Derecho de Sucesiones - Jara Quispe-347-363

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C apitulo XIII

REVOCACION DEL TESTAMENTO

1. GENERALIDADES SOBRE LA REVOCACION DEL TESTA­


MENTO
La revocación del testamento es objeto de regulación legal en el Capítulo
Primero («Revocación») del Título IX («Revocación, caducidad y nulidad
de los testamentos») de la Sección Segunda («Sucesión testamentaria») del
Libro IV («Derecho de Sucesiones») del Código Civil, en los artículos 798 al
804.
Según el artículo 798 del Código Civil, el testador tiene el derecho
de revocar, en cualquier tiempo, sus disposiciones testamentarias y toda
declaración que haga en contrario carece de valor. «... Quiere decir esto que
cualquier cláusula en este sentido resultaría superfiua y quedaría como no
puesta. (...) Lo expuesto es válido con respecto a las disposiciones constitutivas
de derechos, como son aquellas que se refieren a la institución de heredeao
voluntario o de legatario; no así en cuanto a las declarativas, como puede ser
el reconocimiento de un hijo extramatrimonial, el cual no admite modalidad
y es irrevocable (...); o, asimismo, ei reconocimiento de una deuda, que (..)
renueva una obligación o le da fuerza, estando sujeta ésta en todo caso a error,
modificación del monto o cancelación por pago, argumentos que les toca
esgrimir a los herederos» (FERRERÜ, 2005; 571-572).
Lanatta refiere que «todo testamento es revocable a voluntad del testade r,
quien tiene el derecho irrenunciable de modificarlo parcial o totalmente o
dejarlo sin efecto mediante otro testamento posterior que deberá ser otorgado
en alguna de las formas autorizadas por el Código Civil. En consecuencia,
podrá ejercer este derecho cuantas veces lo desee, mientras viva y conserve su
capacidad legal de ejercicio» (LANATTA, 1981, Tomo II: 22).
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Castañeda advierte que:

«... Es el testamento un instrumento revocable, pero mientras no se


demuestre su revocación, debe admitirse que el testador persevera en
su voluntad evacuada en el testamento. Por el contrario, la donación es
irrevocable, ya que ella es un contrato (...).

No se podría pactar la irrevocabilidad de un testamento. El hacerlo


importaría objeto ilícito, el cual produciría la nulidad radical...»
(CASTAÑEDA, 1975, Tomo II: 10-11).

El referido jurista peruano, sobre la revocación del testamento, señala


también que;

«... La revocación del testamento se produce porque en el futuro el


testador manifiesta una voluntad contraria a la que se encuentra
expresada en el testamento que se revoca; y es por ello que dicho
testamento resulta ineficaz.

Todo testamento puede ser revocado. El testador no puede renunciar


al derecho de revocarlo, porque el derecho de revocación es de orden
público; es de la esencia en las formas testamentarias (...).

Para que el testamento anterior no surta ningún efecto, deberá ser


revocado total y expresamente, por otro testamento posterior. Sin
embargo, puede darse la hipótesis de que el nuevo testamento deje
sin efecto completamente el testamento anterior, sin que lo revoque
expresamente, porque las disposiciones del nuevo son incompatibles
con la existencia misma del testamento anterior. Empero, si ello no es
así ambos testamentos pueden subsistir en las disposiciones que fueren
compatibles. Un testamento por escritura pública es susceptible de ser
revocado por un testamento ológrafo; y viceversa» (CASTAÑEDA,
1975, Tomo II: 116).

Según Lohmann Lúea de Tena:


«La revocabilidad es consustancial al testamento (...).
La norma (art. 798 del C.C.) (...) contiene dos supuestos diferentes,
si bien que estrechamente vinculados. En la primera parte del
dispositivo se establece el derecho de cambiar la última voluntad (o
sea, la última voluntad válidamente manifestada con intención post
mor tan), sustituyéndola total o parcialmente por otra, o ampliándola, o
derogándola por completo; caso este último que implica que el régimen
sucesorio quedará regulado, hasta que no exista otra disposición
testamentaria, por las reglas de la sucesión legal (...).
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La segunda parte del artículo (798 del C.C.) establece implícitamente la


irrenunciabilidad del derecho de revocación -de lo que fluye la invalidez
de las cláusulas ad cautelam mediante claves o signos singulares-, que
constituye un acto restrictivo de voluntad futura y, por lo tanto, de la
libertad de disposición» (LOHMANN LUCA DE TENA, 1996, Tomo II:
82-84).
Barros Errázuriz señala al respecto que:

«... (El testamento) es acto esencialmente revocable. El que otorga


testamento conserva la facultad de revocar las disposiciones contenidas
en él mientras viva.
Todas las disposiciones testamentarias son esencialmente revocables, sin
embargo de que el testador exprese en el testamento la determinación de
no revocarlas. Las cláusulas derogatorias de sus disposiciones futuras
se tendrán por no escritas (...).
La revocabilidad es una de las características del testamento, que lo
distingue también de las donaciones entre vivos; y es tan esencial en
los testamentos su carácter revocable, que ni el mismo testador puede
renunciar a ese derecho ni imponerse trabas para hacer la revocación
(...). '

Este carácter de esencialmente revocable corresponde a todas las


disposiciones que se refieren a la distribución de los bienes que hace
el testador para después de sus días; pero no todo lo que el testador
dice en el testamento es una disposición de bienes. (...) La ley autoriza
para hacer en el testamento declaraciones sobre otras materias, y ellas se
rigen por sus leyes propias.
Esas declaraciones extrañas a la disposición de los bienes, pueden ser
por su naturaleza definitivas e irrevocables, y no pierden ese carácter,
por el mero hecho de estar contenidas en un testamento; como ocurre
con el reconocimiento de un hijo natural, que aunque es un acto libre y
voluntario del padre o madre que reconoce, una vez verificado con las
formalidades legales, produce todos sus efectos jurídicos y no puede
revocarse, al arbitrio del padre o madre, porque la ley no autoriza
esa revocación, y el estado civil, una vez adquirido crea una situación
jurídica inamovible» (BARROS ERRAZURIZ, 1931, Volumen V: 127-128).

En opinión de Rotondi:
«La revocación es connatural al concepto de testamento como acto
de última voluntad. De la misma manera que puede testar, también
puede revocar el testamento otorgado la persona que viva y goce de su
capacidad (...).
— Manual de Derecho de Sucesiones

La revocación puede ser expresa o tácita.

La revocación expresa podrá efectuarse por un testamento posterior


o mediante un acto notarial válido por el que declare el testador
personalmente que revoca la disposición anterior en todo o en parte (...).
Si subsiste el testamento revocado, la posterior revocación de la primera
hará revivir sus disposiciones.

Pero la revocación podrá ser también tácita, cuando, por ejemplo, en


un testamento posterior válido se incluyan disposiciones incompatibles
con las del testamento anterior (si las disposiciones de dos testamentos
sucesivos son compatibles y no se revoca el anterior, sus disposiciones
se completan); si el testamento posterior no contiene revocación expresa
del precedente, sólo anula las disposiciones que sean incompatibles (...).
También puede darse la revocación tácita por destrucción del propio
testamento realizada por el testador, y retirando del poder del notario
un testamento público o secreto (entiéndase testamento cerrado).
En cuanto al primer caso, ha de notarse que el testamento ológrafo
destruido, desgarrado o tachado en todo o en parte se considera total
o parcialmente revocado, a menos que se pruebe que la destrucción,
la tachadura o la rotura hayan sido efectuadas por obra de personas
distintas del testador, o bien si se prueba que el testador no tenía
intención de revocarlo (...); pero siempre ha de entenderse que el
testamento ha de existir materialmente y ser legible, y de otra forma no
hay testamento. En cuanto a retirar el testamento secreto (entiéndase
testamento cerrado) del poder del notario o del archivero en poder
del cual estuviese depositado, conviene agregar que ello no implica
revocación cuando el testamento, por estar escrito de mano del testador
pueda servir como ológrafo...» (ROTONDI, 1953: 632-633).

Suárez Franco enseña sobre el tema que:


«... Pertenece a la esencia del testamento el ser revocable (...). Una vez
que el testamento ha sido otorgado válidamente no puede invalidarse
sino por la revocación del testador (...).
Hay una terminología inadecuada al decir que un testamento puede ser
invalidado por la revocación del testador. En realidad, no se invalida,
simplemente se revoca; al fin y a) cabo revocación es sinónimo de
retractación, en el caso del testamento.

Como el testamento es declaración de última voluntad, sin que tengan


valor las cláusulas derogatorias de sus disposiciones futuras, él es
esencialmente revocable, no importa que el testador exprese en el
testamento su voluntad o resolución de no revocarlo, pues al ser esto

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abiertamente contrario a la ley, se tendrá por no escrito. El legislador


quiere que los bienes de una persona difunta tengan el destino post
mortem que su dueño Ies haya señalado, considerando como voluntad
la última que él haya expresado legalmente. Un testamento válidamente
otorgado puede ser revocado expresa o tácitamente por otro posterior,
en parte o en su totalidad. La circunstancia de que en distintas fechas
se hayan otorgado dos testamentos no implica que el último revoque
al primero, a menos que aquel contenga disposiciones que sean
incompatibles íntegramente con las del testamento inicial, o que sean
totalmente contrarias a estas» (SUAREZ FRANCO, 1989: 238).
Albaladejo, acerca de la revocación del testamento, manifiesta lo
siguiente:
«... Otra manera (además de la nulidad) de perder su vigor el testamento
es la revocación; la que, siendo éste esencialmente revocable puede
hacerse total o parcialmente y en todo momento por el testador, aunque
haya expresado en él o fuera del mismo su resolución de mantenerlo
hasta su muerte (,..).
Por la misma razón que el testamento, la revocación, en principio, ha de
ser hecha en las formas solemnes precisas para testar (...), y debe proceder
personalmente del testador...» (ALBALADEJO, 1982, Tomo V: 367).

Para Bonnecase, «... se entiende por revocación un cambio de voluntad


del autor del testamento, que anula la voluntad primitivamente manifestada...»
(BONNECASE, 2003: 506). Dicho jurista pone de relieve que «... la revocación
(del testamento) puede dejarse sin efectos en las mismas condiciones en
que se efectuó: acto testamentario, acto notarial, destrucción del documento
revocatorio. El testamento anterior revive inmediatamente, excepto en el caso
de que haya sido destruido materialmente» (BONNECASE, 2003: 507).
S a n to s B riz in d ic a s o b re el p a rtic u la r q u e :

«Uno de los caracteres esenciales del testamento es ser acto revocable


hasta el fallecimiento del testador, como manifestación de uno de los
derechos de la personalidad en el aspecto privado (...).
La revocación del testamento demuestra un cambio en la voluntad del
testador y ello motiva la ineficacia del testamento anterior al no reflejar
ya su última voluntad, ineficacia que sobreviene no obstante haber sido
válido el testamento revocado (...).
La revocabüidad de los testamentos se configura (...) como un derecho
absoluto e irrenujiciable del testador, de modo que sería nula cualquier
obligación que en vida contraiga en el sentido de no revocar el testamento
otorgado...» (SANTOS BRIZ, 1979, Tomo VI: 373-374).

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Manual de Derecho de Sucesiones

Santos Briz agrega que:

«El efecto principal de la revocación es la ineficacia total o pardal del


testamento anterior; será total si nada se dice en el nuevo testamento,
y será parcial si en el ultimo se hace constar que el anterior subsista en
todo o en parte. El anterior sólo puede recobrar su validez si el testador
revoca después el testamento posterior 'y declara expresamente que es
su voluntad que valga el primero' (...). Todo ello presuponiendo que el
nuevo testamento sea 'perfecto'; es decir, que reúna las solemnidades
necesarias para testar (...). Por tanto, si el testamento posterior no reúne
tales solemnidades, no sólo las concomitantes de su otorgamiento, sino
también las posteriores (por ejemplo, no fue protocolizado en tiempo
hábil), la revocación no se producirá por no ser perfecto el testamento
posterior.

(...)

Los efectos de la revocación del testamento alcanzan desde luego a las


disposiciones en las que el testador dispone de sus bienes para después
de su muerte, contenido propio del testamento (...). Pero no es tan
claro si alcanza aquella a las disposiciones que no tengan ese objetivo
típico del testamento. (...) (Se) excluye de la revocación el reconocimiento
de un hijo ilegítimo, el que (...) 'no pierde su fuerza legal aunque se
revoque el testamento en que se hizo'. Excepción que se funda (...) en
la trascendencia que el reconocimiento de un hijo tiene en el concepto
jurídico, natural y social (...).

Cuando la ley no contiene disposición expresa que reserve de la


revocación otras cláusulas no referidas estrictamente a la sucesión del
testador, el intérprete se ve obligado a incluirlas también en la revocación.
Así el reconocimiento de deuda, que queda sin efecto por revocación del
te s ta m e n to e n q u e s e hizo...» (SANTOS B R IZ , 1 9 7 9 , Tomo V I; 3 7 8 -3 7 9 ).

2. FORMAS DE REVOCACION DEL TESTAMENTO

«Cuando una persona ha otorgado más de un testamento, la revocación


del anterior por el posterior puede ser expresa, lo cual no requiere explicación,
o tácita. Hay revocación tácita de tas disposiciones de un testamento anterior
cuando éstas resultan incompatibles con las del posterior, que, desde luego,
prevalecen...» (LANATTA, 1981, Tomo II: 22).

«Se denomina revocación expresa, cuando el testador otorga un testamento


posterior, en que declara que quedan sin efecto, en todo o en parte, las
disposiciones del anterior...» (LANATTA, 1981, Tomo II; 401).

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«Se da el nombre de revocación tácita, cuando un testamento más


reciente contiene disposiciones que son diferentes e incompatibles con las
del anterior, que quedan tácitamente revocadas, o cuando el testador practica
voluntariamente algunos actos, previstos por la ley, y a los que ésta atribuye
efecto revocatorio...» (LANATTA, 1981, Tomo II: 401).
Suárez Franco, en lo que atañe a las formas de revocación del testamento,
refiere que:
«... La revocación puede ser expresa o tácita. La revocación expresa es la
explícita que se hace con las mismas formalidades del testamento.
Revocación tácita proviene de la voluntad del causante pero deducida
de algo que la ley interpreta como signo inequívoco de esa voluntad»
(SUAREZ FRANCO, 1989: 239). '

El Código Civil hace alusión a la revocación expresa del testamento


señalando textualmente en su artículo 799 que la revocación expresa del
testamento, total o parcial, o de alguna de sus disposiciones, sólo puede ser
hecha por otro testamento, cualquiera que sea su forma.
Ferrari Ceretti, en cuanto a las formas de revocación expresa y tácita del
testamento, expresa lo siguiente:
«... (Se) determina ciertos presupuestos que producen la revocación del
testamento, algunos provocados directamente por el testador y otros,
por causales ajenas a él.
La expresa sólo puede hacerse por otro testamento en alguna de las
formas autorizadas. (...) AI efecto, (se) ha exigido como única forma
para revocar el testamento la existencia de un testamento posterior.
(...) La revocación en esencia no es más que la expresión del cambio
de voluntad del testador respecto de la disposición de sus bienes para
después de su muerte y este cambio no puede hacerse sino en la forma
testamentaria (...),
(...) No es necesario que la forma elegida para la revocación sea la
misma del que se revoca, así, el hecho por escritura pública puede ser
revocado por uno ológrafo o cerrado y recíprocamente (...).
Lo indispensable es que contenga los requisitos esenciales de la forma
elegida.
Es suficiente que manifieste, en forma clara, precisa y expresa, que
revoca el testamento anterior, aunque no contenga otra disposición,
para que quede revocado (...). La revocación se rige por el orden de las
fechas, cualquiera que sea la forma adoptada. Si los dos son de la misma

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fecha, ambos se destruyen y ninguno vale, a menos que se hubiera


consignado la hora de su redacción.

(...) La sola existencia de un segundo (testamento), a menos que exista


confirmación del primero, causa la nulidad de éste (...).

Fuera del caso de la revocación expresa (...), la revocación tácita


tiene lugar en los siguientes casos: a) por testamento posterior; b) por
celebración de matrimonio; c) por falta de causa; d) por cancelación o
destrucción del testamento; e) por enajenación de ia cosa legada; f) por
inejecución de las cargas; g) por ingratitud" (FERRARI CERETT1,1983:
184-185).

Ferrero anota acerca de la revocación expresa del testamento que «el


principio es que todo testamento posterior revoca el anterior si es que lo dice
expresamente. Cualquier clase de testamento puede revocar otro también de
cualquier clase. La única formalidad que se exige es que el revocatorio sea
efectivamente testamento. Así, un simple testamento ológrafo puede revocar
uno más formal, como es aquel en escritura pública» (FERRERO, 2005: 573).

El mencionado jurista nacional, sóbrela revocación tácita del testamento,


dice lo siguiente:
«La revocación tácita no está legislada en forma específica (...). Sin
embargo, tal revocación existe (...) y es posible siempre que disposiciones
testamentarias posteriores hagan incompatibles las anteriores, o que
determinados actos realizados por el testador dejen sin efecto su
declaración de voluntad expresada.

(...) La transmisión del bien dispuesto en el testamento tiene lugar sólo


a la muerte del causante. Si éste dispone antes del bien, está dejando sin
efecto la posibilidad de que lo reciba el designado (...).
(...) Los actos de disposición intervivos dejan sin efecto los que se
hubieran hecho en el testamento para tener efecto a la muerte del
causante» (FERRERO, 2005:573-575).
Polacco, sobre la revocación expresa del testamento, sostiene lo siguiente:
«Consiste en la declaración explícita y solemne del testador de quitar
eficacia en todo o en parte a sus anteriores disposiciones. Higo solemne,
además de explícita, porque no se la puede hacer con un acto cualquiera,
y mucho menos verba imente, sino (...) por un testamento o por un acto
autorizado por un notario en presencia de (...) testigos, que lo suscriban,
en el cual el testador (...) declara revocar en todo o en parte la disposición
anterior (...). No podrá hacerse por acto privado, aunque sea ológrafo, si
no contiene al mismo tiempo disposiciones de última voluntad, caso en
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el cual sería verdadero y propio testamento...» (IJOLACCO, 1950, Tomo


I: 625).
Polacco, sobre la revocación tácita del testamento, afirma que:
«Aquí la manifestación de voluntad se deriva de facta concludentia. Y se
presenta en cuatro modos {...).
a) Implícita en un testamento posterior.- Si el testador hace un nuevo
testamento en el que no se inserta la declaración de revocar el
anterior, porque entonces habría revocación expresa, sino que
dicta disposiciones contrarias a las anteriores o incompatibles con
ellas (...). Se da la contrariedad (o incompatibilidad material) entre
dos disposiciones cuando es materialmente imposible el dar curso
simultáneamente a ambas. (...) La incompatibilidad (o contrariedad
moral) se presenta cuando, si bien en abstracto podrían coexistir
las varias disposiciones de los diversos testamentos, resulte que
esta coexistencia es contraria a la intención del testador; juicio
éste absolutamente de mérito, de hecho (.,.). Por el contrario, las
disposiciones compatibles entre sí, aunque sean todas a título
universal, coexisten aunque estén contenidas en testamentos
diversos (...).
b) Revocación derivada de retirar el testamento secreto del poder del notario
(...).

c) Eliminación o cancelación de las disposiciones o destrucción del testamento


(...).
d) Enajenación o transformación de la cosa legada...» (POLACCO, 1950,
Tomo I: 631-639).

Valencia Zea examina lo relativo a la revocación expresa y tácita del


testamento de esta manera:
«... La revocación expresa del testamento exige el otorgamiento de otro
testamento, pero no se exige que el testamento de revocación sea de la
misma naturaleza que el revocado (...).
En todo caso, la revocación expresa de un testamento debe siempre
revestir forma testamentaria, pues no se admite que un testamento
público se revoque mediante un documento o mediante una escritura
pública que no tenga la calidad de testamento. Débese ello a que el
testamento de revocación reviste tanta importancia como el propio
otorgamiento del testamento revocado.
(...) Se deroga tácitamente un testamento cuando al otorgarse uno
posterior no puede concillarse con el primero. Si en un primer testamento

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se le deja determinado cuerpo cierto a Juan, y ese mismo cuerpo cierto


en posterior testamento se ie asigna a Pedro, se entiende derogada
tácitamente la asignación originariamente dejada a Juan. Sea como fuere,
un testamento no se entiende revocado tácitamente por la existencia de
otro u otros testamentos posteriores (...).
Por lo tanto, una determinada sucesión puede regirse testamentariamente
por varios testamentos. (...) Así, las disposiciones testamentarias posteriores
derogan las anteriores, y una disposición testamentaria especial no
queda derogada por una distribución general de bienes que se haga
posteriormente...» (VALENCIA ZEA, 1984, Tomo VI: 213-214).

En opinión de Bonnecase:
«... Es expresa (la revocación del testamento) cuando se enuncia directamente
en las formas apropiadas (...).
(...) La revocación expresa reviste dos formas: en primer lugar puede
encontrar su expresión en un acto testamentario, es decir en un acto
que reviste la forma de un testamento; no es necesario que este acto
comprenda otra cosa además de la revocación; por otra parte, el tipo de
testamento revocatorio no debe ser fatalmente ei escogido por el testador
para el testamento que se revoca. Todo lo que se exige, es que este acto
sea válido en la forma. La revocación expresa puede también hacerse
por un acto notarial ordinario, que no revista las formas particulares el
testamento» (BONNECASE, 2003: 506).
Bonnecase, en lo que concierne a la revocación tácita del testamento,
expone lo siguiente:
«... Tácita (es la revocación del testamento), cuando se produce un acto
o un acontecimiento incompatible con el testamento, y que traduce un
cambio de voluntad del testador.
(...)

(...) Formas diversas de la revocación tácita. Estas formas son tres: 1.


Testamento posterior inconciliable con el anterior (...). La revocación
solamente se produce en la medida en que no pueden cumplirse ambos
testamentos; el segundo prevalece sobre el primero (...). 2. Enajenación de
los bimes legados (...). A condición de que la enajenación sea voluntaria,
se produce la revocación en la medida de dicha enajenación; poco
importa que se reduzca a una permuta o a una venta con pacto de retro.
Pero es necesario que la enajenación no esté afectada de inexistencia.
Si se trata de una enajenación bajo condición suspensiva, la revocación
está subordinada a la realización de la co n d ic ió n . P e ro (si) e l testador
recobra el bien enajenado con motivo de la anulación del acto de
Revocación del Testamento

enajenación, persiste la revocación. En efecto, la voluntad que traduce


el acto de enajenación es la que produce la revocación; por consiguiente,
ni el embargo y remate de los bienes legados, ni la expropiación por
causa de utilidad pública, ni la venta en licitación impiden la eficacia del
legado, si el bien que constituye su objeto es recobrado por el testador.
Apenas si es necesario agregar que la revocación por enajenación se
aplica únicamente a los legados particulares que recaen sobre cosas
determinadas. 3. La destrucción material del testamento. Se requiere que
esta destrucción sea obra del testador y que recaiga sobre el original. Se
asimila a esta destrucción, la laceración o cancelación del testamento,
Esta forma de revocación vale, sobre todo, prácticamente, para el
testamento ológrafo, y con mayor razón si ha sido redactado en un solo
original» (BONNECASE, 2003:506-507).
Por su parte, Santos Briz afirma sobre la revocación expresa del
testamento que:

«... Consiste en la manifestación de voluntad del testador por la que


de forma directa declara que revoca el testamento anterior que con
toda precisión designa. Esta manifestación de voluntad ha de hacerse
necesariamente en otro testamento (...). (...) No (se) exige que el
testamento posterior sea de la misma clase que el revocado, pero ha de
reunir los requisitos que la ley exija para la forma revocatoria elegida.
El propósito revocatorio ha de colegirse con certeza (...), y el testamento
posterior puede tener por único objeto revocar el anterior, en cuyo caso
el propósito del testador es dejar su sucesión al orden legal, es decir que
en su día se abra ab inféstalo (...).

Una forma expresa de revocación acontece cuando el testamento


anterior recobra su fuerza si el testador revoca después el posterior y
declara expresamente ser su voluntad que valga el primero pero ha
de hacerse desde luego testando en forma legal.

La revocación expresa puede ser total o parcial, ya que (...) (se) permite
que e! testamento anterior subsista 'en todo o en parte'...» (SANTOS
BRIZ, 1979, Tomo VI: 374-375).
Santos Briz, en cuanto a la revocación tácita del testamento, señala lo
siguiente:

«... El solo hecho de otorgar un testamento implica, salvo que en él nada


se diga al respecto, por sí solo la revocación del anterior. (...) Se deduce
una presunción 'juris et de jure' de que el testamento posterior perfecto
abroga al anterior si aquél no contiene cláusula expresa confirmatoria
de éste (...).

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Manual de Derecho de Sucesiones

Frente a tan absoluto principio revocatorio tácito de disposiciones


anteriores se advierte una importante corriente doctrinal que sostiene
la existencia de casos en que parece que la voluntad del testador es
dar eficacia a ambos testamentos, aunque expresamente no se declare
la subsistencia del primero. Habrá de estarse en cada caso a las reglas
de interpretación de los testamentos para saber si existe oposición
verdadera entre las disposiciones dimanantes de distintos testamentos
(...), habiendo de seguirse en cuanto a preferencia en su aplicación
las reglas o cláusulas establecidas en el último, y sólo si con ella son
compatibles aplicar las del anterior o anteriores...» (SANTOS BRIZ,
1979, Tomo VI: 375).
Santos Briz, por último, acerca de la revocación presunta o material del
testamento, refiere que «... tiene lugar esta forma de revocación cuando el
testador por sí mismo o por medio de un tercero realiza actos que de una
manera inequívoca demuestran su intención de dejar sin efecto un testamento
ya otorgado por el mismo. Respecto del testamento abierto no cabe esta forma
de revocación, sino únicamente la de otorgar nuevo testamento en forma legal
revocando el anterior. En cambio sí cabe respeto de los testamentos ológrafo
y cerrado...» (SANTOS BRIZ, 1979, Tomo VI: 376-377).

3. R E V O C A C IO N D E L T E S T A M E N T O Y R E V IV IS C E N C IA D EL
T E S T A M E N T O A N T E R IO R

Sobre el particular, el Código Civil, en su artículo 800, establece


claramente que si el testamento que revoca uno anterior es revocado a su
vez por otro posterior, reviven las disposiciones del primero, a menos que el
testador exprese su voluntad contraria.

Según Ferrero:
«Esta figura es denominada retractación o revocación de ia revocación y
consiste en revivir las disposiciones otorgadas en un primer testamento
que fue revocado por un segundo, el cual, a su vez, se revoca.
(...) Las disposiciones del testamento revivido no tendrán eficacia a partir
de su reviviscencia sino, por el contrarío, desde su otorgamiento. Lo
expuesto es importante para tener en cuenta la capacidad del testador
así como la prioridad entre el testamento revivido y otros que puedan
existir.
(...) Si un testamento es revocado por otro, renace el anterior a aquél.
Es la regla. La excepción es que no reviva. ¿Cuándo? Cuando el
testador exprese su voluntad contraria. Ello implica que el legislador
está reconociendo que el silencio importa, en este caso, manifestación

358
Revocación del Testamento

de voluntad (...). Pero siendo esta imputación más endeble que la


manifestación tácita -ni qué decir de la expresa- no resulta lógico
aplicarla al testamento, en el cual la voluntad no sólo debe ser escrita
sino solemne. Por ello, concluimos en que es un error del legislador
reactualizar, mediante el silencio, una voluntad testamentaria revocada»
(FERRERO, 2005: 575-577).

Domínguez Benavente y Domínguez Aguila señalan al respecto lo


siguiente:
«... La revocación es, en principio, irrevocable (...).
No se acepta que la simple retractación del acto revocatorio convalide
el testamento revocado. No existe la reviviscencia automática o tácita del
revocado, por el hecho que un tercer acto testamentario deje sin efecto
el acto revocatorio (...).
Si el testador quiere que recupere eficacia el testamento derogado, no
basta que se retracte del acto revocatorio. Este es irrevocable y, por tanto,
la retractación que de él haga el testador es inútil y superflua, si con
ella quiere hacer revivir el primer testamento. El único medio que tiene
de volver a la vida del Derecho el testamento revocado es diciéndolo y
en el tercer testamento. Así, se produce la reviviscencia del testamento
revocado, no siendo bastante la retractación del acto revocatorio.
(...) La reviviscencia del testamento revocado impone algunas
reflexiones. Se puede sostener que el testador, al disponer que reviva
su primitivo testamento está testando per relationem, porque las
disposiciones de última voluntad no resultan directamente del último
testamento sino de la referencia que éste hace al testamento revocado.
Así, el verdadero y propio testamento lo constituiría el último, si bien
su contenido se obtendría, por relación, del testamento primitivo
y revocado. De acuerdo a esta postura, el acto revocatorio resulta
irrevocable y, consecuencialmente, un acto Ínter vivos y no por causa de
muerte, destinado a tener efecto de inmediato: restarle desde hoy y para
siempre vida al testamento primitivo.
De acuerdo a este punto de vista, todo io referente a la tesLarnentífitctio,
a las solemnidades; y, en general, a la validez o nulidad del acto
testamentario se debe estudiar en relación al testamento que hace revivir
al revocado. Si el testador quiere impedir la sucesión intestada o legítima,
(...) (se) le impone otorgar testamento, cuyo contenido se encuentra en
el derogado, por la relación que en el último acto testamentario se hace
a él.
(...) Un mero acto revocatorio no es bastante para dar nueva vida al
primitivo acto testamentario. Por lo tanto, el acto revocatorio es mortis
Manual de Derecho de Sucesiones

causa y quedará sin efecto si se hace revivir el testamento revocado. De


la testamentifactio se ha de juzgar tanto al momento en que se otorgó
el testamento revocado como a aquel en que se otorga el testamento
que vuelve a la vida del Derecho al primitivo. Es éste el que regulará la
sucesión del de cujus» (DOMINGUEZ BENAVENTE; y DOMINGUEZ
AGUILA, 1990, Tomo I; 496-497).

4. S U B S IS T E N C IA D E L T E S T A M E N T O A N T E R IO R

Lo relativo a la subsistencia del testamento anterior es materia de


regulación legal en el artículo 801 del Código Civil, conforme al cual, el
testamento que no es revocado total y expresamente por otro posterior,
subsiste en las disposiciones compatibles con las de este último.
«... En este caso se trata de declaraciones de voluntad parciales, y
subsisten todas en la medida que el último testamento no las incompatibilice.
Aquí no hay revocación. El citado artículo (801 del C.C.) se refiere a la
existencia de dos o más testamentos compatibles como posibles de regir una
sucesión...» (PERRERO, 2005: 577-578).

Sobre el particular, Barbero hace estas acotaciones:

«... El hacer otro testamento es también un modo de revocar el testamento


anterior, puesto que la voluntad posteriormente manifestada prevalece
sobre la anterior, y prácticamente la anula, donde sea con ella incompatible,
aún sin necesidad de una aclaración expresa. Naturalmente, esta
revocación se lim ita a las disposiciones del testamento anterior realmente
incompatible con las del nuevo. No creemos que pueda admitirse la
prueba testifical para demostrar, a pesar de la falta de incompatibilidad
objetiva, la intención meramente subjetiva del testador de revocar mediante
testamento posterior el testamento anterior o disposiciones singulares
de éste, pues la voluntad de revocación es relevante solo en cuanto se
la manifieste en forma testamentaria, y en defecto de declaración expresa,
el único elemento tácitamente concluyente al que la ley da relevancia
de manifestación, es la incompatibilidad -pero ésta, objetiva, para que
pueda valer como exteriorización (declaración) del querer interior- de la
disposición posterior con alguna de las anteriores. Por consiguiente, la
prueba se la puede admitir para aclarar los términos y los límites de
la incompatibilidad que pueda ser objetivamente destacada, pero no
para sustituirla con la prueba de una mera incompatibilidad subjetiva,
si la objetiva no existe. En efecto, una incompatibilidad meramente
subjetiva siempre puede asumírsela, pero sin la objetiva sería un hecho
puramente interior, que no había llegado a manifestación y, por tanto,
era irrelevante» (BARBERO , 1967, Tomo V : 306-307).

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---------------------------------------------Revocación del Testamento---------------------------------------------

5. R E V O C A C IO N D E L T E S T A M E N T O C E R R A D O

En relación a la revocación del testamento cerrado, nuestro ordenamiento


jurídico contiene estas normas:

A) El testamento cerrado queda revocado si el testador lo retira de le


custodia del notario (art. 802 del Código Civil). «... Este es un case
de revocación tácita que concuerda con la forma como el actual
Código legisla el testamento cerrado, al señalar que éste queda
en poder del notario (artículo 700) (...). En consecuencia, es lógico
que el retiro del testamento cerrado de la custodia del notario deje
sin efecto toda la diligencia actuada al entregárselo» (FERRERO
2005: 578).
B) Tanto en el caso previsto en el artículo 802 del Código Civil
(citado anteriormente) como en el de su apertura por el testador
el testamento cerrado vale como ológrafo si se conserva el pliego
interior y éste reúne las formalidades señaladas en la primera parte
del artículo 707 del referido Código, esto es, que sea totalmente
escrito, fechado y firmado por el propio testador (art. 803 de
Código Civil).
Según Barbero, «... equivale a revocación del testamento -revocador
total- el retiro del testamento secreto (o cerrado), por obra del testador, de
las manos del notario (...) en cuyo poder se lo había depositado; a no se?'
que la cédula testamentaria tenga todos los requisitos (...) para valer como
ológrafo...» (BARBERO, 1967, Tomo V: 306).

Al respecto, Valencia Zea enseña que:


«... El testamento cerrado puede ser revocado por otro testamento (...):
pero, además, dicho testamento tiene otra forma especial de revocación
consistente en la no conservación del sobre que lo contiene. En efecto, e
testador bien puede retirar de la custodia oficial el sobre testamentario,
con lo cual queda sin efecto el testamento.

También se presume revocado este testamento cuando la cubierta


apareciere rota o los sellos quebrantados o borradas, raspadas o
enmendadas las firmas que lo autoricen. En resumen, revocación tácita
es todo acto que emane del testador y que deba interpretarse como
declaración de voluntad de destruir el testamento. Así, la palabra
anulado sobre la cubierta y la firma del testador equivale a revocación.
Pero los deterioros, rupturas o borrones provenientes del mero trascurso
del tiempo y no de ia voluntad del testador, no quitan al testamento su
validez» (V A LEN C IA Z EA , 1984, Tomo V I: 215),

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-------------------------------------- Manual de Derecho de Sucesiones---------------------------------------

6. R E V O C A C IO N D E L T E S T A M E N T O O L O G R A F O

De acuerdo a lo normado en el artículo 804 del Código Civil, el testamento


ológrafo queda revocado en los siguientes casos:

A) Si el testador rompe el testamento ológrafo.

B) Si el testador destruye el testamento ológrafo.

C) Si el testador inutiliza el testamento ológrafo de cualquier otra


manera.
Según Lanatta, «... en la práctica ocurre que si el testador desea revocar
su testamento ológrafo, rompe o destruye de otra manera el instrumento
privado en que consta. Además, la revocación tácita del testamento ológrafo
debe ser admitida como tal si, aunque el testador no hubiera roto el origina!, lo
hubiera inutilizado con rayas cruzadas, o con las palabras revocado, cancelado,
u otras equivalentes (...). Su destrucción total, rompiéndolo o incinerándolo,
es lo usual» (LANATTA, 1981, Tomo II: 407).

Ferrero, acerca de la revocación del testamento ológrafo, enseña que:


«... Esto constituye una forma de revocación tácita de la voluntad
testamentaria.
El rompimiento puede estar referido a la simple separación en dos partes
de la hoja que contiene el testamento desmembrando su unión, mientras
la destrucción significa el deshacer el mismo. La inutilización implica
hacer inservible el testamento,- lo cual puede lograrse, por ejemplo,
cruzándolo con rayas o poniéndole la palabra revocado, inutilizado o
cancelado.
A este respecto, deben distinguirse los conceptos de alteración y
destrucción. La alteración no debe influir en la validez del testamento si
es accidental o por el hecho de un tercero (...); la destrucción por cualquier
causa, impide a los sucesores probar el contenido del testamento
(...). Este enunciado ratifica el principio de que no es de aplicación al
testamento la norma del artículo 225 de nuestro Código (Civil), que
preceptúa que no debe confundirse el acto con el documento que sirve
para probarlo, y que puede subsistir el acto aunque el documento se
declare nulo» (FERRERO, 2005: 580-581),
Barbero dice sobre la revocación del testamento ológrafo lo siguiente:
«... La ley (...) prevé y disciplina expresamente algunas especies a las
cuales conecta el efecto de hacer caer o anular la voluntad precedente.
(...) Ante todo, con la destrucción, laceración ocanceladón del testamento
ológrafo, efectuada por el testador o en ejecución de una voluntad suya

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(...). Es éste un comportamiento que normalmente concluye (...) en favor


de la manifestación de una intención de revocar

El efecto revocatorio puede ser total o parcial, según que la destrucción,


laceración o cancelación haya sido hecha en todo o en parte; y hay que
reconocer que la revocación es parcial, es decir, limitada a la parte
destruida, lacerada o cancelada, también cuando en esta parte estuviesen
contenidas la fecha y la firma, de manera que lo remanente quede sin
fecha y sin firma: ya que, en efecto, fecha y firma son necesarias para La
confección del documento, pero, una vez formado éste, puede hacérselo
valer (...) probándolo por medio de testimonios» (BARBERO, 1967,
Tomo V: 304-305).

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