Eric Hobsbawn - El Sentido Del Pasado
Eric Hobsbawn - El Sentido Del Pasado
Eric Hobsbawn - El Sentido Del Pasado
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ERIC HOBSBAWM
SOBRE
LA HISTORIA
CRÍTICA
GRIJALBO MONDADORI
BARCELONA
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PREFACIO
diseñada para ellos, no para los ricos, los inteligentes, los excepcionales, aun
que esa sociedad en la que valga la pena vivir deba reservar un espacio y un
margen de acción para dichas minorías. Sin embargo, el mundo no ha sido
creado para nuestro disfrute personal ni hemos venido a él por tal motivo.
Un mundo que pretenda que esa es su razón de ser no es un buen mundo ni
debería ser un mundo perdurable.
En los siguientes capítulos se intenta dar una idea general de las relaciones exis
tentes entre el pasado, el presente y el futuro, que constituyen el verdadero objeto
de estudio del historiador. El presente capítulo se basa en la ponencia que sirvió de
apertura a la conferencia sobre «El sentido del pasado y la historia» organizada
en 1970 por la revista Past and Prcsent y que apareció en el número 55 de dicha pu
blicación (mayo de 1972) COIl el título de «The Social Function of the Past: Some
Questions».
punto de vista de un análisis comparativo.) ¿En qué aspectos del pasado se Sin embargo, lo más probable es que, tarde o temprano, se llegue a un
acabará proyectando el esfuerzo restaurador? Es probable que los historiadores punto en que el pasado no sólo ya no pueda reproducirse de un modo literal,
hayan reparado en la frecuencia con que se producen ciertos llamamientos en sino ni siquiera reconstruirse de una forma parcial. Una vez alcanzado este
favor de la vuelta al pasado: a favor de las antiguas leyes, la vieja moralidad, punto, el pasado se convierte en algo tan alejado de la realidad tangible, e in
la religión de otras épocas, por mencionar unos cuantos, y puede que les tien cluso de la recordada, que es posible que al final quede reducido a un mero
te la idea de generalizar a partir de estos hechos. Sin embargo, antes de ha lenguaje para definir en términos históricos ciertas aspiraciones que existen
cerlo, tal vez sería aconsejable que sistematizasen sus propias observaciones en el mundo actual y que no necesariamente son conservadoras. Los anglo
y buscasen una posible orientación en las obras de los antropólogos sociales y sajones libres anteriores al yugo normando o la feliz Inglaterra" de la época
otros científicos cuyas teorías pueden estar muy relacionadas con el tema. Por previa a la Reforma son ejemplos conocidos. Como también lo es, por citar un
otra parte, antes de adoptar un enfoque excesivamente superestructural, tal vez caso contemporáneo, la metáfora de «Carlomagno», que desde Napoleón 1,
recuerden que no es la primera vez que se intenta restaurar una estructura eco se ha venido empleando para tratar de difundir distintas modalidades de uni
nómica en desuso o a punto de extinguirse. Aunque en la Gran Bretaña del si dad europea de tipo parcial, ya sea mediante un proceso federativo o a través
glo XIX la esperanza de regresar a una economía de pequeños propietarios cam de una conquista llevada a cabo por el bando francés o el alemán, y que a to
pesinos no pasara de ser una escena bucólica soñada por los habitantes de las das luces no tiene por objeto la recreación de nada que se parezca siquiera
grandes ciudades (deseo que, al menos al principio, no compartían los verda remotamente a la Europa de los siglos VIlI Y IX. En este punto (Jo crean o no
deros jornaleros sin tierra), constituía no obstante un elemento esencial de la sus defensores) es donde la exigencia de recuperar o recrear un pasado tan
propaganda radical y uno de los que se reivindicaban con mayor insistencia. lejano que su relación con el presente es mínima puede equivaler a una total
Sin embargo, aun a falta de un modelo general que resulte útil para ex innovación, y donde existe la posibilidad de que el pasado que así se invoca
plicar esta reimplantación selectiva, habría que hacer una distinción entre los se convierta en un artificio o, para expresarlo en términos menos halagüeños,
intentos de este tipo que se quedaron en un mero plano simbólico y los que en una mentira. El nombre «Ghana» transfiere la historia de una parte de
efectivamente se llevaron a cabo. Los llamamientos a la recuperación de una África a otra muy distante geográficamente hablando y totalmente diferente
antigua moral o religión siempre se efectúan con la intención de obtener re desde un punto de vista histórico. En la práctica, la demanda sionista de re
sultados tangibles. Si tienen éxito, en principio ninguna chica mantendrá rela gresar al pasado anterior a la diáspora en la tierra de Israel representaba la ne
ciones sexuales antes del matrimonio o todo el mundo asistirá a misa, por po gación de la verdadera historia del pueblo judío durante más de 2.000 años.'
ner un ejemplo. Por el contrario, aun admitiendo el componente estético pre Aunque estamos bastante familiarizados con la historia inventada, ten
sente en él, el deseo de reconstruir con toda exactitud la fábrica de Varsovia dríamos que distinguir entre los usos retóricos o analíticos de la misma y los
destruida por las bombas tras el fin de la segunda guerra mundial o, a la in que llevan implícitos algún tipo concreto y genuino de «restauración». Entre
versa, el de derribar determinados testimonios que dan prueba de un proceso los siglos XVII Y XtX, los radicales ingleses no tenían ninguna intención de
renovador como el monumento a Stalin en Praga, es puramente simbólico. Se volver a la sociedad anterior a la conquista; para ellos, el «yugo» normando
podría pensar que ello se debe a que lo que en realidad la gente quiere re era ante todo un recurso explicativo, los «anglosajones libres» eran con mucho
construir es demasiado vasto e indefinido para conseguir devolverlo a la vida una analogía o la búsqueda de una genealogía, como se verá más adelante.
gracias a una serie de acciones restauradoras concretas: este es el caso, por Por otra parte, los movimientos nacionalistas modernos, a los que, siguiendo
ejemplo, de la «grandeza» o la «libertad» de épocas pasadas. La relación que a Renan, definiríamos como movimientos que se olvidan de la historia o, me
existe entre la restauración real y la simbólica puede llegar a ser verdadera jor dicho, que la malinterpretan, porque, desde el punto de vista de la histo
mente compleja y hasta es posible que ambos elementos se den al mismo ria, sus objetivos no tienen precedentes, a pesar de todo insisten en definirse
tiempo. Para justificar la reconstrucción del edilicio del parlamento en la que en mayor o menor medida en términos históricos y de hecho hasta tratan de
Winston Churchill tanto insistía podrían aducirse motivos de eficacia, es de hacer realidad algunas partes de esa historia ficticia. Como es lógico, esto es
cir, que el mantenimiento de un diseño arquitectónico favorecía un modelo aplicable sobre todo a la definición del territorio nacional, o para ser más
muy concreto de política, debate y ambiente parlamentarios que resultaban exactos, a las reivindicaciones territoriales, aunque existen varias formas
esenciales para el funcionamiento del sistema político británico. No obstan cuyo deliberado arcaísmo es de sobras conocido y que van desde los neo
te, como ya sucediera con la elección del estilo neogótico para los edificios, druidas galeses a la adopción del hebreo como lengua secular hablada y a los
también parece indicar la presencia de un importante componente simbólico, Ordensburgen de la Alemania nacionalsocialista, Insisto en que ninguno de
tal vez incluso de una forma de magia que, a través de la recuperación de una ellos puede considerarse en modo alguno una «reconstrucción», o incluso un
parte pequeña aunque emocionalmente muy significativa de ese pasado per «restablecimiento». Son innovaciones que utilizan o pretenden utilizar ele
dido, consigue restaurar la totalidad del mismo. mentos de un pasado histórico, sea este real o imaginario.
30 SOBRE LA HISTORIA
EL SENTIDO DEL PASADO 31
¿Qué clase de innovaciones actúan de este modo y bajo qué condiciones? todo caso lo es por parte de la gente que está familiarizada con el cambio tec
Los más evidentes son los movimientos nacionalistas, ya que la historia es la nológico, no plantea el menor problema. Se podría pensar (¿pero se ha in
materia prima que se moldea con más facilidad durante el proceso de cons vestigado en realidad el tema?) que incluso una actividad tan partidaria de la
trucción de las «naciones» de nueva planta que constituye su principal obje tradición como la religión institucional popular la ha aceptado sin dificultad.
tivo. ¿Qué otros movimientos se comportan así? ¿Puede decirse que es más Sabemos que existe una gran resistencia a introducir cualquier tipo de cam
probable que unas aspiraciones tiendan más que otras a definirse de esta for bio en los antiguos textos de carácter sagrado, pero no parece haberse pro
ma, por ejemplo las relacionadas con la cohesión social de los grupos huma ducido una reacción similar con respecto, por ejemplo, al abaratamiento de
nos o las que encarnan el «sentido de la comunidad»? Es necesario dejar la las imágenes e iconos sagrados por medio de procesos tecnológicos como
pregunta sin responder. el grabado y la oleografía. Por otra parte, algunas innovaciones necesitan
que se las legitime, y en aquellos períodos en que el pasado ya no es capaz
de suministrar algo que les sirva de precedente, este hecho se convierte en
III fuente de graves dificultades. Por importante que sea, cuando la innovación
se suministra en una sola dosis no resulta tan conflictiva. Se la puede pre
El problema del rechazo sistemático del pasado sólo surge cuando se ad sentar como la victoria de un determinado principio positivo sobre su con
mite que la innovación es a un tiempo inevitable y aconsejable desde un pun trario, o como un proceso de «corrección» o «rectificación», del predominio
to de vista social: es decir, cuando es sinónimo de «progreso». Esto plantea de la razón sobre la sinrazón, del conocimiento sobre la ignorancia, de lo
dos cuestiones distintas: cómo se llega a reconocer y legitimar la innovación natural sobre lo que no lo es, del bien sobre el mal. Sin embargo, los dos
como tal innovación, y qué forma asume la situación derivada de ella (es de últimos siglos se han caracterizado por un proceso de cambio constante e
cir, cómo se formula un modelo de sociedad cuando el pasado ya no puede ininterrumpido, que, salvo excepciones, no es posible tratar como tal si no es
proporcionarlo). La primera es la que resulta más fácil de contestar. a costa de una casuística considerable, como la necesidad de aplicar cons
Sabemos muy poco del proceso que ha logrado convertir los términos tantemente principios inmutables a unas circunstancias siempre cambiantes
«nuevos y «revolucionario» (tal como se usan en el lenguaje publicitario) en de una serie de maneras que permanecen sumidas en el misterio o exage
sinónimos de «mejor» y «más atractivo», por lo que sería muy necesaria una rando la potencia de las fuerzas del mal que aún perduran.'
investigación a fondo del tema. Sin embargo, a primera vista parece que se Paradójicamente, el pasado sigue siendo la herramienta analítica más útil
tienen menos reparos en aceptar la novedad o incluso una innovación de para enfrentarse al cambio constante, aunque de una forma totalmente nue
carácter constante cuando está relacionada con el control que los seres huma Va. Se transforma en el descubrimiento de la historia como un proceso de
nos ejercemos sobre la naturaleza, como ocurre, por ejemplo, con la ciencia cambio direccional, de desarrollo o evolución. De esta forma, el cambio se
y la tecnología, debido a las evidentes ventajas que buena parte de ella ofre convierte en su propia legitimación, si bien estrechamente vinculado a un
ce incluso a los más fervientes partidarios de la tradición. ¿Es que alguna vez «sentido del pasado» totalmente distinto. Un excelente ejemplo de ello pro
las bicicletas o las radios han sido objeto de un ataque ludita digno de men cedente del siglo XIX es la obra de Bagehot Física y política (1872); los con
ción? Por otro lado, mientras que a algunos grupos humanos les pueden pa ceptos de «modernización» vigentes en la actualidad ilustran una serie de
recer atrayentes determinadas innovaciones de tipo sociopolftico, al menos versiones mucho más simplistas del mismo enfoque. En resumen, lo que legi
con vistas al futuro, las implicaciones sociales y humanas de la innovación tima y explica el presente ya no es el pasado concebido como conjunto de
(incluyendo la innovación técnica) suelen suscitar una mayor oposición, por puntos de referencia (por ejemplo, la Carta Magna), o incluso como el perío
motivos igualmente obvios. Es posible que los constantes avances que se pro do de tiempo en que algo tiene lugar (por ejemplo, la época de las institucio
ducen en materia tecnológica sean recibidos favorablemente por los mismos nes parlamentarias), sino el pasado considerado como proceso de conversión
que muestran un profundo disgusto ante la rápida transformación que expe en el presente. Frente a la imperiosa realidad del cambio, hasta el pensa
rimentan las relaciones humanas (por ejemplo, en materia sexual y familiar) miento conservador se vuelve historicista. Puesto que la comprensión a pos
y a los que incluso les cuesta imaginar que dichas relaciones puedan estar su teriori es la forma más convincente que adopta la sabiduría del historiador,
jetas a un continuo proceso de cambio. Cuando se rechaza incluso la innova quizás resulte más apropiado para ellos que para la mayoría.
ción tecnológica de utilidad demostrada, la razón se encuentra generalmente, Pero ¿qué ocurre con los que además necesitan la capacidad de prever,
por no decir siempre, en el miedo a la transformación social, es decir, a la de concretar un futuro que en nada se parece al pasado? Tratar de hacerlo sin
conmoción que la acompaña. recurrir a algún tipo de ejemplo resulta extraordinariamente difícil y a menu
Legitimar la innovación cuya utilidad resulta tan evidente y es tan neutra do nos encontramos con que las personas que más esfuerzo dedican a la in
desde un punto de vista social, que es aceptada casi de inmediato, o que en novación sienten la tentación de buscar uno, por muy inverosímil que sea, y
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lo incluyen en el propio pasado, o en lo que viene a ser lo mismo, la «so no existe nada que impida definir los sistemas sociales en términos de un
ciedad primitiva», considerada como una modalidad en que el pasado del cambio continuo, pero, en la práctica, no parece haber demasiada necesidad
hombre coexiste con su presente. Sin duda, los socialistas de los siglos XIX de que se haga así, quizás porque cuando las relaciones sociales son inesta
y XX utilizaron el «comunismo primitivo» como un elemento de análisis, bles e imprevisibles en exceso resultan especialmente desconcertantes. En
pero el hecho de que lo emplearan muestra con claridad la ventaja de contar el sistema de Comte, el término «orden» va unido al de «progreso», pero el
con un precedente concreto incluso para aquello que no lo tiene, o, al me análisis de uno de ellos apenas nos dice nada de cómo se ha de plantear
nos, con un ejemplo de cómo resolver los nuevos problemas, aunque las el otro. La historia deja de resultar de utilidad justo en el momento en que
soluciones que en el pasado se dieran a problemas análogos resulten inapli más la necesitamos.'
cables al presente. Por supuesto, no existe ninguna necesidad teórica de des En consecuencia, es posible que nos veamos obligados a recurrir una vez
cribir el futuro con toda exactitud, pero, en la práctica, la exigencia de que más al pasado, utilizándolo de un modo parecido a como tradicionalmente se
se prediga o se formule un modelo que lo explique es demasiado fuerte para ha hecho, es decir, como depósito de precedentes, si bien esta vez nos basa
hacer caso omiso de ella. remos en una serie de programas o modelos que nada tienen que ver con él
El método más práctico y popular de predicción ha sido siempre un tipo para efectuar nuestra selección. Es muy probable que esto suceda en el mo
u otro de historicismo, es decir, la extrapolación más o menos sofisticada y mento de realizar el diseño de la «sociedad ideal», ya que la mayor parte de
compleja de las tendencias del pasado al futuro. En cualquier caso, se puede lo que sabemos acerca del buen funcionamiento de las sociedades consiste en
saber cómo será el futuro si se investiga el proceso de desarrollo de épocas conocimientos empíricos que hemos acumulado en el curso de los miles de
anteriores en busca de pistas, de ahí la paradoja de que, cuanto más conven años que llevamos viviendo en grupos humanos de muy distintas maneras,
cidos estemos de que va a producirse algún tipo de innovación, mayor será complementado tal vez con el estudio de la conducta social de los animales,
nuestra necesidad de recurrir a la historia para tratar de averiguar qué carac que se ha puesto muy de moda de un tiempo a esta parte. Es indudable que
terísticas tendrá. En este procedimiento tienen cabida desde las versiones la investigación histórica de «lo que sucedió en realidad» resulta muy valio
más simplistas -la visión del futuro como un presente ampliado y mejora sa para resolver talo cual problema concreto del presente, además de cons
do o un presente ampliado y peor, tan típica de las extrapolaciones tecnoló tituir una corriente de aire fresco para algunas actividades históricas que se
gicas o de las antiutopías sociales de tipo pesimista- a los planteamientos han quedado bastante anticuadas, siempre y cuando éstas tengan algo que ver
que desde un punto de vista intelectual se caracterizan por una mayor com con los problemas modernos. Por consiguiente, es no sólo posible, sino tam
plejidad y ambición; pero, básicamente, la historia sigue siendo el punto de bién deseable, que lo que les ocurrió a los pobres que fueron desplazados por
partida en ambos casos. Sin embargo, llegados a este punto surge una con la construcción en gran escala del tendido ferroviario o lo sucedido durante
tradicción, cuya naturaleza ya dejó entrever Karl Marx cuando se mostró el siglo XIX en el centro de las grandes ciudades arrojase algún tipo de luz
convencido de la inevitable sustitución del capitalismo por el socialismo al sobre las posibles consecuencias de la imparable construcción de autopistas
mismo tiempo que mostraba una enorme reticencia a dar detalles sobre cómo que estamos viviendo a finales del siglo XX, del mismo modo que los distin
sería en realidad la sociedad socialista y comunista. Este no es sólo un hecho tos episodios de «poder estudiantil» que tuvieron lugar en las universidades
de sentido común: ser capaz de identificar las tendencias generales no equi medievales s no son ajenos a los proyectos que pretenden cambiar la estruc
vale a poder predecir qué consecuencias concretas tendrán en las circunstan tura legal de las universidades modernas. Sin embargo, la naturaleza del que
cias del futuro, que, aparte de ser complejas, son en muchos sentidos desco a menudo es un proceso arbitrario de inmersión en el pasado en busca de
nocidas. También constituye un indicio de que existe un conflicto entre un ayuda para poder así prever el futuro requiere un mayor análisis que el que
modo básicamente historicista de analizar cómo se desarrollará el futuro, que hasta ahora ha recibido. Por sí solo no basta para ocupar el lugar de la cons
da por supuesto que el proceso de cambio histórico no conoce interrupcio trucción de modelos sociales adecuados. vayan éstos o no acompañados de
nes, y el que hasta ahora ha sido el requisito universal de los modelos pro la correspondiente investigación histórica, sino que sólo sirven para reflejar
gramáticos de sociedad, a saber, un cierto grado de estabilidad. La utopía es y quizás en algunos casos para paliar su actual insuficiencia.
por naturaleza un estado estacionario que tiende a reproducirse a sí mismo y
cuyo implícito ahistoricismo sólo están en condiciones de soslayar aquellos
que opten por no describirlo. Aun siendo diseñados para explicar una serie IV
de circunstancias que se encuentran en plena transformación, incluso los mo
delos menos utópicos de la «sociedad ideal» o del sistema político adecuado El uso social del pasado no queda ni mucho menos reflejado en estos co
suelen servirse para ello de un marco relativamente estable y previsible de mentarios hechos de pasada. No obstante, aunque aquí no es posible analizar
instituciones y valores que no se verá afectado por tales cambios. En teoría de forma más pormenorizada los demás aspectos de la cuestión, sí se pueden
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EL SENTIDO DEL PASADO 35
mencionar brevemente dos problemas concretos: los del pasado como genea
logía y como cronología. otro lado, los edificios y elementos decorativos de tipo neomedieval, neo
El sentido del pasado como un continuo de experiencia de carácter co renacentista y Luis XV de la sociedad burguesa decimonónica dieron paso
lectivo sigue siendo asombrosamente importante, incluso para los más parti en un determinado momento a un estilo deliberadamente «moderno», que no
darios de la innovación y de la creencia de que novedad equivale a mejora: sólo renunció a apelar al pasado, sino que incluso desarrolló un dudoso pa
como lo demuestra el hecho de que en todas partes se incluya la «historia» recido estético entre la innovación artística y técnica. Por desgracia, hasta
dentro de los planes de estudio de todos los sistemas educativos modernos, o ahora la única sociedad de la historia que nos ha proporcionado el material
el que anden buscando antecedentes (Espartaco, Moro, Winstanley) los revo adecuado para realizar un estudio comparativo de la influencia de los ante
lucionarios de nuestros días, quienes, en caso de ser marxistas, contagian a cedentes y la novedad es la sociedad capitalista occidental de los siglos XIX
sus formulaciones teóricas con su propia intrascendencia. ¿Qué ganan o ga Y xx Y no sería prudente generalizar basándonos en un solo caso.
naron en concreto los marxistas modernos con saber que en la antigua Roma Por último, el problema de la cronología, que nos conduce al extremo
tuvieron lugar una serie de revueltas de esclavos que, según se deduce de sus opuesto de una posible generalización, puesto que es difícil pensar en algu
propios análisis, incluso en el supuesto de que persiguieran fines comunistas, na sociedad conocida que no considere oportuno dejar constancia por distin
estaban destinadas al fracaso o a producir unas consecuencias que apenas tos motivos del transcurso del tiempo y la sucesión de los acontecimientos.
guardan relación con las aspiraciones de dichos marxistas? Evidentemente, la Por supuesto, como ha señalado Moses Finley, existe una diferencia esencial
sensación de pertenecer a una antigua tradición de sublevaciones proporcio entre un pasado cronológico y uno que no lo es: entre el Odiseo de Homero
na una gran satisfacción emocional, pero es necesario preguntarse sobre el y el de Samuel Butler, al que de un modo natural y muy poco homérico se
cómo y el porqué. ¿Es análoga a la sensación de continuidad que infunden concibe como un hombre de mediana edad que regresa junto a una esposa
los programas de historia y que, por lo visto, es la que convierte en materia avejentada tras una ausencia de veinte años. Ni que decir tiene que, desde el
de estudio aconsejable para los niños la existencia de Boadicea o Vercin momento en que la historia es un proceso de cambio direccional, la cronolo
getórix, el rey Alfredo el Grande o Juana de Arco, como parte del bagaje gía es fundamental para el significado histórico del pasado vigente en nues
informativo con el que (por razones que se dan por válidas pero rara vez tros días. El anacronismo es una señal de alarma que alerta inmediatamente
se investigan) «se supone que deben estar familiarizados» por su condición al historiador y su capacidad para causar un impacto emocional en una so
de ingleses o franceses? La atracción que ejerce el pasado concebido como ciedad tan apegada a las cronologías es de tal calibre, que se presta con gran
continuidad y tradición, como «nuestros antepasados», es muy fuerte. Inclu facilidad a que las artes saquen partido de él: en la actualidad, un Macbeth
so los hábitos turísticos dan buena prueba de ello. Sin embargo, el hecho de con vestuario moderno saca partido de ello de una forma en que, por razones
que nos identifiquemos de un modo instintivo con esta forma de sentir no obvias, un Macbeth de la época jacobita nunca pudo hacer.
debería hacernos pasar por alto la dificultad que entraña averiguar por qué A primera vista es menos esencial para el sentido tradicional del pasado
ocurre tal cosa. (patrón o modelo para el presente, almacén y depósito de experiencia, sabi
Ni que decir tiene que la dificultad es mucho menor en el caso de las mo duría y precepto moral). En un pasado de este tipo no se cree necesariamen
dalidades de genealogía más comunes, con las que se intenta apuntalar una te que los acontecimientos se producen de forma simultánea, como los ro
autoestima llena de inseguridades. Los burgueses advenedizos tratan de con manos y los moros que luchan entre sí en las procesiones de Semana Santa
seguir un linaje, las naciones o movimientos de nuevo cuño optan por incor en España, o incluso fuera del tiempo: la relación cronológica que existe en
porar a su historia algunos ejemplos de hazañas y esplendores ya pasados en tre ambos es simplemente intrascendente. La cuestión de si Horacio Cocles
proporción a cuáles crean que son las carencias de su verdadero pasado, esté se convirtió en un ejemplo para los romanos de épocas posteriores antes o
o no justificada dicha opinión." La cuestión más interesante en relación con después de Mucio Escévola sólo tiene interés para los pedantes. Del mismo
este tipo de prácticas genealógicas es si llegan a convertirse en algo prescin modo (por citar un ejemplo de nuestros días), la importancia que puedan
dible y en qué momento sucede tal cosa. La experiencia de la moderna so tener los macabeos, defensores de Masada y Bar Kohba, para los actuales is
ciedad capitalista parece indicar que quizás sean a un tiempo permanentes y raelíes no guarda la menor relación con la distancia cronológica que separa
transitorias. Por un lado, los nuevos ricos de finales del siglo xx continúan a ambos y la que existe entre ellos mismos. En el instante en que se intro
aspirando a todo aquello que caracteriza la vida de una aristocracia que, a pe duce el tiempo real en dicho pasado (por ejemplo, cuando se analizan Ho
sar de su escasa importancia política y económica, sigue simbolizando el es mero y la Biblia aplicando los métodos empleados en los estudios históricos
tatus social superior (la mansión campestre, el director ejecutivo renano que modernos) se convierte en algo totalmente distinto. Desde el punto de vista
se dedica a cazar alces y jabalíes en un lugar tan inverosímil como son las social se trata de un proceso alarmante, además de constituir un síntoma de
cercanías de las repúblicas socialistas, por mencionar algunos ejemplos). Por transformación social.
No obstante, en muchas (¿quizás en todas?) las sociedades que conocen
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la escritura, e incluso en aquellas que no la conocen, la cronología histórica, tal vez lograse arrojar luz no sólo acerca del sentido que el pasado tenía en
por ejemplo en forma de genealogías y crónicas, tiene a ciertos efectos una sociedades de épocas anteriores, sino también en la nuestra, donde la hege
importancia que está fuera de toda duda, si bien la capacidad de las primeras monía de una de sus formas (el cambio histórico) no impide que subsistan
para generar testimonios escritos a lo largo del tiempo les permite inventar otras concepciones del sentido del pasado en diferentes entornos y circuns
una serie de posibles usos que resultarían inviables en las que sólo cuentan tancias.
con una tradición oral. (Sin embargo, aunque se han investigado los límites Cuesta menos formular preguntas que dar respuestas, y esta ponencia ha
de la memoria histórica de carácter oral desde el punto de vista de las nece preferido la vía más fácil a la más difícil. Sin embargo, quizás el hecho de
sidades del estudioso de nuestro tiempo, los historiadores han prestado me hacer preguntas, sobre todo acerca de aquellas experiencias que tendemos
nos atención al problema de su falta de adecuación a las necesidades de sus a dar por supuestas, no resulte ser una ocupación inútil. Estamos inmersos en
propias sociedades.) el pasado, como un pez lo está en el agua, y no podemos escapar de él. Pero
En su sentido más amplio, todas las sociedades poseen mitos de creación nuestra forma de vivir y movemos en este medio hacen necesarios el análi
y desarrollo que simbolizan el paso del tiempo: en un principio las cosas eran sis y el debate. Mi propósito no era otro que estimular ambas cosas.
así y luego cambiaron para ser de esta otra manera. Y, a la inversa, una con
cepción providencial del universo también presupone que los acontecimien
tos siguen un orden determinado, puesto que la teleología (incluso habiendo
logrado sus objetivos) es una especie de historia. Por otra parte, se presta
de un modo inmejorable a la cronología, en caso de que haya una, como de
muestran las diversas especulaciones milenaristas o las discusiones en torno
al año 1000 d.C., que implican la existencia previa de un sistema de data
ción.' En un sentido más concreto, el proceso de comentar textos antiguos de
una validez permanente o de descubrir las aplicaciones concretas de la ver
dad eterna supone ya la aplicación de una cierta cronología (por ejemplo, la
búsqueda de los antecedentes). Huelga decir que puede ser necesario realizar
cálculos cronológicos más precisos para alcanzar una gran variedad de obje
tivos económicos, legales, burocráticos, políticos y rituales, al menos en
aquellas sociedades alfabetizadas que están en condiciones de dejar constan
cia escrita de los mismos, incluyendo, por supuesto, la invención con fines
políticos de una serie de precedentes antiguos y favorables.
En algunos casos, la diferencia entre dicha cronología y la que utiliza la
historia contemporánea es bastante clara. La búsqueda de precedentes que
llevan a cabo los abogados y los burócratas está totalmente concebida en fun
ción de las necesidades del presente. Su objetivo consiste en descubrir los de
rechos legales de hoy día, la solución de los problemas administrativos mo
dernos, mientras que al historiador, por muy interesado que pueda estar en la
relación que existe entre unas determinadas circunstancias y el presente, lo
que de verdad le importa es la diferencia que hay entre ellas. Por otro lado,
este no es el único rasgo que caracteriza a la cronología tradicional. Es posi
ble que exista una percepción generalizada de la historia, de la unidad del pa
sado, el presente y el futuro, a pesar de lo incapaces que podamos llegar a
ser los seres humanos para recordarla y dar testimonio de ella, como también
es posible que sea necesario medirla con algún tipo de cronología, por muy
incomprensible o imprecisa que nos pueda parecer. Pero aunque esto sea así,
¿dónde se encuentra la línea divisoria entre el pasado cronológico y el no
cronológico, entre la cronología histórica y no histórica que coexisten a un
mismo tiempo? La respuesta no está clara en absoluto. Si la encontráramos,