Lo Que Jesus Hizo Por Nosotros

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Lo que

Jesús hizo
por nosotros
en el
Calvario

por Randy Gilbert


Todas las referencias bíblicas se han tomado de la
versión de la Biblia Reina-Valera 1960.

Copyright © 2003 Randy Gilbert

Impreso en los Estados Unidos de América.

Traducido por Cristina F. Mershon.

Reservados todos los derechos. Se necesitará permiso


por escrito de la editorial para reproducir cualquier
parte de este libro, excepto por el uso de pequeñas
referencias en críticas y artículos.

ISBN 978-0-9642046-7-6

Randy Gilbert
8491 Chamberlayne Road
Richmond, Virginia 23227 USA
www.contact.tv
Contenidos

Prólogo

Introducción..................................................7

1 Jesús pagó el precio por nuestros


pecados....................................................9

2 Jesús nos hizo templo


del Espíritu Santo ................................17

3 Jesús nos libró del poder de la


enfermedad ..........................................29

4 Jesús nos redimió de la maldición


de la pobreza ........................................43

5 Jesús venció al diablo por nosotros ....55


Prólogo

M uy de mañana, habiendo tenido consejo los


principales sacerdotes con los ancianos, con los
escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado,
y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿Eres tú el
Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
Y los principales sacerdotes le acusaban mucho.
Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada
respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús
ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se
maravillaba.
Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un
preso, cualquiera que pidiesen. Y había uno que se
llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín
que habían cometido homicidio en una revuelta. Y
viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese
como siempre les había hecho.
Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os
suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por
envidia le habían entregado los principales sacerdotes.
Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud
para que les soltase más bien a Barrabás.
Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué,
pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los
judíos? Y ellos volvieron a dar voces: !Crucifícale!
Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos
gritaban aun más: !Crucifícale! Y Pilato, queriendo
satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a
Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.

Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio,


esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía.
Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona
tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle:
!Salve, Rey de los judíos!

Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le


escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.
Después de haberle escarnecido, le desnudaron la
púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron
para crucificarle.

Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene,


padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a
que le llevase la cruz. Y le llevaron a un lugar llamado
Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. Y le
dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo
tomó.
Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre
sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué
se llevaría cada uno.

Era la hora tercera cuando le crucificaron. Y el


título escrito de su causa era: EL REY DE LOS
JUDÍOS. también con él a dos ladrones, uno a su
derecha, y el otro a su izquierda. Y se cumplió la
Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos...

Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre


toda la tierra hasta la hora novena. Y a la hora novena
Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama
sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado? Y algunos de los que
estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías.

Y corrió uno, y empapando una esponja en


vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber,
diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.

Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.

Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de


arriba abajo.

—MARCOS 15:1-28, 33-38


Introducción

L a historia más increíble que se ha


contado nunca es la historia de Jesús: su
vida, su muerte y su resurrección, de la
manera en que la Biblia nos la cuenta. No es
la historia de un hombre acusado
injustamente que muere en vergüenza, sino
la historia del Hijo de Dios que vino a este
mundo como un recién nacido, vivió entre
nosotros y resucitó para cumplir el plan
maestro de Dios para redimir al ser humano.
Hoy en día mucha gente está de acuerdo
con la idea de que Jesús fue sacrificado para
pagar el pecado del hombre, sin embargo no
entienden o aceptan el resto de las
implicaciones. Y hay muchas más cosas...
Jesucristo murió en la cruz por nosotros,
no sólo para perdonarnos los pecados, sino
para preparar un lugar para que pueda morar

7
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

el Espíritu Santo, el cual traerá sanidad, nos


liberará de la maldición de la pobreza y nos
rescatará del poder del maligno.
Le pido a Dios que a medida que usted
lea este libro, Él le ayude a entender la
magnitud del sacrificio de Jesús y le inculque
el deseo de aceptar en su vida todo lo que Él
ha proveído a través de Su muerte.

8
1
Jesús pagó el precio
por nuestros pecados

L a Biblia explica en el libro de Hebreos


que muchas de las cosas que los Judíos
hacían bajo el Antiguo Testamento, en
realidad eran ejemplos de lo que Jesús
consiguió con su muerte. Por ejemplo, los
sumo sacerdotes judíos tenían el deber de
buscar un cordero que llevaría sobre sí los
pecados de la nación. Era el “chivo
expiatorio”. El sumo sacerdote ponía sus
manos sobre la cabeza del animal y
simbólicamente transmitía sobre él los
pecados del pueblo de Israel. Después, el
sumo sacerdote dejaba el cordero suelto y se
entendía que una vez que el animal escapaba

9
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

entre la maleza del bosque o del yermo, se


marchaba a un “sitio separado” y, si moría,
sería debido a los pecados que acarreaba
sobre sí.
El chivo expiatorio era el símbolo de
Jesús, el cual fue guiado al Monte Calvario
(fuera de los muros de la ciudad) para morir
como pago por los pecados del mundo.
Es importante entender que Jesús tenía
que ser juzgado para que nosotros fuéramos
exentos de nuestra culpa. ¿Pero qué es juicio?
Juicio es la separación entre Dios y nosotros,
y que tiene como consecuencia el castigo. La
Biblia muestra como Jesús fue juzgado por
nuestros pecados, y como murió para que
nosotros no tuviéramos que padecer. Cristo
tomó nuestro lugar, no sólo para ser el
sacrificio expiatorio por nuestros pecados
individualmente, sino por los pecados de
toda la humanidad. En 2ª Corintios 5:21
leemos: Al que no conoció pecado, por nosotros
lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él.

10
Jesús pagó el precio por nuestros pecados

Pecado y juicio
Jesús pagó el precio por nuestros
pecados. Romanos 3:23,24 dice: Por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios, siendo justificados gratuitamente por su
gracia, mediante la redención que es en Cristo
Jesús. Todos pecaron. Todo ser humano que
ha puesto pie sobre esta tierra (excepto
Jesús), ha pecado. La palabra pecado procede
del griego hamartano, que significa “no
alcanzar la meta”. Cualquiera que apunta al
blanco de la gloria de Dios, tratando de
conseguirlo con sus propios esfuerzos, ha
fracasado.
La consecuencia de nuestro pecado es la
muerte y necesitamos que alguien nos
redima. Ezequiel 18:4 dice: El alma que
pecare, esa morirá. Nadie es justo fuera de
Jesús. Podemos ser personas amables, pero
no hay nadie que sea absolutamente justo,
excepto Jesús. Pero Dios nos ofrece el rescate
a través de la muerte de su Hijo. Redención
significa “comprar de nuevo algo que ya se

11
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

había poseído”. Debido al pecado,


estábamos separados de Dios y condenados a
muerte, pero Jesús tomó nuestra condena
sobre sí y pagó el precio estipulado de
antemano para conseguir nuestra redención.
Jesús nos redimió de la casa de empeños
de Satanás, pagó el precio para comprarnos
de nuevo, porque no podíamos redimirnos a
nosotros mismos. No podíamos hacer nada
para salvarnos.
A veces pensamos que por habernos
bautizado cuando éramos pequeños y por
asistir fielmente a una iglesia podemos
salvarnos, pero sino le pedimos a Dios que
nos perdone nuestros pecados en el nombre
de Jesús, seguimos siendo tan pecadores
como lo éramos antes. No hay una iglesia,
asociación o grupo que pueda salvarnos. Sólo
podemos encontrar redención en Jesucristo y
en lo que Él hizo por nosotros en la cruz.
Hechos 4:12 dice: Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo,
dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

12
Jesús pagó el precio por nuestros pecados

Jesús: el único camino de salvación


No hay otra persona en todo el mundo
que pueda pagar el precio por nuestros
pecados. Hebreos 9:22 dice: Y casi todo es
purificado, según la ley, con sangre; y sin
derramamiento de sangre no se hace remisión.
Sin derramamiento de sangre inocente no
hay perdón de pecados. Sangre inocente y
justa es lo único que Dios considera como
pago por el pecado. Jesús pagó ese precio por
nosotros.
De hecho, si nosotros pudiéramos morir
por nuestros propios pecados, no llegaría a
pagar el precio requerido, por el simple
hecho de que nuestra naturaleza es
pecaminosa. La razón por la que Jesús vino a
este mundo y murió por nosotros, fue
porque no había nadie más que tuviera
sangre inocente.
Isaías 53:5 y 6 dice: Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su

13
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos


descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por
su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de
todos nosotros.
Debemos entender que la fe en la sangre
de Jesús es lo único que satisface a Dios.
Tenemos que poner nuestra fe en su sangre
para ser limpios de nuestro pecado. En 2ª
Corintios 5:17 leemos: De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Cuando aplicamos la sangre de Cristo a
nuestras vidas, todas las cosas malas que
hicimos en el pasado desaparecen, y Dios
nos ve como si nunca hubiéramos pecado.
Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan
14:6). No hay otro nombre, otra sangre, otro
sacrificio que nos puedan llevar a Dios. No
podemos inventar nuestras propias reglas, la
sangre de Cristo es lo único que nos salva.
Juan 3:36 dice: El que cree en el Hijo tiene
vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no

14
Jesús pagó el precio por nuestros pecados

verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.


Si tenemos al Hijo, tenemos vida eterna, de
lo contrario estamos condenados. No existe
otro camino a Dios; la única opción es través
de Jesús. Cuando nos presentemos delante de
Dios en el día del juicio final, lo único por lo
que vamos a ser juzgados es por si aceptamos
la justicia que Dios proveyó a través de su
Hijo. El factor decisivo será si hemos creído
en la sangre de Jesús y aceptado su muerte
como pago por nuestros pecados. No
tendremos dos opciones, o nuestro nombre
está escrito en el Libro de la Vida o estaremos
perdidos para siempre. O tenemos al Hijo o
sufriremos la muerte eterna.
Si usted no tiene al Hijo en su vida, le
invito a que lo acepte ahora mismo.
Simplemente haga esta oración:
Señor Jesús, creo que has muerto por mis
pecados, que has resucitado y que eres el Señor
de todo. Te pido que me perdones mis pecados
y que me limpies de toda injusticia. Gracias,
Jesús, por quererme tanto como para morir por

15
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

mis pecados. Declaro con mi boca que tu


sangre me limpia y que soy justo gracias al
sacrificio que has hecho por mí en el Calvario.
Y ahora mismo, en tu nombre, te doy mi vida
y tomo la nueva vida que tengo en ti. Te pido
que me ayudes a vivir esta nueva vida de
forma que te agrade. Amén.

16
2
Jesús nos hizo
templo del
Espíritu Santo

E l Antiguo Testamento nos dice que Dios


hizo un pacto con el pueblo de Israel;
parte de ese pacto fue la promesa del Espíritu
Santo. Isaías 44:3 dice: Porque yo derramaré
aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra
árida; mi Espíritu derramaré sobre tu
generación, y mi bendición sobre tus renuevos.
Los israelitas creyeron que un día Dios iba a
hacer lo prometido y derramaría su Espíritu
sobre su pueblo. Ellos sabían que tenían un
pacto con Dios, pero era un pacto

17
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

incompleto, faltaba algo, y ese algo era el


Espíritu Santo.
A veces podemos sentirnos de la misma
manera que hicieron los israelitas, habiendo
aceptado a Jesús pero sintiendo que algo
falta. Lo que necesitamos es el bautismo del
Espíritu Santo y la promesa de Dios de
derramar su Espíritu también nos incluye a
nosotros.

Una promesa de poder


En Hechos 1:5,8 Jesús dice: Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no
muchos días (...) Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Cuando los seguidores de Jesús oyeron la
palabra poder, sabían de lo que Él estaba
hablando, porque ese mismo poder es el que
caracterizaba su ministerio. Siguieron sus

18
Jesús nos hizo templo del Espíritu Santo

pasos durante 3 años y medio, y en todo ese


tiempo vieron su poder en acción. Fueron
testigos de cómo resucitó a muertos, sanó
enfermos, calmó tormentas y echó fuera
demonios; y Jesús les dijo que ellos iban a
recibir el mismo poder y ese poder testificaría
que eran sus seguidores.
¿Es nuestra vida un ejemplo de la vida de
Jesús? Contestando a esa pregunta es como
nos damos cuenta de si tenemos el poder del
Espíritu. Si estamos llenos del Espíritu Santo,
nuestras vidas serán un ejemplo de Dios. No
podemos callarnos cuando su Espíritu está
en nosotros.
Dios prometió enviar a su Espíritu y
Hechos 2:1-4 nos explica cómo sucedió:
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y
se les aparecieron lenguas repartidas, como de
fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y

19
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

comenzaron a hablar en otras lenguas, según el


Espíritu les daba que hablasen.
Cuando los seguidores de Jesús fueron
llenos del Espíritu Santo, empezaron a hablar
en otras lenguas; gente de otros países les
escuchaban y se maravillaban de oír su
mismo idioma.
Hechos 2:14 relata como Pedro predicó y
3.000 personas entraron en el Reino de Dios
en un solo día (versículo 41). Esa fue la
primera predicación por un hombre nacido
de nuevo y ungido con el Espíritu Santo.
Hechos 2:38,39: Pedro les dijo: Arrepentíos, y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis
el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es
la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los
que están lejos; para cuantos el Señor nuestro
Dios llamare.
La promesa del Espíritu pertenece a toda
persona que recibe a Jesucristo, a todo aquel
que acepta el llamado de Dios; y esa promesa
está disponible para nosotros.

20
Jesús nos hizo templo del Espíritu Santo

Una experiencia diferente


Algunos pueden decir que ya recibieron
el Espíritu de Dios cuando se convirtieron,
pero yo les reto a que escudriñemos el Nuevo
Testamento y encontremos un sólo lugar en
el que diga que recibimos el bautismo del
Espíritu Santo cuando aceptamos a Jesús.
Nadie encontrará ni siquiera una referencia
en este aspecto, porque no existe.
En Hechos 8:12-17 leemos como Felipe
viaja a Samaria para predicar el evangelio. La
gente creyó en las predicaciones de Felipe
acerca del reino de Dios y de Jesús, y fueron
bautizados con agua, como demostración de
su fe. Y eso es lo que pasa cuando la gente
recibe la Palabra de Dios: son salvos. Esa es la
primera semilla.
Cuando los apóstoles en Jerusalén
oyeron que la Palabra de Dios había llegado
a Samaria, les enviaron a los apóstoles Pedro
y Juan. Pero, ¿por qué motivo? Los versículos
15 y 16 nos lo desvelan: Los cuales, habiendo

21
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

venido, oraron por ellos para que recibiesen el


Espíritu Santo; porque aún no había descendido
sobre ninguno de ellos, sino que solamente
habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
Los samaritanos fueron salvos pero
todavía no tenían el Espíritu Santo porque
aún no se había manifestado. Hay seis
ejemplos distintos de gente que recibió el
bautismo del Espíritu Santo en el libro de los
Hechos. De esos seis ejemplos, solamente
uno no aclara por completo que el hablar en
lenguas sea parte del proceso. En ese
ejemplo, sucedió algo peculiar y la gente se
dio cuenta que habían presenciado un hecho
sobrenatural. La salvación no es algo
tangible, sin embargo el bautismo del
Espíritu Santo según lo describe la Biblia, sí
lo es.
El libro de Hechos explica que cuando la
gente era bautizada por el Espíritu Santo,
empezaban a hablar en lenguas y a alabar a
Dios. Si usted tiene problemas alabando a
Dios, es hora de que sea llenado del Espíritu

22
Jesús nos hizo templo del Espíritu Santo

Santo; alabanzas fluirán de su boca sin


pensarlo. Jesús dijo: El que cree en mí, como dice
la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los
que creyesen en él; pues aún no había venido el
Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún
glorificado (Juan 7:38-39). Cuando somos
llenos del Espíritu, no somos capaces de
contener los ríos de alabanza de nuestra boca.
Hechos 10 tiene otro ejemplo de gente
convertida y bautizada con el Espíritu. Dios se
presentó a Pedro en una visión diciéndole
que debía ir a predicar el Evangelio a los
gentiles. Durante ese tiempo, Pedro recibió
una invitación de un gentil llamado Cornelio,
el cual le pidió que fuese a su casa. La Biblia
cuenta que Cornelio era un buen hombre,
que había estado buscando a Dios, por eso
mandó a sus sirvientes para que encontraran
al apóstol y lo invitaran a su casa.
Cuando Pedro llegó a la casa, toda la
familia y amigos de Cornelio están reunidos
para escuchar las palabras del apóstol. Pedro

23
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

les contó acerca de la vida de Jesús y de todas


las maravillas que Él hizo y, la Biblia nos dice
que, mientras predicaba el Espíritu Santo se
derramó sobre cada una de las personas que
estaban escuchando. Los judíos que
acompañaban a Pedro estaban fascinados al
ver como Dios derramó su Espíritu sobre los
gentiles.
¿Cómo supieron que el Espíritu fue
vertido sobre los gentiles? El versículo 46
dice: Porque los oían que hablaban en lenguas,
y que magnificaban a Dios. Por eso se dieron
cuenta, porque oyeron a Cornelio y al resto
de la gente hablar en lenguas.
Podemos pensar que el hablar en lenguas
es sólo para ciertas personas y que Dios no
espera que todos los cristianos seamos
bautizados en el Espíritu Santo. Pero no es
cierto, Dios quiere que todos tengamos su
Espíritu. Romanos 8:9: Mas vosotros no vivís
según la carne, sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Este

24
Jesús nos hizo templo del Espíritu Santo

versículo dice que si somos salvos, somos


nacidos del Espíritu de Cristo, tenemos la
naturaleza de Jesús y somos nuevas criaturas
en Él.
No dice que recibamos el bautismo del
Espíritu Santo por el simple hecho de haber
nacido de nuevo, ni siquiera se menciona el
Espíritu Santo en ese versículo. Pablo, el
autor de la carta a los Romanos, se refiere al
“Espíritu de Dios” y al “Espíritu de Cristo”.
Pablo utiliza esos dos términos
independientemente del contexto, porque se
refieren a la misma persona. Jesús dijo: Yo y el
Padre uno somos (Juan 10:30), de tal manera
que si conocemos a Jesús, conocemos al
Padre.
El bautismo del Espíritu Santo es una
experiencia individual y personal. A veces
hay gente que recibe el bautismo del Espíritu
al mismo tiempo que se convierten, igual
que le pasó a Cornelio; pero otras veces las
dos circunstancias ocurren en momentos
distintos. Cualquiera que sea la situación,

25
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

recibir la salvación y recibir el bautismo del


Espíritu son dos experiencias completamente
distintas.

La evidencia
¿Cómo podemos saber si hemos sido
bautizados por el Espíritu Santo? Primero,
vamos a poder hablar en lenguas y alabar a
Dios. Segundo, nuestras vidas estarán llenas
de poder para testificar. Si no estamos
hablando de Jesús con otros, entonces
necesitamos más poder; necesitamos el
bautismo del Espíritu Santo. Ese bautismo ya
es nuestro. Jesús murió en el Calvario para
salvarnos y preparar en nosotros un lugar
adecuado para el Espíritu Santo.
El día que yo fui bautizado en el Espíritu,
el poder de Dios vino sobre mí y empecé a
hablar en lenguas. No volví a hablar en
lenguas por varios meses, hasta que fui a una
reunión y oré en lenguas junto con otra gente.
Pasé un año sin orar en lenguas, y no tenía

26
Jesús nos hizo templo del Espíritu Santo

muy claro que era lo que tenía que hacer en


ese aspecto, pero finalmente un día,
escuchando unos casetes de audio acerca de
hablar en lenguas me di pregunté el porqué
no lo estaba haciendo, y decidí que debía orar
en lenguas regularmente. Ese día tenía que
conducir durante casi una hora, así que decidí
que iban a orar en lenguas durante todo el
viaje.
En 1ª Corintios 14:4 leemos: El que habla
en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el
que profetiza, edifica a la iglesia. Me centré en
ese versículo y empecé a poner en práctica mi
fe, decidí que me iba a edificar a mí mismo.
Cuando empecé a hablar en lenguas me
sentía como un tonto, mis oraciones parecían
mensajes en Morse, con pequeñas palabras de
una sola sílaba. Pero continué orando
durante todo el trayecto y me empecé a sentir
más ligero en el asiento de mi coche. Añadí
más sílabas a mis palabras y cuando salí del
coche, me sentí como flotando. Me edifiqué a
mí mismo. Además, iba de camino a una

27
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

entrevista de trabajo, donde le pedí al gerente


que me contratara y él lo hizo allí mismo. ¡Y
ese ha sido el mejor trabajo que nunca he
tenido!
Cuando empezamos a orar en otras
lenguas, estamos profetizando la voluntad de
Dios para nuestras vidas y para nuestro
futuro, nos estamos construyendo a nosotros
mismos en fe (véase Judas 1:20), es como
cargarse las baterías. Nos recargamos
espiritualmente y nos convertimos en testigos
de Jesús.
Si usted quiere ser bautizado con el
Espíritu Santo, le invito a que haga esta
simple oración:
Señor Jesús, creo que has resucitado de la
muerte y que eres el Señor de todo. Gracias por
perdonarme mis pecados y por limpiarme de
toda impureza. Señor, ahora mismo recibo del
bautismo del Espíritu Santo y empezaré a
hablar en otras lenguas así como el Espíritu me
de a entender. En el nombre de Jesús, creo,
recibo y hablaré en el nombre de Cristo. Amén.

28
3
Jesús nos libró
del poder de
la enfermedad

M uchos cristianos están de acuerdo en


que Jesús murió para pagar el precio
por nuestros pecados; incluso aseguran que
la muerte de Cristo en la cruz permitió que
fuéramos bautizados en el Espíritu Santo.
Sin embargo, cuando les decimos que la
muerte de Jesús también pagó por nuestra
sanidad, no pueden creerlo. De alguna
manera hemos llegado a creer que Dios no
está dispuesto a sanar nuestras dolencias,
pero eso es falso.

29
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

Muchos siglos antes de que Jesús


naciera, los escritores del Antiguo
Testamento hicieron referencia a su vida y
muerte; escribieron acerca del sufrimiento y
del rechazo que un día Jesús tendría que
enfrentar, y acerca de todo lo que Él tendría
que pasar para tomar nuestro lugar.
Isaías 53:1-5 es uno de esos pasajes
proféticos:

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y


sobre quién se ha manifestado el brazo de
Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y
como raíz de tierra seca; no hay parecer en él,
ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo
para que le deseemos. Despreciado y desechado
entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que
escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y
no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de
Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el

30
Jesús nos libró del poder de la enfermedad

castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga


fuimos nosotros curados.

La Biblia dice que Jesús tomó forma de


siervo cuando vino a este mundo, sin un
nacimiento digno. La gente pensó que era
simplemente el hijo de un carpintero, no una
persona destinada para la realeza. Los líderes
judíos no creían que Jesús fuera el Mesías,
porque aparentemente no era nadie
importante. Durante su ministerio terrenal,
Jesús fue aceptado por la gente de a pie, pero
nunca por los líderes, hasta el punto de que
esos mismos líderes utilizaron al pueblo para
crucificarle.
El versículo 4 dice: Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores;
y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de
Dios y abatido. Cuando Jesús estaba colgado
de la cruz, la gente pensó que Dios le estaba
castigando porque se declaró a sí mismo
como Hijo de Dios. Creyeron que esas
blasfemias le llevaron a ser “herido por
Dios”.

31
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

La verdad es que Jesús estaba siendo


juzgado por nuestras culpas. Él no tenía
pecado, era perfecto, y sin embargo se dio a
sí mismo para ser juzgado y castigado por
nuestros pecados. Jesús fue condenado por
los pecados del mundo.
Pero eso no es todo, Jesús también pagó
el precio por nuestra sanidad. Mateo 8:16,17:
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos
endemoniados; y con la palabra echó fuera a los
demonios, y sanó a todos los enfermos; para que
se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando
dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y
llevó nuestras dolencias.
Este pasaje de Mateo se refiere a lo
mismo de lo que habló Isaías: enfermedades
y dolencias. Esas enfermedades son
consecuencia del pecado, pero nunca
formaron parte de la creación original de
Dios. Después del pecado de Adán,
enfermedades, dolencias e incluso la muerte
se abalanzaron sobre el hombre. En Génesis
3:19, Dios le dice a Adán: Porque de la tierra

32
Jesús nos libró del poder de la enfermedad

fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.


Fue entonces cuando la maldición de la
enfermedad empezó a reinar sobre la
humanidad.

Jesús pagó el precio por


nuestra sanidad
La enfermedad gobernó este mundo
desde Adán hasta Jesús, pero su muerte en la
cruz pagó el precio por nuestra sanidad.
Isaías dijo que Jesús sufrió por nuestros
pecados, fue herido por nuestras rebeliones,
el castigo de nuestra paz fue sobre Él y por
sus heridas somos nosotros curados.
¿Heridas? ¿De qué está hablando Isaías?
Marcos 15:15 nos cuenta que antes de que
Jesús muriera, fue azotado y maltratado.
Documentos históricos muestran que el
látigo romano estaba hecho de finas tiras de
piel, a las que ataban piezas de metal, piedras
y huesos. Cuando una persona era azotada,
los pedazos de piedra y metal se incrustaban

33
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

en la carne y la desgarraban cuando el látigo


volvía a caer sobre su espalda.
En los tiempos de Jesús, los romanos
nunca inflingían más de 39 latigazos, porque
creían que si otorgaban 40, la víctima no
podría soportarlo y moriría. De tal manera
que cuando los centuriones romanos
azotaron a Jesús, lo llevaron al límite de la
muerte antes de ponerlo en la cruz. Por eso
necesitaron la ayuda de Simón de Cirene
para acarrear la cruz, porque llegado a ese
punto Jesús estaba demasiado débil para
sostenerse.
Las heridas de las espalda de Jesús fueron
el castigo necesario para librarnos de la
maldición de la enfermedad y las dolencias.
Somos libres gracias a lo que Jesús hizo en el
Calvario. Su sangre derramada nos limpia de
pecado y los latigazos de su espalda nos
libran de la enfermedad.
1ª Pedro 2:24 dice de Jesús: Quien llevó él
mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los

34
Jesús nos libró del poder de la enfermedad

pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida


fuisteis sanados. Estas son las mismas palabras
que usó el profeta Isaías, y ambas escrituras
se refieren al proceso de sanidad en tiempo
pasado. Fuisteis sanados. Es una sanidad que
ya se ha realizado y materializado.
¿Y cómo fuimos sanados? En la cruz,
porque en esa cruz fue donde se produjo el
sacrificio. Jesús fue crucificado en sustitución
por nuestro pecado. De echo, cada uno de
nosotros debería de sufrir aquella muerte,
pero Él decidió padecerla tomando el castigo
por nuestras iniquidades, para que nosotros
fuéramos sanados de toda enfermedad y
dolencia. Y ahora somos libres.

Sanos y salvos
Cuando tenía sólo 22 años, descubrí la
realidad del poder sanador de Dios. A pesar
de que fui criado en un hogar religioso,
nunca tuve la oportunidad de escuchar el
evangelio, incluso asistiendo a la iglesia; la
Palabra de Dios nunca llegó a penetrar en mi

35
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

corazón. Pero cuando tenía 22 años, me


diagnosticaron con una enfermedad del
hígado de carácter terminal, y de repente el
mensaje de la Biblia empezó a cobrar
sentido. Los médicos me dijeron que mi
hígado podía dejar de funcionar en cualquier
momento y que podía morir, además de
padecer ciertas complicaciones debido a mi
alta presión arterial. Me dijeron que si
llegaba a los 30 años con una presión arterial
tan alta, sería un milagro.
Cuando me convertí, no sabía muy bien
lo que me esperaba, sólo quería entregar mi
vida a Jesús y no sabía nada relacionado con
la sanidad. Nadie me lo explicó nunca, pero
cuando acepté a Jesús como mi salvador,
todos los problemas de salud desaparecieron
y fui sanado instantáneamente. No puedo
decir que tuve fe y que creí que iba a ser
sanado, simplemente sucedió.
El tiempo pasó, pero los viejos síntomas
empezaron a manifestarse de nuevo. Los
médicos me dijeron que estaba sufriendo las

36
Jesús nos libró del poder de la enfermedad

consecuencias de mi antigua enfermedad en


los riñones, en la vejiga y en el estómago, a
pesar de que mi enfermedad terminal había
sido curada. Y me empecé a desesperar.
Entonces fue cuando, en 1.976, escuché
una predicación acerca de enfermedades y
dolencias, y lo que la Palabra de Dios dice
acerca de la sanidad. A pesar de que ya había
sido sanado, no sabía qué es lo que debía de
creer. En ese tiempo estaba asistiendo a una
iglesia que decía que la sanidad no existía,
pero cuando escuché esa predicación decidí
que ya había sido sanado más de 2.000 años
atrás, lo que significaba que ahora tenía que
ser curado ahora de nuevo.
Le dije al diablo: “¡Mi cuerpo ya no te
pertenece y voy a dejar de estar enfermo!”
Tomé autoridad sobre el enemigo y lo eché
fuera de mi cuerpo. Mis síntomas
desaparecieron.
Debemos entender que el mismo
sacrificio que Jesús hizo por nuestros
pecados, pagó por nuestra sanidad. Cuando

37
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

nos convertimos, Dios también nos sanó, la


única diferencia es que no lo sabíamos
todavía. La sanidad es nuestra, pero quizás
no nos hemos aprovechado de ella, y
podemos seguir creyendo que Jesús nos
perdonó los pecados, pero no estamos
seguros de si nos puede sanar o no.
Si Jesús estuviera delante de nosotros
ahora mismo y le pidiéramos que nos
perdonara los pecados, ¿creeríamos que Él
no iba a hacerlo? Por supuesto que lo haría.
En 1ª Juan 5:14-15 leemos: Y esta es la
confianza que tenemos en él, que si pedimos
alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y
si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que
pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que
le hayamos hecho.
No existe la posibilidad de pedirle a Dios
que nos salve y que Él no lo haga. Es
imposible. Jesús no rechaza a nadie, así que
si le pedimos salvación —que su sangre nos
limpie y nos perdone de todo pecado— no
tendremos ninguna duda de que Él lo hará.

38
Jesús nos libró del poder de la enfermedad

Lo mismo sucede con la sanidad, porque


justo al lado del sacrificio que Jesús hizo para
proveer salvación, esta el sacrificio que Él
hizo para sanarnos. Cuando ponemos
nuestra fe en lo que Jesús hizo en el Calvario,
sin ninguna duda, vamos a recibir sanidad.
Jesús no nos va a decir “no”, porque si
ponemos nuestra fe en las promesas de Dios,
Él las cumplirá.
Algunos pueden pensar que sus pecados
son demasiado grandes para ser perdonados,
pero eso no tiene importancia delante de
Dios. Recibir sanidad no es más difícil que
recibir la salvación o el bautismo en el
Espíritu. Lo único que tenemos que hacer es
decir “sí” a Dios. Olvidémonos de nuestros
cuerpos, de los dolores, incluso de ser
sanados, porque la realidad es que ya estamos
sanados, sólo tenemos que aceptar en fe lo
que ya ha sido hecho por nosotros.
Cuando hice eso y obligué a Satanás a
llevarse mi enfermedad, empecé a leer
pasajes de la Biblia y cada vez que el enemigo

39
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

trataba de debilitarme le decía: “Fuera


Satanás. Por los azotes de Jesús soy sanado.
No tienes potestad sobre mi cuerpo”.

Dejar las dudas


y empezar a recibir
Tenemos que dejar de dudar y empezar a
recibir. En realidad, la duda es un evangelio
alternativo, es creer algo distinto a lo que la
Biblia dice. Una vez que empezamos a hablar
de sanidad, las dudas se manifiestan; el
Diablo trata de convencernos de que la
sanidad no es posible. Pero la fe no está
basada en sentimientos sino en lo que dice la
Palabra de Dios. Romanos 10:17: Así que la fe
es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. En
esos momentos es cuando más necesitamos
alimentar nuestro espíritu con lo que la
Biblia dice acerca de la sanidad.
Podemos poner la excusa de que la iglesia
a la que asistimos no cree en la sanidad, pero
no podemos poner atención a las dudas o a

40
Jesús nos libró del poder de la enfermedad

la falta de fe. No importa lo que ciertas


denominaciones crean, porque si la Palabra
de Dios dice que es verdad, no podemos
dudarlo. No permitamos que nadie nos
convenza de que el sacrificio de Jesús no fue
suficiente. La sanidad no es una opinión, es
la verdad; no es una doctrina
denominacional, es la Palabra de Dios, así
que tomemos esa palabra literalmente. La
sanidad es nuestra.
Si usted quiere ser sanado, le invito a que
haga esta oración:
Señor Jesús, te doy gracias por la salvación
y por el Espíritu Santo, y hoy quiero recibir la
sanidad que compraste para mí en el Calvario.
Gracias por haber pagado el precio, por haber
tomado los latigazos en tu espalda, y por fe,
acepto tu sanidad en mi vida. En el nombre de
Jesús, lo creo y lo recibo. Amén.

41
4
Jesús nos redimió de la
maldición de la pobreza

C uando la gente piensa en Jesús lo


imaginan como un carpintero pobre,
pero la Biblia dice que Jesús también era rico.
Una de las cosas que hizo por nosotros en el
Calvario fue redimirnos de la maldición de la
pobreza.
2ª Corintios 8:9 dice: Porque ya conocéis la
gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor
a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
Jesús es Dios y Juan 1:1 nos revela que Él
ha sido Dios desde la creación del mundo,
sin embargo cedió su trono, su posición y sus

43
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

riquezas en el cielo para venir a este mundo


y morir por nuestros pecados. Filipenses 2:5-
11 dice:

Haya, pues, en vosotros este sentir que


hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo
en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres; y estando en
la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte,
y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le
exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que
es sobre todo nombre, para que en el nombre
de Jesús se doble toda rodilla de los que están
en los cielos, y en la tierra, y debajo de la
tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es
el Señor, para gloria de Dios Padre.

Jesucristo descendió de su posición como


Rey de los cielos para convertirse en un
cuerpo de carne y hueso. Él era rico y se hizo
un pobre carpintero; cuando murió en la
cruz, fue más pobre todavía porque los

44
Jesús nos redimió de la maldición de la pobreza

soldados tomaron sus vestiduras y se las


repartieron entre ellos, de tal manera que
murió sin nada. Y eso lo hizo por nosotros,
para que a través de su pobreza nosotros
seamos ricos.
Podemos pensar que seremos ricos
cuando lleguemos al cielo, pero ¿qué pasa
ahora? Todo el mundo sabe que no
necesitaremos riquezas en el cielo, pero
necesitamos la bendición de Dios en esta
tierra. Y la tenemos, porque Jesús murió para
traernos esas bendiciones y para que las
disfrutemos en este momento.

La maldición empezó en el Edén


Gálatas 3:13-14 dice: Cristo nos redimió de
la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el
que es colgado en un madero), para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los
gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu.

45
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

Jesús tomó la maldición de nuestro


pecado, nuestra enfermedad y nuestra
pobreza sobre sí, murió para redimirnos de
todo eso y para que la bendición de Abraham
fuera nuestra. La maldición empezó cuando
Adán y Eva desobedecieron a Dios en el
jardín del Edén.
Génesis 3:17-19:

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste


a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de
que te mandé diciendo: No comerás de él;
maldita será la tierra por tu causa; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida.
Espinos y cardos te producirá, y comerás
plantas del campo. Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres,
y al polvo volverás.

Dios le dijo a Adán que cualquier cosa


sobre la que pusiera sus manos se iba a
rebelar contra él, y ese fue el principio de la
pobreza. El pecado separó al hombre de Dios

46
Jesús nos redimió de la maldición de la pobreza

y ahora, la misma creación de Dios se


rebelaba en contra del hombre.
Cuando un hombre que no ha nacido de
nuevo, lleno de pecado, trata de cultivar la
tierra, ésta se resiste a ser dominada por él.
Esa es la maldición. Romanos 8:22 dice:
Porque sabemos que toda la creación gime a una,
y a una está con dolores de parto hasta ahora. La
creación está viva, Dios está en todo, lo posee
todo y la creación lo alaba; pero debido a la
naturaleza pecaminosa del hombre la tierra
ha sido maldita, y esa maldición fue
provocada por el pecado de Adán.
Jesús vino para morir y para eliminar la
maldición, la tomó sobre sí y rompió la
autoridad del pecado. A través de su
sacrificio, ha restaurado nuestra comunión
con Dios. Esa relación con Dios implica que
ya no estamos en una lucha constante con la
creación, se eliminó la maldición y no
existen más restricciones.
En el principio, Dios le dio a Adán
libertad para gobernar, y le dijo que tendría

47
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

control y autoridad sobre la creación.


Cuando Adán pecó, Dios negó esos
privilegios y lo maldijo, quitándole la
autoridad.

El pacto de Dios con Abraham


Gracias a Dios porque no permitió que las
cosas se quedara así. Él encontró una manera
para remediar la situación, haciendo un nuevo
pacto con Abraham para eliminar el poder de
la maldición sobre él. A través de la fe en las
promesas de Dios, los pecados de Abraham
fueron eliminados, incluso antes de que la
sangre de Cristo fuera vertida. Gálatas 3:6
habla de cómo Abraham creyó en Dios y por
ese motivo fue considerado justo; la
maldición fue eliminada y la relación del
hombre con la creación fue restaurada a como
había sido en el jardín del Edén.
¿Por qué decidió Dios hacer un pacto con
Abraham? Porque Él tenía un plan para la
descendencia de Abraham, y quería un pueblo

48
Jesús nos redimió de la maldición de la pobreza

que perteneciera a ese pacto, para poder


acogerlos y cuidarlos hasta que un día llegara
Jesús al mundo a través de ellos.
Así que si pertenecemos a Cristo, entonces
formamos parte de la descendencia de
Abraham. Leamos Gálatas 3:29: Y si vosotros
sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois,
y herederos según la promesa. Este versículo dice
claramente que somos parte del linaje de
Abraham, gracias al pacto que él hizo con
Dios, y cuando lo creemos con fe,
empezaremos a recibir lo que ya era nuestro.
Cuando recibimos a Cristo, la maldición
desaparece, es algo que ya sucedió en el
Calvario, donde Jesús tomó la maldición
sobre sí para bendecirnos. Así que estábamos
siendo bendecidos y ni siquiera lo sabíamos.
Ahora lo único que tenemos que hacer es
renovar nuestra mente con ese nuevo
concepto, tratar de entender el verdadero
significado de lo que Jesús ha hecho por
nosotros y recibirlo, poniendo en práctica
nuestra fe.

49
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

El mundo ha puesto límites a lo que


podemos y no podemos hacer, es como una
barrera. Cuando éramos pequeños
tratábamos de conseguir las mejores
calificaciones en la escuela pero parecía
imposible poder lograrlo; incluso cuando
buscamos un trabajo nuevo, parece que
nunca lo podemos conseguir; o cuando
fracasamos en el área de las finanzas. La
maldición es una “barrera”, pero como
cristianos nacidos de nuevo esos límites han
desaparecido de nuestras vidas.

La bendición nos pertenece


La realidad es que la bendición de Dios
es nuestra y ya es hora de que nos
levantemos y la recibamos. Deuteronomio
28:1-6 enumera las bendiciones de
Abraham:

Acontecerá que si oyeres atentamente


la voz de Jehová tu Dios, para guardar y
poner por obra todos sus mandamientos que

50
Jesús nos redimió de la maldición de la pobreza

yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios


te exaltará sobre todas las naciones de la
tierra. Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la
voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en
la ciudad, y bendito tú en el campo.
Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu
tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus
vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas
serán tu canasta y tu artesa de amasar.
Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu
salir.

Este es un pacto de fe. Dios dice que si


creemos en la promesa, la recibiremos; así
que no importa donde trabajemos, Dios nos
va a bendecir; todo lo que poseemos se
multiplicará, incluyendo nuestras cuentas
bancarias, nuestros ahorros y nuestras
inversiones; a cualquier sitio a donde
vayamos Dios nos bendecirá y esas
bendiciones vendrán sobre nosotros y nos
cubrirán, si es que creemos en Él.

51
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

El versículo 8 dice: Jehová te enviará su


bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello
en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la
tierra que Jehová tu Dios te da. Eso es lo
opuesto a lo que Dios le dijo a Adán. La
maldición ha sido anulada, de tal manera
que ahora todo lo que hagamos se
multiplicará y no decrecerá, como pasaba
antes. La creación está trabajando en nuestro
favor, todo lo que hacemos con nuestras
manos prosperará, aumentará y será mejor.

Dejar de ser pobre


¿Estamos preparados para creer en las
bendiciones de Dios? Jesús tomó nuestra
pobreza en el Calvario; se hizo pobre para
que nosotros fuéramos ricos; se convirtió en
maldición para que nosotros pudiéramos ser
bendecidos. Ya que pertenecemos a Cristo, la
bendición de Abraham es nuestra. Jesús
murió para salvarnos. La palabra griega para
salvar significa mucho más que redención
eterna, significa “sanamiento físico,

52
Jesús nos redimió de la maldición de la pobreza

liberación, convertido a una buena


condición y preservado por la eternidad”. El
sacrificio del Calvario no ha salvado, sanado
y también llenado de riquezas.
¿Estamos teniendo problemas con
nuestras finanzas? Si somos hijos de Dios
podemos apropiarnos de sus bendiciones,
somos hijos de Abraham, así que
recordémosle a Dios el pacto que tiene con
nosotros. No tenemos que suplicarle que nos
bendiga, no tenemos que presionarle para
que haga algo que no quiere hacer, porque
tenemos un pacto con Él. Dios prometió que
nos iba a bendecir y se comprometió a
hacerlo. Y esas son las bases de nuestra fe,
que debemos poner en práctica para recibir
lo que ya es nuestro, y por lo que murió Jesús
para darnos.
Le invito a que haga esta oración:
Señor Jesús, soy un miembro de tu cuerpo,
carne de tu carne. Estoy en Cristo, de tal
manera que soy parte de la descendencia de
Abraham y digno de recibir la promesa que le

53
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

hiciste a él. Ahora mismo, en el nombre de


Jesús, recibo lo que es mío a través de la fe en
Cristo. Rompo el poder del enemigo sobre mis
finanzas y mi vida.
Satanás, te ordeno que salgas de mi vida,
que salgas de mis finanzas y que te vayas en el
nombre de Jesús. He sido comprado por un
precio.
Gracias Jesús por tu ayuda. Padre, declaro
en fe que cualquier cosa en la que ponga mi
mano prosperará y aumentará. La bendición es
mía. No hay límites para mi prosperidad. Te
doy la gloria y te doy gracias por bendecirme
en Cristo Jesús. La maldición no tiene poder
sobre mí, en el nombre de Jesús. Amén.

54
5
Jesús venció al diablo
por nosotros

L a Biblia dice que Jesús vino a este mundo


para llevar nuestro pecado. Cuando Él
murió, el pecado que llevaba sobre sus
hombros le separaba de Dios. Así que
cuando Jesús murió, tuvo que ir al lugar
donde van los pecadores: al infierno. Efesios
4:8-10: Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó
cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también
había descendido primero a las partes más bajas
de la tierra? El que descendió, es el mismo que
también subió por encima de todos los cielos para
llenarlo todo.

55
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

La Biblia dice claramente que Jesús fue al


infierno. Algunos tienen problemas aceptando
ese hecho y tratan de buscar teorías extrañas
que expliquen estas circunstancias. Sin
embargo, está muy claro: Jesús fue al infierno
para que nosotros no tuviéramos que ir.

Jesús conquistó el infierno


Jesús fue al infierno como parte del plan
maestro de Dios, cosa que no agradó a
Satanás. En 1ª Corintios 2:7-8 leemos: Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la
sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de
los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de
los príncipes de este siglo conoció; porque si la
hubieran conocido, nunca habrían crucificado al
Señor de gloria.
Si el maligno supiera lo que iba a suceder,
no hubiera dejado que Jesús fuera
crucificado, pero él no sabía las
consecuencias de ese hecho, y ese fue su gran
error. Satanás no es tan inteligente como

56
Jesús venció al diablo por nosotros

parece, no es omnisciente ni omnipresente,


no lo sabe todo y no puede estar en todas
partes al mismo tiempo. Si el diablo es tan
inteligente, nunca hubiera tomado al Señor
de gloria bajo su mano, sin embargo lo hizo.
Jesús fue al infierno porque murió como un
pecador a pesar de no haber pecado nunca,
lo hizo para llevar nuestras culpas.
Algo sucedió en el infierno, porque de
forma misteriosa, Jesús llegó allí antes de que
su cuerpo carnal empezara a descomponerse
en la tumba. En Hechos 2:27 se relata: Porque
no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás
que tu Santo vea corrupción. Sin que pasara
demasiado tiempo, Dios declaró a Jesús justo
porque nunca cometió pecado, y lo hizo allí
mismo, en la boca del abismo.
Estoy convencido de que Satanás pensó
que tenía todo bajo control cuando vio a
Jesús; seguro que estaba disfrutando del
momento. Pero de repente, en la entrada del
lugar de perdición, Jesús fue declarado justo
y sin pecado, y fue exaltado en su justicia. Fue

57
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

como encender una luz en una habitación


oscura. Y todo cambió.

Jesús guarda las llaves de la


muerte y del infierno
¿Podemos imaginarnos al Hijo de
justicia, Dios mismo, de pié en el medio del
infierno? El primer hombre nacido de nuevo
y prototipo de la nueva creación, de pié en el
medio de la basura de las tinieblas. ¿Y qué
hizo Jesús? Colosenses 2:15 dice: Y
despojando a los principados y a las potestades,
los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos
en la cruz. Despojar al enemigo significa
tomar todo lo que tiene y desarmarlo.
Este versículo dice que Jesús venció al
diablo y lo avergonzó. Todos sus generales
estaban mirando, y Jesús lo despojó de poder
delante de todo su ejército. Lo humilló
públicamente. En Apocalipsis 1:17-18 Jesús
dice: No temas; yo soy el primero y el último; y el
que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo

58
Jesús venció al diablo por nosotros

por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves


de la muerte y del Hades.
Nos podemos regocijar porque el
enemigo ha sido vencido, ni siquiera tiene
las llaves de su propia fortaleza, ha sido
destituido de su autoridad. Por esa razón la
Biblia dice que las puertas del infierno no
prevalecerán contra la Iglesia de Jesucristo
(véase Mateo 16:18). Jesús pasó por las
puertas de perdición y saqueó el lugar, fue al
lugar llamado “seno de Abraham” para
tomar a aquellos que eran justos y llevárselos
al cielo. Hizo cautiva a la cautividad.
Mateo 27:52-53: Y se abrieron los sepulcros,
y muchos cuerpos de santos que habían dormido,
se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después
de la resurrección de él, vinieron a la santa
ciudad, y aparecieron a muchos.
Durante miles de años el diablo tuvo el
poder sobre el miedo a la muerte y controló
al hombre, pero aquel día perdió todos sus
privilegios y dejó de tener control sobre
nuestras vidas. Ahora ya no tenemos que

59
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

tener miedo del pecado, porque el poder de


nuestras transgresiones, del infierno y de la
muerte han sido quebrantados. Satanás ha
perdido todo su poder.
Pero podemos preguntarnos ¿si el diablo
no tiene poder sobre mí, porque sigo
atrapado?

No dejemos que el diablo nos


engañe: liberémonos
En realidad no estamos atrapados,
porque Satanás no tiene ningún tipo de
autoridad sobre nosotros. A veces pensamos
que estamos bajo su influencia porque el
diablo nos hace pensar que todavía tiene
autoridad sobre nuestra voluntad. Eso lo
hace utilizando el engaño y poniendo
obstáculos en nuestras vidas. Nos engaña y
nos tienta para que hagamos cosas que luego
utilizará en nuestra contra.
Tenemos que tener claro que el enemigo
ya ha sido vencido. ¡Ha sido vencido! Ahora

60
Jesús venció al diablo por nosotros

sólo tenemos que aprender a ejercitar la


autoridad que tenemos sobre él. Por esa
razón, Jesús expresó públicamente esa
derrota del enemigo, porque quería que
fuese una lección para nosotros. Jesús quiere
que pongamos en práctica esa potestad
sobre Satanás porque Él nos ha otorgado ese
poder con su sangre.
Es como si estuviéramos sentados en la
cárcel con la puerta abierta. El precio ha sido
pagado, el juez nos ha liberado, los guardias
están tratando de imaginar por qué razón
todavía estamos sentados en nuestra celda.
Ha llegado el momento de la liberación, de
levantarnos y salir de la cárcel, y eso es lo
que significa aceptar nuestra salvación. Jesús
murió para dárnosla. Es nuestra.
¿Está el diablo controlando nuestras
vidas? Las drogas, el alcohol, la pornografía,
el adulterio, etc. son engaños de Satanás. Lo
bueno es que el poder del pecado en
nosotros se rompe cuando pertenecemos a
Cristo. Él murió para liberarnos del dominio

61
Lo que Jesús hizo por nosotros en el Calvario

del pecado, lo que quiere decir que el


pecado ya no nos puede controlar.
Le invito a que haga esta oración:
Señor Jesús, te doy gracias por haber
muerto por mí en el Calvario. Tú pagaste el
precio por mis pecados, sufriste por mí en el
infierno, y fuiste levantado de la muerte.
Cristo, Tú venciste al diablo por mí y por eso
ahora honro tu nombre con mi fe.
Satanás, rompió el poder que tienes sobre
mi vida y te ordeno que salgas en el nombre
de Jesús. Vete, porque sigo adelante con Dios.
No te debo nada. He sido liberado de tu poder.
Señor Jesús, gracias por liberarme del
poder del enemigo. Amén.
En Juan 10:10 Jesús dijo: Yo he venido para
que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia. Y ahora que ya tenemos claro lo
que Jesucristo hizo por nosotros en el Calvario,
debemos seguir adelante, de victoria en victoria,
viviendo la vida abundante que Él nos dio y
compartiendo las buenas nuevas con otros.

62
Oración de salvación

Querido Padre celestial, me humillo delante


de ti. Creo que Jesús es el Hijo de Dios, que fue
crucificado por mis pecados y levantado de entre
los muertos. Jesús te pido que entres en mi
corazón y me limpies con tu sangre. Ahora soy
una nueva criatura en Cristo, las cosas viejas
pasaron. Te doy gracias por tu sacrificio y te
serviré el resto de mi vida. En el nombre de Jesús.
Amén.

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