Capítulo 4

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CAPÍTULO 4: LA GLOBALIZACIÓN Y EL ENFOQUE DEL SISTEMA-

MUNDO

La teoría de la dependencia proseguía y perfeccionaba un enfoque global


que pretendía comprender la formación y evolución del capitalismo como
economía mundial. Prebisch ya hablaba, en la década de 1950, sobre la
existencia de un centro y una periferia mundial, tesis que perfeccionará en la
década de 1970 bajo la influencia del debate sobre la dependencia (ver
Prebisch, 1981). La teoría de la dependencia buscó refinar ese esquema al
rever la teoría del imperialismo desde su formación, con Hilferding, Rosa
Luxemburgo, Hobson, Lenin y Bukharin. André Gunder Frank (1991) llama la
atención para esa búsqueda de análisis del sistema mundial que se diseña
sobre todo a comienzos de la década de 1970 con Amin (1974), Frank (1978,
1980 y 1981), Dos Santos (1970 y 1978), pero gana realmente gran aliento
con la obra de Immanuel Wallerstein (1974, 1980, 1989), que desarrolló la
tradición de Fernand Braudel (1979). Todo eso ha sido objeto de una amplia
discusión.5 Varios autores reconocen la estrecha relación de la teoría del
sistema-mundo con la teoría de la dependencia. Bjorn Hettne elabora
inclusive un cuadro del la evolución del debate sobre desarrollo y
dependencia, en el cual la teoría de la dependencia tiene como resultado de
su evolución la teoría del sistema-mundo, mientras la tendencia
estructuralista marcha para la teoría de las necesidades básicas abanderada
por el Banco Mundial en la década de 1970, bajo la dirección de Mc Namara.
Mientras tanto, la tendencia endogenista (que se pretende marxista y que él
llama análisis de los modos de producción) se origina, según él, de los
modelos marxistas de acumulación de capital y representaría una tercera
vertiente teórica. Según Hettne, la teoría de la dependencia también habría
tenido este origen en los modelos marxistas de acumulación, pero habría
sufrido la influencia del análisis económico estructuralista de la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL). Las teorías de la modernización
habrían mantenido, por otro lado, su cuadro de análisis occidentalista y euro
centrista, mientras sufrían la crítica de los modelos de “otro desarrollo” o
desarrollo alternativo. Estos últimos terminarían, según creemos,
influenciando la concepción de desarrollo humano de PNUD. Esas
tendencias pueden ser visualizadas en el diagrama presentado por Bjorn
Hettne (1982, Pág..140).

El enfoque del sistema-mundo busca analizar la formación y evolución del


modo capitalista de producción como un sistema de relaciones económico
sociales, políticas y culturales que nacen al final de la Edad Media europea y
evoluciona para convertirse en un sistema planetario y confundirse con la
economía mundial. Ese enfoque, aún en elaboración, destaca la existencia
de un centro, una periferia y una semi-periferia, además de distinguir, entre
las economías centrales, una economía hegemónica que articula el conjunto
del sistema. Al mismo tiempo, la teoría del sistema-mundo absorbió la idea
de ondas y ciclos largos de Braudel (1979), que se diferencian de los ciclos
de Kondratiev. Existen, sin embargo, tentativas de conciliar los ciclos de
Kondratiev de cincuenta a sesenta años con los ciclos más largos o
seculares, ligados al movimiento del capital financiero, descubiertos por
Braudel. De esta forma, la evolución del capitalismo es considerada una
sucesión de ciclos económicos, articulados con procesos políticos, sociales y
culturales. Arrighi (1995) consiguió ordenar la historia del capitalismo como
una sucesión de cuatro ciclos largos de acumulación, basados en cuatro
centros hegemónicos:

1. El ciclo genovés (que se articula con las conquistas ibéricas), que se inicia
a fines del ciclo XIV e inicios del siglo XV, cuando se forma la base de
acumulación financiera de Génova, como ciudad estado y, posteriormente,
como nación de los genoveses, localizada en varios centros financieros
europeos, el cual se prolonga hasta fines del siglo XVI y comienzos del XVII.
Este ciclo tiene en las monarquías ibéricas su principal instrumento político y
militar.

2. El ciclo holandés, que se inicia exactamente a fines del siglo XVI e inicios
del siglo XVII hasta mitades del siglo XVIII.

3. El ciclo británico, que se inicia a mitades del siglo XVIII y se prolonga hasta
la Primera y Segunda Guerra Mundial.

4. El ciclo norteamericano, que se inicia durante la Primera Guerra y se


desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, cuando
hay señales de emergencia de un nuevo ciclo que tendrá como centro el
Sudeste Asiático, o algún núcleo de poder supranacional.

Giovanni Arrighi (1995) analiza la relación de estos ciclos con los principales
centros financieros que se terminarán transformando en centros
hegemónicos aliados a centros comerciales. Esos análisis carecen de una
mayor profundización del aspecto productivo que establezca los regímenes
de producción para explicar mejor el funcionamiento de esos ciclos. En este
sentido, mis trabajos, como Dos Santos (1978), intentan articular la noción de
sistema mundial con las grandes estructuras de producción y particularmente
con la revolución científico-técnica (Dos Santos, 1983 y 1986), buscando un
camino de investigación en parte complementaria al esfuerzo más global de
la teoría sistema-mundo, en parte reordenador de este esfuerzo. Una
característica importante de los análisis del sistema mundial es la negación
de las interpretaciones del mundo contemporáneo con base en la
bipolarización de post-guerra, considerando una relación entre dos sistemas
de poder paralelos. Los varios teóricos del sistema mundial insistirán siempre
en la existencia de un solo sistema económico global en este período, de
carácter capitalista y sobre la hegemonía norteamericana. La evolución de la
economía soviética y del bloque de naciones a ella más o menos ligadas no
había sido capaz de salir del contexto determinado por el sistema mundial
capitalista. Siempre se esperó que la agudización de este conflicto en la
década de 1980 destruiría el modelo de guerra fría que definiría las zonas
geopolíticas mundiales – en este sentido, ver Dos Santos (1978, 1993),
Wallerstein (1979, 1984) y Frank (1980, 1981).

Los estudios del sistema-mundo se situaron como expresión teórica de un


amplio debate sobre las transformaciones que ocurrieron en la economía y
política mundial de la década de 1970. Desde fines de 1960, surgiría una
amplia documentación empírica sobre las corporaciones multinacionales, las
nuevas direcciones de la economía mundial y el nuevo orden económico
mundial propuesto por lo no-alineados en las Naciones Unidas. Varios
informes sobre la situación económica mundial se sucedieron, expresando
las varias corrientes internacionales y, sobre todo, la creciente preocupación
con el medio ambiente amenazado.

Dentro de esta perspectiva globalizadora es necesario afirmar sobre todo los


siguientes elementos de una síntesis teórico metodológica en proceso: 1. La
teoría social se debe desprender de su extrema especialización y retomar la
tradición de grandes teorías explicativas con el objetivo de reordenar el
sistema de interpretación del mundo contemporáneo.

2. Esa reinterpretación debe superar, sobretodo, la idea de que el modo de


producción capitalista, surgido en Europa en el siglo XVIII, es la referencia
fundamental de una nueva sociedad mundial. Este fenómeno debe ser visto
como un episodio localizado, parte de un proceso histórico más global que
tiene que ver con la integración del conjunto de las experiencias civilizatorias
en una nueva civilización planetaria, pluralista y no exclusiva, basada en la
no-subordinación del mundo a ninguna sociedad determinada.

3. La formación y evolución del sistema mundial capitalista debe orientar el


análisis de las experiencias nacionales, regionales y locales, buscando
rescatar las dinámicas históricas específicas como parte de un esfuerzo
conjunto de la humanidad para superar la forma explotadora, expropiadora,
concentradora y excluyente en que ese sistema evolucionó.

4. El análisis de ese proceso histórico debe rescatar su forma cíclica,


procurando situar los aspectos acumulativos al interior de sus límites,
establecidos por la evolución de las fuerzas productivas, relaciones sociales
de producción, justificación ideológica de estas relaciones y límites del
conocimiento humano.

5. En este sentido, la evolución de la ciencia social debe ser entendida como


parte de un proceso más global de la relación del hombre con la naturaleza:
la suya propia, la inmediata, la ambiental y el cosmos, solo aparentemente
ausente de la dinámica de humanización. Es decir, ésta debe ser entendida
como un momento dentro de un proceso más amplio de desarrollo de la
subjetividad humana, compuesta por individuos, clases sociales, etnias,
géneros, instituciones y pueblos que están construyendo el futuro siempre
abierto de esta relaciones.

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