Frasco de Alabastro

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FRASCO DE ALABASTRO

Romper tu frasco de alabastro y derramar tu


perfume sobre Jesús te traerá burla y críticas de
los demás, pero Jesús te reconocerá y tu vida será
un mensaje vivo del evangelio.

3 Mientras tanto, Jesús se encontraba en Betania, en


la casa de Simón, un hombre que había tenido lepra.
Mientras comía, entró una mujer con un hermoso
frasco de alabastro que contenía un perfume costoso,
preparado con esencias de nardo. Ella abrió el frasco
y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4
Algunos que estaban a la mesa se indignaron. «¿Por
qué desperdiciar un perfume tan costoso? —
preguntaron—. 5 ¡Podría haberse vendido por el
salario de un año y el dinero dado a los pobres!». Así
que la regañaron severamente. 6 Pero Jesús
respondió: «Déjenla en paz. ¿Por qué la critican por
hacer algo tan bueno conmigo? 7 Siempre habrá
pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando
quieran, pero a mí no siempre me tendrán. 8 Ella hizo
lo que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el
entierro. 9 Les digo la verdad, en cualquier lugar del
mundo donde se predique la Buena Noticia, se
recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
— Marcos 14:3-9 (NTV)

LO QUE ES UN DESPERDICIO PARA LOS DEMÁS


La mujer que ungió a Jesús
La historia de Marcos 14:3-9 El frasco de alabastro en los
tiempos de Jesús era un perfume muy apreciado y costoso.
Un frasco costaba aproximadamente el equivalente a un año
de salario. A pesar del alto costo, esta mujer se presentó ante
Jesús con un frasco de alabastro, lo rompió y derramó todo el
perfume sobre Jesús para refrescarlo y cubrirlo con un aroma
agradable. La gente que le rodeaba se horrorizó porque, en
un breve momento, todo el salario de un año se desvaneció
en el aire—literalmente. Se indignaron porque pensaron que
era un «desperdicio» (v. 4).

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