El Realismo y El Naturalismo

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EL REALISMO Y EL NATURALISMO: LA NOVELA.

LA POESÍA Y EL TEATRO
EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

A mediados del siglo XIX, una nueva corriente cultural y literaria se abre paso entre el agotamiento del
Romanticismo. Es el Realismo, que sustituye la exaltación de la libertad individual por el propósito de explicar y
analizar la realidad social. Está relacionado con los conflictos sociales entre una burguesía dominante y una clase obrera
que lucha por sus derechos mediante la formación de sindicatos, y con una serie de teorías filosóficas y sociológicas que
van a cambiar la mentalidad y las estructuras de la sociedad (positivismo de Comte, marxismo y evolucionismo de
Darwin).
El Realismo nació en Francia con Balzac y Stendhal y poco a poco, se extendió y triunfó por toda Europa. Su
manifestación literaria más destacada es la novela, que logra en Europa una edad de oro, como género más adecuado para
observar, representar y explicar la realidad social. La novela realista se caracteriza por:
 Mantener una postura crítica ante la sociedad; una intención de denunciar y cambiar las miserias y los
problemas de la vida cotidiana.
 Desarrollar asuntos y temas que están presentes en el entorno contemporáneo, en especial de la clase media.
 Crear atmósferas verosímiles y describir ambientes objetivos que reflejen el medio en que viven los personajes.
 Describir a personajes igualmente verosímiles Reflejarán los cambios y tensiones sociales, aparecen proletarios,
mendigos, arribistas políticos y, sobre todo, la clase media.

Con respecto a las técnicas y formas narrativas empleadas, hay que destacar:
 La observación de la realidad como materia casi científica para extraer de ella la documentación precisa.
 La descripción fidedigna del medio y del carácter de los personajes para dar verosimilitud a la historia.
 La narración objetiva, normalmente en tercera persona, en la que el narrador, omnisciente, deja testimonio de
la peripecia y el comportamiento
 Importancia del protagonista. La novela realista va destinada a un público burgués, por lo que está
protagonizada por personas de la clase media. El protagonista se convierte en el centro de la obra.
 Intención didáctica. El escritor realista no sólo pretende describir la sociedad, sino criticar sus aspectos
negativos con un afán reformador.
 Estilo sobrio. El deseo de reflejar la realidad hace que se dé entrada a los diferentes registros lingüísticos de los
personajes.
 Los temas principales serán aquellos derivados de la mentalidad burguesa: el poder, el dinero, la influencia social
o las cuestiones políticas del momento.

Se admite la fecha de 1868, año de la «Gloriosa» como la del inicio del Realismo en España. Dos años más tarde, se
publica la primera novela de Galdós, La fontana de oro (1870).

El movimiento tuvo dos fases en su evolución:

1 Prerrealismo: aparece hacia el medio siglo y alterna aspectos románticos (costumbrismo e idealización) con otros ya
estrictamente realistas, En esta etapa se sitúa Fernán Caballero, pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber, con novelas como
La gaviota y Pedro Antonio de Alarcón con novelas como El sombrero de tres picos.

2 Realismo: alcanza su plenitud a partir de 1870. Pueden distinguirse dos grupos de novelistas según su ideología:
 Conservadores o tradicionalistas:
o José María de Pereda Peñas arriba,
o Armando Palacio Valdés La aldea perdida.

 Liberales o progresistas, que defienden la sociedad urbana y el progreso de la clase media, al tiempo que atacan
el fanatismo religioso o político. Entre ellos se encuentran los mejores novelistas de la época:
 Juan Valera (Pepita Jiménez o Juanita la Larga)
 Benito Pérez Galdós (1843-1920) es, sin duda, la gran figura del Realismo español. En su obra
narrativa conviene hacer dos apartados: Los Episodios Nacionales son un conjunto de 46 novelas
históricas que recorren, a través de hechos históricos y personajes novelescos, la historia de España
durante el siglo XIX, desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración. Las novelas, entre las que
destacan Doña Perfecta, Fortunata y Jacinta o Misericordia.
 Leopoldo Alas «Clarín» (1852-1901), desde una postura progresista y liberal, defendió una literatura
combativa, de denuncia la corrupción política, el caciquismo y la superstición. Entre sus obras,
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destaca su colección de artículos; cuentos y relatos breves como Adiós, cordera y, sobre todo, sus novelas
La Regenta y Su único hijo.

EL NATURALISMO es un movimiento literario surgido en Francia hacia la segunda mitad del siglo XIX y que
constituye la culminación del Realismo. Su creador fue Emile Zola. Sus rasgos esenciales son:
* Determinismo. Zola cree que la conducta del individuo está determinada por su herencia biológica y por el medio
social en que desarrolla su existencia y no por razones psicológicas. Esto explica su interés por los ambientes sórdidos y
los personajes miserables y con taras físicas o psíquicas (alcohólicos, locos, seres violentos...).
* Aplicación de los principios de la ciencia experimental a la literatura. La novela se considera un método científico
para conocer al ser humano y a la sociedad.
• Concepción materialista del ser humano. Se considera que los instintos condicionan la conducta de los hombres; la
libertad del hombre no existe: todo está determinado por la herencia psicológica y social.
• Técnicas narrativas realistas. Observación y documentación de los hechos, descripciones minuciosas, reproducción de
la lengua oral, etcétera El narrador es más radical y hay un mayor detallismo descriptivo; el argumento es secundario, lo
importante es analizar la sociedad. Lingüísticamente se tiende a la reproducción exacta y fiel del habla, en sus distintos
registros, con el habla popular, regional, marginal…
• Crítica social. Los escritores naturalistas escriben con una intención moral: con el fin de mejorar las condiciones de
vida de la gente denuncian en sus obras los valores e instituciones sociales que degradan al ser humano.

Quienes han sido considerados naturalistas son Emilia Pardo Bazán y Blasco Ibáñez.
o Emilia Pardo Bazán La tribuna, Los pazos de Ulloa, y La madre naturaleza, su continuación.
o Vicente Blasco Ibáñez. Entre sus obras destacan La barraca, Cañas y barro, Los cuatro jinetes del apocalipsis.

En cuanto a la poesía, es un periodo difícil para su sistematización. En la poesía realista se ponen de


manifiesto los gustos de la burguesía dominante, de ahí la inclinación por una poesía moralizante que exalta los
valores familiares y religiosos, junto con poemas que cantan al progreso y a la ciencia. Predomina un lenguaje
prosaico y antirretórico que huye de los excesos románticos. La principal figura es Ramón de Campoamor
con obras como Pequeños poemas y Humoradas. Junto a esta poesía, surge otra más grandilocuente, de la
mano de Núñez de Arce.
Sin embargo, en España, el romanticismo se introduce de manera tardía: por lo que es en esta época de la
segunda mitad del siglo XIX cuando triunfa el posromanticismo, donde destacaron Gustavo Adolfo Bécquer y
Rosalía de Castro.
La obra poética de Bécquer se caracteriza por la subjetividad y el intimismo. Las Rimas presentan una historia
amorosa desde su ilusión hasta el fracaso final. Trata temas de la propia poesía (emoción íntima identificada
con lo femenino), el amor, el desengaño, la soledad, la muerte y la naturaleza. Prefiere el verso breve, la
asonancia y las formas populares. Rosalía de Castro Dio voz en gallego al espíritu romántico y contribuyó al
Rexurdimiento. Expresó como pocos los sentimientos de saudade, dolor, soledad y angustia propios de la
época. Escribió en castellano En las orillas del Sar y, en gallego, Follas novas y Cantares galegos.
Por lo que respecta al teatro, en esta época, se produce un fenómeno importante: la separación del público según su
procedencia social. Si las representaciones en los corrales de comedias habían sido un espectáculo interclasista, ahora,
será diferente según vaya dirigido al pueblo llano o a las clases acomodadas. Aquel suele acudir a las zarzuelas o al
género chico. Sin embargo, en el teatro dirigido al público burgués triunfa la alta comedia. Lentamente, el teatro se aleja
de los moldes románticos dominantes hacia la mitad de siglo, para adecuarse a las exigencias de la sociedad burguesa a la
que los autores dirigen sus obras. En el teatro realista se distinguen las siguientes etapas:

 Alta comedia. De corte moralizante con Tamayo y Baus,


 Drama neorromántico. Se trata de un teatro melodramático. Destacó José Echegaray
 Drama social. Refleja los problemas sociales de la época. El mayor representante fue Joaquín Dicenta,
Teatro menor. Teatro popular y realista, con entremeses, sainetes… A este grupo pertenece la
zarzuela. Los mayores representantes fueron Ricardo de la Vega (La verbena de la Paloma; y López
Silva, con La Revoltosa

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TEMA2. LITERATURA DE FIN DE SIGLO: LA GENERACIÓN DEL 98 Y EL MODERNISMO. LA
NOVELA Y EL TEATRO ANTERIOR A 1936.

Los grandes progresos técnicos y científicos, el rápido crecimiento industrial, el auge de la burguesía y el
enfrentamiento de la clase obrera con la clase dirigente contribuyeron a un cambio de mentalidad que se refleja en el
desarrollo de las teorías marxistas y anarquistas. Se extiende un sentimiento de falta de fe en el poder de la ciencia, con
el que va aparejado un alejamiento de posturas positivistas y la influencia de filosofías irracionalistas y
voluntaristas (Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche…), que intentan explicar la vida desde una perspectiva
subjetiva e individualista. Esta etapa se cierra con la Primera Guerra Mundial, pero en España cabe mencionar
algunos hechos destacables: el desastre el 98, con la pérdida de las últimas colonias, no es sino la culminación de un
proceso de degeneración política y social, como se podía apreciar en el atraso general del país (necesitado, según los
intelectuales, de una “regeneración” que no se veía favorecida por la alternancia de liberales y conservadores,
igualmente corruptos, ni por el caciquismo rural).

La crisis de fin de siglo en España dio lugar a dos movimientos: el Modernismo y la generación del 98. Mientras
algunos críticos estiman que esa diferenciación es innecesaria, otros entienden que, aunque ambos pertenecen a una
misma generación histórica, el Modernismo se asocia con la preocupación estética y el refinamiento artístico, mientras
el 98 se decanta por una orientación más intelectual y filosófica, precursora del existencialismo.

El Modernismo es un movimiento renovador que, aunque generalmente se restringe al ámbito artístico, busca un
cambio ideológico, político y social. Tiene sus orígenes en Hispanoamérica, hacia 1880, y nace como una afirmación
de las propias raíces americanas frente al colonialismo y el imperialismo. Llegó a España gracias a Rubén Darío, su
principal representante (con obras como Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza), aunque los mejores
poetas españoles (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez) mostraron rasgos singulares. El Modernismo se dejó sentir
en España en poesía con el malagueño Salvador Rueda, considerado como precursor de este movimiento; Manuel
Machado, en poemas como los del Cante hondo y, en una primera etapa, Juan Ramón Jiménez, en Arias tristes, La
soledad sonora Platero y yo. Valle-Inclán en su libro de poemas. Aromas de leyenda; y Antonio Machado con
Soledades y Soledades, galerías y otros poemas, si bien en esta última depura muchos de los rasgos modernistas.

Helios fue la más importante revista del modernismo español. La nueva estética recoge elementos de otras corrientes
literarias: Tuvo influencias del Parnasianismo (del que toma su admiración por el mundo grecolatino, el oriental
y el ambiente medieval y el gusto por la belleza estético-formal) y del Simbolismo y los “poetas malditos” como
Baudelaire, Rimbaud, Mallarmé, Verlaine. También hay que añadir otras influencias como la del estadounidense
Walt Whitmann, el inglés Oscar Wilde y el italiano D’Annunzio. No hay que olvidar, en el ámbito español, las
influencias de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
Entre los rasgos, destacaremos
1. Exaltación de las pasiones, lo irracional y los sentidos.
2. Actitud escapista que se manifiesta a través de la evasión espacial hacia lugares exóticos (China, India…) y la
evasión temporal (Antigüedad, Edad Media…).
3. Se da especial importancia a los temas amorosos y eróticos.
4. Uno de los principios fundamentales del movimiento modernista es el esteticismo: la búsqueda de la belleza
que se consigue a través de las imágenes visuales, el color, la música, los valores sensoriales, los efectos sonoros
y la armonía. Todo ello llevó a la expresión de la búsqueda del arte por el arte.
5. Renovación de la palabra poética desde la libertad creadora, por lo que lograron un enriquecimiento estilístico.
El léxico se caracterizó por la riqueza de cultismos y neologismos. Referencias culturales y exotismo a través del
léxico: ánades, nenúfares, cisnes, libélulas, princesas, castillos, ninfas…, que poblarán de artificio la poesía.
6. Renovación métrica. Se inventan o transforman las estrofas: el soneto y el versículo. Uso de rimas internas,
armonías, paralelismos, que buscan la sugestión y la musicalidad, influenciados por el Simbolismo, así como se le
dio un papel importante a la perfección formal.

Por lo que respecta a Generación del 98, en política, sus autores mostraron su rechazo al orden estable y defendieron
ideas izquierdistas, cercanas en algunos casos al anarquismo. Desde el punto de vista temático, plantearon temas
filosóficos, existenciales y religiosos. Influidos por Nietzsche, Kierkegaard, Heidegger, Schopenhauer, Kant, los
noventayochistas conciben al hombre como ser temporal abocado a la muerte, que observa de forma trágica y angustiosa
la vida, alejado de la fe. Pusieron de manifiesto la incomunicación, la soledad, el sufrimiento, el escepticismo y el
pesimismo del hombre. Denunciaron la pobreza y la mezquindad españolas, que habían llevado al país a la total
decadencia, e introdujeron en sus obras el problema religioso, unido al de la angustia existencial. Al perder la fe y la
creencia en el más allá se ven obligados a asumir el peso de la propia existencia, se plantearon como problema el sentido
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de la vida, el destino del hombre. Influidos por las ideas regeneracionistas, en su deseo de sacar de la incuria y la
decadencia a España, recorrieron todas sus tierras para conocer sus costumbres, tradiciones, literatura, etc.; deseaban
encontrar la esencia y las raíces de un pueblo que en su pasado tuvo proyectos e ilusiones y fue capaz de crear un gran
imperio, aunque siglos después de aquel esplendor no quedase más que el recuerdo. Acudieron a la intrahistoria y a los
modelos literarios, exponentes de lo esencial español. Dieron prioridad al contenido frente a la forma;
buscaron la sencillez y la efectividad del mensaje, impregnado de palabras «terruñeras» y alejado de toda elocuencia
retórica o barroca. Por eso la prosa narrativa busca nuevas fórmulas, de manera que hasta las fronteras genéricas
comienzan a difuminarse. El ensayo cobra particular importancia: los jóvenes escritores reflexionan sobre los problemas
de la sociedad, y lo hacen con una prosa cuyo ideal es muy semejante al de la prosa narrativa: antirretoricismo,
casticismo, claridad, sencillez…En todo caso, salvando las diferencias entre ambos géneros, los temas fundamentales
son la preocupación por España y los asuntos de índole existencial.
Entre los autores del 98 destacan como ensayistas Azorín (“La ruta de Don Quijote”). Unamuno, por su parte,
encontró en el ensayo un vehículo adecuado para la expresión de sus preocupaciones políticas, sociales, filosóficas y
religiosas. “En torno al casticismo” “Del sentimiento trágico de la vida”

Por lo que respecta a la narrativa, la nómina del 98 se suele reducir a cuatro autores: Azorín, Baroja, Unamuno y
Valle-Inclán.
 La novela existencialista de Unamuno El mejor ejemplo es “Niebla” o “San Manuel Bueno, mártir
 La novela abierta de Baroja. La novela es para Baroja un género abierto, en el que caben tanto la reflexión
filosófica como la aventura, la crítica mordaz, el humor, la descripción de ambientes… Sus novelas se organizan
a menudo en trilogías, pero destacaremos algunos títulos concretos: “Zalacaín el aventurero”, “La busca” y “El
árbol de la ciencia”
 La novela impresionista o renovadora de Azorín. En sus novelas el argumento y la acción tienen escaso
interés; son, más bien, fragmentos de vida, a menudo autobiográficos, y las descripciones detallistas de
personajes y ambientes sustituyen a la intriga. “La voluntad “Don Juan” o “Doña Inés”,
 Novela modernista de Ramón María del Valle-Inclán (sus Sonatas - cuatro novelas (Sonata de Otoño, Sonata
de Estío, Sonata de Primavera y Sonata de Invierno.

Así, la narrativa española anterior a la guerra civil puede organizarse en tres etapas:

a) Novelas de Fin de Siglo, obras escritas durante el siglo XIX. Coexisten, pues, diversas tendencias: Novela realista y
naturalista (Pardo Bazán y Galdós); Novela erótica, Felipe Trigo (Las ingenuas), Novela conservadora, en la que
se exaltan los valores patrióticos y cristianos, Concha Espina (La esfinge maragata) y Novela de Fin de Siglo. Con
autores vinculados al modernismo o la generación del 98, como Azorín, Baroja, Unamuno y Valle-Inclán. En 1902,
se publican en España cuatro novelas que certifican la superación del realismo y marcan el inicio de una renovación
novelística: Amor y pedagogía (Miguel de Unamuno), Camino de perfección (Pío Baroja), La voluntad (Azorín),
Sonata de otoño (Valle-Inclán).

b) En el periodo de entreguerras (segunda y tercera décadas del siglo XX) publican sus obras principales los autores de
la llamada generación del 14 dando lugar a nuevas tendencias narrativas, como la novela intelectual (Ramón Pérez
de Ayala), la novela descriptiva (Gabriel Miró), la novela de vanguardia (Ramón Gómez de la Serna, Benjamín
Jarnés), la novela realista de finalidad social (Ramón J.Sender, Luisa Carnés Caballero)

c) La narrativa del 27 (Francisco Ayala o Pedro Salinas) o la novela humorística (Jardiel Poncela, EdgarNeville).

Por lo que respecta al teatro anterior a 1936, en las primeras décadas del siglo XX, el teatro español –a excepción
del de Valle-Inclán y Lorca- era valorado por la crítica muy negativamente. La escena española pasaba por un
período de decaimiento y atraso respecto al resto de Europa, y venía determinado por unos fuertes
condicionamientos comerciales e ideológicos. En el período anterior a la guerra civil habrá dos tendencias muy
marcadas: el teatro comercial, destinado a un público burgués, escasamente crítico y que aporta pocas novedades
técnicas y que, sin embargo, será el que triunfará en las salas; y el teatro innovador, que pretende ofrecer un nuevo
tipo de obras, bien por su carga crítica, bien por sus innovaciones técnicas, o bien por ambas. Esta tendencia, sin
embargo, fue en su mayoría un fracaso comercial.

Dentro del TEATRO COMERCIAL destacan tres tendencias: la alta comedia benaventina, el teatro poético y el
teatro humorístico.

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Jacinto Benavente (1866-1954) Evolucionó de lo incisivo al conservadurismo, adaptándose a los gustos del
público. En sus obras, se percibe una crítica superficial de las hipocresías y convencionalismos burgueses, pero sin
traspasar lo admisible. Poseen una buena construcción dramática y un lenguaje cuidado y espontáneo. Cultivó,
especialmente, dos géneros: el drama rural (La malquerida) y la alta comedia, El nido ajeno), pero su obra más
destacada de su vasta producción (172 títulos) es, sin duda, Los intereses creados (1907), que se inspira en la
commedia dell’arte italiana.

El teatro poético, por su parte, intentó aproximarse a la poesía lírica para constituir un drama lírico. Posteriormente,
quedó integrado socialmente como una moda. Triunfa entonces un teatro histórico en verso al más puro modo
casticista. Tal es el caso de Marquina (Las hijas del Cid), o los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos).

El teatro humorístico aborda temas superficiales con una trama fácil que se resuelve favorablemente y personajes
populares que resultan divertidos por su jerga. El sainete madrileño de Carlos Arniches es la última derivación
escénica de los entremeses, que evolucionará a la tragedia grotesca, mezcla de lo trágico y lo cómico ( La señorita
de Trevélez). En esta corriente de humorismo fácil se sitúa el andalucismo arquetípico de los hermanos Álvarez
Quintero (El ojito derecho, El patio) y Pedro Muñoz Seca, que destacó con obras como La venganza de don Mendo
o Los extremeños se tocan y popularizó el género del astracán.

En la otra línea se sitúa el TEATRO RENOVADOR, uno de cuyos principales dramaturgos fue Federico García
Lorca. Sus obras, en prosa o en verso, sobresalen por el uso de un lenguaje marcadamente poético y simbólico, que
se desarrollan en el tema correspondiente a la generación del 27, pero sin duda destacaron las tragedias que forman
la llamada trilogía rural: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.
Algunos autores escribieron también para el teatro ocasionalmente, pero sus propósitos de cambio los condenan a
ser marginados de los escenarios. En la generación del 98, destacan obras de Unamuno (La venda, Fedra, Raquel
encadenada) o Azorín (Old Spain; Brandy, mucho brandy). De interés resulta también destacar la figura de Max
Aub, autor de una valiosa producción teatral que incluye obras vanguardistas y antirrealistas (Narciso, El rapto de
Europa).

Entre los dramaturgos de renombre en esta época cabe señalar a Jacinto Grau, El señor de Pigmalión y Alejandro
Casona La dama del alba

El abismo entre el teatro descrito hasta ahora y la producción dramática de Valle-Inclán es hondo e insalvable. La
originalidad audaz de Valle, sus planteamientos radicales y sin concesiones, la riqueza y expresividad de su
lenguaje, lo distinto de sus temas y de su estética explican que sus obras permanecieran fuera de los escenarios de su
tiempo, relegados a ser teatro para leer. Sin embargo, hoy se le considera como un autor que supo ver más allá de su
tiempo. Valle-Inclán fue radical en su crítica de la sociedad, de la cultura y de la política. Su inagotable búsqueda
artística le llevó de su inicial modernismo decadente a la creación de un género personal: el esperpento.

Al igual que en su labor novelística, el primer teatro de Valle se inscribe en la corriente modernista más decadente.
Valle prueba a la par otros caminos. El ciclo mítico, con las Comedias bárbaras es el resultado de la prueba. Es una
trilogía formada por Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908) yla tardía Cara de plata (1922). La
culminación de este ciclo es Divinas palabras (1920). Simultáneamente, Valle-Inclán desarrolla una serie de farsas
(Farsa italiana de la enamorada del Rey.

En 1920, Valle-Inclán encuentra la fórmula en la que cuajan las líneas anteriores: EL ESPERPENTO. Con la
primera versión de Luces de bohemia, Valle da nombre a un género literario propio, basado en la deformación
sistemática de personajes y valores, con la que ofrece una denuncia de la sociedad española contemporánea.
El esperpento incluye otras obras teatrales, como la trilogía Martes de carnaval.

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