CLUB ATLETICO BOCA JUNIORS Y OTRO S - Ordinario
CLUB ATLETICO BOCA JUNIORS Y OTRO S - Ordinario
CLUB ATLETICO BOCA JUNIORS Y OTRO S - Ordinario
Sumario
En Buenos Aires a los veintiseis días del mes de marzo de dos mil trece,
reunidos los Señores Jueces de Cámara en la Sala de Acuerdos fueron traídos
para conocer los autos: “P., J. contra CLUB ATLETICO BOCA JUNIORS Y
OTRO sobre ordinario” (expediente N° 60.223/2007; Com. 17 Sec. 34; causa
67.766) en los que al practicarse la desinsaculación que ordena el artículo 268
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación resultó que la votación
debía tener lugar en el siguiente orden: Doctores Ojea Quintana, Tevez y
Barreiro.
Alegó que, a principios del año 2000, luego de estar un período considerable
sin tener ningún tipo de chances en lo futbolístico, y viendo que el cuerpo
técnico y los dirigentes del club en cuestión no lo tendrían en cuenta, comenzó
a buscarle otro club. Fue así que le dieron a conocer que el Sr. Silvio Marzolini
se encontraba a cargo del fútbol del Club Atlético Banfield, por lo que llevo al
señor Bilos a probarse allí, donde lo tuvieron en cuenta.
Indicó que luego de varias reuniones, el día 8 de marzo del 2000, celebró un
convenio de cesión por el cual el mentado club le cedía al señor P., J. el 25%
de los derechos económicos emergentes de los derechos federativos del
jugador Bilos al realizarse una futura venta, ya sea en el ámbito local o en el
internacional, suscribiéndose el correspondiente instrumento jurídico.
Relató, que el día 7 de junio de 2001, la gente del club deportivo, a través del
señor Jorge García, conociendo su carácter de representante le hizo entrega al
accionante de un telegrama colacionado en el cual le ofrecieron el primer
contrato profesional al jugador Daniel Bilos.
Expuso que durante los meses de mayo a julio de 2004 en los medios se
comenzó a hablar de la futura transferencia de su representado al Club Atlético
Boca Juniors. Debido a ello, se contactó con el señor Portel a fin de saber
como se iba a formalizar la operación y si debía estar presente para suscribir
algún documento, ya que él era el dueño del 25% de los derechos económicos
que derivan de los derechos federativos. Arguyó, seguidamente, que el señor
Portel le comunicó que no era necesaria su participación y que una vez que
estuviera todo resuelto se le iba a abonar la suma correspondiente.
Seguidamente, con fecha 29 de abril de 2005, formuló una denuncia penal por
estafa contra los dirigentes del club Banfield, señores Portel y Martínez, la que
tramitó ante el Juzgado de Garantías Nº 2 de Lomas de Zamora y que
concluyó con el sobreseimiento de los señores citados.
2. Corrido el traslado del libelo inicial, a fs. 134/143 se presentó El Club Atlético
Banfield Asociación Civil, por intermedio de apoderamiento judicial, contestó la
demanda, negó todos y cada uno de los hechos relatados por el actor,
desconoció la totalidad de la documentación acompañada, con excepción de
aquéllos hechos y documentos expresamente reconocidos, y solicitó su
rechazo con costas.
Agregó que la “cesión” no tuvo como objetivo generar efectos inmediatos, que
se concretaría al momento de realizarse una futura venta ya sea en la
República Argentina como en el exterior. Remarcó que se trató de un derecho
futuro, sometiendo su vigencia al acaecimiento de un hecho futuro e incierto
con una segunda condición suspensiva implícita que era la de tener antes un
contrato como profesional con el club.
Añadió que el convenio en cuestión quedo sin valor alguno a partir del acuerdo
que permitió la contratación del jugador en cuestión como jugador profesional
del Club Atlético Boca Juniors.
Luego, explicó que en agosto de 2004, el señor Portel recibió una llamada de
parte del actor solicitándole una reunión con los directivos para tratar
cuestiones pendientes derivadas del pase del jugador Bilos a Boca Juniors,
concretado en julio de ese mismo año.
Declaró que hubo dos reuniones que tuvieron lugar en las oficinas del
ingeniero Baud y que concluyeron sin ningún tipo de acuerdo.
Realizó, también, una exposición sobre las relaciones contractuales que suelen
establecerse entre los jugadores y los clubes y negó toda responsabilidad por
los hechos que motivaron el presente juicio. Asimismo, señaló que en ninguna
de las misivas recibidas se le reclamó alguna suma, sino una mera
conformidad para poder concretar el pase del jugador.
Por último, indicó que el contrato supuestamente celebrado entre el señor P.,
J. y el Club Banfield concedería al primero derecho de reclamar su
cumplimiento al mencionado club en la oportunidad de venta del pase del
jugador en cuestión, mas no le otorga facultad alguna para reclamar sobre las
sucesivas transferencias.
Indicó de seguido que no mediaba objeción para que el Sr. P., J. fuera el titular
de los derechos económicos contenidos en los derechos federativos de una
entidad deportiva. Y arguyó que si el cesionario no era Bilos, alguien tenía que
serlo.
III.- El recurso
(i) Habida cuenta los términos en los que ha quedado planteada la materia
recursiva, el análisis propuesto a este Tribunal se ciñe a determinar si es
posible confirmar la exégesis del contrato de marras volcada en la decisión de
grado o si, por el contrario, tal como pretende la recurrente, los elementos de
prueba arrimados a la causa conducen a una solución diversa que impone su
revocación.
(ii) El juez de grado estimó que una interpretación del texto del contrato
copiado a fs. 14, con adecuada valoración de la demás instrucción probatoria
agregada en la litis, permitía concluir que el resarcimiento procurado por el
actor hallaba sustento en la titularidad que aquél ostentaba del 25% de los
derechos económicos emergentes de los derechos federativos
correspondientes al jugador de fútbol Daniel Rubén Bilos.
También enseña Muñoz que “dice el art. 218 del Código de Comercio que
habiendo ambigüedad en las palabras, debe buscarse más bien la intención
común de las partes que el sentido literal de los términos. Y es que puede
haber contradicción entre la intención común de las partes y el sentido literal
de los términos” (Derecho comercial: Contratos, Tipográfica editora argentina,
Bs. As., 1960, p. 380).
Lo anterior requiere colocarse por encima del interés de cada una de las
partes; porque la interpretación debe hacer mérito del comportamiento de las
partes en su integridad (cpr 163, inc. 5°). El modo y la forma como las partes
ejecutan el contrato es la prueba más concluyente que puede tenerse de la
verdadera intención contractual, porque es la traducción en el hecho de lo que
resulte dudoso en la palabra (Conf. Siburu, Juan B., “Comentario del Código de
Comercio Argentino”, T, IV, pág. 88, Bs. As., 1923).
Pues bien, entonces ¿qué son los denominados “derechos federativos” y los
beneficios económicos que pueden desprenderse de ellos, llamados
“económicos o patrimoniales”?
Luego, el 29/10/1998, “Club Sport Pergamino” cedió al Sr. P., J. “…el cien por
cien (100%) de los Derechos Económicos y Patrimoniales que surjan de la
venta y/o préstamo del Jugador DANIEL BILOS…”, todo lo cual quedó
instrumentado en el “Convenio de Cesión de Derechos” que luce a fs. 11/13 y
cuyas firmas fueron certificadas ante escribano.
(viii) Al hilo de lo hasta aquí expuesto, no cabe sino coincidir con la adecuada
sindéresis del magistrado de grado sobre los efectos del contrato agregado a
fs. 14.
Ello así pues, ante el plexo fáctico descripto y las diversas versiones prestadas
por quienes lo suscribieron, la explicación más plausible parece ser que el Sr.
P., J. obtuvo un reconocimiento pecuniario por ser quien acercó el jugador al
Club Banfield; contraprestación que se plasmó en la cesión de un 25% del
beneficio económico que pudiera percibirse en caso de una futura
transferencia de Bilos –cuyo precio mínimo total se estableció en u$s 700.000-.
Se ha explicado en orden a los motivos que justifican este tipo cesiones, que
“…es práctica habitual en el ámbito del fútbol, que los detectores de talentos,
que logran que las entidades deportivas fichen en sus divisiones a estas
jóvenes promesas, reciban como contraprestación por dicha actividad la cesión
de un porcentaje de los derechos económicos derivados de la venta o
préstamo futuro de la titularidad federativa del deportista en cuestión” (Rafael
Trevisan, “El contrato de cesión de beneficios económicos ¿Un contrato
bastardo en vías de ser reconocido?”, y fallo allí citado: CNCom., Sala C, “Club
Atlético All Boys s/ concurso preventivo s/ incidente de revisión por Carles,
Humberto R.”, del 7/5/2004 –el Dial.com AA21F4).
También se ha expresado en igual directriz que una de las razones por la cual
se acuerdan este tipo de cesiones de derechos patrimoniales por una
transferencia futura consiste en el reconocimiento de una parte del negocio de
la futura transferencia al empresario, club o persona que acerca el futbolista
(conf. Gustavo A. Abreu y Gabriel C. Lozano, op cit., pág. 275) o a los
inversores que costearon sus gastos de pasajes, pensión, comidas y viáticos
en las pruebas de rendimiento futbolístico (Ibíd., conf. nota 12, pág. 275). El
otro motivo, evidente también, es la necesidad de financiamiento que requieren
constantemente los clubes de fútbol.
(xi) Por último, nada cabe decir acerca de las quejas volcadas por la apelante
en orden al desarrollo del contrato habido entre el Sr. P., J. y el jugador de
fútbol Daniel Rubén Bilos, pues dichas circunstancias únicamente ocupan a
aquellos que acordaron la relación de mandato sin que el aquí recurrente
pueda inmiscuirse en aquel vínculo (Arg. CCiv. 1197 y 1199).
V.- Conclusión
Así voto.
Por análogas razones el Señor Juez de Cámara doctor Ojea Quintana adhiere
al voto que antecede.
Con lo que terminó este Acuerdo que firmaron los Señores Jueces de Cámara
doctores:
Rafael F. Barreiro
Secretaria
b) Honorarios.
Por la incidencia resuelta en fs. 837, se elevan a un mil ciento setenta y cinco
pesos ($ 1.175) los honorarios del apoderado de la parte actora, doctor
Candioti; y a dos mil novecientos pesos ($ 2.900) los de su letrado
patrocinante, doctor Ferri (art. 33 ley cit.).
Ahora bien, en relación a los estipendios fijados a favor del perito contador,
cabrá referir que la mecánica de aplicación de las alícuotas arancelarias
previstas por el Decreto Ley 16.638/57, daría lugar a la determinación de una
remuneración para el experto materialmente excesiva y concretamente
deproporcionada con las pautas que prevé la ley 21.839 para remunerar a los
demás profesionales del derecho. Nótese que la actuación de referencia se
halla constituída sólo por la peritación presentada en fs. 811.
c) Notifíquese.
Juan Manuel Ojea Quintana, Rafael F. Barreiro. Ante mí: María Florencia
Estevarena. Es copia del original que corre a fs.940/951 de los autos que se
mencionan en el presente Acuerdo.
Secretaria