Aneurismas de La Aorta

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EA

La arteria aorta es la encargada de transportar 200 millones de litros de sangre en promedio


de vida humana, su pared está compuesta por 3 capas (intima, media, adventicia) y dividida
anatómicamente por el diafragma en aorta torácica y abdominal. Se extiende hasta la 4ta
vértebra lumbar donde se bifurca en las arterias iliacas comunes derecha e izquierda. La
aorta torácica está formada por la raíz aórtica, la porción ascendente, el cayado y la
descendente; mientras que la aorta abdominal se divide en suprarrenal e infrarrenal.
Sus principales funciones son, actuar como un conducto de transporte del torrente
sanguíneo, regular la resistencia vascular interactuando con el corazón a través de los
receptores localizados en sus paredes, y además cumplir con la función de bomba arterial.
Las patologías que pueden afectar la aorta cursan como cuadros agudos o crónicos, y
pueden ser congénitas o adquiridas, además de tener predilección y comprometer diferentes
segmentos. Las enfermedades de la aorta se pueden clasificar en Aneurisma de Aorta
Torácica (AAT), Aneurisma de Aorta Abdominal (AAA), y Síndromes Aórticos Agudos
(SAA).
La tasa global de muerte por enfermedades de la aorta ha ido en aumento, de 2,49 por
100.000 (IC del 95%: 1,78 a 3,27) en 1990, a 2,78 por 100.000 (IC del 95%: 2,04 a 3,62) en
el 2010, sobre todo en países en vías de desarrollo.
Aneurismas de la Aorta
Después de la enfermedad ateroesclerótica, el aneurisma es la afectación más común de la
aorta. El aneurisma de la aorta es la decimonovena causa de muerte a nivel mundial y
decimoquinta causa principal de muerte en personas ≥55 años. Se define como el aumento
localizado ≥50% en el diámetro de la aorta en comparación con el mismo segmento aórtico
en individuos sanos de la misma edad y sexo.
El verdadero aneurisma se caracteriza por la dilatación de la pared arterial con compromiso
de todas las capas, a diferencia del pseudoaneurisma en donde no están afectadas todas.
Anatómicamente se divide en aneurisma torácico y abdominal, pero puedo existir
compromiso toracoabdominal. Es de suma importancia evaluar a través de ecocardiograma
transtorácico, transesofágico y tomografía o resonancia magnética el compromiso de la
válvula aórtica y de toda la aorta en su extensión cuando se diagnostica aneurisma aórtico.
Aneurisma de la aorta torácica (AAT)
La incidencia de AAT es de aproximadamente 5 a 10 por 100000 habitantes, con tendencia
al crecimiento debido a las técnicas actuales de detección por imagen. El AAT es más
frecuente en hombres, pero en mujeres tienen 3 veces más riesgo de disección y ruptura,
además, estudios preliminares sugieren que el crecimiento es mayor en mujeres que en
hombres y las disecciones ocurren con diámetros menores. La disminución de los niveles
de estrógenos sería la explicación más valedera debido al deterioro de las fibras elásticas de
la pared arterial.
El 60% de los AAT comprometen la raíz y la aorta ascendente y se relacionan con
enfermedades del tejido conectivo, mientras que el 40% la aorta descendente y están más
afines a procesos de ateroesclerosis, el 10% el arco aórtico y el 10% tienen compromiso
toracoabdominal. Otras causas incluyen trauma, infecciones, procesos inflamatorios, uso
crónico de esteroides, inmunosupresión, virus inmunodeficiencia humana, uso de
fluoroquinolonas.
La búsqueda de AAT en la población en general no suele recomendarse, sin embargo, en
pacientes de alto riesgo sería la clave. Los pacientes con aneurismas en territorio cerebral
tienen una alta prevalencia de AAT (20%), individuos con historia familiar de muerte
súbita cardiaca, síndrome de Marfan, dolor torácico atípico, familiares de primer grado de
pacientes con válvula aortica bicúspide, y aortopatías genéticas.
El ATT se caracteriza por un crecimiento silencioso y de largo tiempo, el promedio de
crecimiento del AAT descendente es mayor que el del segmento ascendente (crecimiento
anual 1.9 mm vs 0.7 mm, respectivamente). Cabe recalcar que el crecimiento es de mayor
rapidez en pacientes con síndromes aórticos familiares. Los diámetros del AAT ascendente
≥60 mm y descendente ≥70 mm tiene mayor riesgo de ruptura o disección.
El diagnóstico suele ser accidental durante un estudio de imagen, los signos y síntomas
suelen ser variados dependiendo del segmento comprometido y de los órganos adyacentes;
Ronquera (nervio laríngeo recurrente izquierdo), estridor (tráquea o bronquios), disnea
(pulmón), disfagia (esófago), plétora y edema (vena cava superior).
Los casos de gravedad se presentan con inestabilidad hemodinámica por ruptura y
acumulación hemática en pericardio o pleura, además, hemorragia gastrointestinal o
hemoptisis por fístulas (aorto-esofágica/aorto-bronquial izquierdo).
Las indicaciones terapéuticas están dadas por el tiempo, tipo de intervención, características
clínicas y anatómicas del paciente, el riesgo quirúrgico y la experiencia del centro; se
presentan dos opciones, la cirugía abierta y el remplazo aórtico endovascular (TEVAR).
La cirugía abierta se prefiere en AAT ascendente (con afectación de la raíz aórtica y/o arco
aórtico) con un diámetro máximo ≥55 mm y sin elastopatía; cuando la mortalidad peri-
operatoria sea del 3 al 7%. Umbrales quirúrgicos más bajos (40-50 mm de diámetro) se
consideran para su reparación en presencia de patología genética o en pacientes sometidos a
reemplazo de válvula aórtica. (Tabla 1).
En la actualidad el TEVAR para reparar el AAT ascendente queda relegado a técnica
experimental, o en pacientes de muy alto riesgo quirúrgico con lesiones aisladas,
pseudoaneurisma o úlcera penetrante.
La intervención terapéutica en AAT descendente debe considerarse con diámetros ≥60 mm
o ≥50-55mm en mujeres con presencia de enfermedades del tejido conectivo. No existen
estudios randomizados que comparen las dos técnicas, pero por metaanálisis, registros y
estudios unicéntricos, el TEVAR es la técnica de elección sobre la cirugía abierta, salvo en
casos donde por problemas técnico de abordaje no sea factible (enfermedad aorto-ilíaca
severa, abdomen hostil, adhesiones). La mortalidad perioperatoria con TEVAR es baja en
relación a la cirugía abierta 1,9% vs 5,7%, respectivamente, pero la supervivencia a
mediano plazo no difiere significativamente, además faltan datos definitivos sobre los
resultados a largo plazo.
Aneurisma de Aorta Abdominal (AAA)
Se define como aneurisma al aumento localizado de aorta abdominal ≥30 mm medido a
través de Ultrasonido o Tomografía. Los AAA están ubicados con mayor prevalencia a
nivel infrarrenal y obedecen a una patología degenerativa por el avance de los años.
La incidencia con la edad aumenta sustancialmente en hombres >55 años y mujeres >70
años. En países desarrollados, los programas de prevención cardiovascular han dado como
resultado disminución de su prevalencia. Los factores de riesgo más importantes son el
sexo masculino, la enfermedad ateroesclerótica, hipertensión arterial sistémica,
dislipidemia, y obesidad. Cabe recalcar que un 20% de los individuos con AAA tienen
predisposición genética.
De acuerdo con las guías de la Sociedad Europea de Cardiología, el screening de AAA está
recomendado en hombres >65 años a través de ultrasonido abdominal, y en mujeres >65
años tabaquistas o con historia de tabaquismo, o familiares en primer grado de pacientes
con AAA.
La historia natural del AAA es similar a la del AAT, caracterizado por una fase
asintomática larga con un rango de crecimiento de 1-6 mm por año. La ruptura del
aneurisma causa entre 150.000 -200.000 muertes cada año en el mundo, se debe sospechar
ante la presencia de dolor persistente o molestias en la zona lumbar o en el hipogastrio. La
mortalidad es del 60-70% por hipotensión y shock.
El diagnóstico de AAA suele darse durante un estudio de imagen como ultrasonido
abdominal o tomografía por otros motivos. La cirugía electiva de reparación de los AAA
asintomáticos está indicada cuando el diámetro es >55 mm en hombres y >50 mm en
mujeres. Metaanálisis, estudios observacionales, y randomizados, demostraron menor
morbimortalidad perioperatoria con la reparación endovascular (EVAR) en relación con la
cirugía abierta. (mortalidad 1.4% vs 4.2%).
De acuerdo con la NICE (Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica del Reino
Unido) 2020 la cirugía de reparación abierta se prefiere en pacientes jóvenes, con
expectativa de vida mayor a 10 años, con pocas o ninguna comorbilidad, enfermedades del
tejido conectivo o con anatomía no favorable para EVAR. Mientras que, de acuerdo con las
guías 2019 de la Sociedad Europea de cirugía cardiovascular, se prefiere EVAR en
individuos con edad avanzada, expectativa de vida razonable, múltiples comorbilidades,
cirugía aórtica o abdominal previa. Además, no se recomienda la reparación en pacientes
con cáncer terminal o insuficiencia cardiaca avanzada. En los casos de AAA sintomático
se recomienda la reparación urgente sea ésta por cirugía abierta o endovascular luego de la
evaluación por imagen (tomografía o ultrasonido).
Síndromes Aórticos Agudos (SAA)
Se denomina a un grupo de condiciones que afectan a la aorta y que tienen en común ser
una situación de peligro de vida, dentro de los cuales están la disección aórtica (DA),
hematoma intramural (HIM), úlcera aórtica penetrante (UAP), pseudoaneurisma, trauma
aórtico. (Gráfico 1). Se clasifican de manera anatómica y temporal, DeBakey y Stanford,
clasificaciones anatómicas y por localización; DeBakey toma en cuenta el origen del
desgarro de la íntima y su extensión; mientras que Stanford la divide en dos categorías
independiente del sitio de origen del desgarro, Tipo A que compromete aorta ascendente y
Tipo B que no compromete la porción ascendente.

La clasificación temporal de acuerdo con las guías de la ESC las distingue en aguda <14
días, subaguda 15-90 días y crónica >90 días. El IRAD (Registro Internacional de
Disección Aórtica Aguda) publicó una clasificación de supervivencia en el tiempo en
relación con la ubicación de la disección y determinó cuatro fases hiperagudas <24 horas,
aguda 2-7 días, subaguda 8-30 días, crónica >30 días.
Disección Aortica Aguda (DAA)
El 80-90% de los síndromes aórticos agudos son DAA, está se caracteriza por la presencia
de un desgarro de la íntima que genera un flap intimal que separa la verdadera luz de la
falsa luz. La incidencia de DAA es de aproximadamente 2.6 a 3.5 casos por 100000
habitantes. Es importante recalcar el patrón cronobiológico que presenta la DAA, siendo
más frecuente en la mañana 08:00 – 09:00, y en estaciones invernales.
La mayoría de los individuos con DAA son hombres 65%, y ocurre más frecuentemente en
la séptima década de la vida (promedio 63), además los pacientes añosos presentan
síntomas más atípicos. La hipertensión, ateroesclerosis y la iatrogenia son las causas más
frecuentes en pacientes de edad avanzada, mientras que el Síndrome De Marfan es en
personas jóvenes.
La relación entre el índice de masa corporal (IMC) y la DAA continua en debate, aunque en
el IRAD se reportó en un análisis preliminar no significación estadística en relación con el
IMC y los resultados hospitalarios de la DAA. Por otro lado, los pacientes con alto IMC y
DAA eran más jóvenes y con factores de riesgo como hipertensión y diabetes. Entre los
factores de riesgo más importantes tenemos a la hipertensión arterial condición que
determina el aumento de estrés de la pared aórtica, aproximadamente 75-80% de los
pacientes con DAA tiene hipertensión, siendo más frecuente su asociación con la DAA tipo
B que en el tipo A (80.9% vs 74.4%; P < 0.001) respectivamente. El consumo de cocaína
está asociado a la DAA, sobre todo pacientes jóvenes en promedio de edad de 47.7años, y
es más frecuente la DAA tipo B, además la raza negra, el sexo masculino y la historia de
tabaquismo son más comunes entre la cohorte de individuos consumidores de cocaína. La
mortalidad de la DAA tipo B intrahospitalaria no difiere estadísticamente entre los
pacientes consumidores y no consumidores. (Gráfico 2).
El síndrome de Marfan, entidad heredada, autosómica dominante, causa afectación de la
pared aórtica, la incidencia es de 2-3 por 10000 individuos en igual proporción hombres y
mujeres. La raíz aórtica es la más afectada, entre el 60-80%, pero puede afectar cualquier
segmento, y la disección suele ocurrir en diámetros menores de 50 mm. De acuerdo con el
registro IRAD, la DAA tipo A es más frecuente que el tipo B, aunque no logró
significación estadística, además los pacientes con Marfan son más jóvenes y tienen menos
comorbilidades; la mayoría de la DAA tipo A (88.4%) fue resuelta por cirugía abierta con
una mortalidad hospitalaria del 13.1%; Mientras tanto, en la corte de pacientes con DAA
tipo B y síndrome de Marfan, el 50% recibieron tratamiento médico con una mortalidad
hospitalaria del 4,3%, y el 28.7% recibió tratamiento quirúrgico. El 19.1% recibió
tratamiento endovascular y se asoció a una mortalidad el 5.6%. Es así, que queda claro que
la cirugía abierta es de elección en este escenario. Además, no existe diferencia en la
supervivencia a 5años entre los grupos de pacientes con síndrome de Marfan o sin él, pero
se suelen requerir mayores reintervenciones en los pacientes con Marfan.
La válvula Aórtica Bicúspide (BAV) es la cardiopatía congénita más común, su prevalencia
es de 1-2% de los nacidos vivos con un radio de 2:1 a 4:1 hombre-mujer, puede encontrarse
como defecto aislado o ser parte de algunos síndromes genéticos. La BAV es un factor de
riesgo para dilatación de la aorta, formación de aneurismas, disección o ruptura. La
asociación más frecuente es con el aneurisma de la aorta ascendente 60-70%. Los datos
actuales indican una prevalencia de BAV en pacientes con DAA ligeramente mayor que la
de la población general.
La disección aórtica iatrogénica es rara y tiene un pronóstico favorable a corto y largo
plazo; se estima que entre 108083 cateterismos diagnósticos y terapéuticos del registro de
disección iatrogénica aórtica (RAID) solamente se reportaron 74 casos disección
iatrogénica de aorta ascendente, de los cuales 2 fallecieron por shock cardiogénico, además
durante el seguimiento a 51.2 meses no se reportaron complicaciones mayores.
El registro voluntario IRAD, observacional y no aleatorizado, enroló 4428 pacientes de 28
centros aórticos especializados, en su mayoría de países de occidente, cuya data recolectada
desde los años 1996-2013, nos brinda información de gran relevancia para el manejo de la
DAA; cabe recalcar que debido al diseño del registro y que parte de los datos fueron
recolectados de manera retrospectiva, no deben ser generalizados, sobre todo en países de
bajos y medianos recursos, es por eso que el tratamiento de la DAA debe ser
individualizado por el equipo médico. Que hemos aprendido de este registro:
-Demostraron que la DAA tipo A es más frecuente que el tipo B 67% vs 33%, La mayor
parte de los pacientes fueron de raza blanca y se encontraban cursando la séptima década de
la vida.
-Los pacientes con DAA tipo B eran de mayor que edad que los de tipo A (64 ± 14.1 años
versus 62 ± 14.6 años; P < 0.001).
-La hipertensión fue el factor de riesgo más importante y prevalente para DAA por sobre
todo en el tipo B.
-El dolor de intensidad severa o el peor dolor soportado fueron la presentación más común.
(93% para DAA tipo A y 94% para DAA tipo B).
-El Dolor lumbar o posterior fue más frecuente en la DAA tipo B. (70% vs 43%).
-Menos de un 6% de los pacientes pueden cursar sin dolor.
-La radiografía de tórax y el electrocardiograma tienen una baja precisión diagnóstica y
podrían ser normales (28% y 39%, respectivamente).
-La tomografía tiene una alta precisión diagnóstica y es el método inicial y de primeria
línea en el diagnóstico.
En la actualidad la sospecha de DAA sigue siendo un desafío y se necesita una alta
suspicacia y juicio clínico por el equipo médico. Las guías ESC 2014 y AHA/ACC 2010
sobre manejo de DAA desarrollaron algoritmos multiparamétricos para el diagnóstico y
manejo de la DAA; en donde se incluye la medición de marcadores sanguíneos como el
Dímero D; un valor <500 μg/l en las primeras 6 horas de inicio de los síntomas permite
descartar DAA, además se incluye la evaluación de imagen con Angio-Tomografía +
Ecocardiograma transtorácico o transesofágico. El uso del algoritmo a permitido clasificar a
los pacientes de mayor riesgo para manejo en centros especializados.
El manejo quirúrgico de la DAA tipo A entre los años 1996 y 2013 aumentó del 79% al
90% (P <0,001), mientras que el tratamiento endovascular de la DAA tipo B complicada
aumentó del 7% al 31% (P <0,001), estableciendo como complicada a la presencia de una o
más de las siguientes características clínicas o de imagen:
-Dolor persistente o recurrente
-Hipertensión incontrolable a pesar de la medicación óptima
-Expansión aórtica temprana o rápida, signos de rotura aórtica
(hemotórax, aumento del peri-aórtico y hematoma mediastínico)
-Síndrome de mala perfusión
-Diámetro de entrada principal de puerta de disección> 10 mm
-Diámetro aórtico total inicial ≥40 mm
-Diámetro del falso lumen ≥22 mm
-Falso lumen permeable y parcialmente trombosado
Variantes de la Disección Aórtica Aguda
El Hematoma Intramural (HIM) y la Ulcera Aórtica Penetrante (UAP) son dos entidades
que conforman el SAA, estas dos condiciones muchas de las veces se superponen. El HIM
afecta principalmente a la capa media mientras que la UAP empieza en la íntima. La gran
mayoría (60-70%) de los eventos de HIM y UAP ocurren en la aorta torácica descendente.
El curso clínico es incierto y depende en gran medida de la ubicación anatómica, las
características anatomo-patológicas de la lesión, y las características clínicas del paciente.
Las intervenciones terapéuticas para HIM y UAP generalmente consisten en la cirugía para
el tipo A y terapia médica para pacientes tipo B no complicados, y el EVAR para pacientes
complicados.
El Hematoma Intramural
El HIM representa entre el 5-25% de los pacientes con SAA, aproximadamente entre 1.2
casos por 100000 habitantes. Los pacientes con HIM suelen tener mayor edad comparados
con los de DAA, pero presentan similares factores de riesgo y en emergencia se presentan
con iguales síntomas, dolor torácico agudo o dolor en espalda. El HIM tipo A, la
insuficiencia aórtica, el síndrome de mala perfusión y los déficits de pulso son menos
frecuentes que en la DAA tipo A, pero el hematoma peri-aórtico y el derrame pericárdico
son más frecuentes.
El diagnostico de HIM se realiza mediante Tomografía sin contraste seguida de la fase con
contraste, cuya sensibilidad es del 96%. La forma de media luna o el engrosamiento de la
pared aórtica circular sin una evidencia de colgajo o desgarro de la íntima es diagnóstico de
la HIM. La resonancia magnética tiene similar precisión diagnóstica y debe ser
complemento de la tomografía, salvo en HIM pequeños y para la diferenciación entre AAT
trombosado y HIM en donde aumenta su precisión. El ETE tiene muy poca capacidad de
detección de esta patología.
El HIM es una patología dinámica, que puede progresar y desarrollar una DAA en el 16-
47% de los pacientes o progresar a la ruptura de la pared aórtica en el 20-45%, también
podría presentar regresión en <10% de los pacientes. La mortalidad intrahospitalaria del
HIM es mayor mientras está más cerca de la válvula aórtica, es así, que es del 26.6% para
el tipo A, mientras que para el tipo B es del 4.4%. Es importante recalcar la diferencia en el
manejo y tratamiento del HIM tipo A entre los países del oriente y los del occidente. La
mayoría (80,8%) de los pacientes en el este se tratan al inicio solo medicamente en lugar de
cirugía abierta, como es recomendado por las pautas vigentes en los países del oeste, esto
ha permitido una reducción de la mortalidad hospitalaria global del 6,6% (médico 5,9% y
quirúrgico 9,4%).
Ulcera Aórtica Penetrante (UAP)
La UAP se caracteriza por la ulceración de una placa ateroesclerótica, que penetra a través
de la lámina elástica interna hasta la media; comprende el 2-7% de los casos de SAA y en
promedio afecta a 2.1 individuos por 100000 habitantes. Puede coexistir con el HIM. Los
pacientes que se presentan con UAP son habitualmente de edad avanzada con múltiples
comorbilidades. A veces existen múltiples UAPs, que van desde 5 mm a 25 mm de
diámetro y de 4 mm hasta 30 mm de profundidad, además, 25% de los pacientes puede ser
asintomáticos, pero la mayoría se presentan con dolor torácico agudo o dorsal sin signos de
insuficiencia aórtica o mala perfusión. El diagnóstico se realiza mediante tomografía con
contraste multi-planar, y se caracteriza por ser una lesión tipo bolsa localizada («similar a
una úlcera» o «como un cráter») de la pared aórtica que se comunica con el lumen del vaso.
La evolución clínica de la UAP varía desde la estabilización a largo plazo de la lesión por
el hematoma de la media, seguido de un falso aneurisma contenido por la adventicia hasta
la ruptura transmural. La ruptura es frecuente en las UAPs (40% de los pacientes) en
relación con DAA tipo A o tipo B (7% vs 3.6%) respectivamente.
En el tratamiento de las UAPs, se ha evidenciado una menor mortalidad por eventos
aórticos a 3 años (7,2% y 10,4%, respectivamente) en pacientes UAP tipo B que son
tratados con TEVAR, lo cual da soporte a la indicación de TEVAR como primera opción
de la resolución de UAP tipo B.
Lesión Aórtica Traumática (LAT)
Es la segunda causa de muerte en pacientes con trauma cerrado de tórax, puede darse por
sección parcial o completa. La LAT se produce como resultado de un accidente
automovilístico de una alta velocidad o caída desde una gran altura. Además, se cree que la
desaceleración rápida causa un efecto cortante en los segmentos de la aorta menos móviles,
como el istmo aórtico (90%), la raíz aórtica (5%) y el hiato diafragmático (5%). Los datos
estadísticos del Estudio Cooperativo de lesiones por choque realizado en reino Unido,
estimaron que de 7067 accidentes de tránsito donde se involucraron 14435 ocupantes de
vehículos, el 21% fallecieron por ruptura aórtica por trauma cerrado de tórax.
Los signos y síntomas de la LAT suelen no ser específicos, dolor de pecho o interescapular
acompañado de inestabilidad hemodinámica. El diagnóstico es un desafío donde es
necesario mucha sospecha clínica y el apropiado estudio de imagen. La Angio-tomografía
alcanza casi el 100% de precisión diagnóstica y es el estudio de primera línea.
Se ha diseñado un esquema de clasificación para las LAT tomando en cuentas las
características anatomo-patológicas de la lesión, la severidad y la indicación terapéutica:
1)Lesión aórtica mínima (Society for Vascular Surgery) (SVS) grado 1 (intimal tear) y
grade 2 (HIM o flap intimal largo).
2)Lesión aórtica moderada: SVS grado 3 (Pseudoaneurisma)
3)Lesión aórtica severa: SVS grado 4 (Ruptura de la pared)
La clasificación permite definir la terapéutica; en lesiones mínimas de aorta el manejo debe
ser conservador; en la lesión aórtica moderada se trata con reparación semi-electiva durante
las primeras 24 a 72 horas, después de la estabilización de las lesiones concomitantes;
mientras que las lesiones severas deben repararse de inmediato. En la actualidad, con los
datos disponibles, se prefiere la realización de TEVAR a la cirugía de reparación abierta
(mortalidad intrahospitalaria 7,9% vs 20% (OR 2,94, IC del 95%: 1,92 a 4,49; p <0,00001,
respectivamente), con una mortalidad a 1 año de 8,7% vs 17%, respectivamente (OR 2,11;
IC del 95%: 0,99–4,52; P = 0,05). Sin embargo, cabe recalcar que la clasificación todavía
necesita una validación a gran escala. Así que sigue siendo una decisión del equipo médico.
Estrategias en prevención
Prevención Primaria
La educación en salud es el pilar fundamental en la prevención de la enfermedad aórtica, el
estilo de vida saludable y el control de los factores de riesgo, mantener una dieta saludable,
un peso adecuado, actividad física regular, moderar el consumo de alcohol. Merece una
mención especial abandono del tabaquismo debido a que es la estrategia más eficaz y costo
efectiva en la prevención de la enfermedad cardiovascular incluyendo la enfermedad
aórtica. Evidencia actual sugiere que la utilización de estatinas podría reducir el
crecimiento del AAA, disminuir el riesgo de ruptura y la mortalidad perioperatoria después
de la cirugía electiva.
Prevención Secundaria
Los aneurismas de aorta y el SAA son patologías que afectan todo el sistema aórtico, por lo
que los individuos permanecen con alto riesgo de complicaciones mayores a largo plazo
como insuficiencia aórtica progresiva, diámetros aórticos crecientes, aneurismas en
formación y ruptura, disección recurrente, fuga o hemorragia en las anastomosis
quirúrgicas, y mala perfusión a pesar del tratamiento exitoso del evento agudo. Los
individuos con estas afectaciones deben ser valorados por un equipo multidisciplinario con
vigilancia clínica y de imagen independientemente de la estrategia terapéutica inicial.
(Tabla 2).
La ecocardiografía, la resonancia magnética y la tomografía computarizada son pilares
fundamentales en la evaluación integral de la aorta y sus ramas y que además permiten
identificar puntos de referencia precisos para mediciones seriadas de control y seguimiento.
La resonancia magnética es la técnica de preferencia en pacientes jóvenes debido a que no
necesita contraste iodado y además no emite radiación.
Ver link AQUI
Conclusión:
En la actualidad a pesar de los notables avances en las técnicas diagnósticas y terapéuticas,
la incidencia de las enfermedades aórticas permanece alto. El desarrollo de centros aórticos
multidisciplinarios puede habilitar las vías diagnósticas y terapéuticas más apropiadas,
incluidas las clínicas y de seguimiento. Los registros y ensayos clínicos en curso deberían
en el futuro brindar la evidencia del momento óptimo para las intervenciones
endovasculares preventivas. Finalmente, los avances en genética y en las imágenes
dinámicas de la enfermedad aórtica ofrecen una esperanza sustancial para un diagnóstico,
prevención y tratamiento más precisos de las enfermedades aórticas en el futuro.
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Dr. Franklin Cueva Torres


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