Sentencia Expediente No. 24897

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SENTENCIA Sentencia de.

Unificación
CIUDAD/FECHA Santafé de Bogotá, D.C., del 19 de noviembre de 2012
REFERENCIA Expediente No. 24897
ACTOR MANUEL RICARDO PEREZ POSADA
DEMANDADO MUNICIPIO DE MELGAR
MAGISTRADO Dr. JAIME SANTOFIMIO GAMBOA
PONENTE
I. El día 2 de abril de 1998 el demandante (Manuel Ricardo
Pérez Posada) y el demandado (municipio de Melgar)
celebraron contrato de obra pública No. 008, en el que el
precitado se obligó a ejecutar la ampliación de la calle 7ª
entre las carreras 19 y 18 del municipio de Melgar.
II. El valor del contrato se estimó en $25.514.064, el cual una
vez legalizado el contrato se anticiparía el 50%,
posteriormente se cancela el 25% al corte parcial de la obra
y el 25% restante una vez sea finalizado el objeto
contractual.
III. El día 6 de abril de 1998 se suscribió acta de recibo final de
HECHOS las obras del contrato celebrado.´
JURIDICAMENTE IV. El día 23 de julio de 1998, informa el interventor de obras al
RELEVANTES municipio de Melgar la culminación de los contratos
adicionales por parte del contratista (pavimentación de la
calle 7ª entre carreras 18 y 15 de la carrera 18 entre calles 7ª
y 7ª A.
V. De igual manera, el día 16 de febrero de 1999 y el 20 de
mayo de 1999, la Secretaria de Obras Públicas del municipio
certifico las obras realizadas por el contratista.
VI. En 2 actas de conciliación suscrita por las partes, una el 13
de enero y otra el 15 de marzo de 1999, se acuerda que el
municipio de Melgar se compromete a pagar al contratista la
suma de $146.689.994, más intereses moratorios a una tasa
del 2.7% mensual en contraprestación a las obras ejecutadas.
VII. No obstante, las partes celebran otra audiencia de
conciliación el día 23 de agosto de 2000 en donde el
municipio de Melgar se abstiene de llegar a un acuerdo, toda
vez que se encontraba en curso una investigación por la
celebración de los contratos.
VIII. Presentada la demanda no se ha cancelado el valor de las
obras ejecutadas por el contratista, en virtud de que estos no
constan por escrito.

PRETENSIONES A. En demanda presentada el 26 de septiembre de 20003 contra el


Municipio de Melgar, Manuel Ricardo Pérez Posada pidió que
se declarara que entre las partes se celebraron tres (3) contratos
verbales para la realización de unas obras en la calle 7ª entre
carreras 15 y 18 del municipio, así como en la carrera 18 entre
calles 7ª y 7ª A.

B. Solicitó, como consecuencia de la anterior declaración, que se


condenara al accionado al reconocimiento y pago de la suma de
$122.061.962,7, debidamente actualizada y con intereses
moratorios a una tasa mensual del 2.7%, por concepto de las
obras realizadas en virtud de los contratos.

C. En subsidio pidió que se declarara que entre las partes se


celebraron tres (3) contratos verbales para la realización de unas
obras en la calle 7ª entre carreras 15 y 18 del municipio, así
como en la carrera 18 entre calles 7ª y 7ª A.

D. Solicitó, como consecuencia de la anterior declaración, que se


condenara al accionado al reconocimiento y pago de la suma de
$122.061.962,71, junto con los intereses moratorios señalados
en el artículo 884 del Código de comercio, por concepto de las
obras realizadas en virtud de los contratos.
PROBLEMA El problema jurídico central, gira en torno a analizar si las figuras
JURIDICO del enriquecimiento sin causa y, en consecuencia, de la actio de in
rem verso ¿Pueden o no ser invocadas para reclamar el pago de
obras, entrega de bienes o servicios ejecutados sin la previa
celebración de un contrato estatal que lo justifique?

No obstante, como problemas jurídicos secundarios tendríamos


¿Debe prevalecer el principio constitucional de la buena fe para
justificar la procedencia de la Actio de in rem verso en aquellos
casos en los que se han ejecutado obras o prestado servicios al
margen de una relación contractual y esto ha conllevado a un
enriquecimiento injustificado por parte del Estado?; o en su
lugar ¿Debe privilegiarse el principio de legalidad que se
traduce en la exigencia de las solemnidades constitutivas del
orden público, como lo es la del contrato escrito para el
perfeccionamiento de la relación contractual con el Estado,
dando así al traste con toda pretensión de reclamación cuando
tal relación se ha desarrollado al margen de dicha solemnidad,
aún en detrimento del más simple y elemental principio de
equidad natural?
En definitiva, el enriquecimiento sin causa no puede pretender para
DECISION desconocer o evitar normas imperativas y como quiera que el
Tribunal ampara las pretensiones de la demanda fundamentando un
enriquecimiento incausado, sin que esto fuera procedente, la
sentencia apelada será revocada para en su lugar Negar la totalidad
de las pretensiones de la demanda.

PRIMERO: REVOCAR la sentencia apelada y en su lugar


NEGAR LA TOTALIDAD DE LAS PRETENSIONES de la
demanda.
SEGUNDO: ORDENAR DEVOLVER el expediente al Tribunal
de origen.

La Sala empieza por precisar que el enriquecimiento sin causa; y en


consecuencia, la actio de in rem verso, que en nuestro derecho es un
principio general, tal como lo dedujo la Corte Suprema de Justicia a
partir del artículo 8º de la Ley 153 de 1887, y ahora consagrado de
manera expresa en el artículo 831° del Código de Comercio, no
pueden ser invocados para reclamar el pago de obras, entrega de
bienes o servicios ejecutados sin la previa celebración de un
contrato estatal que los justifique, esto por la elemental pero
suficiente razón consistente en que la actio de in rem verso requiere
para su procedencia, entre otros requisitos, que con ella no se
pretenda desconocer o contrariar una norma imperativa (Consejo de
Estado, 2012a).

RATIO Si se invoca la buena fe para justificar la procedencia de la actio de


DECIDENDI in rem verso en los casos en que se han ejecutado obras o prestado
(Razón de la servicios al margen de una relación contractual, como lo hace la
decisión) tesis intermedia3, tal justificación se derrumba con solo percatarse
de que la buena fe que debe guiar y que debe campear en todo el iter
contractual; es decir, antes, durante y después del contrato, es la
buena fe objetiva y no la subjetiva; de tal manera que la creencia o
convicción de estar actuando conforme lo dispone el ordenamiento
jurídico, en manera alguna enerva los mandatos imperativos de la
ley para edificar una justificación para su elusión y mucho menos
cuando la misma ley dispone que un error en materia de derecho
constituye una presunción de mala fe que, no admite prueba en
contrario.

Aduce además la Sala, que en el caso sub examine, la acción no


procede porque con ella se pretende soslayar una disposición
imperativa de la ley, y en ese orden de ideas, el demandante que por
su hecho o por su culpa perdió cualquiera de las otras vías de
derecho, debe sufrir las consecuencias de su imprudencia o
negligencia; entre otras cosas, porque no se aplica la teoría cuando
el empobrecimiento tiene por causa el hecho exclusivo del sujeto
que lo padece, pues en estos casos debe soportar las consecuencias
de sus acciones u omisiones, como lo impone la máxima según la
cual a nadie le es dable alegar su culpa en beneficio propio (Consejo
de Estado, 2012a).

El Consejo de Estado manifestó además, que a la pretensión de


enriquecimiento sin causa le corresponde agotar la vía de la acción
de reparación directa. Se admite por el ad quem la aplicación
excepcional de esta figura (actio de in rem verso) de manera
restrictiva, cuando los hechos que causaron el desequilibrio fueron:
(i) exclusivos de la entidad pública, y está en virtud de su imperio
constriñó al particular la ejecución de prestaciones. Además, que no
haya habido participación ni culpa del particular afectado; (ii)
correspondan a casos en los cuales sea urgente y necesario adquirir
bienes, solicitar servicios, suministros, ordenar obras con el fin de
prestar un servicio para evitar una amenaza o una lesión inminente e
irreversible al derecho a la salud y, (iii) casos en que debiéndose
declarar legalmente una situación de urgencia manifiesta, la
Administración omite tal declaratoria y procede a solicitar
contraprestaciones sin contrato alguno.

El reconocimiento judicial del enriquecimiento sin causa y de la


actio de in rem verso, en estos casos excepcionales deberá ir
acompañada de la regla según la cual el enriquecimiento sin causa
es esencialmente compensatorio y por consiguiente el demandante,
de prosperarle sus pretensiones, solo tendrá derecho al monto del
correlativo enriquecimiento.

Se está de acuerdo con la decisión adoptada por la Sala, es claro que


esta sentencia dejó sentada la improcedencia de la acción in rem
verso
en materia de responsabilidad estatal, limitando su alcance
únicamente:

i) estas figuras no pueden ser invocadas para reclamar el pago de


obras, entrega de bienes o servicios ejecutados sin la previa
celebración de un contrato estatal que los justifique, en razón a que,
con ella, no se pretenda desconocer o contrariar una norma
imperativa o coagente;

CONCLUSION ii) la sala admite hipótesis en las que procede la actio de in rem
verso sin que medie contrato alguno. Sin embargo, se insiste, en que
estas posibilidades son de carácter excepcional y de interpretación y
aplicación restrictiva en los siguientes casos: cuando se acredite que
la entidad pública, sin participación ni culpa del particular afectado,
en virtud de su autoridad, constriñó o impuso la ejecución de
prestaciones o el suministro de bienes o servicios en su beneficio, en
los que es urgente y necesario adquirir bienes, solicitar servicios,
suministros, ordenar obras con el fin de prestar un servicio para
evitar una amenaza o una lesión inminente e irreversible al derecho
a la salud. Otros de los casos, es en los que, debiéndose legalmente
declarar una situación de urgencia manifiesta, la administración
omite tal declaratoria y procede a solicitar la ejecución de obras,
prestación de servicios y suministro de bienes, sin contrato escrito.

iii) el reconocimiento judicial del enriquecimiento sin causa y de la


actio de in rem verso, en los casos excepcionales, deberá ir
acompañada de la regla, según la cual, el enriquecimiento sin causa
es esencialmente compensatorio y, por consiguiente, el demandante
sólo tendrá derecho al monto del enriquecimiento.

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