SPN62-0909E in His Presence VGR

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EN SU PR ESENCIA

Gracias, Hermano Neville, el Señor le bendiga muy



ricamente.
Y buenas noches, amigos. Es un gran privilegio estar de
nuevo aquí en este edificio en esta noche, y sentir la Presencia
de nuestro Señor que nunca falla, siendo que Él nos ha hecho
la promesa. Y ahora, sé que muchos de Uds. se han quedado
para este pequeño Mensaje esta noche, por lo que estoy muy
agradecido. Y muchos de Uds. aún tienen que conducir lejos esta
noche para llegar a casa. Algunos ya han salido de sus moteles,
según entiendo. Y trataremos de no retenerlos demasiado, por eso
llegamos temprano, para poder salir temprano.
2 Y ahora, en cuanto me sea posible, anunciaré cuándo
probablemente vayamos a comenzar; he recibido algunas
llamadas esta tarde para saber cuándo comenzaremos con estos
libros, o estos capítulos. Y pienso que, si es la voluntad del Señor,
quiero tomar la próxima vez que comencemos, los Siete Sellos de
Apocalipsis, y los siete sellos naturales. Y entonces si terminamos
a tiempo, tomaremos los siete sellos en la parte posterior del
Libro, ¿ven? Ahora, eso pudiera tomar un poco de tiempo. Vean,
hay siete sellos que se abrieron; hay siete plagas, siete trompetas,
todos en sietes; y podríamos tomar primero esos sellos. Pero luego
en la parte de atrás del Libro está sellado con siete sellos. Daniel
oyó las voces, los truenos y le fue prohibido escribirlo. A Juan
le fue prohibido escribirlo. Pero fue sellado en la parte de atrás
del Libro, es decir, después de que todos los misterios del Libro
hayan sido entregados y revelados. Uds. observan que allí Daniel
dijo: “Los misterios en los días de estas voces, el misterio de
Dios ha de ser develado para ese tiempo”. ¿Ven? “El misterio”,
¿quién es Dios?, ¿cómo Se hizo carne?, todas estas cosas deben
ser develadas para ese tiempo. Y luego—luego estamos listos para
los Siete Sellos en el lado de atrás del Libro, que ni siquiera
fueron revelados al hombre, ni siquiera escritos en la Biblia, pero
tendrán que cuadrar exactamente con el resto de la Biblia, y yo
creo que será algo grandioso.
3 Y ahora trataremos de darnos prisa para terminar. Gracias
a todos Uds. por su amabilidad y su presencia, y—y por todo lo
que han hecho; les agradecemos mucho. Y ahora, yo—yo confío
que no los detendremos mucho tiempo esta noche, porque son
muy pacientes en sentarse, en estar de pie. Mi esposa me dijo allá
atrás, hablando de anoche, dijo: “Vi a mujeres algo corpulentas,
de pie allí, y sus ropas empapadas, de pie allí, aferradas de cada
Palabra”. Por eso es que me gusta permanecer bajo la unción
del Espíritu Santo, para que cuando salga, uno les diga a esas
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personas la pura Verdad, ¿ven?, y nada más que la Verdad. Y luego


ellos pueden agarrarse de Eso y todo estará bien.
4 Ahora quiero pedirles disculpas por unos momentos. Me fui
un poco temprano esta mañana. Y las cintas están apagadas en
este momento, y yo—yo dentro de poco voy a decirle a los que
graban cuándo encender la cinta. Quiero terminar la Cuenta
regresiva, dedicarle cinco minutos, antes de irme. Lo olvidé y
me fui, estaba tan entusiasmado esta mañana que salí sin dar
ningún comentario. Y, como que los dejé con: “¿Cuál fue la cuenta
regresiva?”. ¿Ven? Yo sé que estamos en la cuenta regresiva, pero
¿cuál es la cuenta regresiva? ¿Ven? Si Uds. no saben cuál es la
cuenta regresiva, entonces estarán un poco confundidos. Y, pues,
me—me gustaría como—como terminarlo, e intentar estar en el
mismo tono en el que estaba, para terminar esta cinta ahora,
para que la cinta salga: Cuenta regresiva. Ahora todos Uds.
perdónenme solo por un momento, y quiero terminar esa cinta.
¿Lo harían por un momento, después comenzaremos con el otro?
[La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Y ahora—ahora los que
graban, por favor, enciendan su cinta ahora.
[Cinta en blanco. El Hermano Branham explica en los
párrafos 4-5 que insertó esta porción que faltaba en su sermón
de la mañana titulado Cuenta regresiva, como párrafos 106-
111—Ed.]
5 Apenas acabo de llegar de diferentes lugares, y nos hemos
gozado con los últimos tres mensajes, hablando del tema de—
de diferentes doctrinas y demás que presentamos. Acabo de
recordar en este momento que debo darles un poco de tiempo,
a Uds. con la cinta, para cambiar sus cintas. Les diré cuándo
esté listo para encenderlas. Muy bien. Bueno, tengo que estar
pendiente de esto. Parecen ser muchas formalidades, pero esos
muchachos tienen que grabar la cinta. Y no pueden hacerlo si
todo es un enredo; si lo hacen, la gente allá no la entenderá. Así
que tenemos que hacerlo de esta manera. Y si alguien pudiera
salir del cuarto y me lo indica, Junior, cuando estén listos para
cambiar las cintas. Muchas gracias, amigos, una vez más, por
toda su amabilidad y todo. Muy bien, estamos listos ahora,
pueden encenderlas.
6 El Señor les bendiga. Nos da gusto estar aquí en el
tabernáculo nuevamente esta noche. El lugar está otra vez
repleto, con muchas personas alrededor de pie nuevamente esta
noche, con tres días de… o tres servicios. Quisiera que si alguien
escucha esta cinta, que quisieran regresar y conseguir la cinta
de anoche. Estúdienla en su casa. Es el—el presente estado del
ministerio que el Señor me ha dado. Me gustaría especialmente
que los ministros la escuchen antes de yo visitar sus iglesias
y entrar a sus hogares. Ahora, me gustaría que—que ellos la
consigan. Ahora, esta mañana hablamos del tema de la Cuenta
regresiva: la Iglesia lista para partir.
EN SU PRESENCI A 3

7 Y ahora, esta noche si Dios quiere, hablaremos sobre el tema,


En Su Presencia. Y, ¡oh!, cuánto le agradecemos a Dios por
el privilegio de poder entrar en Su Presencia. Pero, primero,
deseo que todos Uds. abran sus Biblias conmigo en el profeta
Isaías, el capítulo 6 del profeta Isaías. Todos sabemos que Isaías
fue un profeta mayor, y uno de los grandes profetas de su día.
Terminó su vida al ser aserrado con sierras, como testimonio,
como mártir del poder del Dios Todopoderoso. En el Libro de
Isaías, el capítulo 6, empiezo leyendo en el versículo 5. “Entonces
dije: ‘¡Ay de mí!’ que…” Tal vez comience con el versículo
1. Vamos a… Perdónenme un momento. Comencemos en el
versículo 1 y leamos hasta el versículo 8.
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado
sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el
templo.
Por encima de él había serafines; cada uno teniendo
seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían
sus pies, y con dos volaban.
Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo,
santo, Jehová Dios de los ejércitos; y toda la tierra está
llena de su gloria.
Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la
voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque
siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio
de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos
al Rey, Jehová de los ejércitos.
Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su
mano un carbón encendido, tomado del altar con unas
tenazas;
y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto
ha tocado tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu
pecado.
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién
enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo:
Heme aquí, envíame a mí.
8 Que el Señor bendiga Su Palabra. Creo que esa es una
Escritura muy sorprendente. Encontramos que, en la Presencia
de Dios, los hombres mismos reconocen que son pecadores. Tal
vez nos sintamos muy bien cuando estemos en diferentes lugares
y sentimos que somos personas bastante buenas, pero, cuando
alguna vez entramos en la Presencia de Dios, entonces vemos
cuán pequeños somos.
9 No hace mucho, estando con un—un amigo mío a quien tuve
el privilegio de llevar a Cristo, Bert Call, en New Hampshire, un
compañero de cacería, estábamos de pie junto a las cataratas
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Cold Brook en las Adirondacks, y eran unas grandes cataratas


enormes. Había llevado a mi familia allí el año pasado para
verlas. Está a distancia de la carretera; uno tiene que hacer una
caminata para llegar a ellas. Y cuando vimos esa agua verde-
azulada cayendo de las montañas con tanta potencia, y cayendo
sobre las rocas, Bert se paró allí y me miró, y dijo: “Caray, Billy,
hace al hombre sentirse muy pequeño”, y con los dedos midió
como un cuarto de pulgada. Y le dije: “Así es, Bert”. Pues, eso
era todo lo que él sabía acerca de entrar en la Presencia de Dios,
el ver Su creación.
10 Pienso en el hombre que escribió Cuán grande es Él, si no
levantaría la mirada una noche viendo las estrellas, ¡lo lejos que
están! Hace unos meses el Hermano Fred, el Hermano Wood y yo
estábamos con el Hermano Mc Anally en el desierto de Arizona;
intentábamos medir una estrella, qué tan cerca estaba de la otra.
Y con los millones y miles de millones de millas de distancia,
no se veía más de un cuarto de pulgada de distancia entre ellas.
Luego comenzamos a pensar, considerando los datos científicos
de eso, esas estrellas probablemente están más lejos la una de la
otra que nosotros de ellas. ¿Ven cómo es?
11 Entonces nos damos cuenta de lo pequeños que somos cuando
entendemos cuán grande es Él, y cuánto nos hemos acercado de
llegar a Su Presencia. De alguna manera u otra, siempre produce
un gran efecto en las personas el entrar en la Presencia de Dios.
He visto momentos en mi ministerio cuando uno podía ver la
Presencia de Dios entrar de tal manera que traía a una persona y
le revelaba su vida, y le declaraba sus pecados, de toda clase de
hechos inmorales, y se producía un silencio tan sagrado entre la
gente, que ellos salían de la línea de oración antes de llegar para
que se orase por ellos, y corrían al altar y se arreglaban con Dios
antes de entrar en Su Presencia. ¿Ven?, algo hay al entrar en la
Presencia de Dios, hace que sucedan cosas. He visto a personas
postradas en catres y camillas.
12 Aquella noche, allá en México, cuando el pequeño bebé yacía
muerto bajo una manta, que había traído la madrecita española,
o lo trajo una madrecita mexicana, mejor dicho. Cuando ellos
vieron, varios miles de esas personas vieron, tal vez cincuenta
o setenta y cinco mil en una reunión, vieron resucitar a ese
bebé muerto, mujeres se desmayaron, la gente levantó las manos
y gritó. ¿Por qué? Se dieron cuenta que un ser humano no
podía hacer eso, que ellos estaban en la Presencia del Dios
Todopoderoso. Y eso causó que sucediera algo.
13 He tenido el privilegio de escuchar hablar a hombres
piadosos. Se cuenta que en cierta ocasión, Charles Finney, un
tipo pequeño, nunca pesó más de cincuenta kilos, pero él tenía
una manera de hablar tan poderosa que… Un día estaba
probando la acústica en un edificio. No tenían altavoces en ese
entonces. Y había un hombre que hacía reparaciones arriba en
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el balcón o en el techo del lugar, y él oyó al varón entrar, pues


no sabía quiénes eran, solo se quedó callado. Y el Sr. Finney
iba a probar la acústica. Después de pasar mucho tiempo en
oración para ese avivamiento que iba a tener, probó su voz para
ver qué proyección tendría. Se acercó rápidamente al púlpito y
dijo: “¡Arrepiéntete, o perecerás!”. Y lo dijo con tanta forza—
fuerza, después de estar bajo la unción de Dios, que el hombre
cayó postrado, de la parte superior del balcón allí al suelo, o de
la parte superior del edificio, al suelo.
14 Él predicó el Evangelio de tal manera que hasta se paró
en Boston, Massachusetts, en una pequeña ventana en saliente,
porque no había iglesia que tuviera cabida para su gentío. Y se
paró allí con una fuerza tan poderosa y predicó el infierno tan
vívido, que hasta los trabajadores con sus cestas bajo el brazo
se postraron en la calle y pedían misericordia a gritos. ¡En la
Presencia de Dios! Grandes predicadores que han podido, por
la Palabra de Dios, traer la Presencia de Dios a un auditorio.
Ojalá nunca suceda que el hombre llegue a estar de corazón tan
cauterizado que no pueda reconocer la Presencia de Dios. ¡Que
eso nunca suceda!
15 Cuando el primer hombre, en cuanto pecó e hizo algo errado,
y cuando Dios entró en su presencia, o él entró en la Presencia
de Dios: “Adán”, él no pudo estar en la Presencia de Dios. Huyó
y se escondió en un arbusto e intentó cubrirse con una hoja de
higuera, porque él sabía que estaba parado en la Presencia de
Jehová el Creador. Esa fue la reacción del primer hombre después
de haber pecado e intentado entrar en la Presencia de Dios con el
pecado en su alma. Él no pudo esconderse, porque aún era tierno.
El pecado no se había asentado como se ha arraigado hoy en el
corazón de la gente, pero él estaba muy consciente que estaba
parado ante Su Creador. Pues se escondió en los arbustos y no
salió, y no pudo salir hasta que Dios le preparó algo.
16 Podríamos regresar y tomar Génesis el capítulo 17 y el
versículo 3, cuando el gran patriarca, Abraham, cuando entró
en la Presencia de Dios, y Dios le habló (en el capítulo 17) en el
Nombre del Dios Todopoderoso; Abraham cayó sobre su rostro.
Ese gran patriarca, siervo de Dios, no pudo permanecer de pie
en la Presencia de Dios, aunque le había servido fielmente a Él
por veinticinco años. Pero cuando Dios entró en su presencia, el
patriarca cayó sobre su rostro porque no pudo estar de pie en la
Presencia de Dios.
17 En Éxodo 3 encontramos que Moisés, el gran siervo y profeta
de Dios, cuando estaba en la parte trasera del desierto, ese
hombre era un hombre santo. Él nació para ese propósito. Nació
desde el vientre de su madre para ser un profeta. Se esforzó en
educarse y hacer todo lo posible para liberar a su pueblo, porque
entendía que él debía liberar a su pueblo; pero lo había entendido
desde un punto de vista teológico. Él estaba preparado. Tenía
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una buena educación. Podía enseñarles sabiduría a los egipcios


que eran la gente más inteligente del mundo. Conocía todos los
detalles. Conocía las Escrituras de la A hasta la Z. Él conocía
las promesas que Dios había hecho. Las conocía desde un punto
de vista intelectual. Y era un—un gran militar. Pero un día, en
la parte trasera del desierto cuando él entró en la Presencia de
Dios, se quitó los zapatos y cayó—de sus pies, sabiendo que estaba
en tierra santa. Él no pudo permanecer de pie cuando entró en
la Presencia de Dios, cayó sobre su rostro como Abraham. Él no
pudo quedar de pie en la Presencia de Dios.
18 En Éxodo 19:19, cuando el pueblo escogido de Dios desde
allá atrás de los tiempos de Abraham, de Abraham vino Isaac,
de Isaac vino Jacob, de Jacob vinieron los patriarcas, y año tras
año produjeron hombres santos, grandes hombres, un pueblo
elegido, una raza escogida, un pueblo santificado y santo, y
habían servido a Dios toda su vida. Y un día Dios dijo: “Reunid
aquí a Israel, Yo voy a hablarles”.
19 Pero cuando Dios descendió sobre el monte Sinaí, pues todo
el monte se incendió y el humo salía de él como de un horno,
y la Voz de Dios rugió. Israel cayó sobre su rostro y dijo: “Que
Moisés hable y no Dios, para que no muramos”. ¡El hombre, en
la Presencia de Dios, se da cuenta que es un pecador! Aunque
todos habían sido circuncidados conforme a la Ley. Habían
cumplido los mandamientos y todo, pero cuando Dios habló y
ellos entraron en Su Presencia, se dieron cuenta que estaban
afuera, que no—no estaban en lo correcto, que algo les faltaba,
por cuanto ellos se encontraban en la Presencia de Dios. Sí. Y
dijeron: “Que hable Moisés y no Dios, porque si Dios habla todos
moriremos. Que Moisés nos hable”.
20 Fue en Lucas 5:8, cuando Pedro… ¡oh!, cuando era un gran
hombre obstinado, y un hombre de gran influencia, gran fuerza
según entendemos. Como un bravucón, un pescador notable.
Pero cuando vio a un Hombre común realizar el milagro de Dios,
pareció ser, que él reconoció en ese instante, que se necesitaba
más que un hombre para llevar a todos esos peces a una red donde
él, (con toda su educación, su conocimiento de la pesca), había
pescado toda la noche y ni siquiera había sacado nada. Pero oyó
a Alguien decir: “Echa tu red”.
21 Y cuando comenzó a recogerla, tenía una gran cantidad de
peces, y se dio cuenta que él era un hombre pecador. Y dijo:
“Apártate de mí, ¡oh, Señor!, porque yo soy hombre pecador”.
¿Quién dijo eso? San Pedro, en la Presencia de Dios, le pidió
a Dios que se apartara de su presencia, porque él mismo se
reconoció pecador.
22 Abraham se reconoció “equivocado”. Adán se reconoció
“equivocado”, el que era el hijo de Dios, se reconoció
“equivocado”. Moisés se reconoció “equivocado”. Israel, como
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iglesia y nación, se reconoció “equivocado”. “Apártate de mí,


porque soy hombre pecador”. Él no trató de decir: “Pues, yo
soy santo y digno de recibir esto”. Él dijo: “Yo soy un hombre
pecador”.
23 Una vez un así llamado zelote religioso, con toda la teología
que pudo aprender bajo un gran maestro llamado Gamaliel, su
nombre era Saulo de Tarso, a quien conocemos como Pablo, un
religioso al pie de la letra. Él conocía todos los pormenores de
su religión. Era fariseo de fariseos y hebreo de hebreos. Era
un hombre destacado, un erudito, inteligente, astuto, educado,
afirmaba conocer a Dios desde que era un bebé. Pero un día de
camino a Damasco, esa Columna de Fuego brilló sobre él y cayó
sobre su…de sus pies, al suelo, en el polvo, y dijo: “Señor, ¿qué
quieres que haga?”. Todo su gran entrenamiento, todo su gran
entrenamiento teológico, toda su educación no significaron nada
cuando él estuvo en la Presencia de Dios.
24 Me gustaría detenerme aquí un minuto y decir que eso sigue
igual. Ud. quizás tenga un D.D., Ph.D., lo que Ud. sea; podrá
haber ido a la iglesia desde que era niño, podrá haber hecho todos
los actos religiosos que hay, pero una vez en la Presencia de Dios
Ud. se sentirá muy pequeño e insignificante.
25 Pablo se dio cuenta que estaba equivocado, y cayó a tierra,
bajo la influencia y el Poder. Cuando alzó la vista y vio al mismo
Dios quien él había estado predicado, y… en contra, a quien
pensaba que conocía, y viendo que estaba equivocado, de sus pies
cayó al suelo, porque él estaba en la Presencia de Dios. Él vio esa
Columna de Fuego.
26 ¿Y qué me dice del gran San Juan de Apocalipsis 1:7, cuando
se le mostró la visión, y miró y oyó una Voz que le hablaba? Y se
volvió para ver la Voz, y vio siete candeleros de oro. Y Uno de
pie en medio de los siete candeleros de oro con el pelo como lana,
ojos como llamas de fuego, pies como columnas de bronce; Él
estaba ceñido por el pecho con un cinto de oro, y Le llamaban la
Palabra de Dios. Y siendo que el gran San Juan había caminado
con Cristo, se había recostado en Su pecho, ¡él había hecho todas
estas cosas! Como dije esta mañana, el ministerio de Pablo superó
al de cualquiera de ellos. Aquí, después que Juan había caminado
con Jesús, hablado con Él, dormido con Él, comido con Él, pero
cuando lo vio a Él allí, en ese estado glorificado, dijo que cayó
como muerto a Sus pies. Amén. ¡Piénsenlo!
27 Nosotros podemos venir a la iglesia y hablar y alabar a Dios,
y demás, pero, ¡oh, hermano, cuando lo veamos venir a Él, algo
cambiará en nuestros corazones! Podemos pensar que cumplimos
nuestro deber religioso al ir a la iglesia y pagar nuestro diezmo.
Podríamos pensar que cumplimos las normas de la iglesia y
recitamos todos los credos, pero una vez que podemos verle a Él,
la cosa entera cambiará por completo. Sí, eso es seguro.
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28 Este gran hombre, San Juan, un gran hombre como ese, la


Biblia dice en Apocalipsis 1:7, que “él cayó como si estuviera
muerto”. Después de tres años y medio de compañerismo con
Cristo, fue uno de los escritores de las epístolas, un escriba que Lo
siguió, comió con Él en la mesa, durmió con Él en la cama y tuvo
compañerismo con Él a donde quiera que Él iba, pero cuando se
volvió para verlo a Él, se le acabó la vida. Cayó como muerto al
piso o al suelo. Muy bien.
29 Vemos a Isaías, en Isaías 6:5, como acabamos de leer, este
gran profeta poderoso, es uno de los profetas más importantes
que hay en la Biblia. Hay sesenta y seis libros en la Biblia; hay
sesenta y seis capítulos en Isaías. Isaías comienza en el Génesis,
a la mitad de Isaías él presenta el Nuevo Testamento, al final
de Isaías él presenta el Milenio; así exactamente el Génesis, el
Nuevo Testamento y el Apocalipsis. ¡Perfecto! Isaías fue uno de
los profetas mayores. Pero un día él había estado apoyándose en
el brazo de Uzías, el gran rey; Uzías le había sido quitado y él
estaba deprimido. Él era un hombre bastante bueno, era un buen
hombre justo, si ese rey justo (un buen rey) lo había reconocido
como un hombre santo y lo tenía en su templo.
30 Isaías vio visiones; era profeta. Isaías predicó la Palabra. Él
era ministro. Isaías era un hombre santo. Pero un día, de pie en
el templo, entró en un trance y vio la Gloria de Dios. Vio a los
Ángeles con alas sobre Sus rostros, alas sobre Sus pies, volando
con alas, dando voces: “¡Santo, santo, santo es el Señor Dios
Todopoderoso!”.
31 Ese profeta se dio cuenta que él no era nada. Él dijo: “¡Ay
de mí, porque soy hombre inmundo de labios!”. Un profeta, un
profeta de los más poderosos de la Biblia, uno de ellos. “Soy
un hombre inmundo de labios y habito entre pueblo de labios
inmundos. ¡Ay de mí, porque veo la gloria de Dios!”.
32 Y él dijo que cuando ese Ángel daba voces: “Los quiciales del
templo se estremecían de un lado a otro”. Hermano, eso lo hará
a uno… No solo los quiciales del templo se van a estremecer,
sino que todo el cielo y la tierra se van a estremecer cuando Él
vuelva. Las montañas huirán y el mar se desvanecerá, y gritarán:
“Escóndenos del rostro de Aquel que se sienta sobre el Trono”.
Será un tiempo terrible. Le digo a Ud., amigo pecador: es mejor
que se escudriñe. Es cierto.
33 Ahora, Isaías dijo: “¡Ay de mí, soy hombre inmundo de labios
y habito entre pueblo inmundo! Y soy, esta gente tiene labios
inmundos”.
34 Ahora, recuerden: si hombres santos así se reconocieron
como “pecadores” en la Presencia de Dios, ¿qué harán el pecador
y el impío en ese Día? ¿Qué hará la gente que estuvo en las
reuniones? ¿Qué hará la gente que ha visto el Poder de Dios,
que ha oído la cuenta regresiva de la Palabra, que ha visto a
EN SU PRESENCI A 9

Dios mismo manifestarse, y (sin sombra de duda) cada Escritura


cumplida?, ¿y aún tratará de llegar al Cielo sin nacer de nuevo
y sin recibir el Espíritu Santo? La Biblia dice: “Si el justo con
dificultad se salva, ¿dónde aparecerán el pecador y el impío?”.
¿En qué clase de lugar vamos a estar nosotros si vemos a Dios
desplegarse aquí mismo delante de nosotros, y vemos la Gloria
de Dios exactamente como La vieron aquellos hombres, y esa
clase de hombres gritó, profetas y sabios sobre los cuales está
basada La Palabra? Si ellos dieron voces, y cayeron de pie y
gritaron: “Soy hombre de labios impíos, de impureza”, ¿cómo
será entonces para aquel hombre que ni siquiera confiesa sus
pecados? ¿Cómo será para ese o esa adolescente que no confiesa
sus pecados? ¿Cómo será para ese hombre de corazón endurecido
que piensa que sabe más de la creación de Dios que Dios
mismo? ¿Qué pasará con ese hombre que ha gastado toda su vida
tratando de refutar la Biblia? ¿En dónde aparecerá ese individuo?
¡Piénsenlo!
35 Esto es evangelismo. Este es el tiempo de conmover a la
gente. Este es el tiempo en que—que Dios dijo que el tiempo
vendría que Él conmovería el monte Sinaí una vez, pero vendría
otra sacudida, que “no solo conmovería el monte Sinaí, sino
que conmovería todo lo que podría ser conmovido”. ¿Pero se
fijaron en el resto de la Escritura? “¡Pero nosotros recibimos un
Reino que no puede ser conmovido”! ¡Aleluya! Todo lo que pueda
ser conmovido será conmovido. Los cielos temblarán. La tierra
temblará. “Los cielos y la tierra pasarán, pero esa Palabra nunca
pasará. Porque sobre esta roca edificaré Mi Iglesia, y las puertas
del Hades nunca prevalecerán contra Ella”. Todo lo que pueda
ser sacudido será sacudido. Pero nosotros recibimos un Reino
que es la Palabra de Dios mismo, y Dios es Su Palabra. Él no Se
conmueve. ¡Amén! ¡Oh, qué cosa! “Pero nosotros recibimos un
Reino que no puede ser conmovido”, es inconmovible, dijo Pablo
el escritor de Hebreos.
36 ¡Qué persona y qué hombre!, ¡qué tiempo y cómo se habrán
sentido ellos! Igual nosotros, personalmente, hemos visto la
Gloria de Dios como estos hombres; por supuesto. Nosotros La
hemos visto. Vimos la Gloria de Dios como La vio Abraham.
Vimos la Gloria de Dios como La vio Moisés, la misma Columna
de Fuego, el mismo Poder de Dios, el mismo Cristo des-…
revelándose a Sí mismo, mostrándose a Sí mismo, cumpliendo
Su Palabra en los últimos días. ¿Entonces cómo podemos pasar
junto a Eso y no darle importancia? ¿Cómo podemos caminar por
ahí y aferrarnos de nuestros credos y denominaciones y no recibir
la Palabra de Dios? ¿Qué será de nosotros en aquel Día? ¿Qué nos
sucederá, siendo que hemos visto la Gloria de Dios?
37 Algunas personas mantienen su distancia y se burlan de Eso,
algunos se Le ríen, algunos Le llamarán fanatismo, algunos Le
llaman telepatía mental, algunos Le llaman Belcebú, algunos
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Le llaman una y otra cosa. Como el antiguo proverbio: “Los


necios caminan con botas con tachuelas donde los Ángeles temen
pisar”. Así es. “El necio ha dicho en su corazón: ‘No hay Dios’”.
Cuando él ve a Dios manifestado tan perfectamente por Su
Propia Palabra (no por un credo, sino por Su Palabra), y luego
pasa Eso por encima y se burla de Él: él es un necio. Porque es,
Dios es la Palabra, y Dios se ha hecho claro para ellos, y él es
“necio”, dice la Biblia. ¿Qué será de él cuando tenga que estar
en ese lugar? Será—será terrible para ese hombre en aquel Día,
el impío.
38 Los pecadores arrepentidos, al contrario, no tienen ningún
temor. ¡Oh, no! Un pecador que se arrepiente sabe que hay un
Sacrificio sangriento esperando para ocupar su lugar. Eso es lo
que me consuela. Yo he visto la Gloria de Dios; he sentido Su
poder; conozco el toque de Su mano. Conozco el toque de Su
corrección. Sé que Él es Dios. Y sé que estoy deshecho, pero hay
Uno que se para allá por mí. Amén. Hay Uno que se para allá y
dice: “Padre, cárgame a Mí toda su iniquidad, porque él se paró
por Mí allá en la tierra”. ¡Aleluya! Entonces vengo al Trono de
Dios, confiadamente, con gracia en mi corazón, sabiendo que no
es por buenas obras, sino que soy salvo por Su misericordia. No
es lo que yo pueda hacer, o a lo que pueda unirme, lo que yo pueda
decir, sino que es por Su gracia que Él me salvó.
39 Con razón el poeta que captó eso gritó: “Sublime gracia, cuán
dulce el sonido que a un infeliz como yo salvó. Estuve perdido,
pero ahora soy hallado; ciego, pero ahora veo”.
40 ¿Cómo pudiera yo llegar al Cielo?, ¿cómo pudieran Uds.
llegar al Cielo? No podemos hacerlo, nosotros, y no hay manera
que lo logremos. Pero hay Uno que abrió el camino. Y Él es el
Camino. Y ¿cómo llegamos a Él? Por un Espíritu, Su Espíritu,
somos bautizados en un Cuerpo que será levantado como en una
órbita. Saldremos de la tierra como astronautas de este último
día en la fe de Dios. Amén. Seguro. Los pecadores arrepentidos
no tienen que preocuparse, Alguien está allí en el lugar de ellos.
41 ¡Oh, entonces después de haber entrado ahora en Su
Presencia, y sabemos que hemos estado en Su Presencia, Lo
hemos visto hacer cosas que hizo cuando Él estaba aquí en la
tierra! ¿Cómo conocen Uds. la…? ¿Cómo conocen la vid que
Uds. están viendo? Por el fruto que lleva. ¿Cómo conocen Uds.
a la iglesia a donde asisten? Por el fruto que lleva. Jesús dijo: “El
que cree en Mí, las obras que Yo hago, él también las hará. Estas
señales seguirán a los que creen”.
42 Ahora, vemos que Él nunca nos ordenó para ir a hacer
denominaciones. Él nunca nos ordenó para ir a hacer credos.
Pero Él sí nos advirtió contra eso; “Porque cualquiera que Le
quitare algo a Ella o Le agregare algo, al mismo le será quitada
su parte, del Libro de la Vida”. ¿Ven?
EN SU PRESENCI A 11

43 Así que no se nos ordenó hacer otra cosa más que permanecer
con esa Palabra. Y si un hombre es enviado de Dios, él se quedará
con la Palabra, porque Dios solo puede enviar por medio de
Su Palabra. ¿Ven? Vean, Él tiene que quedarse con Su Palabra.
Entonces cuando entramos en Su Presencia, cuando un hombre
llega a entrar en la Presencia de Dios, él es cambiado para
siempre, si en él puede haber cambio alguno. Ahora, hay quienes
pueden entrar en la Presencia de Dios y no prestarle atención.
Ese no fue ordenado a Vida. Pero si él fue predestinado por Dios,
apenas capta ese primer movimiento, él lo sabe. Se enciende.
44 Miren a esa pequeña prostituta allí ese día en Samaria,
aquella mujer. Ella estaba en un mal estado mental y físicamente;
lo sabemos. Pero en cuanto vio esa señal del Mesías manifestada,
ella dijo: “Sabemos que el Mesías viene para hacer esto. Tú debes
ser Su profeta”.
Él dijo: “Soy ese Mesías de Quien fue escrito que vendría”.
45 Ella lo reconoció. No hizo ni una pregunta más. Ella tomó
rápidamente la responsabilidad, sabiendo que si ella había
encontrado eso y había entrado en la Presencia de Dios, ella
era responsable de contarle a alguien más de eso. ¡Aleluya!
Correcto. Cualquier hombre que entre en la Presencia de Dios es
responsable delante de Dios, a partir de ese minuto, de hablarle
a alguien más. Miren a Abraham, miren a Moisés, miren a Pedro,
miren a Pablo. Desde el momento en que entraron en la Presencia
de Dios, se reconocieron “pecadores” y sellaron su testimonio
con su vida. Miren a esa damita, ya no se pudo quedar allí,
fue a la ciudad y les dijo a los hombres: “Vengan, vean al
Hombre que me ha dicho las cosas que he hecho. ¿No es este
el Mesías?”. Ellos no pudieron negarlo, porque era Escritural.
Seguro. Sí, ellos tienen que hacerlo, un hombre, cuando nosotros
tenemos la responsabilidad de hablarles a otros como lo hizo
Moisés, como Pedro, como Pablo. Después de estas cosas, que
Uds. han visto Esto y han entrado en Su Presencia, Uds. son
responsables por ese Mensaje que llegue a otra persona. Uds.
simplemente no pueden quedarse quietos con Él. Tienen que
llevarlo a alguien más.
46 Recuerdo una hermana anciana que antes estaba aquí, la
madre del Hermano Graham Snelling; ella se sentaba aquí mismo
en la iglesia, y cantaba: “¡Acabo de pasar al otro lado! Estoy
corriendo, corriendo, corriendo, y acabo de pasar y no me puedo
sentar”. Ella sencillamente había hallado algo. Fui a una iglesita
de color acá en Louisville y todos ellos estaban de pie, cantando:
“Voy corriendo hacia arriba por la Calzada del Rey, ¡La acabo
de hallar, y subo por la Calzada!”.
47 Hay algo especial cuando uno encuentra a Cristo que ya
uno no puede callar. Ud. es otra persona por el resto de sus
días, porque cuando vida y Vida se unen, forman una Luz
12 L A PAL A BRA H A BL A DA

brillante. Cierto. Cuando la bombilla se conecta con el cable, si


es una bombilla correcta, tiene que dar luz; cuando se juntan la
corriente y la bombilla, no pueden hacer otra cosa que emitir
luz; tiene que emitirla. Y cuando un hombre o una mujer está
predestinada a Vida Eterna, y ellos ven la corriente de Dios llegar
a esa bombilla, emitirá Luz a donde pueda. Ud. tal vez no sea una
con más de diez vatios, pero esparcirá la Luz que tiene. Si Ud.
no es una de quinientos vatios, esparza Ud. la Luz de diez vatios.
¡Emita su Luz! “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen al Padre que
está en el Cielo”. Sí señor.
48 Cuando un hombre entra en contacto con Dios, él mismo se
reconoce como “inútil”. ¿Cómo puede un hombre andar por todas
partes y jactarse de lo grande que él es y de todo lo que ha hecho,
cuando él no es nada? Para empezar, él no es nada. Un día allá en
Memphis, Tennessee, o en una… No creo que fue en Memphis.
Fue en uno de los lugares allá. Yo estaba con el Hermano Davis, y
tenía un—un avivamiento. Puede haber sido Memphis. E íbamos,
fuimos a un coliseo, y tenían allí (no un coliseo era una especie de
galería de arte), y tenían las grandes estatuas que habían traído
de diferentes partes del mundo, de Hércules y demás, que los
grandes artistas habían pintado. Y luego tenían el análisis de un
hombre que pesaba setenta y dos kilos. ¿Saben Uds. qué, cuánto
vale? Ochenta y cuatro centavos. Eso es todo lo que es. Ochenta
y cuatro centavos son todos—todos los químicos que uno puede
obtener de él. Apenas tiene suficiente cal para espolvorear el nido
de una gallina, y tiene suficiente, solo un poco de calcio, un poco
de potasio. Todo se vendería por ochenta y cuatro centavos. Pero
nosotros sí que cuidamos de esos ochenta y cuatro centavos y lo
mimamos.
49 Había dos muchachos parados allí, y uno miró al otro, dijo:
“Jim, no valemos mucho, ¿verdad?”.
Él dijo: “No, no valemos mucho, John”.
50 Yo dije: “Pero esperen un minuto, muchachos, Uds. tienen un
alma allí adentro que vale diez mil mundos, que ha sido, puede
ser redimida por el poder de Dios, si Uds. solo lo permiten”.
51 Cuando el hombre ve estas cosas, él es responsable de
hablarles a otros. Lo entendí cuando yo apenas era un muchacho.
He dedicado toda la vida a eso. Solo lamento tener una vida,
desearía tener diez mil. Si tuviera una Eternidad aún me gustaría
hablarle de eso a la gente, porque es lo más grandioso que he
encontrado. Si leen en Ezequiel 33, el capítulo 33 de Ezequiel,
había un atalaya en una torre, y este atalaya era responsable
de toda la ciudad. Amén. Ahora, despierten, despierten Uds.
en su conciencia espiritual por un minuto, mientras abro esta
Escritura. Ese atalaya tenía que ser un hombre entrenado. Tenía
que saber lo que hacía, pues a cualquier distancia, en cuanto
EN SU PRESENCI A 13

se levantaban, el enemigo, él podía detectarlo. Podía distinguir


su marcha, podía distinguir su color, podía distinguir sus filas.
Hasta donde los ojos humanos podían ver, él podía verlo. Y él
estaba más elevado que los demás, porque estaba entrenado para
reconocer al enemigo. Y Dios requería toda la ciudad de su mano.
“Guarda, ¿qué de la noche?”. ¡Aleluya!
52 Así son los soldados de Dios hoy. Están entrenados en la
Palabra. Cuando se levanta algo con un poco de adorno, que
tiene algo más que no sea Escritura, ellos le advierten a su
congregación; cualquier cosa que no sea Biblia, algo que no sea—
no sea conforme a Dios, como el tener cenas de sopa, bailes y
todo lo demás para pagarles a los pastores. Esas cosas están
mal. Juegos de bunco y fiestas de baraja en las iglesias, ¡esas
cosas están mal! Y el verdadero atalaya en la pared, que una vez
ha estado en la Presencia de Dios… Si no está en la pared, si
se supone que él esté en la pared, la pared tal vez no esté más
elevada que el resto de la congregación. Pero si él es un atalaya
correcto, Dios lo eleva hasta las esferas a donde el resto de ellos
nunca llega. ¡Pero él cuida al rebaño y Dios requiere eso de él!
El hombre de Dios que está en la Presencia de Dios, y sabe que
Dios es Dios, y sabe que Dios cumple Su Palabra, y ve a Dios
mismo obrar y hacer Su deber y cumplir Su Palabra, entonces
no importa cuántas organizaciones o denominaciones traten de
derribar Eso, él conoce las filas del enemigo. Amén. Él sabe qué
decirle a la congregación, un verdadero atalaya.
53 Si hemos confesado que Él es, que hemos estado en
Su Presencia y hemos confesado nuestros pecados, ellos son
borrados del libro de Su memoria. Nadie sino Dios podía hacer
eso. Ahora, Ud. puede hacerme cualquier cosa, yo lo perdonaré,
pero lo recordaré. Si yo le hiciera algo, Ud. me perdonaría,
pero Ud. lo recordará. Pero Dios puede perdonar y olvidarlo.
Piénselo, “¡Ni siquiera lo recuerda!”. Amén. Eso me hace sentir
bien. Cuando ni siquiera hay memoria de eso, solo Dios puede
hacerlo. Solo Dios puede hacer eso. Él dijo que lo borraría de Su
libro de memoria. Yo no puedo hacerlo, Ud. no puede hacerlo,
porque solo tenemos estos pequeños sentidos finitos. Pero Él es
el Dios Infinito, Él puede olvidar completamente que alguna vez
ocurrió. Amén.
54 Una jovencita venía de una iglesia de campo, y su padre era
un predicador gritón a la antigua, o miembro de la iglesia. Y
sucedió que ella se mudó a la ciudad, y se mezcló por completo
con las mujeres de allá y comenzó a comportarse como ellas,
y las modas. Y un día ella estaba un poco avergonzada que su
papá y mamá vinieran, o su padre, más bien, su madre estaba
muerta. Entonces el anciano, lo único que hacía era levantarse
de mañana, desayunaba, tomaba la Biblia y la leía, y lloraba
y oraba y gritaba todo el día, y corría de un lado a otro en la
habitación, y eso la avergonzaba un poco. Y entonces—entonces
14 L A PAL A BRA H A BL A DA

en cualquier momento durante la noche, si él tomaba la Biblia,


comenzaba a leerla, él se levantaba de la cama y gritaba: “¡Gloria
a Dios! ¡Aleluya! ¡Oh, gloria a Dios!”. Y pisoteaba duro y lloraba
la mitad de la noche.
55 Y un día ella iba a invitar a las feligresas de su iglesia a un
pequeño té como ellas siempre han hecho, Uds. saben. Así que,
ella no sabía qué iba a hacer con su papá; porque después de
todo, era su papá. Entonces decidió que lo llevaría al desván, y
dijo: “Papá, no creo que te gustaría estar cerca de donde están
estas mujeres, ¿verdad?”.
Respondió: “No, creo que no me gustaría”.
56 Él dijo: “Bueno, van a venir las mujeres de la iglesia aquí
hoy, y tendremos una pequeña reunión, una pequeña reunión
de oración. Así que, te—te sugiero, papá: ¿por qué no subes al
desván?”.
Dijo: “Creo que eso mismo es lo que haré”.
57 Así que ella dijo: “Lee este buen libro”. Y le dio uno de
geografía. Se llevó su Biblia para mantenerlo calmado. Porque
sabía que si él leía la Biblia, pues, comenzaría a hacer mucho
ruido allá arriba. Porque estaba exactamente sobre ellas, Uds.
saben, donde ellas tendrían su fiesta. Así que le dio la geografía,
dijo: “Esto es bonito. Debes leerlo, papá, porque te dice toda la
verdad acerca del mundo”.
Pues, dijo: “Me dará gusto leerlo”.
58 Así que él dijo: “Pues sube allá y guarda mucho silencio hasta
que estas mujeres se vayan, y entonces yo… regresarás abajo y
luego podrás hacer lo que quieras”. Él aceptó hacerlo. Así que
subió, y se sentó allí.
59 Y todas ellas tenían su té, Uds. saben, hablando de tal y tal,
y Uds. saben cómo es, pasándola muy bien. Y en ese momento
algo se desata arriba, toda una gritería y saltos, hasta que el
yeso se caía. El anciano corría de un lado a otro por el desván
tan rápido como podía, saltando de un lado a otro y gritando:
“¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!”. Las mujeres no sabían qué
sucedía allí arriba, lo que tenían arriba. Pues bajó de inmediato
por los escalones, tan rápido como podía.
Ella dijo: “Papá, te di una geografía para que leyeras”.
60 Dijo: “Sí, lo sé. ¿Pero sabes?” dijo, “estaba leyendo en esta
geografía aquí que hay lugares en el mar que no tienen fondo”. Y
dijo: “Ayer leí aquí en la Biblia, Él dijo que Él puso mis pecados en
el ‘mar del olvido’. ¡Gloria a Dios!…?…” Dijo: “Todavía siguen
bajando. No le encuentran fin, sencillamente siguen bajando”.
Así es. Y él gritaba por eso. Bueno, así es.
61 Dios pone nuestros pecados en el mar del olvido, los borra
y son como si nunca hubieran sucedido. ¡Oh, qué cosa! Por lo
tanto estamos de pie por la gracia de Dios, por Jesucristo nuestro
EN SU PRESENCI A 15

Señor, puros y santos, tan santos como lo fue Él, porque Él no me


ve a mí cuando subo allí, Él ve a Su Propio Hijo. La única manera
en que Él puede ver… no puede verme, es porque yo estoy en Su
Hijo. Y Él solo ve a Su Hijo. ¿No es maravilloso? Ya no tenemos
que preocuparnos de los pecados, todo ha desaparecido, están
bajo la Sangre. Sí, señor. Ya no tenemos que preocuparnos más
por eso, todo eso ha salido, y ha salido de la memoria de Dios. Él
ya ni siquiera lo recuerda.
62 Isaías, aquel poderoso profeta, cuando confesó sus pecados,
dijo: “¡Ay de mí!, porque soy hombre inmundo de labios”. ¡Un
profeta! “Soy hombre inmundo de labios y mi congregación es
inmunda”. ¿Ven? “Las personas a quienes les predico, ellas son
inmundas; yo soy inmundo. Y ¡ay de mí! Pero aquí baja un grupo
de Ángeles de la Gloria de Dios, disipando las—las nubes, y
miro allá arriba y veo Sus faldas llenando todo el Cielo. Y veo
a estos Ángeles que nunca han sabido lo que es el pecado. Ellos
ni siquiera han sabido lo que fue el pecado, y allí, en la Presencia
de Dios, tienen dos alas cubriendo sus rostros, tienen dos alas
cubriendo sus pies y están volando con dos alas y dan voces día y
noche: ‘Santo, santo, santo es el Señor Dios’”. ¡Fiu! Eso lo haría
a uno sentirse algo impuro, ¿verdad? Ahora, ¿qué hizo él? Dijo:
“¡Ay de mí!”.
63 Y cuando él confesó sus pecados y dijo: “¡Ay de mí!”, el
Ángel fue y tomó las tenazas, tomó un carbón encendido que
representaba al Espíritu Santo y Fuego, y vino y lo puso sobre
los labios del profeta, y dijo: “Te he limpiado”. Luego las alas
aleteando así, abrieron las cortinas del tiempo y él oyó a Dios
decir: “¿Quién irá por nosotros?”.
64 Pero después que él descubrió que había una manera de
librarse del pecado, Dios quiso que alguien fuera por Él, y él dijo:
“Heme aquí, envíame a mí”. Él había estado en la Presencia de
Dios, y había confesado Sus pecados y había sido limpio de sus
pecados y estaba listo para el servicio. Amén.
65 Así como el poeta captó eso, dijo: “Millones ahora en pecado
y vergüenza están muriendo, escucha ese triste y amargo clamor.
Aprisa, hermano, aprisa a su rescate; responde rápidamente:
‘Maestro, heme aquí’”.
66 Cuando pienso en África, la India y alrededor del mundo,
millones de paganos gritando y clamando misericordia, y ¿quién
irá? No para darles un tratado, sino para traerles a Jesucristo.
Alguien en Su Presencia, como Moisés, que podía ir allí y
mostrarles la verdadera liberación. No para hacer que se unan
a una iglesia o para estrechar las manos y tener un credo, sino
llevarle la liberación a sus almas; algún buen hombre piadoso.
Sí, Isaías confesó sus pecados y fue limpio.
67 Después que Jacob luchó toda la noche, confesando sus
pecados, ¿recuerdan Uds. el lugar donde estaba? Se llamaba
16 L A PAL A BRA H A BL A DA

Peniel, P-e-n-i-t-e-l, Peniel. La palabra Peniel en hebreo


significa “el rostro del Dios Todopoderoso”. Jacob, el pequeño
sinvergüenza, había huido toda… su nombre era Jacob, que
significa “suplantador”, que es engañador, había corrido toda
su vida, huyendo de Dios, pero una vez que entró en la Presencia
de Dios en Peniel, ante el rostro de Dios, él se agarró de Dios y
no quería soltarlo. Dios, necesitamos más Jacobos. Él se aferró al
rostro de Dios, en la Presencia de Dios, se quedó hasta que rayó
el alba. Dios dijo: “Déjame ir, porque sale el sol”. Y él se quedó
ante el rostro de Dios hasta el amanecer, pero él se fue justificado
y salvo. ¡Já!
68 ¡Oh, qué gran cosa fue!, pues, saber que él había perseverado
en la lucha. Es decir, que había visto las señales de Dios, había
tenido sueños acerca de Dios, pero esto fue una vez que él
estuvo ante el rostro de Dios, en la Presencia de Dios. Piénsenlo,
amigos. Ahora, mientras nos damos prisa. En la Presencia de
Dios, el hombre es cambiado. Jacob fue cambiado. Él ahora podía
caminar con Dios. Sí, él fue un hombre diferente a cuando subió
allí. La batalla ahora había terminado. Sí, señor. Y comenzó a
edificar un altar. Él no tenía la costumbre de construir altares,
Uds. saben. Pero, les digo, cuando uno entra en la Presencia de
Dios, uno quiere construir un altar en algún lugar. Uno quiere
encontrar un lugar donde pueda orar. Él construyó un altar. Él
fue limpio y Dios había ganado.
69 Y Jacob fue cambiado de Jacob, “suplantador”, a Israel, “un
príncipe que tiene poder con Dios”. Es lo que le pasó a Jacob.
El suplantador, el engañador, el injusto, el impío, el engañador,
engañó a su hermano, le robó la primogenitura, de esta manera,
a su hermano, empleó una manera un poco sucia de hacerlo,
¡qué engañador! Engañó a su suegro. Puso varillas de álamo e
hizo becerros listados, cuando las vacas que estaban preñadas
iban allí, miraban eso, y las ovejas… veían ese palo listado
y producían ganado listado, les daba marcas de nacimiento.
Engañador; engañando a su propio suegro. Engañó a su madre,
engañó a su papá, engañó a su hermano, pero una vez que entró
en la… Él era un sinvergüenza. Él huía a dondequiera que
iba, siempre huyendo de Dios, estaba huyendo de su hermano.
Pero cuando entró en la Presencia de Dios, reconoció que él era
pecador. ¿Qué hizo él? ¿Qué hizo él? Él vio su oportunidad. Se
había encontrado con algo en lo que ni siquiera había pensado
antes, y se quedó allí hasta que todo pecado había desaparecido.
¡Oh, qué cosa! Dios hizo que llegara a Su Propia Presencia.
70 Dios tiene una manera de hacer que los hombres entren en
su Presencia, y luego toman su decisión. Algunos huyen de Él,
otros corren a Él. Si están predestinados a Vida ellos Lo creen;
se aferran de Eso. Si no, tratan de alejarse diciendo: “Eso no tiene
importancia”. ¿Ven? Y ese es el individuo que está perdido. “El
EN SU PRESENCI A 17

individuo que confesare su pecado, recibirá perdón. Si oculta su


pecado, Ud. no prosperará”. No.
71 Así que Jacob, cuando él, Uds. saben, se encontró con Esaú
su hermano al día siguiente. Él ya no necesitó ayuda allí de él.
Él no necesitó de sus ejércitos. Estaba en el negocio de construir
altares. Él ya no le temía a Esaú.
72 Salmos 16:8, David dijo: “A Jehová he puesto delante de mí”.
Es bueno hacer eso. Salmos 16:8, “A Jehová he puesto delante
de mí”. Así que él no podía estar confundido al respecto. Él
quería estar consciente de Su Presencia, entonces David dijo:
“A Jehová he puesto siempre delante de mi rostro. Ahora yo,
David, he puesto al Señor delante de mi rostro, para siempre
estar consciente—consciente de la Presencia de Dios”. ¿No sería
una buena lección para todos nosotros esta noche? Colocar a
Jehová delante de nuestro rostro para que estemos conscientes
de Su Presencia. Pónganlo primero. ¿Por qué? Pónganlo primero
delante de Uds. ¿Por qué? Entonces Ud. no pecará cuando se dé
cuenta que está constantemente en la Presencia de Dios. Cuando
uno se da cuenta de que Dios está cerca, Ud. tiene cuidado de lo
que dice.
73 Un hombre cuando piensa que Dios se ha ido, él maldice,
él codicia mujeres, él hará… él hurtará, engañará, mentirá.
Él hará cualquier cosa cuando piensa que Dios no lo ve. Pero
tráiganlo a la Presencia de Dios, él dejará eso inmediatamente.
¿Ven? Y David dijo: “A Jehová he puesto siempre delante de mí”.
Eso es bueno. Con razón Dios dijo que él era un varón conforme a
Su Propio corazón. El hombre hará de todo cuando cree que Dios
no está cerca. Pero cuando él se da cuenta que Dios está cerca,
¿han llegado a notar Uds. a un pecador? Dejen que una persona
piadosa se acerque, él dejará de maldecir, si tiene algún respeto.
¿Ven? Él no contará las bromas sucias que antes hubiera dicho.
¿Ven? Vean, él dejará eso, porque sabe que está en la Presencia de
Dios, porque Dios mora en el tabernáculo de Su pueblo. ¿Ven?
74 Después de que David hizo esto, dijo: “Mi corazón se gozará”.
Quisiera que Uds. lo lean, Salmos 16. “Mi corazón se gozará y mi
carne reposará confiadamente”. ¿Por qué? Mi corazón se gozará
porque tengo a Dios siempre delante de mí. “Y mi carne reposará
confiadamente; si muero, seré resucitado. Porque Él no permitirá
que Su Santo vea corrupción, ni dejará Su alma en el Hades”.
¿Ven? ¡Cuando David había puesto a Dios delante de él, y estaba
consciente que constantemente estaba en la Presencia de Dios!
“Buscad primero el Reino de Dios”.
75 Ahora escuchen, iglesia, yo los amo. Y quiero que me
escuchen ahora. Como decía el Hermano McCullough: “Voy a
decir algo”. Siempre pongan al Señor delante de Uds. y no hagan
nada que no harían en Su Presencia, porque Él está cuidando de
Uds. ¿Ven? El Señor acampa alrededor de los que Le temen. Él
18 L A PAL A BRA H A BL A DA

no… Él permanece cerca de Uds. Y Él sabe todo lo que Uds.


hacen, y Uds. deben reconocer eso. Cuando Uds. comiencen a
decir una mentira, no lo hagan, recuerden: Dios los escucha. Si
comienzan a hacer un poco de trampa, no lo hagan, Dios los
mira. Si comienzan a tomar Su Nombre en vano, no lo hagan,
Dios los escucha. Comienzan a fumar un cigarrillo, Él los mira.
¿Ven? Su… Solíamos entonar un canto, “Por todo el camino
al verdadero hogar del alma, un ojo te vigila; a cada paso que
Ud. toma, este gran ojo está despierto, un ojo te está mirando”.
Recuerden, hagan como David, pongan al Señor siempre delante
de su rostro. Entonces su corazón se gozará y su carne reposará
confiadamente, porque Él lo prometió. Sí, señor. Él sabía que
resucitaría porque Dios lo había prometido. Muy bien.
76 Cuando entramos en Su Presencia somos cambiados para
nunca más ser los mismos. Miren al hombre a través de las
edades, de cada esfera social. Miren a Abraham. Ud. dice: “Pues,
el cambio de vida solo es para los ministros”. ¡Oh, no! La vida
cambiada es para todos. ¿Ven?
77 Bueno, Abraham era agricultor, pero cuando oyó la Voz de
Dios hablarle y vio esa visión, él fue un hombre cambiado de
allí en adelante. Él se separó de sus parientes, de todos sus
compañeros, y caminó el resto de su vida como peregrino y
extranjero en una tierra extraña, viviendo en tiendas, porque
él claramente había confesado que estaba buscando una ciudad
cuyo Arquitecto y Constructor era Dios. Él sabía que había un
Dios y que había una ciudad en algún lugar cuyo Arquitecto
y Constructor era Dios. Es lo que nos dice Hebreos 11, que él
buscaba una ciudad cuyo Arquitecto y Constructor era Dios.
Él fue un hombre cambiado, aunque no era más que un simple
agricultor. Pero él vio una visión y entró en la Presencia de Dios,
y fue un hombre cambiado de allí en adelante.
78 Moisés, él era un pastor, pero fue un hombre cambiado
cuando entró en la Presencia de Dios. Era cobarde; él huía de
Faraón, tenía todo el ejército persiguiéndolo. Pero con una vara
en la mano regresó y conquistó a toda la nación. ¿Ven? ¿Por qué?
Él entró en la Presencia de Dios. Él fue un hombre cambiado,
un pastor.
79 Pedro, un pescador, no sabía nada de la pesca… o no sabía
nada de Dios, lo único que probablemente sabía era cómo pescar.
Pero cuando entró en la Presencia de Dios y vio al gran Creador
Quien podía crear peces, cuando Él le dijo que echara las redes
para pescar; no había peces allí, él acababa de sacar las redes.
Pero dijo: “Por Tu Palabra, Señor. Yo creo que Tú eres el Hijo de
Dios, y si Tú echas… si yo echara la red, Tú me dijiste que lo
hiciera; por Tu Palabra, porque Tú y Tu Palabra son la misma,
echaré la red”. Y cuando comenzó a recoger, él dijo: “Apártate,
Señor, soy hombre pecador”. ¿Ven?, un pescador, después que
EN SU PRESENCI A 19

Pedro se encontró con Cristo, jamás fue el mismo. Él, después, le


fue tan fiel a Dios que le dio a él las llaves del Reino. Sí, señor.
80 Pablo, un fariseo zelote, educado y entrenado en toda la
religión del… la que había en el mundo en ese día, uno de los
eruditos más conocidos de la tierra. Pero un día cuando llegó
ante esa Columna de Fuego, el Dios que él había perseguido en
ignorancia… Él era fariseo, no creía que Dios era un Hombre. Él
sabía que Dios era la Columna de Fuego; Ella sacó a Su pueblo de
Egipto, Ella había estado con ellos todo el tiempo. Pero cuando él
vio esta Columna de Fuego, se postró sobre su rostro. Y oyó una
Voz que decía: “Saulo, ¿por qué Me persigues?”.
Él dijo: “¿Quién eres, Señor?”.
81 Él dijo: “Soy Jesús”. Él fue el hombre que dijo: “¿Cómo
fuisteis bautizados?”. Él había estado en la Presencia de Dios.
Fue un hombre cambiado desde ese momento, él había estado en
la Presencia de Dios. Eso cambia al hombre.
82 Charles G. Finney, un abogado, un gran abogado de
Filadelfia, pero cuando entró en la Presencia de Dios, dejó sus
estudios de derecho y se convirtió en uno de los predicadores más
poderosos que esta nación haya tenido.
[Cinta en blanco.—Ed.]…era un predicador, porque un
día él entró en la Presencia de Dios. Una vez él se propuso
que estudiaría el ministerio. Uds. conocen su libro. Tengo su
autobiografía. Salió a orar. Él pensó que era un predicador. Tenía
un deseo de querer predicar, y tenía algunos sermones que él
había intentado predicar. Salió un día de su oficina para orar,
salió al bosque. Se arrodilló detrás de un viejo árbol derribado,
donde iba todas las tardes. Muy religioso, pero él no creía en Eso.
Había dos mujeres en la iglesia que siempre le decían: “Sr.
Finney, estamos orando para que Ud. reciba el Espíritu Santo”.
Él dijo: “Yo ya tengo el Espíritu Santo”. Dijo: “Soy
predicador”.
83 Dijeron: “Sr. Finney, Ud. es un gran hombre y tiene un gran
entendimiento de la Palabra, pero Ud. necesita el Espíritu Santo.
Estamos orando por Ud.”. Mujercitas encantadoras.
84 Así que siguió y siguió. Pues todos los días salía detrás
de su oficina, su jefe y todos ellos trabajaban allí con él, y él
salía de su despacho de abogados y salía allá a orar. Y un día
estaba allí orando y oyó que se rompió un arbusto. Pensó que su
jefe se acercaba, buscándolo. Él se levantó rápidamente. Estaba
diciendo: “Señor Dios, Te creo”. Se rompió un arbusto, él hizo:
“¡Uum! ¡Uum! ¡Uum!” se levantó y dijo que miró alrededor para
ver qué era lo que había roto el arbusto. Y fue entonces cuando
entró en la Presencia de Dios. Se dio cuenta que ese arbusto
se había roto con un propósito. Él se paró allí, las lágrimas
le corrían por las mejillas. Él dijo: “Tal vez tengan razón esas
20 L A PAL A BRA H A BL A DA

mujeres. Me avergüenza que alguien me vea hablando con mi


Dios, pero creo que sería un honor que alguien me viera hablando
con mi jefe. ¡Cuánto más grande es mi Señor que mi jefe!”. Dijo:
“Señor, perdóname y lléname del Espíritu Santo”; comenzó a
gritar y a dar voces. Él estaba en la Presencia de Dios. Corrió
rápidamente al centro, a su oficina. Llegó a gritar tan fuerte que
tuvo que colocarse detrás de la puerta, dijo: “Señor, te traeré
deshonra. Escóndeme aquí hasta que se me pase este ataque”.
¿Por qué? Él había entrado en la Presencia de Dios. Fue un
hombre cambiado. Los sermones que había predicado, él predicó
esos mismos sermones y almas vinieron al altar. ¿Ven?, él había
estado en la Presencia de Dios.
85 Moody, un pobre zapatero anciano, a duras penas sabía el
abecedario. Es cierto. Su gramática era escasa. Alguien le dijo un
día: “Su gramática es terriblemente escasa, Sr. Moody”.
Él dijo: “Pero estoy ganando almas con ella”. Así que…
86 Un día los periódicos, el editor iba a escribir para el
periódico. Fue allá para ver cómo era que este hombre podía
atraer a multitudes de personas bajo cualquier condición, un
tipo viejo, calvo y de todo, y tenía la barba muy larga que le
colgaba, medio barrigón, y era un hombre que a la vista era de
apariencia horrible. Así que este periódico realmente le dio un
mal comentario, dijo: “No entiendo en lo absoluto qué podría
ver alguien en Dwight Moody”. Dijo: “Es feo, su voz es chillona,
tiene una barba larga hasta la cintura, es tan calvo como una
calabaza”. Y dijo: “¿Cómo es posible que alguien alguna vez fuera
a ver algo en Moody?”.
87 Pues, sucedió que el representante de Moody lo vio, dijo:
“Mire, Sr. Moody, voy a leerle esto”. Moody mismo no podía
leerlo. Así que, él dijo: “Voy a leerle el editorial”. Y lo escribió.
88 Moody simplemente se encogió de hombros, dijo: “Claro que
no, ellos vienen a ver a Cristo”. Eso era todo. ¿Por qué? Él había
estado en la Presencia de Dios. De hacer suelas de zapatos, para
que la gente las gastara; él calzó al pueblo con el apresto del
Evangelio. ¿Por qué? Él estuvo en la Presencia de Dios. Correcto.
89 Una mujercita entró una vez en la Presencia de Dios,
culpable a más no poder. En el momento en que se dio cuenta que
estaba en la Presencia de Dios, todo pecado le fue perdonado, y
ella fue tan pura y blanca como un lirio. ¡Oh, qué cosa! Cuántos
más podría yo mencionar aquí de personas, el tiempo no lo
permitiría.
90 Pero quiero hablar un poco de mí mismo. ¿Qué podría haber
sido más vil que yo? ¿Dónde estaba yo? Vine de una familia de
borrachos, vine de una familia de asesinos, vine de una familia de
contrabandistas de licor. Y Uds. lo saben, todos lo saben, saben
la clase de nombre que teníamos aquí. La gente ni siquiera nos
hablaba en la calle. Yo iba al centro, empezaba a hablar con
EN SU PRESENCI A 21

alguien, nadie me hablaba si alguien estaba cerca. Me hablaban,


y si alguien se acercaba, me dejaban. Y yo me paraba allí y
lloraba: “No, esto no es así, no puede ser así. Esto está mal”.
91 Pero un día yo entré en la Presencia de Dios. Él me cambió
y me hizo otra clase de hijo. Su gracia me trajo a Su Presencia.
Nunca he querido dejarla. Llevo aquí ahora treinta y tantos años.
No quiero dejarla. Tengo la seguridad que siempre estaré Allí. Ni
la muerte misma jamás me separará de Su Presencia. No. Estaré
con Él para siempre. Cuando vi Su Presencia la primera vez, yo
clamé como Isaías: “¡Ay de mí!”. Luego Él me tocó con Su gracia.
Yo fui una persona cambiada. El pequeño renegado que solía salir
aquí y se comportaba de esa manera y todo eso, fue cambiado, y
desde entonces he sido Su hijo. Desde entonces he deseado dar
toda mi vida para Su servicio; solo desearía tener diez mil vidas
más para dar por Él. Esta se está gastando bastante ahora, ya
han transcurrido cincuenta y tres años. Cerca de treinta y tres de
ellos han sido, o treinta y dos de estos han sido en el Evangelio.
Desearía tener otros mil que pudiera dar. ¿Por qué? Cuando por
primera vez entré en Su Presencia y me di cuenta que había
Alguien que amaba al que no podía ser amado, había Alguien que
me amaba cuando nadie más lo hacía, había Alguien que cuidaba
de mí cuando nadie más cuidaba de mí. Abracé Su cruz, la abracé
hacia mí y luego Él y yo llegamos a ser uno. Y desde entonces Lo
He amado. Él tiñó mi seno y mi corazón con Su Sangre al tocar
y perdonar mis pecados, y me alegra esta noche ser uno de los
Suyos. Nunca deseo abandonar este lugar Celestial, aunque el
tentador a menudo ha intentado persuadirme; pero estoy seguro
en el pabellón de Dios, y contento en Su amor y gracia, y estoy
viviendo en el lado aleluya. ¡Qué cosa! Hace que mi corazón se
regocije.
92 Lo recomiendo a Él a cada persona cansada. Lo recomiendo
a Él a Uds. que no tienen esperanza. Uds. que nunca han estado
en Su Presencia, lo único que tienen que hacer es confesar sus
pecados y darse cuenta que Uds. están equivocados, y Dios
tiene ordenado ese Ángel esta noche que se llama el Espíritu
Santo, que les quitará todos sus pecados. Entonces clamarán:
“Señor, heme aquí, envíame a mí”. Luego levantarán las manos
y cantarán: “¡Yo Lo alabaré! ¡Yo Lo alabaré! Alaben al Cordero
por pecadores inmolado. Denle gloria pueblos todos, porque con
Su Sangre toda mancha quitó”. Yo Le amo, ¿y Uds.? ¡Vivir en Su
Presencia!
93 Vine aquí al púlpito esta mañana, sintiéndome tan mal y
tan enfermo de… Yo—yo estuve allá en Kentucky la semana
pasada con algunos amigos personales míos, sentados aquí. Si
me hubiese quedado allí mucho tiempo, me hubieran matado,
seguro que lo hubieran hecho, con amabilidad; algunas de las
mejores cocineras que he conocido en mi vida. Y cuando llegaba a
mi límite, que estaba repleto: “Hermano Branham, ¿no quiere un
22 L A PAL A BRA H A BL A DA

poco de esto?”. Y era tan bueno que solo trataba de empujármelo.


Me sentí tan lleno que ni siquiera podía moverme. Yo—yo no
podía dormir, y me levantaba y caminaba un rato. Y no me
sentía bien cuando llegué aquí esta mañana. Pero al entrar en
Su Presencia, asunto resuelto. Eso lo resolvió, todo desapareció
entonces. Correcto. ¡Oh, vivir en Su Presencia!
Yo Lo alabaré, yo Lo alabaré,
Alaben al Cordero por los pecadores inmolado;
Denle gloria, pueblos todos,
Con Su Sangre toda mancha quitó.
Inclinemos nuestros rostros ahora.
[El Hermano Branham comienza a tararear, Lo
alabaré.—Ed.]
Porque ha hecho tanto por mí.
Me ha perdonado mis transgresiones,
Y Su Sangre ha borrado mi pecado.
Yo Lo alabaré, yo Lo alabaré,
Alaben al Cordero por los pecadores inmolado;
Denle gloria, pueblos todos,
Con Su Sangre toda mancha quitó.
[El Hermano Branham comienza a tararear, Lo
alabaré.—Ed.]
94 Ahora si Ud. está aquí esta noche… Y yo sé que Su Presencia
está aquí. Parado allí adentro hace un rato, con una pequeña de la
Iglesia de Dios, el Espíritu Santo se movió sobre mí cuando oraba
por esa niña. Los padres habían venido del campamento de la
Iglesia de Dios de Anderson. Y el supervisor de allá, conociendo
la niña, los médicos dijeron “podrá… morirá enseguida, con
leucemia”. Una niña pequeña, encantadora, ahora en sus últimas
etapas. Ella fue allá atrás y me extendió su manito, la tenía
toda hinchada por las agujas y cosas que le habían puesto, y
morada. La miré, vi una visión. Los padres acababan de leer
un libro allá. No sabían nada al respecto. El supervisor general
del campamento allá les habló, dijo que trajeran aquí a la niña.
Querían regresar cuando tuviéramos un culto de sanidad. Y dije:
“Traigan a la niña ahora”, me sentí guiado.
95 Estando parado allí, el Espíritu Santo fue al pasado y les
presentó la historia de la niña. Les dijo todo acerca de cómo
sucedió, lo que habían hecho. Dijo que el anhelo de la niña era de
ser pianista. Y esa madre por poco grita. Y ese papá dijo: “Eso es
la pura verdad de Dios”. Están sentados ahora mismo en el coche
escuchando esto, no pudieron entrar, están sentados allí afuera
escuchando ahora.
96 Vino un gran velo de sombra sobre la niña. Y dije: “Satanás,
estás derrotado”. “Tú no haces acepción de personas, Dios. Y por
el poder de Tu resurrección, y como Tu siervo yo echo fuera a
EN SU PRESENCI A 23

este diablo de la niña”. Una gran Luz brillante brilló sobre ella,
eso había terminado. Amén. ¿Ah? Seguro. ¡Él es digno de toda
alabanza!
97 Él sabe todas las cosas. Él conoce su corazón. Y Ud. sabe lo
que Ud. está pensando; Él también lo sabe. Si en Ud. hay un
pequeño pecado pendiente esta noche, y Ud. no quiere entrar
en la Presencia de Dios con eso, ¿levantaría la mano una vez
más y diría: “Hermano Branham, ore por mí, quiero estar en
Su Presencia en aquel Día, sin culpas”. Dios le bendiga. Muchas
manos, Dios las ve. En Su Presencia. Ahora les diré qué hacer.
Ahora solo escuchen atentamente. Hagan como David, pongan al
Señor delante de Uds. ahora mismo. Pongan al Señor entre Uds.
y ese pecado, sea cual sea el pequeño pecado que lo asedia. Podrá
ser el mentir, podrá ser el hurtar, podrá ser el mal pensamiento,
podrá ser el mal genio, podrá ser el beber, podrá ser el fumar,
podrá ser los juegos de azar; no sé. Podría ser la lujuria, podría
ser cualquier cosa; no sé qué sea. Lo que sea, ponga al Señor
delante de Ud. Y entonces su corazón se gozará y su carne
reposará confiadamente, porque Ud. sabe que Cristo prometió
que Él resucitaría de nuevo en los postreros días. Cuando Él
venga, nosotros vendremos a Su semejanza. ¿Quiere Ud. hacerlo
ahora, mientras oramos?
98 Nuestro Padre Celestial, un Mensajito entrecortado de un
siervo cansado y agotado; pero pensando en el tema de “Morar en
la Presencia de Dios”. Y vemos esta noche el efecto que tuvo en
los hombres santos el entrar en Tu Presencia, ese efecto que tuvo
en ellos. Sabios, grandes profetas poderosos ordenados por Dios
y enviados a predicar la Palabra y, aún al encontrarse con Él cara
a cara y caer a tierra como hombres muertos. ¿Qué vamos a hacer
nosotros en ese día, Señor? Lo hemos pensado; hemos estado
pensándolo. Unas cuarenta o cincuenta manos lo han pensado,
Señor, porque acaban de levantar esas manos, o los corazones
debajo de la mano, han estado pensando en encontrarse con Él
desde que comenzamos a hablar. ¿Qué harían si ellos tuvieran
que encontrarse con Él?
99 Mis manos, Señor, están levantadas. ¿Qué haré yo? Ahora,
Padre, tengo muchas cosas que hago mal. Acabo de confesar mi
pecado esta mañana ante la iglesia, como Te lo confesé a Ti en la
cumbre de la montaña la otra mañana cuando soplaba y nevaba,
y allá en la cumbre de la montaña, de cómo clamé y Te pedí que
perdonaras mi torpeza. Y de cómo temía venir delante de mis
hermanos, que algunos me consideran como Tu siervo-profeta.
Y, Señor, cómo aborrecí venir delante de ellos y contarles de
un acto insensato, que yo haría tal cosa, pero, Dios, fue bueno
para mi alma que confesara mis pecados y no ocultarlos. Por
lo tanto, para ser sincero Contigo y recto ante el pueblo, lo he
confesado, Señor. Estoy errado, estoy totalmente errado. Oro
pidiendo perdón.
24 L A PAL A BRA H A BL A DA

100 Y luego, Padre, he sido dilatorio con respecto a Ti, servirte,


muchas veces tal vez podría haber tomado más tiempo cuando
no lo hice. Padre, confieso mis pecados. Quiero que el Ángel
de Dios me limpie de eso, por la Sangre de Jesús. Otras manos
se levantaron esta noche, algunas de ellas tal vez nunca han
pedido perdón antes; pero estoy seguro de esto: si confesamos
nuestros pecados, Dios los borrará, los pondrá en el mar del
olvido y nunca—nunca más los recordará. Y, Padre, al confesar
el mío, acerca de comportarme incorrectamente delante de esas
personas, no me comporté como un siervo de Cristo; no lo hice.
Temí que aquel hombre se enojara conmigo y pensé en que yo no
quería herir sus sentimientos, pero no pensé en lo que Te hacía a
Ti, Señor. Y ahora yo—yo oro que me perdones. Y ahora, Padre, sé
que si pido perdón yo tengo perdón, y Tú los pusiste en el mar del
olvido y nunca más lo recordarás. Dios, estoy agradecido por eso.
101 Y oro que Tú le permitas a cada persona aquí que tiene
pecado, pecado delante de ellos que los acecha, que ellos lo quiten
y pongan al Señor delante de ellos como lo hizo David. Porque
ahora clamamos: “Ay de mí, porque he visto la gloria de Dios.
Soy hombre inmundo de labios, o mujer o muchacha de labios
inmundos, muchacho, o algo”. Lo que pudiéramos ser, somos
inmundos, y pedimos que la Sangre de Jesucristo, el Sacrificio
apropiado, nos limpie de todo pecado, para que vivamos para
siempre en Su Presencia. Permítenos ir de aquí esta noche
con nuestro corazón gozándose y nuestra carne descansando
confiadamente, sabiendo esto: que cuando venga Jesús, seremos
resucitados con Él a Su semejanza, y lo encontraremos a Él en
el aire, en el Rapto, cuando la cuenta regresiva finalmente haya
terminado. Vemos que la cuenta regresiva de la séptima edad
de la iglesia ya ha finalizado, y estamos listos ahora para el
despegue. Oramos, Dios, que Tú, antes que cierres la puerta, si
hay alguien aquí esta noche que nunca ha entrado, que se den
prisa entrando rápidamente, porque sentimos que la puerta de la
misericordia, entre la misericordia y el juicio, se está cerrando.
Aquellos que quieran aceptar la misericordia entrarán. Los que
no quieran entrar tendrán que sufrir el juicio. Dios cierra la
puerta. Que no haya una puerta cerrada esta noche para cada uno
de estos pecadores que confiesan. Que todos tengamos perdón y
misericordia. En el Nombre de Jesucristo.
102 Y ahora, Padre, por los enfermos y los afligidos, por los
necesitados, oro que Tu gracia supla todo lo que necesitan. Que
ellos entren en Cristo, en Su Presencia; pongan a Cristo, a Cristo,
la promesa, “Él herido fue por mis transgresiones” esos son mis
pecados. ‘Por Su llaga yo soy curado’ por lo tanto, pongo al
Señor delante de mi enfermedad. ‘Él está a mi diestra y no seré
conmovido’, entonces camino con valentía confesando que soy
curado. ‘Con Su llaga soy curado’”. Concédelo, Señor, a cada uno
de ellos. Y sabemos que si confesamos con nuestros corazones y,
EN SU PRESENCI A 25

o con nuestros labios, y creemos en nuestros corazones, entonces


recibimos nuestro deseo.
103 Tú dijiste: “Cuando dijeres algo, cree que sucederá, podrás
tener lo que has dicho”. Nosotros lo creemos, Padre, y creemos
que Tú nos limpiarás de todos nuestros pecados y sanarás toda
nuestra enfermedad y, nos darás gracia, Señor, para servirte.
104 Sé con estas personas. Muchos de ellos recorrerán carreteras
oscuras esta noche. Muchos de ellos recorrerán muchas millas.
No dejes que nada les suceda, Señor. Atravesaron el país para
sentarse aquí para escuchar la cuenta regresiva, para ver cuán
cerca estábamos del tiempo final. Ahora les he pedido que
se vayan, colocando siempre a Dios delante de ellos, siempre
delante de ellos, antes de cualquier cosa. Antes de su viaje, antes
de su movimiento, antes de su—antes de levantarse, después de
irse a la cama, ¡siempre antes de dormir, dondequiera que sea,
que pongan a Dios primero! “Porque él está a mi diestra, y no
seré movido”. Luego que sus corazones se regocijen, al saber
que tienen aquello que han pedido, porque Dios lo prometió y
su carne descansará confiadamente. Concédelo, Señor, porque lo
pedimos en el Nombre de Jesucristo. Amén.
Yo Lo alabaré, yo Lo alabaré,
Alaben al Cordero por los pecadores inmolado;
Denle gloria, pueblos todos,
Con Su Sangre toda mancha quitó.
105 Ahora ¿cree Ud. que ha puesto al Señor entre Ud. y su
pecado?, ¿entre Ud. y su enfermedad?, ¿entre Ud. y su falta?,
¿entre Ud. y sus caminos? “El Señor está siempre delante de mí
y yo estoy en Su Presencia. La próxima vez que yo comience a
encender un cigarrillo, el Señor está delante de mí. La próxima
vez que comience a codiciar, el Señor está delante de mí. La
próxima vez que yo comience a decir algo errado, el Señor está
delante de mí. La próxima vez que yo comience a decir algo malo,
el Señor está delante de mí. Y yo no seré conmovido. Amén. Viviré
en Su Presencia cada día, en mis asuntos, cada día en lo que
hablo. Caminaré como si el Señor estuviera delante de mí, porque
esta noche Lo he puesto a Él delante de mí. No seré conmovido”.
¿Le aman Uds.?
106 Ahora, pongámonos de pie entonces. ¡Oh, me siento muy
bien! Siento que no quiero irme a casa. Y saben, solo faltan
veinticinco minutos para las nueve, me adelanté por casi dos
horas. ¿No es maravilloso? ¡Oh, qué cosa! Pero ahora que
nos vamos, recordemos: debemos llevar el Nombre de Jesús
con nosotros, como un escudo contra cada lazo. Y cuando las
tentaciones nos rodeen… es para tratar de recordarnos: solo
invoquen ese Nombre santo en oración.
26 L A PAL A BRA H A BL A DA

De Jesús el Nombre invoca,


Búscale con vivo afán;
Dulce hará tu amarga copa,
¡Oh!, tus pesares cesarán.
¡Suave Luz, (Suave Luz), Manantial!
De esperanza, fe y amor;
¡Suave Luz, (Suave Luz), Manantial!
Es Jesús el Salvador.
107 ¿Cuántos disfrutan a nuestro pastor, el Hermano Neville?
[La congregación dice: “Amén”.—Ed.] ¿No están agradecidos con
el Señor por un hombre bueno, honesto y sencillo que cree el
Evangelio? [“Amén”.] Y está haciendo un trabajo tan maravilloso
en obedecer los Mandamientos de Dios y predicar la Palabra y
constantemente mantener esta gran atmósfera espiritual en la
iglesia. Recuerden: he bajado por la costa oriental, he cruzado el
sur y he subido por la costa occidental, y a través de Canadá, y no
he encontrado una iglesia que sea tan espiritual como esta iglesia
aquí. Ellas están en decadencia, sí, o en el fanatismo o desviadas
en pataletas, o tan frías que simplemente no hay manera de
moverlas. Es todo.
108 Ahora, ¿se aman los unos a otros? [La congregación dice:
“Amén”.—Ed.] ¡Oh!, dense la mano el uno al otro y digan:
“Alabado sea el Señor”.
109 [El Hermano Branham le da la mano al pueblo.—Ed.]
Alabado sea el Señor. Alabado sea el Señor. Alabado sea el
Señor. Alabado sea el Señor, hermana. Alabado sea el Señor.
Me alegro de haberlo visto aquí, hermano. Alabado sea el Señor,
hermana. Dios le bendiga. Muy bien. Dios le bendiga. Muy bien.
Dios le bendiga. Sé lo que Ud. necesita. Dios le bendiga. Dios le
bendiga.
De Jesús el Nombre invoca,
Que te sirva de broquel contra los lazos;
Cuando tentaciones te rodeen (¿Qué harás?)
Invoca ese Nombre santo en oración.
Suave Luz, (Suave Luz), ¡Oh, manantial! (¡Oh,
manantial!)
De esperanza, fe y amor;
Suave Luz, (Suave Luz), ¡Oh, manantial!
Esperanza terrenal y gozo del Cielo.
110 Inclinemos nuestros rostros ahora. Suavemente, y pues no
olvidemos eso. Cantemos esa estrofa de nuevo.
De Jesús el Nombre invoca, (¿Para qué?)
De broquel contra los lazos, (cuando Satanás
trate de atraparte);
Cuando tentaciones te rodeen, (¿Qué harás?)
Solo invoca ese Nombre santo en oración.
EN SU PRESENCI A 27

“Porque el Señor está delante de mi rostro, ¡no seré


conmovido!”.
¡Suave Luz, (Suave Luz), Manantial!
Hermano Neville. 
EN SU PR ESENCIA SPN62-0909E
(In His Presence)
Este Mensaje por el Hermano William Marrion Branham, originalmente
predicado en inglés el domingo por la noche del 9 de septiembre de 1962, en
el Tabernáculo Branham de Jeffersonville, Indiana, EUA, ha sido tomado de una
grabación en cinta magnetofónica y publicado íntegro en inglés. Esta traducción
al español fue publicada y distribuida por Grabaciones “La Voz De Dios”.

SPANISH

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GRABACIONES “LA VOZ DE DIOS”


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