Las Habilidades Acuáticas en El Medio Educativo

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ISFDN° 47 – PROFESORADO DE EDUCACION FISICA – OLAVARRIA

CAMPO DE LOS SABERES ESPECIFICOS – DIDACTICA DE LAS PRACTICAS ACUATICAS – PROF. JUAN PABLO VEGA

LAS HABILIDADES ACUÁTICAS EN EL MEDIO EDUCATIVO

Al trabajar desde un punto de vista motriz en el medio acuático encontramos, al igual que en el
medio terrestre, una inmensa cantidad de habilidades que son necesarias aprender antes de
pasar al trabajo de las destrezas acuáticas.

Con la intención de clarificar, en la medida de lo posible, las habilidades acuáticas más


importantes en el campo acuático, a continuación establecemos un tratamiento teórico y
práctico de las mismas.

Arrastres Ritmo

HABILIDADES MOTRICES ACUÁTICAS

1. FAMILIARIZACIÓN

Los objetivos que se persiguen en la fase de familiarización son los de desarrollar la seguridad
del niño y el dominio de sí mismo, asegurar la correcta aproximación del niño al nuevo medio y
favorecer la comunicación del niño con el entorno (piscina, adulto y de los niños entre sí).
Porque la evolución de las conductas motrices en el medio acuático, pasa de lo reflejo y
desorganizado, a mostrar una motricidad adaptable, controlada y suficientemente organizada
como para adquirir técnicas natatorias hacia los 5-6 años.

El repertorio de conductas que se pueden detectar van desde los movimientos del reflejo
natatorio, donde las acciones espontáneas de las piernas son relevantes, a las inmersiones
equilibratorias diversas y flotaciones ventrales o dorsales. De los movimientos de las
extremidades, desorganizados al principio pero con carácter equilibrador y propulsor, a los

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cambios voluntarios de posición, chapoteos y conductas lúdicas, donde la presencia de objetos


es importante.

Las conductas motrices del principiante en esta fase tienen como denominador común la
presencia constante del adulto, ya sea padre, madre o educador o técnico que favorece el
proceso de adquisición y hace que el niño pase del movimiento ayudado al automovimiento. La
relación adulto/niño es de capital importancia, la pedagogía del éxito es prioritaria, la capacidad
para no transmitir los temores de los adultos a los niños también debe ser considerada. Luego,
parece lógico pensar y sugerir que las juegos acuáticos sean lo más tempranos posibles para
que la adaptabilidad al medio se desarrolle de forma adecuada y progresiva sin traumas ni
inconvenientes.

2. EQUILIBRIO

Por ser el agua un medio ingrávido, el cuerpo del ser humano flota, en su gran mayoría. Las
sensaciones de apoyo (propioceptivas), en relación al medio terrestre se suprimen, y se
cambian por nuevas sensaciones visuales.

Según Vivesang (1993), hasta los 24 meses las piernas propulsan y los brazos equilibran,
pasando de forma progresiva a invertirse este fenómeno a los 5-6 años.

La posición de equilibrio en el medio acuático está relacionada con la flotación y la situación de


equilibrio está determinada por la posición relativa del centro de gravedad y del centro de
flotación.

Por centro de gravedad se entiende el punto donde se origina la fuerza peso resultante de
todas las fuerzas peso del cuerpo humano y por centro de flotación se entiende el centro del
volumen del cuerpo sumergido, siendo el punto donde se suman todas las fuerzas de flotación
(Arellano, 1992).

El cambio de posición de los segmentos corporales provoca un cambio de la posición del


centro de gravedad.

3. FLOTACIÓN

Para determinar el concepto de esta habilidad es necesario decir que cuando un cuerpo se
encuentra en el agua en posición estática está sometido a dos fuerzas: el peso y el empuje. El
peso es la fuerza gravitatoria que tira hacia abajo del cuerpo y el empuje es la fuerza que actúa
hacia arriba, contrarrestando el peso. La magnitud de la fuerza de empuje es igual al peso del
agua que ha sido desalojada por el cuerpo parcial o totalmente (Principio de Arquímedes). Tras
este apostillamiento conceptual, se puede decir que cuando la fuerza de empuje es mayor que
la del peso el cuerpo flota.

El ser humano flota, más o menos, en el agua según el peso de algunos componentes de su
cuerpo (huesos, músculos, etc), por ello aquellos que tengan un peso específico mayor que el
agua se hundirán. Es necesario matizar que se flota más en el mar que en un río o una piscina
porque el agua salada es ligeramente más densa que el agua dulce.

Otro elemento a considerar en la flotación es la cantidad de aire que el ser humano puede tener
en los pulmones, a mayor capacidad pulmonar mayor flotación. Según esto, y apoyándonos en
Navarro (1978, 1990) y Whitting (1963, 1965) podemos decir que:
- Las mujeres tienden a flotar mejor que los hombres por su mayor proporción en tejido
adiposo.
- La mayoría de los jóvenes tienden poco a flotar por la escasez relativa en tejido graso y por el
mayor peso de las piernas ocasionado por su musculatura.
- El ser humano flota en el agua en inspiración máxima.
- La mayoría de los varones, mayores de 15 años, se hunden en espiración y en flotación
horizontal, mientras que las mujeres tienen una tendencia menor a ello.
- La flotabilidad disminuye en los varones a partir de los 13 años.

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- Las mujeres entre 10 y 13 años y entre 15 y 17 tienen una máxima capacidad de flotación
horizontal.

La mejora de la flotación en el principiante implica una inmersión de la cabeza, siendo ello uno
de los principales problemas en la familiarización con el medio acuático y un elemento de
elevada importancia en un inicio. Es por ello necesario empezar por la flotación vertical pasar a
la flotación dorsal y de forma sucesiva a la flotación ventral, terminando con la flotaciones
donde se modifica la posición de las extremidades, dedicando el tiempo suficiente para que la
flotación quede lo suficientemente concienciada en el alumnado. Una forma de facilitar el
aprendizaje de esta habilidad es iniciar al alumno a la flotación a través de la ayuda de material
auxiliar (fijo o móvil).

4. RESPIRACIÓN

Es la habilidad por la cual el ser humano puede subsistir en el medio terrestre y en el medio
acuático. La función respiratoria tiene un papel fisiológico relacionado con el cuerpo, es decir,
es necesario tomar oxígeno del aire para poder movernos en cualquier medio. Pero si a esto le
unimos el problema del agua durante el movimiento encontramos un verdadero dilema para
desplazarnos. En el agua, la respiración está invertida respecto al medio terrestre, por ello es
necesario adquirir un nuevo automatismo (la espiración es activa y la inspiración pasiva).

El aprendizaje de la respiración requiere haber adquirido con anterioridad una fase en la que se
desarrollara la inmersión, es por ello que el trabajo de inmersión y respiración estén muy
relacionados.

El alumno debe vivenciar cuál es la respiración más apropiada y debe saber diferenciar entre
dos fases respiratorias: inspiración (toma de aire) y espiración (expulsión del aire). En la fase
de inspiración es necesario matizar que se utilizará la boca preferiblemente para la toma de
aire y en la fase de espiración la expulsión del aire se realizará indistintamente por boca o
nariz.

En su aprendizaje es importante trabajar en el principiante los diferentes tipos de apneas, tanto


inspiratorias como espiratorias, incidiendo sobre todo en el juego de ritmos respiratorios.

5. PROPULSIÓN-DESPLAZAMIENTO

La propulsión es la fuerza que impulsa al ser humano hacia delante, atrás, arriba o abajo
provocada por la acción de los brazos y las piernas.

Estas fuerzas son explicadas a través del Principio de acción y reacción, que dice lo siguiente
"a toda acción le corresponde una reacción igual y de sentido opuesto" y por el Principio de
Bernoulli que afirma que "la forma de la mano y una inclinación adecuada producirán una
mayor velocidad en el flujo de agua que pasa por el dorso de la mano que por la palma". Estas
acciones propulsivas favorecerán al principiante su movimiento en el medio acuático de una
forma rudimentaria al principio y que posteriormente serán perfeccionadas a través de
diferentes técnicas.

El desplazamiento en el medio acuático se produce principalmente por los brazos, quedando


las piernas como equilibradoras, siempre que no exista apoyo en el suelo.

Se entiende por desplazamiento aquellos movimientos realizados con nuestro cuerpo para
trasladarlo de un lugar a otro en el espacio acuático.

En la habilidad de desplazamiento incluimos otras tantas que posibilitan dicha acción: voltear-
girar, arrastrar, gatear, andar, correr y deslizar.

Desde el inicio y marcados por la ley céfalo caudal y próximo distal podemos desplazarnos en
agua poco profunda a través del volteo, arrastrado y gateo. Los primeros giros se producen

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sobre el eje longitudinal pasando al eje anteroposterior y al eje transversal, siendo las
volteretas un ejemplo sobre el grado de dificultad a que pueden llegar los volteos. Hay que
tener presente que los giros pueden representar un objetivo específico importante a la hora de
desarrollar las habilidades del dominio acuático.

Posteriormente, seguirá el arrastrado por el cual nos podemos trasladar de un lugar a otro
reptando. Poco a poco se irá elevando el tronco y coordinando brazos y piernas aparecerá el
gateo. A continuación, los primeros pasos en esta posición va a dar lugar a la marcha y más
tarde a la carrera.

Tras el control de todos estos patrones motrices, aparecerá el deslizamiento que irá unido a un
dominio mucho más amplio del medio acuático. La adquisición del deslizamiento se aprende en
varias fases (Lewin, 1983): en primer lugar hay que aprender a adoptar una buena posición
dentro del agua (flotación estática) y en segundo lugar, es necesario abordar la flotación
dinámica. Bajo un proceso de aprendizaje el niño aprende la posición más apropiada del
cuerpo para deslizarse en posición de total extensión.

6. SALTOS

Los saltos unido a las caídas son considerados como una de las formas más importantes de
introducirse en el agua. Las variaciones de los saltos y las caídas vendrán dadas por el tipo de
piscina, el material auxiliar y por las posiciones y movimientos del propio cuerpo.

Saltar es una habilidad, en la que desde parados o en movimiento, tomamos impulso con una o
ambas piernas para despegar el cuerpo del suelo ya sea en altura, en longitud o en ambos a la
vez y posteriormente caer.

Si nos regimos a la clasificación que establece la Escuela Nacional de Entrenadores (1992)


encontramos que las caídas al agua pueden ser realizadas de la siguiente forma: sentados,
arrodillados, de pié, en cuclillas, y los saltos se pueden clasificar atendiendo a la batida (con
una o con dos piernas), la fase de vuelo (elemental, con movimientos e aire, con distancia, con
altura, con lanzamiento, imitación) y la entrada (de pie, de cabeza, otros).

7. LANZAMIENTOS-RECEPCIONES

Los lanzamientos y recepciones son habilidades que desarrollan principalmente la coordinación


ojo-mano y ojo-pie.

El lanzamiento es la acción de lanzar, echar o arrojar un objeto, con o sin precisión, es decir, el
lanzamiento puede tener como finalidad alcanzar con el móvil un punto concreto o no. La
acción evoluciona desde un movimiento rígido de flexo-extensión del codo (6 meses)
lentamente, hasta incorporar la rotación corporal y la colocación del pie opuesto al brazo que
lanza (si está tocando suelo). Para realizar un lanzamiento en piscina profunda es necesario
tener un dominio previo de sustentación autónoma o en su lugar, la ayuda de algún tipo de
material auxiliar. Los lanzamientos se pueden realizar golpeando con el propio cuerpo (manos,
pies, cabeza, etc.) o por medio de un instrumento (palo, tabla, raqueta, etc.).

Cuando lanzamos hacia otra persona que recibe el objeto lo denominamos pase o acción de
pasar.
La recepción es la acción de recibir un objeto. El tamaño, la trayectoria y la velocidad del móvil,
así como el que el receptor esté parado o en desplazamiento, son aspectos que influyen sobre
la dificultad de la recepción.

Su evolución en el niño empieza con una recepción con brazos extendidos y rígidos delante del
cuerpo, reaccionando con cierto miedo ante el móvil. Pero no será hasta los 6 años
aproximadamente cuando el niño sea capaz de dejar los brazos relajados junto al cuerpo y
logre recibir con éxito un móvil absorbiendo y controlando su fuerza. Posteriormente, recibir o

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interceptar en movimiento el vuelo de un móvil son habilidades que se irán aprendiendo con la
práctica.

8. RITMO

Desde los 11 días, los niños sumergidos en el agua hacen movimientos rítmicos acuáticos que
recuerdan a los de los demás vertebrados. Estos movimientos son controlados a un nivel
subcortical por los núcleos grises de la base (cuerpo estriado). Hacia los 2 meses, cuando los
reflejos arcaicos, bajo la influencia inhibidora del córtex que comienza a madurarse, los
movimientos acuáticos son reemplazados por reacciones desordenadas.

Desde este período hasta que el niño sale de la etapa de 3-4 años se produce una adquisición
de una motricidad global organizada temporalmente (Le Boulch, 1995). El carácter rítmico del
movimiento espontáneo le confiere su armonía y su coordinación. El primer trabajo de ritmo
consiste en dejar que el niño exprese su propio tempo en los juegos espontáneos y actividades
de expresión libre.

Por lo tanto, el objetivo del trabajo en el medio acuático es el de favorecer la expresión de la


motricidad natural del niño cuya característica esencial es la rítmica.

9. COORDINACIÓN

Cuando un tarea acuática se ejecuta de forma precisa, se manifiesta una buena organización
entre diversos grupos musculares, y a su vez, una graduación adecuada de la magnitud de
fuerza que se presenta en cada uno de dichos grupos.

Estas consideraciones nos llevan a hablar de la denominada “coordinación motriz”, que es


sumamente importante dentro de las cualidades que debe poseer el individuo para la
realización de tareas acuáticas o terrestres.

Todos nuestros sistemas actúan sincronizadamente para conseguir un funcionamiento eficaz y


fluido con el mínimo esfuerzo. Álvarez del Villar (1987) define la coordinación como “la
capacidad neuromuscular de ajustar con precisión lo querido y pensado, de acuerdo con la
imagen fijada por la inteligencia motriz, a la necesidad del movimiento o gesto deportivo
concreto”.

En resumen, y según Moreno y Rodríguez (1995) podemos señalar que en toda buena
coordinación ha de existir una adecuada interacción entre el sistema nervioso central y la
musculatura esquelética. En este sentido, hemos de considerar que dadas las relaciones
fundamentales con el sistema nervioso, la coordinación dependerá en gran medida del estado
de fatiga del mismo y del medio donde se desarrolle (terrestre o acuático).

La coordinación en el medio acuático tiene la misma estructura que en el medio terrestre.


Weineck (1988) establece dos tipos de coordinación:

- Coordinación general. Es aquella capacidad de coordinación que se observa en el niño en


actuaciones y movimientos de tipo general y polivalente.
Es el resultado del aprendizaje de movimientos que pueden ser empleados en diferentes
situaciones de iniciación acuática.
- Coordinación específica. Es aquel tipo de coordinación que muestra el desarrollo de
movimientos específicos y concretos, como por ejemplo la técnica de crol, el viraje en los
estilos de natación, etc.
Todas las habilidades acuáticas que acaban de ser descritas pueden ser combinadas de
múltiples formas para la consecución de los objetivos planteados al inicio de cualquier
programa acuático educativo.

BIBLIOGRAFIA:

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Articulo “El aprendizaje de las habilidades acuáticas”. Juan Antonio Moreno Murcia y Pedro
Luis Rodríguez García Facultad de Educación. Universidad de Murcia
Familiarización
Flotación
Respiración

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