Platon 2023
Platon 2023
Platon 2023
Criterio de evaluación
1.1. Generar un conocimiento de fuentes y documentos filosóficamente relevantes, aplicando técnicas de búsqueda,
organización, análisis, comparación e interpretación de estos (...)
1.2. Elaborar y presentar distintas producciones tanto de manera individual como cooperativa, con la finalidad de emitir
juicios propios acerca de problemas planteados en la historia de la filosofía (...)
2.1. Desarrollar el uso de los argumentos, reconociendo y aplicando normas, técnicas y pautas lógicas, retóricas y
argumentativas (...)
3.1 Adquirir y expresar un conocimiento de las propuestas filosóficas más importantes a lo largo de la historia a
través de la indagación, identificando las cuestiones a las que responden, comprendiendo y debatiendo sobre los
principales problemas, ideas, tesis y controversias filosóficas de la historia del pensamiento y del análisis y comentario
crítico de textos y documentos filosóficos o relevantes para la filosofía.
4.1. Generar una concepción plural, compleja, dialéctica, abierta y crítica de la historia del pensamiento a través de la
comprensión y expresión de las relaciones de oposición y complementariedad entre tesis, escuelas, filósofos y
filósofas de las mismas o distintas épocas y tradiciones.
5.1. Afrontar los grandes problemas filosóficos en su dimensión temporal y espacial, comprendiendo su doble aspecto
histórico y universal, a través del análisis y exposición crítica de las condiciones culturales que han permitido su
aparición y evolución en distintos momentos de la historia (...)
6.1. Adquirir una concepción sistémica y relacional de la historia de la cultura occidental y del papel de las ideas
filosóficas en ella mediante el análisis y el comentario comparativo de textos (...)
7.1. Analizar los problemas fundamentales de la actualidad a través de diversos productos de carácter crítico y
personal, fundamentados en ideas, doctrinas y controversias dadas en la historia de la filosofía (...)
Platón nace en Atenas en el año 428 a. C., de familia muy noble. Recibe una esmerada
educación, y cuando apenas tiene 20 años entra en contacto con Sócrates, que marca
decisivamente su vocación filosófica. A la muerte del maestro y ante el peligro de persecución,
realiza largos viajes que le ponen en comunicación con importantes centros filosóficos: Megara,
Cirene y la Magna Grecia. Posteriormente regresa a Atenas hacia el año 396 a. C.
Concibe un modelo ideal de Estado que trata de llevarlo a efecto en Siracusa, donde gobierna el
tirano Dionisio el Viejo, pero cae en desgracia y éste lo hace vender como esclavo. Rescatado por
un amigo, regresa a Atenas en el 387 a. C. Allí funda la Academia y se dedica a la enseñanza y a
componer obras de filosofía.
Efectúa dos cortos viajes a Siracusa, cuando gobierna Dionisio el Joven, con el intento de llevar
a cabo su modelo político, pero de nuevo peligra su vida. A excepción de estas dos breves salidas,
permanece siempre en Atenas, hasta su muerte en el año 347 a. C.
La producción filosófica de Platón es muy abundante y está escrita toda en forma de diálogo. Es
un brillante escritor que domina a la perfección el arte poético, simbolizando, a veces, con mitos
sugestivos su profundo pensamiento.
Es el primer filósofo que, al afrontar los problemas trata de organizar las soluciones en un sistema
filosófico completo y coherente, en el que cada respuesta encuentra su puesto oportuno dentro
del conjunto.
1. PROBLEMA GENERAL.
2.1.1. Noción de Idea en Platón: las ideas no son simples conceptos mentales, existen
realmente.
¿Qué entiende Platón por Idea? Para Platón, la Idea no es un simple concepto mental, (como lo
era para su maestro Sócrates), algo que sólo exista en la mente, sino una entidad extramental, que
tiene existencia objetiva en el mundo inteligible. Por ejemplo: hay muchas cosas sensibles bellas;
pues bien, la Idea de la Belleza no es, para Platón, la mera construcción mental, formada a base
de las características comunes de las cosas sensibles bellas, no es lo que habitualmente se
conoce como el concepto o la idea de lo bello; y según esta teoría, una cosa bella lo es porque
participa de la idea de belleza, que existe separadamente como tal en el mundo inteligible. Lo
mismo ocurre con la idea de Bien, de Justicia, etc.
El mundo sensible es la segunda clase de realidad: es la realidad que perciben los sentidos, es
engendrada, está en continuo devenir y es semejante a la las ideas, que son su modelo y su
causa.
Platón considera que el mundo sensible es fruto, por un lado, de la necesidad, propia de lo que
Platón llama la materia originaria, caótica e informe y, por otro, de las ideas, que actúan como
modelos. La concurrencia del primer elemento explica lo que en el mundo sensible hay de
imperfección; la concurrencia de las ideas explica cuanto en el mundo hay de orden, razón y
belleza. Ahora bien, ¿quién o qué principio lleva a cabo el proceso de configuración del mundo
sensible según el arquetipo de las ideas?
Opinión y ciencia no son los únicos niveles del conocer establecidos por Platón, pero sí los
fundamentales. Estos dos grados o estados de la mente se diferencian por su objeto: el primero, la
opinión (doxa), se ocupa de los objetos sensibles particulares; el segundo, la ciencia (episteme),
se ocupa de las ideas, de las que aquéllos son copias: por ejemplo, si alguien tratando de definir la
noción de belleza se refiriera sin más a las cosas particulares bellas, estaría situado en el campo
de la opinión; si, en cambio, se refiriera a la esencia de la belleza, Idea de la Belleza o Belleza en
sí, entonces habría llegado al nivel de la ciencia.
Platón separa, además, en dos grados diferenciados cada uno de estos dos niveles:
- Para la opinión:
1. Imaginación: es el grado más bajo del conocer, y se refiere al conocimiento de “las sombras
de las cosas”, es decir, de las creencias irracionales, de los mitos, del arte, del mundo de la
fantasía o el sueño… Todo aquello que copia los objetos del mundo sensible.
2. Creencia: se refiere a los objetos físicos que causan las sombras, es decir, los objetos del
mundo sensible, y el conocimiento que se basa en dichos objetos: lo que hoy llamaríamos las
ciencias empíricas, (física, biología, etc.)
- Para la ciencia:
1. Entendimiento: el conocimiento que nos va a permitir alcanzar la verdad, ya que es el primero
que nos aproxima a las ideas a través de su representación matemática. Conocimiento
matemático.
2. Razón: la auténtica episteme o conocimiento verdadero, es decir, aquel que nos permite entrar
en contacto directo con las ideas, conocer sus características, su relación, su naturaleza… Se
sirve para este objetivo de la Dialéctica.
En este contexto se sitúa la misión asignada por Platón al filósofo: no corresponde al filósofo el
conocimiento de las cosas particulares, sino el conocimiento de la esencia de las cosas, de las
ideas; el verdadero filósofo es capaz de discernir que aquéllas son sólo copias de los modelos de
las ideas. Así, el filósofo se convierte en guía o educador de los demás hombres, pues está en
condiciones de conducir a estos del estado de opinión al estado de ciencia, de la consideración del
mundo sensible a la consideración del mundo del verdadero ser.
Ahora bien, ¿cómo o por qué medios es posible acceder al conocimiento de la naturaleza
esencial de las cosas, a sus Formas o Ideas?
3.3.2. La Dialéctica
La dialéctica es una noción compleja en el pensamiento de Platón, pues comporta más de un
sentido. Unas veces aparece como el método racional por excelencia: en este sentido, consiste en
el juego de preguntas y respuestas (diálogo), y sigue un doble proceso complementario de análisis
y síntesis, con el fin de alcanzar el conocimiento verdadero, inteligible, partiendo de lo sensible;
otras veces, es presentada como la ciencia suprema, que tiene por objeto discernir las diferentes
Ideas y organizarlas jerárquicamente.
De cualquier forma, baste aquí con decir que la Dialéctica - noción crucial en la filosofía de Platón-
sirve al propósito de ascender de la multiplicidad de lo sensible a la cumbre del mundo de las
Ideas, el Bien en sí, mostrando a éste como fundamento de todo lo demás.
4. DUALISMO ANTROPOLÓGICO.
El dualismo establecido por Platón entre mundo sensible y mundo de las ideas se traduce en el
caso de su antropología en un absoluto dualismo entre cuerpo y alma. En el pensamiento
platónico el ser humano es un compuesto de dos realidades completas: cuerpo y alma. La teoría
pitagórica sobre la inmortalidad y transmigración de las almas (metempsicosis) está muy presente
en su reflexión filosófica, concretamente en los diálogos Fedón y Fedro.
La parte racional viene representada, en el Mito del carro alado (Fedro), por el cochero. Es la
más noble y elevada, pues su actividad consiste en conocer intelectivamente y dirigir y guiar a las
otras dos. La parte irascible está representada por el caballo bueno y hermoso, que simboliza el
valor y la voluntad, y se deja conducir muy fácilmente. La parte concupiscible está representada
por el caballo malo y feo, difícil de guiar, que simboliza el deseo y la pasión sensible
descontrolados. Por eso, es fácil que el cochero (parte racional), aun estando apoyado por el
caballo dócil (parte irascible), pierda el equilibrio, debido al caballo contrahecho y pesado (parte
concupiscible), y se precipite en el mundo corpóreo.
En cualquier caso, Platón deja claro que, a pesar de la diferencia de sus partes, el alma es una.
Añadir también que la Justicia se hace presente en aquel que consigue que el alma racional
desarrolle su función propia, esto es, dominar y guiar instintos y pasiones, de forma que no le
impidan alcanzar la verdad.
5. ÉTICA.
La teoría de las Ideas de Platón significa, a este nivel, la superación -al igual que lo fuera la
filosofía de Sócrates- del relativismo moral de los sofistas: en efecto, las Ideas de Justicia en sí,
Bondad en sí... se convierten en los criterios exactos para discernir lo bueno y lo malo, lo justo y lo
injusto. Las Ideas son ellas mismas valores.
La ética de Platón tiende a averiguar lo que sea el Sumo Bien para el ser humano, Bien, en cuya
consecución consiste la felicidad y al que se llega mediante la práctica de la virtud y el
conocimiento, tal y como aprendió de su maestro Sócrates.
Platón desarrolla en los diez libros de la República, en las Leyes y en el Político, su concepción
de un Estado ideal perfecto.
Para Platón, como para los griegos en general, el ser humano es un ser social por naturaleza.
Es importante establecer lo que sea un Estado ideal perfecto, porque entre el individuo y el Estado
o comunidad social existe una relación de reciprocidad: el individuo sólo puede hacerse perfecto en
el seno de un Estado perfecto y, a la inversa, un Estado perfecto sólo es concebible si sus
ciudadanos son virtuosos. Vemos, pues, una supeditación de la ética a la política.
6.2. La justicia como ordenación de las tres clases integrantes del Estado
La justicia es la condición indispensable y el objetivo máximo del Estado perfecto, es la virtud de la
ciudad.
Platón establece un perfecto paralelismo entre la justicia en el individuo y la justicia en la ciudad:
si en el primer caso, la justicia consiste en que cada parte del alma se ordene según la disposición
o virtud que le es propia, la justicia en la ciudad consiste en que cada una de las tres clases de
ciudadanos se atenga al cometido que le es propio.
El fin de la justicia no es otro que la salvaguarda del bien común, objetivo hacia el que van
encaminadas las múltiples leyes que rigen la ciudad.
Un rasgo interesante de la doctrina política de Platón es la figura del rey-filósofo: Platón
encomienda a los filósofos la tarea de gobernar. Ello es perfectamente coherente con el tono
general de la filosofía de Platón. En efecto, los filósofos están en contacto con el mundo de las
Ideas, mundo del verdadero ser, del auténtico conocer y de los valores supremos; así, el filósofo
está mejor preparado que ningún otro para gobernar, pues conoce mejor que nadie el Bien y la
Justicia, y además es el más adecuado para el poder, precisamente porque no lo desea.
Platón fue el primer gran filósofo de la historia. Fue capaz de crear un sistema completo
organizando y dando sentido a todas las ideas propuestas por los filósofos presocráticos y por
Sócrates. Amplía el ámbito de la filosofía y estudia tanto aspectos ontológicos, (siguiendo la senda
de Parménides), como epistemológicos, antropológicos, éticos (partiendo de Sócrates), o su gran
aportación: la política.
Desde su ontología, se puede valorar su capacidad de resolver el conflicto entre la realidad
auténtica y la aparente tal y como había sido planteado por Parménides, proponiendo su dualismo
m. inteligible/ m. sensible. Por otro lado, este mismo dualismo de mundos supone la dificultad de
explicar cómo algo alejado puede ser causa y esencia de otra cosa completamente separada.
También deja sin explicar el cambio en el mundo sensible, ya que entiende que lo auténtico no
cambia… pero, ¿por qué cambia nuestro entorno?
En su epistemología, es importante valorar su aportación como instrumento de desarrollo de la
capacidad crítica del ser humano, ya que su creencia en la no fiabilidad de los sentidos, nos obliga
a ir siempre más allá de las apariencias. Por otro lado, esa desconfianza hacia lo sensible, impide
el desarrollo de las ciencias empíricas, que tan importantes se han mostrado para el conocimiento
humano. También cabe destacar la importancia que da al conocimiento matemático como
iniciación para el conocimiento verdadero, algo que se revelará fundamental en el conocimiento
científico hasta nuestros días. Acerca del concepto de innatismo de las ideas que Platón defiende,
es posible defender su validez identificando las mismas con los instintos o con nuestra
programación genética, o bien considerarlo absurdo por la absoluta necesidad de la experiencia
para el conocimiento en cada una de sus vertientes.
En su antropología, se manifiesta su aceptación de presupuestos poco racionales y muy deudores
de los postulados pseudo-religiosos de los pitagóricos, aunque se podría interpretar su idea de la
inmortalidad del alma como hoy entendemos la energía que nos constituye, como algo que ni se
crea ni se destruye.
Su ética, deudora del intelectualismo moral socrático, se manifiesta como absolutamente ingenua a
partir del momento en que no contempla la importancia de la voluntad para la acción. Cualquiera
puede demostrar la falsedad de la idea de que quien conoce el bien actúa bien. Por otro lado, esta
introducción del conocimiento racional para dirigir la acción humana aleja al ser humano de otras
formas de comportamiento posibles sin ser consideradas negativamente, lo que propiciará las
críticas furibundas de Nietzsche veintitrés siglos más tarde.
Las ideas políticas de Platón son de una grandiosidad y de una coherencia absolutas, aunque
pecan de utópicas, por la consideración que tiene del ser humano. Olvida la importancia de nuestra
dimensión afectiva, al menos tan importante como la racional, y que lleva al extremo cuando
considera necesaria para el correcto funcionamiento del estado la destrucción de la familia. Es
importante valorar, sin embargo, la importancia que da Platón a la educación para el buen
funcionamiento del estado, basada en la igualdad de todos los ciudadanos, sean hombres o
mujeres, algo por lo que se sigue luchando hoy en día, aunque, tal vez, no se lleva a la práctica
como se debería.
Una idea interesante en el ámbito político es la de considerar que sólo deben gobernar aquellos
que no desean el poder. Si hoy siguiéramos ese principio, otro gallo cantaría…
Por último señalar que vivimos en la sociedad de la comunicación, en la que toda la realidad nos
llega a través de distintos medios y se nos atiborra de información. Dicha información está siempre
condicionada por distintos elementos, por lo que esa supuesta realidad que nos trasmite no es tal.
Sin embargo, solemos aceptarla como válida, con lo que sin querer, acabamos sumidos en el
interior de la caverna. Por ello la filosofía de Platón es tan interesante hoy en día a pesar de sus
errores. Nos muestra cómo la mayoría seguimos dentro de la caverna, dando por bueno y
verdadero aquello que nos cuentan sin ir más allá. Nos muestra cómo sigue siendo necesario,
2500 años después, que nos ayuden a descubrir la auténtica realidad y a pensar por nosotros
mismos.
DIALÉCTICA: Método de conocimiento científico que tiene dos acepciones en la filosofía platónica:
1. Método de ascenso de lo sensible a lo inteligible. 2. Método de deducción racional de las ideas,
que permite diferenciarlas entre sí, no confundirlas, ver la relación que hay entre ellas y su
jerarquía. Relacionar con reminiscencia.
IDEA DE BIEN: primera idea, gracias a la cual podemos conocer todas las demás del mundo
inteligible, (gracias a la dialéctica). Ser supremo que da unidad al mundo inteligible, fuente de ser,
unidad y verdad de las demás ideas. Fundamento de todos los valores morales. Está representada
por el sol en el Mito de la Caverna. Relacionar con la ontología, la epistemología y la ética.
OPINIÓN (doxa): Es el grado inferior del conocer. Versa sobre los objetos de la percepción
sensible. Se contrapone a la ciencia, que es el grado más alto del conocer. Tiene por objeto lo
esencial, las ideas, pues sólo éstas son capaces de satisfacer las condiciones de objetividad,
infalibilidad y validez universal.
REMINISCENCIA: teoría según la cual saber es recordar, lo cual es debido a la inmortalidad del
alma. De esta teoría se deduce el innatismo de las ideas, y sirve como método que permite
alcanzar el conocimiento verdadero. Relacionar con dialéctica.
RELACIONES EBAU:
Relaciones: 1. presocráticos, 2. Sócrates-sofistas, 3. Aristóteles, 4. Nietzsche.
El pensamiento platónico destaca por su capacidad de aunar los diferentes planteamientos acerca
de la naturaleza y la realidad que habían desarrollado los filósofos presocráticos, y darles
coherencia entorno a un sistema filosófico único. Ha de destacarse la influencia de Parménides,
primer filósofo metafísico, que sentará las bases del dualismo ontológico platónico a partir de su
diferenciación del ser frente al no ser. El ser se identificaría con la realidad, la verdad y la razón, así
como por su inmutabilidad y eternidad. Estas características se las atribuirá Platón al mundo
inteligible, en su caso compuesto por ideas inmutables y perfectas, modelos de los objetos del
mundo sensible, y ordenadas jerárquicamente a partir de la primera idea, la idea de Bien. Por otro
lado el mundo sensible, que es una copia del inteligible, se equiparará en sus características al no
ser de Parménides: mutable, imperfecto, diverso, finito... Este sería un mundo de apariencias del
que tenemos que huir para alcanzar el auténtico, que nos permitirá conocer la verdad y actuar
siguiendo la idea de Bien. Este mundo de cambio que describe Platón, también se podría
relacionar con la idea de la physis que plantea Heráclito, caracterizada por el cambio continuo;
"todo fluye". Sin embargo, frente a la certeza de Heráclito de que ese era el único mundo, Platón
nos insta a huir de él. Al explicar cuál es la relación entre el mundo sensible y el inteligible, recurre
a la figura del Demiurgo, inspirado en el Nous de Anaxágoras, inteligencia ordenadora que da
sentido y racionalidad al mundo real, y en el caso de Platón, sirve para explicar cómo las ideas del
mundo inteligible se plasman en la masa informe que constituye el mundo sensible. Frente a todo
este planteamiento dualista, se opondrá el pensamiento de su discípulo Aristóteles, que va a
considerar la necesidad de aunar la visión de la realidad en un único mundo que contenga toda la
realidad posible. Es a partir del análisis de la naturaleza como podemos llegar a entender la
realidad, y para ello nos propone estudiar las características de las cosas que son, es decir, de los
entes. Casi 2500 años después, Nietzsche hará una crítica feroz al pensamiento occidental y
centrará buena parte de su ataque a la tradición filosófica inspirada en el pensamiento socrático
platónico. Considera que el inicio de la decadencia de occidente se va a encontrar en la primacía
que se otorga a la razón en el pensamiento antiguo y que llega a su culmen en la filosofía de
Platón y en su distinción mundo verdadero – mundo aparente. Para Nietzsche, no existe semejante
dualismo, y en cualquier caso, aquello que convierte a un determinado mundo en aparente, es
justo el fundamento de su autenticidad. Por eso defiende el devenir frente al ser como concepto
clave para entender la realidad.
Desde el punto de vista epistemológico, la mayor influencia en el pensamiento platónico tiene que
ver con su maestro Sócrates, puesto que este defendía la posibilidad y la necesidad de alcanzar
un conocimiento universal y necesario a través del uso de la razón. En este aspecto, ambos se
enfrentaban a las ideas de los sofistas, que consideraban que no es posible un conocimiento
seguro, y se distinguían por ser relativistas ("el hombre es la medida de todas las cosas",
Protágoras), y escépticos ("nada existe, si existiera no sería cognoscible, y si fuera cognoscible,
no sería comunicable", Gorgias). También se enfrenta al pensamiento nietzscheano, que niega la
validez de la razón como herramienta de conocimiento frente a la intuición, que se expresa a través
de metáforas. Estas permiten una flexibilidad que es más acorde con una realidad cambiante como
la que describe el filósofo alemán. Sin embargo, el conocimiento platónico se alcanzaría a través
del alejamiento del conocimiento sensible, en una evolución que pasaría por las siguientes fases:
opinión, dividida a su vez en imaginación y creencia, y ciencia, que se divide en entendimiento y
razón. Dentro del conocimiento científico, Platón consideraba una herramienta fundamental las
matemáticas, que permitían acceder al conocimiento último de las ideas. Esta concepción de las
matemáticas como conocimiento necesario para alcanzar la verdad, es heredado de Pitágoras,
que fue el primero en usar las matemáticas como instrumento de comprensión de la naturaleza. El
objetivo de la filosofía platónica es alcanzar el conocimiento de las ideas, y para ello considera que
hay que descubrirlas a partir del diálogo socrático que permite recordar aquello que ha estado en
nuestra alma racional desde siempre pero que había sido olvidado por el contacto con el mundo
sensible. Aristóteles, sin embargo, consideraba que era la sensibilidad el punto de partida del
conocimiento, "no hay nada en el entendimiento que no haya pasado por los sentidos". De hecho,
no aceptaba la posibilidad de que existieran las ideas innatas, al contrario de lo que pensaba
Platón. Será gracias a la memoria, a la imaginación y al proceso de abstracción que podamos
llegar a conocer.
Desde el punto de vista antropológico, Platón defendía una visión dualista del ser humano,
compuesto de alma y cuerpo como entidades separadas e independientes. Sólo estarían unidas de
manera accidental. Esta concepción dualista está inspirada en el pensamiento pitagórico. El
alma pertenecería al mundo inteligible y por ello es inmortal y se reencarna (Pitágoras), y el cuerpo
al mundo sensible, por tanto, nos interesaría estudiar las características del alma. Para Platón, el
alma está constituida por tres partes, distribuidas de forma diferente en cada individuo: alma
racional (intelecto), irascible (voluntad) y concupiscible (pasiones). Aristóteles, por su parte,
considera que cuerpo y alma constituyen una unidad sustancial, por eso, al morir el cuerpo, muere
el alma. Esta es considerada el principio vital, por lo que cualquier ser vivo lo es precisamente
porque tiene alma. De este modo, podríamos hablar de alma vegetativa (la que tienen todos los
seres vivos: plantas, animales, seres humanos). Esta hace referencia a las funciones vitales
básicas, como la nutrición, respiración, etc. Por otra parte, nos encontramos con el alma sensitiva,
aquella que tienen animales y seres humanos y hace referencia al movimiento autónomo, a las
sensaciones, a la memoria. Por último, Aristóteles hace referencia al alma intelectiva como la
propia de los seres humanos y que tiene que ver con la reflexión, el conocimiento, la capacidad
racional. El rechazo del cuerpo que caracteriza el pensamiento platónico es refutado plenamente
por Nietzsche, que va a reivindicar el cuerpo como parte esencial y fundamental de lo que somos.
Además va a analizar al ser humano desde una perspectiva novedosa al considerar al hombre
como una fase intermedia frente al superhombre, aquello a lo que debemos aspirar.
En relación a la ética, el pensamiento platónico comparte su idea fundamental con su maestro
Sócrates. Ambos son considerados pertenecientes al intelectualismo moral, es decir, la corriente
que defiende que quien conoce el bien actúa bien. Sólo a través del conocimiento podemos
alcanzar el bien, no se tiene en cuenta la voluntad. Platón desarrolla este planteamiento
introduciendo el concepto de virtud, entendida como el desarrollo de la función propia de cada una
de las partes del alma. En el caso del alma racional, la virtud consistiría en la sabiduría, en el caso
del alma irascible, la virtud sería el valor, y por último en el caso del alma concupiscible, la virtud
sería la templanza. Aristóteles introduce el concepto de voluntad en la ética, no llega con conocer
el bien, hace falta querer alcanzarlo. Para ello hay que definir qué sería el bien para el ser humano,
que en Aristóteles se identifica con la felicidad. Esta sería el fin último de la vida, aquello que por sí
solo hace deseable la vida, y aquello a lo que todos aspiran. En el caso del ser humano, es
necesario saber qué es lo que nos caracteriza para identificarlo con la felicidad. Esto sería la vida
intelectual, la racionalidad. Siendo plenamente racionales, en nuestra vida contemplativa y a través
del conocimiento y la sabiduría, alcanzamos la felicidad. Pero necesitamos de la virtud para llegar a
ella, y esta se distingue en función de la parte del alma a la que haga referencia. La virtud ética se
encarga de controlar el alma sensitiva a través del término medio, y la virtud dianoética, se encarga
de llegar a su máximo desarrollo el alma intelectiva.
Desde el punto de vista político, el pensamiento platónico destaca en primer lugar por la
consideración del ser humano como social por naturaleza, al igual que Aristóteles. Por otra parte,
por proponer un modelo de organización del estado que será la primera gran utopía del
pensamiento político. En ella, jugará un papel muy importante la educación del ciudadano, algo
que comparte con Sócrates y con los sofistas. Estos fueron los primeros profesionales de la
educación en Atenas, pero la entendían como una herramienta de manipulación y de dominio a
través del uso del lenguaje. Sin embargo, tanto para Platón como para Sócrates, la educación
permitía salir del mundo sensible y del conocimiento falso de las apariencias, al mundo inteligible y
al conocimiento de la verdad. A través de la educación se podría saber qué parte del alma destaca
en cada individuo y así saber cuál es la función que le corresponde en la ciudad. Para aquellos que
destacan por el alma concupiscible, se les atribuirá la función de artesanos. Los que destacan por
su alma irascible, se encargarán de las funciones de seguridad y vigilancia, serán guardianes. Y
aquellos que destaquen por su alma racional, serán gobernantes. Estos dos últimos estamentos
compartirán bienes y no tendrán familia, al contrario de lo que defenderá Aristóteles, que considera
la familia como una forma de asociación natural y elemento constitutivo de la polis. Si se consigue
que cada grupo cumpla la función que le corresponde, se alcanzará la justicia, que el el bien del
estado. Por el contrario, Aristóteles va a proponer un modelo organizativo que garantice la
posibilidad de que los ciudadanos sean felices. Para ello, va a describir tres modelos de
organización política que podrían ser deseables por defender el bien común y servir al objetivo de
la vida del ciudadano: monarquía, aristocracia y politeia. La diferencia entre estos modelos se
encuentra en el número de personas que gobernarían. Uno en el caso de la monarquía, varios en
el de la aristocracia y la mayoría en el caso de la politeia. Por eso, siendo las tres formas buenas
de gobierno, sería deseable que se pudiera alcanzar la politeia. Por otro lado, las formas de
gobierno corruptas serían aquellas que no sirven para alcanzar el bien sino que defienden el
interés particular del gobernante, es decir, la tiranía, la oligarquía y la democracia. Platón por su
parte, defendía como modelo ideal la monarquía o aristocracia, en la que se plasmaría su gobierno
de filósofos. A partir de ahí, las formas de gobierno irían degenerando, pasando por la timocracia,
oligarquía, democracia y tiranía.