Marroquìn Cabrera Nancy Stella 2016
Marroquìn Cabrera Nancy Stella 2016
Marroquìn Cabrera Nancy Stella 2016
Presentado por
Código 3000492
Facultad de Derecho
Bogotá D.C.
2016
APLICACIÓN E IMPLEMENTACIÓN DE LA ENTREVISTA FORENSE A
MENORES DE EDAD VÍCTIMAS DE DELITOS SEXUALES EN EL CIRCUITO
JUDICIAL DE ZIPAQUIRÁ, CUNDINAMARCA 1
1 Trabajo de grado para optar por el título de Magister en Procedimiento Penal, constitucional y
justicia militar de la Facultad de Derecho de la UMNG.
2Abogada, fiscal 5 seccional de Zipaquirá. Correo electrónico:
[email protected]
Abstract. This article describes the regulations that has existed with regard to the
practice of the testimony of child victims of sexual offenses under Colombian law;
subsequently it established mechanisms which have been developed by Colombian
legislation aimed at protecting the rights of children affected. Mistakes and
evidenced strengths in practice are described and condenses short-term proposals
according to participants in the process, necessary for the performance of their
duties, without incurring secondary victimization of children affected or transgression
of the right to defense which assists the alleged perpetrator of such crimes, which
occurred in the judicial circuit comprised of the municipalities of Zipaquira and
beyond. For this purpose, the qualitative-descriptive method was implemented to
demonstrate support by jurisprudential and interviews, the shortcomings and
advantages in implementing the regulations governing the subject matter.
Introducción
Así mismo, se pretende, mediante entrevistas a los operadores judiciales del circuito
judicial de Zipaquirá, dilucidar si a pesar de la carencia de recursos logísticos y
humanos, se ha implementado la práctica de la entrevista forense bajo los
protocolos y lineamientos actualmente descritos en la Ley 1652 de 2013 y la
jurisprudencia que la desarrolló, si su práctica ha facilitado el esclarecimiento de los
hechos o si, por el contrario, con ella se sigue incurriendo en victimización
secundaria de los menores abusados en Zipaquirá, llamándolos a juicio para
confrontarlos con el agresor y alterar el proceso terapéutico de recuperación al
rememorar el episodio traumático y concurrir a los estrados judiciales, no obstante
realizarse la entrevista forense del artículo 206 A de la Ley 906 de 2004, adicionado
por la Ley 1652 de 2013
Método
Resultados
La presencia cada vez mayor de los niños en los grupos humanos, su estado
de vulnerabilidad y debilidad manifiesta y por ser quienes representan el
futuro de los pueblos, provocó con el tiempo un creciente y evolutivo interés
de parte de la comunidad internacional, al grado de imponerse la necesidad
de reconocer, precisar, proteger y consolidar sus derechos al amparo de
unas categorías políticas y sociales que otorguen suficiente soporte al
discurrir de su crecimiento, en orden a asegurarles un proceso de formación
y desarrollo en condiciones óptimas y adecuadas, acorde con el papel
relevante y trascendental que están llamados a cumplir en la sociedad. […]
En consonancia con el derecho internacional, la Constitución Política de
1991, en sus protección del menor, a través de los siguientes postulados
básicos: (i) le impone a la familia, a la sociedad y al Estado la obligación de
asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo libre, armónico e
integral; (ii) establece como principio general que los derechos de los niños
prevalecerán sobre los derechos de los demás y que serán considerados
fundamentales para todos los efectos, exigiendo privilegiar y asegurar su
ejercicio y goce con total plenitud; (iii) reconoce que los niños son titulares
de todos los derechos consagrados en la Constitución, las leyes y los
tratados internacionales ratificados por Colombia; (iv) ordena proteger a los
niños contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro,
venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos; y
(v) le reconoce a los adolescentes el derecho a la protección y a la formación
integral, imponiéndole al Estado y a la sociedad el deber de garantizar la
participación activa de los jóvenes en los organismos públicos y privados que
tengan a cargo la protección, educación y progreso de la juventud. El
principio de protección especial del menor ha venido siendo objeto de
regulación legislativa en Colombia, en desarrollo de los criterios fijados en la
Constitución y los tratados de derechos humanos. Así se hizo, inicialmente,
a través del Decreto extraordinario 2737 de 1989, por el cual se adoptó el
Código del Menor y, luego, mediante la Ley 1098 de 2006, por la cual se
expidió el Código de la Infancia y la Adolescencia. […] Ahora bien, el
tratamiento preferencial del menor encuentra un claro reconocimiento en el
Derecho Internacional Público a través del llamado principio del “interés
superior del niño”, consagrado por primera vez en la Declaración de Ginebra
de 1924 sobre derechos del niño y reproducido después en distintos
instrumentos internacionales como la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948 (art.25-2), la Declaración de los Derechos del Niño de
1959 (Principio 2°), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966 (arts. 23
y 24), la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 (Pacto
de San José de Costa Rica) y la Convención Sobre Derechos del Niño
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de
noviembre de 1989 (art. 3°-1). […] […] el Comité sobre los Derechos del Niño,
en la Observación General N° 5 de 2003, señaló que el deber de asegurar el
“interés superior del niño” al cual se refiere la Convención sobre Derechos
del Niño le impone al Gobierno, al Congreso y a los jueces de los Estados
parte adoptar medidas positivas en la defensa de sus derechos. En el Código
de la Infancia y la Adolescencia el principio del “interés superior del menor”
aparece definido en el artículo 8°, el cual señala expresamente que “se
entiende por interés superior del niño, niña y adolescente, el imperativo que
obliga a todas las personas a garantizar la satisfacción integral y simultánea
de todos sus Derechos Humanos, que son universales, prevalentes e
interdependientes”. En ese sentido, la jurisprudencia constitucional ha
entendido que el mandato de protección especial de los menores de edad no
puede mirarse únicamente desde la perspectiva de una garantía objetiva,
sino como la manifestación de un derecho subjetivo fundamental a ser
atendido con particular énfasis, esto es, a obtener un apoyo prioritario. Por
eso, ha dicho que el derecho de protección “es correlativo al deber del Estado
de adoptar normas jurídicas que protejan al menor, habida cuenta de su
vulnerabilidad, de sus condiciones reales de vida a medida que evoluciona
la sociedad y su entorno inmediato, y de su exposición a soportar las
consecuencias de las decisiones que adopten los mayores sin considerar el
interés superior del menor (Corte Suprema de Justicia, 2016).
El abuso sexual con victimas menores de edad no es un fenómeno nuevo, los niños
han sido sujetos de conductas que atentan contra su libertad, integridad y formación
sexual e intimidación de los agresores, que generalmente hacen parte de su
entorno. Esto ha sido una constante que desafortunadamente ha ido en aumento
en los últimos años y ha generado la necesidad de realizar cambios en la Política
criminal del Estado3y la legislación colombiana, para lograr efectividad en la
protección de niños, niñas y adolescentes, y sanción a los victimarios. Por lo
anterior, es que es necesario puntualizar de acuerdo con Escobar (2013) que:
Por ello, frente a los elevados índices de abusos, a la poca o nula respuesta
de las autoridades existente al respecto y al acrecentado maltrato
institucional frente al manejo de los niños y jóvenes sexualmente abusados,
debe acudirse a los centros de atención, cuya pretensión es la de agrupar,
3A este respecto, la Corte Constitucional en sentencia 936 de 2010 ha establecido que: ‘’La noción
de “política criminal” ha sido definida por la Corte, como “el conjunto de respuestas que un Estado
estima necesario adoptar para hacerle frente a conductas consideradas reprochables o causantes
de perjuicio social con el fin de garantizar la protección de los intereses esenciales del Estado y de
los derechos de los residentes en el territorio bajo su jurisdicción”. La jurisprudencia constitucional
ha reconocido así mismo que la política criminal puede ser articulada por el Legislador a través de
la expedición de normas. En este sentido indicó que: “la legislación penal es manifestación concreta
de la política criminal del Estado”, y que “la decisión política que determina los objetivos del sistema
penal y la adecuada aplicación de los medios legales para luchar contra el crimen y alcanzar los
mejores resultados, se plasma en el texto de la ley penal”. Así mismo, se precisó que “la norma
penal, una vez promulgada, se independiza de la decisión política que le da origen, conservando la
finalidad buscada por su redactor en el elemento teleológico de la norma. ’’
en un mismo punto físico, todas las entidades oficiales de laboran e
intervienen en la materia… para idear mejores mecanismos de denuncia y
de atención del abuso sexual y suministrar mejores elementos de trabajo de
buenas calidades, propender por un profundo cambio educativo
fundamentado en la realidad colombiana y promover una toma de conciencia
de la comunidad (p. 612).
La valoración del testimonio de los menores abusados es uno de los obstáculos más
difíciles de superar en el sistema penal colombiano, sin embargo, las disposiciones
de la Constitución Política de Colombia (1991) aunadas a los instrumentos
internacionales ratificados por Colombia y que hacen parte del Bloque de
Constitucionalidad, han permitido evolución en esta materia para protección de los
menores, en los términos de La carta política en su artículo 44 al establecer:
Por lo que situaciones como la naturaleza del infante en relación con el desarrollo
de su memoria a una edad temprana, que le permita recordar o asimilar a largo
plazo la naturaleza ilícita del hecho del que fue víctima, es un factor determinante al
momento de resolver conflictos que involucren a menores de edad, siendo por ello
necesario adoptar medidas para su protección en todos los ámbitos, incluido el
proceso penal. Es por ello que se debe tener en cuenta que de acuerdo con Yeschke
(2010):
La entrevista será realizada por personal del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI),
entrenado en entrevista forense en niños, niñas y adolescentes, previa revisión del
cuestionario por parte del Defensor de Familia, sin perjuicio de su presencia en la
diligencia. En caso de no contar con dicho profesional, la autoridad competente
debe asegurar la intervención de un entrevistador especializado. Durante la
entrevista forense el menor podrá estar acompañado por su representante legal o
por un pariente mayor de edad. La entrevista se llevará a cabo en una Cámara de
Gesell o en un espacio físico acondicionado con los implementos adecuados a la
edad y etapa evolutiva de la víctima, y será grabado o fijado en medio técnico o
escrito.
En aplicación del interés superior del menor y del principio pro infans, ajustado a los
postulados de los artículos 44 y 45 de la Constitución Política, y de instrumentos
internacionales relacionados con los derechos de los niños, niñas y adolescentes
víctimas de conductas execrables, establece medidas para garantizar su dignidad y
su intimidad (evitando injerencias indebidas en su vida privada) y la protección en
todas las etapas del proceso, evitando causarles nuevos daños (victimización
secundaria).
Sin embargo, la aplicación de ese interés superior del menor como marco
hermenéutico para aclarar eventuales conflictos entre los derechos y los deberes
de proteger a los menores de edad no puede conllevar, en el campo procesal penal,
el desconocimiento del derecho al debido proceso y a un juicio justo de los
indiciados, imputados o procesados.
La Convención Internacional de los Derechos del Niño determina que los menores
de edad son sujetos de protección con garantías más amplias que las de los adultos,
y los Estados Partes tienen la obligación de adecuar un proceso especializado en
sus normas internas cuando se trate de niños, niñas y adolescentes, que deben ser
acordes con su grado de madurez y circunstancias especiales (Convención
Internacional de los Derechos del Niño, 1989, p.12). Por su parte, Valencia (2003)
ha comentado que:
Con el fin de garantizar justicia a los niños víctimas y testigos de delitos, los
profesionales y personas responsables del bienestar de éstos deben
respetar los principios de dignidad, no discriminación y de interés superior
del niño entendiendo que, aunque deben salvaguardarse los derechos de los
indiciados, acusados o declarados culpables, todo niño tiene derecho a que
su interés superior sea consideración primordial (p. 317).
Cuando los NNA son citados como testigos en los procesos penales que se
adelanten contra adultos, sus declaraciones solo las podrá tomar el Defensor
de Familia, que previamente el Fiscal o Juez debe enviar el cuestionario, de
manera excepcional el Juez podrá intervenir en el interrogatorio y será
necesaria la presencia del defensor de Familia.
En el artículo 193 numeral 12 se establece que en los casos en que los niños son
víctimas de delitos y deban rendir testimonio deberán estar acompañados de
autoridad especializada o por un psicólogo, de acuerdo con las exigencias
contempladas en la Ley (Código de Infancia y Adolescencia, 2006, p.104).
La misma norma dispone que en las audiencias en las que se investiguen y juzguen
delitos cuya víctima sea persona menor de dieciocho (18) años no se podrá exponer
a la víctima frente a su agresor, se deberá utilizar medios tecnológicos y el niño,
niña o adolescente debe estar acompañado de un profesional especializado que
adecue al interrogatorio y contrainterrogatorio a un lenguaje comprensible a su
edad, solo si el Juez considera conveniente podrán estar los demás sujetos
procesales (Código de Infancia y Adolescencia,2006).
Pero es la Ley 1652 de 2013 la que crea la entrevista forense a menores de edad
víctimas de delitos relacionados con violencia sexual, en ella estableció
lineamientos para entrevistar y recibir sus testimonios en procesos penales e incluyó
la entrevista forense realizada a los menores de edad como material probatorio,
precisando que dicha entrevista debe ser grabada o fijada por cualquier medio
audiovisual o técnico en los términos del artículo 146 de la Ley 906 de 2004 que
establece que:
Ahora, de acuerdo con lo dispuesto por la ley 1652 de 2013, la entrevista forense
deberá ser practicada por el CTI con personal entrenado en entrevista forense para
NNA, previa revisión del cuestionario por el Defensor de familia, quien podrá estar
presente en la práctica de esta (Ley 1652, 2013). Para ofrecer claridad a la
entrevista forense del menor de edad víctima de delitos sexuales, la Corte
Constitucional ha señalado que
La Ley 1652 de 2013 busca defender los derechos de los niños, niñas y
adolescentes víctimas de aberrantes comportamientos relacionados con el
abuso sexual, teniendo en cuenta que por su madurez mental y las funestas
consecuencias de esos comportamientos no pueden recibir el mismo trato
procesal de un adulto pretendiendo que reconstruya sucesos que en el
tiempo han causado traumas imborrables.
En los municipios donde no hay Defensor de Familia, sus funciones serán suplidas
por el Comisario de Familia, quien podrá tener un doble rol, toda vez que: deberá
velar por la garantía y restablecimiento de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes y en ejercicio de su función de Policía Judicial deberá revisar el
cuestionario pertinente y gestionar la presencia de un entrevistador especializado
que la realice.
C. Victimización secundaria
Respecto a este punto del artículo, Álvarez y Smith (2007) sostiene que:
Echeburúa, De Corral y Amor (2002) convienen en que la victimización
primaria se relaciona directamente con los hechos delictivos y sus
consecuencias a corto plazo. En cambio, señalan que la secundaria, se
establece en función de la relación entre la víctima y el sistema jurídicopenal.
Gutiérrez, Coronel y Pérez (2009) apuntan a que la victimización secundaria
genera una serie de consecuencias negativas a nivel psicológico, / 9 / social,
jurídico y económico producto de las diferencias entre las legítimas
expectativas de la víctima y la realidad institucional jurídica. Rubio y
Monteros (2001) agregan que las consecuencias de la victimización
secundaria pueden ser tan graves como las de la victimización primaria.
Específicamente, se ha descrito que la victimización secundaria producida
por las continuas declaraciones en el sistema penal se asocia a altos niveles
de ansiedad en la víctima (Gutiérrez et al., 2009). Uno de los agentes más
influyentes en la génesis de la victimización secundaria atañe principalmente
a la actuación de la policía y del sistema judicial (jueces, forenses, fiscales y
abogados). Es muy frecuente que dichos personeros se interesen
principalmente en los procesos burocráticos ligados a la investigación
(búsqueda de pruebas), descuidando el trato dado a la víctima (Echeburúa
& Subijana, 2008). Esta característica del sistema legal da cuenta de una
falta de consideración por el profundo impacto psicosocial que los abusos
sexuales producen en las personas en general, y más aún, en población
infantil (p.8).
En la obra de Sergio Cuarezma (1996), Hassemer expresa que "desde los más
diversos ámbitos del saber se ha llamado la atención sobre el desmedido
protagonismo del delincuente y el correlativo abandono de la víctima, se ha
dedicado exclusivamente a la persona del delincuente todos los esfuerzos de
elaboración científica, tiempo, dinero, hipótesis, investigaciones sin preocuparse
apenas de la víctima” (p.2).
De ahí que la Ley 1652 de 2013 reguló la manera de recepcionar las declaraciones
a los NNA en atención a evitar su doble victimización, fijando reglas sobre la
documentación de estas declaraciones, disponiendo que constituya prueba de
referencia admisible. Sin embargo, ha precisado la Corte Suprema (2016) que
‘’cuando se trata de declaraciones de menores de edad, víctimas de delitos, debe
establecerse cómo se armonizan sus derechos con las garantías debidas al
procesado’’ (p.5). Acorde con la Ley 1652 de 2013, la jurisprudencia estableció la
admisión de las declaraciones rendidas por los niños, niñas por fuera del juicio oral
a título de prueba de referencia, para evitar la victimización secundaria.
4Para este punto, es importante tener en cuenta las sentencias -078 de 2010, T -117 de 2013 y C-
177 de 2014 como jurisprudencia marco en el tratamiento de las menores víctimas de delitos
sexuales al momento de ser entrevistados en materia constitucional.
sentido, la Corte Suprema de Justicia ha adoptado varias decisiones5, entre ellas es
importante resaltar un extracto del radicado 43866 el cual refiere que:
Las versiones rendidas antes del juicio: entrevistas, menor víctima de delitos
sexuales (art. 206 A), es prueba de referencia, como tal debe procurarse
adelantar los actos de investigación que corroboren la prueba de referencia.
Pero no solamente hay que ver la re victimización desde el punto de vista normativo,
sino apoyándolo en factores psicológicos que dan pie a que en el ámbito jurídico se
planteen ciertas limitaciones a la hora de entrevistar a un menor de edad víctima de
algún delito sexual, por lo cual:
5
En el mismo sentido, hay que tener en cuenta las decisiones proferidas por la Corte Suprema de
Justicia en sus pronunciamientos de CSJ SP, 29 Oct. 2015, rad. 44056, SCJ SP, 18 May. 2011, Rad
33651; CSJ SP, 10 mar. 2010, Rad. 32868; CSJ SP, 19 Agos. 2009, Rad. 31959; CSJ SP, 30 Mar.
2006, Rad. 24468
Diges y Alfonso Quecuty (1995) refieren que desde el momento en que se
descubre el abuso sexual, la víctima se ve sometida a nuevas acciones
estresantes debido a la intervención de los distintos actores implicados en el
proceso judicial. (art.) 151 del Código de Procedimiento Penal (CPP) “en
caso de que fuere llamado a declarar una víctima menor de edad, el juez
podrá limitar total o parcialmente el acceso al público o la prensa”.
Permaneciendo siempre en este proceso los sujetos procesales según (art.).
149 CPP “... Aun cuando se limite la publicidad al máximo, no podrá excluirse
a la fiscalía, el acusado, la defensa, el ministerio público, la víctima y su
representante legal”. Y que, sin duda, muchos niños padecen una gran
ansiedad antes, durante y aún después de un juicio al que han sido llamados
para declarar. Excepcionalmente, el juez podrá intervenir en el interrogatorio
del niño o la niña, para conseguir que éste responda a la pregunta que se le
ha formulado o que lo haga de manera clara y precisa. La presencia del niño
o la niña ante el juzgado, para prestar testimonio contra la persona acusada
implica que va a tener que pasar por toda la experiencia de un sistema
ritualizado y con frecuencia poco sensible a sus necesidades y limitaciones.
Por otra parte, es importante tener en cuenta otra perspectiva del concepto de
victimización de la siguiente manera:
También se destacó que la aplicación de ese interés superior del menor como marco
hermenéutico para aclarar eventuales conflictos entre los derechos y los deberes
de proteger a los menores de edad no puede conllevar, en el campo procesal penal,
el desconocimiento del derecho al debido proceso y a un juicio justo de los
indiciados, imputados o procesados
Por otra parte, la misma corporación, expresa que cuando se trata de víctimas menores de
edad se debe propender por favorecer los derechos del menor así:
Situación que es corroborada por los operadores judiciales del circuito judicial de
Zipaquirá en donde no obstante vislumbrarse el conocimiento de la entrevista en
cámara gesell o entrevista forense, en los términos del artículo 206 A del Código de
procedimiento penal, adicionado por la ley 1652 de 2013, consideran que la misma
es inaplicable.
__________________________________________________________________
Si 7 46.66 %
No 8 53.33%
__________________________________________________________________
____________________________________________________________
No 7 46.66 %
Si 8 53.33%
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
Si 9 60 %
No 6 40%
__________________________________________________________________
Resulta claro igualmente que los operadores judiciales del circuito de Zipaquirá
reconocen la importancia que a nivel probatorio ofrece la entrevista forense a niños,
niñas y adolescentes en los términos del artículo 206 A de la Ley 906 de 2004
modificada por la Ley 1652 de 2013, no desconocen que efectivamente es una
herramienta de orden jurídico que permite evidenciar directamente del afectado la
narración del episodio traumático y las secuelas que del mismo se pueden percibir
en el menor vulnerado, de acuerdo a su capacidad mental a su grado de madurez
y acorde con su lenguaje, pues no podemos olvidar que dentro de los protocolos
establecidos para esta clase de entrevistas y con el cual se formaron muchos
profesionales en la Fiscalía y Sijin, es el SATAC que permite hacer uso de figuras
humanas y dibujos para la facilidad de expresión de los menores; igualmente que
es posible evidenciar el grado de alteración o afectación que el menor exteriorice en
el mismo momento de realizar las revelaciones y rememorar el episodio, situaciones
de fácil percepción aun para quienes no tienen formación como psicólogos. No
obstante, es contradictorio como estos operadores considerando pieza probatoria
fundamental esta entrevista, adviertan que debe ser llevado a juicio el menor, como
quedó evidenciado en precedencia
Si 13 86.66 %
No 2 13.33%
__________________________________________________________________
Desde el punto de vista de la utilidad la entrevista forense para cada uno de los
actores del proceso de investigación y juzgamiento de un delito contra la libertad,
integridad y formación sexual de los niños, niñas y adolescentes también es
importante para los operadores judiciales encuestados, su gran mayoría confirma
que es de gran utilidad al proceso, sin embargo, al parecer no se le ha encontrado
el sentido de protección que reviste la misma para el menor afectado, pues no
obstante considerarla de gran valor y utilidad, señalan que el menor debe testificar
en juicio.
Tabla 5.- Es útil la entrevista forense desde la óptica del rol ejercido en el proceso
penal.
__________________________________________________________________
Si 13 86.66 %
No 2 13.33%
__________________________________________________________________
Sin embargo, no dejan de lado las fortalezas que perciben de la práctica de esta
entrevista forense al señalar que sirve de elemento material probatorio que
determina el grado de vulneración del afectado en tanto que es evidenciado de la
misma experiencia de revelación, lo cual es percibido directamente por el juez con
la evidencia demostrativa; así mismo la consideran como un medio eficaz para
obtener la versión directa del afectado con la percepción de sus emociones,
manifestaciones y comportamiento al momento de la revelación y reconocen que es
el medio eficaz para evitar al menor que repita la versión de aquel episodio
traumático, que incluso ya ha pretendido olvidar mediante el proceso terapéutico.
Aparte, son varios los argumentos que esgrimieron los operadores judiciales al
aceptar la inaplicabilidad de la entrevista forense en el circuito de Zipaquirá, hoy 3
años después de la entrada en vigencia de la norma, algunos se escudan en su
poca experiencia a nivel de su rol en la jurisdicción, otros ante la carencia de una
cámara gesell en el circuito; los defensores advierten que aun cuando la fiscalía
practica la entrevista, ellos han intentado realizar una a la víctima, encontrando
negativa por sus representantes legales
Por lo que diferentes actores del proceso penal en esa jurisdicción realizan
recomendaciones que a su juicio permiten garantizar el derecho del menor, tanto
como el del procesado, tales como: (i) la participación de la defensa en la entrevista
forense del artículo 206 A del Código de Procedimiento Penal. (ii) Que la Fiscalía
adelante una investigación integral que compile tanto lo favorable como lo
desfavorable a los intereses del procesado (iii) se hagan modificaciones legislativas
a la figura de la entrevista forense permitiendo un interrogatorio directo de la defensa
(iv) que la entrevista forense sea aceptada como prueba anticipada pero que en su
práctica se permita la presencia de todas las partes en el proceso para que
interroguen, para evitar la carga negativa que determina que no se puede condenar
con prueba de referencia (v) se brinde capacitación a los profesionales del CTI que
realizan estas entrevistas para que se garanticen los resultados requeridos.
E. Discusión
En Zipaquirá y los municipios aledaños que hacen parte del circuito judicial no se
esta dando aplicación a la entrevista forense descrita por el articulo 206 A de la Ley
906 de 2004, modificado por la Ley 1652 de 2013, por diversas circunstancias, entre
ellas, la carencia de personal, de una cámara gesell, así como del elemento humano
con la capacitación y formación necesaria para realizar esta entrevista en los
términos y protocolos determinados para evitar la victimización secundaria en los
menores abusados.
Resulta así mismo importante a tener en cuenta para la práctica, la credibilidad que
a la versión del menor le otorgan los operadores judiciales de este circuito, quienes,
por su experiencia en el campo judicial y aplicación de normas anteriores a la Ley
de 2013, consideran vital, pertinente, conducente, útil y necesario llevar a la víctima
al escenario del juicio oral para ser confrontada y de allí, concluir la veracidad en la
información.
Se tiene la opinión que debe ser de voces de la propia víctima de donde se concluya
la credibilidad de la información, al evidenciar si corrobora o se retracta del dicho
inicial, restando importancia a la entrevista forense de la Ley 1652 de 2013, con lo
que se está incurriendo en victimización secundaria al ser confrontarla en un estrado
judicial, obligada a rememorar un episodio traumático, causado en casi todas las
oportunidades por un miembro del núcleo familiar o cercano al mismo a sabiendas
que con su versión “ayuda” a mantenerlo o no privado de la libertad y por ello la
familia la puede rechazar; sintiéndose en la mayoría de los casos culpable o
partícipe del hecho ante la pugna entre el rechazo por el hecho y la sensación física
agradable que pudo resultar del contacto con su agresor y muchas otras
condiciones que en torno a la víctima de abuso sexual pueden surgir como secuela
del evento.
Opinión errada al tener en cuenta que los anteriores factores influyen en el relato de
la víctima en juicio y por los cuales fácilmente puede callar u olvidar detalles
revelados al inicio de la investigación, entrar en pánico y retractarse de lo revelado
por temor a represalias de la familia, amigos o ante la consecuencia innegable de
la privación de la libertad de su agresor a quien aún los atan sentimientos de afecto,
como en el caso de los padres, hermanos, tíos o abuelos.
Entrevista que si bien es cierto como lo permite la ley procesal penal Colombiana
puede ingresar al juicio como prueba de referencia, puede ser fortalecida en la
investigación con la prueba indiciaria y circunstancial para llegar a edificar la
condena respectiva en contra del responsable, lo que implica evidentemente un
mayor esfuerzo en la investigación para la Fiscalía, así como de la defensa al
sustentar y defender en juicio la teoría del caso, pero todo en beneficio de la salud
mental de los menores abusados. Respecto de la credibilidad del testimonio rendido
por los menores, la Corte ha expresado que:
Sin embargo, los operadores judiciales comprometidos con su rol desde su óptica y
en aras a sacar avante la teoría del caso, restan importancia a los derechos de los
niños, niñas y adolescentes víctimas de abusos sexuales, dando prelación a su
particular interés algunos de evidenciar la ocurrencia del hecho y otros de desvirtuar
la credibilidad del menor, optan por llevarlo a juicio y en esta confrontación ante el
juez y demás partes, buscan que mantenga la versión para la teoría de la Fiscalía
o desacreditar su dicho para la defensa, sin importar como se hace sentir al menor
que es llevado al juicio para repetir lo revelado y dejar en evidencia el más mínimo
detalle que en uno u otro caso, ayude a mantener las pretensiones de las partes.
En cuanto a la aplicabilidad de los principios dentro del proceso penal, la Corte
establece que:
Ello significa que el principio in dubio pro reo solo opera una vez se ha
agotado una investigación particularmente seria y exhaustiva, en la que se
hayan decretado y practicado todas las pruebas conducentes y pertinentes
para alcanzar la verdad sin lograr disipar la duda, de manera que no puede
aplicarse para terminar apresuradamente el proceso, en beneficio del
investigado. Esta subregla se desprende directamente del artículo 44 de la
Constitución Política, en tanto establece la obligación de proteger el interés
superior del menor; el carácter prevalente de sus derechos, y la regla
hermenéutica que ordena interpretar y aplicar la ley de la manera que brinde
un mayor marco de protección a los derechos del menor (principio pro
infans).
Referencias
Corte Constitucional de Colombia. Sala Plena. Sentencia C-177 de 2014 (MP: Nilson
Pinilla Pinilla); Marzo 26. Disponible en:
http://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2014/C-177-14.htm.
Corte Constitucional. Sentencia T-1015 (MP. Luis Ernesto Vargas Silva; diciembre 07
de 2010) Disponible en http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/T-
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Corte Constitucional. Sentencia T-078 (MP. Luis Ernesto Vargas Silva; noviembre 02
de 2010) Disponible en http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/t-
078-10.htm
Corte Constitucional. Sentencia: C-144 de 2010 (MP. Juan Carlos Henao; marzo 03
de 2010) Disponible en
http://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2010/C-144-10.htm
Corte Constitucional. Sentencia: T-458DE 2007 (MP. Álvaro Tafur Galvis; junio 07 de
2007) Disponible en http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2007/T-458-
07.htm
Corte Constitucional. Sentencia T-078 (MP. Luis Ernesto Vargas Silva; noviembre 02
de 2010) Disponible en: http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/t-
078-10.htm
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