Metodologías Cualitativas en Ciencias Sociales KORNBLIT
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CAPITULO 7
Una mirada desde el análisis del discurso al género de la ·mesa redonda”: el encuentro de Urondo,
Portantiero, Benedetti y Walsh en cuba
En el capítulo 7 - Una mirada desde el análisis del discurso al género de la “mesa redonda” - se pone de
manifiesto sus alcances interpretativos en investigación social. Se explica sus procesos metodológicos, la
diferencia que existe entre géneros discursivos primarios y secundarios y cómo la identificación de las secuencias
temáticas permite identificar los rasgos del discurso. La aparición en la mesa redonda de un destinatario –
receptor diferente a los participantes de la misma, permite aclarar que la mesa redonda no es un diálogo
cotidiano y que éste (destinatario – receptor) es el motivo por el cual la mesa redonda se realiza y hacia dónde se
dirige la intencionalidad del discurso.
1. Introducción
El corpus seleccionado como objeto de aplicación es la transcripción de una mesa redonda donde participaron
Rodolfo Walsh, Francisco “Paco” Urondo y Juan Carlos Portantiero con la coordinación de Mario Benedetti. Este
debate integró el ciclo organizado por el Centro de Investigaciones Literarias “Casa de las Américas”.
Todo enunciado es un eslabón en la comunicación discursiva que dialoga con los enunciados previos y que será
interpretado por los futuros.
3. El análisis conversacional
Desde esta perspectiva se considera a toda conversación como “un conjunto socialmente organizado de sucesos
lingüísticos”, es decir, que una actividad aparentemente tan libre y espontanea como el cambio de turno en la
conversación aparece como un lugar de ejecución de competencias socialmente adquiridas y relevantes,
habilidades lingüísticas reconocidas y exigidas. Así:
“Las conversaciones son actividades sociales reguladas no solo en términos pragmáticos o de adecuación
respecto del contexto, a la situación en que se producen sino también dentro de las mismas secuencias verbales
donde estas están sincronizadas y se suceden.
Esos sucesos lingüísticos son realizados por los participantes en la interacción.
El estudio de las conversaciones, desde la perspectiva del análisis conversacional, busca explicar los métodos
que los sujetos utilizan para construir los intercambios de palabras, y lo hace explicitando los procedimientos y
las reglas con los cuales los locutores van construyendo su propia actividad conversacional mientras la
desarrollan. Dicho de otra manera, son las formas que emplean los individuos para darse a entender y ser
comprendidos por otros.
Dentro de los métodos y procedimientos –que los sujetos aplican cooperativamente – se encuentra el
mecanismo del turno, que es el dispositivo más importante en la disposición de las secuencias. El modelo del
procedimiento del turno tiene en las reglas de la atribución del turno (el paso de palabra de un locutor a otro)
un componente esencial, así como en la manera como se desarrollan las secuencias de apertura y cierre
(episodios iniciales y terminales de la conversación) y los procedimientos de corrección.
El análisis de estos dispositivos nos permite visualizar los métodos que utilizan los sujetos en la racionalidad de
sus prácticas sociales.
1) El contenido temático
En el debate organizado por el Centro de Investigaciones Literarias “Casa de las Américas”, el tema central del
encuentro es la literatura argentina, eje sobre el que va a girar, de manera general, la conversación de los
participantes. Durante el desarrollo del encuentro, este tema amplio irá tomando la forma de una serie de
temas más específicos o subtemas, que presentan límites identificables para determinar el principio y el final en
que fueron tomados y respondidos por los coparticipantes. Se consideran estos segmentos como secuencias.
Las secuencias identificadas a partir de los subtemas tratados son siete: la diferencia situacional entre el escritor
del siglo XIX y el escritor actual; el oficialismo literario y el oficialismo político; el enfrentamiento Boedo/Florida;
el proceso de la poesía en estos años; el proceso en la prosa; el grupo Sur y el boom latinoamericano de los años
60.
Toda la conversación es dinámica en la mesa redonda.
El dispositivo más importante de la interacción verbal es “mecanismo del turno”. Los turnos del habla son una
característica general de las conversaciones. En la mesa redonda se observa cómo la amplitud del turno no está
establecida sino que varia, es decir, que se utilizan diversas “unidades de turno”, que pueden estar compuestas
por una frase o abarcar varios párrafos.
Las reglas de la atribución del turno permiten que la sucesión sea ordenada de los locutores y funcionan tanto
por autoselección como por la selección del moderador del encuentro. Por ejemplo: en algunas ocasiones es
Mario Benedetti quien hace uso de un turno y selecciona al próximo locutor, de manera que el participante
elegido tiene el derecho y la obligación de tomar el turno siguiente. En otros momentos, en cambio, quien habla
primero adquiere el derecho al turno.
En el caso del cierre conversacional, éste supone la suspensión del mecanismo de turno de manera negociada.
En el caso de la mesa redonda que se está analizando, la duración de la conversación es la especificada por
adelantado y si bien los participantes deben llegar de modo coordinado a “cerrar” la charla, responden –sin
negociar- a la secuencia de precierre iniciada explícitamente por el moderador, de manera que llegan al final
mediante un trabajo interaccional que refleja la “invitación/ aceptación” del cierre. Aquí los participantes
aceptan la autoridad del coordinador para determinar la duración del encuentro.
Los procedimientos de corrección usados en las conversaciones pueden ser de autocorrección (seguida por el
locutor que ha cometido el error) o heterocorreccion (seguida por un participante distinto). Un ejemplo de las
acciones de reparación realizadas por otros locutores, en las interacciones entre Walsh y Urondo en la primera y
la segunda secuencias (diferencia situacional entre el escritor del siglo XIX y el escritor actual; y oficialismo
literario/ oficialismo político). Al iniciar la segunda secuencia, Urondo ocupa el turno siguiente a aquel que –a su
entender- contiene el error (en este caso, una omisión), para repararlo. Con este mecanismo se sucede la
alternancia de turnos de habla entre Walsh y Urondo, siendo en todas las ocasiones Urondo quien corrige o
rectifica lo dicho por su compañero, aunque atenuando algunas de sus acciones de reparación al formularlas de
manera indirecta.
Hasta aquí se ha analizado el encuentro desde su contenido temático, observado y describiendo –desde la
perspectiva del análisis conversacional – algunos componentes generales de la conversación que se especifican
en la dinámica particular con que se desarrollan las interacciones verbales en una mesa redonda.
1) Los intentos encontrados de Portantiero y Benedetti por definir el nivel analítico en el que se
desarrolla la conversación
Portantiero intenta, en sus intervenciones aportar un elemento explicativo al debate, situar la conversación en
un nivel analítico más abstracto. Sus enunciados aparecen caracterizados por su preocupación por “explicar” las
situaciones sociales desde un punto de vista sociológico.
En las primeras secuencias (a y b) se observa cómo Portantiero cuestiona la afirmación realizada por Walsh. Su
mirada se coloca en un plano más general, intentando relacionar distintas esferas de la vida colectiva
(económica, social, cultural) con ciclos históricos de la Argentina. Al mismo tiempo, se posiciona políticamente al
englobar a esos sectores conservadores sobre los que se viene hablando en un ellos que obliga la demarcación
de un nosotros opuesto ideológicamente, donde Portantiero se incluye junto con sus compañeros de
interacción.
El primer intento explicativo que se ve en la secuencia g), Portantiero apoya las afirmaciones de Urondo a la vez
que se pregunta sobre la posible explicación del fenómeno. Aparece luego el segundo intento de Portantiero por
salir de una mera descripción anecdótica cuando –a pesar de que los turnos tomados por sus compañeros
fueron utilizados para ocuparse de casos concretos según la demanda de información de Benedetti en su rol de
moderador- él interviene para aventurar una hipótesis que pueda explicar, desde ciertos factores sociales, el
fenómeno editorial. Finalmente, en el cierre del encuentro, es justamente Portantiero quien realiza la última
intervención. En este turno de habla, retoma su argumentación sin tomar en cuenta las intervenciones que
mediaron desde su turno anterior y cierra llevando su razonamiento al punto máximo: una conclusión
generalizadora de todo lo hablado en el encuentro, centrada en los límites entre literatura y política.
Si se considera los intentos de Portantiero como una secuencia, se puede suponer que existió una progresión
desde su estrategia inicial de preguntarse por posibles explicaciones hasta la hipótesis con la que ocupó el cierre
absoluto del encuentro.
Esta actitud confronta con las intervenciones de Benedetti quien, en su postura de moderador, demanda el tipo
de información que considera más importante, y esta información es claramente de carácter concreto. Es decir,
se ve cómo su demanda se repite en sucesivas intervenciones, desde el apoyo que brinda a las respuestas que se
sitúan en el nivel requerido hasta las preguntas que ensaya cuando –frente a la descripción de la situación
editorial anterior a 1930 que introduce Urondo y que los participantes acceden a tratar- intenta redefinir el tema
al pedir que se traten casos concretos de grandes autores de venta en la Argentina actual. Sin embargo, solo
Urondo da el nombre de un autor exitoso; luego Portantiero toma un turno de habla y comienza a desarrollar la
explicación con la que unos turnos después concluye el encuentro, y Benedetti no vuelve a intervenir.
2) La actitud “rebelde” que manifiesta Urondo al cuestionar la definición del tema dada por el
coordinador de la mesa
En esta secuencia aparecen ciertas acciones de Urondo que parecerían indicar que representa el papel de
panelista polémico, que busca redefinir los temas abiertos por el moderador. La reacción de sus pares es
favorable, en la mayoría de los casos aceptan su propuesta.
En la secuencia de apertura de la mesa redonda (a y b) Benedetti inicia el dialogo, define el tema y otorga el
primer turno de habla a Walsh, a la vez que utiliza la intervención para definir su rol de moderador. A
continuación, se produce un punto de inflexión (que marca el comienzo de la secuencia b), cuando Urondo toma
un turno de habla y en su intervención se muestra como un participante que no parece aceptar de buen grado la
definición del tema dada por el moderador. La manera como realiza esta operación de redefinición del tema
resulta estratégica –no frontal-, ya que al señalar un supuesto olvido de quien habló en el turno anterior
“corrige” la situación e introduce otra temática. Esta acción es aceptada por el coordinador, quien permite que
Urondo se explaye sobre el tema que eligió tratar.
Dentro de la secuencia g), Urondo también interviene frente al tema propuesto por Benedetti (el boom
latinoamericano). Pero a diferencia de la secuencia de apertura, al iniciar la secuencia g) de precierre y cierre,
Benedetti no aceptará la negociación por la definición del tema que intenta Urondo.
5. Conclusión
La mesa redonda se puede caracterizar como un enunciado primario representado, entendiendo así que se trata
de enunciados que se constituyen en la realidad inmediata, a diferencia de los enunciados secundarios. La mesa
redonda no es un dialogo cotidiano pleno entre interlocutores directos sino que existe en los participantes la
conciencia de un destinatario-receptor más amplio: en nuestro ejemplo: la comunidad de intelectuales y artistas
de izquierda, cuyas opiniones y convicciones conforman el fondo aperceptivo (representación) en el que está
inmersa la comunidad cultural de la década del 60.