Marco Teorico
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Algunos estudios han mostrado que la yuca es originaria de América del sur y fue
domesticada hace unos 5000 años y cultivada extensivamente desde entonces en
zonas tropicales y subtropicales del continente. Los primeros viajeros europeos
reconocieron rápidamente las virtudes de este cultivo y lo distribuyeron por las
colonias que los países europeos tenían en África y Asia. Hasta hace unas pocas
décadas, la yuca y sus productos eran poco conocidos fuera de las regiones
tropicales, en donde esta había sido cultivada por muchos años. (Ospina y
Ceballos, 2002). Por su adaptabilidad a las condiciones marginales, la yuca se ha
diseminado en toda la zona tropical del mundo, y ha alcanzado una producción
total aproximadamente 130 millones de toneladas métricas anuales; cerca del 40%
de este total se produce en África, otro 40% en Asia y la mayor parte de la
cantidad restante se produce en América Latina y el Caribe. (Buitrago, y 1990).
La yuca recibe diferentes nombres comunes: yuca en el norte de América del Sur,
América Central y las Antillas, mandioca en Argentina, Brasil y Paraguay, cassava
en países angloparlantes, guacamote en México, aipi y macacheira en Brasil y
mhogo en swahili en los países de África oriental.
El cultivo de la yuca tiene una gran importancia para la seguridad alimentaria y la
generación de ingresos, especialmente en las regiones propensas a la sequía y de
suelos áridos. Es el cuarto producto básico más importante después del arroz, el
trigo y el maíz y es un componente básico en la dieta de más de 1 000 millones de
personas. Entre sus principales características se destacan su gran potencial para
la producción de almidón, su tolerancia a la sequía y a los suelos degradados y su
gran flexibilidad en la plantación y la cosecha adaptándose a diferentes
condiciones de crecimiento. Tanto sus raíces como sus hojas son adecuadas para
el consumo humano; las primeras son fuente de hidratos de carbono y las
segundas de proteínas, minerales y vitaminas, particularmente carotenos y
vitamina C. (Ceballos y De la Cruz, 2002). Pg.13
Estudios relacionados con la composición química de las raíces de la yuca nos
arroja que son ricas en calorías, pero son deficientes en proteínas, grasa,
minerales y vitaminas. Hay también varios compuestos secundarios en los tejidos
de la raíz: Los Polífenoles, que son los más importantes y están involucrados en
los procesos de deterioro fisiológico después de la cosecha. Los taninos, que se
encuentran en baja concentración en el parénquima fresco y en mayor cantidad en
la cáscara.
Las características mencionadas varían según algunos factores varietales y
edafoclimáticos, como edad de la planta, tipo de suelo, fertilización y época de
cosecha. (Ospina y Ceballos, 2002).
No obstante, la producción de yuca en Colombia se caracteriza por corresponder
predominantemente a un cultivo de economía campesina, de tecnología
tradicional, poco intensiva en el uso de maquinaria agrícola e insumos químicos,
cuya producción se destina a la atención de la demanda del consumo humano.
Adicionalmente, experiencias como las europeas han permitido visualizar un
mercado aún más grande que el de consumo humano, cuando se utiliza la yuca
seca como materia prima de alto valor energético en la preparación de alimentos
balanceados para animales. Ensayos en Colombia han mostrado factibilidad
técnica en la sustitución de hasta la mitad del maíz amarillo en algunas dietas, y
por composición bromatológica asignan a la yuca seca un valor económico
cercano al 70% del de maíz amarillo. (Quintero, 2004)
Por otro lado, la yuca en la alimentación humana, las raíces y tubérculos más
importantes yuca, papa, camote y ñame juegan un rol significativo en el sistema
global de alimentación. Contribuyen a los requerimientos energéticos y de
nutrición de más de dos mil millones de personas en los países en desarrollo y
continuarán haciéndolo en las próximas dos décadas. Son producidos y
consumidos por la mayoría de los más pobres entre los pobres y los pequeños
agricultores con mayor inseguridad alimentaria. Las raíces y tubérculos
constituyen, igualmente, una fuente importante de empleo e ingresos en las áreas
rurales, con frecuencia marginales, y también para la mujer. Además, se adaptan a
una amplia gama de usos: seguridad alimentaria, alimentos básicos (para
consumo fresco y en forma procesada), cultivos comerciales, para alimento animal
y como materia prima para fines industriales. La yuca, la papa y el camote figuran
entre los diez cultivos alimenticios más importantes producidos en los países en
desarrollo. (Scott, Rosegrant y Ringler, 2000)
Tanto, las raíces como las hojas de la yuca son adecuadas para el consumo
humano, las primeras son una fuente importante de hidratos de carbono, y la
segunda de proteínas, minerales y vitaminas (particularmente los carotenos y
vitamina C). La presencia de los glucósidos cianogenico, tanto en raíces como en
hojas, es un factor determinante en el uso que se le dará a la producción de yuca.
Muchas variedades llamadas “dulces” tienen niveles bajos de estos glucósidos y
pueden ser consumidas de manera segura, luego de sus procesos normales de
cocción. Otras variedades llamadas “amargas” sin embargo tienen niveles tan
Producción colombiana de yuca. Producción (Tm) Rendimiento (Tm/Ha) 26
elevados de dichas sustancias que necesitan un proceso más sofisticado para que
sean aptas para el consumo humano, estas variedades son utilizadas para
procesos industriales. (Ospina y Ceballos, 2002)
El follaje de yuca se emplea en la alimentación animal como fuente de proteína y
de xantofilas (pigmentos naturales) aunque se usa con limitaciones en las dietas
de los monogástricos a causa del contenido de fibra. (Buitrago, 1990)
La yuca es una especie eficiente en la producción por hectárea de carbohidratos
comparadas con los cereales. Es, por tanto, un alimento energético básico en gran
parte de la industria de alimentos balanceados para animales ya sea en forma de
harina, de hojuelas o de gránulos. El almidón de las raíces es el principal alimento
animal que ofrece la yuca, normalmente, el contenido de materia seca de la raíz
fluctúa entre el 34% y 38% y el almidón entre 75% y 80%. De una producción de
25 toneladas se obtienen 9.5% de materia seca y 7 % de almidón. Un pequeño
porcentaje de la materia seca está constituido por proteínas (menos de 3%) y por
fibras (menos de 4%). (Ospina y Ceballos, 2002)
La digestibilidad in vivo de un alimento se puede medir directa e indirectamente.
En la forma directa se registra exactamente el consumo de alimento y la excreción
fecal de un animal sometido a un tratamiento dietético, en un período de tiempo
dado. Como desventaja de este método, puede existir contaminación entre
excretas y orina; además el confinamiento de los animales reduce el tono
muscular y probablemente al disminuir el tránsito de digesta, se sobreestima la
digestibilidad con respecto a los animales alojados en corrales. La forma indirecta
para medir la digestibilidad no requiere cuantificar el consumo ni la excreción fecal,
se puede utilizar un marcador que se agrega o que está incluido dentro
del alimento en forma natural (Ly, 1999).
Estudios dirigidos a evaluar la influencia del método de determinación de índices
digestivos han sido realizados por diferentes investigadores en distintas especies
animales. En este sentido, Sales y Janssens (2003) al confrontar 45 trabajos
realizados en diversos tipos de alimentos y animales con el objetivo de comparar
la digestibilidad rectal de nutrientes obtenida con los métodos de ceniza ácido
insoluble y de recolección total de heces, encontraron que en la mayoría de los
casos los resultados alcanzados por ambos métodos fueron similares; en nueve
de ellos el método de ceniza ácido insoluble subestimó la digestibilidad y en diez
hubo sobreestimación del resultado.
El método ceniza ácido insoluble ha sido usado desde hace algunos años para
determinar digestibilidad fecal de nutrientes en cerdos (Ly et al., 1998) y
digestibilidad ileal de nutrientes en patos (Martin et al., 1998), pollos (Ravindran et
al., 1999) y cerdos (Fan y Sauer, 2002). En conejos, el método ha sido utilizado
recientemente por Samkol et al. (2006).
García et al (2002) concluyeron que los valores de la digestibilidad fecal de la FDN
estan alrededor del 30% mientras que los de la fibra soluble ascienden hasta 75%,
donde el 30% de las unidades de este valor podria ser digerido antes de llegar al
ciego (Carabaño et al 2001). Los resultados obtenidos en el presente studio se
corresponden con el anterior planteamiento. Por otra parte, la alta digestibilidad de
los nutrientes de la harina de forraje de moringa les proporciona a los conejos la
energía necesaria para el mantenimiento (Motta et al. 2006).
Los conejos requieren elevada proporción de fibra en su dieta para regular la tasa
de pasaje de digesta a través del tracto gastrointestinal y propiciar un adecuado
funcionamiento digestivo [13]. En este contexto, en los países templados se ha
usado el heno de la alfalfa como principal fuente de fibra, el cual proporciona
paralelamente una cantidad considerable de proteína [8]. No obstante, debido a
que la producción de la alfalfa no es eficiente en el trópico, se debe estudiar el
posible uso de otras fuentes de fibra en la dieta de conejos Oryetolagus cuniculus,
en particular, aquellas localmente disponibles [20, 22, 23].
Las particularidades del sistema digestivo de los conejos permiten la utilización de
alimentos que, para otras especies no rumiantes, generan baja productividad,
pues esta especie puede lograr una provechosa utilización de fuentes fibrosas en
la dieta (Nieves et al. 2009b), debido a la fermentación en el ciego; además, el
proceso de cecotrofia maximiza el aprovechamiento del alimento (Nieves et
al. 2009a).