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Tema 1: Valoración inicial del accidentado como primer interviniente

Un botiquín es el lugar indicado para mantener los medicamentos y material sanitario


necesario para poder realizar los primeros auxilios ante las urgencias que se presenten
en un edificio o centro de trabajo, a la espera del equipo de emergencias o del traslado
del usuario a un servicio de asistencia sanitaria.

El botiquín debe estar situado en un lugar fresco, seco y oscuro en el que la


temperatura no exceda de los 25º C.

Los medicamentos, además, deben almacenarse de tal modo que se puedan localizar
de manera rápida; es decir, que fácilmente podamos identificar los siguientes datos:

- El principio activo.
- El nombre comercial.
- La dosificación.
- La vía de administración.
- La fecha de caducidad.

Cuando sea necesario, se colocarán etiquetas que nos indiquen la fecha de apertura, la
de caducidad o las condiciones especiales de conservación que alguno de ellos pudiera
requerir.

Los medicamentos termolábiles (se ven afectados por la temperatura), se colocarán en


el frigorífico; y los fotosensibles (se ven afectados por la luz), se colocarán protegidos
de la luz.

Contenidos del botiquín El contenido del botiquín variará en función de las


necesidades de las personas que frecuenten el edificio o centro de trabajo y de la
cualificación de sus trabajadores, debiendo tener, en todos los casos, como mínimo, lo
necesario para que personal no sanitario pueda realizar primeros auxilios.

El anexo VI del R.D. 486/97, de 14 de abril, que establece las disposiciones mínimas de
seguridad y salud en los lugares de trabajo, especifica que todo lugar de trabajo deberá
disponer, como mínimo, de un botiquín portátil que contenga:

- Desinfectantes y antisépticos.
- Gasas estériles.
- Algodón hidrófilo.
- Vendas.
- Esparadrapo.
- Apósitos adhesivos.
- Tijeras.
- Pinzas.
- Guantes desechables.
Dicho material debe revisarse periódicamente y reponerse tan pronto como caduque o
sea utilizado.

El objetivo de disponer de una enfermería es cubrir todas las necesidades sanitarias de


las personas usuarias y la prevención es la máxima a seguir para alcanzar esta meta.
Las tareas consisten en ofrecer servicios de cuidado y atención sanitaria, educación y
escucha, con la finalidad de garantizar un entorno familiar entre los usuarios del
centro/edificio donde se ubique.

En una enfermería deben existir unos mínimos recursos materiales, instrumentales y


de fármacos para cubrir las necesidades básicas de primeros auxilios que se puedan
producir.
Además del material de primeros auxilios mencionado anteriormente, deben figurar una
serie de medicamentos imprescindibles, colocados en orden alfabético para facilitar su
búsqueda.

Deberá contener:

- Antiinflamatorios.
- Repelente de insectos.
- Pomada para quemaduras.
- Vaselina y crema hidratante.
- Antitérmicos.
- Antihistamínicos en pomada.
- Tul graso (gasas impregnadas ya preparadas que ayudan a la cicatrización e impiden
adherencias a las heridas).

Los medicamentos que pertenecen al grupo de estupefacientes o psicótropos (sedantes


y relajantes), suelen guardarse independientemente en un armario con llave.

En el botiquín se encuentran, además, otros materiales que serán muy útiles al personal
sanitario en situación de urgencia, como son:

Catéteres para vías venosas periféricas:

- Ambú.
- Jeringas y agujas estériles.
- Linterna.
- Sistemas y sueros intravenosos.
- Fonendoscopio.
- Esfingomanómetro.
- Manta térmica, etc.

También, se deben conocer cuáles son los materiales que nunca deben conservarse en
el interior el botiquín o en la enfermería:
- Medicamentos caducados o en mal estado.
- Medicamentos sin prospecto ni envase original.
- Medicamentos abiertos de los que desconozcamos la fecha de apertura.
- Material fungible (o desechable) caducado o en mal estado.
- Material oxidado.

El contenido del botiquín requiere ser revisado periódicamente, siguiendo el protocolo


establecido en el centro; así, al menos dos veces al año realizaremos:

- Revisión de los medicamentos.


- Revisión del material fungible.
- Revisión del material sanitario.
- Eliminación de los medicamentos caducados; no se tirarán a la basura, sino que se
llevarán a una farmacia donde serán desechados en los puntos establecidos para este
fin.
- Conservar los envases originales y los prospectos.

Se entienden por primeros auxilios a los cuidados inmediatos, adecuados y temporales


que se aplican a una persona víctima de un accidente o enfermedad repentina, en el
lugar de los acontecimientos y antes de ser trasladada a un centro asistencial.

En ocasiones, estas medidas se llevan a cabo con material prácticamente improvisado,


hasta la llegada de personal especializado. Los primeros auxilios no son tratamientos
médicos. Se trata de acciones de emergencia para reducir los efectos de las lesiones y
estabilizar el estado del paciente; esto último es lo que le concede la importancia
respectiva a los primeros auxilios, pues de esta primera actuación va a depender en
gran medida el estado general y la posterior evolución del paciente.

Así mismo, son una obligación moral, ya que diariamente podemos sufrir o ser testigos
de accidentes o enfermedades repentinas que puedan amenazar la vida de una
persona. Todo ciudadano está en la obligación ética, moral y legal de auxiliar al
necesitado de acuerdo con los recursos y sus capacidades. Por ello, se debe tener un
conocimiento básico sobre los primeros auxilios, sus implicaciones y limitaciones.

El objetivo primordial de los primeros auxilios es reconocer y mantener los signos


vitales, evitando riesgos y complicaciones añadidas a la víctima.

Entre otros objetivos podemos destacar:

- Conservar la vida.
- Evitar complicaciones físicas y secuelas psicológicas.
- Ayudar en la recuperación.
- Asegurar que el accidentado este bien mientras llega la ayuda especializada.
- Asegurar el traslado de los accidentados a un centro asistencial.

En cuanto a los límites de los primeros auxilios, la omisión del deber de socorro está
recogida en el Código Penal en los artículos 195 y 196. También recogida en la Ley de
Tráfico (artículo 51) y en el Reglamento General de Circulación (artículo 129).

De la redacción de estos artículos se deduce que toda persona está obligada a actuar
ante una situación de emergencia, ya sea como primer respondedor si carece de
conocimientos específicos, ya sea efectuando las técnicas básicas de primeros auxilios
cuando se tiene formación.

● Definiciones de accidente, urgencia y emergencia

Se define como accidente a cualquier suceso que es provocado por una acción violenta
y repentina ocasionada por un agente externo involuntario, y dar lugar a una lesión
corporal. La amplitud de los términos de esta definición obliga a tener presente que los
diferentes tipos de accidentes se hallan condicionados por múltiples fenómenos de
carácter imprevisible e incontrolable.

El grupo que genera mayor mortalidad es el de los accidentes producidos con ocasión
del transporte de personas o mercancías por tierra o transporte marítimo.

La atención urgente surge cuando se hace necesaria la asistencia inmediata, ya sea:

- Por accidente.
- Por la aparición súbita de un cuadro grave.
- Por empeoramiento de una enfermedad crónica.

Por lo tanto, una urgencia se presenta en aquellas situaciones en las que se precisa
atención inmediata.

En cuanto a las emergencias, se considera una emergencia es una situación crítica de


peligro evidente para la vida del paciente y que requiere una actuación inmediata.
Normalmente estamos frente a una emergencia cuando:

- La persona afectada está inconsciente.


- Se sospecha que ha sufrido un infarto o tiene un paro cardiaco.
- Hay una pérdida abundante de sangre.
- Se sospecha que puede haber huesos rotos.
- Se sospecha que puede haber heridas profundas, por ejemplo, de arma blanca.
- Cuando se observan dificultades para respirar.
- Cuando se observan quemaduras severas.
- Cuando se observa una reacción alérgica severa.

● Perfil, Competencias y Actitudes

El que presta los primeros auxilios debe disponer de una serie de capacidad o
cualidades:
Tranquilidad: el autodominio, es decir, permanecer confiado y calmado ante situaciones
dramáticas.
● Es frecuente que en accidentes se pierdan los nervios y que en consecuencia,
movidos por la prisa, se den actitudes bien intencionadas pero incorrectas
muchas veces, (por ejemplo: mover sin las debidas precauciones a una persona
que pudiera tener una lesión de columna vertebral, o una pierna evidentemente
rota).

● Hay que actuar deprisa pero con serenidad, manteniendo la calma y


transmitiendo la sensación de tranquilidad a los demás y a la propia víctima.

● Solo de esta manera, lograremos dominar la situación y evitar el pánico.

Simpatía: Dar a la víctima confianza y tratarla sobre todo con palabras cariñosas, de
consuelo, de ánimo, cogerle de la mano, etc., eso ayuda muchísimo, sobre todo en
lesiones psíquicas como el shock.

Capacidad de organización: Una vez ocurrido el accidente, hay que delimitar la realidad
del mismo y sus posibles consecuencias. Dado que prácticamente cada situación será
diferente (no hay dos accidentes iguales), debemos recordar las PAUTAS DE
ACTUACIÓN, que nos permiten llevar a cabo una labor correcta y eficaz al mismo
tiempo.

● Debemos controlar a los viandantes en el momento del accidente, sobre todo,


evitando la actuación de personas que por querer ayudar lo único que hacen es
estorbar y pueden empeorar la situación.

Conocimiento de primeros auxilios: Tanto teóricos (conocimiento del cuerpo humano),


como prácticos, así como la prevención de accidentes.

● Ética Profesional y Código Deontológico

En todo procedimiento de primeros auxilios, como auxiliadoras y auxiliadores debemos


tener en cuenta lo siguiente:

1. Estar tranquila o tranquilo, pero actuar rápidamente. Con tranquilidad se da confianza


al paciente y a aquellos que se encuentren cerca. Frecuentemente, los testigos suelen
tener miedo, pánico o están sobreexcitados. La auxiliadora o el auxiliador han de dar el
ejemplo mostrando su tranquilidad, pues la idea es también proporcionar seguridad
emocional y física.

2. Evaluar la escena. Cuando se llega al lugar del incidente, no se debe comenzar a


actuar curando al primer herido que se encuentre. Hay que darse cuenta también de las
posibles fuentes de peligros que aún existan: amenaza de derrumbamiento, ruptura de
canalizaciones de gas o de agua, fuego, etc.

3. Puede haber otros heridos más graves y que, por tanto, necesiten atenderse en
primer lugar. Por esta razón, es importante hacer, pues, un rápido examen del lugar.
Debe intentarse saber igualmente si existen heridos ocultos.
4. Comuníquese continuamente con el paciente, su familia o vecinos.

5. No obligue al lesionado a levantarse o moverse, especialmente si se sospecha que el


motivo de consulta deriva de algún trauma físico; antes es necesario inmovilizarlo.

6. No administre medicamentos, excepto analgésicos (si es necesario) o medicamentos


prescritos por el médico tratante por patologías específicas diagnosticadas con
anterioridad. Por ejemplo: la nitroglicerina en caso de angina de pecho,
antihipertensivos en caso de hipertensión arterial, y anticonvulsivos Mover al herido con
gran precaución. Jamás se cambiará de sitio al paciente antes de cerciorarse de su
estado y haberle proporcionado los primeros cuidados. Además, un herido grave no
debe ser movilizado excepto por estas tres razones:

- Para poderle aplicar los primeros auxilios.


- Evitar el agravamiento de sus heridas.
- Protegerlo de un nuevo accidente.
- Examinar bien al herido. Investigar si respira, si tiene pulso, si está consciente, si
sangra, si tiene una fractura, si presenta quemaduras, si ha perdido el conocimiento.
- No hacer más que lo indispensable. Si se intentan hacer demasiadas cosas, se
retrasará el traslado de la víctima. El papel del auxiliador no es el de reemplazar a los
servicios sanitarios, sino que se ha de limitar a proporcionar aquellas medidas
estrictamente necesarias para un correcto transporte del herido.
- Mantener al herido caliente. Evitar, no obstante, un calor excesivo, manteniéndolo a
una agradable temperatura. Si hace frío, todo el cuerpo debe ser calentado. Por ello, lo
mejor será envolverlo en una manta.
- No dar jamás de beber a una persona inconsciente. En este estado no podrá tragar y
existirá peligro de ahogarla al penetrar el líquido en las vías aéreas. Si la víctima
conserva la conciencia y no presenta una herida profunda en el vientre, se le puede dar
de beber, lentamente, y solo mediante pequeños sorbos. No darle alcohol, es preferible
café o té caliente, sobre todo si hace frío; aunque lo esencial sería agua a temperatura
ambiente.
- Tranquilizar al paciente. El accidentado tiene miedo. Hay que hablarle, ya que está
angustiado; el curso de su vida se ha visto truncado bruscamente y padece por los que
lo acompañan o por su familia. Hay que tranquilizarlo, calmar sus temores y levantarle
el ánimo. Hay que decirle que hay gente cerca que se ocupa de él, que los servicios de
urgencias han sido avisados y que vendrán pronto. No se le debe dejar ver su herida.
- No dejar nunca solo al accidentado. El estado del mismo puede agravarse en un corto
espacio de tiempo.
- No haga comentarios imprudentes sobre el estado de salud del lesionado.

● Marco Legal y Responsabilidad: Normas Civiles, Normas Penales

La Constitución Española de 1978, en su artículo 43, reconoce el derecho a la


protección de la salud, al tiempo que establece que compete a los poderes públicos
organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las
prestaciones y servicios necesarios.
La Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, en su artículo 40.7, dice que la
Administración del Estado, sin menoscabo de las competencias de las Comunidades
Autónomas, desarrollará, entre otras, las actuaciones generales sobre las condiciones y
requisitos técnicos mínimos para la aprobación y homologación de las instalaciones y
equipos de los centros y servicios sanitarios.

Por otra parte, ya se dijo anteriormente que la omisión del deber de socorro está
recogida en el Código Penal español en su artículo 195. Según esta importante norma
Legal es delito de omisión no socorrer a una persona que se halle desamparado y en
peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros.
Igualmente es delito de omisión no demandar con urgencia auxilio ajeno, aunque se
esté impedido paro prestar socorro.

La responsabilidad personal conlleva la obligación de responder de los propios actos,


no solo desde el ámbito moral, sino por supuesto desde el ámbito legal, de modo que
cuando se actúa de modo negligente, o cuando se omite el deber de auxiliar, la persona
adopta una conducta con consecuencias jurídicas (penales y civiles), mientras que las
consecuencias morales muchas veces quedan en el ámbito de lo íntimo y personal.

Las actuaciones en primeros auxilios se deben guiar por Los derechos fundamentales
de las personas, emanados de su propia condición humana (derecho natural). Por ello,
todo accidentado tiene derecho a la vida, a que se le den cuidados y atención sanitaria,
a que se le respete, a que no se le discrimine y a que se preserve su intimidad. De
todos ellos, el respeto a la vida es el principal y básico derecho del ser humano, ya que
sin él no se puede ejercer ningún otro derecho. Por eso existe la obligación moral
primero, y legal después, de socorrer a quien esté en situación de desamparo y riesgo
grave.

Se considera delito o falta la acción u omisión de un hecho penado por la ley. El delito
es de acción cuando se lesiona o se pone en peligro a alguien mediante una conducta
exterior y voluntaria del sujeto y perceptible por los sentidos. El delito es de omisión
cuando el resultado se produce por no actuar, por una conducta pasiva ante una
obligación de hacer algo. El delito es culposo cuando se comete por negligencia o
imprudencia. Por último, cabe recordar que constituye intrusismo profesional ejercer
actos propios de una profesión sin poseer el correspondiente título oficial.

Las responsabilidades del socorrista son las siguientes:

1. Evaluar la situación con rapidez y seguridad.

2. Solicitar la ayuda adecuada (llamar al 112).

3. Proteger de posibles peligros a los heridos, a sí mismo, y a otras personas presentes


en el lugar de los hechos.
4. Identificar, dentro de lo posible, la lesión o la naturaleza de la enfermedad que afecta
a la víctima.

5. Aplicar un tratamiento básico, precoz y apropiado a cada víctima, de acuerdo con sus
conocimientos, empezando por las situaciones más graves.

6. Si se necesita ayuda médica, permanecer al lado de la víctima hasta que llegue el


auxilio solicitado.

7. Informar de sus observaciones a quienes se hagan cargo de la víctima (SEME), y


colaborar con ellos si fuera requerido.

8. Prevenir hasta donde sea posible las complicaciones, daños, riesgos y


lesiones, tanto de la víctima como de uno mismo.

De todo lo anterior, podríamos deducir las siguientes preguntas, como cuestiones


fundamentales en el ámbito de los primeros auxilios:

● ¿Qué ocurriría si al atender a un accidentado se agrava su situación?


● ¿Qué ocurrirá si fallece la víctima al trasladarla?
● ¿Qué responsabilidad se asume si el resultado de la actuación es
desafortunado?
● ¿Qué pasaría si no se atiende a la víctima?

Para que haya delito es preciso haber actuado con intención de causar un mal (dolo) o
bien con imprudencia, actuando sin la debida diligencia, originando por ello un daño
penado por la ley (culpa). Para que el socorrista incurra en delito, cuando actúa en
funciones propias del socorrismo, o bien deberá causar un mal con intención de hacerlo,
o bien causará un mal sin intención, pero omitiendo aquellos pasos, aquellas
atenciones indispensables que deben conocer inexcusablemente.

Los delitos que se pueden cometer en primeros auxilios, son:

- Omisión del deber de socorro (en el fondo hablamos de insolidaridad para con la
víctima).

- Omisión del deber de impedir un delito contra la vida, siempre que no haya riesgo
propio o ajeno, o que cause grave daño a la persona, y omisión de denunciar esos
mismos delitos. También en este caso se está haciendo alusión a la solidaridad
humana.

- Denegación de auxilio, si el socorrista fuera, además, un funcionario público, o un


profesional, y se abstuviera de actuar sin causa justificada para ello, a pesar de haber
sido requerido para ello.

- Delito de imprudencia, cuando al no poner la debida diligencia se causa un daño no


intencionado (manipulación inadecuada de una víctima cuya valoración o
circunstancias indican que puede sufrir una lesión de columna).
- Vulneración del deber de confidencialidad.

Primer Interviniente es la primera persona que atiende a la víctima traumatizada o


enferma y la atiende en tanto llegan los servicios médicos de emergencia. A menudo
son miembros no médicos de diversos servicios de emergencia (rescate, extinción de
incendios, orden público, etc.).

● Riesgos en la Intervención, Seguridad y Protección durante la Intervención

Debido al amplio abanico de emergencias que se pueden producir, que pueden


necesitar la actuación de un primer interviniente y de primeros auxilios es necesario
llevar a cabo un protocolo de actuación.

Estas emergencias pueden ocasionar una serie de riesgos asociados y por lo tanto, lo
primero es proceder a proteger al accidentando y al propio interviniente eliminando o
reduciendo los riesgos que han provocado el accidente.

Por tanto se lleva a cabo unas pautas generales de actuación: conducta “PAS”. Este
acrónimo resume la pauta de actuación básica en materia de Primeros Auxilios.

PROTEGE al accidentado y a ti mismo. Hay que hacer seguro el lugar del accidente,
teniendo en cuenta que es preferible alejar el peligro, que movilizar al accidentado. Si
ello no fuera posible, sólo entonces se debe proceder a alejar al accidentado,
movilizándolo en bloque, como se explicará en este módulo.

A continuación se analizan posibles situaciones: Heridas sangrantes: Utilizar guantes


desechables.

Electrocución: Desconectar la corriente (si no es posible, separar al accidentado de la


zona en tensión convenientemente protegidos contra una descarga).

Incendios: Controlar el fuego, si hay humo, ventilar (si no fuera posible, rescate
convenientemente protegidos).

Fugas de gas: Ventilar, cortar el gas (si no fuera posible, rescate convenientemente
protegidos), si se sospecha que el gas es inflamable, no encender fuego, no fumar, no
accionar aparatos eléctricos.

Accidentes de tráfico: Aparcar bien, ponerse chaleco de alta visibilidad, señalizar.

AVISA a los servicios de socorro: 112. Es necesario (los profesionales que atiendan
nuestra llamada nos interrogarán al respecto):

- Identificarse.

- Informar acerca del lugar exacto.


- Especificar el tipo de accidente y circunstancias que pueden agravar la situación
(intoxicación, quemaduras térmicas o químicas, etc.).

- Informar acerca del número de heridos y estado aparente (conscientes, sangran,


respiran, etc.).

- Es importante mantener libre la línea telefónica utilizada para la comunicación del


accidente.

- Mientras se espera la ayuda, se puede empezar a socorrer.

SOCORRE aplicando tus conocimientos de primeros auxilios. Se debe actuar teniendo


presente estas prioridades (por lo que es imprescindible la valoración del accidentado
antes de cualquier actuación y, en caso de accidentes múltiples, no atender al primer
herido que se encuentre o al que más grite):

- Salvar la vida.
- Evitar que se agraven las lesiones.

Prioridad inmediata: Problemas respiratorios, paros cardíacos, hemorragias graves,


inconsciencia, shock, tórax abierto o heridas abdominales, quemaduras del aparato
respiratorio, o heridos con más de una fractura importante.

Prioridad secundaria: Quemaduras graves, lesiones de columna vertebral, hemorragias


moderadas, accidentados conscientes con lesiones en cabeza.

Prioridad terciaria: Fracturas leves, contusiones, abrasiones y quemaduras leves.

Última prioridad: Defunciones.

● Prevención de Contagios y Enfermedades

Cuando se proporciona asistencia durante una emergencia es normal preguntarse


acerca de los riesgos a los que nos veremos expuestos, entre ellos los que se conocen
como enfermedades transmisibles, pero no debemos olvidar que el respeto de las
normas de higiene y las medidas de protección deben de ser reciprocas; el socorrista
debe considerar no solo el riesgo que corre, sino el peligro que suponen las prácticas
antihigiénicas para la persona que recibe la asistencia.

Las enfermedades que se transmiten de una persona a otra se llaman enfermedades


contagiosas o transmisibles, y se producen cuando los gérmenes invaden el cuerpo y
causan la enfermedad. Los gérmenes más comunes son bacterias y virus.

Es importante saber cómo se transmiten y conocer cómo protegerse. En situaciones


que requieren primeros auxilios, las vías de contaminación de una persona a otra
pueden darse por inhalación, por ingestión, a través de heridas y por absorción.
Algunas enfermedades se transmiten con más facilidad que otras. Todos sabemos la
rapidez con la que se transmite la gripe de una persona a otra en el trabajo o en el
hogar.

Aunque estas enfermedades ocasionan molestias, son pasajeras y no son graves para
adultos sanos. Otras pueden ser más graves, como la hepatitis B y el SIDA (VIH).

Estas enfermedades son graves pero no se transmiten fácilmente por contacto casual,
por ejemplo, por un apretar de manos. Podemos reducir la transmisión de
enfermedades, en el transcurso de los primeros auxilios siguiendo las siguientes
precauciones:

- Evitar el contacto con líquidos corporales.


- Colocar barreras, tal como guantes de látex, telas limpias y secas, etc.
- Cubrimiento y protegiendo cualquier herida que tengamos.
- Lavándonos las manos con agua y jabón inmediatamente después de atender a la
víctima.
- No tocando sin protección objetos manchados de sangre.

● Conceptos Básicos de Anatomía y Fisiología

La anatomía es la ciencia de la forma y las estructuras organizadas del cuerpo humano


vivo y de las causas que las producen. Es una rama de la biología cuyos objetivos son
los de comprender las distintas partes que componen el cuerpo humano vivo, y de los
principios arquitecturales del hombre junto con los mecanismos que presiden su
desarrollo, el de estudiar las relaciones entre sus partes, y el de describir su estructura,
necesaria para explicar los mecanismos de su función.

La palabra anatomía, la utilizó por primera vez Aristóteles (anatemneim), significa


disecar, palabra que se deriva de dos vocablos griegos ana y tomos. Tomos significa
cortar, y ana cuando va unida a un verbo reduplica la acción del mismo, por lo que en
conjunto significa cortar o dividir varias veces.

En la actualidad, la disección todavía tiene el valor que le daba Vesalio como medio de
investigación anatómica: “Examinar este verdadero libro que es el cuerpo del hombre”.

El objetivo de la fisiología es explicar los factores físicos y químicos responsables del


origen, el desarrollo y la progresión de la vida. Cada tipo de vida, desde el virus más
sencillo hasta el árbol más alto o hasta el complicado ser humano, posee sus
características funcionales propias. Así pues, el vasto campo de la fisiología puede
dividirse en fisiología viral, fisiología bacteriana, fisiología celular, fisiología vegetal,
fisiología humana y muchas subdivisiones más.
En la fisiología humana, nos ocupamos de las características y los mecanismos
específicos del cuerpo humano que hacen de él un ser vivo. El propio hecho de que
permanezcamos vivos casi se escapa de nuestro control, puesto que el hambre nos
impulsa a buscar comida y el miedo nos hace buscar refugio. Las sensaciones de frío
nos llevan a conseguir calor y otras fuerzas nos incitan a relacionamos y a
reproducirnos. Por tanto, el ser humano es en realidad un autómata, y el hecho de que
seamos seres capaces de percibir, de sentir y de conocer forma parte de esta secuencia
automática de la vida; estos atributos especiales nos permiten existir bajo condiciones
sumamente variables.

● Sistemas

○ Respiratorio

Proporciona el oxígeno que el cuerpo necesita y elimina el dióxido de carbono o gas


carbónico que se produce en todas las células.

La respiración es un proceso involuntario y automático, en que se extrae el oxígeno del


aire inspirado y se expulsan los gases de desecho con el aire espirado.

El aire se inhala por la nariz, donde se calienta y humedece. Las fosas nasales están
conectadas con los senos paranasales o cavidades sinusales, unos espacios huecos
del interior de algunos huesos de la cabeza que contribuyen a que el aire inspirado se
caliente y humedezca.

Después el aire pasa a la faringe, sigue por la laringe y penetra en la tráquea. A la mitad
de la altura del pecho, la tráquea se divide en dos bronquios que se dividen de nuevo,
una y otra vez, en bronquios secundarios, terciarios y, finalmente, en unos
30.000 bronquiolos.

Al final de los bronquiolos se agrupan en racimos de alvéolos, pequeños sacos de aire,


donde se realiza el intercambio de gases con la sangre. Los pulmones contienen
aproximadamente 300 millones de alvéolos, que desplegados ocuparían una superficie
de 70 metros cuadrados, unas 40 veces la extensión de la piel.

La respiración cumple con dos fases sucesivas, efectuadas gracias a la acción muscular
del diafragma y de los músculos intercostales, controlados todos por el centro
respiratorio del bulbo raquídeo. En la inspiración, el diafragma se contrae y los
músculos intercostales se elevan y ensanchan las costillas. La caja torácica gana
volumen y penetra aire del exterior para llenar este espacio. Durante la espiración, el
diafragma se relaja y las costillas descienden y se desplazan hacia el interior. La caja
torácica disminuye su capacidad y los pulmones dejan escapar el aire hacia el exterior.

Las Vías Respiratorias están formadas por la boca y las fosas nasales, la faringe, la
laringe, la tráquea, los bronquios y los bronquiolos.

La laringe es el órgano donde se produce la voz, contiene las cuerdas vocales y una
especie de tapón llamado epiglotis para que los alimentos no pasen por las vías
respiratorias.
La tráquea es un tubo formado por unos veinte anillos cartilaginosos que la mantienen
siempre abierta, se divide en dos ramas: los bronquios.

Los bronquios y los bronquiolos son las diversas ramificaciones del interior del pulmón,
terminan en unos sacos llamadas alvéolos pulmonares que tienen a su vez unas bolsas
más pequeñas o vesículas pulmonares, están rodeadas de una multitud de capilares
por donde pasa la sangre y al realizarse el intercambio gaseoso se carga de oxígeno y
se libera de CO2.
Los pulmones son dos masas esponjosas de color rojizo, situadas en el tórax a ambos
lados del corazón, el derecho tiene tres partes o lóbulos; el izquierdo tiene dos partes.
La pleura es una membrana de doble pared que rodea a los pulmones.

● Cardiocirculatorio

El aparato circulatorio tiene varias funciones: sirve para llevar los alimentos y el oxígeno
a las células, y para recoger los desechos metabólicos que se han de eliminar después
por los riñones, en la orina, y por el aire exhalado en los pulmones, rico en dióxido de
carbono (CO2). De toda esta labor se encarga la sangre, que está circulando
constantemente. Además, el aparato circulatorio tiene otras destacadas funciones:
interviene en las defensas del organismo, regula la temperatura corporal, transporta
hormonas, etc.

La sangre. La sangre es el fluido que circula por todo el organismo a través del sistema
circulatorio, formado por el corazón y un sistema de tubos o vasos, los vasos
sanguíneos. Describe dos circuitos complementarios llamados circulación mayor o
general y menor o pulmonar.

● La sangre es un tejido líquido, compuesto por agua y sustancias orgánicas e


inorgánicas (sales minerales) disueltas, que forman el plasma sanguíneo y tres
tipos de elementos formes o células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos
blancos y plaquetas. Una gota de sangre contiene aproximadamente unos 5
millones de glóbulos rojos, de 5.000 a 10.000 glóbulos blancos y alrededor de
250.000 plaquetas.

El corazón. El corazón es un órgano hueco, del tamaño del puño, encerrado en la


cavidad torácica, en el centro del pecho, entre los pulmones, sobre el diafragma, dando
nombre a la "entrada" del estómago o cardias. Histológicamente en el corazón se
distinguen tres capas de diferentes tejidos que, del interior al exterior se denominan
endocardio, miocardio y pericardio.

El endocardio está formado por un tejido epitelial de revestimiento que se continúa con
el endotelio del interior de los vasos sanguíneos. El miocardio es la capa más
voluminosa, estando constituido por tejido muscular de un tipo especial llamado tejido
muscular cardíaco.

El pericardio envuelve al corazón completamente.


● El corazón está dividido en dos mitades que no se comunican entre sí: una
derecha y otra izquierda. La mitad derecha siempre contiene sangre pobre en
oxígeno, procedente de las venas cava superior e inferior, mientras que la mitad
izquierda del corazón siempre posee sangre rica en oxígeno y que, procedente
de las venas pulmonares, será distribuida para oxigenar los tejidos del
organismo a partir de las ramificaciones de la gran arteria aorta.

● Como una bomba, el corazón impulsa la sangre por todo el organismo,


realizando su trabajo en fases sucesivas. Primero se llenan las cámaras
superiores o aurículas, luego se contraen, se abren las válvulas y la sangre entra
en las cavidades inferiores o ventrículos. Cuando están llenos, los ventrículos se
contraen e impulsan la sangre hacia las arterias. El corazón late unas setenta
veces por minuto gracias a su marcapasos natural y bombea todos los días unos
10.000 litros de sangre.

Los vasos sanguíneos. Los vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas) son
conductos musculares elásticos que distribuyen y recogen la sangre de todos los
rincones del cuerpo. Se denominan arterias a aquellos vasos sanguíneos que llevan la
sangre, ya sea rica o pobre en oxígeno, desde el corazón hasta los órganos corporales.
Las grandes arterias que salen desde los ventrículos del corazón van ramificándose y
haciéndose más finas hasta que por fin se convierten en capilares, vasos tan finos que
a través de ellos se realiza el intercambio gaseoso y de sustancias entre la sangre y los
tejidos. Una vez que este intercambio sangre-tejidos a través de la red capilar, los
capilares van reuniéndose en vénulas y venas por donde la sangre regresa a las
aurículas del corazón.

● Las Venas son vasos de paredes delgadas y poco elásticas que recogen la
sangre y la devuelven al corazón, desembocan en las Aurículas.

● Neurológico

El sistema nervioso, uno de los más complejos e importantes de nuestro organismos,


es un conjunto de órganos y una red de tejidos nerviosos cuya unidad básica son las
neuronas. Las neuronas se disponen dentro de una armazón con células no nerviosas,
las que en conjunto se llaman neuroglia.

El sistema nervioso tiene tres funciones básicas: la sensitiva, la integradora y la motora.

La función sensitiva le permite reaccionar ante estímulos provenientes tanto desde el


interior del organismo como desde el medio exterior.

Luego, la información sensitiva se analiza, se almacenan algunos aspectos de ésta y


toma decisiones con respecto a la conducta a seguir; esta es la función integradora.

Por último, puede responder a los estímulos iniciando contracciones musculares o


secreciones glandulares; es la función motora.
Para entender su funcionalidad, el sistema nervioso como un todo puede subdivirse en
dos sistemas: el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP).

El SNC está conectado con los receptores sensitivos, los músculos y las glándulas de
las zonas periféricas del organismo a través del SNP.

Este último está formado por los nervios craneales, que nacen en el encéfalo y los
nervios raquídeos o medulares, que nacen en la médula espinal. Una parte de estos
nervios lleva impulsos nerviosos hasta el SNC, mientras que otras partes transportan
los impulsos que salen del SNC.

El componente aferente del SNP son células nerviosas llamadas neuronas sensitivas o
aferentes (ad = hacia; ferre = llevar). Conducen los impulsos nerviosos desde los
receptores sensitivos de varias partes del organismo hasta el SNC y acaban en el
interior de éste.

El componente eferente son células nerviosas llamadas neuronas motoras o eferentes


(ex = fuera de; ferre = llevar). Estas se originan en el interior del SNC y conducen los
impulsos nerviosos desde éste a los músculos y las glándulas.

● Digestivo

El sistema digestivo es el conjunto de órganos en forma de tuberías que convierte


nuestras comidas en combustible para el cuerpo. En total tenemos unos 9 metros de
estas enrevesadas cañerías, que empiezan en la boca y terminan en el ano. En el
trayecto, la comida se rompe, clasifica y reprocesa antes de circular por el cuerpo para
nutrir y reemplazar células y suministrar energía a nuestros músculos.

El aparato digestivo está formado por el tracto digestivo, una serie de órganos huecos
que forman un largo y tortuoso tubo que va de la boca al ano, y otros órganos que
ayudan al cuerpo a transformar y absorber los alimentos.

Los órganos que forman el tracto digestivo son la boca, el esófago, el estómago, el
intestino delgado, el intestino grueso (también llamado colon), el recto y el ano. El
interior de estos órganos huecos está revestido por una membrana llamada mucosa. La
mucosa de la boca, el estómago y el intestino delgado contiene glándulas diminutas que
producen jugos que contribuyen a la digestión de los alimentos. El tracto digestivo
también contiene una capa muscular suave que ayuda a transformar los alimentos y
transportarlos a lo largo del tubo.

Otros dos órganos digestivos, el hígado y el páncreas, producen jugos que llegan al
intestino a través de pequeños tubos llamados conductos. La vesícula biliar almacena
los jugos digestivos del hígado hasta que son necesarios en el intestino.

● Genitourinario
El aparato genitourinario conocido también como urogenital, indica la unidad anatómica
que está formada por el sistema urinario, que es común en ambos sexos, más el genital
de cada uno de ellos, estos sistemas tienen diferentes funciones, sin embargo
anatómicamente sus relaciones son estrechas. Frecuentemente se consideran juntos
debido a que tienen un origen embriológico común, que es el mesodermo intermedio.

El aparato urinario mantiene el equilibrio dinámico de los individuos y el genital


mantiene el equilibrio de especie.

El aparato urinario, es el conjunto de órganos que producen y excretan orina, el cual es


considerado el líquido principal de desecho del organismo, mismo que resulta de los
procesos metabólicos; los órganos que constituyen a este aparato son: riñones,
uréteres, vejiga urinaria y uretra.

La reproducción sólo puede ser posible si la célula germinal femenina es fecundada por
la masculina. El aparato reproductor femenino está diseñado para la reproducción de
óvulos, anidar y nutrir al feto durante su desarrollo y el aparato reproductor masculino
para producir espermatozoides y transportarlos a la vagina.

Los seres humanos producen sus descendientes a través del proceso de reproducción,
por medio de las células germinales que son los gametos. Los órganos tanto femeninos
como masculinos pueden agruparse por funciones como:

- Gónadas (ovarios y testículos). Producen gametos y hormonas.


- Conductos. Almacenan y transportan.
- Glándulas sexuales auxiliares. Producen sustancias que protegen y facilitan
movimiento.
- Estructuras de sostén (pene y útero) permiten la unión de gametos y el crecimiento del
feto.

Los órganos del aparato reproductor femenino son: Ovarios, oviductos, útero, vagina y
vulva.

Los órganos del aparato reproductor masculino son: Testículos, vías espermáticas,
próstata y pene.

● Endocrino

El sistema endocrino o también llamado sistema de glándulas de secreción interna es el


conjunto de órganos y tejidos del organismo, que segregan un tipo de sustancias
llamadas hormonas, que son liberadas al torrente sanguíneo y regulan algunas de las
funciones del cuerpo. Es un sistema de señales similar al del sistema nervioso, pero en
este caso, en lugar de utilizar impulsos eléctricos a distancia, funciona exclusivamente
por medio de sustancias (señales químicas). Las hormonas regulan muchas funciones
en los organismos, incluyendo entre otras el estado de ánimo, el crecimiento, la función
de los tejidos y el metabolismo, por células especializadas y glándulas endocrinas.
Actúa como una red de comunicación celular que responde a los estímulos liberando
hormonas y es el encargado de diversas funciones metabólicas del organismo. Los
órganos endocrinos también se denominan glándulas sin conducto o glándulas
endocrinas, debido a que sus secreciones se liberan directamente en el torrente
sanguíneo, mientras que las glándulas exocrinas liberan sus secreciones sobre la
superficie interna o externa de los tejidos cutáneos, la mucosa del estómago o el
revestimiento de los conductos pancreáticos.

Las hormonas secretadas por las glándulas endocrinas regulan el crecimiento, el


desarrollo y las funciones de muchos tejidos, y coordinan los procesos metabólicos del
organismo. La endocrinología es la ciencia que estudia las glándulas endocrinas, las
sustancias hormonales que producen estas glándulas, sus efectos fisiológicos, así como
las enfermedades y trastornos debidos a alteraciones de su función.

El sistema endocrino está constituido por una serie de glándulas carentes de ductos. Un
conjunto de glándulas que se envían señales químicas mutuamente son conocidas
como un eje; un ejemplo es el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal. Las glándulas más
representativas del sistema endocrino son la hipófisis, la tiroides y la suprarrenal. Las
glándulas endocrinas en general comparten características comunes como la carencia
de conductos, alta irrigación sanguínea y la presencia de vacuolas intracelulares que
almacenan las hormonas. Esto contrasta con las glándulas exocrinas como las salivales
y las del tracto gastrointestinal que tienen escasa irrigación y poseen un conducto o
liberan las sustancias a una cavidad Aparte de las glándulas endocrinas especializadas
para tal fin, existen otros órganos como el riñón, hígado, corazón y las gónadas, que
tiene una función endocrina secundaria. Por ejemplo el riñón segrega hormonas
endocrinas como la eritropoyetina y la renina.

● Tegumentario

El sistema tegumentario está formado por la piel y sus anexos. La piel o tegumento es
el órgano que constituye el límite del cuerpo; tapiza su superficie exterior y es la primera
barrera protectora del organismo.

La piel es un claro ejemplo de cómo colaboran entre sí distintos tejidos para dotar a un
órgano de funciones que, de otra forma, no sería posible cumplir.

Para realizar sus funciones especializadas, la piel tiene requerimientos básicos que han
de ser cumplidos por los distintos tejidos. Debe ser impermeable; este carácter se lo
otorga su epitelio. Necesita resistencia mecánica, proporcionada por un entramado de
apoyo de la matriz extracelular, segregada por los fibroblastos. Necesita la irrigación
sanguínea para el transporte de sustancias; éstas son intercambiadas a través del
endotelio (tejido epitelial) de los vasos sanguíneos. Los vasos sanguíneos son además
la vía de acceso de las células inmunitarias a la piel. Las fibras nerviosas son
necesarias para transmitir información hacia el sistema nervioso central y para distribuir
señales en dirección opuesta, por ejemplo hacia las glándulas y músculos que se
ubican en la piel.
Si bien la protección es la más evidente de todas, la piel es responsable de muchas
otras funciones, merced a los tejidos que la forman.

La piel está constituida por tres capas: un epitelio, la epidermis, que es el tejido
especializado característico de este órgano y su parte más externa; un tejido conjuntivo,
la dermis, por debajo del anterior; y la hipodermis, su capa más profunda.

● Osteo-muscular

Comprende el conjunto de estructuras que permiten el movimiento del cuerpo humano


para realizar las funciones básicas de todo ser vivo. Comprende: Aparatos óseos
aparato articular aparato muscular.

El aparato locomotor, constituye cerca del 70% del peso corporal total.

SOPORTE: Es una estructura resistente para los tejidos y órganos del cuerpo, al cual le
da la forma.

PROTECCION: La proporciona a los órganos internos, por ejemplo las costillas


protegen a corazón y pulmones MOVIMIENTO: Estructura sólida y ligera, soporte de
músculos, sus articulaciones permiten la movilidad.

HEMATOPOYETICA: En la médula ósea roja se fabrican varios tipos de células


sanguíneas.

ALMACENAMIENTO: Almacén de minerales, especialmente calcio y fósforo.

● Signos y Síntomas

Antes de estudiar la forma de valorar el estado de un accidentado es necesario revisar


una serie de conceptos que se van a repetir frecuentemente a lo largo de esta
exposición. Estos son: Signos y síntomas.

Síntoma es la manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable


solamente por el paciente. (P.ej., el dolor).

Signo es la manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable tanto por el


paciente como por un observador. (P.ej., convulsiones, deformación de un miembro).

Los síntomas son subjetivos, mientras los signos son objetivos. Ambos nos van a
proporcionar información sobre el estado del herido. Para conocer los síntomas es
necesario recurrir al interrogatorio, mientras que para los signos usaremos la
exploración, esto es, inspección y palpación. La inspección permite apreciar mediante la
observación el estado general del herido, el color de su rostro, la deformidad de un
miembro fracturado, la importancia de una quemadura, etc. Por la palpación podemos
apreciar la frecuencia y regularidad del pulso, el dolor localizado en una contusión, etc.
Finalmente, ciertos datos de exploración solamente podremos obtenerlos mediante el
empleo de aparatos auxiliares, tales como el termómetro, para medir la temperatura, o
el esfingomanómetro, para la presión arterial.

Socorrista: Persona no técnica en cuestiones médicas, que mediante una preparación


básica es capaz de atender a un enfermo o accidentado hasta que este pueda recibir
ayuda médica profesional.

Urgencia: Es cualquier situación que en opinión del enfermo, los parientes u otra,
requiere intervención médica inmediata. La situación de urgencia continuará hasta que
se ha realizado una evaluación y un diagnóstico por parte de un profesional médico.

Urgencia emergente o emergencia:Es cuando existe peligro vital para el accidentado,


son: parada cardio-respiratoria, asfixia, shock, hemorragias importantes y
envenenamientos graves.

Urgencia no emergente: Es cuando, aun requiriendo atención médica de un


profesional, no existe peligro vital: contusiones, heridas, fractura en un brazo, dolor
abdominal, etc.

Síntoma: Es la manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable


solamente por el paciente. Los síntomas son subjetivos y para conocerlos es necesario
recurrir al interrogatorio.

Signo: Es la manifestación de una alteración orgánica o funcional apreciable tanto por


el paciente como por un observador. (Convulsiones, heridas, deformación de un
miembro) Los signos son objetivos y para determinarlos usaremos la exploración, esto
es, la inspección y palpación. La inspección permite apreciar mediante la observación el
estado general del herido, el color de su rostro, la deformidad de un miembro fracturado,
la importancia de una quemadura, etc. Por la palpación podemos apreciar la frecuencia
y regularidad del pulso, el dolor localizado en una contusión, etc. Ciertos datos de
exploración solo se pueden obtener mediante el empleo de aparatos auxiliares como el
termómetro o el esfigmomanómetro para la presión arterial, etc.

Diagnóstico: Es el acto de determinar la naturaleza de una enfermedad o lesión para


aplicar el tratamiento más adecuado. Para realizar diagnósticos nos servimos de la
información proporcionada por el paciente en forma de síntomas o signos.
● Concepto

Emergencia es una situación delimitada en el espacio y tiempo, ocasionada por agentes


externos, que de forma brusca y violenta ocasiona lesiones a uno o más individuos con
repercusión en el entorno, puede ser individual o colectiva.

● Características:

Se resuelve por los sistemas de emergencias locales, sin desequilibrio entre


necesidades y recursos disponibles.

Extrema variabilidad en carácter (tráfico múltiple o colectivo, derrumbe local, atentado,


etc.) y en número de víctimas y gravedad.

Relativa frecuencia (tráficos).

Catástrofes: Acontecimientos de mayor envergadura, que alteran de forma importante el


orden normal. Desbordan los Recursos de emergencias locales. Requieren días o
semanas para su resolución.

● Características:

- Acontecimiento inesperado e inhabitual.


- Carácter colectivo.
- Gran impacto humano y material.
- Necesidades/recursos.
- Intervención de recursos extraordinarios.

● Emergencias

Sistemas Integrales de Urgencias

El sistema integral de urgencias y emergencias es la coordinación de recursos para


garantizar la asistencia sanitaria adecuada en tiempo y calidad en el lugar de la
urgencia o emergencia hasta la reinserción social.

Urgencias: Situación que requiere asistencia sanitaria, pero que no supone riesgo vital
ni de secuelas irreversibles para el paciente.

Emergencias: Situación que requiere asistencia sanitaria inmediata, por suponer riesgo
vital o secuelas irreversibles para el paciente.

El sistema integral de urgencias y emergencias está compuesto por los siguientes


organismos:

Órganos directivos de la consejería de salud


- Consejero.
- Secretaria general técnica.
- Vice Consejero.
- Servicio público de salud: Unidades móviles, punto fijo, hospital.
- Empresa pública de emergencias sanitarias: Uvis móviles, helicópteros sanitarios.

Elementos del sistema integral:

Centros de coordinación: Vía de acceso a la asistencia sanitaria urgente o emergente,


donde se asigna el recurso adecuado a cada caso.

Puntos básicos atención a urgencias: Asisten in situ, o en su centro de urgencias si el


paciente acude.

Red transporte urgente: Ambulancias de transporte urgente. Equipos de emergencias:


Terrestres y aéreos. Asisten in situ.

Protección Civil

Según la definición oficial de la Organización Internacional de protección Civil: "La


protección civil es el sistema por el que cada país proporciona la protección y la
asistencia para todos ante cualquier tipo de catástrofe o accidente relacionado con esto,
así como la salvaguarda de los bienes del conglomerado y del medio ambiente."

En rasgos generales podemos concretar que la protección civil es la gestión de los


servicios de emergencias de un país, extendida a todos los niveles, e involucrando a
todas las partes. Sin embargo, se entiende como protección civil en el sentido estricto a
los cuerpos específicos encargados de proteger a los ciudadanos de un país ante
catástrofes de cualquier tipo, sean de proveniencia humana o natural. Los organismos
que regulan la protección civil suelen, además, definir una forma de participación
ciudadana por la que se tenga a un grupo de personas preparadas para actuar ante
catástrofes, en apoyo a los servicios de emergencias asalariados, y que sirvan como
responsables en la organización de la ayuda ciudadana.

En España estos colectivos se estructuran como Agrupaciones Municipales o


Asociaciones de Voluntarios de Protección Civil, gestionadas por los respectivos
ayuntamientos en caso de las primeras o autogestionadas con carácter de ONG las
segundas.

Las Agrupaciones Municipales

Son organismos locales formados en exclusiva por voluntarios o empleados del


Ayuntamiento, cuyas funciones son las siguientes:

Prevención:

Colaborar en los estudios de riesgos de la localidad preferentemente orientados a


edificios, locales y establecimientos de pública concurrencia.

Colaboración y apoyo en la confección y divulgación de los planes de autoprotección de


dichos centros.

Colaboración en la elaboración y mantenimiento de los planes territoriales municipales y


planes de actuación municipal frente a riesgos específicos.

Confección y realización de campañas de información y divulgación a la población


afectada por los distintos riesgos, cumpliendo con las directrices dadas por el
Ayuntamiento.

Participación en dispositivos operativos de carácter preventivo (en grandes


concentraciones humanas, vigilancia forestal, etc.), siempre coordinados por el servicio
competente que corresponda.

Intervención:

Apoyo a los servicios operativos de emergencia a requerimiento de los mismos.

Colaborar en la atención a afectados en emergencias (evacuación, albergue,


abastecimiento, etc.), siempre coordinados por el servicio que corresponda.

Las Asociaciones de Voluntarios


Similares a las agrupaciones (también están formadas por voluntarios) son
organizaciones no gubernamentales, ONG´s, no dependen de los ayuntamientos,
suelen tener convenios de colaboración con las administraciones municipales,
provinciales o autonómicas para realizar las mismas funciones que las Agrupaciones.

El Voluntario de Protección Civil

Pueden formar parte de una Agrupación o asociación de Protección Civil todas aquellas
personas, que estén dispuestos a colaborar en las actividades propias de los servicios
de protección civil.

La relación que tienen los voluntarios con el municipio se entiende que es gratuita y
desinteresada, aun así el voluntario tiene derecho a estar asegurado contra los posibles
riesgos.

Los menores de edad, bajo el consentimiento de sus tutores legales, podrán participar
en actividades formativas de protección civil, creando dentro de la agrupación una
sección juvenil, pero nunca podrán participar en los preventivos u operativos que se
desarrollen (Incendios, intervenciones sanitarias, etc.).

● Métodos de “Triage”

Triaje (del francés triage) es un método de la medicina de emergencias y desastres para


la selección y clasificación de los pacientes basándose en las prioridades de atención,
privilegiando la posibilidad de supervivencia, de acuerdo a las necesidades terapéuticas
y los recursos disponibles. Trata por tanto de evitar que se retrase la atención del
paciente que empeoraría su pronóstico por la demora en su atención. Un nivel que
implique que el paciente puede ser demorado, no quiere decir que el diagnóstico final
no pueda ser una enfermedad grave. Ya que un cáncer, por ejemplo, puede tener
funciones vitales estables que no lleve a ser visto con premura. Prioriza el compromiso
vital y las posibles complicaciones.

El Diccionario de la Real Academia (DRAE) no ha recogido el término triaje, aunque se


ha convertido en un vocablo de uso común en servicio de urgencias hospitalarias. El
término correcto sería «clasificación». Esta palabra es un galicismo derivado del francés
triage.

Este término se emplea para la selección de pacientes en distintas situaciones y


ámbitos. En situación normal en las urgencias extrahospitalarias y hospitalarias. Así
como en situaciones de demanda masiva, atención de múltiples víctimas o de
desastre. En situación normal se privilegia la atención del paciente más grave, el de
mayor prioridad. En situaciones de demanda masiva, atención de múltiples víctimas o
desastre se privilegia a la víctima con mayores posibilidades de supervivencia según
gravedad y la disponibilidad de recursos.

Clasificación de Triaje
Triaje en desastres. Esta clasificación, que se ha ido empleando en la guerra, se ha
extendido para las catástrofes. En estas se clasifica a los pacientes por colores:

Negro: Cuando es cadáver o las posibilidades de recuperación son nulas.

Rojo: Cuando el paciente tiene posibilidad de sobrevivir y la actuación médica debe ser
inmediata.

Amarillo: Es un paciente diferible, para ser vigilado mientras se le puede atender.

Verde: Paciente levemente lesionado, que puede caminar y su traslado no precisa


medio especial.

- En algunos triages diferencian el negro que es el paciente agonizante del blanco en


que ya ha fallecido.

Triaje de urgencias y emergencias.Se trata del proceso de clasificación tanto para los
que acuden a un Servicio de Urgencias, hospitalario o extrahospitalario. Entendemos
por triaje de urgencias el proceso de valoración clínica preliminar que ordena los
pacientes antes de la valoración diagnóstica y terapéutica completa según su grado de
urgencia, de forma que en una situación de saturación del servicio o de disminución de
recursos, los pacientes más urgentes son tratados los primeros, y el resto son
controlados continuamente y revaluados hasta que los pueda visitar el equipo médico.
El triaje de emergencias extrahospitalario tiene dos componentes:

Triaje telefónico, entendido como el proceso de clasificación de los pacientes por el


Centro Coordinador o Regulador de Emergencias, con base en la valoración
protocolizada de su grado de urgencia, de forma que se establezcan los tiempos de
espera razonables para ser atendidos y tratados por el equipo sanitario y se active el
mejor recurso de atención para su caso y/o el mejor medio de transporte sanitario al
centro sanitario más adecuado, independientemente del orden de la demanda
asistencial.

Triaje de Emergencias, entendido como el proceso de clasificación de los pacientes


por un equipo sanitario de atención pre hospitalaria, de acuerdo a la valoración
protocolizada de su grado de urgencia, de forma que se establezca los tiempos de
espera razonables para ser atendidos y tratados por el equipo sanitario y el mejor medio
de transporte sanitario al centro sanitario más adecuado.

En los hospitales, generalmente es realizado por el personal de enfermería.

La tendencia actual, en la mayoría de los hospitales, es la de establecer 5 niveles de


gravedad, según la posible demora en su atención:

- Nivel 1 o rojo: Precisa de la atención por el médico de forma inmediata.

- Nivel 2 o naranja: La atención por el médico puede demorarse hasta 10 minutos.


- Nivel 3 o amarillo: La atención por el médico puede demorarse hasta 60 minutos.

- Nivel 4 o verde: La atención por el médico puede demorarse hasta 2 horas.

- Nivel 5 o azul: La atención por el médico puede demorarse hasta 4 horas.

En caso de que por falta de recursos no pudiera cumplirse con estos tiempos se debería
retirar, es decir volver a valorar la situación del paciente. Cabe señalar que a nivel
hospitalario el triaje es una actividad especializada de los servicios de emergencia o
urgencia, que se caracteriza por un registro escrupuloso de las funciones vitales,
escalas e índices diversos, los que son constantemente evaluados para mejorar los
resultados, evitando el sobretriaje o subtriaje, asegurando la calidad de atención.

Los programas referidos, aunque engloban teóricamente el nivel extra-hospitalario, no


reflejan las características diferentes en este medio.

● Norias de Evacuación

Para hablar de Norias de evacuación hay que situarse en primer lugar en el contexto de
la asistencia prehospitalaria en situaciones críticas. Existen diferentes definiciones y
clasificaciones para dichas situaciones.

Cuatro variables van a determinar el tipo de situación y las acciones a emprender, de


ahí las diferentes clasificaciones:

- la causa
- los efectos producidos sobre la población y el medioambiente
- el factor tiempo (es decir, la duración de la causa y el momento en que acontece)
- el lugar donde se ha producido.
Tema 2: Asistencia al accidentado con maniobras de soporte ventilatorio y/o circulatorio
básico como primer interviniente

Las acciones que conectan a la víctima de un paro cardiaco súbito con su supervivencia
se denominan Cadena de Supervivencia. La Cadena de Supervivencia resume los
pasos vitales necesarios para llevar a cabo una Resucitación con éxito.

Estas acciones incluyen el reconocimiento precoz de la situación de urgencia y


activación de los servicios de emergencia, Resucitación Cardiopulmonar (RCP) precoz,
Desfibrilación precoz y Soporte Vital Avanzado junto a cuidados post- resucitación si la
víctima se recupera del paro cardíaco.

La importancia de reconocer la situación crítica y/o el ataque cardíaco y de evitar la


parada cardiaca, así como la atención posterior a la Resucitación, queda resaltada
mediante la inclusión de estos elementos en la cadena de supervivencia de cuatro
eslabones.

El primer eslabón indica la importancia de reconocer a los pacientes con riesgo de


parada cardíaca y pedir ayuda con la esperanza de que una atención rápida pueda
evitar la parada. Los eslabones centrales de esta cadena definen la integración de la
RCP y la desfibrilación como los componentes fundamentales de la Resucitación precoz
en el intento de restablecer la vida. El eslabón final, Soporte Vital Avanzado y el
tratamiento efectivo posterior a la Resucitación, se centran en la conservación de las
funciones vitales, en especial del corazón y el cerebro.

● Activación precoz de la emergencia

Reconocimiento temprano de la emergencia médica y solicitud de auxilio: Activar los


servicios de emergencias médicas (SEM), a través del “112” (número de emergencias
en Europa), o al sistema local o regional de respuesta a urgencias médicas, llamando al
“061’’, utilizado todavía en algunas Comunidades Autónomas. Una respuesta rápida y
efectiva podría prevenir un paro cardíaco.

● RCP Básica Precoz

RCP precoz practicada por los testigos de la parada cardíaca: Las maniobras de RCP
inmediatas, incluyendo las compresiones torácicas y ventilaciones (RCP inmediata)
pueden duplicar o triplicar la supervivencia de un paro cardíaco súbito, ganando tiempo
hasta la realización de la Desfibrilación.

● Desfibrilación precoz

La desfibrilación es la única medida que puede permitir recuperar un latido cardíaco


efectivo cuando la parada cardíaca es provocada por una Fibrilación Ventricular. Las
maniobras de RCP más la desfibrilación en los primeros 3 a 5 minutos después del paro
cardíaco puede conseguir unas tasas de supervivencia muy altas, del 49 al 75%. Cada
minuto de retraso en la desfibrilación se reduce la probabilidad de supervivencia en un
10 a 15%.

● Cuidados avanzados precoces

Soporte Vital Avanzado precoz y cuidados posteriores a la Resucitación: Estas medidas


son fundamentales para recobrar una adecuada calidad de vida. La adecuación del
tratamiento durante la fase posterior a la Resucitación afecta al resultado de ésta.

En la mayoría de las comunidades, el tiempo transcurrido entre la llamada a los SEM y


su llegada (el intervalo de respuesta) es de 8 minutos o más. A lo largo de ese lapso de
tiempo, la supervivencia de la víctima depende de que los testigos que la rodean inicien
rápidamente los primeros tres eslabones de la Cadena de Supervivencia.

● La Cadena de Supervivencia en el niño (menores de 8 años)

El paro cardiorrespiratorio en lactantes y niños se produce, la mayoría de las veces, por


insuficiencia respiratoria progresiva o por shock. El paro respiratorio (apnea) a menudo
precede al paro cardiaco. Por ello, se pone el acento en la RCP inmediata ("llame
rápido" tras 2 minutos de RCP). La cadena de supervivencia pediátrica incluye 5
eslabones:

- Prevenir: Las lesiones o el paro cardiorrespiratorio.


- Reanimar: Reanimación Cardiopulmonar (RCP) precoz.
- Llamar: pedir ayuda al Servicio de Emergencias tras 2 minutos de RCP.
- Tratar: Otorgando Apoyo Vital Avanzado efectivo.
- Monitorizar: Cuidados integrados post-paro cardiaco.

La parada cardiorrespiratoria es la interrupción brusca, inesperada y potencialmente


reversible, de la respiración y de la circulación.

La reanimación cardiopulmonar (R.C.P.) es un conjunto de maniobras estandarizadas


de desarrollo secuencial, cuyo fin es sustituir primero y reinstaurar después, la
respiración y la circulación espontánea.

El cese de la circulación durante más de tres minutos (con la consiguiente interrupción


de la llegada de sangre oxigenada a las células), puede provocar daño cerebral
irreversible. A partir de los cinco minutos puede producirse la muerte.

Cualquier persona puede ser iniciada en la reanimación cardiopulmonar, cuya práctica,


por otra parte, no precisa de grandes medios.

Cuándo debe aplicarse la R.C.P.

Ante una parada cardíaca y/o respiratoria.

● Excepto que:
La parada sea consecuencia de una enfermedad terminal. Existan signos de muerte
biológica: Rigidez, livideces.

El paciente lleve más de diez minutos en parada sin haber recibido la R.C.P. básica.
Casos excepcionales en los que la R.C.P. puede ser útil tras un tiempo superior a diez
minutos permitiendo una recuperación sin secuelas neurológicas son paradas por
ahogamiento, hipotensión o intoxicación por barbitúricos.

Actuación ante una parada cardiorrespiratoria: Secuencia de la R.C.P.

- Garantizar la seguridad de reanimador y víctima.


- Buscar respuesta: valorar la consciencia.
- Pedir ayuda.
- Abrir la vía aérea y mantenerla permeable.
- Valorar ventilación, y si no se detecta, aplicar la R.C.P.

● Valoración del nivel de consciencia

Preguntar al accidentado en voz alta si se encuentra bien. Si no responde, sacudirle


suavemente por los hombros y/o provocarle un pequeño estímulo doloroso (como un
pellizco en brazo) a la vez que se insiste en preguntarle si se encuentra bien.

Si responde (emite algún sonido, se mueve, abre los ojos), está consciente. Se puede
concluir, por tanto, que está respirando y tiene circulación y debemos proceder de la
siguiente manera:

Dejarlo en la posición en que lo encontramos.

Valorarlo de acuerdo a la evaluación secundaria, es decir, realizar una exploración


detallada y sistemática desde la cabeza hasta las extremidades, buscando heridas,
fracturas, hemorragias, quemaduras, movimientos torácicos anormales, etc. para poder
aplicar los cuidados necesarios.

Pedir ayuda si es necesario. Enviar a alguien por ayuda. Si está solo, deje a la víctima y
vaya por ayuda usted mismo, volviendo después junto a ella.

Valorar a la víctima regularmente. Hay dos situaciones que pueden poner en peligro la
vida de una persona consciente: Hemorragia profusa y la asfixia por atragantamiento.
Que a lo largo del módulo veremos su tratamiento.

Si no responde, está inconsciente y puede ser una víctima potencial de muerte súbita:
Pediremos ayuda.

Aviso al 112

- Avisar al 112.
- Gritar pidiendo ayuda de alguien próximo.

- Si la causa probable de la inconsciencia es un problema respiratorio derivado de


traumatismos, ahogamiento, asfixia, intoxicación por alcohol y drogas, o si la víctima es
un niño, lo prioritario es la R.C.P., que debe aplicarse durante 1 minuto antes de ir a
pedir ayuda.

Apertura de la vía aérea

Después de pedir ayuda, el reanimador debe abrir la vía aérea y mantenerla permeable,
ya que durante una parada cardiorrespiratoria, la víctima pierde el tono muscular lo que
unido al efecto de la gravedad, puede hacer que la lengua caiga hacia atrás ocluyendo
la vía aérea.

Para ello, en primer lugar, hay que colocar con precaución al herido tumbado boca
arriba sobre superficie lisa y dura, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo,
aflojarle las ropas que puedan oprimirle y desvestirle el tórax.

A continuación se debe aplicar una de las siguientes maniobras:

- Maniobra frente-mentón (es la que se aplica generalmente)

Retirar objetos visibles de la boca de la víctima (incluye dentaduras postizas sueltas).

Colocar una mano en la frente de la víctima y con los dedos 2º y 3º de la otra mano en
la punta del mentón, inclinar la cabeza hacia atrás y elevar la mandíbula, dejando libres
el pulgar e índice de la primera mano para cerrar su nariz si requiere ventilación.

- Maniobra de hiperextensión del cuello

Colocar una mano en la frente de la víctima y la otra mano bajo el cuello, elevándolo
suavemente.

- Tracción de mandíbula

Si hay sospecha de lesión cervical, las maniobras frente-mentón e hiperextensión del


cuello están contraindicadas. En estos casos se recomienda la tracción de mandíbula.

Consiste en introducir el pulgar en la boca del herido por detrás de la arcada dentaria
inferior y con los dedos pulgar e índice haciendo gancho traccionar la mandíbula hacia
arriba, mientras con la otra mano se fija la cabeza evitando que se desplace en
cualquier dirección.

Inicio y continuidad en la RCP básica: Masaje cardíaco, ventilaciones

Manteniendo la vía aérea abierta, mirar el pecho de la víctima y acercar la cara a su


boca para ver los movimientos del tórax, oír los sonidos respiratorios, y sentir la salida
de aire en la mejilla. Mirar, Escuchar y Sentir (M.E.S.), unos 10 segundos para
determinar si respira normalmente.

1. Mantener rectos los brazos y utilizar el peso del cuerpo para hacer la compresión.

2. Presionar sobre el esternón hacia abajo, con la fuerza necesaria para desplazar el
esternón unos 4 ó 5 cm.

3. Realizar ciclos de 1 segundo: medio segundo para la compresión y el otro medio para
la descompresión.

4. No despegar las manos del tórax con cada compresión.

5. La frecuencia recomendada actual mente es de 100 compresiones por minuto.

Utilización del Desfibrilador Externo Automático (DEA)

Es un dispositivo portátil utilizado para estimular eléctricamente un corazón que está en


Fibrilación Ventricular. Al utilizar un DEA se hacen pasar fuertes choques eléctricos
entre los parches situados en el pecho del paciente. Se pueden encontrar instalados en
diferentes lugares como edificios administrativos, gimnasios, aeropuertos, estaciones de
metro o ferrocarril y se encontrará debidamente señalizada su presencia mediante el
signo que se muestra en la Figura.

La mayoría disponen de tres simples botones o pasos. 1 encendido, 2 análisis del ritmo
cardíaco, 3 descarga o choque eléctrico.

Los DEA son dispositivos computerizados, fiables y seguros que liberan una descarga
eléctrica a las víctimas de un paro cardíaco súbito. Utilizan mensajes visuales y
verbales para guiar la actuación de los resucitadores y son adecuados para su
utilización por personas ajenas al mundo sanitario o profesionales sanitarios. Algunos
disponen de una pantalla donde se puede visualizar el ritmo cardíaco y los mensajes
visuales.

Existen dos tipos de equipos. La mayor parte son semiautomáticos, esto es que para
liberar la descarga eléctrica y tras recomendar la misma debe ser el reanimador quien
con la presión de un botón realiza la descarga. Existen algunos totalmente automáticos
en los que la descarga se produce sin precisar la intervención del resucitador.

● Secuencia de actuación en el uso del DEA

1. Cerciórese que tanto usted como la víctima y todos los que le rodean están a salvo.

2. Si la víctima no responde ni respira con normalidad, envíe a alguien a por un DEA y a


alertar al Servicio de Emergencias Médicas (teléfono europeo de emergencias “112” o
teléfono “061” en algunas Comunidades Autónomas).
3. Comience las maniobras de RCP básica con masaje cardíaco y ventilaciones boca a
boca, con una secuencia de 30/2.

Tan pronto como llegue el desfibrilador:

1. Enciéndalo y coloque los electrodos adhesivos. Si hay más de un reanimador, se


debe continuar con la RCP mientras se prepara esto.

2. Siga las instrucciones verbales o visuales.

3. Cerciórese que nadie toca a la víctima mientras el DEA analiza el ritmo. Actuación
según las indicaciones del DEA:

- Si un choque eléctrico está indicado: Cerciórese que nadie toca a la víctima.

- Pulse el botón de choque eléctrico siguiendo las indicaciones (los desfibriladores


totalmente automáticos transmiten la descarga eléctrica automáticamente).

- Siga las instrucciones visuales o verbales. Si un choque eléctrico no está indicado.

- Reanude de inmediato la RCP, usando una relación 30 compresiones torácicas: 2


ventilaciones.

Siga las instrucciones visuales o verbales. Siga las instrucciones del DEA hasta que:

Llegue ayuda profesional y le releve en reanimación. La víctima comience a respirar con


normalidad.

Se quede agotado.

● Colocación de los parches del DEA

El tórax de la víctima debe exponerse totalmente para conseguir una correcta


colocación de los parches. El vello del tórax puede impedir la adherencia de los parches
e interferir la transmisión eléctrica.

Debe colocarse uno de los parches en el tórax a la derecha del esternón, por debajo de
la clavícula. El otro se debe colocar a nivel de la línea axilar media izquierda y en
posición vertical de su eje más largo. En mujeres debe evitarse su colocación sobre las
mamas.

Aunque la gran mayoría de los parches están marcados como derecho e izquierdo, o
poseen una figura que indica su posición correcta, no se altera su funcionamiento si se
colocan a la inversa.

● RCP antes de la desfibrilación


La desfibrilación inmediata, tan pronto como se dispone de un DEA, es un elemento
clave, y se considera de importancia capital para sobrevivir a un paro cardíaco por
fibrilación ventricular. No obstante, un periodo de compresiones torácicas antes de la
desfibrilación y mientras se dispone del desfibrilador junto a la víctima, puede mejorar la
supervivencia.

● Mensajes de voz

En la mayoría de los dispositivos, la secuencia de actuación específica “siga las


instrucciones de voz / visuales”. Por regla general, éstas se pueden programar, y se
recomienda que se fijen de acuerdo con la secuencia de choques y tiempos de la RCP.
Suelen incluir:

1. Aplicar un choque, cuando se detecta un ritmo susceptible de desfibrilación.

2. Orden para reanudar de inmediato la RCP tras el choque (realizar compresiones


torácicas cuando haya circulación espontánea, no es perjudicial).

3. Dos minutos de RCP, antes de que se dé la orden de evaluar el ritmo, la ventilación o


el pulso.

Posición lateral de seguridad (PLS)

Es una posición que mantiene la permeabilidad de la vía aérea y disminuye el riesgo de


broncoaspiración en caso de vómitos. Hay que controlar la circulación del brazo que
queda debajo y asegurarse que la duración de la presión sobre él se reduzca al mínimo.
Si una persona ha de permanecer en esta posición más de 30 minutos, debería ser
girada hacia el lado opuesto.

Si se sospecha lesión cervical, la P.L.S. está contraindicada y no se debe realizar


movilización salvo que exista peligro para el reanimador y/o la víctima, en cuyo caso se
movilizará al accidentado boca arriba, manteniendo la alineación e integridad de la
columna vertebral.

● Procedimiento para llevar a una persona hasta la P.L.S.

1. Retirar a la víctima gafas (si las tuviera) y objetos de los bolsillos.

2. Arrodillarse a su lado. Asegurarse de que ambas piernas están extendidas.

3. Colocar el brazo más próximo en ángulo recto con el cuerpo, con el codo doblado y la
palma de la mano hacia arriba.

4. Traer el brazo más alejado a través del pecho y sujetar el dorso de la mano contra la
mejilla más próxima.

5. Con la otra mano agarrar la pierna más alejada por la rodilla y tirar hacia arriba hasta
apoyar el pie sobre el suelo.
6. Tirar de esa pierna para hacer rodar a la víctima sobre sí misma hacia nosotros.

7. Colocar la pierna de modo que cadera y rodilla queden en ángulo recto.

8. Inclinar la cabeza hacia atrás para asegurar que la vía aérea permanece abierta.

9. Ajustar la mano bajo la mejilla, si es necesario, para mantener la cabeza inclinada.

10. Vigilar la respiración periódicamente.

La secuencia de la R.C.P. descrita anteriormente es válida para todas las edades.


Únicamente hay diferencias en la Técnica.

Embarazadas

La reanimación cardiopulmonar (RCP) en la paciente embarazada es un evento inusual


(1 de cada 30,000 embarazos). Sin embargo, dicha condición está dirigida a mantener
la vida en dos individuos, hecho único en la práctica de la RCP.

Existen sólo algunas diferencias en relación a las técnicas de Reanimación, que se


practican en el paciente adulto. Dichas diferencias, sin embargo, son de enorme
importancia, una vez que éstas han sido mencionadas en la literatura y aceptadas como
recomendaciones útiles y que marcan la diferencia entre vida o muerte en estas
pacientes.

● Protocolo de RCPB

1. Verificar seguridad para la víctima y el rescatador/socorrista.


2. Comprobar el estado de conciencia de la víctima.
3. Depende de si la víctima responde o no.

● Sí la víctima responde o se mueve:

- No mover a la víctima (a menos que se encuentre en un sitio peligroso), se chequea


su condición y se pide ayuda.

- Valorar de manera repetida el estado de la víctima.

● Sí la víctima no responde:

○ Pedir ayuda, mandar a alguien por ayuda o considerar, si está el


rescatador sólo, buscar ayuda y regresar a la brevedad.

○ Colocar a la paciente decúbito dorsal y desplazar el útero a la izquierda


manualmente o colocar "cuñas" a nivel de la cadera del lado derecho.
○ Abrir la vía aérea de la víctima con inclinación hacia atrás de la cabeza y
levantamiento de la mandíbula.

○ Acercando su oído cerca de la boca de la víctima, escuchar, sentir y ver,


por movimientos de la caja torácica y sonidos respiratorios, maniobra a la
que se deben dedicar 10 segundos.

● Depende de si la víctima respira o no:

Si la víctima respira:

● Colocarla en posición de recuperación.


● Comprobar de manera repetida si se mantiene respirando.
● Si la víctima no respira:
● Si aún no la ha hecho, solicite ayuda.
● Coloque a la víctima en decúbito dorsal con movilización en bloque.
● Retire si existe algún cuerpo extraño en cavidad oral. La dentadura postiza, sólo
se retira si no se encuentra bien fija.
● Aplique dos respiraciones boca a boca, lentas (1,5 a 2 segundos) suficientes
para levantar la caja del tórax y con espacio entre estas para que la misma baje
de manera pasiva.

Si existe dificultad para el paso del aire:

● Volver a chequear si existe cuerpo extraño en la vía aérea.


● Volver a dar posición a la cabeza de la víctima.
● Intentar la secuencia hasta 5 veces si no hay paso de aire y pasar a medir la
circulación.
● Valorar signos de circulación en la víctima:
● Valorar cualquier movimiento (incluso respiratorio).
● Valorar pulso carotídeo.
● No tomar más de 10 segundos en esta maniobra.

● Depende si se detecta o no signos de circulación:

Si detecta signos de circulación:

● Continúe respiraciones de rescate, hasta que se restablezca respiración


espontánea.
● Valore circulación cada minuto por 10 segundos.
● Si respira espontáneamente, colocar en posición de recuperación.

Si no hay signos de circulación o no está seguro de ello:

● Iniciar compresiones al tórax.


● La posición de las manos es igual que la víctima no embarazada.
● Combinar 15 compresiones por dos respiraciones efectivas.

Continúa RCP hasta:

● Que la víctima muestre signos de vida.


● Que acuda personal calificado a la escena.
● Que usted esté exhausto.
● RCPB Lactantes

- Examinar la boca y retirar con cuidado, cualquier cuerpo extraño que sea visible, con
el dedo en forma de gancho.

- Comprobar que el niño respira espontáneamente:

● Si respira, colocarlo en posición lateral de seguridad (P.L.S.) comprobando


continuamente la respiración.

● Si no respira, realizar respiración boca a boca-nariz y si no se observa movilidad


torácica alguna, repetir toda la secuencia de desobstrucción.

● Cambiar al bebé al otro antebrazo en posición boca arriba, sujetando la cabeza


con la mano y en posición más baja que el tronco.

● Efectuar 5 compresiones torácicas con los dedos índices y medio, en la misma


zona y de igual forma que en el caso del masaje cardíaco, pero más fuertes y
más lentas.

● Para niños menores de un año:

○ Ventilación boca-boca nariz.


○ Localizar el punto de compresión: Un poco por debajo de la línea
imaginaria que une los pezones, en la parte media del tórax.
○ Presionar colocando dedos 3º Y 4º (corazón y anular).
○ Profundidad de compresión: 2-3 cm.
○ Las ventilaciones serán muy suaves.

● RCPB en niños de 1 a 8 años

○ Localizar el punto de compresión: Un dedo por debajo de la línea


imaginaria que une los pezones, en la parte media del tórax.
○ Presionar colocando el talón de una mano.
○ Profundidad de compresión: de 1/3 a ½ del diámetro antero-posterior del
tórax o entre 2,5 – 4 cm.
○ Las ventilaciones serán suaves.
Los DEA estándar son adecuados para niños de más de 8 años de edad. Para niños de
entre 1 y 8 años, hay que utilizar los parches pediátricos o un modo pediátrico, si es
posible; si no están disponibles, hay que utilizar el DEA tal cual. Sin embargo, no se
recomienda utilizarlo en niños menores de un año.

● Traslados

Cuando se precisa evacuar rápidamente de un lugar a una víctima se pueden usar las
movilizaciones rápidas de emergencia, puede ser el caso de que corra peligro la vida
del rescatador o de la víctima y esta situación se puede dar en casos de incendios,
explosiones o accidentes con múltiples víctimas. Si el escenario es seguro y la situación
del paciente lo permite, deberemos de esperar a que haya material y personal
especializado.

En el caso de un solo rescatador se puede arrastrar por los tobillos, por el antebrazo, en
brazos al hombro o como muleta humana. A continuación describimos algunas de las
principales técnicas de movilización rápida de emergencia.

● Maniobra de Rautek

La realiza un solo rescatador y se usa para sacar a una víctima de un coche con control
cervical y de la espalda. Se debe realizar solo si existe riesgo importante.

1. Se flexiona ligeramente el tronco del paciente, lo suficiente para pasar los brazos e
introducirlos bajo las axilas de la víctima.
2. La mano más distal del rescatador coge el antebrazo contrario del paciente.
3. La otra mano realiza una presa sobre el mentón.
4. Se realiza un movimiento de elevación y rotación de todo el paciente, de forma que la
espalda quede enfrentada a la puerta del vehículo para proceder al rescata.

Si hay más de un rescatador se realizará el giro del paciente en bloque, ocupándose un


rescatador de los miembros inferiores.

En el caso de que existan varios rescatadores se puede usar la técnica del puente
holandés descrito anteriormente, o la técnica de bandeja que se explica a continuación:

1. Precisa, al menos, de cuatro rescatadores.


2. El primero sujeta la cabeza y el cuello.
3. Los otros tres rescatadores, situados en línea, pasan las manos por debajo del
paciente cogiendo uno por la parte superior del tronco, otro por la pelvis y el tercero las
extremidades inferiores.
4. Se inicia el levantamiento simultáneamente en tres tiempos:

- Tiempo uno hasta la rodilla levantada de los rescatadores.


- Tiempo dos hasta la posición de pie.
- Si el trayecto hasta la camilla de transporte es largo, un tercer tiempo se aproxima
el cuerpo del paciente al tronco de los rescatadores para realizar el traslado con
menor esfuerzo.

● Recursos materiales para realizar inmovilizaciones

Deben de cumplir los siguientes requisitos:

● Deben inmovilizar
● Fácilmente aplicables
● Permitir el control de la vía aérea y la realización de maniobras RCP
● Ser válidos para todas las edades, personas obesas y embarazadas

Vendajes

Al referirnos a los vendajes podemos clasificarlos en varios tipos dependiendo de su


utilidad:

● Vendaje contentivo: se utiliza para contener el material de una cura


● Vendaje compresivo: se utiliza para ejercer una compresión de un área
anatómica, ya sea para favorecer el retorno venoso o cohibir una hemorragia.
● Vendaje rígido: se utiliza para inmovilizar completamente la parte afectada
(venda de yeso)
● Vendaje funcional: permite mantener cierta movilidad y funcionalidad de la
articulación afectada evitando algunos efectos secundarios de la inmovilización
completa.

Collarín cervical

Es el elemento más importante en la inmovilización de la columna vertebral y el que


primero se debe colocar. Debe reunir las siguientes condiciones:

● Ser rígido
● Tener 4 apoyos: mentoniano, esternal, occipital y dorsal.
● Disponer de un orificio amplio que permita el acceso a la vía aérea a través de la
tráquea.
● Ser de fácil colocación.

Inmovilizador de cabeza o “Dama de Elche”

Se usa como complemento del collarín en una camilla, en el tablero espinal o en la


camilla de palas. Restringe los movimientos de lateralización y de inclinación de la
cabeza.

Indicado siempre en la movilización (como alternativa tracción-estabilización manual


continua) y el traslado-transporte de todo paciente traumatizado que tenga indicación de
collarín, excepto los que vayan en colchón de vacío, que realiza la misma función.
Corsé espinal o férula de Kendrick

El corse espinal resulta muy útil para la estracción, pero una vez situado el paciente en
un lugar adecuado, y si va a ser evaluado y trasladado por un facultativo, se debe retirar
en cuanto sea posible, ya que dificulta la valoración y la realización de algunos gestos
terapéuticos que pudieran ser necesarios.

Para retirarlo podemos utilizar una maniobra de rodadura en bloque, un levantamiento


en bloque o la camilla de palas.

Camilla de palas

También llamada camilla de cuchara, de tijera o telescópica. Es de especial utilidad para


el levantamiento, movilización y traslado de la víctima. Se trata de una estructura
metálica, formada por dos ramas simétricas que se articulan en ambos extremos y que
dispone de un sistema telescópico que permite variar su longitud.

Se utiliza para la extracción desde el lugar del accidente, por ejemplo en el caso de
precipitados a lugares poco accesibles, para movilizar a los heridos poli traumatizados
por las escaleras o un ascensor sin perder el eje cabeza-cuello-raquis. Se puede usar
como inmovilizador de cabeza para asegurar la protección del cuello.

Tablero espinal largo

Es una plancha de madera o material plástico completamente rígido de unos dos metros
de longitud.

Se usa en extracciones de coches y en movilizaciones o traslados desde el lugar del


accidente hasta el lugar de atención o a la ambulancia. Se puede usar en combinación
con el inmovilizador de cabeza.

Colchón de vacío

Es un colchón relleno de un material aislante en forma de bolitas de pequeño tamaño


con una válvula a la que se aplica una bomba de aspiración. Al hacer el vacío adquiere
una consistencia rígida adaptándose a las curvaturas fisiológicas y patológicas de todo
el cuerpo.

El colchón de vacío es un sistema de inmovilización ideal para el transporte ya que nos


permite colocar al paciente en decúbito lateral si fuera necesario en el caso que
vomitara. Por tanto, cuando se traslade un paciente traumático en una ambulancia o en
un helicóptero se debe usar el colchón de vacío si se dispone de él, ya que además
absorbe las vibraciones. No se debe usar como sustituto de la camilla de palas o del
tablero espinal largo, ya que debe reposar sobre una superficie rígida como una camilla.
Tema 3: Atención incial de primeros auxilios en situaciones de emergencia sin parada
cardio respiratoria

● Valoración primaria

En esta valoración se identifican las lesiones de riesgo vital y simultáneamente se inicia


su tratamiento.

Esta valoración se realiza siguiendo una sistemática rigurosa de forma que no se pasen
por alto lesiones importantes mediante una regla nemotécnica, de su denominación en
inglés, que sigue las letras del abecedario, el A B C D E de la atención al paciente poli
traumatizado:

A. (Airway): Mantenimiento de la vía aérea con control cervical.


B. (Breathing): Respiración.
C. (Circulation): Circulación con control de hemorragias.
D. (Disability): Evaluación de la función cerebral, evaluación neurológica.
E. (Exposure): Exposición con prevención de la hipotermia.

A. (Airway): Mantenimiento de la vía aérea con control cervical

Valoración del nivel de conciencia: si el paciente está consciente y habla, entonces tiene
permeable la vía aérea. Si está inconsciente, se abrirá la vía aérea con estricto control
cervical, considerando que todo paciente inconsciente tiene cerrada la vía aérea por
caída de la lengua hacía atrás. Se realizará la maniobra de tracción mandibular para
despejar la vía aérea, siempre que se conozca la técnica y sea posible. Si no fuera
posible tendrá prioridad la apertura de la vía aérea sobre la posible lesión cervical.

Limpieza de la vía aérea y extracción de cuerpos extraños, incluida la dentadura


postiza.

Colocaremos una cánula de Guedel si disponemos de ella.

Todas las maniobras anteriores se realizarán manteniendo alineado el eje


cabeza-cuello-raquis, ya que todo politraumatizado tiene lesión de columna, mientras no
se demuestra lo contrario.

Se colocará en cuanto sea posible un collarín cervical rígido de cuatro apoyos tipo
Philadelphia.

Las indicaciones de colocación del collarín cervical son: traumas de alta velocidad
(accidente de tráfico, atropello……), lesión supraclavicular evidente, accidente de moto,
precipitados y ahogados.

Si el paciente tiene casco puesto se debe retirar, siempre que haya al menos dos
rescatadores que conozcan la técnica.

B. (Breathing): Respiración

Se comprueba si el paciente restira (ver, oír y sentir). Si no respira hay que iniciar
inmediatamente las maniobras de Soporte Vitad Básico. Valorar la frecuencia
respiratoria, frecuencias respiratorias inferiores a 8 o superiores a 24 pueden indicar
gravedad. Observar si hay secreciones o ruidos anormales y, si existe posibilidad,
aspirar la cavidad bucal, o si no limpiarla de secreciones.

Observar si el tórax se eleva de forma anormal, y si vemos alguna herida se tapará.

Se administrará oxígeno si disponemos de él, ya que está indicado en pacientes


inconscientes, pacientes con dificultad respiratoria, con hemorragias o traumatismos.

C. (Circulation): Circulación con control de hemorragias

Buscar signos de hemorragia: sangrado, retraso en el relleno capilar (se considera que
existe retraso en el relleno capilar cuando este es >2sg, frialdad de extremidades
(gradiente térmico).
Se deben comprimir las hemorragias externas, si es una extremidad y no hay signos de
fractura se debe hacer compresión más elevación. El torniquete se utilizará en
amputaciones con gran sangrado y hemorragias incoercibles.

La gravedad viene indicada por el retraso en el relleno capilar, así como el gradiente
térmico (frialdad de extremidades), el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, y
la alteración del nivel de conciencia. Si no observamos sangrado y el paciente tiene
estos síntomas nos encontraremos ante una posible hemorragia interna, donde el
tiempo es fundamental ya que no podemos hacer nada para cohibir la hemorragia, en
este caso el traslado es prioritario.

D. (Disability): Evaluación de la función cerebral, evaluación neurológica

En este caso intentaremos hablar con el paciente y comprobar si está orientado,


moviliza extremidades y responde a estímulos. Podemos usar la escala AVDN, que es
una herramienta simple para hacer una valoración del nivel de conciencia, la puede usar
tanto el personal sanitario como el no sanitario, mediante la observación del
comportamiento y la respuesta de la víctima a diferentes tipos de estímulos.

E. (Exposure): Exposición con prevención de la hipotermia

En la E haremos una exposición del paciente retirando ropa para visualizar mejor
lesiones y prepararlo para la valoración secundaria. Seguidamente deberemos tapar y
abrigar, ya que son pacientes que pierden mucho calor por la exposición al medio
ambiente y el contacto con el suelo, además de la tendencia que tienen a la hipotermia
debido a sus lesiones.
Es fundamental realizar una reevaluación constante ya que son pacientes muy
inestables que pueden empeorar su situación en minutos.

Hasta que no se resuelva la “A” no se pasará a la “B”, y así de forma sucesiva; por
ejemplo, tenemos un accidentado al que le hemos colocado un collarín y nos está
hablando, tiene una respiración normal y está sangrando profusamente por la pierna.
Tenemos asegurada la “A”, la “B”, pero en la “C” tenemos una hemorragia que debemos
cohibir (por ejemplo, comprimiendo la herida) para poder pasar a valorar el estado
neurológico en la “D”.

● Valoración Secundaria

La valoración secundaria debe ser minuciosa y sistematizada siguiendo el recorrido


cabez-pies. Debe ser hecha por personal sanitario, preferiblemente un médico, por lo
que si no ha llegado ayuda especializada y se dispone de un trasporte adecuado
(ambulancia) se debe evacuar a un hospital para que se realice allí, donde además se
pueden pedir pruebas complementarias necesarias en este tipo de pacientes como
radiografías, analíticas, etc.

Si no se puede evacuar, en un lugar protegido se realizará la valoración secundaria, que


consistirá en:

● HISTORIA, se preguntará siguiendo la regla nemotécnica OPUMA: ¿Qué ha


Ocurrido?, antecedentes Personales, Última comida, Medicamentos y Alergias.
De esta forma, si la víctima perdiera el conocimiento podremos transmitir esta
información al personal sanitario.

● CONSTANTES VITALES,observando la respiración se cuentan las respiraciones


en un minuto y el tipo, si es profunda, ruidosa, superficial, etc. Pulso, ritmo,
frecuencia y calidad. Si se dispone de esfigmomanómetro y conocimientos se
debe tomar la tensión arterial.

● INSPECCCIÓN-PALPACIÓN,debe hacerse comenzando en la cabeza y


terminando en los pies, palpando e inspeccionando la cabeza, el cuello, el tórax,
el abdomen, la espalda, la pelvis y las extremidades, movilizando en bloque.
Siempre debe primar el no agravar las lesiones.
● Inmovilizaciones

La inmovilización es un procedimiento que consiste en impedir el movimiento de un


miembro fracturado hasta su traslado a un Centro Sanitario.

Para inmovilizar se utilizan: Férulas, tablillas, almohadillas…. Y para inmovilizar se


utilizan vendas, pañuelos, etc.

Cara:
● Asegurar el paso de aire y contener la hemorragia.
● Colocar en posición lateral de seguridad. Si tiene dificultad para respirar, abrirle
la boca y mantenerla abierta.

Mandíbula:

● Vendaje en forma de barbuquejo.

Cuello:

Utilizar el collar cervical para inmovilización. Seleccionar el tamaño del collarín.

Paciente tumbado boca arriba o sentado.

● Tirar suave y firmemente de la cabeza del paciente, alineándola, si es necesario,


con el eje de la columna.
● Colocarlo con la parte escotada bajo la barbilla, fijando el velcro a continuación.

Paciente tumbado boca abajo.

● Poner el extremo estrecho del collarín bajo el cuello y la mandíbula.


● Ajustar la escotadura del collarín a la mandíbula.
● Cerrar el collarín.
● Si no dispone de collar cervical, se puede improvisar con un periódico.

Clavícula:

● Reducirla, pidiendo al paciente que lleve los hombros hacia atrás.


● Inmovilizar con un vendaje en ocho (almohadillar con algodón previamente toda
la zona de vendaje).

Hombro y Escápula:

● Rellenar el espacio entre el brazo y el cuerpo con algodón.


● Colocar el antebrazo en ángulo con el brazo y sostener aquél con un cabestrillo,
con la palma de la mano hacia dentro.
● Vendar al cuerpo, sin comprimir.

Brazo

Puede utilizar varios métodos:

● Férula hinchable (de brazo entero).


● Dos férulas, una en el lado interno, de codo a axila; otra en el externo. Ambas
deben sobresalir por debajo del codo.
● Sujetar con vendas, por encima y debajo de la lesión.
● Colocar el antebrazo en cabestrillo, con la palma de la mano hacia dentro.
● Vendar al cuerpo, rellenando los huecos entre el brazo y el cuerpo.
● Inmovilizar como HOMBRO.

Codo

Inmovilizar en la posición en que se encuentre.

EN LÍNEA RECTA. Dos alternativas:

● Férula hinchable (de brazo entero).


● Férula en cara anterior, desde axila a palma de la mano, y fijar con venda.

EN ÁNGULO. Dos alternativas:

● Férula hinchable (de ángulo).


● Colocar el antebrazo en cabestrillo.

En traumatismos leves, inmovilizar con un vendaje.

Antebrazo.

Dos alternativas de tratamiento: Férula hinchable (de medio brazo).

Colocar el codo en ángulo recto con el pulgar hacia arriba. Dos férulas, que vayan
desde el codo a la raíz de los dedos, una sobre la cara anterior, de forma que descanse
en ella la palma de la mano; la otra sobre la cara posterior. Vendar. Las férulas se
pueden improvisar con unas revistas. Sostener el antebrazo con un cabestrillo.

Muñeca.

Dos posibilidades: Igual que en ANTEBRAZO.

En caso de esguince, se puede vendar.

Mano:

El paciente agarra un rollo de venda, para mantener los dedos en semiflexión.

Férula desde el codo hasta los dedos, con la palma de la mano apoyada sobre ella.
Vendar.

Sostener el antebrazo con un cabestrillo.

Dedos de la mano.
Dos posibilidades:

Férula de aluminio maleable desde mitad del antebrazo al extremo del dedo, fijándola
con tiras de esparadrapo en espiral o con un vendaje. El dedo debe quedar
semiflexionado.

Inmovilícelo al dedo vecino sano con tiras de esparadrapo o con una venda. Sostener la
mano en cabestrillo.

Costillas:

No es necesario inmovilizar en caso de lesión o fractura de una sola costilla. Colocar al


herido en la posición en que se encuentre más cómodo, semisentado o acostado sobre
el lado lesionado.

En caso de fractura múltiple, inmovilizar colocando un almohadillado sobre la zona


fracturada y vendar alrededor del pecho.

Columna vertebral.

La idea fundamental es mantener inmóvil al herido evitando que doble o flexione la


espalda.

● Inmovilice el cuello.
● Para manejar al herido, ayúdese de al menos dos personas más. Una de ellas le
mantendrá bien sujeta la cabeza.
● Inmovilice los pies con una venda triangular o venda normal.
● Se le moverá en bloque, girándole sobre un lado o utilizando el “método de la
cuchara”, a fin de colocarle sobre una superficie plana y rígida, en la que le
inmovilizaremos.

Pelvis.

Movilizar e inmovilizar igual que en las lesiones de COLUMNA VERTEBRAL. Cadera y


fémur (muslo). Dos alternativas:

● Colocar al lesionado sobre su espalda, intentando alinear la pierna fracturada


respecto a la sana tirando ligeramente del pie.
● Almohadillar axila, cadera, ingle, rodillas y tobillo.
● Disponer ocho vendas, seis para la pierna y dos para el tronco.
● Colocar dos férulas, una por la cara externa, de axila al talón; otra por la cara
interna, de ingle al talón. Fijarlas con las vendas (ver figura).
Si no disponemos de férulas, vendar el miembro inferior lesionado junto al otro,
rellenando los huecos entre ambos con una manta o con almohadas.

Rodilla. Alinear la pierna, si es posible. Dos alternativas:

● Férula hinchable (de pierna entera).


● Férula posterior, desde el talón hasta el glúteo, almohadillando debajo de la
rodilla y el talón. Fíjela con vendas, sin cubrir la rodilla.

Pierna.

Alinear la pierna, tirando suavemente. Cuatro alternativas:

● Férula hinchable (de pierna entera).


● Férula posterior, desde el talón hasta el glúteo, manteniendo el tobillo en 90
grados.
● Dos férulas, una por la cara externa y otra por la interna de la pierna, desde el
talón hasta el muslo. Fíjelas con vendas.
● Férula por la cara externa: Rellenar el hueco entre ambas piernas y fijarla con
vendas que abracen a ambas. Se puede utilizar esta forma combinándola con la
del otro lado en caso de lesiones de ambas extremidades.

Tobillo y pie.

Extraiga el calzado, desabrochándolo o cortándolo, sin intentar sacarlo tirando de él.


Cuatro alternativas:

● Férula hinchable (de media pierna).


● Férula posterior, como en la PIERNA.
● Dos férulas, como en la PIERNA.
● En traumatismos leves o esguinces, vendaje.

Dedos del pie.

Inmovilícelo fijándolo con esparadrapo a los dedos vecinos.

No apoyar el adhesivo sobre la fractura.

● Obstrucción de vía aérea

Situación en la que existe un obstáculo al paso del aire por la vía respiratoria hasta los
pulmones.

Se da con cierta frecuencia en niños pequeños, debido a que se llevan objetos a la boca
o a que suelen comer riendo o llorando. La obstrucción se produce por la
aspiración brusca (risa, llanto, susto, etc.), de la comida o el cuerpo extraño que esté en
la boca.
También puede darse en personas mayores por mal funcionamiento de la epiglotis.

Síntomas

1. Dificultad respiratoria.
2. Tos.
3. Agitación.
4. El afectado se suele llevar las manos a la garganta.
5. Pérdida de conocimiento, que puede ocasionar coma e incluso la muerte.
6. Hay que tratar de desobstruir la vía aérea, facilitando la salida al exterior del cuerpo
extraño.

Los mecanismos de actuación varían en función de si la obstrucción es completa o


incompleta.

● Obstrucción incompleta (el cuerpo extraño no tapa toda la entrada de aire)

Se pone en funcionamiento el mecanismo de defensa: La tos. La persona empezará a


toser, respirará espontáneamente y hará claros esfuerzos para expulsar el cuerpo
extraño. Debemos:

● Dejarlo toser (los mecanismos de defensa funcionan).


● Animarla a que siga tosiendo (para expulsar el cuerpo extraño).
● Vigilar estrechamente su evolución.

● Obstrucción completa

Si la tos y los esfuerzos respiratorios son ineficaces, la persona se va agotando,


pasando a tener respiración dificultosa. Deja de toser y de hablar (emite sonidos
afónicos), se lleva las manos al cuello y no puede explicar lo que le pasa. Suele
presentar gran excitación, pues es consciente de que no respira. Podría llegar a perder
el conocimiento. En estos casos hay que llevar a cabo Maniobras de desobstrucción.
Existen tres tipos: Palmadas en espalda, golpes -compresiones torácicas y
compresiones abdominales. La más adecuada depende de la edad del paciente.

Víctima consciente

Si la persona está consciente, 5 palmadas en la espalda:

Nos colocaremos a un lado y detrás del accidentado, sujetándole con una mano el
pecho e inclinándolo hacia delante. A continuación le daremos 5 palmadas
interescapulares (en la zona situada entre los omóplatos) fuertes con el talón de la otra
mano.

Revisar la boca por si vemos el cuerpo extraño en ella. De ser posible lo extraeremos
con mucho cuidado evitando que se desplace hacia abajo: Maniobra de gancho con el
dedo índice de una mano, con movimiento de arrastre de atrás a delante.

Si las palmadas no son efectivas, se realizarán 5 compresiones abdominales (Maniobra


de Heimlich).

● El objetivo de la Maniobra de Heimlich es empujar el cuerpo extraño hacia la


tráquea, vías respiratorias superiores y boca, mediante la expulsión del aire que
llena los pulmones. Esto se puede conseguir efectuando una presión en la boca
del estómago (abdomen) hacia adentro y hacia arriba para desplazar el
diafragma (músculo que separa el tórax del abdomen), que a su vez comprimirá
los pulmones, aumentando la presión del aire contenido en las vías respiratorias
(tos artificial).

Técnica de la Maniobra de Heimlich

● Coger al accidentado por detrás y por debajo de los brazos, inclinándolo


adelante.
● Colocar el puño cerrado, 4 dedos por encima de su ombligo (o en la parte media
entre su ombligo y el extremo inferior del esternón), en la línea media del
abdomen. Colocar la otra mano sobre el puño.

Efectuar 5 compresiones abdominales centradas, hacia adentro y hacia arriba. De este


modo se produce la tos artificial.

Víctima inconsciente

En este caso, seguiremos los siguientes pasos:

1. Colocaremos al paciente en posición R.C.P.


2. Abriremos las vías aéreas con la maniobra frente-mentón.

- Intentaremos realizar insuflaciones (respiraciones boca a boca).

- Si esto no funciona, ladearemos la cara del paciente, nos pondremos a horcajadas


sobre sus piernas, pondremos el talón de una mano sobre la boca del estómago y la
otra mano sobre la primera y con los codos estirados, apretaremos el abdomen cinco
veces.

Luego, miraremos si ha salido algún objeto a la boca, intentaremos otra vez las
insuflaciones y las compresiones hasta que desaparezca la obstrucción.

Con obesos y embarazadas no se puede realizar la maniobra de Heimlich en la boca


del estómago: en el primer caso, porque no funciona bien; y en el segundo caso, porque
podemos hacer daño a la mujer embarazada o al feto. Con ellos haremos las
compresiones en el tórax (centro del pecho), en el mismo lugar que en la R.C.P.
● Aplicación de Oxigeno

El oxígeno es un elemento necesario para el mantenimiento de la vida. Ciertos tipos de


intoxicación pueden interferir con la oxigenación normal de la sangre o de los tejidos. En
particular, el oxígeno puede salvar la vida de víctimas que han inhalado humos y otros
gases tóxicos, pero debe administrarse con gran rapidez.

La administración de oxígeno requiere una preparación básica.

Diagnóstico

Dificultad respiratoria con aumento inicial de la frecuencia respiratoria (más de 30


respiraciones por minuto), con posible paso subsiguiente a respiración lenta y detención
de la respiración.

Pulso rápido de más de 100 pulsaciones por minuto, normalmente. Color azulado de la
piel, con labios y lengua violáceos.

Si bien es posible que, en un principio, la víctima muestre agitación, pasa después a


mostrar apatía y debilidad muscular y, a continuación, posible pérdida del conocimiento.

Las pupilas reaccionan inicialmente a la luz. Si se dilatan y no reaccionan a la luz, la


vida de la víctima está en peligro.

Tratamiento

Administrar oxígeno mediante el uso de una mascarilla facial, que hace posible una
ventilación asistida o regulada. Es preferible hacer que la víctima se encuentre bien
oxigenada con respiración artificial regulada que dejar que se encuentre
deficientemente oxigenada con respiración espontánea.

Colocar la mascarilla sobre la nariz y la boca. Es esencial que la mascarilla se


mantenga firmemente en posición, para evitar escapes.

Verificar que el equipo se encuentra correctamente montado, de conformidad con las


instrucciones del fabricante, y que la botella contiene suficiente oxígeno (una botella de
2,5 litros de capacidad llenada bajo una presión de 200 barías proporciona 500 litros de
oxígeno).
La emergencia más común que requiere asistencia médica a bordo es la inhalación de
gases tóxicos producidos en los incendios o de gases tóxicos específicos. Es posible
que la combustión de materiales a bordo lleve consigo la liberación de cantidades
importantes de monóxido de carbono y de cianuro de hidrógeno. En estos casos, la
administración de oxígeno debería ser a razón de ocho litros por minuto.

En condiciones que amenazan la vida, tal como en casos de edema pulmonar o de


insuficiencia circulatoria, debería administrarse asimismo el oxígeno a razón de ocho
litros por minuto.

Advertencia: Dado el posible riesgo de incendio, durante la administración de oxígeno


no deberá permitirse el fumar, el uso de llamas vivas o encender fuegos en la misma
habitación.

Signos y Síntomas

Respiración ausente, pero el corazón late

Cerciorarse de que las vías respiratorias están libres.

Insertar una cánula de Guedel. De no lograrlo, deberá tirarse la barbilla hacia adelante
durante la administración del oxígeno. Si la víctima sufre convulsiones como resultado
de la falta de oxígeno, la administración de oxígeno es esencial, por difícil que pueda
ser.

Utilizar un resucitador de oxígeno de presión positiva y funcionamiento manual, de


conformidad con las instrucciones del fabricante.

Administrar oxígeno a razón de 8 litros por minuto. La bolsa deberá oprimirse


firmemente y a velocidad constante, liberándola unas 12 veces por minuto.

Comprobar regularmente el pulso del cuello. La ausencia de pulso indicará la necesidad


de 15 compresiones del pecho cada dos inflaciones.

Si la víctima da muestras de náusea, quitar la cánula.


Una vez que la víctima respire espontáneamente, colocarla en la posición de
recuperación.

La respiración es difícil

Comprobar que la dificultad respiratoria no se debe a obstrucción de las vías


respiratorias.

La víctima debería estar conectada a un dispositivo de administración de oxígeno por


intermedio de una sencilla mascarilla facial de un solo uso (del tipo sin venturi)
firmemente colocada sobre el rostro.

La administración del oxígeno debería ser a razón de 6-8 litros por minuto.

Debería seguir administrándose oxígeno hasta que la respiración de la víctima haya


dejado de ser difícil y su color sea normal y sano.

La intoxicación por humo es la principal causa de morbimortalidad en los incendios. El


humo es una mezcla de partículas carbonáceas suspendidas en aire caliente y gases
tóxicos. De todos ellos, el monóxido carbono (CO) y fundamentalmente el ácido
cianhídrico (CNH) son los que van a provocar la anoxia tisular.

Las manifestaciones clínicas de la intoxicación por humo son variables. Algunas de las
manifestaciones potenciales podrían ser: irritación ocular, dolor de garganta, estridor
laríngeo, disfagia, esputo carbonáceo, tos, disnea, laringoespasmo, broncoespasmo,
síndrome coronario, coma, hipoxemia, acidosis láctica, cianosis y muerte. En la
evaluación de estos enfermos la presencia de hollín en nariz, boca o esputo sugiere
intoxicación grave. Niveles de lactato superiores a 10mmol/l indican cifras de cianuro
mayores de 40micromol/l. La pulsicooximetría ha supuesto un avance importante para
el diagnóstico, valoración y seguimiento de estos pacientes.

En el tratamiento será indispensable valorar la necesidad de una intubación temprana.


La administración de oxígeno al 100% será esencial. Como antídoto para el cianuro, el
de primera elección es la hidroxicobalamina. Su administración ha de ser precoz. Los
criterios de administración son: paciente que ha inhalado humo (restos de hollín en
boca, faringe o esputo) y que tenga alteraciones neurológicas (confusión, coma,
agitación, convulsiones) y además presenta una de las siguiente circunstancias:
bradipnea, parada respiratoria, parada cardiorrespiratoria, shock, hipotensión, láctato
≥8mmol/l o acidosis láctica. Lógicamente el resto del manejo será convencional en
función de síntomas o complicaciones.

La sintomatología comienza rápidamente tras la inhalación y la presentación pude ser


variable entre los casos, debido al grado de exposición (mayor o menor riesgo) y otros
factores. No hemos de olvidar que el intoxicado ha respirado durante un tiempo más o
menos prolongado, aire con un porcentaje de oxígeno siempre inferior a 21% (puede
llegar a ser del 15%) en función del ambiente cerrado en el que se produce la
combustión y de la vivacidad de la misma.

Insuficiencia respiratoria aguda:

Lesiones térmicas en vías respiratorias superiores. Son objetivables en boca, nariz,


faringe y laringe, con edema de glotis que puede llegar a asfixiar en pocos minutos. Sus
manifestaciones más patentes son la taquipnea, el estridor y la disfonía. Si se observa
hollín en nariz, boca y esputo (esputo carbonaceo), así como "despellejamiento por
quemadura" de la cavidad oral, estamos en presencia de una intoxicación grave, ya que
ambos signos son buenos "marcadores" de la inhalación de humo. El calor
normalmente afecta sólo a las vías respiratorias superiores y es más difícil que afecte al
parénquima pulmonar, pero la repercusión va a depender de la proximidad física al
núcleo de la combustión y del binomio temperatura-tiempo de exposición (así
temperaturas de 150-200 ºC durante 5 minutos pueden producir la muerte, mientras que
350-500ºC durante unos segundos sólo producirán una traqueítis).

Daño pulmonar. Por lesiones traqueo-broncoalveolares debidas al hollín y los gases


irritantes. A los anteriores síntomas se añaden tos, broncoespasmo, taquipnea, disnea
y, en casos graves, edema agudo de pulmón no cardiogénico que conduce a
insuficiencia respiratoria aguda grave.

● Fiebre

Es signo de distintas enfermedades, la mayoría infecciosas. La fiebre es un signo de


alerta, es la manifestación orgánica, que indica la presencia de enfermedad y con su
disminución el cese o la mejoría de la misma.

En los niños pequeños es frecuente que la fiebre alta vaya acompañada de


convulsiones. Es importante fijarse como empieza y cuando se le quita. Esta
información puede ser útil para identificar la enfermedad. Para saber si una persona
tiene fiebre es necesario controlar la temperatura.

La temperatura corporal varía con la hora del día. Es más baja en las horas de al
madrugada y sube en las horas de la tarde. También varía según el sitio en que se
tome. Para su medición se utiliza el termómetro clínico o la apreciación al tacto. La
temperatura normal del organismo es de 37 Grados Centígrados. En general solo se
debe bajar la fiebre mediante tratamiento cuando la temperatura sea superior a 38.5
grados centígrados.

Signos y síntomas:

- Aumento de la temperatura al tacto, especialmente el cuello y la cabeza, mientras las


manos y los pies están fríos.
- Escalofríos, pulso y respiración acelerados.
- El paciente pasa mala noche, especialmente en niños que usualmente duermen bien.
- Pérdida súbita del apetito.
- Cuando la fiebre es muy alta el paciente puede estar irritable, sensible a la luz, con
dolor de cabeza con inquietud o mareo; a veces se puede acompañar de un estado de
confusión mental, llamado delirio, con desorientación en tiempo y lugar, puede tener
alucinaciones y convulsiones.
- Cuando un niño especialmente activo deja de moverse, jugar o estar somnoliento
durante el día.

Primeros auxilios:

- Baño con agua tibia por un periodo de 5 minutos; no secar, cubrir inmediatamente con
una sábana o toalla de color claro. Otro método consiste en desnudar completamente el
niño y airearlo por todo el cuerpo con un abanico durante unos 15 o 20 minutos o hasta
que toda la piel se sienta fresca, vistiéndolo a continuación con ropa limpia, seca, ligera
y holgada.
- Iniciar hidratación con suero oral, agua u otras debidas.
- Fraccionar la comida sin forzar su consumo.
- Administrar un medicamento antipirético (paracetamol o ácido acetilsalicílico) teniendo
en cuenta las precauciones del prospecto médico.
- Mantener el lugar fresco y ventilado.
- Controlar la temperatura cada 6 horas.
- Consultar al médico para descubrir y tratar la causa.
- Desinfectar el termómetro con agua jabón y alcohol y sacudirlo hasta que marque
menos de 34 grados centígrados.
- Colocar el termómetro bajo la lengua durante 3 minutos o en la axila 5 minutos.

● Crisis anafilácticas

Es una reacción alérgica que afecta a todo el organismo. Se puede producir por la
picadura de algún insecto que cause reacción alérgica o por la administración de algún
medicamento al que el enfermo es alérgico. Señalar que en personas alérgicas a las
picaduras de avispas o abejas, una simple picadura puede causar complicaciones y
causar hasta la muerte. Es por lo anterior que las personas que padezcan alergias
deben evitar el contacto con los productos que las causan (alérgenos) e incluso llevar
siempre consigo la medicación por si se produce shock anafiláctico.

Signos y síntomas:

- Aparecen a los 10 minutos de estar en contacto con la sustancia que causa la alergia.
- Urticaria.
- Nauseas, vómitos y diarreas.
- Conjuntivitis intensa y lagrimeo.
- Arritmias, shock.
- Obstrucción respiratoria y asfixia.

Primeros auxilios:

- Traslado urgente a centro hospitalario.


- Antihistamínicos.

● Diarreas

Deposiciones de consistencia líquida o semilíquida, en número mayor a lo normal. Se


trata de un problema frecuente, que en ocasiones y especialmente en niños puede
resultar grave.

Causas:

- Ingestión de alimentos en mal estado, sobre todo: Embutidos. Conservas. Fruta y


verdura sin lavar. Mayonesa, crema, nata
- Ingestión de bebidas muy frías.
- Intoxicaciones por diversas sustancias.
- Agua contaminada.
- Cambios en la dieta habitual.

Primeros auxilios:
- Reposo y calor en el abdomen.
- Evitar la deshidratación: (preparar una bebida (isotónica):

● 1 L. de agua de arroz.
● Zumo de una naranja y un limón.
● 6 cucharaditas de azúcar.
● 1 cucharadita de sal.
● ½ cucharadita de bicarbonato.
● El enfermo deberá tomar varios litros de esta bebida al día.

- No comer nada el primer día. Después puede iniciarse una dieta blanda: Arroz blanco.
Manzana rallada (dejar que se oscurezca antes de comerla). Carne de membrillo.
Papilla de zanahorias.
- Si aparece fiebre alta o sangre en las heces, consultar con un médico.

● Lipotimia o desmayos

Es la pérdida momentánea del conocimiento, que la mayoría de las veces es producida


por un descenso de la presión arterial. La lipotimia se produce porque no llega suficiente
sangre al cerebro.

Antes del desmayo aparecen signos como falta de fuerza, sensación de pérdida de
conocimiento, malestar, vértigo, náuseas o vómitos, visión borrosa, zumbidos de oídos,
palidez y sudoración fría.

Primeros auxilios:

- Acostar a la víctima y elevarle las piernas (para favorecer el riego sanguíneo cerebral).
- Aflojar la ropa: cinturón, corbatas, etc.
- Si está inconsciente: No darle nada de beber.
- Si no se recupera: trasladar urgentemente a centro hospitalario.

DEFINICIÓN DE HERIDAS, CLASIFICACIÓN Y TRATAMIENTO

Una herida es una lesión que tiene como principal característica interferir la integridad
de los tejidos blandos (piel, músculo, tejido subcutáneo, órganos blandos, tendones,
nervios, entre otros), pueden ser producidas por corte, desgarro, rasguño, contusión,
etc.

Agentes externos (vidrios, piedras, cuchillos, etcétera) o internos (huesos fracturados).


Las heridas no siempre son abiertas, muchas veces se producen las llamadas heridas
cerradas (hematomas).

SE CLASIFICAN EN:

● INCISAS: originadas por objeto cortante.


● CONTUSAS: originadas por objeto romo.Hemorragias internas.
● ESPECIALES:
- Mixtas o incisocontusas.
- Punzantes.
- Cortopunzantes
- Por mordedura.
- Con arrancamiento.
- Arasiones.
- Avulsivas.
- Amputación
- Contusas
- Laceraciones
- Magalladuras
- Aplastamiento
- Etc.

Tipos de heridas

● Abiertas
● Cerradas
● Simples
● Complicadas

HERIDAS SIMPLES

Tratamiento

Estas son las que el socorrista puede tratar, desinfectándolas y colocando el apósito
correspondiente.

- El socorrista se lavará las manos con agua y jabón abundantes.


- Limpiar la herida, partiendo del centro al exterior, con jabón o líquido antiséptico.
- Colocar apósito o vendaje compresivo.

HERIDAS GRAVES

Tratamiento

La actuación se resume en tres palabras: EMBALAR, AVISAR, EVACUAR, para lo cual:

- Taponar la herida con gasas limpias o con compresas estériles si se disponen de ellas.
- Aplicar una venda sobre la herida, más o menos apretada en función de la importancia
de la hemorragia, cuidando de no interrumpir la circulación sanguínea.
- Si es un miembro superior, colocar un cabestrillo.
- Avisar al 112.

Heridas del Tórax

Tratamiento
- Colocar al herido sentado o acostado sobre el lado herido, cabeza y hombros algo
incorporados, evacuándolo de esta manera.
- Cubrir la herida con varias capas de compresas grandes a ser posible estériles.
- No dar de beber ni comer.

Heridas del Abdomen

Tratamiento

- Pequeña: poner una compresa grande y sujetarla con esparadrapo.


- Ancha: no poner compresas; si el intestino sale no intentar meterlo, sólo cubrir la
herida con un paño húmedo muy limpio y a ser posible estéril. Si algún objeto
permanece clavado (cuchillo, punzón, etc,) no quitarlo, evacuar al herido moviéndolo lo
menos posible.
- No dar de beber ni comer.

Mordeduras de Animales

Tratamiento

Carecen de toxicidad y se tratarán como cualquier otra herida, lavando la zona


concienzudamente y aplicando cualquier antiséptico (povidona yodada).

- Se deberá vigilar al animal para descartar la presencia de rabia.

¿QUE HACER?

Lo primero antes de curar una herida es detener las hemorragias y prevenir todo tipo de
infecciones. Si no comienzas por estos dos problemas es indudable que luego tengas
problemas que pueden acarrear la muerte inclusive.

¿COMO DETENER LA HEMORRAGIA DE UNA HERIDA?

Comience realizando presión directa sobre la herida con una gasa. Cuando ésta se
llene de sangre déjela allí y disponga otra, facilitando así la formación de un coagulo.
Luego de realizar la presión directa es muy bueno elevar la extremidad donde se ha
producido la herida, con lo cual disminuye el flujo sanguíneo y la hemorragia se cohíbe
con mayor facilidad.

¿COMO PREVENIR LA INFECCIÓN DE UNA HERIDA?

Éste es el siguiente paso a la detención de la hemorragia. Queremos dejar claro que


estamos realizando una descripción para curar heridas de índole leve, si la herida
llegase a ser de una magnitud importante no dude en consultar a su médico.

Cuando se ha logrado controlar la hemorragia prosiga de la siguiente manera:

- Irrigue la herida con agua o una solución estéril (preferentemente).


- Lave la herida con jabón neutro o quirúrgico, y enjuague de la misma forma que en el
paso anterior.

- Desinfecte la herida con soluciones de yodo, coloide de plata u otro antiséptico y luego
enjuague nuevamente. NO utilice ALCOHOL, puede lesionar los tejidos aún más.

- Cubra la herida con una gasa estéril y deje curar.

- Mientras estés curando al accidentado nunca te olvides que debes llamar a un


profesional de la medicina.

● Hemorragias

Salida de sangre fuera del sistema circulatorio (fuera de las arterias, venas o capilares).

En un adulto, una pérdida de sangre de: Medio litro: Es tolerado.

Litro y medio: Puede producir shock hipovolémico y muerte. Más de tres litros: Produce
la muerte rápidamente por colapso.

Tipos de Hemorragias

Según el destino de la sangre:

- Externa: La sangre sale al exterior del organismo.

- Interna: La sangre sale del aparato circulatorio para alojarse en una cavidad.

- Exteriorizadas: Siendo internas, salen al exterior por orificios naturales.

Según el origen de la sangre:

- Hemorragia Capilar o Superficial. Compromete solo vasos sanguíneos superficiales


que irrigan la piel. Generalmente es escasa y se puede controlar fácilmente. La sangre
sale a modo de pequeños puntitos sangrantes.

- Hemorragia Venosa. Se caracteriza porque la sangre es de color rojo oscuro y su


salida es continua, de escasa o de abundante cantidad.

- Hemorragia Arterial Se caracteriza porque la sangre es de color rojo brillante, su salida


es abundante, a borbotones y en forma intermitente, coincidiendo con cada pulsación.

Actuación en caso de Hemorragias Externas

Debe seguirse la siguiente pauta:

- Lavarse las manos.

- Colocarse guantes.
- Evitar que el herido esté de pie por si se marea y cae.

- Tranquilizarlo.

- Detener la hemorragia.

Secuencia de Actuación para detener la Hemorragia:

PRIMERO:

● Compresión directa del punto sangrante.


● Liberar la zona de la herida de ropas para ponerla al descubierto.
● Cubrir la herida con gasas, pañuelos (el material, que no desprenda hebras, más
limpio del que se pueda disponer).
● Comprimir la zona afectada durante un mínimo de 10 minutos, elevando a la vez
el miembro afectado, de forma que el punto sangrante se encuentre más alto
que el corazón.
● No retirar nunca el apósito inicial. Si la herida sigue sangrando, añadir más
gasas. Sujetar las gasas con vendaje compresivo.

SEGUNDO:

● Compresión directa del vaso sanguíneo correspondiente.


● Si a pesar de lo anterior el accidentado sigue sangrando, comprimir con la yema
de los dedos la arteria correspondiente a la zona de sangrado, contra el hueso
subyacente y siempre por encima de la herida.
● Según la localización de la hemorragia, se debe presionar:

- Hemorragia en miembros inferiores. Con la base de la palma de una mano en la


parte media del pliegue de la ingle. La presión se hace sobre la arteria femoral. Esta
presión disminuye la hemorragia en muslo, pierna y pie.

- Hemorragia en cabeza-cuello. Con el dedo pulgar en la arteria carótida (en la cara


lateral y zona media del cuello del lado de la hemorragia) y el resto de la mano en la
parte posterior del cuello.

- Hemorragia en hombros.Con el pulgar en la arteria subclavia (en el hueco existente,


próximo al cuello, por encima del extremo de la clavícula, en el lado de la herida) y el
resto de la mano en la parte posterior del hombro.

- Hemorragia en brazos.Con el pulgar en la arteria axilar (en la parte media del hueco
de la axila) y el resto de la mano en la parte posterior de la axila sin levantar el brazo.

- Hemorragia en antebrazo y mano. Con los dedos en la arteria humeral y el resto de


la mano en la parte posterior del brazo, con una ligera elevación del mismo.

No conviene olvidar que esta técnica reduce la irrigación de todo el miembro y no solo
de la herida como sucede en la presión directa.
Por ello:

● Si la hemorragia cesa después de tres minutos de presión, debemos soltar


lentamente el punto de presión directa.
● Si por el contrario continúa, debemos volver a ejercer presión sobre la arteria.

TERCERO:

Torniquete. Siempre debe ser la última opción, y sólo se aplicará si: Fracasan las
medidas anteriores.

- La hemorragia persiste de forma que pueda implicar la pérdida de la vida del


accidentado (por ejemplo en las amputaciones).

- El número de accidentados con lesiones vitales sobrepasa al de socorristas y no se


puede estar atendiendo en todo momento a cada uno de ellos.

Aspectos a tener en cuenta:

Ejecutarlo en el extremo proximal del miembro afectado (lo más cerca posible del tronco
o del abdomen según se trate del brazo o de la pierna respectivamente).

Utilizar una banda ancha. Anotar la hora de colocación.

Ejercer sólo la presión necesaria para detener la hemorragia. No aflojarlo nunca.

Ejecución:

● Colocar la venda cuatro dedos por arriba de la herida. Dar dos vueltas alrededor
del miembro.
● Hacer un nudo simple.
● Colocar una vara corta y fuerte y hacer dos nudos más. Girar la vara lentamente
hasta controlar la hemorragia. Trasladar al herido a un centro sanitario.

Hemorragias Internas
Son difíciles de detectar y siempre precisan tratamiento médico urgente.

Podemos sospechar una hemorragia interna por la existencia de fuertes traumatismos


con síntomas y signos de fallo circulatorio:

- Piel pálida fría y sudorosa.


- Pulso débil y rápido.
- Respiración rápida y superficial.
- Inquietud.
- Ansiedad.
- Somnolencia.

Deben tomarse medidas de soporte vital básico (vigilar consciencia, respiración y pulso,
etc.), hasta la llegada de atención especializada o proceder a la evacuación urgente,
preferentemente en ambulancia, controlando siempre los signos vitales (consciencia,
respiración, circulación, etc.).

Hemorragias Internas Exteriorizables por Orificios Naturales

Epixtasis. Es una hemorragia exteriorizada a través de la nariz y suelen ser


consecuencias secundarias de traumatismos sobre la misma, subidas de tensión o
dilataciones de las venas nasales hasta su ruptura.

- Ponerse guantes.

- Efectuar presión directa con los dedos sobre la ventana nasal sangrante contra el
tabique nasal, durante 5-10 minutos, manteniendo siempre la cabeza de la persona
inclinada hacia delante para evitar la aspiración de coágulos.

- Pedir al accidentado que respire por la boca.

- Pasado este tiempo, aliviar la presión y si la hemorragia no ha cesado, introducir una


gasa mojada en agua oxigenada por la fosa nasal sangrante.

- Si no cesa, trasladar a la persona a un centro sanitario sin quitarle la torunda de gasa


y sin que se suene la nariz.

Otorragia. Es la salida de sangre por el oído y signo indirecto de fractura de base de


cráneo en traumatizados.

- No taponar el oído sangrante.

- No limpiar la sangre.

- Soporte vital básico: No dejarle mover la cabeza, no darle de beber ni comer,


abrigarle, vigilar respiración, etc.

- Contactar con servicio especializado de forma urgente.


Los traumatismos son un tipo de lesión muy frecuente que, por otra parte, raramente
ponen en peligro la vida del accidentado, pero sí pueden conducirle a un estado de
shock como consecuencia del dolor. No son prioritarios en la atención de urgencia.

Por otro lado, puede darse la circunstancia de que el accidentado sea un


politraumatizado y tener varios tipos de lesiones, algunas de mayor gravedad que la
traumatológica en sí, que requieran atención prioritaria.

En la actuación ante los traumatismos hay que tener siempre presente tres premisas
básicas:

1. Valorar al accidentado: Signos vitales (conciencia, respiración, circulación, etc.) y


proceder a practicar reanimación cardiopulmonar (R.C.P.) si fuera necesario.

2. Ante lesiones traumáticas, inmovilizar la zona afectada.

3. Trasladar en condiciones adecuadas. Más adelante se explica cómo debe


transportarse al accidentado en función de la lesión y su localización.

Conceptos

Los traumatismos son lesiones de tejidos causadas por agentes mecánicos,


generalmente externos.

Los componentes fundamentales del aparato locomotor son: Los huesos, los músculos,
los tendones, los ligamentos y las articulaciones.

Los huesos conforman el esqueleto que, además de servir como armazón del
organismo, actúa como protector envolviendo a órganos vitales:

- El cráneo: En su interior se aloja el cerebro.

- La columna vertebral: Protege a la médula espinal.

- La caja torácica: Delimitada por las costillas que se unen por detrás a las vértebras y
por delante al esternón, protege al corazón, pulmones y grandes vasos.

- La pelvis: Protege a la vejiga, el recto y el útero.

- Los huesos de las extremidades: Conforman el armazón, soportan el peso del cuerpo
y facilitan su movimiento.

Las articulaciones permiten la unión entre dos o más huesos facilitando el movimiento.
En su interior, el líquido articular facilita el desplazamiento de las superficies articulares
de los extremos óseos que se articulan y los meniscos protegen dichos extremos óseos.

Los ligamentos, entre otras funciones, mantienen estables las articulaciones. Los
tendones actúan traccionando o relajando los músculos.

Los músculos, que rodean a los huesos, son los motores del movimiento mediante sus
contracciones y relajaciones.

Todas estas estructuras pueden resultar dañadas en los traumatismos, dando lugar a
distintos tipos de lesiones de las que, a continuación, se tratan las más relevantes.

Valoración del Paciente Traumático

El examen primario comienza con una mirada simultánea o global de la respiración,


circulación y estado neurológico del paciente e identificar cualquier problema externo
evidente y obvio con la respiración, hemorragia o grandes deformidades. Mientras se
aproxima al paciente, se puede ver tanto si el paciente está respirando, como si el
paciente está despierto o no responde, como si el paciente se está sosteniendo por sí
mismo y si se mueve espontáneamente.

Una vez al lado del paciente o víctima, se le puede hablar para comprobar su nivel de
consciencia, ventilación y pulso, permitiendo evaluar la presencia, calidad y frecuencia
de la actividad respiratoria y circulatoria. Simultáneamente puede sentir la temperatura y
humedad de la piel. La respuesta verbal del paciente indica el estado global de la vía
aérea, tanto si la ventilación es normal o laboriosa.

A continuación se procede a consultarle dónde se encuentra el dolor para que indique la


localización y los puntos cercanos a la lesión.

Durante este tiempo, se ha realizado una exploración visual general, tomando los
primeros escasos segundos para una valoración global del paciente, de su condición y
una valoración de su estado de salud.

Traumatismos Tóraco-Abdominales

Bajo este nombre englobamos todos aquellos traumatismos que producen lesiones en
el tórax y en algunos de los órganos que contiene.

Pueden comprometer la función respiratoria y la función cardiaca, por lo que implica un


riesgo vital para la víctima.

Lesiones cerradas:

- No hay alteración de la piel ni de la pared torácica.


- Fractura de costillas y esternón.
- Contusiones torácicas y pulmonares.
- Rotura traqueobronquial y diafragmática.
- Contusiones y laceraciones del pulmón y del corazón.
Lesiones abiertas:

Existe comunicación entre el interior y el exterior de la cavidad torácica:

- Heridas penetrantes.
- Heridas abiertas.

Actuación en Traumatismos Torácicos

● Colocar a la víctima semiincorporada.


● Si sospecha de lesión pulmonar, apoyar al lesionado sobre el lado afectado,
cosa que facilitará la respiración con el pulmón no afectado.
● Administrar O2.
● Activar SEM (Servicios de Emergencias) y traslado urgente.
● Vigilar continuamente las constantes vitales y actuar en consecuencia.
● Si hay un objeto clavado, muy importante no tocarlo e inmovilizarlo.
● Si nos encontramos con un neumotórax abierto. Sellar la herida con un apósito
impermeable para que no entre ni aire ni gérmenes dejando uno de los lados del
apósito abierto para facilitar la salida de aire y evitar la entrada.

Cualquier alteración que se produzca en la cavidad abdominal a consecuencia de un


impacto o agresión externa.

Los traumatismos abdominales pueden comprometer diferentes órganos contenidos en


el abdomen que forman parte del sistema digestivo, vasos sanguíneos grandes, sistema
urinario y sistema endocrino.

Actuación en Traumatismos Abdominales

Aunque desde el punto de vista anatómico el abdomen tiene otra topografía, desde el
punto de vista clínico y funcional, cualquier herida o trauma que incida entre las mamilas
y el pubis, así como las lesiones en los flancos o en la espalda, puede originar graves
daños en los órganos abdominales. Por otra parte, todo paciente con traumatismo
abdominal puede presentar lesiones en múltiples órganos abdominales y, por tanto,
debe ser considerado como un paciente politraumatizado grave o potencialmente grave
desde el inicio de la asistencia.

Los accidentes de tráfico son responsables de, al menos, el 60% de los traumatismos
abdominales. En el 20% de ellos se encuentra algún tipo de afectación abdominal. Por
otra parte, hasta un 44% de las muertes tardías en politraumatizados se deben a
lesiones de abdomen graves. La principal causa de muerte en las primeras horas
post-trauma es el shock hipovolémico por sangrado masivo tras rotura de grandes
vasos (aorta, cava inferior, tronco mesentérico, tronco celiaco,...) o por lesiones
destructivas de órganos macizos (bazo, hígado, riñón...). En segunda instancia la
principal causa de muerte en estos pacientes es la sepsis por perforación o rotura de
asas intestinales o estómago, así como secundaria a necrosis de zonas del tracto
digestivo contusionadas. En nuestro caso, la asistencia irá encaminada a la
estabilización hemodinámica del paciente, para proceder a su traslado a un centro útil lo
antes posible, ya que la exploración abdominal es en muchos casos anodina (entre un
20-30% de los casos de hemoperitoneo severo presentan una exploración normal).

La clasificación más aceptada para los traumas de abdomen los divide en abiertos o
cerrados, según impliquen heridas abiertas o contusiones de distinta intensidad

Traumatismos cerrados:

Representan el 80-90% de los casos, siendo la causa más frecuente los accidentes de
tráfico (68%). La piel no presenta pérdida de solución de continuidad, por lo que las
lesiones son producidas principalmente por tres mecanismos:

1. Aumento de la presión abdominal: Produce lesiones por estallido. Es el mecanismo


típico del cinturón de seguridad.
2. Compresión: Se producen lesiones por aplastamiento.
3. Desaceleración: La desaceleración brusca puede producir desgarros en los vasos,
mesenterio y en los distintos puntos de anclaje de los órganos abdominales.

Traumatismos abiertos:

La piel presenta pérdida de solución de continuidad (heridas). Se dividen en varios


tipos:

1. Por arma blanca


2. Por arma de fuego
3. Heridas por asta de toro
4. Otros (accidentes laborales, empalamientos,...)

El tipo de lesión producida en el trauma está íntimamente relacionado con el


mecanismo causante. Por ejemplo, en los traumas cerrados es típico encontrar lesiones
en hígado, bazo y riñones, generalmente por estallido, o desgarros parciales o totales.
Sin embargo, en las heridas penetrantes los órganos que con más frecuencia se ven
afectados son el hígado, intestino delgado, cólon y estómago. Tipos especiales de
lesiones a tener en cuenta son las heridas por asta de toro, ya que pueden existir varios
trayectos de la herida, de diversa intensidad, con desgarro de los tejidos adyacentes y
rotura de grandes vasos, así como el empalamiento, que puede provocar lesiones en
órganos macizos, desgarros en distintos puntos y rotura de grandes vasos al mismo
tiempo.

Actuaciones:

● Activar SEM.
● Si hay un objeto clavado es importante no tocarlo e inmovilizarlo.
● Si hay salida de vísceras no reintroducirlas, se podría provocar una infección en
el peritoneo. Tapar las vísceras con gasas estériles húmedas y fijarlo.
● Mantener víctima estirada con las piernas flexionadas.
● Control de signos vitales y actuar en consecuencia.

● Traumatismo Cráneo-Encefálicos (TCE)

Traumatismo de los componentes craneales o intracraneales producidos por un agente


mecánico externo en movimiento que golpea el cuerpo, o bien por el propio cuerpo que
se desplaza con velocidad y golpea contra algo inmóvil (precipitación) que afecta de
forma directa (misma zona golpeada) o indirecta, es decir, compresión del cerebro
contra cráneo (aceleración-desaceleración).

Es una de las principales causas de muerte y de invalidez, generalmente tras


accidentes de tráfico; también accidentes laborales, etc.

Consecuencias TCE:

Una de las primeras consecuencias de un TCE es la pérdida de conciencia; la duración


y el grado de ésta es uno de los indicadores más significativos de la gravedad del
traumatismo. Tras la recuperación progresiva del nivel de conciencia y de la orientación,
la mayoría de los pacientes presenta gran diversidad de secuelas físicas, cognitivas y
de comportamiento que varían en su naturaleza y gravedad, en función de la extensión
y localización del daño cerebral, así como de las características de personalidad e
inteligencia previas del afectado.

A pesar de esta diversidad puede decirse que existe un patrón de afectación específico
asociado a lesiones cerebrales focales que implican los lóbulos frontales y temporales.
Por esto, las alteraciones cognitivas más relevantes y que aparecen más a menudo son
los problemas de regulación y control de la conducta, dificultades de abstracción y
resolución de problemas, trastornos de aprendizaje y memoria, así como alteraciones
en el ámbito de la personalidad y el ajuste emocional. Las alteraciones físicas
comprenden alteraciones motoras (movilidad, lenguaje) y/o sensoriales (visión, la
audición, el tacto y el gusto).

TIPOS DE LESIONES

Existen dos procesos diferentes involucrados en la mayoría de los TCE: una lesión
primaria, que es causada directamente por el propio impacto y un conjunto de lesiones
secundarias, que son el resultado de las complicaciones locales y de otros sistemas
corporales.

Dentro de las lesiones primarias podemos distinguir:

● Lesiones abiertas o penetrantes, en las que algún objeto fractura el cráneo,


penetra en el cerebro y lesiona el tejido cerebral a su paso.
● Lesiones cerradas, que se producen cuando el cerebro, debido al impacto, se
ve sometido a fuerzas de aceleración y desaceleración, que dañan las
conexiones nerviosas. En este tipo de lesiones el cerebro es sacudido
violentamente hacia delante y hacia detrás (golpe-contragolpe), chocando con la
parte anterior y posterior del cráneo, así como con el resto de relieves óseos que
encuentra a su paso. Este movimiento genera normalmente lesiones en los
lóbulos frontales, en el lóbulo occipital y en los temporales. Además, como
consecuencia del TCE, se genera en el interior del cráneo una fuerza de rotación
que afecta a los axones de las neuronas (sustancia blanca), alterando la
comunicación entre las distintas áreas cerebrales; es lo que denominamos daño
axonal difuso.

Las lesiones secundarias son aquellas que tiene lugar minutos, horas o días después
del accidente. Es por esto que las medidas médicas deben dirigirse directamente a
prevenir, diagnosticar y tratar estos efectos desencadenados por la lesión inicial. Entre
ellas destacamos: hemorragias, edema cerebral, hipoxias (falta de oxígeno en el tejido
cerebral), infecciones, aumento de la presión intracraneal, hidrocefalias, etc.

Lesiones del Cuero Cabelludo

Las lesiones en cuero cabelludo o pueden ir desde heridas simples y hematomas hasta
arrancamiento de todas sus capas exponiéndose así el hueso. Estas heridas pueden
sangrar mucho y conducir a un shock hipovolémico.

Síntomas:

● Hemorragia.

Dependiendo del grado de afectación del sistema nervioso veremos trastornos ligeros
de la consciencia llegando hasta el coma, dificultad motora, desorientación, trastornos
del equilibrio, de la respiración...

Actuación

● Si no existe lesión encefálica asociada realizaremos, tras la valoración primaria


de la víctima, un vendaje compresivo para detener la hemorragia.
● Trasladar a la víctima a un centro sanitario, valorándola continuamente hasta la
llegada de los SEM.

Lesión en Cráneo

Fractura de la bóveda craneal:Desde una simple fisura ósea hasta fracturas múltiples
con hundimiento de la superficie ósea.

Las fracturas simples deben ser valoradas en un centro sanitario pero no suelen
requerir tratamiento específico. Sin embargo pueden complicarse si lesionan los vasos
sanguíneos de la pared interna del cráneo dando lugar a hematomas cerebrales.
Las fracturas deprimidas suelen producir signos neurológicos como pérdida de
consciencia y convulsiones: precisan tratamiento quirúrgico urgente.

Fracturas de base de cráneo: Se sospecharán por la presencia de diferentes signos:

Fracturas fosa craneal anterior:Hematomas debajo del ojo (signo de mapache),


epistaxis, rinorrea con LCR,…

Fractura de fosa craneal media:Hematomas detrás de las orejas, otorragia, salida de


LCR por oído, etc.

Lesiones Encefálicas

Constituyen la complicación más grave de los TCE. Generalmente están causados por
mecanismos de aceleración, desaceleración o rotación rápida mediante los cuales el
cerebro se golpea contra el cráneo.

Conmoción:

Pérdida de conciencia leve y período de amnesia corto. No déficit neurológico ni daño


anatómico.

Contusión:

Desplazamiento del encéfalo. Siempre existe daño neurológico.

La gravedad dependerá de la localización y extensión de la zona dañada.

TCE grave: con lesión de los vasos sanguíneos, produciéndose una hemorragia
cerebral, y de las células cerebrales, produciéndose una inflamación cerebral o edema.

Síntomas:

● Alteración de la consciencia.
● Alteración pupilar.
● Alteraciones de la respiración, irregular, lenta y con pausas.
● Convulsiones.
● Vómito en “escopetazo”.
● Cefalea.
● Rigidez nuca.
● Alteración de la movilidad (hemiplegia, paraplegia).
● Amnesia retrógrada o postraumática.
● Puede presentar shock neurogénico, con pulso lento.
● Puede aparecer parada respiratoria.
Actuación:

● Activar cadena de supervivencia.


● Valoración primaria y secundaria.
● Abrir la vía aérea si no responde a estímulos.
● Dar O2 al 100% para prevenir el edema cerebral.
● Control de hemorragias y de aparición de shock.
● No taponar la otorragia o epistaxis.
● Inmovilizar y trasladar a la víctima con las técnicas de movilización, con la
cabeza neutra y con collarín cervical.
● Continuar valoración hasta llegada de SEM.
● Traumatismos de la Columna Vertebral

La importancia de estas lesiones no radica en la fractura ósea de la misma sino en la


lesión medular que puede causar.

Sospecha Lesión Medular

Politraumatizados: Un 5% suele tener lesión medular asociada. TCE, faciales o por


encima clavículas: también un 5%.

Accidentes por tirarse de cabeza en piscina o al precipitarse desde cierta altura.

Accidentes de vehículos a altas velocidades, con aceleración o desaceleración brusca


(“latigazo”).

Lesiones por arma de fuego o punzante en columna vertebral.

Cualquier traumatizado que refiera dolor en la región de la columna y/o alteración


motora y/o sensitiva.

En todos estos casos hay que tratar a la víctima como si padeciese una lesión medular
y actuar en consecuencia, evitando movilizaciones inadecuadas. Más de un 10% de
sujetos con lesión vertebral tiene lesiones secundarias a causa de una inmovilización
incorrecta.

Síntomas:

- Dolor localizado en el punto de lesión. Se puede irradiar si afecta a algún nervio.


- Rigidez muscular.
- Posibilidad de pérdida de movilidad y/o sensibilidad de las extremidades, sobre todo
las inferiores por lesión medular.

Los síntomas pueden aparecer más tarde.

La lesión ósea presentará inflamación y edema que puede afectar el interior del canal
medular y producir una lesión medular.

Puede aparecer shock neurogénico: presenta pulso lento. Puede presentar parada
respiratoria.

Actuación:

● Tener presente la conducta P.A.S.


● Evaluación y actuación según prioridad de las lesiones. Inmovilización: no tocar
o mover al herido, salvo fuerza mayor.
● Si está consciente, indicarle que debe permanecer inmóvil.
● No limpiar la sangre del oído, en su caso.
● Pedir una ambulancia, para trasladarlo en condiciones adecuadas.
● Permanecer a su lado, controlando consciencia, respiración y pulso, abrigarlo
para que no se enfríe y darle apoyo psicológico.
● En caso de tener que movilizarlo, se debe intentar evitar cualquier movimiento
que provoque, agrave o haga definitiva una lesión medular.

Algunas premisas de actuación serían:

● No provocar la flexión de su espalda, no doblar nunca al herido, no hacerle


sentarse, ni transportarlo cogiéndolo de las axilas y rodillas.
● No flexionarle ni girarle la cabeza.
● Moverle lo imprescindible, y siempre formando un BLOQUE RÍGIDO
“cabeza-cuello- tronco-extremidades”.
● Los movimientos deben ser suaves y sincronizados.
● Trasladar al herido sobre superficie dura (camilla, tablón, puerta) acostado boca
arriba, rellenando los huecos con almohadas u otros elementos blandos.
● Para colocar al herido en la camilla se necesitan como mínimo cuatro personas
(lo ideal serían al menos cinco): mientras tres o cuatro sujetan y elevan con
movimientos suaves y sincronizados el cuerpo en bloque, otra deslizará la
camilla debajo del cuerpo.
● Si no disponemos de estos medios, sólo moveremos al accidentado si es
imprescindible.
● Acompañarle en todo momento, controlando sus constantes vitales (consciencia,
respiración, pulso, etc.) periódicamente.

Recursos Materiales para Realizar Inmovilizaciones

El objetivo es reducir el movimiento, evitar el empeoramiento de la fractura, prevenir


complicaciones por daños de estructuras vecinas, aliviar el dolor y evitar el shock.

Tranquilizar al accidentado y explicarle cualquier maniobra que tengamos que realizar


antes de llevarla a cabo.

Quitarle anillos, relojes, descubrir de ropa la zona afectada, cortándola si fuera preciso.
Inmovilizar: Colocar una férula.

- Utilizar el cuerpo del accidentado como soporte con ayuda de pañuelos en forma de
vendas, pañuelos triangulares, etc. Ejemplos: Fractura de clavícula, de dedos de la
mano, de extremidad inferior, etc.

- Utilizar elementos rígidos o férulas, que pueden ser improvisadas con tablas, palos,
cartón, etc.

- Inmovilizar en posición funcional (si se puede) y con los dedos visibles.

- Colocar material de amortiguación entre férula y superficie corporal: algodón, tela, etc.

- Sujetar en tres o cuatro sitios, inmovilizando siempre las articulaciones proximal y


distal para asegurar que la zona fracturada no se mueva.

- No sujetar en el lugar de la fractura.

- Comprobar periódicamente que no interrumpe la circulación sanguínea (color violáceo


de los dedos, piel fría, dolor, etc.): no apretar.

- Evacuar siempre a un centro hospitalario. NUNCA reducir la fractura.

● Traumatismos en Extremidades: Abiertos, Cerrados

Las lesiones traumáticas que nos podemos encontrar en las extremidades son:

- Esguince.
- Luxación.
- Fractura.

Esguince

Lesión en la que los ligamentos de una articulación, tras una separación momentánea
de las superficies articulares por un movimiento forzado, sufren una distensión o rotura.

La lesión puede ser desde un estiramiento hasta un desgarro o una rotura completa de
las fibras articulares.

Síntomas:

● Dolor: localizado en el punto de la lesión.


● Inflamación: en la zona.
● Impotencia funcional: dificultad para seguir haciendo el movimiento articular, más
o menos manifestada, según la importancia de la lesión.
● Puede aparecer equimosis.

Actuación:
● Mantener la extremidad afectada elevada y en reposo total.
● En los momentos iniciales, aplicación de frío local sobre la zona.
● Inmovilizar la articulación afectada.
● Derivar a centro sanitario para diagnóstico y tratamiento adecuado.

● Luxación

Lesión en la que se produce una separación mantenida entre las superficies articulares,
es decir, las dos superficies articulares pierden contacto. Esta lesión también supone
una lesión en la cápsula y los ligamentos que la rodean. También podemos hablar de
subluxación si la pérdida de contacto es incompleta.

El mecanismo de producción puede ser tanto una caída o un impacto como un


estiramiento forzado.

Síntomas:

● Dolor: Intenso, como consecuencia de la tensión sufrida por los ligamentos y


fibras musculares inflamación de la articulación.
● Deformidad, causada por el movimiento de las superficies articulares. Se valora
por simetría con la otra extremidad.
● Impotencia funcional ya que articulación ha perdido su función.
● Hematoma.

Actuación:

● Inmovilizar la articulación afectada tal y como se encuentra. Nunca se debe


intentar reducir, es decir, recolocar la articulación ya que podríamos causar
lesiones en el sistema vascular y nervioso y agravar la situación. Ha de ser
realizado por manos expertas.
● Valorar la sensibilidad y pulso de la articulación afectada ya que el extremo del
hueso desplazado podría comprimir vasos sanguíneos y nervios, produciendo
una parálisis o déficit de riego sanguíneo de la zona afectada. Si esto fuera así,
el traslado debe realizarse lo más rápido posible.
● Trasladar a la víctima a un centro sanitario donde se aplicará tratamiento
definitivo.

Fractura

Pérdida de continuidad de un hueso. Puede ser:

Simple: Traumatismo es suficientemente violento para producir la fractura de cualquier


hueso

Patológica: Se origina en un hueso afectado por alguna enfermedad, por lo que la


fractura puede producirse sin necesidad de un traumatismo

Incompleta: El trazado de la fractura no afecta a todo el perímetro del hueso. Estas se


llaman fisuras.

Completa: Afecta a todo el espesor del hueso y lo divide en dos o más fragmentos.
Estas fracturas pueden ser:

Transversales: Línea de fractura es transversal. Suelen estar producidas por contusión


directa

Oblicuas: Línea de fractura es oblicua. Suelen estar producidas por la flexión del hueso

Espiroidales: Siguen una línea oblicua que gira alrededor del hueso acabando en punta.
Producidas por torsión.

Conminuta: Produce diversos fragmentos pequeños de huesos.

Cerrada: El hueso se rompe y la piel que recubre la extremidad se mantiene intacta.

Abierta: La piel de la extremidad también se rompe y produce una herida cercana al


punto de fractura y comporta riesgos y complicaciones como:

- Infección de la punta del hueso y de los tejidos lesionados.


- Hemorragia.

Lesión de las estructuras vecinas a la fractura. Pueden ser:

De dentro a fuera: Los fragmentos de hueso han perforado la piel. Herida suele ser
pequeña y limpia.

De fuera a dentro: El agente causante de la fractura lesiona la piel y partes blandas.


Herida suele ser grande, sucia y con bordes irregulares.
Síntomas:

- Dolor: Intenso que aumenta con la movilización de la extremidad.


- Inflamación: Que aumenta con el tiempo.
- Deformidad: Acortamiento de la extremidad.
- Impotencia funcional que depende del hueso lesionado.
- Hematoma o hemorragia.

Herida si es abierta. Actuación:

- Valoración primaria y secundaria de la víctima, valorando especialmente la zona


afectada, el dolor y la localización.

- Palpar la zona afectada. Si es necesario, apartar la ropa de la zona para facilitar el


examen de la lesión.

- Retirar los objetos que puedan dificultar la circulación, como relojes, anillos...

- Comprobar la existencia de pulso en la parte más lejana de la extremidad lesionada.


La ausencia de pulso agrava el pronóstico.

- Comprobar las asimetrías que puedan existir respecto a la otra extremidad observando
la movilidad, la forma, la coloración, la temperatura y la sensibilidad.

- Inmovilizar la extremidad lesionada con férulas, vendajes o material alternativo.

Es importante tener presente lo siguiente:

No mover a la víctima de donde se encuentre salvo que exista un riesgo, por lo que
procederemos a trasladarla utilizando las técnicas específicas de movilización de
pacientes.

Nunca intentar reducir, recolocar, la extremidad si existen deformidades, podríamos


causar lesiones vasculares o nerviosas importantes; para inmovilizar utilizaremos
algodón o prendas de ropa para rellenar los huecos.

Ante una fractura abierta nunca reintroducir el hueso. Primero intentar controlar la
hemorragia, cubrir con gasas estériles y proceder a inmovilizar la extremidad.

Para comprobar la longitud necesaria en una férula debemos tener en cuenta que su
tamaño debe ser capaz de inmovilizar tanto la articulación que se encuentra por encima
como la que está por debajo de la zona de la lesión.

Hay zonas donde no se pueden utilizar férulas por lo que usaremos material más
adecuado como cabestrillos o vendajes triangulares, etc.

Acabar la valoración secundaria. Hay que tener en cuenta que si existe hemorragia, ya
sea interna o externa la víctima puede entrar en shock hipovolémico por lo que habrá
que realizar una valoración continua de los posibles signos y síntomas de esta
complicación.

Trasladar a la víctima a un centro hospitalario, con mayor o menor urgencia.

Traumatismos en Partes Blandas: Contusiones, Heridas Contusiones

Son lesiones de tejidos blandos causadas por el golpe directo de un agente externo.

Síntomas:

- Dolor.
- Inflamación.
- Enrojecimiento de la piel.
- Según la localización, discreta impotencia funcional por el dolor.

Actuación:

- Aplicar hielo o paños humedecidos con agua fría sobre la zona afectada, durante
periodos de 10 minutos con periodos de entre 15 y 20 minutos de descanso.
- Reposo y elevación de la zona afectada.
- Si aparece una deformidad de la zona: no manipular.
- En contusiones graves, inmovilizar la zona y evacuar al herido a un Centro
hospitalario.

Heridas

Discontinuidad de la piel. Al romperse la misma, su capacidad protectora disminuye y se


incrementa el riesgo de infección.

Tipos de heridas. Atendiendo al mecanismo u objeto que las produce, se pueden


clasificar del siguiente modo:

- Heridas Incisas: Los objetos que las producen tienen filo. Bordes regulares limpios.
Sangran mucho. Poco profundas. Se infectan poco.

- Heridas Punzantes: Causadas por objetos con punta. Son pequeñas y profundas.
Sangran poco. Se infectan mucho.
- Heridas Contusas: Producidas por golpes de objetos que no tienen ni punta ni filo
(puñetazo, martillazo…). De bordes y sangrado irregular. Se suelen infectar y complicar.

Síntomas:

- Dolor: Sobre todo en las sufridas en cara y manos.


- Hemorragia: Arterial, venosa o capilar por destrucción de los vasos
sanguíneos.
- Separación de los bordes de la piel afectada.

Factores de gravedad:

- Extensión: A mayor extensión, mayor gravedad.

- Profundidad: Más graves cuanto más profundas sean.

- Localización: Las más graves suelen ser las localizadas en manos, orificios naturales,
tórax, abdomen y articulaciones.

- Suciedad: La presencia de cuerpos extraños y suciedad hacen más graves las


heridas.

Actuación:

- Preparar gasas, antiséptico, tiritas, guantes, desinfectar pinzas y tijeras (limpiándolas


con una gasa empapada en alcohol y luego secándola con otra estéril), etc., todo sobre
una superficie limpia.

- Lavado de manos con agua y jabón. Ponerse guantes desechables.

- Descubrir la herida: Recortar pelo, cabello, etc.

- Lavarla con abundante agua y jabón o con un antiséptico. Limpiarla con gasas
estériles desde el centro hacia la periferia.

- Si se observan cuerpos extraños sueltos (tierra, piedrecillas, etc.), retirarlos realizando


un lavado a chorro con suero fisiológico para arrastrarlos y/o con la ayuda de gasas
estériles o pinzas. Si están incrustados no retirarlos.

- Secar la herida adecuadamente con unas gasas desde el centro de la misma hacia la
periferia.

- Aplicar un antiséptico tipo povidona yodada.

- Cubrir la herida con un apósito estéril: Usar las pinzas y nunca aplicar la gasa sobre la
herida por la cara con la que se contacta para sujetarla.

- Fijar el apósito con esparadrapo o vendas.


- Si el apósito se empapa de sangre, colocar otro encima sin retirar el primero.

Ante cualquier herida que no sea eminentemente superficial, tras limpiarla y cubrirla con
un apósito estéril, se debe trasladar al herido a un centro asistencial: podría requerirse
sutura.

Siempre al finalizar, tras quitarse los guantes, es imprescindible lavarse las manos.

● Orden de Actuación

La actuación en caso de auxilio a un herido no solo va encaminada a salvarle la vida,


sino que también pretende que las lesiones producidas no se agraven por un hacer
desafortunado o por ausencia de cuidados.

Orden de actuación PAS

La primera hora después del accidente es vital. Es fundamental no precipitarse y


mantener la calma. El nerviosismo solo puede contribuir a incrementar la confusión. Por
ello, existe una norma básica, denominada PAS, Proteger, Alertar, Socorrer. Se trata de
un protocolo flexible que se ha establecido para evitar olvidar cosas tan importantes
como la seguridad o el aviso a los servicios de emergencia.

Autoprotección

Es fundamental que el auxiliador no se exponga a ningún peligro a la hora de actuar y


pueda sufrir un nuevo accidente.

Debe detenerse en cuanto sea posible, pero evitando crear un nuevo peligro para la
circulación.

Inmovilizar el vehículo de forma adecuada.

Utilizar el chaleco reflectante. El conductor debe ponérselo antes de bajarse del


vehículo, por lo que conviene llevarlo a mano, dentro del mismo.

No invadir la calzada. Si fuera inevitable, los peatones deben ir provistos de un


elemento luminoso o retrorreflectante homologado, visible a 150 m por los conductores
que se aproximen, de noche o en condiciones de visibilidad reducida.

Protección del lugar del accidente


Es prioritario restablecer o mantener la seguridad de la circulación. El conductor no
implicado en el accidente, cuando se detenga para prestar servicio, debe inmovilizar el
vehículo fuera de la calzada y de la parte transitable del arcén siempre que sea posible.
Una vez detenido el vehículo, parar el motor y cortar el encendido.

Los conductores de los vehículos implicados en el accidente deben cortar el encendido


de los vehículos, si fuera necesario y factible, y señalizar convenientemente el obstáculo
creado para advertir a los demás usuarios de la vía:

Conectando la señal de emergencia, tanto de día como de noche.

Encendiendo las luces de posición, de noche y en condiciones de visibilidad reducida.

Colocando los triángulos de preseñalización de peligro a 50 m como mínimo, visibles


desde 100 m como mínimo por los conductores de los demás vehículos que se
aproximen, uno por delante y otro por detrás del obstáculo.

Se debe iluminar la escena del accidente, si fuera necesario con las luces de otro
vehículo colocado fuera de la calzada sin deslumbrar al resto de usuarios y, además,
retirar de la calzada los posibles obstáculos para la circulación, pudiendo utilizar el
arcén o la mediana, si fuera necesario.

Hay que evitar modificar el estado de las cosas y las pruebas que puedan ser útiles
para determinar la responsabilidad del accidente, salvo que el no hacerlo perjudique la
seguridad de los heridos o de la circulación. Si hay alguna persona muerta, o herida
grave, no se debe modificar nada.

Protección de las Víctimas

Lo primero que hay que hacer es intentar acceder hasta la proximidad de las víctimas
para conocer su estado. Es importante permanecer junto a ellas en todo momento y
establecer un ambiente de seguridad, explicándoles que la ayuda sanitaria ya está en
camino.
Bajo ningún concepto se debe sacar a los heridos del vehículo ni moverlos, salvo que
sea totalmente necesario –como en el caso de riesgo de incendio, por ejemplo-. Si es
necesario hacerlo, hay que moverlos entre varios auxiliadores como si se tratara de un
bloque rígido, manteniendo aliado siempre el eje cabeza-cuello-tronco del herido.

El transporte de heridos a un hospital debe hacerse en vehículos especialmente


destinados para tal fin y por personal profesional. Solo en casos excepcionales se
deberá trasladar al herido en vehículo particular, en cuyo caso debe hacerse a velocidad
moderada y respetando todas las normas de circulación.

Alertar y Avisar al 112

Inmediatamente después de haber establecido la seguridad del lugar del accidente, hay
que avisar a los servicios de emergencia a través del 112 para recabar cuanto antes
auxilio sanitario especializado. La llamada-aviso al 112 es la base de la cadena
asistencial en caso de accidente, ya que la supervivencia del herido depende de la
rapidez con la que se realice la llamada y de la información que se facilite a través de
ella. En dicha información debe constar la identificación –teléfono de contacto-,
localización del lugar del accidente, número de heridos y gravedad de los mismos,
estado, características y número de vehículos implicados así como circunstancias
especiales que pudieran darse y fuera relevante para los servicios de emergencia.

Socorrer

¿Qué NO HACER ante un herido en accidente de circulación?

No dar de beber a los heridos como norma general, ni siquiera agua.

No retirar el casco a un motorista, a no ser que se conozcan las técnicas de extracción y


sea necesario.

No dar medicamentos a los heridos, ni aplicar pomadas, cremas u otros productos


similares en heridas o quemaduras, para no ensuciarlas.

¿Qué HACER ante un herido en accidente de circulación?

Hacer una valoración rápida de la situación de los heridos para reconocer aquellas
situaciones que pueden suponer una amenaza inmediata para la vida del accidentado.

Actuar con rapidez –pero con serenidad-, manteniendo un ambiente de seguridad.

Hasta la llegada de los servicios de emergencia, observar la situación de los heridos y,


si es necesario, realizar aquellas actuaciones que puedan evitar una amenaza
inmediata para la vida del accidentado.

Prestar a los heridos auxilio, según las circunstancias y gravedad de los mismos, y no
en función del que más ayuda reclame o más grite. Hay que dirigir la atención y ayuda,
en primer lugar, hacia las víctimas inconscientes o con dificultades respiratorias graves
o con hemorragias masivas.

Proteger el cuello de los heridos en todo momento de movimientos bruscos. Aflojar las
prendas y ropas que puedan oprimir el cuello y las vías respiratorias.

Tapar a los heridos incluso en verano, para que no pierdan calor corporal.

Evitar que los heridos anden. Es mejor que permanezcan en posiciones estables, sin
moverse, salvo cuando sea necesario colocarlos en posición lateral de seguridad o en
otra posición que les beneficie según su estado físico.

Ante un herido en accidente de circulación, el auxiliador tiene que valorar el estado de


consciencia del accidentado, su respiración y si tiene circulación sanguínea. Estas tres
funciones son vitales para el herido. Si falla alguna de ellas, urge la ayuda sanitaria.

Clasificación de Heridos en el Accidente

Es necesario proceder a la evaluación de los heridos para establecer un orden de


prioridad en la actuación. La prioridad de actuación se clasifica según los resultados de:

Una evaluación primaria, en la que hay que asegurar el funcionamiento de las


funciones vitales del accidentado, identificando aquellos estados que puedan suponer
una amenaza inmediata para su vida.

Una evaluación secundaria, que permite ocuparse de otras lesiones que presente el
accidentado, como hemorragias, quemaduras, fracturas, heridas...

La evaluación primaria de los accidentados se hace:

Valorando el estado de consciencia:

Si responde a nuestros estímulos (preguntas, pellizcos, luz en las pupilas) llevar a cabo
una evaluación secundaria en busca de posibles lesiones.

Si NO responde es que está inconsciente, y hay que comprobar si respira.

Comprobando la respiración:

Ver si su pecho sube o baja, intentar sentir si sale aire por la boca o la nariz del herido.

Oir cómo respira (respiración ruidosa como un ronquido). Si el accidentado NO respira,


hay que iniciar la “respiración artificial” (realizar el “boca a boca”, a 10 ventilaciones por
minuto).
Comprobando la circulación sanguínea:

Buscar el pulso carótideo, en el cuello (si no es posible acceder a él, buscaremos el


pulso radial o femoral). El corazón de un adulto late aproximadamente 60 a 80 veces
por minuto.

Si percibe que hay pulso, siga con la “respiración artificial”. Si NO tiene pulso y NO
respira, se pasa a la “respiración cardio-pulmonar”

Comprobar si tiene hemorragias y manifestaciones de shock.

La evaluación básica o primaria de un accidentado consiste en comprobar su estado de


conciencia, si respira y si tiene pulso.

● Lesiones Producidas por Calor: Insolación, Agotamiento por Calor, Golpe


de Calor, Quemaduras

El fallo en los mecanismos de regulación del organismo dará lugar a los diferentes
grados de afectación del exceso de calor en el ser humano.

Insolación

Una de las enfermedades más comunes en los meses de calor es la insolación.

Síntomas:

- Congestión en la cara.
- Dolor de cabeza.
- Respiración rápida.
- Pulso débil.
- Convulsiones y delirio.
- Fiebre (se presenta tardíamente).
- Sudoración.

Actuación:

- Colocar al paciente en un lugar fresco con la cabeza alta y boca arriba. Colocar
compresas frías y húmedas en la frente.

- Colocar paños fríos en todo el cuerpo si hay fiebre.

- Hacer masajes en las piernas y brazos (si no está quemado).

- Darle de beber agua a temperatura ambiente periódicamente (en un litro de agua


mezclar una cucharadita de sal).

- Si el paciente no mejora, llamar a su servicio de Emergencias Médicas o conducirlo a


un centro asistencial.
Agotamiento por calor

Consecuencia de exposición a un calor excesivo, con pérdida de agua y sales.

Síntomas:

- Piel: pálida, fría, sudorosa.


- Temperatura normal o ligeramente elevada. Pulso rápido, superior a 100.
- Tensión arterial inferior a 100 sistólica.
- Síntomas de shock.
- Respiración rápida.

Actuación:

- Colocar al enfermo tumbado en un ambiente fresco.


- Dar bebida fresca con sales (si está consciente): sorbos de suero

Golpe de calor

Influencia durante largo tiempo de altas temperaturas.

Síntomas:

- Piel: Al principio roja, seca, caliente, no sudorosa. Más adelante, grisácea o azulada.
- Temperatura superior 40º C.
- Dolor de cabeza
- Mareos
- Náuseas.
- Desde trastornos de conciencia a pérdida de conciencia.
- Respiración acelerada.
- Pulso elevado.

Actuación:

- Desnudar al paciente.
- Colocar en un ambiente fresco, posición horizontal, cabeza elevada.
- Duchas de agua fría (20ºC), compresas frías.
- Control continúo de la temperatura, pulso y temperatura rectal (cada 10 minutos).
- Bajar la temperatura a 38,5º C y control cada 10 minutos.
- Impedir la elevación de la temperatura durante el traslado.
- Administrar líquidos fríos.
- Administrar oxígeno

No dar medicamentos contraindicados absolutamente; Opiáceos, adrenalina, sedantes.

Quemaduras
Quemadura es toda lesión local en la piel y en otros tejidos, producida por el calor en
cualquiera de sus formas. Según el agente causante diferenciamos 3 tipos:

Térmicas. Se producen como consecuencia de la exposición a una fuente de calor.


Químicas. Se producen por contacto con algún agente químico corrosivo.
Eléctricas. Son consecuencia del contacto con una corriente eléctrica.

Las quemaduras suelen producirse generalmente por contacto con líquidos muy
calientes (agua, café, aceite), con el fuego (cocinas, calentadores, estufas) o con
objetos a temperaturas elevadas (planchas, hornos, sartenes…).

Las quemaduras son lesiones, como ya se ha mencionado, causadas por calor,


electricidad, radiaciones. Se clasifican:

Quemaduras de primer grado: Afectan a la epidermis (enrojecimiento).

Quemaduras de tercer grado: Afectan a capas más profundas. Llegando al músculo, a


los nervios y a los vasos sanguíneos. En estas no hay dolor, porque las terminaciones
nerviosas han sido destruidas.

Según la extensión se clasifican según la regla de los nueve, dividiendo el cuerpo en


partes o múltiplos de 9.

Actuación ante una quemadura leve

- Se enfría rápidamente en el chorro con agua fría.


- Se cubre la zona con apósitos estériles

Actuación ante una quemadura grave

- Neutralizar la fuente de calor (si es posible). Valoración de la víctima y la quemadura.


- Vigilar las constantes vitales.
- Enfriar la quemadura con agua fría durante al menos 15 minutos, sin aplicar el chorro
directamente sobre la quemadura.
- Se quita la ropa al accidentado exceptuando la adherida a la piel.
- No pinchar las ampollas.
- Cubrir la zona quemada con apósitos estériles.
- Mantener elevadas las extremidades quemadas.
- Si está consciente y no vomita se puede dar agua con sal o bicarbonato.
- Llevar a un Centro Hospitalario.

Observaciones

- Nunca se debe pinchar una ampolla.


- Nunca debe correr una persona con llamas.
- Intentar cubrir con una manta.
- Nunca administrar antisépticos colorados.
- Nunca se vendarán dos superficies quemadas juntas.

● Lesiones producidas por Frío: Hipotermia, Congelaciones Hipotermia

Es una temperatura corporal peligrosamente baja, por debajo de 35ºC. Las personas
con mayores probabilidades de experimentar hipotermia son:

- Muy ancianas o muy jóvenes.


- Padeciendo una enfermedad crónica, en especial quienes sufren de problemas
circulatorios o cardíacos.
- Desnutridas.
- Excesivamente cansadas.
- Bajo los efectos de alcohol o drogas.

La hipotermia ocurre cuando el cuerpo pierde más calor del que puede generar y
generalmente es causada por una prolongada exposición al frío.

Las causas más comunes son:

- Permanecer al aire libre durante el invierno sin protegerse con la suficiente ropa
adecuada.
- Caer de una embarcación en aguas frías.
- Usar ropas húmedas por mucho tiempo cuando hay viento o hace mucho frío.
- Hacer esfuerzos agotadores o no ingerir alimentos o bebidas suficientes en climas
fríos.

A medida que las personas desarrollan hipotermia, sus habilidades para pensar y
moverse a menudo se van perdiendo lentamente. De hecho, es posible que incluso no
sean conscientes de la necesidad de tratamiento de emergencia. Asimismo, una
persona con hipotermia tiene la probabilidad igualmente de sufrir congelación.

Síntomas:

- Somnolencia.
- Debilidad y pérdida de coordinación.
- Piel pálida y fría.
- Confusión.
- Temblor incontrolable (aunque con temperaturas corporales extremadamente bajas el
temblor puede cesar).
- Frecuencia cardíaca y respiratoria lenta.
- Sin tratamiento oportuno, se puede presentar letargo, paro cardíaco, shock y coma.
- La hipotermia puede ser mortal.

Actuación:

Si se presenta cualquier síntoma de hipotermia, especialmente confusión o cambios en


el estado mental, llame de inmediato al número local de emergencias.
Si la persona está inconsciente, examine las vías respiratorias, la respiración y la
circulación. Comience a dar respiración boca a boca o RCP si es necesario. Si la
víctima está respirando a un ritmo de menos de seis respiraciones por minuto, comience
a darle respiración boca a boca.

Lleve a la persona a un área con temperatura ambiente y cúbrala con mantas calientes.
Si no es posible ir hasta un sitio cubierto, retirar a la persona del viento y use una manta
para aislarla del suelo frío. Cubra la cabeza y el cuello de la persona para ayudar a
retener el calor corporal.

Una vez dentro, quítele las ropas húmedas o ajustadas y reemplácelas por ropas secas.

Caliente a la persona. De ser necesario, emplee el cuerpo suyo para ayudarla a


calentarse. Aplique compresas tibias en el cuello, la pared torácica y la ingle. Si la
víctima está despierta y puede tragar con facilidad, bríndele líquidos dulces y calientes,
no alcohólicos, para ayudar con el proceso de calentamiento.

Permanezca con la persona hasta que llegue la ayuda médica.

Congelaciones

La congelación es el daño a la piel y los tejidos internos producidos por un frío extremo
durante un tiempo prolongado. Suele afectar a zonas distales como manos, pies, orejas,
etc. El efecto del frío no sólo produce efectos en la piel; también puede producir
alteraciones en vasos, músculos, órganos, etc. Una persona que presente congelación
también puede presentar hipotermia. Esto último debe ser verificado y, si existe, tratarla
en primer lugar.

Mecanismos de acción. El frío, en un primer momento, provoca una vasoconstricción;


es decir, hace que los vasos sanguíneos se contraigan dando lugar a una disminución
de su calibre y, por tanto, del flujo sanguíneo que circula por dentro de ellos; esta
vasoconstricción es una respuesta defensiva del organismo para disminuir la pérdida de
calor.

A continuación, y como consecuencia de ello, se produce anoxia; esto es, falta de


oxígeno en la sangre, lo que conduce a un enrojecimiento de la zona existiendo una
vasodilatación. Así, los vasos sanguíneos se dilatan aumentando su calibre.
Seguidamente, se produce la aparición de edemas (inflamación) y ampollas.

Clasificación de las congelaciones:

1er grado: Palidez extrema sin dolor al principio. Más tarde, se produce una
concentración de sangre en la parte afectada con sensación de pinchazos.

2º grado: La zona comienza a tomar un color amoratado, con aparición de ampollas o


flictenas, sensación de tensión en la zona y dolor que aumenta con el calor. Tras
secarse las ampollas, aparecen unas costras negras.

3er grado: Se produce la muerte de los tejidos o necrosis; aparecen escaras (zonas
negras bien delimitadas). En ocasiones, en este grado de congelación la amputación de
la zona afectada será la única opción.

Actuación:

- Proteger a la víctima del frío, trasladarla a un lugar cálido y quitarle las prendas
mojadas. Si sufre hipotermia, ésta debe ser tratada en primer lugar; y si el paciente está
consciente, es recomendable ofrecerle bebidas calientes.

- Si se dispone de ayuda médica inmediata, envolver las zonas afectadas en compresas


estériles (sin olvidar separar los dedos de las manos y los pies afectados) y trasladar al
paciente a un servicio de urgencias para tratamiento definitivo.

- Si no se dispone de ayuda médica inmediata, se recomienda recalentar las zonas


afectadas frotando suavemente con las manos, siempre en dirección al corazón. Nunca
se deben utilizar calefactores o chimeneas. Otra opción sería sumergir las zonas
afectadas en agua, aumentando la temperatura poco a poco hasta llegar a los 37 o 38º
centígrados.

- Durante el calentamiento puede presentarse ardor, hinchazón y cambios de color. El


calentamiento es efectivo cuando la piel está suave y retorna la sensibilidad.

- Cubrir con gasas secas y limpias las áreas congeladas, separando los dedos de las
manos y los pies afectados y envolverlas con algodón si se dispone de él.

- Elevar el miembro para evitar el edema.

- Mover las áreas descongeladas lo menos posible.

- La recongelación de las áreas descongeladas puede provocar daños más severos, por
lo que si no podemos garantizar que no se produzca, siempre es preferible demorar el
proceso inicial de recalentamiento.

- Trasladar al paciente tumbado y cubierto con mantas a un servicio de urgencia.

● Picaduras.

Las picaduras y mordeduras son consideradas lesiones superficiales que, inicialmente,


afectan al tejido blando pero que, según sus características, su evolución y la respuesta
orgánica de cada individuo, pueden comprometer todos los sistemas, incluso causar la
muerte si la atención no es rápida y adecuada, especialmente en personas con
reacciones alérgicas graves.
Las picaduras suelen ser pequeñas heridas punzantes producidas principalmente por
insectos, artrópodos o animales marinos que inyectan sustancias tóxicas que en un
principio actúan localmente, pero que pueden causar reacción sistémica (reacción
generalizada del organismo).

Picaduras por serpientes

Las huellas de la mordedura de una serpiente venenosa se caracterizan por la


presencia de pequeños orificios sangrantes (a veces, uno sólo). La distancia entre los
colmillos nos da idea de la profundidad a la que se encuentra el veneno. Las huellas de
la mordedura de una serpiente no venenosa se caracterizan por una serie de puntos
sangrantes en hileras paralelas y superficiales. No se presenta inflamación ni dolor.

Síntomas

Dolor intenso irradiado a toda la extremidad (que cede paulatinamente), inflamación


local y progresiva de la zona, tumefacción o hinchazón de la piel y aumento de calor
local. Se puede alterar el estado general con malestar, sudoración, cefalea, vómitos,
etc.

Actuación

- Colocar al paciente en reposo evitando toda actividad, ya que ésta aumenta la


absorción del veneno.

- Quitar anillos u objetos que puedan apretar.

- Lavar el área afectada con agua y jabón, sin friccionar.

- No colocar hielo ni hacer cortes en cruz sobre la mordedura. No aplicar torniquetes, ya


que aumentan los síntomas locales y disminuyen la circulación.

- Si se dispone de equipo de succión para dichas mordeduras, se utilizará, siempre y


cuando el paciente no vaya a recibir ayuda en los próximos 30 minutos.

- Si no se dispone de equipo de succión y no va a recibir ayuda temprana, se aconseja


realizar punciones en el área de la mordedura con una aguja subcutánea estéril. La
profundidad variará en función al tipo de lesión. Posteriormente se succiona el líquido y
se repite la maniobra durante los primeros 30 minutos después de la mordedura. En su
defecto, se puede realizar succión bucal sobre la mordedura colocando un plástico.

- Cubrir el área con apósito estéril.

- Aplicar vendaje compresivo ancho de zona distal a proximal, lo suficientemente fuerte


para ocluir o comprimir las venas y vasos linfáticos, pero no la circulación arterial. No
soltaremos el vendaje hasta conseguir atención médica.
- Vigilar los signos vitales y actuar en caso de shock o PCR.

- Trasladar al paciente a un centro hospitalario tan pronto como sea posible.

Picaduras por Peces

Pueden ser consideradas dentro de este grupo las lesiones originadas por animales
marinos. Este tipo de lesiones raramente suelen revestir gravedad, si bien son muy
dolorosas. Provocan una reacción local que variará según el agente que la haya
producido.

Síntomas

Los síntomas varían según el tipo de animal. Veamos algunos casos:

- Medusa: Intenso picor, con urticaria más o menos intensa.

- Erizo de mar: Tienen púas que penetran profundamente en la piel, siendo su


extracción laboriosa y difícil. Su picadura produce un eritema doloroso y ulceración
que, en algunos casos, se acompaña de parálisis de labios, lengua y cara durante
varias horas.

- Pulpo: Sus mandíbulas segregan veneno al morder, produciendo dolor y


amoratamiento.

- Araña de mar: Poseen espinas venenosas en el lomo y la cabeza, que al ser pisadas
provocan la lesión causando intenso dolor y picor.

Actuación

- Sacar la púa o espina si la hubiese y su extracción fuese posible.

- No utilizar agua dulce ni frotar, ya que se pueden romper los sacos de veneno.

- Irrigar con agua salada fría para limpiar la herida.

- Introducir la extremidad en agua caliente, pues el calor desactiva el veneno y reduce el


dolor.

- Vigilar el estado general del paciente.

- Trasladar al centro asistencial.

Picaduras por insectos

Pueden ser de abejas, avispas, hormigas, etc. Suelen ser de carácter leve, a menos
que sean múltiples, afecten a la cavidad oral o garganta o la persona sea hipersensible
(alérgica a picaduras de insecto).
Como medida preventiva, aquellas personas que tengan alergias graves a las picaduras
de insecto deben llevar consigo un botiquín de emergencia con epinefrina, inhaladores,
antihistamínicos y corticoides; y comunicarlo al resto de personas que eventualmente le
acompañen para que, en caso necesario, puedan administrárselo.

Síntomas

Locales: Dolor, inflamación en forma de ampolla blanca con elevación y enrojecimientos


con prurito en el área de la picadura.

Generales: Prurito o picor generalizado, inflamación de labios y lengua, cefalea,


malestar general, dolor de estómago, sudoración, dificultad para respirar y shock.

Actuación

- Tranquilizar a la persona, tumbarla y mantenerla en reposo.

- Retirar el aguijón, raspando con cuidado en la misma dirección en la que entró,


ayudándose con un objeto de borde recto (p.ej. una tarjeta de crédito). No se aconseja
utilizar pinzas, ya que éstas pueden apretar el saco de veneno y aumentar la cantidad
de tóxico liberado.

- Lavar bien el área con agua y jabón.

- Aplicar compresas de agua helada o fría sobre la zona para ayudar a disminuir la
inflamación, el dolor y la absorción del veneno. No se debe aplicar barro, pues aunque
alivia el dolor y el picor, puede infectar la herida.

- Si se dispone de un equipo de succión, podemos utilizarlo para absorber el veneno.

- En caso de que la picadura sea en el interior de la boca, es conveniente que la


persona permanezca chupando hielo durante el traslado al servicio de urgencias.

- Si es necesario, y sólo bajo supervisión profesional, se puede administrar algún


antihistamínico o pomada que reduzcan el prurito.

- Controlar los signos vitales hasta la llegada de los servicios de emergencia o traslado.

Picaduras o Mordeduras de Otros Animales

Las mordeduras son consideradas, generalmente, como heridas de tipo contuso o


punzante que comprometen a la piel y se pueden acompañar de lesiones de estructuras
musculares, nerviosas, vasculares, etc. Son heridas ocasionadas por los dientes de un
animal doméstico o salvaje o por el hombre. Principalmente, presentan dos
complicaciones:

La rabia: Enfermedad mortal producida por un virus presente en la saliva del animal
enfermo (perros, ratas y murciélagos).
El tétanos: Infección bacteriana que se transmite por esporas que pueden estar casi en
cualquier sitio.

Signos y Síntomas

Heridas con desgarro de la piel más o menos importante dependiendo del animal que
realice la mordedura; pueden ir acompañadas de hemorragia intensa, fracturas óseas,
etc. Pueden provocar dolor, inflamación de la zona e incluso shock.

Actuación

- Limpieza meticulosa de la herida con agua y jabón.

- Cubrir la herida con apósito estéril.

- Control de la hemorragia si existiese.

- Traslado a centro de urgencias para cura y tratamiento definitivo (incluyendo


vacunación).

- Si el animal no es conocido, sería adecuado capturarlo y mantenerlo en observación


veterinaria.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de cuerpos extraños?

Llamamos cuerpo extraño a todo objeto que no siendo propio sino procedente del
exterior, viene a introducirse o albergarse en nuestro organismo. De esta manera, y en
función de la localización y naturaleza del mismo, se producirán distintas alteraciones o
síntomas en nuestro cuerpo.

Las principales localizaciones de estos cuerpos extraños serán: ojos, oídos, nariz,
aparato digestivo, aparato respiratorio, aparato genital y piel.

¿Qué tendremos que hacer ante un cuerpo extraño enclavado en los ojos?

Estos cuerpos extraños pueden ser granos de polvo, insectos, partículas de madera,
metal o vidrio, sustancias cáusticas y corrosivas, etc. A su vez pueden ser superficiales
o estar fuertemente enclavados.

Si se localizan en la parte anterior del globo ocular y no están enclavados, pueden


extraerse fácilmente, previa buena iluminación, con una gasa o utilizando el borde de un
pañuelo, corbata o papel de seda. A veces no se ven, pero existen unos síntomas
característicos que nos indican su presencia: picor, escozor, lagrimeo, dolor al
parpadear, etc. En estos casos los buscaremos primero por dentro del párpado inferior,
traccionando del mismo hacia abajo y dejando expuesta la conjuntiva.

Si no se encuentran allí, buscaremos en el párpado superior procediendo a la eversión


del mismo. Para ello, aplicaremos un objeto delgado y alargado (como un palillo, por
ejemplo) en el párpado superior y de forma paralela al mismo, presionaremos
suavemente. Tiraremos entonces de las pestañas hacia arriba y detrás, envolviendo a
dicho palillo que nos sirve de apoyo, para poder visualizar de esta forma la conjuntiva
superior. Cuando localicemos el cuerpo extraño procederemos a su retirada.

Si esa sustancia extraña está enclavada (un trozo de madera o metal), NUNCA
procederemos a su extracción, ya que aumentaríamos considerablemente las lesiones.
Fijaremos si podemos una compresa estéril o un paño con esparadrapo sobre el ojo
afecto y lo trasladaremos al hospital para la extracción por personal cualificado en
quirófano.

En caso de sustancias cáusticas o corrosivas, intentaremos neutralizarlas o disminuir la


capacidad de penetración mediante lavados con agua. Si podemos, introducimos la
cara del accidentado en una pila con agua secando posteriormente con una torunda de
algodón los restos de partículas, repitiendo varias veces esta operación. Intentaremos
evitar la irrigación a presión sobre el globo ocular.

ES IMPORTANTE CONOCER que en la causticación por hidrocarburos no aplicaremos


agua hasta que se hayan retirado todas las partículas, pues los carburos en contacto
con el agua producen una elevación de la temperatura superior a veces a los 300º. Si
sabemos la composición se trasladarán rápidamente al hospital. En ningún caso se
realizarán movimientos de frotación con los párpados, que pueden empeorar las
lesiones, ni se aplicarán colirios de cualquier tipo hasta la valoración por el oftalmólogo.

¿Qué podemos hacer ante un cuerpo extraño alojado en los oídos?

En el conducto auditivo externo pueden introducirse voluntariamente (normalmente en


niños) o accidentalmente, toda serie de cuerpos extraños, algunos tolerados durante
muchísimo tiempo. En líneas generales los clasificamos en dos grupos: no vivientes y
vivientes.

Los primeros cuando son voluminosos pueden producir disminución de la agudeza


auditiva, ruidos y sensación de presión. Si se trata de restos vegetales (como alubias o
lentejas) a veces pasan desapercibidos hasta que germinan o cuando por el calor y la
humedad aumentan de tamaño.

Los cuerpos extraños vivos son generalmente insectos, que se introducen a veces
durante el sueño, pudiendo producir supuraciones crónicas.

Únicamente se extraerán aquellos cuerpos extraños que se visualicen perfectamente,


quedando PROHIBIDAS las maniobras de extracción a ciegas con palitos u otros
objetos que podrían perforar la membrana del tímpano. Se proscribirá el empleo de
pinzas, que pueden no hacer presa en el cuerpo extraño introduciéndolo más
profundamente.
En el caso de seres vivos (insectos), lo primero que tenemos que hacer es matarlos.
Para ello basta con suprimirles durante algún tiempo el aire que necesitan para respirar,
llenando por completo el oído de una sustancia grasa y fluida, o colocando un algodón
mojado en éter o unas gotas de aceite. El método más inofensivo y seguro, realizado en
los centros de salud y hospitales, consiste en utilizar un chorro de agua proyectado con
fuerza mediante una jeringa grande, maniobra que nos abstendremos de realizar por
nuestra cuenta.

Si se trata de semillas vegetales, para conseguir su retracción se pueden aplicar unas


gotas de alcohol.

¿Cuál será nuestra actitud ante cuerpos extraños alojados en la nariz?

La mayoría de los casos se dan en niños que no controlan la importancia de sus actos,
y en algunos enfermos mentales. Van a producir una dificultad respiratoria, por la fosa
ocluida, que dependerá del tamaño del cuerpo extraño. Cuando dicha sustancia es lisa
y sin aristas, la mucosa soporta bien la agresión durante días e incluso meses, pero si
es irregular o irritante, el organismo responderá con estornudos de repetición, picor,
escozor, secreción, incluso purulenta y con estrías de sangre, así como fetidez de
aliento.

No debe ni intentarse la extracción de un cuerpo extraño en niños que lloran y se


defienden, o en adultos que no tienen la cabeza quieta, siendo a veces necesaria la
anestesia general para su extracción.

Ningún cuerpo extraño esférico o con superficies convexas debe intentarse extraer con
pinzas, por el peligro de fallar la presa e introducirlo más. Los ganchos y asas de
alambre son muy útiles al respecto.

Si el alojamiento es reciente, en ocasiones se consigue la expulsión obstruyendo la fosa


nasal libre y expulsando fuertemente el aire por la fosa nasal ocupada.

Los accidentes eléctricos se pueden dar en cualquier entorno donde existan aparatos
eléctricos o cables. La mayoría de accidentes por electrificación se dan en el medio
laboral y en el hogar, y muchos de ellos se producen por negligencias o falta de
atención al usar la maquinaria en cuestión.

Conocer las causas de electrocución o accidente eléctrico y tenerlas en cuenta ayuda a


evitar este tipo de problemas:

- Contacto accidental con cables desprotegidos o rotos que estén al alcance.

- Manejo de aparatos eléctricos defectuosos.

- Manipulación de tomas de corriente sin tener conocimientos de electricidad.


- Líneas de alto voltaje: en el caso de estas líneas no hace falta un contacto directo para
que se produzca una electrificación, sino que al tener tanto voltaje saltan chispas que
pueden provocar un arco voltaico sin que necesariamente se estén tocando los cables.

- Relámpagos.

- Accidentes en el trabajo por descontrol de maquinarias.

- Accidentes por negligencias e imprudencias en el puesto de trabajo. No realizar los


procedimientos según el protocolo diseñado, mal uso de protecciones…

- En el caso de niños pequeños, pueden meter objetos en las tomas de corriente o


morder y romper cables.

La gravedad del accidente eléctrico y los signos y síntomas que provoque dependen
principalmente de la intensidad de la corriente. Para poder observar las diferencias se
van a dividir en tres niveles:

- Corrientes bajas (de 1 a 10 mA o miliamperios): con 1 mA de intensidad solo se


produce un hormigueo en la zona de contacto, pero corrientes de hasta 10 mA pueden
provocar contracciones en los músculos que el afectado no puede controlar, por
ejemplo, que la mano quede cerrada y no se pueda abrir.

- Corrientes intermedias (entre 40 – 50 mA): esta intensidad hace que se


descontrolen músculos importantes como los que intervienen en la respiración o el
latido cardíaco. Si el contacto se alarga, el accidentado no podrá respirar con
normalidad y se producirá una asfixia, o bien entrará en paro cardíaco. Las lesiones se
presentan en la zona de contacto como quemaduras, con la zona muy enrojecida e
insensibilidad, pudiendo llegar a afectar a los músculos.

- Corrientes altas (más de 100 mA): aunque el contacto sea breve, afecta
directamente al músculo cardíaco, impidiendo que el latido sea rítmico y haciendo que
el corazón no bombee sangre correctamente, y provocando en poco tiempo la parada
cardiorrespiratoria. Las lesiones serán quemaduras muy graves, llegando incluso hasta
el hueso.

En caso de accidente eléctrico la persona que auxilia debe tener muy claro que bajo
ningún concepto debe tocar directamente a la víctima que está sufriendo una
electrocución, pues es seguro que la corriente le pasará también, habiendo entonces
una víctima más.

Si se siguen unos pasos determinados asegurará una protección hacia sí mismo y una
alta probabilidad de salvar a la víctima:

● En primer lugar, llamar a los servicios de emergencias. Proporcionar datos claros


y concisos sobre el lugar y las causas de la electrificación, y detalles que se
consideren importantes.
● No tocar a la persona hasta verificar con seguridad que no está en contacto con
ninguna fuente eléctrica.

● Si está en contacto, buscar la manera de cortar la corriente. Puede ser un


interruptor o puede ser que haya que cortar el cable, en cuyo caso se hará con
una herramienta bien aislada y con los debidos protectores y aislantes.
Asegurarse de no llevar prendas mojadas y de estar pisando charcos o suelo
mojado.

● En caso de no encontrar la manera de cortar la corriente, se utilizará un objeto


de madera, plástico (una silla, un palo…) o cualquier elemento no conductor de
la electricidad para separar a la víctima.

● Si es una línea de alto voltaje, no acercarse a más de seis metros mientras


exista corriente eléctrica. Intentar cortar el flujo de electricidad y solo entonces
acercarse.

● Una vez separada de la corriente y asegurada la víctima, evitar en la medida de


lo posible moverla, sobre todo el cuello y la cabeza, pues podría tener alguna
lesión vertebral.

● Comprobar su grado de conciencia y respiración. En caso de que no respire,


proceder a realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar. Si respira, es
preferible no mover a la víctima y vigilarla constantemente, comprobando su
respiración cada 2-4 minutos, ya que podría entrar en parada cardiorrespiratoria.

● Si la víctima está inconsciente, taparla con mantas o abrigos y elevar sus


piernas.

● Tratar las quemaduras con agua o suero fisiológico para limpiarlas, y taparlas
con gasas estériles o paños limpios.
● Epilepsia:

La epilepsia puede definirse como un trastorno transitorio de la conciencia o de la


función motriz, sensitiva o vegetativa, con o sin pérdida de la consciencia, producida por
la existencia de un foco irritativo en el cerebro. Puede ser desencadenada por estímulos
variados: ruidos, luces, drogas, etc.

El ataque aparece de forma brusca y se desarrolla en tres fases:

Tónica: dura de 30 a 50 segundos y en ella se produce una pérdida de conocimiento y


una contracción brusca de toda su musculatura; el enfermo cae y no puede respirar.

Fase clónica: dura de 1 a 3 minutos y en ella el enfermo sufre convulsiones, se muerde


la lengua se orina y defeca.
Fase de relajación: El enfermo recupera el conocimiento, sufre amnesia y cansancio
profundo.

Primeros auxilios:

- Evitar que el enfermo se lesione al caer. Se tumba al accidentado.


- Despejar la zona en la que se encuentra el sujeto de objetos con los que pueda
hacerse
daño (mesas, sillas, etc.).
- Colocar una almohada bajo la nuca o sujetar la cabeza para que no se golpee la
cabeza.
- Poner un pañuelo doblado en la boca para evitar que se muerda la lengua.
- No sujetarlo si tiene movimientos convulsivos.
- Si ya tiene la boca cerrada, no intentes abrirla puedes producirle luxación del maxilar y
mordedura.
- No le inmovilices las extremidades, porque puedes producirle fractura.
- No le des de beber.
- Contabiliza el tiempo que duran las convulsiones; este dato es importante para
informar
al médico.
- No lo traslades en pleno ataque.
- No intentes hacer respiración artificial.
- Si se trata de un paciente que nunca ha padecido ataques epilépticos, trasladarlo a un
centro médico al finalizar la crisis.

● Convulsiones

La convulsión es la contracción involuntaria y violenta de los músculos, que puede


afectar uno o varios grupos musculares y provoca movimientos irregulares. La crisis
convulsiva se inicia con una pérdida brusca del conocimiento y la caída de la víctima al
suelo.

Las causas más frecuentes de una convulsión son epilepsia, rabia, tétanos, histeria,
traumatismos en el cráneo, alcoholismo, intoxicaciones, fiebre alta (40 - 41 ºC )
especialmente en niños.

Signos y síntomas:

- Contracciones musculares generalizadas en las extremidades y cara.


- A veces hay mordedura de la lengua y salida de espuma por la boca.
- Hay salida espontánea de orina, materia fecal, por la falta de control de esfínteres.
- Gritos.
- Inconsciencia.
- Si la contracción muscular es muy severa y prolongada puede haber fractura de uno o
más huesos.
- Al ceder la convulsión y recuperar la conciencia, la víctima se queja de dolor de
cabeza, dolor muscular, fatiga y no recuerda nada de lo sucedido durante el periodo
convulsivo.
Tema 4: Intervención de apoyo psicológico al accidentado, familiares e implicados en la
situación de urgencia como primer interviniente

Una situación de emergencia puede afectar aun mayor o menor número de personas,
bien porque estén directamente afectadas en su salud o porque, sin haber sufrido daños
aparentes, se encuentren en el lugar del suceso.

Cada una de ellas tendrá un comportamiento que le es propio, así se dice que entre el
10% y el 25% mantiene una actitud de calma y organizada; el 75% tiene una conducta
dominada por el desconcierto, no saben qué actitud tomar; y el resto (10 – 25%)
mantiene una actitud que podríamos llamar como poco adecuada, confusión, andiedad,
paralización, gritos histéricos o pánico (datos del Instituto Nacional de Seguridad e
Higiene en el Trabajo: La conducta humana ante situaciones de emergencia).

Las influencias externas existentes en cada suceso pueden determinar la presencia de


unas conductas u otras, entre estas influencias podemos destacar:

● Si el tipo de situación es individual o colectiva

● La causa del incidente (inundación, incendio, accidente de tráfico, parada


cardiaca inesperada) y su forma más o menos rápida de instauración (los
incidentes abruptos son peor tolerados psicológicamente).

● Momento del día (diurno o nocturno).

● Características de los afectados (niños o adultos, en general son peor tolerados


los incidentes en los que hay niños o jóvenes implicados).

● Disponibilidad de información acerca de lo que está aconteciendo.

También hay características de la persona que influyen en la respuesta que se produce


ante este tipo de acontecimientos, como puede ser la edad, el nivel formativo, las
condiciones físicas o la personalidad. Dentro de esta se pueden destacar cuatro rasgos
que deben ser tenidos en cuenta en estas situaciones:

1) Colaborador: se pone a disposición para ayudar, dentro de sus posibilidades.

2) Depresivo: mantiene conductas desmoralizantes, tiene el riesgo de “contagiar” al


resto de las personas, puede ser necesario prestarle apoyo transmitiéndole ideas de
seguridad.

3) Obsesivo: de ideas fijas, puede ser útil para tareas organizativas por su tendencia a
la perfección.

4) Histérico: tiene conductas escandalosas, exageradas, infantiles y primarias; suelen


tener gesticulación exagerada, verborrea, chillidos y agitación. Su problema radica een
la llamada de atención y la posibilidad de que otros adquieran la misma conducta,
podría ser necesario aislarlo de la zona del incidente.

La comunicación es un acto que consiste en la trasmisión de información mediante


signos. Para que un proceso comunicativo se lleve a cabo son necesarios:

1) Un emisor: quien transmite la información. Un bebe que llora, el árbitro que toca un
silbato, una persona que habla……son emisores de información.

2) Un receptor: quien recibe la información. La madre que atiende al bebé, los


jugadores que detienen el juego, el interlocutor que escucha…..son receptores de
información.

3) Un mensaje: la información trasmitida. Hambre o insatisfacción, final del partido, el


contenido de una conversación…….son posibles mensajes emitidos. Ese mensaje es
trasmitido a través de un canal de comunicación, los habituales que usaremos en las
situaciones de intervención serán el visual, el auditivo y el kinésico (este se produce por
movimientos, posturas, gestos o actitudes del cuerpo). Para que se produzca la
comunicación es necesario que emisor y receptor utilicen el mismo código (por decirlo
de alguna manera, el mismo idioma), lo que es, en estos casos, importante sobre todo
en el lenguaje de gestos o actitudes, no debiendo dar por entendidos gestos que
pueden ser poco definidos.

En las situaciones de intervención consideramos dos formas de comunicación posibles:

a. Comunicación verbal: aquella que se produce a través de la palabra, bien sea


hablada, escrita o mediante signos representados gráficamente. En toda comunicación
verbal hablada hay información que se da conjuntamente y que modula el mensaje, la
proporcionan la entonación, la fluidez o la claridad.

b. Comunicación no verbal: es toda aquella comunicación que se produce sin que


intervenga la palabra. El principal medio en esta circunstancias de comunicación no
verbal será el lenguaje corporal, así comunicaremos cosas con la sonrisa, la expresión
facial, la mirada, la proximidad, el contacto, la postura del cuerpo…..

Cuando se produce un incidente que afecta a la salud de una persona, bien sea por un
accidente o cualquier otra circunstancia será necesario que exista comunicación entre
todos los actores de la escena:

● Entre los primeros intervinientes: si hay más de un primer interviniente la


comunicación entre ellos debería producirse de forma que transmitan a los
afectados y sus familiares una sensación de control de la situación hasta la
llegada de la respuesta sanitaria, con intención de organizar el escenario y
activar los sistemas de emergencia de la manera más precoz posible. No
deberían expresar contradicciones entre sus opiniones y actitudes a tomar,
siendo en este sentido positivo el que alguno de ellos asuma la función de
liderazgo para manejar esos primeros momentos de la asistencia.

● Entre los primeros intervinientes y la víctima o los familiares: en todo


momento se debería mantener una actitud tranquilizadora, tanto en la
comunicación verbal como en la no verbal, no debe por tanto existir disparidad
entre lo que se dice y nuestra actitud corporal o gestual. Deben intentar
comunicarse las cosas que ya se han hecho (hemos protegido la zona…, ya está
avisada la ambulancia….).

La escucha activa constituye el elemento primordial de los primeros auxilios


psicológicos.

Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el


saber escuchar. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y
también del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye.

La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista


del que habla. La escucha efectiva tiene que ser necesariamente activa por encima de
lo pasivo. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la
persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o
pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien
se precisa asimismo cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra
persona.

Elementos que facilitan la escucha activa:

Disposición psicológica: Prepararse interiormente para escuchar.

Observar al otro: Identificar el contenido de lo que dice, los objetivos y los sentimientos.

Expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal (ya veo, umm, uh, etc.) y no
verbal (contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).

Elementos a evitar en la escucha activa:

No distraernos, porque distraerse es fácil en determinados momentos. La curva de la


atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa y
vuelve a ascender hacia el final del mensaje, Hay que tratar de combatir esta tendencia
haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del mensaje con objeto de que nuestra
atención no decaiga.

No interrumpir al que habla. No juzgar.

No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.

No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te preocupes, eso no es
nada".
No contar "tu historia" cuando el otro necesita hablarte.

No contra argumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento mal" y tú respondes "y yo
también".

Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las respuestas al problema de la otra


persona, antes incluso de que te haya contado la mitad.

Habilidades para la escucha activa:

Mostrar empatía: Escuchar activamente las emociones de los demás es tratar de


"meternos en su pellejo" y entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y
hacerle saber que "nos hacemos cargo", intentar entender lo que siente esa persona.
No se trata de mostrar alegría, ni siquiera de ser simpáticos. Simplemente, que seamos
capaces de ponernos en su lugar. Sin embargo, no significa aceptar ni estar de acuerdo
con la posición del otro. Para demostrar esa actitud, usaremos frases como: “entiendo lo
que sientes”, “noto que...”.

Parafrasear. Este concepto significa verificar o decir con las propias palabras lo que
parece que el emisor acaba de decir. Es muy importante en el proceso de escucha ya
que ayuda a comprender lo que el otro está diciendo y permite verificar si realmente se
está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice. Un ejemplo de parafrasear
puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba era que...”, “¿Quieres decir que te
sentiste...?”.

Emitir palabras de refuerzo o cumplidos. Pueden definirse como verbalizaciones que


suponen un halago para la otra persona o refuerzan su discurso al transmitir que uno
aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba de decir. Algunos ejemplos
serían: "Esto es muy divertido"; "Me encanta hablar contigo" o "Debes ser muy bueno
jugando al tenis". Otro tipo de frases menos directas sirven también para transmitir el
interés por la conversación: "Bien", "umm" o "¡Estupendo!".

Resumir: Mediante esta habilidad informamos a la otra persona de nuestro grado de


comprensión o de la necesidad de mayor aclaración. Expresiones de resumen serían:

"Si no te he entendido mal..."

"O sea, que lo que me estás diciendo es..."

"A ver si te he entendido bien...."

Expresiones de aclaración serían:

"¿Es correcto?"
"¿Estoy en lo cierto?"

Respuesta Funcional y Comunicación Operativa

Respuesta funcional o comunicación funcional es aquella considerada la más


adecuada, lo que permite una adecuada interacción entre las personas.

El emisor funcional expresa firmemente sus ideas, clarifica lo que dice, pide
confrontación, es receptivo a la respuesta recibida.

Es decir, la comunicación operativa es clara, directa, congruente, oportuna, verificadora


y se produce retroalimentación.

- Control de la respiración y relajación para control de respuestas fisiológicas.

- Etiquetar la situación como un reto, que nos motive en la búsqueda de soluciones y no


como una amenaza que nos produce miedo bloqueo y conductas de evitación.

- Afrontamiento: Plantarle cara a la situación.

- Saber estar en el presente, no perderse en errores pasados.

- Compartir los problemas.

- Evitar sobre implicación.

- Auto reforzarse por los logros conseguidos.

El autocontrol emocional es la capacidad que nos permite controlar a nosotros mismos


nuestras emociones y no que estas nos controlen a nosotros, sacándonos la posibilidad
de elegir lo que queremos sentir en cada momento de nuestra vida.

Las emociones

Las emociones son reacciones naturales que nos permiten ponernos en alerta ante
determinadas situaciones que implican peligro, amenaza, frustración, etc.

Los componentes centrales de las emociones son las reacciones fisiológicas


(incremento de la tasa cardiaca y de la respiración, tensión muscular, etc.) y los
pensamientos. Es necesario adquirir ciertas habilidades para manejar las emociones ya
que una intensidad excesiva puede hacer que las personas las vivan como estados
desagradables o les lleven a realizar conductas indeseables.

Ante este tipo de situaciones en la mayoría de los seres vivos suelen producirse una
serie de reacciones fisiológicas dirigidas a poner el organismo en alerta. En las
personas también se producen estas reacciones, pero son más complejas que en los
animales ya que esas reacciones van acompañadas por pensamientos específicos, que
nos permiten diferenciar un rango mayor de emociones. Además, las personas no
debemos reaccionar de forma instintiva (por ejemplo agrediendo a aquello que nos
amenaza o escapando de la situación), sino que a lo largo de nuestra infancia
aprendemos formas de comportarnos más adecuadas.

Así en las emociones humanas entran en juego cuatro aspectos:

- Una situación concreta.

- Una serie de reacciones fisiológicas específicas o sensaciones (aceleración del pulso


y de la respiración, tensión muscular, etc.).

- Unos pensamientos determinados.

- Un tipo de respuestas concretas apropiadas para esa situación.

La ansiedad, agresividad, angustia, duelo, estrés, son reacciones naturales y positivas


que tenemos para ponernos en alerta ante determinadas situaciones, que son
consideradas como peligrosas. Pero también pueden ser emociones negativas que no
funcionan como debieran, activándose ante estímulos inofensivos y provocando
malestar y conductas inadecuadas.

Comprender, conocer y admitir las emociones es el procedimiento para poder


controlarlas.

A continuación se exponen una serie de técnicas generales para afrontar estas


emociones.

Técnica n.° 1: Respiración profunda

Esta técnica es muy fácil de aplicar y es útil para controlar las reacciones fisiológicas
antes, durante y después de enfrentarse a las situaciones emocionalmente intensas.

- Inspira profundamente mientras cuentas mentalmente hasta 4.

- Mantén la respiración mientras cuentas mentalmente hasta 4.

- Suelta el aire mientras cuentas mentalmente hasta 8.

- Repite el proceso anterior.

De lo que se trata es de hacer las distintas fases de la respiración de forma lenta y un


poco más intensa de lo normal, pero sin llegar a tener que forzarla en ningún momento.
Para comprobar que haces la respiración correctamente puedes poner una mano en el
pecho y otra en el abdomen. Estarás haciendo correctamente la respiración cuando sólo
se te mueva la mano del abdomen al respirar (algunos le llaman también respiración
abdominal).
Técnica n.° 2: Detención del pensamiento

Esta técnica puede utilizarse también antes, durante o después de la situación que nos
causa problemas.

Esta estrategia se centra en el control del pensamiento. Para ponerla en práctica debes
seguir los siguientes pasos:

- Cuando te empieces a encontrar incómodo, nervioso o alterado, préstale atención al


tipo de pensamientos que estás teniendo, e identifica todos aquellos con connotaciones
negativas (centrados en el fracaso, el odio hacia otras personas, la culpabilización, etc.).

- Di para ti mismo “¡Basta!”.

- Sustituye esos pensamientos por otros más positivos.

El problema de esta técnica es que se necesita cierta práctica para identificar los
pensamientos negativos, así como para darles la vuelta y convertirlos en positivos.

Técnica n.° 3: Relajación muscular

Esta técnica también sirve para aplicar antes, durante y después de la situación, pero
para su empleo eficaz requiere entrenamiento previo. Para su práctica sigue los
siguientes pasos:

- Siéntate tranquilamente en una posición cómoda.

- Cierra los ojos.

- Relaja lentamente todos los músculos de tu cuerpo, empezando con los dedos de los
pies y relajando luego el resto del cuerpo hasta llegar a los músculos del cuello y la
cabeza.

- Una vez que hayas relajado todos los músculos de tu cuerpo, imagínate en un lugar
pacífico y relajante (por ejemplo, tumbado en una playa).

- Cualquiera que sea el lugar que elijas, imagínate totalmente relajado y


despreocupado.

- Imagínate en ese lugar lo más claramente posible.

Practica este ejercicio tan a menudo como sea posible, al menos una vez al día durante
unos 10 minutos en cada ocasión. Si te ha convencido la utilidad del ejercicio, recuerda
que debes practicarlo para llegar a automatiza el proceso y conseguir relajarte en unos
pocos segundos.

Técnica n.° 4: Ensayo mental


Esta técnica está pensada para ser empleada antes de afrontar situaciones en las que
no nos sentimos seguros. Consiste simplemente en imaginarte que estás en esa
situación (por ejemplo, pidiéndole a alguien que salga contigo) y que lo estás haciendo
bien, a la vez que te sientes totalmente relajado y seguro. Debes practicar mentalmente
lo que vas a decir y hacer. Repite esto varias veces, hasta que empieces a sentirte más
relajado y seguro de ti mismo.

Mecanismos de defensa

En la teoría psicoanalítica freudiana, los mecanismos de defensa son estrategias


psicológicas inconscientes puestas en juego por diversas entidades para hacer frente a
la realidad y mantener la autoimagen. Las personas sanas normalmente utilizan
diferentes defensas a lo largo de la vida. Un mecanismo de defensa del yo deviene
patológico solo cuando su uso persistente conduce a un comportamiento inadaptado tal
que la salud física y/o mental del individuo se ve afectada desfavorablemente. El
propósito de los mecanismos de defensa del yo es proteger la mente/sí mismo/yo de la
ansiedad o sanciones sociales y/o para proporcionar un refugio frente a una situación a
la que uno no puede hacer frente por el momento.

Los mecanismos de defensa son referidos con mayor exactitud como mecanismos de
defensa del yo, y así pueden ser categorizados aconteciendo cuando los impulsos del
ello están en conflicto unos con otros, cuando los impulsos del ello entran en conflicto
con los valores y creencias del superyó, y cuando una amenaza externa es planteada al
yo.

El término "mecanismo de defensa" es entendido a menudo refiriéndose a un término


característico de rasgos de personalidad que surgen debido a la pérdida o experiencias
traumáticas, pero con mayor precisión se refiere a diferentes tipos de reacciones que se
identificaron durante y después de la época de Anna Freud, hija del padre del
psicoanálisis.
Los mecanismos de defensa se confunden a veces con estrategias de afrontamiento.

Afrontamiento y autocuidado

Las estrategias de afrontamiento (a veces llamadas con el término inglés coping) hacen
referencia a los esfuerzos, mediante conducta manifiesta o interna, para hacer frente a
las demandas internas y ambientales, y los conflictos entre ellas, que exceden los
recursos de la persona. Estos procesos entran en funcionamiento en todos aquellos
casos en que se desequilibra la transacción individuo-ambiente. Se trata de un término
propio de la psicología y especialmente vinculado al estrés.

Conceptualización

Cuando las demandas que exigen a un organismo, especialmente al ser humano, las
situaciones en las que se encuentra o a las que se enfrenta, este organismo pone en
marcha una serie de conductas, que pueden ser manifiestas o encubiertas, destinadas
a restablecer el equilibrio en su transacción con el ambiente (más específicamente en la
transacción persona-ambiente) o, cuando menos, a reducir el desequilibrio percibido y
las consecuencias aversivas que de él derivan. El mecanismo por el que estas
conductas modulan el impacto y efectos de la fuente de amenaza es mediante los
cambios que introducen en los procesos valorativos.

Así, cuando una persona se enfrenta a una situación que le puede producir estrés o
ansiedad pone en marcha las estrategias de afrontamiento, que son de carácter
intencional y deliberado.

Teorías del afrontamiento

Dentro de la psicología cognitiva y centrándonos en el ser humano, hay dos formas de


entender las estrategias de afrontamiento:

● Como un estilo cognitivo consistente de aproximación a los problemas,


entendiendo estilo cognitivo como el modo habitual de procesar la información y
de utilizar los recursos cognitivos (como son la percepción, la memoria, el
procesamiento, etc.). Se ha buscado la asociación de diversas variables de
personalidad con estilos de afrontamiento.

● Como un estado o proceso dependiente de la situación. Se analizan las


estrategias o acciones llevadas a cabo por una persona ante las distintas
situaciones o problemas. Esta segunda forma de entender las estrategias de
afrontamiento indicaría que hay poca consistencia en las estrategias ante
distintas situaciones e, incluso, puede cambiarse de estrategia ante un mismo
problema en dos momentos temporales distintos.

Tipos

Existen dos tipos de estrategias de afrontamiento:

● Estrategias de afrontamiento centradas en el problema: La persona se centra en


hacer frente a la situación, buscando soluciones al problema que ha provocado
la disonancia cognitiva. Hay una búsqueda deliberada de solución, de
recomposición del equilibrio, roto por la presencia de la situación estresante.
Este tipo de estrategias son la confrontación, la búsqueda de apoyo social y la
búsqueda de soluciones.

● Estrategias de afrontamiento centradas en la emoción: La persona busca la


regulación de las consecuencias emocionales activadas por la presencia de la
situación estresante. Si no funcionan o son insuficientes el primer tipo de
estrategias, se pretende aminorar el impacto sobre el individuo. Las estrategias
son el autocontrol, el distanciamiento, la revaluación positiva, la autoinculpación
y el escape/evitación.
El apoyo psicológico en situaciones de emergencia se puede decir que es una
asignatura pendiente para casi todos los profesionales del ámbito sanitario, ya que es
muy frecuente que el profesional olvide la dimensión psicológica del paciente, del
afectado, etc. En consecuencia, el tema es de gran importancia al abordar cualquier
situación de emergencia.

● Crisis

El término control o dominio de una situación de crisis, desde el punto de vista de la


psicología, hace referencia a la percepción que tiene el individuo durante una situación
de crisis de una relación de dependencia entre su comportamiento y los
acontecimientos de su entorno social. En muchas ocasiones, el control también se
define como aquella capacidad que posee el individuo para afrontar o evadir los
acontecimientos estresantes o desagradables que puedan surgir en su entorno.

J.R. Averill (1973) distingue tres tipos de control, que pueden ser desarrollados a través
de diferentes técnicas psicológicas como son el control decisional, el control cognitivo y
el control motivacional.

El control decisional se refiere a aquél que implica la posibilidad para el individuo de


escoger entre diferentes comportamientos con el fin de afrontar las situaciones de crisis.
El control cognitivo hace referencia al control que atañe a la interpretación y evaluación
de situaciones ambientales con el objetivo de eliminar los aspectos negativos de dichas
situaciones. El control motivacional o comportamental implica una acción o respuesta
directa sobre el entorno.

Todos los individuos que desarrollen habilidades adecuadas de control sobre lo que
acontece a su alrededor y posean recursos adaptativos, se enfrentarán mejor a las
diferentes situaciones de crisis que aquellas personas que carezcan de dichos recursos.

Una situación de crisis producida va a necesitar uno o varios individuos que sean
capaces de tomar el control de dicha situación, es decir, que sean capaces de
responder a la situación de crisis tomando decisiones correctas para su control final.

Para alcanzar dicho objetivo, puede resultar muy útil conocer las características
definitorias de toda situación de crisis; una de estas características es el impacto
emocional (desorganización y desequilibrio). Una situación de crisis puede ir
acompañada de sensaciones de miedo, contusión, desorientación, etc. Por este motivo,
lo más adecuado es reconocer que en una situación de crisis cualquier individuo puede
encontrarse desorientado, desorganizado y desequilibrado, evitando de esta manera
todo tipo de respuesta impulsiva e irracional.

Además, toda situación de crisis se caracteriza por los sucesos precipitantes, pues de la
misma manera que una situación de crisis genera sensaciones de miedo y contusión
por el impacto emocional, produce sensaciones de ansiedad, amenaza y peligro ante lo
que está sucediendo.
Por este motivo, se debe precisar, con la mayor exactitud posible, todo aquello que
puede representar una amenaza para uno mismo.

En una situación de crisis que todavía no está controlada, se ha de tener muy en cuenta
que toda reacción psicológica se acompaña de cambios con el tiempo, es decir, dicha
reacción variará a lo largo del tiempo. Por este motivo, un individuo en una situación de
crisis tendría que ser consciente de que la perturbación inicial va a cambiar con el paso
del tiempo, implicando cambios en los pensamientos y sentimientos sobre la situación.

Los individuos suelen presentar diferentes síntomas o respuestas ante una situación de
crisis que no son capaces de controlar. Los síntomas cognitivos hacen referencia a la
presencia de pensamientos continuos e incontrolables sobre las situaciones de crisis,
sean éstas vividas personalmente, reflejadas en los medios de comunicación a través
de imágenes reales, ocasionadas por pesadillas o recuerdos constantes. Estos
pensamientos pueden producir en la persona un enlentecimiento en sus actos,
problemas a la hora de tomar una decisión, a la hora de resolver un problema,
problemas de confusión o desorientación.

Los síntomas emocionales se refieren a la presencia de sentimientos y sensaciones de


shock, miedo, terror, irritabilidad, culpa, ansiedad y tristeza asociados a la crisis, que a
su vez están acompañados de llanto, malestar, rabia, incredulidad, desesperanza y
confusión.

Los síntomas conductuales o comportamentales abarcan aquella tendencia a evitar


situaciones, personas y lugares relacionados con la situación de crisis, acompañada a
su vez de llanto, explosiones de rabia, suspicacia y disminución de los hábitos y rutinas
diarias.

Los síntomas fisiológicos hacen referencia a problemas digestivos, náuseas y mareos,


taquicardias, bajadas de tensión, temblores, sudoración, problemas de sueño, dolores
musculares y de cabeza.

Tras conocer las características propias de una situación de crisis y los diferentes
síntomas que un individuo puede vivir en dicha situación, es importante tener en cuenta
las fases.

En la fase de emergencia (primeras 72 horas) aparece malestar físico agudo, reflejado


en náuseas, diarrea, temblores, dolores de cabeza, dificultades de apetito y sueño;
también se producen pensamientos frecuentes sobre lo que acaba de suceder, así
como desorientación y dificultades de memoria y atención. Todo esto viene
acompañado de sentimientos de ansiedad, tristeza, rabia, culpa y desesperanza y
dificultades para experimentar sentimientos.

En la fase post-impacto (desde las 72 horas hasta los 3 meses) las víctimas
experimentan sentimientos cambiantes de optimismo y desilusión, un aumento en la
capacidad para pensar y recordar lo vivido, explosiones emocionales más controlables y
menos frecuentes y aislamiento.

En la fase de estabilización (de 3 meses en adelante) poco a poco el individuo


comienza a actuar a nivel personal como lo hacía antes de la situación de crisis, aunque
sigue experimentando la sensación de que ha aprendido de lo acontecido con
regularización y beneficio del estilo de vida.

Para mantener bajo control una situación de crisis, es importante que cada uno se
prepare para el nivel de tensión y estrés propio de dichas situaciones, no se debe
aumentar el peligro ni la tensión de la situación exagerando la posible amenaza, hay
que mantenerse razonables, evaluando con sentido común la situación, nuestros
pensamientos y las imágenes que en ese momento estamos viviendo. Además siempre
y cuando seamos capaces, es preciso generar un plan de acción realista para
solucionar la crisis.

Asimismo es importante buscar ayuda y dar apoyo y comprensión a aquellos individuos


que más lo necesiten. Cuando una persona muestra comprensión y comparte lo
sucedido provoca una mayor recuperación en el otro y de uno mismo. También se debe
facilitar que los individuos que están viviendo esa crisis expresen todos sus
sentimientos y que escuchen cuidadosa y atentamente aquello que nos dice sobre lo
sucedido.

● Duelo

A lo largo del tiempo, y en las diferentes culturas y sociedades, ha existido el ritual del
duelo tras la muerte de un ser querido. Se debe tener en cuenta que el duelo es un
proceso social y natural que sigue a la muerte y que ayuda a aceptar y a sobrellevar la
pérdida del ser querido para que se pueda proseguir con la
vida. Desde el punto de vista psicológico se denomina duelo a aquella reacción normal
y transitoria que provoca la pérdida de una persona u objeto emocionalmente
significativos para el individuo.

El curso del duelo va a depender de factores como la preparación del propio individuo
ante la pérdida de un ser querido, lo inesperado de dicha pérdida o de su significación.
Toda situación de duelo presenta una serie común de síntomas físicos o psicológicos
activos, sobre todo los primeros días, que suelen durar entre 3 y 6 meses.

Los síntomas físicos más comunes son insomnio, disminución del apetito y del peso,
pérdida de interés, disminución de la atención y la concentración, sentimientos de culpa
por lo que se podría haber hecho para prevenir la pérdida, sueños con el individuo o el
trabajo perdido, centrarse en los objetos o actividades que recuerden lo perdido,
sensaciones de que el individuo fallecido o perdido está aún presente, disnea y
dificultad para hablar.

Los síntomas psicológicos más comunes son tristeza, ansiedad, shock, negación de lo
que está sucediendo, anhelo, búsqueda del fallecido, depresión y reorganización.
En las últimas décadas, muchos científicos se han preocupado por el estudio del duelo
y su relación con la depresión. Destaca el trabajo de Sigmund Freud (1917), quien
señaló la diferencia entre el duelo normal y el duelo patológico, en el cual el individuo
afectado suele considerarse culpable de la pérdida. Además, estudió la relación
existente entre el duelo y la depresión, entendiendo el duelo como un proceso
necesario, pesado y doloroso de liberación de la libido, que puede llegar a convertirse
en depresión cuando los sentimientos agresivos hacia el difunto comienzan a volverse
contra el propio individuo.

A pesar de que el duelo y la depresión presentan síntomas similares, los que


corresponden con el duelo se pueden considerar adecuados a las circunstancias que
está viviendo el individuo.

Toda situación de duelo presenta una serie de síntomas físicos y psicológicos


concretos, y también unos estadios o fases por las que el individuo va pasando a
medida que transcurre el tiempo.

Según John Bovvlby (1988) los estadios del duelo son:

● El estadio de aturdimiento o protesta se refiere a aquel momento en que el


individuo se caracteriza por presentar mucho sufrimiento, miedo e ira.

● El estadio de anhelo y búsqueda de la figura perdida hace referencia al instante


en el que la persona, preocupada por el ser perdido y con constantes llantos e
ira, parece vacía y su vida carece de sentido.

● El estadio de desorganización y desesperación se produce cuando el individuo


muestra una amplia inquietud, irritabilidad, retraimiento y carencia de objetivos.

● En el estadio de reorganización la persona comienza a reemplazar los recuerdos


placenteros y establece nuevos objetivos y metas en su vida.

Por su parte, C. M. Parkes (1988) identifica los siguientes estadios en toda situación de
duelo:

- El estadio de alarma se caracteriza porque el individuo presenta un estado de estrés


caracterizado por diferentes cambios fisiológicos, como es el aumento de la tensión
arterial o pulso.

- En el estadio de aturdimiento la persona parece afectada superficialmente por la


pérdida, pero se protege a sí misma de un sufrimiento agudo.

- Durante el estadio de languidez (búsqueda) el individuo busca o recuerda al ser


querido perdido.

- En el estadio de depresión la persona se siente desesperanzada ante el futuro,


considera que no puede seguir viviendo y se refugia en la familia y los amigos.
- En el estadio de recuperación y reorganización el individuo comienza a darse cuenta
de que su vida proseguirá con nuevas y diferentes metas, a pesar de la pérdida sufrida.

En toda situación de duelo se suele seguir un proceso muy similar, que comienza por el
shock y finaliza con la aceptación de la pérdida.

El shock, que todo individuo sufre y que suele durar unas horas, ante la pérdida de un
ser querido, va acompañado, la mayor parte de las veces, por una parálisis corporal y
anímica interna, que impide que la pérdida se acerque a la conciencia, proceso de
irrealidad en el que no se percibe ningún tipo de dolor o tristeza.

Después del shock aparece la negación. Los individuos suelen negar y reprimir los
sentimientos de tristeza, los cuales suelen ser muy dolorosos y angustiosos, además
rechazan la propia muerte del ser querido. Por ello, en ocasiones, siguen realizando las
mismas rutinas de limpieza de ropa y habitación del ser perdido, esperando que en
algún momento regrese.

Posteriormente, aparecen los constantes recuerdos del ser querido perdido, provocando
emociones intensas que interrumpen de forma caótica (Kast, 1990). Dichas emociones
dolorosas suelen ir acompañadas de síntomas corporales como dificultades
respiratorias, trastornos del sueño, vómitos, etc.

En el momento en el que es consciente de que se siente completamente solo, puede


aparecer una depresión con constantes llantos, autoacusaciones, pensamientos de
cosas que se tenían que haber hecho o dicho y no se llevaron a cabo, sentimientos de
desamparo, etc.

Además, a lo largo del duelo, puede aparecer cierto grado de agresión y miedo, primero
hacia el difunto y posteriormente hacia uno mismo, al ser consciente de la frustración
que surge por romperse los planes de futuro, las necesidades que antes estaban
cubiertas y que a partir de ahora quedan insatisfechas, el dolor por el vacío en que se
siente inmerso el individuo, etc.

Poco a poco, el individuo va perdiendo intensidad en su búsqueda del ser querido y su


recuerdo, a medida que los sentimientos de dolor, agresión y miedo, van disminuyendo.

Además, comienza a aparecer sentimientos de aceptación de la pérdida, produciéndose


la despedida final del ser querido y la vuelta a la vida, a sentir alegría y ganas de vivir y
relacionarse con otras personas de su entorno.

A pesar de que las situaciones de duelo son reacciones normales en dichas


circunstancias, el sanitario no debería limitar esfuerzos a la hora de ayudar a los
individuos afectados por dichas situaciones. Uno de los mejores tratamientos a la hora
de evitar el desarrollo de un trastorno de depresión a causa de un duelo, consiste en
incitar en los individuos a que expresen sus sentimientos sobre el ser querido perdido,
revisando su relación, describiendo los aspectos positivos y los negativos de dicha
relación, etc.

Resulta esencial informar a los individuos de que todos los síntomas y los pensamientos
que están teniendo son normales y que a medida que pase el tiempo irán disminuyendo
en intensidad y frecuencia. Por tanto, hay que ser conscientes de que muchas personas
que acaban de perder a un ser querido están furiosas con el ser querido por morir o
desaparecer de sus vidas, por lo que tienen que ser estimuladas para que emitan su ira,
rabia o enfado.

Deben ser animadas para que expresen sus quejas y para que hablen de sus pérdidas,
para lo que se proporcionará un lugar silencioso donde se expresen con toda libertad.

● Tensión

El estrés en esas situaciones de primeros auxilios es en cierto modo normal, sin


embargo las reacciones son individuales en función de la persona. El estrés puede
mostrarse de dos formas, es decir, a través de síntomas físicos (dolores musculares,
nauseas, confusión, etc.) y a través de síntomas psicológicos (pérdida de memoria,
irritabilidad, ansiedad, miedo, etc.).

En contextos de tensión, como, por ejemplo, los que se viven en catástrofes, es


fundamental una persona creativa y directa. Diferentes estudios psicológicos reflejan
que la capacidad de espontaneidad y creatividad disminuye considerablemente en
situaciones que provoquen ansiedad y tensión en la persona, por lo que hay que
destacar la importancia de la preparación de los técnicos en emergencia en
afrontamiento del estrés y la ansiedad para que puedan ser totalmente creativos ante
estas situaciones y puedan tener un alto grado de espontaneidad.

Para la manifestación del acto espontáneo se precisa una preparación adecuada, que
podría denominarse calentamiento, muy similar al calentamiento deportivo. Si la
preparación o calentamiento es imprescindible para la práctica de algún deporte, en el
proceso terapéutico, también lo es para el desempeño adecuado del profesional, en
concreto del especialista de emergencias, que habitualmente ya llega a su trabajo
cargado de preocupaciones.

Para trabajar con estas situaciones, se pueden plantear dos niveles de trabajo. El
primer nivel consiste en trabajar de forma preventiva a través de técnicas de relajación y
técnicas vivenciales, con las que se consigue que el profesional se centre en el objetivo
de su trabajo y deje a un lado sus situaciones personales de tensión. El segundo nivel
hace referencia a trabajar por medio de las dinámicas grupales, técnicas vivenciales y
role playing, en las que se aprende a controlar y a hacer frente a la posible situación con
la que se va a encontrar el profesional de emergencias. Para un adecuado desempeño
de su labor, el profesional de emergencias debe realizar estos calentamientos para
poder actuar eficaz y eficientemente y tener unos niveles apropiados de creatividad y
espontaneidad.
Asimismo es necesario comentar que el profesional de emergencias al ser sometido a
constantes situaciones de tensión, precisa muchas veces terapia curativa para afrontar
su propio trabajo.

Además hay que destacar que dentro del ámbito de la planificación y protección de
situaciones de emergencia, la conducta humana tiene un papel fundamental. Muy pocas
personas han tenido la experiencia de vivir una situación de peligro de muerte y cuando
esto sucede muchas personas se comportan de una manera que agranda la posibilidad
de que suceda algo trágico. Así los individuos que se encuentran en estas situaciones
de tensión reaccionan de manera muy dispar, desde una actitud de calma a una
situación de pánico.

Se puede observar en el conocimiento de las grandes catástrofes que el miedo a morir


provocó muchas más víctimas que los siniestros propiamente dichos. Por lo tanto, el
pánico y la situación de tensión pueden provocar más víctimas que una catástrofe en sí.

En las ciencias del comportamiento no hay un criterio que permita deducir exactamente
el comportamiento de una persona ante una situación de tensión. Las variables que hay
que tener en cuenta son múltiples y las conductas ante estas situaciones son diversas,
además, siempre hay que tener presente el contexto en el que se presentan. También
es necesario señalar que ante un mismo estímulo dos personas reaccionan de manera
distinta.

● Agresividad

La agresividad tiene multitud de acepciones. Se entiende por agresividad toda


tendencia a actuar o responder violentamente o la actitud que se caracteriza por la
predisposición a emplear la fuerza. Es la conducta que persigue infligir daño, sea de
modo consciente o inconsciente, al propio actor o a otra persona o ente.

Todas estas definiciones disponen de una serie de características comunes, ya que se


necesita intencionalidad, pues no es posible que se produzca por azar. Asimismo se
requiere la producción de efectos dañinos ya sean físicos o psicológicos, también un
etiquetamiento social, ya que es la sociedad quien decide qué es y qué no es agresión.
Además para hablar de agresividad, se necesita que la persona esté motivada para
evitar y hacer frente al comportamiento agresivo y que exista un destinatario concreto.

La agresividad es algo que, hoy en día, está presente en la sociedad de muy diversas
formas: el vandalismo, las agresiones contra grupos étnicos, la violencia en las escuelas
y en los centros de trabajo, etc. Se puede decir que la agresividad es una actividad muy
habitual en la vida humana (y animal en general), que produce una gran reacción social,
debido a que por muy pequeña que sea dicha agresión puede generalizarse.

La agresividad puede estudiarse desde muchas perspectivas (psicobiológica,


bioquímica, neurofisiológica, etc.) y desde muchos marcos teóricos (innatistas,
ambientalistas, conductistas, etc.); sin embargo, se debe destacar que la mayor parte
de las teorías propuestas surgen de la psicología social.

La agresividad es considerada por las escuelas psicoanalistas como un mecanismo


interno o una pulsión unitaria e independiente, la proyección de un instinto de muerte o
de destrucción que va incorporado al interior del organismo (S. Freud) o como una
manifestación del deseo de poder sobre otro y de afirmación de sí (A. Adler).

Por su parte, los etólogos como Konrad Lorenz han defendido el origen innato de la
agresividad, que sería una conducta de carácter instrumental utilizada por los animales
para organizar su supervivencia, defender su propiedad, luchar por la hegemonía,
defender de los extraños o evitar la competencia, pero no para matar; de este modo, la
agresividad garantiza el equilibrio ecológico de las distintas poblaciones animales. Este
modelo ha sido exportado a la conducta humana planteando que los seres humanos
también defenderían su territorio y por ello discuten y luchan o lo delimitan con
prohibiciones. Pero los humanos no han desarrollado formas de conductas inhibitorias
de la agresividad, por lo que su agresividad tiene a menudo consecuencias fatales.

Según las teorías ambientalistas, la agresividad surge como un desencadenamiento por


parte de la situación que se está viviendo, es decir, la situación desencadena el
componente agresivo. A partir de este supuesto, Dollar y Miller (1939) plantean que la
agresión proviene de una situación de frustración inicial en esa situación, por ver
imposibilitada la posibilidad de alcanzar un objetivo.

La moderna antropología ha refutado estas teorías innatas sobre la agresividad, puesto


que existen sociedades no agresivas o escasamente agresivas. Según los
antropólogos, la agresividad es una conducta aprendida que precisa del medio social
para su pleno desarrollo.

De este modo, aquel medio social que no refuerza la agresividad apenas conoce
conductas violentas.

Existen tres tipos de agresión que pueden presentarse de tres formas diferentes. En la
agresión extrapunitiva la agresión está orientada al exterior; en la agresión
intrapunitiva, está dirigida a uno mismo; y la agresión impunitiva, no tiene una finalidad
concreta ni un perfil claro.

Se puede presentar de forma directa, en forma de acto físico o verbal; indirecta o


desplazada, atacando los objetos de la persona que ha sido el origen del conflicto; o
contenida, gesticulando, gritando o produciendo expresiones faciales de frustración.

Además de los tipos de agresión y de las formas de presentarse en toda situación de


agresividad se pueden presentar variables mediadoras como el papel de la activación y
la construcción social de la agresión. Zillman (1978) plantea en la teoría de la
transferencia de la activación o excitación, que los sujetos excitados tras sufrir una
situación de tensión, ansiedad y pánico en un primer momento pueden manifestar un
mayor grado de comportamientos agresivos debido a que ambas situaciones se suman.
También explica que a partir de la activación provocada por la situación de tensión y
ansiedad vivida en la emergencia o catástrofe, se puede acumular y activar ante otra
situación posterior que no tenga nada que ver. Además se debe tener en cuenta, que
algunas de las situaciones de activación agresiva pueden ser el ruido, el hacinamiento,
el calor, el dolor, etc.

En cuanto a la variable mediadora de construcción social de la agresión, se debe


destacar que las situaciones de agresión, en buena medida, son una construcción social
dado que hay conductas agresivas que son entendidas y etiquetadas como tal. Se ha
de tener claro que la conducta agresiva es una forma de influencia social a nivel de
sumisión, identificación e internalización, procesos que en el caso de una situación de
emergencia pueden dar lugar a situaciones de agresividad en los afectados.

Al destacar el papel de la activación y la construcción social de la agresión en


situaciones de emergencia, se debe indicar que en estas situaciones surge una relación
estrecha entre las variables situacionales y las variables background de una situación
de agresividad. En estas situaciones los individuos van a llevar a cabo una evaluación
primaria ante las variables situacionales que acaban de vivir acerca de la importancia de
lo ocurrido y de su intencionalidad. Esta evaluación provocará, generalmente, una
activación negativa que se va a presentar en forma de estrés, ira o rabia.

En función del nivel de activación y de evaluación de las variables background del


individuo, para la agresión se producirá una mayor o menor activación negativa, siendo
mayor o menor la probabilidad de afrontar la situación de agresión.

Ansiedad

La ansiedad y la angustia son dos fenómenos psicológicos que se producen en


situaciones con un elevado nivel de alerta y preparación para una situación de
cambio e incertidumbre.

El término ansiedad se puede definir como una sensación difusa de inquietud,


malestar y desasosiego que no responde a ninguna causa concreta. El término
angustia hace referencia a un sentimiento de opresión e inquietud, que se
manifiesta en desesperación, incapacidad de reacción, malestar general y miedo,
sin que exista un motivo claro y concreto.

La ansiedad ligada más al mundo consciente, suele referirse a una vivencia interior
de la que el propio individuo se da cuenta de aquellos aspectos que le provocan
ansiedad. Mientras que la angustia, cuyas raíces son más inconscientes, implicaría
los síntomas y signos físicos de la experiencia de ansiedad.

La ansiedad y la angustia son consideradas emociones, que en muchas


circunstancias son adaptativas para el individuo y que les permite estar alerta y
sensible al ambiente que le rodea, aportando un elevado grado de motivación para
enfrentarse a las diferentes situaciones. Sin embargo, en situaciones de peligro
objetivo como una emergencia, una catástrofe, un atentado o un accidente
doméstico, es natural tener una sensación de miedo e inseguridad,

además de un incremento del nivel de ansiedad.

Es normal que tras vivir una experiencia de emergencia surja un sentimiento de


ansiedad, debido a que la mayoría de las emergencias o catástrofes suelen ser
repentinas y generan diversas reacciones de ansiedad en el momento en que se
produce el peligro, como, por ejemplo, al recordar el suceso después de algún
tiempo.

Ante una emergencia o catástrofe, es fundamental proporcionar a los diferentes


individuos implicados una información clara, sincera y tranquila sobre lo ocurrido y
acerca de los posibles riesgos asociados, para eliminar la incertidumbre natural del
momento. Dicha información debe transmitirse en un espacio adecuado para que el
individuo exprese todo lo que necesita y así informarle sin interrupciones.

Es necesario que se permita a los afectados expresar los signos de ansiedad y que
no oculten su estado de ánimo. Se le tiene que prestar apoyo y comprensión, que
le va a permitir que poco a poco se recupere de esa situación de ansiedad y
angustia, y consiga tranquilidad y seguridad.

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