2008 México Francia Memoria de Una Sensibilidad Común
2008 México Francia Memoria de Una Sensibilidad Común
2008 México Francia Memoria de Una Sensibilidad Común
DOI: 10.4000/books.cemca.1643
Editor: Centro de estudios mexicanos y centroamericanos
Año de edición: 2008
Publicación en OpenEdition Books: 24 abril 2013
Colección: Historia
ISBN electrónico: 9782821828018
http://books.openedition.org
Edición impresa
ISBN: 9786077519812
Número de páginas: 256
Referencia electrónica
PEREZ-SILLER, Javier (dir.) ; SKERRIT, David (dir.). México Francia: Memoria de una sensibilidad común;
Siglos XIX-XX. Tomo III-IV. Nueva edición [en línea]. Mexico: Centro de estudios mexicanos y
centroamericanos, 2008 (generado el 03 mai 2019). Disponible en Internet: <http://
books.openedition.org/cemca/1643>. ISBN: 9782821828018. DOI: 10.4000/books.cemca.1643.
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"Fue hacia fines de 1826 cuando el ministro de la guerra, Gómez Pedraza, pudo hacer maniobrar,
en la plaza de armas de México, el primer batallón completamente armado y equipado según el
gusto moderno o el modelo francés". Así califica Claudio Linati, en su libro Costumes Civils,
Militaires et Religieux du Mexique, la organización del ejército a cinco años del nacimiento de
México, como país independiente. Esa observación autoriza preguntar sobre el papel que jugó
francés" -hombres, ideas, mercancías y capitales- en la modernización del país, y a indagar su
contribución en el tránsito de la sociedad novohispana a la nacional. Fruto de dos coloquios del
provecto "México Francia", esté libro reúne veinticinco estudios, articulados en cinco ejes
analíticos (El inmigrante: imagen y realidad; De lo privado a lo público; La República de las letras;
El medio de la Medicina; y Élites, familias e individuos), donde historiadores mexicanos y
franceses abordan esa problemática. Además de utilizar la perspectiva mundializadora y la
reflexión sobre las sensibilidades, ellos ponen a prueba una escala pequeña de análisis, la historia
de vida, cuyos alcances cuestionan la historia tradicional que excluye la participación de actores
extranjeros en la construcción de la nación.
2
ÍNDICE
Presentación
Javier Pérez Siller
Ver la historia desde lo social
Un cambio de escala: la historia de vida
Los inmigrantes como actores
El afrancesamiento:¿actitud, representación o creencia?
Construcción de representaciones
Los saberes y las técnicas: ¿transferencia o recreación?
Historias de vida y modernidad
Extranjeros: actores en la construcción del México nacional?
Los pirinenses en México a mediados del siglo XIX. Contribución al estudio de la inmigración
francesa
Ariane Bruneton y Michel Papy
Una nueva fuente de información acerca de la inmigración francesa a mediados del siglo XIX
Las características de la migración vasca, bernesay bigordana
Algunos apuntes para armar una conclusión provisional
Radiografía de franceses en las urbes mexicanas: tránsito del modelo virreinal al nacional
Javier Pérez Siller
El número de franceses: un problema de fuentes
Los flujos migratorios: hacia una tipología
Emigración que cambia en el tiempo
Inmigración influyente en las urbes
Reflexiones: ¿una contribución al modelo urbano?
Perspectiva para la investigación
De lo privado a lo público
Lo francés tras la mirada de una fiesta: la jura de Fernando VII en Xalapa (1808)
Adriana Gil Maroño
Rey cautivo... rey jurado
Representaciones de lo francés en la fiesta de Xalapa (1808).
La construcción del otro. El francés como el enemigo
El cabildo xalapeño rinde tributo al rey de España en 1808
Epílogo. ¿Ideas revolucionarias francesas en la independencia de México?
Pierre Loti y José Juan Tablada en busca del Japón: un estudio comparativo
Adela Pineda Franco
Taras, estigmas, degeneración. Los científicos sociales de finales del XIX frente a la
prostitución
Fernanda Nüñez
Prostitución, locura y degeneración
El fin de la familia, irremediable catástrofe
Venus sobre el disco del sol en la memoria de Francisco Díaz Covarrubias, un segundo Le
gentil
Adela Pineda Franco
Lista de Autores
Presentación
Javier Pérez Siller
todo, saltar los obstáculos inherentes al tradicional enfoque dado a la biografía, cargado
de pretensiones éticas –historias de santos, de hombres ilustres, de héroes– y tejido de
pasiones, deseos y fantasías, que han convertido la biografía, desde Las Vidas de Plutarco,
en un genero para cronistas, narradores o hagiógrafos, muy socorrido por los creadores
de novelas históricas.
10 El desafío de la biografía, siguiendo a François Dosse, no consiste en desnudarla de la
cotidianidad –pensamientos, actitudes, pasiones, sueños–, ni en evacuar toda pretensión
literaria –una historia bien contada ilustra más que una buena razón mal enunciada–, sino
de comprender su sentido en una época determinada.4 La intensión de ver una época a
través de una historia de vida, solicita del historiador mucha creatividad para
problematizar una existencia, para observarla como signo, consecuencia y causa de la
transformación de las sociedades en el tiempo. En nuestro caso específico, verla en un
momento de la mundialización y, al mismo tiempo, como partícipe en la recreación y
reproducción de una sensibilidad: verla como actor en la construcción del
afrancesamiento.
11 En suma, la pregunta clave de este libro es: ¿de qué manera esos actores (individuos,
capitales, mercancías, ideas, modelos, saberes, técnicas) participaron en la construcción
de una sensibilidad que favoreció el tránsito de una sociedad virreinal –articulada en
estamentos y bajo el derecho absoluto de los reyes– a una sociedad nacional con vocación
igualitaria y bajo el derecho ciudadano?
El afrancesamiento:¿actitud, representación o
creencia?
18 En el segundo apartado, “De lo privado a lo público”, el afrancesamiento se exhibe en la
calle como exteriorización de un sentimiento. Ya sea en la adopción de un estilo
arquitectónico para los palacetes de los ricos comerciantes barcelonnettes –caso
presentado por Hélèn Homps–, cuyo sentido es la ostentación, ante sus paisanos y el
mundo entero, del éxito alcanzado, o en las fiestas de adhesión a Fernando VII, que en
realidad fueron protestas públicas contra la invasión de España por Napoleón y la
usurpación del trono del Imperio hispano. Investigado por Adriana Gil Maroño, este caso
trata de un sentimiento de rechazo, de un ejercicio de “construcción del francés como
enemigo” con el objeto de lograr la unidad de sentimientos y acciones.
19 La exhibición del afrancesamiento se ve en las técnicas de danza y en el contenido de los
espectáculos que se ejecutaron después de la Independencia. Como lo muestra Montserrat
Galí, el estilo de fines del siglo XVIII y principios del XIX fue impuesto en España por la casa
Borbón y de ahí transitó al Imperio, donde disputó terreno al hegemónico estilo italiano.
Sin duda, las actuaciones en teatros mexicanos de artistas como los Pautret o los
11
Construcción de representaciones
21 El afrancesamiento es un sentimiento unido a un sistema de representaciones y creencias.
La recepción de Carlota en Saint Nazaire en 1866 –exhibida por Jean-Marie Lassus–, revela
la confrontación entre sentimientos de indiferencia popular y de expectativa por parte de
la prensa local y la política imperialista. Lassus subraya la fragilidad del estatus de los
individuos o de los eventos sociales, y revela los mecanismos que los transforman en
históricos. El afrancesamiento es aquí una “manera de ver”, de representar, de valorar y
ubicarse en lo social.
22 ¿Cómo se construye un personaje en la memoria colectiva?, ¿qué mecanismos se usan
para resaltar virtudes o vicios que lo presenten como éroe o villano? El caso de la imagen
de Maximiliano en los libros de texto de historia mexicanos aporta algunas respuestas.
Yves Robin analiza la imagen del Emperador y revela cómo es transformado en el
protagonista más representativo de la Intervención, en la figura que encarna el
afrancesamiento deseado por las elites mexicanas y portador de la política de Napoleón
III, representación que transmiten los libros de texto para poblar el imaginario de los
escolapios y de muchos historiadores, a pesar de que Maximiliano era un austriaco.
23 A diferencia de la construcción de las dos figuras emblemáticas del segundo Imperio
mexicano –Carlota y Maximiliano–, en el capítulo sobre Émile Chabrand –suerte de esbozo
biográfico– y en el estudio comparativo de Loti y Tablada vemos la construcción de una
representación a partir de las relaciones que el actor establece consigo mismo y con el
mundo. Chabrand pasa casi desapercibido, a pesar de haber sido un activo viajero y gran
coleccionista de recuerdos, imágenes y objetos que hoy forman parte del Musée de la
Vallé, en Barcelonnette. Mientras que Loti y Tablada, por su práctica literaria, irradiaron
una imagen sobre su tiempo, aún vigente. Adela Pineda demuestra que, inspirado en la
mirada que Loti construyó sobre el Japón, la representación orientalista de Tablada es una
crítica al rol del arte y la poesía, una mirada radical que desnuda las contradicciones del
porfirismo.
12
NOTAS
1. Ver J. Pérez Silier, “Historiografía general sobre México Francia: 1920-1997”, en México
Francia Memoria de una sensibilidad común, siglos XIX-XX, México, BUAP/CEMCA/ El Colegio de
San Luis, 1998.
2. Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México, México, Imprenta Mundial, 1934.
3. Ver Jacques Revel, Jeux d’échelles. La mico-analyse a l’expérience, Paris, Gallimard, 1996.
4. Parafraseando a Walter Benjamín, Dosse se pregunta ¿cómo una vida puede contener una
época...? Ver: F. Dosse, Le pari biographique. Écrire une vie, París, La Decouverte, 2005.
5. Ver mi artículo “Historia e historiografía”, Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers
ALHIM, 17/2009 [En línea], Puesto en línea el 25 de febrero de 2010. URL: http://alhim.revues.org/
index3138.html.
15
6. A. Bruneton ver: “Une vaste et riche entreprise: recueillir, rassembler et « lire » des lettres
d’émigrés (XIXe-XXe siècles)”, in L’émigration basco-béarnaise aux Amériques au XIX siècle, Pau,
Ediciones Gascogne, 2006, pp. 291-309.
AUTOR
JAVIER PÉREZ SILLER
Javier Pérez Siller. Sociólogo por la UNAM, doctor en historia por la Universidad de París-I
Sorbonne, donde se especializó en la historia económica de México, siglo XIX, y en el estudio de la
reescritura y enseñanza de la historia. Ha publicado varios artículos en revistas nacionales e
internacionales. Entre sus obras más recientes destacan los libros: L’hégémonie desfinanciers au
Mexique sous le porflriat. L’autre dictature (2003) y El sueño inconcluso de Émile Bénard y su Palacio
Legislativo, hoy monumento a la Revolución (2009). Fue articulista en el Cd-Rom Le Mexique en France
(2003), realizó el dvd: Entre memoria e identidad. Testimonios de descendientes de franceses en México
(2009) y editó el Registre de la population Françoise au Mexique, 1849 (2003). Ha sido profesor invitado
en la École des Hautes Études en Sciences Sociales y en las universidades de Rennes-2 y Paris-8.
Desde 1996 es profesor investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
BUAP, donde dirige el cuerpo académico: “México-Francia: presencia, influencia, sensibilidad”. Es
miembro del SNI.
16
Portada: Hasta muy entrado el siglo XIX los barcos se impulsaban por el viento. Se
distinguían por el número de mástiles y, los de guerra, por el de cañones. Barco de primer
rango.
Fuente: Dibujo de Morel-Fatio, en Les gens de mer. Vus au XIXème siècle, Paris, Ed. Errance,
1982.
1 Jean Meyer fue el primer investigador que intentó medir, en 1980, el flujo de migrantes
franceses hacia México en el siglo XIX.1 Para estimar su número a mediados de ese siglo,
analizó el padrón levantado en México por el consulado de Francia en 1845, en él se
18
registran 1 800 franceses, número que equivaldría, según fuentes de la época citadas por
el mismo autor, a alrededor de una tercera parte del total de los residentes franceses en
México. Vamos a tratar aquí de proseguir con esta investigación al estudiar la lista de los
956 franceses que se matricularon en el consulado francés en México entre 1845 y 1852. 2
2 Nuestro objetivo es definir el perfil del migrante francés de mediados del siglo XIX en
México. Evaluaremos, en primer lugar con toda precisión el tipo de fuente que sirve de
base para el presente artículo, es decir, los registros consulares de los residentes.
Enseguida, tomaremos en cuenta para nuestro análisis todos los datos que comprende el
mencionado documento: fecha del registro, edad, oficio y estado civil del interesado,
lugar y fecha de expedición de su pasaporte o certificado de nacionalidad, procedencia
geográfica y, eventualmente, lugar de destino o de residencia. Gracias al estudio de toda
la información proporcionada creemos poder adelantar algunas hipótesis acerca de los
posibles orígenes de la corriente de migración francesa hacia México a mediados del siglo
XIX.
El registro consular
3 Los registros que consideraremos a continuación no incluyen desde luego, a todos los
franceses que llegaron a México entre enero de 1845 y diciembre de 1852, sino solamente
a los que se matricularon voluntariamente en el consulado: 956 en total.3
4 Podemos dividir a esos migrantes en tres grupos: primero, los que se registraron poco
tiempo después de haber llegado para poder contar con una eventual ayuda consular y ser
tomados en cuenta como parte de la comunidad francesa residente en México; segundo,
aquellos que se matricularon para regularizar su situación, como es el caso de los
franceses que salieron de Francia sin contar con el debido pasaporte de viaje que
expedían generalmente las prefecturas. Un tercer grupo está conformado por los que
estaban por salir de México y querían que se les expidiera un pasaporte en el que se
indicara su nuevo destino, para disponer de un documento oficial acreditando su
nacionalidad.4
5 Independientemente de las razones por las que llevan a cabo el trámite, la mitad de los
inmigrantes se inscribieron en las listas consulares antes de un año pero el porcentaje
aumenta a las dos terceras partes antes de cumplir dos años en México. Entre los que se
presentaron con prontitud ante el agente consular, la mayoría lo hizo en invierno, ya que
éste era el periodo del año más propicio para llegar a México. Los migrantes evitaban así
ser contagiados en Veracruz por el temible vómito negro (fiebre amarilla) que asolaba el
puerto en el verano y causaba una gran mortandad entre los extranjeros y recién llegados
(los nativos de la región se habían vuelto inmunes después de contraer en algún momento
de su infancia esta enfermedad).
6 No todos los franceses registrados contaban con su respectivo pasaporte, documento que
se solicitaban cada vez que se pretendía realizar un viaje, y los ciudadanos precavidos lo
pedían incluso para desplazarse dentro del mismo país. Equivalía a una especie de
salvoconducto en el que se anotaba el destino del interesado. El pasaporte confería cierta
honorabilidad a su portador, quien al enseñarlo podía demostrar que no era perseguido
por la justicia en su pueblo natal y que había cumplido con la obligación del servicio
militar. A mediados del siglo XIX sólo las dos terceras partes de los viajeros que iban a
trasladarse a México solicitaron su pasaporte en la prefectura que correspondía a su lugar
19
del Carmen o Campeche; aparecen también ciudades portuarias del Pacífico como
Guaymas, Mazatlán y Acapulco; de las del interior sólo se mencionan Tepic y Zacatecas. El
resto regularizó su situación en el consulado de la capital, donde sólo exhiben la
autorización del gobierno mexicano para internarse al país; en este caso se encuentran,
por ejemplo, franceses ya asentados en Guanajuato y San Luis Potosí. Para registrarse sin
contar con pasaporte previo, los inmigrantes presentaron a testigos franceses (dos o tres)
o se hicieron recomendar por algún residente en México bien conocido de las autoridades
(como lo fue el Dr. Dujat, de Puebla); algunos más presentaron referencias de miembros
de otras legaciones extranjeras (de Gran Bretaña, de España, etc.). Hubo otros que
mostraron un pasaporte antiguo expedido para otro destino, como por ejemplo, un viaje
interior en Francia o a ciudades de otros países europeos; con ello intentaban demostrar
que habían cumplido con el servicio militar y no habían delinquindo.6 También hubo
individuos que exhibían un certificado de buena conducta expedida por algún consulado
de Francia. Entre los pocos que presentaron su acta de nacimiento, se hallaban los que
habían nacido de padres franceses en el extranjero, o en territorios que alguna vez
pertenecieron a Francia y que, con base en esas circunstancias, reclamaban que se les
reconociera la ciudadanía. Por otro lado, 61 extranjeros no franceses solicitaron también
“la protección de la bandera francesa” (“protection du pavillon français”) y fueron
registrados en las listas consulares junto con los migrantes franceses. Entre ellos tenemos
a 33 personas del reino de Piemonte-Cerdeña, así como a ocho originarios de Saboya,
región que no formaba todavía parte de Francia. Un antiguo miembro de la Legión
Extranjera, originario del Senegal, buscó también esta protección. Los demás extranjeros
que se acogieron a las autoridades francesas fueron los siguientes: 10 “italianos” (de los
estados de Roma, Luca, Milanés y Nápoles), siete argelinos, seis polacos, tres belgas, dos
prusianos, un bávaro y un suizo de Ginebra. La mayoría de ellos había solicitado
previamente su pasaporte ante un agente consular de Francia en alguna ciudad de
Europa.
12 Cabe señalar, para terminar este pequeño análisis de la fuente considerada en el presente
estudio, que las mujeres y los niños se solían anotar en el pasaporte de su padre o esposo
respectivamente y junto con éste podían figurar igualmente, tanto en el pasaporte como
en el registro consular, otros parientes cercanos (hermanos menores o sobrinos). Sin
embargo, los registros que cuentan con esta información son muy pocos. Por otra parte,
tenemos únicamente a dos mujeres solteras registradas en el consulado francés de México
entre 1845 y 1852.7
Los viajes duraban de dos a tres meses. Los pasajeros convivían durante ese tiempo. El único lugar
común y amplio era el puente, donde se encontraban oficiales, marinos y toda clase de pasajeros.
Fuente: Dibujo de Morel-Fatio, en Les gens de mer. Vus au XIXème siécle, Paris, Ed. Errance, 1982.
15 Como se ilustra en la gráfica anexa (en la que reportamos cifras anotadas por Jean Meyer 13
además de las nuestras) 90 franceses fueron matriculados en 1828, 250 en 1841, 80 en
1842, 180 en 1843, 190 en 1844, 79 en 1845, 86 en 1846, 70 en 1847, 24 en 1848, 86 en 1849,
140 en 1850, 236 en 1851, más de 235 en 185214 y 250 en 1853. En la siguiente década, se
registraron 400 en 1866 y de 15 a 105 por año entre 1867 y 1888.
16 La prohibición del comercio al menudeo para los extranjeros, en 1842 y 1843, 15 causó una
baja significativa de la oleada migratoria (se constata un repentino descenso en 1842 y
una disminución progresiva del número de migrantes entre 1844 y 1848), ya que esta
actividad era una de las favoritas entre los franceses que se dirigían a México en esa
época, como vamos a ver más adelante. Al efecto de esa medida se añade la atracción que
ejerció en toda Europa el descubrimiento de importantes yacimientos de oro en California
en 1848 y 1849. En esos años, los migrantes prefirieron irse al oeste de Estados Unidos que
a México. El boom californiano tuvo una gran influencia en la escasa llegada de franceses a
México en 1848, y sobre todo, en 1849. Las bajas cifras de personas enlistadas en el
consulado francés durante 1848 y 1849 incluyen también a individuos que se matricularon
para solicitar enseguida su pasaporte para California, algunos acababan de llegar, otros
estaban desde hacía varios años en México. Partieron desde este país hacia el norte para
buscar minas de oro 26 personas en total, lo cual equivale al 3 % del total de los
matriculados. Entre 1849 y 1851, es notable la cantidad de franceses que presentaron en
México un pasaporte expedido por prefecturas francesas en 1848 o 1849; tal vez formaban
parte de los que al enterarse de las crecientes dificultades de sus paisanos en California
cambiaron de rumbo porque crecía el interés de los migrantes por el norte de México. A
partir de 1851 arribaron a Sonora migrantes mexicanos, norteamericanos y franceses que
pensaban descubrir en ese estado filones de oro tan ricos como en California. 16 Bien
pudiera pensarse también que ese grupo migrante se nutrió de gente afectada por la crisis
23
económica en la que se debatió Francia entre 1846 y 1848. De 1852 a 1854 se registraron
también tres franceses que, habiendo probado suerte en California, decidieron volver a
México.
17 Hacia 1850, al terminarse el auge del oro en la costa del Pacífico del vecino país, la
cantidad de migrantes que se dirigió a México aumentó nuevamente, como se puede
constatar en nuestra gráfica. En 1854, el gobierno mexicano expidió 511 cartas de
seguridad a franceses que pasaron a residir en el país, éstos conformaban entonces el
contingente de migrantes extranjeros más nutrido.17 Si comparamos esta cifra
proporcionada por el gobierno mexicano con la de las personas registradas en el
consulado de Francia en 1853 (250 en total), podemos suponer que en realidad se
presentaban ante el agente consular sólo la mitad de los inmigrantes franceses. No
tenemos estadísticas para los años siguientes, pero parece que esta tendencia ascendente
y durable alcanzó su punto culminante en 1866 (400 enlistados en el consulado) para ser
brutalmente interrumpida al año siguiente y por varias décadas, al caer el segundo
imperio.18 Tenemos registrados varios casos de franceses establecidos desde hacía décadas
en México que volvieron a su patria en febrero de 1866 ante la inminente derrota de las
fuerzas de la Intervención y, al parecer, por temor también a represalias generales en
contra de los residentes franceses. Estas anotaciones posteriores acerca de las partidas de
los franceses matriculados se encuentran en el margen de los registros del documento
estudiado.19
18 En todo el periodo estudiado, alrededor de un 10 % de los migrantes parece haber
regresado definitivamente a Francia, ya que no vuelven a presentarse posteriormente
ante el agente consular de México. La gran mayoría de los que partieron lo hicieron antes
de haber cumplido cinco años de residencia en México, este lapso tan corto para probar
suerte en el extranjero sugiere que los que dejaron el territorio mexicano eran
emigrantes rápidamente desengañados; al no hacer fortuna con facilidad estimaron más
prudente volver a su patria.
19 Desafortunadamente, los destinos o lugares de residencia de los franceses que se
registraron en el consulado de México no aparecen con regularidad en nuestras listas.
Este dato se especifica sólo en 139 casos. La mitad de los migrantes cuyo registro cuenta
con esta anotación se estableció en México (53) o Puebla (24); un segundo grupo de
ciudades atrajo a cantidades menores de colonos, éstas fueron Guanajuato, Tampico,
Guadalajara, Acapulco y Mazatlán. Encontramos con menos frecuencia aún, menciones
acerca de residentes en Orizaba, Veracruz, Tabasco, San Luis Potosí, Aguascalientes,
Zacatecas, Real del Monte, Morelia, Zamora, Toluca, Lagos, Colima, Tepic, Durango,
Chihuahua y Guaymas. Si comparamos estos datos con los del censo de 1845, notamos un
marcado subregistro en las listas consulares de personas que habitaban Veracruz,
Zacatecas, Oaxaca, Tabasco y Durango. La distancia es, al parecer, la causa de la
deficiencia de nuestra fuente; los franceses que vivían lejos de la capital se registraban
menos o lo hacían después de varios años.
20 Cabe señalar, finalmente, que la primera mitad del siglo XIX corresponde a una fase de
depresión económica en Francia con pronunciadas crisis en 1825, 1837 y 1846-49. Es
también durante ese medio siglo que se aceleró la expansión colonial y que Francia sufrió
graves turbulencias políticas y cambios de regímenes que obligaron a los perseguidos
políticos a autoexiliarse.20 Aunque el fenómeno se verificó con mucha mayor fuerza en
otros países europeos, también en Francia la emigración pasó a ser parte de las opciones
posibles para los que no corrieron suerte en su propio país.21 En este contexto, la
24
corriente de migrantes hacia México fue muy modesta si comparamos los 6 000 franceses
instalados en el país con los 13 765 que zarparon hacia Uruguay entre 1835 y 1842; los
20 000 que alcanzaron la Alta California en un par de años a mediados de siglo, o los
40 000 vascos y bearneses ya instalados en Argentina en 1860. 22 Sin embargo, cabe
recordar también que los franceses conformaban la colonia extranjera más numerosa en
México, después de la española, a mediados del siglo XIX.23
individuos menos privilegiados, los más trabajaban como cocineros y peluqueros, otros
eran cocheros y domésticos, unos más dijeron ser floristas, marinos, soldados, cirqueros
malabaristas o gimnastas.
25 Tercer grupo: comerciantes (249 individuos) de los que clasificamos como
“comerciantes”, 40 % declararon ser en realidad “commis”, lo que equivaldría a
“mandadero” en México, es decir que no poseían ninguna calificación ni siquiera en la
rama comercial. En cambio, encontramos a unos cuantos negociantes que afirmaban ser
especializados y vender quesos, sedas, hierro o perfumes. Los “commis” eran, en general,
muy jóvenes y pudieron haber laborado alguna vez al servicio de algún comerciante sin
adquirir por ello los conocimientos de un negociante establecido. No debe haber existido
mayor diferencia entre ellos y los que no tenían ninguna profesión.
26 Cuarto grupo: artesanos (369 individuos). En esta categoría tenemos una gran variedad de
especializaciones. El 75 % del conjunto se componía de carpinteros y herreros; 27 10 % más
estaban dedicados a la vestimenta, otro 10 % elaboraba algún tipo de comida.28 Entre el
50 % restante distinguimos a grupos nutridos de mecánicos, cerrajeros, relojeros y
joyeros; artesanos que encontraban empleo en la construcción de casas o carretas y
coches, así como molineros. Incluimos igualmente en este mismo grupo a los que se dicen
“obreros” antes de indicar el tipo de artesanía propia de su oficio; entre un “obrero
zapatero” y un “zapatero” la diferencia pudo haber consistido en que el obrero no era
propietario del taller en donde ejercía, ya que por la edad mencionada en el registro
consular de los “obreros” sabemos que estos no eran aprendices. Unos cuantos declararon
ser “maestros” en alguna de las artes mecánicas, por ser quizás reconocidos dentro de la
corporación y haber pasado todas las pruebas correspondientes. En general, pocos
migrantes desempeñaban oficios propios de la sociedad industrial, salvo excepciones,
como lo podría ser el pulidor de acero, el “étendeur de verres a vitres” (extendía el
material para hacer vidrios) o los “torneros” que aparecen en nuestros registros. Su
escasa presencia refleja la situación particular de Francia, en la que la gran industria
tardó mucho en desplazar a los talleres artesanales, todavía ampliamente mayoritarios en
1850. Cabe añadir también que en esta época las dos terceras partes de los talleres de la
incipiente industria francesa estaban ubicados en el medio rural.29
27 En conclusión, si bien la mayor parte de los migrantes parece haber sido de origen
modesto, la gran mayoría contaba con una profesión, un oficio o rentas que le permitían
sobrevivir; y cuando menos la décima parte del total estaba conformada por hombres que
tenían una preparación profesional superior al promedio. No se trataba entonces de una
migración del hambre, pues después de la crisis de subsistencia general que sufrió Francia
en 1846, no constatamos la llegada de un mayor número de migrantes en México, por
ejemplo.30 A la luz de los datos anteriormente expuestos, podemos afirmar que muchos de
los enlistados hubieran podido tener expectativas de empleo en Francia, al menos en
principio. En contraste, en los registros se encuentran pocas personas que pudieran
considerarse como practicantes de los oficios artesanales que más sufrieron de la
competencia de establecimientos surgidos de la revolución industrial. En el consulado de
Francia en México, entre 1845 y 1852, se registraron únicamente cinco tejedores, cuando
los obreros textiles representaban la mitad de la clase obrera francesa. 31
28 Logramos notar también algunas diferencias regionales: mientras que la mitad de los
vascos y de los bearneses eran comerciantes, éstos no representaban más que la tercera
parte de los migrantes originarios de los Alpes Bajos. En general, el origen social de los
emigrantes de los Pirineos parece haber sido bastante modesto. Por el contrario, de París
26
provenía la cuarta parte de los rentistas o propietarios; solamente la quinta parte del total
trabajaban en el comercio y, como era de esperarse por ser la capital francesa el principal
centro intelectual, los profesionistas eran un poco más numerosos que en otras zonas. Sin
embargo, no hemos podido afinar más nuestro análisis y apreciar otras diferencias
regionales en razón del carácter exiguo de nuestra base de datos.
29 Corroboramos aquí lo que ya se sabía de manera general. Los franceses que se establecen
en México no pueden responder a las expectativas del gobierno mexicano, el cual
esperaba colonizar nuevas tierras con campesinos europeos. Aunque originarios en su
mayoría de asentamientos pequeños, los inmigrantes de Francia contaban con
profesiones y oficios que los llevaban a vivir en las ciudades, de preferencia en las más
grandes –como México y Puebla– donde se conformaron comunidades francesas de
importancia en el transcurso del siglo XIX.
generalizaciones. Mientras que en el sureste más de la mitad de los migrantes de los Alpes
Bajos provenían de Jausiers y del vecino poblado de Barcelonette,45 en el Suroeste los
lugares de procedencia son mucho más diversos. Además, en los departamentos alpinos,
los migrantes partían de asentamientos muy pequeños, en el Suroeste, en cambio, y a
pesar del patrón de asentamiento fundamentalmente disperso que caracteriza a el Béarn
y el País Vasco, el 25 % de los originarios de estas regiones provenían de las ciudades más
pobladas del momento: Bayonne, Pau y Oloron. El mismo fenómeno se verifica, y con
mayor amplitud aún, en la mayoría de los departamentos que pertenecen a nuestra zona
suroeste: 65 % de los migrantes de la Charente nacieron en Angoulême; 50 % de los de La
Gironde, en Burdeos; 40 % de los de los Pirineros Altos, en Tarbes, su cabecera
departamental; y 30 % de los de la Haute Garonne, en la capital regional, Toulouse. En esta
región suroeste, cuando menos la mitad de los migrantes provenían de ciudades, aunque
éstas fueran modestas. Debemos recordar en este renglón que en la primera mitad del
siglo XIX la notable expansión de las grandes ciudades se nutre de contingentes
provenientes del campo que sufre de un grave problema de sobrepoblación, así como de
ciudades de tamaño más reducido, cuyo número de habitantes tiende a decrecer de
manera significativa.46 Los movimientos de emigración se alimentaban también de esos
campesinos sin tierra y de los vecinos de estas pequeñas ciudades en decadencia. Como
afirma Albert Soboul al describir el éxodo rural de esos años: “Los que se van no son los
campesinos propiamente dichos sino los que trabajan en la industria rural y luego los
obreros agrícolas a los que el campo ya no asegura el sustento”.47 En el transcurso de la
segunda mitad del siglo XIX, en los departamentos situados cerca de las grandes ciudades
que absorben la población de los asentamientos cercanos desparece por completo la
artesanía rural.48 En ese contexto, artesanos y profesionistas eran los que más sufrían del
descenso demográfico de los poblados pequeños y medianos en los cuales se encontraban
establecidos, y no debe sorprendernos encontrar a muchos de ellos probando suerte en
México. Resulta muy interesante percatarse que los contingentes de migrantes franceses
hacia Perú, según los registros consulares de Lima, eran originarios en su mayoría de los
mismos departamentos; en América del sur, los vascos, bearneses y girondinos ocupaban
también un lugar preponderante.49
38 Otro caso de migración más moderna, aunque perteneciente esta vez a la zona sureste,
podría ser la de Lyon, ya que las personas procedentes de la cabecera regional
representaban las tres cuartas partes de los migrantes del departamento del Rhone. Lyon
era la segunda urbe de Francia y una de las ciudades con una industria en desarrollo (en
especial de la seda) que más había crecido en razón de movimientos de población
regionales; pero a pesar de la industrialización no todos los que se establecieron en Lyon
tuvieron la posibilidad de encontrar un trabajo que correspondiera a sus expectativas.
39 Nuestro mapa revela, finalmente, una cierta presencia de buena parte de los
departamentos del noreste y del este, en donde la historiografía local ha hecho notoria la
salida de migrantes hacia Estados Unidos, como sucedió con todos los poblados de las
regiones situadas a lo largo del Rin. Estas regiones conocieron grandes problemas debido
a su crecimiento demográfico sostenido y a la falta de empleos en las nacientes ciudades
industriales de la zona.50 Allí también la variedad en los poblados de origen de los
franceses registrados en el consulado de Francia en México es la norma.
30
Conclusión
40 Se ha exagerado el peso de las corrientes migratorias de los Alpes franceses, 51 así como el
carácter arcaico general de esa migración, cuando menos en lo que toca a la época aquí
estudiada. En el suroeste de Francia, región que provee la mayor parte de los migrantes
asentados en México a mediados del siglo XIX, la cercanía con el Atlántico y la crisis en las
pequeñas ciudades parecen haber sido los factores más importantes para explicar el
fenómeno de partida hacia América; por encima de las cadenas migratorias de tipo más
antiguo que construían los individuos provenientes de los Alpes, con parientes, amigos y
conocidos. Me parece, a la luz de lo anteriormente expuesto, que el caso de Jausiers-
Barcelonette fue más bien excepcional y representó un fenómeno minoritario tanto en lo
demográfico como en lo social, en la época estudiada. Es en estos patrones peculiares de
comportamiento donde se encontrarán, quizás, algunas de las claves del éxito económico
de los colonos procedentes de los Alpes, el cual se prolongó hasta finales de la centuria. En
el siglo XIX eran todavía muy importantes las relaciones de dependencia personal y
ciánicas, así como la conformación de grupos cerrados que tendían a monopolizar
determinadas ramas de la actividad económica.
41 Los franceses que pasaron a residir en México no eran en su mayoría de los Alpes, ni
contaron siempre al llegar con el apoyo de verdaderos “paisanos”, es decir, de gente
originaria del mismo terruño; eran más bien personas aisladas que tenían un oficio con el
cual esperaban hacer fortuna. Esto no quiere decir que las solidaridades locales no se
recrearan en América como fue, al parecer, el caso de los vascos en la ciudad de
Chihuahua,52 pero éstas no fueron duraderas. Esta tendencia a reagruparse era más fácil,
desde luego, tratándose de ciudadanos franceses cuyo idioma cotidiano era de por sí
distinto del francés oficial, como sucedía con los vascos y con la mayor parte de los
habitantes de los pueblos pequeños del sur de Francia,53 pero a la larga, al no forjarse una
verdadera cadena de migración entre México y su región natal, a estas personas no les
quedaba más remedio que fundirse con la sociedad mexicana.
42 Hemos intentado distinguir aquí los factores que más influyeron en las corrientes
migratorias, como pudieron ser la cercanía de los puertos que mantenían un comercio
activo con América, las dificultades por las que pasaban los habitantes de las montañas,
así como la disminución de la actividad económica para profesionistas y artesanos de
ciudades pequeñas y su frustración al intentar establecerse en las grandes urbes. Sin
embargo, no cabe duda de que, paralelamente a los factores socioeconómicos
anteriormente mencionados, se fue creando poco a poco una cultura de la migración en la
que se privilegiaron algunos lugares de destino, al magnificarse localmente el fácil éxito y
la bonanza alcanzada por los ya emigrados. La documentación aquí analizada no nos
permite evaluar justamente esta cultura de la migración, aunque estamos seguros de que
fue muy importante, en particular, en el caso de los barcelonettes.
31
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía
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NOTAS
1. “Los franceses en México durante el siglo XIX”, Relaciones 2, 1980, pp. 5-54.
2. Este documento se encuentra en el archivo del Ministère des Affaires Etrangères, Nantes,
Francia: Legation de France à México, Serie C, vol. 10, “Registre des matricules des Français
venant au Mexique. Janvier 1845-décembre 1852. No. 4”. Comienza con la siguiente aclaración:
“El presente registro contiene 190 fojas [...] firmados por nosotros cónsul canciller de la Legación
de Francia en México y destinado a inscribir a los franceses que llegan a México conforme a lo
estipulado en el artículo primero de la real ordenanza del 28 de noviembre de 1833. México, a
primero de enero de 1845. François B. Champeaux” (la traducción es nuestra). En Nantes se
concentraron los archivos consulares que estaban originalmente depositados en las diferentes
legaciones francesas del mundo, pero el acervo principal del archivo del Ministère des Affaires
Etrangères está en París.
3. El documento registra a 969, pero son en realidad 956 los matriculados en razón de los
registros repetidos y los números salteados. Parece que también faltan los documentos
correspondientes a los meses de agosto, septiembre y octubre de 1852.
4. Aparentemente que el agente consular anota los datos comprendidos en el acta de nacimiento
de los que la pueden exhibir, pero estos son muy pocos.
5. Annick Foucrier en Le rêve californien. Migrants français sur la côte Pacifique ( XVIIIè-XXè siècles),
París, Belin, 1999, pp. 114-121, quien ha realizado un estudio de los registros de 1 722 pasajeros
que se dirigían a California desde El Havre entre 1849 y 1851, llega a conclusiones muy similares a
las nuestras.
6. En este caso mientras más reciente era el pasaporte, mejor.
7. Annick Foucrier, (op. cit., p. 118), constata también que las mujeres migrantes fueron muy
pocas (8.6 % del total de los migrantes a California entre 1846 y 1851).
8. Jean Meyer, op. cit., p. 15.
9. Jacques Houdaille, “Frenchmen and Francophiles in New Spain: 1760-1810”, The Americas, 1956,
pp. 1-29.
10. Jean Meyer precisa que en Veracruz se registraron 17 franceses en 1826, 39 en 1827, 71 en
1829 y 99 en 1830, op. cit., p. 7.
11. Para un resumen de todos los trabajos disponibles sobre la migración francesa, ver: Javier
Pérez Siller, “Historiografía general sobre México-Francia, 1920-1997)”, México-Francia. Memoria
de una sensibilidad común, siglos XIX-XX (Javier Pérez Siller, coord.), BUAP, El Colegio de San Luis,
CEMCA, México, 1998.
12. Hemos dicho en el apartado anterior que las dos terceras partes de los inmigrantes se
registraban antes de haber pasado dos años en México.
13. Op. cit., pp. 15-16.
14. Faltan los registros de los meses de agosto, septiembre y octubre de este año.
15. Jean Meyer, op. cit., p. 9.
16. Lawrence Taylor, “La fiebre del oro en Sonora durante la década de 1850 y sus repercusiones
diplomáticas con Estados Unidos”, Revista del Colegio de Sonora, no. 12, año VII, jul.-dic. 1996, pp.
107-141; ver también mi artículo intitulado “Francia y el norte de México”, El sentido de la
presencia francesa en México, siglos XIX y XX, (Javier Pérez Siller y Chantal Cramaussel, eds.), CEMCA,
33
BUAP, El Colegio de Michoacán, 2004, pp. 425-449. Para las expediciones de filibusteros ver: Delia
González de Reufels, Siedler und Flibuster in Sonora. Eine mexikanische Region im Interesse
ausländischer Abenteuer und Mächte (1821-1860), Colonia-Weimar, Böhlau, 2003.
17. Jesús Herrera, Manual de geografía y estadística de la República Mexicana, París, Rosa Bouret,
1857, p. 553.
18. Ibíd., p. 8.
19. Así como la fecha de muerte de algunos de los migrantes que fallecieron en México más tarde,
en el siglo XIX. La anotación más reciente es la de 1886. En otras ocasiones se indican los viajes
que realizaron las personas inmatriculadas. Estas precisiones que se hicieron en fechas muy
diversas muestran que los cónsules en turno se esforzaron por tener un registro lo más completo
posible.
20. Nancy Barker, The French Experience in México, 1821-1861. A History of Constant
Misunderstanding, Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 1979, pp. 16 y 17.
21. Acerca de las conyunturas económicas, ver: J. A. Lessourd y C. Gérard, Nouvelle histoire
économique. T. I. Le XIXème siècle, Armand Colin, París. 1976. Francia, cuya población total era de
35.500.000 en 1846 (Albert Soboul, Problemas campesinos Je la revolución, 1789-1848, Madrid, Siglo XXI
, 1980, p. 158), tuvo 4 000 emigrantes al año en promedio durante la segunda mitad del siglo XIX
(Guy Palmade, La época de la burguesía, México, Siglo XXI, 1986, p. 66). Dos millones y medio de
ingleses e irlandeses habían emigrado a América entre 1825 y 1850; en 1852, se decía que partían
40 000 alemanes cada año hacia Estados Unidos (Charles Lavallée, “L’émigration européenne dans
le Nouveau-Monde”, Revue des Deux Mondes, 1852, pp. 92-130).
22. Pascal Riviale, “L’émigration française au Pérou au XIX ème siècle, étude d’un cas exemplaire:
splendeur et décadence de Félix Dibos”, Migrantes y viajeros franceses a América en el siglo XIX
(Chantai Cramaussel y Delia Gonzalez, eds.), en curso de edición en El Colegio de Michoacán.
23. Es lo que se desprende de las cifras proporcionadas acerca de la ciudad de México en 1843, en
la que se registraron 2600 franceses, 150 ingleses, 150 alemanes y 40 estadounidenses: Jacques
Heers, “Les relations commerciales entre la France et le Mexique au lendemain de
l’Indépendance (1821-1837)”, Revista de Historia de América, no. 48, 1959, p. 452.
24. Promedio de edad muy parecida al mencionado por Annick Foucrier, op. cit., p. 115, de 32.5
años.
25. Nancy Barker, op. cit., llega a resultados semejantes en cuanto a la proporción de artesanos
(42 %) quienes llegaban a representar el 48 % de la comunidad en la ciudad de México; en cambio
calcula un porcentaje mayor de comerciantes (40 %), quienes se concentraban en los puertos de
Veracruz, Tampico y Mazatlán. En el censo de 1845 estudiado por Jean Meyer (op. cit., p. 13), los
comerciantes, en cambio, no conforman más de la cuarta parte de la colonia francesa, pero es
probable que en este censo levantado por las autoridades consulares falten muchos asentados en
puertos distantes.
26. Las divisiones ofrecidas por Jean Meyer, op. cit., p. 13, son diferentes pero los resultados
obtenidos a partir del censo de 1845 parecen corresponder en general a los nuestros.
27. La proporción de estas categorías de artesanos en nuestras listas corresponde a la cantidad de
carpinteros y herreros en el conjunto de los artesanos franceses: Guy Palmade, op. cit., p. 142.
28. Como lo hace notar Annick Foucrier para el caso de California (op. cit., p. 120), la alta
proporción de franceses que se dedican a la gastronomía y la hotelería es resultado de la
adaptación al mundo americano por parte de personas que aprenden esos oficios al establecerse
en él.
29. Ibid., pp. 140-142.
30. Albert Soboul, op. cit., p. 141.
31. Ibid., p. 142.
32. Jean Meyer, Op. cit., p. 14.
34
33. Jean Luc Pinol, Le monde des villes au XIXème siècle, Hachette, París, 1991, p. 18. La tasa de
urbanización en 1850 en Francia es de 19 %, o 25 % si consideramos a todos los asentamientos
mayores de 2 000 personas, que corresponde al criterio de la época.
34. Jean Meyer, op. cit., p. 7. Aparecen dos personas de la Drome y otras dos del Vaucluse entre
1845 y 1852.
35. Nuestros datos no coinciden por lo tanto con los que analizó Jean Meyer (Ibíd.), en el censo de
1845, los borgoñeses representaban el 7 % del total y los que provenían del Mediterráneo, otro
tanto. En las listas consulares aquí consideradas, dos de los nacidos en Champlitte eran
carpinteros, dos más agricultores y el ultimo jardinero. Entre los demás migrantes de la Haute
Saone estaban dos carpinteros, un ebanista y un carretero; en proveniencia del Jura no
encontramos a ningún agricultor. Los 17 campesinos registrados eran originarios de los
siguientes departamentos: cinco de los Pirineos Bajos, dos de los Pirineos Altos, cuatro de los
Alpes Bajos, uno de Bélgica, uno del Bas Rhin, uno de Charente, uno de la Seine, uno del Rhone.
36. Representaban 15 % de los residentes en 1845.
37. Omitimos representar Córcega que estaría en el último rango (seis migrantes en total).
38. El fondo de carta es tomado de Hermann Kinder, Werner Hilgemann, Harald y Ruth Bukor,
Atlas historique. de l’apparition de l’homme sur la terre á l’ère atomique, France Loisirs, Perrin, 1987,
carta p. 334, en la que aparecen los resultados de las elecciones del 13 de mayo de 1849 por
departamento. La división actual en departamentos del territorio francés es un poco diferente.
Además, en esa época la Saboya no formaba parte de Francia. No representamos Córcega,
departamento que proveyó sólo un contingente menor de migrantes.
39. Annick Foucrier, op. cit., p. 117 muestra una nítida influencia del departamento del Havre en
la emigración por ese puerto.
40. Al igual que Burdeos, El Havre y Marsella, Nantes contaba con un cónsul mexicano, quien
fungía como inspector general de comercio al llegar barcos mexicanos a su puerto: Araceli Ibarra,
El comercio y el poder en México, 1821-1864. La lucha por las fuentes financieras entre el Estado central y
las regiones, FCE, México, 1998, p. 123. En principio, no había más que estos cuatro puertos
habilitados para comerciar directamente con México. Según la misma autora (p. 129) Burdeos
acaparaba más de la mitad del tráfico con México, el Havre menos de la cuarta parte; en cuanto a
la participación de Marsella y Nantes no llegaba ni al 5 % del total. A mediados del siglo XIX,
después de Estados Unidos, México era el principal país americano al que se exportaban
mercancías francesas (p. 127).
41. Encontramos a un solo bretón originario de Lorient; en cambio en los residentes franceses
consignados en el censo de 1845 aparecen 28 bretones (que Jean Meyer pone junto con las
personas nacidas en El Havre). Fueron más los bretones que migraron a California: Annick
Foucrier, op. cit., p. 117.
42. Albert Soboul, op. cit., pp. 166-169.
43. J. A. Lessourd y C. Gérard, op. cit., p. 120; el éxodo rural estacional data de principios de siglo:
en el invierno los campesinos ofrecían sus servicios como artesanos en las ciudades cercanas.
44. En cambio llegaron muchos migrantes del Puy de Dome a California: op. cit., p. 117.
45. Arnaud, uno de los primeros inmigrantes franceses provenientes de Barcelonette, era
propietario de una fábrica de seda en Jausiers.
46. En 1811, había nueve ciudades que contaban entre 50 000 y 100 000 habitantes, contra ocho
en 1851; las que tenían entre 50 000 y 20 000 pasan de 17 a 15 y las de 20 000 a 3 000 de 56 a 49:
Jean Luc Pinol, op. cit., p. 43, el cuadro es retomado de Georges Dupreux, Atlas historique de
l’urbanisation de la France, 1811-1975, París, CNRS, 1981.
47. Albert Soboul, op. cit., p. 163.
48. Ibíd.
49. Pascal Riviale, op. cit. La migración de los franceses hacia Perú se asemeja a la que se verificó
hacia México, es un poco menor en número pero tienen características similares.
35
NOTAS FINALES
1. Una versión de este capítulo, presentado en el IV Coloquio Internacional “México Francia...”,
Xalapa 2001, fue publicada en Cahiers des Amériques Latines N° 47, París, IHEAL, 2006, pp. 133-159.
RESÚMENES
Con base en los registros consulares, se reconstruye el perfil sociológico del migrante francés de
mediados del siglo XIX, de se precisa el ritmo general de la migración y se determinan sus causas.
La mayor parte de los migrantes eran hombres jóvenes y solteros y entre ellos destacaban los
artesanos. Se trata, por lo tanto, de personas con oficios que provienen de una gran cantidad de
ciudades pequeñas, aunque una buena porción de ellos transitó por la capital francesa. La tercera
parte de los migrantes es originaria del suroeste de Francia, en especial del Bearn y del país
vasco, y una quinta parte de los Alpes. Todos esos serranos habían sido duramente golpeados por
el declive de la artesanía rural y la baja productividad de las tierras montañosas. Burdeos,
principal ciudad del suroeste de Francia, era entonces el puerto comercial que más atracción
ejercía sobre los migrantes a México.
AUTOR
CHANTAL CRAMAUSSEL
Chantal Cramaussel. Licenciada en antropología social por la Escuela Nacional de Antropología e
Historia de México, doctora en Historia por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de
Paris (Francia) y doctorando en historia del arte de la UNAM. Labora en el Centro de Estudios
Históricos del Colegio de Michoacán. Especialista en la historia colonial del norte de México,
trabaja actualmente sobre la obra gráfica que legaron viajeros y científicos franceses del siglo XIX,
después de recorrer el septentrión de la república. Ha publicado muchos artículos acerca de la
Nueva Vizcaya y en especial la región del Parral; participó también en obras colectivas entre las
que podemos citar el libro coordinado por Clara Bargellini, Arte y Sociedad en un pueblo rural. San
Bartolomé, hoy valle de Allende, Chih. (México, UNAM, 1998). Su tesis doctoral, “Poblar la frontera.
La provincia de Santa Bárbara durante los siglos XVI y XVII”, se encuentra en curso de edición.
37
Portada: Mapa del antiguo Departamento de Bajos Pirineos, hoy Pirineos Atlánticos.
Fuente: Jean-Louis Maffre, Le Béarn à la Belle Epoque, Pau, Edition du Hédas, 1981.
38
1 Las notas que aparecen a continuación intentan ser un esbozo acerca de un aspecto poco
estudiado de la inmigración francesa en México, fenómeno posterior a la Independencia y
a la “Guerra de los pasteles”, momento en el que el pais se redujo a sus fronteras actuales
por la pérdida de Texas y de la Alta California, a su vez, anterior a la intervención
francesa y al Imperio. En su mayoría, los trabajos sobre la inmigración francesa en México
se ocupan de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el rol de los franceses fue importante
en la vida económica del país a pesar de ser un grupo poco numeroso. Las publicaciones
concernientes al periodo anterior trabajan sobre todo las relaciones económicas o
diplomáticas, la presencia de algunas personalidades excepcionales: militares, refugiados,
aventureros, viajeros u otros.1
2 Existe un balance estadístico algo antiguo: en un artículo de 1974 sobre los franceses en
México en el siglo XIX,2 Jean Meyer analiza un “Registro de la población francesa en
México” redactado por la Legación de Francia, con fecha del 30 de abril de 1849. 3 En él
están registradas aproximadamente 1 800 personas que corresponderían a menos de un
tercio de los franceses presentes en esa época, que –calcula Meyer– eran
aproximadamente 6 000 ó 7 000 hombres para mediados del siglo. El número de franceses
había bajado después de la Guerra de los pasteles, aunque pronto recuperó la importancia
de antes. Entonces, ¿en qué medida refleja este censo la realidad? Salta a la vista que el
99 % de las personas registradas son hombres, así que es muy probable que en el caso de
que una pareja inmigrara sólo el marido fuese registrado. El número real de franceses es,
superior a lo que sugiere esta cifra. Sin embargo, ésta no puede ser muy grande, dado que
el 90 % de los registrados son solteros y 75 % tienen entre 20 y 40 años. La inmigración
resulta preponderantemente masculina.
Además de ser una región muy poblada, los Bajos pirineos eran una región pobre y con buena
producción rural.
Fuente: Jean-Louis Maffre, Le Béarn a la Belle Époque, Pau, Edition du Hédas, 1981.
3 Algunos son campesinos, sobre todo algunos colonos borgoñones de Jicaltepec y San
Rafael. Los artesanos y los obreros son, junto con los sastres, el grupo más representativo,
seguido por el de los comerciantes y empleados. Se trata, como dice Meyer, de una
inmigración de la vieja Francia sobrecargada de artesanos y maestros. El 75 % reside en la
ciudad de México; 30 % en el Estado de Veracruz, 10 % en Tamaulipas y el resto está
disperso por el territorio mexicano.
4 El estudio de las regiones de origen de los inmigrantes revela una gran disparidad.
Enfaticemos en un dato que sorprende a Jean Meyer: el porcentaje tan bajo de
barcelonnettes, él sólo registra a 40 personas originarias del valle de Ubaye, apenas un
39
La tradición de la región, tanto en Béarn como en el país Vasco, era dar la herencia a los
primogénitos, el resto de hijos tenía que salir a buscarse un futuro. Esto fue un impulso
para la emigración.
Fuente: Jean-Louis Maffre, Le Béarn a la Belle Époque, Pau, Edition du Hédas, 1981.
5 Nos hemos remitido al documento original y hemos notado que, según el registro de las
comunidades de origen de los inmigrantes, en realidad el registro de 1849 contiene 101
vascos y 174 berneses. Éstos últimos son mucho más numerosos que sus vecinos cuando se
trata de venir a instalarse en México. Parece, entonces, que Jean Meyer apuntó como
vascos a todos los provenientes de los Bajos Pirineos. Esto no debe sorprendernos, pues la
raíz vasca está tan arraigada en los espíritus que, tanto en Francia como en América, el
país Vasco ha sido asimilado como parte del antiguo departamento de los Bajos Pirineos –
hoy Pirineos Atlánticos– conformado, en realidad, por Berna y el País Vasco. La confusión
acerca de la región no la tienen sólo los extranjeros, sino también las personas cuyos
ancestros son de este departamento, y con el tiempo terminan por asimilarse como
vascos. Hemos percibido, por ejemplo, que en la Argentina de hoy casi todos los
descendientes de berneses se creen de origen vasco, de tal suerte que ni las
40
7 En las siguientes líneas, nuestro propósito es corregir el balance que hemos expuesto con
la relectura del registro de 1849, complementándolo con datos nuevos. El artículo de Jean
Meyer data de 1974. En 2003 Javier Pérez Siller, del Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de Puebla, capturó la información y la publicó. 6 Gracias a
que Javier nos solicitó corregir los inevitables errores de lectura referentes a los nombres
de lugares, Jeanne Soust y Michel Papy conocieron esa información. El balance que
proponemos, basado en dicho Registre, está destinado, sobre todo, a esbozar algunas pistas
que no pueden ser más que eso, dado que siguen apareciendo nuevas fuentes que no han
terminado de explorarse.
41
Algunos emigrantes de los Bajos Pirineos fueron muy exitosos en el comercio. El caso de Adoue,
originario de Pau, fue tan conocido que una calle de su ciudad natal lleva su nombre.
Fuente: Foto de Arianne Bruneton.
9 Este registro de matriculación 1845-1852 indica los nombres y apellidos de las personas
involucradas, su comunidad originaria, profesión, estatura, edad al momento de la
matriculación (estos datos siempre han sido señalados); el lugar y fecha de la expedición
de su pasaporte (precisada en casi todos los casos, aunque en algunos se apunta también
la pérdida de éste); en fin, algunos datos breves acerca de la residencia en México,
precisando si era necesario hacer varias residencias de manera sucesiva ya fuese aquí o en
un país vecino –incluso en Francia en caso de retornar– o algunos datos biográficos. Todo
esto con enormes lagunas en la información.
10 En la siguiente exposición, trataremos de forma paralela los datos brindados por el
registro de matriculación y el registro de 1849, ya con las correcciones que hemos
aportado desde Francia.
11 Un primer acercamiento al registro de 1845-1852 permite ver la participación de las
diferentes regiones francesas en la inmigración. Con el procesamiento de la información
42
calculamos un total de 850 personas y no 970, dado que algunos de los inscritos provienen
de un país distinto, como Argelia o, en su mayor parte, de estados que después
conformarían a la nueva Italia.8 La razón de su inscripción generalmente está señalada
así: bajo protección del pabellón francés o también pudo deberse a la existencia de
“padres franceses”, aunque hay también casos particulares, como el de un refugiado
polaco o un “negro que viajaba en el navio Les deux Clémentines que naufragó”. En general,
los resultados coinciden completamente con los que Jean Meyer proporcionó después de
leer el registro de 1849; aunque los Bajos Alpes, –departamento de origen de los
barcelonnettes– fueran más representativos con más del 10 % del total, contra el 3 % que
había propuesto Meyer en su estadística. Esto confirma que los barcelonnettes
comenzaron a emigrar en masa en los años que siguieron a 1845.
Note 99
Note 1010
Note 1111
Note 1212
12 Podemos constatar una correspondencia real entre los datos proporcionados por las dos
fuentes, sobre todo si tenemos en cuenta el número tan pequeño de casos censados, esto
es, poco menos de 1 400 en el primer documento y 850 en el otro, lo cual nos sugiere la
disparidad con que se censaban las diferentes regiones del país.
13 Cuando estudiamos los registros en detalle, vemos que casi todos los departamentos
aparecen, aunque algunos de ellos no tengan un peso importante. Entre los menos
representados figuran La Mancha, Siena Marítima, Aisne, el Bajo Rhin, Maine y Loire,
Yonne y la Alta Saona, de donde vienen las personas de Champlitte que se instalan en
Jicaltepec. Este tipo de geografía sugiere la existencia de ramificaciones.
14 Pero los dos hechos más importantes son el lugar predominante de las ciudades y la
preponderancia neta del suroeste, que en ambas fuentes es responsable de más de un
tercio del conjunto de partidas. En 1845-1852, en lo referente a las ciudades, París está a la
cabeza con 76 inscritos para Sena, Burdeos le sigue con 48 registrados originarios de La
Gironda y después está Lyon con 28 inscritos de Rhône. Este hecho no sorprende, más
bien ha sido constatado en varias ocasiones, ya que las ciudades son lugares con una
movilidad intensa y ésta no se refiere sólo a una inmigración proveniente de regiones
rurales, sino a la redistribución que las propias ciudades hacen de la población. Éstas son
tanto receptoras como expulsoras de personas. En cuanto al rol de las regiones francesas
en este movimiento, si bien el sureste alpino está bien representado con los Bajos Alpes
(89 matriculados) y los Alpes Altos e Isére (con 11 matriculados cada uno), queda
ampliamente opacado por el suroeste que, comprendido como la región que se extiende
desde los dos Charentes hasta el Ariége, corresponde al valle aquitano de manera general.
Sobre todo, en el interior del conjunto aquitano, el polo esencial está constituido por los
44
Pirineos Occidentales, los Altos Pirineos con 31 matriculados, y más aún, los Bajos
Pirineos con 126 inscritos. Este departamento solo representa el 15 % del total de los
franceses matriculados entre 1845 y 1852. Finalmente, cabe precisar que los berneses son
más numerosos que los Vascos, 64 contra 58.13 En el registro de 1849 que nosotros
releímos, los datos son siempre similares, salvo algunas diferencias sutiles. Notamos que
la preponderancia de los berneses sobre los vascos es aún más marcada, pues hay más de
170 de los primeros contra un centenar de los segundos.
15 El estudio de la profesión de los inmigrantes franceses nos deja entrever un poco acerca
de la naturaleza de esta migración. Pero no podemos saber con certeza si la profesión
señalada es la que los inmigrantes ejercen en México o la que tenían antes de su partida.
Nuestra hipótesis es que se trata de la profesión ejercida en México, más adelante
explicaremos por qué. No debemos olvidar que el registro de 1849 vuelve a censar a las
personas que desde hace algún tiempo viven en el mismo sitio.
Una de las calles de Pau lleva el nombre de Adoue, negociante que emigró a México.
Fuente: Foto de Ariane Bruneton
actividades representan, como dijo Jean Meyer, las artes y las profesiones de la vieja
Francia que emigran a través del Atlántico.
Los emigrantes con destino México. Según los registros de matriculación (1845-1852)
22 El estudio de las zonas de partida muestra que el papel de las ciudades es importante con
respecto a la migración, quizá aún más que el conjunto nacional que, en todo caso, no se
compara con la parte que le corresponde en la población total. El porcentaje de citadinos
realmente no es el reflejo de la tasa de urbanización. Esta preponderancia real de
emigración de origen urbano reproduce en escala local el fenómeno observado a nivel
nacional. Según las matriculaciones de 1845-1852, las ciudades proporcionaban el 38 % de
emigrantes y hasta 45 % de acuerdo con el registro de 1849. En realidad esto no concierne
más que a cuatro ciudades: las dos capitales de departamento, Pau y Tarbes Bayona,
cabecera del país Vasco, y Oloron-Sainte Marie,15 la única ciudad de importancia
secundaria que expulsaba tantos migrantes. Si observamos con más cuidado, el aporte de
las demás ciudades de la región, Saint-Jean-de-Luz, Orthez y Bagnéres-de-Bigorre, se
revela innegable. El caso de Oloron genera un problema de otra naturaleza, porque ambas
fuentes arrojan datos muy diferentes sobre el tema migratorio. En 1845-1852 no se
registraron más que ocho migrantes contra 48 en 1849. En este último censo, Oloron
sobrepasa ampliamente a Pau, Bayona y Tarbes. No hemos logrado aún puntualizar la
razón de esta diferencia en los resultados.
23 Cualquiera que haya sido la causa, el papel de Oloron parece excepcional considerando su
población, ya que con 10 000 habitantes a mediados del siglo está estancada y
ampliamente superada por las otras tres ciudades, las cuales pasan por un crecimiento
demográfico sensible. Pau yTarbes son ya capitales de departamento, Pau comienza a
atraer numerosos invernantes y Bayona está en auge gracias a su función portuaria. En
cambio, el rol de Oloron en las migraciones trasatlánticas refleja fielmente su importancia
en una época aún marcada por los intercambios con España, que generaban viajes largos.
47
Esto significa que la gente de Oloron se instalaba en las ciudades de Aragón, así como en
todo el resto de España, en particular en Valencia y en el Levante, en Cádiz y Andalucía.
24 Es más bien una Francia vieja la que emigra a México, una Francia cuya economía estaba
dominada por una clase mercader que controlaba un mundo artesanal preindustrial.
Ahora bien, Oloron y sus alrededores eran los elementos más vivos de este tipo de
economía en la región que, a pesar del dinamismo de los comerciantes, en lo sucesivo no
seguiría el ritmo de la revolución industrial que se dibuja en Francia desde la década 1830.
Cabe precisar que entre las zonas rurales de la llanura pirenaica generadora de
emigrantes, el valle bajo de Aspe, al salir de la montaña a partir de Asasp, y el valle del
Gave de Oloron, más abajo de la ciudad, se adelantan a las otras en cuanto a la expulsión
de migrantes. Ahora bien, esto corresponde a los pueblos en que los artesanos dependían
de los negocios de Oloron. La emigración es indicio de la crisis de esta economía y las
direcciones que ésta toma recuerdan hasta dónde estaba orientada hacia España, pues el
antiguo imperio colonial de ésta, es el que genera los sueños de ahí en adelante.
25 A pesar del lugar destacado de las cuatro ciudades citadas más arriba, cuya importancia
demográfica no tiene comparación, las provincias dominan el panorama de migración. No
hay nada de sorprendente en ello, ya que éstas representan la esencia de la población.
Este hecho no refuta la preponderancia de las profesiones del comercio y del artesanado.
Por provincias se debe entender no solamente los pueblos, sino también algunos enclaves
rurales que son centros de comercio y de artesanado activos. Además, los pueblos son en
este momento un mundo diversificado donde pueden encontrarse todos los sectores de la
economía, así que muchos de los paisanos practican alguna otra actividad en beneficio
suyo o de los mercaderes de los enclaves comerciales o la ciudad vecina. Un individuo así
es considerado como artesano al momento de registrarse en un documento oficial. Esta
flexibilidad profesional explica, sin lugar a dudas, que muchos de ellos cambien de
actividad cuando emigran.
26 Casi todas las zonas rurales del País Vasco, Berna y la Bigorra son representadas, aunque
de manera bastante desigual. Desde este punto de vista, ambos documentos son valiosos.
48
Note 1616
Note 1717
Note 1818
Note 1919
Note 2020
49
27 Observando con atención el caso de los Altos Pirineos, no destaca ninguna región de la
llanura, y la montaña está casi completamente ausente. En Berna sucede lo contrario;
mientras que el noroeste, el Vic-Bilh vitícola, casi no alimenta la emigración. A su vez,
emergen tres zonas: los ya mencionados alrededores de Oloron más abajo de la ciudad
pero, sobre todo, más arriba del Gave de Aspe a la salida de la montaña; las costas al norte
y al sur de Gave de Pau de una y otra parte de Orthez y, finalmente, la región paloise. En el
País Vasco, el número de emigrantes aumenta a medida que nos aproximamos a la costa,
pues es muy reducido en Soule, luego más elevado en la baja Navarra hasta llegar al
máximo en el Labourd. Sin embargo, la costa casi no aparece. El hecho más destacable es
la quasi ausencia de la montaña. Ausencia total, como hemos visto, en los Altos Pirineos,
así como también en el alto valle de Ossau. Algunos inmigrantes aparecen en el alto valle
de Aspe, el Barétous, la alta Soule y, sobre todo, en la parte montañosa de la baja Navarra,
alrededor de Saint-Etienne-de-Báïgorry.
50
28 En todo esto podemos captar, sin duda, uno de los rasgos más interesantes de la evolución
de la migración en la región. Sabemos que la migración terminó entre finales del siglo XIX
y principios del XX hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial. Esta migración es un
poco más conocida que la que le precedió. Ahora bien, difiere notoriamente de lo que
hemos constatado aquí, puesto que no es el resultado de una migración de origen citadino
y las ciudades de la región no fungen como albergues. La gente parte directamente hacia
los grandes puertos, así que parece tratarse de una práctica más bien “campesina” y la
montaña se vacía más rápido que la llanura. La dirección de los migrantes también
cambia un poco, ya que los jóvenes del suroeste dejan de lado a México y parten hacia
otros destinos, particularmente los países de La Plata. Vemos, entonces, que ya no
estamos a mediados del siglo XIX.
29 El lugar de residencia en México no siempre se indica en el registro, tal como ocurre en 68
de los 157 casos de inmigrantes de 1845-1852. Además, no podemos distinguir claramente
el lugar de residencia o de emisión de los pasaportes. Efectivamente, se asigna un rubro al
lugar de emisión del pasaporte; otra a los movimientos de la persona registrada, y uno
más que corresponde a diversas indicaciones no precisadas. Ahora bien, el primero de las
firmas no siempre se encuentra y cuando sí está, es frecuente que aparezca la prefectura
de los Pirineos Altos o Bajos (existen por ejemplo 29 matrículas en Pau), o bien, se
muestra que las matrículas fueron hechas “bajo testimonio”, sin más explicación, o “en
correspondencia con el acta de nacimiento y de un certificado de buena conducta”.
30 En ocasiones se menciona algún consulado situado en el continente americano, lo mismo
que en Europa. También ocurre que el único dato geográfico registrado es el lugar de
emisión del pasaporte o de matriculación. Cuando éste aparece señalado, los rubros
51
delimitar, con mayor precisión, fenómenos tan complejos como las migraciones o, bien,
pueden ser pistas para la elaboración de biografías y tipologías concernientes a este tema.
NOTAS
1. Javier Pérez Siller (coord.), «Historiografía general sobre México Francia: 1920-1997», en:
México Francia. Memoria de una sensibilidad común. Siglos XIX-XX, México, BUAP/ CEMCA/El Colegio
de San Luis, 1998, pp. 21-83. Y Patricia Arias, «Los franceses en México: una mirada desde la
historiografía regional ”, Ibíd., pp. 85-101.
2. Jean Meyer, «Les Français au Mexique au XIXe siècle “, en Cahiers des Amériques latines, 9-10,
1974, pp. 44-71.
3. Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores, Quai d’Orsay, Mémoires et Documents, Tomo 7,
Legación de Francia en México, 1849.
4. Leticia Gamboa Ojeda, Au-delà de l’Océan. Les Barcelonnettes a Puebla, 1845-1928, Mexique, BUAP,
ICSyH, 2004, p. 29.
5. De las 1 780 personas inscritas, muchas fueron clasificadas por el autor bajo la rúbrica de
varios pueblos de Francia, sin duda porque no pudo identificar al departamento correspondiente
y hay otras que no provienen realmente de Francia. 1 394 personas sirvieron de base para estas
estadísticas.
6. Javier Pérez Siller (Ed.), Registre de la population française au Mexique au 30 avril 1849, Puebla,
ICSyH, Col. Fuentes y documentos para la historia, Los franceses en México, Vol. 1, 2003, 97 p.
(ISBN: 968 863 649 5).
7. Centro de Archivos Diplomáticos de Nantes, serie C, Cancillería consular n° 10, «Registre des
matricules français venant au Mexique. N° 4. 1845-1852», Registro 2 213.
8. Señalamos la matriculación de 10 saboyanos que aún no son ciudadanos franceses, pero que
tanto en la carta como en las estadísticas hemos incluido como franceses.
9. Hemos retomado los sectores geográficos utilizados por Jean Meyer. Los porcentajes están
calculados sin tomar en cuenta a las personas cuyo lugar de procedencia no está señalado o no
pudo ser precisado. Tampoco están incluidas las personas provenientes de Luisiana y Argelia.
10. Nuevamente, el porcentaje no incluye a las personas cuyo lugar de procedencia no está
señalado o no pudo ser precisado, ni a las personas provenientes de Saboya, que no era una
colonia francesa a mediados del siglo XIX.
11. Esto corresponde a lo que Jean Meyer denominó “vascos”.
12. El departamento de los Altos Pirineos está incluido en esta rúbrica.
13. Cuatro comunidades del departamento de los Bajos Pirineos no han sido señaladas, pues su
mención incompleta permite que varias localizaciones sean consideradas.
14. Renée Thomas, “Émigration basco-béarnaise vers le nouveau continent au XIXe siècle”, clasificación
por patronímicos en: Emigrante des Pyrénées-Atlantiques et régions limitrophes au XVIIIe et au XIXe
siècles, Pau, Centre généalogique des Pyrénées-Atlantiques, 1991. Esta lista se toma del estudio de
los archivos F7 –12 203, F7-12 206 y F7-12 221. En ella se señala el destino de la emigración, lo cual
permite seleccionar los casos de los individuos que partieron a México.
15. En ambos documentos, Oloron y Sainte-Marie se distinguen claramente, dado que no forman
aún una misma comunidad y no lo harán hasta varios años más tarde. Empero, forman una sola
aglomeración.
16. Fueron incluidas las comunidades limítrofes de Mouguerre y Saint-Pierre d’Irube.
17. Fueron incluidas las comunidades limítrofes de d’Escout et Soeix.
18. Fueron incluidas las comunidades limítrofes de Billère, Gelos, Jurançon et Lesear.
19. Se incluyó la comunidad de Séméac.
54
RESÚMENES
El capítulo es un esbozo sobre la inmigración francesa en México durante la primera mitad del
siglo XIX. Se basa en dos registros: uno de 1849, que incluye poco menos de 1800 individuos, y otro
de 1845-1852, con 970. Sin embargo, ambas fuentes revelan la importancia de los inmigrantes del
suroeste, los pirenaicos, frente a la imagen, muy difundida, de la “preponderancia” de los
barcelonnettes. De la misma forma, los datos sugieren que los berneses son más numerosos que
los vascos. También se analizan las profesiones entre las que encontramos una mayoría de
artesanos y obreros, contra una tercera parte de comerciantes. Y, finalmente, se detiene en
analizar la originalidad de la emigración bernesa, vasca y bigordana.
AUTORES
ARIANE BRUNETON
Ariane Bruneton. Francesa, doctora en etnología, museógrafa, especialista en el estudio de la
correspondencia privada de emigrantes franceses hacia las Américas. Ha sido maestra auxiliar en
la Universidad de Pau et des Pays de l’Adour. Es miembro fundador y secretaria de la Association
pour la Maison de la Mémoire de l’Emigration, de Pau. Y ha escrito varios artículos y libros –teóricos,
metodológicos y de casos-sobre la correspondencia privada de los emigrantes como: Letrtes
d’Amérique, (Pau 2001). Actualmente dirige “Le Courier de l’A.M.M.E” y la revista Partir.
MICHEL PAPY
Michel Papy. Francés, doctor en historia por la Universidad de Pau, donde se especializó en el
estudio de la región de los Pirineos Atlánticos: demografía, migración, urbanismo y desarrollo
económico. Es profesor honorario de Historia en la Universidad de Pau et des Pays de 1’ Adour.
Miembro fundador y presidente de la Association pour la Maison de la Mémoire de l’Emigration, de
Pau. Ha escrito varios artículos y libros sobre la historia de los berneses.
55
1 Existe la creencia generalizada de que la Independencia fue una ruptura que cambió
completamente la trayectoria de la sociedad al crear una nueva o hacer renacer una
antigua. En realidad, el proceso que conduce a la sociedad nacional fue largo y
accidentado, llevó mucho tiempo y se realizó a ritmos diversos con avances y retrocesos.
Por ello es válido preguntar ¿a partir de qué momento la sociedad dejó de tener la forma
56
Note +1
Note *2
8 Esas cifras indican que para 1832 la población francesa había llegado a un máximo de
“seis mil almas” que, según Jacques Penot, “la colocaba en primer lugar entre los
extranjeros de México”,4 dado que los españoles “peninsulares” –que siempre fueron los
más numerosos– se redujeron a menos de 3 500, debido a las leyes de expulsión de que
fueron objeto.5
9 Sin embargo, esa cifra y el lugar que ocupan los franceses frente a los demás extranjeros
merece una explicación, ya que refleja fluctuaciones extremas, entre 1800 y 1849, que son
poco comprensibles y difíciles de explicar. Si bien este lugar no es el espacio para entrar a
profundidad en ello, baste decir que para 1832 México era el cuarto socio comercial de
Francia y, de acuerdo a fuentes diplomáticas, se registra la presencia de más de 1 200
comerciantes encargados de 450 negocios,6 lo cual ofrece una idea de la importancia de la
“colonia francesa” de México y ayudaría a comprender el por qué de la “Guerra de los
pasteles” de 1838.7
58
Dado el reudicido monto de los inmigrantes franceses a México ocila entre 2 mil y 8 mil, la llegada y
permanencia de miles de soldados galos en 1816-1818yen 1862-1867, fue un factor de inmigración.
El mismo Bazaine se casó con una mexicana.
Fuente: Antonio Arriaga, La Patria recobrada, México, FCE, 1967, p. 203.
60
18 También se sabe muy poco sobre los soldados que llegaron con las tropas francesas de
Intervención, entre 1862 y 1867, que se quedaron en el país y que tuvieron descendencia
con mexicanas. Se trata de un fenómeno muy mencionado en varias regiones, pero poco
documentado. Se dice que, durante esos años, numerosos soldados franceses, belgas y
austriacos no sólo tuvieron hijos con mexicanas, sino que algunos desertaron –Meyer da
cifras que oscilan de 100 a 400–, otros, al término de su contrato con el Ejército,
solicitaron a las autoridades militares permiso para quedarse –Jean Avenel menciona 90
oficiales y 438 soldados,17 un total de 528– y no fueron repatriados durante la evacuación
de principios de 1867. Así, entre desertores y autorizados, seguramente más de 900
jóvenes se instalaron en regiones de Durango, Jalisco, Michoacán, Aguascalientes, Oaxaca,
Tehuantepec, las Huastecas, Veracruz, Estado de México, entre otras partes; fundaron
familias y se integraron a las comunidades mexicanas. El libro de Jean Meyer, Yo, el
francés, no autoriza reconocer este fenómeno ni mesurarlo, pero sí da pistas para su
estudio.18
19 El segundo tipo migratorio, esta vez en grupos organizados por compañías, surgió entre
los años 1820 y 1830. En esa época el gobierno estaba muy interesado en animar un flujo
de colonos europeos hacia el país. Para ello envió varios comisionados a Europa en
particular aTadeo Ortíz de Ayala– y subvencionó a compañías extranjeras que desearan
contribuir a ese objetivo. Estimulados por las fabulosas riquezas descritas en el libro de
Humboldt19 y por la política mexicana, en Francia hubo varios intentos por crear
compañías colonizadoras. La primera que se conoce fue organizada en 1828, por François
Giordan y el diputado (futuro cónsul francés, 1838) Laisné de Villelévêque, que se propuso
llevar un centenar de familias a Coatzacoalcos. Al año siguiente, llegaron más de
seiscientas personas para ganar un fracaso rotundo; ya sea por naufragio, por el clima,
por enfermedad o cubiertos por los desbordamientos del río, la mayoría murió –como lo
asienta Mathieu de Fossey quien fue testigo de la catástrofe– y algunos se dispersaron en
Veracruz, Oaxaca, Tehuantepec, Acayucan y Minatitlán.20 La segunda experiencia corrió
con mejor suerte. En 1828, Stéphane Guénot, antiguo pagador del ejército y –se afirma–
conocedor del socialismo utópico de Charles Fourier compró un predio en las riveras del
río Nautla, en Jicaltepec, Veracruz; regresó a Francia, fundó la Compañía Franco-
Mexicana, y en 1833 organizó el desplazamiento de 80 colonos de la Haute-Saóne a
Jicaltepec. Crearon ahí un asentamiento que prosperó y, durante todo el siglo XIX se
convirtió en puerto de llegada de numerosos inmigrantes venidos principalmente de la
Bourgogne y de la Franche-Comté.
61
La política de atraer a familias europeas, a quienes se les ofrecían terrenos y subvenciones, rindió
muy pocos frutos. Sin embargo, hubo varias experiencias en Francia.
Fuente: Portada de la Compagnie Agricole Européo-Mexicaine, creada en Francia en 1832. Tomada de
J.C. Demard, Río Nautla. Mexique. Étapes d’une intégration française au Mexique 1833-1925, Dominique
Guéniot, 2002, p. 10.
20 Este tipo de inmigración, que inició con las compañías de colonización en los años 1830,
abrió la puerta a un flujo ininterrumpido de “colonos” que llegaron en cadena durante
todo el siglo XIX, y cuya originalidad no sólo es que procedan de la misma región, sino que
se dedican principalmente a las labores del campo; se trata de una inmigración rural. Así,
la particular forma que encontraron para adaptarse a un medio muy complejo poblado
por totonacas, españoles y criollos– ha atraído la atención de algunos estudiosos como el
abate Jean-Christophe Demard,21 Carlos Ernesto Bernot, 22 el historiador inglés, radicado
en Veracruz, David Skerritt23 y el infatigable etnohistoriador Patrick Lafarge con su
colega José Jiménez.24
62
Los testimonios de los descendientes de franceses de Jicaltepec y San Rafaél aportan mucha luz
sobre la originalidad de esta migración.
Fuente: Portada del DVD Bajo los Techos de Jicaltepec, de Patrick Lafarge y José Jiménez, 2003.
21 El tercer tipo migratorio es el que llega en cadena con los barcelonnettes y se caracteriza
por ser eminentemente urbano. Se trata de una migración que inicia desde principios del
siglo XIX, con la llegada de Couttolenc y de los hermanos Arnaud. A éstos últimos se les
atribuye un mito movilizador que se ha difundido en relatos y publicaciones a lo largo de
dos siglos. Todos repetirán la historia que se transformó en leyenda: que los pioneros
fueron los hermanos Arnaud (Jacques, Marc-Antoine y Dominique), que llegaron a México
en 1821, que se asociaron a un tal Maillefert, el cajón de ropa Las Siete Puertas, que con
sacrificios y economías lograron labrar una fortuna y llamaron a sus paisanos, que éstos
también triunfaron y que con ese ejemplo se desató en el Valle un flujo migratorio hacia
México, con el tiempo fundaron varias tiendas de ropa y novedades en la capital y las
principales ciudades del país, que así arrebataron a los alemanes el dominio del comercio
de ropa, que luego compraron industrias textiles y de otro tipo, que lograron introducirse
en los principales bancos del país y que –por su honradez, empeño y trabajo constante– se
convirtieron finalmente en financieros del Estado.25 Así, para fines del porfiriato esta
inmigración toma un vuelo inusitado, al grado de construir la imagen de ser el grupo más
numeroso de la “colonia” y de que a los franceses de México, en ciertos sectores sociales,
se les calificaba de “barcelonnettes”.
63
El culto al mito de los tres fundadores de la emigración bajo alpina está muy presente en Francia.
Placa en la calle Manuel colocada por las autoridades de Barcelonnette.
Fuente: Foto de Javier Pérez Siller, 2000.
Por su importancia a fines del porfiriato, los barcelonnettes han sido la minoría francesa más
estudiada en Francia y en México.
Fuente: portadas de los libros: Les barcelonnettes au Mexique. Récits et témoignages, Barcelonnette, 3e
édition, 1994, y Leticia Gamboa Ojeda, Au-delà de l’Océan. Les Barcelonnettes à Puebla, ¡84S-1928,
Barcelonnette, ICSyH-BAUP/Sabença de la Valéia, 2004.
24 Además de esos tres tipos de inmigración existen otras formas que no han sido estudiadas
o que son francamente desconocidas. Se trata de individuos aislados que, al igual que
muchos de sus compatriotas, tomaron la ruta de la emigración para labrarse un futuro.
Muchos de ellos fueron “forzados” por la coyuntura política –Restauración, Las jornadas
de 1830, la Revolución de 1848, el golpe de Estado de Louis Napoleón en 1852, la guerra
franco-prusiana de 1870–, “empujados” por la situación económica –desertificación del
campo por la industrialización, crisis agrícolas, comerciales o financieras-, o
“conducidos” por sus propios sueños. Pero todos partieron con el ánimo de encontrar una
mejoría, una oportunidad, un lugar donde desarrollarse. Ellos forman el “grueso” de la
comunidad gala en México y, paradójicamente, no son precisamente ellos los miembros
de lo que se denominó “la Colonia francesa”. Se trata de individuos que buscaron una
manera propia para integrarse a su nueva sociedad, se adaptaron a los mexicanos y no
alcanzaron grandes triunfos que les permitieran tener una voz, o al menos dejar
testimonios para poder conocerlos. Entre ellos destaca el ejemplo, también poco
conocido, de la inmigración del sudoeste de Francia que, como veremos más adelante, fue
la más importante durante la primera mitad del siglo XIX. Y que, hasta la fecha, a pesar de
los esfuerzos que se realizan en la Universidad de Pau por estudiar la emigración Vasco-
bernesa, se sabe muy poco sobre este grupo de los Pirineos Atlánticos. 28 En fin, este grupo
de inmigrantes tan diverso y variado comparte una característica que lo distingue de los
tres tipos anteriores: no haber desarrollado una identidad grupal que le diera su
originalidad entre las demás comunidades y lo singularizara al interior de la sociedad
mexicana: se trata, pues, de “extranjeros de origen francés”.
65
Son muy escasos los censos de extranjeros publicados en México. Este Registre... se hizo en ocasión
de la reducción del territorio mexicano a la mitad, fruto de la invasión de Estados Unidos en
1846-1848.
Fuente: “Registre de la population française au Mexique au 30 avril 1849”, Puebla, ICSyH, Los
Franceses en Mexico, Vol. 1, 2003.
27 Hay que prevenir que el segundo padrón no cuenta con la información de los franceses
que radicaban en la ciudad de México. Esto se debe al azar: podemos intuir que al mover
66
los expedientes, están parcialmente clasificados en los archivos, la carpeta que contiene
los datos sobre la ciudad de México quedó fuera del expediente original y por el momento
no es accesible. Así es que esos datos, que según un cuadro recapitulativo se elevan a más
de seis mil individuos, no formaran parte de nuestro corpus. En todo caso, como dicen los
sociólogos especialistas en encuestas, se trata de una muestra que puede darnos
tendencias de la inmigración con alto grado de confiabilidad.
28 Una de esas tendencias es el número de franceses que nacieron fuera del territorio
francés, que de una fecha a la otra se multiplica por cuatro; más de 10 % del total. Esto
sugiere un aumento de los franceses que antes de llegar a México su familia ya cuentan
con una experiencia de migración. Pero más significativo resulta observar el crecimiento
acelerado –¡en treinta veces!– de los franceses que señalan haber nacido en México, ¡casi
6 %! Eso indica que estamos frente a un nuevo fenómeno: la existencia de “criollos
franceses de México”, que no necesariamente representan a la primera generación nacida
en el país, puesto que ya para 1849 se registraron tres individuos nacidos en el país. ¿Se
tratará de la segunda generación? Habría que investigar más, pero su presencia sugiere
una inmigración que no sólo se adapta, sino que se aclimata en el país.
29 Otro dato significativo lo aporta el número de franceses nacidos en Estados Unidos. Si
bien no son muchos, su presencia evoca una vía de llegada que vincula a los dos países. En
general, el número de franceses nacidos fuera del hexágono, sugiere que las vías de la
inmigración no son necesariamente directas, que aumentan las experiencias previas en
buscar una forma de vida en otro país.
30 A estos datos básicos se agrega el lugar de origen de los que nacieron en el hexágono, dato
que permite adentrarnos en las particularidades regionales de esa inmigración. La
comparación entre los años extremos es también muy ilustrativa.
31 En el cuadro podemos detectar cuatro tendencias fuertes: la primera es la concentración
de los emigrantes en ciertos polos, en detrimento del conjunto del país –el rubro otros
disminuye casi 20 puntos–. La segunda es que en 1849 el principal grupo de emigrantes
proviene del sudoeste, en particular, de los Pirineos Atlánticos. La tercera es que en el
periodo 1886-1891 los barcelonnettes se transformaron en el polo más importante. La
última es que a pesar del cambio de polo de una fecha a la otra, los inmigrantes
originarios de los Pirineos Atlánticos mantuvieron su importancia relativa y constituyen
el segundo grupo minoritario de franceses hasta 1891. ¡Algo que los investigadores
ignorábamos!
67
32 Esas tendencias son más visibles en la representación cartográfica de los datos. Hemos
utilizado un mapa de Francia con las fronteras actuales de los departamentos. Las
variaciones de los departamentos –ausencia de Alsacia y Lorena después de 1870 por estar
en posesión alemana, y el cambio de Saboya– nos parece que no modifican la
representación de los datos. Con esa advertencia veamos los mapas separadamente:
Su contenido de datos sobre más de 600 franceses de México que fueron a la Gran Guerra, hace del
Album d’Honneur una fuente importante para la historia de la emigración. Portada.
Fuente: Album d’Honneur de tous les français résidant au Mexique partis pour la France 1914.1919,
Barcelonnette, Sabença de la Valeia-Asociación franco mexicana, suiza y belga de beneficencia, 2005.
39 Para ello, hemos elaborado dos mapas que indican el lugar de residencia de los franceses
en 1849 y fue en 1914.32 Este último tomado del Album d’honneur donde se registran
franceses de México que partieron a la Primera Guerra Mundial.33 Veamos el primera
mapa de 1849 donde se incluye la residencia de 1 470 individuos.
70
40 A mediados del siglo XIX los inmigrantes se distribuyen en ciudades localizadas en tres
zonas geográficas: en la metrópoli de la ciudad de México, que concentra una tercera
parte; en los principales puertos (Tampico, Veracruz y Tabasco, en el Golfo, y Guaymas en
el Pacífico). Y, por último, en las ciudades capitales de regiones mineras o comerciales que
van desde Oaxaca hasta Chihuahua, pasando por Hidalgo, Guanajuato, San Luis Potosí,
Zacatecas, Durango y la industriosa Perla Tapatía.
41 Como vemos, el perfil de residencia tiene mucho que ver con los puntos de tránsito
obligado de las mercancías y, en particular, de la principal mercancía que el país exporta:
la plata. Son esas regiones mineras y portuarias –donde se incluye el corredor México-
Puebla-Veracruz que concentran dos terceras partes de los inmigrantes– las que
sostienen la economía exterior y siguen aún la lógica virreinal; es decir, los inmigrantes
vienen a ejercer el comercio e introducir mercancías de sus metrópolis, pero también
vienen a explorar, a conocer la riqueza natural y los recursos, a apreciar la producción y
las artesanías. Este perfil de inmigrantes dependientes de la economía local, cambia con el
tiempo hasta distanciarse por completo durante el porfiriato.
42 Nuestra tercera fuente, el Album d’Honneur, es un valioso documento para conocer a los
actores de la inmigración francesa y aporta excelentes datos sobre el lugar de residencia.
En efecto se trata de un álbum que rinde homenaje a 626 individuos, parte de los 1 300
franceses residentes en México, que viajaron a Europa para participar en la Primera
Guerra Mundial.34 A pesar de sus limitaciones –están presentes sólo la mitad de los que
dijeron sí a la guerra y hay regiones ausentes porque el patriotismo no logró
movilizarlos–, los más de 600 soldados que contiene el Album son una muestra
representativa del Conjunto de la colonia que para entonces se calcula en no más de cinco
71
mil personas. Con esa base metodológica –superior al 10 % del total– diseñamos el
segundo mapa.
46 La mayoría de los franceses que viajaron a Europa para pelear en la Guerra, provienen de
cinco de las ciudades más importantes del país. Ellas concentran casi cuatro quintas
partes de la totalidad, lo que resulta sorprendente. Si bien el Album no registra a todos los
que fueron sólo a la mitad los clasifica por empresa o negocio, lo cual liga el individuo a su
lugar de trabajo y, por lo tanto, al de residencia. En todo caso, lo cierto es la tendencia a la
concentración de los franceses en algunas capitales y en las principales ciudades de los
estados. Esto sucede también en Saltillo, Tulancingo, Aguascalientes, Chihuahua,
Monterrey, León y Oaxaca.
47 Al comparar los dos mapas, el de 1849 y el de 1914-1918, se constata con mayor nitidez el
cambio en la geografía de la inmigración: los franceses abandonan los puertos y las zonas
mineras para concentrarse en las urbes del centro-occidente, y en general, aunque en
menor número, en las principales ciudades del país. ¿La inmigración gala –y la de los
extranjeros en general– se ha convertido en un fenómeno urbano? Ciertamente. Esa
tendencia puede verse como signo, y consecuencia del proceso de urbanización que se dio
a fines del porfiriato, cuando las capitales y principales ciudades de los estados
73
Los barcelonnettes llegaban a trabajar en alguna tienda de sus paisanos, recorrían ciudades y
pueblos vendiendo productos y, cuando tenían suficientes ahorros, instalaban su propio negocio.
Fuente: Album d’Honneur, op. cit., p. 139.
48 Esa geografía de la inmigración nos lleva a preguntar ¿de qué manera y hasta dónde los
galos participaron en ese proceso? y a indagar si se trata de una particularidad de los
galos o corresponde a una actividad común a los extranjeros. Problemas que merecen ser
estudiados en detalle mediante monografías por estados o comparaciones del perfil de
diferentes grupos de extranjeros. Esto nos remite a las prácticas y tipo de actividades que
realizaban los inmigrantes galos.
(panaderos, pasteleros, restauranteros) y muy pocos que cuentan con una profesión (tres
profesores de escuela, un dentista). Retengamos esa imagen donde hay campesinos y
obreros, así como una cantidad importante de artesanos. Entre ambas categorías socio-
profesionales hacen casi la mitad de los inmigrantes. Un perfil equilibrado con el tercio
que declara dedicarse al comercio.
51 Esa estructura socio-profesional cambia para los otros periodos. En 1891, y más acentuado
en 1914-1918, la cantidad de inmigrantes dedicados al comercio aumenta
considerablemente. En efecto, el número de negociantes, empleados, comisionistas o
vendedores aumenta en el primer registro a más de 50 %, mientras que para el segundo ya
representan dos terceras partes. Y en este último aparecen con fuerza nuevas categorías
como: dueños de casas comerciales, socios o fundadores. A las que debemos agregar las de
jefes, directores o gerentes de establecimiento. Categorías que indican un fenómeno
nuevo: la multiplicación de establecimientos comerciales e industriales. Se trata de la
transformación de los cajones de ropa fundados en las décadas de 1840-1850 en tiendas de
importación y novedades entre las décadas de 1860 y 1870. Y de éstas a los grandes
almacenes o catedrales del consumo, edificadas entre 1890 y 1910; mutación comercial
que marcó a la época y en la que los franceses, y en particular los barcelonnettes,
contribuyeron de manera notable.36
52 Para 1910 las casas comerciales francesas distribuidas en todo el país llegan a más de 300,
de las cuales 240 pertenecen a los famosos barcelonnettes. Los nombres se repiten en la
metrópoli como en las principales ciudades: Al Puerto de Liverpool, El Palacio de Hierro,
Fábricas de Francia, El Nuevo Mundo, Fábricas Universales, La Ciudad de México, La Parisiense, La
Ciudad de Londres, etc. Y ellas no están solas, forman parte de una red de negocios que
tiene su propia lógica. Se trata de industrias y oligopolios de productos de consumo
masivo –textiles, seda, cerveza, tabacos, cemento, dinamita, entre otras–, así como bancos
nacionales y regionales, donde los capitales franceses controlan más del 60 % de las
acciones. Una red de establecimientos complementarios que alimentan la economía de las
urbes.37
Algunos de los grandes almacenes que se levantaron a partir de los años 1890 en los centros
históricos de las ciudades del país, tenían sus propias fábricas.
Fuente: Centre des Archives Diplomatiques de Nantes, CADN, Mexique, Serie B, carton 63.
NOTAS
1. Ver el capítulo “Historiografía general sobre México y Francia: 1920 – 1997”, en México Francia:
memoria de una sensibilidad común, siglos XIX -XX, México, BUAP-CEMCA-El Colegio de San Luis, 1998,
pp. 44-52.
2. Las dos primeras, que contienen información sobre más de 1 600 individuos cada uno, son
padrones elaborados por los diplomáticos galos con base en las listas de inscripción de los
76
franceses residentes en México. El tercero contiene 600 individuos, es un álbum editado en 1918
para rendir homenaje a los franceses de México que participaron en la. Primera Guerra Mundial.
3. Esta cifra la dan tanto Génin como Penot y Meyer en sus estudios, asi como J. Houdaille,
“Frenchmen and Francophilies in New Spain: 1760-1810”, The Americas, Julio 1956.
4. Jacques Penot, Primeros contactos diplomáticos entre México y Francia, México, SER, 1975.
5. Para el monto de españoles en México ver: Clara Lida, “El perfil de una inmigración:
1821-1939”, en Una inmigración privilegiada. Comerciantes, empresarios y profesionales españoles en
México en los siglos XIX y XX, Madrid, Alianza Editores, 1994, p. 28.
6. Informe del Barón Deffaudis, AMAE, Correspondence commerciales Mexique, vol. IV, f. 162,
(México 30 de enero de 1834) R. Deffaudis a MAE, citado por Jacque Penot, Les relations entre la
France & le Mexique de 1808 a 1840, These, Université de Paris X, T. I, 1976, p. 339.
7. Podemos avanzar que la reducción de las “seis mil almas” a la mitad se debe, entre otras
causas, a dos factores: 1. la misma guerra, la expulsión de franceses y la galofobia que desató y 2.
el interés de los franceses se concentró en Argelia y en su expansión en África.
8. J. Pérez Siller (Ed.), Registre de la population française au Mexique au 30 avril 1849, Puebla, ICSyH,
Los Franceses en Mexico, Vol. 1, 2003, p. 15.
9. Ídem.
10. Miguel Lerdo de Tejada en su Cuadro sinóptico de la República Mexicana en 1856...., México, I.
Cumplido, 1856 (cifras que fueron retomadas por J. Hermosa en su Manual de geografía y estadística,
México, 1857), ver: J. Covo, “LeTrait d’Union. Periódico francés de la ciudad de México. Entre la
Reforma y la Intervención”, Historia Mexicana, Vol.35:3, 1986.
11. Lilia Díaz, Visión francesa de México, informes diplomáticos (1853-1858), México, El Colegio de
México, 1863, p. 190.
12. Actualmente el número de franceses radicados en el país no pasa de los 8 mil, según las cifras
de los censos mexicanos y del propio Consulado de Francia en México. Sin embargo, muchos
mexicanos, descendientes de franceses, se han inscrito y alcanzado la doble nacionalidad: la cifra
llega a casi 15 mil personas.
13. Según los periodos, para la primera mitad del siglo XIX, en cuanto a número, los franceses
fueron el segundo o tercer grupo de extranjeros, los españoles fueron ligeramente más
numerosos. Mientras que para la segunda mitad, vemos aumentar el número de inmigrantes
estadunidenses y guatemaltecos, y los galos se convierten en el quinto o sexto grupo en
importancia. Ya en el siglo XX son desplazados por otras minorías extranjeras.
14. No se trata de crear una tipología, sino de encontrar regularidades que permitan estudiarlos
como unidades y compararlos entre sí.
15. Es cierto que introducir a los militares al interior del flujo migratorio puede causar muchos
problemas de definición, ya que no se trata de personas que llegan de forma libre, sino en una
misión especial. Sin embargo, en un país con muy poca inmigración, debe tomarse en cuenta a los
cientos de soldados que se quedaron y tuvieron numerosa descendencia, contribuyendo así al
mestizaje de la sociedad. Y en algunas regiones este fenómeno fue significativo.
16. Ver: Plan de la “Confédération napolénienne” citado por J. Penot, “Les relations entre la
France & le Mexique de 1808 à 1840”, Paris, Thèse doct. Université de Paris-X, 1976, T. 1, p. 169,
así como el articulo de Guadalupe Jiménez Condinach, “Confédération Napoléonnie. El
desempeño de los conspiradores militares y las sociedades secretas en la Independencia de
México”, Historia Mexicana, vol. XXXVIII: 1, julio-sept. 1988, pp. 43-67.
17. Se trata de los soldados que obtuvieron permiso, a éstos hay que sumar los desertores que
fueron un número similar o mayor. De forma conservadora podemos calcular en más de 900
individuos, lo que para una comunidad de 3500 franceses su incorporación fue muy importante.
Ver J. Avenel, La campagne du Mexique (1862-1867), París, Económica, 1996, p. 104.
18. J. Meyer, Yo, el francés. Biografías y crónicas, México, Tusquets, 2002.
77
19. El original fue escrito en francés, su presentación tiene fecha del 8 de marzo de 1808 y se
publicó en París en 1811. Entre 1825 y 1827 Humboldt rehízo la primera edición tomando en
cuenta la Independencia. Esas dos obras impactaron al público. Ver la reedición, con prefacio de
F. Chevalier. A. Humboldt, Essai politique sur le royaume de la Nouvelle-Espagne du Mexique, Paris, Utz,
1997, 2 vols.
20. Mathieu de Fossey, Viaje a México, México, Conaculta, 1994.
21. De J.-C. Demard ver: Aventure extraordinaire d’un village franc-comtois au Mexique. Champlitte,
Jicaltepec-San Rafael, 1832-1888, Langres, Dominique Guéniot éditeur, 1982; Jicaltepec, terre d’argile.
Chronique d’un village franc-comtois au Mexique, Paris, les éditions du Porte-Glaive, 1987; Émigration
française au Mexique. 1. Les communautés agricoles (1828-1900), Langres, Dominique Guéniot éditeur,
1995; Une colonie française au Mexique 1833-1926. Rio Nautia étapes d’une intégration, Langres,
Dominique Guéniot éditeur, 2000; Rio Nautia Mexique. Étapes d’une intégration française au
Mexique 1833-1925, Langres, Dominique Guéniot éditeur, 2002.
22. C. E. Bernot, Datos sobre la colonización de Jicaltepec, jalapa, spi, 1970.
23. D. Skerritt Gardner, Colonos franceses y modernización en el Golfo de México, Xalapa, Universidad
Veracruzana, 1995.
24. Desde hace casi dos décadas el profesor Patrick Lafarge y José Jiménez animan una
investigación etnohistórica sobre la tradición oral de la comunidad francesa del río Nautia y sus
vínculos con la región del Caribe. Ver: Bajo los techos de Jicaltepec. Vigencia y fin de tradiciones orales
en las riberas del río Nautia, Estado de Veracruz, Puebla, Conaculta, VHS, 50 min, 2003.
25. La tercera edición del libro Les Barcelonnettes au Mexique, de 1994, revela por vez primera la
actividad anterior de los hermanos Arnaud en Luisiana, gracias a los documentos guardados por
sus descendientes y difundidos en 1993. Una cuarta edición, corregida y aumentada, acaba de
aparecer con un artículo de Hélèn Homps donde se hace un recuento historiográfico de la
emigración barcelonnette. Les Barcelonnettes au Mexique. Récit et témoignages, Barcelonnette,
Sabença de la Valeia, 2004, pp. 166-181.
26. Entre otros ver los trabajos de P. Gouy, P. Martin-Charpenelle, Maurice Proal, el libro reciente
de Hélèn Homps, Villas en Ubaye. Retour du Mexique, Aix-en-Provence, L’Inventaire, 2002, y
recordar, sobre todo, que los propios herederos de esa “epopée” se han preocupado por conocer
su pasado. Esa ha sido la tarea de la Asociación Sabença de la Valeilla (conocimiento del Valle)
que ha publicado varias investigaciones.
27. Celebrado del 24 al 26 de noviembre del 2004, en el Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla. Participaron 21 investigadores de
diferentes partes del país y de Francia. La publicación es: Leticia Gamboa Ojeda (coord.), Los
Barcelonnettes en México. Miradas regionales, siglos XIX-XX, México, BUAP-UJED, 2008.
28. Del 29 al 31 de mayo del año 2000 se realizó un coloquio en la Universidad de Pau sobre
“L’emigratíon Basco-bernaise vers Amérique” donde sólo se habló de Canadá, Estados Unidos,
Uruguay y, sobre todo, Argentina. México no aparecía aún en el horizonte de las preocupaciones
de los estudiosos o de los descendientes de emigrantes, situación que empieza a cambiar.
29. A. Génin, op. cit., p. 368.
30. El coloquio tuvo lugar en Puebla, en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
BUAP, en abril del 2003 y reunió a 22 investigadores de México y Francia. En cuanto al Registre...
debo advertir que, dada la complejidad de la fuente cuenta con numerosos errores, en particular
sobre la identificación del lugar de origen y, a veces, del nombre y apellido de los individuos,
errores que fueron identificados y corregidos por colegas de la Universidad de Pau y de la
Asociation pour la Maison de la Mémoire de l’Émigration, con el objeto de hacer una segunda edición
que formará parte de un libro sobre la inmigración francesa a México.
31. Si se compara el número de franceses de 1900 con el total de la población, su presencia
resulta ridicula, 0.03 %. Pero si se considera que la mayoría llegó a las urbes, y se compara con la
78
población urbana, pasamos a 0.1 %. Para los diferentes años, ver el cuadro de la Población total
urbana y rural por sexos, en las Estadísticas Históricas de México, Op. cit., p. 33.
32. Advertiré que la división política de los Estados (México y Puebla, sobre todo) es la actual.
33. El Album d’Honneur fue publicado en Puebla en 1919 por el editor Silvio Greco Conti, del cual
acaba de salir una edición facsimilar en Barcelonnette, editado por la Sabença de la Valeia y la
Asociation franco belge et suisse de bienfaisance du Mexique.
34. Ver el estudio introductorio al Album d’Honneur en el modulo de publicaciones de nuestro
sitio: www.mexicofrancia.org.
35. Sobre los cambios en el ordenamiento urbano ver los trabajos de Federico Fernández
Cristlieb, “La influencia francesa en el ordenamiento de la ciudad de México: 1775-1910”, en J.
Pérez Siller (coord.) México-Francia: memoria de una sensibilidad común, siglos XIX-XIX, México, BUAP-
CEMCA-El Colegio de San Luis, 1998, pp. 227-265, y “Lectura de una geometría de la sensibilidad.
Urbanismo francés y mexicano de los siglos XVIII y XIX”, en J. Pérez Siller y Ch. Cramaussel, México
Francia: memoria de una sensibilidad común, siglos XIX y XX, Vol. II, México, BUAP/CEMCA/E1 Colegio
de Michoacán, 2004, pp. 133-158.
36. Ver el amplio panorama que ofrece el libro de Leticia Gamboa Ojeda (coord.) Los barcelonnettes
en México: Miradas regionales, siglos XIX-XX, México, BUAP-UJED, 2008.
37. Ver J. Pérez Siller, “Inversiones francesas en la modernidad porfirista”, en México-Francia. Vol.
II, op. cit., p. 81-129.
38. Me refiero a tos trabajos de Leticia Gamboa, “Los comercios de los barcelonnettes y la cultura
del consumo entre las élites urbanas. Puebla, 1862-1928” y de Julieta Ortiz Gaitán, “La ciudad de
México: “el París de América”, aparecidos en J. Pérez Siller y Ch. Cramaussel (coord.), México-
Francia, op. cit.
NOTAS FINALES
1. son cifras conservadoras, pues se trata de jefes de familia o personas con “carta de seguridad”,
se omite a los residentes y a los que no la tienen. Para una idea aproximada hay que multiplicar
por dos o tres, dependiendo del año.
% porcentaje del total de extranjeros en el país.
2. Lugar: antes o después de españoles, norteamericanos, guatemaltecos, ingleses....
RESÚMENES
La historiografía mexicanista ha tratado con mucho detenimiento los momentos de ruptura,
como la Independencia, y ha propagado la imagen de un cambio completo de sociedad. Sin
embargo, el proceso de transición de la sociedad novohispana –organizada en estamentos y
castas, con privilegios y fueros– a la nacional –con vocación igualitaria y una identidad cultural
propia– se extendió por más de medio siglo. Podemos preguntar entonces ¿cuál fue la aportación
de los inmigrantes en ese tránsito y en específico, la de los inmigrantes franceses? A partir del
análisis de tres registros de franceses en México: 1848, 1891 y 1914-1917 (que aportan
información sobre su origen, su profesión, estado civil, número de hijos, lugar de implantación en
el territorio mexicano y sus prácticas socio profesionales), este capítulo se pregunta sobre su
79
AUTOR
JAVIER PÉREZ SILLER
Javier Pérez Siller. Sociólogo por la UNAM, doctor en historia por la Universidad de París-I
Sorbonne, donde se especializó en la historia económica de México, siglo XIX, y en el estudio de la
reescritura y enseñanza de la historia. Ha publicado varios artículos en revistas nacionales e
internacionales. Entre sus obras más recientes destacan los libros: L’hégémonie desfinanciers au
Mexique sous le porflriat. L’autre dictature (2003) y El sueño inconcluso de Émile Bénard y su Palacio
Legislativo, hoy monumento a la Revolución (2009). Fue articulista en el Cd-Rom Le Mexique en France
(2003), realizó el dvd: Entre memoria e identidad. Testimonios de descendientes de franceses en México
(2009) y editó el Registre de la population Françoise au Mexique, 1849 (2003). Ha sido profesor invitado
en la École des Hautes Études en Sciences Sociales y en las universidades de Rennes-2 y Paris-8.
Desde 1996 es profesor investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
BUAP, donde dirige el cuerpo académico: “México-Francia: presencia, influencia, sensibilidad”. Es
miembro del SNI.
80
Portada: El puerto de Veracruz fue la única puerta de entrada para los extranjeros
durante la Colonia. En el siglo XIX, a pesar de la apertura de otros puertos y de aduanas
fronterizas, la mayoría siguió entrando por ese bello puerto.
Fuente: Tarjeta postal editada por Latapi y Bert a principios del siglo XX, colección
particular de Javier Pérez Siller.
1 La temática de este capítulo nos llama a centrar la atención en torno al concepto del
afrancesamiento (y su relación con la modernidad) en las relaciones México-Francia. Desde
este momento, habrá que dejar en claro que esta contribución también llamará la
atención sobre el “no afrancesamiento” o, en su caso, los alcances de los intercambios
suscitados dentro de los confines del estado de Veracruz. [Pensamos que considerar un
conjunto social de cierta amplitud –como es un estado–, nos permitirá problematizar
(aunque sea de manera muy preliminar) las distintas calidades de inmigrantes y/o
importaciones que hubo a nuestras tierras y la manera en que pudieron tener impacto en
81
Las cifras
3 Una revisión somera de los datos censales y los reportes sobre el movimiento y/o estancia
de extranjeros en Veracruz durante el siglo XIX, nos señala que los franceses ocupaban el
segundo lugar, después claro de los españoles, no obstante, podemos pensar que durante
esa centuria los franceses representaron una influencia de mayor consideración en
territorio veracruzano, más allá de lo que nos indica la frialdad de las cifras.
4 Los datos sobre esta presencia a principios del siglo XIX son muy escuetos; sin embargo,
nos dan cierta idea de la importancia cuantitativa de la presencia gala en el estado. Una
indicación nos la dan las cifras que registran a los extranjeros que entraban y salían por el
82
Población 1871
Blásquez, op. cit., tomo II, censo 1871, tablas que siguen, p. 1144.
Las ideas
7 Si tomamos en cuenta el ambiente en que suceden las migraciones de franceses a nuestras
tierras, es de importancia señalar el lugar que ocupaban los franceses como personas y,
más aún, Francia como nación, dentro de las ideas de los mexicanos y veracruzanos. En
ese sentido, podemos decir que había una especie de predisposición al afrancesamiento
en ciertos ámbitos. En el campo del imaginario y de la ideología se encuentra el tercer
tipo de migración que mencionamos anteriormente, aquella que no necesita pasaporte.
8 Note 33
Población 1886
9 Desde finales del siglo XVIII, Francia era una especie de faro para las fuerzas progresivas
en el país. Cuando México adquirió su independencia, Francia fue loada como una de las
guías principales en este proceso de emancipación: aquel país y su revolución
representaban un ejemplo a seguir para los buenos republicanos. “Los primeros franceses
que llegaron a México al comenzar la Independencia [...] ‘fueron recibidos y tratados por
los Mejicanos como una especie de héroes de novela’”. Como comenta Claude Dumas, “el
grupo de intelectuales con acceso a la cultura hacía de Francia y de los franceses una
imagen heróica y revolucionaria”.4 A lo largo del siglo XIX, esta imagen experimentó
modificaciones: de ser héroes populares, los franceses pasaron a ser los portadores de
todo valor superior, mismo que fue apropiado por la élite político-cultural en México.
Veracruz no quedaba ajeno a este proceso.
10 No obstante que el territorio veracruzano había recibido varias incursiones poco
amigables de parte de Francia en el transcurso del primer medio siglo de independencia –
la Guerra de los Pasteles y la Intervención/Imperio de Maximiliano–,5 los franceses y
Francia seguían gozando de un alto prestigio en el estado, especialmente en las esferas de
la élite política. Citemos dos casos que ilustran este prestigio y la forma en que un
imaginario se externaba a través de declaraciones. En el informe de gobierno que rindió
Juan de la Luz Enríquez en 1888, éste dijo a la Cámara de la Legislatura:
Como sabéis, la República Francesa se prepara á celebrar con una Exposición
internacional el centenario de la magna revolución de 1789, y habiendo sido
invitada nuestra Patria á tomar participio (sic) en esa gran fiesta de la libertad y del
progreso, el Ciudadano Presidente de la República invitó á su vez al Estado de
Veracruz, para que lleve su contingente al concurso de naciones en París.” (las
nuestras).6
11 Con estas palabras, Enríquez construía la noción de los valores de una Francia que se
suponía un elemento de unidad entre naciones que aspiraban a la modernidad. Así, por lo
menos para la élite política del estado, Francia ponía los objetivos a alcanzar. En otro
momento de su informe, Enríquez anunció el proyecto para la construcción de una red de
agua potable para la ciudad de Córdoba, el cual tendría que compararse con los
respectivos sistemas de Marsella, Bordeaux y París.7 No obstante, hay que matizar las
palabras y el sentido del mensaje del gobernador, ya que, a la vez que ponía a las
principales ciudades de Francia como modelos, también mencionó ciudades de Estados
Unidos, como Boston, por ejemplo. Con esta reserva deberíamos poner entre comillas la
extensión del posible afrancesamiento: entre lo superficial y lo profundo, pasajero y
duradero.
12 La pleitesía rendida a Francia por la clase política de fines del siglo XIX se reproducía en el
plano cultural. La Escuela Normal Veracruzana, que marcaba las pautas de la educación
en el estado, recogía la última palabra en la pedagogía reuniendo el pensamiento de
Herbert Spenser, Pestalozzi, Fróbel, entre otros. Los normalistas tendrían que dominar
dos idiomas extranjeros para terminar sus estudios: inglés y francés; para nuestros fines
es importante señalar que la lengua francesa ocupaba un lugar previo al inglés en el
orden del plan de estudios de este plantel.8 Los aparatos empleados en los laboratorios
para ensayar en la química y la física provenían de París, los logaritmos podrían
aprenderse en el tomo de Tables portatives de Logaritmes, de François Callet, esto gracias a
la donación de este libro que hizo a la biblioteca de la Normal don Eduardo Jáuregui. 9
13 Todavía la biblioteca del Colegio Preparatorio en Xalapa, por ejemplo, contiene una gran
colección10 de tratados científicos y filosóficos, herencia de ese siglo XIX. Sin embargo, la
85
Los negocios
14 Si los franceses asumían una gran importancia en el estado como portadores de ideas y de
buenos valores, también hay que contemplar a aquéllos de carne y hueso que pisaron
nuestro territorio y figuran en los censos. En el renglón del comercio, los intereses de
Francia en el estado estaban manifiestos durante todo el siglo XIX. Aun cuando ese país no
alcanzaba acuerdos firmes sobre el comercio con México,12 desde principios del periodo
independiente notamos un movimiento fuerte de bienes que provenían de Francia y de
embarcaciones con su bandera. En los primeros ocho meses de 1826 atracaron en
Veracruz 27 buques franceses, descargando bienes de varios tipos, especialmente vino,
tanto corriente como fino.13 De regreso, esas embarcaciones llevaban vainilla y plata entre
otras cosas. Los movimientos marítimos centrados sobre el puerto de Veracruz se
vinculaban con las casas comerciales francesas en territorio mexicano, con
representaciones en el puerto mismo; en 1833 se calculaba que el capital de estos
mercaderes alcanzaba un monto de 20 millones de francos franceses. 14
15 Aun cuando el comercio entre Francia y México se refiere a un aspecto que rebasa los
límites particulares del estado, habrá que subrayar la importancia que el gobierno francés
concedía al desarrollo de sus intereses en Veracruz, como una parte del desenvolvimiento
de la competencia entre las potencias europeas y la naciente de Estados Unidos. Este
puerto ocupaba un lugar especial dentro de una visión geopolítica del Caribe, como punto
focal de los sistemas de comunicación entre las costas del continente y con las islas.
16 Un grupo de comerciantes fue particularmente importante para Veracruz: los llamados
barcelonnettes. En Francia eran artesanos y comerciantes itinerantes, cuyas actividades se
veían afectadas por la modernización de la industria. En 1821 un tal Arnaud emprendió el
viaje a México para fundar una tienda de ropa; esto fue el comienzo de un proceso que se
autoalimentaba, como dice un estudioso de los barcelonnettes, “Los primeros que
llegaron allanaron el camino de los que vendrían después”.15 Todos llegaban al puerto de
Veracruz; algunos se quedaban, otros se mudaron para alcanzar a sus parientes
establecidos en otras ciudades. Para finales del siglo XIX era difícil encontrar una ciudad o
poblado de consideración, en México entero, que no tuviese un barcelonnette entre sus
comerciantes.
17 Los barcelonnettes representaban un grupo de importancia general en el país, pero para
Veracruz esta importancia se veía además en el aspecto de la modernización de la
estructura económica del estado, con el desarrollo de modernas fábricas textiles en el
valle de Orizaba. Hacia la década de 1880, y en el contexto de la integración vertical de la
industria textil –de la fábrica hasta la tienda–, los barcelonnettes compraron la fábrica
Cerritos, cerca de Orizaba. Con base en los primeros éxitos en la manufactura, estos
86
llamaba El Refugio. El negocio se fue para arriba, bien administrado, con crédito
abierto y pocos gastos, le empezó a ir muy bien.17
22 Este patrón establecido de ayuda a inmigrantes, que diera el primer empujón al recién
llegado, se repetía en otros espacios nacionales –tal vez uno de esos espacios notables
sería el caso del ascenso de una élite económica libanesa en Puebla durante el siglo XX– e
incluso en varias partes de América Latina, como fue el caso de Ecuador. 18 Aun cuando se
puede postular una singular importancia de este tipo de comerciante –barcelonnette o
turco–, especialmente en cuanto a sus aventuras en pueblos aislados, su impacto sería
mucho más del orden de la construcción de ciertas redes económicas y el establecimiento
de determinados sistemas de intercambio, que de procesos de transferencia / intercambio
cultural.
La tierra
23 Hay un tercer aspecto de la presencia francesa en Veracruz que se diferencia tanto de la
imagen elitista como del renglón del comercio y la industria: la colonización. La principal
diferencia, argumentamos, radica en que se trata de figuras de estructuras agrarias,
rústicas vaya, que no fácilmente cabrían dentro del imaginario que rodeaban a los
supuestos portadores de la cultura francesa, o por lo menos de una serie de valores
convertidos en ideología de élite. No obstante esta ausencia de cultura en el caso de
inmigrantes campesinos (excluyendo a un tipo de colono malogrado que comentaremos
más adelante), sostenemos que su presencia en Veracruz ha resultado en impactos mucho
más duraderos que en el caso de las ideas y de los comerciantes; pero –y es un pero muy
importante– se trata de un proceso de impactos que tiene que entenderse como una serie
de interacciones, y no como una implantación de una cultura en detrimento de otra u
otras.
24 ¿Cómo se dio este proceso? Fueron dos los intentos por establecer colonias de franceses
en territorio veracruzano: uno fue un fracaso lamentado en todos los círculos sociales
mexicanos y franceses; el otro fracasó en primer término en cuanto a sus objetivos
explícitos, para luego convertirse en una especie de modelo a seguir en el estado durante
el último tercio del siglo XIX y hasta la revolución, momento en que ser francés se volvió
mala noticia.
25 Desde los primeros momentos de la vida independiente de México se inició el debate
sobre cómo modernizar a la sociedad. Una de las vetas sugeridas –y a fin de cuentas,
puesta en operación– fue estimular la inmigración de extranjeros industriosos para formar
colonias que actuarían como centros para el impulso a la modernización productiva y
social: es decir, que colonias de extranjeros participarían positivamente en la transición
del México de antiguo régimen a la modernidad. Aunque este deseo no nos remite
directamente a un proceso de afrancesamiento, sí nos está hablando de los imaginarios
construidos por las clases superiores en la sociedad mexicana sobre las virtudes
extranjeras.
26 En este contexto de las esperanzas sucedió el primer experimento con franceses en
Veracruz. En 1828 se fraguó un contrato de colonización entre el gobierno de México –
todo indica que las autoridades de Veracruz fueron dejadas a un lado– y los señores
Giordan, Laisné de Villavêque, y Baradère.19 El año siguiente arribaron los primeros
franceses a la barra del río Coatzacoalcos, con rumbo a tierras de la zona de Sarabia en el
88
testimonios del poderío económico y social que los franceses construyeron alrededor de
Jicaltepec-San Rafael y de ese proyecto que a primeras fracasó.
29 Aunque se podría ahondar mucho más en este grupo, es preciso subrayar un aspecto
importante de esta experiencia en tierras veracruzanas: la consolidación material y social
de esa comunidad de franceses en la costa del Golfo de México no se logró estrictamente
con base de una importación/imposición de un paquete cultural, sino que se tuvieron que
aprender, adaptar, y construir nuevas formas de cultivar, comercializar, edificar. Más que
ser un afrancesamiento, la cuestión radica en la construcción compartida (no decimos
igual) entre colonos, indígenas y rancheros mestizos de la zona de las llanuras costeras.
Reflexiones finales
30 Los tres aspectos de la presencia francesa comentados aquí han tenido distintos impactos
y derroteros. Las ideas y cultura francesas, como la expresión eurocéntrica de una élite en
el país y en el estado, fueron eclipsadas por la revolución y su versión sui generis de
nacionalismo; luego el mundo anglosajón se impuso como un valor externo. Así, las
posibilidades de afrancesamiento en el contexto del imperialismo fueron de una duración
corta. El comercio y la industria han asumido caminos que han diluido la importancia de
los franceses en el estado, esto se debe a la reorientación de las relaciones del comercio
internacional y el declive importante de las dos ramas productivas en que se involucraban
los inversionistas franceses del siglo XIX. No obstante, sus huellas quedan impresas en el
paisaje industrial del valle de Orizaba y en los entornos de las zonas cañeras del el centro
del estado, y su importancia se remonta al proceso de industrialización de finales del siglo
XIX en México. Finalmente, la colonización agrícola dio pauta a la formación de un
boyante núcleo de producción agropecuaria con tintes modernos, mismo que actuó como
un disparador para la apertura de una franja considerable del territorio veracruzano que
hoy conforma el municipio de Martínez de la Torre. Si bien solemos limitar la
comprensión del afrancesamiento a los terrenos de las élites, habría que ver que, en el
caso de Veracruz, el afrancesamiento más duradero se experimentó en el proyecto de
colonización en Jicaltepec y su entorno. En lugar de la alta cultura urbana, se implantaron
valores de modernización agrícola en un proceso de integración de la población de origen
francés en esa zona de la entidad, mediante la formación de una clase dominante en los
ámbitos económico y social. El peso de ese origen francés se puede ver, incluso
recientemente, en el entorno político también.
NOTAS
1. Este texto retoma un breve articulo de divulgación publicado anteriormente, pero ahora con el
objetivo de lograr su problematización provisional: véase, David Skerritt. “Los franceses
modernizadores”, en Alberto Tovalín Ahumada (coord.), Veracruz: Puerto de llegada. Ayuntamiento
de Veracruz, 2000, pp. 139-150.
90
2. Carmen Blázquez (Comp.), Estado de Veracruz: informes de sus gobernadores, 1826-1986, Xalapa,
Gobierno del estado de Veracruz, 1986, omo I, p. 270.
3. En 1871 existía el cantón de Tampico de Veracruz (hoy Tampico elAlto), que para 1886 había
sido absorbido por Ozuluama. Para simplificar los mapas, Tampico de Veracruz ha sido incluido
dentro del espacio delimitado para Ozuluama.
4. Claude Dumas, “Sur quelques aspects du mythe de la France et de Paris dans la Littérature et
dans la presse mexicaines au 19ème siècle”, Les mythes et leur expression du XIXème siècle dans le monde
hispanique et ibéro-américain, Lille, Presses Univérsitaires de Lille, 1988, p. 325.
5. El fin del Imperio dejó una buena cosecha de desertores que engrosaron las filas de los
residentes franceses en el estado. En particular, se comenta una derrota de las fuerzas
conservadoras enTlapacoyan lo cual dio lugar a deserciones y la integración de varios apellidos
nuevos (Moncouquiol, por ejemplo) a la colonia francesa en Jicaltepec-San Rafael.
6. Blázquez, op. cit., tomo VI, p. 3074.
7. Ibíd., p. 2967.
8. Ibíd., Informe de Juan Enríquez, 1890, tomo VIII, p. 4041.
9. Ibíd., tomo VIII, p. 3993. Este documento enlista una serie de donaciones de distintos
personajes de México y Veracruz, incluyendo una proporción considerable de textos en francés.
10. Alumnos de antaño nos aseguran que la colección existente es una pobre sombra de lo que
había allí reunido; los roedores de biblioteca han causado muchas bajas.
11. Si hiciéramos una comparación entre la oferta de enseñanza privada de idiomas, seguramente
Harmon Hall –para bien o mal– superaría a la Alianza Francesa.
12. Archivos Nacionales de París (ANP), F7. 9334, Affaires étrangéres / BIII/455. Desde la década
de 1820, potencias como la Gran Bretaña consolidaron acuerdos comerciales con México. Francia
no logró tal nivel de concreción sino hasta el último tercio del siglo. Mientras, las mejores
condiciones alcanzadas consistían en una cláusula de ’país más favorecido’, entre 1839 y 1868. En
1826, no obstante la situación más favorable acordada para el comercio de Gran Bretaña
comparado con la de Francia, 32 barcos británicos tocaron tierra en Veracruz contra 27 galos.
13. Ibíd., AE/BIII/452.
14. Ibíd., AE/BIII/455, informe de agosto 1833.
15. Bernardo García Díaz, Un pueblo fabril del porfiriato: Santa Rosa, Veracruz, 2 a edición, FOMECA,
Veracruz, 1997, p. 27.
16. Blázquez, op. cit., tomo VI, p. 3067.
17. Carlos Martínez Assad y Martha Díaz de Kuri, “Los libaneses, un modelo de adaptación”, en:
Tovalín, Veracruz: puerto de entrada, p. 74.
18. Véase, por ejemplo: Lois Crawford de Roberts. The Lebanese Immigrants in Ecuador: a History of
Emerging Leadership, Boulder, Westview Press, 1999.
19. ANP, “Précis historique sur la colonie française a Goazacoalco (Mexique), avec la réfutation
des prospéctus publiés por Mr. Laisné de Villavêque, Giordan et Baradère”, por Hippolyte
Mansion, manuscrito, Veracruz, 1831.
20. Jean Meyer, “Les français au Mexique au XIXème siècle”, Cahiers des Amériques Latines,? 9-10,
1974, p. 45.
21. ANP, MAR/BB/4/541, expediente de la expedición de La Dore. El capitán reportó que en
octubre del 1831, encontró a 38 de sus connacionales en el puerto de Veracruz y, con los que
estaban en camino, esperaba que la cifra ascendiera a 70 u 80 pasajeros.
22. Jean-Christophe Demard, Terres d’argile: Jicaltepec, un village français au Mexique, Editions du
Porte-Glaive, Paris, 1987, y Meyer, “Les français au Mexique”.
23. David Skerritt, Colonos franceses y modernización en el Golfo de México, Universidad Veracruzana,
Xalapa, 1995, cap. IV, pp. 119-167.
24. Entrevistas a Arturo Theurel, El Ojite, 1992.
91
25. Véase Carlos Ernesto Bernot, Datos sobre la colonización de Jicaltepec-San Rafael, sin pie de
imprenta, 1970.
RESÚMENES
Estas líneas se ocupan de esbozar las causas y consecuencias in¬mediatas de la inmigración
francesa en México en la región de Veracruz. Comienza con una descripción geográfica de la zona
que se estudia, rescatando su importancia geopolítica como puerto de entrada al país. Sigue con
algunos apuntes acerca del asentamiento francés en el área veracruzana, abarcando desde las
estructuras político-económicas que se mantenían para su ordenamiento hasta algunos ejemplos
de aculturación, en los que no siempre –dicen los autores predomina el afrancesamiento como
forma de vida impuesta y dominante, sino que se deja ver una mezcla crítica y pragmática entre
lo local y lo foráneo. Cierra con algunas reflexiones acerca del contexto en el que se inserta este
artículo, para dar al lector una perspectiva más amplia acerca del tema que compete a esta obra
en su totalidad.
Le propos est ici de cerner les causes et conséquences immédiates de l’immigration française au
Mexique, dans la région de Veracruz. On propose d’abord une description géographique de la
zone considérée pour lui redonner toute son importance géopolitique en tant que port et porte
d’entrée principaux du pays. Suivent quelques considérations sur l’implantation française dans le
périmètre véracruzain, en partant des structures politico-économiques maintenues pour son
organisation jusqu’à certains exemples d’acculturation: d’après les auteurs, en effet, la
«francisation» ne s’impose pas systématiquement dans le mode de vie dominant; on observe
plutôt un croisement à la fois critique et pragmatique entre le local et l’étranger. L’étude
s’achève par quelques réflexions sur le contexte dans lequel elle s’inscrit pour fournir au lecteur
une perception élargie du sujet qui est celui de l’ouvrage tout entier.
AUTORES
DAVID SKERRITT
David Skerritt. Inglés de nacionalidad mexicana, historiador, realizó sus estudios de historia
moderna en la Universidad de Oxford, donde se especializó en la historia rural, migraciones y la
formación de nuevas comunidades. Ha dado cursos en diversas instituciones del país y del
extranjero. Entre sus publicaciones destacan los libros: Rancheros sobre tierra fértil (1993) y Colonos
franceses y modernización en el Golfo de México (1995). Coautor de Migración internacional, crisis
agrícola y transformaciones culturales en la región central de Veracruz, mención honorífica de los
premios INAH, 2009. Miembro del SNI, actualmente es profesor investigador en el Instituto de
Investigaciones Histórico-sociales de la Universidad Veracruzana.
historia local. Ha publicado numerosos artículos y libros entre los que destacan: Un pueblo fabril
del Porfiriato: Santa Rosa (1997); La terminal ferroviaria deVeracruz (1998); y participó como coautor
en Sol de Plata: Joaquín Santamaría (1999); y La Industria textil en Puebla, Tlaxcala y Veracruz, (2000). Es
fundador del Museo histórico de Santa Rosa. Actualmente es investigador de tiempo completo en
el Instituto de Investigaciones Histórico-sociales de la Universidad Veracruzana.
93
1 La expulsión de los franceses residentes en Sonora fue una medida local enmarcada en el
proceso de adhesión de la entidad al Segundo Imperio y, como sucedió con casi todos los
decretos de última hora expedidos ’por el gobernador Ignacio Pesqueira, (que ordenó la
expulsión), pasó casi inadvertido en su momento.
94
Franceses en Sonora
5 No hay forma de saber con exactitud la cantidad de franceses residentes en Sonora al
momento de la orden de expulsión dictada por Pesqueira, sólo se pueden hacer
inferencias con base en datos que aparecen en los Protocolos de Instrumentos Públicos en
los meses previos e inmediatamente posteriores al establecimiento del gobierno imperial
en el estado.
6 En 1865, a juzgar por las numerosas transacciones en las que estaban involucrados, el
número de franceses era considerable en relación a la década de 1850. Los Protocolos
pertenecientes al distrito de Guaymas en los primeros años de la década de 1860 registran
gran cantidad de operaciones llevadas a cabo por súbditos franceses residentes en el
puerto. Destacan en estos documentos los otorgamientos de poder, así como los contratos
de compra venta.1
7 En los primeros meses de 1866, en los Protocolos correspondientes al distrito de Ures 2 se
registran numerosos documentos, en los cuales los franceses que se encontraban en
Sonora solicitaron su carta de residencia, primeramente al coronel Garnier y
posteriormente al prefecto Campillo. La comunidad francesa debió ser, si no lo
suficientemente numerosa para representar una amenaza real al gobierno republicano, sí
lo suficientemente importante para que Pesqueira tomara la decisión de expulsarla de
territorio sonorense.
La orden de expulsión
8 La orden de expulsión fue dictada en una circular que se giró a las prefecturas del estado
el 27 de mayo de 1865, es decir, apenas cinco días después de la derrota de “La Pasión”. En
la circular se expresaba:
Dispone el Gobno que tan luego como resiba U la presente notifique á todos los
subditos del Gobierno francés, residentes en esta ciudad, la orden para que á las 24
horas de notificados se pongan en marcha llevando ocho dias de término para estar
fuera del Territorio del Estado.3
96
9 Esta disposición fue emitida en Hermosillo y adjunto a ella iba un mensaje en el que se
indicó al prefecto que notificara de su contenido a los habitantes de la cabecera del
distrito y demás pueblos que lo componían.
10 ¿Representaban los franceses una amenaza real para el gobierno republicano?, de ser así,
¿por qué esperó Pesqueira hasta después de la derrota de “La Pasión” para decretar su
expulsión? Al primer cuestionamiento puede dársele una respuesta negativa, los súbditos
franceses no debieron representar una amenaza real puesto que de haberlo percibido así
el gobierno, la orden de expulsión hubiera sido dictada meses atrás, quizá conjuntamente
con medidas como la disolución del Congreso, de los tribunales y autoridades
municipales, así como con la declaración de Sonora en estado de sitio. 4
11 Sin embargo, los franceses sí podían representar una amenaza en el imaginario de los
sonorenses. El recuerdo de las invasiones filibusteras encabezadas por el Conde Raousset
de Boulbon nueve años antes, aún estaba presente en la mente de los sonorenses,
principalmente porque el gobierno mismo se había encargado –mediante la prensa– de
mantener vivo el recuerdo, ya que el argumento favorito de éste para atacar al grupo de
notables que le disputaban el poder, era acusarlos de haber favorecido, en su momento,
los ataques filibusteros.
97
12 Mas este hecho no debió constituir un factor de peso, puesto que no se reflejó en ninguna
medida de índole práctica para evitar que los franceses residentes en el estado apoyaran a
sus compatriotas.
13 Se descarta, asimismo, que el lineamiento para la expulsión haya venido de las
autoridades centrales, ya que la única medida que el gobierno juarista dictó antes de la
invasión a Guaymas fue la de declarar a Sonora en estado de sitio. Posteriormente, y dada
la instalación de un gobierno imperial en territorio sonorense, los decretos de Juárez no
fueron aplicados en Sonora hasta fines de septiembre de 1866.
14 La razón más lógica para emitir una orden de expulsión está en la intención de restar un
posible apoyo al ejército interventor que estaba avanzando desde Guaymas hacia el
interior del estado. Sin franceses que pudieran apoyarlos de alguna forma durante su
marcha, desaparecía uno de los muchos factores que hubieran propiciado un rápido
triunfo de las armas francesas. Este razonamiento parece confirmarse al analizar los
plazos tan cortos que se dan para abandonar el estado: veinticuatro horas para iniciar la
partida y ocho días para salir por completo de su territorio.
15 Considerando que Guaymas era la vía más rápida para dejar Sonora y que ésta estaba
ocupada por el ejército enemigo, los plazos caen casi en el absurdo, puesto que los
expulsados sólo tenían como alternativas para dejar el estado: el cruzar la frontera con
Estados Unidos, o pasar al vecino estado de Chihuahua. Ambas vías presentaban serias
dificultades, ya fuera por la falta de caminos adecuados o por la amenaza de los apaches,
que para esas fechas mantenían en constante peligro los poblados sonorenses de la
frontera. Estos obstáculos sin duda hacían poco probable que los súbditos franceses
salieran de Sonora en el plazo estipulado en la circular.
16 Por otra parte, de acuerdo a los datos obtenidos en los Protocolos, parece ser que la
mayor parte de los afectados por la circular tenían su residencia en Guaymas, y el puerto
estaba siendo ya administrado por autoridades imperiales, por tanto, no había posibilidad
de que ahí se diera cumplimiento a la orden girada por el gobernador. Si los franceses
establecidos en Guaymas deseaban ayudar a sus compatriotas, lo podían hacer,
98
El financiamiento de la resistencia
18 La circular en sí misma contiene lo que pudiera ser la razón que llevó al gobernador a
emitirla, en ella se hace la aclaración a los prefectos que, de solicitar los expulsos un plazo
mayor de las veinticuatro horas estipuladas para la puesta en marcha, la prefectura
estaba autorizada a conceder una ampliación, siempre y cuando el solicitante pagara una
fianza que el mismo prefecto debía fijar a su libre arbitrio. Se aclaraba también que el
pago de la misma no significaba que quien lo solicitara podía permanecer
indefinidamente en el estado; además se reafirmaba que el término para abandonar tierra
sonorense seguía siendo de ocho días.5
19 Es factible considerar que la circular tuviera por objeto, más que la verdadera expulsión
de los súbditos de Napoleón III, el recolectar fondos que ayudaran a la resistencia. Los
argumentos que apoyan esta afirmación son dos principalmente: en primer lugar se
encuentra el hecho de que a lo largo de todo su periodo, el gobierno pesqueirista había
estado prácticamente en bancarrota. Cada vez que necesitó emprender campañas ya fuera
contra los apaches, las sublevaciones de yaquis y mayos así como para hacer frente a los
levantamientos de los notables que se le oponían, había recurrido a los préstamos
forzosos y las contribuciones extraordinarias.
99
20 El mecanismo seguido en la recolección era asignar una determinada suma a cada uno de
los nueve distritos en los que estaba dividida la entidad, en cada distrito la cantidad
correspondiente a su vez era dividida entre los vecinos más acaudalados. A lo largo de la
administración del general Pesqueira, los distritos a los que les correspondía aportar la
mayor parte fueron, en orden decreciente, Hermosillo, Guaymas y Ures.6 Cuando
solicitaba estos préstamos o contribuciones, el gobernador no distinguía entre ciudadanos
mexicanos o extranjeros avecindados en el estado, el cobro se hacía por igual a mexicanos
que norteamericanos, ingleses o franceses.
21 Para organizar la defensa del estado, el gobierno decretó préstamos forzosos en forma de
“donaciones” para ayudar a la defensa de la patria; sin embargo la derrota en “La Pasión”
con el consiguiente abandono de armamento y la deserción de soldados, dejó al gobierno
republicano de nuevo con problemas financieros, de tal manera que se dictó un nuevo
préstamo, en el cual las cantidades más fuertes fueron aportadas por comerciantes como
Francisco J. Aguilar, Antonio Carrillo y Jesús Quijada, todos ellos residentes en el distrito
de Ures o el de Hermosillo.
22 Pero no eran estos los comerciantes más acaudalados de la entidad, el puesto le
correspondía a la casa comercial Camou Hermanos, súbditos franceses con residencia en la
ciudad de Hermosillo. Los hermanos Camou no estaban incluidos en el préstamo
decretado a la par de la orden de expulsión, lo cual da pie para plantear la posibilidad de
que el gobierno planeara obtener recursos económicos de ellos valiéndose de la orden de
expulsión.
100
23 Por otra parte, hay que considerar que de los nueve distritos, sólo, Alamos y Guaymas,
estaban en poder de los imperialistas, lo que hada factible la obtención de recursos, por
mínimos que fueran, de los siete restantes. En este sentido el gobierno Pesqueirista
contempló lo que consideró todas las posibilidades de obtenerlos, esto es, mediante el
préstamo y el recurso de la expulsión. Aquí hay que hacer la aclaración de que muchos de
los franceses residentes en el estado estaban dedicados al comercio y a la minería en
menor grado, también habían contraído matrimonio con sonorenses, como el caso de los
Camou,7 por mencionar los más importantes; por lo tanto, estos dos factores los
convertían en candidatos casi perfectos para proporcionar recursos al gobierno
republicano: tenían fondos, negocios y familias que les harían prácticamente imposible
abandonar Sonora en los plazos estipulados en la circular.
24 Dejar en manos de los prefectos la fijación del monto que debían pagar así como su
recolección, es una señal de la debilidad y desintegración en que se encontraba el
gobierno republicano. Ignacio Pesqueira no contaba ya con un aparato administrativo que
hiciera posible la recaudación y centralización de lo recaudado, de ahí que la
responsabilidad recayera en los prefectos. Esta medida también tuvo su lado práctico, por
una parte se quitaba a los funcionarios que rodeaban al gobernador la responsabilidad de
fijar y cobrar las fianzas a los franceses que solicitaran ampliación de plazos, además de
que permitía a cada distrito disponer de fondos para organizar la defensa en contra del
ejército interventor.
101
28 A primera vista resulta extraña esta falta de oposición, pero no lo es si se toma en cuenta
que, al momento en que fueron notificados, ya dos de las cuatro ciudades principales del
estado estaban en poder del imperio (Alamos y Guaymas), los yaquis y ópatas se habían
pronunciado a favor de Maximiliano, lo mismo que los distritos de Altar, Moctezuma y
Sahuaripa. Únicamente Ures, San Ignacio y Arizpe permanecían fieles a la república. Era
más conveniente no oponerse a la orden de expulsión y aguardar el resultado de las
batallas que se libraban en toda la entidad para actuar acorde con los resultados de las
mismas.
29 Es posible que en Hermosillo también se aplicara la orden puesto que ahí fue dictada, sin
embargo hasta el momento no se ha encontrado documentación que pueda corroborar
esta hipótesis.
Familia Camou.
Fuente: Mauro Esteban Barrón, op. cit.
33 Los Protocolos contradicen esta versión, pues en ellos se registran diversas operaciones
llevadas a cabo por miembros de la familia tanto en el distrito de Guaymas como en el de
Hermosillo. Por otra parte, el Capitán Guillet, en la memoria que escribió hacia fines de
1865, señaló que los hermanos Camou seguían radicando en la ciudad de Hermosillo y que
sus simpatías estaban del lado republicano. La afirmación de este soldado francés se
corrobora por una cláusula que se encontró en el testamento de José V. Sandoval:
Declaro que en el año de 1865 cuando las fuerzas francesas invadieron nuestro
Estado, siendo yo Prefecto de Hermosillo y teniendo con tal carácter la obligación
de hacer contribuir en proporción a todos los comerciantes de dicha ciudad de
Hermosillo para atender a las necesidades de las fuerzas que se hallaban en
campaña contra los invasores, entre otros contribuyeron con algunos recursos los
Señores Camou Hermanos de Hermosillo, cuya cuenta permití se llevara en los
libros de dicha casa de comercio bajo mi nombre, por súplica de mi antiguo y buen
amigo don Juan P. Camou, para evitar que los franceses... no los llamasen traidores
por haber proporcionado recursos a sus enemigos que éramos los mexicanos. 13
34 Es contradictorio suponer que el gobierno republicano hubiera expulsado del estado a
esta familia, que no sólo eran los comerciantes más acaudalados, sino que apoyaban a la
república. Es probable que, a la derrota del Imperio en la entidad, Ignacio Pesqueira haya
104
girado orden de confiscación de bienes para la familia Camou, ya que ésta fue una medida
que tomó en contra de todos los ciudadanos prominentes que habían sido partidarios del
Imperio o habían adoptado una actitud neutral, sin embargo hasta el momento no han
aparecido documentos que apoyen esta suposición.
35 Los datos de que dispongo me dicen que al menos una parte de la familia permaneció en
Sonora durante los quince meses de gobierno imperial y siguieron activos en su comercio,
sin que los haya afectado la orden de expulsión dada en mayo de 1865. Más tampoco se
puede reputar de falso el documento en el cual afirmaron haber salido del estado en 1866,
puesto que esta información estaba siendo usada para recuperar propiedades
aparentemente confiscadas por el gobierno pesqueirista.
36 Es probable que estos bienes pertenecieran a algún miembro de la familia que hubiese
mostrado simpatías por el Imperio, lo cual no sería extraño si se toma en cuenta que los
hermanos Camou no fueron molestados por republicanos ni imperialistas, esta familia
salió del episodio imperial con la misma influencia social y poder económico que había
tenido antes.
Conclusiones preliminares
37 La orden de expulsión que el gobernador Ignacio Pesqueira dictó en contra de los súbditos
de Napoleón III fue, más que una medida destinada a coartar la posible colaboración de
éstos con el ejército interventor, un medio para obtener recursos que permitieran al
bando republicano seguir sosteniendo la defensa del estado.
105
38 Sin embargo, fue un recurso dictado a destiempo, cuando ya la tropa francesa ocupaba
Guaymas, lugar en el que residían –hasta donde se ha podido investigar– el mayor número
de franceses y también los más acaudalados; en este sentido, no es aventurado darle a esta
circular el calificativo de recurso desesperado y de última hora.
39 En cuanto a los efectos prácticos de la orden de expulsión, no pudieron ser muchos. Para
el mes de junio en todo el estado se habían levantado diversos jefes apoyando al Imperio,
los republicanos en realidad sólo dominaban el terreno que pisaban, iban en retirada
hacia la frontera con Estados Unidos y no tenían capacidad para hacer cumplir la orden
por la fuerza, en caso de que realmente se hubiera querido que los súbditos franceses
salieran de la entidad.
40 Las solicitudes de cartas de residencia, así como los diversos documentos de negocios que
se encuentran en los protocolos de los distritos de Ures y Guaymas, son una prueba de que
los franceses no salieron de la entidad cuando fueron expulsados. En estos documentos no
se aprecia ninguna ruptura, hay una continuidad que lleva a pensar que los efectos de la
circular fueron prácticamente nulos.
41 Finalmente, sólo deseo señalar la importancia de este acontecimiento para entender el
funcionamiento del gobierno republicano en Sonora antes de desintegrarse. A través de él
es posible ver que, contrario a lo que ha planteado la historiografía tradicional, el
gobierno pesqueirista no se desintegró inmediatamente después de la derrota de “La
Pasión”, sino que siguió funcionando y dedicó sus últimos esfuerzos a la consecución de
recursos económicos que le permitieran hacer frente a las fuerzas interventoras.
42 Expulsar a los franceses fue, a la vez que una medida destinada a recolectar fondos para la
defensa, también una manera de levantar la moral de los derrotados en “La Pasión” y
alentar a los pobladores de Sonora a la defensa de su territorio.
NOTAS
1. Protocolos de Instrumentos Públicos en Archivo General del Estado de Sonora (en adelante
AGES), libros 190, 191 y 192, Distrito de Guaymas.
2. Protocolos de Instrumentos Públicos en AGES, libro 101, Distrito de Ures.
3. “Circular que dispone la expulsión de los subditos franceses residentes en el estado de Sonora,
27 de mayo de 1865” en AGES, Fondo del Ejecutivo, Ramo sin especificar, tomo 388, año 1865.
4. ZulemaTrejo Contreras, “De La Pasión a Guadalupe”, El Segundo Imperio en Sonora 1865-1866, tesis
de licenciatura, 1999, p. 88.
5. “Circular que dispone la expulsión de los subditos franceses residentes en el estado de Sonora,
27 de mayo de 186S” en AGES, Fondo del Ejecutivo, Ramo sin especificar, tomo 388, año 1865.
6. Listas de préstamos forzosos en Colección Fernando Pesqueira: Documentos para la historia de
Sonora, tomo VII, Ia Serie; en Archivo Histórico del Congreso, tomo 29, caja 14, año 1868,
expediente 981; también se encuentran estas listas en AGES, Fondo del Ejecutivo, Tomo 388, Ramo
sin especificar.
7. Mauro Esteban Barrón, Lafamilia Camou: historia de una familia francesa residente en el Estado
Mexicano de Sonora, Trabajo inédito, Guaymas, 2000.
106
8. “Carta del comandante militar de Rayón al Prefecto y comandante militar del distrito de Ures,
fecha 5 de junio de 1865” en AGES, Fondo del Ejecutivo, Tomo 388, ramo sin especificar, año 1865.
9. “Carta del Comandante militar de la Villa de Horcasitas al Prefecto y Comandante militar del
distrito de Ures, fecha 5 de junio de 1865”, Ibíd.
10. Mauro Esteban Barrón, op. cit., pp 28 y 31.
11. Mauro Esteban Barrón, op. cit., p. 25.
12. Mauro Esteban Barrón, op. cit., p. 58.
13. Testamento de José V. Sandoval, en AGES, Fondo Supremo, Tribunal de Justicia, Ramo Civil,
Distrito de Hermosillo, vol. 2, año 1884.
RESÚMENES
Entre mayo y junio de 1865, el ejercito intervencionista invadió Sonora y una “Junta de Notables”
estableció la administración Imperial. Ante ello, el gobernador Ignacio Pesqueira decretó la
confiscación de bienes de las personas que colaboraban con los imperialistas y la expulsión de
todos los franceses, en su mayoría asentados en Hermosillo, Ures y, sobre todo, en el puerto de
Guaymas. Ambas medidas estuvieron encaminadas a obtener recursos para financiar la
resistencia del gobierno republicano, pero no afectaron por igual a los subditos de Napoleón III,
ni pudieron aplicarse en todo el territorio. El caso de la familia Camou, originaria de las Bajos
Pirineos, comerciantes acaudalados con varios negocios, es ilustrativo de las actitudes que los
actores –republicanos, conservadores, militares, comerciantes y franceses-tuvieron frente a la
administración imperial y a la resistencia republicana.
Entre mai et juin 1865, l’armée d’intervention envahit la Sonora et une «Junte de notables» y
installa l’administration impériale. Auparavant, le gouverneur Ignacio Pesqueira avait décrété la
confiscation des biens des citoyens qui collaborèrent avec les impérialistes de même que
l’expulsion de tous les Français, en grande majorité établis à Hermosillo, Ures et surtout dans le
port de Gaymas. Ces deux mesures visaient à financer la résistance du gouvernement républicain,
mais elles ne touchèrent pas également les sujets de Napoléon III, pas plus qu’elles ne purent
s’appliquer sur l’ensemble du territoire. Le cas de la famille Camou, originaire des Basses
Pyrénées, commerçants enrichis dans les affaires, illustre bien l’attitude des protagonistes –
républicains et conservateurs, militaires ou commerçants, des Français – face à l’Administration
impériale et à la résistance républicaine.
AUTOR
ZULEMA TREJO CONTRERAS
Zulema Trejo Contreras. Egresada de la licenciatura en historia por la Universidad de Sonora,
maestra y doctora en Historia por El Colegio de Michoacán y licenciada en psicología clínica por
la Universidad de Sonora. Es profesora-investigadora en El Colegio de Sonora, ha participado en
Simposios de Historia y Antropología, pertenece al SNI, y posee el reconocimiento de perfil
deseable por parte de PROMEP. Ha publicado artículos y reseñas en numerosas revistas
profesionales. Recientemente publicó el artículo “Constituyentes y constitución, Sonora
107
1857-1861” en Historia Mexicana; con José Marcos Medina, coordinó el libro Historia, Región y
Frontera. Perspectivas teóricas y estudios aplicados, y con colegas de la Universidad de Sonora y el
Centro INAH-Sonora coordina el libro Religión, nación y territorio en los imaginarios sociales indígenas
de Sonora, 1767-1940, de próxima aparición.
108
1 No es sino hasta la segunda mitad del siglo XVIII que los españoles, inquietos por el avance
de los rusos en el norte del golfo de Alaska, comienzan a colonizar las costas de California.
Los misioneros franciscanos fundan misiones para evangelizar a los indios, los soldados
son puestos en los presidios y algunos colonos se instalan en los pueblos de San José, Los
109
Ángeles o Branciforte. En esta marcha pionera del imperio español, la Alta California
permanece aislada al abrigo de las montañas y los desiertos, y es por el mar que anuda los
contactos con el resto del mundo. Observadas con impaciencia o inquietud, las velas
anuncian la llegada de los navios que aportan nuevas noticias y abastecimiento. 1
2 Ver a Francia y a los franceses con ojos de los californianos no es una tarea fácil. Los
dirigentes han dejado declaraciones oficiales, a veces algunas memorias, pero estos son
testimonios que ellos escribieron o dictaron un buen tiempo después de los sucesos a los
que asistieron y participaron. En cuanto a la mayoría de la población, indios y mestizos, el
único discurso en el que se inscriben es el que los viajeros tienen de ellos. También hay
que intentar apreciar sus reacciones a través de la palabra del otro.2
3 Situados en la avanzada del imperio español, los primeros habitantes europeos de
California están perfectamente informados de los reportes de fuerza europeos y
mundiales. En caso de dificultades, saben que pueden apoyarse en el poder de la
metrópoli. Desconfían particularmente de sus rivales ingleses y rusos, pero el paso de los
visitantes, se aprecia, porque les permite mantenerse en contacto con el mundo que
dejaron por los márgenes de la civilización. Muy aislados, se encantan al ver llegar a los
viajeros que les aportan nuevas noticias del mundo exterior y dan una oportunidad de
romper con la monotonía de la vida cotidiana. Con más razón, los sujetos de la potencia
amiga que es Francia son bienvenidos.
4 Las Californias del segundo periodo, después de 1821 y la Independencia, permanecen
aisladas y ávidas de visitas y novedades. Con el desarrollo del comercio, los franceses –
mercaderes, agricultores, marinos– se establecieron en los pueblos y en los campos,
aportando diversas imágenes de Francia, jugando a veces un rol en las luchas políticas
internas. Los habitantes de California son también sensibles a las demostraciones de
fuerza destinadas a impresionar a los pueblos desprovistos de medios de defensa. Se
dibuja lentamente una identidad regional y nacional.
6 Aislados en la punta del mundo, los españoles de California están felices de recibir nuevas
noticias de Europa. Los primeros dirigentes, gobernadores y misioneros, tienen
conocimiento personal de Francia y de los franceses. En 1786, Lapérouse y los oficiales de
sus navios se encuentran por su parte con un acogimiento caluroso. El gobernador había
recibido la orden de “hacerles el mismo recibimiento que a los navios de su nación”. 3
Estas instrucciones se cumplen con prontitud. Los misionarios de San Carlos los reciben
en su sitio “como señores de parroquia que hacen su primera entrada en sus tierras”,
escribe Lapérouse.4 Si bien la expresión no se sigue al pie de la letra, sí es claro que los
misioneros como el gobernador tienden a poner el máximo empeño de solemnidad en su
recepción, lo cual no es fácil, dado que California aún está lejos de parecerse a la imagen
que los europeos pueden tener de un país civilizado.
7 Para las pocas damas españolas, la vida en California se vuelve monótona y, en ocasiones,
incluso lúgubre, en medio de espacios inmensamente vacíos, entre el mar y la montaña.
La oportunidad de combatir el hastío generado por la sucesión de días inflexiblemente
idénticos, apenas conflictuados por las devociones obligadas al lado de los padres
misioneros, es inpensable. La aristocracia francesa tiene una reputación de elegancia y
cortesanía refinada, ideal para hacer girar las cabezas y latir los corazones. Desde mucho
tiempo atrás y muchos años después del paso de los navios, la pequeña colonia saborea
sus deliciosos momentos.
8 Era frecuente en las ideas de los europeos de la Época de las Luces, pensar en aportar a los
pueblos recién descubiertos las herramientas e instrumentos que les permitieran
prosperar y participar en el progreso de las sociedades europeas. Lapérouse introduce en
California “diferentes semillas”,5 entre las cuales están las peras, los melocotones y las
ciruelas; según dice Alejandro Melaspina, capitán de una expedición española de
circunnavegación que hace escala en Monterey en septiembre de 1791, justo cinco años
después del paso de Lapérouse.6 El jardinero de la expedición ofrece también patatas
111
traídas desde Chile a los misioneros, en donde Lapérouse escribe justamente: “creo que no
es uno de nuestros presentes menores, y que está ración se adaptará perfectamente en las
tierras ligeras y muy-vegetales del área de Monterey”.7
9 Por fin el vizconde de Langle intenta un traspaso de tecnología proveyendo a los
misioneros de uno de sus molinos para aligerar el trabajo fastidioso de las mujeres. Pero
Lapérouse se ilusiona cuando concluye que “es difícil rendirles un servicio más grande:
cuatro mujeres harán hoy el trabajo de cien, y quedará tiempo para desfilar la lana de los
rebaños, y para fabricar algunos tejidos gruesos”.8 Esta vez, la escribanía no lo toma, por
razones más ideológicas y sociales que intelectuales. Langsdorff, el naturalista alemán que
acompaña a Rezanov en 1806, plantea perfectamente el problema: “como los padres
deben ocuparse de más hombres y mujeres de lo que pueden emplear constantemente
durante todo el año, tienen miedo de volverlos ociosos con la introducción de molinos”. 9
La abundancia de la mano de obra, y el lugar preferencial asignado al trabajo –aún al
menos interesante posible–, para “civilizar” a los Indios, conduce a rechazar
mejoramientos técnicos, debido a que no hay, una actividad de reemplazo.
10 La aristocracia española es sensible a la civilidad, a la urbanidad y a la cultura que
prestigian a la aristocracia francesa. Está ciertamente menos abierta a las criticas que
expresa Lapérouse sobre la condición de los Indios y a las remisas a causa de los
monopolios económicos que preconiza. De igual forma, es sorprendente que este “hombre
de las Luces”10 cuando hace referencia al gobernador, Pedro Fages, no encuentre algo más
qué decir sino que “le pareció un militar leal”; reservando a su predecesor, Felipe de
Neve, el calificativo de “filósofo cristiano”.11
oponía a Inglaterra y España,12 el primer ministro Floridablanca prefiere ceder ante las
exigencias inglesas sobre la opción de recurrir a la ayuda de Francia. Las tensiones se
hacen sentir también en las colonias de América, cuando los franceses luchan por
mantener los movimientos de independencia. El 28 de octubre de 1808, el virrey de
México da la orden al gobernador de California de apoderarse de todo navio francés que
apareciera sobre las costas. Durante las guerras de independencia, a fines de 1818, un
corsario al servicio de Argentina, Hippolyte Bouchard, ataca y saquea los establecimientos
españoles desde Monterey hasta San Juan Capistrano.13
17 Un halago como éste, que una francesa seguramente habría encontrado banal, no pudo
más que impresionar fuertemente a las jóvenes californianas acostumbradas a maneras
menos corteses, y daba una reputación de ingenio y consentimiento muy ventajosa.
18 Eugène Duflot de Mofras trae a su regreso un testimonio de la excelente reputación de los
franceses entre las damas. Durante un baile en Santa Bárbara, las canciones evocan los
últimos sucesos políticos, particularmente la partida de la expedición científica de
Estados Unidos alrededor del mundo, desde San Francisco, comandada por el teniente
Charles Wilkes.
“El improvisador era un soldado;
comenzaba así una copla de tono hiriente:
“¡Ay! Si vienen los ingleses, ¡Ay!
“¡California está perdida!
Y una carismática hija española terminaba así el cuarteto:
“Mas si vienen los Franceses, ¡Ay!
“La mujer está rendida!”18
19 Como en tiempos de Lapérouse, los franceses de paso por California parecían jugar el
papel de embajadores de la distinción francesa, de esta cultura de corte que contribuyó a
la “civilización de las maneras”;19 cortesía especialmente hacia las damas, arte de la
conversación y dignidad de porte en la mesa. Eugéne Duflot de Mofras diseñó el modelo
del comportamiento del hombre honesto, a los ojos los habitantes de California. A Nathan
Spear, un americano nativo de Boston llegado en 1823, y que tenía una tienda en Yerba
Buena, le gustaba mucho citarlo como un ejemplo de buenas maneras, según confirma su
sobrino William H. Davis.20 Durante una comida, una sirvienta tambaleó su vaso al estar
pasando un plato a la mesa, y esto provocó un sonido agudo, que el huésped francés
115
detuvo inmediatamente poniendo el dedo por sobre el vidrio. El gesto fue apreciado en su
justo valor en un país en donde tanta delicadeza no parece frecuente.
20 Los franceses son siempre bien recibidos en California.21 En 1837, después del paso del
Venus, del cual Abel Aubert Dupetit-Thouars fue el capitán, la hospitalidad ofrecida a los
oficiales franceses por la sociedad de Monterey es particularmente calurosa. Un baile se
prepara especialmente: “los preparativos de esta fiesta duran 8 días”. Se escogió un
depósito vasto para ser el lugar de las celebraciones: “todos los habitantes concurren con
entrega a componer la mobiliaria [...]. No se olvidó nada pues en la consagración de esta
reunión brillante y agradable, en toda la extensión de la palabra. Toda la sociedad,
fundida en un mismo pensamiento, rivalizaba con el celo, y se esmeraba por hacer algo
nuevo para recibirnos bien”.22 Como en los tiempos de Lapérouse, la sociedad de
Monterey busca acoger magníficamente, y hacer honores a la reputación prestigiosa de
los huéspedes de manera digna. Podríamos pensar que esto de trata una visión idílica
fomentada por los viajeros, pero sus testimonios se corroboran con el de los californianos
mismos. En sus memorias, Angustias de la Guerra Ord menciona la visita de “Mons. Duflot
de Mofras” en 1840, y se acuerda que él fue “el objeto de atenciones del gobierno y de la
sociedad, que hacían de ésta la mejor acogida”.23
21 Franceses y californianos comparten tradiciones cristianas, el gusto del buen parecido y
del buen vivir. La fiesta los acerca. El 16 de septiembre de 1835, Gustave Duboc, el médico
de un navio ballenero de escala por Monterey, reporta que “estos amables californianos”
le han repetido continuamente que “su carácter alegre no simpatiza más que con el
humor franco y jovial de los franceses”.24 Eugéne Duflot, bastante crítico, consideró
también al comercio de los habitantes “agradable y fácil”.25 Los oficiales de la Marina Real
son particularmente bien recibidos, los habitantes se aplicaban a proponerles
entretenimientos dignos de su estatus social. En lo que se refiere a combates de animales,
bailes o bodas, los viajeros franceses viven alegremente lo que posiblemente rechazarían
116
en Francia.26 Las ceremonias indias, por su parte, sirven de botador, y son criticadas tanto
por los franceses como por los californianos.
22 Se percibe una evolución en los orígenes sociales y los comportamientos de los viajeros.
Los aristócratas son sustitiudos por los miembros de las clases medias, cuyas
preocupaciones son menos científicas y prestigiadas, inclinadas hacia fines comerciales.
En California, ya no es prioridad la cuestión de la conversión de los indios y la defensa del
imperio español, sino más bien la del enriquecimiento personal. La sociedad refleja los
cambios dados y responde con el surgimiento de nuevos valores.
23 Las principales mercancías traídas a estas regiones por los navios mercaderes franceses
son los vinos, el aguardiente, y las sedas. La comida francesa, por su variedad y su gusto,
tiene ya una reputación excelente. Philippe de Morineau recalca en 1829 que “los criollos
no servían en sus fiestas más que aguardientes; desde hace poco les hemos hecho conocer
nuestros vinos, y las damas prefieren el frontignan, y los hombres el bordeaux”. 27 Añade más
adelante: “Los californianos acostumbran amasar su pan en grasa, pero después del paso
del navio el Bordelais,28 sirven a los extranjeros pan Français.”29
24 Otros productos franceses consiguen el favor de los californianos, a medida de que su
prosperidad aumenta. La champagne es uno de estos gastos de lujo. El capitán americano
Faxon Dean Atherton se indigna en su diario de que en la fiesta ofrecida el 16 de
septiembre de 1836 por el nuevo gobernador, el coronel Nicolás Gutiérrez,30 las botellas
de champagne se destapan “en una ración de veintiséis docenas, como si no costaran
nada”.31 La cocina francesa tiene un gran prestigio, incluso se rumora que el gobernador
Juan Bautista Alvarado habría sido un cocinero francés.
25 El gusto francés llega hasta California en forma de las modas parisinas. En escala en el
pequeño poblado de Yerba Buena, en 1839, el capitán Laplace destaca que las
californianas portan “vestidos de gran ramaje, de talla larga, decorados con hileras de
falbalas, tal cual se portan en los salones de París”.32 Tiene a bien deplorar que estas
117
29 El francés constituía un medio de comunicación cómoda y no sólo con los rusos. En 1837,
durante los conflictos entre el norte independentista y el sur leal a México, Auguste
Janssens, nacido en Bélgica, ayuda a Juan Bandini, uno de los dirigentes del sur, a
controlar Los Ángeles. Para reforzar sus fuerzas, Juan Bandini le encarga contactar un
grupo de indios presentes en los alrededores: los chaguanosos, cuyo jefe, Chalifoux, es un
Canadiense francófono.41 Michel Laframboise, otro canadiense-Francés y uno de los jefes
tramposos de la Compañía de la Bahía de Hudson, se expresa en francés o en inglés cuando le
escribe a Mariano G. Vallejo, y le pide que le responda de la misma forma42 porque, dice,
ni él ni sus hombres comprenden español.
30 En 1865, el francés es aún de uso común en Los Ángeles. El alcalde, José Mascarel, es un
inmigrante francés. Si bien se expresa habitualmente en francés y en español, también es
capaz de hacerlo fluidamente en inglés. En mayo de 1865, la visita a Los Ángeles del
general Irwin McDowell causó recelo por las de grandes dificultades de comunicación.
Todo se arregló porque, como muchos niños de las clases superiores americanas, el
general llevó estudios en Francia y habla fluidamente el francés.43 Padres de familia
californianos también envían a sus hijos al extranjero para que se beneficien de una
educación a la francesa. Antonio Suñol, catalán de nacimiento pero residido un tiempo en
Francia, envía a su hijo Narciso al bachillerato en Burdeos para la fase final de su
educación.44 Mariano G. Vallejo inscribe en 1843 a su hijo José en el colegio de Jesuitas
francés en Valparaíso.45
31 El francés también tiene su lugar en la enseñanza en California. William Petty Hartnell, un
inglés llegado como comerciante, lo hablaba muy bien y servía, si había necesidad, de
intérprete. El primero de enero de 1834, abre una pensión en su rancho, cerca de
Monterey. La enseñanza del francés figura en un buen lugar en el programa ofrecido a los
estudiantes, aún las niñas jóvenes, cuya educación frecuentemente superficial y
119
42 Pero en los inicios de la década de 1840, Francia parecía menos amenazante que Estados
Unidos, cuyos proyectos de anexión de California no podían ser ignorados. Las
embarcaciones de Lapérouse habían sido recibidas como navios españoles. Los franceses
continúan siendo tratados como “nacionales” cuando en 1840 el gobierno da la orden de
detener a todos los extranjeros sospechosos de querer fomentar problemas; ellos no se
inquietan, e incluso dos de ellos, Victor Prudon y José María Covarrubias, participan en
los arrestos, como oficiales, Eugéne Duflot de Mofras, que relata el asunto, declara: “los
rancheros, pasando de las casas de nuestros nacionales, se contentan con decirse “No hay
extranjeros aquí, estos son Franceses”, reservando el nombre de extranjeros para
designar a los Ingleses y Americanos”.61
43 La estima en la que se tiene a Francia explica las actitudes de franco-españoles que,
pudiendo evocar una u otra nacionalidad, prefieren reclamar la de francesa. Así, Antonio
Suñol, al encontrarse con el estadunidense Charles Wilkes en 1841, simula ser francés. Es
también la actitud que adopta José María Covarrubias, que, aunque nacido en Cádiz y de
padre francés, declara haber nacido en Francia, lo que le evita sufrir los rigores de la
expulsión de los españoles por orden de México en 1938.
44 Para los navios mercaderes, gubernamentales y migrantes, California estaba en contacto
con Inglaterra, Rusia, Francia, y Estados Unidos, de los que recibe mercancías,
informaciones e ideas. Pero después de 1848 la conquista de Estados Unidos impone su
organización política, social y cultural.
122
NOTAS
1. Richard H. Dana, Two Years Before the Mast, New York: Airmont Books, 1965, p. 126, describe la
revuelta que se da en la playa, el grito de “Sail ho!”, anunciando la llegada de “dos velas en el
horizonte”. Algunas páginas más adelante, p. 162, relata cómo la nueva falsa de una guerra
franco-americana llega a Santa Bárbara a través del Ayacucho.
2. Annick Foucrier, La France, les Français et la Californie avant la ruée vers l’or (1786-1848), tesis de
doctorado de l’EHESS, 4 vol., 937 p., más la bibliografía e indice, 1991.
3. “Le voyage de Lapérouse”, op. cit., t. II, p. 259.
4. Ibíd, p. 261.
5. Le voyage de Lapérouse autour du monde, Imprimerie nationale, an V, t. II, p. 255.
6. Citado por Gilbert Chinard, Le voyage de Lapérouse sur les cotes de l’Alaska et de la Californie (1786),
introducción y notas de Gilbert Chinard, Baltimore: John Hopkins Press, 1937, Introducción p.
xliii.
7. Le voyage de Lapérouse, op. cit., t. II, p. 281.
8. Ibíd, p. 267.
9. Langsdorff, citado por H.H. Bancroft, History of California, San Francisco: History company, 7
volúmenes, 1886-1890, t. II, p. 76.
10. Jean-François de Lapérouse, Voyage autour du monde sur l’Astrolabe et la Boussole (1785-1788),
Selección de textos, introducción y notas de Hélène Minguet, Paris: Maspero, 1980, Introducción,
p. 23.
11. Le voyage de Lapérouse, op. cit., t. II, p. 265.
12. Annick Foucrier, “Rivalités européennes dans le Pacifique: l’affaire de Nootka Sound
(1789-1790)”, Annales Historiques de la Révolution Française, n°307, enero-marzo 1997, pp. 17-30.
13. Peter Uhrowczik, The burning of Monterey: the 1818 attack on California by the privateer Bouchard,
Los Gatos, CA: Cyril Books, 2001.
14. Este fenómeno de surgimiento de valores nuevos, con las tensiones que acarrea, se expone
claramente en los recuerdos de Guadalupe Vallejo, sobrino del general, a propósito del Padre
Real, que amaba ir a cazar osos o gamos con los jóvenes del país. “Su caballo, uno de los más
bellos que hayamos visto jamás en el valle, estaba fuertemente protegido”. Y añade: “Cuando los
sacerdotes más viejos y solemnes se lo reprochaban, él les respondía con una sonrisa que él no
era más que un Franciscano mexicano, y que fue puesto sobre una silla”. “Ranch and Mission
Days in Alta California”, in Sketches of Early California. A Collection of Personal Adventures, Compiled
by Donald DeNevi, Introduction and Commentaries by Oscar Lewis, San Francisco: Chronicle
Books, 1971, p. 3-24.
15. Auguste Bernard Duhaut-Cilly, Voyage autour du monde principalement à la Calfornie et aux îles
Sandwich pendant les années 1826, 1827, 1828 et 1829, 2 vol, Paris, 1834-1835, t. I, p. 335-336. J. Perillon
“Auguste Duhaut-Cilly cet cec frères, marins malouins méconnus de la première moitié du XIX e
siècle”, Société de ’histoire de Saint-Malo, 1999, pp. 1-20.
16. Duhaut-Cilly, op. cit., t. II, p. 1 37-1 38.
17. Duhaut-Cilly, op. cit., t. I, pp. 313-314.
18. Eugène Duflot de Mofras, Exploration du territoire de l’Orégon, des Californies et de la mer Vermeille,
exécutée pendant les années 1840, 1841 et 1842, 2 tomos, Paris: Arthus Bertrand, 1844, t. II, p. 31.
Duflot precisa que los californianos a menudo confunden a los ingleses con los americanos, y que
la población tiene miedo de que la escuadra de Estados Unidos haya venido con la intención de
apoderarse del país.
123
RESÚMENES
A partir de 1769, les Espagnols installent en Californie missions, presidios et pueblos, pour
convertir les Indiens et occuper le territoire. Avec l’indépendance, la frontière espagnole devient
une province de la république mexicaine. Du fait de son caractère périphérique et de sa faible
densité de population, la participation à la formation de la Nation s’y opère différemment des
autres provinces. Isolée sur la côte ouest du continent, éloignée du pouvoir central, la population
de Californie reçoit les influences des navires qui y relâchent et des immigrants qui s’y installent.
Les Français y sont bien reçus. Ils bénéficient du prestige de la culture et de la puissance militaire
et politique de la France. Ils y apportent les idées du siècle des Lumières et de la révolution
française, aussi bien que les modes et les produits français dont sont avides des notables
prospères et conscients de leur identité californienne.
A partir de 1869, en California los españoles instalan misiones: presidios y pueblos, para convertir
a los indios y ocupar el territorio. Con la Independencia, esa frontera española se transforma en
una provincia de la república mexicana. Por tener un territorio periférico y débil población, su
participación en la formación de la nación tiene un carácter diferente al de las otras provincias.
Aislada en la costa oeste del continente, alejada del poder central, la población de California
recibe las influencias de los navios que desembarcan y de inmigrantes que se instalan. Los
franceses son bien recibidos: ellos aportan las ideas del Siglo de las Luces y de la Revolución
francesa, así como modas y productos muy solicitados por los prósperos notables que son
conscientes con su identidad californiana.
AUTOR
ANNICK FOUCRIER
Annick Foucrier. francesa, es doctora en historia por la Ecole des Hautes Études en Sciences
Sociales de Paris (Francia). Su tesis doctoral, titulada“La France, les Français et la Californie avant
la ruée vers l’or (1786-1848)”, recibió dos premios. Es especialista en historia de America del
125
De lo privado a lo público
127
Portada: 1. “Fernando VII, Rey de las Españas, desconsolado en su prisión en Francia, oye
los consejos de su tío y las dolorosas quejas de su carísimo hermano don Carlos,
prisioneros con él.” Hecho en Querétaro. Año de 1819.
propagación de valores como la lealtad, fidelidad y amor que debía profesarse hacia la
soberanía del legítimo rey español.
3 Y es que si retrocedemos en el tiempo al anterior a 1808 y observamos la multiplicidad de
prácticas culturales que desde siglos anteriores fueron instituidas por el Estado para
insertar y publicitar en el imaginario colectivo valores que sacralizaban a la monarquía y,
por ende, a la familia real, podemos comprender el fervor y adhesión expresados en 1808
por múltiples ciudades del reino al cautivo rey Fernando VII.6 Así, el uso y la costumbre, el
poder y la perdurabilidad de añejas tradiciones que sacralizaban la figura real arraigaron
durante siglos en millones de conciencias la veneración y el respeto por el rey español; de
ahí que no sólo el vacío del poder, sino también el haber tenido que ceder la corona a un
extranjero y el cautiverio en territorio francés del legítimo soberano español fueron en su
momento durísimos golpes para sus vasallos, además de hechos sin precedentes, ya que
nunca antes, ni en España ni en Europa se había visto la cesión de la Corona a un
extranjero.7 Sin embargo, lo que para los fines de esta ponencia es pertinente destacar, es
que fue precisamente un francés el que encabezó lo que en el reino español fue
considerado un latrocinio, una ignominia. Un francés era quien se había atrevido a
usurpar el trono español, luego entonces, Francia, Napoleón, lo francés y los franceses
siempre están presentes en muchos de los múltiples discursos visuales, verbales y escritos
que se enuncian dentro de esta “fiebre fernandista”. Ante esto es indispensable advertir
cuáles son algunas de las imágenes con que se representó lo francés en este momento
histórico en ciudades del mundo hispánico e indagar por qué se representaron así y
quiénes fueron –a un nivel local– los productores y promotores de las mismas. Pasemos al
estudio de las imágenes que representaron lo francés en el convulsionado 1808.
Burla a José Bonaparte, rey del Imperio español impuesto por Napoleón Bonaparte.
Élestribillo dice: “Cada cual tiene su suerte, la tuya es de borracho hasta la muerte.”
Fuente: Representación de José Bonaparte en un grabado del Museo Municipal de Madrid.
130
4 Con el fin de precisar las afirmaciones a las que se podría llegar a través de esta reflexión
y evitar generalidades, decidí particularizar nuestro estudio concentrándome en una
práctica cultural específica acontecida en una ciudad concreta: La jura de Fernando VII en
Xalapa en 1808, acontecimiento que se inserta dentro del llamado “fenómeno del
fernandismo”. Es indispensable mencionar que la fuente fundamental que hemos
utilizado para el estudio de las representaciones de lo francés en dicha fiesta es una
relación de la misma: “Festivas aclamaciones de Xalapa en la inauguración al trono del
Rey Nuestro Señor Don Fernando VII”, cuyo autor fue don Josef María Villaseñor
Cervantes.8
5 Aún hoy, dicha relación podrá parecerles a muchos historiadores una fuente poco
confiable para “hacer historia” por ser una obra perteneciente a un género histórico
literario9 y podrán considerarla repetitiva, carente de datos de interés histórico, un
panegírico plagado de exageraciones; sin embargo, la emergencia de nuevas metodologías
para el estudio del pasado ha contribuido a la revalorización de las relaciones de fiesta en
tanto evidencias, huellas o “trazos cargados de sentido” que por haberse producido en
otro momento histórico pueden aproximarnos al estudio de ese pasado.10 En este sentido,
si en vez de buscar datos y “hechos verdaderos” en las relaciones de fiesta, nos avocamos
a observar las miradas del autor del texto, es decir a analizar lo que para él no sólo fue
visible, sino también digno de destacar en su escrito, nos estaremos situando en la visión
del mundo de un hombre de aquella época11 y con ello es factible comprender otro
horizonte cultural.
6 Por otro lado, recordemos que muchas relaciones de fiestas –como es el caso de ésta– se
imprimían y se hacían circular para difundir el contenido de las mismas. Así, tanto las
juras reales como las relaciones que las describen eran propaganda política
institucionalizada por el estado monárquico. De ahí que si analizamos las
representaciones implícitas en dichos textos, podemos aproximarnos al estudio de
valores y antivalores que al estado español le interesaba arraigar en sus súbditos en un
tiempo en que algunas monarquías europeas estaban en crisis –como el caso de España– o
en franca decadencia –como el caso de Francia–.12
7 Villaseñor Cervantes –secretario contador de la Intendencia General de los reales
ejércitos acantonados en Xalapa y, además, autor de la relación de la jura de Fernando VII
ahí celebrada, y de muchos de los actos, versos y alegorías que se representaron durante
la fiesta se preocupó por describir minuciosamente en la relación cada acto de la
celebración, destacando en cada momento la lealtad y fidelidad que la ciudad de Xalapa le
profesó a su cautivo rey a través de la fiesta. No escatimó en referir cómo adornaron sus
casas cada uno de los señores capitulares y oficiales del ejército, aludiendo
constantemente al sentido del discurso implícito en dichos adornos: honrar y sacralizar al
rey. Así también, describió detalladamente los carros alegóricos que fueron presentados e
integró en el mismo expediente la transcripción de los sermones, dramatizaciones y
versos que se presentaron durante los días de fiesta.
131
8 Gracias al cuidado que puso el autor de la relación para transcribir discursos visuales,
verbales y escritos presentados durante la fiesta es que hoy podemos aproximarnos al
estudio de las representaciones que sobre lo francés se construyeron en la jura de
Fernando VII en Xalapa. Discursos que, como a continuación veremos, se encargaron de
construirle una imagen sacra y magna al cautivo rey español, así como de fabricar las
caras que le dieron una imagen a los usurpadores del trono real, es decir a los franceses, a
lo francés.
momento de histórico debía de significar para los súbitos del rey de España, su
destitución y cautiverio en territorio francés.
13 Dichas acciones desquebrajaban lo que para ellos era un orden establecido por ley divina
desde tiempos inmemoriales, donde el rey era cabeza de un gran cuerpo, por lo que su
ausencia ocasionaba la acefalía del reino. La figura real como cabeza del reino legitimaba,
vivificaba y unificaba al plural y diverso conjunto de pueblos, villas y ciudades que
integraban el basto reino, de manera que la destitución del legítimo heredero a favor de
un extranjero hacía tambalear el orden jerárquico de los múltiples y variados cuerpos que
lo integraban. De ahí que el discurso debía de pintar al otro, al invasor, al extranjero
usurpador, como el pérfido, el soberbio y traicionero causante de tantos males.
14 Así, la figuración de la soberbia y la perfidia para representar lo francés ante los miles de
asistentes que presenciaron los actos de la fiesta, y ante otro tanto de lectores que leyeran
la relación, obedecía a la intención de propagar al público el desprecio, desaprobación y
rechazo con que debían ser recibidas las acciones políticas emprendidas por los franceses
en contra de España: “No es este libro para mancharse con su nombre [con el de la
perfidia y la soberbia] sin embargo, de que cupo en el carro y en alguna otra
demostración, para desprecio de su ignominia”.17 Desprecio y rechazo al intruso que
reiteradamente refería el autor de la relación al citar diversos discursos que, según él,
resonaron en la fiesta en diferentes espacios y bajo distintos tonos. Por ejemplo,
atendamos al tono con que uno de los muchos regimientos acantonados en Xalapa
expresó su rechazo a las acciones de los franceses en una representación teatral titulada
“Las aguas de la lealtad en la fuente del amor”, cuando uno de sus personajes dijo:
Regocijo. – ”...contemplando en el trono a aquel Monarca
Que tanto contratiempo a padecido,
Solamente ¿por quién? Por la perfìdia
¿De quien diremos? De un traidor iniquo,
que si yo entre mis manos lo cogiera,
no es mentira, lo hiciera picadillo,
y sacando muy buenos chorizones,
se los diera a comer a los cochinos,
pero pienso que aún estos, con ser puercos,
los habían de arrimar con el hocico.”18
15 El que los discursos promovieran rechazo y desprecio hacia el que estereotiparon como el
traidor inicuo y promovieran la adhesión y fidelidad hacia Fernando VII, obedecía a la
intención de afirmar una legitimidad contraria a la del invasor extranjero: la legitimidad
del heredero español.
16 Así, en otro tono y con otros argumentos, desde lo alto del pulpito de la iglesia, el cura
Josef Joaquín de Pedreguera expresó públicamente su desprecio a la usurpación del trono
real a manos de los franceses durante el sermón de la misa celebrada en el marco de los
festejos en honor a Fernando VII en Xalapa, al afirmar que esos “abominables crímenes”
atentaban en contra de la ley de Dios:
jurando amor y lealtad a nuestro legítimo Soberano cumplimos la ley de Dios, en la
parte que nos prescribe la fidelidad a los Reyes, y que justificando esta obligación
nuestra causa nos acarrea el favor del cielo y singular bondad de Dios, que ha fijado
sobre nosotros las divinas influencias de su visita para protegernos, haciéndonos
victoriosos de las armas enemigas, las que por el contrario, se han echado sobre sí
toda la indignación del cielo, por haber irritado la justicia divina con tan
abominables crímenes como son los que origina la guerra tan injusta que nos hacen,
por solo dar pábulo a las ambiciosas ideas de un particular engrandecimiento
134
Alegoría que representa a Napoleón aturdido sin poder consolidar su sueño de hegemonía
continental.
Fuente: Grabado del Museo Municipal de Madrid.
La cólera de Napoleón.
Fuente: Grabado del Museo Municipal de Madrid.
Napoleón derrotado.
Fuente: Grabado del Museo Municipal de Madrid.
21 Ante esto, los regidores xalapeños –en especial Diego Leño y Josef Antonio de la Peña,
quien ese entonces fungía como alférez real-siguieron insistiendo23 ante el virrey para
que éste autorizara el que Xalapa hiciera no sólo una sencilla ceremonia de real proclama
en honor a Fernando VII, sino una fiesta con la “mayor pompa y circunspección” que se
costearía con los caudales de los señores capitulares y también con el notable apoyo del
ejército ahí acantonado,24 con el fin de no afectar el dinero de propios que se estaba
destinando para apoyar a la península en este momento de crisis política. Finalmente el
virrey dio su aprobación y el 30 de agosto los señores capitulares en cabildo
extraordinario se repartieron las tareas y los gastos correspondientes a cada uno:
“Repartiéronse en efecto los cargos con proporción al tino, capacidad y ocupaciones de
cada uno”.25
22 Así, fueron los integrantes del cabildo de la ciudad de Xalapa quienes, en el año de 1808,
insistieron al virrey el que les autorizara organizar y costear de sus propios caudales una
fiesta, uno de cuyos sus fines prioritarios era promover a la multitud la reverencia debida
a la monarquía, así como la fidelidad y lealtad obligada a la figura real encarnada en el
legítimo heredero español. Ante esto, es pertinente preguntarnos hasta dónde es posible
sostener que el afrancesamiento fue el medio que condujo a las élites novohispanas a la
independencia; a qué afrancesamiento se alude y a qué elites se hace referencia cuando se
hace tal afirmación, si de acuerdo con este pequeño y parcial estudio, las imágenes que
para este momento se construyen y propagan en el mundo hispánico, o más
específicamente las imágenes que construyen y propagan las autoridades políticas de
Xalapa –y que además son vistas y escuchadas por casi la ciudad entera– para ilustrar las
acciones políticas de los franceses toman la forma de latrocinio, ignominia y sacrilegio.
138
NOTAS
1. Ver: Hipólito Villarroel, Enfermedades políticas que padece la capital de esta Nueva España, México,
Consejo Nacional para la Cultura y la Artes. Cien de México, 1994, pp. 178 y 267-269.
140
2. Ver: Marco Antonio Landavazo Arias, “Fernando VII en México. Imaginario monárquico y
actitud mítica en una época de crisis (1808-1822)”, tesis para optar al grado de doctor en historia
en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México, Director de la tesis: Dr. Andrés Lira,
p. 88.
3. François Guerra, “Modernidad e independencias”, en Ensayos sobre las revoluciones hispánicas,
México, Editorial Mapfre, Fondo de Cultura Económica, 1993, p. 155.
4. Ibíd., p. 156.
5. Landavasos, op. cit., p. 8.
6. Por ejemplo, desde el siglo XVI en la América hispánica se juró por vez primera a un rey
español, Carlos V, ceremonia que se repitió invariablemente al paso de los años en todas las
ciudades americanas cada vez que un nuevo heredero se coronaba como rey de España. Estas
juras reales tenían como finalidad representar, promover y reafirmar la majestuosidad de los
reyes y el carácter sagrado de la figura real y de la monarquía mediante la presentación de
discursos visuales y orales que estarían a la vista y al oído del público de una ciudad. Así, se
acostumbraba celebrar la ceremonia de real proclama, acto en el que se proclamaba y legitimaba
públicamente a) nuevo rey, se efectuaban misas y Te Deums a su nombre y a su gloria, se
iluminaban con hachas y velas las calles, y se adornaban las fachadas de las casas con colgaduras,
letreros y emblemas en los que no faltaban retratos y efigies de los nuevos soberanos y escudos
que simbolizaban a la corona española. También desfilaban carros alegóricos en los que se
representaban las virtudes del monarca o se mostraba mediante alegorías la estirpe de la casa
reinante, entre otros muchos temas en los que se promovía la veneración a la grandeza de los
soberanos monarcas. Sin embargo, no sólo el ascenso de un nuevo rey era motivo de festejo;
durante siglos, el Estado español también se encargó de institucionalizar el que en todo el reino
se celebrasen con colgaduras, repiques, luminarias y misas, los nacimientos, bautizos,
matrimonios, aniversarios, etc, de príncipes, infantes y miembros en general de la familia real, o
se mandaba que se cantaran misas por los beneficios recibidos por la monarquía. Festejos
oficiales institucionalizados por el Estado con el fin de disciplinar la mente y los corazones de
todos los subditos del basto reino para que ahí tuvieran siempre presentes a los distantes reyes
españoles; se trataba de arraigar en el imaginario colectivo la lealtad, amor y fidelidad que
debían de profesarse al rey y a la monarquía española.
7. Además, Landavasos dice: “Según Antonio Annino la historiografía ha subvaluado la naturaleza
de esta crisis, pues lejos estuvo de ser un mero episodio de las guerras napoleónicas y fue algo
más que el inevitable ocaso del imperio español: nunca antes se había visto, ni en España ni en
Europa, la cesión de la Corona a un extranjero, por parte de toda una dinastía, en una situación
que no era de guerra, ni de formación de alianzas familiares. Agrega el historiador italiano que
desde la baja Edad Media todas las doctrinas regalistas enfatizan la imposibilidad del parte del
rey de enajenar su reino a su voluntad; el hecho era indiscutible hasta el punto que en las Siete
Partidas de Alfonso X no se consideraba esa posibilidad. La ausencia del poder regio en 1808 no
tenía antecedentes en los anales de las monarquías europeas y de ahí que no tuviese solución
doctrinaria legítima alguna. La crisis política de 1808 había sido, pues, el resultado de una
situación totalmente inédita.” Landavasos. Op. cit., pp. 66 y 67.
8. Don José María Villaseñor Cervantes llegó a Xalapa hacia 1807 para ocupar el cargo de
secretario y contador de Intendencia General del Ejército acantonado en dicha ciudad. Además de
su profesión como contador, Villaseñor destacó por su afición a la poesía. Fue alumno del célebre
colegio de San Juan de Letrán en México y posteriormente fue catedrático de filosofía en el
mismo y examinador de teología. Escribió varias obras poéticas como “Cantos de las musas
mexicanas” editada en 1804, así como “El Ejercitante o Pecador Arrepentido”, “Poesías a la
estatua de Carlos IV”, “Colección de poesías. En ocasión de la jura de Fernando VII”, “La América
afligida por la ausencia del virrey Conde de Revillagigedo”, “Poesías dedicadas al día de la jura de
la Constitución. 1820”, etc. Por otro lado, la relación de la fiesta refiere que fue el mismo
141
Villaseñor el comisionado por el ayuntamiento para que escribiese muchos de los discursos que
contendrían las representaciones que se desplegarían durante la Jura de Fernando VII en Xalapa:
“La forma que debía darse a los templetes, las alegorías con que correspondería levantarlos, y las
poesías que habían de describirlos; los oficios y convites para promover la concurrencia general
del público y el ejército; el ceremonial de cuanto había de practicarse para la formalidad esencial
de los actos, y últimamente la descripción de todos estos, y demostraciones festivas con que
Xalapa deseaba al fin acreditar que había cumplido en quanto supo promover ...” Esta relación la
reeditó en 1959 la Editorial Citlaltepetl en la Colección Suma Veracruzana, Serie Historiografía,
con un prólogo de Leonardo Pasquel; es esta reedición la que se consultó para apoyar el presente
trabajo.
9. “Las afinidades temáticas y formales –panegírico, historia, descripción, informe, etc.– comunes
a un grupo de obras que se autodenominan relaciones de fiestas permite establecer con toda
confianza un género”. Dalmacio Rodríguez Hernández, Texto y fiesta en la literatura novohispana
(1650-1700), México, UNAM, 1998, pp. 129-168.
10. “Las llamadas fuentes para la historia son, antes que nada, textos de cultura, dicho de otro
modo el historiador trabaja con la escritura en el sentido amplio, es decir con enunciados de todo
tipo: vestido, comida, arquitectura y escritos...” Desde esta perspectiva, la relación de la fiesta, en
tanto comunicación o escritura producida en la sociedad a estudiarse, es una fuente que nos
aproxima al estudio de ese pasado. Ver: Alfonso Mendiola y Guillermo Zermeño, “De la historia a
la historiografía. Las transformaciones de una semántica”, en Historia y Grafía, México, Revista de
la Universidad Iberoamericana, no. 4, 1995, p. 257.
11. Alfonso Mendiola sostiene que la historiografía contemporánea plantea la necesidad de
asumir un giro historiográfico que consiste en observar en los textos del pasado las miradas de su
autor o narrador: “lo que debe hacerse es observar al observador, y de esta manera determinar la
realidad que se constituye por medio de la operación de observar”. Además Mendiola plantea
que: “la realidad sólo es tal en tanto que es observada. Por medio de este postulado se destaca, en
la actualidad, que no existe una “realidad en si”, ya que una “realidad en sí”, sería aquella que se
expresaría por sí misma, sin la necesidad de un observador”. Ver Alfonso Mendiola, “El giro
historiografíco: la observación de las observaciones del pasado”, en Historia y Grafía, México,
Revista de la Universidad Iberoamericana, No. 15, 2000, p. 181-210.
12. Sin embargo, es imprescindible destacar que mientras que la monarquía francesa estaba
decadente por un proceso de maduración interna –desacralización de la monarquía y la figura
real–, la monarquía española estaba en crisis por la destitución y cautiverio del rey a manos de
los franceses y no porque sus súbditos hubieran perdido reverencia a la sacralidad de la realeza.
13. Villaseñor Cervantes, op. cit., pp. 88 y 89.
14. lbíd., p. 86.
15. Diccionario de la Lengua Castellana compuesto por la Real Academia Española, reducido a un tomo
para su más fácil uso, segunda edición, Madrid, por Don Joaquín Ibarra impresor de la cámara de
S.M. y de la Real Academia, 1780, p. 726.
16. Ibíd., p. 859.
17. Villaseñor Cervantes. Op. cit., p. 86.
18. “Las Aguas de la Lealtad en la Fuente del Amor”. Generosa demostración y Melodrama
ejecutados en Xalapa la noche del dos de octubre de 1808 por el Regimiento de Infantería
Provincial de Valladolid, en Ibíd., p. 141.
19. Sermón que en la jura del Rey Amado el Señor D. Fernando VII (que Dios Guarde) dijo en la
Santa Iglesia Parroquial de Xalapa D. Josef Joaquín Pedreguera, cura por S.M. del pueblo de
Coatepec, el día 30 de septiembre de 1808, en Ibíd., pp. 57-58.
20. Ibíd., pp. 88-89.
21. Ibíd., p. 4.
22. Ibíd.
142
23. Es importante destacar que otra razón que explica la insistencia de las autoridades políticas
de Xalapa ante el virrey para que éste autorizara la ejecución de la fiesta a todo lujo es que ésta
sería la primera vez que Xalapa organizaría y celebraría una jura real, tras haber sido recibido el
título de villa, título y escudo de armas que le fueron concedidos en 1791. Antes se habían
celebrado en el pueblo de Xalapa las juras de Luis I, Fernando VI y la de Carlos III en 1761. Ibíd, pp.
3 y 4.
24. Hay que subrayar las alusiones que reiteradamente hace el autor de la relación para destacar
la presencia, contribuciones y demostraciones con que se lució –en la fiesta en honor a Fernando
VII– el ejército que desde hacía cuatro años se encontraba acantonado en Xalapa. Villaseñor no
reparó en describir las demostraciones que presentaron: el regimiento de dragones de España, el
regimiento de infantería de la Corona, el real cuerpo de Artillería, el regimiento de infantería de
la Nueva España, el regimiento de infantería provincial de Toluca y el regimiento de infantería de
Valladolid.
25. Por ejemplo, el alférez real José Antonio de la Peña y el procurador general Diego Leño unidos
absorbieron el costo de los tablados para las reales proclamas y la elaboración de monedas
conmemorativas, ademas de los convites para el señor general, jefes y oficiales del ejército
acantonado en la villa. Al presidente subdelegado D. Ramón María de Villalba se le encomendó la
dirección y costo de “dos carros magníficos en que presentasen al público [... ] la reverente
lealtad de los pueblos”. El síndico del común D. Juan Esteban de Elias asumió la responsabilidad
de los fuegos artificiales y de diversos adornos y vestidos, y al escribano Juan Francisco Cárdena
correspondió la preparación, repartimiento y vigilancia de la iluminación general. Ibídem, pp. 5-7.
Aunque dichas fiestas siempre se patrocinaban con el dinero de propios y con el donativo
aportado por quien fungía como alférez real, en este momento de crisis política en el que los
propios de las ciudades y villas debían destinarse para apoyar la causa del rey, los capitulares de
Xalapa se organizaron para repartirse los gastos que una jura real implicaba y pagarlos de sus
propios bolsillos. Esto con el fin de que la fiesta con que se tributaría al cautivo rey fuera de la
mayor opulencia posible.
26. Guerra. Op. cit., p. 31.
27. Ver el artículo de Rozat Guy. “Del cuerpo real al cuerpo de la nación. Metáfora y
representación en la Revolución francesa”, en Historia y Grafía, Revista de la Universidad
Iberoamericana, no. 4, México, 1995, pp. 39-80.
28. Mona Ozouf, “La fiesta bajo la Revolución Francesa”, en Nora Pierre Jacques Le Goff, Hacer la
Historia. Volumen III. Historia/Papel 451/Barcelona, Editorial LAIA, 1980, pp. 261-282. “La fiesta
del 21 de enero, o más exactamente la llamada, en una cascada de genitivos henchida de varios
sentidos a la vez, <la fiesta del justo castigo del último rey de los franceses>. Pues hablar de <justo
castigo> equivale sin duda a reivindicar la condonación en un proceso mal clausurado, pero
también tomar el rodeo eufémico que mantiene a distancia imágenes demasiado brutales; y
designar a este rey como el <último>, puede ser simple constatación (en el orden neutro de la
sucesión es, en efecto, el último), pero también puede ser un deseo y, mejor aún, un programa: el
machete de la designación ordinal garantiza que será efectivamente el último”.
29. Al respecto Guerra explica “la ambigüedad de un lenguaje político común que remite a
imaginarios diferentes. Al hablar de libertad, los unos [revolucionarios franceses] la entienden
como la de los individuos iguales bajo una misma ley; los otros [mundo hispánico] la refieren a las
libertades privilegios de los antiguos cuerpos. Por nación, los primeros entienden el pueblo, un
ente homogéneo –el conjunto de los individuos asociados por un pacto social– y los segundos, el
reino, una realidad heterogénea producto de la historia –los pueblos-. [...] En lo que ambos están
de acuerdo es, si queremos emplear términos modernos, en la necesidad de una representación
de la sociedad ante el Estado; en lo que difieren es en la imagen de la sociedad representada:
nación moderna formada por individuos para unos, nación antigua, o reino, formada por cuerpos
para otros”. Guerra, Op. cit., pp. 28-29.
143
30. Es interesante cómo Chartier critica la hipótesis que concibe “la fabricación
prerevolucionaria de la opinión como la interiorización por parte de los lectores de ideas cada
vez más numerosas, de imágenes y críticas existentes en los textos filosóficos,” En su texto
“Representaciones y prácticas. Revolución y lectura en la Francia del siglo XVIII”, sostiene cómo:
“Desde 1750, por lo menos, se multiplicaron los “discursos malos” que acusan al rey, a su persona
y a su autoridad, a su cuerpo físico al igual que a su cuerpo político. En París, cronistas y policías
recogen en gran número las frases espontáneas, los carteles manuscritos pegados en las paredes,
los gestos rebeldes que testimonian que las antiguas representaciones del rey sagrado y
reverenciado han perdido su eficacia. El proceso de desencanto simbólico de la monarquía,
enganchado al seno de las emociones de que es presa la ciudad [...] nutrido por la palabra
jansenista, ha degradado progresivamente la figura del rey [... ] ¿Por qué no pensar entonces que el
éxito de los “libros filosóficos” sólo ha sido posible porque previamente se había consumado la ruptura
afectiva entre el pueblo y su rey, que los hacía aceptables y esperados? Lejos de ser los creadores de esta
ruptura, serían por tanto producto de ella. Hay ahí una primera razón para dudar de la eficacia a menudo
atribuida al impreso filosófico” Ver Roger Chartier, Sociedady Escritura en la Edad Moderna. La cultura
como apropiación, México, Instituto Mora, Colecc. Itinerarios, 1995, pp. 109-110. Las cursivas es mío.
31. Es interesante esta denuncia para percibir las diversas caras con que fueron vistos los
franceses en una ciudad novohispana una vez que se tuvieron noticias de las decapitaciones de
Luis XVI y María Antonieta. Por un lado el denunciado –un cura franciscano recién llegado de
España– dijo con respecto a los mismos que: “los franceses eran muy humanos, y otras
expresiones de elogio a ellos, añadiendo que aunque había algunos malos pero que los más eran
muy católicos”, y por su parte el denunciante dijo: “que estaban ya declarados por herejes y
cismáticos por el Romano Pontífice”. Además, es importante destacar para los fines de esta
ponencia, la reacción que dijo tener el denunciante cuando oyó al padre denunciado proferir las
afirmacion es hechas en contra de la monarquía en Francia: “esto oí a dicho Padre y aunque
bastante me escandalizaron semejantes proposiciones, motivo porque procuré cortar la
conversación y no enterarme a fondo de la intención con que las profería [...] porque las
circunstancias de los tiempos las hacen sospechosas”. A.G.N. Grupo documental: Inquisición, vol.:
1374, exp.: 13, fojas: 348-373.
32. Francisco Abrespino, natural de la provincia “del Ruergue en los reynos de Francia” y de
oficio silletero, fue apresado en 1793 en la cárcel de Veracruz por: “incontinente, escandaloso y
provocativo”. A.G.N. Grupo documental: Criminal, Año 1793, vol. 387, exp. 1, hojas 1-72.
33. Guerra. Op. cit., pp. 40-41.
34. Ibíd., p. 16.
RESÚMENES
La influencia francesa en México fue tan sobresaliente en algunas regiones que, como aparece en
este apartado, refundó aspectos inesperados de la vida cotidiana. Entre los múltiples cambios que
detonó la cultura francesa sobresalen las prácticas culturales que se dan para mostrar lealtad al
Rey Fernando VII. En este escrito se revisan varios textos que hablan de este caso, como ésta una
ceremonia importante por su alcance regional.
L’influence française au Mexique s’est révélée si remarquable dans certaines régions qu’elle a
refondé des aspects inattendus de la vie quotidienne, comme l’établit cette contribution. Parmi
144
les nombreux échanges où se distingue la culture française, on souligne dans ces lignes les
pratiques culturelles mises en œuvre pour prêter serment de fidélité au roi Ferdinand VII. Il est
intéressant de relire différents écrits qui relatent l’événement car cette cérémonie eut une
portée considérable au niveau régional.
AUTOR
ADRIANA GIL MAROÑO
Adriana Gil Maroño. Doctorando en historia de América Latina Contemporánea por el Instituto
Universitario José Ortega y Gasset, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Maestra en
Historiografía de México por la UAM-Azcapotzalco y licenciada en Historia del Arte por la
Universidad Cristóbal Colón. Desde 1993 es investigadora de tiempo completo en el Instituto
Nacional de Antropología e Historia, donde se ha dedicado al estudio de las prácticas culturales y
las representaciones sociales en el Veracruz virreinal, con el fin de entender la construcción de
identidades sociales. Ha producido numerosos artículos, ensayos, capítulos de libros, ponencias y
conferencias. Como tesis doctoral investiga las pervivencias y mutaciones en la transición del
antiguo régimen al liberalismo, con el fin de profundizar y problematizar la idea de construcción
de ciudadanía en México.
145
El afrancesamiento de la danza en
México en la primera mitad del siglo
XIX
Montserrat Galí Boadella
Portada: En esta escena de L, Ombre (coreografía de Filippo Taglioni, padre de Maria), la bailarina, con
puntas, parece flotar mientras que el hombre luce ya el atuendo romántico del maillot. La escena
refleja el papel secundario que el bailarín tendrá en la danza romántica.
Introducción
1 Desde la segunda mitad del siglo XVIII la vida teatral en la Nueva España, con sus altibajos,
había seguido las novedades que marcaban los teatros peninsulares. Estas consistían en la
italianización de los gustos musicales y operísticos, así como en el desarrollo de un
aparato escenográfico “moderno” que se alejaba de las normas del sainete y el teatro
clásico españoles.
2 La italianización de la vida teatral y musical peninsular se debía en gran medida a los
gustos de las reinas de la casa de Borbón, quienes procedían en su mayoría de casas
italianas y solían llevarse a España sus compositores e intérpretes favoritos. Como era de
esperar, estas modas pasaron a la Nueva España y la danza, que, como se sabe, se
desarrollaba principalmente en el marco de los intermedios teatrales o como entreactos
operísticos, quedó bajo la influencia de la escuela italiana. A pesar de este predominio de
las modas italianas es muy probable que en los últimos años de la Colonia empezaran a
llegar coreografías pertenecientes al repertorio clásico francés, ya que los nombres de
algunos ballets que se representaron en aquellos años pertenecen a las grandes
creaciones de los maestros franceses de la segunda mitad del siglo XVIII. Por el momento,
debido a que no se ha investigado este periodo de la danza mexicana, todo queda como
hipótesis basada en la coincidencia de los títulos de algunas obras representadas en la
ciudad de México en los años finales de la dominación española.1
3 En el momento de proclamarse la Independencia, no obstante la crisis general que
también afectaba a los espectáculos, el público mexicano tenía una enorme afición al
teatro, lo cual explica que en las primeras décadas de vida independiente, y a pesar de
todos los inconvenientes que afectaron la vida social, los empresarios y aun el gobierno se
esforzaron para que no fallara la temporada teatral. Ésta empezaba en Pascua y
terminaba con el Carnaval en febrero. Las compañías se dividían en cuatro secciones:
verso (teatro), canto (ópera), baile y orquesta. La mayoría de sus integrantes eran de
origen español, aunque durante el siglo XVIII no faltaron italianos y franceses.
4 En el momento de proclamarse la independencia actuaba en la capital una compañía de
danza dirigida por los hermanos Medina (españoles emparentados con los famosos
Viganó) quienes, aunque adscritos a la escuela italiana, tuvieron que adaptarse a los
nuevos tiempos, incorporando obras del repertorio francés y colaborando con la
compañía francesa que pronto se instalaría en nuestro país.
5 Los primeros franceses en llegar a México tras la independencia fueron los Pautret,
quienes entre 1820 y 1824 habían estado actuando en La Habana. La escala en La Habana
era casi obligatoria para la mayoría de los actores y compañías que llegaban a México, no
sólo por ser una etapa obligada en la navegación, sino por el renombre y calidad de su
teatro, uno de los más prestigiosos del mundo hispánico. En algunos casos, sobre todo
tratándose de franceses e ingleses, otra escala previa obligada era Nueva Orléans, incluso
Nueva York, antes de llegar a Veracruz, en donde con frecuencia se daban las primeras
representaciones en territorio mexicano. Así, como se verá, el puerto y la ciudad de
Xalapa –incluso la ciudad de Puebla–, vieron antes que la propia capital, las últimas
novedades teatrales y dancísticas. Este es el caso de la actuación con zapatillas de punta,
que se dio por primera vez en el puerto de Veracruz.
147
nuevo repertorio traído por Pautret. Los bailarines principales de la nueva compañía
serían su esposa María Pautret y Antonio del Águila, quien había actuado con ellos en La
Habana, así como Manuela García Gamborino,4 segunda bailarina, quien procedía también
del grupo de Pautret en La Habana. En el grupo de niños heredados de los Medina
figuraba la niña Soledad Cordero, quien se convirtió con el tiempo en la primera actriz
romántica del teatro mexicano.5
11 El día 14 de agosto de 1825 inició la temporada 1825-1826 con el estreno de Hossing y
Obang, o Los hermanos enemigos, con un éxito enorme.6 El primero de septiembre se
presentó la obra Los amores de Rosina y Floricour, mientras que para el día 16 de
septiembre se hizo una representación especial dedicada al Grito de Dolores.
12 Aunque no sea posible reconstruir este ballet patriótico, vale la pena decir algo de lo que
pudo significar en términos de la época y en términos del tema que nos ocupa: el
afrancesamiento de la danza. Se trataba de un espectáculo con argumento patriótico a la
manera de los que Francia había montado después de la Revolución. Como señala Serge
Lifar, la caída de la monarquía no tuvo repercusiones inmediatas sobre la danza y la
ópera. Simplemente, el 13 de septiembre de 1791 cambió el nombre de Académie Royale
de Musique et de Danse por el de Opera Nationale. Sin embargo, en los días del Terror
treinta de sus artistas fueron detenidos bajo la acusación de no hacer un arte republicano.
Fue así como los coreógrafos tuvieron que adaptarse a los nuevos tiempos y Pierre Gardel
resultó ser el encargado de “la délicate mission de veiller aux destinées de la danse en ces
années troubles”.7 Si bien es cierto que no se cambió la técnica ni el espíritu de la danza,
cuya revolución se había dado unos años antes con Noverre y sus seguidores, también lo
es que los bailarines y coreógrafos participaron y aun crearon grandes espectáculos
destinados a inflamar el espíritu ciudadano.
13 Este es el tipo de espectáculo montado por Pautret para celebrar la Fiesta de la
Independencia de México, a juzgar por el argumento publicado por el Águila Mexicana:
Acto I:Templo de la Gloria: héroes Hidalgo, Allende, Aldama, et.
Acto II: Alegoría de América: aparecen las figuras de la Libertad, Marte y el Amor.
Acto III: Aparecen las alegorías de la Fama, el Despotismo, la Discordia, la Envidia,
etc..
“Finalizando con un grupo en donde el Amor se eleva de la Tierra para coronar el
Águila mejicana, que estará al lado de la América y demás genios alegorizados”. 8
14 Unos días después, el 23 de septiembre, se bailó La fille mal gardée (Jean Dauberval,
Burdeos: 1789) una de las obras más famosas de la danza moderna. El libreto, adaptado
para el público mexicano por Pautret, se conserva en la Colección Lafragua.9 No sabemos
hasta que punto la adaptación de Pautret seguía la coreografía de su autor, el gran
Dauberval,10 sin embargo podemos decir de esta obra que siempre se consideró una buena
aplicación de las teorías del ballet d’action propuesto por Noverre, de quien Dauberval fue
alumno.
15 El día 8 de octubre se ofreció al público una pieza de tema mitológico que llevaba ya años
en los escenarios europeos, siempre con éxito: Jasón en Corinto o Los encantos de Medea,
que se anunciaba como “gran baile heroico-pantomímico en tres actos”. Dicha obra se
basaba en el Medée et Jason de Noverre, estrenada en Stuttgart en 1763. El argumento fue
publicado por el Águila Mejicana y sigue la versión original de Noverre. 11 Es interesante
saber que durante las primeras semanas del año 1827 esta obra fue representada en el
puerto de Veracruz. El periódico El Mercurio de Veracruz la estuvo anunciando en
repetidas ocasiones; tenemos que lamentar que no se informe de la compañía de baile que
149
la puso en escena pero podemos suponer que se trataba de los mismos Pautret, quienes en
varias oportunidades salieron a dar funciones en provincia. Nos permitimos dar este dato
como una forma de llamar la atención acerca de la necesidad de desarrollar una historia
de las artes en México que contemple la vida artística en las provincias.
norteamericana, quienes logran vencer los obstáculos que se oponen a su amor. Pautret
adaptó la obra trasladándola a la Guerra de Independencia, algo que no gustó a los críticos
ni al público pero que demuestra que el maestro Pautret era sensible a la historia reciente
de México. Entre 1827 y 1829, además de repetir los éxitos presentados anteriormente, se
estrenaron El desertor francés (25 de febrero de 1827),21 La muerte de Agamenón, en la
que María Pautret hizo el papel de Casandra (una obra original de Noverre) y La llegada
de Telémaco a la isla de Calipso (Pierre Gardel, 1790 y Jean Dauberval, 1791). 22
22 En aquellos años el teatro en general y aun la danza sufren una nueva crisis debido a los
sentimientos antiespañoles que se van fraguando. Aunque los Pautret se salvaron por su
condición de franceses, no olvidemos que María Rubio era de origen español y que
algunos miembros de la compañía como Antonio del Aguila y la Gamborino eran también
peninsulares. Esta circunstancia influyó sin duda en la rivalidad que se desató entre la
bella María Pautret, estrella indiscutible de la escena dancística, y la recién llegada
bailarina francesa Caroline Artaud. La joven francesa era capaz y cautivó al público por su
gracia y desenvoltura en escena. El público se dividió entre españolistas y afrancesados y
estos últimos exigían que se diera más protagonismo a la Artaud. El pleito se resolvió con
el tiempo y aun los partidarios de la Artaud tuvieron que reconocer la superioridad
expresiva y técnica de la señora Pautret. Además la Artaud resultó altanera y
desconsiderada fuera de escena (se rumoraba que la protegía alguien muy poderoso) y
poco a poco sus mismos fanáticos le volvieron la espalda. Es evidente que todo esto no
hubiera ocurrido sin el trasfondo político de aquellos años, que como sabemos culminó
con la expulsión de los españoles.23
23 Dicha medida política afectó a la danza y en la década de 1830 se observa una decadencia
creciente en este ramo. Parece que del Aguila y los Medina abandonaron el país. Aquellos
cinco años de éxitos espectaculares de la compañía de los Pautret quedaron sólo como un
bello recuerdo. Resulta significativo que en el año de 1829 sólo se estrenara una obra, Las
ruinas de Palmira. Las demás funciones de la temporada 1829-1830 se cubrieron con el
consabido repertorio. Además, en 1831 estalló un conflicto conyugal entre Andrés Pautret
y su esposa, que acabó con la separación y la huida de María con un joven y mediocre
bailarín. Más tarde María regresaría a La Habana con la intención de establecerse allí,
pero a la postre fue perdonada por el marido y se reintegró a la compañía en la ciudad de
México.
24 Vale la pena recordar que en 1626 Pautret había abierto una escuela de baile de enorme
trascendencia para el tema que nos ocupa, ya que fue a través de dicha escuela que se
difundieron las técnicas y el repertorio francés académicos a las nuevas generaciones de
bailarines mexicanos. Se trataba de una escuela gratuita, para jóvenes de ambos sexos de
entre ocho y doce años. La respuesta a esta primera invitación parece que fue nula (El Sol,
5 de enero de 1826), por lo que unos días después apareció un artículo defendiendo a la
escuela y a la danza, de gran interés para conocer las opiniones acerca de esta disciplina. 24
De esta escuela salieron los bailarines que durante las dos décadas siguientes dieron
continuidad al teatro y la danza mexicanos prolongando las enseñanzas de Noverre y la
escuela clásica francesa en tierras americanas. De esta escuela saldría además la salvación
de Pautret y de la danza en México.
25 En efecto, en 1831, tras los desastres que ya hemos comentado (expulsión de los españoles
y huida de la Pautret), el incansable maestro francés resolvió poner todas sus energías y
esperanzas en la formación de una compañía infantil. Esta debutó el día 31 de septiembre
de 1831 con el ballet en dos actos El nido de amor o El pimpollo y la rosa, ejecutado por 32
152
Los Monplaisir, Adela e Hipólito, en el célebre dúo de La zingarella (1847). Con este dúo,
inspirado por el folklore gitano, la pareja Monplaisir cosechó grandes éxitos en México y
Estados Unidos.
Fuente: El ballet en México en el siglo XIX, Maya Ramos Smith. La litografía procede de la
Biblioteca Pública de Nueva York.
Dos célebres bailarines de la Ópera de París, Mademoiselle des Chars y Jean Bailon
(grabado a partir de una obra de N. Bonnard, hacia 1700). Obsérvese el uso de máscaras.
Fuente: A history of ballet and dance in the Western World, de Alexander Bland.
35 Sería interesante analizar las demás cartas de Noverre, en especial la 13, dedicada a la
coreografía, en las que resume y critica las teorías de su época,40 pero dicha tarea
rebasaría los límites de nuestro ensayo. Por el momento, resumiremos sus ideas y
aportaciones por medio de las palabras de Andrés Levinson:
El ballet-pantomima, arte imitativo, es la pintura de las pasiones realizadas por la
danza de acción. Se la practica en todos los géneros que admite el teatro, a
condición de no mezclarlos. Tiene por cima el ballet trágico, cuyos temas conviene
buscar tanto en Esquilo como en Corneille.(...) El medio de expresión propio del
ballet-pantomima (...) es el gesto, no ya convencional, sino brotado del corazón y
creador de emoción. La sucesión de entrées seuls debe remplazarse por el
156
desarrollo de una acción que esté conforme con los caracteres de los personajes. El
cuerpo de baile, dejando de ser un fondo impersonal, toma parte en la acción, y su
función de coro que obra de acuerdo con un tema, excluye las alineaciones
simétricas. Las vestimentas de pura convención, deben reemplazarse por un traje
más verdadero, cuyos colores, dispuestos en armonía, deben contrastar con los del
fondo. Noverre exige la abolición de las máscaras, por ser el juego de la fisonomía el
principal medio de expresión.41
36 Esta somera revisión de las teorías de Noverre nos permite entender, por un lado, las
novedades introducidas en México por Andrés Pautret, pero también nos permitirá captar
las diferencias con el ballet romántico, un estilo que poco a poco se había ido
introduciendo y que había influido a la propia María Rubio de Pautret y a discípulas
mexicanas como María Jesús Moctezuma. Sin embargo no será sino hasta la década de
1840 cuando otros franceses, los Monplaisir, impongan definitivamente el nuevo estilo.
Fanny Elsler en “La cachucha” de la obra El diablo cojuelo. La bailarina viste atuendo andaluz y se
acompaña de castañuelas, siguiendo la escuela española de las boleras que el romanticismo adoptó.
Fuente: Semanario de ¡as señoritas mejicanas, 1841, imprenta de Vicente García Torres.
42 En agosto de 1844 la compañía de André Pautret llevó a cabo un estreno importante que si
bien no podemos calificar de romántico si resulta de gran interés para nuestro tema. Nos
referimos al baile heroico y pantomímico en tres actos titulado Napoleón en Egipto, o la
toma de Alejandría. La función se dio el domingo 18 de agosto de 1844 en el Teatro
Principal, y como muestra del interés por la figura de Napoleón en México, podemos decir
que en la misma página del periódico El Siglo XIX en que se anunciaba la función, se
publicitaba también la venta de la obra Historia de Napoleón, que se adquiría a través de
suscripciones.47 Cuatro días más tarde el mismo periódico traía una reseña de la obra (de
la pluma de Manuel Payno), misma que reproducimos en parte como muestra del estilo de
nuestros críticos de ballet y como testimonio de la admiración napoleónica en México:
En la tarde (del 18 de agosto de 1844) se repitió por tercera vez el gran baile titulado
Napoleón en Egipto. Desde la primera noche que lo vimos nos agradó infinito, no
solo á nosotros que á veces tenemos el gusto raro y esquisito, sino á la mayor parte
del público. El aparato y acompañamiento, que fue tan numeroso cuanto lo permitía
el foro del teatro; las hermosas vistas pintadas por el hábil artista Gualdi; lo diestro
que estaban los comparsas (...) y lo bien ideado y mejor ejecutado de los solos,
padedús y tercetos, hicieron que la función fuese lucidisima. Entre las cosas
perfectamente ejecutadas fue la escena en que el bajá y Napoleón descienden al
subterráneo e inmediatamente que se alza el telon aparecen los primeros escalones
de un alto caracol. La ilusión fue completa y aun muchos disputan todavía sobre si
son personajes dobles, ocultos detrás de aquellos peñascos que están al pie del
caracol, o si este es elástico (...) En cuanto a la ejecución material del baile, todos se
empeñaron en lucir; pero debe suponerse que las Sras Pautrets, madre e hija, y el
Sr. Castañeda, se distinguieron más que otras veces y arrancaron numerosos
aplausos. El terceto del último acto es magnífico (...)
En medio del gusto que nos causó tan bonita función, notamos que algunos trages
no correspondían al aparato y esplendor que debe tener la escena (...) Respecto á
Napoleon, espondremos un escrúpulo que podrá reputarse eminentemente francés.
Napoleón es un personaje muy respetable, muy grande, y sobre todo muy moderno
y por lo tanto ni forma ilusion representado en la escena, ni hasta ahora ha habido
actor ni autor que lo caractericen medianamente. Sentimos, pues, una especie de
escozor al ver parodiado por un farsante al hombre de Santa Helena (...) 48
159
Ejemplos de vestuario de la danza cortesana: tres bailarinas con el atuendo de las Tres Gracias, para
el ballet La Europa Galante, Obsérvese lo aparatoso de los vestidos y el movimiento.
Fuente: edición mexicana de las Cartas de Noverre.
43 En 1844 otra pareja de bailarines españoles bailó, quizás por primera vez en México, un
padedú de La Sílfide “a imitación de la célebre y encantadora Fanny Elssler”. Este
fragmento de La Sílfide49 entusiasmó al público por el donaire con que la bailarina dio las
vueltas “sobre las uñas de los dedos de los pies”, pero a los críticos el efecto técnico no
parece haberles impresionado demasiado. Durante la temporada 1845-1846 se unieron la
compañía Pautret, para ballet, y la de Pavía para el baile español. Tuvieron varias
temporadas conjuntas, en las cuales es muy probable que se fueran modernizando, es
decir, incorporando elementos del ballet romántico francés. Sin embargo fue Veracruz, y
no la capital, quien pudo ver por vez primera y en versión completa, la obra más
emblemática del nuevo estilo: Giselle.50 En efecto, en 1848 arribó al puerto la bailarina
francesa Aurélie Dimier, procedente de Estados Unidos, quien ofreció varias funciones
con un repertorio variado que incluía Giselle. Sabemos que en su repertorio figuraba la
otra gran obra romántica, La Sílfide, pero no parece haberla presentado en Veracruz.
Aunque el proyecto inicial era seguir camino hacia México, Mlle Dimier cambió el rumbo
y embarcó hacia Chile, de tal manera que solamente Veracruz pudo disfrutar de sus
aladas puntas.
44 El 12 de junio de 1848 las fuerzas norteamericanas que habían ocupado la capital salieron
definitivamente. En estos mismos días el matrimonio Pautret había abandonado también
la ciudad en donde cosecharon grandes éxitos durante más de 24 años. Dejaban como
grandes estrellas del ballet nacional a sus alumnos los Castañeda, Alejo Infante y la
popular Chucha Moctezuma. Durante la ocupación Chucha se había negado a bailar para
los invasores y ahora regresaba a la ciudad como una verdadera heroína. En agosto se
presentó con los números folklorizantes propios del romanticismo pero también presentó
unos fragmentos de Giselle, lo que indica que ya había integrado las novedades de la
160
nueva escuela y que había seguido trabajando para modernizar su repertorio. Su técnica
de puntas se consideraba bueno, fuerte y equilibrado. Sabemos que se hacía traer revistas
y grabados desde Europa para estar al día y aprovechaba inteligentemente las lecciones
de todos los bailarines extranjeros que pasaban por México. La biografía que se publicó en
1849 en El Album Mexicano ofrece muchos detalles de la vida de esta admirada artista
mexicana. Con ella se siguieron representado algunos de los grandes éxitos del repertorio
francés de los Pautret: Medea, Los celos del serrallo, La fille mal gardée, La flauta mágica y
Don Quijote o las bodas de Camacho. Mientras Chucha Moctezuma se encontraba en el
cénit de su carrera llegaron a México los célebres Hyppolite y Adele Monplaisir,
verdaderos representantes de la escuela romántica francesa. Contrariamente a lo que
muchos temían, su presencia no desbancó a la Moctezuma sino que estos la invitaron para
que formara compañía con ellos, dándole siempre un trato de preferencia. La Moctezuma
aprendió mucho de los Monplaisir, pero este gesto también demuestra que nuestro baile
no estaba tan mal como algunos pudieran pensar.
Retrato de Doña María de Jesús Moctezuma, ilustrando una biografía de la bailarina. La joven
bailarina viste túnica de muselina blanca y lleva un tocado de flores, siguiendo la moda romántica.
Fuente: El Álbum Mexicano, tomo II, 1849, publicación de Ignacio Cumplido.
Maria Taglioni en La Sílfide, 1832. Vale la pena comparar el atuendo de la Taglioni con nuestra Chucha
Moctezuma (página anterior) para darnos cuenta de que a México llegaban todos los aspectos de la
danza romántica, en este caso el vestido de gasa o muselina blanco, la gargantilla y la corona de
flores. LaTaglioni calza zapatillas de punta, elemento fundamental del ballet romántico que esta
artista se encargó de difundir.
Fuente: litografía de J. S. Templeton según un dibujo de A. E. Chalon. Tomado de Alexander Bland, A
history of ballet and dance of Western World.
46 En México se contrataron numerosos bailarines para el cuerpo de baile, así como solistas,
entre ellos María Jesús Moctezuma, como ya se dijo. Por su parte la compañía traía un
buen número de bailarines europeos, la mayoría de ellos con experiencia en la Ópera de
París. Las primeras obras presentadas fueron el ballet cómico El spleen, la desesperación y
el vino de Champaña y L’almée o Un sueño de Oriente, típica obra de tema oriental,
compuesta por Bartholomin, en la que el plato fuerte era el pas de deux La zingarilla,
interpretado por los Monplaisir. El Monitor Republicano se deshacía en elogios, de los que
nos interesa el siguiente párrafo:
El baile de los Monplaisir es un lenguaje del deleite, de la sensualidad; pero de una
sensualidad delicada, exquisita, aérea. ¡Oh refinamiento europeo...! (...) Yo
comprendo que en París habrá algo mejor que esto; comprendo también que
Castañeda y Chucha hubieran podido ser lo que los Monplaisir con su escuela y su
estudio; empero todas estas comprensiones no bastan a apagar la impresión
causada por la novedad de ciertos movimientos, la imaginación con que están
concebidos ciertos grupos, la gracia y la explosión de un estilo no enteramente
desconocido, pero perfeccionado hasta cierto punto.52
47 El 26 de diciembre de 1849 se presentó el segundo programa compuesto por una
españolada, La maja de Sevilla y por la versión completa de La Sílfide, que se presentaba
como coreografía de Taglioni.53 La parte que correspondía a los bailarines se desarrolló
con toda brillantez y profesionalismo pero hubo numerosos defectos en la tramoya, que
162
Aurélie Dimier en Giselle. La litografía logra sugerir la idea del vuelo, un efecto sumamente apreciado
en el ballet romántico.
Fuente: foto tomada de Maya Ramos Smith, El ballet en México en el siglo XIX, quien a su vez la toma
de la Biblioteca de la Ópera de París.
familiar: nació el primogénito del matrimonio, que debido a esta circunstancia alargó su
permanencia en el país. Su partida fue impedida de nuevo por la peste del cólera, que se
desató en el mes de abril, poniendo en cuarentena barcos y viajeros. Los Monplaisir
tuvieron que quedarse en México y en junio Hyppolite, que había alquilado elTeatro
Principal, estrenó una obra típicamente romántica, La independencia de la Grecia, baile
dramático en cinco cuadros, de Alexis Blache. El éxito fue tan grande que El Daguerrotipo
(nuevo periódico afrancesado) escribió el 15 de junio de 1850 que el éxito de La
independencia de la Grecia había borrado el recuerdo de La Esmeralda. Cabe señalar que
en México, en la primera mitad del siglo XIX, el tema de la lucha de independencia de
Grecia interesaba enormemente a los mexicanos, que veían en la lucha de los griegos un
episodio histórico semejante al que ellos mismos acababan de vivir.
juego todos sus encantos (...) Adela estuvo sublime en toda la obra, pero
singularmente en este trozo; la sucesiva variación de trajes, de acuerdo con los
diferentes aspectos de la ilusión, estuvo admirablemente hecha. La compañía
Monplaisir está formada por verdaderos artistas.55
Adela e Hipólito Monplaisir, en uno de los clásicos del repertorio folklorizante, en este caso austríaco,
del romanticismo: el pas styrien.
Fuente: El ballet en México en el siglo XIX, la litografía se fecha alrededor de 1842 y procede del Museu
del Teatre de Barcelona. Maya Ramos Smith.
52 Los Monplaisir se ausentaron de la capital mexicana durante casi dos años. En 1852
reaparecieron. Durante este tiempo ocurrieron bastantes acontecimientos dancísticos. En
primer lugar llegó a México una pareja de bailarines formados en la escuela de Blasis, de
la Scala de Milán, que contribuyeron a mantener el gusto por el ballet romántico y
también el buen nivel al que ya estaba acostumbrado el público mexicano: se trataba de
Celestina Thierry y Oscar Bernardelli, quienes entusiasmaron al público con su técnica y
su buen gusto. Por otro lado, a principios de 1852 reapareció María Rubio de Pautret,
anunciando lecciones de baile, tanto para las damas que querían practicar los nuevos
bailes de salón como para aquellas jóvenes que querían instruirse “en las reglas
principales del baile de teatro, para las que gusten seguir tan gloriosa carrera”.
53 Así las cosas, en agosto regresaron a México, procedentes de Nueva Orléans, los
Monplaisir. A pesar de algunos inconvenientes del país, la actividad teatral mexicana era
más estable que la norteamericana, en donde se trabajaba siempre por contratos cortos.
Además, como ya hemos visto a lo largo de este trabajo, la afición a la danza era muy
superior a la que se tenía en Estados Unidos. En un primer momento se asociaron con la
compañía de ópera de Max Maretzek para poner en escena, al completo, la famosa ópera
Roberto el diablo, de Meyerbeer. Ello implicaba reponer el Ballet de las monjas, del III
acto de dicha ópera, una de las obras pioneras del ballet romántico. 56 La obra, y en
especial el ballet, daba rienda suelta al más desaforado romanticismo. García Cubas en sus
165
memorias evoca la escena del ballet en el que se levantan las losas de los sepulcros y “los
cadáveres se animan, transformándose en encantadoras y juguetonas huríes que
convierten los fúnebres sudarios en vestiduras vaporosas (...) la ejecución de tan delicioso
bailable fue perfecta por la elegante y simpática Adela Monplaisir.”57
54 Los Monplaisir, al igual que años antes los Pautret, impulsaron una escuela o
conservatorio de danza y formaron bailarines. Para el acto III de Roberto el diablo, Adela
había preparado a 32 niñas que causaron admiración, como tres décadas antes lo hiciera
la compañía “liliputiense” de Pautret. Poco después los Monplaisir salieron de tournée
por la república y en Veracruz se les unió una pareja de buenos bailarines italianos que
los Monplaisir habían contratado para reforzar la compañía. Citaremos solamente a la
bailarina, Giovanna Ciocca, porque pondría en escena varias veces La Sílfide, pieza
esencial del repertorio romántico. Por circunstancias que no cabe detallar, las
presentaciones no fueron siempre afortunadas, pero es importante constatar que se
insistía en mantener esta obra en cartelera, por considerársela fundamental en una
compañía que se preciara. A raíz de la primera función de La Sílfide, un crítico bastante
entendido hizo una elaborada descripción de su técnica, misma que nos permite entender
bien qué se esperaba de una bailarina romántica:
Nos gustó mucho su modo de trenzar, o como vulgarmente se dice tejer; eleva los
pies perfectamente verticales.
La srta. Ciocca fue muy aplaudida.58
55 No podemos entrar en detalles acerca de las últimas temporadas de los Monplaisir en
México. En términos generales cundió el malestar y disgusto debido a que ellos cada vez
bailaban menos y se limitaban a poner bailes ligeros y obras que no implicaban grandes
esfuerzos artísticos. El teatro tenía mala iluminación y malos servicios. Sin embargo, en
medio de este deterioro, los Monplaisir todavía hicieron algunos estrenos notables, entre
ellos La Gisela o Las wilis, ballet que junto con La Sílfide, constituye la base de la danza
romántica. La pieza, compuesta en colaboración entre Teófilo Gautier, St. Georges y
Coralli, con música de Adam, se había estrenado en la Ópera de París el 28 de junio de
1841. Aunque desde 1848 se habían presentado en México algunos fragmentos y pas de
deux, esta era la primera vez que se ofrecía completa al público mexicano. A pesar del
éxito de la obra, la compañía Monplaisir se estaba desmoronando (y el matrimonio
también). En el verano de 1853 se anunciaron los beneficios de las principales bailarinas
(Adela y Giovanna) con lo cual se cerraba la temporada. La Ciocca pasó con una parte de la
compañía a Puebla e Hipólito Monplaisir con otra parte del elenco se trasladó a
Querétaro. De allí pasaría a California y sabemos que murió en 1877 en Italia. Adela se
unió al bailarín cómico Espinosa y después de trabajar varios años con éxito en Estados
Unidos pasaron a Francia y Rusia.
56 Como señala Maya Ramos Smith, la estancia de los Monplaisir, al margen de las
satisfacciones que pudieran causar en el público, significaron una renovación para los
bailarines mexicanos. El nivel que alcanzaron se demuestra en el hecho de que pudieron
bailar con decoro las tres piezas fundamentales y más complicadas del repertorio
romántico francés: La Sílfide, Giselle y El Ballet de las monjas. Los jóvenes bailarines
mexicanos estuvieron durante varios años ensayando y aprendiendo bajo la dirección de
la célebre pareja de bailarines todas las novedades del ballet romántico. Pero, ¿cuáles
eran estas novedades? Y, sobre todo, ¿qué sensibilidad promovían? Por otro lado, hay que
distinguir, con relación a la técnica, el estilo, los temas y la sensibilidad, así como cuáles
166
serían las diferencias entre la escuela francesa académica del siglo XVIII y la romántica del
siglo XIX.
El ballet romántico
57 El romanticismo aparece en el ballet con cierto retardo, si lo comparamos con las demás
artes: la fecha oficial es 1832, en París. Una de sus primeras manifestaciones será la
creciente libertad del artista frente a la estricta codificación de los gestos del siglo
anterior. Por otro lado, al igual que ocurre en las demás artes, las fuentes de inspiración
temática se ampliarán al exotismo de países lejanos, a las ensoñaciones medievalistas y a
temas de mitologías no clásicas, en especial inglesa y alemana.
58 Desde el punto de vista técnico hay que señalar dos grandes cambios: el uso de las puntas
para la mujer,59 y el creciente protagonismo de ésta debido a las exigencias técnicas: la
necesidad de volar, de elevarse de manera etérea obliga a que el varón se convierta en un
mero soporte de las evoluciones y performances femeninas. Todo esto ocurría ya en gran
medida en el Ballet de las monjas de Roberto el Diablo de Meyerbeer; sin embargo no fue
sino en 1832 cuando, con el estreno de La Sylphide, quedó instaurado el nuevo estilo.
La célebre bailarina Fanny Elssler ejecutando la “Danza del Chal”, de La Sílfide, en una ilustración de
1832.
Fuente: A history of ballet and dance of Western World, foto tomada por Alexander Bland.
59 Basada en un tema escocés, esta coreografía narra los amores trágicos entre una sílfide y
un joven. El fragmento en el que la sílfide baila con el chal que le ha regalado el joven es y
fue uno de los momentos más famosos del repertorio romántico. La obra tenía todos los
ingredientes requeridos por el romanticismo: un mortal es amado por un espíritu, es
decir, la oposición –irreductible– entre lo material y lo espiritual. Con esta coreografía,
como escribió Theophile Gautier, empezaba una nueva era del ballet: se acabaron los
167
personajes de la antigüedad clásica y reinaron las ondinas y los elfos, los gnomos y las
peris. Se acabaron los Olimpos y se impusieron los bosques y selvas románticos y los
claros de luna. No más oro y plata; ahora reinará al blanco, el blanco de las muselinas y los
tules.60
60 En los años siguientes se repitieron estas características en bailes que no aportaron gran
cosa al nuevo movimiento. No fue sino hasta 1841 cuando Theophile Gautier, pensando en
la bailarina que amaba, Carlotta Grisi, escribió la obra maestra del ballet romántico:
Giselle. Giselle es una joven campesina cortejada por un príncipe. Éste, a pesar de que la
ama, está obligado a desposar a la princesa Bathilde. Giselle enloquece y muere. En el
segundo acto la joven es recibida en un bosque misterioso en donde viven las Willis,
muchachas muertas antes de consumar sus bodas. La reina de lasWillis condena al
príncipe a bailar sin descanso hasta que muera de agotamiento. En este acto Giselle, que
no lo puede redimir, remplaza a su amante para que este descanse hasta que asoma la
aurora y las Willis tienen que regresar a su bosque. Este baile desenfrenado se considera
uno de los pasajes más difíciles y a la vez más atractivos de toda la historia del ballet. En
1844, Theophile Gautier, recordaba la primera presentación de La Sílfide y hacía un
balance de los cambios efectuados en el ballet:
tandis qu’au dix huitième siècle le choréographe choisissait un sujet, une musique,
composait des pas, et alors seulement les enseignait a ses interpretes, á partir de la
Sylphide, tout fut réalisé en fonction de l’interprete féminine, élue au préalable – et
de façon á la mettre en valeur le mieux possible. Autre conséquence: quand elle se
trouve en équilibre sur les pointes, la danseusé a besoin de soutien. De ce fait, le
danseur devint progressivement un porteur plutot qu’un partenaire. Les ballets du
dix-neuvième siècle, au lieu d’offrir un développement harmonieux des deux
danses, féminine et masculine, ne se sont interessés qu’a la prima ballerine. 61
Reflexiones finales
61 En primer lugar queremos señalar que en México las corrientes dancísticas estuvieron
dominadas, desde el momento mismo de la Independencia, por la escuela francesa,
primero el ballet d’action académico de Noverre y más tarde por la escuela romántica
parisina.
62 Resulta interesante constatar en segundo lugar la gran afición del público mexicano que,
a pesar de la distancia con Europa y de las dificultades económicas y políticas de la época,
estaba al corriente de las tendencias dancísticas del momento. Como síntoma de la afición
del público, pero también de la calidad de nuestros bailarines, es interesante anotar que
en la década de 1850 se dieron en México funciones exclusivas de ballet, algo todavía
desconocido en la Europa de entonces. El entusiasmo de los mexicanos por el teatro, y de
manera especial por la danza, indicaría que en el México independiente arraigaron
formas de sociabilidad netamente modernas que, por otro lado, mantenían a un público
importante en contacto con la cultura europea, en especial la francesa.
63 Finalmente, que en la danza, a través de sus transformaciones y de las tendencias
expresivas, se manifiestan de una manera privilegiada los cambios de sensibilidad y gusto
de la época: el drama noble, trágico de la escuela dieciochesca clásica, que expresaba altos
y nobles sentimientos, que buscaba el orden dentro de la diversidad, la expresión dentro
de las reglas del “bon gout”, es sustituido por lo fantástico, por la levedad y el misterio,
por los contrastes y la variación inesperada, por lo exótico y nostálgico. A la disciplina del
ballet, según Noverre, en la que todos los elementos se conjugaban equilibradamente, se
168
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía
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BLAND, Alexander, A history of ballet and dance in the Western World, New York, Praeger Publishers,
1976.
DIDEROT, Denis y Jean D’Alembert-Baptiste Le Rond, (eds.) Encyclopedie, Paris 1751-1752. Edición
facsimilar en CD.
GALÍ BOADELLA, Montserrat, Historias del Bello Sexo: la introducción del romanticismo en México,
México, UNAM, 2002.
GARCÍA CUBAS, Antonio, El libro de mis recuerdos, México, Editorial Patria, 1960.
HAZAN, Fernand, Dictionnaire du ballet moderne, Paris, ed. del autor, 1957.
NOVERRE, Juan Jorge, Cartas sobre la danza y sobre los bailes, México, UAM (Colección cultura
universitaria), 1981.
OLAVARRÍA Y FERRARI, Enrique, Reseña histórica del teatro en México, 1538-1911, Vol. 1, México,
Porrúa, 1961.
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(1825-1867), México, Conaculta/ Alianza editorial, 1991.
REYES DE LA MAZA, Luis, El teatro en México durante la independencia, México, UNAM, 1969.
El teatro en México durante la época de Santa Anna, 2 vols. México, UNAM, 1972-1974.
NOTAS
1. Por el momento, además de las fuentes hemerográficas de la época, las dos principales fuentes
para conocer la danza en México son las obras de Enrique Olavarría y Ferrari, Reseña histórica del
teatro en México, 1538-1911, y Luis Reyes de la Maza en sus varios volúmenes sobre el teatro en
México en el siglo XIX. El trabajo de Maya Ramos Smith, El ballet en México en el siglo XIX, también
contiene gran cantidad de información valiosa, pero repite muchos de los datos de las dos obras
citadas anteriormente.
2. Citado por M. Mañón, Historia del Teatro Principal, p. 53.
3. Águila Mejicana, 17de agosto de 1824, cit. por Ramos Smith, p. 35.
4. Manuela García Gamborino, bailarina española, fue muy querida por el público mexicano,
entre otras cosas por su destacada interpretaciones de boleras, el estilo español tradicional que
gozaba de gran éxito en México desde la época virreinal y que más tarde, con el romanticismo, al
ponerse de moda lo español, se adaptaría al repertorio internacional de danza. La Gamborino
había debutado en La Habana en 1811 bailando boleras, pero en su repertorio se incluian, además
de las danzas españolas, obras del repertorio serio o de ballet: pas de deux, tercetos y piezas de las
obras más renombradas de la época: La fille mal gardée, Vygmalion y La estatua por amor. Hay que
señalar que Pygmalion fue bailada en 1734 por la gran Marie Sallé, y en ella por primera vez una
bailarina abandonaba la peluca y las vestidos con miriñaque para actuar con una túnica de
muselina a la griega.
5. Soledad Cordero, musa y amor platónico del escritor Ignacio Rodríguez Galván, nació en
México en 1816. Después de formarse con Pautret decidió dedicarse al teatro en donde cosechó la
admiración del público mexicano, más por su belleza y virtudes que por su talento como actriz. El
periódico teatral El Apuntador le dedicó una biografía, acompañada de un retrato (El Apuntador,
1841, pp. 3 y 4).
6. Se distribuyó el argumento el día de la función y hubo comentarios entusiastas en el Águila
Mejicana, 26 de agosto de 1825. El Iris le dedicó una breve reseña firmada por José María Heredia.
7. Serge Lifar, en su Histoire du Ballet, añade: “Soucieux de limiter les degats, la danse et le ballet
ayant plutot mauvaise presse, Gardel sut en quelque sorte accomoder Terpsichore á la sauce
républicaine: il la coiffa du bonnet phyrgien et lui fit exécuter la Carmagnole dans ses nouveau
ballets. En fait, tout en modifiant les livrets, les décors et les costumes, il ne touchait guére á la
danse, et Vestris, en sans-culotte, dansant un pas de trois avec deux nonnes dans La Rosiere
républicaine exécutait des figures qui n’étaient évidemment pas plus “républicaines” que celles
du Jugement de Paris! (op. cit., p. 76) Pierre Gardel nació en Nancy en 1758 y murió en Paris en
1840. Se le considera un cultivador del ballet d’action propuesto por Noverre y el más fiel seguidor
de sus teorías.
8. Ramos Smith, op. cit., p. 41.
9. Andrés Pautret, La niña mal guardada o El novio despedido. Baile joco – cómico en dos actos,
composición de Andrés Pautret, Director de este ramo; debiendo verificarse el 23 de Setiembre en
elTeatro Provisional, México, 1825.
10. Según Maya Ramos Smith, se trataría más bien de una adaptación que sigue no la coreografía
original de 1789 sino la que se puso en escena en Paris en 1803, op. cit., p. 43.
11. Águila Mejicana, 11 de octubre de 1825.
12. Hubo críticas adversas a la obra, que algunos consideraron poco seria. Sin embargo en un
artículo aparecido en El Sol se defendió la buena ejecución, el buen gusto del compositor y el
mérito en general de los bailarines (El Sol, 18 de noviembre de 1825, citado por Luis Reyes de la
Maza, op. cit., tomo I, p. 152).
170
13. Esta obra, junto con Psyché son las más famosas de Gardel. De esta última, en vida de Gardel se
hicieron 1 161 representaciones.
De su importancia Fernand Reyna escribe: “Le role exercé par Pierre Gardel fut extremement
important dans l’évoluction de 1’école de ballet en France. Il fut le maitre des meilleurs sujets de
son époque, et les meilleures danseuses de 1’Opera sortaient de son école. Celle-ci, strictement
classique, préparait déjà 1’école romantique qui allait naître, car la technique du temps de
Vestris s’était assouplie entre – temps et trés perfectionnée.” Fernand Reyna, Dictionnaire des
ballets, p. 138.
14. Esta coreografía sería la obra maestra de Charles-Louis Didelot (Estocolmo, 1762-Kiev, 1836),
quien la montó en Londres y en Rusia. Sabemos, por un anuncio aparecido en El Mercurio de
Veracruz, que también se representó en Veracruz, pero como no se dice qué compañía de baile lo
presenta podemos deducir dos cosas: que fuera la propia compañía de Pautret, o bien alguna
compañía viajera que recaló en el puerto sin atreverse a llegar al interior del país, algo muy
frecuente en aquellos años. Sobre la presentación de Pautret podemos leer unos comentarios en
El Sol del 12 de mayo de 1826, así como un breve comentario de Heredia en El Iris (10 de mayo de
1826).
15. Ballet-pantomima en dos actos, titulado originalmente Psyché, del Ciudadano Gardel. Se
representó por vez primera en el Théatre des Arts el 14 de diciembre de 1790. El libreto se
publicó en París en 1795. Sabemos, sin embargo, que en 1817 Juan Medina había presentado en la
ciudad de México una obra con este mismo nombre que se supone es adaptación de la de Gardel.
16. Louis Milon (Neuilly, 1765, muere en 1849) estudió e hizo su debut en 1790, en la Ópera de
París en donde fue maestro de ballet entre 1799 y 1829. Entre sus coreografías destacan, además
de El carnaval de Venecia, Nina ou la folie par amour (1813) y Clari (1820).
17. Maya Ramos Smith, op. cit., p. 62.
18. “Teatro”, por José María Heredia, El Iris, 10 de mayo de 1826, p. 24. Escribió Heredia: “Céfiro y
Flora no es el mejor baile de Pautret. Las decoraciones fueron muy mezquinas”.
19. El Iris, sábado 11 de marzo de 1826, p. 49.
20. Ibidem, pp. 55-56.
21. Sobre texto de Sedaine, Monsigny la convirtió en ópera en 1769. La primera versión para
ballet es de Gaspare Angiolini (Venecia, 1773) pero la versión más conocida es la Dauberval
(Londres, 1784). Medina la había ya presentado en el Coliseo de México en 1805.
22. Esta coreografía de Pierre Gardel tenía el título original de Télémaque dans I’île de Calipso, ballet
héroïque en trois actes. Se representó por vez primera en el Théatre de 1, Académie Royale de
Musique, el 23 de febrero de 1790.
23. Resulta significativa la lucha de artículos cruzados entre El Sol, pro español y defensor de la
Pautret, y El Correo de la Federación, anti español, que se convirtió en el paladín de la Artaud.
Después del Decreto de 26 de diciembre de 1827, Guadalupe Victoria todavía firmó un decreto
final de expulsión el día 20 de marzo de 1829.
24. El 24 de enero de 1826 apareció en el Águila Mejicana y dos días después, con ligeros cambios,
en El Sol. Ver el texto reproducido en El Sol, 26 de enero de 1826 en Reyes de la Maza, op. cit., pp.
165-166.
25. El Sol del día 8 de septiembre de 1831 escribió: “Anoche se presentó en el teatro de esta capital
el espectáculo más interesante y encantador (...) Ninguna ponderación es suficiente para elogiar a
estos niños tiernos respecto de sus adelantos en la inmadura edad en que se hallan, pues que el
mayor no pasa de diez años (...)”. Reyes de la Maza, op. cit., p. 279. Esta obra había formado parte
del repertorio de la Compagnie Les Grands Danseurs du Roi, en la Feria de Saint Germain, Paris,
1788, y ya se había presentado en algunos teatros de Estados Unidos. Estos datos los proporciona
Maya Ramos Smith, op. cit., pp. 92 y 93.
26. El Sol, citado por Olavarría y Ferrari, op. cit., vol. 1, p. 280.
171
27. Ramos Smith lo relaciona con dos bailarines de este apellido activos en Francia durante la
década de 1820: Francois Philippe Crombé “el Mayor” y Crombé “el menor”. Op. cit., pp. 99 y 100.
28. Manuel Mañon, op. cit., pp. 66-68. Thomas Murphy (Veracruz 1810?-1869), hijo de inglés, entre
1833 y 1842 fue cónsul de México en París.
29. Ver Olavarría y Ferrari, op. cit., vol. I, p. 289. Por su parte, Reyes de la Maza reproduce una
nota aparecida en El Sol (26 de junio de 1832), en la que se lee: ”...Habiendo llegado a esta capital
la señorita Amada Guenó (sic), escriturada para este teatro como primera bailarina por el señor
cónsul mexicano en París, don Tomás Murphi, deseando al mismo tiempo la empresa encargada
por el Supremo Gobierno manifestar al público mexicano los vivos deseos que le animan en varias
las funciones a tan ilustres espectadores (...) un padedú por la señorita Amada y el señor Crombé
(...) y un nuevo padedú por la señora Amada y el señor Crombé, concluyendo con un final
general” (op. cit., p. 294).
30. Cabe señalar que en este momento de eclipse de los Pautret, Chucha Moctezuma logró
mantener un nivel aceptable, trabajando sobre todo en teatros de provincia. Por ejemplo,
sabemos que entre 1837 y 1838 trabajó en el Teatro Principal de Puebla. Por otro lado las hijas de
Pautret, protegidas por Manuel Eduardo Gorostiza, pasaban a convertirse en actrices notables del
teatro mexicano.
31. El Álbum Mexicano, tomo II, 1849, p. 3.
32. Jean Georges Noverre, Cartas sobre la danza y sobre los ballets, Lyon, 1759, Carta 1, p. 45.
33. Ibidem, Carta 1, p. 48.
34. Idem.
35. Ibidem, Carta 2, p. 49. L’Encyclopedie define la pantomima de esta manera: “c, est aux
mouvements de l, ame les plus passionés que la pantomime est nécessaire: alors ou elle seconde
la parole, ou elle y suplée absolument. Chez les anciens, les acteurs sous la masque étoient privés
de l’expression du visage, qui chez nous est la plus sensible” (L’Encyclopedie, Suppl. IV, 231. a.).
36. Ibidem, Carta 2, p. 51. Es interesante leer la definición que L’Encyclopedie da de la danza:
“mouvements reglés du corps, sauts & pas mesurés, faits au son des instruments ou de la voix.
Les sensations ont été d, abord exprimées par les différents mouvements du corps & du visage.
Leplaisir & la douleur en se faisant sentir á 1, ame, ont donné au corps des mouvements qui
peignoient au-dehors ces différentes impressions: c, est ce qu, on a nommé geste”.
37. Ya en 1717 el bailarín y actor inglés John Webster había bailado desprovisto de máscara, pero
esto no se generalizó sino hasta después de Noverre.
38. Hay que decir que la primera actriz que bailó con una túnica a la griega fue la célebre Mlle
Sallé, amiga de Voltaire, en el papel de estatua del Pigmalión de Rameau (1743), pero al igual que
en el caso de la máscara, este atuendo tardó en imponerse.
39. Noverre, op. cit., carta 4, pp. 66-67.
40. Uno de los principales problemas teóricos era la distinción entre danza, ballet y pantomima,
que a veces el propio Noverre identifica. Sin embargo, de acuerdo con Levinson, para Noverre “la
danza es el arte de los pasos, de los movimientos graciosos y de las bellas actitudes. El ballet, del
cual la danza es ornamento, consiste en el arte de dibujar figuras. La pantomima es el arte de
expresar las emociones por medio de los gestos. (...) Estas tres cosas diferentes forman unidas el
ballet de acción, o de otro modo el ballet-pantomima-drama”, Levinson, op. cit., pp. 32-33.
41. Andrés Levinson, Introducción a las Cartas, op. cit., pp. 27-28.
42. Así, antes de la llegada de los Monplaisir, María Rubio ya bailaba el famoso baile del chal de La
Sílfide.
43. El Semanario de las Señoritas Mexicanas, tomo II, 1841, reproduce junto con un artículo sobre el
ballet en el mundo, una litografía de la famosa Fanny Elssler.
44. “Symbole meme du romantisme choréographique”, llama a las puntas Ferdinand Reyna, op.
cit., p. 211.
172
45. De este fenómeno comenta Maya Ramos Smith: “La aparición de la danza española, que a
través de la escuela bolera constituyó una importante faceta del romanticismo, no causó en
México una gran conmoción como en el viejo continente, pues se le conocía y se le practicaba en
el teatro –aunque en escala mucho menor– desde la época colonial. Sin embargo gustaba mucho
y, aunque en ocasiones se llegó a protestar por sus infinitas repeticiones, adquirió en México una
especie de carta de ciudadanía; se le consideraba como arte de lo “nacional” y se mantuvo en los
escenarios a lo largo de todo el siglo.” op. cit., p. 143.
46. Maya Ramos Smith, op. cit., p. 145.
47. El periódico anunciaba así la Historia de Napoleón: “Deseando complacer, si no á todos, á la
mayor parte de los señores suscriptores {a la Historia de Napoleón, y merced a la cortesía del Sr.
General Juan Miñón, quien ha proporcionado todos los documentos correspondientes, se
añadirán al segundo tomo de dicha obra cuatro entregas que contendran los testamentos y
codicilios del hombre grande, así como la relación de la traslación de sus cenizas al Hotel de los
Invalidos en Paris. Los cuadernos iran acompañados de unas estampas análogas al testo (sic)” (El
siglo XIX, 18 de agosto de 1844, p. 4).
48. El Siglo XIX, jueves 22 de agosto de 1844.
49. La Sílfide significa la aparición del romanticismo en la danza. Se representó por primera vez
el 12 de marzo de 1832, en la Ópera de París (coreografía de Filippo Taglioni). Unos años más
tarde Théophile Gautier, quien había asistido a la premiere escribió: Mlle. Taglioni a dansé la
Sylphide. C’est tout dire. Ce ballet commença pour la choréographie une ére toute nouvelle, et ce
fut par lui que le romantisme s’introduisit dans le domaine de Terpsichore. Après de la Sylphide,
les Filets de Vulcain, Flore et Zéphyre, ne furent plus possibles: l Opera fut livré aux gnomes, aux
ondines, aux salamandres, aux elfes, aux nixes, aux willis, aux péris et á tout ce peuple étrange et
mysterieux qui se prete si merveilleusement aux fantaisies du maitre de ballets” (Serge Lifar, op.
cit., p. 88).
50. Giselle ou les willis se estrenó en París el 28 de junio de 1841, con coreografía de Jean Coralli y
Jules Perrot. La idea fue precisamente de Théophile Gautier, a partir de un tema de la mitología
alemana tratado por Heinrich Heine.
51. La crítica norteamericana los aclamó como la mejor compañía que habían nunca visitado el
país. De ella se dijo que “baila con tanta gracia que ni siquiera Elssler se apresura a venirnos
celosamente a la memoria”. Citado por Ramos Smith, op. cit., p. 190.
52. El Monitor Republicano, 24 de diciembre de 1849, citado por Ramos Smith, op. cit., 194.
53. Según Olavarría y Ferrari, el estreno de La Sílfide en México tuvo lugar el domingo 23 de
diciembre. Este autor cita a un crítico de la época que escribió: “Las últimas escenas, sobre todo,
están llenas de poesía y conmueven el corazón como pudiera hacerlo una música llena de
melancolía” (Olavarría y Ferrari, op. cit., p. 491).
54. El Siglo XIX, 4 de enero de 1850. La trama de este ballet está inspirada por un relato de Walter
Scott, el más grande novelista romántico.
55. Olavarría y Ferrari, op. cit., p. 500.
56. El ballet de las monjas es en realidad el intermedio de la ópera Robert le diable, de Meyerbeer,
representado en Paris por primera vez en 1831. Para muchos autores, este ballet es el precursor
del ballet romántico. La escenografía, que consistía en un claustro en ruinas con tumbas
abandonadas que se abren para que salgan los fantasmas de las monjas corresponde al género del
romanticismo macabro. Marie Taglioni impresionó al público al transmitir la impresión de
inmaterialidad, en un estilo que Gautier calificó de poético, etéreo, lleno de gracia y suavidad,
produciendo un “efecto milagroso”, (citado por Bourcier, op. cit., p. 192).
57. Antonio García Cubas, El libro de mis recuerdos, pp. 209-210.
58. El Orden, 27 de enero de 1853, citado por Ramos Smith, op. cit., pp. 233-234.
59. En 1813-1816 la bailarina Genevieve Gosselin ya utilizaba las puntas en Flora y Céfiro. Muerta
prematuramente, alrededor de 1820, en Viena. Las practicaba Amalia Brugnoli, así como la rusa
173
Istomina. Sin embargo no fue sino hasta 1831 cuando, en el Ballet de las monjas de Roberto el Diablo
de Meyerbeer, la célebre Marie Taglioni sedujo a público y críticos con su aparición. Sin tocar
apenas el suelo, como si se tratara de un ser inmaterial, lograba dar la impresión de levedad y
espiritualidad que el romanticismo buscaba.
60. Ver Bourcier, Histoire de la danse en Occident, p. 194.
61. Citado por Serge Lifar, op. cit., p. 88 (“Mientras que en el siglo XVIII la coreografía escogía un
tema, una música, componía pasos, y sólo entonces el coreógrafo los enseñaba a sus intérpretes, a
partir de La Sílfide, todo se hizo en función de la intérprete femenina, elegida de antemano y de
manera que se la pusiera de relieve lo mejor posible. Y otra consecuencia: en el momento en que
ella está en equilibrio sobre sus puntas, la bailarina tiene necesidad de un apoyo, de tal manera
que el bailarín se convirtió, progresivamente, en sostén y no tanto un partenaire. Los ballets del
siglo XIX, en lugar de ofrecer un desarrollo armonioso de las dos danzas, la femenina y la
masculina, solamente se interesan en la prima ballerina” trad. de la autora).
RESÚMENES
La danza ha sido parte esencial de la cultura mexicana; representa nuestra cultura a un nivel tal
que le permite representarnos en el extranjero. Sin embargo, no todos sus componentes han
nacido propiamente en México: la danza mexicana es un arte influenciado por otras culturas.
Después de la Independencia y con la llegada de algunos franceses, se fueron adoptando técnicas
nuevas en la danza, y es precisamente todo este afrancesamiento el que se puede observar en este
apartado. El lector podrá apreciar el cambio de la danza en cuanto a técnicas y sentido mismo,
através de un recuento del montaje de obras con cierto argumento patriótico. También se pueden
encontrar los logros y grandes aportaciones a la danza hechos por importantes coreógrafos,
como Andrés Pautret o Jean George Noverre.
La danse a toujours été un élément essentiel du la culture mexicaine: elle représente si bien notre
culture qu’elle en est l’émissaire à l’étranger. Évidemment, toutes ses caractéristiques ne sont pas
nées sur le sol national: c’est un art influencé par d’autres cultures. Après l’Indépendance,
l’arrivée des Français a déterminé l’adoption de nouvelles façons de danser qu’explore cet article.
Le lecteur appréciera lui-même ces apports techniques, voire ces modifications de fond puisqu’on
y passe en revue des arrangements chorégraphiques dont l’argument est nettement patriotique.
Il est ainsi possible d’apprécier la contribution d’importants chorégraphes comme André Pautret
ou Jean Georges Noverre.
AUTOR
MONTSERRAT GALÍ BOADELLA
Montserrat Galí Boadella. Mexicana, icenciada en filosofía y letras por la Universidad le
Barcelona, maestra en historia del arte por la Universidad de Zagreb (Croacia) y doctora en la
misma especialidad por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha dado cursos y
seminarios en diversas universidades, entre ellas la UNAM y la Universidad Iberoamericana. Fue
directora del Museo Universitario del Chopo, de la UNAM. Ha publicado artículos especializados
174
Portada: Llegaron a sorprender tanto las “Mansiones” que se hicieron tarjetas postales de algunas de
ellas y circularon a partir de 1900.
Fuente: Colección del Musée de la Valle, Barcelonnette.
1 Por toda Europa, el (bien nombrado) siglo de la industria (1830-1914) 1 se provee de ciertos
programas arquitectónicos, verdaderos «monumentos-objetivo» que son emblemáticos
del advenimiento de una nueva cultura urbana y burguesa, tales como la estación de tren,
176
la fábrica, las vecindades, los hoteles, los almacenes, el museo, el motel, el teatro, la
mansión...
2 En México, tierra de sensibilidad europea, particularmente abierta a la cultura francesa, 2
el advenimiento de la era industrial se nutre de los mismos arquetipos bajo la influencia
de las comunidades extranjeras, entre las cuales la comunidad barcelonnette juega un
papel preponderante.3
3 Constituyéndose como los principales actores del desarrollo industrial y económico en el
territorio mexicano con la implantación de fábricas y sitios industriales, etc., 4 los
barcelonnettes van a ser también los promotores de una arquitectura moderna que
integrará todos los elementos de la exitosa alianza entre el arte y la industria.
4 En México, aunque también en el valle de Barcelonnette, los empresarios provenientes de
este lugar confiaron a la arquitectura un papel fundamental de representación, un
estatuto de excepcionalidad del poder industrial plasmado en los grandes almacenes o del
éxito social reflejado en la mansión y las tumbas. En ambos casos, se trata de una
arquitectura «de apariencia» o triunfo, algo a lo que podemos llamar el lenguaje del
eclecticismo.
5 Debido a que la edificación de las mansiones en el valle de Barcelonnette ocurre de
manera simultánea a las variaciones en la prosperidad económica en México, 5 nos parece
interesante abordar aquí los lazos que unían a las redes de comercio barcelonnette en
México con las construcciones de los «mexicanos»6 en Barcelonnette. En cada uno de los
casos se observa una evolución tipológica y un estilismo susceptible de comparación.
19 Para el caso de Barcelonnette, citaremos las siguientes mansiones: Mon Plaisir (de Jules
Tron, El Palacio de Hierro, México), La Grande Epervière (de Auguste Ayé, comprada después
por Germain Béraud, El Correo Francés, México), François-Albert (de François Proal, El Puerto
de Liverpool, México), La Blanchière (de Jean-Baptiste Ollivier, El Palacio de Hierro, México),
La Rosa de los Alpes (de Jules Lions, La Ciudad de México, Puebla), Borelly (de Auguste Borelly,
La Francia Marítima., Durango), Signoret (de León Signoret, Al Puerto deVeracruz, México), Le
Castel (de León Faudon, El Gran Oriental, México), L’Abri (de Alphonse Michel, El Puerto de
Liverpool, México), Les Génévriers (de Jean-Antoine Gas, La Ciudad de México, Guadalajara), Le
Chatelet (de Joseph Jacques, Tiendas Clemente Jacques, México), etcétera.
20 En Jausiers, por ejemplo, estaban otras mansiones: Morelia (de Tron Jules, El Palacio de
Hierro, Morelia), San Carlos (de Eugène Fortoul, San Carlos, estado de Veracruz), Castillo de
los Magans (de Louis Fortoul, Las Fábricas de Francia, Guadalajara), Campesina (de Laurent
Bernardi, Las Fábricas de Francia, Guadalajara), etcétera.
21 El sector funerario conoció la misma explosión de formas. Las primeras capillas frontales
y simétricas dan lugar a nuevas combinaciones estilísticas, ambiciosas y decorativas, que
proveían los sastres y escultores asociados como Pierre Rossetto, Luigi Rinaldi y Ettore
Rizzi. Destacan la capilla monumental de columnas, «cerrada» o «abierta»; el pabellón
monumental con base inclinada; la capilla-pabellón (creación híbrida) notable por su
cubierta en carrizo, sus pilares angulares y su frontón-tímpano; el pórtico con seis
columnas de corinto canaladas, y los pilares monumentales con estelas de obelisco.
22 Todas estas obras, ejecutadas en materiales particularmente preciosos como el mármol
importado de Carrara (Italia) o la bella piedra negra de Queyras, reivindican una
estructura ecléctica que mezcla los estilos neogótico, neoclásico, neobarroco o, incluso,
180
las formas de una influencia orientalizante. Ejemplo de esto fue Émile Chabrand, viejo
negociante en México, que para su próximo proyecto tenía pensado copiar la tumba del
Taj Majal, la cual había descubierto en su viaje por el mundo.
23 Como prueba de esto, habría que citar todas las tumbas de los fundadores asociados de los
grandes almacenes de la edad de oro, es decir, de los propietarios-rentistas de las
mansiones señaladas anteriormente.
24 Al comienzo de esta explosión de formas y modelos, manifestada tanto en la arquitectura
doméstica como en la arquitectura funeraria privada, encontramos la vitalidad del
comercio barcelonnette en México que entra en su fase de éxito y alcanza su apogeo.
25 Nuevas construcciones ambiciosas y lujosas, verdaderos testigos del éxito industrial,
reemplazaron las edificaciones modestas y anónimas de la primera etapa. Las tiendas
cedieron su lugar a grandes almacenes que, hasta entonces, eran un programa
arquitectónico inédito y completamente novedoso en México.
26 A la construcción de El Palacio de Hierro, inaugurado en México el 1 ° de julio de 1891,
vendrá un gran número de edificios que, a su vez, responderá a los cánones parisinos y,
en especial, al estilo del Le Printemps del arquitecto Paul Sédille (1881-1885) y de La
Samaritaine, de Frants Jourdain (1890-1914).
27 Con armaduras de vidrio y acero; decoraciones repletas de esculturas; herrerías lujosas
sabiamente diseñadas (al gusto del Art Nouveau); siluetas firmes (de cinco pisos)
coronadas con una cúpula (o domo adornado con torrecillas); columnas anguladas;
explotación inteligente de los ángulos gracias al empleo de la rotonda; monumentalidad
de las grandes alineaciones (no se duda nunca en destruir cinco inmuebles para edificar
181
un solo gran almacén), se va definiendo el modelo urbano del gran almacén, el cual se
convertirá en el pontífice de las variaciones llevadas al infinito, desde el fin de siglo
(1890-1914) hasta la década de 1920.
Las villas comenzaron a ser más suntuosas, combinando motivos distintos y diversos
estilos en lo que se denominó eclecticismo. Villa Les Mélèzes, 1901.
Fuente: Fondo de archivos de arquitectura moderna, Musée de la Valle, Barcelonnette.
Era la catedral del comercio moderno, sólido y ligero, hecha para un pueblo de
clientes. Abajo, en la galería central [...], estaban las corbatas, los guantes, la seda; la
galería M. estaba ocupada por los blancos y la “rouennerie”; la galería M., por la
mercería, los géneros de punto, la pañería y las lanas. Después, en el primer piso,
estaban las confecciones, la lencería, los chalecos, los encajes y otras telas nuevas...
Un mundo estaba ahí, en la vida sonora de las altas naves metálicas”. 9
28 En este caso también domina el eclecticismo. La elección del orden colosal y la adopción
de los techos con balaustrada en el Centro Mercantil (Sébastien Robert y Cía., en México)
evocan la arquitectura del gran siglo representada por Versailles (uno de los grandes
referentes de la historia de la arquitectura europea). Por el contrario, el uso masivo de los
grandes desvanes y los pabellones cubiertos de pizarras, utilizados en Al Puerto de Veracruz
(Signoret y Honorat, México), y en El Puerto de Liverpool (Ébrard, Michel, Brémond,
México), recuerdan los movimientos de fachada de los grandes inmuebles parisinos,
cercanos también al gran hotel (otro gran modelo de la arquitectura contemporánea). En
todas las variaciones estilísticas del repertorio, la arquitectura evoca el «triunfo de
Occidente», el cual es detonado por las explosiones universales. Se trata de los grandes
festines de la industria regularmente imitados por todos los empresarios.
29 A esta segunda generación, que marca el apogeo del gran almacén, pertenecen las Fábricas
Universales (Alexandre Reynaud, México), La Ciudad de Londres (J. Ollivier y Cia, México), La
Ciudad de México (L. Gas y Cía., Guadalajara), Las Fábricas de Francia (Fortoul, Bec y Cía.,
Guadalajara) y, por supuesto, La Ciudad de México (Lions Hermanos y Cía, Puebla), a la que
Leticia Gamboa dedica una apasionante biografía.
182
Louis Fortoul, propietario de Las Fábricas de Francia en Guadalajara, logró construirse un palacete en
Jausiers, entre 1903y 1914. Llamado “Le château des Magnans”.
Fuente: Hélèn Homps, Villas en Ubaye. Retour du Mexique. Alpes-de-Haute-Provence, Marseille,
L’inventaire, 2002, p. 60.
33 Existen dos excepciones: La tapatía, construida en 1927 por Alfred Favier (Las Fábricas de
México en Guadalajara), que conserva el aspecto de las grandes residencias suburbanas y
de la impactante Villa bleue, edificada en 1931 por Camille Jean (fundador de La Francia
Marítima en México). Esta enorme mansión, diseñada por los arquitectos asociados
Hiriart-Tribout-Beau, luce emblemas de un programa doble: su fondo cúbico y su silueta
imponente que recuerdan a la arquitectura de los pabellones de exposición, mientras que
su distribución interior, con su gran corredor central, provocaba soñar con los espacios
de recepción de los grandes trasatlánticos de lujo. La referencia náutica era notoria por
los tragaluces que iluminaban la galería-pasillo. La estancia estaba iluminada al norte por
un ventanal enorme (8m x 2m). El paisaje industrial conmemorado con una vidriera
ofrecía un homenaje formidable al éxito de los «barcelonnettes» en México: al frente
podían verse las construcciones obreras, las fábricas con sus chimeneas altas, y en la
parte posterior se alcanzaba a ver la silueta emblemática del gran almacén que saltaba a
la vista ante el monte nevado del Popocatépetl.
En la construcción de los mausoleos para las tumbas, los comerciantes financieros también
mostraron su éxito.
Fuente: Hélèn Homps, Villas en Ubaye. Retour du Mexique. Alpes-de-Haute-Provence, Marseille,
L’inventaire, 2002, p. 24.
NOTAS
1. François Loyer, Le Siècle de l’Industrie, Paris, Skira, Collection De architecture, 1983.
2. Federico Fernández-Christlieb, “La influencia francesa en el urbanismo de la ciudad de México,
1775-1910” en: Javier Pérez Siller (coord.), México-Francia, Memoria de una Sensibilidad Común. Siglos
XIX y XX. México, BUAP, CEMCA, El Colegio de San Luis A. C, 1988, pp. 227-265.
3. Leticia Gamboa Ojeda, “Los Barcelonnettes en la ciudad de Puebla: panorama de sus actividades
económicas en el profiriato”, en: Javier Pérez Siller, op. cit., pp. 171-193.
4. Bernardo García Díaz, Un Pueblo fabril del porfiriato: Santa Kosa, Veracruz, Cd. Mendoza, Veracruz,
FOMECA, 1997.
5. Patrice Gouy, Pérégrinations des «Barcelonnettes» au Mexique, Grenoble, Presses Universitaires de
Grenoble, 1980.
6. Nombre dado en el valle de Barcelonnette a los negociantes que han regresado al país de
origen después de haber estado en México. También se usa el término “americanos”.
7. Émile Chabrand, De Barcelonnette au Mexique, Paris, Plon, 1982, pp. 385 y 386.
8. Obra de albañilería de una construcción. N. del T.
9. Émile Zola, Au Bonheur des Dames, Paris, Biblioteca Charpentier, 1895, pp. 282-283. [La
«rouennerie» es una tela de algodón pintada, llamada así por fabricarse en Rouen, Francia]. N. del
T.
RESÚMENES
Este apartado aborda un ciclo evolutivo de los Barcelonnettes en México, tomando a la
arquitectura como rasgo fundamental de su legado en este país. Comienza esbozando el
desarrollo de la arquitectura francesa tanto en México como en el Valle de Barcelonnette a partir
de 1870, para seguir con algunos detalles de su crecimiento, la descripción de su época de apogeo,
y los comienzos de su caída en materia artística, práctica y económica. El ensayo pretende
bosquejar un esquema dual en el que se relacione la evolución arquitectónica en México con la de
la ciudad de origen de los migrantes: Barcelonnette, en la mayoría de los casos.
AUTOR
HÉLÈN HOMPS
Hélèn Homps. Francesa, terminó una maestría en literatura y una especialidad en historia del
arte, con la opción “Patrimoine et Muséologie” en la Universidad de Provence (Aix-Marseille-I).
Fue comisionada por el Servicio de Monumentos históricos (Ministère de la Culture, D.R.A.C
Provence-Alpes – Côte d’Azur) en Barcelonnette, para realizar el inventario y la identificación de
las villas construidas por los emigrantes a su regreso de México. En 1993 ganó el concurso para
ser reconocida como “Agregado de conservación del patrimonio” y desde 2003 ocupa la dirección
del Museo delValle, en Barcelonnette. Se interesa particularmente en el estudio del movimiento
migratorio del Ubaye hacia las Américas. Ha participado en los coloquios del proyecto “México-
Francia” y en la firma de la convención de “hermandad” entre el Museo comunitario de Ciudad
Mendoza (Santa Rosa) y el de Barcelonnette. Entre sus artículos y libros más recientes tenemos:
Villas en Ubaye. Retour du Mexique, (Aix, 2002) y 1000 petits chefs-d’oeuvre du Mexique à Barcelonnette
(Paris, 2006).
186
le da un lugar más importante a la acción de los vencidos. Louis Gasquet aporta un tercer
punto de vista, el de una población que no sufre en su orgullo la pérdida de parte
importante del territorio. Los franceses están pues en California en una situación
intermediaria, víctimas de la conquista, pero no de la derrota. Es así que Louis Gasquet
permite clavar una cuña en la lógica monolítica de la interpretación de la conquista de
California.
6 Desde un punto de vista más general, más teórico, la biografía de Louis Gasquet y el libro
de sus sentimientos personales en su correspondencia permiten poner en evidencia las
erratas de un itinerario, y evitar una coherencia falsa de la reconstrucción de una vida de
la cual ya conocemos el resultado. Asimismo, este análisis está más centrado en el rol del
individuo, más que en su representatividad eventual. Nos interesaremos en las influencias
que se ejercen sobre él, en sus dudas, en los eventos, y nos preguntaremos acerca de cómo
explicarnos sus acciones mediante un retorno a su pasado.
precariedad financiera. Es pues con una mezcla de satisfacción e inquietud que acepta el
puesto. En realidad, no tiene mucha opción, el trabajo le hace ganar dinero. Pero a los
cuarenta y nueve años, un viaje así de largo lo inquieta. ¿Qué debe llevar? La perspectiva
de alejarse de su familia, de su país, a tierras desconocidas de las cuales quizá nunca
regrese, es un verdadero desgarramiento. Se las ingenia para retardar su partida, le
insiste a su amigo sobre la posibilidad de obtener más bien un puesto en un consulado en
Europa.
16 Esperando siempre obtener el puesto de cónsul, finalmente honrado de representar a
Francia y deseoso de ir en defensa de los intereses en las regiones menos conocidas, Louis
Gasquet se resigna a partir. El S de abril de 1843, a las cinco de la tarde, toma la diligencia
hacia Lyon. En París, baja al hotel de los Estados generales, en la calle de Ste Anne, y
multiplica las peticiones para obtener un consulado. El primero de julio reconoce sus
reticencias: “Partir a mi edad, en la que las dulzuras del hogar son así de preciadas, a un
lugar a mil leguas de mi país y de mis hijos, vivir bajo un clima peligroso y a menudo
mortal. No hablo de los peligros de la travesía, de las fatigas de un largo viaje por
México”. En vano. François Guizot lo recibe personalmente, le asegura su apoyo
financiero, lo hace valorar que si el puesto de canciller es mal pagado, es una residencia
tan alejada que ningún cónsul titular la aceptaría. Él, Louis Gasquet, se beneficiaría
entonces de las atribuciones del cónsul, y de la mitad de las remuneraciones
correspondientes a ese puesto.
21 En California, la ciudad no parece más cercana que cuando la vio desde Paris: “Cuando
hablé de mi viaje a Monterey, todo el mundo pensó en la poca piedad de la idea de
mandar a un hombre de mi edad al extremo del mundo, en un país perdido y por ventajas
así de débiles.”
22 El 2 de noviembre de 1843 Gasquet escribe desde la cuidad de México, a la cual llegó dos
días antes, “molido y abismado de fatigas y contusiones ocasionadas por el mal estado de
la ruta”. México, dice él, “es una ciudad grande y bella, pero que ofrece pocos recursos y
distracciones a la gente ociosa”. Es decir, hay pocas distracciones tales como las que
pueden encontrarse en Francia. Detenido en la capital por la falta de fondos para
continuar su viaje, se queda ahí más de un año. Frecuenta la legación, a donde llega a
cenar, acompaña de vez en cuando a la esposa del ministro de Francia y su hija de paseo,
ve poca gente y a veces va al teatro o al concierto. Se aburre “hasta la muerte” y desea
partir lo antes posible.
23 Por lo tanto, el ministro de Francia, el barón Alleye de Cyprey, no es tampoco más
alentador en su descripción de California “en el extremo del mundo, en una comarca
perdida y sin recursos, donde la vida es miserable”. Monterey, le dice el barón, “es una
mala bicoca que no tiene casas edificadas. [...] No tendrá muebles más que los que se lleve
consigo, o que mande traer de Francia. Atendiendo este asunto, ocúpese de una cama
completa, porque corre el riesgo de acostarse con el sol envuelto en sus sábanas”. Pero la
frecuentación que Louis Gasquet tenía con los actores locales de la diplomacia francesa,
Alleye de Cyprey, Gloux, cónsul en Veracruz, y Goury du Rolan, secretario de la legación,
introdujo un cambio en sus perspectivas del futuro, como lo atestiguan sus cartas. No sólo
desea convertirse en cónsul por las razones financieras que había desarrollado
anteriormente, sino porque él mismo se cree capaz. Le escribió a Viger: “me creo capaz de
manejar un consulado, de manejarlo de forma satisfactoria para el gobierno. Desde que
puedo ver de cerca de algunos agentes consulares, esta opinión no ha hecho más que
confirmarse en mí, y modestia aparte, yo les haría un honor en querer quedarme con un
pie de igualdad con ellos”. Apoya esta convicción sobre su experiencia en cuestiones
comerciales, y en las descripciones poco halagadoras de los cancilleres locales.
24 Pero sobre todo la imagen que se hace de California evolucionó notoriamente. El 26 de
noviembre de 1843, escribe:
195
33 Pero estas buenas relaciones están en parte fundadas en un malentendido. Sus prácticas
están destinadas a impresionar a la población y a incitar a los jefes a pedir la protección
de Francia. Sueña con una California que será francesa:
Qué bella colonia podríamos crear, que puede prever los destinos que le esperan. Un
país inmenso puesto a la disposición de la actividad y el espíritu emprendedor de
los habitantes de Europa sufriría en pocos años necesariamente una transformación
de la cual no puedo calcular la importancia ni el alcance. Desde que busco
representármela, me imagino a un gran pueblo hablando nuestra bella lengua,
viviendo como nosotros, con quien se perpetuarían nuestras costumbres, nuestros
hábitos y nuestra ciencia y nuestra literatura, me apasiona un deseo violento de
poseer California y no puedo menos que llamar la atención de los gobernantes sobre
estos temas.
34 Alrededor de él, un grupo de franceses hacen lo mismo. Su presencia da seguridad a
quienes piensan que Francia debe interesarse más en estas regiones. Se constituye una
especie de “partido francés”, del que Henri Cambuston, maestro de escuela en Monterey y
con quien viajó en el Primavera, es activo partidario como también lo es Olivier de
Leysségues, un viejo capitán que tiene un café-billar, y en el cual los niños tienen por
padrinos a Louis Gasquet y José Castro, uno de los hombres más pudientes de California,
comandante y gran propietario. Sus movimientos, que el gobierno en París no prevé en lo
absoluto, explican en parte el maltrato que sufren de parte de los oficiales americanos
que se mofan particularmente de ellos durante la ocupación militar, con base en
informaciones que les ha cedido el cónsul de Estados Unidos, Thomas Larkin.
Conclusión
35 Frecuentemente escritas en la urgencia y la irregularidad, las cartas de Gasquet a su
amigo abordan, más de lo que lo haría con su familia, la cuestión de su porvenir. Hemos
199
visto las dudas del individuo, y seguimos sus tribulaciones. Su itinerario de vida es el
resultado de una negociación continua entre las posibilidades, a menudo con una
sumisión a las presiones que se le presentan. Puesto en situaciones que nunca habría
imaginado, encuentra en ellas la ocasión de formular nuevas ambiciones: quiere el
consulado o el regreso a Francia. Carta tras carta, busca los argumentos que convencerán
a su amigo a defender esta propuesta.
36 Lejos de Francia, en contacto con las poblaciones que descubre, compara, como lo hacen
los viajantes, lo que ve con el país de donde viene, Europa y sus infraestructuras cómodas.
Pero su frecuentación del cuerpo diplomático también le da argumentos que
corresponden a la sensibilidad monárquica, desconfiada de una sociedad mexicana
republicana dentro de una nación en construcción. En un periodo de expansionismo de
parte de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, Gasquet retoma un discurso colonialista
que no era el del ministerio –cuidadoso de evitar todo con Inglaterra– pero que era
claramente apoyado por los agentes diplomáticos y los residentes franceses: aportar la
modernidad a favor de un cambio de régimen político y la instalación de un gobierno
garante de la paz civil y cuidadoso de desarrollar las infraestructuras (caminos,
comunicaciones, puertos). Estas ideas serían puestas en práctica bajo el Segundo Imperio,
con los resultados que ya conocemos.
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía
BOCHET, Thomas, et Jean Vigreux, «La biographie en histoire: l’individu en général, le militant en
particulier “, en Serge Wolikow, (dir.), Écrire des vies. Biographie et mouvement ouvrier, XIXe-XXe
siècles (Éditions universitaires de Dijon, 1994), pp. 15-29.
FOUCRIER, Annick, Le rêve californien. Migrants français sur la côte Pacifique, XVIIIe-XXe siècles (Berlin,
1999).
FOUCRIER, Annick, «La France, les Français et la Californie avant la ruée vers l’or (1786-1848)»,
tesis de doctorado EHESS, 1991, 4 vol.
LEVI, Giovanni, «Les usages de la biographie», Annales. Économies, Sciences, Civilisations (nov-déc
1989) pp. 1317-1323.
LORIGA, Sabina, «La biographie comme problème», en Jacques Revel, (dir.), Jeux d’échelles. La
micro-analyse à l’expérience (Paris: Gallimard, 1996) pp. 209-231.
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par l’association Histoire au présent (Paris: publications de la Sorbonne, 1985).
PUDAL, Bernard, «Biographie et biographique», Le Mouvement social (n° 186, janvier-mars 1999)
pp. 3-7.
TORRES, Félix, «Du champ des Annales à la biographie: réflexions sur le retour d’un genre», en
Problèmes et méthodes de la biographie, Actas del coloquio sostenido en la Sorbonne el 3 y 4 de mayo
de 1985 por la asociación Histoire au présent (Paris: publications de la Sorbonne, 1985) pp.
141-148.
WOLIKOW, Serge, (dir.), Écrire des vies. Biographie et mouvement ouvrier, XIXe-XXe siècles (Éditions
universitaires de Dijon, 1994).
NOTAS
1. Abraham Nasatir, French Activities in California: An Archival calendar-Guide, Stanford University
Press, 1949.
2. Sobre las Relaciones Francia-California, Annick Foucrier, “La France, les Français et la
Californie avant la ruée vers l’or”, tesis de doctorado en historia, EHESS, 1991.
3. Abraham Nasatir, op. cit., p. 24: Larkin a Buchanan, número 25, Monterey, 10 de julio, 1845,
impreso en Manning, Diplomatic Correspondence, VIII, pp. 735-736.
4. Nasatir, op. cit., pp. 24-25.
5. Esta biografía se apoya en las investigaciones hechas en los archivos del estado civil del
departamento de Gard, en Nîmes, en los archivos comunales de Sommieres, en minutas de
notarios, y en las cartas inéditas de Louis Gasquet dirigidas a ThéodoreViger, y conservadas en
los archivos departamentales de Gard.
6. Léon Dutil, Etat économique du Languedoc à la fin de l’Ancien Régime. 1750-1789, tesis de doctorado
en letras, Paris: Hachette, 1911, p. 429.
RESÚMENES
Louis Gasquet, encargado del consulado de Francia en Monterey, California, ocupó ese puesto
durante los años decisivos de la conquista por Estados Unidos. Sus objeciones a las medidas
201
tomadas por las autoridades militares de Estados Unidos, enunciadas en nombre del derecho de
gentes, le hicieron ganar la hostilidad de los comodoros Sloat y Stockton. Los juicios negativos de
estos fueron retomados por los historiadores norteamericanos. Sin embargo, nuevas fuentes, la
correspondencia que escribe a su amigo Théodore Viger durante su viaje a través de Francia y
México (1843-1845) y durante su estancia en California (1845-1847), permiten construir un
retrato más completo, sutil y complejo de este individuo y de sus motivaciones. Las 21 cartas
enviadas a su amigo revelan la vida privada, las emociones y aspiraciones de un hombre
injustamente tratado por la historiografía americana.
Louis Gasquet, chargé du consulat de France à Monterey, Californie, s’y trouve pendant les
années décisives de la conquête par les Etats-Unis. Ses objections, au nom du droit des gens, aux
mesures prises par les autorités militaires états-uniennes, lui ont valu l’hostilité des commodores
Sloat et Stockton, dont les jugements négatifs ont été repris par les historiens nord-américains.
Cependant de nouvelles sources, les lettres qu’il a écrites à son ami Théodore Viger pendant son
voyage à travers la France et le Mexique (1843-1845) et pendant son séjour en Californie
(1845-1847), permettent de dresser un portrait plus complet et plus nuancé de l’individu et de ses
motivations. Les 21 missives envoyées à son ami dévoilent la vie privée, les émotions et les
aspirations d’un homme injustement malmené par l’historiographie états-unienne.
AUTOR
ANNICK FOUCRIER
Annick Foucrier. francesa, es doctora en historia por la Ecole des Hautes Études en Sciences
Sociales de Paris (Francia). Su tesis doctoral, titulada“La France, les Français et la Californie avant
la ruée vers l’or (1786-1848)”, recibió dos premios. Es especialista en historia de America del
Norte, particularmente California, y de las migraciones en Estados Unidos. Ha publicado diversos
artículos sobre el oeste de Norte America, el mar Pacifico, exploradores y emigrantes. Entre sus
principales libros se encuentran: Le rêve californien. Migrantsjrançais sur la côte Pacifique, XVIIIe-XXe
siècles, (Paris, 1999); edicion, The French and the Pacific World, 17th-19th centuries: Exploration,
Migrations and Cultural Exchanges, (Aldershot, UK 2005). Es miembro del CENA (Centro de Estudios
Norteamericanos) EHESS/CNRS, del MASCIPO UMR 8168. Actualmente es profesora, investigadora
y directora del Centre de Recherches en Histoire Nord-Américaine en la universidad de Paris 1-
Sorbonne.
202
Portada: El 12 de junio de 1864, acompañados del arzobispo de México, los generales Bazaine y
Neigri, llegó la pareja imperial a la ciudad de México, en un ambiente de júbilio y algarabía.
Fuente: La Pátria Recobrada, México, FCE, 1962, p. 192.
El 10 de abril de 1864, en Miramar, ante la junta mexicana de notables dirigida por Manuel Gutiérrez
de Estrada, y ante el obispo, Maximiliano hizo un juramento ante Dios y aceptó recibir el
nombramiento de Emperador de México.
Fuente: La Patria Recobrada, México, FCE, 1962, p. 181.
3 En este contexto bastante difícil, Carlota sale para Francia el 13 de julio de 1866 para
recordarle a Napoleón III su promesa inscrita en el tratado de Miramar de no retirar a las
tropas francesas. Quiere entrevistarse también con el Papa para arreglar la discrepancia
en la cuestión religiosa y política de los cultos en México. Pero la acogida de los franceses
es un verdadero “fiasco”: las autoridades oficiales multiplican las torpezas y la prensa no
tardará en manifestar sus dudas en cuanto a los verdaderos objetivos de su misión para
acabar por una actitud de franca hostilidad.5 En París, Carlota exigirá de Napoleón que
siga pagando el sueldo de las tropas auxiliares y que mantenga al ejército francés hasta
lograr la pacificación definitiva de las provincias mexicanas. No consigue convencer a los
ministros franceses, aunque logra obtener dinero, que manda a México. Sin renunciar a
su proyecto, decide volver a ver a Napoleón para reiterarle sus compromisos con México,
pero todo es inútil. Ante esta última y definitiva negativa, se refugiará en Miramar el 30
de agosto de 1866. A partir de entonces irá agravándose su estado psíquico, hasta
necesitar su posterior internamiento este mismo año. Mientras, habrá visitado al Papa Pió
IX para intentar solucionar la cuestión del concordato y presionar, en vano otra vez, a
Napoleón.
5 En realidad, lo que evidencian los artículos del periódico Le Phare de la Loire del 8 al 1 3 de
agosto de 1866 es que Carlota, desde su llegada a Francia en 1866 por el mismo puerto que
sirvió de embarcadero para las tropas francesas destinadas a México en 1862, ya no
pertenece ni a la sociedad mexicana ni a la europea y llega en medio de la indiferencia y la
desaprobación general.
6 El diario del jueves 9 de agosto incluye en su rúbrica titulada “Ultimas noticias del día 8
de agosto” un párrafo firmado por V. Mangin que retoma las informaciones de una hoja
suelta de Saint-Nazaire, según la cual entre los pasajeros del vapor de la Compañía
Transatlántica Impératrice-Eugénie oriundo de Veracruz se “encontraría” la emperatriz (sin
mayúscula) de México. Esta “gran noticia” que El Faro del Loira se prepara a anunciar a sus
lectores confirmaría los rumores “procedentes de Estados Unidos” de los que ya se había
hecho eco el mismo periódico, según los cuales Carlota se disponía a salir para Europa. Se
suponía que vendría a negociar un nuevo préstamo o que se alejaba de México “a causa de
los acontecimientos de que México iba a ser el teatro”.6 Se anuncia entonces la llegada de
la emperatriz a Nantes por el tren a las 6 horas con 33 minutos. Se prevé que dormirá en
el Hôtel de France.7 Las instrucciones dadas por el ministro mexicano Castillo señalan que
la emperatriz viaja como “humilde turista” sin el boato oficial que hubiera podido
acompañarla.8
7 El número del 10 de agosto vuelve sobre las noticias de la víspera en una rúbrica titulada
“Crónica local”, señalando la llegada puntual de la emperatriz a las 6 horas con 33
minutos, en la discreción general, ya que la noticia de su llegada se había difundido muy
poco, de modo que sólo algunos mirones se habían reunido en la estación de Nantes,
cuyos principales accesos habían sido prohibidos por las autoridades en virtud del
acontecimiento. Se precisa que las únicas personalidades oficiales que estaban presentes
eran el señor Bourlon de Rouvre, prefecto del Loira Inferior y su secretario general, el
barón de Girardot. El Faro del Loira dedica de paso unas líneas a la descripción detallada del
atuendo de Carlota, propia según él de una persona acomodada aunque sencilla,
añadiendo que la nieta de Luis Felipe denotaba un carácter resuelto. Rinde un homenaje
mesurado a su belleza, precisando que, por no caer en los tradicionales excesos de la
lisonja, “se contenta con decir que la esposa de Maximiliano es “más bien bella”. 9 Los
mirones que se habían reunido delante del Hotel de France no tardaron en dispersarse y
no hubo recepción oficial esa noche en Nantes. El periódico señala que esta misma
mañana del 10 de agosto el señor Bourlon de Rouvre vino a buscar a la emperatriz para
conducirla a la estación de Nantes, de donde se fue para París a las 7 horas de la mañana.
8 Luego, el periódico vuelve sobre la acogida de Carlota en Saint-Nazaire, para “completar
la historia de su paso por nuestro departamento”, dando la lista de las personas que
acompañaban a la esposa de Maximiliano y añadiendo que la Compañía había recibido
37 700 francos en pago de sus servicios, primera alusión apenas velada a los gastos
ocasionados por su visita, y que prepara el terreno para futuros comentarios críticos
sobre las cantidades de dinero ocasionadas por la aventura mexicana.10 Avisados por un
telegrama de La Habana de la llegada de la emperatriz, el general Almonte, ministro de
México en París, y su esposa, así como el señor Mora, antiguo ministro plenipotenciario y
antiguo gran maestro de ceremonias, habían acudido a recogerla.11 La emperatriz fue
acogida por el subprefecto de Savenay, por el señor Guilhouso, alcalde de Saint-Nazaire y
por el juez de paz. El diario critica el discurso del señor alcalde, calificado de “arenga a la
que perjudicó la emoción de su voz”, y que fue contestada por una sonrisa “que el señor
alcalde no pudo sino encontrar afable” y un saludo. Un carruaje ordinario llevó a la
208
emperatriz al hotel Bellay, adonde fue a reunírsele a pie su comitiva. Después de esta
acogida desastrosa, El Faro del Loira consigna con cierta ironía dos “incidentes” bastante
inesperados, ocurridos antes de abandonar el antepuerto, del que retendremos el más
extraordinario para la circunstancia: la falta de bandera mexicana oficial en el barco que
traía a Carlota, reemplazada por una bandera de Italia. Los términos en que se relata el
incidente son bastante significativos de la falta de consideración por la representante
oficial de México:
El pabellón mexicano sólo difiere del italiano por la corona imperial que lo remata y
por un águila con una serpiente en el pico –imagen de la anarquía, sin duda– que
está representado en él. “L’Impératrice-Eugénie estaba desprovista de esta bandera
nacional; la habían reemplazado por la de Italia.12
9 A continuación, Le Phare de la Loire cita un párrafo del Diario del Imperio de México del 7 de
julio que anunciaba el viaje de su majestad como una misión en beneficio de los intereses
de México y para el arreglo de determinadas cuestiones internacionales, recalcando el
sentimiento de “verdadero patriotismo” con que ésta la emprendía, y la prueba de
abnegación que manifestaba así el emperador con su nueva patria. Añadía que la
emperatriz se preparaba a emprender con valentía un viaje que iba a conducirla por la
región de Veracruz en la estación de las lluvias, con los consiguientes peligros de vómito
negro. Le Phare de la Loire no idealiza tanto a Carlota, y critica el falso tono de veracidad
con que el diario mexicano anuncia el viaje de la esposa de Maximiliano, subrayando que
los lectores mexicanos no tenían más información que los franceses sobre los verdaderos
motivos de su viaje.
La pareja imperial.
Fuente: La Pátria Recobrada, México, FCE, 1962, p. 135.
Criticas
10 Como se ve, los principales temas desarrollados en las páginas de Le Phare de la Lote entre
el 9 y el 10 de agosto de 1866 tratan en primer lugar de la dificultad de tener
informaciones exactas sobre la llegada de la Emperatriz: desde el principio, ésta crea
209
los Estados Unidos compren a México y se encarguen de sus deudas”, el país no sería incapaz de
encontrar el dinero necesario para pagarlas. El tono con que el periodista A. de Rolland
del Phare de la Loire termina su artículo arremetiendo contra Maximiliano y Carlota es
duro y casi injurioso:
Podemos esperar a que muy pronto el Emperador Maximiliano deposite su corona
imperial y vuelva, como simple archiduque, a aquel castillo de Miramar que nunca
hubiera debido abandonar. Es posible incluso que la Emperatriz no vuelva a esta
tierra donde tuvo sueños de grandeza y de potencia, y donde sólo encontró amargas
decepciones19.
15 La prensa local parece pues bastante representativa de la sensibilidad despertada por la
“historia inmediata”: su crónica constituye una forma de aprensión directa de la realidad
y una evocación sin rodeos de las preocupaciones políticas y sociales del momento. Si en
un principio no pormenoriza las pésimas condiciones del desencuentro de Saint-Nazaire,
prefiriendo insistir en la acogida reservada a Carlota en Nantes los siguientes días,
recepción que tampoco fue excepcional, el diario no tardará mucho en hacerse el
portavoz de una polémica candente sobre la expedición mexicana. Las críticas llegan a
restarle a la emperatriz (por no decir negarle) toda dimensión política, reduciéndola a un
simple papel de representación, aniquilando de antemano sus futuras gestiones con
Napoleón III. La dama que vuelve a Europa en agosto de 1866 experimenta los sinsabores
de los vencidos políticos, dentro de un contexto tragicómico y feroz.
16 Por una ironía de la historia, además, el desencuentro de Saint-Nazaire recuerda los
sinsabores de su primera llegada a México el 25 de mayo de 1864, cuando el general
Almonte encargado de acogerlos había llegado con retraso y Carlota y Maximiliano
habían descubierto las calles desiertas de una Veracruz azotada por una epidemia de
vómito negro; parece que con la vuelta de Carlota a Francia en 1866 va cerrándose un
ciclo de incomprensión que había empezado en la indiferencia de los oficiales y la
ausencia del pueblo mexicano y termina con la hostilidad de la opinión pública francesa.
La archiduquesa Carlota: una joven alta, esbelta, llena de salud y de vida y que respira contento y
bienestar, elegantísima, pero muy sencillamente vestida, frente pura y despejada; ojos alegres
rasgados y vivos...
Fuente: La Patria Recobrada, México, FCE, 1962, p. 139.
digna de su categoría en París y en las ciudades que atraviesa. Mientras tanto, en México,
los juaristas van acercándose a la capital”.31
21 La confrontación de estas biografías en torno a un mismo acontecimiento es reveladora
de las “derivas” posibles del género biográfico hacia la dramatización o el lirismo. Sus
enfoques particulares contribuyen a despertar o a recalcar cierto tipo de “sensibilidad”,
pero con una diferencia esencial: ya no se trata de “historia inmediata” sino de una
historia vista con la distancia temporal que va acompañada a veces de una perspectiva
idealizante.
Novela y teatro
A su regreso a Europa, Carlota viaja a París para entrevistarse con Napoleón III y reclamar que cumpla
el apoyo prometido a Maximiliano I.
Fuente: La Patria Recobrada, México, FCE, 1962, p. 1234.
23 Va todavía más lejos Usigli cuando declara que Napoleón III es el verdadero inaugurador
del fascismo en Europa, aunque lo califica también de soberano de opereta (“el Marivaux
del fascismo y del imperialismo”), cuya tentativa de conquista de México es sólo el
experimento de laboratorio del imperialismo europeo moderno, tal como la guerra civil
española en 1936 fue el preludio de la segunda guerra mundial.34
24 Fernando del Paso, que cita al principio de su novela la frase atribuida a Malebranche
según la cual “La imaginación es la loca de la casa”,35 estableciendo así un vínculo directo
con el primer soliloquio demente de Carlota, tampoco hubiera rechazado esta afirmación
de Usigli según la cual”Sólo la imaginación permite tratar teatralmente un tema
histórico”.36
25 En Noticias del Imperio el episodio de Saint-Nazaire está incluido en el capitulo XVI,
titulado “Adiós Mamá Carlota”, que recoge los versos de la canción justo antes de su
llegada a Europa,37 como para mostrar que Carlota ya es personaje de folklore y que los
mexicanos se las han apropiado como tal: rechazada política e históricamente, pero
integrada por un proceso de carnavalización, pertenece a su modo a la historia mexicana.
En Saint-Nazaire, sin embargo, le espera otro tipo de folklore:
Fue mala suerte, por ejemplo, y no otra cosa, que al llegar a Saint-Nazaire, donde el
único personaje importante que la esperaba era Almonte, el alcalde fuera un
hombre despistado que ignoraba la existencia de Carlota y recurriera al despliegue
de una bandera peruana para recibir la inesperada visita de una Emperatriz que
venía del otro lado del Atlántico: para un funcionario provinciano era tal vez muy
difícil hacer distingos entre uno y otro de los países americanos. 38
26 No sin ironía, Fernando del Paso vuelve largamente sobre el episodio de la bandera,
relacionándolo con otro incidente semejante ocurrido a su salida de Veracruz: recuerda
que cuando Carlota se embarcó para Europa, se dio cuenta de que el vapor-correo
Impératrice-Eugénie no enarbolaba pabellón mexicano, sino francés. Indignada, ordenó que
216
A mediados del mes de enero de 1868, La Novara llega a Trieste con los restos de
Maximiliano.
Fuente: Fuente: La Patria Recobrada, México, FCE, 1962, p. 247.
Perspectivas:
31 La cuestión de una sensibilidad común entre México y Francia sigue siendo problemática
en 1866 y Carlota parece cristalizar en torno a su persona y a un acontecimiento hoy
relegado al nivel de “la pequeña historia” la animosidad y el cansancio de una opinión
pública harta de “la aventura” mexicana. Los equívocos de las banderas traducen además
visiones del mundo también problemáticas: la ignorancia mutua de los emblemas
nacionales contrasta con el énfasis patriótico de una soberana belga que quiere ser
considerada como mexicana y que acabará por mezclar todas las referencias identitarias.
Las crónicas de Le Phare de la Loire revelan desde Europa un doble vacío: el de la dimensión
histórica de Carlota y de su verdadero peso en los acontecimientos de la época, y el de un
desinterés cada vez mayor por los asuntos mexicanos “oficiales”. En cambio, la guerrilla
mexicana es el objeto de los elogios del diario.
32 En torno a un acontecimiento determinado, se han convocado varias fuentes: la novela, el
teatro, la biografía y la prensa. Dentro de cada ámbito, sería necesario comparar varios
tipos de producciones para determinar los diferentes enfoques susceptibles de “aclarar”
un acontecimiento, de valorar las huellas que dejó en el imaginario, o de cuestionar la
naturaleza misma de dicho acontecimiento: la llegada de Carlota a Saint-Nazaire se
inscribe en efecto dentro de un sistema que concierne varios polos interpretativos entre
la historia oficial y la anécdota, el “acontecimiento” o el “episodio” (dándole también a
este término su dimensión novelesca o folletinesca), la equivocación o el conflicto de
interpretación.
33 Hoy la historia de la intervención francesa en México no forma parte de las prioridades de
los manuales de enseñanza secundaria del español en Francia.43 Al nivel de los
imaginarios colectivos, Carlota Amalia de Bélgica ha sido marginada. La crónica de su
218
NOTAS
1. Nos referimos aquí algunas de las ideas principales formuladas por Jacques Le Goff,
coordinador de La nouvelle histoire, Paris, editions Complexe, 1988, pp. 23-32.
2. Jean Lacouture recalcó la importancia de esta vuelta del acontecimiento que ahora “irrumpe
en la escena de la historia” tras haber constituido durante un siglo “la materia prima” de la
historia positivista y “objetiva” antes de verse cuestionado por la escuela de los Anales. Ibidem, p.
245.
3. El espacio de este capítulo no nos permitió examinar en detalle todas las biografías y obras de
ficción que hubiéramos querido. Considérese pues este trabajo como un primer acercamiento al
tema de la llegada de Carlota a Europa y a las reacciones y creaciones que suscitó.
4. Alicia Hernández Chávez, Breve historia contemporánea de México, México, Fondo de Cultura
Económica, 2000, p. 226.
5. Fernando del Paso en su novela Noticias del Imperio (1987) le da la palabra a Carlota desde el
primer capítulo. Su voz irrumpe entonces en la novela alardeando sus “títulos”: “Yo soy María
Carlota de Bélgica, Emperatriz de México y de América. Yo soy María Carlota Amelia, prima de la Reina de
Inglaterra, Gran Maestre de la Cruz de San Carlos y Virreina de ¡as provincias de Lombardo véneto acogidas
por la piedad y la clemencia austriacas bajo las alas del águila bicéfala de la Casa de Habsburgo”. México,
Editorial Diana, 1999, p. 13.
6. Le Phare de la Loire, Jueves 9 de agosto de 1866.
219
7. Este hotel sigue acogiendo hoy a personalidades políticas, pero se ubica ahora en lo alto de la
rue Crébillon, mientras que en aquella época se situaba en una esquina que daba a la Plaza
Graslin al lado del teatro principal de la ciudad.
8. El periódico precisa que sólo se reservó un pequeño apartamento para ella y su camarera, tres
señores con sus damas, acompañados de 8 criados. Le phare de La Loire, miércoles 8 de agosto de
1866.
9. “(...) nous nous bornerons à dire que la compagne de Maximilien est plutôt bien que mal”. El diario no
encomia excesivamente su belleza, pero señala que un ademán de la emperatriz –al apearse
echando para atrás el velo de encaje negro que cubría su sombrero de paja muy sencillo–, le
permitió a la gente contemplar sus facciones a su antojo: “Elle portait pour coiffure un chapeau
de paille fort simple, couvert d’un voile de dentelle noire qu’elle rejeta en arrière en mettant pied
à terre, ce qui permit au petit nombre d’assistants de contempler ses traits tout à leur aise.” Le
Phare de la Loire, op. cit., «Chronique locale “, jueves 9 de agosto de 1866.
10. Las personalidades a las que se refiere principalmente Le Phare de la Loire son: el conde del
Valle, su chambelán; el conde de Bombelle y el señor del Barrio, chambelanes del emperador; el
señor Castillo, intendente general de la casa imperial; el doctor Rohushawek, uno de los médicos
de la corte; la señora del Barrio, dama del palacio.
11. El periódico señala que al ver a la esposa del general, la emperatriz la había estrechado en sus
brazos. Ibídem.
12. Ibidem.
13. “Uno de estos (diarios), Le Pays, la emprende con nosotros esta mañana, porque hemos dicho
que, según ciertas versiones, la hija del rey de los Belgas se alejaba de México en previsión de los
acontecimientos de que el nuevo imperio puede ser algún día el teatro; el órgano se precipita
para exclamar que nada justifica “semejante suposición, tan injuriosa como gratuita”. A
continuación, el periódico ironiza más acerca de los verdaderos motivos de la emperatriz: “Es
pues evidente, según Le Pays, que el trono imperial mexicano no corre ningún peligro, y que la
emperatriz Carlota sólo vino a hacer un viaje de recreo en Europa. Esto era además lo que
manifestaba la cara compungida de la joven soberana, y resultaba de las conversaciones que
hemos oído entre los pasajeros y que no repetiremos.” Le Phare de la Loire, op. cit., viernes 10 de
agosto de 1866.
14. Ibídem.
15. Ibídem, Lista a cargo de un tal Mangin, corresponsal del periódico.
16. A. de Rolland, Le Phare de la Loire, op. cit., sábado 11 de agosto de 1866.
17. Idem.
18. Idem.
19. Le Phare de la Lore, 13 de agosto de 1866.
20. Escribe Shwob en el prólogo a sus Vidas imaginarias: “El arte del biógrafo consiste
precisamente en la elección. No debe preocuparse por ser verdadero [... ] Los biógrafos,
desgraciadamente, solían dárselas de historiadores. Y nos privaron de admirables retratos. Se
imaginaron que sólo la vida de los grandes hombres podía interesarnos. El arte es ajeno a estas
consideraciones. El arte del biógrafo consistiría en otorgarle tanta importancia a la vida de un
actor pobre como a Shakespeare.” Marcel Schwob, Vies imaginaires, Paris, Gallimard, Collection
«L’imaginaire ”, 2003, pp. 16-17.
21. El hijo a quien Carlota habría dado a luz “clandestinamente” sería el futuro general Maxime
Weygand. André Castelot, Maximilian Et Charlotte, Paris, Perrin, 2002, pp. 457-458.
22. «(La barque) amène le représentant de l’Empire mexicain, le général Almonte et madame, qui
tendent d’un air gêné à Charlotte un bouquet de roses déjà fânées». Michel de Grêce, L’Impératrice
des adieux ou le destin tragique des souverains maudits, Paris, Plon, 1998, p. 278.
23. Ibídem, p. 278.
220
24. Pierre Brimbert, Cyrielle Goneau, Biographie de Charlotte, impératrice du Mexique, disponible sur
Internet: http://www.ecoles.cfwb.be/arlesiness/Charlotte.html
25. Ibídem, p. 5.
26. Ibídem, p. 3.
27. Ibídem, p. 4.
28. Ibídem, p. 7. Se trata de un capítulo de la obra de René Goffin, L’épopée des Habsbourg, Charlotte,
l’impératrice fantôme, publicada en 1937 en las Editions de France (pp. 1-73).
29. Ibíd. Citado como la obra de M. (?) Castelot, Librairie Académique Perrin, Paris, 1977.
30. Ibíd. Obra de M. Kerckvoorde, Edition Document Duculot, Paris, Gembloux, 1980.
31. Ibídem, p. 5.
32. “Debo empezar por decir que la pieza que ofrezco ahora tiene un decidido carácter
antihistórico. Es hija de un impulso... Mi impulso obedeció, quizá, a una conciencia puramente
poética de que, hasta ahora, las figuras de Maximiliano y Carlota han sido mucho peor tratadas,
en general, por los dramaturgos, escritores y productores de cine mexicanos que por los liberales
y juaristas. Hay muchas cosas que poner en su punto, y la poesía es probablemente lo único que
puede hacerlo”. Rodolfo Usigli, Corona de sombra, México, Porrúa, 2002, p. 5.
33. Ibid., pp. 18-19.
34. “Dicho crudamente, Napoleón III es en realidad el inaugurador del fascismo en la Europa
moderna, sólo que es incapaz de ir más allá de un intento semejante a una opereta de aficionado.
Es el Marivaux del fascismo y del imperialismo y su conquista de México es sólo el preludio del
imperialismo europeo moderno, el experimento de laboratorio, tal como la guerra civil española
en 1936 es el preludio y el campo experimental de la presente guerra, a un ritmo bastante más
acelerado.” Ibíd., p. 14.
35. Fernando del Paso, Noticias del Imperio, México, Editorial Diana, 1999, p. 1 3.
36. Ibíd., p. 8.
37. Ibíd., pp. 462-464.
38. Ibíd., pp. 463-464.
39. Fernand Gueriff, «Notes d’histoire locale. Les lignes maritimes de 1864 à 1870», Ouest France, 29 de
mayo de 1970.
40. Ibídem, p. 464. También Michel de Gréce se extiende sobre el desencuentro en la estación
parisiense entre Carlota y el general de Genlis, edecán de Napoleón, op. cit., p. 280.
41. Claude Fell, “Historia y ficción en Noticias del Imperio de Fernando del Paso”, en: El imperio de
las voces: Fernando del Paso ante la crítica, México, ediciones UNAM/Era, 1997, p. 117.
42. Michel de Grèce, op. cit., p. 279.
43. Nuestra experiencia de profesor de español en las clases secundarias francesas hasta 1992
permite afirmar que la intervención francesa en México no figuraba en las páginas de enseñanza
de la lengua y de la historia españolas. La frecuencia con que se reproducía el cuadro de Goya de
los fusilamientos del 2 de mayo en comparación con el cuadro de Manet “La ejecución de
Maximiliano” (1867) es bastante significativa.
44. Rodolfo Usigli, op. cit., p. 10.
221
RESÚMENES
Los comentarios de la prensa local sobre la llegada de Carlota al puerto de Saint-Nazaire en 1866
constituyen un caso interesante de historia inmediata, ya que la esposa de Maximiliano despertó
entonces los sentimientos más variados, desde la indiferencia y la curiosidad hasta el rechazo y la
hostilidad, pero no el verdadero entusiasmo esperado por la historia oficial. Una figura mayor de
la política imperialista se veía reducida casi al anonimato, lo que le daba un relieve particular a
su acogida. Por eso se abordará la cuestión de la reinterpretación biográfica y ficcional de un
evento que constituyó en realidad un no acontecimiento. Este artículo parte del presupuesto de
la pertinencia de la figura de Carlota como “protagonista” de la historia, susceptible de revelar
las características, las carencias o el rechazo de una sensibilidad común, y se vale para ello de
varias fuentes, periodísticas y biográficas, confrontándolas con su reelaboración ficcional, por
ejemplo en la novela y el teatro. A partir de estos enfoques intentaremos cuestionar las propias
representaciones nacionales de México y Francia para ver cómo la ficción puede rescatar los
vacíos y los desencuentros de la historia, revelando al mismo tiempo los mecanismos de
apropiación o de rechazo de una misma figura en diferentes momentos históricos.
Les commentaires de la presse locale sur l’arrivée de Charlotte au port de Saint-Nazaire en 1866
constituent un cas intéressant d’histoire immédiate, car l’épouse de Maximilien a suscité alors les
sentiments les plus divers, de l’indifférence et la curiosité au rejet et à l’hostilité, mais pas le
véritable enthousiasme attendu par l’histoire officielle. Une figure majeure de la politique
impérialiste se voyait réduite à un quasi anonymat, ce qui devait allait donner un relief
particulier à son accueil. On abordera donc la question de la réinterprétation biographique et
fictionnelle de ce qui constitua en réalité un «non événement». Cet article part du présupposé de
la pertinence de la figure de Charlotte comme «protagoniste» de l’Histoire, susceptible de révéler
les caractéristiques, les carences ou le rejet d’une sensibilité commune, et s’appuie pour cela sur
différentes sources, journalistiques et biographiques en les confrontant à leur réélaboration
fictionnelle, par exemple dans le roman et le théâtre. Ces différentes perspectives nous
permettront de questionner les représentations nationales propres au Mexique et à la France
pour voir comment la fiction peut «racheter» les vides et les rendez-vous manqués de l’Histoire
tout en révélant les mécanismes d’appropriation ou de rejet d’une même figure à différents
moments de l’histoire.
AUTOR
JEAN-MARIE LASSUS
Jean-Marie Lassus. Profesor de literatura y civilización latinoamericanas en la Universidad de
Nantes y director del CERCI (Centro de investigación sobre los conflictos de interpretación) de
dicha universidad. Doctor por la Universidad de París III, ha publicado artículos sobre literatura e
historia latinoamericanas. Su investigación se centra fundamentalmente en la problemática de
las escrituras de la historia y de las representaciones de lo imaginario en América Latina en la
novela y las crónicas (s. XX y s. XVI). Se interesa más particularmente por las formas de la novela y
222
nueva novela histórica (s. XIX y XX) y también por las narraciones biográficas y autobiográficas
que implican al sujeto como actor y narrador. Ha prestado una atención particular a las
producciones relacionadas con los fenómenos migratorios del espacio atlántico, al análisis de los
discursos y a los “relatos de vida” y ha participado últimamente en una obra colectiva de
traducción de artículos inéditos sobre la historia de la esclavitud en Cuba. En la actualidad es
director de publicación de la CELCIRP (Centro de estudios sobre Literatura y Civilización del Río
de la Plata) y miembro del LIRA (Laboratorio Interdisciplinario de Investigación sobre las
Américas) de la universidad de Rennes y del CRLA (Centro de Investigaciones Latinoamericanas)
Archivos de la Universidad de Poitiers.
223
Las representaciones de
Maximiliano en los libros de texto
mexicanos: ¿un reencuentro
histórico?
Yves Robin
Introducción
1 En todos los países la enseñanza de la historia ha constituido el instrumento del cuál se
sirve el Estado para forjar una identidad nacional. Este proyecto tiene un impacto tan
fuerte que la enseñanza escolar se impone a los alumnos con toda la fuerza de principios
considerados como evidentes.
2 En este marco, los manuales escolares pueden contribuir a la formación de una memoria
colectiva que constituye el fundamento de la cultura y la identidad comunes.
3 Ahora bien, estos libros se caracterizan, entre otras cosas, por su abundante iconografía,
que participa de manera importante a dicho proceso: las imágenes, atrayentes y fáciles de
«leer» suprimen los obstáculos socioculturales de la lectura e impresionan el imaginario
infantil. En su libro sobre las imágenes de los héroes de la historia de Francia, Christian
Amalvi afirma que las ilustraciones contenidas en los manuales escolares impresionan la
imaginación de los niños.1
4 Además, la imagen es una representación cuya analogía con la realidad da un valor de
evidencia al acontecimiento o al personaje representado.
5 Por otra parte, las representaciones de los personajes históricos que se encuentran en el
discurso didáctico tienen un papel de anclaje del imaginario a la manera de los personajes
de las novelas que participan al fenómeno de identificación del lector que facilita la
memorización de la intriga. Según Jean Lecuir, los principales héroes de los manuales
escolares, asociados con un acontecimiento, marcan las grandes etapas de la historia
nacional y permiten organizar la memoria de los alumnos.2
6 La construcción de estos personajes se apoya sobre el trabajo de investigación de los
historiadores, particularmente las biografías. En este campo, los autores efectúan una
elección en relación con los objetivos de estos libros: socializar y transmitir unos valores
culturales.
12 El jinete es bastante majestuoso y confiado, sereno casi sonriente. Tiene trajes elegantes y
adaptados a la situación de paseo, se viste al estilo de un ser del nuevo mundo. Al
contrario, la palidez de su piel (cara y manos), su barba, su caballo y su espada recuerdan
sin equívoco sus orígenes europeos. Esta combinación de mexicanidad y de europeidad
ofrece la imagen de un personaje híbrido cuya significación es incierta.
13 Por fin, se puede notar que el ambiente y el aspecto del personaje están lejos de la imagen
de un emperador (además, el título de la obra no indica su función). También es difícil
vincularlo con un contexto histórico determinado.
Portada del libro de texto gratuito Historia. Sexto Grado. Este manual fue publicado en
1994 por primera vez. Esta utilizado actualmente por los alumnos de sexto de primaria en
su quinta reimpresión publicada en 2000 por la Secretaría de Educación Pública.
21 Análisis de los campos relativos al léxico referente a los personajes en el texto que
acompaña la representación de Maximiliano:
22 1. Juárez y sus generales siempre estan asociados con valores dinámicas: el ánimo, la
lucha, la resistencia: “Juárez lucho...”; “... Juárez mantuvo una larga lucha contra la
intervención extranjera...”; “... una resistencia heroica y tenaz...” Estos personajes tienen
las cualidades tradicionales de los héroes.
23 También para calificar a Juárez: “Sin dinero, con pocas armas, viajando de un lugar a otro...”
Se encuentra aquí la imagen del héroe que debe enfrentarse con un mundo hostil con su
sola entereza.
24 2. Al contrario, Maximiliano parece a un personaje pasivo que no domina su destino: “El
escogido fue el archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo...”, quien “... fue fusilado...”
25 También, un personaje ambiguo: se compromete con los conservadores pero “...era un
hombre culto, de ideas liberales”, además de un personaje común, casi un turista: “Llegó a
México en 1864 con su esposa Carlota Amalia”.
227
26 Por fin, los autores le presentan como el instrumento de la política de Napoleón III en
América Latina “quería formar un gran imperio y frenar el crecimiento de los Estados Unidos.
Doble página 48 y 49. Libro de texto «Historia Sexto Grado» publicado por la SEP en 1994.
Portada del libro de texto gratuito «Historia Cuarto Grado». Este manual fue publicado
en 1994 por pirmera vez. Está utilizado actualmente por los alumnos de Cuarto grado en
su edición de 1998 publicada por la Secretaría de Educación Pública.
34 Además se subraya el papel de los indios durante la batalla: “Los batallones de los indios
Zacapoaxtlas fueron una pieza clave en el combate” y después el texto estigmatiza sus
contradicciones y su aislamiento “resultó ser un hombre de amplia cultura e ideas
liberales, lo cual lo distanció de la Iglesia y de algunos conservadores”.
• Contraste de posturas: en el cuadro que representa la batalla de Puebla los cuerpos están alargados,
tendidos en el suelo, caídos, amontonados, dando una impresión de desorden y de tumulto; al
contrario la postura derecha y alta de Maximiliano da una impresión de quietud y de seguridad.
• Contraste de los “efectos de sonidos” sugeridos: el estrépito de la batalla se opone al silencio de la
naturaleza, la tranquilidad del paisaje y la serenidad de Maximiliano.
Páginas 126 y 127. Libro de texto «Historia Cuarto Grado» publicado por la SEP en 1998.
36 Los soldados parecen desesperados y sus miradas se dirigen hacia arriba, es decir hacia
Maximiliano. Este juego de verticalidad traduce la solicitud, la oración: los soldados están
implorando al emperador. Sin embargo, el paso del caballo y la serenidad del jinete nos
indica que no responderá al llamamiento de ellos.
37 Con estos juegos de posturas y de contraste, Maximiliano se aleja y parece indiferente a
los hechos políticos y militares que trastornan México.
41 De ese modo, la lectura del texto nos impone una interpretación diferente de lo que se
desprende de la primera percepción. Eso nos confirma que la relación texto-imagen es
una de las características esenciales de los manuales escolares.
42 Por fin, el discurso didáctico minimiza el papel histórico de Maximiliano y anuncia su
destino trágico: se quedó solo cuándo Napoleón III dio la orden de la retirada a las tropas
francesas y fue fusilado en Querétaro.
43 Anunciando este destino trágico, las hojas de agave que rodean a Maximiliano
simbolizarían el fuego del infierno. El brazo del soldado ubicado a la derecha del cuadro
parece indicar una dirección opuesta hacia la cuál se dirige el jinete, rogándole que
regrese a Europa con el fin de escapar a la muerte.
Conclusión y perspectivas
44 Estamos en presencia de una representación inusual de un jefe de Estado.
45 En primer lugar notamos que esta representación se escapa de los estereotipos que
muestran al conquistador europeo dominador. Al contrario, esta imagen positiva aparece
como el resultado de un proceso de aculturación y la manifestación de la influencia de la
cultura mexicana sobre un representante de la civilización occidental.
46 Más que el aspecto político de la biografía, es el aspecto humano y cultural el que los
autores han escogido a través de la elección de este cuadro y de su presentación.
47 En cuanto a las dos funciones principales de los manuales escolares, socializar y
transmitir valores culturales, podemos decir que la negación del papel político de
Maximiliano corresponde a la primera y la puesta de manifiesto de su aspecto mestizado
corresponde a la segunda.
48 La negación del papel político de Maximiliano llama a la socialización del alumno porque
contribuye a la mitificación de Juárez y muestra de manera implícita que este episodio de
la historia de México no fue más que un “accidente”. De esa manera, los autores
presentan la Intervención como un avatar de la lucha entre los conservadores y los
liberales.3 Así, la historia puede seguir su curso “normal” y el joven mexicano construir
serenamente su memoria histórica, fundamento de su identidad nacional.
49 La puesta de manifiesto del aspecto mestizado de Maximiliano promueve la transmisión
de valores culturales porque muestra que la aculturación es un fenómeno que conduce a
la tolerancia y al rechazo de la violencia.
50 Por último quisiera evocar un artículo del periódico mexicano La Jornada de enero de
1996, dedicado a una exposición sobre Maximiliano en el Munal, en el cual el periodista da
sus impresiones a propósito del aspecto físico del emperador:
La conclusión que se infiere de la fisonomía de Maximiliano es que no era un
hombre muy guapo, como nos habían hecho creer ciertos grabados que
posiblemente muchos vimos desde niños...
51 Este ejemplo nos parece significativo en cuanto al impacto de las imágenes que se
encuentran en los manuales escolares.
52 Así, se puede formular la hipótesis de que el análisis de las representaciones de los
personajes históricos en los libros de texto es una de las llaves que podría entreabrir las
puertas del imaginario colectivo del pueblo mexicano.
231
NOTAS
1. Christian Amalvi, Les héros de l’histoire de France. Recherche iconographique sur le panthéon scolaire
de la Troisième République, Paris, Phot’œil, 1979, p. 28.
2. Jean Lecuir, “Manuels scolaires et mémoire historique. Réflexion autour d’un sondage”, en
Histoire de l’Education, Paris, n°58, mayo 1993, p. 221.
3. Para profundizar en esta perspectiva se puede consultar el libro de Jean-Françaois Lecaillon,
Napoleón III et le Mexique, Paris, L’Harmattan, Coll. Horizons Amérique Latine, 1994, p. 222.
RESÚMENES
Es sabido que los libros de historia escolares exaltan al “héroe” y se usan imágenes para
representarlo; en este capítulo se estudian todas las partes que componen este tipo de textos. Se
sugiere, por ejemplo, que las imágenes deben ser apropiadas, manifestar la confianza y valentía
que caracteriza a los héroes, en tanto que la portada del libro debe despertar el interés de los
niños con grandes ilustraciones. El contenido de las publicaciones debe estar cuidadosamente
organizado y editado; el texto debe ser ligero y con un lenguaje cotidiano, para que el interés de
los niños no se pierda.
Il est de notoriété publique que les manuels d’histoire célèbrent des «héros» en mettant au point
les images d’Épinal propres à les représenter; cette étude s’intéresse aux différentes parties qui
constituent ce genre d’écrit. Elle montre notamment que les illustrations doivent exalter leur
bravoure et la confiance dont ces héros sont dignes. Le but de telles publications étant de susciter
l’intérêt des enfants en s’adressant à leur imagination. D’où l’importance de la mise en forme du
contenu et de l’édition: c’est la légèreté du texte, rédigé dans un langage de tous les jours qui
s’emploie à ne pas ennuyer les chères têtes blondes.
AUTOR
YVES ROBIN
Yves Robin. Francés, antiguo alumno de la Escuela de Formación de los Maestros de Primaria de
Nantes, maestro de Francés de la Alianza Francesa, enseñó en el Colegio Franco-mexicano de
Guacíala jara, Jalisco, entre 199S y 1998, así como en la Alianza Francesa. Estas diversas
experiencias de enseñanza le permitieron confrontarse con la problemática de las
representaciones de Francia entre los alumnos mexicanos. Al volver a Francia, profundizó sus
investigaciones sobre este tema en la Universidad de Nantes en el marco del Diplomado de
Estudios Superiores Especializados “Identidades lingüísticas, imágenes nacionales y traslados
culturales”. Actualmente esta preparando una tesis, en el marco de una cotutela internacional
entre la BUAP y la Universidad de Nantes, bajo la dirección conjunta de los profesores Javier
232
Perez Siller y Jean-Marie Lassus, titulada: “Contribución de los manuales escolares a la formación
de una memoria colectiva: la interpretación de la imagen de Francia en los libros de textos
gratuitos mexicanos (1960-2000)”. En esta perspectiva, realizó una encuesta con 480 alumnos de
sexto de primaria, durante el año 2004, en varias escuelas mexicanas de las ciudades de Puebla,
Xalapa, México D.F., Querétaro y Guadalajara.
233
Portada: Portada original del libro de viaje de Émile Chabrand publicado en 1892, por
Plon.
Fuente: Biblioteca particular de JPS.
inmigración, pero curiosamente, éste fue desconocido, ignorado durante mucho tiempo.
Este inmigrante de la primera fase, a la vez actor y testimonio de la migración francesa
hacia México, se diferenció de sus compatriotas por sus numerosas iniciativas y posturas
tanto públicas como privadas.1
2 Chabrand fue el autor de un diario de viajes realizados por el mundo que fue premiado
por la Academia Francesa (Premio Montyon) y se tituló De Barcelonnette a México (Plon,
1892) –un pretexto para regresar a México, su “país amado”–, también fue fotógrafo,
botánico, inventor de una máquina para volar, coleccionista y creador de un museo
abierto de las culturas del mundo, y candidato en las elecciones legislativas que
antecederían a su desaparición trágica y brutal. Tanto el hombre público como el privado
representados en Chabrand quedan aún en el misterio y el aislamiento. Él es el gran
ausente del panteón de Ubaye, en donde están personajes como Francois Arnaud, Adrien
Gassier, Jean Caire, Germaine Waton de Ferry, André Honnorat, Paul Reynaud, etcétera.
3 Para asir esta figura atípica y singular, el estudioso dispone de un diario, de la crónica de
un viaje empapado de raras confesiones autobiográficas, de un testamento ológrafo
(testamento espiritual de Émile Chabrand), de un inventario de su biblioteca personal
efectuado en 1992 y de algunas fotografías que son verdaderas puestas en escena en las
cuales se revela toda la fantasía y la ambigüedad del personaje.
La foto en formato carte de visite sobre tipos mexicanos, fue un género que se popularizó en México
durante la década de 1860; sus principales exponentes fueron Antioco Cruces y Luis G. Campa. Esta
es una ilustración sacada de una foto de su autoría.
Fuente: Emile Chabrand, De Barcelonnette au Mexique, Paris, Plon, 1892, p. 254.
9 A lo largo de todo su escrito sobre México, (“país amado”), Chabrand no revela nada sobre
sus “largos años de emigración”. Una vez que hizo fortuna al término de su viaje en la
ciudad de Querétaro, “ciudad acogedora a donde llegué muy joven” y “donde pasé una
buena parte de mi vida”,7 en su diario guarda un silencio desesperante sobre los detalles
sobre su vida. A su llegada a León, ya no revelará el nombre de los “dos amigos de la
infancia” con los que se reencuentra después de tantos años. El único episodio en el que
Chabrand emplea el “yo” para referirse a sí mismo, insertándose directamente en el
relato, se trata de un pasaje «heroico» y contemporáneo de su viaje alrededor del mundo,
es decir, “su descenso en el cráter del volcán Popocatéped”,8 que es totalmente ajeno a su
relato de los años vividos en México. Émile Chabrand no nos deja conocer nada de su larga
vida como inmigrante en México a través de sus propias palabras.
Portada del libro de viaje de Émile Chabrand, que se publicó en París en 1892.
11 El autor se remonta al inicio del movimiento migratorio con la historia del pionero
Arnaud (que será permanentemente recordado en adelante) y el episodio de la instalación
del primer negocio barcelonnette en México, “El Cajón de Ropa de Las Siete Puertas”.
Chabrand cita el nombre de los primeros inmigrantes (Caire, Derbez y Jauffred) y
menciona el regreso a su país (con la fortuna hecha) de Caire y Jauffred, tal como lo había
escrito un año antes François Arnaud en su obra publicada en 1891.10 No hay nada
novedoso en la narración, ni la más pequeña precisión o anécdota acerca de los inicios del
movimiento migratorio barcelonnette en México. Émile Chabrand evoca las prácticas de
«los paisanos» (nombre con que se autodenominan los inmigrantes) a su llegada a México
y la importancia de “sus compatriotas”, lo cual facilitó su integración desde el inicio de su
instalación en el país que lo acogió.
12 Lo esencial del relato de Chabrand reside en la descripción extensa y rica del negocio (el
lugar) y su universo (las prácticas), hacia los cuales el autor se muestra particularmente
atraído. En sí, el viejo inmigrante se vuelca sobre la descripción física del lugar en el que
practicó durante largo tiempo. Nos presenta varios rostros de los diferentes elementos: el
mostrador, la tarima, la trastienda, los cuales describe gustosamente en español, y se
esmera en proyectar la naturaleza de sus mercancías. El lector se ve transportado al
universo del negocio y es espectador directo de la vida de sus empleados y de sus
comportamientos.
13 Émile Chabrand evoca su ascenso y su evolución en el nuevo oficio, el de la ropa. Lo que él
llama “el gran momento de la venta” constituye una pieza selectiva en la que el autor nos
237
muestra un mostrador vivo, animado, de un estilo naturalista, que descubre cierto júbilo
que alcanza su paroxismo en la sucesión de retratos de los distintos tipos de clientes.
14 Chabrand termina su relato con la enumeración de los negocios de la capital, que después
abarca también los de las demás ciudades de la república mexicana que llaman su
atención. Ahí se detalla la naturaleza de los negocios (hay más que sólo almacenes de
tejidos), y se llega a una cifra de 132 establecimientos barcelonnettes en México. Este viejo
inmigrante recurre a un tono circunstancial y muy elocuente para evocar el papel y la
importancia del comercio barcelonnette en México, basándose en cifras actualizadas
gracias a documentos precisos que le entregaron “dos patrones de casas comerciales de
México que recientemente llegaron a Paris (abril de 1892)”. Descubrimos también las
sumas extravagantes y el número de los “cuatrocientos cincuenta capitalistas
barcelonnettes, aproximadamente, que poseen fortunas que oscilan entre los cincuenta
mil y ochocientos mil francos”, quienes se diferencian de “los millonarios” ¡por sólo
treinta personas!11
15 La visión de Émile Chabrand sobre la migración y sobre el papel y el lugar de los
inmigrantes barcelonnettes en México, es fiel a lo que vivieron y relataron los
empresarios importantes acerca de su éxito social y económico. El viejo inmigrante traza
el panegírico de las acciones de la comunidad barcelonnette en México que “triunfaba” y
se adaptaba, a fuerza de trabajo y honestidad, gracias a “esta probidad sólida, que es
nuestra fuerza en esas tierras”. Admirador de la política de Díaz (“bajo la sagaz e
inteligente administración del general Porfirio Díaz”) que descubre a su regreso a México
en 1883, Chabrand se congratula del éxito de sus compatriotas.
En la Sala Émile Chabrand del Musée de la Vallé en Barcelonnette, se reúnen objetos que recuperó
durante su viaje alrededor del mundo.
Fuente: foto de Hélèn Homp Barcelonnette. Musée de la Vallé, Barcelonnette.
16 En esta visión algo idílica, con escenas pintorescas referidas constantemente al mostrador
de las ventas de ropa, encontramos un testimonio verdadero con un carácter etnográfico
que sobrepasa los relatos existentes sobre la historia de la migración barcelonnette en
México. Para Chabrand, la inmigración de los habitantes de la Vallée a México es
238
Émile Chabrand gustaba vestirse con la ropa de los lugares a donde iba. Aquí lo vemos
con un kimono, en Japón.
Fuente: foto Hélèn Homps, Musée de la Valle de Barcelonnette.
A manera de conclusión
23 ¿Cuál es la verdadera naturaleza del texto que venimos abordando? ¿Se trata de un
testimonio, de una crónica, de un diario de viaje, de una autobiografía disfrazada, de una
obra literaria o, incluso, de un documental etnográfico?
24 Podemos preguntarnos acerca de por qué este viejo inmigrante no escogió, claramente, el
relato autobiográfico para atestiguar sus largos años de migración y, así, utilizar su
experiencia personal. ¿Por qué, de modo contrario, prefirió ser testimonio de la aventura
colectiva de la comunidad barcelonnette, dejando en la sombra su itinerario personal?
25 ¿Por qué prefirió sacrificar su relato de viaje personal, con sus convenciones, sus
descripciones históricas “obligadas” y sus puntos de vista coincidentes con todos los
demás relatos de viaje de sus contemporáneos?
26 La mirada desde el interior del viejo inmigrante no permite distinguir el relato de viaje de
Émile Chabrand del de sus cronistas contemporáneos.
27 Ahora sólo nos queda lamentar la ausencia de una correspondencia, de un diario de vida,
en los cuales el autor habría confiado sus recuerdos, develado sus sentimientos... De esta
personalidad singular, ecléctica, olvidada antes de que pudiera dejar huella y alimentar la
memoria colectiva, tendremos sólo un misterio que haríamos mal en ultrajar.
aduana, y de Magdeleine Pinoncély, los dos originarios de Larche. Con una personalidad
fuera de lo común, Émile Chabrand es conocido, principalmente, por el museo edificado
en su honor en su villa ubicada en Barcelonnette, después de su regreso de México. No
obstante, su relato de viaje alrededor del mundo (De Barcelonnette au Mexique), coronado
por la Academia Francesa (Prix Moynton), es el que, hasta hoy, continúa transmitiendo el
recuerdo de este hombre singular y ecléctico.
29 Chabrand, como otros, también emigró hacia México y se instaló ahí entre 1863 y 1864. En
este país permanecería por 18 años. Aun cuando fue miembro de la colonia mexicana,
ignoramos casi todo de su itinerario en México.
30 Chabrand se casó por primera vez con Antoinette Caire, sobrina del abad Caire; recobró la
fortuna hecha anteriormente y se consagró al estudio de los animales. En México, el viejo
negociante se convirtió en “naturalista practicante” y, luego, compró al abad Caire (al que
se refería como el abad de los pájaros), su colección de pájaros mediante el pago de una
renta vitalicia anual de 500 francos-oro, dándole al abad la posibilidad de ocuparse de la
colección hasta su muerte.
31 Bajo la excusa de que Chabrand quería volver a ver México, su museo fue instalado en la
proximidad de su villa. Así, emprendió un largo viaje alrededor del mundo que comenzó
el 15 de octubre de 1882 en Marsella y acabó 11 meses más tarde, el 4 de septiembre de
1883 en Cherbourg. En principio, sus pasos lo llevaron hacia India, Birmania, China, Japón
y Estados Unidos y, al final, a México, “país amado donde viví”.
32 Al quedarse viudo, Chabrand desposó a Eugénie Trotabas de Beauvezer y a su lado
emprendió numerosos viajes por Europa del norte y África del norte (con estancias en
Marruecos). Después, se instaló definitivamente en Barcelonnette, en la villa dibujada por
el arquitecto originario de Lyon, Adolphe Coquet; persiguió sus sueños de explorador y
puso a punto una máquina de “navegación aérea sin globo”, cuya patente registró bajo el
sello de Digne.
33 Posteriormente, participó como candidato en la batalla de las elecciones legislativas de
1893, contra su cuñado Adrien Gassier. Al término de los agitados debates que se
sostuvieron, Chabrand decidió retirarse y el primero de septiembre de ese mismo año
puso fin a sus días. ¡Tenía cincuenta años!
34 Émile Chabrand fue enterrado en Larche de acuerdo a su deseo. Había soñado por tumba
“un monumento de cantería del país con cúpula que, al final, [tuviera] la forma de un
mausoleo oriental”; sin embargo, una tumba de estilo clásico resguardaría finalmente sus
restos mortales. En su testamento hológrafo atribuyó una suma generosa a los municipios
de Barcelonnette, Saint-Paul (donde nació) y Larche, la cuna de su familia, insistiendo,
una y otra vez, en que fueran recompensados los estudiantes que merecieran un premio
de lenguas extranjeras, “el inglés especialmente”. Esta actitud de Chabrand era una
manera de manifestar, nuevamente, su apertura al mundo y su interés por otras culturas,
que no dejó de cultivar durante su vida.
241
BIBLIOGRAFÍA
GARCÍA DÍAZ, Bernardo, Veracruz y sus viajeros (textos de Bernardo García Díaz y Ricardo Pérez
Montfort), México, BANOBRAS, Gobierno del Estado de Veracruz, Instituto Veracruzano de
Cultura, Grupo Sansco, 2001, en especial el capítulo 2, p. 36.
GÉNIN, Auguste, Les Français au Mexique du XVI e siècle à nos jours, Paris, Nouvelles Editions Argos,
1933.
LAMEIRAS, Brigitte B. de, Indios de México y viajeros extranjeros, México, Sep-Setentas, núm. 74,
1973.
NOTAS
1. El movimiento migratorio de Ubaye hacia México, mejor conocido como el periodo de “Los
barcelonnettes en México”, ha sido objeto de numerosos trabajos desde finales del siglo XIX hasta
nuestros días. Está disponible una bibliografía amplia sobre el tema en el Musée de la Vallée, el
centro de los Archivos de Migración. Musée de la Vallée-04400 Barcelonnette (Francia).
2. Émile Chabrand no pertenece a la generación del Porfiriato, la de los grandes patrones que, en
muchos casos, dejaron huella en los nombres de majestuosas tiendas, fábricas o bancos, sino a la
generación de la implantación, de la instalación de los primeros vendedores y de la constitución
de una red de comerciantes franceses en toda la naciente República Mexicana.
3. Émile Chabrand, De Barcelonnette au Mexique, Paris, Plon, 1892.
4. Ibíd., p. 261.
5. Ibíd., p. 396.
6. Ibíd., pp. 294-295.
7. Ibíd., p. 417.
8. Ibíd., p. 349.
9. Chartes Simond, prefacio a “Les Barcelonnettes au Mexique”, en: Charles Simond (coord.),
Biblioteca Ilustrada de losViajes por el mundo y por el mar, Pion, 1897.
10. François Arnaud, Les Barcelonnettes au Mexique, Boletín científico y literario de los Alpes Bajos,
Paris, Digne, 1891.
11. É. Chabrand, op. cit., p. 412.
12. Ibíd., p. 408.
13. F. Arnaud, op. cit. Arnaud matiza la cuestión de la emigración más de lo que parece en un
primer momento. Además, multiplicó las acciones a favor del movimiento migratorio de Ubaye a
242
México al fungir, desde temprano, como testigo apasionado de los trabajos y los proyectos de los
migrantes, mismos que plasma en el Journal de Barcelonnette, fundado en 1882, mientras fue
redactor en jefe. Está por completarse un inventario de sus artículos publicados entre 1882 y
1932.
14. Luis Everaert Dubernard, traducción, estudio preliminar y notas, en Émile Chabrand, De
Barceloneta a la Republica Mexicana. México, Banco de México, 1987, pp. 25-36. [Versión en español
del libro de Émile Chabrand, De Barcelonnette au Mexique].
15. É. Chabrand, op. cit., p. 331.
16. Émile Chabrand cita constantemente las obras de Laplace, Humboldt, Bernai Díaz, Lucien
Biart, Charnay... También se inspira fuertemente en el texto de Michel Chevalier, Le Mexique
ancien et moderne, (Hachette, Paris, 1864), que resguarda en su biblioteca personal, así como en las
obras de Jules Leclercq, Voyage au Mexique, (Paris, Hachette, 1885) o el de Mathieu de Fossey, Le
Mexique, (Paris, Plon, 1857). Existe un inventario de su biblioteca personal realizado en 1992 por
Christine Merle y Hélène Homps. Archivo Émile Chabrand, Musée de la Vallée, Barcelonnette.
RESÚMENES
Miembro de la comunidad de “empresarios barcelonnette” emigrados a México entre 1850 y 1950
que desarrollaron el comercio y la industria textil, Émile Chabrand (1843-1893), “Don Emilio”,
ocupa un lugar privilegiado, curiosamente desconocido. Este emigrante de la primera hora, a la
vez actor y testigo de la emigración francesa a México, se distingue de sus compatriotas por sus
numerosas iniciativas y tomas de posición. Autor de un diario de viajes alrededor del mundo,
coronado por la Academia Francesa (Premio Montyon), De Barcelonnette au Mexique (Plon, 1892),
pretexto para regresar a México, el “país amado”, fotógrafo, naturalista (única profesión que
reivindica), inventor (de una máquina para volar), coleccionista, creador de un museo abierto a
las culturas del mundo y candidato a las elecciones legislativas que provocaron su trágica muerte,
tanto su vida pública como privada aún son un misterio. Para comprender esta figura atípica y
singular, disponemos del diario de viajes, de un testamento holográfico y del inventario de su
biblioteca, realizado en 1992, sin olvidar una serie de fotografías (o escenificaciones) que revelan
toda su fantasía y ambigüedad.
AUTOR
HÉLÈN HOMPS
Hélèn Homps. Francesa, terminó una maestría en literatura y una especialidad en historia del
arte, con la opción “Patrimoine et Muséologie” en la Universidad de Provence (Aix-Marseille-I).
Fue comisionada por el Servicio de Monumentos históricos (Ministère de la Culture, D.R.A.C
Provence-Alpes – Côte d’Azur) en Barcelonnette, para realizar el inventario y la identificación de
las villas construidas por los emigrantes a su regreso de México. En 1993 ganó el concurso para
ser reconocida como “Agregado de conservación del patrimonio” y desde 2003 ocupa la dirección
del Museo delValle, en Barcelonnette. Se interesa particularmente en el estudio del movimiento
migratorio del Ubaye hacia las Américas. Ha participado en los coloquios del proyecto “México-
Francia” y en la firma de la convención de “hermandad” entre el Museo comunitario de Ciudad
Mendoza (Santa Rosa) y el de Barcelonnette. Entre sus artículos y libros más recientes tenemos:
Villas en Ubaye. Retour du Mexique, (Aix, 2002) y 1000 petits chefs-d’oeuvre du Mexique à Barcelonnette
(Paris, 2006).
244
Portada: Julian Viaud (1850-1923), mejor conocido como Pierre Loti. Imagen proveniente de
un recorte de periódico pegado a la edición de Un oficial pobre, por el donador del libro a
la Biblioteca de la Universidad de las Américas, profesor Sarmiento. José Juan Tablada,
Retrato por el ilustrador de la Revista Moderna, Julio Ruelas, Revista Moderna, VI, 4 (15 de
febrero del903): p. 49.
245
en varias crónicas de la Revista Moderna, ocupará gran parte de nuestro ensayo. Nos
cuestionaremos por qué Pierre Loti fungió como paradigma de modernidad para Tablada
y su generación. Observaremos los desplazamientos ocurridos en el paradigma de Loti al
ser asimilado por Tablada, para así señalar las peculiaridades de la visión del escritor
mexicano, una visión periférica, pero no por ello menos lúcida, una interpretacón de
Japón, pero también de la modernidad occidental. Para ello, analizaremos primeramente
los recuentos de Japón de Loti ubicándolos dentro del orientalismo occidental, siguiendo
los estudios de Edward Said, y después nos concentraremos en el análisis de las crónicas
de Tablada.
2 Loti reúne las características de un viajero europeo prototipo, ávido de Oriente, durante
el siglo XIX. Por tal motivo, sus recuentos sobre Oriente no pueden leerse de manera
aislada. Si retomamos la tesis de Edward Said dichas obras son parte de una red
intertextual; pertenecen a un gran discurso: el conformado por un conglomerado de
textos estéticos, económicos, históricos y filológicos en torno a una conciencia
geopolítica, la de la superioridad del Occidente sobre el Oriente, y que Said ha llamado
“orientalismo”.3 Dicho conjunto de valores, que enmarcarcó las nociones modernas
occidentales de Oriente, aunque también del propio Occidente, multiplicó sus formas
durante el siglo XIX y los comienzos del XX. El prestigio de este vasto campo de
conocimiento se acrecentó principalmente en Francia e Inglaterra, paralelamente a la
expansión de mercados, recursos y territorio. Según Said, el orientalismo moderno se
consolidó con la ola secular acarreada por el siglo XVIII, la cual trajo consigo el auge de
estudios lingüísticos y filológicos sobre Oriente, con intelectuales como Renan, y con la
creación de instituciones académicas como la Societé Asiatique de 1822. A este discurso
orientalista de corte científico, se sumó una literatura imaginativa y de viajes, producida,
en el ámbito francés, por escritores románticos como François René de Chateaubriand y
Victor Hugo; por parnasianos comoThéophile Gautier, autor de Emaus y Carnés (1852),
Laconte Lisie, autor de Poèmes Barbares (1862) y José María Heredia, autor de Les Trophés
(1893); por escritores simbolistas y decadentistas como Gerard de Nerval, Gustave
Flaubert, Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé, Charles Baudelaire y Joris-Karl Huysmanns,
así como por numerosos cronistas, entre ellos Loti, Catulle Mendés y Judith Gautier.
3 La producción de Loti se sitúa entre la actitud científica de los filólogos y la vocación
existencial y estética de un Nerval o un Flaubert. El Oriente de Loti pretende asemejarse al
de estos escritores, al ser concebido como un espacio propicio para la imaginación y para
la elaboración de una mitología personal. No obstante, este Oriente se nutre también de
las clasificaciones y codificaciones establecidas por la tradición filológica. A pesar de que
su peregrinaje no tuvo intenciones científicas y fue animado por un deseo de exotismo,
Loti ingresa a Oriente asumiéndose como un viajero real, dentro de un espacio y un
tiempo igualmente reales. Su vasta obra constituye un conjunto de variaciones a su diario
íntimo, el cual traza el itinerario de este marino infatigable por una gran diversidad de
246
éxito literario de Loti, éste practicó una autocensura a varias páginas de su diario,
haciendo del recuento una composición menos espontánea.6 Esta engañosa corporealidad
de su aventura, no impide que, en su percepción de Oriente, Loti repase una serie de
conocimientos parciales, aprendidos de la tradición orientalista, para luego reconocerlos,
editarlos y reubicarlos al contacto con la “realidad”.
5 Cabe mencionar que las obras de Loti evidencian una diferencia en la percepción de los
países árabes y del Japón. La visión del Medio Oriente, el espacio geográfico más
rivalizado por Francia e Inglaterra durante el siglo XIX, conlleva, por un lado, la nostalgia
de Loti por la tierra prometida del cristianismo,7 por otro lado, también se trata de un
escenario donde Loti proyecta representaciones exóticas de sublime sensualidad y de
intensa energía, a pesar de hacerlo dentro de los límites de una prosa normada por ciertas
convenciones europeas.8 El Japón de Loti, en cambio, es más plano, menos vertiginoso,
más monótono.
6 Tal vez, dicha percepción se deba a la relación sociopolítica y económica entre Europa y
Japón. Éste nunca constituyó un territorio imperial ni se definió, para los orientalistas
europeos, en términos de posesión material. Fue Japón, en su misión occidentalizadora, el
que empezó, a leer el código del Occidente con un movimiento inverso.9 Con la apertura
de Japón, entre 1871 y 1880, alrededor de 500 académicos europeos, principalmente
británicos y alemanes, invitados por el gobierno de los Meidyi (1868-1911) contribuyeron
no sólo a la apertura que se proponía el propio Japón, sino también a traducir la cultura
japonesa en occidente.10 El interés occidental por Japón se acrecentó aún más después de
la guerra ruso-japonesa de 1904, debido al asombro que produjo este país al haber
derrotado a los rusos, convirtiéndose en la primera potencia no occidental en el mundo
moderno.
7 De aquí que viajeros franceses como Loti hayan llegado al Japón con una noción muy
libresca de sus secretos olvidados. La siguiente cita revela este sentido arqueológico del
Japón: “Experimento la misma impresión que si penetrase [...] en el muerto esplendor de
una civilización, de la cual son para mí completamente extraños e ignorados la
arquitectura, el dibujo y la estética”.11 No obstante, Loti también experimenta un
sentimiento de confusión ante la emergente modernización del país. Su viaje de 1885 12
está situado en una especie de coyuntura: en el momento en que se rompe la supuesta
inmovilidad del Japón para dar paso al vértigo de la modernización.
8 Los nueve capítulos de El Japón marcan un itinerario geográfico pero también ideológico:
el viaje se inicia en Kioto, “la Ciudad Santa”, y concluye con el encuentro, en el palacio
imperial de Yedo, entre Loti y la emperatriz primavera.13 Dicho itinerario inicia con una
reflexión, que recorre todo el libro, sobre la mencionada ola modernizadora: “Hasta estos
últimos años, (Kioto) era inaccesible a los europeos; ahora, se va en tren; esto es tanto
como decir que se ha vulgarizado, decaído, acabado”.14
247
10 Diríase que la estructura narrativa del viaje de Loti se asemeja a la técnica musical del
contrapunto. Loti recorre innumerables templos y repetidos parajes remotos con el objeto
de develar sus misterios, para luego salir a flote en la algarabía de una calle citadina, un
arrabal, un teatro, una fiesta de etiqueta o un hotel. El contrapunto subraya la constante
decepción del viajero ante lo percibido. Dicha decepción también se percibe en la novela
Madame Chrisantéme. Antes de arribar a Nagasaki, aún desde el barco, el narrador Loti
subraya la imagen mágica del Japón, manifestada en el paisaje que se desvanece al
contacto con la ciudad: “Cuando apareció Nagasaki, la decepción fue grande para nuestros
ojos [...] ¡Pero Señor! ¡qué fea, qué grotesca, qué mezquina toda esta gente!”15 dicha
decepción constituye, según Said, un tópico del romanticismo, puesto que era difícil
igualar la vivencialidad de un Oriente heterogéneo y complejo con la versión idealizada
que la tradición estética europea le había atribuido a este sector. Al respecto, Said cita un
248
comentario de Nerval: “Para una persona que nunca ha visto el Oriente, una flor de loto es
todavía una flor de loto; pero para aquellos que, como yo, han estado allá, una flor de Loto
es algo parecido a una cebolla”.16 De aquí que el Oriente de los escritores decimonónicos
europeos se haya manifestado muchas veces como una desmitificación de imágenes
previamente acuñadas.17
y las alucinantes pinturas de Odilón Redón, tan apreciados por Baudelaire y por algunos
artistas finiseculares en Francia y en Hispanoamérica.20
15 No obstante, esta fealdad también aparece, sin ningún sesgo de sacralidad o de exotismo
estético, pero sí con una marcada intensión realista en el ámbito cotidiano. Las citas
abundan y se extienden a lo largo de todo el texto. Esta fealdad es descrita a través de la
constante animalización del pueblo Japonés. Los djins,21 u “hombres-caballos” caen [...]
“como una bandada de cuervos”,22 las musmés y las geichas son “encantadoras muñecas
sin alma, mimosas como gatas.”23 La analogía más recurrida por Loti a lo largo del libro es
la del japonés como mono gesticulante. La mezcolanza de “telas inverosímiles, usadas,
desgarradas, sórdidas” y de trebejos de segunda mano que se exhiben en un tianguis
callejero, sirven como metáfora para enjuiciar al Japón en su totalidad: “todo esto
trasciende a raza amarilla, a moho, a muerte”.24
16 La inmovilidad de Japón, atribuida a su pasado legendario, aparece también,
paradójicamente, emparentada a una letárgica uniformidad y monotonía que provoca el
aburrimiento del viajero; así lo expresa al referirse al decorado de un templo:
17 Por lo demás se experimenta, a la larga, cansancio a fuerza de ver [...] tanta acumulación
de asombroso trabajo [...] Y si es fatigoso mirar, con mayor razón, sin duda, lo es leer las
descripciones que hago, y que no pueden ser sino especies de minucioso inventario de
riquezas, donde la palabra oro aparece fatalmente en cada línea.25
18 Efectivamente, el uso constante del circunstancial “siempre”, el abuso del plural que
estandariza la particularidad y la extrañeza, la ennumeración repetitiva de objetos,
construcciones, paisajes, hábitos y facciones humanas, contribuyen a que el aburrimiento
sea compartido por el lector. El texto carece de economía descriptiva y peca de extremada
meticulosidad. Es indudable que el narrador, en su papel de fidedigno informante,
subraya la veracidad de lo visto y así se lo trasmite a su audiencia europea, a pesar de su
falta de composición estética, hecho reconocido por el mismo narrador. En la dedicatoria
a la duquesa de Richelieu de la novela Madame Chrisantéme, Loti describe el carácter
efectista de su obra: “Por más que el papel principal sea, aparentemente, el de madama
Crisantemo, lo más cierto es que los principales personajes somos Yo, el Japón y el Efecto
que este país me ha producido”.26 Y es que el argumento de esta novela, que curiosamente
sería el primer eslabón de la cadena de adaptaciones de un tema clásico sobre Japón en la
tradición occidental, el de Madame Butterly, no es explotado por Loti como lo haría un
experimentado novelista; la intriga se diluye y se vuelve intrascendente ante el afán del
autor por vindicar su peregrinar despótico.
19 En su obra El Japón, este “efecto japónico” se manifiesta como un conjunto de impresiones
provenientes de una sensibilidad que se ha hecho cómplice de la democratización de su
siglo. Por ello, el narrador, además de informante, es un sensualista que recibe
impresiones como “agradables o desagradables a la vista”. En este sentido,
impermeabilizado por su asumida superioridad, Loti enjuicia y valora lo visto, sin jamás
exponer su subjetividad. Contados son los episodios que aluden a un contacto afectivo con
el otro. Loti pertenece ya a la sensibilidad del encuentro efímero, al reino de las
sensaciones y las tenúes melancolías. Así lo afirma el narrador de El Japón, al despedirse de
la emperatriz nipona:
ha concentrado uno toda su atención cautivada [...] en una mujer misteriosamente
simpática, y tiene que reconocer que aquello ha acabado para el presente y para lo
por venir; que no volverá a verla ni a saber nada de ella; que un velo ha ocultado su
rostro para siempre.27
250
20 Por las razones anteriores, el libro podría interpretarse como un diálogo ameno que
omite al japonés, porque su audiencia es la burguesía francesa de la segunda mitad del
siglo XIX.
21 Ahora es necesario dilucidar el papel del Japón y de Loti en las crónicas de Tablada. Sin
embargo, primero hay que ubicar a Tablada dentro del movimiento literario que le dio
prestigio: el modernismo hispanoamericano.28 Para este movimiento literario finisecular,
Oriente fue una estrategia de cosmopolitismo estético, y dicho cosmopolitismo era, en el
siglo XIX, sinónimo de afrancesamiento. En una especie de “aplanamiento sincrónico”, 29 el
modernismo hispanoamericano generó un ecléctico orientalismo vía la intermediación
francesa, cuyo radio abarcaba obras disímles de Chateaubriand, Hugo, Lamartine, Gautier,
Lisie, Heredia, Mendés, Verlaine, Mallarmé, Baudelaire, Huysmanns y, sin duda alguna, la
de los hermanos Goncourt, quienes suscitaron un amplio interés entre los
hispanoamericanos en el terreno del arte pictórico japonés con obras como Art Japonais de
XVIIle siecle; Outamoro, y Hokusai. Tablada participó de un gusto modenrista generalizado
por las japonerías y chinerías francesas, al lado del cubano Julián Casal, 30 del nicaraguense
Rubén Darío,31 y del guatemalteco Enrique Gómez Carrillo. 32 Por otra parte, el japonismo
de Tablada no se limitó al periodo modernista. De hecho, para este escritor,
posteriormente vanguardista, el Japón constituyó un proyecto estético central, amplio y
heterogéneo. Uno de sus críticos, Atsuko Tanabe, logró escribir todo un estudio sobre la
obra del autor mexicano, utilizando el tópico del japonismo exclusivamente. Tanabe
dividió la obra de Tablada en tres etapas que marcan una evolución estética. 33 Para
propósitos de este trabajo únicamente nos concentraremos en la segunda etapa señalada
por Tanabe; en ésta ubicamos las crónicas de la Revista Moderna (1898-1904), publicadas
con motivo del viaje de Tablada a Japón como corresponsal de esta publicación en 1900.
251
Detalle de la pintura “Deeply Concealed Love” de la serie Great Love Themes of Classical
Poetry (1792-1793) del pintor japonés Kitagawa Utamaro.
Fuente: Kobayashi, Tadashi. Ukiyo-e. trad. Mark A. Harbison, Tokyo, Kodansha
International Ltd., 1982.
23 De aquí que no sea correcto suponer que el japonismo de Tablada provino exclusivamente
de nuestro marino francés. Él empieza a difundir su interés por Japón durante su labor
periodística en El Universal a partir de 1891, cuando traduce una novela japonista de Judith
Gautier y un estudio sobre el arte japonés de los Goncourt.35 No obstante, más que ningún
otro diario, fue la Revista Moderna el vehículo idóneo de su incursión en el japonismo y la
cuna de su proyecto modernista. Nos faltarían páginas para elaborar un poco en torno al
origen y al sentido de esta publicación, considerada por muchos como la más importante
en la difusión del modernismo y en la asimilación de las estéticas finiseculares europeas,
principalmente francesas, en México y en Hispanoamérica.
24 En el número 17, de la segunda quincena de mayo de 1900, la revista publica un anuncio
indicando la próxima corresponsalía en Japón de uno de sus fundadores, Tablada, con un
objeto muy preciso. La nota dice lo siguiente:
La Dirección de nuestro periódico, convencida de la trascendental importancia de
esos estudios sobre la estética36 cuyos cánones impresionan tanto hoy a la
inspiración del occidente [...] ha resuelto enviar al Japón a su apto redactor, el Sr.
Tablada, para que sobre el terreno recoja impresiones y emprenda estudios cuya
importancia no supliría la mejor documentación simplemente teórica. 37
25 Varios detalles llaman la atención: primero, el explícito propósito estético del viaje,
segundo, el vínculo de este propósito estético con Occidente: Japón es materia de estudio
para acercar la publicación, no tanto al Oriente, sino a la “inspiración” occidental actual;
tercero, el hecho de que el conocimiento teórico sobre el Japón no sea suficiente, de que
es necesario que uno de sus sensibles miembros recoja impresiones de primera mano.
Comencemos con este último punto. En primera, la presencia de Tablada en Japón daba a
253
Pintura de brocado “Beneath the Waves of Kanagawa” de la serie Thirty-six Views of Mount
Fuji, (1831) del pintor japonés Katsushika Hokusai.
Fuente: Kobayashi, Tadashi, Ukiyo-e. trad. Mark A. Harbison. Tokyo, Kodansha
International Ltd., 1982.
29 Otro parecido aún más intrigante tiene que ver con la manera de presentar el azar y la
espontaneidad, factores propios de situaciones vividas. Hay varios episodios de las
crónicas de Tablada en los que el narrador escenifica situaciones paralelas a las narradas
por Loti. Pareciera que el narrador de Tablada le estuviera usurpando al hablante de Loti
una situación vivencial. Tablada “altera” el espacio-tiempo del evento, pero no la posición
del hablante, ni tampoco el telón de fondo. Veamos un ejemplo. Loti recibe dos
invitaciones exclusivas, una para asistir al baile imperial de Yedo y otra para visitar el
jardín del palacio de Akasaba.45 Tablada recupera el episodio apropiándoselo. En la
crónica “Un entierro en el Japón”,46 el mexicano señala, utilizando un vocabulario que se
aproxima mucho al del francés:
255
Pintura de brocado “Itsutomi” del tríptico Geisha of the Yoshiwara in Rivalry, del pintor
japonés Chõbunsai Eishi. Segunda mitad del siglo XVIII.
Fuente: Tadashi Kobayashi, Ukiyo-e. trad. Mark A. Harbison, Tokyo, Kodansha International
Ltd., 1982.
31 Que Loti haya sido invitado al palacio imperial, que haya tenido sirviente y contactos
europeos, como lo anuncia varias veces en su novela Madame Chrisantème, es un hecho
creíble dada su actitud de oficial naval de un poderoso imperio; que se haya dado a
entender con una limitada competencia en japonés también es posible dadas las
recurrentes referencias a su confrontación con situaciones linguísticas y a sus
observaciones sobre la escritura japonesa de la invitación recibida. Que Tablada haya
tenido criado en su corta estancia japonesa como corresponsal de un periódico mexicano
es dudoso, más inverosímil es su competencia lingüística en japonés, desmentida por
algunos de sus compañeros de la redacción de la Revista Moderna; casi increíble es que
256
haya tenido un amigo en Japón, cuyo misterioso nombre se escondiera bajo la inicial L,
una inicial coincidente con el apellido de su mecenas mexicano, Jesús Luján, quien
patrocinó el supuesto viaje a Japón.
32 De aquí que nos atrevamos a lanzar una arriesgada especulación: que Tablada nunca viajó
al Japón. No tenemos pruebas históricas de ningún tipo, pero notamos que el itinerario de
Tablada no es claro cronológicamente si se estudian las doce crónicas, aparecidas entre
julio de 1900 y marzo de 1901.49 Estas no tienen fecha precisa y son pocos los
desplazamientos trazados así como los puntos geográficos identificables. 50 De éstos
destacan solamente tres: la ciudad de San Francisco, California, donde permanece 20 días
antes de iniciar la travesía, y las ciudades de Yokohama y de Yedo. El propietario de la
revista, Valenzuela, asegura en sus memorias que Tablada le mandaba crónicas desde
Japón, pero que, debido a la exacerbada nostalgia del escritor, hubo de mandarle dinero
para su regreso a México después de algunos meses. No obstante, el mismo Valenzuela
también comenta lo siguiente: “Un día me desayuné con la noticia de que Don Jesús Lujan
mandaba aTablada al Japón por cuenta del mismo periódico [...] Aunque Ruelas opinaba
que no había pasado de San Franciso”.51 El ya citado crítico de Tablada, Tanabe, no duda
del viaje, pero sí de que el mexicano haya visitado las regiones occidentales de Japón;
según Tanabe, aunque se mencionen sitios como el lago Biwa cerca de Kioto, Tablada
nunca hace referencias concretas a este lugar.52
33 Otro punto a favor de esta teoría es la actitud de Tablada frente a lo observado. El
mexicano no sufre de la decepción que se produce cuando la experiencia vivida desmiente
las expectativas nutridas por la tradición orientalista europea, decepción interpretada
por Said como un topos romántico. En Tablada no se produce desmitificación alguna. La
flor de loto que encuentra en los campos a orillas de la Shiba sigue siendo “la rosa mística
de las regiones orientales, la flor milenaria de cuyo cáliz suntuoso emerge el divino
Budha”. Unicamente deja de ser ideal, cuando es cortada para “aprovechar sus virtudes
farmacéuticas”.53 Tablada desplaza la decepción a otro campo: el de la escritura misma.
Nuestro cronista establece una analogía entre el acto mercantil practicado en contra de
su idealizada flor, con el quehacer utilitario de la escritura periodística: “¿Cuando podrá
el poeta [...] vivir incondicionalmente su vida? Cuándo en el áureo anzuelo de la gloria se
clavará un laurel en lugar de un pedazo de pan?”54 Y es que en las crónicas de Tablada, la
superioridad del narrador no se formula en relación al Japón, como en el caso de Loti, sino
en relación a su papel como artista finisecular. Superior es él, narrador esteta frente a
“los opulentos de México”, refiriéndose a la burguesía porfiriana, y frente al pópulo
ignorante del arte, identificado por Tablada con el atraso mexicano que sólo sabe de
cebollas y nada de lotos. Dicha actitud revela la preocupación del modernismo
hispanoamericano sobre el papel del arte y de la literatura durante un periodo en que el
escritor se profesionalizaba quedándose sin público para su quehacer literario. Esta
reflexión es presentada por los escritores modernistas mediante una actitud
torremarfilista. En sus memorias, Tablada reitera este egoísmo finisecular del esteta
hispanoamericano, al describir su regreso a México:
En el camino veía yo con desdén a los transeúntes que no se percataban de la
importancia de un poeta mexicano, el primero entonces, que hubiera visitado las
antípodas...!Pobres y sedentarios burguesillos –pensaba yo in mente–, que en el
cacahuatal o en la Candelaria de los Patos, nada saben del Lago Biwa y de
Yoshiwara.55
257
34 Las crónicas de Tablada no son entonces “realistas” como las de Loti, pero sí forman parte
de un proyecto estético importante. En estas crónicas, el escritor reflexiona sobre el papel
de la escritura poética mediante un registro proveniente del arte: la pintura. Con un
pintor, que es el propio Tablada, un contexto, que es la percepción occidental y moderna
del arte japonés, y una audiencia selecta, constituida por sus allegados y empáticos
amigos de la Revista Moderna, opuesta a la despreciada burguesía, Tablada articula un
discurso crítico desde el arte y por el arte.
35 El narrador de sus crónicas es en realidad un pintor de mirada bidimensional; éste trata a
individuos, construcciones y paisajes como elementos del arte pictórico, al integrarlos a
una composición balanceada por la perspectiva y el manejo del color. La siguiente cita
ilustra esta labor pictórica emprendida por la escritura:
Luego parten dos cohetes; el primero, que es color de oro, finge al detonar un
bosque de bambúes; el otro, que es de plata, engendra cuando estalla, el blanco
perfil de dos garzas, y durante algunos instantes, sobre el negro cielo, las garzas
llueven sus plumones de plata junto a bambúes que se deshojan en lágrimas de oro.
56
referentes a Utamaro y Hokusai, dos pintores japoneses cultivadores del Ukiyo, un género
de pintura, cuya acepción literal significa “mundo flotante y melancólico”, el cual floreció
en la época Edo, cuando el sistema feudal japonés empezó a decaer ante el auge de una
nueva clase mercantil. El Ukiyo se nutrió de un teatro popular, el Kabuki, y de escenas
prostibularias, como reacción a las escuelas tradicionales de pintura japonesa, más
identificadas con la clase militar de los samurai. El pintor más destacado en este arte fue
Utamaro, conocido por la sensualidad de sus mujeres, tan comentada por Rosny, Edmond
de Goncourt, y Gomez Carrillo.58 Cuenta José Emilio Pacheco que lo bohemios escritores
iniciales que conformaron la Revista Moderna le pagaban al millonario Jesús Lujan con
textos y dibujos pornográficos, justamente como hacían los pintores japoneses del género
ukiyo.59 Durante este mismo periodo, Tablada publicó algunos poemas representativos de
una idea muy en boga, la de la correspondencia de las artes que el parnasiano Théophile
Gautier había popularizado con su poema “El Arte”.60 Dichos poemas recrean
literariamente alguna estampa japonesa, tal es el caso de “El despertar de musmé”,
basada en una estampa de Kunisada”, publicado en la Revista Azul en 1894 y “La elección
del vestido”, publicado en la Revista Moderna en 1899. En dichas escenas, se aprecia un
cromatismo evocador del erotismo decadente de un barrio como el Yoshivara.
37 Si se leen con atención las crónicas de viaje al Japón, es posible percibir el guiño que
Tablada le hace al lector para sugerirle que se trata de un viaje imaginado. Repetidas
veces el narrador alude al proceso de creación, al espacio recogido que suscita el
nacimiento de un pensamiento creativo o de una alucinación. Tablada resalta una
percepción doble, recordando las técnicas baudelerianas de poemas como la “Cámara
doble” de sus Flores del mal, en donde se contrasta un exterior afectado por la contingencia
de nuestra vida cotidiana con la evocada por estados mentales hipersensibles: “Al volver
de mi halucinación la hojarasca del fin de otoño había caído sobre mi libro de poesías y
como único vestigio del ensueño desvanecido, un grupo de bambúes allá a lo lejos sacudía
sus plumones de esmeralda”.61
38 En los textos de Loti, como se vio anteriormente, no existe un interlocutor japonés
trascendente, debido, por una parte, a su posición de superioidad frente a la cultura
nipona y, por la otra, a la audiencia apelada por Loti, constituida por la burguesía europea
de su tiempo. En los de Tablada tampoco existe un interlocutor japonés verosímil en
términos realistas. Sin embargo Tablada construye un personaje japonés con quien
dialogar; se trata de Miyabito, un pretendido cónsul japonés, demasiado idealizado para
ser verídico, ya que “aprendió en París la ciencia del savoir vivre y es un delicado
anfitrión”.62 Después de una comida refinada, Miyabito y Tablada discuten sobre el origen
del thé y envuelven sus sentidos con sublimes referencias artísticas y culturales de Japón.
Este interlocutor no es otra cosa que la representación que elabora Tablada de una
audiencia ideal: la constituida por artistas incontaminados por la vulgarización de su
siglo. Muchas veces este interlocutor aparece con la máscara de su amigo, el poeta
Valenzuela, director de la revista, a quien dirige las crónicas a manera de cartas
personales, otras se trata del genial ilustrador Julio Ruelas, a quien Tablada dedica una
serie de “naturalezas muertas”. El interlocutor más recurrido por Tablada es la propia
Revista Moderna personalizada: “Pero algo mitiga el doloroso sacrificio de mi egoísmo
artístico: la idea de que esta prosa irá a las columnas cada vez más brillantes de nuestra
Revista querida”.63 Mediante esta ficcionalización del interlocutor, nos damos cuenta que
Tablada, más que hacer la crónica de su visita al Japón, reflexionaba en torno a la
coyuntura de su generación: los modernistas se ubicaron precisamente al margen de una
259
NOTAS
1. Efrén Rebolledo, Nikko, México, Tip. de la Vda. de F. Díaz de León, 1910.
2. La revista, agrupada en 16 tomos de seis números cada uno, tuvo dos épocas: la primera cubrió
del primero de julio de 1898 al 15 de agoso de 1903, y la segunda de septiembre de 1903 a junio de
1911, convirtiéndose en un “magazine mensual”, ilustrado y con variadas secciones, y su nombre
sería: Revista Moderna de México. En ambas épocas Jesús E. Valenzuela fungió como director,
sumándosele, en la segunda, Amado Nervo.
3. Orientalism, New York, Vintage Books, 1978, p. 12.
4. En el discurso que presentó para su ingreso a la Academia Francesa en 1891, al tomar el lugar
del entonces aclamado Octave Feuillet, y al ser elegido en contra del reconocido Emile Zolá, Loti
sorprendió a su audiencia al confesar que no le gustaba leer. Admitió, además, que nunca
construía una novela y que él estaba presente en la mayoría de sus textos como actor principal.
5. Consultar Edward Said, op. cit., p. 93.
6. La cita de Vedel se lee como sigue: “Y numerosas serán también las páginas destruidas de
golpe, por un incomprensible escrúpulo cuando la notoriedad del joven maestro hubo hecho de
sus cuadernos un documento que convenía poner al abrigo de ciertas indiscreciones” Prólogo. Un
oficial pobre: fragmentos de diario intimo de Pierre Loti. Recopilados por su hijo Samuel Viaud; trad.
de la cuadragésima edición francesa de Vicente Diez de Tejada. Barcelona, Editorial Cervantes,
1926, p. 7.
7. Véanse sus referencias a Jerusalem en su libro El desierto. 4 ed. Barcelona, Editorial Cervantes,
1937, p. 8.
8. Un ejemplo es su descripción de la ciudad de Suez, la cual invita a la excesiva y promiscua
sensualidad que Europa le había asignado al mundo árabe. Véase Diario intimo, 1882-1885.
Publicado por su hijo Samuel P. Loti Viaud. Trad. de la primera edición francesa de Vicente Diez
de Tejada. Barcelona, Editorial Cervantes, 1930. p. 66.
9. Más que Francia, fueron Estados Unidos y la Gran Bretaña quienes jugaron un papel
considerable en el Extremo Oriente al convirtirse en rivales por la hegemonía del territorio
japonés en el ámbito comercial. Animado con la política del destino manifiesto, el Comodoro
Matthey Perry inició el intercambio comercial con Japón en 1853. Dicho evento acarreó un
drástico cambio político por parte de los Meidyi, quienes dieron entrada a la modernización de
Japón. Un ejemplo de las expediciones japonesas a Occidente es un curioso recuento japonés,
Kaigai Ibun (noticias extrañas del extranjero), escrito por un náufrago japonés en tierras mexicanas
en 1841. El narrador, Hatsutarõ, cuenta a sus conciudadanos sobre los hábitos y las costumbres de
260
los mexicanos. Comps. Maekawa Bunzõ y Sakai Junzõ. Trad. al inglés de Richard Zumwindle y
Tadanobu Kawai, Los Angeles, Dawson’s Book Shop, 1970.
10. Entre éstos destacan: Basil Hall Chamberlain, quien llegó al Japón en 1873 y escribió Classical
Poetry of the Japanese (1880), y Japanese Poetry (1911); Lafcadio Hearn, quien arrivó a Japón en 1891,
adoptando la cultura japonesa; Yakumo Koizumi, quien escribió Exotics and Retrospectives en 1898;
Sir Ernest Mason Satow, quien publicó Japanese Literature en 1870, y Sir William George Aston,
interpréte de Satow, quien publicó varios libros, considerados fuentes bibliográficas de Tablada;
entre éstos, citamos The Nihongi de 1899 y A History of Japanere Literature, de 1899. Consultar el
libro de Atsuko Tanabe El japonismo de José Juan Tablada, México, UNAM, 1981.
11. El Japón, trad. Vicente Clavel, Barcelona, Editorial Cervantes, 1910. p. 27.
12. Loti viajó a Japón en 1885 y, posteriormente, en 1900. De estas estancias nacieron, entre otros
textos, Japonerías de Otoño, después traducido como El Japón, la novela Madame Chrysantéme, ambos
de 1887 y 1900, y La tercera juventud de Madama Endrinna. Se trabajó con la traducción de El Japón,
hecha por Vicente Clavel en 1910, y con la traducción de Madama Cristantemo de Vicente Diez
Tejada de 1925.
13. Con ayuda del mapa, el viaje se distribuye, cronológicamtne, de la siguiente manera:
a) De Kobe, viaja en ferrocarril a Kioto, donde visita el templo Kio-Midzu, el Palacio Taiko-Sama,
el Palacio Gos-Sho, las fábricas de porcelana, el templo del Dai-Butsu, un barrio prostibulario, el
templo sintoísta del Buey, algunos teatros, el templo de los 33 lotos.
b) Sale de Yokohama en tren hacia Yedo para asistir a un baile. Sale de Yokohama a la isla Nifón
recorriendo las campiñas japonesas.
c) Sale de Yokohama hacia la ciudad perdida de Kamakura donde está el templo de las ocho
Banderas.
d) Sale de Yokohama en ferrocarril hasta Utsunomya, de ahí, con djins, a la ciudad santa de
Nikko.
e) Recorre Yedo: el arrabal Shinawa, el sitio de peregrinación Saksa, el parque Uyeno y la zona
prostibulariaYosjivara.
f) Visita el palacio de la Emperatriz Primavera en Akasuba, cerca de Yedo.
14. El Japón, op. cit., p. 5.
15. Madama Crisantemo, op. cit., p. 18.
16. Orientalism, op. cit., p. 101. Traducción mía.
17. Ibíd., p. 101.
18. El Japón, op. cit., p. 7.
19. Ibíd., p. 19.
20. Ibíd., p. 124.
21. Corredores encargados del transporte público. Llevaban a trote un cochecito de un asiento.
22. Ibíd., pp. 71-72.
23. Ibíd., p. 59.
24. Ibíd., p. 26.
25. Ibíd., p. 205.
26. Madama Crisantemo, op. cit., p. 5.
27. El Japón, op. cit., p. 318.
28. Ubicamos este movimiento, considerado por muchos críticos como una sensibilidad epocal,
heterogénea en sus propuestas estéticas, pero que evidenció la profesionalización del escritor
latinoamericano, entre 1870 y 1910. Los estudios sociocríticos justifican la fecha de apertura con
la incorporación de América Latina al mercado mundial como sector de manufactura y mano de
obra, y con la instauración de gobiernos liberales pero oligárquicos. La desaparición del
movimiento está ligada a cambios políticos y económicos, como las primeras revoluciones del
siglo XX, y el surgimiento de las vanguardias europeas.
261
29. El término es del crítico uruguayo Angel Rama. Consultar las obras de este autor citadas en la
bibliografía, en especial su estudio Las máscaras democráticas del modernismo, Montevideo,
Fundación Ángel Rama, 1985.
30. El primero en introducir el japonismo estético en Hispanoamérica, según Pedro Henríquez
Ureña (consultar: Literary Currents in Hispanic America, Cambridge, Massachussets, Harvard
University Press, 1945), fue el cubano Julián Casal, quien en 1891, en el periódico La Habana
elegante, publicó “Kakemono”, poema compilado en Nieve (1893) e inspirado por una muchacha
cubana de origen chino, María Cay.
31. Darío, el escritor más representante del modernismo, fue un prolífico orientalista. Su relato
“El rey burgués”, aparecido en Azul en 1888, el poema “Divagación”, aparecido en Prosas Profanas
de 1896 y otros poemas, tales como “Para una cubana” inspirado también en María Cay, son
algunos ejemplos de su producción orientalista.
32. Publicó diversos textos con temas: De Marcella a Tokio, 1906; El alma japonesa, 1907; El japón
heróico y galante, 1912, y La vida errante, 1919. Carrillo fue el único entre los escritores modernistas
que viajó a Japón. Los demás deben su inspiración japónica a la literatura francesa.
33. De 1890 a 1900, la producción de Tablada, según Tanabe, concentra una serie de imágenes
exóticas del Japón influidas por la sensibilidad francesa. Según este crítico, el viaje de Tablada a
Japón durante el verano de 1900, constituye un cambio en la percepción del Japón por Tablada.
Gracias a este viaje, el japonismo se manifiesta con imágenes más concretas. En 1911 Tablada
viaja a París y no es sino hasta 1920 cuando el autor retoma los temas japoneses con la
publicación de LI PO y otros poemas, dicho libro marca un acercamiento más serio a la estética
japonesa a través de la técnica del haikai. Consultar la obra de Tanabe, ya citada.
34. Citado por Tanabe, op. cit., p. 35.
35. Diversas publicaciones con tema japonés de Tablada aparecieron, entre 1890 y 1900, en
periódicos como El Siglo XIX, El Mundo, la Revista Azul, y la Revista Moderna. Muchos de estos textos
fueron reproducidos en su primer libro importante, El Florilegio.
36. Se refiere a los iniciados por el propio Tablada en la misma publicación, en específico de las
artes industriales y la pintura japonesa.
37. Revista Moderna III, 10 (15 mayo 1900); p. 154.
38. Revista Moderna III, 17 (1 septiembre 1900); p. 258.
39. Ibíd.
40. Tanabe, op. cit., p. 56.
41. Revista Moderna III, 17 (1 septiembre 1900); p. 260.
42. El epígrafe dice lo siguiente; “suplico encarecidamente que no se indigene nadie; en primer
lugar, mis intenciones son puras; voy sólo a visitar aquellos lugares. Y, además, el Yoshivara es en
el Japón una de las más respetables instituciones sociales[...] Es un lugar de paseo y de
ostentación frecuentado hasta por las familias; no sólo lujoso y espléndido, sino también casto en
lo posible, casi litúrgico, casi religioso”. Revista Moderna III, 17 (1 septiembre 1900); p. 257.
43. Revista Moderna III, 19 (1 octubre 1900); p. 291.
44. Ibíd. Curiosamente, Yedo es estridente para Tablada, no por la fealdad americana, sino por la
presencia del comercio europeo. Además, en Tablada la dicotomía entre el Japón libresco y el
Japón actual es débil. Jamás saltan calificativos de desagrado, decepción o de superioridad como
en el caso de Loti.
45. El Japón, op. cit., capítulos 3, y 9.
46. Revista Moderna III, 21 (1 noviembre 1900); pp. 333-336.
47. Ibíd., p. 333.
48. Revista Moderna III, 19 (1 de octubre de 1900): pp. 290-293.
49. En 1919, fueron compiladas en forma de libro bajo el título En el pais del sol. Las crónicas
aparecen con los siguientes títulos: Yankilandia. En el país del sol. Sitios. Episodios Impresiones.
Bacanal china, fechada julio 1900. En el país del sol, fechado en Shiba-Tokio en agosto de 1900, y
262
RESÚMENES
Este capítulo estudia la percepción del Japón en dos escritores, el orientalista francés Julian
Viaud (1850-1923), mejor conocido como Pierre Loti, y el modernista mexicano José Juan Tablada
(1871-1945). A partir de la lectura de El Japón de Loti y de las crónicas que el mexicano escribió
como corresponsal de la Revista Moderna en 1900, se discuten las peculiaridades literarias e
ideológicas de ambos escritores y de sus contextos geopolíticos respectivos. Se analizan
primeramente los recuentos de Loti como ejemplos del archivo europeo sobre Oriente
(orientalismo) siguiendo las hipótesis de Edward Said, y después, las del mexicano, en tanto
visiones periféricas de este orientalismo. Se elabora una reflexión sobre los desplazamientos
ocurridos en el paradigma orientalista de Loti al ser asimilado por Tablada. Se concluye que la
mirada orientalista de Tablada constituye una crítica al lugar del arte y la poesía en el México
porfiriano.
263
Cet article est consacré à l’image du Japon dans l’œuvre de deux écrivains, l’orientaliste français
Julien Viaud (1850-1923), plus connu sous son pseudonyme de Pierre Loti et le Mexicain José Juan
Tablada (1871-1945). A partir de la lecture de Le Japon de Loti et des chroniques que le Mexicain y
consacra en tant que co-directeur de la Revista Moderna en 1900, on dégage les particularités
littéraires et idéologiques des deux auteurs dans leur contexte géopolitique respectif. La vision de
Loti tout d’abord peut être intepretée comme un échantillon de la représentation européenne de
l’Orient (orientalisme), si l’on se fie aux hypothèses d’Edward Said, et celle du Mexicain comme
une version périphérique de cet orientalisme. La réflexion porte dès lors sur les déplacements
qu’opère au sein du paradigme oriental son assimilation par Tablada et conduit à cette
conclusion que sa perspective orientaliste lui permet de construire une critique artistique et
politique du Mexique porfirien.
AUTOR
ADELA PINEDA FRANCO
Adela Pineda Franco. Nació en Puebla. Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Texas en
Austin, donde concluyó un doctorado en Literatura Comparada. Entre sus publicaciones destacan
Geopolíticas de la cultura finisecular en Buenos Aires, París y México, un estudio sobe las prácticas
literarias trasatlánticas de los escritores latinoamericanos del modernismo, una co-edición sobre
la crítica en torno a la obra de Alfonso Reyes titulada Alfonso Reyes y Los Estudios Latinoamericanos y
una antología sobre viajeros norteamericanos en México, financiada por el Fondo para la Cultura
México-Estados Unidos. Ha difundido ensayos diversos sobre literatura y cultura
latinoamericanas en publicaciones como Revista Iberoamericana, Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana y La Palabra y El hombre. Es miembro fundador del grupo México-Francia. Ha sido
profesora visitante en Brown University y el Massachussets Institute of Technology. Actualmente
es catedrática de literatura hispanoamericana en la Universidad de Boston.
264
El afrancesamiento de la botica
poblana durante la primera mitad
del siglo XIX
Ana María Dolores Huerta Jaramillo
depositario. Antes de ese proceso, los boticarios pasaban lasrgas horas etiquetando,
envasando, clasificando; las farmacias se encontraban llenas de utensilios, de materias y
objetos, no eran un simple negocio, sino un santuario donde se producían milagros que se
elaboraban con las manos, pues todo tipo de píldoras, tisanas, lociones y pociones
alentaban la celebridad de quien las producía.
2 Indudablemente la gran transformación se produjo bajo las influencias de la gran
revolución científica de finales del siglo XVIII, compañera esencial de la revolución
francesa. Las ideas ilustradas arribaron a Nueva España en un contexto político científico
propiciado en parte desde la Metrópoli y que consistió en la creación de instituciones
diferentes de la Universidad; en la salida de estudiosos al extranjero, así como la
contratación de científicos y técnicos foráneos para provocar la asimilación de la ciencia
moderna en España. También se militarizaron las instituciones de nuevo cuño; se
concentraron funcional y administrativamente las profesiones científicas a través de un
proceso complejo y paradójico que implicó por un lado la búsqueda de uniformidad
rectora cercana a la monarquía y por otro la necesidad de instituciones periféricas,
estrechamente vinculadas a la Corte que hicieran realidad los planes de la corona. La
Ciencia y sus practicantes, comprometidos con complejos procesos de profesionalización,
se desarraigaron de antiguos poderes gremiales, comprendiendo y adaptando las nuevas
ciencias.1
3 El Borbón que estableció las bases de la ilustración fue Felipe V, y con Carlos III alcanzó su
grado máximo de madurez y esplendor. Sin embargo, se debe considerar que España no
fue el único factor externo presente en la actividad científica de Nueva España. Las
lecturas en las bien provistas bibliotecas privadas, el contacto con científicos de otras
nacionalidades que recorrían América, los viajes de los criollos a Europa y su
correspondencia con instituciones científicas extranjeras fueron caminos por los que la
ilustración novohispana se aproximó a otras vertientes del pensamiento moderno. 2
4 En Puebla, el Hospital de San Pedro fue un escenario fundamental para la penetración de
ideas ilustradas; su comunidad médica interactuaría más adelante con la Junta de Sanidad
y con la Academia Médico Quirúrgica de Puebla. En 1790 arribó a la institución
hospitalaria en calidad de comisario, el barcelonés Ignacio Antonio Doménech, doctor en
cánones y médico militar, quien entre otras importantes reformas consolidó la botica del
nosocomio, desde donde se planteó la creación de un Jardín Botánico Poblano que
contribuyera a la liberalización de la profesión farmacéutica y a la enseñanza de la
química bajo la nueva nomenclatura de Lavoisier y de la botánica de acuerdo con la
clasificación linneana.3 En la construcción de la nueva nomenclatura, Lavoisier (lámina 1)
siguió de cerca los lineamientos propuestos por Linneo en su denominación botánica. En
el nuevo lenguaje, cada nombre químico debía llevar, por un lado, el nombre de la clase o
del género para describir la propiedad común a un gran número de sustancias (por
ejemplo, ácido) y, por otro, el de la especie para recordar la propiedad particular de
ciertas sustancias (por ejemplo, nítrico, fosfórico, sulfúrico). Sobre estas bases unificó la
nomenclatura de los ácidos, álcalis, óxidos, sales y cuerpos combustibles provenientes de
los reinos animal, vegetal y mineral que formaron los cimientos para la nomenclatura
química ulterior.4
267
5 Más tarde, en 1810, Mariano José Cabofranco figuraba como sucesor de Doménech, y en
1813, debido a la epidemia de fiebres que azotó a la ciudad, junto con el ayuntamiento,
contribuyó de manera importante en la instalación de la primera Junta de Sanidad
poblana. Era la época en que cuajaban las ideas del político y químico francés Antonio
Francisco Conde de Fourcroy (1755-1809),5 quien para poner orden al caos resultante de la
revolución francesa propuso, en 1794, la formación de médicos de sanidad a partir de
nuevas instituciones con nuevos planes de estudio. En México progresaron sus
planteamientos a raíz de la presencia de ideas políticas de origen francés, que entre otras
cuestiones animaron la revolución de independencia. Con la Junta de Sanidad de 1813 se
produjo en Puebla el arranque formal para la institucionalización de las ciencias médicas
a nivel regional. Tanto Doménech como Cabofranco, este último en 1826, invirtieron
grandes sumas monetarias en instrumentos médicos y libros procedentes de varias
capitales europeas, principalmente de París.
6 La normatividad para el ejercicio farmacéutico poblano requiere un análisis particular en
comparación con la reglamentación francesa.
distintivo de los inicios del siglo XIX, cuando la vida científica organizaba además de sus
profesiones, sus laboratorios. En Puebla se llegaron a conocer las primeras ediciones de la
obra de Lavoisier,6 la cual alcanzó una gran difusión a partir de la primera traducción al
castellano del tomo primero hecha por Vicente Cervantes, primer catedrático del Real
Jardín Botánico de México, entre los años 1796 y 1797. A través de los informes
académicos de los catedráticos es posible conocer cuáles autores, que continuaron la línea
de Lavoisier, eran estudiados en las materias relacionadas con el manejo de las sustancias.
9 En el caso de la química, Mariano de la Cal, hijo del célebre botánico Antonio de la Cal,
traducía en 1827 el Formulario de Magendie y los socios proponían organizar una
suscripción para que las traducciones se imprimieran. Mientras esto sucedía, se
producían los primeros intentos entre Francia y México por reglamentar las relaciones
comerciales.11
10 Hacia 1828, la Academia adquirió la obra de Orfila,12 su Tratado de Venenos y los Elementos de
Química. También obtuvo la obra de Francisco Carbonell, Elementos de Farmacia, que se
fundaba en los principios de la química moderna. Carbonell fue farmacéutico botánico
colegial de la ciudad de Barcelona y doctor en medicina de las universidades de Huesca y
Montpellier, entre otros cargos. Ese texto es particularmente importante pues enuncia y
justifica las disciplinas que deben intervenir en la formación académica del farmaceuta.
270
11 Como resultado del interés por producir textos de referencia colectiva sobre el
conocimiento farmacéutico, Antonio de la Cal, miembro de la Academia, se propuso la
integración de una Materia Médica Mexicana. El ensayo resultante fue publicado por la
Academia en 1832; en él se registran alrededor de 116 plantas con su nombre vulgar en
mexicano o castellano y el genérico o específico en latín. Cal, célebre botánico que llegó a
atender la botica del Hospital de San Pedro en 1796, refiere en su escrito a autores de
quienes tomó la información del registro botánico de las especies. La influencia francesa,
que es la predominante, se halla representada por el explorador botánico Carlos Plumier
(1646-1704), el médico y biólogo Juan Luis Alibert (1766-18 37), el botánico Miguel Felix
Dunal (1777-1856), el biólogo y médico Francisco Magendie, el botánico Augusto Nicasio
Desveaux (1784-1856), el biólogo Antonio Jacobo Luis Jourdan (1788-1848), el químico y
farmacéutico José Amado Caventou (1792-1877) y el médico y botánico Adriano de Jussieu
(1797-1863).13
12 En Puebla, el Reglamento publicado el 28 de julio de 1832 dio origen a la Escuela de
Medicina. Para 1844 el gobierno ordenó que se incluyeran en la Escuela las cátedras de
Química médica, Historia natural y Farmacia. En el año de 1845 en la cátedra de Química
médica se estudiaba el libro de Julián Fontenelle, adicionado de las doctrinas de Orfila,
Olivier y Tenhard. Fontenelle, en su Manual de Química Médica, el cual iniciaba con la
afirmación de que los cuerpos elementales están formados por moléculas y átomos,
explicaba que con el fin de colocar su obra al nivel de los descubrimientos más modernos
de entonces, había incorporado los textos necesarios acerca del asunto, cuyos autores
eran Lavoisier, Berthollet, Fourcroy, Thomson, Chaptal, Berzelius, Ure, Davy, Chevreul y
sobre todo Thenard, de quien se conocieron en Puebla varias ediciones con diferente
número de volúmenes. Berthollet y Fourcroy fueron miembros de la Academia Real de
271
Guillaume Olivier (1756-1814) uno de los más grandes naturalistas y entomólogos franceses.
Fuente: www-museum.unl.edu
15 Un formulario de 1849, procedente de la botica del Hospital de San Pedro, integrado por
el farmacéutico Carlos Brito15 con 225 fórmulas distribuidas bajo 45 grupos diferentes, es
un ejemplo de cómo la farmacia práctica poblana de mediados del siglo XIX se hallaba
influido por farmacéuticos franceses. Si bien la recopilación es un manuscrito, son
interesantes los resultados si se compara con formularios impresos de diferentes épocas y
procedencias, pues entre otras cosas incluye fórmulas contenidas en el Nouveau traite de
pharmacie théorique et pratique de 1840 (París).
16 La manera de designar a los propios ingredientes revela por una parte la incorporación de
conceptos asociados a la nomenclatura química posterior a Lavoisier y por otro, la
permanencia de sustancias mucho más vinculadas con el mundo de la medicina
hipocrática; participan, por ejemplo, los ácidos muriático, sulfúrico, nítrico puro, o el
hidroclorato de calmuriato de cal, al lado de cortezas de cuerno de ciervo filosófico, de
estiércol de vaca o de oveja, de cochinillas, lombrices terrestres secas, enjundia de víbora,
ojos de cangrejo. Eso mismo ocurría en otras boticas poblanas de la época, por ejemplo en
la de Juan Tamborel, en donde también entre los enseres se localizaba un areómetro,
balanzas, gasógenos, tubos de seguridad de diferentes formas.16
17 Los títulos de algunas fórmulas del manuscrito de Brito evocan las designaciones con que
se les reconocía en formularios internacionales como: Agua Histérica de Lemort, Bálsamo
astringente de Lobb, Bálsamo Nervino de Baumé, Poción laxativa de Leroy, Elixir de Fremourt,
Jarabes Antitísicos de Rocier y de Leroy; Polvos Antisépticos, Solución Mineral y Ungüento
Estomacal de Euller, Polvos Solutivos de la Matr, Linimento de Ratania de Plenes.
18 De los nombres anteriores destacan particularmente dos: Antonio Baumé y Juan Jacobo
Leroy. El primero, célebre químico francés, nació en Senlis el 26 de febrero de 1728 y
murió en París el 15 de octubre de 1804, fue miembro de la Academia de Ciencias de París
en 1772, del Instituto en 1796 y de la Sociedad de Medicina en 1798. A él se le deben, entre
otras cosas, el modo de purificar el salitre y de extraer el principio amargo contenido en
la fécula de la castaña de Indias. Baumé obtuvo la sal de amoniaco por primera vez en
Francia, inventó el pesa-líquidos que lleva su nombre y sirve para determinar la riqueza
alcohólica de los vinos y aguardientes, construyó también sus pesa-ácidos, pesa-sales y
pesa-jarabes, además de publicar varios tratados de química. El segundo, el cirujano Juan
Jacobo Leroy (1798-1860), mejor conocido como Leroy d’Etiolles, fue uno de los primeros
urólogos modernos, inventor de los instrumentos para operar la litotricia. Dio a conocer
además varios procedimientos para la curación de la parálisis de la vejiga y la estrechez
de la uretra, además de la cura radical de las hernias. También publicó diversos libros
médicos especializados.17
19 Los títulos de los libros de la época que deberían tenerse en la oficina farmacéutica se
anotaban en el reglamento para la mejor administración de las boticas emitido por la
Junta de Sanidad de Puebla en el año 1845,18 estos eran: la Farmacopea Hispana, la
Framacopea Universal, el Formulario de Magendie y el de Richard, el Manual Farmacéutico de
Chevalier; como de supernumerarios, la Farmacopea Matritense, la del Virrey, la Palestra
chímico Galénica de Félix Palacios, la Farmacopea Extemporánea de Fuller, el Formulario
Magistral de Blanco, y la Farmacología de Plenck.19
20 Así se fueron conociendo los nuevos nombres de los medicamentos a través de la clientela
del boticario.
21 Con la incursión de profesionales de origen francés en las ciencias de la salud se
estrecharían todavía más las relaciones internacionales. En el año de 1856, en Puebla, el
273
NOTAS
1. Francisco Javier Puerto Sarmiento, La ilusión quebrada. Botánica, sanidad y política científica en la
España ilustrada. España. SERBAL/CSIC. 1988, pp. 10-11.
2. Patricia Aceves Pastrana. Química, Botánica y Farmacia en la Nueva España a finales del siglo XVI11,
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, 1993, p. 40 (Biblioteca Memoria
Mexicana 2).
3. Ana María Huerta Jaramillo. El Jardín de Cal. Antonio de la Cal y Bracho, la botánica y las ciencias de
la salud en Puebla, 1766-1833, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla/Secretaría de Cultura, 1996,
120 pp. (Colección Catalejos 14).
4. Patricia Elena Aceves Pastrana, “Estudio introductorio” en A. L. Lavoisier. Tratado elemental de
Chimica (edición facsimilar), México, Universidad Autónoma Metrópolitana-Xochimilco, 1990, pp.
16-17.
5. En 1777 apareció la obra de Bernardino Ramazzini: Essai sur les maladies des artisans, un acucioso
estudio sobre el impacto de las sustancias en el cuerpo de los artesanos de acuerdo con sus
especialidades. La traducción del latín al francés la realizó Fourcroy, quien le agregó notas y
comentarios; en ese año se presentaba como maestro en artes y estudiante de medicina en la
Universidad de París. La obra fue impresa por Chez Moutard-Imprimeur-Libraire de la Reine, por
orden de la Real Sociedad de Medicina Francesa.
274
6. M. Lavoisier, Traite elémentaire de Chimie. Tome Premier. Presenté dans un ordre nouveau et d’apres
les decouvertes modernes, Paris, Chez Cuchet Libraire, MDCCLXXXIX, p. 322. Tome Second, pp. 326.
7. Jean F. M. Lobstein (1777-1835), médico francés, profesor de la Facultad de Medicina de
Estrasburgo, famoso por acuñar el término “arteriesclerosis” en 1833, concepto que se generalizó
después para significar endurecimiento de las paredes arteriales. En su libro Traité d’anatomie
pathologique, publicado en París encontramos la denominación de “artériosclérose” (“nom
composé d’artère et de sclerose”) Lobstein también presentó en esa obra un anáfisis químico de
las placas arteriales calcificadas. Alfredo Buzzi, “Etiología de la Arterioesclerosis o
Ateroesclerosis”, Revista Argentina de Cirugía Cardiovascular, versión on line, Vol. II-No. 3/
septiembre-octubre de 2004.
8. Guillaume Olivier (1756-1814), naturalista y entomólogo francés, recolector en Europa y
durante seis años en la gran expedición francesa a Persia. En 1798 regresó a Francia con la mayor
colección de historia natural de Turquía, Asia Menor, Persia (Irán), Egipto y algunas islas
mediterráneas. Gran amigo de Fabricio y protector de Latreille durante el período revolucionario
de 1810 a 1814. Su amplia colección se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural de
Paris. Essig, E. O. A history of entomology, New York, Hafner Publishing Co., 1972.
9. Augustin Pyrame de Candolle (1778-1841). Alumno de René Desfontaines. En 1807, ya como
doctor en Medicina, fue nombrado catedrático de Botánica en la Universidad de Monpellier como
sucesor de Pierre Marie Auguste Broussonet. Consideró como carácter taxonómico fundamental
la complejidad del aparato vegetativo, dividiendo a las plantas en vasculares y celulares (Théorie
élémentaire de la Botanique, 1813).
10. François Magendie (1783-1855). Su actividad se sitúa en el origen de la fisiología
experimental, la patología experimental y la farmacología experimental modernas. En 1821
apareció el Formulaire pour la préparation et l’emploi de nouveaux médicamens... en el que se trata,
según el autor, de la acción y preparación de un gran número de drogas que en ese momento
eran nuevas, algunas consideradas como venenos. Entre estas figuran la estricnina, la morfina, el
opio, el ácido prúsico, el aceite de crotón, y el cianuro de potasio, la narcotina, la narceína, la
codeína, la veratrina, la quinina y la cinconina, entre otras. Este texto se reeditó varias veces y en
varios idiomas. Al castellano fue vertido en 1827 por José Luis Casaseca.
www.historiadelamedicina.org
11. Faustino A. Aquino Sánchez, Intervención Francesa 1838-1839. La diplomacia mexicana y el
imperialismo del librecambio, México, INAH, 1997, p. 41 (Serie Historia).
12. Mateo José B. Orfila Roiger (1787-1853). Nació en Baleares. Desde 1806 permaneció en la
capital francesa. El Traité des poisons ou toxicologie général (1814-1815) recoge por primera vez los
resultados de los trabajos de Orfila. El libro fue traducido al inglés, castellano, italiano y alemán.
La cercanía de su trabajo experimental con el de la naciente farmacología es muy evidente, sobre
todo en el escenario donde se produjeron los cambios que cambiarían el rostro de estas dos
disciplinas. Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López Piñero. Centro mixto de la
Universitat de Valencia y el CSIC. http://www.uv.es/IHCD/
13. Ana María Huerta Jaramillo, “The first Materia Medica of Independent México”, en Gérard
Emptoz y Patricia Elena Aceves Pastrana, Between the natural and the artificial. Dyestuffs and
Medicines. Proceedings of the XXth International Congress of History of Science (Liège, 20-26 July 1997),
Bélgica, Brepols Publishers, 2000, pp. 181-190 (De Diversis Atribus Tome 42).
14. Bernadette Bensaude-Vincent, “Lavoisier: una revolución científica”, en Michel Serres, (ed.)
Historia de las Ciencias, Madrid, trad. Ma. José López y Jerónima García. Ed. Cátedra, 1989, p. 414.
15. “Formulario del uso del Señor Don Carlos Brito para la Botica que administra y es a su cargo
en el Hospital General de San Pedro de Puebla del año 1849”, libro manuscrito de 160 hojas útiles,
y que contiene 225 fórmulas oficinales.
16. Archivo Judicial del Estado de Puebla. Microfilm del Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades BUAP, Balance de la Botica de la Calle de Victoria, por el cual don Juan Tamborel su
275
dueño, vende y entrega al cura J. Mariano Garía Méndez que compra y recibe. Hecho por los
profesores de Farmacia don Miguel Moreno por parte del primero, y don Manuel Martínez por
parte del segundo y concluido en Puebla a 18 de diciembre de 1859”, rollo 39.
17. Enciclopedia Universal Ilustrada Europea Americana, t. VII y t. XXX, Madrid, Espasa Calpe, pp.
1235-1236, p. 159.
18. Archivo Junta de Sanidad. Biblioteca José María Lafragua BUAP. Borrador del Reglamento de
Boticas, Año de 1845. “Reglamento para la mejor administración de las boticas así de la Capital
como de las foráneas, y orden con que deben visitarse”. Caja 6. Asunto: Expediente de exámenes,
acusaciones, visitas a botica, correspondencia. Años: 1845-1848. Carátula: Legajo no. 14-13.
19. Las referencias bibliográficas que se proporcionan en el Reglamento de 1845 son ambiguas,
para su identificación nos hemos auxiliado del trabajo de Patricia Aceves Pastrana, Bibliografía
médico-farmacéutica del siglo XVIII novohispano, Construyendo las ciencias químicas y biológicas. México.
Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco. 1998, pp. 99-120 (Serie Estudios de
historia social de las ciencias químicas y biológicas 4).
20. El Interés General. Diario del Pueblo, tomo I, Puebla, 5 de junio de 1856, núm. 10, p. 4.
21. La Idea Liberal, Periódico bisemanal político y literario, núm. 73, Puebla, 26 de agosto de 1865,
p. 4.
RESÚMENES
Durante el siglo XIX el papel del farmacéutico se fue transformando. Poco a poco dejo de
confeccionar los medicamentos para convertirse en simple depositario de ellos. Esos cambios se
produjeron bajo las influencias de la gran revolución científica de finales del siglo XVIII,
compañera esencial de la revolución francesa. Las ideas ilustradas arribaron a Nueva España
enmarcadas en un contexto político científico propiciado por una parte desde la Metrópoli y por
otra por las necesidades de los grupos novohispanos que buscaban la profesionalización de
prácticas sanitarias. En Puebla una institución fue escenario fundamental para la penetración de
ideas ilustradas: el Hospital de San Pedro, cuya comunidad médica interactuaría más adelante
con la Junta de Sanidad y con la Academia Médico Quirúrgica de Puebla. En Puebla se conocieron
las primeras ediciones de la obra de Lavoisier, así como diversos textos de farmacia de autores
franceses. La nueva nomenclatura química y las nuevas teorías se institucionalizaron a través de
la enseñanza, y muy pronto los títulos de algunas fórmulas de medicamentos que evocaban
autores de origen galo, reconocidos en formularios internacionales, se fueron difundiendo a
través de la clientela del boticario.
Le rôle du pharmacien s’est peu à peu transformé au cours du XIX e: il cesse d’élaborer lui-même
les remèdes pour se contenter de les commercialiser. Modifications héritées de la grande
mutation scientifique qui, à la fin du XVIIIe, accompagna la Révolution française. Les idées des
Lumières sont parvenues en Nouvelle-Espagne dans un contexte politique et scientifique rendu
propice par l’influence de la Métropole, mais aussi par l’impérieux désir des élites locales
d’œuvrer à la professionnalisation des pratiques sanitaires. Il y eut à Puebla une institution qui
contribua puissamment à la pénétration des idées nouvelles: l’hôpital de San Pedro dont la
communauté médicale devait plus tard collaborer avec la «Junte de Santé» et l’Académie Médico-
chirurgicale de l’endroit. C’est à Puebla que furent divulguées les premières éditions de l’œuvre
de Lavoisier ainsi que divers autres traités médicaux français. La nouvelle terminologie chimique
276
et les plus récentes théories furent officialisées grâce à l’enseignement, tandis que les noms de
préparations médicinales évoquant des auteurs d’origine française consacrés dans les recueils de
recettes internationaux, se vulgarisèrent par le biais des clients du pharmacien.
AUTOR
ANA MARÍA DOLORES HUERTA JARAMILLO
Ana María Dolores Huerta Jaramillo. Mexicana, licenciada en historia por la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, maestra en Historia de México y doctora en Historia por la
Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora investigadora en el Área de Historia del
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego de la BUAP, donde participó en
la fundación del Seminario de Historia y Filosofía de la Medicina. Se ha especializado en Historia
de la Farmacia. Dentro de sus proyectos se encuentra el de “Las construcciones del concepto de
salud en la historia regional poblana”, y dentro de él desarrolla el tema sobre “La limpieza
corporal en la historia de Puebla”. Ha publicado diversos artículos y libros sobre la Historia de la
Farmacia en Puebla, así como sobre historia de las ciencias químicas y biológicas, entre los que
figuran: Los boticarios poblanos. 1536-1825. (1994); El Jardín de Cal. Antonio de ¡a Cal y Bracho, la botánica
y las ciencias de la salud en Puebla. 1766-1833 (1996); Salus et Solatium. El desarrollo de las ciencias
médicas en Puebla durante el siglo XIX, (2001); y el Formulario del maestro de farmacia don Carlos
Brito... Hospital General de San Pedro. Puebla 1849. (2006). Es miembro del SNI.
277
1 Alo largo de toda la Colonia, las personas que sufrían problemas dentales tenían las
siguientes opciones: atenderse con un barbero-flebotomiano-sacamuelas, acudir con un
practicante de la medicina indígena o intentar remedios caseros.
2 Una nueva opción surgió, a principios del siglo XIX, con la llegada a México de dentistas
extranjeros, que trajeron al país una profesión desconocida hasta entonces. Por varias
278
El inicio de la dentistería
3 El inicio formal de la dentistería, como una practica seria e independiente de otras
actividades, se inicia en 1728 con la publicación del libro Le Chirugien Dentiste escrito por
Pierre Fauchard. El autor, nacido en Bretaña, se tituló como médico en la Escuela de
Medicina de París, y después de dedicarse varios años a la cirugía como médico de la
armada francesa, dedicó su tiempo a recopilar todos los conocimientos sobre dentistería y
al ejercicio de esta disciplina. Su actitud respecto al conocimiento fue excepcional, pues
mientras la mayoría de los practicantes de las llamadas artes dentales guardaban
celosamente sus conocimientos y técnicas, el eminente maestro hizo públicos los suyos.
Seguramente su trabajo se debió a que el área de la salud dental había sido por muchos
años terreno de todos y de nadie, pues los médicos muy poca importancia le daban a los
problemas dentales enviando a los sufridos pacientes con los barberos flebotomianos,
charlatanes avezados en los procedimientos de extraer las piezas dentales.
En las farmacias, además de los alemanes, los franceses mantuvieron una gran variedad
de productos y drogas para la salud y uso industrial. Surtían a los médicos y barberos.
Fuente: E. Maillefert, Directorio del Comercio del Imperio Mejicano, 1867, México, Ed.
Facsímil, I. Mora, 1992, p. 205.
XVIII, marcando el comienzo de una nueva era en la profesión dental. Fauchard investigó
la patología oral tanto como se lo permitieron sus rudimentarios implementos, citando en
su libro varios casos clínicos y el tratamiento que debería seguirse para la curación. El
autor cubrió todos los campos de la dentistería, algunas de sus ideas son aún vigentes.
Describió aspectos de anatomía dental, patología, el deterioro de los dientes, sus causas y
prevención y refutó la antigua teoría de la existencia de los gusanos destructores de los
dientes. Una buena parte de esta obra está dedicada a las operaciones dentales. Ahí
explicó su sistema para remover la caries y obturar después las cavidades con estaño y
plomo. Fauchard prestó especial atención a la construcción de las prótesis dentales,
describiendo cómo se deben hacer los puentes y las dentaduras completas. Propuso usar
dientes humanos o dientes de marfil de hipopótamo, toro o elefante debidamente
tallados. Ideó un sistema para retener los dientes postizos uniéndolos a los dientes del
paciente con resortes o pequeños alambres. Fauchard pensó, para la elaboración de las
prótesis, en la función y no sólo en la estética.
5 Fauchard dedicó su vida a encontrar nuevos caminos para la dentistería, a la enseñanza
de estas artes y ayudó a cambiar el sentido del egoísmo que privaba entre los dentistas de
su época. Insistió también en la necesidad de que el cirujano dentista se preparara en
conocimientos básicos de medicina, como anatomía y medicina. De esta forma se estaría
en el camino de elevar el nivel del dentista y éste empezaría a ser reconocido como un
especialista en afecciones de la boca, y no como un simple artesano. A Fauchard se le
puede considerar como el enciclopedista de la odontología y constituye un claro ejemplo
del pensamiento vanguardista ilustrado que se desarrolló en la Francia del siglo VIII.
6 Estimulados por el nuevo espíritu personificado en Fauchard, a finales del siglo XVIII,
surgieron en toda Europa publicaciones dentales con aportaciones en todas sus áreas.
Estados Unidos no se quedó atrás, a la llegada de dentistas ingleses y franceses la
dentistería norteamericana empezó su proceso de crecimiento.
7 En España la dentistería se desarrolló un poco después y no se conoce ninguna traducción
al español del libro de Fauchard. Durante los siglos XVIII y XIX se siguieron editando
manuales de flebotomía como el de Ricardo Le Preaux, publicado también en México en
1824.
La mayor parte de los dentistas se educaron en Estados Unidos y en Francia. Algunos mexicanos
también fueron a estudiar en esos países. Es el caso de Eugenio M. Gutiérrez quien para 1867 ya tenía
catorce años de práctica en Cuba y Estados Unidos.
Fuente, E. Maillefert, Directorio del Comercio del Imperio Mejicano, 1867, México, Ed. Facsimil, I. Mora,
1992, p. 213.
escuelas dentales en México, los aspirantes a dentistas tenían que empezar como
aprendices de algún profesional ya titulado, proceso que duraba cuando menos dos años.
RESÚMENES
En el virreinato, los encargados de atender de problemas dentales eran los barberos
flebotomianos, personajes que ejercían un oficio de corte medieval en vías de extinción. A
principios del siglo XIX esta situación fue cambiando con la llegada de los dentistas franceses que
trajeron a México una profesión en pleno desarrollo en Europa y en los Estados Unidos. Estos
dentistas publicaban en los periódicos novedosos anuncios en donde explicaban todo lo que
sabían hacer: extracciones dentales, restauraciones de oro, dentaduras esmaltadas, el costo de
estas operaciones y el de los dentífricos que ellos mismos preparaban. Eugenio Crombé, sin duda
el más trascendente de estos personajes llegados de Francia, fue el primer dentista que se
examinó en la Escuela Nacional de Medicina; se estableció en México desde la tercera década del
siglo XIX, se dedicó también a obras filantrópicas y fue padre de Ricardo Crombé, cuyo mérito
principal fue el haber fundado y dirigido la primera escuela de odontología del país, el
Consultorio Nacional de Enseñanza Dental, antecedente de la Facultad de Odontología de la
UNAM.
Du temps des vice-rois, les affections dentaires étaient du ressort des barbiers ’phlébotomiste’
qui exerçaient un office de cour médiéval en voie de disparition. La situation va évoluer au
commencement du XIXe s. avec la venue de dentistes français qui introduisirent au Mexique une
profession en plein essor aussi bien en Europe qu’aux Etats-Unis. Ces praticiens publiaient dans
les journaux des petites annonces où il faisaient l’article de leur art: arrachage de dents,
284
réparations en or, dentiers en céramique, précisant le prix de ces opérations comme des pâtes à
dentifrice qu’ils élaboraient eux-mêmes. Eugène Crombé, sans aucun doute la figure saillante
parmi ces Français, fut le premier dentiste diplômé de l’Ecole Nationale de Médecine; il se fixa au
Mexique dès les années 1830 et se consacra à des œuvres philanthropiques. Son fils, Ricardo
Crombé, sera le fondateur de la première école d’odontologie du pays: le Cabinet National
d’Enseignement Dentaire, ancêtre de la Faculté d’Odontologie de l’UNAM.
AUTOR
MARTHA DÍAZ DE KURI
Martha Díaz de Kuri. Mexicana, cirujana dentista y licenciada en historia por la Universidad
Nacional Autónoma de México. Profesora investigadora en el Área de Historia de la Odontología
de la Facultad de Odontología. Jefa del Departamento de Historia de la Odontología, fundado en
1998. Ha publicado diversos libros entre los que figuran: Nacimiento de una profesión (1994);
Capitulo Chávezy su paso por el Hospital General de México, en Ignacio Chávez (1997) y Margarita Chornéy
Salazar (1998). Y ha sido coautora de otros tantos como: 50 años de la Asociación Dental Mexicana
(1992); Historia del Hospital General de México (1994); Yólotl. Historia de la cardiología mexicana (1996) y
Bahía de Juglares y antología de cuentos (1996); De Líbano a México, Crónica de un pueblo emigrante
(1996); capitulo “Libaneses en Veracruz” en Historia del Puerto de Veracruz (2000); “Historia del
Hospital Infantil de México” (2001). “De Líbano a México. La vida alrededor de la mesa” (2002).
“Que dios te haga grande México” (2005). Ha publicado diversos artículos en revistas nacionales y
extranjeras, entre los que destaca: “La Mujer en la Productividad” (1973), “La Práctica Dental en
el Siglo XIX” (1997); “Women in Dentistry” (2001), “Historia de la Odontología” (2002) e
Inauguración de la Primera Escuela para Dentistas” (2004).
285
1 Este acto de fe de Jean François Fenelon, producido seis años antes de su muerte, podría
ser interpretado como una simple ocurrencia, sin embargo, leer detrás de sus líneas nos
permite reconocer la trayectoria de su pensamiento y el lugar que ocupa en el desarrollo
de la medicina. Jean François me sedujo por su pasión y capacidad de réplica, una
cualidad que en los tiempos actuales es cada día más extraña. Cuando inicié este trabajo
pensé que me movía el capricho, al profundizar pude realizar que la intuición me había
situado ante un hombre que poseía tres cualidades para ser estudiado: era heredero de los
conocimientos médicos prevalecientes en la primera mitad del siglo XIX; vivió el relevo
generacional desde la perspectiva científica y poseía una personalidad contestataria y con
un gran afán polémico.
2 Los datos que me acercan a su vida son todavía parciales; no obstante al brindarnos su
escritura nos deja ver parte de su alma. Fenelon muestra su ímpetu a través de sus
artículos, reseñas y polémicas. Es posible que no conozcamos sus primeros pasos, su
relación con sus padres o su vida amorosa, pero sabemos de sus dos actos solitarios, el de
leer y escribir, tareas que lo llevan a construir sus armas en el mundo de la medicina y del
saber. Lo llaman “el médico de los pobres”, los episodios de su vida como médico
practicante pueden descubrirse a través de su producción, develamos su pensamiento por
medio de su intervención en los órganos de información médica. La Gaceta Médica de
México, La Independencia Médica y La Medicina Científica nos posibilitan esta apropiación. Los
archivos del estado de Oaxaca permiten rastrear sus dos actos fundamentales, nacimiento
y muerte, el Archivo de Notarías nos introduce en su vida económica.
3 Fenelon aparece ligado desde edad temprana a la Academia Nacional de Medicina, en
cuyo seno se enfrentan viejas y nuevas generaciones y distintas adhesiones científicas. A
lo largo de su presencia en este organismo muestra desavenencias con la organización y
287
con algunos de sus miembros, diferencias que se sitúan en los ámbitos político y
científico. En un momento de su vida, este galeno, acompañado de otros médicos como
Fernando Malanco, expresa una distancia crítica hacia el poder de la Academia,
acreditándose como una de las voces que disiente de la medicina alópata.
Firma de Fenelon.
Fuente: Expediente académico de Juan Francisco Fenelon, Archivo de laAcademia Nacional
de Medicina, México, D.F.
6 Su vida en París se realiza alrededor de la Escuela de Medicina, vive en la calle del mismo
nombre en el número 48 y también en la Rue Racine No. 16. Es un hombre de la Rive
Gauche y presencia las grandes transformaciones de esta ciudad. Es precisamente en esos
años que los proyectos de Haussman se ponen en práctica alrededor de los lugares en que
él habita. Napoleón I había comenzado a agrandar el eje este oeste, abriendo la calle de
Rivoli. Su sobrino traza una ruta de derivación en la rive gauche, la rue des Écoles.
Haussman, sin respeto por lo que se había realizado, abre otras vías más cercanas al
centro: el bulevar Saint German. La rue des Écoles permanece en estado de embrión y
desemboca en las calles de L’Ecole de Medicine y Racine.9
7 Es ahí donde Fenelon desarrolla su vida. Son los años de auge de la medicina francesa,
sobre todo de un momento en que La Convención decide fundir en una sola disciplina la
medicina y la cirugía, la cual introduce “una nueva gestualidad, las prácticas de
exploración manual del cuerpo, prohibidas a los médicos hasta ese momento”. 10 Los
estudiantes aprenden a examinar un tumor, a apreciar su forma y volumen, “sus
conexiones, su lazos con los tejidos vecinos, su movilidad, el aspecto de la piel que lo
cubre, su temperatura, etcétera”.11 No podemos olvidar tampoco que en estos momentos
la cirugía de Guerra se revela como muy importante, amputaciones, gangrenas y muerte
están estrictamente relacionadas. Dominique Larrey (1766-1842) participa en la Campaña
de Egipto y es distinguido por Bonaparte.12 Existe también una inquietud por los
289
8 Pero una de las influencias más importantes que recibe Fenelon viene de la obra de
Baudelocque (1746-1810). El arte de ¡os alumbramientos, despreciado por las antiguas
facultades de medicina, empieza a ser parte de la enseñanza de la medicina y de la escuela
de parteras, la que todavía goza de una gran reputación.13 En estas enseñanzas se inserta
Fenelon al elaborar su tesis sobre los vicios de la conformación de las pelvis. Además se
sitúa en un momento disciplinario en que los higienistas incorporan entre las causas de la
enfermedad una multiplicidad de factores. Los miasmas pútridos exhalados por la tierra,
por animales, hombres, etc., se consideran como parte de los elementos que explican el
origen de las enfermedades. Miasmas y microbios no tienen una especificidad, se agregan
a las causas de los padecimientos, en una mezcla de la herencia disciplinaria y el
imaginario colectivo.
9 Cargado de estos conocimientos, Fenelon retorna a México, ante el llamado de su padre,
quien fallece días después de su llegada. Su vida familiar está ligada al Dr. Julio Clement,
pues contrae nupcias con su hija Leontina. Clement ejerce también una gran influencia en
el camino que sigue su vida profesional, no sin razón admira la cirugía que realiza su
suegro. Clement goza de buena reputación como cirujano en los círculos médicos, llega a
México en 1849 y se instala en Guadalajara. En 1859 retorna a Europa y se establece en
París, es muy posible que en este año Fenelon y Clement hayan trabado contacto y
razones amorosas hayan apresurado su retorno.14
10 Fenelon ejerce su profesión primero en Oaxaca, después en Guadalajara y en 1864 se
instala de manera definitiva en la ciudad de México. Este mismo año forma parte del
grupo de médicos que integra la Academia Nacional de Medicina. Se especializa en
290
ginecología y en cirugía general. Es médico del Hospital Francés y del Hospital González
de Echeverría y llega en ambos lugares a ocupar el cargo de director. Sus trabajos en
cirugía, ginecología y dosimetría son reconocidos. Es redactor de La Escuela de Medicina,
“publicó en este periódico algunos importantes artículos científicos o de combate”, llenos
de sprit. Es conocido como “médico de los pobres”. Muere en la Hacienda de Mexía,
Zimatlán, Oaxaca, a los 57 años. Escribe más de treinta trabajos en La Gaceta Médica de
México y es autor de la biografía del doctor Julio Clement, su padre político. En 1887 forma
parte de la planta de la Escuela de Medicina. Para sus contemporáneos, “su carácter era
enteramente francés y en sus labios siempre se dibujaba la espiritual sonrisa gala”. “Era
hombre extraordinariamente simpático de conversación amenísima, salpicada siempre de
fina sátira, y de carácter muy vivo y arrebatado, y de muy clara inteligencia”.15
11 Es difícil determinar la filiación política de Fenelon, sus artículos llenos de espíritu nos
muestran un hombre comprometido con su práctica. Está ligado con la Academia
Nacional de Medicina y con la intervención francesa, sin embargo, como muchos otros no
está de acuerdo con ella y considera la creación de la academia como una obligada
retribución a la ciencia en México. Al referirse a los aportes del Dr. Eherman, médico en
jefe del ejército expedicionario, y promotor de la fundación de la Academia Nacional de
Medicina expone:
Séanos permitido, al renovar el recuerdo del nacimiento de esta joven Academia,
hacer revivir también hasta donde sea posible para los que lo conocieron, o
presentar á lo que no tuvieron esta dicha la noble figura de nuestro fundador. Hijo
de Alsacia, su opulento desarrollo daba idea de una constitución inagotable; su
expresión bondadosa, de una conciencia satisfecha. Su fisonomía risueña y afable
llena de franqueza, inspiraba confianza. Servía a su país y á la humanidad con afán,
anhelaba en medio de los horrores de una guerra vergonzosa, hacer amar el
nombre francés, y compensar como médico y como sabio los males que
especuladores políticos imperdonables sembraban sin pudor. 16
12 Al lado de su vergüenza por la intervención, encontramos su cercanía con la fe católica,
en la biografía del Dr. Julio Clement se suma a su pesar por la decisión de las autoridades
liberales de expulsar del país de las hermanas de la caridad, cuestión que califica como
“ejecución impropia”.17 Dónde se ubica Fenelon, es difícil determinarlo, sin embargo
encontramos su profunda fe en los aportes y la renovación de la ciencia y su capacidad
para situarse con convicción al lado de lo que considera verdadero.
Artículos por año y tema publicados por Fenelon en la Gaceta Médica de México
21 En los artículos que abarcan estos 17 años podemos notar ciertas constantes y una
variedad de intereses. Desde sus primeros escritos, y aún integrado a la Academia
Nacional de Medicina, existe de su parte una actitud polémica que se manifiesta ante las
mínimas diferencias que observa con los miembros de su comunidad. Fenelon está lejos
del relativismo, es un hombre de convicciones y toma posiciones. Se asienta en sus
conocimientos médicos, tejidos de manera particular, sátira y sarcasmo son armas que
blande con destreza.
22 Mientras con respecto a algunas cuestiones se limita a dar su opinión, en otras se muestra
su estilo incisivo. Señala los beneficios del Koumis (albúmina), para la nutrición de
enfermos, y a los detractores de esta sustancia los ataca con furia: “¿Qué fundamentos
habrán tenido entonces para acusarlo de ser nocivo? Se sostiene que es nocivo por ser
ácido y por contener grandes cantidades de caseína; vimos anteriormente qué poco
fundada está la primera acusación...” Pero no sólo se refiere a las cualidades de la
albúmina sino también a aquellos que la rechazan, adoptando su tono característico:
Si nos preguntamos ¿a que enfermedad mental atribuimos estos desvarios?
Diríamos que pertenece a la megalomanía (delirio de grandezas, disposición a
emprender tareas desproporcionadas con la aptitud del que las emprende); y en
efecto, este señor farmacéutico declara que los médicos deben ser positivistas.
Después de afirmaciones tan mal fundadas, es de extrañarse tal opinión; mas,
impaciente nuestro enfermo de manifiestas que no se satisface con el estudio de la
material médica y del Codex, nos viene citando a Claude Bernard como para
sorprendernos. Hemos dicho con Moliere, y escribiendo para un periódico político,
que el opio hace dormir porque tiene la virtud dormitiva; nos declara atrasados y
triunfante, nos anuncia que el fisiologista francés enseña que esa acción la tienen
294
los narcóticos sobre la celdilla nerviosa: no fue noticia para nosotros, y no cambia
gran cosas a la burla de Moliere.30
23 Fenelon combina dos preocupaciones: la condición social de sus pacientes y las técnicas
utilizadas para la curación. Se distancia de cualquier aporte que considera ineficaz; así, en
uno de sus escritos de 1874, en un caso de muerte por hidrocefalia, muestra sus
diferencias con la homeopatía:
Pudimos creer que esa distensión fue la causa de la muerte, y que se hubieran
vaciado los senos atravesando la pulpa cerebral con la aguja, tal vez se habría
logrado salvar al niño. Es preciso, sin embargo tener en cuenta que se encontraba
en condiciones higiénicas pésimas, en cuanto a su origen y asistencia, siendo su
madre una pobre en la más humilde posición y de la más deteriorada constitución.
No sería inútil tal vez indicar que la contusión observada en la frente de ese
desgraciado, había sido producida por la cuchara de un fórceps, aplicado por un
homeópata, sin dilatación ninguna.31
24 A diez años de distancia y siendo parte del Hospital González Echeverría, se refiere a la
paciente en los siguientes términos:
Dicha enferma vino a la consulta del Hospital “González Echeverría,” el día 2 de
Abril. Su aspecto general indicaba la edad crítica, y una demarcación considerable
debida a privaciones frecuentes y trabajos excesivos. Refería que se mantenía
haciendo tortillas y fregando suelos; pero añadía que sus padecimientos ya no le
permitían entregarse a estar tareas.32
25 Incursiona también en la oftalmología. Como discípulo de su padre político Clement, se
atreve a escribir una “Nota sobre un caso de extracción de cataratas” en el apartado de
cirugía. El método que utiliza lo denomina clásico “modificado por las instrucciones de mi
mejor maestro el Dr. Clement”. Lo más importante que resalta es que la cicatriz es
delgada y no molesta al ojo y la visión del paciente.33
26 Es difícil aislar su pensamiento médico de su pasión política, y nos preguntamos si es un
médico haciendo política o un político haciendo medicina. Los instrumentos son para él
un reto y un avance. En su artículo dedicado a la utilización de la isquemia a través de la
aplicación del procedimiento de Esmarch, considera el método de este científico “como
uno de los más importantes descubrimientos que se pueden hacer a favor de la
humanidad doliente” y afirma que “justo era que un prusiano trajera esta compensación a
los males que causó ya y causará todavía la nación más bien organizada para derramar
sangre humana”.34 En 1878, seguía hablando de las ventajas de este procedimiento, el cual
utiliza en el caso de periostitis difusa supurada; resección sub-perióstica. Regeneración.
Curación.35 El termocauterio de Paquelín y la venda de Esmarch son dos elementos
empleados en sus operaciones. El primer instrumento llegado a México en 1877 es
utilizado en múltiples intervenciones:
Se aplicó por primera vez en San Cosme el termo cauterio el día 15 de marzo
próximo pasado para una traqueotomía por ulceraciones sifilíticas de la laringe, en
un convaleciente de tifo. Los motivos de inquietud que trae esta práctica, por la
lentitud con que es necesario realizarla de manera clásica, quedaron suprimidos
reconocido el punto correspondiente al cartílago cricoidéo, se aplicó el cuchillo de
platina por su punta, y penetró en la piel con una presión muy moderada; la
atravesó, así como el tejido céluloi, muscular Petraqueal.36
27 La traqueotomía parece ser una de sus preocupaciones, pero no desaprovecha la ocasión
para arremeter contra los que en su momento son sus enemigos principales, señalando
que esta práctica es muy difícil, pues existen grandes dificultades para extraer un cuerpo
extraño flotante en la traquea, para él “es una práctica digna de la homeopatía, pues es
295
de la comunidad y las instituciones que los agrupan. En los debates, cada uno desde su
trinchera, descalifica al otro con las leyes de la “civilización” y con el “debido respeto”.
34 Esta corriente, de paso breve, muestra consistencia en lo que respecta a la sustentación de
sus ideas y a sus planteamientos innovadores, pues llama la atención de los efectos
secundarios que provoca la medicina alópata, sobre todo por la administración de altas
dosis. Médico y biólogo belga, padre de la medicina dosimétrica, es Adolph Burggraeve,
quien nace en Gante en 1806 y muere después de 1886; es cirujano del hospital de dicha
ciudad y uno más de los propagandistas de esta corriente. Sus obras versan sobre una
variedad de temas, pero sin duda su producción más importante en lo que se refiere a la
dosimetría se realiza en la década de 1870. Dicho sistema curativo se basa en el uso de
medicamentos activos con uniformidad en su forma farmacológica y en nuevas
concepciones farmacodinámicas.43
35 El burggraevismo y sus principios animan muchas de las discusiones que se realizan sobre
la enfermedad. Para Malanco, representante de esta escuela, la ambición del médico no
debe ser más que “sanar”, “que curar” y “esto por inexorable que la enfermedad
aparezca”.44 Critica los efectos de múltiples específicos que tienen como único fin aliviar,
sin embargo se “disparan sobre los pacientes... haciendo en no pocas ocasiones lo que un
ciego que por herir a la enfermedad” y lesiona al paciente que se quiere defender. 45
Malanco insiste sobre la imperfección de la medicina en boga y citando a Amadeo de
Latour señala: “La medicina actual ha desviado de su camino natural pues habría perdido
su objetivo de aliviar y curar”. Para ello examina las tres formas por excelencia, alopatía,
dosimetría y homeopatía.46
36 La controversia que realiza la medicina alópata con la dosimétrica se manifiesta por lo
menos en tres aspectos: la pureza de los elementos administrados, el tamaño de las dosis
y el momento de administración de los remedios. A su vez los médicos alópatas acusan a
los dosímetras de “emplear sustancias ilusorias”, señalando que los granulos nada
contienen.
37 Como pudimos ver dentro de la Academia, los artículos de Fenelon destacan los avances
de la instrumentación y la cirugía, a la vez que se inclina por dar el lugar que corresponde
a las parteras, con argumentos siempre salpicados de sarcasmo. Este afán de debatir años
más tarde va a desembocar en ruptura. Su disidencia no obedece a razones
administrativas ni se presenta de manera violenta; a través de sus escritos podemos
tomar su tendencia a ser contestatario con relación a los tratamientos empleados por la
medicina alópata. En 1882 se manifiesta contrario al conservadurismo en la práctica de la
histerectomía y la ovariotomía al plantear:
Pero desgraciadamente la humanidad está dividida en dos campos: unos desean
adelantar, y otros aborrecen el progreso; los primeros llegan a ser considerados
como enemigos por los segundos, no les perdonan su amor al progreso y les
suscitan todos los obstáculos que pueden para la cirugía: estos obstáculos son
infinitos, el temor natural a empresas que parecen atrevidas y la mala voluntad de
consejeros que no ven con gusto hacer lo que ellos no se atreverían a emprender,
los multiplican indefinidamente.47
38 Seis años más tarde una franca actitud de ruptura, cuando propone el artículo
“Consideraciones prácticas médico quirúrgicas”.48
No hay progreso posible sin lastimar algunos intereses: las situaciones establecidas
exigen la estabilidad en las opiniones; los triunfadores de todas clases quisieran que
el día de su triunfo fuera eterno; de allí su oposición a todo lo nuevo. Napoleón, que
hubiera podido sacar tan buen partido de la aplicación del vapor, lo despreció como
297
Portada de la gaceta La Medicina Cientifica, en cuyas páginas se dio la discusión entre los
galenos.
Fuente: La Medicina Cientifica, colección de la Academia Nacional de Medicina, México, D.F.
57 La mayoría de los médicos que intervienen en este debate posee un amplio conocimiento
de los aportes de la sifilografía francesa y de la medicina europea en general. Sin
embargo, en la polémica sobresalen algunos que no sólo muestran gran erudición, sino
afiladas plumas para debatir con sagacidad. Podríamos decir que dos de ellos llevan la voz
cantante e imponen el ritmo al debate: Fenelon, representante de la medicina
dosimétrica, y Gaviño, representante de la bacteriología. No es muy difícil distinguir los
grupos que se manifiestan alrededor de la discusión: Malanco, Fenelon y Hernández por
un lado, y los miembros destacados de la Academia de Medicina, Gaviño, Altamirano,
Parra, etc., por el otro. Este debate de considerable alcance reproduce la diversas
posiciones de la comunidad médica en lo que se refiere a la enfermedad.
58 Los adeptos a la corriente dosimétrica se presentan junto a los homeópatas como los
disidentes en el campo médico formal de la medicina mexicana, al controvertir el camino
tradicional seguido por esta ciencia. Fenelon critica a aquellos galenos, representados
sobre todo en la Academia Nacional de Medicina, que se “proponen seguir toda su vida los
pasos de sus maestros y no salir nunca del carril marcado por la escuela”. 65 Y señala:
Los progresistas, habiendo perturbado la paz de los tradicionalistas, quienes han
formado asociaciones para sostener mutuamente su apego a las ideas añejas, han
cosechado la guerra; se les culpa de imprudentes, de atrevidos, de revolucionarios,
y se sacrifican su fama y reputación en aras de la diosa rutina. 66
59 Esta corriente muestra su presencia activa en la medicina mexicana durante más de
quince años, y se constituye en un cuestionamiento importante de la medicina
predominante, a la vez que llama la atención sobre uno de los grandes problemas por los
que ha atravesado esta ciencia: las dosis, los medicamentos y sus efectos secundarios.
Aunque su existencia fue breve merecería ser tomada en cuenta.
Para concluir
60 En su número del primero de octubre de 1893, La Gaceta Médica de México da a conocer la
muerte de Juan F. Fenelon, acaecida el 15 de septiembre de 1893 en la Hacienda de Mejía
del Estado de Oaxaca. En esta esquela consta que el galeno fue nombrado socio titular de
la Academia Nacional de Medicina el 31 de mayo de 1864. 67
61 Cinco años después, el 28 de agosto de 1898, en San Antonio Texas moriría su compañero
Fernando Malanco.68 En su compañía protagoniza arduas polémicas en contra de los
organismos académicos constituidos y con poder.
62 Existen hombres con historia y que dejan grandes trazos de su vida, pero también existen
aquellos que dejan pocas huellas, una tumba, sus escritos, su título que se han constituido
en una guía. Es la personalidad de un contestatario de vocación, léase disidente, que tiene
la capacidad de cuestionar a la autoridad y lo que dicen los demás, que no acepta verdades
absolutas. Estos rasgos los notamos temprano, son sus experiencias, su vida y sus afanes.
63 Fenelon no era un marginado, gozaba de autoridad; sin embargo, rompe con la academia
en un momento de su vida, en el que cuestiona los mecanismos de su funcionamiento y a
la vez se distancia por abrazar una nueva corriente médica, la dosimetría. Estas
diferencias no son explicables por sólo este hecho. Fenelon es miembro de prominente de
la comunidad médica que empieza a ser desplazada por los jóvenes e innovadores galenos
que realizan sus estudios con posterioridad y que insisten en los aportes de Pasteur y de
la bacteriología. Fenelon pertenece a otra generación, hay que tomar en cuenta que la
303
NOTAS
1. “Carta Abierta al Dr. Agustín Barido Winter, de Juan Francisco Fenelón”, El Universal, 30 de
agosto de 1887.
2. Dossiers des étudiants en médecine ayant soutenu leur thèse en 1860, No. AJ 16 6795. Archives
Nationales (CARAN), Paris, 1860.
3. Javier Pérez Siller (editor), Los franceses en México, vol. I, Registre de la population Fran’ceaise au
Mexique au 30 Avril 1849, Fuentes y documentos para la historia, Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2003.
4. Voyage a Guaxaca par Thiery de Monanville, Archives Nationales, Col F3 1 31 1777.
5. Carta emitida por el Dr. Cozic Linauguer, 15 de noviembre de 1856, No. AJ 166795. Archives
Nationales (CARAN), 1860.
305
6. Cuadernos de los estudiantes de medicina que presentaron su tesis en 1860, No. AJ 16 6795.
Archives Nationales (CARAN), Paris, 1860.
7. Idem.
8. Presenta examen en la Escuela de Medicina de México para revalidar su título obtenido en la
Universidad de París, Fondo Escuela de Medicina y Alumnos, Legajo 37, Expediente 17, foja 1-5,
Archivo de la Antigüa Escuela de Medicina.
9. Bernard Marchand, Paris, histoire d’une ville, XIX-XX Siècle, Points, Editions Seuil, Paris, 1993, pp.
76-77.
10. Jean Charles Sournia, Histoire de la médicine, La Découverte, Paris, 1997, pp. 207-209.
11. Idem.
12. Idem.
13. Idem.
14. J. F. Fenelon, “Biografía del Doctor Clement”, La Gaceta Médica de México, tomo XVII, No. 21,
México 1 de noviembre de 1882.
15. Los datos biográficos provienen de una variedad de fuentes: Diccionario Porrúa, Archivo de la
Academia Nacional de Medicina y La Escuela de Medicina, tomo XIX, No. 12, 30 de junio de 1904.
16. J. F. Fenelon, “Biografía del Doctor Clement”, La Gaceta Médica de México, tomo XVII, No. 21,
México 1 de noviembre de 1882.
17. Idem.
18. Jean François Fenelon, Thèse pour Le Doctorat en Médecine, Presentée et soutenue le 13 août
1860, para Jean François Fenelon, né á Oajaca (Mexique), Lauréat de l’École de Medecine et
Pharmacie de Bordeaux, DesVices de Conformation du Bassin, Paris, Rignoux, Imprimeur de la
Faculté de Médicine, 1860.
19. Louis-Auguste Baudelocque, Nouveau moyen pour délivrer les femmes contrefaite à terme et en
travail, substituté à l’operation appelée césarienne, 8vo. Paris: chez l’auteur, 1824. Nuevo
procedimiento para practicar la operación de cesárea; tesis presentada y financiada por la
Facultad de Medicina de Paris, 19 de agosto de 1823. 4to. Paris: Didot, 1823.
20. Marie Anne Victoire Gillain Boivin, Mémorial de l’art des accouchements. E. H. 8vo. Paris:
Mequignon, 1812. Memoires d’Obstetrique et de Gynécologie, 1, 2. « Investigación sobre una de las
causas más frecuentes y menos conocidas del aborto; seguimiento de una memoria ... sur l’intro-
pelvimètre ou mensurateur inteme du bassin ». 8vo. Paris: Baillière, 1828. Memoires d’Obstétrique
et de Gynécologie, 1, 1.
21. Gaceta Médica de México, tomo IV, 1869, p. 239.
22. Ibíd., tomo XIV, 1879, p. 2.
23. Baudelocque, L’Art des accouchemts. Tome Premier, Chez Méquignon l’Aîne, Librraire, Paris,
MDCCLXXXI, pp. 38-42.
24. Ibíd., p. 84.
25. Jean François Fenelon, Les vices... op. cit. p. 3.
26. Baudelocque, L’Art..., op. cit., pp. 38-39.
27. Ver Cuadro y Gráfica No. 1, Artículos publicados por Juan F. Fenelon en La Gaceta Médica de
México, 1874-1890.
28. Ver cuadro No. 2, Artículos por año y tema publicados por Fenelon.
29. La Gaceta Médica de México, tomo XVIII, México, 1 de febrero de 1883, No. 3, pp. 42-48.
30. Gaceta Médica de México, tomo XI, No. 17, 1 de septiembre de 1876.
31. Gaceta Médica de México, tomo IX, México, 1 de septiembre de 1874 No. 17, pp. 317-323.
32. Ibíd., tomo XVIII, México 15 de marzo de 1883, No. 6, pp. 93-95.
33. Ibíd., tomo XII, No. 14, 15 de julio de 1877.
34. Ibíd., tomo X, No. 8, 15 de abril de 1875, pp. 145-149.
35. Ibíd., tomo XIII, No. 19, 1 de julio de 1878, pp. 361-364.
36. Ibíd., tomo XII, No. 11, 1 de junio de 1877. pp. 197-205.
306
37. Ibíd., tomo XII, No. 16, 15 de agosto de 1877. pp. 301-305.
38. Ibíd, tomo XIII, No. 1, 1 de enero de 1878. pp. 3-14.
39. Idem.
40. Idem.
41. Ibíd., tomo XVIII, México 15 de marzo de 1883, No. 6, pp. 93-95.
42. Idem.
43. En primer término requiere la aplicación de un purgante para limpiar las vías digestivas y
facilitar la absorción de los granulos Sedlitz Chanteaud. Este sistema da preferencia a los
alcaloides, a los que se les atribuye mayor facilidad y rapidez de acción y se recomienda también
la aplicación en dosis fraccionadas para impedir cualquier tipo de intoxicación. La prudencia y la
precisión en la dosis son los principios que esgrime la dosimetría en su combate contra de
medicina alópata. Las dosis mínimas se recomiendan sobre todo en la medicación de niños para
evitar la toxicidad. El sistema de Burggraeve y preconizado por Chanteaud, representa
históricamente una tentativa interesante para la introducción de los alcaloides en terapéutica.
44. La Medicina Científica, 1888, tomo I, núm. 1, pp. 4-7.
45. Idem.
46. Idem.
47. Ibíd., tomo XVII, No. 6, marzo 15 de 1882, pp. 88-93.
48. Ibíd., tomo XXIII, No. 2, 15 de enero de 1888.
49. Idem.
50. Suponemos que Fenelon se refiere a su estancia en la Hacienda de Mexía, situada en Zimatlán,
Oaxaca, dónde se establece años antes de su muerte y presta sus servicios de médico en la labor
de San Diego. Son los años de su retorno a Oaxaca, las ruinas de labor de San Diego están situadas
en las inmediaciones de la Hacienda de Mexía en Zimatlán.
51. Gaceta Médica de México, tomo XXIII, No. 2, 15 de enero de 1888.
52. Idem.
53. Ibíd., pp. 7-12.
54. La Medicina Científica, tomo I, No. 8, pp. 113-125, 1888.
55. Ibíd., tomo II, No. 14, 15 de julio de 1889, p. 213.
56. El Observador Médico, tomo V, No. 10, 1 de febrero de 1880.
57. La Medicina Científica, Tomo XI, entrega 18, 15 de septiembre de 1898.
58. La Medicina Científica se funda en 1888, su director y fundador es el Dr. Fernando Malanco,
quien abraza la medicina dosimétrica. Su comité de redacción está formado por Juan F. Fenelon,
Juan D. Campuzano y Francisco Álvarez.
59. Por lo general, las obras obligadas de referencia en relación a esta discusión son: Samuel
Hanneman, Exposition de la doctrine medicale Homeopathique ou organon de l’art de guérir, traducido
del alemán en su primera edición por el doctor A. J. L. Jourdan. Cuarta edición aumentada y
precedida por un comentario sobre la vida, los trabajos y la doctrina del autor, por M. León
Simón Père, doctor en Medicina de la Faculté de Paris de la Universidad de Cleveland, Ohio,
miembro titular de la Société Gallicane Homeophatique de Paris, Correspondant de la Société des
Sciences et des Lettres de Blois, de la Société Homeopathique Britanique de Londres, de la Société
Hahnemannienne de Madrid, de l’academie homepathique de Palerme y de la de Brasil. Paris, J. B.
Ballière, Librairie de L’academie Impériale de médecine, Rue Hautefeuille, 19, Londres, New York,
1856 y Dr. Burggraeve, Nouvel Organon ou instrument de médecine dosimetrique, fondé sur les faits
cliniques consignés dans Le repertoire Universel de médécines dosimetique, 1885-1886, Pantec Humanine,
Paris, G. Carré, Librarie Editeur, 3 rue Racine, 1894, Bruxelles.
60. La Medicina Científica, tomo II, entrega 20, 15 de octubre de 1889.
61. Fernando Malanco, “La Homeopatía”, La Medicina Científica, tomo I. Entrega 6a, 15 de marzo de
1888.
307
62. Carta dirigida al Dr. Miguel Cordero por Fenelon, Archivo de la Academia Nacional de
Medicina, noviembre de 1888.
63. La Medicina Científica, tomo V, entrega 6, 15 de marzo de 1892.
64. Francisco Fernández del Castillo, Historia de la Academia Nacional de Medicina, Editorial
Fournier, S.A., México, D.F., 1956, p. 59.
65. La Medicina Científica, tomo I, No. 1, 1888, pp. 7-12.
66. Idem.
67. La Gaceta Médica de México, tomo XXX; núm. 7, México, 1 de octubre de 1893.
68. Ibíd., tomo XXXV, No. 18, México 15 de septiembre de 1898.
69. Ibíd., tomo XXIII, No. 2, 15 de enero de 1888.
RESÚMENES
Entre los médicos que sobresalen durante el porfiriato encontramos a Juan F. Fenelón, quien por
sus convicciones y su formación se encuentra inserto en un período de transición en la medicina.
Sus conocimientos prácticos y su formación francesa marcan en gran medida su participación y
aporte en el campo de la medicina. Este médico asiste al proceso de cambio en los paradigmas
científicos a la vez que es participe del relevo generacional que se da a finales del porfiriato.
Parmi les figures saillantes de médecins durant le porfiriat se distingue celle de Jean F. Fenelón,
qui par ses convictions et sa formation se trouve impliqué dans une période de transition
décisive pour la médecine. Ce sont ses connaissances pratiques et sa formation française qui
conditionnent en grande partie sa participation de premier plan dans le domaine médical. Ce
praticien contribue fortement aux mutations qui touchent les paradigmes scientifiques dans la
mesure où il appartient à la relève générationnelle de la fin du porfiriat.
AUTOR
ROSALINA ESTRADA URROZ
Rosalina Estrada Urroz. Mexicana, es doctora en historia social por la Universidad de Paris VIII
(Saint Denis, Francia). Investigadora titular del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
BUAP, y miembro de SNI, es especialista en historia del trabajo. Es miembro fundador del
seminario “México Francia” y dirige en la maestría en Historia del Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades un seminario de historia cultural y de las mentalidades. Dentro de su proyecto
general, “Cultura y vida privada en Puebla en el siglo XX”, desarrolla el tema “la influencia de la
medicina francesa en las concepciones sobre salud pública e higiene en México”. Ha publicado
diversos artículos sobre patrimonio industrial e historia de la tecnología, así como el libro Del
telar a la cadena de montaje. La condición obrera en Puebla, 1940-1976 (Puebla, 1997), y recientemente:
Espacio fabril, máquinas y trabajadores: La preservación del Patrimonio industrial (Puebla, 2003).
308
1 Al menos de dos formas diferentes Eduardo Huet fue un héroe francés en el silencio. En
primer lugar, su existencia transcurrió en el silencio debido a que era sordo y dedicó su
vida a educar a otros sordos. Primero en Francia y luego en Brasil y México, fundó
309
sería como la de cualquier normo-oyente.8 Vale la pena insistir en que esta discusión
conlleva importantes sesgos ideológicos, por lo que regresaremos a ella más adelante.
4 Sobre su infancia y juventud no tenemos muchos datos. Sabemos que estudió en el
Instituto Nacional de Sordomudos de París, y al egresar de él se mudó a Bourges, en la
Francia central, donde fundó, aproximadamente en 1848, una escuela similar, la cual
dirigió por un poco menos de diez años.9 Considerando el tiempo en que Huet vivió y
estudió no debería sorprendernos el hecho de que fuera políglota y que además pudiera
hablar con claridad, en vista de que muchos sordos de la época habían conseguido logros
similares, particularmente en la escuela de París, que si bien consideraba las señas como
el centro de su enseñanza, ya para ese momento también aceptaba la desmutización de
los sordos que reunieran las condiciones apropiadas y desearan hacerlo. 10 En el caso de
Huet, llegó a hablar francés, alemán, portugués y español.11 De hecho, Juan de Dios Peza,
quien lo conoció personalmente poco antes de que muriera, comentó sobre él: “admira no
sólo oír hablar al Señor Huet, que nació sordomudo, sino la precisión con que marca el
acento francés en la conversación y en la lectura”.12
5 Todavía en Francia, Eduardo Huet contrajo matrimonio en 1851 con Catalina Brodeke, una
normo-oyente alemana, quien, con el paso del tiempo, también se convirtió en maestra de
sordos. Físicamente, fue descrito como “un señor pelirrojo, de tez blanca, amplia frente,
ojos azules, de enérgico y dulce mirar; llevaba lentes sobre la nariz aguileña, con largos
mostachos y barbilla a la Boulanger”.13
6 Algunos años después emigró a Brasil, en donde fundó el Instituto Imperial de
Sordomudos en Río de Janeiro, a instancias del emperador Don Pedro II, donde laboró
como director y maestro hasta 1865. En esa ciudad nacieron los dos hijos de ese
matrimonio, María, en 1854, y Adolfo Pedro, en 1856.14 En algunas fuentes brasileñas y al
menos en una mexicana se sugirió una relación amistosa entre dicho emperador y la
familia Huet, señalando que Adolfo Pedro Huet era “ahijado” de Don Pedro, y que
probablemente de ahí venga su segundo nombre,15 aunque este dato no puede
confirmarse.
7 Hasta este punto, la reconstrucción de la vida de Eduardo Huet es compleja, a causa de la
escasez de fuentes para su estudio. Sin embargo, con su llegada a nuestro país a principios
de 1866, la información de primera mano se hace abundante. A pesar de eso, nuevamente
hay que ser cuidadosos con el manejo de tales fuentes, en vista de la enorme cantidad de
imprecisiones que contienen, por ejemplo, las relativas a la razón por la que el
matrimonio Huet decidió venir a México. Según algunos, Eduardo Huet vino a México por
la invitación directa de Benito Juárez, quien envió a Luis G. Villa Alcázar hasta Brasil para
convencerlo, ofreciéndole además de la creación de la escuela y el puesto de director, un
muy buen salario que el francés rechazó.16 Tal explicación es altamente improbable, dadas
las dificultades que Juárez y su gobierno enfrentaban en ese momento por la presencia de
los ejércitos franceses invasores y el trato que, como veremos después, recibió el maestro
Sordo por parte del gobierno juarista una vez restablecida la República. Por otro lado,
aunque Luis G. Villa Alcázar efectivamente fue un destacado maestro mexicano de sordos,
no fue contemporáneo de Eduardo Huet, sino de su hijo Adolfo.17 Tal confusión tiene un
porqué, y será analizada más adelante. Otras explicaciones sobre la razón por la que Huet
vino a México aseguran que, guiado por el interés de extender la educación de los sordos
a otros países que fomentaban la escuela francesa, por su propia iniciativa se mudó a
México con el único deseo de ayudar a más sordos.18 La verdadera razón, según el informe
que se presentó a la emperatriz Carlota para el establecimiento de una escuela para
311
sordomudos en la ciudad de México, fue menos espectacular: “El señor Huet dejó Brasil
porque la salud de su mujer no podía soportar el clima caluroso de Río de Janeiro”. 19
Podemos concluir entonces que, quizá estando aún en Brasil, los Huet se enteraron de
alguna manera de la ley promulgada por Juárez en abril de 1861 en la que se esbozaba el
deseo de crear una escuela especial para sordos,20 y al saber que el nuevo gobierno era
apoyado por Napoleón III y probablemente por haber conocido a Maximiliano cuando éste
visitó a Pedro II en Brasil, tomaron la decisión de mudarse a México.
8 Una vez en nuestro país, a principios de 1866, Huet se puso en contacto con las
autoridades de la ciudad de México, particularmente con Urbano Fonseca e Ignacio
Trigueros, quienes eran respectivamente el alcalde municipal y el gobernador de la
capital. Gracias a su intercesión, Huet consiguió que su proyecto escrito sobre la creación
de una escuela para sordos, que reproducía por completo la estructura del Instituto
Nacional de Sordomudos de París en la época en que Eduardo estudió ahí, llegara a manos
del secretario particular de la esposa de Maximiliano, quien después de revisarlo y hacer
las anotaciones que le parecieron pertinentes, se encargó de presentarlo personalmente a
Carlota. La emperatriz, famosa por el apoyo que brindó a los desprotegidos, solicitó más
información sobre tres cuestiones fundamentales antes de aprobar el proyecto.
9 La primera cuestión era saber si había suficientes sordos en México, pregunta difícil de
responder en vista de que no había cifras disponibles. Sin embargo, a título personal, el
secretario señaló que:
En mi concepto, cualquiera que sea el número de sordos mudos, toca a un gobierno
tan ilustrado y liberal como el del emperador introducir en México una institución
cuyos beneficios quedarán ligados con su nombre de manera indisoluble... En una
palabra, es una de las mejoras que reclaman las luces de nuestro siglo y que ya es
tiempo de plantear aquí... Es de preverse que en los principios habrá pocos
312
duro y su eficiencia como maestro disminuyó sensiblemente, aunque nunca dejó de ser
considerado “sobradamente entendido y laborioso”.29
15 En el segundo nivel encontramos los problemas al interior de la escuela. A pesar del
respeto que recibió por parte del nuevo director, Ramón I. Alcaraz, el Ministerio de
Justicia e Instrucción Pública cuestionaba frecuentemente la pertinencia de su estancia en
el establecimiento. De la misma forma, Luis Jiménez, su segundo discípulo graduado en
nuestro país, ambicionaba el puesto de profesor general, ocasionando múltiples intrigas
en contra de Huet, al grado de acusarlo abiertamente de incompetencia y maltrato a los
alumnos y empleados del plantel.30 Por último, dadas las limitaciones del erario público,
casi desde su llegada a nuestro país debió enfrentar una difícil situación económica,
retrasándose su pago en muchas ocasiones, y negándosele completamente en otras. 31
16 Como tercer nivel, estuvieron los conflictos internacionales. Después del Congreso de
Milán, en septiembre de 1880, los maestros para sordos de prácticamente todo el mundo
adoptaron el sistema alemán, también conocido como método oral, que por sus
características impedía que un sordo pudiera enseñar a otros sordos, rechazando, por
obsoleto –según decían–, el método mímico o francés.32 Debido a su enfermedad, Eduardo
Huet no pudo realizar el viaje a Milán y participar activamente en el trascendental
evento, pero al conocer sus resultados, comenzó a preparar una audaz respuesta, que se
materializaría en un libro, que además de exponer argumentos contundentes a favor del
método manual, recuperaría un amplio repertorio de las señas empleadas para la
comunicación entre los Sordos de la ciudad de México.33 Lamentablemente, la muerte lo
sorprendió antes de concluir esta obra, durante la madrugada entre el 9 y 10 de enero de
1882.34 Su entierro fue discreto, y ningún homenaje recibió por su labor, ni por el
gobierno ni por las autoridades de la escuela, siendo enterrado en el panteón de Dolores
de la ciudad de México.35
17 ¿A cuántos sordos instruyó Huet en su estancia en México y a cuántos maestros de
sordos? En los 16 años que vivió y trabajó en México no tuvo más de 60 alumnos sordos, y
se debe tomar en cuenta que el grado de deserción era muy elevado. En cuanto a los
aprendices de maestro, aunque 17 estuvieron inscritos, la mayoría sólo permanecieron
uno o dos años, siendo únicamente tres los que consiguieron graduarse.36 Es obvio
entonces que la importancia de Huet no hay que buscarla en los aportes concretos, como
la instrucción que impartió y la cantidad de personas que se beneficiaron directamente
con ella, por lo tanto, echemos un vistazo al plano simbólico, que es donde el personaje
tomó las dimensiones por las que se le recuerda.
El otro Huet
18 Para entender la importancia simbólica de Eduardo Huet, es preciso conocer un poco más
de la comunidad a la que perteneció y sirvió. Sin embargo, la simple propuesta de una
investigación que pretenda dar cuenta del desarrollo histórico de la Comunidad Sorda
mexicana parece abrumadora. ¿A qué fuentes podemos acudir? ¿Qué planteamiento sería
capaz de abarcar en toda su complejidad los diferentes ámbitos de la creación,
reproducción y desarrollo de una minoría como ésta, que tiene una visión del mundo
propia basada en la espacialidad, una lengua manual-visual ágrafa con una enorme
cantidad de variantes dialectales, que comparte la ubicación geográfica con los normo-
oyentes que les rodean y, no obstante, la influencia que recibe de ella es parcial y
distorsionada con relación a la mayoría? ¿Cómo rescatar un tipo de tradición oral, o
314
manual-visual si se prefiere, si los lazos de sociabilidad que se establecen entre los Sordos
están, en menos de un 10 %, basados en la consanguinidad?37 ¿En qué momento y de qué
manera adquieren conciencia de su existencia como grupo los sordos y cuándo comienzan
a trabajar por sus intereses comunes y a vincularse con las Comunidades Sordas de otras
regiones? Estas son algunas de las cuestiones que deben ser resueltas para llevar a buen
término un trabajo de esta naturaleza.
19 Aunado a lo anterior resulta indispensable conocer la lengua de señas que emplea la
comunidad objeto de nuestro estudio. Para presentarlo de una manera llana, se trata de
una historia investigada en una lengua que no es la nuestra. Por otro lado, esto significa
enfrentarnos a una visión no necesariamente occidental del mundo, el tiempo y la
historia, pero sí occidentalizada, como las historias de los pueblos indígenas. Lo anterior
precisa una consideración cuidadosa de elementos que en apariencia no tienen mucho
que ver con la disciplina histórica tal como estamos acostumbrados a representarla. Esto
conlleva toda una serie de dificultades técnicas importantes que pueden ser resueltas a
través de un tipo de historia oral, que por las mismas características de la lengua
empleada requiere su captura en video. A esta forma de historia video-oral podemos
denominarla historia visual señada, en vista de que, a diferencia de otras historias en video,
la información es presentada en alguna lengua de señas. Las siguientes palabras de Prins,
sobre la historia oral tradicional, parecen aplicar cabalmente en este caso: “las cuestiones
en disputa son reales y se hallan estrechamente relacionadas con las funciones de la
memoria y los fines de la historia en sociedades con modos diferentes de comunicación. Se han
de aplicar otros criterios diferentes a los utilizados por Ranke”.38
20 En otro orden de ideas y desde una perspectiva psicoanalítica, particularmente de corte
junguiano, se pueden rastrear algunos indicios sobre el proceso de mitificación de
personajes como Eduardo Huet y Benito Juárez. ¿Cómo se establece un imaginario
colectivo? ¿Pueden los arquetipos junguianos ayudarnos a distinguir algunos elementos
culturales y psicológicos de la propia comunidad que se ponen de manifiesto en los
relatos que mitifican a algunos personajes históricos? Hasta el momento, en esta
investigación todo apunta a una respuesta afirmativa. Eduardo Huet cubre cabalmente
con el arquetipo del “héroe”, tal como ha sido caracterizado por Joseph Campbell. 39 Por
último, antes de describir algunas de las historias que se cuentan sobre Huet, cabe señalar
que, dadas las características de difusión del conocimiento y las tradiciones entre la
Comunidad Sorda mexicana, no existe una sola versión de esa historia, sin embargo, nos
concentraremos a continuación en una de las más populares entre los Sordos de más edad
del Distrito Federal.
21 En el recuerdo de los Sordos de la ciudad de México, Eduardo Huet es visto de forma muy
distinta de lo que dicen los libros o documentos sobre él. Para empezar, la mayoría de los
Sordos atribuyen la creación de la propia lengua de señas mexicana a Eduardo Huet, 40
atribución que evidentemente es errónea. La explicación que nos proporciona Carol A.
Padden sobre un fenómeno similar ocurrido con el abad Charles Michel de L’Epée, primer
maestro de sordos en valerse de una lengua de señas para la enseñanza, la lengua de señas
francesa, nos ayuda a comprender por qué: “Si bien el crédito es excesivo –ningún
individuo puede crear una lengua, sólo las generaciones de hablantes pueden hacerlo–
L’Epée es, simbólicamente, el catalizador de la formación de una comunidad de sordos
que se mantiene hasta hoy día”.41 El caso de Huet es semejante: ser un sordo instruido,
proveniente de Francia, el país dominante en la época en lo que a educación especial se
refiere, y haber fundado la primera escuela para sordos de todo el país, fueron elementos
315
24 En primer lugar, tal vez por su apariencia física y el enorme conocimiento que poseía, 45
Adolfo Pedro siempre destacó entre los demás profesores de dicha Escuela y quizá de ahí
se derivó la identificación con su padre, de quien seguramente seguía hablándose con
admiración.46 Por otro lado, cabe mencionar que en lengua de señas mexicana, la seña
empleada para referirse a Adolfo Pedro es casi idéntica a la de su padre, lo que quizá
favoreció la confusión.47 Como resultado de esa percepción, algunos creen que Huet
enseñó a más Sordos y por mucho más tiempo del que efectivamente trabajó en México y
por eso en algunas narraciones se presenta a Eduardo Huet en contextos posteriores a su
muerte como, por ejemplo, cuando se supone que en la Escuela Nacional de Sordomudos
en donde Eduardo enseñaba había más de cien alumnos inscritos al mismo tiempo, lo que
es un grave anacronismo, porque el maestro francés nunca tuvo más de 24 alumnos en un
mismo periodo.48 Finalmente, esta asimilación entre Adolfo y su padre podria explicar por
qué muchos creen que Luis G. Villa fue enviado a Brasil para invitar a Eduardo a que
viniera a México, cuando, como ya dijimos, no fue contemporáneo suyo, sino de su hijo.
26 Por último, otro elemento fundamental del relato que resulta particularmente
interesante tiene que ver con la relación entre Eduardo Huet y Benito Juárez. Cuentan
algunos Sordos que era tal el vínculo amistoso entre ellos que “Huet está enterrado al
lado derecho de la tumba de Benito Juárez”,52 e incluso, la propia Escuela Nacional de
Sordomudos que Huet fundó, es conocida, más comúnmente, como “La Escuela de Juárez”.
Esta escuela era visitada regularmente por aquel insigne presidente para que no le faltara
nada ni a Huet ni a sus Sordos, y el tiempo que pasaba ahí lo aprovechaba charlando con
el maestro francés o ayudando a los jóvenes a aprender algo.53 Sin embargo, Maximiliano
ha sido eliminado del relato. ¿Cómo podría uno de los villanos de la historia oficial tener
algo que ver con los dos principales héroes de su historia?54
27 Ahora bien, aunque existen muchos otros relatos y detalles sobresalientes de este
personaje, conviene intentar una explicación del por qué de tales variaciones. En realidad,
por alejados que parezcan el Eduardo Huet que puede ser reconstruido con documentos y
el que recuerdan los Sordos, sus diferencias pueden ser esclarecidas si se observan con
atención algunos de los principales problemas que ha enfrentado la Comunidad de Sordos
Mexicana desde sus inicios.
318
algunos autores reconocen que “los ex-discípulos del abad L’Epée llegaron a desarrollar
una gran cultura”.57 Del lado de los oralistas, en el Congreso de Milán se presentaron
varios sordos que hablaban tan claramente y eran tan hábiles para leer los labios, que era
difícil reconocerlos como sordos.58
30 Después de 150 años de lucha entre ambos sistemas, con argumentos que intentaban
demostrar la inutilidad del rival, por cuestiones más bien culturales, sociales y políticas
resultó vencedor el método alemán.59 Como consecuencia inmediata, las señas se
proscribieron casi en el mundo entero y los que empleaban el método manual fueron
apartados de los sitios de enseñanza.60 No obstante, el sistema oralista no contemplaba
algunas cuestiones elementales, como que sólo unos cuantos sordos pueden aprovecharlo
plenamente; el resto de ellos era sistemáticamente relegado en las sesiones de enseñanza
y ocultado del mundo exterior, achacándoseles en muchas ocasiones otros males, a fin de
justificar el fracaso en su aprendizaje. En segundo término, tan importante como lo
anterior, estaba el hecho de que muchos Sordos jamás vieron la situación como una
elección de métodos educativos, sino como un ataque a su persona, a su legado cultural y
a su propia identidad, como individuos y como comunidad.61
31 ¿Cómo tomaron los Sordos estas medidas? Como ocurre tradicionalmente entre las
comunidades que por fuerza se ven obligadas a abandonar su lengua, su tradiciones o
cualquier otra herencia cultural, los Sordos del mundo resistieron tenazmente al método
alemán. Así las cosas, no era extraño que, aunque existían duros castigos para los sordos
en educación oral que fueran sorprendidos comunicándose por medio de señas en sus
respectivas escuelas, en todos los países podía observarse la misma tendencia: al salir del
colegio, se marchaban conversando en señas con sus amigos sordos. Esta situación es uno
de los factores más importantes para entender la mayoría de los problemas psicológicos
320
Comentarios finales
34 Aunque en este trabajo sólo se ha esbozado de manera muy general la vida y obra de
Eduardo Huet, es evidente que su labor fue determinante en la vida de un sector muy
amplio de mexicanos. Más allá de las atribuciones idealizadas que sobre él cuentan los
Sordos de mayor edad en la ciudad de México, un hecho queda claro: la presencia de un
Sordo exitoso, capaz de realizar una empresa tan compleja como el establecimiento de
una escuela que funcionó por más de 100 años y en donde se forjaron tanto la propia
Comunidad de Sordos mexicana como los líderes de ésta, hizo patente a los sordos de
nuestro país la posibilidad que tenían de ser educados y alcanzar el nivel de habilidad e
inteligencia suficiente para sobresalir en la sociedad. En pocas palabras, Eduardo Huet
fue, ante todo, un ejemplo a imitar para los jóvenes de la Comunidad, y la manifestación
contundente de que, con la educación adecuada, estaban en la posibilidad de realizar
cuanto se propusieran.
35 Más aún, la lucha por conseguir y mantener los derechos más elementales de la
Comunidad Sorda, como el respeto y reconocimiento para su lengua de señas, el derecho
a la educación y la comunicación, etcétera, tomó no pocos elementos de este personaje, de
ahí que siga siendo admirado aún ahora, a más de 120 años de su muerte, por incontables
dirigentes Sordos. Por otro lado, a los normo-oyentes también nos muestra cómo un
inmigrante extranjero, a pesar de formar parte de una minoría que en nuestro país ni
siquiera era contemplada, y desde luego la limitación social que implicaba su sordera,
321
supo hacer conciente a una parte de la sociedad e incluso a buena parte del gobierno de su
época, que los sordos estaban ahí, que eran capaces de ser instruidos y requerían de
atención, dejando con esto un legado que, por mucho, ha sobrevivido a su propia persona.
Fuentes.
Archivos:
Entrevista a ESTELA GONZÁLEZ (Sorda), por Boris Fridman (Intérprete: Daniel Maya) México DF,
5 julio de 2001, duración aproximada 23 minutos.
Entrevista a FIDIAS GUZMÁN DÍAZ (Sordo), por Boris Fridman (intérprete: Daniel Maya) México
DF, 5 julio de 2001, duración aproximada 37 minutos.
Entrevista a MANUEL VERGARA PINEDA (Sordo), por Christian Jullian (intérprete: Gicelle
Barajas) México DF, 19 agosto de 2001, duración aproximada 15 minutos.
Entrevista a MARIO GUZMÁN DÍAZ (Sordo), por Christian Jullian (intérprete: Gicelle Barajas)
México DF, 29 julio de 2003, duración aproximada 115 minutos.
Entrevista a ROBERTO REYES (Sordo), por Christian Jullian (intérprete: Gicelle Barajas) México
DF, 12 agosto de 2001, duración aproximada 35 minutos.
Entrevista a VICENTE CASTILLO (Sordo), por Christian Jullian (intérprete: Gicelle Barajas)
México DF, 12 agosto de 2001, duración aproximada 25 minutos.
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía y Hemerografía
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literaria de Filomeno Mata, 1882.
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(coord.), Historia con micrófono, México, Instituto Mora, 1994, pp. 33-46.
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FRIDMAN, Boris, “La comunidad silente de México”, en Viento del sur, México D.F., 14, marzo de
1999, pp. 25-40.
322
HUERT HERRERA, Susana, Datos biográficos del profesor Eduardo Huet Merlo (1822-1882)
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SMITH, Thomas, La lengua manual mexicana, investigación inédita, México, Centro de Estudios
lingüísticos y literarios, El Colegio de México, 1986.
NOTAS
1. No sólo son pocas las referencias a este hombre en los libros de historia, sino que algunas de
éstas contienen diversos errores al indicar su nombre, registrándolo como Eduardo Huert o
Enrique Huet. Ver: La educación pública en México. A través de los mensajes presidenciales, de la
consumación de la independencia hasta nuestros días, pról. de J. M. Puig, México, SEP, 1926, p. 369 y
Juan de Dios Peza, La beneficencia en México, México, Imprenta de Francisco Díaz de León, 1881, p.
101. Cfr. con Thomas Smith, La lengua manual mexicana, investigación inédita, México, Colmex,
Centro de Estudios lingüísticos y literarios, 1986. Otros errores tienen que ver con su obra, como
los textos que señalan a un inexistente Adolfo Huet, supuestamente hermano de Eduardo, como
fundador del Instituto para Sordos de Río de Janeiro, o los que consideran a Ignacio Trigueros el
verdadero fundador de la Escuela Nacional de Sordomudos de México. Ver Harían Lane, When the
mind hears. A history of the deaf, New York, Random House, 1984, p. 448; The Grande Encyclopédie
323
Delta Larousse, Río de Janeiro, 1978, y Erika Pani, Para mexicanizar el Segundo Imperio. El imaginario
político de los imperialistas, México, El Colegio de México/Instituto Mora, 2001, entre otros.
2. Por “Comunidad Sorda” se hace referencia al grupo de personas no oyentes de cierta región
que comparten algunos elementos culturales entre los que destaca el uso de una lengua de señas.
“Sordo”, con mayúscula, se usa cuando se habla de algún individuo particular perteneciente a
alguna de estas comunidades y “sordo” con minúscula, cuando se refiere simplemente a la
condición auditiva de los no oyentes. Christian Jullian, Génesis de la Comunidad Silente en México. La
Escuela Nacional de Sordomudos (1867-1886), México, 2002, tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía
y Letras-UNAM, pp. 5 y 6; cfr. con Boris Fridman, “La Comunidad silente de México”, en Viento del
sur, México, 14, marzo de 1999, pp. 25-40.
3. Resulta interesante que en otros países las Comunidades de Sordos tienen sus propios
“héroes”, por ejemplo, el abad Charles Michel de L’Epée en Francia, Laurent Clerc y Thomas
Hopkins Gallaudet en Estados Unidos, y el mismo Eduardo Huet en Brasil. Todos ellos fueron
piezas clave en la creación de la primera escuela para sordos de la región a la que pertenecían y
en líneas generales se sigue el mismo patrón para hablar de ellos y rendirles homenaje como
benefactores.
4. Algunas de las definiciones que la Real Academia de la Lengua Española ha presentado sobre la
palabra héroe son las siguientes: “1. Varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes. 2. El que
lleva a cabo una acción heroica”. Madrid, RAE, 2001, 22 ed., Tomo I, p. 789. Sin embargo, para este
trabajo en particular, se ha decidido emplear el término “héroe” en vista de que ése es el usado
por el mitólogo Joseph Campbell al referirse a cierto tipo de personajes, reales o ficticios, que son
cruciales en la construcción del imaginario simbólico de alguna comunidad. Ver: El héroe de las mil
caras. Psicoanálisis del mito, 8a reimp., México, FCE, 2001.
5. A ciencia cierta las dos fechas son viables, en vista de que se han determinado por el conteo
hacia atrás a partir de los años que tenía Eduardo cuando nacieron sus dos hijos, y la edad en que
murieron estos, de tal forma que ambas son igualmente probables. Para una explicación más
detallada, ver Christian Jullian, op. cit., p. 61.
6. Susana Huet Herrera, Datos biográficos del profesor Eduardo Huet Merlo (1822-1882), Mecanuscrito
inédito. Cuernavaca, Morelos, 2001. Algunos sordos brasileños han señalado que descendía de un
conde, sin que esto pueda ser confirmado.
7. En realidad sólo Alfredo Saavedra, el famoso eugenista mexicano del segundo tercio del siglo
XX, Susana Huet Herrera, bisnieta de Eduardo Huet pero de clara tendencia oralista y el lingüista
Thomas Smith, quien se apoyó en ella en ese punto, registran que la sordera de Eduardo no era de
nacimiento. Todos los demás autores señalan lo contrario, incluidos todos los que le conocieron
personalmente. Para más información sobre esta discusión y por qué se ha optado por la versión
de que Huet nació sordo, puede consultarse Christian Jullian, op. cit., p. 60 y ss.
8. El término normo-oyente es el más usado en las conferencias y publicaciones especializadas en
problemas de audición. Esto se debe a que algunos sordos alcanzan a escuchar ciertos sonidos,
pero no los suficientes como para poder comunicarse oralmente, es decir, son oyentes, pero no
funcionales. En otras palabras, el poder comunicarse de forma oral tiene que ver más con una
norma de audición.
9. Archivo Histórico de la Secretaría de Salud (AHSS), Fondo: Beneficencia Pública (BP), Sección:
Establecimientos Educativos (EE), Serie: Escuela Nacional de Sordomudos (ENSM), Legajo, 1,
Expediente 41, fojas 5v y 6. cfr. con Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF), Ramo: Consejo
General de Beneficencia (CGB), año: 1866, legajo 3, expediente 125.
10. Pueden leerse algunos ejemplos de Sordos capaces de hablar en tres idiomas en Charles
Michel de L’Epée, La veritable maniere d’instruire les sourds et muets: confirmée par une longue
experience, París, Fayard, 1984.
11. Susana Huet, op. cit., p. 1.
12. Juan de Dios Peza, op. cit., p. 101.
324
13. Alfredo Saavedra, “La sordomudez en México hasta el año 1918”, en Medicina, Revista
mexicana, 25 de septiembre de 1958, suplemento, p. 146.
14. Aunque Susana Huet, op. cit., p. 1, llama a su abuelo Pedro Adolfo, en el documento en el que él
solicita se le paguen los sueldos adeudados a sus padres, firma como Adolfo Pedro. Ver AHSS, BP,
EE, ENSM, Leg. 2, exp. 27, manuscrito sin foliar entre las páginas 2 y 3. Por tratarse de un
documento oficial y porque en el resto de los libros y documentos en los que terceros hacen
referencia al hijo de Eduardo como Adolfo, creemos plausible que éste fuera su primer nombre, o
por lo menos aquel que prefería o empleaba más.
15. Alfredo Saavedra, op. cit., p 146.
16. El relato de la bisnieta de Huet dice lo siguiente: “En 1865 el gobierno del presidente Juárez
envió a la ciudad de Río de Janeiro al Señor Luis G. Villa Alcázar para invitar al profesor Eduardo
Huet, director de la Escuela de Sordomudos de esa ciudad, a que se trasladara a la Ciudad de
México, ofreciéndole toda clase de facilidades y apoyos con objeto de organizar y dirigir una
escuela para sordomudos”. Susana Huet, op. cit., p. 2. Otras explicaciones pueden encontrarse en
Christian Jullian op. cit., pp. 58 y 59.
17. Probablemente esta confusión tenga su origen en el parecido que existe entre el apellido de
Ramón Isaac Alcaraz, segundo director de la escuela y buen amigo de Eduardo Huet y un joven
que quizá era sobrino del primero, llamado Luis G. Villa Alcázar, quien fue aprendiz de maestro a
partir de 1881, luego ayudante general, profesor de sordos e incluso director, durante la segunda
década del siglo XX. Sin embargo, este joven no podía tener más de seis años en 1865. Para ver
una explicación detallada de esto, puede consultarse Christian Jullian, op. cit., pp. 83, 104 y 107.
18. Entrevista a Roberto Reyes (sordo), por Christian Jullian (intérprete de lengua de señas
mexicana: Gicelle Barajas) México DF, 12 agosto de 2001. cfr. con Christian Jullian op. cit., pp. 58 y
59.
19. “monsieur Huet a quitte’ de Bresil parce que la sant’e de la femme ne pourait supporter le
climat brulans de Rio Janeiro”. Ver AHDF, CGB, 1866, leg. 3, exp. 125.
20. Juan de Dios Peza, op. cit., p. 97.
21. En el proyecto con anotaciones entregado a Carlota, se narraba lo ocurrido en Río de Janeiro,
en donde también se había dudado de la existencia de suficientes sordos para que fuera necesaria
la creación de una escuela para ellos. El documento dice: “...respecto de la primera pregunta, el
Sr. Huet hace advertir que en el Brazil no halló más que tres sordos mudos después de 6 meses de
investigaciones; se le dijo al principio que no había ninguno, pero al año siguiente se le trajeron
18”. AHDF, CGB, 1866, leg. 3, exp. 125.
22. Idem. Las cursivas son nuestras y sirven para señalar el grado de desconocimiento que sobre
el tema tenían las personas encargadas de tomar las decisiones en nuestro país. En realidad,
jamás ha existido un conjunto de señas único para todos los sordos del mundo, más bien, cada
región cuenta con su propia lengua de señas, porque se trata de lenguas naturales y no de códigos
artificialmente establecidos.
23. Christian Jullian, op. cit., pp. 63-65.
24. Juan de Dios Peza, op. cit., pp. 98 y 99.
25. Idem.
26. Según el reglamento, el profesor general estaba encargado de “preparar el programa de todos
los cursos que se impartirían anualmente” en la Escuela para Sordos, además de “dirigir y vigilar
diariamente la enseñanza” y el aprendizaje de los alumnos sordos, “dando a cada profesor y
profesora aspirante [aprendices de maestro encargados de las clases] el tema de las lecciones,
haciéndoles indicaciones claras y precisas sobre el modo de darlas”. Asimismo, debía dar clases a
los propios aspirantes a maestro cuando las clases a los niños sordos habían terminado. Para más
detalles, ver Ramón Isaac Alcaraz, Reglamento interior de la Escuela Nacional de Sordomudos, México,
Tipografía literaria de Filomeno Mata, 1882.
325
27. Susana Huet, op. cit., p. 7. Es probable que los hijos no hayan estado entre 1866 y 1870 en
México, en vista de que nunca fueron mencionados y algunas fuentes sugieren que desde Brasil
fueron enviados directamente a Francia, para estudiar.
28. AHSS, BP, EE, ENSM, Leg. 2, Exp. 23, f 3v, entre otros.
29. Idem.
30. AHSS, BP, EE, ENSM, Leg. 1, Exp. 40, ff lv y 2; también Leg. 1, Exp. 41, ff 5v y 6.
31. Desde el año de 1869, Eduardo reclamó el sueldo de dos años (1866 y 1867) que jamás le fue
entregado. Tal solicitud continuó incluso varios años después de su muerte, por parte de su hijo,
sin que tengamos noticias de un resultado favorable. Puede verse, entre otros AHSS, BP, EE,
ENSM, Leg. 1, Exp. 16, ff 4v y 5.
32. Christian Jullian, op. cit., pp. 150-157.
33. Este trabajo era muy importante, en vista de que las señas habían sido prohibidas por el
método oral, con el argumento que entorpecían la aplicación de aquél. Este diccionario se
preparó para ser presentado en el Congreso Mundial de Sordos programado para 1882 en
Inglaterra. Con la muerte de Huet, “el libro pasó a la posesión de la conserje de la Escuela
Nacional de los Sordomudos, Eleonora Contla, y de ella a su sobrino, Padre Eduardo Dávila, actual
patriarca y arzobispo de la Iglesia Católica Mexicana, donde aparentemente se desbarató por el
mal efecto de la humedad y el tiempo”. Según la hija de Adolfo Pedro, Catalina Huet Bobadilla,
quien lo vio en la casa del padre Dávila, “el libro era muy bien ilustrado, forrado con piel verde, y
con filos dorados”. Thomas Smith, op. cit., p. 63.
34. Susana Huet, op. cit., p. 6.
35. Idem. Parece significativo el hecho de que los Sordos de la ciudad de México no conmemoren
la fecha de la muerte de Huet sino que más bien se le recuerde el 28 de noviembre, día en que fue
nacionalizada la Escuela Municipal para Sordos y surgió la Escuela Nacional de Sordomudos.
36. AHSS, BP, EE, ENSM, Leg. 2, Exp. 23, f 2v.
37. Boris Fridman, op. cit., p. 33.
38. Gwyn Prins, “Historia Oral”, en Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia, Madrid, Alianza
Editorial, 1993 (Alianza Universidad, 765), p. 152. Las cursivas son nuestras. Asimismo, la
siguiente pregunta del especialista en historia oral Jorge Aceves es pertinente en este tema e
incluso cobra nuevas dimensiones: “¿De qué manera podrían ustedes interrogar y conocer sobre
la vida cotidiana de los grupos humanos que no dejan registro escrito? No sólo hablamos de los
grandes sectores populares, sino particularmente de las minorías sociales, étnicas y sexuales, en
quienes los tiempos y los espacios de la vida cotidiana son ámbitos más propicios para emplear la
historia oral en sus niveles y escalas locales y regionales, en sus problemas y significados”. Jorge
Aceves, “Sobre los problemas y métodos de la historia oral”, en Graciela de Garibay (coord.),
Historia con micrófono, México, Instituto Mora, 1994, pp. 45-46.
39. En este trabajo quedan de manifiesto sólo algunas de esas características, que corresponden a
subtítulos en el libro del famoso mitólogo: la llamada de la aventura, el cruce del primer umbral,
el camino de las pruebas, la reconciliación con el padre, la negativa al regreso, el fin del
microcosmos, entre muchas otras que no son analizadas en nuestro texto. Para más información
ver Joseph Campbell, op. cit. pp. 53-61, 77-88, 94-104, 119-139, 179-182, 324-331.
40. Luis Luna Guzmán y Juan Carlos Miranda [Sordos], Lenguaje de manos para sordomudos,
México, s.e., 1990, p. 3. cfr. con Entrevista a Vicente Castillo [Sordo], por Christian Jullian
(intérprete de lengua de señas mexicana: Gicelle Barajas) México DF, 12 agosto de 2001.
41. Carol A. Padden, “La explicación popular en la supervivencia de una lengua”, en David
Middleton y Derek Edwards (Coords.) Memoria Compartida, la naturaleza social del recuerdo y del
olvido, Barcelona, Paidós, 1992, p. 211.
42. La seña “apóstol” se puede traducir igual que en español, y es interesante que en varios textos
escritos y publicados por sordos a lo largo de los años, y en innumerables conversaciones, se ha
empleado de manera consistente ese término para referirse a Huet. Una prueba contundente de
326
presentado como el “buen” presidente normo-oyente interesado en los Sordos, que contrasta
notoriamente con los “malos” normo-oyentes (presidentes o no) que los ignoran. Desde esta
perspectiva, es tan importante que Juárez fuera presidente, como que fuera normo-oyente,
porque al ser un personaje destacado de la historia de México, subrayaba la convivencia que
podía haber entre ambos grupos. En otras palabras, es una manifestación del anhelo de
aceptación que tienen los Sordos y el deseo de no ser discriminados.
54. En contraste, Maximiliano no podía ser el “buen” presidente normo-oyente, porque no tenía
prestigio entre la población, y recordar el interés de él por los Sordos no tendría tanto impacto
como el atribuirle lo mismo a Juárez.
55. Charles Michel de L’Epée, op. cit., p. 198.
56. Álvaro Marchesi, Desarrollo cognitivo y lingüístico de los niños sordos, Madrid, Alianza, 1991
(Alianza Psicología, 17), p. 182.
57. Jorge Perelló, op. cit., p. 5. Charles Michel de L’Epée, op. cit., narra el examen sobre
conocimientos religiosos que hicieron muchos de sus estudiantes, los cuales respondieron en
francés, latín e italiano a las preguntas que algunos teólogos especialmente enviados desde Roma
les hicieron.
58. Álvaro Marchesi, op. cit., pp. 182-184. Cfr. con Jorge Perelló, op. cit., p. 3.
59. Christian Jullian, op. cit., pp. 150-157.
60. Boris Fridman, op. cit., p. 34.
61. Idem. Esta situación se agravó todavía más con la irrupción en el plano internacional de las
ideas eugenésicas y con la creencia de que el problema de los sordos era principalmente médico y
no educativo.
62. Idem.
63. Ver Alfredo Saavedra, op. cit., p. 146.
64. Los Sordos, por su parte, se fueron al otro extremo al señalar que hubo muchos maestros
Sordos en los primeros años de la escuela. Esta idea también es errónea: Eduardo Huet fue el
único maestro sordo del que se tenga registro, al menos hasta la cuarta década del siglo XX. Ver:
Boris Fridman, op. cit., p. 34 y Christian Jullian, op. cit., p. 136.
65. Es interesante en particular el caso de José María Márquez, que sí es mencionado en muchos
libros de historia de la Educación Especial, como el “introductor del método oral puro en
México”. De tal forma que muchos educadores lo conocen mejor que a Huet, pero con los Sordos
ocurre a la inversa. Ver, entre muchos otros, La Educación Pública en México, op. cit., p. 369 y
Francisco Larroyo, Historia comparada de la educación en México, 3a ed., México, Porrúa, 1952, p.
393.
RESÚMENES
Eduardo Huet, personaje interesante, de historias innumerables, es el centro de atracción de este
capítulo. Debido a su incapacidad auditiva, él se propone crear varias escuelas en las que
destaque el trato especializado hacia personas con su misma deficiencia. Primero lo hace en
Francia y Brasil y posteriormente se enfoca en México. Este apartado trata de él y de sus logros.
Se expone una pequeña biografía en la que se pueden conocer algunas cosas que le afectaron y a
la vez lo impulsaron a crear estas escuelas.
328
AUTOR
CHRISTIAN JULLIAN
Christian Jullian. Licenciado y maestro en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM. Se ha especializado en la historia y mitología de las comunidades de sordos y ciegos en
México durante los siglos XIX y XX, así como en el surgimiento de las nociones de anormalidad y
discapacidad, temas sobre los cuales ha realizado diversas publicaciones e impartido conferencias
y cursos en distintas instituciones públicas y privadas del país.
329
Portada: La simetría en los jarrones, el tapiz estilo Art Nouveau, así como el velo que la
cubre y los ademanes “orientalistas”, muestran la sensibilidad de los ambientes
escondidos y misteriosos de prostíbulos elegantes de fines del siglo XIX.
Fuente: Ava Vargas (comp.), La casa de citas en el barrio galante, México, Grijalbo/Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, p. 3.
y universaliza el tema de las mujeres venales de moda y su funesto destino, visión que en
nuestro país llegará a su apoteosis con la novela Santa al comienzo del siglo XX.
3 En la primera parte del siglo XIX los médicos que con Parent Duchatelet a la cabeza habían
abogado a favor de la reglamentación de la prostitución y ayudado a desarrollar ese
sistema llamado de la tolerancia oficial, atribuían las conductas y las causas
prostitucionales al temperamento individual y un poco también al medio social de las
mujeres venales. A finales de siglo, ya no hay tal acuerdo entre los doctores, se desata una
gran discusión en torno a la prostitución y a la mejor forma de encararla. Los
abolicionistas pensaban que la reglamentación de la prostitución no había logrado frenar
la sífilis, además, las mentalidades habían cambiado y su control se asocia a la
explotación, a la esclavitud, a la trata de blancas; al mismo tiempo, la sociología y la
antropología criminal fundan “científicamente” el concepto de la prostitución congénita
o innata que desarrollarán los médicos, policías, juristas, literatos, periodistas.
4 El Dr. Lara y Pardo es un buen ejemplo de cómo esta visión “degenerativa” llega a México
con todos los clichés elaborados por la antropología criminal. Así afirmará en 1908 que “la
ciencia demuestra que la prostitución es sólo un fenómeno degenerativo, como la
delincuencia y todos los vicios sociales, las prostitutas son seres inferiores socialmente
hablando, que participan de los caracteres de inferioridad que distinguen a los
degenerados (pereza, despreocupación, superstición, deseo de llamar la atención, y
perversiones funcionales del sistema nervioso, hasta llegan a tener un aspecto exterior
especial, obesidad, pereza intelectual, son supersticiosas...”3
Entrevista Amorosa o El Beso, pintura de Atanasio Vargas. Fue expuesta en 1875 y deja ver
la concepción que las elites “blanqueadas” tenían de las relaciones entre jóvenes. “En
una terraza privada, una mujer vestida de blanco, con dedal y agujas en mano, se dispone
a coser un botón de la camisa de su acompañante, quien aprovecha la cercanía de los
cuerpos que le proporciona esta ocasión para tocar su rostro y besarla”
Fuente: Pintura y vida cotidiana en México, 1650-1950, México, Fondo Cultural Banamex-
Conaculta, 1999, p. 207.
332
5 A finales de siglo los doctores mexicanos pueden estar o no de acuerdo en que la forma de
“controlar higiénicamente” a las prostitutas fuera tolerándolas o reglamentando
perfectamente sus obligaciones sanitarias, como se había hecho desde 1865, pero de lo
que sí están completamente seguros es en que ese oficio vil conllevaba enfermedades (la
tan temida sífilis) que, como explica el Dr. Manuel Alfaro, “es una enfermedad que
aniquila y degenera la raza, después de haber contagiado a la esposa y otras personas
inocentes, sin que sea indispensable la vía venérea”.4
6 En nuestro encuentro del año pasado en Michoacán expuse más ampliamente cómo el
temor a la sífilis fue creciendo durante el siglo XIX entre los médicos y encargados de la
inspección sanitaria y cómo para finales del siglo y hasta la Primera Guerra Mundial, ese
temor llega a su límite y se impone la noción de Heredosífilis acuñada por los doctores
franceses Alfred y su hijo Edmond Fournier. En esta ocasión quisiera demostrar cómo ese
miedo provoca también el despliegue de un conjunto discursivo que llega a ser bastante
delirante, se llega al extremo de elaborar la explicación de la prostitución innata que hoy
no se podría comprender si no recordamos que esos temores pueden aflorar en la
sociedad porque existe subyacente un temor real a la degeneración de la raza.
7 Desde 1888 el Dr. Francisco Guëmes hacía un balance de la cuestión citando al francés
Virey, “en todo el mundo, la prostitución acorta la existencia, enerva y vuelve bastarda la
raza, acaba la salud, el vigor y el coraje, multiplica los vicios al mismo tiempo que crea
desorden y miseria”.5
La Divina infantita es la imagen de la niña virtuosa con alma pura y santa. Es divina por
su belleza espiritual y porque se ha entregado en cuerpo y alma al Señor. Lo contrario de
la prostituta.
Fuente: Manilla. Monografía de 798 estampas de Manuel Manilla. Grabador mexicano, por
Mercurio López Casillas, México, Javier y Ramón Reverté, eds., 2005, p. 22.
homólogos franceses sobre la extrema gravedad de esa peste moderna. La mayoría de los
países europeos asistieron a Bruselas y el resultado de esa reunión fue la creación de la
Sociedad Internacional de Profilaxis Sanitaria y Moral, cuya meta fue la de coordinar los
esfuerzos de los países interesados en luchar contra ese horrible peligro. 6
9 Poco tiempo después, en México, “un selecto grupo de nuestros médicos originará la
fundación de la Sociedad de Profilaxis Sanitaria y Moral, cuyo esencial propósito, si ansia
llegar a fines positivos ha de ser sanear dentro de la moralidad, dice el Dr. Lavalle, porque
no cabe dudar de que las prostitutas forman la vanguardia del ejército cuya derrota se nos
ha encomendado”.7 Como podemos apreciar, el temor a la degeneración de la raza tiene
un trasfondo eminentemente racial, sexual y eugenista, ya que la raza sólo podía salvarse
aplicando un estricto control sobre la sexualidad, sobre la reproducción de la población.
Aunque la sexualidad para nuestros científicos positivistas fuera un tema que debía
tratarse con mucho cuidado, “la enseñanza de la higiene sexual en las escuelas se está
implementando en México, aunque con el prudente tanteo que el asunto requiere”, dice
el Dr. Lavalle.8
Barata: un hombre barbado y con sombrero pasa al lado de un grupo de mujeres con
rebozo, algunas bellas, otras viejas, que están en un entarimado sobre un letrero que
dice: “Barata”... una mirada particular a la mujer morena o indígena.
Fuente: Manilla. Monografía de 598 estampas de Manuel Manilla. Grabador mexicano, por
Mercurio López Casillas, México, Javier y Ramón Reverte, eds., 2005, p. 163.
18 Esta teoría de la prostitución innata fue muy criticada, pero tuvo un eco considerable
entre los médicos de todas partes e impregna a gran numero de obras, aunque los autores
manifiesten sus reticencias y pretendan corregir al maestro. Será sobre todo el Dr.
Simonot el que complete la teoría de la prostituta congénita; su trabajo, es de 1911, marca
el fin de ese largo discurso antropológico sobre las prostitutas francesas inaugurado por
Parent en 1836. Simonot refuta primero las causas imputadas por los sociólogos, para él
“la prostitución es una afección orgánica patológica”, un acto reflejo automático. Esta
“locura de la generación” que la caracteriza es de origen hereditario, por una
“modificacón química, biológica de su plasma heredado”.12
19 Lombroso tendrá que retractarse de muchos de sus postulados al final de su vida. Además
de la hostilidad de los socialistas, de los libertarios y de todos los que se rehusaban a
admitir la primacía del temperamento en la génesis de las conductas prostitucionales, los
más lúcidos y severos críticos fueron los médicos abolicionistas. Pero fue Gabriel Tarde
(1843-1904) quien hizo la crítica más profunda a la antropología italiana y un análisis
innovador introduciendo al debate la acción del medio social como factor determinante
en el crimen y la prostitución. En su obra La moral sexual, reivindica el papel de la
prostituta mientras subsistiera el matrimonio monogámico y la moral cristiana. También
introduce el término “imitación”, que tendrá un lugar muy importante en la adopción de
conductas humanas asociales. Por la imitación y el contagio moral hay cada vez más
prostitutas, dice Julio Guerrero, y muchas de ellas con estigmas de clara degeneración.
Otro concepto criminalista importante para la explicación de la prostitución fue el de
hábito.
337
Las Casas de citas fueron prostíbulos reservados para las elites. “En el centro (falso y
verdadero) de casas de citas y barrios galantes están las prostitutas, tanto más
indispensables cuanto más despreciadas, seres a la disposición del desahogo y el
escándalo en abstracto (que es la persecución en concreto)”.
Fuente: Ava Vargas (comp.), La casa de citas en el barrio galante, Prólogo de Carlos
Monsiváis, México, Grijalbo-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991, portada
del libro y cita de la p. 37.
26 Roumagnac no es médico, sino “un simple aficionado observador” que se siente obligado
por su puesto en la policía no a escribir un libro científico, sino a inspirarse en los
doctores Emile Laurent, autor de Les habitués des prisons de Paris y Arthur Mc Donald, de Le
Criminel para hacer un estudio psico-fisio-biográfico de los criminales de México. Se
inscribe dentro de esa corriente de pensadores que pretende, (como Laura Cházaro19 lo
indicó con el Dr. Vergara, que le refuta a Jourdanet la pereza del mexicano) demostrar
que el pueblo mexicano no es el más criminal del mundo como afirma Gabriel Tarde, ni
sus descendientes indígenas los más dulces del mundo, como lo pretende Biart. Para
Roumagnac, la violencia (de los aztecas) no era defecto de raza sino producto de sus
creencias religiosas, él quiere demostrar que el crimen era una enfermedad que se podía
traer dentro sin siquiera sospecharlo, en la sangre, y por lo tanto factible de legarse a una
descendencia que será irremediablemente criminal.20
339
27 Para él había dos tipos de crímenes, los cometidos por una enfermedad positiva (es decir,
real); como la locura y la epilepsia, y los que se debían a una organización mental
defectuosa, resultado de una mala herencia. Se basa en las tesis de Letourneau, para quien
la pasión era un deseo violento y duradero que dominaba por completo todo el ser
cerebral, y en Tarde y Lacassagne para demostrar que el elemento constitutivo de la
mayoría de los crímenes pasionales eran los celos.21 Claro que existían las pasiones
normales, pero había otras desviadas, las que tropiezan con las lacras congénitas o
adquiridas que provocaban el vicio, el delito. Los celos normales, por ejemplo, eran los
que protegían a la monogamia, estado que para Roumagnac era lo mejor, fisiológicamente
hablando, en la naturaleza, pero cuando había una perversión en los sentimientos,
originada o favorecida por lesiones orgánicas, se llegaba al suicidio, a la locura y al
crimen.
Las representaciones sobre la mujer cobran sentido en el universo moral del catolicismo
de la época; la mujer que vende su cuerpo es culpable, pecadora, pierde su alma y será
castigada en los infiernos donde su cuerpo arde para siempre.
Fuente: Manilla. Monografía de 598 estampas de Manuel Manilla. Grabador mexicano, por
Mercurio López Casillas, México, Javier y Ramón Reverté, eds., 2005, p. 40.
28 A pesar de que Roumagnac mide escrupulosamente las cabezas de sus criminales y de que
les hace preguntas reveladoras de estigmas –como si se orinaron en la cama y hasta qué
edad, o si se masturbaron–; a pesar de que busca ansiosamente en las familias de sus
criminales rasgos que le revelen la degeneración –locura, alcoholismo y sífilis, o de
violencia en sus padres, tíos, hermanos, etc.– todos esos datos, por cierto muy
maniqueamente sacados, no logran probar nada fuera de que, en general, las mujeres
buscan la muerte, unas porque no eran vírgenes al llegar al matrimonio, otras porque
salen solas, o no obedecen al marido y todas por pobres y feas. A pesar de que termina sus
análisis biográficos citando a los famosos criminalistas Lombroso, Ferri, Kovalesky y
Laurent y demostrando cómo “esos caracteres físicos están muy lejos de haber sido
340
que “el mal susodicho se esté propagando extraordinariamente”. El Dr. Cisero, 27 hace
partícipes a sus colegas de los problemas suscitados en Bélgica, sobre la pertinencia de
tipificar como delito la prostitución, y de castigar la contaminación intersexual. Los
doctores se preguntaban si con esa medida se lograría reducir la sífilis al grado de
suplantar la famosa reglamentación que seguía siendo el coco de los doctores, pues nunca
se había logrado erradicar la enfermedad.
35 La discusión era muy difícil pues, como bien lo señala el Dr. Cicero, ¿dónde poner la
“decantada igualdad ante la ley en que iban a quedar los dos sexos?, siempre el hombre
sabrá más fácilmente qué mujer lo contagió; mientras que a la prostituta le será
sumamente difícil señalar al hombre culpable”28 Para la mayoría de los médicos, la sífilis
era una enfermedad de las prostitutas y muy pocas fueron las voces que pidieron que los
hombres fueran también controlados, pues eran ellos los que la llevaban a los hogares y
contaminaban a los ángeles del hogar, únicas mujeres dignas de verdadera atención.
36 Se discute también sobre la pertinencia de la castidad hasta el matrimonio y sobre los
efectos diferentes que esta practica de control de sí mismo podía tener en hombres y
mujeres. Una vez más los prejuicios de clase y de género salen a la luz pues mientras que
para los varones la castidad era casi imposible de lograr, pues su misma constitución
fisiológica lo indicaba así; para las mujeres era un requisito indispensable para lograr
contraer un buen matrimonio y ser aceptada por la sociedad. Las diferencias fisiológicas
inscritas en el cuerpo marcaron la diferencia genérica.
37 Tal vez podríamos felicitarnos de que la Revolución Mexicana haya venido a distraer a las
mentes “lúcidas” de la sociedad de estos álgidos temas y de que ese movimiento social
implicara a la larga la promoción del papel de las mujeres en la sociedad, aunque las
prostitutas no hayan logrado quitarse el estigma negativo que las persiguió todo el siglo
XIX. Entonces fue la soldadera la encargada de atraer las miradas y de ser objeto de
estudio y ejemplo del extremo al que puede llegar una mujer cuando da rienda suelta a
sus instintos, pero esa es otra historia.
NOTAS
1. Federico Gamboa, Santa, México, Grijalbo, 1979. p. 76.
2. Una versión corta de este artículo fue presentado como ponencia en el IV Coloquio: México
Francia, “Afrancesamiento y Modernidad en México”, Jalapa, abril del 2001, fue publicada en el
libro, Norma Blázquez Graf y Javier Flores (eds.), Ciencia, teconologia y género en Iberoamérica,
México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-UNAM, 2005.
3. Luis Lara y Pardo, La prostitución en México. Estudios de Higiene Social, México, Lib. de la Vda. de
Ch. Bouret, 1908, p. 147.
4. Manuel Alfaro, “Cuestión. Estudiar la Reglamentación actual de la prostitución señalar sus
ventajas e inconvenientes e indicar las reformas que sería útil introducir”, en: Gaceta Médica de
México, T. 25, 1890.
5. Francisco Güemes, Algunas consideraciones sobre la prostitución pública en México, México, Imp.
Sria de Fomento, 1888, p. 9.
342
6. Alain Corbin, Les filles de noce. Misere sexuelle et prostitution au XIX e siecle, Paris, Champs
Flammarion, 1982, pp. 390-391.
7. E. Lavalle Carvajal, La buena reglamentación de la prostitución es conveniente, útil y sin peligros,
México, Imp. de la Sría de Fomento, 1911.
8. Ibíd., p. 86.
9. Cesare Lombroso, La femme criminelle et la prostituée, 1895, presentado por Pierre Darmon, Paris,
Millon, 1991, p. 19.
10. Dr. Bienville, Nymphomanie ou traité de la fureur uterine (1775).
11. Alain Corbin, op. cit., pp. 443-445.
12. Alain Corbin, op. cit., p. 447.
13. Estudio de psiquiatría social, prol. Amoldo Kraus, CNCA, México, 1996 (primera edición 1901, Lib.
de la vda. de Ch. Bouret), p. 17.
14. Algunas réplicas se publicaron en la revista La República, destacando: “Transiciones pasionales
del ebrio mexicano y Condiciones fisiológicas del soldado mexicano”.
15. Op. cit., p. 147.
16. Op. cit., p. 140.
17. Carlos Roumagnac es un declarado abolicionista, coautor con Alberto Leduc y con el Dr. Luis
Lara y Pardo del Diccionario de Geografía, Historia y Geografía y es el autor de Elementos de policía
científica mexicana (1923). Fue miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, de la
Alianza Científica Universal, de la Sociedad Antonio Álzate, de la Mexicana Sanitaria y Moral de
Profilaxis Venéreas entre otras.
18. Perteneció a la Sociedad Mexicana Sanitaria y Moral de profilaxis de las enfermedades
venéreas. Escribió La buena Reglamentación de las Prostitutas en 1911, en respuesta a las tesis
abolicionistas del Dr. Lara y Pardo y del Lic. Roumagnac.
19. Laura Cházaro, Medir y valorar los cuerpos de una nación: un ensayo sobre la estadística médica del
siglo XIX en México, tesis de doctorado, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México, noviembre de
2000.
20. Carlos Roumagnac, Por los mundos del delito. Los criminales de México, Ensayo de psicología criminal
(vol. 1) México, Tip. El Fénix, 1904, y Matadores de Mujeres, (vol. 2), México, Lib. de Ch. Bouret, 1910.
21. Leturneau, Physiologie des passions; Gabiriel Tarde, La philosophie penale; Lacassagne, Crímenes
sexuales.
22. Luis Lara y Pardo, op. cit., pp. 108-109.
23. Ibídem, pp. 110-112.
24. Ibídem. p. 117.
25. Ibídem, p. 34.
26. Ibídem, p. 37.
27. Dr. Eduardo E. Cisero, líder de la Sociedad Mexicana Sanitaria y Moral, perteneciente a la
Academia Nacional de Medicina, es un católico ferviente y convencido partidario de la
reglamentación de la prostitución.
28. E. Lavalle Carvajal, op. cit., pp. 90-96.
343
RESÚMENES
En este capítulo utilizaremos la imagen de la prostituta que los científicos sociales del último
tercio del siglo XIX elaboraron, porque sus representaciones encarnan el paradigma de la
degeneración de la raza. Trataremos de mostrar la simultaneidad de una preocupación general,
de un ambiente “científico” criminalista, común en ambos continentes. Tanto médicos como
legisladores mexicanos, inspirados en sus pares franceses, elaborarán un catálogo sociológico-
higiénico-moral para “entender”, controlar y regenerar, dentro de lo posible, a las clases sociales
marginadas. Ese ambiente que se pretende científico y por lo tanto objetivo, estará totalmente
permeado por el biologismo que estaba detrás del darwinismo social y de la teoría social
positivista que, como esperamos mostrarlo, fue más bien clasista, racista y misógino.
Nous nous référons ici à l’image de la prostituée élaborée par les élites dans le dernier tiers du
XIXe pour fournir une incarnation palpable au paradigme d’une dégénérescence de la race. Il
s’agit de montrer la concomitance d’une préoccupation généralisée, d’une atmosphère
«scientifique» de criminalisation, commune aux deux continents. Sous l’influence de leurs pairs
français, médecins et législateurs mexicains se mettent à élaborer une typologie sociologique,
hygiénique et morale pour «comprendre», contrôler et régénérer autant qu’il se peut les classes
dangereuses. Cette tendance à prétention scientifique mais tout autant pragmatique sera
totalement perméable au biologisme sous-jacent dans le darwinisme social et la théorie
positiviste qui, comme nous entendons l’établir, fut tout à la fois ségrégative, raciste et misogyne.
AUTOR
FERNANDA NÜÑEZ
Fernanda Nuñez. Mexicana, tiene un doctorado en historia por la Universidad de París VII-Denis
Diderot, donde se especializó en la Historia de las mujeres. Desde 1993 es investigadora de tiempo
completo en el centro INAH-Veracruz, oficina Xalapa. Entre sus publicaciones más recientes
destacan: “El agridulce beso de Safo. Discursos sobre las lesbianas a finales del siglo XIX
mexicano”, Historia y Grafía, no. 31. 2008. “Imaginario médico y práctica jurídica en torno al
aborto durante el último tercio del siglo XIX”, Claudia Agostoni (ed.) Curar, Sanar y Educar.
Enfermedad y sociedad en México siglos XIX y XX (2008). “Fraudes conyugales: una preocupación
decimonónica”, Elsa Muñiz (ed.) Registros corporales. La historia cultural del cuerpo humano (2008).
Tiene tres libros publicados: Malinche, de la historia al mito (1998), La prostitución y su represión en la
ciudad de México (siglo XIX) (Barcelona, 2002). Y junto con Rosa Ma. Spinoso (eds), Mujeres en
Veracruz: Fragmentos de una historia (2008).
344
3 Miñón Gidaud, originaria de París, Francia, de 23 años, soltera, blanca, baja, de cabellos
castaños, ojos claros, nariz afilada y boca regular, se adhiere al padrón de prostitutas de la
ciudad de Puebla el 16 de junio de 1898, ha deambulado por varios sitios para ejercer el
oficio, entre sus andanzas se encuentra el Burdel de la Sacristía de Santa Mónica núm. 7.
Margarita Matel, oriunda de Bordeux, aparece en el mismo instrumento el 28 de
noviembre de 1902, de 22 años, estatura regular, pelo castaño, ojos azules, nariz afilada,
boca chica, de complexión delgada, con un lunar en la ceja derecha, ejerce su oficio en la
casa de Loreto Gilbert. Margarita Mey se inscribe en 1914, parisina, de 23 años, es soltera,
blanca, alta, de cabello rubio, ojos azules, nariz y boca regulares, entre sus señas
particulares se encuentra que es robusta y “hoyosa” de viruela; esos “pequeños defectos”
no le impiden encontrarse en un establecimiento de primera clase situado en Comonfort
núm. 7.
4 Para el historiador apasionado, esta fuente de la pasión o de la pulsión tiene la gran virtud
de dejarnos ver en su fisonomía a las mujeres que ejercen el oficio, francesas en casos
contados, mexicanas en su mayoría. Gracias al “sistema francés” y a su defensor más
acérrimo, Parent Duchatelet, contamos con estos datos. Lo que para nosotros es una
virtud de las fuentes, para las mujeres que ejercieron este antiguo oficio fue su “coco”;
basándose en éstas, médicos, policías e inspectores, ejercieron la función de “vigilar y
castigar”.
5 El registro muestra a las prostitutas a través de la mirada de los inspectores. El
historiador como un químico en su laboratorio tiene el privilegio de virar con su mirada
curiosa las fotografías y descubrir a través de ellas lo que un simple vistazo no
proporciona. Pero como diría el maestro Sergio Pitol, podemos conocer de cada mujer los
347
detalles: edad, color de cabello, nariz y hasta tener su fotografía, pero no sabremos nunca
de sus sensaciones y sentimientos, de sus sufrimientos y alegrías, su vergüenza y su
sensibilidad, al ejercer el oficio, al ser inscritas, pasar la revisión médica, caer enfermas, o
ser apresadas. Ello forma parte de lo inaprehendible que sólo puede resolverse a través
del apasionado examen de los documentos escritos y fotográficos.
7 Parent considera el registro como “el primer medio para detener el desorden inevitable
que trae la prostitución”.5 Las meretrices llegan a él por tres vías: en forma voluntaria y
personal, a través de la femme de maison, y por medio de la inscripción de oficio, al ser
pillada en acción.6 Ahí donde se adopta el sistema francés, los datos que contienen los
registros son casi idénticos. En París, en el momento de la inscripción se solicitan los
siguientes datos: nombre, edad y lugar de nacimiento; el boletín obtenido se traslada al
Burean de Reseignements Judiciares, donde se efectúa un interrogatorio más completo. Las
preguntas de rigor son las siguientes: si es viuda, casada o soltera; sus padres viven y qué
hacen; habita con ellos o por qué motivos los ha dejado; tiene hijos y los conserva; desde
hace cuánto tiempo vive en París; quién responde por ella en la ciudad; ha sido arrestada
y por qué motivos, ha practicado con anterioridad el oficio de la prostitución y por qué
motivos; ha tenido en el pasado padecimientos venéreos, los tiene en la actualidad y qué
educación ha recibido.7
349
Señoritas porfirianas.
Fuente: El Mundo, 1897.
8 El tipo de indagación que se realiza tiene como objetivo no sólo identificar, sino también
realizar un estudio sociológico que permita, a través de los datos empíricos y estadísticos,
sacar a flote los motivos sociales y familiares que obligan a las mujeres que buscan la
inscripción a dedicarse al oficio. Parent no sólo plantea la importancia de este
conocimiento, sino también llama la atención sobre la necesidad de que se desarrolle
entre médicos e inspectores una sicología especial para comprender el fenómeno. Destaca
las cualidades de los médicos que atienden los dispensarios de enfermedades venéreas
parisinos, quienes desarrollan tal habilidad que sólo por la forma que “se sienta una
mujer reclusa en su primer examen, les permite reconocer, si es una antigua o nueva
prostituta”.8
350
impondría en una gran cantidad de ciudades mexicanas, entre ellas Oaxaca, a partir de
1873 aproximadamente.
11 Las datos que se condensan en este primer registro del Imperio: edad, oficio previo,
categoría (primera, segunda o tercera clase), forma de trabajo (en prostíbulo o
independiente: “aislada”) y enfermedades padecidas, que se mantienen en los registros
posteriores y no difieren de los registros que tenían lugar en Francia. A través de esta
inscripción y la posesión del libreto, la prostituta adquiere el derecho de ejercer el oficio.
En la práctica se trata de un “pasaporte” por medio del cual se da la licencia
correspondiente.
12 Esta forma de acreditación no es exclusiva para estas mujeres, se extiende a muchos
oficios relacionados con el sector servicios, que tienen la posibilidad de convertirse en
“peligrosos”. Así meseros y empleadas domésticas deben llenar también una serie de
requisitos para gozar de la autorización de ejercer su trabajo. El Reglamento de Criados,
expedido en 1888, deja clara esta preocupación:
Toda persona, sea cual fuere su sexo que esté o pretenda estar al servicio de otra en
calidad de criado o doméstico bajo cualquier denominación se presentará a la
jefatura política para inscribirse en el registro correspondiente y para que se le
expida su libreta. En ésta y en aquél se adherirá la fotografía y se harán constar los
generales y la filiación de la persona interesada, la que está obligada a exhibir los
retratos y pagar 25 cts. por la libreta la que llevará este reglamento. Las cantidades
que se recauden por este motivo se destinarán a al impresión del registro y libretas
debiendo remitir la jefatura al ayuntamiento cada tres meses el estado de corte de
caja.14
352
13 Este proceso de registro no sólo hace constar la buena salud del empleado, sino también
atestigua sobre sus características de persona idónea y honrada y ofrece un historial de
los diferentes lugares donde hubiese servido. El reglamento de criados se hace extensivo a
meseros, hortelanos y todos aquellos que trabajen en hoteles, baños, neverías, ordeñas,
caballerizas, conductores, cocheros y lavanderas, pues al comprenderse también en la
categoría de domésticos, sus obligaciones de inscripción son las mismas.
“Martha Olivares, de 25 años, inscrita en 1897, morena, baja de estatura, cabello y ojos
negros, nariz ancha, boca grande. Se fuga”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 31 (32).
15 Este afán de control social y sanitario caracteriza también a los registros de prostitutas,
pues en la práctica estas mujeres se encuentran sometidas a la matrona, que se convierte
en una especie de “madre superiora” que administra sus ganancias. Se supone que el
registro ofrecería a la sociedad la garantía de que aquellas que ejercen el oficio lo hagan
en buena salud.
16 El reglamentarismo no se impone sin reticencias. El Amigo de la Verdad, semanario católico
poblano señala:
¿Y cómo no? Autorizada y reglamentada por las leyes, la prostitución, no es raro
que a ella se dediquen y la ejerzan libre y escandalosamente centenares de mujeres
que hacen ruborizar a la sociedad con su vida de disipación y de orgía; pero no son
ellas las solas responsables de esto, lo son igual las autoridades que les extienden el
diploma, como si dijéramos, para el ejercicio de su negocio, al que se entregan con
un desenfreno y lujuria dignas de la mejor causa, hasta que marchitas, endebles,
minadas por horrorosas enfermedades, van a exhalar su postrer aliento en la cama
de un hospital.16
354
“Carmen Ponce, de 19 años, inscrita en 1900, originaria de Texcoco, blanca, baja, cabello y
ojos negros, se encuentra en el Burdel de La Calavera No. 4”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 35 (36).
El registro en Puebla
19 El Archivo del Honorable Ayuntamiento de la Ciudad de Puebla posee en su acervo uno de
los documentos más valiosos para el estudio de la prostitución reglamentada, se trata del
registro de sanidad de la serie de Licencias y giros comerciales del Archivo Histórico
Municipal. La colección de registros de sanidad de Puebla comprende de 1886 a 1927. La
consulta de un instrumento seriado, y sin saltos por más de cincuenta años, nos brinda la
posibilidad de estudiar de manera amplia y profunda a las mujeres que ejercen el oficio,
los pormenores de la prostitución reglamentada en la ciudad de Puebla, así como los
cambios vividos en los rostros de las mujeres y en la fisonomía citadina. Ubicación de
burdeles, casas de cita y viviendas de las que ejercen de manera aislada nos permiten
trazar la geografía prostibularia.
356
22 Un recorrido por los libros mencionados nos permite tener una visión detallada de las
mujeres que ejercen el oficio. En cada página vemos los rostros y la descripción de cada
una de ellas; más de cuatro mil fichas nos permiten seguir el largo camino de algunas, el
fugaz paso de otras y la liberación de aquellas que deciden abandonar el oficio y que son
respaldadas por una fianza. La descripción de cada una es bastante completa: nombre de
la inscrita –aunque sin el segundo apellido–, fecha de inscripción, procedencia, categoría,
clase, burdel al que pertenece, estado civil, edad, complexión, color de piel, color de
cabello y de ojos y datos sobre la estatura, boca, nariz y señas particulares, si las hay. Este
instrumento también nos permite constituir una geografía de la prostitución en la ciudad,
pues cuando se trata de pupilas se establece la dirección del burdel donde prestan sus
servicios y el nombre de la propietaria, para el caso de las aisladas se establece la
dirección donde ejercen. El rubro de señas particulares nos da, aunque sea de forma
esporádica, una visión de lesiones y enfermedades.
23 Los datos se consignan en forma de columna, existe un espacio de notas, que también de
manera no seriada nos permite poseer información cualitativa sobre el camino seguido
por estas mujeres: fugas, cambios de burdel, etcétera, están plasmadas en este espacio.
Uno de los grandes aportes del registro es la fotografía de las prostitutas, en la mayoría de
los casos éstas se encuentran en buen estado y pueden ser reproducidas, sin embargo
algunas han sido arrancadas.20
358
25 Los reglamentos señalan la división de aquellas que ejercen el oficio en clases, sin
embargo el registro no consigna de manera constante este elemento. Es el burdel y sus
características lo que nos permite determinar a qué categoría pertenecen las pupilas. De
acuerdo con los datos parece tener importancia relevante la fisonomía, la cual, de manera
detallada, se señala en casi todos los casos.
26 La primera característica que sobresale es la edad temprana en la que se inscriben. A
pesar de que los reglamentos señalan como edad mínima 16 años, encontramos mujeres
que tienen 14 y 15 años.21 La mayoría se sitúan entre los 15 y los 25 años, señalando como
una condición la juventud, pasados los 25 años el número muestra una tendencia
descendente. 311 tienen entre 15 y 19 años, 461 entre 20 y 24. Las que oscilan entre 25 y 29
años sólo son 154, entre 30 y 34, son 51 y entre 35 y 39, doce. A través de los grupos de
edad se revela la transitoriedad del oficio, las mujeres que se registran no permanecen en
él más de veinte años si es que consideramos que a la edad de 16 ingresan. Por otro lado
se trata de ofrecer en el mercado mujeres jóvenes que satisfagan las condiciones estéticas
mínimas para los exigentes clientes.22
359
27 Uno de los primeros elementos que nos muestra este instrumento y que nos habla de la
amplitud del fenómeno prostibulario es el origen geográfico de las mujeres que ejercen el
oficio. Los datos que nos ofrecen estos primeros cuatro libros revelan una amplia gama de
procedencia. Se trata de un mundo en el que la migración es considerable, ésta se
presenta de ciudad a ciudad dentro del mismo estado de Puebla; desde localidades
aledañas y desde otros estados, que podríamos considerar lejanos. El oficio se nutre de
370 poblanas (42 %), le sigue el D.F. con 223 (22 %), Veracruz con 67 (7 %), Jalisco con 44
(4 %) y Tlaxcala con 31 (3 %). En este rubro llama la atención la presencia de mujeres de
zonas distantes, como Jalisco, de donde proceden 44, mientras que de un estado vecino
como Tlaxcala sólo se registran 31.23 Estas informaciones podrían parecer sin
importancia, pero revelan la constante movilidad de estas trabajadoras, el alejamiento de
sus lugares de nacimiento por las características del oficio y la importancia que adquiere
la capital del país como proveedora. El número de extranjeras no es significativo,
corresponde a menos del 2 %; los países que proporcionan este grupo son Cuba con cinco,
España con ocho, Francia con una y Estados Unidos con tres.24
“Crisanta Pérez de 16 años de edad, se registra en 1890, procedente de Los Llanos de Apam,
de color trigueño, estatura mediana, cabello negro, nariz regular. Es reclusa del Burdel
de La Calavera, se fuga en 1893 y se presenta de nuevo al mismo en 1894”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 31 (32).
361
mujeres que ejercen el oficio. Junto a los ojos aceitunados y garzos encontramos 198,
(19 %) que lucen cabello castaño; 602 (60 %) que lo tienen negro y sólo 1 % rubio. 29
“Francisca López, de 20 años, inscrita en 1892, originaria de Puebla, color trigueño, color
trigueño, cabello negro, ojos pardos, nariz ancha, boca chica, hoyosa de viruela se
encuentra en el Burdel de La Calavera Núm. 4”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 31 (32).
“Julia Rosete, originaria de México, se inscribe en 1891, color rosado, baja, cabello negro,
ojos pardos, nariz afilada, boca chica y con lunar en el párpado izquierdo. Burdel La
Calavera”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 31 (32).
“Ester López, de 23 años, inscrita en 1916, originaria de México, D.F., de color moreno,
estatura regular, cabello y ojos negros, nariz ancha, boca grande, delgada, trabaja en
el Burdel de Concepción Flores”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 40 a (42).
368
30 Uno de los rubros más significativos del padrón es el que se refiere a las señas
particulares, pues nos revela algunos de los problemas por los que atraviesa el mundo de
las mujeres dedicadas a la prostitución. Con respecto a los padecimientos, llama la
atención que aproximadamente 10 % de ellas son clasificadas como “hoyosas”, de viruela.
Otro dato de importancia es la presencia de cicatrices en la cara, el cual se consigna en 36
casos; si bien éste representa un porcentaje pequeño (3.5 %), de todas maneras nos habla
de la violencia, ya sea en el mundo familiar y/o prostibulario.31
31 Si respetásemos los criterios de aquellos que inscriben, podríamos decir que la prostituta
típica, que ejerce en la ciudad de Puebla entre 1871 y 1900 se sitúa entre los 20 y 24 años,
procede del estado de Puebla o del Distrito Federal, se inscribe por voluntad, no tiene
ninguna seña particular, posee cabello negro, nariz regular o chica, ojos negros o pardos,
estatura regular o alta, piel trigueña, rosada o blanca y estatura regular o alta. Al hacer el
análisis de las fotografías de aquellas mujeres que se dedican a la prostitución esta
tipificación se ve confirmada, aunque el criterio de clasificarlas en bonitas, regulares y
feas ha sido dejado de lado, el establecimiento de las características, acompañado del
análisis de la fotografía, permite determinar el acto de evaluación que realiza el que
inscribe, así como la intencionalidad que anima al fotógrafo.
372
orejas aparecen por lo general sin decoración, en algunas ocasiones las acompañan
arracadas de tamaño pequeño.
34 El fotógrafo y el policía aprehenden a las prostitutas con sus armas, el objetivo las capta
con sus poses repetidas, la pluma perceptiva realiza el acto de clasificación. El primero
cumple con su función de atrapar la imagen sin que podamos descubrir en su quehacer el
descuido de la pose y los detalles, una chaqueta, un pañuelo, etcétera. Es una muestra de
estandarización pero también de cuidado. La mirada desviada enseña muchas veces la
repetida pose de tres cuartos, la dama de sociedad y la prostituta no se dirigen a la
cámara, ocultan sus ojos, es la estética dominante la que se impone. En primera instancia
podríamos pensar que la prostituta disfraza su vergüenza; la revisión detallada de las
imágenes nos aleja de esta interpretación, y las inscribe en los estilos de época.
Transitando hacia los años veinte, los “años locos”, la situación cambia, el vestuario ligero
se combina con una mirada directa y desafiante al objetivo la cámara; la piel y la pupila
están al descubierto. El fotógrafo, en repetidas ocasiones, no puede evitar el esmero, su
oficio padece también de la emoción de observar el paisaje femenino.
“Raquel Hernández, inscrita en 1901, originaria de México, D.F., de 18 años, soltera, blanca,
de estatura baja, cabello rubio, ojos garzos, boca chica, complexión regular”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 35 (36).
35 Por su lado, el que practica el registro, cada vez que procede y establece las características
de la mujer inscrita, afina su sentido y clasifica. La sensibilidad lleva a describir a cada
quien según criterios y gustos. Algunos de los términos que encontramos nos hablan de
una regularidad o estandarización. Nariz, boca y estatura regular, dicen poco, pero nos
indica lo que se repite, lo común, como los ojos negros. Rubia y de ojos garzos constituye
una diferencia. En una primera aproximación, incluso los colores varían, de morena,
blanca, rosada, etcétera. La mirada de los que inscriben, nunca puede ser considerada
“inocente”, su gusto, su moralidad o su “propensión”, lo lleva a realizar su trabajo
cargado de su muy personal percepción, la zona de notas nos da una muestra de ello.
374
36 Las fotografías de las mujeres inscritas nos muestran una variedad de datos que dejan ver
no sólo a las prostitutas, sino también la puesta en acción del reglamento: la obligación de
dar un retrato para la inscripción, la de vestirse de una manera decente y no mostrar su
encantos, la forma estandarizada de la foto y la repetición del arreglo personal y la
preocupación de la pose de parte del fotógrafo, que sólo en raros casos se sale de la
norma. Esa uniformidad fotográfica corresponde también a la descripción repetida de la
mirada policíaca. La nariz, boca, estatura regular, refieren lo impreciso de la propia
descripción, y de aquello que no se sale de lo “normal”. Con respecto a la piel, la blancura
no ofrece duda, pero entre las morenas, encontramos otras categorías, que indican de una
variedad: apiñonada, morena, rosada. Los ojos entre claros y garzos, impiden comprender
con precisión cuál es la gama existente. El viejo criterio con el que se clasifica a las
meretrices en feas, bonitas o regulares no aparece en este registro, no obstante, lo que
define el nivel en que se encuentran es la clase del burdel a la que pertenecen.
Carta donde Juan W. Fricth se hace responsable de la buena conducta de Julia Huerta,
Puebla, 17 de septiembre de 1902.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 35 (36).
“Estela Ramírez, inscrita en 1915, orginaria del D.F., de 21 años, soltera, morena, de
estatura baja, cabello negro, ojos negros, nariz recta, boca regular, se encuentra en la
Casa de Luz Sánchez”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 40 a (42).
40 Respecto al espacio de “notas” hay que destacar que las sanciones por ebriedad,
escándalos, deudas y fugas son verdaderamente escasas; los apuntes se refieren sobre
todo a salidas de la ciudad con permiso, cambios de burdel, avisos de retiro de la
prostitución –previa fianza–, defunciones y reposiciones de libreta de sanidad. El resto de
estos espacios aparece en blanco, sin embargo los que revelan información se
constituyen, de manera cualitativa, en una valiosa fuente para entender el mundo de
represión y vigilancia que viven estas mujeres. En la misma sección observamos además,
la constante movilidad que ellas viven; el cambio de burdel, fugas, bajas por medio de
fianza son una constante y también su paso por la cárcel. El escándalo y la persecución
siempre amenazan el camino que transitan. Soledad Cordero se encuentra inscrita en el
padrón como de 3a clase en 1871, como castigo por sus escándalos se le obliga a barrer la
plaza y por reincidencia es aprehendida. Esta mujer es originaria de Puebla y labora como
“aislada”.
“Luz Ortega, inscrita en 1915, originaria de México, D.F., 21 años de edad, de color blanco,
estatura alta, cabello castaño, ojos café, nariz recta, boca chica, de complexión
delgada, trabaja en la Casa de Esperanza López”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 40A (42).
41 Las combinaciones son infinitas, licencia y fugas se suceden, así como las enfermedades.
En el padrón figuran algunos de los destinos seguidos. En 1875 Guadalupe Luna se da de
baja del registro por petición expresa y por medio de la fianza que le otorga don
Alejandro Vélez. Ella es originaria del D.F., de 18 años de edad y trabaja como aislada. La
liberación por este medio es una posibilidad que le permite escapar de este mundo. Para
ello es necesario que un hombre se haga responsable. El Reglamento de 1873 en su Art. 14
señala:
En caso de que una prostituta quiera cambiar de género de vida, tiene que dar parte
de ello a la oficina, devolver el libreto, manifestar a qué ocupación se quiere
dedicar, dando al efecto fianza de la persona a cuyo servicio va a entrar. O
manifestando los recursos o los medios con que cuenta para vivir honradamente. 33
377
42 Sin embargo, el camino no parece ser definitivo, en algunos casos después de la salida hay
un retorno. Un breve lapso de retiro va acompañado de la desconfianza de aquél que le
brindó la protección. El amor y el deseo de liberarse de ese mundo aparecen como
elemento comunes. Juana Hernández, inscrita en 1877, trabaja como aislada y es
originaria de Teziutlán, Puebla. Se retira del padrón el mismo año de su inscripción, el
garante con quien se fuga retira su protección cuando Hernández se convierte en su
pareja. En 1878 esta mujer, “por necesidad”, vuelve a integrar al padrón y el 24 de
diciembre de ese mismo año se da de baja permanente por fianza del señor Valenzuela.
Como notamos, entre 1877 y 1878, Juana entra y sale de este mundo en busca de una vida
diferente, de la que no podemos descartar el afecto y la búsqueda de otras oportunidades.
43 Soledad Hernández, inscrita en 1875, vive el mismo proceso. Originaria de Puebla, de 17
años, consigue su baja el 31 de agosto de 1877, porque obtiene fianza, pero el 30 de
octubre de 1879 el dinero es regresado al aval Eduardo Pace. Inscrita en 1879, Martina
Pérez, originaria de Zacatlán, Puebla, de 26 años, forma parte del padrón, se separa por el
aval del señor Loza; el 3 de junio el protector retira el monto pues dice “no convenirle”.
44 El alejamiento del oficio con el fin de tener una vida familiar y ser respetada en la
sociedad no parece ser una utopía de los novelistas, se presenta aunque sea en contados
casos. Llevar una “vida honesta” es uno de los motivos de retiro, el cual siempre es bien
visto por las autoridades aunque no dejen de exigir el respectivo aval. –El 29 de julio de
1885, Gloria Gutiérrez, de 20 años, soltera, originaria de Jalapa, trabaja como aislada, es
alta, de tez rosada, cabello negro y ojos garzos, vive como aislada en la Casa Núm. No. 3 de
la Calle Fuente de San Cayetano– se retira a la “vida honesta”, da la fianza el señor G. N.
Wescher. Lo mismo sucede con Guadalupe Hernández, quien se incluye en el instrumento
378
en 1879, ella es originaria de Puebla y ejerce como aislada, entre sus señas particulares
figuran picaduras de viruela, en 1885 pide su baja y recibe el aval de los señores
Magdaleno Bautista y Albino Bañuelos. Gertrudis Muñoz, inscrita en 1879, originaria de
Puebla, soltera, de tez rosa, baja, cabello negro, ojos garzos y picada de viruela, ejerce el
oficio argumentando abandono de familia; se da de baja el 31 de mayo de 1885. Antonia
Gutiérrez, viuda, originaria de Huejotzingo, de 28 años, de tez rosada, cabello negro, ojos
pardos, el 24 de julio se va a vivir con un hombre “honestamente”. La fianza la otorga el
señor Luis Arteaga.
45 Los reglamentos abren una puerta a las prostitutas, su incorporación a la “vida honesta” a
través de la obtención de una fianza que garantice su buena conducta. Es un hombre que
la protege el que otorga el favor; por los indicios que tenemos se trata de una relación
afectiva la que permite esta salida, pero como también pudimos observar, ésta no siempre
es duradera ni exitosa.
46 Este rubro ofrece también algunos indicios sobre los padecimientos que atacan a las
mujeres que ejercen el oficio, sin embargo estos datos son incompletos y deben ser
corroborados, cuando están disponibles, con las listas de enfermas de mal venéreo que
ingresan al hospital de San Pedro, o General. En el caso de Puebla, los listados aparecen
con posterioridad a la primera década del siglo XX. A pesar de esta limitación el hospital
figura en el registro señalando el “temible mal”. Sólo en ciertos casos se consigna la
entrada, se trata de un bajo porcentaje que podría corresponder a la eficacia de la
inspección sanitaria.
47 Otra vez se trata de un ir y venir entre el hospital y el mundo prostibulario. Rosa delValle,
inscrita en 1892, pertenece al burdel del Callejón de Jesús Núm. 12. El 24 de diciembre de
379
1893 se fuga de la casa y se presenta enferma en el hospital; sale el 2 de enero del 1894 y
regresa al mismo burdel. El 6 de marzo se interna en el nosocomio enferma de sífilis y sale
enseguida, el 11 de marzo vuelve a ingresar y permanece en él hasta el 13 de octubre de
1895. Este caso es sólo una muestra de las largas estancias y del continuo vaivén de estas
mujeres por el hospital y la cárcel, lugares que casi se constituyen en sinónimos.
48 La entrada al hospital confirma otro rubro que ya hemos descrito arriba, se trata de las
señas particulares que se refieren a heridas, las cuales parecen ser una constante en este
tipo de vida. Julia Rosete, inscrita en 1891, labora en el burdel de La Calavera Núm. 4, se
fuga en 1893, y regresa en 1894. El 21 de enero del mismo año es herida por un hombre
debido a que se entrega a otro “que sí quería”. Amor y celos se combinan con riña y
violencia.
49 Desde que se inscribe Emilia Hernández en 1894, su vida oscila entre burdel y hospital.
Ejerce en La Calavera núm. 33, y el 10 de mayo se traslada a la Casa de Carolina Sánchez, el
5 de junio entra a la cárcel por riña. Del 11 al 22 de junio permanece en el hospital, el 30
de noviembre se escapa, se presenta de nuevo el 18 de octubre de 1895 y queda inscrita
como aislada. Aurora Liceaga sigue el mismo itinerario, en 1894 labora en La Calavera
núm. 33, el 11 de junio pasa al Burdel del Marqués núm. 51, el 23 de julio va al Hospital y
el 23 de agosto queda como aislada. El 28 de agosto se le da de baja pues no cumple con los
requerimientos de la inspección.
50 En el Padrón los datos sobre enfermedades son muy escuetos, sin embargo a pesar de sus
limitaciones revelan que por lo menos 1 % de las mujeres que ejercen el oficio de manera
reglamentada pasan por el hospital. Existen pocos indicios para afirmar que la inscripción
y sus efectos, exámenes periódicos y control de la prostituta hayan tenido resultados
eficaces para el control de la propagación de las enfermedades venéreas. En México, dos
elementos influyen de manera crucial en el conocimiento y tratamiento de la sífilis: el
poco uso que se hace del speculum y el número reducido de microscopios. Los exámenes
practicados a las prostitutas no siempre cuentan con todos los medios necesarios para
determinar la enfermedad, sobre todo en los primeros momentos de la inspección
sanitaria. Esto conduce a que en uno de los diferentes proyectos para la reglamentación
del ejercicio se demande: “Hacer en cada mujer un reconocimiento detenido del estado de
la boca, lengua y garganta; de la vulva y uretra, de la vagina y del cuello sirviéndose del
espejo; de la región anal, de los ganglios inguinales y de la piel”. 34 Por otro lado, aunque
nos parezca evidente el uso del microscopio, mediante diferentes documentos
constatamos que no se ha incorporado en estas prácticas de manera generalizada.
380
“Luz Cataño, de 22 años, originaria de Puebla, se inscribe en 1915, trigueña, baja, ojos y
cabello negros, nariz y boca chica, robusta y con bozo, pasa a la 1 a. de Pino Suarez”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 40A (42).
57 Los burdeles rodean la zona resguardada. Muy cerca del centro de la ciudad encontramos
algunas calles de alta concentración, por ejemplo, aquellos de la calle de la Calavera,
anotados en 1 886, calle que hoy pertenece a la 7 sur 700; y los de la calle de La Fuente de
San Cayetano, que corresponde a la 11 poniente 100. En los siguientes registros
observamos que los burdeles se instalan en sitios más alejados del centro, pero al mismo
tiempo el número de éstos aumenta: Los del Callejón de Jesús (18 oriente 100); Plazuela de
Analco (5 y 7 oriente 800); Callejón de Comonfort (22 oriente 100); Las 1 a y 2a del Arbolito
(2 sur 1300 y 1500), los de la Cerrada de San Antonio (5 de mayo 2000 y 2200) y las casas de
las calles de la Barranca (14 sur 100). En algunos casos, como en la Plazuela de Analco,
encontramos que en una calle hay hasta tres casas de asignación.
384
“Julia Huerta, es originaria de Texcoco, se inscribe en 1900, de 30 años, blanca, baja, ojos
y cabello negro, se le da de baja en 1902, con la fianza del Sr. Jean M. Smith”.
Fuente: AHACP, Registro de Mujeres Públicas, Libro 35 (36).
Para terminar
58 El registro nos ofrece una visión seriada de más de cincuenta años de mujeres que se
dedican a la prostitución. Ojos, piel, cabello, edades, origen, facilitan construir una visión
diacrónica, es decir al usar la terminología actual, nos permite establecer “mapa
genético”. Esta valiosa fuente es una muestra de la influencia y apropiación de larga
duración que en México tiene la obra de Parent Duchatelet sobre la prostitución
reglamentada.
385
59 A través del registro tenemos un retrato subjetivo de las mujeres que ejercen el oficio, sus
características físicas descritas por el que inscribe, se complementan con la fotografía que
está cargada siempre de una visión sobre el oficio y de un afán estético. La serie de fotos
muestra un cambio paulatino, no sólo de los vestuarios, sino también de la liberación del
cuerpo femenino y la pose ante la cámara varía de una desviación a un encuentro con el
objetivo. El imaginario mexicano sobre la prostitución también está nutrido por lo
francés; vestuario, pose, etc., forman parte de ello.
60 Gracias a este valioso instrumento, que se constituye para los historiadores en un
importante aporte, observamos las grandes miserias que viven las mujeres que ejercen el
oficio, la transitoriedad del mismo está siempre acompañado de un constante retorno,
donde inspección, registro y fianza se constituyen en permanencias. Amor y violencia se
combinan en este espacio en lo que no todo puede ser considerado “comercio carnal”. El
mundo prostibulario muestra una continuidad con la controlada y civilizada sociedad
porfiriana que resguarda los valores morales y a la vez permite este espacio oculto donde
los “decentes hombres” dan salida a sus “bajas” y “suculentas” pasiones.
386
NOTAS
1. Louis Fiaux, La prostitution reglamentée, les pouvoirs publics, dans les principaux états des deux
mondes, Felix Alcan, ed., Paris, 1909, pp. 56-59.
2. Ver: Carmen Fernanda Nuñez Becerra, “El juez, la prostituta y sus clientes: discursos y
representaciones sobre las prostitutas y la prostitución en la ciudad de México, en la segunda
mitad del siglo XIX”, tesis de maestría en Historia, INAH, México, 1996 y Rosalina Estrada. “Entre
la tolerancia y la prohibición de la prostitución: el pensamiento del higienista Parent
Duchatelet”, México/Francia, Memoria de una sensibilidad común, Siglos XIX -XX, Javier Pérez Siller,
coordinador, México, 1998, pp. 307-329.
3. Alain Corbin, Les filles de noce, Flammarion, Paris, 1982, p. 24.
4. “La Nouvelle-Orléans. Ordenance municipale concernant l’ordre extérieur dans ses rapports
avec la prostitution publique”, Maireie de la Nouvelle Orléans, City Hall, 29 janvier 1897, Louis
Fiaux, op. cit. pp. 23-24.
5. Parent Duchatelet, La prostitution a Paris au XIX siècle, texte présénte et annoté para Alain
Corbin, Éditions du Seuil, París, 1981, p. 151.
6. Parent. op. cit., p. 156.
7. Idem.
8. Ibíd., p. 157.
9. Brigitte Rochelandet, Les Maisons closes autrefois, Editions Harvartha, Lyon, 1995, p. 11.
10. Ixchel Delgado Jordá, La prostitución durante el imperio de Maximiliano, op. cit., p., 154.
11. Ibíd.
12. Arturo, Aguilar Ochoa, La fotografía durante el Imperio de Maximiliano, UNAM, Instituto de
Investigaciones Estéticas, México, 1996, p. 81.
13. Ibíd.
14. Reglamento de Criados, Boletín Municipal, t. VIII, Núm. 40, 6 de octubre de 1888.
15. AHACP, Libro de Expedientes, tomo 361, legajo 90, 1892.
16. El Amigo de la Verdad, “La prostitución”, 17 de marzo 1908, p. 1.
17. AHACP, Nuevo Proyecto de Reglamento de Prostitución, 1886. Libro de expedientes, t. 367,
Legajo 220, 1886.
18. Archivo Histórico de La Secretaría de Salubridad y Asistencia, Fondo Salud Pública, Sección
Anti-Venérea, Caja 1, Expediente Núm. 1, 1867.
19. AHACP, Colección de Disposiciones Municipales, Vol. 67, Reglamento de Prostitución de
Puebla de Zaragoza, Núm. 1873.
20. Rosalina Estrada y Enrique Cano Galindo, “Mujeres que dejan huella”, ponencia presentada en
el Congreso de SCOLAS, Puebla, febrero 2000.
21. Reglamento de prostitución.
22. Ver cuadro y gráfica 1: Edad de inscripción de las mujeres que ejercen la prostitución,
1871-1900.
23. Ver cuadro y gráfica 2: Procedencia de las mujeres mexicanas que ejercen la prostitución en
la ciudad de Puebla, 1871-1900.
24. Ver cuadro y gráfica 3: Procendencia de las extranjeras que ejercen la prostitución en la
ciudad de Puebla, 1871-1900.
25. Ver cuadro y gráfica 4: Color de piel de las prostitutas inscritas, 1871-1900.
26. Ver cuadro y gráfica 5: Tipo de nariz que tienen las mujeres inscritas, 1871-1900.
27. Ver cuadro y gráfica 6: Tipo de boca de las mujeres inscritas, 1871-1900.
387
RESÚMENES
El ejercicio de la prostitución ha generado un largo y polémico proceso de reglamentación, en
torno a su expedición se realizan una serie de argumentaciones y discusiones que nos dejan ver el
deseo porfiriano de orden y progreso y el afán moralizador. Entre médicos y moralistas no existe
una posición única sobre el problema, la particularidad del caso mexicano se manifiesta en la
aplicación del conjunto de leyes y ordenanzas que tienen como inspiración el sistema francés
propuesto por el higienista galo Parent Duchatelet.
AUTOR
ROSALINA ESTRADA URROZ
Mexicana, es doctora en historia social por la Universidad de Paris VIII (Saint Denis, Francia).
Investigadora titular del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, y miembro de
SNI, es especialista en historia del trabajo. Es miembro fundador del seminario “México Francia”
y dirige en la maestría en Historia del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades un seminario
de historia cultural y de las mentalidades. Dentro de su proyecto general, “Cultura y vida privada
en Puebla en el siglo XX”, desarrolla el tema “la influencia de la medicina francesa en las
concepciones sobre salud pública e higiene en México”. Ha publicado diversos artículos sobre
388
patrimonio industrial e historia de la tecnología, así como el libro Del telar a la cadena de montaje.
La condición obrera en Puebla, 1940-1976 (Puebla, 1997), y recientemente: Espacio fabril, máquinas y
trabajadores: La preservación del Patrimonio industrial (Puebla, 2003).
389
Portada: La Masonería y la Libertad guían al mundo. La idea de hombre libre está presente
en los textos masónicos, especialmente en su constitución y en sus reglamentos.
Fuente: Litografía de Destouches, siglo XVIII, Archivos del Gran Oriente de Francia.
Un condenado y su expediente1
3 No sabemos el día en que empezó la pesadilla de Juan Lausel. El tribunal de la Santa
Inquisición, muy discreto sobre sus prácticas, en ningún momento menciona en el
expediente ni el día ni la hora en que el reo fue arrestado en Xalapa, en ese fresco mes de
septiembre de 1794. El secreto, siempre, fue el arma psicológica que utilizó el Santo
Tribunal para amedrentar a los reos. Súbitamente desaparecidos, los reos se encontraban
repentinamente confrontados en su soledad con una minuciosa rememoración sobre su
vida, sobre los dichos y actuaciones que podrían haberlos llevado a ese cautiverio y
aislamiento.
4 La primera fecha del “caso Lausel” es la del inventario de los bienes que firmó el
“mayordomo y encargado del excelentísimo señor conde de Revillagigedo”, Miguel
Bellido, en la hacienda de Lucas Martín el 27 septiembre. Así podemos suponer que el reo
Lausel, antes cocinero del virrey, había ya sido arrestado unas horas antes. No sabemos si
fue en su presencia que se hizo ese primer inventario de sus bienes. La ceremonia del
inventario, llevado a cabo por personas de confianza y a veces en presencia de testigos,
era fundamental si recordamos que la Inquisición se cobraba los gastos de mantenimiento
de los reos así como los gastos de los procesos mismos sobre los bienes de los propios
procesados.
5 El hecho de que el mayordomo del virrey firmara el documento el 27, sólo indica con
seguridad que el cocinero estaba en manos de la Inquisición, ya que su caballo y sus
bienes están por ser entregados al comisario del santo oficio de Xalapa. En efecto, el
cocinero ya no necesita silla ni caballo, encerrado en una litera con poca ropa en una
maleta de baqueta; bien custodiado por seis personas está en camino hacia la capital del
virreinato.
6 Sobre las circunstancias de su arresto sólo podemos hacer conjeturas, imaginar a un
grupo de miembros de la Inquisición y servidores llegando al alba a la hacienda de Lucas
Martín situada a una legua fuera del centro de Xalapa, donde el virrey con su séquito
esperaban el juicio de residencia que se les seguía en la capital. Es probable que los
raptores hayan sido muy cautelosos y rápidos queriendo ser discretos y evitar
intervención, la siempre posible del conde Revillagigedo, en la medida en que atacar a un
miembro de la casa de un gran personaje era siempre atacar algo del prestigio de esa casa,
razón por la cual siempre se podía temer una reacción de defensa del grupo.
7 Es interesante hacer notar que el virrey no aparecerá en ningún momento en el
expediente del proceso de su cocinero, y esto puede ser considerado en cierta medida
como un primer enigma. No hay huellas de alguna intervención del virrey, aunque
también hay que considerar que la Inquisición a su vez se cuidará mucho de separar las
392
acusaciones contra el cocinero de su ámbito laboral. Sus palabras imprudentes, que según
el tribunal comprueban su irreligión y su pertenecer a la masonería, habrían sido
proferidas fuera de la casa del virrey y en casa o presencia de otros franceses.
8 Por otra parte esa ausencia de intervención podría ser puesta en relación con la situación
propia del virrey, que entonces tenía suficientes problemas como para no querer meterse
con la Inquisición por la defensa de alguien que finalmente ya no es tan importante o que
tal vez ya cayó en desgracia o, más probablemente, el proceso de Lausel depende de una
decisión política más general, contra la cual el virrey ya no puede hacer nada.
9 Lo cierto es que Lausel parece estar muy solo en su cárcel y recibirá muy poco apoyo de
los antiguos miembros de la casa del virrey; al contrario, son las denuncias y las
calumnias de algunos de ellos las que han llenado su expediente y precipitado su
encarcelamiento.2
11 Podría sorprendernos que ese cocinero tenga una espada con puño de oro si no sabemos
la importancia del cocinero como integrante del círculo íntimo del séquito de un gran
señor; pero una espada de precio no es la única cosa valiosa que posee, también tiene
varios juegos de hebillas de plata y ganchos de plata para zapatos, charreteras de plata y
de oro con piedras para los calzones, dos hebillas de corbatín, una de oro y la otra de
plata, “dos evillas de oro más en su caxa de zapa”, mancuernas y un pececito de oro, sin
olvidar dos relojes, uno de oro y “otro con un retrato que parece de semilor”. Esos
adornos de oro y plata son los complementos indispensables de un ajuar digno de la
función social de representación que debe asumir un cocinero virreinal.
12 La cantidad de ropa va a la par con el numero de zapatos, “6 pares de zapatos nuevos, un
par de botas, otro de botines y otro par de zapatos viejos”. Lausel viaja también con su
material profesional, un conjunto de “33 moldes de cozina de cobre” y otro “envoltorio
con 12 piezecitas de cocina de hoja de lata” y varios instrumentos menores más. Los
cuchillos, fundamentales objetos del oficio, no podían faltar, pero no son cuchillos
cualesquiera, sino que tienen “baynas de plata”.
13 Tampoco faltan los objetos religiosos, lo que podría sorprendernos de un reo acusado de
impiedad. Tiene en su posesión “dos imágenes de nuestra señora de Guadalupe pintadas
en lienzo, la vina con su media caña de madera”, “una imagen de nuestra señora del
Cordonato en tafetán azul” y, lo más sorprendente, un cilicio envuelto en un papel.
394
La rutina inquisitorial
18 Antes de que empiece su proceso, los bienes de Lausel se han menguado. En noviembre de
1794, Don Alonso Joseph Gatica manda a los inquisidores de la capital una libranza de 193
pesos a favor del reo, habiendo descontado lo que se gastó en el caballo antes de su venta,
el traslado del baúl de Lausel y los gastos de su conducción, así como lo erogado en la
manutención del reo.
19 Esas cuentas y recibos varios nos permiten conocer el precio de una litera México-Xalapa
en esos entonces: 150 pesos ida y vuelta; nos permiten también saber cuántas personas
constituyen la guardia del reo. Con la litera de seis muías van dos mozos; Anastasio Cruz,
quien fleta la litera, cobra igual por muías que por mozos: 80 pesos, 10 por muías y 10 por
mozos. Con la mula de carga va un mozo y su mula propia, serán otros 30 pesos; pero por
la vuelta cobrara sólo 40 pesos, o sea en total 150 pesos, por ocho muías y tres mozos.
20 Don Nicolás Manuel Fernández Campo presenta a su vez su cuenta:
por la manutención de 6 días míos, del reo y de los dos comisarios así como los
caballos de esos 15 pesos 7” por la vuelta de los mismos: 11 pesos 5,1/2. También
añade “los diarios dados a dos literos y al mozo de la mula de carga en los doce días
de ida y vuelta a 3 reales cada uno todos los días según costumbre”.
21 Así, sabemos que el viaje de Xalapa a la capital en litera se hacía en seis días, y que era
tradicional dar para su gasto tres reales a los mozos cada día para comer y alojarse. Es
evidente que la canasta básica que podrían comprar esos mozos tenía poco que ver con lo
que los “oficiales”, la gente pudiente o incluso los reos como Lausel gastaban para su
manutención. Los comisarios cobraron cada uno 20 pesos para acompañar al reo y para su
manutención se gastaban cerca de 13 reales por día, esa diferencia en un mismo convoy
395
ilustra el refrán del siglo XVII, muestra de cómo las maneras de mesa respetan los
estamentos sociales, que recogió en su viaje el Padre Ajofrín:
Pan, gallina, buen carnero,
queso, vinos y aguardiente,
hallara aquí prontamente
el que trajese dinero;
bien sazonado el puchero
tendrá en aquesta posada,
con más, la paja y cebada;
para sus mozos atole
pulque, tortillas, clemole.
Sí señor ¡Ay, no es nada!3
22 El tiempo pasa y los haberes de Lausel se van fundiendo rápidamente, la composición de
la chapa del baúl por fin llegada a la capital, los gastos del barbero y sus alimentos hacen
que ya no tenga más que 37 pesos en octubre. ¿Qué comerá ahora el cocinero?
La acusación
23 Es al parecer hasta el 18 de diciembre, casi tres meses después de su arresto, que Lausel es
presentado en la audiencia del señor inquisidor Dr. don Antonio Begosa y Jordán. Se le
pregunta si sabe por qué estaba allí.
Revoltoso y masón
24 Habiendo jurado decir la verdad, Lausel declara que recordó “que su negocio y causa”
puede provenir de una discusión que tuvo con otros dos franceses, en la cual éstos
“hablaban con demasiada libertad contra los reyes en general y los de Francia en
particular”. Lausel afirma que intentó callarlos e incluso le dijo que podrían tener
problemas pero no le hicieron caso.
25 Tras la lectura de la acusación, según la cual hizo frente a testigos, un vibrante alegato en
favor de la constitución y de lo ocurrido en Francia, Lausel niega su contenido,
confirmando sus primeras declaraciones. Por lo tanto “pide ser absuelto y dado por libre
y por lo que tiene confesado ser piadosamente penitenciado”. Después de esa primera
audiencia regresa a su celda.
26 Es hasta el 24 de enero cuando se le entregan las copias de las audiencias y acusaciones y
se le proporciona papel en blanco para que responda a las acusaciones y se defienda.
27 Se le acusa de que en casa del relojero Lozano y en presencia de otro relojero francés,
Nicolás Fabuis, preso también en la Inquisición, había hecho la apología de los cambios
recientes en Francia, se habían felicitado de la nueva libertad de la cual gozaban los
franceses y del fin del gobierno tiránico de los reyes, jueces y curas, y de que finalmente
los españoles deberían seguir ese ejemplo; añadiendo Lausel que de regreso a España, una
vez recuperado un dinero suyo que tenía “el mayordomo de su excelencia”, se marcharía
a su país muy feliz a gozar de esa libertad nueva.4
28 Una vez más se le pide una confesión completa sobre este episodio, sobre las palabras
pronunciadas, las personas presentes, amonestándolo para que “por reverencia de Dios
Nuestro Señor recorra bien su memoria y diga la verdad”.
396
29 Como se niega una vez más a reconocer ese episodio se hace comparecer al día siguiente
al reo Fabuis. En su primera declaración éste declara que no sabe por qué ha sido
arrestado, sólo recuerda que oyó en el calabozo al difunto don Vicente Santa María que
un tal relojero don José Lozano pretendía que la fornicación no era pecado, ni menos en
venta; pero confrontado al episodio con Lausel y a las supuestas palabras que habría
pronunciado, éste niega todo en bloque.
30 No olvidando su juramento de decir la verdad, explica que era cierto que concurrió a ver
un reloj a la relojería de don José Lozano, en la calle de Plateros, a principios de junio de
1794, y “que en ella absolutamente oyó cosa alguna pues los únicos que estaban allí eran
Lozano, el que le trato únicamente de la construcción de el reloj y otro hombre que según
Lozano dijo ser el cocinero del señor virrey Revillagigedo que como era de noche, ni aún
lo conocía, ya quien no le oyó cosa alguna”. Añadió que lo único que sabía y que le contó
un herrador que estaba era que también preso porque el mariscal sastre del señor
Revillagigedo decía que dicho cocinero no oía misa y que cuando en palacio le instaban a
que la oyese, respondía: “Qué misa ni no misa”.
31 El comisario de corte Antonio Rubín de Celis hace comparecer de nuevo a Nicolás Fabuis,
quien otra vez niega haber tratado y conocer siquiera el nombre del cocinero, sigue
expresándose muy mal del tal Lozano porque está convencido de que fue él quien lo acusó
para vengarse de una vieja rencilla que tenín. El alcalde está persuadido de que Fabuis
miente para proteger a Lausel y piensa que a lo mejor él también es masón.
Un proceso ejemplar
37 Si no hay casi nada realmente serio en el expediente más que acusaciones de celosos y
envidiosos del antiguo lugar de trabajo, chismes malévolos, expresión de celos y
competencia en la carrera de los honores en el pequeño círculo privado del virrey, ¿por
qué ese proceso?, pero también, como consta en el expediente, ¿por qué de repente tantos
franceses en las cárceles inquisitoriales?
38 Cierto, la personalidad de Lausel no ayudaba a hacerlo muy simpático, sobre todo cuando
se observa que entregó, a pesar de la madre, al fruto recién nacido de una relación fuera
del matrimonio a una casa cuna, aunque debemos recordar que en aquella época eso era
“pecara minuta”, una práctica si no muy frecuente, por lo menos aceptada5. También es
cierto que tiene libros prohibidos y versos lascivos pero, aclara el reo, estos han sido
revisados varias veces en España y nadie le dijo que estaban prohibidos, porque en ese
caso, afirma, los hubiera desechado. Lausel no es un ser muy comunicativo, es más bien
un solitario, como lo califica la madre de Rita, la mujer con quien tuvo esa “relación
ilícita”, es un “hombre de pocas palabras y poco amistoso”. Así podemos pensar en una
primera aproximación que es ese carácter arisco y poco comunicativo lo que originó los
chismes una vez que el virrey dejó el puesto y que Lausel ya no era “cocinero del virrey”.
39 La segunda pregunta, ¿por qué repentinamente tantos franceses en las cárceles de la
Inquisición?, nos abre nuevas perspectivas de análisis para entender por qué Lausel será
condenado a pesar de tener un expediente prácticamente vacío.
41 En México estamos tan acostumbrados a ver llegar españoles a estas tierras americanas,
que nos es difícil pensar que durante siglos los franceses los que emigran y pueblan
España. Esa emigración, observada todavía en el XVIII, es el final de un largo proceso de
emigración de más de 800 años. Desde que los españoles se volvieron ricos con los tesoros
de Indias, en los siglos XVI, XVII y XVIII, son los franceses los emigrados, los que cumplen
las tareas que los españoles consideran indignas de un pueblo tan noble. Ya en el siglo
XVII, Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana (Madrid 1611), explica que los
inmigrados franceses, provenientes de las provincias del sur de Francia, llegados de una
región miserable “se emplean en oficios viles y bajos; se ofenden si se les llaman
gavachos. A pesar de todo regresan a casa con mucho dinero y para ellos, los reinos de
España son buenas Indias”.6 Estos emigrados franceses están en todos los lugares, en las
regiones agrícolas de Aragón, así como en las grandes ciudades de la Castilla Nueva y de la
Andalucía, donde explotan todas las posibilidades: artesanales, servicios y comercio, sin
olvidar un numero importante de pequeños comerciantes y artesanos ambulantes. En la
capital, donde se concentra el 30 % de los franceses, uno de los puntos fuertes de los
inmigrados es la panadería. En Toledo como en Madrid dominan ese sector fundamental
para la vida cotidiana”.7
42 Los cocineros son también muy numerosos desde tiempo atrás. Ya, por ejemplo, a fines
del siglo XVI, en 1580, el Arzobispo de Zaragoza tiene su cocinero francés.
43 Los cocineros franceses son muy apreciados en las grandes casas. De los dos cocineros
franceses que trabajan en Toledo en el siglo XVIII, uno lo hace para el conde de Torejón y
el otro para el rico convento de san Pedro Mártir.8
44 La presencia de estos numerosos emigrados jóvenes en todos los ámbitos urbanos,
capaces de adaptarse al mercado del trabajo local de cada ciudad, provoca fuertes
tensiones xenofobas contra ellos aunque a pesar de todo, se necesitan. Son rechazados
porque tienen la reputación de ser inasimilables, pues juntado un poco de dinero se
regresan a su tierra.9 Se les acusa por lo tanto de chupar las riquezas del país y de ahí a
acusarlos de las dificultades por las que atraviesa España hay sólo un paso. Algunos
críticos más violentos los comparan incluso a los moriscos.10 Si los franceses viven en
grupo o si no se integran es también porque las leyes españolas no favorecen la
integración del migrante.11 El largo reinado de Luis XIV, durante el cual Francia y España
son enemigos sobre los campos de batalla, no favorece esa integración; será hasta la
llegada de los Borbones con Felipe V al trono de España, cuando su situación mejorará.
399
La solidaridad entre los hermanos masones es una de sus características. Sus logias
contaban con mecanismos de ayuda para sus miembros; ayuda inmediata y después de la
muerte para sus familias.
Fuente: Dibujo de Derais, ca. 1767. Museo de la Gran Logia de Francia.
¿Si tienen españoles a su servicio y si han logrado establecer relaciones con gentes
del país que comparten sus sentimientos, y en ese caso ¿quiénes son esos?
¿Si hacen profesión en público o en privado de una adhesión a la dicha
constitución?
¿Si reciben documentación extranjera y por qué medio?
48 Detrás de estas preguntas podemos ver la construcción del espectro de una conspiración
francesa contra España y su realeza y la necesidad de una figura del conspirador. Es el
masón el que hace el oficio de maestro conspirador y todo francés que manifiesta
opiniones favorables a los cambios ocurridos en Paris será considerado como un posible
masón.13
49 En el caso de San Sebastián, tan cerca de Francia y donde la colonia francesa es numerosa,
establecer ese nuevo tipo de control político sobre los extranjeros es problemático para el
Estado español. Sabemos que en 1791, de las cuatro panaderías de la ciudad, tres
pertenecían a franceses y la cuarta era de una viuda española casada con un francés; una
panadería, donde tanta gente de todos los estamentos va y viene cada día puede ser un
lugar muy cómodo para difundir propaganda e ideas subversivas.14
50 No se trata aquí de reconstruir esa paranoia del poder español frente al complot
masónico. Emprender tal estudio desde México es muy difícil e incluso parece imposible
en la medida en que España no tiene un servicio de policía eficaz como el que otros países
estaban creando desde hacía décadas.15 Es por eso que aunque el conde de Floridablanca
desconfiaba por muchas razones del Santo Oficio, llamará a su ayuda a la antigua
institución, que encuentra en esta tarea de salvación nacional una nueva juventud.16
51 Desde el principio de la Revolución Francesa el conde de Floridablanca teme un posible
contagio revolucionario. En julio de 1791 comunica al presidente del consejo de Castilla
sus temores, cómo controlar de cerca la actividad de los franceses residentes en España y
quitarse de encima a los más ruidosos, considerados como favorables a los cambios
franceses y posibles propagadores de ideas subversivas. Consciente de la ausencia de rigor
de los anteriores censos toma una serie de nuevas medidas, con la Real cédula del 20 de
julio 1791, la Instrucción del 21 de julio y los comentarios a esos dos textos del 31 de
agosto pretende que se distingan otra vez a franceses avecindados de los transeúntes; y si
se pide el censo de todos los extranjeros, los que están la mira son los franceses.
Evidentemente los “establecidos” y muy bien establecidos a veces, no son los peligrosos
sino “los caldereros, los afiladores, y otros comerciantes ambulantes sospechados de
hacer circular las detestables máximas de estos franceses fanáticos de su libertad
desenfrenada”. Son estos los que están realmente en la mira de la cédula de junio de 1791
y ese juicio es más bien atinado si consideramos que esas categorías sociales son más o
menos las que se han vuelto los actores radicales de las calles de París.
52 Los avecindados tendrían que jurar fidelidad al rey de España y a la fe católica,
renunciando a todo derecho extranjero y privilegios, los transeúntes debían dejar el país
en el lapso de dos meses o pedir su estatuto de avecindados.
53 En resumen, a partir de 1789 todo lo que huele a francés huele mal. Si antes la rivalidad
tomaba la apariencia de una lucha económica entre mercaderes españoles y franceses
tramposos, que intentaban eludir sus obligaciones fiscales, las nuevas decisiones
administrativas tienen ahora por finalidad la de controlar muy de cerca a los grupos de
comerciantes más activos, como la ruidosa colonia francesa de Sevilla. Floridablanca pide
ayuda al inquisidor general y éste aprovechará dicha demanda para presionar al gobierno
contra los franceses y todas las ideas perniciosas de la Ilustración.
401
El mandil es el símbolo del trabajo; cualquiera que sea el grado los hermanos masones
aportan uno en sus ceremonias y trabajos. Se compone de un gran rectángulo y un
triangulo y puede contener imágenes simbólicas, de acuerdo al grado y obediencia.
Simboliza el cuerpo físico que envuelve al espíritu creador y protege del trabajo.
Fuente: Museo de la Gran Logia de Francia.
66 Así, el imaginario postridentino del alimento, lleno de esas vidas de santas y santos que
desde siglos gozan con una jubilación sádica de la privación de todo alimento, esa santa
anorexia no puede ser un ideal propuesto a la imitación general de los fieles de Nueva
España. Difícil de pregonar que la austeridad de la carne favorece el ejercicio de la virtud,
difícil en ese mundo de una abundancia relativa afirmar que la cocina del pobre es la que
más se acerca al ideal espiritual, confundiendo ayuno involuntario y ayuno espiritual.
Tanto, más que en París mismo o ya se puede observar cómo las casas de los grandes
prelados a fines del siglo no respetan las prohibiciones cuaresmales en cuanto al consumo
de carne.23
67 Incluso se puede notar la publicación, en ese ocaso del siglo XVIII, de libros y canciones
que celebran los placeres de beber y de comer, empujando a un segundo plano las
prohibiciones del discurso religioso. Se celebra de nuevo le Pays de Cocagne, el país de la
abundancia donde el vino corre y se disfruta de todo tipo de comestibles.
68 Lo que salta a la vista es que en este periodo finisecular, la cocina en Francia y en otros
países se vuelve el objeto de un saber general y de un debate público de donde nacerá el
discurso gastronómico decimonónico. Son dos jesuitas, Brumoy y Bougeant, quienes
escriben la advertencia al libro de cocina de Marin, Les dons de Comus, 1739, donde hacen
una rápida reseña de los progresos del arte hasta el gusto tan fino de la cocina moderna,
caracterizada “por una química y una técnica de la quintaesencia”.24
69 La “Disertación preliminar sobre la cocina moderna”, prefacio al libro, La science du
maitre d’hotel cuisinier, de Menon (1749), también trata de demostrar que “la nueva
404
74 En esta nueva era de la estética del comer que se inaugura, los antiguos prestigios de la
alimentación medieval española, italiana y latina parecían dominados por el desorden y
sobre todo por el exceso. Ya los sistemas de referencia fisiológicos que la sostenían se
vuelven caducos. Ya no se vuelven imprescindibles para la digestión “los jugos ardientes y
los guisados cáusticos de la antigua cocina”, sino que el paladar estimulado
agradablemente descubre los sabores de una cocina más en acuerdo con la salud, más
natural. Las salsas empiezan a cambiar, desaparecen el azúcar, los excesos de especies y
los zumos ácidos.
75 Menon puede reprochar a La Varenne, su predecesor de un siglo, el pregonar “excesos
solo dignos de moros y salvajes”; pero es probable que esta nueva estética del gusto no
domine aún en el mundo hispano. Los testimonios de los franceses que visitan España son
constantes, invitados a comer a casas aristocráticas expresan su desagrado por la excesiva
causticidad de las salsas así como por el exceso de especies y la rusticidad de las maneras
de mesa.
Conclusiones
83 Si terminamos este ensayo introduciendo las ideas jansenistas sobre la naturaleza y la
ética del comer es porque tenemos cierta idea preconcebida.
84 Pensamos que tal vez nuestro cocinero Lausel podría situarse en ese movimiento. No
queremos decir que Lausel sea jansenista. Ser jansenista, pertenecer a un movimiento
cristiano más o menos perseguido, es más una actitud frente a la vida, a la naturaleza, al
estado, a la religión, a la iglesia, no se trata de una filiación militante, y en ese sentido
existen muchas formas de serlo.
85 ¿Qué índices nos permiten emitir tal hipótesis? Como lo hemos, visto el cocinero Lausel
no solamente se defiende paso a paso y logra vencer las acusaciones sobre la irreligión
que se le imputa, sino que los testimonios de los franciscanos que oficiaban la misa
privada en la casa del virrey testifican sobre un cristianismo fervoroso.
86 A la pregunta de saber si el testimonio de esos frailes es digno de fe, podemos responder
que probablemente sí, en la medida en que éstos saben que ese testimonio es pedido por
la Inquisición para el proceso de un reo, perteneciente a una nación sospechosa de ideas
sacrilegas. ¿Unos franciscanos mentirían a la Inquisición sólo para ayudar a un reo? No
solamente podemos considerar que Lausel tiene verdadera piedad, sino que podemos ver
407
que tiene además en sus baúles dos retratos de la Virgen de Guadalupe y uno de Nuestra
Señora del Cordonato, así como un cilicio envuelto en papel.
87 Es una lástima que no se registraran los libros de cocina que llevaba en sus baúles, porque
nos hubieran dado índices sobre sus probables preferencias y prácticas profesionales;
pero podemos intentar pensar algo sobre el personaje a través de una revisión de los
libros que llevaba en su regreso hacia España. Podemos también hacer la hipótesis,
considerando las dificultades del transporte en aquella época, de que llevarse esos libros
tenía un sentido. Partiendo de la lista del inventario levantada en Xalapa, hemos
agrupado sus libros en tres subgrupos. El primero está en relación directa con lo que,
como hemos considerado en páginas anteriores, deberían ser los intereses profesionales
de un cocinero ilustrado, un interés por la producción de verduras y frutas y una
reflexión global sobre la naturaleza.
El cocinero y la naturaleza
– El jardinero solitario, o diálogo entre un curioso y un jardinero que trata del cultivo de los
árboles
– El espectáculo de la naturaleza
– Advertencias o señales necesarias para el cultivo de las flores
– Ensayo sobre la marina
88 El segundo grupo muestra los intereses generales de nuestro cocinero por el teatro, la
poesía y la literatura en general. Recordemos que tiene también un expediente lleno de
poesías tanto francesas como españolas que las autoridades declararan como licenciosas.
Se trata por lo tanto de un hombre relativamente culto para esa época. En su gusto por el
teatro podemos ver la presencia de Destouches, quien representa en Francia al género del
drama burgués que en la primera mitad el XVIII tiende a reemplazar a la antigua tragedia.
Se encuentra también una recopilación de teatro italiano, en la cual probablemente hayan
obras de Goldoni, el prolífico italiano (115 comedias, 18 tragicomedias, y decenas de otras
obras). Si tal fuera el caso podemos ver que hay una convergencia entre Destouches y
Goldoni en la denuncia de una nobleza parasitaria despilfarradora a la cual se enfrentan
sus héroes, parangones de todas las virtudes burguesas, Destouches (Le Glorieux) y Goldoni
(Les Marchands). Los cuentos de Marmontel es la única obra literaria en su posesión que
estaba inscrita en el índice de libros prohibidos, edicto del 24 de mayo de 1789. Si esos
cuentos son hoy casi desconocidos, en la época eran muy famosos en ambos lados del
Atlántico.28 La presencia de Racine, autor clásico, desentona en ese conjunto, excepto si
recordamos lo que hemos dicho de sus posibles tendencias jansenistas. La filosofía del
teatro de Racine se acerca a la del jansenismo, lo que no debe sorprendernos porque Jean
Racine fue criado en la cuna del jansenismo, Port Royal, aunque algunos años después
escribió una carta renegando de sus maestros, su teatro quedó profundamente marcado
por las ideas pesimistas jansenistas.
89 También la posesión de alguna obra de P. de Marivaux, Le paysan parvenu, no es una obra
escogida al azar sino un índice que fortalece el conjunto de las obras presentes en esa
pequeña biblioteca, la de un cocinero filósofo.29 Se ha dicho que Marivaux es el autor que
resume de la mejor manera la elegancia y el espíritu del siglo XVIII francés. Como Lausel,
fue un hombre solitario, discreto, incluso melancólico y bastante poco comprendido. Ha
sido deliberadamente moderno, es decir, poco atento a modelos, escuelas, reglas, amante
de verdades intempestivas, rompió con los dogmas, con las ideas generales, apasionado
408
por describir lo que era el destino del hombre, vivir, amar, sufrir. Hombre secreto y
discreto, replegado sobre sí mismo, dejó pocas huellas sociales en una vida de trabajos
intensivos, algunos contratos de ingresos mediocres, alguna firmas en el registro de la
Academia francesa, un testamento de 10 líneas, dejando a su muerte sólo un
departamento modesto. Su vida se desarrolló sin escándalos ni aventuras, consagrada
esencialmente a su obra, la de un artista independiente, muestra de la dignidad de la
condición de hombres de letras.
Libros de Bellas Letras:
Una gramática nueva española y otra francesa
Cantus diversi ex antiplonario Romano
Las Obras completas de Mr. Le. C. de B. que contienen diversas poesías.
Un tomo con varias comedias por Mr. Nericau Destouches
El nuevo teatro Ytaliano o recopilacion general de comedias.
Tres Tomos de Le Paisan Parvenu por Mr. de Marivaux, 2°.3°.4°.
Tragedias de Roxane
Prohibido: Los Cuentos de Marmontel
Las logias son los lugares, ritualmente consagrados, donde se reúnen más de dos
hermanos. A la imagen del Templo de Salomón cuenta con dos columnas, un triangulo
cuya base es más larga y un punto en el centro geométrico u ojo, del que salen rayos.
Usualmente a esto último se le llama logia.
Fuente: Logia portátil de campaña, fines del XVIII, Museo de la Gran Logia de Francia.
90 En fin y en acuerdo con lo que acabamos de decir, posee una serie de libros prohibidos. No
es fácil conocer estos libros porque en los inventarios de la época no se apuntan las fichas
bibliográficas completas y en las traducciones muchas veces los editores recortan o
cambian los títulos originales. En este renglón de la reflexión política y social vemos que
posee un tomo que contiene varias obras de J.J. Rousseau, de quien casi todo entra en el
index de libros prohibidos en cuanto salen de la imprenta, por otra parte, ese “Paseador
solitario” es probablemente otra obra de Rousseau, Rèveries du promeneur solitaire, obra
postuma.30
409
91 Identificar las Memorias interesantes presenta más problema porque muchas obras en la
época empezaban así, pero podemos suponer que se trata de la obra de Cornelius de Paw
“Recherches Philosophiques sur les Americains ou Memoires interessants pour servir à
l’Histoire de l’Espèce humaine. Avec une Dissertation sur l’Amérique et les Américains de
Dom Pernety” (tres tomos, Londres, 1771), en el index desde el edicto de 21 de enero de
1787. Uno de los textos más relevantes y polémicos sobre América de esa época.
92 Más difícil aún es identificar Recuerdo de las máximas de Salomón las mas necesarias para que
un hombre viva saviamente, lo único que hemos podido encontrar en el index de 1790 son
los Proverbios de Salomón y Espejo de pecadores. En cuanto a las Causas Célebres se trata
probablemente de una de las muchas ediciones del libro Les Causes celebres et interesantes,
avec les jugements qui les ont decidées, de Mr.-Avocat au Parlement, Paris, 1742, libro
indexado desde 1760. Tampoco hemos podido encontrar en ese index lo que aparece en el
inventario como La vida del conde de Turenna. Aunque hemos colocado los cuentos de
Marmontel con los libros de Bellas Letras, su contenido crítico político y social lo hace
digno de figurar entre las obras filosóficas, como muchos de los libros de esa época, su
condena por la inquisición lo comprueba.
de los agentes de un poder tambaleante–, es probable que tuviera más afinidades con
algunas tendencias cercanas al jansenismo, tanto en lo religioso como en lo político, y que
desde la cocina del virrey este personaje poco comunicativo preparaba a su manera la
llegada de la modernidad política y social que sus censores intentaban conjurar.
NOTAS
1. El expediente del reo Lausel, cocinero del virrey Revillagigedo, se encuentra en el A. G. N. Ramo
inquisición, vol. 1383, exp. 5 y consta de 192 f.
2. Como veremos, Lausel no es el único francés en las cárceles de la Inquisición.
3. Fray Francisco de Ajofrín, Diario de viaje a la Nueva España, Septiembre, México, 1986, citado en
José Luis Juárez López, La lenta emergencia de la comida mexicana, ambigüedades criollas, 1750-1800,
Miguel Angel Porrúa, México, p. 71.
4. La existencia del dinero de Lausel interesa sobremanera al santo Tribunal en la medida en que
ya se ha gastado todo el dinero del cocinero, pero después se revelará que ese dinero no era más
que un espejismo.
5. Esta cuestión, más que a una condena moral desde la perspectiva contemporánea del niño rey,
tiene que ser puesta en relación con las prácticas sociales de la época, el derecho exclusivo del
padre sobre el devenir de sus hijos, el estatuto y valor del niño en una “demografía de antiguo
régimen”. Aunque finalmente la madre pudo recuperar a su hijo, haciendo intervenir autoridades
muy cercanas al virrey que presionaron al cocinero para que recuperara el niño y se lo entregara.
En los testimonios tanto de la madre como de la abuela no hay realmente huellas de odio ni
reproches morales particulares sobre ese acto.
6. Julian Montemayor, “Les français à Tolede au XVII siècle”, en: Les français en Espagne à l’époque
moderne, XVI-XVIII, CNRS, Paris, 1990.
7. J. Montemayor, op. cit. “Son 56 (panaderos) y si se compara con los 58 (panaderos) censados en
este empleo en 1639, se puede ver cuánto dominan ese sector fundamental para la vida
cotidiana”, p. 79.
8. J. Montemayor, op. cit., p. 81.
9. J. Montemayor, op. cit., p. 82. Sólo una parte se integra en general por el matrimonio con
españolas, “son 28 % en haber desposado una mujer en España en 1631”.
10. J. Montemayor, op. cit., p. 82.
11. En 1561 para volverse subdito del rey de España se tenía que haber contraído matrimonio con
una mujer del país. A partir de 1608, probar una residencia de 20 años, y desde 1618 poseer una
propiedad agraria o urbana de por lo menos 4 000 ducados.” C. Larquié, “Les français à Madrid au
XVIIème siècle”, en Les français en Espagne..., op. cit., p. 99.
12. J. A. Salas Ausens, “Les français en Espagne dans la segonde moitée du XVIIIème siècle”, en Les
français en Espagne..., op. cit., p. 169.
13. Para una revisión actualizada de la invención del complot masónico y su papel en la
Revolución Francesa, ver Eric Saunier, “La Maçonnerie est-elle à l’origine de la Revolution?”
donde concluye: “Es la revolución la que transformó la sociabilidad masónica y no la sociabilidad
masónica la que nutrió la revolución”, en: L’Histoire, No. special, Les Francs Maçons, Julio-Agosto
2001. pp. 30-35. La antigua masonería francesa, como Le Grand Orient, tiene 700 logias en 1789,
pero apenas subsisten 20 en 1796. Esos grupos explotan con la Revolución Francesa porque,
411
abiertos a la aristocracia y al clero, no pueden más que traducir y vivir las contradicciones y las
tensiones sociales violentas que se manifiestan durante el proceso revolucionario. Por otra parte,
hoy sabemos que el mito del complot masónico existía mucho antes de la Revolución Francesa y
fue más bien inventado en Inglaterra. En la lucha de la dinastía de Hanovre por su legitimación
en el trono inglés se acusa a los masones de encubrir las acciones sediciosas de los jacobistas,
favorables a los Estuardo.
14. J. A. Salas Ausens, op. cit., p. 169. Reporta extractos interesantes de un informador sobre
personas concretas, “un tal es un agitador que habla sin medida y sin vergüenza a favor de la
Asamblea y de su Constitución”, de otro “sospecho que hay una gran probabilidad de que sus
mozos sean amigos de la Constitución”, otro “es amigo de la Constitución y se vanagloria de
eso...”, aunque existen también algunos realistas que se lamentan del camino que estaba
tomando Francia.
15. Los historiadores modernos deberíamos agradecer a las instituciones represivas como la
policía que por su trabajo de recopilación sistemática de informaciones y documentos nos
constituyó esos expedientes que nos deleitan y son nuestra materia de trabajo y reflexión.
16. Para hacer más claro el caso Lausel deberíamos de colocarlo en la series de medidas generales
que el poder virreinal, siguiendo las instrucciones de Madrid, toma para controlar a la colonia
francesa de la Nueva España. Me parece que sería interesante un trabajo de investigación
colectiva sobre qué ocurre con todos estos franceses desde la convocación de Las Cortes francesas
en 1789 hasta la caída de Napoleón y sus problemas con la Inquisición.
17. Por otra parte, el sistema de funcionamiento de los dueños de tabernas es doblemente
sospechoso, porque cada dos o tres años o más, y según el capital acumulado, se turnaban en los
negocios. Los dueños se regresaban a su tierra: “de tal manera, son sanguijuelas permanentes que
chupan en grandes cantidades el oro Y la plata que pueden, se regresan después a su patria con
todo lo que han tenido la habilidad de acumular...” Pero también es evidente que ese turn over
llama la atención de la policía por la dificultad de controlar a ese mundo cambiante de dueños de
cabarets y fondas.
18. A las sospechas de simpatías por la revolución de ese gremio habría que añadir el de los
libreros franceses, que serán objeto de la vigilancia estrecha de los órganos de represión español.
19. Incluso se nota esa evolución en los libros de cocina que se editan y particularmente en los
atribuidos a Menon. Los autores de libros de cocina no representan sólo a cocineros maestros en
su oficio sino que sus autores “pretenden acercarse a científicos, hombres de letras y libreros”.
Beatrice Fink, “L’Avenement de la Pomme de terre”, en: Dix-huitième siècle, No. special, Aliments et
cuisine, no. 15, París, 1983, p. 22.
20. Hemos utilizado la edición facsímil de Menon de Libraires Associes, Paris, 1789 editada por
Gutemberg Reprint, París, 1982, así como la edición facsímil de LaVarenne; Le cuisinier François,
Textes présentés par J.L. Flandrin, Philip et Mary Hyman, Bibliothèque Bleu, Montalba, Paris,
1983.
21. Imponer este razonamiento económico del ahorro fue probablemente una hazaña cultural
para los amos pero seguramente eso se dio con una gran resistencia por parte de los
profesionistas interesados en recuperar los restos de ese sistema del despilfarro, mayordomos,
lacayos, que revendían a fondas y particulares los restos de las casas aristocráticas o de
comerciantes que pretendían vivir a la manera de grandes señores. Restif de la Bretonne, Nuits de
París ou le spectateur nocturne, Londres (Paris, 1788), 7 vol, pp. 775-776, es “testigo” de que ese
despilfarro continúa y lo condena. En uno de sus paseos nocturnos por París, dice: “con sorpresa
vi a dos hombres que cargaban dos canastas, una de nabos, otra de castañas que echaron (a la
calle) eran alimentos podridos. Los ricos siempre tienen miedo de que algo les falte. Todos los
años (dice el maitre d’hotel interrogado) compramos como para tres casas como la nuestra y
siempre se echan a perder las dos terceras partes... perdemos en carne y pan con lo que nutrir
tres casas burguesas”.
412
22. Francia, por ejemplo, que no es un país particularmente desfavorecido el siglo XVIII, fue el
teatro de 18 hambrunas, así como de levantamientos populares por la carestía de granos y un
aumento regular del robo de alimentos.
23. Reynald Abad, “Un indice de dechristianisation? L’évolution de la consommation de viande à Paris en
carème sous l’Ancien Regime”, Revue Historique, CCCI/2, pp. 237-275.
24. J. C. Bonnet, “Les manuels de cuisine”, en Dix Huitième..., op. cit., p. 57.
25. Menon, La Science du Maître d’Hotel cuisinier avec des observations sur la connoissance et les
propriétés des alimens, Paris, 1789, Gutemberg Reprint, París, 1982, p. XXI.
26. Monique Cottret, La cuisine janseniste, Dixhuitiéme, op. cit., p, 110.
27. Se trata del médico Grivel, cuyo manuscrito se encuentra en la biblioteca de Port Royal y que
utiliza Monique Cottret para su demostración, ibídem, p. 111.
28. Jean-François Marmontel (1723-1799) fue el mejor alumno de Voltaire y editor de algunas de
sus obras. Escribe tragedias, óperas. Empieza a ser famoso con sus Cuentos Morales que empiezan a
aparecer en 1756. 30 obtienen un éxito inmenso en los dos mundos y son traducidos
inmediatamente a varias lenguas, se vuelve uno de los pilares del partido filosófico. Entra a la
Academia Francesa, de la cual se vuelve el secretario perpetuo en 1783 con la muerte de
D’Alembert. En 1767 publica una novela histórica y filosófica, Bélisario, largo cuento moral sobre
el servicio al Estado, el roí y carácter del soberano, la simplificación de las leyes, la igualdad
frente al impuesto, la inutilidad del lujo, la tolerancia, etc. El éxito de ese libro se nota en las
varias traducciones inmediatas en todas las lenguas europeas. Pero también los medios más
reaccionarios lo atacan violentamente y la Sorbona le encuentra 37 impiedades. Se desata una
guerra violenta entre los filósofos y los teólogos, gana el partido filosófico y Marmontel es
nombrado historiógrafo del rey.
En 1777, aparece un largo poema en prosa, Los Incas o la Destrucción del Imperio del Perú. Marmontel
defiende la libertad de las opiniones religiosas, se burla del fanatismo y escribe una apología de
Las Casas, (prohibido: edicto del 2 de dic. 1782) Les Éléments de littérature, que publica en 1787, es
una recopilación de artículos escritos para la Encyclopédie, desarrollados y mejorados.
29. A pesar de su aparente aislamiento no impide que participe a su manera en los grandes
debates religiosos, filosóficos o políticos de su tiempo, como lo muestra toda su obra. La
injusticia, la hipocresía, lo enfurecen, habla del pueblo, de la miseria de los protestantes
perseguidos, de la indiferencia de los príncipes, del reino del dinero que se organiza, del
sufrimiento de niños, mujeres, ancianos, algo relativamente nuevo en la literatura francesa.
Entre 1713 y 1755 su obra se compone de 35 obras de teatro, siete novelas, tres diarios y
alrededor de 15 ensayos. Parco como su carácter, en el teatro sólo utiliza tres actos e incluso a
veces son sólo sucesión de escenas, odia los grandes géneros clásicos, las obras de gran tamaño,
pero sigue con sus obsesiones, trampas del amor propio y de la coquetería, impostura de la vida
social, riqueza y corrupción del alma, revelación del ser por el amor, dificultad de la sinceridad.
En esta obra que parece influenciada por el pesimismo jansenista, soñando con una sinceridad
ascética, sobrehumana, hay una gran esperanza en la juventud, en todos los seres jóvenes y
sinceros que se abran, confiando en la naturaleza y la vida. A una fervorosa esperanza de libertad
sacrifica todo, moral y códigos sociales del amor y Le paysan parvenu marca un tope en esa
búsqueda iconoclasta. Los héroes son llevados por una potente intuición íntima de su propio
devenir, tener que aprender a ser libres, apoyados en esta fuerza vital, crean las condiciones de
su destino. Así, su obra pertenece definitivamente al campo de los filósofos.
30. Al final de su vida, víctima de incomprensión y persecución Rousseau se refugia en Inglaterra,
donde empieza a redactar sus Confesiones para justificar su conducta y mostrar al mundo su
verdadera personalidad; pero solitario, conociendo mal el inglés, se persuade de que es víctima
de una gigantesca conspiración entre enciclopedistas y teólogos, ministros y simples ciudadanos
para callar su voz, la voz de la verdad. Asediado por la angustia deja Inglaterra, prometiendo no
publicar nada durante el resto de su vida e incluso renuncia a escribir sus Memorias. Rousseau
413
pretende ahora vivir con la naturaleza, se apasiona con la botánica y rememora su juventud feliz
en el campo. Colecciona plantas, forma herbarios y escribe Cartas sobre la botánica. La naturaleza
lo calma, y le hace olvidar, durante algún tiempo, sus miedos y obsesiones. De regreso de sus
paseos Rouseau escribe sus Confesiones que deben aparecer después de su muerte.
Regresa a Paris y lee sus Confesiones, en pequeños círculos privados, espera encontrar la amistad
que le falta; pero esas lecturas sólo provocan un pesado silencio. Más solo que nunca se pone a
escribir los Dialogues de Rousseau juge de Jean-Jacques, en los cuales se pone a sí mismo en escena
para mejor responder a sus acusadores. Consiente vivir en un mundo absurdo, redacta las Rêveries
du promeneur solitaire que se abren con estas palabras: “Heme aquí solo en esa tierra, sin
hermanos, prójimos, amigos, teniendo sociedad solo conmigo mismo. El más sociable y el más
amante de los humanos ha sido proscrito por un acuerdo unánime”, sólo la fusión con la
naturaleza le permitirá encontrar la paz, unas semanas después Rousseau desaparece cuando
regresa de un paseo solitario.
RESÚMENES
A partir de un dossier de inquisición, en el cual se acusa a Lausel, cocinero francés del virrey
Revillagigedo, de ser masón y antirreligioso, mostramos en este ensayo que a finales del XVIII, en
la capital de la Nueva España, como probablemente en el conjunto de los dominios
hispanoamericanos, ser francés podía acarrear serios problemas con el santo tribunal.
Mostramos que la acusación de ser masón era, muy probablemente, sin fundamentos, pero que su
proceso corresponde a una serie de decisiones políticas tomadas por el estado español para
controlar a los franceses que vivían en México, temiendo que hicieran proselitismo
“revolucionario”. La riqueza del expediente permite acercarse a la personalidad del cocinero
Lausel, como permite esbozar reflexiones sobre lo que fue a finales del siglo XVIII, el estatuto y
funciones de ese nuevo tipo de cocinero y de los odios y rencores que podía suscitar en los otros
“officiers” de la casa de un virrey.
A partir d’un dossier de l’Inquisition mettant en accusation Lausel, cuisinier français du vice-roi
Revillagigedo, pour cause de franc-maçonnerie et d’irréligion, il s’agit de montrer qu’en cette fin
du XVIIIe siècle, être Français pouvait attirer de sérieux problèmes avec le tribunal de l’Eglise,
dans la capitale de la Nouvelle Espagne comme sans doute dans l’ensemble des colonies hispano-
américaines. Il y a fort à parier que cette accusation était sans fondement; cependant pareil
procès pour franc-maçonnerie répond à une série de décisions politiques prises par l’État
espagnol à seule fin de contrôler les Français vivant au Mexique. Ceux-ci, en effet, étaient
volontiers soupçonnés de prosélytisme «révolutionnaire». La richesse du dossier permet de se
faire une idée précise de la personnalité de Lausel, mais également d’ébaucher la réflexion sur le
statut et les fonctions de ce nouveau type de cuisinier à la fin du XVIII e, en mettant au jour les
haines et rancœurs qu’il était susceptible d’inspirer aux autres «officiers» de maison d’un vice-
roi.
414
AUTOR
GUY ROZAT
Guy Rozat. Francés, residente en México, doctorado (1975) en Sociología en la Université de
Nanterre-París X. Desde 1976 es investigador del INAH, profesor-investigador en la Escuela
Nacional de Antropología e Historia (INAH) de 1975 a 1987. Desde 1988 está adscrito al centro
INAH-Veracruz. Es investigador nacional de nivel I y profesor en la Facultad de Historia de la
Universidad Veracruzana. Es director de la Graphen, Revista de Historiografía. Ha publicado varias
decenas de artículos y tres libros: Indios reales e indios imaginarios en los relatos de la conquista,
América imperio del demonio, y Los Orígenes de la nación.
415
Portada: “Paso de Venus por el disco del sol”, el caricaturista representó la cara del
presidente Lerdo –luminoso cual Luis XIV, rey absoluto– y como Venus dibujó a Porraz, el
chef del restauran El Tivoli, a donde el presidente acostumbra reunirse a comer con los
miembros de su gabinete.
Fuente: El Ahuizote, 20 de febrero de 1874, p.5. 502 Venus sobre el disco del sol
416
1 Para ceñirme al tópico central del coloquio, el de la biografía, he decidido hacer una
modesta reflexión a partir de la lectura de un libro de viajes; se trata del recuento del
astrónomo mexicano Francisco Díaz Covarrubias (1833-1889), publicado en 1876 bajo el
título de Viaje de la comision astronómica mexicana al Japon. Para observar el tránsito del planeta
Venus por el disco del sol el 8 de Diciembre de 1874.1 Díaz Covarrubias se embarcó rumbo a Asia
para observar este evento de recurrencia cíclica, cuya utilidad astronómica para medir
distancias interplanetarias había sido argumentada por Edmond Halley, en el siglo XVIII.2
El tránsito ocurrido en diciembre de 1874 generó la movilización de numerosas
comisiones provenientes de Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos entre otros
países, a diversas regiones del mundo.3 El gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada en
México (1872-76) se sumó a la olimpiada científica del siglo positivista enviando una
comisión a Japón, la primera de esta naturaleza, encabezada por el citado Díaz
Covarrubias.4
2 Nos proponemos establecer una relación entre este libro de viajes y una forma de
biografía, la autobiografía: finalmente el recuento de un viaje en primera persona es la
trayectoria a través de la cual un “yo” se autoconstruye en un espacio y tiempo
determinados. No es nuestra intención enaltecer el patriotismo del astrónomo mexicano,
aunque así lo mereciera; más bien nos interesa explorar las conexiones entre la figuración
personal y la identidad nacional ensayadas en el texto a través de diversas estrategias y
mediaciones narrativas. Estas conexiones pueden vislumbrarse, como apunta Sylvia
Molloy, a la luz de una crisis de autoridad en la Hispanoamérica emancipada del siglo XIX.5
Las vacilaciones entre la persona pública y el sujeto privado, entre el individuo y el país,
rigen la dinámica de la escritura autobiográfica. En el libro de Díaz Covarrubias, el sujeto
de enunciación busca restituir su autoridad entre los sueños modernos de la imaginación
técnica6 y las ansias fundacionales del liberalismo mexicano.
3 Toda autobiografía se basa en la articulación de eventos almacenados en la memoria y en
la reproducción de los mismos a través de sucesivas verbalizaciones.7 En este caso se trata
de la memoria de un narrador sobre las peripecias que lo llevaron a reconocerse como
sujeto público y privado al final del texto, al momento del desenlace de su aventura
científica, cuando venus termina su recorrido por el Sol. No obstante, en el proceso de
rememoración se producen diversas apropiaciones no ligadas a la “realidad” inmediata
del viajero. Las relecturas de otras formas culturales y de otros textos, muchas veces
provenientes del archivo europeo, son parte del proceso de reconocimiento personal y del
artificio fundacional. Es aquí donde mi reflexión retoma el tópico global del seminario: la
sensibilidad francesa. En su libro, Díaz Covarrubias establece una relación de
correspondencia con un astrónomo francés del siglo XVIII: Guillome Joseph Hyacinthe
Jean Baptiste Le Gentil de la Galaisiere (1725-1792). En 1761, Le Gentil había sido enviado
por el gobierno de su país a la India para hacer pioneras mediciones de otro paso de venus
frente al disco del Sol. La trayectoria de este individuo no pudo ser más accidentada. Su
propósito era observar el fenómeno astronómico desde Pondicherry, una colonia francesa
en la costa de Coromandel en la India. No obstante, dadas las vicisitudes ocasionadas por
la guerra entre Francia e Inglaterra y debido a las condiciones climatológicas que
amenazaban a la tripulación con un inminente naufragio, el astrónomo francés se vio
obligado a regresar a Isla de Francia (hoy Mauricio), donde intentó llevar a cabo sus
mediciones sin éxito alguno. Otro tránsito de enus había sido anunciado para el 3 de junio
de 1769, así que Le Gentil decidió permanecer en Asia los siguientes ocho años a la espera
del anhelado paso. No obstante, un fatídico cielo nublado ocasionó que el 3 de junio de
417
1769, desde Pondicherry, Le Gentil fracasara por segunda vez.8 A pesar de todo, el
astrónomo francés publicó en Francia Voyage dans les Mers de l’Indie (1779-81), memoria de
su trabajo científico pero, sobre todo, dilatado recuento de sus viajes y de su vida en
Mauricio, Madagascar, la India y las Filipinas.9
Durante 1874, El Ahuizote publicó varias caricaturas de José María Villasana donde
utilizó motivos astronómicos, en referencia a la comisión mexicana que viajó a Japón
para observar el paso de Venus. En ésta, en la luna se representa la cara de Lerdo de
Tejada y, en el sol, la “Fortuna”. Así, Villasana pronostica la caída de popularidad del
presidente Lerdo de Tejada hacia el fin de su gobierno.
Fuente: “Cuatro fases de una luna (Estudio astronómico)”, en El Ahuizote, 13 de febrero de
1874, p. 5.
4 Es curioso que Díaz Covarrubias se haya interesado por la empresa fracasada de Le Gentil
y no por la de otros expedicionarios dieciochescos más exitosos en sus cálculos venusinos.
El capitán James Cook, por ejemplo, observó el mismísimo 3 de junio de 1769 el tránsito de
venus bajo un cielo claro en Tahití.10 Más que la exactitud del cálculo astronómico, el
recuento de viajes de Le Gentil, al promover el universalismo del siglo de las luces y una
nueva conciencia planetaria, hubo de influir en el ánimo liberal del viajero mexicano.
Díaz Covarrubias también se afilió a la figura del francés para dar a su viaje una nota
romántica, inscribiéndolo en la etapa aventurera de la historia de la ciencia y otorgando a
su persona las características del explorador trotamundos propio de las ficciones de Julio
Verne.11 El mexicano también se enfrenta a la incertidumbre de la guerra –ahora es Japón
frente a China– y a una fabulosa tormenta, probablemente exagerada, que amenazaba la
entrada del barco en Yokohama. Estas adversidades naturales y bélicas potencian su
calidad de intrépido aventurero y de científico desinteresado. La imagen que lo presenta
asido al aventador del ferrocarril mexicano recorriendo una peligrosa topografía, ya
invita al suspenso y a la escenificación de una aventura romántica.
5 Mary Louise Pratt, en Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation, señala que a partir
del siglo XVIII se manifiesta en Europa una nueva conciencia planetaria, la de la burguesía
418
que fomentó dos tipos de viajes hacia América: el científico y el sentimental; ambos viajes
se ponen de manifiesto en los recuentos paradigmáticos de Alexander von Humboldt. 12 La
combinación ciencia-romanticismo fue la expresión de la libre empresa y de las agendas
expansionistas europeas para promover capital y sistemas de conocimiento. En
Hispanoamérica, esta combinación animó a los letrados decimonónicos (como Sarmiento,
Alberdi y Sierra) a elaborar discursos fundacionales a partir de sus viajes a Europa y al
interior de sus países. En el caso que nos atañe, la apropiación de Le Gentil por
Covarrubias no se define por su trayectoria hacia América o a Europa, sino por su sentido:
el universalismo de un acontecimiento científico proyectado en un espacio orientalizado
por Occidente. También constituye una estrategia para convocar otro escenario: el de las
tensiones que aquejan al país.
En medio de dos esferas celestes –una el partido radical y la otra la tierra–, vaga una
parvada de aves, los partidarios del presidente Lerdo de Tejada. El primero es Manuel
Romero Rubio. El estribillo dice: De los lerdistas puede decirse lo que dijo Víctor Hugo de
las monjas: “vago entre el mundo que está cerrado y el cielo que no está abierto”.
Fuente: “Estudios astrónomos – El cielo y la tierra”, en El Ahuizote, 27 de febrero de 1874,
pp. 4-5.
La caricatura presenta el mundo al revés: el sol tiene un telescopio para ver los pechos
desnudos de la bella venus, recostada sobre las nubes. Un globo asciende, y en la tierra
Lerdo de Teja y sus ministros observan. El estribillo dice que estos últimos: “hacen
ayunar a las viudas y pensionistas para ahorrar 30 000 pesos, con el objeto de enviar a
China una comisión de sabios a traer noticias de venus”.
Fuente: El Ahuizote, 18 de Septiembre de 1874, p. 8.
selectiva del archivo occidental.18 Ambas naciones o, más acertadamente, las clases
ilustradas de ambos países tienen una disposición crítica para leer este archivo y, por
consiguiente, una capacidad para cuestionar el legado histórico del colonialismo dada su
localidad periférica. Véase, por ejemplo, la descripción que el mexicano hace de los
palafreneros ante la explotación inglesa.19 Al interior de Japón como de México aparece el
verdadero intermediario: el letrado como guardián de sentido, intérprete de la
civilización y ordenador de su contradiscurso.
13 Por otro lado, la equidistancia se trastoca si se mira desde el ángulo de la política liberal
que dicta la ideología de nuestro viajero letrado: México es un lugar de en medio pero un
poco más a la derecha que Japón. Consecuentemente, México se pretende superior. La
razón de esta jerarquía está conectada con el hecho de que, en la visión de Díaz
Covarrubias, Japón le es funcional a México: constituye un mercado idóneo, ya que
cancela la intermediación europea y promete un contingente de inmigrantes gracias a la
ética positivista y a la inventiva artesanal que, según el viajero mexicano, caracterizan a
los japoneses. Estas cualidades son contrastadas por el narrador con los vicios de los
chinos, a quienes constantemente vilipendia por su incapacidad para occidentalizarse. Las
tradiciones no-occidentales de Japón (el zapato, el peinado, el harakiri, el yoshiwara) son
costumbres moribundas, su inclusión será abstracta en el museo o en el libro de historia
del sinólogo europeo.
14 La geopolítica aquí esbozada tiene lugar en espacios interiores, pero que escenifican una
arena pública donde el orador Díaz Covarrubias se sube al podio para lanzar ardientes
discursos dirigidos al pueblo mexicano y criticar la miopía interna del partidismo /
liberal/ conservador. Desde los primeros momentos de la travesía, desde el interior del
barco, el astrónomo mexicano escenifica el protagonismo de su país; dicho papel estelar
culminará en el observatorio, donde la aventura científica se desenvuelve con suspenso y
dramatismo, y donde los aplausos de la prensa, la diplomacia, y de las agencias
gubernamentales internacionales se congregan en torno a México y su emisario para
festejar el triunfo de la ciencia universal.
15 Cabe cerrar este capítulo con una nota discordante: después de terminar sus cálculos y
mediciones (sin duda profesionales), después de jactarse que los suyos estuvieron entre
los primeros resultados dados al mundo,20 Díaz Covarrubias confiesa la inutilidad práctica
de los mismos. Para explicar tan arriesgada confesión en el polémico contexto de su
recepción al interior de México, debemos regresar al inicio: la figura fracasada de Le
Gentil. Según el astrónomo mexicano, el fracaso de Le Gentil es anulado por el éxito que la
escritura inscribe a su experiencia.21 Le Gentil no es sólo el astrónomo que hace cálculos,
sino el viajero que escribe; en su recuento, los signos del legado iluminista y las andanzas
de su aventura se imponen sobre los datos astronómicos. En la escritura de Díaz
Covarrubias, un nuevo Le Gentil, engalanado con la corona de la ciencia universal,
proyecta el espacio nacional sobre el mapa japonés en el Atlas de occidente.
422
NOTAS
1. Francisco Díaz Covarrubias, Viaje de la Comisión Astronómica Mexicana al Japon. Para observar el
tránsito del planeta Venus por el disco del sol el 8 de Diciembre de 1874, México, Imprenta Políglota de C.
Ramiro y Ponce de Leon, 1876. He guardado la ortografía del texto original.
2. En 1716 Halley presentó ante la Royal Society de Londres un trabajo titulado Un nuevo método
para determinar la paralaje del Sol, o su distancia desde la Tierra, en el que mostraba cómo podrían
hacerse semejantes cálculos haciendo mediciones del inicio y fin de un tránsito de Venus frente
al disco solar. El método de Halley fue puesto en práctica por primera vez en 1761 y 1769 por
astrónomos de diversos países sin resultados óptimos. Consultar, Marco Arturo Moreno Corral,
Odisea 1874 o el primer viaje internacional de científicos mexicano,. México, Secretaría de Educación
Pública/Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 11.
3. El método de Halley requería que los observadores del fenómeno se ubicaran en diferentes
lugares del globo terráqueo y tan alejados entre sí como fuera posible (Moreno, op. cit., p. 12). Díaz
Covarrubias argumenta que la región antípoda de México era la más adecuada para observar el
paso con mayor visibilidad, por lo que “era conveniente procurarse una estación septentrional en
el Asia, ó una meridional en alguna de las islas oceánicas”. Covarrubias, op. cit. p. 12.
4. La comisión estaba formada por Francisco Jiménez, segundo astrónomo, Manuel Fernández,
topógrafo y calculador, Agustín Barroso, calculador y fotógrafo, y Francisco Bulnes, cronista y
calculador. El viaje se llevó a cabo entre septiembre de 1874 y noviembre de 1875. La comisión
produjo un libro más, el de Francisco Bulnes, Sobre el hemisferio norte once mil leguas. Impresiones de
viaje a Cuba, los Estados Unidos, el Japón, China, Conchinchina, Egipto y Europa, publicado en 1875.
5. En At face value: autobiographical writing in Spanish America, Cambridge, Cambridge UP, 1991,
Sylvia Molloy sostiene que la autobiografía hispanoamericana emerge en el siglo XIX como
producto de una crisis ideológica acarreada por los aires iluministas que condujeron a las
independencias. La noción de institución queda irreparablemente cuestionada: “If one no longer
writes oneself down for King or Church, for whom, then, does one write?” (p. 4).
6. Frase del libro La imaginación técnica: sueños modernos de la cultura argentina, Buenos Aires,
Ediciones Nueva Visión, 1992, en el que Beatriz Sarlo explora los usos literarios de la palabra
científica, en un momento de democratización de los diversos campos del saber.
7. Molloy, op. cit. p. 5.
8. Frederick Fischer, “Translator Note” en Le Gentil de la Galaisiere, Guillome Joseph Hyacinthe
Jean Baptiste. 1779-1781, A Voyage to the Iridian Seas, Traducción al inglés: Frederick Fischer,
Manila, Filipiniana Book Guild, 1964 p. XIX.
9. La primera edición fue publicada en Francia, una segunda edición apareció en Suiza en 1780 y
una tercera en Alemania en 1782 en ocho volúmenes. Para el presente trabajo se consultó un
compendio traducido al inglés sobre la estancia en Filipinas (A Voyage to the Indian Seas, trad.,
Frederick Fischer) y el primer tomo de la edición suiza en francés (Voyage dans les Mers de l’Indie,
Vol. I, Suiza, Libraires Associés, 1780). Le Gentil también publicó un reporte científico sobre los
cálculos que dos de sus colegas lograron realizar desde Manila a petición suya en el Journal de
Savants. Consultar: William Alain Burke Mialhe. “Introduction” en Le Gentil. A Voyage to the Indian
Seas, p. X.
10. Un reporte de primera mano fue enviado por Joseph Banks, el naturalista de esta expedición,
a la academia de ciencias de París. Consultar: op. cit., p. IX.
11. No deja de llamar la atención que Julio Verne haya publicado Tour du monde en quatre-vingts
tours en 1873, un año antes del viaje astronómico mexicano.
423
12. Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation, New York, Routledge, 1992.
13. “No se trataba simplemente de un viaje alrededor del mundo emprendido por gusto o aun por
necesidad [...] sino que además [...] veia yo sin cesar suspendido sobre mí el peso de una gran
responsabilidad, sin poder confiar al mismo tiempo en la seguridad de salir airoso en la empresa
confiada a mi cuidado “(Covarrubias, op. cit. p. 18).
14. Ibíd, p. 7.
15. Compárese el itinerario de Díaz Covarrubias con el estipulado por Francisco Bulnes, el
cronista oficial de la comisión, en el título de su libro: Impresiones de viaje a Cuba, Los Estados
Unidos, el Japón, China, Conchinchina, Egipto y Europa.
16. “each space determines, or at least encourages, its own kind of story [...] Space is not ‘outside’
of narrative, then, but an internal force, that shapes it from within”, en Atlas of the European Novel
1800-1900, Londres: Verso, 1998, p. 70.
17. Sobre orientalismo, consultar: Edward Said, Orientalism, New York: Vintage Books, 1978.
18. “La Inglaterra seguirá manteniendo en tí el genio ordenado y práctico [...] la simpática
Francia te comunicará su ciencia, su buen gusto característico, sus ideas luminosas... la Alemania
te enseñará su filosofía [...] la Italia y la España te iniciarán en el cultivo de sus bellas artes... las
Américas te mostrarán ejemplos de instituciones libres, y al mismo tiempo aprenderás con su
experiencia cuáles son las que te convienen y como debes plantearlas sin peligro” (Covarrubias,
op. cit. pp. 321-322).
19. “creo que ningun japonés ilustrado, y los hay en gran número, debe contemplar sin
indignación un espectáculo cuyo primer efecto es el de manifestar [...] la desigualdad extrema de
condiciones en que la pobreza coloca á sus compatriotas respecto del europeo, cuya fortuna se ha
improvisado tal vez en aquel país” (Covarrubias, op. cit. p. 116).
20. Díaz Covarrubias también publicó una memoria técnica en París a mediados de 1875, siendo
una de las primeras dadas a conocer en el escenario mundial.
21. “Su decidido amor a la ciencia no se evaporó al soplo poderoso de tantos desengaños, puesto
que de vuelta a Francia publicó el fruto de las laboriosas investigaciones a que se había
entregado, durante su larga residencia en la India, acerca de la astronomía de los brahmas”
(Covarrubias, op. cit. p. 21).
RESÚMENES
En 1874, en Japón se pudo observar el paso de venus frente al disco solar. Un evento astronómico
de recurrencia cíclica, cada setenta y seis años, que ayudaría a conocer la distancia que separa a
la Tierra del Sol. El evento movilizó numerosas comisiones provenientes de Francia, Rusia,
Estados Unidos, Italia y Alemania. En México, el gobierno de Lerdo de Tejada se sumó a la
olimpiada científica del siglo positivista enviando una comisión a Japón, la primera de esta
naturaleza, encabezada por el astrónomo Francisco Díaz Covarrubias. El recuento de su viaje,
publicado en 1876, constituye un tratado de legitimidad de la propia escritura en el que los
sueños modernos de la imaginación técnica se asocian a las ansias fundacionales del liberalismo
mexicano. El capítulo analiza de qué manera, en su memoria de la expedición, Díaz Covarrubias
se apropia de la figura de Le Gentil, que cien años antes había intentado, sin éxito, el mismo viaje.
En 1874, au Japon, on a pu observer le pas de Vénus face au disque solaire. On croyait alors que
cet événement astronomique cyclique, qui se produit tous les soixante-seize ans, permettrait de
424
AUTOR
ADELA PINEDA FRANCO
Adela Pineda Franco. Nació en Puebla. Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Texas en
Austin, donde concluyó un doctorado en Literatura Comparada. Entre sus publicaciones destacan
Geopolíticas de la cultura finisecular en Buenos Aires, París y México, un estudio sobe las prácticas
literarias trasatlánticas de los escritores latinoamericanos del modernismo, una co-edición sobre
la crítica en torno a la obra de Alfonso Reyes titulada Alfonso Reyes y Los Estudios Latinoamericanos y
una antología sobre viajeros norteamericanos en México, financiada por el Fondo para la Cultura
México-Estados Unidos. Ha difundido ensayos diversos sobre literatura y cultura
latinoamericanas en publicaciones como Revista Iberoamericana, Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana y La Palabra y El hombre. Es miembro fundador del grupo México-Francia. Ha sido
profesora visitante en Brown University y el Massachussets Institute of Technology. Actualmente
es catedrática de literatura hispanoamericana en la Universidad de Boston.
425
Introducción
1 El presente trabajo tiene como objetivo fundamental recrear las actividades industriales
en las ciudades de Puebla y Tehuacán de un personaje de ascendencia paterna francesa,
nacido en esta última a mediados del siglo XIX, cuya estirpe aún conserva fuerte presencia
en esa región. Luis Olivier y Daza, que tal es el nombre de nuestro personaje, nació el año
426
6 Con la utilización de una política cercana al pillaje, Olivier Sorell logró transformar las
relaciones sociales en los pueblos que habían quedado dentro de sus propiedades. Ahora
los habitantes eran arrendatarios de las haciendas, pagando cantidades que iban de los 5 a
los 10 pesos por cada pedazo de terreno que sembraran; igual sucedía con aquellos que
ocupaban una fracción para que pastaran sus animales. Según afirma el historiador
Rogelio Sánchez López: “En la hacienda (de Buenavista) existía un cuarto grande en donde
se recogía el dinero en chatanates de palma. Aquellos que tenían sus animales pastando
en los montes, por cada 10 cabezas de ganado anualmente la hacienda se quedaba con una
que era seleccionada por el guardatierra, llegando a juntar hasta 300 o 400 cabezas”.
7 También las relaciones laborales y mercantiles sufrieron modificaciones. En este sentido,
la hacienda se constituía por tres tipos diferentes de trabajadores: aquellos que purgaban
sus condenas con trabajos forzados, otro por trabajadores eventuales dedicados a la zafra,
quienes laboraban durante escasos tres meses al año, y los llamados “calpaneros”,
residentes permanentes de la hacienda que vivían en 27 casas, compuestas por un cuarto,
cocina y comedor, siendo común que en cada una vivieran de dos a tres familias. Este tipo
de trabajadores, amén de sufrir de condiciones detestables en su trabajo diario, estaban
sujetos a ser inscritos en la leva del ejército, donde llegaban a cumplir un servicio
obligatorio de cinco años.
428
8 En 1877 fallece Luis Olivier Sorell, lo que provoca que todas sus propiedades pasen a poder
de sus hijos Luis, Miguel y Rafael Olivier y Daza. Poco después estos conforman una
sociedad agrícola con la finalidad de explotar sus haciendas, ranchos y terrenos, que se
disuelve después de ocho años de existencia, el 17 de enero de 1885, quedando como único
propietario de la herencia paterna el hijo mayor, Luis, de común acuerdo con los otros
herederos. Con la conducción de éste, la hacienda pronto empieza a recibir nuevos
derechos sobre el uso del agua, aparte de los que le permitían el uso de la mitad de las del
pueblo de Ajalpan. Se amplía la red mediante renta, convenio, compra o concesión, de tal
forma que el área de cosecha de la hacienda llega a su máximo. “La parte más extensa –
nos dice Sánchez López–, 102 hectáreas, eran dedicadas al cultivo de la caña que
anualmente le permitía producir 4 000 arrobas de azúcar (y) 2 240 arrobas de miel. El
resto de la tierra en producción se constituía con dos campos dedicados al maíz y S más a
otros cultivos”. Además, buena parte del tiempo de Olivier estaba ocupado en la crianza y
matanza de ganado cabrío, además de otro tipo de negocios como la explotación del
mármol. A todo esto hay que añadirle la producción de cerveza, como veremos poco más
adelante.
9 No obstante los buenos augurios, la suerte de Olivier pronto comenzó a cambiar, de
manera tal que en abril de 1898 las haciendas de Buenavista, con todo y el Rancho de
Zavaleta, y La Trinidad son sujetas de hipoteca por parte del Banco Internacional e
Hipotecario de México por la cantidad de doscientos mil pesos, a pagar en un plazo de 25
años, a razón de 4 500 pesos trimestrales.
10 Es interesante contrastar las dificultades financieras de Olivier con la situación de otros
hacendados, dedicados a construir y edificar nuevos negocios. Entre ellos encontramos a
Daniel González, Julio Caballero y Justino D. Cevallos, quienes pugnaron por el
429
establecimiento de una fábrica de hilados y tejidos de algodón bajo la razón social “D.
González y Compañía”, denominada San Juan N. Xaltepec. La política seguida por los
mencionados choca de forma directa con la de Olivier, en razón de su capacidad para
negociar y convenir con la población asuntos que beneficiaban a ambas partes, tal como
sucedió con la distribución de las aguas del pueblo de San Francisco Altepexi.
11 En contraste, Olivier cada vez se veía en más dificultades. Así, el 12 de julio de 1900
clausuró su fábrica de licores y dos años después, el 21 de agosto de 1902, se vio obligado a
hipotecar nuevamente sus propiedades, agregando el molino de San Diego Chalma, esta
vez con el señor Antonio Couttolene, por un monto de 160 mil pesos, comprometiéndose a
devolver dicha cantidad en un plazo de tres años, a razón del ocho por ciento de interés
anual.
12 Tres años después, el 16 de octubre de 1905, Olivier conformó una sociedad anónima junto
con Manuel Fernández del Castillo, Ricardo Segura, Andrés Lefevbre, Aurelio Velasco y la
Compañía A. Velasco, Sociedad en Comandita, a la cual nombró Hacienda de Buenavista,
S. A., con la finalidad de explotar la susodicha finca. Las bases de conformación de la
sociedad establecían como tiempo de duración de la misma un total de noventa y nueve
años, contado con un capital social de un millón de pesos, dividido en 10 000 acciones con
un valor nominal de cien pesos cada una. De esas acciones 9 800 quedaron en poder de
Olivier, en tanto que las 200 restantes se repartieron entre los otros socios, a los cuales se
incorporó con posterioridad la Compañía Bancaria Católica, S.A.
13 Desagraciadamente la sociedad nunca pudo funcionar debido a que no fue registrada ante
el Registro Público de la Propiedad, motivo por el cual se derivaron mayores problemas a
Olivier, siendo que el objetivo principal por el cual se constituyó fue la consolidación de
las deudas contraídas con anterioridad, tanto la del Banco Internacional Hipotecario
como con el señor Couttolene. “En consecuencia, –afirma Sánchez López– en el mes de
septiembre del año siguiente los accionistas rescindían sus obligaciones y reclamaban sus
inversiones, que en total alcanzaban la suma de ciento treinta y tres mil pesos. De esta
cantidad, setenta y seis mil pesos que habían sido entregados en efectivo, correspondían
al banco que representaba Sánchez Gavito”. Al no poder hacer frente a estos
compromisos, Olivier se vio en la necesidad de volver a hipotecar sus bienes y
propiedades. Ese mismo año, 1906, la Hacienda de Buenavista quedó sujeta a un embargo
precautorio por el banco acreedor. Al final, el 4 de septiembre de 1906, termina
vendiéndola a Martín Urrutia Escurra, personaje importante en la industria textil, en la
cantidad de 417 mil pesos. Este último se hizo cargo del total de deudas acumuladas, por
lo que por medio de diversas operaciones completó su liquidación hasta tres años
después.
llamada “El Portal”. Por lo que se sabe se localizó ahí para aprovechar las “puras y
cristalinas” aguas del deshielo de la nieve del volcán.
15 Es posible, como afirma el investigador Michael Jackson, que el gusto por la cerveza y el
posterior desarrollo de las cervecerías en nuestro país se haya sido debido a la gran
influencia del Imperio de Maximiliano, que con la llegada de un buen número de
inmigrantes provenientes de las diversas regiones constituyentes del Imperio Austro-
Húngaro se convirtió en la avanzada de la expansión cervecera al otro lado del Atlántico.
De hecho, sostiene Jackson, el estilo cervecero conocido como “Viena” encuentra una
parte muy importante de su historia en México.
16 Sin embargo, la industria cervecera no cobró importancia en México sino hasta bien
entrado el siglo XIX, cuando empiezan a surgir algunos ensayos de fabricación, sobre todo
en la capital. Haciendo un recorrido histórico, existe la certeza de que en la ciudad de
México en el año de 1825 se funda la fábrica de La Pila Seca y en 1849 La Candelaria, y a
partir de 1860 y hasta 1889 funciona la fábrica San Diego. En otras poblaciones como
Guadalajara y principalmente Toluca también se crean empresas del ramo, destacando
esta última por ser la primera que fabrica con el método conocido como“fermentación
baja”.
17 En la ciudad de Puebla los datos más antiguos constatan que en el año de 1854 se
instalaron en nuestra ciudad sendas compañías cerveceras. Una de ellas fue El Fénix,
propiedad del ciudadano francés Sebastián Finance y posteriormente de su hijo Eduardo
(funcionando hasta el año 1895); la otra se denominó Santiago Booth y Compañía, que se
especializaba en la cerveza “estilo Londres”. Asimismo, hacia el año de 1855 la fábrica
431
Campos Elíseos del señor Enrique Munzenstein elaboraba y expendía cerveza de tipo
inglés como la “Burton”, la “Ale” y la “Pale Ale”.
18 Coincidiendo con la fundación de los gigantes de la industria cervecera nacional, en la
década de 1890, el señor Olivier establece su fábrica. Al mismo tiempo, otras nueve
factorías del mismo tipo trabajaban en nuestra ciudad: la de Miranda, la de la viuda de
Pouyolet y compañía, la del señor Meza, la de M. Ibarrán, la de la señora Luz S. De Nieto
(de nombre Las Dos Américas), la del señor Genis, la del mencionado Finance y la de
Rosario García. En el plano nacional es el momento en que se da el impulso definitivo a
esta industria, apareciendo los primeros ejemplos de los que se convertiría con el tiempo
en una de las ramas más importantes de la economía del país. Son los años en que la
Cervecería Cuauhtemoc y la Cervecería Moctezuma se presentan ante un mercado
prácticamente virgen y lleno de oportunidades, al igual que otras que posteriormente
fueron absorbidas como la Cervecería Chihuahua, la de Sonora, o las de Mazatlán y
Yucatán. Asimismo, es importante destacar a las empresas de San Luis Potosí y la de
Toluca y México.
Anuncio de “Cervecería Germania”: con los distintos giros que tiene: venta de hielo
artificial y todo tipo de cervezas.
Fuente: Calendario Mercantil de Puebla para el año de 1897. Obsequio de la Gran Mercería y
Ferretería “La Sorpresa”. J. Dorenberg y Cía. Puebla.
Comentarios finales
25 De acuerdo con los datos aportados por Stephen Haber en su trabajo Industria y
Subdesarrollo, la conformación del poderío de las grandes cerveceras se debió a los
enormes capitales invertidos en ellas, aunado al uso de la publicidad masiva como medio
eficaz en la conquista de los diferentes mercados regionales y, aun el nacional.
Comparativamente hablando, no hay relación alguna entre lo invertido por Luis Olivier y
las grandes fábricas. Sin embargo, muchas de aquellas que nacieron casi como empresa
familiar desarrollaron una labor interesante que las llevaron a crecer y expandir su
planta productora, así como sus mercados. Ejemplos de ello serían la Cervecería Toluca y
México o las de Yucatán y Mazatlán, aunque a la larga hayan sido absorbidas por los
grandes conglomerados.
433
Don Luis Olivier, negociante francés que se estableció en Tehuacan, fue el fundador de la
Fábrica Germania.
Fuente: Figueroa Doménech, op. cit., p. 490.
26 Podemos afirmar que, a pesar de nacer bajo grandes expectativas de éxito, el desarrollo
de la empresa cervecera de Olivier seguramente se vio afectado por las dificultades
enfrentadas en sus actividades agrícolas. No deja de ser casual la coincidencia en fechas
cuando Olivier confronta las hipotecas y su pago, con sus esfuerzos por mantener y
acrecentar las actividades de su fábrica cervecera.
27 Siendo especulativos, pensamos que el mercado poblano suponía un buen punto para
desarrollar y expandir una empresa novedosa y a la vez tradicional de algún modo (si
consideramos las casas establecidas en la ciudad). No obstante, enfrentar al mismo tiempo
dos campos de negocios, y a tal distancia, supuso un fracaso casi anunciado. Lo anterior
nos lleva a plantear la posibilidad de una distracción segmentada en la que posiblemente
la mala administración de la cervecería provocó los múltiples problemas enfrentados en
la agricultura.
28 Por otro lado, si sus negocios agrícolas marchaban viento en popa ¿qué motivó a Luis
Olivier y Daza la constitución de una compañía cervecera? La respuesta, o mejor dicho, las
respuestas a esta pregunta caen también dentro de un juego de especulación.
29 Una probable respuesta sería la influencia ejercida por parte de uno de sus socios, el
señor Carlos Wagner, homónimo del subgerente original de la Cervecería Moctezuma
establecida en Orizaba en el año 1894. Si es la misma persona tendríamos una pista para
descubrir los motivos por los cuales el señor Olivier se embarcó en el negocio cervecero.
Por supuesto aquí habría de considerarse el título con el cual fue bautizada la negociación
como un honor a Alemania, de donde provenían tanto Wagner como su esposa y el otro
socio, Federico Vogel.
434
RESÚMENES
El capítulo explora los afanes por lograr buen éxito en los negocios del ciudadano mexicano Luis
Olivier y Daza, cuyo padre, francés de origen, se asentó en la ciudad de Tehuacán, estado de
Puebla, en las primeras décadas del siglo XIX. Junto a unos socios, el señor Olivier instaló una
fábrica de cerveza en la ciudad de Puebla. De efímera, ella permite sondear algunos aspectos poco
conocidos de las labores económicas y profesionales de la comunidad francesa avecindada en
Puebla. La vida profesional de don Luis Olivier toca negocios muy diversos: agricultor, industrial,
ganadero e incluso rentista. En cada una de ellas la suerte le fue adversa, lo que no deja de
significar un interesante punto a revisar si lo contrastamos con la buena marcha de los negocios
de otros franceses o de sus descendientes. Más interesante aún, para nuestro punto de vista, es
constatar que a pesar de los reveces en sus empresas, el señor Olivier siempre buscó nuevas vías
de éxito, como lo fue el caso particular de la cervecería “Germania”; prácticas y actitudes son
puestas así al descubierto.
La présente contribution s’intéresse aux efforts déployés pour réussir dans ses affaires par le
citoyen Luis Olivier y Daza dont le père, d’origine française, s’établit à Tehuacan, Etat de Puebla,
dans les premières décennies du XIXe s. Avec quelques associés, Olivier fonda une fabrique de
bière à Puebla. Laquelle permet d’explorer brièvement certains aspects peu connus de l’activité
économique et professionnelle de la communauté française de Puebla. Luis Olivier s’est illustré
dans des domaines variés: agriculture, élevage mais aussi industrie et revenus de la rente. Chaque
fois le sort lui fut contraire, ce qui fait de lui une exception signifiante au milieu des réussites de
435
ses compatriotes et de ses descendants. Constat encore plus précieux pour nos analyses: M.
Olivier, contre vents et marées, s’est toujours efforcé de renouveler ses chances de succès et tel
fut plus spécialement le cas de la brasserie «Germania». On en découvre ainsi les pratiques et les
recours.
AUTOR
SERGIO MOISÉS ANDRADE COVARRUBIAS
Sergio Moisés Andrade Covarrubias. Licenciado en administración pública por la Universidad
Autónoma de Puebla, con estudios de Maestría en Historia por esta misma universidad,
actualmente se desempeña como Coordinador Administrativo del Museo de la No Intervención
“Fuerte de Loreto”, que tiene bajo su custodia el Centro Puebla del Instituto Nacional de
Antropología e Historia. Anteriormente, en esta misma institución, realizó trabajos de
investigación histórica para el Museo de Arte Religioso Ex Convento de Santa Mónica. Al mismo
tiempo, tiene a su cargo la Coordinación General del Quinto Coloquio de Historia Regional del
Cine en México y ejerce la docencia en el Centro de Formación Profesional AS Media.
436
Un proyecto de afrancesamiento:
Olegario Molina y la ciudad de
Mérida
Raquel Ofelia Barceló Quintal
Introducción
1 Alo largo del siglo XIX y en las primeras décadas del XX, Francia constituyó un modelo
privilegiado atractivo de civilización para Occidente. Su espíritu revolucionario, su
vocación ilustrada y los procesos mentales de lo que pudiera denominarse actualmente
como estilo de pensamiento desarrollista cautivaron a dirigentes e intelectuales de las
emergentes naciones latinoamericanas. Es imposible emprender la historia del
modernismo si no consideramos, sus polémicas, sus disgregaciones, su persistencia
cotidiana, los relatos, las prescindibles conversaciones, en suma, su materia y su mundo.
Con el modernismo la mirada y la memoria cambiaban irreversiblemente. Los cuerpos se
veían como máquinas energéticas a semejanza de aquellas que poblaban ya las fábricas,
las calles, las ciudades industriales o en vía de industrialización. Para las instituciones de
la cultura, Francia dispuso tanto de normas universales como de modas efímeras.
2 La ciudad de Mérida a finales del siglo XIX entra a la modernidad gracias a la industria del
henequén, la cual permitió a los productores transformar la ciudad y mejorar sus
viviendas bajo un afrancesamiento que no sólo influyó en las construcciones sino que
penetró a la vida cotidiana y al consumo. Aunque el afrancesamiento de la ciudad de
inicia antes del periodo del gobierno de Olegario Molina Solís, éste fue un personaje que
favoreció la presencia francesa en la ciudad de Mérida, sobre todo en cuanto a la entrada
de mercancías y capitales. Siendo gobernador de Yucatán apoyó la expansión de la ciudad
hacia el norte para vincularla al Puerto de Progreso, que puso en contacto la ciudad de
Mérida con Europa. Apoyó, además, la urbanización de la periferia de la ciudad con el
modelo urbanístico francés. Durante el gobierno de Molina el “afrancesamiento” penetra
en la vida cotidiana: moda, paseos, mobiliario, en suma estilos de vida.
posición social de los habitantes; es decir, ésta estaba determinada por la distancia de la
casa respecto a la plaza principal. Cerca de la plaza habitaba el grupo de los “blancos”,
formado por las familias descendientes de los conquistadores, encomenderos o grandes
hacendados. Las construcciones eran al estilo de Castilla y Andalucía, aunque más
sencillas en su interior; la familia Molina Solís vivía con lo justo, pero por su condición de
’cilancos” alquilaron una casa en el “centro” de la ciudad. Alrededor de las viviendas de la
élite se encontraba la clase media formada por comerciantes y artesanos y alrededor de
éstos los barrios poblados por indios y mestizos. La orientación hacia un solo centro, la
Plaza Mayor, que actuaba además como el núcleo de la vida social, permitió un desarrollo
lento causado por el crecimiento natural.
10 A muy temprana edad Olegario aprendió el francés de un sacerdote extranjero, de la
Academia de Ciencias y Literatura,9 creada y presidida por Jerónimo Castillo y Gregorio
Cantón, que consideraban importante la enseñanza de dicho idioma. La Academia se
sostenía a través de la venta del periódico El Mosaico y contaba con una biblioteca en cuyas
estanterías lucían libros de literatura, filosofía y arte de autores galos. El francés no sólo
le sirvió para leer las novelas de Víctor Hugo, Gustave Flaubert, o el Emilio de Juan Jacobo
Rousseau,10 entre otras, sino también para dar cursos en el recién fundado Liceo
Comercial de Juan González Arfián, aceptando como compensación por dichas clases el
que aceptaran como alumnos a sus hermanos menores, Trinidad, Audomaro, Pastor y
Francisco.11
11 En 1860, a la edad de 17 años, junto con otros jóvenes formó la sociedad La Juventud, que
se dedicaba a dar clases dominicales de lectura y escritura para obreros adultos en los
suburbios de Mérida. Un año más tarde, en unión de su amigo Yanuario Manzanilla, fundó
una escuela que se llamó Colegio de Enseñanza Primaria y Secundaria.12
440
24 Rendón Peniche y Contreras Elizalde llegaron a un arreglo con el grupo de las “Catorce”
para obtener los derechos para la construcción y explotación del ferrocarril entre Mérida
y Progreso, con anuencia del presidente Lerdo de Tejada. De haber esperado un mes,
Rendón Peniche no hubiera tenido la necesidad de viajar a México para el traspaso del
contrato, ya que la concesión fue declarada caduca, el 4 de mayo de 1874, por la falta de
entrega de la fianza. En junio de 1874 fundó la Compañía del Ferrocarril de Mérida a
Progreso, fungiendo como su primer presidente el comerciante Francisco Zavala; como
vicepresidente, José Font; tesorero, Felipe Ibarra Ortoll; secretario, Nicanor Rendón, y
vocales, Augusto L. Peón, Juan Crasemann y Alfredo Domínguez. La sociedad tuvo una
vida efímera y Rendón Peniche continuó sólo con la empresa.27
25 El primer riel de vía ancha fue clavado en la Plaza de La Mejorada el 1o de abril de 1875; se
contrató para el tendido de la vía al Ingeniero Vicente Méndez Echazarreta,28 quién
auxiliado por el Ing. Antonio Espinosa Rendón, construyó el tramo Mérida-Xcanatún. La
444
obra se suspendió por falta de fondos,29 y durante dos años la construcción de la vía quedó
paralizada.
26 Las calles del norte de la ciudad de Mérida daban un aspecto de desorden por la
construcción del ferrocarril; las calles del centro, aunque algunas contaban con aceras,
carecían de pavimento; en peor situación se encontraban las calles de los suburbios ya
que no estaban alineadas debido a que los propietarios de algunos predios, por falta de
vigilancia de las autoridades municipales “se robaban unos cuantos metros” de superficie
que no les correspondían, obligando de este modo a desviar la dirección señalada de las
calles, o a estrechar estas a tal extremo que las convertían en el paso de un solo carro de
tracción animal.30
27 En la década de 1870 Molina ya contaba con una significativa red comercial: Luis Cárdenas
Peón fue uno de sus principales clientes. A él le debe los vínculos con comerciantes
extranjeros y el inició de la importación de artículos de lujo.31 En 1874, entabla amistad
con Eloy Haro, español que llegó a Yucatán en 1870, se convirtió en su socio en negocios
de importación de mobiliario y herramientas y lo vinculó a su vez a una red de compañías
de vapores en España. Su padre lo relaciona con Manuel Dondé Cámara, quién le permitió
resolver las controversias y demandas surgidas por entradas ilegales a varias propiedades
durante la construcción del ferrocarril Mérida a Progreso y Valladolid.
28 El 6 marzo de 1877, Molina cumplía 34 años de edad y era padre de dos niños y tres niñas:
Olegario, María, Teresa, Dolores y Luis Demetrio.32 Decide trabajar para dejar herencia a
su familia. Para él la casa no sólo era asunto de familia, lugar de su existencia, de su
reunión y de sus intimidades, sino además significaba una propiedad, un objeto de
inversión y patrimonio familiar. Por lo tanto la consideraba uno de los bienes más
importantes para la herencia de sus hijos y símbolo de estatus y éxito. Adquiere la casa
situada en la esquina ubicada en las calles 57 y 54, núm. 451, a cuatro cuadras de la Plaza
Principal y a una de la Plaza de Mejorada.
29 Molina poco a poco instaura en la sociedad su visión del mundo, con un fuerte acento
hacia la modernidad y va a procurar la readecuación de la estructura del estado hacia ese
punto. En abril de 1877 José Rendón Peniche contrata a Molina como ingeniero para
reanudar la construcción de la vía del ferrocarril Mérida-Progreso y renuncia a su cargo
de fiscal del Tribunal Superior de Justicia.
30 En 1878, a los seis años de abierto el puerto, y aún no terminada la vía férrea, ya existían
en Progreso varias casas comisionistas: la de Alberto Morales Lanzós, Braulio G. Cantón,
Tenorio Hermanos y Geo. Llanes y Cía., que se ocupaban de la carga y descarga de
mercancía, alijo de buques, y trámites aduanales.33 Molina terminó de tender la línea
Xcanatún-Progreso y el montaje de las tres primeras locomotoras. Ese mismo año se
asocia con Alfred Heydrich, de Alemania, siendo su primer y principal socio extranjero,
con quién trabajo importación de mercancías de Alemania o Francia a Inglaterra, Cuba y
México.34
31 En 1880 nace su hija menor, Carmela.35 Como padre, Molina se caracterizó por estar casi
siempre fuera del hogar, el trabajo le absorbía mucho tiempo; sin embargo, la hora de la
comida y los domingos se los dedicaba a la familia. Fue menos rígido y más cariñoso con
sus hijas que con los dos varones, con éstos se preocupó por su formación escolar. Ese
mismo año inicia su amistad con Enrique Muñoz Aristegui, quién se convertiría en su
mejor amigo a pesar de los 11 años de diferencia,36 el joven se iniciaba en los negocios de
445
Los Campos Elíseos, la mayor avenida de París, en el siglo XIX era un lugar de lujosos
palacetes. Al fondo aparece la plaza de l’Etoile terminado en 1836, en el llamado Segundo
Imperio, cuando el arquitecto Haussmann transformó buena parte del urbanismo de
París.
Fuente: Colección Raquel Barceló.
33 En 1882, la ciudad está en pleno cambio, el antiguo convento de San Francisco había sido
remodelado en su parte norte, y su terreno se fraccionó. La avenida al norte de estos lotes
conocida como “La Alameda” se estrechó y quedó convertida en calle.37 Algunos
comercios se levantaron al inicio de ella, como la ferretería Siglo XXI, el Hotel Bazar y la
Botica del Bazar.38 Sin embargo, en la ciudad escaseaban los teatros, no había plazas y
parques decorosos y las aceras, así como las calles con buen pavimento escaseaban. El
ruido y la suciedad eran la tónica dominante. Las lluvias convertían las calles en arroyos,
generalmente pestilentes, la élite yucateca que había viajado a Europa alababan París y
sus calles y jardines, y deseaba una ciudad similar, sobre todo espacios para pasear.
34 Molina, como primer presidente de la Sociedad de Ingenieros, dio testimonio de los
avances de la Edad del Progreso, al afirmar que las locomotoras estadunidenses se
adecuaban mejor a nuestras vías que las inglesas, lo que indicaba el declive de la
tecnología ferroviaria inglesa. Allí se inicia un proceso de adaptación, mejora,
446
Rejón44 –hija del médico Juan Hübbe Heder, originario de Hamburgo, Alemania, y de
Gertrudis García Rejón Massó–, le motivo a exportar henequén a Alemania. Ricardo poseía
varias haciendas henequeneras, ubicadas en Acanceh:45 Chan, Dzitiná, Eknakán, Kambul,
Ochil y San José Kuba. Además apoyaba a Olegario a administrar sus haciendas:
henequeneras: Sanlatah, ubicada en Izamal; Sodzil, en Mérida; Chenkín, San Diego y Santa
Cruz, en Motul; y Tehas, en Temax.46
40 José María, el tercer hijo, JoséTrinidad, el cuarto, y Pastor, el quinto, estudiaron en el
Seminario Conciliar de San Ildefonso. José María y Pastor tuvieron vocación para el
sacerdocio, José María, se ordenó sacerdote en La Habana, donde se licenció en teología; a
su regreso tuvo a su cargo la iglesia de Santiago y después fue cura de la Catedral. Pastor
se ordenó sacerdote en Jalapa, ingresó a la congregación de Padres Paulinos y más tarde
se hizo religioso jesuita, dedicándose la mayor parte de su vida al magisterio. José
Trinidad, en cambio, no tuvo vocación para el sacerdocio; contrajo matrimonio con
Dolores Ávila47 y radicó en la ciudad de Izamal, donde dirigió una escuela particular de
enseñanza primaria. Fue propietario de cuatro haciendas henequeneras: Dthokú y
Tiholop, ubicadas enTemax, y San Diego Kutz y Cantoiná, en Tixkokob.
41 Augusto, el sexto hijo, médico de profesión, a su regreso de París se casó con Isabel Molina
Figueroa, su prima hermana,48 no procreó hijos, pero escribió dos libros Elementos de
higiene privada y Economía doméstica, éste último en unión con el médico Feliciano
Manzanilla Salazar. Fue el médico de cabecera de la familia. Juan Francisco, el séptimo
hijo, se graduó de abogado en 1874 y en 1879 desempeñaba el cargo de Juez de Distrito.
Como abogado atendió los negocios de la Compañía del Ferrocarril Mérida a Progreso.
Con su pericia pudo ganar la mayoría de las demandas en contra de Olegario. Su
matrimonio con la sobrina política de su hermano Ricardo, Rosario Font Hübbe, hija del
Licenciado en Farmacia, José Font Gutiérrez y Rosario Hübbe García Rejón,49 vinculó más a
los Molina Solís con la familia Hübbe. Joaquín Hübbe García Rejón, tío de su esposa y
cuñado de su hermano Ricardo, estudió la carrera de ingeniero en Hamburgo,50 en 1858
dirigió las obras del ferrocarril en Calcuta, que en aquel entonces era colonia Inglesa. A su
regreso a Mérida fue director de Obras Públicas y Secretario general, en la administración
del Lic. Eligio Ancona, y ya establecidas la redes ferroviarias en la península fue inspector
de Ferrocarriles.51 Con su sobrino Juan Francisco compartió su afición a la historia y con
Olegario intercambió ideas sobre la tecnología moderna ferroviaria.
42 Audomaro, el octavo hijo, fue hacendado henequenero y filólogo latinista y maya. Enseñó
la lengua maya en el Colegio de San Ildefonso y en sus ratos libres publicaba artículos de
crítica teatral en el Semanario Yucateco, fue socio activo de la Sociedad Literaria La
Minerva. Se casó con Vicenta Castilla Castilla, hija de Antonio Castilla Izquierdo y Vicenta
Castilla Reyes. También fue hacendado henequenero, sus haciendas estaban ubicadas en
el municipio de Mérida: Ochil, Temozón, Xcumpich y Xbotat. Y el menor de los hijos
varones, Manuel, estudió en el Colegio de Enseñanza Primaria y Secundaria fundado por
su hermano Olegario, cursó la preparatoria en el Instituto Literario y se graduó de
abogado; a la muerte de su padre radicaba en Tabasco, donde fue diputado al Congreso
local. En Villahermosa contrajo nupcias con Teutilia Figueroa, y ahí nació su primogénito,
Manuel.52
43 Casiana, la menor y única mujer, creció sobreprotegida por sus hermanos, especialmente
por Ricardo y José María; le tocó vivir un ambiente romántico, como lo muestran sus
lecturas clasificadas como “amenas y de inspiración”, tales como las de Renato Bazin,
Charles Dickens, o cualquier novela romántica, la mayoría eran de autores franceses,
448
libros que compraba en la librería del español Francisco Gómez Pérez, y que más tarde
adquirió su hermano Audomaro.53 La novela romántica desempeñó un papel importante
en la socialización, sobre todo en los papeles femeninos: una visión del matrimonio como
meta, el papel de las madres y el arduo trabajo de conseguir la estabilidad de la familia
mediante el amor romántico. El romanticismo tenía que ir acompañado de ciertas
virtudes como la modestia, el recato, el pudor y la honestidad. Casiana nunca perdió la
esperanza de la aparición de un caballero cumplido que la amase de verdad, que le
demostrase su valentía e intrepidez ante las personas que se oponían a su relación. Este
caballero nunca llegó y Casiana falleció célibe. El hogar generalmente era visitado por sus
cuñadas y sobrinos, estaba ubicado en la calle 57, núm. 456, cerca de la casa de su
hermano mayor Ricardo.
44 Para las familias pudientes de la época, el matrimonio de las hijos servía para crear
alianzas políticas y económicas. Ese no fue el caso de Olegario Molina. Sus hijos varones,
Olegario, el mayor, permaneció soltero y Luis Augusto se casó con Cristina Millet Heredia.
54
De sus hijas, tres contrajeron matrimonio con sus empleados españoles, Avelino
Montes, Rogelio Víctor Suárez Fernández y Luis S. Carranza Landrino, cuyo mérito fue el
de ser trabajadores, quienes llegaron con escasos recursos a la ciudad de Mérida, más
tarde formaron parte en sus proyectos financieros. Avelino, quién se casó con la hija
mayor, María, muy joven emigró de Santander, España. Molina lo contrató como
barrendero en su empresa Molina y Cía.; más tarde ocupó el cargo de gerente general de
dicha casa y cuando su suegro ocupó la gubernatura del estado quedó al frente de la casa
exportadora de henequén que cambió de denominación a Casa Avelino Montes, S. en C.
449
45 Luis S. Carranza Landrino, amigo y protegido de Avelino Montes, quiso seguir los pasos de
éste último para escalar hasta la cima, emparentándose con Olegario Molina. Se casó con
Carmela, la hija menor de Molina, el 16 de abril de 1901. Carmela tenía 20 años el día de su
boda y Luis, 26 –se casa antes que sus hermanas mayores, María, Teresa y Dolores–. La
boda se efectuó en el domicilio de Molina, el párroco fue José María Molina Solís,
hermano de Olegario, y los testigos Avelino Montes y Augusto Molina Solís. Llegó a ser su
socio y uno de los promotores del turismo en Yucatán, invirtió su capital en acciones de la
Sociedad de Excursiones a las Ruinas de Yucatán.
46 Rogelio V. Suárez,55 de la Coruña, tenía 21 años de edad cuando llegó a Yucatán. Su primer
trabajo fue como tenedor de libros en la Casa Molina y Cía., donde trabajó hasta 1896,
para dedicarse luego al comercio de productos pecuarios y agrícolas y a la importación de
ganado y mercancías.56 Se asoció con otros comerciantes españoles para invertir su
capital: con F. J. Pous, en importación de licores; con Francisco Barbará, en una fábrica de
puros y cigarros; con Manuel J. Sánchez y Emilio Seijo en la Compañía Sánchez Castro,
donde participó también el yucateco Ignacio Castro Morales;57 con Benjamín Arboleda en
una casa comercial de música; con Emilio Seijo en una tienda de ferretería. Invirtió su
capital en la cordelería Industrial y en la Compañía del Ferrocarril, Muelle y Almacenes de
Comercio, dedicada al negocio de consignaciones, cabotaje y agencia de buques. En 1903,
fue tesorero del Sindicato de Henequeneros. Se casó a los 40 años, en 1904, con Dolores, la
tercera hija de Molina.
47 El hermano de Rogelio, Manuel Suárez, era comisionista de abarrotes y se dedicó al
comercio de exportación e importación.58 De Francia importaba vino Saint Estephe,
Macon, cogñac Gredy y champagne; de España vinos Valdepeñas, y Navarro, salvado,
cebada, y aceite de olivo; de Inglaterra, cerveza; de Estados Unidos, manzanas, uvas, papas
y cebollas; de Cuba, papas y cebollas. De Veracruz traía frijol y otras mercancías que
llegaban a dicho puerto, como tarjetas para bautizos, felicitaciones y bailes. Exportaba
sebo, tabaco en rama y miel.59 Además, fue accionista del Banco Yucateco y se asoció con
otros españoles.
48 Su hija Teresa contrajo nupcias “al doblar el siglo” con Carlos Casasús González, 60
hermano de Francisco Casasús, ambos ya eran muy grandes cuando se casaron. Vivieron
en la ciudad de México en la moderna colonia Roma, en la calle de Córdoba, número 48.
Carlos era el hermano más querido de Joaquín, lo unía a él el agradecimiento de haber
sacrificado sus estudios. Carlos montó un taller de sastre, para que con su trabajo pudiera
financiar la carrera de Joaquín.61
49 Entre la élite henequenera cuando un hombre pasaba de los 30 años y todavía no contraía
matrimonio, no era mal vista su soltería. La sociedad consideraba en los solteros un buen
partido, ya que tenían una vida profesional cimentada y una fortuna amasada. Además, ya
habían viajado a Europa y estado en París, lo que les daba respetabilidad, y modos de vida
modernos.
50 Molina, en 1901, con el pretexto de la visita de sus nietos, adquirió un terreno colindante
para ampliar la construcción de su casa, ubicada en la calle 57. 62 Este acto no era único,
fueron varios los terrenos del centro que se redujeron por la construcción de nuevos
inmuebles. La reducción del solar privaba a la familia del huerto pero solucionaron esta
ausencia adquiriendo quintas en el pueblo de Itzimná, ubicado al norte de la ciudad. Allí
construyeron lujosas mansiones, verdaderas villas italianas rodeadas de jardines y árboles
frutales. El espacio de la vivienda también disminuyó por los negocios, oficinas y
450
almacenes de los propietarios. En los predios de dos pisos, el dueño ocupaba la planta baja
como oficina, despacho o negocio, mientras el segundo nivel se destinaba para habitación,
convirtiéndose los corredores en vestíbulos, sala de recepción y salón comedor.
51 En la familia Molina Solís el parentesco era el pivote sobre el que giraban las
interacciones, los derechos, las obligaciones, la lealtad y los sentimientos. Entre los
hermanos Molina Solís existieron diferencias ideológicas, pero éstas no pasaron de
discusiones de sobremesa. Cuando Ricardo y Olegario, que eran liberales, polemizaban
con José María, que era conservador, el padre era la figura que conciliaba. De él aprendió
Molina ese espíritu que aplicaría en la política.
60 En 1891 Junto con Eusebio Escalante y Dondé, construyó el primer tranvía de Mérida;
Dondé lo contrata como Director de la Compañía.73 Invirtió junto con Eloy Haro y Enrique
Muñoz Aristegui, un capital significativo para importar productos franceses, 74
convirtiéndose en uno de los tres importadores más prestigiosos de Yucatán. En el ramo
de exportaciones para evitar la dependencia del henequén exportó sal, pieles, palo de
Campeche, chicle y huesos a Cuba, Europa y Estados Unidos desde 1886. 75
61 En 1892 cambió la nomenclatura de las calles, quedando ubicado el centro entre las calles
52 y 68, de este a oeste, y de la 49 a la 71, de norte a sur. Las calles situadas alrededor de la
Plaza Principal correspondían: el norte a la calle 61; el sur a la 62, el este la 60 y el oeste a
la 62. En la calle 58 vivía Audomaro Molina Solís (núm. 518), en la 65, Demetrio y José
Molina. La casa de Olegario estaba ubicada en las calles 57 y 54, a cuatro cuadras de la
Plaza Principal, en la calle 54 vivieron tres de sus hermanos: Juan Francisco, en la núm.
560; Ricardo, en el núm. 459; y José María, en la núm. 456. 76 Avelino Montes compró una
casa a su suegro, en la misma calle 57, la número 447.77 Ese mismo año, los predios del
centro aumentaron su valor cuando las calles se alumbraron con focos de arco voltaico. 78
Sin embargo, durante las épocas de lluvias, los lodazales ensuciaban las fachadas, afeando
la ciudad. La capital todavía no se ganaba el adjetivo de “ciudad blanca”.
62 No todo fue de maravilla con el henequén. Después de la bonanza de 1892, al iniciar 1893
hubo una grave depresión en Estados Unidos y los compradores presionaron a los
exportadores yucatecos a mantener precios bajos. Solamente aquellos que lograron
acomodar su fibra obtuvieron algún beneficio. Entre 1894 y 1895 se fue recuperando la
economía, con avances y retrocesos en el precio de la fibra; sin embargo fueron los años
de mayor especulación de ventas de terrenos y haciendas. La ciudad crecía y con ellas las
demandas de higiene.
médico José Palomeque Solís, siendo secretario de gobierno, presentó al Congreso local la
iniciativa del primer código sanitario. Especializado en París y con un puesto clave en el
gobierno, Palomeque apoyó las obras de desagüe.80 El primer proyecto de alcantarillado,
que se haría con pozos o cenotes, fue presentado por Juan de la Cruz Monforte; el segundo
fue del mecánico Tomás Ruiz Osorio y, que consistía en llevar las aguas a 13 canales que
iban a dar a cenotes naturales. Ambos fueron rechazados por el Consejo de salubridad
porque podían contaminar las aguas subterráneas que abastecían los pozos.81 El ingeniero
Joaquín de Arrigunaga presentó un sugerente proyecto de pozos absorbentes.82 Meses más
tarde, en marzo de 1895, el ingeniero Manuel Ponce Cámara propuso la construcción de
200 pozos entubados, con profundidad de 18 metros por dos metros de diámetro,
provistos de un filtro especial y una bomba para evitar el enzolve. Tanto Arrigunaga como
Ponce Cámara invirtieron esfuerzos y dinero para demostrar la eficacia de sus proyectos,
pero por falta de dinero el desagüe de la ciudad no se hizo.
64 El henequén llegó a ser, en el año fiscal de 1894, el artículo más importante de las
exportaciones de México, con el 27.8 % del total nacional.83 En 1897 la casa Dun y
Bradstreet reconoció la habilidad de Olegario Molina y de su asociado Alfred Heydrich, de
Alemania como exportador. Ocupa un lugar en la directiva de la Comisión de Planeación
del Ferrocarril del Sudeste, un proyecto propuesto por él junto con Rodulfo G. Cantón,
Alonso de Regil Peón, Pedro M. Peón de Regil, Avelino Montes, Eloy Haro, Rafael Peón y
Manuel Sierra Méndez, con apoyo del presidente Díaz.
65 En 1896, el Banco Mercantil tiene como corresponsales en París al Crédit Lyonnais,
Comptoir Nacional d’Escompte de París, y a los señores de Nueflize & Co.; en Londres,
Madrid y Barcelona sus corresponsales era Crédit Lyonnais.84 Mientras que en el
Peninsular las inversiones francesas tuvieron un monto de 6 millones, que representaban
el 34.4 % del total de las acciones del banco.85
66 Regresa el periodo de bonanza a finales de la década de 1890 que favoreció a los dos
bancos yucatecos, por lo que aumentaron su capital e incrementaron sus operaciones. En
1899, participó el Banco Yucateco como accionista del Banco Central Mexicano con
$200,000.00 en acciones y Molina fue elegido como vocal de su Consejo de Administración,
en donde afianza su amistad con Enrique Creel, quién también era miembro. En lo
económico, hizo notar la carencia de capitales públicos y privados, manifestaba que en
una nación nueva no debía dejarse el desarrollo de la civilización y del progreso al débil
esfuerzo individual, sino imponerse oficialmente como fue impuesta la independencia.
67 En 1897 al poner en marcha la cordelería La Industrial, con sus hermanos Manuel y
Augusto, y su sobrino Ricardo, incorpora a sus yernos, además de a sus amigos Enrique
Muñoz Aristegui, Rodulfo G. Cantón, Leandro León Ayala, Rafael Peón y Alfred Heydrich. 86
Ese mismo año se asoció a Dun y Bradstreet para el negocio de importación y exportación
de mercancías entre Yucatán y Alemania, Francia, Inglaterra y Cuba. Los vínculos de
Molina con los inversionistas europeos se debieron a las leyes fiscales que favorecían a las
naves europeas al exentarlas del pago de derechos de faro, de los que no estaban exentos
los buques estadunidenses.87
68 En 1899, la casa O. Molina y Co. se amplió en el ramo de importaciones al desarrollo de
caminos y alcantarillado, material que le surtía la Neuchatel Asphalte Co. Ese año
aparecen como socios de la Compañía de los Ferrocarriles Sudorientales: Joaquín Casasús,
Justo y Manuel Sierra Méndez, Rosendo Pineda y Enrique Creel, con los que también tuvo
negocios en Quintana Roo.
454
72 En 1900 los ingenieros Olegario G. Cantón, David Casares, Rafael Quintero y Antonio
Espinosa dibujaron el plano del paseo de Montejo y rompieron con la concepción urbana
que había prevalecido en la ciudad desde su fundación. El diseño urbano elegido fue el
boulevard estilo parisino, amplias calles con un camellón central y aceras embellecidas
con árboles. Ese mismo año se estableció la sociedad anónima La Alianza, que se dedicó a
adquirir terrenos para construir casas urbanas, sobre todo a los lados del nuevo boulevar.
91
73 También al finalizar el siglo, los vínculos comerciales con Francia se hicieron presentes en
Mérida, visitada regularmente por agentes y representantes de importantes joyerías de
París que traían variados surtidos de joyas: pulseras, relojes, collares, gargantillas,
broches, prendedores, cadenas, leontinas, mancuernillas, fistoles y anillos, entre otras
alhajas. Mediante los barcos llegaban productos de Francia al puerto de Progreso: libros,
revistas, periódicos, música, telas, ropa, herramientas, vinos y vajillas. Surtían a la
juguetería y perfumería La Poupée, de Nicolás Urcelay Ruiz; a las joyerías París y, El
Zafiro, y la Relojería Suiza.
74 En 1900, entre los principales comerciantes y casas comisionistas que importaban
mercancías francesas estaban, además de la casa O. Molina y Ca.: La Concordia, de W.
Lizarraga; Agencia Mercantil y Marítima de Haro y Ca. Sucesores; Ortiz y Cárdenas;
Espinosa y Escalante; E. Escalante e Hijo; Agencia Mercantil y Marítima, de Gabriel
Escalante; Anastasio Cardena; W. Lizarraga Patrón; El Único Cognac, de Manuel
Ambriosiani, que distribuía cognac de F. Esbry Roubert y Ca.; y Ortiz y Cárdenas
importador de vinos y cognacs Hennesy, Fournier y Gautret. Estas casas crearon un
mercado urbano y una cultura de consumo moderno, que satisfacía a ricos hacendados
henequeneros. También abastecían de lencerías a La Francia, de Pedro Alcocer; Le Palais
Royal, de Tato de la Fuente ya El Correo Francés. De ropa a El Centro de la Moda, de Mario
E. Méndez; El Louvre, de Isidoro Valdés; El Champion, de Salvador Rosado; Almacén de
Paños, de Emilio Patrón. De víveres y abarrotes a La Norma, de Luis F. Fuente; El Brazo
Fuerte, de Francisco P. Maldonado. De calzado a El Botín Azul, de Juan Pérez Cámara y Ca.
y de materiales de construcción y ornamentación a la Fábrica de Ladrillos, de F. Ibarra de
Regil.
75 Al iniciar el siglo, la tecnología moderna había llegado a Yucatán: el fonógrafo, el
telégrafo, el cinematógrafo, el teléfono, la luz eléctrica y el automóvil. Los hacendados
henequeneros conocían París, Berlín, Londres, entre otros lugares, adoptando el buen
tono en una vasta gama de patrones de conducta, entre ellos el del consumo de las
novedades extranjeras, sobre todo las francesas.
Con motivo de la visita del general Porfirio Díaz a Yucatán, en febrero de 1906, se
concluyeron los trabajos del paseo de Montejo. La recepción al Gral. Díaz en Mérida se
llevó a cabo en el lugar donde inicia dicho paseo, el Lic. Molina Solís mandó a establecer
una estación ferroviaria para la ocasión.
Fuente: Archivo Fotográfico Pedro Guerra, Facultad de Ciencias Antropológicas,
Universidad Autónoma de Yucatán.
para emular los Campos Eliseos, con casonas de una y dos plantas, balcones de líneas
armoniosas, fachadas de coloridos intensos y espigadas torretas. Algunas casas tenían la
elegancia del estilo neoclásico francés.
88 La primera inauguración del Paseo de Montejo fue la estatua de Justo Sierra O’Reilly,
colocada en el extremo norte, calle 33-A, y erigida en su honor como un gesto de
agradecimiento a su posición política, por ser un acendrado enemigo de los indios. El
invitado de honor para develarla fue su hijo Justo Sierra Méndez.
Desde las primeras horas de la mañana las calles por donde debía pasar la comitiva
y el Paseo de Montejo, se comenzaron a llenar de una gran muchedumbre
compuesta de todas las clases sociales. Las puertas, las ventanas y los balcones
estaban atestados de familias y en las banquetas se veía una interminable fila de
sillas ocupadas.103
89 A lo largo del paseo se veían arcos triunfales y gallardetes, a los militares, vestidos de
gala, que aguardaban la llegada del presidente bajo los ardientes rayos solares, pues los
pequeños arbolitos con su escaso ramaje no daban todavía sombra; bandas de música que
seguían a sus respectivos batallones o grupos; cantidad de cohetes que volaban por el
espacio.
90 Al fin los hacendados yucatecos vieron realizados su sueño, la inauguración de la primera
avenida al estilo francés, después de 18 años de iniciada, donde lucían ya las primeras
mansiones de arquitectura ecléctica, resultado de la influencia francesa, predominando la
visión neoclásica y europea sobre la visión colonial del urbanismo.
91 Díaz, después de su visita a Yucatán, consideró que Molina sería un buen miembro de su
gabinete y lo nombró ministro de Fomento. No concluyó su gestión de gobernador, –
quedó en manos de Enrique Muñoz Aristegui–, trasladó su domicilio a la ciudad de
México, donde pasó a formar parte de larga lista de “los Científicos”: los hermanos Pablo
y Miguel Macedo, Emilio Pimentel, gobernador de Oaxaca; Joaquín Casasús, Rafael Reyes
Spíndola, director de El Imparcial, Guillermo Landa y Escandón, gobernador del Distrito
Federal; Francisco Bulnes, historiador e ingeniero; Rosendo Pineda, cerebro político del
grupo; el propio Sierra y, claro, el ministro de Hacienda, José Ivés Limantour, con quién se
entendía muy bien.
92 “Un hombre de setenta años no es el que se requiere para gobernar una nación joven y
briosa” había dicho don Porfirio en 1900 al preparar su sexta reelección, y sin el propósito
de abandonar su amada silla siguió nombrando a hombres de estado. 104 Díaz tenía razón:
Olegario Molina no llegaba a los setenta años, contaba en este momento con 63 años, y
pasó a formar parte del gabinete longevo. Molina ejerció el cargo de Ministro de Fomento,
Colonización e Industria a partir del 21 de marzo de 1907.
93 Como Secretario de Fomento reorganizó la Escuela de Agricultura,105 que ofrecía tres
carreras: la de Ingeniero Agrónomo, la de Ingeniero Agrónomo e Hidráulico y la de
Veterinario. Estableció estaciones agrícolas para experimentar y estudiar las distintas
regiones del país. Redactó los reglamentos que permitieron el auge del cultivo de algodón
en La Laguna.
94 Hacia finales de 1907 la quiebra de algunos bancos de Nueva York repercutió en una crisis
internacional que afectó la banca en México. En Yucatán el Banco Yucateco y el Banco
Mercantil quebraron, el Secretario de Hacienda, Limantour, autorizó un préstamo del
Banco Nacional de diez millones de pesos para rescatar a los bancos yucatecos. En 1908
Limantour acordó la fusión de dichos bancos para formar el Banco Peninsular Mexicano.
460
Molina aprovechó su influencia política para manejar los recursos del gobierno federal,
encaminados hacia la salvación de la banca, en beneficio propio y de su grupo. 106
La residencia del Gral. Francisco Cantón Rosado se erigió al inicio del Paseo de Montejo,
en el cruzamiento de la calle 43, durante los años de 1904 a 1911. Sus escaleras y pisos de
mármol, balaustradas y aditamentos de cocina y baños fueron importados de Europa,
preferentemente de París. En el nuevo “barrio elegante” se construyeron otras lujosas
residencias.
Fuente: Archivo Fotográfico Pedro Guerra, Facultad de Ciencias Antropológicas,
Universidad Autónoma de Yucatán.
Mexicano. Entre 1908 y 1910, Molina, como Ministro de Fomento, impulsó numerosas
iniciativas de una reforma económica general para resolver la crisis en el campo, como el
proyecto de Ley sobre aprovechamiento de aguas y dos iniciativas que se convirtieron en
Ley: una para la creación de las Cámaras Agrícolas Nacionales y otra sobre la Organización
de los Servicios Agrícolas Federales.109
98 En septiembre de 1910, Molina participa en el Centenario de la Independencia: en el
banquete al cuerpo diplomático, la apertura de la Universidad Nacional, y las
inauguraciones de la estatua de Humboldt en la Biblioteca Nacional, de las bombas de
agua en la Condesa y Nativitas, del monumento a la Independencia y el Hemiciclo a
Juárez. Mientras, los antirreleccionistas aumentaban y exigían la renuncia de Díaz.
99 El 25 de mayo de 1911 la hace efectiva y el 31 de mayo, desde Veracruz parte al destierro
rumbo a Francia. Mientras que Molina renuncia en marzo a la Secretaría de Fomento,
trasladándose a Yucatán. Quería pasar el resto de sus días en la ciudad de Mérida, en su
casa de la calle 59, donde vive hasta 1914, año que muere su esposa Dolores Figueroa.
Olegario, deprimido por la muerte de su mujer y con presiones de los revolucionarios,
salió de Yucatán acompañado por su médico, Rafael Betancourt, con el fin de visitar París.
100 Al regresar de su viaje de Europa permaneció unos días en La Habana, donde fue recibido
por su yerno, Avelino Montes. Avelino lo puso al tanto de la situación del país a raíz de la
Revolución y lo convenció de que permaneciera con él, con su hija María y su nieta
Obdulia. También vivían en La Habana Luis Carranza, su hija Carmela, quién contribuyó a
convencerlo para que se quedará en la capital de Cuba. De sus otros yernos, Carlos
Casasús radicaba en la ciudad de México y Rogelio Suárez permaneció con su mujer en
Mérida, amparado por el consulado de su país, España. Por este último se enteró de que el
gobierno revolucionario le había confiscado varias haciendas.
101 Molina pasó los últimos años de su vida en una casa ubicada en la calle 13, en El Vedado,
entonces el barrio más lujoso de La Habana.110 Desde ahí contemplaba como se
desmoronaban la paz y el progreso. No pasó solo el exilio, recibía casi todas las noches a
varios refugiados: Francisco Bulnes, Federico Gamboa, Ignacio Torres Adalid, Teodoro
Dehesa y Salvador Díaz Mirón.111 También lo acompañaban su hija Teresa y Carlos
Casasús, a quien de regreso a la ciudad de México, de un viaje que hicieron a Yucatán, en
el puerto de Veracruz, entonces ocupado por los estadunidenses, un amigo de la familia,
José Fernández, los previno de no retornar a su casa. Permanecieron en Veracruz unos
días y salieron rumbo a La Habana para vivir a lado de don Olegario. Allí conocieron los
detalles de la toma de su casa, en la colonia Roma, por el coronel Alfredo Breceda,
entonces gobernador del Distrito Federal.
102 En 1916, Teresa y Carlos Casasús se enteraron de la muerte de Joaquín, 112 el hermano de
Carlos, en la ciudad de New York. Cuando se calmaron las aguas retornaron a la ciudad de
México donde falleció Carlos, que padecía de mal de Parkinson. En 1824, Teresa, ya viuda,
regresa a La Habana con sus hijos Joaquín y Francisco, acompañando a don Olegario hasta
su muerte el 28 de abril de 1925.113
103 Olegario Molina murió a la edad de 82 años. Su cadáver fue llevado a Mérida a principios
de junio de 1925 para ser sepultado en la capilla de su hacienda Sodzil, su hacienda
preferida, como él lo había solicitado, ahí había recibido a Porfirio Díaz y su comitiva en
1906 con una “noche ática”.
462
En síntesis
104 Yucatán no fue ajeno al liberalismo francés del siglo XIX que se caracteriza por su carácter
cosmopolita, que provocó la búsqueda de nuevos mercados. Molina formó parte del grupo
que cimentó la conformación del orden liberal en la región, centrado en modificaciones
económicas encaminadas a la creación de un ordenamiento mercantil con un desarrollo
de las actividades comerciales y productivas que permitieron adecuar la región a una
realidad mundial, las empresas ferroviarias fueron la más importante matriz del
desarrollo empresarial yucateco en el siglo XIX. Él mismo construyó en treinta años un
imperio financiero sin precedente en la península, fundado sobre la comercialización del
henequén.
105 El imperio económico de Molina tenía como base redes clientelares, de parentesco y de
amistad. Se puede hablar de dos momentos importantes de éstas: 1) las que cultivó entre
las décadas de 1860 a 1880, antes de ser exportador; y 2) las que fomentó a partir de la
década de 1880 ya como exportador. A través de estas redes buscaba proteger espacios y
tiempos, y asegurarse como líder en la producción y el poder. Todo esto le dio un poder
local considerable sobre las grandes familias de plantadores y resulta de lo más natural
que, con ayuda de su amigo José Ives Limantour, se convierta en 1902 en Gobernador de
Yucatán. Como exportador, sus redes de amistad fueron con empresarios extranjeros,
desde principios de la decada de 1880 estaba ligado con la casa Craseman e hijos, heredó
los contactos europeos en el negocio del azúcar y el henequén. Estaba conectado con las
empresas de Alfred Heydrich, alemán con quien trabajó entre 1880 y 1900, sobre todo en
bienes raíces (1890) y el henequén (1896).
106 Al finalizar el siglo XIX, participó en el proceso de mundialización. A pesar de que estuvo
conciente de la competencia entre las potencias exportadoras de capital, navegó entre
dos aguas: en cuanto a la fibra de henequén, prefirió el capital estadunidense, y años más
tarde, por influencia de los Científicos, se inclinó por el capital francés en la banca. Su
gran capacidad empresarial y técnica, su facilidad de relacionarse con el entorno social y
físico, lo convierten en un verdadero símbolo del espíritu fáustico de la modernidad
triunfante.
107 En el orden social, Molina fue modelo de los yucatecos para asociarse, formar empresas y
“pensarse como empresarios”. Algunos empresarios locales revelaban dramáticamente el
menor grado de desarrollo de la racionalidad de la élite regional, notable, por ejemplo, en
la ingenuidad exhibida a la hora de suscribir contratos con hombres venidos de
sociedades más complejas, generalmente dotados de gran capacidad empresarial y
técnica, mayor facilidad de relación con el entorno social y físico, algunos de ellos
verdaderos símbolos del espíritu de la modernidad. Tenía una ventaja sobre muchos
empresarios, hablaba bien el inglés y el francés, que le permitían hacer los tratos
directamente con empresarios de Estados Unidos y de Francia. Porfirio Díaz y Olegario
Molina compartían la misma admiración excesiva por lo europeo, ambos acariciaban el
sueño de que el progreso era inevitable y benéfico, lo consideraban como una ley natural
y ni remotamente sospechaban que se trataba de una ley inventada por el hombre. Les
parecía que el progreso y la prosperidad eran ilimitados; sin embargo, los signos del
peligro pasaron desapercibidos mientras que si pudo ver el final de una etapa con la
revolución.
463
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NOTAS
1. Véanse los trabajos de los microhistoriadores Natalie Zemon Davis, “Las formas de la historia
social”, en Historia Social, N° 10 (primavera-verano de 1991), pp. 177-182; Gionvanni Levi, “Sobre
microhistoria”, en Peter Burke (ed.), Formas de hacer historia, pp. 119-143; p. 140, y Carlo Ginzburg,
El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik, 1982, pp. 13 y 23.
466
78. El servicio de luz se debió a la planta eléctrica de Miguel Espinosa Rendón, concesionario de la
Thompson Houston Internacional Electric Co de Boston, Massachussets. Este servicio fue
eficiente, solamente se suspendió una vez en dos años, cuando se cambiaron las máquinas de
vapor. CAIHY, Caja LXV-1894, 1/3, exp. 011.
79. José F. Díaz y Benjamín GÓNGORA TRIAY, “La higiene”, en Enciclopedia yucatanense, vol. VI,
México, Edición Oficial del Gobierno de Yucatán, 1946, p. 381.
80. CAHY, Serie Ayuntamiento, Caja LXV-1894 1 / 3, exp. 011.
81. Carlos Escoffie P., Mérida Vieja (1831-1831), Mérida [s.e. J, 1932, pp. 12-13.
82. “El desagüe de la ciudad”, El Eco del Comercio, 17 de noviembre de 1894.
83. Fernando Rosensweig, El comercio exterior, el Porfiriato, vida económica, Historia Moderna de
México, Tomo II, México, Editorial Hermes, 1965, p. 671.
84. Banco Mercantil de Yucatán, Mérida, Imprenta Gamboa Guzmán, 1896.
85. Nicolas D’Olwer, “Inversiones extranjeras, en: Historia Moderna de México. El Porfiriato. Vida
Económica, Ed. Hermes, 1965, pp. 1061-1062.
86. Roazen-Parrillo, op. cit, p. 280.
87. Roazen-Parrillo, op. cit, pp. 268-269.
88. Marisa Pérez de Sarmiento y Franco Savarino Roggero, El cultivo de las élites. Grupos económicos
y políticos en Yucatán en los siglos XIX y XX, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
2001, p. 72.
89. CAIHY, serie Ayuntamiento, Caja LXXXIII-1900, exp. 0011.
90. Véase Mensaje leído por el Gobernador Constitucional del estado C. General Francisco Cantón en la
solemne apertura del cuarto periodo de sesiones de la VIII Legislatura, Mérida, Imprenta Pérez Ponce,
1901.
91. Suárez Molina, op. cit., 1977, vol. II, p. 87.
92. Pérez de Sarmiento y Savarino Roggero, op. cit., pp. 78-79.
93. Wells, op. cit., pp. 51-52.
94. Escofie, op. cit., p. 14.
95. Federico Fernández Christlieb, “La influencia francesa en el urbanismo de la ciudad de
México: 1775-1910”, en Javier Pérez Siller (Coord.), México / Francia. Memoria de una sensibilidad
común, Siglos XIX y XX, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, El Colegio de San Luis y
CEMCA, 1998, p. 261.
96. Georges Eugéne Haussmann, parisino nacido en 1809, desde niño vivió en Burdeos y allí inició
su carera política, llegando a ser el prefecto de la ciudad. En 1853, recién iniciado el Segundo
Imperio es nombrado gobernador o prefecto de París. Con él el urbanismo entra en una fase
militar y policial. Concibe París como un fuerte habilitado contra la subversión interna. Una red
de avenidas rectilíneas que, en algún punto, enlazan con un cuartel.
97. Suárez Molina, op. cit., vol. II, p. 87.
98. Michel Ragon, “Histoire Mondiale de l’Arquitecture et de l’Urbanisme Moderne”, en Idéologies
et Pionniers 1800-191, tomo I, París, Ed. Casterman, 1986, p. 162.
99. Se organizó en seis libros: 1) Propiedades, 2) Hipotecas y gravámenes, 3) Arrendamientos, 4)
Sentencias, 5) Asuntos mercantiles y 6) Interdicciones y las prohibiciones para enajenar.
Reglamento de 4 agosto de 1902.
100. Jean Favier, París: Seux mille ans d’histoire, París, Ed. Fayard, 1997, p. 212.
101. Este decreto establece que en las fincas rústicas de los partidos de Valladolid, Tizimín,
Sotuta y Peto no se cultiven o exploten caña de azúcar y el henequén y se esté criando ganado de
todas las especies y plantaciones de algodón, tabaco o café, queden exceptuadas por el término de
10 años de la contribución predial y de la de traslado de dominio.
102. Casasús Molina, op. cit., p. 74.
103. Véase Álbum conmemorativo de las fiestas presidenciales. Mérida. Imprenta. Gamboa Guzmán,
1906.
470
104. Enrique Krauze, Porfirio Díaz. Místico de la autoridad, Biografía del poder /1, México, Fondo de
Cultura Económica, 1987, p. 88.
105. De acuerdo con el proyecto del 8 de octubre de 1907, que se convirtió en Ley el 14 de
noviembre del mismo año, en virtud de un canje celebrado entre la Secretaría de Fomento y la de
Instrucción Pública, por el cual el Instituto Médico nacional debía ser regido por la Secretaría de
Instrucción Pública y la de Agricultura por la de Fomento.
106. El 31 de marzo de 1908 se firmó la escritura constitutiva.
107. Pérez Siller, op. cit., p. 211.
108. Pérez Siller, op. cit., p. 216. Para mayor información sobre el tema veáse Javier Pérez Siller,
Fiscalité, économie et pouvoir au Mexique: 1867-1911, tesis doctoral, Univ. de París-I, Sorbona, 1995.
109. Casasús, op. cit., p. 92.
110. Tello Díaz, op. cit., p. 251.
111. Tello Díaz, op. cit., p. 253.
112. Falleció el 25 de febrero de 1916, al anochecer.
113. Tello Díaz, op. cit., p. 252.
RESÚMENES
Olegario Molina Solís como gobernador de Yucatán (1902-1906), y más tarde Secretario de
Fomento, Colonización e Industria (1907-1911), tuvo la capacidad de influir en el afrancesamiento
de la ciudad de Mérida, que a principios del siglo XX era una ciudad modelo por sus rápidas
transformaciones en urbanización, vivienda y servicios. Aunque la modernización de la ciudad
inició antes del gobierno de Olegario Molina, éste fue un personaje importante en la entrada de
mercancías y capitales franceses, que permitió situar a la ciudad dentro de la modernidad. En su
juventud estuvo presente la sensibilidad republicana basada en las ideas liberales francesas; más
tarde, en su madurez, adoptó el modelo francés en la educación, y su fortuna se liga a los
intereses de inversionistas franceses. El estudio de su historia de vida permite observar la
participación de este actor en el afrancesamiento de la economía, la sociedad y la vida urbana de
Yucatán.
En tant que gouverneur du Yucatan (de 1902 à 1906) et plus tard que Secrétaire du Ministère des
Travaux Publics, de la Colonisation et de l’Industrie (1907-1911), Olegario Molina Solis a
fortement contribué à renforcer l’influence française à Merida qui, à l’aube du XXe siècle, se
révéla une ville exemplaire par la rapidité de ses transformations dans les domaines de
l’urbanisation, de l’habitat et des services. Bien que ce processus ait débuté avant son
gouvernement, Olegario Molina a joué un rôle de premier plan dans l’importation de
marchandises et de capitaux français qui inscrivit plus résolument la cité dans la modernité. Sa
jeunesse fut marquée par une sensibilité républicaine inspirée des idées libérales venues de
France; par la suite, dans sa maturité, il adopta le modèle éducatif du pays des droits de l’homme
et sa fortune repose sur les intérêts des investisseurs français. En étudiant l’histoire de sa vie, on
peut mesurer sa contribution capitale à l’«afrancesamiento» de l’économie, de la société et de la
vie citadine dans le Yucatan.
471
AUTOR
RAQUEL OFELIA BARCELÓ QUINTAL
Raquel Ofelia Barceló Quintal. Mexicana es profesora de “Teoría de la Historia”, “Historiografía II
(siglos XIX y XX)” y “México Siglo XIX” en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Doctora
en Historia de México por El Colegio de México, ha dado cursos de “México siglo XIX”, en la
Maestría en Historia de México, Campus Salamanca, España, UAEH; “Seminario de Investigación
III y IV”, “Trabajo de Investigación e Historiografía II (Siglo XIX)”, en la maestría de Historia, de la
Universidad Autónoma de Querétario; “La Nueva España”, “Formación Social Mexicana I y II”, en
la Escuela Nacional de Antropología e Historia; y “Etnografía Antigua de México” e “Introducción
a la Antropología”, en la Escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de
Yucatán. Ha publicados numerosos artículos sobre el siglo XIX, capítulos de libro y obras sobre
migración en el siglo XIX. Es miembro del SNI.
472
1 La historia de la minería en México cuenta con amplios estudios acerca del papel de los
españoles en esta actividad económica durante la colonia, así como sobre el protagonismo
de los estadunidenses y los ingleses en esta misma rama durante la época porfirista, pero
473
I. Antecedentes
2 La región de Parral, en la que se encuentra el municipio de San Francisco del Oro, está
localizada al sur del estado de Chihuahua, a unos 600 kms. al sur de la frontera con
Estados Unidos. La historia de toda esta zona está muy relacionada con la minería, ya que
el descubrimiento de yacimientos metalíferos representó uno de los mayores incentivos
para los pobladores españoles que se establecieron en el septentrión. Después de la
fundación del real de Santa Bárbara en 1567, se abrieron los centros mineros de San
Juanico y Todos Santos en el siglo XVI; pero el auge minero más significativo data de la
siguiente centuria, cuando se comenzaron a explotar, entre 1631 y 1658, los reales de San
José del Parral, San Diego de Minas Nuevas, Monserrat, Roncesvalles y San Francisco del
Oro, situados todos en un radio de 50 kilómetros.1
3 Aunque también en San Francisco del Oro hubo (y sigue habiendo) oro de placer, el cual se
obtiene lavando las arenas que arrastran los ríos o arroyos en época de lluvias, la
formación geológica de estos lugares indica que los minerales, sobre todo la plata, estaban
por regla general casi a flor de tierra. Esto explica por qué ya a finales del siglo XVII toda
la región de Parral entró en un franco proceso de retroceso. El carácter efímero de la
bonanza, debido a la existencia de yacimientos superficiales, fue todavía más marcado en
el caso de San Francisco del Oro. Se sabe que este real, fundado en 1658, estaba ya
prácticamente despoblado hacia 1680; sus habitantes se habían trasladado en su mayoría
a las recién descubiertas minas de Cusihuiriachi, situadas a unos 200 kms. al noroeste. 2
4 Sin embargo, el centro minero de San Francisco del Oro se repobló a fines del siglo XVIII,
cuando en 1789 Félix y Ciriaco Salas “denunciaron” una mina llamada San Francisco,
diferente de “la descubridora” que había originado el anterior auge minero, pero situada
a corta distancia de ella.3 El inicio de la explotación del fundo recién denunciado, atrajo a
nuevos habitantes, quienes repoblaron el lugar, abandonado durante más de 100 años.
5 La mina que causó esta segunda bonanza permaneció por algún tiempo en la misma
familia, ya que en 1823, Juan José Salas de Ibarra, hijo expósito de Ciríaco y de Guadalupe
de Torres, aparece como dueño del fundo. Juan José se casó en 1835 con María del Rayo
Arzapalo. El matrimonio procreó seis hijos, quienes heredaron la exitosa explotación
minera de su padre, fallecido en 1852.4 La madre, María del Rayo Arzapalo, se unió en
segundas nupcias con el francés don Juan Quemper, originario de Burdeos, dueño de las
haciendas de Santiago y Corral de Piedra, ubicadas a poca distancia de San Francisco del
Oro.5 Quemper fue quien después se encargó de vender la mina de SUS hijastros.
474
Feilding (1859-1939).
muchos de los descendientes de esos inmigrantes del siglo XIX aún viven en México.
Desgraciadamente, éste no fue el caso de Pierre Elissague, acerca de quien sabemos muy
poco. En las escrituras notariales en las que intervino, sólo se anota “ciudadano francés,
mayor de edad”, no se menciona el nombre de su esposa o hijos. Sólo sabemos que se casó
en Francia en febrero de 1903.
8 Atraídos por las actividades mineras, llegaron también a asentarse en la región nuevos
operarios mineros. Aunque en los pueblos cercanos a Parral no escaseaba la mano de
obra, por esos años, en el archivo parroquial de Santa Bárbara se anotan varios individuos
provenientes de Zacatecas, ya sea bautizando hijos o casándose con lugareñas. 9
9 El 29 de noviembre de 1899 se constituyó en México la sociedad denominada Compañía
Minera de San Francisco del Oro y Anexas, S. A., con exactamente la misma participación
y accionistas que su homónima francesa, la cual desapareció. La sede del consejo de
administración se fijó también en el país vasco, pero esta vez en Bayona, Francia. 10 Pierre
Elissague hizo adicionalmente varias inversiones en minas y plantas mineras que fueron
objeto, después, de operaciones comerciales. En 1899, vendió la mina llamada Santa Rosa
a la Guggenheim Smelting Company. Elissague traspasó también en 1912 varios fundos
mineros a la Segovia Mining Company, a cambio de acciones de esta última empresa,
constituida según las leyes del estado de Maine, Estados Unidos; las acciones adquiridas
llegaban a $600,000.00 dólares. Todas estas propiedades terminaron compradas por
Asarco en 1923 y aún están en explotación en la unidad de Santa Bárbara de dicha
compañía.11
10 En 1904, se protocolizó en dos diferentes escrituras la venta de varias propiedades
pertenecientes a la Compañía Minera de San Francisco del Oro y Anexas, S.A., que
representaba Pierre Elissague, a The San Francisco del Oro Mines, Ltd., representada por
el conde de Denbigh y Henry George Ricardo; entre ellas se encontraban los fundos
llamados San Francisco 1, 2 y 3, Sainas, La Cruda, San José, etc., así como las haciendas de
beneficio de la Soledad y San Antonio, casas de empleados, oficinas administrativas, los
inventarios de mineral quebrado y concentrados, etc. El valor de la operación ascendía a
280,000 libras esterlinas, es decir $3,054,545.45 pesos oro, (lo cual equivale a su vez a
aproximadamente $1,500,000.00 dólares oro americanos de esa época).12 The San
Francisco del Oro Mines, Ltd. fue fundada en 1903, con un capital de £375,000 libras
esterlinas y sus socios eran, en su mayoría, aristócratas ingleses.13 Esta empresa estaba
presidida por “The Right Honorable Rudolph Robert Basil Aloysius Augustine Feilding, 9th
Earl of Denbigh” (9o conde de Denbigh, condado localizado en Gales), miembro de la
cámara de los Lores desde 1892.14 El conde de Denbigh nació el 26 de mayo de 1859 y
murió el 25 de noviembre de 1939; empresario de gran empuje e iniciativa, se hizo cargo
de los negocios familiares en 1886, cuando su padre se retiró a un monasterio franciscano,
al convertirse al catolicismo. Lord Denbigh expandió sus empresas por varios países,
principalmente en Sudáfrica, donde aún hoy –en la región de Transvaal– sus
descendientes tienen varias minas de oro en producción.15
476
Henry Northcote.
la paridad del peso, basado en plata, para reajustar su valor con relación al dólar
norteamericano y las monedas europeas que ya habían adoptado el patrón oro.18
14 Los yacimientos mineros que pertenecían a la compañía fundada por Elissague se
beneficiaron durante 50 años, a un ritmo de unas 75 000 toneladas por año. A los fundos
explotados por los Salas se añadieron nuevas minas colindantes, compradas o
denunciadas posteriormente, que permitieron ampliar la explotación minera.
15 En la zona sur de Chihuahua, los socios franceses de San Francisco del Oro fueron los
primeros que hicieron tiros profundos (más de 125 metros) para empezar a explotar los
sulfuras, minerales más duros que las afloraciones; estos óxidos o carbonatos superficiales
eran los únicos que se extraían durante la época colonial, por encontrarse a poca
profundidad.19
16 Ciertamente, la calidad del mineral se ve reducida al excavar a mayor profundidad; sin
embargo, si se extrae un volumen superior de minerales y si se logra al mismo tiempo
reducir de manera sensible el costo por tonelada extraída, la operación se vuelve
rentable. La explotación de esas minas fue, sin lugar a dudas, un excelente negocio
durante muchas décadas para los accionistas.20 En este contexto, no sabemos a qué
circunstancias obedecieron las ventas a los ingleses y estadunidenses, promovidas por
Pierre Elissague y sus socios vascos y no hemos podido averiguar tampoco qué hicieron de
su patrimonio al retirarse de las actividades mineras en la región.
Conclusión
17 Las inversiones francesas en la minería fueron más importantes de lo que se supone
generalmente. Aun cuando la maquinaria y equipo para las minas y plantas de beneficio
en esa época eran de origen alemán o estadunidense, los franceses se preocuparon por
estar en la vanguardia de la tecnología. Además, invirtieron en estudios geológicos y en la
exploración del subsuelo, lo que les permitió, cuando menos en el caso anteriormente
estudiado, hacer de un pequeño fundo, una explotación minera de importancia nacional.
Quedan todavía por investigarse los factores políticos y las alianzas que garantizaron la
permanencia de sus negocios durante más de medio siglo. Quizá el secreto esté en los
estrechos lazos que tejieron con la sociedad local, a la cual se integraron totalmente.
NOTAS
1. Clara Bargellini, Chantal Cramaussel, Salvador Alvarez y Libertad Villareal, Sur de Chihuahua.
Itinerarios del pasado, México, México Desconocido, 2000, pp. 79 y ss.
2. Idem.
3. Archivo Histórico de Parral, 1789 B(G 20 C), (S670, 1147, Rollo 27. Félix y Ciriaco Salas, hijos de
Alonso Salas y Rita de Urueta. “Denuncio puesto por Don Félix Salas a la mina nombrada San
Francisco, sita en San Francisco del Oro.”
4. Archivo parroquial de San José del Parral, Obispado de Parral, registros de matrimonios, 12 de
febrero de 1835; registros de entierros, 11 de octubre de 1852.
478
5. Quemper nació en Burdeos en 1812, llegó a México a los 24 años de edad y falleció en Parral en
1873: Archivo General de Notarias, Secretaria General de Gobierno, Chihuahua, Chih., Protocolo
del escribano público Mariano Calles, año de 1861, hojas 174 y ss; Registro civil de Parral, Chih.,
Acta de defunción: 26 de septiembre de 1873, se declara que “hacía 37 años era residente en el
país”.
6. Archivo General de Notarias, Secretaria General de Gobierno, Chihuahua, Chih., Protocolo del
Notario Lic. Alejandro del Avellano, 4 y 28 de Septiembre de 1903.
7. Víctor H. White, “Gold investments special”, Coins Magazine, Ola Wisconsin, Krause
Publications, Inc., 1981, pp. 24 y siguientes.
8. Rubén Rocha Chávez, Galería de Parralenses ilustres, Parral, Chih., edición del autor, 1985, pp. 29
y ss.
9. Archivo Parroquial de Santa Bárbara, Chih., (1853-1866), partidas de bautizos y de
matrimonios.
10. Registro Público de la Propiedad, distrito Hidalgo, Parral, Chih., Sección Comercio, Libro 2,
inscripción 37. 16 de abril de 1900.
11. Registro Público de la Propiedad, Distrito Hidalgo, Parral, Chih., Sección minería, inscripción
1 del libro 15 del 24 de marzo de 1937, e inscripción 6 del libro 10 de la misma sección, del 22 de
abril de 1923.
12. Archivo General de Notarías, Secretaría General de Gobierno, Chihuahua, Chih., Protocolo
Alejandro del Avellano, op. cit.
13. Registro público de la propiedad, Distrito Hidalgo, Parral, Chih., Inscripción 12 del libro 4 de
la sección de comercio.
14. Era también accionista de otra compañía llamada: British Mexican Mines Syndicate, Ltd., la
cual se fundó en 1887 y comenzó a operar en Zacatecas: Bryan Tomsett, Burke ’s Peerage,
Londres, 1999, p. 426.
15. Archibald J. Dunn, The Catholic Enciclopedia, New York, Robert Appleton Co., 1999, p. 51.
16. Registro Público de la Propiedad, Distrito Hidalgo, Parral, Chih., Inscripción 41 del libro 10 de
la sección de minería, Junio 24 de 1924.
17. Jorge Griggs, Mines of Chihuahua, Chihuahua, Gobierno del Estado de Chihuahua, 1907, pp. 209
y ss.
18. Mark Wasserman, Capitalistas, caciques y revolución, México, Editorial Grijalbo, 1987, p. 160 y
ss., y Francisco Borja Martínez, La Reforma monetaria de 1905, la moneda en México (1750-1920),
México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1998, pp. 219 y ss.
19. Oscar Alatriste, Desarrollo de la industria y de la comunidad minera de Hidalgo del Parral durante la
segunda mitad del siglo XVIII (1765-1810), México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1983,
pp. 34 y ss.
20. Biblioteca de la Universidad de Texas en El Paso, El Paso, Texas, Colecciones especiales,
Colección James Hyslop, Informes a los accionistas.
RESÚMENES
En la historia de la minería en México existen numerosos estudios sobre el papel de los españoles
durante la Colonia, las inversiones inglesas después de la Independencia o los grandes intereses
estadunidenses durante el porfiriato. El caso de la “Compagnie Minière de San Francisco del Oro
479
et Annexes”, fundada por el francés Pierre y Martín Elissague en 1853, es un caso singular.
Localizada en San Francisco del Oro, región de Parral, Chihuahua, los inversionistas formaron
una compañía en Espelette (Pirineos Atlánticos) con capital de 264,000 francos oro. Sus directores
se instalaron en la región y atrajeron a sus paisanos que muy pronto inmigraron y se integraron a
la existente comunidad francesa, compuesta en su mayoría de vascos y berneses. Aún en 1899, su
Consejo de administración tenía como sede la ciudad de Bayona. La historia de esta compañía es
un ejemplo de inversiones francesas en la minería, tema poco conocido, y una muestra de su
impacto en la inmigración, las formas de organización y los métodos de explotación de minas.
L’historiographie minière au Mexique compte bon nombre d’études consacrées au rôle des
Espagnols du temps de la Colonie, aux investissements anglais après l’Indépendance et aux
intérêts de l’Amérique du Nord, prépondérants sous le porfiriat. Mais la «Compagnie minière de
San Francisco del Oro et annexes», fondée par le Français Pierre Martin Elissague en 1853,
présente un cas à part. Elle est située à San Francisco del Oro, non loin de Parral dans l’Etat de
Chihuahua et ses investisseurs formèrent à Espelette (Pyrénées Orientales) une compagnie au
capital de 240 000 francs or. Une fois les directeurs installés dans la région, ils ne tardèrent pas à
faire venir leurs compatriotes, des paysans qui se sont intégrés à la communauté française déjà
en place, principalement des émigrés basques et béarnais. En 1899, le Conseil d’Administration
avait encore son siège à Bayonne. L’histoire de cette compagnie offre donc un exemple
d’investissement français dans les mines, thème assez peu traité; elle illustre ses retombées sur le
processus migratoire, l’organisation et les méthodes d’exploitation minière.
AUTOR
ROBERTO BACA
Roberto Baca. Mexicano, contador público por el Instituto Tecnológico de Monterrey, campus
Monterrey. Se ha desempeñado profesionalmente en negocios particulares, durante once años
fue contralor de Minera Frisco. También ha participado como consejero en diversos organismos
empresariales, así como en el campus Chihuahua del Tecnológico de Monterrey. Con Rita Soto
escribió el libro El Mayorazgo del Río de Conchos Chihuahua, 1689-1838. Actualmente prepara una
compilación de todas las escrituras públicas que se conservan en el Archivo Histórico de Parral,
de la que ya se publicó la parte correspondiente al periodo 1766-1821, Tiempo de revoluciones. De la
expulsión de los jesuítas a la consumación de la independencia.
480
Lista de Autores
8 Rosalina Estrada Urroz. Mexicana, es doctora en historia social por la Universidad de Paris
VIII (Saint Denis, Francia). Investigadora titular del Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades de la BUAP, y miembro de SNI, es especialista en historia del trabajo. Es
miembro fundador del seminario “México Francia” y dirige en la maestría en Historia del
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades un seminario de historia cultural y de las
mentalidades. Dentro de su proyecto general, “Cultura y vida privada en Puebla en el siglo
XX”, desarrolla el tema “la influencia de la medicina francesa en las concepciones sobre
salud pública e higiene en México”. Ha publicado diversos artículos sobre patrimonio
industrial e historia de la tecnología, así como el libro Del telar a la cadena de montaje. La
condición obrera en Puebla, 1940-1976 (Puebla, 1997), y recientemente: Espacio fabril, máquinas
y trabajadores: La preservación del Patrimonio industrial (Puebla, 2003).
9 Annick Foucrier. francesa, es doctora en historia por la Ecole des Hautes Études en
Sciences Sociales de Paris (Francia). Su tesis doctoral, titulada“La France, les Français et la
Californie avant la ruée vers l’or (1786-1848)”, recibió dos premios. Es especialista en
historia de America del Norte, particularmente California, y de las migraciones en Estados
Unidos. Ha publicado diversos artículos sobre el oeste de Norte America, el mar Pacifico,
exploradores y emigrantes. Entre sus principales libros se encuentran: Le rêve californien.
Migrantsjrançais sur la côte Pacifique, XVIIIe-XXe siècles, (Paris, 1999); edicion, The French and
the Pacific World, 17th-19th centuries: Exploration, Migrations and Cultural Exchanges,
(Aldershot, UK 2005). Es miembro del CENA (Centro de Estudios Norteamericanos) EHESS/
CNRS, del MASCIPO UMR 8168. Actualmente es profesora, investigadora y directora del
Centre de Recherches en Histoire Nord-Américaine en la universidad de Paris 1-Sorbonne.
10 Montserrat Galí Boadella. Mexicana, icenciada en filosofía y letras por la Universidad le
Barcelona, maestra en historia del arte por la Universidad de Zagreb (Croacia) y doctora
en la misma especialidad por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha dado
cursos y seminarios en diversas universidades, entre ellas la UNAM y la Universidad
Iberoamericana. Fue directora del Museo Universitario del Chopo, de la UNAM. Ha
publicado artículos especializados en diversas revistas y colaborado en catálogos y libros
colectivos, tanto nacionales como extranjeros. Entre sus principales obras destacan: El
arte en la era de los medios de comunicación (Madrid, 1988), Pedro García Ferrer, un artista
aragonés del siglo XVII en ¡a Nueva España (Teruel, 1996); Imatges de la memoria (Barcelona,
1999); Historias del Bello Sexo: la introducción del romanticismo en México (México, 2002) y La
estampa popular novohispana (México, 2008) Miembro del SNI, actualmente es profesora e
investigadora en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”
en donde coordina el posgrado en historia del arte.
11 Bernardo García Díaz. Mexicano, historiador, realizó estudios de maestría en la
Universidad Veracruzana, una especialidad en historia y geografía, en la Universidad de
Turín, y doctorado en historia en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
BUAP, donde se especializó en historia local. Ha publicado numerosos artículos y libros
entre los que destacan: Un pueblo fabril del Porfiriato: Santa Rosa (1997); La terminal
ferroviaria deVeracruz (1998); y participó como coautor en Sol de Plata: Joaquín Santamaría
(1999); y La Industria textil en Puebla, Tlaxcala y Veracruz, (2000). Es fundador del Museo
histórico de Santa Rosa. Actualmente es investigador de tiempo completo en el Instituto
de Investigaciones Histórico-sociales de la Universidad Veracruzana.
12 Adriana Gil Maroño. Doctorando en historia de América Latina Contemporánea por el
Instituto Universitario José Ortega y Gasset, adscrito a la Universidad Complutense de
483
lesbianas a finales del siglo XIX mexicano”, Historia y Grafía, no. 31. 2008. “Imaginario
médico y práctica jurídica en torno al aborto durante el último tercio del siglo XIX”,
Claudia Agostoni (ed.) Curar, Sanar y Educar. Enfermedad y sociedad en México siglos XIX y XX
(2008). “Fraudes conyugales: una preocupación decimonónica”, Elsa Muñiz (ed.) Registros
corporales. La historia cultural del cuerpo humano (2008). Tiene tres libros publicados:
Malinche, de la historia al mito (1998), La prostitución y su represión en la ciudad de México (siglo
XIX) (Barcelona, 2002). Y junto con Rosa Ma. Spinoso (eds), Mujeres en Veracruz: Fragmentos
de una historia (2008).
17 Michel Papy. Francés, doctor en historia por la Universidad de Pau, donde se especializó
en el estudio de la región de los Pirineos Atlánticos: demografía, migración, urbanismo y
desarrollo económico. Es profesor honorario de Historia en la Universidad de Pau et des
Pays de 1’ Adour. Miembro fundador y presidente de la Association pour la Maison de la
Mémoire de l’Emigration, de Pau. Ha escrito varios artículos y libros sobre la historia de los
berneses.
18 Javier Pérez Siller. Sociólogo por la UNAM, doctor en historia por la Universidad de París-I
Sorbonne, donde se especializó en la historia económica de México, siglo XIX, y en el
estudio de la reescritura y enseñanza de la historia. Ha publicado varios artículos en
revistas nacionales e internacionales. Entre sus obras más recientes destacan los libros:
L’hégémonie desfinanciers au Mexique sous le porflriat. L’autre dictature (2003) y El sueño
inconcluso de Émile Bénard y su Palacio Legislativo, hoy monumento a la Revolución (2009). Fue
articulista en el Cd-Rom Le Mexique en France (2003), realizó el dvd: Entre memoria e
identidad. Testimonios de descendientes de franceses en México (2009) y editó el Registre de la
population Françoise au Mexique, 1849 (2003). Ha sido profesor invitado en la École des
Hautes Études en Sciences Sociales y en las universidades de Rennes-2 y Paris-8. Desde
1996 es profesor investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la
BUAP, donde dirige el cuerpo académico: “México-Francia: presencia, influencia,
sensibilidad”. Es miembro del SNI.
19 Adela Pineda Franco. Nació en Puebla. Realizó estudios de posgrado en la Universidad de
Texas en Austin, donde concluyó un doctorado en Literatura Comparada. Entre sus
publicaciones destacan Geopolíticas de la cultura finisecular en Buenos Aires, París y México, un
estudio sobe las prácticas literarias trasatlánticas de los escritores latinoamericanos del
modernismo, una co-edición sobre la crítica en torno a la obra de Alfonso Reyes titulada
Alfonso Reyes y Los Estudios Latinoamericanos y una antología sobre viajeros
norteamericanos en México, financiada por el Fondo para la Cultura México-Estados
Unidos. Ha difundido ensayos diversos sobre literatura y cultura latinoamericanas en
publicaciones como Revista Iberoamericana, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana y La
Palabra y El hombre. Es miembro fundador del grupo México-Francia. Ha sido profesora
visitante en Brown University y el Massachussets Institute of Technology. Actualmente es
catedrática de literatura hispanoamericana en la Universidad de Boston.
20 Yves Robin. Francés, antiguo alumno de la Escuela de Formación de los Maestros de
Primaria de Nantes, maestro de Francés de la Alianza Francesa, enseñó en el Colegio
Franco-mexicano de Guacíala jara, Jalisco, entre 199S y 1998, así como en la Alianza
Francesa. Estas diversas experiencias de enseñanza le permitieron confrontarse con la
problemática de las representaciones de Francia entre los alumnos mexicanos. Al volver a
Francia, profundizó sus investigaciones sobre este tema en la Universidad de Nantes en el
marco del Diplomado de Estudios Superiores Especializados “Identidades lingüísticas,
imágenes nacionales y traslados culturales”. Actualmente esta preparando una tesis, en el
485
A
Academia:
de la Lengua Española, Real, 334 n4
de Medicina, Bélgica, 416
de Medicina, México, 351, 352
de Medicina, Paris, 373
Médico Quirúrgica de Puebla de los Ángeles, 330, 334, 335, 341
México, 356, 358-ilu, 360, 360 n15, 361, 364, 366, 376, 376-ilu., 377, 378, 378 n62, 379, 381,
381 n64, 382, 426 n27
Real de Ciencias de París, 337
Real de París, 198
Academia de Ciencias y Literatura (Merida), 533
Académie Royale de Musique et de Danse, 187, 192 n22
Acapulco, Gro., 29, 34, 69, 247-ilu.
Acayucan, Ver., 83, 108
Aceves Pastrana, Patricia, 6 n 13, 32 n2, 333 n4, 340 n19
Aceves, Jorge, 99 n38
Acuña, Benito (dentista), 351
Adoue, (comerciante, Pau), 57-ilu., 61-ilu., 71
Aguascalientes, Méx. 34, 69, 83, 96, 97, 221
Aguila, Antonio del, 186, 191, 193, 195
Aguilar Ochoa, Arturo, 437, 437 n12
Aguilar, Francisco J., 129
Ainoa, Francia, 70
Ajalpan, Pue., 516, 517, 518
487
B
Bagnères-de-Bigorra, Francia, (Bagnéres-de-Bigorre), 64, 66 n20
Bajo Rhin, Francia, (ver: Basses Rhin), 60
Bajos Alpes (Ver: Basses Alpes), 55, 56, 59, 60, 62
Bajos Pirineos (ver: Basses Pyrénées), 52, 54-ilu., 55, 57-ilu., 60, 60 n13, 62, 64, 118, 122, 131
Bailón, Jean, 200-ilu.
Banco:
Central Mexicano, 556
Internacional e Hipotecario de México, 518
Mercantil de Yucatán, 553, 556 n84
Nacional de México, 549, 553, 553 n70, 555-ilu., 566
Yucateco, 549, 553, 555-ilu., 556, 565, 571
Banks, Joseph, 506 n10
Baños Othón, 537 n20
Bañuelos, Albino (Pue.), 457
Barbara Francisco, 548
Barcelona, España, 207, 210-ilu., 336, 556, 590
Barcelonnette, Francia, 55, 85-ilu., 85 n25, 87, 92, 93-ilu., 93 n35, 113, 114, 115, 218-224,
224-ilu., 225, 225-ilu., 226-ilu., 227, 228, 290-293, 293-ilu., 294, 295, 296-ilu., 297, 297 n13,
297 n14, 297-ilu., 298-301, 591, 592
Barcena, Eduardo Vicente (administrador de empresa cervecera), 523
Bargellini, Clara, 578 n2, 588
Barreda, Gabino, 422
Barrera, Coronel, 195
Barrera, Pantaleón, 531
Barrio, Señor del, chambelán de Maximiliano, 260 n10
Barrón, Guillermo, 539 n25
Barrón Robles, Mauro Esteban, 124-ilu., 125-ilu., 126-ilu., 127-ilu., 128-ilu., 129 n7, 129-ilu.,
130-ilu., 131 n20, 131-ilu., 132, 132 n11, 132 n12, 133-ilu.
Barroso, Agustín (calculador y fotógrafo), 504
Bartholomin (padre de Adele Monplaisir), 207
Bastantey García Rejón Marra, 531 n3
Basses-Pyrénée (Ver: Pirineos Bajos), Barker, Nancy, 35 n20, 36 n25, 47 n51, 49
Batilde, Princesa, 214
491
Batuc (poblado), Son., 130 Baudelaire, Charles, 306, 312, 315, 324
Baudelocque, Luois-Auguste, 359, 362 n19, 363, 363 n23, 363 n26
Bautista Alvarado, Juan, 147, 148, 151, 152
Bautista, Magdaleno (Pue.), 457
Bayona, Francia, 64, 65, 70, 576, 581
Bazaine, Achiles Francois, 71, 82, 254, 257, 263
Bazin, Renato, 547
Béarn, Francia, 24, 42, 45, 52, 54-ilu., 55-ilu., 56-ilu., 148 n34
Begosa y Jordán, Antonio, 475
Beguerisse, Pedro (boticario), 340
Bélgica, 42 n35, 149, 257 n5, 267, 416, 426
Bellido, Miguel, 470
Benecke, Esteban, 539 n25
Beneficencia Pública del D.F., 40-ilu.
Benjamín, Walter, 552, 552 n66, 555 n79, 571
Béraud, Germain (comerciante), 224
Bermejillo Pió, 539 n25
Berna, Suiza, 55, 66, 67, 71
Bernard, Claude (médico), 367, 383
Bernard Duhaut-Cilly, Auguste, 139-ilu, 142, 143 n15
Bernard, Pudal, 249
Bernard, Marchand, 358 n9
Bernard, Golsan, 582 Bernardelli, Oscar, 210
Bernardi, Laurent (comerciante), 224
Bernot, Carlos Ernesto, 84, 84 n8, 84 n22, 84 n25
Biart, Lucien, 298, 423
Bilbao, España, 551
Bienville (médico, Méx.), 419
Bigorra, Francia, 62, 66
Billère, Francia, 66 ni 8
Birmania, 300
Biwa, Lago, Japón, 321, 322
Blache, Alexis, 209
Blasis, Cario (bailarín), 207, 210
Blázquez, Carmen, 107 n2, 110 n6, 114 n16
Blázquez, Norma (editora), 413
Boisson, Pierre (dentista), 349
Boi vin, Marie Anne Victoire Gillian, 362, 362 n20
Bolio Ontiveros, Rafael, 534 n13, 536
Bolonchén (Camp.), 531, 531 n2
492
C
Caballero, Julio (hacendado, Pue.), 519
Cabofranco, Mariano José, 333
Cádiz, España, 65, 70, 155, 538
Cahmboredon, Jean-Claude, 249
Caire, (Abad), 299
Caire, Antoinette (esposa de E. Chabrand), 299
Caire, Jean, 292
Cal, Mariano de la, 335
California, USA, 537 n20, 573
Calle Ancha del Bazar (Mer.) 542 n37
Callet, François, 111
Camacho, Sebastian, 539 n25
Cámara de Diputados, Méx., 352
Camara Lujan, Raimundo, 553
Camara y Camara, Alfonso, 554
Cambré, Eugenio del (dentista), 530
Cambuston, Henri (maestro), 148 n34, 249
Camou Bascou, Vicente, 131
Camou de Camou A., 128-ilu.
Camou de Camou, Cristina, 129-ilu.
Camou de Camou, Hermesto, 124-ilu.
Camou Candaudap, Jean, 131
Camou Camou, Eugenio, 130-ilu.
Camou Familia, 22, 124-ilu., 132-ilu., 133
Camou Hermanos, 129, 129 n7, 131, 132
Camou, José, 132
Camou, Juan Francisco, 132
Camou, Juan Pedro, 132
Camou Mendez, Guillermo, 131-ilu.
Camou, Pascual, 132
Camou, Pedro Andrés, 132
Campbell, Joseph, 388 n4, 399, 399 n39, 401 n43, 408
Campeche (Edo. de), 531 n2, 531 n3, 532, 554
Campeche, (C. de), 29, 51 n3, 538, 546
Campuzano, Juan D., 374, 376 n58
Canadá, 87, 245
Candelaria de los patos, 322
494
D
D’Alambert, Jean le Rond, 216
Daran, Ernest-Victor (negociante), 70
Dauberval (Jean Bercher), 188, 192, 192 n21, 196
Dávila, Eduardo (patriarca y arzobispo de la Iglesia católica Mexicana), 397 n33
Deffaudis, Barón, 79 n6
Delgado Jordá, Ixtel, 437, 437 n10
Demard, Jean-Christopher, 84, 117 n22
Descartes, Réne, 198
Desdier, Jean, 221
Desfontaines, René, 335
Destouches, André-Cardinal (dramaturgo), 468, 495
Destouches, Nericou, 497
Desveaux, Augusto Nicasio, 336
Díaz Covarrubias, Francisco, 316, 489, 502, 503, 504, 504 n7, 505-505, 508 n15, 509-512, 512
n10
Díaz de Kuri, Martha, 114, 115 n17
Díaz del Castillo, Bernal, 298 n16
499
E
Ébrard, 222, 226
Escalante Bates, Eusebio, 551, 552, 553 n72, 558, 566
Escalante, Gabriel, 558
Escalante Peón, José, 553 n72
Echeandra, José Ma., 152
Ecuador, 115
Edwards, Derek, 400 n41
Egipto, 204, 335 n8, 359, 504 n4, 508 n15
El Havre, Francia, 28, 28 n5, 44, 45 n40, 369, 525, 542, 551
Elissague, Pierre, 580, 581
Elizalde, Manuela, 538 n22
500
Elssler, Fanny (bailarina), 201, 201 n43, 203, 205, 207, 207 n57, 213-ilu.
Enriquez, Juan de la Luz, 110, 111 n8
Escalante Peón, Eusebio, 553 n72
Escuela:
Académica francesa, 290, 291, 299, 307 n4, 496 n19, 496 n28
Bolera española modernizada, 203, 203 n45
de Agricultura, 565
de Blasis, 210
de Jurisprudencia, Mérida, (Mér.), 534
de Jurisprudencia y Notariado, (Mér.), 536, 538
de Medicina de Paris, 345 de Medicina de Puebla, 337
de Medicina Poblana, 334
de Pautret en México (vease Compañía)
Dental de París, Francia, 351
Francesa académica, 197, 198, 212
Liceo Comercial (Mér.), 533
Municipal para Sordos, C. de M., 395, 397 n35
Nacional de danza, 197
Normal Veracruzana, 111
Normal de Profesores, 536
Preparatoria y Normal (Mér.), 536
España, 29, 62, 65, 77, 82, 139, 141, 162, 163 n6, 164, 167, 169-171, 174, 175, 175 n24, 181
n31, 183, 331, 332, 332 n1, 397, 444, 445, 469, 476, 479, 480, 481, 481 n9, 481 n11, 482-485,
491, 495, 511 n18, 540, 548, 549, 568
Espelette (Pirineos Occidentales, Francia), 576, 579
Esperón, Martín, 580
Esperón, Víctor, 580
Espinosa (bailarín), 212
Espinosa, Enrique, 553 n72
Espinosa, Miguel, 534 n78
Espinosa Rendon, Antonio, 540, 558
Esquilo, 200
Esquirol (médico), 417
Esquivel de Granado, Paula, 531
Estados Unidos, 28, 29, 32, 33, 35 n21, 43, 46, 70, 79, 81, 87, 88-ilu., 89, 110, 111, 112, 127,
134, 144, 144 n18, 154, 155, 197-ilu., 205, 206, 212, 236, 231, 232, 233, 234, 236, 244, 245, 248,
257, 259, 265, 283, 300, 308, 344, 347, 348, 350-ilu., 351, 352, 388 n3, 434, 444, 502, 503, 504,
508, 509, 510, 511, 541, 542, 546, 549, 554, 557, 570, 576, 578, 581, 590, 594, 633, 677
Estrasburgo, Francia, 334, 525
Eugénie, Impératrice, 258, 271
Europa, 30, 32, 69, 80, 83, 95, 97, 139, 142, 148, 152, 164, 164 n7, 185, 186, 198, 204-ilu., 206,
207, 215, 219, 239, 244, 246, 247, 248, 256-259, 262, 265, 268, 270, 270-ilu., 270 n34, 271, 273,
280, 286, 300, 308, 308 n8, 332, 335 n8, 344, 345, 347, 351, 360, 383, 488, 504 n4, 507, 508
n15, 530, 533-ilu., 541, 542, 543, 549, 551, 554, 566-ilu., 567, 582
501
F
Fábrica de cerveza y licores:
Campos Elíseos, 521 Chihuahua, 522
Cuauhtemoc, 522
Del Fénix, Pue., 514, 521-ilu.
El Labrador Normando, Licores, Pue., 516, 525
Finance, 521
García Rosario, 522
Genis, 521
Germania, Pue., 522-ilu.
Grande Brasserie de l’Ouest, 525
Ibarrón M., 521
La Candelaria, Pue., 521
La Pila Seca, Méx., 521
Las Dos Americas, Pue., 521
Mazatlan de, 522
Meza, 521
Miranda, Pue., 521
Moctezuma, 522, 524
Mormentyn y Cie., 525
Pouyolet, 521
San Diego, Pue., 521
San Luis Potosí de, 522
Santiago Booth y Compañía, Cia., Pue., 521
Sonora de, 522
Toluca y México, Tol., 522
Yucatán de, 522 Zaragoza, Pue., 523
Fábricas textiles:
Cerritos (Orizaba, Ver.), 113
Río Blanco (Orizaba, Ver.), 4-ilu., 96, 113
Santa Rosa (Orizaba, Ver.), 96, 113
Fabuis, Nicolas (relojero francés), 476, 477
Facultad:
de Medicina de París, 357, 358, 362 n14
de Medicina de Estrasburgo, 334
de Medicina y Farmacia de Burdeos, 358, 362
Falero, Juan (dentista), 352
Farmacia de Burdeos, 358, 362
Fauchard, Pierre (escritor), 345, 346, 347
Favier, Alfred (arquitecto), 227
Favier, Jean, 362 n100
Felipe V, 332, 481
502
G
Gabriac, Alexis, de, 80
Galaup de Lapérouse, Jean François de, 138, 141 n10, 149-ilu.
Gamboa Ojeda, Leticia, 55 n4, 86 n27, 86-ilu., 277
Gamboa, Federico (escritor), 413, 537 n19, 568
Garcia Cano, Anatolio, 544
García Cubas, Antonio, 210, 211 n57
García de Noriega, María Guadalupe, 131
García Díaz, Bernardo, 591
García Gamborino, Manuela, 186, 187 n4
504
H
Haber, Stephen, 523
Habsburgo, familia de, 257 n5
Hachette (Paris), 40 n33, 146 n26, 237, 298, 298 n16
Hacienda, rancho:
Ahuatla, (Pue.), 517
de Buenavista, Sociedad Anónima (Oax., Méx.), 516, 517, 518, 519, 570
de Corral de Piedra, (Chih.), 579
del Cura, (Pue.), 517
de la Santísima Trinidad, Pue., 517
de Mexía, (Zimatlán, Pue.), 357, 360, 373 n50
de San José Buenavista, Pue., 316
de Xonoctipa, Pue., 517
La Trinidad (Pue.), 518
Santiago (Chih.), 579
Sodzil (Yuc), 545, 568
Zavaleta (Pue.), 518
Halley, Edmond (astrónomo), 503, 503 n2, 504 n3
Hamburgo, Alemania, 542, 545, 546, 546 n50, 551
Hanneman, Samuel (doctor alemán), 377, 377 n59
Haro, Eloy, 540
Hasparren, Francia, 70
Haussmann, Georges Eugène, 561 n96
Haute Garonne, 44, 45
Haute-Saône, Francia, 42 n35, 61, 83, 227-ilu., 228-ilu.
Hautes-Pyrénée (Ver: Pirineos Altos) Hecelchakah (Cam.), 531, 532
Henríquez Ureña, Pedro, 315 n30
Heredia, José Maria, 187 n6, 191, 191 n18, 306
Hermosillo, Son., 122, 125, 126-ilu., 128, 129, 131, 132, 133 n13, 133-ilu.
Hernández Chávez, Alicia, 257 n4
Hernández, Emilia (prostituta mexicana), 458
Hernández, Guadalupe (prostituta mexicana), 457
Hernández, Luz (prostituta mexicana), 445-ilu., 452
Hernández, Soledad (prostituta mexicana), 457, 457-ilu.
Herrera, Alfonso de (miembro de la expedición de Hernán Cortés), 520
Herrera, Jesús, 33 n17
Heydrich, Alfred, 541, 556, 569
Hidalgo, Miguel, 188
Hidalgo, Guadalupe, 231
Hiriart-Tribout-Beau, arquitectos, 228
507
I
Ibarra de Regil, F., 559
Ibarra Ortoll, Felipe, 539
Iglesia de la Profesa (C. de M.), 348
508
J
Jackson, Andrew (presidente), 232
Jackson, Michael (investigador), 520, 521
Jalacingo, Ver., 108, 118
Jalapa (ver Xalapa), 69, 84 n22, 84 n23, 96, 184, 413, 457, 545
Jalisco, Méx., 83, 443, 444, 594
Japón, 297-ilu., 300, 304, 305, 306, 308, 308 n9, 309, 309 n10, 309 ni 1, 309 n12, 310-315, 315
n32, 315 n33, 316, 319, 319 n42, 319 n44, 320, 321, 321 n50, 322, 324, 325, 326, 502-506,
508-511
Jardín Botánico Poblano, 332, 334
Jáuregui, Eduardo, 111
Jausiers, Francia, 45, 45 n45, 47, 221, 222, 224, 227-ilu.
Jean Baptiste, 222, 505
Jefferson, Thomas (presidente), 232
Jerusalem, 308 n7
Jicaltepec (Ver.), 31, 42, 54, 60, 61, 76, 83, 84-ilu., 84 n21, 91, 96, 110 n5, 117-120
Jiménez, Francisco (astrónomo), 504
Jiménez, José, 54-ilu., 84, 84 n24
Jiménez, Luis (empleado del Ministerio Justicia e Instrucción Pública), 396, 407
509
K
Karte, Enrique, 566
Kostromitínoff, Pierre, 148 n36, 149, 149 n40
Kroenlein, Minnie (empresaria de cerveza), 522
Kuroda, Conde, 320
Kwakintl, Indios (noroeste del Pacífico)
L
L’Épée, Charles Michel de, 390 n10, 400, 405 n57
La Calavera (burdel, Pue.), 432-ilu., 438-ilu., 439-ilu., 440-ilu., 443-ilu., 444-ilu., 445-ilu.,
446-ilu., 448-ilu., 452-ilu., 458, 459
La Habana, Cuba, 70, 184, 185, 187 n4, 193, 202, 260, 267, 315, 535, 545, 551, 567, 568
La Mancha, Francia, 46, 60
La Martinica, 357
La Pasión, Guaymas (Son.), 123, 125, 128, 134, 268
La Rhone, Francia, 42, 44, 46, 60
La Rochelle, Francia, 91
La Scala de Milán (Teatro, Italia), 189, 207, 210
Labully, Antonio (dentista), 350
Lacoste, Francisco, 350
Lafargue, Patrick, 84
Lagos, (ver: San Juan de los Lagos, Jal.), 34, 69
Laisné de Villelèvéque, 83, 116, 116 n19
Landa Escandon, Guillermo, 565
510
Landavasos Arias, Marco Antonio, 162 n2, 163, 163 n5, 167 n7
Lañe, Harían (escritora), 387 n1
Lapèrouse, Jean François, (Ver: Galaup de Lapèrouse)
Lara y Pardo, Luis (médico), 415, 415 n3, 423, 423 n18, 423 n19, 425, 426
Larche, Alpes-de-Haute-Provence, 228-ilu., 277-ilu., 299, 300
Larkin. Thomas O. (cónsul), 234, 234 n3, 248
Larrey, Dominique, 359
Las Antillas, 357
Lascurain, Ángel G., 539 n25
Latour, Amado de (médico, Méx.), 371
Laugier, Jean-Baptiste, 222
Laurent, Antoine, 330-ilu., 339, 424
Laurent, Bernardi, 224
Laurent, Emile (doctor, criminalista), 423
Lausel, Juan (cocinero), 469, 470, 494
Lavalle Carvajal, E., 417, 417 n7, 423, 468, 471-494
Lavallez, Charles, 35 n21
Lavoisier, Antoine-Laurent, 333, 333 n4
Lavoisier, Marie Anne, 330, 332, 334, 334 n6, 337 n14, 338
Le Gentil de la Galaisiere, Guillome Joseph Hyacinthe, 505, 506 n8
Le Goff, Jacques, 177 n28, 255, 255 n1
Le Preaux, Ricardo (flebótomo), 347
Léautaud, Emilie, 227
Léautaud, Hnos de Jausiers, 221
Lecaillon, Jean-François, 281 n5
Lecuir, Jean, 280, 280 n2
Leduc, Alberto (escritor), 318, 423 n17
Lefevbre, Andrés, 519
Legación de Francia en México, 25, 54, 54 n3, 78, 80, 87, 241-244
Legión Extranjera, 30
Legler, Eduardo, 130 Leño, Diego (regidor), 174, 175, 176 n25
Leon Ayala, Leandro, 553 n71, 553 n72, 556
León, Gto., 97, 293
Lerdo de Tejada, Miguel, 80 n10
Lerdo de Tejada, Sebastián, 502, 502-ilu., 504, 505, 507, 510-ilu., 539
Lescar, Francia, 66 n18
Lessing, Gotthold (poeta), 198
Letourneau (antropólogo), 424
Leuven (coreógrafo), 208
Levasseur, J. (Ministro francés en México), 79
511
M
Macedo, Miguel, 565
Madrid, España, 164-ilu., 167-ilu., 173-ilu., 174-ilu., 175-ilu., 207, 377 n59, 478, 480, 481
n11, 483, 485, 556, 590, 591
Maffre, Jean-Luis, 54-ilu., 55-ilu., 56-ilu.
Magendie, François (médico francés), 335, 335 n10, 336
Magnin, José Maria (dentista), 350
Maine, USA, 60, 581
Malanco, Fernando (doctor, Méx.), 356, 370, 371, 374-376, 376 n58, 377, 378, 381, 382
Malgaigne (doctor, Paris), 359
Mallarmé, Stéphane, 306, 315
Manantdal de Escamela, Orizaba (Ver.), 114
Mansion, Hippolyte, 116 n19
Mansiones en el Valle del Ubaye:
Borelly (de Auguste Borelly), 224
Campesina (de Laurent Bernardi), 224
Castillo de los Magans (de Louis Fortoul), 224
Chalet Monique (Joseph Imbert), 227
François-Albert (de François Proal), 224
L’Abri (de Alphonse Michel), 224
La Blanchière (de Jean-Baptiste Ollivier), 224
La Grande Epervière (de Auguste Ayé), 224
La Rosa de los Alpes (de Jules Lions), 224
LaTapatia (Alfred Favier), 227
Le Castel (de Leôn Faudon), 224
Le Chatelet (de Joseph Jacques), 224
Le Vergel (Henry Reynaud), 222
Les Genévriers (de Jean-Antoine Gas), 224
Mon Plaisir (de Jules Tron), 224
Morelia (de Tron Jules), 224
Puebla (Lions Eugéne), 222
Signoret (de León Signoret), 224
San Carlos (de Eugène Fortoul), 224
Tourelles (J. P. Signoret), 222
Villa Anita (familia Gastinel), 227
Villa Dalette (Émile Léautaud), 227
Villa Le Brec (Jean-Babtiste Cogordan), 227
Ville Bleue (Camille Jean), 227
Manet, Edouard (pintor), 227 n43
Mangin, V. (periodista francés), 258, 253 n15
Manilla, Manuel, 416-ilu., 419-ilu., 420-ilu., 424-ilu.
Manzanilla, Yanuario, 534, 536, 537, 537 n19
513
México, de C, 35 n23, 36 n25, 54, 69, 75, 80, 88, 94, 98, 162, 163, 184, 189, 190, 193, 202, 219,
235, 236, 242-ilu., 244, 263-ilu., 294, 316, 340, 350, 389, 392, 393, 397, 397 n35, 399, 401, 401
n42, 405-ilu., 407, 434 n2, 437, 440, 520, 521, 537, 538, 549, 560, 561 n95, 565, 568
Mey, Margarita (prostituta parisina), 432
Meyer. Jean, 30 n8, 31 n10, 32, 32 n15, 36, 36 n25, 40, 42 n35, 44 n41, 53-57, 59, 59 n8, 59
n11, 61, 76, 83, 117
Meyerbeer, 210, 210 n56, 213
Michel de Grece, 267, 267 n22, 272 n40, 273
Michel de L’Epée-Charles (Abad), 388 n3, 390 n10, 400
Micheltorena, Manuel (gobernador), 231, 235
Michoacán, Edo. de, 83, 415, 444, 588, 595
Middleton, David, 400 n41
Mier, Antonio, 539 n25
Milan Eugenio, 535 n14
Milán, Italia, 207, 396, 405
Milan Valle, Francisca, 535
Milon, Louis Jaques, 190, 190 n16, 191
Millot, Heredia Cristina, 547
Milwuakee, USA., 522
Mina Santa Rosa, 581
Minatitlán, Ver., 83, 117
Miñón Gidaud, 430, 432
Miñón, Juan (general del ejército), 204 n47
Miramar, Italia, 256-ilu., 257, 258, 265
Miramón, Miguel (general), 74
Miranda, Juan Carlos (sordo, Méx.), 400
Misantla, Ver., 108, 118 Missouri, USA, 232, 523
Mobile, USA, 542
Moctezuma, distrito de, 131
Moctezuma, María de Jesús, 195, 197, 197 n30, 200, 203, 206, 206-ilu., 207, 207-ilu., 208-ilu.,
209-ilu.
Molière, Jean-Babtiste-Poquelin, 198, 367
Molina Bastante, Julián Mangin, 531
Molina Castilla, Vicente, 531 n3
Molina Esquivel, Casiana, 531 n3
Molina Esquivel, José Policarpio, 531 n3
Molina Esquivel, Juan Francisco, 531 n3, 537, 538, 540
Molina Esquivel, Made Jesús, 531 n3
Molina Esquivel, Petrona, 531 n3
Molina, Felipe, 544
515
N
Naná (personaje de la novela de E. Zola), 414
Nankin, Santiago (profesor), 43
Nantes, Francia, 25 n2, 43, 43 n40, 57 n7, 100-ilu., 256, 259, 260, 265, 272, 359-ilu., 544, 576
n, 592
Napoleón III, Louis, 86, 122, 128, 133, 267, 268, 269, 270, 270-ilu., 270 n34, 272, 283, 286, 287
n3, 393
Nápoles, Italia, 30
Nasar, Elias (comerciante) (Tuxpan, Ver.), 115
Nasatir, Abraham (historiador), 232, 232 ni, 234-236
Neigri, general, 254
Nerval, Gerard de, 306, 307, 311
Nervo, Amado, 305 n2
Neuchatel Asphalte Co., 557, 560, 561
Nîmes (Francia), 237 n5, 238, 239
Normandía, 59, 91
Northcote, Henry, 582-ilu.
Nouvelle Geographie Universelle (Publicación), 316
Noverre (teorías de), 185, 188
Noverre, Jean George, 182, 188-ilu., 198, 199, 199 n32, 200, 200 n37, 200 n40, 201, 204-ilu.,
215
517
O
Oaxaca, Cd. de, 74, 221, 383
Oaxaca, Edo. de, 34, 69, 71, 84, 94, 96, 97, 356, 357, 360, 373 n20, 382, 437, 444
Olavarría y Ferrari, Enrique, 184 n11
Olivier Sorell, Luis, 516-518
Olivier y Daza, Luis, 514, 520-524, 524-ilu.
Olivier y Daza, Miguel, 514
Olivier y Daza, Rafael, 151, 519
Olivier, Guillaume, 335 n8, 337, 337-ilu.
Olivier, Jean Baptiste, 224
Oloron-Sainte Marie, Francia, 45, 64, 64 n15, 65-67, 71
Ópera de París, 190 n16, 200, 200-ilu., 205 n49, 207, 208-ilu., 212
Orfila Roiger, Mateo José, 336 ni2, 337
Orizaba, Ver., 34, 47, 69, 96, 108, 113, 114, 119, 441-ilu., 524 n4
Orthez, Francia, 64, 66 n20, 67
Ortíz de Ayala, Tadeo, 83
Ossin y Obango, 197
Ozouf, Mona, 177, 177 n25
Ozuluama, Ver., 109 n3
P
Pacheco, José Emilio, 316, 324
Pachuca, 221, 450-ilu.
Padden, Carol A., 400, 400 n41
Padilla, Ángel, 195, 203
País Vasco, 24, 42, 45, 55, 56-ilu., 64, 66, 67, 581
Palacios, Félix, 340
Palmade, Gur, 35 n2
Palomeque Solis, José María, 555
Palomino, Guillermo, 552
Pani, Erika, 387 ni
518
Q
Quai d’Orsay, Francia, 234
Quemper, Juan, 580
Querétaro, Méx., 160, 212, 286, 293, 594
Queyras, Hautes Alpes, Francia, 224
Quijada, Jesús, 129
Quijote, Don, 191, 206
Química de Mario de la Cal, 335
R
Racine, lean (literato), 496
Rama, Ángel, 34 n29
Ramos Smith, Maya, 184 n1, 188 n10, 190, 194 n25, 195 n27, 196, 197-ilu., 203 n45, 207 n51,
208-ilu., 209-ilu., 210-ilu., 212
Raousset de Boulbon, Conde, 126
Rayo Arzapalo, María del, 579
Rayón, villa de Son., 130
Real del Monte, Hgo., 34
Real Jardín Botánico de México, 334
Rebolledo, Efrén, 305
Recamier (doctor, París), 359
Reclus, Elíseo, 316
Regil y Peon, Alonso de, 551, 553 n71, 556
Registro Público de la Propiedad, 519, 570
521
S
Saboya, 30, 42, 43 n38, 59, 90
Sada, José María, 539 n25
Sahuaripa, distrito de, 131
Said, Edward, 304, 306, 307, 311, 321, 510 n17
Saint Nazaire, (Nazare), 254, 256, 258, 260, 265-272
Saint-Cloud, 262, 269
Saint-Denis, 589
Saint-Estephe, 549
523
T
Tabasco (Méx.), 34, 94, 117, 444, 546
Tablada, José Juan, 304-306, 309 n10, 310-ilu., 311-ilu., 314, 314-ilu., 315, 315 n33, 316, 317,
317 n35, 318, 319, 319 n44, 319-ilu., 320-322, 322 n52, 323, 324, 324 n54, 325, 326
Taglioni, Filippo, 182 n49
Taglioni, Marie (bailarina), 201
Talamantes, Chih., 580
Tamaulipas, Méx., 54, 82, 444
Tamborel, Juan, 338, 338 n16
Tampico, Tmps. (antes Ver.), 29, 34, 36 n25, 69, 94, 109 n3, 109 n5, 444, 551
Tanabe, Atsuko, 309, 315, 315 n33, 318, 321, 321 n50
Tarbes, Francia, 45, 64, 65, 66, 70, 91
Tarde, Gabriel (antropólogo social, Italia), 425
Tarnowski, Paulina, 418
Teatro:
de la Ópera, (Méx.), 203
de Nuevo México, 202
de Santa Anna, o Nacional, 202
Principal (Méx.), 195, 197 n30, 202, 204, 209, 259
Principal de Pue., 197 n30
Provisional (o de la Ópera), 202
Tehuacán, Pue., 438-ilu., 445-ilu., 514-516, 524-ilu.
Tehuantepec, Istmo de, 117
Tehuantepec, Oax., 83
Telles, Telésforo, 130
526
U
Ubaye, Valle del, Francia, 54, 85, 86 n26, 227-ilu., 228-ilu., 291 n1, 592
Universidad:
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2, 589
de Cleveland, Ohio, USA, 227, 557
de Huesca, 336
de Montpellier, 336
de Paris Universidad de Pau, Paris, 354
de Pau el des Pays, 70, 588, 593
Nacional (C. de M.), 553
Real y Pontificia Universidad de México, 401 n45
Urcelay Martínez, Juan, 553 n71
527
V
Valdés Acosta, José María, 531 n14, 531 n5, 573
Valdés, Teófilo (dentista), 352
Valencia, España, 65, 336
Valenzuela, Jesús E., 305, 320, 321, 322-ilu., 325, 457
Valle, Conde del, chambelán de Maximiliano, 260 n10
Valle del Gare de Olorón, 65
Valle, María del, 535 n14
Valle, Pedro del, 539 n25
Vallejo, Mariano Guadalupe, 148, 151
Vargas, Ana María (sorda), 402
Vedel, Emilio, 307, 307 n6
Velarde (pintor mexicano), 278, 280, 282, 283, 284, 285
Velasco, Aurelio, 519
Velasco, José María (pintor), 280
Vélez, don Alejandro, 456
Vélez Pliego, Alfonso, 589, 590
Veracruz, Edo. de, 31 n10, 34, 42, 54, 69, 70, 83, 84, 84 n29, 91, 94, 96, 103, 104, 104-ilu., 105,
568, 589, 591, 593, 595
Veracruz (puerto), 8, 36 n25, 113, 568, 589
Vergara Pineda, Manuel (sordo, Méx.), 403 n53, 410
Verlaine, Paul, 306
Verne, Jules (Julio), 506, 506 n11
Veyne, Paul, 255
Viaud, Julian, 304, 305, 307
Vicente Santa María, 476
Vichy, 267
Viena, Austria, 191, 213 n59
Viganó (españoles), 184
528
W
Wagner, Carlos (empresario de Cerveza), 522, 523, 524
Waite, C.B. (fotógrafo), 74
Waterloo (Bélgica), 81
Wasserman, Mark, 583 n18
Waton de Ferry, Germaine, 292
Webster, John, 200 n37
Weygand, Maxime, 266 n21
White, Victor H., 580
Wilkes, Charles, 144, 152, 155
Wolikow, Serge, 249
X
Xbotat, 546
Xcanatún, Yuc, 540
Xalapa (Jalapa), Ver., 24, 108, 11, 165, 165 n8, 167, 168, 171, 171 n18, 172-175, 175 n23, 175
n24, 176, 176 n25, 178, 411, 470, 471, 473, 474, 495, 593, 594
Xcumpuch, 546
Y
Yaquis, 128, 131
Yedo (antiguo nombre de Tokio), 309, 309 n13, 310, 319, 319 n44, 321
Yokohama, (Kanagawua, Japón), 309 n13, 310, 316, 319, 321, 507
Yonne, Francia, 60
Yoshiwara, (Edo., antiguo Tokio), 320-ilu., 322, 511
529
Yucatán, Edo. de, 96, 244, 444, 522, 524, 528, 530, 531, 531 n2, 531 n3, 534, 536, 537, 537
n20, 538, 540, 542, 543, 547-ilu., 548, 551, 553-557, 559, 560, 561, 563, 563-ilu., 565, 566-ilu.,
567-569
Z
Zacapoaxtlas, (Indios de, Pue.), 284
Zacatecas, C. de, 29
Zacatecas, Edo. de, 29, 34, 69, 70, 94, 444, 580, 582 n14
Zacatlán, Pue., 457
Zamora, Mich., 34
Zamora, Ruperto (doctor, Méx.), 377
Zapata Martínez, Manuel, 533 n72
Zaragoza, Ignacio (general), 282-284, 286
Zavala, Francisco, 539
Zemón Davis, Natalie, 530 n1
Zola, Émile, 226 n9, 307 n4, 414