Cuentos de Dinosaurios para Niños
Cuentos de Dinosaurios para Niños
Cuentos de Dinosaurios para Niños
Hugo era un dinosaurio, pero no penséis que era un dinosaurio cualquiera, Hugo
era un Braquiosaurio enorme. De todas las cosas del mundo, había algo que a Hugo
le encantaba: “hablar”. Hablaba hasta por los codos. Hablaba de todo tipo de temas
con todos los dinosaurios y animales que se encontraba en su camino. Hablaba del
cielo, del mar y de las montañas. Hablaba de caminos, ríos y desiertos. No había
tema que se le resistiese. Pero últimamente, se encontraba bastante solo y triste.
Hacía dos semanas que se clavó una espina en una de sus patas delanteras y tenía
que guardar reposo. El resto de la manada se había marchado en busca de pastos
más verdes y él, viéndose incapaz de seguir su ritmo de marcha, decidió reposar
hasta encontrarse mejor.
Hugo era un dinosaurio, pero no penséis que era un dinosaurio cualquiera, Hugo
era un Braquiosaurio enorme. De todas las cosas del mundo, había algo que a Hugo
le encantaba: “hablar”. Hablaba hasta por los codos. Hablaba de todo tipo de temas
con todos los dinosaurios y animales que se encontraba en su camino. Hablaba del
cielo, del mar y de las montañas. Hablaba de caminos, ríos y desiertos. No había
tema que se le resistiese. Pero últimamente, se encontraba bastante solo y triste.
Hacía dos semanas que se clavó una espina en una de sus patas delanteras y tenía
que guardar reposo. El resto de la manada se había marchado en busca de pastos
más verdes y él, viéndose incapaz de seguir su ritmo de marcha, decidió reposar
hasta encontrarse mejor.
– Bravo! Hurra! – Sauri estaba feliz. Ahora tenía un montón de frutos a su
alcance para poder llenar la barriga.
– Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis! – Hugo contaba, reía y hablaba. Ya casi no
se acordaba de la herida de su pata.
Pasado un rato, Hugo le dijo a Sauri mientras observaba la inmensa jungla que
comenzaba justo después del claro en el que habían decidido establecer su
improvisado campamento:
– Hugo! Hugo! Ya es de día, levántate!- La pequeña Sauri, daba vueltas sin parar
alrededor del adormilado Hugo, y repetía su nombre sin cesar.
– Pero si todavía puedo ver la Luna! Vamos Sauri, duerme un ratito más, por favor.
Al ver que era imposible volver a dormir y que la jornada ya había comenzado,
Hugo decidió levantarse. Después de desayunar más hojas de los frondosos árboles
que les proporcionaban sombra, los dos dinosaurios avanzaron por el claro hasta
llegar a la primera línea de árboles de la jungla. Se detuvieron y se miraron el uno al
otro.
– Hugo, esta selva es muy grande. Tengo un poco de miedo – le dijo Sauri muy
inquieta a su compañero, mirándolo con sus brillantes ojos negros.
Pero nuestro gigante amigo sabía que una jungla tan grande como aquella estaba
repleta de peligros para una Diplodocus tan pequeña como Sauri. Debía haber
alguna otra forma de cruzar la jungla sin correr peligro. Observó a su alrededor y
una bombilla se encendió de repente justo encima de su altísima cabeza.
– Tengo una idea!!!- Dijo Hugo de repente.
Ayudándose de su fuerte cuello, Hugo comenzó a derribar árboles. Los más gruesos
y fuertes que iba encontrando. La pequeña Sauri mientras tanto, observaba atónita
las idas y venidas de su compañero de viaje. No tenía ni la más remota idea de lo
que estaba haciendo o de cuál era el propósito de tan frenética actividad.
Con su cola Hugo golpeó el agua frente a Sauri y la empapó por completo. De la
primera espina de su cabeza hasta la última de su cola. Enterita.
– Hugo !!!- Gritó Sauri riéndose y devolviendo la ducha fría al Braquiosaurio del
mismo modo. Con un coletazo!!
Las paredes del cañón por dónde serpenteaba el río por el que navegaban los dos
dinosaurios cada vez se hacían más altas y más estrechas. Por fin el Tiranosaurio-
Rex había alcanzado el río y desde una considerable altura comenzó a gritar:
El ruido de la corriente ahogaba sus palabras. Entonces, tuvo una idea. Con su
fuerte cola golpeó una roca que cayó justo al lado de la balsa, provocando un gran
sobresalto a nuestros dos dinosaurios, que quedaron empapados. Los dos, a la vez,
alzaron sus cabezas y vieron al Tiranosaurio al borde de la pared del cañón.
– Eh! Chicos!- Volvió a gritar el T-Rex, mientras corría siguiendo la dirección del río.
– Hola, amigo. Mi nombre es Hugo y esta es mi amiga Sauri, muchísimas gracias por
salvarnos. No teníamos ni idea de lo peligroso que podía resultar este río.
– Muchas gracias!! Le dijo Sauri supercontenta al Rex, que todavía resoplaba
cansadísimo después del esfuerzo realizado.
– No tenéis porqué darme las gracias. ¿A quién se le ocurre navegar por el Gran Río
Salvaje? Mi nombre es Pablo. Vivo muy cerca de aquí. Si queréis, podéis venir
conmigo y descansar en mi casa.
-Si, si, tengo muchísima hambre!- Repetía Sauri y los rugidos de su barriga
proporcionaban absoluta veracidad a sus palabras.
– No sois los primeros dinosaurios que saco del río. Hace dos veranos me
encontraba recogiendo ramas en la orilla para cubrir el tejado de mi invernadero,
cuando escuché unos desesperados gritos de auxilio que provenían del agua. No
podía dar crédito cuando al acercarme vi a un Triceratops desesperado agarrado a
la vegetación, casi en las últimas, completamente agotado. Lo pude sacar igual que
a vosotros, utilizando las ramas de un árbol al que se agarró fuertemente con los
dientes para salir. Desde entonces vive conmigo en mi cueva. Cuando lleguemos a
casa lo conoceréis, bueno, la conoceréis. Es una Trice…
Pablo no pudo acabar la frase porque entre la vegetación apareció una gran cabeza
rodeada de púas y con dos cuernos al frente.
– Buuuu, Susto! Hola, Pablo! ¿De dónde vienes?- Preguntó alegremente la recién
llegada Triceratops.
Pablo le pellizcó la mejilla a Teresa mientras llegaban a una gran explanada justo
delante de la entrada de una enorme cueva.
Hugo y Sauri han conocido a dos estupendos dinosaurios. Pablo, el forzudo y noble
Tiranosaurio- Rex y Teresa, la bromista y divertida Triceratops. Esta grupo cada vez
es más grande. No te pierdas la continuación de las aventuras de tu pandilla
jurásica favorita!!!
Los profundos ojos negros de Sauri se iluminaron y se abrieron como dos enormes
platos!! En muy poco ratito, los cuatro dinosaurios se encontraban saboreando la
estupenda comida que había preparado Teresa. Se reunieron a cenar alrededor de
un tronco que albergaba un nido de luciérnagas, esto les servía de improvisada luz.
– Explicarnos ¿Qué hacíais en una balsa navegando por el Gran Río Salvaje? ¿Hacia
dónde os dirigís?- preguntó el Rex.
– ¿Qué dirección tomó tu manada?- Teresa que estaba un poco despistada se unió a
la conversación.
– Se dirigían hacía las Grandes Montañas. Según cuenta la leyenda, detrás de las
Grandes Montañas se encuentra el Valle de la Hierba Verde. Es un gigantesco valle
cubierto de una espesa vegetación de arbustos y árboles que siempre tienen brotes
tiernos y hojas de las más jugosas y verdes que jamás haya imaginado ningún
Braquiosaurio- Hugo explicaba la historia tal y como la había escuchado de boca de
los Braquiosaurios más ancianos de su manada. La explicaba con ilusión y le ponía
muchísima emoción al relato.
Teresa y Pablo se miraron y éste último le dijo a Hugo con voz pausada:
– Amigo mío, siento mucho ser yo el que te explique estas noticias. Has de saber
que detrás de las Grandes Montañas, sólo hay agua. Una inmensa extensión de
agua que llega más allá de dónde alcanza la vista, en todas direcciones.
– Explicarnos ¿Qué hacíais en una balsa navegando por el Gran Río Salvaje? ¿Hacia
dónde os dirigís?- preguntó el Rex.
– ¿Qué dirección tomó tu manada?- Teresa que estaba un poco despistada se unió a
la conversación.
– Se dirigían hacía las Grandes Montañas. Según cuenta la leyenda, detrás de las
Grandes Montañas se encuentra el Valle de la Hierba Verde. Es un gigantesco valle
cubierto de una espesa vegetación de arbustos y árboles que siempre tienen brotes
tiernos y hojas de las más jugosas y verdes que jamás haya imaginado ningún
Braquiosaurio- Hugo explicaba la historia tal y como la había escuchado de boca de
los Braquiosaurios más ancianos de su manada. La explicaba con ilusión y le ponía
muchísima emoción al relato.
Teresa y Pablo se miraron y éste último le dijo a Hugo con voz pausada:
– Amigo mío, siento mucho ser yo el que te explique estas noticias. Has de saber
que detrás de las Grandes Montañas, sólo hay agua. Una inmensa extensión de
agua que llega más allá de dónde alcanza la vista, en todas direcciones.
Cuentos de Dinosaurios. 6 – “ Un
encuentro inesperado”
A la mañana siguiente, primero se despertó Hugo con dolor de barriga y cuando
pudo abrir bien los ojos, lo que vio fue impresionante. Ya no estaba en la cueva de
ayer… ¡estaba en un prado verde con las hojas más jugosas y sabrosas que jamás
había visto y los frutos más grandes de lo que nunca había podía imaginar! Era tan
increíble y tan real que se había olvidado de su dolor de barriga y decidió hincar el
diente a algún fruto, pero en el momento que se disponía a hacerlo…escuchó un
ruido y.…al darse la vuelta ¡no vio a sus amigos si no a un velociraptor corriendo
hacia él! Estaba aterrado y corría todo lo que podía, pero el velociraptor era mucho
más rápido y lo estaba alcanzando. Trató de correr más rápido, de aumentar las
zancadas, de escaparse por todos los medios, pero finalmente el velociraptor se
abalanzó contra él y en ese momento… Hugo se despertó. ¡Había sido una pesadilla
horrible y espantosa! Estaba nervioso, sudando, agitado y le faltaba el aire, y cuando
vio a su amiga Sauri lo único que quería era abrazarla.
-Pero tranquilo, que como tú has dicho, solo era una pesadilla-le animo Sauri.
Al cabo de un largo y acalorado rato llegaron a un río y les entraron muchas ganas
de refrescarse.
– ¡quien se tire último es una salchicha frita! – grito Sauri; y todos se tiraron al agua
más rápido que un velociraptor.
Después de un largo y refrescante baño, escucharon un pequeño ruido. Todos se
giraron despacito y un poco alerta sin saber que se iban a encontrar, y al darse la
vuelta… resultó ser una vieja amiga de Hugo llamada Helena.
Helena era una diplodocus muy simpática y alegre, con un cuello más largo de lo
normal y con tres manchitas en forma de círculo en el cuello que la diferenciaba de
los demás diplodocus. Antes de que Hugo pudiera saludarle, Sauri gritó: –
¡hermana! – y Helena le respondió: – ¡Sauriiiiiiiii! Hugo se quedó estupefacto cuando
escuchó cómo se saludaban y descubrió que Helena y Sauri ¡eran hermanas!
Sauri salió corriendo hacia Helena muy feliz, pero al llegar a su hermana, ésta le
regañó.
Entonces Helena se fijó y no se lo podía creer ¡era Hugo!, ¡su amigo Hugo!, ¡el
braquiosaurio más gracioso y bueno de todo el valle! Hacía un montón de tiempo
que no lo veía. Helena y Hugo estuvieron hablando un buen rato mientras que
Sauri, Teresa y Pablo seguían bañándose en el lago.
Llevaban sin verse y sin hablarse desde que eran muy pequeñitos y tenían muchas
cosas que contarse: cómo les iba la vida, qué les gustaba hacer en su tiempo libre,
cuál era su comida favorita, su color favorito…pero antes que nada Hugo tenía que
preguntarle a Sauri por qué se escapó de su casa, porque, aunque quisiera ayudarlo
a encontrar a su manada, eso no era motivo suficiente para asustar de esa manera
a su familia.
– Quería tener aventuras emocionantes, pero mis padres siempre han sido muy
miedosos y no me hubieran dejado ir- explicó Sauri.
– ¡Dejadla en paz!, ¿no veis que ha conseguido su sueño de tener aventuras? – dijo
Pablo con un toque de enfado en su voz…
– ¡Tienes razón!, perdona Sauri, es cierto que debes perseguir tus sueños y luchar
por conseguir realizarlos, pero la manera no es desaparecer y preocuparnos a
todos. La próxima vez explícalo bien, quizás mamá y papá lleguen a entenderlo. Y
sobre todo deja dicho que te vas- dijo Helena a Sauri.
– A pesar de todo, espero que hayas conseguido hacer parte de tus sueños realidad
y que te diviertas en las aventuras que nos quedan por vivir- dijo Hugo
avergonzado.
-Pues yo me apunto- dijo Helena emocionada. – Iremos a avisar a nuestros padres y
en un rato nos volveremos a reunir con todos vosotros y os acompañaremos.
¡Encontraremos a tu manada, Hugo!
y así fue como se unió una valiente más a las aventuras de Hugo y su pandilla de
aventureros dinosaurios.
Este capitulo lo han realizado los niños y niñas: Hugo, Marina, Andrea, Helena,
Lucas, Ángel, David y la maestra Elena (alumnos del CEIP Nuestra señora del
Carmen en Esquivel, Sevilla)
Cuentos de Dinosaurios. 7 – “ El
frasco Mágico”
Helena y Sauri fueron a la casa de sus padres a avisarles de que se iban de
aventuras, mientras que los demás estaban paseando por el bosque.
– Mirad chicos- dijo Teresa señalando un frasco de cristal que estaba escondido en
el hueco de un árbol.
Cuando Pablo abrió el frasco vio que había pintada una figura en un papel.
-Esa figura me suena de algo- dijo Hugo. Y añadió: – ¡Ya sé!, es un Yin Yang. Es lo
mismo que pintaba mi abuelo cuando corría peligro.
-Pero… ¡Si el yin yang está pintado entero de negro! El Yin Yang original es la mitad
de color blanco que significa paz, y la otra mitad de color negro que significa maldad
– aseguró Teresa.
-Entonces debe de ser algo muy peligroso y debemos descubrirlo- sentenció Pablo.
Los velociraptores corrían hacía ellos y todos estaban preparados para salir
corriendo cuando Sauri reconoció a uno de ellos y tranquilizó a los demás.
-Chicos este es mi amigo Enzo- dijo Sauri. Me lo encontré cuando me escapé de casa
y también me ayudó mucho. Es muy buen amigo.
-Hola soy Hugo, tengo un problema. Estoy buscando a mi manada y todos ellos me
están ayudando a encontrarla- dijo Hugo señalando a los demás – Juntos hacemos
un buen equipo, ¿te apuntas a la aventura? – añadió el braquiosaurio.
– ¡Claro que sí, me iré con vosotros y os ayudaré! Pero antes, contadme, ¿tenemos
alguna pista de dónde podrían estar? -preguntó Enzo.
-Se dirigían hacía las grandes montañas. Dice la leyenda que detrás hay un gran
prado verde, pero me han dicho que no es así, que hay una gran extensión de agua
y que la zona que queda de tierra es territorio de velociraptores. ¡Tengo que ir a
investigar!, y si es verdad lo que me han dicho mis compañeros… ¡tengo que ir a
salvarlos!, ¿Estáis conmigo? – dijo Hugo con voz esperanzadora.
-Pues entonces, pongámonos en marcha. Falta muy poco para que se haga de
noche- animó Hugo.
-Tendremos que conseguir los materiales necesarios para escalar ¿no? – dijo
Helena.
Sauri fue la primera que se levantó y poco a poco fue despertando a los demás.
Todos desayunaron y se pusieron a escalar.
– ¡Me caigooooooo! – volvió a gritar Helena con la voz más acelerada al ver que
Pablo no conseguía agarrarla y a pesar de haber llegado a coger su mano, se
resbaló y se cayó.
Por suerte, amortiguó la caída sobre un montón de hojas secas que se encontraban
tapando la entrada a una cueva.
-Noooo- dijeron todos.
-Tranquilos, estoy bien. He caído sobre una manta de hojas que tapaba una cueva y
no me he hecho daño- explicó Helena.
Los compañeros bajaron rápidamente para estar con su amiga y al llegar vieron que
al otro lado de las hojas había asomada una especie de criatura muy bonita del
color del arcoíris con unas patas preciosas. Parecía una criatura fantástica.
-Yo me llamo Daniela. Os voy a ayudar y a indicar las claves para poder encontrar a
la manada de Hugo.
– ¿Cómo te sabes mi nombre?, y ¿cómo sabes que he perdido a mi manada? ¿Eres
una especie de bruja o algo así? – preguntó Hugo extrañado.
– Tu abuelo me contó tu historia. Él sabía todo lo que iba a pasar y que tú serías su
salvación. No soy para nada una bruja, soy una criatura mágica que te va a ayudar a
salvar a tu manada de las garras de Tomás el malvado.
-Ya lo descubriréis, ahora seguidme que tengo mucho que contaros – aseguró
Daniela.
Pero antes añadió Enzo – Chicos, tengo que despedirme de vosotros, mi misión ya
ha acabado aquí y os dejo en buenas manos. Ahora debo marcharme. Un placer
haberos conocido – dijo Enzo dando a entender que él los había guiado hasta
Daniela.
– ¡Adiós!, ¡que te vaya bien!, ¡buen viaje! – se despidieron todos y fueron hacia la luz
siguiendo a la pequeña criatura.
Este capitulo lo han realizado los niños y niñas: Hugo, Marina, Andrea, Helena,
Lucas, Ángel, David y la maestra Elena (alumnos del CEIP Nuestra señora del
Carmen en Esquivel, Sevilla)
Pero Daniela, para no agobiarlos más, prefirió callar e ignoró el reproche de Sauri.
¿Cómo encontraremos alguna pista aquí? Es un bosque enorme – dijo
Teresa.
No os preocupéis y hacedme caso, no puedo deciros más pero ya
veréis como encontráis a la manada de Hugo – respondió Daniela.
Vale, te haremos caso – dijo Teresa adentrándose en el bosque.
En el bosque había unos grandes árboles y en sus troncos estaban dibujadas unas
flechas que terminaban al lado de un pozo vacío, Dentro de él había un cubo para
sacar agua y en el cubo una jarra con unos polvos junto a una nota que decía: “el
sonido del violín te llevará donde quieres llegar”.
Todos, excepto Daniela, formaron un corrillo para aportar sus ideas y tratar de
descifrar la pista que habían encontrado y fue entonces cuando un dulce sonido
empezó a sonar. Todos se quedaron en silencio y comenzaron a seguir la melodía.
El sonido los llevó hasta un agujero donde había otra nota que ponía: “en una
cabaña debéis entrar y bajo la cama tendréis que mirar”.
Pero Daniela, para no agobiarlos más, prefirió callar e ignoró el reproche de Sauri.
En el bosque había unos grandes árboles y en sus troncos estaban dibujadas unas
flechas que terminaban al lado de un pozo vacío, Dentro de él había un cubo para
sacar agua y en el cubo una jarra con unos polvos junto a una nota que decía: “el
sonido del violín te llevará donde quieres llegar”.
Todos, excepto Daniela, formaron un corrillo para aportar sus ideas y tratar de
descifrar la pista que habían encontrado y fue entonces cuando un dulce sonido
empezó a sonar. Todos se quedaron en silencio y comenzaron a seguir la melodía.
El sonido los llevó hasta un agujero donde había otra nota que ponía: “en una
cabaña debéis entrar y bajo la cama tendréis que mirar”.
Javier vivía en ese mismo pueblo, así que fueron a visitarlo. Cuando llegaron a la
casa del anquilosaurio, éste les invitó a pasar y les ofreció una taza de chocolate
caliente.
Este capitulo lo han realizado los niños y niñas: Hugo, Marina, Andrea, Helena,
Lucas, Ángel, David y la maestra Elena (alumnos del CEIP Nuestra señora del
Carmen en Esquivel, Sevilla)
Cuentos de Dinosaurios. 9 – “ La
carta misteriosa y el anillo”
Hugo, Sauri, Teresa, Pablo y Helena pasaron la noche en la casa de su amigo Javier.
El primero que se despertó fue Hugo, pero como se levantó muy temprano no quiso
despertar a los demás.
Horas más tarde, nuestros amigos dinosaurios estaban muy cansados porque
llevaban horas andando, pero de repente Teresa ve algo no muy lejos y dice: –
Mirad chicos otra cabaña, ¡vamos!
Cuando llegaron a la cabaña se dieron cuenta de que había mucha comida, así que
se pusieron todos a comer porque tenían mucha hambre y después se fueron a
dormir. Esta vez, la que se levantó antes fue Helena, porque tenía mucha sed y
cuando fue a beber agua ve una carta sobre la mesa y despierta a todo el mundo
con gritos: – ¡Chicos, chicos despertad! ¡Hay una carta en la mesa!
Hugo, sé dónde está tu manada, pero para encontrarla tendréis que encontrarme a mí
primero. Que sepas que no están en las grandes montañas, los capturé a todos por el
camino. Buena suerte para encontrarme”.
Firmado: Tomás.
De repente, Daniela cerró los ojos y empezó a hacer magia. Cuando abrió los ojos,
les dijo a todos: – No sé exactamente dónde está, pero sé que está cerca de las
playas de corales.
Nuestros amigos dinosaurios pusieron rumbo hacia las playas de corales. No sabían
dónde estaba la manada de Hugo, pero lo que si sabían era que ese tal Tomás los
tenía atrapados a todos. También sabían que estaban cerca de la zona de playas de
corales, así que iban por buen camino.
Todos los amigos de Hugo se durmieron menos él que se quedó contemplando esa
ave hasta muy tarde y poco a poco se fue quedando dormido.
Entonces, Daniela se acercó a un árbol que había por allí cerca y saco de él un anillo
con un diamante. Hugo se dio cuenta de que era el anillo de su madre y decidió
guardarlo en la mochila nueva que les había dado Javier.
Estamos cerca, pero presiento que todavía queda mucho camino por
recorrer- Dijo Daniela.
Yo creo que también lo presiento…- Respondió Sauri.
¿De verdad? – Dijo su hermana Helena.
Si, siento un dolor de barriga enorme y tengo mucha hambre- rio Sauri
tumbada sobre la hierba.
¡Qué glotona eres hermanita! – Exclamó Helena riéndose.
Después de una larga charla decidieron irse a dormir y mañana seguirán con la gran
aventura que les espera…
Este capitulo lo han realizado los niños y niñas: Hugo, Marina, Andrea, Helena,
Lucas, Ángel, David y la maestra Elena (alumnos del CEIP Nuestra señora del
Carmen en Esquivel, Sevilla)
Cuentos de Dinosaurios. 10 – “ El
anillo iluminado”
A la mañana siguiente, Hugo y Sauri se despertaron con mucha energía, levantaron
a todos y se dispusieron a seguir el camino.
Entre todos intentaron descifrar de qué lugar se podría tratar y por donde
comenzar la ruta, cuando de repente Sauri se percató de que había una ubicación
en la esquina inferior derecha y Hugo rápidamente dijo: – ¡hay que ir para allá!,
¡tenemos que dar con el lugar exacto!
El lugar al que llegaron era una playa completamente desierta, parecía que nunca
había pasado nadie por allí. Fueron investigando cada rincón de la playa y cuál fue
su sorpresa al ver que unos frondosos árboles tapaban una amplia zona llena de
todo tipo de dinosaurios.
Firmado: Tomás.
En ese momento, Hugo encontró una pequeña cueva donde refugiarse para trazar
el plan que seguirían a partir de ahí y dormir para reponer fuerzas. Se lo dijo a los
demás y todos estaban de acuerdo en hacer una parada allí.
A la mañana siguiente, hacía mucho calor debido al estado del volcán, pero debían
seguir su camino. Se armaron de valor y continuaron subiendo y un poco más
arriba encontraron, como si de un oasis se tratara, un lago para refrescarse.
Entraron en la casa y había unos carteles con unas flechas que indicaban un
camino. Empezaron a seguir las flechas y el largo camino.
Este capitulo lo han realizado los niños y niñas: Hugo, Marina, Andrea, Helena,
Lucas, Ángel, David y la maestra Elena (alumnos del CEIP Nuestra señora del
Carmen en Esquivel, Sevilla)