Public Ac in Se Pult A Dos Final

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 96

2

Arquidiócesis de San José


Vicaría Episcopal de Pastoral Litúrgica
Departamento de Arte Sacro y
Ambientación

Silencio ante el
Sepulcro
Arte y reflexión entorno al tránsito
de Jesucristo por el lugar de los
muertos
4

Créditos

Compilación, diseño, fotografías y textos complementarios:


Luis Carlos Bonilla Soto
Supervisión:
Pbro. Alfonso Mora Meléndez, Vicario Episcopal de Pastoral Litúrgica
R.P. Luis Gerardo Santamaría Rivera, o.f.m.

Colaboración especial en la revisión y aportes para esta publicación:


Natalia Jiménez Azofeifa
José Antonio Mora Solano

Con el apoyo de las colaboradoras de la Curia Metropolitana


Olga Murillo Ledezma
Luisa Castro Ocampo
Elizabeth Calderón Jaubert
Ricardo Cerdas Guntanis
Vanessa Zúñiga Mora

Fotografías de la portada y contraportada:


Cristo Yaciente de la iglesia de la Dolorosa, San José
obra en madera tallada por Manuel Romero Ortega, España, 1956.

Arquidiócesis de San José de Costa Rica. Año del Señor 2012.


5

Presentación

La Semana Mayor es uno de los acontecimientos de mayor vistosidad y devoción


en la religiosidad piadosa de los pueblos costarricenses. La misma es un lapso
privilegiado en que la Iglesia anuncia la Buena Nueva de la Salvación a todas las gentes.

Una de las vías de evangelización que se han empleado son las representaciones
de los acontecimientos de la redención con obras de arte. Esto se ha corroborado con
minuciosidad desde hace ya más de cuatro años, desde el departamento de Arte Sacro y
Ambientación Litúrgica, a través del inventario de todas las expresiones artísticas que
se custodian en las iglesias de la Arquidiócesis de San José.

Entre las obras más valiosas desde el punto de vista histórico y piadoso se
encuentran los Cristos Yacientes, asociados al Misterio de la Sepultura de Jesús y a la
acción salvífica de Dios para los hombres y mujeres de todos los tiempos.

Partiendo de que el tránsito de Jesucristo por el sepulcro, como signo de redención


de toda la humanidad caída y cautiva en la región de los muertos, es parte fundamental
para comprender de manera íntegra el Misterio Pascual y, siendo este aspecto tan
incomprendido y confuso para la mayoría de los creyentes, es que se haya propicio
realizar una exposición que profundice sobre esta verdad de fe, que tanta relevancia ha
tenido en las expresiones piadosas de viernes y sábado santo en nuestras comunidades
arquidiocesanas.

Sirva esta publicación con fotografías de setenta y dos obras de arte que custodia
nuestra Iglesia particular y estos artículos de reflexión teológico-pastoral para adentrar-
nos más en la experiencia de fe que tiene como fuente el Misterio Pascual, para
catequizar a nuestros hermanos y hermanas acerca de la relevancia de comprender el
tránsito de Jesucristo por la región de los muertos como fundamento de la fe cristiana y,
para valorar el rico legado patrimonial espiritual y cultural que emana de la Historia de
Salvación de que formamos parte.

Fraternalmente,

+ Hugo Barrantes Ureña


Arzobispo Metropolitano de San José
6

Agradecimientos
La Divina Providencia propicia que muchísimas Pbro. Denis Feliz de la Cruz, cura párroco san
personas, agrupaciones e instituciones se integren Agustín en Cinco Esquinas de Tibás.
y apoyen iniciativas en defensa de nuestro patri-
monio eclesial, por tal razón se agradece profun- Pbro. Luis Fernando Blanco Barboza, cura párroco
damente a todas las personas que ayudaron y si- San Isidro Labrador de Heredia.
guen ayudando en la realización del Inventario de
Arte Sacro y demás objetos destinados al culto de Pbro. Javier Román, cura párroco Nuestra Seño-
nuestra Arquidiócesis: sacristanes, cocineras, en- ra de Guadalupe, Goicoechea.
cargados de mantenimientos y sacerdotes de las
distintas parroquias. R.P. Ricardo Reyes Dobles, c.o. cura párroco San
Josecito de San Isidro de Heredia.
Sirva también esta publicación para agradecer a
quienes brindaron distintos aportes para la reali- Pbro. Ronny Solano Fallas, cura párroco San
zación de la exposición temporal SILENCIO ANTE Rafael Arcángel, Escazú.
EL SEPULCRO en las instalaciones del Museo Na-
cional de Costa Rica en el antiguo Cuartel Bella- Pbro. Carlos Humberto Rojas Sánchez, cura
vista. párroco Nuestra Señora de la Soledad, San José.

Al pbro. Guido Villalta Loaiza, Vicario General. R.P. Carlos Arias Monge, s.j. cura párroco Nuestra
Señora de Lourdes, Montes de Oca.
Al pbro. Mauricio Granados Chacón, Canciller.
Pbro. Marvin Benavides Campos, Cura párroco
A quienes facilitaron las piezas para exhibirlas: Nuestra Señora de la Merced, San José.

Fray Manuel Batalla Gimeno, o.p, cura párroco La Pbro. Eladio Solano Solano, cura párroco Santo
Dolorosa en San José. Domingo de Guzmán, Heredia.

Pbro. José Alberto Quirós, cura párroco de San Pbro. Rodrigo Díaz Vargas, cura párroco Santa
Pedro de Montes de Oca. Teresita, Barrio Aranjuez.

Pbro. José Manuel Garita Herrera y venerable ca- Pbro. Roberto Salazar, cura párroco San Juan
bildo de la Catedral Metropolitana de San José. Bautista de Tibás.

Pbro. Manuel Guevara Fonseca, cura párroco de A todos los funcionarios del Museo Nacional de
San Isidro Labrador de Coronado. Costa Rica que facilitaron sus conocimientos téc-
nicos y recursos materiales, personales e institu-
Caballeros del Santo Sepulcro y pbro. Mauricio cionales para la realización de dicha exhibición, en
Solano, parroquia San Vicente Ferrer de Moravia. especial a don Christian Kandler, su director y a
Marlin Calvo, Leidy Bonilla y Cleria Ruiz perso-
Caballeros del Santo Sepulcro y pbro. Gustavo neras del Departamento de Protección del Patri-
Monge, parroquia Nuestra Señora del Pilar, Tres monio.
Ríos.
Al señor Aníbal Coto Cortés.
Pbro. Gustavo Rojas Álvarez, cura párroco Sagra-
do Corazón de Jesús, Heredia. A todas las y los feligreses de las parroquias
arquidiocesanas y demás creyentes de Costa Rica
Pbro. Javier Muñoz Quesada, cura párroco San que con su fe motivan la realización de este tipo
Bartolomé de Barva, Heredia. de proyectos.
7

Índice de artículos
Vías de interpretación de las prácticas religiosas en torno a la Sepultura de Jesucristo -
Luis Carlos Bonilla Soto…………………………………………………………………………... 11

…y fue Sepultado — Pbro. Alfonso Mora Meléndez………………………………………...…. 18

¿Descendió Jesús a los infiernos? - Pbro. Mario Montes Moraga……………………………... 30

“Y descendió a los infiernos…” ¿Una buena noticia? - Pbro. Manuel Enrique Chavarría E. 32

El Cristo Yacente y la Madre Dolorosa: ¿Qué nos enseña la Tradición de la Iglesia? -


Deyanira Flores González………………………………………………………………………….. 34
El Arte Sacro al servicio de la Evangelización.. El Cristo Yacente o Señor Sepultado -
Fray Luis Gerardo Santamaría ……………………………………………………………………. 65

La construcción de un ambiente luctuoso y de recogimiento - Luis Carlos Bonilla Soto…... 73

Los Pasos de la Cruz — José Antonio Mora Solano…………………………………………… 85

La Sepultura del Señor — Pbro. Luis Diego Sáenz……………………...……………………… 86

Índice de obras
CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Nuestra Señora de la Soledad, San José…………………... 10

CRISTO YACIENTE, Museo de Arte Religioso San José de Orosi, Paraíso de Cartago….………... 12

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Miguel Arcángel, Escazú…………….………………... 13

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Miguel Arcángel, Escazú…………….……………….. 13-4

CRISTO YACIENTE, santa madre iglesia Catedral de San José…………………….………………... 15

SANTO SEPULCRO, santa madre iglesia Catedral de San José…………………….………………... 15

XIII ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, Capilla del Palacio Arzobispal, San José………………. 17

XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, Capilla del Palacio Arzobispal, San José………………. 17

SEÑOR DE LOS PRODIGIOS, iglesia parroquial de Santa Teresita, B° Aranjuez, San José ………. 19

MOSAICO FRONTAL DEL ALTAR M AYOR, iglesia La Dolorosa, San José……………………..……. 20

XIII ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia Nuestra Señora de la Soledad, San José……….. 21

XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia Nuestra Señora de la Soledad, San José……….. 21

CRISTO YACIENTE, Santuario Dulce Nombre de Jesús, B° Pitahaya, San José…….……………… 22


8
CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Nuestra Señora del Pilar, Tres Ríos, La Unión…………... 24

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Nuestra Señora del Pilar, Tres Ríos, La Unión…………... 24
PINTURA DEL MISTERIO DE LA RESURRECCIÓN, iglesia parroquial Nuestra Señora del Pilar,
Tres Ríos, La Unión…………………………………………………………………………………… 25

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Inmaculada Concepción, Zapote, San José…..…………... 26

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Inmaculada Concepción, Zapote, San José…..…………... 27

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Francisco de Asís, Dos Ríos, San José………………... 27

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Sagrado Corazón de Jesús, Hatillo Centro, San José…..... 28

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Sagrado Corazón de Jesús, Hatillo Centro, San José……. 28

XV ESTACIÓN DEL VÍA CRUCIS BÍBLICO, iglesia filial san Antonio del Llano, Alajuelita…...…… 30

CRISTO YACIENTE, Santuario de Santo Cristo de Esquipulas, Alajuelita………………………..... 31

SANTO SEPULCRO, Santuario de Santo Cristo de Esquipulas, Alajuelita………………………..... 31

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Sebastián, San José…………………………………...… 32

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Nuestra Señora de los Desamparados………………….… 33

ESTANDARTE, iglesia La Dolorosa, San José………………………………………………………… 35

ESTANDARTE, iglesia La Dolorosa, San José………………………………………………………… 36

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Vicente Ferrer, Moravia……………………………….. 38

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Vicente Ferrer, Moravia…………………………….… 39

CASULLA (DETALLE), iglesia parroquial San Vicente Ferrer, Moravia…………….……………… 42

XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial San Luis de Tolosa, Aserrí………..... 45

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Isidro Labrador, Coronado..………………………….. 46

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Isidro Labrador, Coronado…...…………………….… 46

XIII ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial Nuestra Señora del Carmen, Mata
de Plátano, Goicoechea…….…………………………………………………………………………. 48

XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial Nuestra Señora del Carmen, Mata
de Plátano, Goicoechea…….…………………………………………………………………………. 48

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Juan Bautista, Tibás………...………………………….. 50

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Juan Bautista, Tibás………...…………………………..


50

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Agustín, Cinco Esquinas de Tibás…………………… 52


9
CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Pedro Claver, León XIII, Tibás…………..…………… 54

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Nuestra Señora de Guadalupe, Goicoechea………..…..... 55

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Nuestra Señora de Guadalupe, Goicoechea………..…..... 56-7


XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial N. Sra. de Guadalupe, Goicoechea . 60

XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia filial Corazón de Jesús, Moravia……………….. 64
CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Cristo Rey, Vuelta de Jorco, Aserrí…...…………………… 65

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Juan Bautista Norte, San Juan Norte, Cartago……… 66

VÍA CRUCIS, iglesia parroquial San Rafael Arcángel, Escazú………………………………..…… 67

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Pedro Apóstol, Montes de Oca………...………..…..... 68


XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial san Pedro Apóstol, Montes de Oca.. 70

XII ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial san Pedro Apóstol, Montes de Oca... 71

XIII ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, iglesia parroquial san Pedro Apóstol, Montes de Oca.. 71

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Bartolomé, Barva, Heredia…………….……………… 72


CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Nuestra Señora de Lourdes , Montes de Oca…………..... 74
SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Nuestra Señora de Lourdes , Montes de Oca…………..... 74
PAR DE ÁNGELES, iglesia parroquial Nuestra Señora de Lourdes , Montes de Oca…………....... 74

CRUCIFIJO DE GOZNES, iglesia parroquial San Antonio de Padua, Curridabat ………………….. 76


N UESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD, iglesia parroquial San Antonio de Padua, Curridabat ….... 77

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial Inmaculada Concepción, Heredia………...…..…………... 78


SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial Inmaculada Concepción, Heredia………...…..…………... 78
CRUCIFIJO DE GOZNES, iglesia parroquial Inmaculada Concepción, Heredia……………………. 78

VITRAL: SEPULTURA DE JESÚS, iglesia parroquial Inmaculada Concepción, Heredia…...………. 79


XIV ESTACIÓN DEL SANTO VÍA CRUCIS, Basílica Santo Domingo, de Guzmán Heredia……….. 79

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Rafael Arcángel, Heredia……………...……………… 80-1

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Isidro Labrador, Heredia……...……….……………… 82

SANTO SEPULCRO, iglesia parroquial San Isidro Labrador, Heredia……..……….……………… 82

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial (Basílica) Santo Domingo de Guzmán, Heredia…………. 83

CRISTO YACIENTE, iglesia parroquial San Isidro Labrador, Barbacoas de Puriscal……………. 84

VITRAL: LA RESURRECCIÓN, iglesia de San Antonio de Padua, Guadalupe, Goicoechea………. 94


10

SEÑOR SEPULTADO,
venerado en la iglesia de La
Soledad en San José.
Imagen procedente de Guatemala, tallada
en madera y policromada a finales del
siglo XIX. Sus
dimensiones con los brazos extendidos son
167 x 173 cm.
11
VÍAS DE INTERPRETACIÓN DE y vivencia de los símbolos dentro de la religión.
Su finalidad general, igual que la de los símbo-
LAS PRÁCTICAS RELIGIOSAS EN los, consiste (…) en estructurar, articular y sos-
TORNO A LA SEPULTURA DE tener la experiencia vital” (Mardones, pág 167)
De este modo, la celebración anual de la
JESUCRISTO Pascua - la Muerte, Sepultura y Resurrección
de Jesucristo- como realidad que abarca inter-
Por. Luis Carlos Bonilla Soto /a
acciones y prácticas propensas a analizar desde
Al ser Costa Rica un territorio con fuerte lo antropológico-sociológico, evidencia en las
arraigo a la fe cristiana católica, introducirse en comunidades cristianas la necesidad de las
el estudio de fenómenos en torno a las prácticas mismas de recordar y experimentar el tránsito
religiosas impregnadas en la cotidianidad, re- de la muerte a la vida que realizó el Hijo del
sulta algo rico en abundancia de datos y, a su Hombre. Por lo que, tanto lo litúrgico como lo
vez, complejo debido a que el ambiente está piadoso entorno al Sepulcro, está cargado de
rodeado y saturado de imágenes, ideas, prácti- concepciones, ritos y actos de culto, algunos
cas y relatos sobre lo que se cree y sobre lo que que se viven de manera general por la Iglesia
las personas creyentes asumen como verdad. universal y otros particulares que responden a
Ante una temática tan compleja teológica- las distintas visiones y prácticas culturales de
mente, como lo es la Sepultura de Jesucristo, los pueblos donde se insertó o cultivó el cristia-
muchas veces confusa para los mismos creyen- nismo.
tes (1), resulta privilegiado observar con dete- Desde las elaboraciones teológico-
nimiento las formas en que se construyen e in- pastorales se busca comprender como Dios se
terpretan las prácticas de fe y las interacciones revela y manifiesta su proyecto de salvación en
en torno a esta. la historia de la humanidad apartada de Él por
Pero ¿Qué podemos entender por obser- la experiencia del pecado.
var con detenimiento estas formas de construc- De modo generalizado se considera algo
ción e interacción de las prácticas de fe? como “teológico” en sentido estricto, si ese algo
Para simplificar el abordaje, esta observa- está enmarcado en la institucionalidad que bus-
ción se puede concebir como la revisión de ca- ca, desde las capacidades intelectuales y los ra-
da uno de los factores que juegan en la confor- zonamientos, dar cuenta de esa revelación. Sin
mación de una realidad – sean individuales o embargo, la reflexión teológica desde de los es-
colectivos: cómo son ubicados, cómo inciden critos de los teólogos y teólogas, en el sentido
unos en otros (unidireccional, bidireccional o estricto del oficio, no es la única que se puede
de modo multi-direccional), cómo generan llamar teológica, pues en la acción de fe, tanto
otras formas de interacción, si son mediadores litúrgica como piadosa del Pueblo de Dios se
o se presentan focalizados por medio de rasgos hace meditación y descripción acerca del paso
específicos de las realidades de los que forman de Dios por la(s) historia(s) humana(s) (2). Am-
parte. bas, para efectos de esta breve reflexión, son
Si se analizan estas formas de interacción vías distintas y válidas en su especificidad para
desde la visión cristiana de fe, estas surgen co- comprender las prácticas de fe entorno al Mis-
mo una respuesta al plan que plantea Dios a la terio de la Sepultura.
humanidad y a la creación entera. Por lo que se
pueden abordar estas como lo que da conteni- CONOCER Y REFLEXIONAR DESDE LA
do a ritos y actos de culto, siendo estos los que CELEBRACIÓN LITÚRGICA
“constituyen en todas las religiones, también
en el cristianismo, el principal lugar de ejercicio Si se piensa en la liturgia del Sábado Santo,
12
cuando la Iglesia vela junto al sepulcro, no es El potencial que representa el silencio
veraz partir de ella como un conjunto de escri- contemplativo que propone la liturgia del Sá-
tos fríos que se traducen en acciones rituales bado para la elaboración de meditaciones teoló-
mecánicas, que no generan nuevas inquietudes gicas se corrobora en las reflexiones y escritos
o que no estimulan que las distintas dimensio- iniciados tantos siglos atrás, en los cuales dan
nes de las y los fieles, en su individualidad o en evidencia los Padres de la Iglesia y las celebra-
comunidad, se conmuevan. ciones litúrgicas.
Por el contrario, cuando estos están No obstante, todo este potencial del silen-
(estamos) frente a los textos y oraciones del ofi- cio, no anula la problemática de incomprensión
cio de lectura del segundo día del Triduo Pas- y desvaloración entorno a la comprensión y vi-
cual, se pueden sobrecoger ante el misterio de vencia del mismo. Considerando que la mayor
solidaridad y No Olvido de Dios hacia quienes parte del pueblo creyente no participa de las
perecieron antes de la hora en que Jesucristo acciones litúrgicas del sábado santo, llamado
reabrió las puertas del cielo a la humanidad. desacertadamente “a-litúrgico”, que la lectura
Y es ese mismo sobrecogimiento el que cristiana del silencio se torna aun más difícil
posibilita que el silencio no sea visto en la cris- por los miedos que este despierta en quienes
tiandad como un mutismo inútil, sino que el nos movemos en una sociedad del ruido, del
silencio celebrativo del Sábado Santo es consi- riesgo (Beck) y de la liquidez (Bauman), donde
derado con una alegría expectante, pues el Me- todo fluye velozmente y que a lo largo de las
sías está abrazando a sus hermanos y hermanas décadas se conformaron tradiciones en el ámbi-
que lo antecedieron: a Adán y Eva, a Caín y to de la religiosidad popular, que están disocia-
Abel, a Abraham, a Isaac y a Jacob, a David y a das del modo de proceder cristiano, como es el
los reyes, a Moisés, a Isaías, Amós, Ezequiel y tono carnavalesco de la “Quema de Judas” rea-
todos los profetas, a Juan, A José su padre y a lizada en algunas comunidades heredianas el
todos los hombres y mujeres justos de todas las sábado en horas de la tarde o de la noche, que
épocas que tuvieron que experimentar la muer- en casos probados han finalizado en disturbios.
te. Retomando el tema de la liturgia como
vía para conocer y reflexionar sobre la Sepultu-
ra, cabe considerar que la constitución Sacro-
sanctum Concilium afirmó categóricamente que
esta no agota la experiencia de fe y oración de
la Iglesia, por lo que también se puede afirmar
que no sólo en el contexto de la liturgia surgen
interpretaciones y reflexiones sobre esta verdad
(Continúa en la página 14)

SEÑOR SEPULTADO, data del siglo XVIII y se


encuentra en exposición en el Museo de San José de
Orosi.

Página siguiente…
SEÑOR SEPULTADO Y SANTO SEPULCRO de la iglesia
parroquial de san Miguel Arcángel de Escazú, ambas
piezas de madera. El Yaciente que data del S XIX y
mide 151 x 42 cm, es atribuido a don Mercedes Gui-
llén, pero la obra perdió su policromía original . El Se-
pulcro mide 227 x 198 x 97 cm y fue confeccionado por
los talleres Urgellés y Penón entre 1932 y 1933.
13
14
racionalidad de quienes las viven y de quienes
se concentran para participar como espectado-
res de tales prácticas.
Lo anterior no se debe entender, como si
los espacios y tiempos fuesen meros requisitos
de contexto, si no que ambas variables son ne-
cesarias para comprender la razón de ser de la
práctica misma. Si la forma de interacción pia-
dosa es pensada como algo compuesto de fac-
tores que se relacionan por medio de diversas
vías y que por tanto su complejidad radica en
que dichos factores no son controlables absolu-
tamente, sino que los mismos pueden ocasio-
Procesión realizada el Jueves Santo de 1933, día en que nar cambios de dirección, profundizar o propi-
llegó el Santo Sepulcro finalizado a la iglesia de San ciar la desaparición de otros factores, no es po-
Miguel de Escazú. Fotografía facilitada por Edgar sible concebir estas formas de interacción como
Montoya Gómez. algo esporádico, que surgen eventualmente y
se disuelven del mismo modo, sino que la de-
de fe de la Iglesia, lo que abre paso a las poten- marcación de los tiempos periódicos de realiza-
cialidades de reflexión que da la piedad popu- ción y las locaciones tienen una dinámica que
lar. se ha construido e institucionalizado a partir
de la creación y recreación de aquellos aconte-
CONOCER Y REFLEXIONAR DESDE LA cimientos vitales o significantes en la confor-
PIEDAD DEL PUEBLO mación de las identidades de las comunidades
mismas.
El tratamiento de la piedad del pueblo co- En el caso de comprender la temática de
mo forma de interacción, permite fijar la aten- la Sepultura de Cristo en las comunidades cris-
ción en las estructuras que vinculan o se desvin- tianas católicas costarricenses, a partir de las
culan las y los fieles unos con otros en el espacio formas de interacción piadosas, posibilita de-
de fe popular y cómo se relacionan estos mis- terminar en los énfasis, las omisiones, los
mos con lo trascendente, con el Misterio de desusos y las innovaciones. Y para no conside-
Dios, y todas las tensiones y relajamientos que rar a la ligera algunas prácticas piadosas como
se generan en estas prácticas. superstición, y evitar así caer en reduccionis-
(Continúa en la página 16)
Si se habla de tensiones y relajamientos, se
debe a que no se puede omitir la existencia de
acciones y/o pensamientos que entran en con- Página siguiente...
flicto con el depósito de la fe que tiene la Iglesia
CRISTO YACIENTE, esculpido por el maestro imaginero Lico
en las prácticas mismas o que atentan contra el Rodríguez Cruz para la Catedral Metropolitana de San
bienestar de las personas física, emocional o ra- José a finales del S XIX. Es una talla en madera de bulto
cionalmente. redondo, originalmente fue de goznes, mas sus brazos fue-
Las formas de interacción piadosas del ron fijados en su estado actual por Manuel Zúñiga. Mide
pueblo, para ser entendidas en la complejidad 165 x 48 cm.
que las mismas abarcan, requieren ser aprehen-
didas e interpretadas en los espacios y los tiem- SANTO SEPULCRO, mide 207 x 197 x 91 cm en la
investigación de Reymundo Méndez sobre Lico se indica
pos en los que las mismas poseen legitimación y
que procede de Italia. Aunque otros señalan que es de
se desbordan en la emotividad, expresividad y manufactura francesa.
15
16
mos que no consideran las interpretaciones Como se señaló en el apartado anterior, la
conformadas por las subjetividades desde la liturgia no abarca todo lo espiritual, y las acti-
aplicación de la creencia, se tiene la opción de tudes de silencio y recogimiento saturan tanto
interpretar lo que motiva a la realización de ac- dicho ámbito privilegiado de la oración eclesial
tos específicos (los contenidos y las experien- como el de las devociones del pueblo.
cias de fe) más allá de la acción en sí, ya que se Por lo que al silencio de respeto y conside-
corre el riesgo de sacrificar un contenido lauda- ración al dolor ajeno, como se podría interpre-
ble a causa de una primera impresión descalifi- tar en los gestos de las mujeres que acompañan
cadora del fenómeno. y cargan la imagen de la Virgen de la Soledad,
Así pues, desde la piedad popular se pue- abrazando de este modo el dolor profundo que
den leer muchísimos gestos, palabras y signos sufrió Santa María como madre, se suma que el
que dan cuenta de cómo la fe del pueblo es te- silencio genera misticismo, curiosidad e inquie-
rreno fértil para que el Espíritu en el que confía tud y, como señaló Wittgenstein, “de lo que no
su discernimiento la Iglesia, suscite las formas se podría hablar era lo más interesante para el
de pensar y actuar que refieran al aconteci- ser humano” (Wittgenstein citado por Mardo-
miento culmen de la Historia de la Salvación. nes, 2003: p. 57).
La interpretación de los gestos de respeto Cabe indicar que cuando algo en la Iglesia
que rinden muchísimas personas en las proce- no se puede comprender ese algo desde la ra-
siones o en los momentos de acompañamiento zón, los creyentes guardan silencio y en medio
de la imagen del Jesucristo que descansa en el de ese silencio ante el Misterio la comunidad
sepulcro, como lo son arrodillarse, despojarse cristiana se postra de rodillas.
del sombrero, vestir de colores oscuros, llevar
flores, encender velas o antorchas, no emitir LA LITURGIA Y LA PIEDAD DEL SÁBADO
palabras, entre otras, es una veta genuina para SANTO COMO VÍAS DE CONTEMPLACIÓN
descubrir y analizar la fe expresada. DEL MISTERIO
Algunos podrían argumentar que dichos
gestos responden a tradiciones no pensadas, De modo sucinto se plantean algunas lí-
sino sólo reproducidas por herencia. Mas, si se neas de análisis para comprender las distintas
parte de que todo esto es una forma de interac- acciones, pensamientos e interpretaciones que
ción (siguiendo el planteamiento de Simmel), giran entorno a la Sepultura de Jesucristo. Sien-
no se puede partir de que las personas no pien- do la Liturgia y la Piedad dos espacios y mo-
san o son concientes de lo que hacen, sino que mentos en que se reflexiona sobre el dolor y la
cada acto está dotado de una valoración e inter- aflicción que por la falta de amor de la humani-
pretación humana. dad llevaron al redentor a una muerte de cruz.
En el caso de los tributos realizados a Sendos ámbitos abordados están saturados de
Cristo muerto y llevado en procesión en la urna significaciones, desde la liturgia la ausencia en
sepulcral, estos de manera extraordinaria evi- la participación de ella posibilitó la populación
dencian lo que en lo ordinario realizan los pue- de acciones piadosas, que a su vez, surgieron y
blos entorno a sus difuntos, pues se trasladan cargan distintas interpretaciones y se configu-
los gestos y acciones de un acto fúnebre con- ran como formas de interacción, que van desde
temporáneo a la acción piadosa de la procesión. la organización de los actos, hasta la realización
Pero se afirma que se realiza de modo extraor- de detalles para rendir tributo a Jesús o a María
dinario, pues esta acción fúnebre es exaltada y su Madre.
ritualizada, pese a que la Iglesia no considera Asimismo, dejan entrever que pese al tono
esto como una acción sacramental, sino como lúgubre y triste que evocan los momentos de
una representación o teatralización de un acon- oración piadosa y el recogimiento al que invita
tecimiento que posibilitó su salvación.
17
la liturgia, se mantienen las esperanzas frente a
las muchísimas injusticias que evocan la muerte
que buscan imponerse sobre la vida, ya que se
puede leer en el fondo de las acciones una trans-
formación paulatina de la aflicción en gozo.

NOTAS
(1) Pues genera múltiples lagunas en los conocimientos
dispuestos en las concepciones fundamentales que tienen
las personas que conforman las comunidades cristianas y
de quienes se consideran “adscritos oficialmente” a la fe
católica (pese a que no vivan según lo dispone el cristia-
nismo como modo de vida).
(2) Se plantea la posibilidad del plural para indicar que la
experiencia de Dios es para toda la humanidad en general
y para la historia personal de cada ser humano.
(3) Se parte del concepto de piedad popular como una
precisión conceptual de las prácticas religiosas fuera de la
liturgia de la Iglesia Católica, surgidas de las diversida-
des culturales existentes en el orbe y se han tornado en XIII ESTACIÓN: JESÚS PUESTO EN LOS
modos de expresar la fe (Directorio de Piedad Popular N°
BRAZOS DE SU MADRE. Pieza de yeso con
9) y se distancia del concepto de religiosidad, que resulta
marco de madera, de autor desconocido se ubica
ser algo mucho más amplio. “La religión popular no es
algo dado por generación espontánea o se mantiene está- en la capilla del Palacio Arzobispal.
tica; más bien, debe considerársela en términos de una
realidad cultural, con connotaciones sociales cuyas mo-
dalidades históricas están en conexión con particularida-
des religiosas o no, hegemónicas o contra hegemóni-
cas.” (Lombardi citado por Zapparoli, 2008: 54)

FUENTES CONSULTADAS:

Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los


Sacramentos (2002). Directorio sobre la Piedad Popular y la
Liturgia. Edición preparada por la Arquidiócesis Primada
de México. Ediciones Juan de Zumárraga.

Mardones, J (2003). La Vida del Símbolo. La dimensión simbó-


lica de la religión. Sal Terrae. Santander.

Grandez, R (2005). “Sábado Santo. Segundo día del Tri-


duo Pascual. Sentido del Día”. En: La Celebración de la Se-
mana Santa. Dossier 61. Centre de Pastoral Litúrgica. Bar-
celona.

Zapparoli, M (2008). “La quema de Judas: una manifesta-


ción de la religiosidad popular en Heredia.” En: Revista XIV ESTACIÓN: JESÚS PUESTO EN EL SE-
Reflexiones. Volumen 87, Num1. Universidad de Costa PULCRO. Ubicado en la capilla del Palacio Ar-
Rica. San José. zobispal, San José. Cuatro de las catorce piezas
del conjunto fueron robadas.
a/El autor es licenciado en sociología por la Universidad de Cos-
ta Rica.
18

«… Y FUE SEPULTADO» orígenes en una época mucho más antigua. Hay


varios elementos que nos inducen a ver un ante-
Síntesis doctrinal por el cedente de nuestra semana y del sábado en cier-
Pbro. Alfonso Mora Meléndez / b tos días señalados, que las religiones paganas
del antiguo oriente consideraban como malos.
Por la gracia de Dios, gustó la muerte para bien de todos" (Hb Se trata de los días múltiplos del 7, a saber:
2, 9). En su designio de salvación, Dios dispuso que su Hijo 7, 14, 21, 28, a los que se agregaba también el día
no solamente "muriese por nuestros pecados" (1 Co 15, 3) sino 19. La explicación del por qué se incluye el día
también que "gustase la muerte", es decir, que conociera el
estado de muerte, el estado de separación entre su alma y su
19, que no es múltiplo del 7, Está en que este
cuerpo, durante el tiempo comprendido entre el momento en día se consideró como el 7 al cuadrado (49) al
que él expiró en la Cruz y el momento en que resucitó . Este que se le restaban 30 (un ciclo mensual) para
estado de Cristo muerto es el misterio del sepulcro y del des- quedar en 19. Por eso, como al día 7 y sus tres
censo a los infiernos. Es el misterio del Sábado Santo en el que
múltiplos inmediatos, al 19 se le consideraba
Cristo depositado en la tumba (cf. Jn 19, 42) manifiesta el gran
reposo sabático de Dios (cf. Hb 4, 4-9) después de realizar (cf. también como día nefasto.
Jn 19, 30) la salvación de los hombres, que establece en la paz En estos días, casi todos los ciudadanos
el universo entero (cf. Col 1, 18-20). estaban obligados a no ejercer ninguna activi-
(Cat. Igl. Cat. N. 624) dad. Advierte un autor reciente que estos días
claves del ritmo septenario no tenían necesaria-
I. EL SÁBADO Y EL REPOSO mente el sentido de la medición del tiempo,
pues era el mes, no la semana, lo que determina-
El ritmo del tiempo ba el ritmo del tiempo. No obstante es de notar,
indica el autor, que muy antiguamente, en las
En diversas culturas religiones paganas, existían ritos de sacrificios
Sin entrar en un análisis profundo del rit- que se ofrecían para santificar esos días. (Cfr.
mo del tiempo según las diversas culturas, re- Thierry Maertens: Hoy es Fiesta en honor de
cordemos que, antes de imponerse el ritmo so- Yahvé).
lar como un ciclo anual, este lugar lo ocupaba
el ritmo lunar, al punto de que un mes era de- II. EL SÁBADO EN EL DECÁLOGO .
terminado por el ciclo completo de la luna en
(Fundamentos bíblicos del descanso sabático)
sus cuatro fases. En este contexto el sábado lle-
La primera versión del decálogo subraya
gó fácilmente a ubicarse como el último día de particularmente el reposo del trabajo. Hay que
cada fase de 7.
tener en cuenta que la palabra «sábado» está en
estrecha relación con el shabbat que significa
En el pueblo hebreo (Continúa en la página 20)
A la luz de la revelación divina que hace
del día sábado el día de contemplación de
El Señor de los Prodigios:
Dios, se comprende que el pueblo hebreo lo
sintiera como su fiesta primordial. Era un día En la historia se atribuye su autoría al maestro
de reposo, pero también de disponibilidad pa- imaginero costarricense Lico Rodríguez Cruz,
ra estar en la presencia de Dios y escuchar su otros cuentan que llegó a san José en manos de
palabra. un grupo de hombres indígenas que lo
cambiaron con algún creyente por algunas be-
Sus raíces bidas espirituosas. Pero tal es su belleza que
Es probable que la institución del sábado como muchas afirman, que fue el mismo señor San
día obligatorio de reposo surgiera para el pue- José quien bajó a esculpir la imagen del Hijo.
blo de Israel durante el tiempo del exilio. No
obstante, se mantiene la tendencia a buscar sus Muchos son los relatos de nuestros pueblos.
19

SEÑOR DE LOS PRODIGIOS,


venerado en la iglesia de Santa Teresita en
Barrio Aranjuez.
Imagen tallada en madera y policromada a
mediados del S XIX. Su dimensiones son
150 x 140 cm.
20
cesar, reposar. Eso hace que el sábado entre en
estrecha conexión con el reposo de Dios des- III. EL SÁBADO Y JESÚS DE NAZARETH
pués de seis días del trabajo de la creación:
«Recuerda el día del sábado para santificarlo. En torno al sábado se generó una lucha
Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, abierta entre Jesús de Nazareth y los maestros
pero el día séptimo es día de descanso en honor de la ley de su tiempo.
de Yahvé, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni El antiguo Testamento hace pasar el día sábado
tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, por diversos niveles de espiritualización que
ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu alejan el sábado de la concepción negativa de
ciudad. Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y «día nefasto» para hacer de éste, primeramente,
la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el el día de la imitación de Dios que, al finalizar la
séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día creación, “descansa el día séptimo” (Cf. Gén 2,
del sábado y lo santificó» (Éx 20, 8-11) 1ss) y, luego, el gran día de la libertad de los
En ese mismo tiempo el sábado es consi- hijos de Dios, tal y como lo presenta el Deutero-
derado como memorial de la liberación de la nomio en su capítulo 5.
esclavitud en Egipto y como signo vinculante Con el transcurso del tiempo y, especial-
de alianza: mente a partir de la aparición del sacerdocio de
«Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egip- Sadoc y sus lazos con los poderes políticos, el
to y que Yahvé, tu Dios, te sacó de allí con fenómeno religioso viene a ser como una espe-
mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahvé tu cie de monopolio de estos poderes (religioso y
Dios te manda guardar el día del sábado». (Dt. político) en el que Dios tendría que plegarse a
5, 15) las leyes cívico-religiosas y, todo aquel que no
se sometiera a ellas, sería considerado
«impuro» y «pecador».
A raíz de esta conducta impuesta por los
hombres perdió el sábado sus virtudes de día
de libertad y culto, para convertirse en día de
restricciones y prohibiciones.
Es así como Jesús de Nazareth comienza a
actuar en abierta contradicción con las leyes vi-
gentes en el tiempo, acogiendo y reuniendo en
torno suyo a todos aquellos a quienes las leyes
marginaban y tildaban, y procediendo a hacer
del día sábado el día de liberación de todas las
ataduras que impedían la libre participación en
el culto.
Ante situación asfixiante en que se encon-
traba el sábado, Jesús se decide por la grana
transformación del Dios del Señor. Asume su
muerte al comienzo del gran día de la Pascua

MOSAICO FRONTAL DEL ALTAR MAYOR.


Ubicado en iglesia La Dolorosa en san José. Instalado en
1960 por la marmolería Manuel
Villalta. En la representación de la Sepultura del Señor
se observan María la madre de Jesús, María de Cleofás y
María de Magdala.
21

JESÚS MUERTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE,


ubicado en la iglesia la Soledad.
Procedente de los talleres Stuflesser en primera mitad del
S XX. Sus dimensiones: 197 x 116cm.

(Viene de la página 20)

judía (viernes por la tarde); su sepultura duran-


te el día lleva consigo la sepultura de la estruc-
tura religiosa del sábado, para resurgir a la ma-
ñana siguiente con una nueva economía de cul-
to, fundamentada en la libertad de los hijos de
Dios y en la nueva vida.

IV. EL SÁBADO Y EL SEPULCRO

El sábado santo nos presenta una particulari-


dad: Se le llama “día a-litúrgico”, porque el re-
poso del Señor sugiere también un reposo con-
templativo de la Iglesia. De ahí que también se
recomiende el ayuno hasta la noche, pero no JESÚS ENTERRADO EN UN SEPULCRO NUEVO .
con carácter de ayuno penitencial, sino de Ubicado en la iglesia la Soledad.
ayuno festivo: se ayuna, conscientes del reposo Procedente de los talleres Stuflesser en primera mitad del
del Señor en el sepulcro, pero también consien- S XX. Sus dimensiones: 197 x 116cm.
22
tes de que esperamos la vuelta del Señor. fuerzas del mal.
No obstante, hay una antigua ceremonia Sin entrar a describir con detalles lo que
en torno al sacramento del bautismo, que nos fue la costumbre de los primeros tiempos, fácil-
hace descubrir la referencia del paso por el mente encontramos el sentido de un reposo que
agua al paso por la sepultura, entregando la hace pasar de la muerte a la vida, mediante la
vida y surgiendo a la nueva vida en el resucita- inserción en Cristo que se celebra de manera
do. especial en el sacramento del bautismo.
En la mañana de ese día, “los catecúme-
nos”, es decir, los que habían llevado un ca- «Su carne reposa en la esperanza»
mino largo de preparación para recibir los sa- Desde la reforma de la Semana Santa que
cramentos de la Iniciación Cristiana en la gran- promovió y promulgó el Papa Pío XII en 1951,
de y solemnísima noche de la Vigilia Pascual, el sábado santo recuperó su verdadero sentido
eran reunidos para una sencilla ceremonia en la y su antiguo aspecto: la Iglesia celebra el reposo
que daban testimonio de su fe en la proclama- de Cristo en el sepulcro, pero le aguarda por-
ción solemne de la Profesión de fe (el símbolo que sabe que su carne reposa en la esperanza.
de la fe o “el Credo” como se le conoce común- Con las santas mujeres, la Iglesia se sienta junto
mente¸ y vivían un acontecimiento de “muerte al sepulcro del Señor, y medita sobre este repo-
espiritual” mediante la renuncia solemne a las so en la paz.

CRISTO YACIENTE.
Ubicado en el Santuario
del Dulce Nombre de Je-
sús en Barrio Pitahaya en
San José. Por su estilo se
puede atribuir a Manuel
María Zúñiga.
Es una imagen de pasta
de 182 x 60 cm que no
conserva la policromía
original.
23
De este reposo en santa paz resulta muy me encanta mi heredad ..
expresiva una de las antífonas que la Iglesia re- Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
cita en el Oficio de Lectura de este día: «En paz
y mi carne descansa serena.
me acuesto y duermo tranquilo». Esta antífona,
Porque no me entregarás a la muerte,
en forma simple y condensada, marca muy ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
bien el sentido y el espíritu de contemplación
serena de este día en el que el Señor yace en el Ya este salmo describe la victoria de Cristo re-
sepulcro. Es un descanso que sugiere la espera sucitado que, tras librar un combate victorioso,
de un gran momento: la esplendorosa resurrec- penetra en la tienda de su Padre.
ción, generadora de nueva vida para la crea-
ción y para la humanidad. La muerte de Cristo fue una verdadera muerte en cuanto
Es lógico que, en las meditaciones propias que puso fin a su existencia humana terrena. Pero a cau-
de este día, a cada paso regresemos al aconteci- sa de la unión que la Persona del Hijo conservó con su
miento doloroso que acaba de tener lugar, a sa- cuerpo, éste no fue un despojo mortal como los demás
ber, la pasión y la muerte. Pero esta muerte está porque "no era posible que la muerte lo dominase" (Hch
unida a la certeza de una victoria que la Iglesia, 2, 24) y por eso de Cristo se puede decir a la vez: "Fue
arrancado de la tierra de los vivos" (Is 53, 8); y: "mi car-
ansiosa, espera proclamar.
ne reposará en la esperanza de que no abandonarás mi
Tan consciente está la Iglesia de que el re- alma en el Hades ni permitirás que tu santo experimente
poso es un paso necesario para la glorificación, la corrupción" (Hch 2,26-27; cf.Sal 16, 9-10). La Resu-
que en otro momento, en la recitación de Lau- rrección de Jesús "al tercer día" (1Co 15, 4; Lc 24, 46; cf.
des, proclama aquello que el apóstol Pablo nos Mt 12, 40; Jon 2, 1; Os 6, 2) era el signo de ello, también
dejó como herencia en la carta a los Filipenses: porque se suponía que la corrupción se manifestaba a
«Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la partir del cuarto día (cf. Jn 11, 39).
muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo Cat. Igl. Cat. N. 627
levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-
sobre todo nombre” (Fil. 2, 8-9). El reposo de Cristo en la carta a los Hebreos
A través de la oración oficial de la Iglesia,
En el Oficio de Lectura del sábado santo
los cristianos tomamos conciencia de que, lejos
de estar ante un hecho de aniquilación por la se introduce íntegro el capítulo 4 de la carta a
muerte y sepultura, estamos ante el hecho de los Hebreos, que invita a entrar en el reposo de
un reposo que tiene como meta la vida nueva y Cristo.
la glorificación. Rescatemos algunas expresio- El tema del reposo del Señor, el sábado
nes de los salmos que se recitan en esta oración santo, recuerda una serie de diferentes temas a
oficial de la Iglesia: los que el bautizado ha de estar sensible. El co-
mienzo de la lectura de este trozo de la carta a
«Pero Tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría los Hebreos que venimos mencionando, es una
que si abundara en trigo y en vino. exhortación a escuchar la buena noticia y hacer-
En paz me acuesto, y en seguida me duermo, la vida.
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo» (Sal 4, 8 Una desobediencia a los planes de Dios
-9). nos haría romper con la confianza que nos ins-
pira el plan de salvación.
También en el contexto de la recitación de El creyente, en cambio, entra en un repo-
Laudes, el salmo 15 recuerda la resurrección y so, parecido al reposo del Creador al finalizar la
la entrada de Cristo en su heredad: obra creadora, como lo narra el Génesis.
En el reposo del Cristo en el sepulcro está
«El Señor es mi heredad y mi copa;
el espejo en que nosotros miramos la confianza
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso, (Continúa en la página 26)
24
25
… página anterior
.CRISTO YACIENTE Y SANTO SEPULCRO , de la
iglesia de Ntra. Sra. del Pilar en Tres Ríos.
Ambas obras de madera de manufactura costa-
rricense. El Cristo mide 160 x 44cm y data de
finales del S XIX. El Sepulcro, que es un fino
trabajo de ebanistería, mide 243 x 212 x
116cm
DETALLE DEL MISTERIO GLORIOSO DE LA
RESURRECCIÓN , pintado por Paul d. Armesto
y Vernom Graham entre el 2002 y el 2003, en
el coro de la iglesia de Tres Ríos. Se observa la
mariposa como signo de la transformación que
implica la Resurrección.

Una reseña desde dentro:


El Santo Sepulcro en Tres Ríos
“(…) desde la llegada del Santo Sepulcro a la entonces Iglesia del Pilar, todos aquellos
hombres deseosos de levantar esta representación, podían hacerlo; con la única condi-
ción de guardar el debido respeto y devoción. El señor Orlando Aguilar fue el primer
organizador del grupo. Él convocó a sus amigos más allegados, con el fin de llevar
sobre sus hombros un Sepulcro pequeño, construido con madera de cedro y con una
imagen de Jesús Yaciente dentro. (…) para ese entonces era el presbítero Alberto Cor-
dero quien velaba por el cuido del rebaño en La Unión de Tres Ríos.
La procesión salía del lugar donde se representaba el Gólgota o Monte del Calvario.
De ahí hasta la iglesia, pasando por los alrededores del distrito, por sus calles y aveni-
das; los concurrentes, entre rezos y murmullos, podían acompañar a los Caballeros
del Santo Sepulcro de su comunidad.
Bastaban sólo cuatro hombres; vestidos con sus ropas de domingo o incluso habían
quienes tenían una mudadita especial para este día; para que alzaran este Sagrado
Monumento.
Poco a poco, se fueron incorporando accesorios y adornos que mejoraban la aparien-
cia del Sepulcro. Tan representativa y simbólica era esta obra de arte, que incluso fue
llevada al Museo Nacional para ser expuesta como reliquia histórica de la religión ca-
tólica costarricense.
Para ese entonces, fieles laicos se rehusaron a tal decisión y decidieron recuperar el
Santo Sepulcro. Así, por medio de una carta en donde aparecía el nombre y la firma
de gran parte de la población de Tres Ríos, fueron devueltos a su lugar de origen”

Christian Richmond Ballestero, caballero del Santo Sepulcro.


26

CRISTO YACIENTE Y
SANTO SEPULCRO, de la
iglesia de la Inmaculada
Concepción de Zapote.
Las dos obras son de ma-
dera. El crucifijo se le
atribuye a Manuel Zú-
ñiga y este mide 170 x
50 cm.

La urna sepulcral mide 213 x 116 x 111 cm y las figuras de los


cuatro evangelistas ornamentan las cuatro aristas verticales.

(Viene de la página 23)


en una transformación de vida que nos invita a V. LA ACTITUD DE LA IGLESIA DE CARA
reposar también nosotros. AL REPOSO DEL SEÑOR
Así, el reposo de Cristo en el sepulcro ha
traído a la memoria, en la Iglesia, el reposo del Es el día del silencio: la comunidad cristiana
Creador en el séptimo día, el reposo que le fue vela junto al sepulcro. Callan las campanas y
prometido al pueblo judío y que éste no alcan- los instrumentos. Se ensaya el aleluya, pero en
zó por su desobediencia y falta de fe, el reposo voz baja. Es día para profundizar. Para contem-
de un séptimo día al final de los tiempos, para plar. El altar está despojado. El sagrario, abierto
todo el que cree en Cristo. y vacío.
De esta manera, muerte y el reposo de La Cruz sigue entronizada desde ayer. Central,
Cristo son hoy para nosotros un llamado a vi- iluminada, con un paño rojo, con un laurel de
vir con Cristo y en Cristo nuestro reposo. En- victoria. Dios ha muerto. Ha querido vencer
trar en el reposo supone una actividad y un tra- con su propio dolor el mal de la humanidad.
bajo de la fe y de la obediencia para encontrar Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha
la vida en la Tierra prometida. sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de es-
peranza, de soledad. El mismo Cristo está calla-
do. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado.
El Bautismo, cuyo signo original y pleno es la inmersión,
Después de su último grito de la cruz "¿por qué
significa eficazmente la bajada del cristiano al sepulcro
muriendo al pecado con Cristo para una nueva vida: me has abandonado"?- ahora él calla en el se-
"Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la pulcro. Descansa: "consummatum est", "todo se
muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de ha cumplido".
entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así Pero este silencio se puede llamar pleni-
también nosotros vivamos una vida nueva" (Rm 6,4; cf tud de la palabra. El anonadamiento, es elo-
Col 2, 12; Ef 5, 26). (Cat. Igl. Cat. N. 628) cuente. "Fulget crucis mysterium": "resplandece
27
el misterio de la Cruz." ción de esclavo...se rebajó hasta someterse in-
El Sábado es el día en que experimentamos el cluso a la muerte, es decir conociese el estado
vacío. Si la fe, ungida de esperanza, no viera el de muerte, el estado de separación entre su al-
horizonte último de esta realidad, caeríamos en ma y su cuerpo, durante el tiempo comprendi-
el desaliento: "nosotros esperábamos... ", decían do entre el momento en que Él expiró en la
los discípulos de Emaús. cruz y el momento en que resucitó. Este estado
Es un día de meditación y silencio. Algo pa- de Cristo muerto es el misterio del sepulcro y
recido a la escena que nos describe el libro de del descenso a los infiernos. Es el misterio del
Job, cuando los amigos que fueron a visitarlo, Sábado Santo en el que Cristo depositado en la
al ver su estado, se quedaron mudos, atónitos tumba manifiesta el gran reposo sabático de
ante su inmenso dolor: "se sentaron en el suelo Dios después de realizar la salvación de los
junto a él, durante siete días y siete noches. Y hombres, que establece en la paz al universo
ninguno le dijo una palabra, porque veían que entero".
el dolor era muy grande" (Job. 2, 13).
Eso sí, no es un día vacío en el que "no pasa
nada". Ni un duplicado del Viernes. La gran Fuentes sintetizadas:
lección es ésta: Cristo está en el sepulcro, ha ba-
jado al lugar de los muertos, a lo más profundo Adam, Adolf. L’ Anno liturgico. DI CI 1984.
a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, Aldazábal, José. La celebración de la Semana San-
como su Madre María, está la Iglesia, la esposa. ta. Dossiers CPL. 2005. Barcelona.
Callada, como él. Catecismo de la Iglesia Católica.
El Sábado está en el corazón mismo del Triduo Maertens, Thierry. Hoy es fiesta en honor de Yah-
Pascual. Entre la muerte del Viernes y la resu- vé. Ed. Desclée de Brower, 1961
rrección del Domingo nos detenemos en el se- Nocent, Adrién. Celebrar a Jesucristo. Tomo 4;
pulcro. Un día puente, pero con personalidad. Ed. Sal Terrae, 1987.
Son tres aspectos - no tanto momentos cronoló-
gicos - de un mismo y único misterio, el miste-
rio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, b/ Quien realizó esta recopilación sintética es el
resucitado: Vicario Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Arqui-
"...se despojó de su rango y tomó la condi- diócesis de San José

SANTO SEPULCRO,
de la iglesia de San Francisco de Dos Ríos. Destaca por
ser una obra monumental elaborada en madera. Mide
390 x 152 x 185 cm y es de estilo ecléctico.
28

CRISTO YACIENTE,
de la iglesia del Sa-
grado Corazón de
Jesús en Hatillo
Centro.
Es una obra que fue
moldeada, se desco-
noce su autoría.
Mide 180 x 60 cm y
fue adquirida para
ser depositada en el
Sepulcro que ad-
quirió en la segunda
mitad del SXX esta
parroquia.

SANTO SEPULCRO,
de la iglesia de Hatillo Centro. Fue tallado en madera de
caoba traída a San José desde la provincia de Guanacaste.
Su autor, Juan José Castro Solano, que residía en estos
barrios del Sur de la capital lo trabajó con la ayuda de
Jesús Umaña.
Esta obra tiene las siguientes dimensiones: 366 x 153 x
190 cm.
29

EL SEPULCRO RECUERDA LO CRUENTO DE LA


PASIÓN

Si se miran con detenimiento algunas de las tallas de los Santos


Sepulcros confeccionados para uso de las distintas parroquias en
nuestro país, muchos de los bajo relieves, detalles esculpidos y
diseños decorativos de las urnas, hacen alusión a los instrumen-
tos y acciones del martirio de Jesús rumbo y en la cruz, los mis-
mos que se describen a continuación en esta oración de uno de los
ritos católicos:

Hermano nuestro, Jesús, hijo unigénito del Padre.


Tú que, siendo inocente, has sido entregado a la muerte,
acuérdate del precio que por nosotros has pagado
y dígnate perdonar todo mal y todo pecado.
Tu que por nosotros has tenido la amarga experiencia
de la persecución, los golpes, las cadenas,
los azotes, los clavos, la cruz, la lanza,
el abandono, la soledad,
la muerte y el sepulcro,
escucha ahora la oración de los que creemos en ti
y concédenos el perdón de nuestros pecados
y la victoria contra el mal.
Y a los que hoy meditamos en tu pasión,
haznos partícipes de la alegría de tu Resurrección.

Oración del Rito Mozárabe o Visigótico


30
los infiernos”?
Cuando nosotros rezamos el Credo deci-
mos que Cristo “fue crucificado, muerto y sepulta-
do, descendió a los infiernos”. Algunas personas
piensan en esto y se preguntan sobre este dog-
ma de la Iglesia, preguntándose: ¿cómo es posi-
ble que Cristo, siendo inocente y santo, pudo
haber ido allí, a este lugar de castigo, reservado
a los pecadores?

“INFIERNO” E “INFIERNOS ” NO ES LO
MISMO
Primero tenemos que aclarar que “los in-
fiernos”, no son el “infierno”. El infierno tal y
como lo conocemos es el lugar del castigo
eterno, el estado de los que se han condenado
para siempre, el de los malos. En cambio, “los
infiernos” era el lugar de los muertos que, se-
gún las creencias del pueblo judío, estaba reser-
vado a todos los difuntos, buenos o malos. No
era, pues, un lugar de castigo propiamente di-
cho. La Biblia lo llama el “sheol” o “morada de
los muertos” o “abismo” (Núm 16,33; Sal 6,6, Job
DÉCIMO QUINTA E STACIÓN DEL VÍA CRUCIS.
Forma parte del conjunto pintado por César Cuello para la 7,9; Gén 37,35). En griego se le llama
iglesia de San Antonio del Llano de Alajuelita. Pintada “Hades” (Mt 16,18; Ap 1,8) y algunas versiones
con la técnica de acrílico sobre playwood y mide 150 x bíblicas traducen “infierno”, “abismo” o “reino de
97cm. la muerte”.
La gente del tiempo de Jesús se imaginaba
el mundo en tres grandes partes: el cielo, como
¿DESCENDIÓ JESÚS A LOS una cúpula inmensa tachonada de estrellas, en
cuya cúspide vivía Dios con los ángeles; luego
INFIERNOS?
la tierra como un inmenso plato sobre las aguas
(plana y no redonda) sobre la que vivían los
Por. Pbro. Mario Montes Moraga b/
seres humanos y los animales y, bajo la tierra,
estaba el “abismo” o “sheol”, es decir, una es-
En el Sábado Santo, la Iglesia permanece
pecie de fosa común para todos los muertos
en silencio, como enseña la liturgia, velando
(Flp 2,6), al que llamamos “infiernos”, “lo que
ante la tumba del Señor, en oración y en espera,
está bajo tierra, abajo”.
mientras se prepara a celebrar los gozos pas-
Allí iban a parar todos los muertos, los
cuales de la resurrección de Cristo en la solem-
justos e injustos, los buenos y los malos juntos,
nísima Vigilia Pascual, la madre de todas las
así como también los santos que habían muerto
vigilias, la fiesta de las fiestas, a las que se ha
antes de la venida de Jesús a este mundo (1
venido preparando durante el Tiempo de Cua-
Sam 28,13.19).
resma.
El Sábado Santo nos recuerda que Cristo
murió, que fue sepultado y que “descendió a los
CRISTO MURIÓ REALMENTE (BAJÓ A LOS
infiernos”. ¿Qué significa que el Señor “bajó a INFIERNOS )
31
SANTO SEPULCRO,
de Alajuelita.
Mide 197 x 96,5 x
172cm
.

YACIENTE,
del Santuario del Santo
Cristo de Esquipulas
en Alajuelita. Es una
escultura tallada en
madera policromada
con goznes. Fue confec-
cionado en Costa Rica
y mide 130 x 38 cm.

En los tiempos en que se escribieron los muerte y la resurrección de Cristo, cuando


libros del Nuevo Testamento, nació esta creen- cuenta que apenas Jesús expiró, “se abrieron los
cia de la “bajada” o “descenso” de Jesús a los sepulcros y muchos cuerpos de santos resucitaron. Y
infiernos. Esto porque algunos cristianos decían saliendo de los sepulcros, después de la resurrección
que cómo era posible que Jesús fuera allí, pues de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecie-
él no tenía un cuerpo real como el nuestro, ni ron a muchos” (Mt 27,52-54).
había muerto de verdad. Esos cristianos perte-
necían a un movimiento llamado “docetismo”, CRISTO MURIÓ Y, SIENDO ENTERRADO,
que negaba la encarnación y la humanidad del NOS SALVÓ
Señor. Que ambas eran simple apariencia y no
reales. Es decir, con la imagen del mundo infe-
Entonces, para afirmar la muerte real y rior, al cual “baja” Jesús, lo que nos enseña es
verdadera de Jesús, y no aparente como si fuera que aquellos y aquellas que habían vivido antes
un desmayo o desvanecimiento, como algunos de Cristo, a quienes el Evangelio nunca había
de ellos decían, el Nuevo Testamento dice que llegado, y que jamás habían oído hablar del Re-
Jesús murió realmente y que fue sepultado (1 dentor, también pudieron salvarse, gracias a la
Cor 15,3-4). Y que fue “a predicar a los espíritus muerte de Cristo. Que todos los seres humanos,
encarcelados” (1 Ped 3,18-19), y que “por eso hasta desde Adán hasta hoy, han sido redimidos por
a los muertos se ha anunciado la Buena Noticia, pa- la muerte y resurrección de Jesucristo.
ra que, aunque juzgados en la carne según los hom- Que la muerte ha sido vencida, porque
bres, vivan en el Espíritu según Dios” (1 Ped 4,6). Cristo pasó por ella, murió de verdad, como un
San Mateo alude a esta liberación, entre la día moriremos todos nosotros. Pero que por eso
32
CRISTO YACIENTE tos...Levántate de entre los muertos, yo soy la vida de los
Procedente de España, es que han muerto... Yo, tu Dios, por ti, me he hecho hijo
una talla en madera de bul- tuyo... asumí tu misma apariencia de esclavo... vine a la
to redondo que no conserva tierra, y aún bajo tierra, por ti, hombre, vine a ser como
la policromía original. hombre sin fuerzas, abandonado entre los muertos, por ti,
Mide 166 x 67 cm, que fuiste expulsado del huerto paradisíaco, fui entregado
se ubica en la iglesia de a los judíos en un huerto y sepultado en un huerto...
San Sebastián, ¡Levántate, vayámonos de aquí! El enemigo te hizo salir
San José. del paraíso; yo, en cambio, te coloco no ya en el paraíso,
. sino en el trono celestial... Tienes preparado un trono de
querubines, están dispuestos los mensajeros, construido
el tálamo, preparado el banquete, adornados los eternos
tabernáculos y mansiones, a tus disposición el tesoro de
todos los bienes, y preparando desde la eternidad el reino
de los cielos...”

/ El autor es licenciado en Teología Bíblica por la Pontificia


c

Universidad de Salamanca. España.

“Y DESCENDIÓ A LOS
INFIERNOS…” ¿UNA BUENA
NOTICIA?

Pbro. Manuel Enrique Chavarría Estrada / d

Una visión ligera y superficial de las imá-


genes del Señor Yacente podría considerar pre-
térita y superada la espiritualidad cristiana, ba-
jo el alero del cambio de época y en apología
no debemos tener miedo a la muerte, porque el del optimismo y la esperanza.
Señor de la Vida la ha vencido (Ap 1,18). Empero, se trata más bien de una cuestión
Aunque sabemos que bajo tierra no hay de lectura e interpretación no solo de las imáge-
“infiernos” ni cosa parecida, la verdad del dog- nes en sí sino de la vida misma y del sentido de
ma se mantiene: “Cristo, muriendo realmente, des- la existencia terrena del ser humano.
truyó la muerte”. Y desde entonces no hay per- Por supuesto que impresiona ver repre-
sona, no importa la época en que haya vivido, sentaciones de un hombre de carnes laceradas,
que quede fuera de la salvación, es decir, sin la semblante humillado y cuerpo rígido e inerte.
posibilidad que Dios da a cada uno de salvarse, La fe cristiana profesa que el hombre descrito
gracias al “descenso de Cristo a los infiernos”, que en las escenas evangélicas de la Pasión no es
la Iglesia recuerda el Sábado Santo, antes de su solamente Jesús de Nazaret, sino el Cristo, el
triunfo en la resurrección, celebrado el domin- Emmanuel. Y como la fe brota en lo íntimo del
go de Pascua y durante todo el Tiempo Pascual. ser humano gracias a la mirada profunda y pe-
Es por eso que la Iglesia, el Sábado Santo, en el netrante del amor de Dios, se comprende de
Oficio de lecturas, pone en boca de Cristo que manera muy distinta la realidad de la carne
“baja” al sepulcro, estas bellísimas palabras, muerta del Verbo…
para dirigirse a Adán: ¿Por qué así? ¿Qué clase de camino de
“Despierta...tú que duermes, porque yo no te he creado amor es este? ¿Cuál es la novedad que aporta
para que estuvieras preso en la región de los muer- la muerte de este hombre? Las imágenes son
33
una formidable ocasión para un renovado digamos mejor, “situación” humana. Coloca,
anuncio kerigmático porque evitando reducir- entonces, el amor de Dios en perspectiva de la
las a una ornamentación del ambiente litúrgico historia, de lo que acontece por aquí y por allá,
y de piedad religiosa, podrían despertar un rico en todos lados, de las circunstancias de las
diálogo que desentraña el misterio de la muerte múltiples historias que vivimos los seres huma-
e ilumina el antes y después de nuestra propia nos. La humillación de Cristo surge como una
muerte. luz capaz de esclarecer, por tanto aclarar, las
Contemplemos, pues. El cadáver de Cris- historias humanas. Esta es la clave existencial
to es de cierto modo el culmen del largo que nos abre a una auténtica contemplación y
“recorrido” de ese camino que se llama el hom- experiencia mística de ser amado: el encuentro
bre, y que Dios mismo hace como lo describe profundo e íntimo de uno que sostiene en la
con realismo san Pablo: debilidad y otro que es sostenido (el Amante, el
“… Cristo: El cual, siendo de condición divina, no codi- Padre; el Amado, el Hijo y el Amor, el Espíritu
ció el ser igual a Dios sino que se despojó de sí mismo que los une). De ahí podemos saltar a la com-
tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza prensión de la imaginería religiosa como punto
humana y apareciendo en su porte como hombre, se reba-
de apoyo para el anuncio salvífico.
jó a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y una
muerte de cruz” (Filip 2, 5-8). El apóstol Pablo con su pluma nos lleva a
penetrar en la hondura del misterio del amor
Se trata del himno a la kénosis (κέυοσίς, hecho carne recogido en los yacentes, en esta
abajamiento), un verdadero cántico kerigmáti- doble dimensión: primero, el amor visibilizado
co a la Encarnación. En efecto, que Dios invisi- es un hombre y Dios; segundo, en fidelidad a la
ble se haya hecho hombre no queda limitado a significación griega del témino sárx –σάρξ-, la
la dimensión “física” –por así decirlo- de la en- carne asumida también lo constituye el conjun-
carnación del Verbo, más bien adquiere su más to de situaciones vitales que, en la Cruz, punto
alto significado en la asunción de la condición, más bajo del descenso, son la pobreza (no ri-

SANTO SEPULCRO Y CRISTO YACENTE, de la iglesia


parroquial de Nuestra Señora de los Desamparados,
encargados al escultor Manuel Zúñiga Rodríguez en
El Sepulcro mide 230 x 99 240 cm
1946. El primero es una obra en madera el
y el Cristo Yaciente
segundo fue modelado y vaciado 138 x 62cm
con pasta.
34
queza), la humillación (no-poder), dolor físico EL CRISTO YACENTE Y LA
(no placer), dolor moral (no lealtad o traición) y
fracaso (no éxito). Es aquí entonces donde com- MADRE DOLOROSA:
prendemos el descenso de Jesucristo a los in- ¿QUÉ NOS ENSEÑA LA
fiernos.
¿No es cierto que los infiernos existencia- TRADICIÓN DE LA IGLESIA?
les son para millones de personas las pobrezas,
la humillación, el dolor de una enfermedad o el Por Deyanira Flores González /e
sufrimiento físico, la traición, el abandono y ser
INTRODUCCIÓN
los segundos o terceros en la fila de la historia?
Entre los recuerdos de la niñez, muchos
Justamente, la contemplación en clave kerigmá-
tica de un yacente, nos interroga nuevamente guardamos con especial veneración las proce-
siones de Semana Santa, en particular la ima-
¿por qué así? ¿No podría evitarse el sufrimien-
gen del Nazareno cargando con la Cruz bajo el
to? Y es cuando la expresión humillación trans-
forma su significado a humildad... En su pro- sol de mediodía, y el Santo Sepulcro seguido
por la Virgen Dolorosa al caer la tarde…
pia carne no dice ¡no!, por lo contrario entrega
su vida. En “carne propia” experimenta los ¿Qué sentido tiene rendirle culto a una
imagen de Cristo Yacente? ¿Qué ve la piedad
“infiernos” vistos como tales por el miedo a la
cristiana en ese Hombre todo llagado y muer-
muerte misma que esclaviza al hombre (vid
Hebreos 2, 15). to?
La contemplación del Cristo Yacente en-
Hay una buena noticia en el yacente mien-
cuentra todo su sentido en dos grandes verda-
tras parece “dormido” o “por fin en
paz” (según haya plasmado el artista la convic- des: lo que lo llevó ahí: Su Pasión y muerte, vo-
luntariamente aceptadas por amor a nosotros
ción de que espera la Resurrección o la convic-
para salvarnos; y lo que sucedió tres días des-
ción del hondo punto dramático de asumir has-
ta la tortura la fidelidad al amor del Padre y el pués: Su gloriosa Resurrección.
Junto al Cristo Yacente se encuentra siem-
amor a los hermanos). Sí, porque mientras
pre Su Madre, dolorosa y llena de fe al mismo
Dios parece estar “dormido”, solo parece estar-
lo, ya que en tanto sin dejarse llevar por el mie- tiempo. ¿Cómo vivió la Virgen esas horas tre-
mendas que van desde el momento en que vio
do ha entrado en la muerte, en las muertes que
no dejan al hombre en paz, y con su humildad a su Hijo expirar en la Cruz el Viernes Santo
hasta que lo contempló resucitado y glorioso el
obedeciendo ha vencido al orgullo… porque
Domingo de Resurrección?
entre tú y Dios, entre tú y tu cercano solamente
una barrera separa: el miedo a no ser amado, el Para contestar esa pregunta, acudimos a
la Tradición de la Iglesia, tanto oriental como
orgullo de no servir hasta dar la última gota…
occidental, y escogimos algunos autores com-
Se ha vaciado pues el Amor mismo en los in-
fiernos para transformar las historias de amar- prendidos entre los siglos VII-XX que se han
referido a este tema específico, para que nos
gura en alegría, de esclavitud en libertad, de
ilustren con sus valiosas enseñanzas.
odio en afecto, de condena en salvación.

“Por eso Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está Dónde aparece el tema
sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda ro- El tema del Cristo Yacente y la Madre do-
dilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y lorosa está presente en la Liturgia (en particular
toda lengua confiese que Cristo Jesús es el SEÑOR para la oriental, que recuerda a la Madre el Viernes
gloria de Dios Padre” (Filip 2, 9-11). Santo y Sábado Santo); en varios conocidos
ejercicios de piedad como "La Hora de la Madre",
d / El autor es el director Arquidiocesano de Kerigma que se inspira en la liturgia bizantina, el Vía
35

E STANDARTE DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, de la


parroquia La Dolorosa en San José. Bordado sobre raso, mide
136 x 74 cm. Se desconoce su procedencia.

Crucis (XIII y XIV Estaciones), la Corona de la Sábado Santo de las Iglesias Siro-Occidental
Dolorosa y el Via Matris (VI y VII Dolores) (1); (13) y Siro-Maronita (14); Lamentos o discursos
en la piedad popular (procesiones, sacras repre- fúnebres de María, como el de Simeón Metafraste
sentaciones); en la literatura, el arte y la música. (c.1000) (15); los "Planctus Mariae" o "Llanto de la
Aparece en varios géneros literarios dife- Virgen María" medievales, como los de Godo-
rentes: Vidas de María, como las de San Máximo fredo de San Víctor (+d.1194) (16) y Ogerio de
el Confesor (+662) (2) y Simeón Metafraste Locedio (+1214) (17); los "Mirólogos" (s.XV-XVI)
(c.1000) (3); dramas, como el "Christus pa- o cantos fúnebres populares griegos (18); co-
tiens" (s.XI-XII) (4); apócrifos de la Pasión (5); ho- mentarios exegéticos, como los de Ruperto de
milías, como las del obispo copto Ciriaco de Al- Deutz (+1130) (19) y Odón de Morimond
Bahnasa (s.VIII) (6), Jorge de Nicomedia (s.IX) (+1161) (20); tratados sobre la Virgen, como el de
(7), San Amadeo de Lausana (+1159) (8) y San Eadmero de Canterbury (+1124) (21); clásicos de
Juan de Ávila (+1569) (9); textos litúrgicos orien- la espiritualidad cristiana, como los Ejercicios Es-
tales, como los himnos de Jorge el Himnógrafo pirituales de San Ignacio de Loyola (+1556) (22);
(s.VII) (10), los Troparios de Semana Santa (11) y revelaciones privadas, como las de Santa Brígida
el "Enkomia del Epitaphios Threnos" (s.XIII-XIV) de Suecia (+1373) (23) y Beata Ana Catalina
(12) de la liturgia bizantina, o los "Lamentos" del
(Continúa en la página 37)
36

E STANDARTE DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, de


la parroquia La Dolorosa en San José. Tiene por dimensio-
nes 143 cm de largo por 44 de ancho. Los diseños fueron
bordados y pintados en la primera mitad del siglo XX en
Costa Rica.
En torno a la Madre llena de dolor se dispusieron diseños
de guarias que embellecen todo el conjunto. Al dorso, en
medio del nombre de la parroquia se observa la espada que
le atravesó el Corazón a Santa María tal como se lo profeti-
zó Simeón.
37
(Viene de la página 35) cho a sus discípulos que iba a resucitar (cf.
Emmerick (+1824) (24); Vidas de Cristo, como las Mt.16,21; 17,9.22-23; 20,18-19 y par.; Lc.24,6-7.45
de Ludolfo de Sajonia "el Cartujano" (+1378) -46), es lógico pensar que María, con su fe in-
(25) o Fr. Luis de Granada (+1588) (26); discur- comparable, sí le creyera (33), y que fuera la
sos sobre temas marianos y reflexiones sobre el primera persona a la cual se le apareciera Cristo
ejercicio de piedad de los Siete Dolores, como los de resucitado.
San Alfonso de Ligorio (+1787) (27); reflexiones Ahora bien, ¿cómo vivió la Santísima Vir-
sobre el Via Crucis, como las del Beato Manuel gen la muerte de Cristo y las horas de soledad
Lozano Garrido "Lolo" (+1971) (28), y obras poé- y pena sin nombre que siguieron hasta que Él
ticas, como las de Romano el Cantor (+c.560) resucitó? "Nada de este misterio encontramos
(29) y Beato José de Anchietta (+1591) (30), o consignado en la Palabra de Dios escrita", pero
poetas españoles como Juan de Padilla "el Car- "la contemplación y el estudio de los creyentes,
tujano" (+1522?), Diego de Hojeda (+1615), José que la meditan en su corazón (cf. Lc.2,19.51) y
de Valdivieso (+1638), Sebastián Nieva y Calvo hace progresar la Tradición", puede válidamen-
(s.XVII) y Marcos R. Blanco Belmonte (+1936), te darnos una luz al respecto (34).
entre otros (31). La Tradición, deseosa de acompañar a la
Madre y profundizar en el significado de su
El fundamento bíblico dolor, ha ido agregando detalles piadosos a lo
Por el testimonio de San Juan (19,25-27) relatado en el texto bíblico. De hecho, es intere-
sabemos con certeza que la Santísima Virgen se sante notar que la mayoría de los autores se basa
encontraba al pie de la Cruz de Cristo. Es per- en la Escritura, pero incluyendo o aplicando a
fectamente lógico asumir que siguiera presente María lo que dice de otras personas.
en los otros hechos que nos relata en los ver- Para entender mejor las enseñanzas de la
sículos inmediatamente siguientes (Jn.19, 28- Tradición, ayudará tener en cuenta la cronolo-
42): la lanzada del soldado, el descendimiento gía de los hechos y los textos bíblicos que están
de la Cruz y la sepultura (32). en el trasfondo:
Dado que Cristo claramente había predi-
CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS Y TEXTOS EVANGÉLICOS QUE SE APLICAN A MARÍA
San Mateo San Marcos San Lucas San Juan
María presente 19, 25-27
Jesús expira 27, 50 15, 37 23, 46 19, 30
La lanzada 19, 31-37
Presencia de otras mujeres 27, 55-56 15, 40-41 23, 48-49 19, 25
Mención del tiempo 27, 57 15, 42 23, 54 19, 31.42
José de Arimatea pide el Cuerpo de Jesús 27, 57-58 15, 42-45 23, 50-52 19, 38
José de Arimatea baja y envuelve el Cuerpo 27, 59 15, 46 23, 53 19, 38
Nicodemo 19, 39-40
Las mujeres lo siguen al sepulcro 23, 55
José de Arimatea lo pone en el sepulcro 27, 60 15, 46 23, 53-54 19, 40-42
Las mujeres ven el monumento y donde lo ponen 15, 47 23, 55
Las mujeres sentadas frente al sepulcro 27, 61
Las mujeres regresan a preparar los aromas 23, 56
Las mujeres quietas durante el Sábado 23, 56
Características del sepulcro 27, 60 15, 46 23, 53 19, 41
38

CRISTO YACIENTE de la parroquia San Vicente Ferrer de Moravia. Mide


131 x 45 cm. Data de finales del S XIX y es una obra de madera prevista
para ser crucificada.
39

SEPULCRO de la iglesia parroquial de Moravia.


Mide 181 x 74 x 140 cm. Elaborado en bronce,
de estilo neogótico. Fue traído en la primera mi-
tad del s XX de Alemania. Está coronado con
palmas, como signo del martirio.

(Viene de la página 37) muerte de su propio Hijo con su maternidad,


I. LA MADRE VE A SU HIJO EXPIRAR consentimiento, ofrecimiento y compasión.
(JN. 19, 30)
"Así se cumplió el tremendo misterio, y Ella,
¿Quién puede medir el dolor de una ma- temblando, escuchó el terrible grito con el
cual Él entregaba el espíritu en las manos de
dre que ve morir a su hijo?
Su Padre (cf. Lc.23,46). Y al escucharlo y verlo,
En el caso de la Santísima Virgen, se trata poco faltó para que la pasión se cumpliera
del Hijo de Dios, que se hizo Hijo suyo precisa- completamente, o sea, ¡que el alma santísima
mente para poder morir por nosotros. Jesucristo de la Virgen partiera de este mundo junto con
murió porque quiso (cf. Jn.2,19; 10,17-18); porque la de su Hijo!" (38).
en Su infinito amor escogió el camino de la
Cruz para redimirnos del pecado y la muerte Muchos autores se preguntan "cómo pudo
(cf. Gal.2,20; Ef.1,7). Y a Su Madre le pidió "que la Madre inmaculada soportar esa punzada sin
consintiera amorosamente en la inmolación de entregar Ella también su espíritu", y no dudan
la víctima que ella misma había engendra- en afirmar que fue "la gracia y la fuerza del Se-
do" (35). ñor crucificado que la preservaron". Cristo
"murió en el modo que quiso" y con Su fuerza
"La cabeza del universo inclinó la cabeza, hizo "preservó el alma de Su Madre para revestirla
un signo a la muerte y ésta acudió a Él como
enteramente de Sus mismos dolores" (39) y ha-
sierva; el Rey llevó a cabo el misterio según Su
propia deliberación" (36).
cerla copartícipe de los mismos.

"Es evidente que Dios obró entonces un mila-


"También otros, cuando mueren, reclinan la
gro nada pequeño: el hecho de que la Virgen,
cabeza, pero no antes de que el espíritu los
traspasada por tantos y tan graves sufrimien-
haya abandonado; tú, por el contrario, has
tos, no entregara su espíritu…" (40).
reclinado primero la cabeza y luego, después
de haber ordenado a la muerte que se acerca-
Cuando Jesús expiró, "la tierra tembló, el
ra, has emitido el espíritu (cf. Mt.27,50;
sol ocultó sus rayos, los cielos se encapota-
Jn.19,30)" (37).
ron…".
La Santísima Virgen, de pie ante la Cruz
(Jn.19,25), fue testigo ocular y colaboró en la "Imaginemos cuán inmenso sería el dolor de
40
la Madre, cuando así se condolían los elemen-
tos inanimados. La humana lengua es incapaz "El tercer dolor golpeó mi vista, cuando vi a
de expresar, y la mente de concebir, el acervo mi Hijo amarrado, flagelado y clavado al ma-
dolor que invadía totalmente el alma de Ma- dero de la Cruz. Caí casi exánime; pero repo-
ría" (41). niéndome en el espíritu, estuve de pie dolien-
te, sufriendo pacientemente, tanto que ni los
¿Cómo describir lo que vivió la Virgen en enemigos ni otros encontraron en mí nada que
ese momento? no fuera un comportamiento digno" (46).

"…Ella es la que más perdió, la más entristeci- Fr. Luis de Granada explica así el binomio
da, la más desconsolada, la más afligida de dolor-valor en el ánimo de María:
cuantas hubo ni habrá. Cuando lo viese que
ya quería expirar, cuando viese aquellos lu- "No solamente estaba par de la cruz, viendo
cientes ojos escurecerse, cuando viese alzárse- con sus piadosos ojos las heridas del Hijo, mas
le el pecho, cuando lo viese resollar tan aprie- aun estaba en pie. ¡Oh fortaleza de ánimo! ¡Oh
sa con las ansias de la muerte, la Madre que maravillosa constancia! El mundo se trastor-
tal vido, ¿qué haría? No hay corazón que sepa naba, la tierra se estremecía, las columnas del
sentillo, no hay lengua que sepa explicallo. No cielo temblaban, y los miembros virginales
te quedó consuelo ni arrimo en la tierra, están quedos en su lugar. Las piedras se ha-
muerto tu santísimo Hijo, porque en él tenías cían pedazos, y está entero el corazón de la
todas las cosas" (42). madre. Su corazón estaba hecho un mar de
amargura, y las olas de este mar subían hasta
Algunos autores tratan de expresarlo con los cielos, mas el marinero era tan diestro, y
palabras que lleguen al corazón: llevaba en sus manos el gobernalle con tan
maravillosa prudencia, que no bastó para
"Junto a la cruz de Cristo estaba, agonizante, la desatinarla una tan espantosa tormenta, ni
Madre que virginalmente le diera a luz y del apartarlo un punto de la voluntad de Dios.
Espíritu Santo le concibiera. No podía hablar; Mas con esta conformidad de voluntad no se
el dolor la había debilitado en extremo. Abati- podía excusar en su alma un espantoso dolor,
da y extenuada, su alma desfallecía en vida; viendo con sus ojos lo que el amantísimo Hijo
vivía muriendo y moría viviendo... El dolor padecía…" (47).
desgarraba cruelmente su corazón. Muerto
Cristo, prefería morir a vivir" (43). Como veremos a menudo, otra cosa que
acompaña siempre a la Virgen es su fe en la Re-
Otros, contra lo que dice el Evangelio (cf. surrección:
Jn.19,25), llegan hasta el extremo de imaginarla
casi desmayada por el sufrimiento tan atroz "¿Quién podrá expresar y medir el dolor de la
que sin duda padeció: Madre de Cristo? Creo que es imposible refe-
rir el dolor de la Virgen. Su amor, no obstante,
"Muere el Hijo; cay la Madre. Expira Jesucris- era recto y guardaba moderación. No deses-
to en la cruz. Queda medio muerta la Madre peraba, sino que, justa y piadosamente, se do-
en la tierra…" (44). lía, porque esperaba que su Hijo había de resucitar
al tercer día" (48).
Sin embargo, no dudan en subrayar tam-
bién la dignidad y nobleza con que se compor- San Juan de Ávila (49) y San Alfonso de
tó en todo momento, a la altura de su misión de Ligorio mencionan el acto de ofrecimiento al
Madre de Dios y Corredentora (45). Basten dos Padre que la Virgen realiza en el momento de
ejemplos: la muerte de Cristo. Dice este último:
Dice Santa Brígida, hablando de los seis "Te presento, oh Dios… el alma inmaculada de tu
dolores de la Virgen:
41
Hijo y mío, que ya te ha obedecido hasta la muerte; muerto... Entonces la espada que atravesó el
recíbela entre tus brazos. He aquí que está satisfe- costado de Cristo la hirió también a Ella en el
cha tu justicia, cumplida tu voluntad: he aquí que corazón, y renovó nuevos dolores, y nuevas
ya se consumó el gran sacrificio a gloria eterna lágrimas comenzaron a brotar de sus
tuya" (50).
ojos…" (53).
Fr. Luis de Granada nos recuerda que con
La Virgen se lamenta
la muerte de Cristo, "acabose un martirio y co-
mienza otro" para María: "Oh Señor, ni siquiera ahora estos locos homi-
cidas dejan de bramar contra ti… Te hieren a
"Hasta aquí llorabais sus dolores, ahora su muerte;
hasta aquí su pasión, ahora vuestra soledad; hasta ti, dulcísimo amor mío, a ti que sanas las heri-
aquí sus trabajos, ahora su ausencia; una ola pasó das de nuestra naturaleza. Abren ese costado
y otra viene a dar de lleno en lleno sobre vos: de del cual surge el torrente de la vida eter-
manera que el fin de su pena es comienzo de la na…" (54).
vuestra" (51).
Fr. Luis de Granada lo describe así:
Finalmente, el poeta Juan de Padilla nos
ofrece un detalle muy significativo: Jesús, al "Y como si esta pena [la ausencia de Jesús]
fuera pequeña, veo que os aparejan otra no
morir, inclina la cabeza del lado donde está Su
menor. Cerrad, Señora mía, cerrad los ojos y
Madre (52). no miréis aquella lanza que va enristada por
el aire, adónde va a parar. Cumplido es ya
vuestro deseo; escudo sois hecha de vuestro
II. LA MADRE CONTEMPLA LA LANZADA
Hijo, pues aquel golpe a vos hiere y no a Él.
Y RECOGE LA SANGRE Y EL AGUA QUE Deseabais los clavos y las espinas: eso era pa-
MANAN DEL COSTADO DE SU HIJO (JN.19, ra su cuerpo; la lanzada se guardaba para vos.
34) ¡Oh crueles ministros!… ¿Por qué no os con-
tentáis con las heridas del Hijo, sino también
queréis herir a la madre? A ella herís con esa
Muchas madres, a lo largo de los siglos, al
lanza…" (55).
dolor de ver a sus hijos muertos, se ha agrega-
do el de ver sus cadáveres ultrajados. San Juan de Ávila y San Alfonso de Ligo-
El cuerpo muerto de Jesús también sufrió rio describen el dolor de María al ver llegar los
el embate de la lanzada de un soldado. De este soldados con la intención de quebrar las pier-
hecho, en relación con la Virgen, la Tradición nas de los crucificados, y las súplicas que la
subraya dos aspectos: su dolor maternal y su Madre les dirige para que tengan compasión de
misión mediadora en favor nuestro. su Hijo y no lo hagan (56).
Es común en la Tradición hacer un parale-
1. Dolor maternal
lo entre la espada que Simeón le profetizó a
Los autores orientales ponderan mucho la
María (Lc.2,35) y la lanza que atraviesa el costa-
crueldad de los que crucificaron a Jesucristo,
do de Cristo. San Bernardo (+1153), por ejem-
los cuales, aun viéndolo muerto, no dudaron en
plo, afirma:
atravesar Su costado con una lanza y provocar-
le así a Su Madre un nuevo y terrible dolor: "En verdad, Madre santa, una espada traspasó
tu alma. Era imposible que esta espada pene-
"Tú, en este momento, mira el corazón de la trara en la carne de tu Hijo sin atravesar tu
Madre bendita atravesado por la espada: cuán alma. En efecto, cuando aquel Jesús… expiró,
grande fue entonces su compasión, y todavía el hierro cruel abrió su costado, sin perdonarle
más grande su sufrimiento, porque también aún después de muerto. A él ya no podía ha-
Ella quedó casi muerta, cuando vio a su Hijo cerle mal alguno, ni llegó a tocar su alma, pe-
42
DETALLE DE CASULLA NEGRA de la iglesia parroquial de
Moravia. Todo el ornamento mide 116 x 64cm .
En la parte posterior tiene la aplicación de un crucifijo
superpuesto.

2. Misión mediadora

San Juan no sólo relata que a Jesús le atra-


vesaron el costado, sino que "al instante salió
sangre y agua". Desde la época patrística, la
Tradición le ha dado una gran importancia teo-
lógica a este hecho. Dice San Máximo:

"Su costado sufrió el golpe de la lanza para


difundir sobre nosotros la salvación, verdadera
fuente saludable de agua y de sangre, de la
cual nos viene dado el Espíritu Santo" (60).

Fr. Luis de Granada subraya su significa-


do espiritual:

"Llega, pues, el ministro con la lanza en la


mano y atraviésala con gran fuerza por los
pechos desnudos del Salvador. Estremecióse
la cruz… y salió de allí agua y sangre con que
se lavan los pecados del mundo… ¡Oh llaga del
costado precioso, hecha más con el amor de
ro sí atravesó la tuya. Su alma ya no estaba los hombres que con el hierro de la lanza
allí, la tuya, en cambio no podía ser arrancada cruel! ¡Oh puerta del cielo… Ábreme, Señor,
de aquel lugar…" (57). esa puerta; recibe mi corazón en esa tan delei-
table morada…" (61).
San Juan de Ávila nos recuerda que Jesu-
cristo ya acabó Sus trabajos y obra redentora, La Santísima Virgen no sólo fue "testigo
ocular" de este hecho, "sino aquélla que acepta
"Mas los trabajos de la Virgen aun ahora co-
mienzan. ¿Qué os parece que sentiría de ver y hereda su doble riqueza", recogiendo con re-
romper así cruelmente aquella carne virginal, verencia la sangre y agua y recibiendo de modo
salida de sus entrañas?" (58). perfecto "la nueva, indestructible inmortali-
dad" (62). Simeón Metafraste reconoce que el
Terminamos con las palabras del poeta Evangelio no se refiere a esta intervención ma-
Diego de Hojeda: riana, pero

"Vino al fin a la llaga del costado, "La voz de esos hombres que tienen en gran
a la preciosa llaga descubierta, cuenta la verdad, agrega también que la Madre
para mirar el corazón sagrado de Dios, después de haber visto con sus pro-
como por ancha y venerable puerta; pios ojos cosas tan extraordinarias y dignas de
violo y dejólo en lágrimas bañado, maravilla, con prudencia y con reverente ar-
y otra llaga en el suyo vido abierta; dor, después de la muerte del Hijo, recogió
llaga espiritual y llaga viva, esa agua y esa sangre que, como si estuviera
de la llaga del muerto compasiva" (59). todavía vivo, continuaba a brotar de Su costa-
do abierto" (63).
43
El Abad cisterciense Odón de Morimond III. EL DESCENDIMIENTO DEL HIJO DE LA
(+1161), en una interesante homilía sobre Juan CRUZ (JN.19, 38-42)
19, 25-27, explica muy bien cómo uno de los
motivos "por los cuales era necesario que María A la muerte de un ser querido sigue la
estuviera junto a la Cruz de Jesús" es precisa- congoja de los preparativos que hay que llevar
mente su función mediadora. a cabo para su sepultura. También la Santísima
Virgen tuvo que pasar por este trago amargo.
"¿Quién ignora que nuestra Señora es la te-
La Tradición oriental se distingue por el
sorera del cielo, capaz de hacer frente a to-
protagonismo que le atribuye a María en todo
das las necesidades de los mortales de ma-
nera tal que todos reciben de su plenitud?
lo relacionado con la sepultura de su Hijo.
Pero… ¿dónde tomó Ella todas estas cosas En efecto, a pesar de su incomparable do-
que con tanta liberalidad distribuye a quien lor, apenas muere Jesús, la Madre "se preocupa
la suplica? Creo que fue al pie de la Cruz de por su sepultura" (67). Después de llorar digna-
Jesús. De allí, en efecto, fluyeron los ríos de mente y pronunciar el lamento fúnebre,
la gracia, de los cuales María sacó con el bal-
de de su fe y ahora distribuye en las tinajas "inmediatamente toda su preocupación fue
de su misericordia" (64). por la sepultura de aquel cuerpo vivificante,
porque no podía soportar que permaneciera
Odón hace un paralelo entre Ezequiel (47, todavía colgado del madero, expuesto a los
1-2) y María, la cual no sólo vio "el agua que, golpes, las ofensas y los insultos de Sus
junto con la sangre, salía del templo de Dios" - enemigos. Deseaba, por tanto, encontrarle
un lugar conveniente, aunque no pudiera
el cuerpo de Cristo-, sino que Ella, la única dis-
haber en ninguna parte un lugar tan digno y
cípula fiel y creyente, debía recoger todas esas
adecuado para aquel cuerpo dispensador de
gracias que brotaban de la Cruz de Cristo para vida, como había sido digno su vientre in-
luego distribuírnoslas. Por eso Odón la exhorta, maculado de recibir toda la plenitud de la
diciendo: divinidad" (68).

"…Virgen toda bella, quédate junto a la María, por un lado, se pregunta cómo po-
Cruz, y llena tus tinajas, para que ese precio- drá bajarlo del madero, dónde enterrarlo, con
so licor no fluya inútilmente, ya que, dado
qué lienzos envolver Su cadáver; pero, por otro,
que todos huyeron, faltaron los recipientes
tiene claro que no debe inquietarse, sino
de la fe hasta que tú llegaste. Y cuando ha-
yas llenado tus tinajas, con tu generosa efu- "confiar en Sus palabras y en los hechos que
sión, muestra que eres la Madre y Esposa cumplió, los cuales testimonian que está en Su
del Salvador" (65). mano hacer cuanto desee" y abrirle a Ella un
camino (69).
Más adelante le vuelve a suplicar que se Fortalecida por la gracia de su mismo Hi-
fije en nosotros, que estamos junto a la fuente jo, los autores orientales se imaginan a María
de agua. "Tenemos mucha sed, pero no dispo- recorriendo el Calvario, sin separarse con la
nemos de recipientes para sacar, y el pozo es vista y el corazón de Jesús, buscando, hasta que
profundo". Por eso le suplicamos que recuerde encuentra allí cerca un sepulcro nuevo y vacío
"con cuanta amargura y abundancia sacó Ella (cf. Jn.19,41), "rodeado de un fértil jardín", que
de esta fuente", y "con cuanta liberalidad lo dis- "esperaba precisamente aquel cuerpo del Señor
tribuye a sus siervos", para que nos conceda Dios de todas las cosas" y "por providencia di-
también a nosotros esta bebida y nos inflame vina estaba completamente libre" (70). María se
de amor hacia su Hijo crucificado y de deseo de informa que el dueño es José de Arimatea (cf.
la patria celestial (66). Jn.19,38), y "no sólo le pide la tumba, cosa fácil
y grata para él de conceder, sino también, y es-
44
to era más difícil, que vaya personalmente a sucumbir al filo de la cruel e impía espada.
pedir el permiso para sepultarlo" (71). Una palidez mortal bañaba su rostro; su faz
Los autores orientales colocan aquí un diálogo estaba enteramente salpicada y enrojecida por
entre María, "que permanece firme en su perse- la sangre de Cristo" (74).
verancia y está siempre valiente y lista a todo",
San Juan de Ávila ofrece una descripción
y José de Arimatea. La Virgen le relata lo que
detallada, diferente de la oriental:
sucedió; cómo Ella se quedó sola, con un solo
discípulo y sin medios; le pide por amor al "Quedáronse solos María y San Juan y las
Maestro y consuelo de Ella que pida el cuerpo Marías. Era ya tarde, hora de vísperas; ya la
de Jesús y coloque en su tumba a ese "inmortal gente se había ido y no sabían qué hacerse;
Tesoro"; lo anima a ser valiente, pues el Señor ellos eran flacos, la cruz estaba muy alta, los
lo guiará y recompensará. Fortalecido por sus clavos muy gruesos, no tenían herramienta
palabras y conmovido por su dolor, José cum- para poder abajar el cuerpo" (75).
ple con el encargo, "obtiene la Vida de todos",
compra lo necesario y regresa con Nicodemo Mientras la Virgen le reza a Dios Padre
(72). para que le depare una sepultura para su Hijo,
En la Tradición occidental, tenemos diver- ven venir a José de Arimatea y a Nicodemo con
sas presentaciones de la sepultura de Cristo. algunos hombres. La Virgen se asusta, pero San
Ogerio de Locedio, por ejemplo, ofrece un texto Juan la tranquiliza diciéndole que son amigos.
dramático que subraya el dolor de María: Ellos se disculpan con Ella por haber sido tan
pusilánimes durante la Pasión, y le piden licen-
"Más bien estaba muerta Aquélla que apenas cia para sepultar a su Hijo. María les agradece a
vivía. Dolorosa, presa de acerbo dolor, estaba ellos y a Dios el haber proveído a sus necesida-
allí, aguardando a que el cuerpo de Cristo fue- des. Mientras bajan a Jesús, el martilleo le re-
ra bajado de la cruz. Lloraba y decía: ¡Ay, in- cuerda a la Virgen la crucifixión (76).
feliz de mí! ¡Entregadme el cuerpo exánime! Cuando llega el momento de bajarlo de la
Habéis satisfecho vuestros deseos, ¡confiadme
Cruz, ambas Tradiciones presentan a María in-
ya el cadáver a mí, su Madre!; o, si preferís, tentando ayudar. Dice Simeón Metafraste:
matadme con Él, para que acaben, con los su-
yos, mis ilimitados dolores. ¡Dádmelo, "…Cuando vio al Hijo muerto, logró controlar
dádmelo, para tener conmigo su cuerpo exá- su dolor. Es más, cuando lo bajaron de la cruz,
nime! Por lo menos me servirá de consuelo lo ayudó con sus mismas manos maternas,
tenerlo muerto" (73). poniendo sobre su seno los clavos que le qui-
taban" (77).
Ogerio presenta a María a ratos contem-
plando "con amorosísima mirada a Cristo, pen- Ogerio, que la presenta a ratos casi exáni-
diente del duro madero de la cruz"; a ratos, po- me, sin embargo afirma:
niéndose de puntillas y alzando las manos para
intentar abrazarlo sin lograrlo. Ora yacía en tie- "Al ver su Madre que se disponían a bajarlo,
rra, "abatida por la inmensidad del dolor"; ora se reanimó un poco, como saliendo de la
se levantaba de nuevo y se erguía hacia Cristo, muerte, y se dispuso también a ayudarles co-
movida por el ímpetu de su amor, para recaer mo podía. Uno, arrancaba los clavos de las
de nuevo. manos; el otro, sostenía el cuerpo exangüe pa-
ra que no cayese. María seguía de pie, con los
"Un acerbo dolor la consumía, cuando de tal brazos levantados, y atraía hacia sí la cabeza y
modo intentaba abrazarlo. ¡Oh, en cuánta las manos de Cristo, que pendían. Una vez
aflicción se hallaba entonces! Ciertamente, que le hubo asido, lo abrazaba con vehemen-
más gravoso le resultaba vivir tal vida, que cia, sin saciarse de su Amado" (78).
45
San Alfonso también describe la deposición y se volcó toda ella misma sobre el entero cuer-
exclama: po del Hijo. Y con voz apagada le dijo: 'He
aquí, Señor, para ti llegó el cumplimiento de
"Oh Virgen sacrosanta, después de que con ese misterio establecido antes de los siglos'.
tanto amor tú diste al mundo tu Hijo por Luego, ofreciendo una cándida sábana a José,
nuestra salvación, mira que el mundo ya te lo agregó: 'Tú te cuidarás de lo que falta por ha-
devuelve. Pero, oh Dios, ¿cómo tú me lo de- cer: lo envolverás bien en esta sábana, ungirás
vuelves?…" (79). su cuerpo con la mirra y lo pondrás en el se-
pulcro como sea conveniente' " (82).
El Beato Manuel Lozano Garrido nos muestra
el alma de la Madre: En su famoso "Planctus", Ogerio lo des-
cribe así:
"-'¡Mira que dárselo ahora, cuando todo su
cuerpo es como una leve marioneta después "Así que fue descendido de la cruz y puesto
de la función…! - ¡'Oh, no! Que me lo den, ya en el suelo, inclinándose sobre Él, quedó co-
lo creo. ¿No ves que así es y seguirá siendo mi mo muerta por la violencia del dolor. Al lado
Hijo, el dulce fruto de mis entrañas?' "(80). de su extinto Hijo estaba, María, la Madre.
Por fin, vuelta en sí, lloraba amargamente, y,
El poeta José de Valdivieso describe el dolor de bañando su rostro con lágrimas, se acongoja-
la Madre y nos invita a acompañarla: ba con muchos suspiros. Siempre que le toca-
ba, prorrumpía en amarguísimos gemidos,
"Sola, con sola la cruz, y… le decía: ¡Oh Hijo mío amadísimo! ¿Qué
los tiernos ojos en ella, mal hiciste…? Muerto te tengo en mi regazo.
y en sus virginales manos Tristísima está tu Madre ¿qué va a ser de esta
clavos y espinas sangrientas; desgraciada? ¡Ay de mí, Hijo mío!... ¡Hijo
bueltos dos fuentes sus ojos mío, sólo me resta morir de dolor! Mientras
que derraman vivas perlas, tanto lo besaba sin cesar mejillas, ojos, nariz,
llorando muerta su vida… boca. Tan a raudales corrían las lágrimas por
Con lágrimas acompaña, su cara, que parecía toda Ella deshecha en un
alma, a su madre y tu Reyna, mar de lágrimas…" (83).
que sola, al pie de la cruz,
llora su muerte y su ausencia…" (81). Santa Brígida, en sus Revelaciones, dice:
(Continúa en la página 47)

IV. LA MADRE RECIBE EN SU REGAZO A


SU HIJO MUERTO

¿Quién puede describir el dolor de una


madre que recibe en sus brazos a su hijo muer-
to?
La Tradición es unánime al referirse a este
momento terrible de la vida de María, que que-
dó tan bien plasmado en la famosa "Piedad" de
Miguel Ángel.
La Madre acoge en su regazo el Cuerpo
adorado de su Hijo, todo llagado y cubierto de
sangre, lo lava con sus lágrimas y besos y lo
aprieta contra su pecho.
DÉCIMO CUARTA E STACIÓN de la iglesia parroquial de
"Abrazó los miembros sin vida… y finalmente San Luis de Tolosa en Aserrí. Es un óleo sobre tela.
46

SANTO SEPULCRO Y SEÑOR SEPULTADO


de la iglesia parroquial de san Isidro
Labrador en el cantón de Vásquez de
Coronado.
Encargado en la primera mitad del SXX
a lo talleres de Ferdinand Stuflesser en
Italia.
La urna mide 209 x 72 x 186 cm y la
imagen de Jesús 173 x 44cm.
La firma de los talleres de procedencia se
puede leer en la parte posterior inferior de
la almohada del Yaciente.
47
(Viene de la página 45) "Jesús, tan hombre, y tan niño después del
final, con sus grandes y sangrientos pañales,
"…La piadosa Madre lo acogió entre sus bra- dejándose fatalmente hacer, como en la cu-
zos santísimos y, habiéndose sentado, lo aco- na… -'¡Está muerto, está muerto!' – gritan los
modó sobre su regazo todo lleno de heridas, duros hombres que huyen cerro abajo. Ella
laceraciones y cardenales. Entonces Su Madre hasta ahora no ha hecho más que mirarle en
tristísima limpió con su pañuelo todo Su cuer- silencio, dulcemente, respetando ese sueño
po y las heridas; le cerró los ojos con un beso y cansado, como en tantas horas de fatiga. -
lo envolvió en una sábana limpia…" (84). 'Duerme, duerme. ¡Cuidado que no le desper-
téis'. Él duerme con los ojos cerrados, se le
San Juan de Ávila describe el anhelo de la desmadeja la cara, tampoco respira, no oímos
Virgen de tomar a Jesucristo en sus brazos y la los latidos…. -'Duerme, salvo que hoy la ta-
preocupación de los discípulos de acrecentar rea lo ha rendido más que nunca'. Tú sabes
con ello su dolor. San Juan y Magdalena lloran que no, María; que, así porque sí, no deja un
por "aquel bendito cuerpo tan atormentado" y verdugo de quebrar las piernas… Cuando él
por el sufrimiento de la Virgen (85). lo hizo, bien muerto habría de estar. -'De ver-
dad que duerme… Os lo digo yo y eso basta-
"Comienza la Virgen de allegalle las manos a ría, que soy Madre… Lo único es que hoy no
la cabeza y topaba con las espinas que le ha- ha de reposar las apenas cinco o seis horas de
bían quedado hincadas al quitar la corona; cada día, sino el sueño de dos noches segui-
todos los cabellos llenos de sangre. No hacía das. Yo le cuidaré bien, porque es muy justo
sino rodear aquel cuerpo; no se hartaba de después de tanto trajín'. Él sigue sobre su re-
mirallo; por otra parte desfallecía del gran gazo…" (88).
dolor. Toma las manos, velas hechas pedazos;
pone los ojos en el rostro de su Hijo, abre San Juan de Ávila ofrece una oración que
aquella boca y comienza de hablar; quebraba la Virgen le dirige a Dios Padre:
el corazón al que la oía: '¿Qué es aquesto, Se-
ñor? ¡Hijo mío, Dios mío y consuelo mío! " 'Padre de misericordia… veis aquí vuestra
¿cómo me has dejado, sabiendo que tanto te esclava, cúmplase en mí vuestra voluntad'.
amaba? ¿Para qué me has guardado para tan- Este Hijo me distes; con gran alegría le recebí.
to dolor?..." (86). Veisle, ahí os lo torno; vos me lo distes, vos
me lo quitaste, cúmplase vuestra santísima
Fr. Luis de Granada expresa sentimientos voluntad; esclava soy para todo lo que vues-
similares: cuando bajan el Cuerpo, la Virgen "se tra majestad quisiere hacer de mí. El día de
apareja para darle puerto seguro en sus pechos mi alegría os canté: 'Engrandezca mi ánima al
Señor y gócese mi espíritu con Dios mi sa-
y recibirlo de los brazos de la cruz a los suyos".
lud' (Lc.1, 46-47); el día de mi tristeza y dolo-
res suplícoos le recibáis en agradable sacrifi-
"Pide, pues, con gran humildad a aquella no-
cio por los pecados de los hombres' " (89).
ble gente que, pues no se había despedido de
su Hijo, ni recibido de Él los postreros abra-
Lo mismo hace Fr. Luis de Granada:
zos en la cruz al tiempo de su partida, la de-
jen ahora llegar a Él, y no quieran que por
"Oh, Padre eterno!… Vos sabéis que cuantos
todas partes crezca su desconsuelo si, habién-
azotes y heridas ha recibido este santo cuer-
doselo quitado por un cabo los enemigos vi-
po, tantas muertes ha llevado este corazón.
vo, ahora los amigos se lo quitan muer-
Mas con todo esto, yo, la más afligida de to-
to…" (87).
das las creaturas, os doy gracias infinitas por
este dolor. Bástame quererlo Vos para que yo
Impresionante es la descripción del Beato me consuele…" (90).
Manuel Lozano Garrido:
(Continúa en la página 48)
48
XIII Y XIV E STACIONES DEL VÍA CRUCIS
de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Car-
men en Mata de Plátano de Goicoechea.
Fueron pintadas al óleo sobre madera, traídas a Costa
Rica desde España y miden 97 x 73cm.

Existen muchos "lamentos" que la Vir-


gen pronunció al pie de la Cruz, y también
"lamentos" que salieron de su Corazón mien-
tras sostenía en sus brazos al Hijo muerto. A
continuación ofrecemos un florilegio de los
autores que estamos estudiando a guisa de
meditación sobre el dolor padecido por la
Virgen:

"¡Oh cumplimiento del misterio insondable!


¡Oh revelación del proyecto divino escondido
por los siglos!... Yace privo del alma el Crea-
dor de las almas; reposa como un cadáver
aquél que a todos dispensa la salvación; está
sin palabra la Palabra del Padre, que ha hecho
toda criatura que habla…" (92).

"…Ahora beso los ojos cerrados del que dio el


poder de ver; del que con una sola orden de-
volvió a los ciegos la luz de los ojos!… Si de
nuevo pudiera escuchar tus amables pala-
bras!..." (93).

"Sólo Nicodemo se ha quedado para extraerte


los clavos de las manos y de los pies… Te ha
bajado de la cruz y te ha puesto todo entero
sobre estos brazos que antes, cuando eras ni-
ño, te han cargado con gozo! Sí, estas manos
que te han servido, cuando eras todavía pe-
queño, ahora las utilizo para sepultarte! Oh
cruel sepultura!... Antes te sostenía en mis
brazos de madre; te veía saltar y jugar como
hacen los niños; ahora, en cambio, te sostengo,
sí, con los mismos brazos, pero privado de
vida…! Entonces tantas veces te dormías so-
bre mi pecho precisamente como hacen los
niños, y ahora duermes, sí, sobre el mismo
San Alfonso da un detalle conmovedor:
pecho, pero como hacen los muertos …" (94).
María le cerró los ojos a Jesús, pero no le pudo
cerrar los brazos, "para dar a entender que Él "Dime, Hijo dulcísimo; dime, mi único amor,
quería quedar con los brazos abiertos para aco- vida de mi alma, amor mío, mi único gozo y
ger a todos los pecadores arrepentidos que re- singular consuelo, ¿por qué permites que apu-
gresen a Él" (91). re así la copa del dolor?…" (95).
49
" '…¿Éste es el cuerpo que yo tan tiernamente
trataba y envolvía? ¿Quién, Señor, te ha para- "La afligida Madre, que anhelaba ser sepulta-
do tal? ¿Qué corazón bastó a hacerte tanto da con su Hijo, permanecía inmóvil junto a su
mal? ¡Oh Verdad de Dios escupida! ¡Oh her- Amado, abrazándolo y diciendo entre besos
mosura afeada!... ¿y quién te ha desfigurado de inefable ternura: ¡Tened piedad de mí, vo-
de tal manera? ¡Oh lengua que a tantos conso- sotros mis amigos! (Job 19, 21). ¡Dejádmelo
laste, que a nadie supiste decir mala palabra! aún por un momento! ¡Quitadle el sudario, a
¿Adónde estás que no me respondes?…" (96). fin de que yo contemple su rostro y, viéndolo,
pueda consolarme un poco! No lo sepultéis
"…¿Qué corona es esta que mis manos hallan tan presto, amadísimos. ¡Dádselo a su pobre
en vuestra cabeza? ¿Qué herida es esta que Madre!, para que siquiera lo tenga muerto.
veo en vuestro costado? ¡Oh sumo sacerdote Pero, si lo sepultáis, sepultad juntamente a
del mundo!… ¿Éstas son las manos que resu- esta desgraciada, pues privada de Él difícil-
citaban los muertos que tocaban?… ¿Tanto mente subsistiré.
han podido las manos de los hombres contra Aquellos piadosos varones depositaban a
Dios?… ¿Hasta aquí ha llegado la maldad del Cristo en el sepulcro, y María lo atraía hacia
mundo?… ¿Hasta aquí la bondad y clemencia sí. Trataba Ella de retenerlo; ellos, de darle
de Dios?... sepultura. Un piadoso y patético desacuerdo
¡Oh dulcísimo hijo mío!, ¿qué haré sin ti? Tú reinaba entre la Madre y los dos discípulos.
eras mi hijo, mi padre, mi esposo, mi maestro Todos, empero, lloraban; y, tan amargamente,
y toda mi compañía… Ya no te veré más en- que apenas podían articular palabra. Contem-
trar por mis puertas, cansado de los discursos plaban la desolación de la Madre, y más llora-
y predicación del Evangelio. Ya no limpiaré ban por Ella que por su finado Hijo…" (100).
más el sudor de tu rostro asoleado y fatigado
de los caminos y trabajos. Ya no te veré más Santa Brígida, en cambio, es breve:
sentado a mi mesa, comiendo y dando de co-
mer a mi alma con tu divina presencia. Ya no "Yo… lo envolví y lo puse en el sepulcro. Enton-
me veré más a tus pies oyendo las palabras de ces mi dolor empezó a aumentar, tanto que mis
manos y mis pies con costos tenían la fuerza para
tu dulce boca… Fenecida es ya mi gloria; hoy
continuar. ¡Oh, con cuánto gusto habría deseado
se acaba mi alegría y comienza mi sole- en ese momento ser sepultada con mi Hi-
dad…" (97). jo!" (101).

V. LA MADRE ENTIERRA A SU HIJO Según San Juan de Ávila, después de


que San Juan le pide permiso para enterrar a
Si es duro para una madre abrazar al hijo Jesús, la Madre se dirige a su Hijo, diciéndole
muerto, ¿qué será cuando llega el momento de entre otras cosas: "A vos os cubre con mortaja, a
entregarlo a la tumba? mi corazón cubren de dolor" (102). Ella misma
La Tradición no ha fallado en mencionar le envuelve la cabeza en el sudario y ve cómo lo
también este desgarrador dolor de la Virgen llevan al sepulcro sin ninguna pompa.
Madre.
Además de repetir la descripción que " '¡Oh sepulcro, que te dan a ti lo que yo parí!
ofrecen los Evangelios del Santo Entierro (98), ¡Quitármelo a mí por dártelo a ti! ¡Oh quién
los autores mencionan las palabras que María fuera tú!'..." (103).
dirige a los discípulos, pidiéndoles que unjan a
su Hijo, que lo transporten "para que pueda ver Fr. Luis de Granada también menciona las
con sus propios ojos dónde ha de reposar", y palabras que María le dirige al sepulcro:
que se detengan para que Ella le pueda dirigir
"¡Oh dichosa sepultura que has sucedido en
"su último saludo" (99). Ogerio nos ofrece una mi oficio, y la corona que a mí quitan, a ti la
descripción detallada:
(Continúa en la página 51)
50

SANTO SEPULCRO Y SEÑOR SEPULTADO de la


iglesia parroquial de San Juan Bautista de Ti-
bás. Al igual que el de Coronado, fueron encar-
gados en la primera mitad del SXX a lo talleres
de Ferdinand Stuflesser en Italia. El conjunto, todo tallado en madera, mide 180 x 114 x 221 cm.
51

LA ADQUISICIÓN DE
(Viene de la página 49)
dan; pues encerrarás dentro de ti al que tuve
yo encerrado en mis entrañas! Mis huesos se
OBRAS ARTÍSTICAS PARA alegrarían si allí se viesen, y allí sería de ver-
dad mi vida en la sepultura…" (104).
REPRESENTAR LA FE Según San Alfonso, "la última espada de
dolor" que María tuvo que afrontar fue,
"después de haber asistido al Hijo en la cruz"
Aunque se sabe de la existencia y "haberlo abrazado muerto", "dejarlo en el
desde el siglo XVI de imagineros sepulcro", en el cual deja también su corazón,
"porque Jesús era todo su tesoro" (105).
costarricenses. En la época colonial
se trajeron piezas provenientes de
Sevilla y Guatemala. VI. LA MADRE ESPERA JUNTO A LA
TUMBA DE SU HIJO LA RESURRECCIÓN
Ya en los siglos XIX y XX se encar-
garon obras a los maestros costa- ¿Qué madre no desearía poder quedarse
junto a la tumba de su hijo? ¡Qué desgarrador
rricenses Lico Rodríguez Cruz,
es el dolor de partir, dejando al amado solo en
Manuel María Zúñiga, José Zamo- el sepulcro!
ra, entre otros y, en la primera mi- La Tradición oriental (106) es de la opi-
nión que la Santísima Virgen, cuando José de
tad del siglo pasado, en varias pa- Arimatea y Nicodemo hubieron enterrado al
rroquias se encargaron obras a los Señor y se fueron, se quedó junto al sepulcro
talleres de Ferdinad Stuflesser en hasta el momento de la Resurrección, después
de la cual se retiró "a la casa del discípulo pre-
el Tirol, como es el caso de los se-
dilecto" (107).
pulcros y los sepultados de San
Juan Bautista de Tibás y de San Isi- "La Virgen, por tanto… sola y con gran fir-
meza de ánimo, continuó a estar junto al se-
dro Labrador de Coronado. pulcro. Ella era la única persona a la cual
una flama ardiente quemaba enteramente el
corazón, la única que permaneció inmuta-
blemente firme en la fe y en la valentía y la
Sepulcro y Sepultado de Tibás única que mantuvo despiertos ambos
ojos" (108).

Confeccionados en el Tirol, Italia, Ella "no se alejó jamás ni por ningún mo-
en los talleres Stuflesser, llegaron tivo" del sepulcro. Ni siquiera se preocupó
por sus necesidades físicas de sueño y alimen-
en 1918 por la donación realizada to "hasta que sintió el gozo de la Resurrección
por doña Ramona Quirós Alvara- vivificadora" (109).
do y su hijo Adriano Villalobos "…Viendo a mi Hijo cadáver en la tumba,
Quirós. En aquella época el sepul- ¿podré acaso yo cesar en mis lamentos, ge-
cro tuvo un costo de 15 000 colo- midos y lloros hasta que no vuelva a verlo
de nuevo vivo y resucitado del sepul-
nes ($5769 en esa época) cro?..." (110).
52

CRISTO YACENTE, de la iglesia parro-


quial de san Agustín en Cinco Esquinas
de Tibás.
Es una talla en madera de bulto redondo
que mide 150 x 42 cm. Es uno de los
Yacientes más pequeños de la Arquidió-
cesis de San José. Perdió su policromía
original, tiene gran detalle en su anato-
mía, las venas y la costillas, el cabello cae
sobre su espalda.
53
(Viene de la página 51) que era su Madre; a ella, que era la única a la
Las otras mujeres que menciona el Evan- cual habían sido confiados los misterios de la
gelio iban y venían del sepulcro al lugar donde economía. La prefirió no sólo a los Apóstoles
se encontraban los apóstoles, alternando el y a las mujeres…, sino hasta a los mismos án-
geles…" (116).
amor a Cristo con el miedo a los Judíos, y pre-
parando los aromas con que pensaban ungir el Ese privilegio lo obtuvo también María
por haber permanecido fielmente al lado de
Cuerpo del Señor (111). En cambio "la Madre
Cristo: sufrió con Él y mereció gozar y ser glori-
inmaculada estaba junto al sepulcro, incapaz de
separarse de ahí". Por ese motivo lo vió y oyó ficada con Él (117).
Es más, la Virgen "fue iluminada de pri-
todo: el terremoto, la piedra, los guardias, el
mera y de modo inmediato" sobre la Resurrección,
mensaje de los ángeles y a su propio Hijo resu-
citado. "De todo fue testigo ocular la bienaven- "de manera más espiritual y familiar", mientras
que en el caso de los demás la revelación fue
turada Madre del Señor que, prisionera de
gradual (118).
amor, estaba inseparablemente junto al sepul-
A pesar de ser el testigo principal, la Vir-
cro y vio su gloriosa Resurrección" (112).
gen no manifestó lo que había visto en ese mo-
Las otras mujeres "no asistieron a la ma-
yoría de los milagros de la Resurrección", mento, sino sólo posteriormente, completando
así los detalles que los evangelistas habían reci-
"en cambio la Virgen… vio todo lo que suce- bido de los otros testigos (119). Según el plan
dió en modo más claro y particularizado, pero de Dios y dando muestras de su gran pruden-
no lo relató inmediatamente, sino solo sucesi- cia, Ella tampoco reveló a las mujeres lo que
vamente" (113). sabía, sino que dejó que ellas mismas fueran
también testigos oculares y heraldos de la Re-
Estando siempre junto a su Hijo, María se surrección (120).
convirtió en el principal testigo tanto de la Pa- Entre los argumentos para explicar por
sión como de la Resurrección (114). Las otras qué el Evangelio no menciona la aparición de
mujeres vieron algunas cosas, pero no supieron Jesús a Su Madre ni su testimonio al respecto,
ni cuándo ni cómo sucedieron. nos dice S. Máximo:

"Lo conoció todo solamente la Inmaculada "Si en el relato de la resurrección los evange-
Madre del Señor, que estaba allí. Por eso pri- listas no han recordado nada de esto, lo han
mera de todos acogió el anuncio de la resu- hecho por motivos de conveniencia. Han omi-
rrección y fue estimada digna de ver, primero tido el testimonio de la Madre, sea porque to-
que todos, a su Hijo y Señor… Oyó su dulce dos lo conocían, sea para que ninguno preten-
voz y creyó en todos los misterios de su divi- diera no creer en la resurrección por el hecho
na economía: como había creído en los de la de que la resurrección fuera vista y relatada
Encarnación, así ahora creía en los de la Resu- por la Madre. Es más, algunos hubieran podi-
rrección" (115). do decir que los evangelistas habían escrito
esto por condescendencia hacia el testigo ocu-
Algo parecido afirma Jorge de Nicomedia: lar, la santa Reina. Por eso no dijeron nada
sobre esto; sino que describieron los relatos de
"Yo además personalmente creo que… fue las otras mujeres que fueron al sepul-
dado solamente a la Virgen y primero que a cro" (121).
ninguna otra persona el feliz anuncio de la
divina Resurrección. Además, considero lícito Además de afirmar su presencia junto al
que fuera ella la primera en gozar de la inefa- sepulcro y su sólida fe en la Resurrección, algu-
ble economía de la salvación, de la visión y el nos autores incluyen también las palabras que
esplendor del Hijo. En efecto, el Señor quiso la Virgen pronunció estando allí.
mostrar los milagros de su Resurrección a ella, (Continúa en la página 54)
54
(Viene de la página 53) la Madre! ¿Cuáles lamentos sepulcrales… po-
Jorge de Nicomedia, por ejemplo, ofrece dré yo cantarte?… En el cielo, tú moras junto
un texto de corte teológico en el cual la Virgen al Padre; aquí, en la tierra, en cambio, eres se-
canta el Misterio de la Encarnación, que hizo pultado junto con las creaturas… ¡Cuán inefa-
ble es, oh Señor, tu plan de salvación! ¿Quién
posible que Aquél que es "inmortal y ajeno a
podrá jamás alabarte dignamente como Dios?
los sufrimientos" pudiera sufrir; que Aquél que
¿Quién te podrá llorar como lo mereces, ahora
"no puede ser circunscrito por ninguna de las que estás muerto? Pero ahora ocúpate en recons-
cosas creadas, ahora esté circunscrito en un se- truir en tres días, como lo predijiste, el templo que
pulcro", y exhorta a su Hijo a mostrar su victo- tú mismo has destruido…" (123).
ria sobre la muerte:
Esta "persistente presencia de la intrépida
"Haz resplandecer hasta los confines del mun- Madre junto al sepulcro" (124) la celebran tam-
do los fúlgidos rayos de tu resurrección. Resu- bién los orientales en su Liturgia del Sábado
cita con el cuerpo, tú que en cuanto Dios eres
Santo, recordando tanto el dolor de la Madre
invencible. Despiértate… Levántate… Tú, Sol
Dolorosa como su fe en la Resurrección (125).
de justicia, muestra los rayos de tu resurrec-
ción… Que pueda también yo ver el deseado
A continuación presentamos algunos ver-
rostro de mi amadísimo Señor… Como suce- sos del "Enkomia del Epitaphios Threnos", un ser-
dió cuando viniste al mundo, también ahora vicio fúnebre por la muerte de Cristo para el
aparece de primero a tu Madre, para anun- Sábado Santo que está incluido en el "Triodion"
ciarle el gozo de la Resurrección…" (122). o libro litúrgico cuaresmal griego, el cual con-
tiene himnos de gran belleza, que son cantados
Simeón Metafraste, por su parte, subraya delante del sepulcro del Señor, sobre el cual se
más bien el dolor de María al sepulcro, a pesar coloca una tela recamada que muestra el Cuer-
de su fe en la inminente Resurrección: po de Cristo depuesto de la Cruz y rodeado de
(Continúa en la página 55)
"…Ay de mí infeliz, oh Hijo más antiguo que

CRISTO YACIENTE, de la
iglesia parroquial de san
Pedro Claver en la Ciu-
dadela León XIII en el
cantón de Tibás.
La obra es de fibra de
vidrio, de reciente ma-
nufactura, mide 180 x
54 cms.
Es una imagen muy ex-
presiva gracias al delica-
do trabajo del moldeado
y la palidez de la policro-
mía. En la fotografía se
observan unos niños,
que sin ser católicos in-
gresaron a la iglesia a
preguntar específica-
mente por un santo muy
grande que estaba acos-
tado, que les parecía que
era una persona de ver-
dad ya fallecida.
55

CRISTO YACIENTE Y CUATRO ÁNGELES DEL SEPULCRO de la iglesia parroquial de


Nuestra Señora de Guadalupe en Goicoechea. La imagen de Nuestro Señor mide
210 x 68 x 56 cm y los ángeles miden 27 x 30 de base x 65 de alto cms aproxima-
damente. Todo el conjunto fue elaborado por Manuel Zúñiga , el yaciente en la
pasta que él realizaba con yeso y yute y los ángeles los talló en madera.

(Viene de la página 54) purísima, viéndote en la tumba, Dios inefable,


la Madre y el pequeño grupo fiel. Las estrofas eterno!
del "Epitaphios Threnos" se cantan alternando Contemplando tu muerte, ¡oh Cristo!, la Ma-
con los versículos del salmo 118 (126); he aquí dre inmaculada te decía, gimiendo amarga-
mente: 'No te entretengas entre los muertos,
algunas de las marianas:
oh Vida!' …
'Resucita, tú que das la vida', dice llorando la
"…Jesús, mi Luz, dulce y salvífica, ¿cómo te
Madre que te ha engendrado.
escondes en una tumba oscura? ¡Oh tolerancia
'Apresúrate a resucitar, oh Verbo, disipa el
inefable, infinita!...
dolor de tu Madre pura.
La Cordera, viendo muerto a su Cordero,
¡Oh Virgen, haz que tus siervos sean dignos
oprimida por el dolor, gemía, conmoviendo a
de ver la resurrección de tu Hijo!" (127).
toda la grey a gritar con ella…
'¡Oh montes y valles, oh multitud de hombres,
oh universo entero, llorad y lamentaos conmi-
VII. LA MADRE ESPERA EN CASA LA
go, la Madre de vuestro Dios!...
…'Sola entre las mujeres, oh Hijo, te di a luz RESURRECCIÓN
sin dolor, pero ahora sufro dolores insoporta-
bles, como de parturienta', gritaba la Santa ... Al dolor de sepultar al hijo, sigue la pena
Libaciones de lágrimas te ofrece, oh Cristo, tu abrumadora del regreso a casa, donde la reali-
progenitora, mientras tú yaces en la tumba, y dad de su ausencia se presenta de golpe en to-
grita: '¡Resucita, como lo has predicho!... da su terrible dureza.
'Ay de mí, se ha cumplido la profecía de Si- La Tradición occidental en general sostie-
meón: tu espada ha atravesado mi corazón, oh ne que la Virgen, una vez sepultado su Hijo, en
Emmanuel!
(Continúa en la página 58)
Lloraba amargamente, oh Verbo, tu Madre
56
57

SANTO SEPULCRO de la iglesia pa-


rroquial de Nuestra Señora de Gua-
dalupe en Goicoechea. Compleja
obra escultórica de don Manuel Zú-
ñiga que mide 311cm de largo, 188
cm de ancho y 360 cm de alto.
Entre los elementos que lo ornamentan se encuentran:

En su base, a lo largo, relieves con los pasajes bíblicos de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso, la muerte de Abel por
Caín, la Transfiguración, la Ascensión, a lo ancho del frente dos personajes en una cueva y a un lado un ángel, Jonás
saliendo de la ballena. Atrás la tumba resguardada por los Soldados, el Ángel delante de la tumba anunciando a las
mujeres que ha resucitado Jesús.
Cuatro leones sostienen el sepulcro, los cuatro Evangelistas en las cuatro aristas verticales están de pie, dos fueron res-
tituidos luego de un robo y rostros de ángeles rodean los finos vidrios. Tiene columnas salomónicas adentro y fuera de
los vidrios.
En su parte superior, en las orillas, se observan cuatro ángeles hincados en oración. Se observan estilizaciones de aves y
reptiles y en cúspide tres ángeles de pie sostienen un mundo que está coronado con la cruz.
58
(Viene de la página 55) Toda silencio. Mortal silencio
compañía de las mujeres y de San Juan, a quien sella sus labios;
había sido encomendada por Jesús, se encami- la frente inclina con el agobio
nó sea al Cenáculo (128), sea a la casa de Juan de su quebranto,
y en lo más hondo del alma-cielo
(129), para esperar la Resurrección.
lleva la imagen del Hijo amado…
Ogerio describe el dolor de María, que no
quiere separarse de Jesús: Y cuando baja la Dolorosa,
-mustia azucena, lirio tronchado-,
"Sepultado que fue el Señor, la Madre abrazó
cuando vacila por el sendero
el sepulcro con entrañable amor, y con voz
largo, muy largo,
entrecortada bendecía a su Hijo. Sentada junto
pobres mujeres la compadecen (…)
al sepulcro, extendía hacia Él sus manos y,
entre besos y amargos sollozos, lloraba al Se-
Siempre en silencio llora la Madre,
ñor" (130).
y hay en su llanto
misericordia por los que sufren (…)" (136).
Algo semejante afirma San Juan de Ávila:
San Juan de Ávila describe la entrada de
"…¿Qué más quiero yo que estar tan cerca de
donde está todo mi bien sepultado? Aquí será la Virgen sola al Cenáculo:
mi instancia todos los días de mi vida; aquí mi
"Sube la Virgen arriba, entra en la casa donde
alegría, ésta será mi consolación' " (131).
la noche antes había cenado. ¡Qué renovar de
lágrimas había allí! '¡Oh Hijo y Señor mío,
Pero San Juan, suplicándole que se vayan,
compañía mía!, ¿dónde quedas? ¿Es posible
con la ayuda de las piadosas mujeres, se lleva a
que vengo yo, dejándote a ti sepultado?
su casa a la Dolorosa, la cual, "torturada y debi- ¡Anoche estabas aquí con tus discípulos, y
litada por el gemir, desfallecida por el dolor y agora te dejo debajo de la tierra!... ¡Cuánta
afligida por el llanto, no podía ya tenerse en más alegría sintiera mi ánima estando allá
pie" (132). "Iba casi por fuerza; el cuerpo se iba acompañándote que en andar por acá, aparta-
alejando del sepulcro, mas el corazón dentro se da de tu presencia!' " (138).
quedaba" (133). De camino a Jerusalén, las mu-
jeres que la veían pasar no podían evitar con- Ogerio, que la coloca en la casa de Juan,
moverse y llorar por Ella (cf. Lam.1,1) (134). afirma:
San Alfonso piensa que la Virgen, antes
de dar su último adiós al Hijo en el sepulcro, se "María descansaba… o ¿diré mas bien yacía?
dirigió al Padre eterno para encomendárselo. Y Lo uno y lo otro afirmaré. Descansaba y yacía.
al pasar de regreso ante la Cruz, todavía baña- Consumida por su gran dolor, apenas podía
moverse y, cuando lo hacía, ello era con gran
da en la Sangre de Cristo, María fue la primera
dificultad. Lloraba inconsolable, día y noche,
en adorarla (135).
en casa de Juan; y nadie de cuantos la amaban
El poeta Marcos R. Blanco Belmonte sinte- podían consolarla…" (139).
tiza admirablemente todo lo dicho. Citamos só-
lo unos versos: Recordando todos los detalles de la Pa-
sión, la Virgen se lamenta del rechazo sufrido
"Por los caminos de la Amargura
-piedras de sangre, polvo de llanto-
por su Hijo por parte de los hombres, desde Su
por el sendero de los dolores nacimiento hasta Su muerte en Cruz (140).
largos, muy largos…, San Juan de Ávila cierra su descripción
sin un gemido, sin un sollozo, con un detalle significativo: María le pregunta a
vuelve la Madre desde el Calvario. Juan dónde están sus otros hijos, los apóstoles
que huyeron durante la Pasión, e insiste en que
59
no descansará hasta que los vea a todos. Le or- su Hijo! Sin embargo, corroborada por la vir-
dena que vaya a traerlos, prometiéndoles el tud divina y por su inefable y perseverante
perdón de su Hijo (141). fuerza de ánimo, Ella ya se elevaba con la mente
al gozo de la resurrección..." (145).

VIII. LA MADRE CONTEMPLA RADIANTE A pesar de que deseaba morir inmediata-


A SU HIJO RESUCITADO Y GLORIOSO
mente con Él, María le dice:

"Te esperaré todavía un breve tiempo, hasta


¿Cómo puede una madre soportar el do- que vea el día tercero, el de resplandeciente luz
lor de la pérdida de un hijo? Solamente el cris- como tú mismo dijiste dando a entender tu resu-
tianismo da la respuesta, la única verdadera rrección de entre los muertos. Tengo esperanza en
solución al enigma de la muerte: ¡la Resurrec- ello y en virtud de la misma resisto…" (146).
ción de Cristo, el Salvador!
Los autores de la Tradición son concordes Después de recoger la Sangre y agua que
en afirmar la fe inquebrantable de la Virgen manaron del costado abierto de Cristo, María
María en la Resurrección de Jesucristo. se preocupa por Su sepultura, "para no procras-
tinar nuestra común regeneración" (147).
"Nunca hubo ni habrá en la tierra tanta y tan A José de Arimatea le pide:
firme esperanza, como la que se concentraba,
apretándose, esa noche de fracaso, en el cora- "Depón en el sepulcro ese cuerpo que ha dado
zón de aquella silenciosa mujer, María. Era la salvación, para que pueda abrir el camino a la
una auténtica lámpara en vela. La única luz resurrección del género humano" (148).
de Fe y de esperanza en la noche más larga y
más oscura de la humanidad. Ella sí sabía la Ogerio se pronuncia incapaz de describir
respuesta y poseía el secreto. Era la única per- el dolor de la Virgen cuando Jesús es bajado de
sona que creía y esperaba la Resurrección de la Cruz y colocado en sus brazos.
su Hijo…" (142).
"Su amor, no obstante, era recto y guardaba
En efecto, a cada paso del camino de dolor moderación. No desesperaba, sino que, justa y
recorrido por María, del Calvario a la tumba y piadosamente, se dolía, porque esperaba que su
de vuelta a su casa, su fe en la Resurrección es- Hijo había de resucitar al tercer día" (149).
tá siempre presente. Veamos algunos ejemplos:
Estando Cristo todavía vivo en la Cruz, la Con el Cuerpo de Cristo en su regazo,
Virgen le pide que le diga cuándo podrá verlo María le dice a su Hijo:
y abrazarlo nuevamente, y que le muestre "su
resurrección y su gloria, como a menudo se lo "Yo sé con certeza que tú resucitarás, y que ten-
drás piedad primero que nada de tu Madre…
prometió" (143).
Feliz el día en que me harás escuchar de nue-
Jesús mismo la consuela desde la Cruz vo tu dulce voz, cuando veré de nuevo tu ros-
diciéndole: tro divinamente bello y seré colmada de tu
deseada gracia. Bienaventurado el momento
"Conviene que yo padezca por la salvación cuando te contemplaré manifiestamente como Dios
del género humano; pero, también, que resucite verdadero y Señor de los vivos y de los muer-
al tercer día; y me mostraré claramente ante ti y tos" (150).
a los discípulos…" (144).
Cuando todos se van,
Al morir Jesús,
"La santa inmaculada Madre del Señor perma-
"¡poco faltó para que… el alma santísima de la neció allí, sola; miraba atentamente con los
Virgen partiera de este mundo junto con la de (Continúa en la página 60)
60
XIV E STACIÓN DEL VÍA CRUCIS de la iglesia parroquial
de Nuestra Señora de Guadalupe en Goicoechea.

Es una pintura al óleo sobre tela de estilo moderno que


mide 102 x 110 cm, fue pintada y donada por J. P.
Rosseau, junto con las otras trece estaciones en 1996.

también ahora lo sea de vuestras ale-


grías…" (154).

Por otro lado, el hecho de que María estu-


viera segura de que Cristo iba a resucitar, no
hace menos dolorosa su experiencia de la Pa-
sión. Como dice San Bernardo: María sabía con
certeza que su Hijo iba a morir y también que
ojos del alma y del cuerpo en vigilia. Postrán-
iba a resucitar, pero, a pesar de ello, por su
dose de rodillas, oraba sin interrupción y sin
amor incomparable, sufrió "de una manera es-
posa: lo llamaba, esperando que surgiera la dulce
luz de la resurrección" (151).
pantosa" (155).
El Beato Manuel Lozano Garrido lo expre-
Jesús no defraudó la fe, fidelidad y amor sa así:
de Su Santísima Madre y perfecta discípula.
"-'María: entonces, si tienes esperanza, ¿no
"El Hijo mostró el esplendor de su Resurrección de debes de sufrir?'. 'La esperanza viene precisa-
primero a Su Madre, Maestra de los divinos mente de los grandes sufrimientos, como una
misterios… Dado que era necesario que Ella dulce consecuencia. ¡Si seré Madre! Pues así
en cuanto Madre fuera la primera en ser ini- también de voluminosa es mi esperan-
ciada en los divinos misterios y ser honrada, za…" (156).
Él la hizo digna de su primera aparición" (152).
Jesús se apareció de primero entre los María gozaba por la concepción y el parto
Apóstoles y mujeres a María Magdalena, pero virginales, pero sufría porque conocía la Pasión
María "vio los misterios de su Hijo antes que el que su Hijo padecería. Gozaba porque sabía que
anuncio mismo de los ángeles…". iba a resucitar, pero sufría porque sabía que te-
nía que pasar por la Pasión (157).
"La Virgen, que más que todos ardía de amor La gloria que Cristo le mostró a Su Madre
por su Hijo, que había tenido que afrontar mil y el gozo que le procuró con Su Resurrección
combates, que fue la única que perseveró, fue son indescriptibles (158). Fr. Luis de Granada lo
también la única que de primera obtuvo los expresa así:
dones que merecidamente le correspondían…
Era justo… que la única que participó en los "Estaría la santa Virgen en aquella hora en su
sufrimientos de su Hijo, fuera la primera en go- oratorio recogida, esperando esta nueva luz.
zar del divino gozo de la resurrección" (153). Clamaba en lo íntimo de su corazón… daba
voces al Hijo muerto al tercer día, diciendo:
"Ella fue crucificada con Vos, justo es que 'Levántate, gloria mía… (Sal.57, 9); vuelve,
también resucite con Vos. Sentencia es de triunfador, al mundo… Oye, Hijo mío, los cla-
vuestro Apóstol (Rom.6,5) que los que fueron mores de tu afligida madre y, pues éstos te
compañeros de vuestras penas también lo han hicieron bajar del cielo a la tierra, éstos te ha-
de ser de vuestra gloria; y pues esta señora os gan ahora subir de los infiernos al mundo.
fue fiel compañera desde el pesebre hasta la En medio de estos clamores y lágrimas res-
cruz en todas vuestras penas, justo es que plandece súbitamente aquella pobre casita con
61
lumbre del cielo y ofrécese a los ojos de la ma- ¡Aspiren a la vida eterna en el cielo! ¡Y estén
dre el Hijo resucitado y glorioso… Ve el cuer- dispuestos a sacrificarlo todo con tal de alcan-
po del Hijo resucitado y glorioso, despedidas zarla! ¡Vale la pena!
ya todas las fealdades pasadas, vuelta la gra- El Domingo de Resurrección se acostum-
cia de aquellos ojos divinos y restituida y
bra en España hacer una "Procesión del En-
acrecentada la primera hermosura. Las aber-
cuentro" en la cual Jesús Sacramentado, llevado
turas de las llagas, que eran para la madre cu-
chillos de dolor, velas hechas fuentes de bajo palio, se encuentra con la imagen de Su
amor… Al que tuvo muerto en sus brazos, Madre, la cual hace tres inclinaciones ante Él.
velo ahora resucitado ante sus ojos, tiénelo y ¡Una bella manera de escenificar la aparición
no lo deja; abrázalo y pídele que no se le vaya. del Resucitado a la Virgen! También existe la
Entonces, enmudecida de dolor, no sabía qué costumbre de felicitarla por la Resurrección de
decir; ahora, enmudecida de alegría, no puede su Hijo (161). Los llamados "Auroros" expresan
hablar…" (159). esta felicitación, con la cual deseamos terminar
Jorge de Nicomedia le pide a la Virgen nuestro artículo:
que nos haga partícipes de su gozo:
"Dulces himnos los ángeles cantan
"Y tú, oh Señora, como fuiste la primera en saludando alegres la Virgen sin par.
ver y anunciar a Cristo, de la misma manera 'Salve –dicen-, ¡oh Reina del cielo!,
muéstranos su espiritual esplendor, dándonos que tu Hijo divino resucitó ya'.
su feliz anuncio en lo profundo de nuestros Fieles, despertad;
corazones…" (160). y aleluya cantemos gozosos
que el Rey de los Reyes resucitó ya" (162).

CONCLUSIÓN
NOTAS
A todas las madres que han perdido un
hijo; a todos las personas a lo largo de los siglos
e/ La autora es doctora en teología con especialización en Ma-
riología, por la Pontificia Facultad Teológica “Marianum” de
que han perdido algún ser querido: padre, es- Roma.
poso, hermano, amigo…, la Virgen Madre con
voz potente les proclama: ¡No teman! ¡Mi Hijo 1. Cf. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos, Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia.
ha resucitado! ¡Él es la Resurrección y la Vida!
Principios y Orientaqciones (2002), nn.147; 136-137; 145.
¡Crean en Él! ¡El alma inmortal de la persona 2. S. Máximo el Confesor, Vida de María: en G. Gharib, E.M.
que aman está viva! ¡Ruéguenle a Dios que se Toniolo, L. Gambero, G. Di Nola, Testi Mariani del Primo
encuentre ya en la gloria del cielo; y si todavía Millennio, Vol. 2: Padri e alt ri autori Bizantini (VI-XI s ec.), Città
Nuova Editrice, Roma 1989, p.185-289. (La citaremos como: TM
no es así, que muy pronto pueda terminar de
I, Vol.2).
purificarse en el purgatorio y pasar al cielo! ¡El 3. Simeón Metafraste, Vida de María: en T M I, Vol.2, p.980-
cuerpo de la persona que aman, y que con tanto 1019.
dolor sepultaron, resucitará glorioso en el últi- 4. (Ps.) Gregorio Nacianceno, La Pasión de Cristo, Editorial
Ciudad Nueva, Madrid 1988. El "Christus patiens" es adjudicado
mo día y se volverá a unir a su alma! Mi Hijo por algunos expertos a San Gregorio Nacianceno (+390) (cf.
quiere otorgarles a todos, como lo ha hecho ya p.11-12) -en cuyo caso sería una de las obras más antiguas sobre
conmigo, la glorificación plena de su persona nuestro tema-, y por otros a u n autor desconocido de los siglos
XI-XII.
humana completa: cuerpo y alma, en el cielo
5. Cf. El evangelio de Nicodemo (Hechos de Pilato) (s.VI): P.
junto a Él por toda la eternidad! ¡Crean en Su Vannutelli, Actorum Pilati textus synoptici, Roma 1938 (X,1-4;
Palabra! ¡Vivan según Su Palabra! ¡Él lo cum- XI,4-5); El evangelio de Gamaliel (Lamento de María): M.A. van
Oudenrijn, Gamaliel: Aethiopische Texte zur Pilatusliteratur, Fri-
plirá! No se contenten con los bienes efímeros y
burgo 1959 (I, 1-IV, 3).
a menudo falsos de esta tierra. ¡Aspiren a la 6. Ciriaco de Al-Bahnasa (s.VIII), Homilía sobre el Lamento
gran vocación a la que han sido llamados! de la Virgen: en G. Gharib, E.M. Toniolo, L. Gambero, G. Di
62
Nola, Testi Mariani del P rimo Millennio, Vol. 4: Padri e altri autori 26. Fray Luis de Granada, Vida de Cristo, IV,14: Edibesa,
orientali, Città Nuova Editrice, Roma 1991, p.756-763. (Lo citare- Madrid 2000, p.285-289; IV,15: Ibid., p.290-296; IV,16: Ibid.,
mos como: TM I, Vol.4). p.297; V, 2: Ibid., p.311-314.
7. Jorge de Nicom edia, Homilía sobre María al pie de la Cruz: 27. S. Alfonso de Ligorio, Le Glorie di Maria, Valsele
en T M I, Vol.2, p.744-764 (PG 100, 1457-1489); y Homilía sobre Tipografica, Nápoles 1987, Discorsi sulle sette feste principali di
María al sepulcro, en Ibid., p.764-773 (PG 100, 1489-1504). Maria, IX, Dei dolori di Maria, p.447-464; Riflessioni sopra ciascuno
8. S. Amadeo de Lausana, Ocho homilías marianas, BAC dei Sette Dolori di Maria, Dolore VI, p.505-511; Dolore VII, p.513-
minor 92, Madrid 2003, Homilía V. El martirio de la B. Virgen 518.
María, p.61-62; 67-70; Homilía VI. El gozo de María en la Resurrec- 28. B. Manuel Lozano Garrido, Cartas con la señal de la Cruz,
ción, p.73-74; 82-83. Ediciones Mensajero, Bilbao 2010, p.171-173.
9. S. Juan de Ávila, Obras Completas, Vol. III, Sermones, BAC 29. Romano el Cantor, Himno sobre María al pie de la Cruz: SC
Maior 72, Madrid 2002, Sermón 67, Soledad de María, p.895-913. 128, 160-186.
10. Jorge el Him nógrafo, Himno "Stavrotheotokion" o "La 30. B. José de Anchieta, Poema a la Virgen María. De Beata
Madre de Dio s y la Cruz", Miércoles: en TM I, Vol.2, p.703-704; Virgine Dei Matre Maria, Gráficas Tenerif e, S.A., Santa Cruz de
Himno "Stavrotheotokion", Viernes: en Ibid., p.704-705. Tenerife, Islas Canarias.
11. Troparios de Semana Santa, Viernes Santo, laudes: en TM 31. Laurentino Ma. Herrá n, Mariología poética española, BAC
I, Vol.1, p.932-933. Maior 34, Madrid 1988, p.600-612.
12. Enkomia del Epitaphios Threnos: en T M I, Vol.1, p.947-949, 32. Cf. Christus patiens, p.98: "¡Desgraciada de mí! Sería una
y completo en: G. Gharib, E.M. Toniolo, Testi Mariani del cobarde si no asistiera a mi Hijo, ya cadáver hasta que el sepul-
Secondo Millennio, Vol. 1: Autori orientali (secc.XI-XX), Città cro lo acoja…".
Nuova Editrice, Roma 2008, p.484-495. (Lo citaremos como: TM 33. Cf. San Ambrosio (+397): De Virginitate 49: PL 16, 318-
II, Vol.1). 319; In Lucam 129; 132: PL 15, 1836-1838.
13. Iglesia Siro-Occidental, El Gran Viernes: en TM I, Vol. 4, 34. Cf. Herrán, op.cit., p.619; p.619, nota 228; Constitución
p.286-289; El Gran Sábado: en Ibid., p.290-292. Dogmática Dei Verbum, n.9.
14. Iglesia Siro-Maronita, Sábado Santo, Lamento de la Madre 35. Cf. Constitución Dogmática Lumen gentium, n.58.
Dolorosa: en T M I, Vol. 4, p.531-532. 36. S. Máximo, Vida de María, n.84, p.249.
15. Simeón Metafraste, Lamento de María, en T M I, Vol.2,
37. Metafraste, Lamento de María, p.1025.
p.1019-1025 (PG 114, 201-217). 38. Nicomedia, Homilía Cruz, p.758; cf. Metafraste, Vida de
16. Godofredo de San Víctor, Planctus Ma riae, en G.M. Dre- María, n.32, p.1002; Christus patiens, p.79; Luis de Granada, Vida
ves, Cl. Blume, H.M. Bannister, Ana lecta Hymnica Medii Aevi,
de Cristo IV, 13, p.282-283.
Leipzig, Vol.20, p.156-158. 39. Cf. S. Máximo, Vida de María n.84, p.249-250; cf. n.86,
17. Ogerio de Locedio, El llanto de la Santísima Virgen, in
p.251; n.92, p.256.
Citercivm 22 (1970) 214-229; Homilía XIII, Sobre la Resurrección,
40. Sta. Brígida, Sermón Angélico, Viernes, 3ª Lección, p.57; cf.
en Ogier of Locedio, In P raise of God's Holy Mother…, C istercian
Revelaciones VI,57, p.560-561; Nicomedia, Homilía Cruz, p.749; S.
Publications, Kalamazoo, Michigan 2006, p.157-160.
Juan de Ávila, Sermón 67, n.20, p.903; S. Alfonso, Siete Dolores,
18. Mirólogos: en TM II, Vol.1, p.603-609. VI, p.508.
19. Ruperto de Deutz, De Divinis Officis VII, 25: CCCM 7,
41. Cf. Ogerio, El Llanto de María, p.224; cf. Ibid., p.218-219.
p.255-258; In Cant. I (1,11-13): CCCM 26, p.31-32.
42. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.13, p.900; cf. Nicomedia,
20. Odón de Morimond, Homilía sobre Juan 19, 25-27: en J.M. Homilía Cruz, p.748; Ogerio, El lla nto de María, p.220-221; Luis
Canal, Dos homilías de Odón de Morimond, Sacris Erudiri 13
de Granada, Vida de Cristo IV, 13, p.276.
(1962), p.408-409.
43. Ogerio, El llanto de la Virgen, p.224.
21. Eadmero de Canterbury, T ratado sobre la excelencia de la
44. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.22, p.903; cf. Sta. Brígida,
Madre de Dios, en Pennoni P. M., Eadmero. I. Sulla concezione di
santa Maria. II. Sull'eccellenza della gloriosissima Madre di Dio, Revelaciones VII,15, p.562.
45. Cf. S. Máximo, Vida de María n.80, p.246; n.86, p.250;
Libreria Maria na Editrice, Roma 1959, 156B – 159C.
Nicomedia, Homilía Cruz, p.748; 761; Metafraste, Vida de María,
22. S. Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, Editorial Sal
n.34, p.1004; Ogerio, El llanto de María, p.228.
Terrae3 , Santander 1990, n.208, p.124; nn.218-220, p.131.
46. Sta. Brígida, Revelaciones VI,57, p.560-561; cf. Sermón
23. Sta. Brígida, Revelaciones VI, 57: en L. Gambero, Testi
Mariani del Secondo Millennio, Vol. 4: Autori medievali dell'Occi- Angélico, Viernes, 3ª Lección, p.56.
dente (secc.XIII-XV), Città Nuova Editrice, Roma 1996, p.560- 47. Luis de Granada, Vida de Cristo IV,13, p.275-276.
561; Revelaciones VII, 15: en Ibid., p.562-563; Sermón Angélico, 48. Ogerio, El lla nto de Ma ría, p.226; cf. Nicomedia, Homilía
Viernes: en Revelations and Prayers of St. Bridget of Sweden, Igna- Cruz, p.758; Christus patiens, p.80; 85; 86.
tius Press, San Francisco 2002, p.49-58; Sábado: en Ibid., p.59-62. 49. Sermón 67, n.21, p.903: "…Con alegría, Señor, le recebí, y
24. Beata Ana Catalina Emmerick, Das arme Leben und bittere con grand e dolor te lo torno...".
Leiden unseres Herrn Jesu Christi und seiner heiligen Mutter Maria, 50. S. Alfonso, Siete dolores, VI, p.506.
Regensburg 1884. 51. Luis de Granada, Vida de Cristo, IV, 14, p.287.
25. Ludolfo de Sajonia, Vida de Cristo, en R. García Mateo, El 52. Juan de Padilla, Retablo de la vida de Cristo, XV, 3, cit. en
misterio de la vida de Cristo en los Ejercicios ignacianos y en la Vita Herrán, p.600: "Ya es acabado lo profetizado./Y dixo, con alto
Christi Ca rtujano, BAC 626, Madrid 2002, p.279-282; 286. clamor elevado,/la cara inclinada de cara a la Madre".
63
53. S. Máximo, Vida de María, n.85, p.250; cf. Nicomedia, 85. Cf. S. Juan de Ávila, Sermon 67, n.30, p.907.
Homilía Cruz, p.758; Christus patiens, p.88-89; 96; Metafraste, 86. Ibid., n.31, p.907; cf. nn.32-33, p.907-908.
Vida de María, n.32, p.1002; Ogerio, El llanto de María, p.223; 228; 87. Luis de Granada, Vida de Cristo IV,15, p.290-291; cf.
Sta. Brígida, Revelaciones VII,15, p.563; Sermón Angélico, Viernes,
p.291; Diego de Hojeda, Cristiada, XII, cit. en Herrán, p.605.
2ª Lección, p.53.
88. M. Lozano Garrido, p.71-72.
54. Nicomedia, Homilía Cruz, p.759; cf. Metafraste, El lamen-
89. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.35, p.909.
to de María, p.1024.
90. Luis de Granada, Vida de Cristo IV,15, p.294.
55. Luis de Granada, Vida de Cristo, IV,14, p.287-288.
56. Cf. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.23, p.904; S. Alfonso, 91. S. Alfonso, Siete Dolores, VI, p.510.
92. S. Máximo, Vida de María n.89, p.253; cf. p.253-254; n.90,
Siete Dolores, VI, p.506-507.
57. S. Berna rdo, Sermón, Domingo dentro de la octava de la p.254; Nicomedia, Homilía Cruz, p.762.
Asunción, 14: Obras Completas de San Bernardo, Vol. IV. Sermones 93. Nicomedia, Homilía Cruz, p.762.
litúrgicos (2º), BAC 473, Madrid 1983, p.413-415; cf. S. Alfonso, 94. Metafraste, El lamento de María, p.1024; cf. Christus pa-
Siete Dolores, VI, p.505; p.507. tiens, p.100-105.
58. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.24, p.905. 95. Ogerio, El llanto de Ma ría, p.226.
59. Diego de Hojeda, Cristiada, XII, cit. en Herrá n, p.606. 96. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.31, p.907.
60. S. Máximo, Vida de María, n.85, p.250; cf. S. Juan de Ávi- 97. Luis de Granada, Vida de Cristo IV,15, p.292-293; cf.
la, Sermón 67, n.24, p.904-905. p.293-295.
61. Luis de Granada, Vida de Cristo IV,14, p.288-289. 98. Cf. S. Máximo, Vida de María, n.90, p.254.
62. Cf. S. Máximo, Vida de María, n.85, p.250; cf. Nicomedia, 99. Cf. Christus patiens, p.107-109.
Homilía Cruz, p.759; p.764: "[Beso las manos de María] porque 100. Ogerio, El llanto de Ma ría, p.227.
recogieron tu sangre preciosa y envolvieron tu purísimo cuer- 101. Sta. Brígida, Revelaciones VI,57, p.561; cf. Revelaciones,
po". VII,15, p.563; Sermón Angélico, Viernes, 3ª Lección, p.58.
63. Metafraste, Vida de María, n.32, p.1003; cf. El lamento de 102. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.37, p.909-910.
María, p.1025.
103. Ibid., n.38, p.910.
64. Odón de Morimond, Homilía sobre Juan 19, 25-27, p.408. 104. Luis de Granada, Vida de Cristo IV,15, p.295; cf. IV,16,
65. Ibid., p.408. p.297.
66. Ibid., p.409. 105. Cf. S. Alfonso, Siete Dolores VII, p.513; cf. p.513-515.
67. S. Máximo, Vida de María, n.85, p.250. 106. Una excepción es el Christus patiens, qu e es muy confuso
68. Ibid., n.86, p.250-251; cf. Nicomedia, Homilía Cruz, p.758; en este punto; cf. p.112-113; p.121-123; 127; 129-134.
759; 761. 107. S. Máximo, Vida de María, n.93, p.256; cf. Metafraste,
69. Cf. Christus patiens, p.90. Vida de María n.36, p.1006.
70. S. Máximo, Vida de María, n.86, p.251; cf. Nicomedia, 108. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.765-766; Homilía Cruz,
Homilía Cruz, p.759-760; Metafraste, Vida de María, n.33, p.1003. p.762; S. Máximo, Vida de María n.90, p.254; Metafraste, Vida de
71. Cf. S. Máximo, Vida de María, n.87, p.251. María, n.35, p.1004; Christus patiens, p.107.
72. Cf. Ibid., n.87, p.251-252; n.88, p.252-253; Nicomedia, 109. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.767-768.
Homilía Cruz, p.760-762; Metafraste, Vida de María, nn.33-34, 110. Christus patiens, p.122.
p.1003-1004; El lamento de María, p.1024. La descripción del 111. Cf. S. Máximo, Vida de María n.91, p.255; Nicomedia,
Christus patiens difiere en algunos puntos de estos autores; cf. Homilía al sepulcro, p.766-767; Metafraste, Vida de María n.35,
pp.91-100. p.1004-1005.
73. Ogerio, El llanto de Ma ría, p.224. 112. S. Máximo, Vida de María n.92, p.256; Nicomedia, Homi-
74. Ibid., p.224-225; cf. Sta. Brígida, Revelaciones VII,15, p.563. lía al sepulcro, p.767-768.
75. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.23, p.904. 113. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.767; cf. Metafraste, Vida
76. Cf. Ibid., nn.25-29, p.905-906; Luis de Granada, Vida de de María n.36, p.1005-1006.
Cristo, IV,15, p.290; S. Alfonso, Siete Dolores, VI, p.508. 114. Cf. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.767.
77. Metafraste, Vida de María, n.34, p.1004. 115. S. Máximo, Vida de María n.92, p.256.
78. Ogerio, El llanto de la Virgen, p.225. 116. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.768.
79. S. Alfonso, Siete Dolores, VI, p.508. 117. Cf. S. Máximo, Vida de María n.92, p.256; cf. Nicomedia,
80. M. Lozano Garrido, p.171. Homilía Cruz, p.764.
81. J. Valdivieso, Romance a la soledad de Nuestra Señora, cit. 118. Cf. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.768-769.
en Herrá n, p.610-611. 119. Cf. Ibid., p.767-768.
82. Metafraste, Vida de María, n.34, p.1004; cf. S. Máximo, 120. Cf. Ibid., p.769.
Vida de María, nn.89; 90, p.253; 254; Nicomedia, Homilía Cruz, 121. S. Máximo, Vida de María, n.92, p.256; cf. Ogerio, Homilía
p.762. XIII, p.160.
83. Ogerio, El llanto de Ma ría, p.225-226. 122. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.770.
84. Sta. Brígida, Revelaciones, VII,15, p.563. 123. Metafraste, El lamento de María, p.1022; 1025.
64
124. Cf. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.765. 140. Cf. Ibid., p.228-229; S. Alfonso, Siete Dolores, VII, p.516-
125. Cf. notas 6; 13; 14. 517.
126. Cf. TM II, Vol.1, p.483-484. 141. Cf. S. Juan de Ávila, Sermón 67, nn.42-45, p.911-913.
127. Enkomia del Epitaphios Threnos: en TM I, Vol.1, p.947-949. 142. Ramón Cue, El Via crucis de todos los hombres, Editorial
Guadalupe4 , Buenos Aires 1996, p.230; cf. Auto Lucero de la sal-
128. Cf. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.39, p.910-91.
vación, cit. en Herrá n, p.614: "El día llegará/que en vos sola
129. Cf. Ogerio, El llanto de María, p.228-229; S. Ignacio de
quedará/entera toda la fe"; S. Nieva y Calvo, cit. en Herrá n,
Loyola, Ejercicios Espirituales, n.208, p.124; n.220, p.131; Luis de
p.614-615.
Granada, Vida de Cristo V,2, p.311; S. Alfonso, Siete Dolores, VII,
p.515-516. 143. Cf. S. Máximo, Vida de María, n.81, p.247.
130. Ogerio, El llanto de la Virgen, p.227. 144. Ogerio, El llanto de la Virgen, p.222.
145. Nicomedia, Homilía Cruz, p.758; cf. Troparios de Semana
131. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.38, p.910.
Santa, Viernes Santo, Laudes, 3: T M I, Vol.1, p.933: "…Apúrate,
132. Cf. Ibid.; Ogerio, El llanto de la Virgen, p.227-228. para que también yo vea tu resurrección de entre los muertos después
133. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.39, p.910. de tres días".
134. Cf. Ogerio, El llanto de la Virgen, p.228; S. Juan de Ávila, 146. Christus patiens, p.80; cf. pp.85; 86; 107; 112; 122; 132-133;
Sermón 67, nn.39-40, p.910-911. 135.
135. Cf. S. Alfonso, Siete Dolores, VII, p.515-516. 147. Nicomedia, Homilía Cruz, p.759; cf. p.761.
136. M. Blanco Belmonte, La vuelta del Calvario, cit. en Herrán,
148. Ibid., p.761.
p.207-208.
149. Ogerio, El llanto de Ma ría, p.226; cf. Homilía XIII, p.159.
138. S. Juan de Ávila, Sermón 67, n.41, p.911.
150. S. Máximo, Vida de María, n.89, p.253-254.
139. Ogerio, El llanto de la Virgen, p.228.
151. Ibid., n.90, p.254; cf. Nicomedia, Homilía Cruz, p.762.
152. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.770-771.
153. Cf. Ibid., p.771; cf. Metafraste, Vida de María, n.36, p.1006;
Sta. Brígida, Sermón Angélico, Sábado, 1ª Lección, p.60.
154. Luis de Granada, Vida de Cristo V,2, p.311.
155. S. Bernardo, Domingo dentro de la 8ª de la Asunción, 15:
BAC 473, p.415; cf. Christus patiens, p.86.
156. M. Lozano Garrido, p.172-173.
157. Cf. Sta. Brígida, Sermón Angélico, Viernes, 1ª Lección,
p.50-51; cf. Viernes, 3ª Lección, p.58.
158. Cf. Nicomedia, Homilía al sepulcro, p.771-772.
159. Luis de Granada, Vida de Cristo V,2, p.311-312; cf. S. Ig-
nacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, nn.218-220, p.131.
160. J. de Nicomedia, Homilía Cruz, p.764.
161. Cf. Herrán, p.620.
162. Auroro de Priego de Córdoba, en Cancionero del Rosario de la
aurora n.97, cit. en Herrán, p.619; cf. n.42, cit. en p.619, nota 229.

XIII E STACIÓN : E S B AJADO DE


LA CRUZ Y XIV E STACIÓN : E S
PUESTO EN EL SEPULCRO
del Santo Vía Crucis de la igle-
sia filial del Sagrado Corazón
de Jesús en la Parroquia San
Vicente Ferrer de Moravia.
Forman parte del conjunto rea-
lizado por Esculturas Jiménez
de Sarchí en 1992 y miden 69 x
50,5 cm.
65
CRISTO YACIENTE
de la iglesia parroquial
de Vuelta de Jorco de
Aserrí, mide 161 x 55
cm.

EL ARTE SACRO AL SERVICIO DE


LA EVANGELIZACIÓN
EL CRISTO YACIENTE O SEÑOR
SEPULTADO

Por fray Luis G. Santamaría Rivera, o.f.m. / f

En nuestra arquidiócesis de San José tenemos


varias imágenes de Cristo Yacente, algunas más
antiguas que otras, donde expresan ese senti-
miento que el artista quiso darles, algunas con
más detalles en su anatomía con gran influen-
cia del barroco colonial guatemalteco, de gran Viernes Santo al caer la tarde.
impacto, otras más reposadas. Se nota en estas imágenes la carnicería que hi-
Los materiales influyen mucho, los tallados en cieron con el cuerpo de Jesús, descendido de la
madera suelen ser más expresivos en sus deta- cruz, desnudo, sacrificado, donde al escultor no
lles y son únicos. Los de pasta usualmente son se le escapa ningún detalle. Realismo y drama-
moldeados en serie y son pocos los que no se tismo se unen en una expresión artística con
repiten, o sea, se rompe el molde. una silueta de Cristo recién fallecido. Expresión
de dolor y anatomía perfecta, la crudeza de có-
Quisiera describir escuetamente a estas imáge- mo quedó el cuerpo del redentor después del
nes de gran dramatismo, donde el arte se pone cruento acontecimiento.
al servicio de la Evangelización, de la Cateque-
sis, donde se utiliza la imagen de una manera Estas son las señales: la expresión del rostro,
práctica, como lo es en el barroco, que busca algunos con los ojos cerrados, otros entreabier-
impactar y conmover a los fieles que lo obser- tos, lo mismo su boca que indican el último
van para despertar en ellos un deseo de medi- aliento, rostros llenos de paz, dulzura, sufri-
tar, de reflexionar, en este caso respecto a Jesús miento, aceptación de la muerte en espera de la
que entregó por amor su vida y rápidamente Resurrección, captar todo esto para el maestro
fue llevado al sepulcro. imaginero es todo un reto. Su cuerpo lacerado,
Estas obras eran o son utilizadas en la crucifi- las señas de los azotes, sus manos y pies abier-
xión, por eso sus brazos se mueven para que tos por los clavos, la herida del costado, los mo-
puedan ser descendidos de la cruz y luego lle- retes por los golpes, el movimiento de la sangre
vados a la urna mortuoria para la procesión del en hilos abundantes por la frente, la nariz y a
66

CRISTO YACIENTE
de la iglesia parroquial de San Juan
Bautista Norte. Data de finales del
S XIX y de manufactura costarri-
cense, es una imagen de madera po-
licromada, que ha sido intervenida
en varias ocasiones en su color.
Mide 122 x 36cm. Servía por el
movimiento de sus brazos para ser
crucificado.

un lado de la boca, en su pecho cuantiosa por la la piel, las partes del cuerpo que tanto sufrie-
abertura de su costado, en sus piernas y bra- ron.
zos , en su espalda los latigazos que la destro- Un cuerpo rígido que en algunos lugares (por
zaron , llagas abiertas, sangre coagulada que no ejemplo Barva de Heredia) lo ungen y luego es
se puede ver a simple vista; los detalles de sus cubierto con un velo simple rodeado de guarias
venas, huesos, tendones, el tórax, las costillas, moradas.
67
Los sepulcros que varían en sus formas, tama- SANTO VÍA CRUCIS
4ta, 8va, 13ra y 14ta estaciones del conjunto pintado por
ños y elementos decorativos, pero con una evi-
Jorge Gallardo en 1970 para la parroquia de san Rafael
dente alusión al misterio de la pasión redentora, arcángel en Escazú.
son alistados para la procesión, que saldrán al
son de las notas del Duelo de Patria del maestro
costarricense Rafael Chávez Torres.

La multitud de fieles participa como lo hacen en


un funeral de una persona muy querida.

Por la calles de las ciudades y pueblos van sa-


liendo estos cortejos fúnebres, luego el silencio
donde todo apunta hacia la Resurrección.

/ El autor es fraile de la orden franciscana menor, licenciado en


f

artes plásticas por la Universidad de Costa Rica.


68

CRISTO YACIENTE
de la iglesia parroquial de San Pedro de Montes de Oca,
tallado en madera, no conserva la policromía original, de
finales del S XIX con estilo barroco. Mide 173 x 70 cm.
A la derecha detalle de una fotografía antigua de una
procesión con dicha imagen.
69

LA FE EN JESUCRISTO CRUCIFICADO, MUERTO,


SEPULTADO Y RESUCITADO

Los cristianos católicos de todo el mundo, tanto de rito latino como de


los ritos orientales profesan que Jesús de Nazaret, el Cristo, “fue crucifi-
cado muerto y sepultado, descendió a los infiernos [y] al tercer día resu-
citó de entre los muertos” (Credo conocido como Símbolo de los Apóstoles).

Estas afirmaciones de fe, son también comunes en el conjunto de creen-


cias de los cristianos ortodoxos y de las iglesias históricas protestantes,
pues estos principios fueron determinados a partir de la lectura bíblica
en distintos concilios ecuménicos y discusiones sobre las verdades de la
fe cristiana desde los primeros siglos de nuestra era, como lo fue el
Concilio de Nicea en el año 325.

Credo in Deum Patrem omnipotentem,


Creatorem caeli et terrae,
et in Iesum Christum,
Filium Eius unicum, Dominum nostrum,
qui conceptus est de Spiritu Sancto,
natus ex Maria Virgine,
passus sub Pontio Pilato, crucifixus, mortuus, et sepultus,
descendit ad ínferos, tertia die resurrexit a mortuis,
ascendit ad caelos, sedet ad dexteram Patris omnipotentis,
inde venturus est iudicare vivos et mortuos.
Credo in Spíritum Sanctum,
sanctam Ecclesiam catholicam, sanctorum communionem,
remissionem peccatorum,
carnis resurrectionem,
vitam aeternam.

Amen
70
71

EL DRAMATISMO DEL
ACONTECIMIENTO

“Pienso que la burla[…] a Nuestro


Señor Jesucristo llegó al colmo
azotando, desarmando, arrastrando y
crucificando de la manera más bestial al
Hombre Dios el mejor entre los
hombres de los siglos. Se les agotaron
las fuerzas de bestia; ya no había más
que despedazarle. Así, creo yo, que le
amarraron las manos por el cargo y las
piernas por los malévolos claváronle
primeramente las manos al madero
transversal al suelo; y, después,
colgando de éste, le elevaron
verticalmente y forzando las
amarras y tirando de ellas le
clavaron los pies, pero sin zafarle
ningún hueso”

Manuel Zúñiga Rodríguez,


imaginero costarricense, domingo 22
de junio de 1930, periódico
Correo Nacional.

… página anterior.

XIV E STACIÓN DEL VÍA CRUCIS, de la iglesia de san Pedro


de Montes de Oca. Realizado con la técnica de mosaico,
mide 102 x 60 cms. Todo el conjunto fue traído a Costa
Rica desde Italia por la donación de don Gonzalo Muñoz y
esposa, don Rubén Monge y su esposa, la srta. Marcelina
Jara, doña Enriqueta Bonilla de Ross, don Bernabé Sequei-
ra y don Nino Sibaja y su esposa.

XII y XIII Estaciones del Vía Crucis, destaca las figuras en


medio cuerpo de Cristo, su Madre, Juan y María de Mag-
dala, todas las escenas sobre un fondo azul.
72

CRISTO YACIENTE
Venerado en la parroquia de San Bartolomé de
Barva de Heredia. Es una talla guatemalteca que mide 163 x
67 cm de ancho, que se puede fechar en el siglo XVIII.
Es de estilo barroco y previsto para colocarle peluca.
73

LA CONSTRUCCIÓN DE UN AMBIENTE LUCTUOSO Y DE RECOGIMIENTO

Durante toda la época colonial, en el afán de evangelizar todas las gentes autóctonas de estas
tierras, la imaginería fue uno de los vehículos para representar de forma tridimensional los mis-
terios que predicaban los españoles. De este modo “la fe entraba por los sentidos conmoviendo
el alma”
Rigor canónico para la confección de imágenes
La llegada de los españoles a América coincidió con la contra reforma impulsada por la Iglesia,
por lo que la confección de las representaciones de los Misterios y los santos debían seguir es-
trictamente los lineamientos eclesiásticos, para evitar que el arte sacro se “contaminara” de las
herejías luteranas.
De este modo el Concilio de Trento además de influir en la temática, definió la iconografía que
se debía realizar (símbolos, atributos, forma de las vestimentas y colores)
En el caso de la de Cristo muerto, en su elaboración se prefería el decoro, la placidez y la dulzu-
ra a la violencia y al desborde de pasión. Asimismo no era permitida la realización de escultu-
ras totalmente desnudas del Señor, sino que estas debían estar cubiertas por un paño de pure-
za.
El riguroso negro
Aunque la liturgia de la Iglesia establece que el color rojo es el propio del Viernes Santo, pues
dicho tono representa la pasión, el ardor de la entrega, el fuego del Espíritu y la sangre derra-
mada, por la fuerza de la tradición el negro es el color que impera en las vestimentas de las au-
toridades eclesiásticas y las(os) fieles que participan de la procesión del santo entierro. El traje
entero de los caballeros, los velos de las mujeres y las capas pluviales negras dan matiz al acto.
Las guarias moradas y el Duelo de la Patria
Los sepulcros con la representación de Jesucristo Muerto, son ornamentados con la flor nacio-
nal y los momentos que evocan mayor dramatismo son condicionados por la ejecución del Due-
lo de la Patria. Conmoción, llanto, estremecimiento, oración y admiración ante la urna sepulcral
en procesión, son aspectos que marcan los instantes en que se ejecuta dicha obra musical por
las bandas de los distintos cantones del país.
Aquello que fue elaborado para el ex presidente Tomás Guardia - su banda presidencial y su
homenaje musical - se perpetuó y transformó en patrimonio costarricense asociado al Yaciente.
El trato delicado, teatral y ceremonial de las piezas
Todas las procesiones de Semana Santa son actos en los que se busca representar por medio de
distintas artes lo acontecido en la Pasión, Muerte, Sepultura y Resurrección de Jesucristo.
Si se describe una procesión del Santo Entierro, se determina que lo que la precede es el acto
del descendimiento del Cristo de la cruz, para ese efecto las imágenes más antiguas fueron con-
feccionadas con goznes (mecanismo en los hombros que posibilita la movilidad de los brazos),
para que los espectadores pudiesen mirar el cuidado con el que José de Arimatea y Nicodemo
fueron bajando el cuerpo del Maestro (Jn 20, 38-42).
En la parroquia de san Bartolomé de Barva de Heredia, la imagen del señor sepultado es ungi-
do con aceites con aroma, lo que evoca lo que hicieron con el cuerpo de Jesús antes de ser depo-
sitado en el sepulcro.
74
75
… página anterior.

CRISTO YACIENTE de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes de Montes de Oca. Mide 173 x 47 cm, elaborado en pas-
ta y fue traído de España de los talleres Olot—El Arte Cristiano.

URNA SEPULCRAL de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes de Montes de Oca. Es de líneas equilibradas y elaborado
en Costa Rica con maderas. Mide 134 x 84 y 197 cm.

ÁNGELES LAMENTÁNDOSE de la iglesia de Nuestra Señora de Lourdes de Montes de Oca. fueron traídos de España de
los talleres Olot—El Arte Cristiano. Uno esta sentado con la mirada baja (mide 32 x 90 cm) y el otro en pie con gesto
de dolor y su mano en la frente (mide 82 x 105 cm)

LA SEPULTURA EN LA PASCUA DE JESUCRISTO


Desde el cristianismo primitivo, es
decir la experiencia de fe de las pri- Él, en cumplimiento de tu
meros cristianos, que va desde el
voluntad
nacimiento de las comunidades ba-
jo la guía de los apóstoles y la com- y para adquirir para ti un
pañía de María y otras mujeres lue- pueblo santo,
go de la Ascensión de Jesús (cfr. extendió sus manos en el
Hechos de los Apóstoles 1, 12ss) momento de sufrir
hasta el concilio de Nicea en el siglo para liberar del sufrimiento
IV, se reflexionó muchísimo en-
a cuantos creen en ti.
torno al fundamento de fe cristiana,
conocido como el Misterio Pascual, Él, cuando se entregó a su
es decir, el tránsito de Cristo de la pasión voluntaria
muerte a la vida y este, a su vez, para destruir la muerte
fructificó en distintas oraciones, y romper las cadenas del diablo,
prácticas sacramentales y expresio- para aplastar al infierno
nes plásticas que evidencian la cen-
e iluminar a los justos,
tralidad de dicho acontecimiento en
la vida de las comunidades cristia- para cumplir toda la ley
nas. y manifestar la resurrección
Para evidenciar la centralidad del tomando pan,
Misterio Pascual, en la tradición apos- dándote gracias dijo:
tólica de San Hipólito (mártir romano Tomad, comed, esto es mi
muerto en el 235), se lee lo siguiente Cuerpo partido por ustedes.
en una oración de oblación luego de
la ordenación de un obispo:
76
77

SÁBADO SANTO:
LA SENSACIÓN DE LA
AUSENCIA.

En las prácticas de los cristianos


NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD de la parroquia San católicos, tanto en los ritos occi-
Antonio de Padua en Curridabat, es una obra de bastidor
tallada en madera policromada; mide 150 x 50 cm. Es de dentales como orientales, el sá-
principios del siglo XX. Ha sido intervenida y posible- bado santo es un contacto con el
mente perteneció a un conjunto mayor para la Semana
Santa. vacío. Litúrgicamente la Iglesia
no celebra ningún sacramento,
el vacío se materializa en el
sobrecogimiento, el silencio y el
ayuno que se rompen con la ce-
… página anterior. lebración de la Vigilia Pascual.
CRISTO de la parroquia San Antonio de Padua en
Curridabat, la obra de madera policromada que mide 131 En la actualidad, durante la Pas-
x 143 cms y sirve para ser crucificado, descendido y depo-
sitado en el sepulcro. Perdió su policromía original, es de cua en muchas parroquias, se
estilo barroco colonial y su fecha de elaboración puede expone el Sepulcro Vacío junto a
ubicarse antes de la primera mitad del S XIX.
Jesús Resucitado, con el fin de
Las fotografías blanco y negro datan de la década del se- expresar su fe en que la muerte
senta y son cortesía de Fabio Muñoz.
fue implotada y ya no mata.
78

SANTO SEPULCRO de la parroquia Inmaculada Concepción


de Heredia, ubicado en la iglesia del Carmen, la obra que
mide 216 x 149 x 255 cm es de gran veneración en el can-
tón central de la provincia de Heredia. La obra de líneas
clásicas toda de madera, fue ornamentada con diseños de
hojas y cuatro ángeles que sostienen la cruz en la cúspide y
otros cuatro en las equinas. La mayor parte de la obra esta
cubierta con pan de oro.

CRISTO CRUCIFICADO de la iglesia parroquial Inmaculada


Concepción de Heredia, con su cruz mide 303 x 150 cm.
Fue elaborado en madera policromada para ser crucificado ,
descendido y sepultado gracias al mecanismo de goznes.

Página siguiente…

VITRAL DE LA SEPULTURA DE JESUCRISTO


ubicado en uno de los arcos de medio punto sobre la puerta
lateral sur. Instalado en 1902, procedente de París, Fran-
cia, de la casa Société Artistique de Peinture sur verre.
Mide 244 x 120 cm
79

XIV E STACIÓN DEL VÍA CRUCIS


Dispuesto para la devoción en la iglesia parroquial de
Santo Domingo de Guzmán de Heredia.
Mide 138 x 118 cm. Es un óleo sobre tela de estilo barroco
del pintor holandés Ben Hirelaers, quien lo realizó en
1792.
80
81

SANTO SEPULCRO
de la iglesia parroquial de
San Rafael Arcángel en el
cantón del mismo nombre en
Heredia.

Fue encargada su realización a don Manuel María Zúñiga Rodríguez, a partir


del diseño aportado por don Teodorico Quirós, en la década de 1940. Toda la
obra es de madera. Y destacan en su ornamentación escenas de la Pasión y cua-
tro ángeles que sostienen los instrumentos con que sufrió el martirio el Reden-
tor del Mundo.
82

ARTE SACRO Y PIEDAD POPULAR:


EL DILEMA DE LOS BIENES PATRIMONIALES
Gran número de parroquias de la Arquidiócesis de San José cuentan con imáge-
nes de Jesucristo Yaciente y demás imágenes empleadas en Semana Santa que
han sido destinadas para el culto a Dios, por tanto son obras en uso vigente y por
su antigüedad, por las prácticas religiosas tradicionales asociadas a las mismas,
por las historias individuales y colectivas que las circundan y por su belleza artís-
tica y técnica son patrimonio de todas las personas que habitan en Costa Rica.
En ellas se manifiesta como el acontecimiento de la Redención que ha condiciona-
do toda la historia humana, es apropiado por nuestros pueblos, dándole nuevos
matices, representaciones e interpretaciones.
Al estar asociadas a un patrimonio religioso-cultural intangible, son dinámicas,
las comunidades las transforman y en muchos casos no reflejan en su policromía
el paso del tiempo. Perdieron la pátina propia de los bienes antiguos, puesto que
bajo algunas concepciones de nuestros pueblos, para Dios todo tiene que estar co-
mo nuevo, asociado esto a la noción de belleza.
Es una tarea ardua generar conciencia en las comunidades responsables de cada
una de las obras, que el valor sagrado, histórico y artístico de estas es tan alto que
requieren tratos especializados, que no borren de ellas el paso del tiempo, sino
que se las pueda leer como evidencia de las prácticas pretéritas y presentes de los
creyentes en Cristo.
83

… página anterior.

SANTO SEPULCRO Y CRISTO


YACENTE de la parroquia San
Isidro Labrador en Heredia.

La urna mide 203 x 237 x


130 cm. Es obra de Manuel
Zúñiga y fue toda elaborada
en madera. Es de estilo neogó-
tico, siguiendo el imperante
en la arquitectura de esta
iglesia parroquial.

La imagen de Cristo mide 166


x 43 cm. Es de pasta de estilo
barroco.

Página actual

CRISTO YACENTE
Venerado en la iglesia (c.c. como Basílica) parroquial de Santo Do-
mingo de Guzmán, en el cantón del mismo nombre en Heredia.
Mide 180 x 168 cm con los brazos extendidos. Es una talla en madera
de mediados del siglo XIX de estilo barroco que aun mantiene su poli-
cromía original. Guarda gran belleza en los detalles anatómicos, sus
heridas, las líneas de la sangre, el movimiento de los dedos y sus bra-
zos. Fue confeccionado para ser crucificado. Aunque sus pies son más
pequeños proporcionalmente, tienen gran fuerza en los detalles, prin-
cipalmente en las venas.
El trabajo con maestría en el uso de la gubia se observa con particular
énfasis en la cabellera y la barba. Los ojos y los labios los tiene entre-
abiertos y en la espalda se observan las heridas de los latigazos.
84
CRISTO YACIENTE de la
Iglesia parroquial de san
Isidro Labrador en Barbacoas
de Puriscal.

Es una imagen tallada en


madera de goznes, que es
utilizada aún para la repre-
sentación de la crucifixión y
la sepultura.
85
LOS PASOS DE LA CRUZ
Por José Antonio Mora Solano

Transcurría el año de 1954, mi padre, José Antonio Mo-


ra Meléndez, se recuperaba, en el hospital, luego de un
accidente automovilístico, su hermano, Luis Rubén
Mora Meléndez, decidió llevarle, como presente, una
prosa titulada “Los Pasos de la Cruz”, mi padre, agra-
deciendo el gesto y como respuesta, le dedicó la com-
posición de una marcha fúnebre la que tituló de la mis-
ma manera: “Los Pasos de la Cruz”.
Mi padre no terminó de componer la marcha y, hasta la
fecha, nunca ha sido interpretada pero ha sido conser-
vada en su forma original. A continuación expongo la
prosa de mi tío Luis Rubén, que generó la marcha a
manera de respuesta:

…Una tarde serena de Abril,… Es Viernes Santo


- Por las angostas y pedregosas calles de un humilde pueblo desfi-
la silencioso un fúnebre cortejo, que se va moviendo lentamente
sumido en la profunda tristeza que imprime al ambiente una cal-
ma inmensa, indescriptible. No sopla una brisa, no se balancea
una hoja, no canta un ave.
Densas nubes oscuras, por primera vez desde hace mucho tiempo,
manchan el espacio azul y ocultan el sol, como si también el astro
rey velara su frente ante el impresionante espectáculo que ofrece
la honda tristeza de la naturaleza entera en un “Viernes Santo”
Brilla un momento el sol, solamente para hacer resaltar una alta
cruz de madera, ante la cual se inclinan con reverencia las frentes
de los fieles, que postrados en la tierra del camino responden
consternados a las advocaciones tristes del Vía Crucis… “Porque
con tu Santa Cruz y muerte redimiste al mundo”.
Va ocultándose de nuevo el cielo con una densa neblina que acaba
por cubrirlo por completo; avanza entonces sobre las colinas una
lúgubre penumbra, se escucha el retumbar lejano, apenas percep-
tible y melancólico de un trueno; rasga su velo el cielo con relám-
pagos y la naturaleza entera gime y se estremece, como se acon-
goja, se estremece y gime el corazón de un Dios camino del Cal-
vario.
Ya entra el cortejo en la Iglesia. Todo es silencio en torno, escú-
chanse tan solo las suaves melodías de una plegaria en las últimas
notas de un canto que se pierde entre las bóvedas del templo…
“¡Misericordia imploro, piedad, Señor, piedad!... ¡Piedad, Señor,
oh sí, tened piedad de los que te pusimos en la Cruz!”…
Vuelve todo a la calma, la gente ya no reza, ya no canta; un sollo-
zo ahogado que brotaba de los pechos oprimidos que escucharon
los lamentos de Jesús, ahogó los débiles ecos de los últimos pasos
de la Cruz.
Con todo cariño
a mi hermano José Antonio Mora Fotografías de las partituras para tuba y trompe-
Luis R. Mora M 1953 ta solista de la Marcha Fúnebre compuesta para
una pequeña banda por José Antonio Mora
Meléndez en 1954.
86

LA SEPULTURA DEL SEÑOR manifestaciones, desde la arquitectura hasta la


música.
Por Pbro. Luis Diego Saenz Salazar Llama la atención que el Santo Sepulcro
haya generado y genera tal cantidad de precio-
XXXIX. Silencio sas manifestaciones, y, es que es el silente testi-
go del acontecimiento que ha cambiado irrever-
Luce en la majestad de tu tormento siblemente la historia de la humanidad: es la
la luz del abandono sin reserva; tumba vacía de Aquel porque puede decir de sí
resignación, que es libertá absoluta, mismo: “Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por
y el ¡”Hágase tu voluntad!” reviste lo siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte
con velo esplendoroso tu martirio. y del hades”. (Apoc. 1, 18).
Silencio, desnudez, quietud y noche
te revisten, Jesús, como los ángeles UN LUGAR QUE CONGREGA MULTITUDES.
de tu muerte; se calla Dios desnudo
y quieto en su tiniebla. ¡De tu Padre En el año 326, Santa Elena, madre del empera-
dentro el silencio fiel tan sólo se oye; dor Constantino, hizo derribar las obras del
de tu amor el arrullo que nos llama templo pagano dedicado a la diosa Fenicia
con brizador susurro a nuestro nido, Tyché-Astarté que el emperador Adriano había
puesto en tus brazos sobre las tinieblas hecho edificar sobre el “lugar más venerable
por las que rompe de la vida el sol! del mundo”, según palabras del emperador
Constantino, luego la emperatriz, secundada
Tomado de El Cristo de Velásquez, 1920 por el Obispo Marcelo, se da a la tarea de en-
Miguel de Oreamuno contrar el Calvario y el Santo Sepulcro del Se-
ñor. Encontrados ambos, se erige una majes-
tuosa Basílica que tenía tres ejes: la Gruta del
LA SEPULTURA DEL S EÑOR Santo Sepulcro, que se rodea de un monumento
al estilo romano de forma circular (Cfr. Mole
El relato Joáneo del entierro del Señor Adriana y tumba de Augusto en Roma) que re-
Jn.19,38-42 (cfr.Mt27,57-61. Mc.15,42-47. Lc. cibe el nombre de “ανάσταση” (resurrección),
23,50-56) nos coloca en un ambiente de profun- con un anillo interior dintelado sobre columnas
do recogimiento y piedad que la comunidad que soportan la bóveda, a unos 30 metros del
eclesial ha sabido conservar y hacer de él un Santo Sepulcro se encuentra la roca del Calva-
lugar donde se han dado la mano el profundo rio, que en la basílica constantiniana permane-
mensaje salvífico de la narración evangélica, la ció a cielo abierto, rodeada por un gran espacio
más pura piedad popular y el arte en todas sus
87
rodeado de 3 pórticos, que en el lado opuesto a (Juan 19,38). Al continuación se reza una ora-
la “anástasis” se cierra por la cabecera de la ba- ción, se bendice a los catecúmenos y se retiran.
sílica destinada al culto, llamada: martyryum, (2)
sobre la cripta donde Santa Elena encontró las En Jerusalén, la basílica del Santo Sepul-
reliquias de la Santa Cruz. (1) cro, es así el polo de atracción de toda la cris-
A partir es este momento los cristianos tiandad que ahí se da cita para fortalecer su fe
peregrinarán para visitar los lugares de la Tie- en el Resucitado.
rra Santa en donde nació, predicó, murió y re- Cada vez que el acceso a la Tierra Santa
sucitó su Señor. El movimiento fue tan signifi- era impedido por alguien, como los persas que
cativo que, y esto es cosecha mía con todo lo de en 614 arrebataron Jerusalén al imperio Bizan-
felibre que puede tener, Mahoma, fundador del tino, a los árabes islamitas en 637, que llegaron
Islamismo, puso como el último de los pilares para quedarse hasta el silo XI. Los creyentes en
del Islam: “Peregrinar a la Meca, al menos una Cristo se esforzaron para mantener abierta el
vez en la vida.” camino que conducía a Jerusalén.
Multitudes peregrinaron ayer como pere- Así nacen en la ciudad santa las ordenes
grinan hoy para conocer la Tierra del Señor y, hospitalarias: agrupaciones de laicos y clérigos
en especial el Santo Sepulcro. dedicados a la atención de los peregrinos, entre
Para fortuna nuestra ha llegado hasta no- ellas, la soberana y militar orden hospitalaria
sotros el relato que en siglo V d.c., hiciera una de los caballeros de San Juan de Jerusalén, fun-
religiosa española, de nombre Egeria de su pe- dada por un grupo de comerciantes amalfita-
regrinación a los Santos Lugares. En su itinera- nos hacia 1048 bajo el mote “Tuitio fidei at ob-
rio, la peregrina Egeria describe detalladamen- serquium pauperum”. La señalo por existir
te la liturgia celebrada por la iglesia jerosolimi- hasta el día de hoy y continuar prestando de
tana especialmente en la Semana Mayor. Me manera admirable su generosa asistencia a los
permito transcribir del número XXXVII, que pobres y necesitados de todos los rincones del
trata la celebración propia del viernes santo, el mundo. Otra de estas ordenes: la de los Caba-
apartado 8: “todos al retirarse de la cruz, se di- lleros del Santo Sepulcro de Jerusalén, fundada
rigen enseguida a la iglesia mayor, y se cumple en 1098, tendrá un influjo que, llegando hasta
cuanto se acostumbra en esta semana cuando nuestro tiempo y nuestra tierra, quizá halla te-
después de la hora novena se reúnen en el nido efecto hasta en alguna de las familias de
Martyrium hasta la tarde. Después del Marty- quien tiene la bondad de leer éstas líneas.
rium van a la anástasis. Allí se lee el pasaje del En 1078, las condiciones para los peregri-
Evangelio en el que José pide a Pilato el cuerpo nos se agravan, por la intolerancia de los turcos
del Señor y lo deposita en un sepulcro nuevo selgúcidas, nuevos amos de Palestina y de Jeru- Sepulcro. Galería Nacional, Londres.
Miguel Ángel. Descendimiento al
Las Cruzadas de Gustavo Doré

Muestras medievales en marfil


88
salén. muerte y sepultura del Señor resucitado” según
Es así que el Papa Urbano II, el 27 de no- El lo había dicho (cfr Lc. 24, 5-8) y según las Es-
viembre 1095, lanza al llamado a la 1° cruzada. crituras (cfr. Jn 20,3-10).
La respuesta de Europa es masiva: el pueblo, Los franciscanos, “guardianes” hasta hoy
los señores feudales y los clérigos se unen para de los Santos Lugares, fueron los primeros y
ir a rescatar los santos lugares. Aun hoy, cuan- durante varias siglos los únicos evangelizado-
do se desea convocar a una acción enérgica y res de ésta nuestra Patria, Costa Rica, razón de
que tenga profundo efecto en amplias capas de más para descubrir el amor y la devoción de
la población, se hablará de “cruzada”, aun en nuestro pueblo por la pasión de aquel que “fue
ambientes desafectos a la iglesia católica. crucificado, muerto y sepultado por nosotros y
El 15 de julio de 1099, los cruzados gana- por nuestra salvación”. (cfr. Credo de los após-
ron la ciudad de Jerusalén. Es significativo que toles y credo niceno-constantinopolitano).
quien fue elegido para jefear la reconquistada Cuando se le encomienda a Giotto di Bon-
Tierra Santa, Godofredo de Bouillón, no se de- done la decoración de la Capilla de la Arena en
jase coronar rey, sino que se llamó respetuosa- 1305 el gran artista del tardo medioevo nos re-
mente “Protector del Santo Sepulcro” (3) gala un prodigioso trabajo de pintura mural.
Uno de los lugares mas representativos Los 40 frescos de la capilla nos relatan la infan-
para la Europa Medieval con su espíritu de cru- cia de la Virgen y la vida de Cristo. El fresco 39
zada fue el Santo Sepulcro. De una manera tí- relata el entierro de Cristo con tal intensidad
mida pero reveladora, la representación del En- (¡hasta los angelitos se deshacen en lágrimas”),
tierro del Señor, su deposición en el Santo Se- que comienza a llamarse “Piedad”. Con este
pulcro hace su aparición con la iconografía me- nombre se designará el instante previo a la se-
diaval. San Bernardo de Claraval (1091-1153), pultura del Señor. Por razón de concisión, el
predicador insigne, fundador de los monjes cis- que esto escribe es conocido por su atención a
tercienses, santo caballero con su palabra ar- los detalles, los invito a contemplar otras dos
diente; San Francisco de Asis (1181-1226) pere- pinturas grandiosas y que nos dejemos ganar
grino también él en tierra santa como el Santo por el intenso sentimiento de estupor, (¡Dios ha
Rey de Francia Luis IX, muerto prisionero al muerto!), de paz (su muerte es redención) y de
fracasar la cruzada por él dirigida, que nos dejó dolor (¡Quaerens me, sedisti lassus: redemisti
una de las joyas más bellas del gótico La Sainte crucem passus: tantus labor non sitcassus”).
Chapelle, edificada en París entre 1246 y 1248 Cfr. Secuencia del oficio de difuntos. Ellas son
dedicada como relicario para la corona de espi- la sepultura de Cristo, hacia 1450 de Rogier
nas y la Santa Cruz, permitieron el crecimiento Van der Weyden y uno de los panales del ar-
de la devoción del pueblo fiel a la “pasión, mario de plata, del museo de San Marcos, pin-
van der Weyden. Galería los Uffizi,
Lamento por Cristo muerto. Roger

Deposición. Caravagio. Vaticano.


La Piedad, Giotto, 1267-1337
89
tado por Fray Angélico, hacia 1450, también y ,
bien, pasando por encima de otras muchas Aquí, en casa, creo que todos hemos es-
obras de arte, les invito a llegarnos hasta los cuchado con el ánimo sobrecogido los solemnes
siglos XVI y XVII, los siglos del Barroco, que y sentidos acordes del “Duelo de la Patria”
tanto influjo tuvieron sobre nuestras iglesias cuando el santo sepulcro sale en procesión por
particulares latinoamericanas, pues coinciden la puerta principal de Catedral o de la más hu-
con los años del inicio y consolidación de la ac- milde parroquia; al maestro Rafael Chávez le
tividad evangelizadora de los misioneros que debemos esta marcha tan sentida y expresiva.
nos trajeron el mensaje de salvación Señeras Otros muchos compositores de mayor o menor
son “Las Piedades” de Miguel Ángel, solo una valía nos han dejado una muy grande cantidad
concluida, las imágenes procesionales de los de obras de éste corte: como el herediano José
grandes tallistas españoles, entre ellos Salcillo, Chavarri.
Pedro de Berrugete, Sobresale entre esta riquí- En el santo sepulcro, desde Jerusalén has-
sima producción un yaciente esculpido por ta nuestra parroquia, los creyentes encontra-
Gregorio Fernández, que mueve a piedad y por mos no un cadáver sino la paz que dimana de
la veracidad con que representa la crueldad de Aquel que se nos dio de cuerpo entero para re-
la pasión y la paz del redentor quien con ojos dimirnos.
entreabiertos y la boca que aun parece tomar Siempre me ha llamado la atención la ac-
aliento, nos invita a acogerlo con amor. titud con que los caballeros del Santo Sepulcro
El entierro de Cristo del Caravaggio, im- portan cada años la venerada urna, cuajada de
ponente lienzo custodiado en los Museos Vati- flores. A al final de la procesión de cada viernes
canos, donde sentimos la suavidad del sagrado santo saben que literalmente han cargado con
cuerpo, bañado de luz, la dureza de la loza que el símbolo de quien es semilla que puesto en
lo cubrirá por tres días según las escrituras y tierra da mucho fruto de vida verdadero y de
escuchamos el lamento de la mujer del pueblo libertad.
que, alzados los brazos al cielo, hace contra-
punto al dignísimo dolor de la Virgen María.
Esta imaginería es el cuño donde se formó la
nuestra. NOTAS AL PIE:
En ésta época, la musica no se quedó
atrás, señalo las monumentales y admirables
“Pasiones” de J.S. Bach. Teniendo los protes- (1) Ver diseño tomado de la “Síntesis de la Arqueo-
tantes muy limitado el uso de las imágenes, el logía Cristiana”. José A. Iñiguez. Ed. Palabra.
genio del gran músico plasmó en sonido lo que Madrid, España 1977. pp166-167)
los artistas católicos plasmaron en pintura y es- (2) Eteria. Itinerario. Prologo, traducción y notas del
cultura. Juan Monteverde S.D.B. Librería Parroquial.
México. 1954.
Si, el santo sepulcro inspira a todo cris-
tiano a dar de sí lo mejor, pues se sabe redimi- (3) Historia Universal, octava ed. Tomo III, La
Edad Media, Autores Varios.Espasa-Calpe. Ma-
do. drid-España. 1970. PP466-470.

El mundo romántico seguirá los pasos de


Bach. Mucha música, en especial marchas fúne-
bres escribirán los compositores para acompa-
ñar los entierros laicos, o en los países donde se
acostumbra realizar procesiones en la Semana
Mayor, para acompañarlas.
90
91

Aquello que fue elaborado para el ex presidente Tomás Guardia -


su banda presidencial y su homenaje musical - se perpetuó y
transformó en patrimonio costarricense asociado a Jesucristo que
yace y es contemplado por los pueblos de nuestro país.
92
93

Plegaria a la Virgen de la Soledad compuesta por Rafael Solano. Recuperada por el pbro.
Luis Diego Sáenz, José Aurelio Sandí Morales y Jeimy Trejos Salazar en Música Sacra de
Costa Rica, una pequeña muestra.
94

VITRAL DE LA RESURECCIÓN
Ornamenta la iglesia del Convento
de San Antonio de Guadalupe de
Goicoechea. Data de finales de 1960 y
fue traído de España.
95
96

También podría gustarte