Tabú de La Sangre
Tabú de La Sangre
Tabú de La Sangre
TABÚ DE LA SANGRE
Hemos visto que el Flamen Dialis tenía prohibido tocar ni aun nombrar
la carne cruda. En cierta época un maestro brahmán no puede mirar a
la carne cruda, sangre o personas cuyas manos hayan sido cortadas.
En Uganda, el padre de unos mellizos queda en estado de tabú por
algún tiempo después del parto de su esposa; entre otras reglas tiene
prohibido matar nada ni ver sangre. En las islas Palaos, cuando en
alguna aldea se había sufrido una incursión y se habían llevado los
enemigos alguna cabeza cortada, los familiares del muerto mutilado
quedaban en estado de tabú y tenían que someterse a ciertas
observancias con objeto de escapar a la cólera de su espíritu; eran
encerrados en la casa, no podían tocar carne cruda y debían mascar
betel del que un exorcista había conjurado previamente. Después de
esto, el espíritu del descabezado se marchaba a la comarca enemiga
en persecución de su matador. El tabú está basado, probablemente, en
la creencia corriente de estar en la sangre el alma o espíritu del animal.
Como se cree que las personas tabú están en una situación peligrosa
(por ejemplo, los familiares del descabezado corren el riesgo de ser
atacados por el indignado espíritu), es especialmente necesario
aislarlos del contacto de los espíritus; además se prescribe la
prohibición de tocar carne cruda y sangrante. Como suele suceder, el
tabú es sólo un esfuerzo especial de un precepto general; dicho de
otro modo, su observancia se prescribe particularmente en
circunstancias que parecen apremiantes, mas fuera de tales
circunstancias también se observaba la prohibición, un tanto menos
estricta, como regla general de la vida ordinaria. Así, hay estonios que
no gustan de beber sangre porque creen que contiene el alma del
animal, que de ese modo entraría en su cuerpo. Algunas tribus
:
amerindias "por un principio religioso fuerte, se abstienen en absoluto
de beber sangre de ningún animal, porque contiene la vida y el espíritu
del mismo". Los cazadores judíos dejan exangüe la caza cuando la
matan, cubriendo con polvo el charco de sangre. Ellos no la catarán
siquiera, creyendo que el alma o vida del animal estaba en su sangre o
era la sangre misma.
De la cabeza
:
De la cabeza
santidad especial que se le atribuye se explica en ocasiones por creer
que contiene un espíritu muy sensible al daño o irrespetuosidad. Así,
los yoruba piensan que todas las personas tienen tres moradores
espirituales cada una, de los cuales el primero, llamado Olori, tiene su
residencia en la cabeza y es el protector, guardián y guía del hombre en
que se hospeda. A ese espíritu le hacen ofrendas principalmente de
aves y se frotan después la frente con un poco de su sangre mezclada
con aceite de palma. Los karenes suponen que un ser llamado el tso
reside en la parte más alta de la cabeza y mientras conserva su lugar,
ningún daño puede acaecer a la persona, a pesar de los esfuerzos de
los siete Kelabs o pasiones personificadas. "Pero si el tso se muestra
descuidado o débil, seguro que el resultado será malo para la persona.
Por esto, atienden cuidadosamente a la cabeza y se toman muchos
quebraderos de la misma para proveerla de atavíos y tocados que
gusten al tso." Los siameses creen que reside en la cabeza humana un
espíritu llamado khuan o kwun, que es el espíritu guardián. Este espíritu
debe ser cuidadosamente protegido de toda clase de daños; por ello el
acto de afeitarse o cortarse el pelo va acompañado de grandes
ceremonias. El kwun es muy sensible en puntillo de honra y se sentiría
insultado moralmente si la cabeza donde él reside fuese tocada por un
extraño. Los cambodianos estiman ofensa grave que se les toque la
cabeza, algunos no entrarán en un sitio donde haya cualquier cosa, la
que sea, suspendida sobre la cabeza, y el cambodiano más humilde
nunca consentiría vivir en el piso bajo de una casa. Ésta es la causa de
construir las casas de un solo piso; hasta el gobierno respeta el
prejuicio y nunca pone a un preso en el cepo bajo el piso de una casa,
aunque éstas se eleven mucho del suelo. La misma superstición existe
entre los malayos. Un antiguo viajero comunica que en Java la gente
"no lleva nada sobre la cabeza y dicen que nada debe haber sobre su
cabeza... y si alguno pusiera su mano sobre su cabeza, le matarían; no
:
edifican casas de pisos para que nadie pueda caminar sobre las
cabezas de otros".