar
natural. Avísenme también del día que disuelvan definitivamente esa fuente de dolor y frustración aztecas que es la Selección
Nacional. Me encantaría que a todos los hicieran sobrecargos de Aeroméxico para que alcancen esas alturas que tanto
prometieron.
·Me habrán de contar también de ese día en que el PRI, al descubrir que ya nada más tiene quince miembros y todos
decentes, decida que en un minuto ese partido se autodestruirá sin dejar huella. El PAN posiblemente desaparecerá por
invasión de obispos y por su creciente incapacidad para negociar con éxito, para plantarse con firmeza en sus decisiones, para
no dejarse ganar por la corrupción y para abrazar sabroso. Esto último se refiere exclusivamente al personal femenino del
blanquiazul que, en una escala de sensualidad encabezada por las brasileñas, no alcanzaría a figurar en los cinco mil primeros
lugares. Cuéntenme, nietos míos, todas estas historias de la desaparición de los partidos y cuéntenme de los partidos
ciudadanos y decentes que surgirán para procurar ese bien de México que a los tres partidos fundacionales jamás le importó ni
mucho, ni poco.
·Espero asimismo la detallada crónica de los esfuerzos que, ya para esos tiempos, tendrá que hacer el Estado mexicano para
ponerle freno al masivo bracerismo norteamericano que verá en nosotros la esperanza de una vida mejor y más divertida.
Hordas masculinas de seres radicalmente empobrecidos por sus implacables señoras llegarán acá en busca de una mujer que
los medio pele y para eso irán a Chiapas y a Oaxaca, en pos de la hamaca y del humeante molito.
·No dejen de informarme acerca de la desaparición del robo y la corrupción en México. Alguien llegará, un hombre de hierro
bisnieto de Uruchurtu, dispuesto a mochar manos, a desterrar truhanes a las Islas Revillagigedo y a castigar incluso las faltas
menores con penas que para los hombres consistirán en diez años de no ver futbol y para las mujeres en confinamiento
indefinido en la cocina, a ver si aprenden a hacer un sope sabroso y no esas como balatas de coche que pretenden asestarnos
a la hora de la comida.
·Me urgirá saber si las mujeres han recuperado la prudencia y la mesura. Con las que convivo actualmente son una parvada de
loras escandalosas que parecen no tener más tarea en la vida que regañarme por lo que sea: porque se me fue la mano,
porque me faltó, porque soy muy pelado, porque soy demasiado decente, porque tiro el dinero y no lo hago con ellas, por lo
que ustedes inventen soy infaliblemente culpable y sólo despierto para seguir regando baba.
·Tengo otras curiosidades que luego os contaré. Por lo pronto, quedad con Dios en cuya mente estáis.
Fin de semana
Germán Dehesa
4 Abr. 08
En mi telenovela favorita las cosas no van nada bien para Candy, nuestra heroína. Por si algo le faltara, a su bodoquito de
nombre Chava, le viene leucemia tapatiforme provocada por la maldad y desmesura de los guionistas que igual podrían
haberle inventado pie de atleta en los ojos, o flebitis obliterante; pero no, se habrán dicho entre ellos, una buena leucemia es la
que encogerá las almas de los televidentes y provocará mucho mayores efusiones de llanto. A este respecto, Candy demostró
que no hace falta la presencia de Marga López para inundar un escenario. Chilló pero a fondo. La imagino berreando como
descosida aun en ese largo tiempo que Televisa le concede a los publicistas para que puedan intercalar los treinta mensajes
de costumbre. ¿Tiene miedo de que se queme su pelo?, dirá el anunciante; ¡buarghuusha!, dirá la Candy que al ser madre
mexicana bien sabe que sin una sobresaliente capacidad lacrimógena no califica. Entre el chipotín que tiene leucemia (y que
se va a curar, no tengan la menor duda), una epidemia de embarazos que azota Guadalajara y un megacamote sentimental
que ya no nos permite saber con certeza quién anda con quién, quién es gay, quién no y quién campechanea. Ya tampoco
logramos saber quién está esperando un hijo de quién y, por si no bastara con tantas perplejidades y pesares, vienen a cuadro
dos mariachis hiperlactantes, una gorda desgarriatada y con furor ultramarino que se quiere merendar al Tío Meño que es,
como dirían los psicoanalistas argentinos, de respuesta sexual homóloga. Tenemos también a un Emo capitalino que ya
condujo al paredón a una hija/sobrina del Dr. Plástico quien también oficia con fruición en el altar de Eros a resultas de lo cual
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ya está esperando un chilpayate que fabricó en colaboración con una french poodle que no es ni buena ni mala, simplemente
es inverosímil. Muy cerca de esta inverosimilitud está la hermana de Candy, una braverísima petacona que siempre está
entrenando para irse a Irak, o para surtirse a su hermanita que le cae en los purititos callos porque su marido cuando no sueña
con un balón, sueña con Candy. Este personaje se llama Patricio y parece de esos niños bien que dibujaba Abel Quezada para
los anuncios de una crema capilar llamada "Wildroot". Patricio, aunque es hijo de Julio Alemán, es riquísimo y amasa fortunas
exportando bateas a Los Ángeles. Ya no les cuento más para que ustedes puedan comprobar personalmente lo que les estoy
contando. Me lo crean o no, la telenovela está divertidísima voluntaria e involuntariamente; el cuadro actoral es eficiente y el
Flaco Ibáñez, Jacqueline Bracamontes, Silvia Mariscal, Jaime Camil y Valentino Lanús están excelsos. A todos ellos les
agradezco esa hora diaria de diversión inteligente. Una sugerencia: maten a los patrocinadores, ¡yo pago!.
Miren en lo que he acabado. Mi propósito inicial era hacer un resumen de lo acontecido en esta semana que fenece. En ese
planteamiento ideal, me proponía rematar con los coscorrones que le puso Felipe a Elba Esther (¡qué bueno!) y a Josefina
Vázquez Mota (¡qué malo!). Sin embargo, mi volátil imaginación me llevó por otros rumbos y ya no pude ni siquiera contarles lo
gustoso y emocionante que fue para mí haber estado en Ibby de México, esta agrupación dedicada exclusivamente al libro
infantil y juvenil. Allá en su sede les caí y les asesté una charla titulada "La Palabra" que ellos me solicitaron. Como todos los
presentes andamos en lo mismo, todo fue de maravilla.
Hago muchas cosas en una semana y trato so pretexto de ellas de platicar contigo lectora lector querido. Continuaremos: HOY
TOCA.
Segunda llamada para MONTIEL: o te decides a enfrentar a la justicia mexicana, o te traemos de regreso a la francesa.
Petaconas al ataque
Germán Dehesa
7 Abr. 08
AMLO es un ánima sin reposo. Hasta en domingo saca la pianola y le pone rollo. Ahora acaba de lanzar su advertencia: a lo
largo de esta semana, entrarán en acción los batallones femeniles que están dispuestos a todo con tal de que no se consume
la vil entrega de nuestros hidrocarburos a los más sórdidos intereses extranjeros. Como de pasadita, dijo AMLO que él tiene
información suficiente acerca de que en esta semana "la reacción" iniciará en el Congreso su labor para conseguir que ese
petróleo que tan pulcra y honestamente manejan PEMEX y su sindicato, caiga en las pútridas manos extranjeras que ya están
ansiosas, haciendo cola y con la cubeta lista para llevarse nuestro tesoro más preciado. Ante esto: que avancen las gordas.
Según informa la prensa, este operativo está encabezado por mi querida Claudia Sheimbaum y a ella quiero plantearle el caso
de mi combativa amiga conocida como "La Cronch" que es ya una veteranaza de todo tipo de refriegas. Tiene un casco de
esos con puntita que fue del Káiser Guillermo, ropa de camuflaje ligera para esto de la calor, armamento nacional e importado
y un valor indomable. Como dicen en el futbol: es muy bullidora. Actualmente es fósil en CU, pero me comenta que no hay
acción. Ella cometió el error de no inscribirse en estos batallones de Adelitas petroleras y es por eso que me pide que, muy a la
mexicana, se le otorgue una prórroga y, si no fuera mucho pedir, que se le asigne y esto no debe ser tomado como albur, a los
piquetes nocturnos que son esos grupos de tropas selectas que trabajan por la noche. Me dice que el estúpido calor merma
mucho su estado de alerta y su capacidad de respuesta. Ojalá y esta petición llegue a tiempo, porque la Cronch es un
elementazo en cualquier trifulca. Yo cumplo con informar.
Sin salir totalmente del tema, experimento la urgente necesidad de agradecer públicamente la generosa bondad de Guadalupe
Loaeza quien, aprovechando que yo estaba en Acapulco tirando rollo en la Convención de Banqueros, vino a mi casa de piedra
y flores y trajo más flores y dulces y libros y hartas cosas. Gracias, Guadalupe; pero te pregunto como María al Arcángel: ¿de
dónde a mí?.
Hemos de hablar ahora del llorado carpintero de Guamúchil. Mientras los políticos van siendo devorados por el olvido, o
recordados sólo por sus perversiones y maldades; Pedro Infante sigue siendo ese héroe popular que encarna muchos valores
mexicanos y entre ellos, la gracia. Jamás olvidaré cómo lloraba mi nana cuando llegó la noticia de su muerte; tanto lloró que,
en unos cuantos minutos, ya estaba yo llorando con ella. Disfruto mucho al ver y volver a ver sus películas y así, si tengo una
reunión de mucho tronido, pero en la tele está "Escuela de vagabundos", por supuesto que me quedo a ver a Audifaz, la Nana
Pancha, la loca de Blanca de Castrejón, Pulido y a la indeciblemente bella Miroslava. En el año de 2008, el pueblo capitalino ha
erigido con su lana una estatua de Pedro Infante. Eso es amor del bueno. El amor del malo es pretender aprovecharse de esta
duradera fama y sacar a subasta la lápida de Infante. Un cuate mío decía que ni los políticos, ni los artistas deberían tener
familia. Pedro Infante no hizo caso de esto y más bien tuvo muchas familias que ahora (y siempre) quieren sacar raja de ese
dudoso mérito que es el parentesco. ¿Ningún familiar ha pensado en trabajar y en valerse por sí mismo?. Al paso que van,
subastarán la lápida, luego la tumba completa, luego la caja y luego lo que quede del contenido. En fin.
Cualquier correspondencia con esta calurosa columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
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La nave de los locos
Germán Dehesa
8 Abr. 08
A muchos de nosotros, a fuerza de verla, ya no nos lo parece; necesita venir algún fuereño para que al observar la vida
cotidiana de los aztecas y en particular su vida política, no concluya en que todo parece precisamente la nave de los locos. A
mí me tiene muy preocupado y eso que, por el momento, la nave está al pairo. Para los que no son o fueron lectores de
Salgari, la expresión "al pairo" se emplea para designar a esas naves que apagan sus motores o recogen su velamen de modo
de quedar inmóviles por un determinado lapso. Así está el galeón de nuestra vida política: esperando a que alguien se mueva
primero y diga algo sobre la reforma energética, para ponerse en movimiento. Por lo pronto, éste es un nocturno donde nada
se mueve. Llega el amanecer, avanza el día, pero con este sol tan desgraciado que nos están recetando, menos se va a mover
nadie. Es tiempo de los sudorosos amoríos y de no salir de casa para no recibir el mula hornazo que casi nos tumba nomás al
abrir la puerta. Y aquí me tienen, rodeado de flores, libros, ventiladores, ropajes vaporosos, discos y series en DVD. Percibo
que Fita tiende a alucinarme porque ella es todavía de ese modelo en el que el señor, para empezar, tenía señora, pero
además se iba a temprana hora a trabajar. Yo no me voy nunca y creo que ella ha de pensar que me gano la vida planeando
asaltos en la oficinita que me improvisé aquí en el mero Tlacopac.
Percibo que antes salíamos al mundo a buscar la vida; hoy el mundo y la vida vienen y nos toman por asalto. Yo no he tenido
que salir de este retiro para enterarme del jumboberrinche que le hizo la Gordillo a Carstens por cuestiones impositivas. Se
puso como loca, se desmelenó, alzó la voz, la convirtió en un dolorido murmullo y se tiró al piso. Yo puedo imaginarme al
Secretario de Hacienda, robusto como nuestra moneda, del otro lado de la línea telefónica preguntado en su mente a las
deidades ¿qué he hecho para merecer esto (y a ésta)?. El pugilato entre El Gordo y la Gordillo terminó en empate técnico, pero
la Profa. se tuvo que aventar un garrafón de tila para recuperar la vertical.
Tampoco he necesitado moverme para seguir ese libro Vaquero que trata de las elecciones internas del PRD. La voz popular
dice que ganó Jesús Ortega, pero Encinas, calmado y todo, se manifiesta sesgadamente por su triunfo. Decir que Encinas está
calmado es mera retórica. Leo que acaba de citar a una movilización del PRD en defensa del PRD. Si esto tiene alguna mínima
lógica, todos los participantes avanzarán rumbo a las instalaciones del PRD y se la mentarán al PRD. Como le decía el
Emperador Claudio a su pariente: Calígula, a veces no te entiendo.
Aquí en la varada embarcación que es mi residencia, llega toda la información necesaria: teléfono, fax, Internet, correo
tradicional y un surtido número de cuatas y cuates con ejemplar vocación para el chisme. Con eso me basta para tener
controlados los movimientos de nuestro jurásico parque político.
Aquí estoy, pues, al pairo y mirando la errática coreografía de la nave de los locos. Por cierto, me congratulo de dos cosas: a)
que mi amiga Denise Dresser haya estrenado un buen programa de televisión que todavía será mejor ahora que ha remontado
los rigores del embarazo y el parto; y b) que mi amiga Martha Guerrero esté en plan de recuperar su salud.
Me asombran la incapacidad para saciarse y la astucia de nuestros roedores políticos. Me han contado una historia de Mario
Marín y su lenta apropiación de los terrenos de un parque que me tiene "pasmao". Espero pronto poder contárselas.
Cualquier correspondencia con esta náutica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Ayer hablaba con enorme convicción en este espacio de mi firme decisión de no abandonar mi guarida para no exponerme a
los rigurosísimos rayos solares que nos flagelan. Eso proclamé. Llegó la noche y comencé a toser como león en brama, acto
seguido se me presentaron todos los signos de uno de esos megarresfriados que se adquieren precisamente en estas épocas
que nos obligan a cambiar bruscamente de temperatura cien veces al día. Me dolían todos mis preciados huesitos y mis otrora
ágiles articulaciones. Su Charro Negro cual Miguel Hidalgo estaba en un grito y no hubo una ¡una! pelada que acudiera a
sobarme, a ponerme ungüentitos, a darme frieguitas, a ponerme gotitas de Bach, ni a echar a funcionar mi potente vaporizador
que compré a doce meses sin intereses. Nadie compareció, el perro café tuvo que lamer solo sus heridas. En cuanto el sol se
adueñó de la mañana, entré en contacto telefónico con mi acreditada hermanita la doctora. Ella de inmediato recetó antibiótico,
expectorante y un analgésico bastante balín para los muchos dolores que me habitan, ¡ah, y ni salir de tu casa!, todo lo que te
ocurre es por andar de pata de perro; si puedo, a alguna hora paso a verte. Esto lo dijo como si fuera uno de los mayores
premios a los que un hombre puede aspirar. Ustedes saben que una cosa es hacer algo por gusto y otra por obligación o por
mandato. Para esta segunda modalidad, los mexicanos no somos nada dóciles. Una cosa es que yo haya decidido no salir y
otra es que me lo prohíba mi hermana. Tengo súbitas ganas de ir al Centro, de patinar en hielo, de comer iguana, casarme con
la Gordillo, no sé, puras cosas espantosas que no se me antojarían jamás, pero es que el encarcelamiento provoca cosas muy
raras.
En este hondo desconsuelo, he de agradecer a Joaquín López Dóriga la nota que presentó el lunes por la noche referente a la
persecución de un delincuente en algún barrio de Monterrey. Estos y no los de sus programas "chistosos", son los grandes
momentos de humor que tiene Televisa. Resulta que las aguerridas tropas policíacas de Monterrey, ciudad bienamada,
decidieron salir a la caza de un delincuente que estaba fuertemente armado con un palo y con una piedra que pepenó en su
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alocada fuga. El perseguido corría ida y vuelta por un pretil, una barda, o una azotea. Lucía pantalón oscuro y una playerita
blanca de esas ombligueras que son el típico atuendo de los delincuentes en verano. Debajo de él había una fauna variopinta:
desde unos Robocops norteños con casco y ¡háganme el c. favor! pasamontañas. Se sentían soñados cual si estuvieran en
una refriega neoyorquina contra la mafia rusa; había patrullas, hartos megáfonos que hacían un ruideral horrible. Yo supongo
que el perseguido no entendía ni madre y por eso no obedecía. Había también infantería y sin exagerar eran como 200 contra
el pobre monito que ya no sabía si quedarse ahí, si bajar, o si apoyar la reforma energética. Un agilísimo jenízaro por fin se
trepó nada más para que le acomodaran un santo pedrusconazo entre ceja, oreja y madre (fue el héroe de la velada). Ante el
acoso, el fugitivo decidió dar el brinco y salir destapado. Las fuerzas armadas, por estar tragando dirigibles, se tardaron en
reaccionar y en aventarle montón a este pobre hombre quien finalmente fue atrapado y reducido al orden por la heroica policía
local que, al fin y a la postre, vino a descubrir que ese sufrido cuate al que pepenaron tras ímprobos esfuerzos, no era, ni de
lejos, el delincuente que andaban correteando. Todo fue una magna exhibición de ineficiencia. Hasta se sienten escalofríos al
pensar que son ellos los que nos cuidan. Omaigod!. No, si les digo.
¿Qué tal habrán dormido MONTIEL y Marín, ese par de impunes raterazos?.
Cualquier correspondencia con esta columna policíaca, favor de dirigirla a [email protected]
Recátense un momento antes de mentarme la madre. Estoy en Veracruz. Mejor dicho: agonizo en Veracruz. El asunto es muy
sencillo: hace ya un buen tiempo, había dado mi palabra de venir a dar una conferencia a la tierra de mis mayores. La fecha
era hoy, precisamente hoy. Para mí estaba, además, el segundo candado que compromete mi honor y mi palabra: el anticipo.
Dicho de otro modo: si ya te chutaste el anticipo, no hay tu tía, ni es correcto valerse de añagazas y trampantojos, hay que
cumplir o morir en el intento. Creo que yo estoy tratando de hacer las dos cosas.
Después de una noche infernal poblada por la esporádica visita del sueño nada reconfortante porque, los ratitos que me vencía
el sueño soñaba que era yo el que le cargaba su bolsota de fierros a Lorena Ochoa que me daba muy mala vida y me trataba
muy mal. Me pedía un fierro, yo me equivocaba y entonces ella me acomodaba un fierrazo en la cabeza. Desperté con dolor de
cabeza y con cero voluntad de abandonar mi camota. De inmediato me puse de pie, porque sé que si me vuelvo a dormir,
entonces sí, no hay retorno. Entonces me paré, tuve mi primer diferendo con la infame Fita que había hecho mi cama con ¡dos
cobijas de lana! (creo que por eso sueño que Lorenita me agarra a fierrazos), desayuné, me metí a la regadera sin el menor
ánimo canoro (esto de no cantar en la ducha es signo de profundo malestar y abatimiento), me sequé, me vestí. Por respeto a
las señoritas casaderas y de buena sociedad no describo mi exquisita ropa interior con encaje de Brujas (parece albur) y me
limito a informar que, dado el calor brutal de la temporada y dado que el viaje era a Veracruz, escogí de mi vasta colección, una
guayabera que estuviera acorde con la ocasión y con el lugar.
Apareció Pancho mi auriga americanista que lleva ya varios meses viviendo en un grito y, para su sorpresa, el amito Puma ya
estaba listo para enfilar rumbo a la terminal 2 del aeropuerto. En pleno Viaducto descubrió el amito Puma que, una vez más, se
había comportado como una bestia y que había dejado la cartera con su identificación en la mesilla de noche. Ya una vez me
pasó que una celosa vigilante de las puertas de acceso a las salas de espera del aeropuerto me dijera: ¡Don Germán Dehesa,
qué gusto verlo!, gracias, señorita. ¿Puedo ver su identificación, Señor Dehesa?. Señorita, usted y yo sabemos que soy
Germán Dehesa. Pusí, pero esto es de reglamento. De ahí no la saqué y todo fue la pura desolación. Entonces como ya se
sabe que el que se quemó con leche hasta al jocoque le sopla y que si ya sabes que es alegre, para qué le das maracas y de
que Dios dice a fregar, te llueven las escobetas, me permití solicitarle a mi manejador Águila que se aventara una suicida
vuelta en "u" para retachar a mi mansión y poder reunirme con mi cartera. No saben el vertiginoso numerito que nos
aventamos. En algún momento pensé que el asunto de la cartera era una manifestación clara de la voluntad de Huitzilopochtli
de que yo no viajara a mi terruño.
No fue así. Llegué a tiempo, recorrí las ignotas entrañas de la terminal 2 que tiene una escalera-rampa que desciende como si
fuera a terminar en China o en el centro de la tierra. Al final nos esperaba el ya famoso camioncito que nos condujo a un avión
chiquito que parecía supositorio estilizado. Ahí nos fueron trepando y señalando nuestros lugares. Todos, incluso yo que soy
enano, teníamos que hacernos bolita cual cochinillas para entrar en nuestro lugar.
Con buen viento zarpamos y sin mayor sobresalto llegamos a Veracruz, la más amplia sonrisa de México. Hoy mismo, después
de hablar acerca de "La salud y los medios", mis restos regresarán al DF.
Percepciones. Cuando ocurren cosas como las que hoy han ocurrido en nuestro Congreso, los columnistas que obligadamente
tenemos que jugar al bote pronto sufrimos cual si estuviéramos pariendo un ornitorrinco en reversa. Todo mundo quiere un
análisis y una opinión y, por lo menos su Charro Negro, tiene que declararse incapacitado para tan arriesgadas maniobras.
Piensen en que una cosa es matar al marrano y otra muy distinta es hacer las carnitas. Por el momento, lo que a mi alcance
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tengo son unas cuantas imágenes, consideraciones, reflexiones que no se apoyan tanto en lo que hoy está ocurriendo, sino en
el derrotero de nuestra vida política en tiempos de Calderón.
Lo que hoy vi y escuché, en principio, me suena inaceptable. Bien está que a los mexicanos nos gusten las algaradas y la
violencia física como fórmulas del trato urbano. ¡Ya se armaron los guamazos!, dice un mexicano loco de contento. En el futbol,
por ejemplo, estamos convencidos de que el objetivo del juego no es anotar goles, sino dar leñazos hasta que todo termine en
trifulca campal. Aceptemos esto, pero aceptemos también que nada en verdad se arregla por este camino y que, sobre todo,
hay asuntos y espacios donde la violencia no debería de caber. Me pudren, por dar un caso, los perredistas que no sé por qué
piensan que San Lázaro es de ellos por adjudicación divina y que mucho hacen con prestarle sus instalaciones a los otros
partidos, siempre y cuando, no contraríen los designios del abolladísimo sol azteca. Si esto ocurre, de inmediato se enfurecen,
pegan de gritos y no descansan hasta recuperar "sus territorios". Para hacer esto, chicas y chicos perredistas cuentan con la
inmediata parálisis del Ejecutivo y con el temperamento atoludo, chambista y sacatón de los legisladores de otros partidos. En
particular los panistas se pandean muy feo, a su miedo le ponen su vestidito de prudencia, dejan recaditos en su curul y pasan
a retirarse (así dicen). Hagamos aquí la excepción de Felipe González el hidrocálido que carga pistola y que hoy, jueves por la
mañana, le dijo a sus compañeros de bancada: vamos a bajarlos de la tribuna. ¡Se van a armar los guamazos!, pensó el
respetable público, pero no se armaron porque no hubo un solo panista que quisiera aliarse con el temible González y ahí
murió la cosa. A todo esto es a lo que el menguado AMLO llama "resistencia civil pacífica". No entiendo cómo es tan idiota o
tan hipócrita para decir esto. La toma de las cámaras es un acto de extrema violencia que, por lo mismo, está solicitando más
violencia. Algún día la historia nos pasará la factura de, por la vía pacífica, no haber puesto en su lugar al tabasqueño a quien
el petróleo le importa poco o nada; le importan su derrota en las elecciones y el odio por Felipe Calderón. Nada más por lo
hecho hoy, me parece que AMLO merece estar detenido o, como antes se estilaba, tomando un VTP a la Antártida donde
seguramente soliviantará a los pingüinos que pronto desfilarán por Reforma.
Supuestamente Calderón mandó al Congreso la reforma más leve y prudente que pudo. Este envío venía acompañado de una
convocatoria que llamaba a una discusión nacional sobre el tema. Su idea era ser "razonable", pero la ingenuidad panista
parece no conocer al tipo de mulas con las que está tratando. Vista la reacción, hubiera sido mejor mandarla tal como él la
había pensado. No haber hecho esto ha provocado, por lo pronto, que nadie esté a gusto con ella y que el apoyo que solicita el
Presidente sea por fuerza tímido o desganado. No, si les digo.
HOY TOCA
Y el sábado a las 18:00 hrs., tocan en la Sala Carlos Chávez de CU el joven chelista César Martínez y el pianista Alejandro
Barañón. Entrada gratuita. Aikir.
Cualquier correspondencia con esta columna tomada, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
De eso, no
Germán Dehesa
14 Abr. 08
Por favor, considérenme. Es domingo, aunque su grisura más nos haría pensar en un triste jueves. De la Capital se ha
ausentado el sol y esto lo tomo yo como una afrenta personal. Este país no es serio. Primero se deja venir un calor como de la
Legión Extranjera, todos los babosos guardamos nuestros tiliches invernales y las personas propias como lo soy yo sacamos
nuestras guayaberas, nuestras sobrias camisas floreadas de ceremonia hawaiana, el sombrero Panamá y los pantalones de
algodón de la acreditada marca "Voyencombi" que es la réplica mexicana a "Abercrombie" que es una marca exclusiva para
pitucos y mamilones. Estamos pues, en que hace frío, el cielo es gris y sopla el viento. Nada que ver con un colorido domingo
capitalino. Aquí vale recordar a mi maestra María del Carmen Millán que nos explicaba que los mexicanos somos
esencialmente románticos y que un rasgo distintivo del alma romántica consiste en que todo paisaje es interior; si estoy alegre,
todo me parece cálido y luminoso; si estoy triste, aunque esté en Acapulco, sentiré que cae la nieve y los lobos aúllan. Algo hay
de esto.
Para mí, no podría ser de otra manera. La derrota ante el Cruz Azul dejó a mi alma aterida y, por si algo faltara, un gandul, un
gandalla que trabaja (no mucho) en el diario deportivo "Cancha" se atrevió a tildar a los fieros aunque inexpertos Pumas de
"mascotas" del Cruz Azul. Creo saber quién fue y desde aquí le advierto que rece mucho para que yo no me lo tope, porque de
hacerlo va a quedar infinitamente peor que Fabián Lavalle. Estás advertido, méndigo.
En esta tesitura melancólica se encuentra mi alma. Y aun así, aquí me tienes lectora lector querido, para, por lo menos,
avisarte de lo que no voy a escribir. No haré la reseña de los funerales del Cardenal Citripio Ahumada. De eso, no. Tampoco
me referiré al ya prolongado drama del recuento de los votos en el PRD que mucho se parece a ese milagrazo que se aventó
Jesús con los panes y los peces. De eso, no. No está en mis intenciones tampoco volver sobre el manoseado tema de la toma
del Congreso cuya única justificación real es que los del FAP ya habían pagado la manta que les salió como lumbre. De eso,
no. De lo indeciblemente culebras y sacatones que son los panistas (¿querían el poder?, ya lo tienen, ahora defiéndanlo). De
eso, no. De la ya conocida actitud paternalista y dizque bonachona del PRI capitaneado por Manlio Fabio Capulina Beltrones
tampoco vale la pena comentar algo puesto que se trata de una historia ya muy sabida. De eso, no. De la visita del vivaz y
gárrulo Presidente de Ecuador que para su visita de Estado escogió una camisa como de primera voz de un trío folclórico y
muy coloridamente lanzó discursos por doquier e invitó a Felipe a que se cargara hacia la izquierda (invitación que no suena
mal) y luego ya regresó a su país, no diré nada. De eso, no. De la demasía indigenista perpetrada por Felipe Calderón ahora
que fue a Chiapas y se colocó, o se dejó colocar un atuendo de chamula, o de tzotzil, o de tzeltal, o de tojolabal o de Madaleno;
me cuesta trabajo hablar porque experimento una hemorragia de pena ajena. ¿Quién le habrá dicho a Don Felipe que con ese
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atuendo se veía soñado cuando, en verdad, parecía muñeco de pastel?. No es tema para este domingo. De eso, no. Del
cursilísimo "clásico de clásicos" tampoco quiero decir nada. Los dos equipos (y ahora el Cruz Azul) son los que más gordo me
caen de todos los que creen que juegan futbol en esta tierra morenita y luminosa. De eso, no.
Realmente de lo único que quiero hablar es de que ya me puse de buen humor y de que le quiero desear a ti, a mí, a él y a
nosotros, una feliz semana. De eso, sí.
Los rateros ¿nacen o se hacen?, ésta es una pregunta para Marín y MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna con flojera dominical, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Ahí tienen...
Germán Dehesa
15 Abr. 08
¿Qué quiere decir un tenochca cuando dice: "pues ahí tienes..." Yo no lo sé, puedo inventar que para eso soy bueno, pero
entender a fondo qué queremos decir con el "ahí tienen...", eso sí no me lo pidan. Lo que sé es que es una de los tantos giros
idiomáticos del español de México que es empleado sin entender muy bien qué significa. Para un nativo de estas regiones el
no entender jamás ha sido un obstáculo, ni algo que frene nuestra loca carrera. Bueno, pues ahí tienen que esta mañana al
sumergirme en el minucioso estudio de la prensa diaria, quedé como hipnotizado ante la imagen del Zócalo el día de ayer.
Estaba pletórico y el Cardenal Citripio Ahumada ya hubiera querido a esa multitud para sus exequias presididas por Norberto
Picapiedra.
¿De dónde salen esas multitudes?, ¿son siempre las mismas, o se van turnando?. Lo ignoro, aunque me queda claro que
existen, que están insatisfechas y que merecen tanto nuestra atención como la del gobierno. Honestamente no creo que se
trate de puros acarreados y revoltosos que van al Zócalo y gritan contra el actual gobierno por el gusto de hacer ejercicio y de
fortalecer sus cuerdas vocales. Algo quieren y les aseguro que los arrebatos retóricos de AMLO no satisfacen eso que ellos
quieren.
Pues ahí tienen que ayer domingo el Rabí de Macuspana estuvo particularmente pungente y bravero. A los medios en
particular que se han atrevido a decir, por ejemplo, que la toma de las Cámaras Legislativas fue un secuestro, Don AMLO nos
puso cual jerga de gasolinera. Este muchacho decidió también que todos obedecemos a fuerzas oscuras y a intereses
inconfesables y estamos siempre listos y dispuestos a servir de lacayos del gobierno espurio y a derogar y satanizar toda
acción del gobierno legítimo. Tan enérgico fue el regaño, que a mí todavía me tiemblan las manos y esto sin contar que ya se
me espantó la leche. Un horror.
Regreso al tema que enuncié y dejé por ahí pastando. Creo que hay que leer las entrelíneas de lo que quieren decir estas
multitudes que llenan el Zócalo para escuchar las efusiones líricas de Andrés Manuel y que jamás acudirían a un llamado del
Presidente, o de alguno de sus Secretarios de Estado. Todavía es tiempo de escuchar. La peor actitud sería la de declarar
inexistentes a estos mexicanos que, como todos pero con mayor vehemencia ellos, quieren que México sea en verdad un país
justo. Reclaman los mejores de ellos su derecho al trabajo bien remunerado, a la salud gratuita y eficaz, a la seguridad y a la
preservación de nuestra única patria. Tal parece que, como en el caso de Fox, Calderón también carece de negociadores
eficientes que sepan escuchar lo que la gente, haciendo uso de su derecho ciudadano, exige de su gobierno. Nosotros los que
nos sentimos viviendo en un nivel muy superior al de la chusma estamos también muy necesitados de justicia y de equidad. Lo
que pasa es que han logrado convertirnos en el sector manso y menso del aparato mexicano; de otro modo no se entiende que
el gobierno siga tan campante sin prestar atención y procurar justicia a todos estos menesterosos, por no hablar de los del
campo. Nosotros ya tenemos automóvil y unos ahorritos, por lo tanto, nosotros guardamos silencio, no hacemos
manifestaciones y vivimos en el amniótico refugio de nuestra buena conciencia. ¿Queremos terminar con charlatanes
iluminados y carismáticos?, no es difícil: escuchemos y atendamos las demandas de estas multitudes. Al perder su base de
sustentación, AMLO se quedará echando discursos para Jesusa y para la Sheimbaum que está al tope de su acelere. Ahí
tienen.
¿Cómo quiere Calderón que nadie proteste si por las calles vemos a los grandes rateros haciendo gala de su fortuna y de su
impunidad?.
En noche lóbrega
Germán Dehesa
16 Abr. 08
Porque no van ustedes a decirme que en la caótica y desquiciada Capital de México no fue lóbrega la noche que va del lunes
al martes. Lobreguísima. Regresó el frío como esos rateros que regresan al lugar de sus fechorías porque dejaron la
herramienta y luego ¿con qué roban?. Y el frío vino acompañado por la lluvia, el viento y todos los cómplices que figuran en la
sórdida corte del mula frío. ¿Ustedes se acurrucaron en su casa y ya no salieron a ninguna parte?, ¡bien por ustedes!. Acá su
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uei rodaba por las calles como una lágrima inútil. Ahora bien, no andaba yo boulevardeando a lo baboso. No. Sucede que el
ombligo cósmico, ese ramito de canela fina que es mi amiga Tania Libertad, me había convocado con la noble intención de
terminar de una vez por todas ese disco que venimos cocinando desde hace dos años y medio. Aquí, lectora lector querido, te
quiero prevenir de tu acongojada alarma: yo no voy a cantar. Se lo tuve que jurar a Tania antes de comenzar todo el proyecto.
La fórmula es muy sencilla: Tania canta y yo platico. ¿De qué platico?, pues más o menos de lo que se me da la gana, de la
vida, de la muerte, de nuestro país, de nuestros muertos, de los variados amores, de la felicidad como estado de vida. Ahora
que estamos a punto de terminar, puedo decirles que no hay rollo, lo mío es platicar y permitirme todas las licencias que la
conversación acepta. De la voz de Tania y de su magnífico gusto para seleccionar melodías y hacerles sus arreglos eficaces y
hermosos, puesto que la conocen y han disfrutado de su voz, no tengo mucho más que decir. Sin embargo, me gustaría
encomiar a su alma hospitalaria y generosa. Ella tiene un repertorio inmenso y sin embargo, no vaciló en poner a solicitud mía
muchas de las canciones que forman el disco. Una de ellas se titula "El Plebeyo" y es un vals peruano cuya letra incluye los
quinientos capítulos de una telenovela azteca. Esa canción que nos cuenta la desastrada historia de Luis Enrique "El Plebeyo",
el hijo del pueblo, el hombre que supo amar (¿supo a mar?) alguna vez fue entre nosotros una canción muy popular. Yo era
pequeño y desde el radio llegaban a mis oídos las terribles palabras: "ella de noble cuna y yo humilde plebeyo, ¡Señor!, por qué
los seres no son de igual valor". Desde entonces y hasta ahora, mi tierna almita infantil pirograbó en la memoria esa letra que,
yo no lo sabía, pero iba a constituir la historia de mi vida. No sé por qué me he enamorado de puras ricachonas y, sobre todo,
no sé por qué no las exploté minuciosamente y las hice ficheras. Entonces, en estas latitudes donde, con excepción de mi Tía
Ágata, la aristocracia proviene del dinero, a mí me tocó siempre el papel de Luis Enrique "El Plebeyo". Quizá por eso, o por su
fascinante condición de melodrama, el caso es que "El Plebeyo" de Felipe Pinglo, es una canción que figura entre mis cien
favoritas.
La solícita Tania que igual me prepara unas papas huancaínas, que se pone a ensayar por pedido mío una canción de
Zitarrosa, ha logrado el milagro de llevar a buen término este disco donde ella y yo nos encontramos. Me pareció muy divertido
conversar con ella e intercalar canciones seleccionadas por ambos.
El disco fue realizado sin solicitar la autorización de AMLO "El Golpista" como lo llama atinadamente F. Reyes Heroles. Lo
hicimos por nuestro puro gusto y trabajando en paz. Creo que esto es lo que queremos los mexicanos: que termine ya la noche
lóbrega y podamos trabajar en paz. Que así sea.
Hoy cumple cinco años esta sección. Todos duermen tranquilos: ARTURO MONTIEL, Mario Marín, la bandida de Elba Esther...
pura carne de presidio. Las Muertas de Juárez duermen sin conocer el sosiego. Cinco años y la justicia también duerme.
Ejemplo
Germán Dehesa
17 Abr. 08
El condominio Palmas Park (percíbase el recio sabor nacionalista) está siendo construido muy previsiblemente en la Avenida
de Las Palmas # 515, entre Sierra Gamón y Montes Granpian (me hubiera gustado estar en la orgía donde decidieron, ya muy
alcoholizados, la nomenclatura de ese privilegiado sector del DF). Palmas Park está constituido por cinco torres, la mayor de
diez pisos. La obra está a cargo de la Constructora Ide-Urban (el amor por México sigue manifestándose) conformada por una
bola de miserables explotadores que piensan (y a lo mejor, piensan bien) que todavía estamos en la época de la edificación de
las pirámides. Es una gloria ésta de conseguirse un buen puñado de esclavos para que, a puritito lomo, carguen todos los
materiales de construcción hasta el piso que sea necesario. Es un espectáculo que denigra a actores y a espectadores. No es
difícil imaginar cómo queda un ser humano después de una jornada en esta construcción de lujo que ni siquiera tiene
montacargas, porque ¿para qué quieres montacargas si ahí están esos desgraciados que son buenos pa'cargar?. Nos
podemos imaginar también a estas ratas de alcantarilla que son los de la constructora Ide-Urban. Son gente bien que se da sus
lujos, que tienen una esposa que es una monada, que tienen a sus hijos en los mejores colegios, que puntualmente acuden a
la iglesia o al templo y que, muy probablemente, ni siquiera se dan cuenta de la explotación inmisericorde a la que someten a
otros mexicanos tan ciudadanos como ellos. Imaginemos también a las "autoridades" (¡ojo, Marcelo!) que concedieron todas
las licencias y permisos para edificar este templo a la mexicanidad. No quiero ser malpensado, ni suponer que en este proceso
hubo algo ilícito (la mordis, pues), pero entonces no se entiende cómo es que la obra no ha sido suspendida y multados los
guapitos de la constructora.
Lo más terrible es que nadie se queja, nadie levanta la voz, nadie parece darse cuenta de la injusticia que se comete en contra
de un buen puñado de nuestros conciudadanos y todos, de un modo u otro, los de la constructora, los futuros dueños de los
departamentos, todos aquellos que ven sin inmutarse a los albañiles cargando a lomo las inmensas lozas, todos son cómplices
de esta novísima versión del perverso vínculo entre el encomendero y el indio.
Yo sé de este caso y he podido interiorizarme en sus detalles, gracias a una mujer enormemente combativa y compasiva (yo
también tengo mis Adelitas) que visitó esta construcción de Palmas Park (¡qué pinche nombre!) y se sintió personalmente
ofendida y vejada por lo que vio. Y que conste que se trata de una persona que tiene ahí un departamento, pero que sabe que
a ese costo, vivir ahí será, si se guarda "prudente" silencio, una espina en la conciencia.
Éste es sólo un ejemplo entre miles y miles de actos injustos que se cometen en nuestro país. Parece que nunca
entenderemos lo infinitamente respetable que es el otro. Mientras haya explotación, no podrá haber verdadera vida humana. Y
luego nos asombramos de que el Zócalo se llene para estar cerca de AMLO que es, me dicen, un peligro para el país. En
principio, estoy más que de acuerdo, siempre y cuando entendamos y aceptemos que estas pandillas de explotadores cínicos,
irrespetuosos, inhumanos y méndigos amátridas resultan también un horror y un peligro para México. Insisto: éste es apenas
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un ejemplo que quizá ilustre a todos los que no entienden por qué hay tantos seguidores de López Obrador. Muy
probablemente no las verán saciadas, pero tienen hambre y sed de justicia.
Pues parece que a MONTIEL le andan testereando el tablero. Vamos a ver qué dice Jimmy Neutrón Peña Nieto, hijo predilecto
de MONTIEL, que está, gracias a Televisa, en plena carrera de actor.
Cualquier correspondencia con esta constructiva columna, favor de dirigirla a german@plazadel angel.com.mx
¡Vámonos al sur!
Germán Dehesa
18 Abr. 08
En el norte trabajan cual orates, su moral tiende a ser rígida, su vida social se establece a partir de los niveles que la sociedad
delimita con enorme cuidado, en el norte son apolíneos y gustan de lo natural, del sol, de lo simétrico, trazan sus ciudades y
sus pueblos de modo racional y a base de líneas rectas; en el norte no suelen estar para bromas, el ocio se les dificulta
grandemente y perciben a los sureños como una especie de dolor irremediable al que, sin embargo, tienen que atender.
En el sur somos dionisiacos, nos encantan la noche, la bohemia y el exceso, el hígado sureño sufre mucho, pero nosotros nos
damos por bien servidos con una luna hermosa, alguna mujer en flor, una canción, un poemario (o acaso creen que Gorostiza,
Sabines, Pellicer o José Carlos Becerra nacieron en el profundo sur por pura casualidad). En el norte la relación entre ocio y
negocio (la negación del ocio) es enormemente mayoritaria a favor del negocio; en el sur lo nuestro es el ocio de cuyo corazón
nacen las guitarras, los amigos, las noches bohemias y los lujos de la lujuria. Si los norteños son monógamos por así convenir
a la economía personal y a los objetivos de la empresa; en el sur nos encantan los amoríos subacuáticos, las "movidas", el pisa
y corre y las angustias no de un querer, sino de tres como mínimo. El norte trabaja mucho, en el sur tratamos de llevarla leve y
para ello solemos exclamar siempre ¡es que estoy muy ocupado! y ya con eso, nos dejan en paz por un rato. No es mejor ser
del norte o ser del sur. Toda nación requiere de ambos talantes. Si los del norte no trabajaran tanto, los del sur nos moriríamos
de hambre. Los casos realmente dramáticos son los de los norteños con alma sureña y viceversa. Éstos o se mudan o estarán
condenados a vivir su angustiada existencia con una permanente sensación de desacomodo.
De mí sé decir que en mi vida hay períodos norteños y deleites sureños. Mi mente apunta hacia el norte, pero mi corazón está
en el sur. Ahí nació y ahí reposará al término de sus escasos días.
Todo este rollazo me lo he despachado por el simple hecho de que estoy por comenzar una gira relámpago por Veracruz y
Oaxaca. En Veracruz estaré en Xalapa y me daré el gusto de presentar un libro muy hermoso y muy recomendable. Se titula
"Momentos. Cartas desde la India" escrito por mi amigaza Gloria Friscione de Pérez Jácome. Yo la conocí en la ya lejana
época de sus primeros y desmedidos escritos; quizá por eso me da todavía más gusto percibir cuánto se ha afinado su
sensibilidad, cuán precisa se ha vuelto su mirada, su atención inmediata ante cualquier vislumbre de belleza y, por
consecuencia, cuánto ha mejorado su prosa que ahora es mesurada y cantarina al contarnos magníficamente sus solitarias
andanzas humildes y sabias por esos rincones de la India donde no suele asistir el turismo y en donde, por consecuencia, se
conserva de modo más legítimo la inmensa e inabarcable alma de la India. Los invito a leer este libro, si no les gusta, me
pueden mentar la madre y además yo les devuelvo su lana. Dejaría mi amiga Gloria de ser del sur.
He de agradecer a Jorge Luis Borges, ilustrísimo sureño, todo lo que aprendí acerca del sur en sus ensayos y en su poesía.
Leyéndolo supe de lo grato que es ser gente del sur, depositarios del gozo, de la poesía, de la flor y el canto y de lo que Gloria
llama hermosamente "las semillas del asombro".
Ahora vayamos con hombre y mujer y supongamos que su ecuador pasa por su ombligo, ahí donde alguna vez tuvimos la
cintura. Hacia el norte está el indispensable (es un decir) cerebro, pero hacia el sur hay maravillas inexploradas. HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta columna sureña y selvática, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Bondadosa Xalapa
Germán Dehesa
21 Abr. 08
Aeromar es una línea levemente patito que, sin embargo, se anuncia como "línea ejecutiva". Esto me parece una exageración,
por decir lo menos. El vuelo se documenta en unos mostradorcitos tipo pupitre escolar. Ya con tu pase de abordar, tienes que
apersonarte en la puerta 75 que creo que es la única que funciona en la Terminal 2 de nuestro vasto aeropuerto. Le comunico
al arquitecto Velasco, responsable de la obra, que en esa sala faltan unas dos mil sillas y esto provoca severos percances con
las señoras belugas, que siempre tienen flebitis y una "pierna mala" y con los sobajadísimos maridos de estas cetáceas
quienes, a fuerza, quieren que Pepe, su marido, sirva de algo por una vez en la vida y presente una enérgica queja por estas
condiciones "como de animales" en las que nos tienen esperando. Los maridos responden que "ahorita van" y no abandonan
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su pose estatuaria. Yo no estoy cómodo, pero soy un estoico y sufro en silencio la indecible friega de los "sobres". Ahorita les
explico. Resulta que, ya casi para salir al aeropuerto, sonó mi teléfono y una ignota voz femenina anunció: hablo de parte de la
señora Gloria, porque dice la señora Gloria que si usted puede llevarle a la señora Gloria unos sobres que olvidó y que va a
necesitar allá en Xalapa la señora Gloria. Está bien, tráigalos, pero ¿para quién dijo que eran?, pregunté yo nada más por
fregar. Una voz muy formal me respondió: para la señora Gloria. Correcto, clic. Pocos minutos después llegaron los "sobres"
que eran de cartón azul profundo y que medían dos metros de largo por 1.50 de ancho. ¿Cómo se lleva uno eso?, pues
cargando y ahí tienen a su uei en la puerta 75 cargando sus sobres en las posturas más incómodas e inverosímiles: tipo Pípila
que es muy antiestético, bajo el brazo con la consecuente laceración de axila y dedos. En esas estaba, cuando fuimos
llamados a abordar: bajamos unas inmensas escaleras y como Aeromar no tiene derecho a gusano, nos empacaron en un
grandísimo camión que culebreó por todo el aeropuerto hasta dar con el avioncito que nos transportaría. El vuelo iba lleno y
obviamente todos éramos ejecutivos. Un hacinamiento con derecho a cacahuates. Les ahorro lo que padecimos todos para
acomodar esos "sobres" que eran más grandes que el avión. No sin ciertos ominosos ruidos, el avión despegó (pronto la
noticia será: el avión de Aeromar se despegó) y en cincuenta minutos llegamos a Xalapa sin mayor novedad. El aeropuerto de
mi ciudad solariega es de risa: tiene su pista, su torrecita y un cuarto donde todo ocurre. Ahí estaba la señora Gloria
acompañada por un perrito repugnante. No saben el megapancho que le armé por su jugarreta de "los sobres".
Todo lo demás fue dicha. Xalapa me recibió con raudales de amor. La presentación del libro de la señora Gloria en el hermoso
Museo de Antropología, también fue una amorosa ceremonia. El aire, el paisaje, la gente, el verdor, los arrullos xalapeños te
arropan y te devuelven la inocencia original. No hablemos de la comida que me fue servida por unas señoras muy cuatas mías
que trabajan para la señora Gloria y que a mí me apapachan como la Nana Pancha a Pedro Infante. Me dejaron como
lechoncito cebado.
El remate de mi estancia en Xalapa corrió a cargo de la señora Gloria quien, minutos antes de que yo zarpara de regreso al
DF, se me acercó y me dijo: Germán, quiero darte un regalo por haber presentado mi libro. ¿Más regalo que Xalapa?. Sí, ven
para que lo veas. ¿Qué creen que era?. Adivinaron: un megasobre de los que llevé cargando. Sin comentarios.
Es una gozada ver y oír al Tribuno Gamboa explayarse, al igual que Manlio Fabio Capulina, sobre la patria y la democracia.
Gracias.
Cualquier correspondencia con esta xalapeña columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Novedad de la patria
Germán Dehesa
22 Abr. 08
Estarán de acuerdo en que la patria, nuestra alma, nuestras amistades, nuestra casa y nuestra familia son siempre novedosas.
Aléjense por lo menos cinco millas náuticas de aquellos mensos que, con aire de que van a expeler un hondísimo concepto
filosófico, nos dicen cosas como "siempre es lo mismo", "la gente hace como que cambia, pero sigue siendo igual", "por todos
los siglos la vida es y será una porquería". Son ellos los que están irremediablemente ciegos y como decía mi tío El Guajolote:
no hay peor ciego que el que no puede ver.
Cada día es una inédita y novedosa página de este inmenso libro que escribimos y en el que somos escritos. La luz es distinta
y, por ejemplo, hoy lunes hacia las once de la mañana la luz del sol era como una certera pedrada en los ojos. Es otra luz, otro
talante de las cosas, otro modo de las personas que, aunque se sigan llamando igual, ya son un día más ancianas que el
anterior. Y nadie te dice que no pueda ser hoy el día de tu enamoramiento mayor, o el de la concepción de un hijo, o el de la
visita de esa idea que andabas persiguiendo, o el de tu muerte, o el de la muerte de ese microbusero que te iba a planchar. Por
esto, lectora lector querido, atrapa el día ("carpe diem") y búscale sus más secretos guiños. Hecho esto, ponte a vivir sabedor
de que todo puede ocurrir. Dice el pensamiento francés: la única manera de que ocurra lo inesperado es esperarlo. Hasta aquí
el rollo, vayamos a los hechos. Como no voy a hablar de AMLO, ni de ese estúpido mensaje político-electrónico con Hitler y
Mussolini y Pinochet y Huerta por primera vez reunidos para edificación del televidente mexicano que sigue siendo tratado
como borrego idiota. No, de eso no voy a hablar. Yo quiero hablar de mi reciente viaje.
Como recuerdan los asiduos a esta exótica columna, en su momento anuncié que zarpaba yo primero a Xalapa y luego a
Oaxaca. De Xalapa ya les platiqué, aunque me parece haber omitido mi descubrimiento de los "viticos" que, según me
explicaron, son como bacilos búlgaros, pero veracruzanos. De hecho, si los "viticos" son vistos con un potentísimo microscopio
se les alcanza a ver su guayaberita, su pañoleta roja y su sombreritito de cuatro pedradas. Yo no los conocía y me limité a
conocerlos de vista porque esa agüita medio purulenta en la que nadan no se antoja ni tantito. Lo importante es que descubrí
algo.
Como saben, a Oaxaca ya no fui y pido público perdón al matrimonio Harp Helú que me invitó a un concierto y a la
inauguración del Museo Textil de Oaxaca que, me cuentan, es un prodigio. Estando en Oaxaca no hubiera sido difícil toparme
con Flavio Sosa que ya abandonó el frescobote y ahora presume su nueva imagen por Oaxaca, la inauditamente bella. He
visto una foto del actual Flavio Sosa y no lo reconocía: pelo recortado, traje muy elegante, corbatita fifí, delgado, erguido y sin
esos pasos de simio que solía dar. Tan impresionado estoy que he pensado ponerme en contacto con el director de la cárcel
de Oaxaca para que su negocio, sin dejar su giro actual, pudiera también brindar servicios de SPA, de quinta de retiro y de
todo lo que una moderna institución de este tipo puede ofrecer: baños de lodo, mascarillas de pepino, centro internacional de
masajes "Las Tlayudas" dirigido por Ulises Ruiz siempre supervisado por José Murat, un esteta de renombre internacional,
bellas masajistas especializadas en el telar de cintura para irle aflojando el aguayón al cliente, mientras tararean que la
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Zandunga, que Dios nunca muere y que Murat tampoco. Me parece un ideón. Sería la primera Cárcel-SPA de todo el mundo y
el cliente puede escoger entre las dos variables.
Cualquier correspondencia con esta surtida columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Evocaciones de Graco
Germán Dehesa
23 Abr. 08
La política le ha proporcionado a Graco Ramírez una ya larga y desahogada vida; está por verse lo que la política y el país han
recibido de Graco, pero me apresuro a comentar que no ha sido mucho. Ahora Don Graco, cuyas luces intelectuales jamás han
deslumbrado a nadie, ha extraído de su yermo magín la peregrina teoría de que el pionero en las tomas de la tribuna es, como
todo el mundo sabe (?), Felipe Calderón Hinojosa. En apoyo de su extravagante afirmación, Don Graco rememora el día de la
toma de posesión de Calderón y dice que en esa mañana infausta, Calderón y sus corifeos del PAN (corihorribles en varios
casos), se adueñaron de la tribuna para que el Presidente electo pudiera tomar posesión habiendo entrado, y esto lo dice con
ánimo derogatorio, por la puerta trasera. La corta memoria de Don Graco. Lo que todos vimos ese día fue a un PRD
exasperado que ya no encontraba qué mas amontonar en las puertas para que no entrara Felipe. Con lo que no contaron fue
con la hábil jugada de Calderón que, para decirlo con lenguaje actual, les llegó por Detroit, agarró a las huestes del Sol Azteca
tragando dirigibles y, cuando a estos les cayó el veinte de lo que estaba pasando, ya estaban los panistas cantando el himno y
despidiendo a Felipe que, en compañía de un trémulo Fox, salió ya investido como Presidente, en busca de los espacios
abiertos y gritando como Speedy González. Esto es, según el crepuscular Graco, la toma de la tribuna por cuenta del PAN y de
Felipe. Es bonito y autocompensatorio lo que está haciendo Graco, pero no hay que abusar porque, según mi mamá, se le
puede reblandecer la médula. De lo que él está hablando es de uno de los mayores ridículos que ha hecho el PRD. Estaban en
la puritita baba y les cayó manotas que ocupó por un escaso tiempo el lugar que la Constitución le otorga. Esta tarugada de
querer convertirla en toma de la tribuna y secuestro del Congreso requiere de un talento que Graco no posee por el momento.
Todo este barroco galimatías lo armó con su pedregosa oratoria Graco Ramírez que pretendía con ello ilustrar la tesis de que
fue Felipe el pionero de las tomas y secuestros de los recintos legislativos; si el PRD hace lo mismo es siguiendo el pésimo
ejemplo puesto por el PAN, tan rijosos ellos, y por el subversivo de Felipe.
Desde ya, el Ateneo de Angangueo recibe este discurso del gran Graco como posible finalista para la matraca de plástico en
oratoria. Sigan votando, campeones.
PREGUNTAS TELEVISIVAS
¿No sería posible que Telmex, que llega a todos los rincones de la República, buscara el más lejano e incomunicado de éstos
para asignar ahí al gordo sangrón que dice, como si fuera una gracejada de Óscar Wilde, ¡háblele!?. El último anuncio
protagonizado por el Gordis es particularmente mamila y agresivo para con la competencia. Esto sería lo de menos, pero la
concepción toda de la campaña es ridícula e inverosímil y esto se debe en mucho al Gordis que a mí no me ha hecho nada,
pero yo tampoco le he hecho nada a él como para que irrumpa en mi casa diciendo sus sonseras. ¡Háblele!; ¡cállese!.
Y ya que estamos en esto, alguien tiene que hacer algo para evitarnos a los cinco caballeros que todavía quedamos, la pena
de enterarnos de la evolución intestinal de una señora día a día y semana a semana. A mí que ni soy señora, qué demonios
me importa. Tampoco me importa qué hacer con los gorditos que sobresalen del pantalón a la cadera; mucho menos me
interesa que para esas várices la fórmula Basaguren sea la más indicada. Imagínense lo que siento con el anuncio del papel
higiénico que tiene más capacidad de arrastre. ¡Ya, por favor!, no sean nakos.
...Recoge a tus animalitos. Hoy era el día de San Jorge antes de que lo expulsaran del exclusivo club del santoral, supongo
que por culpa del dragón. En mi familia era un día sonadísimo: uno de los capos de ella, mi tío Jorge, se mandaba unas fiestas
fragorosísimas y su hijo, mi difunto primo Jorge, era uno de los seres más dulces y divertidos que yo haya conocido y también
se celebraba.
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Cuando a San Jorge lo banquearon con todo y su dragoncito, el día quedó vacío y carente de toda gracia. Creo que ha sido un
gran logro haberlo convertido en el Día del Libro. Pienso que todo gran libro es un fiero dragón que tiene que ser domesticado
por el astuto y valiente lector. Es un decir.
Muchas cosas quería yo decir sobre los libros, pero es la realidad la que escribe estas columnas y ella precisamente me envió
un dragón mexiquense con el cual yo tengo trabado fiero y singular combate. Estoy hablando de ARTURO MONTIEL ROJAS,
el ladrón.
La historia es así. Entre el DF y Toluca hay un grato Club de Golf que también funge como fraccionamiento. Varias veces he
estado yo por ahí y lo que he percibido es un ambiente sosegado, nada ostentoso, habitado por familias exitosas pero no
millonarias. Según los estatutos, la admisión de un nuevo socio requiere del voto favorable y mayoritario de los socios ya
establecidos. Me puedo imaginar la reacción de estos socios cuando se enteraron de que el truhán MONTIEL pretendía
hacerse socio. Ahí comenzó un conflicto que todavía perdura. En esta esquina tenemos a la rata MONTIEL y al emboscado
Ramón Pagés López quien se dice Presidente del Consejo de Administración de Los Encinos, pero que en este caso funge
como vocero de MONTIEL y envía una circular a los integrantes del Consejo de Administración para que lo ayuden a sacar
adelante esta horrenda candidatura. En resumidas palabras Pagés le dice a los del Consejo de Administración que ellos lo
tienen que ayudar a crear conciencia de "los compromisos que tiene el Club con las autoridades (sic)". Con el sigilo propio de
los roedores, Pagés revela la ayuda, por cuenta de estas "autoridades" en la todavía pendiente escrituración de los terrenos,
en el suministro gratuito ¡ojo! gratuito de agua tratada y entubada que en cualquier momento les pueden quitar (pobrecitos) y
también está pendiente por ahí una demanda penal. Todo esto está siendo gratuitamente apoyado y/o resuelto por "las
autoridades".
Lo que acaban de leer es ya repugnante de suyo. Máxime si se piensa que "la autoridad" es ARTURO MONTIEL y toda la red
de complicidades que dejó en el Edomex. ¿Autoridad en qué?, no lo es en lo moral, ni en lo cívico, ni en lo legal, ni en nada. Es
un bandido. Si acaso le concedo que es una autoridad en el robo con y sin fractura, nada más. Ni soñar en inconformarse ante
la estrellita de Televisa, Enrique Peña Nieto, el pituquito que todo se lo debe a su mánager y que no es capaz ni de alzarle la
voz a MONTIEL, su segunda madre. Entendámonos: en este Estado que remotísimamente es dizque de derecho, nadie va a
ayudar a las familias de Los Encinos que, además y sin saberlo, ya son cómplices activos de "la autoridad". Son ellos, la voz y
la autoridad ciudadanas, los que pueden enderezar esta contrahechura y tener el valor y la firmeza de negarse en redondo a
admitir como vecino a una rata tan desmedida y tan rechazada socialmente como MONTIEL. es hora de los ciudadanos por
tantos años silenciosos, vejados y agachados. En nosotros y con nosotros comienza el único cambio verdadero de México.
Vamos entrándole a este dragón.
Como MONTIEL está ocupado, hoy este infamante espacio se lo cedemos al Gobernador de Jalisco, Emilio González
Márquez, tan generoso para regalar el dinero que no es suyo.
Cualquier correspondencia con esta columna de ratas y dragones, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Percibo que cada día descienden mis niveles de tolerancia ante la estupidez ajena (con la propia soy muy paciente y
apapachador). No hagamos el cuento largo (que es lo que me encanta): me he largado fuera de la Capital, he venido con el
ánimo de olvidar a los locos de las Tribunas, a César Augusto, AMLO, los apagones que nos dejan a media tecla y a medio
artículo (aquí en mi pétrea y florida mansión, la luz se fue de seis de la tarde a una de la mañana), los telefonemas de cuatas
xalapeñas que me hablan con voz airada y me aclaran que los Viticos no son tales (Vitico sólo hay uno), sino que se llaman
"Tibicos" y se llaman así porque son de origen tibetano. ¡Ma!, pregunté yo, ¿y cómo fregados le hacen los repulsivos
bicharracos esos para hacer el difícil trayecto Tíbet-Xalapa?. Ni Marco Polo. No, lo que pasa es que la Madre Teresa dio la
orden de que todos debemos regalar Tibicos (a mí, por lo pronto, no me regalaron nada) y así, de mano en mano, se han
extendido por toda la tierra. Publico bajo protesta esta aclaración porque lo de Madre Teresa me parece una de esas
legendarias xaladas que tanto gustan al pueblo mexicano y xalapeño en particular.
Con todo esto, me hallo exhausto. Algo me gustaría comentar del silencio de Calderón en torno a la crisis política, que, para
variar, le organizó Andrés Manuel. Nada dijo, entre otras cosas, pienso yo, porque lo tenían acogotado con el niño Mouriño
que, según se ha visto, es bastante bestia. Entonces, el Bohemio calló y se esperó a sentir el cobijo del territorio
norteamericano. Una vez que se sintió en la amable compañía de Bush y de un canadiense que tiene tipo de matar focas a
garrotazos, Calderón decidió explayarse y se mandó un galimatías, que Bush punteaba con sonrisitas y bizcos, del que lo único
que se sacaba en claro era que a Calderón le daba mucha pena el ridículo que estaban haciendo PRD y FAP. ¿Y ya?, ¿eso es
todo lo que tenía que comentar acerca del secuestro del Poder Legislativo y la parálisis que se le ha impuesto?, ¿ir hasta allá y
salir con esa babosada que pretendía ser irónica?. Újule, ¿con tan poquito pinole se atraganta?, ¿con tan poquito chocolate le
salen bigotes?.
Y mientras acá, circulan las grabaciones de que a Andrés Manuel ya le están creciendo los enanos y que sus reuniones de
trabajo político ya degeneraron en desmadre.
Ignoro las consecuencias que pueda tener esta grabación porque ya mi hartazgo me expulsó del Distrito Federal.
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Aquí en donde estoy, me dedicaré a recordar que hoy es viernes, que HOY TOCA y que el calor se combate quitándose la
ropa. Si quieren mayores datos, mejor suicídense porque tienen cerebro de Tibico.
OTROS DESLICES
No lo voy a negar, estoy francamente molesto con Telmex. De una manera atenta y respetuosa le solicité a esa empresa que
agarraran al Gordo mamila de ¡Háblele! y se lo llevaran a ese rincón, el más apartado de la República, que es hasta donde
llega Telmex, transportando teléfonos en un cayuco conducido por un hábil ingeniero recién bañado. Veo con pena que los de
la teleaudiencia valemos queso porque el Gordo ahí sigue diciendo gansadas. Es más que posible que el adiposillo no haya
cabido en el cayuco, o que lo haya tronado con todo e ingeniero. Si esto fue lo que ocurrió, comenta una cuatacha que es
como la peste italiana: siempre se lo pueden llevar en el dirigible de Telmex, aunque vuele muy bajito. Como sea, pero
llévenselo, porfis.
Desde Puebla me llegan informes de los enjuagues inmobiliarios del Precioso. Espero pronto entrar en detalles.
Cualquier correspondencia con esta sinuosa columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Esto no puede continuar así. No sé si M. Ebrard pudiera hacer algo, pero un domingo sin luz alborozada y una música
antañona que llega desde el parque es casi como un tarante pre-lunes. Además está la Hillary, alguna vez la Jaguara, que a
tempranísimas horas gentilmente me arrastró con el noble fin de que hiciéramos esas indispensables compras de objetos
diversos que necesitaré para presentarme debidamente enjaezado ante Sus Majestades, los Reyes de España.
Nunca me cansaré de admirar la resistencia femenina y su tenacidad para arrastrar la pata por los centros comerciales en
busca de tal o cual chunche. Lo único que me dio consuelo fue la zapatería. Entré y me derrumbé. Un jovenzuelo de traje y
corbata me hizo la mística pregunta: ¿anda buscando unos zapatos?. Respondí: en efecto, ando buscando, yo no lo podría
haber expresado mejor (no es cierto, yo ni siquiera lo hubiera dicho). ¿Qué tipo de zapato?. El adecuado para visitar a los
Reyes de España, pero que no me apriete. Creo que ya entendí, dijo el sagaz doncel. Dicho esto, desapareció y tardó
muchísimo en regresar. Cuando lo hizo, traía un enorme altero de cajas donde, en efecto, encontré los zapatos que dejarán a
Juan Carlos entre pasmao y acojonao. La peregrinación se reanudó, pero ya no duró mucho. De cualquier manera, la movida y
amorosa plática con la pasada administración hizo llevadera la terrible inmersión en un centro comercial. Creo que ya tengo
todo para invadir España a partir del 5 de mayo. Las tropas leales ya están también en posición de ataque. Aviso a todos los
interesados y chimiscoleros compatriotas que la ceremonia en sí está programada para el día 8 a las 12:30 A.M. En verdad no
sé cuántos puedan entrar, pero pues entrarán los que quepan; a los demás me comprometo a platicarles todo el numerito en
algún salón donde podremos tomar un vinito y muchas tapas. Va a estar padre, por lo menos, ése es mi más fervoroso deseo.
Por lo pronto estoy aquí en la tarde de un domingo capitalino y gris. Según Rosachiva Richter, la tierra tembló y si esto es así,
la culpa tendrá que atribuirse entera a mi fiel Fita que se enchinó su lacia melena y apareció hace un rato y me aventó el
borregazo así de sopetón. Por razones como ésta es que me voy a la villa y corte de Madrid.
Creo que uno tiene que saber cuándo es hora de irse, aunque sea por unos días. México está muy alborotado y todo indica
que el asunto de PEMEX se va a enconar debido, entre otras cosas, a la tibieza y timidez de Felipe Calderón. ¿Entenderán los
del PRD la maravillosa labor que están haciendo para preparar el regreso del PRI?. Lectora, lector querido, te pido que hagas
un pequeño esfuerzo de imaginación y veas cómo se posa en la silla presidencial Manlio Fabio Capulina Beltrones y si no es
él, imagínate a Jimmy Neutrón Peña Nieto consagrado como Presidente de los mexicanos. Suena horripilante y suena así
porque lo admitimos como factible. Y ni se piense que este PRI que regresa es un PRI renovado, ¡qué va! son los pillos de
siempre.
No quiero terminar sin enviarle un saludo y un abrazo a todos los socios del Club Los Encinos. Todo me indica que darán la
batalla y que no permitirán la presencia entre ellos de la rata MONTIEL. En México vayamos a donde vayamos nos
encontraremos con la corrupción, pero si no nos agachamos, nos encontraremos también con el poder y la inteligencia
ciudadanas. Estoy enteramente con ustedes. Vamos a dar la pelea.
Ahora que vayamos a Madrid, visitaremos "La Casa Puebla" que el Precioso se sacó de la manga no para servir a su Estado,
sino para colocar a algunos de sus truhanes amigos. Uno de ellos se llama Joaquín Gómez Garat y tiene un historial que sería
la envidia de Capone. Será un deleite visitarlo.
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Allá en el Zócalo
Germán Dehesa
29 Abr. 08
Mentiría si les dijera que las he visto todas, pero en la ya larga cuenta de mis días, me ha tocado atestiguar varias
transformaciones del Zócalo. Lo he conocido con verdor, con palmeras, con macetones, sin vegetación, con cadenas y así
pelón y poco grato como está ahora. Los locutores engolados hablan de "la plancha del Zócalo" y sin quererlo tienen razón:
hacia el mediodía de los días calurosos, el Zócalo es una verdadera y ardiente plancha. Por mucho tiempo yo lo conocí como
lugar de paso, o como sitio idóneo para desfiles y celebraciones cívicas. Ahora se ha convertido en una especie de salón de
usos múltiples para la Ciudad. Esto, si no recuerdo mal, comenzó con los gobiernos perredistas y, de hecho, me parece
plausible y democrático que los ciudadanos tengamos ahí nuestro salón de juntas y de entretenimientos diversos. En este
momento estoy recordando a una trémula gacela, la primera y la última a la que he logrado convencer de que se ponga
minifalda de mezclilla para mi personal regocijo, a la que enseñé a vociferar y a gritar consignas durante un mitin de apoyo a
Cuauhtémoc Cárdenas. He estado ahí también con diversos motivos de defensa de las causas populares en compañía de
María Victoria Llamas que, al ausentarse tan tristemente, me ha dejado sin nadie que enjugue los ampollones que me
producen las marchas democráticas.
Es mi Zócalo y es mi Ciudad. No tengo que ser taxista tolerado, ni vendedor de mercancía pirata para experimentar esta
sensación de pertenencia que incluye a todos los edificios aledaños. Alguien, me pregunto yo, habrá ido en la alta noche a
observar el Sagrario de Catedral, obra maestra del barroco estípite realizada en el siglo XVIII por el maestro Lorenzo
Rodríguez. Está iluminado con luz azul y el trazo barroco se convierte en tenue laberinto tropezado de palomas que duermen
en las oquedades y de esos silencios que reposan en cada curva. Vayan una noche y verán que valió la pena vivir esta suerte
de continuación del "Nocturno a San Ildefonso", uno de los poemas más bellos y emocionados de Octavio Paz.
"El Zócalo donde cabe/ la más fuerte tempestad" dice en su poema Don Catarino Maravillas. En efecto, es un tempestuoso
lugar. Según leo, este fin de semana estuvo particularmente movido y policromado nuestro Zócalo. Tuvimos desde una
emocionante fiesta de XV años que, según los detractores de Marcelo, fue uno más de sus arrebatos populistas. Será el
sereno, pero yo me imagino a una muchacha a punto de cumplir XV años y con la familia a punto de endeudarse para toda la
vida y la veo recibiendo la oportunidad de hacer su fiesta en el salón más grande de México. No entiendo cómo no me llamaron
para ser chambelán si yo el vals lo bordo con exquisita finura, hagan de cuenta encaje de Brujas. No lo hicieron, pero de todos
modos la fiesta salió de peluches y el papá de la quinceañera no tuvo que empeñar su automóvil. Fue una canción de Chava
Flores con ribetes épicos.
Tuvimos también la clausura de la justamente visitada y concurrida exposición "Ashes and Snow" de Gregory Colbert. Los
mexicanos en general y los capitalinos en particular visitamos tumultuosamente esta colección de estampas de la armonía y de
la inmensa quietud que produce el equilibrio, la dulce amistad, entre hombre y naturaleza.
Y para cerrar con broche de plutonio, tuvimos a AMLO que declaró allá en el Zócalo formalmente inaugurada la segunda etapa
de la resistencia pacífica. En ese brevísimo Zócalo que es mi fuero íntimo, yo también declaro inaugurada la segunda etapa de
mi resistencia a AMLO. Por lo pronto, me iré a Madrid a agarrar vuelo.
¿Por qué tenemos la impresión de que una de las claves de la impunidad es la secreta complicidad que existe entre todos los
políticos?.
Cualquier correspondencia con esta columna hecha en el Centro, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Los preparativos
Germán Dehesa
30 Abr. 08
Ya estar allá, pero seguir aquí es una experiencia que no se la deseo ni a Manlio Fabio Capulina. Estoy hasta mareado. Por
una parte, tengo que averiguar dónde demonios queda el Palacio de la Zarzuela para no andar como idiota vestido de pingüino
por los barrios bajos de la ciudad, y por la otra, tengo a medio metro de mí a La Borrega llamada Adolfa que me anuncia con
voz sibilina: ya llegó el señor de la bomba, ¿y ése quién es?, pues el que viene a arreglar la bomba (el tonito de La Borrega no
me gusta nada, en las buenas épocas feudales jamás se hubiera usado). ¿Cuál bomba?. La del agua, pues ¿qué otra bomba
tenemos aquí? (me sigue baboseando La Borrega). ¿Y qué le pasa a la bomba?. Pues que se descompuso y tiene días que
sube pura caliente, y luego pura fría y hay días que no sube nada. No, pues sí está grave. ¿Qué le digo al señor?. Pues que se
ponga a trabajar de inmediato (el "de inmediato" me hace recuperar toda mi autoridad). Ahora pienso en calcetines. No sé si
los compré del largo correcto, aunque me cubren buena parte de la pantorrilla, pero a lo mejor en estas reales audiencias se
estilan esos que llegan hasta la ingle y más allá. No creo. Señor, que dice el de la bomba que va a quitar la luz un ratito. Que la
quite, Borreguita, yo ya me voy a otra cantina. Bueno. ¿Tendré que hacerle caravana a los Reyes?. Esta pregunta me corroe.
No me gusta hacer caravanas y lo que es peor, no sé cómo hacerlas. ¿Y si me gana la risa y se encabritan sus Majestades y
ya no me dan premio?. En estas cavilaciones me fui a dar clases, terminé, regresé y ¿qué creen?: ¡ahí seguía el de la bomba
fraternizando tan panchamente con su chalán y con Fita La Borreguita que se sentía la reina Elizabeth rodeada de tres galanes
renacentistas. Mire, me dijo el adusto señor de la bomba y me extendió un pinche fierro de forma lejanamente cúbica (noto en
mi estilo una cierta influencia del Gobernador de Jalisco). Yo lo miré con mucha atención para que no se enojara el adusto.
¡Aquí estaba el fallo!. Pues qué bueno que lo localizó y ahora qué hay que hacer. Pues cambiar la pieza, mi señor (percibo que
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los desposeídos tienden a tratarme como si fuera yo tarado). Le procuré el dinero necesario y el chalán partió en pos de la
pieza.
En Madrid hace frío. Las incontables mujeres de mi vasto círculo me lo han advertido hasta el cansancio. Y yo que pensaba
partir plaza con mi guayabera en el Paseo de la Castellana ya no podré hacerlo, pero en cambio me daré un garbeo con mi
chamarra de los Pumas, equipo que no ha mucho derrotó al Real Madrid en el Bernabeu. Para poderme ir a Madrid tengo que
dejar arregladas cien mil cosas aquí en la Ciudad. Suena el teléfono: es mi amigo el de Los Encinos que habla para notificarme
que MONTIEL ya retiró su candidatura. Me da un enorme gusto que hayamos podido, a falta de una legalidad confiable,
imponer la legalidad ciudadana. No queremos tener cerca a los ladrones y así estamos ya dispuestos a hacerlo sentir. La
noticia me pone muy contento, aunque el affaire MONTIEL vaya apenas comenzando. Por cierto, a Ruth Zavaleta que con la
cabellera más erizada que nunca y haciendo unos pucheritos vaciados denunció que está siendo amenazada, le comunico mi
experiencia de que no hay que pelar estas cosas. Dice que es una mujer la que le dice traidora y la amenaza con cosas
horribles. Seguramente es una de tantas viejas calvas que está carcomida por los celos.
En Madrid hay un restorán llamado "La Trainera" donde preparan una merluza con angulas que provoca un hondo estado de
dicha tibetana. Hacia allá me dirijo. México está muy jaloneado. Aquí me siento amenazado como antorcha olímpica. Ya
arreglaron la bomba y ya terminé.
Cualquier correspondencia con esta columna bipolar, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¡Niños!
Germán Dehesa
1 May. 08
"¡Niños!, ¡había niños en el carruaje del Gran Duque!". Lo que acabas de leer, lector amado, si es que alguno queda por ahí y
le vino la loca de trabajar a medio puente; es un pasaje de la obra "Los Justos" de Albert Camus. El asunto es que unos cuates
se han reunido con la alegre finalidad de poner una bomba en el carruaje del Gran Duque de quien sólo sabemos que
pertenece a la oligarquía rusa, con lo que basta y sobra para que los nihilistas lo consideren digno de bombazo. El encargado
de la alegre tarea se llama Janeck y es, cual corresponde, joven, noble de corazón, idealista y rollero hasta las lágrimas de su
audiencia. Supongo que, con cierta mala leche, sus cuates le confieren el honor de arrojar la bomba. Estos amigos hacen
cooperacha para comprar la bomba en el Home Depot de la Rusia del siglo XIX y le dicen a Janeck: mira lo que te compramos;
ahora te toca a ti aventársela al Duque. El babas de Janeck sale con los ojos vidriosos y cargando su bomba. Los amigos
permanecen en su guarida secreta esperando el tronido que nunca llega. Regresa Janeck molestísimo y profiriendo el
parlamento con el que inauguro esta columna. Miren que no aventar la bomba porque había niños. Eso, para mí, hubiera sido
un estímulo adicional.
Hoy, 30 de abril de 2008, Día del Niño azteca he tenido muy presente este pasaje camusiano. Despoblada y todo, la Ciudad de
México sigue mostrando niños por todas partes. No saben la hermosa mezcla que he logrado hacer en mi vida. Hoy,
precisamente hoy descubrí que no tenía yo, ya no digamos idea, la menor noción de dónde pudiera estar mi pasaporte, ése
que me permitiría salir de México con toda civilidad y retornar del mismo modo a esta bendecida tierra donde los gobernadores
hablan como verduleros y erigen templos que, así lo espero, no estén dedicados al Divino Verbo (viejo lépero). Pues mi
pasaporte, anda vete. Como entre neblinas recuerdo que lo guardé en algún lugar y me dije: para que no se me pierda, aquí lo
voy a poner. Y ahí lo puse. Lo que olvidé fueron las coordenadas de un lugar llamado indistintamente "aquí y/o ahí". De no ser
por la industriosa y memoriosa Fita todavía lo seguiría buscando. Ella, sin alardes ni vacilaciones, lo encontró. Alivio inmenso
rápidamente convertido en horror cósmico: el pasaporte estaba (y está) vencido. ¡Im die Mutter!, me dije en bajo sajón. ¿Y
ahora qué hago?. Por supuesto que jamás pasó por mi cabeza la idea de dar ningún tipo de charolazo. Con varonil decisión
dejé todo en manos de Rosachiva que me dio una serie de tareas para ser cumplidas antes del viernes 2, día en que seré
recibido en Tlatelolco para tramitar mi nuevo documento. Todo esto en Día del Niño y al borde mismo del puente.
Ya tranquilizado en cuanto a mi calidad migratoria, descubrí que me dolía la cabeza cual orate, que ahora lo que no encontraba
era el pasaporte del Bucles, que también me dolía la panza, que me había salido una extraña urticaria y que los médicos ya se
hallaban tiradotes cual marsopas bebiendo piñas coladas hasta la intoxicación y la pérdida de la compostura hipocrática. Los
únicos médicos que se quedaron de guardia en la Capital fueron el Dr. Palacios B. y mi oftalmóloga. Los dos me echaron
mecánica y pude salir a la calle a tomarme las fotos para el pasaporte. Ahí me encontré a mi amiga Sonia Méndes que dulcificó
mi difícil vida y me dio alientos para seguir haciendo estupideces. Apareció el proceloso Nacho con el pasaporte del Bucles y
como broche de oro, apareció el mismísimo Bucles a dormir con su papá pues su desobligada madre se largó rumbo al norte.
Entiéndanme, no es que odie yo a los niños, es que los abomino. Ya me voy.
Dedicatoria. A los niños Manlito, Gamboita, MONTIELITO y Elbita. Regalo: una urnita para que se la roben.
Cualquier correspondencia con esta infanticida columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Primero de mayo
Germán Dehesa
2 May. 08
A las ocho de la mañana de este primero de mayo, el más sagrado de los días laicos dedicados a la holganza, desperté
dispuesto a trabajar intensamente. La Rosachiva, faltando según yo a sus más sagrados deberes y a su contrato colectivo, no
se había presentado a ganarse el pan de este día. Eché mano del teléfono, la encontré y así le dije con obvia sorna en mi voz:
Rosita de olivo, ¿a qué horas tenías que estar aquí?. Ella, con esa inocencia que sólo las mujeres pueden fingir, me respondió:
quedamos que a las once y media. Chin. Silencio largo. Mi defensiva se desmadejó peor que la del América. Bueno, aquí te
espero, no vayas a llegar tarde. Con estas desalentadas palabras terminó el que iba a ser un airado reclamo. Dibodo.
Ya puestos a trabajar, no sé por qué se me ocurrió que era el día ideal para dar de alta una tarjeta de crédito de Scotiabank.
Mediante una lupa, la susodicha Chiva y su amito blanco lograron discernir un número telefónico. Marcamos, nos contestó esa
despreciable voz mecánica que recita: si quiere comunicarse con créditos y cobranzas, marque el 4. Nosotros marcamos el de
"tarjetas de crédito". Nos contestó un amable jovenazo que me pidió algunos datos y luego me salió con que "no cuelgue, lo
voy a transferir a otra extensión". Con lo contento que yo estaba con el jovial muchachón. Ahora tuve que lidiar con la
avinagrada voz, el dañadísimo oído y el semianalfabetismo funcional de una mujer a la que llamaremos la señorita Magneto.
Sin más, me pidió mi nombre. Se lo dije con total claridad. Desde ese momento hasta el del final de nuestras relaciones, ella,
no puedo creer que de buena fe, se dedicó a decirme "señor Deca"; soy el señor Dehesa, le decía yo. De acuerdo, señor Deca,
respondía la méndiga Magneto y proseguía: domicilio personal (¿salvo para los presos y los dolientes, habrá domicilio
colectivo?). El señor Deca respondía y la Magneto con voz jubilosa me decía innovando nuestro idioma: no me concierta ese
dato. ¿No le queeé?. No me concierta, señor Deca, ¿no tiene otro?. Pues ¿cómo voy a tener otro domicilio, ni que fuera
adúltero, que por cierto, ya no es delito. Teléfono del domicilio, dijo la magneto. Se lo di. No me concierta. Al quinto "no me
concierta", yo dije: ¿sabe qué, señorita?, a mí ni me concierta ni me interesa su pinche tarjeta. Dicho esto, colgué como
caballero que soy. Espero que a la Magneto le venga un derrame biliar que deje verde todo el edificio donde trabaja.
Primero de mayo. A lo mejor me he demorado en estas fruslerías porque no quiero acordarme de las varias ocasiones en que
María Victoria Llamas y su Charro Negro convocamos y emprendimos nuestro desfile personal porque oficialmente estaba
cancelado y esto lo hacíamos, supongo, porque éramos contreras natos y porque no tan sólo creíamos en la dignidad de los
trabajadores, sino que de hecho, nos considerábamos dos gentes de trabajo. Ahora los vetustos sindicatos han vuelto a salir
nada más a hacer el ridículo y a poner en evidencia su obsoleta condición y la inmoral explotación que hacen los líderes de sus
agremiados. Tal pareciera que aquí, gracias al PAN, no hubiera pasado nada. Las perversas estructuras levantadas a la
sombra del priismo más corrupto, siguen vivas y si mueren será de puro viejas, pero sin haber pasado por el juicio de nuestras
leyes que tan obviamente merecían. El Buena Vista Social Club encabezado por el pillastre de Gamboa Pascoe va en pos de
Fidel Velázquez sin modificar un ápice su torcida condición. Si alguna justicia se hace, la tendrán que procurar los trabajadores
mismos. Nada pueden esperar del gobierno. Y ya. HOY TOCA.
El IFAI reabre los expedientes de ARTURO MONTIEL. Creo que es una buena noticia.
Cualquier correspondencia con esta columna que se aferra al trabajo, favor de dirigirla a [email protected]
(D.R.)
Angustia e insolación
Germán Dehesa
5 May. 08
Sufriste porque quisiste, me dijo una querida amiga de oficio carterista, le hubieras hablado a la Secretaria de Relaciones y el
pasaporte te lo llevan a tu casa. Después de las que pasé, ganas no me hubieran faltado, pero, en principio y por principio, me
parecía una demasía tal que, con toda seguridad, hubiera mermado mi condición de ciudadano. Por eso decidí agarrar el
camino largo y obtener mi pasaporte de la misma manera que la hacen mis conciudadanos.
La moda actual indica que ahora para obtener un pasaporte hay que hacer cita. En la agencia sita en Tlatelolco, después de
que Rosachiva derramó amargas lágrimas, me dieron cita a las doce del día siempre y cuando el usuario (yo) llegara con la
debida antelación. Así lo hice. A las once y quince ya me había incorporado a una fila que, en tiempos de los aztecas,
seguramente era destinada para que los tlaxcaltecas esperaran su ficha para ser inmolados en el Gran Teocalli: era el sol
implacable, inevitable, vengador. Yo siempre uso cachucha, salvo cuando lo necesito como era el caso que nos ocupa.
Literalmente me empecé a freír y después de la media hora perdí toda noción de quién era y qué quería. Me dio por pensar
que era yo foco (¿se acuerdan de Kilowatito?, pues hagan de cuenta). Delante de mí, un guerrero se acercó a un individuo
gordito que cuidaba el orden en las filas y chupaba un mango con chile piquín. Perdone, señor: ¿A qué horas nos van a dejar
pasar a los que tenemos cita a las doce?. Pues a las doce, respondió impecable el mangófago. Ah. La tortura solar prosiguió
hasta las doce. Los que tienen cita a las doce pueden pasar. Veloz y ordenadamente así lo hicimos todos los insolados de la
cita de las doce. Penetramos a un vestíbulo amplio y fresco. En este espacio la voz cantante la llevaba un caballero bien
trajeado y que, estoy seguro, no ingería mangos al piquín. Por favor, los que hayan venido a adquirir su pasaporte (¿a qué otra
cosa podía uno ir a ese lugar?, ni modo que a comprar cien gramos de clavo para tapicero). Los de sesenta años y mayores
serán atendidos primero: alcen la mano. De inmediato la levanté. ¡Señor Dehesa!, póngase aquí al frente. Obedecí y creo que
fui el único vetusto de esa camada, los otros ya habían muerto bajo el sol, o comiendo un mango. Mire, se va a ir por ahí, toma
el elevador para el segundo piso, tenga cuidado porque lo que hay que apachurrar es el botón uno (¡México: eres grande!) y
ahí habrá quien lo reciba y atienda. Lo había. Un joven me indicó quién me iba a atender en cuanto se desocupara. No hay
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espacio para describir el dígalo con mímica que emprendí con el señor que me iba a atender. Por fin me atendió, no sin antes
pedirme dos fotocopias que tuve que salir a hacer hecho la peluda auxiliado por la Rosachiva. Pues ya está todo. Ahora espere
en aquel otro lugar para que le tomen una fotografía (¿otra?, mi no comprendeu). Desfallecido me senté a esperar. Ahí es
donde me cayó un vetarro energúmeno que me acusó de haberme abierto paso a golpe de charola. Señor, le contesté, por
México y por nosotros, le suplico que no sea usted idiota. Siempre ustedes con su prepotencia, no les importa pisotear a
doscientos, me dijo tomándome del brazo. Le suplico que no me toque, porque lo suyo es contagioso. Me soltó el brazo y
prorrumpió a gritos: ya me lo habían dicho que usted era un patán, pero yo no lo creía, un verdadero patán, con razón dice lo
que dice de López Obrador. Con que de eso se trataba, pensé yo, en eso consistía mi patanería. Ahora se trata de mentarnos
la madre todos contra todos.
Para ventura general, una hora después, oprimía contra mi pecho mi nuevo y coruscante pasaporte. Soy feliz. Juan Carlos,
prepárate: ahí te va un patán.
Cualquier correspondencia con esta columna tlatelolca, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
No me voy a poner a huronear en mis libros en estos momentos de maletas, documentos e intenso nerviosismo. Es en estos
trances tan recios cuando el hombre descubre el sentido y la razón de ser de la mujer. Ellas son buenísimas para hacer
maletas (hasta papel de china ponen entre piso y piso de garras). Ellas supervisan "las cosas de rasurar", el maletín de
medicinas, los pasaportes, los boletos, los documentos, los libros y los infinitos chunches indispensables para el traslado. A
falta de otro motivo, ésta sería una importantísima causal de matrimonio. Yo jamás había pasado por este trance de hacer
solito un viaje trasatlántico. Mis cuatro hijos, adivinando el temporal, ya están en Madrid celebrando la coronación de los
Merengues. Y yo acá hecho un idiota porque, además de los casi insuperables problemas inherentes a hacer una maleta, está
Canito que me llama desde Madrid para decirme que me lleve puras guayaberas porque el clima está rico; horas después La
Tatcher, madre del susodicho, me habla y me dice que sabe de muy buena fuente que va a caer sobre Madrid una onda gélida
terrible y que vaya yo preparado. Mi pobre maleta es un sacadero y metedero de tiliches realmente patético. ¡Me quiero morir
en Houston gritando leperadas!.
Trastornado como estoy por estas malignas eventualidades, no tengo tiempo de buscar citas en los libros, pero creo recordar
que es Julio Cortázar o quizá Mario Vargas Llosa quien en un epígrafe habla de esa carga brutal e imposible que reside en el
hecho de "representar" a un país, una provincia, un club de dominó o lo que sea. Esto, además de la maleta, me tiene sin
juicio: ¿a nombre de quién voy a recibir el premio que se me otorga en España?. No es que sea la gran cosa, pero lo voy a
recibir. ¿Lo recibiré a nombre propio?, no puedo si se toma en cuenta el hecho de que siempre he considerado el "yo" como
una torpe falacia que encubre la indudable presencia de una multitud: mis padres, mis ancestros, mi país, lo que Ortega llama
"mi circunstancia". No puedo pensar en esa vasta nómina y al mismo tiempo pelar al Rey que algo me estará diciendo.
Tampoco puedo recibirlo a nombre de México. Mi país nunca me ordenó que escribiera de tal modo. Nada más de pensar que
la expresión "mi país" incluye al PRI y al claudicante Manlio Fabio Capulina, no puedo recibir el premio a nombre de tanto
truhán sin sentir escalofrío. Tampoco podré salir con la xalada de que lo recibo a nombre del género humano. Esto sí ya sería
un clarísimo indicio de que la insolación que me receté en la Operación Pasaporte ya me dejó el cerebro como hot cake crudo
(¡tómese su joquei, mijito!). Sé que soy una brizna de humanidad, pero venturosamente la humanidad no se agota en mí. Sería
de lo más mamuco decir: vengo en nombre de la humanidad... Un elemental pudor me impediría hacer esto. Entonces, ¿a
nombre de quién demonios me voy a presentar en los jardines de Cecilio Rodríguez y luego en Toledo a recibir la presea y la
marmaja respectivamente?. No puedo ya pensarlo mucho porque enfrento una crisis de ropa interior en mi maleta. Creo no
equivocarme si digo que recibiré el premio a nombre de mis cuates y sobre todo de mis cuatas, mis mujeres bienamadas cuyo
amor, amistad y correspondida devoción me permiten vivir y escribir. Tú, lectora lector amigo, son parte también del premio y
para mí son un premio que recibo cotidianamente. Nunca voy a terminar de hacer mi maleta, si lo logro, en el mostrador de
Aeroméxico me pedirán un papelito básico que no llevo. Si por la poderosa mediación celestial de mi augusta madre, se da el
prodigio de que viaje a España. Allá, amigos y amigas queridísimas, recibiremos nuestro premio. Desde allá les cuento.
Cualquier correspondencia con esta columna que pretende volar, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Antes de que algo peor suceda y para abrir boca, me gustaría pedirle al Gobernador de Nuevo León que, si acaso tiene
pensado otorgar algún premio de lo que sea, yo lo agarro. He descubierto que, a mi avanzada edad y en el estado en que se
encuentra Aeronaves de México, Monterrey es el punto más lejano al que puedo desplazarme. Ya no doy para más.
Toda la travesía rumbo a Madrid no dejé de pensar en Cristóbal Colón que era un hombre admirable que se aventaba estos
recorridos ¡en carabela! y cargando a dos caciques indígenas y varias guacamayas que llegaban a Europa mentando madres.
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El heroico Colón, para peor, nada más venía a que lo frijolearan los Reyes que siempre lo recibían sin el menor alborozo: ¿más
caciques y más guacamayas, señor Almirante?, ¿no habrá otra mula cosa en aquellas lontanas tierras?. Yo, en cambio, vengo
a recibir un premio y he llegado más verdoso que cualquiera de los caciques que importó Don Cristóbal. No he comido, no he
dormido y la cabeza la siento yucateca extra-large y llena de insectos nocivos casa y jardín.
Todo comenzó ayer. Nunca me imaginé llegar al aeropuerto con casi tres horas de antelación. Por ahí comencé mal. Me faltó
reciedumbre viril. Tengo entendido que algún día de la semana pasada, hubo algún desperfecto o compostura en el camino al
aeropuerto. Las mujeres mexicanas cuyo fatalismo es como de tragedia griega, pensaron que esto era ya una maldición
permanente que los dioses nos habían enviado por nuestro contumaz perredismo. En consecuencia, se han dado a la tarea de
esparcir el rumor de que todo aquel que quiera llegar al aeropuerto tendrá que invertir un mínimo de nueve horas si es que
quiere abordar su avión. Yo no me la tomé tan a la tremenda, pero pensé que algo de verdad habría en lo que afirmaban las
troyanas de Coyoacán. Abordé mi auto y en 20 minutos y sin el menor obstáculo, ya estaba yo en el aeropuerto. Documenté y
para pasmo universal, no me faltó ni un solo papel. Yo llevaba hasta carta del padre o tutor y mi placa de tórax que no fueron
necesarias. Hacia las cuatro y minutos, su Charro Negro ya andaba como alma en pena en espera de su avión. Abordamos
tarde. Según nos explicaron por el sonido ambiental, a última hora habían decidido cambiar "el equipo", es decir, poner otro
avión. Supongo que el primero no arrancó bien, o empezó a hacer unos ruiditos muy sospechosos, o ya de plano se le incendió
una turbina. Nunca nos dijeron, pero perdimos como cuarenta minutos. Yo, cual magnate telefónico, me instalé en lo que
extrañamente llaman business class. Las maravillas de viajar de gorra. Me acomodé, me ofrecieron champagne Santaclós, la
rechacé por mandato médico e hice un descubrimiento: mi asiento estaba duro, como con la borra ya muy nalgueada. El
asunto no tenía remedio pues el avión iba lleno y además supongo que todo estaba igual.
La cena, por inapetencia mía, no la probé, mi aparato para ver DVD se desmameyó a los pocos minutos, mis vecinos traían
una infinita y jubilosa chorcha a la que no fui jamás convocado, tenía sueño pero no podía dormir y nadie en las cercanías me
preguntó algo que me sirviera de arranque para alguno de esos infinitos choros que son mi dominio natural. Me tuve que poner
yo solito a contarme historias hasta que amaneció. Frugal desayuno y llegada a la Villa del Oso y el Madroño donde reinaba un
calor tipo Mexicali que te penetraba hasta lo más recóndito de la conciencia.
Ahora termino este artículo, saldré a cenar algo con mis hijos que ya tienen más horas de aclimatación que yo e intentaré
dormir y soñar con que Don Juan Carlos me ofrece como premio una gran ración de tacos al pastor. Iros a trabajar (imperativo
anómalo) que yo voy sobre mi turbadora pijama.
Cualquier correspondencia con esta columna que vuela de noche, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Pues lo siento, chicas y chicos, pero de ahora en adelante me tienen que llamar, no por mi proletario nombre, sino que me
tienen que decir "El Galardonado". Así soy conocido en toda la documentación oficial referente al premio que hoy, jueves 8,
recibiré en los Jardines de Cecilio Rodríguez pertenecientes al Parque del Retiro.
Este grave asunto de los mil y un cambios del lugar donde habría de entregarse el premio, ha venido a granjearme una
importante cantidad de mentadas de madre y de violentas rupturas con amigos hasta ahora entrañables. A ellos les cuesta
trabajo entender cómo cada vez que la Rosachiva lograba hacer contacto con los organizadores españoles, la hora, el día y el
lugar de entrega ya había cambiado. Para que luego nos quejemos del desmadre mexicano. Buen desmadre, éste. Yo no sé si
los Reyes deban lana y no quieran ser localizados, o si los organizadores pertenecen a un grupo de terroristas chinos y tengan
a la Guardia Civil pisándoles los talones, pero el caso es que, desde la perspectiva de "los galardonados", ya todo se había
vuelto sospechosísimo. Lo peor, ya lo dije, fue la total pérdida de credibilidad en la que caímos irremisiblemente los niños de la
fiesta. Y lo que falta. No quiero ni pensar en los que se van a apersonar mañana en el Palacio de la Zarzuela guiados por mi
último reporte que a la letra decía que ahí iba a ser este rock and roll. No me hagan caso, pero creo que nada más van a estar
el Mayordomo y la Nana de las Infantas, pero ¡oh, dolor! no va a ser ahí la premiación. Esto de los Jardines de Cecilio
Rodríguez se lo han inventado hace menos de una semana y puedo imaginar y casi oír las risotadas del Rey y su séquito al
saber que han logrado, una vez más, burlar a sus perseguidores y a los pobres amigos que querían acompañar a "los
galardonados". Ya ni la friegan. Estoy pensando muy seriamente en ya no regresar a México. En mi difícil descargo diré que,
ignorante como soy de la geografía madrileña, me vine a enterar demasiado tarde de que los tales Jardines no forman parte
del Palacio de la Zarzuela y hasta me ha dado por pensar que ni siquiera existen y que al rato voy a topar con un terreno baldío
que diga: "se recibe cascajo". Todo puede pasar y así lo informaré cuando ocurra.
Hago mi mejor esfuerzo por ser positivo y pensar que el premio y los Reyes existen y que al rato estaré muy contento ya con
mi premio y mi firulilla. Por lo pronto, el viaje ya ha valido la pena nada más por ver el rostro y el gozo de Pancho, mi fiel auriga,
que echó mano de sus ahorros y es ahora el indiscutido rey de las noches madrileñas. Del lado del gozo está también mi viuda
imposible que por aquí anduvo y que, aunque no pudo quedarse, me dejó oro, incienso y mirra que celebran parejamente la
ocasión y nuestra amistad. Coronándolo todo están mis cuatro hijos que, ya así en bola, son todo un descubrimiento. Canito, el
primogénito, es inteligente, bondadoso y siempre atento con sus hermanos y con su padre. Luego vienen Viruta y la Pequeña
Carlos, dos chicas de gran iniciativa, con intenso sentido del humor y enormemente prácticas. Cierra la nómina el gran Bucles
que está descubriendo cómo es la vida sin taxis, con escaso dinero y con ganas de divertirse. En medio de todos ellos, su
padre como un Dios, o un diosecillo que se conmueve hasta las lágrimas con el puro hecho de verlos juntos y de verlos sanos
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de cuerpo y alma, afanosos, divertidos, buzos caperuzos y con mucho amor entre ellos. Muy probablemente ellos constituyan
el verdadero y secreto premio. Me voy porque me dispongo a ver el Real Madrid-Barcelona.
Una de las grandes ventajas de Madrid es estar tan lejos de Manlio Capulina y de MONTIEL.
¡Ya lo tengo!
Germán Dehesa
9 May. 08
Me refiero al premio que en memoria de Cervantes y, en mi caso, de El Quijote, otorga el Rey de España. Supongo que tú,
lectora lector querido, estarás emitiendo un suspiro de alivio, al tiempo que dices: ¡alabado sea Dios!, qué bueno que ya le
dieron a éste su mula premio; a ver si ya se pone a escribir de otra cosa. Así lo haré en cuanto este complejo ritual haya
terminado. Por lo pronto falta un día en Toledo con los meros meros de Castilla La Mancha para que la ceremonia pueda darse
por concluida y finiquitada. Así es que todavía, con respecto al premio, no me desocuparé del todo.
Por lo pronto, digamos algo de lo que ocurrió hoy jueves 8 de mayo. Antes de que fueran las ocho de la mañana, su Charro
Negro ya había despertado del todo y se preparaba psicológicamente para lo que a lo largo de este día habría de ocurrir.
Además de todo el renglón dedicado a los preparativos, en mi espíritu privaban dos inquietudes: la urgencia de agradecerle a
mi periódico "Reforma" la oportunidad de desarrollar mi estilo con entera libertad. Desde Ramón Alberto Garza que fue quien
primero me convocó hasta Don Alejandro Junco, mi compadre y benefactor, René Delgado, Lázaro Ríos y Ernesto López que
han sido inmensamente benévolos y pacientes conmigo. Ellos son parte sustancial del premio, como lo son nuestros
periodistas muertos, encarcelados, silenciados y amenazados. Ellos día a día van ganando la dura batalla por la libertad de
expresión y sobre todo por el derecho a la información que a todos nos beneficia. Tanto pensé y en tantas cosas y en tantos
amigos y en tantas mujeres, que de pronto ya se me había hecho tarde si se toma en cuenta lo que es la lidia a muerte con la
regadera de mi cuarto que está habitada por un espíritu que me es hostil y que la hace moverse para todos lados y pasar del
estado hirviente al de bidet de pingüino en una fracción de segundo. Esto hace que la pura sesión de regadera consuma
cuarenta minutos o más. En mi cuarto de cartujo apareció el gran Canito y todo mejoró. Él me preparó el baño, alistó mi ropa,
me ayudó a calzarme y me tuvo listo y a tiempo de forma casi milagrosa.
En la calle llovía tenazmente, así es que los Jardines donde iba a ser la ceremonia se fueron a la fruta y fueron sustituidos por
un bonito pabellón de las inmediaciones. Ahí coexistimos los premiados, los jurados y los invitados. Me complazco en
comunicar que con todo y todo mi contingente era el más nutrido y entusiasta de todos. Con toda puntualidad se presentaron
los Reyes, Don Juan Carlos dio por abierta la sesión y tras dos breves discursos, comenzó la premiación. El primer premio que
se entregó fue el mío, un poco en el plan de ya de una vez salimos de eso, me dieron mi estatuilla del Quijote y yo con jarocho
fervor saludé a los Reyes y a todos los que presidían la mesa de honor y si quieren que les diga la verdad neta, me sentí
soñado, sorpresivamente festejado y cálidamente cobijado por los muchos amigos que ahí estuvieron y aun por los que no
pudieron estar, pero de cuya cercanía no tengo la menor duda.
Una vez que todos tuvimos nuestro premio y consumidos que fueron los ricos canapés que circularon, los "galardonados"
asistimos a una comida que en nuestro honor se organizó en céntrico restorán. Yo no comí mayor cosa porque sabía que
todavía me esperaba la escritura. Por esto y sólo por esto cometí la peladez de ponerme de pie antes del tercer platillo y
galopar rumbo al hotel que queda muy cerca. Aquí me tienen, sin mayores noticias sobre México, pero con el espíritu
encendido y entusiasta. Todo esto sin perder de vista cuántos entuertos quedan por deshacer en México. Ahora voy a gozar
(HOY TOCA), y ya luego veo.
Cualquier correspondencia con esta columna por fin premiada, favor de dirigirla a [email protected]
El Señor de Orgaz
Germán Dehesa
12 May. 08
Si vas a Toledo, es inevitable que el guía o quien funge como tal te diga: ¿ya conoces el Entierro del Señor de Orgaz que pintó
El Greco?. Inútil es que le respondas: lo he visto miles de veces. Ah, pues te voy a llevar a que lo visites otra vez. Y de nuevo
ahí estoy con el Señor de Orgaz que tiene cara de que murió por un disgusto terrible que le asestó su señora. Lo están bajando
al hoyo -y esto es señal de que era muy devoto- San Agustín y otro Santo que andaba por el cielo sin hacer nada. En el cuadro
se ve que no están haciendo las cosas con el debido cuidado, porque los dos están volteando para el retrato. En cualquier
momento se les chispa Orgaz y eso ya no lo cubre la póliza. Alrededor, muchos mirones que pertenecen al club del sombrero
de cubeta. Un ángel que es el único que trabaja en esta escena ya le quitó su alma a Orgaz. El alma es como un bebé pero
transparente cual cuija. Voladazo el ángel va, no se sabe si al cielo o a urgencias pediátricas. Visita terminada, nos dijo nuestra
guía y ahí te vamos de regreso al solazo toledano y a esa maldición bíblica que es caminar por el empedrado sorteando autos
y japoneses. Bajamos cuestas muy pronunciadas y subimos otras peores. Literalmente yo no estoy para estos trotes. Mis hijos
avanzan campantes cual Johny Walker. Estoy por metamorfosearme en el Señor de Orgaz, cuando nos avisan que ya
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llegamos a donde íbamos. Ya estamos ante las sonrientes autoridades de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha,
copatrocinadores del Premio Quijote. Discursos inevitables, pero ahora sí pude tomar venganza y agarré el micrófono por mi
cuenta y lo aferré de modo que nadie me lo quitara y me mandé una alocución que ni Fidel Castro. Los dejé flojitos, flojitos. Ya
con mi alma tranquila, procedí a cobrar en metálico mi premio. Lo deposité en la cartera que una amiga me obsequió para tal
efecto y guardé todo en un inaccesible lugar de mi epidermis.
En el siglo XVII, Fray Tirso de Molina de quien hasta la fecha desconocemos el nombre de su padre, publicó una obra titulada
"Los Cigarrales de Toledo". Por ese título podemos saber que ya en esa época era tradición vieja de los toledanos pudientes
tener una casita de campo, o un lugar para el jolgorio en un amable altozano desde el que se contempla entera la ciudad
toledana. Se llaman así porque en algún tiempo hubo cigarras en profusión que acompañaban con su monótono canto la
diversión de los hombres. Cuando era yo maestro adjunto de Teatro de los Siglos de Oro era imposible que imaginara que, en
una futura tarde, yo presidiría una alegre comilona en un cigarral de Toledo. La pura felicidad. Y no era nada más el premio,
era también el gusto de ver a mis hijos, a mis nuevos amigos y muy particularmente el gusto de ser mexicano y de saber que
todo mi secreto estriba en platicar las cosas como las platicamos los habitantes del alto valle del Anáhuac. Monterrey,
Veracruz, Guadalajara, todas las voces de México eran la algarabía de mi alma. Inopinadamente y como obedeciendo un
mandato, Andrebucles se acercó a darme un abrazo y en un instante ya eran cuatro abrazos y una sola dicha y yo cuento
estas cosas porque me urge decirte, lectora lector querido, que hoy más que nunca me consta que la felicidad es misteriosa y
gratuita, pero que siempre reside en lo estrictamente humano y jamás en alguna forma de consumo. Si Ángel Silesio dice que
la rosa florece porque florece, yo comento que la dicha es porque es.
Ya terminaron los festejos. La vida sigue. Me descubro enormemente cansado. Con su venia, descansaré cuatro días y volveré
a esta columna el lunes 19. Creo que iré a Sevilla y luego a México. Ustedes no dejen de trabajar ni un instante.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCXCV (1295)…. …..En Madrid ya también me preguntan por MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna que se desmorona y reconstruye, favor de dirigirla a
[email protected] D.R.
Volver es complicado
Germán Dehesa
19 May. 08
En la sala de mi casa de piedra y muchas, muchas flores, ya fue instalada por manos femeninas esa figura de nuestro señor
Don Quijote que no es ni bonita ni fea. No me gustan las representaciones ni del Quijote, ni de héroes míticos o históricos, ni
de tormentos de Cuauhtémoc, ni de figuras religiosas. Con un San Luis Gonzaga que tuve en mi infancia que era como la
versión enana de Fred Astaire, tuve suficiente. Sin embargo, en el quijotesco caso que hoy nos ocupa, apechugué con mis
traumas y aun a riesgo de picarle la cola a algún viajero, la figura hizo el viaje Madrid-México y ya vive conmigo al lado de una
varonil reproducción fotográfica del momento en que la presea pasó de manos reales a manos plebeyas. Con todo este relato,
lo que me propongo es enterarte, lectora lector querido, de que ya estoy de regreso en la electrizante tierra azteca donde,
según leo y según me cuentan, la lucha contra el narco ha entrado en una fase particularmente despiadada y cruda.
Mi traslado a estas tierras corrió por cuenta de Aeroméxico cuyas "unidades" empiezan a ser carcachas con escasa vocación
voladora y enorme vocación de chatarra. De la que me tocó puedo decir que resistió con bastante señorío las diversas
turbulencias por las que atravesamos. En el DF lloviznaba y esa intermitente llovizna se ha mantenido hasta el día de hoy. Ya
en mi casa y apoltronado en mi sillón cachetón, mi mente se tornó un techo de dos aguas al pensar simultáneamente en tanta
gente que fue buena conmigo allá en Madrid. Pienso en Javier Aguirre, en el personal de EFE, en los madrileños que esta vez
no me regañaron (con la molesta excepción de un pandroso mesero del Hotel Palace que me miró de arriba abajo -que no es
mucho mirar- y casi me echa a patadas de su fufurufo hotel). Pienso a la vez en mis cuatas y cuates de aquí que se tomaron el
trabajo de seguir mis correrías y de dedicarme una buena dosis de su pensamiento y de su tiempo. Son muchos y no me
quiero arriesgar a que nadie se me "sienta" porque (esto me lo dirá después de cinco meses de no hablarme y de decirme que
no tiene "nada") no lo mencioné en mi lista de amigos. Son muchos, son gente de primera y hoy me interesa nombrar
exclusivamente a una. Mi amiga Cecilia Loría que está seriamente enferma y que, aparentemente, pronto se irá si no
construimos alrededor de ella un perfecto y sólido y alado círculo de amor. Dice Neruda: Amiga, no te mueras. Yo también lo
digo y lo siento y lo encarno. Amigos: vamos a esmerarnos en no morirnos. Tengo información confiable de que en el más allá
hay muchos lladrós y muchos Quijotes de alambrón. Permanezcamos aquí siquiera para saber cómo termina esto (¿pagará
alguna vez México su deuda externa?).
No ha sido fácil el regreso. Las buenas noticias no menudean. Todas mis conocencias están bien, pero a pesar de esto o de
aquello (decía Óscar Wilde que casi siempre que decimos "a pesar de", tendríamos que decir "gracias a"). Ni modo. La paloma
kantiana pensaba que si no fuera por la resistencia de la atmósfera, ella podría volar más alto y más rápido. Falso. Si le faltara
la atmósfera, la paloma se desplomaría inmediatamente. Todos tenemos nuestra "atmósfera" que si bien nos resiste, también
nos sostiene. Y ya. Nadie está para tanto rollo y éstas son las puras ociosidades de un viandante dominical que intenta
reaclimatarse en el hostil ambiente mexicano donde me reciben con la luctuosa noticia de que ya se casó MONTIEL ¡y en Los
Encinos! y que el connotado truhán se veía francamente feliz. Pues qué padre. Prometo que mañana intentaré estar más
centradito y menos disperso. Por éstas.
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La talacha
Germán Dehesa
20 May. 08
"Se hacen talachas", así dicen muchos letreros distribuidos por todo el territorio nacional. Mis amigos españoles, nuevos y
usados, se muestran muy sorprendidos por esta palabra tan salsera y tropical: talacha. A ellos no les afecta en absoluto que
una canción comience, prosiga y termine con esta expresión absolutamente críptica: "El Chiki, Chiki/ mola mogollón". En fin,
allá ellos. Yo me conformo con tener la vaga noción de que talacha es algo así como una tarea o un trabajo que tienen que
realizarse con cierta premura y bajo el mexicanísimo rubro de que son "provisionales". ¿Pero en México hay algo que no sea
provisional?. No me distraeré en estas vaguedades, vuelvo a la talacha. Sucede que cuando un sufrido trabajador que es
lancero libre (free lance) decide tomarse unos días (unos diyitas dirían las señoras aztecas) para ventilar algún ocio o negocio
personales, lo puede hacer con entera libertad siempre y cuando entienda que nadie va a hacer su trabajo por él y que éste se
irá acumulando hasta su regreso, o hasta su cese fulminante, lo que ocurra primero. Como yo no quiero que ocurra lo segundo,
este lunes falsamente primaveral lo he consagrado a pasarme en limpio y ponerme al día. Aquí nos tienen a la industriosa y
luctuosa Rosachiva enfundada en su playera de rayas negras y a su Charro de similar color sentadotes en el escritorio y frente
a la computadora que ya está soltando vaporcito por el rudo esfuerzo al que ha sido sometida. Estamos talachando y le suplico
a todos aquellos que están a punto de hablarme para mentarme la madre porque no les he entregado el prometido artículo,
que refrenen su loco frenesí, que dejen en paz a mi sopapeada madrecita y hagan un acto de paciencia y de confianza. Ahí
voy, o como solía preguntarme "El Pulpo": usted, ¿quiere que le quede mal?, ¿verdá que no?, tons deme mi tiempito que ya va
a salir la muchacha, en cuanto le acomoden la faja. En eso estoy.
Ni que fuera tan suntuoso el panorama que me he encontrado a mi regreso. Los horripilantes narketos están haciendo un
magno tiradero en nuestro país. Les propongo una verídica y reciente anécdota. En Monterrey, una muy querida amiga
avanzaba en su auto por alguna avenida. Alguien gritó: ¡cuidado con la cabeza!. Ella instintivamente se agachó, pero no se
trataba de eso. Lo que ocurrió es que desde un auto arrojaron al arroyo la cabeza de un ser humano que por ahí se perdió
dando tumbos. Los periódicos escuetamente dirían: "ajuste de cuentas". Lo que yo me pregunto es quién nos va a ajustar los
nervios a los cada vez más aterrados ciudadanos. No hace mucho, estaba yo en Madrid a punto de abodollarme en mi camita
tipo viga de equilibrio, cuando sonó el teléfono. Era el Presidente Calderón que llamaba para felicitarme y para compartir su
explicable preocupación frente a la desatada violencia del narco. Se lo dije entonces en el teléfono y aquí se lo reitero: cuente
usted conmigo, señor Presidente, porque este asunto nos concierne a todos los ciudadanos, sobre todo a aquellos que no nos
da la gana vivir aterrorizados. Ustedes me dirán, mis estimados cubicuates, qué podemos hacer. Se me ocurre algo primero y
elemental: no permitamos que en nuestra casa penetre ningún tipo de droga. Es un asunto de firmeza y de amor. Es
indispensable desaparecerle la clientela a estos malnacidos.
Cambio de iluminación. Viene a escena el poeta César Vallejo y su poema "Masa". En él nos dice que si todas las voluntades
del mundo se concentraran en pedirle a un moribundo: "no mueras, te amo tanto", éste se levantaría y echaría a andar. Lo creo
y se lo envío a Carmina Doddoli y a quien lo necesite.
Cualquier correspondencia con esta talachera columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¡Ya basta!
Germán Dehesa
21 May. 08
Dado que el Rey Juan Carlos solicitó mi inmediata presencia en Madrid, esta voz informativa se ausentó de México durante 11
días. Muchas cosas ocurrieron durante este periodo de las que ya no pude formar parte ni, mucho menos, opinar. Sin embargo,
algunas de ellas siguen vigentes y algo me gustaría decir al respecto.
Está el asunto del ¡Ya basta! que tan enchilados tiene todavía a un buen número de comunicadores. En verdad, me
desesperan estos "medios" que se meten hasta la cocina, con razón o sin ella, en casa de cualquiera; pero que no toleran ni el
menor roce de una pluma de faisán porque de inmediato prorrumpen en biliosa gritería que denuncia el atropello a la libertad
de expresión y al derecho a la información. Son bastante payasos e hipersensibles. Yo he leído las palabras del Presidente y
percibo que en ellas hay un respetuoso llamado a nosotros "los informadores" para que no colaboremos a festinar este maldito
ambiente de pánico, de derrota, de reclamo a las autoridades y de murmurado reconocimiento de que nada se puede hacer
frente a la omnipotencia del narco. Creo que no acabamos de entender que esto es una guerra en toda forma. Si lo
entendiéramos, entenderíamos que estas difíciles batallas casi resultan imposibles de ganar si los que forman un bando se
mueren de miedo, o no tienen más que opiniones destructivas acerca de cada uno de los pasos que dan los que están al frente
de nuestro ejército. No hay quien pueda. A ese respecto, yo me sumo (como el buzo) al ¡Ya basta!; me aterraría ser confundido
con todos aquellos que, desde que ganó Fox, están friegue y friegue, dedicados a sabotear cuanta iniciativa, proyecto o plan
surja de Los Pinos o del sector oficial. Los sambenitos que le colgamos a Fox eran los de que no sabía negociar, que no tenía
buenos operadores, que le faltaba oficio político y por este caminito todo un sexenio se fue a la fruta y México desperdició seis
años más de los muchos que ya ha desperdiciado. Con Calderón la tormenta no ha amainado; ahí sigue más brava que nunca:
si hace porque hace, si no hace porque no hace. En el fondo, todo su malestar nace del hecho de que la izquierda, o lo que
ellos llaman la izquierda, no esté en el poder. Por pura curiosidad me gustaría saber cómo habría manejado AMLO el gravísimo
problema del narcotráfico. Piénsenlo y verán que Calderón, con todo y todo, ha escogido el mejor camino siempre y cuando
esto implique el bravo apoyo de todos nosotros. Es enormemente preocupante que recibamos, a través de los medios, la
cotidiana nómina de muertos de uno y otro bando y que la leamos como si fuera una triste noticia de algo que sucede en un
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lugar muy lejano y muy ajeno a México. Pobre Calderón, decimos, y continuamos en nuestra casita pensando que esas cosas
jamás nos alcanzarán y que no tienen nada que ver con nosotros. El número de los idiotas es infinito.
Para mejor acompañar nuestra acidia, hoy martes en la Ciudad de México hemos tenido un día de los purititos canes.
Amaneció lloviendo (orvallando, dirían los asturianos) y así nos hemos seguido todo el día. Gris, destemplado, friolento,
tequilero y con atmósfera de entierro; así ha transcurrido este día muy apto para el suicidio, o para el asesinato masivo de la
familia política. No me lo van a creer, pero yo estoy feliz de estar en el DF en este méndigo día y en estos complicados
momentos en los que, por pura decantación, se va a saber quién es lobo y quién es un pútrido mapache (y por favor, que no
me escriba el presidente de la fundación pro-mapache).
Una buena inversión para México: convertir una Isla María en balneario y mandar ahí sin retorno a MONTIEL y su banda.
Cualquier correspondencia con esta columna en pie de guerra, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R.)
Sigue la talacha
Germán Dehesa
22 May. 08
Me molesta enormemente que, en ausencia mía, se realicen acuerdos, se firmen contratos y se publiquen planes. Los que
tenían que saber, sabían perfectamente que fui a Madrid por asuntos vinculados con mi trabajo. No fui a jugar, ni a tirar babas.
Había un premio y alguien tenía que recogerlo. Pues iré yo, comentó su Charro Negro de quien es fama que jamás le ha
escatimado sus servicios a la patria. Nunca me imaginé que, mientras andaba yo en estas delicadas negociaciones del más
alto nivel, los funcionarios se lanzaran tan irresponsablemente a organizar debates y a cocinar y proclamar planes. Como decía
mi abuelo: no me importa tanto la patada, como el huarache con que me la dieron. Me estoy refiriendo, ya se habrán
imaginado, a mi Viuda alegre, a mi más secreto dolor, la autora intelectual de todas mis penurias, Doña Josefina de Vázquez y
Mota (Dehesa sufre).
Tuve que regresar a mi país, abrirle al radio, a la televisión y a los periódicos para enterarme de que la ingrata Josefina se
había aventado a la cazuela en compañía de la Gordillo, la reina de los enmascarados, más elegante y atractiva que nunca.
Ambas, al alimón, en plan de la Tucita y la Chupitos anunciaron un nuevo plan educativo que, desde su salida a la luz, ya ha
generado polémica. Una parte de esta polémica ha sido suscitada por agrupaciones y personas de buena voluntad y buena
inteligencia que lo que pretenden es enriquecer y mejorar el proyecto. Estos son bienvenidos y puedo decirlo porque conozco
la buena disposición de la ingrata Viuda. Lo malo es que también hay -y ya se han manifestado con su consabido estrépito- los
reventadores profesionales de los que ya hablamos el día de ayer. Ni siquiera han leído la propuesta (y varios de ellos se
autonombran profesionales de la cultura), o se han acercado muy superficialmente a las poco cuidadosas sinopsis que han
publicado los medios; pero eso sí, ya están inmolándose públicamente, participando en mesas redondas televisadas,
escribiendo razonados argumentos que demuestran que el proyecto es utópico, es de derechas, es inviable y es una porquería.
No aportan nada, no proponen nada y exclusivamente se sueltan como búfalos en Perisur a destruir lo que encuentren. Quizá
lo más lamentable sea que estos dinamiteros están convencidos de que todos sus estropicios son estropicios patrióticos que lo
único que pretenden es salvar a nuestro país. ¡Aaah, Meeéndigos!, les diría Clavillazo.
Como ya dije al principio, yo llegué tarde a estos fastos nacionales, pero he tratado de ponerme al día porque, justo es decirlo,
lo que quieran con la Viudita, lo quieren conmigo y no obsta que me dé la vida que me da como de subperro. Entiendo que la
Gordillo es un mal necesario y que nadie se ve bien ni tranquilo posando junto a ella; pero si quieres cambiar a fondo el
paradigma educativo de México, la Chupitos es indispensable. El contenido de este nuevo proyecto me parece magnífico y de
enorme trascendencia, siempre y cuando no se quede, como ya ha sucedido antes, en una lista de buenos deseos. Creo que
ahora viene una enorme tarea de divulgación y de discusión. Yo soy maestro y me gustaría ser útil de alguna manera que ya la
señora Viuda encontrará. Si ella es Jorge Negrete, yo soy su Chicote. Ciudadanos, maestros, alumnos, funcionarios, todos
tenemos que entrarle a educar (del educcere latino que quiere decir conducir). Para que esto se logre es indispensable la
concordia nacional. En estos días, muy lejos estamos de ella. Hoy ya no puedo, pero pronto me gustaría platicar con ustedes
acerca de este reto clave que enfrenta nuestro país: la concordia.
Cualquier correspondencia con esta columna por oposición, favor de dirigirla a [email protected]
Así no se puede
Germán Dehesa
23 May. 08
No me lo van a creer, pero buena parte de esta mañana de jueves la hemos dedicado la inconsolable Rosachiva y acá su Rey
Mago a la desesperada pesquisa de unos boletos que me permitan asistir el próximo sábado, en compañía del nefasto Bucles
y de un forajido que goza de su amistad, a la magna función de lucha libre que tendrá lugar en el Palacio de los Deportes. Con
lo que a mí me importa la patochada ésta de las luchas, pero esto no cuenta, lo que importa es la arrebatada y absurda pasión
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de mi vástago por esta patética pantomima. Lo más doloroso de todo es que no conseguimos boletos y que, a resultas de esto,
mi sensible querubín se va a poner como loco, se subirá a la tercera cuerda y desde ahí se me aventará sobre el plexo en el
llamado "tope asesino". Y lo que más me duele es la falta de solidaridad. Ya hablé por teléfono con la coautora del méndigo
prepúber con el fin de que me ayudara a compartir los daños provocados por la vigorosa reacción del escuincle y ya me salió
con ese numerito que las señoras aztecas tienen tan puesto: eso lo arreglaron tú y el niño; ahora háblalo con él y arréglenlo y
ya me voy porque me están haciendo los pies (¡qué expresión tan idiota!, como si la señora hubiera llegado arrastrándose sin
pies en un carrito de baleros). Ahora tendré que esperar la alta tarde para que el Bucles regrese de su partido de futbol y le
pueda yo presentar el desastrado informe de la situación.
En mi primera adolescencia aspiraba a ser intelectual y me imaginaba que éstos, los intelectuales, vivían en verdad en su torre
de marfil, totalmente retirados del fragor mundano, desentendidos de todo lo que significara dinero, visitados periódicamente
por las musas petaconas y absolutamente concentrados en escribir libros muy sabios que alumbrarían el camino de todos los
macehuales. Hoy contemplo con pena que, por lo menos en mi caso, nada de esto se ha cumplido.
Un intelectual que se respete no anda consiguiendo boletos para la lucha libre, ni tiene que rifarse la vida -me acaba de
suceder- con dos ilustres y fornidos mudanceros que el otro día llegaron a esta casa de piedra y flores con la decidida intención
de entregar un mueble bastante grande de ésos que se llaman "trinchadores". Tuve que hacer memoria para recordar que yo
había comprado hace mucho ese mueble para mi comedor minimalista (no hay nada). La fecha oficial de entrega jamás se
cumplió. Ya salió para allá... salió pero se descompuso el camión... no le hallamos lugar en el nuevo rol de entregas... ¿hay
quien lo reciba a cualquier hora? y así nos van capoteando hasta que nos sacan del ruedo. Éstas son tareas que sólo la infinita
tenacidad de una señora mexicana puede llevar a buen término. Yo me olvidé del asunto hasta que me vine a topar con los dos
matacuaces que ya iban para adentro con el mueble. Los intercepté, me explicaron y me enseñaron un papelito todo
apachurrado y lampareado, entonces comenzó a hacerse la luz, pero los chalanes ya se estaban amostazando: si quiere, nos
lo llevamos, ¡no, por vida suyita, ya me acordé!, por favor pónganlo allá. ¿Qué dices, Mirruñas?, no sé, nuestro compromiso es
dejarlo en la puerta. No sea desgraciado, señor Mirruñas, yo no me voy a dar por mal servido (frase ritual). Pus, órale,
Gordolobo, vamos a llevarlo hasta allá, pero con cuidado, Mirruñas, no le vayas a dar en la madre como a la vitrina. Yo acá,
mirándolos y sufriendo. Todo llegó a buen fin, les di pa'sus aguas y me derrumbé en una silla del comedor. De haber sabido
que en esto consiste ser intelectual, me hubiera dedicado a veterinario. Pero, ánimo, chicas: HOY TOCA.
La existencia de Dios
Germán Dehesa
26 May. 08
¡Adiós, Markarian!, me gritó un anónimo pelandrusco desde lo alto del graderío del Palacio de los Deportes. Eso se saca uno
por andar yendo a esos lugares. En mi defensa, todos saben que no fui por propia voluntad, sino impelido por la fanática
tenacidad del Bucles que ha decidido poner todas sus complacencias en los primitivos rituales de la lucha libre. Según contaba
yo en artículos anteriores, mis denodados esfuerzos por obtener boletos para tan exquisita actividad, habían resultado
totalmente vanos. A raíz de esto y sin procurarlo yo, surgieron amigos y conocidos que tenían los tres ansiados boletos. Desde
aquí vaya mi oceánica gratitud para toda esta buena gente y, de modo muy particular para CIE y para OCESA que fueron
enormemente gentiles. He de confesar que mi agradecimiento es un tanto ambiguo. Yo estaba encantado con la idea de que
ya no hubiera boletos, pero el Bucles estaba derruido y casi decidido a poner un lamasterio en el Xitle para ahí retirarse del
mundo y sus vanas ilusiones.
Imagínense la agonía de un padre en tales condiciones. Yo estaba fascinado por no ir, pero mi vastaguito sería muy feliz
asistiendo. Total que, noble y sacrificado como soy, opté por aceptar los boletos, notificarle al pequeño Andrés y procurar su
indecible y casi presexual gozo.
Como tenía yo reportes de que el viaducto iba a estar asaz congestionado por la doble asistencia a "Vive Latino" en el Foro Sol
y a la función de luchas en el Palacio de los Deportes, tuve que suspender a la mitad mi función de futbol y emprender camino.
Los expedicionarios éramos Pancho, el veloz auriga, que era víctima inocente de esta sabatina eventualidad, el Bucles que no
paraba de cantar las loas de los luchadores gringos y un cómplice de mi retoño llamado Coy que, para ser amigo del Bucles, es
de lo más decente. En medio de este par de prepubertos, su Charro Negro como un dios.
Llegamos apenas a tiempo. Con toda amabilidad fuimos escoltados a nuestros lugares y nos advirtieron de que ahí se
escuchaba muy fuerte. Yo pensé que no sería para tanto hasta que escuché el primer y horrísono estallido de un cohetón. Se
me destaparon las muelas y la nariz se me soltó. Comenzaba la función y se inició un interminable desfile de güeros greñudos
que se hacían cosas muy desagradables, pero totalmente previsibles. A falta de mejor ocupación, mi mente se dedicó a hacer
un estudio comparativo entre las luchas luteranas (las gringas) y las luchas barrocas (las mexicanas). No es por nada, pero las
nuestras son infinitamente mejores, no han perdido su condición ritual, su mitología instantánea, frente a las secularizadas y
burocráticas luchas gringas. En éstas ya no hay enmascarados, ni señoras en ring side comiendo naranjas y mentándole la
madre, en forma de naranjazo, a los villanos. En las luchas gringas hay muy poco pábulo para la imaginación; en las nuestras,
todo es imaginación y oropeles y nombres extravagantes y asuntos pasionales, e invocaciones al Altísimo, o a Satanás. Lo
único que tienen mejor las luchas sajonas es su organización y su administración con lo que no estoy diciendo nada nuevo.
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En la función me encontré con Cecilia Toussaint y con Tere Vale y su González Avelar, con Verónica Gallardo y con muchos
cuates de los viejos tiempos. Todos iban arrastrados por uno o varios moconetes. La función duró tres horas, el Bucles decidió
que había estado padrísima, yo guardé silencio y mientras desalojábamos lentamente el inmueble, pensé que Dios tiene que
existir para premiar a las madres y muy en especial a los padres que se la rifan así, sonrientes y silenciosos, por sus criaturas.
Laus Deo.
¿Entenderá Calderón que toda lucha por la justicia tiene que comenzar por los raterazos que hay en casa?.
Un magnífico ejemplo
Germán Dehesa
27 May. 08
Muchos recordarán los falaces días de la Presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Un presidente que venía de una elección
enormemente disputada y que quizá, previa caída del sistema, habría ganado Cuauhtémoc Cárdenas. Fue en aquella fase de
escasa legitimidad cuando tuvo lugar la puesta en escena del "Quinazo", ese golpe inesperado que logró que los jilgueros y los
tontos útiles acuñaran la absurda expresión de la "legitimación a posteriori". ¡Por fin se salva PEMEX!, prorrumpieron los del
coro de las ranas. ¡Qué pantalones tiene el Chaparro!, afirmaron otros. Según consta en mis artículos de aquel tiempo, yo no
me podía creer tanta belleza. Mi idea era y sigue siendo que Salinas se lanzó contra La Quina no pensando en México, sino
pensando en su venganza personal contra un jerarca que de muchísimas maneras había mostrado su desafecto por Salinas.
Lo que sucede es que Don Carlos era y es más vivo que el dolor y logró con este golpe a La Quina una maravillosa carambola
de incontables bandas: su popularidad se fue para arriba y el supuesto villano se convirtió en adalid. También recuerdo que me
inconformé públicamente con la payasada de los "pantalones" de Salinas. En aquellos tiempos era tan grande y tan aplastante
el poder de un presidente, que no hacía falta mayor valentía personal para arrestar al inefable Chava Barragán, a la misma
Quina y a quien se atravesara.
Descabezado tan abruptamente el sindicato de PEMEX, el asunto que ahora se presentaba era el de los nuevos liderazgos. En
aquellas épocas, nos preguntábamos quién sería ese campeón de la limpieza que vendría a cumplir la largamente diferida
hazaña de transparentar los manejos del sindicato y de volverlo una entidad útil al servicio de los trabajadores y del país. Por lo
que luego resultó, pudimos darnos cuenta de que los planes de Salinas eran otros. La corrupción sindical ha sido durante
décadas un invaluable apoyo para el Poder Ejecutivo. Así las cosas, sólo a un ingenuo se le podía ocurrir la selección de un
hombre valiente y probo. Lo que hacía falta era un tonto útil, un mediocre sin apoyos personales, un sapo que sólo el beso de
Salinas pudiera convertir en príncipe. Este sapo resultó ser Carlos Romero Deschamps quien muy pronto pudo mostrarnos su
total carencia de ideas, de principios y de ética. Era un ratero como cualquier otro que igual le hacía su alcancía al PRI, que se
compraba un Ferrari e iba y venía por el mundo tirando el dinero con absoluta impunidad. Aparte de todo, Romero Deschamps
es un perfecto plomo sin la menor simpatía, con cara de pantufla, sin capacidad oratoria, sin la menor autoridad moral y sin
asomos de decencia: la elección perfecta de Carlos Salinas.
Ahora el babas de Romero Deschamps vuelve a ocupar las primeras planas. Resulta que su salario le ha lucido tanto que le ha
permitido ser el propietario de un lujoso yate, surto en Cancún, que ostenta el mamonsísimo nombre de "Indomable" que
anuncia lo totalmente contrario de lo que ha sido su domesticable dueño quien a fuerza de billetazos no se detiene ante
ninguna sumisión por muy vil que ésta sea.
Cuando nuestro héroe (es broma) se cansa de surcar las procelosas aguas en hazañas que lo han llevado al punto de
distanciarse casi 30 metros de la playa, el susodicho atraca (nunca mejor usado el verbo) la susodicha nave y se retira a su
depto de lujo y ahí reposa sin dejar de pensar en los trabajadores de PEMEX.
Creo que lo aquí reseñado prueba que Romero Deschamps es un magnífico ejemplo, no el único, de lo que es un líder sindical
de ésos que tienen al país atorado. ¿Seguiremos sin hacer nada?.
Cualquier correspondencia con esta columna que navega en billetes, favor de dirigirla a [email protected]
Creo que ya en varias ocasiones les he contado que estoy haciendo un disco con Tania Libertad. Esto no debe provocar
ninguna alarma entre los amantes de la música. La que canta es Tania y yo lo que hago es platicar sobre los asuntos que
alarman, intrigan o exaltan a los hombres. Yo platico un rato y Tania intercala una canción que venga a cuento con lo que estoy
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platicando. Ha sido una labor enormemente placentera; tanto que ya no sé cuántos meses llevamos en ella; de un modo u otro,
mi tristeza calcula que pronto terminaremos y esto me tiene aniquilado.
Ya no habrá pretexto para esperar la noche señalada, agarrar camino rumbo al muy profundo sur y llegar a la tibia casa de mi
amiga Tania (a) El Ombligo Cósmico. Es una casa pequeña, cálida, hospitalaria. Por ahí han desfilado artistas muy
importantes, intelectuales, poetas y pues también políticos. No importa. Esa casa conserva en sus ladrillos tan altas dosis de
amor y de generosidad, que nadie puede hacerle nada malo. Al entrar lo primero que se percibe es, como debe ser, una
penumbra vaga; pero aparece la señora Libertad y todo se ilumina. Cuenta Diego Rivera que una tarde paseando por
Coyoacán con Frida, se detuvo y le dio a la que habría de ser su mujer un beso de tan altísimo voltaje, que se encendió todo el
alumbrado público de Coyoacán. Quizá Diego exagera. Lo que me consta es que Tania enciende lo que va tocando. Mi cuata
está como abullonada y es una maravilla reposar en ella después de haber pasado todo el día con gente más o menos pétrea
o inasible. Es algo casi mágico esto de llegar, saludar, sentarse y un segundo después, estar rodeado de cojines y de música y
de trenzadísimos olores que llegan desde la cocina. De inmediato, Tania comienza a ofrecer cosas: un tequilita, o quizá un
tecito, una botanita peruana, un sofá o un cuadro de la pared. Ella quiere y logra que se sienta uno entre sultán y millonario
mexicano. Con todos estos preparativos, el ambiente está listo para comenzar nuestra sesión creativa. Me asombra la seriedad
y la constancia con las que trabaja Tania Libertad. Que nadie se atreva a decir que ha tenido mucha suerte y que por eso ha
triunfado en donde se ha presentado. Me constan su disponibilidad total, su intrepidez creativa y sí, claro está, su voz, su
afinación y su infatigable entrenamiento y educación.
En la otra esquina estoy yo que sólo tengo, pero no es poco, palabras. Este lunes lluviosón, ocurrieron todos los milagros ya
descritos y ocurrió algo más. Tania accionó su equipo de grabación y de modo totalmente inesperado para mí comenzaron a
oírse los primeros compases de "Milonga del que se ausenta" de Alfredo Zitarrosa: "Me alejo de ti, no puedo llorar/ se queda en
la noche tendido mi canto/ marcando distancia". ¿No puedo llorar?, no saben. Yo solía ser reprimido y pudoroso para esto del
llanto. De hecho, desde Madrid y el abrazo de mis hijos, mi emoción venía juntando lágrimas que yo había mantenido a raya.
No sé qué ocurrió exactamente, pero comenzó la canción y sobrevino mi autoinundación. No podía refrenarme ni contenerme.
En mi mente estaban todos: Alfredo, Carlos Díaz Caíto, Jaime Sabines, Mauricio Achar, mis amigos muertos, los que hemos de
morir, los amores ya desvanecidos pero firmes en la memoria, la siempreausente Hillary, la que me está esperando sin yo
saberlo. Todo, todo en un llanto tibio y moroso. Literalmente se me iba la vida por los ojos y lloré como hombre lo que he
sabido defender como mujer. Pronto ya no seremos, pero antes de ese pronto que nos borre, están la música, la poesía, los
amigos, las amigas y está Tania Libertad. ¡Qué bueno que está!.
¿Y cuándo, me gustaría saber, van a meter a la cárcel al naquérrimo señor Romero Deschamps?.
Cualquier correspondencia con esta fluvial y pluvial columna, favor de dirigirla a [email protected]
Hecho un baboso estoy frente al acceso del centro del Auditorio Nacional. Me siento como esos párrocos que, a la puerta del
templo, saludan de mano a sus feligreses. Me conmueve su efusiva emoción. Hagan de cuenta que el Premio Rey de España
lo hubiéramos ganado todos. De algún modo, si he de ser justo, así fue. El alma también necesita su atmósfera para respirar;
la mía precisa de los entrañables capitalinos y de los mexicanos en general para no morir, para reír y poder decir algo.
A unos cuantos metros, con las mismas ansias locas, me espera la Rubia Misteriosa que, además trae los boletos y tiene una
muy vaga idea de lo que es "puerta central". Por fin, la vida quiso que nos encontráramos. Nos apuramos. Adentro nos
esperaba Ennio Morricone. Una señora muy amorosa me detiene, me felicita por nuestro Premio y súbitamente irrumpe un
señor que hace lo propio y me informa que le gusta mucho leerme, menos cuando hablo de mi familia. La señora dice que ésos
son los artículos que más le gustan. Se entabla una suerte de mesa redonda en la que yo no participo. No me toca. En mi
mente ha aparecido más plena y vigorosa que nunca la señora potosina. ¿Se acuerdan?. Era una señora bronquísima y ociosa
que me escribía desde sus desiertas soledades para aventarme unas broncas majestuosas precisamente por escribir de mi
familia. ¿A mí, me decía, qué me importa lo que pase en su casa con sus escuincles?, el espacio periodístico, proseguía, debe
ser empleado para tratar los grandes problemas nacionales. Yo creo que esa señora nunca se dio cuenta de que los hijos de
los mexicanos son uno de los grandes problemas nacionales. Hace ya varios años, en algún momento, quizá cansada de que
no le hiciera yo caso, o harta de que su Charro Negro publicara sus mensajes nada más para botaneármela, silenció su lira,
supongo que me dejó de leer y consecuentemente su vida se convirtió en una pura y helada tiniebla. Pa' que vea.
¿Quién me iba a decir que muchos años después, frente a las puertas del Auditorio Nacional, le iba yo a encontrar a esa
señora su pareja ideal?. Frente a mí, discutiendo fogosamente con una matrona vino a aparecer, nítido y perfecto, el señor
potosino. Si acaso la señora me sigue leyendo secretamente, le informo que ya le conseguí un partidazo aquí en la Capital.
A todo esto, la Rubia me miraba con cara de ya déjate de argüendes y vamos a entrar porque si no, no junto fuerzas para llorar
cuando toquen "La Misión". Ante tal peligro, penetramos. En el Auditorio estaba "el todo México". Yo creo que ni Morricone se
imaginaba la fascinación que ejerce sobre los pobladores del Anáhuac. Los ricos, las rugientes clases medias, los pobres y
hasta los periodistas estábamos ahí. Silencio. Desfiló un coro enorme y ganó las alturas. Desfiló una orquesta enormísima y
cada uno de sus miembros ocupó su silla. Con el trasero buscaron su exacto acomodo. Una vez hallado, compareció el
Maestro Morricone con un cierto aire de prefecto escolar que viene a recoger los exámenes. Comenzamos. Esa música que
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había servido para crear climas dramáticos e ilustrar imágenes era ahora la que creaba sus propias imágenes y su propia,
aérea e invisible caligrafía. Un bello concierto con un pianista que traía en la muñeca un relojote tipo Big Ben que se veía en
todo el Auditorio. Ya lo podría haber dejado en su camerino, ¿o pensará que somos sus rateros?. También compareció,
envuelta en gasas color rojo flamazo, una cantante de muy apreciable voz. Salimos. La ciudad olía a fresco y estábamos
contentos. Así seguiré a menos que Creel decida reconocerme como hijo. ¡Ésas serían penas, mijito!, diría mi madre.
"El bueno, el Chapo y Montiel" se hubiera llamado en México "El bueno, el malo y el feo".
Lo que quiero decirle no es para no ser tomado en cuenta, es algo muy serio. Doctor Mouriño: es usted infinitamente más
salitroso que yo. Con buena o mala voluntad, no da usted una. Surge usted a la vida pública precedido por la fama, cada vez
menos justificada, de ser el más inteligente entre aquéllos que forman o formaban el círculo íntimo de Felipe Calderón a la
sazón flamante y ya testereado Presidente de México que llegaba a la silla presidencial con unas alianzas aterradoras (por
nombrar a alguna, nombremos a la Gordillo) y tras un inédito, pugnaz y prolongado enfrentamiento con López Obrador que, si
no es por otra cosa, pasará a la historia como el hombre más terco que haya conocido nuestra historia. Dicho de otro modo,
Don Felipe, acuérdese Dr. Mouriño, llegó restregado, exprimido y tendido. Sé que usted ya tenía un buen tiempo metido en
grillas menores, pero su nombre se nos hizo presente a millones de macehuales a partir de este momento.
Algunos meses, Dr. Mouriño, lo dejaron respirar hasta que un buen día, que no fue bueno para usted, AMLO y su tropa loca
sacaron a relucir unos contratos y unos documentos en los que usted firma como apoderado de una empresa privada cuando
ya es usted funcionario. Recuerdo que yo quedé electrizado mientras me preguntaba ¿y éste es el más inteligente del equipo
calderonista?, ¿cómo estará el más idiota?. Es exactamente lo que me pasa cuando veo en la televisión o en los periódicos a
unos Trucutrús bizcos y prebabeantes cuyo pie de foto dice: Lucrecio Resortera (a) Culiloco, cerebro de la organización
criminal. ¡Cáspita!, me digo, ¿si éste es el cerebro, cómo estará el páncreas?. Ya ahí comenzamos mal, Don Juan Camilo. Y el
asunto ahí sigue y con él, no me lo niegue, lo tienen agarrado del rabo e impedido para ser realmente una pieza útil en el difícil
funcionamiento del calderonismo. Ése era un excelente momento para renunciar que usted, cerrando los ojos, lo dejó pasar.
Supongo que su mexicana apuesta es a la desmemoria y al consecuente olvido del lamentable incidente. Es a usted, Doctor, a
quien se le olvida que tiene enfrente al más tenaz chingaquedito de nuestra vida política, pero, en fin, algunos meses de
sosiego han pasado y yo espero que esta tranquilidad le haya servido para aplacar a ese otro idiota irresponsable que gobierna
Jalisco y que, al parecer, está convencido junto con el forajido barrigón del Cardenal, que Jalisco está poblado
mayoritariamente por sarracenos que hay que convertir aunque sea en carnitas, tarea que requiere de mucho dinero que
nosotros y los jaliscienses con todo gusto aportamos, nomás faltaba.
Doctor, creo que ya se le acabó el descanso. Ahora vuelve usted a ser tema importante para los medios y para todos los
aztecas morbosos (es decir, todos) que, como perciben que esta semana no van a tener ninguna revelación del tipo de
"Reconoce Ruth Zavaleta ser hija de Josefina Vázquez Mota", buscaban con ansia loca e inagotable frenesí, alguna otra noticia
que les proporcionara emociones similares.
En esas condiciones, la primaria oficial Pánfilo Nateras no tuvo mejor ocurrencia que trasladar a su pringoso alumnado a una
enriquecedora visita guiada a la Secretaría de Gobernación. Llegaron y los llevaron por aquí, los treparon por allá, les
enseñaron el museo de la tortura, conocieron al batallón de pinchateléfonos del CISEN y los bodoques estaban encantados. Lo
malo fue cuando los sacaron al patio y ahí los dejaron. Ya para cuando apareció usted, los enanos reptaban por las baldosas
con la cabeza como de foco. De lo que ahí ocurrió, me ocuparé, Doctor, en la segunda parte de esta carta, porque HOY TOCA.
Quedo de usted.
¿Qué pasó con Montiel y ahora con Romero Descorche?, ¿nadie va a hacer nada?.
Estábamos en que la alegre tropa de infantes tenochcas fue a conocer la Secretaría de Gobernación. Comentamos también
cómo toda la primera parte del infantil recorrido transcurrió sin novedad y de modo harto aleccionador y satisfactorio para los
pequeños facinerosos que suelen agradecer cordialmente toda oportunidad que se les brinde de no asistir a clases. Hasta ahí,
todo bien.
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Donde a la cuina se le comenzó a poner rabo de sacacorchos, fue cuando a la Miss se le ocurrió dejar a su rebaño como cosa
olvidada ahí en el patio bajo los brutales efluvios del sol del Anáhuac. Si me preguntan ¿qué andaba haciendo la Miss?, no
poseo ninguna información al respecto, aunque podría yo imaginar que su ardiente pretenso, el pasante Longoria, trabaja ahí
en Gobernación y la apasionada pareja decidió aprovechar la coyuntura para encerrarse en un armario donde guardan los
borradores del tratado Mc Lane-Ocampo y realizar una veloz ofrenda en el altar de Eros. La Miss Ontiveros jamás imaginó que
al término de sus deliquios, ella habría de salir del armario, buscaría una ventana y desde ahí vería a los infantes que la patria
había confiado en sus industriosas manos, convertidos, por la acción solar, en una maqueta de la Batalla de Celaya. A partir de
aquí, la acción se precipita. El C. Secretario Mouriño se entera de la situación y olfatea de inmediato un festival de chungas
mediáticas y ordena sacar aunque sea a rastras a todos los niños insolados, u ofrecerles el certificado de primaria con tal de
que no rajen. En otra habitación, la Miss Ontiveros se retuerce las manos dotadas para el amor y ratitos llora y ratitos se
abisma con cara de idiota. El pasante Longoria le trae vasos de agua, migajón para que le recoja la bilis, le hace aire con el
historiado original de un desplegado de Zapata y cuando su amada se abisma, le mete un zape para traerla de regreso a
nuestra colorida realidad. En sus ratos de vigilia, Longoria que es maquiavélico, le dice que ella lo niegue todo, que si le
preguntan por qué estaban los niños solos, ella conteste que necesitaba un clip y que vino a buscarlo. Toma, le dice, te doy el
clip como prueba de descargo y, por cierto, en el remotísimo caso de que quedaras embarazada, tú di por algunos meses que
no puedes revelar quién es el padre y que, por favor respeten tu intimidad y que en esos asuntos nadie debe meterse. Ya
cuando vaya a nacer el moconete, concedes una exclusiva a la mesa que más aplauda... no seas mensa, quiero decir a la
revista que más ofrezca y les abres tu corazón y les dices que la culpa y la zozobra te están matando y que por eso te sientes
en la obligación moral de confesar que esa criatura que está a punto de nacer es del Secretario Mouriño... tú así diles, a ver
qué cara pone mi jefe.
Mientras la feliz pareja del pérfido Longoria y la jumenta Ontiveros urde toda esta telenovelera intriga, el doctor Mouriño
también ha echado a andar su acreditado cerebelo. Le parece que en todo este asunto de los niños insolados hay felino
confinado. Si, como ya se averiguó, los infantes ya habían visitado muchas dependencias oficiales y muchos lugares de distinto
jaez, ¿por qué tenía que ser en la SEGOB que les viniera el extraño ímpetu de azotarse contra las baldosas y ahí quedarse
yertos cual pajaritos gaseados?. Pensó una cosa, pensó otra, luego recibió un citatorio de la Sociedad de Padres de Familia,
luego le dolió la cabeza y luego "pasó a retirarse" que es lo que hace un funcionario cuando se va.
Pobre Dr. Mouriño. Ésta es otra oportunidad para renunciar que no aprovechará. Nunca imaginará que los sesenta niños
siniestrados eran todos miniperredistas que se confabularon. Al Dr. le falta oficio político.
Cualquier correspondencia con esta columna de intrigas infantiles, favor de dirigirla a [email protected] D.R.
De Pacífico a Golfo
Germán Dehesa
3 Jun. 08
Por supuesto que no me estoy refiriendo a la evolución de mi conducta. Líbreme Tláloc de añadirle una consternación más a la
ya de por sí sobrecargada República. De lo que quiero hablar es de una hazaña muy similar a la que cuenta D'Amicis en "De
los Apeninos a los Andes". En tesitura muy similar, su Charro Negro visitó, en menos de una semana, Puerto Vallarta, Jal. que
cae del lado del Pacífico y Coatzacoalcos, Ver. que está en la plena región petrolera del Golfo de México; todo esto sin dejar de
ver las finales del futbol mexicano que tan consternado deben tener a mi amigo el Homo Eróticus (a) Mostachón que profesa
con inexplicable fanatismo el culto cruzazulino.
Lo había olvidado, pero la bahía que abriga a Puerto Vallarta es ancha y hermosa. Desde la habitación de mi hotel se veía
como una decidida sonrisa que me recordaba que, ocurra lo que ocurra, nunca es para tanto. Me encontraba yo ahí, gracias a
la muy amable invitación de los enlatadores de México, esos beneméritos señores que patrocinaron mis más salvajes
cortaduras de dedo durante mi infancia y años subsecuentes. Desconozco si es que algo ha mejorado al respecto, pero, en mis
infantiles años, que alguno de mis padres me ordenara abrir una lata, me ponía en actitud de combate y ríanse ustedes del
entre que se dieron San Jorge y el Dragón. Ése fue salivazo de cotorra junto a lo que yo y todos los niños de México teníamos
que hacer para abrir una lata. Para tal efecto, no teníamos más armamento que unas como pinzas de metal cromado con una
mariposa del mismo material que supuestamente servía a las mil maravillas para abrir cualquier lata en un periquete. Yes,
Jessie, your big bloomers (sí, Chucha, tus calzonzotes). Yo jamás lo logré; lo más que obtuve fue abrir una rendija que
agrandaba con un cuchillo para, por ahí, extraer a unas desgraciadas sardinas de lo más rejego que he visto. En esto que
podemos llamar "fase de extracción" era donde esa metálica tapa separada se convertía en Arma Mortal IV y mis dedos
todavía lo atestiguan. Por eso fui a Puerto Vallarta y di una charla titulada "Vivir es una lata" que fue muy bien recibida por la
cofradía de la lata que quedó muy contenta con mis servicios.
Vuelo de regreso a la Capital. Me entero de que Marcelo Ebrard está aventándose complicadas maromas a gran altura y sin
red. Descanso el resto del día. Al día siguiente he de volar a Minatitlán en un avioncito como de juguete de la línea Aeromar.
Es emocionante. Se siente uno hermano Wright viajando en esas combis voladoras que, aunque usted no lo crea, son muy
seguras.
Coatzacoalcos ante todo es Veracruz y con esto quiero decir que aquí también el fandango va primero que todo lo demás. Por
si fuera poco, la comunidad además festejaba el "Encuentro Internacional del Mar" que año con año congrega a pura gente de
pro y de mucho tronido porque hay conciertos, hay bailes, hay jaraneadas, hay desfiles y hay conferencias. En este último
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rubro entrábamos el septuagenario Monsiváis y yo que ¡ojo! estoy a punto de cumplir 64 años (vayan juntando. Primero de
julio, no se olvida). Ambos, cada uno a su hora, tendríamos que hablar sobre el Malinchismo, aunque tengo entendido que
cada uno habló de lo que se le dio la gana y luego, mediante sabias maniobras retóricas, conectó lo que había dicho con el ya
acedo asunto de la Malinche. A mí me fue muy bien, pero con mis paisanos que son la mar de apapachones, siempre me va
maravillosamente. Regresé, vi el fut, jugué pókar, me zumbaron, me largué a dormir y aquí sigo. No he despertado ni para
cambiar una coma.
"Sueño de puercos", llama Lady Macbeth al sueño de los cortesanos corruptos, tipo MONTIEL, o Romero Descorche.
Cualquier correspondencia con esta columna que todo lo abarca, favor de dirigirla a [email protected]
Lascas
Germán Dehesa
4 Jun. 08
Este título ya lo hemos usado, cada uno en su tiempo, Salvador Díaz Mirón y su Charro Negro. Por hoy, basta con que
sepamos que lasca es una palabra que se emplea para denominar esos fragmentos de mármol que vuelan al golpe del cincel y
del escoplo. En España he oído hablar también de "lascas de jamón" con el mismo sentido de trozo pequeño. Díaz Mirón,
orfebre verbal, esculpía sus poemas, yo no llego a tanto, pero me da la gana usar la palabra para escribir este artículo formado
por fragmentos de realidad. Voy con mis lascas.
Mis colegas Arturo Cano y Alberto Aguirre me han hecho llegar un libro titulado "Doña Perpetua" (El poder y la opulencia de
Elba Esther Gordillo) Ed. Grijalbo. Apenas lo he hojeado, pero alcanzo a percibir que el contenido es harto sustancioso. En una
de sus páginas finales, leo que la opulentísima Gordillo, que tiene a los gobernadores manteniendo a sus magisteriales
achichincles, ha declarado que ella posee tres "amores blindados": Jorge G. Castañeda, Esteban Moctezuma Barragán y
Marcelo Ebrard Casaubon. ¡Sacarrácatelas!. Me hallo estupefacto. Ahora compruebo que, en efecto, hay amores que matan.
La Iniciativa Mérida ya se atepachó. Lo que comenzó como un enjundioso proyecto binacional de lucha contra el narco se fue
pudriendo en el camino. Los gringos comenzaron ofreciendo 500 millones de dólares que son, así a secas, una buena lana.
Los gringos se fueron, pero al rato regresaron con la muy molesta noticia de que no tenían cash y que, así de ricos como se
ven, andan cortísimos de efectivo. Después de todo su argüende, nos salieron con que sólo nos habían podido juntar 300
pinchurrientos millones que es una cantidad que a nosotros no nos sirve ni para los primeros gastos. Pero no topó ahí la cosa,
ya en plan francamente metiche y cuentachiles, los gringos comenzaron a poner tal cantidad de condiciones y limitantes que, la
verdad, por sus furris 300 millones, ni siquiera vale tomarlas en cuenta. 300 millones hasta Honduras nos los presta, aun a
sabiendas de que jamás los volverán a ver porque así es esto de la fraternidad latinoamericana. Así es que, olvidémonos de
Mérida y digámosle a los yanquis que siempre no, que muchas gracias.
Mi CISEN particular, mucho más efectivo que el oficial, me informa de que Joaquín López Dóriga tuvo la gentileza de enviarme
una felicitación por mi cumpleaños el pasado primero de junio. Yo estoy muy agradecido, pero lo estaría más si me felicitara el
primero de julio que es cuando verdaderamente ocurrió el pasmoso hecho de mi llegada al planeta en la frontera misma entre
Tacubaya y Chapultepec. Bien mirado, mi estimado Joaquín, es mejor para todos que sea en julio, porque tienen tiempo de
ahorrar, de seleccionar y de comprar mi regalo que, así lo espero de tu largueza, será suntuoso.
Profesor-Investigador Emérito de esta institución. Así se nombra el justificado reconocimiento que el Colegio de México le
otorgará a Lorenzo Meyer Cossío. Yo le he otorgado un título menos estrepitoso. Yo considero a Lorenzo Meyer un hombre de
bien, fiel a su palabra, fiel a sus ideas y fiel a sus pasiones. De más está decir que yo lo admiro muchísimo, que me encantan
su levedad, su buen ánimo y esa sonrisa que despliega después de haber dicho algo terrible contra cualquiera de los muchos
modos que tiene la corrupción en México. Lorenzo posee una enorme capacidad de comunicación y de empatía con su
auditorio. Hoy y siempre quiero felicitar mucho a esa alma tan hospitalaria que puede acoger con el mismo gusto a su Charro
Negro que a mi amigo el Inspector Ardilla, mi representante plenipotenciario en Tijuana-San Diego.
Todos los días hay en TV publicidad, directa o indirecta, del presidentito Peña Nieto.
Un ratero en apuros
Germán Dehesa
5 Jun. 08
Si Mauricio Cruz Peña tuviera dos dedos de frente -que no los tiene- tendría que haberme consultado antes de siquiera pensar
en asaltar a mi amiga la Talinuchis. Yo le podría haber contado quién es y cómo se las gasta (a mí esta expresión siempre me
ha parecido un albur, pero se usa mucho) Doña Talina Fernández, preclara representante de la bravía, rebelde y belicosa
mujer de hoy.
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La noticia viene hoy miércoles en los periódicos, pero la exclusiva nos la adelantó López Dóriga quien, desde el comienzo de
su noticiero, nos avisó que habían asaltado a Talina Fernández y que sus reporteros estaban recabando toda la información
del caso para proporcionárnosla a nosotros. Tenía tal cara de congoja Joaquín que el espectador lo que se imaginaba era que
los rateros habían entrado en tropel a casa de mi bienamada cuata, se habían llevado hasta los enchufes de la luz y a Talina la
habían aventado por la ventana del piso superior. Al final vimos que no fue así. Talina salió a cuadro "de cara lavada" cosa que
es de una audacia metodológica que antes no se veía en la mujer azteca que prefería morir a que la vieran despojada de su
maquillaje patrocinado por Comex (por cierto, alguien sabe lo que significa esa sublime gansada de "Yo soy vinimexista"); pues
a la Taliniux le valió y con su innegable don narrativo nos platicó que, hacia las dos de la tarde, su coche, su chofer y ella
intentaban avanzar por Reforma. En el semáforo que está en Montes Auvernia (¿qué es eso?) y Reforma, el auto de Talina
esperaba el siga para reanudar su marcha. En ese momento, un ganapán que la prensa amarilla llamará "torvo criminal",
aunque más bien parece defensa del Toluca, se acercó al auto de autos, algo le dijo al chofer, pero el diálogo no prosperó,
entonces el ratero se dirigió a la ventanilla posterior donde Talina comenzaba a encresparse. En la ampliación periodística que
la víctima hizo de este momento, ella comentó: yo pensé que vendía algo. Sólo que vendiera pistolas, añado yo, porque el
descerebrado mocetón esgrimía una descomunal 45 frente a mi atónita amiga que bajó el cristal para saber qué se le ofrecía a
este muchacho. ¡Deme todo lo que tenga de valor!. Yo le hubiera dado el pensamiento, el corazón y los ojos de Talina, pero
ella sólo le dio el reloj marca Cartier. Les aseguro que aunque hubiera sido un Steelco, ella hubiera dicho que era un Cartier,
nomás faltaba; el caso es que el caco pepenólo y, mediante tracción animal, se dio a la fuga. Eso pensó, pero Talina es
aferrada y se fue tras él. La superioridad tecnológica y mental de la asaltada le permitió alertar a una patrulla que alcanzó al
ratón, lo aplacó y para bien del malhechor, lo puso a disposición de la autoridad. De haberlo puesto a disposición de Talina ya
me imagino la tejolotiza que le hubiera acomodado a mano limpia. Todo terminó bien. Mauricio Cruz regresó al reclusorio y se
reincorporó a su banda de Los Cartiers que todos los domingos se reúne para tocar aires bávaros. Talina ha vuelto a sus
faenas. Sin embargo, algo de ella se ha quedado en calidad de testimonio viviente de las nuevas actitudes de la mujer azteca
en el siglo XXI.
APÉNDICE I
Me gustaría pedirle a Marcelo Ebrard que, ya sea por decisión personal o mediante consulta popular, le permita regresar a
Mauricio Cruz con el único objetivo de despojar a ese infecto ratero llamado Carlos Romero Descorche del reloj Rolex que, sin
saberlo ellos, le regalaron sus agremiados.
Hay una pregunta que perturba mi juicio, lastima mi voluntad y nubla mi pensamiento: ¿nunca meterán en la cárcel al
mencionado Romero D., a la rata MONTIEL, al Góber Precioso y a todos los connotados cacomixtles que padecemos?. Con
confiscarles sus bienes, México tiene un tesoro escondido.
Cualquier correspondencia con esta columna de nota roja, favor de dirigirla a [email protected]
Así se llamaba una cantina que, en mi remota infancia, estaba en pleno funcionamiento. Ni por un instante se piense que en mi
dorada niñez, yo acostumbraba introducirme en las cantinas. Nada de eso. Yo la conocí nada más en su exterior y siempre en
compañía de mi papá que tampoco era usuario de esa negociación. Recuerdo el nombre de ese tugurio con tal nitidez porque,
cada vez que nuestros paseos sin rumbo por la Ciudad de México nos colocaban frente a "El Atorón de los Charros" mi padre
se sacaba de la manga unas historias fantásticas que mucho me divertían. ¿Quieres saber por qué esta cantina se llama así?.
Sí, papá. Bueno, pues escucha esta historia que muy pocos conocemos. De hecho, sólo la conocía él que la estaba inventando
sobre la marcha.
Ahí tienes que esto era hace mucho un camino real muy frecuentado por los charros quienes, como tú los has visto en el cine
(y él también, porque sus conocimientos de historia de la charrería eran perfectamente nulos), venían con su traje negro con
botonadura de plata, su camisa valona blanquísima. ¿Qué es "valona", papá?... Ahorita no me distraigas, traían también su
corbata de lazo de seda con colores muy vivos. ¿Ésas como de gato bodeguero?. Ándale y en la cabeza se ponían esos
sombreros preciosos con muchos bordados y guégueres. ¿Venían a pie o a caballo?. ¡Qué pregunta, hijo mío!, claro que
venían a caballo. ¿Era pinto el caballo?. Para mí, en esa época, los caballos pintos me parecían la aristocracia equina. Había
de todo, pero la mayoría eran pintos. Un español de ésos que eran muy trabajadores (esto a un mexicano siempre le ha
sonado sospechosísimo) se dio cuenta de la abundancia de charros que había en este camino y de las buenas monedas de
oro y de plata que un charro siempre cargaba. ¿Eran pesos?. Estás loco, eran centenarios y dracmas. Lo de los dracmas me
parece ahora un hallazgo genial que mi padre puso en juego para que dejara de estar fregando. Imagínense a un charro
haciendo negocios con dracmas. Y ya no me interrumpas. El español pensó que sería bueno poner aquí un negocio de
bebidas. ¿Qué bebidas?. No sé, pulque, tequila, mezcal, whisky, yo qué sé. ¿Como en las fiestas de mi tío Jorge?. Sí, pero
aquí bebían menos. Era nada más un descansito. Llegaban los charros, descendían de sus briosos corceles, entraban, se
echaban una copita, pagaban y proseguían su camino. ¿Y los caballos?. ¿Qué pasa con los caballos?. ¿Qué hacían mientras
el charro bebía?. Bueno, pues también había departamento de caballos y ellos tomaban cerveza que les encanta y la pasaban
muy bien. Lo que ocurre es que andando el tiempo en este "Atorón de los Charros", los jinetes comenzaron a atorarse más y
tú, Germán, no puedes imaginarte las escenas que se vieron aquí. ¿Tú las viste?. Bueno, algunas y de otras me contaron. Los
caballos salían jaladísimos y hay charros que todavía no salen; esto no lo cuentes porque nadie te lo va a creer, pero es la
verdadera historia del "Atorón de los Charros". Los dos, padre e hijo, quedábamos en silencio. Él, supongo que exhausto de
inventar tanta locura; yo complacidísimo de tener un papá capaz de acumular tantas mentiras que hoy sé que lo son, pero que
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en aquellos tiempos eran como un veraz apéndice de "Astucia, o la Hermandad de la Hoja, o los Charros Contrabandistas de la
Rama" de Luis G. Inclán que era uno de mis libros favoritos.
Sin quererlo yo mucho, mi papá apareció y secuestró este artículo. Yo nada más quería hablar de un país donde todo y todos,
charros o no, estamos atorados y no vemos ni para cuándo desatorarnos. Volveré sobre el tema; por lo pronto HOY TOCA.
Las Muertas de Juárez se siguen acumulando y, para variar, las autoridades no hacen nada.
Cualquier correspondencia con esta columna charra, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La Guayabera y la Tromba
Germán Dehesa
9 Jun. 08
Por título no queda. Esto de "La Guayabera y la Tromba" es un título que tiene fuste, entidad y harto estruendo. Todo ocurrió
este viernes. Su Charro Negro permaneció durante las horas de la mañana al cobijo de su casa de piedra y flores. Casi todo el
mundo sabe que para estar en casa, suelo vestir unas garras que ni Chucho el Roto tras 20 años de cautiverio.
Así hubiera permanecido todo el día, pero resulta que mi hermanita por elección celebraba su septuagésimo aniversario con
rumbosa comida a la que estaba yo invitado y no era cosa (todavía) de presentarme con mis harapos. Algún día ya cercano
lograré asistir en pijama a las reuniones sin que nadie me ponga cara de ¡inch'loooco!, pero la gente todavía no está
preparada, así es que tuve que pensar en algo más presentable. Como todos los días, consulté la cuestión climática con Fita
que diagnosticó textualmente: pus hace calorcito, señor. Yo ya no sé ni para qué le pregunto a Fita, siempre se equivoca, o no
me da la película completa. El caso es que yo dije: ¡Eureka!, es un día ideal para ponerme alguna de las bellas guayaberas que
la vida me ha obsequiado. Dicho y hecho: me puse turbadora ropa interior, unos pantalones blancos que se me caen a menos
de que use los molestísimos tirantes. Con esto consigo que en lugar de caerse la delicada prenda que revelaría mis tesoros,
nada más me muellee. Así preparado me puse una de esas guayaberas de lino que lucen esplendorosas durante tres minutos
y ya luego hacen parecer que llevamos una semana durmiendo vestidos. Abordé el auto y le di a Pancho perentorias
instrucciones: vamos al Restorán del Lago y ya voy tarde. Hay que estar loco para intentar circular por el Periférico a las dos de
la tarde. Lentamente nos escurríamos por el asfalto y desde el radio llegaba la voz de López Dóriga que estaba en entrevista
telefónica con esa mucosidad cósmica llamada Jorge Kahwagi. El tema era previsiblemente el naquérrimo asunto publicado en
"Reforma" del séquito de guaruras y cortesanos del que se hace acompañar este piojo inflado cuando nos hace el favor de
circular por nuestras humildes calles a bordo de su Hummer rojo que es uno de los autos más cursis y nuevorriquistas de la
historia de la humanidad. Kahwachito pretendía explicarle en su media lengua a Joaquín cómo una escolta fuerte y bien
armada no es un lujo, sino una necesidad para los capitalinos. Yo no había reparado en esto, pero me apresuro a reclutar a
Fita, a la Rosachiva y a Pancho para disfrazarlos de talibanes con su AK-47 y la corva daga colgando del pescuezo. Siempre
he pensado que oír estupideces tiene graves riesgos para la salud y por eso dejé de prestarle atención a este fetito de Mahoma
concebido por el inenarrable Niño Verde y por la guandaja de la Gordillo.
A alguna hora llegamos a la comilona que resultó tumultuosa y grata. Todos amamos a la festejada y por eso todo salió bien
incluido un exótico video protagonizado mayoritariamente por personas que uno no conoce. Decidí retirarme de la dulce
compañía de mi tía Ágatha y de mi carnalita la Dayancita. En cuanto salí, cayó la tromba y tras ímprobos trabajos regresé a mi
hogar con la guayabera convertida en trapo de gasolinero. Nada digno de nota ocurrió en el resto de la jornada.
Escribo hoy sábado después de ver los juegos inaugurales de la Eurocopa. Hasta donde sé, lo más importante que ha ocurrido
hoy es un desfile de ciclistas encuerados que reclaman su derecho, no sé si de andar en bici, o de encuerarse en la calle. De
cualquier modo, reciban mi apoyo. Y ya.
¿Cómo está esto de que algunos de los vehículos de apoyo que cuidan a nuestro Kahwachito tienen placas del Edomex?.
¿Estará metido MONTIEL, o Peña Nieto, o algún delincuente?.
La tortilla ardiente
Germán Dehesa
10 Jun. 08
Cualquiera de los que me leen (gracias), ha vivido una experiencia similar a la que ahora contaré. Lo hago porque me acaba de
ocurrir y porque creo que ilustra bellamente otro lance en el que hoy estoy envuelto.
Amigos muy queridos te invitan a un banquete muy rumboso. Tú aceptas con mucho gusto y más o menos a la hora señalada,
te presentas y saludas -cito a mi mamá- como gente decente y no como el pelado que eres. Te asignan tu mesa donde estarás
rodeado de guapas gacelas y de buenos amigos. Por así solicitarlo alguno de los platillos que se están degustando, aparece
con su tenacidad de siglos, la canastita con las tortillas. Una solícita y bella gacela, con el afán nutricio propio de la mujer, se
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apodera del receptáculo nixtamalero, lo destapa, levanta delicadamente una esquina del infaltable lienzo que envuelve al
autóctono manjar. La chica voltea hacia ti y te dice con una sonrisa enorme y los ojos reverberantes: ¿una tortillita?, por
supuesto que aceptamos, extendemos la mano y, desde el primer contacto, sentimos cómo las yemas de nuestros dedos
comienzan a carbonizarse, pero la chica nos está viendo y sonriendo y no es cosa de tirar el canastito y/o de soltar ese alarido
de búfalo en brama que es lo que querríamos hacer, pero ¿qué va a pensar la gentil damita?. Dibodo; hay que echar mano de
nuestras reservas de estoicismo azteca, aguantar vara y con cara de ternura que es más bien un rictus de agonía, extraer
completa la tortilla, ponerla sobre nuestra mano, intentar que no broten las lágrimas y pensar en cuánto puede costar una mano
mecánica. Gracias, decimos con un hilo de voz, la chica se retira y tú te quedas ahí hecho un baboso pensando que ni querías
hacerte un taco. Xochislaif.
¿Por qué les conté esta historia?. Porque me acaba de ocurrir y porque encuentro un sutil paralelismo entre the tortilla affaire y
lo que acaba de suceder aquí, en este laborioso ámbito.
Ahí tienen que acababa apenas de saborear el juego Holanda-Italia, cuando la industriosa Rosachiva quien, desafiando las
tormentas, llegó a trabajar. Cuando llueve copiosamente, el pelo de la Rosachiva se hace enteramente lacandón. Ella traía
algunas cosas que habían llegado a nuestra oficina matriz. Entre éstas, destacaba una caja pequeña, muy elegante y anudada
con un hermoso moño café. ¿Qué creen que era?, pues era una costosa corbata que me enviaba ¿saben quién?: ¡Elba Esther
Gordillo!, omaigod!. Me encuentro estupefacto frente a esta otra tortilla quemante. No sé por qué me la mandó. Mi santo ya
pasó y para mi cumpleaños (¡ojo!, amiguitos) que es el primero de julio todavía faltan algunos días. ¿Será para felicitarme por
el premio que me dio el Rey de España?, ¿o fue una pura puntada?. Ella, si me lee, sabe que la detesto y sabe que, casi como
a ella, detesto la corbata que me parece una perfecta ridiculez y un mortecino y decadente símbolo fálico sin la menor gracia.
Habiendo camisas tan elegantes y cómodas yo no sé por qué tantos adultos aceptan acogotarse todas las mañanas con la
vana creencia de que ya con ese tiliche amarrado se ven elegantes, o adquieren importancia. Podríamos seguir la denostación
de la corbata, pero ése no es el punto. A mí me encanta dar y recibir regalos; pero estos los hago o los acepto de gente que
me quiere, o que me estima, o con la que tengo, por lo menos, alguna simpatía. Ninguno de éstos es el caso de la Profa
Gordillo a quien pido que seamos serios en nuestra firme enemistad y que no andemos con carantoñas y tonterías. Mientras
pienso qué hacer con la corbata, los invito a la presentación que haremos de "Doña Perpetua" el jueves en la Casa Lamm.
Pronto daré más informes.
Cualquier correspondencia con esta columna con corbata, favor de dirigirla a [email protected]
Sigue la corbata
Germán Dehesa
11 Jun. 08
Cuentan que en el Imperio Otomano, si un Sultán decidía que algún Visir ya no debería ocupar el puesto de coordinador de la
bancada de su partido en el Senado, no lo hacía mediante alharaquientos anuncios, ni indignos avisos a la prensa que, por otra
parte, en aquel tiempo dichoso no existía. Los sultanes, aun los de Monterrey, eran seres mucho más discretos, finos y lo
suficientemente buenos políticos como para no exponer a sus visires al vituperio popular, pues bien sabían que eso era ir
contra ellos mismos y contra sus leales.
¿Qué hacían entonces los sultanes?. Pues, sencillamente daban las casi silenciosas instrucciones pertinentes y unos días
después de esto, el visir cuestionado recibía una bella y pequeña caja con una tarjeta que decía: Con los atentos saludos de
Solimán El Magnífico. A la tarjeta la acompañaba un finísimo cordón de seda blanca y eso era todo. No pasaba mucho tiempo
antes de que apareciera el cadáver del visir Santi Al Creelmira pendiente (ése si estaba con pendiente) de un cordón de seda.
Consumado este acto, el Sultán nombraba a otro visir y todos tan contentos.
Con Santiago Creel ya no emplearon este sutil argumento, mucho menos lo dejaron que fuera él quien anunciara su retiro por
las razones que él quisiera dar. Podría decir, por ejemplo, que espera un hijo de la Secretaria de Energía, o yo qué sé. El caso
es que yo le envío mi abrazo solidario a Santiago y lo hago porque es mi cuate desde hace muchos años, porque no le debo
más favor que el de su amistad y porque a mí la vida sí me ha puesto en un terrible aprieto. Yo soy víctima de la Sultana del
Sur, he sido maestro toda mi vida y la susodicha Sultana El Bah Ster me acaba de enviar en una hermosa cajita una tarjeta que
dice: Con los atentos saludos de Elba Esther Gordillo. La tarjeta viene acompañada de un largo cordón de seda. ¿Qué hacer?,
yo no quiero suicidarme estando ya tan cerca mi cumpleaños (primero de julio, no se olvida). Además, ¿quién es esa vieja para
andar ordenándome que me cuelgue porque ya es tiempo transcurrido?. No lo voy a hacer, pero si lo hiciera, lo haría a las
puertas del Club de Industriales donde no permiten entrar sin corbata. Sería mi silenciosa protesta.
Todo lo que hasta aquí has leído, lectora lector amigo, es el fruto de un macizo insomnio que acabo de cursar. La historia de
los otomanos parece tener sustento real, lo de Creel también, pero todo lo demás es una pura efusión de mi nocturna mente
enfebrecida. La verdad no creo que Doña Elba Esther conozca historia otomana, ni tampoco pienso que me desea la muerte;
pero si esto es así, ¿qué significado puedo atribuirle a la cajita con la corbata?.
Cada día sabemos mejor que no está al alcance de los humanos hacer gestos inocentes o carentes de sentido. Esto es
especialmente válido para los regalos que siempre implican un mensaje. De pronto una tía te da un obsequio y te dice: te lo
escogí con todo mi amor. Destapa uno el obsequio y éste a las claras grita: ¡cómo te odio!, o me vales gorro, o no mereces
más que esto, o eres tan idiota que ni te vas a dar cuenta de que es usado. Así las cosas, ¿qué se trae la Sultana del Sur?.
Según la Rosachiva, la corbata trae Ántrax. No lo sé. Lo que yo sé perfectamente es lo que yo voy a decir en la presentación
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del libro "Doña Perpetua" de Cano y Aguirre (Ed. Grijalbo) el próximo jueves 12 a las 6:30 P.M. en la Casa Lamm. En un
descuido, hasta llevo la corbata puesta. Como diría Capulina Beltrones: no sé, tal vez, quizá, voy a pensarlo.
Cualquier correspondencia con esta columna que sigue de corbata, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R.)
El gato azul
Germán Dehesa
12 Jun. 08
Leí que Roberto Carlos estaría en México y que haría dos presentaciones. ¿No está muerto?, me preguntó un cuate al que le
externé mi vehemente deseo de asistir a alguna de las dos presentaciones. La pregunta no era de mala fe, lo que la
respaldaba era que Roberto Carlos dejó varios años de componer, de grabar y de aparecer en público. Artísticamente estaba
muerto, aunque sus paisanos de Río de Janeiro hablaban de una tristeza muy grande. Hace algún tiempo, estuve en Río y no
sé para qué diligencia abordé un taxi. El chofer cuando llegamos a cierta calle, apagó el radio, disminuyó la velocidad y me
explicó: es que ahí vive Roberto Carlos y está muy triste y nos ha pedido que lo dejemos en paz. De todo esto, lo que más me
impresionó fue el inmenso cariño y respeto de sus conciudadanos. El caso es que el artista enormemente famoso que fue
acaba de resucitar y anda muy encantado haciendo giras por Brasil y por algunos países.
Yo a Roberto Carlos lo oigo y lo venero desde mis 18 años. Tomando en cuenta que el primero de julio es mi sexagésimo
cuarto aniversario, pronto tendré cincuenta años de vivir en compañía de este misterioso personaje, de este gato azul y
nocturno. Dos boletos dos tenía yo para la presentación del martes. Ocasión ideal para invitar a mi muy querida amiga Graciela
que, con esa reluctancia que le es característica, respondió a mi invitación diciéndome que ¡órale!, ¡pa'pronto!, ¿a qué horas
hay que estar?. Por eso la quiero tanto. La función comenzaba a las 8:30 y con británica puntualidad, Pancho y yo pasamos
por ella a las 7:30. Salió asombradísima muy peripuesta y con sobrios perifollos. Su asombro era fruto de mi puntualidad. La
pobre no sabía que de su casa al Auditorio haríamos casi una hora. A las 8:29 estábamos ocupando nuestros lugares.
En tiempo real (tiempo exterior lo llama Bergson) Roberto Carlos habrá estado dos horas en el escenario.
A mí me bastó con la primera palabra de la primera canción para caer en el abismo del tiempo interior. Muchos años, muchas
cosas, la muerte de mis padres, el nacimiento de mis hijos, una mujer que me correteaba por California pletórica de cassettes
de Roberto Carlos sabedora de que con ellas habría de seducirme. También estaban muchas tardes, paisajes, carreteras,
tristezas y exaltaciones, la primera sinfonía de Mahler campechaneada con Roberto Carlos en fragorosas tardes, abrazos
enormes, soledades igualmente enormes, una carcachita que mi padre me regaló, me quitó y luego me vendió y en lo alto de
todo este desfile una luna sonriente y un gato azul ciertamente perplejo, entre otras cosas, por ser azul.
Todo esto y más me ocurrió con Roberto Carlos que no hizo más que entrar en el escenario, para que desde lo más alto del
colmado Auditorio y con el concurso de todos se le viniera encima una catarata de amor y de aplausos y de gritos y de felicidad
por su mera existencia. Yo no sé cómo el artista no se fue de espaldas ante tamañas efusiones. Sonriente y sereno comenzó a
cantar acompañado por su magnífica orquesta. Solícito como soy, suspendí en varios momentos mis ensoñaciones para
preguntarle a mi querida acompañante si estaba contenta. Mucho, me respondía y ambos volvíamos a nuestros propios
tiempos interiores. Roberto Carlos enunciaba "yo te propongo" y el desmayo me rondaba; tiempo adelante dijo "Acaricia mi
ensueño" y su Charro Negro cual quinceañera estuvo a punto de rodar por el negro piso del Auditorio.
Estas cosas ocurrieron el martes 10 de junio por la tarde-noche. Éste es uno de los privilegios de vivir en la Ciudad de México.
Sal, lectora lector querido, a las exposiciones, a los conciertos, al teatro que la Ciudad te ofrece. En alguna azotea te espera un
gato azul.
Cualquier correspondencia con esta columna para la amada amante, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La amiga de Jalisco
Germán Dehesa
13 Jun. 08
Estoy engordillado. La corbata, el libro y la inminente presentación del mismo, me tienen con el chongo muy ladeado y la
neurona muy sopapeada. Para mejorar y redondear el cuadro, me he fabricado en mi ojo izquierdo una catarata que ríanse de
la del Iguazú. Si consideran que con el ojo derecho no veo nada debido a una pedrada que obtuve en una reyerta infantil, ya se
imaginarán las épicas batallas que tengo que librar para leer una página. ¿Y por qué no te operas, güey?, preguntará algún
lector caritativo. Le contesto: porque mi oculista es muy delicado y cuidadoso para sus maniobras y me dijo que tengo que
llegar al quirófano como si fuera a hacer mi Primera Comunión: el alma impoluta y el cuerpo libre de todo virus existente o por
existir. En cuanto obtenga tan beatífico estado, él me opera porque no quiere que tras la sencilla cirugía, yo le vaya a salir con
que a Chuchita la bolsearon, o a Talina la asaltaron. El caso es que aquí me tienen leyendo la crónica de las fechorías de la
Gordillo por un pequeño resquicio rodeado de bruma.
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Entre el momento en el que el libro fue terminado y dado a la imprenta y el día de hoy, Doña Elba Esther no ha conocido el
reposo. Es como carrito (tractor) de fricción: ya envuelada, no la detiene nadie. Lo más rescatable de este periodo es la firma
del acuerdo para la mejoría de la educación que la comprometen a ella y a Josefina Vázquez Mota, amor de mis amores y
reina de mi alma, a hacer un esfuerzo inédito para lograr que la educación de niños y jóvenes tenga el nivel que debería tener.
Ahora le toca a ambas honrar su palabra y su compromiso. De Josefina no tengo la menor duda de que lo hará; de Esthercita
la Corbatera, sí tendría yo mis reservas.
Después de su público compromiso, la Gordillo entró en ebullición y, cual beduino que jamás duerme dos veces en el mismo
lugar, se ha lanzado a planchar la República como con ganas de formar una gavilla que todavía no sabemos a qué actividad
delictiva se dedicará. En ese sórdido camino ha pepenado a elementos tan valiosos como el brillante y honrado Romero
Deschamps y a otros líderes de la misma calaña. Ha pesquisado también gobernadores que no resisten el menor escrutinio de
la opinión pública. Cuando Doña Perpetua pensó (es un decir) que ya tenía buena flota, se acordó (es otro decir) de que le
faltaba un mochilas al borde del descerebramiento por naufragio neuronal en tequila. Sí, amiguitos, les estoy hablando de
Emilio González, ese santo súbito que gobierna (es otro decir) al Estado de Jalisco. Me cuentan que este personaje al ver a la
Gordillo, pensó que se le estaba apareciendo la Virgen del Cobre (y cobre y cobre) y que cayó rendido a sus plantas convertido
en tapete de Temoaya. Ya no encontraba qué piropo lanzarle a la turbadora dama, ni qué ofrecerle, ni cómo agasajarla a ella y
a los forajidos que la acompañaban cual su séquito a Cleopatra. Toda la prensa nacional se ha hecho eco de este cursilísimo
acto de abajamiento y sumisión que se aventó el Agave González. Ya había tenido uno similar con el Cardenal Sandoval
Íñiguez. Claro que en este caso y también en el de la Gordillo los salva lo guapo, pero no es tanta la belleza como para
provocar desfiguros como los del Agave. "A la maestra, lo que pida... en el Gobernador tiene un soldado (del cerebro) y es
usted ¡la amiga de Jalisco!". Yo no sé qué opinen los jaliscienses de estos eructos mentales. Pronto se sabrá. Yo me voy a mi
presentación, pero les dejo dicho que HOY TOCA.
Me cuentan que los que fueron achichincles de MONTIEL viven ahora regiamente. Será cosa de averiguar, pero no me
sorprendería nada. Como decían del Presidente Alemán: MONTIEL se mojó, pero salpicó.
Summa de contrariedades I
Germán Dehesa
16 Jun. 08
Mi bruja de cabecera me decía que los cuarenta días anteriores al cumpleaños estaban llenos de acechanzas, reveses de
fortuna y experiencias ingratas. No cabe duda de que es una mujer muy sabia. Por lo menos este año, sus palabras han sido
casi el Evangelio según Norberto, sobre todo en esta quincena anterior a la prestante y jubilosa fecha del primero de julio, día
del exacto cumplimiento de los 64 años de su Charro que sigue siendo negro gracias a Just for Men, Grecian 2000. Para puras
vergüenzas me ha servido esta quincena. Me propongo reseñar algunas.
Comienzo por recordarte, lectora lector querido, que ya no hubo manera de contarte cómo estuvo la presentación del libro
"Doña Perpetua" acerca de esa amiga del Gobernador de Jalisco llamada Elba Esther Gordillo. Se puso muy caldoso el asunto.
La sala que la Casa Lamm tiene destinada para la presentación de libros es pequeña pero muy incómoda. Cuando llegué con
toda puntualidad a cumplir mi obligación, el lugar ya estaba de bote en bote y afuera había un buen número de asistentes sin
asiento. Con enormes trabajos ocupé mi lugar entre los autores y expositores. Comenzó la ceremonia que, casi de inmediato,
tuvo que ser interrumpida porque aproximadamente media sala estaba ocupada por fuerzas gordillistas (bastante ñangas, no
es por nada) que, en cuanto el moderador anunció que comenzábamos locos de contento, se pusieron de pie y procedieron a
abandonar la sala en un acto de repudio y de boicot a la misa negra que estábamos por concelebrar. Ya se imaginarán el susto
terrible que nos dieron. A mí todavía me tiemblan las manos y no me regresa la leche. Señora Gordillo: tengo que decirle que
sus huestes están formadas por puro culebra y puro tarado. Son un batallón de mensos. Si en verdad querían reventar el acto,
se tendrían que haber quedado y dedicándose a interrumpir, a hacer preguntas improcedentes, a hacer "mociones de
procedimiento" y todas las lindezas que los buenos reventadores saben hacer. Éstos nomás no sirvieron para nada. De hecho,
resultaron muy útiles porque, lugar que desocupaban, lugar que de inmediato era copado por alguno de los que se había
quedado sin ingresar a la sala. Para mí, la bronca consistió en que tanto los que permanecieron como los que llegaron eran
perredistas y lopezobradoristas rabiosos y macizos. Hasta eso, sobreviví con bastante galanura, pero no sin preguntarme ¿a
esta edad, qué necesidad tiene uno de meterse en medio de las lánguidas hordas gordillistas y los belicosos y argüenderos
adherentes del Rayito de Esperanza?. Paso a informar también que la corbata con todo y cajita las llevé conmigo y las puse en
exposición sin que nadie hiciera una oferta interesante. Los autores fueron muy amables y yo reitero mi invitación a que lean el
libro que es de magnífica factura.
El viernes, tras mi función de teatro, pude conciliar el sueño a las 4:30 A.M., tres horas después, estaba en pie de guerra y listo
para trasladarme al Colegio Tomás Moro situado en un risueño paraje que está, si no recuerdo mal, en el infinito y más allá de
las taquerías y vulcanizadoras de Cuajimalpa. Hice este viaje tipo Marco Polo, amenazado por la madre del Bucles quien me
anunció que se trataba de la "inducción" de los padres a la comunidad Tomás Moro y que la ausencia de algún miembro de la
familia sería castigada con cien latigazos al niño y pérdida de un dedito. Por eso fui para allá. Creo recordar que yo fui
"inducido" desde un ínfimo pupitre cuya paleta se encajaba íntegra en mi zona umbilical cortándome la respiración y casi
desvaneciéndome. De hecho, ahora me desvanezco, pero mañana prosigo con este recuento de mis muchos males.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCXVI (1316)…. ….Sandoval ya dejó al Gobernador copioso agarrado de la brocha.
Cualquier correspondencia con esta castigada columna, favor de dirigirla a [email protected]
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Summa de contrariedades II
Germán Dehesa
17 Jun. 08
Imaginemos a treinta padres entorilados en un salón que originalmente es de sección maternal. Ahí estábamos la insensata de
la Hillary y su cronista favorito. Todavía no eran las diez de la mañana y nosotros, allá en pleno corazón de la zona mazahua
(pluswater se le llama en Estados Unidos), estábamos siendo "inducidos" a la comunidad Tomás Moro de la escuela del mismo
nombre. El estado de éxtasis contemplativo que se necesita para obtener plenamente la inducción se logra mediante la
mediación de un grupo de vestales, preferentemente chaparras, que se fueron turnando en el uso de la palabra. Nunca nos
dijeron cuántas de ellas iban a hablar, pero fueron muchísimas. Decía una: y creo que esto es lo que yo tenía que decirles... (a
mí me venía una súbita sensación de estar al borde de la libertad para poder regresar a México y ver el fut)... le dejo ahora la
palabra a la señorita Malacatonche que les va a hablar sobre pedagogía y cibernética. Saltaba a la palestra la nombrada
Malacatonche y se mandaba un rollazo letal, el sector masculino resentía el impacto y sus integrantes se iban clavando
mientras ponían cara de que iban a cerrar los ojos para asimilar mejor. En unos minutos, hasta roncaban. Esto es apenas un
panorama general, decía la Malacatonche con rostro transfigurado, a lo largo del año, veremos en detalle y desglosaremos los
puntos finos (omaigod!, pensaba yo, pero ponía cara de que estaba feliz). ¿Alguna pregunta?. ¡Lo crean ustedes o no, hubo
preguntas!: ¿y cuáles son las fechas para pagar las colegiaturas? (¡¿qué caraxos tenía que ver?!). Bueno, si ya todo está claro
(¡nos vamos al fut!) los dejo con la Miss Bugaloo que les va a hablar de aerodinámica de grupos. Las señoras estaban
encantadas con esto de que la "inducción" durara como pila alcalina. La Bugaloo nos hizo revelaciones muy candentes acerca
de la vida en grupo, pero para qué les explico, nos dijo en un inesperado arrebato de actividad, es mucho mejor que tengamos
nuestra propia dinámica: por favor, váyanse numerando del 1 al 4... se armó un desmoche que muy a las claras reveló que los
asistentes iban crudísimos. Y eso fue nada más por el número, lo que vino luego fue Mecánica Nacional II. Con esto quedan
formados cuatro equipos, dijo la Bugaloo. ¿Con qué?, preguntó un audacísimo padre. Todos los unos, todos los doses y así,
dijo Bugaloo con levísimo cabreo. Salimos al patio y ahí vino la canonización de la Bugaloo: aquí hay listones de cuatro
colores, cada equipo es de color distinto y se lo tienen que amarrar de manera distinta a la de los otros tres equipos. Cada
equipo deberá crearse un nombre y establecer su base que cambiará de lugar cada vez que toque yo esta flautita. Cada
equipo tratará de encantar a los más que pueda de los otros tres equipos y desencantar a los del suyo. Cada equipo tendrá su
señal especial. Estos tres señores que sobraron se quedan conmigo porque ellos serán los lobos. No pueden imaginarse el
desmadre. Para mi equipo en el que abundaban las señoras de edad avanzada propuse e impuse un nombre maravilloso: los
perros del mal, ¡Jesús!, dijo una señora, pero era demasiado tarde. Comenzó el juego, se armó una pelotera horrenda, todos
demostramos que no habíamos entendido nada de nada y los que se veían sin oficio ni beneficio eran los sufridos lobos.
Terminamos. Ya de regreso en el salón, la Bugaloo nos dijo que habíamos vivido una muestra de lo que ocurre cuando las
instrucciones no son claras. Enorme alivio de todos aquellos que no habían entendido nada desde el día de su boda. Y así la
música siguió y siguió. Cuando nos soltaron ya inducidos, ya no era tiempo de ver el fut. Por esto el domingo, no salí ni a la
puerta.
Cualquier correspondencia con esta inducida columna, favor de dirigirla a german@plazadel angel.com.mx (D.R.)
¿Política o no política?
Germán Dehesa
18 Jun. 08
Según Stendhal la política dentro de una novela es como un pistoletazo a mitad de un concierto. La cita me sirve y no me sirve.
Para empezar, mis artículos cotidianos no pretenden ser una novela, sino una crónica de la pequeña historia de mi ciudad y de
mi país. Después estaría por verse si el propio Stendhal aplica su receta y se abstiene de meter la política en sus novelas. Yo
diría que, por lo menos, en "La Cartuja de Parma" la política es parte sustancial de la novela. Te preguntarás, lectora lector
querido, ¿ahora a éste qué le pasa?. Me pasa que ya he recibido los correos electrónicos suficientes en los que varios lectores
me piden, ya sea que hable más de política, ya sea que no hable nada de política. Es necesario, como dicen los políticos, fijar
una posición. Lo haré. De ahora en adelante y sobre todo a partir de mi cumpleaños que es el primero de julio, tengo pensado
seriamente escribir acerca de lo que se me dé la gana y, como esto ocurre en México, será inevitable que de vez en cuando
hable de esa política que nos amenaza por todas partes. Creo en verdad que es mi mejor manera de serles útil y de no perder
la alegría de escribir.
Esto dicho, tengo la honda pena personal de comunicarles mi profunda decepción con respecto a los "gobiernos del cambio".
En ocho años ya podríamos comenzar a hablar de un México nuevo, sin fraudes, sin trampas, sin sindicatos charros, sin
políticos bandidos, sin gobernadores abusivos y todopoderosos, sin funcionarios corruptos y multimillonarios, sin todo aquello
contra lo cual votamos en el año 2000. Ahora resulta que todo sigue ahí, que las mafias están intactas y que ese panismo que
pregonaba la decencia como su mejor prenda, la ha dejado en el camino para mostrar que puede ser tan corrupto como
cualquiera. Pienso en mi difunto amigo Carlos Castillo Peraza, o en Don Luis H. Álvarez y me pregunto qué opinarían de
Manolito Espino, o del cada vez más patibulario Germán Martínez. Ya está cerca el 2012 donde perderán el poder frente a
Enriquito Peña Nieto, o frente a AMLO, o Marcelo Ebrard. Perderán y nadie se condolerá de la suerte de un gobierno que no
pudo superar su miedo, su mala conciencia, su incultura, sus alianzas vergonzantes y su rampante mochería.
Para ilustrar esto que digo, convoco a Santiago Creel aquel ciudadano sin tacha que comenzó su ridículo vía crucis como titular
de la SEGOB con aspiraciones de Presidente. Desde ahí fue cayendo en todos los sentidos, hasta llegar a ser triturado
públicamente por Germán Martínez que exhibió de modo rampante el canibalismo que hoy se enseñorea en el partido de los
decentes. Todo lo hicieron mal y al hacerlo así, el más dañado resultó ser su propio partido. Y de Creel para abajo, pasando
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por el brutísimo Gobernador de Jalisco que está logrando el martirio de todos sus gobernados, hasta los chilapastrosos ediles,
regidores y munícipes que no ven la hora de comenzar a robar y a autopromoverse.
Hace unos meses, el señor Germán Martínez me pidió que fuera al partido a hablar con los panistas y a externarles mis puntos
de vista. Me dijo que él me hablaría. Hasta el momento, no lo ha hecho, pero ya puede ahorrarse la llamada. Lo que tenía que
decir, ya lo dije en estas líneas: tuvieron dos sexenios para comportarse con inteligencia y valentía. No lo hicieron y supusieron
que con una ingenua y perversa malicia podían suplir todo. A Fox no le reconozco nada; a Calderón, la guerra contra el narco y
el proyecto educativo. Y tan-tan.
APAC
Para la atención de las personas con parálisis cerebral fue creado APAC. Su labor ha sido luminosa. Fundación Azteca le
dedicará su próximo Movimiento del 19 de junio. Es hora de invertir bien nuestro dinero.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCXVIII (1318) ¿Y si llamaran a juicio a ARTURO MONTIEL ROJAS?.
A balazos
Germán Dehesa
19 Jun. 08
No veo en el horizonte ninguna noticia que merezca ser comentada in extenso. Los políticos ya se están choteando y en
cuanto al mundillo artístico y farandulero, tampoco encuentro nada que arrebate mi interés. Ni modo que me ponga a hablar de
Niurka, o de Alejandra Guzmán, o de Ninel Conde. Uno tiene su dignidad.
En tal depauperación noticiosa, lo único que puedo hacer es breves comentarios sobre el acontecer urbano y nacional.
Tipográficamente se llaman "balazos", así es que prepárense para recibirlos.
· En enero de este año, Jorge Ibargüengoitia hubiera cumplido 80 años. No los vivió, pero con los que sí alcanzó a vivir escribió
una obra magnífica, cuento, novela, teatro y nota periodística, que ha perdurado y perdurará por su sabiduría verbal, su
creación de ambientes y personajes y su insuperable sentido del humor. Opino que su mejor novela es la primera: "Los
relámpagos de agosto". Felicidades, Don Jorge.
· Yo escribí algo así: y me fui a celebrar los setenta años de mi hermana por elección. Los lectores desatentos, que forman
legión, leyeron que mi hermana carnal, la admirable Doctora Dehesa, cumplió setenta años y que hizo fiesta y no invitó. A la
Doctora lo que más le puede es lo de los setenta años. Lo de no invitar a estos gaznápiros que no saben ni leer, no le afectó
tanto. Escribo esto porque me habló por teléfono la admirable Doctora y me mentó la parcela que me corresponde de mi
admirable madre.
· Alí Chumacero, en olor de inmortalidad, cumplió noventa años. Lo felicito y me felicito. Yo lo conocí en la SEP hará unos
treinta años. Yo estaba ahí porque no tenía chamba y alguien me pasó el pitazo de que la SEP necesitaba editores y
correctores de estilo para una colección de lecturas mexicanas llamada "SEP, Setentas" que estaba publicando. El hambre me
llevó ahí y ahí me encontré a un hombre de edad indefinida y con el pelo totalmente blanco. Era Alí Chumacero. Recuerdo que
yo llevaba bajo el brazo el original de mi tesis de licenciatura. Alí, con su pizca de ironía, me entrevistó y cuando llegamos a lo
de mi tesis y se la mostré, sin yo pedírselo se arrellanó en su lugar, sacó un lápiz y dedicó casi dos horas a corregirla de arriba
abajo. Eso me pareció un beau geste que lo retrataba de alma entera. Como agradecimiento, le organicé una comida en mi
depto y me gasté la primera quincena en una botellota de whisky Chivas alta y panzona. Llegó Alí, vio la botellota (era
imposible no verla), hizo un gesto de desagrado y dijo: esa bebida es maldita, ha destrozado muchos hogares, pero aquí estoy
yo para terminar con ella. Y lo cumplió. Ése es Alí. Lo felicito con toda el alma.
· En Guadalajara, la Fundación Pro Construcción del Santuario de los Mártires, devolverá el lunes los 30 millones de pesos que
el copioso Gobernador les había dado en calidad de anticipo de los 90 que les iba a dar. Llanto en el Patronato. Nada más
porque su fe es muy firme y porque hay muchos moscos, no se ahogaron voluntariamente en Chapala. De cualquier modo, el
Góber sabe que el que da y quita...
· Espero pronto volver al radio. Lo haré, todo parece indicarlo, en alguna frecuencia del IMER. Hoy tengo cita y preveo que
llegaré tarde gracias al infarto vial provocado por el cierre de Churubusco. La disyuntiva para los capitalinos es clara: o
desarrollamos alas, o nos quedamos en nuestra casa. El auto ya es obsoleto.
· Aprovecho este mínimo espacio para enviar un cálido saludo a Monterrey. Mis amigos regios son de lo mejor que hay.
La mafia priista se prepara para reconquistar el poder y ya no dejarlo nunca más. Venturosamente el PAN no le tocó ni un pelo
a ninguno de sus insignes forajidos. Regresan todos y regresan fortalecidos. ¿Cómo la ves, lectora lector querido?.
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La fatalidad
Germán Dehesa
20 Jun. 08
¿Se acuerdan de que ayer les dije que ya me iba porque me disponía a corretear el salpicón mediante un programa de radio?,
¿no se acuerdan?, pues me parece pésimo este sistema de que nada más a veces me lean. No es justo para los lectores fieles
que día con día tenga que hacerle a los indisciplinados zoperútanos un apretado breviario de lo que voy diciendo en esos
artículos que no se les dio la gana leer. No seré yo quien patrocine su falta de constancia.
El asunto es que las altas autoridades del IMER me han otorgado en la XEB, la "B" grande de México, el horario de 3 a 5 de la
tarde de lunes a viernes, para que ahí realicemos "El Ángel de la Tarde", un programa de reflexión, de buen humor, de
propuestas educativas, de música, libros, deportes, cultura y lo que se vaya ofreciendo. Será un programa de ida y vuelta
donde ustedes me dirán si vamos bien o para dónde nos regresamos. Me encanta volver al radio y reanudar el diálogo con la
muy extrañada raza hertziana que suele ser cálida y afectuosa. Llegamos, pues a ese amistoso arreglo, nos despedimos muy
cordialmente y en ese momento, cometí el error fatal. ¿Me permiten pasar a su baño?, pregunté con diurética urgencia. De
inmediato me proporcionaron las coordenadas para llegar a ese ansiado lugar. Entré, alcé la vista, no vi un escalón ascendente
que había, cuando lo vi ya era demasiado tarde, ya me había tropezado y estaba a punto de irme de boca, hice natación aérea
para impedirlo, me sujeté de una puerta, ésta se abrió hacia atrás con todo y mi brazo derecho que tronó de muy audible
manera. Nunca medí el suelo, pero el costo fue altísimo. Con el gozne dañando, mi brazo era como puerta de cantina.
Comenzó a dolerme y esto era apenas el principio. Con ese estoicismo que solo Creel y yo tenemos, me despedí con mucho
desenfado de los papuchos del IMER. Cada apretón de manos con sacudida adjunta me dolió cual enorme mentada de madre.
Yo sonreía mientras allá afuera el cielo se estaba vaciando. El fiel Pancho me esperaba con un paraguas enorme. En cuanto
abordamos la máquina díjele a mi auriga: arráncate, Pancho, vamos a Urgencias del Hospital Ángeles, ya me desmamoné el
hombro y me duele como su madre. Con el drástico aguacero, con las obras que tan oportunamente se le ocurrió emprender a
Ebrard y con el batidillo vial que, en tales condiciones, se organiza en la Ciudad, nos tardamos casi un siglo en llegar al
hospital. Ahí en Urgencias, ya se sabe, lo primero que hay que hacer es pasar a la caja a hacer un depósito no vaya a ser que
"el cliente" decida dar por terminada su estancia en este mundo y partir en busca de sus afores celestiales y que el hospital no
tenga ni sobre quién irse. Cumplido este trámite, me puse en manos del Dr. Luis Campos cuyo primer diagnóstico fue que el
hombro se me había salido de su lugar, pero para mayor precisión solicitó una radiografía. Ahí se pudo ver que mi hombro
seguía en su lugar, pero en calidad de guacamole. El doctor pensaba que para mayor seguridad había que mandarme hacer
una resonancia magnética, pero que ésta podría hacérmela otro día. Por lo pronto me puso un cabestrillo y una como cincha
para mula. Quedé como tamal azul, pero con poco dolor. Espero que sea menos con el antiinflamatorio y el jumboanalgésico
que me recetó el Doc.
Todo esto será cuestión de tiempo, por lo pronto, pasé una noche de perros y, por un momento, pensé que había que cancelar
todas mis citas y quedarme cual Germancito Gautier tirado en mi chaise longue. No lo hice porque tenía un compromiso con
los chavos del Centro de Tratamiento para Varones del Sur. Así se llama ahora la Correccional. De esto luego les platico. HOY
TOCA.
Cualquier correspondencia con esta columna con la pluma en cabestrillo, favor de dirigirla a [email protected]
(D.R.)
El manguito rotador
Germán Dehesa
23 Jun. 08
En nuestro capítulo anterior, habíamos dejado a nuestro héroe francamente maltrecho y embotellado por los rumbos de
Popocatépetl y Churubusco. Justamente donde Marcelo (a) "El voy derecho y no me quito" ha decidido empeorarnos la vida
para luego -dice él- mejorarla. Mientras tanto, pide perdón y prosigue su difícil viaje rumbo al 2012.
Afuera el cielo derrumbaba sus madererías y en un auto pequeño nuestro Charro Negro expelía mentadas en todas
direcciones. Paso a paso llegamos al hospital. Ahí me enteré de que el traumatólogo que suele atenderme en los múltiples
mandarriazos que me he colocado en la vida, no estaba porque se había ido a un congreso. ¡Maldición!. Apelé entonces al
médico de la Hillary quien, dada su brutal desnutrición infantil en la frontera ya del raquitismo, tiene la osamenta muy frágil: la
licenciada Vidriera. ¿Qué creen?, este doctor también estaba de congreso y ambos regresarían allá por los primeros días de
julio (después de mi cumpleaños que se celebra fastuosamente, como todo el mundo sabe, el primero de julio). Con el dolor en
toda su magnificencia, hice cálculos y presupuestos y concluí que si me esperaba hasta julio o moría, o me volvía loco. En ese
preciso momento, fui informado de que el socio de mi traumatólogo sí estaba en México y que si yo quería lo podían llamar. ¿Y
qué espera, señorita?, si nos tardamos tantito más, éste es capaz de irse también. Veloz como la desgracia, apareció el doctor
Luis Campos quien, después de sanjuanearme el brazo para todos lados con el correspondiente alarido de mi parte, lo dejó por
la paz, solicitó la ya reseñada radiografía, le trajeron la placa y con un gesto que yo le he visto al Dr. House y a la Doctora
Dehesa, colocó la placa en la caja luminosa que tienen para ver con más detalle. Fue un gesto magnífico, pero la placa se
cayó, lo intentó otra vez y se volvió a caer; al tercer fracaso y sin perder la galanura, la detuvo con la mano y pronunció un
esotérico veredicto: yo creo que es el manguito rotador. ¿Se refiere a mí, doctor?. No, me refiero a su hombro; dentro de él hay
una piececita (me apergolló el brazo) que le permite hacer esto (¡aaaay!) y esto (¡chíngale un ojo al tuerto!) y también esto (¡ya
no!, ¡yo maté a Muñoz Rocha!, ¡Toritooo, Toritooo!). Ve, Sr. Dehesa, para esto sirve el manguito rotador. Pues sí, doctor, pero
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usted no conoce a mis cuates. Si llego y les cuento que me anda fallando el manguito rotador, no me la acabo, mi doc. Todavía
no es seguro lo del manguito, señor Dehesa, por eso quiero que se haga su resonancia magnética, me la trae y salimos de
dudas; por lo pronto, le voy a poner su cabestrillo y esta banda que sirve para mantener el brazo pegado al cuerpo.
Esto dicho y previo pago, fui arrojado a las tinieblas exteriores. Seguía lloviendo. Llegué a mi casa de piedra y flores y pensé
que nadie me iba a creer lo del manguito rotador. El espejo me mostró y demostró que me veía yo en calidad de esos
moribundos que salvan a última hora, pero que quedan como las naguas de abajo y así los mandan de regreso a su casa para
que su suegra se ría de ellos.
Hasta este apartado lugar me llega la absurda noticia de los jóvenes que este viernes murieron por causas todavía no
explicadas en el antro llamado "News Divine". Ojalá y me equivoque, pero creo que estamos frente al "Lobohombo" II
(¿recuerdan que el dueño y Dolores Padierna y Rosario Robles quedaron impunes?). Jamás se ha hecho justicia. A ver si por
algún chiripazo en el "News Divine" no ocurre lo mismo.
Y ya me voy. Me dirijo a San Diego a dar una conferencia y a pasear mi manguito rotador. Mientras yo no esté, no le abran a
nadie.
Cualquier correspondencia con esta columna con manguito, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Ida y vuelta
Germán Dehesa
24 Jun. 08
Ya me fui, pero pronto doy la vuelta. Estoy en San Diego con dos finalidades muy claras: huir de los médicos y dar aquí una
conferencia sobre Octavio Paz. Venturosamente existía esta segunda opción que me permitió cumplir con la primera. Ustedes
conocen a los médicos. Entras a su consultorio con un catarro y sales con una neumonía virtual y recidivante, aunque esto no
es 100% seguro, por eso te está mandando la tomografía, el estudio radiológico y la resonancia magnética. Mientras le dan cita
para todo esto, Señor Dehesa, quiero que vaya a Olarte a que le hagan las siguientes pruebas. Para ordenar estas pruebas,
los médicos ya tienen una lista infinita y nada más van palomeando las pruebas que el paciente (yo) va a necesitar según ellos.
Es un verdadero gusto ver cómo palomean. Piden hasta prueba de embarazo y mamografía. Obediente y sumiso como soy,
recibí todos los papeles que el doctor me dio, le ofrecí que a la brevedad posible me haría todas las pruebas, pagué y me vine
a San Diego. Me traje mi cabestrillo y unos analgésicos de varios kilotones de potencia recomendados para aguantar
mordeduras de león y fracturas expuestas. Mi razonamiento es éste: o me alivio así, a puro valor mexicano y me ahorro una
lanísima, o bien, no me alivio y entonces me voy a la Basílica hasta que consiga la milagrosa curación. Además, tengo Seguro
Social y ahí me pueden hacer las pruebas en caso de que las necesite, aunque me pongo a pensar en mis abuelos que
seguramente alguna vez se cayeron de una mula y el hombro les quedó como chongo zamorano. A ellos no les hicieron
resonancia magnética, ni tacto rectal; ellos simplemente fueron al huesero y aguantaron vara hasta que un día despertaron y
ya no les dolía porque estaban curados, o porque estaban muertos; pero tratándose de mí, esta segunda posibilidad, como
dice la sabiduría popular: "ya sería muy la de malas".
Así es que aquí estoy en San Diego alistándome para soltarles el divino verbo a los hispanohablantes que, en un descuido,
acudan a la conferencia. Mi pronóstico, o quizá mi buen deseo, es que ya para ese día, mi brazo esté tan recuperado como
para que pueda yo lanzar mi recta de humo y mi temible slider. Como sea, el viernes me tendrán una vez más a sus órdenes
allá en el caótico Distrito Federal. De veras que se necesita mucha energía y un largo amor para regresar a esa ciudad que
está toda patas para arriba. Ya sé que regresaré para enterarme del estado que guardan las investigaciones en torno a los
jovencitos muertos en el "News Divine" (¡qué nombre!, los mexicanos no tenemos límite a la hora de mostrar nuestra huérfana
naquería). Hoy lunes, según sé, ya han aprehendido a varios personajes menores y tengo graves dudas de que sigan adelante
caiga quien caiga. Ya veremos, pero siento que Ebrard y su equipo están por llegar al territorio de sus complicidades y como
dicen ellos "perro no come perro" y mejor vamos a seguirle con los desastres viales.
A eso va uno a la Capital, a recibir noticias que no entiende ("los economistas piden baja de intereses, pero comprometen
futuros"), o que, entendiéndolas, le parecen una tomadura de pelo: aprehendieron a un grupo de familiares del Chapo... ¿pues
de qué tamaño es la familia de este personaje que da para diez aprehensiones por semana?. No importa. En todo me daré por
bien servido si es que logro una cura milagrosa: "volveré a la ciudad que yo más quiero... pero ya seré en mi ciudad un
extranjero". No creo que esto me ocurra en cinco días de ausencia. Ahí les encargo a AMLO que está otra vez por entrar en
fase aguda.
De salida les recuerdo que ya es inminente mi sexagésimo cuarto aniversario. Ya dejen de estar baboseando y concéntrense
en esto. Es una orden.
ARTURO MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna de dos mundos, favor de dirigirla a [email protected]
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México tras lomita
Germán Dehesa
25 Jun. 08
William Spratling es el casi desconocido autor de este hermoso libro de un norteamericano dedicado a contar y cantar los
encantos de la vida mexicana. Pienso en él y le agradezco que nos haya visto con tan buenos ojos. A mi modo, yo también
miro a la distancia y, mediante un acto de fe y de esperanza, me imagino que allá está México tras lomita.
Convalezco y todavía no puedo dar resultados oficiales. No tengo ni idea de cómo me va a quedar el brazo. Puede quedar
bien, pero también el manguito rotador puede hacer de las suyas y dejarme mi indispensable apéndice en calidad de
charamusca, o bien tieso estilo Miguel de Cervantes, o totalmente descontrolado de modo que cuando tomes café te lo
volcarás en un ojo o en el ombligo. Así están las cosas y todo esto podría ocurrir, pero, en verdad, me preocupa más lo que
sucede en México tras lomita.
Allá en ese México que ahora miro tan distante, ya se presentó, tal como en su momento lo anuncié, un nuevo "Lobohombo"
que ahora se llama "News Divine". Ahora el drama ocurrió por cuenta de la policía del DF que, supuestamente, iba a realizar un
operativo en busca de droga o de no sé qué en ese lugar que, dentro de la geografía del DF, viene quedando en el quinto
demonio. Pues hasta allá fueron los chicos del operativo y así les fue. Era viernes por la tarde y dentro del antro había más de
600 personas. Mi particular policía secreta me dice que había niños de cuatro y seis años, hijos de las mujeres que ahí trabajan
en distintos menesteres, que esperaban a que su mamuchis terminara de culebrear por el antro, para poder largarse a su casa.
El caso es que era apenas el comienzo de la tarde y la arena ya estaba de bote en bote. Según una de las tantas versiones,
esto lo ignoraban también los policías que llegaron al antro nomás a lo buey y se dieron rápida cuenta de que estaban
totalmente rebasados. Aquí comenzó el jaleo: la policía cerró el lugar y todos los calores comenzaron a ascender. A todo esto,
el inefable Delegado de la GAM llamado Francisco Chíguil acaba de declarar que ellos ni en cuenta; que ellos no hace mucho
hicieron una visita precautoria en el "News Divine" y no encontraron anomalías importantes; añade Chíguil que "el día de
hechos" ellos andaban en la baba y que el operativo le fue notificado a hora muy tardía; por eso el personal de la Delegación
era tan escaso y tan desconocedor como cualquiera de lo que estaba ocurriendo. A esto, mi estimado Chíguil, se le llama
quitarse de encima la papa caliente. De hecho, a esto se han dedicado todos los directa o indirectamente salpicados por esta
piedrota que cayó en el lodazal. El Jefe de la Policía Capitalina ya pintó su raya y con ingenuidad conmovedora pidió que este
asunto "no se politice" (¡ay, papito lindo!). Tengo la impresión de que esto viene politizado de origen y busca golpear entre ceja,
oreja y madre a Don Marcelo Ebrard quien con inopinada diligencia está dedicado a poner al tanto, paso a paso, al Jefe del
Ejecutivo. O sea que también el propio Ebrard está aventando la papa caliente con la ilusión de que de tanto arrojarla se vaya
enfriando de modo que el asunto se olvide y los antros puedan seguir en santa paz envenenando a los jóvenes.
El problema es que hay doce muertos, hay mandos policíacos que ya tienen cargos por homicidio, hay un Jefe de la Policía
que se tambalea, un Delegado que se hace el loco y un Jefe de Gobierno que quiere ser Presidente y que no sabe cómo
entrarle a este toro que le soltaron. Tarde o temprano tenía que suceder: es tan gigantesca la serpiente de la corrupción, que
ya se atrapó la cola y comienza a devorarse a sí misma. Buen apetito.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCXXIII (1323)
¿Será posible que Calderón nos deje la triste imagen de sus complicidades?
Cualquier correspondencia con esta columna policial y pericial, favor de dirigirla a [email protected]
La papa voladora
Germán Dehesa
26 Jun. 08
Los acontecimientos trágicos como el que acaba de ocurrir en el antro "News Divine" siempre han puesto en evidencia la
corrupción y la muy pobre calidad humana de los funcionarios implicados en estos hechos. Cuando esto ocurre, da comienzo el
fascinante espectáculo de la papa voladora. Como nadie quiere cargar con la papa caliente, se le conceden diez segundos
para que piense en alguien que pudiese ser responsable y que, de preferencia, ande en la puritita baba. Ten, guárdame esto,
le dice el que trae la papa a el que anda tragando dirigibles. Éste a su vez, tendrá diez segundos para revirarle el tubérculo de
origen peruano a otro babas que ande suelto por ahí. Y comienzan los ceses fulminantes, las separaciones temporales del
cargo, las manifestaciones que exigen la cabeza de éste o del otro. Si, amigos, sean todos bienvenidos a la papa voladora.
Se puede dar el caso y de hecho se ha dado, de alguien que se deshace de la papa y, en menos de 20 minutos, ya la tiene de
regreso. Tal es el caso de nuestro amigo (es un decir) Pancho Chilli Willi, Delegado en la GAM, lugar donde la ley hace ya un
buen rato que se ausentó. A Chilli Willi ya le había caído la papa, pero se deshizo de ella con enorme destreza diciendo que él
ya se había enterado muy tarde del operativo y que desgraciadamente no había podido cooperar como él hubiera querido. A
esto, el populacho respondió: Chilli Willi: no te hagas güey, claro que sabías, pero te hiciste pato por razones que hay que
investigar. Y ahí viene de regreso la ardiente papa. Chilli Willi es un hombre de muchos recursos y todo lo que Dios le quitó en
el terreno de lo estético se lo dio en conocimiento de las mañas, los atajos legales y las mil y una maneras que hay en México
para brincarse la legalidad y no tener ningún delito en la conciencia. En esas agencias anda Chilli Willi quien ya se dio cuenta
de que Joel Ortega trae cara de que ni la debe, ni la teme. Ahí va un navío, navío, cargado de... Así dijo Chilli Willi mientras se
deshacía de su molesta carga que vino a caer en las distraídas manos de Joel que de pronto no supo ni de qué se trataba.
Ahora Joel organiza su defensa mientras busca un cliente al que se le pueda arrojar tan noble alimento. Lo que ocurre es que
ya todos andan muy almejas y cargando un inmenso tolete para batear papas rápidas, papas en curva y cualquier otro tipo de
lanzamiento que pretenda caerles encima. Sin embargo, siempre, siempre, hay algún incauto. En este caso fue Joel Ortega. Es
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de esperarse que si la papa sigue ascendiendo, acabará alojándose en el rostro mismo de Marcelo Ebrard y éste ni modo que
se la aviente a Felipe. Como que no.
Quizá por esto, Marcelo salió muy jarifo a defender a su Secretario de Seguridad Pública: Joel Ortega, dice Marcelo, ha sido un
verdadero encanto, un funcionario ejemplar y una chulada de policía. Nadie tiene ninguna prueba real en su contra, pero ya lo
están llevando al baile y ésa es una actitud muy perra. Por cierto, Marcelo Ebrard pide encarecidamente que no se politice este
asunto. El Jefe de Gobierno siempre suele terminar sus alocuciones con un chistorete. Tomamos nota.
Mientras tanto, ahí siguen los familiares de los muertos y de los heridos. A ellos les toca contemplar cómo la justicia, según les
dicen, está para allá y luego que está para acá y luego que no está. Viene después el mágico proceso de "desvanecimiento de
pruebas" cuya terminación queda marcada por una compensación para los deudos, la reaparición de Joel Ortega como
Delegado en la GAM, la de Chilli Willi como Jefe de Policía y la de Alejandro Garniño, policía ejemplar que a veces le toca
medalla y a veces le toca tambo, como Asesor Personal de Marcelo.
Cualquier correspondencia con esta columna voladora como papa, favor de dirigirla a [email protected]
¿Graduación de queeé?
Germán Dehesa
27 Jun. 08
He tenido que suspender mi bucólico retiro porque hasta allá me alcanzó la maldición de una madre. Según ella, jamás se ha
sabido de un hijo que se gradúa en ausencia de su padre. Te pido, lectora lector querido, que repares en la cantidad de
mentiras acumuladas en unas cuantas palabras de mujer. ¿De qué me hablas?, ¿de quién me hablas?, le dije con extremada
dulzura a la coautora del verdolagón. Germán: me molesta que te hagas el loco, ¿de quién te voy a hablar?, pues del único hijo
que tuvimos juntos. ¿Tú hablas de Andrés?. No, te estoy hablando de Luis Miguel (percíbase la sorna). ¿Y a ese pingajo
cósmico qué le pasa?. Le pasa que se va a graduar de primaria y requiere de tu presencia. Por favor, no me hagas reír que me
duele el manguito rotador; ¿qué pachotada es ésa de que ahora te gradúas de primaria?, ¿tú te graduaste de primaria?, no, ya
me acordé de que todavía debes materias; pero yo sí terminé mi primaria a banderas desplegadas y con altísimas
calificaciones, pero ni a mis maestros, ni a mis padres, ni a mí se nos ocurrió jamás hacer una fiesta de graduación; ésas son
xaladas para seguir ordeñando a los padres. Pronto los enanos se graduarán de lactantes, de pre-primaria y de lo que se les
vaya ocurriendo. Bueno, ¿vas a venir o no? (¡hey, Dumond, bajas o no!). Pues ¿qué me queda?, ya está armado todo el
numerito y no seré yo quien le provoque tan grave trauma al buen Tuercas; allá estaré, pero que conste que lo hago bajo
protesta. Tampoco seas payaso, además nuestro retoño tiene un papel muy lucido porque va a tocar con su banda.
Ésta es otra novedad. Un buen día, el tenaz Bucles decidió que iba a formar un conglomerado musical para tocar los horrores
que ahora se estilan. Todo mundo le dio el avión y le sobó el lomo. La sorpresa es que la banda ya existe, que su heroica
madre ha resistido los ensayos, aunque las muelas se le han aflojado y los cachetes se le han colgado por efecto de la batería
que corre a cargo de una forzuda niña que le pega a los tambores como si se tratara de un operativo policíaco. Los enanos
tocan música creada por ellos y se divierten cual orates. La última vez que los escuché afrontaban el drama de no tener un
buen nombre para su melódica agrupación. Yo les propuse "La hormona que se asoma" y espero que me hayan hecho caso,
porque no encontrarán un nombre mejor y que los defina con tal precisión. Lo que yo no sabía es que su debut fuera a tener
lugar en la multicitada graduación. Ahora lo sé y contra los alegres pronósticos de su felina y feral madre, yo temo lo peor y
aventuro que vamos a tener que salir de incógnitos.
Por eso estoy aquí. Hasta pena me da decir que vengo a la graduación de primaria de un niño muy simpático que no merece
que lo metan a estos numeritos y que lo vistan de enano, pero ya ni llorar es bueno y en tales circunstancias, hay que ser
positivo y aportar buenas ideas.
Para que no me vengas con que el Bucles se traumó, ya estoy aquí dispuesto a aportar lo mejor de mi acreditado cerebelo. Al
otro lado de la línea, no percibí ningún estallido de júbilo. Una voz femenina pero muy varonil me dijo: a buena hora, ¿por qué
los hombres son así?, siempre se esperan a que ya esté todo hecho y entonces ofrecen sus servicios. Mira, mujer, cómo me
pagas mis desvelos y el ideón que traigo. ¿Cuál es tu "ideón"?. Poca cosa: ¿te imaginas el revuelo social, la cobertura
mediática que obtendremos si hacemos la graduación en el News Divine?. ¿Y para esas idioteces me quitas mi tiempo?. Es lo
mismo que dicen los lectores, pero ¿qué hago?.
Nadie me comprende. Lo bueno es que HOY TOCA con todo y el manguito rotador (alguna manera tiene que haber).
La rata MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna que se gradúa de pilote, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
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Ya no quiero ser feliz
Germán Dehesa
30 Jun. 08
Vayamos por orden ya que, como dijo un filósofo de Torreón: primero es lo primero (también es el autor de Acapulco es
Acapulco). Bueno, pues lo primero es que mañana es mi cumpleaños y me resulta difícil de entender por qué todavía no lo
consideran día feriado. Da igual. Yo de todas maneras voy a celebrar como romano de la decadencia. Quiero ver si me
permiten cerrar el News Divine para mi fiesta. Todo esto lo informaré en su momento y éste es sólo un recordatorio para todos
aquellos que ya me compraron mi regalo, o están pensando en hacerlo, o tenían planeado hacerse güeyes. Lo siento pero ha
llegado el estelar momento de hacer entrega de los ricos presentes (si son pobres presentes, ni me los den, porque como dicen
las señoras mexicanas: "me ponen de malas"). Quedamos entonces en que mañana será el sexagésimo cuarto aniversario de
su Charro Negro. Se vería francamente mal si no se hacen presentes.
Paso ahora al tema que ocupa esta columna: la felicidad. Una vez más he podido comprobar que, por genética, por educación,
por entrenamiento, por haber hecho en algún momento vida conyugal y por otros factores que no enumero; lo propio del
mexicano son el sufrimiento y la desdicha. Nuestro gozo es superficial, pachanguero, globero y sin ningún sustento. Tan no lo
tiene, que con cualquier cosa se disipa y es devorado por la desdicha. Para ésta sí tenemos un largo entrenamiento. Desde
que nacemos, por una razón o por otra, escuchamos el nítido mensaje de que estamos en este mundo para sufrir. El gozo, si
es que llega, siempre será después de algo: ya que termines tu primaria, ya que tengas novia, ya que te cases, ahora que te
divorcies, si te recuperas del infarto, si no te mueres hoy en la noche. Supuestamente, si logramos sortear todos estos
obstáculos, recibiremos una pequeña dosis de dicha bastante pasajera y ñanga. Esto es lo que se aprende en el seno de la
familia, con los amigos y en el tálamo nupcial. Si gozáramos mucho, nos volveríamos locos. Así nos dicen.
A mi modo, vengo de comprobarlo. Acabo de pasar un fin de semana muy feliz; tan feliz como no creo que lo haya pasado
Marcelo Ebrard. El viernes comenzamos con la "graduación" de Andrés. Por la mañana, hubo una ceremonia "no por breve,
menos emotiva". Las mamás salieron con sus ojos perlados por lágrimas benditas y tan sagradas como lo suelen ser las
lágrimas de una madre. Aquí es justo apuntar que si la madre llora porque se dio un zoquete en el dedo chiquito contra la pata
de la cama, esas lágrimas ya no serán benditas. Míralo, me decía la Hillary que estaba en trance de canonización, ¿no te da
gusto verlo tan bien y saber que es nuestro hijo?. Esto de "verlo tan bien" es materia opinable; con mi catarata yo no veo bien
nada, ni siquiera el escalón que produjo que, hace unos días, me escachifollara mi hombro derecho. En cuanto al hecho de que
el Tuercas esté muy bien yo aduzco que tan rodeado como está de amor, difícilmente podría estar mal. Sea como fuere, padre
y madre estábamos muy felices. Vino luego una comida de "graduación" en el Salón Ambrosía (somos nakos, pero nakos).
Acudieron mis otros tres hijos y yo fui más feliz todavía. A los postres del convivio, debutó la banda melódica del Tuercas y lo
hicieron bastante bien. Más felicidad. El sábado me levanté tarde, leí un rato, cancelé todo compromiso y me dediqué a ver
películas muy satisfactorias. La felicidad todavía subió más de nivel.
El domingo vino marcado por la final de la Eurocopa. Yo esperaba un partido reñido, pero le iba a España. Con este triunfo se
derramó el depósito de mi felicidad y ya siento que me ahogo. Ya no quiero ser tan feliz. A este paso no voy a llegar a mi
cumpleaños, o llegaré con una depresión brutal.
No te fijes...
Germán Dehesa
1 Jul. 08
"No te fijes cómo vengo/ lo bueno es que ya llegué/ de ventanas y paredes me he venido deteniendo". ¡Ya tengo 64 años!. En
rigor los tendré a las dos de la tarde, pero las celebraciones ya han comenzado desde muy temprana hora. A las seis de la
mañana, el coro de damas de San Ángel-Tlacopac se presentó bajo mi balcón. Todas las integrantes estaban vestidas de
tehuanas para cantar, bailar y hacer acrobacias. María Eugenia Romo de Murrieta, directora del grupo, se lució como nunca en
las tradicionales mañanitas seguidas por "La Norteña", "La Barca de Guaymas", "¿Quién puso el Bomp?" y "Pompas Ricas".
Cantaron y bailaron padrísimo hasta que se las llevó la patrulla en un operativo fuertemente resguardado. Desde entonces no
ha cesado la fiesta, el reventón y el jolgorio. Me parece muy bien.
Creo que de todos mis cumpleaños, éste es el más celebrable. La razón es sencilla: hace unos cuantos meses me asomé a las
vacías y oscuras cuencas de la muerte. Con esto basta para disfrutar y agradecer ese fastuoso abrazo de la vida que es
nuestro cumpleaños. Si no te emociona tu cumpleaños ¡ojo, amiguito!, algo no está bien en tu relación con la vida y con los
otros. Siempre, en un acto de falsa humildad, podremos decir que el mundo no nos necesita. Eso estaría por verse, pero no
depende de ello la alegría de vivir. Yo miro a mis cuatro hijos gorjeantes cual pajarillos pecho amarillo y, que yo sepa, todavía
no son necesarios para la marcha de la humanidad; sin embargo, son felices, tienen sueños y tienen un sentido del humor que
permite catalogarlos como perfectas mulas. Las dos mujeres que me ayudaron en su fabricación también son felices,
guapachosas y mandonas. Yo he tenido el honor de que ellas me quieran y aprovecho la oportunidad para agradecérselo urbi
et orbi. Mis amigos no creo que vayan a pasar a la historia con mayúsculas, pero en mi historia con minúscula, su cariño y su
inteligencia ha sido fundamental para que el mundo me resulte tan gozable. Mis padres son en mi historia dos personajes
principalísimos: ella fue mi cauce y al descubrirme los libros, descubrió la orientación entera de mi vida. De mi padre sé decir
que él me heredó una sonrisa enorme para que me alcanzara por toda la vida, él me proveyó de temperamento jarocho y él me
enseñó que nada era tan importante. Por lo que se refiere a los demás, diré que ha habido de todo. Dice la sabiduría popular
que de todos aprende uno algo. No lo creo, he conocido a una bola de babosos que no me han enseñado nada y que sólo me
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han estorbado. La misma sabiduría dice que cada día se aprende algo. En esto tampoco creo; en mis 64 años ha habido
muchos días que se han ido en blanco, no he aprendido nada y me he ido a dormir tan pancho.
Hay dos cosas de las que estoy seguro: yo no vine al mundo a salvar a la República de las acechanzas de tanto méndigo. Sin
embargo, la injusticia y la trampa me ofenden personalmente y he tratado siempre de apresurarme a responder. Mi otra certeza
es la de que me encanta la vida, sus flores, sus frutos, sus dolores y sus abismos. No hace ni un año que perdí el sentido por
varios días. El pronóstico era bastante siniestro. Yo esto lo supe después. En esos días, mi experiencia más profunda fue
encontrar en el hospital un pedacito sembrado de pasto. No sé cuánto tiempo me recosté en él y retocé como potrillo o como
niño. Sentía yo el lodo elemental y el aroma del pasto. Supe entonces que me iba a curar y que celebraría mis 64 años. Y ya
ven. Aquí estoy.
La justicia duerme y olvida la deuda enorme que tiene con la sociedad mexicana. Un día despertará y mirará con horror las
criaturas que han prohijado su pereza y corrupción.
Cualquier correspondencia con esta festiva columna, favor de dirigirla a [email protected]
El día de la disyuntiva
Germán Dehesa
2 Jul. 08
Me levanto, ¿o no me levanto?, ¿revueltos o estrellados, o tibios, o mejor no desayuno huevos?, ¿me baño o no me baño?.
Escoger y tomar decisiones, en esto estriba nuestra grandeza como seres humanos. La lucha por la libertad culmina aquí, en la
libre elección, y déjenme decirles que es una friega. Antes de irnos a dormir, los seres libres hemos tenido que tomar miles de
decisiones trascendentes o intrascendentes y por eso nos desplomamos en la cama con el cerebro chisporroteando. Y además
hay otra cosa: nadie nos garantiza que hayamos tomado las decisiones correctas. Es como la tortuguita del cuento que
filosóficamente monologaba y se decía: ¡qué bueno que voy despacio, porque casi seguro voy mal!. Esto me pasa a mí con
mucha frecuencia. Decidir es terrible, me pone mal, me produce cefalea y estoy seguro de que influye hasta en el manguito
rotador. Las opciones me producen taquicardia y mientras más opciones haya para resolver lo mismo, peor me pongo y me
dan ganas de llorar. Digamos que se me antoja un helado de limón. Sin mayor escrúpulo voy a la nevería y solicito ese helado
de limón. La dependienta con su casi esférico "porcionador" me pregunta: ¿con azúcar o dietético?. Hasta aquí voy bien
porque mi diabetes escoge por mí. Limón-limón o lima-limón, dice la señorita. Yo comienzo a palidecer, dejo pasar unos
segundos, mi cerebro trabaja a mil por hora y finalmente me dejo llevar por la frivolidad de lo novedoso: lima-limón. Muy bien,
señor, lo malo es que en este sabor no hay de dieta. ¿Y entonces, para qué me dice?. Yo nomás por si se le antojaba. Sí se
me antoja, pero soy diabético. Tenemos uno de mora que dicen que está riquísimo. ¿De mora?, ya no saben qué inventar, pero
no suena mal ¡ingsumá!, ¿lo tienen sin azúcar?. Sí, señor. ¡Perfecto!, me da un conote con tres bolas. ¿Mora silvestre o de
invernadero?. No sea payasa, señorita. Así me lo mandan, ¿qué quiere que yo haga?. Está bien (pausa larga) mora silvestre.
Ya se me terminó. Está bien, de invernadero. No me ha llegado. Entonces ¿para qué me dice que tiene de mora?. Porque
siempre tenemos, nuestra mora es famosa, pero hoy no hay, yo que usted me dejaba de sonseras y me tomaba un buen
helado de limón. Fue lo que acabé haciendo, pero imagínense el tiempo que perdí en el laberinto de las mil opciones y una
sola decisión.
Hoy ha transcurrido mi cumpleaños con un clima de los puros perros. Todo el día me he esmerado en no tomar decisiones. Lo
he intentado, pero es imposible. Ocurre que no me gusta decidir, pero menos me gusta que decidan por mí. Hay quien nunca
asume los riesgos ya no digamos de la libertad, sino los de luchar por ella. Además, el tiempo nos enseña que la libertad nunca
se obtiene definitivamente, sino que todos los días tenemos que hacer algo para merecer la nuestra, la de ese día. Hace
cincuenta años decidí ser libre. Me he esforzado diariamente. Lo malo viene cuando se descubre que una buena parte de esa
lucha prometeica la tenemos que consumir en ¿manga corta o manga larga?, ¿arroz con huevo o sin huevo?, ¿pan o tortilla?,
¿pijama de algodón ligero o de franela?... es el cuento de nunca acabar, es la vida y sus caprichos. ¿Vivir o durar?, la
respuesta es vivir, aunque el tiempo se nos vaya en estas minucias que pueden ser deliciosas: ¿la beso o no la beso?, ¿me
caso o me hago el loco? y así va fluyendo la existencia y llega a los 64 años y ahí se remansa por un rato, mismo que adquiere
su sentido en la escritura. Jamás me he planteado la disyuntiva de escribir o no escribir. Escribir para mí es la única manera de
amar con absoluta constancia. Ahora estoy escribiendo y luego seguiré festejando.
La fiesta
Germán Dehesa
3 Jul. 08
Como diría El Piporro: estuvo paaadre. La noche era espantosa; llovía, había viento y la Ciudad de México, toda ella, padecía
un intenso frío veraniego. Todo estaba en contra de que alguien, ¡hágame usted el c. favor!, pretendiera organizar una
pachanga. Abriéndoles el corazón (expresión absurda y azteca), yo les diría que, en tales condiciones, a mí no me llevaban a
una fiesta, pero ni a mentadas de madre. El asunto es que era mi fiesta y, aun suponiendo que no fuera nadie, yo tenía que
estar ahí, hombro con hombro, con mi querida Fernanda Familiar, entusiasta organizadora del festejo. Tenía que estar, pero
me daba una flojera inmensa y, como me suele suceder en tales casos, me fui poniendo mis festivos ropajes en lentas etapas
mientras veía "Las tontas no van al cielo" que ya comienza a atacarme los nervios y a producir un cierto pero firme deseo de
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que a todos los personajes los fulmine en bloque un ataque masivo de tétanos. Finalmente a las nueve de la noche respiré
hondo, junté fuerzas y arranqué con mi bracito en cabestrillo rumbo a la muy grata casa que tiene Fernanda aquí en San Ángel.
Me acompañaba, muy bañadita y arregladita ella, la Rubia Misteriosa que ha sido para mí en este maltiempo una compañera
inapreciable. En tres minutos ya estábamos frente a la Familiar puerta. Desde ahí se alcanzaba a ver que no había nadie y que
en la cocina dos meseros se entretenían en darle trapazos al fregadero. Entramos y una amigable voz nos informó en qué
dirección de la casa estaba la fiesta. Como quien cruza el umbral que une y separa al mundo real del mundo de la jubilosa
imaginación, así sentí cuando ingresé al mero lugar de la pachanga. El ambiente era cálido y enormemente cordial. No había
más que puros amigos y amigas; la cuatitud en pleno. No diré que estaban todos mis amigos, pero sí puedo decir que todos los
que estaban eran mis amigos. Yo no sé si en otras naciones sepan cómo se puede armar instantáneamente una chorcha, pero
para mí tengo que en ese terreno los aztecas somos insuperables. La plática era muy animada y gracias a sus caloríficos
efectos, los invitados se iban despojando de gabardinas, capingones, macferlanes, abrigos y garras muy variadas que se
pusieron para arrostrar el frío. Los reyes del trapazo hicieron su aparición para distribuir diversas y sabrosas botanitas. El buen
ambiente me tenía maravillado. Para hacer todo esto más movido, compareció un grupo de músicos cubanos que cada año es
contratado por su Charro Negro y cada año se llama de distinto modo. Lo que no cambia es lo bien que hacen la música
tropical y guapachosa.
Y comenzó el baile y era un primor ver a todos, incluso a los más "patas de ancla", entregándose fervorosamente al ritmo. Creo
que yo era el único que no bailaba, nomás miraba. Tenía yo un cierto miedo de, estando tan cuchito mi brazo, acomodarme un
nuevo sanjuanazo que me dejara ahora sí como a Cervantes. Nunca había salido tan redonda una cumpleañera fiesta.
Entiendo que en el mundo exterior hacía frío y que estábamos cercados por Manlio Fabio y por todos los que asistieron a la
boda de Manlita Fabita y por el mal y por las penas del país, pero en esas horas iluminadas desde dentro todos éramos
indestructibles y residíamos en otro planeta. Haber conseguido tal milagro en martes nocturno y lluvioso es la obra de la
maguita Fernanda Familiar y de mis amigos que lo son tan de verdad, tan amorosos y solidarios. Para decirlo brevemente: la
fiesta de mi cumpleaños estuvo de poca madre.
Desde las alturas de mis 64 años, le aviso a MONTIEL que lo voy a seguir fregando. A donde vaya, lo he de seguir en calidad
de portador de la inmensa mentada de los mexicanos.
Cualquier correspondencia con esta columna que baila bajo la lluvia, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx (D.R)
Los regalos
Germán Dehesa
4 Jul. 08
Para tranquilidad y sosiego de ese señor potosino que inopinadamente brincó hace algunos meses para decirme que a él le
importaba un puro y serenado pistache lo que a mí o a mi familia le ocurriera. Para su tranquilidad y por el bien de todos,
anuncio que éste es el último artículo que dedico a ese magno evento que fue mi cumpleaños. Si me demoré tanto en este
asunto es en mucho porque en el espacio exterior no pasa nada. La reforma energética ni para atrás ni para adelante, lo del
News Divine lo quieren dar por saldado con la formal prisión de Guillermo Zayas, aunque les aseguro que este asunto que
sería una idiotez si no fuera por los muertos, todavía no ha perdido su calidad de papa caliente y va a seguir haciendo estragos
en el PRD capitalino y en la intención de voto por Marcelo Ebrard. Hasta aquí llegan los asuntos de cierto interés y pertinencia.
Lo demás es puro mole de olla que carece de cualquier relevancia. Ni modo que me ponga a reseñar las andanzas del viejito
Mc Cain por la Ciudad de México con visita adjunta a la Basílica y a la Guadalupana. Aquí lo interesante es ese largo tiempo
que Mc Cain se quedó pasmado frente a la Virgen y es que la Morenita lo vio y aprovechó para pasarle al gordis todas las
facturas pendientes de las perrerías que su país le ha hecho al nuestro. Es que no me dejaba ir, comentaría luego Mc Cain; es
una Virgen muy enérgica que cada vez que le decía yo: pues ya me voy, me contestaba ¿a dónde, Chato?, todavía no he
terminado; ¿Qué no estoy yo aquí que soy tu Madre y te puedo meter un manazo?, que ¿estoy pintada o qué?.
Vuelvo a mi cumpleaños para referirme al gustoso asunto de los regalos. Alguna vez en este espacio ya he dicho que ningún
regalo es neutro o insignificante, sino que cada obsequio es un símbolo perfecto que nos dice quiénes somos a los ojos del
donante. Por eso hay que tener cuidado con lo que regalamos y con la lectura del que recibimos. Cada regalo es un retrato en
clave del donado y del donador. De esta ceremonia considero que salí más que bien librado. Me dieron de todo, pero todo lo
que me dieron, desde la reproducción tamaño llavero de los huesos del hombro humano, hasta un triunfal papalote hecho en
Oaxaca y adornado por dibujos originales de Francisco Toledo; todo lo que me dieron, decía, era vital, humano y sonriente. En
el centro, como sol de este pequeño sistema planetario formado por mis regalos, está un trabajo de cerámica oaxaqueña que
nos muestra de bulto un corrillo de tejedoras que parecen vigilar muy atentamente el fuego de una veladora que está en el
centro. Es un objeto de enorme belleza que, además, simboliza, según la enérgica donante, mi situación en el universo: un ser
totalmente rodeado de mujeres que le proveen fuego y sustento. O sea que sin las mujeres, comenté yo, soy una perfecta
bestia. Te tardaste 64 años en darte cuenta, Germancito, me contestó esta drástica mujer que es tan feroz y tan dulce que, por
méritos propios, ocupa la primera fila de las palomas de mi ardiente amor.
Como era de esperarse, me regalaron bastantes libros, todos ellos interesantes por su contenido o por la rareza de su edición,
también recibí discos y entre ellos destaco una colección de ¡Roberto Carlos! que me fue obsequiada por Pancho y la
Rosachiva, el dúo dinámico sin el que no podría vivir. Se me informa que para este obsequio colaboraron también Janet, la
recepcionista de oro, y David quien ya a la hora de la comida se había vuelto héroe nacional al lanzarse a La Poblanita para
comprarle unas chalupas a su jefe de jefes. Todo recibí: cinturones, camisas muy padres, chucherías, recados de mis lectores
y muchas maravillas. Todas transidas de amor. Gracias. Además HOY TOCA.
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Cualquier correspondencia con esta obsequiosa columna, favor de dirigirla a [email protected]
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Miscelánea dominical
Germán Dehesa
7 Jul. 08
DANIEL GARCÍA BLANCO: La más triste tarea que he tenido que realizar en este fin de semana ha sido la de recordar
incesante y entrañablemente a mi muy querido y admirado Daniel García Blanco. El jueves pasado me dieron la noticia de su
muerte y yo no sé qué hacer, ni qué decir de ella. De lo que sé es de su vida. Años y años dedicados a la música mexicana, a
atesorar su herencia, a compartirla y a enseñar a los jóvenes el uso de los instrumentos que nuestra música requiere. A mí me
azoraba su diligencia, su disponibilidad absoluta cuando se trataba de hacer algo por nuestra música. Allá en San Pedro de los
Pinos, en casa de Daniel, pasé muchas horas aprendiendo y disfrutando de la música lírica de nuestro país. Daniel García
Blanco tendría que haber sido de la generación de Altamirano y profesar la fe romántica que descubrió ese inmenso territorio
que es el arte del pueblo. Varios cantantes, que pasan por ser descubridores o cuidadores de la música popular mexicana,
fueron en realidad discípulos de Daniel cuyo archivo era una fuente inagotable de sorpresas musicales.
Muchas cosas hizo Don Daniel, pero la que vivía más cerca de su corazón era esa escuela de la música mexicana que está
ubicada a una orilla de la Lagunilla. El puro México bravo, pero también el puro México pobre. Todas las tardes el lugar se llena
de jovencitos que quieren hacer un trío, otros que quieren incursionar en la música tropical, otros quieren ser mariachis y
muchos quieren ser solistas. Don Daniel tenía siempre algo para todos. Lo que nunca tuvo fue dinero. Yo no sé si a ninguna
autoridad, o a Conaculta, o al gobierno del DF le tocaría patrocinar este enorme esfuerzo e impedir que muera de inanición
ahora que Don Daniel ya no estará ahí para darle a la escuela vida de su vida. Tengo entendido que el gobierno del DF ya
había manifestado su interés por esta escuela, pero el dinero llegaba tarde y mal y esto molestaba muchísimo a García Blanco
y a un buen grupo de sus amigos. Me parece una ceguera enorme de nuestras autoridades que hayan desperdiciado así la
oportunidad de que los jóvenes aprendan música, su música, en lugar de la vagancia, el delito y el horror de vivir sin
esperanzas.
Murió Don Daniel, chiapaneco ilustre, aventajado ejecutante de piano y de marimba y alma generosísima que a mí supo
cobijarme e instruirme. Supongo que ahora Daniel andará tratando de meter orden en los coros angélicos y formando el
mariachi "Los Arcángeles". Acá en la tierra lo recordamos sus familiares y sus amigos que nos entristecemos al saber que la
música terrestre ha quedado tan mermada.
LA CARTA: Ahora que les conté de mis regalos de cumpleaños, olvidé mencionar una carta de felicitación que me envió el
Presidente Calderón. Es un texto amable y amistoso que culmina diciéndome que no tuvo tiempo para comprarme un regalo,
pero que por favor acepte a cambio tres Estados de la República, a escoger. No tuve que darle muchas vueltas al asunto
porque si bien mi amor se desparrama por toda la República, mis Estados favoritos son Veracruz, Jalisco y Nuevo León. En
ellos se concentra lo que yo entiendo por México. Agradezco el regalo y a mis lectores paso a informarles que la carta sí existe,
pero el regalo, no; el regalo es una invención de mi mente dominical y extraviada.
LA CAMIONETA: Los tamales Daunis están cada vez más ricos. Gracias a la ayuda de todos, están por abrir una planta ya en
toda forma. La camioneta nos sigue haciendo mucha falta. Ya tenemos 90 mil pesos, ya falta poco. Colaboremos. Informes al
5611 6513.
Capulina Beltrones está muy molesto porque se siente espiado y perseguido. ¿Pues cómo debería sentirse?.
Cualquier correspondencia con esta columna como marimba de luto, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Me persiguen
Germán Dehesa
8 Jul. 08
Antes de que demos comienzo a nuestra charla de hoy, quiero publicitar a los cuatro vientos el hecho de que estoy escribiendo
bajo protesta y sin las condiciones mínimas de seguridad y de confort que tanto la Rosachiva, como su Charro Negro hemos
esperado de la empresa para la que trabajamos. Aquí en la muy noble y leal desde muy temprana hora, el frío es el dueño y
señor de todas las cosas. Yo amanecí con el cerebro trabado y tendrían ustedes que mirar a la Rosachiva quien, ya desde la
salida de Omarcito Bravo se ha ido poniendo verdosa, pero ya con el frío de hoy parece aguamala, la inocente. ¿Así quieren
que trabajemos?.
Y no termina ahí nuestro penar. En la aristocrática zona de la Ciudad donde realizamos nuestro trabajo, ¡se fue la luz!, ¡con un
demonio!, ¡se fue la luz!, alguien que no me tenga mala voluntad dígame dónde enchufo la computadora y todo el material
eléctrico y electrónico de mis instalaciones. Los de la empresa saben que somos dos empleados ejemplares y que el artículo
estará a tiempo caiga quien caiga. Si no hay electricidad, lo haremos manuscrito y si no, lo tallaremos en piedra como estela
maya. De lo que queremos dejar constancia aquí es de nuestras lamentables condiciones de trabajo. Lo estamos haciendo
bajo protesta y, de no cambiar drásticamente esto, nuestra secretaria Rosa Elvira Gordillo procederá a dar los noventa días y
háganle como quieran.
Bien, ya están ustedes informados acerca de en qué condiciones se trabaja aquí. Paso ahora a compartir el asunto que me
preocupa. Hablo del espionaje que tan nerviosas tiene a varias estrellas de nuestro firmamento político. Ser espiados se ha
convertido en una suerte de espaldarazo político que sólo se administra a los elegidos. Por eso es tan importante declarar que
está uno siendo perseguido, aunque no sea por el CISEN sino por la esposa que quiere sorprender al infame fuera de la base.
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Por lo pronto, con esto basta para que la astrosa grey diga cuando pasen blindados y enguarurados estos personajes: ¡son
picudísimos!.
Recuerdo que en los años del salinato, alguna vez estando en la oficina de Carlos Salinas, al contemplar los muchos y
variados teléfonos que tenía sobre su escritorio le pregunté: ¿y cuándo quiere usted llamar, cuál escoge?. Sin inmutarse, el
gran Salinas me dijo: cualquiera, yo creo que todos están intervenidos. Si esto es así, si al mismo Presidente en funciones le
pican el alambre, yo no sé por qué los actuales y mefíticos políticos se acalambran tanto y hacen tantos visajes como de
princesa apache que le quisieran quitar su tamborcito, no entienden que su juego es básicamente el de espiarse unos a otros.
Al reaccionar así, estos políticos me comprueban que son abismalmente nakos y no se han tomado el trabajo de leer a
Shakespeare. Si hubieran leído Hamlet sabrían que, como dice Jan Kott, Hamlet es la tragedia del oído... Yo te escucho a
hurtadillas, pero otro me escucha igual, pero otro escucha a los dos. No digo que esto sea bueno o sea malo. Es el sangriento
juego del poder. (Ya vino la luz y ya se volvió a ir. ¿Por qué a mí, Señor, por qué a mí?).
Yo le pediría a Capulina Beltrones y al terrífico Espino que ya se aplaquen. Sinceramente no creo que nadie los esté
fotografiando a distancia. ¿Quién puede querer una foto de Beltrones, u otra del Chocorrol Espino?. Sólo que vayan a hacer un
casting para "La Nave de los Monstruos".
RECTIFICACIÓN
Una vez más me hacen saber que soy una bestia dodecafónica. Nuestros ahorros para la camioneta de Daunis no son
cercanos a 90 mil pesos como ayer dije; sino a 150 mil que es ya la mitad del precio de la camioneta que necesitamos.
Informes al 5611 6513.
Cualquier correspondencia con esta columna que trabaja en la sombra, favor de dirigirla a [email protected]
Grave y quizá irresoluble es el asunto de la tensa relación entre los medios de información y los contenidos noticiosos que
difunden. Sucede que en muchas ocasiones, estos medios de tanto poder y alcance, a falta de mejor material, le otorgan un
lugar preponderante a determinados acontecimientos y crean con ello la falaz sensación de que estamos frente a asuntos de
enorme importancia. Algo de esto sucede con el hirviente asunto del News Divine y todo lo que de ahí se derivó. La cantidad
de información que generó este asunto está en proporción inversa a la calidad de esa información. Los de a pata, los del
círculo externo hemos leído hasta el aburrimiento integral todo lo que nos han querido decir acerca de la tragedia urbana
ocurrida en el antro ya mencionado. A esto hay que añadirle lo que hemos oído por la radio y lo que nos han mostrado por la
televisión.
A la vista del esfuerzo, los resultados son notoriamente magros. Sabemos de un verdadero montón de acontecimientos que
con volcánica velocidad se formó entre Marcelo Ebrard y sus gobernados. Sabemos, pues, esto del montón, pero no cómo se
fue formando, cuántas manos negras están metidas en el asunto y hasta dónde va a parar esta inmersión en el fango, qué tan
ajeno o qué tan cercano es, por acción u omisión, AMLO a esta crisis que hoy vive el GDF y, pregunta indispensable: ¿dónde
andaban Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas cuando les tocó ser
Jefes de Gobierno del DF?, ¿en sus tiempos la policía era eficiente e incorruptible?, en caso de no ser así ¿qué hicieron para
mejorarla?, ¿llegó Ebrard y la echó a perder otra vez?. Me encantaría que respondiera AMLO quien simplemente no tolera la
corrupción. Todas estas preguntas y más que pudieran hacerse no han sido respondidas por nadie. La Acción Cochinilla se
echa a andar, una coraza cubre a la otra y el animalito se va haciendo bola y ni quién lo saque de su bola. Por lo pronto, ya
cayeron Joel Ortega y Rodolfo Félix. Al paso que vamos, el mejor librado va a ser Guillermo Zayas; pero todo esto lo
imaginamos o lo inventamos los que no nos conformamos con la información recibida que tiene más agujeros que el queso
gruyere y deja más dudas que certezas. A mí me guía mi tía la Pingüica quien afirmaba: mira, mijito, yo soy quedada, pero no
con la duda. En verdad, ya estamos hartos de que nos rellenen con puros adjetivos y no nos den ningún sustantivo. Aquí hago
la grandísima excepción de Emilio Álvarez Icaza que se produce con verdad y que sólo dice lo que sabe.
Ya sé que algunos me van a mentar a mi zarandeada madre. Dibodobadito. Yo le extiendo mi voto de solidaridad a Marcelo
que está rebasadísimo por la situación y a mi cuate Manuel Mondragón y Kalb que es un hombre de primera que va, ida y
vuelta, de la salud a la justicia que es la salud del Estado. Termino con una iniciativa: ¿qué tal que se animaran a decirnos la
verdad?.
Armando Fuentes Aguirre "Catón" cumple siete décadas de vida. Lo felicito y le digo que me conmueve su alma sonriente,
solidaria y generosa. Todo Saltillo debe estar de fiesta por su certero cronista de la microhistoria. Agradezco la existencia de
"Reforma", nuestra querida casa común, pues gracias a ella conocí a "Catón". Él es un imperativo social. Lo abrazo con jarocha
vehemencia.
LAS GUAPAS
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Difiero. Yo idolatro a Margarita Zavala, pero no creo que sea la más guapa de nuestro mundillo político. El trofeo andaría entre
María de los Ángeles Fromow, Josefina Vázquez Mota, Amalia García y mi prima La Terrible que no es política, pero está
boenísima.
Hambre y sed de justicia. Estas evangélicas palabras definen nuestra situación. Sin justicia no seremos.
Cualquier correspondencia con esta remojada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
De naufragios
Germán Dehesa
10 Jul. 08
A mí me gustaría haber sido un personaje épico, dotado de poderes que le permitirían acometer hazañas nunca vistas, aunque
siempre a favor de las doncellas y los desposeídos. Seamos precisos: a mi edad, sería bastante idiota (si ya de por sí) querer
ser un súper héroe. Nada más de pensar cómo me quedaría el uniforme y la silueta de longaniza mal amarrada que se
produciría, renuncio a una bobada como ésa. Me hubiera gustado ser simplemente un hombre, pero de grandes atributos
físicos (bromistas, absténganse) que gracias a su control, a su coordinación y a la velocidad de sus reflejos pudiera asombrar a
las fuerzas del orden (si es que todavía queda alguna) y aterrar hasta el síncope y la profusa salivación a los miles y miles de
villanos que pululan por el país, algunos mediante el pago de una cuota que les da derecho a credencial, pistola del año y
asistencia legal lo que los constituye como crimen organizado y los otros, la pelusa delictiva que se avienta nomás a lo buey a
perpetrar múltiples perrerías sin red de protección. Siento que yo nací para entablar con toda esta purucha social singulares
combates, pero la verdad es que no hay fondo físico para tales florituras. Viendo las cosas con frialdad debo ser honesto y
aceptar que en el 99% de los casos me romperían el hocico sin beneficio para nadie.
Esta larga y decorada historia de mi torpeza (lo que agarras, Germancito, no vuelve a servir nunca, me decía mi madre que se
la pasaba arrebatándome de las manos los mil y un objetos cuyo funcionamiento despertaba mi natural curiosidad. Este
proemio, decía yo, sentí que lo tenía que escribir para que entendieran en toda su magnitud la tragedia del naufragio de mi
teléfono celular.
La culpa en realidad la tienen los diuréticos que tanto le gusta a mi hermana recetarme. Cualquier cifra que salga medio cucha
en los análisis que periódicamente me ordena, hace que mi hermanita comente en medio tono: yo creo que hay que apretarle
al diurético. Reconozco que se ha dado el caso contrario y la galenita ha ordenado que le baje, pero muy poco a poco, porque
si lo haces de golpe, gordito (así me dice la infrazotaca sanadora), puedes hasta volverte loco. Por el momento estamos en
temporada alta y consumo buena parte de mi tiempo visitando baños. El pavoroso caso de mi manguito rotador ocurrió, si lo
recuerdan, en un baño.
Si lo miramos bien, cualquier tragedia mayor es el resultado del encadenamiento de una serie de tragedias menores. Si mi
brazo estuviera al 100% de sus capacidades, el espantoso suceso no habría ocurrido; pero así como estoy, pues ocurrió. Yo
había terminado mis deberes hacia las siete de la tarde, así es que, una vez que me cercioré de que la Rosachiva no se
llevaba nada de valor, subí rumbo a mis lujosas habitaciones. En el camino pensé que ya me habían vuelto a dar ganas de
darle desalojo a las demasías hidráulicas de mi pequeño Cutzamala. Me dirigí a mi baño, me ubiqué frente al receptáculo ad
hoc, con parsimonia bajé el cierre y hasta ahí llegué. Con absurda celeridad, mi teléfono celular abandonó el cálido refugio de
mi suéter y con elegancia de clavadista chino surcó los aires y cayó en las aguas. Yo estaba aterrado; ¿a qué horas arrojé yo
eso?. De pronto pensé que, además de las piedras renales, existen los tabiques también renales. Luego volví a mirar con
enorme cuidado y descubrí que lo que ahí yacía era mi teléfono celular. No lo voy a negar: metí la manota y rescaté mi
artilugio. Todavía le di una enjuagadita y pensé en secarlo con alguna pistola para pelo. Luego pensé que mejor ahí lo dejaba
hasta que llegara Pancho quien lo vio y diagnosticó: se tiene que secar solo y a veces se arregla, pero casi nunca. Creo que
ese es el caso que enfrento.
Cualquier correspondencia con esta pesarosa columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
De esto y de aquello
Germán Dehesa
11 Jul. 08
No sé si ustedes han experimentado una arribazón mental. Yo sí. Pasan algunos días bastante áridos y no se nos ocurre
mayor cosa. De pronto, en alguna mañana que suele tener como prólogo nocturno algún sueño complicado y vívido, despierto
y la arribazón intelectual ha comenzado y llegan peces de todos los tamaños e inquietudes que son verdaderos cetáceos. Cada
ser humano tiene su Moby Dick. Basta. Hoy no divagaré; prefiero darle curso a algunas de las inquietudes que este jueves que
prolonga la grisura de toda la semana me ha traído.
Lo primero es un indecible estrépito que comenzó hace dos años y que silenciosamente tuvo su clímax en uno de estos días.
Hace dos años visité los glaciares patagones y, en especial, el llamado "Perito Moreno". Era la fiesta de la luz y la asamblea
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plenaria de los más tenues y cambiantes azules. No sabría explicarlo bien, pero esa experiencia visual creaba una inaudita y
levísima música que de pronto se interrumpía por el enorme chasquido de algún fragmento de hielo que se desprendía del
glaciar como adolorido. Hacía un ruido muy sobresaltante. Yo sentía -y quizá sentía bien- que mi casa comenzaba a
derrumbarse. Hoy, según veo en la TV, la casa se ha derrumbado del todo. Quizá porque todo tuvo que ser grabado a
distancia, lo que se oye es apenas un lejano y leve ruido. Sin embargo, mi cabeza ha producido un ruido enorme y tristísimo;
nuestra techumbre se nos viene encima y día cercano llegará en el que no encontraremos refugio que nos permita evitar que el
estrépito nos abrume y nos borre. Con esas heladas novedades desperté.
Otro asunto: ¿cómo me atrevo a brindarle mi solidaridad a Marcelo Ebrard?. Un buen número de cibercorresponsales me hace
esta espinosa pregunta para la que yo tengo una espinosa respuesta: porque me da la gana, porque es mi cuate y porque no
considero que la solidaridad tenga que brindarse exclusivamente a los seres impecables quienes, por otra parte, maldita la falta
que les hace. Si quieren me retracto y pido para Marcelo la pena de muerte, pero me parece que si actuara yo así, me estaría
negando a mí mismo. Darle nuestra solidaridad a alguien no implica renunciar a nuestros valores, ni postrarse intelectualmente
ante nadie, ni dejar de ser quienes somos. Recuerdo una experiencia vivida hace algunos años: la serie mundial de beisbol se
había prolongado hasta el séptimo juego. Esto sí es el sueño dorado del fanático. En el DF lloviznaba y yo surcaba el Periférico
a bordo de un Volkswagen que le acababa de dar a "mijito el mayorcito". Me urgía llegar a ver el partido, con velocidad
obviamente excesiva tomé mi salida que estaba en pendiente; por eso no vi a un auto que se había estacionado a la mera
salida. Apliqué los frenos, pero no alcanzaron y así vine a incrustarme en el coche estacionado. A bordo del auto sonajeado
estaba un matrimonio de edad con una pinta enorme de ser decentes pero mamilas. Los dos, cada uno bajo su paraguas,
observaban muy consternados el daño provocado. Me presenté con ellos, mi aspecto era contrito y cortés, ofrecí hacerme
cargo de todos los gastos y les ofrecí en garantía todos mis documentos. El señor los leía bajo la lluvia como quien lee el Acta
de Independencia. De pronto, el señor reparó que sobre mi calva había un tupido diluvio universal y me ofreció una parcela de
su paraguas para que me guareciera. ¡Enrique!, ¿por qué lo tapas, qué no ves que nos acaba de chocar?, decía la arpía y le
jalaba el brazo. Pinche vieja. Lo que el tal Enrique me ofreció se llama solidaridad. Por la falta de ella es que se nos está
cayendo la casa.
Cualquier correspondencia con esta columna con estruendo, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El domingo de Marcelo
Germán Dehesa
14 Jul. 08
Despertar y recordar que precisamente ese día nos está esperando una actividad muy grata, un encuentro muy emocionante y
en suma: un día muy feliz. En días así, se levanta uno sin remolonear y en verdad te sientes pajarillo de ésos que le ayudaban
a Blanca Nieves a hacer micropastelitos para los enanos. A mí, hace mucho que no me pasaba esto, sobre todo, hace
muchísimo que no me pasaba algo similar dos días seguidos. Ayer sábado desperté sintiéndome el Gitano Señorón en versión
de Juan Legido y Los Churumbeles de España. Bien sabía yo que me esperaba una comida con mis bienamadas amigas las
hermanitas Gamuza que están locas, pero locas como para manicomio alemán; sin embargo son un regalo de la divinidad
porque son locas buenas que se divierten con la vida y con la luz que prodigan. Ellas solitas valen la pena el viaje; pero
además yo sabía que me iba a encontrar con Fernando Vallejo, un escritor de origen colombiano que ustedes probablemente
conocerán, aunque no lo hayan conocido como yo en su vertiente de divertidísimo villano que se hace pasar por maldito para
no derrumbarse de ternura. Tal como lo presentí, fue una ocasión señalada por el puro gusto de estar juntos y de escuchar el
fluir de la gracia de mis amigos, de aquéllos, que a la vuelta de los años, son ya "mi gente", la que me importa, la que me
incumbe, la que me atañe.
Y este domingo, señoras y señores, no fue menos. Mi amigo Quique el Mudancero abrió los salones de sus propiedades
rurales para que fueran invadidas, en pique huracanado, por el bullicioso tropel de sus amigos que son también los míos.
Estuvimos cerca, platicamos, les conté por enésima ocasión las horrísonas historias de mi manguito rotador y del infame
naufragio de mi celular. Estuvo mi Tía Ágata a quien quiero con amor vivísimo, los Beneméritos en cuyo doble corazón
descansa mi alma, la Rubia Misteriosa que es como noche siberiana: blanca, bella e interminable. La comida en sí fue una oda
al antojito mexicano que nos hizo comer de una vez para toda la semana. Agradezco a quien tenga que agradecer tanta fineza.
Y ahora hablemos del contraste. Como suelo acostumbrar, esta mañana, antes de tomar otra providencia, hice una lectura
prolija pero no muy a fondo de lo que dicen los periódicos. En el "Reforma" que es un periódico por quien tengo singular
estima, mi atención vino a aterrizar en la sección "Ciudad" que es donde yo vivo de lunes a viernes. Leí una nota, leí otra y otra
y vine a caer en la cuenta de dos asuntos dignos de reflexión: el primero es el que me indica que Andrés Manuel ya no figura
en el elenco de lo memorizable para el capitalino. Creo que él lo sabe y por eso muy a tiempo se colgó de ese clavo ardiente
que es el asunto del petróleo que él, con súbito fervor, defenderá hasta la muerte. La otra cuestión notable es que ahora casi
todo lo que ocurre en el DF tiene que ver con Marcelo Ebrard y de esto casi nada es favorable o propicio para el actual Jefe de
Gobierno. Las jaquecas de Marcelo comienzan con Chilli Willy, un impresentable Delegado en la GAM que ya se puso perro, la
hizo de jamón y dijo que no se va y no se va y que le hagan como quieran. Yo lo sacaría a jalones y lo donaría a un circo.
Viene también la foto de "Un elemento del Sector Pantitlán" circulando con una placa que, además, no circula ese día. Viene la
noticia de que a los judiciales los pusieron a "volantear" para la próxima consulta popular. También nos enteramos de que los
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miembros de la PJDF están pero bien obesos, resulta asimismo que los micros son el colmo de la incomodidad y de que todo
topa con Marcelo a quien le espera una semana más de calambre. Dibodo.
Tres casos
Germán Dehesa
15 Jul. 08
SANTIAGO CREEL: ¿Por qué, ¡oh, dioses aztecas!, por qué los mexicanos tenemos que ser tan enredosos, tan complicados,
tan sesgados y tan empelotados?. Vean si no el caso de Santiago Creel. Yo lo conocí siendo un abogado exitoso, un
ciudadano comprometido con el que tuve el gusto de compartir tareas ciudadanas. Él participó en la creación de todo el
basamento legal que culminaría con la modificación del artículo 82 de nuestra Constitución que le abriría las puertas de la
Presidencia a Vicente Fox. Lo que yo jamás pensé es que Santiago aprovecharía la oportunidad para seguir las vaqueras
huellas de Don Chente y así pasar de la felicidad a la SEGOB. Ahí comenzó el jelengue con las televisoras. Me imagino que a
Santiago lo marearon muy rápido con esto de la sucesión y así él comenzó sus delirios presidenciales. Le dio al duopolio
cuanto éste le pidió. Me imagino que esto sucedía con la venia de Fox o, por lo menos, con la comprobada y enorme
capacidad que el guanajuatense tenía de hacerse tarugo. El caso es que Creel fue un dechado de complacencias con TV
Azteca y sobre todo con Televisa, tanto que hasta una hija le dio. Ya nomás de salida, le dio al consorcio licencias para juegos
y tal cantidad de concesiones grandes y pequeñas que todos miramos como un pésimo camino para esa Presidencia que él
quería. Súbitamente todo se volteó. Perdió la candidatura, hubiera perdido la Presidencia, los políticos lo miraron con desprecio
y su mundo se desbarató. Con trabajos pudo ser Senador y obtener el liderazgo de su bancada. Poco le duró este gusto. Su
partido, al parecer, negociaba con las televisoras que él tanto amó, aunque luego decidieron odiarlo por su participación en el
nuevo Reglamento de Radio y Televisión que le cortaba a las televisoras la lluvia de oro de los mensajes de campaña.
Entiendo el enojo de Televisa, pero ¿el del PAN?, ¿acaso los partidos trabajan para las televisoras?. El mundo se le ha venido
encima a Santiago y ha sido una caída a domicilio propiciada por las vociferaciones de Germán Martínez (¿por qué los líderes
del PAN tienen vocación de perro?) y por el sutil trabajo de borrado que le ha impuesto Televisa. La situación podría ser como
de Woody Allen, pero no; de lo que estamos hablando es de la grilla mexicana tal como la vive ese disfuncional partido que es
el PAN.
MARCELO EBRARD: Con la noble intención e ilusión de que la papa caliente deje de rodar, Marcelo se reunió con los
damnificados del "News Divine" y tal como lo había solicitado Álvarez Icaza, pidió perdón a la comunidad y le ofreció
esmerarse en trabajar de modo que esto no vuelva a suceder. Vamos a ver qué ocurre, pero esto me sigue pareciendo muy
negro para huevo y muy redondo pa'aguacate.
FRANCISCO CHÍGUIL: Creo que es uno de los encargados de que la papa caliente siga rodando y quemando gente. Con su
aire de cómico de la antigua revista mexicana, el gran Chilli Willy pidió licencia de 90 días para no entorpecer las
investigaciones del "News Divine". Todo indica que el rango de su memoria ni de lejos alcanza los 90 días y quizás eso
explique que a cada rato se presente en su oficina habiendo olvidado que no han pasado los 90 días, o habiéndosele borrado
el hecho de que está con licencia. El resultado es que ya se armó la batea de leche merengada. Actualmente nadie sabe qué
puesto ocupa Chilli Willy. Por sí o por no, él acaba de organizar un mitin para exigir su reinstalación, aunque lo que tendría que
haber pedido es un psiquiatra. Para felicidad de todos, al mitin asistió Alejandra Barrales, nuestra aeronáutica Juana de Arco,
que es otra garantía de que la papa va a seguir rodando.
ENVÍO
Para Carmen Aristegui, conejito azul y volador, que recibió un magnífico y merecido premio.
ARTURO MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta perpleja columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La noche de anoche
Germán Dehesa
16 Jul. 08
Me refiero al lunes por la noche. Oscureció mansamente y en todo nuestro altiplano quedó un rescoldo de tibieza. No me
pregunten por qué, ni cómo, ni con quién, pero se dio el inédito acontecimiento de que su Charro Negro saliera a cenar en
¡lunes!. El restorán que escogimos está cerca de una importante calle del sur de la Ciudad, pero basta la vereda que se
necesita recorrer para llegar y la abundancia de árboles, como para crear una atmósfera como la que podría haber en el
interior de una inverosímil e inmensa esfera de plata. Ahí cenamos una agraciada chica y quien esto escribe. La plática abarcó
todos los saberes y todas las ignorancias de este mundo. Una mujer grata e inteligente es un don impagable. Pocas veces
como en esta noche me he sentido parte de una trama infinita que abarca todo el universo, pero que necesita de cada uno de
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nosotros, de los filamentos de todas las sonrisas y del más ínfimo guijarro del río más oculto. Todo vibra y se va incorporando a
ese trabajo de la creación que está muy lejos de haber terminado.
Lo que ahí platicamos queda, como decía Carlos IV, depositado en mi real pecho y yo sólo quise hablar de esta noche para
agradecerla como parte de mi vida y para dar fe de que, de tiempo en tiempo, en México, DF también comparece, plena y
gloriosa, la belleza.
LA TATCHER AL TELÉFONO
Hablando de mujeres gratas e inteligentes, La Tatcher, madre de tres de nuestros hijos, lo es en altísimo grado. También es
muy combativa, de carácter muy fuerte y con gran capacidad de liderazgo. Ella es por méritos propios la lideresa de los
tolerados de San Ángel y habilísima conductora de su microbús. Yo le tengo intrépido amor con su pizca de terror. Hace unas
tres horas marcó mi teléfono y me llenó de pánico. Oye, Germancito, haz un esfuerzo y trata de explicarme, si es que puedes,
tu amor por Marcelo Ebrard. Espérate, Concepción, lo que yo he dicho en ocasiones muy puntuales y que mis abogados te
pueden explicar es que yo me hago solidario de Marcelo y que lo considero mi cuate. ¡Uuuaachg!, ¿y de dónde ese pelanduzco
viene a ser tu cuate?. Pues ya sabes tú, mi admirada Conchita, cómo es la vida. ¡No, no sé!, a ver explícame cómo es, porque
yo también estoy viva, pero escojo muy bien a mis amistades. Pues ya ves, son misterios musulmanos (así decía mi tío
Chendo) que tú jamás comprenderás. ¿Y no te da pena la Ciudad?, ¿no te subleva ver tanto bache, tanta basura, tantas obras
a la mitad, tanto tiradero y tanta demagogia?. Es que no me entiendes nada, Conchita, mi amistad y buen trato con Marcelo
son muy anteriores a esta chambita que se consiguió y que reconozco que no le está saliendo nada bien. ¡Nada qué! ésas son
paparruchas románticas, ponte a pensar en tus lectores a quienes tienes sumidos en el desconcierto o mentándote la madre; a
ver explícales en qué ha mejorado la Ciudad de México desde que la gobierna el PRD y mira que ya ha pasado tiempo más
que de sobra para que notáramos su benéfica presencia. Me doy, me doy. ¡Nada qué!, ahora te aguantas. Asómate al Centro
Histórico, apenas acaban de poner el piso y ya tu Marcelo lo está levantando otra vez y, mientras tanto, el muñequito de
sololoy. ¿Cuál muñequito?, tú, menso, tú, prestándole tu hombro y diciendo sin reflexionar que te solidarizas y que es tu cuate.
Pues es que sí es mi cuate. ¡Pues qué amiguitos!, y ya me voy porque contigo no se puede hablar. Pues para no poder, te
acabas de mandar unos monólogos que ni Shakespeare. Te dejo, pero te invito a comer a la casa cuando quieras para que
sigamos platicando. Me siento muy estimulado para ir, ¿puedo llevar al Marce?. Clic.
A Marguerite Yourcenar le inquietaba saber ¿qué piensan los que no piensan?. MONTIEL le podría haber sido de gran utilidad.
Avanza la niebla
Germán Dehesa
17 Jul. 08
Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios que con magnífica ironía, me dio a la vez los libros y
la noche.
J.L. Borges
No me resultará fácil escribir con libertad. Ahora que sé que La Tatcher me está leyendo con lupa, tendré que mantener mi
prosa dentro de los estrechos límites de lo que ella considera políticamente correcto. Es un pesadísimo yugo.
En tales circunstancias, el día de hoy voy a hablar de cataratas. No pienso describir el Iguazú, ni entonar las loas de La
Tzaráracua. Las cataratas que me ocupan y me preocupan son aquéllas que por múltiples razones aquejan al globo ocular de
todos los que miramos con los ojos. De este último dato no estoy tan seguro, no sé si una vaca, o una lagartija, o un mosquito
puedan desarrollar cataratas, pero en última instancia, me vale, con perdón del mosquito, un puro, celestial y ergonómico
pistache. Me preocupa mi catarata, ésa que tanto dificulta mi lectura, que hace que todo lo distante se torne para mí en una
ilegible neblina. Para acabarla de fregar, soy tuerto y la catarata me tenía que salir en el ojo bueno. Pronto terminarán mis
congojas. Me van a operar y todos me cuentan que esta operación es más sencilla que encuerar a una borracha. Sea por Dios.
Lo malo de esto es que el poco o mucho tiempo que tenga parchado mi ojo bueno, ingresaré al club de Borges y me privaré de
contemplar las recias facciones de Espino, de Dolores Padierna, de Elba Esther y de tantas otras bellezas que constelan
nuestra política galaxia. Dibodobadito. Con tiempo les avisaré de mi ingreso al quirófano para que los creyentes me tengan
presente en sus oraciones y los méndigos me tengan ausente de sus mentadas. Es nomás por un rato. Luego volveremos al
fragoroso combate.
Ya metido a reflexionar sobre el tema de la ceguera, recordé que Milton perdió la vista durante la redacción de "El Paraíso
Perdido", recordé también "Ciego en Gaza" de Huxley, la obra entera del maestro Borges y aquel estremecedor libro de José
Saramago que se titula "Ensayo sobre la ceguera" que nos reseña el itinerario de la humanidad rumbo a la ceguera. Según
esto, cada vez vemos menos y cada vez es más claro que estamos desarrollando una ceguera funcional en la que va
desapareciendo de nuestra vista todo aquel sector de la realidad que nos molesta, o que nos amenaza por ser diferente. Ya
encaminado por esas veredas de la fantasía, vine a topar con Televisa, el reino de las tinieblas, el lugar sin redención. Topé
con el consorcio a propósito del caso Creel y de la xaladísima explicación que Leopoldo Gómez ha dado a la opinión pública
para intentar darle una "justificación técnica" al minucioso trabajo de borrado que habían emprendido en el consorcio con
Santiago Creel al que me imagino que considerarán como una suerte de hijo desobediente. Todo es como una tétrica comedia
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negra. Ahora le tocó a Creel y a su imagen volverse como pintura de colores que ante nuestra mirada se va deshaciendo. Esto
último está tomado de la lírica náhuatl.
Supongamos que como muchos opinan y el de la pluma se incluye, la batiexplicación del señor Gómez es una xalada;
entonces ¿de qué se trata?. ¿Será que la televisión, dueña y señora de nuestros destinos, la que decida el grado de nitidez
que merecemos en la vida?, ¿y si un día el ex-novio de la Sahagún, Bernardo Gómez amanece de malas y decide borrarnos
del todo?, ¿y no será que estas potestades pronto alcanzarán a la realidad y así podrán volvernos borrosos a voluntad, o
desaparecernos con un invisible tsunami de electrones?. Ya me voy porque estoy desvariando muy feo.
Cualquier correspondencia con esta visible columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Hulka
Germán Dehesa
18 Jul. 08
Tan bonita que iba la semana. Y todo lo que me pasa es por mano larga. La Rosachiva es una magnífica secretaria que
contesta el teléfono mucho mejor que yo y, además, lo hace buscando siempre proteger los intereses de su amito blanco.
Ocurre, sin embargo, que a veces suena el teléfono, yo estiro la mano y le gano la bocina a la viuda de Omar Bravo y esto lo
hago casi siempre para mi desgracia. Me acaba de ocurrir. Sonó el teléfono, tiré el zarpazo y, de pronto, me sorprendí
diciendo: ¡hola, Tatcher!, ¿acaso me hablas para decirme que estás arrepentida de todas las calumnias que proferiste en
contra del Marce?. ¿Cuál Marce? y yo de inmediato percibo cuando la gentil y amable chica trae la voz en pie de guerra y el
tomahawk afilado y dispuesto, ¿quién es el Marce?. ¿Quién va a ser, Jani?. ¡No me digas Jani!. Te estoy hablando de Marcelo
Ebrard. ¡Guaaaksh!, pero qué bueno que salió a la plática porque tengo más agravios en contra de tu "amiguito". Y ahora ¿qué
pasa?. Pasa que, como siempre, estás tirando baba y no te fijas en lo que una te dice. ¿Hablas de mí?, no me reconozco. Sí,
hablo de ti que eres muy guandajo. La última vez que hablamos te dije que estaban levantando el piso del Centro Histórico
para meter las vías del ferrocarril que pretenden que circule por el Centro; yo te dije eso y a ti, mi buen babas, se te olvidó
escribir esto del ferrocarril. Está bien, Conchita, en el próximo artículo hablo del ferrocarril y todo arreglado, no me gusta que
pongas voz de sargento alemán. Es que me hierve la sangre nada más de pensar en ese sujeto; haz de cuenta que, como el
de la tele, me voy desfigurando y poniendo verde. ¿Cómo Hulka?. Sí, como Hulka, ¿ya oíste lo que pretende hacer tu ídolo?.
Algo he oído, pero tú cuéntame.
Pues ahí tienes que Ebrard ya decidió acabar con San Ángel y convertirlo en una especie de Dubai charro. ¿Eso quiere hacer
el Marce?. Sí y yo te agradecería que no le digas "El Marce" que es como apodo de taquero; la clave de toda la intriga es una
maniobra de la SEDUVI que de un plumazo nos convierte en "Centro Urbano" cuando, la verdad, es que somos "Centro
Histórico" que existe desde el siglo XVI y como tal se ha mantenido a pesar de unos cuantos pelados que han intentado
cambiarlo en beneficio propio. ¿No estarás exagerando, mi dulce náyade, mi bella hurí?. ¡Cállate, cínico!, un día vas a
despertar rodeado de centros comerciales, de grandes edificios de oficinas y de hoteles enormes recargados en la Iglesia del
Carmen; Germancito, reacciona, haz algo por tu cerebro, dale una arregladita y ayúdanos a que esto no suceda, porque,
además, el alma negra de todo esto es el arquitecto Arturo Aizpuru que antes era desarrollador y ahora aparece como
Secretario de la SEDUVI. Mi buena y fina Tatcher: ¿tienes pruebas de todo lo que me estás diciendo?. Pues claro, yo no hablo
a lo loco... ¡aaah! y no te he contado de Mariagna que ya tomó posesión de San Ángel y clausura y reabre negocios a voluntad;
perdóname, Germancito, pero mientras tú andas chiflando en la loma, en tu casa y en tu barrio están por pasar cosas terribles,
pero una vez más compruebo que los hombres no sirven para maldita la cosa. ¿Te estás poniendo verde?. ¡Verde intenso!. El
verde de Hulk es más bien como moco antiguo. Eres un cochino; a ver si haces algo por San Ángel. Lo haré para que ya entres
en paz y vuelvas a ser la dulce Tatcher. Conste, dando y dando. ¿Puedo llevar a cenar al Marce?. Clic.
¡ALEGRAOS!
Una inquietud: si estamos en guerra contra el narco, ¿por qué no ha caído uno solo de los lavadólares de cuello blanco?.
Cualquier correspondencia con esta telefónica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El semisumergible
Germán Dehesa
21 Jul. 08
Después de las fragorosas batallas verbales con La Tatcher que, a juzgar por los correos electrónicos y telefonemas recibidos,
salió victoriosa en cada una de ellas; después de esta humillación, decía, la dicha se ha reinstalado en mi espíritu.
Una buena parte de este milagro corre por cuenta de la apantallante tecnología colombiana. El submarino tipo supositorio que
construyeron en mitad de la manigua para luego botarlo al mar es un avanzado logro científico que mucho me ha hecho
meditar. Me molesta que la embarcación, hija perfecta de la imaginería de Gabriel García Márquez, no tenga nombre. Se
podría llamar Úrsula Iguarán, o Amaranta Buendía, o Remedios "La Bella", aunque pienso que no le pusieron así porque
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ninguno de esos nombres cabe ni en la popa, ni en la proa, ni en babor o estribor de la navecita. La sugerencia de la
Rosachiva de ponerle al submarino un arco tipo trajinera me parece una sugerencia totalmente charra como es propio de la
sensibilidad chiva.
Me preocupa también el hecho de que la prensa mexicana no encuentre la manera de darle un nombre genérico al artefacto.
Muchos lo llaman "sumergible", pero en buen español esa palabra significa todo lo que puede sumergirse y así podríamos decir
que la Armada mexicana en su totalidad e incluyendo al raudo "Zapoteco" está formada por puro sumergible. También lo han
llamado "semisumergible" que tampoco resuelve nada. Semisumergible vendría a significar que se sumerge pero poco; en el
mejor de los casos, a la mitad. Estaría por verse cuál es la mitad que se sumerge: si es de la proa hacia abajo tendríamos que
hablar de un terrible naufragio. Podría también sumergirse de panza, pero entonces este transporte sería un sonado fracaso
que reconoce su más claro antecedente en los barcos de cemento ideados y fabricados por el laureado General Jara que
fueron botados con todo fasto y esplendor, aunque de inmediato se sumergieron para nunca más volver. Total que el mote de
"sumergibles" no le viene nada bien a estas pequeñas embarcaciones.
Y ya que hablamos del proceso de creación y hechura de estas mirruñas de diez metros de eslora, les notifico que, según mis
investigaciones, fueron ideadas en Rusia y realizadas en un astillero secreto del norte de Colombia. Con estos ingredientes y
añadiendo el destino ulterior que se le ha dado a las navecillas, tendríamos más que de sobra para escribir una novela
policíaca y de espionaje de primera categoría. Por lo pronto, hay que ver lo que hacemos con el que ya tenemos amachinado y
lo primero será que las autoridades competentes, o las de siempre, las incompetentes nos den noticia clara de la carga que
transportaba el submarinito Marinela. Toda una semana nos han traído con misterios y medias verdades. Como si fuera tan
difícil destapar el artefacto y ver qué trae. No fue sino hasta el viernes cuando a duras penas reconocieron que, al parecer, la
nave venía cachetona de tanta cocaína como le metieron. ¡Oh, cocaína!, no puede ser, ¿y nosotros que pensábamos que traía
pinole?.
Por su parte están los audaces marinos colombianos que se chutaron la navegación desde Colombia hasta aguas mexicanas.
Ya les avisaron que caerá sobre ellos todo el peso de la ley y ellos hasta hacen pucheros porque, la verdad, no se ve que sean
malas personas. Por decir algo, ponemos de este lado a los colombianos y en el otro a Espino y a Manlio Fabio con chaquetón
azul de marino y gorrito de rayas y pompón; hecho esto, le preguntamos al público: ¿quiénes son los delincuentes?. El triunfo
mexicano sería arrollador.
El submarinito allá está. Yo me lo llevaría a Chapultepec para que en él practiquen los niños mexicanos que quieran ser
marineros, o los que quieran ser narcos.
Ojo en reparación
Germán Dehesa
22 Jul. 08
Pues llegó la hora, bienamados lectores, mientras ustedes se preparan para salir en estampida a corretear la chuleta, yo estaré
encaminándome a un centro hospitalario llamado "Laser Ocular" para que ahí se proceda a extraer mi breve pero estorbosa
Tzaráracua. La intervención tendrá lugar a las ocho de la mañana, pero para que eso pueda suceder, su Charro Tuerto tiene
que llegar al nosocomio alrededor de las siete y no quiero ni pensar a qué mulas horas me tengo que levantar. El doctor fue
implacable. Por más que yo le expliqué que a esas horas no se me abre el ojo y que si quieren forzarlo con la mano, en cuanto
lo sueltan, se me cae el párpado; por más que le dije que mi catarata abre a las diez, de nada valieron mis sólidos argumentos
y el doctor permaneció amachado y no se movió ni cinco minutos de su horario original. Dibodo. Esto, como tanto me lo pedía
mi madre frente a un incomible plato de sopa de tapioca, lo voy a ofrecer por los niños chinos, aunque nunca sabré si aquellos
niños chinos de mi infancia sean ahora Zhenli Ye Gon, o Chi-guil. No importa. Espero que mi ofrecimiento ascienda a las
alturas, que no se pierda y que encuentre lo que Rosario Castellanos llamó "La última benevolencia". Llegó la hora de que tú,
lectora lector querido, si eres creyente, reces por la restauración ocular de tu amigo de tantos años; si no eres creyente, pues
aunque sea aviéntate un sudoku en mi honor. El caso es que se vea la voluntad.
He de confesar que, haciendo aparte el horario, me encamino a la sanación loco de contento y sin la menor trepidación
anímica. Lo único que yo he hecho con pasión y constancia a lo largo de mi vida ha sido leer. Comprenderán que medio leer es
para mí un módico infierno. Libros que yo solía leer en dos o tres días, en el periodo catarata me llevan hasta dos difíciles
semanas. Yo solía leer con fluidez y jamás había vivido la experiencia de estar moviendo el libro hasta poder espiar, como por
una rendija, el renglón siguiente. De pasada, aprovecho para acusar recibo de unos documentos que gentilmente me envió el
arquitecto Arturo Aispuro. Seguramente tienen relación con el megapancho que se está organizando aquí en San Ángel con
activistas ya tan fogueados como La Tatcher quien de niña, cuando jugaba a la comidita, hacía bombas Molotov. Gracias por el
envío, señor arquitecto, pero le aviso que me asomaré a esos documentos ahora que termine todo este jelengue y me den de
alta. Entonces, volveré a leer, lo que en mi caso significa volver en mí. INTERMEDIO: Me acaba de hablar un cuate muy cuate
para desearme suerte y para preguntarme si no será que el problema reside en que he estado viendo por demasiado tiempo a
Santiago Creel y por eso se me difuminó la imagen, pero no, no fue por eso, desde antes de que Televisa dejara a Creel como
la Pantera Rosa cuando se mete a la lavadora; desde antes ya me aquejaba este gravoso mal que hoy martes, así lo espero,
llegará a su fin.
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De todo lo que ocurrirá y olvidándonos del madrugón, lo único que me tiene un poco preocupado son esas horas que pasaré
en la tiniebla total. Será mi ensayo sobre la ceguera. Esa mula maicera que es Canito, mi primogénito, dice que, en lo que
estoy en la clínica, la gran Fita va a mover todos los muebles de su lugar para que vaya yo de zapotazo en zapotazo. No la
creo capaz, pero el corazón de las mujeres es insondable.
Mañana martes dictaré mi artículo con una completa reseña de la quirúrgica expedición. Todo mundo me dice que el nítido
retorno de los colores y las formas en el plazo de unas cuantas horas es como un milagro. Que así sea.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCXLII (1342)…. …Quiden mucho a Manlio Fabio. Con tanto espionaje está muy nervioso.
Ahí se los encargo.
Cualquier correspondencia con esta columna láser, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
... pero no era ni la del alba. Cuando salimos rumbo al hospital, todavía no era ni la del alba y, muy simbólicamente, la
oscuridad lo rodeaba todo. Venía yo de pasar una noche de los purititos perros. Me despertaba cada cuarenta minutos y lo
hacía aterrorizado porque seguramente, pensaba yo, ya se había hecho tardísimo. Entonces descubría que eran las dos y
cinco de la madrugada y volvía yo a dormir: de inmediato comenzaba mi sueño sobre la secuencia inicial del "Perro Andaluz"
con la toma cercana de un globo ocular, una mano armada con una navaja de rasurar y el trizadero consecuente. En el sueño,
yo era la recurrente víctima de esta agresión tan pelada, aunque si lo pensamos bien, desde que naces estás recibiendo
heridas en los ojos al contemplar las caídas y recaídas de los hombres en la tiniebla, aunque tengamos tal apetito de luz.
A las seis y media de la mañana circulábamos rumbo al norte en pos de la clínica "Laser Ocular" y en pos del Dr. Alejandro
Cruz. Llegamos tempranísimo, pero la clínica ya era un hervidero de gente. Hagan de cuenta que nos fueran a regalar una
canasta básica. Los abundantes sillones estaban ocupados por una multitud doliente y desmañanada que tenía, como yo, cara
de haberse comido íntegra una trucha descompuesta. Me llegó mi turno y una amable y ejecutiva señorita me dio mi tambache
de ropa quirúrgica y me dijo: se va a quedar en pura ropa interior y encima se pone este traje, acompáñeme a que le muestre
el vestidor. El vestidor era el espacio más estrecho que he conocido en mi vida. Yo creo que en un féretro tiene uno más
espacio. Como pude me cambié con la ayuda de la Rubia Misteriosa quien, a modo de remate, me puso un gorrito blanco
como de cocinera industrial y ya el conjunto era harto grotesco.
Salí, me dieron una cobija amarillo pato que me ayudó a combatir el frío bipolar que hacía en ese lugar donde tienen que
mantener temperaturas bajas para conservar todos sus aparatos. No saben el cuadro que representábamos todos forrados de
amarillo con nuestro pomponcito blanco. Era como una incubadora de conejos. De ahí nos iban mandando llamar para
treparnos en un sillón que se volvía camilla y ahí comenzaba la tortura de las gotas. A mí me pusieron de tres clases: limón
salvaje, salsa Búfalo y extracto de chile manzano. Yo intentaba poner mi cara estoica, pero no hubo manera. Esas gotas ardían
como el demonio. Luego vino una señorita a colocarme una botella de suero y ya con mi suero y con los ojos hirvientes y
convirtiéndose en Cheetos, me dijeron que esperara y que al ratito vendrían por mí. Yo me apoltroné, miré a mi alrededor y
todos los fetitos de conejo estaban en las mismas. Una diligente señorita salió de la nada, pasó junto a un paciente, vio una
percha para suero y decidió ponerla en su lugar. Lo malo es que se la llevó con todo y señor que nomás gritaba como
marranito y la otra ni por enterada. Casi lo tira de la camilla cuando aparecieron otras dos que le avisaron del tamaño de su
burrada. La cara de ese pobre hombre jamás la olvidaré.
Llegó mi turno. Hicieron con mi ojito lo que quisieron. Que nadie les diga que no duele. Hay momentos dolorosísimos. Lo bueno
es que son rápidos y espero que eficaces. Esto lo sabré en unos cuantos minutos tras el examen que me hará el doctor.
Ahorita les cuento.
Ya fui y ya volví. Mi muy diestro cirujano diagnostica que todo salió de maravilla, mi pupila está todavía dilatada, pero nada que
no se remedie con unas gotas. Estoy muy contento y muy agradecido por poder ver, por supuesto que mi agradecimiento
incluye a mi doctor Alejandro Cruz y por supuesto que los incorpora a ustedes, mis buenos lectores a quien tanto quiero desde
la complicidad de la sonrisa. ¡Aleluya!.
Cualquier correspondencia con esta quirúrgica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Si desde endenantes
Germán Dehesa
24 Jul. 08
Si desde endenantes ya me gustaba el mundo, aunque fuera en versión ceniza y neblinosa, imagínense ahora que lo estoy
descubriendo en su plena luz de julio. Siento que estoy abandonando la caverna de Platón y que estoy conociendo, no la
realidad única y definitiva, que ésa no existe, pero sí una versión para mí inédita y esplendorosa de ella. Estoy como bien
querría Agustín Lara: borracho de sol. Les cuento.
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Como ya les he reseñado, la tarde del martes, el mismo día de la operación, mi ocular galeno procedió a retirar el parche y una
especie de burbuja de plástico que protegía mi delicadísimo órgano. Hecho esto, manifestó su beneplácito, redactó una receta
para unas gotas que irán retrayendo mi pupila agrandada hasta el nivel Mota III. Como despedida, nos dimos un jubiloso
abrazo, me dijo que me quería ver el viernes y me pidió que entrara yo en reposo tipo coágulo o cerebro de Fox. Yo puse cara
de obediente y así habría seguido de no ser por mi Viuda Alegre que me contactó telefónicamente para tres cosas: a) ¿cómo
estaba y cómo me sentía?, b) solicitar mi presencia en Los Pinos este miércoles por la mañana para fungir como recio testigo
de la promulgación por parte de Felipe Calderón de la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro y c) la redacción de unas cuantas
notas acerca de mi ya larga aventura con los libros. Recuerden que yo tengo hechas varias promesas: no tener más enemigos
que los que yo escoja como tales; no morirme discutiendo con un pendejo; aceptar rápida y serenamente lo inobjetable y
jamás, pero jamás discutir las órdenes de una mujer que, puesto que te da órdenes, es porque tu amor o tu conocimiento, o las
dos cosas, le han conferido tal autoridad (sicomonó, acaba de decir la Rosachiva con voz de borracha). El caso es que, para
júbilo de mi rayada secretaria, no bien llegué del médico, nos pusimos a trabajar en el asunto del libro y, con él armado, me
presenté esta mañana en el salón solemne de Los Pinoles. Observo que para estos actos oficiales convocan demasiado
temprano a la perrada que poco a poco, va perdiendo ímpetu y ya llega muy sanjuaneada al acto oficial. Hoy, por ejemplo,
llegamos a las 10:30, hacia las 11:30 una ignota voz nos anunció que a la entrada misma del Presidente, todos entonaríamos
el Himno Nacional. Después pasaron como cuarenta minutos y nadie hizo su entrada y acá su baboso con cara de Himno
Nacional, gesto sublime, barbilla alzada, panza metida y pecho listo para recibir medallas. Cuando entró Calderón, sí canté,
pero más desguanzado que el Coque Muñiz. Luego vino el discurso de un señor que es el mero efectivo de la industria editorial
mexicana. A esas horas, el público manifestaba los primeros síntomas de la anorexia y yo pensaba si no hubiera sido mejor
morir en el quirófano. Aplausos tibios. Luego saltó a la palestra El Pollo Ruy Sánchez, Califa de Mogador y se mandó un
excelente discurso que bellamente planteó el vínculo que México tiene que crear con los libros. Aplausos y bravos. En esos
momentos, mi viudita Josefina se aventó a la cazuela y de nuevo dio muestras de que es una magnífica oradora, máxime
cuando citó textualmente a su Charro Negro sin incurrir en el menor plagio. El acto ("el evento" dicen los meganakos) concluyó
con las muy comedidas y prudentes palabras de Felipe Calderón cuyo gusto por el tema de los libros era manifiesto.
Salir de Los Pinos es, en cuanto a vialidad, como expulsar una piedra del riñón. Finalmente lo logramos. Ya estoy en casa y
escribo estas notas. Terminadas éstas, descansaré.
¿De las Muertas de Juárez ya nos vamos olvidando como las olvidó la justicia mexicana?. Muchos no lo recordarán, pero con
esta demanda comenzó esta sección que ya lleva 1344 ediciones.
Cualquier correspondencia con esta columna que es una torre de libros, favor de dirigirla a [email protected]
Si habiendo llegado a Torreón, curiosos viajeros, toman el camino que conduce a Paila, se encontrarán en unos cuantos
minutos a la mitad del desierto: un cielo mortecino, resequedad y polvo por todas partes. La mirada se cansa de estar viendo
minuto a minuto la misma fealdad grisácea. No hay nada que nos prepare para esa deleitosa y verde sorpresa que es Parras.
Es mejor que cualquier espejismo árabe. Hay agua, hay verdor, una nogalera inmensa y un pueblito fresco, amistoso y
trabajador. Ahí estuvimos, hará unos quince años, todo un grupo de actrices y actores comandados por su Charro Negro y por
una ejecutiva y grácil mujer por todos conocida como Chequi Saldívar. El objeto de tan peregrino viaje era conocer las
excelentes instalaciones de una fábrica de mezclilla que se contaba entre las mejores del mundo. La fábrica cumplía no sé si
cincuenta años o más de haber sido instalada ahí en la capital de la nuez y yo, en uno de mis abundantes arrebatos de locura,
había aceptado escribir y montar un espectáculo en torno a ese acontecimiento. De hecho, el espectáculo se estrenó con el
rumboso título de "Va de nuez" que funcionó aceptablemente.
Pero no es eso lo que quiero contar. Quiero rescatar unos cuantos instantes de ese viaje. Terminada la visita a la fábrica, los
viajeros nos dispersamos por el pueblo. Chequi y yo visitamos la casa solariega de la familia Madero, luego fuimos a comprar
dulces de nuez y luego nos dedicamos a vagar. En nuestra vagancia y como quien descubre un lugar secreto, Chequi y yo nos
encontramos con un parque muy hermoso que podría ser del siglo XIX. Las flores, la blancura de todo el mobiliario, el sosiego
de los árboles, el cielo azul y sereno, los senderillos de grava, todo esto suele ser la inerte escenografía de algún pasaje
novelístico, pero en este caso fue algo más: fue un conjunto de elementos que se conjuró activamente para hacernos conocer
la paz. Ahí sentados en nuestra banca, platicando de nuestras infancias quedamos instalados en el estado de gracia.
Desde entonces, muchos años han pasado. Ahora mi amiga Chequi y su familia toda están viviendo una indecible desgracia.
Yo quisiera decirle algo pero las palabras no alcanzan. Lo único que puedo es abrazarla y regalarle esta postal de aquella
banca de parque en Parras, Coahuila.
¿VAS A IR A LA CONSULTA?
Por supuesto que sí. El dinero ya se gastó, se abre una pequeña rendija para que nos manifestemos como ciudadanos. Habrá
que aprovecharla. Habrá que aprovecharla aunque tenga tal carga de demagogia, aunque sea otra estrellita que se quiere
poner en la frente Marcelo Ebrard, aunque esté redactada con las patas. Se supone que los autores de este batidillo verbal son
el propio Marcelo y su corte, también conocida como Asamblea de Representantes. Las preguntas, especialmente la 2, son un
monumento a la confusión (¿ya ven por no estudiar?). De pronto me da por pensar que la confusión es deliberada y que lo
único que persigue es que el interrogado conteste que no. Espero que haya espacio en mi boleta para decirles todas estas
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cosas. No tienen madre: tanto gasto, tanta publicidad y todo para venir a ponernos delante un galimatías insidioso y redactado
con la parte más carnosa de su ser. Con todo, creo que los ciudadanos tenemos que asistir y darle una lección a estos
papanatas. Basta con que respondan: no contesto porque no está clara la pregunta. Así de fácil.
ENVÍO
Estas letras y muchas más están dedicadas a mi amiga La Feroz (Fernanda Familiar) que es encarnizadamente solidaria.
Además, se comunica a todos los usuarios que HOY TOCA.
No me cansaré de decirlo: mientras no se haga justicia con tanto ladrón que presume de "ex-funcionario", no podremos crecer.
Cualquier correspondencia con esta columna que va de nuez, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¡Déjenme vivir!
Germán Dehesa
28 Jul. 08
¡Qué pifia y qué error!. A la Rosachiva se le tuestan las habas en el lomo por su urgencia de leer los correos que mis lectoras
lectores amigos me envían con ejemplar constancia y abundancia. A mí no me corre tanta prisa, porque no me es grata la
sensación de la mentada reiterada. El caso es que volvió a quedar demostrado que frente al empecinamiento femenino, al
hombre de hoy no hay Dios que lo ampare, ni ley que lo proteja. Esto, colegas machines, tenemos ya que entenderlo. Hemos
sido conquistados y colonizados por las omnipotentes viejas y sólo nos queda callar y obedecer. Sabido tengo que si alegas te
va peor y que una mujer siempre te amenaza con el pistolín, pero bien sabemos que también tiene el pistolón. Yo ya sólo les
planto cara y les doy la pelea a las abusivas, a las ladronas, a las traidoras, a las frívolas y, si ando de buenas, a las tontas.
Sucede que la Rosachiva no es nada de eso y, por lo mismo, me tiene a su merced. Ya van tres veces seguidas que yo tomo
asiento con la intención de escribir mi artículo, o alguna otra cosa y ella ya tiene en la pantalla de la computadora -que la
obedece a ella, jamás a mí- la ristra de mensajes que tú, lectora lector querido, tienen a bien enviarme. La lectura de estos
mensajes es la que me tiene convertido en organismo microscópico tipo paramecio sin más destino que flotar y flotar (¡flotaaar
y flotaaar!).
Después de esta drástica flagelación, concluyo que soy un vendaval sin rumbo que ni de lejos ha logrado ningún tipo de
consenso. El perfil de quien me lee es el de alguien rebelde, informado, broncudo y que cree con toda firmeza que el divino
laberinto de los efectos y las causas les asignó la tarea de fungir como mis papás, o mis mamás, o las dos cosas.
Lo que mejor me viene son los comunicados de puro apapacho y regocijo, luego vienen los admonitorios y por último los que
abarcan desde el severo regaño hasta la mentada de madre: que qué bueno que salí bien de mi operación; que qué mal que
en lugar de reposar, me largara yo a Los Pinos; que le diga yo a mi amigo "El Marce" que se deje de xaladas tales como su
estrambótica consulta, que nos diga en cuánto nos salió el famoso "ejercicio democrático" y que se ponga a arreglar las
banquetas y a darle un verdadero y buen gobierno a esta ciudad; y que para qué ando diciendo que voy a asistir a la consulta y
no denuncio la obligación que se les impuso a los trabajadores del DF de acudir a ayudar al levantamiento de esta consulta
(está mal lo de la obligatoriedad, pero está bien que por lo menos un día en su vida trabajen en algo). Otros corresponsales no
están de acuerdo con la nueva ley del libro y que, por lo mismo, no se explican mi presencia en Los Pinos. ¡Nada les parece!.
No sean montoneros, ustedes, gracias a Dios, son muchos; pero yo estoy aquí solito y mi alma en la pura intemperie
recibiendo la tormenta de mentadas. Por favor: ¡déjenme vivir!.
ZACATECAS
Zacatecas es un Estado pobre, pero más pobre quedó con esta temporada de tormentas, ciclones y bíblicos aguaceros. Amalia
García ha sido una excelente gobernadora y ha llegado la hora de ayudarla a ella y a sus gobernados. En la Ciudad de México
hay dos centros de acopio para esta ayuda. Hay uno que funciona las 24 horas en Bahía Coqui No. 73 Col. Verónica Anzures y
otro que funciona de 8:00 A.M. a 7:00 P.M. en Luis González Obregón No. 15 en el Centro, entre Argentina y Chile. Necesitan
lo usual en estos casos; pero si quieren mayores informes, acá se los proporcionamos con la Psic. Gabriela Sáenz en el
teléfono 5611 6513. Aikir.
A las Muertas de Juárez, añádanle las de Toluca y las de toda la República. Estos feminicidios son los que no deberían dejar
dormir a la justicia.
Cualquier correspondencia con esta regañada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
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Algunos pendientitos
Germán Dehesa
29 Jul. 08
Aunque ya dediqué un buen espacio a Zacatecas, me gustaría volver sobre el asunto. No hace la menor falta insistir en la
pobreza de ese Estado. Imaginen ahora que lo poco que tenía fue arrasado y dejado patas pa'arriba por los últimos meteoros.
¡Ándenle!, no sean arreados. Si algo tiene de maravilloso este país es que no sale de sus penas si no colaboramos todos;
México es una permanente invitación a la generosidad; así es que ya se están comunicando al 5260 3585 o al 5611 6513 y ahí
preguntan pa'qué son buenos. Tláloc los ha de premiar con una viudez prematura, o con un durable matrimonio dependiendo
de cómo salió el cónyuge.
Me dirijo ahora a mi bienamada comunidad chiapaneca, tierra de Don Jaime Sabines, poeta que vive en mi corazón y tierra de
muchos otros zafados soñadores. Allá quiero ir para platicarle a la gente de Daniel García Blanco y de su espíritu totalmente
ocupado por la música. Sucede que esta semana, galenos y oculistas prefieren que no me trepe yo a los aviones, pero en
cuanto pueda, allá estaré para que platiquemos y festejemos y la pasemos bien.
Ahora voy rumbo al norte. Quiero llegar a Parras, Coahuila y darle las más cumplidas gracias a ese gentilhombre nativo de la
localidad que me acaba de escribir para informarme que mi banca (la de Chequi y mía) ahí sigue a nuestras órdenes en ese
parque hermoso que conocimos hace años. Me parece un comunicado elegante, humano y confortable que, a nombre mío y de
mi amiga, agradezco con un abrazo rayano en lo puñal.
Vengo ahora a esa terra incógnita que es el mundo onírico. Éste que ahora os voy a contar es un sueño recién salido del
horno. Lo soñé el fin de semana y aun conserva, yo creo, su nitidez original. En mi sueño, yo estoy de pronto haciendo mi
entrada triunfal en "El Danubio" que es, como muchos de ustedes ya saben, uno de mis restoranes favoritos en la Ciudad de
México. La comida es excelente, los langostinos son un poema de Sor Juana y el trato es cálido y amable. Entro y de inmediato
me recibe uno de los hispánicos dueños ya entrado en años: ¿qué hay, Don Germán?, ¿viene usted a lo del mejillón gigante?.
Les encanta exagerar, le digo, dicen "camarón gigante" y es un camarón un poquito más grande que los normales. No, no,
quite allá; este mejillón sí es en verdad gigante. Bueno, pues póngame una orden. No, no me entiende usted; es uno solo, pero
gigante. Pues échemelo, digo con desenfado. De pronto percibo pánico por todas partes. Mi amigo el dueño anuncia: Germán
Dehesa ha aceptado enfrentarse con el mejillón gigante; pongan las mesas como en un ruedo para toros y levanten la reja para
que salga el mejillón. ¡Fiuta!, ustedes no saben qué monstruo comenzó a reptar rumbo a mí. Era de un oscuro color marrón
que se veteaba en verde putrefacción. A la vista era húmedo y arrojaba un líquido viscoso y maloliente. Seguía avanzando
hacia mí que no tenía ni un miserable tenedor ya no digamos para enfrentarlo, de eso ni hablar, sino para enterrárselo en lo
que pudiera ser su trasero que, según yo, tendría que andar por la bisagra de la inmensa concha donde se veían despojos de
algunos contendientes anteriores. Era Moby Dick en versión mejillón. La gente seguía el enfrentamiento con gran atención y
había un grupito de desgraciados reventadores que le iban al mejillón. Cuando éste llegó frente a mí, recuerdo que pensé:
ahora voy a despertar, pero tenga su despertar. El mejillón abrió sus dos valvas y en un santiamén me tragó. Lo último que
recuerdo antes de ser deglutido es la rechifla del respetable. Luego desperté y hasta hoy le busco un significado a esta locura.
Ahí les encargo por si saben de un buen psicoanalista.
Cualquier correspondencia con esta columna de avisos con mejillones, favor de dirigirla a [email protected]
Gertrude Stein escribió esta breve xaladita que el tiempo ha querido conservar como poema memorable. Y es que el tiempo,
mijita, a veces atesora cada estupidez que olvídate de tu padre. A lo que voy: en mi ocular convalecencia recibí cartas,
mensajes, telefonemas y algunas visitas con regalo adjunto. He de agradecer el enorme paliativo de estas visitas en mis horas
de ceguera que yo había exornado de mitos y literaturas. No hay tal. La ceguera es un horror, una mutilación brutal: "Al cabo
de los años me rodea/ una terca neblina luminosa/ que reduce las cosas a una cosa/ sin forma ni color/ casi a una idea". Muy
cerca estuvo Borges de describir ese espanto. En ese pozo andaba yo cuando apareció mi hijo Ángel, el que siempre está
cerca. Me traía un regalo asaz estrambótico: una rosa en botón y hecha taco en papel celofán de ésas que muy exitosamente
se venden por las esquinas. No creo que te vaya a durar mucho, comentó el desenfadado mancebo que porta mi apellido y lo
arrastra por las ciénagas más infames de la lubricidad. Con mi más secreta voz yo dije: bienvenida, rosa, a esta casa de flores
y de piedra; en esta hora de la tiniebla, tú saldrás a vivir por mí y te desplegarás más majestuosa que la noche.
Un rato más de cháchara y se fueron los visitantes y yo me quedé con mi rosa. Al día siguiente desperté para vivir dos
milagros: mi mirada había retornado en todo su esplendor y mi rosa no tan sólo seguía viva, sino que se percibía sana,
poderosa y dispuesta a atrapar al mundo en las redes de sus aromas. Era una rosa casi negra que fue bautizada como Elvira.
Está guapísima y se ve que ha aprendido a vivir y a explorar desde la breve llanura de mi mesilla de noche. Al verla tan galana,
sentí la tentación de quedarme a vivir con ella, pero mis llanuras son otras. Ahora tan sólo nos encontramos en la alta noche
cuando el sueño llega con un tenue olor rosado. Volteo y la miro y entiendo que ha cumplido cabalmente mis instrucciones y ha
vivido y sonreído y enfurecido y se ha desplegado en la congoja y en el júbilo que son dos asiduos visitantes del corazón del
hombre. En plena madurez es una rosa muy hermosa y muy señora que ya está de regreso de todos sus viajes y que ahora,
después de haber vivido erguida siempre, se encorvó ligeramente esta mañana y con ello me certificó que, en efecto, es un
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amago de la humana arquitectura, un ejemplo de la vana gentileza, un ser en el que unió naturaleza, la cuna alegre y triste
sepultura. Esto es una gran verdad, pero hay todavía una verdad más grande: mientras llega la triste sepultura, nosotros de mil
modos florecemos y florecemos el cuerpo de una mujer y así aparece la rosa mutua, la rosa múltiple, la más confiable rosa de
los vientos.
Ustedes han de pensar: y todo porque al señor le regalaron una pinche rosa banquetera y de dudosísimo pasado. En efecto,
pero hay que hacer notar que era una Rosa Magdalena que me acompañó y persistió en su lozanía hasta que me vio ya
totalmente aliviado. Ahora ella morirá como moriremos todos, pero ella ha cumplido ya su tarea de aromar y su vocación de
levedad. Mi buen deseo es que así nos encuentre la muerte, como si fuéramos una rosa que se quebranta por su propio peso.
A mi amiga La Difícil la visitan los ladrones y, en ausencia de ella, le vacían su departamento donde tenía cosas insustituibles.
La policía no cree poder recuperar nada, aunque comenta que sus cosas "por ahí irán apareciendo". A mí y al intrépido Pancho
nos acaban de apañar dos judiciales "porque nuestras placas están boletinadas". Uno de los dos me reconoce y nos dejan ir
porque todo esto lo hacemos por su seguridá, patrón.
Cualquier correspondencia con esta floral columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
¡Ahora me lo pruebas!
Germán Dehesa
31 Jul. 08
Tiempos felices aquellos. Muy temprano, obscenamente temprano, había que acudir al periódico para recibir los ejemplares de
"Reforma" que deberíamos vender. Nuestro equipo de (ba)voceadores era de unas veinte personas y el politburó estaba
formado por María Victoria Llamas, Alejandro Aura y su Charro Negro. Me estremece pensar que ya solamente quede yo. Yo
que está viviendo ya la fase Creel de su desaparición del mundo. Cada amigo que muere me va haciendo más borroso y
etéreo y contra esto, como contra la base por bolas, no hay defensa. De cerca o de lejos, Alejandro era mi amigo. Claro está
que el recuerdo más nítido que guardo de él corresponde a nuestra época de (ba)voceadores (título inventado por el propio
Aura). Miles y miles de ejemplares vendimos utilizando la hábil técnica de despertar el morbo de viandantes y automovilistas
mediante la vociferación de expresiones que en el fondo no significaban nada, o eran unos mayúsculos albures. En esto, Aura,
al fin poeta, era un maestro: ¡Ahora me lo pruebas y me lo sostienes! y los automovilistas se detenían llenos de curiosidad
malsana y ansiosos de saber quién se lo probaba a quién y quién se lo sostenía. Éramos una pandilla muy exitosa y creo que
"Reforma" está en deuda eterna con mi compadre Alejandro quien realizó día tras día esta tarea con una pasión y con una
alegría que tal pareciera que le fuera la vida o el trabajo en ella. Ni lo uno, ni lo otro. Cuando todo terminó y "Reforma" tuvo su
equipo profesional de voceadores, Alejandro levantó su tenderete y se perdió en el horizonte. Después ocupó un cargo en el
Gobierno de Cárdenas y después el poeta se fue a España. Ahí lo encontré y él me ayudó en una detectivesca tarea que
culminó en el desenmascaramiento de una redomada mentirosa que ahora vuelve a la carga.
Y yo hablo y hablo para no decir que ya murió Alejandro Aura y anunciar que en la vida tengo un interlocutor menos. Me quedo
con un incontable agradecimiento por la tarea de amor a la lectura que emprendió con el grupo "Las Aureolas" que nacieron en
un programa de radio que co-conducíamos; le agradezco igualmente su buena y a veces dura amistad y le agradezco sobre
todo aquellas mañanas de júbilo y de fiesta en las que vendimos más periódicos que nadie. Alejandro: mucho te quise y mucho
te quiero.
LA SUBASTA
Lo veo, lo leo y no lo creo: esto de la subasta de los calzones de la Reina Victoria es un asunto que ofende y lastima a mi
exquisita sensibilidad y sentido del decoro. Condenada vieja nalgona. Pero si ahí parara la cosa (albur digno de Alejandro),
santo y bueno; muy su aguayón y muy su ropa interior. Lo que me parece deleznable es que de quién sabe dónde, aparezcan
unos truhanes, a quienes yo imagino cual si fueran Gedeón y el Honrado Juan que son los que se robaron a Pinocho, y
anuncian que tienen importantes intereses a través de su empresa Interchón. Inc. en la vasta ropa interior de esa reina que
fungió por muchas décadas como marido y jefe de Inglaterra. Por cierto, a lo mejor estoy loco, pero creo recordar haber visto
una película donde un intrepidísimo caballerango respira hondo, cierra los ojos y se le avienta a la reina Victoria. Bueno, el
caso es que Gedeón y el Honrado Juan han anunciado que ya subastaron los vastísimos calzones Queen Size. El comprador
prefiere permanecer en el anonimato (yo también lo preferiría), aunque se ha filtrado el dato de que es canadiense. No sé qué
pretenda hacer este caballero con tanto trapo. Con esos calzones se hace el velamen de una fragata, o bien, podría donarlos a
los damnificados de África, donde siempre hay damnificados de algo, y darle cobijo amplio a tres familias.
Si van a subastar más calzones, les sugiero que los nombren Chones Geo.
MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna alejandrina, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
101
La contramuerte
Germán Dehesa
1 Ago. 08
Hoy jueves desperté ciertamente perplejo. Soñé y según mi sueño, tenía yo que ir a bailar a Bután, lo que implicaba que
previamente tenía yo que averiguar dónde queda Bután. No medité mucho sobre el asunto porque, como una piedra inmensa,
me cayó en la cabeza la noticia de la muerte de Víctor Hugo Rascón Banda, un hombre de bien, sonriente, generoso y con su
buena dosis de talento. Estoy a punto de repetir las palabras del misterioso narrador de "Moby Dick" (llamadme Ismael): Sólo
quedé yo para contar esta historia. Mentiría, venturosamente mentiría, si dijera que esto es así. Por el camino pululan muchos
seres (esta nómina incluye a Lilí "La Rosa de Aleppo", a mi tía Ágatha que hoy viernes me invitó a comer con la pedagógica
intención de supervisar si ha habido mejoría en mi comportamiento en la mesa) muchos seres portadores de la vida en sus
variantes más virulentas, locas y contagiosas. Todos ellos juntos y juntas son la antimuerte. No tengo ni que verlos, me basta
con pensarlos para volver sobre mis pasos y decidir que en última instancia no tiene nada de malo ir a bailar a Bután, o pelear
a muerte con el mejillón gigante.
No he de negar que conozco a muchos hombres ácidos y a muchas mujeres limón fallido que, desde que Dios amanece
(hermosa expresión) están urdiendo maneras de distribuir pequeñas dosis de muerte por vía auditiva. Son los desgraciados
chismosos que todavía se atreven a hacerte prólogos del tipo de: creo que por tu bien debo decírtelo... No es algo bonito lo que
vas a oír, pero creo que debes oírlo... Sólo porque soy tu amigo me atrevo a comentarte esto... ¡No los soporto!, son los
heraldos de la muerte, los que te matan de a poquito, pero, todo hay que decirlo, si tenemos un alma normal y equilibrada,
ninguno de estos buitres resiste la plática con un buen cuate o cuata con su pizca de inteligencia y de sonrisas. Si no es el
caso, si el chisme te envenena, lo que procede es llevar el alma a un lugar donde le puedan hacer alineación y balanceo de
modo urgente, porque no es poco el peligro que corres; te descuidas y tú también te conviertes en distribuidor de muerte.
Piensa sin embargo, lectora lector querido, que evitar a estos vultúridos no es excesivamente difícil; tampoco es demasiado
complicado darles el avión y decirles: ¡qué gran lección me has dado!... no sabes cómo te agradezco que hayas despedazado
la honra de mi familia que ya casi quedó a la altura de la tuya. Ya con esto suelen aplacarse e irse muy orondos. Y ¡albricias,
oh, amigos!, lo que resta del monte es orégano puro: los despertares, el olor de la húmeda mañana y del café que hierve de
contento y nuestro rostro en el espejo con un sorprendente parecido a una pantufla, pero a una pantufla llena de promesas: en
cuanto me bañe y me ponga mi cremita me voy a ver de lujo. Falso: la pantufla permanece, pero ya no la vemos. Y las mujeres
se quitan y se ponen y posan y se hunden en la depresión porque la blusa les queda como de forzudo de feria y se canonizan
de felicidad al descubrir que todavía entran en sus pantalones, o en los de algún señor y comenzar a vivir como Pessoa quiere
en su poema y así deleitarse frente a una niña que se zampa un chocolate con fruición y total seriedad (si yo pudiera vivir como
esa niña come chocolates) y pasar por la tabaquería y descubrir que alguien agita su mano para saludarme ¡adiós, Estévez! y
ver los puestos de fruta y el mercado de las flores y los trajines del ocio y de los negocios y tropezar con un viejo amor que
instantáneamente se hace nuevo y saludarlo de beso y abrazo y sentir el dulce y entero peso de la dicha; todo esto es la
antimuerte. Además: HOY TOCA.
¡Ya levántate!
Germán Dehesa
4 Ago. 08
Ésta era la reiterada, la salmodiada súplica de mi señora madre que acaba de inscribirse en el club de lectura de Las Aureolas
Celestiales, una asociación no lucrativa recién fundada por el poeta Alejandro Aura.
¡Ya levántate!, insistía la matrona que lucía una bata como de la guerra de Corea, unas pantuflas antediluvianas, abundante
crema, tubos y la terca e inexplicable obsesión de que yo fuera a la escuela. Me caía gordísimo ese absurdo fanatismo de mi
madre por la vida académica. Nunca logré llenar sus expectativas. Aquella medida genial de bañarme por las noches y dormir
vestido para ganar tiempo de sueño, a ella le pareció extremadamente vulgar y propia de gente tocha y frangollada, pocalucha,
pelada y falta de miramiento; no, Germancito, ¿dónde crees que vives?, nosotros podremos parecer muy pobres (esto sí fue
uno de nuestros máximos logros: todos nos veíamos muy harapientos y astrosos) ¡pero!, somos una familia decente y uno de
tus antepasados fue Niño Héroe, aunque nunca se lo reconocieron porque sirvió al Imperio (sólo que haya sido por eso), así es
que ¡ya levántate!, o ¿ya se te olvidó que en la escuela estás becado?, esta pregunta era totalmente retórica: en mi casa todos
me lo recordaban y en la escuela, nunca faltaba el idiota que me lo informaba. Mi madre se me quedaba mirando con su
mirada de Rottweiler y remataba del siguiente modo su fervorín matutino: ¿hablo yo o rechina un tren?, tienes diez minutos
para arreglarte (si supiera que llevo 64 años y ni pa'tras ni pa'lante) no quiero, Germancito, regresar y ver que sigues echadote.
Si hubiera tenido la desfachatez que ahora tengo, le habría dicho a la que me amó antes de conocerme: mira, jefecita de
jefecitas, si en verdad quieres ahorrarte una contrariedad, mejor no regreses, porque no te puedo asegurar nada; sería difícil
pero no imposible, que me vinieran las ganas de levantarme; pero como que presiento que no me van a venir. Jamás le
contesté estas desmesuras a mi madre. Ya expliqué que no tenía yo el mundo que tengo ahora; además, hay otro detalle: si yo
le hubiera contestado así, ella me hubiera dicho: una palabra más y te doy un manazo en la boca que los dientes los vas a
tener que ir a recoger a Insurgentes. Era una Santa.
102
¡Ya levántate! y ahora no es mi madre la que habla, sino yo personalmente, su Charro Negro, que los conmina a dejar de estar
haraganeando y estirándose en su cama en lugar de zambullirse de nuevo y de lleno en la vida. No digo que no sea rico
levantarse a las dos de la tarde, pero no hay que ser. ¡Ándenle!, avienten las cobijas, den un elástico salto, respiren el aire del
nuevo día, cantando el coro de Nabuco encaminaos a la regadera y recuerden que la dicha es mucha en la ducha.
¡Ya levántenseee!; allá afuera ¿qué creen?, los está esperando México en pleno proceso de guanajuatización (en el PAN hay
dos subnormales que se sienten caudillos y que creen que el caudillismo se ejerce pegando de gritos, o diciendo tarugadas).
Me refiero a Espino y a Germán Martínez, el dueto "Los Bribones" que ahora, con la inclusión de Chente Fox, se transforma en
el trío "Los Tapetones" cuyos esfuerzos se centran en lograr la ampliación del Cerro del Cubilete de modo que su benefactora
sombra cobije a todos los mexicanos. Esto es lo que nos espera allá afuera, más la creciente ola de inseguridad que tiene uno
de sus reflejos más crueles en el aumento aterrador de secuestros y asesinatos; esto más los diputados, el petróleo
manoseado, los senadores, la burocracia y los políticos inútiles<00A6> ¿saben qué?, ya lo pensé bien: permanezcamos en la
cama; ¿no habrá alguna gacela que me haga un lugarcito?. Voy.
Cualquier correspondencia con esta columna acostadita, favor de dirigirla a [email protected] D.R.
Yo lo dije
Germán Dehesa
5 Ago. 08
Pero veo con pena que nadie, ni mi gente más cercana, me hace caso. Como si fuera un mérito, o fueran a dar medalla, este
lunes mi ciudad, más chinampa que nunca, se lanzó a la actividad desde muy temprana hora. Sólo el Bucles que pasó la noche
en esta casa de piedra y flores y su ejemplar padre estábamos echadotes a las once de la mañana. Los hombres se afanaban
en sus distintos mesteres y las mujeres ¡oh, las mujeres!, tripulando su amenazante camionetota, estaban por completar su
cuarto e inútil trayecto por la ciudad para visitar a un enfermo que tanto mejor estaría sin la visita, para ir al mercado de Sonora
a comprar esa yerbita que, coma lo que coma, la mantendrá flaca como Vitola y a otros distintos y varios menesteres que
ocupan la jornada de la matrona azteca. Desde mi camota no puedo decir ni que veo pasar la vida; la oigo pasar y me
comunico con mi selectísimo círculo de amigos y amigas que ya pululan por el vario y ancho mundo. Si se me apareciera mi
matrushka, cosa que no es de desearse que suceda, ya me estaría taladrando con la mirada y ya estaríamos entablando un
diálogo más o menos así: Germancito, ¿no te da vergüenza?... noup ¿no te hartas de estar tiradote?... noup ¿no sientes que la
cama te expulsa?... noup. Esto de que la cama lo expulsa a uno era una de las más firmes y erradas creencias de la mujer que
me dio la vida, la luz, la fuerza y otros servicios conexos. Don Miguel Mihura, escritor español con una creatividad notable,
pasó la segunda parte de su vida en la cama por propia voluntad y sin estar enfermo de nada. Si yo le hubiera contado esta
anécdota a la máxima autoridad de mi casa y le hubiera dicho que ésa era mi tirada en la vida, yo creo que le hubiera
provocado hidrofobia, osteoporosis instantánea y de inmediato hubiera también organizado unas enérgicas rogativas en la
iglesia de San Antonio de Padua que era donde ella había creado su imperio de terror. Esto sin contar con que me hubiera
llevado a rastras con el padre José Violante, creador de la Orden de los Josefinos cuyo único miembro era él, a que me
exorcizara, pues éste era un arte que él dominaba con gran pericia y que a nosotros, por ser de la familia, nos ofrecía a precios
de quemazón (nunca mejor usada la expresión). Otro día con más tiempo les cuento con detalle de mi tío José; por ahora,
básteles saber que a las doce del día de este lunes, yo seguía retozando entre mis sábanas con un extraño (no vayan a pensar
que yo retozaba con un extraño) malestar que probablemente es moquillo o alguna otra dolencia canina. Me sentía con el
cuerpo traspuesto y el ánimo traspaleado. De hecho, me sigo sintiendo así, pero recibí un correo enormemente dulce y
gratificante de Lydia Cacho que logró ponerme de pie y, aprovechando que ya estaba yo en funciones, dictar estas líneas en
un lunes vacío y en blanco sin ningún acontecimiento digno de nota como no sea las múltiples y justificadas voces de
indignación que comienzan a alzarse ante la muerte estúpida del joven Martí y su personal de servicio. Se entiende esta
reacción por lo muy estimable y estimada que es esta familia que, sin duda, ha prosperado, pero lo ha hecho trabajando
duramente y no secuestrando a nadie. Pero no termina aquí la ira. Resulta que los señores a los que pagamos, entre otras
cosas, por cuidarnos, no lo hacen y son en su mayoría un rebaño de corruptos, abusadores e imbéciles cuyos voceros ahora
nos piden calma y paciencia. No entienden que ya se nos terminaron las dos y que ya nos tienen hasta la madre con sus
declaraciones tan lindas y tan inútiles. Ya párenle, estúpidos y den resultados, o lárguense. ¿Para qué me levanté?.
Cualquier correspondencia con esta somnolienta columna, favor de dirigirla a [email protected] D.R.
No es posible vivir con tanta madre. La mía, la que Dios me envió para probarme, aquella con la que creo haber quedado a
mano en haberes y en deberes, ésa ya está ante su Creador, supongo que entre otras cosas, para que éste vea que no todo le
sale según lo planeado y ahí la va a tener cante y cante por toda la eternidad. Cuando ocurrió este triste suceso, pensé que mi
cuenta estaba saldada y que ahora sí podría vivir a mis mulas anchas. Error, grave error. Pronto la vida me demostraría que
uno de sus apotegmas más falaces e insostenibles es ese que reza: "madre sólo hay una". No es cierto, hay un madral que ni
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permiso te piden para adoptarte, para encaminar tus pasos cuando, según ellas, te ven perdido en la procelosa senda de la
existencia; para diagnosticarte unos males mentales terribles nada más porque anuncias que te encantaría vivir en tu camota.
Terror, verdadero terror me da ya contestar el teléfono. Es casi seguro que al otro lado de la línea esté una nueva madre.
Mira, Germán, esto no tiene por qué producirte la menor vergüenza; la depresión existe y es muy difícil lidiar con ella. Una cosa
sí te digo: quedarte tirado y abandonado en una cama es lo peor que puedes hacer, es como franquearle la puerta a esa
depresión.
Así abrió juego mi tía Ágatha y yo no pude meter una palabra ni de ladito. Cuando terminó su Epístola a los Efesios, me atreví
a preguntar: ¿y si estoy enfermo?. ¡Qué vas a estar! y si estuvieras, el trabajo es la gran medicina. Pero tía, ¿de dónde sacas
esa teoría tan disolvente?. Lo sé porque lo vivo; sin ir más lejos, ayer a temprana hora ya estaba yo en Cuemanco. ¡Me
alarmas, tía!, ¿ahora te dio por remar?, eso es depresión y no payasadas. No seas tonto, niño, fui con mi hija a comprar flores,
tú no sabes las hermosuras que hay ahí. Lástima, tía, que haya sido ayer; yo hubiera ido encantado y muy probablemente me
hubiera ido en vírula. No seas mentiroso. En este momento te levantas y yo estaré supervisando tus pasos, cuidadito y te
quedas en la cama. Tan enérgico fue el rapapolvos que no me fue fácil volver a conciliar el sueño, pero lo logré.
De nada sirvió. Otras cinco madres se encargaron de llamarme para darme cada una su personal diagnóstico sobre mi
lánguida condición y para proceder a ordenarme que me levantara. Habló también mi amiga La Difícil que fue como un
medicinal bálsamo del Dr. Andrew para mis oídos. Después, descolgué para agonizar en paz. Todo fue inútil. Apareció la gran
Fita quien por cierto se pasea a los pies de mi lechote con su cubeta y su escoba que también vociferan: ¡ya levántate!; bueno,
pues apareció Fita que me traía una carta. No puede ser. Era otra madre que también descree del violento ataque de
neumomoquillo que padezco y me exige que de inmediato me levante y me ponga al servicio de la patria donde ésta me
necesite. Según la carta, todo está en vilo hasta que yo arranque y yo estoy, según ella, frenando al país en su decidida
marcha.
¡Ya me tronaron!. Ya me levanté (me levantaron) y México me espera. Sabines ha escrito que la ciudad es una muchacha que
nos extiende los brazos para ponernos a bailar. Actualmente a esa muchacha la tiene secuestrada la peor gente de México.
Doña Elena Morera y otras fuerzas leales: ¿qué hacemos para salvar a nuestra muchacha?. Yo soy el Charro Negro, tengo
mucha madre y traigo tropa. Yo le atoro a lo que digan. Corazón: tú dirás lo que hacemos.
ENVÍO
Estos renglones y mi pensamiento y mis abrazos y mis difíciles oraciones son como un cuenco que quisiera recoger el dolor de
la familia Martí.
El hampa aterrada. El hipersacatón de Emilito Gamboa ya la amenazó con pena de muerte si se sigue portando mal.
Cualquier correspondencia con esta columna violentada en su reposo, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx
El Malón
Germán Dehesa
7 Ago. 08
La idea generalizada es que Argentina estaba totalmente despoblada hasta que llegaron los españoles, los futbolistas italianos
y los psicoanalistas judíos. Ésta es una idea incorrecta. En la época precolombina la interminable llanura austral conoció la
itinerante población de varios grupos étnicos. Eran pocos y por eso no se veían, pero ahí estaban. De éstos, el grupo más
durable y resistente fue el de los Indios Pampa que, según cuentan los cronistas del XIX, las pasaron canutas con el trato
caprichoso y cruel que les impusieron los criollos. Cuando no los empleaban como criados, los alistaban en el ejército y en
general disponían de sus vidas como propiedad particular. Los indios aguantaban vara, pero, de tiempo en tiempo, les daba
por reunirse hasta formar un grupo respetable por su número y su armamento. Había llegado la hora del "Malón" que consistía
en caer como plaga egipcia sobre las poblaciones pequeñas, destruir cuanto se pudiera, robarse a las muchachas, incendiar y
saquear todo lo que estuviera mal puesto. Muy contentos y aliviados quedaban los Pampa después de estas incursiones que
también solían ser muy satisfactorias para las muchachas. Ahora bien, ¿por qué he titulado así mi columna de hoy?. Pues es
muy fácil. Desde ayer se me están juntando y amotinando muchas ideas en la cabeza y a todas ya les urge salir en pique
huracanado. Así pues, es hora de un Malón de ideas. Sale.
Comienzo con las Olimpiadas. Me siento levemente apenado con los que sí disfrutan de estos espectáculos tan ajenos al
original y mítico espíritu de aquellas Olimpiadas que, en su momento, organizaron los helenos. Ahora lo que tenemos es un
festival de la publicidad, la vacuidad y la tontería. Todos tenemos que sentarnos a aplaudir a los atletas norteamericanos y
ahora si acaso a los chinos. Todo tiene patrocinio y todo redunda en una considerable derrama de dólares que ni siquiera llega
a las arcas del país organizador. Tómese también en cuenta que casi un 90% de las pruebas olímpicas son más aburridas que
el Canal del Congreso y que vienen decoradas con los consternantes cortes comerciales. En el caso de México, todavía es
peor el asunto: nuestros atletas van de relleno del relleno y resulta que un país de más de cien millones de habitantes ya se
conformaría con obtener dos o tres medallitas que le lavaran la cara a forajidos tales como el Tibio Muñoz, el momificado
Vázquez Raña y demás ralea de vividores del olimpismo cuya existencia es la que explica tal ausencia de preseas. Además,
como me decía un comentarista de la BBC allá en Sydney: los mexicanos no vienen a cubrir un encuentro deportivo, sino a
traer un circo completo con payasos, alambristas y cirqueros (yo no quepo en mí de la emoción de saber que ahora también los
chinos y el mundo conocerán la irresistible simpatía del Compayito y demás mamones que quieren cubrir con sus gracejadas
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nuestro seguro fracaso olímpico). No pienso verlas, prefiero leer y, de vez en cuando, vivir. No conozco mejor método que ver
las Olimpiadas para guanajuatizar el alma.
Tengo muy cerca la cálida y sonriente imagen de Ángeles Mastretta. Su madre murió y ahora Ángeles conocerá la tristeza pero
también el sosiego.
¡Prepárense!. El mejor grupo de son jarocho en muchas décadas se llama "Son de Madera" y tendrá una única presentación
este domingo a las 19:00 hrs. en la Planta de Luz. No me pongan de malas, no me salgan con su mensada de que se van a
quedar a ver lucha grecorromana. Aikir.
Tengo en curso una lectura tristemente apropiada para la época: "El efecto Lucifer. El porqué de la maldad" de Philip Zimbardo.
Ed. Paidós. Ya les contaré. El Malón proseguirá...
Cualquier correspondencia con esta columna de ataque, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Malón II
Germán Dehesa
8 Ago. 08
Cuentan que en Bizancio, allá en la antigüedad cristiana, se reunió un importante concilio que buscó con gran ahínco y gasto
neuronal y de saliva, establecer de una vez por todas si los ángeles tenían sexo, cuál sería éste y cuántas de estas deletéreas
criaturas cabrían en la punta de un alfiler. Arduos asuntos que, hasta la fecha, no han llegado a conclusiones satisfactorias.
Estarás de acuerdo conmigo, lectora lector querido, que nuestro congreso tiene sorprendentes parecidos con los concilios de
Bizancio.
Somos la admiración de todas las naciones modernas de las que supuestamente formamos parte. Nuestra capacidad para
volverlo todo una discusión bizantina y para convertir cualquier asunto urgente, reforma energética y penalización del secuestro
por nombrar alguno de estos asuntos, en el cuento de nunca acabar, es notable. Sólo cuando se trata de alguna materia
probadamente irrelevante, esos golfos que mantenemos en San Lázaro y en la Cámara de Senadores, se dan prisa y se
esmeran en que todo se resuelva con la debida prontitud. Si se trata, por ejemplo, del candente caso de la restauración del
escudo nacional y de la consecuente devolución de sus tompeatitos al águila mocha, la resolución avanza sin tropiezos y llega
aceleradamente a buen término.
No es el caso del secuestro y la tipificación y penalización de este delito que nos tiene a todos con el alma encogida. Todo
comenzó con el badulaque de Emilio Gamboa quien anunció con rostro grave que en caso de que esto vaya en aumento
(¡alma mía!), él a título personal, pediría la pena de muerte (¡recórcholis!, ¡qué audacia la de este decano de los
presupuestívoros!). El Tío Gamboín soltó al ratón y luego dedicó el día entero a tratar de recogerlo. Ya no se pudo y así la que
tendría que ser una legislación moderna e inteligente sobre este tema aciago y maldito, se ha convertido en un festival donde
cualquiera puede opinar al puritito bananazo lo primero que le escurra del cerebro sobre el tema de qué castigos sirven y
cuáles no.
Opino que ya, para variar, nos volvimos a enredar. Creo firmemente que el asunto de la pena de muerte no viene muy a cuento
en este combate que supuestamente queremos dar en contra del secuestro. Más que la desmesura de la pena, nos tendría
que importar su efectiva aplicación. ¿De qué sirve acumular penas de muerte y cadenas perpetuas si los delincuentes
permanecen en la total impunidad?. Creo que éste es el punto. Lo que desalienta o debería desalentar a los criminales sería
saber que lo más probable es que los aprehendan y les apliquen con toda justicia la pena que les corresponde. Ésta, en el
caso del secuestro, tiene que ser enérgica e inconmutable.
En momentos así es cuando extraño intensamente a mi cuatacho Rafael Ruiz Harrell que se cansó de decirle a las autoridades
que el problema de la justicia en México se centraba en la impunidad y que no dependía de aumentar el personal policíaco que
ya vemos para lo que sirve, ni de plantear castigos cada vez más enérgicos. Mientras éstos que ya existen no puedan, por
desvanecimiento de reo, aplicarse en plenitud, no sirve de nada andar de hocicón pidiendo penas de muerte.
El caso es que los días pasan, los secuestros siguen y Bizancio impone su pachorra y futilidad.
Ya es viernes. Dispongámonos a no ver las Olimpiadas, aunque nos perdamos de los excelsos chistes de Derbez y los
sesudos comentarios de los cerebros reducidos de TV Azteca. Contra viento y marea, habrá que ser fieles a Sabines y salir a
buscar ese abrazo que la ciudad nos depara. Hagámoslo contra la guanajuatización de las conciencias y con la esperanza
fundada en el notable hecho de que HOY TOCA.
MONTIEL.
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De regreso al palco
Germán Dehesa
11 Ago. 08
Eficaz, astuto y diligente, el Rector Narro tuvo la gentileza de mantener intacta la permanente invitación al palco del Rector
para presenciar los juegos de los Pumas quienes, contra todo pronóstico, marchan invictos y encabezan su grupo. Ellos son
"Los sorprendentes Pumas". Las almas insidiosas me dicen que "esto no va a durar mucho" a lo cual yo respondo:
precisamente por eso, hay que disfrutarlo. Si el pronóstico era que el actual torneo iba a ser para nosotros un vía crucis con
miles de estaciones, caídas y flagelaciones; pues ya verán ustedes que su Charro Negro, el Bucles y los simpatizantes pumas
que pululan por esta casa, con la triste y casi ofensiva excepción de la Rosachiva y de Pancho que es un patético americanista,
ustedes, lectores amados, pueden imaginar el gorjeo permanente en el que vivimos.
Sabedores de que el Toluca podría venir a empañar nuestro cielo pagano, el Bucles y su recio padre decidimos hoy domingo
levantarnos a temprana hora para producirnos en el ya mentado palco dispuestos a ofrendar la entera laringe a favor de la
causa puma. Llegamos para descubrir que ha habido en la población flotante del palco un vuelco notable. Los que no somos
fijos, sino aferrados, ahí seguimos todos y nos encanta saludarnos y reconocernos. El resto es perrada científica que, por serlo,
nos miran a los demás cual si fuéramos cromosomas anómalos. De inmediato, los leales hemos puesto en marcha la
resistencia que, por lo pronto, es mexicana y silenciosa, aunque sus efectos se noten en el aparentemente inexplicable
malestar que comienza a carcomer el alma del enemigo. El nombre clave de este operativo es el de "chingaquedito" cuya
eficacia ha sido comprobada en todo el país.
Todo esto sucedía en paralelo al disfrute del partido cuya primera parte resultó bastante plomito con el INRI adicional de que
los tolucos, como suele ser su costumbre, nos metieron un gol bastante pinchurriento, pero gol al fin y al cabo.
Entre lo poco atractivo del juego, el desmañanón que nos cargábamos el Bucles y yo y la adversidad del gol en contra, mi
mente comenzó a divagarse y a pensar en lo que ha ocurrido a lo largo de esta semana. En el fondo, no ha ocurrido nada
nuevo y, además, todo lo que ocurre tarde o temprano cae bajo el control de esos reyes del atole que son senadores y
diputados. Ahí comienza el trabajo de batido que suele abarcar varios años. Quizá sólo por esto (para lo otro ya vimos que no
nos pelan) valdría la pena hacer una megamanifestación en la que exijamos respuestas rápidas, inteligentes y adecuadas para
el inmediato remedio de la horrorosa inseguridad en la que vivimos. En las condiciones actuales, estos zánganos siempre nos
salen con que ya se están formando las comisiones y que una vez que éstas se formen y así y así y así hasta el infinito. De
pronto me asalta como mal pensamiento (bueno, no tan malo) que la salvación de México estribaría en el secuestro de todos
los funcionarios que incluiría la novedosísima modalidad de que, nosotros, pagaríamos una importante suma mensual para que
no los devolvieran. A mí me regocija pensar que ya no correré el peligro de tropezarme con Manlio Fabio, o con la Gordillo, o
con Mario Marín. Si cae ARTURO MONTIEL, yo personalmente lo beco y le compro su ratina purina que es alimento para ratas
contentas.
En el segundo tiempo, la decoración cambia. Los Pumas salen hechos unos implacables jabatos que destrozan todo el
esquema del Toluca, le zumba dos goles y se alza con la victoria. Seguimos invictos y yo ya me voy a escribir esto y luego al
concierto de música jarocha con "Son de Madera".
¿Y los capos de cuello blanco?, ¿y los grandes lavadólares?... ¿no que era una lucha frontal contra el narco?.
Cualquier correspondencia con esta palqueada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Ésta sería la proposición del simbolismo francés: la musicalidad ante todas las cosas; la salvación por la música y la perdición
en su ausencia. Si algo nos agrada, tengan por seguro que tal agrado nace de la percepción de algún rasgo musical: cadencia,
tonalidad, armonía, melodía. Como verán, todavía permanezco afectado por el magnífico recital del grupo veracruzano "Son de
Madera" al que asistí este domingo, pero esto no termina de explicar mi estado de ánimo, ni mi vocación por explorar las
condiciones musicales de la gente. A mí me agradan enormemente las personas armoniosas y armónicas, no me importa que
canten o no; es su desenvolvimiento en la vida lo que las hace o deja de hacer armónicas. Yo veo, por ejemplo, a una matrona
mexicana peinada de salón, maquillada sólidamente por los discípulos de Siqueiros y con tintineantes joyas que la hacen lucir
como esas mulas enjaezadas de la semana santa en Sevilla. Junto a ella coloco a una mujer sobria, discreta, sin más afeites
que los que la vida le ha dado. Está limpia y arreglada. La veo adelantar su mano y entreverarla suavemente con el pelo de su
cabeza. Con esto basta para que la mula sevillana se pulverice y desaparezca. Triunfó la armonía.
Felices aquellos que, sin buscarle tres pies al gato, disfrutan de la música y no ponen ninguna barrera entre lo popular y lo
culto, que pueden dedicar toda una tarde a oír a Mahler, pero también a Lucha Reyes, a Son de Madera o toda esa inmensa
armonía que preside el universo en días como este domingo. En días así, la música revela todo su poder y te permite hasta
disfrutar de un gol de Leandro como una pequeña música al mediodía. En días así, un concierto de son jarocho se convierte en
un deleite extremo porque estás oyendo una música que siempre ha sido tuya, que corresponde a tus genes que, de pronto,
por obra de una jarana, o un arpa, o un violín, o un contrabajo, rompen a cantar y te recuerdan enfáticamente que tienes patria
y que a ella perteneces. La música desata tus recuerdos y puesto que de Veracruz se trata, vienen a escena por orden de
aparición (o de desaparición): mi padre, Agustín Lara y Adriana Landeros. A mi papá, como a casi todos sus contemporáneos
106
(y yo era contemporáneo de mi papá) le encantaba Agustín Lara y conocer su música y sus letras era materia obligatoria,
teníamos que conocer también toda la mitología adyacente que iba de Toña la Negra a María Félix que alguna vez grabó uno
de los discos más feos de nuestra historia y en él incluyó varias canciones del sufrido Flaco de Oro.
Ahora en 2008 Adriana Landeros ha sacado un disco titulado "Mi novia la tristeza" dedicado todo él a la música de Lara,
preferentemente la menos conocida. A mí me ha gustado mucho. Me sale sobrando la portada estrepitosa y en ruta de colisión
con el título del disco. El contenido me parece excelente. Me encanta la intrepidez de cantar y de cantar bien "Veracruz", me
gusta también mucho "Cabellera Negra" y en general, el disco no tiene desperdicio. Echo de menos "La última carcajada de la
cumbancha", pero todo se andará. Lo que han leído es tan solo una opinión que no tiene por qué coincidir con la de ustedes,
pero denle una oportunidad al disco y luego hablamos.
El espíritu halla en la música todas sus complacencias. Días hay que amanecen grises y atonales, hagan de cuenta que Dios
se hubiera ausentado. Por lo mismo, cuando el día viene en plan de fandango como ocurrió el domingo pasado, hay que
celebrarlo y hay que cantar y que soltar la risa para que se vaya por donde quiera y hay que bailar aunque seamos unos
renombrados patas de ancla. De la música ante todo.
Cualquier correspondencia con esta columna musical y acompasada, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
El cubo de agua
Germán Dehesa
13 Ago. 08
El morbo, el puritito morbo fue el que me llevó a mantener encendido el televisor hasta la 1:30 A.M. Rectifico y matizo: fue el
morbo y el súbito calor del verano que se ha hecho presente por estos días en la Capital de los tenochcas. A buenas horas se
presenta, cuando ya todos los caperuzos se preparan y se resignan a regresar a la escuela. Ya me los imagino friéndose cual
sardinas en esas aulas mexicanas diseñadas para veinte estudiantes, pero donde bien acomodados caben 108. Todo es
cuestión de distribuirlos en capas. Pero basta; una vez más el ganado caprino se ha fugado rumbo al ameno boscaje. Mi
asunto es por lo pronto este maldito calor nocturno que colabora a mi insomnio y me embrutece grandemente.
Por esto o por aquello, yo estaba despierto a la 1:30 de la madrugada y me chutaba de ida y vuelta al señor Niño de Rivera y al
señor Platas que hablaban de los clavados como si éstos fueran una actividad mucho más trascendente que la física nuclear.
Quiero aprovechar el espacio que tan galanamente me cede "Reforma" para elevar mi queja en contra de esta etnia de los
"comentaristas" que proceden como muchos maestros y colegas que a lo largo de mi vida he conocido. Su única intención es
comunicarnos que saben mucho acerca de algo y que las cosas que saben no están en plan de compartirlas con nadie. Para
esto, la mejor herramienta es ese lenguaje hermético que ellos llaman "técnico". Con esta maligna intención nos dicen que tal
clavado de la pareja afgana salió cuchísimo porque tuvieron una salida dubitativa y luego en la primera parte rectificaron y
jalaron el clavado, pero lo jalaron tan recio que la señorita Aqua-pati -que fue Miss Camello 98- "se pasó" y se pandeó muy feo
como estilo exorcista; la entrada fue aceptable, sobre todo porque fue la entrada y no hubo muertas que lamentar, aunque la
Aqua-pati salió como arrastrándose rumbo a las regaderas donde, hasta el momento, permanece. Se ve que los cronistas
gozan mucho y disfrutan especialmente cuando, cualquier respetabilísima pareja de muchachas que ascienden diez metros
con la extraña finalidad de aventarse al agua haciendo cabriolas, comete algún error, o ya de plano se le olvida en el aire qué
hace ahí y simplemente se hace bolita hasta que da el albondigazo sobre las chinas aguas. En esos momentos, los caritativos
cronistas comienzan a vociferar: ¿qué pasó?, ¡les ganaron los nervios!, ya desde el clavado anterior veíamos muy nerviosa a la
señorita Taladrín que, de hecho, hizo un gesto de querer irse a su casa y mandar todo a la fruta.
Por fin, aparecieron nuestras muchachas que de inmediato recibieron el apoyo de los telexpertos: pues si ganan algo, será
plata o bronce, para ser más realistas, porque el oro ya es de las chinas que todavía ni se mojan. Con esta presentación, se
activó mi malevolencia que deseaba que en algún clavado las chinas convulsionaran en el aire, o cayeran a la alberca como
bolitas de lodo. Nada de eso pasó, las chinas ganaron el oro, las australianas la plata y nuestras bravías hidroadelitas ganaron
el bronce; motivo suficiente para que el papá de Tatiana Ortiz comenzara a arrearla a chiflidos. Y ya me voy porque hoy mi
columna viene cercenada por obras viales.
Nacionalicemos a Phelps
Germán Dehesa
14 Ago. 08
Tiene un cierto rostro de Pánfilo Ganso y caminares como de pelícano, pero ya en el agua es como político con presupuesto
abundante: voraz, implacable e insaciable. Mi sugerencia de nacionalización no es un mero fuego fatuo que haya iluminado
cualquiera de mis insomnios; para nada, se trata de una medida muy bien meditada y de múltiples efectos benéficos para el
deporte nacional. Nomás de golpe ya tenemos al mejor atleta de toda la historia de las Olimpiadas (¡y sin la maléfica influencia
del torvo Vázquez Raña y de el Tibio Muñoz, su clonecito de bolsillo!), pero además, cristalizaremos la posibilidad de tener una
delegación triunfadora formada por el propio Phelps y ya, o por Phelps y algunas chicas que se comprometerán a no llevar
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familia. Esto no es cosa mía, pero los aztecas nos estamos formando una imagen de chillones planetarios que no va bien con
nuestra imagen recia y estoica: ¡cero familia chillona!.
Pensemos en que Phelps solito ha ganado ya más medallas de oro que México en toda su historia. La cuestión estribaría en
mantenerlo en condiciones muy higiénicas (yo diría que lo aisláramos en las bóvedas del Banco de México con su cubito de
agua y hermosas edecanes del Centro Histórico; Agrupación Cisne, absténgase). Se le encomendaría a mi amigo El Marce la
tarea de cuidar a nuestra joya Phelps y que ni sueñe con sacarlo para inaugurar sus muy pinchurrientitas albercas y playas
capitalinas. Por cuenta del Marce corre el bienestar de nuestro egregio nadador y muchos puntos de popularidad ganará si
tiene a Phelps contentito y cumpliéndole cuanto capricho se le ocurra: ¿qué quiere libros?, de inmediato Marce se pone en
contacto con Mario Marín que es un destacado surtidor de bibliotecas quien de inmediato le enviará no uno, sino varios tráilers
de la suerte, llamados así porque mediante un estimulante sorteo, los tráilers pueden venir vacíos, pueden traer las memorias
de Schopenhauer en su lengua original, los discursos de Miguel de la Madrid también en su lengua original y así. Es tan
ocurrente el Gobernador Marín, que uno nunca sabe con qué nos va a salir este predilecto amigo de Felipe Calderón y de la
Suprema Corte que, por cierto, ahora nos dice que todos sus integrantes son perfectos y están en vías de canonización y que
ellos impartirían una justicia expedita y maravillosa si les entregaran expedientes bien documentados (¿cómo el de Lydia
Cacho, o mejor?). Ya pensándolo bien, no sería mala la idea de poner a Phelps al frente de la Suprema Corte, en lugar de este
señor tan plomito que parece la mamá de la Pequeña Lulú.
Pero, no perdamos de vista a Phelps y a las múltiples ventajas que ofrece el hecho de nacionalizarlo azteca y con ello
ahorrarnos la pena ajena y propia de enviar, por ejemplo, a nuestro equipo de velerismo que por más manazos y jondeones
que le dan a su embarcación, ésta permanece tranquilamente al pairo meciéndose suavemente mientras otras naciones ya van
llegando a la rayita del horizonte; por no hablar de nuestras gimnastas que tienen insalvables problemas de diseño. Hay que
aceptarlo: la raza tenochca es petacona y no hay concurso de Televisa que la redima. Tendrían que diseñar para nuestras
chicas ejercicios especiales que no comprometieran el aguayón, porque de otra manera nuestro ineludible destino será el de
que nuestras náyades se vayan de náilons reiteradamente.
Muchas son las ventajas de la medida que propongo. Dista mucho de ser una mera puntada. Ahorraremos mucho dinero y
ganaremos prestigio.
¿Dónde están los asesinos del joven Martí?, ¿cuándo se van a poner de acuerdo acerca de cuántas policías queremos tener?.
La justicia duerme.
Habla Quevedo
Germán Dehesa
15 Ago. 08
"Miré los muros de la patria mía,/ si un tiempo fuertes, ya desmoronados/ de la carrera de la edad cansados/ por quien caduca
ya su valentía./ Salime al campo, vi que el sol bebía/ los arroyos del hielo desatados,/ y del monte quejosos los ganados,/ que
con sombras hurtó su luz al día./ Entré en mi casa: vi que, amancillada/ de anciana habitación era despojos;/ mi báculo, más
corvo y menos fuerte./ Vencida de la edad sentí mi espada,/ y no hallé cosa en que poner los ojos/ que no fuese recuerdo de la
muerte." Si vuesamerced supiera, Don Francisco, no sé si sentiría algo así como un triste orgullo al ver que, casi cuatro siglos
después de su redacción original, este soneto continúa acompañando a los humanos. En México, este dolor y esta sensación
de derrumbe y acabamiento va ganando adeptos por toda la patria y por la Capital. A mi tía Ágatha, que es muy marisabidilla,
le ha dado por recordar en voz baja estas palabras de uno de nuestros poetas mayores. Yo la escucho y, hoy en particular, me
siento melancólicamente enamorado de esta mujer tan enhiesta y de pronto tan al alcance de esa muerte que no hará mucho
le quitó a un hermano.
Como Quevedo, como mi tía Ágatha, yo también volteo hacia los rincones de mi patria y los encuentro derruidos. Mi país se me
aparece como un enorme galeón varado en el cieno. El PRI, a mí no me cabe duda, dejó al país en esta ruta de colisión con su
propio destino; ahora padecemos ya ocho años de panismo y no han hecho nada que nos llevase a la restauración moral, ética
y cívica de México. De los gobiernos perredistas tampoco podemos decir mayor cosa. Los desplantes y desfiguros de Marcelo
Ebrard frente a una sociedad que se siente y se sabe vejada, desprotegida y a merced de todas las formas del hampa que aquí
se han desarrollado; esos desplantes y ese restarse en vez de sumarse, nos avisan que por allá tampoco hay nada sustantivo;
que con nuestro patrocinio para ellos, los tres partidos, y para toda su paquidérmica burocracia enquistada en los tres no
Poderes de la Unión, lo único que hemos conseguido es vivir en un mundo al revés donde nada es lo que parece ser: los
policías son los ladrones, los que defienden a los trabajadores sólo defienden su creciente e inverosímil riqueza personal, la
gran mayoría de los que obligatoriamente tendrían que ser honrados son unos pillos, los ciudadanos que no tendríamos que
haber permitido que las cosas llegaran al punto en el que están, en lugar de ser ciudadanos somos un conjunto de plañideras
que le limosneamos al poder la seguridad, la salud, la educación y el respeto que tendríamos que exigir. Estoy seguro de que
personas(?) como Manlio, como el facineroso de Mario Marín, o como Moreira no van a escarmentar jamás pues no está en
ellos ser servidores públicos. Ni de lejos han pensado eso, pero entonces nos toca a nosotros liberarlos de su carga y
conducirlos ya sea a la cárcel, la mayoría, o al olvido que a todos nos aliviará.
En México se cometen una cantidad inaudita de delitos que quedan impunes: robamos, traficamos, incurrimos en fraudes,
explotamos, secuestramos y matamos y la Suprema Corte, en voz de su wagneriana soprano Ortiz Mayagoitia, no tiene mejor
cosa que decir que ellas, las supremas cortesanas, no tienen ninguna culpa porque los expedientes les llegan "mal integrados".
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Al final, nadie tiene la culpa, Felipe se apresta a encabezar una marcha que es contra él. Los muertos, famosos o no famosos,
se acumulan, sólo unos cuantos nos ofenden y, mientras tanto, nuestra patria sigue hundiéndose en el fango.
Lo único bueno es que acabo de ser feliz en Monterrey y, por si fuera poco: HOY TOCA.
¿Y MONTIEL cuándo?.
Un viaje extraño
Germán Dehesa
18 Ago. 08
Hace algunos meses, ustedes lo recordarán, murió un regio colaborador de "Reforma". En vida se llamó Enrique Canales. En
el periódico nos hicimos amigos, muy buenos amigos. Esa amistad se trajinó del DF a Monterrey ida y vuelta. En la casa
regiomontana de Enrique conocí a Alicia, su dulce, sensible y aguantadora esposa. Este último atributo lo enfatizo
particularmente porque, tal como yo lo conocí, Enrique estaba un poco loco y aunque su locura tendiera a ser cervantina y
bondadosa, de cualquier manera, no deja de ser locura y de producir los daños y desacomodos consecuentes. Poseía Enrique
una curiosidad digna de los grandes humanistas del Renacimiento y le hubiera gustado saber a fondo de todas las ciencias y
todos los menesteres artísticos que hoy ocupan a la humanidad. Un rato estaba en un importante hotel en Monterrey pintando
una notable bóveda estilo Sixtina con machaca que nos muestra un paraíso inconfundiblemente mexicano poblado por
angelitos pachangueros, diablos retozones y signado todo este paraíso por una tranquila atmósfera de libertad. Los buenos, los
malos y los regulares pasean por este ámbito y van de un color a otro del mismo y tranquilo modo como vamos nosotros.
Así pues, Enrique un ratito estaba dándole al pincel, pero luego se interesaba por las propiedades del cristal y se sumergía en
el asunto y se adentraba en su cristalina y nueva residencia. Después se presentaba en alguna institución de estudios
superiores y daba cátedra de diversas disciplinas científicas. Por todo esto es que enfatizo la dulce y paciente solidaridad de
Alicia que lidió amorosamente con este Ciro Peraloca que el destino le asignó. Ella esperaba a que su caballero estuviese de
vuelta de sus andanzas y mientras tanto dedicaba su tiempo a la cerámica. Ella horneó para la Hillary (qepd), para El Bucles y
para mí un niño-tamal (recuerden que en su periodo más temprano, El Bucles fue conocido como "El tamal de dulce") que aun
hoy adorna la casa donde suele pernoctar el pequeño.
Mi moroso prólogo ha sido quizá una manera de posponer aquellos momentos en los que supimos que Enrique tenía cáncer y
pocas expectativas de superarlo. Mi cercanía con Alicia y Enrique se enfatizó hasta que la muerte llegó para llevarse a nuestro
amigo. Algunos meses después, Alicia me habló desde sus regios lares y me contó de un libro póstumo que había dejado
Enrique, el infatigable Enrique. El libro estaba formado por esos jirones de vida que en el camino va dejando el que sabe de la
cercanía de la muerte, sabe de sus poderes y sin embargo con uñas y palabras y sonrisas y vida libra esta última batalla para
salvar, por lo menos, lo mejor de su vida. Alicia se había encargado de reunir los fragmentos de esta obra y de procurar su
edición. El motivo de su llamada era invitarme a que yo lo presentara en el Museo Marco de Monterrey; todo esto tomando en
cuenta, decía Alicia, mis múltiples ocupaciones. Esta última observación no dejó de inspirarme una sonrisa. Yo nunca voy a
funerarias, ni a entierros, ni a las interminables misas que se organizan después; pero si a un amigo vivo o muerto, le resulto
de alguna utilidad, sería un sacrilegio que no dejara a un lado "mis múltiples ocupaciones" (que ni son tantas) y me presentara
yo con mi guayabera de caballero jarocho en el hermoso Museo Marco a conversar, so pretexto de un libro lindamente editado,
con los amigos y amigas de Enrique. Al término de la presentación ya era de noche y yo me las ingenié para caminar un tramo,
del brazo de mi amigo Enrique. Ya te lo había yo dicho, le dije, nos morimos muy poco y lo mejor sobrevive.
Cualquier correspondencia con esta columna que fue y que vino, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El reglamento interno
Germán Dehesa
19 Ago. 08
Con fecha de hoy he decidido tomar algunas drásticas medidas directamente vinculadas a la imagen y funcionamiento interno
de esta microempresa que me honro en presidir y gobernar con mano de hierro. A partir de hoy 18 de agosto y hasta nueva
orden, todo el personal femenino que aquí labora tiene la ineludible obligación de usar turbadora minifalda cuyo uso redundará
en la promoción personal de las que porten tan benéfica prenda y en el solaz y esparcimiento del sector masculino de la
corporación.
Todas han sido ya advertidas de esta nueva política de la empresa y, en general, se han mostrado dispuestas a cooperar
porque entienden que una medida así es altamente positiva para la moral de la negociación. La única que se me está atorando
es Fita que dice no saber ni lo que es una minifalda. Ya le di un breve curso teórico y ya le advertí que el obispo de
Tamarindillo apoya fuertemente este tipo de decisiones progresistas. No la veo muy convencida; pero es que también,
perdónenme que se los diga, Fita está loca. Hoy en la mañana, por dar un caso, le pedí un suéter negro, después de traerme
uno de color menta y otro de cocoles, por fin me trajo el negro. Tomando la prenda con las dos manos la ponía frente a mis
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ojos, hasta que le dije: ¿me lo va a dar, o me va a torear?, y entonces a mi mucama de oro le vino un tonto de risa que apenas
hace unos minutos se le acaba de quitar.
El caso es que el operativo minifalda está en marcha. Obviamente cada quien se vestirá como se le dé la gana. Mi mandato no
tiene más objetivo que poner en evidencia lo ridículo que resulta que una autoridad decida, basada en una defensa de la
castidad masculina que nadie le pidió, lo que deben o no deben usar las mujeres. He dicho.
ANDANZAS DE LA GORDILLO
Felipe Calderón, nuestro Presidente, cumplió 46 años. Lo felicito, aunque no deja de darme escozor que la encargada oficial u
oficiosa de la celebración haya sido la tarántula Gordillo que le obsequió un pastel de apariencia muy sospechosa. El pastel fue
elaborado, según me dicen, siguiendo la receta de la madrastra de Blanca Nieves. A la hora de la fiestecita, la Gordillo
pronunció una frase inmortal y, en su caso, ciertamente dudosa y especulativa. La Gordillo dijo: "también somos seres
humanos" ¡¡¡¡¿¿¿¿oskae??!!. Con Felipe no creo que haya bronca, pero ¿con la Gordillo?. Yo para mí tengo que llegó de un
mundo raro.
Y sin embargo, el sol sale para todas. Un alcalde australiano está solicitando muy urgentemente la presencia de mujeres feas
para repoblar su condado. Tal como llegó la noticia a la prensa nacional, no se entiende muy bien por qué este señor quiere
que sean feas, pero sus motivos tendrá. México, tan urgido de recuperar cierta prestancia internacional, podría formar lo que a
mí me parecería muy justo llamar "el batallón Gordillo" para que avance sobre Australia, caiga quien caiga. Material hay de
sobra: la multimencionada Profa., Doña Dolores Padierna, Alejandra Barrios, Martita Sahagún, María de los Ángeles Moreno,
Claudia Sheimbaum, Beatriz Paredes, Valentina Batres y Ruth Zavaleta que está en plan de ¿voy o no voy?.
Por favor no me escriban para decirme que todas las mujeres son bonitas. Probablemente lo sean; lo que pasa es que hay
algunas que lo son desde la epidermis y hay otras que hay que llegar hasta el nivel páncreas para descubrir esta belleza. En
fin, se aceptan sugerencias para engrosar las filas del "batallón Gordillo".
LA PÉRTIGA
Si en verdad andan con ganas de agasajarme y de quedar bien conmigo y de que yo les escriba unos articulazos donde los
reverencie y ensalce hasta la abyección, conéctenme a Yelena Isinbayeva que brinca tan bonito. Imagínenla agarrando vuelo
rumbo a mi camota, ¡ufff!.
Cualquier correspondencia con esta columna constelada de mujeres, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Día gris
Germán Dehesa
20 Ago. 08
A alguna hora, no sé cuál, encendí la televisión y para mi inaudito horror, me topé con la toma cercana del rostro de Manlio
Fabio. Es una cara desmesurada, es una cara que podría parcelarse, es una cara rudísima bastante poco expresiva, aunque el
observador entiende que es mejor que la mantenga así, en su condición pétrea como de Capulina intoxicado y que no intente
sonreír porque los daños serían incalculables.
Ahí estaba Manlio hablando hacia el infinito, hacia los ignotos misterios y hacia Los Pinos. La verdad, ¡oh, amigos!, la mística
mole nos estaba regañando. Adornos aparte, lo que Manlio nos dijo fue que, en los dorados tiempos del PRI, había orden, un
eficiente sistema de justicia y un infalible control político del país. Nadie mejor que él, encargado de las talachas más abyectas
de Gutiérrez Barrios, para hablar de estos temas del férreo control. Con el PRI el país caminaba con tranquilo paso rumbo a su
inevitable y luminoso destino. Pero, añade Manlito, algo nos pasó a los ciudadanos que comenzamos a desvariar y a alejarnos
de nuestro verdadero hogar y nuestra única fortaleza que era, es y será tricolor.
Nos alejamos y así nos fue por andar depositando nuestra confianza en partidos bisoños que todavía no saben ni de qué lado
pega el diúrex, ni de qué se tratan las altas tareas de gobierno. En unos cuantos años, muchos de los grandes logros del PRI
perdieron continuidad y base de sustentación, el hampa comenzó a salir de las cloacas y el narcotráfico y el secuestro y el
tráfico de seres humanos se hicieron presentes.
Si quieren que les diga lo que más gordo me cae de Manlio Fabio es ese airecito condescendiente con el que, por ejemplo, se
expresa de los panistas como si les dijera: muchachos, muchachos, su esfuerzo es bonito, ni quién lo dude, pero el complejo
arte de gobernar requiere de una larga experiencia que sólo el PRI conoce y domina en este país, así es que ya déjense de
cosas, regresen a la sección maternal de la política y dedíquense a ser oposición que es lo que les sale muy bien y muy lucido.
Con este tonito Manlito Fabito le pasó el tractor por encima a Felipe Calderón: que si sus indudables buenas intenciones, que si
su falta de formación, que si sus proyectos interesantes, que si sus carencias y su falta de operatividad a la hora de querer
aterrizar estos proyectos. Con su sagacidad diabólica (como de diablito de pastorela, o como de diablito de poste), el Beltronejo
nos fue induciendo, porque bueno es aclarar que todo esto ocurría en una entrevista televisiva organizada por "El Universal",
nos fue induciendo, decía yo, a que cayéramos en la cuenta de que el PRI, sabedor de que más temprano que tarde lo íbamos
a necesitar para volver al buen camino, se ha mantenido firme y alerta en espera de ese llamado de la comunidad. Ahora
sienten que, tanto en 2009, como en 2012 cosecharán los frutos de su inquebrantable cercanía con las más sentidas causas
populares y con los legítimos anhelos del heroico pueblo mexicano triunfador de tantísimas batallas. Y ya no voy a hablar más
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con retórica priista porque hasta pena ajena me viene tan solo al pensar que hay seres que todo el día hablan así y que
piensan que han alcanzado el estilo más alto de la expresión verbal.
Después de verlo y oírlo (piensen que venía yo de ver a Yelena Isinbayeva, así es que la colisión estética fue brutal) no dejó de
admirarme la consistencia priista: antes nos hablaban como si fuéramos idiotas, ahora nos hablan igual. Acuérdate del PRI,
lectora lector querido, ante la inminencia del retorno de los oscuros vampiros, tenemos que hacer algo. Yo no quiero que me
gobierne Jimmy Neutrón.
Cualquier correspondencia con esta columna que no olvida, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La lejanía
Germán Dehesa
21 Ago. 08
Volaré rumbo a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Ésta es una de las primeras lejanías de las que hablaré, curioso lector, en esta
reseña diaria. Alguno de ustedes recordará que, en esta mortuoria temporada que me ha tocado vivir durante los últimos
meses (suma de lejanías), avisé de la lamentable muerte de Daniel García Blanco, el más cálido y solícito amante de la música
popular mexicana. Creo recordar que anuncié la irremediablemente chiapaneca condición de Daniel. Estoy seguro de que ya
preside la primera agrupación de marimberos celestiales, tal era su pasión por este instrumento. Aquí está la clave de mi
arrebatada marcha a tierras chiapanecas. Voy a hablar con los parientes y amigos de Daniel y todos juntos lo recordaremos.
Cumplido esto, la Rubia Misteriosa y Su Afmo. y S.S. retornaremos a la calamitosa Capital en la que basta con un traslado al
aeropuerto para sentirse en el infierno de Dante sin un triste Virgilio que nos guíe.
Aunque regreso el jueves, agradezco de todos modos la oportunidad de alejarme un rato de esta ciudad donde todo se me ha
vuelto lejano. Hablo en particular de mi hijo el Bucles, lejanía de lejanías. Resulta que, por motivos que mi intelecto todavía no
digiere, la madre de la criatura decidió emigrar con todo y vástago a los rumbos de las Lomas. Así están las cosas. Antes
bastaban como mucho diez minutos largos para encontrarme con el pequeño truhán. A partir de ahora la lejanía se ha
multiplicado de modo incontrolable, pues todo capitalino sabe que entrar al Periférico es una ruleta rusa que suele resultarnos
desfavorable, máxime si en el viaje se nos atraviesa un aguacero de los que ahora estilamos los capitalinos con granizo,
aguanieve, lodo, tábanos, plagas de Egipto, piedras, porque de ser así ya no tendremos ni cómo llegar, ni cómo regresar.
Todos estos bretes me esperan si es que pretendo seguir ejerciendo la paternidad de mi muy estimado Benjamín. Es una
situación impensable en otra época como no sea éste postmodernismo a la mexicana que estamos viviendo. Sin estar del todo
seguro, me informan algunas fuentes no del todo confiables, que lo que ocurrió fue que a la madre del niño le ofrecieron trabajo
como veladora en una construcción de la avenida Palmas. Ni tarda ni perezosa agarró su maquinoff, bufanda, cachucha,
fiambrera, hornilla y comal y agarró camino rumbo a las Lomas cargando a su hijo en el rebozo. Éste es el nudo de la bronca.
Ella puede irse si quiere al Tibet y yo no tendría nada que objetar (probablemente el Dalai Lama, sí). Lo que me tiene con esta
sensación de lejanía y orfandad es Andrés.
En los últimos tiempos, percibo entre los aztecas un cruce de roles que a mí, por descolocarme del todo, me envuelve en
lejanías. El cruce del que hablo nos está llevando poco a poco a que sean las mujeres las que asuman, sin mucha suerte, las
funciones paternas, al tiempo que nosotros los machines somos crecientemente maternales. Entiendo que no siempre nuestro
desempeño es ejemplar. Por lo menos yo me sorprendo cada día con más frecuencia convertido en una mezcla de Marga
López, Jacqueline Bracamontes (¡lleva un mes chillando!) y la abuelita del taekuandoín Memo Pérez, señora a quien ya se le
pegó el claxon lacrimal.
Las lejanías provocan la melancolía y esta melancolía se convierte en una bruma que rodea al espíritu que no haya su lugar, ni
su acomodo. Con tal motivo, me he propuesto arrastrar un poco la pata: Tuxtla, Monterrey, León, Cuernavaca y lo que se vaya
ofreciendo. Mi deseo es regresar pletórico de cercanías y bien hallado con mis lejanías.
Germán Martínez se le arrancó a Manlio Fabio y así dijo: la postración moral del país es fruto del régimen priísta. Esto es
verdad. También lo es que el PAN poco o nada ha hecho para subsanarla.
Cualquier correspondencia con esta columna que se aleja, favor de dirigirla a [email protected] D.R.
Desde lo verde
Germán Dehesa
22 Ago. 08
Hasta donde yo sé, Chiapas es ahora la capital mundial del verdor. En esto no se adivina un particular esfuerzo humano.
Hagan de cuenta que hubiera un verde autónomo decidido a instalarse por todo el mundo en su infinita variedad. Por lo pronto,
lo verde descansa en Chiapas. Así se ve desde el avión. Todos los verdes han desplegado sus lienzos y los han suavemente
depositado en el paisaje chiapaneco.
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Ya en tierra, el asunto no es tan idílico. El blanco sucio y grisáceo del concreto derrota al verde y produce una ciudad llamada
Tuxtla Gutiérrez que es más bien fea, aunque peor se va a poner con la cantidad incontrolada de emigrantes que está
recibiendo. La ciudad no tiene con qué atenderlos, ni cómo darles elementos para una vida digna. Me temo que ocurrirá algo
similar a lo que ya ocurrió en Ciudad Juárez que, con el auge de las maquiladoras, recibió miles de migrantes que ahora viven
y mueren en los cinturones de miseria.
Una extraña rabia me invade en lugares como Tuxtla o como Villahermosa: tienen todo lo que haría falta para crear la belleza y
terminan siendo ciudades desarmónicas y feas. En ambos casos, su redención la constituyen sus habitantes. Rodeado de su
amabilidad, estuve muy feliz; me llevaron a comer, a pasear y luego a pronunciar mi charla testimonial sobre Daniel García
Blanco. A todo esto, el sol brutal que presidió mi llegada desapareció tras las nubes en el mejor estilo capitalino y comenzaron
a caer las primeras gotas del aguacero tropical. Todo esto ocurrió mientras yo peroraba y contaba sabrosas y aleccionadoras
historias de mi vida con Daniel lo cual por fuerza implicó hablar extensamente sobre la música popular en México.
Aquí viene una segunda y conminatoria llamada a mi amigo Marce y al arquitecto Aispuro: la Casa de la Música, la escuela de
música popular que fundó, dirigió y mantuvo Daniel García Blanco debe seguir adelante y crecer y multiplicarse. Me parece que
ya basta de cultivar la desmemoria. Sin memoria no hay porvenir humano digno de tal nombre y seguiremos sobreviviendo
eternamente al día victimados por el engaño en turno, por las falacias de la moda y las zoológicas pulsiones de la imitación.
¿Queremos tener un porvenir?, el tiempo ha llegado de reunir nuestras memorias dispersas, rehacer nuestros viejos modelos,
nuestros antiguos patrones de conducta, nuestra antigua moral e ir así creándole espacio y tiempo al mañana. En mi casa de
piedra y flores habita en señalado lugar un arcángel tallado en madera humilde. El diseño es antiguo y yo he decidido que sea
su nombre San Miguel Cházaro y Malpica, arcángel jarocho que, aunque blande terrible espada, está muerto de la risa pues se
sabe incapaz de matar a nadie, ni siquiera al demonio con quien la pelea está arreglada. Esta talla es regalo de un hombre
sabio llamado Carlos Monsiváis que me proporcionó al obsequiarme esta antigua imagen, un asidero para poder concebir los
arcángeles del porvenir. Ésa fue también la tarea de Daniel García Blanco cuyo esfuerzo debe sobrevivir si es que no
queremos que a nuestros jóvenes los gane la futilidad y la tiniebla y si es que no queremos que nuestra música popular se
convierta en vertedero de basuras electrónicas. La charla, como el Grijalva, fluyó muy bien, terminamos muy contentos y puedo
decir que ya tengo un buen número de amigas y amigos en Tuxtla. Tan es así, que nos convidaron a cenar muy rico, nos
depositaron en nuestro hotel y nos llevaron, esta mañana de jueves, al aeropuerto.
Ya he regresado con el corazón reverdecido. Siento que Daniel García Blanco me dio con todo esto su último abrazo.
Leo con pena que Capulina Beltrones sigue diciendo falacias y estupideces. ¿A quién le importa?. HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta columna que viene del verdor, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Desde el palco
Germán Dehesa
25 Ago. 08
El maestro Valdéz ha de tener ya muchos años. Él fue mi maestro de física allá en Tacuba. Por aquellos tiempos, mi familia se
empecinaba en que yo fuera ingeniero químico y, de hecho, lo soy y no lo soy. Fui un aceptable estudiante, pero no me recibí.
A cambio de eso, me recibí de Licenciado en Letras Hispánicas que viste menos, pero que proporciona mucha más diversión.
Al maestro Valdéz no lo había vuelto a ver desde los años dorados de "La Colorada", una cantina que era algo así como el aula
de refugio de todos los damnificados de Tacuba. Recuerdo que Valdéz fue un excelente maestro y luchó hasta donde pudo
para que yo comprendiera los arcanos de la mecánica. Hoy estuvo en el palco del Rector Narro y fue testigo de la nítida victoria
de "los sorprendentes Pumas" que le pasaron por encima al Pachuca con un módico 3-1. Estoy encantado. La indiscutible
victoria la compartí con mi primogénito Canito que es una ayuda invaluable en estos trances futbolísticos. Se sabe todas las
alineaciones y todos los resultados de Pumas, tiene coche y está soltero (esto, por si hay una chica interesada ya sea en el hijo
o en el padre cuyo affaire con la Isimbayeva durará lo que dura un brinco). Ahí estuvimos los dos, entreverados con la ciencia
universitaria y ambos salimos cantando muy chévere.
En lo que esto ocurría, Diego Fernández de Cevallos "El lindo Don Diego" se puso a hablar de gratis y se le aventó a Fernando
Martí y le dijo que era un gravísimo error pedir a los funcionarios que renunciaran. La culpa no es de ellos, dijo el inútil y
menguado tribuno, sino de un "sistema". Ah, pues entonces que renuncie el sistema, o bien, si le acomoda mejor al barbón,
renunciamos los ciudadanos y asunto concluido. Viejo menso.
Fue una pura casualidad que estuviera yo en México este domingo. Yo tendría que haber estado en Monterrey arrojando las
amígdalas al servicio de los Diablos Rojos quienes yo espero que hoy se coronen como campeones de la Liga Mexicana de
Beisbol. Por cierto, ¿ya vieron a nuestros chamaquitos?, sin bombos ni aspavientos se coronaron como campeones del torneo
internacional de las ligas infantiles allá en Williamsport. Me admiran y me conmueven estos mexicanos como María del Rosario
Espinoza, Guillermo Pérez y los chavitos beisbolistas que medran y florecen a pesar de esa asamblea permanente de ineptos y
de rateros que pomposamente se autonombran Comité Olímpico Mexicano, Federación de esto, Federación de aquello y
cuanta fachada "decente" se les ocurre. Nuestros escasos triunfos se consiguen a pesar de estos vividores. Ya triunfaron.
Ahora vienen los horrores de la post-victoria; el mayor de ellos: la televisión comercial que todo lo trivializa, lo vuelve telenovela
y se dedica a industrializar las abundantes lágrimas que vierte nuestro chillonsísimo pueblo. Me imagino que si en ese humilde
pueblecillo llamado "La Brecha" alguien no ha llorado por el triunfo de Chayito, el noble pueblo ya lo apedreó por su falta de
civismo y solidaridad. En nuestros contados triunfos hay también una nota singular: todos deben ser considerados como
hechos milagrosos que pudieron consumarse gracias a la intervención personal de Dios, que en sus tiempos fue un gran
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taekwandoín, de la Virgen de Guadalupe y de todos los Santos del Cielo. Ya me imagino a los chinos agradeciendo cada
medalla a sus deidades particulares y ya me imagino a la televisión china anunciando: ¡vamos ahora a San-ko-chito, el humilde
pueblo marinero donde vio la luz Churru-Mais el honorable atleta vencedor en los 100 kilómetros de dorso!. No acabarían
nunca. Mañana le sigo porque Televisa y TV Azteca no pueden quedar impunes.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCLXVI (1366)… …¿Y MONTIEL ya entregó su proyecto petrolero?.
Cualquier correspondencia con esta columna que se asoma al palco, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
La continuación
Germán Dehesa
26 Ago. 08
Aquí prosigo con mi diatriba iniciada el día de ayer en contra de la televisión abierta y comercial de México. Estas cadenas se
arrogaron la tarea de darnos una muestra fiel de lo que ocurría en las Olimpiadas. No lo lograron. No tenían cómo y, en última
instancia, tampoco tenían para qué. Su asunto era vender (siempre es vender) y, a base de gritos, desmesuras y sombrerazos,
convencernos de que lo que estábamos viendo era único, extraordinario, nunca visto, colosal y supercalifragilístico. Un cronista
de Televisa por poco y se traga el micrófono en la última prueba de Pánfilo Ganso Phelps pues gritaba cual marranito: ¡esto es
historia!, ¡usted está viendo historia!, ¡historiaaaghh!. Creo que es en este ámbito del idioma donde se cifró todo el fracaso de
nuestros comunicadores: sólo unos cuantos saben hablar español y ninguno sabe lo que habría que saber de geografía, de
historia, de filosofía, de historia de la cultura y de las grandes corrientes del pensamiento. No se crea con esto, que estoy
pidiendo que estos locutores sean doctores en humanidades; con que hubieran terminado aseadamente su preparatoria sería
más que suficiente para saber que "Tunicia" no existe, ni tampoco sus habitantes "los tunicios". Los babosos éstos querían
decir "Túnez" y "tunecinos". Nuestros chicos de deportes hablan espanglish y por eso dicen, por ejemplo: "esto es lo que hace
la diferencia" y brutalidades peores.
Y si aquí acabara la historia ya sería suficiente tragedia transportar a China a 200 balbucientes en riña constante con el
español; pero nos falta todavía el asunto del "humor". El domingo por la tarde-noche, yo, que tan contento estaba con el triunfo
de los Pumas y las ignominiosas derrotas del Guadalajara (¡Chivas inútiles!) y del América (el más caro de todos los equipos
malísimos) tuve la mala ocurrencia de sintonizar el canal 2 y de escuchar a mi cuate Alarcón anunciar que Pomposito y
Pomposón (o algo así), la brillante pareja de magos estaban en la Muralla China a punto de realizar un acto nunca visto. La
cámara nos mostró al insufrible Derbez caracterizado (es un decir) de ilusionista español y homosexual, lo acompañaba otro
molusco de las mismas características. Ambos parecían enzarzados en un duelo mortal de sangronadas que culminarían con
el "traspaso" de la Gran Muralla. Ése fue el grandioso chiste. Se suponía que esta babosada era el número cumbre y terminal
de la presencia de Televisa en China que había llegado allá con toda anticipación y en plan de Circo Atayde. Cuando yo estuve
en Sydney los que se encargaban de transmitir los Juegos para otros países se mostraban estupefactos y un tanto cuanto
burlones con toda esa impedimenta circense que desplazaban los dos canales de la televisión mexicana. Muchísimo peso
muerto y unos cuantos gramos de talento.
Porque justo es decirlo, allá en TV Azteca todo era más o menos lo mismo, aunque la medalla de oro de la vulgaridad le
corresponda a Televisa; la de la cursilería es muy probable que se la lleve TV Azteca. Todos sus cronistas se sienten la
coronita de Dios labrada cuidadosamente a mano. Sin Faitelson y, sobre todo, sin José Ramón, TV Azteca está perdida, tanto
que Televisa pudo proclamar su victoria sobre TV Azteca, aunque no aclaró que eso se debía a la ausencia de Joserra y de
Andrés Bustamante quien, a diferencia de Derbez, no construye sus rutinas al chilazo, sino que por respeto a él y al público, las
trabaja largamente.
De todo este caudal de mediocridad, me quedo con Ana Guevara, Jesús Ochoa, Faitelson y José Ramón y su equipo, la familia
Tachidito, Doña Lucha y Toño de Valdés y Enrique Bourak. Los otros hicieron un papel tanto o más vergonzoso que el de los
atletas.
La marcha no marcha
Germán Dehesa
27 Ago. 08
¿Así vamos a estar?. La inmensa mayoría de los y las que interrogo con respecto a su asistencia a la marcha del próximo
sábado me han respondido con frases agónicas y muy poco entusiastas. Según esto, resulta que, en principio, sí van a ir, pero
no esperan mayores cambios porque, ya ve usté, señor Dehesa, con tanto entusiasmo que vinimos a la primera y, como a usté
le consta, éramos un millón o más y total para lo que sirvió: los políticos nos dieron a todos atole con el dedo y el majadero de
Andrés Manuel nos salió con que éramos la gente nais que teníamos ganas de estrenar nuestra ropa blanca y pasear por
Reforma. Para que luego venga AMLO y se pregunte cómo estuvo el gran fraude; el gran fraude se lo recetó él solito gracias a
su miopía política y a sus ganas de hacer chistoretes malos.
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Yo también voy a ir a la marcha e iré con nuevos ímpetus y cumpliré así el mínimo deber de solidaridad que tengo con todos
los que han sido torturados, vejados y asesinados en esta Capital. Y no tan sólo eso. Yo marcharé en contra de la indecencia,
el cinismo, la pérdida de toda ética que hoy caracterizan a nuestras Policías y a nuestros políticos, sean éstos del partido que
sean. Beatriz Paredes, por dar un contundente caso, está muy molesta con nuestras "estridencias" y no hablemos de los
sietemesinos partos mentales que se ha aventado Manlio Fabio. Me produce una cierta esperanza rumbo a 2012 ver al PRI tan
pachón, tan suficiente, tan convencido de que México vuelve a ser suyo, como siempre tendría que haberlo sido. Su pose es
maravillosa: con ellos México iba muy bien, pero, por puro descuido ciudadano, brotó la desgracia y el PRI fue expulsado de
Los Pinos y ¡claro!, surgieron el narcotráfico, el fraude, el secuestro, la pillería generalizada y la incapacidad de las autoridades.
Si México no se ha ido a pique es porque ilustrísimos priistas como Manlio Fabio y gentes del antiguo régimen como Elba
Esther han metido el hombro y han aportado su sabiduría. Ésta es la nueva y falaz Disneylandia de los priistas. ¡Ah, qué
buenos éramos!, se dicen ellos sin asomarse siquiera a ese PRI que hoy en muchísimos lugares de la República sigue siendo
gobierno y sigue prohijando el delito en todas sus modalidades. Preguntemos simplemente por el índice de secuestros que hay
en el Edomex y con eso tendríamos para saber que Peña Nieto sería un desvergonzado si aspirara a la Presidencia de la
República. Uno de los objetivos de nuestras marchas será poner en evidencia esta incapacidad y/o esta perversión de nuestros
partidos.
Es la hora de los ciudadanos. Si vas a la marcha y luego te retiras a tu casa, no lograremos cambiar mucho; pero si salimos a
la marcha convencidos de que ya no podemos vivir como víctimas en espera de un castigo que no merecemos, pero tampoco
evitamos; salgamos a la marcha con el ánimo de que de ahí no nos moverán, o retornaremos las veces que hagan falta para
exigir la justicia que nos ha sido negada y para rescatar a nuestra patria que ha sido secuestrada por los delincuentes, sí, por
los partidos, también y por los ciudadanos con su frívola pasividad, ¡también!.
A la marcha aikir. Yo entiendo y respeto a los que por serias e importantes cuestiones ideológicas se abstendrán de ir; entiendo
y respeto a los que vamos con nuestro mejor ímpetu y alegría a servir de algo para el rescate de México que quizá no se logre
con una, o dos, o mil marchas; pero de que lo logramos, lo logramos. Esto es lo que hay de muy respetable en la marcha del
sábado. Si vas a ir remoloneando, o no vas a ir por alguna futileza, allá tú si quieres seguir siendo parte del México de los
huevos tibios. Aikir.
De esto se trata; de que la justicia despierte y sea por fin una casa para todos.
Sobre la marcha
Germán Dehesa
28 Ago. 08
Los sábados son para la holganza, el chacoteo, la diversión. Además, este próximo sábado 30 es muy probable que llueva
fuerte y que todo esté gris y aterido. Un día ideal para quedarse en casa acurrucados y apapachados.
Pues ¿ven todo eso?, yo voy a ir a la marcha. No va a servir de nada, ya ves la otra, me dicen las voces sensatas que me
rodean. Yo, sin ánimo de polemizar, no estoy de acuerdo con tanta sabiduría. Lo que me consta es que lo que
comprobadamente no sirve de nada es quedarnos apoltronados en el egoísmo y la banalidad mientras el crimen y la impunidad
prosiguen su avance en su tarea de secuestrar al país entero. Yo no quiero pertenecer a una nación de dejados, de ésos que
ni las manos meten, o que creen que ellos nada pueden hacer, o que para eso le pagan al gobierno. Siglos de siglos hemos
sido educados en el fatalismo y la resignación. "Nos tocó la de malas", decimos y volvemos a agachar la cabeza. Yo opino que,
en lugar de quedarnos baboseando en espera de que nos toque o no la fatalidad, o en espera de que todo se arregle solito y/o
gracias a nuestros magníficos gobernantes; yo digo que en lugar de eso, pensemos en la posibilidad de que ya sea nuestra
hora y de que, convencidos de esto, salgamos a dar la impostergable batalla.
En el mismo orden de cosas, el argumento que tanto se esgrime de que la primera manifestación no sirvió para nada, me
parece falaz y de muy pocos alcances. La primera nevada suele parecer inocua, la segunda también, pero llegará el momento
en el que la nieve lo cubra todo. Ser ciudadano implica ser valiente y ser tenaz. Mientras los gobiernos de este país no den
muestras de mejoría notoria en su tarea de cuidarnos y cuidar la seguridad común; mientras esto no ocurra, ahí nos tendrán en
la calle las veces que sean necesarias. ¿Que la primera no sirvió?, pues vamos por la segunda, o la tercera, o las que hagan
falta. Somos ciudadanos muy incipientes, pero mejoraremos al calor de la batalla. Ojalá y esto lo entiendan personajes como
Felipe Calderón, Marcelo Ebrard, Enrique Peña Nieto y todos los que gobiernan, así se trate del último presidente municipal.
Todos se cansan de declarar que el crimen es un azote, pero bien se cuidan de decir que el crimen es hijo natural de la
impunidad que existe como directa responsabilidad (o irresponsabilidad) de los gobernantes. O sea que ellos son por
corrupción u omisión los grandes patrocinadores de la criminalidad en México. Por esto tenemos que hacernos presentes los
ciudadanos, para observar a estos truhanes que gobiernan, para denunciarlos en sus enjuagues, para marcar sus movimientos
y para no dejarlos ni a sol ni a sombra. Mientras la ciudadanía esté ausente, toda corrupción es posible. Es indispensable y
urgente que nos hagamos presentes con todo el empuje que nos da el ser buenos ciudadanos, con toda la alegría que
proporciona saber que vamos al rescate de México y con todo el gozo que proporciona saber que no estamos solos.
Ven, te invito a que vayamos a remojarnos el sábado; para mí será todo un honor que camines a mi lado y me cuentes de ti y
nos conozcamos y nos hagamos cuates y, en el caso de que milites en el rugiente partido femenino y seas soltera, no sería
imposible que salieras ya con el compromiso formal de ser mi esposa o algo así. Por mucho tiempo hemos dejado a la Ciudad
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con los brazos extendidos. Y aquí no se vale responder que ya la abrazaste una vez; habrá que hacerlo muchas veces hasta
que vuelva a ser nuestra, hasta que vuelva a ser la muy noble y leal Ciudad de México.
El impresentable priista Mario Marín sigue cometiendo abusos y atrocidades. ¿Quién lo detendrá si hasta el propio Calderón le
soba el lomo?.
Cualquier correspondencia con esta columna en marcha, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Esto marcha
Germán Dehesa
29 Ago. 08
Industrioso y sonriente, mi amigo El Marce, como no tiene mayor quehacer, ha dedicado ahora sus afanes al aprendizaje de la
lengua náhuatl. Según él, esto lo está haciendo para poder tener una comunicación más directa con las comunidades y grupos
citadinos que se expresan en esta lengua, pero yo tengo la sospecha de que, con el debido sigilo, Marce y los tenochcas están
tramando, como actividad estelar del Bicentenario, el sacrificio humano de Felipe Calderón que tendrá lugar D.M. el 15 de
septiembre de 2010 en el Templo Mayor de México Tenochtitlan. La invitación es gratuita. RSVP. Fungirá como sumo
sacerdote el Rvdo. Martí Batres acompañado por la plana mayor del Sol Azteca. Actuación especial de Los Yonick's.
Lectora lector amado, como verás estoy desvariando vigorosamente. Lo hago porque me encuentro en una brecha metafísica
muy honda. El tema de la marcha me tiene obsesionado. Me gustaría que todo México marchara (esto incluye a Guadalajara)
pero esto no se logrará por convocatoria mía. No entiendo cómo la ciudadanía no se da cuenta de que lo que se está
dirimiendo es el secuestro o el comienzo de la liberación de nuestro país. Tampoco entiendo a los que me dicen que no tiene
caso marchar puesto que no servirá para nada. Al decirme esto, creo que no se están dando cuenta de que lo que me están
diciendo es que nosotros los ciudadanos somos una materia traslúcida, amorfa, manejable e inútil. Si no servimos para nada es
que somos poco más que piedras y mucho menos que perros. En fin, hagan lo que quieran. Cualquier cosa puedo ser yo,
menos el iluminado caudillo que conduce a la rugiente raza rumbo al cumplimiento de su luminoso destino. Yo soy su cuate
que les notifica que tiene buenas razones para asistir a la marcha, aunque no pierdo de vista que ya no estaré acompañado
por María Victoria Llamas que era la que me aplicaba los primeros auxilios cuando mis dedos de los pies comenzaban a hacer
como teléfono ocupado.
Yo, como lo anuncié al principio, no quería hablar hoy de la marcha, pero hay asuntos relacionados con ella que literalmente
mueven mi mano. Percibo, por ejemplo, una cierta tendencia a devaluar la marcha porque ésta es "de derechas" (???) y está
puesta al servicio de la reacción; además, ni de lejos viste tanto como ir a una de Andrés Manuel o alguna otra de solidaridad
con Cuba. Todo esto es una bonita colección de imbecilidades y de ideologizaciones absurdas. Esta marcha es por México y
sanseacabó (patrono de la eyaculación precoz). Una última información para el público: la marcha se reunirá en el Ángel de la
Independencia a las 18:00 hrs. del sábado y de ahí arrancaremos rumbo al Zócalo donde se encenderá una luminaria, se
cantará el Himno y todos regresaremos a nuestros lugares de origen. Todo indica que va a llover sin misericordia, así es que
vayan preparados para tal contingencia. Yo estoy por alquilar los servicios de un sumergible colombiano para garantizar mi
supervivencia. Y ya. Nos vemos el sábado allá en el Ángel o en donde los habitantes de cada ciudad hayan acordado. No
olvidemos que la marcha será nacional.
Por lo demás, disfruten de su fin de semana. Pónganse a leer un libro por vida suyita, oigan buena música, den buenos
abrazos y dejen a un lado el fardo que van cargando. Es tiempo de cantar bajo la lluvia. HOY TOCA.
De tiempo en tiempo hay que recordarlo: esta sección nació para que la justicia mexicana no se olvidara del triste asunto de las
Muertas de Juárez. Por lo visto la justicia mexicana no tiene memoria ni voluntad. Peña Nieto, "El Presidentito", no se acuerda
de MONTIEL, nadie le pide cuentas de sus incontables tropelías a Mario Marín. Por eso, seguiremos insistiendo.
Cualquier correspondencia con esta columna en marcha, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
¡Que se cae!
Germán Dehesa
2 Sep. 08
No sé si este lunes primero de septiembre siga siendo festivo y feriado. Creo que no, porque de ser así, los mexicanos
habríamos elaborado "los puentes de Madison". No hubo tal y, con la excepción de los que festejan religiosamente el San
Lunes, los demás nos hallamos en plena talacha con franciscana resignación. Después de un domingo redondo que nos trajo
la victoria de "los sorprendentes Pumas", la infamante derrota del América y mi arrasador triunfo en las mesas de póker; nos
llegó este lunes que antes era el del Informe y que hoy está convertido en algo así como "El festival de Porky" con un formato
totalmente demencial. Muchos, yo entre ellos, ni siquiera sabemos si ya comenzó el Informe, o si éste se halla depositado en la
bella cajita que el Vampiriño Mouriño le entregó al Presidente del Congreso César Duarte quien, según consta en una
fotografía, le está jaloneando la cajita al pariente de Kafka que la vida nos obsequió como Secretario de Gobernación. Todo es
desconcierto. Según se había dicho, sería el propio Felipe Calderón quien entregaría la famosa cajita. Ahora resultó que el
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encargado de la entrega fue el mencionado Vampiriño porque en Presidencia lo consideraron más conveniente. Y todo esto
con el drama añadido de la caída de Don Felipe que azotó en un fallido intento ciclista que culminó con nuestro Primer
Mandatario embarrado en una banqueta y con la osamenta absolutamente desencuadernada. Ni modo que llegara a San
Lázaro como esqueleto bailarín.
Yo he leído la noticia y me ha interesado por múltiples razones que ahora explicaré. Comienzo por la solidaridad. Muchos de
ustedes recordarán el grave desaguisado que tuve y que me dejó el hombro en calidad de pieza arqueológica, traumatismo del
cual todavía no acabo de reponerme porque mi manguito rotador resultó mucho más renuente de lo esperado. Recuerdo que
los dolores eran terribles, hagan de cuenta que fuera yo a parir por la axila. Y lo mío fue salivazo de cotorra junto al
hiperguamazo que se acomodó Calderón. Él tuvo fractura, los tendones le quedaron como espagueti a la boloñesa. ¿Ya lo
vieron en las fotos con su bracito en cabestrillo y el rostro como de Fray Escoba después de recibir una buena dosis de
chicotazos?. En segundo término tengo una pregunta que me gustaría hacerle a nuestro Presidente: ¿ya había andado antes
en vírula?. Me dice mi fuente en Los Pinos que Margarita insistía en ponerle unas llantitas en el eje trasero (está sonando como
albur), pero que Felipe no obedeció. No podemos tampoco descartar la hipótesis del atentado. Puedo imaginar fácilmente a
AMLO con antifaz emboscado en Chapultepec hasta la medianoche. En la madrugada el Peje hace su movimiento y con
elástico paso se filtra en las instalaciones de Los Pinos; llega a la cochera; con su lámpara sorda busca la bicicleta, la localiza y
en un instante ya le retacó de chipilín los frenos. Esta teoría, he de reconocerlo, es fruto de la malévola imaginación de la
Rosachiva.
He dejado para lo último lo más importante. Quiero creer que todos ustedes se criaron con Cri-Cri y que, por lo mismo, todos
conocen la canción titulada "El Chivo Ciclista" que tiene un curioso estribillo que dice: "Que se cae... que se cae". Aquí está la
clave de la cuestión. Imaginen a Gómez Leyva, a Porfirio Muñoz Ledo, a Manuel Camacho y a otros seres oscuros cantando el
estribillo ¡Que se cae!. Por si algo nos faltara, ahora resulta que hay un buen grupo que anuncia (desea), exige la caída de
Calderón. Las consecuencias serían gravísimas. Honestamente no creo que sea esto lo que México, tan vapuleado, necesita.
Espero que con la caída de la bicicleta haya sido suficiente.
Cualquier correspondencia con esta ciclista columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Si yo fuera diputado
Germán Dehesa
3 Sep. 08
Lo malo es que no podemos andar organizando marchas para todo, pero yo por mí en este momento me arrancaba al Ángel de
la Independencia a protestar de modo estentóreo en contra de esa recua de abusivos que funciona (¡y funciona muy mal!) bajo
el rubro de "Cámara de Diputados". Siempre me han caído en los purititos callos, pero hay días en que me caen todavía peor.
Me provocan la impresión de que el Estado Mexicano se hubiera comprometido de por vida a mantener y mantener bien un
asilo para débiles mentales e idiotas abismales.
Hoy, sabedor de que no iba yo a encontrar gran cosa, escudriñé la prensa y, en efecto, el país sigue echadote y apapachando
esos problemas que impiden el despegue de México. A punto ya de retirar mi mirada de asuntos tan baladíes, me topo con una
nota que se refiere a nuestros diputados. En ella declaran que están cansadísimos. Esto de haberse reunido el día primero
para escuchar el informe y haberse puesto sus trajes de lámina galvanizada y sus corbatas de distintos precios pero todas
horribles y haberse sacado las uñas enterradas y toda la parafernalia que la ocasión requiere, venir a contemplar que lo único
que enviaban de Presidencia era una caja verde (de hecho, algunos pensaron que ahí venía Calderón) con un considerable
tambache de hojas impresas que, esto lo aseguro yo, ningún diputado leerá ni por encimita; todo esto les provocó una grave
postración no vamos a decir que mental, pero algo parecido.
Con tan grave motivo, los diputados entraron en profundas deliberaciones y llegaron a la conclusión de que, ante ese
cansancio brutal que derrengaba a nuestros tribunos, lo único prudente y humano era tomarse el resto de la semana para
recuperar fuerzas y el próximo lunes, ahora sí, iniciar propiamente sus delicadísimas tareas siempre por el bien de México. Leí
esto y créanme que hasta me temblaban las manos del puro instinto asesino. Lo que hace ese hatajo de bandidos con su
pereza y con su tontería es robarle al país un cuantioso salario que jamás es devengado. Es indignante, no sirven para nada,
no representan más que a sus propios intereses y, si acaso, a los de su partido. Conceptos como el de patria y el de heroísmo
los reservan cuidadosamente para sus edulcorados discursos, pero jamás los tendrán en cuenta a la hora de desempeñar sus
tareas.
A la hora de evaluar la relación costo-beneficio en el caso de nuestros tribunos, los resultados son pavorosos: el costo es
altísimo y el beneficio es mínimo. En mi aventurada infancia, yo trabajaba muchísimo y lo hacía en parte (mínima) porque me
nacía y en gran parte porque la acuciosa mirada de mi madre me traía como canica en estuche, como perico a toallazos.
Bastaba que ella percibiera que estaba yo entregado a la merecida holganza después de terminar con ímprobos esfuerzos mi
tarea de Aritmética, para que ella con voz tonante me preguntara: ¿ya terminaste tu tarea? para luego continuar, sin esperar mi
respuesta, con unas palabras que sonaban como a maldición bíblica: entonces, ponte a hacer algo de provecho. ¿Como qué?,
preguntaba yo. Como ponerte a limpiar frijoles, reviraba la santa súbita que me parió. Y ahí me tenían toda la tarde separando
frijoles de piedritas, hojarasca y todo tipo de cuerpos extraños. Ahora ya en plena edad adulta y contemplando la idolatría que
nuestros diputados sienten por el huevo, me aventuro a preguntar: ¿no podríamos rebajarles drásticamente sus ingresos y
ponerlos a limpiar toda la producción frijolera nacional?.
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Yo no le veo fácil remedio a este grave problema de la holgazanería y la corrupción de los diputados. Ellos tienen la ley en sus
manos y la tienen secuestrada. Pensemos, colegas, pensemos.
Justicia: ¡DESPIERTAAA!.
Cualquier correspondencia con esta frijolera columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El amor de mi vida
Germán Dehesa
4 Sep. 08
Lo que ahora leerán les va a sonar, queridos lectores, como de Corín Tellado (Corán Tullido la llamaba Cabrera Infante) y, no
crean, me da pena escribir así, pero en este caso es indispensable. El asunto es que la inmensa mayoría de las mujeres
mayores de treinta años engendra en su territorio imaginario una especie de ser nebuloso y atractivo al que llaman "el amor de
mi vida" que resulta la compañía más confortante y más sedante para la soledad y también es un secreto deleite para cuando
se está con el marido y con las amigas. Aquí es urgente hacer la salvedad de que el marido jamás ingresa a esta categoría de
"el amor de mi vida", a menos que haya muerto en condiciones heroicas y antes de los dos años de matrimonio. De no ser así,
de no haber alcanzado en su muerte la estatura suficiente como para ser material de López Dóriga, olvídense, maridos
tenochcas, de ser "el amor de mi vida" de la cónyuge supérstite. En estos casos, puede haber un remedio: ser o haber sido el
amor en la vida de alguna chancluda de ésas que siempre pululan por ahí. Si tan deseable efecto se consigue con tres o cuatro
mujeres. Si se consigue morir en los brazos de alguna de estas casquivanas féminas, esto es una maravilla para el mundo del
espectáculo porque las exequias suelen convertirse en algo así como el velorio de Javier Solís con todas las ñoras jaloneando
la caja y gritando que ellas son las legítimas y montándose en el túmulo como si éste fuera toro mecánico. Un memorable
desmadre.
De la invención del "amor de mi vida" las mujeres extraen fuerzas para lidiar con un señor que cada día les cae más gordo,
aunque conserven lejana memoria de alguna razón que en su momento tuvieron para contraer nupcias con el plomito que les
tocó en suerte. Esto sí ténganlo muy claro: todo marido que funge como marido necesariamente es un plomito, un coágulo al
cerebro, una plaga de Egipto.
Cabe aquí hacer una pregunta: ¿tienen también los hombres algo así como "el amor de su vida"?. No me sería fácil responder.
A diferencia de las mujeres que viven en permanente estado de proclama y gustan de contarlo todo y de comentarlo y, ya con
media botella de Jimador encima, confesarlo todo, aunque esté su marido (¡me vale!) y se encuentren en una reunión del Club
de Parejas Cristianas. Ellas sí lo cuentan todo, nosotros no. Nosotros pensamos todavía en aquello que dice La Celestina:
quien entrega el secreto, entrega la libertad. Y la verdad, no es para tanto; nada terrible nos ocurrirá por decirlo, lejos de eso,
será un alivio y un consuelo enorme extraer del corazón ese sellado secreto que, salvo que confesemos que el amor de
nuestra vida es Eduardo Sojo o La Chupitos, no tiene que provocar el menor daño, a menos de que nuestra confidencia llegue
a oídos de la esposa que, no tengan la menor duda, reaccionará mal tirando a peor. No importa que se trate de un amor
platónico e inalcanzable o ya difunto; esto no apaciguará sus coléricos arrebatos. Y si se trata de alguna contemporánea que
hasta vive en la misma colonia y lleva a sus niños a la misma escuela que los nuestros, entonces las consecuencias pueden
ser catastróficas, porque la susodicha, que no se cansa de predicar la liberación y la tolerancia entre sus cuatas, se retrotrae a
su condición de tigresa dientes de sable y empieza a bufar de horrísona manera. Es el momento, amados maridos, de
abandonar la casa con lo puesto, dirigirse a La Tapo y desaparecer con rumbo desconocido. A lo mejor es por esto que
nosotros preferimos no soltar la sopa y morir con nuestro secreto.
El amor de mi vida II
Germán Dehesa
5 Sep. 08
Confirmado. Soy un aventajado especialista en echarme yo solito el toro encima. Me latió, fíjense que me latió. Desde ayer que
estaba escribiendo los últimos renglones del primer artículo de esta serie, me quedé con la mosca en la oreja, ¿no será que yo
solito me estoy metiendo en un brete con el gremio femenino?, ¿habré hecho bien al anunciar que hoy hablaría del amor de mi
vida?. Estas preguntas me torturan como un castor gigante que me comiera el cerebro desde el centro hasta la salida. En el
curso de esta mañana mis peores presentimientos se confirmaron. A pesar de todas las prevenciones y prohibiciones, los
teléfonos de mi casa de piedra y flores comenzaron a sonar a partir de las ocho o una hora igualmente insensata. Eran mis
amigas, mis cuatachas, esa amplia y variopinta comunidad de féminas que, gracias a mi infinita habilidad diplomática, he
logrado reunir y conservar en paz, a pesar de esa verdad sabida de que en cuanto una mujer ve a otra, ella, por sí o por no,
comienza a armar la guardia y a disponerse a un silencioso e invisible taekuandó que tendrá el noble fin de meterle un patadón
en el océano a esa mujer que acaba de saludar de beso. Toda esa belicosidad yo había logrado apaciguarla, armonizarla y
utilizarla como punto de partida para establecer un armisticio multilateral, frágil, pero durable hasta ahora. Hoy todo se me está
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resquebrajando. Fui un imprudente y ahora lo estoy pagando. Me están cayendo las rosas de treinta aromas. Todas las que se
consideran candidatas para el dudoso honor de ser el amor de mi vida, todas han comenzado a pasarme la factura y a exigir
un pronunciamiento nítido y sin lugar a confusión acerca de la mujer que, entre las mujeres, ha sido la mujer para mí. Cuidadito
y no dices que yo soy la mujer de tu vida, me dice cada una de las que han logrado contactarme. Yo, si he de ser sincero, he
tratado de darles el avión tipo jumbo; pero exigían que en este artículo proclamara yo su condición de reina de reinas. Y no es
que no quiera hacerlo, cada una podría merecer, en su momento, tal título de "el amor de mi vida". Y no descarto a mi tía La
Gorda que me enseñó que vivir no tiene por qué no ser un agasajo, o como diría Flaubert: una orgía perpetua. Tampoco
desdeño a mi durable tía Lucha cuya virtud enorme es la de ser, como su sobrino de lujo, una lectora voraz e implacable. Yo
las incluiría, pero en nuestro vínculo faltaría un ingrediente (eso que la plebe llama: ponerle lo sabroso) que, en mi caso
dionisiaco, trovador y jarocho como soy, resultaría indispensable.
Ya se me enredaron las piolas y alcanzo a vislumbrar que si me falla el tino o me tiembla el pulso, mi vida corre peligro. Una
mujer despechada (no necesita brassiere) es capaz de hacerte una megaperrada y quedarse tan tranquila y con un aire tan
místico. Yo ya me metí en el torbellino de pasiones y es probable que no sobreviva; ojalá y tenga yo lectores jóvenes del sexo
masculino de ésos que creen que su novia es un injerto de Teresa de Calcuta con su mamacita, para que aprendan que con
las mujeres bueno y poco, que jamás de los jamases hay que entrar en conflicto con ellas, ni ponerlas en un terreno donde nos
puedan agredir en nuestra infinita debilidad. Dicho de otro modo: con las mujeres hay que hilar muy fino a fin de no correr la
suerte del perro de Tía Cleta: nunca ladraba y cuando ladró lo hicieron diputado.
Recapitulando: hay en algún lugar de México, no en la Capital, una mujer de claros ojos y sonrisa fácil. Ella es el amor de mi
vida, pero sería una canallada no declarar que mi más constante amor han sido los libros.
HOY TOCA.
Los meneos
Germán Dehesa
8 Sep. 08
El pasado viernes al mediodía, en la ciudad de Chihuahua reinaba una temperatura de 37 grados centígrados y su Charro
Negro se esmeraba con desigual fruto en despachar una charla acerca de la educación en México. El tema ya era de por sí
arduo, pero con ese calor sahariano, se convertía en un asunto de mecánica cuántica casi impenetrable. 24 horas después de
este difícil suceso, su Charro Negro hacía su entrada triunfal en la guanajuatense ciudad de los Aldama. El motivo era
participar en un homenaje que la comunidad nacional le rendía al extinto Salvador "Chava" Flores. La temperatura era muy
similar a la de Chihuahua y el sol del Bajío, sol redondo y colorado, se había adueñado del cielo azul y caía a plomo sobre el
cerro del Cubilete. Lo curioso es que tanto en Chihuahua como en León me habían dicho que estaba lloviendo mucho. Yo no
tengo por qué dudar de la palabra de mis nobles paisanos, sólo afirmo que a mí me tocaron dos mini-sequías.
Hoy es domingo y con el exuberante Pancho a cargo de los controles y con la Rosachiva pegándole a la laptop cual si fuera
marimba chiapaneca, esta unidad productiva avanza incontenible sobre la Ciudad de México. Pronto llegaremos y eso me
parece muy bien. Me duele todo mi hermoso cuerpo y siento como si todo el equipo de Jamaica me hubiera dado un buen
entre de patadas, de ésas que le pueden valer al agresor la suspensión de por vida y una semana sin postre. El viaje me
enseñó lo que yo ya sabía: México tiene muchos temperamentos, muchos modos y muchas razas. Los chihuahuenses son
sobrios, mesurados, organizados y ahorrativos. Abriéndose paso entre los extraños menonitas, los difíciles tarahumaras y la
casta de las familias fundadoras que siguen pensando que Chihuahua es su propiedad y que ésta tan sólo se la han prestado a
la perrada para que jueguen un rato, abriéndose paso, les decía, está la buena gente de Chihuahua que, ante la abdicación del
Estado que no ha podido ni con el narco, ni con la violencia generalizada, más la corrupción y la impunidad, se manifiesta
como nunca a favor de la creación de organismos ciudadanos que colaboren a exigir y vigilar las tareas del gobierno en
defensa de los propios ciudadanos que ya entendieron que la pasividad y la impasibilidad frente a las tareas de gobierno van
en detrimento de la vida de todos.
Por eso en Chihuahua, maestros y padres nos reunimos para hablar de educación, el tema de moda por los horripilantes
resultados obtenidos nacional e internacionalmente. De pronto, a todo el mundo le ha dado por hablar de educación y, para
estremecimiento del país, un pedagogo en cada hijo te dio. Tal parecería que ya hubiese un acuerdo nacional acerca de lo que
para nosotros tiene que significar la educación y acerca de los objetivos que con tal educación pretendemos. No sé si algún
calificado experto ya llegó a estas conclusiones, pero a nosotros no nos han avisado de nada y, por lo tanto, seguimos
poniendo cara de prócer, levantando nuestro dedito diciendo: lo que este país necesita es educación. Dicho esto, pedimos otra
ronda de tequila y nos la acomodamos con la satisfacción del deber cumplido.
A esas danzas fui allá en Chihuahua. El salón estaba colmado por cerca de 1000 personas. En el estrado estaban los expertos
y yo que, ni con la mejor buena voluntad podría considerarme tal. El que me antecedió en el uso de la palabra remató su
intervención con una compacta alabanza a la maestra Gordillo que fue ovacionada. Con esto sí pasé a enchilarme, tomé el
micrófono y dije: aunque se metan con mi mamacita, pero a mí la Gordillo me parece una lacra y una ratera. ¿Y qué creen?.
Me ovacionaron, lo cual prueba que los mexicanos estamos locos.
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Bonito León, Guanajuato
Germán Dehesa
9 Sep. 08
Por un detalle que luego se verá, las palabras que encabezan esta columna no podrían ser más adecuadas para titular la visita
relámpago que hice a la ciudad zapatera. Como todo asunto mexicano, la historia de esta visita no obedece a ninguna lógica.
Para comenzar, Chava Flores, cuyo libro, discos y trabajo artístico eran el tema único de la reunión, no nació, ni vivió, ni tuvo
mayor vínculo con la ciudad de León; para continuar y culminar yo tampoco soy de León y no tendría nada que estar haciendo
ahí puesto que apenas iba regresando de mi visita a Chihuahua. Y había algo peor: el futbol. El juego era de cinco a siete y mi
conferencia era a las seis y, por lo mismo, convertía en coitus interruptus mi deliquio balompédico. Para eso se inventaron los
celulares, me dije cuando todavía venía por la carretera. Porque también esto hay que decirlo para que entiendan la enorme
fatiga que me cargo actualmente: decidí irme por carretera en mi veloz unidad y hacerme acompañar por el indispensable
Pancho y por la Rosachiva que se pandeó muy feo cuando recibió la noticia de que íbamos a trabajar en el camino. Sin
embargo, resistió como las buenas y jamás perdió ese buen humor que yo nunca encontré. Fue ella la que me puso en
contacto telefónico con la organizadora del numerito. Qué inmenso dolor siento al darme cuenta de lo mucho que han caído
mis poderes. O es eso, o es que me topé con la mujer de hielo y piedra. Le expuse de manera muy gentil mis razones para que
la charla comenzara mejor a las siete. "Ya está citada a las seis", era su única y fría respuesta. Pero mire, señora, aquí desde
el teléfono alcanzo a percibir que es usted tan inteligente como bella, por eso no le será difícil entender que si quiere usted
contar con público masculino, la charla debe comenzar a las siete. "Ya está citada a las seis" y de ahí no la saqué jamás;
preferí contenerme porque yo me conozco bien e íbamos a terminar a las mentadas. Llegué a mi cuarto de hotel cuya regadera
de treinta centímetros por treinta es la más pequeña que he visitado nunca. Esto se compensaba con las luces que no
prendían, aunque luego descubrí que, mediante un truco, prendía la mitad y la otra no. Me acicalé a gran velocidad y me puse
a ver el primer tiempo del partido. Nada memorable. De un juego contra Jamaica no se pueden extraer más conclusiones que
1) ¡pobres jamaicanos!, 2) ¡qué triste papel el que hizo Rafa Márquez, el insufriblemente engreído!. Ya van varias veces que
nos muestra su extraño gusto por lastimar al rival.
Terminó el primer tiempo con un claro dominio de México. Era de esperarse. De inmediato arranqué rumbo a mi charla porque
a mí las mujeres enérgicas me dan mucho miedo.
Mucho y no muy bueno se ha escrito sobre el Alcalde de León. Sin embargo, yo le reconozco públicamente la limpieza, el
orden y la eficiencia con que funciona la ciudad a su cargo. Gracias a eso, llegué fácil y rápidamente a la Biblioteca Central
Estatal que funciona como jamás ha funcionado el delirio de Sari Bermúdez. Contra mis pronósticos, el espacio estaba
absolutamente lleno por un público urgido de tener noticias acerca de Chava Flores. Con mucho gusto yo les platiqué y ellos
fueron un público atento, sensible y cordial. En la primera fila estaban la hija de J.A. Jiménez y mi amiga la de hondos ojos con
aspecto de hojas. Aplausos, saludos, cena-homenaje y luego a dormir, a levantarse temprano, a abordar el auto y a regresar.
Uff, ya volvimos. Me urge dormir.
ENVÍO Te recuerdo hoy, arquitecto Ramón Torres. Fuiste bueno conmigo y la tierra te será recíproca.
Me refiero a mi flojera. No es creíble la pereza que me cargo, pero básteles saber que soy finalista para el certamen del "Huevo
de Oro" que, entre los meshicas, siempre resulta muy reñido y emocionante. Según Rosachiva, siempre se define por photo
finish. Quienes crean que estoy haciendo un elogio de la pereza se equivocan; estoy exclusivamente elogiando la mía que ha
sido conseguida mediante esfuerzos sobrehumanos. Aquí es importante hacer un distingo fundamental: existen los flojos de
nacimiento (toda familia tiene uno) quienes desde sus edades más tempranas se han esmerado en mantener en blanco su hoja
de servicios y en velar cuidadosamente para alejar cualquier tentación de trabajar que pudiera asaltarlos. Éstos son "Huevos
de platino". Este premio se otorga una vez en la vida y es para siempre. También existen los flojos de temporal quienes, como
yo, experimentan a lo largo del año intensos ataques de flojera que así como llegan, desaparecen. Normalmente son el
resultado de un periodo de intenso trabajo y representan también un reclamo de la edad que ya no está para tanto brinco y
paroxismo. Ustedes me dirán que un tío suyo vivió 98 años y nunca dejó de trabajar. Pues pobrecito, aunque me imagino que
su trabajo era el de recibir los boletos a la entrada de Bellas Artes, cortarlos y poner los talones (los de los boletos, obviamente)
en una cajita; trabajaron de eso o en la construcción de carreteras, tarea para la que se les entregaba una banderita roja para
detener el tráfico, o para anunciarle a los conductores que tenían el paso franco. Yo no soy como ellos, a mí se me amerenga
la pasta con gran facilidad y llegado a los 64 años, estoy con la pena de que si trabajo mucho, luego tendré que descansar y no
seguir trabajando que es un estilo de vida ya para mí inalcanzable. Diré con una épica sordina: tengo flojera y quiero
descansar. En verdad, en verdad os digo que lo que yo quisiera sería mandar este artículo al demonio, subir la escalera de mi
casa de piedra y flores, tirarme cual cachalote en mi camota rodeada de libros y de chupifritos. ¡Eso es vida!.
No sé si he logrado comunicarles la hondura y la extensión de mi flojera. Piensen que si en estos momentos yo estuviera en la
calle (de algún modo lo estoy) y por la acera de enfrente pasara el amor de mi vida y me ofreciera todo, desde taquitos de
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trompa hasta una brocheta de maciza, su Charro Negro, cerrando los ojos, la dejaría pasar por puritita flojera. Nada más de
pensar en desvestirla ya estoy sintiendo lasitud, postración y ganas de huir. De este tamaño están las cosas.
Convendrán conmigo en que, por el momento, el país no ayuda. La vida de los aztecas transcurre en cámara lenta y no da la
impresión de ser una película de acción, sino un documental sobre las amibas ("Las amibas de mis amigos son mis amibas",
decía Tito Monterroso).
La gran mayoría de mis conciudadanos se preparan para celebrar los días patrios con enorme fervor, es decir, haciendo un
puente monumental y pensando a qué balneario se dirigirán, o en una visita a Mc Allen a comprar garras taiwanesas. Yo, triste
cuitado, ni ese consuelo tengo. El lunes celebraremos en mi lugar las fiestas del Grito para las cuales me estoy preparando
arduamente escribiendo un guión y seleccionando poemas y canciones. O sea, que de mi camota ni hablar. Tendré que seguir
convertido en una incesante ardilla. Y ya en ésas, a lo mejor el sábado me largo a Monterrey a ver a "los sorprendentes
Pumas" enfrentarse con los Tigres de la UANL. Regresaremos victoriosos y si es así, no sería raro que se me quitara mi actual
y oceánica flojera.
Cualquier correspondencia con esta columna lacia, lacia, favor de dirigirla a [email protected]
Nuestro actual Presidente, Don Felipe Calderón no posee eso que llamaríamos "un agudo sentido del humor". Esto quizá
explique por qué los asistentes a uno de los tantos ágapes y agapitos que Presidencia organiza, hayan quedado sumidos en la
perplejidad tras el discurso que su anfitrión pronunciara hace algunas noches. El tema de la alocución era los trámites. Al
respecto, Felipe Calderón propuso, entre bromas y veras, que se organizara un concurso para ver cuál era el trámite más inútil
y engorroso de entre los miles y miles que la sufrida ciudadanía tiene que cumplir en su aventurada vida mexicana. Creo que
bien a bien, no sabe Don Felipe en la que se metió; pero como diría mi mamá: allá él y su mala cabeza.
Felipe II reinó en España durante la segunda mitad del siglo XVI. No fue un mal rey, tampoco fue bueno; pero eso no nos debe
importar ahora. Lo que me interesa es señalar a este monarca, como el creador de la burocracia hispánica y, dado el peso de
España en esa época, el creador de la burocracia moderna. Resulta que Don Felipe descubrió a temprana edad lo importante
que es apuntar las cosas en un papelito; de hecho, es una sabia medida para el gobierno de nuestra vida personal (siempre y
cuando no pierda uno los papelitos), pero no es la manera más eficaz de gobernar un imperio. Fue ahí donde España comenzó
a inundarse de papeles, decretos, memoriales, proclamas y toda la papelería necesaria, según Felipe, para la buena marcha
de su gobierno. "El príncipe papelero" llegaron a llamar a Don Felipe quien no daba un paso sin un enorme baúl (yo lo he visto)
donde guardaba los papelitos más urgentes.
Como ya sabemos, las instrucciones reales se aplicaban en las Colonias. Me puedo imaginar a los criollos de la época diciendo
pestes del maniático monarca: todo tenía que quedar por escrito y todos los involucrados en el escrito debían tener una copia.
Este rechazo inicial fue débil, porque la incipiente burocracia mexicana muy rápidamente entendió que Don Felipe les había
otorgado una inagotable veta de oro. Ellos entendieron que mientras más trámites se hicieran y papeles se necesitaran, más
oportunidad de corrupción tendrían. A esto añádanle la laberíntica condición barroca de los mexicanos y así entenderemos el
enorme florecimiento que la tramitología tuvo y tiene en nuestros lares. Hay trámites que nadie sabe bien para qué sirven, pero
que son tan hermosos y tan herméticos que los conservamos como si fueran sonetos de Sor Juana.
Luchar contra esto, mi estimado Don Felipe, resultará más difícil que luchar contra el narco. Un mexicano sin trámites se siente
desnudo y carente de identidad porque no hay un papelito que diga que él es él. Eso por una parte, pero hay millones de
trámites en México que no se cumplen en el sector oficial porque caen en la esfera de la vida privada. Piensa, lectora y sobre
todo lector querido, en el delicadísimo trámite para convencer a una gacela de que efectúe contigo esa bella maniobra de
darles su alfalfita a los conejos. ¡Ésos son trámites y no las payasadas burocráticas! y hay otros: convencer al padre de la
susodicha de que nuestras intenciones son más puras que el agua embotellada; una vez que hemos convencido al señor,
viene el otro trámite: convencer a nuestra familia de que acepte una boda con una lombricienta que todos conocen como "La
Angula". Y a partir de ahí, todo es trámite: convencer a "La Angula" de que no le duele la cabeza, negociar con los hijos que
son de una necedad cósmica, tramitar nuestra credencial del INSEN y finalmente los tarantes trámites mortuorios. De trámite
en trámite se nos va la vida, Don Felipe.
MONTIELITO.
Cualquier correspondencia con esta columna de trámite, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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La manifestación
Germán Dehesa
12 Sep. 08
Se comprueba una vez más mi teoría de que lo único que realmente le gusta a un mexicano es recorrer el mundo y la vida a
golpe de calcetín. Por eso, el mito de la peregrinación de los aztecas ha resultado tan eficaz y tan duradero en el imaginario
colectivo de los tenochcas. Nos encanta (a mí no tanto) arrastrar la pata. Yo puedo atestiguarlo porque para eso nací: para
mirar el transcurrir del mundo y dar noticia escrita de éste. De ninguna manera estoy queriendo decir que soy un gran andarín y
un marchista ejemplar. Hasta me pongo frío nada más al pensar que yo pudiera andar en esas danzas. Yo soy sedentario
radical, macizo, rabioso. Soy de distancias cortas: de la cama a la regadera, de la regadera a mi oficinita que tengo debajo de
la escalera. Nada más de pensar que tengo que subir ésta si es que quiero llegar a mi camota que es mi territorio natural, mi
alma palidece y se llena de esos temores que asaltan a los alpinistas. Lo mío es mirar, leer y apuntar. Entre mis recuerdos
fuertemente negativos están aquellas excursiones campestres que organizaban los maristas para ver ya fuera un perro, o una
vaca, o un cochino; tres de las especies más exóticas que hay en la zoología mundial. Para poder mirar estos prodigios,
teníamos que caminar como camellitos aztecas y luego comer esas tortas que ya estaban aguadas por el jitomate y esas
golosinas que ya estaban recamadas por el polvo y así fortalecidos, mirar a la vaca. Todo esto lo cuento de oídas. Yo jamás
participé en cosas tan humillantes. Yo me quedaba en el camión leyendo algún libro y mordisqueando delicatesen como las
tortas de cajeta que me hacía mi nana. Eso era vida. Lo que en todo esto me interesa dejar en claro es que en ese rasgo
mexicano de la pata de perro, su Charro Negro no participa y es el asombrado testigo de las hazañas de esos compatriotas
que organizan, por ejemplo, la marcha hacia la Basílica a pie y desde Ciudad Juárez. Y arrancan y ahí se vienen cante y cante
y varios mueren en el camino y alguien averigua si los tenis del difunto todavía están en buen estado y la marcha se reanuda y
en un día muy lejano llegarán a la Capital e irán a ver a la Morenita para presentarle su pliego petitorio que normalmente no se
cumple, pero no importa porque lo que les gusta a mis paisanos es lo de la caminada.
Ayer miércoles, los maestros de Morelos que ya estaban en huelga con varias demandas entre las que se incluye la destitución
definitiva de la Gordillo (demanda digna de toda atención). Pasaron así varios días comiendo esquites y raspados hasta que "la
dirigencia" decidió marchar sobre la Capital. Así lo hicieron creando en la carretera un soberano camote vial. Ahora ya han
llegado a la Capital y avanzan por Reforma cuyo cruce quedó prohibido.
Aquí es donde entro yo. Desde hace varios días yo había hecho el plan de comer con mi amiga La Palmípeda Berumen en un
lugar muy cercano a Reforma. No fue posible lo que soñaron dos corazones. Yo aquí en mi casa con mis ropajes de gala y la
Palmípeda pululando por la zona y enviando cada cinco minutos boletines crecientemente alarmantes. El caso, el funesto caso
es que la comida se canceló y así dos almas murieron embotelladas. No es justo y lo peor es lo que dice Serrat: no tiene
remedio.
Observa, lectora lector querido, qué sabia es la naturaleza. Yo nací para la inmovilidad, en cuanto quiero abandonarla, esta
naturaleza en forma de unos maestros mitoteros, me lo impide. Cada quien su vida. Además, HOY TOCA.
Los gángsters olfatean el botín. De inmediato se ponen en movimiento las distintas "famiglias". Se acercan el 2009 y el 2012.
Regresarán al poder.
Cualquier correspondencia con esta columna que no avanza, favor de dirigirla a [email protected]
Regreso vencedor
Germán Dehesa
15 Sep. 08
Mis amigos dirán que estoy loco; mi mamá hubiera dicho que estoy tentando a Dios de paciencia. Nada me importó. El sábado
por la mañana junté tres tiliches, me hice de la grata y útil compañía de Canito mi primogénito, le di claras instrucciones a Fita
de no abrirle a ningún desconocido y de insultar de mentada para arriba a cualquier conocido que se presentara ante mis
umbrales. Hecho esto, el glorioso Pancho nos trasladó al aeropuerto con el fin de ir a monterrey. ¿Monterrey?, ¿qué se te
perdió a ti en Monterrey?. En realidad, nada se me había perdido, pero mis "sorprendentes Pumas" se enfrentaban en un duelo
de matar o morir contra los Tigretes de la Universidad de Nuevo León y no era cosa de que, habiendo perdido a Leandro, me
perdieran a mí. El avión a Monterrey salió más o menos a tiempo y en setenta minutos ya estábamos arribando a nuestro
destino. En el aeropuerto nos esperaban una querida pareja, Guadalupe y Juan Ye-yé (también conocidos como "Los hillbillies
ecológicos") quienes, con toda gentileza, nos llevaron a comer.
Ya en calidad de boas chilangas, fuimos a nuestro hotel donde nos registramos, nos dieron un hermoso cuarto por cuyas
ventanas entraba brioso y entero el Cerro de la Silla, nos instalamos y nos pusimos una vestimenta tenuemente puma, porque
tampoco era cosa de alebrestar al bravero rival. Ganándose ese cielo que Dios reserva para los ecologistas, los queridos Ye-yé
nos llevaron al estadio e insistieron en dejarnos lo más cerca posible. Ya nomás faltó que nos cargaran y nos depositaran en
nuestra platea. En todo el estadio habríamos unos treinta pumas dispersos y silenciosos. Esto se debía a que el resto del
estadio se mostraba ferozmente a favor del Tigre (por misterios de la enunciación regiomontana, los nativos del lugar no dicen
tigre, sino ti-gue-re). El partido pintaba para ser aburridísimo, porque ambos entrenadores son fervorosamente defensivos. Mis
peores adivinaciones se cumplieron y así los dos equipos se arrastraron por la grama y todo anunciaba un reprobable empate
a cero; sin embargo, hacia el minuto 70, el folclórico y broncudo Tuca Ferreti hizo algo que le valió la fulminante expulsión de la
cancha. Ya sin Tuca regañándolos, los muchachones pumas decidieron echarse para adelante bajo la batuta de Paco Palencia
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que es un indómito guerrero azteca. Callen boca, en los cinco minutos finales, "los sorprendentes pumas" le arrancaron los dos
colmillos al Tigres y los dejaron tirados en la cancha rumiando una inesperada y contundente derrota (ustedes no pueden
imaginarse el humor y estado de ánimo de la Rosachiva mientras escribe esto. No soporta que el Pachuca se haya esforzado
tantito y que con eso le haya bastado para zumbarle 5 pepinos a los pupilos del mamilón Vergara).
Los Ye-yé nos esperaban a la salida. Mientras nosotros adquiríamos cultura popular en el estadio, los Ye-yé se fueron al cine
(los dos son expertos en tal materia) y vieron "Arráncame la vida" que, en su opinión, está excelente. Mi amiga Gelitos debe
estar muy contenta por este generalizado éxito que incluye a los expertos Ye-yé.
Ellos nos llevaron a un interesante recorrido por el Monterrey viejo que incluye los barrios delincuenciales y de mujeres de ingle
generosa que provocaron que Canito se pusiera muy locote. A buena hora, los triunfantes Dehesa nos retiramos a dormir. Tras
un sueño reparador y un desayuno magro, la chica Ye-yé nos llevó a un lugar llamado "Lináloe" en la punta de un cerro. Ahí
viven los Ye-yé que nos dieron de comer muy rico y nos volvieron a bajar para llegar al aeropuerto y poder escribir estas líneas.
Mañana les cuento de las monerías de Aeroméxico.
Regreso vencedor II
Germán Dehesa
16 Sep. 08
En este espacio somos muy pobres, pero muy honrados y jamás recibimos dinero o recompensa alguna (como no sea tu
cariño, lectora lector querido) por alabar o denostar a alguien. Digo esto que es una obviedad que enuncia el deber mínimo de
un periodista, porque estoy por proceder a aventármele a Aeroméxico, pero lo hago por mis purititas pistolas y sin patrocinador.
El avión de Aeroméxico que me traería a la capital desde Monterrey salía (eso afirmaron) a las cinco. Los Dehesa, padre e hijo,
a las 16:15 ya habían documentado y estaban listos para "proceder" a la sala cinco para "iniciar" nuestro abordaje. Pasadas las
16:30 ya estábamos ahí muy sentaditos cuando una señorita enormemente parecida a "Periquita" la de las tiras cómicas, nos
dijo a través de su potente e ineficiente micrófono: potfavó losknsanregsssado, favopsarl mosdridor, gachas. Todo fue oír a
Periquita e intuir que algo estaba pasando y que no saldríamos a las cinco. Establecido esto, imaginé el océano de mentadas
que me esperaba en México por parte del personal de "Reforma" por la entrega escandalosamente tardía que iba a hacer de
mi artículo. Todos pasamos al mostrador para que las dos señoritas se hicieran mensas (cosa que lograron) con nuestros
boletos. Por muchas razones, Canito muestra que es hijo mío, pero en su infinita paciencia y pachorra, no. A las 17:10 tuve mi
primer hervor de sangre. Me puse de pie y desde mi lugar increpé a Periquita y a la Pequeña Lulú: oigan, señoritas: ¿a qué
horas vamos a salir?; dentro de quince minutos, señor, me respondieron con tonito de ¿cómo osa usted preguntar?, oiga,
señorita, y esto que me acaba usted de decir ¿no podría habérselo dicho por el micrófono a todos los pasajeros?, no somos
perros, somos gente. Volví al silencio y miré hacia donde estaban los pasajeros que aguardaban. Yo esperaba un apoyo
entusiasta, pero lejos de eso, me encontré con miradas reprobatorias que, para mi terror, decían: ¿cómo se atreve usted a
alzarle así la voz a dos damitas?. O sea que el mexicano medio con estudios y aceptable posición económica considera que
uno no tiene derecho a alzar la voz ni aunque se trate de un flagrante atropello. El propio Canito, sangre de mi sangre y flor de
mis entretelas, me miraba como si se avergonzara de tener un padre tan revoltoso. Hacia las 17:30, sentí ¡por fin! que el resto
de los pasajeros comenzaban a ver con simpatía mi movimiento. A modo de prueba, me puse a chiflar ese silbidito tan
mexicano que significa "a ver a qué horas comienzan". Casi de inmediato obtuve apoyo. Con tal motivo, me volví a poner de
pie y le dije a Periquita: ¿no nos vamos a ir nunca?, ¿tan quebrada está la empresa?, ¿cuánto tiempo más van a seguir
volando estas carcachas pegadas con cinta canela?, ¿o será que no llegaron los espantosos cacahuates que ya es lo único
que dan en sus vuelos de chisguete?, dígamelo, señorita, tenemos el total derecho a estar informados. Por supuesto que no
me respondió, pero la Pequeña Lulú se hizo del micrófono y dijo que necesitaríamos esperar oootros quince minutos. Los
chiflidos recomenzaron más vehementes. Canito leía una novela histórica sobre el sufrido Cuauhtémoc.
Por fin, cerca de las 18:00 hrs. abordamos. Antes de salir, me aproximé a Periquita y en tono comedido le pregunté: ¿verdad,
señorita, que este tiempo que nos tuvieron aquí hechos unos babosos, nos lo van a retribuir rebajando el costo excesivo de
estos boletos?. La gran Periquita cayó en un vacío existencial. Creo que nunca nadie le había hecho preguntas de más de un
renglón. Por fin Periquita tomó aire, me miró a los ojos y así me dijo: honestamente, no, señor. ¡Ya hagan algo con (por)
Aeroméxico!.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCLXXXII (1382)… …¿Dónde habrá dado el Grito MONTIEL?.
Cualquier correspondencia con esta aeronáutica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Me encanta el 15 de septiembre. Para mí es el más festivo de todos los días festivos; nunca, ni por asomo, se me han ocurrido
cosas como largarme a Las Vegas a dar el Grito con Juan Gabriel, o ir a las playas y simplemente dejar pasar la fecha, porque
no es como Semana Santa en donde mi madre, estuviéramos donde estuviéramos, nos frenaba el viernes a las tres de la
tarde, nos hacía arrodillarnos y rezar tres Padres Nuestros. El 15 de septiembre, las cosas no se solucionan con tanta facilidad;
ni modo de rezar el Rosario juarista, expresión que hubiera bastado con enunciar delante de ella, para que a mi madre
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Margarita de Calcuta se le fueran los ojos al cráneo y comenzara a vomitar verde y a hablar lenguas muertas. Gracias a Dios,
en mi balanceadísima educación, mi madre se encargaba de los asuntos celestiales y conexos y mi padre de todo lo que fuera
terrenal. Mi mamá pululaba en una atmósfera teológica y mi padre en el ámbito histórico.
Cuando llegaban los días septembrinos, mi padre entraba en control de la situación y a lo largo del mes, se encargaba de
darme las suficientes noticias del imperio como para que yo pudiera entender, por ejemplo, ese folletón titulado "Los Niños
Héroes" y la decisiva parte que jugó Porfirio Díaz en su invención. En principio nada era cierto, además ¿cuáles niños? si los
alumnos de ese colegio eran puros verdolagones cuya infancia hacía un buen rato había quedado atrás. Ninguno se envolvió
en la bandera y se arrojó al vacío. Si van a Chapultepec y visitan el Castillo, verán que no hay un lugar cómodo para aventarse.
Pueden también hacer el experimento de forrarse con una sábana e intentar avanzar en cualquier dirección. Sólo se puede a
brinquitos, pero un héroe que se desplaza a brinquitos deteriora seriamente su heroísmo. No he conocido a un cronista oral
más divertido que mi papá. Más divertido y más apasionado. México era por mucho el amor de su vida y por eso se alejaba lo
más posible del poder y se acercaba cuanto podía a la gente común y al pueblo que en esta nación tiene muchos modos y
rostros, todos entrañables para los ojos de mi papá y consecuentemente de su hijo. Con mi padre aprendí lo que luego leería
en López Velarde. Desde las campanadas que caen como centavos, el santo olor de la panadería, el cadencioso tono menor
de la vida pueblerina, los prolijos y dilatados romances (Fuensanta: ¡hazme llorar!), aquel tren que iba por la vía y también
aprendí que la patria, no los que viven de ella, no los políticos, no los delincuentes, la patria que se cifra en una mano rugosa y
extendida, o en las chalupitas poblanas; esa patria es impecable y diamantina.
Con mi padre y ahora con ustedes celebro yo la existencia de esos seres de carne y hueso, enfáticamente terrenales, que
pudieron imaginar una patria que construimos o lastimamos entre todos. No me gusta que digan que ellos nos "dieron" patria. A
mí me parece que la patria es un quehacer diario, una permanente lección de ética y de ternura, pero también de color, de
aromas, de costas inmensas, de montañas colosales y de emocionantes planicies. Nación de diminutivos es inmensa e
inabarcable. La he recorrido toda y he visto que era buena y sonriente y grata y sabrosa. Por eso es intolerable que pretendan
violentarla con muertos, secuestrados y bombazos. Malditos sean los que creen que ése es el camino. Malditos sean los que la
explotan, pero benditos sean los que la aceptan día con día y los que no olvidan que seremos libres cuando sepamos lo que
hay que saber y restauremos la justicia y la equidad de la patria; éstos juegan con ella a los encantados, a las estatuas de
marfil y juegan sobre todo a decir: viva México.
Cualquier correspondencia con esta columna patria y no matria, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
No es lo mismo...
Germán Dehesa
18 Sep. 08
Haré dos citas de dos autores españoles cercanos a mi corazón. El primero es Fernando Savater quien aguantó como los
buenos la persecución de la ETA. En alguna línea memorable de "Ética para Amador", un padre habla con su hijo acerca de
qué es la ética y cómo se aplica a la vida y por eso le dice: "no es lo mismo ser cobarde que ser valiente". Si no es mucho
pedir, todos los jóvenes de este país tendrían que imbuirse de esta verdad: no es lo mismo ser cobarde que ser valiente.
Obviamente no estoy hablando nada más por hablar. Las razones que me mueven a establecer la valentía como el único
camino de hacernos hombres, tienen mucho que ver con la situación de un mundo al borde de la quiebra y con la violentísima
crispación de un país tomado por el narco, la violencia, la inseguridad y la impunidad. No es difícil ser valiente cuando todo
fluye con tersura; es cuando se ponen las aguas tan broncas y amenazantes cuando averiguamos quién es quién en los
precios. Desgraciadamente la cobardía tiene hoy todo tipo de paliativos y apapachos. Nunca falta una de estas terapeutas
babosas que se ganan la vida destrozando parejas y que hoy nos salen con que tal hombre o mujer son cobardes por culpa de
su mamá. El miedo fabrica infinidad de argumentos. Me encanta oír (o leer) a esos hombres maduros y razonables que toman
la decisión de abandonar el país porque, según dicen, ellos no se irían, pero lo malo es que tienen también que pensar en su
familia, o en su empresa (no siempre piensan en ésta), o en la "calidad de vida" que los suyos merecen (y a nosotros que nos
atropelle el micro) y patatín y patatán y mexicanitos ahí se ven, porque yo voy a pasar a retirarme. Hablan tan bonito, que hasta
les aplaudimos y les deseamos todo tipo de parabienes. Yo no; yo digo que cada quien con su conciencia, pero, para mí, los
que se van en estas condiciones, dejan de existir, se vuelven niebla y concentro toda mi solidaridad en los que se quedan.
Ahora bien, les voy a decir que hay muchos que se quedan porque no tienen presupuesto para exportar su cobardía. Ellos,
digo yo, como si ya se hubieran ido. Me interesan los que se quedan a dar la pelea, a obsequiarle a la patria nuestro trabajo,
nuestra pasión y nuestra indeclinable esperanza de que hemos de mejorar; y esto lo haremos como una retribución que le
hacemos a la patria por lo mucho que nos ha dado. Yo entiendo plenamente a Savater y sé sin fisura alguna que no es lo
mismo ser cobarde que ser valiente. Yo, Germán Dehesa, aquí me quedo y me quedaré siempre. Tengo dos razones muy
sencillas: a) yo soy de aquí y lejos de aquí moriría como loto desmayado y b) ¿a dónde voy que más valga?, ¿a causar lástima
en otro país?, ¡niii madre!. ¿Que ahora permanecer aquí requiere de una dosis mayor o menor de valentía?. Pues nos la
echamos. Sería una infamia que no lucháramos hasta el último esfuerzo por arrebatarle a los felones la posesión y usufructo
de México. ¿Me entendiste, funcionario, o vas a seguir zanganeando?.
Por lo que se refiere a la segunda cita que quería hacer, es de Arturo Pérez Reverte. En ella un soldado viejo y curtido le
explica a un joven aprendiz que se pelea y se da la vida por la honra de la patria y que jamás se pregunte ¿qué tan honrada es
su patria?, porque la honra de un país es la suma de las pequeñas honras de sus habitantes. O sea, mexicanos: con toda
inteligencia y alegría ¡vámonos recio!.
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ENVÍO
Estas líneas son para Nelson Vargas. Mi nana me daba migajón para recoger la bilis. Yo le envío esto para que le recoja las
lágrimas.
Me llegan historias del suntuoso vivir de los hijos de MONTIEL. Su papá ya lo había advertido: es que son muy inteligentes. Ah,
pues sólo que sea por eso.
Cualquier correspondencia con esta columna que no se raja, favor de dirigirla a [email protected]
La casita
Germán Dehesa
19 Sep. 08
Chapultepec, estarán de acuerdo conmigo, está lleno de historias. Algunas de ellas ya son parte del olvido; eso me da mucho
gusto porque seguramente por ahí deben andar los tenebrosos acontecimientos de mi adolescencia y juventud que no tendría
ningún caso que salieran a la luz. Tan enormes fueron los ridículos que hice ante los ojos crueles del sector femenino, que me
parece que ese olvido del que hablábamos es su lugar perfecto. Otras historias, en cambio, merecen ser conocidas.
Yo quiero contarles la historia de una casita que se encuentra en la Primera Sección de nuestro Bosque, ahí cerquita de un
lugar que llaman La Quinta Colorada. Esa casita fue alguna vez la casa del guardabosque y ahora se encuentra abandonada.
Todo esto lo sé porque me lo ha contado mi cuatacha Rosa Gómez Sosa que es la Directora y Virreina de Chapultepec. Ella
me honra con su confianza y afecto y por eso me contó esta triste historia de la casita cuya tristeza nace del hecho de estar
abandonada, de no tener utilidad alguna y de tener muy escaso mantenimiento. Fue por eso que mi amiga la Rous tomó el
teléfono (tiró por el bejuco, dirían en Veracruz) y se comunicó con su Charro Negro para ver si juntos se nos ocurría algún
destino que darle a la casita del guardabosque. A mí se me ocurría poner un teibolito infantil con sus tubitos y todo, pero sé que
mi amiga La Rous no tiene tan avanzado su criterio como yo, y por eso preferí archivar mi rentable proyecto de esparcimiento
infantil.
La inquietud ahí sigue. Se nos ocurre poner, con la ayuda de instituciones de cuya confianza usufructuamos, una biblioteca
infantil con títulos muy bien escogidos porque luego, so pretexto de la literatura infantil, publican cada porquería, que si por ahí
se encuentra con un audaz infante que la lea, éste se queda firuláis para el resto de sus días. Sería excelente tener a varios
jóvenes literatos que fungiesen como guías de la lectura, no para que les cuenten a los niños los libros, sino para que los
motiven y enriquezcan su lectura. A un niño renuente a leer se le dice: en este cuento sale un niño que mete al refri a sus
papás y luego los hace en escabeche. Les aseguro que el tierno infante se abalanzará sobre el texto y se enamorará de la
lectura que es lo que pretendemos. Se me ocurre también tener un gran cuaderno donde cada niño que así lo desee escriba un
párrafo grande o pequeño que haga avanzar la acción de lo que se dice en el párrafo anterior para que así tengamos un libro
colectivo, o un "cadáver exquisito" como llaman a este experimento nuestros amigos afrancesados. Todo debe poderse hacer:
leer, contar cuentos, escribirlos, oír música de todos los géneros, hacer pequeñas representaciones, jugar de muchos modos y
pasarla bien en un mundo que la está pasando bastante mal, pero de eso no tienen la culpa ni los niños, ni ustedes que, estoy
seguro, manifestarán al teléfono 5611 6513 su voluntad de ser parte del Comité de la Casita. Mi amiga Rous y su no menos
amigo Germán les aseguramos que la vamos a pasar muy bien y que nos vamos a divertir cual perritos bailarines al contemplar
cómo, poco a poco, donde sólo había abandono y polvo y destrucción, habrá gracias a nosotros orden y vida y luz y caperuzos
consultando un libro, o leyéndolo, o haciendo uso de una computadora, yo qué sé. ¿Queremos acabar con el narco y la
violencia?, pongamos en cada comunidad una casita similar que bien puede ser réplica de ésta que estableceremos en
Chapultepec. También nosotros necesitamos reverdecer y volver a dar flores y frutos. ¿No está padre el proyecto?. Por cierto:
HOY TOCA.
Con Jimmy Neutrón y Capulina Beltrones a la cabeza, los forajidos se aprestan a retomar el poder.
Cualquier correspondencia con esta columna con flores y libros, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La inflamada prosa
Germán Dehesa
23 Sep. 08
Así la tuve toooda la semana pasada. La prosa inflamada me provoca muchos malestares. Es la propia de los líderes, los
caudillos, los que creen que el mundo está suspenso en espera de nuestras inflamadas palabras. No hay tal. De hecho, la
inflamada prosa, por ser tan propensa al humor involuntario, produce cierto regocijo en el oyente y cierto malestar en el
hablante quien, de pronto se escucha a sí mismo, o se ve escribir y diagnostica: chin, ya se me volvió a inflamar la prosa y ya
estoy injertado en el mismísimo Antonio López de Santa Ana en franco plan de arenga multitudinaria y del sacrificio y ofrenda
enormes de una pata.
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Una vez que he contemplado los desfiguros que se pueden hacer cuando se inflama la prosa, he decidido ocupar la presente
semana al urgente deber de desinflamarla. La tarea no es fácil y menos en estos momentos realmente acongojados que está
viviendo nuestro país, pero la lucha puede y debe darse; no podemos dejar pasar la oleada de intensitos, chillones y
resignados que actualmente desfilan por este México de hoy que, ya de por sí, trae broncas de toda índole. Así las cosas, creo
que es un acto de rudeza innecesaria andar acalambrando todavía más al país con el anuncio de que todavía se va a poner
peor y de que van a aventar bombas hasta en las kermeses, de que en cualquier momento Calderón y Mouriño huyen a la
Polinesia, de que sube al poder la Gordillo, de que AMLO renuncia al mundo e ingresa a la Sagrada Orden de los
Contempladores Electorales; de que renuncia Guillermo Ortiz y ARTURO MONTIEL es nombrado nuevo director del Banco de
México y que el IFE renuncia en masa para ser sustituido por los Diablos Rojos del México. Todo eso y más nos dicen los de la
inflamada prosa. En cierta medida, me considero culpable, pero como ya dije, me dispongo a entrar en acelerado proceso de
desinflamación y de notificación para con mis conciudadanos. Tú, lectora lector querido, mereces saber que, con respecto a lo
que en México está ocurriendo y ocurrirá, nadie sabe nada, aunque todos estén dispuestos a plantearnos su catastrófica teoría.
No es cierto, son puras papas, tienes que decir amigo mío ante estas andanadas de insensatez que siempre busca validarse
hablando de las confiables fuentes de su rollo. "Esto a mí me lo comentó alguien muy cercano a Muñoz Ledo". Permítanme
dudar de que todavía quede alguien cercano a Muñoz Ledo y si así fuera, piensen ustedes qué tan cercano es Muñoz Ledo de
la realidad. Entonces, no le crean nada a estos improvisados profetas de la catástrofe que, en el fondo, disfrutan enormemente
al esparcir el terror. No es fácil de creer, pero el mexicano es catastrofista, desea el derrumbe porque secretamente le ilusiona
que ese derrumbe lo libere de todo compromiso: el trabajo que iba a entregar, la familia que debería cuidar, la mujer que debe
atender y el dinero que debe pagar. Para todas estas horribles contrariedades, un mexicano siempre deposita su última
esperanza en el acabamiento de todo. Así somos desde infantes. Yo me recuerdo de camino a mi examen de física, rezando
porque se volviera a caer el Ángel y se cerraran las escuelas.
Quien más, quien menos; todos nos tenemos que desinflamar para ser más útiles y para divertirnos más. Tenemos tareas:
Daunis, el emporito tamalero que nosotros creamos necesita urgentemente de una camioneta. En efectivo ya nos faltan sólo
110 mil pesos, pero con su ayuda todo resulta tan fácil como encuerar a una borracha. Recuerden también lo de nuestra casita
del bosque a la cual ya le brotaron muchos amigos (tel: 5611 6513). Hagamos lo nuestro. Piensen que de peores hemos salido
y recuerden a Borges: serás lo que tienes que ser, o no serás nada. ¿Estamos?.
El Procurador Eduardo Medina Mora, el Secretario de Seguridad Genaro García Luna y el Secretario de Gobernación Juan
Camilo Mouriño se presentaron, bañaditos y puntuales, a su comparecencia ante nuestro Congreso. Era la crónica de una
masacre anunciada. A los tres citados nomás les faltó entrar con sus manitas juntas a la altura del pecho y entonando
alabanzas al Altísimo. Esto en recuerdo de aquellos bíblicos chavos que ingresaron a una cueva ardiente y ahí se instalaron
cante y cante sin que su fe flaqueara un ápice, cosa que les valió que el fuego los respetara y no les hiciera el menor daño. Así
reza la historia de la ardiente fe de los popularmente llamados "Chavos de Asbesto". Estando todavía en curso la
comparecencia, no podemos saber todavía si la historia se repetirá con nuestros tres encumbrados patricios. No la veo fácil. A
los legisladores se les oía encrespadísimos y lanzando fulminaciones terribles. Los diputados, pa'qué nos hacemos bueyes,
están urgidísimos de levantar su reiting y ésta es una oportunidad dorada para aventarles la bronca a Hugo, Paco y Luis sin el
menor empacho o recato. Como sabemos, la sociedad está muy agraviada y muy asustada; si aparecen tres ineludibles
culpables de que las cosas estén como están, cualquier diputado puede mentarles la madre a nombre del pueblo y quedar
como campeón. No sé si esto sirva de algo para remediar nuestra actual situación; bien sabemos que los legisladores jamás
remedian nada como no sea su propia situación económica.
Paralelamente, mientras este neroniano festival se realizaba, en la carretera a las Pirámides estaba ocurriendo una tragedia
proboscídea. Indra, la elefanta hindú de 40 años de edad y cinco toneladas de peso solía, con la debida pachorra, prestar sus
servicios al Circo Unión y su paquidérmico destino parecía estar ligado para siempre con este circo. Sin embargo, alguien no la
amarró bien la noche del lunes. Indra que, como toda prisionera, estaba ansiosa de conocer mundo, se despojó de sus
amarras y sin despedirse de nadie, inició su caminata rumbo a lo desconocido. Caminando, caminando se encontró con la
carretera México-Pirámides y de inmediato se horrorizó, como yo y como tantos otros, ante la posibilidad de visitar Teotihuacan
y chutarse (imagínense a la elefanta) esos pinchemil escaloncitos de subida y de bajada. Indra quedó perpleja. Me dicen que
los elefantes son inteligentísimos, pero por lo menos ésta salió bastante lela. Nunca se le ocurrió abandonar esa carretera por
donde venía un camión de pasajeros con su correspondiente manejador amodorrado que debe haber sentido la muerte en tres
volúmenes al ver a un elefante paradote en la carretera. La colisión fue terrible. El chofer e Indra murieron en el instante. Los
pasajeros todavía no se reponen.
Un contratiempo así me hizo recordar aquel año de 1958 cuando el Circo Ringling nos regaló cuatro elefantitas y una elefantota
llamada Judy que también se escapó y sembró el pánico allá por la colonia Santa María la Ribera. Judy sucumbió a balazos. Y
tenemos por último el caso de Jenny, otra elefanta que se muere de soledad y melancolía en el Zoológico de Dallas. A Jenny le
han recetado su traslado a un zoológico mexicano para que recupere el amor por la vida y el desmoche con los cuates.
Tres funcionarios, tres elefantas. Destinos paralelos. ¿Quiénes la van a librar?. Yo espero que Jenny y Medina Mora.
ENVÍO… No llegué. No llegué al fiestón de cumpleaños de Agustín Basave. Si no me perdona, me mato cual elefanta.
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Pendientes
Germán Dehesa
25 Sep. 08
Hoy no esperen mucho de mí. Acabo de estar en brazos del terapeuta que me está ayudando a componer mis dolencias, ya
antiguas, del manguito rotador y tendones que lo acompañan. ¿Pero todavía no te has curado de eso?, preguntará una dama y
en su voz hay cierto enojo, cierta confirmación de lo poco que se puede esperar de mí y en general de los hombres. El doctor
que amablemente me atiende de estos males me dice que van para largo y así, dos o tres veces por semana, se presenta un
curioso duende terapeuta que realiza con mi exánime bracito todo tipo de vigorosas maniobras. Usted, me dice, me avisa
cuando le duela. Y yo quisiera decirle que me duele desde que él llega y hasta cuando le pago. Yo entiendo su benéfica acción
y su comprobada destreza; el problema soy yo que no estoy acostumbrado a que me agarren mi bracito y lo empleen como si
fuera palanca para sacar agua, elemento de torsión múltiple, o trompa de elefanta difunta, o palanca de velocidades de un
tráiler. Todo eso me hace. El terapeuta me indica que pronto veré resultados (yo, por sí o por no, ya me inscribí con los
paralímpicos para las próximas Olimpiadas). Él se va por una veredita alegre y yo me quedo en el metafísico rincón de una
cantina. A lo que voy es a lo que decía al principio que es, además, lo que actualmente digo a las gacelas que brincan en mis
ya escasos verdores: me voy a esforzar; pero no esperes mucho de mí.
AEROMÉXICO
Desde aquel viaje que hice a Monterrey cuyo vuelo de regreso se retrasó casi una hora y cuya rabiosa reseña escribí por
aquellos días; desde entonces no he dejado de recibir mensajes, correos y cartas donde el personal de Aeroméxico, con una
elegancia que yo no tuve, me conceden una cierta razón para mi ira, pero también me hacen sentir que me extralimité al
extender a todo Aeroméxico los problemas que viví con una tripulación específica y en circunstancias muy poco favorables.
En sus renglones hay un recordatorio de nuestra larga y benéfica relación que debe moverme a reflexionar, a perdonar y a
seguir usando los servicios de Aeroméxico. Y yo respondo: tiene razón Aeroméxico: me extralimité en mi arrebato, pero
sostengo que todo el personal que trató conmigo esa tarde era como de la Isla de Gilligan. No por eso olvido el largo romance
con Aeroméxico y mi disposición a seguir viajando con ellos en su flota totalmente renovada (ni modo que les diga que ya
nunca viajaré con ellos y esto me obligue a irme a pata a muchos rincones del país donde sólo llega esta aerolínea). Mil
perdones, un abrazo y todo comprendido y todo olvidado.
EL RETORNO DE LARA
Existe en México un vacío tal de verdadero talento creativo y de artistas dignos de tal nombre, que por fuerza y como todo
vacío tiende a llenarse. En este caso, el vacío tiene que ver con la auténtica canción romántica, con su inspiración y el talento
necesarios para darle larga vida a las canciones. Aquí de nuevo Televisa y TV Azteca son las grandes patrocinadoras de la
estulticia y las responsables en gran medida de este vacío del que hablamos y que hoy está siendo colmado por un vigoroso
retorno de Agustín Lara. De nuevo sus canciones se escuchan, su biografía recupera interés y hasta el título de uno de sus
tango-canciones es el poderoso mito verbal que preside y le da buen viento a la obra de Ángeles Mastretta, nuestra más
dotada y mágica escritora de la actualidad, autora de un clásico casi instantáneo que se titula "Arráncame la vida" que ahora ha
sido llevado al cine con éxito rara vez visto en el cine nacional. No dejen de verla y no dejen de acercarse a Agustín Lara.
Me llenan de enojo las tropelías de Marín. Puebla es su patio y como tal lo disfruta, viejo ladrón, mentiroso y abusivo.
Cualquier correspondencia con esta columna que es palmera y mujer, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx
La encrucijada
Germán Dehesa
26 Sep. 08
Antes de entrar propiamente en materia, necesito que alguien me diga que una cosa es la nación mexicana que actualmente
se rifa su destino y otra, muy otra, esa pandilla que ha creado a un impune grupo de asalto que se hace llamar "Selección
Mexicana" ("yo creo en la Selección", "yo creo en tu mamacita"). Esta banda tiene como especialidad presentarse en canchas
norteamericanas, pues quienes la dirigen saben que nuestros pobres y respetables paisanos acudirán a las taquillas a comprar
ese boleto que ellos ingenuamente creen que los acercará a México y al futbol de primer nivel. Falso, todo es un engaño y un
asalto; ni tiene que ver nada con México ni, mucho menos, tiene que ver algo con el futbol. Los que vimos el calamitoso juego
con Chile sabemos que de lo único que se trata es de asaltar a nuestro muy asaltable país. Cómo estaría la cosa que ninguno
de los cronistas de Televisa intentó paliar la vergüenza y Gómez Junco no se quedó ahí, sino que se refirió a lo que yo acabo
de decir y con todas sus letras afirmó que no era justo asaltar así a nuestros paisanos. El caso es que esta semanita de clima
soviético que nos refinamos en la Capital termina como comenzó: instalada en el absurdo, porque a ver díganme ustedes en
dónde se ha visto que un maestro que, de entrada, obtuvo su plaza de puro cachirul y sin el menor mérito, reclame ahora como
su derecho sagrado la plena propiedad sobre dicha plaza que, sin rendir cuentas a nadie, puede prestar, vender y ¡heredar!.
No tienen madre, pero la patrocinadora de esta orfandad es Doña Elba Esther, la amiga de Felipe, que corrompió la vida
sindical hasta este grado ya surrealista.
No quiero contarles acerca del estado actual de mi sistema nervioso pero es muy similar al del sistema ferroviario mexicano.
Me siento extremadamente frágil y sería el momento ideal para que compareciera una etérea gacela a retozar con su Charro
Negro. A falta de gacela, compareció Fita con quien no me permito el menor retozo. La encontré sentadita en mi recámara
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abrochando mi pijama y soltando unos suspiros tan hondos que hacían crujir el cielo raso. ¿Qué le pasa?, le pregunté con
paternal y balsámico tono. Nada, me dijo ella que, como toda mujer mexicana, sabe del brutal poder expresivo de esa "nada"
con la que suelen contestarnos. Es bueno saber, muchachitos, que es indispensable seguir preguntando hasta obtener una
respuesta más o menos sustanciosa. De no proceder así, corremos el grave peligro de que la susodicha se encrespe
grandemente y nos borre de su lista de afectos. No, en serio, ¿qué le pasa, Fita?. Lágrimas tímidas pero constantes, lo que se
dice un chipi chipi. ¿Le puedo ayudar en algo?, ¿qué tiene?. Silencio largo y cargado de misterio. ¿Qué tiene?. Suspiro enorme
que secuestra todo el oxígeno de la habitación. ¿Me va a decir?. Después de unos tres o cuatro hipidos de preparación, Fita
hizo una declaración que me tiene en la perplejidad: ¡ay, señor! es que mi vida está en una encrucijada. ¡Adentro las tropas
leales; pa'fuera los federales!. La gran Adolfa, una vez que dijo esto, quedó aliviada y con total cara de post-partum. Desde lo
más hondo de mi corazón, yo comenté: Adolfa, no sea mamuca, ¿qué es eso de la encrucijada?. Las pasiones, señor, las
pasiones, usted me entiende. Yo no entendía ni madre. Lo que sí pude aquilatar es el poder de penetración del habla de las
telenovelas. Y ahí tienen: Fita y yo estamos en una encrucijada (una para cada uno). A ella y a mí nos sucede lo que ocurría
con Don Quijote y Sancho: ninguno entendió jamás qué quería decir el otro; pero esto no obstó para que se amaran y
caminaran juntos. Aplíquenlo, ¿qué les cuesta?.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCXC (1390)… ….Mario Marín sigue engañando y robando.
¿Dónde están?
Germán Dehesa
29 Sep. 08
Tuve una larga conversación con mi amiga Josefina Vázquez Mota. La sentí más decidida pero también más agobiada que
nunca. El rechazo que ha surgido en Morelos a la Alianza Educativa es grotesco. Desgraciadamente lo que ocurre con el
"magisterio" de ese Estado es apenas una pequeña muestra del nivel de corrupción que ha alcanzado el sindicalismo en
México, muy en particular, el sindicalismo oficial.
En los años dorados del PRI (que pronto estará de regreso con todos sus antiguos vicios) uno de los principales pilares que
apuntalaba la "democracia" priista era el movimiento obrero. Esto explica por qué PRI y sindicatos cohabitaron de la sórdida
manera en que lo hicieron. Los obreros, tutelados por sus líderes, le ofrecían al gobierno su apoyo irrestricto; éste a cambio les
concedía cuanta locura y demasía se le ocurriera al líder para tener contenta a su borregada. Yo he leído el contrato de trabajo
de varios de estos sindicatos y todavía no me repongo ni del horror de su redacción, ni mucho menos de las concesiones
onerosas, lesivas y absurdas que se le hacen a los trabajadores.
Leer estos contratos ayuda mucho a entender el retraso de México y la magna ineficiencia de nuestra burocracia. Habiendo
escalafón, ¿quién quiere prosperar mediante sus méritos y su eficiencia personales?. Venimos prohijando a una amplia
multitud de chambistas mediocres y esto no comenzó en Morelos hace unas cuantas semanas; esto viene de antiguo.
Esto suscita una pregunta que es clave: mientras todo esto pasaba, ¿qué hacían la ciudadanía, la sociedad, la gente de bien?.
Lo que hacían era mirar para otra parte y, tarde o temprano, apechugar con el inescapable absurdo de nuestros sindicatos y su
burocracia. No estaban bien enterados, no querían líos con el gobierno, preferían llevar la fiesta en paz<00A6> Todo esto
aducían los ciudadanos para disfrazar su pereza y/o su cobardía.
Así llegamos al año de 2008. De muchos modos me consta que la ciudadanía ha cambiado para bien, pero todavía no
alcanzamos la lucidez suficiente como para entender que, más allá del retobo y de la opinión de sobremesa, hay que retomar
la calle y manifestarnos. Aquí es donde encaja perfectamente la absurda rebelión de los "maestros" morelenses que quieren
disponer de sus plazas como si fueran éstas el entrañable centro de sus propiedades. ¡Es absurdo!, ¡es inmoral!, ¡el gobierno
no debe permitirlo!, ¡ya estuvo bueno!, esto y más decimos las buenas conciencias que pueblan este país. Todavía no
pensamos que como ciudadanía y como sociedad tenemos que pasar a la acción. Y no se trata de ir a golpear maestros
morelenses (aunque a mí y como diría mi mamá: cosquillitas me hacen las manos), sino de manifestar públicamente nuestro
apoyo a la Alianza Educativa y nuestro rechazo por todas las antiguas formas, en particular, el mercado negro de las plazas. A
mí me parece excelente que un maestro obtenga su plaza mediante examen de oposición y también celebro que los mejores
maestros, los que ofrezcan mejores resultados, ganen más que los jumentos.
De esto hablábamos Josefina y yo en la referida conversación. Ella me decía con azoro: todos dicen que apoyan esta lucha en
contra del viejo sindicalismo y estos pasos a favor de la mejoría sustancial de nuestra educación. Todos me manifiestan su
apoyo, pero ¿dónde están?.
Mi compromiso público con la Secretaria es encontrar los caminos para que esta voluntad ciudadana se manifieste. Te pido,
lectora lector querido, que me ayudes a respaldar la gran transformación de la educación en México. ¿O vamos a dejar sola a
la Secretaria?.
Cualquier correspondencia con esta columna que por fin avanza, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
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¿Dónde están? II
Germán Dehesa
30 Sep. 08
Como ya decíamos, el conflicto entre los "maestros" de Morelos (ahora de Morelos y de Guerrero) y la Alianza Educativa es la
historia de una insensatez anunciada que ha sido posible y ha medrado en este oneroso pantano de la indiferencia y
consecuente impunidad que existe, en parte por la condición yerta e inmóvil del gobierno federal y en parte por la inexplicable
indiferencia ciudadana que por siglos y siglos ha dejado morir las mejores iniciativas y ha patrocinado con su dejadez los
peores delitos contra la patria.
Me escribe mi amiga Ana quien el jueves pasado tomó su coche y arrancó rumbo a Acapulco. En la caseta de Palo Blanco se
topó con un "heroico" contingente de maestros contrarios a la Alianza Educativa. Esta bizarra postura la defendían los
maestros con la pedagógica medida de tomar la caseta, permitir el paso "gratuito" de los automotores cuya "obligación" era
"donar" 50 pesos para la causa. Mi amiga Ana es de las que tiene "IAVE" y puede cruzar por el carril creado para tal efecto. En
este caso no fue así, porque los civilizados maestros le cayeron encima exigiéndole dinero y zarandeando su auto.
Venturosamente el asunto no pasó a mayores, pero si así hubiera sido, o aun sin serlo, lo más alarmante para Ana la
Ciudadana fue percatarse que no había nadie de CAPUFE, ni de la Policía, ni la de ningún cuerpo que pudiera imponer orden.
La ley de la selva.
En lo que esto ocurría, la inefable Gordillo concedía una entrevista al periódico "Reforma". De las muchas joyas que su boca de
pato ha expelido, ésta es una de las más valiosas y coleccionables. Es un galimatías tal, que puede leerse de múltiples
maneras, aunque ninguna acabe por tener pleno sentido. Y el problema no es tanto de inteligencia, aunque yo para mí tengo
que esa señora es medio bruta, pero en este caso, la insondable oscuridad de la prosa gordiana hemos de atribuirla a la
voluntad de la señora de querer quedar bien con todo mundo. En el fondo es el típico discurso mexicano de: "conforme le digo
una cosa, también le digo otra...". Ella dice que hay maestros en rebeldía porque el Estado no los ha informado como es
debido. Esto es una idiotez. Si el Estado no ha informado, estos principitos no tendrían por qué asumir una actitud rebelde ya
que ignorarían la inminencia del ramalazo a sus absurdas prebendas. Lo más nauseabundo de la susodicha entrevista es la
actitud como de Miss de kínder que asume la millonaria señora que se pone en abierto plan de defensa de los niños que le han
sido confiados. Esto tendría que ofendernos a todos, pero en particular a los maestros que ya están grandecitos como para
necesitar que la maestra Tronchatoro les explique y los defienda.
Según mi correo electrónico, un buen y creciente número de ciudadanos se reportan listos para defender esa Alianza
Educativa que representa, a no dudar, la gran esperanza de cambio para México. ¿Qué puedo hacer yo, humilde ciudadano?,
por lo pronto, dejar de ser humilde en estos cotejos con la antigua grilla, en segundo lugar, hacernos presentes en las escuelas
y manifestar nuestro apoyo a la Alianza. Si están de acuerdo, hagamos un censo y una manifestación electrónica y silenciosa
para rechazar el mangoneo de los que quieren ser dueños absolutos de su plaza y sortear el examen de oposición que
impediría que su mediocridad siguiera contaminando a nuestros bodoquines. Con la frecuencia que sea necesaria, me
comprometo a informar a mi comunidad cómo vamos con nuestra lucha cibernética. Varias cosas hemos logrado por este
camino y lograremos más si ustedes se adhieren a esta lucha que exclusivamente quiere la mejoría de nuestra educación.
Continuará.
Vienen llegando. Aquellos queridos lectores y lectoras que han decidido incorporarse a la manifestación electrónica "¿Dónde
están?" comenzaron ya a enviar su mensaje de adhesión. Muchas gracias y, por favor, sigan participando. Por hoy, no diré
más porque hay otros asuntos que también reclaman mi atención. Así pues, ponemos pausa en el asunto de la Alianza
Educativa y vayamos a otros ámbitos de la vida de los tenochcas.
Como ya es sabido, esta etnia que fue lacustre vive ahora en el puritito calambre. El temor y el temblor son lo nuestro ¡oh,
hermanos!. Cuando no es el narco, son los secuestradores, o las manifestaciones, o los 400 pueblos (¿qué se traen esos
cuates?, ¿de parte de quién vienen?, ¿cómo no les ha dado pulmonía o nalgonía o algo con el clima reinante en estos días?.
Verlos en cueros es como un importante anticipo de una pesadilla), y ahora el derrumbe financiero. Con respecto a esto último,
yo digo que no es para tanto. Claro que estamos muy cerca del epicentro que está ubicado en Wall Street y algo nos tocará del
cimbronazo. Mi opinión al respecto está a medio camino entre aquellos que ya están anunciando el cierre del país por quiebra
y Felipe Calderón que tranquilamente vino a la tele y dijo que a nosotros abanicos pa'l calor, que estamos hiperblindados y que
si llega a venir algún cobrador del extranjero, tenemos a Carstens quien ya recibió instrucciones de acostarse en la entrada y
no permitir la entrada de nadie. Él deberá decir que él nomás es el velador y que no sabe cuándo volverá el señor Guillermo
Ortiz que tuvo que salir de mucha urgencia. Entre los apocalípticos y los optimistas estilo Calderón, me encuentro yo que opino
que esta crisis gringa nos va a pegar pero, ni con mucho, nos va a tirar. Es lo bueno de habitar en un país que es de mediano
pasar, aunque carguemos con esa maldición que son nuestros pobres. Éstos me interesan y me preocupan más que los
gringos. Si a la clase media o a la clase alta de México el cimbronazo gringo les pega más fuerte, pues tendrán que aguantar
vara y tendrán que pensar que no es el primer ajigolón de nuestra historia ni será el último. Agarrémonos todos bien (espero no
ser malinterpretado) y aguantemos el vendaval.
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Pasando a otros temas, experimento un júbilo enorme por la inminente medalla "Belisario Domínguez" que le será conferida a
Don Miguel Ángel Granados Chapa. De él, Ricardo Garibay decía (rugía): "es un búfalo, yo no sé cómo le hace para trabajar
tanto". Yo tampoco he logrado desvelar el misterio de Miguel Ángel. A veces me da por pensar que tiene varios clones
hidalguenses pues de otro modo no se explica su enorme cantidad de trabajo y la sostenida calidad de éste. Me anticipo a
felicitar no a mi colega, sino a uno de mis mejores maestros.
Una amorosa allegada de la familia Granados Chapa es Juana Inés Dehesa, la flor más bella de mi ejido. Hace unos días
presentó una pequeña colección de libros para niños, todos de su autoría. En ellos, los caperucitos se enterarán de lo que es
un sustantivo, o un adverbio (cosa que sus padres suelen ignorar), o un adjetivo, etc. Cada cuadernillo está magníficamente
ilustrado por BEF y redactado en divertidos versos todos ellos de la autoría de mi chicuela y sin la menor intervención de su
padre. Ni cuando me recibí, ni cuando me entregaron el premio "Don Quijote", me he sentido más orgulloso, contento y orondo
que en esta demostración de que mi hija ya vuela por su cuenta y vuela hermosamente.
No olvidéis tampoco que acaba de ocurrir el Año Nuevo Judío. A todos los de esa etnia los abrazo; a todos los que no lo son,
también los abrazo porque pocas cosas hay más sabrosas que abrazar. Continuará.
A buenas horas decide nuestra burocracia hacer un concurso como éste. Si lo hubieran hecho en el siglo XVIII, ya hubiera sido
tardío. Yo vi y escuché a Don Felipe Calderón echando guáguara en una reunión de cierta alcurnia. En algún momento y como
de pasadita, dijo: deberíamos hacer un concurso sobre el trámite más inútil de todos los que tenemos que hacer los mexicanos.
Puedo imaginar a ese megalambiscón que oyó esto y dijo: ¡ah!, ¿quiere concurso?, le hacemos su concurso, nomás faltaba:
¡trabaja un concurso para la mesa uno!. El resultado lo tenemos a la vista. Ya hay convocatoria, plazo de entrega, monto de los
premios y demás shuladas propias de estas azarosas justas que son los concursos. He de confesar que cuando yo oí a
Calderón, todo el tiempo pensé que hablaba de broma y que no cruzaba por su mente hacer en verdad un concurso al
respecto. Esto es lo malo de vivir en una corte de estilo oriental donde basta que el Gran Makakikus manifieste algún deseo,
para que de inmediato los cortesanos -para algo son sus cuates y por algo son cortesanos-, se precipiten a cumplirle su
capricho al Sultán de Sultanes, Jefe de Jefes, ciclista de ciclistas y el chaparro más alto de toda la República.
Ahora tengo en mis manos la convocatoria. Es un rollazo que hace entrar en descomposición a los del Mar Muerto. Ahora ya lo
saben, bienamados tenochcas: estén muy atentos en cada uno de los pinchemil trámites que tienen que hacer todos los días
para obtener un permiso para ponerle otra ventana a su casa, o para cruzar a su perro con un huachinango. Todo aquél que en
México emprende alguna obra visionaria, terminará siempre diciéndonos: no me imaginaba, manito, en la que me estaba yo
metiendo, llevo dos años haciendo cola en la SAGARPA no sé ni para qué; además, ya alguien me advirtió que si me voy por
la libre, me toca tambo y sin abrefácil. Si de algún consuelo le sirve a este pobre mexicano, él debe saber que para llevar a
cabo la tarea más sencilla y cotidiana, los trámites son igualmente engorrosos y complejos. Que ni se hagan bueyes los del
gobierno; en algo tienen que entretener a la burocracia y bien mirado el 99% de los trámites que exige nuestro gobierno son
inútiles, pero basta con que se cancele uno, para que brinque Doña Lucha, delegada sindical famosa por sus proverbiales
moles y las capitas de lana, naranja con lila, que teje durante sus arduas labores que incluyen la puntual recolección de la
tanda. Al día siguiente tenemos una huelga y una manifestación chonchas que a ver quién las controla. Entonces, que no nos
vengan con que quieren saber cuál es el trámite más inútil porque, tal como se realizan en México, todos lo son y ninguno de
ellos ha sido pensado para servir al ciudadano, sino para darle entretención a los burócratas que, como todos hemos visto, se
multiplican cual honguitos del campo (ammanita panteratha que son los más venenosos). Ésta es la verdad. Al día de hoy no
hay un solo trámite que no se pueda hacer ya por computadora, pero ¿qué hacemos con Doña Lucha?.
He leído la convocatoria que no deja de ser regocijante a su pesar y descubro que los titulares del concurso, una vez que se
establezca el trámite más inútil, de ninguna manera aconsejan la desaparición o cancelación de tal trámite, sino su
"mejoramiento". No entiendo: si algo es inútil y lo mejoran, lo hacen mucho más inútil. Ya verán que nadie quiere pisarle el
menor callo a la burocracia que es la secreta y altiva reina que nos gobierna. Fuera de concurso, ¿quieren saber de un trámite
inútil?, pues consiste en organizar concursos onerosos y babosos. Ahí decidan si le entran.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCCCXCIV (1394)… …Comienza octubre y MONTIEL sigue impune.
Cualquier correspondencia con esta columna que es un trámite inútil, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx
LA CELEBRACIÓN: En esta preclara fecha cumple 58 años la madre del Bucles. Desvanecida en el recuerdo, de vez en vez,
la traen de regreso alguna música, algún camino, algún hilillo de diluida y ausente dicha.
¿QUÉ PASÓ CON LEONOR?: Realmente no pasó nada más de lo que ya he contado; pero eso que he contado cada vez
pasaba mejor. Los domingos por la tarde éramos Ginger & Fred y el resto de la semana no pasaba nada.
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Todos tenemos primos y, según mi experiencia, todos los primos son chismosos. Sabedores de mi danzonera felicidad
dominical, algunos primos fueron y rajaron en su casa. El telégrafo familiar entró en actividad y en un día horripilante, Leonor
ya no estaba en la casa. Tempranamente descubrí la profunda molestia que la felicidad produce en los demás. El domingo fui
al parque, esperé hasta el anochecer y ella no llegó. Jamás traté el asunto con mi madre. No hay nada más que contar.
LA SUBASTA: Este último martes me presenté en mi gustada caracterización de "Martillero" en la subasta organizada por mis
queridos amigos de "A leer: Ibby de México" cuya labor en pro de la lectura infantil y juvenil en nuestro país ahí está.
Subastamos treinta piezas y hablo así en plural porque tuve un extraordinario compañero de martillo: Leonardo Kourchenko
que es gentil, alivianado e inteligente. Las piezas que subastamos fueron todas trabajos donados por pintores, escultores,
dibujantes, fotógrafos y escritores. De todo lo que vi, lo que me hubiera gustado comprar y regalármelo fue una libreta
gigantesca realizada laboriosamente por Denise Dresser quien tiene la enorme virtud de jamás comprometerse a medias; si
ella dice: voy a ayudar, lo hace hasta el límite de sus fuerzas. Como además tiene buen gusto, su libreta para gigantes le
quedó chula de bonita.
LA ALIANZA EDUCATIVA: Mire, señor Dehesa, lo primero que tiene usted que hacer es aprender a escribir. Leí sus nefastos
artículos sobre la transformación de la educación en México y cómo se ve que usted no sabe el estado en el que se encuentran
las escuelitas de Los Cabos. Dicho esto, mi corresponsal pasa a enlistar casi pupitre por pupitre los daños de las escuelas de
Los Cabos. Jamás habla de crear un comité ciudadano pro-restauración de sus escuelas. Tampoco se refiere a ningún
esfuerzo personal que podría hacer ella por buscar ayuda. Según esta chica, la bronca se reduce a que yo soy tan mal escritor
que no estoy enterado del tiradero que tienen allá. Respondo: querida amiga, está usted loca. Si usted me envía, con su
insuperable redacción y ortografía, el nombre y los datos de alguien que se haga responsable allá en Baja California, yo me
comprometo a que restauraremos esas escuelas e impartiremos ahí un curso de redacción elemental para que yo pueda
desasnarme.
De Baja California nos trasladamos más veloces que la crisis norteamericana al Estado de Morelos donde tenemos otra
pachanguita de los maestros que bien a bien no enseñan nada. Según declaraciones de la Secretaria, en Morelos no se
perderá el año escolar y ya se han tomado todas las providencias para que los chipotines puedan estudiar. Me parece muy
bien y todavía me parecería mejor si autoridades y maestros se sentasen a dialogar, a partir de que la compraventa y herencia
de las plazas no son materia de discusión.
Castigados por los meteoros, por los despelotes financieros de los gringos, por la amenaza de la narcoviolencia, hoy más que
nunca los mexicanos, más allá de nuestras diferencias, nos tenemos que sentar a platicar sin que nadie se quede fuera. ¡HOY
TOCA!.
PUMAS-AMÉRICA: Yo sé que San Josecito Narro nos auxiliará, pero si perdemos: me mato.
La complicada trama
Germán Dehesa
7 Oct. 08
Tengo dos anuncios que hacer. El primero hace directa referencia al diario "Milenio" en cuya portada aparece una fotografía
tomada ayer en CU en el palco del Rector. En ella aparece muy contentito mi amigo "El Marce" y hacia su mano derecha un
personaje que se parece mucho a mí, que tiene una actitud muy similar a la que yo adopto en tales ocasiones y su ropa es muy
parecida a la que yo uso; sin embargo quiero aclarar ante la opinión pública que por supuesto que soy yo en el momento de
entonar el verbosísimo himno de los Pumas que es como un apretado racimo de guayabas que la comunidad le dedica a su
alma mater. Aquí he de puntualizar que "El Marce", nada tarugo, guardó un respetuoso silencio, mientras nosotros
berreábamos los complejos versos (que tienen varios acentos cruzados) de nuestro canto de guerra. Normalmente cuando mi
efigie aparece en otros periódicos, lo hago bajo el seudónimo de "otra persona" y así puede decir: "a la reunión citada por el
Banco de México, acudieron importantes financieros (sigue lista), estuvieron también el Embajador de Cambodia y "otra
persona".
En esta ocasión y seguramente con la complicidad del perverso Marín, ya ni siquiera fui "otra persona" sino que ahora soy
"nadie", una especie de rebabita que se le escurrió a la foto. Así le ha de ir a Marín.
Mi segundo anuncio está vinculado con el primero. Con fecha de hoy y por tiempo indefinido, declaro que, para satisfacción
femenil, el futbol nacional me vale un subgorro y no quiero saber nada más de él. Ya acabé de estar. La calidad e intensidad de
estos cotejos aztecas no movilizan ni a un neurótico terminal. Me reservo mi derecho a, en su momento, derogar esta
declaración y ponerme a ver el Indios-Jaguares. Por lo pronto, mi atención se concentrará en el beisbol de Ligas Mayores que
ha llegado a su emocionante fase final que culminará, yo espero, en una Serie Mundial Medias Rojas-Dodgers en la que mi
corazón y mi cartera se pondrán al servicio de Boston y sus aristocráticas Medias Rojas. Quien me pretenda apostar: ¡váyale
brincando!.
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Pero los deportes son apenas un filamento muy delgado en la trama de nuestra existencia y en la persecución de nuestra
felicidad. La dura, la pétrea, la terca realidad ahí está y, por estos tiempos, nos está mostrando varias de sus facetas más
horrendas. Como que, desde hace unas semanas, hubiera decidido no maquillarse y mostrarnos su espantosa cara de anciana
malevolente que reparte desgracias de manera totalmente azarosa e impasible. Nosotros, por decir algo, decimos que la vida
nos está castigando por tal cosa, o nos está premiando por tal otra. Es falso, a la vida no le importamos ni un serenado
pistache. Le somos totalmente indiferentes. De otro modo no se explica por qué a gente tan buena le ocurran cosas tan
terribles y a gente tan nefasta no le ocurra nada.
"De nadie digáis que ha sido feliz hasta que no haya muerto", nos advierte Tiresias en "Edipo Rey". Así es y no hay placidez
que no pueda casi instantáneamente convertirse en un horror que no se digna darnos la menor explicación. Son tantos los hilos
que tejen nuestra vida. Los que llegan como portadores de la felicidad hay que atesorarlos, apreciarlos y disfrutarlos. Será
difícil atravesar la tiniebla si no tenemos reservas probadas de dicha y de gozo diluidas en el cuerpo. Dice José Gorostiza:
"Tiene el amor feroces galgos morados,/ pero también sus mieses, también sus pájaros". A diferencia de los políticos, los
buenos poetas dicen la verdad. Si hoy te persigue un galgo feroz y morado, aguanta que ya llegarán las mieses y los pájaros.
Algún día continuaré.
ENVÍO
Para mi amada Rosachivita y su familia. Ya pronto nos amanecerá.
Ráfaga informativa
Germán Dehesa
8 Oct. 08
CHAPULTEPEC: No todo en esta vida es crisis financiera. Nuestro proyecto bibliotecológico en Chapultepec marcha viento en
popa y totalmente a cubierto de las veleidades del Nasdaq y del Dow Jones que es el más bravo. En Chapultepec nos hacen lo
que Eolo al Benemérito. La biblioteca infantil y juvenil va cobrando forma, aunque nos faltan muchísimos libros. Ustedes, no
sean perrones y pónganse a pensar qué es mejor: tener ahí un libro que no lee nadie y que junta harto polvo, o echarlo a andar
e instalarlo en Chapultepec para que lo lea quien quiera. Nomás piénsenle.
La biblioteca de la Tercera Edad que está al servicio exclusivo de aquellos espíritus selectos que hemos llegado a tal edad,
tiene ya cinco mil volúmenes que es un buen acervo. Lo que aquí nos hace falta son más y mejores libros y muchos lectores,
porque a veces la gente ni siquiera sabe que existe esa biblioteca y no se beneficia de ella. Un grito recorre el DF: betabelitos
de toda la ciudad ¡uníos!.
Como ya había comentado hace algunos meses, mi intención es llevarme a ese jardín de la Tercera Edad mi mecedora
tlacotalpeña; ésa que las mujeres de la localidad sacan al pórtico doméstico con la doble y noble finalidad de chismosear y de
ventilarse el chumumuy. Yo nada más la quiero para leer y para ver pasar la vida. Ayuden, por favor; no estén nada más ahí
leyendo esto como pasmados.
¡A PARIR MADRES LATINAS!: Las últimas noticias que nos llegan por distintos medios no son nada halagüeñas. El viejo
adagio financiero que decía que cuando a Estados Unidos le daba catarro, a México le daba pulmonía, ya varió y ahora lo que
tenemos que decir es que cuando a Estados Unidos, como es el caso, le da pulmonía, a México le dan moquillo, muermo,
cólico miserere, purgaciones, dengue, paludismo y mal del pinto. Según nos informan, a nuestra bolsitita de valores ya se la
anda cargando patas de hilo. Contra ese compartido optimismo que han mostrado el Presidente y nuestro rotundo y masivo
Secretario de Hacienda, la terca realidad se abre paso y nos avisa que mejor nos agachemos porque ahí viene el cimbronazo.
Yo tenía una tabasqueña tía adoptiva que, en cuanto escuchaba estas noticias de que la carestía estaba a nuestras puertas,
salía veloz cual relámpago rumbo al "súper" a refaccionarse. Para en la noche ya tenía un clóset lleno de pan Bimbo que luego
ahí se quedaba a cultivar bacterias y mohos verdosos. Creo que nosotros hemos de proceder con más calma y serenidad y no
porque no vaya a ocurrir nada, sino porque si precipitamos el pánico hacemos más factible que lo peor ocurra. Si acaso fueran
a empeorar las cosas, yo y la historia les aseguramos que ya mejorarán.
LOS BEATLES: Este lunes en el Auditorio Nacional se presentó un espectáculo que supuestamente rendiría un homenaje a los
Beatles. Lo patrocinaba un grupo llamado Córima que asiste a todos los niños judíos con algún tipo de malformación. Ésta es
la parte positiva. Lo demás es negativo: el espectáculo es una porquería que ni de lejos le hace honor a los Beatles quienes
perecen aplastados por una orquesta, o por dos cantantes que por ahí aparecieron con la peor de las intenciones. Estuvo largo
pero espantoso. Quiero pensar que Inglaterra no romperá relaciones con México a raíz de este atropello, pero tampoco sería
imposible.
YA PASÓ: Con fecha de hoy, declaro reanudados mis vínculos con el futbol azteca. Espero que el escarmiento haya cumplido
plenamente sus fines. Los Pumas regresan a la cancha de entrenamiento y se disponen a pulverizar muy finito al irresoluto
Cruz Azul cuya utilidad en la vida todavía se está estudiando sin llegar, hasta ahora, a ningún resultado en firme.
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Sigue la ráfaga
Germán Dehesa
9 Oct. 08
MI MAMÁ 1-YO 0: A tempranas horas de este miércoles, Fita la de la encrucijada me arrancó de mi dulce dormir y aunque yo
le suplicaba en creciente tono bravero que me dejara dormir otro rato, a ella se le pegó el claxon con su reiterado mandato: ya
levántese, no friegues, ya levántese, te voy a bajar el sueldo, ya levántese, te voy a agarrar a pescozones y moquetes, ya
levántese. Es una mujer estoica y también obediente, porque sus instrucciones son: mire, Fita, necesito que me levante a las
siete y aunque me hinque, o la amenace, usted tiene que levantarme. Me levanté. Todavía en la regadera seguía dormido y
con el cráneo bamboleante. Me vestí de un modo extravagante y den gracias a Dios de que me vestí. Yo quería ir en pijama, o
en turbadora ropa interior. Fita lo prohibió.
Ahora estoy en el hotel Nikko rodeado por las Damas del IMEF. Ellas me han convidado a dar una charla sobre "El humor en
tiempos del cólera". Terminé de modo aceptablemente airoso y acto seguido procedí a donar mis honorarios para una causa
noble. Sin verlo, ni temerlo, me dieron el megacheque que yo, a mi vez, procedí a entregarle a una sobria dama. Por puro
metiche voltee el megacartón y mi alma estalló en sollozos: omaigod!, omaimoder!. La noble asociación era ni más ni menos
que la de Las Damas Vicentinas. Mi mente funcionaba a mil por hora: ¿Y si no les doy el cheque?, no es posible que hasta
aquí, hasta el hotel Nikko y ya cremadita me persiga mi mamá. Ni modo. Yo soy una persona que hasta espanta de lo decente
que es. Tragué camote revuelto con mantequilla de cacahuate y, sin parpadear, le entregué el cheque a la pulcra dama que, en
retribución, me dio un casto beso en la mejilla. Como dijo Saulo cuando, después de descarreterarse en el camino a Damasco
que siempre ha sido muy peligroso por tanto materialista, comenzó a convertirse en Pablo: ¡venciste, Jesús, venciste! (ya no sé
si esto es de Saulo o de alguna pastorela, pero queda bonito: ¡triunfaste, Margarita, triunfaste!).
CELEBREMOS CON GUSTO, SEÑORES: Tus amigos, parientes y yo. Así comienza y así termina este himno celebratorio del
cumpleaños de alguien muy querido ("Dios bendiga este día venturoso/ y bendiga la prenda que adoro/ hoy los ÁNGELES
cantan en coro/ por los años que vas a cumplir"). Les pido por favor que reparen en el último verso de la canción: "tus amigos,
parientes y yo". No podía ser más mexicano este cántico. Se trata de celebrar, pero la celebrada habrá de permanecer erguida
e inmóvil cual semáforo, mientras tus amigos, parientes y yo nos acabamos el vino, las viandas y el flan de cajeta que te
mandó tu mamá. Ésta es la manera correcta de celebrar a la mujer que se ama.
Bueno, todos estos desvariones nacen de la noticia de que hoy jueves cumple años mi señora Ángeles Mastretta a quien llamo
mi señora no porque sea mía, sino porque a ella sirvo. Vive mucho, Ángeles, que yo en mi cariño sigo tan campante.
Felicidades.
AIKIR, AIKIR, AIKIR: Esta noche a las 21:00 hrs. en la Planta de Luz se presenta "Son de Madera", un grupo jarocho
excepcional. Vayamos jubilosos.
UNA MODESTA PROPOSICIÓN: En un arrebato de esos que tiene, el estoico Gamboa jugueteó con la idea de que los
funcionarios rebajasen en un 15% su salario. Pero ¿qué esperan, papitos?. Es más, se me hace poco. Yo, a los diputados y
senadores les rebajaría un 30% del total de sus ingresos. No es posible que el mundo ande dando tumbos y éstos sigan en la
gran vida, posponiéndolo todo y gozando de tantos privilegios; todo con cargo a nuestros depauperados bolsillos.
Algún día saldrá a la luz la historia de todas las perrerías cometidas por El Precioso y verán que sí se puede ser pillo, ser
fraudulento y ser Gobernador.
Cualquier correspondencia con esta columna como ensalada de frutas, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx
Y sigue la ráfaga
Germán Dehesa
10 Oct. 08
LA SERIE MUNDIAL: Todavía no comienza y ya están los lectores exquisitos succionado la calceta (roja). A falta de un
quehacer más productivo, el ínclito e inconsútil señor Don Roberto Garnica Marmolejo decidió blandir la palmeta para
propinarme severo golpe en los nudillos. He de decir que esta maniobra era muy socorrida, en su turno, por mi mamá y por la
gavilla de los hermanos maristas. Cuando éstos desaparecieron de mi horizonte y cuando Doña Margarita se alojó, previa
reservación, en el seno de Abraham, yo decidí que ya estaba bueno de palmetazos y que a partir de ese momento, las cosas
serían de ida y vuelta. Seguramente esto no lo sabía su Ilustrísima Garnica y Marmolejo cuyo palmetazo, además, pasó como
a diez millas náuticas del blanco. El alegato del susodicho se sustenta en el reprensible hecho de que acá, su Ted Williams de
la pluma, se permitió utilizar la expresión "Serie Mundial" ¡goácala!, dijo Don Susanito Garnica y Marmolejo, esa expresión es
de lo más absurda e insostenible, "Serie Mundial", ¿quién le puso así? (no sé), ¿por qué la llaman "Mundial"? (pus tampoco
sé), ¿cuántos países del mundo participan en ella? (ignórolo, aunque puedo afirmar que todos los países que practican el
beisbol tienen uno o varios representantes en las Grandes Ligas y por favor, no me vaya a escribir preguntándome por qué se
llaman "Grandes Ligas" y qué tan grandes son. Mi tía La Gorda, por dar un ejemplo absurdo, empleaba ligas para sostenerse
las medias y ésas eran a no dudar grandes ligas.
Que esto de "Serie Mundial" lo digan los ignorantes comentaristas de radio y tv, vaya y pase; ¿pero usted?. Pues sí, señor
Garnica y Marmolejo, yo también empleo esa expresión porque designa con toda precisión aquello a lo que me refiero.
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Piénselo, Don Garnica, haga en mi honor ese desusado esfuerzo y dígame qué nombre se le ocurre para ya no decirle "Serie
Mundial" a la Serie Mundial. Y ya. Mis taquillas para apuestas las abro el lunes y ahí quiero yo verlo, Don Garnica.
PREGUNTAS, PREGUNTAS: La algarada de los maestros de Morelos en torno al asunto de la Alianza Educativa, ya se
enconó y ya se ha convertido en el botín de todos los grupos de descontentos que hay en el país. Nadie sabe, Mouriño menos
que nadie, hacia dónde puede evolucionar esto, pero no hay que ser un experto para percibir que el tono de la violencia va en
aumento. Yo digo que a esto nos tenemos que oponer todos y que si el problema comenzó por un rechazo a la Alianza
Educativa por parte de un grupo no demasiado relevante de maestros de Morelos, es por ahí por donde tiene que comenzar la
solución. Según me consta, son muchos los ciudadanos que apoyan a la Secretaria de Educación en este particular conflicto. A
nombre de ellos, me gustaría preguntarle a la Secretaria dónde se puede conocer línea por línea el contenido de esta Alianza
para la educación que en todo momento esgrimen unos y otros. Los ciudadanos actúan de modo casi instintivo, pero muchos
de ellos tienen preguntas muy legítimas que hacer con respecto a lo que supuestamente están defendiendo. Creo que en este
caso, la SEP tiene un serio problema de comunicación y de difusión. Todos queremos y necesitamos una mejor educación
para México. Por cierto y de pasada saludo con enorme gusto la aparición de los libros de Civismo patrocinados por la SEP.
Todos queremos pues una mejor educación. La Alianza Educativa dice tener las claves para ello. La ciudadanía necesita saber
con el máximo de detalle en qué consisten estas claves. Tenemos muchas preguntas. ¿Quién nos dará respuesta?.
Cualquier correspondencia con esta agridulce columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Omaijómer!
Germán Dehesa
14 Oct. 08
Miren: en mi casa de piedra y flores tengo una puerta que es un prodigio de la tecnología moderna. A casi una cuadra de
distancia le apachurras un botoncito y la puerta se abre de par en par. Con esto, los rateros tienen tiempo de sobra para
penetrar en mi hogar y tomar posiciones. Todo esto ocurriría si la puerta funcionara, pero está hecha con las patas, la puerta
pesa más que los rieles que la sostienen y esto provoca debacles terribles y casi cotidianas. No quiero detallarles el
despapache que hay que armar para entrar o salir cuando el sistema automático no sirve. Tal es el caso del día de hoy. A
temprana hora el gran Pancho se presentó ante mi horizontal acatamiento y procedió a informarme del enésimo percance de la
puerta. Una vez que me informó, procedió a hacer una pregunta: usté dice ¿lo espero aquí, o me voy por un herrero que la
arregle de una vez por todas?. Recostado muy al estilo de Madame Recamier, así le contesté al fulgurante auriga: mira,
Pancho, esta película ya la vivimos, según tú siempre vas a traer a un plomero que la va a arreglar "de una vez por todas" y
mira. No, es que ahora voy a traer a otro de mucha más confianza. ¡Qué padriuris! y ¿qué esperas para largarte?. Ya me voy.
Ya regresó, el plomero de confianza parece tablajero de Ferrería, pero no quiero anticipar juicios. Viene acompañado no por un
chalán, sino por una chalana con playera de los Pumas que observa en absoluto silencio e inmovilidad las maniobras del
plomero de más confianza. Hagan de cuenta que él estuviera esculpiendo "El Beso" de Rodin.
Ya va para largo mi confinamiento en esta casa. Me ha dado tiempo suficiente para pensar en lo hondamente pacheca que
debe haber estado Beatriz Paredes a esa iluminada hora que decidió adelantarnos nuestra navidad y avisarnos que ya viene el
PRI y que con eso bastará para que México recupere su antigua grandeza (vieja borracha, ¿en verdad no se acuerda de los
males enormes que el PRI le hizo y quiere seguirle haciendo a México?).
Y todavía no hablamos de la megarratera Elba Esther Gordillo. El domingo nos salió esta ladrona con que iba a necesitar más
dinero para su sindicato. Paralelamente nos enteramos de que esta bicharraca decidió tener un detallazo con los afiliados a su
gavilla y obsequiarle a cada representante de sección una camioneta tipo Hummer. Supongo que ya las conocen. Es el
vehículo más nako que exista sobre la faz de la tierra. Poseer uno o varios de estos transportes es la prueba más inequívoca
de nuevorriquismo, falta de gusto y soterrados ímpetus bélicos, porque esto último ha sido la clave del éxito de este vehículo
entre la rubia nakiza californiana. A cualquiera que le urja avisar de que ya salió de perico perro y ahora se codea con lo
mejorcito, la compra de un Hummer es el mejor aviso de que ya se ingresó de lleno en nuestra narco-nako-charro-aristocracia.
Si la Gordillo es 59 veces eso (¡y lo es!) necesitaba 59 Hummers para que ahí cupiera su maloliente vulgaridad.
La parte más triste de esta historia es que la Gordillo resulta la co-firmante de la Alianza para la Educación. Tenía que serlo
pues representa a la otra parte de este avenimiento. Aparentemente firmó y hasta con entusiasmo, pero con gestos como el de
las Hummers todo lo trivializa y lo sabotea.
Presidente Calderón: yo sé que es usted muy amigo de esta víbora prieta y que se han brindado mutuamente su apoyo, pero
¿no percibe usted una atmósfera como muy propicia para un Quinazo que en este caso sería un Elbazo?. No lo piense usted
mucho porque día que pasa, día que esa cavernosa deidad tropical le hace un nuevo daño al país.
Alcen la mano los que quieren bote para la Gordillo (¿ya vio, Señor Presidente?).
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Trabajos foráneos
Germán Dehesa
15 Oct. 08
No hay mejor manera de comenzar que con una mentada. Me la he ido ganando día a día. Según mis cálculos hoy he llegado
a mi tope de resistencia. Llevo doce días posponiendo mi jubilosa y exultante felicitación por el cumpleaños de mi amiga La
Difícil (que ya ha de estar Dificilísima). Sé que ella es arrebatada, pero muy inteligente. Confiado en este segundo atributo, le
envío mi amor en spray y le envío también mi firme esperanza de que no me borre de su agenda ni, mucho menos, de su
testamento en el que ya era yo socio mayoritario.
Cumplido este deber moral, paso a contarles mis peripecias del día de hoy que realmente comenzaron desde ayer. Creo que
las conferencias que he dado en la vida acerca de los temas más disímbolos suman ya varios miles. Sin embargo, pongo a
Coatlicue por testigo de que cada vez que voy a saltar de nuevo a la palestra, me invaden la inseguridad, el balbuceo y la
certeza de que voy a decir puras incoherencias, hasta que el público se harte y me obligue de mala manera a abandonar el
escenario. Éstos son, por así llamarlos, mis fantasmas normales que lentamente se van disipando mientras la conferencia
avanza sin apedreamiento de por medio. El final suele ser muy grato, o muy extravagante como en el caso de Matamoros
donde mi exposición culminó con dos morrongonas biquinudas que irrumpieron en escena y me levantaron los dos brazos
como si acabara yo de noquear al Finito López. Digamos pues, que las cosas han ido bien.
Pero es que no les he contado de mis acalambrantes experiencias con la infancia y la pubertad aztecas. Cuando por algún
descuido, accedo a dirigirme a este bullicioso y exterminable público, se me aparece el peor fantasma de todos: se van a
aburrir, no me van a entender y si me entienden, les va a valer gorro, me van a agarrar a chacota y entonces yo me voy a
enchilar y eso va a acabar muy mal. Por eso he tratado de evitar casi siempre a este tipo de público, máxime si la charla es
clasificada bajo el rubro de "actividad académica". Esto es lo más grave que puede suceder porque los imberbes barbajanes
sienten que están ahí por obligación y que esto lo tiene que pagar muy caro ese señor que pretende hablar sobre "el amor al
libro" que era lo que intentaba yo hacer. Para que me prestara yo a hacerlo tuvieron que concurrir tres factores: las autoridades
del colegio Santo Tomás Moro, una acreditada cantante de 58 años y el Bucles, hijo de la cantante y de un señor que vive muy
lejos y que, ahora viene a resultar, que soy yo. El factor que logró el absurdo convencimiento de que su Charro Negro a) se
levantara temprano y consumara la hazaña de bañarse sin darse cuenta y de escoger algunos ropajes adecuados para gresca
juvenil y b) subirse al carromato conducido por el astuto Pancho que recorrió zonas muy abruptas de la ciudad y abandonó el
sur y atravesó Las Lomas y topó con una aldea prehispánica vecina a Toluca llamada Cuajimalpa donde, por arte que yo
considero de magia, encontramos el centro docente que ahora infesta el Bucles y c) encontrarme con unos plebeyitos rugientes
y al aire libre que, según la maestra de ceremonias, "esperaban con ansias mi llegada".
Yo no les noté muchas ansias, pero para lo que pudo haber sido, la libramos hasta con galanura. Me vi heroico y si hubiera
justicia en este mundo, me tendrían que haber dado una Hummer como recompensa de mis angustias y desvelos. Ya regresé
a mi casa de piedra y flores, la puerta todavía funciona y ahora Pancho ha decidido emprender su cruzada anti-ratas de la que
luego informaré.
Cualquier correspondencia con esta columna conferenciante, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El vértigo
Germán Dehesa
16 Oct. 08
No se puede competir con la realidad. Es su condición ser vertiginosa y fugaz. Hay días en que creemos haberla atrapado y se
nos olvida lo que dice Eliot: "Porque siempre que aprendemos a nombrar una cosa es porque ésta ya es otra cosa". Hay días
más benévolos que con toda claridad nos avisan de que ni pretendamos competir; con la pura lectura de los periódicos
tenemos para saber que ya, a las nueve de la mañana, estamos abrumados. Hoy es uno de esos días. Han pasado tantas
cosas que la realidad mexicana semejaría la última gran oferta de "La Comer" (don Octubre regalado).
Cómo estará la cosa que hasta un santo varón como Don Onésimo Cepeda salió al baile y ahora resulta que lo denuncian por
la sustracción de 130 millones de dólares. Se trata del viejo truco de ¿dónde quedó la bolita?, aunque en este caso sea ¿dónde
quedó el pagaré?. Yo sufro en silencio esta prueba que viene de muy arriba, pero no dejo de advertir que esto ya degeneró en
pachanga, que ya los patos le tiran a las escopetas y que ya los laicos demandan a los hombres de Dios. Cualquier día de
éstos nos vamos a enterar de que el Huracán Norberto anda metido en el trafique de arte religioso, o que allá en Guadalajara,
el mínimo y dulce Johnny Sandoval resulta involucrado en alguna perrería estilo "Policías y Ladrones" del gran Trino que sigue
cultivando sabiamente su locura. ¡Zuuum! viene una ráfaga y nos lleva a otro lugar.
Fita está de plácemes: ya se va a legalizar la mota y hoy tuvimos un serio conciliábulo al respecto. Ella dice que jamás la ha
probado, ni la probará. Yo le comento que ha llegado la hora de hacernos ricos porque en el amplio jardín interior de mi casa
de piedra y flores podemos poner un próspero plantío que ella se encargará de cuidar; es más, si aplicamos la técnica
hidropónica produciríamos el equivalente a lo que producía "El Búfalo" allá en Chihuahua y sin hacer tanto bulto. Fita está
aterrada. Ya le dije que la vamos a vender de poquito en poquito y que se vaya preparando porque seguramente a las cinco de
la mañana ya va a haber colas inmensas que deseen la vital sustancia. Ella nada más calla y mira al cielo como preguntando:
¿por qué a mí me tenía que tocar el orate de la cuadra?. Esta noticia conecta de lleno con la de la reducción de nuestras
exportaciones petroleras. Yo digo que si ya estamos en ese momento en el que le perdimos el respeto a la motita y si ya está
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tendida la red de oleoductos, pues los hacemos motaductos (con toda seguridad AMLO y su escuadrón del ritmo saldrá a
defender la soberanía de nuestra motita) y, ahora sí, inundamos el mercado yanqui. De algún lado tenemos que obtener el
biyuyo para crear empleos para todos nuestros paisanos que están regresando. Me puedo imaginar perfectamente MOTAMEX,
una industria paraestatal que se encargará de que la Golden Acapulco sin semilla penetre en todos los mercados
internacionales. ¡Zuuum!.
Resulta que a tempranísimas horas, compareció ante los legisladores, la Secretaria de Educación Pública. Me dicen mis
informantes que estuvo muy bien, que defendió con mucha galanura la Alianza por la Educación y que con firmeza y suavidad
se deslindó de esa locura galopante que representan las Hummers de la Gordillo quien, por cierto, estaba ayer con
Azcarraguita luciendo un disfraz de colegiala como de película porno (horroporno, lo ha bautizado la Rosachiva). ¡Zooom!.
Ayer martes, de modo más o menos inesperado, tuve una emocionante y amorosa comida que me reacomodó el alma.
¡Zuuum!.
Mientras tú, lectora lector querido, lees esto yo estaré volando a Veracruz ¡Zuuum!.
Correspondencia
Germán Dehesa
17 Oct. 08
Voy volando muy orondo e ilusionado a mi rinconcito de patria que sabe reír y cantar. Ustedes no me lo van a creer pero he
sido contratado para ofrecer una charla a los avicultores de la región. Por favor, no me pregunten ¿qué sé yo de gallinas?,
porque me vería obligado a decirles que casi nada. No hay gran literatura gallinácea y, si acaso, recuerdo el criadero de
gallinas que en el jardín de la casa puso alguna vez mi insumergible madre que decidió que como avicultores era como íbamos
a salir de pobres. Eso es lo que ella quería. La realidad quería otra cosa. La realidad fue que sobre nuestro hogar cayeron
todas las plagas de Egipto más mis tías. Las méndigas gallinas siempre estaban enfermas de algo y mi por siempre venerada
mamuchis salía de la cruzada contra el coruco y comenzaba su guerra frontal al moquillo; todo esto con mis tías jugando
canasta, entrándole al tequilita y, se supone, a la disposición de lo que dijera la reina del huevo. En toda esta épica aventura,
mi papel fue bastante menor: yo me encargaba de distribuir huevo por todas las inmediaciones y cobrar el producto en tiempo y
forma. Desde entonces, comencé a acumular mentadas muy injustas porque yo entregaba a tiempo, pero los que ya se habían
devorado los omeletes no solían pagar a tiempo y preferían la salida clásica que era mentarme la madre. Para bien de todos, la
aventura avícola terminó, mi mamá vendió todo de golpe y con pérdidas importantes y nosotros que íbamos a salir de pobres,
nos hundimos todavía más en esa digna miseria propia de los parientes pobres.
Esto es lo que me ha traído a Veracruz, mi Estado que, por lo pronto, está en bastante mal estado. Ayudemos.
Desde Monterrey me escribe alguien llamado Javier Ovalle y lo hace en un tono bastante airado. Creo entender que pretende
regañarme porque no estoy en Monterrey en la Feria Internacional del Libro y porque ni siquiera he publicado un renglón
acerca de este asunto que, según me informa, se ha organizado en Monterrey desde hace ya varios años. Don Javiercito
Ovalle se pregunta por qué jamás me he dado por enterado de esta importante actividad cultural y, tras descartar varias
hipótesis, aterriza en una que a él le parece certera y seductora. Don Javiercito le pregunta a Germán Dehesa: ¿sería que no le
llegaron al precio?. Esta hipótesis me suena asaz idiota. Parapetado en su ignorancia, el buen Ovalle (es un decir) ignora que
yo he participado de manera gratuita en todas las Ferias del Libro que ha habido en Monterrey. Ignora asimismo que, desde
esta columna, he publicitado y saludado la existencia de estas Ferias y que, si no recuerdo mal, en los últimos renglones que
había yo dedicado a este asunto escribí que año con año la Feria crecía y que los de Guadalajara tendrían ya que comenzar a
preocuparse. Eso escribí y me da gusto saber que el esfuerzo regio continúa y que el libro tiene ya en México otro hogar sólido.
No sé por qué este año no me convidaron salvo por una invitación que recibí para presentar en dicha Feria un libro de Enrique
Canales, cosa que no pude hacer por líos de agenda. Todo lo demás que me dicen es resultado de la eficaz combinación de la
ignorancia y la mala fe. Don Javier Ovalle: se ha hecho usted acreedor a una Hummer que puede pasar a recoger con la
sediciente maestra Gordillo. Le dice que va de mi parte y verá cómo lo tratan.
Mi tía Águeda solía decir: no me importa la patada, sino el huarache con que me la dieron. Ahora bien, en todo esto lo
realmente importante es que HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta zoológica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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El rey del pollo
Germán Dehesa
20 Oct. 08
Les tengo que contar de mi viaje a Veracruz y de las muy grandes vicisitudes que durante éste me sucedieron. El problema
central era el pollo. Yo me dirigía a disertar sobre tan peregrina materia en el 45° Congreso Nacional de Avicultura que estaba
teniendo lugar en la magnífica ciudad que, alguna vez, cobijara a mis antepasados paternos.
No sé en dónde, probablemente en Pericoapa, Aeroméxico ha adquirido un buen número de aeronaves con un extraño perfil
que las hace parecer lápices y en donde los pasajeros entran como en calidad de relleno de chorizo. Algún día me gustaría ver
en el interior de un avión un letrero que dijera: Somos unos animales y este avión está mal diseñado. Tenga cuidado para no
golpearse en la cabeza con la parte superior. Atentamente: Los constructores. En los aviones tipo lápiz de los que estoy
hablando, el anuncio tendría que ser más amplio, pues en esta nave, pensada para transportar a los pigmeos cuando tienen
algún ritual colectivo, te pegas con todo y contra todo y llegar a tu lugar sin tener la cabeza y los brazos tumefactos es una
notable hazaña. Ya que logras apoltronarte, no quieres moverte hacia ninguna parte. Y ahí me tienen, muy seriecito en mi
asiento con el cerebro taladrado por una sola pregunta: ¿qué caraxos voy a decir yo del pollo?.
A tono con mis fúnebres presagios, en Veracruz estaba lloviendo. Bastante mansa la lluvia, pero lluvia al fin y sin sol y con
grisura. Mi comité de recepción me saludó con mucho alborozo y alguno de ellos me informó que él era el Rey del Pollo en
Tonatico, o en algún lugar. Él fue quien, en algún punto del camino, me preguntó, espero que de buena fe: ¿y qué maravillas
nos va a contar, Don Germán, sobre el pollo?. ¡Seko!, la pregunta la recibí como un helado toallazo en la nuca. Mi respuesta no
fue muy original, pero sí muy efectiva: mire, mi estimado señor Motuleño, si le cuento ahorita lo que luego voy a decir, cuando
lo diga en el Congreso ya no va a tener chiste. Mi interlocutor, loado sea Tezcatlipoca, guardó silencio y al poco tiempo, ya
estaba su Charro Negro instalado en un muy aceptable hotel, mirando la lluvia en Veracruz y meditando sobre el huevo y quien
lo puso.
La charla fue en el patio central de la Alcaldía de Veracruz. Es difícil de creer, pero dije cosas avícolas muy puestas en su lugar
sabiamente mezcladas con comentarios políticos y levísimas irrupciones en la vida privada. El caso es que me fue muy bien.
Recibí una ovación que me pareció totalmente justa ante los esfuerzos y trasudores que esa charla me costó.
Casi arrastrando los pies ya quería yo enfilar rumbo al hotel, pero fui avisado de que me estaban esperando en la Sala de
Cabildos. Hacia allá me dirigí, me señalaron un lugar de mucha prestancia y visibilidad y ahí, sin verla venir, fui nombrado
Visitante Distinguido de la Cuatro Veces Heroica Ciudad de Veracruz. Me dieron un pergamino de notable tamaño y así como
apareció Moisés con las Tablas de la Ley, así aparecí en el patio que ahora estaba ocupado por una tarima donde jaraneros y
bailadoras hacían de las suyas. Esto fue lo que más me gustó. A mí me desagrada mucho ser señalado, me gusta mucho más
ser uno de tantos y como tal ser aceptado, Borges ya lo dijo, como las piedras y los árboles.
Al día siguiente, Veracruz amaneció blanquísima y radiante. Ya no llovía y el sol jarocho estaba de regreso. En esas
condiciones, tuve la pena de refinarme un variado desayuno veracruzano, pasear por las calles, treparme a mi avión-lápiz y
caer en uno de los nudos de tráfico más espectaculares de la Ciudad de México. Ahí murió mi fugaz amor por el pollo.
ENVÍO:
Estos renglones son para que se alivie mi amiga y novia celestial Carmelina Ortiz Monasterio. ¡Leopoldina!: levántate y anda.
LA SERIE MUNDIAL: Al señor que me regaña por llamar "Serie Mundial" a la Serie Mundial, le suplico que por un rato deje de
estar fregando y se dedique a ver el béisbol. Este domingo que pasó, murieron todas mis ilusiones. De manera más bien
ridícula, mis Medias Rojas perdieron la serie por el campeonato de la Liga Americana y al hacerlo, desataron mi ilimitada pena.
Ya me repuse. Mañana miércoles comienza una nueva Serie Mundial y eso es motivo de mucho júbilo. Quiero dejar constancia
escrita de que voy a apostar, pero lo haré con desgana y lejanía. Le voy a Filadelfia nomás por no dejar y sólo aceptaré un
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número limitado de apuestas. Los sorprendentes Pumas me tienen financieramente hundido. Quizá resulte mejor. No sería
imposible que ganara. Los que vayan a apostar, ya váyanse formando. El miércoles a las cinco, se cierran las apuestas.
LA TRISTE HISTORIA: Hoy es lunes, hace frío aquí en la Ciudad de México y yo estoy un poco enfermo. No he dormido casi
nada. La puerta de mi recámara se abre y con sus blancos ropajes limpios y con su blanquísima sonrisa aparece Fita cargando
los periódicos matutinos. Tomo "Reforma" y en su primera plana me topo con la tristísima historia de la niñita secuestrada y
abusada por la policía. Normalmente estas noticias me llenan de ira. En este lunes me vino un ataque de melancolía y de
profunda lástima por todos nosotros, por los humanos tan misteriosa e infinitamente capaces de bondad, pero dispuestos
también a cometer las maldades más horrendas. Con varios otros filósofos coincido en la presunción de que nosotros estamos
lejos de ser el producto final. En realidad somos una fase muy primaria de lo humano y algunos resultamos más malhechos
que otros. De cualquier manera, la niñita ahí sigue como cántaro de las penas y las maldades del hombre, o de esta fase de
hombre que somos los que ahora vivimos. A ella tenemos que pedirle perdón; a sus verdugos, así sean primitivos, habrá que
llevarlos ante la justicia. Creo que sólo el ejercicio de la justicia y del amor nos hace crecer. Creo.
Cualquier correspondencia con esta columna tipo astillero, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Andrés Manuel en el otoño de su patriarcado se está quedando sin repertorio. Tiene ya varios meses dando una gallarda pelea
a favor de los energéticos nacionales. El único defecto que le hallo a esta épica lucha es el de que probablemente era
perfectamente inútil. Decía Don Alfonso Martínez Domínguez (tan sangroncito él) que un buen político debería saber cómo
resolver problemas, pero añadía: un gran político tiene que saber cómo crearlos. Yo no sé si en verdad los pérfidos intereses
extranjeros estaban ya listos, cual vampiros gigantes, para chuponearse el chisguete de petróleo que nos queda. Tampoco me
imagino a Calderón durante sus viajes internacionales acercándosele a cualquiera que viera con cara despetrolizada y
diciéndole en voz apenas audible: traigo petróleo del bueno, doy plazo, ¿cuánto va a querer?. Si todo esto suena un tanto
inverosímil, la denodada batalla de AMLO que ha consistido básicamente en arrastrar la chancla del Hemiciclo al Zócalo ida y
vuelta, como que no viene muy al caso y sí metió un excesivo ruido en un asunto que tendría que haberse discutido en sosiego
y con mayor celeridad. Por fin conocemos el resultado de tanto y tan prolongado calambre. Como en la literatura clásica,
hemos asistido al parto de los montes y tras muchos pujidos y entuertos, la República ha dado a luz un ratón. Todos parecen
sorprendidos por la aparición del roedor. Tras unos segundos de estupor, los legisladores han iniciado las alabanzas del ratón.
Es tan chiquito y tan inofensivo que no puede ser malo. Esto lo tenemos que ver como una victoria, dice Carlos Navarrete el del
bigote de código de barras. ¿Y los ciudadanos?, ¿qué opinan los ciudadanos del pinche ratoncito en el que acabó
convirtiéndose "La Reforma Energética"?.
El que se quedó como cocodrilo en fábrica de carteras, como perro en autopista es Don AMLO que no sabe bien si esto lo
ayuda, o lo perjudica; no sabe si proclamarlo como una victoria personal, o mostrarse suspicaz hasta que no pongan por
escrito cuanta gansada se le fue ocurriendo en estos meses. Por lo pronto hoy martes le ha pedido a sus huestes de toda la
República que se presenten en la asamblea informativa que se realizará en la tarde de este miércoles. Yo me pregunto: ¿de
veras pensará AMLO que aquel mecánico de Reynosa, o aquel carpintero de Yucatán van a dejar todo tirado para venir a la
asamblea informativa?. Ni Cristo logró jamás que sus discípulos que más bien tendían a remolonear acudieran con tal presteza
a su llamado. En fin, eso lo sabremos hoy miércoles por la tarde.
Lo que sí me adelanto a decir es que, según la veo, la famosa Reforma Energética salió más bien enana y probablemente más
estorbosa que útil. A mí que no me hablen de un cambio en PEMEX mientras al frente de su sindicato está ese ratero mamila
llamado Carlos Romero Deschamps, por nombrar a alguien que nadie nombra al hablar del petróleo mexicano.
Está cercano el día en el que veremos que la traída y llevada Reforma no sirve para maldita la cosa. Entonces nos
preguntaremos: ¿de quién fue la culpa?, ¿de quien estuvo friegue y friegue amenazando con alzamientos populares y
resistencias pacíficas? o de aquél que permitió sin pestañear que lo amenazaran y lo insultaran un día y el otro también. Ya
sabrán que me refiero a Felipe Calderón.
YA CAYÓ UN CLIENTE
Apareció alguien que le va a Las Mantarrayas de Tampa y quiere arriesgar su dinero en ellas. Se trata de mi amigo cuyo apodo
si fuera pronunciado provocaría ahora sí la caída irremisible del imperio norteamericano. Por supuesto que casamos la
apuesta. Pobrecito de mi cuate.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDVIII (1408)… Televisa nos permitió ver al Gaviotón Peña Nieto hecho un pendículo en su visita a
Bogotá.
Cualquier correspondencia con esta columna recién parida, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Cuestión de trámites
Germán Dehesa
23 Oct. 08
No es poca cosa, lectora lector querido, que los noticieros nos estén hablando ya de balaceras en Lindavista, de regias
narcomansiones en el sur de la Capital y de persecuciones y ráfagas de metralleta en el Periférico. No les voy a decir que
antes el DF era un lugar tranquilo y seguro para vivir. Eso no. Me consta que nunca fue Tequisquiapan Qro. que era donde
vacacionaban mi madre y mis tías, sin maridos y con hijos. Ahí sí reinaba una paz solamente interrumpida por el gorgorear de
las botellas de tequila que se recetaban mis tías sin perder jamás ni la vertical, ni el estilo; o interrumpida también por el babas
de mi primo Emilio que se emperró en arrojarse un clavado desde tres metros de altura en una mínima poza de cincuenta
centímetros de profundidad. Ahí quedó empotrado y el anciano médico de la localidad tuvo la oportunidad de extraer del
tezontle a un caperucito azteca notablemente parecido a Germán Robles vampirizado y sangrante. Pero no divaguemos,
estábamos con la insegura seguridad de la que tantos años disfrutamos los capitalinos y con nuestra súbita transformación en
Culiacán con un cuerno de chivo esperándonos en cada esquina. Yo no sé ustedes, pero yo sí estoy someramente fruncido y
tengo a Pancho y a la Rosachiva entrenando a marchas forzadas para ser mis Zetas.
Todavía sin protección, hoy salí a la calle. Con gusto comprobé que el sol ya había tramitado su regreso y que en la ominosa
Ciudad reinaba un clima sabrosón. Apercibido de esto, me dirigí a un Sanborns donde me esperaba el ínclito caballero
Eduardo Bohórquez, garganta grande de Transparencia Mexicana y miembro muy señalado del grupo que ha diseñado el
concurso "El trámite más inútil" por cuenta de Transparencia Mexicana. Algún lector recordará un artículo reciente en cuyos
renglones me permito agarrar a chunga el susodicho concurso. Entonces yo no sabía del preponderante papel que
Transparencia Mexicana, organización benemérita, jugaba en todo este asunto. Gracias a la gentil mediación de Federico
Reyes Heroles se pudo pactar este encuentro de su Charro Negro con el estimable Bohórquez a quien yo no conocía, pero del
que ahora puedo decir que es un hombre sensato, bienhumorado y patriota (mi tía Beachi ya estaría preguntando con voz
casual: ¿y tú sabes si es soltero, mi alma?). Mientras el de la voz intentaba un fugaz romance con la mesera, el gran
Bohórquez me explicó con toda minucia la importancia de este concurso como mecanismo de expresión ciudadana y además
me puntualizó que se premiaría no tan sólo el diagnóstico del trámite más inútil, sino la propuesta -que puede incluir la
desaparición- más creativa y mejor pensada para encontrarle una solución a esta pachanga de los trámites en México.
Confieso que fue una charla muy aleccionadora que Mr. Bohórquez, nada tonto, inició con un reconocimiento de que el
botanero alegato que yo escribí sobre el asunto les había resultado muy útil para replantearse algunos conceptos de su
propuesta. Escribo todo esto porque puede ser de utilidad. Alguno de ustedes puede ganar 300 mil pesos y hacerle un servicio
a la vida diaria de este país. El límite para entregar sus propuestas es el 31 de octubre de 2008. Cualquier duda en
www.funcionpublica.gob.mx les será resuelta. ¡Apúrenle, criaturas!.
ENVÍO
Letra a letra, todo es un largo abrazo para mi novia Carmen Aristegui que tan satisfecho me tiene.
Mi amigo Bohórquez me entregó una lista de los Estados de este país y de la corrupción que reina en este asunto de los
trámites. El menos corrupto es Colima y ¡oh, maravilla de un gobernador frívolo, exhibicionista e irresponsable!, el más corrupto
es el Estado de México.
Cualquier correspondencia con esta ya tramitada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El refri
Germán Dehesa
24 Oct. 08
Señor... señor... ¡queeeé!... que necesito saber si tiene usté el papelito... ¿qué papelito?... uno que viene con la factura del
refri... Adolfa: ¿para eso me despertó?... pues es que ya están ahí los del refri... ¿y qué quieren?... arreglarlo... ¿de qué lo van
a arreglar?... tiene varios días que no hace yelitos... ¿yo?... no, el refri, eso es lo que le van a arreglar, pero dicen que para dar
el servicio tienen que ver el papelito... ¿cualquier papelito?... no, señor, un papelito que venía con la factura del refri... ¿y usted
supone ¡oh, deidad autóctona! que yo tengo el papelito en mi piyama?... no, pero usté tiene que saber dónde está... ¿y de
dónde saca que yo sé?... ¿sabe qué?, acabo de oír entrar a Pancho, le voy a preguntar a él. Adolfa hace mutis y yo quedo
ligeramente amostazado ante la notoria verdad de que en la casa de piedra y flores quien tiene el conocimiento y, por lo
mismo, el poder es Pancho y yo vengo siendo una especie de centro de mesa. Concluido esto, me pongo a hojear periódicos y
la mayoría de ellos habla sobre los galopantes delirios de AMLO y de su irrenunciable necesidad de que haya borlote y de
estar él en el centro del desaguisado. Leo algunas otras cosas referentes al desbarajuste financiero en el que nos hallamos,
por ahí me entero de que la Palin nos salió muy lebrona y de que Chivas y Pumas derrotaron a dos agrupaciones de lisiados lo
cual garantiza una relación temporalmente estable con la Rosachiva.
Retorna Fita: ya hablé con Pancho y el papel lo tienen allá en la oficina. Pues que vaya por él. Eso es lo que yo pensé. Sale
Fita y mis cavilaciones me llevan a preguntarme qué vida es ésta que yo llevo. Preocupado como tendría que estar por el
destino del universo y de los Filis de Filadelfia (¡ya ganamos el primero!), aquí estoy hecho un baboso tratando de conseguir el
papelito mágico que activará a los frigoperarios que, por lo pronto, están sentadotes en mi cocina degustando antojitos
mañaneros que, con negras intenciones, les preparó Fita. Precisamente es ella la que reaparece en mis habitaciones. Ya fue
Pancho y ya les trajo el papelito, pero los jóvenes dicen que es una copia y que le falta una firma. ¿Y el original dónde está?...
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Lo tienen allá en la oficina, pero pensaron que con la copia era suficiente... ¡me lleva la CONAFRUT!, ¿y si les dice que se
pongan a arreglar el refri y que yo les pago?... no crea, ya se me había ocurrido, pero dicen que es otro tipo de servicio y que
hoy no lo podrían dar porque tienen éste... ¡pero es que los dos son lo mismo!... a ver, hágaselo entender a ellos... pues
entonces, que se largue Pancho por el original... es lo que pensé, ahorita le digo. Sale Fita. A todo esto ya llevamos tres horas
y mi refri sigue sin hacer yelitos, cosa que es como negarle su derecho a la maternidad. Mientras tanto, AMLO ya fue al
Senado, ya se dio cuenta de lo mermado de sus huestes y ya ha decidido una retirada estratégica hacia las inmediaciones de
la Torre del Caballito donde anda arrastrando la pata y pensando (es un decir) su próximo movimiento (¿no se podría ya estar
en paz?, ¿que no le amarraron las manos de chiquito?). Reaparece Fita: ya trajo Pancho el papel y ya se pusieron a trabajar;
dicen que un filtro está dañado y que necesitan 600 pesos para comprar uno nuevo y que le traen nota... en eso teníamos que
acabar, tenga le doy dos de 500, pero póngase muy almeja, no le vayan a hacer la tambora de lado... jum (siempre que no me
entiende, Fita dice "jum"). Ya fueron, ya volvieron, ya colocaron el pinche filtro, ya son las tres de la tarde y ya tenemos yelitos.
Me quedo pensando: si esto es para arreglar un refri, ¿cuánto tiempo llevará arreglar un país?. El único consuelo es que HOY
TOCA.
Cualquier correspondencia con esta columna un tanto absurda, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Una cruz
Germán Dehesa
27 Oct. 08
Allá adelantito, donde está la cruz marcada en el pavimento, ahí le dieron el primer balazo. Nos vamos a detener para que
ustedes se hagan una idea. ¿Qué ocurre?, ¿dónde estoy?, ¿de qué se trata?... Es posible que todo esto sea un sueño, pero
como dice Santa Juana de los Mataderos, aquél personaje de Bertolt Brecht: "En mis sueños, no hacía tanto frío". Así es que
estoy despierto y bien despierto; así es que estoy en Dallas, Texas.
Ahora lo que procede es explicarles qué hago yo aquí. En principio, no sé. Después de un conciliábulo, había convenido con la
madre de la criatura, que yo me haría cargo del ya crecido Bucles, mientras ella representaba a México en la tradicional orgía
de las sub-70. En eso había yo quedado, pero resulta que la Rubia Misteriosa recibió un telefonema para que ella hiciera uso
de sus buenos oficios y me convenciera de venir a la Feria Internacional del Libro en Dallas, Texas que iba a estar paaadre.
Esto que ahora diré es un tardío homenaje a un lector bastante pandroso que se ofendió porque no fui a la Feria del Libro de
Monterrey porque "no me habían llegado al precio". Espero que pare bien la orejota y se entere de que por mi presencia en
esta feria cobré tanto como cero dólares, cero centavos. Lo hice por una razón que para mí es de gran peso: me lo solicitó el
Servicio Exterior Mexicano representado por Adolfo Ayuso, el H. Cónsul Cultural de México en la tejanísima ciudad. Por eso no
cobré, porque ya es premio suficiente saber que se está colaborando a crear una buena imagen de México en el extranjero.
Con tal motivo y en la grata compañía de la Rubia Misteriosa y del Dr. Fernando Curiel que también había sido reclutado para
tirarle verbo a los tejanos, abordamos nuestro avión de Mexicana que nos pondría al otro lado de la frontera en
aproximadamente dos horas y veinte minutos. El comité de recepción estuvo formado por el Cónsul Ayuso y ya. Del aeropuerto
fuimos a conocer el antiguo y el nuevo consulado de México. En éste, varios operarios estaban montando una exposición de
Rafael Cauduro extraordinaria. De ahí, fuimos trasladados a la zona residencial más elegante (una suerte de Tecamachalco,
pero a lo bruto como proceden los tejanos).
Nuestro hotel se llama West End y me parece importante dar su nombre porque es uno de los peores hoteles del mundo. Y
miren que me he alojado en tugurios miserables, en hoteles de paso, en casas de asistencia, pero el West End supera con
ventaja hasta la peor conejera de esta galaxia. En la entrada del West End hay una manta que anuncia que pronto el hotel será
incorporado a la cadena Crown Plaza, así es que si quieren conocer al West End en el esplendor de su horror, no lo piensen
más y acudan hoy mismo.
Por la tarde, hicimos la peregrinación de John F. Kennedy y mi mente no sabía si reír o llorar con esa historia que ya comienza
a ser antigua y que nos fue contada cual si fuera la del Callejón del Beso en Guanajuato.
Como en las buenas épocas de la alta burguesía europea que abría sus salones para los grandes artistas, los
norteamericanos, con un leve retraso de dos siglos, hacen ahora lo propio y la atmósfera que se crea es igualmente
encantadora. El Cónsul Ayuso nos pidió que lo acompañáramos a recoger a su inminente suegra y a su no menos inminente
ñora. Así lo hicimos y ya completos y pertrechados nos apersonamos en la casa conocida como Baron House que está todavía
al servicio de sus habitantes, pero también de la música y de los amantes de ésta.
Clarinete, piano y cello formaron el trío que nos permitió escuchar una aseada y juguetona versión del trío para clarinete y
piano (Op. 38) de Beethoven. Si estuviéramos concientes de estas inesperadas visitas al paraíso, seríamos mucho más felices
y serenos. Mañana le sigo.
Cualquier correspondencia con esta tejana columna, favor de dirigirla a [email protected] D.R.
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La cruz II
Germán Dehesa
28 Oct. 08
Si van a ir a la Ciudad de Dallas, les recomiendo que para poder afrontar el ártico clima nocturno de esta ciudad lleven consigo
un amplio surtido de suéteres, ropa interior térmica, bufandas, abrigos, maquinofs, macfarlanes, capingones, cachuchas de
diversos estilo s y sombreros que, en particular a los calvos, nos permiten arrostrar los embates del viento fementido. Sólo así
podrán resistir la voluble condición del clima tejano sin regresar a su tierra natal con la neurona fruncida. Esto lo pude
comprobar el viernes por la noche al salir de un rumboso restorán de abundantes carnes donde la porción más pequeña
equivale a una vaca mexicana. El chiflonazo fue inesperado y terminal.
Al día siguiente dediqué la mañana a recuperarme de la enérgica pasteurización a la que había sido sometido y a prepararme
para hacerle frente al variopinto público que me esperaba en la Biblioteca Pública de Dallas.
Un auditorio moderno y acogedor nos recibió. El programa que alguna mente perversa urdió para esta Feria estaba constituido
por dos jovenazos cuya música oscilaba entre la bossanova, Simon & Garfunkel y Alex Lora. Luego haría uso de la palabra mi
amigo Curiel, reconocido ensayista y sociólogo, luego y aunque no lo crean, vendría ¡un mariachi! cuya música sería un digno
marco para recibir a un descendiente de Pedro Infante que, según entendí, había escrito un libro acerca de su ilustre
antepasado y quería hablarnos sobre él. De hecho, lo intentó, pero la raza siempre sabia le pidió que mejor cantara. El joven
autor obedeció de inmediato y también casi de inmediato el público le pidió que mejor volviera a hablar. Una pachanga. Para
cerrar con broche de oro este desmadre más parecido a "Siempre en Domingo" o "Club del Hogar", su Charro Negro haría uso
de la palabra para contar la historia más bien triste del periodismo en México.
Para entender mejor lo que ocurrió, hay que tomar en cuenta que yo estuve presente y portándome muy bien a lo largo de
todas las actividades ya referidas. Obviamente tenía el cerebro convertido en chicloso gigante. También hay que tomar en
cuenta que yo era el último en hablar y que si me extendía un poco, no le haría perjuicio a ninguno de mis compañeros. En
cuanto al público, ellos siempre tienen la potestad de pararse e irse. Confortado por todo esto, me aventé al ruedo e hice una
faena larga en sus tres tercios. Creo que el resultado fue muy positivo porque el público estaba muy contento (a excepción del
que tenía que cerrar el auditorio) y a mí me quedó la cabeza muy descansada después de hablar de todo y de todos, sin excluir
una historia de nuestro periodismo.
Al salir me vine a enterar de que nuestro Cónsul ya había galopado rumbo a otras llanuras, pero, percíbase la gentileza, nos
había dejado encargados con un señor de apellido Jasso dedicado al alumbrado público y dignísimo esposo de la Sra. Jasso
que tiene vagas ambiciones políticas y que había organizado un "open house" para sus simpatizantes y amigos. Nosotros no
calificábamos en ninguno de los dos apartados, pero de todos modos nos llevaron a ver qué podíamos pepenar en calidad de
cena. Cuando llegamos no había nada ni medianamente comestible y decidimos al unísono abandonar la mansión Jasso y
buscar un restorán. Encontramos uno de comida italiana donde un anciano (quizá el primer cliente) agonizaba confortado por
su nieta que también era mesera. Comimos lo que había y lo que pudimos y salimos al frío. Llegamos al This is the End Hotel
para comprobar que nadie había hecho los cuartos. Para que luego se quejen. Yo también tengo mis cruces que pintar en
Dallas.
Cualquier correspondencia con esta abrigada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Todo cabe
Germán Dehesa
29 Oct. 08
De Dallas regresé el domingo a la tierra de las mil transas. No quiero dejar atrás mi experiencia tejana sin recordar al prócer
Emilio Pimentel quien, tras intensas jornadas de ayuno, nos invitó a desayunar en el mejor hotel de Dallas. Comí como orate.
En la puerta ya estaban los paramédicos quienes milagrosamente no fueron necesarios. Lo que tendrían que haber llevado era
una grúa para levantarme.
Ya parado me sentía como esos garrafones a la mitad que chacualotean para todos lados. Dos horas después me empacaron
rumbo a México y en el camino todavía escribí mi artículo y no comí los horrores que confecciona Mexicana. El vuelo fue terso
y veloz, los trámites de aduana y todo el ritual de ingreso lo cursamos en un periquete. Pancho ya estaba al volante y listo para
zarpar. Me dio tiempo de llegar, saludar, agradecer a la Rubia Misteriosa su invaluable ayuda en el doble papel de secretaria y
enfermera, desentenderme del mundo y derramarme en mi sillón para ver el América-Chivas que, como ya es sabido, terminó
con el anonadamiento del "equipo" América. ¡Ay, de veras que si no fuera por estas satisfacciones!.
Ya instalado en la casa de piedra y flores, he descubierto algo enormemente obvio: hace un frío que provocaría la rebelión de
los osos polares que exigirían en un pliego petitorio unos buenos calentadores. Con tal motivo y con tu ayuda he decidido que
comencemos ya la "Operación Cobija". Te reúnes con tus vecinos, hacen una coperacha, compran unas buenas cobijas y las
reparten en su vecindario, o donde más necesarias las crean. Ése es un camino, pero hay muchos más. En esta negociación
que tiene como prioridad querer mucho a la gente podemos poner nuestros años de experiencia a su servicio. Sabemos dónde
comprar, cómo colaborar con el GDF, dónde están los sitios más necesitados, etc. Tan fácil como comunicarse con Gaby al
5611 6513 y de inmediato nos ponemos a la tarea. Por lo pronto, me parece urgente darles su cobijita a los policías que hacen
guardias nocturnas y tienen que dormir en el suelo como cualquier animal y sin poder taparse con nada. Pero así como los
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diablos con vestido azul las están pasando canutas, muchos otros grupos de paisanos están viviendo en el puro frío. Éste es
un trabajo para los ciudadanos a quienes, ni por asomo, se nos ocurre sustituir la tarea del gobierno. Lo único que queremos
es ayudar sin trámites, sin rollos, sin membretes, sin delegado sindical, ni nada. Ya bastante honroso y difícil es el cargo de
ciudadano, como para, además, meternos en grillas de ningún tipo. ¿Entendido?, bueno, pues la cobija ¡va!.
Hablaré ahora de otra espinita que traigo en el talón: AMLO. Yo no creo que sea Satanás (el propio Satanás se inconformaría
con esta disminuida versión tropical), ni que sea un místico profeta que llegó del sur. Hoy lo veo como un líder de intenciones
poco claras (hasta para él) que está siendo rebasado por los acontecimientos de modo muy notorio. Sin embargo, me intrigan
todos los miramientos que el gobierno calderonista tiene para con él. De hecho, cada paso que da este gobierno parece que
contemplara el gravísimo peligro de que se enoje AMLO. Por esto la Reforma quedó tan cuchita. Y así como la Reforma, hay
cientos de asuntos urgentes en la agenda de este país que no se resuelven, hasta que AMLO no dé su bendición. ¡Ay, ya!, yo
digo que si quiere reventar, reviente, pero que deje de acalambrarnos con su retórica de cuarta. Se le llena la boca hablando
de su amor por México. Lo malo es que nunca nos dice qué habría que hacer para que sus arrebatos aterrizaran de buen
modo. AMLO es como uno de esos parientes que llegan de visita, pero se van quedando en nuestra casa, aunque su
popularidad disminuya día con día.
Cualquier correspondencia con esta columna hecha cubito, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Informe especial
Germán Dehesa
30 Oct. 08
A quien corresponda: quien esto suscribe, profesora Etelvina Chipilín (a) "La Pihua", maestra de nivel pre-escolar en la escuela
"Tomás Garrido Canabal A-327K" del municipio de Macuspana, Tabasco, quiere por este medio poner en evidencia la
condición inmanejable, irascible, marrullera y rijosa del niño Andrés Manuel López Obrador, también conocido como "El Pejito"
o "El Rollito de Esperanza". Este educando ha observado un comportamiento totalmente acomodaticio con respecto al
reglamento que rige la vida en este centro docente. Todos sus amigos, que son muchos, lo han oído gritar ¡al diablo el
reglamento! como grito de batalla antes de acometer alguna iniquidad en contra de su escuela.
El mencionado niño es lo que aquí en lenguaje coloquial llamamos un chingaquedito que, por un lado, solicita ser recibido por
las autoridades escolares y esto incluye al Secretario de Educación y por el otro, se burla de ellas, pero además afirma que lo
hace por el bien de Tabasco. No hay manera de tener a raya a este infante que no vacilo en llamar un emisario de Satanás. Si
lo consecuento y lo tengo en clase, de inmediato empieza a vociferar que las condiciones no están dadas para tomar el curso
de caligrafía porque el maestro es hijo de franceses y representa, según el niño, una avanzada de la nueva invasión francesa
que el gran capital prepara contra México. Lo peor es que muchos de sus compañeritos le hacen caso y lo secundan y le hacen
coro y aun niñas de tan buen comportamiento como Jesusita Rodríguez y Claudita Sheimbaum y Elenita Poniatowska pierden
toda compostura y se desmelenan, salvo Claudita que ya se rapó, en apoyo de su minúsculo líder. En el salón, la situación es
tensa y difícil. El niño Felipito Calderón que es su enemigo natural tal parece que le tiene miedo al incendiario Andresito y no le
presenta ningún tipo de oposición; como dicen sus amiguitos: se está viendo muy culebra Felipito.
Ha habido veces, lo confieso, en que este mocoso de Lucifer me ha colmado la paciencia y lo he tenido que expulsar del salón
de clases. Tampoco ha funcionado como remedio. Él y su pandillita que siempre se sale junto con él, se paran junto al salón y
pintan mantas, cantan cumbias, lanzan consignas y se dicen víctimas de "La espuria" que es como han dado en llamarme. A
todo esto, Felipito Calderón esconde la cara en su libro de ejercicios y le pide a su amiguito "El Vampiro" Mouriño que haga lo
propio para garantizar la buena marcha de las clases. Las horas pasan y las huestes de "El Pejito" siguen friegue, friegue y
friegue. De mí han llegado a gritar cosas horribles y en una manta pusieron que yo tenía quereres y queveres con Don
Patrocinio que es nuestro anciano director que ya no está para esos galopes (porque aunque me esté mal el decirlo, en amores
yo no troto; galopo). Mentiría si les dijera que nunca ha habido nada entre Patro y yo, dejaríamos de ser tropicales, pero eso
fue hace muchos años durante los cuales nuestro amor se fue consumiendo como un loto desmayado. Pero mi vida
sentimental, lánguida y sensual ¡ay, sí!, no es el motivo de este informe, sino el comportamiento desastroso del niño López.
Aquí en la escuela ya nadie puede con él. Hemos intentado cambiarlo de pupitre, de escuela y hasta de país, pero el Cónsul de
Belice ya nos dijo que ni borracho acepta al "Rollito de esperanza".
No quería yo confesarlo, pero debo reconocer que ya no puedo más, que ese escuincle me tiene hasta la madre y que todas
las noches rezo para que a) lo atropelle el tren, o b) su familia se largue a la Capital donde, estoy segura, le espera a Andresito
un brillante porvenir. Ojalá y algo se me cumpla. Si son los dos deseos, todavía mejor.
MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna ficticia, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.).
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¡Oh, fatalidad!
Germán Dehesa
31 Oct. 08
Hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé Golpes como del odio de Fox, yo no sé (él tampoco). La desventura y la fatalidad se
traman en alguna inaccesible oquedad del universo hasta que, ya maduras, cuando menos imaginas, caen sobre tu cabeza
como un rayo. Ahí tienen mi caso. Una vez cumplidas las arduas faenas que habitan mis días, prendí el televisor con la
intención de ver la conclusión del quinto juego de la Serie Mundial.
Me senté y con harta satisfacción vi el triunfo contundente de los Filis, el equipo de los conocedores, en contra de las Rayas de
Tampa, el equipo de los villamelones. Aunque esperada e inevitable, esta victoria me llenó de gran contento por su doble
aspecto deportivo y crematístico. Como todos saben, este último adjetivo se refiere al dinero y a las ganancias materiales.
Bien, pues a ese respecto no me puedo quejar, pues son muchas y muy cuantiosas las apuestas que crucé en esta Serie
Mundial. Simplemente a mi amigo cuyo apodo si se pronunciara tornaría feroz al cordero y honorable al PRI, le gané una suma
tan cuantiosa (y que ya pagó) que estoy pensando en darla de enganche para una casa FEO. Todos estos eran atisbos de
dicha, nadie podía imaginarse lo que se estaba cocinando. Sonó el teléfono y procedí a contestar. Gordito: (sólo la irrespetuosa
pelada que es mi hermana se dirige a mí en términos tan derogatorios) ya tengo los resultados de los análisis de Fita. Silencio
espeso. Debes saber, lectora lector querido, que este domingo por la noche regresó Adolfa de su habitual visita a su horrible
pueblo (ni modo, señoras, me gustaría decir pintoresco pueblo, simpático caserío, típico pueblito; pero sería falso: es horrible) y
desde que la vi entrar, le vi en la cara un extraño gesto como de recién atropellada. Preguntada que fue, me respondió que le
dolía el estómago (las chicas no dicen jamás "panza"). Le debe haber dolido mucho porque en su cara se reflejaba la náusea
existencial y el horror de haberse comido unos tacos de tejón, o de algo todavía menos comible. El lunes, Fita contra lo que yo
esperaba había logrado tener peor cara que el domingo. Éste es un trabajo para la Dra. Dehesa me dije sin hesitar un ápice y
de inmediato le hice cita y la reviré con mi consanguínea. Gordito, dijo mi hermana al teléfono, quién sabe qué tenga Fita, todo
está muy raro, pero para salir de dudas ya le mandé hacer unos análisis, pero entiende, Gordito, que me urgen, así es que te
pido que veas que se los haga como la bala. Así lo hice. El martes por la tarde la galenita de mi corazón ya tenía los análisis y
ya tenía a la propia Fita. Gordito: ya sé lo que tiene Fita. ¿Está embarazada?. Ojalá, Gordito, pero la cosa está más
complicada: Fita tiene hepatitis. ¡No friegues!. Pues sí friego; lo que no sé todavía es si es tipo A o tipo B, pero da igual;
necesita reposo absoluto. Yo también, hermanita. Tú estás bueno y sano. No te creas, lo que pasa es que soy estoico.
Escúchame con atención, Gordito, necesito que Fita se meta de inmediato en la cama, que no haga ningún esfuerzo. Además
de mi desayuno y de arreglar mi recámara, dices tú. ¡Ningún esfuerzo!. Chin. Que se esté tranquila, que coma lo que se le dé
la gana. Se va a poner como globo de Cantoya. Eso lo vemos luego. Que duerma mucho y yo te aviso cuándo le hacemos
nuevos análisis; tú calcula que esto va a durar más o menos un mes. Yo creo que yo voy a durar menos. No seas payaso,
hasta vas a agradecerlo porque te vas a reactivar. Eso es lo que no quiero. Ni modo, hermanito, ya te tocó trabajar. Y así con
esta maldición bíblica a cuestas me dispongo a transitar este mes en el que yo espero toda la ayuda femenina que puedan
allegarme. Dehesa sufre. HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta hepática columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El asunto, año con año, va en aumento. Por estas noches que inauguran noviembre son cada vez más las pandillas de
moconetes y moconetas que pululan por las calles solicitando nuestro tradicional Halloween. Ya en estas páginas y en una
discusión meramente teórica, salí en defensa del Halloween por encima del Día de Muertos, aunque polemistas tan dotados
como el Perro Bermúdez defiendan a ultranza este último modo de conmemorar a los que, como diría Gabriel Vargas, ya
forman parte del escuadrón de las calacas. Según el Can, el Día de Muertos tradicional es superior al Halloween y esto sin
contar que, según el Perro, el Halloween es "medio gabacho".
Basado en estos argumentos, el Can afirma que nuestro Día de Muertos es precioso con su aterradora ofrenda donde el
infante es obligado a colocar el plato de pozole que le encantaba a tu abuelo, las calaveritas de azúcar de las que tanto
disfrutaba tu abuela la diabética y la motita y el mezcal de gusano que eran el gozo de tu finado papacito. Esto, según el Perro
es precioso, aunque luego le cueste al niño diez años de psicoanálisis. Todavía es más precioso, dice el Can, si esta
celebración tiene lugar en Janitzio o en Mixquic, o en Mixquíc como pronuncia el innovador Perrote, porque no hay nada más
bello que andar chapaleando en el lodo, en plena oscuridad y rodeado de los más infectos miasmas entre los que predominan
los ureicos, ¡ah, qué deleite para la infancia!. Entiendo que esta posición todavía tiene millones de adherentes, aunque éstos
van disminuyendo cada año. El Halloween en cambio cada vez es más socorrido sobre todo entre la niñez urbana que, no me
lo negarán, se divierte más así que estando en el pletórico Mixquic empotrado en el trasero de alguna matrona que le está
llorando a su difunto. Esto fue y de algún modo sigue siendo mi posición teórica.
Ahora bien, si ya vamos a la práctica y uno es el sufrido habitante de una casa donde el 50% de los habitantes (Fita) tiene
hepatitis, entonces ya la postura frente al Halloween varía sustancialmente. El barrio donde vivo tiene un alto índice de
producción niñícola y esto se manifiesta en estos días. Desgraciados xoloixcuintles, no paran de tocar el timbre. Frente a una
intromisión tan bárbara, yo, creo que con justicia, me defendí y al tercer timbrazo salí y enfrenté a la turbamulta de "princesitas"
con sus tiaras de plástico y su ya muy bigoteado vestidito de satín amarillo biliar. Había también Merlinas y brujas con gorro de
cartón y muchos niños cuyas madres los vistieron supuestamente de gnomos, aunque quedaron como Cuasimoditos. ¿No nos
da nuestro Jalogüin?, me preguntó la bulliciosa pandilla, a lo que yo contesté con tono severo: óiganme, escuincles ¿saben
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que la mendicidad en vía pública es un delito que se persigue?. Los mocosos se miraban entre sí y no acertaban a decir nada,
porque no habían entendido nada. ¿No nos va a dar dulces?... ¡no tengo dulces!, lo que tengo es un perro ferocísimo al que le
encanta la nalga de niño; ustedes vuelven a tocar y yo suelto a "Bermúdez" y aquí vamos a tener una carnicería. Dicho esto,
cerré la puerta, apliqué el oído y escuché que los grotescos enanos habían entrado en un veloz y murmurado conciliábulo para
decidir si volvían a tocar o ahí moría la cosa. La tesis ganadora fue la segunda. Los niños se retiraron y no volvieron a
succionar la calceta. Lo que sonó fue el teléfono. Contesté y una desconocida voz de señora me espetó: ¡es usted un viejo
pelado!. Yo contesté: ¡bouf, guau, bouf bouf! y colgué. Ya no volvió a llamar la señora.
Hoy domingo recibí el manazo con guante blanco. Mis vecinas, la señora Tonatiuh y la señora Tovar me enviaron mi calavera
de chocolate. Gracias.
Cualquier correspondencia con esta columna cohepatítica, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
El diverso mundo
Germán Dehesa
4 Nov. 08
¿Saben qué me desespera?, sentir que por mucho que escriba, siempre será más lo que se queda fuera y que también
merecería ser escrito. Y que conste que no tengo eso que Vargas Llosa llama el ímpetu deicida, ese desmedido afán de
volverlo todo literatura. Éste es el mal de Vargas Llosa, padecido también por Balzac y Víctor Hugo. Hoy, antes de dar formal
comienzo a mi retiro invernal, quiero rescatar de mi memoria varios acontecimientos y sucesos a través de los cuales el diverso
mundo se ha servido visitarme. Procedo.
GRANADOS CHAPA EN LA UNAM: Ya no sé qué pensar de mi amigo el Benemérito. El otro día anunció su visita para que
viéramos la Serie Mundial. Llegó gentil y peripuesto, tanto que yo le pregunté: ¿para visitarme te pones tan elegante?. Me
respondió: no, lo que pasa es que estuve en la UNAM en el homenaje a Granados Chapa. Yo guardé un silencio largo y luego
dije: ¿y no se te ocurrió avisarme, desgraciado?. Entonces el Benemérito contestó con el mexicanísimo pe, pe, pe... pu, pu,
pu... Está bien, dije yo, con esa explicación me quedo satisfecho. Lo importante es que la UNAM y Miguel Ángel se recuerden
mutuamente y que sean personajes tan queridos y de tanta jerarquía como Vicente Leñero quienes oficien en esta renovación
nupcial. Créeme, Miguel Ángel, que si yo hubiera sabido o tuviera mejores amigos, ahí habría estado para aplaudir tu presencia
en la UNAM. Estoy pensando seriamente en ya no invitar al Benemérito.
¡DILE QUE LA QUIERO!: Por favor, si alguno de ustedes sabe del paradero de mi amigocha Leticia Navarro, fugaz y honesta
Secretaria de Turismo con Vicente Fox, díganle que ando búsquela y búsquela; díganle que la quiero, que la necesito.
¡LAS REJAS DE CHAPULTEPEC!: Hoy martes por la tarde, mi amigo el Marce va a inaugurar en las Rejas de Chapultepec
una exposición titulada "El ABC de la Discapacidad" con fotografías provenientes de APAC, CONFE, IncluyeME, KADIMA y
Teletón. Por favor no se pierdan la imagen de cuatro niños teletoneros que cantan y hacen música dirigidos por una señora
guapetona que nadie creería que ya tiene 60 años. La exposición estará a lo largo de todo noviembre. Aikir.
¡VIVAN LOS LIBROS!: Todas aquellas almas sabias y serenas que prefieran, como su Charro Negro, dejar pasar como si fuera
un Tsunami, la horripilante temporada navideña que arranca nomás cayendo el muerto, para nosotros existen los libros.
Confieso que llevo ya un buen tiempo sin cumplir con mi gustada sección de recomendación de libros. No vuelvo a hacerlo.
Para esta temporada navideña, los no descerebrados estarán leyendo "Instrucciones para Salvar al Mundo" de Rosa Montero,
"La mano del Fuego" de Alberto Ruy Sánchez, "Albercas" de Juan Villoro y el muy hermoso texto-poema-novela-ensayo
titulado "El Jardín Devastado" de Jorge Volpi. Todos valen la pena y todos nos comunican el consolador mensaje de que
mucha gente sigue comprometida con el pensamiento y con la belleza.
¡YA LA VI!: Por fin pude y quise escaparme a ver "Arráncame la vida". Oigan: me pareció maravillosa. Me atrapó de principio a
fin. Los tres actores principales, digan lo que digan, sirven excelentemente a sus personajes. Poco me importó la mucha o poca
fidelidad histórica que la película pueda tener con respecto al Avilacamachismo. Da igual. Los personajes son intensamente
reales y se mueven en una atmósfera que no les presenta la menor objeción. Por si algo faltara, hay unas vistas de los
volcanes y del valle imponentes, mexicanas y conmovedoras. Le doy las gracias al director Roberto Sneider y a mi
amigochísima Ángeles le doy un abrazo por tanta vida.
Hace ya mucho tiempo que no vemos la cara de MONTIEL; en cambio la de Peña Nieto la vemos a todas horas. ¡Qué caras
tan caras!.
Cualquier correspondencia con esta columna llena de mundo, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Germán Dehesa
5 Nov. 08
Esto es lo que yo tengo como comentario a los hechos ocurridos esta gris tarde de otoño en el rumbo de Reforma, Periférico y
Ferrocarril de Cuernavaca. Me parece enormemente absurdo e irresponsable poner por escrito cualquier versión de los hechos
que ni siquiera toman en cuenta lo magro de la información que hasta el momento (nueve de la noche) hemos recibido. Puedo
decir solamente que esto me parece grave y muy triste para nuestro país, para nuestro gobierno y obviamente para los
familiares y amigos de los que perecieron. Ni siquiera a ellos tendría yo algo pertinente que decirles.
La noticia de la muerte de Juan Camilo Mouriño llegó en momentos en que la presencia del ahora fallecido en la Secretaría de
Gobernación era objeto de cuestionamientos, versiones y rumores. Nuestros politólogos de banqueta aseguraban que Mouriño
saldría pronto de la SEGOB. La muerte de Mouriño irrumpe también en mitad del estrépito provocado por una serie de
acusaciones que indiciaron al padre de Juan Camilo por diversos delitos. Digamos que la figura de Mouriño se encontraba en
el centro de muchas y diversas turbulencias frente a las cuales un servidor público de tan magra ejecutoria no tenía más carta
fuerte que esa verdad a voces que lo señalaba como amigo del Presidente.
En este momento (21:15), nuestro Presidente Felipe Calderón corrobora lo que acabo de escribir y con notoria tristeza se dirige
a los televidentes para hablar acerca de la muerte de un amigo cercano y entrañable. Por cierto, me permito aquí abrir un
paréntesis para comentar la anómala relación entre el gobierno y Televisa. So pretexto de que esta última tiene que cumplir
con el urgente y sagrado deber de "informar" a la opinión pública, a los televidentes, a nosotros, pues; se permite tratar a los
funcionarios cual si fueran unos chalanes cuya primerísima y casi única obligación es hacerle caso y atender a sus personeros
rapidito y de buen modo. Toda pregunta, por impertinente, o absurda, o mafufa que sea tiene que ser respondida a satisfacción
de estos "reporteros" que sólo saben algunas cronologías, pero que suelen ignorar minuciosamente eso que se llama "cultura".
Ni yo, ni nadie (así lo espero) podía imaginarse que ocurriría algo de tal gravedad. Hoy toda la información estaba, quizá un
poco morbosamente, centrada en las elecciones de Estados Unidos y en particular en la carismática imagen de Barack
Obama. De hecho, yo ya había escrito y entregado a buena hora (¡ése fue mi error!) un artículo donde hablaba acerca de lo
que podría significar para México el resultado de esta elección. De hecho, yo tenía una doble invitación de la Embajada
Norteamericana y de mi súper-cuata Denise Dresser para que veláramos en espera de los resultados. Mi comentario fue
tajante: no sean payasos; esto es una especie de Real Madrid contra Zacatepec. A estas horas, dos de la tarde, yo les aviso
que gana Obama por madriza. Puse punto final, envié el artículo y media hora después, éste ya no tenía mejor uso que
envolver aguacates. El centro de atención se había desplazado violentamente y México volvía a ser, aunque fuera por tan triste
motivo, el centro de nuestra atención.
Vendrán los días subsecuentes. Deseo, quiero creer, que la verdad se abrirá paso y sepamos con razonable certeza si es que
fue un accidente, o si es que se trató de un atentado cumplido. En este último caso y si no fuera mucho pedir, habría que hacer
justicia. Ésta es la gran deuda que Felipe Calderón tiene con su entrañable amigo y con el país que gobierna. Y lo que digo de
Mouriño es totalmente aplicable al difunto Señor José Santiago Vasconcelos y a todos los que murieron en este triste evento.
ENVÍO
Señor Presidente: le expresamos nuestra solidaridad, nuestro afecto y nuestra cercanía.
Cualquier correspondencia con esta triste columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La sabiduría de McCain
Germán Dehesa
6 Nov. 08
Por un buen rato, opinadores y plumíferos escribirán sobre las elecciones en Estados Unidos de resultados a la vez tan
sorpresivos y tan esperados. Nuestros adivinos, académicos y macehuales, se reunirán en Teotihuacan, consultarán a los
astros, hablarán persona a persona con Huitzilopochtli y con su asesor para asuntos extranjeros de nombre Quetzalcóatl y
parlamentarán con el señor del cerca, del junto y del ya merito y de estos conciliábulos, nuestros sabiazos saldrán de tal modo
iluminados que nos darán certeza, voluntad y rumbo. Gracias, muchachos, no esperábamos menos de ustedes.
Yo, la verdad, no me la tomo tan a la tremenda. Yo sí creo que este triunfo de Obama representa un parteaguas definitivo en el
horizonte histórico de los Estados Unidos y esto con una ventaja adicional: ya no veremos al imbécil de Bush que
graciosamente se va a la goma (he is going to the rubber) después de haber hecho en su poderoso país el tiradero más grande
de la historia y de haber echado a andar una guerra interminable y una catástrofe financiera de incalculables dimensiones.
Ésta es la ingrata herencia que recibirá Barack Obama (a quien yo no le veo tipo de negro; más bien lo encuentro parecido a
un primo que vive en la Colonia Anáhuac). El nuevo Presidente recibe también, todo sea dicho, el fervor de su pueblo tal como
ayer pudimos percibir en esa larga nota informativa que nos envió un López Dóriga más empelotado que nunca y con una cara
terrible de recién pasteurizado. Ahí vimos a Obama echando rebane con su raza mientras en corte también veíamos a Doña
Lucila Pérez H. de Obama (no sé cómo se llame, pero tiene cara de Lucila Pérez H.) con un vestido que producía la impresión
de que "los medios" la habían interceptado mientras iba por la leche y el pan dulce. Ella declaró varias cosas cautas y sensatas
y así regresamos con un López Dóriga que pepenaba papeles del vil suelo y nos decía que ahora íbamos a ir no sabía muy
bien a dónde, pero que íbamos a ir. La verdad es que desde que se dio la noticia del accidente en Las Lomas, el buen Joaquín
estaba putrefacto y en clarísimo fuera de lugar.
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A todo esto, fuentes nada confiables me dicen que McCain quien, según mi hijo Canito, es igualito a Tobi en la tercera edad,
después del telefonema de protocolo se quitó la extrañísima corbata que traía, aflojó el cuerpo, agarró sus chivas y zarpó
rumbo a uno de sus ranchos a tomar un año sabático que le permita recuperar fuerzas después de esta reñidísima campaña
que, casi durante una semana, lo colocó en la antesala de la Casa Blanca en donde, a partir del 20 de enero se rifará el cutis
Barack Obama que fue el ganador de esta rifa del tigre más grande y más feroz del mundo. En cambio el pobrecito de McCain
estará panza arriba en un colchón de alberca de dos plazas acompañado por su nada fea señora que A.D.G. todavía le vive
(así decimos los mexicanos: ¿y tu mamacita todavía te vive?), empujándose unos épicos daiquirís con harta botana, chupifritos
y cacahuates.
Solo la sabiduría cósmica podrá discernir a quién le fue mejor, quién ganó en esta contienda si a Obama que tiene que secar e
higienizar el regadero de baba que dejó Bush, o a McCain flotando cual boya marítima en su alberca haciéndole quirúrgicas
maniobras a sus gordas. Creo que estos puntos finos del vivir humano sólo los discerniremos los mortales a la hora de la
cuenta final. Mientras tanto cada quien será quien tenga que ser.
Cualquier correspondencia con esta meditabunda columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El miedo y el alma
Germán Dehesa
7 Nov. 08
A algún "cerebro" o "cerebros" de comunicación social de Televisa, la benemérita empresa, se le ocurrió diseñar y realizar ese
mensaje televisivo que nos habla del miedo. Las críticas, las muestras de enojo (algunas de ellas totalmente infundadas), las
burlas y las cuchufletas han menudeado ante esta enésima comprobación de que a Televisa transmitir ideas y articularlas le
resulta una actividad contra-natura. No se les da. Apenas van comenzando y ya se resbalaron rumbo al melodrama, la
simplificación reaccionaria, o el club de los amigochos.
No me lo van a creer, pero en serio me propuse ver este mensaje con los ojos más desprejuiciados y equilibrados que pude. El
resultado de mi experimento, aquí te lo ofrezco, lectora lector querido, con el fin de que compartamos criterios y pueda abrirse
una mesa de diálogo. Prefiero mil veces escribirte de esto, que del inopinado retorno del carismático René Bejarano a las
luchas electorales y todo esto sin decirnos cuál era el verdadero destino final de los tambaches de dólares que Ahumada le
entregaba a manos llenas y sin mostrarnos tampoco, nomás faltaba que fuéramos a dudar de AMLO su jefe inmediato y
amado, las cuentas del segundo piso. Pobre izquierda mexicana tan fácilmente dispuesta a la calumnia y, por otra parte, tan
corrupta. Estando así de espesa la realidad, opté por ponerme a mirar lo que Televisa y sus "cerebros" tenían que decirme
acerca del miedo.
El mensaje comienza con Alejandro Camacho con barba hirsuta del señor Fierro y con atuendo de Charles Bronson. Que me
perdone Televisa, pero ya con eso basta para sentir un miedo pánico. Con aire de sabio, Camacho se nos queda viendo como
si fuéramos sus peores alumnos en la escuela de policía y, palabras más, palabras menos, nos dice: cuando hablan de la crisis
económica los mexicanos no están realmente hablando de eso; ñe, ñe, ñe, ñe, ñé ¡están hablando del MIEDO!. Todo esto nos
lo dice con cara y mirada de "son ustedes una bola de sacones". Para endulzar este primer coscorrón, desaparece Bronson
Camacho y aparece Leticia Calderón vestida con elegante y pudoroso atuendo gris y con afable aire de "se habrá muerto Sara
García, pero aquí estoy yo" nos da la versión femenina y maternal del miedo. Desaparece la Lety y aparece, aun enamorado
de Candy, Valentino Lanús que con su aire amuchachado nos dice: tranquilos, campeones, porque el peor miedo es al miedo
mismo. Unos breves instantes para que el espectador se recupere de este fogonazo filosófico y entra a cuadro Galilea Montijo,
doctora en miedología que abunda sobre este tema con ojos de chorrito: uno grandote y otro chiquito. Y ya lanzados a este
desfile de Sor Juanas modernas, sale la doctora Montijo y entra la pasante Trevi que le mete a esta disquisición la innegable
energía norteña y todo lo que la adversa vida le ha enseñado. Me parece interesante señalar que tanto la Dra. Galilea como la
pasante Trevi no traen esos atuendos que tantos estragos han hecho entre nuestros boxeadores. Nada de eso. Están
caracterizadas como pudibundas amas de casa y como dice la Trevi: mañana sonará el despertador, le daremos un beso a
nuestros hijos y los enviaremos a la escuela. ¿Sin más desayuno que un beso?, pues está cañón. Entra Galilea y nos dice que
nosotros saldremos al trabajo a "partirnos el alma" por los que amamos. Bueno, pero esto implica que tengamos trabajo y el
empleo en este país no va, ni con mucho, en ascenso. Está también esto de "partirnos el alma". Yo no le entro; sí trabajo y le
echo ganitas, pero ya partirme el alma sería espantoso.
En conclusión reivindico mi derecho a tener miedo y más ahora que están aventando aviones. Tengo miedo.
HOY TOCA.
¿Y MONTIEL?.
Cualquier correspondencia con esta columna de alma entera, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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En eso quedamos
Germán Dehesa
10 Nov. 08
Ante todo, quiero rendir tributo a Luis "El Osito" Téllez quien desde el miércoles a primera hora, se ha encargado de avisarnos
paso a paso cómo va la pesquisa que está realizando entre los restos del Learjet. Todos los fragmentarios boletines que emitió
el titular de Comunicaciones y Transportes, no logran articularse entre sí y dejan la sensación de que se están dando palos de
ciego.
Yo digo que así no se puede, que una investigación tiene que realizarse, sobre todo en sus primeros pasos, con sigilo y con un
cierto nivel de restricción de la información. De otro modo, lo único que se hace es dar pábulo para que surjan miles y miles de
investigadores aztecas que, apoyados en alguno de los muchos datos que dio el diligente Osito, construyen su teoría del
complot. En estos días, he escuchado las cosas más desbocadas y delirantes de toda mi vida. Casi todas éstas comienzan con
un estribillo similar: "tengo un amigo que es piloto..." y de ahí se arrancan para decirnos que no fue accidente, sino que fue la
mafia rusa, o la camorra napolitana, o, ya más modesta y localmente, el narco mexicano quien tramó esta desgracia. Yo, como
al principio estoy "???????" y soy ajeno a las dos teorías.
De cualquier manera, he de decir que el Osito Téllez cumplió escrupulosamente su encomienda de comunicarnos los hallazgos
que iban teniendo. No creo que en toda su ya larga carrera como servidor público, el Osito haya estado tan atareado como lo
ha estado ahora.
Hoy, en este domingo triunfal para "los sorprendentes Pumas" y luctuoso para las ensoberbecidas Chivas que, por lo que a mí
toca, ya fueron puestas en su humilde y merecido lugar; en este día, decía yo, recibimos la noticia de que los resultados de
esta investigación tardarán, por lo menos, once meses y esto si logran trabajar en tiempo récord. ¿Se imaginan once meses
con el Osito apareciendo cada diez minutos en la tele para decirnos cómo va la investigación?. Aquí el punto reside en que si a
un mexicano le das once meses para que cavile por su cuenta, el país va a quedar abrumado de tanta teoría que se les ocurra
a nuestros compatriotas.
Mientras todo esto ocurre y el Osito cumple con su encomienda, el PRI trabaja en la oscuridad para su único y personal
provecho. En un primer momento, todos los jerarcas priistas, incluyendo a Gamboa Pascoe que tuvo que ser extraído del
formol, para luego ser oreado y presentado en sociedad; todos los priistas manifestaron su profundo dolor por lo ocurrido y su
voluntad de ayudar a esclarecer los acontecimientos. Todo esto ocurrió en el primer momento. Ahora, por lo visto ya se
cansaron y ya manifestaron su rechazo a tanto homenaje y a tanta exaltación de la figura de Juan Camilo Mouriño. "Ni que
fuera héroe nacional" manifestó un legislador tricolor; otro dijo que ya nada más le hicieron falta a Juan Camilo los 21
cañonazos y que lo importante era volver cuanto antes al trabajo. Yo nunca había visto a un legislador tenochca urgido de
ponerse a trabajar.
Diga lo que diga Manlio Fabio con su voz de pito, los mexicanos seguiremos erre que erre emitiendo versiones de lo que
ocurrió. Éste es el verdadero problema. Ya para cuando los resultados del peritaje estén listos, la percepción de que lo que
ocurrió fue un atentado será ya general e imborrable. Yo no la comparto, pero tampoco puedo negarla. Sin embargo, creo que
es hora de estar juntos y de apoyar a Calderón en la restauración de su proyecto de gobierno.
Una última cosa: si yo muero, no le digan ni a la Gordillo, ni a su hija. Son capaces de escribirme algo semejante a las
cursilerías que ya le dispararon a Mouriño. En eso quedamos.
Cualquier correspondencia con esta columna que homenajea a osos, favor de dirigirla a [email protected]
Gris perla
Germán Dehesa
11 Nov. 08
Me siento lacio, lacio, lacio. Tú bien lo sabes, lectora lector amado, lo que ocurre cuando nos atrapa la llamada gripe tipo
rothweiler. Ésta es la sensación exacta. Amaneces después de una noche muy pedregosa y te queda la sensación de que en
algún recoveco de esa noche, nos cayó encima tremendo perrazo cuyo prolijo ataque nos dejó sin espíritu y sin ímpetu.
Todavía la ciencia médica no se pronuncia al respecto, pero yo estoy seguro de que tengo algo muy serio porque ni fuerzas
tengo para mantener los ojos abiertos. Desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde estuve intentando despertar,
sacudirme la pereza, asearme y arreglarme para salir gorjeante al mundo laboral. Nunca pude. Hacia las 2:30 volví a abrir los
ojos y ya no lo pensé más. Solicité mi desayuno extemporáneo, fui a la regadera y para mi mayúscula sorpresa, percibí que
hoy este hecho otrora tan gozoso de colocarme bajo el benéfico y misericordioso chorro; hoy, decía, me dejó absolutamente
indiferente y quizá hasta un poco molesto. Otro hecho si se quiere baladí, solicitó mi atención y prendió los focos rojos de mi
organismo: en la regadera no tuve la menor gana de cantar. Esto no sería importante en algún cantante de regadera ocasional,
pero tratándose de mí que soy el máximo representante de este género en el mundo de habla hispana es un síntoma muy muy
grave, porque mire, mi señor: yo le canto rancheras, boleros, arias de ópera, rock en español, cumbia, vals antiguo y moderno
y corridos ya sea de héroes o de narcos. Tengo el repertorio más amplio de México y lo cultivo con harta dicha, pero hoy no
hubo nada de eso; me quedé ahí sembradote bajo la regadera y con una cierta tentación de ahí dormirme otra vez. Reaccioné
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hasta con bravura cuando el chorro comenzó a caer helado. Instantáneamente sentí que en mi exigua pero bien formada parte
posterior se creaban como por magia el Popo y el Izta y, gracias a eso, pude reaccionar y dar airoso brinco que me puso a
cubierto de los helores. Salvo por esta inesperada emoción, todo ha sido pesadumbre y dejadez el día de hoy. ¿Que ya
nombraron a Gómez Mont para Gobernación?, a mí qué. Su ejecutoria como abogado no es para inspirar demasiada
confianza. Yo sé que todo mexicano tiene derecho a tener, llegado el caso, un defensor; pero no es como para darle brillo al
currículum el haber sido defensor de Cabal Peniche, ni mucho menos la de ser amigo de ese higadito barbón que es Diego
Fernández de Cevallos. Digo todo esto desde la bruma y la distancia y con la conciencia de que, por lo pronto, todo me viene
valiendo madre. Me dicen mis corresponsales y esto no puedo, aun dentro de la gravedad, dejar de comentarlo por las
derivaciones psicoanalíticas que sin duda tiene. En su discurso de toma de posesión del cargo de Secretario de Gobernación,
Gómez Mont dice claramente que "desempañará" sus funciones. O sea que, por lo pronto, están pañosas y poco claras, o
¿qué quiso decir el flamante funcionario?. Si mi mamacita viviera y si yo le permitiera meter mano en lo que escribo (de todos
modos lo hace, pero vía ultratumba), mi mamá diría que los Gómez Mont son gente de toda confianza, porque muchas cosas
se pueden inventar, mijito; pero la decencia, ¡ésa se mama!. Dicho esto, mi mamá guardaba silencio y nos dejaba a mi padre y
a mí sumidos en la perplejidad y preguntándonos ¿qué era lo que se tenía que hacer para mamar decencia?, pero todo esto
también me da igual. El velo gris perla me envuelve por entero y me hace sentir como Aurora Bautista en "Locura de Amor".
Mis lejanos lectores: espero mañana darles un mejor servicio, pero hoy sólo quiero dormir, dormir... tal vez soñar.
Cualquier correspondencia con esta columna lejana y triste, favor de dirigirla a [email protected]
El reyecito
Germán Dehesa
12 Nov. 08
Ayer por la noche miraba con atención profunda a Fernando Gómez Mont en los momentos aquellos en los que también con
atención profunda, éste escuchaba el nombramiento que Felipe Calderón le otorgaba como Secretario de Gobernación. Algo
había en ese perfil corporal de Gómez Mont que me removía la memoria hasta que de pronto todo se aclaró: ¡El Reyecito!, es
igualito a El Reyecito. Aquí hago una pausa porque desconozco la edad de mis lectores y quizá muchos de ellos no tengan en
la memoria la imagen de este personaje creado por el dibujante y autor de cómics llamado Otto Soglow (1900-1975). Su
personaje de El Reyecito ocupó buena parte de mi infancia y se quedó pirograbado entre La Pequeña Lulú y Mandrake el
Mago. El Reyecito era un personaje fundamentalmente inmóvil, su cuerpo siempre estaba perfilado y nos mostraba a un
hombre de abundante barba, de barriga generosamente alimentada y de pies pequeños. Siempre vestía un largo saco rojo con
cuello de visón que prácticamente le cubría todo el cuerpo, pero que dibujaba con toda nitidez esa generosa barriga de la que
hemos hablado. La coronita que tenía en la cabeza nos hablaba de un reinito de no más de 200 habitantes. Era un reyecito,
nada más. Me he demorado un poco en su descripción para que tú lectora lector querido te hagas una idea clara de lo que
anoche cruzó por mi cabeza más o menos insegura por la pulmonorrabia que me aqueja. Ahí estaba Gómez Mont escuchando
al Presidente y mostrándonos con su cuerpo esa amplia curva que comienza un palmo debajo de la barbilla y termina pues
donde termina. No le quiero quitar toda la tensión y gravedad que tenía el momento, no dejé de escuchar ni por un instante lo
que decía Calderón con esa extraña voz como del Gallo Claudio que tiene (otra vez irrumpen las caricaturas) y tomé nota de
todo lo que la patria espera de Don Fernando Gómez Mont. Exactamente así me funciona el cerebro y así me ha funcionado
desde que yo recuerdo. Ya en la escuela primaria, o en las relaciones familiares tenía fuertes y frecuentes roces con las
autoridades. Yo hacía comentarios que me parecían muy pertinentes y muy puestos en razón, pero el prefecto de mi primaria
conocido como "La Bruja" Ibáñez, o mi mater veneranda se encargaban de hacerme saber que esas cosas no se decían en
voz alta y que yo no era nadie para andarme burlando de la gente y que las ostensibles babosadas que decían los políticos, o
la pesarosa e interminable agonía de mi tía La Chulis que a cada rato llamaba a toda la familia para darnos el último adiós y a
la que mi madrina le puso el capelo del Papa Pío XII que no la sanó, pero que hizo durar la agonía otros dos años. ¿Se lo
volveremos a poner, Margarita?, consultaban a mi madre y yo que carecía de toda autoridad comentaba que mejor no, porque
se iba a aventar todo un sexenio despidiéndose del mundo y no es que tuviese yo ningún rencor contra mi tía, simplemente me
pareció un buen puntacho hacer el comentario que me acarreó los anatemas de mi madre que, mientras me daba de
pescozones, me decía que ella no sabía de dónde había salido yo.
Situaciones así me han acompañado por mi ya larga vida. He pasado por pésimos momentos, pero cuando eso pasa descubro
que una leve chacota es intensamente terapéutica.
Toda esta disquisición biográfica nace de que al nuevo titular de la SEGOB le vi yo perfil de El Reyecito; pero no tengo nada
contra él. Al contrario, su litigio contra TV Azteca y contra el coágulo hepático llamado Salinas Pliego, me hace concebir
esperanzas. Aunque se parezca al Reyecito.
Pasan los días, los meses y los años y la justicia no llega. La ciudadanía tendría que ser menos cómplice y más exigente.
Cualquier correspondencia con esta columna de reyecitos y ministros, favor de dirigirla a german@plaza delangel.com.mx
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El papacho
Germán Dehesa
13 Nov. 08
En una situación ostensiblemente hipotética, imaginemos que al atardecer de cualquiera de estos días, toca a mi puerta Carla
Bruni, primera dama de Francia, o bien que toque Sandra Bullock, o las dos para no vernos ni chinches, ni cicateros, sino
generosos y abundantes como la luminosa tierra mexicana (¡voy que te faltó jabón!). Pero vuelvo con mis Náyades.
Supongamos que ya entraron y se impusieron de la atmósfera hospitalaria que priva en esta casa otrora cantarina y
jacarandosa. Con la decisión que les caracteriza, encaminarán sus acreditadas piernas rumbo a la escalera por donde
ascenderán con pasos afelpados como los de los gatos, según Robert Frost. Llegarán a la puerta de mi recámara y no dirán
¿se puede? como suelen decir las chicas mexicanas de alcurnia, o ¿se puede compenetrar?, como decía Cantinflas. No, ellas
no dirán nada, sino que entrarán en mi espacio particular como entra la brisa o un susurro.
Ya estando adentro estas dos deidades menores me preguntarán como de qué traigo ganas, pero ya lo preguntarán con Eros
alebrestado y como queriendo pelear. Yo tendré que decirles: soy Germán, cambiadme la receta, o mejor, pospónganla unos
diyitas (insuperable diminutivo mexicano), en lo que agarro valor y recupero tono muscular; por lo pronto, si no es mucha
molestia (ésta es otra perla del habla mexicana que sigue siendo el hablar de los vencidos), a mí lo que me encantaría y lo que
seguramente me aliviaría sería una dosis mayúscula de papacho; si traen las manos frías espérense hasta que agarren
temperatura, si no se siente más bien feo y apeladado.
¿Se imaginan a la Bruni y a la Bullock apapachándome a fondo y sin piedad?, ¡me quiero morir en Houston gritando
leperadas!. Serán intensos ejercicios terapéuticos, yo me quedaré dormido después del doble piojito que me administrarán mis
walquirias y despertaré al día siguiente absolutamente curado de mi pulmonorrabia y listo para felicitar a Jesús Ortega por su
triunfo sobre Alejandro Encinas quien está putrefacto con el conteo semestral y con el resultado que implica una doble
carambola que pega primero en Encinas y luego ya da de lleno en Andrés Manuel. Se tardaron, pero los centraron.
Pero hoy quiero hablar del papacho y de sus enormes virtudes curativas. No tienen que venir la Bruni ni la Bullock a
enseñarnos nada que no conozca ya el talento nacional. Según Santamaría, el vocablo "papacho" y su derivado "apapachar"
proviene del náhuatl "papatzoa" que significa ablandar una fruta mediante la presión de las manos. No lo dice Santamaría, pero
yo infiero que esta presión tiene que ser suavecita como la cumbia, pues de otro modo la fruta se malluga y pierde toda su
lozanía. Espero que las chicas de la localidad hayan comprendido muy bien este aspecto básico del arte de apapachar. Me
consta que hay unas muy toscas que te dejan enjuto y con ganas de llorar. No sean perronas; si van a apapachar y traen
alguna cuenta pendiente con el apapachado, tienen que olvidarse de ella para cumplir con su deber primordial que su genética
ordena: suave, suavecito, mírala, siéntela, gózala.
Remato estas reflexiones en torno al papacho y a la tarea de apapachar con un extrañamiento para el sector masculino de esta
nación: ¿por qué los hombres no apapachan y lejos de hacerlo se apoltronan para que los apapachen a ellos?, al hacer esto se
ven igualitos al cacique gordo de Zempoala. ¡Basta!, no sean poltrones ni pocalucha, ni comecuandohay. Como bien lo indica
la etimología, la mujer es el fruto más complejo de todos, pero también se suaviza con las industrias de las manos.
Reacciones
Germán Dehesa
14 Nov. 08
Tenía mucha gracia Paco Ignacio Taibo. Por eso me sorprende, me molesta y me entristece su muerte. Mi vida se va
quedando sin los quicios que solía habitar. Comer en casa de los Taibo era un día feriado. No era solo comer, que ya hubiera
sido suficiente con esas fabadas majestuosas y con todas las otras delicias que preparaba Maricarmen; pero junto con la
comida y antes y después llegaba la conversación a muchas voces, tantas como invitados había en la pobladísima mesa de los
Taibo. Los hijos, las nueras, los amigos, todos colaborábamos a que se cumpliera una función más del famoso Circo Ataibo. Lo
maravilloso era que en medio de la alharaca se pudiese sostener una razonable conversación. A mí me encantaba platicar con
Paco porque era un hombre lleno de mundo que, además, poseía en grado sumo el don de la hospitalidad. Su aspecto era el
de un duende que siempre estaba urdiendo algo y, en efecto, así era Paco. Taibo fue como muchos otros españoles: una de
las víctimas de la Guerra Civil de las que México se benefició grandemente y de las que supo ser segunda y entrañable patria.
A las comidas en la calle Culiacán había que llegar por ahí de las 14:30 para descubrir que Paco estaba inventando un nuevo
coctel bastante más desagradable que el anterior. Sobre la mesa de la sala había quesos y jamones y en la cantina los licores
más diversos. La conversación arrancaba de inmediato y nos llevaba por los rumbos más inesperados. De pronto, rompíamos
a cantar un fragmento de zarzuela, de pronto el tema era la competencia de alzado de ceja entre Armendáriz y María Félix. Al
rato ya estábamos hablando de novela española y al rato Maricarmen nos estaba arrastrando al comedor porque, digo yo, ya
va siendo hora de comer. Y como ya lo dije, con los Taibo comer era comer abundante y bueno.
Después se murió Luis Rius, se me murió Mauricio Achar y varios más de aquellos que habitualmente eran comensales de los
Taibo, los inolvidables Taibos. Mientras tanto, Paco escribía y escribía para los más diversos géneros. Como libro favorito yo
conservo "Fuga, Hierro y Fuego" que es una emocionante novela ubicada en la Colonia y publicada en 1979. Dos décadas
después el ánimo de Taibo comenzó a languidecer. No hace mucho lo encontré en el consultorio de mi hermana, pero él no me
reconoció, o si lo hizo no pudo manifestármelo. Lo acompañaba como siempre Maricarmen. Hoy me entero de que Paco ha
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muerto. Con gran amor lo despido y le recuerdo "Que tenemos que hablar de muchas cosas/ compañero del alma,
compañero." Dicho esto, paso a las menudencias. La hermandad de la lupa me manda decir que cometí el nefando crimen de
decir en días pasados "mallugar" CUANDO LO CORRECTO ES DECIR "magullar". Se quedan felices de haberme agarrado en
curva y proceden a pedir una explicación. Ahí va: embrutecime, aunque las censoras de la hermandad de la lupa reconocerán
que las marchantas dicen: si no compra, no mallugue. ¿También les van a escribir a ellas?.
Diré con una épica sordina: ¡ya estoy hasta la madre de los 80 años de Carlos Fuentes!. Me complace que los haya cumplido y
que siga escribiendo libros que a mí no me gustan (salvo los prodigiosos ensayos) y que siga dando lustre internacional a
nuestro país, pero me permito opinar que las festividades han resultado excesivas. Sin ir más lejos, este 12 de noviembre
cumplió 360 años de nacida Sor Juana y no vi ninguna festividad, ni le estrenaron una ópera y, para decirlo pronto, ni un lazo le
echaron. De veras que somos un pueblo muy patarato y muy sobrado de crema para los tacos, aunque sean de intelectual.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXXIV (1424)… ….¿Y dónde está la justicia que en Chihuahua ponga orden y sosiego?.
Cualquier correspondencia con esta columna para Paco Ignacio, favor de dirigirla a [email protected]
¡Ay, Diosito!
Germán Dehesa
17 Nov. 08
¿Ya no quedarán semanas fáciles, o llevaderas, o tranquilonas?. Todo indica que no. Cada semana nueva trae interconstruido
su propio calambre, pero además viene arrastrando todos los calambres no resueltos de las semanas anteriores. A
consecuencia de todo esto, el fin de semana llega y acá su otrora enhiesto Charro Negro parece como el más fregado del coro
de "Los Miserables" de Víctor Hugo (versión musical). Ya que estoy en esto, cumplo con la tarea de informar que la gran Fita
ya se encuentra en franca mejoría de la hepatitis que nos aquejó. Retorna ella a la dicha de vivir estilo Fox: sin leer ningún
periódico, ni oír o ver ningún noticiero y entregada a la tersa felicidad de no enterarse de nada. Estas palabras no deben ser
leídas como un modo de desprecio, sino como un acto de creciente admiración. Fita is back.
Así las cosas, las noticias nos traen la información de que ya tienen resultados de las elecciones express y fast track que
hicieron los perredistas para saber quién es el mortal que se va a aventar el tiro de conducir a las amarillas huestes a la tierra
prometida o al despeñadero (lo que ocurra primero). Después de todos los jaloneos, descalificaciones, reconocimientos y
desconocimientos que tuvimos; después del dineral que gastamos con el Dr. Lamoglia para que le diera a estos muchachos
terapia de pareja, un buen día el TRIFE salió a los medios y dijo que el ganador era Chucho Ortega. El Tribunal ya no dijo que
el perdedor era Encinas, pero también AMLO y toda la corriente que él encabeza. Minuto que pasa, minuto en que aumenta la
ira del gordito Encinas. Yo opino que Encinas era un correcto hombre de izquierda hasta que en su vida apareció la maligna
sombra del Peje que lo ha convertido en su títere. Por esto o por aquello, Encinas está que masca vidrio y escupe lumbre. ¡Ay,
Diosito!. Ya nos avisó que toda esta canina rabia es provisional y que la semana que entra tomará una decisión. Yo me inclino
por pensar que, puesto que ya está en marcha la temporada navideña, Encinas se dirigirá a la Alameda a cumplir su tarea de
Santaclós, a cargar en las rodillas niños chamagosos (no hay un solo niño que no sea chamagoso) y olvidarse del Peje y de los
Chuchos y de la pachanga electoral que ya le quitó casi un año de vida.
Estábamos en esto cuando surgió el problema de Chihuahua. Creo que lo que ahí sucede es resultado del hastío, la enorme
molestia, la furia de los empresarios y de los ciudadanos ante la incapacidad del gobierno estatal y federal para ofrecerle a esa
ciudadanía las mínimas condiciones de justicia, seguridad y respeto que toda ciudadanía merece. En tales condiciones,
Chihuahua con todo y menonitas se declara en una especie de huelga general y de desobediencia civil cuyos daños pueden
ser inmensos. El Gobernador Baeza ha sido ya rebasado y ahora tendrán que entrarle al toro Calderón y el Reyecito y lo
tendrán que hacer de modo rápido y efectivo, si es que el narco y la delincuencia organizada lo permiten. ¡Ay, Diosito!.
Lo de Chihuahua ya me tenía boqueando cuando se materializó Tony Garza que, como ya se va, todo le vale pistache.
Amparado en esto y en el hecho de que, por vía conyugal, es uno de los dueños de México, el metiche de Garza le agandalló
la chamba de vocero al diligente "Osito" y adelantó lo que ya Téllez nos iba a decir. Ésta es otra pachanga. Primero nos dicen
que habrá resultados en once meses y unos cuantos días después, nos salen con que todo se debió a la impericia de los
pilotos que por ir chacoteando y echando madres perdieron el control y ya nomás alcanzaron a decir: ¡Ay, Diosito!.
Coser y cantar
Germán Dehesa
18 Nov. 08
Hoy lunes, me dicen, es día feriado, porque, me siguen diciendo, aunque todavía no es 20 de noviembre, el gobierno adelantó
su celebración para hoy lunes, un día particularmente mugroso, grisáceo, tipo ala de mosca. A mí nadie me enteró de esta
medida, así es que este lunes atepachado y sin chiste lo consideré un lunes laboral como cualquier otro. Cuando percibí que
en mi oficina había movimientos como de rebelión y de asonada y atisbé que todas las féminas que por ahí pululan se ponían a
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las órdenes de la Rosachiva, en ese momento olfatee la conspiración. En efecto, la Rosachiva que, en el fondo lo que quiere
es que yo en la vida le devuelva todo lo que el futbol le quitó, me avisó que, dado que yo las había hecho trabajar en un día
feriado, eso me colocaba a la altura de hacendados y caciques del siglo XIX y que como tal sería tratado por el movimiento que
ella encabezaba. Confieso que tardé un rato en caer en la cuenta de todo este margallate calendárico-histórico. Mi cabeza ya
no es la de antes, así es que tardé un buen rato en entender de qué se trataba. Dentro de mis especulaciones, llegué a pensar
y no creo estar tan errado, que Calderón, en vista del jaripeo actual, ha decidido adelantar todas las fechas celebratorias por si
desaparece México. Lectora lector querido estad preparados. Según las nuevas disposiciones, Navidad, tan rechula ella, se
celebrará el 21 de noviembre y el 22 será fin de año. Así es que si acaso al país lo agarra una wake turbulence y todos nos
vamos a la fruta, nos iremos ya debidamente celebrados y un inmenso epitafio dirá: "Que nos quiten lo bailado". Creo que éste
es el nuevo plan.
Sea como haya sido, hoy no se trabajó, pero tampoco nadie se quedó con las ganas. Hacia el mediodía me llamó el Excmo.
Conde de Tijuana, Don Agustín Arias, quien además de ser un dentista de valía cósmica, es también un fino y sensible hombre
que conoce las letras, que disfruta la música y que posee esa larga paciencia que requiere el arte de la amistad. Después de
los ceremoniales de rigor, los honores a la bandera, revista de tropas y el saludo de protocolo, le pregunté de funcionario a
funcionario: ¿qué andas haciendo, Agustín?. Talacha aquí en mi consultorio, tú y yo sabemos de qué manera los hombres
somos juguetes de las órdenes, caprichos y antojos de las mujeres; precisamente por eso te hablé por teléfono: me puse a
trabajar y sin darme mucha cuenta, quizá por aligerarme la vida, mientras trabajaba me puse a cantar algo que ni siquiera es
de mi repertorio, sino que es una canción que yo recordé a través de uno de tus espectáculos. ¿Y de qué canción se trata?. "Mi
querido Capitán". ¿No te habrás visto medio puñal, mi buen Agustín?. Para nada, de pronto, al cantarla, me acordé de ti (se
comprueba la teoría de la larvada homosexualidad) y dije: le voy a hablar a Germán a ver cómo está. Pues aquí estoy, Agustín,
con un resfriado que no se me acaba de quitar y muy contento de que me hables y me cuentes esto de que trabajas y cantas.
Yo soy igual y el terror más grande que tengo actualmente es sentir que estoy perdiendo mi condición cantarina. Yo creo que
desde la lactancia ya cantaba entre malteada y malteada de las que fabricaba el organismo de mi mamuchis. Desde entonces
he oído de todo: que el que canta su mal espanta, que el que come y canta loco se levanta, que hay que cantar por no llorar y
que todo, si uno se las arregla bien, todo es coser y cantar. En efecto, mi querido Agustín y público en general, para eso
estamos aquí en la vida; para ser lo suficientemente inteligentes para coser y cantar.
Cualquier correspondencia con esta columna ansiosa de canto, favor de dirigirla a german@ plazadelangel.com.mx (D.R)
Copos
Germán Dehesa
19 Nov. 08
Con mi proverbial destiempo y desatino manifesté hace unos días mi hartazgo ante tanta celebración por el octogésimo
cumpleaños de Carlos Fuentes. Ahora me vengo a enterar de que la inauguración oficial de los festejos ocurrió apenas ayer
lunes en el Castillo de Chapultepec. Hartazgos aparte, me parece que tanto el Presidente Calderón como el propio Fuentes
estuvieron atinados e iluminadores en sus respectivos discursos. Dibodobadito. Lo malo es lo que ahora se nos viene encima.
Yo no sé con detalle en qué consista, pero adivino un turbión de pachangas, conferencias, mesas redondas, tertulias y hasta el
estreno de una ópera que el propio Fuentes le dedica a Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de
Lebrón, ese empresario y político del siglo XIX quien fue, como ya es sabido, el creador de los fraccionamientos en México. Sí,
me refiero a ese ilustre jarocho que, con ímpetus que envidiaría Fidel Herrera, ocupó once veces la Presidencia de la
República. El famoso quinceuñas que vendía cuanto veía mal puesto y que poseyó dos fincas en su Estado natal que le
servían de apresuradísimo refugio cuando el pueblo o los otros políticos, o el clero se le amotinaban y él tenía que salir
destapado rumbo a Manga de Clavo o El Encero que así se llamaban estas dos propiedades. La próxima vez, lectora lector
querido, que vayas por carretera de México a Veracruz, hazme el c. favor de estar atento en cuanto dejes atrás Xalapa, pues
estás a unos minutos de encontrarte con el Encero restaurado. No dejes de visitarlo, es el santuario ideal para un político
correteado. A la entrada verás una capillita muy a modo que Santa Anna ordenó construir para que ahí fueran sus nupcias con
la sufridísima dama Doña Dolores Tosta que lo acompañó en sus incontables vicisitudes y que todavía, en los tiempos de vejez
y olvido, era capaz de ir a la Alameda a contratar ociosos que fueran a hacer antesala con el viejuco ya sin poder alguno y le
pidieran títulos y favores que lo hicieran sentir en su duodécima presidencia. Y todo esto lo conté porque Fuentes le ha
dedicado una ópera a Santa Anna, el moderno creador de la transa, el cochupo y la grilla mexicanas. O sea que la fiesta va
para largo y yo todavía podré quejarme varias veces. Sea por Dios.
El artículo de hoy se titula "Copos" como un indeseado homenaje al desgraciadísimo frío que estamos padeciendo en la
República y en la Capital. La "Operación Cobija" tiene que redoblar esfuerzos. Ya me canso de decirles que cada quien puede
organizar su propia "Operación Cobija" y distribuir frazadas y cobertores entre la gente depauperada de su comunidad. Si usted
quiere hacernos un donativo garantizado por mi palabra, para que seamos nosotros los que compremos al mayoreo y
distribuyamos al menudeo las cobijas, comuníquense, por favor al 5611 6513 con Gaby Sáenz. ¡Pero es paroi, mijitos!.
Me vuelve el alma al cuerpo. El Gordito Encinas ha decidido no fungir como Secretario del PRD, pero no abandonar al partido
de sus amores. Me imagino que éstas son las instrucciones de AMLO quien así le dijo: ¡Quieto, venenos!, táte sereno y no le
muevas el agua al tiburón. Yo te aviso cuando sea la hora del éxodo. Se les van a caer los calzones a los Chuchos. "Nomás
blanqueaban los cerros de puros encalzonaos" y el Piporro comenta: blanqueaban los que tráiban, los que no, pus nomás
negreaban.
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Por la amistad que nos une, por vidita tuya, Josefina, no vuelvas a mencionar a Carlos Fuentes que pa'puras vergüenzas te ha
valido.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXXVII (1427)
Nosotros cumplimos con denunciar los delitos
y exigir justicia; ellos cumplen arrojándonos granadas y dándonos la muerte.
Cualquier correspondencia con esta columna hecha de nieve, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
No encuentro otra explicación para la difícil marcha y las constantes desviaciones de mi cerebrín a lo largo de estos últimos
días. A ver, háganme el c. favor de explicarme de dónde saqué yo eso de "El Encero" para luego afirmar que ese era el
nombre de uno de los refugios de Santa Anna cuando, por lo menos cinco veces, he estado en "El Lencero" que es el único y
verdadero nombre del lugar. Desde que me di cuenta del tamaño de mi falta no he cesado de llorar, gimotear, plañir, entonar
trenos, responsos y guardar apenadísimo silencio. Les aseguro que me sentí peor, o por lo menos igual, que Josefina Vázquez
Mota en su tortuoso romance con el caballero Carlos Fuentes.
Además ya llueve sobre mojado. Apenas hace unos cuantos días que varias damas de la lupa, armadas con el terminante
zurriago de la justicia, flagelaron mis espaldas hasta dejarlas en carne viva por haber dicho magullar en vez de mallugar y yo
que por lo visto no escarmiento ahora salgo con mi babosada de "El Encero". Llevo dos. A la tercera partiré canturreando e iré
a residir a Angangueo, Mich. donde fundaré y redactaré un pasquín titulado "El Alarido de Angangueo" y esta columna quedará
a cargo de la Rosachiva que tiene sobrados méritos para hacerlo.
¡QUE SE ESTEEEÉN!
Desde esta alta tribuna que su paciente generosidad me ha conferido, amados lectores, les hago una petición que casi es un
mandato social: cuiden su dinero. Entiendan que no está la Magdalena para tafetanes y no pierdan de vista que el mundo
entero está en recesión con su maligna cauda de despidos masivos y empobrecimiento social.
Compatriotas: no sean insensatos, no se pongan a gastar a lo loco con el absurdo pretexto navideño. Aférrense a esa lana que
muy probablemente necesitarán el próximo año. Ya los vi saturando, hombres y mujeres, los centros comerciales, los
almacenes y todos los establecimientos donde pueden comprar las mil y un cosas que no necesitan. Ahorren y cuiden su
trabajo. Si traen una enorme urgencia de gastar, ahí está el Teletón que les comunicará el calor de saberse útiles para su país.
En otras cosas, no gasten. Esperemos a ver cómo vienen las cosas y si les vinieran bien, lo cual dudo, siempre pueden hacer
su cena navideña en julio. Jesús puede nacer y de hecho nace en cualquier fecha y en cualquier lugar. Entonces, compatriotas,
no hay coartada para andar de botarates.
El llorar
Germán Dehesa
21 Nov. 08
¡Sigue el frío!. Vaya desde aquí un azorado y encomiástico saludo a esos heroicos mexicanos y mexicanas que se siguen
levantando a las seis de la mañana, ¡se bañan!, desayunan y se van indistintamente a la escuela o al trabajo. Se puede decir
que yo empiezo a dormir cuando ellos empiezan a trabajar. Por eso los conozco poco. Yo soy del México del segundo turno y,
de seguir las cosas como van, pronto me daré de alta en el tercero. No sé si el dato que voy a proporcionar resulte útil para la
historia de la ciencia en México, pero deseo avisar que mi despertador es térmico lo cual equivale a decir que no me despierto
ni a mentadas de madre, a menos que mi organismo detecte en el ambiente una temperatura propia para la vida humana.
Pienso que los que no proceden así y están aplanando las calles desde las seis o las siete se están comportando como
homínidos que aun chapalearan en el fango original y primigenio. Aunque traigan corbata, les aseguro que debajo de la ropa
todo su cuerpo está cubierto de hirsuta pelambrera. Son estos cromagnones descontinuados los que han construido la injusta
fama de los madrugadores. Los que ya evolucionamos tenemos mecanismos mucho más finos para despertar y ¡lo olvidaba!,
para dar ese segundo paso que nos lleve a salir de la cama y abandonar su mullida y cálida condición de vientre materno con
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box spring. En las templadas temperaturas que solían reinar en la Ciudad de México, esta hora del despertar se ubicaba entre
8:30 y 9:00 de la mañana. Ante la onda gélida que azota a la Ciudad de los Palacios, este horario lo hemos corrido a las 10:30-
11:00 con los inherentes problemas de ajuste. ¿Qué ocurre entonces?. A mí qué me importa, me contestará alguna lectora que
seguramente se levantó a las 5 de la mañana y anda con el humor como agüita con Alka Seltzer. No sea perrona, señora, y
deje que le cuente que, por lo menos para los evolucionados, la vida se transforma radicalmente con el mula frío.
Yo no sé si a ustedes les pase, pero a mí con el frío me dan ganas de llorar, no de llorar así con grandes aspavientos, ni
alaridos; pero sí con un parsimonioso e incesante fluir de silenciosas lágrimas. Todavía no entiendo muy bien por qué para mí
el frío es portador de tantas y tantas tristezas: las que ya estaban olvidadas, las que ya habían encontrado su acomodo en el
alma, las que siguen vigentes pero que se han vuelto confortables; todas llegan como un desfile de mujeres enlutadas que
podrían haberse escapado de alguna novela de Agustín Yáñez. Éstos son para mí los molestos dones del frío. Por esto me
sorprendió tanto el temprano telefonema de una cuata que es como la almendra de mi alma. Apenas me dio tiempo de
contestar cuando de sopetón me dijo que me había soñado llorando sin cesar y sin consuelo. Yo le contesté que
venturosamente su sueño no se había cumplido sin aclararle que toda la noche había tenido frío y que para mí tener frío es eso
exactamente: un llorar interminable. De cualquier manera, le agradecí largamente su telefonema. Colgué y sopesé la
posibilidad de dar el matutino paso número 3 que consiste en el acto circense de meterse a la regadera. Son unos cuantos
segundos de desnudez, pero son terribles cuando el frío ataca. Sentado al borde de mi cama, en esto pensaba cuando volvió a
sonar el teléfono. Al otro lado de la línea se oía como música de cámara: era mi amigocha la Bella Fromow que "nomás quería
saludarme y mandarme un beso". O sea que tenía razón Gorostiza al decir: "Tiene el amor feroces galgos morados/ pero
también sus mieses, también sus pájaros". Entre el frío hoy he recibido mieses y pájaros.
HOY TOCA.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXXIX (1429)…. Los perversos, los narcos, los asesinos, los traficantes ya tienen yerta el
alma. Una gripita y adiós.
Cualquier correspondencia con esta columna que entra en calor, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Miscelánea
Germán Dehesa
24 Nov. 08
La semana se cerró -y esto ya se está volviendo costumbre- con un cúmulo de insensateces dichas o actuadas por nuestros
hombres del poder, con la consecuente confusión y extravío de nosotros, los ciudadanos de a pata, los macehuales. De ellos
dijo un virrey autoritario e insignificante: al pueblo lo que le toca es callar y obedecer. Me gustaría ver a ese virrey en una mesa
redonda con las peladísimas amazonas mutantes que hoy se están adueñando de la hermosa República Mexicana. Estoy
seguro de que saldría todo arañado y con la peluca en calidad de corbata.
Y así, nuestros funcionarios van alegremente por el mundo soltando incoherencias y xaladas que llegan a nuestros oídos y
penetran a un cerebro que de por sí, ya estaba fruncido por el frío.
Aparece Carlos Salinas que, según se deduce, dedica sus tiempos de retiro y soledad para preparar los partos mentales que
inquietan a ciudadanos y ciudadanas. Ahora el buen Charlie se ha destapado y ha llenado de elogios a Enrique Peña Nieto de
quien dice que es igualito a él (supongamos que esto es un elogio) y que encarna a las nuevas generaciones de priistas que
vienen empujando a favor del cambio. Yo, si fuera el Gaviotón Peña Nieto, me alarmaría con estas declaraciones. Salinas tenía
la perversa maña de llenar de elogios a los que ya tenían señalados para que naufragaran en las aguas lodosas del
desprestigio. En este momento recuerdo a Carlos Cabal Peniche que pasó del elogio desmedido a una rigurosa cárcel
australiana. De cualquier modo, el Gaviotón no se arredra y acaba de maniobrar para que le autoricen un presupuesto bestial
para poder seguirse haciendo la costosa propaganda que hasta hoy hemos "disfrutado" a través de todos los medios con
especial preferencia por Televisa. Peña Nieto tendría que recordar que Televisa también tiene la mano muy pesada y que ya
tiene costumbre en esta tarea de derruir a los niños bonitos que se sienten presidenciables una vez que los han explotado a
gusto. Sea como fuere, aquí lo que nos tiene que importar es preguntarnos ¿con qué derecho usa Peña Nieto el dinero público,
el nuestro, el de nuestros impuestos, en hacer permanentemente pasarela con López Dóriga?. Creo que nadie se dignará
darnos una respuesta y al no hacerlo, nos condenan a la molestia, a la confusión y a las especulaciones más peregrinas.
Aparece ahora López Obrador de quien yo creo que tiene pilas alcalinas dado el movimiento perpetuo en el que se encuentra
su tropical espíritu y su asombrosa imaginación. Tengo la impresión de que está en un tris de anunciar la formación de su
propio partido que le servirá de plataforma para lanzarse de nuevo a la carrera presidencial con resultados que adivino serán
desastrosos. Dos noticias convergen en el caso AMLO. Por una parte, nos anuncian que a la "asamblea informativa" que citó
para hoy domingo, sólo asistieron los parientes más cercanos del Rayito. La otra noticia es intensamente mexicana: los
súbditos de AMLO que obtuvieron un puesto de elección popular en esos comicios espurios según ellos, pero lo cual no obstó
para que se dieran inmediatamente de alta en la nómina de ese gobierno que también ha resultado espurio pero, eso sí, muy
cumplidor con la nómina y las bonificaciones. Bueno, pues alguno de estos chicos decidió que AMLO tendría que recibir un
aguinaldo de 800 mil pesos para que el líder pasara la Navidad que se merece. Ahora resulta que la noticia no ha caído tan
bien entre los que van a tener que mocharse para premiar de tan alborozado modo al loquito de la colina. Tengamos paciencia,
compatriotas, y veamos en qué para esta nueva rebelión perredista.
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Leopoldina
Germán Dehesa
25 Nov. 08
No se llamaba así y sólo a mí me permitía nombrarla de ese modo. Se llamaba Carmelina, se apellidaba Ortiz Monasterio y se
me acaba de morir. Pasó por el mundo haciendo el bien y nunca podré entender quién o por qué le ha impedido que continúe
derramando luz. Si me hubieran consultado a mí, yo les habría dado una muy nutrida lista de candidatos cuya partida sería una
fiesta para el mundo. Pero no, nadie me preguntó y así la muerte con enorme desatención se decidió por mi amiga Leopoldina.
Yo la conocí tarde en mi vida. Alguna vez, hará unos veintitantos años, sonó el teléfono de mi casa y me dijeron que me
hablaba la señora Ortiz Monasterio. Desde mi infancia yo he sido beneficiario de la cercanía de Leonor y Fernando Ortiz
Monasterio, doctor queridísimo este último y amiga y alumna entrañable la primera. ¡Ábranme!, gritaba yo frente a mi casa,
¡ábranme! insistía yo. No te van a oír nunca, me dijo un hombre joven y sonriente, ¿por qué no tocas el timbre?, porque no
alcanzo (buey). (Lo que ponga entre paréntesis es porque nomás lo pensaba). Tienes razón, estás muy enano, ven para acá.
Ya para esto me tenía cargado en brazos y yo experimentaba un gran bienestar. El doctor Ortiz Monasterio, que según supe
entonces era mi vecino, se tomó una y mil veces la molestia de treparme para que yo alcanzara el timbre, aunque él nunca me
quitó el mote de "¡Ábranme!". Con estos antecedentes, comprenderán que, cuando me dijeron que me hablaba la señora Ortiz
Monasterio, yo acudiera tranquilo, con la guardia baja y esperando oír la voz de mí amiga. No fue así. Germán: yo soy
Carmelina Ortiz Monasterio y tú no me conoces, pero yo a ti sí. Ajá. Fíjate que mañana voy a tener en la Casa de la Bola un
desayuno para puras señoras que son benefactoras de APAC, una agrupación que ayuda a los niños con parálisis cerebral o
problemas similares. Ajá. Pues fíjate, Germán, que me puse a pensar en cómo compensar a mis señoras y cómo lograr que
aumenten su donativo porque no salimos. Ajá. Y pensando, pensando, se me ocurrió que si tú les das una charla las vas a
dejar muy contentas. Ajá. Entonces, te espero mañana entre 8:00 y 8:30 en La Casa de la Bola para que les hables de lo que
tú quieras, nada más no se te olvide pedirles, como cosa tuya, que colaboren más vigorosamente con APAC. Llegas y
preguntas por Carmelina y ya no te distraigo más, hasta mañana. Juro ante quien sea que así fue nuestra primera
conversación. Ella nunca me preguntó si yo podía, si yo quería, si me animaría a desmañanarme, nada. Por supuesto que al
día siguiente acudí a la Casa de la Bola y di mi charla lo mejor que pude.
Así comenzó todo. Leopoldina bien sabía que yo, entre otras cosas por el recuerdo de mi hermano Ángel ya muerto, jamás le
negaría nada. Con ella y por ella me vestí de San José para una pastorela en proletaria calle de la Ciudad. La Hillary (q.e.p.d.)
era un Arcángel muy hermoso y la Virgen María fue Guadalupe Loaeza que, para no variar, llegó más de una hora tarde.
Cuando llegó ya estaba yo entre la gente ofreciendo mis servicios de carpintería y un señor vaciado me encargó unos clósets.
Por Leopoldina presenté libros, hice teatro, di charlas, participé en encuentros y mesas redondas. Un buen día, me habló para
invitarme a la inauguración de un nuevo centro APAC en donde yo hablaría de lo que quisiera. Llegué, Leopoldina ya estaba
ahí rodeada de su estado mayor formado por un grupo de señoras maravillosas conocidas como "Las locas del Ritmo". Yo
hablé y procedí a retirar la placa inaugural que decía: "Centro APAC Ángel Dehesa". Me puse a llorar como tonto, exactamente
como lo hago ahora. Adiós, Leopoldina.
Cualquier correspondencia con esta columna triste hasta la muerte, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Acción de Gracias
Germán Dehesa
26 Nov. 08
Mañana jueves los norteamericanos celebrarán la que, a mi parecer, es la fiesta más hermosa de sus sobrios rituales y una de
las más bellas y significativas de la cultura mundial: el Día de Acción de Gracias.
Según cuenta la historia, en los siglos XVI y XVII al protestantismo anglicano fundado por el pingaloca de Enrique VIII, le dio
por perseguir a las diversas sectas puritanas que ahí se habían ido formando al calor de la Reforma. Tan hartos llegaron a
estar de vivir bajo permanente amenaza, que se dijeron: ¿sabes qué, yo creo que ha llegado la hora de largarnos?. Eso dijeron
y como eran sajones, de inmediato se pusieron a preparar el viaje. Para tal efecto, se allegaron un barquito nada vistoso pero
con suficiente capacidad: "El Mayflower" que sería auxiliado por otro que se llamaba "El Speedwell". Muy, muy organizados los
anglos, pero tuvieron que salir dos veces en falso y hasta la tercera pudieron pasar a América. En cambio, el destorlongado
Colón y sus Pinzones y su Juan de la Cosa y Don Rodrigo de Triana, pura flota del naipe y el aguardiente, a la primera y como
va se arrancaron para América y no cejaron hasta dar con ella, para que vean, amados lectores, que viaja mucho más seguro
el que no sabe a dónde va. Lo de Colón ocurrió en 1492, lo de los Peregrinos en 1620.
Por fin a la tercera, los del "Mayflower" zarparon con éxito aunque entre las cuchufletas de los que quedaban en el muelle de
Southampton. Ya solito y sin el "Speedwell", los Peregrinos llegaron a América del Norte y fundaron la primera de las 13
colonias que formarían el núcleo de los Estados Unidos de Norteamérica. El invierno vino riguroso y de no ser por los elotes y
los guajolotes y unos chupifritos que les llevaron los indios Wampanoag, los Peregrinos la hubieran pasado canuta. Como sea,
sobrevivieron y con tal motivo, decidieron hacer una reunión de agradecimiento. Así nació el Thanksgiving Day que es una
fiesta que hasta hoy celebran los norteamericanos y que tendríamos que celebrar todos en el mundo, pues todos, aunque los
que no creamos haber recibido nada, tenemos algo que agradecer.
Yo, por ejemplo, creo haber pasado el año más complicado y hostil de mi vida. No sin dolor, mi estructura familiar tuvo que
recomponerse por la doble lejanía de dos de mis hijos. He conocido noches enormemente solitarias y diversos reveses de
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fortuna. Más allá de mi penuria personal, me ha tocado vivir en un país extremadamente violento, flojo y corrupto. He
contemplado la derogación de un Presidente cuando todavía ni hace aquello por lo que lo están derogando. Ha habido
muchísimos muertos y muchas penas evitables si el país trabajara como auténtica democracia. Priva un desacuerdo general
que funge como excelente caldo de cultivo para el retorno del PRI con todas sus mañas y ahora con la urgencia de recuperar el
tiempo perdido. Hemos llegado al punto en el que la palabra no vale nada, ni hay compromiso que valga. Ahora tenemos el
azote de la crisis financiera mundial que amenaza con tragarse al mundo entero. Muchas y muy malas cosas nos trajo el 2008.
Y no faltan las almas caritativas que nos dicen que, ni nos quejemos, porque muy probablemente 2009 viene peor. Fíjate qué
suave, diría Manolín.
Sin embargo, en mitad del frío y del horror, aquí seguimos nosotros los modernos peregrinos, los empecinados mexicanos
enamorados intensamente de un negrito en el arroz, de una palomita en el norte, de las quesadillas de papa, del huachinango
a la veracruzana, de mil formas del canto y de la danza, de los pájaros que son flores en movimiento y de las flores que
también susurran sus canciones. Por todo esto, vamos a comenzar a dar las gracias.
Cualquier correspondencia con esta agraciada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Acción de Gracias II
Germán Dehesa
27 Nov. 08
En este día consagrado a la gratuita generosidad, yo quiero dar gracias al infinito laberinto de los efectos y las causas, por
Rosa Elvira y su solidaria ternura inteligente, por las mujeres que al amarme me han hecho conocer los umbrales del paraíso,
por las que al no pelarme me han hecho conocer la vigorosa resistencia que ofrecen algunos materiales que forman este vario
mundo, por las personas sonrientes y livianas cuya existencia es ya una fiesta, por los plomitos que te crean la impresión de
que tú eres muy simpático, por las funcionales y hermosas obras que ha creado el hombre, por la Catedral de San Miguel de
Allende que te hace conocer la experiencia de fracasar en grande, por la risa de las muchachas que es un acuático canto, por
la risa de hombres y mujeres que con ella anuncian su inteligencia, por aquella hora de la merienda que nos hacía ingresar al
universo del pan dulce, por la cercanía del mar que es como la de la mujer, por los libros que han sido de lo mejor de mi vida,
por el helado de mango que venden en "La Especial de París", por el perro que, gracias a Dios, nunca tuve, por la vocinglera
Plaza de Armas de Veracruz, por la costeñita de ojos relumbrosos que, al verme enrojecido por el sol, me dijo: adiós,
camaroncito, por las mujeres malas, por las mujeres buenas que también han de servir de algo, por mi hermana la Doctora que
es la fuente de mi salud y un pozo de ciencia, por los tacos al pastor, por mis amigos que son lo mejor de mí, por los muchos
regalos que siempre me esperan en esta casa de piedra y flores, por la cama, la cocina y el jardín, por esas calles atardecidas
donde te espera un recuerdo o el brazo de un amigo, por la medicina moderna que alarga tu estancia en este emocionante
mundo, por el matrimonio Canales que me regala vino y que absurdamente cree que no pienso como ellos, por mi dentista que
también es músico y respetado censor literario, por los que alzan la voz, por los que no se conforman, por los que pelean todas
las batallas dignas de ser peleadas, por mi madre que ya descansa en Dios, por mi padre que ya descansa de ella, por los que
en alguna frontera esperan la oportunidad de pasar al otro lado, por la humilde regadera que múltiplemente nos bendice, por el
cine que es la vida de la vida, por el olor y el sabor del tocino, por las cajitas de Olinalá, por el ámbar chiapaneco que nos
recuerda que nosotros también estamos atrapados en una sutilísima resina, por los que de tanto amar al hombre aman a Dios,
por mi maestro Borges que dice que, conforme se vaya acercando la muerte, en nuestra mente se irá grabando con exquisita
perfección el rostro del ser más amado; si hemos sido justos, eso será el cielo; si no lo fuimos, eso será el infierno; por las
golosinas que vendían afuera de la escuela y que, según la asamblea de padres, eran mortales de necesidad, por aquella
prima que te enseñó a jugar al doctor, por el mar, el mar que siempre recomienza, por esas beethovenianas tormentas que hay
en Avándaro, por la palabra que es nuestra herramienta, nuestra arma, nuestra caricia, nuestras alas, por ese Dios modesto y
doméstico que ya se sienta en nuestro comedor y vela nuestra enfermedad y algún día nos cerrará los ojos, por el arte de
contar, por la poesía que es el arte de cantar, por los colores de Tlacotalpan, por tanta gente buena sojuzgada por unas
cuantas gentes malas, por los nombres y los apodos, por los oficios, por el reposo, por la capacidad y el arte de dar las gracias.
Por todo esto y por lo que olvido doy las gracias.
Cualquier correspondencia con esta agraciada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Una invitación
Germán Dehesa
28 Nov. 08
Yo ya había hecho votos de clausura, no propiamente en el sentido religioso del término, sino más bien de esa clausura que
imponen los inspectores a tugurios y cantinas. El caso es que, según aviso, de noviembre hasta marzo de 2009, esta casa
permanecería cerrada y su gerente, administrador y amigo, Germán Dehesa, entraría en un periodo de intenso reposo en
compañía de la gran Fita que ya fue dada de alta por la ciencia médica, pero que quedó cual jerga de gasolinera después de
que los microbios de la hepatitis le galoparon por encima de ida y vuelta. Le quedó cara como si acabara de estallarle un
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palomón enfrentito de su rostro. Hasta el pelo se le fue pa'tras. De mí no añadiré nada porque creo que es obvio mi ruinoso
estado. El caso es que ambos habitantes de esta casa de piedra y flores ya teníamos decidido holgar intensamente hasta que
marzo y sus flores se hicieran presentes. Eso pensamos, pero he aquí que la vida, la caprichosa vida, tenía otros planes para
mí. Rosa Elvira que para mí es heraldo de toda desgracia y agorera de las más graves contrariedades me hizo saber que para
el miércoles 26 de noviembre tenía yo ineludibles compromisos: comer en el periódico "Reforma" y acudir por la noche a casa
de Jesús Ortega. Mi conciencia no me dejó salida y escuetamente me dijo: aikir. ¿A las dos cosas?. Aikir. Chin.
Reeducar a un regiomontano es tarea titánica. Se amachan porque se amachan. Al parecer, nunca entenderán que un
capitalino, a quien deben veneración y respeto, jamás se sentará a comer antes de las tres, en la inteligencia de que a esta
hora comienza a circular la botana y a gorgotear alegremente el cristalino tequila. No seguir estas normas produce
vulcanización intestinal, paño y demencia progresiva. Dígame, Doña Lencha: ¿a usted le hacen los regiomontanos el menor
caso?, porque a mí, nada. A las 14:15 que llegué al convite ya estaban dándole mate al primer platillo. Y si este desfase fuera
lo único, pero hay más. Los regios no sé de dónde han sacado que comer por el puro gusto de comer es una pecaminosa
pérdida de tiempo y es por eso que han decidido que no hay nada mejor que reunir una comida con una reunión de trabajo
donde ¡claro está!, las mejores opiniones las vierten los que ya llegaron comidos, o los que tienen voto de pobreza hasta
quedar entre Gandhi y Agustín Lara. Es terrible. El conductor me dice: ¿tú, Germán, tienes algo qué opinar?. Yo asiento con la
cabeza, pero no puedo opinar so pena de rebañar a Mini Amparo Casar, a Juan Villoro y a Sergio Sarmiento con el jugoso
guisado que estoy tratando de deglutir. Termina la comida, comienza la plática sabrosa y entonces nos arrojan a las tinieblas
exteriores y permanecen sólo los regios que seguramente se quedan a seguir urdiendo maldades contra los capitalinos.
En la comida estuvo y no estuvo presente Miguel Ángel Granados Chapa cuya presencia era, desde aquella época fundacional
hace 15 años, imprescindible para que de nosotros se dijera que estábamos haciendo no tan sólo un periódico, sino un buen
periódico.
La que sí estuvo para felicidad de mis ojos fue Carmen Aristegui a quien pronto darán muy merecidamente la Medalla al Mérito
Ciudadano. De veras que todas mis cuatas son pájaras muy importantes, desde mi Tía Ágata que es, ni modo, prima primacha
de Carlos Fuentes hasta Martha Soler cuya inteligencia está tramada con filamentos de poesía.
Mi reunión con Jesús Ortega, ésa fue de puros machines, pero resultó enormemente interesante. Si ganan los Pumas, les
platico el lunes; si pierden, yo estaré muerto y la reunión se quedará sin cronista.
Cualquier correspondencia con esta columna que come y habla, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Felipe Calderón, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, llega a su segundo año en el cargo. La revista
"Proceso" que, por lo visto, jamás se repondrá de la caída del Rayito, en su número de esta semana trae en portada una
fotografía del Presidente Calderón y una leyenda que dice con grandes letras: "EL RESPONSABLE". Todo este montaje me
parece ridículo, tramposo y abiertamente dirigido a ese trasfondo maligno del alma mexicana que jamás aceptará sentirse
responsable de algo. Ésa es la más abismal oquedad del pomposamente llamado México profundo. Llegados al término del
segundo año de gobierno de Felipe Calderón entiendo que éste tiene graves responsabilidades que están lejos de ser
cumplidas, pero entiendo también que está muy lejos de cumplirse nuestro esfuerzo para ser verdaderos ciudadanos que
colaboren con las grandes tareas que necesitamos, Calderón y nosotros, llevar a término. Por lo pronto y con el afecto de
siempre, sobre el cual indefectiblemente cae la mácula de Elba Esther Gordillo, lo felicito y le digo que ya los rounds de sombra
terminaron y que los dos años que están por venir son los que definirán su paso por la historia de México. Entienda, Presidente
Calderón, que no nos tiene tan contentos, pero que tampoco es tiempo ya de vivir instalados en una trama de falacias y
mentiras a la que llamamos "realidad". En la realidad real está México y está su Presidente Calderón proponiéndonos tareas.
¿Queremos medir su grado de responsabilidad?, hagamos lo nuestro y luego hacemos cuentas.
Esto o palabras similares quería decirle al Presidente que tuvo la mortal gentileza de invitarme, a través de mi Viuda de Cliquot,
al desayuno que hoy en Palacio Nacional ofreció el Presidente para conmemorar este segundo aniversario.
Para estar allá en el Zócalo a la hora indicada y funesta me tendría que haber levantado a las 7:00 A.M. (¡en domingo!),
hubiera tenido que ponerme ¡traje y corbata! y comparecer a las 9:00 A.M. en el Palacio Nacional.
Podrán ustedes no creerlo, pero yo estaba dispuesto a cumplir con tan recias pruebas. De hecho, el sábado por la noche, la
fría noche, su Charro Negro estaba muy a gusto cenando en casa de unos amigos muy queridos. La cena estuvo muy rica y la
conversación, como suele suceder entre los que tienen ya muchos años de vivir en el puro muégano, se puso sabrosa y
abundante. No obstante esto, a temprana hora anuncié que ya me iba porque me esperaba un madrugón tamaño caguama.
Antes de la una de la mañana ya estaba su Scrooge particular listo para meterse a la cama, leer un rato ("El poder y el delirio",
el muy recomendable libro que Enrique Krauze dedica a Hugo Chávez) y luego dormir, tal vez soñar. ¿Dormir?, yes, Jessie
your big bloomers (sí, Chucha, tus calzonzotes). ¡No pude dormir un minuto!, mis cívicos y respetuosos vecinos tenían fiesta
"colonial" y armaron desde antes de las diez un bochinche infernal. Mi vecina dirá que ella me avisó, pero no hay tal. A mí
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nadie me avisó de ese ruido que iba a durar hasta las seis de la mañana. Emplearé la ya clásica expresión de Nelson Vargas:
¡no tienen madre!.
Cuando intenté levantarme a las siete, nomás me agachaba y me iba de lado. Hice lo único que pude hacer: recliné sobre la
almohada mi loca cabecita y ¡anda, vete!. Horas después, me levanté como pude y lo hice por dos razones: escribir mi artículo
y acudir al estadio en compañía del Bucles a perder las amígdalas a favor de la causa Puma. No necesito decirles que si
perdemos, me aviento del pebetero y así este artículo sería el adiós del soldado. Esperemos que no.¿QUÉ TAL DURMIÓ?
MCDXXXIV (1434)
¡Ay, Chihuahua!, de allá me llegan noticias alarmantes de una ciudadanía harta de promesas y de muertes.
Cualquier correspondencia con esta columna fallida, favor de dirigirla a [email protected] D.R.
De a montón
Germán Dehesa
2 Dic. 08
No quiero escribir. Tampoco estoy seguro de que quiera vivir. El holocausto de los Pumas me tiene inconsolable. Por si no
estuviera ya rodeado de cruzazulinos bastante pesaditos, ahora Rosachiva, en plena infidencia, se declaró Rosacruz y
aprovechó la coyuntura para despojarme de una importante cantidad que me apostó. La próxima vez voy a "Caliente" con tal
de no tropezar con estas vivales, logreras y rémoras del deporte. En fin, que yo no tendría por qué estar escribiendo si tengo el
corazón como ese "terciopelo ajado" del que habla Miguel Hernández. Para peor, ya comenzó diciembre. Salen niños hasta del
drenaje profundo y señoras que pululan aullantes en pos de cualquier oferta, la que sea. La naquería mexicana ya está
adornando las casas con trineos inflables, renos de plástico y Santacloses repulsivos. Sobre los muros de las casas ya hay
miles y miles de foquitos y letreros de neón que dicen "Merry Xmas". La gente nada más no escarmienta. Todos se están
confabulando para que el día 18 a las 20:00 hrs. comience el crepitar que anuncia el corto circuito que unirá con un cinturón de
fuego a México, desde Tijuana hasta Punta Lagartos en Yucatán. Luego vendrá la tristísima tarea de recoger, como quien
recoge chicharroncitos, los pedacitos negros de la laptop, la televisión, el microondas y todo lo que se rostizó con el megacorto.
Mi sufrir apenas comienza. Las señoras todavía no se desmelenan del todo porque no ha llegado el aguinaldo y los señores y
los niños todavía van a dedicar unos cuantos días a hacer como que trabajan; pero con esto basta para que su Charro Negro
ya no se halle en esta ciudad que mi amigo Marce ha dejado como bombardeada.
En mitad de este tráfago, creo recordar que yo quedé de contarles acerca de mi encuentro con las fuerzas vivas de la izquierda
mexicana. Bromas aparte, creo que todos entendemos lo importante que es para México tener una izquierda eficiente,
participativa y propositiva. La noche era fría, pero el recibimiento de Agustín Basave, provocador del encuentro, Jesús Ortega,
Graco Ramírez, Jesús Zambrano y el resto de la banda roquera fue realmente cálido y afectuoso. He sido recibido por
santones priistas, por panistas moderados, pero ninguno de ellos vive con la sobria austeridad de nuestra buena gente de
izquierda. Contra lo que opinan mis amigos Canales y algunos compañeros de trabajo, yo me siento más a gusto y más cerca
de lo que me enseñó mi padre conviviendo con esta etnia de la izquierda que podrá tener a sus Bejaranos, pero que en general
tiene más grandeza de miras que nuestra triste derecha. Platicamos un buen rato, estuvimos de acuerdo y en desacuerdo,
pero yo sentí que hacía mucho que no hablaba realmente de México.
No me adoctrinaron, no me lavaron el cerebro. Yo sé quién soy y dejo constancia de que me encontré con unos buenos cuates
cuyos ideales son admirables, aunque tantas veces sus pasiones, pero esto nos pasa a todos, terminen devorando a sus
ideales.
Hablando de esto y volviendo al carismático Bejarano, su reaparición me tiene estupefacto. Tan a gusto que estábamos sin
tener que ver al otrora Secretario Particular de AMLO. Pues ya ha regresado con su misma cara bobalicona, su voz muriente y
pareja y su total ausencia de gracia. Lo veo en la pantalla y pienso en la nómina de los seres inútiles: no sirven para nada y no
hay dónde ponerlos. Yo pensé que había ingresado a alguna orden de clausura como los Trapenses Marxistas, pero al parecer
no ha sido así. La pasión de la Padierna lo ha traído de vuelta al altar de Eros donde ofician rituales salvajes. El asunto es que
ya llegó, ya está aquí René Bejarano cuyas ligas tanto lo han perjudicado.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXXXV (1435)… ….Dos años se le han ido a Felipe en apapachar rateros del PRI.
Cualquier correspondencia con esta destemplada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Nuestro loco
Germán Dehesa
3 Dic. 08
La autora de mis días y también, aunque ella se negara a reconocerlo, de mis noches, solía decir que el problema no era decir
la primera mentira, sino el cúmulo de mentiras cada vez más desmesuradas y absurdas que se tenía que proferir para
apuntalar esa primera mentira. Tal es el caso de esta señora crepuscular y de mente claudicante llamada Elba Esther Gordillo
y el desternillante caso de las Hummers. Todo comenzó porque la agarraron en la movida de su adquisición. A partir de ahí
comenzó a decir mentiras cada vez más palmarias, más inverosímiles y más risibles. En cada entrevista que concede, algún
malora le vuelve a plantear el asunto y ella ya tiene una novela más insensata que la anterior. En poco tiempo desembocará en
la leyenda de Quetzalcóatl, el de la dorada cabellera, que se fue en su Hummer rumbo al nacimiento del sol, aunque prometió
volver supongo que a devolver la nave. Y ya. La Gordillo es una vergüenza nacional que no debería merecer ninguna atención
de nuestra parte. Todavía es tiempo de regalársela a Carlos Fuentes por sus 80 años, o por lo que sea. Literariamente
hablando ya es un tema agotado que sólo da para el denuesto.
156
En tales condiciones, prefiero acudir a la Rota romana y examinar el diagnóstico que esta acreditada organización científica ha
hecho sobre el caso del gran Chente Fox. Ante todo, no perdamos de vista que la Rota romana es fuerte candidata a ganar el
premio al "trámite más inútil" de toda la vida pública internacional.
Según lo que hasta hoy se sabe, alguna vez Fox, seguramente cuchileado por la zotaca, presentó ante la mencionada Rota la
solicitud de disolución de su vínculo matrimonial con la señora Lilián de la Concha. Esto hizo Fox y la verdad, puesto que se
trata de asuntos privados, no es para nosotros los plumíferos materia opinable. Lo hizo y ya está. Donde comenzó el festival
grupero fue cuando la tal Rota con su habitual pachorra se pronunció acerca de la materia. En su pronunciamiento los romanos
emitieron un sorpresivo juicio: la señora de la Concha no tiene ningún problema y el de las broncas es el señor Fox. ¡Oiga usté
nomás, Doña Sempronia, los dramones del Bajío!. No estoy de acuerdo con la Rota cuando dice que Lilián de la Concha es un
prodigio de equilibrio y sensatez. Si lo fuera, nunca se le habría ocurrido casarse con un vendedor de Cocacolas con cara de
pazguato y copete de Reginito Burrón. Ya con eso sale raspada Doña Lilián, máxime que la Rota dice que las oquedades
cerebrales que provocaron que Fox quedara firuláis, vienen de muy antiguo; es decir, de los tiempos de Doña Lilián. Añade la
Rota ya entrando en la selvática materia de analizar el cerebro de nuestro ex-presidente que es muy larga la lista de los
problemas mentales que se carga Don Chente. Advertido esto, la Rota, que ahora resulta freudiana, organiza un papasal de
terminajos médicos, filosóficos, psicoanalíticos que todos ellos juntos suenan como a mentada de madre, aunque bien aclara la
Rota no constituyen un insulto, sino un diagnóstico. Yo no sé. Si de mí alguna organización romana o de la nacionalidad que
fuera dijera tales cosas, yo sí me pasaría a enchilar. Que si el señor está loco, que no se entera ni de qué lado se chupa la
paleta, que ya le tronó el béndix, que no es apto ya no digamos para gobernar a un país, sino para vivir en matrimonio que es
mucho más difícil. Yo leo todo esto y aunque creo que el de Fox fue uno de los gobiernos más ineficientes y pusilánimes de
nuestra historia, no me da la gana que los curitas me anden basureando al gran Chente que podrá ser un loco, pero es nuestro
loco. ¿Estamos?.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXXXVI (1436)… …¡Ahí viene el PRI!, regresan incólumes todos los rateros.
Cualquier correspondencia con esta terapéutica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Ya se sabe que en los primeros diez días de diciembre, los mexicanos nos entregamos a la tarea de darle al año "un cierre
ciclónico". A todos los "pendientitos" del muriente año les queremos dar trámite en estos diez días. Es claro que esto no se
logra, pero el intento ahí queda para que nuestra familia y nuestros amigos contemplen atónitos que, aunque sea por ráfagas,
pero sí podemos trabajar. Ahora bien, desde ahora todos deben quedar advertidos de que sería una insensatez pedirnos este
mismo despliegue energético en enero, un mes donde no trabajan ni la laboriosa abeja, ni la zumbadora madre que la parió.
Hoy que apenas despunta diciembre, la broncínea raza trabaja intensamente. Hoy, por ejemplo, Jesús Ortega tomó posesión
del cargo de Presidente del PRD y pronunció un discurso inteligente y conciliador. Hoy también devolvieron a la tierra los restos
de Don Carlos Abascal con quien tuve un encuentro que podría haber acabado muy mal pero que, gracias a la voluntad política
de ambos, terminó bien. El asunto es que él me había invitado a comer allá en la SEGOB. Nos sentamos él y yo en torno a una
austera mesa y nos sirvieron una sopita bastante olvidable. No me atrevo a afirmar que era de codito con espinaca, pero era
algo similar. Terminada la sopa se hizo presente en el comedor la bebida que nos acompañaría. En gran charola de plata con
elegante carpeta el mesero se presentó con una inmensa botella de "Fanta". Yo soy una persona paciente y conforme, pero
esto de haberme trasladado hasta Bucareli para zumbarme una jumbo de "Fanta" superaba mi cristiana paciencia. Abascal
tenía cara de que estábamos en el mejor de los mundos posibles, pero no era ese mi caso. Yo escueta y gentilmente dije: "odio
el Fanta". ¿Qué le gusta entonces, Don Germán?. Pues mire, para comer en Gobernación lo ideal es un buen vinito. ¿Usted
cree?. Sí, Don Carlos; busquen en la bodega y algo encontrarán, aunque sea del decomisado, o el de la cava de algún narco,
pero algo aparecerá. Don Carlos conversó muy bajito con el mesero, hagan de cuenta que lo estaba confesando, y éste
desapareció para luego volver con una botella de vino español que los comensales trasegamos muy ricamente mientras
comíamos y reanudábamos esa charla que había estado a punto de irse a pique. Éste es mi más nítido recuerdo de un buen
mexicano, afable, talentoso y con enorme capacidad para desactivar situaciones difíciles de la vida mexicana.
Mientras esto ocurre en la Capital, en Coahuila al Gobernador Moreira ya se le pegó el claxon y, al parecer, ya no está con
nosotros, sino con los duendes, los elfos y Rudolph, el reno borrachón de Santaclós. Desde aquí hago un llamado a la
sacrosanta Rota romana para que se ocupen de este caso, ellos que son tan buenos para diagnosticar los cables pegados y
los fusibles quemados en el cerebro de nuestros políticos. A Moreira ya le explicaron hasta en Braille y con el lenguaje de
señas que eso que él quiere que es cargarse a los secuestradores que maten a sus víctimas no se puede hacer en México
donde todos nos regimos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Él sigue amachado y empleando un
lenguaje de chavo bravero para defender su indefendible punto que, por cierto, ha recibido el apoyo de casi todas las
encuestas que se han levantado en torno a este tema. Y los senadores y diputados a quienes ya les urge irse a dorar la panza
en su modesto yate, ahora van a tener que torear a Moreira quien no se baja fácilmente del retinto. Ahi se los encargo.
Por favor, no olviden la "Operación Cobija", el frío está pelado y hasta de Oaxaca nos solicitan ayuda.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXXXVII (1437)… …¿Cómo estamos de lana, Sr. MONTIEL?. ¿Cuánto va a dar al Teletón?.
Cualquier correspondencia con esta columna en actividad, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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20 razones
Germán Dehesa
5 Dic. 08
Así es, lectora lector querido, te voy a proponer 20 razones para colaborar con el Teletón. De entrada te aviso que no estoy
muy a bien con la campaña publicitaria de este año, tampoco me gusta, aunque entiendo que es indispensable, que Televisa
meta el rabo en un asunto que moralmente la rebasa por mucho y, por último, me provocan crisis diabéticas algunos textos que
plumíferos y plumíferas expelen con el fin de que todos veamos que ellos y ellas son muy "sensibles". Dicho esto, procedo a
enumerar mis razones:
1.- El Teletón es la más vasta y exitosa empresa realizada por la sociedad civil en México. Nos tendríamos que sentir soñados
por, año tras año, sacar adelante este esfuerzo común.
2.- El Teletón es una prueba de que somos un pueblo generoso, aunque cada vez nos gusta menos que nos engañen. En el
Teletón no hay engaño posible.
3.- Colaborar con el Teletón es dar una módica cuota para volver a sentirnos nación y patria común.
4.- El Teletón tiene un coro que canta "Sólo le pido a Dios". Me tienen subyugado.
5.- Si cuando vivía mi hermano hubiera existido el Teletón, él hubiera sido mucho más feliz.
6.- Basta contemplar lo que el Estado hace al respecto, para entender la urgencia del Teletón.
10.- Es muy emocionante ver cómo, gracias a nosotros, el Teletón va cubriendo y cobijando a todo el país.
11.- El Teletón es un enorme acto de justicia social, de ésos que la Revolución quedó a deber.
12.- Todos tenemos un ser cercano que se beneficia o se beneficiará del Teletón.
13.- Fernando Landeros es moralmente inobjetable y con él comienza la firmeza ética del Teletón.
14.- Los niños que nada tienen, los que tienen algo y los que tienen mucho encuentran en el Teletón el lugar ideal para la
solidaridad.
15.- En el Teletón el concepto "amor" recupera su hondo y real sentido y recuperamos, como dice Paz, el reino de los
pronombres enlazados.
16.- No colaborar con el Teletón es como no entrar a una fiesta planeada para todos.
17.- No hay nada más idiota que buscar pretextos idiotas para no participar en el Teletón.
18.- Ni modo que dejemos de a perrote a tanta gente buena, hombres y mujeres, que colaboran gratuitamente con el Teletón.
20.- Yo estoy con el Teletón desde su presentación en sociedad. He tratado siempre de ser útil, pero esto no implica el menor
mérito. Me aterran los que no hacen nada, los que se sirven del país y de sus obras como si fuera su frutero personal. Muchas
cosas podemos hacer como simples ciudadanos de a pata para mejorar nuestra casa y ver por sus niños. El Teletón nos ha
dado esta gran enseñanza. La primera rehabilitación milagrosa que está logrando el Teletón es la de la sociedad civil de
México. ¿Cómo no, pero cómo no, colaborar?.
El vuelo (imposibilidades)
Germán Dehesa
8 Dic. 08
Mire, señor Dehesa, yo puedo darle el pase de abordar. Pues démelo, ándele, no sea canalla, usted no sabe del coro
monumental de mentadas de madre que me van a organizar las fuerzas vivas de la ciudad de Campeche si no llego. Es que no
le puedo dar el pase. ¿No que sí podía?. Sí puedo, pero no tendría caso, el camioncito ya se fue. Ah, pero yo no voy en
camioncito, voy en avión. Ya lo sé, señor Dehesa, pero es que el avión en el que usted se iba a ir está en una posición remota
porque no le pudimos asignar gusano. Pues me parece una falta de seriedad. Falta de espacio, diría yo, señor Dehesa. ¿Y qué
hago?. Estoy pensando. ¡Santo cielo!. ¿Qué dijo?. No me haga caso, usted sígale. Mmmmmh, mmmmmh, mmmmmh; lo puedo
mandar a Mérida y de ahí son dos horas de carretera a Campeche. Dehesa, el caminante del Mayab y todo por culpa del
pinche Ebrard; nomás con cerrar Churubusco armó este galimatías. Entonces, ¿me va a dar mi pase?. Ya le dije que es inútil.
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¿Quién?. Que le dé el pase, nomás lo voy a hacer correr y para nada. ¿Correr?, ahi sí fíjese que no; yo no corro ni para
recoger una herencia. Mmmmmh, mmmmmh, tengo boletos en el vuelo que sale de aquí a las nueve y llega allá a las once y
pico. ¿Y para qué me sirve si mi conferencia es a las siete de la tarde?. No sé, yo estoy tratando de ayudar. Y yo se lo
agradezco, estoy por adoptarlo. Pero no veo solución. Yo tampoco; nomás por no dejar, deme un pase para el vuelo de la
noche. Aquí tiene, señor Dehesa.
El desconsuelo. Del aeropuerto salí más derrotado que un jugador del Santos. Todavía hablé por teléfono con la organizadora
allá en Campeche y me dijo que alquilara un avión. Vieja loca, se quería cargar hasta mi aguinaldo. Todavía no me repongo.
Creo que es el primer compromiso de esta índole al que falto. Ésta fue una mala semana de un mal año de una mala
glaciación...
Decido distenderme y recuperar la tranquilidad. Estoy en casa y tengo todo el tiempo del mundo (¿será?). Súbitamente
aparece Arturo Pérez Reverte en el pequeño teatro de mi memoria. El viernes tuve con él un gratísimo encuentro con
abundante charla y comida. Es un gran tipo. Su atuendo siempre es el mismo: pantalones vaqueros ya muy paseados, camisa
ligera, blazer azul de casimir ligero y terciado en bandolera, un mochilón de cuero y ése es todo el ajuar del escritor más
exitoso del habla hispana en la actualidad. Arturo ha decidido acentuar su estilo minimalista con un corte de pelo totalmente
militar con los laterales casi al rape y con una suerte de pompón en la cabeza. No sé por qué, pero está muy orgulloso de su
trabajo capilar y con gran emoción me cuenta su visita al "Tenampa" donde un General le convidó todas sus copas pues lo
consideró un hermano de armas y lo trató con esa enorme deferencia que los que se consideran auténticos mexicanos estilan
y suelen manifestar al amigo recién hallado con enormes risotadas y brutales manazos en la espalda de ésos que fácilmente te
extraen un pulmón.
Arturo es muy feliz y muy querido en México. Este año vino a Guadalajara para presentar una loquera que fraguó en compañía
de Los Tigres del Norte. Mientras me la platica, yo, a nombre del público lector de por acá le reclamo que ahora no haya traído
ningún libro ni de Alatriste, ni de nada. Me cuenta que Alatriste proseguirá pronto su camino y que Arturo terminará para el año
que entra una novela llena de complejidades. El tiempo pasa, Arturo y yo nos miramos y ambos comprobamos que si bien ese
tiempo ha sido clemente con nosotros, no ha dejado de dibujar su mapa en nuestro rostro. Conjuntamente hacemos un triste
descubrimiento: las mujeres comienzan a darnos flojera. Por lo visto, va llegando la hora del sosiego.
De mantas y murales
Germán Dehesa
9 Dic. 08
Los narcos y la gente de mal vivir han hecho aportaciones más o menos relevantes a la cultura y a los modos de comunicación
del México contemporáneo. Hoy quiero referirme a dos tipos de manifestaciones que precisamente hoy lunes 8 de diciembre,
día de la Inmaculada Concepción y de todas las Conchas que pululan por el territorio nacional; dieron pruebas ciertas de su
existencia. A) El género "narcomanta" es, al parecer, muy cultivado, aunque de acceso muy restringido al público. No bien han
acabado los narcotrovadores de fijar en algún sitio público su narcomanta, cuando ya están los atentísimos guardianes del
orden y de las buenas costumbres retirando la obra. Por pura curiosidad deberíamos de preguntarnos ¿en dónde están estos
atentísimos guardianes cuando las mantas son colocadas?, porque no estamos hablando ni de improvisados grafitis, ni de
esos carteles de papel que se fijan con engrudo en un santiamén. Aquí estamos hablando de arte mayor. A los narcos les
encanta ser vastos y bastos y se avientan unas mantotas de cinco metros por tres que, para ser fijadas, requieren el nutrido
concurso de personal calificado; porque además hay otro reto: tienen que ser colocadas en lugares visibles y, si se puede,
asombrosos, de modo que el viandante tempranero que las ve se detenga, se rasque la cabeza y se pregunte ¿cómo
demonios pusieron esta mantota en un puente del Periférico, o en la reja de una iglesia?; por esto mi pregunta inicial es válida:
¿dónde están los policías mientras los narcochalanes desarrollan la tardada y nada fácil tarea de colgar sus narcomantones?.
Mi teoría es que ahí están, pero que bien se guardan de interrumpir a los artistas pues éstos suelen cargar pistolas Beretta y
cuernos de chivo y qué caso tiene interrumpirlos, tan entretenidos que están ("a ver, Chamuco, pásame más alambre... ahi te
va, Nenepil y tú, pinche Gorgojo, aguanta bien el trapo y nostés meneando la narcoescalera..."). Ya que los cuicos se cercioran
de la retirada de los colocadores, entonces entran en decidida y valerosa acción como guardianes del orden y del ornato de la
comunidá. De lo que dicen las narcomantas no solemos enterarnos bien porque, aunque las leyéramos, emplean un lenguaje
tan hermético que sólo es descifrable por unos cuantos. Lo que sí podemos concluir con una cierta base es que cada manta
contiene una narcomentada para Genaro García Luna que, por ignotas razones, es el cliente favorito de estos comunicadores.
Y así nos hemos ido todo este año: los narcos poniendo sus mantas y la policía quitándolas.
B) Por lo que se refiere a los murales, me es grato comunicarles que el arte muralístico mexicano ha resurgido con gran fuerza
en la ciudad de Puebla. El mecenas se llama Mario Marín y, como es sabido, se trata de uno de los caciques más abusivos,
más incultos y más bandidos de la historia moderna de Puebla. Las sórdidas anécdotas que todos hemos conocido se
complementan ahora maravillosamente con una obra pictórica de gran aliento. El artista se llama Felipe Castellanos Centurión
quien ha decidido plasmar en un amplio mural la historia de Puebla. Y si de historia hablamos habrá que incluir junto al General
Zaragoza al gran Mario Marín y probablemente a su esposa si es que alcanza a caber junto a la China Poblana. El gran
Castellanos Centurión le buscará también un lugarcito al papá de Francisco Ramos pues este último fue el que hizo el conecte
para que el cacique Marín soltara la lana para el mural. Pura transa, pura imbecilidad y puro servilismo. El gran ausente de esta
obra magnífica es sin duda Camel Nacif, benefactor poblano. Y ya.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXL (1440)… …¿De dónde ha salido el dinero para la pre-pre-campaña de Peña Nieto?.
Cualquier correspondencia con esta plástica columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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¿Qué escribo?
Germán Dehesa
10 Dic. 08
Desde que despierto hasta que comienza la redacción propiamente dicha, yo estoy todo el día escribiendo mi artículo: lo que
veo, lo que siento, lo que leo, lo que me cuentan, lo que me acontece. Con todos estos ingredientes voy preparando la carta
que, día con día, te escribo, lectora lector querido. Sencillamente yo quería comunicarle a ese lector el tiempo y la voluntad que
le dedico a urdir estos renglones. Aquí tengo muy a mano una ilustración: hoy hacia la una de la tarde decidí que iba yo a
escribir sobre la "Operación Cobija" y sobre la Ley de Medios. Decidido esto, me marché a una comida navideña con mis
alumnas. Fue una reunión muy grata pues aunque tengamos más de 30 años de conocernos, siempre hay algo nuevo de qué
hablar. Pasamos luego a la mesa a dar buena cuenta de los platillos preparados por mis chicas a go-gó. Son muy lectoras,
pero también son muy señoras. Al final vinieron los postres. Yo no tendría que haber tomado ninguno. Tomé un pastelillo que
lucía delicioso. De pronto experimenté algo raro en el paladar. Mi deducción fue inmediata: ¡qué avanzados, ya el pastel trae
muñecos!, le dije a la concurrencia. Muy divertido saqué el presunto muñeco de mi boca y con horror comprendí que no era un
muñeco, sino un puente molar de tres piezas que se me había desprendido. La sensación fue como la de quedarme encuerado
ante tan selectas damas. Saqué mi pañuelo, arropé a mi puente y reanudé la conversación. Al mismo tiempo pensaba en mi
dentista y en que hoy tengo que estar hacia las 19:30 hrs. en el aeropuerto para ver si por fin me voy a Campeche. Pensé en
llorar, pero no venía muy al caso. Tomé una taza de café y galanamente me despedí de la reunión.
Aquí me tienen en mi casa de piedra y flores. Intento escribir mi artículo, pero pensé que, a manera de prólogo, estaría bien
contar mi drama molar. Ya he consultado al dentista y él me ha dicho que, dada la premura, me vaya así a Campeche y que ya
me hará hojalatería bucal a mi regreso. Así las cosas, paso a contarles ahora la historia de las cobijas. Lo que es propiamente
nuestra campaña aquí en la Capital y para los friolentos de la ciudad y sus gélidos alrededores va de maravilla. Hemos reunido
o comprado 6257 cobijas y necesitamos muchas más. Por favor, no se distraigan con la frivolidad de los regalos navideños y
concéntrense en comunicar calor. Nuestro teléfono es 5611 6513. En este teléfono nuestros expertos cobijólogos subsanarán
todas sus dudas al respecto y les dirán que si quieren depositar para que nosotros compremos las cobijas, lo pueden hacer en
la cuenta Scotiabank Inverlat número 2611694, Suc. 78, Centro Insurgentes a nombre de Germán Dehesa o Gabriela Sáenz
Carrillo.
Tenemos ahora la irrupción de mi amiga Conchalupe Garza que también está urgida de cobijas para las zonas altas de Oaxaca
y Veracruz. A ella tendremos que reunirle unas dos mil frazadas y esto me sirve para pedirle a los gobiernos y a la iniciativa
privada estatales que organicen su propia "Operación Cobija" que redunde en beneficio de su propia gente sin que nosotros
tengamos que intervenir; pero, ¡órale, mijitos, no se queden nomás viendo!, nomás faltaría que el frío nos fuera a derrotar.
Pasando a nuestra sección de actividades porcinas, informo que Manlio Fabio, el líder de la piara, ya está maniobrando para
transformar la Ley de Medios y convertirla en una carta de homenaje a Televisa y TV Azteca. Capulina no escarmienta. Lo que
le hicieron a Creel se lo pueden hacer a él.
Dos mujeres: una se llama Gaby Vargas y este miércoles será premiada como "mujer del año". Lo merece y lo disfrutará.
La otra mujer se llama Cecilia Loría y murió este domingo. Yo siempre la amé y no pienso cambiar.
Cualquier correspondencia con esta columna chimuela, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
La tenacidad humana
Germán Dehesa
11 Dic. 08
Los afanes del hombre no conocen límite ni reposo. El martes por la tarde, después de haber perdido absurdamente tres
molares, me dí velozmente a la faena de escribir mi artículo, ése que tú ya leíste, lectora lector querido. Para la faena de la
escritura, suelo tomarme mi tiempo, pero Campeche me esperaba. La comunidad campechana supo entender las razones que
me hicieron perder el avión y quedar mal con ella. Ahora se me brindaba una segunda oportunidad de presentarme en esa
remota orilla de la Patria y no era cosa de desperdiciarla. La otra alternativa era devolver el dinero ya recibido, pero eso sí ni
soñarlo; prefiero que me arranquen una muela sin anestesia.
Por eso era mi prisa. El avión tenía planeado su despegue a las 21:30 hrs.; entonces, según mis cálculos podría yo salir de mi
domicilio hacia las 19:00 hrs. Por eso me apresuré a escribir mi colaboración. A la hora señalada, yo tendría que estar ya
trepado en mi auto de interés social con mi maleta lista y en la magnificente compañía de la Rubia Misteriosa. Ya me voy, Fita,
voy a Campeche y espero regresar con bien, le suplico que en mi ausencia no haga perrerías, bufonadas, ni maldades; no
meta señores que vienen impulsados por sus instintos más chaparros, ni organice reuniones literarias con sus amigas. Cene,
duérmase a buena hora a ver si se le quita esa cara de vampirita atropellada. ¿Estamos?. Sí, señor. Nos dimos un fraternal
beso y me puse en manos del velocísimo Pancho. Lo crean o no, nuestras rutas rápidas estaban tan o más congestionadas
que el sábado, ¡me quiero morir en Houston!. Más que avanzar, nos escurríamos por el pavimento en un ejercicio de
inmovilidad en marcha cósmica. Minutos iban y minutos venían y el paisaje no cambiaba. Pancho y la Rubia callaban y miraban
al cielo. Yo mugía cual vaca en el rastro. De pronto, sonó el teléfono; era mi súper amigocha Denise Dresser que me hablaba
para contarme que eso que había yo escrito el lunes sobre la imposibilidad de llegar al aeropuerto, lo estaba viviendo ahora
ella. Supuestamente iba a dar una conferencia en León, pero el tránsito se había coagulado. ¡Oh, misterios del cuerpo
humano!. Yo estaba exactamente en las mismas y pude imaginarme a la perfección el estado de ánimo de la Dra. Dresser. Yo
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creo que hasta el pelo se le alació por el rudo revés vial que estábamos recibiendo. Finalmente llegamos. Cuando me dirigía yo
a documentar me tropecé con una demudada Denise que me dijo: tengo que correr porque mi puerta de salida queda hasta el
otro lado, pero te autorizo a que le mentemos la madre a Marcelo Ebrard. Misión cumplida, Denise.
Ahora me tocaba a mí. Documenté mis boletos, nos dieron el pase de abordar, procedimos a la puerta indicada y ahí tomamos
un camioncito por demás incómodo para ir al avión. Mucho tiempo pasamos ahí antes de arrancar. Finalmente lo hicimos; el
camioncito avanzó metro y medio y el chofer nos dijo que ahí estaba nuestro avión. Descendimos, dóciles cual manada de
ganado. Ocupamos nuestros lugares y comenzó otro largo período de espera. De pronto, se nos apareció un señor con
cachucha y uniforme y nos dijo: les habla el capitán Osobuco Propela: lo más conveniente es que nos pasemos a otro avión.
Dicho esto, desapareció. De nuevo el arreo y ahí vamos para abajo. En lugar de meternos a otro avión, nos empacaron en una
sala. Ahí pude comprobar la infinita paciencia del temperamento campechano. El único que chistaba y mentaba madres era yo
que soy veracruzano. Los demás, uno cuidaba un pastel de "El Globo", una pareja desapareció con eróticas intenciones y
todos hablaban por el celular. A las tantas, nos volvieron a subir al camioncito. Pausa larga. Abordamos el avión y ¡aquí
estamos en Campeche!.
Cualquier correspondencia con esta tenacísima columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Un día en Campeche
Germán Dehesa
12 Dic. 08
Cuando se está en un lugar que no es el propio, siempre es de enorme utilidad averiguar ¿qué demonios hace uno ahí?. El
miércoles 10, después de un sueño fragoroso estilo Gregorio Samsa, desperté decidido a averiguar qué era lo que el pueblo
campechano esperaba de mí. Una diligente chica llamada Brenda me indicó que estaba yo en Campeche porque el
Gobernador y las fuerzas vivas habían decidido darme una segunda oportunidad después del sonadísimo petardo del sábado.
La idea es que hablara yo sobre la cultura en México que ya amenaza con convertirse en un permanente homenaje a Carlos
Fuentes y que hablara yo en general sobre la actual situación de nuestro país. ¿De Somalia no quieren saber nada?. La niña
Brenda cayó en un profundo silencio y tuve que explicarle que esos temas que me había propuesto eran como para dar un
curso semestral y que mi pregunta sobre Somalia era sólo una ironía que ella debería apresurarse en olvidar. Paseo por
Campeche: lectora lector querido: ¿tú conoces Campeche?, ¿nooo?, pues has hecho muy mal. Campeche vale la pena el
viaje. Es una ciudad que mira hacia el mar, que está rodeada por antiguas murallas, fuertes erizados de cañones y todo tipo de
protecciones contra los piratas que llegaban del mar, el más nombrado y temido era conocido como "Lorencillo", aunque, como
todo buen lector de Salgari sabe, su verdadero nombre era Laurence y su origen era francés. Tras la huella de Salgari vine a
descubrir que ese otro feroz pirata de la Tortuga nombrado "el Olonés" también anduvo por aquí haciendo perjuicios. Nunca
me imaginé que en algún rincón de Campeche me iba yo a tropezar con mi infancia que, a través de los libros, me hizo vivir
aventuras riesgosísimas y me hizo aprender sobre la importancia de la amistad, la solidaridad, la valentía y la lealtad. Todo
esto pertenece a mi infancia y a la infancia de la colonial ciudad de Campeche.
Después de ver murallas hasta que sientes que traes piedras en los ojos, Brenda y sus corsarios tuvieron piedad y nos llevaron
al afamado restorán "La Pigua". En el trayecto pude ver calles muy limpias, la ausencia de cables pues ya todos son
subterráneos, los parques cuidadísimos y una comunidad tranquila, amable y contenta con su vida.
Ya en el restorán "La Pigua" descubrimos que no había piguas, porque ésas, según el mesero, eran de Tabasco. De cualquier
modo hay exquisiteces sin cuenta en ese restorán y todos nos pusimos morados de tanto marisco que tramitamos. Vengan a
Campeche, yo sé lo que les digo. Hacia los postres vi que entraba al restorán una enorme nave embanderada que avanzaba
majestuosamente. Era mi cuatacha Talina Fernández en compañía de su familia que hacía su entrada triunfal en Campeche
porque era su deseo asistir por la noche a la Catedral y disfrutar ahí de la puesta en escena de "La Misa Cubana" de José
María Vitier, una obra sinfónica llena de encanto y de virtudes musicales según pude comprobar. Antes de asistir a la misa di
mi charla en un teatro pletórico de gente muy receptiva y amable. Ahí conocí al Gobernador Jorge Carlos Hurtado, un hombre
de bien que ha preservado a su Estado libre de todas las contaminaciones que hoy padece México y eso es mucho decir. Casi
de inmediato cimentamos una buena amistad que espero cultivar. Además, me regaló una guayabera pocas tuercas y esto te
marca para siempre.
Terminó mi charla, me quedé un rato platicando con la gente y luego la R.M. y acá su pirata negro nos trasladamos a la
Catedral sobria y hermosamente iluminada. La misa cubana, como ya dije, fue una segunda iluminación. Comprobé que se
puede ser feliz aquí en la tierra y que en una atmósfera de plena y buena voluntad se puede dormir en santa paz. A lo lejos: el
rumor del mar.
HOY TOCA.
MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna chimuela, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Las avecillas del campo
Germán Dehesa
15 Dic. 08
Ha concluido una semana con carga particularmente religiosa. Obviamente me refiero a la religión católica que es la que, por lo
pronto, tiene más clientela y más penetración popular en nuestro país. Comenzamos el día 8 con la Inmaculada Concepción
que, aquí en México no es una fiesta de mucho tronido, entre otras cosas porque las Conchas son muy echadas y tienen una
pésima promoción y cero diseño de imagen. Así no se puede. Les acaban regalando un Almon Ris y esto cuando les va bien.
En descargo de las Conchas hay que decir que la cercana competencia de las Lupes las arrincona y las agorzoma un tanto.
Con estos elementos entiendo perfectamente a una cuata mía que se llama Conchalupe que es un astuto mecanismo verbal
para obtener regalo por Concha, por Lupe o por las dos. El viernes, las Lupitas desde muy temprana hora se dispusieron a
recibir los fervorosos homenajes populares y los importantes regalos que a ellas se les otorgan. Es un día muy jubiloso. Más o
menos desde las doce de la noche, los truenos cimbran el aire y le recuerdan al hombre común que no es hora de dormir, sino
de empezar a pensar en los misterios guadalupanos. Tal fue mi caso. A una hora desusadamente temprana me levanté
simplemente para comprobar el poder de la Morenita que logra, por ejemplo, que en todo México no abran los bancos y que
ningún mexicano ose admitir en su mente y en su agenda la posibilidad de trabajar que, en este día, es una actividad sacrílega.
La ventaja que yo tengo es que mi dentista es shintoísta y sí trabajó; tan lo hizo que se tomó su tiempo para fabricarme un
nuevo puente que suple al que se me chispó en reciente ágape. Alabanza eterna para San Agustín Arias y familia que lo
acompaña.
Para la infinita pena de mi madrépora (cuepedé), yo confieso que trabajé macizo toda la semana y que el tiempo que no
trabajé, me dediqué a observar a mis conciudadanos que, como ya tienen su aguinaldo, caen como invasión apache en los
centros comerciales. No hay manera de contenerlos; en particular las señoras con camionetota son imparables. Es obvio que
no saben manejar, pero ni falta que les hace; con el acelerador y con un recién adquirido vocabulario de pulqueras, avanzan
porque avanzan: ¡quítate, baboso, cara de sope, imbécil, hijo de toda tu madre, ¿qué no ves que va a pasar una dama?, idiota,
estúpido!. A ver, aléguenle a una de estas gorgonas y van a ver cómo les va, porque además vienen "de malas" porque no han
terminado de "arreglarse" y entonces traen un ojo radiante y el otro virolo y los cachetes ya muy trabajados como rodilla de
elefante porque no tuvieron tiempo de aplicarse el "Cicatricure". ¿Quieren un buen consejo?, si la vida los hace tropezar con
una de estas hijas de la Gordillo, déjenla pasar, cédanles el paso y aminoren su velocidad. Es la única garantía de que lleguen
ustedes a la cena navideña.
Todavía más sabio sería no salir ni a la esquina y no gastarse ese dinero que pronto van a necesitar. Es en esta coyuntura
donde he podido aquilatar el hondo cristianismo de los aztecas que, en cuanto pueden, se deshacen de las monedas paganas,
compran puras tarugadas y llegan a esa purificación que es no tener ni un quinto. Ellos conocen muy bien el Evangelio según
San Mateo en su Capítulo 6 versículos 26 al 30. En él se nos habla de las avecillas del campo y de sus amenas florecillas.
Ellas no se preocupan en absoluto ni por la comida, ni por la vestimenta, ni por nada. Llegado el momento, el buen Dios se
pone a mano e igual consigue unas tortas que unos tenis y lo que vaya haciendo falta. Esperemos que así sea.
P.S. ¡TOLUCAAAA!
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXLIV (1444) … …Capulina Beltrones ya resolvió nuestra vida hasta el 2015. ¡Qué amable!.
Cualquier correspondencia con esta devota columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
Un lunes grato
Germán Dehesa
16 Dic. 08
Titulo así esta colaboración, porque no suele suceder que los lunes me resulten gratos; pero hoy 15 de diciembre, con el
delicadísimo aroma de una cruz azul que se está rostizando en los mexiquenses infiernos, la vida parece fácil, la crisis se ve
distante y locas las fontanas platicarán de amor.
Las señoras dirán que una vez más le conferiré al futbol una importancia que no tiene. No hay tal, ni es de momento mi interés
por hablar de futbol. Yo quiero hablar de explotación. En esta empresa donde tan fervorosamente presto mis servicios, labora
también (¿laborará?) un oscuro personaje a quien le ha dado por proclamarse cruzazulino con los resultados que a la vista
están; pero las preferencias deportivas del mencionado no interfieren con su innata condición de explotador. Nada de esto diría
yo, porque no soy chismoso ni malagradecido, pero resulta que este personaje también conocido como "El Mostachón" es mi
jefe directo y es, por lo mismo, el encargado de exprimirme hasta límites inhumanos. Que échate un artículo sobre la
Selección... Sí, Mostachón; que échate una biografía de Sven-Goran Eriksson... Sí, Mostachón; pero la quiero para hoy... no
importa, Mostachón, aunque no coma, ni conozca mujer hoy te entrego la biografía; ¡Que hoy vamos en primer tiro!, le dice a la
Rosachiva que ya está en psicoanálisis por culpa de este energúmeno. Hace no mucho, comenzó a molestar a todo mundo
con su famoso Cruz Azul. Hagan de cuenta que él fuera el dueño del equipo y que estuviera muy orgulloso de su propiedad:
que ahora sí logramos ensamblarnos, que ahora sí jugamos como equipo, que Benjamín me está dando muy buenos
resultados; que este año no nos para nadie y que por fin seremos campeones. Tan seguro estaba de esto último, que apostó
hasta la ropa íntima y, para su desgracia, lo vino a hacer con el Wash and Wear, o sea yo. Y miren que ni siquiera tengo una
simpatía particular por el Toluca, pero mi certera intuición futbolística, ésa que anunció hace años la debacle del América y la
más cercana descomposición de las Chivas; con esa intuición deduje que, por el mero hecho de planchar a mis sorprendentes
Pumas, el Cruz Azul ya había dado de sí, había llegado a su nivel de ineptitud y obviamente no sería campeón, ni en ésta, ni
en la próxima.
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Por todo esto es que acepté todas las apuestas que el Mostachón hizo conmigo. Todo esto lo hacía con una sangrona sonrisita
de perdonavidas que todavía no sé cómo debo interpretar. Se reía este mondado porque estaba seguro de su triunfo, o bien se
reía porque sabía que, aun en el remoto caso de que perdiera el Cruz Azul, no pensaba pagarme un centavo. Yo creo que esta
última tesis es la correcta y que jamás veré esa lana que aposté. Es capaz el fementido Mostachón de no pagarme y además
darme más trabajo que nunca. Ya se verá. Por lo pronto, este lunes estoy radiante no tanto por una victoria futbolística cuyo
festejo fue presidido por Don Gavioto, sino porque he obtenido un sonado triunfo en el terreno de la justicia laboral.
Otro motivo de contento para este lunes fue contemplar la fotografía tomada en Bagdad por un colega periodista. Con su
abismal cara de menso estaba George Bush "escuchando" a unos periodistas iraquíes que quién sabe lo que le estarían
diciendo. En eso, un señor robusto se paró en el pasillo formado por las sillas colocadas frente a Bush. Ya estando ahí, el
vaciado señor se quitó un zapato y se lo sorrajó a Georgie Boy quien ¡oh, dolor!, lo esquivó hábilmente. El gordito se quitó el
segundo y también lo lanzó pero con efecto de curva. Éste le hubiera dado, pero un metiche se interpuso. No importa. El gesto
ahi queda.
Cualquier correspondencia con esta regocijada columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
El paréntesis
Germán Dehesa
17 Dic. 08
Muchas y muy graves cuestiones tiene pendientes la nación mexicana. Supuestamente tenemos a las puertas una debacle
financiera tamaño caguama que va a dejar al país convertido todo él en páramo lóbrego, o en desierto sin camellos. Éste es un
asunto cuyo enfrentamiento no admite dilación. Aquí entra la voz mexicana: Bueno, no admite dilación para los gringos que son
muy pataratos y que no conocen las delicias de la cena navideña, la comida de Nochebuena, la noche de Año Nuevo, la Rosca
de Reyes y todos los recalentados intermedios; ¿qué es lo que consiguen?, pregunta la voz azteca, pues nada, lo que
consiguen es pasarse unas navidades del nabo, para que venga enero y la mula crisis ahí siga; además, se me hace que la tal
crisis ni va a ser tan choncha como dicen y que a los mexicanos nos va a afectar muy poco, porque como sea, ya estamos
fogueados desde la caída de Tenochtitlan y siempre nos salen con que ahora sí no la contamos y que se nos va a aparecer La
Pachona en camisón y que en lugar de México van a poner un estacionamiento gigante. Todo eso nos dicen y el caso es que
aquí seguimos.
Es esta sabiduría acumulada la que nos permite hacer un paréntesis, suspender faenas y posponer todo para enero, o bueno,
ni ustedes ni yo: para marzo. Mientras tanto, cada quien toma las providencias que puede y que no entran en conflicto con su
ética personal. Esto que he dicho es sólo un buen deseo. Asómate, lectora lector querido, a los aguinaldos que se han
asignado los gobernadores (¡el de Querétaro es un fulgente ejemplo de pocamadrismo y de una total falta de un vínculo real
con la comunidad a la que dice servir!), los funcionarios, ¡los legisladores!, los presidentes municipales y hasta los barrenderos.
¿Hasta cuándo?, ¿hasta cuándo vamos a tener que soportar a tanto parásito que mayoritariamente no sirven para nada, más
que para estorbar, hacer manifestaciones y apoyar al puritito bananazo a un líder que es como ellos, pero más vivales. Los
ciudadanos ya tendríamos que haber desarrollado una fórmula para no financiar a estos zánganos que nada hacen por
nosotros, sino entorpecernos la vida. Como este asunto es más urgente, lo posponemos para enero porque ya no puede ser
que pasen y pasen los años y a nosotros nos sigan robando de esta manera tan cotidiana e impune. México entra ahora en un
gran paréntesis. Está bien que ahí venga la plaga, pero esto no es tan tan grave como para privarnos de los romeritos, del
bacalao y de todas las delicias de los festejos decembrinos.
Por muy urgente que sea el asunto que traen entre manos, no será tan grave como para suspender esa posada que con la
noble finalidad de conseguirse algún marido o material similar, ha organizado nuestra prima La Cuija; pobrecita, ya compró las
velas, las luces de bengala; ya armó "El Misterio" con mucho primor de musgo y heno; ya tiene los cuadernillos para pedir
posada, ya armó los equipos (narcos contra Afis) y ya tiene su D'J autóctono para que mezcle sabiamente a Cuco Sánchez con
Ray Coniff y, sobre todo, ya tiene los sopecitos y las espirituales bebidas para que "El Cocuyo", doncel muy codiciado caiga en
los brazos de la antedicha Cuija aunque sea en estado burro.
El paréntesis es total. La única obsesión es la navideña, todo lo demás puede esperar. Con razón dice nuestro Presidente que
América Latina está como en una kermesse.
Desde Puebla llueven los mensajes que emplea la ciudadanía para quejarse y para denunciar las conductas del Góber Marín y
su corte de macacos que están dejando a este sufrido Estado en calidad de pantano de la iniquidad. La justicia sigue
durmiendo.
Cualquier correspondencia con esta columna en pausa, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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¡Paren las máquinas!
Germán Dehesa
19 Dic. 08
Un favor que tendríamos que hacerle los periódicos a nuestro buen público sería el de no publicar noticias negativas, hechos
horripilantes, profecías de los economistas, guerras y batallas, crímenes crudelísimos durante todo el mes de diciembre. Ya
tenemos el resto del año para tragarnos muchos sapos que, debidamente aderezados, nos ofrece la prensa. Yo hoy pediría
que o bien pararan las máquinas, o bien empleáramos nuestras páginas en reseñar los triunfos del hombre y no sus miserables
derrotas.
De todos los triunfos del hombre, el mayor es sin duda el amor. Algo diremos del amor y dedicaré estas palabras a una chica
alborotada que, nomás porque me vio mal parado, me preguntó acerca de Swedemborg, obligándome así a dar una brevísima
conferencia banquetera acerca del autor de "El Libro del Cielo y del Infierno". Cuenta Borges que, hacia el final de su vida,
Swedemborg solía pasear por las calles de Londres mientras sostenía animadas charlas con los Ángeles. A mí me encantaría
algún día merecer esas pláticas, pues eso sería mucho más poético y tonificante que tener que lidiar con tanto baboso que
anda suelto por ahí. Pero hoy no me interesa Swedemborg, sino el amor. Aquí tiene que aparecer otra cuatacha que me acaba
de regalar un libro de poemas de William Carlos Williams traducidos por Octavio Paz. Escojo un poema titulado "Asfódelo" que
es un largo canto al amor durable, de ésos que ya no requieren flores, sino que se alimentan del recuerdo de las flores, de la
idea de la flor, del gigantesco ramillete de recuerdos florales que los amantes han intercambiado y acumulado a lo largo de las
décadas que el amor ha durado. Es un poema enormemente original que utiliza todo el repertorio de los sentimientos que el
amor produce, pero transformándolos en ideas, en conceptos, en voluntad humana. En "Asfódelo" el amante no es un herido
mortal que sucumbe a una fatalidad; lo que nos muestra es a un entero ser humano que libre y voluntariamente ha decidido
vivir entre las flores y en ellas anclar las edades de su amor.
Según se nos enseña el hombre tiene ideas y su voluntad lo lleva a ponerlas en práctica, a imponerle esas ideas a la realidad.
En esta tarea, la idea se vuelve pasión y produce frecuentemente lo contrario de lo que originalmente estaba propuesto en la
idea. Para Williams este proceso de degradación es perfectamente reversible. El amor que adquiere paciencia va lentamente
despojándose de la pasión y llega a ser una idea pura y durable. Yo sé que decirle esto a los fragorosos mexicanos hijos de
José Alfredo suena a utopía o a ficción (como si su flagelado amor fuese algo real). Yo me limito a indicarles que hay un poema
que le canta al dulce tránsito de la pasión amorosa al amor sustantivo y tanto que todos los otros sustantivos están contenidos
en éste.
Entiendo que sería difícil o imposible para un joven leer este poema donde las flores tienen ya un "olor moral". Es un poema
para el último tercio de la vida. Es un poema para el amor que ha perseverado en su ser. Es un poema que nos habla de un
hombre que con toda minucia sigue la huella de las flores, las visita e interroga para poder reconstruir su amor cristalino y
perfecto. Bien sabe este hombre que sólo así merecerá el descanso (valdría la pena recordar que, entre los griegos, el
asfódelo era una flor funeraria). Cumplida nuestra tarea el hombre del poema y yo que lo comento podemos ir a nuestro lecho,
quitarnos las pantuflas y descansar en la blancura.
HOY TOCA.
Cualquier correspondencia con esta columna enamorada, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Arturo Pérez Reverte, al hablar por boca de su personaje El Capitán Alatriste, nos dice que nunca nos debemos preguntar si
nuestra nación tiene honra, porque, añade, la honra de una nación no es más que la suma de las pequeñas honras de sus
habitantes. Me bastó con enterarme de las cuantiosas sumas que en estos días han barajado, so pretexto del aguinaldo, los
senadores, los diputados, los gobernadores y, en general, la gente de esa calaña, para recordar al Capitán Alatriste. Así las
cosas, me parece indignante el hecho de que ninguno, salvo honrosas excepciones en el PRD, de estos inútiles haya alzado la
voz para decir que esos premios y esos aguinaldos no están bien, no son justos y resultan inaceptables en un país tan pobre
como el nuestro que, por si faltara, comienza a ser golpeado por la recesión.
Es un sencillo asunto de moral personal y de ética pública; me da la impresión de que a la hora de asignarse sus aguinaldazos
lo que pretenden estos vividores es calificar su desempeño que para ellos ha sido extraordinario, aunque la mayoría de la
gente no lo considere así. Pienso, por ejemplo, en Moreira que está seguro que con decir tres estupideces en torno a la pena
de muerte, ya justificó la tarea de este año y merece con toda justicia un aguinaldo a la altura de su grandeza política. En la
misma línea está el Gobernador de Querétaro y otros muchos badulaques más. Es tal su grandeza, según ellos, que esa
miserable compensación que recibirán a fin de año está muy lejos de premiar tanto desvelo y tantos afanes de estos hombres
luminosos como Mario Marín a quien menciono porque me parece el más claro ejemplo de un pillo metido a la política.
¿De dónde proviene el aguinaldo?. La respuesta no es difícil: en última instancia proviene de nuestros bolsillos. Para que luego
se espante Carstens de tanta evasión impositiva como hay en México. No entiende que para muchos cada vez es más pesado
pagar impuestos que van a dar a las nada limpias manos de senadores y diputados. E insisto: en este alegre reparto, los
políticos, tan lindos ellos, se olvidan de sus diferencias de partido, de ideología y de todo. Lo que urge es que caiga el
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aguinaldo porque ya saben hasta en qué se lo van a gastar. No tienen vergüenza ellos, pero tampoco la tenemos nosotros que
silenciosos y con aire bovino contemplamos cómo se nos despoja de nuestro dinero. Unos y otros somos culpables del mismo
delito consistente en deteriorar la honra de nuestro país.
Lo que yo más quisiera era que mi país fuese honrado; que no fuésemos mentirosos, malhechos, cobardes y rateros, pero si
en este país a los rateros de alto nivel ya les toca hasta aguinaldo, entonces ya no se sabe ni en qué país se vive.
Vaya usted, señor funcionario, a cobrar todo su dinero, maniobre para que los impuestos sean mínimos y no se preocupe que
nadie le dirá nada, aquí entre nosotros la línea que separa la honradez de la desvergüenza está a punto de borrarse
totalmente. Y sin embargo, la honra de México dista de agotarse. Todavía quedamos millones de personas decentes que no
queremos ser confundidos con Gamboa, o con Marín, o con algún otro parásito similar. La única manera que yo conozco de
pintar nuestra raya es la de oponerse pública y tajantemente a éste y a tantos otros robos maquinados desde el poder.
Por esto, por todo esto, señores funcionarios es que han perdido toda respetabilidad. Yo debería respetarlos, pero al verlos en
su patética condición de raterillos de cuello blanco, les pierdo todo respeto y me enfurezco al ver de qué modo están
deteriorando la honra de mi país. Lo único verdaderamente feo de México son ustedes.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDXLIX (1449)… ….ARTURO MONTIEL es un perfecto ejemplo de la vida sin honra.
Cualquier correspondencia con esta columna ansiosa de honra, favor de dirigirla a [email protected] (D.R)
¿Qué hago?
Germán Dehesa
23 Dic. 08
Vivo en el desgarramiento. No vayan a pensar que estoy hablando de algún músculo más o menos íntimo. Mi desgarramiento
es moral. Como es sabido, la Navidad y yo no tenemos nada que ver. Por lo menos, eso quisiera yo. Los santacloses salen
hasta de las cañerías y cada uno de ellos me trae como regalo jamás solicitado, algún reproche del tipo de "lo que pasa es que
eres un amargado y por eso odias la Navidad", "te encanta hacerte el interesante, por eso montas todo tu numerito de
Scrooge". A todo este tipo de comentarios bajos y malintencionados, no vacilo en responder que todo eso es falso, que desde
mi más tierna infancia odio estos días con todas mis vísceras y con todas mis fuerzas. Toda esta melcochosa ternura que
produce diciembre junto con la sensación de que, en el fondo, somos buenos me parecen cursilerías de temporada que nos
pueden inducir a hacer tonterías mayúsculas como comprar un regalo fastuoso para la tía Leonela que no merece más cosa
que nuestro odio más acendrado por su conducta sistemáticamente maligna y contraria a nuestra idea de la vida. Vieja mula.
El desgarramiento del que hablaba al principio se da precisamente porque todo mi ser detesta a la Navidad y a su legión de
chillones purulentos, pero ya comprendí que nunca voy a poder contra éstos, que Perisur siempre será más poderoso que mi
voz y que ya me doy de santos con que a mi me dejen en paz. Ni esto he podido lograr. Vaya a donde vaya, ahí me encuentro
a la torva caterva de los hijos de santaclós que caen sobre mi armados de reproches y acusándome de disolvente, de enemigo
de nuestras mejores tradiciones (ya me imagino al Rey Acamapichtli poniendo su árbol de Navidad), de vocero del odio a la
infancia (esto sí es cierto, los niños están conduciendo al mundo a una catástrofe y además huelen a sebo) y de individuo
pernicioso y enemigo de la sociedad. Esto último no es cierto; yo no me quiero meter con nadie y lo único que pido es que
dejen de fregarme porque ni siquiera he puesto el nacimiento, ni el árbol, ni los foquitos, ni la corona de adviento, ni el trineo, ni
el reno alcohólico, ni al idiota barrigón de Santaclós, ni los hermosos cuernos de reno en el coche, ni todas las sonseras que se
estilan por estas épocas. Me niego tajantemente a hacerlo, pero creo que esto no tiene que convertirme necesariamente en un
enemigo de la paz mundial. Para muchos amigos y parientes eso es lo que soy y todo por el grave delito de no querer juntarme
con ellos a envolver regalos mientras oímos villancicos con el grupo Los Pedroches. Lo único que yo rescato de todo esto es
que diciembre es el mes en el que comparecen amigos muy queridos que no veo en el resto del año, como es el caso de mis
amigos "Los Osos", o de mi amiga Tinina que es un amor para los tiempos del cólera que se ha mantenido como imposible a lo
largo de cuarenta años. Salvo por esto, todo es pesadumbre en la Navidad.
En medio de esta tiniebla, una luz se abre paso: el bacalao preparado con la celestial e incomparable receta debibabá. La gran
Aurora que me conoció en mi primera juventud y que hoy es la única y legítima heredera del recetario debibabá tuvo la
deferencia de aceptar mi pedido extraordinario de cerca de media tonelada de bacalao prístino y legítimo que acá su Charro
Negro irá degustando a lo largo de estos difíciles días que pueden tornarse suntuosos y sensuales gracias a una torta de
bacalao. Para que vean, esto sí puede moverme al júbilo y al agradecimiento. Todo está bien si al final de tus tristezas te
espera una torta no de ese bacalao actual que no es más que tiburón desflecado y puesto a navegar en algún infame aceite;
sino del inenarrable e insuperable bacalao que preparaba bibabacita.
Cualquier correspondencia con esta columna con cuernos de reno , favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
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Los afanes de Scrooge
Germán Dehesa
24 Dic. 08
¡AHÍ VIENE LA CRISIS!: (le gusta bailar). Me comenta un amigo que el Sr. Carstens tiene bajo la piel interconstruida una
enorme llanta para nadar y, según mi cuate, es esto lo que lo tiene tan tranquilo frente al diluvio que viene. La teoría me suena
muy razonable porque si sucede lo que todos dicen que va a suceder, mientras miles y miles se ahogan no sin antes mentarle
la madre a alguien, Carstens entrará en flotación.
Con este asunto de la tragedia financiera hay que ir por partes. Despacito, que la muchacha es nueva dice mi amigo el Califa
de Tlacotalpan. Creo que tendremos que señalar a un grupo muy selecto formado por economistas, analistas financieros y
asesores. Ellos fueron los que echaron a rodar la bola que ha ido creciendo hasta llegar a la robusta condición que tiene
actualmente. Que sean ellos mismos los que supuestamente van a arreglarlo todo, me suena como mal chiste o como demasía
surrealista. Yo los mandaría a todos a su casa, o a la cárcel si ha lugar. Hecho esto, formaría un consejo constituido por puras
mujeres que para estos menesteres de cuidar la lana y repartirla con tino son mil veces más sabias que nosotros. En mi
consejo habría desde académicas destacadísimas hasta amas de casa muy truchas y pequeñas comerciantes buzas y
caperuzas. Si los economistas y toda su raza se piensan que el batidillo que ellos hicieron lo pueden arreglar meneando otra
vez el mismo atole, estamos fritos. Necesitamos modelos inéditos, de otra manera la riqueza volverá a quedar mal repartida y
el hombre seguirá en guerra con el hombre.
Todo esto nada más para empezar porque todavía está por derrumbarse entero el castillo de naipes que formamos, porque
aquí es de justicia decir que no fueron nada más los santones de las finanzas los únicos responsables de este
megadesaguisado. Hay una larga lista que va desde los bancos hasta los consumidores imprudentes si es que vamos a
repartir responsabilidades. Esto, de momento, a mí me da flojera.
Se viene un año ciertamente difícil, lo será más si nos arrugamos, si nos dedicamos a chillonear y a predicar que lo más
horrible está todavía por venir. No creo que esa sea la buena estrategia. Opino que el 2009 puede ser hasta grato y llevadero si
hacemos un enorme acto de solidaridad y nos dedicamos a ayudar hasta que duela, como decía Teresa de Calcuta. Muchas
cosas buenas se obtendrán si todos cuidamos nuestro dinero, si le enseñamos a nuestros hijos a ser sobrios y generosos al
mismo tiempo, si guardamos bajo siete llaves esas herramientas del demonio que son las tarjetas de crédito. Me consta que es
una maravilla decirle a un banco que no queremos su tarjeta y reenviárselas por correo.
Si tomamos este camino de la responsabilidad común, nuestra ciudadanía se fortalecerá y México se convertirá en la prueba
palpable de aquel viejo adagio: toda joda es una poda.
LLEGÓ LA NAVIDAD: hoy fue enviado el último fruit-cake. Esta última destinataria caerá en profunda crisis cuando se dé
cuenta de que ella va a tener que quedárselo. Le quedan dos caminos: dárselo en la cena navideña a los chiquitines para que
vean que vivir no es fácil, o bien conservarlo para enviárselo a alguien en las próximas navidades. Un buen fruit-cake jamás se
pudre, simplemente se va endureciendo hasta quedar como adoquín de París.
Llega la Navidad y en honor y recuerdo de mi santa madre me dispongo a dar las gracias a Dios, a la vida y a los hombres.
Estoy vivo, dichosamente vivo y me dispongo a recibir en mí al misterio y a seguir procurando la felicidad. Lectora lector
querido te abrazo mucho a ti y a todos los que en ti son. Démonos mutuamente la paz.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDLI (1451)… …Por ser Navidad, esta sección permanecerá cerrada y vigilada en previsión
de que se salga MONTIEL.
Cualquier correspondencia con esta columna para enfrentar catástrofes, favor de dirigirla a [email protected]
Sobrevivir
Germán Dehesa
26 Dic. 08
Vengo de una comida familiar. La Tatcher y nuestros tres hijos se van mañana a una recóndita playa de Quintana Roo. El
Bucles y su fabricante están en Acapulco; o sea que estoy a punto de sobrevivir a una Navidad más. Loada sea la Coatlicue.
Vientos de libertad soplan sobre mi despoblada cabeza. Con enorme dicha me reintegro a las tareas cotidianas. Aquí me voy a
permitir una pequeña reflexión. Hay una queja casi universal contra esa forma de vida que deviene en un conjunto reiterado de
costumbres. A todos, especialmente a las mujeres, les encanta adoptar poses dramáticas como de Andrea Palma y decir: ¡otro
día igual a todos los días, no sé cuánto más resistiré!. Por su parte, los hombres nos cansamos de decir que lo nuestro es la
aventura, el misterio, el descubrir nuevos mundos (y nuevas señoras) y enfrentar nuevos retos. Sé que esto es así y que yo
mismo he incurrido en esos trasnochados arrebatos de un romanticismo a destiempo, pero he aprendido que lo peor que
puede sucederle a un hombre es que lo saquen de sus costumbres y lo dejen de golpe frente a lo desconocido. Eso sí es algo
espantoso que tendría que movernos a hacer el elogio de la costumbre. A mí por lo menos, me encanta despertar en mi
camota y en mi casa de piedra y flores. No saben el estremecimiento que me provocaría despertar en pleno Sahara como
integrante de una caravana de beduinos. Allá entre los árabes no estaría Fita, ni mis amigos y amigas, ni mi caótico
guardarropa y nadie vendría a traerme los periódicos, ni mis medicinas, ni mi desayuno. A todos aquellos y aquellas que se
dicen ansiosos de aventura les diría que todavía no han sabido valorar lo cotidiano. Ellos, los ansiosos, se manifiestan hartos
de que todos sus días sean iguales. Si lo pensaran bien, se darían cuenta de que no hay un solo día igual al otro; cada día
tiene su afán, su misterio y su música; cada día es una aventura y un reto, máxime si viven en México donde nadie que salga
en la mañana puede garantizar que regresará en la noche. Puede ser víctima de un sope fulminante, de una Combi que se
trepó a la banqueta, de un Lear jet que le cayó en la mera choya en una calle muy decente, de un anuncio espectacular que
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fue desprendido por el viento, de un baboso que nos vio cara de ricos, o de un viejo y añoso árbol que decidió terminar sus
días encima de nosotros. Entonces, no me vengan con que en la costumbre no hay aventura; pero además, la costumbre es
una tibia cobija que nos protege a todos de la malignidad del cosmos, porque cada vez me convenzo más de que el cosmos es
un perfecto hijo de la guayaba que se dedica a ponernos trampas mortales a lo largo de nuestra vida.
Por todo lo escrito, podrán entender lo aversiva que es la Navidad en cuanto que es la fractura de la costumbre cuyas
consecuencias nos arrastran a no saber ni en qué día vivimos y a odiar por todo un año a los guajolotes. Muy molesto.
Comprenderán también el júbilo que experimento al reintegrarme a la costumbre laboral. Descubro, no sin cierto horror, que lo
que más me gusta es trabajar, con la salvedad de que, en mi caso, trabajar significa platicar contigo lectora lector querido que,
ya desde hace tiempo, eres, como todo amor, una costumbre de mi alma.
DEDICATORIA DOBLE
Estos renglones son para mis amigos los Beneméritos y para su Benemérita familia. Todos en grupo celebran la Navidad
repartiendo cientos de pollos entre la gente hambrienta.
También son para mi amiga la familiar Fernanda a quien le cayó un neumococo navideño que la tiene en calidad de jerga de
gasolinera. Alíviate y no juegues con mi precaria estabilidad emocional.
Cualquier correspondencia con esta jubilosa columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
Nada de nada
Germán Dehesa
29 Dic. 08
Ya estoy en pijama y de cara lavada. En cuanto termine este comunicado que es como carta de náufrago que se irá a la deriva
con pocas esperanzas de ser hallada, ni mucho menos leída, por alguien; en cuanto ponga el punto final, me zambulliré en mi
camota que es algo que vengo deseando desde que me levanté. Ni modo, los charros también se vencen y en mi caso el
vencimiento proviene de modo muy principal del aburrimiento. Esto es lo que hace malditos a estos días. No pasa nada. Ni los
narcos le echan ganitas al asunto y la policía, ya se imaginarán que muchísimo menos. La burocracia sin excepción está
rostizándose el ombligo en algún punto de la República y los más pudientes están en las playas nacionales de moda, o
viajando por el extranjero. Para todos los aquí nombrados el común denominador es también el aburrimiento, el inescapable
aburrimiento. Porque no me digan que Acapulco o San Diego no son aburridos en estos días. Me consta que lo son en grado
extremo. De no ser aburrido Acapulco, no entiendo por qué, al tercer día, los capitalinos ya andan buscando a ver en qué cine
se meten aunque sea a ver "Red de mentiras" que es una de las películas más sudadas y mafufas que yo haya visto. Y eso
que es de mi venerado Ridley Scott con Leonardo Di Caprio y Russell Crowe. Entras por aburrimiento y sales por postración
mental.
En cuanto a San Diego, recuerdo que al leer una biografía de ese excelentísimo novelista que es Sandor Marai (si lo van a leer,
les aconsejo que comiencen por "El último encuentro"), me enteré de que se había suicidado en San Diego. La noticia me
pareció lógica; San Diego es el lugar ideal para suicidarse de aburrimiento. A mí me salvan mis cuates de Tijuana, de otro
modo ya me hubiera yo aventado de un gigantesco y altísimo puente que los sandieguinos han construido para tal efecto. Y no
se salvan ni las contumaces compradoras aztecas que, al tercer día de compras, ya tronaron las tarjetas del inexperto
cónyuge, ya se quedaron sin efectivo y, por si fuera poco, sienten que sus piernitas como de tildío ya no les responden y que
sus deformísimos dedos gordos ya les hacen como teléfono ocupado. Ellas también se trepan al puente con todas las garras
que compraron y se avientan en un vuelo mortal. El caso es que vayan a donde vayan los mexicanos, se aburren. ¿Cuál es el
chiste de holgazanear cuando todos hacen lo mismo?. Lo bonito es holgazanear cuando todos están trabajando y tiene uno
que defender su holganza como territorio conquistado.
Así las cosas, ¿de qué voy a escribir?, ¿de que a los Vaqueros les metieron una abundante y merecida patiza?, o aprovecharé
ese sublime encabezado que es del Proceso pero bien podría ser del "Alarma" y que reza "Zulema, la narcoamante
encajuelada". Este título en manos de Don Félix B. Caignet daría para mil quinientos capítulos de radio novela. Yo me niego a
hacerlo por indisposición mental. La cursilería tiene sus leyes y sus rigores y no me siento capaz de obedecerlos. Me gana la
risa.
Me consuela saber que en la noche que va del 31 de diciembre al jueves 1°, me presentaré en el Café-Concert donde suelo
trabajar y para ello tendré que urdir algún espectáculo que comience a hacernos llevadero el año de 2009. Aikir.
También podemos hablar de la muerte de Huntington tan sabio, tan erudito y, a mi juicio, tan maniqueo; o podríamos hablar de
los Magistrados de Tlaxcala expertos en desaparecer información, en particular la referente a sus aguinaldos, bonos y bonitos
de fin de año; pero no le veo el caso a seguir documentando en estos días nuestra vasta corrupción.
Creo que lo que toca es dormir. Son las 7 de la tarde y me pandeo de sueño. Será cosa de aprovecharlo.
¿QUÉ TAL DURMIÓ? MCDLIII (1453)
¿A Marín y a MONTIEL qué les habrá traído el Niñito Dios?
Cualquier correspondencia con esta columna en pijama, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
167
Lo tuyo es dental
Germán Dehesa
30 Dic. 08
Me gusta mucho leer a Juan Rulfo. Su prosa universal y mexicana me parece exquisita. En "El llano en llamas" hay un cuento
titulado "Diles que no me maten" que nos reseña los últimos instantes de un viejo campesino condenado a muerte. Entre las
reflexiones que se hace este hombre hay una que inmediatamente me hermana con él. Dice el personaje de Rulfo que no sabe
qué pasó con él, que él siempre había venteado el peligro y que había huido a tiempo. De esta manera también procede su
Charro Negro. Normalmente atisbo el peligro a la distancia y sé qué hacer para esquivarlo. Del mismo modo me ocurre con el
dolor; también lo veo venir y tomo mis providencias. Sin embargo, hay ciertos casos en que no te lo esperas y ya sea el peligro,
ya sea el dolor te pegan de lleno y sin escapatoria posible.
Así me sucedió el pasado domingo. ¿Se acuerdan de que les conté que ya tenía puesta mi turbadora pijama y que al terminar
el artículo me entregaría a un sueño reparador y merecido?. Bueno, pues tal como lo anticipé, lo hice. A las 19:30 ya estaba yo
en mi camota leyendo "Las leyes del querer", el estudio que hace Monsiváis sobre Pedro Infante y, en especial, sobre el
público mexicano que de padres a hijos se pasa la estafeta de que uno de los mandamientos más rigurosos del alma mexicana
es el de idolatrar a Pedro Infante por encima de todas las cosas. Ni tiempo tuve de enfrascarme en la lectura. En un plazo no
mayor de quince minutos, sin notificaciones ni avisos previos, el dolor de muelas se me vino encima con todo su erizado fulgor.
El dolor emite una luz negra que nos hipnotiza y nos impone el mandato de concentrar en él todo nuestro ser. "Me duele una
muela", dice uno y no es cierto. Si se trata de un verdadero dolor de muelas, te duele todo, desde el universo, hasta la noche y
hasta tu boca; te duele el dolor, como decía Zitarrosa. Toda una noche tuve para meditar sobre estos misterios, se agotaron
mis provisiones de Dolac, de Dorixina y lo único que conseguí fue que la panza se me hiciera nudo. La noche parecía no
avanzar; era como una laguna de chapopote y soledad. Un fantasma, por si fuera poco, me atribulaba: ¿y si mi dentista ya se
fue de vacaciones y no hay nadie en el mundo que me atienda?. A las nueve de la mañana estaba yo comunicándome con esa
chulada de persona que es el Doctor Arias quien de inmediato me solicitó que me dejara ir en pique huracanado a su
consultorio. Así lo hice. Llegué, me preguntó algunas cosas, me sacó una radiografía e hizo venir al Dr. Padilla que es el
encargado de los trabajos pesados. En teoría se trataba de remover el puente que queda exactamente arriba del que me había
creado el conflicto ya reseñado. El Dr. Padilla que, no en balde es hermano del Gansito Padilla, no se anda con chiquitas. Lo
único que le faltó fue agarrar un cincel y un martillo y entrarme en la boca a los mandarriazos. El Dr. Arias nada más me miraba
con esa cara que ponen los entrenadores y casi padres del boxeador cuando ven cómo la cara de su pupilo, a raíz de su pelea
con el cubano, empieza a parecer carne para hamburguesas. Tres horas estuve con la boca abierta aguantando vara. Ya que
los galenos se dieron por satisfechos, me liberaron no sin antes advertirme que esta sesión era la primera de varias. Mientras
salía con arrastre lento, percibí que el dolor había aminorado. Ahora estoy en mi casa y me siento lastimado, pero
dispuestísimo a meterme en mi camota. Creo que no voy a leer a Monsiváis, se me hace que su libro me provocó todo esto.
Por último quiero proclamar que este odontológico danzón está dedicado al Sub-Gansito Padilla y a Agustín "El harapos" Arias.
Vale.
ENVÍO
Estos doloridos renglones son mi regalo de cumpleaños para Lily Dayán, mi rosa de Alejandría.
Cualquier correspondencia con esta sufridora columna, favor de dirigirla a [email protected] (D.R.)
OTROS
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La mujer actual
marzo de 2009
Un estracto de un escrito de German Dehesa en pro de las mujeres, espero les guste.
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Por mucho, la gran novedad de nuestra época es laincontenible irrupción de las mujeres, están imparables y me atrevería adecir que vienen en
un plan muy pelado.
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No necesito decirles que hay un rencor de siglos que ya forma parte de su programa genético. Precisamente por esto repito una vez tras otra
que, en este momento de la historia, a los hombres lo que nos corresponde es pactar con las mujeres una rendición honrosa, antes de que
literalmente se nos venga el mundo encima. Si en la negociación conseguimos conservar para nosotros el control de la tele, nos hemos de dar
por bien servidos y ya ni llorar será bueno. Agarren lo que se pueda y traten de portarse bien, pues de otro modo perderán lo poquito que
hayan pepenado.
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Es urgente que los hombres entendamos que las mujeres son insumergibles e indestructibles; son, como las nombra una película no
demasiado buena pero dedicada a ellas, "Magnolias de Acero". Es decir, poseen las aromadas características de una flor, pero también la
enorme resistencia del metal; todo lo embellecen y todo lo resisten. Por esto es inútil, absurda e inmoral la exacerbación de la violencia
masculina contra la mujer. Es una canallada que lo único que está mostrando es lo amenazado y temeroso que se siente un hombre frente a
una mujer que ha decidido mostrarse, aprender, prepararse y asumir su libertad. Mientras mas las golpeemos, mas apretará el paso rumbo a
su autonomía.
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Por siglos las mujeres dependieron del mundo y el sustento masculinos. Existían millones de Scherezadas que noche a noche tenían que
inventarle algo a su sultán particular para ganarse un día mas de vida. Con profunda pena participo al sector masculino que Scherezada ha
fallecido. No habrá que llorarla, habrá que festejar el advenimiento de una mujer a la que no le interesa ser esclava, sino que ha preferido "ser"
y esto implica cultura, mundo, audacia, proyecto de vida y total ausencia de temor a la soledad, esa que todavía hace algunas décadas, era el
fantasma que aterrorizaba a las mujeres. Ya no. Ahora ellas deciden lo que quieren ser, como quieren ser y con quien quieren ser.
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Ahora de modo incontenible, vienen ocupando espacios en la vida pública que por tanto tiempo les estuvo vedada. La independenciay la
seguridad que han adquirido les permiten mostrar sus enormes dotes para la planificación, para el manejo organizado de la economía, para el
uso sensato de la autoridad y para la negociación tersa de los diferendos nacionales e internacionales que siempre surgen en la vida pública.
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Nimodo, muchachos: ahora nos toca descansar y tejer. ¿Quieres acercarte a una magnolia de acero? tendrás que aprender y practicar las
únicas"debilidades" de las mujeres. Son tres: la ternura, la libertad para reírfrancamente o llorar sin recatar su pena y la absoluta disponibilidad
ante la belleza. Estos y no la violencia son los únicos caminos legítimos para llegar al corazón de la mujer. No hay tiempo que perder, el
florecimiento de la mujer implica el del mundo y el de nosotros. No temas florecer.
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= Germán Dehesa =
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