César Augusto Mendoza Ramos. Santa Marta 11111
César Augusto Mendoza Ramos. Santa Marta 11111
César Augusto Mendoza Ramos. Santa Marta 11111
RESUMEN
Palabras clave
Provincia, poblamiento, conquista, espacio, territorio, resistencia.
ABSTRACT
In this essay addresses the process of occupation, conquest, construction and rehabilitation
of the area of the Province of Santa Marta during the colonial and early republican (siglos
XVI-XIX). The study situates the process of reorganizing the provincial space samarium in
the dynamics of spatial reorganization promoted by the Bourbon dynasty.
Key words
state, settlement, conquest, space, territory, resistance.
*
Historiador e investigador. Docente Universidad del Atlántico.
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1
SILVESTRE, Francisco. En: COLMENARES, Germán. Relaciones e informes de los gobernadores de la
Nueva Granada. Bogotá: Banco Popular, 1989, Tomo II, p.83. Según Joaquín Fidalgo la provincia samaria
“confina por el oeste y S.O., con la de Cartagena de Indias, siendo sus límites el río Grande de la Magdalena; por
el N.E., con la del Río de el Hacha limitándolas las de la Enea, y por el norte el océano Atlántico o mar de las
Antillas”. FIDALGO, Joaquín Francisco. Notas de la expedición Fidalgo: 1790-1805. Bogotá: Gobernación de
Bolívar-Instituto Internacional de Estudios del Caribe, 1999, p. 40.
2
JULIÁN, Antonio. La Perla de la América, Provincia de Santa Marta. Bogotá: Academia Colombiana de
Historia, 1980, p. 144. Sobre este aspecto véase también a DE LA ROSA, José Nicolás. Floresta de la Santa
Iglesia Catedral de la Ciudad y Provincia de Santa Marta. Barranquilla: Biblioteca Departamental del Atlán-
tico, 1945, p. 258.
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tes, ensanchándose de un modo ex- da por varias ciénagas, entre las que
traordinario en torno de donde se for- se destacan la Ciénaga Grande de Santa
ma el delta del gran río”3. Las tierras Marta y la de Zapatosa, valoradas no
contiguas a los ríos y ciénagas en la sólo por sus grandes riquezas ictioló-
época de verano, se cubrían de pastos gicas, sino porque muchas de ellas son
tiernos y abundantes; en la época de utilizadas como vías naturales de co-
verano, cuando el sol agotaba las de- municación y transporte de la pobla-
hesas superiores, los ganaderos de la ción, y para la producción de bienes
gobernación aprovechaban la forma- de las regiones que influencian. En las
ción de estos prados para alimentar sus orillas de estos ríos y ciénagas los es-
reses. pañoles fundaron poblaciones como la
villa de Tenerife en 1543, la ciudad de
La provincia gozó de abundantes re- San Miguel de las Palmas de Tamala-
cursos hídricos, lo que la hizo apta para meque en 1544, entre otras.
el fomento de las actividades agrope-
cuarias. Un incontable número de ríos Aunque el clima predominante en la
la recorrían, muchos de los cuales na- provincia es el cálido, en ella, se pue-
cían en la Sierra Nevada y desembo- den distinguir variaciones. La franja
caban en el mar Caribe. La mayoría de costera, que se extiende desde el cabo
estos, eran de gran caudal, torrentosos de la Vela hasta la desembocadura del
y de aguas permanentes. Dentro de Magdalena, es seca; la zona interior es
estos fueron importantes el Minca, el lluviosa y con altas temperaturas, lo
Palomino, el Achiote, el Buriticá, el que la hace inhóspita. Acudir a los re-
Manzanares; otros como el Cesar y sus latos de quienes recorrieron la provin-
afluentes irrigaban el centro de la pro- cia, puede informarnos sobre cómo era
vincia, dotándola de halagadoras pers- el terreno y la influencia del régimen
pectivas en cuanto a agricultura, gana- de lluvias sobre las actividades agrí-
dería, comercio y vías de comunica- colas en la gobernación. Uno de ellos,
ción4 . Andrés Pérez Ruiz Calderón, goberna-
dor y comandante general interino de
Entre las hoyas parciales de los ríos la Provincia, en carta que envió al Vi-
Magdalena, Cesar y Ariguaní se for- rrey Pedro Messía de la Zerda, el 28
mó una zona semiacuática, constitui- de marzo de 1766, al comunicarle que
3
VERGARA y VELASCO, F.J. Nueva geografía de Colombia. Bogotá: Banco de la República, 1974, Tomo II,
p. 579, DÍAZ-GRANADOS, Manuel J. Geografía económica del Magdalena Grande (1946-1955). Santa Marta:
Gobernación del Magdalena, 1996. Lo que sigue, está basado en estos autores.
4
Para la historiadora HERRERA ANGEL, Marta. Ordenar para controlar. Ordenamiento espacial y control
político en las Llanuras del Caribe y en los Andes Centrales Neogranadinos. Siglo XVIII. Santafé de Bogotá:
Academia Colombiana de Historia- Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2002: “Los ríos, caños,
arroyos, las ciénagas y el mar establecen ejes de referencia que contrastan con los de las cordilleras andinas. En
los Andes, con frecuencia los ríos y quebradas se perciben como obstáculos en los caminos. En la región Caribe,
además de eventuales obstáculos, son también caminos mismos, son las vías que conectan unos sitios con otros,
lugares de comercio e intercambios, que se ven afectados por el verano o por el invierno”. p. 48.
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5
Archivo General de la Nación (En adelante AGN). Caciques e Indios. Tomo 43, folio 917r.
6
DE MIER, José M. Poblamientos en la Provincia de Santa Marta: Siglo XVIII (En adelante, Poblamientos).
Bogotá: Colegio Máximo de la Academia de Colombia-Libreros Colombianos, 1987, Tomo I, p, 72.
7
JULIÁN, Antonio. Op. cit. p. 9.
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8
FERNÁNDEZ DE OVIEDO Y VALDÉS, Gonzalo. Historia general y natural de las Indias, islas y Tierra
Firme del mar Océano. Madrid, 1959, vol. II, p. 80. Según este cronista los hombres y mujeres que habitaban la
provincia de Santa Marta eran “de color algo más claro que loros; andan desnudos, y las bragas que ellos y ellas
traen, son como en la gobernación de Venezuela, de aquellos cañutos o sendos caracoles en que los hombres
ponen el miembro viril, o atado con un hilo y metido por adentro cuanto más le pueden encoger; y las mujeres,
aquellas bragas sueltas de algodón que ninguna cosa encubren” p. 81.
9
FRIEDE, Juan. Gonzalo Jiménez de Quesada a través de documentos históricos. Tomo I, 1509- 1550. Bogo-
tá: ABC, MCMLX, p. 24. En la Relación de Santa Marta (ca. 1550) se dice que después “q(ue) se descubrió la
isla Española que se dize de la Isla de Santo Domi(ng)o empecaron de allí a salir e(n) nabios a rescatar con los
yndios por la costa de tierra firme donde fueron descubriendo todas las gob(e)rnaciones y hislas que al presente
hestan pobladas. Descubrieron a Santa Marta con todas las más gob(e)rnaciones”. En: TOVAR PINZON, Hermes.
Relaciones y visitas a los Andes S XVI Tomo II: Región del Caribe. Santafé de Bogotá: Colcultura-Instituto
Colombiano de Cultura Hispánica, 1993, p. 125. Del mismo autor véase: La estación del miedo o la desolación
dispersa. Santafé de Bogotá: Ariel, 1997, pp. 91 y ss. Sobre este aspecto también puede consultarse la obra de:
MELO, Jorge Orlando. Historia de Colombia: El establecimiento de la dominación española. Medellín: La
Carreta, 1977, pp.148 y ss;
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10
FRIEDE, Juan. Op. cit. p. 24; TOVAR PINZON, Hermes, La estación del miedo... p. 99.
11
El texto completo de esta capitulación firmada en Valladolid el 6 de noviembre de 1524 se encuentra en
FRIEDE, Juan. Documentos Inéditos para la Historia de Colombia (En adelante DIHC). Bogotá: Academia
Colombiana de Historia, 1955, Doc. 12, p. 76-81.
12
FRIEDE, Juan. DIHC. Doc. 12. p. 81.
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13
Entre estos pueden señalarse: ZAMBRANO PANTOJA, Fabio. El proceso de poblamiento 1510-1800. En:
Gran enciclopedia de Colombia. Santa Fe de Bogotá: Círculo de Lectores, 1991; para quien España “dominó
las áreas descubiertas fundando ciudades. Un nuevo núcleo urbano significaba la posesión de tierras y la suje-
ción de los pueblos que las habitaban” p. 115. Para COLMENARES, Germán. Historia económica y social de
Colombia. Cali: Univalle, 1973, los territorios “conquistados dependían de la influencia de un núcleo urbano y
de su control sobre el contorno rural o sobre otras ciudades que le habían debido su fundación. Esta dependen-
cia tendía a debilitarse a medida que cada centro iba cobrando importancia debido a la abundancia de sus
propios recursos” p.16.
14
Para Georges Duby: “A lo largo de la historia, la ciudad no se caracteriza pues ni por el número, ni por las
actividades de los hombres que allí habitan, sino por sus rasgos particulares de status jurídicos, de sociabilidad
y de cultura. Estos rasgos derivan del papel primordial que cumple el órgano urbano. Este papel no es económi-
co, es político. La ciudad se distingue del medio que la rodea en lo que ella es, en el paisaje, el punto de
enraizamiento del poder. El Estado crea la ciudad. En la ciudad el Estado tiene su asiento”. Prólogo a la Historia
Urbana de Francia (París, 1980), traducción de Ana Beatriz García y Carlos Niño Murcia, Bogotá, 1991, Copia
mecanografiada. Historia del poblamiento del territorio de la Región Caribe de Colombia, Fabio Zambrano
considera que España “dominó los espacios conquistados, mediante el establecimiento de núcleos urbanos, que
se constituyeron no sólo en enclaves económicos y militares, sino fundamentalmente, en centros de poder
político, pues el Estado toma lugar precisamente sobre la ciudad y es en ella donde se organiza la explotación de
las tierras conquistadas y la sujeción de los pueblos que la habitan”. En: ABELLO VIVES, Alberto y GIAIMO
CHÁVEZ, Silvana. Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano. Santa Fe de Bogotá: FONADE, Observa-
torio del Caribe Colombiano, Universidad del Atlántico, 2000, p. 27.
15
TOVAR PINZON, Hermes. Relaciones y visitas... p. 127.
16
Ibíd. p. 127.
17
Ibíd. p. 127.
18
Ibíd. p. 129.
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19
Ibíd. p. 51.
20
DIHC, Doc. 158, p.17.
21
DIHC, Doc. 158, p.17.
22
DIHC, Doc. 399, p. 316.
23
García de Lerma proyectó la construcción de fortalezas en Santa Marta, La Ramada, Buriticá y las bocas del
río Magdalena. Véase MIRANDA VÁSQUEZ, Trinidad. La gobernación de Santa Marta (1560-1570). Sevilla:
Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1976, p.142.
24
DIHC. Doc. 399, p. 318.
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“Santa Marta está casi per- Al concluir el siglo XVI las matanzas
dida y despoblaba, y por toda sin piedad y la esclavización de los
esta costa de Tierra Firme indios, el hambre y las pestes diezma-
para lo mismo, y no hay ne- ron drásticamente la población nativa
25
DIHC. Doc. 722, p. 278.
26
FRIEDE, Juan. Fuentes documentales para la historia del Nuevo Reino de Granada. Bogotá: Banco Popular, 1975,
tomo V, Doc. 693, p. 57. Subrayado Nuestro. En adelante FDHNRG.
27
Ibíd. p. 57.
28
FDHNRG. Tomo VII, Doc. 1049, p. 19.
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29
JULIÁN, Antonio. Op. cit. p. 158. Véase también a HERRERA ANGEL, Marta. Ordenar para controlar... p. 253 y ss.
30
JULIÁN, Antonio. Op. cit. p. 159.
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31
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Nicolás. La población de América Latina: Desde los tiempos precolombinos al
año 2000. Madrid: Alianza, 1975; HUNEFELDT, Christine. Transfondo socioeconómico: un análisis sobre los
albores de la independencia y las particularidades económicas y sociales andinas a fines del siglo XVIII y
principios del XIX. En: CARRERA DAMAS, Germán. Historia de América Andina. Vol. 4: Crisis del régimen
colonial e independencia. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, 2003. Según esta autora ”Uno de los
cambios más visibles en el entorno colonial durante el siglo XVIII fue el crecimiento demográfico. En 1800
vivían alrededor de 17 millones de personas en Hispanoamérica, de los cuales 7,5 eran indios, 3,2 blancos,
750.000 negros y 5,5 castas”. p. 34.
32
JARAMILLO URIBE, Jaime. Ensayos sobre historia Social Colombiana. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, 1968, p.169.
33
SILVESTRE, Francisco. Descripción del Reino de Santa Fe. En: COLMENARES, Germán. Relaciones e
Informes de los gobernantes de la Nueva Granada. Bogotá: Banco Popular, 1989, Tomo II, p. 55 y JARAMILLO
URIBE, Jaime. Ensayos.., p. 170.
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34
LYNCH, John. Las revoluciones hispanoamericanas: 1808-1826. Barcelona: Ariel, 1983, p. 15.
35
Según BLANCO BARROS, José Agustín. Dos colonizaciones del siglo XVIII en la Sierra Nevada de Santa
Marta. Santafé de Bogotá: Archivo General de la Nación, 1996; la “ocupación efectiva del territorio mediante
la fundación de poblados concentrados” tenía sobre todo “un sentido y significado económico: el aprovecha-
miento de los recursos ofrecidos por el paisaje físico- geográfico; apertura de nuevas tierras para una agricultura
diversificada y establecimiento de ganadería de vacunos, caballos, cabras y cerdos, además se perseguía con tal
política ejercer un eficaz y urgente control de los indios bravos, en este caso los Chimilas, cuya movilidad y
severos ataques constituían real y serio problema para la gobernación samaria”. p. 7.
36
COLMENARES, Germán. Relaciones e Informes... T. I, p. 66.
37
Ibíd. p. 66.
38
Joseph Fernando de Mier y Guerra, Caballero de la orden de Santiago y vecino de la Villa de Mompox, fue la
figura más importante del proceso de reordenamiento espacial en la gobernación de Santa Marta durante el siglo
XVIII. Entre 1739 y 1741 prestó ayuda a Cartagena y Santa Marta, plazas amenazadas por la nación inglesa,
que había declarado la guerra a España. A estos años corresponde su nombramiento como “maestre de campo
y cabo superior de las armas” primero de las ciudades de los Reyes del Valle de Upar, Pueblo Nuevo y San
Miguel de Tamalameque y después de toda la provincia de Santa Marta. Nombramientos hechos por Juan de
Vera, teniente coronel de los reales ejércitos, gobernador y capitán general de “ciudad de Santa Marta y su
Provincia con la de Río del Hacha y su granjería de perlas, por el rey nuestro señor”, confirmado por el virrey
del Nuevo Reino de Granada, Don Sebastián de Eslava. Datos tomados de la Relación de los méritos y servicios
de D. Josef Fernando de Mier, Caballero de la Orden de Santiago, y vecino de la villa de Mompox, publicada
en: DE-MIER, José M. Poblamientos, t. III, pp. 303-313.
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39
Sobre las fundaciones y refundaciones de Antonio de la Torre y Miranda en la provincia de Cartagena pueden
consultarse los trabajos de MORENO DE ANGEL, Pilar. Antonio de la Torre y Miranda viajero y poblador:
Siglo XVIII. Santafé de Bogotá: Planeta, 1993, pp. 63-169; CONDE CALDERON, Jorge. Espacio, sociedad y
conflictos en la provincia de Cartagena 1740-1815. Bogotá: Fondo de Publicaciones de la Universidad del
Atlántico, 1999, pp. 70-85. LUCENA GIRALDO, Manuel. Las nuevas poblaciones de Cartagena de Indias,
1774-1794. En: Revista de Indias. Vol. LIII, Núm. 199, pp. 761-781.
40
AGN. Poblaciones Varias, Tomo 11, f. 189.
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41
A pesar de su magnífica ubicación para los contactos de todo tipo con el mundo exterior, Cartagena y Santa
Marta presentaban un doble problema. En primer lugar, se veían frente a serias dificultades para comunicarse
con las provincias del interior del Virreinato y, el segundo, la difícil comunicación de sus centros urbanos con
las comarcas internas. Sobre las dificultades de las comunicaciones entre Santa Marta y su traspaís véase a
HOENIGSBERG, Julio. Chispazos de Historia. Barranquilla: Centro de historia de Barranquilla, 1976;
MENDOZA RAMOS, César. Vías de comunicación en la provincia de Santa Marta: un dilema irresoluto. En:
Revista Historia Caribe, Vol. II, 2000, No. 5, pp. 115-119; RESTREPO TIRADO, Ernesto. Op. cit.; FIDALGO,
Joaquín Francisco. Op. cit. y, PACHECO, Juan Manuel. Los jesuitas en Colombia. Bogotá: San Juan Eudes,
1959.
42
A orillas del río grande de la Magdalena fundó, entre otras, a San Fernando de Carvajal, San Zenón de
Navarro, Nuestra Señora del Carmen de Barrancas, San Sebastián de Menchiquejo, Santa Ana de Buenavista y
Nuestra Señora de El Banco; sobre el río Cesar, Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de Chimichagua
y San Vicente de Ferrer de la Nueva Saloa. Sobre estas fundaciones véase DE-MIER, José M. Poblamentos. T.
I, pp. 268-70, 270-71, 285-90, 317-19, 337-41, 347-52; T. III, p. 25.
43
Aunque no fueron las únicas, como lo evidencia la documentación existente, desde estas ciudades de la
provincia de Santa Marta se organizaron entradas y salidas al territorio chimila y, sus vecinos colaboraron con
dineros y hombres para estas empresas de despojos. En una nota escrita enviada el 22 de marzo de 1752, el
marqués del Villar reconoció la participación del Cabildo de Valencia del Dulce Nombre de Jesús en la funda-
ción de San Sebastián de Rábago. Posteriormente, 25 de junio de 1752, en un escrito del virrey al cabildo de la
ciudad de Valencia del Nombre de Jesús, le pide colaboración para la fundación de la población de Garupar en
los siguientes términos: “Habiéndome informado en vista de lo representado por ese cabildo de las entradas a las
habitaciones de los indios chimilas, no pueden producir los buenos efectos que vuestras mercedes exponen, y
que la osadía de estos bárbaros se contendrá con la fundación de Garupar que está para construir y principiar en
esta consideración se dará espera a ella, y ese cabildo, con el celo que hasta aquí lo ha ejecutado dará las escoltas
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necesarias. Y por lo que mira a que se suministren algunos fusiles, pólvora y bala para la mayor seguridad de las
expresadas escoltas necesarias, daré la providencia correspondiente”. Más tarde en la Descripción de los recur-
sos y lista de quienes participaron en las milicias que de Valencia de Jesús salieron en contra del los chimilas, 12
de enero de 1764, se detalla con minuciosidad los términos de la ayuda. Véase DE-MIER, José M. Poblamientos.
T. II, p. 23, 35, 228-33.
44
TOVAR PINZÓN, Hermes. Grandes empresas agrícolas y ganaderas: Su desarrolla en el siglo XVIII. Bogo-
tá: CIEC, 1980, p. 20. Del mismo autor puede verse también sobre este aspecto, Hacienda colonial y formación
social. Barcelona: Sendai, 1988, p. 27.
45
DE MIER, José M. Poblamientos. T. I. p. 360.
46
Relación de las fundaciones establecidas y de los dineros de su propio peculio invertidos en ella, 18 de
diciembre de 1751. En: DE MIER, José M. Poblamentos. T. I. P. 357.
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FUENTE: AGN. Poblaciones Varias: tomo 5, fols. 958r- 969v; tomo 11, fols. 464r -469v.
FALS BORDA, Orlando. Mompox y Loba. Bogotá: Carlos Valencia, 1979, pp. 112B-113B;
MORA DE TOVAR, Gilma. Poblamiento y sociedad en el Bajo Magdalena durante la
segunda mitad del siglo XVIII. En: AHSC. No. 21, Santafé de Bogotá, 1993, pp. 40-62. De
MIER, Joaquín. Poblamentos. T.I, p. 357-359.
Entre 1751 y 1770 fundó diez pobla- gunas matrículas de vecinos de las fun-
ciones más. San Antonio, San Luis daciones. Sobre este asunto, ilustra la
Beltrán de Sapayán, Santa Ana de matrícula de vecinos de Nuestra Seño-
Pueblo Nuevo, Santa Cruz de San Jo- ra del Carmen de Barranca Bermeja del
seph, El Piñón, Salamina, son entre 23 de enero de 1748; en ella se obser-
otras, las poblaciones fundadas en este va que de los 132 vecinos y 538 almas
período47 . que la componían, 31 vecinos y 115
almas eran blancos; 53 vecinos y 215
Para poblar sus fundaciones, refunda- almas eran mestizos; 19 vecinos y 78
ciones y agregaciones, de Mier y Gue- almas eran pardos; 23 vecinos y 101
rra recurrió al concurso de varias et- almas eran zambos; 6 vecinos y 29 al-
nias: blancos, mestizos, pardos, zam- mas eran negros48 . La matricula del
bos y negros constituyeron la base de sitio de San Fernando de Carvajal,
la población de las nuevas fundacio- constituye otro ejemplo que ilustra esta
nes y refundaciones, formulación que aseveración, dicha población contaba
se infiere del estudio detallado de al- con 50 vecinos y 218 almas, de los
47
FALS BORDA, Orlando. Mompox... p. 113B; MORA DE TOVAR, Gilma. Op. cit. p. 53. LUNA, Lola.
Resguardos coloniales de Santa Marta y Cartagena y resistencia indígena. Santafé de Bogotá: Banco Popular,
1993, p. 76.
48
AGN. Miscelánea. Colonia, Tomo 140, fols. 421-425. Síntesis de la matrícula de los vecinos de la nueva
fundación de Nuestra Señora del Carmen de Barranca Bermeja, enero 23 de 1748. DE MIER, José M.
Poblamientos. T. I, pp.162-166.
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49
AGN. Poblaciones varias, Tomo 4, fols. 419-429, noviembre 17 de 1751. Síntesis de la Matrícula de San
Fernando de Carvajal, noviembre 17 de 1751. DE MIER, José M. Poblamientos. T, I, pp, 268-270. Además de
estos documentos, en las instrucciones sobre nuevos asentamientos del 19 de diciembre de 1749, don Joseph
Fernando de Mier y Guerra advierte que los “mencionados pobladores son algunos blancos del país, uno u otro
español y mulatos, mestizos, zambos y negros; todos generalmente pobres”.
50
AGN. Poblaciones varias. Tomo 10. folios 999 a 1000, marzo 10 de 1752. Esta idea la reiteró en una nota del
18 de mayo de 1752, al insistir en la necesidad de una fundación en la entrada del monte Garupar, “cuyas tierras
son muy propias y pingües para sementeras, con grandes sabanas para crías”. En dicho documento pidió nueva-
mente facultades para admitir en dicha población “los fugitivos por varios delitos, a excepción del de lesa
majestad, cuyo indulto poblará allí muchos sujetos de bríos y oportunos a sostener las avenidas de dichos
indios, único remedio para privarlos el que ocupen los dos expresados caminos y que vengan a quedar casi sin
ningún riesgo” DE MIER, José M. Poblamientos. T. II, p.13.
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53
Ibíd. p. 209. Subrayado nuestro.
54
AGN. Poblaciones varias, Tomo 5, folio 551v., marzo 13 de 1750.
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55
AGN. Poblaciones varias, Tomo 5, folio 551v., noviembre 27 de 1751.
56
El marqués de Santa Coa se mostró abiertamente contrario a los procedimientos empleados por José Fernan-
do de mier y Guerra en la traslación y fundación de poblaciones. DE MIER, José M. Poblamientos. T. I, p. 231-
234. Otro vecino de Mompox, Andrés de Madariaga, se quejó ante el virrey, 29 de octubre de 1752, de los
perjuicios que causaban las fundaciones de De Mier y Guerra, sobre las haciendas y propiedades de algunos
vecinos ribereños. T. II, p. 43-48.
57
El 12 de enero de 1751, don José Fernando solicitó al virrey que se sancionara a las autoridades de Mompox
por oponerse a la plantación de tres sitios a orillas del río Magdalena. DE MIER, José M (comp.). Poblamientos.
T. P. 265-266. El 22 de abril de 1752 conminó a José de Aguilar para que no obstaculizara la fundación de
Sapayán. T. II, p. 23-24.
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58
AGN. Poblaciones varias, Tomo 10, folios 1021r a 1024r., agosto 21 de 1752.
59
Según el historiador Fabio Zambrano: ”Las políticas de poblamiento de los Borbones, tuvieron repercusión
directa en la formación de la nobleza costeña del siglo XVIII, gracias a la compra de títulos permitida por los
reyes de España. En efecto, quienes impulsaron la fundación o refundación de poblados, como en el caso de
Mier y Guerra, vieron premiados sus esfuerzos con el control de muy extensos latifundios que les permitieron
formar mayorazgos de tierras vinculadas y la oportunidad de comprar títulos”. En: Poblamiento y ciudades del
Caribe colombiano. p. 48.
60
COLMENARES, Germán. Relaciones... T. I, p. 187.
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61
Ibíd. p. 187
62
Datos tomados de la relación de méritos de don Agustín de la Sierra, maestre de campo de la provincia de
Santa Marta y capitán de conquista de la nación chimila, 3 de octubre de 1780. DE MIER, José M. Poblamientos,
T. III, p. 68-69.
63
DE MIER, José M. Poblamientos. T. III, 73
64
Ibíd. p. 73.
65
LUNA, Lola. Op. cit., pp. 80-82.
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66
DE MIER, José M. Poblamientos, T. III. p. 69.
67
Según Pedro Agustín de la Sierra en un informe de 1785 sobre el estado de las fundaciones de chimilas, sólo
quedaban tres poblaciones: Venero, San Antoñito y Punta Gorda. LUNA, Lola. Op. cit, p. 81.
68
Relación de D. Francisco Gil y Lemus, Santafé 31 de Julio de 1789. En: COLMENARES, Germán. Relacio-
nes. T. II, p. 21.
69
Ibíd. p. 254-255. Relación del gobierno del Exmo. Sor. Don Josef de Ezpeleta.
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70
AHM. Caja No.1, 1819, Informe del gobernador Antonio de Samper al virrey en 1806. 2 folios.
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tró fuerte resistencia en poblaciones del 8 de octubre de 1821, que trató so-
como Villanueva, Fonseca y el Moli- bre la organización y régimen político
no, proclives a las autoridades espa- de los departamentos, provincias y can-
ñolas71 . La villa de Chiriguaná, que tones en que se dividió la república,
estuvo durante la colonia bajo la juris- fraccionó al naciente Estado en siete
dicción de la ciudad de Tamalameque departamentos. Al departamento del
aprovechó la coyuntura para declarar- Magdalena lo conformarían las anti-
se independiente de dicha ciudad. Es- guas provincias en que estaba dividi-
tos conflictos entre poblaciones pusie- da la costa Caribe del virreinato: Car-
ron de manifiesto la existencia de un tagena, Santa Marta y Río de la Ha-
marcado particularismo localista no cha. Su territorio, lo constituiría el vie-
sólo entre las grandes ciudades, sino jo territorio de estas provincias colo-
también entre villas y parroquias. To- niales.
dos ellos aspiraban a una autonomía
que les permitieran poseer un espacio La Ley del 25 de junio de 1824, que
sobre el cual gobernar. arregló “la división territorial de la re-
pública” de Colombia, estableció que
Durante la coyuntura de la independen- “el territorio de la república debe te-
cia muchas poblaciones importantes en ner una división regular en sus depar-
la época colonial de la provincia de tamentos y provincias con respecto a
Santa Marta, decayeron, sobre todo, las su extensión y población, como que
poblaciones situadas a orillas del río conviene tanto para la fácil y pronta
Magdalena. Tenerife fue casi totalmen- administración pública en todos sus
te destruida por las fuerzas realistas ramos, de que dimana la felicidad de
durante la guerra de independencia72 . los pueblos”73 . Decretó que el territo-
La guerra provocó el éxodo de habi- rio de Colombia se dividiera en doce
tantes de algunos centros urbanos de departamentos: Orinoco, Venezuela,
la provincia. Apure, Zulia, Boyacá, Cundinamarca,
Magdalena, Cauca, Istmo, Ecuador,
Sólo entre 1821 y 1826 se empieza a Azuay y Guayaquil. Esta ley instauró
consolidar el proceso de organización en el país el modelo francés de orde-
territorial de la república de Colom- namiento territorial, que consistía en
bia, proceso que tuvo profundas reper- la división por departamentos, estos en
cusiones tanto en la región Caribe, provincias, estas en cantones y, estos
como en la provincia samaria. La Ley en distritos parroquiales.
71
AHM. Caja 2, 1812. Los vecinos de muchas de estas poblaciones se quejaban no sólo del abandono en que los
tenía la corona sino también las autoridades provinciales. Por eso a través de representaciones pidieron anexarse
a Cartagena en los comienzos de la independencia, especialmente cuando la Junta de Santa Marta hizo explícita
su adhesión al “Monarca y a la Religión”.
72
Sobre la destrucción material de poblaciones en el Caribe colombiano durante la guerra de independencia
véase a NICHOLS, Theodore. Tres puertos de Colombia. Bogotá: Banco Popular, 1973, p. 41 y ss.
73
AHM. CODIFICACION NACIONAL. Bogotá: Imprenta Nacional, 1924, Tomo I, p. 170-172.
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Como se anotó anteriormente, el de- cho que para el historiador Fabio Zam-
partamento del Magdalena, uno de los brano Pantoja, “...introdujo un profun-
creados por la ley del 25 de julio de do cambio en las primacías urbanas
1824, estaba integrado por las provin- hasta entonces establecidas, y recono-
cias de Cartagena, Santa Marta y Río ció las primacías reales, que en varias
de la Hacha cuyas capitales llevaban provincias, ya no coincidían con las
los mismos nombres. La ley unió en formales”74 . Con ello se asistió a la
una sola entidad territorial las antiguas desintegración de los territorios bajo
provincias que constituían el Caribe control de las ciudades tradicionales y,
neogranadino. Conformaron la provin- en varios casos, al surgimiento de nue-
cia de Santa Marta los cantones de vos centros de poder provincial. El
Santa Marta, Valledupar, Ocaña, Pla- departamento del Magdalena constitu-
to, Tamalameque y Valencia de Jesús, ye un ilustrativo ejemplo. Cartagena,
cuyas capitales eran las ciudades del capital de la nueva entidad territorial,
mismo nombre. consolidó su supremacía al comenzar
la era republicana en el Caribe colom-
Consciente de los problemas hereda- biano a expensas de la decadencia de
dos de la jerarquía urbana colonial el Santa Marta y Río de la Hacha. Esta
legislador erigió en villas a las cabe- supremacía fue precaria por las rivali-
ceras de estos cantones, aunque mu- dades entre cartageneros y momposi-
chas de las cuales al momento de ex- nos por un lado, y cartageneros y sa-
pedirse la ley sólo fueran parroquias. marios por el otro, en los primeros años
En dicha ley, se estableció la igualdad de la república.
teórica entre todos los municipios, he-
74
ZAMBRANO PANTOJA, Fabio. Grandes regiones de Colombia, En: Nueva Historia de Colombia. Santafé
de Bogotá: Planeta, 1998, vol. VIII, p. 220.
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