Didáctica 8
Didáctica 8
Didáctica 8
Tema 8:
INTRODUCCIÓN
La disrupción producida por el auge de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo generó una
variedad de experiencias de alfabetización mediante la innovación y la necesidad de un nuevo
enfoque de los procesos de enseñanza y aprendizaje en diversos espacios del conocimiento. Toda
práctica de enseñanza debería tender a la transformación de aquellos que están involucrados en
ella, ya sean estudiantes o docentes, teniendo en cuenta las características de los contextos
actuales educativos, los cuales se encuentran transformados por la necesidad y la rapidez de una
digitalización impensada.
Por lo anteriormente mencionado es que el diseño de nuestras clases debe ser una prioridad, ya
que de ello depende el éxito escolar de los estudiantes; para eso, la revisión continua de lo que
hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos se hace imprescindible en un mundo
caracterizado por los cambios constantes que vienen acompañados por la mediación tecnológica.
De esta manera, es nuestra responsabilidad explorar y seleccionar metodologías menos rígidas
que pongan al estudiante como centro del proceso de aprendizaje. Sabemos que sin motivación no
hay aprendizaje, por esta razón, buscamos otras formas de enseñar y de aprender que nos
permitan transformar la realidad que vivimos en el aula.
PROPUESTA DIDÁCTICA
Pensar en propuestas didácticas considerando la nueva reforma educativa, es hacer explícito un
término rimbombante en estos tiempos; las competencias. Las mismas se desarrollan a lo largo de
la vida del sujeto integrando diversos recursos, en una relación profunda entre el saber, el saber
hacer y el hacerlo. Por su concepción, permiten dar coherencia curricular, ya que cada estudiante,
centro del aprendizaje, las desarrolla mediante procesos de enseñanza inclusivos, flexibles y
participativos (ANEP, 2022).
En este sentido, debemos saber que ser competente significa actuar integrando conocimientos,
habilidades y actitudes para responder a situaciones complejas de la vida, acorde a cada situación,
en un entramado dinámico de esos recursos (ya sean propios o construidos con otros)
seleccionados, combinados y movilizados pertinentemente y desde parámetro éticos. (ANEP, 2022,
pág. 41). Implica resolver con eficacia situaciones/problemas reales en diferentes contextos
sociales, personales, laborales y académicos.
Al pensar nuestras planificaciones desde las competencias, debemos considerar a los criterios de
logro como un punto de partida, ya que en ellos convergen las competencias específicas, los
contenidos y el contexto. Es desde donde nos ubicamos como docentes a la hora de pensar nuestra
propuesta de enseñanza. En lugar de plantear los propósitos u objetivos, vamos a iniciar nuestro
trabajo desde los criterios de logro y luego elegiremos la competencia que esperamos desarrollen
nuestros estudiantes. Dicha competencia o competencias se traducirán como las metas de
aprendizaje.
La propuesta de enseñanza se orientará entonces al desarrollo de dichas metas, por eso: deben
clarificar el proceso de aprendizaje y especificarse según el nivel educativo correspondiente.
Una vez definidas las metas de aprendizaje, es el momento de seleccionar cuáles contenidos serán
trabajados.
Finalmente, es el momento de diseñar las actividades que conformarán la propuesta de enseñanza.
Orientadas siempre según las metas y contenidos definidos anteriormente. Para ello
consideraremos dos elementos centrales: desarrollo; secuencia de experiencias de aprendizaje
que se ofrecerán al estudiante para el desarrollo de las metas propuestas. Selección de situaciones
de aprendizaje con metodologías consistentes con las metas. Y, la evaluación, coherente con
metas, contenidos y experiencias de aprendizaje.
REFLEXIONES PERSONALES
Reflexionar acerca de nuestro rol docente, asumirlo y ejercerlo, implica pensar pedagógicamente
la realidad haciendo explícito el esquema teórico que fundamenta la práctica. Es decir, se requiere
del despliegue de competencias entendidas como un “saber hacer con fundamentos”, por lo que
debemos exigirnos un hacer fundamentado en un conocimiento profundo de los porqués de las
actividades que desarrollamos en el aula. De este modo, centrado el interés en el Espacio Ciencias
Sociales y Humanidades, debemos capacitarnos constantemente para relacionar el saber
disciplinar, epistemológico y didáctico que el mismo requiere.
Debemos tener en cuenta que enseñar el concepto de espacio requiere de un trabajo serio y
profundo relacionado con el conocimiento de los alumnos, el dominio disciplinar de la geografía, el
dominio de las estrategias y el uso de los recursos pertinentes para favorecer el aprendizaje, como
es el caso de las tecnologías digitales. En este sentido, hay que tener en cuenta que la
implementación de las mismas en el aula debe ir acompañada de la reflexión sobre por qué y para
qué se las utiliza, considerando sus aportes y los aprendizajes que se pueden promover con ellas.
Ya lo decía Miguel Soler Roca en el 2008, quien sostiene que las potencialidades de las tecnologías
son enormes y no podemos imaginar que su perfeccionamiento constante pueda tener fin. Nuestra
vida como personas, como ciudadanos, como trabajadores, tendrá en la informática un componente
esencial, sin marcha atrás. Agregando, además, que el sistema educativo ha de educar a los
alumnos, desde tempranas edades, en el empleo de las TIC (Tecnologías de la información y la
Comunicación) y ha de darles todas las oportunidades para que ese empleo sea realizado conforme
a valores que fortalezcan el conocimiento y a la vez contribuyan al bien colectivo.
Es preciso considerar que las tecnologías digitales nunca sustituirán el papel mediador del docente,
sino que cuanto más se impongan, más necesarios seremos nosotros. Es parte de nuestra tarea
seleccionar y hacer un uso crítico de los programas en el aula, observando qué recursos poseen
mayor potencialidad educativa para explotarlos y promover el empleo inteligente y pertinente de las
tecnologías a fin de que nuestros alumnos las utilicen potenciando sus aprendizajes y crecimiento
cognitivo.
BIBLIOGRAFÍA: