Libro Que Tu Pastor Quiere Que Leas
Libro Que Tu Pastor Quiere Que Leas
Libro Que Tu Pastor Quiere Que Leas
“Lo mejor de este libro es que hará que tu iglesia aprenda a hacer
mejor su labor. Las ideas profundas de Christopher elevan los es-
tándares de todos los cristianos. ¡Estamos ansiosos por que toda
nuestra iglesia lo lea!”.
— Denesh & Deborah Divyanathan,
The Crossing Church, Singapur
QUIERE
QUE
LEAS
Chri s to p her As h
QUIERE
QUE
LEAS
(Pero no se atreve a pedírtelo)
Mientras lees, comparte con otros en redes usando
#CuidaATuPastor
Traducido del libro The book your pastor wishes you would read (but is too
embarrassed to ask) © 2019 por Christopher Ash. Publicado por The Good
Book Company. Traducción por Adriana Salamanca.
A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido tomadas de
La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional © 1986, 1999, 2015, por Biblica,
Inc. Usada con permiso. Las citas bíblicas marcadas con la sigla NTV han
sido tomadas de La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente © 2010, por
Tyndale House Foundation; las citas marcadas con la sigla RVC, de La Santa
Biblia, Versión Reina Valera Contemporánea © 2009, 2011, por Sociedades
Bíblicas Unidas; las citas marcadas con la sigla NBL, de la Nueva Biblia
Latinoamericana © 2005, por The Lockman Foundation.
Poiema Publicaciones
[email protected]
www.poiema.co
Impreso en Colombia
ISBN: 978-1-950417-06-3
SDG
Contenido
Introducción �������������������������������������������������������������������������������������11
Siete virtudes
1. Un arrepentimiento diario y una fe entusiasta ���������� 35
2. Pertenencia con compromiso������������������������������������������� 43
3. Total honestidad ����������������������������������������������������������������� 53
4. Velar con atención�������������������������������������������������������������� 63
5. Bondad amorosa ������������������������������������������������������������������73
6. Expectativas altas�����������������������������������������������������������������81
7. Sumisión entusiasta ���������������������������������������������������������� 89
Agradecimientos���������������������������������������������������������������������������107
Introducción
Escribo para ti
Mi intención es dirigirme a ti, como un miembro de la iglesia
a otro, no a tu pastor. Hay ocasiones en las que uno debe ha-
blar con los líderes de la iglesia, y hay bastantes libros y char-
las en conferencias ministeriales que hacen eso. Pero quiero
hablarte a ti, un miembro común de la iglesia, como yo. Quie-
ro hablarte sobre cómo cuidar a tu pastor.
Puede que el líder de tu iglesia sea conocido como pastor,
ministro o algún otro título. Si perteneces a una iglesia más
Introducción
* E
l precursor inglés que dio el modelo para el ministerio Simeon Trust, el cual también realiza
talleres de predicación expositiva por el mundo hispanohablante.
13
El libro que tu pastor quiere que leas
14
Los pastores también
son seres humanos
Un tour del salón de la fe de los pastores
—
El papá de Andrés era un artesano diestro. El trabajo ma-
nual —la habilidad para construir bien las cosas y hacer que
funcionen— era muy valorado en el hogar donde creció. Su
papá solía mostrarle, con un orgullo justificable, artefactos o
proyectos completados. Andrés hizo una pasantía como cons-
tructor en la que desarrolló habilidades en este campo labo-
ral, y disfrutó mucho poder terminar un proyecto de cons-
trucción y ver el producto final. Con gratitud hacia Dios en su
corazón, se decía a sí mismo: “Por la gracia de Dios, lo hice, lo
construí, lo terminé”.
Pero más adelante, Andrés dejó su trabajo y decidió entrar
al mundo “intelectual” del ministerio pastoral. Es un mundo
17
El libro que tu pastor quiere que leas
—
Benjamín conoció a Cristo cuando era adolescente en una
iglesia grande, joven y vibrante en el centro de una ciudad,
donde sirvió como aprendiz. La predicación y enseñanza
de los pastores lo impactaron profundamente, igual que los
tiempos de lectura bíblica que compartía con otros miembros
del equipo de siervos de la iglesia. Cuando pensaba en un mi-
nisterio fructífero, estos eran sus ejemplos a seguir. Cuando
lo animaron a considerar dedicarse al ministerio pastoral, es-
tas vidas y ejemplos fueron su inspiración, y no podía pensar
en nada mejor que ser como ellos.
Ayer todo se veía muy diferente. La iglesia en la que está
sirviendo no brilla con vitalidad. En lo absoluto. La gente es
bastante común. No parece que están sucediendo muchas co-
sas. La música es un poco aburrida. Hay poco talento. Por su-
puesto, él ora, predica, tiene comunión con otros creyentes,
hace visitas pastorales y enseña la Biblia. Pero esta iglesia no
se parece en nada a la iglesia donde comenzó.
18
Los pastores también son seres humanos
—
Carlos nació en un hogar cristiano. De hecho, su padre dejó
su trabajo secular para capacitarse para el ministerio pastoral
casi a los 40 años. A sus padres les alegró mucho que Carlos
siguiera los pasos de su padre, y no dejan de decírselo. No se
les ocurre un llamado más alto para su hijo. Como muchos
padres orgullosos, tienen expectativas altas y eminentes —
desean que su hijo produzca un impacto amplio, profundo y
perdurable para Cristo.
Carlos disfruta del hermoso legado de sus padres. Sin em-
bargo, cuando se sienta en su escritorio y compara las realida-
des de ayer con estas expectativas, no puede evitar quedarse
pensativo. ¿Qué significa producir un impacto amplio, pro-
fundo y perdurable para Cristo en las realidades semanales
de la vida pastoral? Por lo general —y ayer no fue la excep-
ción— siente que su influencia en el reino de Cristo es casi
nula. Lo que ve lo llena de frustraciones —el hombre que no
se arrepiente, la pareja cómoda que solo se queja, la joven he-
rida por lo que le dijeron y le hicieron en el pasado, el adoles-
cente esclavizado por una adicción.
—
Daniel viene de una cultura en la que se espera que un hijo
académicamente competente se capacite en alguna profesión
prestigiosa y bien pagada, algo así como médico o abogado.
Él es inteligente y capaz. Su papá y su mamá esperaban esto
para su hijo mientras lo apoyaban a lo largo de su educación, y
le dejaron bastante claras sus expectativas. Logró ser abogado
y se dedicó a su profesión durante algunos años.
19
El libro que tu pastor quiere que leas
—
Eduardo creció en un hogar cristiano en una iglesia rural pe-
queña, donde vio que el servicio fiel, aunque nada espectacu-
lar, daba fruto a medida que las personas eran transformadas
lentamente. Para él, este es el ideal al que aspira. Cree que
no hay nada mejor que el trabajo tranquilo y constante de ca-
minar junto a hombres y mujeres en la estabilidad de la vida
rural, enseñándoles el evangelio de Jesús, orando por ellos y
con ellos, año tras año tras año.
De alguna forma, esto encaja bastante bien con lo que su-
cedió ayer. Eduardo se sienta en su escritorio tranquilamente
y se prepara para otro día de oración y preparación para en-
señar la Biblia.
—
Fernando es un milenial desarraigado. Su experiencia del
ministerio cristiano ha sido principalmente a través de los
sermones de predicadores famosos que ve por internet. Su
20
Los pastores también son seres humanos
—
Gerardo fue a una de las mejores escuelas de su país. La casa
donde vivía su familia era sorprendente. Tanto mamá como
papá tenían buenos autos. El dinero nunca faltó. Las vacacio-
nes eran cómodas, a veces bastante exóticas; su ropa era nue-
va, de diseñador y a la moda; todos los aparatos electrónicos
eran de última generación y se reemplazaban desde que salía
el siguiente modelo.
Ahora él forma parte del equipo de siervos de una iglesia
grande en medio de la ciudad. Es un trabajo grandioso y le
encanta ver a personas del barrio conociendo a Jesús. Pero a
Gerardo le sigue costando acostumbrarse a su entorno gris, al
salario bajo y al esfuerzo constante de hacer que el dinero le
21
El libro que tu pastor quiere que leas
—
Lorenzo es un lector voraz, pero es tímido; prefiere estar solo
cuando quiere recargar sus baterías emocionales. Puede ma-
nejar el rol público de ser pastor y estar en grupos grandes,
pero la experiencia lo desgasta mucho más que a sus amigos
extrovertidos. Cuando la agenda se llena demasiado, lucha
con una especie de claustrofobia emocional y psicológica, y
anhela algo de espacio —espacio físico, de tiempo y personal
para estar a solas.
Después de un domingo ocupado, se siente exprimido.
Predicó en los dos servicios de la mañana, y tuvo lo que le
parecieron cientos de fragmentos de conversaciones antes y
después de ambos. Él y su esposa invitaron a almorzar a dos
familias jóvenes, a una pareja joven, a una viuda y a dos sol-
teros. Más tarde, Lorenzo dirigió el servicio de la tarde y en-
trevistó a algunos compañeros de misiones en una reunión
para los jóvenes adultos después del servicio dominical, antes
de sentarse en la parte de atrás para entonces compartir con
los adolescentes al final de la reunión. En la mañana de este
lunes, se sienta en su escritorio con la mirada perdida…
—
La esposa de Sebastián, Jimena, trabajaba en un banco en
el centro de negocios de su ciudad capital, donde ganaba un
buen sueldo. Cuando se casó con Sebastián, a él también le iba
22
Los pastores también son seres humanos
—
Jeremías es el hijo de un predicador. Lo criaron de una forma
sencilla, con lo suficiente, y pocas veces tenían más que eso.
Las vacaciones eran sencillas, como acampar no muy lejos de
casa. El auto de la familia estaba golpeado y maltratado, aun-
que lo apreciaban mucho. Los zapatos y la ropa que usaban
solía ser de segunda mano. No era fácil y había ansiedad por
el dinero; pero siempre parecía que había suficiente.
Ahora él es pastor y le encanta su trabajo. No tienen mu-
chos recursos, y él y su prometida se preguntan qué harán
para que les alcance el dinero cuando se casen en otoño. Aun
así, es una vida grandiosa, y a él lo sobrecoge el privilegio de
traer las buenas nuevas de Jesús a las personas que cuida. Se
sienta en su escritorio orando por unos y otros con un pro-
fundo agradecimiento en su corazón.
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El libro que tu pastor quiere que leas
OR A C I ÓN
24
¿Por qué querrías
cuidar a tu pastor?
—
¿Por qué querrías cuidar a tu pastor? A menos que tú y yo sea-
mos motivados a cuidar a nuestros pastores, no le prestare-
mos mucha atención a lo que dice este libro.
Comencemos preguntándonos de qué maneras podemos
esperar razonablemente que nuestros pastores nos cuiden.
Podemos esperar toda clase de cosas, pero pensemos en lo
que dice la Biblia que debemos esperar. En resumen, hay cin-
co formas principales:
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El libro que tu pastor quiere que leas
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¿Por qué querrías cuidar a tu pastor?
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El libro que tu pastor quiere que leas
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¿Por qué querrías cuidar a tu pastor?
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El libro que tu pastor quiere que leas
OR A C I ÓN
32
Siete virtudes
de los miembros de la iglesia
que tienen un impacto
en los pastores
—1—
Un arrepentimiento diario
y una fe entusiasta
—
El pastor de esta historia era yo (aunque cambié los nom-
bres de las demás personas). ¿Cuál visita me alegró más? Lo