Historia de España Bloque 3.

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BLOQUE 3

Unión dinástica
Tras el matrimonio de los Reyes Católicos y su posterior acceso al trono, se produjo la
unión de las coronas de Castilla y Aragón, bajo una misma dirección política.
Se trata de una unión personal y dinástica, no institucional. Las distintas coronas y
reinos compartían los mismos soberanos, pero mantenían separadas sus leyes e
instituciones. No se creó una unidad política y administrativa común de ambas, ya que
las instituciones de la Corona de Aragón se mantuvieron en su totalidad.
Las fronteras entre reinos obligaban al pago de derechos sobre mercancías, las Cortes
de los diferentes reinos se reunían con independencia unas de otras.
Los sistemas fiscales, monetarios, de pesas y medidas, de cada reino también
permanecieron diferenciados. En su funcionamiento interno, es una yuxtaposición de
reinos.
Los reyes no se proponían unificar institucionalmente Aragón con Castilla. El único
organismo común fue el de la Inquisición.
Así como la diplomacia y el ejército de los reyes actuaba conjuntamente. La unión de
ambas coronas fue muy desigual. Castilla desempeñó el papel hegemónico por su
mayor tamaño, población, recursos económicos, el peso de la monarquía, pues en ella
obtenían los reyes recursos económicos y humanos para las guerras.
Características del nuevo estado
El programa político de los Reyes Católicos tenía como objetivo básico el
fortalecimiento del poder real dando paso a una monarquía autoritaria.
Para lograrlo se basó en la modernización del Estado, la unidad territorial peninsular,
con la incorporación de Portugal (no lograda), Granada (1492) y Navarra (1515 por
parte de Fernando), la unidad religiosa y el aumento de la influencia internacional de
sus reinos.
Programa que encontró mayores obstáculos en el reino de Aragón ante el notable
poder señorial y la tradición pactista de sus Cortes.
- Se controló a las Órdenes Militares, logrando que éstas nombrasen al rey como su
gran maestre cuando el cargo quedase vacante, controlando con ello sus enormes
territorios y recursos económicos.
- Reforma del clero para combatir la relajación moral e intelectual de los eclesiásticos y
aumentar el control de la corona sobre las altas jerarquías de la Iglesia frente al
papado.
Esto es, las personas propuestas por los reyes para ocupar los altos cargos serían, de
hecho, nombrados por Roma.
En Aragón cada reino tenía las suyas propias, con poder legislativo y fiscal.
- Se produjo una progresiva burocratización mediante los Consejos (órganos asesores)
entre los que destacó el papel principal y creciente del Consejo Real de Castilla que
hasta 1480 había estado en manos de los magnates castellanos, pero ahora los reyes
nombraron hombres nuevos para los puestos clave y controlaron la institución.
Además, hubo otros Consejos especializados en territorios (como el Consejo de
Aragón) o en asuntos concretos (Inquisición, Órdenes Militares, etc.
- Extendieron la red de corregidores, dependientes del poder real, a las principales
ciudades de Castilla.
4 - Para el control interior del territorio en Castilla, desde 1476 se restituyó la Santa
Hermandad como cuerpo de vigilancia y policía rural, cuya misión era reprimir la
delincuencia y garantizar el orden; también tenía funciones fiscales y de
administración de justicia.
En Castilla, consiguieron un incremento importante de los ingresos fiscales gracias a la
recaudación de la alcabala, que les permitió actuar con mayor libertad que sus
antecesores.
- Se creó un ejército permanente formado por combatientes de cualquier clase y
procedencia y obedecía a las órdenes del rey.
Esto permitió eliminar la dependencia que los monarcas tenían de las tropas de la
nobleza.
- Crearon una diplomacia permanente que se manifestó en la política matrimonial
(casando a sus hijos con príncipes de las principales casas reales europeas), cuyo
objetivo era fijar las bases para convertir a monarquía hispánica en una potencia
hegemónica, así como aislar a Francia y potenciar la unión peninsular.
- Desde el punto de vista judicial, los Reyes Católicos reorganizaron la Real Audiencia
en Castilla.
- En cuanto a la unidad religiosa, comenzó, así una dura política contra las dos minorías
religiosas: judíos y musulmanes.
Estaba bajo la autoridad directa de los reyes, que lo utilizaron como instrumento de su
política autoritaria.
Tras esto, en 1501 y 1502 los Reyes Católicos decretaron que los musulmanes de la
Península debían convertirse al catolicismo o abandonar sus reinos.
5 En suma, el reinado de los RRCC, desde un punto de vista político, representa un
estadio de monarquía autoritaria, como etapa de transición a la monarquía absoluta
característica de la Edad Moderna, puesto que establecieron las primeras bases de un
Estado moderno que desarrollaron después sus sucesores.
En suma, el reinado de los RRCC, desde un punto de vista político, representa un
estadio de monarquía autoritaria, como etapa de transición a la monarquía absoluta
característica de la Edad Moderna.
2. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS MÁS RELEVANTES DE 1492
Los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, presiden una época
decisiva de la historia de España (1479-1516).
La rendición de Granada, el descubrimiento de América, la expulsión de los judíos y
la redacción de la gramática española de Antonio de Nebrija.
2.1 Conquista de Granada 1481-1492
La conquista de Granada se explica porque persiste el concepto de reconquista y el
espíritu de Cruzada, el propósito de consolidar la unidad nacional, la necesidad de
evitar el peligro turco, en plena expansión, e impedir que Granada se convirtiera en
una cabeza de puente que facilitara la entrada de los turcos a la península, y el
deterioro en las relaciones entre Castilla y el reino de Granada -vasallo de Castilla-
que no paga las parias, a lo que se suma la debilidad la monarquía nazarí por las
diputas dinásticas y los conflictos sucesorios alentados por los propios reyes (los hijos
del rey Abul Hasan, entre ellos Boabdil, se sublevaron contra el rey) y los
enfrentamientos entra la dinastía reinante y las familias nobiliarias.
Los Reyes Católicos se propusieron la unidad religiosa de los reinos peninsulares,
imponiendo el catolicismo. Para ello, el primer paso era terminar con el poder
musulmán en la Península Ibérica, mediante la conquista del reino de Granada; el
segundo vendría después con la expulsión de los judíos.
La conquista se inició de forma improvisada, sin planificar, se prolongó diez años, con
el apoyo económico y militar de la nobleza, la Iglesia, la Corona, y los recursos de
Castilla y Aragón. Se consideró como una cruzada contra el infiel, el propio Papa
concedió una Bula de Cruzada en 1482 para ayudar a financiar la guerra, aunque las
operaciones militares fueron dirigidas de manera centralizada por la Corona. Se
movilizaron más personas que en cualquier otra campaña anterior contra los
musulmanes.
Los medios utilizados por los cristianos para la conquista del reino de Granada fueron
diversos: asedios, tomas de ciudades y plazas; capitulaciones y pactos de plazas y
ciudades musulmanas a cambio de tratos de favor.
Tras una fase de operaciones bélicas aisladas y poco organizadas, los Reyes Católicos se
decidieron por una guerra sistemática de campañas planificadas dirigidas no
directamente contra Granada sino contra los flancos, Málaga y Almería.
En abril de 1491, los Reyes Católicos iniciaron un asedio completo a Granada. Los
Reyes Católicos se comprometieron a respetar la vida, religión, lengua, usos y
costumbres de los granadinos. Las consecuencias de las capitulaciones fueron, por
una parte, la pérdida de la mitad de la población. Por otra parte, el incumplimiento de
las capitulaciones y los repartos de tierras entre los inmigrantes cristianos
empobreció a los musulmanes y deterioró la convivencia.

2.2 La expulsión de los judíos


Los reyes dictaron medidas para aislar a los judíos, obligándolos a vivir en barrios
cerrados y separados del resto de la sociedad, evitando su contacto con los conversos.
Para los más intransigentes, la única forma de acabar con las prácticas judaizantes de
los conversos era expulsar a los judíos. Los reyes ordenaron la expulsión o conversión
de todos los judíos de sus reinos en el plazo de tres meses. Al destierro de su propio
país, los judíos añaden las dificultades para vender a toda prisa sus bienes. 50. 000
judíos se convirtieron al cristianismo para permanecer en España, pero se desconfió de
la sinceridad de su conversión y fueron vigilados y perseguidos por la Inquisición. La
expulsión de los judíos tuvo consecuencias muy graves en la monarquía hispánica, ya
que supuso una pérdida demográfica importante y cultural.
2.3 El descubrimiento de América
Con la desaparición del Imperio Bizantino, al ser conquistada Constantinopla por los
turcos en 1453, y la aparición del imperio Otomano se incrementaron las dificultades
para llegar a Asia por el Mediterráneo, lo que obligó a los europeos a buscar rutas
alternativas para conseguir los productos de las Indias: especias y metales preciosos.
El objetivo de portugueses y castellanos era encontrar nuevas rutas para acceder a
los centros de producción orientales de forma directa, eludiendo al amenazante
Imperio Otomano.
El desarrollo de los acontecimientos fue el siguiente: Cristóbal Colón pretendía llegar a
la India por la ruta inexplorada del oeste (pensaba que la distancia era más corta de lo
que es en realidad). Colon realizó en total cuatro viajes a Las Indias sin saber que, en
realidad, había llegado a un nuevo continente. Colón, posteriormente, realizó 9 otros
tres viajes más con los cuales se exploraron las islas del Caribe, las costas de
Centroamérica y la actual Venezuela.

2.4 Gramática de Antonio de Nebrija


En 1492 Antonio de Nebrija publicó impresa la primera Gramática de la lengua
castellana como parte de un proceso de impulso y sistematización del castellano y del
avance de la imprenta como medio de comunicación de ideas.
Compara los imperios territoriales de Carlos I y el de Felipe II y explica los diferentes
problemas que acarrearon.
1. EL IMPERIO DE CARLOS V (1516-1556).
Con la muerte de su padre y sus abuelos, Carlos heredó amplios territorios en Europa,
norte de África y los derechos sobre lo que se descubriera en las Indias. Con todo
serán el sustento de la vieja idea de un Imperio Universal, bajo la dirección espiritual
del papado y la dirección temporal por el emperador.
El sustento económico y militar de esta política universalista fue asumido por Castilla,
pues allí las tradiciones autoritarias eran más favorables al poder real. Por otro lado,
esta idea fue rápidamente contestada especialmente por parte de Francia e Inglaterra,
que desconfiaban de las pretensiones hegemónicas del emperador, del Papado, cuya
actitud fue cambiante respecto a la política del emperador, de los príncipes alemanes
seguidores de la Reforma protestante y el Imperio Turco, que se convirtió en el poder
hegemónico en el Mediterráneo oriental y amenazaba con penetrar hacia el centro de
Europa.
Carlos V, tras derrotar a Francisco I de Francia en la batalla de Pavía (1525), haciendo
prisionero al rey Francisco I y permitiendo que sus tropas saqueen Roma (1527) para
castigar la alianza del Papa Clemente VII con el rey francés, adquirió el ducado de
Milán y dominó el norte de Italia, pudiendo comunicar por tierra todas las zonas de su
imperio.
La lucha contra el Imperio Otomano: Su política expansiva amenazaba las posesiones
de Carlos V en Europa Central, pues los turcos de Suleimán el Magnífico conquistaron
casi toda Hungría y llegaron a sitiar Viena en 1529. El emperador evitó su caída
enviando tropas castellana; y en el Mediterráneo donde los turcos se aliaron con los
piratas berberiscos que saqueaban las ciudades mediterráneas de Italia y España. La
lucha contra los turcos no era prioritaria para Carlos V, sólo actuaba en situaciones
extremas, pues no se disponía de una flota poderosa frente a las actuaciones corsarias.
El enfrentamiento contra los príncipes protestantes alemanes: Su nombramiento como
emperador de Alemania coincidió con la difusión de la reforma luterana. Muchos
príncipes alemanes apoyaron a Lutero conscientes de que la reforma podía ser un
instrumento que reafirmara la independencia frente al poder del emperador.
Los príncipes protestantes formaron una gran coalición denominada la Liga de
Esmalcalda (1531) para defender sus intereses frente a Carlos V, contestada por los
católicos con la de Nüremberg (1538). Firmó la Paz de Augsburgo (1555) que daba
libertad a cada príncipe para imponer la religión católica o la luterana en sus territorios.
El fracaso ante los protestantes llevó a Carlos a renunciar al poder en las Abdicaciones
de Bruselas (1555-1556). Dividió sus posesiones entre su hermano Fernando y su hijo
Felipe, a quien traspasó la Monarquía Hispánica, a la que sumó los territorios
borgoñones en los Países Bajos y el centro
de Europa.
2. LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II (1556-1598).
Los objetivos de su política fueron: mantener la herencia recibida, la lucha contra la
herejía y su defensa del autoritarismo real.
Lucha contra Francia: Los problemas resurgirán a partir de 1568 por el apoyo de los
hugonotes a los rebeldes flamencos y de Felipe II a los católicos franceses en su lucha
contra los hugonotes, llegando a proponer a su hija Catalina Micaela como sucesora al
trono francés.
La incorporación de Portugal: tras la muerte del rey Sebastián las Cortes proclaman al
rey Felipe II rey. La anexión significó la unión de dos enormes imperios; las posesiones
portuguesas en Brasil, África y Asia pasaron al Imperio de Felipe II, un imperio “en
donde nunca se ponía el sol”, según el propio rey.
La lucha contra los turcos y piratas berberiscos: Para ello construyó barcos de guerra y
buscó aliados, venciendo a los turcos en la batalla de Lepanto (1571)
La rebelión de los Países Bajos: Es el mayor problema político y militar del reinado de
Felipe II. Se produjo por las aspiraciones de autonomía política de la nobleza flamenca
12 y por la expansión del calvinismo en esas tierras, lo que obligó a España a mantener
sobre el terreno un nutrido ejército y a gastar grandes sumas de dinero. La decisión de
Felipe II de imponer los dogmas aprobados por el Concilio de Trento y llevar la
Inquisición a los Países Bajos, encendió los ánimos de las provincias del Norte de los
Países Bajos, con mayoría de población calvinista. La respuesta de los protestantes fue
la Unión de Utrecht, de tal forma que continuó la lucha por la independencia. En el
último año de su reinado, Felipe II cedió la soberanía de los Países Bajos a su hija Isabel
Clara Eugenia, bajo un régimen de autogobierno, pero se negó a reconocer la
independencia de los Estados holandeses. Las relaciones entre ambas monarquías eran
cada vez más tensas en torno a dos cuestiones.
América y los Países Bajos: Inglaterra (al igual que Francia) rechazaba el monopolio de
la explotación América por españoles y portugueses. Los ingleses apoyaban a los
rebeldes de los Países Bajos con dinero y asaltando los barcos españoles que llevaban
dinero y suministros al ejército de Flandes. La Gran Armada, zarpó de Lisboa en 1588
hacia el Canal de la Mancha para escoltar al ejército desde los Países Bajos y permitir
su desembarco en Inglaterra.
El plan fracasó debido al acoso de los buques ingleses, la falta de un puerto adecuado
para que poder refugiarse los galeones españoles, y las tormentas. Lo que quedaba de
la flota española regresó rodeando las islas británicas, perdiéndose numerosos buques.
Es por ello por lo que los principales rivales y problemas sean los mismos para los dos
(de hecho, Felipe II heredó de su padre el conflicto con Francia, con el Imperio
Otomano y en los Países Bajos).
En cuanto a las diferencias, la primera es muy clara;
Carlos V era emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, para cuya
administración y defensa consumió grandes recursos económicos y humanos, mientras
que Felipe II centró su política en el mantenimiento de la hegemonía de la monarquía
hispánica, pero centralizada en la Península Ibérica.
Otra diferencia es que con Felipe II la monarquía hispánica alcanzo su máxima
expansión, con dominios en los cinco continentes tras la anexión de Portugal y sus
colonias y la toma de Filipinas.

Estándar preferente. Explica los principales proyectos de reforma del Conde Duque
de Olivares.
Tanto este Felipe IV como su valido entre 1621 y 1643 Gaspar de Guzmán y Pimentel, el
Conde-Duque de Olivares, tenían más capacidad y visión política que Felipe III y Lerma,
y los intentos de reforma de Olivares manifestaban una preocupación real por mejorar
la situación interior y exterior de la monarquía.
El programa del Conde-Duque tenía los siguientes puntos: Planteó una reforma
administrativa expresada en el Gran Memorial (1624), un programa político y de
reformas, cuyos objetivos eran mantener la herencia dinástica, favorecer el comercio y
las manufacturas nacionales, y reforzar el poder real dentro de un Estado centralizado
mediante la uniformización política de los reinos 18 hispánicos con leyes, instituciones
e impuestos iguales para todos ellos, según el modelo de Castilla.
Supuso un intento de centralización y racionalización de la monarquía mediante la
eliminación de los fueros de los reinos y su reducción “a las leyes de Castilla”.
Lógicamente este plan chocó con esos fueros (Corona de Aragón), por lo que será un
plan a largo plazo que nunca se cumplirá.
El programa que plantea Olivares pasaba también por la recuperación de la reputación
exterior de la monarquía (lo que supuso el sometimiento de los intereses y la política
interna a la diplomacia y a la guerra).
La centralización del poder, la creación de una capital para fijar la Corte, una burocracia
perfeccionada, leyes escritas, contribuyeron a la estabilidad interna de la Monarquía
hispánica, pues el descrédito por el mal gobierno o los abusos del poder no afectaron a
la figura real, y el rechazo se desvió hacia la nobleza o el valido.
La solución al problema fiscal consistía en aumentar la presión fiscal sobre los otros
reinos hispánicos que contribuían en menor medida que Castilla a sostener la
Monarquía.
Para librar a la Corona de su dependencia de la banca extranjera, Olivares proyectó una
red nacional de erarios, que actuarían como bancos: pagarían un interés a quienes
depositaran su dinero en ellos y concederían préstamos a la Corona, que así obtendría
ayuda de sus súbditos y no se endeudaría con bancos extranjeros.
Las Cortes se opusieron a la obligatoriedad de la aportación y a cambio aceptaron un
aumento del servicio de millones (un impuesto sobre el comercio).
La Creación de la Unión de Armas, fue su reforma más importante, presentada en
1926, pretendía obligar a todos los reinos a contribuir a la defensa de la monarquía
para 19 formar un ejército permanente y común compuesto por contingentes de cada
reino.
Con ello pretendía que no solo fuera Castilla la que soportara el peso de las guerras
europeas e implicar en el empeño al reto de reinos.
Este proyecto de la Unión de Armas chocó de inmediato con la crisis económica y social
y con los distintos fueros y privilegios que existían en la Corona de Aragón.
Éstos solicitaron que fueran sus Cortes las que decidieran sobre su contribución a la
Unión de Armas.

Tras muchas discusiones y presiones, los reinos de Aragón y Valencia aceptaron pagar
una cantidad de dinero, pero no enviar soldados, alegando que sus fueros impedían el
envío de sus tropas fuera de su territorio.
Las Cortes catalanas se enfrentaron a la Corona, negándose a realizar contribución
alguna y quedó al margen de la Unión de Armas.
Estándar preferente. Explica los principales factores de la crisis demográfica y
económica del siglo XVII, y sus consecuencias.

CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA


Desde el punto de vista demográfico, es un período de estancamiento y regresión
debido a las epidemias de peste, las malas cosechas, la expulsión de los moriscos, la
emigración a América y el descenso de la natalidad.
En una sociedad agraria (donde la población es igual a riqueza) esto supuso una
tragedia que afectó especialmente a la Meseta.
Desde el punto de vista demográfico, el siglo XVII es un periodo de estancamiento y
regresión.
La crisis no afecto por igual a todos los territorios peninsulares.
Castilla fue el reino que más población perdió, especialmente el núcleo central de la
meseta; Andalucía también experimento un descenso muy acusado, y la periferia,
tanto la cantábrica como la mediterránea, superó con más fortuna los problemas
demográficos, aunque también notaron el descenso.
Especialmente grave fue la peste de principios de siglo (Peste Atlántica) que se
extendió rápidamente por Castilla provocando medio millón de muertos.
La de medidos de siglo es considerada una de las mayores catástrofes demográficas de
España moderna (cerca de medio millón de muertos) y en el último tercio del siglo
hubo otra menos virulenta pero más prolongada, que provocó unos 250.
Las guerras dentro de los reinos peninsulares son permanentes entre 1640 y 1668
debido a las rebeliones de Cataluña y Portugal.
La emigración a América que afectó sobre todo a Castilla y Andalucía.
Se registra una crisis importante en la 1ª mitad de siglo en todos los sectores de la
economía.
Crisis económica
La producción agraria disminuyó ,sobre todo en Castilla por la falta mano de obra, que
dejó sin cultivar las tierras menos productivas, la reducción de demanda de productos
agrarios y la enorme carga fiscal de la Corona y de los señores sobre los agricultores,
que empujó a muchas familias a abandonar las zonas rurales.
Hubo, además, una sucesión continuada de malas cosechas entre 1630 y 1680 que
provocaron escasez y carestía -falta de alimentos, subida de los precios de los cereales
y hambre.
Sólo a partir de la década de 1680 se inicia una recuperación agrícola, más intensa en
las regiones en las que se había emprendido una cierta especialización de cultivos: se
introdujo el maíz en la costa cantábrica, aumentó la producción olivarera en el sur y se
extendió el viñedo en Andalucía, la Rioja y Cataluña, en donde buena parte de la
producción se destinaba a la exportación.
En cuanto a la ganadería, caída de la Mesta, disminuyó la trashumancia y aumentó el
ganado estabulado, hubo una fuerte caída de la producción lanar y de la exportación
de lana a Flandes debido a la guerra contra los holandeses y contra Inglaterra.
La producción artesanal se vio perjudicada por la falta de un mercado interior para los
productos industriales ya que la demanda era baja, Además, la competencia de los
productos extranjeros provocó la ruina de algunos sectores artesanales, ya que los
precios de las manufacturas españolas eran altos por el atraso técnico a (retraso de la
ciencia y la técnica, rigidez gremial), la inflación, la persistencia de aduanas interiores -
que encarecían el trasporte- y los impuestos a la producción y a la compra-venta.
La producción minera y la fabricación de hierro mantuvieron su prosperidad durante
las primeras décadas del siglo XVII, en parte por la demanda de armas para el ejército.
Pero la competencia extranjera y la falta de desarrollo técnico, unidas a los precios
poco competitivos, hicieron que la producción disminuyera y las ferrerías
desaparecieran (crisis de la industria metalúrgica vasca).
El comercio interior era muy escaso por diversas razones: se practicaba el
autoconsumo de la producción agrícola y artesanal, debido a la deficiente red de
caminos, la falta de ríos navegables y a la existencia de aduanas entre los reinos se vio
afectado por los altos precios de los productos y la escasa capacidad adquisitiva.
El volumen del comercio exterior se redujo a lo largo del siglo por la situación de
guerra, por el aumento de la piratería en América y por la devaluación de la moneda,
con la moneda de vellón (moneda de cobre con valor nominal superior al real), que
provocó subidas de precios, que hacían poco competitivos los productos castellanos.
A finales del XVII la mayor parte de los barcos, mercancías y comerciantes que hacían
la carrera de Indias eran de Francia, Génova y Holanda, que se llevaban el 65 % los
beneficios.
También se produjeron cambios en la economía americana: mientras se generalizó el
sistema de haciendas y plantaciones para la producción agraria, cayó la producción de
plata y aumentaron los gastos en autodefensa y se desarrolló el comercio
interamericano.
Estos denunciaron la excesiva presión fiscal (nuevos impuestos como el de la sal, 1632
o la exigencia de “donativos voluntarios” a la nobleza”, 1624), los abusos señoriales, la
falta de inversión de los estamentos privilegiados, la manipulación de la moneda, la
corrupción generalizada (venta de cargos públicos, venta de vasallos, venta de
privilegios de villazgo, venta de títulos nobiliarios) y, sobre todo, insistían en la
necesidad de que los monarcas iniciaran una política de paz que permitiera
recuperarse a Castilla sumida en un siglo de guerras europeas.
Los arbitristas al hilo de las teorías mercantilistas que empezaron a extenderse por
Europa durante el siglo XVII recomendaban la restricción de las importaciones de
manufacturas y la protección de la artesanía.
Pero, aunque se dictaron varias disposiciones que prohibían la importación de
manufacturas y el uso de productos de lujo, las necesidades de la guerra impidieron
que se aplicaran en la práctica.
El cuadro general de la economía de la época es el de una economía dependiente
(exportación de materias primas e importación de productos elaborados) que deja a
Castilla como mero intermediario entre América y los países europeos (productores).

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