Carlosarrizabalaga, 12 Esteban Puig
Carlosarrizabalaga, 12 Esteban Puig
Carlosarrizabalaga, 12 Esteban Puig
Esteban Puig T.
Academia Nacional de la Historia del Perú
Una de las maravillas más notorias y famosas del Perú, aunque a veces no
lo parezca, se encuentra en la cerámica. Constituye por sus formas y colores un
legado artístico y cultural sorprendente, tanto en las piezas ceremoniales como
en la cerámica utilitaria que también se ofrecía en las tumbas. Muchas piezas
valiosas se exhiben en museos y universidades de todo el mundo. Arqueólogos
peruanos, eximios por su tesón y eficiencia en investigar el legado cultural de las
múltiples culturas ancestrales del Perú, sacaron del subsuelo valiosas cerámicas
caracterizadas por su finísima contextura, sus formas, colores, dibujos, pinturas,
escenas rituales, la fauna y la flora, la pesca y la caza, danzas, comidas y bebidas.
La cerámica más espectacular quizá sean las piezas de las culturas Nasca
y Moche, admiradas por las vasijas decoradas a pincel pintadas con escenas
alucinantes. De hecho, gracias a sus pinturas en las vasijas, podemos apreciar
la abundancia de manifestaciones, hechos y sucesos de la vida cotidiana y de
las grandes ceremonias rituales y funerarias de los mochicas, en especial, que
componen una auténtica enciclopedia temática de alto valor gráfico y documental.
No hay en toda América una iconografía pictórica y escultórica del vivir y del
sentir de un pueblo, como la que nos legaron nuestros antepasados mochicas.
En la hacienda Pabur, a 50 kilómetros al este de la ciudad de Piura,
floreció la cultura Vicús, que ofrece una fuerte y organizada civilización de
intensa esencia regional. A pesar de lo que se ha dicho de ella, que es mucho,
aún permanece en el enigma la procedencia de los hombres y las mujeres que
vivieron en torno al cerro Vicús. ¿Provendrán de la costa ecuatoriana, de la
sierra o del área central andina? ¿Cómo eran? ¿Qué mentalidad reflejan? ¿Cuáles
fueron sus creencias, sus ritos, sus tradiciones y costumbres? Con todo, algo
concreto se sabe de ella: que hubo señoríos que eran más reinos que señoríos, que
se dio una clara diferenciación de lo religioso con lo civil; que surgieron centros
administrativos y ceremoniales; que florecieron las artes; que la cerámica fue
única por su acabado y modelado; que la metalurgia alcanzó altos niveles de
técnica y belleza.
El descubrimiento de tumbas de esta cultura en 1963 ha permitido conocer
su producción cultural, en la que destacan la cerámica de formas y características
curiosas. También ha hecho posible que la producción de cerámica artesanal
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