2007 Alhambra Restaurada
2007 Alhambra Restaurada
2007 Alhambra Restaurada
1interés patrimonialista derivado del liberalismo burgués, durante el segundo tercio del
siglo XIX, alentado por la creciente importancia de España dentro del «imago urbis»
europeo y animado desde los círculos intelectuales del país ante la revalorización del
pasado nacional como medio de mejorar el presente, volcaron los estudios hacia un
período histórico que por razones culturales y políticas había sido tradicionalmente
marginado. Si bien la actualización del pasado hispanomusulmán se encuadraba dentro
de la mentalidad ilustrada, fue durante el Romanticismo cuando quedó asentado el
conocimiento de esta etapa singular, manifestado en la importancia de sus vestigios
monumentales. Incluso, su restauración como medio de salvaguarda incidió positi-
vamente en el asentamiento de los principios del historicismo arquitectónico, y en
especial sobre la'difusión de la imagen alhambrista en la arquitectura y la decoración, a
través de Europa y Américal.
Las cons@cuenciasdel historicismo romántico sobre este excepcional legado se corres-
pondieron con el triunfo de los criterios estilísticos y la conformación del monumento
como un modelo ideal acabado, dentro de los parámetros del más exacerbado gusto
orientalista, contribuyendo de forma denodada a la conservación de tan valioso patri-
monio. Los diferentes estudios académicos convergieron a mediados del siglo XIX en
el debate acerca de la originalidad del llamado «arte árabe», estableciendo su periodi-
ñola (1840'1930). Granada: Universidad. 1997: vid. has Rio de Janeiro: Funda~ao Oswaldo Cruz·
también. RODRÍ GUEZ DOM I NGO. José FA PERJ, 2003. PP 77.88
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zación a través de los principales rasgos estilísticos, y delimitando problema de la Alhambra ha sido discutido y encomendada su
conceptualmente otros como el mudéjar o el mozárabe. La litera- resolución a arquitectos y arqueólogos. ¿ Por qué se descartó,
tura de viajes y algunas publicaciones periódicas contribuyeron a siempre, a los artistas>>>2
la difusión del arte y cultura hispanomusulmanas, marcando los La mentalidad romántica buscaba en la restauración de un mo-
niveles de apreciación no sólo hacia tales manifestaciones, sino numento el restablecedo en su originario «carácter». Este térmi-
también respecto de los criterios que debían primar en la conser- no idealista se identificaba con el espíritu del edificio, concepto
vación monumental. La denuncia constante sobre las interven- que quedó reemplazado por el término positivista de «estilo», en
ciones de restauración que se producían en edificios de creciente modo alguno identificable con lo que era el alma del edificio, su
consideración patrimonial como la Alhambra, la Mezquita de esencia. Como contrapunto estaba la «fisonomía», algo más tan-
Córdoba o el Alcázar de Sevilla motivó la atención de las ins- gible y concreto, es decir, el «cuerpo», su parte material. La pri-
tancias administrativas encargadas de su custodia, y las primeras mera legislación sobre monumentos de este período se basaba en
medidas encaminadas a su conservación y restauración en una estas dos nociones, disponiendo no se alterase su «carácter» ni su
dualidad nunca equilibrada. Hasta la llegada de Leopoldo Torres «fisonomía». El «carácter» podía y debía ser restituido mediante
Balbás en 1923 primaron en las intervenciones sobre la Alhambra la aplicación de aquellos elementos originarios desprendidos o,
los criterios restauracionistas, primero a través de los miembros si esto no era posible, mediante la reproducción exacta en base a
de la familia Contreras y más tarde con Modesto Cendoya. Así, modelos todavía existentes. El éxito de un restaurador estribaba
la arquitectura del antiguo al-Andalus constituyó un excepcional de este modo en lograr engañar a sus propios contemporáneos.
campo de debate donde se radicalizaron unas y otras posturas No importaba, por tanto, la autenticidad testimonial de los restos
afectando notablemente a su correcta conservación, tal y como materiales, sino la recuperación de la personalidad perdida del
patentiza el alegato de Melchor Fernández Almagro: edificio.
del espíritu moderno en nuestro país -confesaba-, acompáñase giaba Francisco Pi y Margall en Recuerdos y Bellezas de España-, no
un interés más vivo por las glorias del arte y de la historia nacio- resultó inmune a las transformaciones historicistas imperantes.
nal». Y esta viva atención patrimonialista justificaba y llenaba de Durante el segundo cuarto de la centuria se iniciaron grandes
sentido su maquiavélica máxima, según la cual «vale más incurrir cambios en la situación inmovilista que la administración del
en un pequeño error de apreciación, que abandonar incondi- Real Sitio había mantenido en los últimos siglos, principalmente
cionalmente un monumento de cualquier género que sea»3 El significados en la concesión de las primeras partidas anuales
problema, lógicamente, residía en el alcance de dichos errores para atender a las obras de reparación y en el nombramiento de
de apreciación, la mayoría de las veces irreversibles. Puesto que, arquitectos facultados por la Academia de Madrid en sustitución
si por una parte se criticaba el desgaste del tiempo y el abandono de maestros de obras y alarifes que tradicionalmente habían
de sus responsables, la práctica restauratoria en los monumentos asumido la responsabilidad de las obras. Ello coincidió además
sin más análisis que el de la eliminación de añadidos y postizos con la célebre estancia del norteamericano Washington Irving,
de otras épocas, constituía una forma más agresiva aún de mutila- el escritor de mayor influencia sobre las conciencias colectivas
ción al hacer desaparecer en este exceso de «purismo» elementos respecto a la capacidad evocadora de las ruinas nazaríes. La ex-
que, si bien ocultos, se habían conservado o añadiendo otros que tensa difusión de sus célebres Cuentos de la Alhambra -publicados
contribuían sobremanera a falsear la imagen del edificio. Como originalmente como The Alhambra: a seríes if tales and sketches if the
solución a las manifiestas y continuas «incorrecciones» que se Moors and the Spaníards (Londres, 1832)- hizo fijar la atención
estaban cometiendo en algunos monumentos, incluso llegó a mundial sobre la incompetente administración española que
defenderse como remedio la solución «ambiental», donde la imi- podía permitir la pérdida de tan preciada joya. De este modo, la
tación de la obra debía llegar al extremo de falsear la pátina del Corona empezó a mostrarse sensible hacia la problemática del
tiempo por medio de un envejecimiento artificial, fundamento patrimonio monumental, ya la acuciante necesidad de establecer
de la restauración estilística. las bases económicas y técnicas para su conservación.
Elrenovado interés por recuperar la memoria histórica del anti- De singular trascendencia fue la llegada a Granada, en el verano
guo Reino Nazarí de Granada y el auge de los estudios arqueo- de 1837, de una comisión del Museo de Versalles encargada de
lógicosreveladores del genio artístico musulmán no impidieron, enriquecer su colección de modelos artísticos. A través del maes-
sin embargo, la pérdida de buena parte del patrimonio arqui- tro vaciador se aprendió el procedimiento con que reproducir
tectónico andalusí durante todo el Ochocientos. La Alhambra, en yeso los arabescos de la Alhambra, con tal perfección que la
magnífico libro «en que están encerrados los más tiernos y pia- Reina Gobernadora accedió de Real Orden a la renovación de
dosos conceptos de hombres de la más ardiente fantasía» -elo- «todos los cuadros de dibujos que faltan y quitar los postizos de
yeso que hasta aqui se han substituido y que desdicen mucho del sino renovar hasta donde se pueda tal como se hallaba al tiempo de
gusto árabe». Éste fue el punto de arranque de lo que Manuel los Reyes Católicos» - Real Orden, de 23 de noviembre de 1847-.
Gómez- Moreno Martínez llamaba las «restauraciones con cri- Aunque su tarea debía ceñirse estrictamente a la restauración de
terio romántico», dando lugar a una actividad en la que varios adornos, y supeditada siempre a la del arquitecto-director, en la
miembros de la familia Contreras ejercieron un dominio absolu- práctica Rafael Contreras fue asumiendo la responsabilidad abso-
to e incontestable, que les reportó pingi.ies beneficios económi- luta sobre todas las obras, dando lugar así a la errónea y extendida
cos y fama internacional. consideración de que era titulado en arquitectura.
El personaje de mayor trascendencia en la historia del conjunto na- A través del taller de vaciados con el que atendía las restaura-
zarí durante este período fue, sin duda, Rafael Contreras Muñoz, ciones de la Alhambra, promovió una auténtica industria que
hijo del arquitecto granadino José Contreras Osorio. Dotado de difundió el alhambrismo por todo el mundo, proporcionando re-
una fuerte personalidad y de un poderoso carisma resultó un per- producciones exactas de las decoraciones de los palacios nazaríes,
sonaje esencial en la Granada de la época, difundiendo la imagen en colaboración con su hermano Francisco, nombrado más tarde
de la Alhambra por todo el mundo a través de sus espléndidos restaurador del Real Alcázar de Sevilla. El gabinete que constru-
«vaciados de arabescos». Ello le convirtió en una figura clave del yera en Aranjuez pronto se convirtió en un modelo esencial del
«alhambrismo», no sólo en España, sino muy particularmente en «islamic revival» tan reclamado por la nobleza y alta burguesía
Gran Bretaña y otros países del continente europeo. La primera europeas, desde Madrid a San Petersburgo y desde Londres a
constancia documental de su participación en la restauración de Estambul. Estas «esculturas en árabe» -como fueron calificadas
los palacios nazaríes data de abril de 1842 en que aparece como en la época- participaron en la celebérrima Exposición Universal
«maestro de molduras y dibujos» a sueldo, junto a José Medina, su de Londres de 1851, así como en las Internacionales de Londres
ayudante y cuñado, siendo entonces cuando concibió el proyecto (1862), París (1855, 1865, 1867 Y 1878) YAmberes (1885), cuya
de reproducir a escala y en yeso los aposentos palatinos, comen- exhibición interesaba al gobierno español «por lo mucho que
zando por la Sala de Dos Hermanas, cuyo modelo una vez conclui- contribuye a dar una idea del adelanto de las artes en España». En
do presentó a Isabel II. La fascinación con que la joven soberana todas estas ocasiones obtuvo importantes galardones y premios,
recibió el presente quedó expresada mediante una gratificación de contando con el aprecio de arquitectos como Matthew D. Wyatt
20.000 reales, la exención del cumplimiento del servicio militar, y Owen Jones. Sus fluidas relaciones con la Inglaterra victoriana
el encargo de un «gabinete árabe» en el Palacio Real de Madrid quedaron expresadas en su amistad con sir Austen Henry Layard,
-fmalmente construido en el Real Sitio de Aranjuez- y el título y por la adquisición en r865 por parte del Victoria & Albert
de «restaurador-adornista» de la Alhambra, para dedicarse «espe- Museum londinense de una importante colección de modelos
cialmente á restaurar los adornos de aquel bellísimo recuerdo de arquitectónicos procedentes de su taller de vaciados.
la España árabe (.) inquiriendo con el mayor cuidado y más dete- El plan de intervención diseñado por Contreras pasaba por
nida crítica (...) á fin de no hacer en nada una invención artística, «seguir un método de restauración del edificio que no hiciera
lA ALHAMBRA RESTAURADA DE RUINA ROMÁNTICA A FANTASÍA ORIENTAL [87]
perder su carácter propio, dejándolo -explicaba-tal y como se bajo la justificación de proveer de mano de obra barata y abun-
hallaba en tiempo de la Conquista, inquiriendo con esmero y dante a las obras de fortificación y restauración del monumento.
escrupulosidad sus detalles, conservando sus esquisitos adornos Así fueron empleados éstos tanto en obras de albañilería como
hasta el eminente peligro de perderse, en cuyo caso únicamente en jardines y alamedas, incluso en el taller de vaciados; si bien
deberánreponerse, y siendo ésta la manera más conveniente para eran continuas las denuncias por su «poquísima dedicación»,
no alterar sus delicadas proporciones», pero sin abandonar la pues salían de su reclusión «con el firme propósito de la holgan-
ejecuciónde modelos a escala de distintas partes de la Alhambra. za», y cada advertencia suponía para ellos una provocación tras
Susintervenciones, especialmente hasta 1868, vinieron marca- la que «hacían todo el daño que podían» Especialmente los des-
das por las amplias facultades adquiridas por el nombramiento tinados al taller de reproducciones resultaban poco operativos,
oficial,imponiendo su criterio en cuestiones que le eran ajenas ya que cuando alcanzaban el dominio preciso en tan delicados
comola administración del Real Sitio y las obras de índole ar- trabajos, concluían su condena y se hacía preciso formar al nuevo
quitectónica. Éstas estuvieron siempre supeditadas a su visión contingente de presos.
caprichosay colorista, transformando la imagen de los Palacios Por otra parte, la práctica llevada a cabo en los últimos años en
en el vano intento de devolverles su fisonomía «oriental». En que se verificaron costosas intervenciones en el monumento y
estesentido son elocuentes la Sala de las Camas, los pórticos del la penosa situación económica del Real Patrimonio, determinó
Patiode los Arrayanes, la Sala de los Reyes o el propio Patio de a la Corona la necesidad de limitar éstas a aquellas reparaciones
losLeones, con toda suerte de cúpulas, tejas vidriadas, cubiertas consideradas indispensables para la seguridad de las estructuras y
poligonaleso la excesiva restitución de adornos policromados. en ningún caso a labores de reposición de omatos. De este modo,
Ningún rincón de los palacios se libró del intervencionismo del se ordenaba cómo los presupuestos de obras habrían de distinguir
restaurador, contribuyendo a la conservación de su «carácter» a entre aquellas de urgente necesidad y las calificadas de mejoras.
costade falsear su «fisonomía». Para racionalizar este panorama, en junio de 1847 se nombró a
Pero además de coincidir con el nombramiento del primer Salvador Amador director de las obras de la Alhambra, perso-
título de restaurador en España, la fecha de 1847 tuvo para la nalidad de gran interés por sus conocimientos de la arquitectura
historiade la Alhambra otras implicaciones claves, como el cese islámica en general y de la problemática del monumento en parti-
en la consideración del conjunto como fortaleza, siendo de ella cular, cuyo prematuro fallecimiento dos años más tarde impidió la
desalojadoslos efectos y familias militares existentes. Resultaba ejecución de proyectos concretos que demostrasen su habilidad.
incuestionablecómo el recinto nazarí carecía de valor defensivo y Del informe elaborado en 1848 por Narciso Pascual y Colomer,
delasolidez necesaria frente a la moderna tecnología y estrategia arquitecto mayor de Palacio, debían extraerse las nuevas prio-
armada,si bien el Capitán General de Granada lo consideraba ridades acerca de las intervenciones a ejecutar, dado que «lo
útilcomo refugio para autoridades y tropa fiel ante una asonada. primero que S.M. desea -manifestaba-, es la conservación cui-
Lapervivencia del presidio, sin embargo, se mantuvo hasta 1876 dadosa de lo que ecsiste, luego la reparación de lo que pueda ser
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reparado con esactitud histórica y por último la restauración ilus- absoluta indolencia. Por esta razón, tanto el Gobernador de la
trada». En efecto, la reducción de la consignación presupuestaria Alhambra como el Intendente del Real Patrimonio denuncia-
recomendaba verificar las obras pausadamente y atendiendo a lo ron el incumplimiento de sus obligaciones e inasistencia a los
más necesario, recomendándose la intervención en el bosque y trabajos de su responsabilidad, «contentándose con asistir a la
alamedas, así como la preparación de los trabajos de restauración obra tres o cuatro horas al día, faltando muchos y hasta semanas
del Patio de los Leones, con preferencia sobre cualquier otra enteras». Tras la paralización de la obra por su elevado coste y la
obra. Sin embargo, era preciso culminar aquellas intervenciones prioridad concedida entonces a la restauración del Palacio de los
emprendidas con anterioridad con objeto de preservar su com- Leones, en r864 se inició la última fase de remodelación del Baño
pleta ruina, tal es el caso de la costosa restauración de la Sala de de Comares, ya bajo la dirección exclusiva del celoso Contreras,
las Camas del Baño de Comares, cuyas labores de ornamentación reproduciendo «lo antiguo mutilado, sin renovaciones de otras
prosiguieron bajo la dirección de Amador. épocas que le imprimiesen un carácter diferente», reponiendo
El ruinoso estado de la Sala de las Camas había llevado a José las balaustradas del piso superior, los capulines de mocárabes yel
Contreras a la elaboración de un proyecto integral de restau- policromado de sus repuestos adornos, «con todo su colorido y
ración en r843, consecuencia del cual procedió a desmontar la detalles en la misma forma y materiales usados originariamente
cubierta, eliminando un cuerpo de celosías, junto a todo el sector en las construcciones de este palacio». Con el descubrimien-
arruinado, para a continuación acometer su reedificación. ~edó to, en r866, del acceso primitivo al Baño desde el Patio de los
entonces sin efecto la decoración de sus paramentos hasta la lle- Arrayanes, se vieron culminadas las actuaciones en esta área hasta
gada de Amador como arquitecto del Real Sitio, quien concentró «presentar en ella un ejemplar completo del aspecto que tenía la
sus actuaciones en este ámbito siguiendo las instrucciones del Alhambra en tiempos de los árabes».
Arquitecto Mayor de Palacio. A la muerte del ilustrado profesio- Para acometer la costosa empresa de restauración integral del
nal granadino se hallaba culminada la armadura, el arrocabe de Palacio de los Leones, resultó decisivo el nombramiento en r8sr
mocárabes y las yeserías de dos lados del segundo cuerpo, todo de Juan Pugnaire como nuevo arquitecto de la Alhambra. Las
ello realizado por el tallista Tomás Pérez. Los trabajos de repo- primeras intervenciones acometidas sobre este espacio durante
sición de adornos prosiguieron durante la década de r850 inter- el primer tercio del siglo XIX habían estado encaminadas a
viniendo además como yeseros Ramón González, Juan Marín y resolver la inestabilidad estructural del conjunto, si bien se re-
Miguel Marín, profesor de modelado y vaciado de adorno de la dujeron al atirantado de los pórticos y pabellones del patio Bajo
Academia de Bellas Artes de Granada; mientras que la pintura la dirección del arquitecto José Contreras se había procedido al
de los tableros, con temple de huevo, correspondió a Antoruo raspado de parte de sus columnas y hasta el bruñido de la Fuente
Tejada. Dado que Contreras no tenía en este momento más de los Leones, eliminando los restos de policromía que aún per-
intervención que la de dirigir unas labores de las que no percibía manecían, del mismo modo a como se había hecho en el pórtico
beneficio alguno para su lucrativo taller particular, demostró una meridional del Patio de los Arrayanes. La denuncia por parte de
LA ALHAM BRA RESTAURADA DE RUINA ROMÁNTICA 1\ FANTASÍ/\ ORJ ENTAL [89 ]
la Academia de Nobles Artes de Granada de ésta y otras opera- de José Galofre. El antiacadémico artista aprovechó en un artí-
ciones llevaron a su paralización y la aplicación de una tinta que culo publicado en El Heraldo de Madríd para denunciar además la
imitara la pátina eliminada. A pesar de que en la década de 1840 conversión en un «cementerio» del Patio de los leones -tras la
seelaboraron varios proyectos de reparación de yeserías y carpin- eliminación del jardín francés-, la sustitución de la galería que
tería, nada de ello se llevó a cabo excepto la eliminación, en 1846, apeaba sobre las alcobas de la Sala de las Reyes por cubiertas
deljardín plantado por el general Sebastiani, cuyo riego provoca- de teja, o la «abusiva» reposición de arabescos en la Sala de
ba filtraciones que estaban acelerando el deterioro del conjunto. Abencerrajes y otras estancias de los palacios. Pugnaire replicó
El estado general del Palacio de los leones era desolador, tal y las acusaciones desde el diario granadino La Constancía -dirigido
como expresaba el comentario de Alejandro Dumas padre: por Rafael Contreras-, justificando todas y cada una de las ac-
tuaciones de «conservación y reparación», y no de restauración
"Este milagro de la creación humana, este suelo petrificado por la «como objeto de necesidad -aclaraba-, sin que se pueda acusar
varade un brujo que se llamael patio de los Leones,cruje, se hiende, á sus autores de intentar renovaciones donde no se hace mas
amenazavenir a tierra, y se habría caido ya sin los puntales con los que sostener y reproducir lo que el tiempo va pulverizando». Al
quese ha sostenido. Rogad por el patio de los Leones,rogad porque mismo tiempo razonaba la sustitución de la cubierta piramidal
elSeñorlo mantenga en pie, o rogad por lo menos para que,si cae,no del pabellón oriental dado que «estando destruidas las arma-
selevuelvaa levantar.Preferiblees un cadávera una momia.,,4 duras que cubren los pabellones del patio que nos ocupa, y en
el caso de su reconstrucción, creemos debería dársele la forma
Entre las primeras actuaciones dirigidas por Pugnaire se pro- elipsoidal que tienen los admirables cupulinos de madera de su
cedió a la renovación parcial del pavimento de los andenes del interior; que esta fuese su primitiva forma, nadie que haya exa-
patio con losetas octogonales de barro y olambrillas blancas minado un solo monumento árabe ó turco puede dudado». la
y azules, mientras losas de mármol blanco debían cubrir los réplica acababa considerando «por demasiado violenta la idea
intercolumnios y el suelo de los templetes; la reconstrucción de querer dar lecciones en el género árabe á los hijos de esta
de armaduras y tejados, así como unas primeras restauraciones ciudad semi-morisca, que han aprendido el arte de Vitrubio,
de arabescos a cargo de Tomás Pérez. Otra de las propuestas bajo las bóvedas estalactísticas y arcos pérsicos de la morada
de mejora proyectadas por el arquitecto granadino fue la sus- que arrebató el Rey Católico, de las débiles manos de Boabdih>.
titución de la cubierta del templete de levante por una bóve- Una vez aquietada la polémica, si bien continuaron las labores
da hemiesférica de tejas policromadas -bajo la sugestión de de reparación en curso, el proyecto de intervención sobre el
Contreras-, lo que desató en 1853 una agria polémica por parte pórtico septentrional del Patio de los Arrayanes, gravemente
desplomado por el peso de su techumbre, quedó aplazado ante y en el Salón de Comares, y reconstrucción de las cubiertas en
el temor de una nueva «cruzada de anticuarios y artistas». la Sala de los Reyes.
El déficit de doce millones de reales empleados en el Parque El nombramiento del coronel de ingenieros Ramón Soriano,
del Campo del Moro y la arbitraria situación creada en el como nuevo gobernador de la Alhambra en 1858, determinó una
ramo de Obras, dentro de la administración de la Real Casa serie de cambios el primero de los cuales fue la sustitución de
y Patrimonio, originó el Real Decreto de 6 de marzo de 1857 Juan Pugnaire por Baltasar Romero, motivada por la incesante
por el que se reorganizaba el sistema a seguir en las obras y re- presión a la que estaba sometida la actuación del arquitecto
paraciones. las crecidas cantidades que anualmente consumía granadino desde diferentes instancias. A propósito de este cam-
este departamento sin guardar proporción con la utilidad del bio se elaboró por vez primera un plan general de restauración
objeto que las dictaba y las obras emprendidas por arquitectos en el que manifestaba la continuidad de lo ya iniciado en años
y administradores «guiados por sus ideas particulares», dieron anteriores, tanto en la Sala de los Reyes, como en el Patio de los
lugar a un amplio y minucioso articulado según el cual no se leones y Salón de Embajadores, así como la reconstrucción del
podría acometer obra alguna en el Real Patrimonio sin que el trozo de muralla hundido en las inmediaciones de la Torre de los
Intendente General las aprobase y la Reina sancionase su pre- Picos. En opinión del nuevo Gobernador, el verdadero problema
supuesto. la clasificación de la utilidad y conveniencia de las constructivo de la Alhambra se debía a la ignorancia de quienes
obras, el plan de ejecución que debiera adaptarse, la formación habían reparado en otro tiempo sus armaduras y techumbres, ya
de presupuestos y la designación de la calidad y cantidad de los que «transmitiendo empujes á los muros consiguieron agrietear-
materiales a emplear, serían a partir de ese momento materias los y vencerlos»; por otra parte, no se había cuidado el sistema
de la exclusiva incumbencia del Arquitecto Mayor de Palacio, de canales y evacuación de aguas, lo cual venía provocando ince-
quien a la sazón lo era de los Reales Sitios. Además, en ningún santes filtraciones que destruían las decoraciones parietales hasta
punto, fuera del Palacio Real, se podrían establecer obras per- minar los cimientos del Palacio. Nunca antes se había atendido a
manentes para la recomposición y reparos de los edificios del las causas que provocaban el problema, sino que se habían limi-
patrimonio regio, sino que de forma periódica los administra- tado a efectuar calzamientos y a ligar los muros que amenazaban
dores de estos lugares comunicarían al Intendente General las ruina con los circundantes, de ahí que las fuerzas de los primeros
que fuesen necesarias. Por su parte, el Visitador e Inspectores arrastrasen a los segundos. El plan de restauración y conservación
del Real Patrimonio tendrían sobre el ramo de Obras idénticas de la Alhambra planteaba así la ejecución de todos los trabajos
atribuciones que les estaban conferidas para los Reales Sitios. en un plazo aproximado de entre cuarenta meses y seis años,
Como consecuencia de esta orden, se mandó limitar las obras centrados especialmente en el Palacio de los leones y el Patio
del conjunto nazarí a las de pura conservación, aplicándose así de los Arrayanes. Este ámbito precisaba de intervención en las
al revoco general, calzamientos, baldosado en la mina que con- crujías de los lados mayores, reposición de yeserías yalicatados,
duce a los Baños, colocación de arabescos en la Sala de la Barca reposición del pavimento de mármol y desmonte de la pesada
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techumbre del pórtico norte. Del mismo modo, se conceptuaba un cuerpo de almenillas y revestida por tejas planas de cerámica
como urgente la eliminación de la escalera que accedía al campa- vidriada -por ser menos permeables- en forma de escama, cuya
nario del Mexuar, así como la galería que enlazaba la fachada de policromía se correspondía con las tejas árabes que cubrían la ga-
Comares con el pórtico del Cuarto Dorado, con la restitución de lería en colorida disposición zigzagueante. Esta obra constituyó
sus yeserías; la recuperación de los adornos del Patio de Machuca el ejemplo gráfico por excelencia de lo que supuso la aplicación
que permanecían enterrados; la reconstrucción de la armadura del romanticismo pintoresquista como medio de acentuar el
de la Torre de la Cautiva y el restablecimiento de la bóveda de exotismo de unos palacios que no participaban «activamente» de
mocárabes de la Torre de las Infantas, junto a reposición de ese orientalismo legendario. la cúpula, subsistente hasta 1934,
yeserías, alicatados y celosías. Prueba que evidencia el esencial dotó a la Alhambra de su imagen más apreciada, convirtiéndose
carácter adornista de las restauraciones son las cantidades presu- en el marco predilecto para artistas, fotógrafos y visitantes. la
puestadas, que para las obras de arquitectura ascendían a 192-375 fortuna de tan alocada falsedad fue reproducida por arquitectos
reales, frente a los 730.051 de las intervenciones ornamentales. y diseñadores de todo el mundo, en villas, palacios, hoteles, mau-
El veterano arquitecto concentró entonces sus actuaciones en el soleos, plazas de toros y pabellones de Exposiciones Universales,
Palacio de los leones, determinado a eliminar el desplome que adquiriendo de este modo una autenticidad incuestionable.
hasta de cuarenta centímetros presentaba el pórtico del Patio. De Paralelamente prosiguieron las labores decorativas de reposición
este modo procedió al desmonte del pabellón oriental y a cimen- de arabescos, reproducción de arcos de yesería y el proyecto no
tar sus columnas a tres metros de profundidad, sustituyendo la culminado de recorrer los zócalos de los andenes del Patio de los
armadura de par e hilera de la galería adyacente. la iniciativa de leones con azulejos. Así, el taller de vaciados de la Alhambra se
sustituir, según había proyectado Pugnaire, la cubierta piramidal encargó de fabricar piezas con las que sustituir las perdidas o de-
«de mal género»D por otra armadura «en forma de clavo» y con terioradas de la Sala de los Reyes, dado que «todos los arabescos
tejado de teja vidriada se comenzó en 1858. Contreras justificaba que estaban al alcance de la mano se encuentran destruidos, unas
esta actuación, como restaurador adornista, bajo la consideración veces por el abandono y otras por haber querido, sin los cono-
general de eliminar aquellas intervenciones posteriores a la con- cimientos necesarios, hacer restauraciones en otras épocas cuyo
quista cristiana que provocan «la mofa de cuantos las vieron», resultado es hasta lamentable a la integridad de tan preciosos
al tiempo que volvía a hacer una ardiente defensa de su labor ornatos». Del mismo modo que se dispuso cubrir las pérdidas de
al frente de su departamento, dedicado «a confundir con los alicatado en columnas y pilastras de la sala mediante imitaciones
adornos antiguos los nuevos que se hacen, hasta el caso de tener en estuco pintado, pues el acudir a una fábrica cerámica suponía
que llamar la atención sobre ellos si queremos hacerlos distin- un elevado coste y la consiguiente pérdida de beneficio econó-
guir a los que lo deseen». Así la insólita cúpula exterior, única mico para el lucrativo taller de Contreras. Se concluyó también
estructura de este tipo en toda la Alhambra -y por ende en la la restauración de la puerta de la Sala de Abencerrajes -repuesta
arquitectura nazarí -, quedó además circundada en su base por en su lugar en 1866-, al tiempo que se proponía la disparatada
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reposición de la bóveda de mocárabes de la sala homónima las obras del Real Sitio-, y que alcanzó un amplio eco a través
destruida en el siglo XVI, cuyo elevadísimo presupuesto la dejó de la prensa. La Academia hizo una ardiente defensa sobre la
sin materializar.
conservación de la pátina rojiza impuesta por el tiempo, «raudal
La autoridad como ingeniero del gobernador Ramón Soriano y inagotable de inspiraciones y entusiasmo», llegando a declarar la
la ausencia de arquitecto director por jubilación de Romero fue preferencia del estado anterior de incuria y abandono a la susti-
hábilmente aprovechada por Rafael Contreras para entrar plena- tución del monumento por un «edificio nuevo»5 Como conse-
mente en la restauración del Palacio de Comares. Los problemas cuencia, desde Madrid se ordenó la suspensión de los trabajos, si
de estabilidad que afectaban al pórtico norte del Patio de los bien la balaustrada de hierro se mantuvo en su lugar hasta 1882
Arrayanes, se convirtió en el argumento principal para acometer en que fue sustituida por una celosía de madera.
una restauración integral al modo en que se estaba llevando a A mediados de la década de 1850 se realizaron intervenciones
cabo en el Palacio de los Leones. Frente al secular abandono de menores en este Palacio, destacando el reforzamiento del en-
éste, por sus limitaciones funcionales y mayor prestigio, el área de costillado que sostenía la techumbre del Salón de Comares me-
Comares había sido objeto de una ocupación continuada hasta diante abrazaderas y tornillos de hierro, reposición de techos de
comienzos del siglo XIX que había alterado gravemente algunos lacería y arabescos en los alhamíes y Sala de la Barca. Las obras
de sus espacios, degenerando «á las fabricas mas innobles y mes- quedaron interrumpidas por dedicarse la mayor prioridad a la
quinas», declaraba José Contreras en 1840. Fue entonces cuando Sala de los Reyes, volviendo a reactivarse en 1864. El pórtico
se acometió la polémica intervención sobre el pórtico meridional norte de Comares se hallaba apuntalado desde hacía unos años
del patio, declarándose ruinoso el cuerpo superior yaconsejan- debido al riesgo de desplome de la pesada cubierta «mal conce-
do su apeo a fin de evitar una catástrofe. Entre 1841 y 1842 se bida y peor ejecutada» que, arrancando desde la torre abarcaba
rehizo esta área, reponiéndose carpinterías y yeserías en las que la Sala de la Barca y el pórtico, apeando directamente sobre la
intervino un joven Rafael Contreras, con policromía y dorado de frágil estructura columnaria. La solución pasaba por desmontar
José Aranda, y la colocación de un antepecho con baranda y ba- completamente el tejado, aislar el pórtico de columnas para cu-
laustres de hierro. La intensidad de las obras fue conceptuada de brido luego mediante una techumbre de faldón único de tejas,
anacrónica por la Academia de Nobles Artes de Granada, en una mientras sobre la Sala de la Barca se levantó una estructura al-
insólita iniciativa por parte de la institución académica, incitada menada flaqueada por dos castilletes, según la lectura realizada
por el arquitecto Francisco Enríquez -quien pretendía vengarse por Contreras de los escasos vestigios hallados. Para tan compleja
del ninguneo sufrido durante el breve tiempo que participó en operación fue preciso «mover todo perfectamente á plomo sobre
las columnas, evitando al mismo tiempo que la solicitaran otras vino en forma de un Real Decreto -dictado el mismo día de la
fuerzas que las verticales», y cuidando de no inutilizar las delica- celebración- por el que se mandaba «sin pérdida de tiempo y sin
das labores de yes06 evitar dispendio de ninguna clase (...) terminar de la manera más
En el entretanto de tan sustanciales intervenciones se produjo la digna y conveniente la restauración de ese histórico monumen-
anunciada visita de Isabe] Ir en octubre de 1862, abriendo una to»; al mismo tiempo, se ordenaba al administrador del Real Sitio
enconada polémica acerca de la idoneidad de ]a Alhambra como franquease el acceso a Charles Clifford para realizar fotografías
residencia regia y espacio donde celebrar el gran baile de gala con de los palacios.
motivo del aniversario de la soberana. Desde la fugaz estancia de Para la valoración de esta época, la de mayor intensidad en la
Felipe V en 1730, ningún titular del solio hispánico había sido restauración estilística, valga el dictamen del citado José Segundo
recibido en Granada, por ello no es de extrañar la importante Lema, según el cual los palacios nazaríes se hallaban profunda-
expectación originada en la capital andaluza. A instancias de mente alterados y mutilados, fruto de «degeneradas imitaciones
Ramón Soriano, se redactó una memoria en la que quedaba des- al pretender reproducir sus elementos sin poseer el sentimiento
.aconsejado el uso cortesano de los palacios, dado que se hallaba artístico que inspiraba a los que crearon estas obras, y que cada
sin asegurar la techumbre del Salón de Comares, apuntalado el época dejó consignado en ellas». Se hacía así preciso emprender
pórtico norte de] Patio de los Arrayanes y amenazando ruina tres «minuciosas indagaciones y estudios muy concienzudos en los
lados del Patio de los Leones. A pesar de que la Administración que presida gran criterio artístico y ciego respeto a] más pequeño
General de la Real Casa y Patrimonio decidió suspender el detalle que resulte ser de su primitiva construcción, siquiera se
baile, la Real Maestranza de Granada se obstinó en su deseo de halle un tanto deteriorado y mutilado, yel deberse limitar esta
celebrar el mencionado agasajo, por lo que encargó estudios de restauración a llevar a efecto sólo aquellas obras indispensa-
viabilidad a los arquitectos e ingenieros de la Provincia. Éstos bles para prolongar conservando la existencia de los restos que
dictaminaron la necesidad de unos breves reparos, como clau- quedan y descubrir todos aquellos que puedan ocultar las obras
surar el acceso al pórtico meridional de Leones o desmontar el posteriores, hechas sin el respeto que en todos tiempos debió ins-
alero del pórtico opuesto, quedando acallada la polémica con ]a pirar tan bello e importante edificio, prescindiendo de una vez de
visita del arquitecto del Real Patrimonio, José Segundo de Lema, la quimérica idea de intentar reproducir nuevamente lo que éste
quien tras advertir que de ]a Alhambra «no debiera hacerse otro fue en su origen». La aplicación de esta denuncia dio lugar a una
uso que estudiado para saberlo admirar», consideraba no inmi- intensificación de los estudios sobre el arte hispanomusulmán,
nente el riesgo de ruina de las partes citadas. Fina]mente, tuvo con investigaciones específicas sobre el conjunto nazarí, desta-
Jugar en el recinto ]a soberbia velada regia cuya compensación cando los redactados por el propio Contreras como La especíalídad
de la arquítectura árabe en España, e ínfluencía de este arte en los monumentos como único director de la conservación y la restauración, con]
de Granada (discurso de ingreso dictado en r865 en la Academia que la situación de hecho pasó a ser de derecho. El control de 1;
de Bellas Artes de Granada), Del arte árabe en España manifestado en consignaciones aportadas por el Estado correspondió igualment
Granada, Sevílla y Córdoba por los tres monumentos príncípales: La Alhambra, a la Comisión, de la que Contreras era su tesorero. A propuest
elAlcázar y la Gran Mezquíta: Apuntes arqueológícos (Madrid, r875), Lígero de ésta, el 12 de julio de r870 la Alhambra recibió la declaració
estudío sobre las pínturas de la Alhambra (Madrid,r875) o Recuerdos de la de «Monumento Nacional», 10 que en teoría debía llevar apd
domínacíón de los árabes en España (Granada, r882). Aunque en ellos rejado un mayor control público y político de las obras de w
eludía cualquier referencia documental, es evidente que buceó en tauración acometidas en el recinto. Si bien la principal amenaz
el valioso archivo del monumento, cuyos datos completó con los derivaba de la pretensión del Ministerio de Hacienda de vende
innegables conocimientos adquiridos durante su gestión. En base en subasta diversos parajes del conjunto bajo el carácter de fincd
a estas investigaciones, en r867 Rafael Contreras halló la puerta productivas -hasta entonces integradas en el Real Patrimoni
de entrada al Mexuar, confirmada más tarde por los sondeos e independientes de las que desde época histórica se hallaba
arqueológicos emprendidos por la Comisión de Monumentos, y en manos particulares-, como el huerto y casa de Machuca, lo
que permitieron recuperar este acceso como principal a los pala- aljibes de la plaza homónima, la Casa del Cadí, el Secano y s
cios, tal y como hasta hoy se mantiene. huerto, la Acequia del Rey, el ex-convento de San Francisco
hasta el archivo histórico. Anunciada la licitación de las finca
sidad de que éstas estuviesen presididas de un estudio razonado, las excavaciones de la antigua iglesia conventual de San Francisco,
sostenido por el convencimiento de que no servían de nada las con objeto de determinar la existencia en su solar del cementerio
teorías admitidas para las obras modernas, siendo preciso a cada real; el recorrido de tejados, la reparación del sistema hidráulico
paso indagar los métodos, los medios y el espíritu empleado por y la reposición de arbolado; así como el inventario del archivo
los antiguos para ejecutarlas; «pues no se trata de hacer innova- histórico, por parte de Gómez- Moreno. Al mismo tiempo se
ciones ni inventar sistemas de dudoso éxito ~confesaba~, sino iniciaron las primeras enajenaciones de propiedad privada en el
de copiar, reproducir, sostener, reparar y distinguir cada punto y interior del recinto, como la Torre de la Rauda y la llamada Casa
cada detalle, exponiéndose siempre más bien á hacer poco que á del Cura, adyacente al Palacio de los leones.
equivocarse mucho»? ~edó redactado igualmente el Reglamento El dominio ejercido por Contreras sobre las labores de control
de la Alhambra (1872), al tiempo que se proponía la formación de y vigilancia encomendadas a la Comisión de Monumentos no
una plantilla de empleados que gestionara los recursos del mo- sólo se limitó a integrarse en las subcomisiones formadas para
numento, encabezada por el director-conservador, e integrada determinar en aspectos concretos relativos a la conservación de la
por un interventor, un conserje, un jardinero, diez dependien- Alhambra, sino que remitía directamente sus memorias e infor-
tes y un conserje para el museo y su auxiliar. Naturalmente, mes al Ministerio. Advertida de estas circunstancias la Academia
no pretendía proponer la incorporación de ningún arquitecto, de San Fernando, acusó a la Comisión Provincial de ineficaz e
y mucho menos de un arqueólogo, que pudieran entorpecer inoperante en sus funciones, justificando ésta en todo la actua-
su labor, pues de estos profesionales ya estaba bien surtida la ción restauracionista del Director, puesto que «usando distinto
Comisión de Monumentos. Entre los trabajos ejecutados en este sistema, y si otra cosa se hubiera practicado desde el reinado de
momento cabe resaltar la restauración de las pinturas de la Sala los Reyes Católicos, en cuya época se empezaron las restauracio-
de los Reyes, a cargo de una subcomisión de pintores integrada nes en la Alhámbra, hoy apenas quedaría de este alcázar mas que
por Ginés Noguera, Manuel Obrén y Manuel Gómez- Moreno un edificio deforme, sin conservar nada de su primitivo carác-
González; la reposición de paños calados del Patio de los leones ter». los recelos académicos, unidos a la penosa situación de la
y de yeserías en las torres de la Cautiva y de las Infantas; el des- Hacienda Pública, suspendieron las consignaciones económicas
cubrimiento de un importante área de mocárabes en la estancia hasta 1874, debiendo el propio Contreras hacer frente a algunos
homónima, bajo la bóveda barroca; la habilitación de las Salas pagos de su propio peculio.
de las Frutas, como sede del futuro Museo de Antiguedades de Como consecuencia de la escasa confianza que su actividad des-
la Alhambra; la eliminación del cobertizo del Patio del Cuarto pertaba en Madrid, por Real Orden de 4 de agosto de 1875 se
Dorado y el descubrimiento de yeserías del mihrab del Mexuar; nombró al granadino José María Vasco y Vasco como Delegado
del Gobierno de Su Majestad en la Alhambra. los peores pre- adquisición de fincas particulares, dado que su interés artístico,
sagios acerca del caos reinante en la administración del monu- arqueológico o estético no compensaba la cuantiosa inversión
mento se vieron superados por la realidad: el bosque talado en su que su restauración requeriría.
mayor parte y en el que pastaban las cabras, los jardines conver- El fracaso del Delegado Regio, ante la inasistencia de sus pro-
tidos en plantaciones agrícolas por los empleados y la Alcazaba puestas, llevó aparejado por contra el reforzamiento del director
en insalubre residencia de «seres harapientos cuyo entreteni- de la conservación y restauración a partir de 1876, dentro del
miento es dirigirse á las personas que ven, con palabras groseras nuevo marco de estabilidad política derivado de la Restauración
y aptitudes poco convenientes»; a todo lo cual había que unir la monárquica. Si bien se malogró su secreta aspiración de adscri-
ausencia de presupuestos de obras. Por vez primera se planteó la bir nuevamente el alcázar a la Corona, y beneficiarse así de un
necesidad de poner una cuota de entrada a los visitantes, fijada control mucho más leve que el del Gobierno, Contreras logró
en una peseta, con la que evitar las propinas que recibían los afianzar su figura mediante el nombramiento de su hijo Mariano
conserjes y asegurar unos medios fijos de ingresos destinados a como arquitecto provincial de la Comisión de Monumentos y,
las obras de conservación. Y se daban los primeros pasos en la por ende, de la Alhambra, a la muerte de Pugriaire en 18808.
incorporación de aquellas fincas de propiedad particular, que en la oposición académica a sus impulsos restauracionistas se
número de cincuenta aún permanecían en el interior del recinto fueron progresivamente acallando y el control de la Comisión
y sus aledaños, estableciendo como prioritarias la enajenación de Provincial diluyendo en nuevos frentes. Además, logró el traslado
la Torre de las Damas, del Oratorio del Partal, del ex-convento del presidio militar desde la Alcazaba a Torres Bermejas, que-
de San Francisco y del Generalife. dando así como dueño incontestable del recinto monumental.
De manera simultánea al informe elaborado en 1875 por el Durante este período se acometió la restauración de la fachada
Delegado del Gobierno, Contreras elevó al Ministerio de de Comares, prosiguiendo las labores de reposición de arabescos
Fomento una Memoría sobre las rtifOrmas que deben íntroducírse en la y reforma de las cubiertas del Patio de los leones, cuyas tejas
Alhambra para su posíble conservacíón, completo y amplio memorial se pretendían sustituir por otras vidriadas. Además, el proyecto
en el que se informaba acerca del sistema de propiedad aún incluía la realización en el pabellón de poniente de una cúpula
vigente en el monumento, la oportunidad de su restauración y semejante a la del lado frontero, así como un cupulín en el ángulo
conservación, así como el sistema de administración más eficaz. sudoeste, todo lo cual avivó una decidida oposición por parte de
Proponía además la conveniencia de que el Estado no distrajera leopoldo Eguílaz y Manuel Gómez- Moreno, resuelta mediante
fondos destinados a la conservación de los palacios mediante la la omisión de las transformaciones proyectadas.
8 El político y escritor Juan Valera. ardiente defensor estar abierta al pÚblico. por su importancia histórica y conservación de los monumentos árabes de Granada»:
de las actuaciones de Contreras. se oponía a la restitu- artística. para estudio. contemplacion y deleite de pro- La ¡Justracíón Española y Amerícana. 19 (Madrid. 22 de
ción de la Alhambra al Real Patrimonio. puesto que el pios y de extraños. y para ser visitada y admirada por mayo de 1876), P 335]
conjunto «no debe ni puede tener otro uso que el de viajeros. artistas y poetas" [VALERA. Juan. "Sobre la
LAALHAMBRA RESTAURADA DE RUINA ROMÁNTICAA FANTASÍA ORIENTAL [97]
El creciente interés mediático que todo lo relacionado con la sepulcrales y fragmentos cerámicos y de yeserías. En los años
conservación de la Alhambra iba adquiriendo, determinó que siguientes la Academia aprobó el proyecto de reconstrucción de
una de las primeras medidas acordadas por el granadino Ángel la muralla que circundaba el Secano, presentado por el arquitecto
Carvajal Fernández de Cordoba, marqués de Sardoal, al pose- provincial, pero bajo la recomendación del empleo de ladrillo y
sionarse como ministro de Fomento en 1883 fuese la urgente la sustitución de los cajones de mampostería por tapiales de al-
formación de un proyecto y presupuesto de todas las obras pañata, «imitando en todo la construccion antigua». Del mismo
conceptuadas como necesarias en el monumento. Contreras modo, quedó autorizada la reposición de las piezas de alicatado
derivóla que consideraba como «difícil y espinosa» tarea hacia desaparecidas en los zócalos de los palacios, acudiéndose a la
la Comisión de Monumentos, la cual dictaminó entre las me- madrileña fábrica de La Moncloa. Entre las intervenciones «me-
didasmás urgentes la reparación y restauración de la Torre de nores» que no fueron sometidas ni a la aprobación académica ni a
los Puñales, Galería de Machuca y dependencia adyacentes; la la supervisión de la Comisión de Monumentos merece citarse la
reposiciónde todos los zócalos cerámicos desaparecidos y de los composición de la armadura y cubierta de la galería superior del
pavimentos en mal estado; el recorrido de armaduras y cubier- pórtico meridional del Patio de Arrayanes, quedando atirantada
tas de tejas vidriadas, así como la hechura de celosías, puertas, la arquería a los muros del palacio imperial.
techosy ventanas; la conclusión de las obras de las torres de las Cansado y enfermo, Rafael Contreras se fue recluyendo en su taller
Infantasy de la Cautiva; y la cubrición y colocación de solerías y de vaciados,delegando en su hijo funciones directivas,como la pre-
carpinteríadel Palacio de Carlos V Es decir, volvían a priorizarse paración del Palaciode Carlos V para el homenaje nacional al poeta
los aspectos de restauración sobre los de mera conservación; si José Zorrilla en junio de 1889. Para entonces ya se habían alzado
bienadvertido el Gobierno de tales «desviaciones» sólo se sirvió las primeras voces que denunciaban el patrimonio vitalicio en que
consignar,desde 1885, cantidades suficientes para las obras de se había convertido la Alhambra para la familia Contreras, quienes
consolidación,debiendo elaborarse sólo proyectos parciales de «la vienen explotando hace muchos años». Crítica feroz pero nada
restauraciónsometidos a la consideración de la Academia de San comparable con lo que se levantaría a la muerte, el 29 de marzo
Fernando. Por otra parte, dado que en opinión del arquitecto de 1890, de «El Gobernador» o «El Bajá de la Alhambra», como
Mariano Contreras no existía inminente peligro de ruina en era conocido el poderoso restaurador. En medio de la pugna entre
ningún paraje del recinto, se acometieron obras menores como conservacionistas y restauracionistas por el control de la Alhambra,
elapuntalado de la citada Galería de Machuca o la reposición de Ricardo Gómez Contreras respondía a unas alusiones sobre su
soleríasen la Casa Real Vieja. Sólo cabe señalar cómo en 1887, abuelo, señalando cómo con él «empieza la historia artística de la
alderribar un cobertizo próximo al Patio del Harem, se descu- Alhambra y por Contreras se descubre, se conoce y hasta hoy se con-
brióla verdadera Rauda de la Alhambra, hallándose cuatro losas serva el sin par monumento»9 Para Leopoldo Torres Balbás,si bien
9 GÓMEZ CONTRERAS. Ricardo. "Remitido,,,
Notídem Granadíno. 20 de febrero de 1915
LUZ SOBRE PAPEL [98 ]
la labor del restaurador-adornista fue en algunos casos benemérita, frenó una situación de incuria y abandono secular, modernizando
sus atribuciones fueron absolutas y ubérrimas, sin control alguno. La las estructuras organizativas y recuperando una serie de valores que,
valoración de las cuaU'o décadas en que Contreras «guió» el destino si bien pueden ser calificados de románticos e idealistas, cuando
de la Alhambra debe ser estimada en líneas generales como muy menos contribuyeron a difundir una imagen universal tan presti-
beneficiosa, a pesar de evidentes desaciertos, y siempre dentro de giosa como resultaba la de las catedrales góticas de la vieja Europa.
la defensa de la restauración estilística. Resulta revelador cómo las Dotado de una personalidad menos sugerente, Mariano Contreras
referencias a su labor sean contradictorias, prevaleciendo los juicios dirigió el monumento hasta 1907 acuciado por la polémica y el
que le achacaban un excesivo personalismo en todo lo referente al constante clamor -convertido en lema por sus enemigos- de «¡La
monumento, imponiendo su particular criterio sobre el de técnicos Alhambra se hunde!». Nada mejor cabía esperar de un «gobierno»
aparentemente más cualificados, ya fuesen arquitectos, arqueólogos que se iniciaba con tan oscuro presagio como el infausto incendio
o historiadores. A pesar del extraordinario ánimo de lucro con el del 19 de septiembre de 1890. El triunfo de la restauración sobre la
que esta familia rodeó todas sus actuaciones, durante esta etapa se conservación tocaba a su fin.