Arte Universal de La Guerra Montecuccoli

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ARTE UNIVERSAL DE

LA GUERRA
PRÍNCIPE RAIMUNDO
MONTECUCCOLI
ARTE UNIVERSAL DE
LA GUERRA
PRÍNCIPE RAIMUNDO
MONTECUCCOLI

EDICIONES UNO EN DOS


Este libro no se hizo para languidecer en una estantería o
en una carpeta de ordenador. Por ello te animamos a que lo
compartas o hagas tu propia versión, y te lo lleves de viaje allá
donde desees.

Segunda Edición, Madrid, 2023.

[email protected]
https://unoendos.net
Ahora que está en tus manos, este libro es
instrumento de trabajo para construir tu educación.
Cuídalo, para que sirva también a quienes te sigan.
ÍNDICE
PRÓLOGO9

AL SEÑOR DON MANUEL ANTONIO DE VELASCO Y TOBAR.


MARQUÉS DE CALTOJAR, VIZCONDE DE ARENILLAS 11

CAPÍTULO I. DE LAS OPERACIONES MILITARES QUE SE DEBEN


HACER EN CAMPAÑA Y EN FORTALEZA 12
PREVENCIÓN, PROVISIÓN Y OPERACIÓN DEL EJÉRCITO QUE SE
COMPONE DE INFANTERÍA, CABALLERÍA, ARTILLERÍA Y BAGAJE 12
BAGAJE13
PROVISIONES13
VÍVERES14
MUNICIONES14
INSTRUMENTOS14
CABALLOS14
ARTÍFICES15
GUÍAS15
ESPÍAS15
OPERACIÓN15
SE SOCORRE A UN COLIGADO [ALIADO] 16

CAPÍTULO II. DE LAS OPERACIONES DE CAMPAÑA QUE SE


REDUCEN A MARCHAR, ALOJAR, PELEAR Y CAMPAR 17
TIEMPOS17
EN LAS MARCHAS SECRETAS 18
DIVERSIDAD DE MARCHAS 18
ATACAR UN CUARTEL 19
RETIRARSE19

CAPÍTULO III. DE LA GENERALIDAD DE ALOJAR, SIN SOSPECHA


Y CON SOSPECHA. SI EL CAMPO HUBIERE DE HACER ALTO.
FORMA DE LOS CUARTELES. CUARTEL DE INVIERNO 21
GENERALIDAD DE ALOJAR 21
SIN SOSPECHA 21

5
CON SOSPECHA 22
SI EN EL CAMPO HUBIERE DE HACER ALTO 23
FIGURA Y CAPACIDAD DE LOS CUARTELES 23
CUARTELES DE INVIERNO 24
DE LAS BATALLAS EN GENERAL Y DE LOS REENCUENTROS
PARTICULARES24
CAUSAS QUE CONVIDAN A DAR LA BATALLA 24
CAUSAS QUE OBLIGAN A NO DAR BATALLA 25
SE OBLIGA EL ENEMIGO A BATALLA 25
OBSERVACIONES EN LAS BATALLAS 25
SI SE GANARE LA BATALLA 27
SI SE PERDIERE LA BATALLA 27
DE LAS SORPRESAS 27
ROMPER UN CUARTEL 28
PARA ROMPER UNA GUARDIA, UNA ESCOLTA
O A LOS FORRAJEADORES 29
EMBOSCADAS29
RETIRADA, DESPUÉS DE HECHA LA EMPRESA 29
ENCUENTROS IMPENSADOS 30
ESCARAMUZAS30
LA PRESA SE REPARTE 31
CAMPEAR31
DESHACER EL EJÉRCITO ENEMIGO 31
AL CONTRARIO 32

CAPÍTULO IV. DE LAS OPERACIONES QUE SE HACEN EN LAS


FORTALEZAS, QUE SE REDUCEN A LA FÁBRICA, GUARDIA,
PRESA, DEFENSA Y SOCORRO DE ELLAS 33
FÁBRICA33
LAS CIUDADELAS 33
LAS LÍNEAS 34
EN LAS IRREGULARES 34
OBRAS EXTERIORES 36

6
GUARDIA. DE LAS FORTALEZAS. DONDE SE CONSIDERAN
HOMBRES, MUNICIONES, VÍVERES, ARMAS,
INSTRUMENTOS Y OBSERVACIONES 42
PRESA. DE LAS FORTALEZAS, QUE SE HACE POR ÍMPETU VIOLENTO,
BLOQUEO, SORPRESA O SITIO A FUERZA. POR ÍMPETU VIOLENTO 46

NOTAS58

7
PRÓLOGO

Traducido del italiano al español por Don Bartolomé Chafrión, Alférez de Infan-
tería Española del Tercio de Valencia.

El autor de El Arte Militar era el Mariscal General y Príncipe Raimundo de


Montecuccoli, Fabius Cuntactor del Sacro Imperio Romano Germánico, un
General italiano que también sirvió en el Ejército de Hungría, contemporáneo
de Turenne y de Conde, nació el 21 de febrero de 1609 en el Castillo de Monte-
cuccolo en el Frignano situado dentro de las fronteras del Ducado de Módena,
para ese momento parte del Sacro Imperio Romano Germánico, siendo el ter-
cero de los once (11) hijos del Conde Galeotto Montecuccoli perteneciente a la
pequeña nobleza de los Apeninos.
El Mariscal General Montecuccolli sirvió en los ejércitos imperiales durante
la Guerra de los Treinta Años. Su mérito principal como teórico militar consis-
tió en haber recogido las enseñanzas y novedades introducidas en la táctica
por Gustavo Adolfo de Suecia. Los grandes Capitanes comienzan entonces a
concebir la guerra como lo hará más tarde Napoleón, aunque carezcan de los
recursos y posibilidades de acción que podrá aprovechar luego el Emperador.
El objetivo esencial es la destrucción de los ejércitos enemigos; para alcan-
zarlo, importa librar muchos combates y no detenerse, sino en muy contados
casos a sitiar las plazas fuertes, pues estas habrán de rendirse a consecuencia
de las victorias que se obtengan en campo raso.
Fue considerado por muchos como el oficial más destacado de su época,
combinó una destacada carrera militar con el análisis intelectual del arte de
la guerra. Durante su carrera militar compuso cuatro (4) grandes libros, Su-
lle Batalla (En batalla), Trattato della Guerra (Tratado de la Guerra), Dell’ arte
militare (Del arte de la guerra), dedicado a las matemáticas, logística, organi-
zación y fortificación; y por último, Della guerra col Turco in Ungheria (De la
Guerra contra los Turcos en Hungría), en las que reflejaba sus ideas sobre la
campaña contra los turcos en 1670.
La gran mayoría de las obras de Montecuccoli solo circularon durante su
vida en forma de documentos manuscritos o preparada como memoranda
reservados al conocimiento restringido de pocas personas. Después de su
muerte (16 de octubre de 1680), algunos de esos manuscritos, de los que se
hallaban varias copias, circularon en manos privadas. Algunas de ellas fueron
transcritas por diversos amanuenses y publicadas, luego, de diversas mane-
ras y con incontables errores, producto de la transcripción de las obras al idio-
ma alemán y de este a otros idiomas.
En 1692, en Turín, aparecerá la primera publicación de una obra de Mon-
tecuccoli titulada: L’Attione bellica del conte Montecuccoli Príncipe del Romano

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 9


Impero, e Luogotenente Generale de le Armi dell’Imperatore (La acción del Con-
de Montecuccoli, Príncipe del Sacro Imperio Romano Germánico y Teniente
General de Armas del Emperador) a cargo de Giovanni Batista Zapata. Se tra-
taba de la publicación de la copia de un extracto del manuscrito de las Tavole
Militari. Un año más tarde, en 1693, aparecería la primera traducción de las
obras de Montecuccoli en idioma distinto al italiano. Se trata de la obra pu-
blicada en idioma español titulada, Arte Universal de la Guerra o Dell'Arte de la
Guerra, traducido del italiano al español por Don Bartolomé Chafrión, Alférez
de la Infantería Española del Tercio de Valencia.
El Arte Universal de la Guerra está compuesto de cuatro capítulos. El autor
se refiere en el Capítulo I a las operaciones Militares, que se deben hacer en
campaña y fortaleza; en el Capítulo II a las operaciones de campaña, que se
reducen a marchar, alojar, pelear y campar; en el Capítulo III, de la generali-
dad de alojar, sin sospecha y con sospecha, si el campo hubiere de hacer alto,
forma de los cuarteles y cuartel de invierno. Por último, el Capítulo IV, de las
operaciones que se hacen en las fortalezas, que se reducen a la fábrica, guar-
dia, presa, defensa y socorro de ellas.
El discurso de los libros es trascendental, en ellos perseverantes reflexio-
nes de los viejos sabios que nos precedieron, acusan sus experiencias y anéc-
dotas que nos aproximan a la verdad, permitiéndonos interpretar la realidad,
para así enfrentar el sinnúmero de amenazas que trae consigo la vida. En los
libros se materializan los sueños que enfrentan las pesadillas, que los autores
hayan podido vivir y que nos tratan de guiar, para evitarnos ser sorprendidos
o presas fáciles del destino.

10 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


AL SEÑOR DON MANUEL ANTONIO
DE VELASCO Y TOBAR. MARQUÉS
DE CALTOJAR, VIZCONDE DE
ARENILLAS

Señor. Fue el Príncipe Montecuccoli uno de los más valerosos y expertos


Generales en práctica y teórica que, en este siglo, ha tenido el Imperio. Co-
nocen esta verdad los que hoy siguen la Escuela de Marte; desvelándose para
entender y saber las máximas generales de la Guerra que este Fabio Capitán
nos dejó en diversos manuscritos italianos. Los cuales, al haber llegado a mis
manos, he tenido por acertado (ahora que toda Europa está ardiendo en Gue-
rra) el traducirlos a nuestro idioma.
Asegúrese usted que, aunque el libro es pequeño, son grandes sus ense-
ñanzas para los militares, pues contiene, en breves líneas, lo dilatado de esta
profesión; mostrándonos el verdadero modo de mandar y obedecer. También,
puede servir de libro de memorias para grandes Generales, pues acuerda con
particularidad todo cuanto se puede ofrecer en la militar disciplina.
Con estos motivos, me atrevo a darlos a la prensa con la mayor claridad que
mis primeros rudimentos de esta facultad me permiten.
Lo que de estos les falta, lo cumplirá la protección vuestra en la inteligen-
cia de que, sea proporcionada cartilla para los tiernos años, y vuestra gallar-
da capacidad que, habiendo de seguir las pisadas de su Excelentísimo padre
(que hoy manda las armas de España) y sus abuelos (que por muchos siglos
las mandaron con felices sucesos), encontrará usted más fácilmente el cami-
no para imitarlos. Sírvase usted de recibir, bajo su patrocinio, esta breve tra-
ducción que, si no fuera por el traductor, por la fama y excelencia de su autor y
por la materia que trata (tan importante al servicio de su Majestad), merecerá
su aceptación, cuya vida guarde Dios los muchos los que pueda y se merezca.

Barcelona, 15 de enero de 1697.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 11


CAPÍTULO I. DE LAS OPERACIONES
MILITARES QUE SE DEBEN HACER
EN CAMPAÑA Y EN FORTALEZA

▶ Invocar el auxilio Divino.


▶ Consultar con inteligentes y fieles.

{
Prontitud
3. Observar Resolución
Disposición

▶ Encargar las cosas a quien tenga voluntad y habilidad para ejecutarlas.


▶ No perder las ocasiones.
▶ Tener noticia exacta de la Historia y cosmografía del País, su fertilidad,
situación, pasos, fortalezas, inclinaciones y Gobierno.
▶ «Saber del Enemigo» cuándo, cómo, cuál y con qué fuerzas podrá salir
a oponerse; y los socorros que le pueden venir en su favor.
▶ No confundirse al dar órdenes.
▶ Mostrarse más alegre en los mayores peligros y adversidades.
▶ Equidad en recompensar lo bueno y castigar lo malo.
▶ Premeditar y proveer en todas las cosas que puedan servir u obstacu-
lizar las determinaciones.

PREVENCIÓN, PROVISIÓN Y OPERACIÓN DEL


EJÉRCITO QUE SE COMPONE DE INFANTERÍA,
CABALLERÍA, ARTILLERÍA Y BAGAJE

La Infantería y la Caballería será proporcionada para campar en el


país enemigo.
La Artillería se funde, ametalando ciento sesenta (160) libras de cobre, diez
(10) de estaño y ocho (8) de latón.
Las piezas se tantean con el compás curvo, con hilo y aguja que, al dividirse
entre tantas partes iguales, muestra cómo se hacen los tiros seguros desde
el más corto hasta el más largo, porque el cañón tirado por el raso del ánima
sobre un plan horizontal hace el tiro mitad línea recta y mitad en curva.

12 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Los tiros se dirigen con el cuadrante y, para conocer lo macizo de metal de
las piezas, sirve la Regla Tercia. El diámetro de la bala transfiere sobre la Re-
gla de los calibres, que se fabrica por la tabla cúbica. La pieza puede llevar de
pólvora tantas libras como su peso. En la prueba mayor, la mitad en un tiro
ordinario y dos tercios para hacer brecha.
La Artillería se carga también con cartuchos, balas de barra, de tijera y
encadenadas.
A las piezas de bronce se les da una bala de viento por cada diez (10) libras
de bala y, a las de hierro, dos (2).
Se refrescan los cañones con vinagre y agua.
Las lanadas, estibadores y cucharas han de ser largas (un tercio más que su
cañón y la mitad más las de las culebrinas).
Se fabrica la pólvora común con:
▶ Seis (6) libras de salitre.
▶ Tres (3) libras de carbón.
▶ Dos (2) libras de azufre.
Para que tenga mayor fuerza, se añade una cantidad determinada, según la
calidad del salitre, y se moja con aguardiente o agua de ortigas destilada.
Se cuentan tres (3) piezas de campaña por cada mil hombres, mientras que
las de batir se tantean según la empresa, lo que se piensa hacer y a la conve-
niencia de poderlas sacar de las plazas vecinas. Con ellas se incluyen petardos
y morteros.

BAGAJE

Se reduce al más pequeño número que fuere posible.


Los alemanes hacen bien: para cada compañía, tres (3) carros y uno de vi-
vandero; a cada soldado de Caballería un caballo para bagaje.

PROVISIONES

Se deben hacer de víveres, municiones, instrumentos, caballos (para lle-


varlas), artífices, guías y espías. En campaña, en el campo o en almacenes se
deben tener repartidos en los lugares vecinos más fuertes a dónde ha de cam-
par el ejército; obligando a los paisanos que las traigan, si pueden, tener la
conveniencia de llevarlas con barcas, carros y cargas.
Se han de guardar con cuidado que no se gasten, de los ladrones y de las
traiciones.
Se tasarán los víveres y mercancías, con justicia por los perfectos y audito-
res, que ponen el precio a los mercaderes y vivanderos de lo que venden, no
dejando falsificar el peso, medida y mercancía.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 13


Se repartirán con regla y economía por muestra de la gente efectiva, será
firmada por los Oficiales, dando relación cada día del número al Comisario
General, para que sepa lo que entra y sale.

VÍVERES

Las mercancías principales son pan, carne, sal, vino, cerveza, cebada, avena,
heno y hierva. Cada día, a un soldado se le dan veinticuatro (24) onzas de pan.
A un mosquetero, o granadero de españoles, se le otorgan cuarenta y ocho
(48) onzas de pan, doce (12) de carne, un (1) brocal de vino y dos (2) de cerveza.
Cada día, a un caballo se le dan diez (10) libras de cebada y, cada semana, vein-
ticinco (25) libras de heno y cincuenta (50) de paja. Cada libra equivale a doce
(12) onzas. Una cuartera de trigo de, aproximadamente, doce (12) cuartales, da
ochenta (80) raciones de pan de a veinticuatro (24) onzas cada una.
Un buey pesa cuarenta y cinco (45) arrobas [1].
Una vaca veinticinco (25) arrobas.
Un carnero cuatro (4) arrobas.
Un puerco diez (10) arrobas.

MUNICIONES

Se cuentan cien (100) tiros para cada pieza de Artillería.


Cincuenta (50) tiros para cada mosquetero.
Una libra de plomo hace doce (12) balas de escopeta, o arcabuz, y hace seis
(6) balas de mosquete vizcaíno.
La pólvora se da por dos tercios de las balas.
La mecha, o cuerda, se da tanta cuanta es la pólvora. La Caballería se amu-
niciona ella misma a su costa.

INSTRUMENTOS

Todo género de artificios para trabajar y mover la tierra.

CABALLOS

Un caballo tira quinientas (500) libras.

14 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


ARTÍFICES

Son albañiles, barqueros, carpinteros, herradores, herreros, esportilleros,


horneros, petarderos, artilleros, bombistas, gastadores, maestros de puentes,
mineros y fuegos.

GUÍAS

Sean fieles, prácticos, y diligentes. Se repartan en los cuerpos donde sea


menester. Que se convengan entre sí de los lugares y caminos. Se tengan con
guardia, particularmente en tiempo de ocasión.

ESPÍAS

Si se sospechare de su fidelidad, se fingirá con ellos, se les comunicará


lo que no se ha de hacer y se publicará lo contrario de lo que se intenta. Si
proponen alguna empresa, se asegurarán sus personas con prendas de hi-
jos y mujer.

OPERACIÓN

Sea proporcionada a la fuerza principal.


Si es de Infantería, se obra con mayor ventaja en países cerrados, montuo-
sos y en los sitios de plazas. Si la fuerza principal es de Caballería, se obra me-
jor en las batallas y en países llanos, abiertos.
Sea a propósito para el intento de atacar algún país con guerra ofensiva,
defenderle socorriendo algún coligado[2] o, si hay guerra interna, y es llama-
do en favor de una de las partes. Al querer atacar al enemigo es menester ser
más fuerte que él.
Se trata bien a quien se rinde y mal a quien se resiste.
Se mantiene lo conquistado, quitándole la voluntad y medios al pueblo para
rebelarse.
Los Estados pequeños se defienden con una u dos buenas fortalezas con las
cuales se mantienen contra los otros que, por celos, no ven de buena gana que
se haga poderoso el enemigo. Los Estados medianos, que puede mantener un
Ejército, se defienden con él y con las fortalezas; aquel sin estas se ven obli-
gados a desamparar al país. Estas últimas no pueden mantenerse por sí solas,
sino en el tiempo que duraren las provisiones hechas.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 15


Los Estados grandes, si tienen al país unido, no tienen que temer, sino a las
guerras internas; por lo cual, tengan pocas y buenas fortalezas en los confines
y no en el centro; así se suprime el nido de las rebeliones.
No se den gobiernos perpetuos ni permanentes a una misma familia.
Hagan siempre la guerra fuera del país.
Los países separados se defienden como a los Estados medianos.
Si el poder, o el ejército, que se ataca es de coligados, se procura sembrar
discordias y celos entre ellos.
Si el poder no es muy superior al del defensor, este se puede mantener al
quitar víveres y forrajes, al campar cerca de su ejército en parajes fuertes o
fortificados para dificultarle sus empresas, al repartir la Caballería en lugares
cerrados que imposibiliten a los forrajeadores y a las partidas.
Si el poder, o el ejército, es muy superior, se ha retirar a las plazas fuertes
todo lo que se pudiere y, lo que no, se queme o consuma.

SE SOCORRE A UN COLIGADO [ALIADO]

Si el país es de enemigos, o en los confines, con la diversión [3].


Si confina al coligado, con la unión de las armas.
Pedir el paso y alguna plaza en prendas, para la seguridad de la retirada.
Si es un país separado de los otros, con el dinero si faltaren otros medios.

16 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


CAPÍTULO II. DE LAS OPERACIONES
DE CAMPAÑA QUE SE REDUCEN
A MARCHAR, ALOJAR, PELEAR Y
CAMPAR

La orden y regla de marchar saldrá mejor si se dispone que en poco tiempo,


movimiento y municiones se pueda escuadronar y poner en batalla al ejército.
Se dará orden que nadie marche fuera de lugar, que los bagajes no se mez-
clen con las tropas, que los cuerpos no marchen tan apartados que no puedan
socorrerse. En los desfiladeros, los que hubieren pasado hagan alto hasta que
los que siguen estén unidos, que un costado de la marcha se cubra con algún
río, ribazo, montes, carros, cadenas, caballos de frisa o cualquier otra ventaja,
según la situación del país y la calidad de la gente.
En la noche antes, por escrito, se da la orden para la marcha a cada cuerpo
de Infantería y de Caballería.
Cuando se marcha con todo el ejército unido, a la hora señalada de la mar-
cha, deben hallarse a la vanguardia, o plaza de armas, los Generales, Cuartel
Maestre General y Capitán de Gujas. Se arrasan las trincheras del campo para
pasar y marchar de frente. Se nombran y envían partidas (Cuerpos escogidos
a reconocer por delante, detrás y costados de la marcha), para que ocupen las
eminencias, descubran las emboscadas y avisen de todo lo que se ofreciere.
Se divide el ejército en:
▶ Vanguardia: marcha la mitad de la Caballería.
▶ Batalla: la Infantería, los gastadores, la Artillería con su tren y el baga-
je general.
▶ Retroguardia [4]: la otra mitad de la Caballería, el bagaje del ejército y
un regimiento de Caballería.

TIEMPOS

De verano, si se puede, se marcha temprano por la fresca [5] y fuera de los


sembrados.
De invierno, hacer marchas cortas y tener cuidado del fuego. De noche, los
batidores y partidas se adelantarán menos.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 17


De día, más. Se dotarán soldados en las encrucijadas de los caminos para
que no se cierre la marcha. Las primeras tropas llevan la orden de acometer
con resolución a todo lo que hallaren sospechoso.
Cuando se marcha sin sospecha del enemigo, cada cuerpo va por su cuenta
con su bagaje detrás. El convoy, o sea acompañamiento, se manda con la Ar-
tillería y su tren. Las piezas de batir se llevan sobre los carros, para que no se
gasten las cureñas.
Cuando se marcha con sospecha, se refuerza aquella parte donde se pue-
de temer con algunas Piezas de Campaña, Municiones, Infantería y Caballe-
ría mandada.
La Artillería toda sobre sus cureñas. El bagaje en la parte más cubier-
ta y segura.

EN LAS MARCHAS SECRETAS

Se camina de noche por los bosques, los valles y los lugares cubiertos, apar-
tándose de todos los lugares habitados y casas. No se tocan cajas ni trompetas
sino es a la sordina[6]. No se hace fuego. Se esconden las mechas. Se envía Ca-
ballería delante, que detengan a cuantos encontrasen y que ganen los pasos.
Se toma un camino diferente y después se vuelve, si se puede, sin ser visto.
Se tengan cerradas las puertas por algún tiempo. Si se sale de una plaza,
tener cuidado que algún espía no salga con las tropas.
Si el ejército no estuviese junto, se señalará por escrito el lugar donde han
de juntarse que será, si lo hubiese, sobre el camino que se ha de hacer: asegu-
rándose de que el enemigo no lo ocupe y que se guarde el secreto. Se declare
la hora, se envíen espías y partidas fuera.

DIVERSIDAD DE MARCHAS

En campaña abierta, poco más o menos se marcha.


En batalla, por cuerpos o por brigadas; y los carros en muchas filas redo-
bladas. Se ponen al frente de batalla, donde se sospecha que puede venir el
enemigo y, después, se hace marchar de costado. Se ganaría mucho tiempo si
el batallón de Caballería no tuviese que caracolear y si cada caballero volviese
sobre su centro, como hace la Infantería.
En un país angosto, se debe hacer cuenta justamente de la incomodidad de
la marcha, el tiempo que se puede ganar antes que el enemigo pueda llegar y
el número de gente que marcha. Por ejemplo, un soldado de Caballería ocupa
cinco (5) pies [7] de frente y ocho (8) pies de fondo, mientras que un infante
ocupa tres (3) pies de frente y cinco (5) de fondo.
Se forman diferentes cuerpos. Se hace que unos marchen después de los
otros y se alojen en diversos lugares. Se marcha por diferentes caminos o se

18 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


hacen de nuevo por medio de la campaña (allanando fosos). La Artillería irá
por los caminos carreteros, con su guardia de Infantería por los costados y la
Caballería por afuera.
Reforzar la vanguardia [8] con Infantería y piezas de campaña. La batalla
hay que repartirla tal que se ponga en el medio a la Artillería, el bagaje y, si
no pueden obrar bien en los extremos, a la mayor parte de la Caballería. De-
jar a la Infantería mandada en los caminos angostos que vienen de bosques
o valles sospechosos, hasta que haya pasado todo el bagaje. La Infantería se
incorporará después con la retroguardia, si no se envía adelante para ocupar
otros pasos.
Observar con las tropas una distancia conveniente de poco más de cien
(100) pasos para que, puestas unas en desorden, no pongan a las otras en
confusión.
Hacer un buen frente de gentes escogidas. Poner delante tal calidad de ar-
mas que, a su resistencia, no puedan ponerla en desorden.
Si se hallare por la marcha algún bosque, enviar gente delante para descu-
brirlo y ocuparlo.
Si se pasa cerca de algún puesto del enemigo, se envía gente a su viña para
que tenga encerrada su guarnición hasta que haya pasado todo el ejército.
Si se hubiere que pasar algún río, se pondrá la Artillería en frente del lugar
que se quiere ocupar. Será de gran ventaja, si fuere en una parte por donde
el río hace algún ángulo entrante. Empezar a fabricar el puente y adelantar
mosqueteros que tiren de la otra parte. Después de puesto el puente, se hará
pasar alguna Caballería, Infantería, Artillería pequeña, o gastadores, que for-
tifiquen tanto la cabeza del puente como también de la otra parte. Si hay sos-
pecha en la retroguardia y si hubiere de quedar el puente, se fortificarán y
guarnecerán sus dos cabezas.

ATACAR UN CUARTEL

No se envíen batidores, así se podrá coger al enemigo de improviso. Se debe


marchar de buen paso, dejar atrás el bagaje. Se envía delante a la Caballería,
para atacar de repente al enemigo. Poner la Infantería a caballo o tomarla
a la grupa.
Se marcha por país cubierto, o en tiempo de nieblas, que no se pueda des-
cubrir de lejos. Marchar con el ánimo hecho y la resolución de pelear con
cuanto se encontrare.

RETIRARSE

Es acción muy peligrosa a la cara del enemigo. Se hará presto, temprano y


en secreto para no estar obligado a pelear.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 19


Será más seguro de noche que de día, porque el enemigo no se atreverá a
seguir por miedo de las emboscadas. Al anochecer, se envía adelante el baga-
je; a medianoche, a la gente; y, al amanecer del día siguiente, a la retroguardia.
Se harán los fuegos acostumbrados y se dejan las cuerdas encendidas en los
propios parajes.
Si el enemigo envía de veras, se finge plantar el campo y forrajear. Mientras
tanto, se marchará.
Se vale del tiempo que el enemigo tenga a la gente fuera del campo, por
haber ido a forraje o a otra función. Para lo cual se debe convidar enviando
afuera a alguna partida que tenga orden secreta de no volver más al campo,
para que el enemigo salga mucho más fuerte a seguirla y, en este tiempo, ha-
brá oportunidad de marchar.
Cuando se ha de marchar por algún paso que tiene ocupado el enemigo, se
fingirá forzar y querer pasar por un lugar para después pasar por otro. O fingir
retirarse, o de marchar a otra parte, y, después, volver al paso con presteza y
prevención, antes que el Enemigo lo sepa o pueda llegar.
Esconder alguna gente cerca del paso y después marchar con el ejército
más adelante.
Si el enemigo viniere costeando [9] y siguiendo la marcha del ejército, se
pasa la gente con todo silencio y se toma puesto.

20 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


CAPÍTULO III. DE LA GENERALIDAD
DE ALOJAR, SIN SOSPECHA Y CON
SOSPECHA. SI EL CAMPO HUBIERE
DE HACER ALTO. FORMA DE LOS
CUARTELES. CUARTEL DE INVIERNO

GENERALIDAD DE ALOJAR

Se envía adelante una partida de Caballería con el Cuartel Maestre General,


u otra persona del ejército, a reconocer al primero que se aloje. Poner el ejér-
cito en batalla, apostar las guardias y enviar partidas afuera.
Alojar temprano para tener tiempo de reconocer los puestos, distribuir las
guardias, fortificar los alojamientos, plantar las tiendas, ir a forraje y poder
tener noticias de la positura del enemigo.
Sea en lugar donde haya agua, leña, forraje, sombra en verano, comodidad
de acampar, ventajoso para pelear y para socorrerse presto unos a otros; que
no pueda ser atacado al improviso ni dominar la Artillería.

SIN SOSPECHA

Se aloja la gente en los lugares circunvecinos, señalando primero la pla-


za de armas y el cuartel general en el centro, donde se envían los soldados
de la orden.
Reducir la gente en pocas casas y visitarlas a menudo, para ver si están des-
piertos o si tienen a los caballos ensillados.
Tener gran cuidado con el fuego.
La Infantería cierra las avenidas con estacadas, carros, maderos y caba-
llos de frisa.
La Caballería hace lo mismo y abre salidas nuevas. A ella se les da el nombre
de los lugares por donde han de batir los caminos y enviar partidas.
Cuando se toca el arma general, se avisa con algún tiro de Artillería o señal
de fuego o de humo.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 21


La plaza de armas de los cuarteles particulares, se hace de noche detrás de
los lugares; de día, al frente; pero si hay alguna sospecha, la Caballería se pone
en campaña cerca del cuartel.
Para seguridad del cuartel se ponen los centinelas en sus contornos hasta
trescientos (300) pasos de distancia. De día en lugares altos, de noche en los
bajos, fuera de los caminos principales, en parajes donde descubran y no sean
descubiertas. Entre ellas que sean dobles; en el cuerpo de guardia serán sen-
cillas. No desmonten nunca del caballo. No dejen acercar a nadie, deteniendo
a cualquiera hasta que le reconozcan en paraje llano y ancho, sin avenidas. Se
pondrán en corona y caminarán siempre una hacia la otra.
Se harán las rondas que visitarán los centinelas. No se adelantarán a la
campaña más que hasta trescientos (300) pasos del lugar.
Enviar batidores por todas las avenidas y caminos. Si se tocase arma, no
siendo descubiertos por el enemigo, avisen tácitamente con algún batidor.
Si fueran descubiertos.
Si estuvieren cerca de los centinelas, avisen disparando. Si lejos, con fuego
y humo. Si el país fuere llano, se adelantarán lo más que pudieren. Si hubiere
algún paso estrecho, se podrán guardias avanzadas. Si fuere presidio por el
enemigo, correrán hasta las puertas. Enviar partidas y espías.
Si viniere el enemigo: los cuerpos de guardia cargarán sobre él con toda re-
solución, se tocará a rebato.

CON SOSPECHA

La Infantería y la Artillería se alojarán en el lugar donde está el cuartel ge-


neral. La Caballería en algún bosque, en uno o dos lugares vecinos, que estén
cubiertos de Infantería. Si no, acampará.
La Infantería levantará trincheras de seis (6) pies de altura y cuatro (4) pies
de anchas. Donde hubiere pantano o subida dificultosa, para ahorrar el traba-
jo se cerrará el campo aquella parte con carros, caballos de frisa, o estacadas,
que se quitan cuando se marcha.
Dentro de las trincheras, los soldados hacen sus barracas de palos, ramas,
paja o plantan las tiendas.
El tren de la Artillería se alojará en medio de lugar y se pondrán algunas
piezas pequeñas a las salidas por donde pudiera venir el enemigo.
Si se conociere que el enemigo quiere atacar el cuartel, se le previene ata-
cándolo primero o tocándole arma.
Plantarse luego, a escondidas y secretamente, en batalla, en algún lugar
por donde hubiere de pasar porque cogiéndolo al improviso, y en desorden,
puede ser que se desanime y se confunda. En su retirada o antes que tenga
tiempo de formarse, se logra la ocasión de romperlo.
Las guardias, si no se marchan, se mudarán al amanecer o por la tarde.

22 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Si el lugar será en el campo o en las avenidas, el número de las guardias
será según la necesidad en las partes más débiles: la Artillería, municiones,
banderas, proveeduría, prisioneros, mercados y cuarteles de los Generales.
La seguridad del Cuartel consiste en el santo, rondas, patrullas, partidas,
batidores y espías.

SI EN EL CAMPO HUBIERE DE HACER ALTO

Se deben tener provisiones de víveres y municiones de guerra que pue-


dan venir con seguridad al campo, sin dejar ninguna plaza de enemigos a
las espaldas.
Se aseguran los caminos a los mercaderes y vivanderos.
No se deje vender el ganado hurtado, dentro ni fuera del campo.
Hacer la prueba del agua, si estuviere envenenada, y reconocer si la puede
quitar el enemigo.
El forraje se debe tener en la campaña y lugares circunvecinos. Se enviará
por él con escolta, para defenderlo de las partidas del enemigo y asegurarse
que los soldados no hurten ni hagan mal a los villanos [10]. Se enviará a dife-
rentes horas, para que el enemigo no se lo pueda imaginar. De improviso, y
primero, a los lugares más lejos, después a los vecinos.
Se fortifica el cuartel con trincheras, reductos, fortines, tenazas, coronas,
hornabeques, etc.
El lugar se debe escoger en llanura, de buen aire, que no esté mandado ni
expuesta a las inundaciones o a los incendios. Si hubiere bosque cerca, se debe
cortar, quemar, encerrarlo dentro del Cuartel o apartarse de él. Si hay riesgo
de inundación, levantar diques o caminar el agua por otra parte. Se debe tener
limpio el campo, al enterrar o echar las porquerías en los ríos. Se deben ocu-
par y guarnecer los lugares del contorno: asegurar las avenidas, pasajes y de
algunos de ellos hacer caminos hacia los almacenes, si estuvieren lejos.
Será de conveniencia, si se pudiere, ponerse cerca de algún río que asegure
un costado del ejército, tenga comodidad del agua, reciba las porquerías y fa-
cilite la conducción de las cosas necesarias.
Poner el puente para que no pueda ser batido, quemado o arruinado por el
enemigo si dejare bajar a favor de la corriente fuegos u otras máquinas.

FIGURA Y CAPACIDAD DE LOS CUARTELES

Se hacen conforme el terreno y el número de la gente. Muy pequeño es in-


cómodo para el alojamiento, muy grande lo es para la realización de las guar-
dias y para la defensa.
Los cuarteles grandes se hacen cuadrados o rectangulares.
Cuartel de:

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 23


▶ Infantería como cuatro (4).
▶ Caballería como seis (6).
▶ Campo como diez (10).
Todo el campo se cierra con trincheras y defensas. Algunos con fuertes, en
distancia de mil quinientos (1500) o de dos mil (2000) pies, que sirvan de pla-
zas de armas.
A una compañía de caballos se da entre doce (12) a quince (15) pasos de
frente. Ocho (8) pasos a una de Infantería.

CUARTELES DE INVIERNO

Se debe asegurar a la gente teniéndola junta y fortificando algún lugar cer-


ca de alguna ciudad grande. Se repartirá en lugares cerrados y a distancia, que
se puedan socorrer unos a otros.
Los frentes, los costados y las espaldas de los cuarteles deben quedar cu-
biertas de alguna plaza fortificada, río, monte, pantanos y desfiladeros, en
donde se deben poner guardias de Caballerías que den aviso cuando viene el
enemigo (disparando, con señal o enviando a alguien).
Se romperán las partidas pequeñas del enemigo y, cuando quisiere pasar
algún grueso al ataque de un cuartel, se le cortarán los víveres por las espal-
das, se retirará todo lo que se pudiere a los lugares cerrados.

DE LAS BATALLAS EN GENERAL Y DE LOS


REENCUENTROS PARTICULARES

Para las batallas es menester tener gente de guerra experimentada y sa-


berse valer de ellas, según las necesidades, a riesgo de sufrir accidentes im-
pensados por los cambios en parajes, la disposición y la regla del enemigo.
Cuando se conoce la ventaja se deben emplear las tropas y ponerlas en pa-
rajes donde no tengan ocasión de estar ociosas. El Generalísimo, o Supremo
Comandante, debe ser reconocido con alguna señal o por el guía.
Luego de tomar algunos prisioneros, se debe procurar examinar diligente-
mente con promesas, o amenazas, y con tormentos para tener noticias ciertas
del estado en que se halla el enemigo y demás circunstancias.

CAUSAS QUE CONVIDAN A DAR LA BATALLA

La esperanza de la victoria.

24 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Querer socorrer alguna plaza sitiada, llevado por el ardor y valor de
los soldados.
Obligado por la falta de víveres, u otro motivo, que deshaga el ejército por
no dar tiempo a que el enemigo se refuerce.
Pudiendo valerse de algunas ventajas, que el mismo enemigo se las presente.
Hallando al enemigo en algún pasaje o desfiladero. Ofreciéndole cualquier
ocasión de gran ventaja.

CAUSAS QUE OBLIGAN A NO DAR BATALLA

Si fuera mayor el daño perdiendo que la utilidad ganando.


Si las fuerzas son inferiores a las del enemigo.
Si las fuerzas no estuvieren unidas.
Si el enemigo hubiere tomado puesto ventajoso.

SE OBLIGA EL ENEMIGO A BATALLA

Sitiándole alguna plaza de consideración.


Buscándole y cogiéndole en marcha.
Hallándole descuidado y llegado a él de improviso.
Cerrándole entre dos ejércitos.
Fingiendo de retirarse, o marchar a otra parte, para llamarle al puesto.
Cortándole los víveres, retirándolo todo en las plazas, quemándole las cam-
pañas, arruinándole el país y cerrándole los pasos.
Acampándose junto al enemigo en puesto ventajoso por naturaleza o arte.

OBSERVACIONES EN LAS BATALLAS

Polvo, viento, lluvia y Sol son cosas a propósito, pero accidentales, variables
que dependen de la fortuna y no del saber.
Escoger el campo a propósito. Ancho, si el ejército es poderoso de Caballe-
ría. Angosto, si es de Infantería.
Reconocer primero el campo: si se puede pelear y considerar que la frente
pueda volver, con ventaja, por todas las partes que viniere el enemigo.
Se puede tomar un pantano o foso por ventaja, cubriéndole con tropas, que
se irán retirando por pasos hechos a posta para llamar el enemigo.
Se reforzará la Caballería con Infantería y esta, con uno y otro, según se
considere necesario.
Se dispondrán las líneas de manera que se pueda pelear diferentes veces;
porque vence, al último aquel, quien mantiene las tropas con orden.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 25


Se cubrirán los costados o, por lo menos, uno de ellos con la ventaja del te-
rreno. O, por el arte, con caballos de frisa, abrojos, cuerdas, cadenas, carros y
escuadrones de Infantería.
Se tendrá gran cuidado que las tropas puestas en desorden no se encuen-
tren y desbaraten a las otras; por lo cual, las reservas se pondrán detrás de la
Infantería, en medio y por los lados.
Se socorrerá donde hubiere necesidad. Se harán salidas repentinas para
cerrar el enemigo o para otro efecto.
Se hará disparar continuamente; por lo que se pondrá Infantería entre los
batallones de Caballería.
Los generales y oficiales mayores estarán repartidos en las alas de batalla,
reserva, en todas las líneas y detrás del ejército, para animar, volver a unir la
gente desbaratada y desmandada. Cada uno de ellos debe saber el intento del
Generalísimo y con qué medios se piensa conseguir la victoria.
Porque vence, al último aquel, quien mantiene las tropas con orden.
Se deben poner a los mejores soldados en las alas y empezar la batalla por
la parte más fuerte; por la más flaca se irá entreteniendo al enemigo.
Se disparará la Artillería, luego de que se descubra al enemigo dentro del
rango de tiro. Las piezas se plantan en algún paraje eminente dispuestas en
diferentes líneas más detrás de otras.
No pararán los escuadrones debajo del tiro de la Artillería del enemigo,
pero se adelantarán para atacarla cuando comienza a disparar.
No apartarse mucho del cuerpo del ejército por seguir el enemigo; sino es
a lo último y, aún entonces, es menester tener a las tropas unidas y formadas.
Moverse para buscar y encontrarse con el enemigo, pero para esperarle
fuera a pie firme.
Refrescar con el reposo a la gente cansada de pelear.
Disponer buenos tiradores que maten al Generalísimo del ejército enemigo,
y que todos los escuadrones tiren contra ríos a los oficiales de los escuadrones.
No se hará el botín o saqueo hasta que esté echado del todo el enemigo
del campo.
Ponerte en batalla delante del enemigo antes que él lo pueda ejecutar.
No emplear cosa ninguna a otro efecto, que al que se hubiere ordenado,
por no causar confusión, o por tener siempre gente pronta, que emplear sin
deshacer, o desmembrar a los escuadrones.
Se pondrá toda la Caballería a un costado, si el otro estuviere seguro por su
situación.
Se ganarán los costados de los escuadrones del enemigo con tropas man-
dadas y escogidas.
Cansar la parte fuerte del enemigo con tu parte flaca y, después, con tu
fuerte de fresco, cargar la suya ya cansada.
Empezar la batalla de noche, o por la tarde, si se ha de pelear pocos con-
tra muchos.
Quien tiene soldados valientes, y fieles, que no arriesgue toda la guerra en
una batalla.

26 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Téngase dispuesto el lugar de la retirada, comunicándolo a los oficiales
principales; pero quien tiene otros motivos, debe quitar a los soldados toda
causa de retirarse y llevarlos al fuego, de manera que vayan a vencer o a morir.
Hacer pocos prisioneros para no ocupar y estorbar a la gente. Dar un nom-
bre o señal para conocerse, que puede ser Santa María o San Pedro; etc.
Dar ánimo a los soldados con el motivo de gloria, de hacer botín, de recom-
pensa, justicia de la causa y necesidad.
Habrá detrás de los escuadrones y de los batallones, en un lugar apartado,
sacerdotes, cirujanos y oficiales del sueldo, para que los heridos se confiesen,
curen y se noten.

SI SE GANARE LA BATALLA

Se darán las gracias a Dios. Se enterrarán a los muertos. Se publicará


la victoria.
Se proseguirá la victoria estorbando a los que no puedan unir, los que hu-
bieran quedado.
Se enviará órdenes de rendición a las plazas enemigas.
Se tomarán los puestos principales del país, en aquellas partes que puedan
impedir la comunicación con los Estados propios.

SI SE PERDIERE LA BATALLA

Se irán recogiendo a los soldados dentro del Estado. Se pondrán en armas


a las milicias del país.
Guarnecer muy bien los pasos, plazas y fronteras.
Romper los puentes y los caminos.
Cortar los bosques.
Inundar el país, si se puede.
Levantar nueva gente y formar de nuevo al ejército. Pedir ayuda y socorro a
los amigos y coligados.

DE LAS SORPRESAS

Tener buenos espías entre los enemigos para que avisen de su intento, que
no se puedan mover sin saberse primero. Señalar a los espías el puesto a don-
de han de venir a dar los avisos.
Se llevarán cuatro (4) o cinco (5) carros ligeros de un solo caballo, para con-
ducir los instrumentos que se utilizarán al romper cualquier estorbo que
se hallare.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 27


En un carro se llevarán tres (3) o cuatros (4) petardos.
En otro carro, un puente pequeño que se pueda poner donde se ofreciere.
En otros dos (2) carros irán zapas, palas, marrazos, picos, tenazas, li-
mas y martillos fardos con instrumentos de hacer fuerza, como el árgano o
martinete.
Todos estos carros serán fabricados de modo que puedan servir de
manteletes.
Se llevarán dos piezas cortas de a doce (12) y quince (15) libras de balas, con
las cureñas ligeras tiradas de un caballo.
Se llevará también un mortero pequeño con algunas granadas reales.
Si se pudiere coger de repente al enemigo, al tiempo que hubiere salido a
hurtar o forrajear por el país, hay que cortarle los pasos, los desfiladeros de
ríos y los bosques en donde se pone Infantería, para que no pueda volver a
socorrerse.

ROMPER UN CUARTEL

Se suele hacer de noche con encamisada [11], al amanecer o al anochecer,


cogiendo (si puede ser) al enemigo antes que haya puesto las guardias y dado
las ordenes convenientes.
Se debe tener antes reconocido el lugar y las demás circunstancias. Se mar-
chará secretamente y sin ruido.
Correr por los lados, o detrás del cuartel, y acercarse cuanto se pudie-
re sin ser visto; dejando cortados por fuera a los batidores, a los centinelas y
las guardias.
Incordiar al enemigo, que no se forme ni haga cuerpo.
Dividir las tropas en tantos cuerpos como partes del cuartel se quisieran
atacar; lo que todos harán a un mismo tiempo.
Avanzar a toda carrera y entrar mezclado con el enemigo, luego de que se
haya descubierto.
Para que vaya con buena disposición, se harán cinco tropas de Caballería.
La primera entrará de carrera con el enemigo, romperá el cuerpo de guardia,
avanzará hacia el lugar y pasará, más adelante, a poner en desorden cualquier
cuerpo que se le opusiere.
La segunda sigue de galope hasta el lugar, en donde, no hallando oposición,
mandará algunos caballos que batan todos los caminos.
Luego, se procura aprehender al comandante y oficiales, para después
prender fuego al lugar.
La tercera sigue de trote y bien unida hasta el lugar.
La cuarta acude hacia donde hubiere oído mayor rumor.
La quinta, dividida en dos partes, ciñe el lugar por fuera para que la gente
no se escape a pie.
Para estas cinco tropas ha de haber un cuerpo que guarde la campaña.
Éste género de operaciones se debe ejecutar prontamente, en secreto.

28 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Se pondrá algún cuerpo en los desfiladeros para asegurar la retirada.

PARA ROMPER UNA GUARDIA, UNA ESCOLTA


O A LOS FORRAJEADORES

Se observarán parte de las mismas condiciones dichas.

EMBOSCADAS

Se hacen en los bosques, los jardines, las profundidades, los ribazos y los
desfiladeros: contra los forrajeadores, batidores y partidas del enemigo.
Se debe reconocer el lugar en donde se ha de hacer la emboscada, que no
esté ya ocupado.
No se debe llegar mucho antes del tiempo que se supone necesario para
lograr el intento, para que no llegue noticia al enemigo.
Ponerse en parajes donde se pueda retirar por muchas partes, si el enemi-
go viniere más fuerte.
Plantarse de forma que puedan salir de la emboscada formados.
Tener centinelas que descubran de lejos y sepan estar con mucho cuidado,
para no ser sorprendidos.
Se pueden hacer emboscadas dobles y triplicadas.
La gente, que se enviare para atraer el enemigo a la emboscada, irá por di-
ferentes caminos y solo sabrá el cabo.
Cuando el enemigo puede venir más fuerte, hacer la emboscada con
toda la gente.
Se dejará pasar a la gente del enemigo, que fuere de poca importancia,
cuando se espera algo bueno.

RETIRADA, DESPUÉS DE HECHA LA EMPRESA

Volver a juntar a la gente y a los prisioneros. Si fueran muchos, se reparti-


rán en cuatro o cinco tropas. Ponerlos entre los escuadrones, batallones sin
armas, sin espuelas y sobre los peores caballos.
Se pone a parte la presa o botín, por si fuere menester pelear, y los prisio-
neros en algún lugar cubierto con un batallón de Caballería de guardia, pro-
porcionado al número de ellos.
Retirarle por caminos donde se juzgare que no pueda encontrarse el ene-
migo, habiéndolos reconocido y premeditado antes; valiéndose de algún bos-

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 29


que, valle o algún paso estrecho y dificultoso, en donde, después del haber
pasado, se dejan tropas para defenderle.
Dejar a la entrada de algún bosque, embocadura de valle o sobre alguna
colina, tres o cuatro soldados bien montados y un trompeta; los cuales, viendo
al enemigo, se dejarán ver y tocarán la trompeta, para tenerle en brida. Si no,
señalar el lugar adonde se han da juntar las tropas, muy apartando del cuartel
atacado o del lugar de la emboscada.
Medir el tiempo de la retirada. Si pudiere ser, antes que llegue el enemigo
sobre ellos y marchar continuamente sin pararse.
Si el enemigo enviare a toda prisa gente escogida para romperte, dejarás
y sacrificarás alguna de la tuya para que le ataque con resolución. La demás
seguirá su marcha sin perder tiempo.
Si se puede saber que el enemigo se adelanta con la vanguardia, y no puede
seguir tan presto con lo demás, hacer alto formándose detrás de algún mon-
te, u de otro lugar cubierto, para recibir con orden y valiente determinación
al enemigo que llegará, quizás, desordenado. Te valdrás de esta disposición
todas las veces que hicieres cuenta de no poderte retirar, antes que llegue
el enemigo.

ENCUENTROS IMPENSADOS

Determinación y resolución.
Engañar la vista del enemigo, haciendo que parezcan pocas las tropas. Si
fueran muchas, esconde a la gente, dando mucho fondo, y doblando las filas
sin intervalos.
Si fueran pocas, hacer que parezcan muchas al formar muchos escuadro-
nes o batallones de las tropas, dándoles mucha frente, poco fondo y grandes
intervalos; tocar las cajas y trompetas donde no hubiere gente.

ESCARAMUZAS

Reconocer el terreno, animar la gente y, para tener noticias, hacer algún


prisionero; ocupar o guardar en el interior algún puesto y entretener al ene-
migo, que no marche.
Tener gran cuidado que no te lleven a alguna emboscada.
Cargar al enemigo fuertemente, refrescando y mudando a los que
escaramuzan.

30 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


LA PRESA SE REPARTE

Juntar todo el botín y a los prisioneros, según la talla de su razón.


Se rehace primero el daño de los soldados heridos y caballos muertos.
Al cabo, o Comandante, le toca una décima parte. Una parte corresponde
a cada soldado de Caballería, igual que a tres soldados de Infantería. Al con-
ductor de la partida le corresponden dos partes. Según el supuesto, el botín se
divide de la siguiente forma: dos partes al Furriel, dos partes al Alférez, cuatro
partes al Teniente y seis partes al Capitán.
Si hubiere algún prisionero de calidad, quedará a la disposición del General
o Coronel.
También se puede repartir la presa a proporción del sueldo que tie-
ne cada uno.

CAMPEAR

Dando tiempo al tiempo se vence al enemigo que se halla encerrado en su


país, que no tiene medios para continuar la guerra o que no tiene placas forti-
ficadas que le aseguren y cubran su casa.
Se hacen algunos movimientos, como si se tuviere miedo,para que el ene-
migo este más confiado, descuidado. Después, fingiendo de retirarse, llevarte
a un paraje condenado en dónde, volviendo caras, se pueda pelear y derrotarle.
Quien es maestro de la campaña reparte el ejército en tantos cuerpos ne-
cesarios para que se puedan hacer, con seguridad, muchas operaciones a un
mismo tiempo.
Crear miedo y terror al país.
Publicar voz de que el ejército es más numeroso de lo que en realidad es;
enviando muchas partidas por diferentes partes, para que lo crean así.
Obligar a rendirse a los lugares, con amenazas de saquearlos o quemar-
los. Además, que den rehenes y paguen contribuciones los que no se pudie-
ran mantener.
De los países sospechosos se llevan consigo los cabos principales, con pre-
texto de hacerles mercedes y honrarles.

DESHACER EL EJÉRCITO ENEMIGO

Se hace quemando en sus contornos la campaña, la villa y las ciudades.


Se le quitan o se le corrompen las aguas.
Se le cierran los pasos y se le rompen los puentes.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 31


Se le cortan los víveres con un cuerpo de Caballería, que va luego a impedir
y romper a los forrajeadores.
Se campa cerca del enemigo y, si marcha, se sigue costeándolo.
Se ocupan, y presidian, los lugares de donde puede sacar las provisiones.
Se sorprenden o toman a la fuerza sus almacenes.
Se campa entre el enemigo y los lugares dónde tiene comunicación. Se le
quitan los víveres.
Se ciñe y cierra el enemigo con fortificaciones, o terrenos que permiten va-
lerse de esta ventaja.
Se le quema el campo, si se puede, por traición o con la fuerza.

AL CONTRARIO

Tú harás salir nuevas partidas del campo que vayan sobre las emboscadas
del enemigo.
Te alargarás con fortificaciones lo más que pudieres, para asegurar
tus convoyes.
Mudar puerto a menudo.
Tener un pie en tierra y otro en la mar, o sobre algún río navegable.

32 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


CAPÍTULO IV. DE LAS OPERACIONES
QUE SE HACEN EN LAS
FORTALEZAS, QUE SE REDUCEN
A LA FÁBRICA, GUARDIA, PRESA,
DEFENSA Y SOCORRO DE ELLAS

FÁBRICA

Las fortalezas se deben fabricar en los confines, en los pasos o en los puer-
tos del mar que sean capaces de mantener a una guarnición tan numero-
sa, que ponga en aprehensión al enemigo que quisieren sitiarlas o entrar
país adentro.
Se tenga advertencia que el lugar sea acomodado para el comercio y que el
aire sea sano. Que pueda tener la gente necesaria para guardarlo; dinero para
pagar los soldados; municiones de boca y de guerra para sustentarlos; y para
mantenerse.

LAS CIUDADELAS

Se fabrican en las plazas grandes o en ciudades, en parajes más fuertes y


eminentes, de modo que lo dominen todo y puedan ser fácilmente socorridas.
Las plazas conquistadas se hacen para asegurar la guarnición y, con ella, difi-
cultar que el pueblo se rebele.
En las fronteras para que, si el enemigo entrare con alguna estratagema en
la plaza, los de la ciudadela le puedan volver a echar con fuerza.
En las ciudades en las que los naturales son poco afectos, o desobedientes,
a su príncipe, la ciudadela les sirva de freno y los obliga a obedecer.
Se suelen hacer entre la plaza y la campaña. Si pasa algún río, se fabrica de
modo que lo mande, pueda comunicarse por él y recibir los socorros.
Las fortalezas son de tres géneros: Grande real, Mediana real y Pequeña
real. Las tres categorías, a su vez, se subdividen en regulares e irregulares.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 33


Cualquier figura regular se fortifica mecánicamente de la forma en la que
se puede observar en la Figura 1.

En la Grande Real, las fortalezas regulares poseen la Defensa CO siempre


de setenta y dos (72) vergas [12], de doce (12) pies cada una de ellas.
En la Mediana Real, la Defensa CO es de sesenta (60) vergas.
En la Pequeña Real, el lado del polígono exterior CD es siempre de sesenta
(60) vergas.
Se llaman fuertes a las fortalezas menores de las Pequeñas Reales. Estas
deben ser de mínimo siete (7) vergas y, máximo, de veintiún (21) vergas.
Para delinear el ángulo flanqueado ECG, se añaden quince (15) grados al
ángulo de la mitad de la circunferencia IAB de la Figura 1.

LAS LÍNEAS

Se describen con la proporción o medidas siguientes: La Borona NO de


veintiséis (26) vergas; el frente EC de veinticuatro (24) vergas y doce (12) ver-
gas en todas las demás figuras.
El Planeo NE en las Figuras.
IV V VL VII VIII

8 9 10 11 12

EN LAS IRREGULARES

Si las líneas y los ángulos son propios, es decir, en aquellas que no sean ma-
yores de mil doscientos (1200) pies ni menores de cuatrocientos (400) pies.
En estos, que los ángulos no sean mayores del resto ni menores de sesentas
(60) pies del GRA.

34 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


En este caso, se forman los baluartes señalando y proporcionando las me-
dias golas, flancos y demás líneas a la figura regular que correspondieren los
ángulos de la figura irregu- lar propuesta. Las capitales se tiran, dividiendo
igualmente los ángulos de la figura. Advirtiendo que los frentes tomen la de-
fensa del flanco opuesto y que no sean mayores de la cortina; que las defensas
fijantes no sean mayores de novecientos (900) pies ni menores de quinientos
nueve (509) pies; que los ángulos flanqueados no sean menores de sesenta
(60) grados, que los Flancos no sean mayores de ciento cincuenta (150) pies ni
menores de noventa (90) pies.
Si las líneas y ángulos fueran impropios, se igualan, saliéndose o entrán-
dose con los lados de la figura. Si algún ángulo fuere menor de noventa (90)
grados y no se pudiera crecer de un triángulo equilátero.

Viéndose la Figura 3, si el lado interior CE fuera mayor de mil (1000) pies, se


les puede hacer un revellín en medio o poner las golas de los baluartes CD y EF
sobre el mismo lado. Si CE pasa de mil doscientos (1200) pies, se delineará un
baluarte plano igual a los de la Figura 2; en consecuencia, en la Grande Real se
hará un ángulo flanqueado BDF recto. La cortina HE medirá treinta y seis (36)
pies, el frente BD veinticuatro (24) pies y el flanco HB doce (12) pies. Si fuere
mucho mayor el lado CE, para cada ochocientos (800) pies, más o menos, se
delinearán baluartes planos.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 35


Si los lados fueran menores de cuatrocientos (400) pies, se reconoce si
puede servir todo el lado AB, por gola de un baluarte o de cortina BC; haciendo
las golas BA y CD, sobre los otros lados BA y CE que la cierran.
En los ángulos entrantes agudos, se hace alguna plataforma y en los ob-
tusos un baluarte. Se describen tanto en las fortalezas regulares como en las
irregulares.

OBRAS EXTERIORES

Revellines

Como se ve en la Figura 4, su ángulo defendido C no será menor de sesen-


ta (60) grados ni mayor de noventa (90) grados. Su punta C ha de formar un
triángulo equilátero ACB sobre la cortina AB. Las Frentes GE-CD se tiran a los
ángulos de la espalda de los baluartes hasta que corten el foso por E y D.

36 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Medias Lunas

En la Figura 5, se prolonga la capital del baluarte PR y de la contraescarpa


del foso I. Se da a la capital IO dos tercios del frente del baluarte, tirando sus
frentes OM, ON, a los puntos del ángulo de la gola H del revellín.
Éste género de medias lunas, son más de ofensa que de defensa; pues sus
flancos son contra la plaza y sus frentes no cubren alguna parte principal de
C; por esta causa le fabrican en su lugar.

Contraguardias

En la Figura 6, prolongada la Capital del Baluarte PR, se nota, de I a O, la mi-


tad del Flanco EF. Las Frentes ON y OM se tiran a los puntos de los ángulos de la
media gola del revellín H, que tomen las defensas de los revellines contiguos.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 37


Tenazas dobles y sencillas

En la Figura 7, tiene sus lados paralelos que no distan de más de setecientos


(600) pies del recinto principal. La zona BD se divide en cuatro (4) partes igua-
les. Una de ellas se transfiere de F a G y tirando a las BG. GD será la sencilla.
Dividiendo BG y GD. Igualmente, en P, Q y de G a R notando una parte y media,
y perfeccionado las líneas DQL, QR, RP y PB, se hará la tenaza doble.

Obras coronadas y hornabeques

Obras coronadas (Figura 9) y hornabeques (Figura 8) se hacen con la pro-


porción de las tablas de las fortificaciones regulares, o mecánicamente, según
la figura regular que correspondieren sus lados y ángulos.

38 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Reductos

Como se puede observar en la Figura 10, esta zona está compuesta por cua-
drados. Los mayores tienen un lado AB de setenta y dos (72) pies, los menores
cuarenta y ocho (48) pies.

Estrellas

Se les dan las mismas medidas que a los reductos. Suelen ser cuadradas,
pentagonales y hexagonales. Para mayor brevedad, en el cuadrado de la Figu-
ra 11, se divide cada lado en dos partes iguales en E y se tira la perpendicular
EG, en la cual de E a I se nota un cuarto del lado. En el pentágono de la Figura
12 un quinto y en el hexágono de la Figura 13, sobre cada lado, se forma un
triángulo equilátero PEF.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 39


En la Figura 14, se ven fortines con medios baluartes; estos no deben tener
menos de cien (100) pies del lado AB que se divide, a su vez, en tres (3) par-
tes iguales.

Un tercio se da a la capital BH, otro a la Gola EB y un quinto al Falco EG.


Los frentes GH salen de por sí, el triángulo equilátero se fortifica de mu-
chas maneras, según se podrá observar en las siguientes figuras.

40 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Fortines con Baluartes enteros

Se describen mediante las tablas proporcionales, o mecánicamente; que se


divide un lado AB en cinco (5) partes iguales, según se puede observar en la
Figura 19.

Un quinto se da a la gola en AD, tres quintos a la cortina DI, dos quintos a la


capital de AC.
Después, la cortina DI se divide en cuatro (4) partes iguales.
Un cuarto se da al flanco DF, los frentes CF, los lados CH salen de por sí.

El perfil

Sus medidas de ancho y alto deben proporcionarse al género de la fortifi-


cación; al daño que quiere o puede hacer el príncipe y a la calidad del terreno.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 41


Para el perfil de las fortificaciones reales sirve la presente tabla, cuyas me-
didas serán proporcionales a las de otros géneros.

Ancho

AC CD DE EF FB AN

12 24 4 36 20 10

NV VX XH HQ QR RT

10 101 10 30 4 130

Altura y Profundidad
FG EL DO CP XR KS

20 25 27 25 20 7

GUARDIA. DE LAS FORTALEZAS. DONDE


SE CONSIDERAN HOMBRES, MUNICIONES,
VÍVERES, ARMAS, INSTRUMENTOS Y
OBSERVACIONES

42 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Hombres

Se hace la cuenta de muchas maneras para saber cómo se debe dotar de


guarnición una plaza.
Se cuentan cuántos pasos tuviere de circuito la entrada cubierta de la plaza,
tomándose en relación cierta cantidad de soldados. Lo usual son doscientos
(200) soldados para cada baluarte. Si la Plaza no tuviere baluartes, se hace la
cuenta sobre los que pudiera tener en caso de tener que fortificarse o por los
pasos del recinto.
Se hace la cuenta por los cuerpos de guardia que tiene la plaza, habiendo de
sacar los centinelas, los cuales se deben mudar seis (6) veces cada día.

Rondas

Deben ser por lo menos cuatro (4) rondas.


Hecha la cuenta de la guardia de un día, se triplica el número, para que los
soldados tengan dos días de descanso.
Se ponen en la cuenta a los oficiales mayores y menores; como también a
los médicos, cirujanos, barberos, botica ríos y artífices de todos géneros.

Municiones

Es menester tener cuidado particular de su manutención y conservación.


Las municiones principales son pólvora (común y fina), balas, mecha, fue-
gos artificiales y todos los ingredientes de los que se componen. Se guardará
el azogue [13], solimán [14] y arsénico para venenos.
De la pólvora de Artillería se hace cuenta que, para cada pieza, son menes-
teres diez (10) tiros al día; por tres (3) meses o cien (100) días. En esta cuenta se
comprende la pólvora necesaria para los fuegos artificiales, granadas, bom-
bas y morteros.
Para la pólvora de los mosqueteros, se hace cuenta diaria de media libra
para cada boca de fuego.
Las balas se dividen según la proporción de los tiros; ha de haber más de las
menudas que de las gruesas.
La Artillería cuenta con tres o cuatro cañones de diferentes calibres,
por baluarte.
Medios cañones y cuartos de treinta (30) y veinte (20) libras de bala, para
arruinar y romper los trabajos del enemigo. Culebrinas, sacres y falconetes
para tirar de lejos. Piezas pequeñas y cortas para las obras exteriores. Pedre-
ros para las brechas y asaltos. Escopetas de chispa para las salidas.
Espingardas para ofender a los que estuvieren armados a prueba
de mosquete.

Víveres

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 43


Los almacenes deben estar proveídos de víveres para un año, que se con-
servarán con gran cuidado y se refrescarán a su tiempo.
Deben tener trigo en abundancia, todo género de granos, legumbres y hari-
nas. Molinos de mano, de viento y agua; ganados, bizcocho, sal, manteca, que-
so, aceite, tocino, carne, pescados salados, y ahumados, vino, cerveza, aguar-
diente, vinagre, especias, ajos, cebollas, y otras frutas. La leña, carbón para
guisar, quemar y trabajar paja, heno, avena y cebada.
Además, agua de pozo y cisternas porque las fuentes se pueden alterar.
Vestidos, camisas, medias, zapatos, pieles secas, y frescas, sacos, y telas dife-
rentes. Botica y todo género de medicamentos para las heridas.

Armas

La plaza ha de tener un arsenal o una armería, donde haya reserva de Ar-


tillería diferente con sus adherentes. Entre ellos, morteros, petardos, mos-
quetes, arcabuces, escopetas, carabinas, pistolas, picas, espadas, partesa-
nas, alabardas, chuzos, guadañas, corazas, morriones, rodelas y otras armas
defensivas. Bombas, granadas, sacos, de asalto, piñatas, guirnaldas, barriles
fulminantes, balas ardientes, candeleras, manteletes, blindas, cestones, ces-
tillos, saquillos, barriles y toneles.

Instrumentos

Zapas, palas, zapapicos, picos, martillos, tenazas, limas, sierras, escoplos,


clavos de todos géneros, además de todos los instrumentos de carpintero
y de albañil. Carros, carretas, carretillas de mano, puentes, barcos, escalas
y cuerdas.
Madera para fabricar, vigas, tablas, atreves sañas, palos, estacas, caballos
de frisa y puercoespines. Sillas, frenos y todo género de aderezos de caballo y
de carros. Metales diferentes, como son hierro, acero, plomo, estaño y cobre.
Cal, piedras, ladrillos, arena, molinos de pólvora, azufre, salitre, carbón,
formas de balas, pez, refina, alquitrán, trementina, cera, cedazos, calderos,
cubos, vasos de tierra, faroles, linternas, hachas de cera y de viento, velas de
cebo, de cera, estopa y fajinas [15] secas.

Observaciones

Los cuerpos de guardia se deben poner en todas las puertas: en la plaza de


armas, la principal de la ciudad o delante de la Casa del Consejo y del Gober-
nador; en la avenida del río o en la plaza, donde hubiere algún defecto. Tam-
bién de dos en dos baluartes, todos se deben asegurar y cerrar con estacadas
fuertes alrededor.
Si los habitantes fueran fieles, se pondrán en los parajes de menor impor-
tancia; pero, si no se tuviere confianza de ellos, se desarman y se publican las
siguientes órdenes:
▶ Que no tengan comercio ni correspondencia con el partido contrario.

44 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


▶ Que no reciban ninguna persona alguna en sus casas sin dar parte.
▶ Que no se junten a consejo ni tengan casas de conversación.
▶ Que no vayan en tropas, ni de noche sin luz.
Cuando se toque arma, que todos se retiren a sus casas y pongan luces en
las ventanas.
Si se rebelasen, se pondrá fuego por toda la villa, o ciudad, sin perdonar
sexo ni edad.
Los soldados estarán alojados en dos o tres cuarteles, cerca de las puertas
o junto a la muralla.

La Guardia de la Caballería

Se hace por fuera, dándole el nombre y contraseña diferente de la que se ha


dado dentro de la plaza.

La Guardia de la plaza

Se muda a las cuatro de la tarde, a puertas cerradas. Se dobla en ocasión de


consejo de mercado, fiestas y cosechas.
Las puertas se cierran al anochecer y el Sargento Mayor toca con su mano
el cerrojo, si está con llave. Se abren las puertas nacido el Sol. Mientras tanto,
la guardia toma las armas, enviando primero a reconocer fuera.
Abriéndose un rastillo, o levantado un puente, se cierra y baja el otro de
mano en mano.
No se abren de noche, si no es por causa de mucha importancia.
Y el Gobernador asiste en persona.
Cuando viene algún forastero, la Centinela le detiene y avisa. De la Guar-
dia le envían al cuerpo de Guardia principal, donde toman por escrito el nom-
bre, la posada a dónde va y otras circunstancias, haciéndole dejar las bocas
de fuego [16].
Se reconoce y se revisa antes todo lo que entra. No se dejan estorbar los
puentes ni las puertas.
Todas las noches, los taberneros y los mesoneros dan la relación al Gober-
nador de los forasteros que alojan.
El santo se da después de cerradas las puertas. A las guardias de fuera se les
da diferentes. Se muda cuando se han abierto las puertas de noche, cuando se
ha tocado arma o cuando se huye algún soldado.

Rondas

Habiendo ordenado el Gobernador el número de las ron- das, el Sargento


Mayor hace tantos billetes como personal, donde escribe el nombre del oficial
reformado que ha de rondar y a qué hora.
Los soldados, siendo su hora, se van al cuerpo de Guardia principal, donde
enseñan su billete al Capitán, dan el santo y va a rondar la muralla una o más
veces, según la orden que tuviese.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 45


La ronda ordinaria visita a los centinelas. Mira y escucha de cuando en
cuando, si hay rumor en el foso y en la entrada cubierta. La ronda extraordi-
naria la hace el Gobernador o el Sargento Mayor: visita los cuerpos de guardia,
verifica si está toda la gente, si las armas están cargadas y limpias, si hay fue-
go, luz y cuerda encendida.
La patrulla, o guardia de soldados que rondan la ciudad, sale del cuerpo de
Guardia principal, detiene la gente que halle y verifica si va en el tiempo, lugar,
y modo que se debe.

Centinelas

Se ponen mosqueteros en la muralla. Piqueros en los almacenes de muni-


ciones y pólvora.

Arma

Se toca de día, por alguna partida del enemigo. La guardia de afuera hará
alguna señal por dónde viene, qué número y calidad de gentes.
La Caballería saldrá secretamente y la Infantería estará en la entrada cu-
bierta para socorrerla.
Se toca por algún tumulto dentro la plaza. Se cierran las puertas y se harán
tomar las armas a los que no fueran del tumulto.
Si se toca a fuego, no correrán para apagarle si no son aquellos que estu-
vieren destinados para tal efecto. Irán todos los albañiles y carpinteros con
sus instrumentos. Se romperán las casas arrimadas. Los criados y criadas lle-
varán agua.
Se reforzará la guardia y los puestos. Otras guardias rondarán por todas
las calles.

Se toca arma

De noche, por algún ataque a la muralla. El Gobernador acudirá al cuerpo


de Guardia principal. Enviará refuerzo a la parte donde fuere el ataque; hará
echar fuegos en el foso y encender las Padelas en la muralla para iluminar
la campaña.
Los que hubiesen salido de guardia aquel día, acudirán a los puertos don-
de estaban la noche antes; y los que deben entrar de guardia, irán a la pla-
za de armas.
Los mesoneros y taberneros no dejarán salir de la posada los forasteros.
Se tendrá gran cuidado con los prisioneros de guerra.

46 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


PRESA. DE LAS FORTALEZAS, QUE SE
HACE POR ÍMPETU VIOLENTO, BLOQUEO,
SORPRESA O SITIO A FUERZA. POR ÍMPETU
VIOLENTO

Se ataca la plaza vigorosamente, por todas partes y con todo género de ar-
mas e instrumentos.
Se ejecuta cuando se conoce que la guarnición es flaca y siente terror.

Por bloqueo

Se toman más fácilmente las plazas que fueran más pobladas. El tiempo
propicio para bloquear una plaza es cuando se reconoce que hay falta de ví-
veres. Esto es poco antes de la cosecha o cuando hay más número de gente,
como en tiempo de fiestas o ferias.
Poner guarnición alrededor de la plaza, en los lugares circunvecinos que se
comuniquen unos con otros para que no entre cosa alguna. O hacer alrededor
una línea de circunvalación con fuertes, distantes de la plaza al tiro del cañón.
Fortificar los lugares por donde se pasa, para seguridad de las provisiones
que vienen al Campo.
Estorbar las salidas de la plaza, arruinar las puertas y los puentes con la
Artillería, los molinos con el fuego.
Si pasare algún río por la plaza, hacer fuertes junto a la orilla y, sobre él,
puentes para comunicar los cuarteles.
Se forman los puentes con barcas, plantando dos órdenes de palizadas o
con grandes troncos de árboles, unidos unos con otros, con garfios de grandes
puntas de hierro.
Se tiran cadenas delante los puentes.
Se fabrican de manera que, por un lado, se puedan desatar las cuerdas que
mantienen el puente; y viendo de lejos bajar alguna máquina para romperle,
se abre, y se le da paso.
Algunas veces es el río tal que se puede divertir el agua, o detenerla, para
inundar la plaza.

Por sorpresa

Se observan las partes y las particularidades del lugar que se quiere sor-
prender; las armas e instrumentos que son menesteres para la sorpresa; los
caminos que se deben hacer.
Cómo se debe disponer la conducta: enviando a la gente en tropas o condu-
ciéndola unida para la ejecución. Se previene todo lo necesario antes de salir.
Se da la orden por escrito de lo que se hubiere de ejecutar.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 47


La gente para el intento ha de ser bizarra [17] y escogida. Se ha de reforzar
con otra tanta para que, si unos faltan, los otros acudan sin confusión.
Se hace la cuenta del camino con el tiempo que es menester.
Se escriban por lista los nombres de los que han de ir y lo que hubiere de
obrar cada uno.

Cuando se ha entrado en un lugar sorprendido

Se hacen tres cuerpos: uno que trabaje, el otro que este de reten y, el terce-
ro, que guarde la campaña.
Se ocupan las plazas y las calles. Se desarman a los habitantes.
Se reparten las casas para el saqueo. Las mejores para quien lo ha merecido
más y las otras a quien tocare por fuerte.
Romper puertas se hace con petardos o levas.
Para romper rejas sirven instrumentos de fuerza, limas, sierra, martillos
sordos, agua fuerte de tarántulas, lagartijas.
Para romper estacadas sirve un saco de tela de cinco (5) o seis (6) libras de
pólvora cubierto de misturas. Excepto la boca, que ha de estar clavada a un
madero que se arrima a la estacada.

Escaladas

Se dan por muchas partes y se tocan armas falsas.


Las escalas han de ser de la medida de la muralla; fuertes y fáciles de llevar.
Se arrimarán sin rumor.
Se deben llevar hechas de muchos pedazos, que se juntarán según la altura
de la muralla; tendrán sus carruchas encima y puntas de hierro al pie.
Mientras se da la escalada, habrá tropas de mosqueteros que tiren a los
flancos y defensas.
Se suelen sorprender también las plazas por defectos que tiene la muralla,
por roturas, por ser bajas o tan débiles que se pueden romper y abrir fácil-
mente, impidiendo que no se puedan cerrar las puertas ni levantar los puen-
tes. Por las troneras de las plazas bajas, por las entradas de los ríos y por des-
cuido de las guardias.
Se sorprenden también las plazas con inteligencia.

Inteligencia

Apoderándose del cuerpo de la Guardia principal, con gente que se hace


entrar a la desfilada o a escondidas, en carros, barcas o toneles, a título de ren-
dirse, a embozados, en traje de villanos, mujeres, mercaderes, enfermos, en
hábito de frailes y de soldados del presidio.
Si la plaza tuviere burgos, pegarles fuegos y, mientras salen los de dentro
para apagarle, sorprender la puerta.
Llamando fuera los de dentro con algún pretexto y entrarse después
con ellos.

48 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Sabiendo que a tal hora debe entrar alguna partida del enemigo, se finge
ser aquella. Falsificar una orden que mande a salir la guarnición o que haga
introducir gente.
Meter miedo en la plaza, enseñándoles, con falsos trofeos, las banderas y a
los prisioneros como si se hubiera ganado una batalla.
Tocando arma públicamente, por una parte, y entrar secretamente por otra.
Por inteligencia y trato con los ciudadanos, que se ganan con promesas,
dinero y puertos; para no ser engañado con traición doble, tener fianza y re-
henes del traidor. Se suele conseguir la empresa dejando abierta una puer-
ta secretamente; ganando la voluntad de los soldados o sobornando a algún
centinela. Abriendo las cárceles y armando a los prisioneros.
Corrompiendo las Municiones de guerra y víveres.
Persuadiendo a la guarnición y habitantes después de haberse defendido
de un ataque fingido, que les conviene el rendirse antes que perder las vidas y
hacienda. Haciendo nacer discordias entre la guarnición y los habitantes.

Sitio por fuerza

Valerse del tiempo en que la plaza se halle desproveída, atacándola al im-


proviso, mostrando querer embestir otra. Ser más poderoso que el enemigo
en campaña o tener dos ejércitos; uno de los cuales le haga frente y el otro
ataque la plaza, ganando el tiempo de tal suerte que se halle fortificada la lí-
nea de circunvalación antes que pueda socorrer la plaza el enemigo. Revolver
si viene, de recibirle a pie firme o salir a encontrarle. Tener una planta de la
plaza, contornos y demás particularidades. Hacer tanta provisión en el campo
que baste y dure todo el tiempo que durare el sitio. Enviar Caballería a cerrar
la plaza, escaramuzar el tiempo para reconocer la situación de sus contornos
y fortificaciones.
Al camparse debajo de la plaza, se pondrá el ejército en batalla, enviando a
decir al Gobernador que se rinda. Campar el ejército lo más cerca que pudie-
re ser valiéndose de las casas, iglesias y situaciones ventajosas, pero que sea
fuera del mayor tiro de Artillería.
Hacer tantos cuarteles, cuantos hubieren de serlos ataques.
Levantar la línea de comunicación y circunvalación. Encerrar dentro del
campo los lugares que mandan la plaza y campaña.

Trincheras de ataque

Se empiecen fuera del rango del tiro del mosquete. Que sea de noche, si no
puede ser de día.
En la cabeza del ataque se levanta algún fuerte por la plaza de armas, va-
liéndose de alguna ventaja del terreno. Que no vayan enfilados, si no pudiere
ser de otra manera. Se profundizarán o se cubrirán con traversas de fajinas,
tablas, cestones y blindas.
Se encaminarán hacia la parte más flaca de la plaza.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 49


Se flanquearán por todas partes. Se harán a cuatro (4) pies de profundidad,
tres (3) de altura sobre la tierra y doce (12) a lo ancho.
A ciertas distancias se fabricarán fortines o reductos para tener soldados
de guardia y estorbar las salidas de la plaza. Se fabrican de tierra, fajina, ces-
tones, estacadas, salchichones y candeleras.

Baterías de los ataques

Se levantarán en las partes que dominan la plaza para aquietar las defensas.
Se irá adelantando al paso que se van avanzando en los ataques. Se fabrican
también enterradas en donde el terreno es bueno y el paraje es más alto que el
plan de la Campaña, cerradas con parapetos de tierra y de estacadas.
Se tira para desmontar la Artillería de la plaza, las cisternas y las escaleras
de las torres.
Para hacer brecha se tira cuando se llega a distancia de cincuenta (50) pa-
sos y cuando se llega a la explanada, para quitar las defensas de los flacones.
Se cubren las troneras o cañoneras después de haber disparado con tablones,
cestos y blindas.

Las obras exteriores

Se fuerzan y toman con la zapa, las minas y los puentes volantes.


Después que la han tomado, alojarse cubriéndole y levantando parapetos
contra la plaza. Para abrir la entrada, cubierta o contraescarpa, se usa la zapa.
Antes de desembocarla es menester haber quitado las defensas del flanco
que la defiende.
La parte de la plaza más a propósito para atacar y hacer la brecha, es la fren-
te de los baluartes.
El foso seco, y sin agua, se pasa con galeras y traversas. El foso con agua se
ciega y llena con salchichas, cestones, tierra y fajinas.
Se quita el agua desangrando el foso por muchas partes, cuando la campa-
ña es más baja.
Hacer en la contraescarpa algunos pozos más profundos del foso, con ca-
nales, para que vaya entrando el agua. Después sacarla de los pozos con bom-
bas y molinos, o haciendo traversas y diques con algunas aberturas por las
cuales pueda correr el agua. Sobre ellos se echan puentes de asfalto, de pieles,
de tela, de corcho, de juncos, toneles y sobre ruedas.

La galería

Se hace de tablones, tierra, y fajina a prueba de Artillería, echando la tierra


a la parte del flanco del baluarte opuesto. Se cubre por encima con topes y
pieles frescas contra los fuegos.
Se hace con troneras para poder disparar y tener luz. Se hace larga hasta
que llegue al frente del baluarte donde se ha de abrir la mina.

50 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Mina

Se ataca el minador pasando por la galena o, si es posible, se comienza al


pie de la entrada cubierta, pasando por debajo el foso.

Se encamina y guía en muchos ángulos rectos, como lo muestra la Figura


21, hasta el lugar donde se ha de hacer la cámara X.

Brecha

Se hace con las minas o con las baterías. Se reconoce con gente armada de
mosquetes.

El asfalto

Se da con la señal de un cierto número de tiros de la Artillería. Se dan en


diferentes partes a un mismo tiempo.
Sea furioso con gente escogida, refrescándola a menudo y replicándole al-
gunas veces, aunque sean rechazados. Si no se puede entrar luego, se alojan
en la brecha.

Ganada la plaza

Se rehacen y se reparan las fortificaciones arruinadas.


Se deshacen y se allanan las trincheras de los ataques. Se hecha fuera de la
plaza a la gente sospechosa. Se provee la plaza si se quiere mantener, si no, se
saca lo mejor y se demuele. La Artillería, municiones y víveres son del prínci-
pe conquistador. El botín de los soldados.

De la defensa de la plaza

Contra la fuerza grande, buena plaza bien fortificada.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 51


Las obras exteriores con firmes estacadas, contrafosos y puestos enterrados.
Gobernador de experiencia, muchos y valientes soldados, municiones, ví-
veres e instrumentos. Mandar a los ciudadanos que se provean de víveres. Vi-
sitar los almacenes, conventos y casas particulares.
Echar fuera de la plaza a las bocas inútiles.
Quemar, en los contornos de la plaza, todo lo que no se pudiere introducir y
derribar lo que pudiere servir de abrigo al enemigo.

Sorpresas

Se impiden generalmente enviando batidores, partidas y es- pías por


los contornos; poniendo cuerpos de guardia avanzados en los lugares cir-
cunvecinos.
Entrar en sospecha cuando las personas que acostumbran a ir y venir no
vuelven o vienen.
Tocar alguna arma falsa, pero rara vez, para ver si todos están prontos y
acuden a los puestos señalados.
Tener cuidado con los rastillos y puertas; que no pueda llegar el enemigo
a poner los petardos. Reforzar las partes flacas con estacadas, cubriendo las
puertas con fortificaciones exteriores y doblando con rastillos la entrada a
las puertas.
Estacadas, cadenas saracinescas, caballos de frisa y puentes levadizos. Las
entradas y los puentes muertos no se harán en línea recta, además, que ten-
gan algún cuerpo de guardia en medio.
Las puertas se fabricarán en ángulo saliente, atronerando sus frentes para
la mosquetería.
Contra las partes sospechosas tener apuntados pedreros cargados de balas
y de clavos.

Escaladas

Contra las escaladas se hacen murallas altas.


Se previenen vigas, piedras, fuegos artificiales y aceite ardiendo sobre el
parapeto para con ello estorbarlas. Un foso con agua, falsabragas [18], cunetas,
contraescarpas revertidas, estacadas, no permiten arrimarse escalas.
Las obras exteriores guardadas con estacadas al pie de la muralla y en me-
dio del foso.
La Artillería de los flancos cargada con balas encadenadas, cartuchos, pe-
dazos de hierro y clavos.
De invierno se rompe el hielo del foso todos los días, con picos sierras y bar-
cas herradas.
Si las murallas tuvieren algún defecto por donde se pudieren arrimar las
escalas, se deben reparar.
Hacer cuerpos de guardia en los fosos, juntos a las partes que no estuvieren
flanqueadas.
Apartar de la muralla las puertas las casas, que estuvieren arrimadas.

52 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Poner estacadas y palizadas en muchas filas a la entrada y salida de los ríos,
dejando un paso para las barcas, serrado con cadenas, o con algún árbol de
navío herrado con puntas aceradas.
Si el río fuese ancho se tendrá un bergantín de guardia.
Para asegurarse de la inteligencia, se echarán fuera de la plaza las personas
sospechosas por la fuerza o con pretexto de otra cosa, no confiándolas ningún
puesto de consecuencia.
Tener espías por toda la plaza.
Repartir en diferentes partes los prisioneros; poner guardias y estacadas a
las puertas de las cárceles, entregando las llaves a personas de confianza.
Hacer que la suerte señale a los oficiales el puesto adonde hubieren de en-
trar de guardia.
Prometer premios y la impunidad al que descubriere la inteligencia.
No dar los gobiernos perpetuos ni a personas de poca experiencia, inte-
resadas o ambiciosas. Que el gobernador de la ciudad no tenga autoridad, ni
mando ninguno sobre el de la ciudadela, si la hubiere.

Para defenderse contra los sitios

Se hace jurar y firmar, a los Oficiales Mayores y soldados de vivir y morir


juntos, que pena de la vida, nadie hable ni trate de rendirse.
Dar a entender que viene socorro, fingiendo que han venido correos y car-
tas que lo aseguran.

Las salidas

Retardan mucho las operaciones de los sitiadores. Deben hacerse con reso-
lución y secreto a diferentes horas, la retirada bien dispuesta y segura.
Se hacen con el fin de hacer prisioneros, enviar fuera o introducir gente;
deshacer las trincheras de ataque y enclavar la Artillería, que se hace con cla-
vos, de puntas cuadradas de acero, piedras pequeñitas de río o palillos de ma-
dera fuerte.
Los espías dan aviso de los intentos de los enemigos, echando de noche los
billetes en el foso con alguna señal visible. No se hacen las salidas cuando la
guarnición es poca y débil.
A toda la gente que sale para ser conocido se les da un nombre. Por ejemplo,
San Pablo y una señal como un pañuelo encima de la camisa, cruz de papel o
pajas en el sombrero.
Se juntan en el foso, o en la estacada cubierta, y se reparten en pequeños
cuerpos, para que unos sigan a los otros.
Las armas e instrumentos que deben llevar han de ser a propósito, para la
operación que se hubiere de efectuar.
La Caballería procura ganar las espaldas a las guardias.
La vanguardia ocupa y mantiene algún puesto, mientras los otros ejecutan
el intento para que salgan.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 53


Se guarnecen de mosquetería y de Artillería todos los puestos que miran la
parte de la retirada.
El Gobernador de la plaza, antes que deje entrar los oficiales que se retiran,
les hará dar la seña y contraseña. Tener gran cuidado que con los soldados no
entren mezclados los del enemigo o sus espías.

Contra los ataques

Se tira continuamente a los trabajadores.


Se tocan armas falsas todas las noches a diferentes horas, para que no se-
pan las verdaderas y retarden el trabajo.
Salirse con contraataques para enfilar los del enemigo.

Las baterías

Se rompen haciendo contrabaterías en los baluartes, sobre caballeros que


las dominen. Donde no hubiese tierra se harán sobre vigas y tablones encima,
que tiren a desembocar en la Artillería del enemigo.
Cuando las fortificaciones exteriores no se pudieren mantener, minarlas y
hacerlas volar estando el enemigo dentro. Al mismo tiempo hacer una salida
para desalojarle del todo.

La entrada cubierta

Se defiende haciendo traversas AB (Figura 21) con su foso, parapeto y es-


tacadas, minando las partes del espalto P, donde el enemigo debe plantar las
baterías para quitar las defensas de los flancos.
Hacer una batería de piezas pequeñas en las plazas bajas, falsabragas o te-
nallones [19] RS, en frente del lugar donde el enemigo desemboca el foso.
Donde no hubiere falsabraga se harán cofres o caponeras KH. Esto es un
foso pequeño cavado a través del grande, delante del ángulo de espalda del
baluarte, de largo lo que fuere, ancho el foso, de profundo cinco (5) o seis (6)
pies, dos (2) pies más alto que el plan del foso.
Se hacen sus troneras y se cubren con tablas y tierra.

El Foso

Se defiende quitando y arruinando los materiales que el enemigo va echan-


do para llenarle.
Haciendo traversas, cortaduras y retiradas, si fuere seco.

La galería

Se rompe con la Artillería. Fuegos artificiales, bombas, ruedas de molino,


colinas, petardos, barriles fulminantes, que se echan abajo o aplican sobre

54 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


ella con instrumentos mecánicos Con barcas, en las cuales se ponen piezas
cortas, que de noche van a disparar contra la galería.
Con piedras que se tiran, cuando no hay mortero, con un tonel con círculos
de hierro fuertes puesto en el terraplén dentro de la tierra.

Las minas

Se impiden con las contraminas, buscándolas, quitando la pólvora, matan-


do el minador. Si no se halla, hacer una nueva mina y, cuando el enemigo hicie-
re volar la suya y hubiere ocupado el puesto, harás volar la tuya y desalojarle.

Las contraminas

Se hacen con facilidad en los baluartes vacíos. Si fueran llenos, se hace un


pozo en medio, de donde se hacen caminos subterráneos y barrenando ha-
cia las frentes con barrenos de acero. Se busca la mina de ocho (8) a diez (10)
pies de largo.

La brecha

Se defiende, no dejándola reconocer. Reparándola de noche con tierra, vi-


gas y estacadas, deshaciendo y escarpando la subida. Haciendo en medio de
ella un gran fuego. Sembrando abrojos, atravesando caballos de frisa y tablas
llenas de clavos.
Dar fuego a cajones de bombas, puestos debajo de la brecha o la materia
combustible puesta encima.
Tener dispuesta Artillería corta sobre los lados de la brecha y todo género
de armas contra él: asfalto, fuegos y aceite ardiendo.
Luego que se ve que el enemigo comienza a pasar el foso y acercarse a
la muralla.
Se fabricarán cortaduras, que son generales y particulares. Las generales
se harán en la gola del baluarte y que estén tan apartadas del lugar atado, de
modo que la mina del enemigo no las pueda volar.
Que no sean tan altas, que puedan servidas y batidas con la misma Arti-
llería que bate la muralla y que los tiros no sean fijantes. Por consiguiente,
que den lugar al enemigo de cubrirse debajo. Que no sean tan bajas que estén
dominadas de la primera brecha. Se puede levantar una o dos, una detrás de
otra, como YZ en la Figura 21.

Los asfaltos

Se defienden con gente armada con rodelas y manteletes a prueba


de mosquete.
Toda la guarnición se puede repartir en seis (6) partes.
Dos sextos estarán prontos en el cuerpo de guardia principal para acudir
donde fueran menester.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 55


Un sexto se repartirá por los puestos que no fueran atajados. Tres sextos
servirán para la defensa de los tres (3) puestos atacados, como se supone.
Un sexto (6), por ejemplo, de quinientos (500) soldados, se dividirá en diez
(10) partes.
Dos décimos se pondrán a la brecha para tirar y defenderla.
Tres décimos estarán más atrás para mantener y mudar los primeros.
Tres décimos estarán formados en la plaza del baluarte, o por los lados so-
bre el terraplén, cubiertos del parapeto.
Dos décimos se podrán a los flancos y lugares de donde se puede descubrir
la brecha.
Los ciudadanos y habitantes se repartirán con la misma proporción, excep-
to los destinados a defender los ataques. En su lugar, servirán para echar fue-
gos, piedras, llevar municiones, entre otros.
Reducidos al extremo los defensores y, avisado el Príncipe (con el cual se
debe tener cifra, señal secreta para conocer y distinguir las cartas verdaderas
de las falsas), debe el Gobernador hacer consejo de todos los oficiales, repre-
sentándoles el estado de la plaza, necesidades y defectos.
Si convienen todos en capitular y componerse, se formará un papel de la
defensa que se hubiera hecho, los soldados perdidos, causas que obligan a ca-
pitular y haciéndose firmar de todos los oficiales y ciudadanos principales.
Se tocará la llamada, y hecha la tregua, se enviarán dentro personas de au-
toridad, para tratar y ajustar las capitulaciones y darán fuera rehenes.
Mientras tanto, se doblarán las guardias.
El Gobernador no saldrá de la plaza por ningún caso.
Las capitulaciones más ventajosas son salir libres tocando las cajas, las
banderas desplegadas, la cuerda encendida, la bala en boca, algunas piezas
de Artillería y municiones necesarias. Carros y carruaje para conducir los en-
fermos y bagaje. Escolta suficiente hasta el lugar que se les señalare por tales
caminos en tanto tiempo: dejando rehenes para seguridad de la escolta.
Se restituirán recíprocamente los prisioneros sin pagar la razón.
Se explicarán claramente los artículos de la capitulación de modo que no
haya que interpreta ni quede duda ninguna.
Saldrá la guarnición con la mitad de la Caballería delante. El bagaje en me-
dio de la Infantería.
Los oficiales mayores con la otra mitad de la Caballería a la retaguardia.
El Gobernador saldrá al último.
La escolta se repartirá. Una parte a la vanguardia, otra en medio de la Infan-
tería, la restante a la retaguardia.
Llegando al lugar determinando se volverá a enviar la escolta y se dejarán
ir a los rehenes.

Del socorro

Cuando se quiere socorrer una plaza, se envían personas de autoridad y


cartas que lo prometan y faciliten. Si no, se finge para dar animo a los sitiados.
Adelantándose antes que el enemigo se fortifique y cierre la plaza.

56 PRÍNCIPE RAIMUNDO MONTECUCCOLI


Se puede socorrer una plaza sitiada estorbando y quitando los víveres que
van al campo enemigo, dando el saco y quemando su país, sitiando otras pla-
zas del enemigo,
Socorriendo efectivamente la plaza con soldado, municiones de guerra
y víveres.
Los socorros se introducen con poca gente, por sorpresa, con todas las
fuerzas atacando al campo del enemigo.
Para introducir socorro con poca gente se marcha con secreto.
Se pasa por lugares donde no hay mucha guardia, o tiene pocas forti-
ficaciones.
Si fueran descubiertos, hacer un esfuerzo atravesando el campo enemigo,
mientras los de la plaza hacen alguna salida al paraje determinando, cono-
ciéndose con la seña y la contraseña concertada.
Tocando arma falsa por otras partes.
La Caballería llevará a la grupa, la harina y la pólvora en sacos de pieles de
veinte (20) o treinta (30) libras cada uno que, estando cerca de la plaza, entre-
garán a los piquetos.

Por sorpresa

Se ataja un cuartel de noche tomando arma falsa en muchas partes, echan-


do puentes volantes sobre las trincheras que se quieren forzar.
Socorrer una plaza con todas las fuerzas, atacando al campo del enemigo.
Al paso que se va acercando el socorro dispararán todas las noches algunos
cañonazos, para avisar a los sitiados que va llegando.
Los lugares más acomodados para pasar son los más débiles y los menos
defendidos.
Se planta la Artillería en lugares eminentes que dominen el campo ene-
migo. Se quitan las defensas de las trincheras y se da el asfalto, fingiendo por
un puesto, y se fuerza y entra por otro. Si lo impidiera algún Fuerte Real, se
atacará por las formas.
Si es pequeño, con fuegos artificiales. Si es separado del campo, ponerse en
medio para cortar la comunicación del enemigo.
Todo lo cual se consigue, con el favor de Dios, el ingenio, la fuerza y el tra-
bajo de los hombres.
NOTAS
[1] Unidad de medida utilizada en España, Portugal, Brasil e Hispanoamérica que
entró en desuso oficialmente a principios del siglo XX. En algunas partes del mundo
sigue siendo aplicada, en especial para el comercio agricultor tradicional y de vinos,
con un equivalente aproximado a 11,5 kg y 16,133 l.
[2] En el contexto, aliado.
[3] Acción estratégica que pretende desviar la atención del enemigo u oponente.
[4] Retaguardia.
[5] Primeras horas de la madrugada.
[6] Con disimulo.
[7] Utilizando el Pie americano como referente, el cual equivale a 30 cm.
[8] «Originalmente se refería a las tropas armadas que van adelante».
[9] Sin perder de la vista.
[10] Habitantes de la villa.
[11] «Embate o arremetida militar que se hacía en la noche por sorpresa o a ma-
nera de emboscada y protegiendo a los milicianos o soldados con una camisa blan-
ca para no confundir con la tropa contraria».
[12] Es un palo redondo de madera o metal.
[13] Nombre antiguo del mercurio.
[14] Compuesto tóxico de dos átomos de cloro con uno de mercurio.
[15] Madera ligera.
[16] Armas que se cargan con pólvora.
[17] Valiente.
[18] Muro bajo que para mayor defensa se levanta delante del muro principal.
[19] Muro bajo construido delante de las cortinas y flancos de una fortificación.

ARTE UNIVERSAL DE LA GUERRA 59


AL LECTOR
La Editorial quedará muy agradecida si le comunica
su opinión de este libro que le ofrecemos, informa de
erratas, problemas en la traducción, presentación o de
algún aspecto técnico, así como cualquier sugerencia que
pudiera tener para futuras publicaciones.
El Arte Universal de la Guerra de Montecuccoli es un interesan-
te texto que plantea aspectos importantes sobre la guerra y las
diversas estrategias y logísticas que deben ponerse en práctica
en el campo de batalla. Este autor del siglo XVII es importante
como uno de los iniciadores del pensamiento militar moderno.

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