Ejemplos de Temas para Escribir
Ejemplos de Temas para Escribir
Ejemplos de Temas para Escribir
Juan despertó rápidamente a sus amigos que tampoco podían creer lo que
veían. «¡Por fin!», gritaron, y aunque aún estaban adormilados, no tardaron en
salir de sus camas calientes. Querían ir a la nieve tan pronto como fuera
posible. Incluso el frío no les molestaba porque había mucho que hacer. Los
amigos construyeron primero un muñeco de nieve. Y después hicieron una
guerra de bolas de nieve. Con el trineo y el snowboard bajaron la montaña. E
incluso Sofía había traído sus patines de hielo.
Los niños no eran los únicos que disfrutaron de la nieve. Al fondo se podía ver
a esquiadores que subían la montaña con el telesilla y descendían velozmente.
Incluso un oso polar estaba esquiando. Solo el muñeco de nieve tiritaba por el
frío y deseaba que llegase ya el verano. Estaba resfriado y tenía un largo
carámbano que colgaba de su nariz.
Al ver una cometa colgando de una de las ramas del árbol me desanimé
completamente. Pretendía salir a pasear con mi perro, pero desde casa,
calentita, era más agradable ver cómo las ardillas se comían los primeros
racimos de uvas de la temporada y el resto de animales empezaba a recolectar
frutos para prepararse para el invierno.
A pesar del tiempo mi padre salió a comprobar que la lluvia no hubiera dañado
las calabazas ni el maíz que habíamos plantado. Mientras tanto, mi madre
recogía con el rastrillo las hojas para que el desagüe del jardín no se atrancara.
De pronto mi padre se puso como un niño a chapotear sobre un charco
empapando a un pobre erizo. Seguro que el pobre hubiera deseado tener en
ese momento un paraguas o un chubasquero para no mojarse
Descansando en el parque
“¡Qué día más precioso!”, dijo la señora Pilar. “El sol brilla y los pájaros cantan.
Hace demasiado buen tiempo como para quedarse en casa”.
La señora Pilar está jubilada y vive en la gran ciudad de Madrid. Su piso está
en una calle principal del centro, pero ella preferiría vivir en un lugar donde la
vida no fueran tan anónima. Cerca de donde ella vive está el Parque del Retiro
y la señora Pilar acude siempre a él cuando hace buen tiempo como hoy.
En los caminos hay bancos para sentarse. Algunos están en el sol y otros a la
sombra de los árboles. Como hoy no hace mucho calor, la señora Pilar se ha
sentado en un banco al sol entre dos arbustos. Desde él puede ver a los patos
y los peces en el estanque. Pero sobre todo le encanta el sonido del agua de la
fuente.
Justo se acababa de sentar cuando escuchó una paloma gorjeando. Incluso los
pájaros conocen ya a la señora Pilar y saben que siempre trae algo para ellos.
“¡Aquí estáis!”, dijo la señora Pilar sonriendo y dejó una bolsa cerca del banco.
Naturalmente hoy tampoco se había olvidado de traer algo a sus animales
preferidos.
En la estación
¡Por fin! Cada uno está en su asiento y preparado para las vacaciones en la
costa. Aunque... vaya estrés de última hora: ¡casi perdemos el tren!
Como aún teníamos tiempo, hemos dado una vuelta por la estación. Nos
hemos tomado un café y un bollo de chocolate y finalmente nos hemos dirigido
a nuestro andén: el 18. Pero, al llegar allí nos hemos encontrado con un tren
de mercancías. Nos hemos puesto muy nerviosos: «¿dónde está nuestro
tren?», nos hemos preguntado inquietos.
Por el megáfono han informado del cambio: nuestro tren destino Barcelona
saldría hoy desde el andén 8. Faltaban dos minutos para la salida del tren así
que hemos corrido a la velocidad del rayo. Cuando hemos llegado al andén
correcto, el maquinista de la locomotora estaba a punto de poner en marcha el
tren. Por suerte, el revisor ha sido amable y nos ha esperado.
Los polvorones son unos dulces redondos y compactos que se elaboran con
harina, manteca, canela, azúcar y almendra. Se envuelven uno a uno en papel
y se deshacen en la boca al comerlos. Reciben ese nombre porque están
recubiertos de azúcar glasé. Los polvorones más conocidos son los de Estepa,
en Sevilla, y de Antequera, en Málaga.
Otro dulce muy tradicional que no puede faltar en Navidad son las Yemas de
Ávila. Se preparan simplemente con la yema del huevo y azúcar y se
envuelven una a una con las manos hasta formar una bola pequeña.
La noche de Halloween
Ayer recibí una llamada de mi mejor amigo Carlos que está viviendo en Nueva
York. Me contó que el fin de semana pasado celebraron Halloween y que
realmente es como encontrarse en medio de una película. Carlos dijo que las
calles estaban abarrotadas de gente disfrazada de magos, brujas, monstruos…
Pero de todo lo que me contó, me hizo mucha gracia saber que los niños
llevaban carros decorados como ataúdes.
La verdad que la imagen parecía una escena preparada. Había luna llena y
junto a ella los murciélagos volaban, mientras que las nubes parecían
fantasmas. Habría pensado que se trataba de un rodaje si en la foto no hubiera
reconocido al perro de Carlos devorando caramelos.
Por cierto, ¿te acuerdas que había hecho una entrevista para un trabajo en
Bilbao? ¡Lo he conseguido! Me mudaré a principios del mes que viene.
Un abrazo.
Foto al calendario que tengo colgado en la cocina.
Los dibujos son simples, pero mirando bien puedes ver el trabajo detrás de
cada pincelada.(brush stroke) Siempre que paso por la cocina paso un
buen rato mirándolos.