Libro Cuentos para El Mundo

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IBSN:

Rotary E-Club Fusión Latina


D4465 PERÚ
Fernando Barrera Liza
Coordinador General

Rotary Club Uruguay D4980


D4975 Uruguay
Cecilia Rienzi Martino

Esperanza Palomino Gonzáles


Docente

Brenda Antonella Cárdenas García


Diseño y diagramación PERÚ - URUGUAY
[email protected] 2021
Pensar en promover la creatividad en tiempos de Pandemia no fue una tarea
fácil. ¨Todos somos íntimamente creativos e imaginativos desde niños¨
teoriza David de Prado en su Manual de Activación creativa (2004), entonces,
surge la preocupación hecha pregunta, de cómo vivieron y qué sintieron los
niños en el difícil contexto de pandemia?

Ésta fue la motivación para los miembros del comité organizador, quienes
aunaron los esfuerzos y apostaron al ¨II Proyecto de Latinoamérica y España
en Educación¨ al proponer Cuentos para el Mundo, una iniciativa que agrupó a
cuarenta escuelas de veinte países que se vieron favorecidos durante el 2020.

No sólo se trató de recuperar la capacidad imaginativa, la espontaneidad y


originalidad que implica escribir un cuento, sino de facilitar y activar la fantasía
que a toda costa debe ser defendida. Es consabido que la infancia es el período
en que la misma se rectifica y la creatividad hace eco. Potenciarla fue una
tarea en equipo que acompañaron esforzadamente docentes y alumnos. En
este sentido, la libertad de expresarse en un texto con sus tramas y personajes
desplegaron la sensibilidad que puso en funcionamiento la necesidad de contar
con la mirada candorosa y las modulaciones de un niño.

En efecto, ¨La creatividad es la inteligencia divirtiéndose¨ -pregonan algunos


pedagogos- la vivencia de la Pandemia plasmada en el cuento no resultó sólo
el producto de un proyecto rotario sino se logró un objetivo trascendental,
escuchar la voz interior de un niño, su percepción del mundo, y por ende,
su esencia devenida en crecimiento personal y autoestima. Si la vida se
trata de ser creativos en tiempos difíciles, este proyecto fue el canalizador
acertado para un territorio de la Infancia que no hay que descuidar, sino
valorar y cultivar.

3
Finalmente, me resta expresar las gracias infinitas a los miembros del
comité organizador y a todos sus participantes por permitirme ser parte de
este sueño cumplido.

María de los Ángeles Lescano


Dra. en Letras

4
El relato o cuento es una herramienta que sirve de expresión en los niños y
niñas, porque tiene como motivo sus vivencias en el tiempo.

Una de las construcciones simbólicas más importantes es la amistad, que


en la vida del niño y la niña es un valor trascendente.

La escuela constituye uno de los espacios más representativo donde los


niños y niñas tejen relaciones de amistad y compañerismo que perdurarán
toda su vida.

En el contexto actual, es de suma importancia restablecer las necesidades


emocionales de los niños y niñas. Oír y asistir dichas carencias es nuestro
principal propósito.

Entonces, ¿cómo pueden los niños y niñas establecer relaciones de amistad si


no asisten a la escuela por causa de la pandemia y ¿cómo viven el valor de la
amistad en tiempos difíciles de socializar presencialmente?

Está explícita la necesidad de nuestros niños de ser escuchados y atendidos


en sus intereses. Pues, como sociedad, en estas circunstancias, nos
corresponde restituirles por medio de estrategia y acciones solidarias un
lugar en la vida social.

Nuestros Objetivos del Proyecto se basaron en:

• Valorar el significado de la amistad en tiempos difíciles.

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• Brindar a todos los estudiantes las mismas oportunidades de manifestar
a través de un relato o cuento sus vivencias.

• Recopilar los relatos o cuentos escritos por niños y niñas de 9 y 10


años de Latinoamérica y España, como novedad en la literatura infantil
latinoamericana.

• Realizar un proyecto de impacto con 20 países de Latinoamérica y


España.

• Promover y valorar el compañerismo y el trabajo en equipo de los


rotarios de Latinoamérica y España en un solo proyecto.

Comité Organizador

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Autora:
Pino Alma Andreina
RC. Golfo San Matías

A
mbas tenían gustos muy diferentes: a Luci le gustaba jugar
a las cartas y tenía cuatro manos; en cambio, Nicole prefería
jugar a la pelota y tenía seis pies. Para no pelearse, las amigas
jugaban a las escondidas con los pájaros de la plaza que, cuando
volaban, pintaban en el cielo muchos arcoíris.
Algunos días elegían jugar a las escondidas y, otros, a la mancha.
Corrían por todo el espacio, cruzando entre las flores que siempre
estaban bailando y cantando muy alegres.

Pero hubo un día todo cambió. Cuando Luci y Nicole fueron a A


la plaza, vieron a tres monstruos, supertenebrosos que se llamaban R
Krecher, Aragón y Nagini, y se hacían llamar los Covid-19. G
E
N
Además de ser tenebrosos, eran sucios, tenían la cara llena de
T
mocos, las manos estaban negras y tosían a cada rato. Ese grupo de I
monstruos se adueñaron de la plaza, no dejaban que las flores bailaran N
y que los pájaros pintaran arcoíris. Pero, lo que más le gustaba al grupo A
Covid-19 era no dejar jugar a los niños en la plaza. Lamentablemente,
poco a poco el lugar se fue tiñendo de gris, y las amigas no pudieron
jugar más.

7
Una mañana, mientras Nicole estaba en su casa, se le ocurrió una
idea para combatir a este grupo, porque hacía muchos días que no veía a
su amiga. Su mamá le dijo que le escribiera una carta a Luci, en la que le
contara la idea, y que su mariposa Rufina sea quien le llevara volando la
carta a su amiga.

Nicole, muy emocionada, fue corriendo hasta su habitación para buscar


una hoja y un lápiz.

La carta decía así:

Hola amiga Luci.


Te escribo para contarte mi idea contra los Covid-19 y recuperar la
plaza: tenemos que juntar muchos baldes de pinturas coloridas y llevar
un parlante con música divertida para hacer una fiesta. Así, cuando los
monstruos se acerquen, le podamos tirar las pinturas encima para que
dejen de ser tenebrosos. Capaz que sirva mi idea.

Espero tu respuesta, tu amiga Nicole.

Cuando terminó de escribir la carta, se la entregó a su mariposa que salió


volando rapidísimo hacia la casa de Luci.

Ella estaba muy triste y aburrida mirando por la ventana, cuando de


repente…apareció Rufina con la carta entre sus alas. Luci se alegró mucho
al recibirla y, mientras leía la carta, le dio de premio un dulce para que lo
comiera.
Rápidamente le contestó a su amiga que ella se encargaría de llevar la
pintura y de contarle a las flores para que preparen una canción muy alegre,
de esas canciones que sabían cantar cuando jugaban a la mancha.

Se juntaron las amigas en la plaza durante la tarde del sábado, tal como
habían quedado. Cada una tenía baldes con pinturas de muchos colores,
guantes y barbijos con juegos de luces. Estando ahí, fueron rapidísimo hacia

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donde estaban las flores… ¡¡¡para empezar la fiesta!!! Todas empezaron a
bailar y cantar, y tanto los pájaros y las mariposas como los niños comenzaron
a demostrar asombro, curiosidad y alegría. De pronto, la plaza comenzó a
tomar color, se escuchaban risas desde todos los rincones, hasta que el
color gris desapareció por completo.

Mientras los pájaros pintaban los arcoíris en el cielo, aparecieron los


Covid 19 más sucios que nunca. Entonces, Luci y Nicole no tuvieron mejor
idea que tirarle pintura encima.

El plan de Nicole resultó bien porque dejaron de ser monstruos. Cuando


se vieron todos coloridos, empezaron a reírse, se lavaron las manos con
alcohol en gel y se unieron a la fiesta. A partir de ese momento, todos se
hicieron amigos y no hubo ningún día que no se divirtieran.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, y pronto volveremos a ir a


la escuela y también a la plaza.

Seudónimo: Chupetina Corazón

9
Autora:
Tatiana Toledo
RC. Resistencia

N
o me gusta el virus este porque no me deja estar ni compartir
con las personas que tanto extraño.
Estos días pensaba mucho en mis familiares del pueblo donde
nací, en que me gustaría mucho poder volver a abrazarlos y decirles
al oído cuanto los amo. Me acuerdo de mis tíos, de mis tías, de mis
primitos y de mis hermanitos, aunque a veces nos peleábamos feo.

También viví muchas cosas lindas con amigas que están en el hogar,
pero también me entristecí cuando un par de ellas se fueron con sus
familias. Igual me gustaría más adelante poder volver a abrazarlas... A
R
Me acuerdo de Susana, me dejaba probarme y ponerme sus vestidos, G
E
también me prestaba sus perfumes, sus sandalias con taquitos, ja..ja..
N
ja. Parecía que me iba a caer, y ella con alegres risas me agarraba de
T
las manos y no me soltaba, cuidándome de que no me tropiece. I
N
Otra amiga era Laura, me gustaba su cabello con muchos rulos A
que me decía que le tocará para que contara cuántos rulos tenía. Me
divertía mucho y me enseñó a contar.

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Laura era muy flaca y alta, y su risa estaba llena de carcajadas. Cómo la
extraño ...

Ahora, hace un par de semanas una de las nenas de mayor edad que yo,
Sofía, me cuida mucho y le pidió a la seño Marta que me cambiara de
habitación para así está más cerca de mí, porque las otras nenas me hacían
muchas cosquillas y no me dejaban dormir.

Me gustaría que esta pandemia se terminara para siempre, y así mucha


gente dejaría de enfermarse.
Le pido a Diosito que me escuche rogándole que se termine este virus.
Quiero volver a la escuela y a jugar a la plaza porque los juegos nos están
esperando ...

Seudónimo: Alejandra

11
Autor:
Gabriel Fernando Román Apaza
RC. Chuquiako Marka

U
n antiguo doctor que ejercía su oficio de curar a las personas,
llamado Gabriel, en el año 2034 se encontró en la terminal de
buses con su mejor amigo, que también era un doctor.

El encuentro entre los dos doctores amigos fue muy emotivo, porque
ellos ya no podían hacer cirugías ni atender a los pacientes por su
avanzada edad, y en su conversación se pusieron a hablar del año 2020,
porque ese año ambos tenían un objetivo en común, que era salvar al
país de BOLIVIA de un enemigo invisible: la enfermedad llamada COVID
19. Después de este encuentro al poco tiempo fueron invitados por un
colegio para contar la historia de la COVID 19, y los dos amigos asistieron
B
y contaron su historia a la Promoción 2034.
O
L
El día del encuentro con los estudiantes jóvenes, todos se reunieron I
en la sala principal del colegio, Rodrigo, uno de los abuelitos doctores, V
comenzó la historia y dijo: I
A

En aquella época, imaginen un mundo tranquilo, sin guerras, vivían


las personas en un mundo armonioso, hasta que llegó un enemigo
invisible, llamado COVID 19. Este virus enfermaba a la gente, y en otras

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ocasiones mataba a las personas. Esta enfermedad atacaba a los pulmones
y no te dejaba respirar.

Cuando llegó a nuestro país, nosotros los doctores nos asustamos al


saber que esa enfermedad era muy contagiosa, no se podía dar la mano
en el saludo, abrazarnos, ni mucho menos besarnos pues nos podía matar
por el contagio y dejar muy triste a nuestra familia. Tuvimos que tragar
nuestro miedo y seguir adelante, nos protegimos lo más que pudimos para
no contagiarnos ni contagiar a nuestros seres queridos.

Continuó Gabriel, el otro doctor abuelito, y dijo:

Se suspendieron las clases, se cerraron todos los restaurantes, los cines,


y la ciudad completa empezó a paralizarse, pero el tiempo no.
La señora presidenta de esos años compró respiradores de toda marca y
estilo para los hospitales que empezaron a recibir pacientes muy enfermos
de Covíd 19. Los pacientes más delicados de terapia intensiva necesitaban
oxígeno, también hizo traer oxígeno para los hospitales, pero todo esto no
era suficiente pues la gente empezaba a morir.La tragedia había llegado a
las familias de Bolivia.

La presidenta, al ver que la gente no respetaba las disposiciones de mantener


los cuidados sobre el virus, decretó la cuarentena para toda Bolivia- Nadie
podía salir de su casita. Mandó a los policías y militares para que controlen
que las personas no salgan de su domicilio. Los policías podían arrestar
a la persona que estuviese en la calle, y a pesar de estas reglas sociales
empezó a subir el número de contagiados en los casos de coronavirus. Como
también subió el número de gente que se había recuperado y vencido a este
virus con el tratamiento médico.

Las noticias por la televisión eran sobre la cantidad de enfermos y los


que perdían la batalla frente a la enfermedad. Muchas personas lloraban
por la impotencia de no poder ayudar a sus seres queridos. Si una persona
moría en este tiempo de pandemia, el entierro y velorio debía ser asistido

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solo por poquísimas personas, porque estaba prohibido reunirse más de diez
personas.

Las reuniones de trabajo, escuela, y otros se hicieron virtuales, vía Zoom,


Google Meet y Classroom, y otros que permitían reuniones por internet.

Continuó el otro abuelito, Rodrigo, y dijo:

Nosotros los doctores tuvimos que atender a los enfermos, pero entre
doctores no nos podíamos abrazar, besar ni mucho menos hacer una fiesta,
y muchos de nuestros compañeros doctores y doctoras se contagiaron con
coronavirus. Recuerdo que estos colegas doctores perdieron la batalla,
murieron infectados, y a más de uno yo los cuidé, dijo el doctor Rodrigo.

El doctor más reconocido en esta época, el doctor llamado Oscar


Urenda, uno de nuestros colegas más queridos, se contagió. Luchó por su
recuperación y creyeron que se había curado, le dieron de alta médica y se
volvió a contagiar de ese virus infame y después de unos días el virus le
quitó la vida. El virus se llevó al gran doctor Urenda. Unos días después, en
su honor por entregar vida y alma en su trabajo de salvar a los enfermos
para proteger a Bolivia y sus habitantes, uno de los hospitales de Santa Cruz
lleva su nombre de Dr. Oscar Urenda, y este hospital hoy en día salva vidas.

Continuó relatando el doctor: unos meses después todo el pueblo


boliviano tenía que usar barbijo, alcohol en gel y lavarse las manos más
seguido. Nosotros, como buenos amigos, tuvimos que darnos forma para
seguir viéndonos por video llamadas. Si debías ir al banco, hospital u otros
lugares en esas fechas, tenías que hacer fila con dos metros de distancia.

Uno de los estudiantes pregunta:

¿Por qué tenías que hacer fila con dos metros de distancia?

Doctor Gabriel responde: porque si estábamos a menos de un metro de

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distancia nos podíamos contagiar de coronavirus.

¿Más preguntas?, dijo un abuelito doctor.

A lo que los estudiantes respondieron que ya no había más preguntas.


Continúo Rodrigo, el abuelito Doctor:

Esos días estaban muy nerviosos porque no había oxígeno en los hospitales
por los bloqueos que se habían instalado en las principales
carreteras de Bolivia. El oxígeno debía llegar a los nueve departamentos.
Días después todo se calmó y pudo pasar el oxígeno, gracias a Dios.
Rusia, en este tiempo ya estaba queriendo producir una vacuna contra la
Covid 19. La gente tenía mucha esperanza porque se pensaba que solo la
vacuna nos salvaría de esta trágica enfermedad. También se experimentaba
otras vacunas en diferentes partes del mundo pero, bueno, ustedes saben
por historia como se superó a esta enfermedad.
¿Les gustó la historia, jóvenes?, dijo Gabriel el doctor:

- ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡Doctor!!!, dijeron los jóvenes, quienes habían escuchado muy


atentos la historia.

Continuó con el relato el Doctor Rodrigo.

En la medida que pasaba el tiempo, policías, militares, enfermeros, y otros


que por trabajo tenían que ayudar a los enfermos del Covid 19, perdieron la
vida. Nosotros los doctores también perdimos amigos, hermanos y primos.
Pasaron muchos días, semanas, meses, ya no sabíamos en qué fecha
estábamos ni la hora, y no sabíamos porque los contagiados enfermos se
iban unos e inmediatamente llegaban muchos, y así eran todos los días.

Días después, Bolivia tenía más 100.000 contagiados, enfermos de


coronavirus. La gente estaba aterrorizara por el virus.

Los hospitales colapsaban de enfermos, los doctores y las enfermeras no

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sabíamos qué hacer, los enfermos estaban sin oxígeno. La verdad es que así
no se podía trabajar, daba mucha pena ver gente muriendo, llorando, los
familiares de los enfermos sufriendo. Ya había poco, pero muy poco oxígeno
para la gente enferma, y sus familiares hacían filas horas y horas por un
cilindro, y cuando a veces no había, lloraban porque su familiar necesitaba
oxígeno para vivir y vencer a este virus que atacaba sus pulmones y hasta
afectaba su cerebro y muchas partes vitales de un ser humano.

Lloramos, muy poco reímos porque más sufrimos nosotros los doctores
que atendíamos a nuestros colegas que se habían contagiado y estaban
delicados con su salud.

Un día de esos murió otro doctor, muy amigo y también del doctor
Rodrigo. Se le dio su última despedida a ese amigo tan querido que no solo
era un colega, era un amigo que ahora ya no se encuentra con nosotros. Qué
mundo tan cruel y despiadado que se lleva vidas de personas tan queridas,
que se lleva almas. Qué injusto fue el mundo para mi gran amigo que hasta
hoy lo extrañamos.

Las semanas siguientes fueron más duras todavía, las personas pobres
morían en mayor cantidad. En esta ciudad de El Alto el destino fue más cruel,
el oxígeno que traían desde Santa Cruz no podía llegar para la gente enferma
porque la COB volvió a bloquear las carreteras, los caminos a provincias,
departamentos y ciudades, protestaban porque no había mucho trabajo para
los mineros en Bolivia. Ellos no resistían por la falta de dinero, antes hacían
menos bloqueos pero estaban afectados muchos mineros porque con lo que
ganaban no les alcanzaba para mantener a su familia.

Las movilizaciones duraron más de una semana. En esa semana no hubo


oxígeno en muchos hospitales de la ciudad de La Paz y El Alto, en esos
días la policía trajo muchos arrestados y, al hacerles prueba Covíd, dieron
positivos a coronavirus. La gente asustada se dispersó y se terminaron los
bloqueos instalados en las carreteras.

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Después de unos días, todo volvió a la normalidad, pero los bloqueos
habían hecho que el precio del pollo esté muy caro debido a que tardaron en
llegar los camiones que transportaban pollo. En El Alto no solo subió el costo
de esta carne sino también de muchos productos, y el dinero no alcanzaba
para comprar los alimentos.

Así pasaron muchos días, semanas y meses en El Alto, y seguía saliendo


muchas noticias de gente muriendo que necesitaba ayuda para pagar los
medicamentos tan caros que eran, del tratamiento del coronavirus. Otras
familias también fueron desalojadas de sus viviendas por que no podían
cancelar sus alquileres, pero al final todos sabemos que lo malo pasa y había
que tener mucha fe, y como buenos bolivianos supimos salir adelante con
todo nuestro esfuerzo, mucha dedicación a nuestra patria, y en especial a
la familia.

Así, la gente sufrió, pero luchando en familia pudieron ser felices.


Pasaron los días, ya no había tantos pacientes como antes porque la gente
se cuidaba del coronavirus, porque entendieron que ese virus les puede
hacer mucho daño a su salud y en especial a la familia. Poco a poco volvió
la nueva normalidad en Bolivia, ya se abrían tiendas, restaurantes, cines
y otros bonitos lugares, ya había autos que transportaban a las personas,
pero todo eso se abrió en un principio con restricciones y límites. En el año
siguiente la normalidad llegó, las familias nuevamente se reunieron, podían
encontrarse y celebrar los cumpleaños, la navidad llegó a tener sentido otra
vez.

Después todos mejoramos mucho a comparación de lo que estábamos


antes. En el país se recuperaron las empresas, las fábricas nuevamente se
llenaron de trabajadores, los hospitales estaban vacíos, las universidades y
las escuelas se llenaron de niños y jóvenes que desprendían alegría en sus
ojos porque toda esta enfermedad de la Covid 19 había pasado a ser parte
de la historia de la humanidad, una historia que nosotros la vivimos junto a
mi gran amigo Gabriel.

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Lo que valoro de este año 2020 fue la amistad y el cariño de familia,
compartir un plato de comida y jugar en casa con los que más amamos
que son tus seres queridos. La OMS promocionó la vacuna y hoy ya nadie
puede contraer esta enfermedad porque es obligatorio que se nos vacune
al momento de nacer.

Y así fue un año muy particular el 2020 en la ciudad de LA PAZ y en toda Bolivia.

Muchas gracias por la invitación y la atención jóvenes, señoritas de la


promoción, me despido hasta que nos inviten nuevamente.

Rodrigo también se despidió de grupo de jóvenes y adolescentes. Los


aplausos de los jóvenes de la promoción fueron tan fuertes que los dos
amigos doctores no pudieron contener las lágrimas de emoción, porque
ellos superaron al Covid 19.

Seudónimo: EL GABO

18
Autor:
Alex Ramiro Santy Lema
RC. Satélite Grigota

H
abía una vez un jardín tan grande y hermoso en el cuál había
flores de todas clases, una rosa blanca, un clavel amarillo,
una margarita rosada y un tulipán celeste. En medio de este
jardín también podíamos encontrar un apio, una acelga, y un cebollín.
También se observaban unas plantas de aspecto diferente a las demás,
pues algunas eran más grandes y otras más largas estas plantas eran
una papaya, un maracuyá, una chirimoya y un achachairú.

En este hermoso jardín también habitaban animalitos de toda clase,


había hormigas, abejas, orugas, saltamontes, pero en particular había
un grupo de animalitos que eran amigos inseparables. En este grupo
B
de amigos se encontraba el señor caracol, al que de cariño sus amigos
O
le decían Juguito porque al caminar dejaba su babosa pegajosa; la L
otra amiga era doña Mariquita a la que, por ser hermosa de un color I
rojo intenso y muy coqueta, de cariño le decían Maricucha. El otro V
integrante de este grupo de amigos es el pequeño cangrejo, quien en I
particular era de un genio especial. Era un poco gruñón y sus amigos A

le decían Pescarín porque con sus tenazas pellizcaba a todo aquel que
le molestaba. Y la última integrante era una lombriz a la que, por ser
larga y flaca, le decían Fideín.

19
Este grupo de amigos, al igual que todos los demás animalitos, vivían en el
hermoso jardín. Don Juguito vivía en el árbol de papaya, Maricucha vivía en
la rosa blanca, Pescarin vivía debajo de la acelga y Fideín, como era larga y
flaca, vivía enredada en el maracuyá. En este hermoso jardín también había
un colegio debajo del cebollín y el apio, para que los animalitos más pequeños
pudieran estudiar y aprender, y había un hospital que se encontraba arriba
del tulipán, para la atención de los animalitos que se enfermaran. También
se veía una hermosa plazuela debajo de la margarita y el achachairú.

Estos amigos eran muy unidos pues todos los días se juntaban en la plazuela
para contar sus anécdotas y su vivencia del día. Don Juguito, como era el mayor,
contaba lo mucho que le costaba recorrer desde su casa hasta la chirimoya
para poder recolectar su comida. Maricucha contaba que volaba desde su casa
hasta la margarita para visitar a sus amigas las abejas, y que también volaba
hasta el clavel a visitar a sus otras amigas que eran las hormigas.

Fidein contaba lo fabuloso que la pasaba explorando la tierra del jardín


junto con las orugas, y el pequeño Pescarin contaba su día en la escuela, lo
mucho que él había aprendido y las tareas que le había dado su profesora
para su casa. Él también contaba a cuantos pequeños animalitos había
pellizcado por haberlo molestado. Don Juguito y Maricucha le aconsejaban
a Pescarin que debería ser un poco más tolerante y sereno con sus amigos,
para que no los llegara a lastimar con sus tenazas, pero Pescarin también
tenía amiguitos que le entendían y comprendían sobre su mal humor con los
demás, y con ellos jugaba y compartía más tiempo en la escuela.

Y así era su diario vivir de este grupo de amigos.

Hasta que un día llegaron rumores al jardín que se aproximaba una


pandemia muy peligrosa que afectaba a todo ser vivo sobre la tierra.
Juguito, como era el mayor del grupo, era el que lideraba. Al escuchar
que los rumores eran cada vez más y más ciertos, pidió a sus amigos que
se reunieran en la plazuela para conversar sobre el tema de la pandemia.
Cuando se reunieron, Juguito tomó la palabra y les explicaba a sus amigos

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que era un virus muy malo que afectaba el sistema respiratorio, y que era
muy contagioso de animalito a animalito. Entonces, Maricucha dijo que sus
amigas le habían contado que para prevenir un contagio todos deberían
entran en cuarentena y tomar medidas de bioseguridad. Y fue ahí que
Pescarin les explica que la profesora en el colegio les había informado sobre
los métodos de bioseguridad. Él decía que todos deberían utilizar mascarillas,
guantes y, sobre todo, desinfectarse las patitas con agua y jabón. Fideín dio
la sugerencia a sus amigos de tomar medidas de abastecimiento para poder
afrontar la pandemia, y entre todos opinaban y daban sus sugerencias, y
finalmente tomaron cierta decisión sobre qué función cumpliría cada uno.
Juguito el caracol era el que recolectaría la mayor cantidad de piedritas que
serían solo por precaución porque, como los rumores eran devastadores
e inciertos, ellos pensaron que, si sus casitas llegaran a secarse, con las
piedritas construirían nuevas casitas. Maricucha la mariquita se puso a reunir
hojas, muchas hojas de toda clase y de toda especie, pero hojas verdes
fresquitas que servirían para la alimentación de todo el grupo. Pescarin el
pequeño cangrejo ya que él tenía tenazas muy afiladas, tenía que reunir
ramitas verdes de los árboles del jardín que también les serviría para la
alimentación. Y Fideín, la lombriz, tenía que recolectar la mayor cantidad de
agua ya que a ella le gustaba explorar el suelo. Y así fue que este maravilloso
grupo de amigos trabajaron en equipo para poder sobrevivir a la pandemia.
Y un día no muy lejano llegó la triste noticia al jardín que la pandemia ya había
llegado. Todos los animalitos, muy asustados y preocupados, comenzaron
con la cuarentena en sus casitas. A Pescarin en la escuela le dijeron que las
clases se suspendían hasta que la pandemia pase del jardín.

La profesora les explicó que, aunque no tengan clase presenciales, tendrían


clases virtuales para que los pequeños animalitos sigan aprendiendo.
Cómo Juguito, Maricucha, Fideín y Pescarín, habían trabajado duro para
recolectar alimentos y agua, al llegar la pandemia ellos se repartieron las
provisiones para que cada uno tenga en su casa. El virus llegó y comenzó a
afectar a animalitos que eran desobedientes y no se quedaban en su casa,
y no tomaban en cuenta los métodos de bioseguridad. Estos animalitos
desobedientes e intrépidos querían seguir llevando su vida habitual de todos

21
los días, pero lo peor era que si uno de la familia se infectaba, al llegar a casa
infectaba a todos los integrantes de su familia. Todos los días aumentaban
los animalitos infectados que el hospital del jardín recibía, pero lo más triste
era que los más propensos a ser infectados eran los animalitos más adultos,
los de edad más avanzada, pues, al ser más viejitos, sus defensas eran muy
débiles. Las hormigas cada día recomendaban a todos que no salieran de sus
casitas, ya que ellas eran las que trabajaban en el hospital y veían lo duro
que les afectaba el virus y también en el pequeño hospital ya se estaban
terminando los medicamentos.

Cada día que pasaba iban muriendo animalitos por causa del virus que
también fue afectando a las plantas del jardín. Comenzaron a marchitarse
las plantas más pequeñas del jardín, y como el hospital estaba construido
encima del tulipán, pues esta se derrumbó. Fue tan trágico el hecho porque
el jardín se quedaba sin hospital en medio de la pandemia, pero como
Juguito reunió muchas piedras fue el que donó para que se construyera
otro hospital para los animalitos enfermos. El problema fue que Maricucha
vivía en la rosa blanca, Fidein en el maracuyá y Pescarin en la acelga, y
todas estas plantas eran pequeñas y frágiles y con la pandemia también se
secaron y quedaron desamparados y sin casa. Como Juguito el caracol tenía
su casita en un árbol grande y fuerte que era la papaya, él tuvo que acoger
en su casa a sus amigos. Todos ellos tuvieron que llevar sus alimentos a
casa de Juguito para que no tuvieran la necesidad de salir a buscar afuera
y así no poner en riesgo de contagio a su amigo, ya que él era un animalito
adulto mayor.

La gigantesca amistad que los unía a este hermoso grupo de animalitos


era tan fuerte y desmedido que ellos siempre se ayudaban y apoyaban en
todo momento. Y así pasaron los días y más días, semanas y meses, la
pandemia ya había matado a una gran cantidad de animalitos del jardín.
Ya en casa de Juguito el alimento se había terminado y llevaban días sin
alimentarse, solo bebían agua, pero su fe no los abandonaba. Ellos solo
oraban y oraban para que pronto acabara la pandemia y pudieran salir a
buscar alimento, ya que el viejo caracol estaba muy débil, sin fuerzas. Era

22
mucha la impotencia que sentían sus amigos por no poder salir, ya que ellos
tenían miedo a contagiarse del virus y de contagiarlo a él, porque sabían que
estaba débil y que no resistiría un contagio.

Pero un día, llegó una maravillosa noticia al jardín: al fin el virus había
pasado y ya no había animalitos infectados y enfermos en el jardín. En ese
momento, aun tomando las precauciones como usar mascarilla y guantes
en las patitas, Maricucha y Pescarín fueron de prisa a buscar alimento para
que se alimenten todos y así recobraran fuerzas. Al día siguiente este grupo
de amigos, ya con las fuerzas recuperadas y aún con vida después de haber
pasado días muy difíciles durante la pandemia, solo esperaban que el jardín
volviera a ser el hermoso jardín que un día fue.

Y un día, cuando salieron de sus casitas, estaba nublado y al poco rato


comenzó a llover y el jardín seco, árido y desolado que había dejado la
pandemia, comenzó a revivir pues las plantitas comenzaron a retoñar y a
crecer, y el hermoso jardín volvió a ser el de antes.

Juguito y sus amigos se volvieron a reunir en la plazuela, pero esta


vez no fue para charlar y contar sus anécdotas. Se reunieron para orar
junto a otros animalitos y dar gracias a Dios por haberlos protegido de la
pandemia, y también agradecer por los buenos amigos que les puso en sus
vidas. Y todos alegres y felices después de orar brincaban y bailaban como
si fuese una gran fiesta. Juguito el caracol movía sus antenas, Maricucha la
mariquita, como era coqueta, aleteaba sus alitas y bailaba; Fidein la lombriz
se arrastraba por toda la plaza, y Pescarín, el pequeño cangrejo, hacía sonar
fuertemente sus tenazas.

Todos estaban muy contentos, y sobre todo el grupo de amigos demostraron


que la gigantesca amistad que uno puede llegar a formar con diferentes
animalitos, aun con sus virtudes y diferencias, puede llegar a ser tan fuerte
y capaz de vencer una pandemia en el hermoso jardín. Ellos nunca más

23
se volvieron a separar y siguieron viviendo felices en el jardín junto a los
demás animalitos, siempre contando sus anécdotas a nuevos animalitos que
llegaban al jardín.

Seudónimo: Gordito hermoso

24
Autora:
María Belén Nogales Guzmán
RC. Satélite Grigota

H
abía un pueblito llamado Santa Marta, ubicado en el centro de
nuestro departamento, zona muy lejana. Ahí vivía una familia
muy linda de 3 integrantes: mamá, llamada Azucena; papá
Javier, y de cariño mis padres me pusieron TONTÍN. Dirán por qué ese
apodo, era porque de chiquito me paraba tropezando y mucho me
caía, y de ahí viene y, aunque no me gustaba, me acostumbré porque
me lo decían de cariño.

Yo tenía 9 años, cursaba el curso de 4to básico en un colegio


llamado Nueva Esperanza, tenía una compañerita llamada Julia que
era mi mejor amiga y vivía en mi barrio. Siempre íbamos al colegio
B
juntos. Mamá, por su trabajo, a veces me llevaba al colegio. Ella es
O
enfermera y papá es dentista, sus carreras son muy diferentes. L
I
Papá tiene un consultorio en casa. Él siempre está pendiente de V
mí, pero cuando llega trabajo se dedica atender a sus pacientes y yo I
me quedo solo en casa. A

Mi amiga Julia está de vez en cuando conmigo. Claro, cuando le dan


permiso para venir a hacer sus tareas. Quisiera tener alguien que me

25
acompañe pñorque en las tardes me siento muy solo en casa. Papá siempre
está con pacientes, y aunque está en casa no es lo mismo; yo quiera jugar,
distraerme con alguien. No juego pelota porque no hay quien me lleve a la
cancha y el parque queda a tres cuadras de la casa.

Trataré de hablar esta noche con mis padres para ver qué me dicen de lo
que me está pasando. Esa noche me puse nervioso, pero me armé de valor
y les dije:

Papá, mamá, quería comentarles primeramente que esta semana estaré


en exámenes para lo cual ya me estoy preparando. Mamá me dijo que estaba
bien, que estoy siendo responsable en mis obligaciones, pero me veía un
poco triste. Le dije que sí estaba triste porque me siento muy solo en las
tardes, porque papá trabaja y ella también, y yo me quedo solo.

Mamá me propuso algo: si sacaba buenas notas en mis exámenes me


iba a dar un premio, un gatito. Me puse muy alegre, pero le dije si no podía
ser un perro. Papá Javier dijo es bueno que sea un gato, claro que va a
estar vacunado, lo que queremos es que tú puedas conocer cómo es el
comportamiento del gato, es muy interesante, será divertido. Lo pensé
mucho y acepté a estar solo en casa. Dije: ¡está bien!

Mamá me advirtió que si no limpiaba lo que hacía mi gato me iba a castigar,


así que me puse las pilas. Esa noche llamé a Julia para contarle que mamá
me permitió tener una mascota y que sería un gato, y ella se alegró mucho
y me preguntó cuándo iban a ir a comprar el gatito, y le dije que le avisaría.

La semana transcurrió, saqué buenas calificaciones, papá y mamá se


pusieron muy contentos y el fin de semana fuimos a ver los gatitos al
veterinario. Claro, le hablé a Julia para que nos acompañe.

Llegamos a un lugar que nos recomendó el veterinario, era un refugio de


animales. Entré al lugar y había muchos animales, perros, gatos, no sabía
cuál escoger. Cuando, de repente, lo vi: era un gatito gris, sentí como si el

26
gato me llamara y me dijera ven, ven. Cuando llegué donde él, se pegó a mí
y comenzó a ronronear. Le dije a mamá y papá que a él lo quería. Nos fuimos
al veterinario, le pusieron sus vacunas y le puse el nombre de Chochi.

Chochi fue creciendo cada día, y yo conocía cosas diferentes sobre los
gatos, y Julia me decía que está muy lindo y gordito. Mi gatito ya tenía 7
meses y el verano ya empezaba, papá me dijo que había que castrarlo para
que no se no haga callejero. Esa semana lo llevamos al veterinario.

Pasó el tiempo y ya me tocaba entrar nuevamente al colegio al 5to


grado. Julia y yo estábamos contentos de regresar nuevamente al colegio.
Empezaron las clases y nuestros compañeros, como siempre molestosos,
pero ahí estábamos todos juntos de nuevo.

Un día escuchamos en las noticias que había un virus que está afectando
parte de China y que era mortal, se hacía llamar COVID-19. Los profesores
nos explicaron en el colegio que ese virus era mortal, que si llegaba a nuestro
país iba a ser muy peligroso para nosotros, y nos encargó que nos laváramos
bien las manos con agua y jabón.

Pasaron dos semanas y en las noticias se escuchó a nuestra presidenta que


el país estaba en cuarentena: o sea, que nosotros teníamos que quedarnos
en casa y no salir para nada porque, si no, nos podíamos contagiar. Llamé
a Julia y le decía que no me gustaba esta cuarentena, que estábamos
encerrados y no podía salir, Julia me decía que teníamos que hacer caso a
nuestros padres, que era por nuestro bien.

A mamá no la veía nunca, no paraba en casa, y si la veía no dejaba que


me acerque ni siquiera para darle un beso. Me sentía muy triste, papá me
explicaba lo de mamá, que el trabajo que ella tenía era muy riesgoso, que
si no se acercaba era por protegernos. Me sentía triste por no tener a mi
madre, y a la vez orgulloso de que mi mamá atendía a la gente que estaba
infectada por esa enfermedad llamada COVID-19.

27
Pasaba el tiempo y me sentía muy mal, muy sofocado por el encierro.
Papá me hablaba para que no piense mucho en cosas malas. Rezaba para
que a mami no le pase nada y a la gente que está enferma se cure. Así
pasó un mes, mis padres me vieron muy preocupado por la situación de
la cuarentena, así que decidieron mandarme al campo, a una ranchería
donde vivía una tía de mamá. Yo le dije que no quería ir, quién iba a cuidar a
Chochi, mi gatito. Papá dijo que estaría bien, que no me preocupara porque
él lo iba a cuidar. Yo no quería ir.

Llegó el día, papá sacó un permiso especial para llevarme al campo. Le


rogué, le supliqué que por favor me dejara llevar a Chochi, papá me dijo que
era muy peligroso llevarlo porque se podría escapar y los perros lo podrían
atacar, así que me fui triste.

Cuanto llegué a la granja, tía Jacinta me recibió con los brazos abiertos,
me preguntó por qué estaba triste, y le dije que extrañaba a mi gatito. No te
pongas triste, aquí te vas a distraer un poco, tenemos bastantes animales
que cuidar. Está bien tía, le dije, y esa noche fue muy extraño para mí
dormir en casa ajena, el cuarto que me dieron lo sentía vacío, extrañaba a
mi gato.

Al día siguiente escuché cantar un gallo, me levanté y mi tía ya me tenía


el desayuno hecho en la cocina. Me dijo que desayunara que después íbamos
a ir a acarrear a las ovejas.

Esa semana la sentí larga porque le ayudaba a tía en todo, hablaba con
papá y mamá todos los días, le preguntaba de Chochi y me dijo que él estaba
bien. Extrañaba también a Julia, no la veía. Esta cuarentena nos ha puesto
malos a todos, no tengo amigos, no puedo ver a mis padres, mis tíos y
primos están lejos, es muy triste para mí, me siento solo.

Esta semana le hablé a papá y le dije que quería irme para allá, que los
extrañaba y extrañaba a mi gato. Papá me dijo que no me viniera, ahí no
más quédate, y le pregunté de mi gatito y lo escuché muy nervioso y no me

28
respondió. Dije algo está pasando, pero mejor lo dejo ahí, cuando vuelva
hablar le volveré a preguntar. En esa semana se supo por las noticias que
el pueblo entró en una cuarentena dinámica, o sea, que se podía transitar y
los niños podían ir al parque los fines de semana.

Esa noche le rogué mucho a tía Jacinta para que me llevara donde mis
padres, y por fin accedió. En la mañana temprano llegamos al pueblo, fui
a casa cuando sale papá para recibirme. Me dice: detente ahí, te voy a
desinfectar, y me echó alcohol, busqué a mi gato, no lo veía, le pregunte a
papá donde estaba Chochi y no me respondía. Dime donde está Chochi, que
pasó con él, llorando le supliqué que me dijera y por fin me dijo que una
noche se salió de la casa y que al día siguiente no apareció. Yo le dije que
no podía ser así, él era casero que siempre estaba apegado a mí. Seguro
que no me vio y me extrañó, por eso te decía que quería llevármelo y tú me
dijiste que no. Le eché la culpa a mi padre, me dijo que me iba a comprar
otro gato y yo le dije que no. Ese día traté de hablar con mamá, para que
me ayudara. Mamá me decía que no podía, que estaba trabajando, que le
diga a papá. Nadie me quería ayudar, llamé a Julia y le dije que mi gato había
desaparecido, así que ella dijo que me iba a ayudar.

Esa noche hicimos volantes de mi Chochi y le pedí a papá que los pusiera en
los postes del pueblo. Pasaron dos días y en la noche recibimos una llamada
reportando que habían visto a un gato con las mismas características de
Chochi, a unas cuatro cuadras de aquí. Papá fue a investigar, una familia lo
tenía, pero a ellos se les volvió a escapar, era como si él buscara a alguien.
Le pusimos comida y se fue, eso dijeron los vecinos.

Unos amigos de papá escucharon que estábamos buscando un gato y le


dijeron que vieron uno por las afueras del pueblo. Le dimos comida, pero él
entró al bosque. No lo podía creer, ¿a que entraría al bosque? ¿o será que
me fue a buscar a la propiedad? Nooo, dijo no creo.

Pasaron varias noches, me puse triste pensando en Chochi, que estará


viviendo, si comerá o estará abrigado. Pensaba muchas cosas, qué impotencia

29
de no poder ir a buscarlo yo mismo, me enojé mucho por esta pandemia,
renegué harto, hasta que por ultimo me puse a rezar para que mi gatito
Chochi apareciera. Un día recibimos una llamada muy extraña, y era de la
lechería de tía Jacinta. Nos dijo algo extraño que no podíamos creer.
Mi gato apareció allá, era algo inaudito, no lo podía creer. Esa noche le
rogué a papá para que vayamos a buscarlo, él me dijo que esperara hasta
mañana pues no se podía transitar por la cuarentena.

Al día siguiente madrugué y me fui con papá. Al llegar allá corrí a la casa
de la tía Jacinta cuando Chochi estaba en el sillón donde yo me echaba a
descansar después de ayudar en los quehaceres de la lechería. Chochi me
miró y corrió hacia mí, nunca lo había visto tan meloso, lloré mucho y di
gracias a Dios por haber hecho que mi gatito apareciera.

Papá no lo podía creer. Ese día nos fuimos nuevamente a casa contentos,
y cuando llegamos llegué a bañar a Chochi y darle remedio y comida, porque
varios días no había comido bien. Me puse tan contento que no me desprendí
de Chochi, jugué con él hasta que se cansó de jugar conmigo. Se veía que
estaba contento de estar nuevamente en casa.

Qué más puedo pedir en este tiempo de cuarentena. Lo único que quisiera
es que pase esta pandemia para poder ver más seguido a mi madre, que
tiempo que no la veo. Es muy penoso sentir que está, pero no la tienes,
tengo la esperanza de que esta enfermedad pronto pasará. Con la venia de
Dios y nuestro Señor Jesucristo llegará la cura para que todos podamos
volver a ser como antes.

Respecto a mis clases, la pasaba por Zoom y Classroon, tenía muchas


tareas, pero me daba ánimo para no pensar en todos los inconvenientes
que tuvimos. Un día comunicaron por la televisión de que el año escolar
terminaba, me asombré mucho que me dijeran que pasábamos directo de
año escolar. Fue tanta bronca que me dio de tanto esfuerzo por aprender
para que nos digan que se acabó el año escolar. Me puse triste, hablé con
mi profesora para decirle que no quería que terminara el año, que tenía las

30
esperanza de volver al colegio, a ver a mis amigos. La profesora Marian me
dijo que por parte de ella no vamos a dejar de pasar clases. Me puse contento
porque volveré a escuchar las clases y ver por Zoom a mis compañeros y a
mi profesora.

Qué más puedo contar: este año fue uno de los años más extraños que
me ha pasado en mi vida. Son tantas cosas insólitas de contar, a mamá no
la puedo ver pero me siento orgulloso de que ella ayuda a la gente que
lo necesita. Doy gracias a Dios que mi mamita no se ha enfermado, papá
tampoco está enfermo. Estoy muy feliz de poder estar sano y mis seres
queridos también, y mi gatito Chochi como siempre haciéndome divertir.
Cada día que pasa aprendo cosas sobre los gatos que son muy interesantes,
Chochi es mi amigo fiel porque siempre me está escuchando y acompaña en
casa, claro que Julia también es mi mejor amiga.

Ruego al señor que todos mis seres queridos no se enfermen con esta
pandemia, porque los quiero mucho a todos…. Al final, colorín colorado, este
cuento por lo pronto ha terminado.

Seudónimo: Lunita

31
Autor:
Miguel Mello Galhardi
RC. Botucatu Cuesta

H
abía una vez un pirata llamado Capitán Barba Negra, que tenía
varios tesoros y, como todo pirata, quería más y más.
Luego, cierto día soleado y de mar en calma, vio un barco que
se acercaba al suyo y, de repente, el mar empezó a ponerse agitado,
así que tomó su catalejo y miró a través de él. Vio la bandera del otro
barco y se asustó porque era el barco del terrible y gran pirata Covid19
que, por donde quiera que fuera, le robaba el tesoro más preciado a
la gente, que era su salud. Cualquiera que pasara junto a él y sintiera
su apestoso aliento se enfermaba inmediatamente, y es por eso que
Covid19 era tan temido por los otros piratas, porque si se enfermaban
no podrían robar más tesoros.

B
En ese momento Barba Negra tuvo una idea- Envió a su fiel loro R
llamado Limón a volar a la ciudad pirata para pedir ayuda diciendo: A
S
- ¡Estoy en peligro! ¡Ayuda! Covid19 en el mar acercándose, I
L
intercambio, punto.

Entonces el papagayo Limón fue al bar “Beber sin parar” y allí dio
su mensaje.

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Los amigos de Barba Negra eran el Capitán Barba Blanca, el Capitán Barba
Dorada, el Capitán Garfio y el famoso y valiente Capitán Dientes de Diamante.
Cuando escucharon el mensaje, empezaron a pensar en una estrategia
sobre cómo derrotar al enemigo de los piratas. Entonces, tuvieron la idea
de usar una máscara y mucho alcohol en gel, incluso en el piso del barco,
que se suponía que lo dejaría muy limpio para derrotar al enemigo y ayudar
a su amigo Barba Negra.

Todos fueron a ver al médico de los piratas, el Dr. Aliento Cálido Fragante.
El doctor pensó que, para que la vacuna funcionara, necesitaría un aliento
muy fragante, porque así podría eliminar el aliento del terrible Covid19 que
transmitía la enfermedad, y usó su propio aliento de olor caliente para hacer
la vacuna y dijo:

- El aliento fragante será para eliminar la enfermedad de Covid19, el


aliento cálido será para curar a los infectados, incluido el pirata Barba Negra.

En ese momento el pirata Barba Negra estaba muy enfermo en su bote,


porque el terrible pirata Covid19 ya lo había capturado.

Luego, sus amigos piratas se reunieron nuevamente para pensar en


una forma de salvarlo. Entonces decidieron poner a su fiel compañero Loro
Limón en un cañón con las vacunas ya listas y lo arrojaron al barco, al llegar
allí, aplicó muy inteligentemente la vacuna a Barba Negra y al malvado
Covid. ¡Y funcionó!

Con los catalejos en sus manos, los piratas celebran porque habían salvado
a su amigo Barba Negra y al mundo entero de la pandemia de Covid19.
¡Quién lo iba a imaginar que pasarían de temidos piratas a héroes de la
noche a la mañana!

La humanidad estaba a salvo, ahora nadie necesitaría usar una máscara


que les molestaba tanto y gel alcoholado.

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Finalmente, para celebrar, se dirigieron al bar “Beber sin parar”, cantando
su última canción favorita:

- ¡Ououou, ououou, qué pirata soy. Ououou, ououou nos convertimos en


héroes con Limón! ¡Y viva Limón!

Seudónimo: Pirata curioso

34
Autor:
Natalia González Villegas
RC. Recife Leao Do Norte

É
rase una vez tiempos nebulosos, difíciles y hasta inimaginables,
en los que nunca imaginamos que un virus sería capaz de
eliminar y, al mismo tiempo, unir relaciones. Nos encontramos
estancados en una situación donde la única solución, y también la más
adecuada, es quedarnos en casa para nuestra máxima protección.

¿Quién podría imaginar una situación como esta que estamos viviendo
a causa de este virus? Probablemente una condición como esa no estaba
en los planes. Decidí escribir este texto para compartir un poco de lo que
he notado sobre esta parte inesperada del capítulo mundial.

Es muy molesto tener que salir de casa con una máscara, ver a B
todos asustados o disgustados contra ti porque eres la única persona R
en la calle que no la lleva puesta o incluso que está jugando. Es como A
si dijeras en voz alta “ahí va el coronavirus kkk” y todos escuchan. S
I
L
De todos modos, es necesario usarla pero siempre la olvido cuando
salgo y tengo que volver a buscarla, pero me doy cuenta que no solo
me pasa a mí pues siempre veo que le sucede a otras personas. De
todos modos, es una situación difícil, muy complicada, nadie estaba

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preparado. Da miedo y se vuelve difícil de afrontar, pero con todo esto
seguimos firmes y fuertes en la lucha, así que nos protegemos como
podemos. Y mi padre no paró, siguió trabajando y si se contamina puede
contagiar a todos en nuestra casa, pero Dios es fiel, a todos saludamos con
la gracia del Padre.

Para quien vive en la favela, es difícil ¿entiendes? Yo no mentiré. A mi


madre al principio no le salían bien las cosas conmigo, porque yo le daba
mucho trabajo. Ella gritaba todo el día “¡João, vuelve a casa, sal de la calle!”,
porque no pensaba que era peligroso jugar normalmente, como si fuera
inmune e inmortal como un superhéroe, y cuando entraba pensaba que era
una exageración de ella. Pero el número de casos solo aumentó el número
de muertes entre todos, por esa terrible enfermedad que seguía creciendo.
Resulta que en mi comunidad no hay cuarentena, ¿lo ves? Siempre los veo a
todos en su casa como si nada, sin máscaras, los niños juegan normalmente
corriendo por la calle como si nada. De todos modos, la protección viene
del cielo para salvarme pues la gente debe hacer uso del alcohol y otras
prevenciones. En este período no vamos a clase para que nos quedemos
más en casa. Al tener más tiempo en cada hogar a los niños, hay más
razón para mimarlos; extraño la escuela, los maestros y mis colegas, porque
estos son los únicos con los que no he tenido contacto en meses. Cuando
comenzó la pandemia, se suspendieron las clases.

Es difícil convivir en tiempos de pandemia cuando no se puede tener


contacto con las cosas, y es por eso que la gente debe guardar una distancia
de solo un metro, pero pasará y sé que continuará la amistad con mis
amigos y volveremos a vernos todos y volver a jugar normalmente. Los
amigos del colegio no pudieron enviar una historia a este concurso, solo un
colega de nuestra clase, cercano a mí y a mi vecino. La mayor dificultad era
que apenas estábamos conociendo esta historia y se detuvo todo con eso,
no había tiempo para formar una amistad más en firme. Pude ver a algunos
en la videollamada y eso logró comunicarnos y disminuir la nostalgia. Es
una forma que también nos ha acercado un poco. Esta es otra forma de
hablar con viejos amigos y también conocer nuevos. A veces me pregunto,

36
João! ¿Y si fueras inmune, y pudieras ir y regresar sin contaminarte? ¿Y si
tuvieras el poder curativo para ti y tu familia? Sería genial. Empezaría por
proteger a mi hermana que está en riesgo, o a mi padre que tiene que irse a
trabajar, así como a mi tío, pues ambos tienen la posibilidad de contagiarse
ya que tienen que salir de casa todos los días. Y mi madre, por supuesto,
cuida de todos. Nuestra rutina continúa, la mía solo con un cuidado extra.
No podemos parar. Estamos más unidos, con la esperanza de que el virus
desaparezca. Todos aquí tienen cierta confianza en que la vacuna será
probada y aprobada, solo para que podamos tener nuestra vida normal y
no tomar o transmitir la Covid a mis padres y mi hermana pequeña que es
tan débil. Evitaría la contaminación en las comunidades que al hablar solo a
través del whatsapp, anhelan apoyo y afecto.

Buenos días, buenas noches, etc. Creo que solo estamos conectados en vivo.

Agradezco el cariño de mi querida maestra, siempre paciente y atenta en


la práctica con los libros, y siempre pasando los deberes. Que venga el 2021,
con él la sanación y la renovación del mundo, para que juntos podamos tener
familia y amigos físicamente, todos juntos jugando y viviendo sin virus.

Que haya paz y, sobre todo, vivamos más años juntos.

Somos los protagonistas de esta historia, donde el valor de la amistad es


fundamental para mantener la interacción social.

Seudónimo: John

37
Autor:
Laura Gabriela Capelluppi
RC. Botucatu Cuesta

H
abía una vez una niña muy hermosa llamada Vanessa, de ojos
verdes, piel blanca y pelo castaño ondulado, pero ella era una
niña con capacidades especiales que llevaba una vida normal y
como cualquier niño. Vanessa iba a la escuela y hacía clase de natación.
Un día en la clase de natación conoció a Geovana y con la convivencia
nació una gran amistad, y Geovana se aseguraba de ayudarla pues
Vanessa utilizaba una silla de ruedas.

Todos los días Geovana iba a casa de Vanessa y la llevaba a pasear,


le contaba historias y hacía lindos peinados en su cabello. Ellas tenían
mucho cariño la una por la otra.

B
Pero, con la llegada de la pandemia, cambió la vida cotidiana de las R
amigas que tuvieron que mantenerse alejadas; ellas conversaban por A
redes sociales, pero Geovana se dio cuenta de que la amiga estaba S
muy triste y le preguntó: I
L

- ¿Por qué estás así?

Geovana respondió:

38
- ¡Me siento muy sola y es muy difícil para mí!

Entonces Geovana tuvo una idea. Se puso en contacto con todos los amigos
de la escuela y acordaron hacer videos divertidos a través de una aplicación.

Y así se hizo, los amigos del colegio publicaban todos los días videos
divertidos y hablaban con Geovana a través de las redes sociales, y así
sus días se volvieron más alegres y divertidos.Vanessa fue en gran parte
responsable de este logro.

Al final, la pandemia no logró destruir esta hermosa amistad, porque


el amor y el cariño que se tenían la una a la otra se mantuvo y las amigas
tienen la esperanza de que pronto todo termine para volver a su vida normal
y feliz.

Seudónimo: Bela

39
Autor:
Leonard Franklin Stevens SilvaSan Martin
RC. Ochagavía Oriente

Y
o soy Stevens, un niño migrante que llegué a Santiago de Chile
hace dos años, y para mí y mi madre no fue fácil insertarnos a
una nueva vida.

Yo estudio en mi escuela República Mexicana y no fue fácil hacer


amigos, pero ahora que ya los tenía estaba emocionado de volver
a la escuela este 2020. Pero la emoción duró poco ya que éramos
invadidos por un virus llamado Covid – 19, con el que no podíamos
salir a la calle. Para mí fue más triste aún porque en la pieza no tenía
internet ni cable para ver mis dibujos.

La única esperanza que tenía era ir con mi madre a su trabajo y


así poder jugar con Joaquín, Coto, Fernanda, hijos de la patrona de mi
C
mamá, pero eso tampoco sucedió. Mamá dijo que no me podía llevar a H
su trabajo porque todas las personas tenían que quedarse en sus casas, I
sobre todo los ancianos y los niños, menos ella que debía salir como L
fuera para poder tener con que pagar los gastos. E

Hasta ese momento, pensar en compartir con amigos estaba siendo


imposible, y a que a pesar del miedo que me daba, debía quedarme

40
sólo en casa. Lo debía hacer con lágrimas en los ojos para apoyar a mi madre.

Pero en este tiempo de soledad y encierro aprendí a conocer una nueva


amistad. Dediqué tiempo a mi nuevo amigo, mi conejo. Le puse nombre, ahora se
llama Mirán. Y ahora ya no me siento sólo, tengo a mi nuevo amigo cuadrúpedo.

Durante este tiempo de pandemia, le he enseñado a comer su comida


especial, ya que son una especie de barritas de proteínas, y algunos días a la
semana come zanahorias y hojas. También le enseñé a hacer sus necesidades
en un determinado lugar, lo que no fue una tarea fácil, todo lo contrario,
ya que es muy terco y no hace mucho caso a lo que le dicen, pero lo logré,
aprendió. Lo malo es que fue por poco tiempo y ya lo olvidó.

Él sube a mi cama, cosa que aprendió sólo, también salta a la ventana para
mirar lo que está pasando, y también se come los zapatos de mi mamá.

Cuando estoy haciendo mis tareas o dibujos, me saca los colores del
estuche y, en ocasiones, es un buen amigo y me los alcanza para que yo
pinte y termine mis deberes, pero también me los muerde.
Yo le enseñé a boxear. Un día, sólo de curiosidad, le coloqué un lápiz en su
nariz y él reaccionó cogiendo el lápiz con su boca. Es muy emocionante verlo
en sus dos patitas defendiéndose cuando jugamos a boxear.

Cada día me llena de sonrisas mi conejo Mirán, es lo más emocionante


en estos tiempos de pandemia. He conocido un nuevo amigo, con el cual
no necesitamos de la tecnología para comunicarnos, sólo el cariño, y para
demostrármelo me lame el dedo, esa es su forma de demostrar su amor.
Ha alegrado mi vida y he podido conocer otro tipo de amistad y cultivarla
cada día.

Hoy en día, les puedo contar que, además de Mirán, y a diferencia de


lo que pensaba, he conocido nuevos amigos pues soy parte de una Iglesia
Cristiana, tenemos reuniones online en las que estoy aprendiendo sobre la
vida y la fe en esta cuarentena.

41
Así que, a pesar de todo lo mal que lo pasé en el inicio de esta pandemia,
agradezco a Dios por tenernos con salud para seguir juntos con esta hermosa
amistad, Mirán y yo, por muchos años más.

Seudónimo: Stevens

42
Autor:
Natalia González Villegas
RC. San Miguel

H
ace algún tiempo, en una pradera lejana ubicada al sur de
un país, un día como cualquier otro, vivían tres pequeños e
inseparables amigos llamados Rosalba, Maite y Camilo. Ellos
siempre acostumbraban a juntarse luego de llegar de sus escuelas y
de hacer sus deberes, ya que ayudaban a sus padres en las actividades
que cada uno tenía. Rosalba era una niña muy sonriente de hermosos
cabellos de rizos dorados, le encantaba ayudar a su madre en la
agricultura porque creció en una casa donde tenían muchos sembradíos
con hortalizas y frutas. Maite era una niña de cabello color negro
intenso, con inmensos ojos claros, que ayudaba a su madre a recoger
los productos que cultivaban de los animales, como la leche de la
vaca etc. Camilo, un amable y divertido chico, ayudaba a su abuelo
ordeñando las ovejas.
C
H
Con mucha frecuencia los tres pequeños inseparables se reunían I
en un parque que tenían cerca, y siempre jugaban muy emocionados. L
Unas veces iban caminando y otras en sus bicicletas, porque les E
encantaba disfrutar de la vista del agradable paisaje, ver los árboles
frondosos y llenos de frutas; les encantaba escuchar a los pájaros

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cantar y disfrutar la diversidad de flores con intensos colores y olores que
había en ese hermoso y maravilloso lugar.

Rosalba era muy traviesa, ella siempre inventaba los juegos y a los demás
les parecía divertido, y siempre estaban de acuerdo con sus imaginaciones
y travesuras. Un día ellos salieron a pasear con sus bicicletas cuando, de
repente, vieron una casa hermosa y gigante. Rosalba, la que inventaba los
juegos, decidió planificar entrar a visitarla. Cuando entraron vieron una
pareja de abuelitos que, a simple vista, se notaba que vivían solos ya que no
vieron ni escucharon voces de niños en esa casa. Ellos se impresionaron e
hicieron silencio, exploraron toda la casa, y luego de un largo y asombroso
recorrido, llegaron al fondo del jardín y hallaron una tremenda sorpresa:
vieron una casa gigante en el árbol e inmediatamente se subieron a ella
explorando cada detalle que tenía dentro.

Mientras se divertían y exploraban, descubrieron que dentro


estaban muchos loros de distintos colores y distintas especies que muy
emocionados comenzaron a gritar ¡Ruuua…Ruuua! ¡Hay niños, Hay niños!,
muy repetidamente. Al escuchar tanta bulla, los caballeros de la seguridad
de la casa gigante se dieron cuenta y fueron hasta donde estaban los
niños, conversaron con ellos y llamaron a sus padres. Los padres, muy
avergonzados y furiosos, decidieron separarlos por unos tres largos meses,
decisión que afectó mucho la amistad de los pequeños ya que se veían todos
los días. Cuando cada uno de ellos llegó a sus casas estaban muy tristes, por
supuesto que haciendo sus deberes, pero ya no era lo mismo porque no se
podían divertir juntos. Pasaron y pasaron los días y los grandes amigos se
seguían extrañando mucho.
Pero, llegó un día muy esperado por todos, ¡el cumpleaños de Maite!
Los padres de cada uno de los niños habían conversado para planificar un
reencuentro de los pequeños y habían acordado que les darían esa inmensa
sorpresa, la cual se haría el día del cumpleaños de Maite. Maite, muy
emocionada porque vería a sus verdaderos amigos, le pidió a su madre
que les enviara un mensaje a los padres de Rosalba y Camilo para decirles
que ella soñaba con que fueran vestidos de unicornio, porque su fiesta de

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cumpleaños ella la quería de ese motivo, y una pijamada. Dicho y hecho, los
niños recibieron el mensaje y comenzaron a preparar como irían a la fiesta
de Maite.

Rosalba iría vestida con un pijama de unicornio morado, con el cuerno


dorado y la cola multicolor, y Camilo iría vestido con un pijama de unicornio
azul con cuerno plateado, como el de Rosalba, mientras que la cumpleañera
Maite se vestiría como la reina unicornio. Ellos planearon todo para el
sábado, que era el día en que Maite cumplía años. Dejaron todo listo esa
noche y se fueron a dormir muy felices.

Cuando amaneció ese sábado, era una linda mañana, con un sol
resplandeciente, y todos despertaron ansiosos y alegres esperando que
llegara el momento del reencuentro esperado. Pero las madres de Camilo,
Rosalba y Maite les dieron malas noticias: que el cumpleaños de Maite no se
podría celebrar ya que esa misma noche había llegado un virus a la ciudad
llamado COVID-19, y debido a lo fuerte de este virus las autoridades del
pueblo lo declararon como una pandemia y sus habitantes no podrían salir
de sus casas durante 40 días. Ellos, muy tristes, se levantaron y comenzaron
a hacer sus deberes como todos los días, pero con el ánimo muy bajo y
apenados porque no entendían muy bien la situación, tampoco tenían ganas
de comer, y finalmente entendieron que tenían mucho tiempo sin verse
antes del gran reencuentro.

Pero como no todo puede ser tan triste, la pareja de abuelitos que vive
en la Casa Gigante eran vecinos muy cercanos y le ofrecieron un obsequio
a cada uno de los niños. Ellos agradecieron el gesto, pero tampoco tenían
ánimos para abrirlo. Camilo fue el primero que se atrevió a abrir el regalo
e inmediatamente tomó una hoja de papel y escribió una nota dirigida a
sus amigas, la cual envió con su perro Max. Camilo le entregó la nota a
su perrito Max con un hueso delicioso. Max ya sabía lo que debía hacer, e
inmediatamente corrió a casa de Maite y Rosalba. Cada una de ellas, al ver
a Max, notaron que traía una nota entre su collar con el mensaje de Camilo
para que inmediatamente abrieran sus obsequios. Ambas se sorprendieron

45
cuando vieron el regalo y se les subió el ánimo. Dentro de la caja de cada
regalo había para cada uno de los niños una computadora, ellos al principio
no sabían para qu{e servía este aparato tan fabuloso y moderno.
La pareja de abuelos dueños de la casa gigante les había entregado el
obsequio junto con una tarjeta donde les explicaban que con esa computadora
podían comunicarse entre ellos. Se pusieron felices y ese mismo día, a través
de esa pantalla grande y hermosa, pudieron comunicarse los tres grandes
amigos que llevaban tres meses sin verse, y que quizás pasarían muchos
días más extrañándose. Los días pasaron y ellos felices comunicándose,
hablaban de muchos temas en común, que extrañaban el colegio, los juegos
que inventaba Rosalba, pasear por las calles con sus bicicletas, oler todo
tipo de flores, ver distintos paisajes y visitar nuevamente la casa del árbol,
como travesura y a escondidas, para llevarle alimentos a los loritos. Todas
esas cosas las extrañaban hacer juntos, pero, ¿qué más podían hacer?, solo
quedarse en casa y continuar conversando, a través de este maravilloso
aparato llamado “computador”.

Pero a Rosalba, la gran inventora de travesuras, como siempre, se le


ocurrió una genial idea, y era celebrar nuevamente el cumpleaños de Maite
con sus pijamas de unicornio que ninguno pudo usar aquel día. Esa mañana
los tres amigos se conectaron como todos los días y Rosalba les informó su
gran idea. Por supuesto, estuvieron todos de acuerdo y Maite le comentó
a su mamá la idea de Rosalba e inmediatamente comenzaron a organizar
el gran reencuentro esperado, solo que con una gran diferencia pues este
reencuentro sería a través de ese aparato tecnológico llamado computador.
Amaneció ese sábado como el gran día, con un sol maravilloso y radiante. Los
niños estaban muy emocionados y cada uno de ellos se vistió con su pijama:
Camilo su gran pijama azul de unicornio con cuerno plateado, Rosalba con
su hermoso pijama de unicornio morado con cuerno dorado, y la reina de la
fiesta, Maite, vestida como una reina unicornio.

Todos se sentaron y encendieron ese aparato que los ayudó a estar


comunicados durante todo este tiempo, y vaya que se llevaron muchas
sorpresas ese día. En casa de Maite había una gran piñata de unicornios que

46
brillaba, toda la decoración alrededor era como el castillo de una reina. Todos
se encontraban muy felices y asombrados, pero de pronto en sus pantallas
vieron que se conectaron unos nuevos invitados, y era nada más y nada
menos que la pareja de abuelitos de la casa gigante vestidos igualmente con
pijamas de unicornios, y al fondo se veían los loros disfrazados de unicornios
y gritando ¡Ruuua…Ruuua!...¡Feliz Cumpleaños Maite!… Todos la pasaron ese
día muy contentos, incluso el gran perro Max celebraba y ladraba junto
Camilo. ¡¡Finalmente lograron entender que, a pesar de la distancia y de la
pandemia, consiguieron ser felices todos como siempre…!!

Seudónimo: Nati Cuentacuentos

47
Autor:
Asley Lorena Galviz Manrique
RC. Socorro Huella Comunera

E
l sueño de volver a la escuela era cada día más distante.
Debíamos seguir viendo a nuestros amigos a través de una
pantalla de computador o de un celular. ¡Qué ironía! Antes de
esta inesperada pandemia, no veía la hora de llegar a mi casa para
prender el computador, entrar a Facebook para jugar o chatear, y
muchas cosas más. Y ahora que estamos todo el día en este aparato,
me da stress, dolor de cabeza y quisiera cerrar los ojos y que cuando los
abriera estuviéramos en la escuela recibiendo las clases presenciales.
Recuerdo el día que el director de grupo nos envió por el WhatsApp
un mensaje en el que nos decía que se suspendían las clases
presenciales hasta nueva orden. Ese día brinqué de alegría, porque C
O
me había salvado de la evaluación de Matemática. Y me entusiasmé
L
más cuando nos mandaron a vacaciones. Sin embargo, esta felicidad
O
no duró mucho. No podíamos salir ni a la puerta. Y para el colmo, M
no me había podido comunicar con mis amigas, y ni modo pedirles B
el favor a mis padres para que me prestaran el celular, puesto que I
siempre estaban “ocupados” … peleando. A

Toda esta situación me afectó. No quería comer, me la pasaba


en la habitación viendo televisión o jugando con un viejo Atari. El

48
aburrimiento y el miedo era el pan de cada día. A veces me imaginaba
ser una maga y podía acabar con este “maldito virus”. Otras. Quisiera que
fuese realidad un virus como el del cuento “El Magivirus”, de Pedro Pablo
Sacristán, en el que un doctor encontró una fórmula muy simpática para que
la enfermedad que transmitía el magivirus tardará tan poquito tiempo como
tardaran en tocar a otra persona. Y fueron cambiando los hábitos de todos
los lugares por los que pasaba, convirtiéndolos en sitios más divertidos y
amistosos, donde la gente se sentía mucho más cercana. Pero eso solo
pasaba en los cuentos… Y en este momento, lo único que desearía es que
las clases se reiniciaran, así fueran virtuales.

Dios escuchó mi ruego. Pronto regresaríamos a clase. Hace tiempo no


madrugaba, pero la ocasión lo ameritaba. Me puse mi mejor vestido, mi
madre me hizo una trenza muy bonita. Me ubiqué en el escritorio mientras
mi mamá conectaba y encendía el computador… Mis manos sudaban a
chorros. ¡Por fin! En segundos vamos a reencontrarnos con mis compañeros
de grupo. Este primer encuentro “virtual” fue un caos, todos hablábamos
al mismo tiempo, reíamos a carcajadas, casi no dejamos hablar a la “profe”.
Fue maravilloso. Radiaba de alegría. Brincaba, bailaba, aplaudía… Nadie
quería salirse… Esa hora nunca la olvidaré.

El volver a ver a mis amigos fue el antídoto para quitarme la tristeza que
me embargaba día y noche. Luego de unos minutos, el profesor nos envió
un mensaje de cómo se iba a trabajar en el marco de esta “pandemia”.
Me desilusioné un poco, porque el profesor de matemática y la profesora
de español eran los únicos que iban a utilizar la aplicación Zoom, las otras
profesoras nos enviaban talleres y guías para que las desarrolláramos.
Bueno, peor es nada.

Un día cualquiera, en una sesión con la profesora, tuvimos que hacer un


trabajo en grupo. Fue bastante entretenido y muy didáctico. Sin embargo,
cuando nombraron quien iba a ser mi compañera de grupo me asombré,
porque nunca había escuchado ese nombre. El profesor la presentó. Se
llamaba Mariana, venía de un colegio de Bogotá. Era una chica muy callada.

49
Sonreía poco. Pero cuando empezamos a hacer el trabajo “virtual” me di
cuenta que era muy “pila”. Casi todo el taller lo desarrolló ella y, además,
me iba explicando cada paso. Era increíble, pues para la matemática yo soy
un poco cerradita, pero, a mi “nueva” amiga le entendí todo y fuimos el
primer grupo en terminar. Fue tanto lo que me gustó el haber compartido
con ella, que nos dimos los números del Whatsapp para seguir charlando y
conocernos un poco más.

Los días pasaban muy rápido y Mariana demostró que era una muy buena
estudiante. Nada se le dificultaba. Las guías las desarrollaba ella sola, nadie
le ayudaba. Mi mamá se dio cuenta que cuando ella me colaboraba con
los talleres, todo quedaba correcto. Por eso, habló con la mamá de ella
para que por medio de video llamada pudiéramos desarrollar las actividades
juntas. Esa fue la mejor idea que ha tenido mi mamá. Y desde ese día, ella
se convirtió en mi guía, amiga, cómplice y en esa hermana que jamás tuve.

A las 8 de la mañana iniciábamos muy puntuales. Nos saludábamos, y


dejábamos unos cinco minutos para contarnos cosas, y después resolvíamos
los talleres del día. Había días más relajados que podíamos hablar de nuestros
sueños, de nuestros gustos, de nuestras alegrías. Lo que más me gustaba
era cuando me contaba cómo era su vida en Bogotá, cómo eran sus amigos,
su colegio. Una vez que le pregunté por qué se habían venido para este
pueblito, se puso nostálgica. Me contó que sus papás se habían separado.
Y como la mamá no trabajaba y la situación se puso más pesada por la
pandemia, no tuvieron más remedio que venirse a vivir con la abuela. Esto
nos unió más como amigas. Nunca más toqué este tema. Mientras estaba
con ella, trataba de hacerla reír, que se sintiera bien y olvidara sus pesares.
Esto nos hacía sentir bien a las dos, pues yo también dejé de quejarme y
agradecía a Dios por la familia que tengo.

En la noche, después de la cena, le comenté a mi madre que la mamá de


Mariana estaba buscando trabajo en lo que fuera, aunque ella era enfermera
titulada, no le importaba trabajar en lo que saliera. Mamá no contestó nada.
Me dejó desconcertada su actitud. Pobre Mariana, estaba pasando por

50
momentos muy difíciles, su papá se había olvidado de ella. No la llamaba.
No le enviaba la cuota de alimentos. Y su abuela tenía pocos recursos para
alimentar tantas bocas. Esa noche, oré a todos mis angelitos para que le
ayudaran a conseguir trabajo.

Amaneció lloviendo, la mañana estaba fría. Aún faltaba diez minutos para
conectarme. De repente cayó un rayo y se fue la luz. Ese día no hubo clase,
la luz llegó hasta las cinco de la tarde, y la tormenta seguía. De repente la
puerta se abrió, y en eso una luz tenebrosa iluminó la cara de mi madre,
que acababa de llegar. Sus cabellos desacomodados por la tormenta, su
ropa empapada y zapatos encharcados mostraba la gran cantidad de agua
que estaba cayendo. Pronto le traje la toalla para que secara y no se fuera a
resfriar. Mientras tanto, le preparaba una aguapanela con limón, se cambió
de ropa y me dijo que me tenía una sorpresa. Estaba muy impaciente. ¿Cuál
sería la sorpresa¿¿ Lo único que traía en sus manos era unas bolsas con el
mercado. ¿Será que allí estaba la sorpresa¿¿ Corrí presurosamente a la cocina
para mirar dentro de las bolsas. Solo vi un mercado normal, ni chocolatinas
me había comprado. Había pasado unos minutos que me parecieron eternos
y aún no salía. Me senté cerca a la puerta a esperar… ¿Qué más podía
hacer¿¿. Tener paciencia. Cuando salió mi mamá, me abalancé tan fuerte
que casi la hago caer, y me dijo… ¡Deje el acelere¡¡

Me pidió que me sentara, luego me dio su teléfono. Vi que era un mensaje


de la mamá de Mariana. Lo escuché atentamente, en él decía que le daba
infinitas gracias por haberle conseguido trabajo. La miré a los ojos y luego le
di el abrazo más fuerte que jamás hubiera dado. Y, casi llorando, le daba las
gracias también. Era la mejor sorpresa de mi vida, así mi amiga no tendría
que irse a otro lugar.
Dios me escuchó. Esa noche, a pesar que seguía lloviendo y que los truenos
continuaban… dormí tranquilamente. A la mañana siguiente, me levante muy
temprano porque ese día, a las ocho en punto, nos conectaríamos con todos
los profesores que nos iban a celebrar el Día del Alumno. Como tenía unos
minutos libres, aproveché y le hice una video llamada a Mariana. Antes que
yo dijera algo, ella me interrumpió y con unas lindas palabras me agradeció

51
todo lo que hacía por ella y por su mami. Lo único que pude hacer es darle
gracias por su amistad, por su ayuda, por permitirme entrar en su vida, y
que con gusto seguiría ayudando porque era una buena persona.

Ese día fue tan maravilloso como el clima. Los profesores nos tenían
muchas sorpresas, actuaron, bailaron cantaron, y en la fotocopiadora que
nos entregaban los trabajos nos habían dejado a cada uno un pedazo de
torta y un llavero muy lindo. Esta celebración nunca la olvidaré, y con ello
aprendí que todo se puede hacer si se hace con cariño y mucho amor.

Todo era perfecto para mí. Mis padres ya no discutían pues ambos estaban
trabajando y tenían platica para pagar las deudas. Ocupé el segundo puesto. Por
supuesto, el primer puesto fue para Mariana. Y tenía la mejor amiga del mundo.

Seudónimo: Lore

52
Autora:
Isabel Cristina Blandiar
RC. Montería II

D
esde que empezó a conocerse la noticia de un bicho raro que
estaba haciendo daño en las personas y en muchos lugares del
mundo, cambiando el bienestar de mucha gente, se presentaron
cosas inesperadas en la vida de las familias. Pero de tantas cosas, lo
más triste era no poder ir a la escuela y dialogar con los profesores, o
jugar y charlar con los amigos. Solo se escuchaba en las noticias que
un bicho raro estaba por llegar a las casas, las calles y escuelas de
mi país y municipio, y que se empezaba a esparcir como un gas por
todo el mundo. En mi familia seguíamos felices, porque aquel bicho
raro del que tanto se hablaba estaba muy lejos de nuestros familiares
y amigos. Pero de pronto llegó la noticia inesperada, el bicho llamado C
O
Coronavirus o Covid- 19 había llegado a nuestro país y luego a nuestro
L
municipio. Y no sólo eso, también venía como una ráfaga matando
O
a muchas personas como, a los adultos mayores, adultos, jóvenes, M
mujeres y niños, doctores, profesores y todo aquel que lo tropezara. B
I
De esta manera, todos sentíamos pánico por aquella noticia. Todo fue A
tan rápido que no supimos cuándo nos distanciamos el uno del otro, y
de aquellos amigos que diariamente nos veíamos en el colegio, en el
parque, en la calle. Todo aquello cambió cuando llegó el bicho llamado

53
Covid-19 que se había apoderado de todos los rincones de nuestro territorio
y no nos permitía salir. Por lo tanto, el trabajo, el estudio y muchos otros
empleos se realizan desde la casa. Pero la más importante para nosotros,
recibir las clases de los docentes de forma virtual, con aquellos celulares,
tablas o computadores, ya no era igual. Los amigos no podían jugar, no
podían abrazarse y tampoco disfrutar del caluroso abrazo que nos daban
cariñosamente nuestros maestros y maestras. Además, no poder mirar a
aquel señor que siempre estaba parado en la puerta cuando llegábamos a la
escuela, siempre atento a recibirnos con cariño o a esperar a que nuestros
padres nos vinieran a recoger.

Entonces, fue ese bicho raro llamado Covid- 19 el que nos separó. Sólo
podía verme con mis amigos a través de aquella pantalla, pero no era igual.
Era todo totalmente diferente, el aire que se respiraba era de angustia e
incertidumbre, nuestros padres oraban pero a ellos también se les notaba la
tristeza de no poder hacer lo que antes hacían como adultos. Solo hablaba
con mis amigos por el celular, sobre como ese bicho nos alejó y nos quitó
la libertad.

Mis amigos y yo nos sentíamos tristes porque parecía que estábamos en


una jaula, como aves encerrados. Uno de mis amigos tenía unos pajaritos
y un día decidió soltarlos, porque había comprendido que tenían alimentos,
agua y el amor que él le brindaba, pero que le faltaba la libertad. Así se
sentía mi amigo. A pesar de tenerlo todo, lo único que podía compartir era
lo que cada uno hacía desde las casas.

Un día se conoció la noticia y la vimos por la televisión, que ya habían


encontrado la vacuna contra el bicho Covid-19. Muchos nos llenamos de
alegría y nos sentimos felices porque todo acabaría pronto, para volver a
reencontrarnos nuevamente y todo iba hacer como antes. Pero todo fue como
un sueño, porque los científicos que habían hablado sobre la vacuna contra
el bicho Covid-19 manifestaron que debían realizar muchos experimentos y
podía llevar mucho tiempo crear la vacuna que nos pueda inmunizar contra
este mal. Con el pasar del tiempo hemos podido salir del confinamiento de

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muchos meses aislados, y existe una esperanza. Tal vez no podamos jugar,
volver al colegio y al parque, pero sabemos que sí nos cuidamos y hacemos
lo que nos recomiendan sobre las medidas de bioseguridad, con cubre boca,
lavado de manos y el distanciamiento inteligente, seremos inmunes, para que
ese bicho malo que sigue rondando por nuestras ciudades no pueda tocarnos.

Pero hemos evidenciado por los medios de comunicación y por parte de


algunos amigos, lo que está pasando en países que habían vuelto a la normalidad.
El bicho que había desaparecido ha vuelto a contagiar y matado a muchas
personas. Lo que sabemos es que este bicho o Covid-19 no es de confiar.

En estos momentos, no podemos saludar con un beso, con un apretón de


manos, un abrazo, sentarse a cenar en un restaurante con amigos, los brazos
rozándose sobre la mesa sin problema. La cercanía inevitable en un bus, en
una sala de espera, en la fila del supermercado, todo eso hoy suena lejano.
Porque lo que viene será algo diferente, será una vida diferente. Entre las
pocas certezas que hasta ahora los científicos tienen sobre el tema, está la
siguiente: el nuevo virus llegó y va a quedarse con nosotros. No se trata de
algo que, luego de pasar como un huracán creando caos, vaya a desaparecer.
Tendremos que convivir con él. Así que, incluso cuando el mundo llegue a una
suerte de normalidad, que en todo caso no será como la de antes, muchos
gestos cotidianos habrán adquirido un significado diferente. La forma como
hacíamos muchas cosas cambiará a corto plazo. La manera de relacionarnos
con los demás, con el entorno. Como individuos, cada persona jugará con un
alto riesgo de contagio, minuto de cada día: ¿Me subo al bus o taxi lleno de
gente para ir a trabajar, o no?, Y la persona que está a mi lado no está usando
guantes y mascarilla, ¿y si estornuda? ¿Entro en el ascensor de la oficina si
hay otra persona? ¿Me detengo para comer un helado o comprar mecatos en
esta tienda donde las sillas están separadas, o en ese otro lleno de personas,
qué eligieron mis amigos? ¿Dejo entrar al trabajador de la albañilería o de
otro oficio en mi casa? ¿Voy al médico a revisarme o a realizar limpieza de
mi dentadura o no? Este fin de semana por fin he superado mis barreras
psicológicas o dificultades ocasionadas por este bicho, y me he animado a
disfrutar de momentos y reencuentros con amigos y familiares. Después de

55
tanto tiempo viéndonos a través de la pantalla o desde la ventana, sin poder
acercarnos, tocarnos ni besarnos, ha sido una experiencia realmente emotiva.
Aunque no sé qué es más duro, no poder estar con las personas que quieres,
o tenerlas cerca y no poder abrazarlas.

Lo cierto es que se están dando situaciones muy confusas. Durante los


primeros reencuentros, lo más comentado era te daría un abrazo o ¡qué
ganas de darte un beso!, pero la vida es adaptación. Lo que un día parece
que nos cambia la vida, al tercer día ya lo tenemos más que normalizado.
Solo hay que ver la gran lección que hemos dado los niños, que hemos
interiorizado y asumido está situación excepcional que sigue frustrando a
muchos adultos.

Este escenario insólito nos ha transformado. Seguramente durante


este confinamiento hayas percibido detalles que antes de la pandemia ni
valorabas: la importancia de la terraza o el balcón en la vivienda, tener una
casa luminosa o decorarla para que proyectara más armonía. Ni qué decir
de los más privilegiados: aquellos que tienen espacio suficiente como para
practicar deporte en casa, o cuentan con todos los implementos para la
repostería casera.

Aunque hay otros aspectos que también han cambiado: las amistades.
Igual eres de los que durante estos meses ha reflexionado sobre las personas
que están en mi vida. También puede ser que hayas retomado una relación
que llevaba tiempo en pausa o, al contrario, que hayas decidido reafirmar
la amistad.

Se dice que ahora toca volver a la normalidad, aunque lo más correcto


sería sustituirlo por volver a la nueva normalidad. Y en esta nueva vida la
amistad se entiende de otra forma. Que conste que como amigos hemos
sabido mantener esos lazos de afecto, pero hoy lo hacemos todavía más si
cabe. Ahora sí estamos aprendiendo a apreciar los pequeños momentos. Hoy
sabemos cómo es la amistad verdadera, aquella que es sincera y cercana.
Durante el confinamiento por culpa del bicho que nos agobió, hemos estado

56
más unidos que nunca, a pesar de estar tan lejos. Quién nos iba a decir que
desde la distancia podríamos sentir el calor de los nuestros de una forma
tan profunda.

Por ello, sólo puedo dar las gracias a esos amigos y amigas por hacer
que la vida sea más fácil. Gracias a los que hoy están, a los que van a estar
siempre y a los que llegarán mañana.

Las experiencias que vivimos nos llevan a dar diferentes giros, a


experimentar cambios, miedo e incertidumbre, y durante ese proceso, nos
acompañan muchas personas. Algunas vienen para quedarse y, otras, se
van. Aun así, la vida ya no será lo que era, por supuesto. Importa la elección
de los amigos, los de verdad. Aquellos que están ahí darnos la mano en los
peores momentos, para impulsarnos y abrirnos los ojos cuando estamos
perdidos, para acompañarnos en nuestro recorrido por la vida sin juzgarnos,
siempre aconsejando desde el cariño, alegrándose por cada uno de nuestros
logros, y consiguiendo, en definitiva, que la vida sea mucho mejor a su lado.
De esto nos queda una gran enseñanza, y es saber que el tiempo hay que
aprovecharlo para estar con las personas que amamos, para hacer feliz a
nuestros amigos y, cuando nos volvamos a ver, disfrutar de esos momentos
hermosos, aunque las cosas no van hacer igual que antes, porque todo ha
cambiado. Pero lo que nunca debe cambiar es ese amor que sentíamos los
unos a los otros. Pensar que esto ha dejado en muchas familias tristeza y
dolor pero, gracias a Dios, pronto estaremos juntos, jugando y sonriendo
como lo hacíamos en aquellos tiempos.

Seudónimo: Isabella

57
Autora:
María Celeste Tejeda Valverde
RC. Alajuela

H
abía una vez, una niña llamada Verónica que estaba en sexto
grado. Se levantó en una linda mañana y no quería ir a la
escuela, pero la mamá la obligó porque ella tenía que trabajar.
Verónica se arregló, pero con mucha pereza. Después de caminar por
5 minutos había llegado a la escuela, entró al salón de clases y vio
una compañera nueva, por lo que se emocionó mucho y quería que
llegará el recreo muy rápido. Estudió tanto que se le pasó el tiempo,
y llegó el receso. En ese tiempo buscó a la nueva estudiante y le
preguntó muy emocionada si quería ser su amiga, y la niña nueva C
le dijo que sí. En la siguiente clase, la maestra las sentó juntas para O
que trabajaran en parejas haciendo un cartel de la naturaleza. Sofía S
y Verónica se conocieron muy bien, aprendieron sus gustos y lo que T
A
a cada una no le gustaba. Esto lo lograron cuando pasaron mucho
tiempo juntas hablando, jugando el juego favorito de Verónica, que
R
es “la anda”, y el de Sofía eran los juegos de mesa. Además, pasaban I
mucho tiempo hablando por mensajes, y así fue que lograron hacerse C
mejores amigas. A

La abuela de un compañero de Sofía y Verónica las invitó a un


campamento y ellas se sentían muy emocionadas pues sus madres sí

58
las dejaron ir. Llegó el día del campamento, ellas estaban muy contentas, ya
tenían todo preparado, esperando que llegara la hora para irse ya a disfrutar,
se fueron en un bus y se sentaron juntas. En el mismo bus iban personas
para otro campamento que era de futbol, el campamento de Verónica y
Sofía era de la naturaleza. Ellas se durmieron en el bus, habían pas¿ado 3
horas, ya habían llegado al lugar del campamento. Había un río muy grande
con peces, les gustó mucho y sí podían disfrutar del río. Como llegaron de
noche, se emocionaron mucho, ya querían hacer todo, así que se pusieron
su pijama, fueron a hacer una fogata y le pusieron pinchos a los malvaviscos,
los asaron, todos se dijeron los nombres, se conocieron un poco, se dijeron
algunos gustos. Una de las chicas se fue al río y casi se ahoga, pero la fueron
a rescatar, y ya todos tranquilos se fueron a dormir.
Al día siguiente se levantaron y fueron por su desayuno, que era un sandwich
y jugo de naranja, luego jugaron al escondite, y terminaron tan cansados
y hambrientos que decidieron almorzar hamburguesa con té frío. Hicieron
una pequeña siesta, Vero se levantó de primero, después Sofía, y ya que
las dos amigas estaban despiertas hicieron bromas a los otros campistas,
y ellas se divirtieron mucho. Sofía se durmió de nuevo, Vero le hizo una
broma y ella se enojó mucho, pero después se comenzó a sentir muy mal. Le
preguntaron qué sentía y ella respondió - siento dolor de huesos, de cabeza
y se me fue el olfato.

Todo parecía indicar que Sofía tenía los síntomas de la Covid-19. Todos
se comenzaron a sentir mal, se asustaron mucho y empezaron a alistar sus
maletas para irse a sus casas. Verónica se sintió igual, fueron al hospital, se
hicieron la prueba y sí tenían la Covid-19. A todos los chicos les hicieron la
prueba y la mitad de ellos salieron positivos. Entonces, todos los chicos se
quedaron en cuarentena total para evitar contagiar a otras personas.

Sofía y Verónica se quedaron en el hospital porque estaban muy graves y


los demás se fueron a sus casas, ya que estaban bien. Al poco tiempo, Sofía
salió del hospital y se fue a casa porque ya estaba mejor. Después hizo una
videollamada con su amiga Vero, quien todavía estaba muy grave, pero nada
detuvo a Sofía para hablar con su amiga. Nuevamente Sofía se puso muy mal

59
por lo que volvió al hospital, y los doctores decidieron dejarla durante tres
meses internada. Después de esto, se fue a su casa y llamó de nuevo por
Zoom a su amiga y, justo cuando comenzó la llamada, Verónica falleció. Sofía
estaba demasiado mal porque se sentía culpable de haberla contagiado,
estaba muy deprimida, lloró mucho, no quería hacer nada, ni comer, sólo
quería descansar.

La madre de Sofía le dio un día de descanso. Al día siguiente tuvo que


ir a la escuela, llegó el recreo, conoció a una niña llamada Esmeralda, se
hicieron muy amigas. Sofía le contó la triste historia de lo sucedido con su
mejor amiga, y Esmeralda le dijo:

-Te entiendo, a mí me pasó lo mismo.

El mismo día conocieron a una niña llamada Dominick. Las tres se


hicieron mejores amigas, pero Esmeralda tuvo que irse a vivir a otro lugar
muy pronto, sólo quedaron Dominick y Sofía. Las chicas se comunicaban
por medio de Zoom, Teams y WhatsApp, eran muy unidas, a pesar de su
distancia no paraban de ser amigas, eran casi hermanas. Habían pasado dos
años y ya se había ido el coronavirus, todos estaban muy felices. Todos los
veranos Esmeralda iba a las casas de sus amigas, había ya pasado mucho
tiempo, ya las chicas tenían 15 años. En ese tiempo, su amiga Esmeralda
se fue a vivir otra vez a la ciudad donde vivían las chicas, y para celebrar el
regreso hicieron una fiesta en la playa, y todos estaban muy contentos.

Sofía encontró un álbum donde tenía fotos con su mejor amiga Verónica,
ella se puso muy triste, pero no podía estarlo porque iba a salir con sus
amigas de paseo. Fueron al Mall a comprar ropa, duraron dos horas allí,
también fueron a comer, después de un rato, ellas ya habían llegado cada una
a sus casas, se probaron toda la ropa que compraron y Sofía seguía pensando
en el mismo tema de Verónica, pero se propuso olvidarse del tema.

Habían pasado cinco años, tenían 20 ahora. Cómo ya eran mayores de


edad, las chicas compraron una casa para vivir las tres juntas, y todos los

60
veranos se iban una semana para donde sus mamás. Un día, Sofía buscó
todos los recuerdos que tenía con su amiga Verónica de cuando eran niñas,
se sintió muy desanimada y triste, por lo que mejor dejó de buscar y fue un
rato al parque con sus amigas para olvidarse del tema.

Después de un tiempo, se fueron a quedar un mes cada una a la casa de


su mamá, para estar con ellas. Ya era 19 de diciembre y las mamás se fueron
a quedar a la casa de sus hijas hasta que llegará la Navidad, adornaron todo
para pasarla muy lindo con sus hijas. Cuando ya habían terminado, fueron a
comprar un árbol navideño porque no tenían, se encontraron una muchacha
muy parecida a Verónica y se dieron cuenta que ella no había muerto aquel
día, estaba viva. Sofía y Verónica, apenas se vieron, les dijeron a sus amigas
que iban por el árbol más bonito que hayan visto, pero no fueron a eso
sino a hablar de lo que había pasado hace muchos años. Se escaparon de
la tienda a un departamento secreto y fueron a comprar cosas sin parar de
hablar. Verónica le contó que los doctores hicieron lo posible para salvarla,
que estuvo un año en coma y le dijo:

-Yo pensé que tú mamá te había dicho que yo estaba viva. Y Sofía
respondió -Mi mamá nunca me dijo eso.

Las dos dijeron:

-Nunca más nos volveremos a separar.

Fueron a comprar todas las cosas necesarias para no salir por mucho
tiempo, ya que no querían que las amigas las encontrarán. Las demás chicas
estaban muy preocupadas, Sofía y Verónica dieron la cara al frente de su
mamá y amigas. Estaban nerviosas y angustiadas porque iban a decir toda
la verdad, enfrentar a la mamá porque ocultó que Verónica estaba viva. Su
madre le dijo que por su bien no le contó que su amiga estaba viva, “porque
te ibas a enojar conmigo, perdóname por favor te lo pido hija. Hagamos lo
que tú quieras, una fiesta donde tú quieras, puede ser en la playa, invitemos
a todos tus amigos de la infancia, con todos los que tú decidas”. Sofía

61
estuvo de acuerdo, llego el día de la fiesta, ya todos estaban en el lugar,
todos estaban muy emocionados, ya hablaron con las chicas, todos estaban
súper contentos, todo estaba genial.

Ellos dijeron “que dicha volvernos a reencontrar, tu mamá organizó la


mejor fiesta de todo el año, podemos hacer todo lo que quieras Verónica,
este día es tuyo”. Al final, cuando la fiesta había terminado, todas se hicieron
mejores amigas y nunca se separaron. Vivieron todas juntas y todas estaban
muy felices hasta que falleció la madre de Sofía. Fue la tragedia más dura
para ella. Verónica y las chicas la consolaron tanto que Sofía aprendió rápido
a llevar su dolor. Ya habían pasado tres años, era una chica muy fuerte, muy
feliz, ya tenía una hija de un añito que se llamaba Fanny, disfrutaba mucho
a su familia y todavía tenía a sus mejores amigas.

Seudónimo : Adisson

62
Autora:
Sophie Quesada Villegas.
RC. Cartago – Club Satélite La Fortuna


Se oye un grito de mi mamá. Y entre dormida y despierta,
que no entiendo nada de lo que está pasando, se oye su voz
diciendo:

¡Niños! ¡Me quedé dormida! ¡Se nos hace tarde para llegar a la
escuela!

Ese era un día normal, antes de la pandemia. Pero ahora hay nuevas
reglas, tanto en la casa como en la calle, para evitar contagiarnos y C
cuidarnos entre todos. Nuestra vida cambió, es cierto, pero eso no O
quiere decir que no podamos divertirnos en casa. S
T
A
Y es aquí donde comienza este cuento que nos habla de la historia
de Naicin, una adolescente que vivía con su mamá en un pueblito
R
llamado El Molino. Pero no crean que era una adolescente cualquiera. I
Naicin tenía un poder muy especial. ¡Ella podía controlar el viento y C
comunicarse con él! A

Un día, cuando todavía podía ir al colegio, que por cierto le


encantaba jugar con sus amigas, hacer tareas, exámenes sorpresa

63
y especialmente compartir sus meriendas, porque les encanta comer, le
dieron la peor noticia: ¡ya no podría volver al colegio! Y todo por la aparición
de un malvado virus llamado COVID-19.

Naicin iba a extrañar muchisisisímo a su maestra, a la directora y a


sus amigas. Naicin y sus amigas querían ir al colegio de nuevo, así que
decidieron hacer algo para acabar con ese virus horroroso: ir a enfrentarlo
a La Fortaleza del COVID.

Fer, Amanda, Sophie y Naicin irán a una aventura muy arriesgada porque
corrían el riesgo de contagiarse, así que Fer va a vigilar el perímetro desde
su casa, con la ayuda de las cámaras que tiene en todo el pueblo. Ella es
muy buena con la tecnología. Amanda será la encargada desde su casa, de
descifrar las debilidades de los virus en cuanto vea a uno acercarse. Y Sophie
va a acompañar a Naicin a La Fortaleza en esta aventura, claro manteniendo
su distancia, por si acaso.

Naicin y Sophie se prepararon con todo lo necesario para comenzar su


viaje, y después de una hora que todo iba bien en el camino, comenzó a
ponerse un poco nublado. Fer todavía no percibía nada peligroso en el área.
Cuando, de pronto, ¡Oh no! ¡Apareció un virus! ¡Naicin y Sophie se llevaron
un gran susto! Inesperadamente salió de la nada y la neblina no ayudaba.
Amanda entre sustos, le dijo a Naicin la debilidad de este virus: era el alcohol.

Rápidamente Naicin y Sophie intentaron sacar la botella de alcohol lo más


rápido posible pero, entre tanto susto y temblorina de manos, no tuvieron
cuidado y de un solo movimiento rápido, le echaron todo el alcohol encima,
¡y no le dieron! Pero a Sophie se le ocurrió decirle a Naicin que usara su
poder del viento para alejarlo y Naicin pensó que era una buena idea, así que
lo hizo y ¡Fluf! ¡Funcionó! El virus se fue. ¡Uff! Qué susto se dieron.

Y adivinaré…se preguntarán ¿cómo supieron dónde estaba el virus, si el virus


es tan pequeñito que no se puede ver? Pues es muy fácil explicarlo, porque el
viento es amigo de Naicin y él les dijo dónde estaba.

64
Mientras tanto, Fer había calculado que en una hora más iban a llegar
a La Fortaleza solo si nadie se atravesaba en su camino. Y por malísima
suerte, cuando Sophie y Naicin estaban a punto de entrar a La Fortaleza,
¡zas! ¡otro virus guardia se les atravesó! Y como recordarán que ya se les
había acabado el alcohol, porque en el descuido se les cayó todo, no sabían
qué más usar en contra del virus. Amanda no pudo decir en ese momento
cuál era su debilidad porque estaba en el baño lavándose los dientes, y Fer
no pudo avisarles algún peligro porque estaba almorzando con su familia.
Pero Sophie y Naicin sabían que contaban con su apoyo.

Sophie corrió hacia una roca y se protegió detrás de ella. Entonces Naicin
se tuvo que encargar de la situación. Pero el viento que Naicin hacía soplar
fuertemente no era suficiente para alejar a este virus. Y de pronto, ¡salió el Sol!,
y el virus salió volando rapidísimo hacia La Fortaleza.

Naicin y Sophie ya podían entrar sin problemas a La Fortaleza del COVID,


ya que Fer había terminado de almorzar y ya podía verificar que no había
nadie a su alrededor. Entraron y ¡FUF! ¡no se imaginan la cantidad de virus
que había! El viento le decía a Naicin hacia donde tenían que ir, para no
toparse con algún virus u otro guardia virus. El viento no corría peligro
porque no se puede ver, solo se siente y sabe por dónde ir.

Cuando Naicin y Sophie estaban a punto de entrar por la puerta donde


estaba la Fuente de Poder de los virus, que es como un cerebrito donde se
multiplican, ¡sonó una alarma y tooodos los virus las rodearon! ¡El viento
que les daba Naicin a los virus no les hacía ni cosquillas! De pronto, Naicin
se acordó que a los virus no les gusta el calor, pero había un gran problema,
¡No tenían ningún fósforo o algo que les ayudara a que hiciera calor! Entonces
recordó que afuera estaba soleado. Así que Naicin y Sophie fueron corriendo
hacia afuera y todos los virus las persiguieron, ¡y hasta el cerebrito también!
Y cuando menos se lo esperaban, ¡BUM! Gracias al calor que hacía, todo
explotó en mil pedazos.

65
Naicin y Sophie estaban saltando de alegría, porque al fin el virus
desapareció y ya podían regresar a casa.

Al llegar con sus familias les contaron todo lo que habían hecho juntas y
que no había importado que Fer y Amanda estuvieran en sus casas porque
siempre estuvieron unidas y ayudando desde la distancia.

Y así fue como Fer, Amanda, Sophie y Naicin fueron conocidas por todo
el mundo, por haber destruido juntas al virus más peligroso de todos los
tiempos. Y lo más bonito de esta historia, además de haber acabado con el
virus, es que la amistad entre ellas se hizo más fuerte que nunca y pudieron
acabar con el virus juntas, gracias al poder de su amistad y de querer ayudar
a los demás.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado… y el que se quede


sentado se queda pegado. (Así nos dice mi tía Marinita, cuando nos cuenta
un cuento).

Seudónimo: Qui. Vi

66
Autor:
Joel León Suntaxi
RC. Quto Bicentenario

E
n un mundo lleno de malos, un grupo de valientes chicos se
tendrán que unir una vez más para derrotar a la Covid, y sus
nombres secretos son los superhéroes Felipe el Dr., Joel el
antivirus, Andy el biólogo, Jesús killer. Los héroes se tendrán que unir
en el cuartel de antivirus.

Al rato algo estalló (Trooooooooooooooommmmm). ¿Qué fue eso?,


dice Felipe, uno de los guardianes de los virus, cuando a lo lejos
escucharon…. Jajaja fui yo. Con ustedes me presento soy la Covid, he
despertado por fin de mi largo destierro, dice. Mientras tanto, en la
ciudad dice Joel, qué raro este mensaje que dice ayuda, ayuda, la covid
ha despertado. En la torre de control avisaré a todos de inmediato. E
C
Chicos, les tenemos una mala noticia, la Covid ha despertado, pero
U
sé que juntos podemos derrotarla para que no cause daño al mundo.
A
D
Unas semanas después (nuestros soldados están muriendo) dice O
Jesús: tranquilo, la enfrentaremos, dice Felipe, la Covid avanza y es R
hora, vamos a darles batalla final, no la hemos podido detener, pero
hay que crear una nueva arma contra la Covid. Mientras tanto, la Covid
y sus secuaces los coronavirus “avancemos, tenemos que conquistar

67
el mundo, pero ¿qué es eso? ¡Oh no, los héroes del planeta! Felipe por atrás,
Jesús por delante, los demás seguidme. “Ah, con que tú eres el líder de los
héroes del planeta”, dijo Covid. ¡Sí, soy Joel, el gran líder que dio batalla al
H1N1, y te exterminaré y no causaras más daño a nadie.

Vamos a empezar amigos, ataca tú primero (exterminio de alcohol


antiséptico), dice Joel. No puedes contra nosotros, dice Felipe (tsunami de
amonio cuaternario). Jesús (tornado de jabón) y Andy (distancia suprema).
¿Qué? ¿Cómo es posible que saliera intacto?, dice Joel. Ja, ja, ja no pueden
derrotarme, es mi turno de atacar. Aire contaminado, dice el virus; modo
respirador, dicen los superhéroes. Todos están bien, dice Joel, Sí, capitán,
ok. Vamos con todo baño de alcohol antiséptico, mini virus en el aire dice
la Covid escudo de amonio cuaternario dice Felipe. Tranquilos, dice Andy,
con la distancia suprema no se podrá acercar. Track, track, ¡Oh, noooo!,
soldados ataque de manos contaminadas, dice el virus, eviten tocarlos dice
Joel. Mi barrera de amonio cuaternario se ha roto, dice Felipe, bombas de
jabón, dice Jesús.

Son demasiadas manos, dice Andy, cortes de alcohol, dice Joel. Soldados,
expansión, dice la Covid. ¿Qué? ¿Cómo? es que se multiplican demasiado
rápido, dice Felipe, no podemos más, retirada al cuartel de la torre central.
Puedo construir un arma muy poderosa para combatirlo, dice Andy, pero
tardaría mucho, necesito que lo distraigan por un poco más de tiempo. Los
superhéroes asienten con la cabeza. Lo haremos, dice Joel, ahora veras si
resistes a este ataque; cuchillas de alcohol antiséptico; bombas de jabón,
dice Jesús. Ataquen, dice la Covid, y empieza la batalla. Ah, cúbranse, dice
Joel exterminio de alcohol, tsunami de amonio cuaternario, tornado de
jabón, intentemos subir a la montaña, hay que evitar que siga creciendo
nuevamente, cuchillas de alcohol antiséptico. ¡Me han herido!, grita Jesús,
manos infectadas. Yo los cubriré, ustedes destruyan la montaña de virus que
ha hecho la Covid, dice Felipe, tsunami de amonio cuaternario concentrados
en bombas, multiplicación grrrrr pooooooommmm, no podemos más,
dice Joel, estamos debilitándonos. Destrúyanlos, dice la Covid, ya falta
poco, ja, ja, ja. Meteré a mis amigos dentro de una mascarilla gigante,

68
dice Andy, una vez dentro estarán protegidos. Están muy malheridos, debo
iniciar la máquina regeneradora, tardará pero después tendremos las armas
principales. Es hora de tener unos nuevos trajes, cada uno con 50 láseres
contra la Covid y, por si necesitan más, tendrán una opción para recargar
a través de dos propulsores de repuesto. ¡Ahora sí, a la acción cuchillas de
alcohol antiséptico, acabemos con ellos de una vez por todas!, dice Joel.
Después de la batalla es solo cuestión de voluntad lo que deben tener los
habitantes del planeta y mucha disciplina. Pongan atención chicos, vamos
a llamar entonces al distanciamiento, escudo mascarilla que deben usar,
lavarse las manos cada vez que salgan a la calle y en casa también. Ahora
sí, reconstruyamos nuestra ciudad todos juntos.

Semanas después: Hola, amigos, gracias a lo creado por nuestro


supercompañero Andy, hemos vencido a la Covid. Y en tiempos de pandemia,
con mucha responsabilidad y cuidado, ¡QUÉDATE EN CASA!

Seudónimo: Professor León

69
Autor:
Gissele Rojas Bayas
RC. Quito Bicentenario

Q
uerido diario, hoy pasó algo muy preocupante. Estaba en la
escuela estudiando como siempre, cuando un día la profesora
nos dijo que no iba a haber clases por siquiera una semana,
ya que esta pandemia estaba por todos lados e iban a fumigar la
escuela. Después de la semana pasó otra y después hasta un mes,
y después de ese mes pasaron cinco más y ya no podíamos salir
ni a la esquina. Pero, gracias a los avances tecnológicos tenemos
Zoom para las clases, Word para las tareas, WhatsApp para seguir en
contacto con nuestros amigos, etc. Pero, aquí entre nos te cuento
que, si en tu casa no avanzaste a almorzar, simplemente apaga la
cámara y el micrófono y ya está, mientras estás en clase comes y
nadie lo nota. Aunque te recomendaría hacerlo cuando la profe solo E
C
está explicando, porque si está dictando materia no alcanzarías a
U
copiar y posiblemente ensucies todo, así que mejor asegúrate de eso.
A
Bueno, yendo directo al punto, un día estaba como todos los días D
escribiéndole a mi mejor amiga, Valentina, pero cuando me mandó O
un audio se escuchaba muy triste y preocupada. Entonces le pregunté R
y me negó varias veces, que no le pasaba nada. Estuvimos como 15
minutos peleando solo por saber qué le pasa, pero le dije que por favor
me dijera qué pasaba. Me contó lo que había sucedido, y la verdad me

70
preocupó mucho. Conversamos un poco acerca de este tema que la tenía
preocupada, y cuando me mandó un audio diciéndome: Gis, espérame un
rato, me dijo mientras se escuchaba en voz alta a su tía Alexa. De repente,
en el audio se empezaron a escuchar gritos de fondo. Yo le pregunté por qué
se escuchaban gritos y ella me dijo que su hermana estaba muy enferma
y eso era lo que en verdad le preocupaba, ya que me había dicho que su
perrito iba a morir. Eso también era triste pero me lo había dicho solo para
que yo no supiera. Después de esto me dijo que no podía respirar, tenía tos
seca, cansancio incluso sin hacer nada, y mucha, pero de verdad mucha
fiebre. Esos síntomas solo podían significar ¡Coronavirus! Por si las dudas, la
llevaron al médico para ver si era o no positivo. Entonces, llevaron a todos
en la casa, y por todos me refiero a Gabriela, su madre; a Lila, su hermana;
y a ella. Cuando llegaron, el Dr. Ramírez les hizo la prueba. Tiempo después
cuando recibieron los resultados todos salieron negativos excepto por Alexa,
que dio positivo, Cuando le dijeron, se empezó a estresar, a exaltar, decía
que se alejen de ella, etc. Aquí hubo un ligero problema, para qué te miento,
un gran problema: empezó a ahogarse ya que estaba exaltada, y encima casi
no podía respirar, así que mala idea exaltarte cuando tienes coronavirus. El
Dr. Ramírez le mandó a que no salga de su habitación y solo le lleven comida
y todo lo necesario porque no se podían exponer. Finalmente, después de
un tiempo Alexa se recuperó y entendió que tenía que tranquilizarse en
momentos preocupantes y pensar en las consecuencias.

Seudónimo: Violeta

71
Autor:
Ángel Wilfredo Cáceres García
RC. San Miguel Decano

T
odo empezó en Wuhan, la tierra que me vio nacer. Mis padres
me llamaron “Alfredito”
Wuhan, a finales del año dos mil diecinueve, donde me preparaba
para celebrar la Navidad con todos mis familiares y amigos. Como
todos los años, yo me disponía a quebrar mi alcancía de barro de un
cerdito para poder sorprender a mi hermanita Sarita que, por ser su
hermano mayor, era el responsable y encargado de su regalo de fin de
año, porque un año ella hizo su carta a Santa Claus y mis padres no la E
pudieron entregar por sus ocupaciones. Desde ese año decidí ser yo L
quien debería ayudar a mis padres con esa tarea.
S
A
Ella es la niña y princesa del hogar. Cada año desde lo sucedido ella
L
en secreto me susurra al oído su deseo para Navidad y yo, por ser
V
su mejor amigo y hermano, siempre me preparo con mucho tiempo A
antes para ser su cómplice con Santa Claus y así hacerla feliz. D
Ya faltaba poco para la Navidad cuando, de repente, en mi bello país O
se dio una mala e inesperada noticia: que se escapó un diminuto virus R
que nadie podía ver y del que mi hermana y yo, por ser pequeños, no
sabíamos de su existencia.

72
Todo en mi país al saber la desconsolada noticia cambió de la noche a la
mañana. Todos los que habitamos en ella nos caracterizamos por ser una
de las ciudades de China más alegres, humildes y con una gran capacidad
de acoger a todas las personas que deseen visitarnos. Nos caracterizamos
por ser trabajadores alegres y responsables en nuestros hogares, y nuestro
mayor orgullo es ser amables y sonrientes, y así día a día hacer más amigos
en nuestra comunidad, porque los amigos son valiosos.

Mi hermana y yo queríamos saber de dónde se había escapado el virus.


Y, cuando nos disponíamos a ver nuestro programa favorito, al encender la
televisión sin darme cuenta estaba en uno de los canales de noticia nacional
de nuestro país, y fue ahí que descubrimos que se había escapado de un
reconocido mercado llamado el Mercado de los Mariscos.

Nosotros nos preguntábamos por qué los mariscos, siendo varios en


su especie, no lo detuvieron, si el señor cangrejo tiene unas pinzas muy
poderosas, la señora langosta muchas patas grandes y fuertes, el señor
pulpo muchas manos, y el señor camarón tiene uno de los bigotes más
grandes que parecen lazos para poder atraparlo y volver a hacer encarcelarlo.

Un día muy despejado y no muy soleado mi hermanita y yo nos dispusimos


a visitar el mercado de donde se escapó el virus COVID 19. Emprendimos
el viaje para ver si podíamos ayudar a interrogar a todas las especies de
mariscos que habitan en el mercado. Llegamos y vimos unas pocas personas,
por lo que comenzamos nuestro interrogatorio a unos peces espadas que aún
estaban con vida en una pila con agua. Ellos disimuladamente se acercaron
a nosotros y nos dijeron: niños, ¿qué hacen aquí?, este no es lugar adecuado
para ustedes. Le comentamos sobre nuestra visita al mercado y nos dijo “yo
acabo de llegar a aquí desde el mar y estoy triste porque dejé a mi familia
sola, yo aún no estoy enterado de lo sucedido”. Y nos dijo en voz baja que más
allá estaba una señora ballena que tal vez algo sabría. Y así fuimos hablando
con cada uno de los mariscos que se encontraba aún con vida en el mercado,
e hicimos una amistad muy agradable y bonita con los que conversamos, y
liberamos a algunos que todavía tenían la posibilidad de regresar al mar, ríos

73
y lagos, con sus familiares. Al ver la felicidad de ellos se nos vino a la mente
que el don de la vida en los animales y personas, o sea, los sentimientos, son
similares, y no hay nada más feliz que vivir en el hogar.

Lo que supimos fue que el diminuto virus había estado encerrado por mucho
tiempo, y que cada día de encierro que tuvo lo hizo más fuerte e invencible, y
era el más maléfico que podía existir, sabiendo que nosotros los humanos no
teníamos el arma y la posibilidad de detenerlo.

En ese momento se comenzó a buscar los culpables. El día del escape


de la COVID 19, el señor murciélago se había hecho famoso en el mercado
porque a él le gustaba portar virus a los humanos.

Años anteriores también existió otro virus que se llamaba Sars y había
habitado también en la ciudad, por eso se desconfiaba de él que podía
estar involucrado en el escape de la COVID 19. El señor murciélago negó
haber participado en el escape, dijo: yo deseo ser feliz y por eso he dejado
de portar virus en mi cuerpo para no hacer daño a nadie, porque aquí en
este mercado de mariscos me han acogido como otro marisco más y tengo
muchos amigos, a ellos no les importa que sea murciélago, y por esa amistad
sincera que me han demostrado y brindado me siento comprometido a no
hacerle daño a nadie.

Unos días después el virus dejó rastros en muchas personas y comenzaron


a estudiarlo y descubrieron que tenía ADN de la señora Sars.

El virus COVID 19 se había escapado por un descuido inimaginable, en que la


señora Sars y otros cómplices estuvieron involucrados, porque antes ya habían
hecho desastres en personas, pero logró ser detectada a tiempo y ponerle en
advertencia que no podía seguir haciendo de las suyas con la gente.

Fue entonces que comenzó una investigación más cuidadosa porque el


temor comenzó a invadir la mente, alma, cuerpo de todos que, sin saber,
alguno de nosotros podía ser el nuevo hogar de la COVID 19.

74
Ellos siempre eran muy cuidadosos al hablar del virus COVID 19. Sin
saber que el virus había dado a luz una innumerable cantidad de hijos y con
facilidad se podía reproducir por ser ambicioso y maligno, decidió viajar de
persona en persona hacia a un país de Europa, y así de país en país porque
era muy listo y nadie lo podía detectar y ver en ese momento Viajo muchos
más kilómetros en pocos días, dejando en Wuhan una tristeza enorme y una
gran cantidad de personas contagiadas por su fácil reproducción.De repente
el once de marzo de dos mil veinte, me contactó mi amigo Jesús, que en
su escuela habían puesto una cuarentena por un virus, y fue cuando me di
cuenta que el virus también había viajado hasta el Pulgarcito de América,
“El Salvador”.

Se apoderó del pánico y comenzamos a refugiarnos aún más con nuestros


seres amados, ya que el virus cada vez agarraba más fuerza y se expandía
hasta donde él quisiera, sin límite alguno.

Fue cuando todo se detuvo en el mundo y por eso se decretó una pandemia,
ya para ese tiempo comenzaron a tomar medidas más cuidadosas, porque desde
hace unos pocos meses en algunos países ya existían demasiadas muertes,
enfermos, y nada menos que el único responsable era el virus COVID 19.

Mientras que en los que aún no habitaba el virus, éramos responsables de


mantenernos sanos y encerrados en nuestros hogares por seguridad junto
a nuestros seres amados, principalmente nuestros abuelitos porque el virus
los perseguía por ser tan inocentes e indefensos.

Fue cuando mi hermanita y yo decidimos enseñarles nuestros juegos


favoritos y cuidar de ellos y entretenerlos para no pensar en esa mala
noticia, y comenzamos a hablarles de nuestra escuela, de cómo haríamos
para no perder el año escolar nosotros y ningún niño y niña del mundo.

Fue cuando en cada hogar comenzó a crearse ideas y a ingeniárselas para


poder estar al día con la Educación Escolar. En ese momento decide contarle
a mi hermanita que yo ahorraba en el cerdito, y le dije que había tomado la

75
decisión de que esos ahorros servirían para poder comprarnos un teléfono con
internet para nuestras clases, y así ayudaríamos a nuestros padres a colaborar
en la economía de nuestro hogar, y que el regalo de Navidad podía esperar.

Nuestros maestros ya no eran solo ellos sino que nuestros padres y


abuelos ejercían ese papel, y así todo era más fácil y divertido, y nuestras
conversaciones y conocimientos crecían aún más, y la pláticas eran más
largas a diario ya que nuestros abuelos nos enseñaban aún más los valores
en las familias y el significado de la amistad, y que en cada hogar también
estaba sucediendo lo que nosotros estábamos pasando, no solo en nuestro
país sino que en todo el mundo entero, nos hacían saber y reconocer el
valor de lo poco, mucho o nada que se tenía en la vida, era importantísimo.
A medida que pasaba el tiempo nos fuimos adaptando a todo lo que generaba
una barrera a nuestro cuerpo y que no nos pudiera afectar o ser portadores
de la COVID 19.

Fue así que se fue descubriendo que un simple estornudo, un abrazo,


un saludo o apretón de manos nos podía contagiar ya que al virus, por ser
tan pequeño y mortal, le gustaba habitar en la garganta y como era tan ágil
y pequeño le gustaba entrar a las personas por los ojos, boca, nariz para
así poder llegar a reproducirse en la garganta con sus filosas cabezas de
clavo, y comenzaba a dar síntomas muy comunes como gripe, tos, fiebre
y malestares estomacales. Él se sentía el rey de los virus ya que por su
consistencia grasosa se alojaba a cualquier intemperie, pero lo que más
le gustaba era que el ser humano lo portara para seguir reproduciéndose
de una manera más fuerte y mortal, y uno sin saber lo estaba llevando a
nuestros hogares, trabajos, parques, mercados, iglesias o a cualquier lugar
que las personas fueran, y ahí iba para quedarse.

Él no respetaba raza, condición física, edad, estatus, país, grado de


educación, religión, estatura, color de piel.

Entonces fue cuando comenzamos a usar cubrebocas, jabón gel, alcohol,


desinfectantes porque al virus no le gustaba el aseo y limpieza, y esta era

76
una manera de retenerlo y deshacerse de él, que buscaba esconderse en lo
que fuera posible y en cualquier lugar.

Así fue como aprendimos a vivir con la COVID 19 en nuestro entorno,


siempre siendo cuidadosos y saliendo de nuestras casas solo por una
emergencia médica, por nuestros alimentos y medicinas, para que no
pudiera tocarnos y hacernos daño.

Finalmente, mi hermana y yo éramos aún más amigos junto a nuestros


abuelos y padres, que habían sobrevivido a ese virus. La cura que encontramos
fue el apoyo, el amor, la amistad y unión en nuestros seres amados “El amor y
amistad es la cura para aliviar cualquier enfermedad”.

Y, por fin, decidimos hacer nuestros propios regalos para celebrar la


Navidad en casa ya que estábamos a pocos meses de celebrarse, y ni el virus
y ningún otro obstáculo había podido quitarnos la felicidad que en nosotros
como existe como familia.

Seudónimo: Wilito

77
Autor:
Joselinne Yuleidy Mishel Chóc Gallina
RC. San Miguel Decano

E
stábamos comenzando el año escolar en el centro educativo
San José, con nuestra maestra Yamileth, con mis compañeros
y mejores amigos que son Ángel y Luis Carlos. Ángel es un niño
muy estudioso, feliz y le gusta el fútbol, y a Luis Carlos le gusta hacer
bien las cosas, pero también le gusta el fútbol.

Estábamos felices por haber iniciado un nuevo año de estudio


y, por supuesto, el reencuentro con mis mejores amigos y demás E
compañeros. Con mis amigos jugábamos fútbol en los recreos y nos L
divertíamos mucho.
S
A
Cuando, de repente, vimos a Ángel triste y nos acercamos Luis
L
Carlos y yo y le preguntamos qué le pasaba, y él nos contó que se
V
había muerto su perrito llamado Popi. A
D
Luis Carlos y yo le dijimos que no estuviera triste, que le íbamos a O
conseguir otro perrito, y Ángel se puso muy contento. Con lo que le R
habíamos dicho lo vimos sonreír, y a los pocos días le conseguimos un
perrito color negro al cual Ángel lo llamó Negro.

78
Se puso muy feliz con su nuevo perrito y Luis Carlos y yo estábamos
felices por él.

Porque el verdadero amigo es aquel que llora cuando nosotros lloramos,


y ríe cuando nosotros reímos. Mis amigos y yo somos bien unidos y nos
queremos mucho, y nos llevamos muy bien. Bueno, después de todo lo
sucedido nuestra amistad se fortalecía aún más.

No hay mejor cosa que tener amigos. La amistad es un valor único y especial. Es
bella porque si un amigo se enferma o le sucede algo estamos pronto a ayudarle.
La amistad no siempre se demuestra con dinero sino con apoyo, palabras de
aliento, ayudándoles en lo que necesiten.

En las buenas y las malas, ahí están los buenos amigos.

Si a Ángel o a Luis Carlos les sucediera algo, pronto estoy con ellos por
medio de las redes sociales, porque por el momento no podemos vernos, pero
hay maneras de demostrar que nuestra amistad sí es verdadera y sincera.

Pero, de pronto, llega un día de marzo que nos despertamos con la noticia
de que el coronavirus, que estaba tan lejos de nuestro país, se acercaba a
nuestras tierras. Por ese motivo nuestro presidente decreta la suspensión
de clases presenciales, una cuarentena domiciliaria y muchas medidas más
para evitar el contagio de nuestra gente.

Ese día recuerdo que mi mama nos llegó a recoger a mi hermanito y a mí


a la escuela y le dieron la noticia que estaban suspendidas las clases hasta
nuevo aviso. Nosotros felices porque creímos que era como unas vacaciones,
pero transcurrieron los días y todo cambió para mi familia y para mí, todos
fuimos a cuarentena y solo mi papá no porque él trabaja por el ministerio
de Salud en un hospital.

Ya no podíamos salir de casa, me sentí un poco mal por toda esta


situación, porque extraño ir a la escuela, jugar con amigos y compañeros,

79
compartir con ellos momentos felices.

Hay momentos en los que me siento triste y aburrido porque extraño todo
lo que hacía antes de esta pandemia, pero a la vez me siento feliz porque
estoy con mi familia que me ama mucho y me apoya en todo, aunque no ha
sido fácil este cambio para todos como familia.

Un día recibimos la mala noticia de que mi papá se había contagiado con el


virus, a pesar que él se protege muy bien y sigue los protocolos como tiene
que ser. Eso fue un golpe muy duro para todos y por tal razón papá tuvo que
separase de nosotros por un tiempo porque no quería que nos contagiáramos.

Fue duro para la familia el no poder verle, hablar con él, verle llegar a
casa. Fue muy triste. No veíamos la hora de que se recuperara para que
volviera con nosotros. Todos los días esperábamos que entrara por la puerta,
estábamos desesperados porque nunca se había separado de nosotros.

Fue una experiencia muy dolorosa, pero en medio del dolor, la angustia
y la tristeza sabíamos que existe un Dios que sana, y nos pusimos toda la
familia y familiares en oración, y por la gracia de Dios mi papá pudo vencer
al coronavirus y estamos felices y agradecidos con Él por lo que hizo con mi
papa que ya está de regreso en casa sano y salvo.

No todo ha sido tristeza ni aburrimiento: los días que pasamos en cuarentena


hemos hecho muchas cosas. Primero era hacer las tareas, porque clases
siempre hemos tenido, no presenciales pero sí virtuales.

Una de las cosas que más me ha gustado es que mi papá tuvo una buena
idea para que mi hermanito Rodrigo y yo no nos aburriéramos: llenamos
unas macetas con tierra y sembramos frijoles, sandía, ajos, chile verde y
jengibre, y nos pusimos a cuidar las plantas. Mi hermano y yo todos los
días por la mañana vamos a ver como han desarrollado, las regamos en
la mañana y en la tarde. Al pasar varios días, las plantas de frijol habían

80
crecido, ya tenían muchas flores y empezaban a salir ejotes, estábamos
felices y emocionados al ver lo que habíamos logrado.

Pero paso algo inesperado: nos dimos cuenta que las matas de frijol
estaban muriendo. Me puse muy triste y lloré, no me explicaba qué estaba
sucediendo con las plantas. Entonces mi hermanito, al verme triste, me dijo
que no llorara, que él me regalaría sus plantas.
Yo le conté a mi papá muy desconsolado lo que había sucedido,,y me dijo
que no me pusiera triste, que sembraríamos unos nuevos frijolitos y que él
estaba seguro que esta vez sí iban a pegar e iba a tener muchos ejotes, pues
ya nacieron las plantas y están muy bonitas y pronto recogeremos frutos
primero Dios.

Seguimos orando y confiando en Dios para que este mal pronto termine y
podamos retornar a nuestra vida normal, y regresar a clases y poder ver a mis
y amigos y compañeros, jugar con ellos, aunque siempre nos comunicamos por
vídeollamada o las redes sociales, y no ha habido obstáculos para que nuestra
amistad permanezca viva. Un día primero Dios nos volveremos a reencontrar.

Cuando salimos con mis papás, mi hermanito Rodrigo y yo disfrutamos


mucho porque andamos en familia, y cuando menos esperamos nos
encontramos con amigos de mis papás, con amigos de mi hermanito y con
mis amigos, por lo que nos sentimos muy contentos de vernos.

Porque tener amigos es muy bueno y muy saludable, los amigos nos dan
alegrías y nos ayudan, también nos dan confianza y son sinceros.
Cuando tenemos amigos no nos enojamos con ellos, con nuestros amigos
no solo disfrutamos momentos, también nos motivamos en nuestro día
a día. Esperamos vernos en Navidad si esta pandemia se logra controlar,
intercambiar regalos para poder celebrar juntos el nacimiento del niñito
Jesús, y empezar el siguiente año con muchas ganas y junto a mis amigos.

Seudónimo: Rodany

81
Autor:
Joselinne Yuleidy Mishel Chóc Gallina
RC. Vista Hermosa

H
ace un tiempo cuentan las noticias, las redes sociales y todos
los medios de comunicación que en una lejana ciudad llamada
Wuhan comenzó una enfermedad llamada coronavirus, que es
como una gripe que empieza a contagiar a muchas personas, niños,
adultos y ancianos.

Nosotros solo veíamos que muchas personas morían y que el


coronavirus se propagó a los países vecinos, y sucedió lo inesperado
que la enfermedad llegó a nuestro país. Cuando detectaron el primer
caso en Guatemala la gente se empezó a preocupar y por órdenes G
superiores de los maestros se suspendieron las clases. Fue un día U
A
muy triste, recuerdo que fue día viernes el último día que vi a mis
T
compañeros, el último día de clases. Me acuerdo que platicamos con
E
mi compañera, y mi hermanita Eileen convivía más con su compañera M
Nathaly. Nunca pensamos que ese día sería el último en la escuela; A
ese fue un fin de semana triste. El presidente Alejandro Giammatei L
anuncia el estado de calamidad, y recuerdo que ese día estábamos A
con mi abuela y toda la familia estaba triste y alarmada, llamándonos
unos a otros para poder abastecernos con lo básico ya que temíamos
a que el presidente cerrará el país.

82
La primera semana fue muy triste, llegaba la hora de clases y no podíamos
asistir a la escuela y así, poco a poco, fueron aumentando los casos. Las
autoridades de salud, la radio, la televisión anuncian el distanciamiento
social, el uso de la mascarilla y el lavado de manos. Fue entonces que todos
empezamos a quedarnos en casa, solo escuchábamos al presidente hablar,
no podíamos salir, jugábamos con mi hermanita. Y, entonces, anunciaron el
toque de queda. No entendíamos lo que pasaba, pero poco a poco fuimos
comprendiendo la gravedad de la situación. Entonces los días en casa eran
más largos y tristes porque no podíamos ver a nuestros compañeros de clases,
extrañaba jugar en la hora de recreo, no podíamos ver a nuestros primos y
primas, no podíamos visitar a nuestros abuelos, estábamos encerrados.

Y así fueron pasando los días, el presidente daba las noticias y cada
semana cambiaban las ordenes de cómo podían circular. Era cada vez
más preocupante para nosotros los niños, no sabíamos qué iba a suceder,
estábamos con miedo y cada vez que despertaba yo me ponía a pensar en
lo que iba a suceder, pues temía infectarme o que se infectaran mis papás,
mis familiares, abuelos, pero no podíamos hacer nada más que tomar las
medidas necesarias que las autoridades habían dispuesto.

Lo bonito de este tiempo es que compartimos más con mis padres en el


principio de la pandemia, pero a la vez estaba un poco triste porque mi papá
es enfermero y trabaja en el Hospital más grande del país, Hospital San
Juan de Dios. A principio, el habló con nosotros de que va a llegar un tiempo
que ya no lo veríamos para protegernos porque su trabajo era arriesgado y
poco a poco empezó a tratar con los pacientes contagiados de la COVID 19.
Yo siempre oraba todas las noches, le suplicaba a Dios que protegiera a mi
papá para no contagiarse, y así pasaron los días, semanas y meses.

Llegamos al segundo mes después de haber sido declarado el primer


caso en Guatemala. En nuestro pequeño pueblito hay muchas costumbres y
tradiciones y como ya era tiempo de Semana Santa, cada año nosotros estamos
acostumbrados a confeccionar alfombras para el paso de la procesión, pero
este año era distinto porque nada de lo que hacíamos haríamos esta vez,

83
porque el país estaba declarado en estado de calamidad. Mi hermanita y
yo estábamos muy tristes porque no íbamos a hacer alfombras, arreglos
florales o llevar la matraca en las procesiones.

En la parroquia, el padre Víctor Manuel Bor oficiaba las misas o celebraciones


de la Semana Santa, mi mamá siempre nos enseñaba las misas por medio
del Facebook porque solo se podía ver por ese medio. Estábamos tristes,
pero también felices porque orábamos en familia. El Viernes Santo dijeron
que a las 12 del medio día se tocará la matraca en las ventanas, puertas o
balcones de las casas, así que mi hermanita y yo salimos al balcón a tocar las
matracas, luego salieron nuestros vecinos y todos estaban haciendo sonar
la matraca. Fue un momento feliz y emocionante porque vi a mi compañera
Damaris que vive en la otra cuadra.

Llegó el mes de mayo, el mes más esperado porque el 10 se celebra


el Día de la Madre. Por el distanciamiento, social no lo celebramos como
de costumbre con reunión en familia, así es de que mi hermanita y yo
adornamos el cuarto de mi mamá por su día, le cantamos, la abrazamos y la
felicitamos por ser una madre trabajadora y ejemplar. Llamamos a nuestras
abuelas y tías que son madres para felicitarlas en su día, nos emocionamos
tanto que le deseamos feliz día de la madre a una de mis tías que no era
mamá. También en ese mes de mayo mi prima Karen cumpliría 10 años,
y ella estaba triste porque no lo celebraríamos como siempre ya que no
podíamos compartir con muchas personas. Al fin llegó el día del cumpleaños
y la llamamos para felicitarla, le cantamos las mañanitas, le realizamos
video llamadas, para no dejar a que mi prima siguiera triste.

Luego llegó el mes de junio, un mes que me dejó marcada para siempre,
aunque también este mes es muy importante porque el 17 de junio se celebra
el Día del Padre. Ese día mi papá regreso de trabajar por la noche y le
teníamos una sorpresa: adornamos su cuarto, mi mamá le preparó una cena
deliciosa con pollo horneado, cenamos, comimos pastel, platicamos, reímos
y todo fue muy bonito. A mi papá le gustó mucho y eso nos hizo aún más
felices. Pero esta felicidad solo nos duró 3 días más debido a que pasó lo que

84
más temíamos: un día 21 de junio mi papá se sentía mal, mi mamá le dijo
que quizás era que por el trabajo estaba muy cansado, pero él no se sentía
seguro, así que fue a trabajar pero esa noche no regresó y solo mirábamos a
mi mamá muy preocupada, haciendo llamadas y por ratos lloraba. Y, cuando
le preguntábamos qué estaba pasando, solo nos decía que nada, que mi papi
nos quería mucho. El día 22 de junio vimos a mi mamá arreglando un cuarto
con las cosas de mi papá, mandó a comprar medicamentos y le preguntamos
qué estaba pasando, ella solo decía que en la noche platicaría con nosotras.
Yo presentía que algo malo estaba pasando, entonces llegó la noche y ella
nos platicó que mi papá se había contagiado de COVID 19, porque él (mi
papá) estaba tratando y cuidando a los pacientes con esa enfermedad.

Mi hermanita y yo nos pusimos a llorar, no queríamos que mi papá se


muriera. Cuando mi papá llegó por la noche ya no nos habló, se fue directo
a un cuarto a quedarse solo, para que no nos contagiara. En realidad, lo que
sentíamos era algo inexplicable porque él se aisló de nosotras, mi mamá le
llevaba la comida a su cuarto, le llevaba su medicamento, le preparaba té.
La primera semana fue muy triste, solo nos hablaba por video llamada a
pesar de que estábamos en la misma casa. Llamamos a nuestros familiares
para informarles y que no llegarán a visitarnos por lo que estaba pasando
con mi papá. Fueron los días más difíciles que pasamos como familia, pero
gracias a Dios pasaron las 2 semanas y mi papá mejoró muy bien. Gracias a
Dios nuestros familiares no nos abandonaron, nos mandaban comida, frutas
y todo lo necesario para que no nos hiciera falta nada.

Entre las cosas que aprendimos en este proceso fue que, a pesar de todo
lo que nos estaba pasando, la amistad con la familia es muy importante
porque solo los que realmente nos aprecian son los que nos apoyan en
momentos difíciles.

Llegó el mes de julio, mi hermanita cumple años el 19, y también estaba


muy triste porque no lo celebraríamos como siempre, pero mis padres y yo
le planificamos una sorpresa. Ellos le dijeron que este año no lo celebrarían,
pero ese día mi papi la llevó a pasear por la mañana y nosotras aprovechamos

85
para adornar su cuarto, y cuando llegaron ella se sorprendió porque la
estábamos esperando y le cantamos, sopló sus velitas en su pastel y luego
comimos. Fue un cumpleaños diferente pero muy felices porque mi papi ya
estaba mejor de salud, eso era lo que nosotros queríamos pues teníamos
mucho miedo de que le pasara algo malo.

Llegó el mes de agosto, el mes de la feria en que se celebra la fiesta


patronal de pueblo en honor a Santo Domingo de Guzmán. Estábamos tristes
porque no saldríamos a caminar al parque para ir a pasear, comer algodones
de azúcar, ver los carros locos, ruedas de Chicago, el gusanito y muchos
juegos más. No vería a mis amigos gritar en la rueda de Chicago, pero mi
mami nos dijo que era diferente por la enfermedad que estaba afectando a
nivel mundial. Hicimos cosas distintas, sembramos flores, plantas medicinales
y plantas frutales, en el patio plantamos un pequeño huerto familiar en
donde sembramos cebollas, acelgas, zanahorias, cilantro y hierbabuena. Es
muy bonito compartir en familia, realizar actividades juntos, y aunque aún
sabemos que mi papá sigue trabajando en el hospital, siempre le pedimos a
Dios que nada malo le suceda para que siempre esté con nosotras.

Entre las cosas que extraño es compartir con mi compañeras y compañeros,


porque todos los días me acuerdo de ellos, me gustaría jugar, correr con
ellos, platicar de lo que hacemos todos los días en casa, pero no se puede
porque el virus aun está en todos lados, y creo que solo si traen la vacuna
a nuestro país, sería hasta ese momento en que nos volveremos a ver.
Extraño mucho a mi maestra Verónica Ixjotop, porque ella es muy buena con
nosotros, siempre nos apoya en todo, es muy divertida, platica de todo con
nosotros, nos da consejos, la extraño tanto por eso siempre la llamo para
saber cómo está.

Durante este tiempo de pandemia nos ha servido mucho para apreciar todas
las cosas que están a nuestro alrededor, a las personas que están con nosotros
y los que están fuera del país, porque yo tengo una prima en otro país y siempre
me llama, platicamos, nos reímos y me cuenta todo lo que hace ahí, dice que
recibe clases en línea, les mandan las tareas por medio de correos.

86
Es así como durante este tiempo hemos pasado por muchas cosas,
buenas y malas, pero sobre todo hemos aprendido a valorar y apreciar a la
familia y a nuestras amistades que siempre están a nuestro lado a pesar
distancia y lo difícil que es la situación.

Seudónimo: Mi Nathy

87
Autor:
Fátima Anahi Muñoz Yocuté
RC. Guatemala Métropoli

E
sta es la historia de una niña llamada Estrellita, en tiempos de
cuarentena cuando ya sabemos que todo el mundo debe seguir
las medidas de seguridad gracias al famoso virus que ha venido
a cambiar a todos...

En un lejano lugar llamado Tecolandia vive una niña que tiene un


nombre muy bonito. Estrellita es una niña muy hermosa con rizos muy
lindos, gordita, sonriente, y su piel blanca como la de las nubes, muy
educada, y sobre todo muy inteligente. A pesar de todas esas buenas
cualidades, no tenía amigos. G
U
A
Sin embargo, algo ocurrió en estos tiempos de cuarentena. Estrellita
T
sabía que por toda esta situación debía de permanecer en casa, pero
E
ella se sentía muy sola y triste porque no tenía con quien jugar y M
hablar. Sus padres trabajaban y ella se quedaba con su abuela y sus A
hermanos. Un día sonó el timbre de su casa. Tin tin, la abuela le dijo: L
-Mijita vea por la ventana quién es… A

Estrellita corrió a la venta y ¡sorpresa¡ era una niña que en busca de


recolectar víveres, tocaba los timbres de cada casa. Estrellita se asombró

88
mucho y al mismo tiempo se emocionó de verla. Rápidamente le dijo a su
abuela que era una niña que estaba en la puerta y que si ella podía atenderla.

La abuela le respondió: Muy bien Estrellita, puedes atenderla.

Muy feliz fue y le abrió la puerta.

-Buenos días- respondió la niña. Mi nombre es Laura y he tocado el timbre


porque quiero saber si ustedes me podrían ayudar con algunos víveres para
llevárselos a algunas familias que lo necesitan-

Estrellita estaba impactada de ver lo generosa que era la niña, y sobre todo
el valor que tenía en ir a la casa de las personas por víveres, sabiendo que los
niños no podían salir. Estrellita sin mucho pensarlo le dijo: ¿Te gustaría pasar?
Y Laura le respondió: Claro, pero solo puede estar 5 minutos porque debo ir a
otras casas. Estrellita aprovechó y la invitó a pasar a su casa, le contó que ella
no tenía amigos y que admiraba mucho lo que ella estaba haciendo.

Sin darse cuenta del tiempo, Laura se quedó 30 minutos en casa de


Estrellita escuchando todo lo que ella le decía. Para Estrellita era el momento
más feliz de esta cuarentena y para Laura también. La abuela se dio cuenta
que su nieta aún estaba con la niña y fue a decirle que pronto iba a llover,
que la niña debía regresar a su casa. Laura muy agradecida con Estrellita
por todo lo que le había contado y regalado decidió irse, y le dijo que iba a
regresar otro día para seguir jugando. Laura le agradeció a la abuela por los
víveres y siguió su camino.

Y así pasaron los días, Laura no volvió. Estrellita preocupada porque la


niña no había vuelto les contó a sus padres que había conocido a una niña
llamada Laura y que hacía tiempo que no sabía de ella, que si ellos podrían
preguntar a sus vecinos sobre la niña. Ellos le ayudaron a buscarla. Fue allí
donde se enteraron que Laura se había contagiado con coronavirus y ella
estaba en el hospital en recuperación. Los padres de Estrellita le contaron
sobre la noticia y ella se preocupó por su nueva amiga. Les dijo a sus papás

89
que para que Laura se recuperará le iba a enviar una carta y una muñeca
para que no estuviera sola, así la muñeca le iba a recordar a Estrellita.
Los padres de Estrellita le llevaron a los familiares de Laura las cosas que
ella le había enviado a su amiguita. Y fue así como la carta y la muñeca
llegaron a las manos de la niña. Cuando ella recibió las cosas encontró la
muñeca y en una de las bolsas del vestido halló la carta que le había enviado
Estrellita y esa decía:

Amiga Laura

No sabes lo preocupada que estoy en casa, sabiendo que el virus ha llegado


a tu cuerpecito, desearía ser una doctora con muchos poderes para poder
curarte, pero sé que los médicos están haciendo todo lo posible por ayudar
en tu recuperación. Estoy un poco triste porque desde que te conocí supe que
eras una niña muy especial con las personas, para mí fuiste de esas que llegan
justo en el momento indicado. Quiero que sepas que aunque estemos lejos te
llevo en mi corazón, y que cuando te recuperes ojalá puedas regresar a casa
saludable y con muchas ganas de jugar, tengo mucho qué contarte y muchas
cosas qué enseñarte. No olvides que, aunque solo nos hemos visto una vez,
eres una amiga especial, te envío a mi muñeca Cami para que ella sea tu
compañera en este tiempo. Recupérate pronto.

Con mucho cariño…

Estrellita.

Laura al leer la carta se sintió muy emocionada de saber que la niña que la
invitó a jugar en casa le había escrito. Eso le ayudó a su recuperación, ella sabía
que en algún momento regresaría a casa saludable. Y fue así como la niña se
recuperó, los médicos le dieron la noticia que podía regresar a casa, pero que
no tenía que salir para evitar que se contagiara nuevamente. Laura estaba feliz
de saber que pronto iba a regresar a Tecolandia y ahí estaba su amiga Estrellita.
Decidió seguir las indicaciones que los médicos le habían dicho por el bien de
su familia y la de su nueva amiga a quien pronto quería ver.

90
Estrellita se enteró que Laura estaba de regreso en casa y pensó en un
plan para comunicarse. Enviarse cartas. Fue así como su mamá le ayudó
a dejar las cartas que Estrellita le escribía a su amiga cada semana. Laura
estaba mejor y agradecida que este tiempo de pandemia le había obsequiado
a una buena amiga.

Así fue cómo surgió una verdadera amistad en tiempos de pandemia entre
Estrellita y Laura. Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.

Seudónimo: La niña de los cuentacuentos

91
Autor:
Brayan Yahir Sarmiento Chacón
RC. Merendón

H
abía una vez un niño pobre que vivía en la calle. El niño tenía
una hermanita con quien también vivía en la calle. No tenían
un hogar. No tenían ropa limpia, andaban descalzos por la
calle. Un día, un señor pasó y le dio 10 lempiras. El niño tenía grandes
deseos de comprar una torta, pero su hermana tenía mucha hambre
también. El niño prefirió mejor comprarle comida a su hermanita.
El niño, a pesar del hambre que tenía, se sentía alegre al ver a su
hermanita comer.

Al día siguiente la hermanita fue a pedir por la calle. Pudo conseguir 7


lempiras, pero ella estaba triste porque no le ajustaba para su hermano. H
O
N
Justo en ese instante, una señora, que todos los días pasaba por
D
la misma calle, preguntó: “¿Dónde vives?”, y ella contestó con voz U
suave, “En la calle.” R
A
La señora desconsolada al ver a aquella niña toda sucia, le ofreció S
un hogar.

“¡Si!”, exclamó la niña alegre. “Pero tengo un hermano.” A lo cual

92
la señora contestó, “Solamente puedo llevarte a ti. Tendrás que dejar a tu
hermano”. “No puedo”, dijo la niña, “debemos permanecer juntos”. La
señora muy triste se fue.

La niña buscó a su hermano y le contó lo sucedido con la señora. Y el niño


muy enojado le dijo, “¿Debiste haber aceptado?”. La niña llorosa le dijo, “No
quiero dejarte”.

Al día siguiente el niño con su hermanita buscaron a la señora y, después


de esperarla por varias horas la vieron venir.

“¡Señora!”, “¡Señora!”, exclamó el niño. “¿Puede aceptar a mi hermanita?”,


preguntó el niño a la señora. Y, la señora les respondió, “Tengo el lugar
perfecto para ustedes. Allí estarán juntos. Estoy segura que serán muy
felices.” Los niños gustosos aceptaron.

La señora los llevó a un orfanato donde ellos se sintieron muy gustosos


y felices. Allí crecieron y tuvieron la oportunidad de estudiar en la escuela,
después fueron al colegio de donde se graduaron. Encontraron un buen
trabajo y decidieron estudiar en la universidad.

Pero ellos nunca olvidaron a las personas que les ayudaron cuando eran
niños, y siempre que podían iban al orfanato a compartir con las personas
de ahí y les gustaba pasar mucho tiempo con los niños que vivían allí. Ellos
disfrutaban pasar el tiempo con los que consideraban como sus hermanos,
que por muchos años vivieron juntos. También les motivaban a los niños
para estudiar y así un día lograrán ir a la universidad y poder tener una vida
con muchas comodidades.

El niño junto con su hermanita había pasado tantas dificultades. Pero,


estaban tan agradecidos con la señora que les había encontrado y llevado al
orfanato. El niño sabía que él y su hermanita se esforzaron por romper ese
círculo de pobreza; ya ni recordaban cuantas veces pasaron hambre.

93
Cada día estaba cargado de muchas emociones y disfrutaban tanto de su
trabajo que no les parecía algo difícil. La niña se convirtió en un médico
cirujano. Cada vez que ella realizaba una cirugía la ponía en manos de Dios
y lo demás era cosa de los cuidados que ella les daba a sus pacientes. El
niño se convirtió en arquitecto y cada diseño de los edificios le era como
un juego. A menudo comentaba el niño —ahora todo un hombre— que era
como armar un rompecabezas y así se disponía a dibujar. Logró trabajar para
una constructora muy importante y tenía un salario muy bueno. Dividía sus
ingresos y siempre dejaba un porcentaje para llevarles meriendas a los niños
del orfanato.

“Sabes hermano”, un día la niña —ahora toda una mujer— le comentó a su


hermano, “vivir en un orfanato no es fácil aún con este tiempo de pandemia
pero estoy segura que con personas buenas que pongan su granito de
arena y nosotros como buenos hijos de Dios, y agradecidos por los años
que cuidaron de nosotros en el orfanato daremos nuestros máximo apoyo
para que los niños que se encuentran allí, no pasen hambre como un día
sucedió con nosotros.” “En el orfanato nos ayudaron en los momentos más
difíciles de nuestras vidas; y por eso debemos de alguna manera saber
recompensar esa ayuda. Nunca debemos olvidar los malos momentos, no
para vivir tristes, sino para superarnos y pensar en que mañana será mejor.”

“¿Te acuerdas hermano cuando éramos pequeños y teníamos frio, y siempre


pensábamos en el día tendremos calor?”, le preguntó la niña.

“Y, así fue”, continuó la niña.

“Entonces, ¿cómo olvidar nuestro pasado? Eso ayudó a que nos


convirtiéramos en las personas que hoy somos”, la niña afirmó.

“Si, hermanita”, el niño respondió, “recuerdo la primera navidad que


pasamos en el orfanato y mi primer regalo como olvidar; si hasta parece un
sueño. Yo pedí a Santa que me trajera un carrito rojo, y esa vez Santa cumplió
mi deseo” afirmó el niño. “Aunque el carrito me lo trajo grande, jajaja!”,

94
recordó el niño. “¡Como olvidar mi carro a control remoto: era espectacular!”

El niño continuó, “También recuerdo tu juego de tazas y platitos, hermanita.


Eran muy bonitos y hasta jugamos en más de una ocasión a tomar el té y yo
te llevaba en mi auto rojo”. “Ah, como nos divertíamos, fueron muy bonitos
nuestros días en el orfanato y por eso nunca debemos olvidarnos de los
niños que viven ahí. Siempre debemos llevarles cosas que puedan necesitar
y alimentos para que crezcan sanos y fuertes y tengan el deseo de estudiar”.
“Hermanita, recuerda que Dios fue y es bueno con cada uno de sus hijos,
y por eso debemos ser agradecidos y ayudar al prójimo en todo lo que nos
sea posible”, recalcó el niño.

Seudónimo: Carlitos

95
Autora:
Maria José Valle Gonzales
RC. Villa Real De Tegucigalpa

H
abía una vez una vez un virus llamado coronavirus, más
conocido como COVID 19, que apareció aproximadamente el 11
de marzo de dos mil veinte. Los primeros casos de COVID 19
fueron confirmados en mi querida capital, Tegucigalpa, y San Pedro
Sula es el segundo lugar con más contagiados de Honduras. Dada esta
situación no pudimos volver a la escuela, ni al parque, y no podíamos
estar con muchas personas.

Dejaron de trabajar de forma presencial las empresas públicas


y privadas. Ante esta situación provocada por la pandemia, las
autoridades de nuestro país, SINAGER Y COPECO, de antemano H
O
determinan una cuarentena de 15 días.
N
D
He pasado en casa con mi mamá, mi hermana y mi abuela, en U
donde mi casa es mi escuela donde realizo la actividades y tareas R
asignadas por mi maestra, la cual es dirigida por mi mamá. En mi A
hogar vivo y tengo a los seres que más amo en este mundo, y mi S
parque en el cual me divierto con mis compañeras y amigas, mi mami,
mi hermana y mi abuela.

96
A ir a hacer tareas con mis compañeros, me hacen falta mis compañeros,
me hace falta salir a hacer mandados, me hace falta el transporte público
para salir a Tegucigalpa.

Otros países más están con la enfermedad llamada coronavirus y también


continúa la pandemia con el doble de casos por contagio del COVID 19. El
23 de julio se reportaron 31,443 casos altivos y 1,011 personas muertas, 448
recuperados en los 18 departamentos del país.

Debido a que las personas no estaban tomando en serio esta enfermedad,


que en otros países ya había matado a varios ciudadanos, las autoridades
de Honduras ponen toque de queda a partir de las 7:00 pm y sábados y
domingos, nadie sale.

Personal de salud perdieron su vida por estar atendiendo a gente con esta
enfermedad, murieron en su deber, y además de ellos la policía es la encargada
del orden público, y también estaban laborando arduamente.

Periódicos, revistas, radio y televisión anunciando que el presidente está


hospitalizado en el hospital militar porque se ha contaminado del nuevo
coronavirus, y su situación es grave. Al mismo tiempo, también las noticias
decían que la primera dama dio positivo pero es asintomática, por lo que no
presenta los síntomas.

Ya nada era como antes, la tecnología era nuestro medio de comunicación,


por TV WatsApp, internet y radio podíamos recibir clases, podemos hablar y
mandar mensajes de texto por celular para preguntar como están, si están
bien o están mal, nos cuidamos con gel, con mascarillas y caretas.

Al cabo de un tiempo, vino un enfermo y porque se baja del bus nos


regañan. Juego con mis primos, pero no hay nadie cerca porque algunos
vienen de muy lejos y otros de cerca, y nosotros en la casa y con mis tías,
hermanas y hermano y otras personas que conozco bien, la escuela porque
vienen a la escuela par que merecen.

97
Con mis compañeros no nos vemos desde que empezó la pandemia y me
hacen falta, jugar con ellos, reír, estudiar y compartir.

Juego con mis primos Carlos Daniel y Heyzel, se quedaron en casa porque tiene
miedo al COVID 19. El 29 de agosto fue el día de mayor número de contagiados.
Este mes la pandemia mató a muchas personas, niños, niñas, y ancianos.
Cuando mis tíos vienen siempre llegan todos con sus mascarillas y caretas, se
desinfectan porque esa enfermedad anda matando muchas personas.

Pero aún hay casos de personas que no usan mascarillas, unas porque
no tienen dinero y otras porque no les gustan usarlas. Algunas personas
no pueden respirar por su problema de asma o infecciones respiratorias, y
otras tienen dinero para comprar pero no les gusta gastar el dinero. Solo y
no creen que la enfermedad no existe.

El coronavirus anda matando gente, mucho más a las personas adultas,


a los ancianos, y los llevan al hospital para ver si se curan, pero algunos se
sanan y otros no, porque no aguantan. Ya han muerto muchas personas de
coronavirus. Esta enfermedad le pegó a mi mamá, a mi abuela y a mis tíos,
pero rápido se curaron en casa y no hubo necesidad de ir al hospital.

A nosotros, los niños, no nos pega porque estamos con remedios y esa
medicina es mágica. Solo a Fabricio le dio, pero rápido se curó.
No estoy muy feliz porque ahora ya no voy a salir al parque, y las personas
mayores solo pueden salir con numero de identidad y con mascarillas,
caretas y lentes porque, si no, los de COPECO y las fuerzas armadas los
regañan. Debemos cumplir con medidas de bioseguridad y los trabajadores
dejaron de trabajar por esta enfermedad y no tienen qué comer.

Cuando estoy en casa me la paso jugando con mis primos, me siento


aburrida, me hace falta jugar con mis compañeras, hacer trabajos juntos. No
puedo salir, paso usando gel y me lavo las manos a cada rato mientras juego
mis primos, pero no es como estar en la escuela, me falta estar en clase.

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Quisiera ir a Tegucigalpa a comer, ver a toda la familia, ir al parque, tengo
10 años y no juego muy bien porque mis primos son pequeños y juego sola,
pero no es lo mismo. Y si quiero algo, lo tengo que desinfectar con gel.
También desinfectamos el dinero porque todo el mundo lo toca y por este
medio pasa la enfermedad llamada coronavirus, o sea, COVID 19.

Me siento feliz en casa porque visito a mis tíos, compartir con toda la
familia, pero no podemos estar muy cerca para evitar la enfermedad y no
contagiarnos. Solo por teléfono hablamos por llamadas o por video llamadas
para poderlos ver y contarles la historia que hemos pasado. El día que me
vine, casi nos atropella un carro a mí, al abuelo y a mi hermana. Finalmente,
se comunica que a partir del 8 de junio de 2020 se autoriza la apertura
de varias instituciones públicas como son: CONATEL, Comisión Nacional de
Bancos y Seguros, Secretaría de Finanzas, Banco Central, ARSA, Secretaria
de Desarrollo Económico, etc. Los empleados que se presentarán a trabajar
de manera presencial deben ser únicamente el 20% del total de cada
institución. Este 20% no podrá incluir a personal mayor de 60 años o aquellos
que tienen alguna enfermedad crónica. El SINAGER comunica a la población
que la determinación de segmentar a la población para su circulación de
conformidad a la terminación de su placa, queda sin valor y efecto.

Se autoriza la reapertura del comercio y empresas en general a partir


del miércoles 29 de julio de 2020, cumpliendo y utilizando los protocolos de
bioseguridad aprobados por la Secretaría del Trabajo y Seguridad Social. La
reapertura de los comercios se dividió en base a la región departamental y la
fuerza laboral, quedando de la siguiente manera:

La región 3 se reincorporará un 20% de los empleados.


La región 2 se reincorporará un 40% de los empleados.
La región 1 se reincorporará un 60% de los empleados.

La cadena agroalimentaria queda abierta en todo el país, independientemente


de la región. Incluyendo los beneficios de café, tabaco, fábricas exportadoras
de productos agropecuarios. El horario de reapertura se mantiene de 07:00

99
am a 05:00 pm de lunes a viernes. Las grandes y medianas empresas deberán
implementar los triajes según lo establecido en los protocolos de bioseguridad.
El transporte público comenzará a partir del lunes 3 de agosto, realizando
pruebas de pilotaje para su ordenada reapertura.

Quedan exentos de la reapertura económica los bares, discotecas,


cines, gimnasios, teatros, eventos deportivos, centros de convecciones,
aeropuerto, centros educativos, comedores de restaurantes y reuniones en
casas de más de 10 personas.

Las empresas u organizaciones que necesiten apertura deberán de


solicitar obligatoriamente salvoconducto.

Se mantiene la circulación de la población según el último digito de la


tarjeta de identidad, pasaporte o carné de reside.

Las instituciones públicas dispondrán, en su modalidad presencial,


de aproximadamente el 33% del total del personal, con excepción de las
instituciones en primera línea de batalla contra la pandemia COVID-19 como
son: Seguridad, Servicios Médicos, Servicios Públicos y de Emergencia.

Se atenderá al público de conformidad con el día de circulación contenido


en la calendarización aprobada por el gobierno.

La Secretaría de Salud por medio de cadena nacional, exhorta a la


población a continuar con las instrucciones generadas por el Gobierno
de la República, y a tomar todas las medidas de prevención y precaución.
Anuncian que, a la fecha, el país se mantiene con la misma cantidad de
pacientes con Coronavirus.

El tiempo poco a poco está volviendo a su normalidad, ya se han abierto


varias instituciones, no al 100 por ciento, pero ya estamos encaminados a
ello, porque la economía del país se ha vista afectada al ordenar el cierre

100
de todas las empresas públicas y privadas. Ya los habitantes de este país no
morirían de la enfermedad sino de hambre junto a sus familiares.

El pobre necesita de trabajar para poder llevar el sustento a su hogar y


darles una vida digna a sus familiares.

Le doy un aplauso a nuestro gobernador y a su gabinete que han tomado a


bien ir poco a poco con la apertura del país, sí se necesita más vigilancia porque
hay compatriotas que salen sin ser su día, se suben a los buses y una vez adentro
se quitan la mascarilla y no respetan el lugar donde les toca sentarse.

Estoy muy alegre en familia, con mi mamá, mi abuela y mi hermanita.


Juntas somos grandes amigas, nos ayudamos una a otra, y ahora que ya se
están abriendo las empresas y el transporte público, vamos a poder viajar,
tomando siempre las medidas de bioseguridad, con mi mascarilla y mi gel
en mano.

Seudónimo: La vencedora

101
Autora:
Jinie Gissel Burgos Uitz
RC. Izamal res Culturas

H
ace muchos años, en un lugar muy bello y lejano, se encontraba
frente al televisor una niña llamada María, quien escuchaba y
veía que al otro lado del planeta había surgido una enfermedad
que llevaba el nombre de COVID 19, la cual, por su descripción, parecía
ser muy mala pues muchas personas estaban enfermando y pereciendo
a causa de ella. Asustada, rogaba que nunca llegara hasta ahí, pero en
poco tiempo su mayor temor se hizo realidad y la enfermedad llegó
hasta su pueblito.

Era el mes de marzo, y con la llegada de la primavera todo debía


ser colores brillantes, cantos de pájaros por las mañanas, y mariposas
revoloteando por las calles, pero no fue así, con la llegada de la COVID
M
todo se tornó gris, triste y desolado, y en su lugar llegó la tristeza, el
É
miedo y la desesperación. X
I
Los días pasaban y los pobladores vivían con el miedo y la angustia C
de perder a sus seres queridos, pues las noticias cada vez eran más O
tristes. Los padres de María se encontraban preocupados pues, ante
la falta de trabajo, llegó la escasez de alimentos, y así como se hizo
presente en su hogar lo hizo también en muchos otros.

102
Con la pandemia las escuelas tuvieron que despedir tristemente a sus
alumnos ya que esta enfermedad implicaba mucho riesgo para ellos. Un día,
aquellos amiguitos que solían jugar todos los días se despidieron sin saber
hasta cuándo podrían volver a verse; las iglesias, los mercados y muchos de
los negocios se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas, pues, aunque
la economía era muy difícil consideraban que su vida y la de su familia era
más importante.

María veía cómo cada día el escenario que estaba atravesando se hacía
más triste, desesperante y aburrido, quería ver a sus amigos, quería abrazar
a su familia y anhelaba volver a la vida a la que estaba acostumbrada, pero
no era posible, así que se puso a pensar cómo ella podría ayudar a sus
padres, a sus vecinos y a toda la gente del pueblo. Al final del día había
encontrado la solución.

Ante esta situación, María, decidida a cambiar las cosas, emprendió un largo
viaje para llegar con la Señora Tierra. Durante su recorrido se encontró con un
niño llamado Juan, quien al igual que ella se encontraba triste y preocupado
pues alegaba no poder ver a su familia y amigos como lo hacía antes.

-María tengo mucho miedo de contagiarme, no quiero perder a mi familia,


por favor ayúdame pues quiero tener más recuerdos hermosos al lado de
mis seres queridos.

María lo consoló y le prometió que haría todo lo posible para que la vida
fuera como antes.

-Juan, confía en mí, sé perfectamente a quién acudir para que nos brinde
su apoyo y nos ayude a que todo vuelva a ser como antes, te prometo que
pronto tendrás buenas noticias y volverás a jugar con tus amiguitos.

Agradecido, Juan le deseó un buen viaje. Los días pasaban y el recorrido


de María se hacía más triste, pues primero fue Juan, después Lupita y

103
más tarde José a quienes se había encontrado con la misma historia; sin
embargo, eso la motivaba aún más a hallar la solución a sus males.

El día llegó, María por fin había encontrado a la señora Tierra, al verla,
sintió un gran alivio. Se acercó a ella y le dijo:

-Hola, Señora Tierra, vengo ante ti para pedir tu ayuda, pues desde hace
unos meses la vida en mi pueblito y en todo el mundo ha cambiado. Por
favor, Señora Tierra, ayúdame a que esto se arregle, quiero volver a ver a
mis amigos y a mi familia pues desde que llegó la enfermedad ya no puedo
convivir con ellos, ya no puedo abrazarles como yo quisiera, los parques
que antes se encontraban repletos de niños hoy están tristes y vacíos, ya
no puedo oír las risas de mis amigos en la escuela, ni puedo jugar y correr
con ellos como solía hacerlo todos los días, en muchos hogares hace falta
la comida y los padres se encuentran asustados por esta situación. Esta
enfermedad nos ha encerrado en nuestros hogares, nos ha tapado la boca
pues ahora tenemos que estar usando un cubreboca para evitar enfermarnos.
Este virus, a pesar de ser tan pequeño y no poder verlo a simple vista, es tan
fuerte que nos ha quitado a gente que queremos, mi pueblito se encuentra
triste y parece estar dormido. Por favor, Señora Tierra, dígame ¿usted es la
causante de todo esto?

La Tierra, apenada y con los ojos llenos de lágrimas, le contestó:


-Sí, María, yo fui la causante, pero no quería hacerles daño, tan sólo quería
recuperar el amor que me tenían y que poco a poco se fue desvaneciendo, ese
cariño y respeto que se fue perdiendo con cada árbol que talaron. Yo estaba
triste de ver cómo los humanos desperdiciaban lo bueno que yo les ofrecía,
veía que solo le importaba a muy poca gente y quise tomarme un descanso.

María con los ojos cristalizados le dijo:

-Por favor, Señora Tierra, perdónanos y ayúdanos a que las cosas cambien
para poder aprender a cuidarte. Te prometo que, si me das otra oportunidad,
seré más cuidadosa y le enseñaré a toda la gente que debemos valorarte,

104
ayúdame para devolverte todo el cariño que tanto deseas.

Conmovida, la Señora Tierra le dijo:

-Tranquila María, ve y dile a los humanos que la Tierra necesita descansar


40 días para sanar y cerrar mis heridas que tanto daño me han causado.

Feliz de escuchar esta noticia, María regresó emocionada a su pueblito


para comunicarles lo que la Señora Tierra le había dicho.

Y entonces surgió lo que nadie había imaginado. Al escuchar la noticia,


todo empezó a cambiar, pues la gente comenzó a pensar diferente y se unió,
comenzaron a ayudarse entre sí, sacaron lo mejor de ellos para su familia,
para sus amigos y para sus vecinos, la empatía se hizo presente en cada
hogar, la felicidad poco a poco fue volviendo haciéndose presente en la
sonrisa de los niños y la tranquilidad de los adultos.

Gracias al mensaje que María les había hecho llegar, la reflexión de los
humanos empezó a trascender más allá del pueblito y pronto había llegado
a la ciudad de Juan, más tarde a la ciudad de Lupita y José, y en un abrir y
cerrar de ojos en muchas otras ciudades.

Con el paso de los días María se había hecho amiga de la Señora Tierra y
acudía cada día para contarle los cambios que habían tenido los humanos.

-Hola, Señora Tierra, estoy tan contenta de ver cómo la gente ha cambiado
su manera de ver las cosas, las personas que antes no tenían para comer
hoy tienen un plato de comida en su mesa gracias a que las demás personas
le brindan su ayuda, los niños ahora pasan más tiempo con su familia y
han aprendido a valorar que siempre es mejor pasar un buen rato en su
compañía, todo va mejorando Señora Tierra, yo no puedo ver a mis amigos
pero mis padres me dejan platicar con ellos a través de un dispositivo que
me permite verlos. Ellos me cuentan cómo les ha ido en su día y cómo
sus padres ahora están más unidos, nuestra amistad sigue siendo igual de

105
bonita que antes, con la diferencia de que ahora valoramos más esas charlas
que tenemos y cada día nos despedimos ansiando que llegue ese momento
en que volvamos a vernos, y esta vez saludarnos con un gran abrazo.

La Señora Tierra emocionada le dijo:

-Lo sé María, lo puedo sentir pues mis árboles han reverdecido, mis
aguas se han cristalizado y mis animales han vuelto a salir sin miedo a ser
cazados, el aire que respiro se vuelve más limpio, cada día me siento mejor
y más feliz, estoy muy orgullosa de todo lo que están logrando.

Con el paso de los 40 días la unión y los lazos de amistad entre niños y
adultos se volvió cada vez más fuerte, y el pueblito sanó y con ellos el corazón
de la Tierra, y cuando el peligro pasó tuvieron una nueva oportunidad de
vivir. El pueblo siguió unido y tomaron nuevas decisiones, soñaron nuevas
imágenes y crearon una nueva forma de vida en donde el valor a la Tierra
siempre estuvo presente, y con todos estos gestos de amor el corazón de la
Tierra sanó. Y los humanos descubrieron que la Tierra no los había castigado,
sino que les había enseñado a amar y a valorar a la familia, a los amigos y
a la naturaleza, y fue así como la unión y la amistad logró salvar el mundo.
Desde entonces, María sigue visitando a la Señora Tierra compartiéndole
una nueva historia cada día, pero ahora la acompañan José, Lupita, Juan y
muchos amiguitos más de todo el mundo que, como ellos, sobrevivieron a
la pandemia creando un lugar mejor para vivir.

Seudónimo : Chelita

106
Autora:
Frida Cabrera Silva
RC. Ziguanatejo

H
abía una vez tres mejores amigos que eran inseparables, y su
amistad era ya de hace muchos años. Un día, sus padres les
explicaron a sus hijos que ya no podrían salir como antes a
jugar en la cancha. Ellos preguntaron

- ¿Pero por qué ya no podemos salir a jugar?

Y sus padres les contestaban que el gobierno estaba poniendo


nuevas reglas, y que las enfermedades que estaba causando ese virus
llamado COVID19 eran muy graves ya que estaban llevando a muchas
personas a los hospitales y a otros hasta a la muerte.

M
Fue por esa razón que los tres amigos dejaron de verse en persona
É
por varios meses, ya que sus papás les habían dejado en claro que X
por ningún motivo podían salir de casa. Pero un día, Pablo, uno de I
los tres amigos, llamó a sus amigas Valentina y Bianca y les propuso C
que se reunieran en el parque a las 5 de la tarde. Valentina y Bianca O
le recordaron que tenían prohibido salir de sus casas por la pandemia;
pero Pablo les insistió en que no pasaba nada y les dijo:

107
– ¿Acaso no les dan ganas a ustedes de que platiquemos, aunque sea solo
un ratito? Las dos amigas pensaron que, si sus papás no se enteraban, sería
bueno que se vieran solo unos momentos.

Así pues, los tres niños se las ingeniaron para salir de sus casas, todos
al mismo tiempo, y sin que sus padres se dieran cuenta de ello. Valentina
le dijo a Pablo:

-Si mis papás se enteran que no estoy en casa, ¡ay, no quiero ni


imaginármelo!

- ¡No pasa nada… no sean miedosas!, dijo Pablo en tono de burla

Entonces, Bianca les dijo que lo más importante era la salud de todos, y
que platicaran rápido porque tenían que regresar cuanto antes.

Cuando finalmente dejaron de platicar y bromear como hacía tiempo no


lo hacían, emprendieron el regreso a sus casas. Pero, para mala suerte de
los tres amigos, sus padres ya se habían dado cuenta de que no estaban
en casa, y cuando regresaron a los tres les esperaba tremendo regaño
y un castigo ejemplar para cada uno, el cual consistió en restringirles el
uso del teléfono móvil para que ya no pudieran andar planeando actos de
desobediencia. Los tres amigos aprendieron desde entonces la lección, y
entendieron que el regaño que les dieron era bien merecido, y que su salud
era lo más importante por lo que no debían jugar con un virus tan peligroso.

Moraleja: Cuando un amigo te invite a ponerte en peligro; entonces no


es tu amigo.

Seudónimo: Maracuyá

108
Autor:
Bayardo Didier Flores Castro
RC. Chinandenga San Cristobal

H
ace algún tiempo, cerca de un cerro en una comunidad llamada
Cabrera, vivía un niño llamado Robin. Él era un niño de muy
buenos valores, y amaba a los animales y disfrutaba de salir a
correr junto a su mascota Amba, y su amiga Cecy.

Todo marchaba bien en la comunidad, hasta que surgen varios


contagios de un virus llamado Covid 19, una enfermedad respiratoria
contagiosa que afecta a todas las personas, se trasmite de persona a
persona través de gotas respiratorias cuando la persona infectada tose,
estornuda o habla, por eso se deben de tomar medidas de precaución N
muy estrictas ya que esta enfermedad tiene consecuencias graves. I
C
A
Todo marchaba bien, Robin disfrutaba de una buena vida. El niño
R
salió a jugar con su amiga y su mascota a un campo que estaba justo A
a la vuelta de la esquina de su casa, y cuando regresó a su hogar su G
papá le da la noticia de que el virus había contagiado a unas personas U
de la comarca y Robin se asustó mucho, era algo inesperado para él. A

Sus padres implementaron nuevas reglas en el hogar para prevenir


el contagio, como no salir de casa, usar cubre bocas, lavado frecuente

109
de manos y mantener sus juguetes limpios.

Robin y Cecy se sentían muy frustrados de no verse y pasar encerrados


en casa. Debido a la situación, se puso a prueba su amistad. El papá de Robin
le prohibió salir a jugar con su mascota Amba, y eso lo ponía muy triste.
Una semana después, Cecy fue a casa de Robin a escondidas y lo invitó
a jugar. Él le contestó que no podía porque sus padres le habían prohibido
salir. Su amiga le dijo que debían escaparse un ratito para que nadie se diera
cuenta. Robin no sabía qué pensar sobre la oferta de su amiga, añoraba
volver a hacer las mismas cosas de antes. Se quedó un momento pensando
en la propuesta, ¿debía o no aceptar? Eso involucraba desobedecer a su
papá. Luego de unos minutos, le responde a Cecy que irían a jugar siempre
y cuando tomaran las medidas de prevención.

La tarde transcurría con mucha algarabía, reían mucho. Robín tiró una
rama a la mascota y le ordenó que la fuera a recoger, Amba se fue a toda
prisa a traerla y tan mala suerte tuvo que cayó en un tapabocas contagiado
que estaba tirado en el suelo, sin que su amo se percatara. Al regresar lamió
la cara de Robin sin saber que lo estaba poniendo en mucho peligro. Al cabo
de unas horas deciden volver a casa, se sentían muy satisfechos por la
mejor tarde que habían tenido en mucho tiempo.

Días después, Robin empieza a sentirse mal, los síntomas eran muy
sospechosos. En ese momento les confesó a sus padres lo que días atrás había
hecho con su amiga y mascota. Sus padres quedaron muy decepcionados y
deciden llevarlo al hospital. Le hicieron muchos exámenes para saber qué es lo
que tenía. Las pruebas confirmaron que estaba contagiado de Covid-19 y tuvo
que quedarse en una habitación de acceso restringido y bajo vigilancia médica.

El padre estaba muy desconsolado por la noticia, la mascota de Robín sale a


su encuentro y fue entonces cuando el papá no tuvo más fuerzas, se desplomó
y empezó a llorar. Minutos después, le habló por teléfono a los padres de Cecy
y les explicó las consecuencias de la desobediencia de los niños.

110
Los padres de Cecy hablaron con ella y le explicaron lo que pasaba con su
amigo. Un gran sentimiento de miedo estremeció su cuerpo, se sentía muy
culpable por haberlo convencido de escaparse.

Amba se ponía en la puerta a esperar a su amo. Después de dos semanas,


Robin podría recibir visitas. Cecy fue a verlo, pero tenía que guardar distancia,
sintió mucha tristeza al ver a su amigo a través del vidrio de seguridad
de la habitación del hospital. Desde lo lejos se hacían señas y se sentían
agradecidos de estar viéndose de nuevo, aunque fuera detrás del vidrio.

- “Me siento muy feliz, ya quiero salir de aquí. El virus no me vencerá, yo


lo venceré a él”, dijo Robín.

Después de un rato debían retirarse, pero antes Robín preguntó por su


mascota.

- “Está en casa extrañándote”, dijo el papá.

La perrita estaba muy triste y había dejado de comer al no ver a Robín. En


un descuido, se percató que la puerta estaba abierta y aprovechó para salir
a buscar a su amo, y anduvo por toda la comarca recorriendo los lugares en
donde jugaban. Al caer la noche se perdió. De regreso a casa, el papá de
Robin se percató que la cachorra no estaba en casa. Pensó que regresaría,
pero eso nunca pasó. Al día siguiente preguntó a los vecinos si habían visto
a la cachorra, pero nadie le supo dar razón.

Nadie le cuenta los acontecimientos, estaban muy temerosos de la reacción


que tendría su hijo al saber la noticia de que Amba no estaba en casa.

Llega el gran día en que por fin Robin saldría del hospital, todos estaban
jubilosos de que pudo ganar la batalla contra el virus. Al entrar a casa había
un cartel de bienvenida. Todo era perfecto, pero hacía falta su mascota.

- Papá, ¿dónde está mi mascota?, dijo Robin.

111
-Hijo ten calma, te explicaré. Ella se extravió el día que fui con tu amiga
Cecy a visitarte al hospital, dijo el papá.

Robin llora y no dejaba de hacer preguntas sobre el paradero de su mascota.

- ¡No sé en donde está!, dijo el papá.

Al día siguiente llega Cecy muy contenta a ver a su amigo.

- Estoy muy feliz de verte y que te recuperaras del virus. Yo también me


estoy cuidando para no contagiarme y que no nos vuelva a separar. Quiero
que nuestra amistad dure por siempre, dijo Cecy.

- Sabes amiga, gracias por estar conmigo en las buenas y en las malas,
y por apoyarme mientras estuve enfermo. Pero necesito tu ayuda para que
podamos encontrar a mi cachorrita, dijo Robín.

- No te preocupes, amigo, yo te ayudaré a buscar a Amba, yo sé que juntos


la encontraremos y volveremos a jugar los tres como siempre”, dijo Cecy.

Recorrieron muchos lugares por horas, se sentían muy cansados, pero


estaban decididos a encontrar a la cachorra. Y así fue como divisaron
una casa abandonada y con suerte se dieron cuenta que ella estaba allí.
Comenzaron a correr con mucha energía a encontrar a su perrita, estaban
brincando de alegría y para sorpresa de ellos encontraron un nuevo amigo,
un perico hablantín muy colorido.

Muy felices estaban, decidieron llevar a casa al perico y cuidar de él.


En todo el camino de regreso a casa no pararon de cantar muy alegres
entre ladridos y silbidos de sus mascotas. De momento, el perico que había
pertenecido a un hombre que era periodista de un canal de televisión, días
anteriores el hombre repetía por teléfono que el virus llegó a su fin, el
perico grabó esas palabras en su mente.

112
Y el perico hablantín empezó a repetir lo que había escuchado de su
amo anterior, ya no vamos a sufrir más, el virus llegó a su fin. Robin y Cecy
estaban muy sorprendidos de lo que escuchaban de su nuevo amigo perico.
Llegando a casa muy contentos, Robin, le comenta a su papá lo que el perico
repetía, y el papá muy emocionado con lágrimas en los ojos de alegría les
dice a los niños lo que había visto en televisión: que ya habían creado la
vacuna contra el virus y que todo regresaría a la normalidad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Seudónimo: Badiflocas

113
Autora:
Juliana Esperanza Rugama
RC. De David

U
n día del mes de marzo estaba en el salón de clases. La
profesora había orientado una dinámica que me gusta mucho,
“Aceite de iguana”, porque hace bien a mi cuerpo. Así pues
me reuní con mis mejores amigos: Emily, María José, Agustín y Carlos
Adrián y compartimos este grato momento.

De repente, la profesora dice:-Mis niños espérenme un momentito


¡Me llama la directora! Nos quedamos platicando en voz baja de lo
que sabíamos hasta ese momento del virus que se propagaba por el
mundo y que se escuchaba en las noticias y en la calle, todos muy N
asustados. Cuando regresó la profesora nos dijo: I
C
A
-¡Niños me acaba de dar una triste noticia la directora! A partir
R
de mañana se suspenden las clases en el aula, ahora trabajaremos A
diferente, ustedes en su casita recibirán los temas y tareas que G
les enviaré en línea. Esto es porque debemos tomar medidas de U
distanciamiento e higiene para no enfermarnos. A

-Muy triste, pero muy triste, miré a mi alrededor, vi las caras de mis
compañeros y amigos, pensé ¡No veré más a mis amigos y profesora!

114
¡No puede estar pasando! Recosté mi cabeza sobre la paleta del pupitre y
lloré, porque sabía que me iba a alejar de todos y dónde quedaban todos
aquellos ensayos que habíamos hecho para celebrar el día de San José,
nuestro Patrono de la escuela.

-El reloj marcó las 12:45 del mediodía, sonó el timbre, hora de salida,
no quería que llegara este momento; Sabía que mamá me esperaba en
el lugar de siempre, sollozando le doy la noticia. ¡Maaá, por el momento
no recibiremos clases en el aula! Todo por el virus, ella con toda calma
respondió: - ¡No hija, tal vez es sólo unos días, no te preocupes! Cuando
íbamos a casa platicábamos y mirábamos pasar ambulancias, pero mi mamá
me hacía otras pláticas para distraer las miradas. ¡Al fin llegamos a casa!
Escuché el volumen del televisor muy alto, mi abuela Pastora y mi tía Mary
miraban las noticias acerca del mortal virus. Me preocupé, tuve miedo,
mucho miedo, porque no quería que esta peste le diera a mis seres queridos,
ni a nadie pues. Cuando llegó mi papá del trabajo le di la noticia que iba a
recibir clases en línea, él puso cara triste y dijo: -¡y ahora! ¿Cómo será eso?
¿Cómo haremos con esa compradera de recargas? Por cierto, debido a esa
cosa, hoy me dijo el jefe que me quitarán horas de trabajo y me pagarán
menos. Bueno hija. - “Dios proveerá”.

-Al día siguiente creí que era sábado, aunque desperté temprano, mamá
no me levantó como de costumbre, pero al poco tiempo, abre la puerta de
mi cuarto y me llama: ¡Gaviotaaaaá! ¡Levantate chavala!

¿Crees que hoy es fin de semana o estás de vacaciones? ¡Qué aburrido!


Pensé que iba a jugar con mi hermana Martita, tener tiempo libre para mis
manualidades, dibujar, en fin soñaba con tantas cosas. ¡Qué va!

-Empezaron a llegar las primeras tareas y sentí que realmente extrañaba


a mis compañeros de clase, a la profesora y a las monjitas de la escuela.
Llamé a una de mis mejores amigas, Emily, la chiquitina y cariñosa amiga,
que me dijo bien contenta ¡Ya recibí las primeras tareas! Por eso no le
quise contar que estaba triste y decidí empezar con las asignaciones del

115
día. Aunque leía una y otra vez todo lo que la profesora orientaba, no lo
comprendía, era como si no estaba presente, no me concentraba, tampoco
entendía cómo podría realizar todas las tareas con un celular. ¡Qué feo me
dije a mi misma!

Pasaron los días y me acostumbré a copiar las tareas que me enviaba la


profesora, pero a escondidas de mamá jugaba. Para mí, esos juegos no eran
malos, eran instructivos porque aprendí cosas curiosas de los animales,
entre otros temas. Un día mamá no estaba y no copié ninguna tarea, me
perdí totalmente en los juegos, así me sentía acompañada. ¡Uf! Son las 4
de la tarde y mamá vendrá pronto. Al momento llegó, me notó nerviosa
y sin dudarlo me dijo: -¡Gaviota te voy a decir algo muy en serio!, ahora
mismo dame tu celular y dile adiós a tus juegos: ¡adiosito ¡baay!, eso te está
perjudicando en tus estudios y no te concentras en tus clases, ¡ más en
Matemáticas que es bien chiva.!

Un lunes bien temprano me comuniqué por WhatsApp con mis compañeros


de clase y les pregunté, cómo les estaba yendo en cuarentena. -Gaviota,
extraño las clases en el salón, la explicación de la profesora, los recreos
para jugar con ustedes - dijo Moisés. –Emily comenta: -amiga por ahora solo
podemos comunicarnos por celular y cuando tenemos un tiempecito, es
muy triste la situación, no podemos descuidarnos y si salimos debe ser por
algo necesario e importante. Carlos Adrián nos dio un consejo: -chavalos no
salgan de casa si no lo necesitan, lávense las manos muy seguido y si van a
la calle usen mascarilla y siempre lleven alcohol. Al final todos comentamos
cómo nos podíamos cuidar.

_ Una tarde estaba haciendo mi tarea de Educación en la Fe, el tema


de los Profetas Menores y Mayores y en un momento, ¡Oh no! Escuché la
ambulancia que se dirigía donde mi vecina, ¡estaba enferma y no lo sabía!,
me sentí muy triste y a la vez asustada. Miraba desde la acera de mi casa
como se la llevaban, sus hijos y nietos lloraban y se me hizo un nudo en la
garganta porque también era mi amiga, ¡La que me vendía ricos posicles y
chocobananos! Me di cuenta que era de verdad lo que estaba sucediendo

116
y comencé a preguntarme: ¿Cómo? ¿De dónde viene esta enfermedad? –
Bueno pues, recordé la noticia de aquel medio día, dicen que de un país
asiático, primero fue epidemia y ahora es una pandemia, ¡qué locura! Mi
abuela Pastora para tranquilizarme me dijo palabras interesantes.:-Gaviota,
hay que rezar y pedirle a Dios, a San José y a la virgen Santísima, esto es
grave. -Si abuela, rezaremos el Santo Rosario y la novena a San José y ese
día empezamos.

A los tres días la noticia que tocó mi corazón, no la esperaba jamás, la


vecina Teresa López falleció como resultado del contagio de este virus. A
una cuadra de mi casa vi que de noche se la llevaron a enterrar ¡Cuánto
me dolió! La recordaré porque fue mi amiga y ya no comeré esos ricos
chocobananos y posicles que acostumbraba por las tardes.

Llamé a mis compañeros y les conté lo sucedido. Emily compartió


mi tristeza y dijo: -Cuánto me hubiese gustado saborear los posicles y
chocobananos de los que tanto me has hablado. -Sí, eran riquísimos los
hubieses probados, no hablemos más de eso que me estas antojando.-Está
bien, la cosa es que estoy triste por mi vecina, porque me vio nacer y me
quería mucho, es verdad, duele, pero hay que aceptar la voluntad de Dios.

Un fin de semana estaba aburrida de tanto encierro y de hacer tareas


de esta manera. De pronto llamó mi tía Luz y me dijo: -¿chavala te estás
cuidando? –Claro fue lo que respondí,-Tomo mis medidas para evitar el
contagio -¿Qué haces para no aburrirte? -Pues tía le cuento que hago
ejercicios en casa, corro, canto, bailo, invento canciones y realizo juegos
como el “Macho Parado”, “La Rayuela”, “Escondite”, “La Cuerda” y otros
que invento, fíjese que hasta me subo a los palos a comer mangos- ¡Hay
tía, he tenido muchos líos, por eso del celular, ya sabe, los juegos que me
gustan y me distraen de mis tareas, ja, ja, ja! Pero espero en Dios todo
esto cambie, me despedí de mi tía y me dijo: Bueno mi chigüína, acuérdese
siempre de cuidarse y orar a Dios que nos siga protegiendo. Hay que ayudar
a detener el contagio -Así es, le dije: -No quiero que mueran más personas,
ni que la gente siga enfermándose. También no olvide cumplir primero con

117
sus tareas escolares y después pide permiso para jugar. -Está bien

Por la tarde de ese mismo día, hablé por teléfono con Carlos Adrián
y me preguntó: -Gaviota, ¿te ha llamado tu tía Luz y tus familiares que
viven en El salvador? Si, en la mañana hablé con tía Luz, siempre me da las
mismas recomendaciones acerca de este coronavirus, ¡ya me sé todo eso!,
sabes que, me dijo: –Gaviota, si es posible dormí con la mascarilla porque un
zancudo te puede contagiar a vos y a tu familia. –Tía, ¿cómo un zancudo me
va a contagiar? - Eso no lo creo, el zancudo transmite otras enfermedades,
no ésa, –

¡Jajajá, chavala es broma! Dile a tus compañeros y amigos que no hay


que confiarse de este virus. Carlos Adrián dijo: -Amiga, tu tía tiene razón
en cuanto a que debemos cuidarnos, pero no es correcto que duermas
con mascarilla, ¡te puedes ahogar! -Si vos chavalo, ni loca dormiré con
el tapabocas, ¡está mi tía!, dale pues. Voy a hacer la tarea de Creciendo en
Valores. ¡Tareassss! -dijo Carlos Adrián. -Si chiquito, ¡adiósssss!, hablamos
mañana en la tarde.

-Mamaaaaa! Deme C$ 10 córdobas para ir a imprimir a la venta de la


cuadra los símbolos patrios y nacionales, mi mamá responde -¿Queé?.... ¡No
chiquita!, vaya dibújelos que no tengo ni para las tortillas de hoy, usted bien
dibuja, ¡vaya!, ¡vaya!-Pero mamá no sea malita, obedientemente inicié el
dibujo quedó tan bello y a colorear se ha dicho.

Al terminar le dije a mi abuela Pastora, -¿se acuerda que los domingos


íbamos a misa?¡Ya extraño tanto ir a la iglesia con usted!, pero será hasta
que Diosito se lleve este coronavirus y como dice el padre Lolo en la radio
esta enfermedad es un monstruo. -Así es hijita -dice la abuela Pastora,
-debemos tener paciencia y oír la misa por la radio y la televisión, pero sin
platicar, ni comer y bien sentados, ¿Oíste Gaviota?

- Por la noche de ese mismo día estaba acostada en mi cama, pensando en


lo que ya me había preguntado días atrás -¿Por qué le pasa esto al mundo?-

118
¿Será que no nos hemos portado bien? No lo sé, la verdad estoy confundida.
Los días pasan, no nos llaman a las clases presenciales y seguimos con el
celular, la profesora nos explica todo muy bien, pero quiero regresar a mi
salón, que los enfermos sanen, que el que no tenga trabajo lo encuentre,
que los países vuelvan a su normalidad, especialmente mi Nicaragua, que
los que han perdido un familiar encuentren consuelo en Dios y que abran las
fronteras para ir a visitar a mi familia, al vecino país, El salvador.

Al día siguiente mi profesora mandó un aviso que decía: ‘‘Mis niños sigan
cuidándose y oren a Dios para que pronto regresemos al aula de clase, les
envío un abrazo virtual’’. Así pasaron los días y meses, llega Septiembre, era
el mes más alegre, realizábamos muchas actividades donde derrochábamos
talentos: bailes típicos: ‘‘El Palo de Mayo’’ ‘‘El Guegüense’’, entre otros;
compartíamos comidas típicas: ‘‘El Nacatamal’’, ‘‘el Indio Viejo’’, ‘‘Chancho
con Yuca’’. ¡Qué ricos platillos ¡ También las bebidas que nos enorgullecen:’’
La Chicha de maíz’’ , ‘‘el Pinolillo’’, por mencionar algunas, todo esto cómo
lo extraño , llamé a mis amigos y les dije: -Chavalos, ya es septiembre y
nada de clases en el aula. Emily dice: -Gaviota, mantengamos la esperanza
en Dios -¡Ánimo amiga!- Amigos la casa y la familia son lo más bello, pero
nuestra escuela y profesores son parte de nuestras vidas, y dijo Agustín
-¡Qué onda Chavalas y chavalos!, ¿Ya ensayaron el baile típico que debemos
enviar a la profesora.- dijo Carlos Adrián:- estoy pensándolo aún.-¡Son
frescos como la verdolaga!, si la profesora lo quiere para mañana, ¡ bailen
bonito!-Amigos, ustedes son importantes para mí y a pesar de este encierro
no hemos perdido nuestra amistad ,habernos comunicado nuestras alegrías
y tristezas nos ha fortalecido.

Finalmente, sé que tengo verdaderos amigos, durante esta pandemia


compartimos momentos agradables y a veces tristes: reímos, cantamos,
platicamos, jugamos y a veces hasta lloramos, no todo fue tan malo. Un día
espero que esto llegue a su fin y volver a mi salón de clases para contarles
a otros amigos y profesores la experiencia vivida en tiempos de pandemia.

119
El Covid 19 me enseñó a apreciar más la vida, a mi familia y amigos y
sobre todo a estar cerca de Dios. Lo más importante, aprendí que el amor
y la amistad es una conexión que no la rompe ni la pandemia más grande.

Seudónimo: Gaviota

120
Autora:
Lidmey Licet Córdoba Domingo
RC. Chinandenga San Cristobal

E
n un pequeño país de la América Central, puente del mundo y
corazón del universo, vive una niña muy alegre y aventurera
llamada Karla De La Rosa. Todas las personas de La Trinidad, su
pueblo donde nació, la quieren y admiran por su don de gente.

Después de unas largas y divertidas vacaciones, con paseos a la


playa y a las diferentes ferias de los pueblos cercanos, Karla se prepara
para un nuevo año escolar en la Escuela Bilingüe Alejandro Tapia,
donde estudia y tiene muchos amigos. Ella le dice a su mamá, Andrea
Lara, que la escuela es su tesoro porque se divierte aprendiendo.

Sin embargo, llega el dos de marzo de 2020, la fecha señalada y tan


P
esperada para iniciar las clases, pero ello no fue posible, algo terrible A
estaba sucediendo: Un virus mortal había recorrido el mundo entero N
y, por consiguiente, a este país, por lo que se cancelaron las clases en A
todos los colegios del territorio nacional. Karla, al recibir la noticia, se M
entristece porque es un virus muy contagioso para toda la población Á

a nivel nacional.

121
Pasan los días y la pequeña Karla se siente cada vez más triste debido
a que no puede ver a sus maestros y compañeros. Sus padres, Máximo y
Andrea, muy orgullosos de ella, la consuelan diciéndole: pronto volverás a la
escuela, porque que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Salud,
está luchando contra el virus. Ante esta situación, decide para no aburrirse
visitar a sus abuelos y a su hermano Guillermo Jacinto, acompañada de
Miclos y Cosen, sus adorados perritos, allá en un lugar cercano llamado El
Vigía. Ella recuerda con claridad que su abuelo le contaba que en tiempos
pasados se reunían los jefes con el General Victoriano Lorenzo, caudillo de la
libertad durante la Guerra de los Mil Días. Mientras su abuelo le relataba las
historias, Karla ayuda a su abuela en la cocina preparando las ricas comidas
que disfrutaban en familia.

Es así como se entera que un compañerito de escuela llamado Juan David


y su familia tienen problemas. Sus padres están desesperados porque han
perdido el empleo debido al virus, y no pueden comprar alimentos, así como
pagar los otros gastos del hogar. El niño más pequeño de los hermanos llora
tanto que Karla quiere ayudarlo y convence a sus padres de hablar con los
vecinos y amigos con la finalidad de apoyar en algo para la comida: plátanos,
yuca, maíz, porotos, puerco, gallinas, etc. La solicitud de apoyo tiene que
hacerlo por el celular de su mamá porque está prohibida la aglomeración
y contacto con la gente para evitar contagiarse con el virus. Su abuela
también ayuda preparando deliciosas comidas para ellos; en las tardes la
abuela y Karla hacen chicheme, asan tortillas, hojaldres, fríen los deliciosos
pescados que el abuelo pescaba en la playa El Salado. Un día, a Karla se le
ocurre la buena idea de decirle a su abuelo que el papá de su amiguito Juan
David no tiene trabajo, que lo invitara a pescar con él y así el papá de Juan
David tendría algo de dinero para los gastos de la casa. Al día siguiente, así
fue, salieron de pesca el papá de Juan David y el abuelo de Karla. No sólo
trajeron pescados sino también camarones, y fue tanta la felicidad del papá
de Juan David, que iniciaron un pequeño negocio de venta de camarones
que les ayudó a salir adelante con su familia.

122
Una mañana, la abuela de Karla decide hacer algo para ayudar a sus
vecinos: la idea es aprovechar las tierras que cada familia tiene en los
alrededores de sus viviendas para crear huertos y sembrar guandú, ñame,
melón, piña, ají, culantro, tomate, cebolla, apio, etc.

Pasan los meses y Karla no olvida que tiene que seguir con sus estudios
y continúa con la incertidumbre de no saber cuál será la nueva forma de
aprendizaje para el curso escolar. El Ministerio de Educación anuncia que
para el mes de abril se reanudarán las clases, pero una vez más no es posible.
Es mejor esperar a que todo mejore y cuidar la salud de las personas.

Poco después, en el mes de mayo, llega una buena noticia. Las clases
se reanudarán en una semana, pero no de la manera acostumbrada sino a
través de los medios de comunicación masiva como: la radio, la televisión,
las plataformas virtuales, el celular y el WhatsApp que, lamentablemente,
muchos compañeritos suyos no tienen, pero el Gobierno Nacional se
compromete a que todo eso llegará a tiempo para comenzar las clases.

Finalmente, el 11 de mayo comienzan las lecciones. Karla muy emocionada


se levanta temprano y a través de la computadora que su familia con mucho
esfuerzo le ha comprado, se alegra de ver a sus compañeritos y maestros.
Siempre sonriente porque Dios le da la oportunidad de apreciar el valor de
la amistad.

Al cabo de unos meses, gracias a la ayuda de su maestra de informática,


Karla se convierte en toda una experta en el uso de la computadora, y con el
apoyo de sus padres continua sus estudios sacando excelentes calificaciones.
Con el tiempo se da cuenta que a través de todas estas nuevas herramientas
puede ayudar a la gente, y así se lo comunica a sus compañeritos, quienes
a su vez se lo informan a sus padres.

El padre de Karla, Máximo, buen hombre, también preocupado por lo


que sucede en aquellos momentos con el virus, para apoyar a su hija tiene
la gran idea de reunir a todos los hombres del pueblo. De esta forma, con

123
la ayuda del Alcalde como máxima autoridad, y los educadores del lugar,
brindan talleres de emprendimiento y servicios a la comunidad y pueblos
cercanos. Al papá de Juan Davi se le asigna un camión para que lo maneje y
reparta los productos por toda la comunidad con una pequeña paga.

Así entre todos ellos, gracias a Karla y a su familia, los pobladores de


La Trinidad empiezan a vivir tiempos de prosperidad en medio de la crisis,
comprendiendo que la unión y la amistad pueden ayudar a sobrevivir a
cualquier dificultad.

Seudónimo Karla

124
Autora:
Lucía Madrid
RC. De David

E
ra un mundo donde había problemas, hambre y un sin fin de
cosas que sucedían, pero no existía el miedo, la desolación y la
intranquilidad.

Sucede que un día estalla una noticia en una parte de nuestro


planeta: una enfermedad que asechaba a las personas, las enfermaba
y su salud deterioraba.

La notica empezó a escucharse por todas partes, y todos estaban


al pendiente de qué sucedía en ese lugar del mundo. Nadie sabía con
exactitud lo que estaba pasando y cómo empezó.

P
Una niña de 11 años, que a esa edad no sabía muchas cosas de la A
vida, le preguntaba a su mamá sobre lo que estaba pasando, ella le N
decía: Mami, es un virus que está afectando a la gente en un país muy A
lejos de aquí. M
Á

Ella seguía como siempre haciendo sus deberes, siguiendo su vida


de niña y ayudando a sus hermanos y cada mañana iba rumbo a su

125
escuela a ver sus maestros y compañeros. Entre juegos y las clases de su
escuela y la vida cotidiana, nada perturbaba su paz y tranquilidad.

Era finales del mes de diciembre, todos esperando el día en que terminara
el año y llegara el 2020. Ya su padre le había comprado un vestido azul y a su
hermana un vestido rosado para que recibieran el nuevo año.

Llega enero de 2020 y en las noticias se dic de una epidemia donde


hay muchas personas contagiadas, se habla de abuelitos y abuelitas, niños,
niñas, bebes y personas de todas las edades.

La niña escucha a sus padres y abuelos preocupados por la noticia y no


comprende lo que está sucediendo.

La niña, cuyo nombre es Esperanza, no quiso preguntar nada sobre lo que


pasaba y seguir en sus juegos y deberes.

Transcurrieron los días y semanas y la niña escucha a su madre preocupada


hablando que un virus se ha propagado por todo el mundo a través de las
personas, y que comunican de una pandemia a nivel mundial.La pequeña
niña empieza a ver a sus padres preocupados por lo que está sucediendo y
le explican que anunciaron que en su país llegaron personas infectadas por
la enfermedad que está atormentando a todos.

Esperanza vive en lugar muy bonito de su región y ella tiene una mejor
amiga llamada Alegría. Se conocen desde muy niñas y son vecinas del lugar
donde ella vive.

La noticia de esa enfermedad en todos lados es como ver las películas de


terror, todos asustados con tapabocas.

Alegría vive al lado de Esperanza y cuando antes se visitaban y hablaban


en sus casas, ahora no podían hacerlo. Esto entristecía a ambas niñas que

126
estaban acostumbradas a verse y jugar y compartir sus cosas; la tristeza
más grande estaba aún por llegar.

La enfermedad se empezó a esparcir por todos lados sin poder hacer


nada, las autoridades declaran cuarentena y el confinamiento en casa.

Las niñas dejaron de ir a la escuela, los lugares donde frecuentaban ir


cerrados y si poder salir a esparcimiento, las cosas cada día fueron empeorando.

Llego el día que menos se esperaba y que sería la tristeza de la mayoría


del pueblo porque cierran muchos lugares de trabajo, y los padres de Alegría
quedan sin poder trabajar y con la preocupación de darle a sus hijos sus
alimentos, ya que todo se tornó oscuro para esa familia y muchas más.

Esperanza hablaba poco con su amiga porque sus padres no la dejaban


salir de casa, eran pocas las veces que las amigas podían verse y hablarse a
través de la cerca de sus casas.

La tristeza albergaba a muchas familias, en especial la de Alegría.


Empezaron a dar ayuda a las familias que lo necesitaban, pero no era mucho
y los padres de su amiga tenían que ver cómo hacían para resolver muchas
de sus necesidades.

Esperanza en su encierro empezó a sentirse sola, aun estando rodeada


de su familia, de sus hermanos, pues el lazo que había nacido entre las dos
niñas era especial y muy fuerte.

Ella no sabía mucho de lo que estaba ocurriendo en casa de Alegría y


mucho menos en donde vivía y en el mundo, solo veía en la televisión y redes
que mucha gente estaba muriendo por esa enfermedad que enfrentaba el
planeta. Se volvió un mundo lleno de preocupaciones, tristezas y dolor, todo
cambió en la vida de Esperanza de muchos.

127
El padre de Alegría no aguantó más las necesidades que asechaban su
hogar y salió a ver dónde podía trabajar o encontrar algo para poder llevar
a casa, pero el haber hecho eso le pasó factura.

El padre de su amiga enferma y Esperanza ve llegar a casa de su amiga


carros que venían de Salud, y después de unos días su madre le dice que en
casa de su amiga se contagiaron de la enfermedad, y que estaría difícil que
siguiera viéndola por seguridad.

La familia de la niña empezó a tomar más medidas de higiene en su casa


para que sus hijos no se enfermaran, para ella se fue tornando muy triste
pues su amiga estaba pasando por momentos difíciles, y ella no sabía cómo
verla y que supiera que estaría para apoyarla y que supiera que su cariño de
amigas estaría allí.

Un día, el padre de Esperanza le pregunta a su hija qué le pasaba, porqué


estaba tan triste y pensativa, y ella le cuenta. Entonces, él habla con ella y
le dice:

Cariño, eres muy pequeña aun para entender muchas cosas de la vida
y de los adultos, pero sabes hay un Dios que nos da sorpresas a través de
nuestros hijos, y es darle un grado de madurez y entendimiento a temprana
edad, y siempre he visto eso en ti.

Siempre te he dicho que estoy para ti y que cuentas conmigo. Si tu


corazón y esa amistad que tienes con tu amiga es sincera, yo te ayudaré a
que ella sepa que estarás para apoyarla.

La niña escuchaba atentamente lo que le decía su padre, y en su rostro una


sonrisa se volvía a dibujar con sus palabras. Le hizo entender que la verdadera
amistad se cultiva, y que en estos tiempos difíciles es donde las personas
se dan cuenta y valoran la “Amistad en tiempos de Pandemia”, que a pesar
de las circunstancias un verdadero amigo no se abandona y no se rechaza
cuando más lo necesitan, aun cuando la enfermedad sea cruel y despiadada.

128
Su papá le dijo la niña que hiciera una bolsa con lo que ella quisiera darle
de corazón a su amiga, y ella fue corriendo, tomó de la despensa de su casa
comida mientras su padre esperaba para acompañarla.

Cuando llegaron a casa de Alegría, el padre llama para que salgan, y la


madre por una ventana le dice que no pueden salir. Señora, no se preocupe,
que salga su hija un momento y que mantenga la distancia, dijo el padre,
y así lo hizo. Cuando ambas niñas se vieron fue una felicidad para ambas.
Entonces, Esperanza le dice a su amiga: siempre estaré para ayudarte y
apoyarte con lo que pueda, siempre tendrás mi amistad y nunca te rechazaré
por lo que te ha ocurrido. Siempre estaré pendiente de cómo mejoran, Dios
siempre te protegerá a ti y a tu familia, prometieron cuidarse y verse
pronto cuando todo mejore.

La moraleja es: la amistad siempre se cultiva y se cuida, no es solo


es decir que somos amigos, es demostrar cuando se necesita. Allí está la
verdadera amistad.

Seudónimo: Luz

129
Autor:
Thiago Agustín Cañete Benítez
RC. Asunción Catedral

E
sta historia comienza a principio de enero del año 2020, cuando
todo el mundo acababa de festejar un año nuevo rodeado de
familiares y amigos. Todo era alegría y diversión. Había un
niño llamado Pepito que con su familia estaban planeando salir de
vacaciones en el mes de febrero, antes de iniciar las clases en su país
Paraguay querían conocer otras ciudades o pueblos. Pero un día en las
noticias informaban que en otro lado del mundo estaba sucediendo
algo raro, no se sabía que era, pero Pepito no le tomaba en serio a las
noticias que ocurría en el mundo y con su familia seguían planeando
sus ansiadas vacaciones.
P
A
Un día junto a sus padres Pepito salió de compras al supermercado.
R
En el trayecto escucharon en la radio que informaban que las gentes
A
de otros países se empezaban a enfermar por una rara enfermedad G
llamada “Coronavirus” o “Covid19”. Pepito preguntó a su papá ¿qué es U
esa enfermedad? y ¿cómo se contagia? A
Y
Su papá le respondió – hijo, realmente no sé qué es esa enfermedad
y tampoco sé cómo se contagia.

130
Llegaron al supermercado y la gente lucia rara. Pepito les preguntó a las
personas qué les sucedía, por qué están nerviosos.

Les respondieron – Niño, tenemos mucho miedo que esa rara enfermedad
llegue a nuestro país. Pepito quedó pensando: ¿qué pasaría si llegara a nuestro
país? Y se contestó –No creo que esa enfermedad llegue a nuestro país.

Pepito y sus padres siguieron comprando lo que necesitaba para su viaje.


Al día siguiente, Pepito se levantó con mucho entusiasmo. Llegó el día
que toda la familia partiría a sus esperadas vacaciones.

De pronto, cuando Pepito estaba preparando sus cosas, escuchó en


la televisión que informaban de que el virus llegó a su país. Pepito muy
asustado fue a contarle a su papá y a su mamá. No lo podían creer.

Pepito les dijo -¿Qué va a suceder con nuestras vacaciones? Ya no iremos a


conocer Encarnación. El papá de Pepito, muy angustiado, no supo qué decir.

Horas más tarde en las noticias informaron que ya no se podía salir a


jugar ni pasear. Entonces, la mamá de Pepito decidió ya no viajar.

Al escuchar la decisión tomada por su mamá, Pepito se puso a llorar. Al


verlo, su papá le dijo –Hijo, ¡cálmate! Es mejor que nos quedemos en casa y
no arriesgarnos ante esa enfermedad tan peligrosa.

Pepito se tranquilizó y pensó ¿Cómo será esa enfermedad?, ¿habrá cura?


Entonces con su hermano Emanuel buscó en internet la información y
encontró que se les culpaba a los murciélagos que transmitían por medio de
una gripe dicho virus, y que podía matar. Entonces, junto con su hermano
fueron a contarles a sus padres cómo es de peligrosa esa enfermedad.

Pasaron los días, Pepito debía ir a la escuela, se encontraba muy


entusiasmado por encontrarse con los compañeros y la maestra, pero llegó

131
la noticia de que no se iniciarían las clases. Muy triste y angustiado, Pepito
se quedó.

Y pregunto a su mamá: ¿Cómo haríamos con las clases?, entonces le


respondió – Mañana preguntaremos a la directora de tu escuela.

A la noche, llegó un mensaje de la maestra de Pepito diciendo que las


clases se realizarán de forma virtual.

Pasaron los días, Pepito realizaba sus clases de forma incómoda ya que
no podía abrazar ni jugar con ningún compañero, y la nostalgia de volver a
asistir a la escuela se volvía más presente.

Todas las noches Pepito y su hermano pedían a Dios que haya una cura para
dicho virus, y así poder volver a salir y sentir la alegría de jugar y compartir
con familiares, amigos y compañeros, sin necesidad de usar la mascarilla.

Pasaron los meses y con la oración de Pepito ocurrió un milagro: se


encontró la cura para poder eliminar el virus. Todo volvió a la normalidad y
Pepito junto con sus amigos retornaron a la escuela donde pudieron jugar,
abrazarse y compartir entre todos.

Pepito les dijo a sus compañeros – Amigos, esta situación nos ha dejado
una enseñanza.

EN SITUACION DIFICILES …….


¡NUNCA PIERDAS LA FE EN DIOS!

Seudónimo: E-master Sensei

132
Autora:
Paula Candela Acosta Insfran
RC. Asunción Catedral

D
esde que empezó la pandemia, Ana ya no pudo volver a ver a
sus compañeros de la escuela y extraña a todos sus amigos.
Su amiga, Clara, le enviaba mensajes de su teléfono para
hablar un poquito, aunque cada vez mas poco. Clara también tiene
una perra que se llama Pelusa. Ella es muy juguetona, salta mucho,
come mucho, ladra mucho a las personas que pasan.

Desde aquel marzo ya pasaron más de seis meses que ningún niño
pudo salir de su casa. Por suerte, Ana tiene un hermano que se llama
Mateo para jugar, divertirse, dibujar, hablar, compartir más cosas
juntos; a veces quieren volver a la escuela, visitar a la abuela, tíos/ P
A
as, primos.
R
A
Ana también tiene un perro que se llama Max, es un cachorro que G
ahora tiene seis meses. El nació cuando empezó la pandemia, vino U
justo a tiempo para hacerle compañía, es un perro travieso, juguetón, A
comilón, dormilón porque duerme todas las mañanas, y a la tarde Y
juega mucho con su almohada y sus juguetes.

133
Sara es prima de Ana y, cada vez que puede, llama o hacen videollamadas
para poder comunicarse y no sentirse tan alejadas. Aunque tan solo viven
a unas cuadras, ya no pueden visitarse. Clara tiene una gata dormilona,
tímida, comilona, le gusta dormir en la oscuridad. Ana tiene un primo que
se llama Emilio, es el hermano de Sara, cada vez que pueden se conectan
para hablar un poquito.

Ana y su hermanito a veces juegan a las escondidas, a las carreras o


también fútbol.

Cuando termine la pandemia, a Ana le gustaría ver a su amiga Clara,


también a sus compañeros de escuela, y también al perrito de Clara.

A Ana y Clara le gustaría pasearse en bicicleta con los perritos, a la


Costanera de Asunción, con los compañeros de la escuela, con los amigos.

Y a Ana le gustaría que, cuando termine la pandemia, el mundo sea


mucho mejor que antes.

Seudónimo: Candetube Acosta

134
Autor:
Mauricio Quesada Arteaga
Rotary E- Club Fusión Latina

É
rase una vez, una niña llamada Clarita que vivía con su abuelita
en una casita humilde. Su madre falleció cuando ella era muy
pequeña y su padre se fue de la casa. Ella tenía ocho años de
edad y le gustaba mucho estudiar.

En la escuela Clarita era muy empeñosa, pero era un poco tímida,


evitaba relacionarse con sus compañeras de la escuela y prefería
estar sola. Extrañaba la compañía de su abuelita, ya que la pasaban
juntas y siempre le ayudaba con las tareas cuando estaba en casa.
La abuelita tenía que trabajar para mantener el hogar, salía todos los
días a vender fruta en la calle, ambas se sentían muy dichosas por
tenerse una a la otra.

Clarita tenía una compañera llamada María que siempre la ayudaba P


y trataba de hacerse su amiga. Todos los días a la hora de recreo E
Clarita se quedaba en el aula, ya que no salía a comprar debido que su R
abuelita sólo mandaba fruta y no dinero. A ella no le gustaba mucho Ú
jugar con sus compañeras de aula. A diario, María se acercaba a
Clarita, ofreciéndole su refrigerio y ella no aceptaba. Hasta que cierto
día Clarita olvidó recoger su fruta de la mesa y no tuvo qué comer a la

135
hora de recreo. María, al mirar que estaba triste, se acercó preguntándole,
si deseaba comer de su refrigerio, Clarita, respondió que sí tímidamente,
y María se sintió muy contenta de poder ayudar a su compañera. Ese día
jugaron todo el recreo. Se volvieron amigas inseparables.

Una mañana, cuando se encontraban desayunando Clarita y su abuelita,


escucharon una noticia por la radio, que había llegado un virus muy
contagioso al país. Entonces, la abuelita se apenó mucho porque informaban
que ya no podían salir y deberían quedarse en casa. Ella pensaba que ya no
iba a salir a trabajar porque el presidente del país decretó la cuarentena a
nivel nacional. La abuelita comenzó a preocuparse sobre qué iba a hacer
para seguir sobreviviendo, no se le ocurría nada, y de pronto comenzó a
llorar. Clarita, al escucharla, se puso triste, y más triste se puso todavía
al instante que el presidente de su país mencionó que las clases escolares
iban a ser virtuales y no presenciales. Se sintió muy confundida, fue en ese
momento que fue a contarle a su abuelita.

María, que también escuchó las noticias, sabía que Clarita no tenía
computadora y le rogó a su mamá para que Clarita pueda venir a su casa y
así poder trabajar las clases juntas. A la mamá de María le pareció una buena
idea, y se dio cuenta que su hija tenía buenos sentimientos de servicio y de
amor a su prójimo, por el gran deseo de ayudar a su compañera.

Al día siguiente, María fue con su mamá a la casa de su amiga Clarita para
conversar con la abuelita y ofrecerle su ayuda. Clarita se puso muy contenta
y en ese momento se dio cuenta de la gran persona que era su amiga.

Los meses seguían y Clarita valoraba cada vez más la hermosa amistad
que tenía con María, por eso todos los días Clarita oraba y siempre pedía
a Dios que le diera mucha salud a su querida amiga María y a su abuelita,
con quien está muy agradecida porque cada vez que la necesitaba siempre
estaba ahí.

136
La abuelita de Clarita se sentía muy orgullosa de su nieta, veía que todos
los días se levantaba muy temprano a ayudarle con los quehaceres y luego
corría muy contenta a la casa del costado, donde vivía su amiga María, para
recibir sus clases virtuales. A Clarita le gustaba aprender muchísimo, por
eso su abuelita hacia todo lo que estaba a su alcance para poder ayudarle
con su educación, y sobre todo con su alimentación.

Como los días pasaban y las personas seguían desobedeciendo, el


presidente alargó más los días en que no se podía salir de casa más que solo
para ir a hacer las compras de primera necesidad. Cuando Clarita se enteró
de lo acontecido fue a contarle a su abuelita. Ella, muy calmada, tranquilizó
a su nieta, pero en el fondo la abuelita estaba muy preocupada ya que no
tenían qué comer. Lo peor es que ella era una persona mayor y, por ser
persona de alto riesgo, no podía salir a la calle.

Una mañana la abuelita se armó de valor y sin importarle lo que indicaron


las autoridades, decidió ir al mercado. Allí compró la fruta necesaria para
que pudiera vender desde la puerta de su casa, y cuando llegó Clarita vio
cómo su abuelita se esmeraba por salir adelante. Entonces decidió ir a ver a
la mamá de María para pedirle que por favor ayudara a su abuelita a vender
la fruta con sus amistades.

Clarita y su abuelita estaban muy entusiasmadas porque veían como la


fruta se vendía rápidamente. Entonces, decidieron traer más fruta para
vender; pero como seguían teniendo tanta clientela, empezó a repartir a
domicilio. Mientras que la abuelita iba a dejar los pedidos, Clarita y su amiga
vendían en la puerta de su casa. Ellas, a pesar de todo, no descuidaban sus
estudios, hacían todo lo posible para que el tiempo les alcance.

A los pocos días despidieron del trabajo a la mamá de María. La abuelita


de Clarita decidió invitarla para que fuera su socia. A partir de ese momento,
ellas dos se encargaban de todo, la abuelita de Clarita vendía desde su casa
y la mamá de María salía a repartir a los domicilios. Los lazos de amistad
de estas dos familias cada vez se volvían más fuertes, ambas se apoyaban

137
mutuamente con la única finalidad de salir adelante y sobre todo tratar de
sobrellevar la difícil situación por la que estaban atravesando.

Un día la abuelita de Clarita empezó a sentirse mal, tenía mucha


fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y sentía que no podía respirar.
Rápidamente la llevaron al hospital, donde le hicieron unos exámenes para
detectar si tenía el virus de la enfermedad del COVID- 19. Mientras salían los
resultados, los doctores decidieron darle de alta. Una vez en casa, Clarita
se preocupó mucho, lloró desconsoladamente, no quería que nada malo le
pasara a su querida abuelita. Ese mismo día por la tarde llegó la ambulancia,
descendieron dos doctores extremadamente cubiertos de pies a cabeza,
Clarita se sorprendió y fue corriendo a avisar a la mamá de María.

Cuando Clarita quería ingresar al dormitorio de su abuelita, los doctores


no la dejaron. La abuelita miró desde la cama donde estaba acostada y
empezó a llorar bajito. Los doctores explicaron a la mamá de María que la
abuelita tenía Covid- 19 y que era muy riesgoso por su avanzada edad. Lo
preocupante es que en los hospitales no había lugares disponibles.

Para todos fue inexplicable, todos se preguntaron: ¿En qué momento


se contagió? María decía: ¡tu abuelita se contagió cuando fue al mercado
a comprar la fruta! La mamá de María respondió: ¡No!, seguro fue cuando
empezó a repartir la fruta a domicilio o ¡Tal vez cuando vendía desde casa!
Clarita lloraba y decía: - ¡Todo es mi culpa! yo salía y entraba tantas veces
desde tu casa a mi casa, seguro yo traje la enfermedad, ¡Nunca tomé las
precauciones necesarias! -Pudo ser cualquiera de ustedes, - respondió unos
de los doctores, el otro doctor dijo: -posiblemente fue la misma paciente,
por lo que ella no debió salir de casa ¡es un adulto mayor!, - exclamó.

Los doctores dejaron explicado cómo debía tomar la medicina y como


debían seguir con las precauciones necesarias para que la abuelita de Clarita
se recupere, pero además les tomaron la prueba a todas las personas con
quien la abuela de Clarita había tenido contacto. Felizmente solo ella estaba
contagiada. Clarita, junto con la mamá de María, se encargaron de cuidar

138
de la pobre anciana, aprendieron a tomar conciencia de lo que hicieron mal,
sabían que ellas también no actuaron de la manera correcta.

La mamá de María se encargó del negocio, pero esta vez tomando las
medidas necesarias, mientras que Clarita y María no descuidaban sus
estudios. Poco a poco la abuelita de Clarita se iba recuperando, todos estaban
contentos porque a pesar de que era una persona mayor, tenía muchas
ganas vivir. Clarita se sentía orgullosa de su abuelita y estaba totalmente
agradecida con María y su mamá. Ellas se comportaron como unas grandes
y verdaderas amigas.

Finalmente, Clarita vio el lado bueno de lo que había pasado, comprendió


que en estos tiempos de pandemia conoció el verdadero valor de la amistad,
supo que a pesar de que su abuelita seguía enferma, ella tenía dos personas
quienes le apoyaban incondicionalmente, sin temer a contagiarse. Clarita
valora muchísimo lo que hicieron María y su mamá, sabe que no sólo lo
hicieron por compromiso, sino por que ellas también consideran a Clarita y
su abuelita como grandes amigas.

Clarita sabe que su abuelita pronto se recuperará y a pesar de todo,


ella sabe que no perdió, sino que ganó dos grandes amigas a quienes ella
considera familia, y que pase lo que pase siempre estarán para apoyarla.

Clarita y su abuelita nunca olvidarán que existen personas tan buenas,


como enviadas por Dios para darles la mano y ayudar.

Seudónimo: Rey David

139
Autor:
Diago Mathías Jaramillo Reyes
Rotary E- Club Fusión Latina

H
ace algún tiempo, había un niño muy estudioso, amable
y respetuoso con todas las personas. Nació y vivió en una
ciudad muy bonita al norte del Perú, llamada Trujillo, donde
vivía junto a sus padres y hermana.

Sus padres lo habían matriculado para que estudie su primaria en


uno de los colegios más bonitos y prestigiosos de su ciudad natal. El
niño se llamaba Mathías.

Un día se encontraba paseando a la hora de recreo, y de casualidad


se chocó con un compañero de su aula a quien lo reconoció porque
usaba unos lentes de color verde con azul. Este niño se llamaba Thiago.
Su compañero le preguntó si quería ir a jugar fútbol, Mathías aceptó.
Desde ese momento, todos los días a la hora de recreo salían para P
jugar fútbol, y conforme pasaban los días se convirtieron en grandes E
amigos e inseparables. R
Ú
Un día, Mathías comentó a sus padres que había conocido a un niño
que se llamaba Thiago y que era su mejor amigo, con quien siempre salía
a jugar fútbol a la hora de recreo, y cuando conversaba con su papá le

140
dijo que quería invitar a su amigo Thiago para que un fin de semana vaya a su
casa a jugar. Pero había un gran problema a nivel mundial, se había presentado
un virus que afectaba gravemente el sistema respiratorio de las personas.

Mathías se puso muy triste porque estaba prohibido el contacto con las
personas, y por tal motivo ya no podía visitar a sus amigos, familiares.
También suspendieron las clases como medida de prevención del contagio
debido a esta pandemia, y lo que más extrañaban era ir a la escuela para
salir a jugar con sus amigos y salir libremente a la calle.

La mamá le dice a Mathías: si se están enfermando las personas con este


virus, ¿para qué salir de casa? ¡podemos morir! Se sabe que este virus, como
muchos otros, entra por la boca y la nariz, pero no te preocupes, debemos
tomar ciertas medidas de prevención para evitar que este virus se expanda
y nos haga daño. Mathías había averiguado que este virus era muy pequeño,
viaja de persona en persona, se posa sobre las superficies y en ellas se
puede quedar por muchas horas.

- Por eso hijo “lavado de manos con frecuencia hay que practicar,
quedándonos en casa más seguros vamos a estar con la mascarilla que
nunca debe faltar” – dijo la madre de Mathías.

De pronto, timbró el celular, era Thiago, el amigo de Mathías, quien


estaba realizando una videollamada grupal por WhatsApp. Una vez allí,
ellos empezaron a conversar muy contentos y felices porque se podían ver.
Conversaban de lo malo que estaba pasando y ya no podían jugar como
acostumbraban a hacerlo antes de que llegara esta pandemia. Ellos se
preguntaron: ¿todo esto pasará algún día?, dijo Mathías ¿pasará? Respondió
Thiago, si claro…esto también pasará.

Recordando esos momentos cuando se conocieron en el colegio y como


había surgido su amistad, de repente se fue la luz y ellos se asustaron porque
habían escuchado muchos ruidos extraños. Decidieron ir a inspeccionar y
que en un rato volverían a la videollamada.

141
Mathías se fue a ver en la cocina y su amigo Thiago se fue a observar
al baño, mientras que los demás se quedaron allí esperando; Entonces,
ellos cogieron una linterna y empezaron a inspeccionar cada uno en sus
respectivos domicilios. De pronto, saltó un monstruo de sombra, este era
enorme, con ojos muy grandes, dientes afilados, peludo y tenía unos pies
enormes, que empezó a perseguirlos por todos lados. En eso, de casualidad
Mathías tira la linterna contra el piso y esta se enciende, luego el monstruo
al ver la luz corre a esconderse. Mathías se da cuenta que el monstruo es
débil, temía a la luz; es entonces que corre a su cuarto para contarle a su
amigo Thiago la debilidad del monstruo.

Pero en el momento menos esperado, cuando estaba por llamar a su


amigo, se abre la puerta de su cuarto, y aparece el monstruo. Mathías se
asusta mucho y el monstruo lo tira contra la pared. Después de una larga
lucha, estando muy débil, ya casi sin fuerzas, logra encender su linterna y
ahuyenta al monstruo, y en ese momento se acuerda de su amigo Thiago.
Decide llamarlo para hacerle saber lo que había sucedido. De pronto, se
encienden las luces y eran los padres de Mathías. Pues resulta que estaba
soñando, se había quedado dormido a la mitad de la videollamada, por
tanta emoción de ver a su amigo Thiago. En ese momento, su amigo le
pregunta: ¿estás bien?, ¿por qué no respondías? Me había quedado dormido,
dijo Mathias Y decide contarle a Thiago el sueño maravilloso y aterrador que
había tenido. Ambos se emocionaron y sonrieron de forma divertida.

Se quedaron los dos en la videollamada y conversaron acerca de que ahora


lo que más valoran de la actual situación de la pandemia es poder pasar más
tiempo en familia. Ahora se sienten más seguros estando en casa y tener
el apoyo de sus familiares, en sus estudios como en otras actividades, así
como de sus amigos con quienes se comunican por WhatsApp, compartiendo
momentos agradables, hacer las tareas de la escuela. Se dieron cuenta que
ahora son más conscientes de lo que sucede en el entorno.

142
Finalmente, Mathias reflexionó de cómo esta pandemia lo afecta a él y a
los que más quiere. En realidad, lo que más le preocupa y lo entristece es
pensar en enfermarse o que sus amigos y familiares se enfermen.

Queridos amigos y amigas de todo el mundo, en estos momentos la


amistad se valora mucho más, ahora sí estamos aprendiendo a apreciar los
pequeños momentos. Hoy sabemos cómo es la amistad verdadera, aquella
que es sincera y cercana. Durante el confinamiento hemos estado más
unidos que nunca a pesar de estar tan lejos. Quién nos iba a decir que desde
la distancia podríamos sentir la solidaridad, estima y cariño de los nuestros
de una forma tan profunda.

Por ello, solo puedo dar las gracias a Dios, a mis familiares y amigos por hacer
que la vida sea más fácil. Aquellos que están allí para darnos la mamo en los
momentos más difíciles como el que estamos viviendo hoy en día. La amistad
es uno de los regalos más hermosos que Dios nos ha dejado para compartirlo.

Seudónimo: Piter Parker

143
Autor:
Iosef Ramos Caraballo
RC. Yauco

E
n el Barrio Sierra Alta de Yauco reside la familia de Efry, un vecinito
de Iosef. Efry y su familia viven pobremente, pero son humildes
y felices. Efry vive junto a sus padres y dos hermanitos, en una
casa pequeña de madera y zinc recién remodelada, ya que en enero el
terremoto se la tumbó. Habían perdido todo. Gracias a la solidaridad
de sus vecinos y amigos, su humilde casita fue reconstruida, mientras
ellos fueron refugiados en otro lugar.
P
El mejor amiguito de Efry es Iosef. Este es el vecinito más cercano U
de Efry. A diferencia de Efry, Iosef vive con sus padres y hermano en E
R
una casa enorme hecha en cemento. La casa de Iosef tiene todas
T
las facilidades de las que disfruta. Tiene servicio de internet, juegos
O
electrónicos, piscina, distintas especies de aves, vacas, caballos,
una burrita, perros, pastores y cabras. Él disfruta junto a Efry y sus R
hermanitos en su finca. I
C
Efry, en cambio, no tiene nada de esto. Su mamá es ama de casa y O

su padre trabaja haciendo “chiripitas” donde encuentre. El dinero que


llega a su hogar apenas le alcanza para gustos. Iosef y Efry están en

144
el mismo grado y en la misma escuela. Iosef comparte su merienda con él.
Siempre juegan juntos y se llevan muy bien.

Ellos hacían todo esto hasta que un día, a mediados del mes de marzo de
este año, llegó una mala noticia para todo Puerto Rico. Esta fue la llegada
de la pandemia Covid-19. Fue entonces que el gobierno dio unas normas
obligatorias a seguir. Pues la primera fue de no salir de sus hogares a menos
que fuera una emergencia, y con mascarillas y guantes. Los niños no podrían
salir porque no los dejaban a entrar a ningún establecimiento. Fue entonces
que Iosef se puso muy triste porque no podría jugar con Efry y hermanitos.
Estaban confinados y se comunicaban de balcón a balcón.

En un momento llegó la noticia que afectó más a Iosef. Le notificaron


que en agosto las clases iban a ser virtuales. Iosef comenzó a llorar. Estaba
muy triste, pero no era por él, sino que pensó en Efry y sus hermanitos. La
razón era que sabía que para tomar clases virtuales se necesitaba internet,
celulares o laptops. Él sabía que la familia de Efry no tenía nada de esto. Fue
entonces que Iosef decidió hablar con sus padres a ver cómo podrían ayudar
a la familia de Efry.

Luego de hablar con sus padres, Iosef salió saltando de alegría, ya que
decidieron compartir su internet con la familia de Efry. El padre de Iosef
hasta mandó a aumentar los Mega y Giga del internet. Todos los días Iosef
invita a Efry a su casa para trabajar juntos con sus tareas. Sus hermanitos
trabajan con su mamá en su casita, ya que el Departamento de Educación
les dio tabletas a todos. La mamá de Iosef le enseñó a la mamá de Efry
cómo utilizarlas. Gracias a la buena voluntad y solidaridad de Iosef y sus
padres, Efry y su familia son felices. Esto nos enseña lo importante que es
enseñarles lindas actitudes a los niños y que los vecinos siempre deben de
ayudarse unos a los otros.

Seusónimo: Chiripitas

145
Autor:
Marcos Ramírez Rodríguez
RC. Puerto Rico y las Américas

E
ran tiempos difíciles. Una madre trabajadora, luchando con
una economía mala y con la necesidad de ofrecerle a sus hijos
una mejor calidad educativa, aunque eso implicara cambios de
escuela y que sus adorados hijos sufrieran la pérdida de los compañeros
y amigos de siempre.

“¡Uff!, tengo miedo. Por primera vez en mi vida, me siento solo”,


dijo Tommy, un niño de 7 años que iniciaba su tercer grado en una P
nueva escuela. “No conozco a nadie, quiero irme a casa”, le decía U
Tommy a su mamá, mientras le salían lágrimas de sus ojos. E
R
T
Tommy quería que pararan, pero no le hacían caso, parecía un bebé
O
chillón. “Quiero ser fuerte como mami, pero solo quiero abrazarla e
irme con ella”. De inmediato, salió corriendo de la escuela y la abrazó. R
Claro, después lo obligó a entrar otra vez. I
C
“Mami me enseñó a respirar para calmarme, para que no me diera O

un “patatús” en la cabeza, me decía: “respira, hacia adentro y para


fuera, suave”. Y yo me repetía, “vamos Tommy, el aire pa´ dentro y
pa´ fuera, pa´ dentro y pa´ fuera”. Me calmaba, pero no conocía a

146
nadie, solo quería tener amigos, algunos me rechazan. Estuve así varias
semanas, solo en el salón los tenía cerca.

Su madre enseñó a Tommy a no rendirse sin intentarlo. Así que Tommy


continuó buscando amigos. ¡Se le ocurrió llevar juguetes a la escuela para
ver si llamaba la atención de algunos niños y… bingo! Primero algunas niñas
quisieron jugar conmigo y luego los nenes. ¡Por fin tuve amigos! Así, el
pequeño pasó todo un semestre escolar feliz, con buenos maestros y nuevos
amigos, en una escuela distinta, pero que le encantaba.

Como es de esperar, llegó diciembre, “¡Upiii, vacaciones de Navidad!”,


dijo Tommy. Lo que nunca se imaginó fue que experimentaría la terrible
sensación de varios terremotos. “Tengo mucho miedo, no me dejes solo”,
le decía Tommy a su madre. Sentir como la tierra se expresa y mueve todo
a su antojo, es algo nuevo para muchos en la Isla. De hecho, a raíz de
esos movimientos telúricos, hasta una escuela se derrumbó en el pueblo
de Guánica. Las clases nunca reiniciaron en su escuelita. “Aunque para
mí, sinceramente, son vacaciones extensas, lo cierto es que extraño a mis
amigos. ¡Caray, tanto trabajo que me costó conseguirlos! A cada rato me
pregunto cómo estarán”. Su mamá preparó bultos de emergencias y les dio
un pito a sus hijos. “Un pito te puede salvar la vida”, dijo la mamá.

Además, les explicó qué hacer en caso de otro temblor.

Como si eso fuera poco, el gobierno les pidió a todos en el país que se
quedaran en su casa. “Mami, dicen algo como “distanciamiento social” por
un virus altamente contagioso que se llama “Covid-19”, le decía Tommy a
su madre. “Sí, hijo, uno se puede contagiar por boca, nariz y ojos, aún no
existe vacuna o medicina”. “¡Qué terrible! Vi noticias, mucha gente murió en
otros países”, añadió el joven. Pero su mami le explicaba todo y le enseñó a
él y a su otra hija, Lety, a cuidarse bien para evitar contagios. “¡Upiiii tengo
mascarilla de tiburones! ¡Ja!, me encanta, es mi animal favorito”, exclamó
el astuto jovencito.

147
Así pasaron los días. A la familia le gustaba estar tranquilos en casita
y cuando tenían que salir, los menores se quedan en la guagua para no
contagiarse. “Sinceramente no sé qué me asusta más, si los terremotos o el
coronavirus, quiero que acaben ya”, expresó el pequeño, algo afligido.

Cuando pensaban que este año mejoraría, llegaron las clases por
internet, un dolor de cabeza o película de terror, jaja. “¿Por qué a mí? No
tan solo tengo que aprender a escribir en laptop, sino aprender a entender
los módulos, a hacer tareas, enviárselas a los maestros y lo peor, tolerar a
mami con sus neuras por este sistema y mis tantas dudas. ¡Ufff, jaja! Pero,
¿saben qué es lo bueno de todo esto? Que ya sé dónde están mis amigos,
están a la vuelta, al otro lado de la pantalla. “¡Yes”, las cosas mejorarán!”

Seudónimo: El Astuto

148
Autora:
Eimy Priscila La Hoz
RC. Santo Domingo Bella Vista

H
ace mucho tiempo, en un pueblo lejano y escondido, vivía
Hayden, una joven adolescente de 18 años quien desde R
pequeña soñaba con ser astronauta. Un día, mientras ella E
cocinaba su almuerzo favorito, arroz y huevo, escuchó que llamaban a P
la puerta, y al instante corrió apresurada para ver si era el cartero que Ú
B
había llegado a darle la carta que desde hace mucho tiempo esperaba.
L
Al ver que era el cartero Simón, saltó de alegría, y fue tal la emoción
I
que olvidó apagar la estufa y hasta los huevos se quemaron. C
A
Hayden, con prisa tomó sus cartas y al abrirlas todas, vio que
había una diferente a las demás. Esa era blanca, sin postal, y tenía D
las siglas CUA (Corporación Universitaria para Astronautas), y la carta O
M
decía: “Querida Hayden, soy Michael Díaz, el presidente de CUA, y
I
deseo informarte que estás contratada para una misión en el espacio
C
exterior”. Hayden exclamó: – ¡Este es el mejor día de mi vida! Llena A
de emoción, empacó sus cosas de inmediato, pero no sabía a qué se N
iba a enfrentar. A

En la tarde llegó justo a tiempo para subir al cohete, subió y se


despidió de sus familiares y amigos.Después de un largo viaje, al bajar

149
de la nave, inesperadamente se encontró con el COVID-19. El COVID era un
virus monstruoso, grande, de color verde, y con muchas patas en forma de
trompetas de las cuales esparcía un espantoso gas que destruía todo a su
paso. Era muy contagioso y mortal. Entonces, como él lo sabía todo, le dijo
a Hayden: – Tú no viniste a ver los planetas; sólo viniste a pelear y luego te
vas para regresar a tu mundo. Entonces, Hayden lloró porque recordó a sus
amigos y familiares enfermos por el COVID, y lo que más le entristecía era
saber que, como ella, muchas personas en todo el mundo habían perdido
algún ser querido: hacía un par de meses su bisabuela murió por la misma
enfermedad. También, que no podía asistir a la universidad, ni pasear con
sus amigas al parque después de clases. Pero no les hizo caso a sus lágrimas;
ella recordó que no hay poder más grande que el de Dios, y oró a Dios con
todo su corazón para poder vencer al virus. De repente, sus lágrimas se
convirtieron en un traje que brillaba por todo el espacio, era de oro puro,
dos rubíes preciosos cubrían sus hombros, y tenía dos alas de pura plata.
Entonces dijo Hayden: – Yo sueño, creo y lo hago realidad. Entonces, ella
se lanzó hacia el alien y lo atacó con una espada de fuego e iba partiendo
sus patas una por una, y el virus iba perdiendo sus fuerzas. Aquella horrible
criatura se debilitaba más y más, y se volvía más pequeño, hasta que por
fin se hizo tan pequeño que parecía una pulguita que Hayden pudo encerrar
en un frasco. Ella le entregó el frasco a uno de sus compañeros para que
cuando llegaran se lo dieran a los científicos de CUA. Una chica que estaba
en el cohete estuvo grabando todo, e incluso lo transmitió en vivo a todos
en la tierra.

Al final, Hayden había derrotado al coronavirus. Los que estaban enfermos


en sus casas mejoraron, y los que estaban en los hospitales también se
recuperaron. Cuando llegaron de la luna, todos le agradecieron a Hayden, y
todo el mundo estaba feliz. Entonces, el sol le regaló una hermosa corona
de flores, ella se la puso y desde ese momento se convirtió en la Guardiana
del Mundo. Hayden se lo agradeció y prometió que no permitirá que nada ni
nadie vuelva a enfermar nuestro mundo.

Seudónimo: Priscy

150
Autora:
Jesselyn Ariely Pérez Veras
RC. Naguas

M
eses atrás, en una escuela muy divertida, colorida de árboles
verdes, flores hermosas y en un ambiente acogedor, estaban R
todos como siempre. Jessy era muy juguetona y le encantaba E
platicar con sus amigos, mientras que a Pedrito le gustaba comer P
muchos dulces en recreo; Diana era un poco tímida y le costaba mucho Ú
B
hablar con sus compañeros mientras que a Kiara le encantaba dibujar a
L
todas horas. Todos reunidos jugando y sonriendo como de costumbre,
I
y yendo todos los días a clase contentos y felices como siempre. A la C
hermosa Jessy de igual manera le gustaba estar junto a sus amigos A
porque podían hablar, compartir merienda, jugar, hacer clase en grupo,
entre muchas otras cosas más que le gustaban a todos. D
O
M
Inesperadamente todo se llenó de tristeza porque nos invadió un
I
terrible virus llamado Covid-19 (coronavirus), por tal motivo hubo
C
que quedarse en la casita y se tuvo que dejar todo atrás: dejar de A
compartir con los amigos, no ver a la profe. Todo cambió por ese N
coronavirus, hubo que quedarse en casa hasta que pasara, y esto A
ocasionó un gran y tremendo problema para todos, y también para
Jessy, Diana, Pedrito y Kiara.

151
¿Por qué es un problema? Porque eso significaba que los amigos no iban
a poder estar juntos y compartir como siempre estaban a acostumbrados
a hacer. Ese día se despidieron muy tristes, llorando de tristeza. El tiempo
pasaba y pasaba, pero aún no se podían reunir como antes, por el virus que
los azotaba. Jessy, preocupada por la situación, decidió comunicarse con sus
compañeros. Era muy grande el dolor de no poder ver a sus amigos que le
comunicó a sus padres que quería verlos, aunque fuera de manera virtual,
deseo que sus papás se lo concedieron, ubicaron los números por un grupo
de WhatsApp que tenían con la profe, y por ahí lograron hacer la reunión por
una aplicación muyyyy buena y efectiva llamada Zoom. Ese día estaban Jessy y
todos los niños emocionados por ver a sus compañeros a los que extrañaban
muchooooo. Todos reían, hacían chistes y enseñaban qué cosas tenían en
casa, qué habían hecho en todo ese tiempo que no pudieron reunirse en
la escuela. Unos enseñaron la piscina que le compraron para poder pasar
esos días en casa y otros sus perros, entre muchas cosas que hablaron en
ese momento en el que estuvieron reunidos por la computadora. Llegó el
momento de despedirse y quedaron en que se iban a reunir una vez a la
semana por esa misma vía, pero se dieron cuenta que faltaba Pedrito porque
no tenía cómo conectarse pues no contaba con computadora ni teléfonos
inteligentes para reunirse con sus compañeros. Después de terminada la
reunión, Jessy, Kiara y Diana hablaron con sus padres para reunir algo de
dinero para comprarle un teléfono para que así pudieran estar todos juntos.

Al final, lograron reunir el dinero, regalarle el teléfono a Pedrito y así


pudieron disfrutar todos juntos, hablar, compartir todo lo que habían
todas las semanas por Zoom.

Así siguieron felices en todo el trayecto de la cuarentena y siguió creciendo


su amistad.

¡Colorín colorado, este cuento se ha acabado!

Seudónimo:Jess.p

152
Autora:
Maria Pía Fernandez
RC. Trade Center Montevideo

P
edro tiene el pelo marrón, es de estatura mediana para su edad
de seis años. Le gusta jugar al fútbol. Cuando lo hace ocupa con
orgullo el puesto de guardameta. Disfruta de los dulces, pero
más del chocolate. Para un almuerzo, Pedro prefiere una milanesa
napolitana con papas fritas.

Es un niño travieso. Un día, porque no lo dejaron comer lo que él quería,


rayó toda una pared con caritas enojadas, caritas sacando la lengua.

¡Ah sí! Pedro, es un niño travieso.

U
Pero sucedió lo que nadie nunca pensó que pasaría... lo que nadie
R
se imaginó, y menos aún Pedro. Algo se sabía ya acerca de una U
enfermedad que era muy contagiosa y para la cual aún no había cura G
ni tratamiento posible. Había llegado un trece de marzo la COVID-19 y U
con ella llegó la cuarentena. A
Y

Es el día número 25. La pandemia está instalada en todo el Uruguay,


el país donde vive Pedro Agustín Tedro.
Pedro soñaba con salir al recreo y jugar con sus amigos.

153
Pedro les decía a sus papás que la pandemia era un castigo.
Sus papás le explicaban que no era un castigo, sino que no podía salir por
un virus.
Pero no entendía y empezaba a patalear, berrinchar y a gritar.
Pasó su cumpleaños con sus amigos virtualmente.
No podía esperar para ir a la práctica, pisar la cancha y patear la pelota
con sus amigos. ¡Qué lindo era!, pensaba.
En un punto, Pedro ya no aguantó más.
-Papá, ¿puede venir Bruno?
- Vamos a ver
Pero Pedro solo pensaba en ver a sus amigos.
Pasó el tiempo.
Cuando al fin su padre tomó la decisión de que podrían verse con su amigo
Bruno, estalló de felicidad. Saltó, corrió, dio piruetas. En algún momento
hasta se le cayeron algunas lágrimas de felicidad.
Pedro se puso muy feliz, tan feliz que cuando sus padres se fueron solo
quiso cocinar para su amigo.
Pero lo que pasó no fue lo planeado ¡se le quemó toda la torta! Es que
Pedro no paraba de saltar y gritar de alegría que, claro, se olvidó de mirar el
horno. La torta se derramó y empezó a quemarse. Primero, un humo negro
muy denso empezó a cubrir toda la cocina. Después, a salir por la ventana,
pasaba por debajo de la puerta de entrada e invadía los pasillos.

Salió tanto humo del horno que se activó la alarma contra incendios ¡Qué
ruido hacía la bocina! Parecía que pronto llegaría un tsunami.

Los vecinos se asustaron muchísimo. Llamaron por teléfono a todos los


que no estaban en sus apartamentos. Y, claro, cuando a los padres de Pedro
les llegaron miles de llamadas y notificaciones, enloquecieron.

Entre tanto caos, alguien dijo:


- ¡Llamen a los bomberos!
- No, no, traigan mangueras, eso, eso.
-Mejor llamen a la policía.

154
- Y a la Emergencia. ¡Que alguien llame a la emergencia!
Apenas llegaron los bomberos, identificaron rápidamente la casa de la
cual salía el humo. Entraron, no encontraron ningún fuego y solo a un niño
con la cara negra.

- Jajajaja -rieron los bomberos.


Pedro simplemente se quitó las manoplas.
– Mmmmm… la cocina no es para mí, dijo Pedro.
- ¿Esto es broma?, dijo una vecina de muy mal humor, pues con tanto
alboroto no tuvo más remedio que salir a la calle de pantuflas y con el palote
de amasar en la mano.
Pronto llegaron los padres de Pedro desesperados y se encontraron con
una torta quemada, a Pedro todo tiznado, y un gran alboroto en el barrio.
– No recuerdo haber dejado una torta en el horno….

…. - PEDRO AGUSTÍN TEDRO, VEN ACÁ YA MISMO, gritó el papá con una
cara que asustó hasta a la mamá.

Pedro entró a la cocina con mucho miedo ya que cuando lo llamaban por
su nombre completo era señal de peligro, y si le agregaban su apellido la
cosa seguro empeoraba.
Ya esperaba rezongos de todos los colores, penitencias gravísimas de
cumplir, realmente estaba muy asustado.
Sin embargo, para su sorpresa, no hubo gritos ni peleas, en cambio sus
padres lo abrazaron.
Pedro no se lo esperaba

– Vos, querido hijo, no podés cocinar sin supervisión de un adulto, y sin


permiso mucho menos. Tuviste suerte y nosotros también de encontrarte
sano y salvo, le advirtieron. Además, causaste todo un lío en el vecindario.
De ahora en más, deberás tener cuidado con lo que decides hacer cuando
estás solo.

Fue una dura lección.

155
En tiempos de pandemia las ganas de verse le jugaron una mala pasada.

¡Ah! Y el encuentro fue con una torta del supermercado.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Seudónimo: “El ave ciega”

156
Autora:
Morena Gimena
RC. Uruguay D4980

H
abía una vez en cuarentena, dos grandes y mejores amigas,
llamadas More y Pri, que se fueron a acampar. Llegaron al
campamento muy contentas y antes de armar sus carpas se
pusieron a comer golosinas.

Cuando More se decidió a armar su carpa, apareció un oso.


¡¡¡Sorpresa!!!.

Ja, ja, ja…era Pri que se había disfrazado para hacerle una broma
a su amiga. Cuando More se dio cuenta, las dos amigas no paraban
de reírse.
U
R
Entre risas y más risas, de repente, escuchan rumores por el U
campamento que había una pandemia en el mundo y se había G
decretado cuarentena en su país. U
A
Decidieron irse del campamento a sus casas. Y

Cuando llegaron, sus familias les informaron que los rumores que
habían escuchado eran ciertos, y los médicos estaban informando por

157
televisión las precauciones que debían de tener las personas.

Luego de un rato, las amigas se encontraron para ir al almacén, y sin


querer se cruzan con un vecino que muy amable las saluda.
Ellas no sabían que ese vecino tenía Covid 19 (enfermedad por la cual fue
decretada la pandemia).

Al enterarse las amigas de su vecino, concurrieron al médico a consultar


y éste les receta a las chicas hacerse el test el cual, para sorpresa de ellas,
resultó positivo.

Las amigas decidieron cuidarse mutuamente, porque su amistad era muy


valiosa. Al vivir juntas, la mamá de Pri les llevaba las compras a la puerta de
la casa y las saludaba de lejos.
Pasaron quince días de jugar a las cartas, al ludo, al bingo y otros juegos
que las fueron entreteniendo mientras hacían la cuarentena.

Al final, se realizaron otro test indicado por el médico y les salió negativo.
¡Ya se habían curado! Fueron muy responsables en cuidarse y obedecer lo
indicado por el doctor.

Hicieron una mini celebración, invitaron a sus familiares y los padres de


una de ellas les regalaron un cachorro, que pasó a ser su mascota.

El cachorro, de ahora en más, forma parte de esa bonita amistad.

Si bien los tiempos de pandemia no terminaron aún, las amigas continúan


con esa verdadera amistad.

Seudónimo: Girasol.

158
Autor:
Felianys Camila Mendoza Vela
RC. Tariba

E
n los llanos Barineses de nuestra linda Venezuela vive mi abuelo
José, un sabio con ochenta y seis años de edad, caracterizado
por la dedicación a las faenas del campo, crianza de animales,
quien atravesó diferentes pandemias. Es el mayor de nueve hermanos,
formó una familia numerosa llena de amor. Camila, la nieta preferida,
sigue sus pasos, lo acompaña en oración. Él nos habla sobre los
tiempos difíciles que se avecinan, habría enfermedades incurables y
los amigos ya no podrían reunirse, serían momentos dolorosos y de
mucha soledad.
V
El abuelo nos orientó que debemos ayudarnos como amigos, E
N
compartiendo recursos y alimentos, así como una vez lo hizo Juan
E
con su cosecha. Además, tenía cultivos de plantas medicinales como:
Z
ajenjo, manzanilla, jengibre y limonaria, que le sirvieron en aquellos U
tiempos como pomadas, infusiones y ungüentos. E
L
Toda la familia le agradece al abuelo por los conocimientos, y yo A
empecé a llamar a mis amigos por teléfono, dando orientaciones para
estos sufrimientos. Ellos me ven como ejemplo, nos reímos mucho
en el chat por lo bebedizos que dijo el abuelo. Me da alegría saber

159
siempre de ellos a pesar que estemos distantes, algún día nos veremos
alentados, gordos y colorados, para vivir bellos momentos.

Seudónimo: Celeste

160
Autor:
Jeisam Saaid Kiwan Cardozo
RC. Tariba

G
ary es un niño que vive en Venezuela, específicamente en
el estado Táchira, perteneciente a un pueblo llamado Táriba
donde su gente es muy cordial y creyente de la Virgen de la
Consolación, ya que es la patrona. Cada 15 de agosto se celebra su
día con una enorme procesión y una misa en su honor, en el cual los
habitantes del pueblo y de diferentes partes del estado pagan sus
promesas por los milagros recibidos.

Es el menor de cinco hijos, por lo tanto, el más pequeño. Es tan


extrovertido que no le da pena nada, ni estar en público, ni hacer V
cosas para ayudar a los demás; es muy noble y colaborador con todos E
N
aquellos que lo necesiten, ya que sus padres siempre le enseñaron
E
valores como la amistad, el respeto, el perdón y el amor que día a día
Z
los pone en práctica. U
E
Gary estudia 5to. grado de primaria y su comportamiento en la L
escuela es muy bueno y académicamente es un excelente estudiante. A
Cuando no puede hacer algo o se le dificulta, se esfuerza e intenta dar
lo mejor de si, nunca se rinde hasta cumplir su propósito.

161
Es apreciado y querido por todos sus compañeros, los ayuda cuando no
logran comprender o culminar alguna actividad, es muy sociable, y sobretodo
no le gusta los conflictos. Gary tiene muchos amigos por su forma de ser,
siempre está ahí para ayudarlos en toda ocasión, fueran buenas o no tan
buenas, pero cuando las cosas se les complica, pide ayuda a su maestra.

De repente, un día de marzo la vida le cambió: solo se escuchaban


comentarios del virus, las noticias comenzaron a ser más y más alarmantes
a cada minuto que pasaba, “se propagó un virus llamado Covid-19 en
Venezuela”, y estaba atacando a la gente de manera inesperada, era muy
contagioso. Todo esto inicio en Wuhan (China).

Al comienzo nadie le prestaba atención al virus, se escuchaba lo que


sucedía en otros países, pero nos creíamos intocables por él.

Pero este día de marzo que nadie se imaginó, los padres y representantes
estaban muy alterados buscando a sus hijos en la escuela preocupados. Los
niños no sabían qué estaba pasando, los padres de Gary vinieron a buscarlo
y fue tanta su prisa por salir, que le fue imposible despedirse de sus amigos.

Solo se veía desaparecer en medio de toda la población estudiantil que


también estaba saliendo de la escuela, y así fue como Gary no volvió a ver
ni compartir con sus amigos y compañeros con los que siempre estudió. Lo
llevaron a casa para protegerlo de la Covid-19, porque ya en Venezuela había
casos de personas contagiadas. Gary no tenía ninguna forma de contacto
con sus amigos, sus padres fueron muy cuidadosos en tener todo tipo de
prevención y evitar el contagio del virus; cada miembro de la familia tenía
sus útiles personales de bioseguridad, como tapabocas y guantes, no salían
de casa solos, se lo tomaron muy en serio, pues cada día se oían más cosas
sobre el contagio y cada vez aumentaban. El temor se apoderaba cada día
más de las personas, y ya nadie quería correr ese riesgo.

Pasaban los días, y para lo que a Gary le parecía un corto recreo antes
de vacaciones escolares se convirtió en un aislamiento total del mundo

162
exterior, y con él la idea de tener un cumpleaños no como lo había deseado.
Nadie pudo ir a su casa, ni amigos, ni familiares, lo celebró con sus padres y
hermanas y daba gracias a DIOS por tener salud y estar en compañía de su
familia, aunque no fue el mejor cumpleaños porque no se pudo compartir
con todos aquellos que siempre lo acompañaban a esta celebración.

Fue un cambio fuerte para él, pues siempre estaba activo y haciendo algo
productivo. Sus vecinos y amigos tampoco podían salir ya que sus padres
no dejaban a sus hijos estar fuera de sus casas, temían que se contagiaran.
Los días transcurrían y Gary poco hablaba con los amigos del colegio y sus
vecinos, él solo se asomaba por ventanas y saludaba.

Pasaron varios días así y, de repente, llegó el momento en que pudo salir.
Se reunieron varios niños cerca de sus casas y comenzaron a decir todos
que por fin pudieron despejar la mente, y cada uno de ellos sacó diferentes
tipos de juegos de mesa, como ludo, ajedrez, monopolio y juego de cartas
llamado UNO. Solo tenían permiso de jugar por unas pocas horas, habían
días que jugaban y otros días solo hablaban y comentaban lo difícil que era
vivir así en estos tiempos de pandemia, donde no podían ir a compartir
en el colegio con sus otros amigos. Unos se alegraban de no tener que
madrugar, y otros si sentían nostalgia por no ver a sus compañeros de clase
donde también existían alegría y diversión.

Un día salió de casa hacer una diligencia con sus padres y Gary conoció
a un niño llamado Ángel. Creció una amistad muy bonita, todos los días
se llamaban, se escribían a diario e intentaron reunirse para jugar, pero
la situación de contagio cada vez aumentaba más y más, se fue poniendo
peor y reunirse era correr el riesgo de contagio y los papás de Gary no lo
permitieron, así que continuaron escribiéndose y llamándose, se contaban
las tareas que les enviaban, aclaraban dudas, diferencias y se ayudaban en
lo que más podían, sin nunca dejar de extrañar a los amigos de años que
un día dejó de ver por las circunstancias de la vida.

Gary y Ángel vivían cerca uno del otro, y a pesar de eso no podían

163
compartir ni jugar como lo deseaban. Ellos querían que todo volviera a la
normalidad. Gary salió de nuevo en compañía de su mamá al mercado y se
consiguió a su viejo amigo de la escuela llamado Dylan. Varios días lograron
jugar y compartir, olvidándose de aquel amigo nuevo con el que compartió
días atrás. Ángel le escribía todo el tiempo y Gary no le respondía, lo dejó en
el olvido. Al pasar los días Gary se acordó de Ángel y le escribió, lo saludó,
y Ángel estaba tan molesto que no le respondió. Gary sin saber la razón de
su molestia, le preguntó y él le dijo como se sentía por hacerlo a un lado y
no responder cuando lo llamó varias veces; Gary comprendió su error, pidió
disculpas y volvieron a ser los amigos que eran.

Gary tuvo la oportunidad de compartir también con sus primos un


tiempo no tan largo, en casa de sus abuelos, por supuesto con las medidas
de seguridad necesarias. Jugaban, hacían pijamadas, comieron dulces y
ordenaron el lugar donde jugaron, sus tíos y padres también compartieron
y conoció a otros miembros de la familia, y como las oportunidades no se
pueden dejar pasar hizo nuevos amigos.

Mientras los días avanzaban y la pandemia continuaba, Gary aprendió


muchas cosas que no sabía, como la robótica y electrónica, armó varias
linternas, arregló algunas luces iluminadoras, y con su padre hizo un
sembradío donde cultivaron muchas plantas medicinales.

Todas las mañanas, Gary se paraba a regarlas y a cultivar nuevas semillas,


en el patio de su casa tenían plantas y árboles de limón y naranja. La cosecha
llegó, recogía los frutos y algunas plantas medicinales para el uso de la
familia, en algunas ocasiones pensaba en cómo sería todo si el virus no
existiera. Serian unas vacaciones diferentes, sin miedos, sin restricciones,
sin estar incomunicados, jugando y posiblemente algún lugar diferente al de
su casa ya habría visitado. ¡En el colegio… uff!! sería todo diferente, clases
presenciales, madrugar, trabajar en el aula de clase, más compromiso, pero
siempre acompañado de sus amigos. Y cómo dejar de pensar en el compartir
el año escolar que termina, ¡que por cierto!, es lo que más se espera de la
culminación de las clases.

164
Compañero de la escuela, uno de sus mejores amigos. La mamá, solo de
ver la sonrisa en el rostro de su hijo y lo feliz que estaba de esa invitación y
volver a ver varios de sus amigos de la escuela, acepta que vaya, aunque con
temor. Todos los días preguntaba a su mamá cuantos días faltaban para el
cumpleaños. Llegó el día más esperado y despertó más alegre de lo normal,
se paró de su cama y se alistó desde la mañana para irse para donde su
amigo el cumpleañero. Lo más gracioso de todo fue que le dijeron que se
cambiara porque primero debía realizar sus deberes en casa y la reunión era
a las 4:00 p.m. Y así transcurrió el resto del día hasta que llegó la hora de
llevarlo para la casa de su amigo el cumpleañero. Al ver a su amigo después
de tres meses sin saber de él, su saludo fue de sentimientos encontrados
entre emoción, sonrisas, lágrimas y saltos de la alegría de volverse a ver.
Hablaron de muchas cosas, jugaron, disfrutaron y se divirtieron.

A partir de ese momento, Gary comprendió lo mucho que extrañaba la


vida que llevaba antes de aparecer el virus COVID-19, y estaba seguro que
sus padres y hermanas también, que todo lo que hacían para que él se
distrajera, para hacerle ver esos días de manera diferente, así ellos tuvieran
temor o angustia por lo que pudiera pasar. Pero ese encuentro con su amigo
y las experiencias anteriores, aunque pocas pero significativas, lo llenaron
de algo que él ignoraba o no las veía.

Las circunstancias que vivió junto a su familia fue una experiencia que
jamás olvidará, que le dejó enseñanzas y aprendizajes como, por ejemplo,
aprender mucho más a valorar la vida, todo lo que tiene (casa, ropa, comida),
todo lo que DIOS le ha permitido tener, le enseñó a disfrutar cada momento
o segundo que pasa con los seres que ama, apreciar todo lo que tiene a su
alrededor, pero sobre todo a valorar esa amistad que en muchas ocasiones
no sabía que existía.

La amistad es un sentimiento que crece desde muy niño y a lo largo de la vida


crece y aumenta. Encontramos personas muy buenas y otras con las cuales no
seremos muy compatibles, pero siempre todos necesitamos de los demás, y es
allí donde nos damos cuenta del verdadero amigo que podemos tener.

165
…¿Y tú?... ¿Ya sabes cuántos amigos tienes? “MUCHAS PERSONAS
ENTRARÁN Y SALDRÁN DE TU VIDA, PERO SOLO LOS VERDADEROS AMIGOS
DEJARÁN HUELLA EN TU CORAZON” (Eleanor Roosevelt)

Seudónimo: Taribero

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