Libro Cuentos para El Mundo
Libro Cuentos para El Mundo
Libro Cuentos para El Mundo
Ésta fue la motivación para los miembros del comité organizador, quienes
aunaron los esfuerzos y apostaron al ¨II Proyecto de Latinoamérica y España
en Educación¨ al proponer Cuentos para el Mundo, una iniciativa que agrupó a
cuarenta escuelas de veinte países que se vieron favorecidos durante el 2020.
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Finalmente, me resta expresar las gracias infinitas a los miembros del
comité organizador y a todos sus participantes por permitirme ser parte de
este sueño cumplido.
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El relato o cuento es una herramienta que sirve de expresión en los niños y
niñas, porque tiene como motivo sus vivencias en el tiempo.
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• Brindar a todos los estudiantes las mismas oportunidades de manifestar
a través de un relato o cuento sus vivencias.
Comité Organizador
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Autora:
Pino Alma Andreina
RC. Golfo San Matías
A
mbas tenían gustos muy diferentes: a Luci le gustaba jugar
a las cartas y tenía cuatro manos; en cambio, Nicole prefería
jugar a la pelota y tenía seis pies. Para no pelearse, las amigas
jugaban a las escondidas con los pájaros de la plaza que, cuando
volaban, pintaban en el cielo muchos arcoíris.
Algunos días elegían jugar a las escondidas y, otros, a la mancha.
Corrían por todo el espacio, cruzando entre las flores que siempre
estaban bailando y cantando muy alegres.
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Una mañana, mientras Nicole estaba en su casa, se le ocurrió una
idea para combatir a este grupo, porque hacía muchos días que no veía a
su amiga. Su mamá le dijo que le escribiera una carta a Luci, en la que le
contara la idea, y que su mariposa Rufina sea quien le llevara volando la
carta a su amiga.
Se juntaron las amigas en la plaza durante la tarde del sábado, tal como
habían quedado. Cada una tenía baldes con pinturas de muchos colores,
guantes y barbijos con juegos de luces. Estando ahí, fueron rapidísimo hacia
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donde estaban las flores… ¡¡¡para empezar la fiesta!!! Todas empezaron a
bailar y cantar, y tanto los pájaros y las mariposas como los niños comenzaron
a demostrar asombro, curiosidad y alegría. De pronto, la plaza comenzó a
tomar color, se escuchaban risas desde todos los rincones, hasta que el
color gris desapareció por completo.
9
Autora:
Tatiana Toledo
RC. Resistencia
N
o me gusta el virus este porque no me deja estar ni compartir
con las personas que tanto extraño.
Estos días pensaba mucho en mis familiares del pueblo donde
nací, en que me gustaría mucho poder volver a abrazarlos y decirles
al oído cuanto los amo. Me acuerdo de mis tíos, de mis tías, de mis
primitos y de mis hermanitos, aunque a veces nos peleábamos feo.
También viví muchas cosas lindas con amigas que están en el hogar,
pero también me entristecí cuando un par de ellas se fueron con sus
familias. Igual me gustaría más adelante poder volver a abrazarlas... A
R
Me acuerdo de Susana, me dejaba probarme y ponerme sus vestidos, G
E
también me prestaba sus perfumes, sus sandalias con taquitos, ja..ja..
N
ja. Parecía que me iba a caer, y ella con alegres risas me agarraba de
T
las manos y no me soltaba, cuidándome de que no me tropiece. I
N
Otra amiga era Laura, me gustaba su cabello con muchos rulos A
que me decía que le tocará para que contara cuántos rulos tenía. Me
divertía mucho y me enseñó a contar.
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Laura era muy flaca y alta, y su risa estaba llena de carcajadas. Cómo la
extraño ...
Ahora, hace un par de semanas una de las nenas de mayor edad que yo,
Sofía, me cuida mucho y le pidió a la seño Marta que me cambiara de
habitación para así está más cerca de mí, porque las otras nenas me hacían
muchas cosquillas y no me dejaban dormir.
Seudónimo: Alejandra
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Autor:
Gabriel Fernando Román Apaza
RC. Chuquiako Marka
U
n antiguo doctor que ejercía su oficio de curar a las personas,
llamado Gabriel, en el año 2034 se encontró en la terminal de
buses con su mejor amigo, que también era un doctor.
El encuentro entre los dos doctores amigos fue muy emotivo, porque
ellos ya no podían hacer cirugías ni atender a los pacientes por su
avanzada edad, y en su conversación se pusieron a hablar del año 2020,
porque ese año ambos tenían un objetivo en común, que era salvar al
país de BOLIVIA de un enemigo invisible: la enfermedad llamada COVID
19. Después de este encuentro al poco tiempo fueron invitados por un
colegio para contar la historia de la COVID 19, y los dos amigos asistieron
B
y contaron su historia a la Promoción 2034.
O
L
El día del encuentro con los estudiantes jóvenes, todos se reunieron I
en la sala principal del colegio, Rodrigo, uno de los abuelitos doctores, V
comenzó la historia y dijo: I
A
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ocasiones mataba a las personas. Esta enfermedad atacaba a los pulmones
y no te dejaba respirar.
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solo por poquísimas personas, porque estaba prohibido reunirse más de diez
personas.
Nosotros los doctores tuvimos que atender a los enfermos, pero entre
doctores no nos podíamos abrazar, besar ni mucho menos hacer una fiesta,
y muchos de nuestros compañeros doctores y doctoras se contagiaron con
coronavirus. Recuerdo que estos colegas doctores perdieron la batalla,
murieron infectados, y a más de uno yo los cuidé, dijo el doctor Rodrigo.
¿Por qué tenías que hacer fila con dos metros de distancia?
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distancia nos podíamos contagiar de coronavirus.
Esos días estaban muy nerviosos porque no había oxígeno en los hospitales
por los bloqueos que se habían instalado en las principales
carreteras de Bolivia. El oxígeno debía llegar a los nueve departamentos.
Días después todo se calmó y pudo pasar el oxígeno, gracias a Dios.
Rusia, en este tiempo ya estaba queriendo producir una vacuna contra la
Covid 19. La gente tenía mucha esperanza porque se pensaba que solo la
vacuna nos salvaría de esta trágica enfermedad. También se experimentaba
otras vacunas en diferentes partes del mundo pero, bueno, ustedes saben
por historia como se superó a esta enfermedad.
¿Les gustó la historia, jóvenes?, dijo Gabriel el doctor:
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sabíamos qué hacer, los enfermos estaban sin oxígeno. La verdad es que así
no se podía trabajar, daba mucha pena ver gente muriendo, llorando, los
familiares de los enfermos sufriendo. Ya había poco, pero muy poco oxígeno
para la gente enferma, y sus familiares hacían filas horas y horas por un
cilindro, y cuando a veces no había, lloraban porque su familiar necesitaba
oxígeno para vivir y vencer a este virus que atacaba sus pulmones y hasta
afectaba su cerebro y muchas partes vitales de un ser humano.
Lloramos, muy poco reímos porque más sufrimos nosotros los doctores
que atendíamos a nuestros colegas que se habían contagiado y estaban
delicados con su salud.
Un día de esos murió otro doctor, muy amigo y también del doctor
Rodrigo. Se le dio su última despedida a ese amigo tan querido que no solo
era un colega, era un amigo que ahora ya no se encuentra con nosotros. Qué
mundo tan cruel y despiadado que se lleva vidas de personas tan queridas,
que se lleva almas. Qué injusto fue el mundo para mi gran amigo que hasta
hoy lo extrañamos.
Las semanas siguientes fueron más duras todavía, las personas pobres
morían en mayor cantidad. En esta ciudad de El Alto el destino fue más cruel,
el oxígeno que traían desde Santa Cruz no podía llegar para la gente enferma
porque la COB volvió a bloquear las carreteras, los caminos a provincias,
departamentos y ciudades, protestaban porque no había mucho trabajo para
los mineros en Bolivia. Ellos no resistían por la falta de dinero, antes hacían
menos bloqueos pero estaban afectados muchos mineros porque con lo que
ganaban no les alcanzaba para mantener a su familia.
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Después de unos días, todo volvió a la normalidad, pero los bloqueos
habían hecho que el precio del pollo esté muy caro debido a que tardaron en
llegar los camiones que transportaban pollo. En El Alto no solo subió el costo
de esta carne sino también de muchos productos, y el dinero no alcanzaba
para comprar los alimentos.
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Lo que valoro de este año 2020 fue la amistad y el cariño de familia,
compartir un plato de comida y jugar en casa con los que más amamos
que son tus seres queridos. La OMS promocionó la vacuna y hoy ya nadie
puede contraer esta enfermedad porque es obligatorio que se nos vacune
al momento de nacer.
Y así fue un año muy particular el 2020 en la ciudad de LA PAZ y en toda Bolivia.
Seudónimo: EL GABO
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Autor:
Alex Ramiro Santy Lema
RC. Satélite Grigota
H
abía una vez un jardín tan grande y hermoso en el cuál había
flores de todas clases, una rosa blanca, un clavel amarillo,
una margarita rosada y un tulipán celeste. En medio de este
jardín también podíamos encontrar un apio, una acelga, y un cebollín.
También se observaban unas plantas de aspecto diferente a las demás,
pues algunas eran más grandes y otras más largas estas plantas eran
una papaya, un maracuyá, una chirimoya y un achachairú.
le decían Pescarín porque con sus tenazas pellizcaba a todo aquel que
le molestaba. Y la última integrante era una lombriz a la que, por ser
larga y flaca, le decían Fideín.
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Este grupo de amigos, al igual que todos los demás animalitos, vivían en el
hermoso jardín. Don Juguito vivía en el árbol de papaya, Maricucha vivía en
la rosa blanca, Pescarin vivía debajo de la acelga y Fideín, como era larga y
flaca, vivía enredada en el maracuyá. En este hermoso jardín también había
un colegio debajo del cebollín y el apio, para que los animalitos más pequeños
pudieran estudiar y aprender, y había un hospital que se encontraba arriba
del tulipán, para la atención de los animalitos que se enfermaran. También
se veía una hermosa plazuela debajo de la margarita y el achachairú.
Estos amigos eran muy unidos pues todos los días se juntaban en la plazuela
para contar sus anécdotas y su vivencia del día. Don Juguito, como era el mayor,
contaba lo mucho que le costaba recorrer desde su casa hasta la chirimoya
para poder recolectar su comida. Maricucha contaba que volaba desde su casa
hasta la margarita para visitar a sus amigas las abejas, y que también volaba
hasta el clavel a visitar a sus otras amigas que eran las hormigas.
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que era un virus muy malo que afectaba el sistema respiratorio, y que era
muy contagioso de animalito a animalito. Entonces, Maricucha dijo que sus
amigas le habían contado que para prevenir un contagio todos deberían
entran en cuarentena y tomar medidas de bioseguridad. Y fue ahí que
Pescarin les explica que la profesora en el colegio les había informado sobre
los métodos de bioseguridad. Él decía que todos deberían utilizar mascarillas,
guantes y, sobre todo, desinfectarse las patitas con agua y jabón. Fideín dio
la sugerencia a sus amigos de tomar medidas de abastecimiento para poder
afrontar la pandemia, y entre todos opinaban y daban sus sugerencias, y
finalmente tomaron cierta decisión sobre qué función cumpliría cada uno.
Juguito el caracol era el que recolectaría la mayor cantidad de piedritas que
serían solo por precaución porque, como los rumores eran devastadores
e inciertos, ellos pensaron que, si sus casitas llegaran a secarse, con las
piedritas construirían nuevas casitas. Maricucha la mariquita se puso a reunir
hojas, muchas hojas de toda clase y de toda especie, pero hojas verdes
fresquitas que servirían para la alimentación de todo el grupo. Pescarin el
pequeño cangrejo ya que él tenía tenazas muy afiladas, tenía que reunir
ramitas verdes de los árboles del jardín que también les serviría para la
alimentación. Y Fideín, la lombriz, tenía que recolectar la mayor cantidad de
agua ya que a ella le gustaba explorar el suelo. Y así fue que este maravilloso
grupo de amigos trabajaron en equipo para poder sobrevivir a la pandemia.
Y un día no muy lejano llegó la triste noticia al jardín que la pandemia ya había
llegado. Todos los animalitos, muy asustados y preocupados, comenzaron
con la cuarentena en sus casitas. A Pescarin en la escuela le dijeron que las
clases se suspendían hasta que la pandemia pase del jardín.
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los días, pero lo peor era que si uno de la familia se infectaba, al llegar a casa
infectaba a todos los integrantes de su familia. Todos los días aumentaban
los animalitos infectados que el hospital del jardín recibía, pero lo más triste
era que los más propensos a ser infectados eran los animalitos más adultos,
los de edad más avanzada, pues, al ser más viejitos, sus defensas eran muy
débiles. Las hormigas cada día recomendaban a todos que no salieran de sus
casitas, ya que ellas eran las que trabajaban en el hospital y veían lo duro
que les afectaba el virus y también en el pequeño hospital ya se estaban
terminando los medicamentos.
Cada día que pasaba iban muriendo animalitos por causa del virus que
también fue afectando a las plantas del jardín. Comenzaron a marchitarse
las plantas más pequeñas del jardín, y como el hospital estaba construido
encima del tulipán, pues esta se derrumbó. Fue tan trágico el hecho porque
el jardín se quedaba sin hospital en medio de la pandemia, pero como
Juguito reunió muchas piedras fue el que donó para que se construyera
otro hospital para los animalitos enfermos. El problema fue que Maricucha
vivía en la rosa blanca, Fidein en el maracuyá y Pescarin en la acelga, y
todas estas plantas eran pequeñas y frágiles y con la pandemia también se
secaron y quedaron desamparados y sin casa. Como Juguito el caracol tenía
su casita en un árbol grande y fuerte que era la papaya, él tuvo que acoger
en su casa a sus amigos. Todos ellos tuvieron que llevar sus alimentos a
casa de Juguito para que no tuvieran la necesidad de salir a buscar afuera
y así no poner en riesgo de contagio a su amigo, ya que él era un animalito
adulto mayor.
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mucha la impotencia que sentían sus amigos por no poder salir, ya que ellos
tenían miedo a contagiarse del virus y de contagiarlo a él, porque sabían que
estaba débil y que no resistiría un contagio.
Pero un día, llegó una maravillosa noticia al jardín: al fin el virus había
pasado y ya no había animalitos infectados y enfermos en el jardín. En ese
momento, aun tomando las precauciones como usar mascarilla y guantes
en las patitas, Maricucha y Pescarín fueron de prisa a buscar alimento para
que se alimenten todos y así recobraran fuerzas. Al día siguiente este grupo
de amigos, ya con las fuerzas recuperadas y aún con vida después de haber
pasado días muy difíciles durante la pandemia, solo esperaban que el jardín
volviera a ser el hermoso jardín que un día fue.
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se volvieron a separar y siguieron viviendo felices en el jardín junto a los
demás animalitos, siempre contando sus anécdotas a nuevos animalitos que
llegaban al jardín.
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Autora:
María Belén Nogales Guzmán
RC. Satélite Grigota
H
abía un pueblito llamado Santa Marta, ubicado en el centro de
nuestro departamento, zona muy lejana. Ahí vivía una familia
muy linda de 3 integrantes: mamá, llamada Azucena; papá
Javier, y de cariño mis padres me pusieron TONTÍN. Dirán por qué ese
apodo, era porque de chiquito me paraba tropezando y mucho me
caía, y de ahí viene y, aunque no me gustaba, me acostumbré porque
me lo decían de cariño.
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acompañe pñorque en las tardes me siento muy solo en casa. Papá siempre
está con pacientes, y aunque está en casa no es lo mismo; yo quiera jugar,
distraerme con alguien. No juego pelota porque no hay quien me lleve a la
cancha y el parque queda a tres cuadras de la casa.
Trataré de hablar esta noche con mis padres para ver qué me dicen de lo
que me está pasando. Esa noche me puse nervioso, pero me armé de valor
y les dije:
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gato me llamara y me dijera ven, ven. Cuando llegué donde él, se pegó a mí
y comenzó a ronronear. Le dije a mamá y papá que a él lo quería. Nos fuimos
al veterinario, le pusieron sus vacunas y le puse el nombre de Chochi.
Chochi fue creciendo cada día, y yo conocía cosas diferentes sobre los
gatos, y Julia me decía que está muy lindo y gordito. Mi gatito ya tenía 7
meses y el verano ya empezaba, papá me dijo que había que castrarlo para
que no se no haga callejero. Esa semana lo llevamos al veterinario.
Un día escuchamos en las noticias que había un virus que está afectando
parte de China y que era mortal, se hacía llamar COVID-19. Los profesores
nos explicaron en el colegio que ese virus era mortal, que si llegaba a nuestro
país iba a ser muy peligroso para nosotros, y nos encargó que nos laváramos
bien las manos con agua y jabón.
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Pasaba el tiempo y me sentía muy mal, muy sofocado por el encierro.
Papá me hablaba para que no piense mucho en cosas malas. Rezaba para
que a mami no le pase nada y a la gente que está enferma se cure. Así
pasó un mes, mis padres me vieron muy preocupado por la situación de
la cuarentena, así que decidieron mandarme al campo, a una ranchería
donde vivía una tía de mamá. Yo le dije que no quería ir, quién iba a cuidar a
Chochi, mi gatito. Papá dijo que estaría bien, que no me preocupara porque
él lo iba a cuidar. Yo no quería ir.
Cuanto llegué a la granja, tía Jacinta me recibió con los brazos abiertos,
me preguntó por qué estaba triste, y le dije que extrañaba a mi gatito. No te
pongas triste, aquí te vas a distraer un poco, tenemos bastantes animales
que cuidar. Está bien tía, le dije, y esa noche fue muy extraño para mí
dormir en casa ajena, el cuarto que me dieron lo sentía vacío, extrañaba a
mi gato.
Esa semana la sentí larga porque le ayudaba a tía en todo, hablaba con
papá y mamá todos los días, le preguntaba de Chochi y me dijo que él estaba
bien. Extrañaba también a Julia, no la veía. Esta cuarentena nos ha puesto
malos a todos, no tengo amigos, no puedo ver a mis padres, mis tíos y
primos están lejos, es muy triste para mí, me siento solo.
Esta semana le hablé a papá y le dije que quería irme para allá, que los
extrañaba y extrañaba a mi gato. Papá me dijo que no me viniera, ahí no
más quédate, y le pregunté de mi gatito y lo escuché muy nervioso y no me
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respondió. Dije algo está pasando, pero mejor lo dejo ahí, cuando vuelva
hablar le volveré a preguntar. En esa semana se supo por las noticias que
el pueblo entró en una cuarentena dinámica, o sea, que se podía transitar y
los niños podían ir al parque los fines de semana.
Esa noche le rogué mucho a tía Jacinta para que me llevara donde mis
padres, y por fin accedió. En la mañana temprano llegamos al pueblo, fui
a casa cuando sale papá para recibirme. Me dice: detente ahí, te voy a
desinfectar, y me echó alcohol, busqué a mi gato, no lo veía, le pregunte a
papá donde estaba Chochi y no me respondía. Dime donde está Chochi, que
pasó con él, llorando le supliqué que me dijera y por fin me dijo que una
noche se salió de la casa y que al día siguiente no apareció. Yo le dije que
no podía ser así, él era casero que siempre estaba apegado a mí. Seguro
que no me vio y me extrañó, por eso te decía que quería llevármelo y tú me
dijiste que no. Le eché la culpa a mi padre, me dijo que me iba a comprar
otro gato y yo le dije que no. Ese día traté de hablar con mamá, para que
me ayudara. Mamá me decía que no podía, que estaba trabajando, que le
diga a papá. Nadie me quería ayudar, llamé a Julia y le dije que mi gato había
desaparecido, así que ella dijo que me iba a ayudar.
Esa noche hicimos volantes de mi Chochi y le pedí a papá que los pusiera en
los postes del pueblo. Pasaron dos días y en la noche recibimos una llamada
reportando que habían visto a un gato con las mismas características de
Chochi, a unas cuatro cuadras de aquí. Papá fue a investigar, una familia lo
tenía, pero a ellos se les volvió a escapar, era como si él buscara a alguien.
Le pusimos comida y se fue, eso dijeron los vecinos.
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de no poder ir a buscarlo yo mismo, me enojé mucho por esta pandemia,
renegué harto, hasta que por ultimo me puse a rezar para que mi gatito
Chochi apareciera. Un día recibimos una llamada muy extraña, y era de la
lechería de tía Jacinta. Nos dijo algo extraño que no podíamos creer.
Mi gato apareció allá, era algo inaudito, no lo podía creer. Esa noche le
rogué a papá para que vayamos a buscarlo, él me dijo que esperara hasta
mañana pues no se podía transitar por la cuarentena.
Al día siguiente madrugué y me fui con papá. Al llegar allá corrí a la casa
de la tía Jacinta cuando Chochi estaba en el sillón donde yo me echaba a
descansar después de ayudar en los quehaceres de la lechería. Chochi me
miró y corrió hacia mí, nunca lo había visto tan meloso, lloré mucho y di
gracias a Dios por haber hecho que mi gatito apareciera.
Papá no lo podía creer. Ese día nos fuimos nuevamente a casa contentos,
y cuando llegamos llegué a bañar a Chochi y darle remedio y comida, porque
varios días no había comido bien. Me puse tan contento que no me desprendí
de Chochi, jugué con él hasta que se cansó de jugar conmigo. Se veía que
estaba contento de estar nuevamente en casa.
Qué más puedo pedir en este tiempo de cuarentena. Lo único que quisiera
es que pase esta pandemia para poder ver más seguido a mi madre, que
tiempo que no la veo. Es muy penoso sentir que está, pero no la tienes,
tengo la esperanza de que esta enfermedad pronto pasará. Con la venia de
Dios y nuestro Señor Jesucristo llegará la cura para que todos podamos
volver a ser como antes.
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esperanza de volver al colegio, a ver a mis amigos. La profesora Marian me
dijo que por parte de ella no vamos a dejar de pasar clases. Me puse contento
porque volveré a escuchar las clases y ver por Zoom a mis compañeros y a
mi profesora.
Qué más puedo contar: este año fue uno de los años más extraños que
me ha pasado en mi vida. Son tantas cosas insólitas de contar, a mamá no
la puedo ver pero me siento orgulloso de que ella ayuda a la gente que
lo necesita. Doy gracias a Dios que mi mamita no se ha enfermado, papá
tampoco está enfermo. Estoy muy feliz de poder estar sano y mis seres
queridos también, y mi gatito Chochi como siempre haciéndome divertir.
Cada día que pasa aprendo cosas sobre los gatos que son muy interesantes,
Chochi es mi amigo fiel porque siempre me está escuchando y acompaña en
casa, claro que Julia también es mi mejor amiga.
Ruego al señor que todos mis seres queridos no se enfermen con esta
pandemia, porque los quiero mucho a todos…. Al final, colorín colorado, este
cuento por lo pronto ha terminado.
Seudónimo: Lunita
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Autor:
Miguel Mello Galhardi
RC. Botucatu Cuesta
H
abía una vez un pirata llamado Capitán Barba Negra, que tenía
varios tesoros y, como todo pirata, quería más y más.
Luego, cierto día soleado y de mar en calma, vio un barco que
se acercaba al suyo y, de repente, el mar empezó a ponerse agitado,
así que tomó su catalejo y miró a través de él. Vio la bandera del otro
barco y se asustó porque era el barco del terrible y gran pirata Covid19
que, por donde quiera que fuera, le robaba el tesoro más preciado a
la gente, que era su salud. Cualquiera que pasara junto a él y sintiera
su apestoso aliento se enfermaba inmediatamente, y es por eso que
Covid19 era tan temido por los otros piratas, porque si se enfermaban
no podrían robar más tesoros.
B
En ese momento Barba Negra tuvo una idea- Envió a su fiel loro R
llamado Limón a volar a la ciudad pirata para pedir ayuda diciendo: A
S
- ¡Estoy en peligro! ¡Ayuda! Covid19 en el mar acercándose, I
L
intercambio, punto.
Entonces el papagayo Limón fue al bar “Beber sin parar” y allí dio
su mensaje.
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Los amigos de Barba Negra eran el Capitán Barba Blanca, el Capitán Barba
Dorada, el Capitán Garfio y el famoso y valiente Capitán Dientes de Diamante.
Cuando escucharon el mensaje, empezaron a pensar en una estrategia
sobre cómo derrotar al enemigo de los piratas. Entonces, tuvieron la idea
de usar una máscara y mucho alcohol en gel, incluso en el piso del barco,
que se suponía que lo dejaría muy limpio para derrotar al enemigo y ayudar
a su amigo Barba Negra.
Todos fueron a ver al médico de los piratas, el Dr. Aliento Cálido Fragante.
El doctor pensó que, para que la vacuna funcionara, necesitaría un aliento
muy fragante, porque así podría eliminar el aliento del terrible Covid19 que
transmitía la enfermedad, y usó su propio aliento de olor caliente para hacer
la vacuna y dijo:
Con los catalejos en sus manos, los piratas celebran porque habían salvado
a su amigo Barba Negra y al mundo entero de la pandemia de Covid19.
¡Quién lo iba a imaginar que pasarían de temidos piratas a héroes de la
noche a la mañana!
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Finalmente, para celebrar, se dirigieron al bar “Beber sin parar”, cantando
su última canción favorita:
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Autor:
Natalia González Villegas
RC. Recife Leao Do Norte
É
rase una vez tiempos nebulosos, difíciles y hasta inimaginables,
en los que nunca imaginamos que un virus sería capaz de
eliminar y, al mismo tiempo, unir relaciones. Nos encontramos
estancados en una situación donde la única solución, y también la más
adecuada, es quedarnos en casa para nuestra máxima protección.
¿Quién podría imaginar una situación como esta que estamos viviendo
a causa de este virus? Probablemente una condición como esa no estaba
en los planes. Decidí escribir este texto para compartir un poco de lo que
he notado sobre esta parte inesperada del capítulo mundial.
Es muy molesto tener que salir de casa con una máscara, ver a B
todos asustados o disgustados contra ti porque eres la única persona R
en la calle que no la lleva puesta o incluso que está jugando. Es como A
si dijeras en voz alta “ahí va el coronavirus kkk” y todos escuchan. S
I
L
De todos modos, es necesario usarla pero siempre la olvido cuando
salgo y tengo que volver a buscarla, pero me doy cuenta que no solo
me pasa a mí pues siempre veo que le sucede a otras personas. De
todos modos, es una situación difícil, muy complicada, nadie estaba
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preparado. Da miedo y se vuelve difícil de afrontar, pero con todo esto
seguimos firmes y fuertes en la lucha, así que nos protegemos como
podemos. Y mi padre no paró, siguió trabajando y si se contamina puede
contagiar a todos en nuestra casa, pero Dios es fiel, a todos saludamos con
la gracia del Padre.
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João! ¿Y si fueras inmune, y pudieras ir y regresar sin contaminarte? ¿Y si
tuvieras el poder curativo para ti y tu familia? Sería genial. Empezaría por
proteger a mi hermana que está en riesgo, o a mi padre que tiene que irse a
trabajar, así como a mi tío, pues ambos tienen la posibilidad de contagiarse
ya que tienen que salir de casa todos los días. Y mi madre, por supuesto,
cuida de todos. Nuestra rutina continúa, la mía solo con un cuidado extra.
No podemos parar. Estamos más unidos, con la esperanza de que el virus
desaparezca. Todos aquí tienen cierta confianza en que la vacuna será
probada y aprobada, solo para que podamos tener nuestra vida normal y
no tomar o transmitir la Covid a mis padres y mi hermana pequeña que es
tan débil. Evitaría la contaminación en las comunidades que al hablar solo a
través del whatsapp, anhelan apoyo y afecto.
Buenos días, buenas noches, etc. Creo que solo estamos conectados en vivo.
Seudónimo: John
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Autor:
Laura Gabriela Capelluppi
RC. Botucatu Cuesta
H
abía una vez una niña muy hermosa llamada Vanessa, de ojos
verdes, piel blanca y pelo castaño ondulado, pero ella era una
niña con capacidades especiales que llevaba una vida normal y
como cualquier niño. Vanessa iba a la escuela y hacía clase de natación.
Un día en la clase de natación conoció a Geovana y con la convivencia
nació una gran amistad, y Geovana se aseguraba de ayudarla pues
Vanessa utilizaba una silla de ruedas.
B
Pero, con la llegada de la pandemia, cambió la vida cotidiana de las R
amigas que tuvieron que mantenerse alejadas; ellas conversaban por A
redes sociales, pero Geovana se dio cuenta de que la amiga estaba S
muy triste y le preguntó: I
L
Geovana respondió:
38
- ¡Me siento muy sola y es muy difícil para mí!
Entonces Geovana tuvo una idea. Se puso en contacto con todos los amigos
de la escuela y acordaron hacer videos divertidos a través de una aplicación.
Y así se hizo, los amigos del colegio publicaban todos los días videos
divertidos y hablaban con Geovana a través de las redes sociales, y así
sus días se volvieron más alegres y divertidos.Vanessa fue en gran parte
responsable de este logro.
Seudónimo: Bela
39
Autor:
Leonard Franklin Stevens SilvaSan Martin
RC. Ochagavía Oriente
Y
o soy Stevens, un niño migrante que llegué a Santiago de Chile
hace dos años, y para mí y mi madre no fue fácil insertarnos a
una nueva vida.
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sólo en casa. Lo debía hacer con lágrimas en los ojos para apoyar a mi madre.
Él sube a mi cama, cosa que aprendió sólo, también salta a la ventana para
mirar lo que está pasando, y también se come los zapatos de mi mamá.
Cuando estoy haciendo mis tareas o dibujos, me saca los colores del
estuche y, en ocasiones, es un buen amigo y me los alcanza para que yo
pinte y termine mis deberes, pero también me los muerde.
Yo le enseñé a boxear. Un día, sólo de curiosidad, le coloqué un lápiz en su
nariz y él reaccionó cogiendo el lápiz con su boca. Es muy emocionante verlo
en sus dos patitas defendiéndose cuando jugamos a boxear.
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Así que, a pesar de todo lo mal que lo pasé en el inicio de esta pandemia,
agradezco a Dios por tenernos con salud para seguir juntos con esta hermosa
amistad, Mirán y yo, por muchos años más.
Seudónimo: Stevens
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Autor:
Natalia González Villegas
RC. San Miguel
H
ace algún tiempo, en una pradera lejana ubicada al sur de
un país, un día como cualquier otro, vivían tres pequeños e
inseparables amigos llamados Rosalba, Maite y Camilo. Ellos
siempre acostumbraban a juntarse luego de llegar de sus escuelas y
de hacer sus deberes, ya que ayudaban a sus padres en las actividades
que cada uno tenía. Rosalba era una niña muy sonriente de hermosos
cabellos de rizos dorados, le encantaba ayudar a su madre en la
agricultura porque creció en una casa donde tenían muchos sembradíos
con hortalizas y frutas. Maite era una niña de cabello color negro
intenso, con inmensos ojos claros, que ayudaba a su madre a recoger
los productos que cultivaban de los animales, como la leche de la
vaca etc. Camilo, un amable y divertido chico, ayudaba a su abuelo
ordeñando las ovejas.
C
H
Con mucha frecuencia los tres pequeños inseparables se reunían I
en un parque que tenían cerca, y siempre jugaban muy emocionados. L
Unas veces iban caminando y otras en sus bicicletas, porque les E
encantaba disfrutar de la vista del agradable paisaje, ver los árboles
frondosos y llenos de frutas; les encantaba escuchar a los pájaros
43
cantar y disfrutar la diversidad de flores con intensos colores y olores que
había en ese hermoso y maravilloso lugar.
Rosalba era muy traviesa, ella siempre inventaba los juegos y a los demás
les parecía divertido, y siempre estaban de acuerdo con sus imaginaciones
y travesuras. Un día ellos salieron a pasear con sus bicicletas cuando, de
repente, vieron una casa hermosa y gigante. Rosalba, la que inventaba los
juegos, decidió planificar entrar a visitarla. Cuando entraron vieron una
pareja de abuelitos que, a simple vista, se notaba que vivían solos ya que no
vieron ni escucharon voces de niños en esa casa. Ellos se impresionaron e
hicieron silencio, exploraron toda la casa, y luego de un largo y asombroso
recorrido, llegaron al fondo del jardín y hallaron una tremenda sorpresa:
vieron una casa gigante en el árbol e inmediatamente se subieron a ella
explorando cada detalle que tenía dentro.
44
cumpleaños ella la quería de ese motivo, y una pijamada. Dicho y hecho, los
niños recibieron el mensaje y comenzaron a preparar como irían a la fiesta
de Maite.
Cuando amaneció ese sábado, era una linda mañana, con un sol
resplandeciente, y todos despertaron ansiosos y alegres esperando que
llegara el momento del reencuentro esperado. Pero las madres de Camilo,
Rosalba y Maite les dieron malas noticias: que el cumpleaños de Maite no se
podría celebrar ya que esa misma noche había llegado un virus a la ciudad
llamado COVID-19, y debido a lo fuerte de este virus las autoridades del
pueblo lo declararon como una pandemia y sus habitantes no podrían salir
de sus casas durante 40 días. Ellos, muy tristes, se levantaron y comenzaron
a hacer sus deberes como todos los días, pero con el ánimo muy bajo y
apenados porque no entendían muy bien la situación, tampoco tenían ganas
de comer, y finalmente entendieron que tenían mucho tiempo sin verse
antes del gran reencuentro.
Pero como no todo puede ser tan triste, la pareja de abuelitos que vive
en la Casa Gigante eran vecinos muy cercanos y le ofrecieron un obsequio
a cada uno de los niños. Ellos agradecieron el gesto, pero tampoco tenían
ánimos para abrirlo. Camilo fue el primero que se atrevió a abrir el regalo
e inmediatamente tomó una hoja de papel y escribió una nota dirigida a
sus amigas, la cual envió con su perro Max. Camilo le entregó la nota a
su perrito Max con un hueso delicioso. Max ya sabía lo que debía hacer, e
inmediatamente corrió a casa de Maite y Rosalba. Cada una de ellas, al ver
a Max, notaron que traía una nota entre su collar con el mensaje de Camilo
para que inmediatamente abrieran sus obsequios. Ambas se sorprendieron
45
cuando vieron el regalo y se les subió el ánimo. Dentro de la caja de cada
regalo había para cada uno de los niños una computadora, ellos al principio
no sabían para qu{e servía este aparato tan fabuloso y moderno.
La pareja de abuelos dueños de la casa gigante les había entregado el
obsequio junto con una tarjeta donde les explicaban que con esa computadora
podían comunicarse entre ellos. Se pusieron felices y ese mismo día, a través
de esa pantalla grande y hermosa, pudieron comunicarse los tres grandes
amigos que llevaban tres meses sin verse, y que quizás pasarían muchos
días más extrañándose. Los días pasaron y ellos felices comunicándose,
hablaban de muchos temas en común, que extrañaban el colegio, los juegos
que inventaba Rosalba, pasear por las calles con sus bicicletas, oler todo
tipo de flores, ver distintos paisajes y visitar nuevamente la casa del árbol,
como travesura y a escondidas, para llevarle alimentos a los loritos. Todas
esas cosas las extrañaban hacer juntos, pero, ¿qué más podían hacer?, solo
quedarse en casa y continuar conversando, a través de este maravilloso
aparato llamado “computador”.
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brillaba, toda la decoración alrededor era como el castillo de una reina. Todos
se encontraban muy felices y asombrados, pero de pronto en sus pantallas
vieron que se conectaron unos nuevos invitados, y era nada más y nada
menos que la pareja de abuelitos de la casa gigante vestidos igualmente con
pijamas de unicornios, y al fondo se veían los loros disfrazados de unicornios
y gritando ¡Ruuua…Ruuua!...¡Feliz Cumpleaños Maite!… Todos la pasaron ese
día muy contentos, incluso el gran perro Max celebraba y ladraba junto
Camilo. ¡¡Finalmente lograron entender que, a pesar de la distancia y de la
pandemia, consiguieron ser felices todos como siempre…!!
47
Autor:
Asley Lorena Galviz Manrique
RC. Socorro Huella Comunera
E
l sueño de volver a la escuela era cada día más distante.
Debíamos seguir viendo a nuestros amigos a través de una
pantalla de computador o de un celular. ¡Qué ironía! Antes de
esta inesperada pandemia, no veía la hora de llegar a mi casa para
prender el computador, entrar a Facebook para jugar o chatear, y
muchas cosas más. Y ahora que estamos todo el día en este aparato,
me da stress, dolor de cabeza y quisiera cerrar los ojos y que cuando los
abriera estuviéramos en la escuela recibiendo las clases presenciales.
Recuerdo el día que el director de grupo nos envió por el WhatsApp
un mensaje en el que nos decía que se suspendían las clases
presenciales hasta nueva orden. Ese día brinqué de alegría, porque C
O
me había salvado de la evaluación de Matemática. Y me entusiasmé
L
más cuando nos mandaron a vacaciones. Sin embargo, esta felicidad
O
no duró mucho. No podíamos salir ni a la puerta. Y para el colmo, M
no me había podido comunicar con mis amigas, y ni modo pedirles B
el favor a mis padres para que me prestaran el celular, puesto que I
siempre estaban “ocupados” … peleando. A
48
aburrimiento y el miedo era el pan de cada día. A veces me imaginaba
ser una maga y podía acabar con este “maldito virus”. Otras. Quisiera que
fuese realidad un virus como el del cuento “El Magivirus”, de Pedro Pablo
Sacristán, en el que un doctor encontró una fórmula muy simpática para que
la enfermedad que transmitía el magivirus tardará tan poquito tiempo como
tardaran en tocar a otra persona. Y fueron cambiando los hábitos de todos
los lugares por los que pasaba, convirtiéndolos en sitios más divertidos y
amistosos, donde la gente se sentía mucho más cercana. Pero eso solo
pasaba en los cuentos… Y en este momento, lo único que desearía es que
las clases se reiniciaran, así fueran virtuales.
El volver a ver a mis amigos fue el antídoto para quitarme la tristeza que
me embargaba día y noche. Luego de unos minutos, el profesor nos envió
un mensaje de cómo se iba a trabajar en el marco de esta “pandemia”.
Me desilusioné un poco, porque el profesor de matemática y la profesora
de español eran los únicos que iban a utilizar la aplicación Zoom, las otras
profesoras nos enviaban talleres y guías para que las desarrolláramos.
Bueno, peor es nada.
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Sonreía poco. Pero cuando empezamos a hacer el trabajo “virtual” me di
cuenta que era muy “pila”. Casi todo el taller lo desarrolló ella y, además,
me iba explicando cada paso. Era increíble, pues para la matemática yo soy
un poco cerradita, pero, a mi “nueva” amiga le entendí todo y fuimos el
primer grupo en terminar. Fue tanto lo que me gustó el haber compartido
con ella, que nos dimos los números del Whatsapp para seguir charlando y
conocernos un poco más.
Los días pasaban muy rápido y Mariana demostró que era una muy buena
estudiante. Nada se le dificultaba. Las guías las desarrollaba ella sola, nadie
le ayudaba. Mi mamá se dio cuenta que cuando ella me colaboraba con
los talleres, todo quedaba correcto. Por eso, habló con la mamá de ella
para que por medio de video llamada pudiéramos desarrollar las actividades
juntas. Esa fue la mejor idea que ha tenido mi mamá. Y desde ese día, ella
se convirtió en mi guía, amiga, cómplice y en esa hermana que jamás tuve.
50
momentos muy difíciles, su papá se había olvidado de ella. No la llamaba.
No le enviaba la cuota de alimentos. Y su abuela tenía pocos recursos para
alimentar tantas bocas. Esa noche, oré a todos mis angelitos para que le
ayudaran a conseguir trabajo.
Amaneció lloviendo, la mañana estaba fría. Aún faltaba diez minutos para
conectarme. De repente cayó un rayo y se fue la luz. Ese día no hubo clase,
la luz llegó hasta las cinco de la tarde, y la tormenta seguía. De repente la
puerta se abrió, y en eso una luz tenebrosa iluminó la cara de mi madre,
que acababa de llegar. Sus cabellos desacomodados por la tormenta, su
ropa empapada y zapatos encharcados mostraba la gran cantidad de agua
que estaba cayendo. Pronto le traje la toalla para que secara y no se fuera a
resfriar. Mientras tanto, le preparaba una aguapanela con limón, se cambió
de ropa y me dijo que me tenía una sorpresa. Estaba muy impaciente. ¿Cuál
sería la sorpresa¿¿ Lo único que traía en sus manos era unas bolsas con el
mercado. ¿Será que allí estaba la sorpresa¿¿ Corrí presurosamente a la cocina
para mirar dentro de las bolsas. Solo vi un mercado normal, ni chocolatinas
me había comprado. Había pasado unos minutos que me parecieron eternos
y aún no salía. Me senté cerca a la puerta a esperar… ¿Qué más podía
hacer¿¿. Tener paciencia. Cuando salió mi mamá, me abalancé tan fuerte
que casi la hago caer, y me dijo… ¡Deje el acelere¡¡
51
todo lo que hacía por ella y por su mami. Lo único que pude hacer es darle
gracias por su amistad, por su ayuda, por permitirme entrar en su vida, y
que con gusto seguiría ayudando porque era una buena persona.
Ese día fue tan maravilloso como el clima. Los profesores nos tenían
muchas sorpresas, actuaron, bailaron cantaron, y en la fotocopiadora que
nos entregaban los trabajos nos habían dejado a cada uno un pedazo de
torta y un llavero muy lindo. Esta celebración nunca la olvidaré, y con ello
aprendí que todo se puede hacer si se hace con cariño y mucho amor.
Todo era perfecto para mí. Mis padres ya no discutían pues ambos estaban
trabajando y tenían platica para pagar las deudas. Ocupé el segundo puesto. Por
supuesto, el primer puesto fue para Mariana. Y tenía la mejor amiga del mundo.
Seudónimo: Lore
52
Autora:
Isabel Cristina Blandiar
RC. Montería II
D
esde que empezó a conocerse la noticia de un bicho raro que
estaba haciendo daño en las personas y en muchos lugares del
mundo, cambiando el bienestar de mucha gente, se presentaron
cosas inesperadas en la vida de las familias. Pero de tantas cosas, lo
más triste era no poder ir a la escuela y dialogar con los profesores, o
jugar y charlar con los amigos. Solo se escuchaba en las noticias que
un bicho raro estaba por llegar a las casas, las calles y escuelas de
mi país y municipio, y que se empezaba a esparcir como un gas por
todo el mundo. En mi familia seguíamos felices, porque aquel bicho
raro del que tanto se hablaba estaba muy lejos de nuestros familiares
y amigos. Pero de pronto llegó la noticia inesperada, el bicho llamado C
O
Coronavirus o Covid- 19 había llegado a nuestro país y luego a nuestro
L
municipio. Y no sólo eso, también venía como una ráfaga matando
O
a muchas personas como, a los adultos mayores, adultos, jóvenes, M
mujeres y niños, doctores, profesores y todo aquel que lo tropezara. B
I
De esta manera, todos sentíamos pánico por aquella noticia. Todo fue A
tan rápido que no supimos cuándo nos distanciamos el uno del otro, y
de aquellos amigos que diariamente nos veíamos en el colegio, en el
parque, en la calle. Todo aquello cambió cuando llegó el bicho llamado
53
Covid-19 que se había apoderado de todos los rincones de nuestro territorio
y no nos permitía salir. Por lo tanto, el trabajo, el estudio y muchos otros
empleos se realizan desde la casa. Pero la más importante para nosotros,
recibir las clases de los docentes de forma virtual, con aquellos celulares,
tablas o computadores, ya no era igual. Los amigos no podían jugar, no
podían abrazarse y tampoco disfrutar del caluroso abrazo que nos daban
cariñosamente nuestros maestros y maestras. Además, no poder mirar a
aquel señor que siempre estaba parado en la puerta cuando llegábamos a la
escuela, siempre atento a recibirnos con cariño o a esperar a que nuestros
padres nos vinieran a recoger.
Entonces, fue ese bicho raro llamado Covid- 19 el que nos separó. Sólo
podía verme con mis amigos a través de aquella pantalla, pero no era igual.
Era todo totalmente diferente, el aire que se respiraba era de angustia e
incertidumbre, nuestros padres oraban pero a ellos también se les notaba la
tristeza de no poder hacer lo que antes hacían como adultos. Solo hablaba
con mis amigos por el celular, sobre como ese bicho nos alejó y nos quitó
la libertad.
54
muchos meses aislados, y existe una esperanza. Tal vez no podamos jugar,
volver al colegio y al parque, pero sabemos que sí nos cuidamos y hacemos
lo que nos recomiendan sobre las medidas de bioseguridad, con cubre boca,
lavado de manos y el distanciamiento inteligente, seremos inmunes, para que
ese bicho malo que sigue rondando por nuestras ciudades no pueda tocarnos.
55
tanto tiempo viéndonos a través de la pantalla o desde la ventana, sin poder
acercarnos, tocarnos ni besarnos, ha sido una experiencia realmente emotiva.
Aunque no sé qué es más duro, no poder estar con las personas que quieres,
o tenerlas cerca y no poder abrazarlas.
Aunque hay otros aspectos que también han cambiado: las amistades.
Igual eres de los que durante estos meses ha reflexionado sobre las personas
que están en mi vida. También puede ser que hayas retomado una relación
que llevaba tiempo en pausa o, al contrario, que hayas decidido reafirmar
la amistad.
56
más unidos que nunca, a pesar de estar tan lejos. Quién nos iba a decir que
desde la distancia podríamos sentir el calor de los nuestros de una forma
tan profunda.
Por ello, sólo puedo dar las gracias a esos amigos y amigas por hacer
que la vida sea más fácil. Gracias a los que hoy están, a los que van a estar
siempre y a los que llegarán mañana.
Seudónimo: Isabella
57
Autora:
María Celeste Tejeda Valverde
RC. Alajuela
H
abía una vez, una niña llamada Verónica que estaba en sexto
grado. Se levantó en una linda mañana y no quería ir a la
escuela, pero la mamá la obligó porque ella tenía que trabajar.
Verónica se arregló, pero con mucha pereza. Después de caminar por
5 minutos había llegado a la escuela, entró al salón de clases y vio
una compañera nueva, por lo que se emocionó mucho y quería que
llegará el recreo muy rápido. Estudió tanto que se le pasó el tiempo,
y llegó el receso. En ese tiempo buscó a la nueva estudiante y le
preguntó muy emocionada si quería ser su amiga, y la niña nueva C
le dijo que sí. En la siguiente clase, la maestra las sentó juntas para O
que trabajaran en parejas haciendo un cartel de la naturaleza. Sofía S
y Verónica se conocieron muy bien, aprendieron sus gustos y lo que T
A
a cada una no le gustaba. Esto lo lograron cuando pasaron mucho
tiempo juntas hablando, jugando el juego favorito de Verónica, que
R
es “la anda”, y el de Sofía eran los juegos de mesa. Además, pasaban I
mucho tiempo hablando por mensajes, y así fue que lograron hacerse C
mejores amigas. A
58
las dejaron ir. Llegó el día del campamento, ellas estaban muy contentas, ya
tenían todo preparado, esperando que llegara la hora para irse ya a disfrutar,
se fueron en un bus y se sentaron juntas. En el mismo bus iban personas
para otro campamento que era de futbol, el campamento de Verónica y
Sofía era de la naturaleza. Ellas se durmieron en el bus, habían pas¿ado 3
horas, ya habían llegado al lugar del campamento. Había un río muy grande
con peces, les gustó mucho y sí podían disfrutar del río. Como llegaron de
noche, se emocionaron mucho, ya querían hacer todo, así que se pusieron
su pijama, fueron a hacer una fogata y le pusieron pinchos a los malvaviscos,
los asaron, todos se dijeron los nombres, se conocieron un poco, se dijeron
algunos gustos. Una de las chicas se fue al río y casi se ahoga, pero la fueron
a rescatar, y ya todos tranquilos se fueron a dormir.
Al día siguiente se levantaron y fueron por su desayuno, que era un sandwich
y jugo de naranja, luego jugaron al escondite, y terminaron tan cansados
y hambrientos que decidieron almorzar hamburguesa con té frío. Hicieron
una pequeña siesta, Vero se levantó de primero, después Sofía, y ya que
las dos amigas estaban despiertas hicieron bromas a los otros campistas,
y ellas se divirtieron mucho. Sofía se durmió de nuevo, Vero le hizo una
broma y ella se enojó mucho, pero después se comenzó a sentir muy mal. Le
preguntaron qué sentía y ella respondió - siento dolor de huesos, de cabeza
y se me fue el olfato.
Todo parecía indicar que Sofía tenía los síntomas de la Covid-19. Todos
se comenzaron a sentir mal, se asustaron mucho y empezaron a alistar sus
maletas para irse a sus casas. Verónica se sintió igual, fueron al hospital, se
hicieron la prueba y sí tenían la Covid-19. A todos los chicos les hicieron la
prueba y la mitad de ellos salieron positivos. Entonces, todos los chicos se
quedaron en cuarentena total para evitar contagiar a otras personas.
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por lo que volvió al hospital, y los doctores decidieron dejarla durante tres
meses internada. Después de esto, se fue a su casa y llamó de nuevo por
Zoom a su amiga y, justo cuando comenzó la llamada, Verónica falleció. Sofía
estaba demasiado mal porque se sentía culpable de haberla contagiado,
estaba muy deprimida, lloró mucho, no quería hacer nada, ni comer, sólo
quería descansar.
Sofía encontró un álbum donde tenía fotos con su mejor amiga Verónica,
ella se puso muy triste, pero no podía estarlo porque iba a salir con sus
amigas de paseo. Fueron al Mall a comprar ropa, duraron dos horas allí,
también fueron a comer, después de un rato, ellas ya habían llegado cada una
a sus casas, se probaron toda la ropa que compraron y Sofía seguía pensando
en el mismo tema de Verónica, pero se propuso olvidarse del tema.
60
veranos se iban una semana para donde sus mamás. Un día, Sofía buscó
todos los recuerdos que tenía con su amiga Verónica de cuando eran niñas,
se sintió muy desanimada y triste, por lo que mejor dejó de buscar y fue un
rato al parque con sus amigas para olvidarse del tema.
-Yo pensé que tú mamá te había dicho que yo estaba viva. Y Sofía
respondió -Mi mamá nunca me dijo eso.
Fueron a comprar todas las cosas necesarias para no salir por mucho
tiempo, ya que no querían que las amigas las encontrarán. Las demás chicas
estaban muy preocupadas, Sofía y Verónica dieron la cara al frente de su
mamá y amigas. Estaban nerviosas y angustiadas porque iban a decir toda
la verdad, enfrentar a la mamá porque ocultó que Verónica estaba viva. Su
madre le dijo que por su bien no le contó que su amiga estaba viva, “porque
te ibas a enojar conmigo, perdóname por favor te lo pido hija. Hagamos lo
que tú quieras, una fiesta donde tú quieras, puede ser en la playa, invitemos
a todos tus amigos de la infancia, con todos los que tú decidas”. Sofía
61
estuvo de acuerdo, llego el día de la fiesta, ya todos estaban en el lugar,
todos estaban muy emocionados, ya hablaron con las chicas, todos estaban
súper contentos, todo estaba genial.
Seudónimo : Adisson
62
Autora:
Sophie Quesada Villegas.
RC. Cartago – Club Satélite La Fortuna
…
Se oye un grito de mi mamá. Y entre dormida y despierta,
que no entiendo nada de lo que está pasando, se oye su voz
diciendo:
¡Niños! ¡Me quedé dormida! ¡Se nos hace tarde para llegar a la
escuela!
Ese era un día normal, antes de la pandemia. Pero ahora hay nuevas
reglas, tanto en la casa como en la calle, para evitar contagiarnos y C
cuidarnos entre todos. Nuestra vida cambió, es cierto, pero eso no O
quiere decir que no podamos divertirnos en casa. S
T
A
Y es aquí donde comienza este cuento que nos habla de la historia
de Naicin, una adolescente que vivía con su mamá en un pueblito
R
llamado El Molino. Pero no crean que era una adolescente cualquiera. I
Naicin tenía un poder muy especial. ¡Ella podía controlar el viento y C
comunicarse con él! A
63
y especialmente compartir sus meriendas, porque les encanta comer, le
dieron la peor noticia: ¡ya no podría volver al colegio! Y todo por la aparición
de un malvado virus llamado COVID-19.
Fer, Amanda, Sophie y Naicin irán a una aventura muy arriesgada porque
corrían el riesgo de contagiarse, así que Fer va a vigilar el perímetro desde
su casa, con la ayuda de las cámaras que tiene en todo el pueblo. Ella es
muy buena con la tecnología. Amanda será la encargada desde su casa, de
descifrar las debilidades de los virus en cuanto vea a uno acercarse. Y Sophie
va a acompañar a Naicin a La Fortaleza en esta aventura, claro manteniendo
su distancia, por si acaso.
64
Mientras tanto, Fer había calculado que en una hora más iban a llegar
a La Fortaleza solo si nadie se atravesaba en su camino. Y por malísima
suerte, cuando Sophie y Naicin estaban a punto de entrar a La Fortaleza,
¡zas! ¡otro virus guardia se les atravesó! Y como recordarán que ya se les
había acabado el alcohol, porque en el descuido se les cayó todo, no sabían
qué más usar en contra del virus. Amanda no pudo decir en ese momento
cuál era su debilidad porque estaba en el baño lavándose los dientes, y Fer
no pudo avisarles algún peligro porque estaba almorzando con su familia.
Pero Sophie y Naicin sabían que contaban con su apoyo.
Sophie corrió hacia una roca y se protegió detrás de ella. Entonces Naicin
se tuvo que encargar de la situación. Pero el viento que Naicin hacía soplar
fuertemente no era suficiente para alejar a este virus. Y de pronto, ¡salió el Sol!,
y el virus salió volando rapidísimo hacia La Fortaleza.
65
Naicin y Sophie estaban saltando de alegría, porque al fin el virus
desapareció y ya podían regresar a casa.
Al llegar con sus familias les contaron todo lo que habían hecho juntas y
que no había importado que Fer y Amanda estuvieran en sus casas porque
siempre estuvieron unidas y ayudando desde la distancia.
Y así fue como Fer, Amanda, Sophie y Naicin fueron conocidas por todo
el mundo, por haber destruido juntas al virus más peligroso de todos los
tiempos. Y lo más bonito de esta historia, además de haber acabado con el
virus, es que la amistad entre ellas se hizo más fuerte que nunca y pudieron
acabar con el virus juntas, gracias al poder de su amistad y de querer ayudar
a los demás.
Seudónimo: Qui. Vi
66
Autor:
Joel León Suntaxi
RC. Quto Bicentenario
E
n un mundo lleno de malos, un grupo de valientes chicos se
tendrán que unir una vez más para derrotar a la Covid, y sus
nombres secretos son los superhéroes Felipe el Dr., Joel el
antivirus, Andy el biólogo, Jesús killer. Los héroes se tendrán que unir
en el cuartel de antivirus.
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el mundo, pero ¿qué es eso? ¡Oh no, los héroes del planeta! Felipe por atrás,
Jesús por delante, los demás seguidme. “Ah, con que tú eres el líder de los
héroes del planeta”, dijo Covid. ¡Sí, soy Joel, el gran líder que dio batalla al
H1N1, y te exterminaré y no causaras más daño a nadie.
Son demasiadas manos, dice Andy, cortes de alcohol, dice Joel. Soldados,
expansión, dice la Covid. ¿Qué? ¿Cómo? es que se multiplican demasiado
rápido, dice Felipe, no podemos más, retirada al cuartel de la torre central.
Puedo construir un arma muy poderosa para combatirlo, dice Andy, pero
tardaría mucho, necesito que lo distraigan por un poco más de tiempo. Los
superhéroes asienten con la cabeza. Lo haremos, dice Joel, ahora veras si
resistes a este ataque; cuchillas de alcohol antiséptico; bombas de jabón,
dice Jesús. Ataquen, dice la Covid, y empieza la batalla. Ah, cúbranse, dice
Joel exterminio de alcohol, tsunami de amonio cuaternario, tornado de
jabón, intentemos subir a la montaña, hay que evitar que siga creciendo
nuevamente, cuchillas de alcohol antiséptico. ¡Me han herido!, grita Jesús,
manos infectadas. Yo los cubriré, ustedes destruyan la montaña de virus que
ha hecho la Covid, dice Felipe, tsunami de amonio cuaternario concentrados
en bombas, multiplicación grrrrr pooooooommmm, no podemos más,
dice Joel, estamos debilitándonos. Destrúyanlos, dice la Covid, ya falta
poco, ja, ja, ja. Meteré a mis amigos dentro de una mascarilla gigante,
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dice Andy, una vez dentro estarán protegidos. Están muy malheridos, debo
iniciar la máquina regeneradora, tardará pero después tendremos las armas
principales. Es hora de tener unos nuevos trajes, cada uno con 50 láseres
contra la Covid y, por si necesitan más, tendrán una opción para recargar
a través de dos propulsores de repuesto. ¡Ahora sí, a la acción cuchillas de
alcohol antiséptico, acabemos con ellos de una vez por todas!, dice Joel.
Después de la batalla es solo cuestión de voluntad lo que deben tener los
habitantes del planeta y mucha disciplina. Pongan atención chicos, vamos
a llamar entonces al distanciamiento, escudo mascarilla que deben usar,
lavarse las manos cada vez que salgan a la calle y en casa también. Ahora
sí, reconstruyamos nuestra ciudad todos juntos.
69
Autor:
Gissele Rojas Bayas
RC. Quito Bicentenario
Q
uerido diario, hoy pasó algo muy preocupante. Estaba en la
escuela estudiando como siempre, cuando un día la profesora
nos dijo que no iba a haber clases por siquiera una semana,
ya que esta pandemia estaba por todos lados e iban a fumigar la
escuela. Después de la semana pasó otra y después hasta un mes,
y después de ese mes pasaron cinco más y ya no podíamos salir
ni a la esquina. Pero, gracias a los avances tecnológicos tenemos
Zoom para las clases, Word para las tareas, WhatsApp para seguir en
contacto con nuestros amigos, etc. Pero, aquí entre nos te cuento
que, si en tu casa no avanzaste a almorzar, simplemente apaga la
cámara y el micrófono y ya está, mientras estás en clase comes y
nadie lo nota. Aunque te recomendaría hacerlo cuando la profe solo E
C
está explicando, porque si está dictando materia no alcanzarías a
U
copiar y posiblemente ensucies todo, así que mejor asegúrate de eso.
A
Bueno, yendo directo al punto, un día estaba como todos los días D
escribiéndole a mi mejor amiga, Valentina, pero cuando me mandó O
un audio se escuchaba muy triste y preocupada. Entonces le pregunté R
y me negó varias veces, que no le pasaba nada. Estuvimos como 15
minutos peleando solo por saber qué le pasa, pero le dije que por favor
me dijera qué pasaba. Me contó lo que había sucedido, y la verdad me
70
preocupó mucho. Conversamos un poco acerca de este tema que la tenía
preocupada, y cuando me mandó un audio diciéndome: Gis, espérame un
rato, me dijo mientras se escuchaba en voz alta a su tía Alexa. De repente,
en el audio se empezaron a escuchar gritos de fondo. Yo le pregunté por qué
se escuchaban gritos y ella me dijo que su hermana estaba muy enferma
y eso era lo que en verdad le preocupaba, ya que me había dicho que su
perrito iba a morir. Eso también era triste pero me lo había dicho solo para
que yo no supiera. Después de esto me dijo que no podía respirar, tenía tos
seca, cansancio incluso sin hacer nada, y mucha, pero de verdad mucha
fiebre. Esos síntomas solo podían significar ¡Coronavirus! Por si las dudas, la
llevaron al médico para ver si era o no positivo. Entonces, llevaron a todos
en la casa, y por todos me refiero a Gabriela, su madre; a Lila, su hermana;
y a ella. Cuando llegaron, el Dr. Ramírez les hizo la prueba. Tiempo después
cuando recibieron los resultados todos salieron negativos excepto por Alexa,
que dio positivo, Cuando le dijeron, se empezó a estresar, a exaltar, decía
que se alejen de ella, etc. Aquí hubo un ligero problema, para qué te miento,
un gran problema: empezó a ahogarse ya que estaba exaltada, y encima casi
no podía respirar, así que mala idea exaltarte cuando tienes coronavirus. El
Dr. Ramírez le mandó a que no salga de su habitación y solo le lleven comida
y todo lo necesario porque no se podían exponer. Finalmente, después de
un tiempo Alexa se recuperó y entendió que tenía que tranquilizarse en
momentos preocupantes y pensar en las consecuencias.
Seudónimo: Violeta
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Autor:
Ángel Wilfredo Cáceres García
RC. San Miguel Decano
T
odo empezó en Wuhan, la tierra que me vio nacer. Mis padres
me llamaron “Alfredito”
Wuhan, a finales del año dos mil diecinueve, donde me preparaba
para celebrar la Navidad con todos mis familiares y amigos. Como
todos los años, yo me disponía a quebrar mi alcancía de barro de un
cerdito para poder sorprender a mi hermanita Sarita que, por ser su
hermano mayor, era el responsable y encargado de su regalo de fin de
año, porque un año ella hizo su carta a Santa Claus y mis padres no la E
pudieron entregar por sus ocupaciones. Desde ese año decidí ser yo L
quien debería ayudar a mis padres con esa tarea.
S
A
Ella es la niña y princesa del hogar. Cada año desde lo sucedido ella
L
en secreto me susurra al oído su deseo para Navidad y yo, por ser
V
su mejor amigo y hermano, siempre me preparo con mucho tiempo A
antes para ser su cómplice con Santa Claus y así hacerla feliz. D
Ya faltaba poco para la Navidad cuando, de repente, en mi bello país O
se dio una mala e inesperada noticia: que se escapó un diminuto virus R
que nadie podía ver y del que mi hermana y yo, por ser pequeños, no
sabíamos de su existencia.
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Todo en mi país al saber la desconsolada noticia cambió de la noche a la
mañana. Todos los que habitamos en ella nos caracterizamos por ser una
de las ciudades de China más alegres, humildes y con una gran capacidad
de acoger a todas las personas que deseen visitarnos. Nos caracterizamos
por ser trabajadores alegres y responsables en nuestros hogares, y nuestro
mayor orgullo es ser amables y sonrientes, y así día a día hacer más amigos
en nuestra comunidad, porque los amigos son valiosos.
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y lagos, con sus familiares. Al ver la felicidad de ellos se nos vino a la mente
que el don de la vida en los animales y personas, o sea, los sentimientos, son
similares, y no hay nada más feliz que vivir en el hogar.
Lo que supimos fue que el diminuto virus había estado encerrado por mucho
tiempo, y que cada día de encierro que tuvo lo hizo más fuerte e invencible, y
era el más maléfico que podía existir, sabiendo que nosotros los humanos no
teníamos el arma y la posibilidad de detenerlo.
Años anteriores también existió otro virus que se llamaba Sars y había
habitado también en la ciudad, por eso se desconfiaba de él que podía
estar involucrado en el escape de la COVID 19. El señor murciélago negó
haber participado en el escape, dijo: yo deseo ser feliz y por eso he dejado
de portar virus en mi cuerpo para no hacer daño a nadie, porque aquí en
este mercado de mariscos me han acogido como otro marisco más y tengo
muchos amigos, a ellos no les importa que sea murciélago, y por esa amistad
sincera que me han demostrado y brindado me siento comprometido a no
hacerle daño a nadie.
74
Ellos siempre eran muy cuidadosos al hablar del virus COVID 19. Sin
saber que el virus había dado a luz una innumerable cantidad de hijos y con
facilidad se podía reproducir por ser ambicioso y maligno, decidió viajar de
persona en persona hacia a un país de Europa, y así de país en país porque
era muy listo y nadie lo podía detectar y ver en ese momento Viajo muchos
más kilómetros en pocos días, dejando en Wuhan una tristeza enorme y una
gran cantidad de personas contagiadas por su fácil reproducción.De repente
el once de marzo de dos mil veinte, me contactó mi amigo Jesús, que en
su escuela habían puesto una cuarentena por un virus, y fue cuando me di
cuenta que el virus también había viajado hasta el Pulgarcito de América,
“El Salvador”.
Fue cuando todo se detuvo en el mundo y por eso se decretó una pandemia,
ya para ese tiempo comenzaron a tomar medidas más cuidadosas, porque desde
hace unos pocos meses en algunos países ya existían demasiadas muertes,
enfermos, y nada menos que el único responsable era el virus COVID 19.
75
decisión de que esos ahorros servirían para poder comprarnos un teléfono con
internet para nuestras clases, y así ayudaríamos a nuestros padres a colaborar
en la economía de nuestro hogar, y que el regalo de Navidad podía esperar.
76
una manera de retenerlo y deshacerse de él, que buscaba esconderse en lo
que fuera posible y en cualquier lugar.
Seudónimo: Wilito
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Autor:
Joselinne Yuleidy Mishel Chóc Gallina
RC. San Miguel Decano
E
stábamos comenzando el año escolar en el centro educativo
San José, con nuestra maestra Yamileth, con mis compañeros
y mejores amigos que son Ángel y Luis Carlos. Ángel es un niño
muy estudioso, feliz y le gusta el fútbol, y a Luis Carlos le gusta hacer
bien las cosas, pero también le gusta el fútbol.
78
Se puso muy feliz con su nuevo perrito y Luis Carlos y yo estábamos
felices por él.
No hay mejor cosa que tener amigos. La amistad es un valor único y especial. Es
bella porque si un amigo se enferma o le sucede algo estamos pronto a ayudarle.
La amistad no siempre se demuestra con dinero sino con apoyo, palabras de
aliento, ayudándoles en lo que necesiten.
Si a Ángel o a Luis Carlos les sucediera algo, pronto estoy con ellos por
medio de las redes sociales, porque por el momento no podemos vernos, pero
hay maneras de demostrar que nuestra amistad sí es verdadera y sincera.
Pero, de pronto, llega un día de marzo que nos despertamos con la noticia
de que el coronavirus, que estaba tan lejos de nuestro país, se acercaba a
nuestras tierras. Por ese motivo nuestro presidente decreta la suspensión
de clases presenciales, una cuarentena domiciliaria y muchas medidas más
para evitar el contagio de nuestra gente.
79
compartir con ellos momentos felices.
Hay momentos en los que me siento triste y aburrido porque extraño todo
lo que hacía antes de esta pandemia, pero a la vez me siento feliz porque
estoy con mi familia que me ama mucho y me apoya en todo, aunque no ha
sido fácil este cambio para todos como familia.
Fue duro para la familia el no poder verle, hablar con él, verle llegar a
casa. Fue muy triste. No veíamos la hora de que se recuperara para que
volviera con nosotros. Todos los días esperábamos que entrara por la puerta,
estábamos desesperados porque nunca se había separado de nosotros.
Fue una experiencia muy dolorosa, pero en medio del dolor, la angustia
y la tristeza sabíamos que existe un Dios que sana, y nos pusimos toda la
familia y familiares en oración, y por la gracia de Dios mi papá pudo vencer
al coronavirus y estamos felices y agradecidos con Él por lo que hizo con mi
papa que ya está de regreso en casa sano y salvo.
Una de las cosas que más me ha gustado es que mi papá tuvo una buena
idea para que mi hermanito Rodrigo y yo no nos aburriéramos: llenamos
unas macetas con tierra y sembramos frijoles, sandía, ajos, chile verde y
jengibre, y nos pusimos a cuidar las plantas. Mi hermano y yo todos los
días por la mañana vamos a ver como han desarrollado, las regamos en
la mañana y en la tarde. Al pasar varios días, las plantas de frijol habían
80
crecido, ya tenían muchas flores y empezaban a salir ejotes, estábamos
felices y emocionados al ver lo que habíamos logrado.
Pero paso algo inesperado: nos dimos cuenta que las matas de frijol
estaban muriendo. Me puse muy triste y lloré, no me explicaba qué estaba
sucediendo con las plantas. Entonces mi hermanito, al verme triste, me dijo
que no llorara, que él me regalaría sus plantas.
Yo le conté a mi papá muy desconsolado lo que había sucedido,,y me dijo
que no me pusiera triste, que sembraríamos unos nuevos frijolitos y que él
estaba seguro que esta vez sí iban a pegar e iba a tener muchos ejotes, pues
ya nacieron las plantas y están muy bonitas y pronto recogeremos frutos
primero Dios.
Seguimos orando y confiando en Dios para que este mal pronto termine y
podamos retornar a nuestra vida normal, y regresar a clases y poder ver a mis
y amigos y compañeros, jugar con ellos, aunque siempre nos comunicamos por
vídeollamada o las redes sociales, y no ha habido obstáculos para que nuestra
amistad permanezca viva. Un día primero Dios nos volveremos a reencontrar.
Porque tener amigos es muy bueno y muy saludable, los amigos nos dan
alegrías y nos ayudan, también nos dan confianza y son sinceros.
Cuando tenemos amigos no nos enojamos con ellos, con nuestros amigos
no solo disfrutamos momentos, también nos motivamos en nuestro día
a día. Esperamos vernos en Navidad si esta pandemia se logra controlar,
intercambiar regalos para poder celebrar juntos el nacimiento del niñito
Jesús, y empezar el siguiente año con muchas ganas y junto a mis amigos.
Seudónimo: Rodany
81
Autor:
Joselinne Yuleidy Mishel Chóc Gallina
RC. Vista Hermosa
H
ace un tiempo cuentan las noticias, las redes sociales y todos
los medios de comunicación que en una lejana ciudad llamada
Wuhan comenzó una enfermedad llamada coronavirus, que es
como una gripe que empieza a contagiar a muchas personas, niños,
adultos y ancianos.
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La primera semana fue muy triste, llegaba la hora de clases y no podíamos
asistir a la escuela y así, poco a poco, fueron aumentando los casos. Las
autoridades de salud, la radio, la televisión anuncian el distanciamiento
social, el uso de la mascarilla y el lavado de manos. Fue entonces que todos
empezamos a quedarnos en casa, solo escuchábamos al presidente hablar,
no podíamos salir, jugábamos con mi hermanita. Y, entonces, anunciaron el
toque de queda. No entendíamos lo que pasaba, pero poco a poco fuimos
comprendiendo la gravedad de la situación. Entonces los días en casa eran
más largos y tristes porque no podíamos ver a nuestros compañeros de clases,
extrañaba jugar en la hora de recreo, no podíamos ver a nuestros primos y
primas, no podíamos visitar a nuestros abuelos, estábamos encerrados.
Y así fueron pasando los días, el presidente daba las noticias y cada
semana cambiaban las ordenes de cómo podían circular. Era cada vez
más preocupante para nosotros los niños, no sabíamos qué iba a suceder,
estábamos con miedo y cada vez que despertaba yo me ponía a pensar en
lo que iba a suceder, pues temía infectarme o que se infectaran mis papás,
mis familiares, abuelos, pero no podíamos hacer nada más que tomar las
medidas necesarias que las autoridades habían dispuesto.
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porque el país estaba declarado en estado de calamidad. Mi hermanita y
yo estábamos muy tristes porque no íbamos a hacer alfombras, arreglos
florales o llevar la matraca en las procesiones.
Luego llegó el mes de junio, un mes que me dejó marcada para siempre,
aunque también este mes es muy importante porque el 17 de junio se celebra
el Día del Padre. Ese día mi papá regreso de trabajar por la noche y le
teníamos una sorpresa: adornamos su cuarto, mi mamá le preparó una cena
deliciosa con pollo horneado, cenamos, comimos pastel, platicamos, reímos
y todo fue muy bonito. A mi papá le gustó mucho y eso nos hizo aún más
felices. Pero esta felicidad solo nos duró 3 días más debido a que pasó lo que
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más temíamos: un día 21 de junio mi papá se sentía mal, mi mamá le dijo
que quizás era que por el trabajo estaba muy cansado, pero él no se sentía
seguro, así que fue a trabajar pero esa noche no regresó y solo mirábamos a
mi mamá muy preocupada, haciendo llamadas y por ratos lloraba. Y, cuando
le preguntábamos qué estaba pasando, solo nos decía que nada, que mi papi
nos quería mucho. El día 22 de junio vimos a mi mamá arreglando un cuarto
con las cosas de mi papá, mandó a comprar medicamentos y le preguntamos
qué estaba pasando, ella solo decía que en la noche platicaría con nosotras.
Yo presentía que algo malo estaba pasando, entonces llegó la noche y ella
nos platicó que mi papá se había contagiado de COVID 19, porque él (mi
papá) estaba tratando y cuidando a los pacientes con esa enfermedad.
Entre las cosas que aprendimos en este proceso fue que, a pesar de todo
lo que nos estaba pasando, la amistad con la familia es muy importante
porque solo los que realmente nos aprecian son los que nos apoyan en
momentos difíciles.
85
para adornar su cuarto, y cuando llegaron ella se sorprendió porque la
estábamos esperando y le cantamos, sopló sus velitas en su pastel y luego
comimos. Fue un cumpleaños diferente pero muy felices porque mi papi ya
estaba mejor de salud, eso era lo que nosotros queríamos pues teníamos
mucho miedo de que le pasara algo malo.
Durante este tiempo de pandemia nos ha servido mucho para apreciar todas
las cosas que están a nuestro alrededor, a las personas que están con nosotros
y los que están fuera del país, porque yo tengo una prima en otro país y siempre
me llama, platicamos, nos reímos y me cuenta todo lo que hace ahí, dice que
recibe clases en línea, les mandan las tareas por medio de correos.
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Es así como durante este tiempo hemos pasado por muchas cosas,
buenas y malas, pero sobre todo hemos aprendido a valorar y apreciar a la
familia y a nuestras amistades que siempre están a nuestro lado a pesar
distancia y lo difícil que es la situación.
Seudónimo: Mi Nathy
87
Autor:
Fátima Anahi Muñoz Yocuté
RC. Guatemala Métropoli
E
sta es la historia de una niña llamada Estrellita, en tiempos de
cuarentena cuando ya sabemos que todo el mundo debe seguir
las medidas de seguridad gracias al famoso virus que ha venido
a cambiar a todos...
88
mucho y al mismo tiempo se emocionó de verla. Rápidamente le dijo a su
abuela que era una niña que estaba en la puerta y que si ella podía atenderla.
Estrellita estaba impactada de ver lo generosa que era la niña, y sobre todo
el valor que tenía en ir a la casa de las personas por víveres, sabiendo que los
niños no podían salir. Estrellita sin mucho pensarlo le dijo: ¿Te gustaría pasar?
Y Laura le respondió: Claro, pero solo puede estar 5 minutos porque debo ir a
otras casas. Estrellita aprovechó y la invitó a pasar a su casa, le contó que ella
no tenía amigos y que admiraba mucho lo que ella estaba haciendo.
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que para que Laura se recuperará le iba a enviar una carta y una muñeca
para que no estuviera sola, así la muñeca le iba a recordar a Estrellita.
Los padres de Estrellita le llevaron a los familiares de Laura las cosas que
ella le había enviado a su amiguita. Y fue así como la carta y la muñeca
llegaron a las manos de la niña. Cuando ella recibió las cosas encontró la
muñeca y en una de las bolsas del vestido halló la carta que le había enviado
Estrellita y esa decía:
Amiga Laura
Estrellita.
Laura al leer la carta se sintió muy emocionada de saber que la niña que la
invitó a jugar en casa le había escrito. Eso le ayudó a su recuperación, ella sabía
que en algún momento regresaría a casa saludable. Y fue así como la niña se
recuperó, los médicos le dieron la noticia que podía regresar a casa, pero que
no tenía que salir para evitar que se contagiara nuevamente. Laura estaba feliz
de saber que pronto iba a regresar a Tecolandia y ahí estaba su amiga Estrellita.
Decidió seguir las indicaciones que los médicos le habían dicho por el bien de
su familia y la de su nueva amiga a quien pronto quería ver.
90
Estrellita se enteró que Laura estaba de regreso en casa y pensó en un
plan para comunicarse. Enviarse cartas. Fue así como su mamá le ayudó
a dejar las cartas que Estrellita le escribía a su amiga cada semana. Laura
estaba mejor y agradecida que este tiempo de pandemia le había obsequiado
a una buena amiga.
Así fue cómo surgió una verdadera amistad en tiempos de pandemia entre
Estrellita y Laura. Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.
91
Autor:
Brayan Yahir Sarmiento Chacón
RC. Merendón
H
abía una vez un niño pobre que vivía en la calle. El niño tenía
una hermanita con quien también vivía en la calle. No tenían
un hogar. No tenían ropa limpia, andaban descalzos por la
calle. Un día, un señor pasó y le dio 10 lempiras. El niño tenía grandes
deseos de comprar una torta, pero su hermana tenía mucha hambre
también. El niño prefirió mejor comprarle comida a su hermanita.
El niño, a pesar del hambre que tenía, se sentía alegre al ver a su
hermanita comer.
92
la señora contestó, “Solamente puedo llevarte a ti. Tendrás que dejar a tu
hermano”. “No puedo”, dijo la niña, “debemos permanecer juntos”. La
señora muy triste se fue.
Pero ellos nunca olvidaron a las personas que les ayudaron cuando eran
niños, y siempre que podían iban al orfanato a compartir con las personas
de ahí y les gustaba pasar mucho tiempo con los niños que vivían allí. Ellos
disfrutaban pasar el tiempo con los que consideraban como sus hermanos,
que por muchos años vivieron juntos. También les motivaban a los niños
para estudiar y así un día lograrán ir a la universidad y poder tener una vida
con muchas comodidades.
93
Cada día estaba cargado de muchas emociones y disfrutaban tanto de su
trabajo que no les parecía algo difícil. La niña se convirtió en un médico
cirujano. Cada vez que ella realizaba una cirugía la ponía en manos de Dios
y lo demás era cosa de los cuidados que ella les daba a sus pacientes. El
niño se convirtió en arquitecto y cada diseño de los edificios le era como
un juego. A menudo comentaba el niño —ahora todo un hombre— que era
como armar un rompecabezas y así se disponía a dibujar. Logró trabajar para
una constructora muy importante y tenía un salario muy bueno. Dividía sus
ingresos y siempre dejaba un porcentaje para llevarles meriendas a los niños
del orfanato.
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recordó el niño. “¡Como olvidar mi carro a control remoto: era espectacular!”
Seudónimo: Carlitos
95
Autora:
Maria José Valle Gonzales
RC. Villa Real De Tegucigalpa
H
abía una vez una vez un virus llamado coronavirus, más
conocido como COVID 19, que apareció aproximadamente el 11
de marzo de dos mil veinte. Los primeros casos de COVID 19
fueron confirmados en mi querida capital, Tegucigalpa, y San Pedro
Sula es el segundo lugar con más contagiados de Honduras. Dada esta
situación no pudimos volver a la escuela, ni al parque, y no podíamos
estar con muchas personas.
96
A ir a hacer tareas con mis compañeros, me hacen falta mis compañeros,
me hace falta salir a hacer mandados, me hace falta el transporte público
para salir a Tegucigalpa.
Personal de salud perdieron su vida por estar atendiendo a gente con esta
enfermedad, murieron en su deber, y además de ellos la policía es la encargada
del orden público, y también estaban laborando arduamente.
97
Con mis compañeros no nos vemos desde que empezó la pandemia y me
hacen falta, jugar con ellos, reír, estudiar y compartir.
Juego con mis primos Carlos Daniel y Heyzel, se quedaron en casa porque tiene
miedo al COVID 19. El 29 de agosto fue el día de mayor número de contagiados.
Este mes la pandemia mató a muchas personas, niños, niñas, y ancianos.
Cuando mis tíos vienen siempre llegan todos con sus mascarillas y caretas, se
desinfectan porque esa enfermedad anda matando muchas personas.
Pero aún hay casos de personas que no usan mascarillas, unas porque
no tienen dinero y otras porque no les gustan usarlas. Algunas personas
no pueden respirar por su problema de asma o infecciones respiratorias, y
otras tienen dinero para comprar pero no les gusta gastar el dinero. Solo y
no creen que la enfermedad no existe.
A nosotros, los niños, no nos pega porque estamos con remedios y esa
medicina es mágica. Solo a Fabricio le dio, pero rápido se curó.
No estoy muy feliz porque ahora ya no voy a salir al parque, y las personas
mayores solo pueden salir con numero de identidad y con mascarillas,
caretas y lentes porque, si no, los de COPECO y las fuerzas armadas los
regañan. Debemos cumplir con medidas de bioseguridad y los trabajadores
dejaron de trabajar por esta enfermedad y no tienen qué comer.
98
Quisiera ir a Tegucigalpa a comer, ver a toda la familia, ir al parque, tengo
10 años y no juego muy bien porque mis primos son pequeños y juego sola,
pero no es lo mismo. Y si quiero algo, lo tengo que desinfectar con gel.
También desinfectamos el dinero porque todo el mundo lo toca y por este
medio pasa la enfermedad llamada coronavirus, o sea, COVID 19.
Me siento feliz en casa porque visito a mis tíos, compartir con toda la
familia, pero no podemos estar muy cerca para evitar la enfermedad y no
contagiarnos. Solo por teléfono hablamos por llamadas o por video llamadas
para poderlos ver y contarles la historia que hemos pasado. El día que me
vine, casi nos atropella un carro a mí, al abuelo y a mi hermana. Finalmente,
se comunica que a partir del 8 de junio de 2020 se autoriza la apertura
de varias instituciones públicas como son: CONATEL, Comisión Nacional de
Bancos y Seguros, Secretaría de Finanzas, Banco Central, ARSA, Secretaria
de Desarrollo Económico, etc. Los empleados que se presentarán a trabajar
de manera presencial deben ser únicamente el 20% del total de cada
institución. Este 20% no podrá incluir a personal mayor de 60 años o aquellos
que tienen alguna enfermedad crónica. El SINAGER comunica a la población
que la determinación de segmentar a la población para su circulación de
conformidad a la terminación de su placa, queda sin valor y efecto.
99
am a 05:00 pm de lunes a viernes. Las grandes y medianas empresas deberán
implementar los triajes según lo establecido en los protocolos de bioseguridad.
El transporte público comenzará a partir del lunes 3 de agosto, realizando
pruebas de pilotaje para su ordenada reapertura.
100
de todas las empresas públicas y privadas. Ya los habitantes de este país no
morirían de la enfermedad sino de hambre junto a sus familiares.
Seudónimo: La vencedora
101
Autora:
Jinie Gissel Burgos Uitz
RC. Izamal res Culturas
H
ace muchos años, en un lugar muy bello y lejano, se encontraba
frente al televisor una niña llamada María, quien escuchaba y
veía que al otro lado del planeta había surgido una enfermedad
que llevaba el nombre de COVID 19, la cual, por su descripción, parecía
ser muy mala pues muchas personas estaban enfermando y pereciendo
a causa de ella. Asustada, rogaba que nunca llegara hasta ahí, pero en
poco tiempo su mayor temor se hizo realidad y la enfermedad llegó
hasta su pueblito.
102
Con la pandemia las escuelas tuvieron que despedir tristemente a sus
alumnos ya que esta enfermedad implicaba mucho riesgo para ellos. Un día,
aquellos amiguitos que solían jugar todos los días se despidieron sin saber
hasta cuándo podrían volver a verse; las iglesias, los mercados y muchos de
los negocios se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas, pues, aunque
la economía era muy difícil consideraban que su vida y la de su familia era
más importante.
María veía cómo cada día el escenario que estaba atravesando se hacía
más triste, desesperante y aburrido, quería ver a sus amigos, quería abrazar
a su familia y anhelaba volver a la vida a la que estaba acostumbrada, pero
no era posible, así que se puso a pensar cómo ella podría ayudar a sus
padres, a sus vecinos y a toda la gente del pueblo. Al final del día había
encontrado la solución.
Ante esta situación, María, decidida a cambiar las cosas, emprendió un largo
viaje para llegar con la Señora Tierra. Durante su recorrido se encontró con un
niño llamado Juan, quien al igual que ella se encontraba triste y preocupado
pues alegaba no poder ver a su familia y amigos como lo hacía antes.
María lo consoló y le prometió que haría todo lo posible para que la vida
fuera como antes.
-Juan, confía en mí, sé perfectamente a quién acudir para que nos brinde
su apoyo y nos ayude a que todo vuelva a ser como antes, te prometo que
pronto tendrás buenas noticias y volverás a jugar con tus amiguitos.
103
más tarde José a quienes se había encontrado con la misma historia; sin
embargo, eso la motivaba aún más a hallar la solución a sus males.
El día llegó, María por fin había encontrado a la señora Tierra, al verla,
sintió un gran alivio. Se acercó a ella y le dijo:
-Hola, Señora Tierra, vengo ante ti para pedir tu ayuda, pues desde hace
unos meses la vida en mi pueblito y en todo el mundo ha cambiado. Por
favor, Señora Tierra, ayúdame a que esto se arregle, quiero volver a ver a
mis amigos y a mi familia pues desde que llegó la enfermedad ya no puedo
convivir con ellos, ya no puedo abrazarles como yo quisiera, los parques
que antes se encontraban repletos de niños hoy están tristes y vacíos, ya
no puedo oír las risas de mis amigos en la escuela, ni puedo jugar y correr
con ellos como solía hacerlo todos los días, en muchos hogares hace falta
la comida y los padres se encuentran asustados por esta situación. Esta
enfermedad nos ha encerrado en nuestros hogares, nos ha tapado la boca
pues ahora tenemos que estar usando un cubreboca para evitar enfermarnos.
Este virus, a pesar de ser tan pequeño y no poder verlo a simple vista, es tan
fuerte que nos ha quitado a gente que queremos, mi pueblito se encuentra
triste y parece estar dormido. Por favor, Señora Tierra, dígame ¿usted es la
causante de todo esto?
-Por favor, Señora Tierra, perdónanos y ayúdanos a que las cosas cambien
para poder aprender a cuidarte. Te prometo que, si me das otra oportunidad,
seré más cuidadosa y le enseñaré a toda la gente que debemos valorarte,
104
ayúdame para devolverte todo el cariño que tanto deseas.
Gracias al mensaje que María les había hecho llegar, la reflexión de los
humanos empezó a trascender más allá del pueblito y pronto había llegado
a la ciudad de Juan, más tarde a la ciudad de Lupita y José, y en un abrir y
cerrar de ojos en muchas otras ciudades.
Con el paso de los días María se había hecho amiga de la Señora Tierra y
acudía cada día para contarle los cambios que habían tenido los humanos.
-Hola, Señora Tierra, estoy tan contenta de ver cómo la gente ha cambiado
su manera de ver las cosas, las personas que antes no tenían para comer
hoy tienen un plato de comida en su mesa gracias a que las demás personas
le brindan su ayuda, los niños ahora pasan más tiempo con su familia y
han aprendido a valorar que siempre es mejor pasar un buen rato en su
compañía, todo va mejorando Señora Tierra, yo no puedo ver a mis amigos
pero mis padres me dejan platicar con ellos a través de un dispositivo que
me permite verlos. Ellos me cuentan cómo les ha ido en su día y cómo
sus padres ahora están más unidos, nuestra amistad sigue siendo igual de
105
bonita que antes, con la diferencia de que ahora valoramos más esas charlas
que tenemos y cada día nos despedimos ansiando que llegue ese momento
en que volvamos a vernos, y esta vez saludarnos con un gran abrazo.
-Lo sé María, lo puedo sentir pues mis árboles han reverdecido, mis
aguas se han cristalizado y mis animales han vuelto a salir sin miedo a ser
cazados, el aire que respiro se vuelve más limpio, cada día me siento mejor
y más feliz, estoy muy orgullosa de todo lo que están logrando.
Con el paso de los 40 días la unión y los lazos de amistad entre niños y
adultos se volvió cada vez más fuerte, y el pueblito sanó y con ellos el corazón
de la Tierra, y cuando el peligro pasó tuvieron una nueva oportunidad de
vivir. El pueblo siguió unido y tomaron nuevas decisiones, soñaron nuevas
imágenes y crearon una nueva forma de vida en donde el valor a la Tierra
siempre estuvo presente, y con todos estos gestos de amor el corazón de la
Tierra sanó. Y los humanos descubrieron que la Tierra no los había castigado,
sino que les había enseñado a amar y a valorar a la familia, a los amigos y
a la naturaleza, y fue así como la unión y la amistad logró salvar el mundo.
Desde entonces, María sigue visitando a la Señora Tierra compartiéndole
una nueva historia cada día, pero ahora la acompañan José, Lupita, Juan y
muchos amiguitos más de todo el mundo que, como ellos, sobrevivieron a
la pandemia creando un lugar mejor para vivir.
Seudónimo : Chelita
106
Autora:
Frida Cabrera Silva
RC. Ziguanatejo
H
abía una vez tres mejores amigos que eran inseparables, y su
amistad era ya de hace muchos años. Un día, sus padres les
explicaron a sus hijos que ya no podrían salir como antes a
jugar en la cancha. Ellos preguntaron
M
Fue por esa razón que los tres amigos dejaron de verse en persona
É
por varios meses, ya que sus papás les habían dejado en claro que X
por ningún motivo podían salir de casa. Pero un día, Pablo, uno de I
los tres amigos, llamó a sus amigas Valentina y Bianca y les propuso C
que se reunieran en el parque a las 5 de la tarde. Valentina y Bianca O
le recordaron que tenían prohibido salir de sus casas por la pandemia;
pero Pablo les insistió en que no pasaba nada y les dijo:
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– ¿Acaso no les dan ganas a ustedes de que platiquemos, aunque sea solo
un ratito? Las dos amigas pensaron que, si sus papás no se enteraban, sería
bueno que se vieran solo unos momentos.
Así pues, los tres niños se las ingeniaron para salir de sus casas, todos
al mismo tiempo, y sin que sus padres se dieran cuenta de ello. Valentina
le dijo a Pablo:
Entonces, Bianca les dijo que lo más importante era la salud de todos, y
que platicaran rápido porque tenían que regresar cuanto antes.
Seudónimo: Maracuyá
108
Autor:
Bayardo Didier Flores Castro
RC. Chinandenga San Cristobal
H
ace algún tiempo, cerca de un cerro en una comunidad llamada
Cabrera, vivía un niño llamado Robin. Él era un niño de muy
buenos valores, y amaba a los animales y disfrutaba de salir a
correr junto a su mascota Amba, y su amiga Cecy.
109
de manos y mantener sus juguetes limpios.
La tarde transcurría con mucha algarabía, reían mucho. Robín tiró una
rama a la mascota y le ordenó que la fuera a recoger, Amba se fue a toda
prisa a traerla y tan mala suerte tuvo que cayó en un tapabocas contagiado
que estaba tirado en el suelo, sin que su amo se percatara. Al regresar lamió
la cara de Robin sin saber que lo estaba poniendo en mucho peligro. Al cabo
de unas horas deciden volver a casa, se sentían muy satisfechos por la
mejor tarde que habían tenido en mucho tiempo.
Días después, Robin empieza a sentirse mal, los síntomas eran muy
sospechosos. En ese momento les confesó a sus padres lo que días atrás había
hecho con su amiga y mascota. Sus padres quedaron muy decepcionados y
deciden llevarlo al hospital. Le hicieron muchos exámenes para saber qué es lo
que tenía. Las pruebas confirmaron que estaba contagiado de Covid-19 y tuvo
que quedarse en una habitación de acceso restringido y bajo vigilancia médica.
110
Los padres de Cecy hablaron con ella y le explicaron lo que pasaba con su
amigo. Un gran sentimiento de miedo estremeció su cuerpo, se sentía muy
culpable por haberlo convencido de escaparse.
Llega el gran día en que por fin Robin saldría del hospital, todos estaban
jubilosos de que pudo ganar la batalla contra el virus. Al entrar a casa había
un cartel de bienvenida. Todo era perfecto, pero hacía falta su mascota.
111
-Hijo ten calma, te explicaré. Ella se extravió el día que fui con tu amiga
Cecy a visitarte al hospital, dijo el papá.
- Sabes amiga, gracias por estar conmigo en las buenas y en las malas,
y por apoyarme mientras estuve enfermo. Pero necesito tu ayuda para que
podamos encontrar a mi cachorrita, dijo Robín.
112
Y el perico hablantín empezó a repetir lo que había escuchado de su
amo anterior, ya no vamos a sufrir más, el virus llegó a su fin. Robin y Cecy
estaban muy sorprendidos de lo que escuchaban de su nuevo amigo perico.
Llegando a casa muy contentos, Robin, le comenta a su papá lo que el perico
repetía, y el papá muy emocionado con lágrimas en los ojos de alegría les
dice a los niños lo que había visto en televisión: que ya habían creado la
vacuna contra el virus y que todo regresaría a la normalidad.
Seudónimo: Badiflocas
113
Autora:
Juliana Esperanza Rugama
RC. De David
U
n día del mes de marzo estaba en el salón de clases. La
profesora había orientado una dinámica que me gusta mucho,
“Aceite de iguana”, porque hace bien a mi cuerpo. Así pues
me reuní con mis mejores amigos: Emily, María José, Agustín y Carlos
Adrián y compartimos este grato momento.
-Muy triste, pero muy triste, miré a mi alrededor, vi las caras de mis
compañeros y amigos, pensé ¡No veré más a mis amigos y profesora!
114
¡No puede estar pasando! Recosté mi cabeza sobre la paleta del pupitre y
lloré, porque sabía que me iba a alejar de todos y dónde quedaban todos
aquellos ensayos que habíamos hecho para celebrar el día de San José,
nuestro Patrono de la escuela.
-El reloj marcó las 12:45 del mediodía, sonó el timbre, hora de salida,
no quería que llegara este momento; Sabía que mamá me esperaba en
el lugar de siempre, sollozando le doy la noticia. ¡Maaá, por el momento
no recibiremos clases en el aula! Todo por el virus, ella con toda calma
respondió: - ¡No hija, tal vez es sólo unos días, no te preocupes! Cuando
íbamos a casa platicábamos y mirábamos pasar ambulancias, pero mi mamá
me hacía otras pláticas para distraer las miradas. ¡Al fin llegamos a casa!
Escuché el volumen del televisor muy alto, mi abuela Pastora y mi tía Mary
miraban las noticias acerca del mortal virus. Me preocupé, tuve miedo,
mucho miedo, porque no quería que esta peste le diera a mis seres queridos,
ni a nadie pues. Cuando llegó mi papá del trabajo le di la noticia que iba a
recibir clases en línea, él puso cara triste y dijo: -¡y ahora! ¿Cómo será eso?
¿Cómo haremos con esa compradera de recargas? Por cierto, debido a esa
cosa, hoy me dijo el jefe que me quitarán horas de trabajo y me pagarán
menos. Bueno hija. - “Dios proveerá”.
-Al día siguiente creí que era sábado, aunque desperté temprano, mamá
no me levantó como de costumbre, pero al poco tiempo, abre la puerta de
mi cuarto y me llama: ¡Gaviotaaaaá! ¡Levantate chavala!
115
día. Aunque leía una y otra vez todo lo que la profesora orientaba, no lo
comprendía, era como si no estaba presente, no me concentraba, tampoco
entendía cómo podría realizar todas las tareas con un celular. ¡Qué feo me
dije a mi misma!
116
y comencé a preguntarme: ¿Cómo? ¿De dónde viene esta enfermedad? –
Bueno pues, recordé la noticia de aquel medio día, dicen que de un país
asiático, primero fue epidemia y ahora es una pandemia, ¡qué locura! Mi
abuela Pastora para tranquilizarme me dijo palabras interesantes.:-Gaviota,
hay que rezar y pedirle a Dios, a San José y a la virgen Santísima, esto es
grave. -Si abuela, rezaremos el Santo Rosario y la novena a San José y ese
día empezamos.
117
sus tareas escolares y después pide permiso para jugar. -Está bien
Por la tarde de ese mismo día, hablé por teléfono con Carlos Adrián
y me preguntó: -Gaviota, ¿te ha llamado tu tía Luz y tus familiares que
viven en El salvador? Si, en la mañana hablé con tía Luz, siempre me da las
mismas recomendaciones acerca de este coronavirus, ¡ya me sé todo eso!,
sabes que, me dijo: –Gaviota, si es posible dormí con la mascarilla porque un
zancudo te puede contagiar a vos y a tu familia. –Tía, ¿cómo un zancudo me
va a contagiar? - Eso no lo creo, el zancudo transmite otras enfermedades,
no ésa, –
118
¿Será que no nos hemos portado bien? No lo sé, la verdad estoy confundida.
Los días pasan, no nos llaman a las clases presenciales y seguimos con el
celular, la profesora nos explica todo muy bien, pero quiero regresar a mi
salón, que los enfermos sanen, que el que no tenga trabajo lo encuentre,
que los países vuelvan a su normalidad, especialmente mi Nicaragua, que
los que han perdido un familiar encuentren consuelo en Dios y que abran las
fronteras para ir a visitar a mi familia, al vecino país, El salvador.
Al día siguiente mi profesora mandó un aviso que decía: ‘‘Mis niños sigan
cuidándose y oren a Dios para que pronto regresemos al aula de clase, les
envío un abrazo virtual’’. Así pasaron los días y meses, llega Septiembre, era
el mes más alegre, realizábamos muchas actividades donde derrochábamos
talentos: bailes típicos: ‘‘El Palo de Mayo’’ ‘‘El Guegüense’’, entre otros;
compartíamos comidas típicas: ‘‘El Nacatamal’’, ‘‘el Indio Viejo’’, ‘‘Chancho
con Yuca’’. ¡Qué ricos platillos ¡ También las bebidas que nos enorgullecen:’’
La Chicha de maíz’’ , ‘‘el Pinolillo’’, por mencionar algunas, todo esto cómo
lo extraño , llamé a mis amigos y les dije: -Chavalos, ya es septiembre y
nada de clases en el aula. Emily dice: -Gaviota, mantengamos la esperanza
en Dios -¡Ánimo amiga!- Amigos la casa y la familia son lo más bello, pero
nuestra escuela y profesores son parte de nuestras vidas, y dijo Agustín
-¡Qué onda Chavalas y chavalos!, ¿Ya ensayaron el baile típico que debemos
enviar a la profesora.- dijo Carlos Adrián:- estoy pensándolo aún.-¡Son
frescos como la verdolaga!, si la profesora lo quiere para mañana, ¡ bailen
bonito!-Amigos, ustedes son importantes para mí y a pesar de este encierro
no hemos perdido nuestra amistad ,habernos comunicado nuestras alegrías
y tristezas nos ha fortalecido.
119
El Covid 19 me enseñó a apreciar más la vida, a mi familia y amigos y
sobre todo a estar cerca de Dios. Lo más importante, aprendí que el amor
y la amistad es una conexión que no la rompe ni la pandemia más grande.
Seudónimo: Gaviota
120
Autora:
Lidmey Licet Córdoba Domingo
RC. Chinandenga San Cristobal
E
n un pequeño país de la América Central, puente del mundo y
corazón del universo, vive una niña muy alegre y aventurera
llamada Karla De La Rosa. Todas las personas de La Trinidad, su
pueblo donde nació, la quieren y admiran por su don de gente.
a nivel nacional.
121
Pasan los días y la pequeña Karla se siente cada vez más triste debido
a que no puede ver a sus maestros y compañeros. Sus padres, Máximo y
Andrea, muy orgullosos de ella, la consuelan diciéndole: pronto volverás a la
escuela, porque que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Salud,
está luchando contra el virus. Ante esta situación, decide para no aburrirse
visitar a sus abuelos y a su hermano Guillermo Jacinto, acompañada de
Miclos y Cosen, sus adorados perritos, allá en un lugar cercano llamado El
Vigía. Ella recuerda con claridad que su abuelo le contaba que en tiempos
pasados se reunían los jefes con el General Victoriano Lorenzo, caudillo de la
libertad durante la Guerra de los Mil Días. Mientras su abuelo le relataba las
historias, Karla ayuda a su abuela en la cocina preparando las ricas comidas
que disfrutaban en familia.
122
Una mañana, la abuela de Karla decide hacer algo para ayudar a sus
vecinos: la idea es aprovechar las tierras que cada familia tiene en los
alrededores de sus viviendas para crear huertos y sembrar guandú, ñame,
melón, piña, ají, culantro, tomate, cebolla, apio, etc.
Pasan los meses y Karla no olvida que tiene que seguir con sus estudios
y continúa con la incertidumbre de no saber cuál será la nueva forma de
aprendizaje para el curso escolar. El Ministerio de Educación anuncia que
para el mes de abril se reanudarán las clases, pero una vez más no es posible.
Es mejor esperar a que todo mejore y cuidar la salud de las personas.
Poco después, en el mes de mayo, llega una buena noticia. Las clases
se reanudarán en una semana, pero no de la manera acostumbrada sino a
través de los medios de comunicación masiva como: la radio, la televisión,
las plataformas virtuales, el celular y el WhatsApp que, lamentablemente,
muchos compañeritos suyos no tienen, pero el Gobierno Nacional se
compromete a que todo eso llegará a tiempo para comenzar las clases.
123
la ayuda del Alcalde como máxima autoridad, y los educadores del lugar,
brindan talleres de emprendimiento y servicios a la comunidad y pueblos
cercanos. Al papá de Juan Davi se le asigna un camión para que lo maneje y
reparta los productos por toda la comunidad con una pequeña paga.
Seudónimo Karla
124
Autora:
Lucía Madrid
RC. De David
E
ra un mundo donde había problemas, hambre y un sin fin de
cosas que sucedían, pero no existía el miedo, la desolación y la
intranquilidad.
P
Una niña de 11 años, que a esa edad no sabía muchas cosas de la A
vida, le preguntaba a su mamá sobre lo que estaba pasando, ella le N
decía: Mami, es un virus que está afectando a la gente en un país muy A
lejos de aquí. M
Á
125
escuela a ver sus maestros y compañeros. Entre juegos y las clases de su
escuela y la vida cotidiana, nada perturbaba su paz y tranquilidad.
Era finales del mes de diciembre, todos esperando el día en que terminara
el año y llegara el 2020. Ya su padre le había comprado un vestido azul y a su
hermana un vestido rosado para que recibieran el nuevo año.
Esperanza vive en lugar muy bonito de su región y ella tiene una mejor
amiga llamada Alegría. Se conocen desde muy niñas y son vecinas del lugar
donde ella vive.
126
estaban acostumbradas a verse y jugar y compartir sus cosas; la tristeza
más grande estaba aún por llegar.
127
El padre de Alegría no aguantó más las necesidades que asechaban su
hogar y salió a ver dónde podía trabajar o encontrar algo para poder llevar
a casa, pero el haber hecho eso le pasó factura.
Cariño, eres muy pequeña aun para entender muchas cosas de la vida
y de los adultos, pero sabes hay un Dios que nos da sorpresas a través de
nuestros hijos, y es darle un grado de madurez y entendimiento a temprana
edad, y siempre he visto eso en ti.
128
Su papá le dijo la niña que hiciera una bolsa con lo que ella quisiera darle
de corazón a su amiga, y ella fue corriendo, tomó de la despensa de su casa
comida mientras su padre esperaba para acompañarla.
Seudónimo: Luz
129
Autor:
Thiago Agustín Cañete Benítez
RC. Asunción Catedral
E
sta historia comienza a principio de enero del año 2020, cuando
todo el mundo acababa de festejar un año nuevo rodeado de
familiares y amigos. Todo era alegría y diversión. Había un
niño llamado Pepito que con su familia estaban planeando salir de
vacaciones en el mes de febrero, antes de iniciar las clases en su país
Paraguay querían conocer otras ciudades o pueblos. Pero un día en las
noticias informaban que en otro lado del mundo estaba sucediendo
algo raro, no se sabía que era, pero Pepito no le tomaba en serio a las
noticias que ocurría en el mundo y con su familia seguían planeando
sus ansiadas vacaciones.
P
A
Un día junto a sus padres Pepito salió de compras al supermercado.
R
En el trayecto escucharon en la radio que informaban que las gentes
A
de otros países se empezaban a enfermar por una rara enfermedad G
llamada “Coronavirus” o “Covid19”. Pepito preguntó a su papá ¿qué es U
esa enfermedad? y ¿cómo se contagia? A
Y
Su papá le respondió – hijo, realmente no sé qué es esa enfermedad
y tampoco sé cómo se contagia.
130
Llegaron al supermercado y la gente lucia rara. Pepito les preguntó a las
personas qué les sucedía, por qué están nerviosos.
Les respondieron – Niño, tenemos mucho miedo que esa rara enfermedad
llegue a nuestro país. Pepito quedó pensando: ¿qué pasaría si llegara a nuestro
país? Y se contestó –No creo que esa enfermedad llegue a nuestro país.
131
la noticia de que no se iniciarían las clases. Muy triste y angustiado, Pepito
se quedó.
Pasaron los días, Pepito realizaba sus clases de forma incómoda ya que
no podía abrazar ni jugar con ningún compañero, y la nostalgia de volver a
asistir a la escuela se volvía más presente.
Todas las noches Pepito y su hermano pedían a Dios que haya una cura para
dicho virus, y así poder volver a salir y sentir la alegría de jugar y compartir
con familiares, amigos y compañeros, sin necesidad de usar la mascarilla.
Pepito les dijo a sus compañeros – Amigos, esta situación nos ha dejado
una enseñanza.
132
Autora:
Paula Candela Acosta Insfran
RC. Asunción Catedral
D
esde que empezó la pandemia, Ana ya no pudo volver a ver a
sus compañeros de la escuela y extraña a todos sus amigos.
Su amiga, Clara, le enviaba mensajes de su teléfono para
hablar un poquito, aunque cada vez mas poco. Clara también tiene
una perra que se llama Pelusa. Ella es muy juguetona, salta mucho,
come mucho, ladra mucho a las personas que pasan.
Desde aquel marzo ya pasaron más de seis meses que ningún niño
pudo salir de su casa. Por suerte, Ana tiene un hermano que se llama
Mateo para jugar, divertirse, dibujar, hablar, compartir más cosas
juntos; a veces quieren volver a la escuela, visitar a la abuela, tíos/ P
A
as, primos.
R
A
Ana también tiene un perro que se llama Max, es un cachorro que G
ahora tiene seis meses. El nació cuando empezó la pandemia, vino U
justo a tiempo para hacerle compañía, es un perro travieso, juguetón, A
comilón, dormilón porque duerme todas las mañanas, y a la tarde Y
juega mucho con su almohada y sus juguetes.
133
Sara es prima de Ana y, cada vez que puede, llama o hacen videollamadas
para poder comunicarse y no sentirse tan alejadas. Aunque tan solo viven
a unas cuadras, ya no pueden visitarse. Clara tiene una gata dormilona,
tímida, comilona, le gusta dormir en la oscuridad. Ana tiene un primo que
se llama Emilio, es el hermano de Sara, cada vez que pueden se conectan
para hablar un poquito.
134
Autor:
Mauricio Quesada Arteaga
Rotary E- Club Fusión Latina
É
rase una vez, una niña llamada Clarita que vivía con su abuelita
en una casita humilde. Su madre falleció cuando ella era muy
pequeña y su padre se fue de la casa. Ella tenía ocho años de
edad y le gustaba mucho estudiar.
135
hora de recreo. María, al mirar que estaba triste, se acercó preguntándole,
si deseaba comer de su refrigerio, Clarita, respondió que sí tímidamente,
y María se sintió muy contenta de poder ayudar a su compañera. Ese día
jugaron todo el recreo. Se volvieron amigas inseparables.
María, que también escuchó las noticias, sabía que Clarita no tenía
computadora y le rogó a su mamá para que Clarita pueda venir a su casa y
así poder trabajar las clases juntas. A la mamá de María le pareció una buena
idea, y se dio cuenta que su hija tenía buenos sentimientos de servicio y de
amor a su prójimo, por el gran deseo de ayudar a su compañera.
Al día siguiente, María fue con su mamá a la casa de su amiga Clarita para
conversar con la abuelita y ofrecerle su ayuda. Clarita se puso muy contenta
y en ese momento se dio cuenta de la gran persona que era su amiga.
Los meses seguían y Clarita valoraba cada vez más la hermosa amistad
que tenía con María, por eso todos los días Clarita oraba y siempre pedía
a Dios que le diera mucha salud a su querida amiga María y a su abuelita,
con quien está muy agradecida porque cada vez que la necesitaba siempre
estaba ahí.
136
La abuelita de Clarita se sentía muy orgullosa de su nieta, veía que todos
los días se levantaba muy temprano a ayudarle con los quehaceres y luego
corría muy contenta a la casa del costado, donde vivía su amiga María, para
recibir sus clases virtuales. A Clarita le gustaba aprender muchísimo, por
eso su abuelita hacia todo lo que estaba a su alcance para poder ayudarle
con su educación, y sobre todo con su alimentación.
137
mutuamente con la única finalidad de salir adelante y sobre todo tratar de
sobrellevar la difícil situación por la que estaban atravesando.
138
de la pobre anciana, aprendieron a tomar conciencia de lo que hicieron mal,
sabían que ellas también no actuaron de la manera correcta.
La mamá de María se encargó del negocio, pero esta vez tomando las
medidas necesarias, mientras que Clarita y María no descuidaban sus
estudios. Poco a poco la abuelita de Clarita se iba recuperando, todos estaban
contentos porque a pesar de que era una persona mayor, tenía muchas
ganas vivir. Clarita se sentía orgullosa de su abuelita y estaba totalmente
agradecida con María y su mamá. Ellas se comportaron como unas grandes
y verdaderas amigas.
139
Autor:
Diago Mathías Jaramillo Reyes
Rotary E- Club Fusión Latina
H
ace algún tiempo, había un niño muy estudioso, amable
y respetuoso con todas las personas. Nació y vivió en una
ciudad muy bonita al norte del Perú, llamada Trujillo, donde
vivía junto a sus padres y hermana.
140
dijo que quería invitar a su amigo Thiago para que un fin de semana vaya a su
casa a jugar. Pero había un gran problema a nivel mundial, se había presentado
un virus que afectaba gravemente el sistema respiratorio de las personas.
Mathías se puso muy triste porque estaba prohibido el contacto con las
personas, y por tal motivo ya no podía visitar a sus amigos, familiares.
También suspendieron las clases como medida de prevención del contagio
debido a esta pandemia, y lo que más extrañaban era ir a la escuela para
salir a jugar con sus amigos y salir libremente a la calle.
- Por eso hijo “lavado de manos con frecuencia hay que practicar,
quedándonos en casa más seguros vamos a estar con la mascarilla que
nunca debe faltar” – dijo la madre de Mathías.
141
Mathías se fue a ver en la cocina y su amigo Thiago se fue a observar
al baño, mientras que los demás se quedaron allí esperando; Entonces,
ellos cogieron una linterna y empezaron a inspeccionar cada uno en sus
respectivos domicilios. De pronto, saltó un monstruo de sombra, este era
enorme, con ojos muy grandes, dientes afilados, peludo y tenía unos pies
enormes, que empezó a perseguirlos por todos lados. En eso, de casualidad
Mathías tira la linterna contra el piso y esta se enciende, luego el monstruo
al ver la luz corre a esconderse. Mathías se da cuenta que el monstruo es
débil, temía a la luz; es entonces que corre a su cuarto para contarle a su
amigo Thiago la debilidad del monstruo.
142
Finalmente, Mathias reflexionó de cómo esta pandemia lo afecta a él y a
los que más quiere. En realidad, lo que más le preocupa y lo entristece es
pensar en enfermarse o que sus amigos y familiares se enfermen.
Por ello, solo puedo dar las gracias a Dios, a mis familiares y amigos por hacer
que la vida sea más fácil. Aquellos que están allí para darnos la mamo en los
momentos más difíciles como el que estamos viviendo hoy en día. La amistad
es uno de los regalos más hermosos que Dios nos ha dejado para compartirlo.
143
Autor:
Iosef Ramos Caraballo
RC. Yauco
E
n el Barrio Sierra Alta de Yauco reside la familia de Efry, un vecinito
de Iosef. Efry y su familia viven pobremente, pero son humildes
y felices. Efry vive junto a sus padres y dos hermanitos, en una
casa pequeña de madera y zinc recién remodelada, ya que en enero el
terremoto se la tumbó. Habían perdido todo. Gracias a la solidaridad
de sus vecinos y amigos, su humilde casita fue reconstruida, mientras
ellos fueron refugiados en otro lugar.
P
El mejor amiguito de Efry es Iosef. Este es el vecinito más cercano U
de Efry. A diferencia de Efry, Iosef vive con sus padres y hermano en E
R
una casa enorme hecha en cemento. La casa de Iosef tiene todas
T
las facilidades de las que disfruta. Tiene servicio de internet, juegos
O
electrónicos, piscina, distintas especies de aves, vacas, caballos,
una burrita, perros, pastores y cabras. Él disfruta junto a Efry y sus R
hermanitos en su finca. I
C
Efry, en cambio, no tiene nada de esto. Su mamá es ama de casa y O
144
el mismo grado y en la misma escuela. Iosef comparte su merienda con él.
Siempre juegan juntos y se llevan muy bien.
Ellos hacían todo esto hasta que un día, a mediados del mes de marzo de
este año, llegó una mala noticia para todo Puerto Rico. Esta fue la llegada
de la pandemia Covid-19. Fue entonces que el gobierno dio unas normas
obligatorias a seguir. Pues la primera fue de no salir de sus hogares a menos
que fuera una emergencia, y con mascarillas y guantes. Los niños no podrían
salir porque no los dejaban a entrar a ningún establecimiento. Fue entonces
que Iosef se puso muy triste porque no podría jugar con Efry y hermanitos.
Estaban confinados y se comunicaban de balcón a balcón.
Luego de hablar con sus padres, Iosef salió saltando de alegría, ya que
decidieron compartir su internet con la familia de Efry. El padre de Iosef
hasta mandó a aumentar los Mega y Giga del internet. Todos los días Iosef
invita a Efry a su casa para trabajar juntos con sus tareas. Sus hermanitos
trabajan con su mamá en su casita, ya que el Departamento de Educación
les dio tabletas a todos. La mamá de Iosef le enseñó a la mamá de Efry
cómo utilizarlas. Gracias a la buena voluntad y solidaridad de Iosef y sus
padres, Efry y su familia son felices. Esto nos enseña lo importante que es
enseñarles lindas actitudes a los niños y que los vecinos siempre deben de
ayudarse unos a los otros.
Seusónimo: Chiripitas
145
Autor:
Marcos Ramírez Rodríguez
RC. Puerto Rico y las Américas
E
ran tiempos difíciles. Una madre trabajadora, luchando con
una economía mala y con la necesidad de ofrecerle a sus hijos
una mejor calidad educativa, aunque eso implicara cambios de
escuela y que sus adorados hijos sufrieran la pérdida de los compañeros
y amigos de siempre.
146
nadie, solo quería tener amigos, algunos me rechazan. Estuve así varias
semanas, solo en el salón los tenía cerca.
Como si eso fuera poco, el gobierno les pidió a todos en el país que se
quedaran en su casa. “Mami, dicen algo como “distanciamiento social” por
un virus altamente contagioso que se llama “Covid-19”, le decía Tommy a
su madre. “Sí, hijo, uno se puede contagiar por boca, nariz y ojos, aún no
existe vacuna o medicina”. “¡Qué terrible! Vi noticias, mucha gente murió en
otros países”, añadió el joven. Pero su mami le explicaba todo y le enseñó a
él y a su otra hija, Lety, a cuidarse bien para evitar contagios. “¡Upiiii tengo
mascarilla de tiburones! ¡Ja!, me encanta, es mi animal favorito”, exclamó
el astuto jovencito.
147
Así pasaron los días. A la familia le gustaba estar tranquilos en casita
y cuando tenían que salir, los menores se quedan en la guagua para no
contagiarse. “Sinceramente no sé qué me asusta más, si los terremotos o el
coronavirus, quiero que acaben ya”, expresó el pequeño, algo afligido.
Cuando pensaban que este año mejoraría, llegaron las clases por
internet, un dolor de cabeza o película de terror, jaja. “¿Por qué a mí? No
tan solo tengo que aprender a escribir en laptop, sino aprender a entender
los módulos, a hacer tareas, enviárselas a los maestros y lo peor, tolerar a
mami con sus neuras por este sistema y mis tantas dudas. ¡Ufff, jaja! Pero,
¿saben qué es lo bueno de todo esto? Que ya sé dónde están mis amigos,
están a la vuelta, al otro lado de la pantalla. “¡Yes”, las cosas mejorarán!”
Seudónimo: El Astuto
148
Autora:
Eimy Priscila La Hoz
RC. Santo Domingo Bella Vista
H
ace mucho tiempo, en un pueblo lejano y escondido, vivía
Hayden, una joven adolescente de 18 años quien desde R
pequeña soñaba con ser astronauta. Un día, mientras ella E
cocinaba su almuerzo favorito, arroz y huevo, escuchó que llamaban a P
la puerta, y al instante corrió apresurada para ver si era el cartero que Ú
B
había llegado a darle la carta que desde hace mucho tiempo esperaba.
L
Al ver que era el cartero Simón, saltó de alegría, y fue tal la emoción
I
que olvidó apagar la estufa y hasta los huevos se quemaron. C
A
Hayden, con prisa tomó sus cartas y al abrirlas todas, vio que
había una diferente a las demás. Esa era blanca, sin postal, y tenía D
las siglas CUA (Corporación Universitaria para Astronautas), y la carta O
M
decía: “Querida Hayden, soy Michael Díaz, el presidente de CUA, y
I
deseo informarte que estás contratada para una misión en el espacio
C
exterior”. Hayden exclamó: – ¡Este es el mejor día de mi vida! Llena A
de emoción, empacó sus cosas de inmediato, pero no sabía a qué se N
iba a enfrentar. A
149
de la nave, inesperadamente se encontró con el COVID-19. El COVID era un
virus monstruoso, grande, de color verde, y con muchas patas en forma de
trompetas de las cuales esparcía un espantoso gas que destruía todo a su
paso. Era muy contagioso y mortal. Entonces, como él lo sabía todo, le dijo
a Hayden: – Tú no viniste a ver los planetas; sólo viniste a pelear y luego te
vas para regresar a tu mundo. Entonces, Hayden lloró porque recordó a sus
amigos y familiares enfermos por el COVID, y lo que más le entristecía era
saber que, como ella, muchas personas en todo el mundo habían perdido
algún ser querido: hacía un par de meses su bisabuela murió por la misma
enfermedad. También, que no podía asistir a la universidad, ni pasear con
sus amigas al parque después de clases. Pero no les hizo caso a sus lágrimas;
ella recordó que no hay poder más grande que el de Dios, y oró a Dios con
todo su corazón para poder vencer al virus. De repente, sus lágrimas se
convirtieron en un traje que brillaba por todo el espacio, era de oro puro,
dos rubíes preciosos cubrían sus hombros, y tenía dos alas de pura plata.
Entonces dijo Hayden: – Yo sueño, creo y lo hago realidad. Entonces, ella
se lanzó hacia el alien y lo atacó con una espada de fuego e iba partiendo
sus patas una por una, y el virus iba perdiendo sus fuerzas. Aquella horrible
criatura se debilitaba más y más, y se volvía más pequeño, hasta que por
fin se hizo tan pequeño que parecía una pulguita que Hayden pudo encerrar
en un frasco. Ella le entregó el frasco a uno de sus compañeros para que
cuando llegaran se lo dieran a los científicos de CUA. Una chica que estaba
en el cohete estuvo grabando todo, e incluso lo transmitió en vivo a todos
en la tierra.
Seudónimo: Priscy
150
Autora:
Jesselyn Ariely Pérez Veras
RC. Naguas
M
eses atrás, en una escuela muy divertida, colorida de árboles
verdes, flores hermosas y en un ambiente acogedor, estaban R
todos como siempre. Jessy era muy juguetona y le encantaba E
platicar con sus amigos, mientras que a Pedrito le gustaba comer P
muchos dulces en recreo; Diana era un poco tímida y le costaba mucho Ú
B
hablar con sus compañeros mientras que a Kiara le encantaba dibujar a
L
todas horas. Todos reunidos jugando y sonriendo como de costumbre,
I
y yendo todos los días a clase contentos y felices como siempre. A la C
hermosa Jessy de igual manera le gustaba estar junto a sus amigos A
porque podían hablar, compartir merienda, jugar, hacer clase en grupo,
entre muchas otras cosas más que le gustaban a todos. D
O
M
Inesperadamente todo se llenó de tristeza porque nos invadió un
I
terrible virus llamado Covid-19 (coronavirus), por tal motivo hubo
C
que quedarse en la casita y se tuvo que dejar todo atrás: dejar de A
compartir con los amigos, no ver a la profe. Todo cambió por ese N
coronavirus, hubo que quedarse en casa hasta que pasara, y esto A
ocasionó un gran y tremendo problema para todos, y también para
Jessy, Diana, Pedrito y Kiara.
151
¿Por qué es un problema? Porque eso significaba que los amigos no iban
a poder estar juntos y compartir como siempre estaban a acostumbrados
a hacer. Ese día se despidieron muy tristes, llorando de tristeza. El tiempo
pasaba y pasaba, pero aún no se podían reunir como antes, por el virus que
los azotaba. Jessy, preocupada por la situación, decidió comunicarse con sus
compañeros. Era muy grande el dolor de no poder ver a sus amigos que le
comunicó a sus padres que quería verlos, aunque fuera de manera virtual,
deseo que sus papás se lo concedieron, ubicaron los números por un grupo
de WhatsApp que tenían con la profe, y por ahí lograron hacer la reunión por
una aplicación muyyyy buena y efectiva llamada Zoom. Ese día estaban Jessy y
todos los niños emocionados por ver a sus compañeros a los que extrañaban
muchooooo. Todos reían, hacían chistes y enseñaban qué cosas tenían en
casa, qué habían hecho en todo ese tiempo que no pudieron reunirse en
la escuela. Unos enseñaron la piscina que le compraron para poder pasar
esos días en casa y otros sus perros, entre muchas cosas que hablaron en
ese momento en el que estuvieron reunidos por la computadora. Llegó el
momento de despedirse y quedaron en que se iban a reunir una vez a la
semana por esa misma vía, pero se dieron cuenta que faltaba Pedrito porque
no tenía cómo conectarse pues no contaba con computadora ni teléfonos
inteligentes para reunirse con sus compañeros. Después de terminada la
reunión, Jessy, Kiara y Diana hablaron con sus padres para reunir algo de
dinero para comprarle un teléfono para que así pudieran estar todos juntos.
Seudónimo:Jess.p
152
Autora:
Maria Pía Fernandez
RC. Trade Center Montevideo
P
edro tiene el pelo marrón, es de estatura mediana para su edad
de seis años. Le gusta jugar al fútbol. Cuando lo hace ocupa con
orgullo el puesto de guardameta. Disfruta de los dulces, pero
más del chocolate. Para un almuerzo, Pedro prefiere una milanesa
napolitana con papas fritas.
U
Pero sucedió lo que nadie nunca pensó que pasaría... lo que nadie
R
se imaginó, y menos aún Pedro. Algo se sabía ya acerca de una U
enfermedad que era muy contagiosa y para la cual aún no había cura G
ni tratamiento posible. Había llegado un trece de marzo la COVID-19 y U
con ella llegó la cuarentena. A
Y
153
Pedro les decía a sus papás que la pandemia era un castigo.
Sus papás le explicaban que no era un castigo, sino que no podía salir por
un virus.
Pero no entendía y empezaba a patalear, berrinchar y a gritar.
Pasó su cumpleaños con sus amigos virtualmente.
No podía esperar para ir a la práctica, pisar la cancha y patear la pelota
con sus amigos. ¡Qué lindo era!, pensaba.
En un punto, Pedro ya no aguantó más.
-Papá, ¿puede venir Bruno?
- Vamos a ver
Pero Pedro solo pensaba en ver a sus amigos.
Pasó el tiempo.
Cuando al fin su padre tomó la decisión de que podrían verse con su amigo
Bruno, estalló de felicidad. Saltó, corrió, dio piruetas. En algún momento
hasta se le cayeron algunas lágrimas de felicidad.
Pedro se puso muy feliz, tan feliz que cuando sus padres se fueron solo
quiso cocinar para su amigo.
Pero lo que pasó no fue lo planeado ¡se le quemó toda la torta! Es que
Pedro no paraba de saltar y gritar de alegría que, claro, se olvidó de mirar el
horno. La torta se derramó y empezó a quemarse. Primero, un humo negro
muy denso empezó a cubrir toda la cocina. Después, a salir por la ventana,
pasaba por debajo de la puerta de entrada e invadía los pasillos.
Salió tanto humo del horno que se activó la alarma contra incendios ¡Qué
ruido hacía la bocina! Parecía que pronto llegaría un tsunami.
154
- Y a la Emergencia. ¡Que alguien llame a la emergencia!
Apenas llegaron los bomberos, identificaron rápidamente la casa de la
cual salía el humo. Entraron, no encontraron ningún fuego y solo a un niño
con la cara negra.
…. - PEDRO AGUSTÍN TEDRO, VEN ACÁ YA MISMO, gritó el papá con una
cara que asustó hasta a la mamá.
Pedro entró a la cocina con mucho miedo ya que cuando lo llamaban por
su nombre completo era señal de peligro, y si le agregaban su apellido la
cosa seguro empeoraba.
Ya esperaba rezongos de todos los colores, penitencias gravísimas de
cumplir, realmente estaba muy asustado.
Sin embargo, para su sorpresa, no hubo gritos ni peleas, en cambio sus
padres lo abrazaron.
Pedro no se lo esperaba
155
En tiempos de pandemia las ganas de verse le jugaron una mala pasada.
156
Autora:
Morena Gimena
RC. Uruguay D4980
H
abía una vez en cuarentena, dos grandes y mejores amigas,
llamadas More y Pri, que se fueron a acampar. Llegaron al
campamento muy contentas y antes de armar sus carpas se
pusieron a comer golosinas.
Ja, ja, ja…era Pri que se había disfrazado para hacerle una broma
a su amiga. Cuando More se dio cuenta, las dos amigas no paraban
de reírse.
U
R
Entre risas y más risas, de repente, escuchan rumores por el U
campamento que había una pandemia en el mundo y se había G
decretado cuarentena en su país. U
A
Decidieron irse del campamento a sus casas. Y
Cuando llegaron, sus familias les informaron que los rumores que
habían escuchado eran ciertos, y los médicos estaban informando por
157
televisión las precauciones que debían de tener las personas.
Al final, se realizaron otro test indicado por el médico y les salió negativo.
¡Ya se habían curado! Fueron muy responsables en cuidarse y obedecer lo
indicado por el doctor.
Seudónimo: Girasol.
158
Autor:
Felianys Camila Mendoza Vela
RC. Tariba
E
n los llanos Barineses de nuestra linda Venezuela vive mi abuelo
José, un sabio con ochenta y seis años de edad, caracterizado
por la dedicación a las faenas del campo, crianza de animales,
quien atravesó diferentes pandemias. Es el mayor de nueve hermanos,
formó una familia numerosa llena de amor. Camila, la nieta preferida,
sigue sus pasos, lo acompaña en oración. Él nos habla sobre los
tiempos difíciles que se avecinan, habría enfermedades incurables y
los amigos ya no podrían reunirse, serían momentos dolorosos y de
mucha soledad.
V
El abuelo nos orientó que debemos ayudarnos como amigos, E
N
compartiendo recursos y alimentos, así como una vez lo hizo Juan
E
con su cosecha. Además, tenía cultivos de plantas medicinales como:
Z
ajenjo, manzanilla, jengibre y limonaria, que le sirvieron en aquellos U
tiempos como pomadas, infusiones y ungüentos. E
L
Toda la familia le agradece al abuelo por los conocimientos, y yo A
empecé a llamar a mis amigos por teléfono, dando orientaciones para
estos sufrimientos. Ellos me ven como ejemplo, nos reímos mucho
en el chat por lo bebedizos que dijo el abuelo. Me da alegría saber
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siempre de ellos a pesar que estemos distantes, algún día nos veremos
alentados, gordos y colorados, para vivir bellos momentos.
Seudónimo: Celeste
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Autor:
Jeisam Saaid Kiwan Cardozo
RC. Tariba
G
ary es un niño que vive en Venezuela, específicamente en
el estado Táchira, perteneciente a un pueblo llamado Táriba
donde su gente es muy cordial y creyente de la Virgen de la
Consolación, ya que es la patrona. Cada 15 de agosto se celebra su
día con una enorme procesión y una misa en su honor, en el cual los
habitantes del pueblo y de diferentes partes del estado pagan sus
promesas por los milagros recibidos.
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Es apreciado y querido por todos sus compañeros, los ayuda cuando no
logran comprender o culminar alguna actividad, es muy sociable, y sobretodo
no le gusta los conflictos. Gary tiene muchos amigos por su forma de ser,
siempre está ahí para ayudarlos en toda ocasión, fueran buenas o no tan
buenas, pero cuando las cosas se les complica, pide ayuda a su maestra.
Pero este día de marzo que nadie se imaginó, los padres y representantes
estaban muy alterados buscando a sus hijos en la escuela preocupados. Los
niños no sabían qué estaba pasando, los padres de Gary vinieron a buscarlo
y fue tanta su prisa por salir, que le fue imposible despedirse de sus amigos.
Pasaban los días, y para lo que a Gary le parecía un corto recreo antes
de vacaciones escolares se convirtió en un aislamiento total del mundo
162
exterior, y con él la idea de tener un cumpleaños no como lo había deseado.
Nadie pudo ir a su casa, ni amigos, ni familiares, lo celebró con sus padres y
hermanas y daba gracias a DIOS por tener salud y estar en compañía de su
familia, aunque no fue el mejor cumpleaños porque no se pudo compartir
con todos aquellos que siempre lo acompañaban a esta celebración.
Fue un cambio fuerte para él, pues siempre estaba activo y haciendo algo
productivo. Sus vecinos y amigos tampoco podían salir ya que sus padres
no dejaban a sus hijos estar fuera de sus casas, temían que se contagiaran.
Los días transcurrían y Gary poco hablaba con los amigos del colegio y sus
vecinos, él solo se asomaba por ventanas y saludaba.
Pasaron varios días así y, de repente, llegó el momento en que pudo salir.
Se reunieron varios niños cerca de sus casas y comenzaron a decir todos
que por fin pudieron despejar la mente, y cada uno de ellos sacó diferentes
tipos de juegos de mesa, como ludo, ajedrez, monopolio y juego de cartas
llamado UNO. Solo tenían permiso de jugar por unas pocas horas, habían
días que jugaban y otros días solo hablaban y comentaban lo difícil que era
vivir así en estos tiempos de pandemia, donde no podían ir a compartir
en el colegio con sus otros amigos. Unos se alegraban de no tener que
madrugar, y otros si sentían nostalgia por no ver a sus compañeros de clase
donde también existían alegría y diversión.
Un día salió de casa hacer una diligencia con sus padres y Gary conoció
a un niño llamado Ángel. Creció una amistad muy bonita, todos los días
se llamaban, se escribían a diario e intentaron reunirse para jugar, pero
la situación de contagio cada vez aumentaba más y más, se fue poniendo
peor y reunirse era correr el riesgo de contagio y los papás de Gary no lo
permitieron, así que continuaron escribiéndose y llamándose, se contaban
las tareas que les enviaban, aclaraban dudas, diferencias y se ayudaban en
lo que más podían, sin nunca dejar de extrañar a los amigos de años que
un día dejó de ver por las circunstancias de la vida.
Gary y Ángel vivían cerca uno del otro, y a pesar de eso no podían
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compartir ni jugar como lo deseaban. Ellos querían que todo volviera a la
normalidad. Gary salió de nuevo en compañía de su mamá al mercado y se
consiguió a su viejo amigo de la escuela llamado Dylan. Varios días lograron
jugar y compartir, olvidándose de aquel amigo nuevo con el que compartió
días atrás. Ángel le escribía todo el tiempo y Gary no le respondía, lo dejó en
el olvido. Al pasar los días Gary se acordó de Ángel y le escribió, lo saludó,
y Ángel estaba tan molesto que no le respondió. Gary sin saber la razón de
su molestia, le preguntó y él le dijo como se sentía por hacerlo a un lado y
no responder cuando lo llamó varias veces; Gary comprendió su error, pidió
disculpas y volvieron a ser los amigos que eran.
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Compañero de la escuela, uno de sus mejores amigos. La mamá, solo de
ver la sonrisa en el rostro de su hijo y lo feliz que estaba de esa invitación y
volver a ver varios de sus amigos de la escuela, acepta que vaya, aunque con
temor. Todos los días preguntaba a su mamá cuantos días faltaban para el
cumpleaños. Llegó el día más esperado y despertó más alegre de lo normal,
se paró de su cama y se alistó desde la mañana para irse para donde su
amigo el cumpleañero. Lo más gracioso de todo fue que le dijeron que se
cambiara porque primero debía realizar sus deberes en casa y la reunión era
a las 4:00 p.m. Y así transcurrió el resto del día hasta que llegó la hora de
llevarlo para la casa de su amigo el cumpleañero. Al ver a su amigo después
de tres meses sin saber de él, su saludo fue de sentimientos encontrados
entre emoción, sonrisas, lágrimas y saltos de la alegría de volverse a ver.
Hablaron de muchas cosas, jugaron, disfrutaron y se divirtieron.
Las circunstancias que vivió junto a su familia fue una experiencia que
jamás olvidará, que le dejó enseñanzas y aprendizajes como, por ejemplo,
aprender mucho más a valorar la vida, todo lo que tiene (casa, ropa, comida),
todo lo que DIOS le ha permitido tener, le enseñó a disfrutar cada momento
o segundo que pasa con los seres que ama, apreciar todo lo que tiene a su
alrededor, pero sobre todo a valorar esa amistad que en muchas ocasiones
no sabía que existía.
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…¿Y tú?... ¿Ya sabes cuántos amigos tienes? “MUCHAS PERSONAS
ENTRARÁN Y SALDRÁN DE TU VIDA, PERO SOLO LOS VERDADEROS AMIGOS
DEJARÁN HUELLA EN TU CORAZON” (Eleanor Roosevelt)
Seudónimo: Taribero
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