El Hombre y Los Materiales

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E L H O M B R E Y L O S M A T E R I A L E S

Autor: GUILLERMO AGUILAR SAHAGÚN

COMITÉ DE SELECCIÓN
EDICIONES
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
I. DE LA EDAD DE LA PIEDRA AL ACERO
II. DEL ACERO A LOS PRIMEROS POLÍMEROS
III. POLÍMEROS Y SEMICONDUCTORES
IV. LOS MATERIALES HOY
V. LOS MATERIALES EN EL ESPACIO
RECONOCIMIENTOS
CONTRAPORTADA

C O M I T É D E S E L E C C I Ó N

Dr. Antonio Alonso

Dr. Gerardo Cabañas

Dr. Juan Ramón de la Fuente

Dr. Jorge Flores Valdés

Dr. Leopoldo García-Colín Sherer

Dr. Tomás Garza

Dr. Gonzalo Halffter

Dr. Raúl Herrera

Dr. Jaime Martuscelli


Dr. Héctor Nava Jaimes

Dr. Manuel Peimbert

Dr. Juan José Rivaud

Dr. Julio Rubio Oca

Dr. José Sarukhán

Dr. Guillermo Soberón

Coordinadora:

María del Carmen Farías

E D I C I O N E S

Primera edición (La ciencia desde México), 1988

Tercera reimpresión, 1995

Segunda edición (La Ciencia para Todos), 1997

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra

—incluido el diseño tipográfico y de portada—,

sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,

sin el consentimiento por escrito del editor.

La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura


Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con
los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología.

D. R. © 1988 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, S. A. DE C. V.

D. R.© 1997 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Carretera Picacho-Ajusco 227, 14200 México, D.F.


ISBN 968-16-5265-7

Impreso en México

P R Ó L O G O

Material es lo que no es espiritual: todas las sustancias con las cuales


están hechas las cosas y los seres. Así, casi lo único que identifica al
campo de los materiales es su propio nombre; esto es, la etiqueta, la
palabra "materiales". Madera, plásticos, metales duros y blandos,
vidrio y cerámicas, telas, las llamadas tierras raras, el cemento, son
todos ellos materiales. Su disponibilidad, sus propiedades y
características físicas y químicas, sus usos y aplicaciones son
radicalmente diferentes, pero todos forman parte del mundo de los
materiales. ¿Cómo definir tan vasta extensión? Guillermo Aguilar hace
bien en acudir a nuestra intuición; más aún porque cuando de
materiales se habla no siempre se incluyen todos los que,
estrictamente, lo son. Generalmente se dejan fuera elementos y
sustancias que no se utilizan para la manufactura de objetos y cosas.
El agua rara vez se incluye como material, aun cuando estrictamente
lo es; lo mismo ocurre con el aire que respiramos y (afortunadamente)
con la carne que nos constituye.

Dejando a un lado los problemas de definición y clasificación, y si


tomamos en cuenta que el hombre es el homo faber, el animal
constructor de herramientas por excelencia, y que éstas y los objetos
que con ellas se logran están hechos de materiales, buscar paralelos
entre la historia del hombre y la de los materiales no sólo es natural
sino obligatorio. Así lo bosqueja atinadamente el autor al pasearnos
con rapidez por la Edad de la Piedra, del Cobre, de Bronce, de Hierro,
del Acero, y del Plástico (¿por qué no habrá la Edad de la Madera, del
Papel, o del Cuero?). Su relato sobre el descubrimiento y uso de
algunos materiales es accesible e interesante, aunque quizá, para mi
gusto, hubiera resultado aún más atractivo si profundizase en la
relación histórica bidireccional entre los materiales y la organización
social y económica, en particular en el caso de México.

El tránsito de las sociedades nómadas a las agrícolas sedentarias y de


éstas a las urbanas industriales, modificó sin duda la demanda de
materiales, lo que a su vez fue posible gracias a la disponibilidad,
domesticación y transformación de éstos. Los grandes rascacielos y las
ciudades de hoy serían imposibles sin el uso de los metales y el
concreto. La gran industria electrónica mundial no podría haberse
desarrollado como lo ha hecho si no fuese gracias a nuestro manejo de
los materiales semiconductores. La producción y adquisición de este
libro habría sido otro cantar sin el papel de que está hecho. Podríamos
repasar así cada área de las actividades humanas y en su evolución
trazar los cambios en el uso de diferentes materiales; cascos de
embarcaciones que pasan del cuero a la madera, de ésta a los metales
y de ellos a las fibras de vidrio, incluso con algunas incursiones del
concreto. Vestidos que van del cuero a la lana y la seda, al algodón y a
las fibras sintéticas (plásticos). La disponibilidad de los materiales
limita o abre posibilidades de desarrollo. El comercio y la conquista han
estado ligados desde siempre a la obtención de materiales. Hay
indicios de que Colón no fue el primero en pisar tierras americanas;
probablemente los vikingos y los celtas lo hicieron antes en varias
ocasiones para obtener metales americanos. En México la Colonia no
puede dejar de asociarse con la extracción minera del oro y la plata. La
economía entera de muchos países descansa en su producción de uno
o unos cuantos materiales. Los nuevos permiten cubrir las necesidades
que van planteándose o cubrir las viejas a menor costo. Buscamos
materiales resistentes a las altas temperaturas para poder incrementar
la velocidad de los transportes aéreos, o reducir el peso y, por ende, el
consumo energético de los transportes; fibras de vidrio que nos
permitan transmitir cantidades enormes de información de un lugar a
otro empleando señales ópticas y cables de mucho menor diámetro (y
peso) que los actuales de cobre; envases de plástico más resistentes,
ligeros y baratos que los de vidrio para almacenar y transportar
bebidas y alimentos.

El ascenso del hombre está marcado por una continua conquista sobre
los materiales. Hasta hace muy poco, este ascenso se realizó
aprovechando los materiales disponibles en la naturaleza y buscando
aplicaciones para los descubrimientos recientes y cada nuevo material
encontrado y dominado permitía desarrollar mayores avances. Pero
hoy en día este proceso empieza a sufrir un cambio cualitativo: ya no
se trata simplemente de encontrar otros usos para cada material, sino
de diseñar y sintetizar los materiales más adecuados para los nuevos
requerimientos. Hoy se especifican las características del material
necesario para una aplicación dada y después se fabrica.

Así, tenemos que admitir que los materiales son indispensables,


determinantes para cualquier economía, y que los avances científicos y
desarrollos tecnológicos nos permiten hoy obtenerlos, manipularlos,
procesarlos, transformarlos y utilizarlos como nunca antes en la
historia. Vivimos en contacto continuo con los materiales y a todos nos
cuestan más de lo que generalmente imaginamos.

Pagamos más por la lata que por su contenido; más por el envase de
vidrio o de metal que por el refresco. Sin embargo, por esas extrañas
asociaciones de ideas que no siempre pueden explicarse del todo,
cuando pienso en la atención que damos en México a los materiales,
frecuentemente recuerdo el título de una vieja pero excelente película
de Luis Buñuel: Los olvidados. Quizá porque creo que en nuestro país
hemos descuidado su estudio sistemático. Nos hemos preocupado muy
poco por desarrollar la ciencia de los materiales, por investigar sus
límites y sus posibilidades. Y esto es paradójico, porque México tuvo
durante la Colonia una importante industria minera; incluso hoy en
día, nuestro país sigue ocupando un lugar muy destacado a nivel
mundial en la producción de varios minerales. El oro y la plata fueron
los principales productos de exportación de México hasta los años
cuarenta; el cobre, el cinc y el plomo (junto con el algodón), lo fueron
desde fines de los cuarenta hasta principios de los sesenta, el azúcar
en los setenta y el petróleo desde mediados de dicha década. México
ha sido exportador de materias primas; con demasiada frecuencia sin
agregarles valor, sin convertirlas antes en productos terminados o
semiterminados.

En México hemos prestado una atención tan marginal a los materiales


que ni siquiera tenemos en claro cuáles son indispensables para
nuestros objetivos como país, para nuestra seguridad nacional;
tampoco hemos estimado en qué cantidades mínimas los requerimos,
ni nos hemos preocupado por tenerlas en reserva. Prevalece entre
nosotros la imagen de que son importantes para México sólo aquellos
materiales que la naturaleza nos proporcionó en abundancia y solemos
ignorar aquellos que nos permitirían generar mayores riquezas al
transformarlos, agregándoles valor, dándoles nuevos usos,
independientemente de si los tenemos o no disponibles dentro de
nuestras fronteras. La riqueza de las naciones está en su tecnología,
en su saber transformar los materiales en objetos con gran demanda,
y no tanto en su dotación natural de recursos (aunque es obvio que
esto último ayuda). Por esta razón, sea bienvenida la presente obra de
Guillermo Aguilar que, como lo hacen ya otras de esta bella e
importante colección del Fondo de Cultura, seguramente contribuirá a
despertar nuestras inquietudes e interés por los materiales y por
aprender cómo han ido y van de la mano con nuestro desarrollo social,
económico y cultural. Entre los retos que nos traerá el porvenir
seguramente ocupará lugar prominente la ya próxima revolución
tecnológica en los materiales, con cerámicas y superconductores, con
nuevas aleaciones, con materiales compuestos; con una mirada más
profunda a la estructura molecular. Todo esfuerzo por dotarnos de
mejores armas intelectuales para comprenderla mejor, en esencia y
alcances, aunque sólo sea en algunas de sus partes, debe ser
aplaudido.

ANTONIO ALONSO C.

México, D.F., mayo de 1988.


I N T R O D U C C I Ó N

Desde la misma aparición del hombre sobre la Tierra se dio la eterna


lucha de éste por obtener una mejor manera de vivir. Explotar los
recursos naturales y transformarlos a su mejor conveniencia fue uno
de sus primeros retos y continúa siendo una de sus principales
preocupaciones.

Productos evidentes del ingenio del hombre son los que ahora
conocemos bajo el nombre de "materiales", a tal punto que
prácticamente nos resulta imposible imaginar actividad humana alguna
en la que los materiales no sean determinantes: muchas veces, éstos
nos resultan tan familiares que ni siquiera cobramos conciencia de su
intervención en nuestra vida cotidiana.

Los grandes avances de la humanidad han sido posibles gracias a un


material o a un conjunto de ellos. Para ejemplificar, citemos algunos
de los avances más espectaculares de los años recientes: los
transistores, el rayo láser o la fibra óptica.

En este libro hablaré, a grandes rasgos, de la lucha que la humanidad


ha sostenido para disfrutar de los beneficios de la explotación y
adecuación de los recursos naturales.

Mi mayor satisfacción sería que quien terminara de leer este libro


tuviera la sensación de haber participado en una gran hazaña que aún
no ha concluido. Si no lo consigo, esperaría al menos que los lectores
se hubieran divertido.

I . D E L A E D A D D E L A P I E D R A A L
A C E R O
CUANDO uno se propone escribir sobre algún tema, lo más frecuente es
recurrir a los conocimientos previos que sobre los temas relacionados
tenga el lector. Pero no es usual que el tema mismo a tratar se
considere como bagaje cultural del lector. Otra cosa que se
acostumbra es definir de manera inicial los términos que habrán de
utilizarse. En este libro romperé con esas tradiciones. Quiero decir con
esto que no daré una definición de lo que se entiende por materiales, y
recurriré a la noción intuitiva que todos tenemos de lo que es un
material.

Puedo tomarme esta licencia con el convencimiento de que, de una u


otra manera, cuando se habla de materiales todo mundo tiene una
idea de a qué nos referimos. Probablemente esto se ha derivado del
importantísimo papel que los materiales han desempeñado en el
desarrollo de la civilización. Hagamos pues una somera revisión.

LOS MATERIALES CERÁMICOS

a) El pedernal

Si nos remontamos hasta la aparición del homo sapiens, encontramos


justamente la era llamada del Paleolítico Superior, donde podemos
observar una destreza considerable en el manejo del pedernal, la
madera y algunas fibras vegetales, indudablemente los primeros
MATERIALES utilizados por el hombre.

Figura 1.

Precisamente en esta época se empiezan a utilizar astas y marfiles,


aprovechando que sus propiedades hacían posible el desarrollo de
nuevos utensilios para la caza, tales como puntas de lanza, cabezas de
arpones, lanzas y quizás arcos de varias piezas.
Gracias a la existencia de estos artefactos y por supuesto de los
materiales que los hicieron posibles, se mejoraron los niveles
económicos y culturales, pero por otra parte, surgió la necesidad de
elaborar herramientas especiales para trabajar estos nuevos
materiales. La figura 1 muestra una herramienta primitiva de piedra
(¡de hace 1 750 000 años!).

Así, como satisfactor a una demanda de la humanidad, surgió un


material que vendría a revolucionar la vida del hombre primitivo: el
pedernal.

Este mineral de color amarillento con vetas grisáceas y blancas tiene la


propiedad de ser duro y a la vez quebradizo, es decir, difícil de rayar y
fácil de fracturar con un impacto. Para aprovechar estas propiedades
se desarrolló un alto grado de pericia, por medio de la cual los bordes
de largas y estrechas hojas de pedernal eran golpeados, y las
herramientas, cuidadosamente conformadas de esta manera, se
empleaban para cortar, tallar, taladrar, pulir y raspar.

Al realizar esta tarea, el hombre primitivo observó que cuando se


golpeaba el pedernal con ciertas piedras y de cierta manera surgían
chispas, hecho que habría de marcar otro gran paso en la historia de la
humanidad.

Por este tiempo también hicieron su aparición las herramientas y


artefactos compuestos de varias piezas de materiales diferentes, en los
que se aprovechaban las propiedades de cada uno de ellos para la
función más adecuada a realizar. Las primeras lanzas en las que el
mango, la punta y la sujeción eran de materiales distintos son un
ejemplo.

Las necesidades humanas no son sólo las de supervivencia. También lo


son las expresiones artísticas y de ornato, y los materiales no han
permanecido ajenos a ello.

Figura 2.

Una muestra de la combinación de materiales diferentes y de gran


contenido estético es la que se presenta en la figura 2, que es un
cuchillo cuya hoja es de pedernal y su mango de marfil. Los relieves
representan a los egipcios del delta del Nilo remontando el curso del
río con sus naves; se estima que es anterior al periodo dinástico, es
decir, antes del siglo XXX a.C. ¿Cómo se habrán hecho los relieves en el
marfil?

Simultáneamente, se empezaron a utilizar principios mecánicos


elementales como la rotación y el apalancamiento. Estos adelantos,
que ahora nos parecen tan triviales, tuvieron un papel decisivo para el
desarrollo futuro de la humanidad, ya que le permitieron adaptar de
manera útil su modo de vida a los grandes cambios que representaban
el clima, el medio ambiente y la vida silvestre.

Los materiales fueron particularmente favorables al hombre en la


búsqueda del alimento que le permitiría sobrevivir. Vivía de la pesca,
de la recolección de plantas y frutos y sobre todo de la caza, de la cual
obtenía no sólo carne y grasa sino también huesos y astas para
herramientas y combustible, es decir, también conseguía materiales.
Además, adquiría pieles y tendones para fabricar sus vestidos y
tiendas. Con objeto de llevar a cabo la caza de las diferentes especies
existentes tenía que desarrollar nuevos equipos, ya que no era lo
mismo cazar un mamut que un bisonte, un caballo salvaje, un reno o
un ciervo, de manera que tuvo que desarrollar nuevos métodos y
equipos especiales para la caza según la especie.

Los hábitos de las distintas presas animales determinaban el modo de


vida del hombre y aun su situación. Con frecuencia los poblados eran
campamentos provisionales situados cerca de los lugares frecuentados
por las distintas presas según la estación, lo que obligaba a que los
cazadores fueran de aquí para allá dentro de un territorio determinado.
En la actualidad subsiste muy poco de sus frágiles tiendas y abrigos,
aunque se han localizado algunos grupos de chozas subterráneas.
Particularmente en algunas regiones calizas de Europa, donde existen
cuevas naturales, se observa que éstas fueron empleadas como bases
permanentes o refugios en el invierno.

De esta misma época se tienen muestras de manifestaciones artísticas


en las que se puede observar que la práctica del enterramiento
ceremonial de los familiares da cuenta de una creencia en otra vida
después de la muerte. La indicación más significativa del desarrollo de
ideas mágicas y religiosas, se presenta en el arte del Paleolítico
Superior europeo, que se desarrolla tomando formas diversas: alto y
bajorrelieves en tallas y grabados sobre herramientas, armas, cantos
rodados, esculturas en hueso, astas, marfil y piedras, así como
moldeados en arcilla, y lo más notable de todo, tallas y pinturas en los
muros y techos de profundas cuevas del centro y sur de Francia y del
norte de España. También existen evidencias de que el arco y la flecha
fueron las principales armas de caza, y es característico del Mesolítico
el uso de puntas de pedernal pequeñas y finas incrustaciones en
mangos de madera o hueso. Las comunidades nórdicas europeas se
distinguen por el amplio uso que hicieron de la madera como materia
prima y por haber introducido el hacha de carpintero.
b)La alfarería (cerámica)

Pasemos ahora a ver cuáles fueron los avances en el Neolítico. Las


herramientas de los campesinos de la Europa neolítica se limitaban a
hoces, hachas y azadones que eran de pedernal u otra piedra afilada y
pulimentada, arte en el cual, como ya lo mencionamos, se alcanzó
gran destreza, muy especialmente en el norte de Europa. En el
Neolítico surgió en Europa la cerámica. Cada grupo local llegó a tener
su propio estilo de vasijas. Casi no había armamento porque las
productivas comunidades agrícolas de aquel periodo vivían aisladas y
eran prácticamente autárquicas; el comercio se limitaba
principalmente al pedernal u otras piedras de alta calidad y
ocasionalmente a artículos de lujo. Los proveedores de pedernal y de
otras piedras muy probablemente eran especialistas de la comunidad u
hombres organizados por su cuenta, que obtenían alimento mediante
el trueque de sus productos.

Después del tallado de la piedra, la siguiente destreza (tecnología,


diríamos ahora) para manejar materiales inorgánicos fue
probablemente la selección y molienda de colores minerales para
pigmentos, que fueron utilizados con carácter decorativo o ceremonial,
como se muestra en la pintura rupestre reproducida en la figura 3. Es
muy notorio en esta época que la gran mayoría de las pinturas sean
representaciones de los animales que el hombre cazaba y de los cuales
dependía para su alimento y vestido. Antes del Neolítico, en muy pocas
ocasiones el hombre primitivo retrató a sus semejantes.

Figura 3.

Por lo que toca a lo que podríamos llamar la artesanía doméstica, hay


que destacar los tejidos de lino, a veces de muy buena calidad; los
trabajos en madera, entre los que destaca la manufactura de tazas y
cuencos para uso doméstico, así como la construcción de cabañas y
embarcaciones y la cestería y los trabajos con cortezas vegetales y
cuero.
LOS METALES

En la búsqueda de piedras útiles para la fabricación de sus primeras


herramientas, seguramente el hombre topó con algunos terrones de
cobre y de oro maleables, ya que la naturaleza suele proveerlos de
esta manera.

Los objetos metálicos más antiguos conformados artificialmente de los


que se tiene noticia son unas cuentas de cobre encontradas en el norte
de Irak; se calcula como fecha probable de su manufactura entre el
octavo y noveno milenio a.C. Al parecer, estas piezas son de cobre
natural y fueron conformadas mediante martillo y yunque.

También se tiene información de que en la región de los Grandes Lagos


en Estados Unidos los nativos utilizaron cobre natural alrededor del
segundo milenio a.C. Por otra parte, existen evidencias de que el
hombre manipuló compuestos metálicos con mucha anterioridad a las
fechas mencionadas. La figura 4 muestra un antiquísimo jarrón de
cerámica decorado con óxidos metálicos. Esta pieza actualmente se
encuentra en el Museo de Louvre, París, y data del cuarto milenio a.C.

Figura 4.

En la actualidad podemos explicar con bastante claridad cómo ocurrió


esto. En la naturaleza, la mayoría de los metales aparecen
abundantemente sólo en forma de compuestos minerales, tales como
óxidos, carbonatos, sulfatos, etc., es decir, es muy escaso el metal
puro, el que aquí llamaremos natural.

En general, estos compuestos no poseen la maleabilidad del metal


natural: son de distinta densidad y de colores más llamativos, por lo
que indudablemente despertaron la curiosidad del hombre primitivo.
En el caso particular del jarrón de Susa que se muestra en la fig. 4 es
altamente probable que haya sido elaborado con dos tipos distintos de
"cerámica", un barro normal para el cuerpo del jarrón y algunos trozos
de piedras diferentes para decorarlo, que resultaron ser óxidos
metálicos que al ser sometidos al recocido de todo el jarrón
probablemente fueron fundidos o estuvieron muy cerca de serlo. Este
procedimiento estaría de acuerdo con la hipótesis de algunos
arqueólogos que afirman que el proceso de fundición fue descubierto
hacia el año 5 000 a.C. en alguna alfarería. Esta hipótesis es muy
plausible y tiene como fundamento lo siguiente:

Para separar el metal del mineral se requiere de temperaturas muy


elevadas que no son fáciles de obtener directamente al fuego,
mientras que el cocido del barro en las alfarerías se efectúa en hornos
que tienen el fuego confinado, donde se alcanzan temperaturas un
poco mayores que resultan ser lo suficientemente elevadas para
trabajar los óxidos, aunque no lo son para fundir el cobre.

De hecho, aún en la actualidad no es clara la manera en que el hombre


empezó a servirse de los metales. Una apreciable cantidad de datos
colectados por los arqueólogos y que se muestran resumidos en el
cuadro 1 parecen sugerir que el hombre empezó por "golpear y
martillar" el oro y el cobre nativos o el hierro de los meteoritos, pero
no comprendió la utilidad y carácter de estos nuevos materiales hasta
que aprendió a fundir y moldear algunos de ellos. Indudablemente que
el paso crucial fue el descubrimiento de la fundición, lo cual hizo del
cobre el primer metal industrial y propició el veloz descubrimiento del
plomo, la plata, el estaño y probablemente el hierro.

El cuadro 2 presenta la evolución temporal de las tres principales artes


pirolíticas, a saber: alfarería, metalurgia y vidriería, y los lugares
donde es más probable que se hayan desarrollado.

Resulta fácil comprender la dificultad para precisar estos hechos cronológicamente. Sin
embargo, si se pretende establecer algún orden en el desarrollo que condujo al hombre
a dominar lo que hoy conocemos como metalurgia, se pueden distinguir cuatro etapas:

Cuadro 1. Sitios y fechas aproximadas en las que se


han encontrado metales antiguos. Una muestra de
los metales con mayor antigüedad.

Fecha
Sitio Objetos
aproximada a.c.

Sialk I-III Objetos de cobre,


4500-4000
( Irán ) botones de plata
Arpachyah Finales del Piezas de plomo,
( Irak ) quinto milenio objetos de cobre
Chagar-Bazar Finales del Cuentas de cobre
( Irak ) quinto milenio
Mersin Finales del
Objetos de cobre
( Anatolia ) quinto milenio
Beycesultan Finales del Anillos de plata,
( Anatolia ) quinto milenio objetos de cobre
Cúmulos de hierro
Chagar-Bazar ca. 3000
terrestre
Espada u hojas de
Tell Asmar
ca. 2700 daga de hierro
( Irán )
terrestre

1) Martilleo forjado en frío: se puede considerar una técnica propia de la Edad de la


Piedra, que aplicada al cobre natural posibilitó la obtención de piezas tales como
cuentas, punzones, agujas o arillos de dimensiones pequeñas.

Cuadro 2. Evolución de las primeras industrias


mineras que utilizaron fuego.

Esmaltes, pinturas
Alfarería Metales
y vidrios

Ocre usado en
prácticas
Anterior a 6000 funerarias; cuevas
a.c. pintadas
empleando óxidos
triturados.
Hallazgos de
colorete y sombra
para los ojos que
muestran polvo de
hematita, galena y
malaquita.

6000-5500 a.c.
La alfaraería de
Tubos de cobre
Çatal Hüyük
Çatal Hüyük.
muestra fases de
la evolución
de la alferería.
5000-4500 a.c.
Alfarería original Primer metal
de Jarmo, acumulado en
mercaderías rojas Anatolia e Irán
que indica el uso
de Sialk
de cobre
usando óxido de
templado
fierro.
martillado.

4000 a.c.
Objetos de Cast
Halaf y Sialk
indican fusión de
Vidrios de Badaria
Hornos cerrados cobre, fusión de
en Egipto contienen
en Sialk III. plomo y plata.
mineral
Utensilios Halaf Gran cantidadde
aglomerado y
polícromos que metal
álcalis en depósitos
conservan formas encontrado en
cerrados a
metálicas. Irán. En
temperaturas no
Badarian,
mayores a 850°C.
Egipto, se
muestran las
primeras
evidencias de
cobre.

3500 a.c.
Piezas de cobre
fundidas
dispersas en la
meseta Near
Eastern
contienen
muchas
Los utensilios de
impurezas,
Ubaid muestran Escorias empiezan
particularmente
la utilización de a sugerir la
arsénico, plomo,
altas naturaleza de los
níquel y estaño.
temperaturas, vidrios.
Objetos de
primeros indicios El azul egipcio
hierro de
del proceso de entra a la moda.
meteoritos
reducción.
encontrados en
Gerzeh. Nueva
metalurgia
gradualmente
diseminada por
Egipto, junto
con otras
influencias de
Mesopotamia.
3000 a.c.
Torno de alfarero La edad de los Cuentas de vidrio
aparece para el metales inicia aparecen en
uso en Amouq y una gran y Egipto, pronto
en otra parte. floreciente aparecerán
expansión en también en
Mesopotamia Mesopotamia.
con la aparición
inicial del
bronce. A partir
de ahí se
mantiene la
fuerza industrial.
Piezas fundidas
de bronce-plomo
de Uruk dan
curso para los
bronces-estaño
puros de Ur.
Desarrollos
similares en
Siria, Azerbaijan
y otros lados. La
plata es medio
de intercambio,
aparece el oro
en estatuas y
joyería. Bronce
y plomo
dominan en
piezas fundidas.
Herramientas de
metal para
cortado,
excavación y
moldeo son
comunes en la
fase Jemdet
Nasr.

Piezas de vidrio,
2500 a.c. utilizando colores
matálicos,
empiezan a florecer
en Egipto.
2000 a.c.
El comercio en
metales está
diseminado en el
Oriente Medio.

2) Recocido: la aplicación moderada de calor que permite el


reblandecimiento del metal a fin de facilitar su conformación mediante
el martilleo. Indudablemente esta técnica fue el antecedente directo de
la fundición.

3) Fundición: fue posible cuando el hombre aprendió a confinar el calor


para que alcanzara temperaturas cada vez mayores, hasta lograr que
el metal fuera "líquido", condición que le impuso o le sugirió la
necesidad de darle forma una vez que se enfriara, lo que desembocó
en la cuarta y última etapa.

4) Moldeo: para darle una forma específica al metal ya fundido es


preciso depositarlo en algún recipiente adecuado que lo aloje mientras
se lleva a cabo el enfriamiento con la consecuente solidificación del
metal. Entretanto, cabe la posibilidad de utilizar el martilleo para
obtener la forma deseada.

¿Cómo se fueron alcanzando cada una de estas etapas? ¿En qué


materiales fue más rápido su desarrollo? Son preguntas cuyas
respuestas distan mucho de ser categóricas, y lo más que se puede
hacer al respecto es continuar investigando y plantear ciertas hipótesis
lógicas como la siguiente: una de las propiedades fundamentales para
distinguir y denominar los distintos metales es sin lugar a dudas la
temperatura a la cual ocurren las distintas transformaciones que los
caracterizan, ya sea que se trate de separar el metal nativo del
mineral, de la transformación de sus óxidos u otros compuestos o de
alcanzar su punto de fusión. Si se considera, como ya lo hemos
indicado en este libro, que el paso crucial es el descubrimiento de la
fundición, resulta lógico suponer que la Edad del Cobre precedió a la
Edad del Hierro por algo así como 4 000 o 5 000 años, ya que el cobre
funde a 1 083 °C mientras que el hierro lo hace a 1 537°C.

El hombre que enfrentó primero el problema de la fundición no se


encontró con materiales aislados que funden a temperaturas bien
definidas. Por el contrario, tuvo frente a sí a todos los materiales, y sin
saberlo fue testigo de hechos como estos: a 100°C, en algunos
materiales aparecen capas de óxido; las piritas y el óxido de plata
empiezan a descomponerse a 330°C mientras que el estaño y el plomo
puros ya se fundieron. 500°C es la temperatura a la que recristalizan y
se reblandecen el cobre y el bronce. Cuando se alcanzan 600°C, los
barros de alfarería se endurecen, algunos de ellos presentan un
acabado vítreo y algunos vidrios ya se pueden moldear a esta
temperatura.
Fue así, de manera empírica, como el hombre fue descubriendo
materiales y estableciendo la manera de producir cambios en ellos. La
importancia de muchos de estos materiales y procesos debió pasar
inadvertida hasta que algún hecho repetido de manera casual o
premeditadamente les dio la relevancia que ahora tienen.

Tal vez el caso más sobresaliente corresponde al zinc, que fue utilizado
largo tiempo y sin saberlo en una aleación (el latón), mucho antes de
que se le descubriera como metal.

Digno también de atención resulta el estaño, cuyos orígenes son


sumamente nebulosos. Sin embargo, su importancia en el desarrollo
de la humanidad llega al punto de marcar en una aleación con el cobre
toda una era en la historia: la Edad del Bronce.

Cabe señalar en este punto que por aleación se entiende la


composición metálica obtenida por la fusión y mezcla íntima de dos o
más metales. También se consideran aleaciones a las soluciones de
metaloides en metal, como el caso del carbono en el hierro para dar
origen al acero.

LA EDAD DEL BRONCE

Abarcó todo el segundo milenio y parte del primero a.C. La importancia


del cobre y del bronce (aleación de cobre y estaño), radica sobre todo
en la reorganización básica de la estructura social y económica que su
adopción trajo consigo. Dada la escasez de los yacimientos de cobre y
más aún de los de estaño y oro, se inició un gran comercio de estos
metales con anterioridad a la existencia de la industria del bronce, de
modo que las rutas comerciales se hicieron no sólo para transportar
minerales y productos acabados sino también para un muy intenso
intercambio de ideas de otro tipo. En el Neolítico, las comunidades
campesinas aisladas continuaron su género de vida; en la Edad del
Bronce se establecieron contactos con comunidades vecinas o
alejadas. Los grupos aislados dependieron cada vez más del exterior
para equiparse, y de organizaciones sociales poderosas para su
seguridad. Nuevas zonas adquirieron importancia, ya fuera porque
poseían los minerales básicos, o bien por su excelente situación en las
rutas de comercio. Consecuentemente, sus pobladores se
enriquecieron, y debido al monopolio del suministro y distribución de
los metales se hicieron políticamente fuertes. La conservación de su
poder fue debido en gran parte a las armas metálicas que poseían. Al
mismo tiempo, la sociedad se fue dividiendo en clases, destacándose la
casta guerrera, en cuyas manos estaba la autoridad política.

Simultáneamente, las civilizaciones del Cercano Oriente habían


desarrollado el arte de trabajar los metales, de modo que éste fue
introducido en Europa donde las culturas minoica y micénica de Creta
y Grecia dieron gran impulso al desarrollo de la industria. Ésta se basó
en el cobre, el oro y el estaño procedentes de Irlanda, norte y suroeste
de Britania, Bretaña, noroeste de España, Bohemia, Hungría, este de
los Alpes y norte de Italia. Por otra parte, se comerciaba con el
preciado ámbar, por rutas que, desde Jutlandia, ascendían por los ríos
Elba y Saale hasta la Europa central, el paso Brennero y bajaban por el
río Po hasta el Adriático. Así se constituyó el eje de una complicada red
comercial que iba de Irlanda al Mediterráneo y de España a
Escandinavia.

De esta manera surgió la primera comunidad de artesanos del bronce,


altamente desarrollada y, podría decirse, de carácter internacional. En
esta comunidad, el secreto de manejar el bronce pasaba de generación
en generación. Al mismo tiempo, se desarrollaron métodos de minería,
aleación y fundido, conocimientos que se extendieron muy
rápidamente.

En el inicio de la Edad del Bronce los materiales se emplearon, más


que en los utensilios de valor económico directo, en la fabricación de
puntas de lanza, dagas y espadas cortas, hachas que probablemente
eran a la vez armas y objetos de culto y herramientas, así como en la
confección de ornamentos personales.

Por lo que toca a la construcción, el monumento más impresionante de


esta época es el extraordinario santuario de Stonehenge, consagrado
al Sol. La habilidad mostrada en su construcción confirma que hubo
contactos entre los ricos jefes guerreros de Wessex (Inglaterra) y la
Grecia micénica. La idea de templos abiertos procede, sin embargo, de
las tradiciones autóctonas de finales del Neolítico, mientras que los
relieves de hachas en las piedras Stonehenge son un eslabón con
Escandinavia, donde se encuentran representaciones similares y el
ritual de las hachas asociado con otras formas de simbolismo solar. La
creencia de que el Sol recorría el cielo en una lancha o en un carro
tirado por caballos se haya reflejada en los grabados de las rocas y en
los modelos rituales, aunque no hay indicación de que los objetos de
estos cultos fueran considerados dioses con cualidades o formas
humanas. El oro y el ámbar, que desempeñaron un papel tan
importante en el comercio de la Edad del Bronce, quizá debieron su
popularidad a las propiedades religiosas o mágicas que los hombres les
atribuían. Aquí cabe recordar que el ámbar frotado con piel de gato fue
el origen de lo que ahora conocemos como electricidad.

La caída de la Grecia micénica y la adopción del hierro en substitución


del bronce en el Mediterráneo oriental, hacia el año 1000 a.C., originó
la decadencia de las viejas rutas comerciales y el colapso de los
mercados. Su producción se limitó ahora a atender el consumo local, y
por primera vez hubo metal en abundancia para la fabricación de
utensilios domésticos, herramientas para artesanías y utensilios para la
agricultura (Figura 5).
Figura 5.

Al mismo tiempo, se adoptó un sistema más avanzado de agricultura


sedentaria, basado en el arado y en el cultivo intensivo de tierras
acotadas. Con esto se sentaron las bases de la agricultura para los
siglos posteriores. Con los nuevos materiales, los vehículos de rueda
fueron mejorados y se utilizó el caballo para los viajes y los
transportes. Asimismo, apareció la espada larga cortante, que vino a
revolucionar el arte de la guerra. Las marcadas divisiones sociales de
la Edad del Bronce casi desaparecieron y la mayor riqueza estuvo
mejor distribuida entre todos. También se introdujo un nuevo rito
funerario en forma de cremación con cementerios y urnas, en los
cuales solía haber hasta 300 o 400 sepulturas, sin duda pertenecientes
a aldeas enteras. De ahí que a estas culturas se les llamó culturas de
las urnas. Fueron ellas las que dominaron el último periodo de la Edad
del Bronce en Europa, que va desde el año 1000 hasta el 600 a.C.

Esta fue una época de emigraciones masivas causadas


fundamentalmente por dos factores: la expansión territorial de los
pueblos de las urnas y un ansia creciente de nuevas tierras.

La gran mayoría de estos desplazamientos fueron debidos, sin duda, al


grupo de las urnas, que se situaba al norte de los Alpes y alcanzó gran
preminencia durante el siglo VII a.C., gracias a que introdujeron la
manufactura del hierro así como a la llegada de una poderosa
aristocracia de príncipes guerreros procedentes del este. El hierro, a
diferencia de los metales anteriores, repercutió inmediatamente en la
economía rural. En comparación con las minas de cobre y de estaño,
los yacimientos de hierro eran sumamente abundantes y fáciles de
explotar. Por otra parte, el proceso de forja del hierro no requería la
técnica especializada de la fundición del bronce, así que cada
comunidad pudo tener sus herrerías locales, cuyos productos eran tan
baratos que estaban prácticamente al alcance de todas las clases
sociales tanto para uso industrial como doméstico. La agricultura se
benefició grandemente con el nuevo metal, ya que era de gran utilidad
para rejas de arados, hoces, guadañas y podadoras que se utilizaban
para la siega de cereales y forrajes para el ganado. Igualmente se hizo
posible la fabricación de gran variedad de herramientas nuevas para
carpintería y carretería.

La cultura de Hallstatt de la Edad del Hierro surgió de la fusión de los


pueblos de las urnas transalpinos con la casta guerrera inmigrante. A
esta cultura debemos la aparición de la historia escrita, pues se trata
de los celtas citados por Herodoto y los escritores griegos y romanos
posteriores. Gracias a estos autores estamos al tanto de los aspectos
materiales y económicos de la vida de aquel pueblo, conocemos su
lenguaje, sus instituciones sociales y sus ideas religiosas. Los celtas
constituyeron la primera verdadera nación de la prehistoria europea;
se componían de gran variedad de tribus unidas por un lenguaje, una
estructura social y una tradición comunes.

Los grupos de Hallstatt empezaron a ejercer un dominio en una zona


muy extensa de Europa durante los siglos VII y VI a.C., y finalmente
ocuparon buena parte de Alemania, los Países Bajos y la Britania
Meridional, dirigiéndose por el sur de Francia hasta España. Su
economía se basó principalmente en la agricultura sedentaria. En las
tumbas de los jefes guerreros Hallstatt, se dejaba junto al muerto un
carro de cuatro ruedas muy engalanado y toda clase de armas, vasijas
de cerámica, alimentos e incluso artículos exóticos que demuestran el
alcance de sus tratos comerciales.

LOS POLÍMEROS

Proteínas, celulosa y almidón son materiales que han estado con el


hombre desde siempre, así como en árboles, arbustos y plantas de
todo tipo han estado las resinas y la lignina. A pesar de ello el hombre
no cobró conciencia de su importancia y tal vez ni siquiera de su
existencia, sino hasta hace menos de un siglo. Por esta razón, estos
compuestos no fueron protagonistas centrales de esa época de
empirismo de los materiales.

Todo parece indicar que estos materiales fueron descubiertos por el


hombre cuando éste ya habitaba América. A nuestro continente le
correspondió ser el escenario de la aparición de los polímeros.

Se tiene información de que durante su segundo viaje a América,


Cristóbal Colón quedó maravillado al ver que los nativos jugaban con
una bola negra cuya elasticidad era realmente notoria. Los nativos se
referían a este material con un vocablo parecido a "koo-choo", que se
transformó en "caucho", nombre que hasta la fecha se usa en varios
países de habla hispana a excepción de México, donde lo denominamos
hule, de la voz nahua ulli, de donde proviene también el nombre que
se ha dado a la cultura olmeca, voz que significa "habitante del país
del hule".
En México, además de la planta Castilla elastica Cerv. —la usada por
los antiguos mexicanos—, existe un arbusto que produce hule de muy
buena calidad: el guayule.

Este material, cuyas características más notables son la


impermeabilidad y la elasticidad, es producido por más de 1 000
plantas distintas. Las principales de ellas son la Hevea brasiliensis, que
abunda en el valle del Amazonas (Brasil); el guayule que ya
mencionamos; el llamado árbol de la goma en la India, que es una
especie de higuera, y otros árboles y enredaderas del África. A partir
de 1875 existieron plantíos de Hevea en Ceilán, Málaga, Sumatra, Java
e Indochina.

El hule se obtiene del látex que segregan estas plantas al hervir su


corteza. Este látex contiene diminutas partículas que van creciendo
bajo la acción del calor. Éste es propiamente el hule.

Este capítulo distaría aún más de ser completo si se omitiera uno de


los materiales más antiguos y más bellos que vino a satisfacer una de
las demandas más perentorias de la humanidad y que aún en nuestros
días goza de especial aprecio. El material que ha requerido tanto
preámbulo para su presentación es la seda. Cuenta la leyenda, ignoro
si se conoce la historia, que en el siglo XXVI a.C. la princesa Liu-Tsu,
que al casarse con el emperador Huang-Ti tomó el nombre de Si-Ling-
Chi, ideó tejer las hebras que hilaban en sus capullos los gusanos de
seda.

Por mucho tiempo esta "tecnología" permaneció en poder exclusivo de


China, de donde pasó a India, Persia y Japón. Posteriormente se
conoció en Roma y llegó a Grecia con anterioridad a Alejandro Magno.
El cultivo del gusano de seda llegó a España en el siglo VIII, a Sicilia y
a Nápoles en el siglo XII y a Francia en el siglo XVII. Se han hecho
muchas tentativas para criar gusanos de seda en otras zonas de
Europa y América, pero sin mayor éxito.

En esta revisión somera que hemos hecho del concepto de material y


su evolución a través del tiempo queda, entre otras cosas, plenamente
justificado el no haber dado una definición precisa de lo que es un
material, ya que, como hemos visto, todos tenemos una idea intuitiva
de lo que esto es.
I I . D E L A C E R O A L O S P R I M E R O S
P O L Í M E R O S

EN El capítulo anterior hemos descrito someramente cómo el hombre


fue satisfaciendo sus necesidades mediante el manejo de nuevos
materiales, que, en la inmensa mayoría de los casos, le eran
proporcionados directamente por la naturaleza. Como ya lo hemos
mencionado, esto no quiere decir que los metales en sí se encuentren
en estado natural, pues salvo el mercurio, el oro y en ciertos casos el
cobre y la plata, la mayoría de los metales se encuentran en estado
combinado en forma de minerales. Los más importantes, en razón del
papel que han desempeñado en la obtención de cobre, plomo, cinc,
estaño y hierro se muestran en el cuadro 3.

En términos generales, se puede decir que de estos minerales es posible extraer los
diferentes metales mediante el proceso llamado de reducción por carbón, y justamente
gracias a ello fue que hacia el tercer milenio a.C., todos estos metales ya eran conocidos
para el hombre.

Cuadro 3.

Cobre ( Cu ) Plomo ( Pb )

Cerusit
Cuprita Cu2O PbCO3
a
Malaquit CuCO3Cu
Galena PbS
a (OH)2
Calcocit Anglesi
Cu2S PbSO4
a ta
Calcopir
Cu FeS2
ita

Cinc ( Zn ) Hierro ( Fe )

Esfalerit Hemati
ZnS Fe2O3
a ta
Calamin Zn4(OH)2Si2O7· Magneti
Fe3O4
a H2O ta
Limonit Fe2O3H2
Cincita ZnO
a O
Willemit
Zn2SiO4 Siderita FeCO3
a
Estaño ( Sn )

Casiterita SnO2

El proceso de reducción por carbón consiste, grosso modo, en lo


siguiente: cuando un mineral que contiene oxígeno (hematita, cuprita
o casiterita) es calentado en presencia de carbón, éste captura parte
del oxígeno que se libera y ambos se combinan, produciéndose algún
compuesto de oxígeno y carbono y dejando al metal libre de oxígeno,
es decir, puro. En el caso de la hematita, por ejemplo, la reacción
química que se lleva a efecto es la siguiente:

He aquí pues, una posible explicación de la manera casual en la que el


hombre llegó a la Edad del Hierro. Ya hemos visto cómo el hombre
aplicó el fuego para tratar los distintos materiales de que iba
disponiendo, dando origen a lo que hemos denominado "artes
pirolíticas". Cabe suponer que este fuego lo producía por la combustión
de madera o incluso carbón de piedra, y muy probablemente en
configuraciones tales que favorecían la mezcla de mineral con la fuente
de calentamiento. El resultado empírico fue que el mineral resultaba
beneficiado o reducido (términos actuales para describir este proceso).

Experiencias similares debieron dar por resultado el descubrimiento del


cinc, estaño, plomo y plata. Resulta oportuno en este punto hacer la
observación de que, salvo el hierro, ninguno de los metales que
inicialmente conoció el hombre son de los que más abundan en la
naturaleza. Más de la mitad de la corteza terrestre está constituida por
sólo siete elementos, a saber: silicio (Si), 27.6%; aluminio (Al), 8.1%;
hierro (Fe), 5.1%; calcio (Ca), 3.6%; sodio (Na), 2.8%; potasio (K),
2.6% y magnesio (Mg), 2.1%.

¿Cuál sería, entonces, la razón por la cual, siendo tan abundante el


aluminio, no fue de los primeros en descubrirse? La respuesta la
encontramos en los párrafos anteriores, pues resulta que no es posible
reducir el aluminio por carbón y consecuentemente, el hombre no pudo
realizar un descubrimiento casual de este proceso tan valioso.

Estos hechos dan pie para concluir que en el desarrollo de la


humanidad ha resultado definitivo no sólo el que la naturaleza
proporcione de manera más o menos directa un determinado material,
sino también que el hombre realice el descubrimiento de los procesos
para transformar los materiales.

¿HIERRO O ACERO?

En relación con la Edad del Hierro, son muchos los metalurgistas de la


época actual que se han planteado y tratado de explicar una serie de
dudas que surgen justamente ahora que disponemos de mayor
información sobre lo que es el hierro y sus compuestos. Una de estas
preguntas, tal vez de las más profundas, es la siguiente: actualmente
sabemos que, en buena medida, las propiedades mecánicas del hierro
puro son inferiores a las que presentan el cobre y el bronce. Así pues,
¿cómo es que el hierro pudo llegar a sustituir a esos materiales?; y,
por consecuencia, ¿cómo es posible que se haya considerado que el
paso de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro fue un avance
sustancial en la historia de la humanidad?

En primer lugar, cabe mencionar que la secuencia histórica Edad del


Bronce a la Edad de Hierro no es universalmente aceptada y existen
bastantes estudios que presentan hechos bien fundamentados que se
oponen a ella. T. A. Wertime lo resume de esta manera: "... las
'edades' según los metales son clasificaciones útiles para una visión
general de la historia, pero no dicen nada acerca de los verdaderos
orígenes de la metalurgia."

En segundo lugar, y considerando como válida la sustitución del bronce


por el hierro, es posible explicarla de la manera siguiente: el hierro
aparece inicialmente como producto de reducción de sus minerales,
proceso que requiere de una temperatura menor que la del punto de
fusión. El resultado de esto es una esponja metálica que, al ser
martillada, se libera de sus escorias y permite formar una masa
compacta y dúctil. Prueba de ello serían las muestras que se han
encontrado y a las que se les ha asignado, de acuerdo a técnicas
actuales, un origen que data del tercer milenio a.C. Pero además, y
como lo mencionamos al iniciar este capítulo, el proceso de reducción
por carbón consiste precisamente en el calentamiento en presencia de
este elemento, y sabemos que si al hierro se le da un tratamiento
consistente en elevar su temperatura y en presencia de carbón, lo que
se obtiene es justamente el acero. Es decir, es altamente probable que
lo que el hombre del siglo XV a.C. conoció y manipuló haya sido lo que
hoy conocemos como acero al carbón y no el hierro. La figura 6
muestra una espada corta del año 800 a.C., o aún más antigua. La
hoja es de acero al carbón endurecida por tratamiento térmico y el
mango está formado por varias piezas de hierro. Algunas de ellas son
piezas forjadas.

No sería remoto que en este proceso de consecución del acero se


hubiera tenido el convencimiento de que el simple calentamiento de los
minerales seguido del enfriamiento consecuente diera por resultado un
nuevo material, quebradizo a veces, más duro y menos maleable que
el cobre, menos útil que el bronce pero más abundante y fácil de
obtener.
Figura 6.

Pronto debió haberse observado que si el calentamiento se prolongaba,


se mejoraba la condición de fragilidad y se aumentaba notoriamente
su dureza. Esto no podía ser otra cosa que el "resultado obvio" de la
purificación del material, es decir, se pensaba que el acero era una
forma más pura del hierro.

LOS ACERO DE DAMASCO

Estas ideas prevalecieron hasta finales del siglo XVIII, cuando el


metalurgista sueco Swen Rinman, en 1774, logró establecer ya de una
manera científica que la diferencia entre hierro dulce, acero y hierro
colado radica fundamentalmente en la cantidad de carbón que entra
como aleante con el metal. Este descubrimiento empezó a dar luz
sobre lo que por muchos años constituyó un gran misterio, conocido
como el misterio de los aceros de Damasco, sobre los cuales existían
consejas de todo tipo, como veremos en seguida.

Los aceros de Damasco son famosos por su resistencia, dureza y por la


belleza de sus marcas. Las descripciones más antiguas sobre ellos
datan del año 540 de nuestra era, pero seguramente se utilizaron
desde la época de Alejandro Magno, es decir alrededor del año 330
a.C. Durante las Cruzadas, los europeos encontraron en Damasco
espadas y dagas con propiedades excepcionales y por ello fue que se
difundió este nombre a pesar de que el acero de que estaban hechas
provenía de la India, donde se conocía con el nombre de wootz. Se
cree que las mejores hojas de acero fueron forjadas en Persia con el
wootz proveniente de la India, material que también se usó para hacer
armaduras. Entonces, bien pudieron llamarse aceros de la India o de
Persia.

Las propiedades excepcionales de este material se traducían en


superioridad guerrera, pues influía de manera decisiva tanto en la
protección como en la acción de ataque. Estos motivos fueron
suficientes para alentar a los europeos a indagar sobre la fabricación
de esos aceros, y fue en esa búsqueda que se encontraron con una
serie de leyendas o consejas tan inverosímiles como las siguientes: "el
acero debía ser templado", es decir enfriado bruscamente, "con los
orines de un niño pelirrojo", o bien "con los orines de una cabra de tres
años que hubiera sido alimentada por tres días sólo con helechos".
Otros procedimientos igualmente fantásticos eran más detallados,
como el siguiente: "el acero debe calentarse hasta que cese de brillar,
justo como la salida del sol en el desierto; después de esto debe
enfriarse hasta que llegue al color púrpura de rey y, en esta condición,
insértese en el cuerpo de un esclavo lo más musculoso posible, así la
fuerza del esclavo será transferida a la hoja de acero, lo que se
traducirá en la resistencia del metal".

Por muchos años y con estos procedimientos o tal vez otros similares,
muchos herreros, forjadores y aun científicos de renombre intentaron
reproducir las propiedades de los aceros de Damasco. En 1819 el
científico inglés Michael Faraday publicó un artículo, en el que proponía
como solución al problema la adición al acero de pequeñas cantidades
de sílica y alúmina. La propuesta no tuvo éxito pero consiguió inquietar
a Jean Robert Breant, a la sazón inspector de ensayos de la casa de
moneda de París, para que éste iniciara una serie de experimentos
consistentes en añadir distintos y variados elementos al acero. Para
1821, Breant había llegado al meollo del asunto y pudo establecer que
era el alto contenido de carbón el responsable de la resistencia y
dureza poco comunes de los aceros de Damasco.

Breant logró producir espadas con propiedades muy similares a las de


Damasco, pero nunca explicó en detalle los procedimientos y cabe
también suponer que no fue capaz de discernir sobre la importancia de
los distintos factores que intervenían en el proceso. De hecho, las
bases sólidas para la comprensión científica de los aceros de Damasco
se dieron hasta el presente siglo, al conocerse las transformaciones de
fase que presenta el acero como función de la temperatura y el
contenido de carbón.

Ante un misterio como éste, que duró más de 2 000 años, no queda
otra cosa más que aplicar el viejo proverbio ruso que dice:
"Frecuentemente lo mejor de lo nuevo resulta ser lo largamente
olvidado del pasado".

EL MISTERIO SE DESPEJA
En un intento por esclarecer en este libro el misterio de los
multicitados aceros de Damasco a la luz de los conocimientos actuales,
reproduciremos aquí la interpretación hecha por Sherby y Wadsworth
de la patética receta que menciona el sacrificio del esclavo musculoso.

Caliéntese la hoja de acero a alta temperatura, pongámosla a 1 000°C


("sol naciente en el desierto"), después déjese enfriar al aire hasta una
temperatura aproximada de 800°C ("púrpura de rey"). Finalmente
témplese a temperatura del cuerpo humano, 37°C en un medio salobre
("entrañas de un esclavo fuerte"). De seguirse este procedimiento,
muy probablemente se obtendrá un acero con la dureza requerida pero
quebradizo, problema que se supera si en vez de calentársele hasta
1 000°C se hace sólo hasta unos 727°C, siempre que el contenido de
carbón sea entre 1.5 y 2%. Con estas condiciones y procedimientos se
habrán reproducido las propiedades de las misteriosas espadas de
Damasco.

Desde el punto de vista formal, resulta esencial para reproducir las


propiedades de resistencia y dureza de los aceros de Damasco lo
siguiente:

Fundición. Lo importante es contar con un metal para el forjado con el


contenido de carbón adecuado (1.5 a 2.0%). La figura 7 muestra
esquemáticamente la manera de obtenerlo.

Figura 7.
Figura 8.

El mineral de hierro mezclado con carbón se calienta hasta una


temperatura de alrededor de 1 200°C, con objeto de extraer el oxígeno
del mineral (reducción por carbón). Se obtiene entonces un hierro
esponjado que mediante martilleo es liberado de impurezas. El
resultado es pedacería de hierro dulce (hierro con bajo contenido de
carbón), al cual se le agrega carbón para someter nuevamente la
mezcla a una temperatura de 1 200°C en atmósfera inerte para evitar
la oxidación. A esta temperatura, el hierro dulce permanece sólido y
sus cristales presentan una estructura cúbica centrada en las caras
(Figura 8), la cual consiste en una disposición de átomos de hierro en
las esquinas de un cubo y en las caras de éste. Esta disposición de
átomos deja huecos entre ellos, los que son llenados por átomos de
carbón, dando origen a una aleación denominada "austenita". Una vez
que se ha fundido el material se le deja enfriar muy lentamente, en un
proceso que puede llegar a tardar varios días. Durante el enfriamiento,
al pasar por los 1 000°C aproximadamente, el carbón que no ha
intervenido en la formación de la austenita se combina con el hierro,
formando carburo de hierro (Fe3C), también llamado "cementita". Este
compuesto es resistente pero quebradizo, de tal modo que si en tal
estadio se hiciera una espada, ésta resultaría muy resistente pero
quebradiza a temperatura ambiente. Simultáneamente, en este mismo
proceso de enfriamiento lento, la austenita se transforma en "perlita",
que consiste en la alternación de capas de ferrita suaves (pobres en
carbón) y capas de cementita. La estructura de la ferrita es una
estructura cúbica centrada en el cuerpo, y consiste en la disposición de
un átomo de hierro en cada una de las esquinas de un cubo y un
átomo en el centro del mismo cubo (Figura 9). El proceso seguido
garantiza una distribución homogénea de 1.5 a 2.0% de carbón en el
acero. Ahora se pasa a la forja.
Forjado. Probablemente éste sea el paso crucial en el proceso que lleva
a una "verdadera" espada de Damasco. He aquí el procedimiento. El
material obtenido de acuerdo al paso anterior se somete a
calentamiento hasta una temperatura entre 650°C y 850°C, entre rojo
sangre y rojo cereza dirían los antiguos forjadores, causando su
reblandecimiento al punto de poder ser conformado mediante martillo
y yunque. Atendiendo al punto de vista microscópico, lo que está
ocurriendo en esta etapa es el rompimiento de la red construida por la
cementita, transformándola en simples cúmulos de este compuesto, de
modo tal que aporta su característica de resistencia alta pero se
disminuye su característica quebradiza al restringirse a cúmulos
aislados.

Templado. Para terminar con la reproducción de una espada de


Damasco, sólo nos resta revisar el proceso de templado.

Después del forjado, la hoja de la espada se encuentra ya conformada


pero la estructura del material es de ferrita, lo cual quiere decir que es
muy resistente pero no lo suficientemente dura. La dureza requerida
se le dará mediante este procedimiento: se calienta la hoja hasta una
temperatura ligeramente superior a 727°C y se le enfría bruscamente
hasta llegar a la temperatura ambiente, para lo cual resulta ideal
sumergirla simplemente en agua.

Figura 9.
Figura 10.

Lo que ha ocurrido al elevar la temperatura a 727°C es que se ha


alcanzado la temperatura a la cual la ferrita centrada en el cuerpo
empieza a transformarse en "austenita" centrada en las caras (Figura
8), y al enfriarla bruscamente (templarla) se detiene la transformación
hacia "perlita", quedando los cristales de hierro con estructura
centrada en el cuerpo en forma tetragonal (Figura 10) en vez de
cúbica.

Esta nueva estructura, llamada martensítica, contiene la resistencia de


la ferrita (centrada en el cuerpo) y aloja a los átomos de carbón como
la austenita. En consecuencia, dará origen a un material resistente y
duro para satisfacer las necesidades humanas que exijan estas
características. El misterio de las espadas de Damasco se ha
despejado.

En un párrafo anterior, al seguir la receta del esclavo sacrificado,


comentamos que de seguirse el procedimiento propuesto se obtendrá
una espada resistente pero quebradiza, y esto tenía relación con la
temperatura de templado (sol naciente en el desierto). Pues bien, lo
que ocurre si se trabaja por encima de 850°C es que se propicia
nuevamente una disolución de la cementita en la austenita,
provocando que el material en conjunto sea muy quebradizo.

El conocer o no los más íntimos secretos de las espadas de Damasco


no impidió o limitó siquiera que la humanidad diera uso al acero. Esta
aleación, hija de la casualidad o del empirismo (lo mismo da), ha
resultado ser uno de los materiales más utilizados por el hombre. El
dominio de la tecnología para producirlo en forma controlada pronto se
tradujo en cambios sociales profundos, pues sus características físicas
permitieron la fabricación de maquinarias más complicadas,
estructuras más resistentes, procesos en los que intervenían
condiciones más difíciles de obtener, etcétera.

Lo que propiamente se puede llamar tecnología del acero tuvo sus


inicios en los albores del siglo XIX, y alcanzó su consolidación
alrededor de 1861, con la invención de hornos que permitieron su
producción masiva y la sucesión vertiginosa y abundante de nuevas
aleaciones a base de este material.

La primera de ellas fue la obtenida a nivel experimental por Faraday, al


fundir una mezcla de acero y níquel y una mezcla de acero y cromo, lo
que ocurrió alrededor de 1819. Posteriormente se obtuvo el acero al
tungsteno en 1858, y diez años más tarde, el acero al manganeso, que
ha resultado ser una aleación con propiedades idóneas para la
fabricación de herramienta. Ya en 1877, se obtiene el acero al cromo.

Cada una de estas aleaciones posee características que permiten su


utilización de manera específica, y podríamos escribir muchísimo
acerca del desarrollo que ha tenido este material, al punto de que aún
en la actualidad, a más de un siglo de su surgimiento, se continúa
trabajando intensamente en las aleaciones del acero. Existen
programas de investigación tendientes a resolver el problema de la
creación de aceros especiales, ya sea que se busque obtener mayor
resistencia mecánica de éstos, mayor dureza o flexibilidad, o se
busquen aleaciones que resistan temperaturas cada vez más elevadas
con objeto de obtener materiales que vengan a resolver problemas en
aeronáutica, en perforación de pozos petroleros o extracción de
petróleo, o que se trate de producir materiales más resistentes a la
corrosión por salinidad o acidez, etcétera.

El cuadro 4 muestra los elementos principales que se utilizan para


realizar aleaciones con acero, y los efectos que se obtienen.

Para dar una idea de la rápida evolución e influencia que el acero y sus aleaciones
tuvieron hacia finales del siglo pasado, cabe mencionar que entre 1870 y el fin de ese
siglo, la producción mundial de acero aumentó de 500 000 a 28 000 000 de toneladas y,
por otra parte, generó el surgimiento de un sinnúmero de tecnologías.

Cuadro 4.

Elementos Funciones principales


Aluminio
º Desoxida eficazmente

º Restringe el crecimiento del grano1

Cromo
º Aumente la resistencia a la corrosión y a
la oxidación

º Aumenta la templabilidad

º Añade resistencia a altas temperaturas

º Resiste la abrasión y el desgaste

º Contibuye a conservar la dureza a alta


Cobalto
temperatura

Manganeso º Contrarresta la fragilidad debida al


azufre

º Aumenta la templabilidad

º Eleva la temperatura del inicio del


Molibdeno crecimiento del grano

º Favorece el endurecimiento desde la


superficie hacia el interior del material

º Contrarresta la tendencia a la fragilidad

º Aumenta las resistencias a alta


temperatura, a la fluencia y la dureza a
alta temperatura

º Mejora la resistencia a la corrosión en


aceros inoxidables

º Forma partículas resistentes a la


abrasión

Níquel
º Hace resistentes los aceros no
templados o recocidos

Fósforo º Aumenta la resistencia del acero al bajo


carbón

º Aumenta la resistencia a la corrosión

º Mejora la maquinabilidad en los aceros


de cortado libre

Silicio º Desoxidador de propósito general

º Elemento de aleación para láminas


eléctricas y magnéticas

º Mejora la resistencia a la corrosión

º Hace resistentes los aceros de baja


aleación

Titanio
º Reduce la dureza y templabilidad en
aceros al cromo

Tungsteno º Forma partículas duras y resistentes a la


abrasión en acero para herramientas

º Promueve la dureza y la resistencia a


altas temperaturas

Vanadio
º Eleva la temperatura de inicio de
crecimiento del grano

º Aumenta la templabilidad

º Produce endurecimiento

1
Se entiende por "grano" la región de un sólido que tiene la
misma orientación cristalográfica. De esta manera, el sólido
estaría formado por muchos granos que difieren en orientación
cristalográfica, y cuando todos los granos que constituyen un
sólido tienen la misma orientación cristalográfica, se tiene un
monocristal.

Como muestra, vale la pena mencionar la construcción del Crystal


Palace en el año de 1854, y la construcción de la Torre Eiffel en 1889
(Figura 11), que trajo consigo el diseño y construcción de ascensores
eléctricos y, por supuesto, el diseño y construcción de una nueva
maquinaria que permitiría dar nuevas formas y encontrar aplicaciones
novedosas a este material.

LA QUÍMICA

En la época en que el acero empezó a producirse masivamente, surge


también el desarrollo vertiginoso de la química orgánica, que condujo
al hombre a la explotación de uno de los recursos más importantes de
nuestro tiempo: el petróleo.

A continuación revisaremos de manera muy breve la evolución de la


química, que ha hecho posible que estemos a finales del siglo XX
viviendo la "edad del plástico". Los orígenes más remotos de la
química los encontramos en la explotación de las salinas y la
fabricación de colorantes, perfumes y sustancias medicinales a partir
de la extracción de sustancias activas de las plantas.

Figura 11.
Figura 12.

Posteriormente se tiene la época alquimista, cuyo objetivo más


conocido era encontrar la piedra filosofal, sustancia mágica que
permitiría transmutar los metales, curar todas las enfermedades y
rejuvenecer al individuo. Con esos fines, se hicieron algunas
contribuciones importantes al conocimiento, como por ejemplo, el
"aceite de vitriolo", el cual se obtenía de "vitriolo verde" —compuestos,
que en el lenguaje actual, son ácido sulfúrico y sulfato ferroso,
respectivamente (Figura 12).

Pero no se puede hablar de química propiamente dicha sino a partir de


los experimentos de Joseph Black y Joseph Priestley, entre 1754-1774,
consistentes en la obtención de bióxido de carbono y de oxígeno,
respectivamente. (Este último, mediante calentamiento del óxido rojo
de mercurio.) Desde entonces, la evolución de la química hasta
nuestros días ha sido vertiginosa. En ella se pueden distinguir tres
etapas: la química mineral, que se inicia con la fabricación del ácido
sulfúrico concentrado y el carbonato sódico; la química orgánica, que
tiene como objeto de estudio el carbono, por lo que también se le
denomina "carboquímica", y cuyo desarrollo histórico se ubica en el
siglo XIX; y ya en pleno siglo XX, la petroquímica, que consiste en el
estudio sistemático del gas natural y el petróleo.

Como se mencionó antes, de la primera etapa se tiene la obtención del


ácido sulfúrico a nivel industrial, que se realiza mediante la quema de
azufre y nitrato de potasio en un recipiente suspendido en un gran
globo de vidrio parcialmente lleno de agua. Este procedimiento se ha
venido modificando hasta llegar a un proceso continuo de fabricación.
El carbonato sódico necesario para la fabricación de jabones
inicialmente se obtenía de las cenizas de algas marinas y
posteriormente fue sujeto a un procedimiento a escala industrial,
consistente en convertir la sal común en sulfato sódico mediante el
tratamiento con ácido sulfúrico concentrado. Dicho procedimiento,
desarrollado por Leblanc, no entró en operación hasta los albores del
siglo XIX (1807).

Paralelamente, se desarrolló la industria del vidrio, dando origen a la


fabricación de vidrios para lentes, microscopios, etc., de modo que el
vidrio pasó de ser un objeto de lujo a un objeto de uso común. La
necesidad de nuevas composiciones de vidrios para funciones diversas
obligó a que los silicatos se estudiaran de manera más sistemática.

En 1868 se inició la fabricación industrial de cloro a través del proceso


ideado por el inglés Henry Beacon. En este proceso, el cloro se obtiene
del ácido clorhídrico gaseoso.

La segunda etapa de la carboquímica nació a principios del siglo XIX,


con el surgimiento de la industria del gas para alumbrado, cuyos
subproductos más importantes fueron colorantes artificiales, fármacos
y perfumes, que vinieron a sustituir a los extraídos de la naturaleza.

La combustión incompleta de la hulla produce coque y alquitrán. Este


último compuesto tiene una gran diversidad de derivados, que se
emplean en aplicaciones igualmente variadas: el ácido fénico, de gran
utilidad para desinfectar heridas e instrumental médico; la aspirina, la
sacarina, sulfamidas y otras drogas de uso en medicina. La industria
de los materiales plásticos y de fibras sintéticas utiliza derivados del
alquitrán para producir baquelita, nylon, rayón, etc. El trinitrotolueno
(TNT) es otro derivado del alquitrán.

La tercera etapa se mezcla con el final de la segunda, mediante la


sustitución progresiva de la carboquímica por la petroquímica, proceso
en el cual el petróleo surge como combustible alrededor de 1859, y
hay que esperar hasta el siglo XX para que a partir de su destilación se
empiecen a obtener destilados como el propano, del cual a su vez se
obtiene la acetona. A partir de 1920, aproximadamente, el petróleo
sustituye al carbón como combustible y como materia prima en la
industria química orgánica.

Si la destilación fraccionada de la hulla proporcionó al hombre tantos y


tan útiles compuestos, los procesos desarrollados en la petroquímica y
las soluciones a las demandas humanas obtenidas de ellas son
literalmente pasmosas, sobre todo cuando un análisis a las entrañas de
estos compuestos nos muestra que estamos frente a moléculas
gigantes o macromoléculas, y lo impactante, lo pasmoso y a la vez lo
obvio es que justamente con ellas, con las moléculas grandes, es con
las que la humanidad ha vivido y se ha desarrollado desde siempre.
Los organismos vivientes trabajan con macromoléculas, la naturaleza
misma se desarrolla mediante macromoléculas, de modo tal que
parece que desde siempre nos ha estado diciendo, nos ha estado
sugiriendo, que intentemos ese camino, del que nos ocuparemos en el
capítulo siguiente.

I I I . P O L Í M E R O S Y
S E M I C O N D U C T O R E S

COMO se mencionó en el capítulo anterior, el siglo XX parece traer


consigo la optimación de los productos de las industrias del carbón y
del petróleo. En este desarrollo, como en muchos otros o la totalidad,
para ser más precisos, es la propia naturaleza quien sugiere los pasos
iniciales y es el ingenio del hombre el que permite y da lugar a
desarrollos que son realmente impresionantes. En la naturaleza existe
de manera abundante el elemento carbono, que es la base de lo que
denominamos materia orgánica. Este elemento tiene la capacidad de
combinarse con él mismo y con otros elementos en series continuas,
de modo que se crean moléculas muy grandes. De hecho, la vida
misma no hubiera sido posible sin esta capacidad del carbono, puesto
que toda la materia viviente está formada por moléculas gigantes. De
hecho, cuando comemos, lo que hace nuestro organismo es absorber
moléculas gigantes de proteínas, disolverlas y transformarlas en otras
moléculas también gigantes para alimentarnos. Tratando de imitar a la
naturaleza, el hombre ha aprendido a crear moléculas gigantes en el
laboratorio y, de manera industrial, sustituir a las materias orgánicas
que se utilizan en la vida cotidiana. A estas cadenas de moléculas
creadas en el laboratorio se les denomina polímeros sintéticos, que
han hecho posible que sustituyamos en la actualidad materiales tales
como la seda, la lana, la piel, la goma, la madera y distintas fibras
vegetales; materiales que inicialmente, de una u otra manera, han
sido provistos por la propia naturaleza.

Desde cierto punto de vista, hemos sustituido o acelerado el trabajo


del gusano de seda, el proceso de trasquila del borrego y el trabajo de
los telares.

¿INORGÁNICO VS. ORGÁNICO?

Para poder comprender cómo el hombre ha llegado a reproducir


algunas de las propiedades y características de la materia viviente,
resulta indispensable el revisar aunque sea de una manera muy rápida
el desarrollo de la química, esbozado en los párrafos anteriores.

A principios del siglo XIX, la humanidad contaba con los conocimientos


siguientes: en 1754, en Edimburgo, Joseph Black había logrado extraer
bióxido de carbono (gas) de la piedra caliza, quedando como residuo
cal, la que al quedar expuesta al aire reabsorbía el mismo gas,
volviendo a transformarse en piedra caliza. Aquí había, por una parte,
un indicio de que el aire contenía bióxido de carbono y, por otra, la
evidencia de un proceso reversible. El propio Black logró descomponer
la molécula de carbonato de calcio (CaCo 3) en dos moléculas más
pequeñas, —cal (CaO) y bióxido de carbono (C0 2)—, para volverlas a
unir y obtener de nuevo CaCO3.

Alrededor de veinte años más tarde Joseph Priestley obtuvo "un aire
extraño" en presencia del cual las velas ardían vivamente y las brasas
de leños o carbón desprendían llamas. Este aire extraño era el
oxígeno.

Poco tiempo después Henry Cavendish descubrió el "aire inflamable",


gas que se desprendía al atacar metales con ácido y que al combinarse
con el "aire extraño" producía, en presencia de una chispa, una
explosión y unas gotas de agua en las paredes del recipiente que había
alojado a los gases. Este "aire inflamable" es lo que hoy conocemos
por hidrógeno, y lo que ocurrió durante la explosión fue la síntesis de
la molécula de agua (H20). Sin embargo, no se tenía aún conciencia de
la existencia del hidrógeno y el oxígeno como elementos, y menos aún
se sabía la manera en que se combinaban éstos para formar un
compuesto: el agua.

Hubo de revisarse entonces lo que la humanidad había desarrollado y


hablar nuevamente de los átomos de Demócrito y de las teorías de
Robert Boyle, que sostenía que la materia podía estar compuesta de
muchos "corpúsculos" en movimiento, y volver a considerar las ideas
de Newton acerca de que la materia podía estar compuesta por
"partículas sólidas, macizas, duras, impenetrables y móviles". Así, en
los albores del siglo XIX, John Dalton y Joseph Proust, cada uno por su
cuenta, lograron demostrar que algunos elementos químicos, al
combinarse con otro cualquiera, lo hacen de tal manera que las
cantidades de ambos intervienen siempre en proporción a sus pesos y
serán siempre múltiplos enteros uno del otro, lo cual, sugirió Dalton,
es explicable sólo si se supone que los elementos están formados por
átomos.

Amadeo Avogadro establece claramente la diferencia entre átomo y


molécula, siendo ésta la unión de varios átomos.

En esta época, se descubrieron muchos elementos hasta entonces


desconocidos, realizándose todo tipo de reacciones químicas, pero
siempre con materiales minerales, con lo no vivo: agua, sales, metales
y gases, sustancias compuestas por moléculas pequeñas, formadas por
pocos átomos. La mayoría de estas moléculas se podían descomponer
en sus elementos, preparar compuestos con ellos y casi siempre
hacerlas intervenir en procesos reversibles.

Mientras tanto, los materiales del mundo vivo, la madera, los


azúcares, las grasas, aceites, etc., seguían en el misterio y apenas se
sabía que lo que tenían en común era ser combustibles, carbonizar y
tomar parte en procesos químicos irreversibles. Antoine Lavoisier se
dio a la tarea de investigar estos productos de manera sistemática y
en esa labor quemó sus objetos de experimentador dentro de una
campana, encontrando que invariablemente se producía bióxido de
carbono y agua, de lo que dedujo que deberían contener carbono e
hidrógeno; pronto se descubrió que entre los residuos había oxígeno y
nitrógeno. Más y más experimentos con sustancias orgánicas llevaron
a la conclusión de que todas ellas, a pesar de sus notorias diferencias y
sin importar su complejidad, estaban compuestas en lo fundamental
sólo por un conjunto de cuatro elementos: carbono (C), hidrógeno (H),
oxígeno (O) y nitrógeno (N), los cuales ya habían sido aislados de los
compuestos del mundo no vivo.

Puestas las cosas así, el camino a seguir estaba trazado; había que
combinar, con los procedimientos adecuados, los cuatro elementos
CHON para producir lo que la naturaleza ponía en nuestras manos:
seda, madera, azúcares, etc. Mucho se intentó y poco o nada se
obtuvo, incluso hasta llegó a pensarse en la existencia de algo extra,
un elemento misterioso que recibió el nombre de "fuerza vital" y que
poseían sólo los compuestos de los mundos animal y vegetal y del que
la naturaleza había privado al mundo mineral. Esta tendencia llegó a
cobrar tal importancia que hasta el propio Jacob Berzelius, a quien se
debe la distinción entre la química orgánica y la inorgánica, la notación
atómica por símbolos y el descubrimiento del selenio, llegó a compartir
tal idea y a pensar que entre la química de la materia viviente (la
orgánica) y la inorgánica existía un abismo infranqueable. Este fue tal
vez el origen de un reto más para el intelecto humano: ¿sería posible
franquear tal abismo?

DE LO INORGÁNICO A LO ORGÁNICO

Como suele suceder, fue un discípulo de Jacob Berzelius quien dio el


primer paso para salvar el abismo que alguna vez mencionara su
maestro. En 1828, Friedrich Wohler, trabajando con una solución de
cianato de plata y cloruro de amonio, ambos compuestos inorgánicos,
obtuvo cianato de amonio, el cual después de calentado, produjo
cristales transparentes e incoloros que resultaron idénticos en su
composición química a la urea, principal compuesto orgánico de
desecho en la orina. De inmediato escribió a Berzelius: "Debo decir
que puedo hacer urea sin la intervención de un riñón animal, sea de
hombre o de perro." ¡Se había sintetizado el primer compuesto
orgánico fuera de un organismo vivo! ¡La química y la biología se
habían unido!

El abismo empezaba a ser salvado; la teoría de la fuerza vital se


tambaleaba y los logros de los investigadores se sucedían uno a otro
con mayor frecuencia. Adolph Kolbe sintetiza el ácido acético, que
antes sólo se encontraba en el vinagre o en destilados de madera y, de
pronto, como resultado del trabajo tenaz que caracteriza a los
investigadores científicos, surgen los primeros compuestos artificiales.
Marcellin Berthelot "fabrica" sustancias grasas parecidas a las grasas
naturales, ninguna de las cuales se hallaba en la naturaleza.

Nuevamente se estaba frente a resultados espectaculares sin que se


supiera bien a bien qué estaba sucediendo, es decir, sin tener una
teoría que explicara lo obtenido. La respuesta la encontraron Joseph
Gay-Lussac y Berzelius en lo que éste llamo "isómeros" ('partes
iguales'), concepto que puede resumirse en lo siguiente: un grupo
idéntico de átomos de los mismos elementos puede formar
compuestos químicos muy diversos, dependiendo de la manera en que
se encuentren colocados en la molécula. Consecuentemente, mientras
mayor sea el número de átomos en un compuesto, mayor es el
número de sus isómeros. De esta manera fue posible entender que el
cianato de amonio y la urea, isómeros en fórmula CH 4N2O, eran 10
mismo, de modo que lo observado por Wohler fue que el calor aplicado
al cianato sirvió para reacomodar los átomos para producir urea.

Gay-Lussac hizo otra observación importante: en algunos compuestos


(cianuro de hidrógeno (HCN), por ejemplo) hay conjuntos de átomos
(la pareja carbono-hidrógeno en este caso) que ante determinadas
reacciones químicas pasan de un compuesto a otro sin separarse, es
decir, se comportan como si fueran un solo átomo. A estos conjuntos
de dos o más átomos que permanecen fielmente unidos a través de las
reacciones químicas les llamó "radicales" (raíz, en latín).

A Jean Baptiste Dumas le tocó encontrar la riquísima veta de los


compuestos del carbono que aún continuamos explotando. Hizo
reaccionar cloro con varias sustancias orgánicas y descubrió en el
átomo de cloro la capacidad de sustituir átomo por átomo al
hidrógeno. Intentó hacer lo mismo con los parientes directos del cloro,
es decir con bromo y yodo y obtuvo resultados similares, de lo que
concluyó que en los compuestos orgánicos los elementos pueden ser
sustituidos por otros, produciéndose familias de compuestos de
carbono que, a pesar de su parentesco, son muy diferentes entre sí.

Ilustremos estas ideas con un ejemplo muy simple. Uno de los


hidrocarburos (compuesto de hidrógeno y carbono) más sencillos es el
metano, conocido por la mayoría de las personas por ser el
componente principal del combustible para calefacción en el hogar.
Contiene un átomo de carbono y cuatro átomos de hidrógeno. Si se
hace uso de la ley de sustitución de Dumas y se sustituye uno de los
hidrógenos por un cloro, el metano (CH 4) cambia a clorometano
(CH3CI), que es útil como refrigerante y es totalmente inútil como
combustible.

Si en vez de tres de los hidrógenos del metano se ponen tres cloros, se


obtiene el triclorometano, que no es otra cosa que el cloroformo
anestésico. Finalmente, si en vez de los cuatro átomos de hidrógeno
del metano se colocan cuatro cloros, lo que resulta es un compuesto
cuyas propiedades lo hacen útil para extinguir incendios, para quitar
manchas y como poderosísimo solvente, cuyo nombre científico es
tetracloruro de carbono (CCl4).

Este ejemplo pone en claro la trascendencia de la química del carbono


en favor de la satisfacción de las demandas de la humanidad, pero la
permanente inquietud y el quehacer científico ha ido más allá y no le
ha satisfecho al hombre el que algo funcione, que le sea útil; quiere,
necesita, exige conocer cómo ocurren las cosas, por qué suceden, para
con estas respuestas continuar sirviendo a la humanidad, satisfaciendo
sus demandas.

Las preguntas centrales por contestar en la segunda mitad del siglo


XIX eran: ¿Cómo se eslabonan los átomos de las moléculas orgánicas y
qué reglas siguen? ¿Cómo se reflejarán estas reglas en las
propiedades? ¿Por qué es posible ir sustituyendo hidrógeno por cloro y
obtener compuestos con propiedades tan diversas? ¿Se podrá
continuar haciendo sustituciones?

Las primeras respuestas fueron proporcionadas por el entonces joven


químico francés Friedrich August Kekulé, en un artículo publicado en la
revista alemana Anales de Química en 1858. El artículo tiene como
título: "Sobre la constitución y metamorfosis de los compuestos
químicos y sobre la naturaleza química del carbono." Kekulé tomó
como punto de partida las ideas expuestas en 1852 por Edward
Frankland, en las que éste señalaba que cada especie de átomo sólo
puede combinarse con un determinado número de otros átomos,
según su "aptitud" (valencia) para combinarse.

Con esto, todo cobra sentido: un átomo de hidrógeno que tiene


valencia uno, sólo puede combinarse con otro átomo más; el carbono
con valencia cuatro puede combinarse con otros cuatro átomos, etc.
Así, podemos imaginarnos al átomo de carbono como una esferita con
cuatro brazos que le servirán para enlazarse (combinarse) con los
otros átomos para formar compuestos. Veamos cómo funciona este
modelo y demos comienzo por la molécula más simple de la que
habíamos hablado párrafos atrás: el metano.
Como ya se mencionó, la molécula de metano está formada por un
átomo de carbón y cuatro átomos de hidrógeno (CH 4), y se encuentra
representada en la figura 13, donde se aprecia que cada uno de los
cuatro brazos del carbono se entrelaza con el brazo disponible del
hidrógeno, no dejando posibilidad alguna de otra combinación. Los
átomos de carbono pueden combinarse con cualquier otro átomo, pero
tienen una cierta "predilección" por hacerlo con sus semejantes, con
otros carbonos, de modo tal que cuando las condiciones les son
propicias se unen a otros átomos de carbono haciendo cadenas
larguísimas de este elemento.

Figura 13. Metano.

Pensemos ahora en dos átomos de carbono. Estos utilizarán uno de


sus brazos para unirse entre sí, quedándole a cada uno tres brazos
libres para otras uniones (Figura 14).

Figura 14. Unión de dos átomos de carbono.


Si estos brazos los ocupan para unirse con hidrógenos, se tendrá un
esquema similar al de la figura 15, que en forma condensada se puede
escribir como C2H6, fórmula que representa al etano, un gas que se
encuentra en la naturaleza.

Figura 15. Etano.

Si agregamos ahora otro carbono, quedan 8 enlaces (brazos) libres, ya


que el carbono del centro tendrá ocupados dos de sus brazos en
ligarse con los carbonos vecinos. Al ocuparse los brazos restantes con
hidrógenos, lo que resulta es el gas propano (C 3H8), representado en la
figura 16, que tal vez sea el más conocido de los hidrocarburos, pues
forma parte de la mezcla gaseosa que generalmente se usa en las
cocinas.
Figura 16. Propano.

De esta manera, se puede continuar con este proceso para formar


innumerables hidrocarburos, pero el carbono es más versátil y no sólo
se combina con él mismo y con el hidrógeno, sino que lo hace con
muchos otros elementos y de maneras diversas. Un átomo de carbono,
incluso, puede unirse con otro átomo de carbono utilizando dos o hasta
tres de sus brazos, dando como resultado compuestos distintos. En la
figura 17 se muestra el esquema de un enlace doble entre carbonos. Al
saturarse cada brazo libre del carbono con hidrógeno, se obtiene el
etileno, compuesto que proporciona la naturaleza en el petróleo y el
gas natural.

Figura 17. Etileno.


Figura 18. Acetileno.

En la figura 17 se muestra el esquema de un enlace doble entre


carbonos. Al saturarse cada brazo libre del carbono con hidrógeno, se
obtiene el etileno, compuesto que proporciona la naturaleza en el
petróleo y el gas natural.

Cuando dos átomos de carbono ocupan tres de sus brazos para unirse
entre sí y saturan el brazo que les queda libre con hidrógeno (Figura
18), se tiene un compuesto altamente explosivo que recibe el nombre
de acetileno.

Antes de pasar a discutir algunos ejemplos de combinaciones con otros


átomos distintos del hidrógeno, hagamos la siguiente pregunta: ¿Las
uniones en los hidrocarburos, necesariamente harán cadenas lineales?
La respuesta es NO y, de hecho, al establecerse cadenas no lineales
las propiedades de los compuestos resultan harto distintas, a tal punto
que se pueden distinguir claramente dos grupos o familias: la familia
de las grasas, que comprende compuestos como ceras, jabones,
glicerina, lubricantes, detergentes y alcoholes, denominados alifáticos,
cuya unidad básica es el metano. La otra es la familia de los
aromáticos, que son compuestos extremadamente volátiles, reactivos,
muy olorosos y cuyo elemento básico es el benceno, molécula en
forma de anillo con seis átomos de carbono que se ligan entre sí por
enlaces simples y dobles en forma alternada, saturando sus brazos
libres con hidrógenos (Figura 19), y cuya expresión condensada es
C6H6

Es innegable que el mundo de las moléculas compuestas por átomos


de carbón e hidrógeno (hidrocarburos) es amplio y de gran utilidad
para la humanidad, pero en la naturaleza están presentes otros
muchos elementos, de tal forma que cuando éstos se combinan con los
hidrocarburos, el espectro de posibilidades de nuevos compuestos para
emplearse en las más diversas aplicaciones es realmente enorme.

Para nosotros, habitantes del planeta Tierra en el final del siglo XX,
este mundo de los plásticos nos resulta harto familiar, al punto que ni
siquiera somos conscientes de la enorme cantidad de objetos y
productos que tienen su origen en el petróleo, y nos resulta
sorprendente cuando nos enteramos de que el acetato de rayón, el
acrilán, el dacrón o el orlón usados en la fabricación de prendas de
vestir; el acetato de etilo o el alcohol etílico utilizados como disolventes
de lacas y la aspirina o las sulfas que alguna vez habremos tomado
para reestablecer nuestra salud son todos ellos derivados del etileno
(C2H4), el cual es un gas incoloro e inodoro.

Sin duda alguna todos y cada uno de nosotros hemos tenido entre
nuestras manos recipientes de plástico para muy diversos usos y
habremos observado que unos son mas rígidos que otros,
característica que se aprovecha para su aplicación, pues mientras que
los recipientes rígidos se utilizan generalmente para envasar líquidos
muy ligeros, los que no lo son se destinan para sustancias un tanto
"pastosas" como la salsa de tomate, la mostaza, el champú, etc., en
los cuales el deformar la botella contribuye a que el contenido salga
más fácilmente.

Figura 19. Benceno.

I V . L O S M A T E R I A L E S H O Y

LA INVESTIGACION sobre materiales es en nuestros días una de las


disciplinas más cultivadas. En este libro he querido hacer énfasis en el
aspecto social que presenta la ciencia-ingeniería de materiales. A lo
largo del mismo se ha comentado con insistencia que en la actualidad
la ciencia-ingeniería de materiales se enfoca a la satisfacción de las
demandas de la humanidad mediante la creación de materiales hechos
a la medida. Consecuentemente, el estado actual de la investigación
atiende tanto a necesidades de la humanidad de orden muy general
como a requerimientos muy particulares de ciertas comunidades.
En el primer caso se obtienen resultados universalmente aplicables y
en el segundo soluciones de importancia local y que pudieran tener
poco sentido para otra comunidad.

Son muchos los ejemplos útiles para dar un panorama general sobre el
estado actual y las perspectivas de la ciencia-ingeniería de materiales.
De entre ellos he escogido tres temas de gran relevancia a nivel
mundial y que actualmente se desarrollan con muy buen éxito en los
laboratorios del Instituto de Investigaciones en Materiales de la
Universidad Nacional Autónoma de México (IIM-UNAM).

ALEACIONES CON MEMORIA DE FORMA

La primera vez que uno escucha que un pedazo de material ha


"aprendido" algo, no puede menos que prepararse a escuchar algún
cuento tradicional o de ciencia ficción en el que los objetos inanimados
se mueven por sí solos, hablan y aprenden. La disposición a escuchar
la fantasía se incrementa cuando se nos afirma que, una vez que el
material ha aprendido algo, es capaz de recordarlo. Sin embargo,
nuestra curiosidad por dicha narración se convierte en curiosidad
científica cuando podemos presenciar el experimento siguiente: Una
cinta de material similar al latón, en forma de semicírculo, se aproxima
a una flama. Pronto empieza a enderezarse hasta tomar la forma de
una regla, es decir, ahora está recta. A continuación se le sumerge en
un vaso que contiene agua y súbitamente se curva para tomar su
forma inicial de semicírculo. El experimento se repite una y otra vez, y
la cinta invariablemente "recuerda" que cuando está en presencia de
una flama (60°C) debe estar recta, y que cuando está expuesta al
ambiente (20°C) debe tomar la forma de semicírculo.

Si ahora se nos preguntase el nombre que le asignaríamos a tan


sorprendente fenómeno, estoy seguro que el más apropiado sería:
"memoria de forma doble", pues el material guarda memoria de las
formas que debe adoptar cuando se encuentre a dos temperaturas
bien determinadas. ¿Qué es lo que provoca que el material se
comporte de esta manera?

Microscópicamente, el llamado efecto memoria de forma consiste en el


desplazamiento de los átomos en ciertas aleaciones cuando éstas se
enfrían bruscamente. Técnicamente se trata de un cambio de fase
denominado transformación martensítica, de la cual ya se habló en
este libro al tratar el "misterio" de los aceros de Damasco. Cuando
hablamos sobre ellos, mencionamos como responsable de su dureza a
un proceso de transformación de una fase estable a alta temperatura
(austenítica) a otra fase, generalmente metaestable, llamada
martensítica, que ocurre como consecuencia del enfriamiento brusco.
Esta transformación tiene la particularidad de llevarse a efecto sin
difusión, es decir, sin migración de moléculas. Lo que ocurre es
simplemente un desplazamiento de átomos en forma organizada, de
modo que la estructura cristalina se modifica.

Si bien fue el acero el primer material en el que se observó este tipo


de transformación, no es el único en el que ocurre, y tal proceso cobra
particular significación cuando se observa en aleaciones no ferrosas
como níquel-titanio, en la que se traduce en el efecto memoria de
forma. Además, en estas aleaciones es posible obtener la
transformación martensítica no sólo mediante cambios de temperatura
sino también por esfuerzo mecánico Considérese, por ejemplo, una tira
(plaqueta) de la aleación níquel-titanio en fase austenítica (A) a la
temperatura T1 Figura 25 (a)). Mediante enfriamiento rápido pasemos
la muestra a su fase martensítica (M) y tendremos la (Figura 25 (b)),
en la que la tira tendrá la misma forma geométrica pero estará en una
fase distinta (martensítica) y a temperatura T 2. Si en esta fase y a la
temperatura T2 se aplica un esfuerzo creciente, la plaqueta se
deformará en dos etapas: primero de manera elástica, para continuar
deformándose por reorientación de granos de diferente orientación
cristalográfica (Figuras 25 (c) y 25 (d)). En esta segunda etapa se
llegan a obtener deformaciones hasta de un 10% sin que se inicie la
deformación plástica del material. Al retirar el esfuerzo la muestra se
encuentra en las condiciones siguientes: en fase martensítica,
deformada en relación con su forma original, sin esfuerzo externo y a
temperatura T2. Si ahora se eleva la temperatura de T 2 a T1, lo que
ocurre es que la plaqueta regresa a su fase austenítica y recobra su
forma original (Figura 25 (e)). Dicho de otra manera, el material
recuerda la fase y forma que tenía a la temperatura T 1, y de aquí el
nombre de fenómeno de "memoria de forma simple".

Existe además el fenómeno de "memoria de forma doble", que consiste


en que el material recuerda tanto la forma geométrica observada en la
fase austenítica o fase a alta temperatura, como la de la fase
martensítica o de baja temperatura, de tal modo que siempre que el
material se encuentre a la temperatura T 1 tomará la forma que
"aprendió" en tal condición y ocurrirá lo mismo a la temperatura T 2.

En el cuadro 5 se muestran ejemplos de la gran variedad de


aplicaciones que habrá de tener este fenómeno. (Este cuadro fue
tomado del artículo "Aleaciones con memoria de forma" del doctor
David Ríos Jara, aparecido en la revista ICYT, noviembre de 1987.)
Figura 25.

Cuadro 5. Aplicaciones tecnológicas de las


aleaciones con memoria de forma.

Aleación ( es
Aplicación Observaciones
)

EFECTO MEMORIA DE FORMA SIMPLE

Fusibles térmicos Cu-Zn-Al Rearmables


Cu-Zn-Ni Rearmables

Detectores y Cu-Zn-Al El elemento con


accionadores de Cu-Al-Ni memoria de
dispositivos de forma puede
control térmico efectuar las dos
(alambres contra funciones al
incendios, por mismo tiempo
ejemplo)
Detectores de Cu-Zn-Al Elimina la
calentamiento Cu-Al-Ni detección
excesivo de celdas manual
en cuñas
electrolíticas

Anillos de Cu-Zn-Al Elimina la


ensamblaje rápido Cu-Al-Ni necesidad de
de tubería soldadura en
tubería
submarina (Ti-
Ni).
Procesos
económicos
Barras de Ti-Ni Implantable en
tratamiento de el cuerpo
escoliosis severas humano Aleación
(desviaciones de la inerte
columna vertebral)

Grapas para Ti-Ni Contracepción


ligadura de
Trompas de Falopio

Dispositivos Ti-Ni Aleación


diversos para inerte. Buena
ortopedia resistencia
mecánica

Antenas Ti-Ni Ya han sido


autodesplegables utilizadas
para satélites

DOBLE EFECTO MEMORIA DE FORMA SIMPLE

Controles térmicos Cu-Zn-Al Válvulas


de flujo de agua o Cu-Al-Ni térmicas
gas

Relevadores Cu-Zn-Al No necesitan ser


térmicos Cu-Al-Ni rearmables

Motores de estado Cu-Zn-Al De baja


sólido Cu-Al-Ni eficiencia pero
económicos y de
mantenimiento
simple

Alambres para Ti-Ni Ayudan a la


guías de fibras introducción de
ópticas
una fibra óptica
en el interior del
cuerpo humano

Sistemas de Cu-Zn-Al Invernaderos,


abertura Cu-Al-Ni automóviles,
automática de etc.
aereación

PSEUDOELASTICIDAD

Resortes con
Cu-Zn-Al Aplicaciones de
geometrías
Cu-Al-Ni alta tenacidad
diversas

AMORTIGUAMIENTO

Partes de aviones y Cu-Zn-Al Se han usado


automóviles Cu-Al-Ni también en
cohetes militares

Sistemas de Cu-Zn-Al Cubren el


reducción de ruido Cu-Al-Ni espectro audible

BIOMATERIALES

La pérdida de un miembro o parte del organismo es sin duda alguna


uno de los eventos que más ha preocupado a la humanidad desde
siempre. Consecuentemente, son muchos los esfuerzos que ésta ha
hecho para remediar estas pérdidas, desarrollando implantes o
prótesis como medios correctivos sustitutos del miembro natural. Los
materiales más apropiados para estas funciones han tenido que
investigarse en términos no sólo de la función que habrán de realizar
sino del medio en el que estarán y de su interrelación con el resto del
organismo.

La ciencia médica ha conseguido con éxito el trasplante de órganos,


sustituyendo el órgano dañado por otro igual, perteneciente a otra
persona. La ciencia de materiales, por su parte, ha hecho posible la
sustitución de elementos vivos por elementos artificiales y así es como
hemos oído hablar —o la hemos experimentado— de la implantación
de un pedazo de hidroxiapatita en sustitución de un hueso o de la
colocación de una válvula cardiaca construida con titanio y nylon en
vez de una válvula "original". Esta rama de la ciencia-ingeniería de
materiales que se ha desarrollado en apoyo directo a la vida recibe en
nuestros días una gran atención a nivel mundial. El cuadro 6 muestra
en forma resumida algunos de los dispositivos para implantes que
actualmente están en proceso de prueba para su aplicación real, o
tienen ya un uso generalizado.

En México, esta rama de la ciencia-ingeniería de materiales no se ha


desarrollado en forma organizada, si bien los esfuerzos aislados de
algunos laboratorios y de investigadores independientes han logrado
ciertos éxitos.
Cuadro 6. Dispositivos de implante en uso o probados, su
función y los biomateriales empleados.

Dispositivo Función Biomaterial

SISTEMAS SENSORIALES Y NERVIOSOS

Humor artificial Llenar la cavidad Esponja de silicón


vítreo vítrea del ojo teflón: pologliceril
metacrilato (PGMA)

Prótesis de córnea Proprociona una vía Polimetil metacrilato


óptica a la retina (PMMA); hidrogel

Lentes Corregir problemas PMMA (lentes); nylon,


intraoculares causados por polipropileno, Pt, Ti,
cataratas Au (aros)
Ducto artificial del Corregir la PMMA
saco lagrimal obstrucción crónica

Trompa de Propiciar tránsito de Goma elástica de


Eustaquio artificial ventilación pura silicón, teflón

Tubulación nerviosa Poner en línea recta Membrana de silicón,


diversos nervios metales quirúrgicos
porosos
Prótesis oído medio Reemplazar huesos PMMA; hilo metálico;
dañados del oído proplast (PTEE+fibra
medio de carbón); biovidrio
Guías percutáneas Conducir potencia o Nylon o dacrón
electricidad a terciopelado, PMMA
dispositivos
sensoriales
Prótesis auditivas, Restauración de oído Alambres y electrodos
prótesis visuales y visión de Pt y Pt-Ir;
electrodos de Ta-
Ta2O5, acero
inoxidable, goma
elástica de silicón;
PMMA
Analgesia eléctrica Eliminar dolor crónico Alambres y electrodos
de Pt y Pt-Ir;
electrodos de Ta-
Ta2O5, acero
inoxidable, goma
elástica de silicón;
PMMA
Control eléctrico de Conducir señales El mismo
ataque epiléptico eléctricas al cerebro

Estimulación frénica Control de la El mismo


respiración
eléctricamente
Control de vejiga El mismo
Estimular la
liberación de lavejiga

CORAZÓN Y SISTEMA CARDIOVASCULAR

Estimulación al Mantener el
ritmo Acero inoxidable,
miocardio y cardiaco contenedores de Ti,
endocardio goma elástica de
(marcapasos de silicón, cera epoxy
corazón) encapsulada;
electrodos de Pt o
aleaciones Pt-Ir
Desviaciones Auxiliar en Polietileno,
crónicas y catéteres hemodiálisis revestimientos
hidrofilicos
Válvulas cardiacas Reemplazar válvulas Aleaciones Co-Cr;
enfermas carbón isotrópico a
baja temperatura,
injertos porcinos;
aleaciones de Ti con
silastic o discos de
carbón pirolítico
Prótesis arteriales y Reemplazar arterias Segmentos de
vasculares; dañadas y vasos poliuretano, goma
componentes sanguíneos; elástica de silicón o
artificiales del reemplazar el ejes de carbón
corazón; corazón pirolítico con mallas
dispositivos de dacrón; heparina
auxiliares del +GBH o TGBH
corazón revestimientos sobre
teflón o goma elástica
de silicón; PHEMA
revestidas con
polímeros; dacrón
terciopelado, fieltros y
tejidos; tejidos de
poliolefinas (TP), TP
con superficie de
gelatina enlazada
transversal; tan sólo
teflón (PTFE)

REPARAR Y REEMPLAZAR EL ESQUELETO

Cadera total Reconstrucción Vástagos: acero


artificial, rodilla, artrítica o fractura de inoxidable 316L;
hombro, codo, articulaciones aleaciones T-Al-V;
carpo, etc. aleaciones ahuecadas
de Co- Cr-Mo-Ni;
polietileno de alta
densidad; "cemento"
PMMA; alúmina de baja
densidad; polímero
poliacetal;
recubrimientos de
metal-carbón
pirolítico;
recubrimiento de
metal-biovidrio;
politetrafluoroetileno
poroso (PTFE);
recubrimientos de
PTFE-carbón sobre
metal; fibras de PMMA-
carbón, polvos
compuestos de PMMA-
cervital; acero
inoxidable poroso; Co-
Cr; Ti y aleaciones de
Ti
Placas de hueso, Reparar fracturas Acero inoxidable
tornillos, alambre 316L; aleaciones Co-
Cr; Ti y aleaciones de
Ti; fibra compuesta de
polisulfona-carbón;
fibra compuesta de
biovidrio-metal;
compuesto de ácido
poliláctico-ácido
poliglicólico
Clavos Alinear fracturas El mismo
intramedulares

Varillas Harrington Corregir la curvatura El mismo


crónica de la espina

Miembros del Reemplazar El mismo, además de


cuerpo artificiales extremidades nylon o dacrón
implantados perdidas terciopelados sobre
permanentemente silastic para tejido
suave con crecimiento
interno
Separadores y Corregir Al2O3
extensores deformidades
vertebrales congénitas
Fusión espinal Inmovilizar vértebras Biovidrio
para proteger la
médula espinal
Estimulación Controlar músculos Electrodos de Pt, Pt-
funcional eléctricamente Ir; silicón; aislamiento
neuromuscular de teflón

DENTAL

Reposición de Restaurar el soporte PTFE carbón


hueso alveolar, alveolar para mejorar compuesto (proplast);
reconstrucció la dentadura Al2O3 poroso; cervital;
mandibular adecuada HEMA hidrogel-relleno,
apatita porosa;
fosfato tricálcico;
copolímero PLA/PGA;
biovidrio, apatita
densa
Implantes de Reemplazar dientes Acero inoxidable,
reemplazo de enfermos, lesionados aleaciones Co-Cr-Mo,
dinetes (aletas, o no existentes Ti y aleaciones de Ti
anclas, Al2O3, biovidrio,carbón
espirales,cilindros LTI, PMMA, proplast,
en forma natural o aluminato de calcio
con base poroso, mineral de
modificada) MgAl2O4, carbono
vítreo, hicroxiapatita
densa
Implantes de Soportar el puente de Acero inoxidale,
reemplazo o de trabajo o aleación de Co-Cr-Mo,
dientes directamente dientes recubrimientos de
subperiósticos sobre el hueso carbón LTI
alveolar
Anclas ortodónticas Proporcionar postes Biovidrio bañado de
para la aplicación del Al2O3; biovidrio
esfuerzo requerido bañado de Vittalium
para cambiar
deformidades

PRÓTESIS PARA RELLENO DE TEJIDO BLANDO

Contorno de cara y Reemplazar tejido Goma elástica de


prótesis de relleno enfermo, silicón (silastic),
(nariz, oreja, traumatizado polietileno, PTFE,
mejilla) o con tumores silicón fluido, fluido de
colágeno disuelto
Prótesis mamarias Reemplazar o Gel y goma elástica
aumentar el seno de silicón, tejido de
dacrón, esponja
hydrón
Hueso para Rellenar defectos Resina acrílica curada-
defectos craneales uniforme; acero
y prótesis de inoxidable, aleación
reconstrucción Co-Cr, lámina de Ta,
máxilofacial polietileno y uretano
poliéster cubierto de
tereftalato de
poloetileno recubierto
de malla tejida
Cartílago articular Reemplazar los Hidrogel PVA
artificial cartílagos cristalizado y
deteriorados polímeros de
por artritis poliuretano; PFTE con
fibras de grafito
(proplast)
MISCELÁNEA DE TEJIDO SUAVE

Uretra, vejiga y Reemplazar tejido Teflón, nylon-


pared intestinal dañado poliuretano
artificiales compuesto; pericardio
tratado de bovino;
banda elástica de
silicón
Piel artificial Tratamiento en Colágeno procesado;
quemaduras severas membrana de silicón
ultradelgada de
espuma de
policaprolactona
(PCA); película PCA
compuesta
Desviación Propiciar el drenaje y Cinta elástica de
hidrocefálica reducir la presión silicón

Parches suaves Reparar hernias Acero inoxidable,


malla de dacrón

Desviaciones Propiciar el acceso Colágeno modificado;


internas rutinario a las silastic
unidades de diálisis

Desviaciones Propiciar el acceso Silastic-teflón o


externas rutinario para diálisis dacrón

Suturas Mantener el contacto Acero inoxidable,


suave para ayudar cera, nylon, PGA,
a la cicatrización dacrón, cuerda de
tripa, polipropileno
Sistemas de Reemplazar drogas Cinta elástica de
liberación de progresivamente; silicón, hidrogels de
drogas inmovilizar enzimas copolímero etileno-
acetato de vinilo;
PLA/PGA polisacáridos-
polímeros de vinil
Tráquea artificial Reconstrucción de la Malla de dacrón
tráquea poroso-poliéster
uretano, malla de Ta,
esponja Ivalon y
malla de polipropileno
Tal es el caso de la producción de prótesis mamarias para uso externo,
cuyo proceso fue desarrollado en el Instituto de Investigaciones en
Materiales de la UNAM ante los requerimientos presentados por el Grupo
RETO, A.C., como parte de su programa de rehabilitación física y
psicológica de mujeres con mastectomía (extirpación del seno por
tumor canceroso). Desafortunadamente, el número de mujeres en
México que tiene que sujetarse a una cirugía de esta naturaleza
alcanza la cifra de 5 000 a 6 000 por año.

En este tipo de cirugía, aparte del daño físico resultado de la propia


operación, se presenta un daño psíquico severo que impone la
necesidad del uso de una prótesis. Los precios de éstas son lo
suficientemente elevados como para quedar fuera del alcance de
ciertos estratos socio económicos.

En la actualidad, a nivel mundial, existen prótesis mamarias tanto para


uso interno como externo. Las primeras, claro está, proporcionan una
solución más de fondo, y son el resultado de una tecnología más
avanzada tanto de materiales como desde el punto de vista médico, y
por consiguiente, tienen un precio más elevado que las segundas.
Éstas, por su parte, observan características en cierta manera
opuestas, lo que representa enormes ventajas económico-sociales.

La figura 26 muestra los moldes que fueron diseñados y construidos


para obtener los prototipos de la prótesis de uso externo y la prótesis
misma, la cual es de poliuretano espumado.

Además de este tipo de prótesis, y como resultado de crecientes investigaciones sobre


los materiales, se ha seguido trabajando en forma multi e interdisciplinaria en la
obtención de prótesis y dispositivos internos a base de silicón para el tratamiento de
enfermedades muy diversas.
Figura 26.

LOS SUPERCONDUCTORES "CALIENTES"

Durante el proceso de elaboración de este libro, se dio a conocer el


resultado de una investigación científica que ha conmocionado al
mundo. Se trata de un fenómeno "viejo": la superconductividad (véase
pp. 75-77 del volumen 3 de La Ciencia desde México) con un material
"nuevo": las cerámicas. Lo que se ha obtenido son materiales
cerámicos superconductores de alta temperatura de transición.

El "viejo" fenómeno de superconductividad (descubierto en 1911 por


Heike Kamerlingh Onnes) se manifiesta fundamentalmente en dos
hechos experimentales, a saber:

— Un material superconductor es aquel que, en una temperatura


determinada, presenta una resistencia eléctrica igual a cero.

— En el estado superconductor el material se comporta como un


diamagneto perfecto, es decir, se opone a que un campo magnético
penetre en él (efecto Meissner).

Las temperaturas a las que se había observado este fenómeno eran,


hasta 1986, menores a 24 K (249°C por debajo de la temperatura de
congelación del agua), lo cual representaba enormes dificultades tanto
para observarlo como para utilizarlo en aplicaciones prácticas a costos
razonables, ya que la única manera de alcanzar tan bajas
temperaturas es mediante helio líquido, que exige una tecnología muy
sofisticada tanto para obtenerlo como para manejarlo.

Así pues, aunque las posibles aplicaciones de la superconductividad


fueron advertidas desde el descubrimiento mismo del fenómeno, su
utilización se veía muy remota, y quedó como gran reto para la ciencia
de los materiales y como gran demanda de la humanidad el encontrar
materiales superconductores a temperatura lo más alta posible, incluso
a la temperatura ambiente.

En su intento por satisfacer esta demanda, la humanidad ha dado los


pasos que se muestran en la gráfica 1, en la que es fácil observar que
en 64 años (de 1911 a 1973) se logró un incremento de tan sólo 20
grados (de 4.2 K a 23.4 K), mientras que, tan sólo en 13 años (1973 a
1986), ¡se logró un incremento de aproximadamente 67 grados! El
avance ha sido enorme, espectacular, sobre todo si se toma en
consideración que ahora sólo se requiere enfriar el material a la
temperatura del nitrógeno líquido (-196°C) para obtener una
resistencia igual a cero en el material, así como expulsión del campo
magnético.
Gráfica 1.

Por otra parte, no deja de llamar la atención que los materiales que
ahora se conocen como "de alta temperatura de transición" son
materiales cerámicos, los cuales tradicionalmente se han venido
utilizando como aislantes. ¿No son acaso de porcelana los aislantes
utilizados en las líneas de alta tensión? ¿Y no es la porcelana una
cerámica?

Los mecanismos responsables del fenómeno de superconductividad en


estos nuevos materiales no han sido hasta la fecha debidamente
dilucidados, y con toda seguridad habrán de llevarse a cabo muchas
investigaciones para explicar lo que está ocurriendo en estas cerámicas
superconductoras a alta temperatura. Ya se vislumbra que los
mecanismos no son idénticos a los que dan lugar a la
superconductividad de baja temperatura, y la cantidad de preguntas
que están surgiendo en torno a este nuevo fenómeno es enorme:
¿Será posible encontrar otros materiales que sean superconductores a
temperaturas más elevadas? ¿Serán éstos los superconductores
supercalientes? ¿Será acaso posible llegar a temperatura ambiente?
Las aplicaciones que se suponían posibles cuando el fenómeno sólo se
observaba a baja temperatura, ¿seguirán como expectativas válidas
para estos nuevos superconductores?
En nuestro país se realizan investigaciones tendientes a proporcionar
las respuestas a estas preguntas. La figura 27 muestra la levitación
magnética producida por el efecto Meissner. Los superconductores que
aparecen en la fotografía son cerámicas de Y1Ba2Cu3O7-, elaboradas
en el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM.

Figura 27.

V . L O S M A T E R I A L E S E N E L E S P A C I O

CON bastante frecuencia se suelen escuchar enconadas discusiones


sobre los enormes recursos que las grandes potencias destinan a
programas de desarrollo de investigaciones y tecnologías altamente
especializadas y cuyo beneficio práctico no parece estar muy cercano
para la humanidad como un todo; consecuentemente surgen
preguntas como las siguientes: ¿En qué beneficia a la humanidad el
que los Estados Unidos o la Unión Soviética (lo mismo da) hayan
puesto un hombre en la Luna? ¿Cuál es el beneficio práctico que se
obtiene de los llamados viajes espaciales? Tal vez no sea ésta la
primera ocasión en que surgen tales cuestionamientos; acaso éstos u
otros equivalentes se dieron cuando las expediciones a las Indias o
cuando se pretendía que el hombre volara o pudiera penetrar en las
profundidades del océano. Sin embargo, una cosa es clara: entonces
como ahora, los beneficios directos o inmediatos pertenecen sólo a
quienes emprenden tales aventuras y cabe hoy en día preguntar: ¿Ha
resultado la humanidad beneficiada por tales hechos?
¿Cuestionaríamos hoy a quienes los realizaron entonces?

En mi opinión, el mundo de nuestros días está fuertemente influido por


esos desarrollos y la humanidad ha resultado muy beneficiada por
ellos. Por otra parte, es imposible negar que algunas aplicaciones han
sido altamente nocivas. ¿Quién puede negar que la contaminación de
la atmósfera o de las aguas es debida en buena medida a tantos y
tantos desarrollos tecnológicos? ¿Quién puede ver con buenos ojos el
que una de las primeras aplicaciones de la fisión nuclear haya sido la
destrucción de seres humanos o que el avión, tan útil para transportar
alimentos, pasajeros, elementos de auxilio, etc., también se utilice
para transportar destrucción? Considero importante hacer notar que,
en términos generales, los avances logrados por el hombre siempre le
han reportado un beneficio. El que en ocasiones se haga un uso
antihumanitario de estos avances es una cuestión de índole moral o
ética, pero que de ninguna manera debe imponer limitaciones al
conocimiento humano y a su labor creativa. Hagamos votos para que
seamos capaces de usar nuestros propios descubrimientos para
beneficio de la humanidad, y aceptemos el reto de que algunos
avances científicos y tecnológicos puedan traer consigo consecuencias
nocivas.

LA INVESTIGACIÓN AEROESPACIAL

Los conocimientos adquiridos y las tecnologías generadas como


consecuencia inmediata de la investigación y el desarrollo
aeroespaciales ya están influyendo en la vida cotidiana de gran parte
de los habitantes del orbe. Los materiales que se han desarrollado
pueden clasificarse en dos grandes grupos:

1) Los que se han desarrollado para poder enfrentarse a las


condiciones a las que se ven sujetos los vehículos, individuos e
instrumentos en este tipo de viajes, y

2) Aquellos que se han "fabricado" en esas condiciones.

1. Materiales desarrollados para aplicaciones espaciales

Uno de los problemas más serios en los vuelos en general y


particularmente en los espaciales es el de la estructura de la nave;
dicho de otra manera, la resistencia mecánica que debe tener el
vehículo para soportar las velocidades, aceleraciones, impactos y
esfuerzos a los que habrá de verse sujeto. También deben tomarse en
cuenta factores como las temperaturas y presiones que encontrará en
su recorrido, y el factor igualmente importante del propio peso de la
nave.
Fibras de carbón/grafito. Estas consideraciones y otras similares fueron
las que condujeron al desarrollo de las fibras compuestas de
carbón/grafito.

El carbón es el elemento número 6 en la tabla periódica de los


elementos, su peso atómico es 12.011, tiene dos isótopos (núcleos con
igual número de protones pero números distintos de neutrones) y
tradicionalmente se le conocen tres formas alotrópicas
(presentaciones): diamante, grafito y carbón amorfo.

En el grafito monocristalino, que es la forma alotrópica que nos


interesa por ahora, los átomos se encuentran dispuestos en arreglos
hexagonales que se superponen unos sobre otros para formar una
secuencia periódica del tipo A B A B A... Los átomos que se encuentran
en un mismo plano (ya sea A o B) están unidos muy fuertemente entre
sí, mientras que la unión entre átomos de planos distintos contiguos (A
con B) es mucho más débil. Ésta es la razón por la cual el grafito se
presenta en forma de láminas delgadas, lo que lo hace tan útil para la
fabricación de puntillas para lápices. El espaciamiento entre cada uno
de los planos laminares (planos basales) de la estructura de grafito es
de 0.355 micrones.

La investigación destinada a la producción de materiales


aeroespaciales ha producido el llamado grafito turbostático, que es un
material muy similar al grafito monocristalino excepto porque sus
planos basales no tienen un empaquetamiento regular en relación con
el eje perpendicular, y porque la distancia promedio entre los planos
basales es alrededor de mil veces menor (0.34 nanómetros).

Con este conocimiento fundamental sobre la estructura del carbón y


del grafito ha sido posible "diseñar" materiales con las propiedades
adecuadas para satisfacer las condiciones tan severas del espacio
exterior y del vuelo mismo, El secreto está en conseguir que los planos
laminares del grafito se alineen paralelos al eje de la fibra. Y... ¿cómo
conseguir las fibras de grafito?

¿Acaso será muy difícil?... Aquí tienen la receta:

El proceso consiste en utilizar una base orgánica (llamada precursor)


que debe tener un alto porcentaje de átomos de carbón. Mediante
calor y la aplicación de tensiones se liberan todas las fracciones
volátiles para dejar sólo los átomos de carbón y ¡ya está! Se obtiene
un compuesto carbón/fibra de grafito. Sólo me resta dar los detalles de
los precursores y lo hago a continuación para uno de ellos: las fibras
de rayón, particularmente las que llevan los nombres comerciales
Thornel-50 y Thornel-75, que son producidas por Unión Carbide. En
atmósfera inerte se las expone a una temperatura de entre 2 700 y 2
800°C y en esa condición se les sujeta a cargas tensiles y se les estira
y comprime a efecto de alinear los planos en una dirección paralela al
eje de los filamentos. Estas fibras resultan irregulares en cuanto a su
forma, y su diámetro va de 5 a 50 micrones.

Las propiedades específicas de cada fibra dependen básicamente del


precursor particular del cual se hayan obtenido y del proceso utilizado.
Así, por ejemplo, la resistividad eléctrica puede variar desde un
intervalo de 800 a 1 200 ohm-cm para fibras carbonizadas entre 1 500
y l 700°C hasta uno de 150 a 200 ohm-cm si la temperatura de
carbonización es de 2 800°C. En términos generales se puede decir
que las fibras de compuestos carbón/grafito ofrecen una combinación
de propiedades de bajo peso, alta resistencia mecánica y rigidez muy
superiores a las ofrecidas por los materiales fibrosos metálicos y no
metálicos convencionales utilizados para condiciones de trabajo
similares en severidad.

Como se mencionó al iniciar este capítulo, el desarrollo obtenido en la


investigación aeroespacial no ha quedado limitado a estos usos sino
que ya ha producido aplicaciones que benefician a sectores más
amplios; uno de los primeros ha sido la aeronáutica civil. Muy
probablemente usted ya ha disfrutado de esos nuevos materiales, y si
en alguna ocasión ha abordado un jet DC-lO ciertamente lo ha hecho,
pues el sistema de estabilización vertical utiliza el compuesto epóxico
de fibra de grafito conocido comercialmente como Thornel-300. Otras
industrias más "terrenales" ya han empezado a utilizar también las
fibras de grafito: la industria automotriz para aligerar los vehículos y
obtener un mejor rendimiento del combustible sin sacrificar
propiedades mecánicas, la industria de la construcción reforzando el
concreto con fibras de grafito, y hasta la industria de las bicicletas,
cuyas estructuras resultan más resistentes y ligeras si se fabrican con
grafito en vez de usar los materiales tradicionales.

Materiales cerámicos avanzados. Los materiales tradicionales


difícilmente soportan las condiciones ambientales del espacio exterior.
Los metales que en general tienen puntos de fusión altos y por ende
soportan altas temperaturas tienen también la característica de que su
densidad es alta. Los polímeros, que suelen ser menos densos que los
metales, también tienen puntos de fusión bastante más bajos. La
solución parece estar pues en los cerámicos, y ésta es la razón por la
cual han cobrado tanta importancia en los últimos años. También
fueron los materiales "más importantes" en los primeros siglos de
existencia de la humanidad. ¿Curioso, no?

La cerámica de nuestros días recibe los nombres de cerámica avanzada o técnica o fina,
y se trata de composiciones con alto grado de pureza, constituidas por partículas
ultrafinas, sinterizadas y tratadas bajo condiciones perfectamente controladas. Su
diferencia con los materiales cerámicos tradicionales es que éstos se basan
principalmente en silicatos, mientras que la cerámica avanzada incluye nitruros,
carburos, óxidos, carbonatos, etc. Estos materiales poseen propiedades especiales,
como su alta resistencia a la temperatura, a la corrosión y al uso, y propiedades
eléctricas y ópticas que los hacen sumamente útiles para un gran número de
aplicaciones, como se muestra en el cuadro 7.

Cuadro 7. Cerámicas finas.

Funciones Propiedades Aplicaciones

Térmicas - Refractarias -Sumideros de


-Aislantes calor
-Coductoras
térmicas
Mecánicas - Alta resitencia - Herramientas
- Resistente al uso - Abrasivos
- Baja expansión - Alabes de
térmica turbina
- Lubricantes - Lubricantes
sólidos
- Instrumentos
de presición
Biológicas y- Compatibilidad - Huesos
Químicas biológica artificiales
- Resistencia a la - Prótesis
corrosión - Equipo
geotérmico y
químico
Electromagnéticas - Aislantes - Circuitos
eléctricos integrados
- Conductores - Substratos
eléctricos - Sensores
industriales
Ópticas - Condensación - Diodos láser
óptica - Diodos
- Fluorescencia emisores de luz
- Traslucidez - Porcelanas
- Conductividad traslúcidas
óptica resistentes
al calor
- Fibras ópticas
para

comunicaciones
y
dispositivos
médico-
quirúrgicos
Nucleares - Refractarios -
- Resistencia a la Recubrimientos
radiación de
contenedores
de
combustible
- Control

El cuadro 8 muestra una clasificación de las cerámicas de alta


tecnología según la función que desempeñan.

Resulta evidente la gran cantidad de aplicaciones que ya se han dado y


las que habrán de darse utilizando estos nuevos materiales, producto
directo de la "locura" de conquistar el espacio extraterrestre. Las
motores de turbinas de gas y las herramientas de corte son dos
ejemplos claros de la utilidad de estos materiales en la vida cotidiana
de un número considerable de seres humanos.

Hacia el futuro inmediato. El desarrollo de materiales y los avances en


la tecnología de la fabricación de partes para la exploración del espacio
desempeñarán un papel fundamental en lo futuro. Para el año 2000
habrán de desarrollarse nuevas aleaciones y materiales compuestos
para las partes estructurales, superaleaciones cerámicas y compuestos
vidriados para los sistemas de propulsión.

Metales y aleaciones. Uno de los procesos más novedosos para


preparar nuevas aleaciones es el conocido con el nombre de
solidificación rápida, que consiste en un enfriamiento extremadamente
rápido del material original desde su fase líquida a una fase sólida en
forma de polvo. Este enfriamiento suele producirse a razón de un
millón de grados por segundo. En la actualidad este proceso ha
producido aleaciones de aluminio con rigidez específica y resistencia
mecánica mayores y aleaciones de aluminio o níquel con resistencias a
la temperatura superiores a las conocidas con anterioridad.

Otros procesos desarrollados durante la búsqueda de materiales útiles


para la exploración espacial y que son, o muy pronto serán, de gran
importancia en la vida cotidiana son el formado superplástico, la
difusión de enlaces o soldadura por estado sólido y el formado total.

Cuadro 8.
Materiales Aplicaciones

FUNCIONES ELÉCTRICAS

Materiales aisladores - Substratos para circuitos,


(Al2O3, BeO, MgO) alambrados, resistores e
interconecciones
electrónicas
Materiales ferroeléctricos - Capacitores cerámicos

(BaTiO3, Sr TiO3)
Materiales - Vibradores, osciladores,
piezoeléctricos filtros, tec.
- Transductores,
humidificadores
ultrasónicos, generadores
de
piezoeléctricos, de chispa,
tec.
Materiales - Sensores y compensadores
semiconductores de temperatura
(BaTiO3, SiC, ZnO-Bi2O3, - Elementos calefactores,
V2O5 interruptores,
y otros óxidos de compensadores de
metales de transición) temperatura, etc.
- Elementos sensores de
calor
- Sensores de infrarojo
- Eliminación de ruido
- Absorbedores de
variaciones de corriente, etc.
- CdS sinterizado para celdas
solares
- SiC como calentador en
hornos eléctricos,
calentadores
miniatura, etc.
- Electrolito sólido para
baterías de sodio
- ZrO2 cerámico como sensor
de oxígeno, medidor de pH
Materiales conductores
iónicos
( -Al2O3, ZrO2 )
Ferritas blandas - Cabezas para grabación
magnética, sensores de
temperatura, etc.

Ferritas duras - Imanes de ferrita, motores


de potencia fraccionada, etc.

FUNCIONES ÓPTICAS

Alúmina traslúcida - Lámparas de vapor de sodio


a alta presión

Magnesio traslúcido, - Para tubos de iluminación,


mulita, etc. lámparas especiales,
materiales
para ventanas en el
infrarojo
Cerámicas traslúcidas - Material láser
Y2O3-ThO2

Cerámicas PLZT - Elementos de memoria


luminosa, despliegues de
video y
sistemas de almacenaje,
elementos moduladores de
luz,
válvulas de luz, etc.

FUNCIONES QUÍMICAS

Sensores de gas- Alarmas para fugas de gas,


(ZnO, Fe2O3, SnO2) ventiladores automáticos,
detectores de flúor o
carbón, etc.
Sensores de humedad - Elementos de control de
(MgCr2O4-TiO2) conocimiento en hornos de
microondas, etc.

Portadores catalíticos - Portadores catalíticos por


control de emisión

Catalizadores orgánicos - Portadores de enzimas,


zeolitas
Electrodos (titanatos, - Procesos fotoquímicos,
sulfatos y boratos) producción de cloro

FUNCIONES TÉRMICAS

Cerámicas ZrO2, TiO2 - Radiadores infrarrojos

FUNCIONES MECÁNICAS

Herramientas de corte - Herramienta cerámica,


(Al2O3, TiC, TiN, otros) herramienta cerment,
diamante artificial,
herramienta nitrurada
Materiales resistentes al - Sensores de presión,
uso selladores mecánicos,
(Al2O3, ZiO2) tiralíneas cerámicos,
cojinetes, guías de tarraja
- Motores cerámicos, álabes
Materiales resistentes al de turbina, intercambiadores
calor de calor, quemadores para
(Al2O3, Si3N4, SiC, otros) soldadura, crisoles para
combustión a alta frecuencia

FUNCIONES BIOLÓGICAS

Implantación de - Maxilares y raíces de


cerámica de alúmina y dinetes artificiales, huesos
biovidrio de artificiales
hidroxiapatita

FUNCIONES NUCLEARES

Combustibles nucleares
(UO2, UO2-PuO2)
Material para
revestimiento
(C, SiC, B4C)
Material para blindaje
(SiC, Al2O3, C, B4C)

El formado superplástico consiste en producir grandes cambios en la


forma del material, generalmente un metal o una aleación, mediante
altas temperaturas y bajas presiones. De hecho el material adquiere
una consistencia casi pastosa (plástica), lo que permite que se le
conforme casi a placer.

La difusión de enlaces o soldadura por estado sólido es un proceso de


unión de dos metales realizado a altas temperaturas y presión. La
unión se lleva a efecto por la difusión, a través de las superficies que
han de unirse, de los átomos de los distintos materiales. Es algo así
como utilizar los propios enlaces químicos de los materiales en juego
para hacer la soldadura.

El formado total es una técnica en la que partiendo de un material en


forma de polvo se le da su forma final comprimiéndolo contra un
contenedor de cerámica, vidrio o acero que tiene ya la forma deseada.
Se trata de una especie de rechazado a muy altas presiones teniendo
como material a un polvo.

Los nuevos materiales compuestos. Los nuevos materiales compuestos


consisten en una matriz, que lo mismo puede ser una resina orgánica o
un metal y fibras de alta resistencia que se embeben en la matriz.
Como se ha mencionado, la fibra más común es el grafito, pero
también las hay de vidrio, boro, carburo de silicio, Kevlar (una fibra
orgánica) y metales filamentarios. El papel de la matriz es el de
mantener unido el compuesto y permitir que el material se pueda
conformar en formas diversas.

Debido a la matriz, es posible diseñar el material para que tenga


propiedades tales como resistencia y rigidez. Los materiales
compuestos son más resistentes que el acero, más rígidos que el
titanio y más ligeros que el aluminio. Además ofrecen otras
propiedades importantes como resistencia a la corrosión y a las altas
temperaturas. Por estas razones son particularmente efectivos en las
estructuras espaciales, las que deben ser tanto resistentes como
ligeras. La tecnología relativa a los recubrimientos también está
recibiendo especial atención y se han desarrollado recubrimientos de
cromo, aluminio y aleaciones de itrio con hierro, cobalto o níquel que
ofrecen protección a temperaturas tan altas como 1 700°C.

Una de las aleaciones que ha despertado mayor interés en la


actualidad para aplicaciones aeroespaciales es la de aluminio-litio, cuya
principal virtud radica en su muy baja densidad. Otras aleaciones de
aluminio, tales como aluminio-hierro-molibdeno-zirconio funcionan
suficientemente bien a altas temperaturas como para competir con el
titanio por encima de 1 000°C.

2. Materiales desarrollados en el espacio

Extraer de la Tierra los materiales que ésta nos suministra, tomar


ventaja de las propiedades de cada uno de ellos y ponerlos al servicio
del hombre es lo que puede llamarse la primera etapa en la historia de
los materiales. Violentar algunas propiedades innatas mediante
agentes externos como el golpeteo mecánico o la temperatura fue la
segunda gran etapa. La tercera etapa consiste en combinar materiales
con propiedades distintas, valiéndose de agentes externos y
obteniendo "nuevos materiales" con "nuevas propiedades" en
ocasiones superiores a las poseídas por los constituyentes de origen,
pero siempre sujetos a las condiciones impuestas por nuestro hábitat
natural.

Liberarse de alguna de estas condiciones, disminuyendo, por ejemplo,


la presión atmosférica (hacer el vacío), o simular algunas otras como
la humedad, la radiación ultravioleta, la infrarroja (intemperismo
acelerado), etc., constituye la etapa siguiente, que puede considerarse
aún vigente a pesar de los grandes avances descritos en los párrafos
inmediatos a éste. Pero estamos en el umbral de una nueva etapa en
esta fascinante historia: aquella en la cual, una vez diseñados los
materiales que le permiten hacerlo, el hombre abandona su entorno
natural y en nuevas condiciones intenta repetir algo de lo ya realizado.
Se empeña en seguir aprendiendo, seguir avanzando, continuar
tomando ventaja de aquello que le queda o poner al alcance de su
mano lo inaccesible para, nuevamente, ponerlo al servicio del hombre
mismo.

Materiales fabricados en el espacio. La fabricación de materiales en la


superficie terrestre se realiza siempre bajo la influencia de la
aceleración gravitacional y la presencia de la atmósfera, que puede
introducir contaminación adversa, la cual, sin embargo, puede
eliminarse utilizando atmósferas artificiales con gases inertes.
Prácticamente estamos imposibilitados para eliminar todos los efectos
gravitacionales, y éstos son los responsables de fenómenos como la
separación de fases, la segregación por densidad, los
sobreenfriamientos y algunos tipos de contaminación. La posibilidad de
realizar procesos de fundición, difusión, crecimiento de cristales, etc.,
en el espacio exterior brinda la oportunidad de eliminar los efectos
derivados de la aceleración gravitacional y, consecuentemente, hace
que esta posibilidad resulte sumamente atractiva.

En el espacio exterior, en adición a la ventaja de la "pérdida" parcial o


incluso total del peso se tiene la ventaja potencial de la energía solar y
una situación de vacío más favorable. La producción de cristales
ultrapuros, la separación de sustancias, la homogenización de
compuestos, la obtención de productos farmacéuticos de alta pureza,
vidrios y semiconductores son algunas de las áreas en las cuales es
más promisorio utilizar las ventajas del espacio exterior.

La idea de realizar experimentos en ausencia de corrientes convectivas


o vibraciones, en un ambiente estéril, en vacío casi perfecto y
gravedad prácticamente nula no surgió como resultado instantáneo de
los primeros éxitos en los vuelos espaciales, sino que fue una idea
acariciada mucho tiempo atrás por los teóricos. De esta manera, al
abrirse las posibilidades reales de llevarla a la práctica lo que tuvo que
hacerse de inmediato fue investigar la manera de realizar esos
experimentos en forma enteramente autónoma.

En la actualidad ya se han realizado varios experimentos con


resultados muy exitosos, al grado de que se encuentran en curso los
estudios económicos respectivos para ver la conveniencia de lo que
podríamos llamar la comercialización del espacio exterior.

Productos para la vida. De éstos, el experimento más avanzado es un


experimento sobre electroforesis, que es una técnica para separar
sustancias orgánicas en presencia de un campo eléctrico y que es muy
utilizada para la producción de medicinas. Este proyecto se inició en
1977 y se llevó a efecto por primera vez en el transbordador espacial.
Por lo que toca a la comercialización, las expectativas más optimistas
predicen la existencia de un mercado de varios miles de millones de
dólares para la década de los noventa, aunque hasta la fecha
solamente existe un solo producto "espacial" en el mercado, que son
unas pequeñísimas esferas de látex.

Semiconductores. Dado que los procesos de manufactura en el espacio


son sumamente caros, resulta evidente que los mejores candidatos
para procesarse en el espacio son los productos con el mayor valor por
unidad de volumen. Sin duda, unos productos que reúnen esta
cualidad son los materiales electrónicos cuya base fundamental son los
cristales, que al obtenerse con gran pureza y perfección competirán
muy favorablemente en el negocio de las componentes electrónicas.
Para los futuros programas se han identificado muy buenos
prospectos, entre los que se incluyen materiales para detectores de
tipos muy diversos, así como materiales apropiados para chips de
computadoras. La extremada limpieza y la ausencia de gravedad
existentes en el espacio exterior son condiciones ideales para producir
estupendos cristales semiaisladores libres de disoluciones. Los
compuestos que se han trabajado son el arsenuro de galio y el fosfuro
de indio. Los mejores cristales de arsenuro de galio se han obtenido,
hasta la fecha, mediante un procedimiento conocido como crecimiento
electroepitaxial, con un rendimiento menor del 17% cuando se
obtienen en la Tierra y hasta de 97% cuando se fabrican en el espacio.
El crecimiento electroepitaxial es un procedimiento consistente en
hacer pasar una corriente a través de una solución, estimulando por
este medio la migración de átomos hacia la interfase de crecimiento
del cristal. El proceso emplea menos energía que los otros métodos
comúnmente usados debido a que la temperatura que se requiere para
la solución es menor que la temperatura de fusión del cristal. Se ha
pensado que con este novedoso método se pueden hacer crecer
cristales que incluyan combinaciones de elementos de las columnas III
y V de la tabla periódica de los elementos y otros más complejos en los
que intervengan tres o hasta cuatro elementos distintos.

Una más de las ideas que pueden llevarse a la práctica en las


condiciones que brinda el espacio exterior es la denominada "proceso
sin paredes" o sin "recipiente".

En ella lo que se pretende es eliminar la contaminación que en el


proceso de crecimiento de los cristales en la Tierra proviene del propio
contenedor, ya que, en el caso de los dispositivos utilizados en la
microelectrónica, la presencia de elementos extraños, aun en
cantidades sumamente pequeñas, produce efectos eléctricos
indeseables. En la Tierra ha resultado imposible eliminar del proceso al
contenedor, pero en el espacio esto es posible restringiendo el
movimiento de la solución mediante levitación acústica, campos
magnéticos muy intensos o por tensión superficial entre la solución y
una barra del mismo material. He aquí un ejemplo muy claro de cómo
el hombre ha aprendido a sacar ventaja de las condiciones que le
impone la naturaleza. Primero en su hábitat natural, después en el
espacio exterior.

Son dos las fuerzas que determinan principalmente las corrientes de


convección, las que a su vez constituyen el mayor obstáculo en el
crecimiento de cristales en la Tierra, y una de ellas, la de flotación, se
ve eliminada al suprimir la aceleración gravitacional, mientras que la
otra, la tensión superficial, permanece, y entonces se la utiliza como
ya se mencionó.

La metalurgía. La posibilidad de realizar experimentos en el espacio representa


también una enorme oportunidad para aprender sobre los procesos fundamentales de
la metalurgia, ya sea la de los metales puros o la de las aleaciones. Resulta una ocasión
propicia para comprobar o refutar las viejas teorías y proponer, de ser el caso, algunas
nuevas. Seguramente se originarán nuevas aleaciones y se optimarán los procesos de
producción de algunas ya conocidas.

Cuadro 9. Experimentos propuestos para futuros


viajes al espacio exterior
Sistemas
Área Objetivos
meta/aleación

Aleaciones a base Determinar límites


Control sin de de
contenedor / Nb Y Nb sobreenfriamiento
sobreenframiento y formación de
fases meta-
estables
Nitronic 40 y 40 Determinar las
W relaciones entre
microestructuras y
propiedades
micromagnéticas
Aleaciones base Fenómenos de
Fe y base Ni solidificación y
recocido

Succinonitrilo Determinar la
puro influencia de la
gravedad y el
transporte difusivo
y correctivo sobre
el crecimiento de
dendritas a bajo
sobreenframiento
Aleación Ni-Al Obtener al 100%
la fase peritéctica
NiAl3
Aleaciones base Entender los
Fe y Ni mecanismos físicos
de
sobreenframiento
Aleación Ni-Sn Clarificar el
proceso de
solidificación
rápida
Procesado sin Aleación Fe-Cr-Y Determinar cómo
contenedor el itrio mejora la
resistencia a la
oxidación a alta
temperatura
Medición de Metales de Determinar
propiedades a transición de la capacidades
alta temperatura tercera fila; caloríficas, calores
sin contenedor metales de fusión e
extremadamente incrementos en la
refractarios W, función
Mo entalpia.Medir
propiedades a alta
temperatura por
fluorescencia
inducida por láser
Sinética de Pb-Sn Determinar origen,
solidificación espaciamiento y
diámetro de los
canales de
segregación.
Estudiar los
fenómenos básicos
de la solidificación.
Desarrollar un
modelo simple del
crecimiento
dentrítico
Solidificación Succinonitrilo Estudiar efectos de
direccional puro con y sin gravedad y
etanol microgravedad en
el flujo de fluidos y
en la segregación
Aleación Sn-Bi Estudiar
mecanismos de
desestabilización
en la interfase de
solidificación
Aleación Bi-Mn y Estudiar la
Sm-Co influencia
gravitacional sobre
la convección
Aleaciones Bi-Mn Reducir o eliminar
y Pb-Bi la influencia
gravitacional en la
convección
aplicando un
campo magnético
transverso
Hierro colado Estudiar los
papeles de la
nucleación
homogénea,
multiplicación de
grano e
inoculantes en la
formación de la
microestructura
Aleaciones no- Aleaciones Al-In, Determinar cómo
misibles Cu-Pb, Te-Tl se desarrollan los
hechos
microestructurales
de la fase líquida e
la brecha de
misibilidad de la
aleación
Aleación Pb-Zn Medir coeficientes
de difusión en la
región no misisble
líquido-fase
Espumas Cu-grafito y Investigar
metálicas aleación Pb-Bi formación de
espuma metálica

Electroplateado Varias aleaciones Evaluar el


electroplateado
producido en el
espacio para
mejorar el
plateado en la
Tierra

¿Cuál es la mínima cantidad de aleante que modifica la estructura de


un metal y sus propiedades? ¿Cuáles son los límites de
sobreenfriamiento de los metales y aleaciones? ¿Cómo influyen en el
proceso las corrientes de convección y su dependencia de la gravedad,
la segregación y el crecimiento dendrítico? Éstas son sólo algunas de
las preguntas que se pueden resolver con los resultados de los
experimentos en el espacio.

Son muchos y muy variados los experimentos que se planean realizar


o ya se han realizado en las primeras incursiones del hombre al
espacio exterior. Los resultados son muy halagadores y en muchos
casos se espera poder simular en la Tierra condiciones parecidas a las
encontradas en el exterior.

Con las variantes del caso, los experimentos imaginados para el caso
de metales y aleaciones son muy parecidos a los descritos en párrafos
anteriores para los cerámicos y semiconductores. Se tiene en común la
situación de microgravedad y de ultraalto vacío, con los efectos que
esto conlleva.

El cuadro 9 muestra de manera resumida algunos de los experimentos


ya realizados o planeados para futuros viajes al espacio exterior.

El colofón apropiado para este capítulo podrían ser, en mi opinión, las


siguientes palabras que el doctor Robert Goddard, pionero de la
investigación espacial, enviara en una carta a H. G. Wells en 1932:

No puede pensarse en terminar, porque apuntar a las


estrellas, tanto en el sentido literal como en el figurado, es
un problema que ocupará a varias generaciones; y así, por
mucho que se avance, siempre se sentirá la emoción de
estar apenas empezando.

Seguramente que la naturaleza nos tiene reservada una enorme


cantidad de sorpresas e interrogantes. La humanidad, por su parte,
también habrá de buscar las correspondientes respuestas, y sin duda
para obtenerlas demandará materiales. Así pues, el libro que aquí
termina seguirá vigente.

R E C O N O C I M I E N T O S

Este libro no habría alcanzado su forma final


sin la valiosa colaboración de las siguientes
personas: Susana Ramírez como crítica,
organizadora y revisora de las versiones
previas; Eduardo Ferrer como "lector piloto" y
Patricia Murillo y Jesús Camacho en la labor
mecanográfica y de apoyo técnico.
C O N T R A P O R T A D A

Pese a que casi todo mundo entiende lo que son los materiales,
definirlos resulta ya una empresa más complicada. Materiales son,
entre una infinidad, los metales, el vidrio, las telas, las tierras raras.
Su disponibilidad, sus propiedades y características fisicoquímicas, sus
usos y aplicaciones son radicalmente diferentes. ¿Cómo definir tan
vasta extensión? Sin embargo, cuando se habla de materiales todo el
mundo tiene una idea sobre lo que comprende el concepto. Puede
decirse que el ascenso del hombre está marcado por una conquista
continua sobre los materiales, a partir de los primeros que utilizó la
piedra, la madera y algunas fibras vegetales. "Hasta hace muy poco el
hombre aprovechó los materiales que se encuentran disponibles en la
naturaleza; hoy en día este proceso empieza a sufrir un cambio
cualitativo: ya no se trata de encontrar usos nuevos para cada
material, sino de sintetizar los materiales más adecuados para los
nuevos requerimientos de la civilización moderna." De este proceso
larguísimo, cuya trayectoria ocupa toda la historia del hombre, trata El
hombre y los materiales. Hoy se sabe que ayuda indispensable para la
relación entre el hombre y los materiales fue la química, por más que
el nombre sea relativamente moderno. Tal ciencia, entonces todavía
sin nombre, tuvo sus orígenes más remotos en la explotación de las
salinas, la fabricación de colorantes, perfumes y sustancias
medicinales.

La investigación sobre los materiales constituye en nuestros días una


de las disciplinas más cultivadas. En este libro se subraya el aspecto
social de la ciencia-ingeniería de los materiales, especialidad enfocada
a la satisfacción de las demandas de la humanidad mediante la
creación de materiales confeccionados literalmente, "a la medida". El
estado de las investigaciones y los alcances de la tecnología moderna
atienden a las necesidades de orden muy general y aquellos
requerimientos más complejos que demandan las sociedades
avanzadas.

"Seguramente —dice el autor— la naturaleza nos tiene reservada una


enorme cantidad de sorpresas y también, por supuesto, nuevos
interrogantes a los que habrá que buscar respuestas. Sin duda, para
obtenerlas se requerirá de materiales nuevos. Así, el libro que aquí
empieza y termina seguirá vigente."

Guillermo Aguilar Sahagún, coautor del volumen 3 de esta colección,


Una ojeada a la materia, es doctor en física por la Facultad de Ciencias
de la UNAM. Durante el periodo 1982-1988 fue director del Instituto de
Investigaciones en Materiales, donde actualmente continúa trabajando
como investigador
Diseño: Carlos Haces / Fotografía: Carlos franco

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