Los Géneros Literarios

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Los géneros literarios

Lee y observa las diferencias entre estos tres textos:

Texto 01:

Puso el poeta en sus versos


todas las perlas del mar,
todo el oro de las minas,
todo el marfil oriental;
los diamantes de Golconda,
los tesoros de Bagdad,
los joyeles y preseas
de los cofres de un Nabad.
Pero como no tenía
por hacer versos ni un pan,
al acabar de escribirlos
murió de necesidad.

Rubén Darío, Abrojos y rimas

Texto 02:

El otro yo

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía


historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se
llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía
cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su
Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era
melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los
dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió.
Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no
supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo
nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida
pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y
completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e
inmediatamente estalló en risotadas.
Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el
muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan
fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del
esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica
melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.

Benedetti

Texto 03:

ANTONIA (Entrando). - ¡Ya va!


ARGAN. - ¡Ah, perra!
ANTONIA (Fingiendo haberse dado un golpe en la frente).- ¡Malhayan vuestras impaciencias!… De tal
modo la aturrulláis a una, que a poco si me dejo los sesos en el quicio de un postigo.
ARGAN (Furioso) -¡Traidora!
ANTONIA (Sin dejar de quejarse Para interrumpirle e impedir que grite). - ¡Ay!
ARGAN. - Hace…
ANTONIA. - ¡Ay!
ARGAN. - ¡Hace una hora…
ANTONIA. - ¡Ay, ay!
ARGAN. - …que me has abandonado!
ANTONIA. - ¡Ay!
ARGAN. - ¡Calla, granuja, y déjame que te reprenda!
ANTONIA. - ¡Eso es!... Encima de lo que me he hecho...
ARGAN.- ¡Tú me has hecho a mí desgañitarme, carroña!
ANTONIA. - Y yo me he roto la cabeza; váyase una cosa por la otra. Estamos en paz.
ARGAN. - ¡Cómo, infame!
ANTONIA. - Si continuáis regañándome, lloro.
ARGAN. - ¡Abandonarme así!
ANTONIA (Insistiendo en su propósito de no dejarle hablar). -¡Ay, ay, ay!
ARGAN. - ¡Lo que tú pretendes, perra!…
ANTONIA. - ¡Ay, ay!
ARGAN. ¿Pero no he de tener ni la satisfacción de reñirte?
ANTONIA. - ¡Reñid, reñid hasta que os hartéis!
ARGAN. - ¡Si no me dejas, ladrona! ¡Si me interrumpes a cada palabra!
ANTONIA. - Si vos tenéis la satisfacción de reñir, ¿por qué no he de tener yo la de llorar? A cada uno lo
suyo ¡Ay, ay!
ARGAN. - ¡Habrá que aguantarse!... Quítame esto, granuja, quítame esto. (Se levanta.) ¿Me ha hecho
bastante operación la lavativa?
ANTONIA. - ¿La lavativa?
ARGAN. - Si. ¿He echado mucha bilis?

El verso y la prosa

Las diferencias que acabas de percibir entre estos textos son las que permiten clasificarlos en
tres grandes grupos a los que se les ha llamado géneros literarios. Esos tres grupos son el
género lírico, el género épico y el género dramático. Pero, antes de definirlos, es necesario que
conozcamos las diferencias entre el verso y la prosa, dos formas de escribir que tienen relación
directa con los géneros literarios.

Quien escribe cuenta con dos formas concretas para hacerlo. Una es natural y libre, –
obviamente dentro de la libertad permitida por las reglas ortográficas y gramaticales–, no está
sujeta a ninguna restricción en el número de sílabas. Esa es la prosa. Y decimos de ella que es
natural porque es la manera innata de escribir de toda persona: nadie, al hacerlo, piensa
siquiera en que un renglón debe tener un número determinado de sílabas, ni que un párrafo
debe tener un número específico de líneas. En todo esto, hay libertad. De ahí que las unidades
mínimas de la prosa son el párrafo y la oración.

El verso, por el contrario, está sujeto a un número específico de sílabas, y la estrofa a un


número específico de versos. ¿Ves cuáles son las unidades mínimas del verso? Precisamente el
verso y la estrofa. Durante mucho tiempo, la medida de los versos estaba dictada por una
disciplina llamada métrica, y las medidas que proporcionaba para los versos eran invariables.
Por ejemplo, si un poeta deseaba escribir un soneto, debía hacerlo cumpliendo las medidas
que le dictaba la métrica: para que fuera eso, un soneto, todos los versos debían –y deben–
tener once sílabas, agrupados en cuatro estrofas. Eso es, en forma general, un soneto, y su
categoría de tal lo señala la métrica. A partir del siglo XIX, más o menos, los poetas asumieron
una actitud cuestionadora y optaron por dar extensión diversa a sus versos, sin seguir las
reglas dictadas por la métrica. Es lo que se le ha llamado el verso librismo.

Después de esto, pensarás que un poema se escribe siempre en verso y un cuento, por
ejemplo, en prosa. Cierto, pero no siempre fue así. Ahora, al ver los géneros literarios sabrás
porqué.

Los géneros literarios

Tres son los géneros literarios: épica, lírica y dramática. Modernamente, se les ha llamado
narrativa, poesía y teatro, respectivamente. La épica y la dramática suelen escribirse en prosa y
la lírica, en verso. Sin embargo, las primeras obras épicas se escribieron en verso (la Odisea,
por ejemplo) y también el teatro, hasta el siglo XVII, se escribía en verso (por ejemplo
Fuenteovejuna y toda la producción de Lope de Vega). ¿Podría escribirse la poesía en prosa? Sí,
aunque no es frecuente. Es un género híbrido, digamos, al que se le ha llamado prosa poética.

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