Invasión de Inmueble Colindante Por María Paula Marissi
Invasión de Inmueble Colindante Por María Paula Marissi
Invasión de Inmueble Colindante Por María Paula Marissi
“Invasión de inmueble
colindante: su incorporación
en el Código Civil y
Comercial”
Análisis y crítica.
Breves nociones de derecho comparado
A mis padres, Alicia y Chichilo por su apoyo y su amor incondicional. Gracias a ellos soy.
Resumen
Como será expuesto en el desarrollo del presente, la invasión de inmueble colindante está
íntimamente vinculada con el principio de creación jurisprudencial denominado “accesión
invertida”, que deroga la absolutez de la regla romana “superficie solo cedit”, otorgando
calidad de principal a lo edificado y de accesorio al suelo, por lo que este último accede al
primero. Nos ocuparemos de profundizar su origen en el campo del derecho y remarcar su
especial trascendencia en el tema que abordamos.
El estudio del derecho comparado es, en el caso, sumamente necesario para comprender los
antecedentes legales que sirvieron de inspiración al legislador al momento de elaborar la norma.
Se hará referencia a algunas de las naciones que la contemplan específicamente en sus Códigos
Civiles, esto es, Venezuela, Italia, Portugal, Alemania y Suiza.
Según este principio, el propietario de una cosa considerada como principal, adquiere el
dominio de aquellas cosas, estimadas accesorias, que se incorporen a ella, uniéndose
inseparablemente, ya sea de manera natural o con intervención del hombre. Lo que hay es una
cosa ajena, adhiriéndose a una propia.
B. Marco legal
El Código Civil la contemplaba en su artículo 2571: “Se adquiere el dominio por accesión,
cuando alguna cosa mueble o inmueble acreciere a otra por adherencia natural o artificial.”
En el nuevo ordenamiento Civil y Comercial, la accesión está regulada como uno de los modos
de adquisición del dominio y se halla en el Libro Cuarto (“De los Derechos Reales”), Título
III (“Dominio”), Capítulo 2 (“Modos especiales de adquisición del dominio”), en las secciones
4° (“Transformación y accesión de cosas muebles”) y 5° (“Accesión de cosas inmuebles”).
De tal modo, se pueden distinguir dos tipos de accesión: por un lado, la accesión sobre cosas
muebles, y por el otro, la que aquí interesa, la accesión sobre cosas inmuebles. Dentro de esta
última categoría se hallan el aluvión (art.1959 CCCN), la avulsión (art.1961 CCCN), la
construcción, siembra y plantación (art.1962 CCCN) y la invasión de inmueble colindante
(art.1963 CCCN).
La expresión latina “superficie solo cedit” (“la superficie cede ante el suelo”) tiene origen en
Roma e implica, básicamente, que el dueño del suelo, entendido esto como “lo principal”, se
hace propietario de todo lo que a él se incorpora, esto es, “lo accesorio”, por lo que dicho
principio no reconoce titularidades jurídicas diferenciadas: no hay, por un lado, dueño del
terreno y, por el otro, dueño de lo que sobre éste se asiente. Por ende, todo lo que está
físicamente unido al suelo, también está unido jurídicamente.
a) Origen y contexto
El surgimiento de este principio se dio en Roma, como fiel reflejo de la sociedad de la época,
otorgadora de supremacía a la tierra en detrimento de lo sobrepuesto en ella, aunque la
trascendencia económica de la construcción se equipare a la del suelo. La tenencia de ager1, en
aquel momento, es sinónimo de posición social privilegiada, y revisten especial importancia
todas las actividades económicas que de la tierra derivan. Por todo esto, el principio en cuestión
cobró una innegable absolutez e inderogabilidad, no pudiendo ser disponible por las partes.
En principio, este axioma fue consagrado como mores maiorum y posteriormente fue plasmado
en el ius civile, para el cual no era posible separar jurídicamente aquello que físicamente está
unido, en tanto no cabe separar físicamente el edificio del suelo sobre el que se levanta. No se
reconocen dos titularidades jurídicas distintas, una sobre el suelo y otra sobre la construcción o
sobre las distintas partes de esta, sino únicamente la propiedad del suelo, que se extiende a todo
aquello que se encuentra sobre el mismo.2
Más allá de lo expuesto, el principio superficie solo cedit no conservó por siempre sus
caracteres de absolutez e inderogabilidad, debido a que su aplicación obligaba a romper la
unidad del edificio, resultando anti económico y dando resultados netamente arbitrarios3
sumado a la existencia de nuevas prácticas de construcción y también a la influencia de los
pueblos orientales, contemporáneos a Roma, los cuales ya admitían desde antiguo la propiedad
separada del suelo y de lo superpuesto al mismo, reconociendo diferentes titularidades
jurídicas.4
1
Ager romanus: Loc. lat. Territorio romano. El suelo de la ciudad de Roma, compuesto por el de las 35 tribus; era
el privilegiado, el único que podía originar la propiedad civil, el dominio quiritario. La extensión comprendía las
siete colinas de la "Ciudad eterna". Recuperado de http://www.enciclopedia-juridica.com/d/ager-romanus/ager-
romanus.htm
2
García, A. Z. “Superficies solo cedit.” Véase en https://core.ac.uk/download/pdf/61901294.pdf
3
González, J. M. “La accesión invertida: su problemática en el derecho científico y positivo.” Véase en
https://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/Portal/1292344052418?blobheader=application%2Fpdf&blobheader
name1=ContentDisposition&blobheadername2=EstudioDoctrinal&blobheadervalue1=attachment%3B+filenam
e%3D1974_0998.pdf&blobheadervalue2=1288775661432
4
Uno de ellos es el derecho cuneiforme, como se puede observar en CUQ, E., “Etudes sur les contrats de l’epoque
de la première dynastie babylonienne”, RHD 34, 1910, p., 458. También el derecho ático, el derecho sirio y los
Por todo ello, la jurisprudencia y el ius honorarium flexibilizaron la aplicación del
principio superficie solo cedit que había quedado anacrónico y es, finalmente, en el derecho
postclásico donde fue reconocido como un principio de carácter relativo, disponible por las
partes, dejando de lado las notas originales de absolutez e inderogabilidad.
Se trata de una figura que no fue receptada en nuestro país por el Código Civil a pesar de que
sí lo estaba en algunas legislaciones extranjeras y era reconocida por la jurisprudencia. Es un
mecanismo que permite solventar el conflicto de intereses originado por la construcción que
invade parcialmente el terreno contiguo, mediante la atribución de la propiedad de
este último al constructor, quien deberá retribuir económicamente al invadido.
Una de las manifestaciones de la flexibilización del principio superficie solo cedit fue
la inversión del mismo en un supuesto puntual: el de la invasión parcial en terreno ajeno,
modificando así la valoración de qué se entiende por “principal”. De este modo, aplicando esta
excepción, el suelo, hasta el momento considerado como “lo principal”, pasa a seguir la suerte
de lo construido (antes estimado como “lo accesorio”) sobre él, por lo que lo edificado, según
la regla de la accesión inversa, atrae al suelo.
textos recogidos en el Manuale Legum confirman la vigencia de la communio pro diviso en el Derecho palestino.
García, A. Z. “Superficies solo cedit.”
5
Doctrina construida por la jurisprudencia española a partir de la sentencia de 31-V-1949 que creó la figura.
“Diccionario del español jurídico.” Véase en https://dej.rae.es/lema/accesi%C3%B3n-invertida
1. La doctrina de la accesión inversa en el Derecho español
La sentencia pionera, que sentó las bases de lo que implica la accesión invertida fue la STS del
31 de mayo de 1949.8
6
González Porras, J. M.; Méndez González, F. P. (2004) “Libro homenaje al profesor Manuel Albaladejo García.”
Tomo 1. (1ª Ed.) España. Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España. Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Murcia.
7
Se transcriben a continuación algunos de esa serie de artículos del Código Civil español, que ilustran la situación
de la construcción en terreno ajeno:
“Artículo 361: El dueño del terreno en que se edificare, sembrare o plantare de buena fe tendrá derecho a hacer
suya la obra, siembra o plantación, previa la indemnización establecida en los artículos 453 y 454, o a obligar al
que fabricó o plantó a pagarle el precio del terreno, y al que sembró, la renta correspondiente.”
“Artículo 362: El que edifica, planta o siembra de mala fe en terreno ajeno pierde lo edificado, plantado o
sembrado, sin derecho a indemnización.”
“Artículo 363: El dueño del terreno en que se haya edificado, plantado o sembrado con mala fe puede exigir la
demolición de la obra o que se arranque la plantación y siembra, reponiendo las cosas a su estado primitivo a
costa del que edificó, plantó o sembró.”
“Artículo 364: Cuando haya habido mala fe, no sólo por parte del que edifica, siembra o planta en terreno ajeno,
sino también por parte del dueño de éste, los derechos de uno y otro serán los mismos que tendrían si hubieran
procedido ambos de buena fe. Se entiende haber mala fe por parte del dueño siempre que el hecho se hubiere
ejecutado a su vista, ciencia y paciencia, sin oponerse.”
Recuperado de https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1889-4763
8
Es menester mencionar, asimismo, la sentencia de la misma sala del 30 de junio de 1923, que ya se había inclinado
favorablemente por la postura de otorgar un mejor derecho al constructor de buena fe al cual le correspondería la
adquisición de la parte del suelo invadida, previo pago de un precio.
En el caso, un hombre, dueño de una finca llamada “Los Mártires” y de otra finca denominada
“Museo de los Mártires”, vendió a su sobrino una parcela segregada de la finca “Los Mártires”,
que se hallaba enclavada dentro del perímetro de la finca matriz. Con conocimiento del
vendedor, el comprador construyó dentro de la parcela adquirida, pero también, en gran parte,
dentro de la finca matriz “Los Mártires” un hotel que resultaba indivisible por su situación,
finalidad y arquitectura. Asimismo, construyó sobre el terreno de su tío los accesorios del hotel,
como un garaje, una cancha de tenis y una caseta para los jugadores. Tiempo después, el
propietario originario -el tío del comprador- vendió ambas fincas contiguas a otro hombre,
haciendo constar en la escritura de venta la situación de hecho, por la cual su sobrino había
construido “parte de un edificio destinado al hotel de viajeros y algunas otras edificaciones, por
tolerancia del exponente y de buena fe”. El comprador formuló demanda solicitando, entre otros
extremos, que se le otorgue el derecho de adquirir lo construido sobre el terreno de las fincas
que había comprado. El demandado formuló reconvención peticionando que se declare que
todo lo construido, más los anexos y accesorios le pertenecían íntegramente a él.
El Tribunal Supremo declaró que no podía resolver el caso concreto mediante la aplicación de
los artículos 361 y siguientes del Código Civil español, que pregonaban el espíritu del principio
“superficie solo cedit”, debido a la falta de la base necesaria para su aplicación: que sean
distintos los dueños del suelo y del edificio sobre él levantado. Por lo que, al reafirmarse la
laguna legal existente sobre el tema en el ordenamiento jurídico, el Alto Tribunal recurrió a la
costumbre y a los principios generales del derecho para tratar de suplirla. Así se plantearon
diversas soluciones al conflicto llevado ante la Justicia: la primera de ellas era otorgarle al
comprador y nuevo dueño de los terrenos la posibilidad de adquirir la propiedad de lo
construido sobre los mismos con el consiguiente pago de un precio al constructor de buena fe.
Pero esto resultaba inviable, por el hecho de que ambas porciones de terreno formaban junto al
edificio un todo indivisible. La segunda solución propuesta era el establecimiento de una
copropiedad o un derecho de superficie, pero también fue descartada al reputarse como no
conciliable con el efecto de la accesión, que no consiente que la unidad que constituyen dos
distintas cosas deje de pertenecer al solo propietario de una de ellas.
Finalmente, el Tribunal terminó por recurrir al principio según el cual “lo accesorio sigue la
suerte de lo principal”, rector de la accesión en el Código Civil. Pero lo aplicó de una manera
novedosa: se apartó de la concepción decimonónica en virtud de la cual el suelo es considerado
lo principal y lo construido sobre él lo accesorio, para atribuirle calidad de principal “al edificio
unido al suelo del edificante, cuando su importancia y valor excedan a los del suelo
invadido de buena fe”. Esta inversión de valores llevó al Tribunal a la interpretación de que
el constructor de buena fe tenía pleno derecho para adquirir las porciones de suelo invadido
abonando el pago de su precio al propietario. Por lo que, en base a lo sentado en la STS del 31
de mayo de 1949, posteriores sentencias le dieron una denominación expresa a la situación
antes descripta: “accesión invertida”.9
Para que dicho efecto de la accesión invertida se produzca, la jurisprudencia española perfiló la
figura, dotándola, citando a Ventura, de “una mayor justeza y precisión”, a saber:
9
Moll de Alba C. (2004) “La edificación en suelo ajeno”. Universitat de Barcelona. Recuperado de
www.diposit.ub.edu
10
Ventura G. V. (2017) “Invasión de Inmueble Colindante en el Código Civil y Comercial de la Nación.” Revista
La Ley año LXXXI N° 124.
III. Capítulo 2: Antecedentes legales
1. Venezuela
Este artículo prevé entonces la posibilidad de adquisición por parte del constructor del área
invadida y del edificio, exigiéndole los siguientes requisitos:
2. Italia
Se encuentra regulación expresa de la figura en análisis en el art. 938 del Codice Civile italiano:
Para el caso de invasión parcial del inmueble colindante, el código italiano prevé como solución
la atribución de la construcción y de la porción del terreno invadido al edificante, recogiendo
claramente la teoría de la accesión invertida, siempre que se cumplan los siguientes
requerimientos:
3. Alemania.
De esta manera, el BGB establece los requisitos que deben cumplirse para que el dueño de la
finca invadida esté obligado a tolerar la construcción:
En tal caso, el artículo prevé el pago de una renta periódica al propietario, que se pagará
anualmente por adelantado. El párrafo 913 hace mención expresa al respecto:
Por otro lado, el párrafo 915 da la posibilidad al propietario del suelo de optar por exigirle al
constructor la adquisición de la franja de terreno invadida mediante el pago de su valor:
4. Portugal
El artículo 1343 del Código Portugués es el que se encarga de dar acorde solución al supuesto
de invasión parcial de inmueble colindante mediante la aplicación de la teoría de la accesión
invertida, previendo al igual que el Códice Civile italiano un plazo de tres meses desde el inicio
de la invasión para que el propietario formule la oposición:
11
Moll de Alba C. (2004) “La edificación en suelo ajeno”. Universitat de Barcelona. Recuperado de
www.diposit.ub.edu
ocupación, sin oposición del propietario, pagando el valor del terreno y
reparando el perjuicio causado, especialmente el que resulte de la
posible depreciación del terreno restante’’.
Son requisitos entonces, para que el constructor adquiera la propiedad del suelo ocupado:
5. Suiza
El artículo 654 del Código Suizo regula expresamente la cuestión del “empiètement”:
Art. 654: “Los edificios y otras obras que invadan las tierras vecinas
serán parte integrante del otro fundo, en virtud de un derecho real.
Cuando los propietarios lesionados, tengan conocimiento de ello y no se
opongan en tiempo hábil, el constructor tendrá, si es de buena fe y las
circunstancias lo permiten, derecho a pedir el mantenimiento de lo
construido, como un derecho real o a la adquisición del terreno, previo
pago de una indemnización equitativa”
De esta forma, este artículo del Código Suizo se rige por la regla de la “superficie solo cedit”,
otorgando al constructor la posibilidad de mantener lo construido de dos formas: como un
derecho real o adquiriendo el terreno mediando pago de una indemnización equitativa. Para ello
deberán cumplirse los siguientes requisitos:
i) Que se haya edificado sobre un terreno propio que invade parcialmente tierra vecina;
ii) Que el propietario invadido tenga conocimiento y no se oponga en tiempo hábil;
iii) Que el constructor sea de buena fe.
Es de destacar que, en este ordenamiento, la facultad de elegir la adquisición de la superficie
invadida corresponde al edificador, no al propietario, como podemos observar en el resto de
ordenamientos del derecho comparado.
6. Francia
En Francia no existe regulación legal en el Code respecto del tema en cuestión. Pero se debe
mencionar el hecho de que la jurisprudencia se ha inclinado en los pronunciamientos
defendiendo el mayor valor del suelo independientemente del valor de otros elementos o de la
buena o mala fe, así el artículo 545 confiere al dueño del terreno el derecho de instar la
demolición de lo construido a pesar del posible mayor valor que tuviera lo construido o de la
buena fe con la que obrase el constructor.12
12
Redondo Sánchez M. (2019) “La Construcción Extralimitada”. Tesis de grado en Derecho. Universidad de
Valladolid. Recuperado de: https://uvadoc.uva.es/bitstream/handle/10324/36682/TFG-
D_00780.pdf?sequence=1&isAllowed=y
B. La figura en el derecho argentino
1. Código Civil
13
Venezuela regula la figura de invasión de inmueble colindante en su artículo 559: “Si en la construcción de un
edificio se ocupare de buena fe una parte del fundo contiguo, y la construcción se hubiere hecho con conocimiento
y sin oposición del vecino, el edificio y el área podrán declararse propiedad del constructor, quien, en todo caso,
quedará obligado a pagar al propietario del suelo el valor de la superficie ocupada, y, además, los daños y
perjuicios. De no haber habido conocimiento por parte del vecino, el constructor, fuera del pago de los daños y
perjuicios, está en la obligación de pagar a aquél el duplo del valor de la superficie ocupada.”
14
Mariani de Vidal M. (1998) “Curso de Derechos Reales.” Tomo 1. (5ta ed.) Buenos Aires. Zavalía.
Algunos Códigos Civiles, como el alemán15, el italiano16 y el venezolano17, ya preveían normas
específicas sobre invasión del terreno ajeno, que coincidían en gran parte en su contenido, por
ejemplo, se tomaba como criterio la buena o mala fe del constructor; preveían la opción de
adquisición de la superficie invadida mediante el pago de un precio y/o indemnización que
compense los daños sufridos al propietario; contemplaban también la posibilidad de demolición
de lo construido en los casos de mala fe del edificante; entre otras cuestiones, que fueron
tomadas como referencia por la jurisprudencia nacional de la época, la cual ya sostenía que la
exigencia de la demolición de lo construido por parte del dueño del terreno, podía constituir en
la mayoría de los casos un ejercicio abusivo del derecho, como se puede apreciar en la lectura
de los fragmentos de los siguientes pronunciamientos:
“Que los arts. 2588 y sigs., Cód. Civ., prevén el supuesto de que la edificación se realice
totalmente en terreno ajeno, pero no el caso de que quien, edificando en fundo propio, ocupe
parcialmente y en escasa medida el del lindero, por lo que, en este caso, la decisión debe ser
circunstancial, evitando soluciones antieconómicas o que pudieran configurar un abuso del
derecho”18
“Si media buena fe de ambas partes, el edificador debe pagar al propietario el valor de la
superficie ocupada y los daños que de tal menoscabo pudieran resultarle.”19
“Igual solución debe darse en el caso de que ambos sean de mala fe.”20
15
BGB alemán – 912: “Si el propietario de una finca ha construido un edificio extralimitándose de los linderos
de su finca, sin que se le pueda imputar dolo o negligencia grave, el vecino debe tolerar la construcción
extralimitada, a no ser que haya formulado oposición antes o inmediatamente después de la extralimitación. El
vecino debe ser indemnizado mediante una renta periódica. El importe de la renta se determinará con arreglo a
la fecha de la extralimitación”
16
Codice Civile italiano, art. 938: “Si en la construcción de un edificio se ocupa de buena fe una porción del fundo
contiguo, sin que su propietario se oponga dentro de los tres meses desde el día en que se inició la construcción,
la autoridad judicial, teniendo en cuenta las circunstancias, puede atribuir al constructor la propiedad del edificio
y del suelo ocupado. En tal caso, el constructor está obligado a pagar al propietario del suelo el doble del valor
de la superficie ocupada, además del resarcimiento de los daños causados”
17
Véase nota al pie n° 11 del presente.
18
C. Civ. 2, fallo del 12.9.40; JA, 72-97
19
C. Civ. 1°, Cap.: JA, 1947, I-117; C. Civ. 2°, Cap.: JA, 50-519; C. N. Paz, Sala IV; 1947, I-240; C. 1°, La Plata:
JA, 1947, I-106.
20
C. Civ. 2°, Cap.: JA, 61-138; C. Apel. Rosario: R.S.F., 1-291.
Asimismo, la Cámara Nacional Civil, sala C, en fallo del 10 de julio de 195921 resolvió:
“El propietario de un terreno que al levantar una construcción la asienta parcialmente sobre
una franja del lote vecino, procediendo de buena fe y sin ocasionar mayor perjuicio al lote
invadido, cuyas dimensiones no han sido alteradas mayormente, sólo está obligado a pagar el
precio de la superficie ocupada sin que corresponda obligarlo a demoler lo hecho, porque ello
sería una solución antieconómica y contraria a la equidad. El propietario que deja que su
vecino construya avanzando sobre el propio terreno, concierta tácitamente con él la venta de
la parte que resulte ocupada, sobre todo cuando no prueba que haya estado ausente o impedido
de evitar que la edificación se llevara a cabo. De ahí que en la situación se haya desestimado
siempre su pretensión de reivindicar la porción invadida y que no se imponga al edificante la
obligación de demoler lo que ha construido a vista y paciencia del dueño de la tierra, pues ello
importaría tanto como premiar la mala fe.”
El primer proyecto de reforma integral al Código Civil fue el Anteproyecto Bibiloni de 1929,
que incluyó en su artículo 2393 la regulación de la figura en análisis:
21
La ley, 97-181
abonase el precio en cualquiera de los casos, podrá ser obligado el
constructor a la demolición y la expropiación quedará sin efecto.”
El artículo 1903 del Proyecto de 1998 merece un apartado aparte por ser considerado el
antecedente inmediato del artículo 1963 CCCN:
22
Mariani de Vidal M. (1998) “Curso de Derechos Reales.” Tomo 1. (5ta ed.) Buenos Aires. Zavalía.
IV. Capítulo 3: La figura de la invasión de inmueble
colindante en el Código Civil y Comercial.
A. Nociones generales
Luego de varios intentos legislativos frustrados a lo largo de nuestra historia y como corolario
de precedentes jurisprudenciales y recomendaciones de la doctrina especializada, la figura de
la invasión de inmueble colindante encontró regulación en el Código Civil y Comercial de la
Nación (Ley 26.994) puntualmente en el artículo 1963:
1. Supuesto fáctico
Según Árraga Penido, al implementar la palabra ‘construye’, “se utilizó un “término apropiado, pues
23
comprende no solamente un edificio, sino cualquier otro tipo de obras según el lugar en que se emplace. Si fuere
en un lote urbano, por ejemplo, podrá ser un edificio, prolongación de un cerco o muro, fosa para reparar
vehículos, etcétera. Si es sobre un terreno suburbano o rural, por ejemplo, una acequia, puente, canal, túnel,
conductos, embarcadero de animales, entre otros supuestos.”
24
Hay que interpretar el vocablo “inmueble” como terreno, debido a que sobre él es posible construir. El Código
Civil, a pesar de no haber regulado la figura, al tratar la invasión total utilizaba, con mayor precisión que el
CCCN, la palabra “terreno”.
• Ilustración 125
25
Ilustración 1. Supuesto de invasión de inmueble colindante. De elaboración propia.
2. Comparación con la edificación, siembra y plantación
Es necesario hacer una comparación entre la figura en análisis y el supuesto que regula el
artículo 1962 del CCCN26, atinente a la construcción, siembra y plantación en terreno ajeno.
Ambas situaciones implican la vulneración del derecho de propiedad de un tercero, pero existen
diferencias marcada. Una de ellas es física, puesto que en la construcción en suelo ajeno la obra
se realiza íntegramente sobre el fundo de propiedad de un tercero, y no de manera parcial como
presupone el caso que regula el artículo 1963 CCCN. También hay una diferencia de carácter
subjetivo, puesto que, en la invasión de inmueble colindante, el constructor es dueño del fundo
contiguo al que invade; en el supuesto del art. 1963, no necesariamente existe una relación
jurídica entre el edificante y el terreno adyacente.
La invasión parcial puede haberse hecho a nivel del suelo (o rasante), sobre su espacio aéreo,
por ejemplo, un balcón u otro voladizo o saliente pronunciada, o debajo del terreno, por
ejemplo, un sótano o subsuelos para garajes (cocheras). También habrá invasión antijurídica
(aérea) cuando un edificio supere la altura permitida, por existir un gravamen real, como una
servidumbre de no hacer, por ejemplo, de no elevarse dicha construcción a más de una altura
determinada.27
26
Art. 1962: “Construcción, siembra y plantación. Si el dueño de un inmueble construye, siembra o planta con
materiales ajenos, los adquiere, pero debe su valor. Si es de mala fe también debe los daños.
Si la construcción, siembra o plantación es realizada por un tercero, los materiales pertenecen al dueño del
inmueble, quien debe indemnizar el mayor valor adquirido. Si el tercero es de mala fe, el dueño del inmueble
puede exigirle que reponga la cosa al estado anterior a su costa, a menos que la diferencia de valor sea
importante, en cuyo caso debe el valor de los materiales y el trabajo, si no prefiere abdicar su derecho con
indemnización del valor del inmueble y del daño. Si la construcción, siembra o plantación es realizada por un
tercero con trabajo o materiales ajenos en inmueble ajeno, quien efectúa el trabajo o quien provee los materiales
no tiene acción directa contra el dueño del inmueble, pero puede exigirle lo que deba al tercero.”
27
Árraga Penido M. O.; (2017); “Invasión parcial de una construcción en terreno ajeno colindante”; Revista La
Ley 2017-B, 1071.
4. Estado de la obra
El artículo nada dice sobre el estado de la construcción, sólo menciona la existencia de una obra
que invade el terreno lindero parcialmente. La doctrina diferencia los estadios de la misma: se
puede tratar de una obra que se comienza a construir; puede estar la obra avanzada; o bien,
podría tratarse de una obra concluida. En el caso de que la construcción estuviere comenzando,
el invadido puede interponer una acción de despojo (art. 2241 CCCN) o un interdicto de obra
nueva (Art. 619 CPCN). La promoción de dicha acción tendrá como efecto la suspensión de la
obra y posteriormente, si se hace lugar a la demanda al momento del dictado de la sentencia, se
mandará a demoler lo construido (art. 620 CPCN). En el caso de que la obra estuviere muy
avanzada o incluso concluida, o bien, si caducó o prescribió el plazo para la interposición de la
acción y/o del interdicto mencionados con anterioridad, podrá entablarse la acción
reivindicatoria (art. 2252 CCCN).28
5. Prueba
Es amplia la variedad que existe de pruebas y medidas probatorias, pero la que más relevancia
tendrá en este caso es la prueba pericial técnica a cargo de un agrimensor, “que servirá
inicialmente -como dictamen- para que el dueño del terreno invadido promueva el respectivo
juicio; y para ilustrar al juez la situación, sobre todo si se solicitan medidas cautelares, por
ejemplo: paralización inmediata de la obra encarada; y su demolición, si lo decreta la
sentencia haciendo lugar a la demanda.”29
Como la jurisprudencia lo ha señalado, no será suficiente el acta notarial para probar la invasión,
la que sólo podrá acreditarse mediante informe del agrimensor, que establecerá las medidas de
cada inmueble y de esta manera determinará si hubo o no invasión.30
28
Árraga Penido M. O.; (2017); “Invasión parcial de una construcción en terreno ajeno colindante”; Revista La
Ley 2017-B, 1071.
29
Árraga Penido M. O.; (2017); “Invasión parcial de una construcción en terreno ajeno colindante”; Revista La
Ley 2017-B, 1071.
30
CNCiv., sala A, 07/04/1981, "Olmo, S.A. c. Consorcio de Propietarios San Benito de Palermo", LA LEY, 1982-
A, 219.
6. Invasor de buena fe
Como consecuencia de esto, en principio, el dueño del terreno invadido no puede adueñarse de
lo construido o exigir su demolición. Sólo tendrá, también en principio, un crédito contra el
edificante por el valor de la parte invadida. Esto será así a menos que se haya opuesto
inmediatamente de conocida la invasión, puesto que, de lo contrario, no habiéndolo hecho,
habría consentido tácitamente el avance de la obra y no podría posteriormente exigir la
demolición de la misma, pues configuraría un obrar de mala fe, debido a la inversión de dinero
que el constructor invirtió, suponiendo correctamente que estaba autorizado a edificar.
Entonces, el invasor adquirirá la porción del terreno invadido previo pago de una indemnización
al propietario, que deberá no sólo cubrir el valor de la franja sobre la que construyó, sino
también adicionarle al precio los perjuicios que pudiera haber sufrido el dueño, como por
ejemplo: el valor de la menor superficie aprovechable de un inmueble ante el avance de una
columna del predio vecino, o el daño ocasionado por la reducción de las medidas del frente del
inmueble para una futura venta o subdivisión en lotes. Se señala que deberá analizarse cada
caso en concreto, pues una invasión de pocos centímetros puede no significar ningún perjuicio
31
Árraga Penido M. O.; (2017); “Invasión parcial de una construcción en terreno ajeno colindante”; Revista La
Ley 2017-B, 1071.
grave en el caso de un campo de muchas hectáreas, como si lo sería si se tratare de un predio
urbano en el cual esos centímetros de extralimitación pueden constituir una pérdida de las
medidas mínimas impuestas por la normativa administrativa sobre edificación. Por lo que el
invasor de buena fe tiene la posibilidad de adquirir no sólo la franja de terreno invadido, sino
también la totalidad, cuando las circunstancias lo hacen más conveniente por tornarse la parte
libre de construcción poco aprovechable por separado.32
7. Invasor de mala fe
La norma prevé que en el caso de que el invasor sea de mala fe y siempre que el invadido se
haya opuesto inmediatamente de conocida la invasión, tendrá este último la posibilidad de
solicitar la demolición de lo construido, pero el Juez podrá rechazar la petición si considera que
resulta abusiva, esto es, si la construcción está muy avanzada; si los valores incorporados son
de gran envergadura; o bien, los perjuicios ocasionados al fundo lindero son mínimos. En tal
caso, el magistrado procederá a ordenar la indemnización.
“Se trata (por una parte) de un edificio de varios pisos ya terminado. Mientras que por la otra,
se trata(ría) de “recuperar” una superficie muy pequeña (0,40 cm. su parte más ancha) pero
que para hacerlo tendría que demolerse en toda su altura, en todos los pisos, siguiendo esa
(supuesta) línea ideal que en el intento de respetar (recuperar) la geometría de los terrenos
impondría una tarea de demolición enorme (en todos los pisos) obligando a destruir y
reconstruir paredes en todas y cada una de sus plantas (Conf. art. 1945 2° párrafo del Código
actual y art. 2518 del anterior Código Civil). Fácil es prever que la significativa envergadura
de esa obra, no solo implicaría un costo considerable, quizás mayor que el valor del terreno
mismo; sino que requerirá extensos, prolongados, e importantes trabajos, y que podría si
acarrear daños o riesgos para ambas propiedades (…) por solo 0,40 cm. se estaría (si se
confirmara la decisión) condenando a una tarea dilatada, difícil, complicada, cara y potencialmente
32
Bueres A. J. (2014) “Código Civil y Comercial de la Nación analizado, comparado y concordado.” Tomo II B.
(1a ed.) Buenos Aires. Hammurabi.
riesgosa para la estructura de ambas edificaciones. Entiendo que tal no debe ser la solución más
razonable en las concretas circunstancias del caso de autos. (…) Confirmar ahora la íntegra demolición
(destrucción) de todas las plantas del edificio del demandado construidas dentro del aludido polígono
y, obviamente, en el espacio aéreo que sobre él se extiende; sería una solución irrazonable, abusiva y
por ello injusta33
Como fue explicado en el apartado “invasor de buena fe”, reiteramos que para ser titular de
esta característica es menester tener el real convencimiento de que se está actuando de manera
legítima al realizar la construcción, por ende, se interpreta a contrario sensu, que para ser
reputado “invasor de mala fe” basta con no contar con ese convencimiento; y esto puede darse
cuando a pesar de que el dueño del inmueble afectado por la construcción se ha opuesto
oportunamente, el edificante hace caso omiso a tal advertencia y prosigue de todos modos con
el avance de la obra.
8. La oposición
La norma no aclara qué implica “oponerse inmediatamente”, pero teniendo en cuenta que la
justicia por mano propia está prohibida, salvo excepciones (art. 2240), interpretamos que
indudablemente hace referencia a que el dueño perjudicado deberá recurrir a las defensas de la
relación real, una vez conocida la invasión. Para juzgar si hubo o no inmediatez se deberá
deslindar en cada caso qué se entiende técnicamente por comienzo de invasión.
La oposición puede ejercerse de dos maneras, según Árraga Penido: en un sentido amplio,
mediante interpelación extrajudicial fehaciente, por el dueño del terreno -o en todo caso,
condómino- para hacer cesar la indebida construcción asegurándose la recepción, o por orden
judicial, a través de una acción de despojo (art. 2241, 2do y 3er párr., CCCN), que comprende
el desapoderamiento producido por la realización de una obra que se comienza a hacer en el
objeto sobre el cual el actor ejerce la posesión. La sentencia que hace lugar a la demanda debe
mandar a deshacer la obra que se comienza a hacer. Sin perjuicio del interdicto de obra nueva,
cuando afecta a un inmueble, que tenderá a la inmediata paralización de la obra iniciada y a su
mediata demolición si correspondiere.
33
Katavich c/ Vanni s/ Interdicto de obra nueva – Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Corrientes,
sala 3.
También se puede iniciar una acción posesoria de recobrar (art. 2238, CCCN): las acciones
posesorias tienen por finalidad según haya desapoderamiento, recuperar el objeto sobre el que
se tiene una relación de poder. Se otorgan ante actos materiales, producidos o de inminente
producción, ejecutados con intención de tomar la posesión, contra la voluntad del poseedor.
Hay desapoderamiento cuando los actos tienen el efecto de excluir absolutamente al poseedor.
La acción es posesoria si los hechos causan por su naturaleza el desapoderamiento de la
posesión, aunque el demandado pretenda que no impugna la posesión del actor.
En última instancia se podrá instar una acción petitoria: la real reivindicatoria (art. 2248) que
tiene por finalidad defender la existencia del derecho real que se ejerce por la posesión y
corresponde ante actos que producen el desapoderamiento de la cosa que puede ser reivindicada
en su totalidad o en parte material (art. 2252).
El propietario del inmueble colindante invadido en nada se beneficia con esta situación, por el
contrario, sólo se verá perjudicado, por lo que el artículo 1963 CCCN, le otorga una serie de
opciones, una vez concluida la obra:
Podrá exigir al invasor una indemnización equivalente al valor de la superficie del terreno
invadida, para lo cual se deberá justipreciar por metro cuadrado o metro cúbico según el lugar
invadido y ponderar si la construcción resulta indivisible. Debería contener esta indemnización
los costes a favor del edificante, por cuanto hay que tener en cuenta las modificaciones que
inexorablemente deberán efectuarse a los títulos de propiedad en razón de la nueva situación
jurídica que se ha creado.
En este punto, atendiendo las especiales particularidades del caso concreto, se podrá exigir al
edificante la adquisición34 de la porción del terreno invadido o bien, la adquisición total del
34
Pese a la expresión “adquisición” que emplea la norma, no se trata técnicamente de una compraventa, sino
más bien de una indemnización, no obstante, produzca efectos similares en el orden registral y catastral.
mismo, incluyendo las áreas sobre las cuales no se asentó la obra, pero que resultaron
menoscabadas igualmente perdiendo o disminuyendo el normal aprovechamiento del inmueble.
Esta indemnización prescribirá a los cinco años, ya que rige el plazo genérico del artículo 2560
CCCN.
Pese a que el invasor tiene la opción de pagar o no la indemnización que le exige el propietario,
ya sea porque no cuenta con los medios económicos para ello o simplemente porque no quiere
hacerlo, esto le dará pie al invadido para obligarlo a demoler la obra. Pero aquí habrá que estarse
a la proporcionalidad de dicha petición, debido a que si no cuenta con esta característica puede
constituir un abuso del derecho (art. 10 CCCN). Estará a cargo del juez determinar esto último,
tratando de evitar inútiles destrucciones y propugnando a la conservación de valores
económicos.
Más allá de lo positivo de haber incluido el supuesto de invasión parcial al inmueble colindante
en el Código Civil y Comercial, llenando un vacío legal que tanto reclamó nuestra doctrina y
jurisprudencia, la redacción del artículo 1963 es criticable desde varios puntos de vista, que
serán analizados a continuación.
35
Ventura G. V. (2017) “Invasión de Inmueble Colindante en el Código Civil y Comercial de la
Nación.” Revista La Ley año LXXXI N° 124.
Una interpretación literal de la norma, significaría que el propietario tenga que accionar en el
instante siguiente de haber conocido que sobre su terreno se están desarrollando obras no
consentidas; por decirlo de otra manera, debiera formular la oposición “en el acto”. Por lo que
es reprochable la ausencia de un plazo expreso de caducidad, que provocará inevitables
conflictos de interpretación que el Juez deberá resolver. Sorpresivo es que los redactores del
Código Civil y Comercial, en varios aspectos tomaron como influencia el Código Civil Italiano,
que regula en su artículo 938 la figura de la invasión parcial del terreno ajeno y que prevé
expresamente un plazo cierto para la realización de la oposición por parte del propietario
invadido, que es de tres meses a contar desde el día en que se inició la construcción. Más allá
de que este plazo de tres meses pueda resultar arbitrario y tal vez algo breve, sigue siendo por
amplitud más conveniente que “inmediatamente”.
Lorenzetti R. L. (2015) “Código Civil y Comercial de la Nación Comentado.” Tomo I. 1a edición. Santa Fe.
36
Rubinzal-Culzoni
venidas a partes procesales, evitan el acatamiento del art. 228 CCCN (“Cosas divisibles”) y las
normas administrativas que impiden el parcelamiento nocivo.37
3. Presunción de buena fe
Teniendo en cuenta que la buena fe se presume, será el invadido quien deberá probar que el
constructor actuó a sabiendas de que edificaba en un terreno que no era el propio. Coincidimos
con el profesor Gabriel Ventura, cuando plantea la necesidad de incluir en las indemnizaciones
debidas por el edificador al propietario del inmueble invadido, los gastos relacionados con el
saneamiento del título, ya que merced a esta adquisición parcial se habrá modificado la
configuración originaria del fundo afectado. Habrá que formalizar un nuevo plano, para dar
cabida a la nueva parcela, también actualizar los asientos catastrales y registrales adecuándolos
a la nueva realidad extrarregistral. Concluimos entonces, en que todos los gastos que ello
irrogare deberán ser afrontados por el invasor, sea éste de buena o mala fe.38
El supuesto de una construcción que se realiza en terreno propio pero que se asienta
parcialmente en el fundo contiguo ha sido y es una situación de lo más usual en la práctica, en
el marco de las relaciones de vecindad. A pesar de ello, el Código Civil no preveía ninguna
norma que se encargue de dar solución jurídica a dicha problemática, por lo que el legislador
pretendió cambiar esta realidad en los proyectos de reforma legislativa al Código Civil, pero
estos no prosperaron y, en consecuencia, seguía latente el vacío legal respecto al tema.
El Código Civil y Comercial, sancionado en 2015 por ley 26994, consagró finalmente la
solución legal en su artículo 1963, titulando el supuesto como “invasión de inmueble
colindante”, constituyéndose en un nuevo modo de adquirir el dominio. El art. 1903 del
Proyecto de Unificación Civil y Comercial de 1998 fue el antecedente inmediato de esta norma.
El principio general, de origen romano, según el cual lo accesorio (construcción), sigue la suerte
de lo principal (suelo) se ha visto desplazado en el caso de la invasión de inmueble colindante,
dando paso a la vigencia de la regla de la accesión inversa. En virtud de ello, si el constructor
que traspasa la línea divisoria y se asienta en el terreno contiguo, es de buena fe se da la
posibilidad de que adquiera la superficie invadida. De este modo, se atribuye la calidad de
principal a lo construido; y de accesorio, al suelo o subsuelo.
La invasión puede haberse hecho sobre el suelo, el subsuelo o el espacio aéreo, esto último
puede darse en caso de que se construya un edificio que supere las alturas permitidas por existir
un gravamen real como, por ejemplo, una servidumbre de no hacer que prohíba elevar dicha
construcción a más de una altura determinada. Otro supuesto es el del muro encaballado que se
extralimita y ligeramente avanza sobre el suelo colindante, invadiendo una pequeña porción de
éste.
El artículo nada dice acerca del estado de la obra, por lo que la misma puede hallarse en sus
inicios; puede encontrarse muy avanzada; o incluso concluida. De cada situación particular,
dependerá la defensa que se articule por parte del propietario invadido.
La forma de ejercer la oposición puede ser por medio de la interpelación extrajudicial fehaciente
o por orden judicial, incluyendo en este último orden, diversos remedios procesales como la
acción de despojo, el interdicto de obra nueva, la acción posesoria de recobrar y la acción real
reivindicatoria.
Las opciones con las que cuenta el propietario invadido al consumarse la construcción son:
obtener una indemnización por parte del invasor, exigirle la adquisición total del terreno
menoscabado u obligarlo a demoler lo construido en caso de que no abone la indemnización.
Como la buena fe se presume, será el propietario invadido el que deba probar que el invasor
actuó a sabiendas de que violaba los límites de su fundo.
La indemnización debería contener los gastos que surjan del saneamiento del título, ya que, a
merced de la nueva adquisición, se modificará la situación registral y catastral del inmueble,
resultando injusto que sea el propietario invadido el que, además de tolerar lo construido y
deshacerse “forzosamente” de su inmueble, deba cargar con dicho coste.
La norma en análisis, a su vez, posibilita un fraude legal imperceptible, pues mediante acuerdo
previo entre transmitente y adquirente de una fracción que no podría subdividirse por no
cumplir con los mínimos legales exigidos por las normas administrativas, el transmitente
demanda al adquirente por reivindicación, este último plantea el supuesto de invasión,
amparándose bajo la regla de la accesión invertida y el demandante se allana a esta defensa.
Por todo lo expuesto, consideramos que la incorporación del artículo 1963 al CCCN, fue
positiva en cuanto vino a llenar un vacío legal que ya no podía sostenerse, pero a pesar de esto,
contiene aspectos criticables que hacen imperante su pronta modificación, necesaria no sólo
para que los intereses de los particulares se hallen correctamente tutelados por el sistema legal,
sino también para facilitar la labor del órgano jurisdiccional, el intérprete a la hora de aplicarla
en el caso concreto.
Anexo: Jurisprudencia del Derecho Español
“por extremas y contrarias a la política económica y social importaba moderar y de ahí, que
en busca de satisfacer intereses muy legítimos en colisión se llegara a particularizar la cuestión
dándole trato de figura con sustantividad propia no prevista por el legislador, y al no poderla
encuadrar en el referido artículo 361, se estimase como si de un vacío legal se tratara, al que
la doctrina jurisprudencial vino a llenar mediante la figura de la accesión invertida, conforme
a la cual, toda edificación ensuelo, en parte perteneciente al constructor y en parte al
propietario del fundo colindante que desde luego lo fuese de buena fe, lo principal pasa a ser
la edificación y lo accesorio la porción de terreno invadido y consecuentemente es el suelo el
que cede a la superficie, esto es, al edificio, justificando lo que en estos supuestos va a ser
máxima dominante "solo cedit superficie", en realidad no es otra cosa sino el medio de obligar
al dueño del terreno a aceptar aquella opción del artículo 361”39
39
STS de 10 de diciembre de 1980, Roj 5075/1980.
Derogación del principio superficie solo cedit
“Se excluye la doctrina de la accesión invertida porque ésta es solamente aplicable para el
caso que la edificación se haya realizado en suelo que en parte pertenece al edificante y en
parte es propiedad ajena, como se especifica en las sentencias de 23 de junio de 1923, 31 de
mayo de 1949, 17 de junio de 1961, 24 de enero de 1986 y 11 de septiembre de 1991, entre
otras.”41
“Sólo cabe hablar de accesión invertida, quebrando el tradicional principio superficies solo
cedit, en los supuestos de construcción extralimitada, que como tal rebasa el fundo propio para
invadir total o parcialmente el predio limítrofe, de suerte que lo edificado queda en parte en el
terreno perteneciente al dueño de la obra y el resto en suelo ajeno pero si la edificación se
levanta totalmente en finca no perteneciente al constructor el conflicto ha de ser resuelto
ateniéndose a los términos precisos de la regulación establecida en el artículo 361.”42
40
STSJ de Cataluña de 6 de abril 1998, RJ 1998/10052.
41
STS de 27 de junio de 1997, RJ 1997/5398.
42
STS de 24 de enero de 1986, Roj 202/1986
La accesión invertida “se produce sólo en casos de construcción extralimitada, en que el dueño
de un terreno construye en él, pero invade parcialmente el terreno limítrofe; la construcción
queda en parte en terreno propio y en menor parte en terreno ajeno”.43
“la proyección de la realidad fáctica establecida por el Tribunal a quo, en los términos en que
quedó reseñada, a la figura de la construcción extralimitada, es reveladora de la imposibilidad
de apreciar su existencia en el caso que nos ocupa, puesto que no es dable olvidar el
presupuesto esencial de que no puede admitirse que las naves sean propiedad del actor don
43
STS de 12 de febrero de 2002, Roj 900/2002
44
STS de 12 de noviembre de 1985, Roj 338/1985
45
STSJ de Cataluña de 6 de abril de 1998, Roj 3427/1998.
José H. M., por tanto, al no poder atribuir a dicho señor, el recurrente, la titularidad
dominical de lo construido, resulta fuera de toda discusión que el mismo pudiera invocar en
su favor la concurrencia de cualquier supuesto de accesión invertida, ni siquiera por vía
analógica, lo cual hace innecesario analizar si concurrían o no los restantes requisitos que
condicionan la aplicación de la indicada figura”46
Identificación de la finca
46
STS de 23 de julio de 1991, Roj 4375/1991.
47
STS de 16 de octubre de 2006, Roj 6486/2006.
48
STS de 25 de febrero de 2010, RJ 2010/1794
Indivisibilidad de lo edificado y el suelo
“Sólo juega en los casos de accesión inmobiliaria por edificación, no en los casos de
plantación o siembra ya que en éstos no se da la indivisibilidad...; es claro que aquella razón
de indivisibilidad entre el suelo ajeno, el ajeno invadido y lo construido sobre ellos, no se da
en el caso de la plantación ya que la separación de ambos terrenos, el propio y el ajeno
49
STS de 22 de marzo de 1996, Roj 1798/1996.
50
STS de 27 de octubre de 1986 Roj 5793/1986.
51
STS de 31 de mayo de 1949
invadido, no implica en modo alguno la destrucción de la plantación que no puede
considerarse a estos efectos como una unidad indisoluble.”52
“…doctrina de esta Sala sobre la accesión invertida parte del presupuesto de que se ha
construido un edificio parte en terreno propio y parte en ajeno, y que lo construido en suelo
propio tenga más valor que lo hecho en suelo ajeno.”53
“…que con la edificación resulten un todo indivisible el terreno ocupado y lo edificado sobre
él, por el valor desproporcionadamente superior de lo construido en contraste con el terreno
ocupado o invadido.”54
“Es requisito inexcusable para la aplicación de tal doctrina (accesión invertida) que el que
«edifica» invadiendo con su construcción una pequeña parte de terreno ajeno verifique dicha
«extralimitación» con base no sólo en la creencia de que le corresponde el dominio sobre la
totalidad del terreno, sino también en la circunstancia de que dicho dominio no ha sido
controvertido.”55
52
STS de 22 de marzo de 1996
53
STS de 14 de marzo de 2001, Roj 2063/2001
54
STS de 11 de marzo de 1985, RJ 1985\1137.
55
STS de 14 de julio de 1988, Roj 5542/1988.
56
STS de 27 de noviembre de 1984, Roj 1818/1984
“Esa bona fides ordinariamente será incompatible con la oportuna oposición del propietario
invadido, pero ello no impedirá estimar su concurrencia, a pesar de la actitud opositora,
cuando las particulares circunstancias permitan basar la fundada convicción del constructor
de que ostenta el dominio sobre el terreno que su antagonista se arroga.”57
Presunción de buena fe
“Que de ningún modo puede admitirse con mediado raciocinio el hecho de que el demandado
edificó de buena fe, pues su conducta procesal al afirmar que el terreno estaba abandonado y
57
STS de 12 de noviembre de 1985, RJ 1985/5582.
58
STS de 27 de noviembre de 1984, Roj 1818/1984
59
STS de 3 de abril de 1992, Roj 2937/1992.
baldío ya acredita por sí sola la plena consciencia de no pertenecerle por título idóneo en
derecho, mala fe que se acentúa al ser advertido, al hallarse la obra en los cimientos, por
tercera persona interesada, con simple esperanza de derechos sucesorios, ante tres testigos de
la abusiva ocupación del solar, acusándose aún más en la absolución de posiciones, pues
manifiesta que edificó sin contar con el consentimiento de nadie por no ser necesaria, y que
nunca se tituló propietario de la parcela antes de construir, pero sí lo es una vez concluido el
edificio”.60
“No puede afirmarse la existencia de buena fe en quien, eludiendo acudir a los cauces
procesales, para proceder al deslinde, ante la falta de acuerdo, procede de forma unilateral a
deslindar las fincas mediante ese cerramiento de hormigón.” 61
60
STS de 17 de junio de 1961, RJ 1961/2728
61
STS de 14 de octubre de 2002, Roj 6701/2002.
62
STS de 17 de marzo de 1973, RJ 1973/984.
“CONSIDERANDO que es de tener en cuenta que si bien los casos examinados por las
sentencias que sientan la doctrina de la accesión invertida, contemplan supuestos de
construcciones que invaden el terreno ajeno, siendo la propiedad del suelo, tanto del vuelo
como del subsuelo, esto es, de cuanto está sobre el mismo como por debajo, que encuentra su
más significativa expresión en el axioma formulado por los glosadores a base de textos
romanos, "cujus est solum ejus est usque ad coelum et usque ad inferos", fundamento de cuanto
dice el artículo 350, de nuestro Código Civil , al determinar la extensión objetiva del dominio
en sentido vertical, de que "el propietario de un terreno es dueño de su superficie -vuelo- y de
lo que está debajo de ella", es de concluir que la invasión del suelo ajeno no solamente se
produce por traspasar los linderos del terreno por medio de una construcción que le afecta al
igual que el subsuelo, sino igualmente y con igual fuerza al erigirse una construcción que
invade el vuelo.”63
Determinación de la obligación
Hay que estar al: “precio justo que se determinaría en la ejecución de sentencia (…) no por el
valor que tuviera al tiempo de la edificación, sino conforme a las bases de equidad que el
juzgador sienta para el trámite de ejecución de sentencia.”64
Se fija el valor de la indemnización con respecto al que tuviera el suelo “en el momento de
interponerse la demanda.”65
63
STS de 10 de diciembre de1980, Roj 5075/1980
64
STS de 27 de noviembre de 1984, RJ 1984/5663.
65
STS de 17 de noviembre de 2004
66
STS de 29 de julio de 1994, RJ 1994/6305.
“… ha de añadirse el perjuicio inherente a la minusvaloración que la privación de metros haya
producido en el solar residual tras la enajenación de la parte invadida.”67
“La valoración se efectúa multiplicando los metros de solar invadidos por la construcción (…),
por el precio de tasación dado al metro cuadrado (…), a las que agrega el valor del terreno no
invadido (…) a los que le aplica, por su imposible destino a edificar, el mismo precio por metro
cuadrado.”68
“La adquisición de la propiedad del terreno invadido por el edificante, lleva consigo como
contraprestación, no sólo el abono del precio del terreno ocupado, a la manera como sucede
en el caso del art. 361 del Código, sino también al de la indemnización reparadora de los
daños y perjuicios que además se le hubiesen ocasionado al dueño de éste, por imperativo de
lo dispuesto en el art. 1902 del Código.”69
“La indemnización reparadora por tal circunstancia ha de comprender todos los daños y
perjuicios que además se le hubieren irrogado al dueño del terreno, ha de respetarse el módulo
señalado en la sentencia recurrida y en la de primer grado, pero con abono del interés legal
que en el decurso del tiempo venga establecido para el precio de aquella forma determinado
hasta el de su pago efectivo, incrementado en dos puntos, pues ello es consecuencia necesaria
para poder equilibrar los derechos de los afectados por esta institución de creación
jurisprudencial en aras del progreso y creación de riqueza.”70
67
STS de 12 de diciembre de 1995, RJ 1995/9601.
68
STS de 25 de abril de 1995, RJ 1995/3548.
69
STS de 15 de junio de 1981, RJ 1981/2524
70
STS de 8 de noviembre de 1989, RJ 1989/9890
VI. Bibliografía
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colindante”; Revista La Ley 2017-B, 1071.
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Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Infojus.
Clusellas, G.; (2015); “Código Civil y Comercial. Comentado, anotado y concordado.” Tomo
7; 1a. Ed.; Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Astrea.
González Porras, J. M.; Méndez González, F. P. (2004) “Libro homenaje al profesor Manuel
Albaladejo García.” Tomo 1. (1ª Ed.) España. Colegio de Registradores de la Propiedad y
Mercantiles de España. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia.
Gurfinkel de Wendy L. N. (2015) “Derechos Reales.” Tomo 1. (2da ed.) Buenos Aires.
Abeledo Perrot.
Lafaille H. (2010). “Tratado de los Derechos Reales.” Tomo II. (2da ed.) Buenos Aires. La
Ley.
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Moll de Alba C. (2004) “La edificación en suelo ajeno”. Universitat de Barcelona. Recuperado
de www.diposit.ub.edu
Ventura G. B.; (2015); “Código Civil y Comercial: Comentado, Anotado y Concordado” Tomo
3, Buenos Aires; Astrea.
I. Introducción 4
B. Marco legal 5
1. Venezuela 11
2. Italia 12
3. Alemania. 13
4. Portugal 14
5. Suiza 15
6. Francia 16
1. Código Civil 17
A. Nociones generales 21
1. Supuesto fáctico 22
5. Prueba 25
6. Invasor de buena fe 26
7. Invasor de mala fe 27
8. La oposición 28
3. Presunción de buena fe 32
V. Conclusiones 33
VI. Bibliografía 45
MARÍA PAULA MARISSI DRA. NATALÍ PERDÍA
AUTORA TUTORA
DNI N|° 39485620
Legajo N° 15924/4