Ficha STC11191-2020

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TUTELA

REPORTE DE CONSULTA

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN CIVIL Y AGRARIA


ID : 719073
M. PONENTE : OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE
NÚMERO DE PROCESO : T 1100122030002020-01444-01
NÚMERO DE PROVIDENCIA : STC11191-2020
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Civil de Bogotá
CLASE DE ACTUACIÓN : ACCIÓN DE TUTELA - SEGUNDA
INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 09/12/2020
DECISIÓN : REVOCA CONCEDE TUTELA
ACCIONADO : JUZGADOS PRIMERO CIVIL DEL
CIRCUITO Y DIECIOCHO CIVIL
MUNICIPAL DE EJECUCIÓN DE
SENTENCIAS DE BOGOTÁ
ACCIONANTE : JOSÉ ISAAK GONZÁLEZ GÓMEZ
FUENTE FORMAL : Código Civil art. 30 / Código General del
Proceso art. 317

ASUNTO:
¿La providencia que niega la terminación del proceso por desistimiento
tácito, al considerar que la solicitud de copias formulada por el ejecutante
interrumpió el término previsto en el art. 317 del CGP, vulnera el derecho al
debido proceso del accionante?

TEMA: ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: casos en que procede


DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: interpretación sistemática
para fijar el alcance del art. 317 lit. c del CGP (unificación de jurisprudencia)

Tesis:
«Por regla general, los procesos deben terminar una vez se haya definido la
situación jurídica en virtud de la cual fueron promovidos, bien mediante
una sentencia, o a través del desarrollo de actuaciones posteriores a ella
dirigidas a satisfacer el derecho pretendido. No obstante, el legislador
autorizó a los jueces a culminarlos antes de que ello suceda, en el evento en
que se paralicen porque una de las partes no realizó la “actuación” de la que
dependía su continuación, o por cualquier otra razón.

Es así como el numeral 1° del artículo 317 del Código General del Proceso
prevé que se tendrá por “desistida la demanda”, cuando el postulante,
dentro de los treinta (30) días siguientes a la notificación de la providencia
que lo requiera, no cumpla con la “carga procesal” que demande su
“trámite”.

El numeral 2°, por su parte, estipula que dicha consecuencia procede,


cuando el “proceso” “permanezca inactivo en la secretaría del despacho,
porque no se solicita o realiza ninguna actuación durante el plazo de un (1)
año en primera o única instancia, contados desde el día siguiente a la
última notificación o desde la última diligencia o actuación (…)”.

Y la misma disposición consagra las reglas, según las cuales “[s]i el proceso
cuenta con sentencia ejecutoriada a favor del demandante o auto que
ordena seguir adelante la ejecución, el plazo previsto (…) será de dos (2)
años (literal b), y que “[c]ualquier actuación, de oficio o a petición de parte,
de cualquier naturaleza, interrumpirá los términos previstos en este
artículo” (literal c).

El último de tales preceptos es uno de los más controvertidos, como quiera


que hay quienes sostienen, desde su interpretación literal, que la
“actuación” que trunca la configuración del fenómeno es “cualquiera”, sin
importar si tiene relación con la “carga requerida para el trámite” o si es
suficiente para “impulsar el proceso”, en tanto otros afirman que aquella
debe ser eficaz para poner en marcha el litigio.

En pretéritas ocasiones esta Sala se ha referido al tema, pero, su postura no


ha sido consistente, en la medida que unas veces ha acogido el primer
criterio y en otras el segundo, sin que las razones para modificarlo se hayan
revelado con claridad.

Así, por ejemplo, en STC1836-2020 consideró que un memorial en el que se


designaba dependiente judicial “interrumpía” el término de treinta (30) días
para integrar el contradictorio, mientras en la STC4021-2020 indicó que
“Simples solicitudes de copias o sin propósitos serios de solución de la
controversia, derechos de petición intrascendentes o inanes frente al
petitum o causa petendi, no pueden tenerse como ejercicio válido de
impulso procesal”. A su turno, en sede del recurso extraordinario de
revisión, al analizar si el “otorgamiento de un nuevo poder interrumpía el
plazo de 30 días” expuso: “Por consiguiente, no puede ser con “cualquier
actuación” de la parte que se interrumpa el término legal para impulsar el
asunto, pues lo requerido es que adelanten actos idóneos para dicho
impulso” (AC7100-2017).

Siendo así, y dado que sobre los alcances del literal c) del artículo 317
comentado, esta Corporación no tiene un “precedente” consolidado, es
necesario, a efectos de resolver el caso y los que en lo sucesivo se presenten,
unificar la jurisprudencia, cuanto más si de ese modo se garantiza la
seguridad jurídica e igualdad de quienes acuden a la administración de
justicia.

2.- Es cierto que la “interpretación literal” de dicho precepto conduce a


inferir que “cualquier actuación”, con independencia de su pertinencia con
la “carga necesaria para el curso del proceso o su impulso” tiene la fuerza de
“interrumpir” los plazos para que se aplique el “desistimiento tácito”. Sin
embargo, no debe olvidarse que la exégesis gramatical no es la única
admitida en la “ley”. Por el contrario, como lo impone el artículo 30 del
Código Civil, su alcance debe determinarse teniendo en cuenta su
“contexto”, al igual que los “principios del derecho procesal”. Sobre el
particular, esta Sala ha sostenido:

“(…) cuando el derecho procesal en su conjunto, percibido por lo tanto en su


cohesión lógica y sistemática cual lo exige el Art. 4 de la codificación, denota
con claridad suficiente que determinada regla debe tener un alcance distinto
del que había de atribuírsele de estarse únicamente a su expresión
gramatical, es sin duda el primero el que prevalece (…). La ley constituye un
todo fundado en ideas básicas generales, articulado según determinados
principios de ordenamiento, y que a su vez está ubicado en el ordenamiento
jurídico global. La tarea de la interpretación sistemática consiste en asignar
a cada norma dentro de ese todo y de ese ordenamiento global, el lugar que
le corresponde según la voluntad reconocible de la ley y extraer de esa
ubicación conclusiones lógicas sobre el contenido de la misma...’” (AC 8 abr.
2013, rad. 2012-01745-00).

De suerte, que, los alcances del literal c) del artículo 317 del estatuto
adjetivo civil deben esclarecerse a la luz de las “finalidades” y “principios”
que sustentan el “desistimiento tácito”, por estar en función de este, y no
bajo su simple “lectura gramatical”.

Ahora, contra la anterior conclusión podría argüirse que como el


“desistimiento tácito” es una “sanción”, y esta es de “interpretación
restrictiva”, no es posible dar a la “norma” un sentido distinto al “literal”.
Pero, tal hipótesis es equivocada, primero, porque que una hermenéutica
deba ser restrictiva no significa que tenga que ser “literal”, la “ley debe ser
interpretada sistemáticamente”, con “independencia” de la materia que
regule; y segundo, no se trata de extender el “desistimiento tácito” a
situaciones diferentes de las previstas en la ley, sino de darle sentido a una
directriz, que entendida al margen de la “figura” a la que está ligada la torna
inútil e ineficaz».

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: naturaleza y finalidad

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: evolución normativa

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: principios que realiza (c. j.)

Tesis:
«Mucho se ha debatido sobre la naturaleza del “desistimiento tácito”; se
afirma que se trata de “la interpretación de un acto de voluntad genuino,
tácitamente expresado por el solicitante” de “desistir de la actuación”, o que
es una “sanción” que se impone por la “inactividad de las partes”. Su
aplicación a los casos concretos no ha sido ajena a esas concepciones; por el
contrario, con base en ellas se ha entendido que la consecuencia solo es
viable cuando exista un “abandono y desinterés absoluto del proceso” y, por
tanto, que la realización de “cualquier acto procesal” desvirtúa la “intención
tácita de renunciar” o la “aplicación de la sanción”.

No obstante, quienes allí ponen el acento olvidan que la razón de ser de la


figura es ajena a estas descripciones, pues fue diseñada para conjurar la
“parálisis de los litigios” y los vicios que esta genera en la administración de
justicia.

Recuérdese que el “desistimiento tácito” consiste en “la terminación


anticipada de los litigios” a causa de que los llamados a impulsarlos no
efectúan los “actos” necesarios para su consecución. De suerte que a través
de la medida, se pretende expulsar de los juzgados aquellos pleitos que, en
lugar de ser un mecanismo de resolución de conflictos se convierten en una
“carga” para las partes y la “justicia”; y de esa manera: (i) Remediar la
“incertidumbre” que genera para los “derechos de las partes” la
“indeterminación de los litigios”, (ii) Evitar que se incurra en “dilaciones”, (iii)
Impedir que el aparato judicial se congestione, y (iv) Disuadir a las partes de
incurrir en prácticas dilatorias -voluntarias o no- y a propender porque
atiendan con lealtad y buena fe el deber de colaboración con la
administración de justicia.

Así se desprende de la historia legislativa de la “figura”, la cual revela que


desde 1890 hasta ahora, salvo durante el periodo comprendido entre 2003 y
2008, el legislador colombiano ha encontrado en la “terminación anticipada
de los procesos” un “mecanismo efectivo” para remediar su “parálisis y sus
efectos, al punto que, con el paso de los años, lo ha fortalecido, ampliando
las condiciones en que puede ser aplicado; de operar solo a petición de
parte, se autorizó su declaración de oficio, y de interesarle el sujeto
responsable de la detención del procedimiento, dispuso que no solo procede
cuando el impulso depende una de las partes (num. 1° art. 317 del C. G. del
P), sino, cuando, por cualquier razón, el “expediente permanezca inactivo”
(num. 2 ibídem).

El primer antecedente se encuentra en el artículo 54 de la Ley 105 de 1890;


allí se indicó que “se estimará que ha caducado la instancia” y se archivará
el expediente “[c]uando el actor abandonare en la primera instancia y
durante un año el juicio que ha promovido (…)”. Precisó que había
“abandono” “cuando la parte actora no ha hecho gestión alguna por escrito,
propia para la continuación del juicio durante un año (…)”. Dicha norma fue
modificada por el canon 29 de la Ley 100 de 1892, para excluir varios
procesos de su “aplicación”

Luego, el Código Judicial de 1931 reiteró la “caducidad la instancia” como


“abandono del juicio”, pero señaló que este se podía decretar, “(…) cuando el
demandante no ha hecho gestión alguna por escrito en el juicio durante un
año (…), y si el demandado lo pedía (arts. 364 y 365).

Posteriormente, el Código de Procedimiento Civil de 1970 bautizó la figura


como “perención”, advirtiendo que podía declararse a “solicitud del
demandado”, si el expediente permanecía en secretaría durante seis o más
meses “por estar pendiente su trámite de un acto del demandante” (Decretos
1400 y 2019 de 1970, arts. 346 y 347).

Estas reglas fueron variadas, sin mayores cambios, por los artículos 166 y
167 del Decreto 2282 de 1989, luego, mediante el artículo 45 del Decreto
2651 de 1991, que autorizó el “decreto oficioso de la perención”, y después
por el canon 19 de la Ley 446 de 1998, a través del cual se estableció que
también podía decretarse “aunque no hayan sido notificados del auto
admisorio todos los demandados o citados” o “cuando la actuación
pendiente esté a cargo de ambas partes”.

La Ley 794 de 2003 derogó la perención, y la Ley 1194 de 2008 introdujo el


“desistimiento tácito” en las condiciones en las que está redactado el
numeral 1° del actual estatuto adjetivo; a pesar de que el nombre varió y las
hipótesis para su declaración también, lo cierto es que sus finalidades
permanecieron intactas, de hecho, en la exposición de motivos se consignó,
entre otros aspectos, que la nueva figura “[n]o es manipulable por el
demandante. A decir verdad, la escasa frecuencia con que operaba la
perención obedecía a que para evitarla era suficiente con presentar cada
cinco meses un memorial con solicitudes inútiles que obligaban al secretario
a pasar el expediente al despacho. La disposición que se propone no permite
ese juego (…)” (Gaceta 446 de 2007, Ponencia para Primer Debate Proyecto
de Ley No. 062 de 2007, Cámara).

Luego, el artículo 23 de la Ley 1285 de 2009, por medio de la cual se


modificó la Ley 270 de 1996, instituyó como medida transitoria de
descongestión, la “perención en los procesos ejecutivos”. Dicha norma
perdió su vigor a los pocos años, y desde el 1° de octubre de 2012, con la
expedición del Código General del Proceso comenzó a regir el “desistimiento
tácito” bajo las modalidades señaladas (Ley 1564 de 2012).

Y aunque en el “trámite” de dicha ley no constan los motivos de la inclusión


del literal c), no por su sola existencia puede colegirse que el “legislador
patrio” abdicó de la idea que en el 2008 lo condujo a incorporar nuevamente
esa herramienta. Tan es así, que en el debate del numeral segundo del
artículo 317 prescindió de cualquier locución que implicara realizar un
juicio subjetivo sobre la “conducta de las partes”, al decir que “[s]e eliminó la
expresión “abandono” pues esta deja la impresión de que la norma hace un
juicio de desvalor sobre la conducta de la parte” (Gaceta 114 de 2012,
Informe de Ponencia para Primer Debate Proyecto de Ley No. 159 de 2011,
Senado, 196 de 2011, Cámara).

Por otra parte, la Corte Constitucional, en las oportunidades que ha


estudiado la “figura”, como “perención” o “desistimiento tácito”, ha reiterado
que realiza los “principios de diligencia, eficacia, celeridad, eficiencia de la
administración de justicia”, al igual que la seguridad jurídica, “[t]odo esto en
el entendido de que la racionalización del trabajo judicial y la descongestión
del aparato jurisdiccional, finalidades a las que aporta la decisión de
terminar anticipadamente un trámite judicial, contribuyen
significativamente a hacer más expedito el trámite de los litigios judiciales”
(C-173/2019, C/1186-08, C/874-03, C/292-2002, C/1104-2001, C/918-
01, C/568-2000)»

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: la solicitud de copias o las


peticiones intrascendentes frente al petitum o causa petendi, no
interrumpen el término del desistimiento tácito

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: actuaciones eficaces para


interrumpir el término

DERECHO PROCESAL - Desistimiento tácito: inaplicabilidad cuando las


partes están imposibilitadas para cumplir sus deberes procesales por
razones de fuerza mayor (c. j.)

Tesis:
«(…) dado que el “desistimiento tácito” consagrado en el artículo 317 del
Código General del Proceso busca solucionar la parálisis de los procesos
para el adecuado funcionamiento de la administración de justicia, la
“actuación” que conforme al literal c) de dicho precepto “interrumpe” los
términos para se “decrete su terminación anticipada”, es aquella que lo
conduzca a “definir la controversia” o a poner en marcha los
“procedimientos” necesarios para la satisfacción de las prerrogativas que a
través de ella se pretenden hacer valer.

En suma, la “actuación” debe ser apta y apropiada y para “impulsar el


proceso” hacia su finalidad, por lo que, “[s]imples solicitudes de copias o sin
propósitos serios de solución de la controversia, derechos de petición
intrascendentes o inanes frente al petitum o causa petendi” carecen de esos
efectos, ya que, en principio, no lo “ponen en marcha” (STC4021-2020,
reiterada en STC9945-2020).

Ahora, lo anterior se predica respecto de los dos numerales de la norma


comentada, ya que además que allí se afirma que el “literal c” aplica para
ambos, mediante los dos se efectivizan los principios de eficacia, celeridad,
eficiencia, lealtad procesal y seguridad jurídica. No obstante, dado que
prevén hipótesis diferentes, es necesario distinguir en cada caso cuál es la
“actuación eficaz para interrumpir los plazos de desistimiento”.

Como en el numeral 1° lo que evita la “parálisis del proceso” es que “la parte
cumpla con la carga” para la cual fue requerido, solo “interrumpirá” el
término aquel acto que sea “idóneo y apropiado” para satisfacer lo pedido.
De modo que si el juez conmina al demandante para que integre el
contradictorio en el término de treinta (30) días, solo la “actuación” que
cumpla ese cometido podrá afectar el cómputo del término.

En el supuesto de que el expediente “permanezca inactivo en la secretaría


del despacho, porque no se solicita o realiza ninguna actuación (…) en
primera o única instancia”, tendrá dicha connotación aquella “actuación”
que cumpla en el “proceso la función de impulsarlo”, teniendo en cuenta la
etapa en la que se encuentre y el acto que resulte necesario para
proseguirlo.

Así, el impulsor de un declarativo cuyo expediente ha estado en la


“secretaría del juzgado” por un (1) año sin emplazar a uno de los herederos
del extremo demandado, podrá afectar el conteo de la anualidad con el
“emplazamiento” exigido para integrar el contradictorio.

Si se trata de un coercitivo con “sentencia o auto que ordena seguir adelante


la ejecución”, la “actuación” que valdrá será entonces, la relacionada con las
fases siguientes a dicha etapa, como las “liquidaciones de costas y de
crédito”, sus actualizaciones y aquellas encaminadas a satisfacer la
obligación cobrada.

Lo dicho, claro está, sin perjuicio de lo dispuesto por la Corte Constitucional


(sentencia C-1194/2008), en cuanto a que el “desistimiento tácito” no se
aplicará, cuando las partes “por razones de fuerza mayor, están
imposibilitadas para cumplir sus deberes procesales con la debida
diligencia”».

DERECHO AL DEBIDO PROCESO - Proceso ejecutivo: vulneración del


derecho al negar la terminación del proceso por desistimiento tácito,
considerando que la solicitud de copias formulada por el ejecutante
interrumpe el término previsto en el art. 317 del CGP

Tesis:
«(…) el resguardo invocado por José Isaak González Gómez debe abrirse
paso, comoquiera que la “petición de copias” elevada por su ejecutante (8 ag.
2019) no “interrumpió” los (2) años que despuntaron el 22 de agosto de
2017 y culminaron el 22 de agosto de 2019 y, por tanto, tenía derecho a que
a que el coercitivo “terminara por desistimiento tácito”.

6.- Por consiguiente, se infirmará lo opugnado y, en su lugar, se otorgará el


auxilio implorado».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: CC C-173/19, C-1186/08, C-


874/03, C-292/02, C-1104/01, C-918/01, C-568/00, C-1194/08, CSJ
STC4021-2020

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