Respeto de La Esposa A Su Esposo Parte 2

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De la misma manera que todos los empleados deben someterse a sus patrones, aún los

irrazonables, también las esposas deben someterse a sus esposos, aún a los inconversos.
En vista de su terminología “sean ganados” (v. 1), parece claro que Pedro tenía en
mente la conversión espiritual de un esposo no salvo. Pedro no prometió que
inevitablemente los esposos inconversos se convertirían al cristianismo como resultado
del comportamiento establecido. Esa decisión recae en el esposo. Sin embargo, la
esposa puede tener confianza de que ella ha permanecido fiel a Dios si ella se somete a
su esposo.

¿Debe una esposa cristiana someterse a su esposo aun si él la está conduciendo


al pecado? Algunos evangélicos contestan que sí y apelan a Efesios 5:24 para apoyar
su respuesta. Otros dicen que no, pero arguyen que la sumisión debe ser en todos los
aspectos excepto en el pecado. El ejemplo del sufrimiento que cita Pedro como un buen
modelo para los cristianos en 2:13-25 no involucraba pecado. Él dijo que las esposas
deben someterse “asimismo” (3:1). Además, el comportamiento de la esposa es ser
“casta” (3:2) o moralmente pura (gr. agnos). Pedro presenta a Sara como un ejemplo
(3:6) no porque ella se sometiera a Abraham aun en el pecado en Génesis 12 y 20, sino
porque ella se sometió a él. Ella lo llamo señor en Génesis. Efesios 5:24, el que hace un
llamado a las esposas a someterse a sus esposos en “todo” (gr. pas), no significa en todo
incluyendo el pecado (cf. Col. 3:25). Frecuentemente pas no significa cada cosa
individual (cf. Mt. 8:33; Ro. 8:32; 14:2; 1 Co. 1:5; 3:21, 22; 6:12; 9:12; 10:23; 14:40; 2
Co. 5:18; Fil. 4:13). No obstante, con excepción del pecado Pedro urgió a las esposas
cristianas a obedecer a sus esposos.
Es específicamente la conducta de la esposa en contraste con su habla lo que Pedro dice
que puede ser efectivo para ganar a un esposo inconverso. “A la palabra” incluye tanto
la predicación como la Palabra de Dios. Pedro no estaba prohibiendo hablarles a los
esposos del Señor o compartir versículos de las Escrituras si el esposo fuera receptivo a
esto. Su punto era simplemente que la conducta de una esposa piadosa va a tener más
influencia que ninguna otra cosa que ella pueda decir. “Casta” es un término general
que describe su pureza, mientras que “respetuosa” refleja su actitud hacia el esposo que
resalta su actitud hacia la voluntad de Dios.
Sumisión involucra por lo menos cuatro cosas. Primero, comienza con una actitud de
entrega de sí misma a Dios (cf. 2:23-25). El enfoque de nuestra vida debe estar en
Jesucristo. Segundo, sumisión requiere una conducta respetuosa (3:1, 2). Importunar no
es una conducta respetuosa. Tercero, sumisión involucra el desarrollo de un carácter
piadoso (3:3-5). Cuarto, sumisión incluye hacer lo que es correcto (3:6). No incluye
violar otros principios establecidos en las Escrituras. La sumisión es imperativa para la
unicidad en el matrimonio.
3:3, 4 Pedro no les estaba diciendo a las mujeres que se refrenaran de darle atención a su
apariencia física. Su punto era que esto no debía su total o principal interés. La belleza
es más que la apariencia de la piel. Él exhorta a cuidar también de la persona interior.
Contrastó lo que la sociedad valora y lo que Dios valora. Una disposición amable y un
espíritu tranquilo pueden hacer que una mujer sencilla se mire muy atractiva no
solamente para Dios sino también para los hombres (cf. 1 S. 16:7; 1 Ti. 2:9, 10). La
palabra griega “embellecimiento” (kosmos) es la misma forma de la que se deriva la
palabra “cosmético”.
3:5, 6 Su preocupación (la de Pedro) es que la iglesia no sea conocida por producir esposas
rebeldes que tienen una actitud de superioridad, sino por mujeres que, debido a que
saben que Dios las recompensará y establecerá todo correctamente, demuestran la virtud
de amable sumisión lo cristianamente posible.
Sara es un buen ejemplo de tal mujer. Vemos su actitud de respeto en la manera en que
ella le hablaba a Abraham (v. 2). Esta forma nos denota servilismo; el punto es que ella
verbalmente le expresaba sumisión a él de una manera que era propia en su cultura. Las
mujeres que se comportan como Sara lo hizo muestran que son sus hijas en espíritu. Tal
comportamiento demuestra confianza en Dios y santidad, separación del pecado a la
voluntad de Dios.
Su [de Pedro] argumento es del mayor al menor: si Sara “obedeció” a Abraham y lo
llamó “Señor”, las esposas cristianas en Asia debían por lo menos tratar a sus esposos
con deferencia y respeto.

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