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A continuación, se hará una descripción cronológica de distintos factores que han influido en la
construcción de la estructura del aparataje estatal chileno.
En 1833, en un sistema que no contaba con los requerimientos políticos, económicos y sociales
para constituirse en una democracia representativa, la elite logró establecer un sistema donde el
voto fue censitario, con más limitaciones para los interesados en postularse a puestos públicos.
La constitución impuso dos tipos de clases de ciudadanos: los que tienen el ejercicio de los
derechos ciudadanos y quienes no los tienen.
Esta constitución representa los intereses de la oligarquía preservando el sistema social en el cual
se impuso:
Se genera una fusión práctica del tradicionalismo colonial de los conservadores y la constitución
de los liberales, así, la victoria sella el acuerdo entre la elite.
Más allá de la dimensión institucional pura, el pacto fue consolidado por el desarrollo de los
símbolos nacionales de unidad. En este contexto, Loveman y Lira sostienen que la forma chilena
de reconciliación política empieza desde esta particular coyuntura crítica en la promulgación de la
Constitución y la guerra contra Perú y Bolivia, es importante añadir que la resolución del conflicto
intra-elite ha sido construido dentro de la base de 1) los hitos nacionales y los simbolismos, 2) las
reformas políticas y constitucionales y 3) los ajustes pragmáticos que por un proceso acumulativo
asegura estabilidad y gobernabilidad luego de cada crisis.
El patrón de dependencia creado en la sociedad chilena desde que este acuerdo seminal cimentó
el tipo de acuerdos o pactos que podrían ser común entre la elite política del país en los tiempos
por venir.
Este proceso podría incluir el hacer cumplir un nuevo acuerdo dentro de las constituciones o
sumando enmiendas importantes para la existencia de la constitución, mayor amnistías para el
bando derrotado en la guerra civil y las revueltas.
Lo anterior, se mantuvo hasta 1891, cuando una fractura a nivel de élite generó un cambio
sustancial.
Al final, 1891 y la Guerra Civil, representó la defensa comparativa de la elite de los partidos
parlamentarios, y contrariamente para la creencia de muchos historiadores chilenos, este periodo
no representó una coyuntura crítica que cambió a la élite.
El periodo parlamentario entre la guerra civil y los años 1920, mantuvieron la prerrogativa
tradicional de la elite, incluso “a pesar de los esfuerzos de inconexión desde abajo para cambiar
las abismales diferencias sociales inherentes desde el periodo colonial (Castedo, 1982)
Fuera del contexto, según Castedo (1982), esto podría ser considerado por un observador que la
crisis de 1891 fue desencadenada por incidentes menores que escalaron fuera de sus
proporciones, las cuales se relacionan principalmente a diferencias en proyectos de ley de carácter
valóricos y económicos, que fueron escalando en la intensidad del conflicto político.
Con la generación de grupos sociales emergentes como la clase media y la organización de las
clases obreras, se constituyeron grupos sociales que ejercieron presión para entrar en la esfera de
decisión del Estado, manifestando sus inquietudes y anhelos de clases a través de distintas
organizaciones y medios.
Con la presidencia de Germán Riesco (1901) comenzaron los problemas y motines en Valparaíso
(1903) motines contra la carestía en Santiago (1906) y la huelga portuaria en Antofagasta (1906)
Desde ese momento, toda ausencia de políticas sociales fueron suplidas por la Fuerza.
Antes de 1914 sólo se promulgó una ley sobre habitaciones obreras (1906) y una insuficiente
regulación del descanso dominical (1907). En 1915, con la Guerra Mundial, a través de presión
sindical se promulgó la ley de la silla y una reglamentación de las huelgas en 1916.
En el sector agrario se profundizó el proceso de reforma agraria iniciado por el gobierno de Jorge
Alessandri y acelerado por el de Eduardo Frei Montalva, logrando la expropiación de más de
4.400 predios, sin contar con las más de 2.000 tomas efectuadas por los trabajadores agrícolas.
El gasto social provocó un creciente déficit en los recursos fiscales que el gobierno intentó
solucionar mediante la emisión monetaria fiscal. Esto generó un proceso inflacionario que se vio
agravado por severos problemas de abastecimiento, acaparamiento y sabotaje empresarial. Junto
a esto, el gobierno debió enfrentar la virulenta oposición del Partido Nacional, al que luego se
unió la Democracia Cristiana que en sus inicios había apoyado la elección de Allende y su
programa de gobierno. También se sumó el rechazo de gremios como el de médicos, comerciantes
minoristas, camioneros y mineros de El Teniente. En el frente interno, el gobierno se vio entrampado
por la división entre los sectores que querían acelerar y profundizar el proceso revolucionario
(Movimiento de Izquierda Revolucionario, MIR; Movimiento de Acción Popular Unitario, MAPU; y
un sector del Partido Socialista, PS) y los que pretendían consolidar el proceso (Partido Comunista,
PC; Partido Radical, PR; Movimiento de Acción Popular Unitario-Obrero Campesino, MAPU-OC;
y un sector del Partido Socialista encabezado por el propio Allende).
El inesperado resultado electoral obtenido por la Unidad Popular en las parlamentarias de marzo
de 1973, no hizo más que consolidar la opción golpista en algunos sectores de la oposición.
Aunque esta opción se vio frustrada el 29 de junio de 1973, en el fallido intento de golpe de
estado conocido como el tanquetazo, fue claro para Salvador Allende que solo un contundente
apoyo popular daría viabilidad a su gobierno. Su idea de convocar a un plebiscito, sin embargo,
nunca llegó a efectuarse, pues el 11 de septiembre de ese año fue derrocado por las fuerzas
armadas encabezadas por el general en jefe del ejército Augusto Pinochet, hecho que marcó el fin
de la Unidad Popular.
Derrocado el gobierno el 11 de septiembre de 1973, una Junta Militar toma el poder político,
estableciendo un gobierno autoritario. Entre otras medidas inmediatas, decreta la clausura el
Congreso Nacional, el receso a los partidos políticos e instaura el Estado de Sitio en todo el país.
La Junta Militar gobernó el país hasta el 11 de marzo de 1990 y en sus comienzos estuvo integrada
por el general Augusto Pinochet Ugarte, Comandante en Jefe del Ejército, general Gustavo Leigh
Guzmán, Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, almirante José Toribio Merino Castro,
Comandante en Jefe de la Armada, y por el general César Mendoza Durán, General Director de
Carabineros.
Entre 1973 y 1978, el general Pinochet consolida su poder por sobre los demás miembros de la
Junta Militar, asumiendo de manera consecutiva los cargos de “Jefe Supremo de la Nación”,
“Presidente de la República” y “Capitán General”, al tiempo que conserva el cargo de
Comandante en Jefe del Ejército. A su vez, la Junta Militar reemplaza al Congreso en el ejercicio
de la función legislativa, quedando investida de los poderes Legislativo y Constituyente, potestad
que ejerce mediante la dictación de Decretos Leyes.
El régimen militar se caracterizó por practicar una amplia represión política, labor que estuvo en
manos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), desde 1973 hasta 1978. Esto derivó en
abusos y atropellos a los Derechos Humanos: Miles de ciudadanos son detenidos, se producen
allanamientos masivos y se cometen torturas, asesinatos y desapariciones de personas, que afectan
principalmente a los militantes y simpatizantes de la depuesta Unidad Popular. En este contexto,
un número considerable de chilenos se refugia en embajadas extranjeras o sale del país.
Son éstos últimos quienes, desde 1975, logran imponer su proyecto económico, el que se aplica
en Chile de manera extensiva y sin contrapesos, en vista de la desaparición de toda oposición.
Asimismo, se instaura una legislación acorde, destacando la promulgación del Plan Laboral,
conjunto de textos legales que establecen el nuevo modelo normativo de las relaciones laborales,
restringiendo fuertemente el poder de los sindicatos y las materias de negociación. La
implementación de la política económica de los denominados “Chicago boys” logra frenar la
inflación y da un importante impulso a las exportaciones de productos primarios, permitiendo
asimismo el acceso a una variada gama de productos importados. Por otro lado, significa un duro
golpe a la industria nacional, la que se ve sumergida en una aguda crisis desde la segunda mitad
de la década de 1970.
A nivel político, la situación interna dentro del régimen atravesó su primera crisis de importancia.
El 24 de julio de 1978, la Junta de Gobierno destituye a uno de sus miembros, el general Gustavo
Leigh Guzmán, debido principalmente a conflictos de poder con el general Pinochet. En su
reemplazo, asumió como miembro de la Junta el general Fernando Matthei Aubel, quien se
mantuvo hasta el final del régimen militar.
Luego de un largo proceso de elaboración, se implementa una de las mayores obras del régimen
militar, la Constitución Política de 1980, dando inicio a la institucionalización del régimen. En ella
se establece un régimen presidencialista marcadamente autoritario, con una Presidencia de 8 años,
un Congreso de poderes limitados y con un tercio de senadores designados, y una serie de
mecanismos institucionales que garantizan la influencia militar en los futuros gobiernos. Por
ejemplo, la inamovilidad de los comandantes en jefes de las Fuerzas Armadas, el carácter de
"garante de la institucionalidad" otorgado a estas mismas instituciones, y la existencia del Consejo
de Seguridad Nacional (COSENA), son manifestaciones de la influencia militar en la Constitución
de 1980. Además, el texto se complementó con veintinueve artículos transitorios que le otorgaban
amplias atribuciones al general Pinochet. Por ejemplo, su elección en el cargo de Presidente de la
República por ocho años más, al cabo del cual se realizaría un plebiscito para ratificarlo para un
segundo mandato hasta el año 1997.
La década de 1980 se inaugura con positivas cifras de crecimiento, expansión del crédito y del
comercio, especialmente de artículos importados y por la formación de una nueva clase
empresarial. Sin embargo, esta bonanza económica tiene un abrupto final en el año 1982. El
aumento del precio del petróleo, la caída en las exportaciones y la quiebra masiva de bancos e
industrias sumen al país en una severa recesión. El explosivo aumento del desempleo y del
endeudamiento provoca una ola de malestar que se traduce en las primeras protestas nacionales
en contra del Régimen Cívico Militar. Estas manifestaciones de descontento se expresan a través
de huelgas, marchas callejeras, enfrentamientos con la policía, barricadas en poblaciones
marginales y bocinazos y golpeteo de cacerolas en los barrios de clase media. Las protestas,
impulsadas por sectores gremiales y sindicales, se expanden hacia el estudiantado, los pobladores
y los partidos políticos, quienes resurgen tras un largo receso. Organizada la oposición bajo el
alero de los partidos políticos de centro e izquierda, éstos demandan la renuncia de Pinochet, la
derogación de la Constitución de 1980 y la realización de elecciones libres y democráticas.
Estas demandas son respondidas con una dura represión, lo que provoca una agudización del
conflicto y la violencia. Entre 1983 y 1986 se suceden más de veinte jornadas nacionales de
protesta, al tiempo que el Partido Comunista impulsa una política insurreccional que se traduce en
el accionar de su brazo armado, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, el que efectúa en el año
1986 un fallido atentado contra Pinochet. Debido en parte a las responsabilidades de carabineros
en la represión política, el 2 de agosto de 1985 el general César Mendoza Durán renunciaba a la
Dirección de Carabineros, siendo reemplazado por el general Rodolfo Stange, que en
consecuencia pasó a ser miembro de la Junta Militar.
El fracaso de las protestas y de la lucha armada para derrocar al régimen provoca que la oposición,
excepto el Partido Comunista y otros grupos de izquierda como el Frente Patriótico Manuel
Rodríguez y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, acepte insertarse dentro de la
institucionalidad existente en la Constitución de 1980. Esto significa participar en el plebiscito que
la Carta estipula para el año 1988 y derrotar a Pinochet en las urnas. Agrupados en la denominada
“Concertación de Partidos por el No” demócrata cristianos, socialistas, radicales, humanistas y
sectores de derecha liberales se lanzan en una campaña que culmina el 5 de octubre de 1988,
con la victoria de la opción “No” en el plebiscito, con un 54% de los votos. Esto significa el llamado
a elecciones presidenciales y parlamentarias para el año siguiente.
De esta forma, en las elecciones del 14 de diciembre de 1989, Patricio Aylwin, demócrata cristiano
y candidato de la ahora denominada Concertación de Partidos por la Democracia, gana las
elecciones con un 55% de los votos, sobre Hernán Buchi y Francisco Javier Errázuriz, marcando el
fin del régimen militar.
En el Poder Ejecutivo, durante esta etapa histórica se suceden en el poder cuatro gobiernos de la
coalición de centro izquierda, Concertación de Partidos por la Democracia: el propio Patricio
Aylwin Azócar (1990-1994), Eduardo Frei Ruiz Tagle (1994-2000), Ricardo Lagos Escobar (2000-
2006) y Michelle Bachelet Jeria (2006-2010). Luego de eso, la centro derecha asume el gobierno
con Sebastián Piñera Echenique (2010-2014), para luego ocupar el cargo Michelle Bachelet Jeria
por segunda vez (2014-2018), y nuevamente Piñera (2018-2022).
A pesar de que, tras el fin del Régimen Cívico Militar., la Concertación obtiene la Presidencia de
la República y la mayoría de votos en el Congreso Nacional, debe enfrentar una serie de obstáculos
políticos e institucionales para restaurar un sistema democrático pleno. La presencia de Augusto
Pinochet como Comandante en Jefe del Ejército, los enclaves autoritarios de la Constitución de
1980 y la férrea defensa de éstos por los partidos de derecha dificultan esta labor. Por otra parte,
el gobierno democrático se ve en la obligación de cumplir su compromiso de hacer verdad y
justicia en relación a las violaciones de los Derechos Humanos durante el Régimen Cívico Militar.
Este conflicto entre demandas ciudadanas y limitaciones políticas desemboca en la denominada
“democracia de los acuerdos”, es decir, la búsqueda de consensos políticos entre la Concertación
y las fuerzas de la derecha, antes que la competencia directa y el enfrentamiento entre ambos
conglomerados. Esta estrategia política permite dar estabilidad al proceso de transición, integrar
a la derecha al juego democrático y mantener a los militares en sus actividades profesionales, pero
al mismo tiempo hace que el avance de las reformas democratizadoras sea gradual y moderado.
En el ámbito civil se promulgan la ley de filiación (1998), la de igualdad jurídica entre hombres y
mujeres (1999) y la ley de divorcio (2004). Además, se constituye el Ministerio Público (1997), se
implementa la Reforma Procesal Penal (2000), se crean los Tribunales de la Familia (2004) y se
realiza la reforma al sistema previsional (2008). En el ámbito económico los gobiernos de la
Concertación plantean la política de “crecimiento con equidad”, es decir, la continuidad del
modelo de economía de mercado, promoción de las exportaciones y control de la inflación, pero
sumado a la preocupación por saldar la “deuda social” heredada del régimen militar. Para ello se
crean variados programas sociales específicos y el gasto social se incrementa de manera
considerable, anotando un aumento de un 30% entre 1989 y 1993.
Con la salida del general Pinochet del escenario político y tras cinco años de debate y quince de
variados intentos, en el año 2005 y bajo la presidencia de Ricardo Lagos, son aprobadas 58
reformas a la Constitución de 1980. Estas reformas restan poder a las Fuerzas Armadas, aumentan
las capacidades del Congreso y permiten profundas enmiendas a instituciones como el Tribunal
Constitucional y el Consejo de Seguridad Nacional. Se reduce el periodo presidencial de 6 a 4
años sin reelección inmediata, se eliminan los senadores designados y vitalicios, se aumentan las
facultades fiscalizadoras de la Cámara de Diputados, se pone término a la función de las Fuerzas
Armadas de ser “garantes de la institucionalidad” y los comandantes en jefe de las Fuerzas
Armadas y de Orden ya no son inamovibles de sus cargos, quedando bajo la autoridad
discrecional del Presidente de la República.
Por otro lado, durante los años de la democracia, el crecimiento económico se ha desarrollado a
la par de un aumento sostenido de la brecha entre ricos y pobres, convirtiendo a Chile en uno de
los países con mayor desigualdad social en el mundo.
Un intento por abrir el sistema político y sumar adherentes desde la izquierda, lo constituye la
alianza electoral entre la Concertación y el Partido Comunista en 2009, la que significa la elección
de tres diputados de ese partido, permitiendo el regreso del Partido Comunista al Congreso tras
36 años de ausencia. En estas circunstancias y con el desgaste de una coalición que lleva veinte
años en el gobierno, la alta popularidad de la Presidenta Bachelet no es capaz de contrarrestar la
derrota en las elecciones presidenciales de 2010 del candidato concertacionista Eduardo Frei Ruiz
Tagle ante el candidato de la derechista Coalición por el Cambio Sebastián Piñera, poniendo
término a los gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia.
El fin del gobierno de Michelle Bachelet y el inicio de la administración de Piñera se ven marcados
por el devastador terremoto que afecta la zona centro sur del país el 27 de febrero de 2010. Esta
situación permite a Piñera iniciar su gestión en un clima de unidad nacional para enfrentar la
catástrofe y la reconstrucción, planteando un gobierno eficiente y tecnocrático, “el gobierno de los
mejores”, integrando en su gabinete a profesionales de su confianza, antes que a políticos
tradicionales. El exitoso y mediático rescate de un grupo de mineros atrapados en un derrumbe en
la región de Atacama, refuerza la imagen pública y el liderazgo político de Piñera tanto en Chile
como en el extranjero.
Asimismo, pretende ampliar su base de apoyo hacia el centro político, intentando atraer a sus filas
a militantes demócratas cristianos descontentos de la Concertación. En tal sentido son
paradigmáticos el nombramiento del ex demócrata cristiano Jaime Ravinet como Ministro de
Defensa y la presentación de una querella criminal por parte del Ministerio del Interior ante el
supuesto asesinato del ex Presidente Eduardo Frei Montalva. Es en este clima político que se
efectúan las celebraciones del Bicentenario de la República. Piñera encabeza las ceremonias
conmemorativas con presencia de numerosos dignatarios extranjeros, la participación de un
amplio espectro político representado en el Congreso que abarca desde el Partido Comunista a
la UDI, con Fuerzas Armadas subordinadas al poder político y a la Constitución y con un sostenido
crecimiento económico que augura optimistas perspectivas de desarrollo nacional.
Los años que siguieron al período de la Independencia, se caracterizaron por la euforia que creó
la urgencia de construir una organización política capaz de iniciar el camino a la consolidación
de un régimen de gobierno propio: la inexperiencia fue sobrepasada por la constancia. En dos
décadas de inestabilidad y autogobierno, se ensayaron seis proyectos constitucionales y se crearon
las bases de un nuevo orden, en el que las nociones de representatividad, nacionalidad y
territorialidad, republicanismo, separación e independencia de poderes y la existencia de una
religión oficial, se transformaron en las herramientas políticas de los nuevos gobiernos.
Tras un largo e interesante debate ideológico en torno a la Gran Convención, que es el origen
de la historia de la Constitución de 1833, y no obstante las aprehensiones, el texto de Egaña se
transformó en el cuerpo fundamental de la nueva Constitución y en el soporte ideológico de los
intereses de Diego Portales. Portales observó de cerca la discusión parlamentaria, atento a que
el debate no se alejara de la realidad en favor de una teoría programática inadecuada.
La Constitución de 1833 establecía una República Presidencial donde el poder supremo lo tenía
un Presidente elegido por un colegio electoral cada 5 años. Tenía una amplia gama de poderes
que le permitían intervenir en amplios temas, incluyendo el derecho de Patronato republicano —
de nombrar dignidades eclesiásticas— y declarar el Estado de Sitio. Era apoyado por un Consejo
de Estado que incluía a los Ministros del Despacho, a ciertas dignidades eclesiásticas y a miembros
del Senado.
El poder legislativo estaba entregado a un Congreso Nacional bicameral, es decir, había una
cámara de Senadores (elegida también por colegio electoral) y otra cámara
de Diputados (electa por votación directa). Pese a tener menos poder que el Presidente (quien
podía vetar las leyes aprobadas por el Congreso), además de su función legislativa tenía facultades
como la de confeccionar el Presupuesto de la Nación y establecer la movilización de las Fuerzas
Armadas . Esto último dio paso a una interpretación política, sobre todo después de 1891, en
que los ministros debían contar con el apoyo del congreso.
En cuanto al poder judicial, se establece la independencia de los tribunales frente a otros poderes
del Estado.
La Constitución establecía un sistema de voto solo a los que pagaban un impuesto mínimo, donde
los ciudadanos debían tener ciertos requisitos de sueldo o bien raíz para participar en la vida
Cabe señalar que existieron reformas a este texto constitucional, entre las que podemos nombrar:
• 1871: Se establece que el Presidente no puede ser reelegido para el período siguiente al
que ejerce.
• 1873: Reduce el cuórum de sesiones del Senado (de mayoría absoluta a un tercio de sus
integrantes) y la Cámara de Diputados (de mayoría absoluta a un cuarto de sus integrantes)
• 1888: Se cambia el sistema de voto censitario (requisito de renta) por uno de voto universal
masculino (saber leer y escribir). Supresión de los cargos de senador y diputado suplente
Esta Constitución se dicta en un contexto de crisis del orden oligárquico parlamentario y de ascenso
de los sectores medios y populares, que tuvo su manifestación en la presidencia de Arturo
Alessandri Palma (1920-1925). El 3 de septiembre de 1924, la intervención de las fuerzas armadas
en la institucionalidad política, y el 12 de marzo de 1925, fecha en la que Alessandri retoma la
primera magistratura luego de seis meses fuera del poder, son coyunturas históricas claves para
comprender el origen del nuevo texto.
El proceso de elaboración de esta Carta puede resumirse como sigue: el 7 de abril de 1925, el
Presidente Alessandri designa una Comisión Consultiva de 122 miembros para elaborar una nueva
Carta Fundamental, y el día 16 del mismo mes, se propone la creación de dos Subcomisiones:
Una Subcomisión de Reformas Constitucionales (que debía tratar el proyecto de reforma),
compuesta por 15 personas designadas por el propio Alessandri, quien además presidió la
El citado Decreto Ley, aparte de convocar a un plebiscito para el día 30 de agosto de 1925, con
el objeto de que los ciudadanos se pronunciaran sobre el Proyecto de Nueva Constitución,
estableció la forma, modo y procedimiento en que se debía realizar el plebiscito. El artículo 2° de
la norma citada, dispuso que cada elector recibiría tres cédulas: roja, azul y blanca. La primera
contenía la opción: “Acepto el proyecto de Constitución presentado por el Presidente de la
República sin modificación”; la roja “Acepto el proyecto de constitución, pero con régimen
parlamentario y la consiguiente facultad de censurar Ministerios y postergar la discusión y despacho
de la ley de presupuestos y recursos del Estado” y la blanca de “Rechazo de todo el proyecto”.
El Presidente de la República, es elegido por sufragio universal directo, siendo las dos Cámaras
del Congreso, reunidas en sesión pública, las encargadas de proclamar al candidato vencedor,
en caso de que obtenga más de la mitad de los sufragios válidamente emitidos; de no contar en
esa mayoría, el Congreso Pleno elegirá entre las dos más altas mayorías relativas; dura seis años
en el cargo, sin reelección inmediata. Además de la facultad de nombrar y remover
discrecionalmente a sus ministros, los que sólo requieren contar con su exclusiva confianza para
mantenerse en el cargo, ejerce funciones de colegislador y nombra a una serie de autoridades,
entre ellas los Magistrados Superiores de Justicia y los jueces letrados.
Por otra parte, la Constitución Política de 1925, otorga al Estado un rol fundamental en el
desarrollo político, económico, social y cultural, consagrando un Estado Social de Derecho, el que
fue perfeccionándose durante su evolución entre 1925 y 1973. Se estableció la protección al
trabajo, a la industria y a las obras de previsión social.
Cabe señalar que existieron reformas a este texto constitucional, entre las que podemos nombrar:
• 1957: Autoriza la doble nacionalidad con España y reforma otros aspectos relativos a la
cancelación de la carta de nacionalización y pérdida de la nacionalidad chilena.
• 1963: Toma de posesión material de bienes expropiados por causa de utilidad pública,
expropiación de predios rústicos abandonados o que estuvieren manifiestamente mal
explotados, y que autorizó el pago diferido de la indemnización correspondiente.
• 1970: Rebajó la edad para ejercer los derechos de ciudadano de 21 a 18 años y otorgó el
derecho a sufragio a los analfabetos; que autorizó al presidente de la República para dictar
disposiciones con fuerza de ley, previa delegación del Congreso Nacional mediante ley —
incorporando constitucionalmente la figura de los decretos con fuerza de ley (DFL), ya existentes
en la práctica—; que reformó las reglas sobre ausencia del territorio nacional del presidente y
de los ministros de Estado; que aumentó la iniciativa exclusiva del presidente en materias
económicas y sociales; que reformó el procedimiento de formación de la ley —adiciones o
correcciones a los proyectos en trámite, urgencias, comisiones mixtas de las Cámaras del
Congreso, veto y promulgación—; que creó el Tribunal Constitucional, e introdujo la facultad
del presidente para convocar a plebiscito en caso de rechazo de una reforma constitucional.
» Asegurar el libre ejercicio de los derechos políticos dentro del sistema democrático y
republicano.
» Establecer que la fuerza pública estaría constituida únicamente por las Fuerzas
Armadas y Carabineros de Chile, estableciendo el régimen de incorporación de sus
dotaciones.
Luego del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, no solo fue suspendida la Constitución de
1925, sino que, además, se buscó crear una nueva institucionalidad completamente desde cero.
Se designó una «Comisión de Estudios de la Nueva Constitución» (CENC), más conocida como
Comisión Ortúzar, a la que se le confirió la labor de crear un anteproyecto de constitución. El
Consejo de Estado discutió e introdujo algunas modificaciones al anteproyecto entre 1978 y 1980.
Tuvieron aquí alguna participación el ex presidente Jorge Alessandri, Presidente del Consejo, y
Enrique Ortúzar. Con posterioridad a la redacción afinada por dicho cuerpo consultivo, la Junta
Militar también le introdujo algunos cambios.
Una segunda instancia la constituye el Consejo de Estado, órgano consultivo del Presidente de la
República en asuntos de gobierno y administración civil, e integrado por los ex Presidentes de la
República por derecho propio y otras personas designadas por el Presidente de la República, entre
sus integrantes encuentran: Jorge Alessandri Rodríguez (presidente) y Gabriel González Videla.
La tercera instancia es la propia Junta de Gobierno, quien trabajó sobre la base de los textos de
la Comisión de Estudios y del Consejo de Estado, para lo cual designó un Grupo de Trabajo
integrado por el Ministro del Interior Sergio Fernández, la Ministra de Justicia Mónica Madariaga,
más los auditores de las Fuerzas Armadas. Este equipo se formó con el objeto de analizar y redactar
la Constitución definitiva. La Junta de Gobierno y el Grupo de Trabajo sesionaron desde el 8 de
julio al 8 de agosto de 1980, día en que se aprobó el texto final. En el plebiscito del 11 de
septiembre de 1980 un 65,71% de los votantes se pronunció a favor. Sin embargo, la ausencia
de registros electorales y la restricción de las libertades públicas imperante en ese periodo, pusieron
en cuestión la legitimidad de los resultados. La Constitución entró en vigencia el 11 de marzo de
1981.
Las reformas continuaron durante el período democrático. En 2005, un nuevo acuerdo político
permitió introducir 54 reformas a la Carta Fundamental mediante la Ley Nº 20.050, publicada el
26 de agosto de ese año, la que además, facultó al Presidente de la República para fijar el texto
refundido, coordinado y sistematizado de la misma, lo que se concretizó en el Decreto N° 100, del
Ministerio Secretaría General de la Presidencia, publicado el 22 de septiembre de 2005, que ahora
se compone de 129 artículos y 20 disposiciones transitorias. Al respecto cabe señalar que con el
nuevo texto refundido de la Constitución desaparece la firma del general Pinochet del texto
constitucional, siendo reemplazada por la del Presidente de la República de la época, Ricardo
Lagos Escobar.
Con posterioridad a la gran reforma de agosto de 2005 y hasta mayo de 2017, la Carta
Fundamental chilena, está compuesta por 129 artículos y 28 disposiciones transitorias y ha sido
reformada 22 veces; a título de ejemplo se pueden citar las siguientes reformas: la Ley N° 20337,
que consagra el derecho a sufragio como un derecho de los ciudadanos y su inscripción
automática en los Registros electorales, la Ley N° 20354, que modifica la fecha de fecha de
Finalmente, todo ello considera un cambio estructural y cultural en la gestión pública: administrar
por resultados e incorporar herramientas de gestión desarrolladas en el campo de la
administración privada.
A. Principio conductor del Gobierno: El Gobierno decide qué debe hacerse en una gran
cantidad de labores y en muchos casos también debe decidir cómo y quiénes deben
efectuar las acciones. Dentro de la modernización del estado es necesario que el Gobierno
F. Principio previsor del Gobierno: Una acción deliberadamente previsora de parte del
Gobierno minimizaría los problemas, reduciría los costos de su solución y permitiría
organizar mejor a los actores públicos y privados y a su vez mejoraría la imagen
gubernamental. Varios de los conflictos que enfrenta el Gobierno con la sociedad y el
ambiente natural se deben al reconocimiento tardío de los problemas.
La Unidad Régimen
La La caída del Popular, el civico militar,
conformación 1891 y la parlamentariosm Democracia y
experimento cambio de
de la elite y la fractura o, la constitución Modernización
socialista y el sistema y
constitución de la elite de 1925 y el Eº de constitución del Estado
golpe de
de 1833 Bienestar de 1980
estado
El esquema indicado precedentemente, intenta sintetizar a grandes rasgos la evolución del Estado
de Chile y su correlato a través de la administración pública nacional de los cambios significativos
en nuestra historia republicana y como este ha tenido impacto en la forma de como comprendemos
el Estado y su aparataje estatal.
La administración pública chilena desde el inicio de la vida republicana del país, ha estado
caracterizada por un conjunto de factores históricos, políticos y culturales que han influido bastante
en la forma de organización del Estado, tales como los clivajes en relación a los conflictos de la
élite, el surgimiento de los movimientos populares, los cambios de régimen y sistemas y los golpes
de estado entre otros.
Como reflejo de lo anterior, los factores que influyen en la configuración de cada época en materia
de la administración del Estado, se han generado distintos textos constitucionales (siendo los más
importantes los de 1833, 1925 y 1980), que tienen por objetivos dar una forma a la gestión del
Estado de Chile, estableciendo normas básicas de funcionamiento y legalidad al accionar del
mismo, las cuales han sido cambiadas y/o reformadas como una forma de adaptarse a los
contextos de desarrollo y el devenir nacional.
Lo anterior, se ha demostrado durante los últimos años con el desarrollo democrático nacional y
la generación de políticas de modernización del Estado, lo cual permite generar una administración
moderna dotada de un grado sensato de eficacia en la formulación y ejecución de las políticas de
gobierno, con la finalidad de incrementar la capacidad de las instituciones públicas. Por un lado,
para definir los problemas de la sociedad, formular opciones de solución y apoyar a los órganos
de representación política en el cumplimiento de sus atribuciones; por otro lado, no solo significa
la capacidad para incrementar la eficiencia, sino que invoca al establecimiento de nuevos términos
de relación con la sociedad.
12. Huneeus Gana, A (1933) “La constitución de 1833: ensayo sobre nuestra historia
constitucional de un siglo 1810-1910”. Santiago :Editorial "Splendid"
13. Valencia Avaria, Luis (1986). Anales de la República: textos constitucionales de Chile y
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