Lectura 2. Hormonas de La Felicidad

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Lectura: Hormonas responsables de controlar estados de ánimo y

la felicidad.
Hay hormonas que tienen la
capacidad de enviar una
serie de impulsos, en
forma de descarga,
dirigidos al cerebro para
que se ejecute cada acción.
Son lo que se conocen como
los neurotransmisores.
Además de controlar
funciones como la
respiración o los latidos del
corazón, son responsables
de otro tipo de funciones
como la concentración o el
aprendizaje. Aunque pueda parecer sorprendente, también nuestro estado de
ánimo depende de ellos y es en este último aspecto donde entran en juego la
dopamina y la serotonina como las perfectas mensajeras para sentir placer y
felicidad. Existen cuatro químicos naturales en nuestros cuerpos que suelen ser
definidos como el "cuarteto de la felicidad", conformado por las endorfinas,
dopamina, serotonina y oxitocina.

La dopamina y la serotonina son dos neurotransmisores capaces de influir en


nuestro ánimo. Seguro que alguna vez te has preguntado por qué a veces nos
invade la alegría y otras la tristeza. La respuesta se encuentra en estas pequeñas
moléculas que se encuentran en nuestro cerebro, es decir aquellas que trabajan a
modo de mensajeros para mantener conectadas y en funcionamiento todas
nuestras neuronas. Son hormonas capaces de ofrecernos las mejores sensaciones
de placer y felicidad siempre y cuando se encuentren en equilibrio. Sin embargo,
cada una cumple una función distinta.

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La dopamina es el neurotransmisor responsable de darnos esa sensación de
placer que experimentamos tras un esfuerzo realizado. De ahí que esté
estrechamente vinculada a la recompensa y a la motivación. La dopamina es
liberada por las neuronas dopaminérgicas y es sintetizada por el aminoácido
tirosina. La encontraremos en la sustancia negra del cerebro y, a partir de ahí,
viaja hacia todas aquellas zonas en las que es requerida. Sus funciones son muy
variadas: ayuda a la memoria y al aprendizaje, incrementa la atención y favorece el
estado de alerta, estimula y controla los movimientos motores de nuestro
organismo, produce sensaciones de placer, ayuda a la toma de decisiones y
reacciones inmediatas y está implicada en la regulación del sueño junto a la
melatonina. Alteraciones en la transmisión dopaminérgica han sido relacionadas,
directa o indirectamente, con trastornos severos como la enfermedad de Parkinson
y la esquizofrenia, así como con la adicción a drogas (anfetaminas y cocaína, por
ejemplo).

La serotonina es la "hormona del placer", o como otros la definen la "hormona del


humor". Al igual que la dopamina, es un neurotransmisor del sistema nervioso que
lo encontramos en diversos lugares del organismo como el cerebro, los intestinos
y las plaquetas sanguíneas. Se le conoce comúnmente como la hormona de la
felicidad ya que está ligada estrechamente a nuestras emociones. Aunque sus
funciones van más allá del estado anímico. Es así como está implicada en: la
digestión, en el estómago e intestinos hay importantes cantidades de serotonina y
de sus niveles depende mucho el estreñimiento o la diarrea. la producción de libido
o deseo sexual; la regulación del sueño y es un factor importante en el ritmo
circadiano que nos alerta del momento del descanso; el estado de ánimo, el humor
y la felicidad, sus niveles bajos están asociados a la aparición de ansiedad, estrés
o depresión, y el mantenimiento natural de la temperatura corporal.

Si bien estas hormonas tienen comportamientos similares, tienen también


diferencias ya que la dopamina está implicada en el aumento de la energía y en
emociones como la euforia y la excitación, mientras que la serotonina está

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relacionada con la calma o el descanso siempre y cuando se encuentren en perfecto
equilibrio.

El desequilibrio de los neurotransmisores puede


provocar algunos problemas de salud
psiquiátricos. Según la región cerebral afectada,
así será el trastorno y, por lo tanto, su tratamiento.
Antes de que la salud mental se vea afectada, la
falta de equilibrio entre neurotransmisores se
manifiesta en forma de síntomas concretos. En los
casos de un bajo nivel de dopamina se pueden
reconocer algunas alteraciones en la memoria o en la concentración, dificultades en
la coordinación motora e, incluso, cansancio, malhumor e incapacidad de sentir
placer en experiencias que antes sí lo producían. No obstante, niveles de dopamina
altos también pueden llevarnos a desarrollar manías o, incluso, alucinaciones
paranoides. En cuanto a la falta de serotonina puede reconocerse en síntomas
como alteraciones del sueño, falta de deseo sexual, desmotivación, apatía y tristeza.
Por el contrario, unos niveles de serotonina altos también pueden influir en el
desarrollo de insomnio y esconderse detrás de algunos síntomas cardíacos como
taquicardias y tensión arterial elevada.

Tanto a nivel físico como emocional, los nutrientes son grandes aliados en el
desarrollo y mantenimiento de nuestro organismo. De ahí que se hable de la
alimentación como medicina natural para mantener una salud óptima. En los
neurotransmisores también afecta la forma como nos nutrimos ya que muchos
alimentos contribuyen a la producción natural de los mismos. El plátano, la avena,
el chocolate, la piña y los garbanzos son alimentos que nos ayudan a mantener a
raya la dopamina y la serotonina y, por tanto, poner nuestro estado de ánimo a salvo.

Concluyendo, la dopamina y serotonina juegan un papel sumamente importante en


nuestra vida. Mantenerlas en sus niveles adecuados es la mejor prevención para
evitar cualquier tipo de patología relacionada. Y, sabiendo la importancia que
tienen en nuestro estado de ánimo, así como en nuestra sensación de felicidad y

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placer, es vital prestarles la atención que merecen. De esta forma se estará
favoreciendo el bienestar físico y, sobre todo, el bienestar emocional.

Por otro lado, las endorfinas son sustancias que produce nuestro cerebro y que
generan un efecto de placer y bienestar. Así, la ausencia o deficiencia de ellas puede
producir estados de depresión y/o desequilibrio emocional. Una de las mejores formas
de liberar endorfinas es hacer ejercicio, tener contacto físico, reírse a carcajadas, ser
agradecido y recordar buenos momentos. El consumo de alimentos que contienen
triptófano también aumentan la producción de endorfinas.

La oxitocina conocida como la hormona del amor, provoca sentimientos de


satisfacción, calma y seguridad que, a menudo, se asocian con la unión de pareja.
En general la oxitocina se activa con actividades que estimulan nuestros sentidos
de forma placentera, así como: practicar Yoga, dando y recibiendo caricias y al
estimular su producción con los alimentos. De forma natural: conviene reducir el
nivel de estrés, incluir alimentos con triptófano y omega 3, hacer ejercicio, evitar
tomar bebidas estimulantes, tener una mayor exposición al sol para incrementar el
nivel de vitamina D o descansar adecuadamente., tomar el sol, no tomar azúcares
refinados. El plátano aumenta la serotonina y la dopamina, también los huevos, el
chocolate, la piña, el salmón y el pimiento.

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Hormonas y cerebro. Enamorarse resulta benéfico para el cerebro.

Cuando nos enamoramos somos los más felices del planeta, nos sentimos
invencibles y olvidamos todo raciocinio. El enamoramiento genera una
neuroquímica específica en el cerebro que resulta benéfica para aprender,
memorizar y regular procesos hormonales y neuroquímicos.

Al respecto, Eduardo Calixto González,


profesor de la Facultad de Psicología
de la UNAM, explicó que, en un
noviazgo, desde el enamoramiento
hasta llegar a la relación estable,
surgen varias sustancias en el cerebro
“Hoy sabemos que nos enamoramos
específicamente por una activación del
hipotálamo junto con el giro del cíngulo, parte encargada de interpretar emociones”.
Además, se involucran la amígdala cerebral que genera la emoción básica y el
hipocampo que maneja los recuerdos en los aspectos cognitivos de poner atención,

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Neuroquímica del amor

La neuroquímica es fundamental para el amor, dijo


el especialista. Por ejemplo, el enamoramiento —
un evento que surge en los primeros meses de la
relación, incluso en los primeros años— nos quita
la lógica de la congruencia y nos genera
muchísima emoción. En este proceso, aparece la
dopamina, generadora de muchísima atención y
memoria. “Por eso cuando nos enamoramos,
prácticamente recordamos detalles y sentimos que el tiempo pasa rápido, nos
motiva para hacer cosas y genera esa sensación de no cansarnos”.

Otro neuropéptido involucrado es la oxitocina, la cual crea el apego a la persona.


“Nos da la sensación de sentirnos uno solo con la pareja. Entre más abrazamos y
besamos más se incrementa esta sustancia”.

A lo largo del enamoramiento disminuye la dopamina y la oxitocina se queda


estable, por eso, una relación dura mucho tiempo porque, aunque no es la misma
sensación de las “mariposas en el estómago”, esta sustancia nos hace sentir que la
otra persona es importante para nosotros.

Calixto González apuntó que el neurotransmisor del amor es la dopamina y la


hormona del amor es la oxitocina. Con la presencia de estas dos se asegura el
mantenimiento de una relación. Así, “la pasión viene con la dopamina y extrañamos
con la oxitocina”.

En el transcurso de la relación, hay un


incremento de endorfinas y se convierte en
un proceso adictivo. Esta sustancia nos quita
el dolor, y al mismo tiempo, nos crea esa
sensación de necesitad de repetir conductas.
“Con dopamina y endorfina, prácticamente, se
asegura la codependencia en una relación”.

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Amor verdadero

Cuando llega al amor verdadero, los niveles de


dopamina y endorfina disminuyen, en cambio, los
niveles de oxitocina son altos. “Por eso solemos ver
a las personas tal y como son, sin la magia, y aun así
sentirnos convencidos que aun con defectos la pareja
es muy importante”. También surge el óxido nítrico, un
gas que nos hace poner atención y aprender más;
recordamos cómo besar y realizar una caricia y nunca olvidarlo. “Siempre se
quedará en nuestro cerebro”.

La serotonina nos hace compulsivos y que pensemos todo el tiempo en la otra


persona. Además, nos genera una sensación de obsesión tan grande que puede
“ser el inicio del infierno de varias parejas”.

Otra hormona presente es la noradrenalina, que nos brinda la sensación de seguir


con la misma pareja, aun cuando sepamos que es un error. “Por ejemplo, cuando
alguien más nos dice que no nos conviene se libera más esta sustancia y con un
poquito de dopamina pensamos que es lo correcto. A esto se le llama síndrome de
Romeo y Julieta”.

Al tener una gran cantidad de besos y orgasmos, el cerebro libera en el hipocampo


—donde se da el aprendizaje— un factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF,
por sus siglas en inglés). El proceso bien llevado puede tener connotaciones
netamente neuroquímicas favorecedoras para conectar más neuronas que
favorecen la memoria.

En conclusión, enamorarse genera una neuroquímica específica para aprender,


memorizar y regular procesos hormonales que son beneficiosos para el cerebro,
finalizó el investigador.

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Bibliografía
• Ondarza, N., R. 2017. Biología moderna. Trillas. México. 310-319 pp.
• Olguín L., M.; Rojas, G., D. 2019. Enamorarse resulta benéfico para el cerebro.
Global, UNAM.

• https://paleobull.com/blogs/estilo-paleo/dopamina-y-serotonina-los-
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• https://www.google.com.mx/search?q=serotonina+animada&source=lmns&bih=
649&biw=1294&hl=es-
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como estimilarlas

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Profra. Cecilia Garduño Ambriz. Septiembre 2023.

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