Tema 11

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TEMA 11 Errores en la intervención en trauma

1. Ritmos del paciente y el terapeuta

En la terapia, tenemos que adecuarnos al ritmo que lleve la persona que está en
consulta. Para nosotros puede ser un buen momento para procesar un trauma, pero,
si la persona no se siente preparada o no quiere, no podemos hacerlo. Si nos
adelantamos a los ritmos y queremos solucionar rápido, es posible que acabemos
activando más defensas de las necesarias e impidiendo crear un vínculo seguro.

Amplía la información con el vídeo Ritmos del paciente y el terapeuta.

El modelo EMDR cuenta con ocho fases. Si no seguimos el ritmo que marca el
paciente, podemos encontrar problemas en cada una de ellas (Shapiro, 2001 y
2003).

Fase 1: historia clínica y planificación del tratamiento


- Falta de información o información insuficiente: no hablar sobre el problema
por el que se viene a consulta, la familia, la escuela, la profesión, el
desarrollo, el historial médico, psicológico y físico.
- No buscar los distintos traumas T y especialmente los t.

Esto nos creará problemas a la hora de realizar nuestro plan de tratamiento.

Fase 2: preparación
- No asegurarnos de que la persona tiene los recursos necesarios para abordar
el problema: estrategias de afrontamiento, audios de relajación,
visualizaciones guiadas, etc. En definitiva, autorregulación, formas de
calmarse y manejar pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales
desagradables.

Si la persona no tiene los suficientes recursos, se desregula en la sesión y entre


sesiones. Esto implica hiper- e hipoactivación, fuera de su ventana de tolerancia,
por lo que no puede reprocesar ni digerir, lo que coloca a la persona en una
reexperimentación del trauma, hace que lo vuelva a vivir. Y, más que ayudar,
podemos retraumatizar a la persona.
- No poder instalar sensaciones agradables ni nada bueno (defensas).
- No dedicar tiempo suficiente a la explicación del modelo EMDR. Esto impide
su comprensión. En personas que ya de por sí están alerta y a las que les
cuesta tener confianza en los demás, es un error.

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Como terapeutas, tenemos que ser la base segura de nuestros pacientes. Por tanto,
tener suficiente información, resolver las dudas, dedicar tiempo suficiente, darles la
información para que la puedan revisar, crear un espacio seguro y un buen vínculo
son ingredientes necesarios para que sea posible trabajar con EMDR.

Fase 3: evaluación
- No aclarar el problema sobre el que vamos a trabajar (recuerdo T o t), ir
saltando de uno a otro según se encuentre la persona o cambien los
síntomas.
- No poder acceder a los elementos que componen el recuerdo traumático
—peor imagen, creencias negativa y positiva, emociones, SUD, sensaciones
en el cuerpo—, entre otras cosas, por la presencia de disociación.

Fase 4: desensibilización
- Que no baje la SUD (perturbación) a cero. Esto tiene que ver con la activación
de defensas y creencias limitantes y significa que hemos ido demasiado
deprisa: «No me llega nada», «No sé si lo estoy haciendo bien», «Esto no me
funciona». También puede que la persona esté fuera de su ventana de
tolerancia: bostezos, cansancio, mucha emoción que no baja ni cambia, etc.

Si la SUD no es igual a cero, no podemos pasar a la siguiente fase.

Fase 5: instalación
- Que la creencia que elegimos en la fase 3 haya dejado de ser válida y no
encontremos ninguna que encaje. Tiene que ver con creencias limitantes, con
que sigue habiendo malestar para alguna parte —por lo tanto, la SUD no es
igual a cero realmente—, con problemas de disociación o con patrones de
autocuidado deficitarios —problemas para instalar cosas buenas y
agradables, no merecerlas, etc.—.
- No sube la VOC —escala de validez de la creencia— a siete.

Si la VOC no es igual a siete, no podemos pasar a la siguiente fase.

Fase 6: examen corporal


- Que quede tensión residual en el cuerpo una y otra vez, volviendo a
reprocesar el recuerdo desde la fase 4. Tiene que ver con material somático
no específico del recuerdo. Normalmente, es alguna parte disociada que no
está de acuerdo con que no haya malestar o con creencias desadaptativas: «Si
dejo de tener malestar, dejaré de recordar», «Merezco sufrir», etc.

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Fase 7: cierre
- Hayamos llegado o no a cerrar el recuerdo y reprocesarlo por completo
—fase 6―, cuando intentemos hacer un cierre formal de la sesión usando
alguno de los recursos del paciente, que se desregule —hiperactivación—
porque no detecta sus propias señales al salirse de ventana de tolerancia o
porque nosotros no las hemos detectado, que quiera seguir reprocesando:
«No es suficiente», «No lo he hecho bien», «No he avanzado», etc.
- Que se desregule entre sesiones y no consiga regularse o recurra a nosotros
para hacerlo —fallos en la fase 2—.

Fase 8: reevaluación
- Que, en la siguiente sesión de EMDR, surja una y otra vez algo nuevo sobre lo
que se necesita trabajar, la SUD deje de ser cero o la VOC, siete, por lo que el
recuerdo no puede ser cerrado. Esto tiene que ver con la activación de
defensas, creencias limitantes que necesitan ser trabajadas antes o
disociación.

(Atención: que suceda alguna vez, que en la fase 8 surja algo nuevo sobre lo
que hay que trabajar puede ser normal; aquí mencionamos que esto ocurre en
muchas oportunidades, cuando «cierra» un recuerdo, este vuelve a abrirse una
y otra vez).

2. Fallos en la evaluación

En las fases más iniciales de la terapia, a veces pasamos por alto necesidades
elementales que indispensablemente tienen que estar presentes si queremos hacer
EMDR. Tenemos que tratar con el cerebro. Para ello, es fundamental que tenga los
nutrientes adecuados, entre otras cosas, porque va a hacer un trabajo que
normalmente realiza cuando duerme en la fase REM (rapid eye movement,
movimientos oculares rápidos), y eso consume energía. Por ello, tenemos que revisar
cosas básicas como:
- El sueño.
- La alimentación.
- El ejercicio físico.
- El autocuidado.

El sueño
Muchos de nuestros pacientes tienen problemas a la hora de dormir, no tienen
sensación de haber descansado o su sueño no es reparador, les cuesta quedarse
dormidos, se despiertan en múltiples ocasiones o muy temprano por la mañana,
tienen los horarios cambiados, etc. Para ello, tenemos que darles psicoeducación

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sobre el sueño: el descanso es un factor importante para poder estar bien. Durante
las diferentes fases del sueño, los tejidos del cuerpo crecen y se reparan, y la energía
del cuerpo se restaura. Por ello, dormir lo suficiente es fundamental.

Intentamos que vayan subiendo las horas de descanso hasta llegar a las ocho, esto es
lo ideal. De esta manera, conseguimos mejoras en la memoria, el sistema inmune se
fortalece —así no enfermamos—, la inflamación en el cuerpo se reduce, la
concentración y la capacidad mental mejoran, aumenta la energía y mejora el humor
(Morgenthaler et al., 2006).

Dada la importancia que tiene el descanso para poder estar bien, damos pautas de
higiene del sueño:
- La cama, únicamente para dormir. Evitar realizar otras actividades de día,
como ver la televisión o comer.
- Ajustar los ritmos circadianos. Lo habitual es que notemos somnolencia
―oscuridad— durante la tarde noche y seamos incapaces de continuar el
sueño por la mañana, ya que la luz es un factor que influye. Después de
dormir unas ocho horas, podemos notar somnolencia. Si descansamos a
medio día (lo que llamamos siesta), nunca debería superar los quince o veinte
minutos, y, además, no debe producirse una vez pasadas las doce horas del
sueño previo para facilitar el descanso nocturno.
- No tomar sustancias excitantes a partir del mediodía: café, cocacola, té,
tabaco.
- Consumir cenas ligeras y esperar una o dos horas para acostarse.
- No ejercitarse al menos dos horas antes de irse a dormir: activa el organismo.
- Mantener horarios de sueño regulares, acostarse y levantarse siempre a la
misma hora. Si no se consigue conciliarlo en unos quince minutos, salir de la
cama y relajarse en otro lugar para volver cuando aparezca.
- No hiperactivar el cerebro al menos una hora antes de ir a dormir: evitar
pantallas —televisión, móvil, etc.— ni realizar tareas que impliquen actividad
mental —leer, ver la tele, usar ordenador, etc.—.
- Procurar tener una temperatura adecuada, evitar ruidos, usar colores
relajantes, una cama cómoda.
- Darse un baño o una ducha antes de dormir.
- Beber algo caliente antes de ir a dormir —leche o té sin teína—.
- Hacer alguna técnica de relajación antes de dormir: mindfulness, respiración
abdominal, escuchar música relajante.

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La alimentación
¿Se alimentan bien nuestros pacientes? Puede parecer algo muy básico, pero
muchos de ellos no lo hacen de forma adecuada. De hecho, varias veces ni siquiera
comen, se saltan comidas, consumen cualquier cosa que tengan por casa, viven de
precocinados.

Ya sabemos la importancia que tiene la alimentación en nuestra salud. Pero,


además, si queremos reprocesar recuerdos, gastamos más energía, y nuestro cerebro
necesita nutrientes para poder hacerlo de forma adecuada. Es como si compráramos
una planta muy bonita, pero no le echáramos agua ni abono, no le diera luz;
simplemente no podría crecer, por muy bonita que fuera la maceta en la que la
colocáramos.

Los últimos avances científicos muestran la necesidad de conexiónentre los


diferentes sistemas de nuestro cuerpo para poder curarpatologías y mejorar la salud.
En este sentido, nuestro ritmode vida y la nutrición afectan a nuestro bienestar.

La psiconeuroinmunología (PNI) clínica aúna los mecanismos y las herramientas


necesarias para, basados en un profundo conocimiento científico, plantear exitosas
estrategias de intervención fundadas en el estilo de vida de las personas. Revisar los
patrones de alimentación de nuestros pacientes para que se alimenten de forma
sana y variada es imprescindible, ya que, entre otras cosas, hay cambios
conductuales que no pueden llevar a cabo hasta que esto suceda porque no tienen
energía; por ejemplo, hacer actividad física.

El ejercicio físico
Sabemos la importancia que tiene hacer ejercicio para nuestra salud. Pero, además,
ayuda a liberarnos del estrés, mejora la memoria, favorece el sueño profundo y, en
general, mejora nuestro estado de ánimo. Esto sucede porque liberamos serotonina,
dopamina y endorfinas, hormonas que nos hacen sentir bienestar y se convierten en
un ansiolítico y antidepresivo natural.

Treinta minutos de ejercicio moderado, como un paseo rápido, tres días a la semana
es suficiente para generar beneficios en nuestra salud. Incluso si se tiene poco
tiempo, se pueden dividir en intervalos. Lo ideal es ir aumentando de forma
progresiva y hacer algo que nos guste —nadar, pasear, monta en bici—. El ejercicio
físico, además, nos ayuda a conciliar el sueño.

Profundice con el vídeo Serotonina, dopamina y endorfinas.

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El autocuidado
Aprender a cuidarnos es algo fundamental, y no todos hemos asimilado el hacerlo de
la misma forma. Hay personas que se sienten mal, tristes o culpables cuando hacen
alguna actividad positiva porque consideran que «están perdiendo el tiempo» o «no
se lo merecen». Por ello, tenemos que revisar los patrones recibidos en la infancia
para ver cómo aprendieron, ya que nos cuidamos según nos cuidaron.
- Casos típicos que nos encontramos en consulta
- «Si no hago todo lo que tengo que hacer, no puedo descansar». Son personas
que aprendieron desde la frase «Lo primero es lo primero», y eso tiene que
ver con las obligaciones, los «debería» y los «tendría», que se alejan bastante
de los «me gustaría» o «lo que quiero». En la vida diaria, encontramos
muchas cosas dentro de lo que tenemos que hacer como obligación, pero
¿qué sucede si todas los compromisos deben estar antes de poder disfrutar o
descansar? Si para descansar tengo que «merecérmelo», esto es un
problema, entre otras cosas, porque siempre encontramos cosas que
«tenemos que hacer» y, además, nunca son suficientes para merecer
descansar o disfrutar
- «No merezco cosas buenas». Se trata de personas que no sienten como algo
bueno las cosas que las hacen sentir bien, simplemente porque «no se las
merecen» o «no se las han ganado»
- «Hasta que no acabe esto, no hago pis/como/duermo». Alude a personas que
han aprendido que las necesidades básicas son algo que hay que ganarse.
«Comerás cuando recojas la habitación», «Cuando acabes de estudiar, si
sigue habiendo sol, puedes jugar» son mensajes que interiorizamos y luego
funcionamos desde ellos como algo normalizado.
- «Puedo salir a dar un paseo si no me equivoco en nada en el trabajo». Refiere
a personas que han aprendido desde el condicionamiento: para conseguir
esto, tienes que haber hecho aquello. Esto es un problema, entre otras cosas,
porque lo que me hace sentir bien no se equipara con las obligaciones o los
«debería». Estos se consideran más importantes y, por lo tanto, tienen mayor
valor y restan probabilidad a lo que quiero y me hace sentir bien.

La disociación
Otro de los posibles errores a la hora de evaluar es no tener herramientas que nos
permitan detectar la presencia de disociación. Entre estas, están no tener formación
(y, por lo tanto, al no conocerla, ni la vemos), no realizar una evaluación específica o
no tener práctica.

La disociación es un mecanismo de defensa, y, se dan situaciones especialmente en


el trauma en las cuales la mente «no puede hacerse cargo» porque son demasiado
estresantes emocionalmente.

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Si no evaluamos bien la disociación, podemos encontrarnos con que nuestros
pacientes entiendan que alguno de los recuerdos no procesados no les produzca
perturbación ninguna porque «lo tienen superado» o «no es importante» y nosotros
no indaguemos más sobre ello porque creamos que es así. Esto lo vemos en el
lenguaje no verbal: la persona puede mantener un discurso cognitivo ajeno a la
emoción y la sensación física, está desconectada. Por lo tanto, no podemos
reprocesarlo porque no accedemos, está disociado.

Por ello, es importante recoger e indagar toda la información de la historia de la


persona. Hacer una adecuada fase 1 permite elaborar un buen mapa,
conceptualizar correctamente el caso y luego poder ir conectando poco a poco a la
persona con su trama, sus emociones y sus sensaciones físicas, aquellas que tuvo
que disociar y no se pudo permitir sentir porque, en su momento, eran demasiado
dolorosas.

Los disparadores
A estos síntomas que no encajan con lo que está pasando en la actualidad los
llamamos disparadores o detonadores. Es que un contacto similar a la experiencia
pasada sin procesar puede generar que enlace con esa red de memoria y que se
detone, active, dispare y, con ella, lo hagan los síntomas —emociones, sensaciones
físicas, creencias negativas— que forman parte de ese recuerdo.

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Si no hacemos psicoeducación sobre ellos y les enseñamos la forma de poder
registrarlos, estamos pasando por alto información importante, ya que los
disparadores nos muestran los eventos de nuestra historia que están sin resolver.

3. Errores en la conceptualización

Sepa más mediante el vídeo Conceptualización.

Hay ítems fundamentales por los que debemos guiarnos para poder hacer un buen
plan de tratamiento. Por ello, algunos errores comunes serían:
- Guiarnos por nuestros objetivos y no por los del paciente.
- No relacionar los recuerdos traumáticos con los síntomas que presenta.
- No capacitar al paciente en recursos de autorregulación emocional (fase 2:
preparación)
- No hacer psicoeducación con las partes emocionales (PE).
- No evaluar los síntomas actuales para ver cuál es el más invalidante.
- No empezar por el peor síntoma conectado a los recuerdos anteriores.
- A la hora de procesar los recuerdos, no empezar por el trauma T cercano al
inicio de los síntomas, si existe.
- Seguir el reprocesamiento de la línea de la vida en función de nuestros
objetivos y no de los del paciente.
- No incluir los recuerdos t porque la persona entiende que «no son
importantes» o «ya no la afectan»
- Reprocesar todos los recuerdos, no solo los que están conectados con los
síntomas actuales.
- No agrupar si hay recuerdos del mismo tipo (primero, peor y último).
- Querer reprocesar todos los recuerdos pasados y no seguir con las
situaciones en el presente que activan el síntoma como condicionamiento de
segundo orden (disparadores).
- No hacer sobre cada uno de los disparadores un protocolo de futuro.
- No instalar lo que van consiguiendo hacer en el día a día (avances).

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4. Fallos en la vinculación

Cuando un paciente viene a consulta, se activa su sistema de apego. Es importante


poder descubrir qué tipo tiene (evitativo, ansioso-preocupado, desorganizado)
porque nuestro plan de tratamiento tiene que ser distinto, pero, sobre todo, porque
tenemos que relacionarnos con la persona desde su estilo.
- Tratamiento del apego evitativo: Si es evitativo, tengo que mantener más
distancia, dejar que sea la persona la que se acerque si quiere dar dos besos,
dejarle su espacio, hablarle de apego en etapas más avanzadas de la terapia,
empezar por los recuerdos con los que pueda conectar (los que estén
abiertos) y acceder a la emoción y la sensación, etc.

Los traumas t tienen que ver con experiencias de apego, muchas veces temprano,
otros tipos de situaciones perturbadoras y estresantes, como discusiones familiares,
divorcios, humillaciones, falta de conexión, en las que la vida de la persona no corre
peligro, pero suceden una y otra vez y dejan una huella en la memoria (Shapiro, 2001
y 2003). Tenemos que investigar bien la historia de apego de nuestro paciente para
no cometer los mismos fallos en el apego que recibió.
- No repetir fallos en el apego
- Sus figuras de apego no daban importancia a sus necesidades. Ahora nos
cuenta que a su pareja, limpiando, se le cayó un cuadro antiguo al que le
tenía mucho cariño, y se desbordó llorando cuando lo vio roto. Nos puede
decir: «No entiendo por qué me puse así si es una tontería, es solo un
cuadro». Si no tenemos en cuenta su apego, podemos entender que se ha
calmado y reforzarle su desconexión: «Bueno, puedes comprar otro igual si
ese te gustaba». Pero lo ideal sería brindarle apego seguro, ver su necesidad y
cubrirla en la medida de lo posible: «Fíjate, dices que no sabes por qué te
pusiste así; sin embargo, según me cuentas, era un cuadro que tenía mucho
valor para ti y se rompió, es normal que te puedas sentir triste».

Dentro de los problemas de apego que se pueden dar en consulta, una dificultad
puede venir a la hora de poner límites:
- No los podemos poner nosotros como terapeutas —una persona siempre
llega tarde o no acepta cuando se acaba el tiempo, y no podemos
confrontarla—.
- El paciente no los tolera —«Es que había tráfico», «No encontraba
aparcamiento», «Se me olvidó la cita»— o se salta los límites ―llamarnos a
todas horas, conseguir nuestro teléfono personal―.

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Dentro del espacio terapéutico, se dan situaciones para poder reparar el apego, con
el objetivo de establecer un vínculo seguro.
- Establecimiento de un vínculo de apego seguro
- Un paciente nunca hace las tareas que le mandamos y dice: «Soy un desastre,
no hago nada bien». Es una buena oportunidad para hacer algo distinto de lo
que seguramente recibió. En vez de echarle una bronca: «Tienes que hacerlo
porque así no vas a conseguir mejorar», podemos recordarle que el espacio
de terapia es para lo que necesite. Si no quiere o no puede traer las tareas, es
por algo importante, no porque sea «un desastre». Quizás podemos ayudarlo
dando opciones, acompañando su exploración desde una base segura: «Si
quieres, podemos hacerlo juntos o puedes quedarte un ratito en la sala de
espera y luego me lo das».

Todo lo que pueda hacer o no en el espacio terapéutico la persona está bien. Si hay
algo dentro suyo que, cada vez que recuerda la tarea, hace que rápidamente se la
olvide, puede que sea una defensa o que no pueda expresarnos «Es demasiado
doloroso, y solo pensarlo me desborda, quizás necesito ayuda», porque, si supieran
hacer esto, no tendrían dificultades ni necesitarían venir a vernos.

Es importante también evaluar los patrones familiares para no repetirlos en


consulta.
- Evaluación de patrones familiares y no repetición
- Si tenía un padre muy protector que no le dejaba hacer nada porque le daba
miedo y quería protegerlo, nos cuidamos de no sobreproteger nosotros: «Le
pedí el cuestionario dos veces, y me dijo que no había podido hacerlo. No le
pregunto en tres semanas, a ver si voy a desbordarlo».

Otro punto para destacar es cómo nos encontramos nosotros, si estamos bien o no y
si tenemos estrategias para autorregularnos, tanto en consulta como fuera de ella.

Recordamos el concepto de contagio emocional, ya que, al igual que los niños viven
las emociones a través de sus padres, nuestros pacientes lo hacen a través los
terapeutas, de sus neuronas espejo.

Cuando estamos relacionándonos con un paciente, y este tiene una emoción, se


activan sus neuronas espejo al observarnos. Estas ponen en funcionamiento los
mismos circuitos cerebrales que nosotros tengamos. Por lo tanto, hacen que, si
estamos tranquilos, los pacientes puedan integrar la calma y poco a poco aprendan a
calmarse (recordamos que esto se hace con ayuda de otro que está tranquilo). Si
nosotros, cuando un paciente está desregulado, nos desregulamos también, no
puede calmarse ni aprende a autorregularse.

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5. Formación insuficiente o no supervisión

Tener formación es importante. Cuando no sabemos de la existencia de algo,


simplemente no podemos verlo, y se crean puntos ciegos, cosas que están delante
de nosotros, pero no podemos verlas, al igual que cuando vamos conduciendo.

Por ello, es esencial supervisar los casos de nuestros pacientes, por si hay algún
punto ciego que no hemos podido ver.
- Detección de puntos ciegos: Un terapeuta tiene una familia que toma mucha
cerveza, no hay nada patológico, pero para él simplemente beber es algo
social normalizado. Al preguntar a uno de sus pacientes si consume alcohol,
contesta: «Sí, cuando salgo, lo normal», y no indaga más. Supervisando el
caso, ve este punto ciego y vuelve a preguntarle: «Me dijiste que tu consumo
de alcohol era lo normal, ¿qué es lo normal para ti?». Le dice: «Una botella de
ron, es lo único que consigue hacer que deje de pensar».

Al igual que la supervisión, la terapia personal es fundamental. No conocer y trabajar


tu propia historia puede hacer que coloques cosas tuyas en los pacientes.
- Importancia de la terapia personal
- Tenemos algún problema con el perfeccionismo y hacer las cosas siempre
bien. Imaginaos que viene a las sesiones una paciente que dice: «Esto que
hacemos no funciona», «No sé si estás entendiendo bien mi caso», «Yo creo
que sería mejor haber hecho otra cosa». Si tenemos nuestra historia
trabajada, podemos ver que es parte de su síntoma y no tiene que ver con
nosotros. Pero ¿qué pasa si no es así? Si se conecta con mi historia, puedo
empezar a sentirme insegura: «No sé si estoy llevando bien el caso», «Lo
estoy haciendo mal», «No sirvo para esto».

Es muy importante que nos cuidemos. Si vemos que algo de la historia del paciente
se está conectando con la mía y no estoy pudiendo manejarlo, un buen autocuidado
parte de poder hacernos cargo de nosotros mismos, asumir que no podemos ayudar
a todas las personas y derivar a otro profesional.

En general, en las primeras etapas de intervención con trauma, a la vez que nos
vamos formando y supervisando, haciendo nuestra terapia y ganando experiencia y
seguridad, recomendamos no meternos a abrir melones que no vamos a poder
cerrar. Ante todo, prudencia: empezar por T, casos sencillos sin patología grave o
personas con mucha estabilización.

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TEST
1. Para intentar evitar problemas en la fase 2 —preparación—, adecuaremos el ritmo
de terapia al paciente. Elige la opción incorrecta.
A. No dedicar tiempo de terapia a la explicación del modelo EMDR.
- No es correcta, esto no permite la comprensión del modelo y es un
error.
B. Asegurarnos de que la persona tiene los recursos necesarios para abordar
el problema.
- Sí, comprobaremos que la persona tiene formas de calmarse y
manejar pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales
desagradables.
C. Crear un buen vínculo.
- Sí, sabemos que un buen vínculo es fundamental.
D. Poder instalar sensaciones agradables y cosas que hacen sentir bien.
- Sí, esto es importante para poder trabajar con EMDR.

2. Elige la opción correcta sobre uno de los problemas que podemos encontrarnos en
la fase 3 —evaluación—.
A. Aclarar el problema sobre el que vamos a trabajar: recuerdo T / t.
- No, el problema es no aclarar el recuerdo sobre el que vamos a
trabajar.
B. Poder acceder a la peor imagen, uno de los elementos que componen el
recuerdo traumático.
- No, el problema es no poder acceder.
C. Ir saltando de un recuerdo a otro según se encuentre la persona o cambien
los síntomas.
- Si, es un problema común en la fase 3.
D. Poder acceder a emociones y sensaciones en el cuerpo.
- No, el problema es no poder acceder.

3. Elige la opción correcta sobre uno de los problemas que podemos encontrar en la
fase 4 —desensibilización—.
A. No sube la VOC —escala de validez de la creencia— a siete.
- No, esto es un problema en la fase 5 —instalación—.
B. No poder acceder a los elementos que componen el recuerdo traumático:
peor imagen, creencias negativa y positiva, emociones, SUD, sensaciones en
el cuerpo.
No, esto es un problema en la fase 3 —evaluación—.
C. No baja la SUD —perturbación— a cero.
Sí, esto es un problema en la fase 4.

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D. Queda tensión residual en el cuerpo una y otra vez.
No, esto es un problema en la fase 6 —examen corporal—.

4. Uno de los problemas que podemos encontrar en la fase 5 —instalación— es que


la creencia que elegimos en la fase 3 haya dejado de ser válida y no encontremos
ninguna que encaje. Elige la opción incorrecta.
A. Puede tener que ver con creencias limitantes.
- Sí, esto es un problema en la fase 5 —instalación—.
B. Puede tener que ver con patrones de autocuidado adecuados.
- No, tiene que ver con patrones de autocuidado deficitarios.
C. Puede tener que ver con que sigue habiendo malestar para alguna parte
emocional.
- Sí, esto es un problema en la fase 5 —instalación—.
D. Puede tener que ver con problemas de disociación.
- Sí, esto es un problema en la fase 5 —instalación—.

5. Entre los fallos en la evaluación, está el sueño; para ello, daremos pautas de
higiene del sueño. Elige la respuesta correcta.
A. En la cama, podemos realizar otras actividades de día, como ver la
televisión o comer.
- No, es recomendable que la usemos únicamente para dormir.
B. Lo que bebamos y comamos no afecta al sueño.
- No, tomar sustancias excitantes a partir de mediodía puede ser
perjudicial para nuestro descanso.
C. Hacer ejercicio antes de ir a dormir ayuda a relajarnos.
- No, hacer ejercicios dos horas antes de irnos a dormir activa el
organismo.
D. Darnos un baño o una ducha antes de dormir.
- Sí, puede ayudar a relajarnos y que descansemos mejor.

6. Elige la respuesta incorrecta entre los beneficios que obtenemos realizando


ejercicio físico.
A. Favorece el sueño ligero.
- No, favorece el sueño profundo.
B. Ayuda a liberarnos del estrés.
- Sí, nos ayuda a soltar y calmarnos.
C. Mejora nuestro estado de ánimo.
- Sí, la liberación de ciertas hormonas ayuda a que nos sintamos mejor.
D. Ayuda a conciliar el sueño.

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- Sí, el relajarnos nos ayuda a poder dormir antes.

7. Elige la respuesta correcta entre los problemas que podemos encontrar si no


evaluamos la presencia de disociación.
A. Algunos recuerdos no procesados le producen perturbación porque no los
tiene superados.
- No, el problema es que no le producen perturbación.
B. La persona puede mantener un discurso cognitivo acorde a la emoción y la
sensación física.
- No, el problema es que estos elementos estarán disociados.
C. No verla cuando aparece en consulta porque no la conocemos.
- Sí, no tener formación especializada es un problema porque impide
que la detectemos.
D. Realizar evaluación específica.
- No, el problema es no realizar evaluación porque no podremos
detectarla.

8. Elige la respuesta incorrecta entre los errores en la conceptualización.


A. Guiarnos por nuestros objetivos y no por los del paciente.
- Sí, esto es un problema de conceptualización.
B. Reprocesar solo los recuerdos que están conectados con los síntomas
actuales.
- No, el problema es querer reprocesar todos los recuerdos.
C. No incluir los recuerdos t porque la persona entiende que «no son
importantes» o ya no le afectan.
- Sí, esto es un problema porque pueden estar simplemente bien
guardados.
D. No instalar lo que van consiguiendo hacer en el día a día —avances—.
- Sí, esto es un problema porque cada avance es importante

9. Elige la respuesta incorrecta con respecto a los fallos en la vinculación por parte
del terapeuta.
A. Cometer los mismos fallos de apego en consulta que el paciente recibió
para que pueda repararlos.
- Sí, esto es un fallo en la vinculación, tendremos cuidado de no
repetirlos.
B. Relacionarnos con la persona desde su estilo de apego.
- No, esto no es un fallo de apego.
C. Tener dificultades para poner límites en consulta.

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- Sí, esto es un fallo en la vinculación, todos necesitamos tener límites
para poder integrarlos.
D. No encontrarnos bien —desregulación— e igualmente ir a pasar consulta.
- Sí, esto es un fallo en la vinculación porque no podremos permitir que
los pacientes se corregulen con nosotros.

10. Elige la respuesta incorrecta sobre lo necesario para no caer en puntos ciegos en
los casos con los pacientes.
A. Supervisar nuestros casos.
- Sí, supervisar es fundamental.
B. Hacer terapia personal.
- Sí, conociendo nuestra historia podremos ver cuándo se nos conecta
algo con
el paciente.
C. Ver muchos pacientes con diferente problemática en poco tiempo así
aprendemos antes.
- No, se recomienda empezar poco a poco con casos sencillos para ser
prudentes.
D. Formarnos para actualizarnos y ser mejores profesionales.
- Sí, cuando no sabemos de la existencia de algo, simplemente no
podemos verlo.

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