334 1600 1 PB
334 1600 1 PB
334 1600 1 PB
Recibido: 13/05/2021
Aceptado: 18/09/2021
RESUMEN
La candidiasis es una enfermedad micótica debida a levaduras pertenecientes al género Candida. Dentro del gran conjunto de microorganismos que
colonizan al ser humano, Candida albicans es el agente etiológico más comúnmente detectado ya que habita como comensal en las superficies mucosas
y la piel. C. albicans participa en procesos de fermentación de azúcares y asimilación de nutrientes, pero, en algunas ocasiones se relaciona con procesos
patológicos. En los últimos años los avances tecnológicos y médicos; así como el aumento en la incidencia de infecciones por el virus de la
inmunodeficiencia humana, el auge creciente de la terapia inmunomoduladora y el uso de antibióticos de amplio espectro durante largos períodos de
tiempo se han convertido en los factores de riesgo más importantes para la creciente incidencia de infecciones por microorganismos del género Candida.
Debido a esto, resulta imperativo el conocimiento de esta enfermedad y sus formas clínicas más importantes, así como el abordaje diagnóstico y el
tratamiento actual; información que recolectamos en este documento para brindar una visión general sobre esta patología.
Palabras Clave: Candida albicans; Candidiasis; Inmunosupresión; Agentes antifúngicos.
ABSTRACT
Candidiasis is a fungal disease caused by yeasts belonging to the genus Candida. Within the large group of microorganisms that colonize humans,
Candida albicans is the most commonly detected etiological agent since it inhabits mucosal surfaces and skin as a commensal. C. albicans participates in
sugar fermentation processes and assimilation of nutrients but, on some occasions, it is related to pathological processes. In recent years, technological
and medical advances; As well as the increase in the incidence of human immunodeficiency virus infections, the growing boom in immunomodulatory
therapy and the use of broad-spectrum antibiotics for long periods of time have become the most important risk factors for the increasing incidence of
infections by microorganisms of the genus Candida. Due to this, knowledge of this disease and its most important clinical forms, as well as the current
diagnostic approach and treatment, is imperative; information that we collect in this document to provide an overview of this condition.
Keywords: Candida albicans; Candidiasis; Inmunosupression; Antifungical agentes.
1 Facultad de Medicina, Universidad de La Sabana, Chía, Colombia.
*Autor de Correspondencia: [email protected]
Introducción
El nombre Candida viene del latín candidus que significa “blanco brillante”, Hipócrates en el siglo V a.c. detalló
por primera vez placas blanquecinas en la cavidad oral de algunos niños recién nacidos (Dadar et al., 2018). Candida
albicans es una levadura que reside como microorganismo comensal en el ser humano y otros mamíferos; sus
manifestaciones clínicas pueden ser localizadas o sistémicas y puede afectar prácticamente cualquier superficie del
organismo, desde piel y mucosas hasta órganos internos (Dadar et al., 2018). La piel húmeda y las mucosas oral y vaginal
son los lugares de presentación más frecuentes de la candidiasis superficial, no obstante, cuando existe diseminación
hematógena, cualquier órgano puede verse comprometido.
La candidiasis es la infección fúngica invasiva más común y la Candida albicans el principal agente etiológico
(Wall et al., 2019), esta cursa con un alto índice de mortalidad y suele encontrarse en pacientes inmunosuprimidos o con
otras condiciones subyacentes que los predisponen (Cottier & Hall, 2020). No fue hasta el siglo XX d.c. que se logró
determinar la biología de las levaduras causales de esta enfermedad y la clasificación taxonómica que hoy en día se conoce
(Tabla 1).
391
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
Las levaduras de C. albicans pueden cursar como patógeno primario, pero su rol como oportunista es el más
conocido. Desde hace más de 30 años se utiliza la expresión “micosis oportunista”, término que refleja la asombrosa
capacidad que tiene este microorganismo para exhibir cambios bioquímicos y morfológicos al contacto con personas que
tienen defectos en su sistema inmune y producir así la enfermedad (Tabla 2). Al igual que las especies de Candida, otros
hongos denominados oportunistas como Aspergillus spp, Cryptococcus neoformans y algunos Zigomicetos en un momento
dado, pueden convertirse en patógenos (Puerta-Alcalde et al., 2018).
Tabla 1. Taxonomía de C. albicans
Clasificación taxonómica
Reino Fungi.
Filo Ascomycota.
Subfilo Saccharomycotina.
Clase Saccharomycetes.
Orden Saccharomycetales.
Familia Saccharomycetaceae.
Género Candida.
Especie C. albicans.
Nombre binomial Candida albicans.
Fuente: Compilación de datos aportados por Dadar et al., (2018);
Wall et al., (2019); Kadosh, (2019).
Existen cerca de 200 especies de Candida en la naturaleza (Dadar et al., 2018; Wall et al., 2019) pero, C. albicans,
la especie más importante del género por su alta prevalencia en el ser humano, sólo se encuentra como endosaprofito del
tubo digestivo de aves, mamíferos y seres humanos participando en procesos de fermentación y asimilación de nutrientes.
También se encuentra en la mucosa genital femenina, allí participa estabilizando la microflora comensal, el pH y regulando
el sistema inmune (Dadar et al., 2018; Wall et al., 2019; Cottier & Hall, 2020; Kadosh, 2019).
Todas las especies del género Candida se desarrollan como células levaduriformes ovaladas, de pared delgada con
un diámetro aproximado de 3 a 5µm (Figura 1-A). En microscopía de luz pueden observarse levaduras acompañadas de
pequeñas estructuras celulares adyacentes, adheridas a la membrana por un fino tabique, a este fenómeno se le conoce como
gemación y constituye la principal forma de reproducción de estos hongos (Polke et al., 2015). Según las condiciones del
ambiente todas las especies de Candida a excepción de C. glabrata, pueden dar origen a estructuras ramificadas
comunicadas por finos septos, denominadas pseudohifas.
C. albicans y C. dubliniensis tienen la propiedad de formar tubos germinales (estructuras ramificadas que emergen
de las levaduras al entrar en contacto con suero humano o de conejo a 37ºC tras 90 minutos), esta capacidad permite
diferenciar rápidamente especies de Candida albicans de Candida no albicans y por consiguiente tomar una medida
terapéutica más racional (Nobile & Johnson, 2015; Polke et al., 2015).
Candida es un microorganismo poco exigente, crece en medios de cultivo convencionales (Sabouraud, extracto de
malta) e incluso en medios de cultivo para bacterias (agar sangre, agar chocolate). En la actualidad se cuenta con medios
de cultivo cromógenos para la detección rápida de especies. Estos medios resultan ser muy útiles en el momento de proceder
a una terapia antifúngica rápida (Odabasi & Mert, 2019). El tiempo de crecimiento varía de acuerdo a la especie y dan
origen a colonias circulares, lisas, blancas y cremosas, de bordes precisos, centro ligeramente prominente y olor a levadura
(Klein & Hultgren, 2020) (Figura 1-B).
En diversas ocasiones algunas cepas de Candida pueden dar lugar a colonias “vellosas” o “peludas” compuestas
principalmente por hifas y pseudohifas. Como en la mayoría de los hongos, el principal determinante de este dimorfismo
es la temperatura. Temperaturas mayores de 28 ºC generan estructuras ovoides gemantes (levaduras) y temperaturas
Boletín de Malariología y Salud Ambiental. Volumen LXI. Julio-Septiembre, 2021. ISSN:1690-4648
392
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
menores de 28 ºC dan origen a pseudohifas (Pereira et al., 2020). También es probable que dicho cambio fenotípico haya
sido adquirido para lograr una rápida respuesta a alteraciones de su microambiente y es lo que le confiere a C. albicans la
capacidad de supervivencia en micronichos ambientales muy diversos en el interior del ser humano (Naglik et al., 2019).
Figura 1. A. Microscopía de luz de Candida albicans. B. Agar chocolate con colonias puntiformes blancas,
discretamente mucoides de Candida albicans
Epidemiología
La candidiasis es una de las enfermedades oportunistas que con mayor frecuencia se presenta en los seres humanos,
tanto en niños como en adultos. La primera fuente de infección para esta enfermedad es el mismo paciente. Los tractos
digestivo y respiratorio, junto con las mucosas oral y vaginal son los principales reservorios de C. albicans (White, 2019).
Es decir, la mayoría de las candidiasis representan una infección endógena. Solo en casos aislados la enfermedad es
adquirida por contacto interpersonal como lo son la estomatitis neonatal candidiásica y la balanitis candidiásica, entre otras
(Naglik et al., 2019; White, 2019). Algunos estudios señalan que las manos de los profesionales sanitarios actúan como
posibles reservorios en la transmisión nosocomial de éste patógeno.
Su temperatura óptima de crecimiento es 37 °C, pero puede crecer incluso en temperaturas de hasta 25 °C. La
supervivencia de estas levaduras es mayor en zonas cálidas y húmedas del organismo y no tiene predilección por el clima,
la condición socioeconómica o la situación geográfica. Afecta a individuos de cualquier edad, raza o sexo y solo se han
encontrado ligeras diferencias regionales; por ejemplo, la candidiasis interdigital es más común en zonas tropicales y la
onicomicosis sin paroniquia en climas fríos (Lipner & Scher, 2019). Además de residir en el ser humano, se han aislado
especies de Candida del suelo, animales, entornos hospitalarios, alimentos y objetos inanimados, esto es, cepillos de dientes
y jabones entre otros implementos de aseo personal (Lipner & Scher, 2019; Khalid et al., 2021).
Con el advenimiento de nuevos avances médicos y tecnológicos se ha incrementado la incidencia de candidiasis
diseminada. En las últimas décadas, Candida spp. ha representado el cuarto grupo de microorganismos que con mayor
frecuencia se aísla de muestras clínicas en pacientes de Estados Unidos con infecciones septicémicas, superando a cualquier
patógeno gram-negativo individual (Taudorf et al., 2019) (Tabla 3).
Tabla 3. Infecciones septicémicas intra hospitalarias. Patógenos asociados con mayor frecuencia
N° Patógeno % cepas*
1 Estafilococo Coag. (-) 31.9%
2 Staphylococcus aureus 15.7%
3 Enterococcus spp. 11.1%
4 Candida spp. 7.6%
5 Escherichia coli. 5.7%
6 Klebsiella spp. 5.4%
7 Enterobacter spp. 4.5%
8 Pseudomonas spp. 4.4%
9 Serratia spp. 1.4%
10 S. grupo viridans. 1.4%
Fuente: Compilación de datos aportados por Taudorf et al., (2019).
Inmunología/Patología
Candida spp. reside como comensal en las membranas mucosas del ser humano especialmente del tracto
gastrointestinal, entablando relaciones endosimbioticas con algunas bacterias benéficas que facilitan la asimilación de
nutrientes y la fermetación de azúcares. Situaciones que alteren la microflora comensal permiten a Candida spp. proliferar
e invadir tejidos adyacentes e incluso diseminarse por vía hematógena.
Se han descrito varios mecanismos por los cuales las bacterias favorecen o disminuyen el riesgo de adquirir la
infección por C. albicans. Estudios en modelos murinos muestran que la colonización de la vía urinaria por Escherichia
393
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
coli favorece la adhesión de C. albicans al epitelio (Yoo et al., 2020) y de forma contraria, la presencia de C. albicans en
la vía respiratoria aumenta el riesgo de neumonía asociada a ventilador por Pseudomonas aeruginosa (de Lorenzo, 2014).
En contraste, los lactobacilos que se encuentran en el tracto gastrointestinal y la mucosa vaginal compiten con C. albicans
y segregan sustancias que disminuyen su adhesión e invasión de estas estructuras (Leung et al., 2020).
La presentación antigénica se encuentra a cargo de las células dendríticas, éstas con la formación de citoquinas
proinflamatorias favorecen la fagocitosis de las levaduras a través de los polimorfonucleares neutrófilos y eosinófilos
(Alarcón et al., 2016). La interleucina 12 (IL-12) vira la respuesta inmune hacia una respuesta tipo Th1 proinflamatoria que
controla la infección ya que por medio del INF-γ y la IL-2 se refuerza la acción fagocítica de los macrófagos y neutrófilos
para así depurar el hongo. Aunque de forma paralela la respuesta inmune tipo Th2 permite la formación de anticuerpos,
estos no son efectivos dada la naturaleza de las levaduras de Candida spp (variación antigénica y alto contenido de epítopes)
(Alarcón et al., 2016; Taudorf et al., 2019; Pereira et al., 2020).
In vitro se han postulado factores de virulencia asociados Candida pero, la situación in vivo es mucho más compleja
(Colombo et al., 2017: Pereira et al., 2020). Dentro de los factores más aceptados se encuentran: la producción de proteasas
y fosfolipasas que degradan queratina y colágeno para facilitar la invasión tisular; la conversión de levadura a hifa, ya que
esta última es más resistente a la fagocitosis y contiene un mayor número de enzimas proteolíticas; y la expresión de
moléculas inmunoreguladoras que contribuyen a disminuir la actividad de las defensas del huésped (Colombo et al., 2017).
Manifestaciones Clínicas
Candidiasis Cutáneas y de Anexos
Intertrigo candidiásico: Se trata de la forma más frecuente de candidiasis cutánea, Shroff y colaboradores (Pappas
et al., 2018) estiman que aproximadamente el 75%. Puede ser de pequeños pliegues (surcos interdigitales de manos y pies)
o de grandes pliegues (inguinales, axilares, submamarios, intergluteos o abdominales en pacientes obesos), y se caracteriza
por la presencia de lesiones vesiculo-pústulosas que aumentan de tamaño, se rompen y provocan maceración y fisuras. Al
examen físico se observan áreas eritematosas, brillantes que se extienden de modo centrífugo y simétrico a ambos lados del
pliegue.
Paroniquia/Onicomicosis: La paroniquia causada por este hongo presenta una zona de inflamación dolorosa bien
delimitada, brillante y tensa, que puede acompañarse de secreción purulenta. Es más común en personas que introducen las
manos con frecuencia en el agua (amas de casa, personal sanitario y trabajadores de lavanderias). La afección periungueal
puede extenderse y generar infección de la uña, produciendo así la onicomicosis (Tchernev et al., 2012). En la onicomicosis
el hongo penetra la matriz y la lámina ungueal produciendo surcos transversales, superficie convexa, áspera y finalmente
distrofia total en la figura 2. Otra forma de presentación es la onicomicosis distal, generalmente no hay alteración en la
lámina ungueal, pero debido al hiperqueratosis producida, la lámina se separa de su lecho.
Candidiasis cutánea generalizada: Este tipo de candidiasis es poco frecuente en adultos pero en pacientes
pediátricos y pacientes inmunosuprimidos representa una causa importante de morbimortalidad. Para todos los grupos de
edad el espectro de esta enfermedad es amplio y puede causar: a) Infección asintomática; b) Erupción cutánea generalizada
autolimitada y benigna, e c) Infección sistémica grave con o sin manifestaciones en piel. Las lesiones cutáneas van desde
máculas y pápulas eritematosas hasta vesículas y ampollas. En ocasiones el cuadro inicia con un eritema generalizado o
parcheado (Jafarian et al., 2019; Bhattacharya et al., 2020).
Se ha descrito una forma llamada candidiasis mucocutánea crónica (CMC) se observa casi en su totalidad en
pacientes que padecen de una selectiva deficiencia de la inmunidad celular contra Candida. En los pacientes existe anergia
cutánea al realizar los test intradérmicos, esto es debido a que no existe una correcta diferenciación de linfocitos T (van de
Veerdonk & Netea, 2016; Humbert et al., 2018; Khosravi et al., 2018). Por otro lado, el linaje B y los niveles séricos de
394
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
inmunoglobulinas suelen encontrarse dentro de los límites normales (Humbert et al., 2018). Estudios recientes muestran
que existe relación con algunas alteraciones genéticas y la enfermedad (mutaciones en el CARD9 y deficiencia de Dectina-
1, entre otras) (Erdös & Maródi, 2010; Alves De Medeiros et al., 2016). La CMC se caracteriza por diversas infecciones
candidiásicas en piel, uñas y mucosas, heterogéneas, de progresión lenta y que no remiten con el tratamiento adecuado.
Suele aparecer durante la infancia y rara vez en la edad adulta. Las manifestaciones clínicas son muy variadas, pero la
enfermedad suele iniciar con afectación mucosa seguida de alteraciones ungueales y finalmente manifestaciones cutáneas
en la tabla 4.
Tabla 4. Manifestaciones de la candidiasis mucocutánea crónica
Mucosas Ungueales Cutáneas
Eritema Paroniquia Eritema
Placas Hiperqueratosis Onicolisis Pápulas
Atrofia Vesículas
Fístulas Pústulas
Erosión
Fuente: Compilación de datos aportados por van de Veerdonk & Netea, (2016);
Humbert et al., (2018); Khosravi et al., (2018).
Candidiasis en Mucosas
Estomatomicosis: Generalmente cursa con formación de placas blanquecinas, de fondo eritematoso, que sangra
con facilidad y afecta prácticamente toda la mucosa orofaríngea (frenillos, lengua, encías y pared posterior) (Millsop &
Fazel, 2016). Las formas más frecuentes de presentación son la candidiasis atrófica aguda y la queilitis angular por
Candida, pero también existen la candidiasis atrófica crónica, la leucoplaquia por Candida y la glositis romboidea. Esta
enfermedad ha aumentado su incidencia debido al uso de corticosteroides inhalados para el tratamiento del asma (Kinkela
Devcic et al., 2021), el aumento en la incidencia del cáncer y el SIDA.
Esofagitis Candidiásica: La esofagitis candidiásica es una entidad que se presenta con mayor frecuencia en
pacientes que reciben quimioterapia y en pacientes con SIDA. Casi en su totalidad, los casos de candidiasis esofágica son
causados por C. albicans (Mohamed et al., 2019). La enfermedad se adquiere por invasión contigua a partir de las lesiones
orales. Los síntomas de la esofagitis son la odinofagia, el dolor retroesternal y la sensación de cuerpo extraño, usualmente
el vómito se encuentra presente. El diagnóstico se hace por biopsia durante la endoscopia, microscópicamente se observa
invasión tisular en la figura 3.
Vaginitis Candidiásica: Es la segunda forma más común de presentación de la candidiasis y la que mayor índice
de recurrencia ostenta (Dovnik et al., 2015). Es más común en pacientes diabéticos, mujeres embarazadas y aquellas que
hayan recibido antibióticos durante largos periodos de tiempo (Spence,2010).
La vaginitis por Candida cursa con inflamación de la mucosa, leucorrea blanca, grumosa, espesa y no fétida. Es
usual que las lesiones se extienden a las regiones vulvar y perineal, de ser así, éstas se tornan descamativas y pueden
formarse pápulas y pústulas. Los síntomas más comunes en la consulta son el prurito intenso, la incomodidad ante la
leucorrea y el dolor que se presenta al momento de tener relaciones sexuales (dispareunia). Al examen físico se pueden
observar lesiones pseudomembranosas o placas adheridas a las paredes vaginales (Spence, 2010; Dovnik et al., 2015;
Brown & Drexler, 2020). Es común que los compañeros sexuales de las pacientes que cursan con vaginitis desarrollen
balanitis o balanopostitis posiblemente por un mecanismo de transmisión interpersonal (Lisboa et al., 2009; Yao et al.,
2018).
395
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
Diagnóstico
El diagnóstico de una infección por C. albicans se basa en una adecuada anamnesis, un examen físico completo y
en caso de ser necesario, estudios paraclínicos. Debido a que C. albicans hace parte de la flora comensal del ser humano y
habita en prácticamente toda la superficie externa e interna del organismo, el hecho de aislar la levadura en cultivos no
confirma el diagnóstico excepto de líquidos estériles como líquido sinovial, líquido cefalorraquídeo, sangre, entre otras
(Freeman Weiss et al., 2021).
El diagnóstico de candidiasis se realiza con la presencia de dos elementos fundamentales: obtención del
microorganismo y forma clínica compatible con la enfermedad, siendo esto para todas las formas cutáneas y mucocutáneas
dada la facilidad con que el espécimen se obtiene. Por otro lado, el diagnóstico de candidiasis invasora representa todavía
un gran reto para el personal de salud y se basa en diversos métodos como son la demostración del hongo en los tejidos
(examen directo), el cultivo de Candida a partir de sitios estériles y la detección de biomarcadores (anticuerpos, antígenos
y DNA). A pesar de los muchos avances tecnológicos la mejor estrategia para llegar a un diagnóstico y tratamiento
tempranos continúa siendo el emplear una batería de pruebas diagnósticas asociadas a los aspectos clínicos del paciente
(Millsop & Fazel, 2016; Pappas et al., 2018; Freeman Mohamed et al., 2019; Weiss et al., 2021).
Un diagnóstico correcto inicia con una adecuada selección, obtención y remisión de la muestra. Los sitios no
estériles presentan dificultades en su valoración y aun los cultivos cuantitativos no logran diferenciar entre colonización e
infección (Millsop & Fazel, 2016). Para aumentar la probabilidad de observación y aislamiento podemos emplear el
pretratamiento de las muestras por medio de la centrifugación para concentrar los hongos, la lisis-centrifugación para liberar
las formas intracelulares y la maceración en el caso de biopsias de tejido (Dovnik et al., 2015; Freeman Weiss et al., 2021).
Las pruebas de rutina son las siguientes:
Examen directo: Determina la presencia del hongo. Suele dar falsos negativos si hay pocas estructuras
fúngicas, siendo más sensible el cultivo (Freeman Weiss et al., 2021).
Tinciones: Permite ver estructuras específicas del hongo. Las blastoconidias ovaladas, unigemantes o
multigemantes, de pared delgada con pseudohifas son las más comúnmente observadas. Las tinciones de
Gram, Wright, Giemsa y blanco de calcoflúor son las más utilizadas (Freeman Weiss et al., 2021).
Histopatología: Permite diferenciar colonización de invasión y se considera el método definitivo en el
diagnóstico de candidiasis invasora (Freeman Weiss et al., 2021).
Cultivo: Candida es un microorganismo poco exigente, crece en medios de cultivo convencionales
(Sabouraud, extracto de malta) e incluso en medios de cultivo para bacterias (agar sangre, agar chocolate). En
la actualidad se cuenta con medios de cultivo cromógenos para la detección rápida de especies. Estos medios
resultan ser muy útiles en el momento de proceder a una terapia antifúngica rápida (Brown & Drexler, 2020).
El tiempo de crecimiento varía de acuerdo a la especie (C. albicans, C. parapsilosis y C. tropicalis de 3 a 4
días; C. krusei y C. glabrata hasta 10 días). Es importante tener en cuenta que un hemocultivo negativo no
descarta la infección (sensibilidad del 44%) pero, uno solo positivo es confirmatorio de candidemia (Lisboa
et al., 2009; Yao et al., 2018). Los cultivos en orina se consideran positivos para la infección cuando el
recuento de unidades formadoras de colonias (UFC) es mayor a 1x104 por mililitro (Freeman Weiss et al.,
2021).
En las unidades de cuidado crítico los cultivos de vigilancia tienen un valor pronóstico muy importante ya que permiten
predecir el riesgo de candidiasis sistémica o invasiva en este grupo de pacientes. El Índice de Colonización (IC; también
llamado Índice de Pittet; IP) se define como el número total de lugares anatómicos colonizados (cultivos positivos), dividido
por el número total de muestras, siendo tomadas mínimo cinco muestras anatómicas (Talapko et al., 2021). Un índice mayor
de 0,5 indica posible candidiasis sistémica/invasiva (VPP 93%) (Epelbaum & Chasan, 2017; Bassetti et al., 2019). La
identificación de la especie es crucial pues permite establecer tempranamente el régimen terapéutico a utilizar
(especialmente si se aíslan C. glabrata o C. krusei) (Ostrosky-Zeichner & Al-Obaidi, 2017).
Tratamiento
El tratamiento de la candidiasis se basa principalmente en polienos, azoles y equinocandinas en la tabla 5. Los
polienos incluyen la anfotericina B y la nistatina, los cuales generan una ruptura de la membrana de las células fúngicas y
fuga de componentes intracelulares a través de la unión al ergosterol. La anfotericina B tiene un espectro amplio de actividad
contra diversas especies de Candida pero su perfil de seguridad limita su uso por el alto riesgo de nefrotoxicidad. Con el
fin de reducir su toxicidad se han introducido formas lipídicas de anfotericina B. Sin embargo, debido a su alto costo no
están disponibles en todos los entornos hospitalarios (Vila et al., 2016).
396
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
Los azoles de primera generación (fluconazol e itraconazol) y segunda generación (voriconazol y posaconazol),
son inhibidores de la enzima C14α-lanosterol desmetilasa involucrada en la biosíntesis del ergosterol, impidiendo la
formación e integridad de las membranas celulares en la tabla 6. Constituye el tratamiento de elección para candidiasis del
sistema nervioso central y ocular, debido a la buena biodistribución en el líquido cefalorraquídeo y el humor vítreo. El
desarrollo de resistencia cruzada por mutaciones puntuales de la enzima C14α-lanosterol desmetilasa o sobreexpresión de
bombas de reflujo específicas se presentan como un importante impedimento terapéutico con los azoles (Vila et al., 2016;
Pristov & Ghannoum, 2019).
Fuente: Compilación de datos aportados por Colombo et al., (2017); Bassetti et al., (2019); Bhattacharya et al., (2020);
Freeman Weiss et al., (2021).
C. lusitaniae. + +++ ++
Notas: ++++ Clínicamente activo, primera línea de tratamiento. +++ Clínicamente activo, segunda línea de
tratamiento. ++ Clínicamente menos activo, Segunda línea de tratamiento. + Clínicamente menos activo, tercera
línea de tratamiento, - Sin actividad. Fuente: Compilación de datos aportados por Vila et al., (2016); Colombo et
al., (2017); Bassetti et al., (2019); Pristov & Ghannoum, (2019); Bhattacharya et al., (2020).
Por último, las equinocandinas (caspofungina, micafungina y anidulafungina), son antifúngicos dirigidos
exclusivamente a inhibir la síntesis de el 1,3-β-D-glucano, un polisacárido indispensable en la estabilidad de la pared
fúngica; además, se reconoce un alto perfil de seguridad comparado con otros antimicóticos. Un aumento en su uso
profiláctico o terapéutico para candidiasis por C. albicans ha generado una resistencia debido a las mutaciones en el gen
fks1, cuya expresión codifica la enzima 1,3-β-D-glucano sintasa (Patil & Majumdar, 2017; Pristov & Ghannoum, 2019).
Las biopelículas (biofilm) de C. albicans dificultan el tratamiento debido a la escasez de medicamentos específicos.
La compresión de los mecanismos celulares y moleculares en la formación y el mantenimiento de las biopelículas permite
el desarrollo de nuevos fármacos dirigidos a este mecanismo de virulencia. Debido a que los antifúngicos más utilizados
están dirigidos únicamente a dos dianas terapéuticas (biosíntesis de ergosterol y síntesis de 1,3-β-D-glucano), es necesario
desarrollar fármacos dirigidos a la formación de biopelículas, lo que teóricamente, reduciría las tasas de recaídas (Nobile
& Johnson, 2015; Pappas et al., 2015Cortés et al., 2020).
397
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
Conclusión
La candidiasis es la infección fúngica invasiva más común y la Candida albicans el principal agente etiológico,
con una alta tasa de mortalidad en pacientes inmunosuprimidos o con otras condiciones subyacentes que los predisponen.
Dentro de los factores de virulencia asociados Candida se encuentran: la producción de proteasas y fosfolipasas que
degradan queratina y colágeno para facilitar la invasión tisular; la conversión de levadura a hifa y la expresión de moléculas
inmunoreguladoras que contribuyen a disminuir la actividad de las defensas del huésped. El intertrigo candidiásico, es la
forma más frecuente de candidiasis cutánea caracterizada por la presencia de lesiones vesículo-pustulosas con áreas
eritematosas. La esofagitis candidiásica es una entidad que se presenta con mayor frecuencia en pacientes que reciben
quimioterapia y en pacientes con SIDA. El diagnóstico de una infección por C. albicans se basa en una adecuada anamnesis,
un examen físico completo, el hecho de aislar la levadura en cultivos no confirma el diagnóstico debido a que hace parte
de la flora comensal del ser humano externa e interna del organismo. Los antifúngicos más utilizados están dirigidos a dos
dianas terapéuticas, biosíntesis de ergosterol y síntesis de 1,3-β-D-glucano, sin embargo, su uso indiscriminado ha
aumentado las tasas de resistencia antifúngica y recaída de infecciones.
Agradecimientos
A la Facultad de Medicina, Universidad de La Sabana, Chía, Colombia.
Conflicto de intereses
Ninguno.
Referencias
Alarcón, P., González, M., & Castro, R. (2016). Rol de la microbiota gastrointestinal en la regulación de la respuesta
inmune. Revista médica de Chile, 144(7), 910–916. https://doi.org/10.4067/s0034-98872016000700013
Alves De Medeiros, A. K., Lodewick, E., Bogaert, D. J. A., Haerynck, F., van Daele, S., Lambrecht, B., Bosma, S.,
Vanderdonckt, L., Lortholary, O., Migaud, M., Casanova, J. L., Puel, A., Lanternier, F., Lambert, J., Brochez, L.,
& Dullaers, M. (2016). Chronic and Invasive Fungal Infections in a Family with CARD9 Deficiency. Journal of
Clinical Immunology, 36(3), 204–209. https://doi.org/10.1007/s10875-016-0255-8
Bassetti, M., Giacobbe, D. R., Vena, A., & Wolff, M. (2019). Diagnosis and Treatment of Candidemia in the Intensive
Care Unit. Seminars in Respiratory and Critical Care Medicine, 40(04), 524–539. https://doi.org/10.1055/s-0039-
1693704
Bhattacharya, S., Sae-Tia, S., & Fries, B. C. (2020). Candidiasis and Mechanisms of Antifungal Resistance. Antibiotics,
9(6), 312. https://doi.org/10.3390/antibiotics9060312
Brown, H., & Drexler, M. (2020). Improving the Diagnosis of Vulvovaginitis: Perspectives to Align Practice, Guidelines,
and Awareness. Population Health Management, 23(S1), S-3. https://doi.org/10.1089/pop.2020.0265
Colombo, A. L., Júnior, J. N. D. A., & Guinea, J. (2017). Emerging multidrug-resistant Candida species. Current Opinion
in Infectious Diseases, 30(6), 528–538. https://doi.org/10.1097/qco.0000000000000411
Cottier, F., & Hall, R. A. (2020). Face/Off: The Interchangeable Side of Candida Albicans. Frontiers in Cellular and
Infection Microbiology, 9. https://doi.org/10.3389/fcimb.2019.00471
Cortés, J. A., Ruiz, J. F., Melgarejo-Moreno, L. N., & Lemos, E. V. (2020). Candidemia en Colombia. Biomédica, 40(1),
195–207. https://doi.org/10.7705/biomedica.4400
Dadar, M., Tiwari, R., Karthik, K., Chakraborty, S., Shahali, Y., & Dhama, K. (2018). Candida albicans - Biology,
molecular characterization, pathogenicity, and advances in diagnosis and control – An update. Microbial
Pathogenesis, 117, 128–138. https://doi.org/10.1016/j.micpath.2018.02.028
de Lorenzo, V. (2014). Pseudomonas aeruginosa:the making of a pathogen. Environmental Microbiology, 17(1), 1–3.
https://doi.org/10.1111/1462-2920.12620
Dovnik, A., Golle, A., Novak, D., Arko, D., & Takač, I. (2015). Treatment of vulvovaginal candidiasis: a review of the
literature. Acta Dermatovenerologica Alpina Pannonica et Adriatica, 24(1).
https://doi.org/10.15570/actaapa.2015.2
398
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
Epelbaum, O., & Chasan, R. (2017). Candidemia in the Intensive Care Unit. Clinics in Chest Medicine, 38(3), 493–509.
https://doi.org/10.1016/j.ccm.2017.04.010
Erdös, M., & Maródi, L. (2010). Dectin-1 Deficiency and Mucocutaneous Fungal Infections. New England Journal of
Medicine, 362(4), 367–368. https://doi.org/10.1056/nejmc0911468
Freeman Weiss, Z., Leon, A., & Koo, S. (2021). The Evolving Landscape of Fungal Diagnostics, Current and Emerging
Microbiological Approaches. Journal of Fungi, 7(2), 127. https://doi.org/10.3390/jof7020127
Humbert, L., Cornu, M., Proust-Lemoine, E., Bayry, J., Wemeau, J. L., Vantyghem, M. C., & Sendid, B. (2018). Chronic
Mucocutaneous Candidiasis in Autoimmune Polyendocrine Syndrome Type 1. Frontiers in Immunology, 9.
https://doi.org/10.3389/fimmu.2018.02570
Jafarian, H., Badiee, P., Ghasemmi, F., & Malek-Hosseini, S. A. (2019). Severe Cutaneous Candidiasis in a Liver
Transplant Patient. Int J Organ Transplant Med, 10(1), 46–50.
Kadosh, D. (2019). Regulatory mechanisms controlling morphology and pathogenesis in Candida albicans. Current
Opinion in Microbiology, 52, 27–34. https://doi.org/10.1016/j.mib.2019.04.005
Khalid, G. S., Hamrah, M. H., Ghafary, E. S., Hosseini, S., & Almasi, F. (2021). Antibacterial and Antimicrobial Effects
of Xanthorrhizol in the Prevention of Dental Caries: A Systematic Review. Drug Design, Development and
Therapy, Volume 15, 1149–1156. https://doi.org/10.2147/dddt.s290021
Khosravi, A., Mansouri, P., Saffarian, Z., Vahedi, G., & Nikaein, D. (2018). Chronic mucocutaneous candidiasis, a case
study and literature review. Journal de Mycologie Médicale, 28(1), 206–210.
https://doi.org/10.1016/j.mycmed.2018.02.004
Kinkela Devcic, M., Simonic-Kocijan, S., Prpic, J., Paskovic, I., Cabov, T., Kovac, Z., & Glazar, I. (2021). Oral Candidal
Colonization in Patients with Different Prosthetic Appliances. Journal of Fungi, 7(8), 662.
https://doi.org/10.3390/jof7080662
Klein, R. D., & Hultgren, S. J. (2020). Urinary tract infections: microbial pathogenesis, host–pathogen interactions and
new treatment strategies. Nature Reviews Microbiology, 18(4), 211–226. https://doi.org/10.1038/s41579-020-
0324-0
Leung, A. K., Lam, J. M., Leong, K. F., Hon, K. L., Barankin, B., Leung, A. A., & Wong, A. H. (2020). Onychomycosis:
An Updated Review. Recent Patents on Inflammation & Allergy Drug Discovery, 14(1), 32–45.
https://doi.org/10.2174/1872213x13666191026090713
Lipner, S. R., & Scher, R. K. (2019). Onychomycosis. Journal of the American Academy of Dermatology, 80(4), 853–
867. https://doi.org/10.1016/j.jaad.2018.05.1260
Lisboa, C., Santos, A., Dias, C., Azevedo, F., Pina-Vaz, C., & Rodrigues, A. (2009). Candida balanitis: risk factors. Journal
of the European Academy of Dermatology and Venereology, 24(7), 820–826. https://doi.org/10.1111/j.1468-
3083.2009.03533.x
Millsop, J. W., & Fazel, N. (2016). Oral candidiasis. Clinics in Dermatology, 34(4), 487–494.
https://doi.org/10.1016/j.clindermatol.2016.02.022
Mohamed, A. A., Lu, X. L., & Mounmin, F. A. (2019). Diagnosis and Treatment of Esophageal Candidiasis: Current
Updates. Canadian Journal of Gastroenterology and Hepatology, 2019, 1–6. https://doi.org/10.1155/2019/3585136
Naglik, J. R., Gaffen, S. L., & Hube, B. (2019). Candidalysin: discovery and function in Candida albicans infections.
Current Opinion in Microbiology, 52, 100–109. https://doi.org/10.1016/j.mib.2019.06.002
Nobile, C. J., & Johnson, A. D. (2015). Candida albicans Biofilms and Human Disease. Annual Review of Microbiology,
69(1), 71–92. https://doi.org/10.1146/annurev-micro-091014-104330
Odabasi, Z., & Mert, A. (2019). Candida urinary tract infections in adults. World Journal of Urology, 38(11), 2699–2707.
https://doi.org/10.1007/s00345-019-02991-5
Ostrosky-Zeichner, L., & Al-Obaidi, M. (2017). Invasive Fungal Infections in the Intensive Care Unit. Infectious Disease
Clinics of North America, 31(3), 475–487. https://doi.org/10.1016/j.idc.2017.05.005
Pappas, P. G., Lionakis, M. S., Arendrup, M. C., Ostrosky-Zeichner, L., & Kullberg, B. J. (2018). Invasive candidisis.
Nature Reviews Disease Primers, 4(1). https://doi.org/10.1038/nrdp.2018.26
399
Julio-Septiembre 2021, Vol. LXI (3): 391-400
Pappas, P. G., Kauffman, C. A., Andes, D. R., Clancy, C. J., Marr, K. A., Ostrosky-Zeichner, L., Reboli, A. C., Schuster,
M. G., Vazquez, J. A., Walsh, T. J., Zaoutis, T. E., & Sobel, J. D. (2015). Clinical Practice Guideline for the
Management of Candidiasis: 2016 Update by the Infectious Diseases Society of America. Clinical Infectious
Diseases, 62(4), e1-e50. https://doi.org/10.1093/cid/civ933
Patil, A., & Majumdar, S. (2017). Echinocandins in antifungal pharmacotherapy. Journal of Pharmacy and Pharmacology,
69(12), 1635–1660. https://doi.org/10.1111/jphp.12780
Pereira, R., Santos Fontenelle, R., Brito, E., & Morais, S. (2020). Biofilm of Candida albicans: formation, regulation and
resistance. Journal of Applied Microbiology, 131(1), 11–22. https://doi.org/10.1111/jam.14949
Polke, M., Hube, B., & Jacobsen, I. D. (2015). Candida Survival Strategies. Advances in Applied Microbiology, 139–235.
https://doi.org/10.1016/bs.aambs.2014.12.002
Pristov, K., & Ghannoum, M. (2019). Resistance of Candida to azoles and echinocandins worldwide. Clinical
Microbiology and Infection, 25(7), 792–798. https://doi.org/10.1016/j.cmi.2019.03.028
Puerta-Alcalde, P., Soriano, C., Soriano, A., & García-Vidal, C. (2018). Top-ten papers in fungal infection (2015–2017).
Rev Esp Quimioter, 31, 32–34.
Spence D. (2010). Candidiasis (vulvovaginal). BMJ clinical evidence, 2010, 0815
Talapko, J., Juzbašić, M., Matijević, T., Pustijanac, E., Bekić, S., Kotris, I., & ŠKrlec, I. (2021). Candida albicans—The
Virulence Factors and Clinical Manifestations of Infection. Journal of Fungi, 7(2), 79.
https://doi.org/10.3390/jof7020079
Taudorf, E., Jemec, G., Hay, R., & Saunte, D. (2019). Cutaneous candidiasis – an evidence‐based review of topical and
systemic treatments to inform clinical practice. Journal of the European Academy of Dermatology and
Venereology, 33(10), 1863–1873. https://doi.org/10.1111/jdv.15782
Tchernev, G., Penev, P. K., Nenoff, P., Zisova, L. G., Cardoso, J. C., Taneva, T., Ginter-Hanselmayer, G., Ananiev, J.,
Gulubova, M., Hristova, R., Nocheva, D., Guarneri, C., Martino, G., & Kanazawa, N. (2012). Onychomycosis:
modern diagnostic and treatment approaches. Wiener Medizinische Wochenschrift, 163(1–2), 1–12.
https://doi.org/10.1007/s10354-012-0139-3
van de Veerdonk, F. L., & Netea, M. G. (2016). Treatment options for chronic mucocutaneous candidiasis. Journal of
Infection, 72, S56-S60. https://doi.org/10.1016/j.jinf.2016.04.023
Vila, T., Romo, J. A., Pierce, C. G., McHardy, S. F., Saville, S. P., & Lopez-Ribot, J. L. (2016). Targeting Candida albicans
filamentation for antifungal drug development. Virulence, 8(2), 150–158.
https://doi.org/10.1080/21505594.2016.1197444
Wall, G., Montelongo-Jauregui, D., Vidal Bonifacio, B., Lopez-Ribot, J. L., & Uppuluri, P. (2019). Candida albicans
biofilm growth and dispersal: contributions to pathogenesis. Current Opinion in Microbiology, 52, 1–6.
https://doi.org/10.1016/j.mib.2019.04.001
White, P. L. (2019). Recent advances and novel approaches in laboratory-based diagnostic mycology. Medical Mycology,
57(Supplement_3), S259-S266. https://doi.org/10.1093/mmy/myy159
Yao, X. Y., Zhou, X. B., Zhang, W. G., Liu, B. Y., Wen, G. D., Zhang, J. Z., & Zhou, C. (2018). Candida balanitis with
Hyperplastic Plaque Mimicking Vascular Neoplasm. Chinese Medical Journal, 131(10), 1253–1254.
https://doi.org/10.4103/0366-6999.231514
Yoo, Y. J., Kim, A. R., Perinpanayagam, H., Han, S. H., & Kum, K. Y. (2020). Candida albicans Virulence Factors and
Pathogenicity for Endodontic Infections. Microorganisms, 8(9), 1300.
https://doi.org/10.3390/microorganisms8091300
400