Brevebiografade Albert Einstein
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Albert Einstein nació el 14 de marzo de 1879 en Ulm, Alemania, y murió el 18 de abril de 1955
en Princeton, Nueva Jersey, Estados Unidos. Sus padres fueron Hermann Einstein y Pauline
Koch, comerciantes judíos dedicados a la distribución de agua y gas y luego a una fábrica de
material eléctrico. Tenía una hermana llamada Maja y un hermano llamado Heinrich. Su
infancia transcurrió en Múnich, en donde inició sus estudios de primaria en el Luitpold
Gymnasium donde se destacó en matemáticas y física. También le gustaba tocar el violín,
seguramente motivado por su madre que era pianista. Entre 1888 y 1894, en el mismo Luitpold
Gymnasium siguió estudios secundarios destacándose en matemáticas y un poco menos en las
materias humanísticas, aunque sus notas siempre fueron buenas. La leyenda de que Einstein fue
un mal estudiante es falsa de acuerdo a los documentos que se han conservado [3].
Más tarde asistió al Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) en Zúrich de 1896 a 1900 [4] y
se graduó en física. El mismo año en que ingresó al Politécnico de Zúrich renunció por primera
vez a la nacionalidad alemana. En un manuscrito titulado “Mis proyectos de futuro”, que
escribió en francés a los dieciséis años, Einstein explica que quiere matricularse en una carrera
para ser profesor de matemáticas y de física teórica, porque en la profesión científica hay una
cierta independencia que le gusta, mientras que, en cambio, cree carecer de fantasía y aptitudes
prácticas” [5]. Tuvo como mentor y profesor de física a Heinreich Friedrich Weber (1843-1912)
y como profesor de matemáticas a Hermann Minkowski (1864-1909), conocido por su teoría del
espacio-tiempo cuadridimensional y su presentación matemática de la teoría de la relatividad
especial [6]. En 1898 conoció a Mileva Maric (1875-1948), matemática de origen serbio,
iniciando una relación profesional y amorosa que culminó en matrimonio en 1903 a pesar de la
oposición de los padres de Einstein.
Einstein trabajó en la Oficina de Patentes de Suiza desde 1902 hasta 1909. El mismo recordaba
años después que ese trabajo le resultó muy útil para el desarrollo de sus investigaciones y para
establecer relaciones con científicos contemporáneos como Alfred Kleiner (1849-1916) quien
dirigió su tesis doctoral [8], Max Plank (1858-1947) y Arnold Sommerfeld (1868-1951) [9]. En
esos años, Einstein publicó varios artículos en la revista Annalen der Physik sobre
termodinámica, la producción y transformación de la luz, el movimiento de las partículas en
suspensión en líquidos en reposo y la electrodinámica de los cuerpos en movimiento. En
particular, en uno de ellos, colocaría las bases de lo que se llamaría la teoría de la relatividad
especial o restringida [10]. En 1908, tres años después de haber publicado el artículo sobre la
relatividad especial, Einstein era solo un profesor contratado en la Universidad de Berna, pero
en 1909, después de dejar su puesto en la oficina de patentes, ya era profesor asociado de física
teórica en Zúrich y ese mismo año recibía una primera distinción académica en Ginebra. En
1911 fue nombrado catedrático de física teórica de la universidad Karl Ferdinand de Praga. En
1912 aparece propuesto por primera vez para el premio Nobel de física [11].
En 1914, el otro Einstein, no el científico, sino “el Einstein que, además de dialogar con la
divinidad (y con Besso y con Grossmann) sobre la estructura de las leyes del universo y de
manifestarse inhábil para resolver los asuntos menores y graves de la vida cotidiana, se
preocupa por la situación del zoo de los humanos e interviene en él” [13] se muestra cada vez
más: se opuso al manifiesto dirigido al mundo civilizado por intelectuales alemanes que
justificaba la actuación del ejército alemán en nombre de la defensa de la cultura; dio su firma
para otro Manifiesto pacifista y europeísta que deploraba la guerra; acentuó sus manifestaciones
antibelicistas; aplaudió los inicios de la revolución en Alemania, en 1918, como un paso hacia la
desmilitarización y democratización de la sociedad. A finales de 1918, Einstein escribía a
Michele Besso: “Tengo reputación de socialista irreprochable; por consiguiente, los héroes de la
víspera vienen a hacerme zalemas, creyendo que yo puedo impedir su caída al vacío. ¡Menuda
gente!” [14].
Al final de la primera guerra mundial, durante el eclipse del 29 de mayo de 1919, Arthur
Eddington, profesor de astronomía en Cambridge, y Frank Dyson, astrónomo real, realizaron en
Sobral (Brasil) y en la isla del Príncipe, las observaciones que confirmarían una de las
predicciones de la teoría de la relatividad. En noviembre de 1922 se anunció que el Premio
Nobel de Física correspondiente al año 1921 sería otorgado a Einstein por sus aportaciones a la
Física Teórica, en especial por su descubrimiento de la ley del efecto fotoeléctrico. Tras
revolucionar la física, parecía evidente que Einstein sería galardonado un día con el Premio
Nobel. Sin embargo, resulta chocante que este reconocimiento tardara tanto tiempo en llegar y
que además le fuera otorgado especialmente por su descubrimiento del efecto fotoeléctrico. Para
explicar este efecto, Einstein postuló que la luz se transporta en diminutos paquetes, aportando
así un elemento muy importante que contribuiría al desarrollo de la física cuántica. La
introducción de este revolucionario concepto supone de por sí suficiente mérito para recibir el
prestigioso premio, aunque parece extraño que el Comité Nobel no aprovechara la ocasión para
reconocer el mayor de sus aportes: introducir un cambio radical en la forma que tenemos de
concebir el espacio, el tiempo y la energía.
La primera nominación al Nobel para Einstein vino en 1910 por parte de Wilhelm Ostwald
(1853-1932), quien hizo especial hincapié en el hecho de que la teoría de la relatividad tenía que
ver con la física más fundamental, y no, como afirmaban sus detractores, con la mera filosofía.
Desde 1910 y hasta 1921, Einstein fue nominado 62 veces para recibir el premio Nobel, la
inmensa mayoría de las ocasiones por su Teoría de la Relatividad, sin embargo, nunca consiguió
el premio por ello. La candidatura de Einstein siempre encontró la oposición de al menos un
miembro del Comité Nobel de Física: Allvar Gullstrand (1862-1930). Algunas de las razones
dadas por ese comité para rechazar la Relatividad fueron: “Su trabajo no es suficientemente útil
para la raza humana”; “Deberíamos esperar a tener evidencias medibles”; “Los efectos de la
Relatividad Restringida que pueden ser medidos son tan pequeños que caen dentro de los
límites del error experimental”, o “La Teoría de la Relatividad tiene más de artículo de fe que de
hipótesis científica”. En 1921, cuando evidencias empíricas confirmaban perfectamente la
Teoría de la Relatividad, la nominación de Einstein al Nobel volvió a ser rechazada por el
Comité Nobel de Física. Sin embargo, por aquella época esa teoría era ya tan conocida y
aceptada por la mayoría de los científicos que se ponía en entredicho la legitimidad del Comité
Nobel de Física. De hecho, ese año la Sección de Física de la Academia de Ciencias rechazó la
propuesta del Comité Nobel y propuso a la Academia de Ciencias a Einstein para que recibiera
el Nobel. Gullstrand, muy enfadado por aquella decisión, escribió dos cartas a todos los
miembros de la Academia con el propósito de convencerles de que Einstein no debía recibir el
premio. Finalmente, la Academia decidió posponer su decisión y, en diciembre de 1921, el
premio Nobel de Física se quedó sin ser asignado. El físico sueco Carl Wilhelm Oseen (1879-
1944), quien entró a formar parte del Comité Nobel de Física en 1922, se había dado cuenta del
problema y había nominado en 1921 y 1922 a Einstein por el efecto fotoeléctrico. Finalmente,
en 1922, la candidatura de Einstein fue aceptada para recibir el Nobel de Física correspondiente
a 1921 por «sus servicios a la Física Teórica, y en especial por su descubrimiento de la ley del
efecto fotoeléctrico». Por entonces (diciembre de 1922) Einstein se encontraba en Japón
invitado para explicar su teoría de la Relatividad y no puedo recoger el premio. Meses más tarde
en julio de 1923, Einstein acudió a Estocolmo a recoger el premio por el efecto fotoeléctrico.
Allí pronunció un discurso de aceptación que nada tenía que ver con dicho efecto, el cual se
titulaba 'Ideas y Problemas Fundamentales de la Teoría de la Relatividad'. Sin duda, el discurso
que la mayoría de los asistentes esperaban y querían escuchar [15].
A partir de la concesión del premio Nobel de física, Einstein visitó París, Londres, Japón,
España, América del Sur, Bélgica y Estados Unidos [16]. En 1924 aceptó la ciudadanía
prusiana, aunque conservó la nacionalidad suiza. En 1928, se le diagnosticó una dilatación del
corazón. Einstein continuó con su trabajo científico, escribiendo varios artículos sobre la teoría
cuántica y sobre lo que desde 1928 llamo teoría unitaria de campos (Einheitliche Feldtheorie)
[16]. En 1933 Einstein entendíó que el ascenso de nazismo en Alemania le impedía seguir su
programa pacifista, que iba a ser necesario enfrentarlo. Propugnó la formación de un tribunal
internacional y una fuerza de policía supranacional [17]. Temiendo por su propia integridad, en
otoño de 1933 Einstein emigró a los Estados Unidos para instalarse en el Institut for Advanded
Study de Princeton, como profesor visitante. Aunque fue recibido por el mismo presidente de
los Estados Unidos se le advirtió que guardara silencio sobre temas no científicos y se
abstuviera de participar en actos públicos. Debido a esta advertencia, las apariciones públicas de
Einstein se redujeron considerablemente de 1935 a 1939, aunque no por ello dejó de enfrentarse
a la barbarie que se avecinaba, e incluso llegó a apoyar abiertamente a la American League
Against War and Facism, una organización antimilitarista y antifacista cuyos miembros más
activos eran comunistas [18]. También fue notorio su enfrentamiento con el intelectual español
Ortega y Gasset a causa de un mensaje de Einstein al Congreso Internacional de Escritores, en
julio de 1937, apoyando a la República española durante la guerra civil; así como la carta
dirigida a Roosvelt, en 1939, llamando la atención del presidente norteamericano acerca del
posible uso militar de la energía atómica [19]. El presidente Roosvelt le contestó a Einstein su
carta, informándole que había decidido nombrar un comité consultivo sobre el uso del uranio,
presidido por Lyman j. Briggs, jefe del Bureau of Standards. A la primera reunión de este
comité consultivo asistieron su presidente, los militares Adamson y Hoover, y los científicos
Sachs, Szilard, Fermi, Wigner y Teller (pero no Einstein) [20]. En 1940, Einstein fue invitado
de nuevo a participar en una reunión, pero declinó la invitación [21], quedando fuera de lo que
sería conocido como Proyecto Manhattan, dirigido por el general Leslie R. Groves. La
documentación conocida hasta ahora permite ratificar la opinión formulada en su momento por
Otto Nathan y Heinz Norden, dos personas que conocían bien a Einstein y que le trataron
frecuentemente en sus dos últimos años: su papel en el proceso que había de conducir a la
bomba atómica fue tal vez decisivo a la hora de llamar la atención del presidente
norteamericano, pero mínimo en lo tocante a la realización del proyecto [22]. A finales de 1945,
Einstein escribía: “No me considero el padre de la energía nuclear. Mi participación en esto ha
sido muy indirecta. De hecho, nunca pensé que [la bomba] llegara a usarse mientras yo viviera.
Solo creía en la posibilidad, en términos teóricos” [23]. Al final de su vida, en marzo 1955,
Einstein fue un poco más lejos: “Si hubiera sabido que mis temores [sobre el desarrollo de la
energía atómica en Alemania] eran infundados, ni yo ni Szilard habríamos contribuido a abrir
esta caja de Pandora, porque no solo desconfiábamos del gobierno de Alemania” [24].
Einstein esperaba que nunca fueran usadas las armas atómicas, por lo que su utilización en
Hiroshima y Nagasaki fueron un golpe a su mentalidad pacifista. Reaccionó como a finales de
los años veinte, interviniendo muy activamente en asuntos políticos y sociales en sus últimos
diez años de vida (1945-1955). Sus preocupaciones principales fueron la responsabilidad social
de los científicos con respecto a la industria nuclear, la denuncia del armamentismo, la crítica
del militarismo y de la militarización del pensamiento político, la exigencia de un gobierno
mundial operativo que supliera las deficiencias de la Naciones Unidas, la recuperación de la
vieja idea de la objeción de conciencia y la extensión de la misma a la desobediencia civil con
una orientación gandhiana, la defensa de una nueva forma de entender las cuestiones políticas y
la intervención en los problemas de la polis [25]. Podemos ver en las intervenciones de Einstein
formulaciones peligrosas en un mundo todavía dominado por el colonialismo, como la
propuesta de un gobierno mundial, pero su actitud siempre estuvo en contra de los señores de la
guerra y la política exterior norteamericana; tanto así que los ultraconservadores siempre lo
atacaron violentamente desde el final de la guerra acusándole de comunista e incluso un
congresista de Misisipi pidió que fuera procesado [26]. En cuanto a las formas de gobierno,
Einstein siguió considerando como ideal propio la democracia, pero aclarando que pensaba en
una democracia que complementara la instancia política liberal con algunas de las exigencias
económico-sociales de la tradición socialista [27].
El malestar de algunos científicos que habían participado en el Proyecto Manhattan, y otros que
sin haber participado habían llegado a las mismas conclusiones, indujo la conformación del
Comité de Emergencia de los Científicos Atómicos, en 1946, presidido por Albert Einstein. Los
objetivos del Comité fueron: educar a la opinión pública sobre lo que realmente representaba la
energía atómica, promover su uso en beneficio de la humanidad, ampliar la conciencia de los
científicos sobre los riesgos de la militarización de la ciencia, combatir el secretismo en la
investigación y fomentar la idea de la cooperación internacional entre los científicos [28]. En
1948, el Comité aceptó las ideas de Einstein a favor de un gobierno mundial y a los pocos meses
se disolvió. Einstein insistió, y en artículo que escribió para el Correo de la UNESCO en 1951
propuso la forma de federación mundial.
Referencias
[1] Fernández Buey, Francisco. Albert Einstein, Ciencia y Conciencia (2005). Ediciones de Intervención
Cultural / El Viejo Topo, España, págs. 5-6.
[2] Ibid, págs. 8-9.
[3] Pyenson L. El joven Einstein, Alianza Editorial, Madrid, 1990, págs. 48-52.
[4] The Collected Papers of Albert Einstein, volume 1, The Early Years: 1879-1902, editado por John
Stachel y otros, Princeton University Press, 1987.
[5] Dukas H. y Hoffmann B. Albert Einstein, the human side. New Glimpses from his Archives, Princeton
University Press, Nueva Jersey, 1979. En Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 16.
[6] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 16.
[7] Ibid, pág. 24.
[8] Einstein, Albert. “Sobre una nueva determinación de las dimensiones moleculares”, Einstein´s
miraculous years, Princeton University Press, 1998, editado por John Stachel.
[9] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 27.
[10] https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Publicaciones_cient%C3%ADficas_de_Albert_Einstein
[11] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 46.
[12] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 50.
[13] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 50.
[14] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 51.
[15] https://www.laverdad.es/ababol/ciencia/201601/16/el-nobel-que-einstein-nunca-recibio.html
[16] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 58.
[17] Ibid, pág. 193.
[18] Ibid, pág. 199.
[19] Ibid, pág. 200.
[20] Ibid, pág. 214.
[21] Albert Einstein, Escritos sobre la paz, Ediciones Península, Barcelona, 1967, pág. 109.
[22] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 217.
[23] Ibid, pág. 220.
[24] Carta a Max von Laue, del 19 de marzo de 1955.
[25] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 229.
[26] Ibid, pág. 236-237.
[27] Ibid, pág. 237.
[28] Ibid, págs. 241-242.
[29] Einstein A. Why Socialism?, Monthly Review, No1, Nueva York, mayo de 1949; reproducido en la
misma revista en mayo 1998.
[30] Fernández Buey, Francisco. Op. Cit., pág. 275.