4 Orígenes y La Teología Del Verbo de Dios
4 Orígenes y La Teología Del Verbo de Dios
4 Orígenes y La Teología Del Verbo de Dios
A principio del siglo III en la reflexión teológica cristiana, se destacan dos autores
en Oriente: Clemente de Alejandría (215) y Orígenes (185-254). Estos personajes
representaban la escuela de Alejandría, la cual, se fundamentaba en ciertas ideas platónicas,
que por consecuente desarrolla una exegesis alegórica, y en el discurso cristológico, “la
prioridad concedida al verbo de Dios”1 .
Orígenes se dirige a los que leen la Escritura al pie de la letra y comprende las
expresiones antropomórficas de la divinidad de una manera literal. Este modo de lectura
puede causar una hermenéutica que afirme la división de la naturaleza divina en partes. Al
respecto, enseña que Dios es un ser inmaterial, sin una sustancia ligada a lo corporal. Esto
reafirma la diferencia de la Trinidad de la sustancia de los hombres e incluso de los ángeles
en relación con un cuerpo.
3
Orígenes, “De oratione” 22,4, citado por Sesboüé, Historia de los Dogmas, 167.
4
Sesboüé, “Historia de los Dogmas”, 168.
5
Ibíd., 170
6
Col 1,15
La Teología del Espíritu Santo a la Luz de Jn 1,3: Esta teología está basada en la
comprensión de su naturaleza del mismo Espíritu y su rol en la vida del hombre. En Juan
1,3, el Espíritu Santo se presenta como la fuente de la vida, un principio creador que
participa en el acto divino de la creación del mundo. Es asociado a la Trinidad. No es una
Criatura del Hijo, sino que, según los ortodoxos, se remonta a la procedencia del Padre por
medio del Hijo, y como el Hijo tiene su principio divino en el Padre, lo mismo el Espíritu
Santo. Por ello, la divinidad del Espíritu Santo se comprende puesto que es una persona
divina igualmente manifestada en la Santísima Trinidad junto con el Padre y el Hijo. Es el
agente de la gracia divina en la vida del hombre, capacitándolos para alcanzar la salvación
y guiándolos para cumplir la voluntad de Dios.
Orígenes y las Tres Hipostasis: Hipostasis es una palabra clave en el discurso trinitario.
Orígenes hace uso de ella explicando las realidades “subsistentes” de las Tres personas
divinas. El término mencionado, ayudara en la reflexión Trinitaria presentando a la tres
personas ya no partiendo de la sustancia del Padre, “sustancia matriz” 7, sino desde en ellos
mismos, como punto de partida la puridad. Orígenes argumenta que estas tres hipóstasis
son distintas pero inseparables, y juntas forman la totalidad de la naturaleza divina.
Las dos naturalezas de Cristo: En Cristo hay una naturaleza divina, Hijo único del
Padre, y otra humana que asumió llegada la plenitud de los tiempos, encarnándose en María
Virgen. Por ello, asumida esta última, Cristo es mediador e intermediario entre Dios y los
hombres8. Es llamado “primogénito de toda creatura” por su divinidad, aun así esto no
excluye de ninguna manera su humanidad y función mediadora. De este modo, los hombres
son creados a imagen del Hijo, que a su vez es imagen de Padre.
Por otro lado, Dionisio enfatiza que las Tres Hipóstasis son distintas entre sí. Así lo
expone al refutar las enseñanzas de Sabelio, quien afirmaba que el Padre, el Hijo y el
7
Sesboüé, “Historia de los Dogmas”, 176
8
1Tm 2,5
9
Sesboüé, “Historia de los Dogmas”, 181
Espíritu Santo eran manifestaciones o modos de una misma realidad divina. Dionisio
argumentaba que la Trinidad no puede ser reducida a un único ser divino ya que las
Escrituras hablan de ellas como entidades separadas, aunque unidas en una única divinidad.
Aunque Dionisio habla de las Tres Hipóstasis como entidades distintas, no las presenta
como seres separados. En cambio, él enfatiza la unidad de esencia entre las tres personas de
la Trinidad. Para él, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo comparten la misma naturaleza
divina y, por lo tanto, son inseparables. Esta unidad de esencia es lo que permite hablar de
un solo Dios.
Por último es preciso resaltar dos tipos de teologías: la de los Padres ante-nicenos,
en este caso orígenes específicamente, donde el Hijo es inferior al Padre, pero es Dios y
existe eternamente. Y para Arrio que el Hijo es inferior al Padre y ha sido creado en el
tiempo: “Hubo un tiempo en que no era”.11 Es con la creación del mundo en que el Hijo se
en convierte en Hijo y que luego se encarna. Es cierto que cumple las misión hecho por el
Padre pero no puede compartir su sustancia porque es “carne”, por ello, el problema del
subordinacianismo está fundamentado en una errónea interpretación de la relación
“económica” entre el Padre y el Hijo.
10
ibíd., 182
11
Ibíd., 183