Flor No Me Olvides
Flor No Me Olvides
Flor No Me Olvides
trabajamos con símbolos masones y con alegorías de gran significado moral, pero existe una
historia que parece insignificante como la protagonista de ella. Se trata de la historia de una flor,
una pequeña y discreta flor azul llamada "No me Olvides" esta historia comprende dos vertientes
míticas y una más que resulta conmovedora e inspiradora, pero muy real. Me gustaría comenzar por
las dos versiones, la primera cuenta lo siguiente:
¿Qué es la flor no me olvides? La flor "no me olvides" o miosota, es una pequeña flor azul, con un
poco de color rojo y cuenta la leyenda que nació así: Cuando Dios creó el mundo, dio nombre y
color a todas las flores, no obstante una pequeña florecilla le suplicaba: i No me olvides!, i No me
olvides!, pero como su voz era tan fina, Dios no alcanzaba a oírla, una vez que el creador finalizó
toda su obra, pudo percatarse de esa pequeña voz, pero ya todos los nombres estaban dados, así que
Dios le dijo: No tengo nombre para ti, pero te llamaras "no me olvides". Y por colores te daré el
azul del cielo y el rojo de la sangre. Además, le dijo que serviría para acompañar a los muertos y
para consolar a los vivos.
El significado de la flor no me olvides Respecto de la segunda historia, es más una historia de amor
que dice lo siguiente: Una antigua leyenda alemana dice que dos enamorados iban paseando por las
orillas del Danubio cuando la joven vio en el agua que flotaba una flor, le pidió a su enamorado que
se la llevara. El joven se lanzó al agua, recogió la flor, pero se hundió en el agua ahogándose por el
peso de su armadura. Antes de morir le tiró la flor a su amada gritándole "Vergi Bmich nicht" (No
me olvides).
Después de dos conmovedoras historias continúo con la versión real y que tiene que ver con nuestra
fraternidad: La Gran Logia Zur Sonne en el Gran Oriente de Alemania acostumbraba a mandar
fabricar un pin para sus reuniones anuales y obsequiaba uno a cada asistente a manera de recuerdo
de la reunión. Los fabricados para la reunión de Bremen en 1926 representaban La Flor No me
Olvides y fueron manufacturados en una fábrica alemana en la ciudad de Selb. En 1934 los Nazis
inventaron la Winterhilfswerk (Colecta de Invierno) que consistía en recolectar dinero en las calles
durante ciertas semanas del invierno.
Cada invierno se diseñaba distintos pines que eran usados sólo durante el tiempo de recolección
para identificar a quienes habían contribuido. Por una extraordinaria coincidencia, el pin usado por
los Nazis para la colecta del invierno de 1938 fue la misma No me Olvides escogida por los
Masones en 1926 y fue fabricada en la misma factoría de Selb. Sin duda, los Masones que la había
usado en Bremen en 1926 estuvieron contentos de volver a lucirla 12 años después. Pero no cabe
duda de que desconocían los objetivos reales del partido Nacional y la importancia que cobraría esta
pequeña flor en fechas futuras. Ahora bien, como todos los presentes saben la Segunda Guerra
Mundial, escenario de atroces crímenes contra la humanidad, tuvo lugar entre los años 1939 a 1945.
En este periodo de tiempo se dieron eventos desastrosos para la libertad, así como persecuciones y
genocidios a grupos que desagradaron al régimen Nazi durante el Holocausto, uno de ellos fue la
masonería.
Los masones que vivieron durante el Tercer Reich, ya sea del lado Nazi o del lado Aliado,
evidentemente se tuvieron que enfrentar a los horrores de la guerra como cualquier humano de
aquella época y aunado a ello, el hecho de que no les era posible celebrar sus tenidas con libertad.
Así adoptaron aquel viejo pin como forma de identificación como masones, pues la escuadra y el
compás, imágenes masónicas o un saludo masón, eran un peligro latente para sus portadores,
incluyendo entre ellos masones de toda creencia religiosa, si saben a lo que me refiero.
Fueron tiempos difíciles en los que la oscuridad se apoderó de la humanidad y los pequeños
destellos de luz eran los que mantenían a flote la esperanza no sólo de los masones, sino de la
humanidad. Al término de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Gran Maestro Vogel instaló una
nueva Logia en Selb en 1948, recordó la anécdota del pin "No me Olvides" y como la fábrica y los
moldes aún existían, Vogel encargó una gran cantidad de esos pines, que distribuiría después como
señal de fraternidad en donde quiera que fuese a visitas oficiales. A partir de esta fecha, en
Alemania se acostumbra que, en las ceremonias de iniciación, a los masones de algunas Logias en
aquel Oriente se le entrega al recién iniciado un pin de la flor como conmemoración de aquellos
valientes masones durante la guerra.
Hoy en día es común ver estos pines como parte de la cultura masónica del mundo, incluso se
encuentran representados en la joyería masónica de todo tipo, desde aretes hasta anillos masónicos
por un buen precio en la red, estos elementos son de gran significado para los que conocen esta
florecilla y les resulta más discreto que ir por la calle haciendo saludos masónicos o portando una
escuadra y un compás en la calle. Se trata de una historia de superación ante la adversidad y de que
cuando se quiere se puede, debe ser un ejemplo de que los problemas que podamos enfrentar como
individuos o como Logia masónica no nos deben alejar o separar, al contrario, debe ser un motivo
de unión entre todos nosotros, dejar de lado cuestiones personales y ver por el interés superior de
todos los aquí reunidos. El recordar que han existido tiempos peores que los que vivimos como
sociedad y que aún en tales circunstancias, la fraternidad prevalece. Formar parte de una logia es ser
uno más que contribuye en nuestra obra, es interesante dar a conocer estas historias de una
fraternidad que no se rinde y que siempre sale avante, descubrir quiénes son los masones desde
distintas perspectivas, una de ellas ésta.
Es Cuanto