Procedimiento Ordinario Vs Lopnna
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RESUMEN
El presente trabajo de tipo documental, tendr á por objeto el análisis comparativo entre
el sistema penal de responsabilidad penal del adolescente y el sistema penal ordinario,
referido éste último, al sistema penal de adulto que se aplica actualmente en el país. Por
lo que se puntualizarán ciertos criterios de relevancia jur ídica y social con atención a las
leyes que los regulan, como lo son la Ley Orgánica para la protección del Niño y del
Adolescente y el Código Orgánico Procesal Penal, tomando en consideraci ón los sistemas
de enjuiciamiento donde localizarán los antecedentes de su nacimiento y respecto de su
evoluci ón y perfeccionamiento. Igualmente, se enfocarán de manera analítica las
modalidades que concurren en la aplicaci ón de las medidas de coerción penal, bien la
privación judicial de la libertad y las medidas cautelares sustitutivas a la privación
contenidas en ambos textos legales y procesales, como fórmulas que aseguran la finalidad
que persigue el proceso penal en ambos casos, precisando los requisitos de procedibilidad
y los efectos de su consecuente aplicación.
This paper is essentially documentary, and the objective is a comparative analysis of the
penal system of penal responsibility in adolescents, and the normal penal system,
referring to the adult penal system that is presently applied in the country. Certain criteria
of judicial and social relevance are emphasized with attention placed on the laws that
regulate them, such as the organic law for the protection of children and adolescents, and
the organic penal process code which takes into consideration the judgment systems in
which the antecedents related to birth, evolution and perfectioning are evaluated. In the
same manner, the analytical process related to modalities that occur in the application of
coercive penal measures, judicial privation of liberty, and the substitution of cautionary
measures related to privation in both legal and procedural texts are studied, as well. The
formulas that guarantee the desired end results involved in penal process in both cases,
explaining the procedural requirements and the consequent effect of their application, are
included.
Key words: Penal system, adolescent, procedural guarantees, normal penal process.
Con la vigencia del Código Orgánico Procesal Penal (al cual también lo identificaremos
con las siglas COPP), se abrió una nueva puerta a la revolución de las normas establecidas
en el sistema inquisitivo que resultaron inoperantes a través de los años. Dicho de esta
manera, se entiende que el vetusto sistema inquisitivo fue un total fracaso, sin embargo,
no fue solo éste el que abrió paso a la vigencia del nuevo sistema acusatorio, sino la
necesidad de experimentar los ideales de un nuevo estado de derecho, donde se
enalteciera al ser humano, lo que evidentemente trajo consigo una luz en medio de la
oscuridad reinante en ese sistema de rasgo medieval.
Se crea entonces, el nuevo Código Orgánico Procesal Penal, como una nueva forma de
garantizar el derecho a través del ius puniendi del Estado, donde se dignifican los
derechos humanos, el debido proceso, el estado de libertad y la afirmación de la misma,
como principios básicos e ineludibles en todo estado de derecho, interpretándose de
manera restrictiva las normas que permiten la privación, la restricción de la libertad de
una persona a qui én se le imputa la presunta responsabilidad penal con relación a
determinada conducta considerada como punible (COPP, 1998).
Es así como sucesivamente, el 14 de Noviembre del 2001, este código orgánico procesal
penal, sufre realmente cambios sustanciales y radicales en el articulado, en las
instituciones que ella regula y en su concepción filosófica del proceso penal.
En relación a lo anteriormente afirmado, son los niños y los adolescentes los ciudadanos
futuros que merecen la atención que requieren, si bien es cierto, que depende de su
formación el que se cuente con verdaderos hombres y mujeres dispuestos a ser parte
funcional de nuestro sistema democrático y participativo, esto sin duda alguna, dependerá
de un estado de derechos donde se respete el ser ni ño y donde se garantice al
adolescente el desarrollo conforme a sus capacidades.
La Nueva Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente venezolana, en su
exposición de motivos señala más que por razones basadas en la realidad jurídico social
que pudieran justificar la implementación en nuestro país del nuevo paradigma, razones
de tipo jurídico políticas cuando enfatiza que debido a la realidad jurídica anómala que se
vive en nuestro país a partir de la ratificación de la Convenci ón Internacional sobre los
Derechos del niño, antagónica con la Ley Tutelar del Menor y con el objeto de honrar los
compromisos internacionales asumidos por Venezuela “...se ve ante la necesidad de
ajustar su legislación interna a los principios y normas contenidas en el mencionado
tratado internacional” (Exposición de Motivos de la LOPNA, 1988).
En los últimos años se ha venido generando una gran preocupación sobre la necesidad
de reconocer, proteger y garantizar los derechos de los niños y adolescentes, como
personas menores de dieciocho años, en virtud de la violaciones que se han suscitado a
los derechos humanos. Ello ha conducido a que en los nuevos cuerpos legales se inserten
disposiciones garantistas de los mismos.
En este sentido, es preciso resaltar que los derechos del ni ño son los mismos derechos
reconocidos a todas las personas, pero que sin duda alguna los primeros son objeto de
protecciones especiales por la condición del portador (ni ño) y es por ello, que la
protección además es complementaria, en razón de agregársele otros derechos, es así
como en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, se incluye como
innovación un capítulo (Sección Tercera, artículos del 538 al 550), contentivo de garantías
fundamentales, las cuales son de obligatorio cumplimiento por el legislador.
Es preciso resaltar que en ambos sistemas penales, tanto en el tratamiento para el niño-
adolescente como para el adulto, pero atendiendo con más relevancia a la situación del
menor, en las instituciones destinadas para la reclusión de los citados agentes, se observa
maltrato físico y psicológico como práctica normal, donde se degrada consistentemente en
aislamiento, calabozos y celdas, tratos rudos y autoritario permanente bajo la imposición
de órdenes, gritos, lo que sin duda revela una gran ausencia de la garantía a la dignidad
en ambos sistemas institucionales.
Este principio adoptado por Beccaria, se refiere al criterio que debe prevalecer para
medir la gravedad de los delitos, estableciendo que las penas deben medirse en virtud de
la relación entre el delito cometido y el daño social causado por el mismo, de tal manera
que se pudiera a todo evento lograr una rigurosa proporción entre el delito cometido y la
pena a imponerse.
Desde este punto de vista, la Ley orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
haciendo eco de las nuevas tendencias de política criminal, a través de las cuales se
interpreta la minimización del derecho penal por parte del Estado, adopta medidas
alternativas a la pena privativa de la libertad, aplicándose entonces la atenuación y
posibilidad de revisión de la sanción impuesta.
En igual condición garantista, se establece en el Titulo VIII, los principios generales que
deben regir en la aplicación de las medidas de coerción personal, específicamente de ello
hace referencia el artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal.
Sin embargo, para Martínez Rincones (1998), la presunci ón de inocencia no está bien
definida en la Constitución Nacional venezolana, por lo que sugieren que ésta se derive del
principio del debido proceso o juzgamiento de la persona por su juez natural, en tal
sentido, “Al existir el debido proceso como institución constitucional, se hace necesario
asumir que existe el principio de presunción de inocencia, imponiéndose limitaciones a la
privación preventiva judicial de la libertad mediante la norma procesal de carácter penal
que establece que solo puede dictarse auto de detención contra persona imputable cuando
existan fundados indicios de culpabilidad por parte del investigado en la comisión
plenamente comprobada de un hecho punible...”.
De tal afirmación puede inferirse que efectivamente tal y como est á planteada la
presunción de inocencia, en ambos textos legales, tanto en la Ley Org ánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, como en el Código Orgánico Procesal penal, están
regulados en los mismos parámetros legales, solo que en el primero se da la circunstancia
que el adolescente investigado debe solicitar la presencia inmediata de sus padres,
representantes, responsables, además de su abogado, por supuesto dada su especial
condición.
De la mencionada explicación, se deduce que a través del juicio educativo con respecto a
las actuaciones que se produzcan durante el procedimiento, el menor podrá tomar
conciencia de las razones de aplicación de la ley, en virtud del hecho contrario al
ordenamiento legal en el cual ha intervenido, y que en consecuencia asuma su
responsabilidad y las consecuencias que de ella deriven.
Dentro de lo que se ha considerado como innovación, se tiene esta garantía del juicio
educativo, lo que viene a derivarse sin duda alguna de la existencia del sistema acusatorio
impuesto a raíz de la vigencia del Código Orgánico Procesal Penal, lo que evidentemente
no se consagr ó jamás con la Ley Tutelar, toda vez que en éste se desconectaba al menor
de la justicia penal y por ende de la condición de delincuente, suprimiendo con ello toda la
referencia al derecho a la defensa y el debido proceso.
Con dicha garantía lo que realmente se pretende es evitar a toda costa, que al
adolescente se le estigmatice en forma criminógena, de manera que su objeto es proteger
intelectual y moralmente al menor y adolescente, en este sentido la ley restringe el
principio de publicidad del proceso, lo que contraría las disposiciones consagradas en el
régimen procesal para el adulto, dispuesto en el Código Orgánico Procesal Penal, ya que
uno de los principios fundamentales del sistema acusatorio es la publicidad de las
actuaciones, la condición especial conferida a la materia de menores en los textos
constitucionales representa una excepción al principio de publicidad consagrado en el
artículo 15 del Código Orgánico Procesal Penal, cuando señala que “El juicio oral tendrá
lugar en forma pública”.
garantías inherentes al trato que debe dársele al niño que ha infringido las leyes penales o a quien
se acuse o declare culpable de haber infringido las mismas, así como tambi én de las garantías que
deben caracterizar el proceso relativo a esta categoría de infractores. Las mismas representan
su culpabilidad, que se le informe sin demora y directamente, o por intermedio de sus padres o sus
representantes legales de los cargos que pesan sobre él; que dispondrá de debida asistencia jur
ídica; que la causa se resolverá sin demora por una autoridad u órgano judicial competente,
independiente e imparcial en una audiencia equitativa; que no será obligado a prestar testimonio o
declararse culpable y que tendrá derecho a que se la decisión en su contra sea sometida a una
Con esta se determina que no se puede juzgar al adolescente dos veces por el mismo
hecho, estableciéndose como efecto innovador la figura de la remisión, en virtud de la cual
se prescinde total o parcialmente del juicio en atención a lo insignificante del hecho, lo que
se ha denominado “criminalidad de bagatela”, pero también puede darse en otros
supuestos, como recompensa a la contribución del encausado en la investigación a fin de
evitar la comisión de otros tipos penales, esclarecerlos o determinar la participación de
otras personas, cuando el adolescente ha sufrido un daño físico o moral grave y cuando la
sanción a aplicar, por el hecho de cuya persecución se prescinde, carece de importancia
en la relación con la sanción ya impuesta a la que cabe esperar por los restantes hechos
que se le pudieran imputar al adolescente.
Dentro del sistema penal venezolano se establece como norma rectora el derecho a la
libertad, de allí que el artículo 9 del Código Orgánico Procesal Penal, establece lo
siguiente: “Las disposiciones de este Código que autorizan preventivamente la privación o
restricción de la libertad o de otros derechos del imputado, o su ejercicio, tienen carácter
excepcional...”, puntualización normativa que coincide en igualdad de condiciones con la
constituci ón nacional, cuando arguye ésta en su Artículo 44: “La libertad personal es
inviolable, en consecuencia, será juzgada en libertad, excepto por las razones
determinadas por la ley y apreciadas por el juez o jueza en cada caso”.
En consideración a lo mencionado, es menester recordar que si para el adulto se
atribuye en el Código Orgánico Procesal Penal, restricciones en cuanto al procedimiento en
relación a la privación de la libertad, de igual forma, o en razón del interés superior el del
menor y del adolescente que ha incurrido en un hecho típico, la novísima Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, establece igualmente en el artículo 37, que
“Todos los niños y adolescentes tienen derecho a la libertad personal...no pueden ser
privados de ella ilegal o arbitrariamente...”, en este sentido específico de la privación
preventiva, regula las circunstancias en las cuales se determinará que el mismo sea
privado de la libertad o bien le sean aplicadas ciertas medidas cautelares que le
sustituyan.
En este mismo sentido, se establecen los casos en los cuales se puede acordar la
privación Judicial Preventiva de la Libertad en materia de adolescentes, dispuestos en el
Título V, Capítulo II, Sección Primera de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, artículo 546, determinándose que sólo es factible en tres oportunidades o
momentos: a) En caso de sorpresa en flagrancia, b) Con fines de identificación, que
específicamente obedece a las dudas que se tengan sobre la identificación de un
adolescente, del cual se presume cometió un hecho punible, y c) Con el fin de asegurar la
comparecencia a la audiencia preliminar de un adolescente identificado y sobre el cual
existen evidencias de que no ha podido ser ubicado, etc.
Ahora bien, en estas mismas condiciones, el adolescente es conducido ante el fiscal del
ministerio público, quien dirige la investigación, levanta un acta de apertura y quien
dentro del lapso establecido de veinticuatro horas siguientes a la respectiva detención en
flagrante delito, presentará al adolescente ante el juez de control especializado a quien se
le expondr á la forma como se generó la flagrancia, dicho juzgador decretará si la causa
presentada ante su autoridad será remitida a juicio unipersonal lo que ocurre en iguales
condiciones en el procedimiento para adultos.
En esta etapa del proceso, denominada fase de investigación, como bien se identifica en
el proceso penal ordinario, se sigue la causa por el procedimiento abreviado,
independientemente de la pena que merezca el delito.
Ahora bien, si el juzgador considera convocar a juicio, entonces se hará conforme está
estipulado para dentro de los días (10) días siguientes., pero si el adolescente se ha
mantenido privado, según lo dispuesto en el parágrafo segundo del artículo 581 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, dicha privación no deberá exceder
de los tres (03) meses, cumplido este término sin que se haya concluido el juicio por
sentencia condenatoria, el juez que esté conociendo el caso, debe hacer cesar la medida
por otra medida cautelar.
Del contexto pareciese que aún y cuando se debe tomar en cuenta y debe prevalecer el
interés superior del menor esta norma no atribuye ese trato especial al adolescente,
destacando entonces que en ese lapso ha de producirse una sentencia, en caso negativo,
cesará la privación por otra medida cautelar, lo que se prueba automáticamente por el
juzgador, cuando en el sexto aparte del artículo 250 del citado texto legal, se prevé que
vencido este lapso y su prórroga, sin que el fiscal haya presentado acusación el detenido
quedará en libertad, mediante decisión del juez de control, quién podrá imponerle una
medida cautelar sustitutiva, por lo que se evidencia acá la potestad, la discrecionalidad
que se le otorga al juzgador para acordar una medida menos gravosa.
A los fines consagrados a este caso, es determinante que en el curso del proceso de
investigación, el adolescente no se haya identificado civilmente, es decir, que existe duda
razonable de su verdadera identificación en cuanto a la que haya aportado.
Por lo que el Juez de Control tiene la potestad de decretar la privación judicial preventiva
por el lapso de noventa y seis (96) horas hasta tanto se verifique su verdadera identidad,
lo que se llevará a efecto siempre y cuando el Fiscal del Ministerio Público o bien, el
querellante así lo soliciten, esta privación tendrá lugar siempre que no haya alguna otra
forma de aseguramiento y evitar que el detenido se evada, de lograrse antes la
identificación la privaci ón debe cesar.
Una vez que se haya logrado identificar al presunto adolescente, sin que existan dudas
sobre su identidad personal, el Fiscal del Ministerio Público solicitará al Juez de Control
que en virtud de las resultas del proceso, se prive de la libertad al adolescente como fin
último del proceso, y a todo evento de garantizar la comparecencia del mismo a la
audiencia preliminar, sin embargo, se aplicará si no existe otra forma de asegurar dicho
propósito.
Todo lo cual impera por supuesto, concediéndole a ese infractor penal todas las
garantías del debido proceso, anteriormente aludidas. Así pues, la detención en esta
materia especial de adolescentes al igual que el proceso penal ordinario, es excepcional y
así lo asevera el Artículo 548 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, cuando expresamente asevera “Salvo la detención en flagrancia, la privación
de libertad sólo procede por orden judicial...”. En cuanto a la privación como tal, ésta se
considera como una medida cautelar, tal como lo establece el Artículo 581 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en virtud de la cual se le impondrá
al imputado por el Juez de Control cuando existan o concurran ciertas circunstancias:
Una vez que el juez especializado reciba las actuaciones correspondientes, tiempo en el
que aún en ambos sistemas pueden permanecer detenidos tanto el adolescente como el
adulto, en la materia especial dentro de los cinco días siguientes a la recepción de las
actuaciones correspondientes se fijará la fecha para debatir en juicio oral.
Se plantea además que la sanción en la ley especial esté orientada en su aplicación a los
aspectos tanto cuantitativo como cualitativo, siempre considerando los parámetros de
proporcionalidad, entendidos éstos, como la respuesta al grado de culpabilidad del sujeto
en la medida que éste haya participado.
Por supuesto, para nadie es un secreto que en el sistema de ejecución para los adultos,
ocurren situaciones de mayor envergadura y carga negativa, es en los centros
penitenciarios donde se vive la mayor desidia social, indolencia política, abandono de la
personalidad para poder subsistir al caos que impera por encima de la dignidad humana.
El artículo 582 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, expresa
en forma imperativa al juez competente, la imposición de alguna de las siguientes
medidas:
d) Prohibición de salir, sin autorización, del país, de la localidad en la que reside o del
ámbito territorial que fije el tribunal.
Las obligaciones contenidas de la letra “a” y “b” disponen una figura como la establecida
en la Ley Tutelar del Menor, en cuanto a la figura de el Tutor, ya que se le impone el
sometimiento a la custodia de otra persona o bajo la vigilancia que determine el tribunal.
En líneas generales, estas son las otras medidas cautelares que comprende este sistema
penal de responsabilidad del niño y del adolescente, una vez que se ha considerado la
procedencia o no de la medida de privación preventiva.
Existen otras medidas adoptadas por la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, que tienen que ver con las sanciones a que hay lugar una vez que se ha
comprobado la responsabilidad penal del adolescente, las que aparecen consagradas en el
Artículo 620 de la referida Ley, debidamente definidas en los Artículos 623 y siguientes de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Es preciso aquilatar que a la par de este sistema especial, el Artículo 256 del Código
Orgánico Procesal Penal establece las modalidades a que hubiere lugar aplicar, una vez
que se ha considerado que no concurren los suficientes elementos que puedan estimar
responsabilidad penal en contra del adulto, así como las dispuestas en los Artículos 257,
258 y 259 del referido texto adjetivo.
5. CONSIDERACIONES FINALES
Se han manejado algunas opiniones y encuestas, entre las que se ha valorado el ámbito
de la ideología de la sociedad, en cuanto a la praxis de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente, arrojando resultados negativos en cuanto a la conveniencia o
no de la misma, aseverando las siguientes consideraciones:
De estos resultados, quizás nos permiten inferir que la sociedad en general, es el factor
determinante en el camino del joven hacia una carrera criminal, no sin antes dejar
puntualizado que lo esencial para todo sistema político es hacer valer intereses ante una
sociedad fragmentada por el poder, por la violencia, por la inversión de principios y
valores, en fin, por la desconfianza en los entes que se encargan de representar el poder
desde cualquier ámbito social.
Es por ello que la teoría de la co responsabilidad penal por parte del Estado en la génesis
de la criminalidad argumentada por Zaffaroni (1986) hace algunos años, adquiere una
especial vigencia y significación para el sistema penal de responsabilidad de los menores
en los pueblos de América Latina hoy día, por razones de carácter estructural en su
manera de visualizar y afrontar el tópico del control social. Por lo tanto, fragmentos del
poema de Jaime Jaramillo “Un Paraíso dentro” habla por sí solo, con toda su crudeza y
sensibilidad, en estos términos:
“Apenas tengo once años y dicen que estoy comenzando a vivir, lo dicen de mí porque
no conocen mi historia que está hecha a bases de retazos, de martirio y dolor, que estoy
luchando desde antes de nacer y mi alma se resistía a venir a esta vida, porque yo...yo no
fui el fruto del amor, yo fui el resultado de la irresponsabilidad, del abuso y la violencia;
ya en el vientre de mi madre yo sentía los golpes de la injusticia, de la pobreza y el
hambre. Me alimentaba con su sangre,
¿Y a qué sabía?, sabía a trabajo y desesperación, mas el yugo que ten ía que soportar
por el abuso ejercido sobre ella; desde entonces ella sentía el rechazo y la marginación.
A mi madre la querían...pero la querían sin hijos y yo estaba con ella; nací como pude
compartiendo miseria, frío y desnudez, mi hogar era una caja de cartón, mi música los
pitos de los buses, mi aire el humo contaminado de las calles, mis canciones y el afecto
eran los insultos y el desprecio, mi dieta era balanceada, dependía de la basura y de lo
sobrado que a mi lado tiraban, mi cobija era el peri ódico que hablaba de paz, justicia y
planes dizque para erradicar la pobreza absoluta.
Fui creciendo y conocí mejor la calle y comprendí que para comer tenía que robar y para
robar me ten ía que drogar, fue así como aprendí lo que nunca, nunca hubiese querido
aprender.
Quise ir a la escuela para entender porque “Hogar” y “Hambre” se escribían con “H” y
porqué papá y mamá eran palabras agudas cuando su ausencia era tan grave.
Cuánto hubiera dado por una sonrisa y unas dulces palabras, porque el frío y la falta de
cariño yo lo sentía m ás en el alma que en el cuerpo.
Por eso yo les digo que no se escandalicen conmigo, ni me condenen, pues yo soy el
resultado de lo que ustedes me dieron y mucho más de lo que ustedes también me han
quitado”. Jaime Jaramillo
LISTA DE REFERENCIAS
1.- CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL. Caracas. Gaceta Oficial No. 5.208.
Extraordinario del 23 de Enero de 1998. Exposición de Motivos. Talleres de Italgráfica.
Textos Legales:
12.- Convención de las Naciones Unidad sobre los Derechos del Niño. 1989.