El documento describe el efecto invernadero, incluyendo sus causas como la combustión de combustibles fósiles, sus efectos como el aumento de la temperatura global y el nivel del mar, y las consecuencias como fenómenos climáticos extremos y la migración de especies.
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El documento describe el efecto invernadero, incluyendo sus causas como la combustión de combustibles fósiles, sus efectos como el aumento de la temperatura global y el nivel del mar, y las consecuencias como fenómenos climáticos extremos y la migración de especies.
El documento describe el efecto invernadero, incluyendo sus causas como la combustión de combustibles fósiles, sus efectos como el aumento de la temperatura global y el nivel del mar, y las consecuencias como fenómenos climáticos extremos y la migración de especies.
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¿Qué es el efecto Invernadero?
El efecto invernadero es un fenómeno natural que consiste en
la retención del calor cerca de la superficie de la Tierra por parte de los gases de efecto invernadero. Estos gases actúan de forma similar al cristal de un invernadero, reteniendo el calor del sol e impidiendo que escape al espacio. ¿Cómo se produce el efecto invernadero? El efecto invernadero es un fenómeno natural que se produce cuando algunos gases de la atmósfera retienen el calor del sol e impiden que escape al espacio. Esto provoca el calentamiento global. ¿A quienes afecta el efecto invernadero? El efecto invernadero afecta a todo el planeta. Los grupos sociales más vulnerables, como los pescadores, los indígenas y los aborígenes, son los más afectados. El efecto invernadero provoca cambios en los ecosistemas y la desertización. Esto provoca muertes, enfermedades y migraciones masivas de especies. El efecto invernadero también provoca: -Deshielo de masas glaciares -Inundaciones de islas y ciudades costeras -Huracanes más devastadores -Migraciones de especies -Desertificación de zonas fértiles -Cambios en los patrones meteorológicos -Enfermedades respiratorias causadas por el smog y la contaminación atmosférica -Clima extremo -Alteraciones del suministro de alimentos -Aumento de los incendios forestales El efecto invernadero también puede provocar: -Lesiones, enfermedades y defunciones por fenómenos meteorológicos extremos -Inseguridad alimentaria y del abastecimiento del agua, y desnutrición -Enfermedades respiratorias y alérgenos -Olas de calor más habituales y duraderas en diferentes regiones del mundo ¿Qué capas de la tierra afecta? El efecto invernadero afecta a las capas más cercanas a la Tierra, la troposfera y la estratosfera. La troposfera se está expandiendo debido al calentamiento global, mientras que la estratosfera se está encogiendo debido a un enfriamiento paralelo en las alturas. Causas de efecto invernadero Todo comenzó a gestarse a partir de la Revolución Industrial, cuando la actividad del hombre se fundamentó en el uso de los combustibles fósiles, y continuó a medida que pasaban las décadas con el resto de actividades humanas que acentuaban los niveles de contaminación. Como consecuencia, la temperatura se ha incrementado ya en 1 ºC en comparación con la de aquella era. Así, de manera general, podemos determinar que las principales causas del efecto invernadero son el consumo de energía no renovable, la destrucción de los ecosistemas, el transporte y la combustión fósil, con las emisiones de CO2, provocada por el uso del petróleo, el carbón y el gas natural.
A efectos prácticos más concretos, el efecto invernadero está
causado por el nivel de desechos y de basura en nuestro planeta, entre los que se incluyen los plásticos; la ausencia de un buen reciclaje; el abuso de la calefacción y el aire acondicionado; la utilización de espráis; la ganadería intensiva; el consumo excesivo de energía de origen no renovable; el abuso de la utilización de los medios de transporte contaminantes como los aviones y los vehículos diesel y de gasolina; y la deforestación. Consecuencias del efecto invernadero Este conjunto de circunstancias incrementa y acelera el cambio climático, el cual amenaza no solo el medio ambiente y los ecosistemas, sino también nuestra forma de vida. El aumento de la temperatura media terrestre por encima de 1,5 ºC provocaría el calentamiento de los océanos, el deshielo de los casquetes polares con el consiguiente aumento del nivel del mar y la inundación de las poblaciones costeras, y la desaparición de algunas islas.
Pero no solo eso, El cambio climático también propicia la
proliferación de fenómenos meteorológicos adversos, como huracanes, tornados y tifones, al igual que la desertificación de algunas zonas que dejarán de ser fértiles y afectarán a las cosechas y a las hambrunas, así como a la propagación de más enfermedades y pandemias.
Esta situación provocaría, sin duda, la migración de
poblaciones enteras y de diversas especies en busca de nuevos territorios para sobrevivir.
No obstante, algunos de los efectos del cambio climático ya
empezamos a sufrirlos. Prueba de ello son el incremento de las olas de calor y de frío extremo, con temperaturas que baten récords desde que se tienen registros, además de alteraciones de las estaciones del año y del ciclo de floración de las plantas, y la sucesión de incendios y huracanes, entre otros.
En nuestra mano está que ponerle freno a esta situación para
que las circunstancias no empeoren. Todos podemos poner nuestro granito de arena en nuestro día a día para contribuir a que la situación empeore, así como a educar a los más pequeños de la casa para que adopten hábitos adecuados para ello. Consume de manera responsable, no malgastes energía y recicla todo lo que puedas. El planeta y el futuro de tus hijos y tus nietos te lo agradecerán. ¿Cuál es el estado actual del cambio climático en el mundo? El año 2020 comenzó con lo que parecía una ola imparable de cambio de hábitos en pro de la lucha contra el cambio climático. Por fin, las voces científicas y los movimientos ecologistas como Fridays for future habían calado tanto en la sociedad como los gobiernos, que ya dirigían sus estrategias hacia la transición verde. Sin embargo, lo que parecía ser el año para cambiar de rumbo hacia un planeta más verde, se convirtió en un año marcado por una crisis económica y de salud sin precedentes. De este modo, los esfuerzos climáticos fueron relegados a un segundo plano, eclipsados por la irrupción de la pandemia.
Y aunque en este año hemos sido testigos de una breve y
nunca antes vista disminución de las emisiones, lo cierto es que este solo fue un efímero respiro para el planeta ya que las emisiones de CO2 han vuelto a registrar niveles récord y siguen aumentando. Todo ello nos muestra que el cambio climático no se detendrá ante crisis mundiales como la de la COVID-19 y necesitamos reducir las emisiones y lograr la neutralidad en materia de carbono para 2050.
La urgencia de esta misión es cada vez mayor: se prevé que
el período comprendido entre 2016 y 2020 será el quinquenio más cálido de la historia, y en base de las tendencias actuales, el mundo no está en condiciones de mantenerse por debajo de los objetivos del Acuerdo de París. Así lo muestra el informe “United in Science 2020” editado por varias agencias de las principales organizaciones científicas.* En él se destacan los efectos cada vez más acusados e irreversibles del cambio climático, que afectan a los glaciares, los océanos, la naturaleza, las economías y las condiciones de vida de los seres humanos y que a menudo se dejan sentir a través de peligros relacionados con el agua como la sequía o las inundaciones. Asimismo, el informe también documenta cómo COVID-19 ha obstaculizado nuestra capacidad para realizar una vigilancia exhaustiva de estos cambios a través del sistema de observación mundial.
A continuación, exponemos algunas de sus conclusiones
principales:
En primer lugar, las emisiones globales de dióxido de carbono
(CO2) fósil, que son aquellas procedentes del uso de combustibles fósiles y la industria, alcanzaron un récord en 2019 de 36,7 Gigatoneladas. Durante el 2020 se observan anomalías relacionadas con el periodo de confinamiento y parón de la economía global que hizo disminuir en abril un 17% las emisiones en comparación con los promedios globales diarios en 2019. Unos niveles que volvieron a recuperarse en junio de 2020.
A pesar de esta ligera reducción de emisiones durante la
pandemia, las concentraciones de Gases de Efecto Invernadero en la atmósfera han seguido aumentando hasta alcanzar nuevos registros. Esto se debe a que el balance de las concentraciones atmosféricas es el resultado de las emisiones actuales y pasadas y del período de vida sumamente prolongado de ese gas, por lo que el efecto del descenso de emisiones durante el confinamiento en el cómputo total es muy limitado. Este es uno de los puntos más críticos en la lucha contra el cambio climático ya que las reducciones sostenidas de las emisiones son necesarias para estabilizar el aumento de la temperatura global. En este sentido, el informe revela que la temperatura media mundial de la superficie para el período 2016-2020 estará entre las más cálidas de cualquier período equivalente registrado. En concreto, se estima que actualmente es 1,1 °C superior a la media de la etapa preindustrial (1850–1900). Y lo más preocupante, existe alrededor de un 20% de probabilidad de que la temperatura media global supere temporalmente los 1,5 °C por encima del nivel preindustrial en el período comprendido entre 2020 y 2024.
En consecuencia, el cambio climático inducido por el hombre
está afectando a los sistemas de sustentación de la vida, que van desde la cima de las montañas hasta las profundidades de los océanos, lo que provoca diferentes efectos en cascada para los ecosistemas y la seguridad humana como:
Deshielo del Ártico y aumento del nivel del mar
El ritmo de subida del nivel medio del mar a escala mundial de 2006 a 2015 es ya de 3,6 milímetros anuales, un valor sin precedentes para el conjunto del siglo pasado. En este punto debemos tener en cuenta que el océano global cubre el 71% de la superficie terrestre y otro 10% de la misma está cubierta por glaciares o capas de hielo, lo que llamamos criosfera. El océano y la criosfera sostienen hábitats únicos y están interconectados con otros componentes del sistema climático a través del intercambio global de agua, energía y carbono, lo que provoca que cualquier cambio en el nivel de estos dos componentes afectará gravemente al clima terrestre y a la vida submarina. Acidificación del océano y pérdida de biodiversidad mar El océano ha absorbido entre el 20 y el 30 % del total de emisiones de CO2 que provoca el hombre desde la década de 1980, y ello ha incrementado su acidificación. Desde aproximadamente 1950 muchas especies marinas han experimentado cambios en su área de distribución geográfica y en sus actividades estacionales en respuesta al calentamiento de los océanos, los cambios en el hielo marino y la pérdida de oxígeno. Esto ha dado lugar a cambios en la composición de las especies, la abundancia y la producción de biomasa de los ecosistemas, desde el ecuador hasta los polos.
Modificación de las condiciones hidrológicas
Los cambios que están ocurriendo en nuestro sistema climático han comenzado a impactar y tendrán impactos más pronunciados en nuestro planeta. El Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo (UNESCO, 2019) enumera tres impactos clave relacionados con el agua en un clima cambiante:
1) Aumento de los desastres relacionados con el agua:
actualmente el 90% del impacto de los desastres naturales está relacionado con el agua y para 2050, el número de personas en riesgo de inundaciones aumentará de su nivel actual de 1.200 millones a 1.600 millones. 2) Aumento de las zonas que sufren de estrés hídrico: A principios y mediados del decenio de 2010, 1.900 millones de personas, o el 27% de la población mundial, vivían en posibles zonas de grave escasez de agua. En 2050, esta cifra aumentará entre el 42% y el 95%, o entre 2.700 y 3.200 millones de personas.
3) Aumento de las muertes relacionadas con la mala calidad
del agua. Datos del 2019, mostraban que el 12% de la población mundial bebe agua de fuentes no mejoradas e inseguras, con el consecuente riesgo para la salud. En este aspecto, según datos de UNICEF (2017) más de 800 niños mueren cada día por la diarrea asociada con el agua no potable y la falta de higiene y saneamiento.
Por último, el documento hace hincapié en que los impactos
de la pandemia de COVID-19 también van más allá de las emisiones. Según la OMM, los buques de investigación oceanográfica y los buques comerciales dejaron de tomar datos durante la pandemia de COVID-19, y la red GO-SHIP canceló su estudio oceánico de la década. El informe destaca que el estudio de estas variables es esencial para evaluar el avance del cambio climático y sus consecuencias por lo que estas “lagunas” deberían evitarse a través de la coordinación internacional y la colaboración en materia de datos. Un espíritu de alianza que además queda reflejado en el prólogo del Secretario de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien señala que: “Nunca antes ha sido tan evidente la necesidad de aplicar transiciones limpias, inclusivas y a largo plazo que permitan afrontar la crisis climática y hacer realidad el desarrollo sostenible. Debemos convertir la estrategia de recuperación de la pandemia en una auténtica oportunidad para forjar un futuro mejor”. Y añade que para ello “necesitamos ciencia, solidaridad y soluciones”.