Tema 7. El Teatro de 1939 A 1975. Antonio Buero Vallejo.

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

TEMA 7. EL TEATRO DE 1939 A 1975. Antonio Buero Vallejo.

Al concluir la guerra civil, el panorama intelectual español queda devastado. La pérdida de


figuras innovadoras como Unamuno, Lorca y Valle-Inclán en el teatro es notable. Max Aub,
Casona y Alberti se exilian, escribiendo obras que no se conocen en España hasta muchos
años después. La censura, la pobreza, el aislamiento y el exilio generan una crisis de
conciencia, así como desconfianza y falta de orientación.
En este período, la escena española fue abundante en obras y autores, aunque muchas no
se representaron por la escasez de recursos económicos y la censura. En muchos casos, se
rechazaron obras no comerciales y la censura fue evidente en las representaciones de la
posguerra.

EL TEATRO DE LOS AÑOS 40

Durante los años cuarenta, el teatro se limita mayormente al teatro militante falangista o
nacional-católico, la comedia burguesa influenciada por la alta comedia benaventina, y un
tipo de comedia sentimental cercana a la subliteratura rosa de quiosco. El modelo
dominante es la comedia burguesa benaventina, caracterizada por una construcción
cuidada, dosificación de la intriga, y la alternancia hábil entre escenas humorísticas y
sentimentales. Estas comedias se centran en personajes de clase media y ambientes
acomodados, abordando temas recurrentes como asuntos matrimoniales, celos e
infidelidades. Autores como Luca de Tena y José María Pemán contribuyen con numerosas
obras en este estilo.

También son frecuentes en los escenarios españoles de posguerra las obras humorísticas.
Los dos únicos autores interesantes son Miguel Mihura, Tres sombreros de copa, Ninette y
el señor de Murcia, Maribel y la extraña familia y Enrique Jardiel Poncela con Eloísa está
debajo de un almendro o Los ladrones somos gente honrada.

EL TEATRO DEL LOS AÑOS 50: EL REALISMO SOCIAL

En la posguerra española, los dramaturgos descontentos con la situación política generan un


debate. Algunos están dispuestos a atenuar la crítica o expresarla indirectamente mediante
símbolos y alegorías, buscando superar la censura para que las obras puedan representarse.
Esta posición se denomina posibilismo y cuenta con representantes como Buero Vallejo.
Otros, defienden la necesidad de expresarse a pesar de que la censura impida la
representación, siendo esta postura conocida como imposibilismo y liderada por Alfonso
Sastre.
Antonio Buero Vallejo.
Antonio Buero Vallejo participó en la Guerra Civil y fue miembro del ejército republicano,
siendo condenado a muerte al final de la contienda. Aunque la pena fue conmutada, pasó
siete años en prisión. Estos eventos biográficos influyeron en su quehacer teatral, marcado
por un compromiso social. Sus obras teatrales combinan diversos elementos, como el
realismo, simbolismo, reflexión existencial y crítica social.

 Los temas más utilizados en sus obras son la libertad, la justicia, la verdad, la
soledad, la felicidad, el amor... para ahondar en aspectos de la naturaleza humana.
 los personajes se dividen en activos, dispuestos a emplear violencia verbal o física
para sus objetivos, y "soñadores", que viven angustiados en un mundo que les
parece pequeño para sus aspiraciones. Esta dualidad no implica juicios morales e
ilustra la complejidad de los personajes en sus tramas.
 La acción se sitúa en España en un período próximo (la posguerra con todas sus
miserias, la Guerra Civil...) o el pasado histórico.
 Destaca la presencia de finales esperanzadores: en muchas de sus obras se deja
abierta la posibilidad de que, a pesar de lo difícil que parece, los personajes puedan
tener una probabilidad de salvarse (p.ej. Tomás y Lino en La fundación)
En el teatro de Buero Vallejo pueden distinguirse varias etapas:

Primera etapa (teatro existencial). En 1949, Antonio Buero Vallejo presenta


"Historia de una escalera", una obra revolucionaria que rompe con la inercia del teatro de la
época al abordar temas sociales. La trama refleja la frustración de una comunidad cuyos
individuos se ven impedidos por la realidad de alcanzar sus sueños. A través de tres
generaciones que comparten un mismo edificio, Buero Vallejo ilustra la frustración social y
existencial en la España de la primera mitad del siglo XX. La escalera, como símbolo cerrado,
y la implacable marcha del tiempo construyen una estructura cíclica, enfatizando el fracaso
de los personajes. En esta etapa también destaca la obra "En la ardiente oscuridad".

Segunda etapa (teatro de crítica social) Antonio Buero Vallejo entra en una etapa de
dramas históricos donde la acción se desarrolla en épocas pasadas. Esta elección le permite
sortear la censura y analizar los problemas contemporáneos con objetividad, aprovechando
el distanciamiento histórico. Obras como "Las Meninas", que aborda la vida de Velázquez,
"El sueño de la razón", centrada en Goya, "Un soñador para un pueblo", sobre Esquilache, y
"El tragaluz", donde dos investigadores futuristas exploran la vida de una familia afectada
por la Guerra Civil, destacan en esta etapa.

Tercera etapa (se une lo existencial, lo social y la innovación formal). En esta etapa,
la crítica se vuelve más explícita y se incorporan innovaciones técnicas. "La Fundación", la
obra más destacada, presenta a Tomás, un hombre que, tras confesar un delito bajo tortura,
cumple condena en prisión. Ante la dureza de su situación, Tomás se refugia en la locura,
imaginando vivir en una fundación que le ha invitado a escribir un libro. Sus ojos perciben
paisajes y ambientes lujosos hasta que la cordura lo confronta con la realidad.
Alfonso Sastre

Fundó varios grupos teatrales de gran compromiso político con intención de renovar el
panorama teatral. Para Sastre, el teatro debía ser un instrumento de agitación y
transformación de la sociedad. Algunas obras de Sastre fueron: Escuadra hacia la muerte;
Guillermo Tell tiene los ojos tristes...

EL TEATRO EXPERIMENTAL DE LOS AÑOS 60


Durante los últimos años del franquismo, el teatro español permanece dividido entre el
comercial, representado mayormente por obras de Mihura, Juan José Alonso Millán, Ana
Diosdado, Antonio Gala, entre otros, y el realista de intención social, que enfrenta
dificultades para llegar a un público amplio debido a la censura, las estructuras
conservadoras del teatro comercial y la resistencia del público a innovaciones radicales,
tanto estéticas como ideológicas. A pesar de ello, dramaturgos como Sastre y Lauro Olmo
persisten en la creación de nuevos textos que fusionan objetivos sociales con renovación
escénica.

El anhelo de experimentación formal y la búsqueda de enfoques dramáticos distintos se


manifiestan de manera destacada en un grupo de escritores, entre ellos José Ruibal,
Francisco Nieva y Fernando Arrabal. Las obras de esta corriente experimental se
caracterizan por las siguientes características:

 La pérdida de importancia del personaje y acción dramática, reducidas en muchas


ocasiones a mero soporte del mensaje que el autor pretende transmitir.
 Uso de recursos alegóricos y simbólicos, que obligan a buscar una interpretación más allá de
lo que se puede ver en el escenario.
 actualización en la presentación escénica mediante la utilización de diversos objetos
y dispositivos mecánicos. El propósito es generar en el espectador una respuesta
crítica frente a la deshumanización del mundo moderno.

Francisco Nieva es reconocido por su contribución al "teatro furioso", que se caracteriza por
ir en contra y a favor de todo y nada simultáneamente. Además, incursiona en el "teatro de
farsa y calamidad". En el primer grupo destacan obras como "La carroza de plomo
candente" y "El combate de Ópalos y Tasia", donde aborda con total libertad su enfoque
transgresor del sexo. En el segundo grupo sobresalen "Malditas sean Coronada y sus hijas" y
"El baile de los ardientes", explorando el complejo mundo de pasiones, transgresiones,
culpa y conocimiento, pilares fundamentales de su obra dramática.

Fernando Arrabal, heredero del teatro del absurdo y de la crueldad, lidera una revolución
teatral con su teatro pánico, inspirado en el Dios Pan y caracterizado por elementos oníricos
y críticos del Surrealismo y Valle-Inclán. Obras destacadas en este estilo son "El cementerio
de automóviles" y "El arquitecto y el emperador de Asiria". En su última etapa, se inclina
hacia lo que denomina teatro bufo, con obras como "Oye, Patria, mi aflicción" o "Róbame
un billoncito". A finales de los años sesenta, surgen diversos grupos teatrales experimentales,
como Els Joglars, Els Comediants y Tricicle, abordando nuevos temas y formas de representación.

También podría gustarte