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Rosanna Santana Jorge

1. Maltrato infantil y sus implicaciones en el aprendizaje

El maltrato infantil puede afectar el aprendizaje de los niños y niñas de varias


maneras:
Problemas psicológicos, intelectuales y lingüísticos, Menor desempeño en las
tareas, Diferencias estructurales en las regiones prefrontales cerebrales, Daño al
neurodesarrollo, Dificultad para integrar el funcionamiento cerebral.
El maltrato infantil también puede causar problemas de salud física y mental que
duran toda la vida. Además, las consecuencias sociales y laborales del maltrato infantil
pueden ralentizar el desarrollo económico y social de un país.
La violencia intrafamiliar también puede afectar el rendimiento académico de los
estudiantes. Los estudiantes pueden sufrir depresión, pérdida de interés y buscar amor o
refugio en las amistades.
Para ayudar a los niños que han sido maltratados, se pueden desarrollar estrategias
de estudio y aprendizaje que les ayuden a entender que la violencia no debe generar más
violencia.

Se analizará la violencia y sus diferentes manifestaciones siguiendo el artículo 19


de la Convención sobre los Derechos del Niño y la Observación General N° 13 del Comité
de los Derechos del Niño, la cual establece que se entiende por violencia “toda forma de
perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación,
incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un
representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo”.

Violencia contra Tipos de Definición


niños, niñas y violencia
adolescentes
Física Uso de la fuerza, mortal y no mortal, sobre niñas,
niños y adolescentes (NNA) que deriva en daños
Toda forma de reales o potenciales, que se manifiesta en: castigos
perjuicio o abuso corporales y todas las demás formas de tortura y
físico o mental, tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes,
descuido o trato intimidación física y novatadas por parte de
negligente, malos adultos o de otros niños.
tratos o explotación, Sexual Incitación o coacción para que un niño se dedique
incluido el abuso a cualquier actividad sexual ilegal o
sexual psicológicamente perjudicial, utilización de un
niño con fines de explotación sexual comercial,
utilización de un niño para la producción de
imágenes o grabaciones sonoras de abusos
sexuales, la esclavitud sexual, la explotación
sexual en el turismo y la industria de viajes, la trata
y la venta de niños con fines sexuales y el
matrimonio forzado.
Emocional Forma de maltrato psicológico, abuso mental,
agresión verbal y descuido emocional. Se
manifiesta como una relación perjudicial
persistente con el niño, como hacerle creer que no
vale nada, que no es amado ni querido, que está en
peligro o que sólo sirve para satisfacer las
necesidades de otros, asustar al niño, aterrorizarlo
y amenazarlo; explotarlo y corromperlo;
desdeñarlo y rechazarlo; aislarlo, ignorarlo,
discriminarlo, insultarlo, injuriarlo, humillarlo,
menospreciarlo, ridiculizarlo y herir sus
sentimientos. Exponerlo a la violencia doméstica o
desatender sus necesidades afectivas, su salud
mental y sus necesidades médicas y educativas.
Descuido o trato Falla en la cobertura de las necesidades físicas o
negligente psicológicas de NNA, así como en la protección
contra el peligro o en la provisión de servicios
cuando las personas responsables del cuidado de
NNA tienen los medios y el conocimiento para
hacerlo.
Prácticas Normas, leyes o costumbres legales, sociales,
perjudiciales comunitarias o familiarmente validadas o
aceptadas cuya vigencia se traduce en actos,
obligaciones, restricciones o rituales que pueden
menoscabar o perjudicar la integridad física o
psicológica de NNA.
Institucional Daños, directos o indirectos, y omisiones causadas
por autoridades estatales de todos los niveles. Las
omisiones pueden consistir en no aprobar o revisar
disposiciones legislativas o de otro tipo, no aplicar
adecuadamente las leyes y reglamentos, así como
no contar con suficientes recursos y capacidades
materiales, técnicas y humanas para detectar,
prevenir y combatir la violencia contra NNA.

La preocupación por el desarrollo y el aprendizaje en los niños se ha incrementado


especialmente en las escuelas a las que acuden diariamente; el bajo rendimiento en los
niños es notorio, alarmante y manifestado por conductas anormales.
La violencia infantil crece constantemente de manera silenciosa, ciertamente los
casos han aumentado en nuestro país, las víctimas son cada vez más pequeñas. Sin duda es
una población vulnerable. Dentro de las cifras registradas por violencia, se ha detectado un
alarmante aumento en maltrato psicológico, acoso escolar o maltrato físico, lo más
sorprendente es que más del 60% de los casos se producen en el entorno familiar de los
pequeños.

“Diferentes estudios informan que los episodios de agresión y/o violencia en las
escuelas producen en los niños daños físicos y emocionales, estrés, desmotivación,
ausentismo, e incluso efectos negativos en el rendimiento escolar por estrés postraumático
en los afectados” (Gumpel y Meadan 2000; Verlinde et al., 2000; Henao, 2005; Smith y
Thomas, 2000).

Muchas de las veces las conductas agresivas o violentas entre los niños pueden
pasar desapercibidas por los profesores o tutores, considerándolas propias de su edad,
principalmente cuando existe el problema del pacto de silencio entre agresor y la víctima
(amenazas). Este acontecimiento es torturante para el niño que es violentado; las conductas
agresivas y torturantes alteran el ambiente escolar, repercutiendo de manera negativa en su
aprendizaje.

La agresión y violencia son conflictos no resueltos, no tanto entre compañeros,


más bien son problemas que los niños vivencian desde su propio hogar y que se hacen
manifiestos en las aulas de clases entre compañeros.

Para Oteros (2006), “la conducta agresiva es socialmente inaceptable ya que puede
llevar a dañar física o psicológica a otra persona, la agresividad en la etapa escolar puede
aplicarse a acciones agresivas, bajos estados de ánimo”, etcétera.

Pintus (2005) conceptualiza la violencia escolar como una manifestación que se da


en el espacio de las relaciones humanas en el contexto de las instituciones educativas.

Algunos estudios revelan características personales de los niños, como, por


ejemplo, los niños menores de siete años de edad obedecen más a los adultos, no suelen
cuestionar las reglas, a partir de los once años desarrollan el razonamiento moral, son
capaces de cuestionar, las reglas se modifican y las aplican en para su propio beneficio.
Desgraciadamente los adultos han confundido la interacción agresiva con juegos propios de
su edad, por lo que no se ha dado la debida atención; los efectos de la violencia familiar
sobre el niño se pueden expresar en distintos ámbitos, a corto o a largo plazo, y estas
consecuencias pueden ser acumulativas para el niño.

Es impactante ver que la violencia se va normalizando, y cada vez se le da menos


importancia a las conductas provocativas en los niños, ya que les son atribuidas y
justificadas por su edad; sin embargo, en el área educativa nos damos cuenta que los niños
piden ayuda urgentemente a través de sus actitudes y rebeldías, y por qué no decir, en el
propio juego, no podemos quedarnos tranquilos ante conductas desafiantes y permanecer de
brazos cruzado, mientras nuestros niños pasan de ser víctimas a victimarios, desquitando su
enojo y frustración dentro del campo escolar entre sus compañeros. Ninguna actitud de
violencia contra los niños es justificada, y todo tipo de violencia puede ser prevenida,
debemos poner más atención en nuestra sociedad y educar con amor, ya que los niños son
el futuro de nuestra sociedad y la esperanza está puesta en ellos. No podemos ser ajenos y
huir de la realidad, las instituciones necesitan estar más atentas y tornarse un lugar seguro,
en el cual se fomenten los valores del respeto, la dignidad, tolerancia, promover la paz,
entre otros. Ya que las escuelas desempeñan un rol en la transformación de la sociedad, y se
centra de manera individual en cada niño, brindando confianza en sí mismo, se debe tener
cuidado en el desarrollo emocional e integral de cada uno, así como de las familias.

2. Disciplina positiva
Los orígenes de la disciplina positiva se remontan a la década de 1920. El
principal inspirador fue el psiquiatra austriaco Alfred Adler, quien defendió una crianza
respetuosa hacia el niño y que lo hiciera sentir parte de un grupo.
La disciplina positiva es una perspectiva a largo plazo para desarrollar actitudes y
comportamientos positivos en niños y adultos. Se basa en el respeto mutuo y la
colaboración, y enseña a los niños habilidades básicas para la vida.
La disciplina positiva se centra en corregir los comportamientos desde el afecto y
la empatía. Los educadores deben establecer un vínculo emocional con sus alumnos, de
manera que estos no perciban la corrección como un rechazo a su persona sino simplemente
como un error que deben subsanar.
La disciplina positiva no es punitiva ni permisiva con los niños. Enseña a los
adultos a utilizar amabilidad y firmeza al mismo tiempo.
La disciplina positiva se basa en la comunicación, el amor, el entendimiento y la
empatía. Enseña a los padres a entender el comportamiento de sus hijos y reconducirlo con
respeto, sin luchas de poder y de un modo siempre positivo.
Establecer una conexión emocional. La disciplina positiva enfatiza en la
necesidad de corregir los comportamientos desde el afecto y la empatía. Eso significa que
el educador debe establecer un vínculo emocional con sus alumnos, de manera que estos no
perciban la corrección como un rechazo a su persona sino simplemente como un error que
deben subsanar.
Actuar como modelo. Durante los primeros años de vida, los docentes también
actúan como guías de los niños. La disciplina positiva los anima a desarrollar aquellas
cualidades que desean ver en sus estudiantes, como la paciencia, el respeto, la
independencia, la estabilidad emocional, la amabilidad o la escucha activa.
Disciplinar desde el respeto. Todos los niños experimentan dos necesidades
psicológicas fundamentales: sentirse valioso y aceptado. Cuando los adultos los castigan o
gritan, les transmiten el mensaje de que no son dignos de respeto, de manera que los
pequeños se sienten desvalorizados. La disciplina positiva motiva a los educadores a
disciplinar con firmeza, pero sin afectar la autoestima y confianza de sus estudiantes,
adoptando en todo momento una actitud respetuosa.
Recurrir al diálogo. Siempre que sea posible, es recomendable recurrir al diálogo
y no la imposición como método formativo, intentando llegar a acuerdos. De hecho, las
normas en el aula se deben consensuar entre todos, haciendo comprender a los estudiantes
que, si incumplen alguna de ellas, su comportamiento tendrá consecuencias. También es
importante establecer sanciones razonables para evitar los castigos arbitrarios o
desproporcionados.
Destacar las buenas conductas y los logros. Más que recurrir al castigo, la
educación positiva propone enfocarse en los buenos comportamientos. Cuando el docente
refuerza las conductas positivas, los estudiantes se sienten más motivados a repetirlas.
Asimismo, es fundamental enseñar a los niños distintas alternativas de comportamiento
para que puedan alcanzar sus objetivos sin perjudicar a los demás.

3. Estilos de crianza. Describa cada uno


Los estilos de crianza son un conjunto de comportamientos y actitudes que los
padres transmiten a sus hijos de forma consciente o inconsciente. Estos estilos influyen en
el desarrollo social y emocional de los niños, y por lo tanto en su bienestar actual y futuro.
Los estilos de crianza principales son: Autoritario, Democrático, Permisivo,
Pasivo.
Los padres autoritarios, son inflexibles, exigentes y severos cuando se trata de
controlar el comportamiento. Los padres con autoridad son cariñosos y ofrecen su apoyo al
niño, pero al mismo tiempo establecen límites firmes para sus hijos.
Los padres permisivos, son muy cariñosos con sus pequeños, tanto, que son
incapaces de establecer normas y límites claros. No exigen nada a sus niños y suelen
satisfacer todos sus caprichos para evitar que se enfaden, lloren o hagan una pataleta.
Los estilos de crianza y su influencia en el comportamiento de los hijos
El estilo permisivo está en el extremo contrario en cuanto a exigencia y firmeza.
Los niveles de exigencia y firmeza son nulos o inexistentes. El niño/a necesita reglas para
saber qué es lo que se espera de él o ella. Suelen percibir un nivel adecuado de sensibilidad
e interés.

El estilo democrático o colaborativo, Este estilo se caracteriza por padres y


madres que balancean sus prácticas de crianza entre la respuesta a las necesidades de los
niños, niñas y adolescentes y la definición conseguida de normas.
El mejor método de crianza es aquel que encuentra un equilibrio entre la
sensibilidad y los sanos límites.
Estilo negligente, Es un estilo en el que los progenitores no se ocupan de sus
hijos. Los niveles de exigencia son bajos y también la sensibilidad.

4. Estrategias para fomentar la disciplina en el aula.

Es una de las claves para aplicar la disciplina en clase. Al hacer preguntas abiertas,
escuchar activamente y mostrar respeto a los alumnos es más fácil crear un ambiente en el
que se sientan cómodos y respetados.
Involucrar a los estudiantes en el diseño de normas de comportamiento y en la
determinación de cómo se abordarán los conflictos. Esto les brindará la oportunidad de ser
parte del proceso, aumenta la motivación y contribuyen en el desarrollo de habilidades de
liderazgo. Hay que tener en cuenta que estas normas son “vivas”, es decir, se pueden ir
adaptando a lo largo del curso.
Dar ejemplo
De nada vale la teoría si no se aplica en la práctica, máxime cuando se trata de
niños de corta edad. Por eso los profesores deben dirigirse a los niños con respeto, sin
gritos, hablando con firmeza pero sin imposiciones.

Fijar límites claros de conducta


Esto permite construir una relación basada en la confianza y respeto entre los
estudiantes y el profesor. Fijar normas que todos comprendan contribuye a entender lo que
se espera de ellos y a prevenir comportamientos inaceptables.

Promueve el respeto entre los estudiantes y el profesor


Estimula a los estudiantes a respetar las opiniones de sus compañeros y a tratar de
entender sus puntos de vista. Esto promueve un ambiente de clase seguro y respetuoso.
Asumir la responsabilidad
Desarrolla habilidades para asumir la responsabilidad de sus acciones, el
autocontrol y la solución de problemas.
Recompensar por comportamientos positivos
Crear recompensas como elogios, tarjetas de reconocimiento o, incluso, estrellas
en una pizarra para recordar tareas bien hechas, puede ser una buena manera de motivar a
los estudiantes.
.
Mejora la autoestima
Aumenta la autoestima de los alumnos y su capacidad de resolución de conflictos.
Contribuye a crear una mayor conexión entre los alumnos de una misma aula,
respetando sus diferencias y fomentando las capacidades individuales.
Normas de comportamiento
Involucrar a los estudiantes en el diseño de normas de comportamiento y en la
determinación de cómo se abordarán los conflictos. Esto les brindará la oportunidad de ser
parte del proceso, aumenta la motivación y contribuyen en el desarrollo de habilidades de
liderazgo. Hay que tener en cuenta que estas normas son “vivas”, es decir, se pueden ir
adaptando a lo largo del curso.
Clima positivo
Ayuda a crear un clima escolar positivo, en el que los estudiantes se sienten
respetados, motivados y seguros. Esto es especialmente útil para los estudiantes con
necesidades especiales o aquellos a los que les cuesta más relacionarse con iguales.

Fomentar las actividades colaborativas


Para que todos los alumnos se sientan partícipes, se ayuden unos a otros y
aprendan que, aunque tengan capacidades diferentes, todas son importantes.

Es importante mencionar que cada estrategia que se aplique en el aula de clase


dependerá de la edad, el grupo y las características individuales de los estudiantes.
Bibliografía

https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-derechos/article/view/
14258/15442#:~:text=%E2%80%9CDiferentes%20estudios%20informan%20que
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https://universidadeuropea.com/blog/disciplina-positiva/#:~:text=La%20disciplina
%20positiva%20enfatiza%20en,un%20error%20que%20deben%20subsanar.
https://www.hacerfamilia.com/educacion/noticia-estilos-crianza-influencia-
comportamiento-hijos-20160711124004.html
https://www.unl.edu.ec/noticia/estilos-de-crianza-y-el-comportamiento-prosocial-
en-los-hijos#:~:text=Los%20estilos%20de%20crianza%20se,adaptativa%20a%20nivel
%20social%2C%20demuestra
https://ecuador.unir.net/actualidad-unir/disciplina-positiva/

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