Altazor

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Altazor

(1931)

Autor: Vicente Huidobro.

Vicente Huidobro nació en Santiago de Chile el 10 de enero de 1893. Desde muy joven mostró una
gran inquietud por la literatura y su origen acomodado le permitió, por un lado, estar en contacto con las
novedades que se iban gestando en Europa, y, por otro, cultivar su afición a la literatura desde muy pronto.
Inició sus estudios en el colegio que los jesuitas regentaban en su ciudad natal, pero pronto habría de
abandonar voluntariamente el colegio de San Ignacio para no volver más y volcar todos sus esfuerzos en
las tareas literarias: fundó revistas de poesía, organizó tertulias literarias y empezó a escribir y publicar sus
primeros poemarios. Por entonces, casi un adolescente, Huidobro no había encontrado una voz poética
propia, pero sus ecos lo eran de las grandes figuras poéticas de finales del siglo XIX y principios del XX:
Gustavo Adolfo Bécquer, Rubén Darío, Apollinaire... De este modo, cuando en 1916 abandona por primera
vez su tierra natal y emprende un peregrinaje artístico que durará años, Huidobro ya había publicado seis
libros, la mayoría de ellos de poesía: Ecos del alma (1911), La gruta del silencio (1912), Canciones en la
noche (1913), Las pagodas ocultas y Pasando y pasando, ambos de 1914, y, por último, Adán (1916)
(Penalva, Breve recorrido biográfico-literario de Vicente Huidobro, párr. 1).

El primer hito dentro de la peregrinación artística de Vicente Huidobro será Buenos Aires, ciudad
donde, por vez primera, se formula el Creacionismo, que es, cronológicamente, el primer movimiento de
vanguardia nacido en Latinoamérica. Sin embargo, el origen del Creacionismo lo encontramos ya en la
temprana fecha de 1914, en el manifiesto «Non serviam», donde Huidobro había delimitado algunos
aspectos fundamentales de su particular vanguardia, empezando por el del artista creador -y no imitador de
la Naturaleza-: «Non serviam. No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo. Te servirás de mí; está
bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me serviré de ti. Yo tendré mis árboles que no serán
como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas». Además,
también el poemario Adán contenía una clara alusión a ese afán genesíaco del vate chileno y en él
Huidobro optaba claramente por el versolibrismo, según lo que él mismo enunciaba en el «Prefacio» a dicho
volumen, uno de sus textos programáticos más importantes, ya que en él reconoce su deuda con Emerson
en lo referente a la percepción de la belleza. En Buenos Aires, por otro lado, verá también la luz su
siguiente poemario, El espejo de agua -en realidad, una plaquette con nueve poemas-, cuya primera
composición, titulada precisamente «Arte poética», es, en realidad, un verdadero manifiesto estético del
Creacionismo (Penalva, Breve recorrido biográfico-literario de Vicente Huidobro, párr. 2):

Que el verso sea como una llave


Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;


El adjetivo, cuando no da vida, mata,

Estamos en el ciclo de los nervios,


El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa ¡oh, Poetas!


Hacedla florecer en el poema;

Sólo para vosotros


Viven todas las cosas bajo el Sol.

El poeta es un pequeño Dios.

En este breve poema ya podemos ver claramente formulados algunos de los principios teórico-
poéticos fundamentales enunciados por Huidobro. Así, por ejemplo, su concepción del poeta como un
pequeño Dios, que ha dado la vuelta al mundo. Curiosamente, en un ensayo de estética, «La creación
pura», publicado 1921, el poeta chileno revelaría el verdadero origen de esa concepción, que entroncaría,
más que con la tradición poética occidental, con la tradición precolombina: «Esta idea de artista como
creador absoluto, del Artista-Dios, me la sugirió un viejo poeta indígena de Sudamérica (aimará) que dijo: 'El
poeta es un dios; no cantes a la lluvia, poeta, haz llover'» (Penalva, Breve recorrido biográfico-literario de
Vicente Huidobro, párr. 3).
De acuerdo con lo que se ha venido diciendo, cuando a finales de 1916 llega a París, Vicente
Huidobro no es, ni mucho menos, un principiante que se arroja al mundo de las letras, sino un poeta
consolidado que trae bajo el brazo el primer movimiento de vanguardia aparecido en América Latina. Su
primera estancia en París habría de prolongarse por espacio de dos años, tiempo que le sirvió para entrar
en contacto con los miembros más destacados de las diferentes vanguardias -tanto pictóricas como
literarias-: Max Jacob, Picasso, Juan Gris, Pierre Reverdy... Desde entonces, Huidobro se ha ganado un
lugar de preeminencia dentro de las vanguardias, aunque lo cierto es que su obra maestra no aparecería
hasta 1931, año en que se dieron a las prensas el poema-libro Altazor y el conjunto de prosas que
conformaron Temblor de cielo, uno de los títulos favoritos de su autor. Una de las grandes formulaciones
teóricas del Creacionismo será la traducibilidad de la poesía, de ahí que el poeta chileno empezará a
ensayar un tipo de poesía escrita en una lengua que no fuera la materna, en este caso la francesa, ya que
eso le permitiría liberar a la poesía de unas concepciones heredadas con la lengua que se adquiere de
manera natural. Por eso no debe extrañar que sea precisamente durante su primera estancia en París
cuando empiece a publicar poemarios como Horizon carré (1917) y Tour Eiffel (1918), escritos y concebidos
en una lengua que Huidobro alternaría con el español hasta el final de sus días, el francés (Penalva, Breve
recorrido biográfico-literario de Vicente Huidobro, párr. 4).

En 1918, Vicente Huidobro dejó su residencia en París y se trasladó a Madrid, portando con él
muchas de las novedades vanguardistas que se habían gestado en la capital francesa. En este sentido, no
sería vano apuntar que el poeta chileno fue uno de los introductores de las vanguardias en España, pues
llevaba con él informaciones de primera mano, referentes, por supuesto, al Creacionismo, pero también al
Cubismo literario y a las demás vanguardias parisienses. Durante su primer año de permanencia en Madrid
publicó Poemas árticos y Ecuatorial -un largo poema cuyo tema es precisamente la guerra europea-. A
partir de entonces, y durante toda la década de los años veinte, París y Madrid serían los dos lugares donde
Huidobro editaría fundamentalmente sus obras, exceptuando Vientos contrarios (1926), publicada en
Santiago de Chile, donde verían la luz todos los libros de Huidobro a partir de La próxima (1934) (Penalva,
Breve recorrido biográfico-literario de Vicente Huidobro, párr. 5).

En 1923 Vicente Huidobro publicaba un ensayo titulado Finis Britannia, escrito originalmente en
francés, que daba cuenta de una inquietud política por parte del vate chileno. Así, ese ensayo no era sino
una exacerbada crítica a la política imperialista llevada a cabo por la corona inglesa. Este texto le causó
algunos problemas, pero es importante porque despierta en él un interés por la actuación política que lo
conduciría hasta ser propuesto, en su país natal, como candidato para la presidencia de la República,
aunque, bien es cierto, sin mayores consecuencias. A partir de 1925, Huidobro alterna sus estancias en
París con sus estancias en Santiago, e incluso permanece en Estados Unidos durante algún tiempo. Por
otra parte, en esa etapa se separa definitivamente de la que había sido su esposa, Manuela Portales, e
inicia una relación con Jimena Amunátegui, con quien después se trasladaría a Francia, donde vuelve a
instalarse. Durante los años treinta, Huidobro alterna sus estancias en Santiago de Chile con sus estancias
en Europa, sobre todo en Madrid y París. Cuando estalló la Guerra Civil en España, el poeta chileno
participaría activamente, junto a muchos otros intelectuales europeos y americanos, en el Congreso de
Escritores Antifascistas celebrado en Valencia en 1937. Del mismo modo, habría de ser corresponsal
durante la Segunda Guerra Mundial en el ejército francés. Al acabar la contienda mundial, Huidobro regresó
a Chile, instalándose de nuevo en Santiago hasta el final de sus días. La muerte le sorprendería el 2 de
enero de 1948, en una finca próxima a Santiago, donde solía invitar a sus amigos y colegas; con él moría
una de las figuras más destacadas de la poesía chilena del siglo XX, fundador y teórico de una de las
vanguardias literarias más genuinas, el Creacionismo (Penalva, Breve recorrido biográfico-literario de
Vicente Huidobro, párr. 6).

¿Qué es el creacionismo?

En literatura, el creacionismo es un movimiento poético hispanoamericano, perteneciente a las


vanguardias del principio del siglo XX. Fue iniciado por el poeta chileno Vicente Huidobro y el poeta
francés Pierre Reverdy. Se caracteriza por considerar la poesía como una totalidad lírica, independiente de
toda forma de contexto, es decir, como una creación autónoma. (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo
literario, 2019, párr.1).

La poesía creacionista estuvo vinculada al ejercicio de libertad que las vanguardias literarias se
propusieron. Se priorizó la representación de un imaginario personal del poeta, en lugar de
la descripción de la naturaleza que lo rodea. Todo ello en un lenguaje atrevido y original (Equipo editorial,
Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 2).

El creacionismo surgió a principios del siglo XX, luego de la Primera Guerra Mundial, aunque hubo
disputas respecto a su fecha de inicio formal. El poeta chileno Huidobro, iniciador del movimiento, llegó
a Europa en 1916 para establecerse en París (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 4).

Allí publicó junto a su amigo francés Reverdy la revista Nord-Sud en 1917, donde se exponían las bases
del creacionismo. Pero dado que el movimiento gozó de mucha popularidad en la época, surgió la disputa
entre ambos poetas respecto a quién había sido realmente el fundador de su estética (Equipo editorial,
Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 5).
Esta polémica duró casi 50 años, hasta que el poeta Braulio Arenas, preparando una edición de las obras
completas de Huidobro que publicó en 1964, dio con una edición argentina del poemario El espejo de
agua de Huidobro fechada en 1916, dos años antes de su publicación en Madrid, confirmando así al
chileno como padre del creacionismo (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 6).

Contexto histórico

El creacionismo surgió en pleno auge de las vanguardias literarias en Europa y América Latina,
cuando los artistas apostaban por alcanzar cuotas de libertad y autonomía creativa que nunca antes se
habían visto. Esto incluía apuestas muy diversas, como los intentos por reproducir el contenido onírico
del surrealismo, o los cantos al progreso y a la máquina del futurismo de Marinetti (Equipo editorial, Etecé,
Creacionismo literario, 2019, párr. 7).

Se trataba, pues, de un momento de explosión artística y de mucho deseo de experimentación formal.


Era fruto entre otras cosas de la aparición de discursos nuevos como el psicoanálisis, además de la fe en
la ciencia (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 8).

Simultáneamente se daba la formalización de la lucha libertaria de los movimientos de clase obrera,


como el anarquismo o el comunismo. Este espíritu se mantuvo intacto hasta la Segunda Guerra Mundial.
El creacionismo se distingue de otras vanguardias de la época, como el surrealismo, en que nunca
pretendió abolir la razón humana en la creación poética. Huidobro criticaba el automatismo de los
surrealistas, en el que escribían sin pensar en lo que salía, aunque no negaba la importancia del
inconsciente (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 9).

En lo que sí coincidía con las otras vanguardias fue en la apuesta por el mundo subjetivo del artista, por su
libertad creativa y por un lenguaje atrevido, de imágenes arriesgadas y vocabulario original. El creacionismo
proponía la independencia creadora del poeta, que más que influirse por el contexto histórico, aspiraba a
crear la belleza del mundo sin imitar a la que ya existía (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo literario,
2019, párr. 10).

En palabras de Huidobro, un poeta debía “hacer un poema como la naturaleza hace un árbol”. Así, la
poesía estaba destinada según ellos a crear un mundo nuevo para la humanidad, siendo así el poeta
semejante a un dios para su obra (Equipo editorial, Etecé, Creacionismo literario, 2019, párr. 11).

Características de la literatura creacionista:


● Evitaba la anécdota y las descripciones, prefiriendo en cambio imágenes poéticas yuxtapuestas y
originales.
● Empleaba el lenguaje libremente y tomaba en consideración elementos tipográficos o visuales.

● Persiguió una renovación del léxico con el que trabajaban los poetas.

● Prefirió el uso del punto y coma por encima de la coma ordinaria.

● Considera la poesía como un ámbito de creación absoluta.

¿De qué trata?

Es un poemario conformado por 7 cantos en los cuales “narran la historia de un viaje imaginario del protagonista, Altazor, a
través de diferentes niveles de la conciencia. El poema comienza con el nacimiento de Altazor en el espacio y su posterior
caída a la tierra. A partir de ahí, el protagonista comienza su viaje por distintos mundos y realidades, a menudo desafiando
las leyes de la física y la lógica” (Blasco, Altazor de Vicente Huidobro: resumen y análisis, 2023).

¿Por qué es creacionista y vanguardista?

Podemos observar en el canto VII que hay algo que no veríamos en otros poemas: el desorden total.

Aun siendo un sin sentido a primera vista, guarda un significado profundo, bello y enriquecido cuando lo pones en contexto
con los otros cantos, porque a lo que puedo interpretar hace una referencia al renacimiento del yo lírico, al reencuentro de
una nueva vida o el reinicio de la misma. Las palabras “sin sentido”, podría decir que son como balbuceos de un niño que
intenta descubrir de nuevo cómo hablar. Se deja de lado la belleza de que ofrece el lenguaje estructurado y pasa al sonido,
algo que no es común de hacer en trabajos escritos por poetas, por eso es vanguardista y creacionista por qué él yo lírico
se sale de las anécdotas y descripciones para centrarse en pensamientos profundos, versos que pueden tener muchos
significados, (el canto siete, por ejemplo: interpretado como balbuceos de un niño). El autor es creador de una nueva forma
de hacer poesía que podría parecer desordenada o extraña, pero cuando reflexionas al respecto ves un orden en ello. La
libertad creativa que se permite Huidobro considero que es lo que hace a sus cantos creacionistas, además de usar el
lenguaje de forma diferente al siempre: rima, verso o prosa.

Con esto dicho, me gusta pensar que Altazor es un llamado a salirse del molde para crear nuevo arte literario sin limitarse,
pues de ello pueden salir cosas increíbles e incluso hay un autodescubrimiento, como le pasa al yo lirico de los cantos.

Huidobro quiere incitar a crear con libertad.

Referencias:

Penalva, J. J. (s/f). Breve recorrido biográfico-literario de Vicente Huidobro. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Recuperado el 23 de agosto de 2023 de https://www.cervantesvirtual.com/portales/vicente_huidobro/creditos/

Equipo editorial, Etecé, (2019). Creacionismo literario. Recuperado el 23 de agosto de 2023 de


https://humanidades.com/creacionismo-literario/

Blasco, R. (2023). Altazor de Vicente Huidobro: resumen y análisis. Recuperado el 23 de agosto de 2023 de
https://www.unprofesor.com/lengua-espanola/altazor-de-vicente-huidobro-resumen-y-analisis-5930.html

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